Está en la página 1de 5

"La Politica Del SÍntoma"

(*) Centro De Extensión Psicoanalítica. Jornada De Trabajo: "la Presentificación Del Psicoanálisis En El Mundo". Panel:
"instituciones Psicoanalíticas: La Política De La Extensión". 17 De Mayo De 2003.

Osvaldo Manuel Couso

Voy a comenzar – a modo de epígrafe - con una frase que dice: ¿Por qué los hombres temen
su libertad y se refugian en la esclavitud? ¿Por qué escuchan a los que envilecen, engañan y
los llenan de ideas falsas más que a quienes aspiran a independizarlos?

Quien así escribía, preocupado porque los hombres prefieren a quienes les prometen la
felicidad (como dice Lacan en el Seminario de la Etica), no es uno de los políticos que tan bien
conocemos, ni ninguno de los candidatos que hubiéramos tenido que votar mañana. A pesar
de su conocida preocupación por la Humanidad, no fueron ellos los que lo dijeron, sino Baruch
Spinoza, hace más de 300 años.

Pasarán más de 200 años, para que Freud acercara una respuesta a la pregunta de Spinoza:
el hombre se constituye como tal porque tiene por esencia el complejo de Edipo. Allí reside su
miseria y su grandeza, su libertad y su esclavitud.

La función paterna introduce la prohibición de un goce, lo hace un ser en falta. Pero con
"Pegan a un niño", Freud no descubre una simple fantasía, sino una estructura que desde ese
momento organiza toda la sexualidad del sujeto. Una matriz que va a regir su destino.

El padre pega y al hacerlo des-pega de la madre y del incesto. Prohibe un goce y permite un
mundo nuevo. El golpe es el del sonido del significante en el cuerpo vivo, pero sólo puede
representarse el ingreso al lenguaje por la idea del padre que pega. Pegar es castrar
simbólicamente, normativizar, impedir la trampa de quedar dedicado a satisfacer al Otro.

Porque pega, el padre existe y funciona. Pero por tener cuerpo y sexualidad, el padre goza de
ejercer su poder. Si impide por una parte, que la madre goce al sujeto, lo somete por otra
parte, a su propio goce. Protege y somete a la vez, ineludiblemente, como hecho de
estructura. Desprende de un Otro caprichoso y sin límites, pero vuelve a someter a un Otro

- Página 1 de 5 -
Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados
endiosado y poderoso.

La neurosis buscará siempre un padre que proteja, aunque sea al modo de ser golpeado por
alguien fuerte. La vida misma de un sujeto se organiza en torno al eje de buscar y sostener
ese padre, por un lado, y por otro lado de librarse (sólo posible luego de servirse) de él. De
convocarlo para que proteja, de liberarse de él porque la protección desliza fácilmente a ser
gozado.

Por estructura, el neurótico necesita tener quien lo mande. Sólo así accederá al universo
fálico, y en un segundo tiempo podrá obedecer, oponerse, rebelarse...

Los neuróticos están contentos si tienen a quien obedecer, si alguna figura fuerte los
mandonea. Se entregan al que suponen poderoso para que los lleve. Hasta lo votan gustosos,
simplemente porque parece fuerte.

Esa es una de las definiciones que da Lacan sobre la política (en la Conferencia en Ginebra
sobre el síntoma): estar contentos de obedecer a quien toma a su cargo el papel del que
manda.

Y también es política (Lacan lo menciona en la primer clase del Seminario XI) que los que
mandan suelen tomar a los sujetos como objeto de negociación para lograr cada vez más
poder.

Algunos son más canallas, exhiben obscenamente que hacen lo que quieren, a sabiendas que
cuanto más poderosos parezcan, más los van a seguir.

Otros, menos perversos, dicen que actúan por el bien común: algo así como "bajate los
pantalones, la inyección duele un poquito, pero después te sentís mejor"...

Están también los que se creen salvadores y vienen a "reestablecer el orden" (cuando, en
verdad, vienen a establecer su propia omnipotencia).

Para tomar algunos ejemplos conocidos: el padre de "La celebración" es un canalla, goza
obscenamente de sus hijos. El de "Carácter", en cambio, es sólo un bruto, no toma tanto como
objeto al hijo (aunque sí en parte, ya que no resigna nada de su omnipotencia). El de "Padre
padrone" saca al hijo de la escuela, pero eso lo apena, lo hace porque no tiene alternativa, ya
que el chico debe aprender a sobrevivir en esa tierra difícil.

Entonces hay diferencia si el que normativiza ejerce "en nombre de ...", como agente de una
Ley que a él también lo determina, o se cree que él es la Ley, confundiendo la Ley con su

- Página 2 de 5 -
Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados
voluntad. Un ejemplo de esto último es Massera, quien cree no tener nada de qué
arrepentirse...

Dominar y ser dominado es un hecho de estructura. A los neuróticos les gusta obedecer,
sienten así que hay quien los protege, quien piensa por y para ellos, un padre a quien elevar
sus reclamos y pedidos, un padre con quien rivalizar. Esa necesidad se anuda con la
tendencia de muchos a hacerse cargo de ese lugar que confirma el fantasma neurótico.

Freud funda así una diferencia esencial entre la política en general y la política del
psicoanálisis: ésta última tiene en cuenta, se interroga sobre lo real, sobre el goce que habita
en todo discurso y que circula en todos los vínculos humanos.

Pero Freud va a dar otro paso decisivo (en Tótem y tabú): quienes necesitan ser dominados
establecen un vínculo muy estrecho con los que tienen voluntad de dominar, y este vínculo es
por amor. Se ama al que somete.

Esto porque, una vez muerto el padre (asesinato primordial que asegura que ha sido limitado
en su poderío), se restituye en los que mandan la misma omnipotencia y falta de límites del
padre terrible. La "disposición a someterse a él" (como la llama Freud) se restituye a través del
amor al padre, para asegurarse el amor del padre. Ese amor es el punto de partida del retorno
del padre terrible en el fantasma neurótico.

Ese punto es decisivo para pensar en las Instituciones sociales, que parten de ese amor para
sostener el poder, el dominio sobre los sujetos, ofertando los "padres" que reemplazan al
padre de la historia singular.

El poder de control y castigo del superyo es transferido a la cultura, mediante una operatoria
que hoy sólo puedo resumir muy brevemente:

1. Se difunde una rígida línea que marca qué es legítimo y qué no lo es. Reglas que dividen el
mundo en dos: están los que pertenecen (que pueden creer en la protección del poder) y los
que no (que son excomulgados como herejes, delincuentes o locos).

2. Se indican los objetos que deben ser amados y tomados como ejemplo.

3. Se hacen amenazas ejemplificadoras, muestras de lo que les espera a quienes


desobedecen.

4.Toda posición diferente a la oficial se considera error (y es perdonada), o bien falta o


transgresión (y es castigada), pero nunca diferencia. La diferencia queda así transformada en

- Página 3 de 5 -
Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados
culpabilidad.

5. Se compilan, comentan y difunden los textos con la enseñanza oficial.

6. Se hacen ceremonias donde se presenta a un sujeto dudando del amor del padre y su
poder. Como en un rito (en lo que Legendre nombra – en su libro El amor del censor - como
"liturgia del poder"), se lo lleva por caminos lógicos hasta despejar la incertidumbre y lograr
que el que duda vuelva a creer. Si tenemos tiempo voy a referirme al Libro de Job, del Antiguo
Testamento, para ejemplificarlo. Aunque lamento decirlo, algunos controles en ciertas
instituciones psicoanalíticas son así: en lugar de interrogar a partir del caso, para legitimar el
saber, se trata de confirmar que el saber responde en cualquier circunstancia. Ritualmente se
cambia el deseo por la identificación al maestro, encontrar las fracturas del texto por una
lectura oficial que asegura que "todo" está dicho y comprobado.

7. La idea que el texto es un todopoderoso decir sobre lo real, oculta que se trata del decir de
un todopoderoso (al que "entregarse" para ser conducido).

8. La magnificencia de las edificaciones y sedes del poder, que hacen sentir empequeñecido a
quien allí llega: es suficiente entrar a una Catedral para notarlo.

Son sólo algunos de los procedimientos para propagar el amor al padre y el deseo de
sumisión. Cualquier parecido con lo que sucede en las instituciones psicoanalíticas... es pura
coincidencia.

Precisamente las instituciones psicoanalíticas tienen la responsabilidad ética de constituirse y


organizarse de diferente modo (que para propagar la sumisión).

Ello está contenido en la idea de Lacan de que la política del psicoanálisis está instituida por el
síntoma. Así lo expresa en la clase del 12-5-71 del Seminario XVIII.

El síntoma expresa un desajuste, un desorden, una incógnita, algo que no anda, que no se
deja capturar por la pretensión de dominio del discurso del Amo.

El ejemplo clásico es la histeria, que presenta al discurso dominante (el religioso en la


antigüedad, el científico en la era moderna) lo que éste no podía explicar. Durante siglos
vehiculizó una verdad que el dogma religioso y el saber médico excluían. La histeria fue el
demonio de la Iglesia, el abismo negro del iluminismo, la locura de la razón.

Todo saber tiende a creerse absoluto, un magisterio que abarca el universo. La histeria
denuncia la falla del saber, presenta lo que el saber no-sabe.

- Página 4 de 5 -
Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados
Hasta Freud, la denuncia se anuló en la queja. Pero Freud se vale de ella e inventa algo en el
lugar del síntoma: el Inconsciente, significante nuevo que cambia el mundo, que transforma el
reclamo estéril en cuerpo teórico y en praxis operativa.

Tomar al síntoma en su potencialidad es no-explicar los hechos desde las razones previas y
las pautas establecidas. Sostener que algo no funciona en la estructura de una situación, en el
discurso desde el cual se cree poder hacer inteligible, pensable, todo fenómeno que pueda
presentarse. Eso que no funciona está por fuera de lo pensable, y lo excede. Exige que se
invente un orden nuevo y diferente al establecido, cuestión que relaciono con el lugar de la
verdad en los 4 discursos.

El síntoma invita a que no se trate de aplicar una teoría para entender los fenómenos
verificando la teoría. A la inversa, a partir del impasse se tratará de construir nuevos
discursos, para dar cabida a la experiencia que no se deja englobar.

Es decir que el síntoma porta una verdad excluida, un vacío, la idea de algo inacabado. Lo
decisivo es si se logra dejarse causar por ese agujero, porque lo más común es intentar
librarse del síntoma, para que no estorbe los saberes consagrados, ni cuestione las
tradiciones. Para ejercer la clásica acción de los poderes (que el capitalismo que vivimos
ejemplifica plenamente): pretender regular los modos de goce de los sujetos, poniéndolos a
todos a gozar de la misma manera, en lo que Lacan llama (en el seminario de La Etica) "el
servicio de los bienes". En esos casos, más que de un invento en el lugar del síntoma, se trata
de artimañas para sofocarlo.

Cuestionar es poner "el trono y el altar" ( como dice Freud en El fetichismo) en peligro,
conmover los fundamentos, arriesgar la herejía o la excomunión.

El tiempo dirá si las instituciones psicoanalíticas pueden sostener la política del síntoma.

- Página 5 de 5 -
Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados

También podría gustarte