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Tabla para aplicar disciplina a los

niños según su edad


Los límites y la disciplina que aplicamos a nuestros hijos deben de
estar adaptados a la edad que tienen

Alba Caraballo FolgadoPeriodista

¿Cuándo podemos comenzar a aplicar disciplina a nuestros


hijos? Muchos padres piensan que sus bebés no pueden aprender o seguir
ciertas reglas y se relajan en cuanto a la aplicación de normas en casa.
Cuando el niño ya tiene 4 o 5 años, se ha hecho con el mando de la
situación y cambiar su actitud o conducta es más complicado. Los límites y
la disciplina que aplicamos en la educación de los niños deben estar
adaptados según la edad que tengan.

Índice

1. Tabla para establecer límites a los niños según la edad

2. 6 consejos sobre qué hacer frente a un niño sin límites

Tabla para establecer límites a los niños según la


edad
Se puede aplicar disciplina a los niños desde las primeras etapas y además
es lo mejor para que en casa haya una armonía y un orden. De hecho,
todos los psicólogos con los que he hablado me cuentan que en su consulta
el principal problema que encuentran entre padres e hijos es la ausencia
de disciplina en los niños.

Disciplina y límites para niños de 0 a 2 años

Es una etapa de descubrimiento, de exploración y curiosidad. El desafío


por moverse y hacer cosas por ellos mismos es enorme. En esta etapa los
niños desconocen el peligro, por lo tanto, nuestra labor de disciplina hacia
ellos ha de estar centrada en la prevención para evitar accidentes, tanto en
casa como en el parque.

Las rabietas o berrinches han de ser controlados mediante el consuelo y,


sobre todo, la distracción en las primeras etapas y después hemos de
ignorarlas y no ceder al "chantaje". Hemos de minimizar las luchas por el
poder y siempre expresarle lo que esperamos de ellos sin gritar. Todavía
son pequeños para aplicar el tiempo fuera, pero sí ayuda retirarlo de la
situación para ayudarle a calmarse.

No debemos sobreestimularles y sí incentivarles para colaborar con


nosotros.

Límites y disciplina a un niño de 3 a 4 años

Ya son más independientes y esto les llena de orgullo, aunque a su vez


tienen más ganas de probarse a sí mismos. Pueden ser frecuentes los
enfados o berrinches. También es la etapa en la que se pueden sentir
frustrados por pequeñas cosas.

Debemos poner normas y límites, pocas y muy sencillas. Ya pueden


comprender que, si hacen algo mal, tendrá una consecuencia. Por lo tanto,
podemos aplicar las consecuencias educativas. Para ello debemos avisarle y
explicarle lo que ocurrirá si se comporta mal, siempre poniendo ejemplos
porque "portarse mal" es un concepto demasiado amplio para ellos. Las
consecuencias han de ser cortas, concisas e inmediatas, no podemos
castigarle un día entero sin televisión pero sí unos minutos sin jugar.

Límites y disciplina a niños de 5 años

Han ido conociendo poco a poco las consecuencias a sus actos, por lo tanto
emerge el sentido de conciencia. Pueden seguir las reglas e incluso ayudar
con tareas en casa pero es normal que intenten llevar las situaciones al
límite para conseguir lo que desean. Pueden controlar mejor sus impulsos
y rabietas aunque pueden tener algún estallido de rabia en alguna ocasión.

Podemos comenzar a hacerles entender qué es la empatía, el efecto que


causan nuestras acciones sobre los demás, enseñarles a ponerse en el
lugar del otro. Hemos de continuar aplicando consecuencias educativas a
las malas acciones. Podemos utilizar el "tiempo fuera" ante un mal
comportamiento o una rabieta.

Cómo aplicar disciplina a niños de 6 a 7 años

Están desarrollando sus habilidades sociales y se están iniciando en las


académicas. Han de aprender a autocontrolarse no sólo en casa, sino
también en la escuela. Han de saber que no tiene que pegar, gritar o
molestar a los compañeros, en definitiva, aprender a relacionarse con sus
iguales de forma amable.
En esta etapa los niños funcionan mejor con refuerzos positivos, es decir,
no sólo elogiarle si hace sus tareas o cumple con lo que le pedimos, sino
además poner pequeños premios alcanzables, por ejemplo, "cuando
termines todas las tareas, jugamos un rato juntos a hacer construcciones".

Hemos de comenzar a aplicar disciplina a los niños de prevención y no


sólo para corregirles, es decir,  encontrar soluciones a los posibles
conflictos que puedan presentarse y no solo a reprenderle cuando haga
algo mal. Cumplir con nuestra palabra cuando ponemos una consecuencia
es fundamental para aplicar disciplina a los niños.

Los límites para niños de 8 a 10 años

En esta etapa ha de tener ya asumida cuáles son las normas y límites que


imponemos en casa, y en el colegio su desafío será encajar en su grupo de
amigos.

Conoce las diferencias entre lo que está bien y lo que está mal, pero es
importante que mantengamos un diálogo ante un mal comportamiento,
el niño querrá discutir. Nosotros tendremos que hablar de lo que hizo e
intentar encontrar el por qué.

Querrá negociar, eludir sus tareas y en ocasiones se mostrará desmotivado.


Nosotros podemos darle opciones si quiere negociar, no haremos sus
tareas si las deja inacabadas e intentaremos reforzarle para mantener el
esfuerzo. Los privilegios los tendrá por un buen comportamiento.

6 consejos sobre qué hacer frente a un niño sin


límites

A los niños se les puede corregir de forma positiva y constructiva, sin


amenazas o castigos. Lo importante es que se inculque consciencia al niño
sobre todas sus actitudes. Que el niño sea consciente de lo que ha hecho
mal y que lo intente él mismo, corregirlo. Cuando regañes a tu hijo por
algo que haya hecho mal, debes considerar:
1. Esperar el momento apropiado para llamar la atención de tu hijo
Hay momentos en que resulta más conveniente esperar para estar solo y
hablar con tu hijo. No regañarle delante de los demás, ni hermanos ni
amigos.

2. Enfócate solo en la mala conducta de tu hijo y escúchale


Hable o regáñale solo por lo que ha hecho en este momento y no en
actitudes o errores del pasado. No lo confundas. Es mejor centrarte en el
presente, escuchar todo lo que tenga que decir, y charlar solo sobre su
conducta de ese momento.

3. No compares ni construya miedos en tu hijo


Comparar a tu hijo con sus hermanos o amigos es totalmente inapropiado
para la construcción de su YO. Puede dañar su autoestima y su
autovaloración. Las amenazas también son recursos inadecuados. Solo
harán que los niños obedezcan por miedo y no por respeto.

4. No grites ni insultes a tus hijos


Enseñas a tus hijos tu enfado pero para ello no es necesario que hagas uso
de los gritos ni de insultos. Solo conseguirás que el niño te imite para
resolver sus conflictos. Los gritos dañan a su autoestima, les humillan, y
ellos perderán la confianza en ti.

5. Hagas uso de la firmeza y coherencia


Para que el niño sepa lo que esperas de él, es necesario que todo límite que
apliques sea firme y coherente. No adelanta de nada no dejarle que haga
algo hoy y al minuto siguiente dejarlo que lo haga. El niño tiene que saber
qué esperas de él, con claridad, y sin dudas.

6. No ignores ni pierda la calma


Una cosa es que te enfadas con tu hijo por lo que ha hecho mal, y otra es
dejar de quererle. Aunque regañes a tu hijo por algo, jamás debes
ignorarlo o alejarlo de tu amor y cariño. Aunque se porte mal, él debe saber
siempre que lo amas y que estarás siempre ahí. Regañar o llamar la
atención a los hijos también es una forma de quererles

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