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CENTRO EDUCATIVO EMPRESARIAL - Formación Profesional de Excelencia Educativa Técnico en ENFERMERIA

2 ASIGNATURA: ENFERMERÍA APLICADA


Evaluación

Investigación sobre la
aplicación.
___

LORENA ZURISADAI REYES R


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Introducción a los antibióticos

Los antibióticos son fármacos que se utilizan para tratar las infecciones bacterianas.
Son ineficaces contra las infecciones víricas y la mayoría del resto de infecciones. Los
antibióticos acaban con las bacterias o detienen su reproducción, facilitando su
eliminación por parte de las defensas naturales del organismo.
Los médicos intentan usar antibióticos para infecciones bacterianas específicas, pero a
veces comienzan con antibióticos que pueden tratar muchas bacterias diferentes
mientras esperan los resultados de las pruebas que identifican las bacterias específicas.
Es importante tomar los antibióticos según lo prescrito y deben tomarse según la dosis,
la frecuencia y el número de días más eficaces para tratar una infección específica.
Las bacterias pueden desarrollar resistencia a los efectos de los antibióticos,
especialmente si no se toman según las indicaciones.
Los antibióticos pueden tener efectos secundarios, tales como malestar estomacal,
diarrea y, en las mujeres, candidiasis vaginal.
Algunas personas son alérgicas a determinados antibióticos.
Los antibióticos se agrupan en clases según su estructura química. Sin embargo, los
antibióticos pertenecientes a cada clase concreta a menudo afectan el cuerpo de manera
diferente y pueden ser efectivos contra diferentes bacterias.
Las clases de antibióticos comprenden las siguientes:
Aminoglucósidos
Fármacos carbapenémicos
Cefalosporinas
Fluoroquinolonas
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Glicopéptidos y lipoglicopéptidos (como la vancomicina)


Macrólidos (como la eritromicina y la azitromicina)
Monobactámicos (aztreonam)
Oxazolidinonas (como linezolid y tedizolid)
Penicilinas
Polipéptidos
Rifamicinas
Sulfamidas
Estreptograminas (como quinupristina y dalfopristina)
Tetraciclinas
Los carbapenémicos, las cefalosporinas, los monobactámicos y las penicilinas son
subclases de los antibióticos betalactámicos, una clase de antibióticos que se caracteriza
por una estructura química llamada anillo betalactámico.
Otros antibióticos que no se ajustan a las clases enumeradas anteriormente son
cloranfenicol, clindamicina, daptomicina, fosfomicina, lefamulina, metronidazol,
mupirocina, nitrofurantoína y tigeciclina.
Elección de un antibiótico
Cada antibiótico es eficaz solo frente a determinados tipos de bacterias en el proceso de
selección del antibiótico para el tratamiento de una infección, el médico debe
determinar cuál es la bacteria responsable del proceso. Por ejemplo, algunas infecciones
solo pueden estar producidas por ciertos tipos de bacterias. Algunas veces se prevé que
un determinado antibiótico será eficaz frente a la totalidad de bacterias que, con mayor
probabilidad, son las causantes de la infección, de manera que no es necesario realizar
más pruebas.
En las infecciones causadas por diferentes tipos de bacterias, o por bacterias en las que
la acción de los antibióticos no sea predecible, deben solicitarse pruebas de laboratorio
para identificarlas en muestras de sangre, de orina o de tejido obtenidos de la persona
afectada por la infección ( ver Diagnóstico de las enfermedades infecciosas). Se realizan
pruebas con las bacterias infecciosas para determinar su sensibilidad a diversos
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antibióticos; Los resultados de estas pruebas suelen tardar 1 día o 2, de manera que no
sirven para orientar la elección inicial del antibiótico si la infección necesita ser tratada
de inmediato. En tales casos, los médicos suelen comenzar el tratamiento con un
antibiótico que es eficaz contra la bacteria que tiene mayor probabilidad de causar la
infección. Cuando obtienen los resultados de las pruebas, los médicos cambian el
antibiótico si es necesario.
Los antibióticos eficaces en el laboratorio no necesariamente funcionan en el organismo
de una persona infectada. La efectividad del tratamiento depende de
La bondad de la absorción del medicamento en el torrente sanguíneo (para
medicamentos tomados por boca)
La cantidad de fármaco que llega a los focos de infección en el organismo (véase
Distribución de medicamentos)
La rapidez con la que el organismo elimina el fármaco (véase Eliminación de fármacos)
Estos factores varían en cada individuo, según los otros fármacos que esté tomando,
otras enfermedades que padezca y la edad.
A la hora de escoger un antibiótico, los médicos también tienen en cuenta lo siguiente:
La naturaleza y la gravedad de la infección
El estado del sistema inmunológico de la persona (hasta qué punto puede ayudar al
medicamento a combatir la infección)
Los posibles efectos secundarios del fármaco
La posibilidad de alergias u otras reacciones graves al fármaco
El coste del fármaco
Los médicos también consideran la dificultad que supone para los afectados el hecho de
tomar antibióticos durante todo el tiempo prescrito, es decir, completar el ciclo de
tratamiento. Por ejemplo, la gente puede encontrar más dificultades para completar el
tratamiento si el medicamento debe tomarse con mucha frecuencia o solo en momentos
específicos (como antes de las comidas, durante las comidas o después de las comidas).
A veces se requiere utilizar combinaciones de antibióticos para tratar las siguientes
afecciones:
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Infecciones graves, en especial durante los primeros días, cuando aún se desconoce la
sensibilidad de la bacteria a los antibióticos
Ciertas infecciones en las que la bacteria ofrece rápidamente resistencia a un solo
antibiótico
Las infecciones causadas por más de un tipo de bacteria, cuando cada bacteria es
sensible a un antibiótico distinto
Resistencia a los antibióticos
Las bacterias, al igual que el resto de seres vivos, sufren modificaciones a lo largo del
tiempo en respuesta a los cambios ambientales. A causa del uso generalizado y abusivo
que se ha hecho de los antibióticos (cuando los antibióticos no se toman según lo
prescrito), las bacterias están expuestas a dichos fármacos de forma constante. Aunque
muchas bacterias mueren cuando se exponen a los antibióticos, si estos no se toman
adecuadamente, algunas bacterias sobreviven y desarrollan resistencia a los efectos de
los fármacos. Por ejemplo, hace 50 años, Staphylococcus aureus (una causa frecuente de
infecciones cutáneas) era muy sensible a la penicilina. Pero con el paso del tiempo,
algunas cepas de esta bacteria desarrollaron una enzima capaz de descomponer la
penicilina, lo que anula la eficacia del fármaco. Algunos investigadores desarrollaron
una nueva forma de penicilina que la enzima no podía descomponer, pero al cabo de
pocos años las bacterias se adaptaron y se volvieron resistentes incluso a esta penicilina
modificada. Otras bacterias también han desarrollado resistencia a los antibióticos.
La investigación médica continúa trabajando en el desarrollo de fármacos para combatir
las bacterias, Sin embargo, la gente puede contribuir a evitar el desarrollo de
resistencias en las bacterias mediante lo siguiente
Entendiendo que los antibióticos se utilizan para tratar las infecciones producidas por
bacterias, no las infecciones víricas (como el resfriado común o la gripe) y evitando que
los médicos prescriban antibióticos para dichas infecciones víricas
Tomando los antibióticos exactamente como se les haya indicado, incluyendo la dosis
correcta, el número de veces al día y el número de días (es importante tomar los
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antibióticos durante el número total de días prescritos, incluso si la persona se


encuentra mejor)
¿Sabías que...?

Si la causa de la infección es un virus, tomar antibióticos es inútil y puede contribuir a la


aparición de resistencia en las bacterias.

Toma de antibióticos
En las infecciones bacterianas graves o en el caso de personas que no pueden retener
alimentos o líquidos, los antibióticos suelen administrarse inicialmente mediante
inyección (generalmente intravenosa, aunque a veces intramuscular). Cuando la
infección está controlada, los antibióticos se pueden tomar por vía oral.
Las infecciones de menor gravedad se tratan s a menudo desde el principio con
antibióticos por vía oral.
Edad y salud: antibióticos
Edad y salud: antibióticos
Cuando los médicos prescriben antibióticos a personas de edad avanzada, pueden
prescribir una dosis más baja de lo habitual, porque los riñones tienden a funcionar
peor a medida que se envejece. En tales casos, es posible que los riñones no sean
capaces de eliminar los antibióticos del cuerpo con la eficacia requerida, lo que aumenta
el riesgo de efectos secundarios. (Véase también Fármacos y envejecimiento.)
Los médicos también tienen en cuenta lo siguiente:
Otros fármacos que se estén tomando, ya que las personas de edad avanzada suelen
tomar muchos medicamentos y existe el riesgo de interacciones farmacológicas
Si el régimen de antibióticos es complejo y difícil de seguir
Si la persona afectada tiene familiares o cuidadores que puedan ayudarle a tomar el
antibiótico del modo prescrito
Si la persona en cuestión vive en una residencia de ancianos, ya que las causantes de
infecciones pueden ser bacterias diferentes en estos casos
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Los antibióticos deben tomarse hasta que las bacterias causantes de la infección hayan
sido eliminadas del organismo, lo que puede requerir la continuación del tratamiento
durante varios días después de la desaparición de los síntomas. Una interrupción
demasiado precoz del tratamiento puede dar lugar a una recidiva de la infección.
El personal médico, de enfermería o farmacéutico puede explicar cómo se debe tomar el
antibiótico prescrito y cuáles son los posibles efectos secundarios. Algunos antibióticos
deben tomarse en ayunas; otros deben tomarse con alimentos. El metronidazol, un
antibiótico de uso habitual, provoca una reacción desagradable si se toma con alcohol.
Algunos antibióticos también pueden interaccionar con otros fármacos que la persona
esté tomando, posiblemente reduciendo su eficacia o aumentando los efectos
secundarios del antibiótico o de los otros fármacos. Algunos antibióticos producen
sensibilidad de la piel a la luz solar.
Tomar antibióticos para evitar infecciones.
Los antibióticos se utilizan a veces para prevenir infecciones (profilaxis). Por ejemplo,
los antibióticos profilácticos se pueden administrar a
Personas que hayan estado en contacto con alguien afectado de meningitis para evitar
su aparición
Algunas personas con válvulas cardíacas anómalas o artificiales antes de someterse a
procedimientos dentales o quirúrgicos para evitar que las bacterias infecten las válvulas
dañadas o artificiales (ya que dichos procedimientos permiten que la bacteria penetre
en el organismo)
Personas que vayan a ser sometidas a una intervención quirúrgica con gran riesgo de
introducción de una infección (como la cirugía mayor ortopédica o intestinal)
La terapia profiláctica con antibióticos se acostumbra a emplear solo durante un breve
periodo de tiempo con objeto de evitar el desarrollo de resistencia al antibiótico por
parte de las bacterias y la aparición de efectos adversos en el paciente.
La profilaxis con antibióticos también se administra a personas con un sistema
inmunitario deficiente, como las que padecen leucemia, reciben quimioterapia contra
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un cáncer o tienen el sida, porque estas personas son particularmente propensas a las
infecciones graves. Pueden necesitar tomar antibióticos durante mucho tiempo.
Toma de antibióticos durante el embarazo y la lactancia
En general, se emplean antibióticos durante el embarazo solo cuando los beneficios del
tratamiento superan los riesgos. Algunos antibióticos son más inocuos (inofensivos)
que otros. Las penicilinas, las cefalosporinas y la eritromicina son algunos de los
antibióticos más inocuos (inofensivos) para tomar durante el embarazo. Las
tetraciclinas no se utilizan durante el embarazo. (Véase también Consumo de
medicamentos u otras drogas durante el embarazo.)
La mayoría de los antibióticos pasan a la leche materna en cantidades lo
suficientemente grandes como para afectar a un bebé amamantado y, a veces, no se
pueden usar en mujeres que están amamantando. A veces se debe decidir entre dejar de
amamantar o dejar de tomar el medicamento.
Si aparece una infección durante el embarazo o durante la lactancia, las mujeres deben
hablar con su médico sobre los beneficios y riesgos del tratamiento. (Véase también Uso
de medicamentos durante la lactancia.)
Tratamiento antibiótico a domicilio
Por lo general, los antibióticos que se toman fuera del hospital se administran por vía
oral. Sin embargo, el tratamiento de algunas infecciones, como muchas de las que
afectan al hueso (osteomielitis) o al corazón (endocarditis), pueden requerir la
administración de antibióticos por vía intravenosa durante mucho tiempo, a menudo
entre 4 y 6 semanas. Si la persona no padece otros trastornos que requieran
hospitalización y se siente relativamente bien, se le puede administrar el antibiótico por
vía intravenosa en casa.
Cuando los antibióticos deben ser administrados durante largo tiempo, los pequeños
catéteres intravenosos (IV) que se introducen en algunas venas del brazo o de la mano
(como los que se usan en la mayoría de los procedimientos rutinarios en el hospital) no
son adecuados; estos catéteres no duran más de 3 días. En su lugar, se emplea un tipo
especial de catéter IV. Este catéter se puede insertar:
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Directamente en una vena central grande, por lo general en el cuello o en el tórax


(llamado catéter central) o bien en
una vena pequeña del brazo para enhebrarlo después hacia una vena central de gran
calibre (llamado catéter central insertado periféricamente o CCIP)
Algunos dispositivos para la infusión de antibióticos IV son lo bastante sencillos como
para que la persona y sus familiares aprendan a manejarlos por sí mismas. En otros
casos, será necesario que una enfermera acuda al domicilio del paciente para
administrarle cada dosis. En cualquier caso, se requiere una supervisión cuidadosa para
garantizar la administración correcta del antibiótico y monitorizar la aparición de
posibles complicaciones y efectos secundarios.
Si el antibiótico se administra en el domicilio a través de un catéter intravenoso,
aumenta el riesgo de contraer una infección en el punto de inserción del catéter y en el
torrente sanguíneo. Lo siguiente puede indicar una infección relacionada con el catéter:
Dolor, enrojecimiento y pus en el lugar de inserción del catéter
Escalofríos y fiebre (incluso sin la presencia de problemas en el lugar de inserción)
Efectos secundarios de los antibióticos
Los efectos secundarios frecuentes de los antibióticos son
Trastornos gástricos
Diarrea
En mujeres, infecciones micóticas vaginales

Algunas reacciones adversas son más graves y, dependiendo del antibiótico, alteran la
función de los riñones, el hígado, la médula ósea u otros órganos. A veces se realizan
análisis de sangre para determinar si estos órganos han sido afectados.
La colitis, una inflamación del intestino grueso (colon), aparece en algunas personas
que toman antibióticos, especialmente cefalosporinas, clindamicina, fluoroquinolonas o
penicilinas. Este tipo de colitis, llamada colitis inducida por Clostridioides difficile tiene
su origen en toxinas producidas por la bacteria Clostridioides difficile (C. diff). Estas
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bacterias son resistentes a muchos antibióticos y crecen de forma incontrolada en los


intestinos cuando otras bacterias presentes habitualmente en dicho órgano son
destruidas por los antibióticos. La colitis inducida por Clostridioides difficile puede ser
difícil de tratar y puede ser potencialmente mortal, especialmente en personas mayores.
Reacciones alérgicas a los antibióticos
Los antibióticos también causan reacciones alérgicas. Las reacciones alérgicas leves
pueden consistir en la aparición de una erupción con prurito o una ligera sibilancia al
respirar. Las reacciones alérgicas graves (anafilaxia) pueden ser mortales y suelen
incluir síntomas como inflamación de la garganta, dificultad para respirar y disminución
de la presión arterial.
Es importante que las personas avisen a los profesionales de la salud en caso de ser
alérgicas a un antibiótico en particular y que describan su reacción anterior cuando
recibieron tratamiento con ese antibiótico. Muchas personas tienen efectos secundarios
cuando toman un antibiótico, pero estos efectos pueden no estar relacionados con la
alergia
La distinción es importante porque a los pacientes alérgicos a un antibiótico no se les
debe administrar dicho fármaco ni ninguno de los estrechamente relacionados con él.
Esto se debe a que las reacciones alérgicas pueden ser potencialmente mortales. Sin
embargo, quienes hayan experimentado leves reacciones adversas pueden, por lo
general, seguir tomando fármacos relacionados o incluso continuar con el mismo
medicamento. Los profesionales de la salud pueden determinar la trascendencia de
cualquier reacción desagradable producida por un antibiótico.

Alergias más comunes? ¿Y las más raras?

Una alergia es una hipersensibilidad a una partícula o sustancia que para la gran
mayoría de personas es inofensiva. De este modo, algo que en principio no es nocivo
para una persona, el cuerpo lo detecta como tal y produce defensas para protegerse.
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Los síntomas más habituales son estornudos, sarpullidos, irritaciones de la piel, etc... y
el tratamiento más habitual los antihistamínicos o corticoides tópicos. Y aunque en
los meses primaverales es cuando más aumentan¿Sabes cuáles son las alergias más
comunes? ¿Y las más raras?

1. Alergia a los ácaros. Presentes en polvo y lugares húmedos, para prevenirlos se


recomienda cubrir con fundas herméticas anti-ácaros las almohadas y los colchones, así
como utilizar aspiradora con filtro especial HEPA.
2. Alergia al polen. La más común, la del polen de ciprés, platanero, olivo y gramíneas.
Para prevenirla o no sufrirla demasiado, se aconseja evitar espacios abierto durante el
día y mantener las ventanas cerradas.
3. Alergia al pelo de animales. Sobre todo el de perros y gatos, quienes la padecen deben
evitar el contacto con estos animales y mantener una buena limpieza.
4. Alergia a las picaduras de insectos, como consecuencia de la sustancia que
desprenden cuando te pican, se aconseja llevar siempre adrenalina (epinefrina) por si te
atacan sin que te des cuenta.
5. Alergia al moho, causada por las esporas que desprende el moho en zonas húmedas,
se deben evitar actividades en espacios húmedos y ventilar siempre la casa, así como el
uso de deshumidificadores.
6. Alergia a alimentos. Las más frecuentes son al trigo, cacahuetes, marisco y leche, y
en estos casos se aconseja también llevar siempre una inyección precargada y
autoaplicable de adrenalina. No siempre puede controlar uno lo que come, sobre todo si
no te encargas tú de cocinarlo.
7. Alergia al látex, presente en guantes, condones, colchones o ciertos dispositivos
médicos, se debe evitar el contacto con estos productos y avisar del trastorno en caso de
ser atendido
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Diferentes tipos de inyecciones


Administración de Medicamentos por vía parenteral

INTRODUCCIÓN

El conocimiento de la adecuada técnica para llevar a cabo una inyección, es


indispensable para la práctica médica de primer contacto, ya que se ha convertido en
una herramienta indispensable en el tratamiento de diversas patologías por medio de la
administración de medicamentos.Saber poner una inyección no es un primer auxilio,
pero sí una necesidad para muchas personas, sobre todo cuando no se cuenta con un
servicio de salud cercano.
El conocimiento de la adecuada técnica para llevar a cabo una inyección, es
indispensable para la práctica médica de primer contacto, ya que se ha convertido en
una herramienta indispensable en el tratamiento de diversas patologías por medio de la
administración de medicamentos.
Saber poner una inyección no es un primer auxilio, pero sí una necesidad para muchas
personas, sobre todo cuando no se cuenta con un servicio de salud cercano.
Es aquella que introduce el fármaco directamente a la circulación sistemática mediante
la punción. Las principales Vías de administración parental se encuentran en:

INYECCIÓN INTRAVENOSA: Se introduce la aguja a través de la piel en una vena. El


líquido entra por lo tanto en el sistema del cuerpo.

INYECCIÓN INTRAMUSCULAR: La aguja penetra en un tejido muscular, depositando el


líquido en ese lugar. Desde allí el cuerpo lo va absorbiendo lentamente a través de los
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vasos sanguíneos capilares. Existen tres tipos de inyección intramusculares:


intramuscular de brazo,intramuscular de gluteo e intramuscular en las piernas.

INYECCIÓN SUBCUTÁNEA: La aguja penetra muy poco espacio por debajo de la piel, el
ángulo de inyección con respecto a la piel debe ser de 90 o 45º, el líquido se deposita en
esa zona, desde donde es igualmente absorbida de forma lenta por todo el organismo.

INYECCIÓN INTRADERMICA: La aguja penetra solo en la piel (dermis) en un ángulo de


10º paralelo al eje longitudinal del antebrazo. La inyección ha de ser lenta y, si es
correcta, aparecerá una pequeña pápula en el punto de inyección que desaparece
espontáneamente en 10 - 30 minutos. El producto biológico será absorbido de forma
lenta y local.
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