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UNIVERSIDAD DEL VALLE

DEPARTAMENTO DE HUMANIDADES
PROFESIONAL EN FILOSOFÍA
DOCENTE: JOSÉ OLIVERIO TOVAR BOHÓRQUEZ
EDWIN TORRES SALAZAR COD.1824001

PROTOCOLO

El presente protocolo tiene como objetivo dar cuenta de lo visto de manera sucinta en la
clase del día 30 de septiembre del 2021, en donde se expusieron los capítulos 23 y 24 de
Dewey, J. (1995) Democracia y Educación: una introducción a la filosofía de la educación,
a cargo de Carlos Hugo Ospina García y además se resaltaran los comentarios adicionales a
la exposición.

Exposición del estudiante:

En un primer momento, estudiante Carlos Hugo inicia abordando el capítulo XXIII,


hablando de lo que es el significado de la vocación, en donde el autor expresa que el
conflicto de las teorías filosóficas, se centra en la discusión sobre los términos y los
empleos más adecuados de los componentes vocacionales en la educación y explica que
parece que existe una distancia demasiado grande entre los términos remotos y generales en
que se formulan las ideas filosóficas y los detalles prácticos y concretos de la educación
vocacional, pero que revisando los supuestos intelectuales, terminan en oposición a la
educación vocacional y cultura, debido a que la cultura liberal no supone el uso activo de
los órganos corporales y cultiva ciertos estados y actitudes de conciencia separados de la
dirección o el servicio social.

Antes de avanzar Dewey le da importancia a definir lo que es la vocación, indicando así,


que una vocación no significa sino una dirección de las actividades de la vida de la
naturaleza que las haga perceptiblemente significativas a una persona, por las
consecuencias que producen, y también útiles a sus asociados. La ocupación es una
expresión concreta para designar la continuidad. Comprende el desarrollo de las
capacidades artísticas de todo género, de la habilidad científica especial, de la ciudadanía
eficaz, así como las ocupaciones profesionales y de negocios, para no decir nada del trabajo
mecánico o de la dedicación a empresas.

Indica, además, que Dewey rechaza el esencialismo restringido, es decir, educar siguiendo
una sola línea, dado que nadie es solamente un artista y no otra cosa. Además, la vocación
de un hombre como artista no es sino la fase acentuadamente especializada de sus diversas
y variadas actividades vocacionales, así su eficiencia en ella, en el sentido humano de la
palabra, está determinada por su variación en otras reacciones. De eso concluye, que de
aquí que, no sea misión de la educación fomentar esta tendencia, sino más bien defendernos
de ella, de suerte que el investigador no sea meramente un científico, el maestro meramente
un pedagogo, el clérigo meramente un hombre que lleva hábitos y así sucesivamente.
Continuando con el lugar de los fines vocacionales en la educación, Dewey afirma lo
siguiente: una ocupación es la única cosa que equilibra la capacidad distinta de un
individuo con un servicio social. Adicionalmente indica, que el descubrimiento de nuestras
aptitudes para el logro de la acción es la llave de la felicidad en la medida que nos permite
prestar un mejor servicio y explica que una ocupación acertada significa simplemente que
las aptitudes de una persona están en un juego adecuado, actuando con el mínimo de
fricción y el máximo de satisfacción, relacionado así, lo contrario de esto con la esclavitud.

Así mismo, una ocupación continua es una actividad que tiene un propósito, es decir, una
educación mediante ocupaciones combina la mayor parte de los factores que conducen al
aprender mejor que cualquier otro método. Una ocupación proseguida en condiciones en
que el fin sea la realización de la actividad más que el mero producto externo, satisface las
exigencias que se pusieron anteriormente en conexión con la discusión sobre los fines, el
interés y el pensamiento, además, una vocación es también, necesariamente, un principio
organizador, para la información y las ideas, para el conocimiento y el desarrollo
intelectual. Esto se puede decir, la vocación va en búsqueda de la idea de un fin para que la
actividad no pueda ser ni una rutina ni un capricho.

Dewey agrega que, en el pasado la educación ha sido mucho más vocacional de hecho que
de nombre, esto es, que la educación de las masas fue utilitaria y era diferente a la de las
clases dominantes, la cual era esencialmente vocacional, pues solo se denominaban
profesiones o empleos aquellos que suponían trabajo manual, a la labor que se
recompensaba con el sostenimiento o con su equivalente pagado en dinero, o a la prestación
de servicios personales a personas determinadas y que se refiere principalmente a la
preparación para el ocio sobresaliente, para la enseñanza, las profesiones literarias y para la
dirección. Además, una educación que reconoce el pleno significado intelectual y social de
una vocación debería incluir la instrucción en el fondo histórico de las condiciones
presentes, debería cultivar el poder de readaptación a las condiciones cambiantes, de modo
que los trabajadores futuros no lleguen a quedar ciegamente sometidos al destino que se les
impone. De todo esto, se puede decir, que un incentivo para los que creen en un orden
mejor el fomentar una educación vocacional que no someta a la juventud a las exigencias y
normas del sistema presente, sino que utilice sus factores científicos y sociales para
desarrollar una inteligencia valerosa y para hacerla práctica y ejecutiva.

En un segundo momento, Se aborda por parte del estudiante Carlos Hugo el capítulo XXIV,
en donde Dewey indica que, aunque estamos tratando de la filosofía de la educación, no se
ha presentado hasta ahora ninguna definición de la filosofía, ni se ha hecho un examen
explícito de la naturaleza de una filosofía de la educación. Pero indica que hemos descrito
ya virtualmente, aunque no definido, la filosofía en vista de los problemas de qué trata y
hemos indicado que estos problemas se originan en los conflictos y dificultades de la vida
social. Los problemas son cosas tales como las relaciones de espíritu y materia, cuerpo y
alma, humanidad y naturaleza física, individuo y sociedad, teoría o conocimiento y práctica
o acción. Los sistemas filosóficos que formulan estos problemas registran los alineamientos
y dificultades principales de la práctica social contemporánea. Traen a la conciencia
explícita lo que los hombres han llegado a pensar, en virtud de la cualidad de su experiencia
sobre la naturaleza, sobre ellos mismos y sobre la realidad que conciben para incluir y
gobernar a ambos.
Por lo anterior, no puede definirse la filosofía simplemente desde el lado de la materia. Por
esta causa, la definición de concepciones tales como las de generalidad, totalidad y relación
última se alcanza más fácilmente desde el lado de la disposición hacia el mundo que
implican. En todo sentido literal y cuantitativo, estos términos no se aplican a la materia del
conocimiento, pues la plenitud y la finalidad están fuera de la cuestión. Una forma de
definir la filosofía sería la serenidad y la resistencia frente a las dificultades y pérdidas, y
hasta se supone que es un poder para sufrir el dolor sin quejarse. Este significado es un
tributo a la influencia de la filosofía estoica más que un atributo de la filosofía en general.
Pero se justifica en todo esquema en cuanto sugiere que la característica total de la filosofía
es el poder de aprender, o de extraer el significado hasta de las vicisitudes desagradables de
la experiencia y de encarnar lo que se ha aprendido en la capacidad para seguir aprendiendo

Adicionalmente, la filosofía consiste en pensar lo que lo conocido exige de nosotros, lo que


la actitud de respuesta exige. Es una idea de lo que es posible, no el registro de un hecho
cumplido. De aquí que sea hipotética como todo pensar. Presenta una asignación de algo
que se ha de hacer, de algo que se ha de intentar. Su valor no está en proporcionar
soluciones (lo cual solo puede conseguirse en la acción) sino en definir dificultades y
sugerir métodos para vencerlas. La filosofía podría casi definirse como el pensar que ha
llegado a ser consciente de sí mismo, que ha generalizado su lugar, función y valor en la
experiencia. De esta manera la filosofía tiene así una doble tarea: la de criticar los fines
existentes respecto al estado actual de la ciencia, indicando los valores que han quedado
anticuados por el dominio de nuevas virtudes y mostrando que valores son meramente
sentimentales porque no existen medios para su realización; y también la de interpretar los
resultados de la ciencia especializada en sus efectos sobre el trabajo social futuro.

Después de hacer esta definición de lo que es la filosofía para Dewey, surgen ciertas
preguntas tales cómo: ¿Puede aprenderse la virtud, la excelencia aprobada en algún
sentido? ¿Qué es aprender? ¿Qué es el conocimiento? ¿Cómo se obtiene? ¿Mediante los
sentidos o por el aprendizaje en alguna forma de hacer o por la razón que ha sufrido una
disciplina lógica preliminar? ¿Cómo es posible el cambio, el devenir, el desarrollo?

Hugo concluye la exposición mencionando que, la filosofía de la educación” no es una


ampliación externa de ideas ya hechas a un sistema práctico que tenga un origen y
propósito radicalmente diferentes: es solo una formulación explícita de los problemas de
formación de hábitos mentales y morales adecuados a las dificultades de la vida social
contemporánea. La definición más penetrante de la filosofía que puede darse es, entonces,
que es la teoría de la educación en su fase más general.

Comentarios en clase:

El docente agregó durante la clase que, las actividades que se lleven a cabo en cualquier
proceso deben ser significativas para las personas, y eso implica que el individuo ha
participado en el establecimiento de los fines que quiere realizar. Además, resalta que
Dewey está tratando de romper con esa concepción de que el individuo tiene una vocación
designada. La educación es enemiga de la receptividad pasiva, es decir, la educación debe
buscar resultados, sin que eso sean unas rutinas a ciegas.
El estudiante Mateo agregó que, en cierta ocasión le hicieron una prueba ocupacional, el
cual tenía un riguroso estudio, pero que al final los resultados no fueron diferentes a lo que
él había dicho querer antes de hacerlo, es decir, dijo que quería ingeniería eléctrica y el
resultado fue exactamente eso. Con esto quiere mostrar que, las sociedades rígidas que le
imponen a las personas lo que deben hacer no posibilitan otras cosas y condenan a las
personas a labores específicas, ya sea por sus diferentes condiciones sociales, de género,
territoriales o políticas.

Continua el docente José Oliverio, indicando que entre Freire y Dewey hay diferencias y es
que en el primero hay un interés por reconocer nuestros territorios, nuestras condiciones y
desde ahí pensarnos propuestas similares; por otro lado, Dewey está escribiendo desde otra
frecuencia, una sociedad con otras necesidades, pero aun así nos alumbra tratando
conceptos como el trabajo, vocación, ocio, que son conceptos que en Freire no se trabajan
de la misma manera. Además, Dewey permite romper con la concepción tradicional de esos
conceptos.

Dewey no está en desacuerdo con la industria, ni tampoco en que la educación incluya


habilidades que el individuo pueda utilizar y aplicar en la industria, más bien el problema
para él está en esa obligatoriedad o rigidez en la manera en que debe aprender el individuo.

Así mismo el docente agrega que, la diferencia entre filosofía y ciencia está en que la
filosofía es la adquisición de una sabiduría que va a influir en la conducta de la vida,
mientras que la ciencia no, ya que esta se encarga de estudiar los hechos, las leyes que rigen
el universo y de instituir generalizaciones que permitan comprender el universo. La
filosofía está relacionada con un saber que va a alimentar los hábitos, esta se encarga de
buscar los problemas y proponer métodos para vencerlos. Para la solución de estos
problemas siempre se debe de tener en cuenta el contexto en donde se dan, no pensar
aisladamente, no se debe pensar que las soluciones que se aplicaron es otros contextos
serán las mismas para otro tipo de problema. 

Finalmente, el docente cierra, indicando que está de acuerdo con Dewey en definir la
filosofía como una teoría general de la educación y enfatiza que, dentro de ello, la
educación debe concebirse como un proceso de formación de disposiciones emocionales.

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