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Introducción a los antibióticos

Por Brian J. Werth, PharmD, University of Washington School of Pharmacy


Última revisión completa Jul. 2020

Los antibióticos son fármacos que se utilizan para tratar las infecciones bacterianas. Son ineficaces contra las
infecciones víricas y la mayoría del resto de infecciones. Los antibióticos acaban con los microorganismos o detienen
su reproducción, facilitando su eliminación por parte de las defensas naturales del organismo. Aunque los médicos
intentan utilizar antibióticos para infecciones bacterianas específicas, a veces empiezan el tratamiento antibiótico sin
esperar a tener los resultados de las pruebas que permitan identificar la bacteria específica.
Las bacterias pueden desarrollar resistencia a los efectos de los antibióticos.
Los antibióticos pueden tener efectos secundarios, tales como malestar estomacal, diarrea y, en las mujeres,
candidiasis vaginal.
Algunas personas son alérgicas a determinados antibióticos.

Los antibióticos se agrupan en clases según su estructura química. Sin embargo, los antibióticos pertenecientes a
cada clase concreta a menudo afectan el cuerpo de manera diferente y pueden ser efectivos contra diferentes
bacterias.

Las clases de antibióticos comprenden las siguientes:


- Aminoglucósidos
- Fármacos carbapenémicos
- Cefalosporinas
- Fluoroquinolonas
- Glicopéptidos y lipoglicopéptidos (como la vancomicina)
- Macrólidos (como la eritromicina y la azitromicina)
- Monobactámicos (aztreonam)
- Oxazolidinonas (como linezolid y tedizolid)
- Penicilinas
- Polipéptidos
- Rifamicinas
- Sulfamidas
- Estreptograminas (como quinupristina y dalfopristina)
- Tetraciclinas

Los carbapenémicos, las cefalosporinas, los monobactámicos y las penicilinas son subclases de los antibióticos
betalactámicos, una clase de antibióticos que se caracteriza por una estructura química llamada anillo betalactámico.

Otros antibióticos que no se ajustan a las clases enumeradas anteriormente son cloranfenicol, clindamicina,
daptomicina, fosfomicina, lefamulina, metronidazol, mupirocina, nitrofurantoína y tigeciclina.

Elección de un antibiótico
Cada antibiótico es eficaz solo frente a determinadas bacterias en el proceso de selección del antibiótico para el
tratamiento de una infección, el médico debe determinar cuál es la bacteria responsable del proceso. Por ejemplo,
algunas infecciones solo pueden estar producidas por ciertos tipos de bacterias. Algunas veces se prevé que un
determinado antibiótico será eficaz frente a la totalidad de bacterias que, con mayor probabilidad, son las causantes
de la infección, de manera que no es necesario realizar más pruebas.

En las infecciones causadas por diferentes tipos de bacterias, o por bacterias en las que la acción de los antibióticos
no sea predecible, deben solicitarse pruebas de laboratorio para identificarlas en muestras de sangre, de orina o de
tejido obtenidos de la persona afectada por la infección (ver Diagnóstico de las enfermedades infecciosas ). Se
realizan pruebas con las bacterias infecciosas para determinar su sensibilidad a diversos antibióticos; dado que tales
pruebas suelen tardar 1 día o 2 en proporcionar resultados, no sirven para orientar la elección inicial del antibiótico.
En tales casos, los médicos suelen comenzar el tratamiento con un antibiótico que es eficaz contra la bacteria que
tiene mayor probabilidad de causar la infección. Cuando obtienen los resultados de las pruebas, los médicos
cambian el antibiótico si es necesario.
Los antibióticos eficaces en el laboratorio no necesariamente funcionan en el organismo de una persona infectada.
La efectividad del tratamiento depende de
La bondad de la absorción del medicamento en el torrente sanguíneo (para medicamentos tomados por boca )
La cantidad de fármaco que llega a los focos de infección en el organismo (véase Distribución de medicamentos )
La rapidez con la que el organismo elimina el fármaco (véase Eliminación de fármacos )
Estos factores varían en cada individuo, según los otros fármacos que esté tomando, otras enfermedades que
padezca y la edad.

A la hora de escoger un antibiótico, los médicos también tienen en cuenta lo siguiente:

La naturaleza y la gravedad de la infección


El estado del sistema inmunológico de la persona (hasta qué punto puede ayudar al medicamento a combatir la
infección)
Los posibles efectos secundarios del fármaco
La posibilidad de alergias u otras reacciones graves al fármaco
El coste del fármaco
Los médicos también consideran la dificultad que supone para los afectados el hecho de tomar antibióticos durante
todo el tiempo prescrito, es decir, completar el ciclo de tratamiento. Por ejemplo, la gente puede encontrar más
dificultades para completar el tratamiento si el medicamento debe tomarse con mucha frecuencia o solo en
momentos específicos (como antes de las comidas, durante las comidas o después de las comidas).

A veces se requiere utilizar combinaciones de antibióticos para tratar las siguientes afecciones:

Infecciones graves, en especial durante los primeros días, cuando aún se desconoce la sensibilidad de la bacteria a
los antibióticos
Ciertas infecciones en las que la bacteria ofrece rápidamente resistencia a un solo antibiótico
Las infecciones causadas por más de un tipo de bacteria, cuando cada bacteria es sensible a un antibiótico distinto
Resistencia a los antibióticos
Las bacterias, al igual que el resto de seres vivos, sufren modificaciones a lo largo del tiempo en respuesta a los
cambios ambientales. A causa del uso generalizado y abusivo que se ha hecho de los antibióticos, las bacterias están
expuestas a dichos fármacos de forma constante, y aunque muchas de ellas mueren tras exponerse a los
antibióticos, algunas presentan resistencia a sus efectos farmacológicos. Por ejemplo, hace 50 años, Staphylococcus
aureus (una causa frecuente de infecciones cutáneas) era muy sensible a la penicilina. Pero con el paso del tiempo,
algunas cepas de esta bacteria desarrollaron una enzima capaz de descomponer la penicilina, lo que anula la eficacia
del fármaco. Algunos investigadores desarrollaron una nueva forma de penicilina que la enzima no podía
descomponer, pero al cabo de pocos años las bacterias se adaptaron y se volvieron resistentes incluso a esta
penicilina modificada. Otras bacterias también han desarrollado resistencia a los antibióticos.

La investigación médica continúa trabajando en el desarrollo de fármacos para combatir las bacterias, Sin embargo,
la gente pueden contribuir a evitar el desarrollo de resistencias en las bacterias teniendo en cuenta. El hecho de
tomar antibióticos solo cuando sea necesario (es decir, solo se deben tomar antibióticos en caso de infecciones
bacterianas, no para las de origen vírico, como el resfriado o la gripe)
El hecho de no solicitar a los médicos que receten antibióticos para infecciones víricas, como el resfriado común o la
gripe
¿Sabías que...?
Si la causa de la infección es un virus, tomar antibióticos es inútil y puede contribuir a la aparición de resistencia en
las bacterias

Toma de antibióticos
En las infecciones bacterianas graves, los antibióticos suelen administrarse inicialmente mediante inyección
(generalmente intravenosa, aunque a veces intramuscular). Cuando la infección está controlada, los antibióticos se
pueden tomar por vía oral. Las infecciones de menor gravedad se tratan s a menudo desde el principio con
antibióticos por vía oral.
Edad y salud: antibióticos
Edad y salud: antibióticos
Cuando los médicos prescriben antibióticos a personas de edad avanzada, pueden prescribir una dosis más baja de lo
habitual, porque los riñones tienden a funcionar peor a medida que se envejece. En tales casos, es posible que los
riñones no sean capaces de eliminar los antibióticos del cuerpo con la eficacia requerida, lo que aumenta el riesgo de
efectos secundarios. (Véase también Fármacos y envejecimiento .)

Los médicos también tienen en cuenta lo siguiente:


Otros fármacos que se estén tomando, ya que las personas de edad avanzada suelen tomar muchos medicamentos y
existe el riesgo de interacciones farmacológicas
Si el régimen de antibióticos es complejo y difícil de seguir
Si la persona afectada tiene familiares o cuidadores que puedan ayudarle a tomar el antibiótico del modo prescrito
Si la persona en cuestión vive en una residencia de ancianos, ya que las causantes de infecciones pueden ser
bacterias diferentes en estos casos
Los antibióticos deben tomarse hasta que las bacterias causantes de la infección hayan sido eliminadas del
organismo, lo que puede requerir la continuación del tratamiento durante varios días después de la desaparición de
los síntomas. Es poco frecuente que se suministren antibióticos durante menos de 5 días. (Una excepción es ciertas
infecciones del tracto urinario sin complicaciones.) Una interrupción demasiado precoz del tratamiento puede dar
lugar a una recidiva de la infección.

El personal médico, de enfermería o farmacéutico puede explicar cómo se debe tomar el antibiótico prescrito y
cuáles son los posibles efectos secundarios. Algunos antibióticos deben tomarse en ayunas; otros deben tomarse con
alimentos. El metronidazol , un antibiótico de uso habitual, provoca una reacción desagradable si se toma con
alcohol. Algunos antibióticos también pueden interaccionar con otros fármacos que la persona esté tomando,
posiblemente reduciendo su eficacia o aumentando los efectos secundarios del antibiótico o de los otros fármacos.
Algunos antibióticos producen sensibilidad de la piel a la luz solar .

Tomar antibióticos para evitar infecciones.


Los antibióticos se utilizan a veces para prevenir infecciones (profilaxis). Por ejemplo, los antibióticos profilácticos se
pueden administrar a Personas que hayan estado en contacto con alguien afectado de meningitis para evitar su
aparición, Algunas personas con válvulas cardíacas anómalas o artificiales antes de someterse a procedimientos
dentales o quirúrgicos para evitar que las bacterias infecten las válvulas dañadas o artificiales (ya que dichos
procedimientos permiten que la bacteria penetre en el organismo), Personas que vayan a ser sometidas a una
intervención quirúrgica con gran riesgo de introducción de una infección (como la cirugía mayor ortopédica o
intestinal), La terapia profiláctica con antibióticos se acostumbra a emplear solo durante un breve periodo de tiempo
con objeto de evitar el desarrollo de resistencia al antibiótico por parte de las bacterias y la aparición de efectos
adversos en el paciente., La profilaxis con antibióticos también se administra a personas con un sistema inmunitario
deficiente , como las que padecen leucemia, reciben quimioterapia contra un cáncer o tienen el sida, porque estas
personas son particularmente propensas a las infecciones graves. Pueden necesitar tomar antibióticos durante
mucho tiempo.

Toma de antibióticos durante el embarazo y la lactancia


En general, se emplean antibióticos durante el embarazo solo cuando los beneficios del tratamiento superan los
riesgos. Algunos antibióticos son más inocuos (inofensivos) que otros. Las penicilinas , las cefalosporinas y la
eritromicina son algunos de los antibióticos más inocuos (inofensivos) para tomar durante el embarazo. Las
tetraciclinas no se utilizan durante el embarazo. (Véase también Consumo de medicamentos u otras drogas durante
el embarazo .)
La mayoría de los antibióticos pasan a la leche materna en cantidades lo suficientemente grandes como para afectar
a un bebé amamantado y, a veces, no se pueden usar en mujeres que están amamantando. A veces se debe decidir
entre dejar de amamantar o dejar de tomar el medicamento. Si aparece una infección durante el embarazo o
durante la lactancia, las mujeres deben hablar con su médico sobre los beneficios y riesgos del tratamiento. (Véase
también Uso de medicamentos durante la lactancia .)

Tratamiento antibiótico a domicilio


Por lo general, los antibióticos se administran por vía oral y la duración del tratamiento no supone ningún problema.
Sin embargo, el tratamiento de algunas infecciones, como muchas de las que afectan al hueso (osteomielitis ) o al
corazón (endocarditis ), pueden requerir la administración de antibióticos por vía intravenosa durante mucho
tiempo, a menudo entre 4 y 6 semanas. Si la persona no padece otros trastornos que requieran hospitalización y se
siente relativamente bien, se le puede administrar el antibiótico por vía intravenosa en casa. Cuando los antibióticos
deben ser administrados durante largo tiempo, los pequeños catéteres intravenosos (IV) que se introducen en
algunas venas del brazo o de la mano (como los que se usan en la mayoría de los procedimientos rutinarios en el
hospital) no son adecuados; estos catéteres no duran más de 3 días. En su lugar, se emplea un tipo especial de
catéter IV. Este catéter se puede insertar:
Directamente en una vena central grande, por lo general en el cuello o en el tórax (llamado catéter central) o bien en
una vena pequeña del brazo para enhebrarlo después hacia una vena central de gran calibre (llamado catéter central
insertado periféricamente o CCIP)
Algunos dispositivos para la infusión de antibióticos IV son lo bastante sencillos como para que la persona y sus
familiares aprendan a manejarlos por sí mismas. En otros casos, será necesario que una enfermera acuda al domicilio
del paciente para administrarle cada dosis. En cualquier caso, se requiere una supervisión cuidadosa para garantizar
la administración correcta del antibiótico y monitorizar la aparición de posibles complicaciones y efectos
secundarios.
Si el antibiótico se administra en el domicilio a través de un catéter intravenoso, aumenta el riesgo de contraer una
infección en el punto de inserción del catéter y en el torrente sanguíneo. Lo siguiente puede indicar una infección
relacionada con el catéter:

Dolor, enrojecimiento y pus en el lugar de inserción del catéter


Escalofríos y fiebre (incluso sin la presencia de problemas en el lugar de inserción)
Efectos secundarios de los antibióticos
Los efectos secundarios frecuentes de los antibióticos son

Trastornos gástricos
Diarrea
En mujeres, infecciones micóticas vaginales
Algunas reacciones adversas son más graves y, dependiendo del antibiótico, alteran la función de los riñones, el
hígado, la médula ósea u otros órganos. A veces se realizan análisis de sangre para determinar si estos órganos han
sido afectados.

La colitis, una inflamación del intestino grueso (colon), aparece en algunas personas que toman antibióticos,
especialmente cefalosporinas, clindamicina, fluoroquinolonas o penicilinas. Este tipo de colitis, llamada colitis
inducida por Clostridioides difficile tiene su origen en toxinas producidas por la bacteria Clostridioides difficile. Estas
bacterias son resistentes a muchos antibióticos y crecen de forma incontrolada en los intestinos cuando otras
bacterias presentes habitualmente en dicho órgano son destruidas por los antibióticos. La colitis inducida por
Clostridioides difficile puede ser difícil de tratar y puede ser potencialmente mortal, especialmente en personas
mayores.

Reacciones alérgicas a los antibióticos


Los antibióticos también causan reacciones alérgicas . Las reacciones alérgicas leves pueden consistir en la aparición
de una erupción con prurito o una ligera sibilancia al respirar. Las reacciones alérgicas graves (anafilaxia ) pueden ser
mortales y suelen incluir síntomas como inflamación de la garganta, dificultad para respirar y disminución de la
presión arterial. Muchas personas comunican a su médico que son alérgicas a un antibiótico, cuando en realidad tan
solo han experimentado algún efecto secundario no relacionado con una alergia (ver Alergias a medicamentos ). La
distinción es importante porque a los pacientes alérgicos a un antibiótico no se les debe administrar dicho fármaco
ni ninguno de los estrechamente relacionados con él. Sin embargo, quienes hayan experimentado leves reacciones
adversas pueden, por lo general, seguir tomando fármacos relacionados o incluso continuar con el mismo
medicamento. Los profesionales de la salud pueden determinar la trascendencia de cualquier reacción desagradable
producida por un antibiótico

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