58 Año X • Número 58 • Octubre-noviembre de 2018

María Luisa Aspe Armella / Cristina Barros / Julio Boltvinik / Gonzalo Bustamante Moya /
Gilberto Guevara Niebla / Olga Verónica Hernández Ávila / Elena Poniatowska /
Ana Ignacia Nacha Rodríguez / Luis Vergara Anderson /

Año X • Número 58 • Octubre-noviembre de 2018

El 68
EL 68 50 años del movimiento estudiantil
IBERO LÍDER
EDUCACIÓN QUE TRANSFORMA
JORGE RAMOS
CUESTIONAR A LOS QUE
TIENEN EL PODER

Octubre-noviembre de 2018

PORTE PAGADO
Hay hechos hoy en nuestro país que nos acercan a la
realidad de 1968. La brutal represión contra los normalistas
de Ayotzinapa, en Guerrero, sólo se puede explicar por el
contubernio entre los delincuentes y algunos funcionarios
del Estado. Recordar los hechos quizá nos ayude a iluminar
nuestro presente complejo para avanzar a un futuro mejor y
más esperanzador.

MTRO. DAVID
FERNÁNDEZ DÁVALOS, S. J.
RECTOR.
 El 68
50 años del movimiento
LIDERAZGO,
ACTUALIDAD, CULTURA
Y TECNOLOGÍA

estudiantil
50
Jorge Cervantes Magaña.
Ibero Líder. Educación que
transforma. Entrevista. Jorge
Ramos: La principal función social
04 del periodismo es cuestionar a los
que tienen el poder.

56
Valentina González, Pedro
Rendón e Iván Cabrera.
Actualidad Ibero. Breves de la
Universidad Iberoamericana.
Formar profesionales conscientes,
competentes, compasivos y
comprometidos.

59
La voz del libro / El eco de la lectura.
Reseñas. Qué leer y por qué.

60
Beatriz Palacios.
Música para camaleones. Discos.
CONTENIDO |

Qué escuchar y por qué.

62
03 28 Itinerario del ocio.
Mtro. David Fernández Dávalos, S. J. Olga Verónica Hernández Ávila. Adónde ir y por qué.
Carta del Rector. Medio siglo del Rebeldía y resistencia: las mujeres
movimiento estudiantil de 1968. del 68. 64
Innovación Tecnológica.
04 32 Dispositivos e instrumentos que
IBERO

Gilberto Guevara Niebla. Julio Boltvinik. facilitan la vida.

El movimiento de 1968 en pocas
palabras.
08
María Luisa Aspe Armella.
La represión del Estado mexicano
contra los estudiantes del 68.
El ME68. La democracia plena,
necesidad radical puesta en práctica.
36
50
Luis Vergara Anderson.
La Universidad Iberoamericana en el
movimiento estudiantil de 1968.

12 40
Juan Domingo Argüelles. Gonzalo Bustamante Moya.
Entrevista. Elena Poniatowska y La Tlatelolco esta mañana. El 68 y las
noche de Tlatelolco. luchas que restan.

18 44
Cristina Barros. Valentina González.
El 68 y la actitud ejemplar del rector Alumnos. Gente que cambia al mundo. Aviso de Privacidad.
Javier Barros Sierra. Opinión. ¿Qué sabes del movimiento La Dirección de Comunicación Institucional de la Universidad
Iberoamericana Ciudad de México, con domicilio en Prolongación
estudiantil del 68? Alumnos de la Paseo de la Reforma número 880, Colonia Lomas de Santa Fe,
Delegación Álvaro Obregón, Código Postal 01219, en Ciudad de
22 Ibero responden a esta pregunta. México, utilizará sus datos personales recabados para difundir el
quehacer académico de la universidad e informarle sobre asun-
Beatriz Palacios. tos escolares, administrativos, culturales, deportivos y sociales,
Entrevista. Ana Ignacia Nacha 46 distribución, ya sea de manera directa o a través de un tercero,
de la Revista IBERO y de productos de comunicación. Para mayor
2 Rodríguez: Elegí trabajar para que la
memoria permanezca.
Versiones. Contra la desmemoria.
Prensa versus poesía.
información acerca del tratamiento y de los derechos que puede
hacer valer, usted puede acceder al aviso de privacidad integral en
la liga http://www.ibero.mx/aviso-legal-y-de-privacidad.
CARTA DEL RECTOR DIRECTORIO

Medio siglo del movimiento

estudiantil de 1968
Entre julio y octubre de 1968, en México, los es- UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
CIUDAD DE MÉXICO
tudiantes y los maestros, con el apoyo abierto
y masivo de la ciudadanía, dieron una muestra Mtro. David Fernández Dávalos, S. J.
de valor y dignidad ante un Estado habituado a Rector
coartar las libertades y la libre manifestación de las
ideas. El movimiento estudiantil de 1968, reprimido Dr. Alejandro Guevara Sanginés
por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, dejó una Vicerrector Académico
profunda huella en la historia de nuestro país,
Consejo Editorial: Gonzalo Bustamante Moya /
tanto por la rebeldía juvenil y la exigencia de un David Fernández Dávalos, S. J. / Miguel Ángel
cambio social, en un contexto autoritario, como Granados Chapa † / Alejandro Guevara Sanginés /
por la violencia del Estado que, el 2 de octubre, Alberto Irezabal Vilaclara / Vicente Leñero † /
masacró a cientos de los miles de jóvenes que se María Nieves Noriega de Autrey / Eugenio Páramo
manifestaban pacíficamente en la Plaza de las Ortega, S. J. / Adriana de la Peza Vignau / Ilán Semo
Tres Culturas, en Tlatelolco, en la ciudad de Mé-
xico. Las fuerzas policíacas y militares dispararon Comité de Asesores: Luis Felipe Canudas
Orezza Ugalde / Diego García Núñez /
contra los manifestantes. Los que se salvaron de Thomas Legler / Ignacio Padilla † /
morir fueron encarcelados, particularmente los integrantes del Consejo Nacional Ana Bertha Pérez Lizaur / Helena Varela
de Huelga (CNH).
Director general: Carlos A. Valle Cabello
La Universidad Iberoamericana participó y apoyó activamente este movi- Director editorial: Juan Domingo Argüelles
miento. El jueves 8 de agosto, al constituirse el CNH, cuando la represión ya Asistente editorial: Beatriz Palacios
había cobrado vidas, pero aún no desembocaba en una masacre, la Ibero se sumó Administración: Áurea Maristany
a la UNAM, el IPN, El Colegio de México, la Universidad Autónoma Chapingo Diseño: Diana Karina Rivera Esparza /
y otros centros de educación superior. Una semana más tarde, la Asamblea de Ernesto Cerna Landa / Julio César López
Estudiantes y Maestros de las carreras de Ciencias Políticas, Sociología y Antro- Información: Jorge Cervantes Magaña
Redacción: Valentina González Yáñez /
pología Social de la Universidad Iberoamericana fijó su postura públicamente en
Iván Cabrera Machorro / Pedro Rendón López
seis puntos cuyo cumplimiento exigió: “1. Libertad de los presos políticos, 2. Pago
de indemnizaciones a los familiares de los muertos y a los heridos víctimas de Versión electrónica: www.ibero.mx/revistaibero/
la agresión, 3. Deslindamiento de responsabilidades por la represión arbitraria y Ventas publicidad: 5950-4000 ext. 7526,
brutal de que fueron víctimas estudiantes y ciudadanos, y por los daños causados
a la ciudadanía, 4. Investigación, enjuiciamiento y en su caso destitución y con- revistaibero@ibero.mx
denación de las autoridades y ciudadanos culpablemente involucrados en estos Nuestra portada:
hechos, 5. Reestructuración y reeducación cívica de los cuerpos policiacos para Votación por la
que efectivamente garanticen los derechos ciudadanos, y 6. Derogación a través continuación de la
huelga. Fotografía:
de los órganos legislativos adecuados de los artículos 145 y 145 bis del Código Acervo del Comité
68, Fondo Bordo
Penal Federal para evitar que sirvan como instrumento jurídico de la opresión”. de Xochiaca, n. 84.
Reproducida de la
edición especial del
Cincuenta años años más tarde, el crimen del 68 es una herida que aún no libro La noche de
Tlatelolco, de Elena
cierra porque, además del dolor, la sangre, la injusticia y la impunidad, presen- Poniatowska (Ediciones
Era, 2012).
tes en la memoria nacional, este episodio permanece en nuestra historia como
un recordatorio que alienta la búsqueda de la renovación social con dignidad y
libertad. La sociedad mexicana cambió, sin duda, después del 68, por la nobleza
de espíritu y el deseo de sus jóvenes de transformar el país. Hay un México antes IBERO, REVISTA DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA es una
publicación bimestral de la Universidad Iberoamericana, A. C., bajo
del 68, y otro, después del movimiento estudiantil de ese año. la responsabilidad de la Dirección de Comunicación Institucional
de la Ibero. Editor responsable: Carlos Alfonso Valle Cabello, car-
El movimiento que emprendieron los estudiantes en 1968 no se puede ni se debe los.valle@ibero.mx. Número de Certificado de Reserva al Uso
Exclusivo otorgado por el Instituto Nacional de Derechos de
olvidar porque sacudió las conciencias y nos legó un México distinto. Al cumplirse Autor: 04-2015-121718193300-102. Número de Certificado de
Licitud de Título y Contenido: 16797, otorgado por la Comisión
medio siglo de este episodio de nuestra historia, que coincide con el 75 aniversario Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría
de Gobernación. Domicilio de la publicación: Prolongación Paseo
de nuestra universidad, abrimos las páginas de IBERO al testimonio, el análisis y de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe, Ciudad de México, C. P.
01219. Teléfonos 59 50 41 97 y 59 50 41 98. Preprensa digital e
la reflexión de lo que significó, y aún significa, este ejemplo de valentía, nobleza impresión: Impresos Sandoval, responsable Alfonso Sandoval Ma-
zariego. Calle Tizapan No 172 Local 1 Col. 3A Sección Metropolita-
y dignidad que sigue siendo inspirador para quienes luchan por un país mejor. na C.P. 57750 Cd. Nezahualcóyotl Edo. Mex. Teléfonos: 57934152
Y 54937224. Distribución: Servicio Postal Mexicano. Porte Pagado
PP09-02080, Publicación Periódica, autorizado por SEPOMEX. La
responsabilidad de los artículos publicados refleja, de manera ex-
clusiva, la opinión de sus autores y no necesariamente el criterio
LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES de la Universidad Iberoamericana. No se devuelven originales no
solicitados ni se entablará correspondencia al respecto. Prohibida
la reproducción parcial o total, por cualquier medio o procedimien-
Mtro. David Fernández Dávalos, S. J. to, del contenido de la revista, sin autorización previa y expresa, por
escrito, de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Año X, 3
Rector número 58, octubre-noviembre de 2018.
 El movimiento de 1968
en pocas palabras
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

GILBERTO GUEVARA NIEBLA

Líder estudiantil de la UNAM en los años sesenta, fue uno de los más destacados integrantes del Consejo
Nacional de Huelga del movimiento estudiantil de 1968. A consecuencia de ello sufrió prisión durante tres años.
Es licenciado en Biología con Maestría en Ciencias por la UNAM. Asimismo, realizó estudios de doctorado en el
Instituto de Educación de la Universidad de Londres. Ha realizado investigación educativa tanto en instituciones
académicas privadas como públicas. Se ha desempeñado como profesor de licenciatura y posgrado. Fue profesor
invitado en el Instituto de Estudios del Desarrollo de la Universidad de Helsinki en Finlandia, docente de la Maestría en Políticas Públicas del ITAM,
profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco y en la Universidad Pedagógica Nacional; profesor de tiempo completo en el Colegio
de Pedagogía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Ha sido subsecretario de Educación Básica de la SEP, director del Instituto Mexicano de
Investigaciones Educativas, S. C., director de la revista Educación 2001, director del Centro de Investigación Educativa y Actualización de Profesores,
A. C. y consejero de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Ha colaborado en distintas publicaciones
nacionales e internacionales que incluyen libros, ensayos y artículos en revistas y periódicos. Entre sus libros más destacados están La catástrofe
silenciosa (1992), Lecturas para maestros (2002), La libertad nunca se olvida (2004), México 2012: la reforma educativa (2012) y Poder para el
maestro, poder para la escuela: La reforma educativa 2013 (2016). En 2010 la Universidad Veracruzana y la Universidad Autónoma de Coahuila le
otorgaron el Doctorado Honoris Causa. Actualmente es responsable del área de Equidad para la Educación en el equipo de transición del presidente
electo de México Andrés Manuel López Obrador.

Contexto internacional

E
se año hubo una convergencia militar (1941), a los estudiantes politécnicos (1942), a los
de los astros. Los Beatles es- mineros (1950), (de nuevo) a los estudiantes del IPN
IBERO

taban en su apogeo, la píldora
anticonceptiva comenzaba a
comercializarse, los divorcios
se dispararon exponencial-
mente, el feminismo despega-
ba, las protestas estudiantiles
estallaban simultáneamente en muchos países (Estados
Unidos, Francia, Inglaterra, Alemania, Italia, Japón,
Checoeslovaquia, Uruguay), la red de la televisión se
globalizaba, la Guerra de Vietnam horrorizaba a la
humanidad y, por todas partes, se difundía un aire de
libertad y un anhelo esperanzador de cambio hacia
un mundo nuevo.
Contexto nacional
México padecía un régimen autoritario –no totalita-
rio– sustentado en un Estado corporativo que repri-
mía sistemáticamente toda expresión social o política
4 independiente. Se reprimió a los obreros de la industria
(1956), a los ferrocarrileros (1959), a los maestros (1960),
a los campesinos (1962), a los estudiantes nicolaítas en
dos ocasiones (1963 y 1966), a la Universidad de Chi-
huahua (1965), a los estudiantes de Durango (1966) y a la
Universidad de Sonora (1966). México no tenía libertad.
No había medios de comunicación independientes y,
en cambio, había censura en el cine, en el teatro, en la
literatura; no existía rastro alguno de sociedad civil.
Estallido del conflicto
El conflicto estalló en la ciudad de México con un en-
frentamiento callejero entre estudiantes de dos prepa-
ratorias del centro de la ciudad, a un costado de la Pla-
za de la Ciudadela, que dio lugar a una intervención
excesivamente violenta de agentes pertenecientes al
cuerpo de granaderos. Ante estos excesos, los estu-
diantes politécnicos decidieron protestar y una ma-
nifestación pacífica que se dirigía hacia el Zócalo fue
salvajemente reprimida por los granaderos. La repre-
 La represión. Fotografía tomada del libro La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska.

sión produjo, al menos, dos personas muertas, decenas

de heridos y centenas de personas presas. La ciudad se
convulsionó ante estos hechos. Las manifestaciones estudiantiles
de asistencia masiva conmovieron
Inesperadamente, el ejército interviene al país y la acción de los jóvenes,
La noche del 29 de julio, de manera sorpresiva, inau- organizados en brigadas, retumbó
dita, tropas del ejército mexicano ocuparon varios por todos los rumbos de la
recintos de la preparatoria de la UNAM y uno del ciudad. El pueblo, de manera
IPN, acción que desencadenó una ola enorme de sorprendente, reaccionó al llamado
descontento entre estudiantes y maestros. El gobier- de los estudiantes y comenzó a
no de Gustavo Díaz Ordaz, para justificar este ata- incorporarse a la lucha.
que absurdo, dijo que México enfrentaba una con-
jura comunista. Ante este brutal atropello, el rector
de la Universidad, Javier Barros Sierra, organizó va-
rios actos de protesta, el mayor de los cuales fue la unos 50 alumnos de unas 20 escuelas de la UNAM
manifestación del primero de agosto que discurrió y del IPN. Más tarde se adhirieron más incluyendo
por el sur de la ciudad. a la Escuela de Agricultura (Chapingo), la Universi-
dad Iberoamericana, El Colegio de México, la Uni-
Los estudiantes toman la iniciativa versidad del Valle de México, y varias universida-
El 2 de agosto se creó el órgano que dirigió el movi- des estatales. En esa primera reunión se aprobó el
miento, el Consejo Nacional de Huelga (CNH), con pliego petitorio y se lanzó un manifiesto al pueblo
5
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |
de México. Al día siguiente se acordó dar a las
autoridades un plazo de 72 horas para resolver
las demandas bajo la condición de que se reali-
zara un diálogo público. Las autoridades no ce-
dieron y el movimiento continuó: el CNH realizó
manifestaciones sucesivas, con éxito creciente,
los días 5, 13 y 27 de agosto.
IBERO
Fiesta democrática
Del día primero al día 28 de agosto, la ciudad
de México, que era una urbe apolítica, conser-
vadora, sujeta al dominio absoluto del régimen
autoritario, vivió una auténtica fiesta democrá-
tica. Las manifestaciones estudiantiles de asis-
tencia masiva conmovieron al país y la acción
de los jóvenes, organizados en brigadas, retum-
bó por todos los rumbos de la ciudad. El pueblo,
de manera sorprendente, reaccionó al llamado
de los estudiantes y comenzó a incorporarse a
la lucha. Por todas partes (en colonias, oficinas
públicas, hospitales, pueblos conurbados, sindi-
catos obreros, etcétera) surgieron comités de ac-
ción de apoyo al movimiento. El apogeo de esta
convulsión social fue la marcha y mitin de antor-
chas del día 27 de agosto en donde participaron
6 no menos de 200 mil personas.
La represión. Fotografía tomada del libro La noche de Tlatelolco.
Reaparece el ejército
El triunfo estudiantil suscitó una respuesta des-
mesurada. Esa noche tanques del ejército desalo-
jaron una pequeña guardia estudiantil que había
permanecido en el Zócalo y ocurrió algo más: la
mañana del día 28 el gobierno convocó a reali-
zar un mitin en el mismo Zócalo con el pretexto
de desagraviar a la bandera nacional (supuesta-
mente mancillada por los estudiantes). El PRI
llamó a la concentración a todas sus fuerzas,
pero cuando los contingentes oficialistas (princi-
palmente de burócratas) marchaban hacia el Zó-
calo comenzaron a corear: “¡Somos borregos, nos
llevan a la fuerza!, ¡somos borregos, nos llevan a
la fuerza!”. La reunión, a la postre, se convirtió,
tácitamente, en otro acto de protesta contra el
gobierno. Y, de nuevo, aparecieron los tanques,
pero esta vez, paradójicamente, reprimieron a las
masas reunidas por el oficialismo.
La escalada represiva
Ese día el régimen autoritario sufrió la más gran-
de humillación de su historia y, sin duda, eso de-
terminó que se iniciara una escalada represiva
para acabar con el movimiento, además de que
la élite en el poder observaba con horror la cerca-

La solidaridad ciudadana. Fotografía tomada del libro La noche de Tlatelolco.
nía de los Juegos Olímpicos (12 de octubre). La ima-
gen y el prestigio internacional del régimen de la
Revolución Mexicana estaba en juego. En el infor-
me del primero de septiembre, el presidente Gus-
tavo Díaz Ordaz, furioso, lanzó un terrible anatema
contra los estudiantes y los amenazó abiertamente
con recurrir, de ser necesario, a medidas extremas.
Las palabras del presidente fueron seguidas con la
persecución de las brigadas y otras intervenciones
policiacas y militares. Unos días después, el CNH
contratacó: convocó a realizar una manifestación
silenciosa el 13 de septiembre.
El ejército ocupa Ciudad Universitaria
La manifestación silenciosa fue una cachetada
con guante blanco contra Díaz Ordaz y su gabine-
te. Pero la represión se acentuó. La noche del día
18, en una acción torpe y brutal, la tropa ocupó la
Ciudad Universitaria. El CNH se replegó y pasó a
la clandestinidad. Fue el momento de los provo-
cadores. Agentes encubiertos de la Secretaría de
la Defensa Nacional (SDN) y de Gobernación, in-
filtrados entre los estudiantes, lanzaron una cam-
paña para inducir actos de violencia entre las filas
estudiantiles a fin de desprestigiar al movimiento.
Raúl Álvarez Garín, Gilberto Guevara Niebla y Eduardo Valle, en Lecumberri.
Fotografía tomada del libro La noche de Tlatelolco.
Ese día el régimen autoritario sufrió la
más grande humillación de su historia y,
sin duda, eso determinó que se iniciara
una escalada represiva para acabar con el
movimiento, además de que la élite en el
poder observaba con horror la cercanía de
los Juegos Olímpicos (12 de octubre).
Hubo varias balaceras en recintos del IPN y, final-
mente, las autoridades dieron el golpe final la tarde
del 2 de octubre en la Plaza de Tlatelolco.
La masacre de Tlatelolco
El movimiento estudiantil, no obstante. la adver-
sidad reinante, no cedió. El mitin del 2 de octubre
fue convocado por el CNH con la intención política
de iniciar una serie de acciones políticas pacíficas,
de resistencia, como la huelga de hambre que los
presos políticos lanzarían días más tarde. Se quería
seguir luchando, pero el sino del movimiento había
sido ya decidido por los gobernantes. Al mitin asis-
tieron entre 5 mil y 10 mil personas. Se trataba de es-
tudiantes, obreros, vecinos, ancianos, niños, hom-
bres y mujeres que, en tanto ciudadanos, tomaban
parte en el acto. A las 6 horas de la tarde, sin am-
bages, miles de soldados y agentes de la Dirección
Federal de Seguridad y de otras policías comenza-
ron a disparar contra la multitud. Fue una matanza
sangrienta, bárbara, inmisericorde en la que perdie-
ron la vida aproximadamente –yo estimo– cerca de
200 personas. Tras ese crimen infame el movimien-
to comenzó a declinar y las huelgas estudiantiles se
levantaron hacia el final de noviembre. 7
 La represión del Estado
mexicano contra los
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

estudiantes del 68
MARÍA LUISA ASPE ARMELLA
Diplomada en Arte en Sotheby, Londres, Inglaterra. Es licenciada, maestra y doctora en Historia por la Universidad
Iberoamericana Ciudad de México. Especialista en historia contemporánea y del catolicismo mexicano
(particularmente, de la acción social y política de los laicos). Pertenece al consejo directivo del Instituto Mexicano
de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC), del que ha sido presidenta. Uno de sus libros más importantes es La
formación social y política de los católicos mexicanos: La Acción Católica Mexicana y la Unión Nacional de
Estudiantes Católicos, 1929-1958. Actualmente, es directora del Departamento de Historia de la Ibero.

Nuestra conmemoración del 68

C
onmemorar el medio siglo del
68 es una obligación a la que
todos los mexicanos estamos
llamados. Es así porque los su-
cesos de 1968, y, especialmente,
el suceso del 2 de octubre, forja-
ron nuestra presente identidad.
Las conmemoraciones tienen
un efecto interesante: ante todo, devuelven la frescura
a los acontecimientos del pasado, o, por mejor decir,
IBERO
todos los detalles de la represión del Estado. La tarea de
actualizar y de refrescar el 68, en relación con el tema
de la represión, encontrará mejor puerto entre aquellos
que lo han estudiado con mucha mayor dedicación.
En este escrito, entonces, me limitaré a ejecutar una
operación diferente. No voy a darle frescura al 68, sino
que intentaré manifestar el sentido de ese medio siglo
que se interpone entre nuestro presente y los sucesos
a conmemorar.
No han transcurrido cincuenta años en balde. Durante

nos ofrecen a nosotros esa frescura que nos hace sentir
cercanos a aquellos acontecimientos. Sucintamente, las
conmemoraciones confieren proximidad, familiaridad,
o incluso actualidad, al pasado. Este 2018 estamos más
cerca que nunca de 1968.
En el marco de estas conmemoraciones del medio
siglo que ha transcurrido desde la disidencia estudiantil,
son incontables las reflexiones que giran en derredor
de un tema todavía difícil: la actuación represiva del
Estado. Es este rasgo vertiginoso del gobierno el que se
yergue como materia de disquisiciones, interrogantes
y proposiciones entre los especialistas, en el seno de
la conmemoración. Así, varias series de conferencias,
exhibiciones plásticas, escritos poéticos y científicos, y
de tantas otras maneras de recordar, no hacen sino dar
ímpetu a la vigencia que, entre los mexicanos, tiene el 68.
Mi presente escrito que busca, sobre todo, ser breve,
8 también prefiere dejar en manos de agudos pensadores
estas cinco décadas, nos hemos formado de múltiples
maneras un significado del movimiento del 68 al grito
de “¡El 2 de octubre no se olvida!”. Así que, más que
dar frescura, quiero propiciar la conciencia de que en
estos cincuenta años hemos generado ideas que hoy
componen la imagen que tenemos del 68. Aquí, pues,
conmemorar significa apreciar el correr del tiempo, y
notar cómo el trayecto por el que ha transitado nos ha
traído a nuestro presente.
Soledad Loaeza explica que la
Constitución de 1917, en la que
con orgullo se basaba el “Estado
revolucionario”, facilitaba y
normalizaba un autoritarismo
implacable.
 La represión. Fotografía tomada del libro Toda la furia, de Horacio Espinosa Altamirano.
La represión del 68 a lo largo del tiempo
Conviene que asumamos ordenadamente la cronología.
Así como el 68 dio nacimiento a consecuencias, tam-
bién compuso sus antecedentes. Se puede aventurar una
paráfrasis de Borges: un gran acontecimiento crea sus
precursores; los crea y los justifica. José Revueltas –quien
encabezó muchas protestas– sabía bien esto. Lo pronunció
abiertamente en su momento: “el movimiento del 68 no
es un proceso aislado históricamente, sino que tiene sus
raíces en la falta de independencia de la clase obrera y en
la represión del 58”1, la de los ferrocarrileros.
No es descabellado ni intrépido afirmar que las pro-
testas de los estudiantes dieron visibilidad a un hecho
tácito, implícito y, por eso, casi ubicuo. Esto es, a la facultad
incuestionable de reprimir que el Estado asumía. Soledad
Loaeza explica que la Constitución de 1917, en la que con
orgullo se basaba el “Estado revolucionario”, facilitaba y
normalizaba un autoritarismo implacable. Digamos que
la estructura corporativa y la convicción paternalista
legalizadas en la Constitución daban pie a que el Estado
considerara como su deber la represión2. Era, según aquel
ideario político, lo natural. Por eso, Sergio Aguayo nos
recuerda algo verdaderamente calamitoso: que, en ese
entonces, las autoridades, y especialmente los militares
estaban “acostumbrados a inspirar pavor”3.
Sin embargo, el espíritu de los tiempos –la década
rebelde de 1960–, las decisiones deplorables de la Guerra
Fría, y la flagrante valentía que inspiraban los mode-
los socialistas hacían que los jóvenes prorrumpieran
en muestras de indignación. Ilán Semo describe el 68
como “el resultado del enfrentamiento entre un gobierno
secuestrado por la incapacidad de tolerar expresiones
elementales de pluralismo político y un movimiento
social convencido de que la ruptura radical con el pa-
sado se hallaba a la mano”4. Se formaron dos proyectos
antagónicos que, más allá de su definición formal, eran
realmente incompatibles y mutuamente corrosivos.
Las severas embestidas entre granaderos y estudiantes
a partir de agosto del 68, los encarcelamientos y la infa-
me masacre no pudieron sino volver intolerable aquella
facultad “ingénita” del Estado. Y, aun así, el Estado se
empecinó en actuar “como siempre”. Cuando alguien
lee los discursos rendidos por Gustavo Díaz Ordaz no
puede impedir sobrecogerse ante la naturalidad con la
que califica a los estudiantes como amenazas al statu
quo. La víctima, como creyó el Estado por algún tiempo,
fue él y no los estudiantes.
El poder del Estado tuvo que irremediablemente mo-
dificarse después del 68. Pero, tan increíble como pueda
parecer, el Estado difundió una noción tan sinuosa de
9
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

El represor, Gustavo Díaz Ordaz, con la teatral "mano tendida".

Cuando alguien lee los discursos rendidos por Gustavo Díaz Ordaz no
puede impedir sobrecogerse ante la naturalidad con la que califica a los
estudiantes como amenazas al statu quo. La víctima, como creyó el Estado
por algún tiempo, fue él y no los estudiantes.
IBERO

10 La represión. Fotografía tomada del libro Toda la furia, de Horacio Espinosa Altamirano.
 Reportajes, pesquisas con
documentaciones internacionales
y reconstrucciones de la matanza
fueron sólo preludio a los
esfuerzos por concientizar. La
represión del Estado fue, entonces,
materia de una búsqueda
insaciable por la verdad. Quizás el
concepto de la “verdad histórica”,
siempre unido a la lucha por la
justicia, nace con esta teorización.
los acontecimientos del 68 que corrían el riesgo de ser
arrastrados al olvido. Hay que recordar que los medios de
comunicación o bien estaban controlados por el Estado
o bien se autocensuraban. Recordemos que los espacios
periodísticos críticos del Estado no aparecieron sino a
mediados de la década de 1970, o sea, casi una década
después del 685.
Unas palabras de José Revueltas, leídas en retrospectiva,
se elevan a presagio: “Yo creo que la experiencia de 1968 es
altamente positiva y que va a acarrear enormes beneficios,
a condición de que sepamos teorizar el fenómeno”6. Sin la
debida teorización, quién sabe el significado que le habría
deparado al 68 en el porvenir. Llegó tarde –pero llegó– la
condición de Revueltas: en 1971 se publican las primeras
“teorizaciones” del 68: La noche de Tlatelolco, de Elena
Poniatowska, y Los días y los años, de Luis González de
Alba. Ambas obras infundieron un profundo sentimiento
de indignación entre los mexicanos. Su género literario, el
testimonio, instauró una manera curiosa de entender la
represión del Estado: la de la injusticia social.
A partir de estas obras, indudablemente paradigmáticas,
emergieron denuncias expresadas de múltiples maneras.
Reportajes, pesquisas con documentaciones internacionales
y reconstrucciones de la matanza fueron sólo preludio a
los esfuerzos por concientizar. La represión del Estado fue,
entonces, materia de una búsqueda insaciable por la verdad.
Quizás el concepto de la “verdad histórica”, siempre unido
a la lucha por la justicia, nace con esta teorización. Por
eso, en el 30 aniversario del 68 irrumpieron las polémicas
por la acusación que González de Alba puso contra Elena
Poniatowska, consistente en la tergiversación que –según
dijo– La noche de Tlatelolco hizo del 2 de octubre. Hasta
los pioneros ya luchaban entre sí para depurar la verdad.
La represión. Fotografía tomada del libro Toda la furia,
de Horacio Espinosa Altamirano.
En suma, la represión del Estado pasó de ser el concepto
de una función incuestionable del gobierno al concepto
de una posibilidad de recuperar la justicia histórica. Y, sin
duda, aquello que postulemos en este decalustro formará
un nuevo sentido a los sucesos del 68.
1 José Revueltas, México 68: Juventud y revolu-
ción, México, Era, 2016 (1978), p. 21.
2 Cfr. Soledad Loaeza, “México, 1968: los oríge-
nes de la transición”, en Ilán Semo (coordinador),
La transición interrumpida: México 1968-1988,
México, Universidad Iberoamericana, 1993,
pp. 27-29.
3 Sergio Aguayo, De Tlatelolco a Ayotzinapa:
Las violencias del Estado, México, Ediciones
Proceso, 2015, p. 24.
4 Ilán Semo, “Democracia de élites versus de-
mocracia societal: los paradigmas de la pretran-
sición mexicana”, en Ilán Semo (coordinador),
op. cit., p. 203.
5 Cfr. María Magdalena Pérez Alfaro, “Prensa
y gobierno ante la movilización de la juven-
tud estudiantil de 1968 en México”, en Silvia
González Marín y Ana María Sánchez Sáenz
(coordinadoras), 154 años de movimientos estu-
diantiles en Iberoamérica, México, UNAM, 2011.
6 op. cit., p. 21.
11
 Elena Poniatowska
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | ENTREVISTA |
y La noche de Tlatelolco
JUAN DOMINGO ARGÜELLES. Director editorial de IBERO.
L
a noche de Tlatelolco, el clásico
de Elena Poniatowska (1932), se
imprimió en 1970 y se publicó
en 1971, poco después de que
se cumplieran dos años de la
represión al movimiento estu-
diantil de 1968. El mismo año
de su publicación se reimpri-
mió de inmediato, y, ha tenido,
sólo en México, más de sesenta ediciones, además de
que se ha traducido a varios idiomas. En un artículo, la
autora recuerda: “En 1970, cuando se imprimió La no-
che de Tlatelolco, Era recibió una amenaza. Una bomba
estallaría en la imprenta. Don Tomás Espresate, padre
de Neus, respondió que él había estado en la guerra civil
española y que él, por lo tanto, conocía bien las bombas”.
En 2012 apareció una edición especial con más de
cien fotografías y un prólogo en el que la autora relata
la génesis de su libro y las motivaciones que la llevaron
a emprenderlo. Entre todos los libros que se han escrito
sobre ese terrible episodio de la historia de México del
IBERO
que ahora se cumple medio siglo, el de Poniatowska es
el más leído y constituye la referencia indispensable
para entender qué fue lo que ocurrió entre el lunes 22
de julio y el miércoles 2 de octubre de 1968, cuando
México cambió para siempre.
Para Carlos Monsiváis, “La noche de Tlatelolco es
un collage de voces sobre el movimiento estudiantil y
la matanza del 2 de octubre, testimonio (hecho político)
que anula cualquier voluntad de olvido y recupera
–con sus propias palabras– las hazañas y la frustración
colectivas”. Añade que “lo ‘sentimental’ de La noche de
Tlatelolco es exigencia del material mismo: al movimiento
estudiantil lo dotaron de vigor y sentido épico el espíritu
de resistencia cívica, las adhesiones voluntariosas, las
certidumbres instintivas de la democracia enfrentadas,
desde la inermidad, al aparato represivo”.
En 1973, Octavio Paz escribió el prólogo para la edi-
12
ción en inglés que publicó, en Nueva York, The Viking
Press. En esas páginas, Paz advierte: “El movimiento
estudiantil de 1968 y la represión gubernamental que
brutalmente lo quebró fueron sucesos que conmovieron
a los mexicanos. Se inició entonces una crisis política,
social y moral que todavía no ha sido resuelta. El libro
de Elena Poniatowska, La noche de Tlatelolco, no es
una interpretación de esos acontecimientos. Es algo
mejor que una teoría o una hipótesis: un extraordinario
reportaje o, como ella dice, un collage de ‘testimonios
de historia oral’. Crónica histórica pero antes de que la
historia se enfríe y las palabras se vuelvan documento
escrito”. Añade Paz que, en este libro, la autora “pone al
servicio de la historia su admirable capacidad para oír
y reproducir el habla de los otros”, y concluye que La
noche de Tlatelolco es “crónica histórica y, asimismo,
obra de imaginación verbal”.
En el prólogo de la edición especial de su libro, en
2012, Elena Poniatowska escribe: “1968 marcó a los
estudiantes de México y a sus padres y a la sociedad
más cercana a la juventud. [...] A partir del 22 de julio
de 1968, el movimiento se levantó hasta convertirse
en una ola alta y poderosa que los mexicanos miraban
expectantes. Cada manifestación se hacía más nu-
merosa: los padres de familia, los amigos, los vecinos
acompañaban a los muchachos, el Paseo de la Reforma
se cubría de simpatizantes felices y emocionados que
se preguntaban ‘hasta dónde vamos a llegar’. ‘¡Únete,
pueblo!’: los que permanecían de pie en la acera se
unían a algún contingente y se echaban a andar. Una
viejita que aplaudía exclamó: ‘Quiero dejarles un México
Octavio Paz escribió que Elena
Poniatowska “pone al servicio de la
historia su admirable capacidad para
oír y reproducir el habla de los otros”,
y concluye que La noche de Tlatelolco
es “crónica histórica y, asimismo,
obra de imaginación verbal”.
 Para Carlos Monsiváis, “La noche de Tlatelolco es un collage de voces sobre el
movimiento estudiantil y la matanza del 2 de octubre, testimonio (hecho político) que
anula cualquier voluntad de olvido y recupera —con sus propias palabras— las hazañas
y la frustración colectivas”.
Elena Poniatowska, reportera, haciendo fila para entrar a Lecumberri.
mejor a mis nietos’. El ceño de los políticos se fruncía,
sus puestos peligraban, jamás previeron algo semejante.
‘¡Únete, pueblo agachón!’ ‘¡Sal al balcón, hocicón!’ ‘¡Viva
México!’ ‘¡Viva la Universidad!’ [...] ‘¡Viva el Movimiento
Estudiantil!’ Ya no había agachados. El 2 de octubre
la ola reventó, revolcó a muchos y la resaca se llevó a
demasiados jóvenes”.
“Hocicón” llamaban los jóvenes al presidente Gustavo
Díaz Ordaz, el represor: “hocicón” por lo que hablaba y
“hocicón” hasta cuando callaba. Al defecto moral unía
el defecto físico. Y así lo vio Jaime Sabines al trazar su
retrato en el inolvidable poema “Tlatelolco 68”: “Nadie
sabe el número exacto de los muertos,/ ni siquiera los
asesinos,/ ni siquiera el criminal./ (Ciertamente, ya llegó
a la historia/ este hombre pequeño por todas partes,/
incapaz de todo, menos del rencor.)”.
Elena Poniatowska, periodista y escritora, hizo de
la crónica, a partir de los “testimonios de historia oral”,
un coro en el que participan todos sin distingo: estu-
diantes, madres y padres de los estudiantes, profesores,
vendedores, soldados, periodistas, escritores, artistas,
filósofos, científicos, voces anónimas y la propia mul-
titud. José Alvarado, el siempre íntegro Pepe Alvarado,
escribiría el mismo día de la inauguración de los Juegos
Olímpicos en México, diez días después de la matanza
de estudiantes del 2 de octubre: “Había belleza y luz en
las almas de los muchachos muertos. Querían hacer de
México morada de justicia y verdad: la libertad, el pan
y el alfabeto para los oprimidos y olvidados. Un país libre
de la miseria y del engaño”.
La represión al movimiento estudiantil de 1968, con
la matanza del 2 de octubre en Tlatelolco, fue obra de
Gustavo Díaz Ordaz (“ese hombre pequeño por todas
partes”), presidente de México emanado de las filas del
Partido Revolucionario Institucional (PRI). Han pasado
ya cincuenta años de esa injusticia que quedó en la im-
punidad, y ningún dirigente del PRI, ni mucho menos un
gobernante surgido de ese partido, pidió jamás perdón
por esa barbarie o mostró siquiera sincero arrepentimien-
to. Antes, al contrario, los gobiernos priistas siempre se
erigieron, sobre los muertos, encarcelados y torturados,
como “salvadores de la democracia” y “defensores de la
integridad del país”. En medio siglo, nunca han reconocido
el crimen hi han reivindicado a las víctimas. De esto, y del
casi medio siglo de La noche de Tlatelolco, conversamos
con Elena Poniatowska.
Querida Elena: Se cumple medio siglo del movimiento
estudiantil del 68. Medio siglo es mucho tiempo, pero
también un parpadeo...
Trato de no pensar en el tiempo, porque ello me lle-
varía, irremediablemente, a pensar también en mi edad.
Ya tengo 86 años.
¿Cómo fue que el movimiento estudiantil del 68
pasó de las demandas propiamente estudiantiles a la
protesta por la reivindicación social, a la exigencia de
un cambio en el país?
En el momento mismo de los acontecimientos no es
posible darse cuenta de que algo puede llevar a un cambio
tan grande. Como sabemos, el movimiento estudiantil
del 68 empezó con un conflicto bastante confuso: el
pleito entre dos grupos pandilleriles que frecuentaban
la Ciudadela, uno que integraban los que se hacían
llamar “los ciudadelos” y otro que formaban quienes se
denominaban “los arañas”. Ese enfrentamiento se dio el
lunes 22 de julio en la Preparatoria Isaac Ochoterena.
Cuatro días después se hicieron dos manifestaciones en
la ciudad: una organizada por la Federación Nacional de
Estudiantes Técnicos (FNET), según esto para protestar
por actos represivos de la policía en la Vocacional 6, y 13

1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | ENTREVISTA |
La fuerza militar contra los estudiantes. Fotografía incluida en La noche de Tlatelolco.
otra organizada por la Central Nacional de Estudian-
tes Democráticos (CNED) para celebrar los quince
años del asalto al cuartel Moncada, en Cuba, por
Fidel Castro, el 26 de julio de 1953, fecha simbólica
de la Revolución Cubana. En algún momento, los
dirigentes de la FNET, ligados a grupos porriles, se
infiltraron en esta manifestación y convencieron a los
de la CNED a marchar al Zócalo, pero en las calles
de Madero fueron acorralados por los granaderos y
IBERO
la represión dejó un saldo de 500 heridos. Dos días
después estudiantes del Poli y de la UNAM se unen
para exigir la desaparición de la FNET, la “porra”
universitaria y el MURO (Movimiento Universitario
de Renovadora Orientación), organización radical de
derecha, la indemnización a los estudiantes heridos,
la excarcelación de los detenidos, la expulsión de los
alumnos miembros de esas agrupaciones, la desa-
parición del cuerpo de granaderos y la derogación
del artículo 145 del Código Penal, que tipificaba el
delito de “disolución social”. A partir de ese momento
las protestas cobraron la forma de un movimiento
estudiantil de gran envergadura al cual, además, se
unieron los padres de familia y un sector muy amplio
de la sociedad, y hubo una actitud muy crítica. Fue
muy impresionante ver cómo los padres de familia,
en apoyo a sus hijos, se unieron al movimiento, y
entre ellos mucha gente mayor que marchó con los
14 jóvenes, en protesta de la represión del gobierno y
Lamento muchísimo que, al
cumplirse medio siglo del
movimiento estudiantil, no esté con
nosotros Raúl Álvarez Garín, quien
murió en 2014, porque, como he
referido en múltiples ocasiones,
en su celda se reunían a hablar
todos los protagonistas, entonces
estudiantes, del 68.
al grito de “¡Prensa vendida!”, “¡prensa vendida”, por
la postura en favor del gobierno que tomaron los
periódicos. En el movimiento estudiantil del 68 no
había un discurso grandilocuente. Lo que había era un
impulso noble por mejorar el país. Yo no he conocido
a un hombre más bueno y más preocupado por los
demás que Raúl Álvarez Garín, que fue uno de los
dirigentes naturales de ese movimiento. Era, por su
propia índole, un líder. Él, por cierto, leyó La noche
de Tlatelolco antes de que se publicara.
De hecho, para hacer tu libro, visitaste a los estu-
diantes presos y conversaste con ellos en la cárcel...
Sí, fui a Lecumberri en varias ocasiones. Visitar a
los estudiantes en la cárcel preventiva fue una lección.
Lo digo en mi libro: “Al principio, Raúl Álvarez Garín
llamaba a sus compañeros: ‘Vengan a hablar con Elena’,
y nos acomodábamos en su celda. Unos permanecían
de pie, me ofrecían la litera: ‘Siéntate, siéntate tú’”.
Lamento muchísimo que, al cumplirse medio siglo
del movimiento estudiantil, no esté con nosotros Raúl
Álvarez Garín, quien murió en 2014, porque, como
he referido en múltiples ocasiones, en su celda se
reunían a hablar todos los protagonistas, entonces
estudiantes, del 68. También acompañé varias veces
a mi esposo Guillermo Haro, quien iba a visitar a dos
grandes amigos que tenía en la cárcel: Eli de Gortari
y José Revueltas. Haro fue gran amigo de Revueltas y,
cuando eran jóvenes, a petición de Narciso Bassols, los
dos repartieron la revista Combate en los pueblos más
perdidos. Guillermo me contaba que siempre acababan
en la cantina explicándole a la gente el contenido de la
revista, porque en esos pueblos muy pocos sabían leer.
¿Fue José Revueltas algo más que una inspiración
para los estudiantes en 1968?
Yo creo que los estudiantes actuaban espontánea-
mente. No era que José Revueltas los empujara a nada.
Lo que pasa es que cuando Revueltas hablaba, como
era un semidiós tan inspirado, tan encantador, movía a
cualquiera. Ya ves que él incluso les echaba discursos a
los perros. Es real la historia, según la refiere su amigo,
y testigo del hecho, el pintor Héctor Xavier Guerrero, de
que, subido en una banca, en el Parque Hundido, rodeado
de perros que se acercaron porque él compartió con ellos
los trozos de pan de una torta, Revueltas pronunció un
discurso que Enrique González Rojo Arthur recrea en
un poema (“Discurso de José Revueltas a los perros del
Parque Hundido”) que empieza así: “Compañeros canes:/
Aprovecho esta concentración/ para tomar por asalto la
palabra/ y decirles mi desdén, mi resistencia, mi furia/
por la vida de perros/ a que se les ha sometido/ y que
ustedes aceptan/ sumisamente...”. Cuando él hablaba
todos los estudiantes lo escuchaban con fervor, y luego
lo abrazaban, lo querían realmente, además de admirarlo,
y en la cárcel esa admiración era mayor. Martín Dosal,
que era un tipazo, y que fue su compañero de celda, me
contó que, cuando llegó Revueltas, todos lo recibieron
con un aplauso. Y Martín le dijo: “Maestro, ¿dónde va
usted a dormir, quiere usted compartir mi celda? Lo voy
a poner muy cómodo”, y lo ayudó a acomodar sus cosas.
Así era el fervor que inspiraba José Revueltas.
En el prólogo de tu libro escribes: “Los jóvenes no
tenían más armas que su juventud. (Revueltas siempre
fue joven.) Sólo a balazos aniquiló Díaz Ordaz las peti-
ciones que no podía atender. ¡Cómo habrán herido las
consignas del CNH al gobierno, que les respondió con
ráfagas de plomo! Castigaron a los muchachos, pero
¿quién castigó a Díaz Ordaz?” Han pasado cincuenta
años y no se hizo justicia, Elena, todo quedó en la impu-
nidad, independientemente del arresto domiciliario de
Luis Echeverría, el secretario de Gobernación en 1968.
Sí, a Díaz Ordaz nunca se le castigó. Sólo los estudian-
tes estuvieron en la cárcel varios años. Y no cometieron
ningún crimen. Además de Raúl Álvarez Garín, Gilberto
Guevara Niebla, Salvador Martínez della Rocca El Pino,
Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Eduardo Valle, Pa-
blo Gómez, Florencio López Osuna, Félix Hernández
Gamundi, Luis González de Alba, Roberta Avendaño
Martínez La Tita y Ana Ignacia Rodríguez La Nacha,
entre otros muchos, estuvieron en prisión gente como
Heberto Castillo, y Armando Castillejos, alguien a quien
Yo creo que los estudiantes actuaban espontáneamente. No era que José Revueltas los
empujara a nada. Lo que pasa es que cuando Revueltas hablaba, como era un semidiós tan
inspirado, tan encantador, movía a cualquiera.
se olvida mucho, pero que estuvo también en la misma
crujía redonda que se llamaba el Polígono, y también otro
a quien no se le ha hecho justicia, el creador del periódico
Problemas Agrícolas e Industriales y de la revista Política,
un tipazo: Manuel Marcué Pardiñas, quien además era
doblemente valioso porque todos sabíamos que a él le
daban ataques de epilepsia y en la cárcel nunca había
posibilidad de que fuera a la enfermería.
¿Cómo fue la participación de las mujeres en el mo-
vimiento?
Muy importante. Además de La Tita y de La Nacha,
estuvieron también Amada Velasco y Adelita Salazar de
Castillejos, abogada, mujer de Armando Castillejos. Yo
recuerdo que, a ellas, antes de irlas a ver, les mandaba a
avisar con alguien y siempre era una alegría: Me espe-
raban asomadas a la ventana de la Cárcel de Mujeres de
Santa Martha Acatitla. Desde allá veían mi Volkswagen
verde, y todas gritaban: “¡Elenita!”, y cuando ya entraba
me contaban todo lo que les sucedía, pero yo sí sentía
que su situación era mejor que la de los hombres en
Lecumberri. Recuerdo que había un salón de belleza en
la cárcel y que Adelita todos los días iba a peinarse al
salón; tenía ese ánimo.
Eso en cuanto a las mujeres que participaron muy
destacadamente al frente del movimiento y que fue-
ron integrantes del Consejo Nacional de Huelga, pero
entiendo que también hubo muchas mujeres en los
contingentes, en el apoyo.
Sí, muchísimas. Recuerdo a María Alicia Martínez
Medrano, Mercedes Olivera, Margarita Nolasco, Fernan-
da Campa La Chata, mujer de Raúl Álvarez Garín. Otra
que fue muy importante, y que tenía un gran sentido
del humor, además de una gran capacidad crítica, fue
la actriz Margarita Isabel.
¿Es cierto que Sócrates Campos Lemus tuvo un trato
privilegiado o diferente en relación con los demás?
De esto no sé mucho. Tanto Neus Espresate, mi editora
en Era, como yo, llegamos a pensar que su testimonio
apareciera también en el libro, pero no hubo posibilidad,
justamente porque Sócrates Campos Lemus estaba en una
celda aparte y en otra crujía, no estaba con los demás. Yo
no podría decir si él actuó contra el movimiento. Nunca
hablé con él. No es algo que yo conozca.
15
 Javier Barros Sierra, entonces Rector de la UNAM,
se ganó el respeto de los estudiantes....
Los estudiantes lo adoraban. Era su héroe. El hecho
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | ENTREVISTA |
de que haya izado la bandera nacional a media asta y que
marchara con ellos, y los defendiera frente a Díaz Ordaz,
luego del bazucazo del ejército a la Escuela Nacional
Preparatoria de San Ildefonso, fue algo importantísi-
mo para el movimiento. Javier Barros Sierra, nieto de
Justo Sierra, tuvo un lugar absolutamente especial en la
mente y en el corazón de los estudiantes y, en general,
de los jóvenes de aquellos años. Defendió no sólo la
autonomía universitaria, sino también las libertades
de pensamiento, de reunión y de expresión. Lamenta-
blemente, en cincuenta años, muchas cosas ya se han
olvidado. Debemos tomar en cuenta que, después de
medio siglo, los muchachos de ahora son los nietos de
los que participaron en el movimiento estudiantil, y lo
que para nosotros fue presente, para ellos es historia.
¿Y cuál es la diferencia entre los jóvenes de 1968
y los de ahora? ¿Existe alguna relación, por ejemplo,
entre la rebeldía de esos muchachos del 68 y la de
los jóvenes de Más de 131 de la Ibero que luego se
transformó en el movimiento Yo Soy 132?
Por principio, no veo ninguna diferencia, porque los
jóvenes son siempre los mismos. Los que cambian son
los acontecimientos. El movimiento de los estudiantes
del 68 surgió a raíz de la represión en un país de pocas
libertades, y las protestas de los muchachos de Más
de 131 de la Ibero surgieron porque tanto el gobierno
como los medios afectos al gobierno los acusaron de
no ser estudiantes cuando se manifestaron contra
Peña Nieto, los acusaron de estar mintiendo. No sólo
IBERO
fue simbólico que enseñaran todos ellos su credencial
para probar que eran estudiantes de Ibero; fue un acto
valiente el decir que ejercían su derecho de protesta
ante las cosas con las que no estaban de acuerdo.
¿Son los jóvenes los que cambian el destino de un país?
A veces. No siempre. El cambio puede hacerlo también
un gran presidente. Yo creo que Franklin Delano Roosevelt
hizo mucho por cambiar el destino de Estados Unidos, del
mismo modo que lo hizo Lázaro Cárdenas en México con
la expropiación de las compañías petroleras extranjeras
y con una política popular.
1968 fue un año decisivo y doloroso para México,
pero también fue muy importante y doloroso para ti en
lo personal. Murió tu hermano Jan, a quien dedicas La
noche de Tlatelolco.
Sí, fue algo terrible. Mi hermano murió en un accidente
16 automovilístico en diciembre de 1968, es decir tres meses
Portada de la primera edición de La noche de Tlatelolco.
después del 2 de octubre. Un camión carguero embistió el
coche de mi hermano, quien era un muchacho de 21 años.
Quedó desfigurado. Cuando nos entregaron su cuerpo,
ni a mi madre ni a mí nos dejaron verlo; únicamente lo
vieron mi papá y Guillermo Haro. La mitad de su rostro,
nos dijeron, quedó totalmente destrozado. La muerte de
Jan me destrozó a mí también y fue un tremendo dolor
para toda mi familia, y, en mi caso, incidió doblemente
con lo que les había sucedido a los estudiantes asesinados
el 2 de octubre de 1968. Por ello le dediqué el libro, aun-
que en la primera edición se generó una confusión en la
dedicatoria porque hubo quienes interpretaron que Jan
(1947-1968) había sido una víctima más del 2 de octubre.
Con todos los protagonistas del movimiento estu-
diantil llevas y llevaste excelente amistad, pero muchos
años después Luis González de Alba se convirtió en tu
enemigo...
Sí, Luis González de Alba, integrante también del
CNH, fue tenaz en su odio hacia mí. Más de treinta años
después de que lo conocí en la cárcel empezó a atacar
mi libro y a atacarme a mí. Afirmó, por ejemplo, que yo
iba embarazada a la cárcel a entrevistarlos. Yo nunca fui
embarazada. Afirmó también que iba con Neus Espresate,
la directora de Era, cosa que jamás ocurrió. Fui varias
veces con Montserrat Gispert, a quienes todo llamába-
mos Betty Boop. Yo tenía tan poca experiencia, que me
decía: “Elena: tienes que entrar con un nombre diferente
porque si no van a sospechar”. Me decía, por ejemplo:
“Hoy te vas a llamar así”. Y yo me repetía el nombre y,
de repente, se me olvidaba, y estábamos en distintos
lugares de la fila, ella por ejemplo diez lugares más ade-
lante, y yo le gritaba: “¡Oye, Betty!, ¿cómo dijiste que me
llamo?”. Y es que yo para espía no sirvo. Otra falla de Luis
González de Alba fue decir que yo saqué de Lecumberri
el manuscrito de su libro Los días y los años. No, yo no lo
saqué. Yo estaba tan feliz de que lo publicaran en Era que
incluso me di a la tarea de conseguir la fotografía para la
portada: la fotografía es de Pedro Meyer, en donde se ve a
un muchacho encima de un Volkswagen arengando a la
multitud, y que pensé que se parecía a él.
¿A qué atribuyes ese odio?
Primero se enojó porque dijo que en mi libro había
inexactitudes. Pero yo lo que hice fue recoger testimo-
nios, y lo hice por diversos medios. Incluso a través de los
abogados defensores de los estudiantes presos, que eran
Carlos Fernández del Real, Juan Manuel Gómez Gutiérrez
y Carmen Merino. Además de las conversaciones directas
con los estudiantes, Carmen, Carlos y Juan Manuel, que
también hablaban con ellos, me transmitían sus comen-
tarios. Incluso yo les mandaba las páginas para que las
leyeran, para evitar errores de nombres o de tiempos. En
Lecumberri, Luis me dijo: “Toma de mi manuscrito lo que
tú quieras para intercalarlo en tu testimonio”, y así lo hice.
Y durante más de 30 años él estuvo muy de acuerdo, has-
ta que comenzó a tener una actitud muy crítica hacia el
movimiento que desembocó en un odio irracional contra
mí. En los últimos años, y hasta en los días finales de su
vida, se dedicó a atacarme en sus artículos en el Milenio.
Yo creo que él perdió un poco la brújula y por eso me juzgó
con tanta dureza. Él estuvo en la cárcel, y vio en mí a una
periodista que no sufrió el 68 en carne propia, que iba los
domingos a Lecumberri a hacer entrevistas. Sin embargo,
la gente más valiosa del movimiento, Raúl Álvarez Garín,
Gilberto Guevara Niebla, Luis Tomás Cervantes Cabe-
za de Vaca, Salvador Martínez della Roca El Pino, Félix
Hernández Gamundi, La Tita, La Nacha, etcétera, todos
estuvieron y están conmigo, siguen conmigo, incluso los
que ya se fueron. La amistad continúa en el tiempo. A La
Nacha la veo poco; La Tita murió. Pero La Tita durante
mucho tiempo venía aquí a casa, como sigue viniendo
Gilberto Guevara Niebla, a quien quiero muchísimo. La
Tita era muy malhablada, pero siempre muy cariñosa. Me
saludaba así: “¿Cómo estás, cabrona?”
La segunda parte de tu libro inicia con el famoso “Me-
morial de Tlatelolco”, de Rosario Castellanos, uno de los
mejores en la obra de la autora y que inicia así: “La oscuridad
engendra la violencia/ y la violencia pide oscuridad/ para
cuajar el crimen./ Por eso el 2 de octubre aguardó hasta
la noche/ para que nadie viera la mano que empuñaba/
el arma, sino sólo su efecto de relámpago”. Entiendo que
este poema lo escribió Rosario Castellanos especialmente
para La noche de Tlatelolco.
Es muy difícil para mí emitir un
juicio sobre lo que yo hago. Si Carlos
Monsiváis estuviera vivo, me apoyaría
en lo que él dice, pero como no lo
está, esto se lo dejo a los lectores y
a los críticos. Lo único que sí digo es
que puedo contar conmigo misma, a
pesar de mi edad, porque sé que no
voy a fallar a menos que esté muy
enferma, pero en general soy una
gente muy cumplida.
Sí, yo que la amé tanto, y que amo tanto su poesía, se lo
pedí especialmente para el libro. Pensé que se iba a tardar
mucho en hacerlo; un mes por lo menos. Pero a los quince
días ya me estaba hablando para decirme: “Ven a recoger el
poema, ya está listo”. Rosario Castellanos es una de las voces
más entrañables y verdaderas de México. Su poema termina
diciendo: “Recuerdo, recordemos/ hasta que la justicia se
siente entre nosotros”.
Carlos Monsiváis escribió lo siguiente: “La noche de
Tlatelolco, ese ‘gran montaje coral’, de Elena Poniatowska,
es obra maestra del periodismo participatorio [que] registra
las múltiples voces de la hazaña de masas del movimiento
estudiantil de 1968 y los ecos, la rabia, el heroísmo y la
impotencia que sucedieron a la matanza del 2 de octubre”.
¿Cómo ves hoy tu libro?
Es muy difícil para mí emitir un juicio sobre lo que yo
hago. Si Carlos Monsiváis estuviera vivo, me apoyaría en lo
que él dice, pero como no lo está, esto se lo dejo a los lectores
y a los críticos. Lo único que sí digo es que puedo contar
conmigo misma, a pesar de mi edad, porque sé que no voy
a fallar a menos que esté muy enferma, pero en general soy
una gente muy cumplida.
¿Vislumbras que, luego de 50 años del movimiento
estudiantil del 68, y con un cambio de gobierno, haya
mayor justicia y menor impunidad en este país?
Yo espero que sí. Tú sabes que yo estoy con Andrés Manuel
López Obrador antes incluso de que fuera jefe de gobierno de
la ciudad de México. Lo acompañé, junto con otros amigos,
en el desafuero del 7 de abril de 2005. Así que tengo mucha
confianza en que, con él, haya un cambio importante para
el país. Por eso estoy con él. Yo trato de apoyar de alguna
manera, en la medida de mis capacidades, que a veces
pueden ser buenas y otras veces no tanto. 17
 El 68 y la actitud
ejemplar del rector
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

Javier Barros Sierra

CRISTINA BARROS
Licenciada en Lengua y Literatura Españolas y maestra en Letras por la UNAM. Escritora e investigadora. Es una de
las máximas especialistas de la cocina tradicional mexicana. Hija de Javier Barros Sierra y bisnieta de Justo Sierra
Méndez. Columnista en diversos diarios y revistas, es también autora, entre otras obras, de Los libros de la cocina
mexicana y Justo Sierra siempre joven. Es integrante de la campaña Sin Maíz no hay País y miembro de la Unión
de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS). Entre otros reconocimientos, ha recibido la Presea Miguel
Othón de Mendizábal, que otorga el Instituto Nacional de Antropología e Historia, por su contribución a la conservación, la protección y difusión del
patrimonio cultural de México.

E
scribir sobre el movimiento es-
tudiantil de 1968, a cincuenta
años de distancia, nos hace to-
mar conciencia de que la ma-
yoría de los posibles lectores
no vivieron esos días que tan
fuertemente sacudieron a Mé-
xico y cuyas repercusiones se
han prolongado hasta hoy. Es necesario ofrecer algunos
IBERO
El rector salió valientemente
en defensa de la autonomía
universitaria y, con un grupo
de funcionarios, maestros y
estudiantes izó la bandera a media
asta en la explanada del campus.
Dirigiéndose a los universitarios

antecedentes.
Si bien en México se había logrado una estabili-
dad e incluso avances económicos, subyacía, como
hasta la actualidad, una fuerte desigualdad social.
Además, los gobiernos que emergían del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) solían actuar con
mano dura frente a cualquier divergencia. Esto fue
particularmente en el caso de Gustavo Díaz Ordaz,
quien fue primero secretario de Gobernación (1958-
1966), y luego presidente (1966-1970), y también res-
pecto de su colaborador, Luis Echeverría Álvarez,
quien fue subsecretario de Gobernación y más tarde
secretario de esa misma dependencia. Por ejemplo,
en 1958 se reprimió al movimiento magisterial que
luchaba por una mejoría en sus condiciones labo-
rales y luego al movimiento ferrocarrilero que tenía
banderas similares. En ese mismo sexenio ocurrió el
asesinato del líder campesino Rubén Jaramillo y su
18 familia. Díaz Ordaz inició su período en la presiden-
afirmó: “Hoy es un día de luto para
la Universidad; la autonomía está
amenazada gravemente.”
cia reprimiendo a los médicos que pedían mejores
condiciones de trabajo.
En 1966 era rector de la Universidad Nacional Au-
tónoma de México (UNAM) el doctor Ignacio Chá-
vez. No es este el espacio para juzgar su gestión; sólo
menciono que tuvo que presentar su renuncia bajo la
violenta presión de grupos de estudiantes de Dere-
cho que consideraban que su gestión era autoritaria.
Entonces la Junta de Gobierno de la UNAM –entidad
que nombra al rector con base en la Ley Orgánica de
esa casa de estudios– eligió para ese cargo a Javier
Barros Sierra (de mayo de 1966 a mayo de 1970). Él
conocía a fondo a la UNAM, pues había sido consejero
 El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México encabeza la marcha en defensa de la autonomía universitaria.
alumno y luego maestro en la Preparatoria Nacional;
se graduó como ingeniero civil en la Escuela de Inge-
niería, después fue maestro ahí mismo, y finalmente,
director. Así, aunque había tenido un cargo en la admi-
nistración pública –secretario de Obras Públicas– era
un universitario cabal.
A Barros Sierra le tocó restablecer las condiciones
necesarias para echar a andar las reformas académicas
y administrativas que se había propuesto. La Univer-
sidad Nacional Autónoma de México había crecido de
manera importante y se requería una administración
acorde con ese crecimiento; era también necesario pla-
nificar a largo plazo. En lo académico se establecieron
los semestres, se modificó el método de calificaciones
y se propició de diversas maneras la relación entre las
carreras técnicas y las científicas con las de humani-
dades y las de ciencias sociales. Se fundaron nuevos
institutos y se fortaleció la formación del profesorado.
Otro aspecto fue el énfasis que se le dio a la cultura y a
la comunicación entre los universitarios.
Salvo algunos incidentes, entre mayo de 1966 y julio
de 1968 hubo buenas condiciones para consolidar este
proyecto, pero en julio un pleito entre jóvenes involu-
cró a una Vocacional del Instituto Politécnico Nacio-
nal. La policía reprimió a los estudiantes, se unieron los
preparatorianos y después intervino el ejército que –de
manera totalmente injustificable– destruyó la puerta
del Colegio de San Ildefonso, edificio de gran impor-
tancia simbólica para los universitarios.
El rector salió valientemente en defensa de la auto-
nomía universitaria y, con un grupo de funcionarios,
maestros y estudiantes izó la bandera a media asta en
la explanada del campus. Dirigiéndose a los universita-
rios afirmó: “Hoy es un día de luto para la Universidad;
la autonomía está amenazada gravemente.” Al día si-
guiente reforzaría su posición: “Defenderé la autono-
mía universitaria hasta lo último. Me he consagrado
exclusivamente al servicio de nuestra casa de estudios.
Permanezco al lado de los universitarios en su protesta
contra los ataques a nuestra autonomía y en sus mani-
festaciones pacíficas tendientes a la reivindicación de
su personalidad estudiantil ante el pueblo de México.”
Pero ¿por qué es importante la autonomía universita-
ria? Recordemos que la Universidad Nacional Autónoma
de México es una institución pública al servicio de todo el
país, y, para que pueda cumplir cabalmente con el desarro-
llo del conocimiento, requiere de la libertad de cátedra y de
la libre discusión de ideas. Así definió Javier Barros Sierra
la autonomía, el 31 de julio de 1968:
“La autonomía de la Universidad es, esencialmente,
la libertad de enseñar, investigar y difundir la cultura.
Estas funciones deben respetarse. Los problemas aca-
19
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

En la Ciudad Universitaria, el rector Barros Sierra defiende el "derecho de los jóvenes a disentir".

“Quienes renuncian a entender a la juventud de hoy y sus inquietudes, muy

fácilmente caen en la creencia de que los únicos tratamientos que a ella pueden
dársele son la represión o la corrupción, sea para neutralizarla o para utilizarla como
instrumento. Se les escapa que la única posibilidad eficaz y válida para no hablar de
IBERO

lo puramente moral, es educarla”.

Javier Barros Sierra.

démicos, administrativos y políticos internos deben
ser resueltos, exclusivamente, por los universitarios.
En ningún caso es admisible la intervención de agen-
tes exteriores y, por otra parte, el cabal ejercicio de la
autonomía requiere respeto a los recintos universita-
rios. La educación requiere de la libertad. La libertad
requiere de la educación.” (Palabras a los universita-
rios, página 30.)
Autonomía para educar y generar pensamiento,
conocimientos; aunque el Estado sea la entidad que
otorga el presupuesto. Aquí reside un aspecto delica-
do, pues en general los gobiernos mexicanos no han
entendido la importancia de la Universidad, no la han
20 hecho suya. En la larga entrevista que le hizo en 1970
Gastón García Cantú, quien fuera el director de Difu-
sión Cultural durante su rectorado, Javier Barros Sie-
rra afirmaba que el gobierno solía escatimar recursos
a las instituciones públicas de enseñanza superior
(como ocurre hasta hoy). Éste ha sido un mecanismo
de presión hacia los rectores. No entienden “que si
el Estado supiera recurrir a la Universidad en traba-
jos de investigación y de otra índole podría recuperar
varias veces el monto del subsidio que invierte en las
instituciones de educación bien dotadas de institutos
o de organismos para la investigación científica y tec-
nológica.” (Conversaciones, página 148.)
Conservar la autonomía universitaria es también de-
fender las garantías esenciales para una democracia: la
 Javier Barros Sierra, con los estudiantes y profesores, al frente de la marcha contra la represión gubernamental.
libertad de pensamiento, de expresión, de reunión y de
asociación.
Javier Barros Sierra consideraba que “quienes re-
nuncian a entender a la juventud de hoy y sus inquie-
tudes, muy fácilmente caen en la creencia de que los
únicos tratamientos que a ella pueden dársele son la
represión o la corrupción, sea para neutralizarla o para
utilizarla como instrumento. Se les escapa que la única
posibilidad eficaz y válida para no hablar de lo pura-
mente moral, es educarla. (Palabras a los universitarios,
página 26.)
En 1968, el Estado mexicano optó de nuevo por la
represión. No hubo interés en escuchar las demandas
estudiantiles ni en aceptar que había sido violada la
autonomía universitaria. Indignados, los estudiantes
plantearon la necesidad de realizar una manifestación
y le pidieron al rector encabezarla, a lo que él finalmen-
te accedió. Escribe un estudiante de entonces: “[el 1° de
agosto] fue el día de mi nacimiento como ciudadano li-
bre, y quizá el de miles de jóvenes como yo.” (Jesús Var-
gas Valdés, La patria de la juventud, Los estudiantes del
Politécnico Nacional en 1968, página 110.)
Ir al frente de la marcha supuso un grave riesgo,
dado el talante autoritario del gobierno, pero el rector
Barros Sierra decidió defender la autonomía, dando a
Ir al frente de la marcha supuso
un grave riesgo, dado el talante
autoritario del gobierno, pero
el rector Barros Sierra decidió
defender la autonomía, dando a los
jóvenes un ejemplo de dignidad.
los jóvenes un ejemplo de dignidad. Al mismo tiempo
actuó como un demócrata capaz de expresar “que di-
sentía de los actos y del estilo mismo del gobierno”, y
de defender “el derecho de los jóvenes a disentir”. En
sus propias palabras, con su actitud se rompió en Mé-
xico “una penosa y lamentable tradición de silencio y
conformidad”. (Conversaciones, página 100.)
Que un funcionario del nivel del rector de la Uni-
versidad Nacional Autónoma de México enfrentara
al Estado autoritario, significó mucho más que la de-
fensa de una institución. Por ésta y por otras muchas
razones, el movimiento estudiantil de 1968 representa
un paso de la mayor importancia hacia la apertura de-
mocrática de México.
21
 Ana Ignacia Nacha
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | ENTREVISTA |
Rodríguez
Elegí trabajar para que la memoria
permanezca
BEATRIZ PALACIOS. Asistente editorial de IBERO.
A
50 años de la conmemoración
del movimiento estudiantil del
68, Ana Ignacia Rodríguez,
conocida como Nacha, una
de las mujeres que participó
activamente en éste y la única
sobreviviente de quienes es-
tuvieron presas por dos años
en la cárcel de Santa Martha, continúa su lucha como
brigadista, junto con los miembros del Comité del 68,
exigiendo justicia por la matanza, la represión y las vio-
laciones a los derechos humanos perpetrados durante el
movimiento. Estudiante de Derecho en aquella época,
es un referente en la movilización que emprendieron
IBERO
las mujeres hace cinco décadas, y la voz de aquellas que
ya no pueden hablar. Testigo presencial de los hechos
del 2 de octubre, en las siguientes páginas comparte su
experiencia como estudiante, su incursión al movimiento
estudiantil y sus vivencias en prisión, así como su labor
para que el legado del 68 no se olvide.
En una época en la que no era frecuente que las
mujeres estudiaran una carrera universitaria, ¿cómo
logró llegar a la universidad y qué recuerda de su
vida como estudiante?
Soy de Taxco, Guerrero, y aunque mi niñez y mi
juventud fueron muy lindas, siempre quise salir de
ahí, quise trascender, digamos. Éramos una familia
con cierto poder económico, pero me daba cuenta de
la miseria. Cuando veía a los niños con los huaraches
rotos y los pies lastimados me acuerdo que le pregun-
22 taba a mi papá por qué ellos no tenían zapatos y me
respondía que porque eran de diferente clase social.
Mi padre murió cuando yo tenía 15 años, y entonces
tuve la oportunidad de venir a estudiar a la ciudad. Mi
madre fue quien me lo permitió, porque a mis hermanas
mayores no las dejaron estudiar.
Llegué a vivir a una pensión de señoritas en San
Ángel, y cuando fui a la universidad quedé apabullada,
se me hizo gigante. Ahí conocí la discriminación por
ser de provincia, se preguntaban: “¿Y esta indita qué
está haciendo aquí?”, porque yo llegué con trenzas,
cejijunta, falda larga… Después mis compañeras de
la pensión me “pulieron”, según ellas. En el turno
matutino me tocó estudiar con burguesitos, incluso
fui compañera de lista de César Costa, y cuando por
alguna circunstancia tomé clases en la tarde, ya traté
con otro tipo de gente: jóvenes mayores y que traba-
jaban. Al principio me quería regresar a Taxco, porque
además tuve maestros misóginos. Recuerdo a uno de
Derecho Penal que decía: “¿Y ustedes para qué estu-
dian? Las mujeres son para su casa, para que tengan
hijos y cocinen. Conmigo no van a pasar”. Fue un reto
grande para mí, pero me empeñé en demostrar que
podía hacerlo, y me mantuve.
Viniendo de este entorno familiar privilegiado,
¿cómo surge en usted la consciencia política y social?
Desde joven fui sensible a las carencias, por eso elegí
estudiar Derecho: quería regresar a Taxco para poner un
bufete jurídico gratuito y ayudar a la gente pobre. Pero al
llegar a México me di cuenta de que había vivido en un
mundo color de rosa. Acá me encontré con compañeros
muy amolados, que a cambio de un poema me pedían que
 Ana Ignacia Nacha Rodríguez, al frente del contingente de la Facultad de Derecho de la UNAM.

Cuando comenzó el movimiento y se conformaron los comités de lucha de las facultades

yo entré al de Finanzas de la Facultad de Derecho y me integré a una brigada. Las brigadas
fueron las que verdaderamente le dieron fuerza al movimiento; sin ellas yo no concibo el 68.

les disparara unos tacos porque no habían comido. Después
una amiga y yo creamos en la Facultad de Derecho un ba-
llet folclórico, y así fue como alguien nos invitó al Partido
Estudiantil, que en realidad era un grupo donde hacíamos
cineclub y tardeadas. En él había gente de dinero, así que
en una ocasión invitaron con gastos pagados a personajes
que marcaron mi vida: Pablo Neruda y el cubano Nicolás
Guillén. De por sí ya me había puesto a estudiar la Revolución
cubana; en el 68 estábamos influidos completamente por
ésta y por todo lo relacionado con las libertades democráti-
cas, que parecía que teníamos, pero no era así. Veníamos de
familias muy cerradas, por lo menos la mía. Tenía muchos
tabúes, que fui rompiendo, porque la ciudad impone, y
me abrió a toda una ideología diferente. Sin embargo, en
el 68 no puedo decir que ya era una persona consciente
políticamente. Lo que me politizó fueron los golpes, que
es lo que más politiza a un ser humano.
¿De qué manera participó en el movimiento estu-
diantil del 68?
Se ha dicho que fui líder del Consejo Nacional de
Huelga y no es así. La que estuvo como representante
ante el Consejo fue Roberta Avendaño, Tita. Cuando
comenzó el movimiento y se conformaron los comités
de lucha de las facultades yo entré al de Finanzas de la
Facultad de Derecho y me integré a una brigada. Las
brigadas fueron las que verdaderamente le dieron fuerza
al movimiento; sin ellas yo no concibo el 68.
¿Cómo era la convivencia con los compañeros al
interior del movimiento?, ¿había discriminación o
misoginia, como ocurrió con sus profesores?
Poco a poco fuimos logrando romper barreras, y que
los hombres reconocieran que la lucha de nosotras iba
a la par de la de ellos. No buscábamos sobresalir, sino 23
 acompañar. Éramos productivas, colaboramos física
y económicamente. Lo que sí ocurrió fue que estando
en prisión las mujeres del movimiento fuimos muy
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | ENTREVISTA |
discriminadas y olvidadas. Es algo que le he reclamado
a mis compañeros. No hablaban de nosotras. Si vas a
la hemeroteca y buscas información del 3 de octubre,
de lo que fue el movimiento, no aparecemos, nunca
se nos tomó en cuenta, ni por ellos mismos.
¿Es decir, el papel de las mujeres, como ha afir-
mado en varias ocasiones, no ha sido reconocido en
su justa dimensión? ¿Cómo valora las aportaciones
de las mujeres en el movimiento?
La participación de las mujeres en el movimiento
del 68 fue vital. En otros movimientos, en el médico,
el magisterial, las mujeres ya estaban presentes, pero
como lo hicimos nosotras fue diferente, algo nuevo. Ya
no nada más cocinábamos o hacíamos guardias, sino
que decidimos participar activamente conformando
las brigadas, saliendo a botear y a dar información
en los autobuses, las fábricas y las plazas públicas, y
además teniendo representantes mujeres como Tita en
el Consejo. Fue un movimiento bello. La gente habla
del 2 de octubre y piensa que el movimiento se reduce
a ese día, y no es así. Fueron seis meses de constante
lucha, de acompañamiento, en los que nos tocó vivir de
todo un poco. Nos llegaban noticias de todas partes del
mundo, porque movilizaciones similares se dieron en
muchos lugares, pero desgraciadamente la de México
fue la más conocida por lo cruenta, por lo violenta, por
eso “2 de octubre no se olvida”.
IBERO
Mi labor este año es hablar de las mujeres, de la
relevancia que tuvieron, de su participación y valentía,
y especialmente de aquellas mujeres presas a conse-
cuencia del movimiento que ya no pueden hablar. Soy
la única que queda de las que estuvimos dos largos años
recluidas, y a las que nos dieron condenas similares
a las de los líderes: 16 años. Me pongo a pensar que
si no hubiera habido cambio de gobierno, estaríamos
presas todavía, porque a nosotras nos sacaron porque
a Echeverría, cuando iba a las plazas a hacer campaña
para su candidatura, la gente le exigía libertad para las
presas y presos políticos. Él como lanzando las campa-
nas al aire, nos liberó primero a Adela Salazar y a mí.
¿Cómo vivió el 2 de octubre en Tlatelolco?
Escucho cuando platican del 2 de octubre y todas
las versiones son distintas, porque cada uno lo vivimos
24 diferente. A mí me pareció que la ráfaga salió desde el
La gente le echó la culpa a Díaz
Ordaz y él mismo se responsabilizó,
pero Echeverría fue el brazo
ejecutor. No es fácil sobrevivir a un
suceso así. Muchas compañeras no
quisieron siquiera volver a hablar
de esto, pero yo elegí trabajar para
que la memoria permanezca y exigir
justicia.
tercer piso del edificio Chihuahua, y no podía creerlo.
Tita y yo y todo un contingente de Derecho estába-
mos frente al edificio. Hay fotos que lo muestran en el
libro La estela de Tlatelolco de Raúl Álvarez Garín, de
lo mejor que se ha escrito. Corrimos a las ruinas, que
entonces no estaban protegidas, y escapamos antes
de que el ejército cerrara todas las salidas. Las balas
pasaban zumbando y tuvimos la enorme suerte de que
no nos alcanzaran, pero sí nos tocó vivir la represión,
sí vimos cómo cayeron los cuerpos. Fue muy duro. Al
día siguiente me preguntaba: “¿Cómo logré escapar,
cuántos murieron, dónde están?”.
No sé cuántos muertos hubo el 2 de octubre ni
quiero saberlo. Lo que sí puedo decir es que fueron
muchísimos, pero así hubiera sido uno, era un crimen.
Vi cuando camiones del ejército estaban levantando
los cuerpos. ¿Qué hicieron con ellos? Se habla mucho
de que los cremaron y pusieron en fosas comunes, y
no lo dudo. La gente le echó la culpa a Díaz Ordaz y él
mismo se responsabilizó, pero Echeverría fue el brazo
ejecutor. No es fácil sobrevivir a un suceso así. Muchas
compañeras no quisieron siquiera volver a hablar de
esto, pero yo elegí trabajar para que la memoria per-
manezca y exigir justicia.
¿Cómo se dieron sus detenciones antes de final-
mente quedar presa?
Fui detenida tres veces. Primero el 18 de septiembre,
que es la reseña que hace Elena Poniatowska en La
noche de Tlatelolco, cuando el ejército entró a C.U. y
agarraron parejo: lo mismo detuvieron a estudiantes
que a madres con sus niñas; nos tuvieron en Lecum-
berri 72 horas. En esos días quería dejar el Comité para
dedicarme de lleno a mi tesis, pero cuando traspasé el
portón bellísimo del ahora Archivo General de la Nación,
y afuera escuché los vítores de la gente que nos cargaba
como si fuéramos héroes y heroínas, dije: “No los puedo
dejar, ya violaron la autonomía de mi universidad, y
tengo que seguir”. Luego el 2 de octubre nos salvamos,
y entonces con más ganas queríamos decirle a todo el
mundo lo que pasó, porque por algo quedamos vivos. No
nos duró mucho el gusto; ya había orden de aprensión
en contra de Tita, de mí y de otros compañeros.
Me había refugiado en la casa de un amigo y ahí mí
me ubicaron porque hablé tratando de localizar a Tita
sin saber que estaba intervenido el teléfono. Fueron a
detenerme, pero a quien agarraron, porque no me co-
nocían, fue a la esposa de mi amigo, y la llevaron a los
separos de Tlaxcoaque. Para que la dejaran salir me tuve
que entregar, cual palomita. Tlaxcoaque fue una prisión
terrible. Temblaba porque en ese entonces se estilaba tor-
turar y violar a todo mundo. Pero uno de los agentes me
dijo: “¿Y tú de qué privilegios gozas?, porque nos dieron
orden de que no te toquemos”. Después me enteré que
mi amigo había estudiado con el hijo de Cueto, el jefe de
la policía, y le pidió que no me maltrataran. Eso fue algo
de lo que estoy agradecida. Pero sí me obligaron a ver la
tortura de los jóvenes; estaba lleno de preparatorianos,

No buscábamos sobresalir, sino acompañar. Éramos productivas, colaboramos física y

económicamente. Lo que sí ocurrió fue que estando en prisión las mujeres del movimiento
fuimos muy discriminadas y olvidadas. Es algo que le he reclamado a mis compañeros. No
hablaban de nosotras.

Ana Ignacia Nacha Rodríguez, junto a la estatua de Gilberto Bosques Saldívar, cónsul de México en Francia durante la ocupación de la Alemania de Hitler, y quien
salvó a miles de perseguidos por el nazismo. Fotografía de Beatriz Palacios.
25
 y me ficharon. Me dijeron que me fuera a mi tierra
porque me iban a matar. Sentí mucho miedo y me fui.
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | ENTREVISTA |
¿Su familia sabía de su militancia?
Mi pobre madre no sabía nada. En Taxco vi las
Olimpiadas por la televisión, y lloraba al pensar en mis
compañeros asesinados, y mi madre creía que lo hacía
por la emoción de la medalla del “Tibio” Muñoz. No me
podía quedar ahí, tenía que regresar, y lo hice el primero
de enero del 69. Le dije a mi madre que iba a la escuela
para inscribirme al seminario de tesis, y llegando a la
ciudad me secuestró la Federal de Seguridad, junto
con un cuate que estaba conmigo, que para su mala
fortuna, porque él no tenía nada que ver, le decían el
“Che” por su pelo largo. Pasó dos años también en la
cárcel. Después de dos semanas de secuestro —también
agarraron a Tita y a otros tres líderes—, dijeron que a
las mujeres nos iban a liberar, pero no. Nos llevaron a
Lecumberri, y ahí otra tortura psicológica. Las celado-
ras se encargaron de decirnos todo lo que nos iban a
hacer cuando llegáramos a la Cárcel de mujeres. Fue
muy fuerte, yo me quería morir. Nos culparon de ocho
delitos comunes: robo, homicidio, lesiones, ataques
a las vías generales de comunicación, etcétera, y dos
políticos: sedición e incitación a la violencia.
¿Cómo fue su vida en prisión y de qué manera
logró sobrevivir esos dos años?
Estuve en la prisión de Santa Martha, junto con
todo tipo de mujeres, algunas verdaderas criminales.
IBERO
Para sobrevivir tenías que tener dinero, todo costaba.
Así aprendí a tejer babuchas para vender y poder pagar
para bañarme con agua caliente. En las cárceles hay
Mi labor este año es hablar de las
mujeres, de la relevancia que tuvieron,
de su participación y valentía, y
especialmente de aquellas mujeres
presas a consecuencia del movimiento
que ya no pueden hablar. Soy la única
que queda de las que estuvimos dos
largos años recluidas, y a las que nos
dieron condenas similares a las de los
líderes: 16 años.
26
mafias y los mayores vicios. La esclavitud la conocí
allí adentro, pero también la solidaridad. Las presas
comunes nos demostraron lo que vale el ser humano.
Pero hay de todo, porque también fui acosada se-
xualmente por algunas reclusas; eso fue uno de mis
mayores sufrimientos. Para protegerme me encerraba
en mi celda.
Pero siempre hay una luz: Cuando llegamos nos
acogió un grupo de mujeres presas por temas políticos.
Pertenecían a la guerrilla y a grupos armados urbanos y
de provincia. Nos ayudaron mucho y nos consiguieron
unas celdas, la 5 y la 6, en las que estuvimos los dos
años Tita, Adela Salazar —que fue como una madre
para mí dentro de la prisión—, y yo. Nos ayudó tam-
bién que Tita era un relajo, y comenzó a organizar dos
equipos de futbol, así que esta relación de ella con las
comunes me protegía de las agresiones. Además Adela
me animaba a estudiar, y esto me hacía más llevadero
el encierro, porque siendo mi familia de Guerrero, me
iban a ver cada mes, y no siempre. Hicimos un círculo
de estudio sobre el Che Guevara. Hasta entonces no lo
conocía; sin embargo cuando me metieron a la cárcel
me pusieron como alias La Nacha Cheguevarista.
La vida en la prisión es muy dura, y en el Che, en
sus ideales, encontré un acicate que permitió que yo
pudiera salir bien; entonces para mí es vital: ahora sí
soy “cheguevarista”.
Quien tuvo un detalle muy bonito con nosotras fue
el rector Javier Barros Sierra. Él nos dijo que no nos
podía sacar, pero que nos mandaba algo para hacernos
más llevadero ese tiempo, y nos envió un restirador,
una televisión y un radio, que nos jugamos a “volados”:
yo me saqué el radio, que ahorita está exhibido en una
exposición que organizó la Universidad Autónoma de
Baja California, y todavía funciona, después de 50 años.
¿Qué cambió en su vida cuando recuperó la
libertad?
Para sacarnos de prisión nos quitaron los ocho
delitos comunes y sólo nos dejaron los dos políticos, y
así es como la Presidencia decide ponernos en libertad
bajo protesta. Es decir, protestábamos ya no meternos
en ninguna cuestión política. Y yo digo ¿cómo puedes
sacar libre a una persona así, cortándole las alas? Vi-
vimos en un país violador de los derechos humanos.
Cuando salí fue muy difícil, ya no era lo mismo, y
pensé que si para eso había estudiado Derecho, ya no
 Soy brigadista y lo seré toda mi vida. Nunca hemos dejado de estar en la pelea para
que se haga justicia. El Comité del 68 es reconocido porque nos hemos mantenido y
ha logrado lo que muchos grupos no han podido, como tener a Echeverría en prisión
domiciliaria durante dos años. Ya sabe lo que es estar encerrado, claro, en su casa,
pero prisión aunque sea de oro es prisión.

quería ejercer. Tenía entonces 25 años, y me dediqué a
trabajar durante 28 años en la Delegación Coyoacán.
Fui directora y coordinadora de centros comunitarios.
Tuve a mis hijas, los amores de mi vida, y me di cuenta
que podía ayudar de otra forma sin necesidad de estar
en el área jurídica.
Sin embrago tiene ya más de dos décadas partici-
pando en el Comité del 68…
Soy brigadista y lo seré toda mi vida. Nunca hemos
dejado de estar en la pelea para que se haga justicia. El
Comité es reconocido porque nos hemos mantenido y
ha logrado lo que muchos grupos no han podido, como
tener a Echeverría en prisión domiciliaria durante dos
años. Ya sabe lo que es estar encerrado, claro, en su casa,
pero prisión aunque sea de oro es prisión.
¿Qué legó el movimiento del 68 para el país?
México no es el mismo después del 68. Todo lo que
surgió a raíz del movimiento era algo que no existía.
Sembramos la semilla para que los jóvenes comenzaran
a exigir libertades y derechos, surgieron las ONG, los
CCH y muchas cosas que abrieron otro panorama. Me
emociona y me quedo sorprendida de todo lo que veo que
hacen los jóvenes; saben que hay que pelear por ganar y
conservar los derechos, y exigir justicia, actualmente en
temas tan sensibles como la violencia contra las mujeres.
El movimiento del 68 además trascendió fronteras.
En otros países hay mucho interés por el movimiento.
He dado charlas en varias universidades extranjeras y,
por ejemplo, para el 40 aniversario del movimiento me
invitaron a dar mi testimonio en diez ciudades de Alema-
nia, e incluso ayudé a una alemana a hacer sus tesis de
licenciatura, maestría y doctorado sobre el movimiento.
Le tengo especial cariño a Alemania, porque cuando
estaba presa el Grupo 302 de Frankfurt de Amnistía
Internacional —cuando todavía no había representación
en México—, me apoyó mandando muchísimas cartas a
Díaz Ordaz para que me liberaran, además me enviaba
libros, y cuando salí le hicieron llegar a mi mamá dinero
para que me reincorporara a la vida.
¿Cómo van a conmemorar el 50 aniversario del
movimiento?
Es sorprendente todo lo que se ha hecho y se está
haciendo para el 50 aniversario; ha rebasado nuestras ex-
pectativas. Se están organizando muchísimas actividades
de todo tipo y he tenido la enorme suerte de participar
en documentales, conferencias y pláticas, incluso en
otros países. Espero que la marcha del 2 de octubre sea
memorable, porque ya no es nuestra, es de todos. Por
mi parte preparé el libro Cartas de libertad, que surgió
porque el año pasado en unas cajas que tenía encontré
unas cartas que mis compañeros presos en Lecumberri
nos enviaron a la cárcel de mujeres, y sentí la necesidad
de que el pueblo conociera a través de ellas esa parte
humana del 68. Hay cartas muy bonitas, de todo tipo,
hasta de amor, porque en las prisiones el amor platónico
se da mucho, también se crean ideales, y es lo que te
permite vivir. Espero que ahora en el 50 aniversario la
gente lo pueda leer.
¿Qué mensaje quiere compartir a medio siglo del
movimiento?
Siento que representa un renacimiento de la lucha
social, porque en 50 años, no nada más en el 68, ha habido
matanzas, desapariciones, ¡qué más fuerte que los 43!,
que son nuestros, porque ellos venían a la marcha del 2
de octubre cuando los desaparecieron. Lo que queremos
compartir no es nuestro legado de muerte, sino decir que
podemos luchar y ver logros sin necesidad de perder la
vida. A los jóvenes les digo que no dejen de estudiar y
que no dejen de pensar en lo increíble, que era una de
nuestras consignas. 27
 Rebeldía y resistencia:
las mujeres del 68
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

OLGA VERÓNICA HERNÁNDEZ ÁVILA

Cuenta con estudios en filosofía, teología y derechos humanos en la Universidad de Alcalá de Henares, el
Instituto Interamericano de Derechos Humanos, la Universidad Diego Portales y el Instituto de Investigaciones
Jurídicas, A.C. hoy Colegio de San Luis, entre otros. Actualmente cursa la licenciatura de derecho internacional
en la Universidad del Valle de San Luis Potosí. Es defensora y educadora de derechos humanos desde 1994 y ha
colaborado con organizaciones de la sociedad civil en materia de defensa y promoción de derechos humanos
entre las que destacan el Centro Potosino de Derechos Humanos (CEPODHAC), el Equipo de Distensión de la Zona
Norte de Chiapas, el Centro de Derechos Indígenas, A.C. (CEDIAC) en la Misión Jesuita en el estado de Chiapas,
organización que obtuvo el reconocimiento Tata Vasco otorgado por el Sistema IBERO-ITESO, y en el Movimiento
Ciudadano por la Democracia (MCD). Desde 2015 colabora con la Universidad Iberoamericana Ciudad de México-
Tijuana, en el diseño metodológico y de contenido, en la coordinación e impartición de diplomados en derechos
humanos en la Dirección de Educación Continua.

L
a participación en el ámbito
público de las mujeres es re-
lativamente nueva. Si bien
reivindicamos nuestros de-
rechos políticos desde prin-
IBERO
Mucho ha cambiado en lo sustantivo. Las mujeres
ahora tenemos igualdad ante la ley, pero poco en lo
estructural: la invisibilidad y la desigualdad son prác-
ticas generalizadas. Pero las mujeres siempre hemos
estado ahí: En las reivindicaciones por los derechos

cipios del siglo pasado, no es
sino hasta ahora que vamos
encontrando caminos para
la participación plena, activa y efectiva. Derechos
laborales y participación pública fueron nuestras
principales demandas de los últimos 300 años: que
nuestra voz fuera tomada en cuenta en la toma de
decisiones políticas.
Es en este ámbito donde mayor oposición hemos
tenido. La profunda desigualdad existente entre hom-
bres y mujeres tiene ahí un campo fértil: el reclamo
por la visibilidad del trabajo político de las mujeres
lleva siglos. Ya Mary Woolstonecraft en su libro Vin-
dicación de los derechos de la mujer, publicado en
1792, nos ponía sobre la mesa la necesidad de acabar
con la inferioridad legal y social a las que se somete
28 a las mujeres.
humanos, en las resistencias contra el despojo de tie-
rras y territorios, en la defensa del voto, en las luchas
sociales, en el ejército zapatista, en la defensa de la
libertad sindical, en la conquista de los derechos y
en los movimientos estudiantiles.
El movimiento estudiantil del 68 no se libró de
ello. En la memoria colectiva están los nombres de
los históricos líderes Gilberto Guevara Niebla, Luis
González de Alba, Salvador Martínez della Rocca,
Francisco Martínez Marcué, Raúl Álvarez Garín. Sin
embargo, poco o nada se ha dicho de Ana Ignacia
Rodríguez, Marcia Gutiérrez, Myrthokleia González,
Adriana Corona, Herlinda Sánchez Laurel, Martha
Servín y Patricia Martínez, entre muchísimas más
que hicieron política con P mayúscula.
Mujeres que estuvieron al frente, en la retaguardia
y a los lados, haciendo el trabajo duro: labores de
información, de difusión, se apropiaron de las calles,
en las pintas, el boteo y la arenga. Estuvieron ellas di-
rigiendo, militando, acompañando, no sólo resistiendo
sino proponiendo, porque ejercieron el feminismo, se
sintieron iguales y con ello construyeron a las hoy sujetas
de los derechos humanos de las mujeres.
La represión las alcanzó y ahí encontraron la otra
cara del patriarcado, del machismo, del sistema que
sigue sin entender que la vida pública de las mujeres
es un derecho. Por estar ahí las humillaron, detuvieron,
torturaron, incomunicaron, asesinaron y desaparecie-
ron igual que a los hombres, pero a ellas además las
invisibilizaron.
Pero al interior las cosas no eran distintas. Myr-
thokleia relató que “organizó una asamblea informativa
en la Wilfredo Massieu; como única mujer, sus com-
pañeros quisieron asignarla a las labores de la cocina
al organizar la huelga”. Se ganó el espacio con mucha
más dificultad que lo que les costaba a los compañeros:
había que probarse y medirse no sólo en el proceso or-
ganizativo, sino en la propuesta política. Llegó a ser una
de las quince mujeres representantes ante el Consejo
Una de las marchas en el 68. Las mujeres al frente, contra la represión y por la reivindicación de los derechos.
Nacional de Huelga entre 185 hombres.
Fueron afirmándose pese a la poca formación po-
lítica de algunas. Otras eran las únicas mujeres de
sus facultades, pues el acceso a la educación no era
universal; muchas viajaron a provincia a hacer labores
de información, pese a la oposición de sus padres. Así
fueron ganando libertad.
Las brigadas de información y el boteo de las muje-
res no sólo sostuvieron el movimiento; sirvieron para
romper roles y estereotipos. La ideología de izquierda y
el feminismo incipiente de la época fueron formándolas.
A las ideas siguieron las actitudes, y luego las decisiones
de militancia a largo plazo.
El movimiento del 68 no acabó ahí. Vinieron los
largos meses de la represión posterior, que dio origen a
la participación organizada de otras mujeres: las madres
de los y las estudiantes. Fueron ellas quienes iniciaron
las búsquedas en las cárceles, los hospitales, en las
comisarías, en las zonas militares; salieron a las calles
con la demanda de justicia para los múltiples casos de
tortura, por la libertad de los presos políticos, por un
debido proceso, por el cese de la desaparición forzada.
29
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |
IBERO

Manifestación frente a la Cámara de Diputados de madres pidiendo la libertad de sus hijos. Fotografía: Archivo Fotográfico Heraldo de Gutiérrez Vivó.
Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana.

Mujeres que estuvieron al frente, en la retaguardia y a los lados, haciendo el

trabajo duro: labores de información, de difusión, se apropiaron de las calles, en
las pintas, el boteo y la arenga.
30
 Manifestación frente a la Cámara de Diputados de madres pidiendo la libertad de sus hijos. Fotografía: Archivo Fotográfico Heraldo de Gutiérrez Vivó.
En 1977, las madres de las y los desaparecidos por el
Estado, fundaron la primera organización de defensa
de los derechos humanos. Rosario Ibarra de Piedra,
acompañada de muchas más, abrieron el Comité Pro
Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exi-
liados Políticos, conocido como Eureka, vigente hoy en
día. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” es su
principal demanda.
Muchos años han pasado pero las demandas siguen
vivas, queremos participar de manera plena y efecti-
va en las decisiones políticas, sociales y económicas,
participación en el diseño de políticas de seguridad y
procuración e impartición de justicia con perspectiva
de género. De nada nos sirve la igualdad en la ley si
ahora nos están matando: 7 mujeres al día en este país
son asesinadas por ser mujeres.
La desigualdad en el acceso a la toma de decisiones
es incipiente. No es sino hasta 2018 en que gobernará
por primera vez una mujer la Ciudad de México, aquel
Distrito Federal de las mujeres del 68, que se plantaron
en las calles, que se apropiaron del espacio público para
Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana.
La represión las alcanzó y ahí
encontraron la otra cara del patriarcado,
del machismo, del sistema que sigue
sin entender que la vida pública
de las mujeres es un derecho. Por
estar ahí las humillaron, detuvieron,
torturaron, incomunicaron, asesinaron y
desaparecieron igual que a los hombres,
pero a ellas además las invisibilizaron.
defender el acceso al derecho a la educación de calidad,
igualitario y con perspectiva de género.
Hoy somos lo que ellas anhelaron: mis derechos
fueron sus reivindicaciones más sentidas. Que la voz
de todas se escuche fuerte y claro, con un eco tan fuerte
que la igualdad y la visibilización sean las únicas alter-
nativas. El 2 de octubre no se olvida porque fue el día en
que rebeldía y resistencia se escribieron en femenino. 31
 El ME68
La democracia plena, necesidad
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

radical puesta en práctica

JULIO BOLTVINIK
Economista por la UNAM, realizó estudios de maestría en esta especialidad en El Colegio de México y en la
Universidad de East Anglia, además del doctorado en Ciencias Sociales por el CIESAS de Occidente. Profesor-
investigador de El Colegio de México y miembro de número de la Academia Mexicana de Economía Política, es
especialista en pobreza, necesidades básicas y políticas sociales, temas en los que ha sido consultor de diversos
organismos internacionales, entre ellos la Unesco, la Cepal y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo,
donde además se desempeñó como director del Proyecto Regional para la Superación de la Pobreza. Entre otros reconocimientos, ha merecido el
Premio Nacional de Periodismo 2001, y el premio Fray Bernardino de Sahagún 2006 que otorga el INAH. Columnista del periódico La Jornada, es autor
de una treintena de libros sobre economía y pobreza. Este texto toma libremente partes de mi escrito “Recuerdos y reflexiones sobre el movimiento
estudiantil de 1968”, en Salvador Martínez della Rocca, Voces y ecos del 68, Porrúa, 2009, pp. 85-99. julio.boltvinik@gmail.com

Como estudiante de maestría, militante del Colmex en el ME68

Movimiento subversivo porque mostraba, en los hechos, que la democracia plena es posible, y
no perseguía propósitos gremiales sino universales

50
años después del movimiento asamblea del CNH, integrada por dos representantes de
estudiantil de 1968 (ME68) me cada escuela. Las decisiones, antes de votarse en el CNH
IBERO

sigo preguntando cómo fue po-
sible que los estudiantes de El
Colegio de México (Colmex),
todos becados y de tiempo ex-
clusivo, casi todos estudiantes
de posgrado, parte de la élite
estudiantil del país, declarásemos la huelga y enviá-
semos representantes ante el Consejo Nacional de
Huelga (CNH).
Votamos a favor de la huelga sin pensar siquiera en
la posibilidad de que nos suspendiesen la beca; no nos
importaba. Era tal la fuerza de lo que estaba pasando
que nos arrastraba a todos. Éramos agentes casi invo-
luntarios de una fuerza social gigantesca. Vivimos en
plena libertad1, en el seno de una sociedad represiva,
como militantes políticos de tiempo completo durante
menos de dos meses.
La organización del ME68 era una forma de de-
32 mocracia en dos niveles: asambleas de escuelas y la
se llevaban, en general, a las asambleas, de tal manera
que los representantes éramos realmente delegados.
Una estructura así permitía la participación de todos
en el proceso de toma de decisiones. ¿Alguna vez las
instituciones de este país funcionarán así? La UNAM, el
Poli, el Colmex, etcétera, siguen encabezadas por juntas de
gobierno que no representan a los miembros activos de la
institución y que nombran directores, rectores, presidentes.
En su interior, predomina el autoritarismo a pesar de la
existencia de cuerpos colegiados que, en principio, toman
decisiones por mayoría de votos.
El ME68 fue una lucha por las libertades democráticas
en un país asfixiado por la dictadura perfecta. El punto
más importante de nuestro pliego petitorio fue el de
diálogo público con el que el movimiento quiso evitar los
acuerdos en lo oscurito donde prevalecen los sobornos y
la coerción. Me parece que lo más subversivo de todo era
nuestra forma de organización democrática que, con el
ejemplo, criticaba hasta la raíz a las organizaciones
autoritarias que dominaban y siguen dominando, de manera
casi absoluta, a este pobre y deshecho país.
También resultó muy subversivo un movimiento que, a
diferencia de los movimientos ferrocarrilero, electricista,
o el de los médicos, no perseguía objetivos gremiales cen-
trados en los intereses de los estudiantes, sino propósitos
universales para todos los mexicanos: libertad de los presos
políticos, derogación del delito de disolución social, y mu-
cho más que todo eso, libertades democráticas para todos.

¿Democracia plena o pirámide?

El lunes 22 de septiembre de 2008, hace 10 años, promoví
el “Recordatorio del ME68 en El Colegio de México”. Al-
gunos que fuimos activistas hace 40 años en el Colmex
compartimos recuerdos del ME68. Además, participaron
como invitados Salvador Martínez della Roca (El Pino), y
Sergio Zermeño. También hubo participaciones del públi-
co. Algunos señalaron que los estudiantes no estábamos
solos: tuvimos el apoyo de profesores, intelectuales y de
algunas autoridades universitarias. Se resaltó el destacado
papel del rector de la UNAM, Javier Barros Sierra (JBS).
Zermeño señaló que, ante la brutalidad del adversario
(PRI-gobierno-presidente), resultaba importante la alianza
con la clase media. La postura de defensa de la autonomía
universitaria por parte de JBS (bandera a media asta, par-
ticipación en marchas y mítines), dijo, le dio respetabilidad
al movimiento e hizo posible su alianza con la clase media,
lo que se expresa, entre otras cosas, en la participación
activa de la Universidad Iberoamericana y del Colmex2.
Zermeño puso en duda el carácter ejemplarmente La solidaridad popular. Fotografía tomada de la primera edición del libro
democrático de la organización del ME68 que yo sostuve, La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska.

señalando que la tendencia a reproducir la pirámide (la

formación de un pequeño grupo dirigente en la cúspide)
fue tapada por la represión del 2 de octubre3. No dudo que
se estuviese formando una élite dirigente. Pero lo dicho
por Pablo Gómez avala mi postura:
“El CNH no era un pequeño grupo, no era un caudillo:
no había posibilidades de que semejante cosa se produje-
ra. Ese parlamento llamado CNH estaba formado por los
delegados de cada escuela, y esos delegados eran elegidos
en asamblea. Los delegados, los miembros del CNH, iban a
consultar a sus asambleas… [donde] se discutían y volvía
otra vez el punto de vista de las asambleas… Era un pro-
cedimiento totalmente democrático y parlamentario, en
el que los parlamentarios estaban obligados a consultar a
sus electores antes de tomar una decisión” (Memorial del
68, UNAM-GDF, 2007, pp. 74-76).
Gómez se queda corto: era una red de parlamentos con
dos niveles. ¿Puede haber una mecánica más democrática
que ésta? José Revueltas analizó los organismos creados
Votamos a favor de la huelga sin pensar
siquiera en la posibilidad de que nos
suspendiesen la beca; no nos importaba.
Era tal la fuerza de lo que estaba
pasando que nos arrastraba a todos.
Éramos agentes casi involuntarios de
una fuerza social gigantesca.
por el movimiento estudiantil desde la perspectiva de la
autogestión, contrastando la sociedad de alumnos con los
comités de lucha y la Federación de Estudiantes Univer-
sitarios (FEU) con el CNH. Extractos de su análisis son
los siguientes:
“La Sociedad de Alumnos, agrupación limitada, burocrá-
tica, mediatizada por una superestructura de ordenamientos
33
 El ME68 fue una lucha por las
libertades democráticas en un país
asfixiado por la dictadura perfecta.
El punto más importante de nuestro
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

pliego petitorio fue el de diálogo

público con el que el movimiento
quiso evitar los acuerdos en lo
oscurito donde prevalecen los
sobornos y la coerción.

paralizantes y viciosos destinados a impedir la acción

revolucionaria del estudiantado sustituyéndola con los
métodos de la politiquería oficial. El Comité de Lucha
como organismo democrático y revolucionario, electo
directamente en las asambleas, cuestionable, cuestionado
y susceptible de revocación. El CNH como organismo
de masas, ligado a éstas por vínculos orgánicos (los
delegados) y que reúne las condiciones de un cuerpo
dirigente de tipo nuevo, donde se funden las atribu-
ciones de orientación política, dirección y ejecución, en
unidad con las bases de cada centro de estudios, escuela,
facultad o instituto, o sea, como una realización de la
praxis… Compárense estas formas de funcionamiento
orgánico y de acción revolucionaria con la FEU y las
FEUS del pasado, verdaderos nidos de ratas políticas y Las audiencias en Lecumberri. Integrantes del CNH y José Revueltas.
Fotografías tomadas del libro La noche de Tlatelolco.
de malhechores, de politicastros y de gánsteres, calcados
al carbón de los modelos que ofrece la política oficial de ser satisfechas cuando el proletariado… se libere a sí
la ‘revolución hecha gobierno’. ¿Por qué son formas de mismo y a la sociedad en su conjunto”.
IBERO

autogestión las brigadas, los comités de lucha, el CNH
y, aún más, los volantes y los manifiestos impresos en
mimeógrafo? Véanse los rasgos esenciales que definen la
naturaleza de las formas puestas como ejemplo: §Demo-
cracia amplia, directa, que se ejerce en plena e irrestricta
libertad, sin mediatización alguna y sin que permita el
menor síntoma de culto a la personalidad; §Conciencia
colectiva clara, unívoca, por convicción evidente e irre-
versible de toda la comunidad estudiantil; §Libre juego
de las ideas, corrientes y tendencias ideológicas, dentro
de un propósito único y común… (lo único que no cabe
en nuestras filas son los gobiernistas, oportunistas, ni
panistas gubernamentales)”.
Como dice Roberto Escudero, activista del 68, en
el prólogo al libro de Revueltas México 68: Juventud y
Revolución (Ediciones Era, 1978/2008), parafraseando al
propio novelista: “cualquier movimiento revolucionario,
incluido el ME68, es socialista porque las necesidades
34 de democracia cabal que han planteado, sólo pueden
Esto que dijo Escudero corresponde al concepto que
Ágnes Heller (AH) y György Márkus (los dos más impor-
tantes miembros de la Escuela de Budapest que, junto
con la de Frankfurt han mantenido vivo, y desarrollado,
el pensamiento crítico de Marx), han sistematizado: las
necesidades radicales (NR), que definen como aquellas N
que genera el propio capitalismo pero que éste no puede
satisfacer. La democracia cabal, planteada a fondo por
el movimiento estudiantil, es sin duda una NR.
Pero la diferencia con Revueltas es que éste seguía
concibiendo al proletariado como la clase revolucio-
naria única, como la única portadora de las NR, como
la encargada de la misión de superar el capitalismo. En
cambio, Heller y Márkus conciben que los agentes del
cambio son aquellos que cobran conciencia de sus NR.
Además de democracia cabal, son NR las de tiempo
libre, creatividad, autorrealización, la N de dejar de
ser burgeois (persona privada que lucha por su propio
interés) y transformarse en citoyen (que actúa buscando
 Haciendo la V de la victoria. Fotografía: Gustavo Enrique Flores. Archivo Fotográfico Heraldo de Gutiérrez Vivó.
el bien colectivo). Dice Pier Rovatti, autor del prólogo al
libro de AH, Teoría de las necesidades en Marx (Ediciones
Península, Barcelona, 1974):
“También para AH el año decisivo es 1968... funda-
mentalmente porque percibe en las revueltas estudiantiles
occidentales la expresión concreta de una crítica que desde
el nivel de la política y de la economía consigue penetrar en
el modo de vida burgués. La prioridad de la vida cotidiana…
se hace, para AH, históricamente visible… La vida indivi-
dual, en términos del joven Marx se realiza cuando la vida
se convierte en objeto para el hombre, esto es, cuando el
hombre puede vivir para-sí-mismo conscientemente como
género; la vida individual, por consiguiente, se contrapone
al hombre particular cuyo fin es la auto-conservación y
Me parece que lo más subversivo de
todo era nuestra forma de organización
democrática que, con el ejemplo, criticaba
hasta la raíz a las organizaciones
autoritarias que dominaban y siguen
dominando, de manera casi absoluta, a
este pobre y deshecho país.
Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana.
cuya necesidad consiste en la identificación con todas las
convenciones y exigencias del sistema. De ahí la exigencia
política de una reestructuración de la vida cotidiana… la
exigencia de un nuevo modo de vida”.
1 A esta libertad es a la que se refiere Gilberto
Guevara Niebla en el título de su libro La li-
bertad nunca se olvida: Memoria del 68, Cal y
Arena, 2004.
2 Guillermo Palacios, militante del Comité de
lucha del Colmex, declaró a Memorial del 68
(UNAM-GDF, 2007, p. 65) que la manifestación
del rector le dio al ME68 “un halo de institu-
cionalidad” que animó a muchos profesores
reacios a participar en él.
3 En su artículo “A 40 años. ¿Qué cambió, qué
permanece?”, en Salvador Martínez della Roca
(compilador), Voces y ecos del 68, Miguel Ángel
Porrúa, 2009, pp. 367-385, Sergio Zermeño
mantiene esta tesis y añade muchas reflexiones
interesantes.
35
 La Universidad
Iberoamericana en el
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

movimiento estudiantil
de 1968
LUIS VERGARA ANDERSON
Es ingeniero químico (1968) por la Universidad Iberoamericana y por la UNAM; maestro en Sistemas (1975) y
doctor en Historia (1999), por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Ha realizado también estudios de
posgrado en el ámbito del desarrollo humano. Ha sido académico de tiempo de la Universidad Iberoamericana por
más de 50 años, donde, desde 1992, es Profesor Emérito, y ha desempeñado, entre otros, los cargos de director del
Departamento de Matemáticas, director de la Maestría en Sistemas, director de Servicios Escolares, director General
de Planeación, director de Posgrado e Investigación y director del Departamento de Desarrollo Humano. Ha sido
también profesor en la Facultad de Ingeniería de la UNAM. En 1996 ingresó a la Academia Mexicana de Ingeniería,
como académico de número. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores y autor de diversos libros. En 2017 recibió un homenaje por sus
50 años ininterrumpidos como profesor de la Ibero.

A
unque seguramente ocurre lo
mismo con cualquier otro dígito,
es un hecho que tanto en la his-
IBERO
al que hasta entonces había tenido), el de la “primavera de
Praga”, el de las enormes manifestaciones en Washington
(nombradas “moratorias”) en protesta por la Guerra de

toria global como en la nacional
son varios los años terminados
en ocho en el siglo XX, y en lo
que va del presente, en los que
han tenido lugar acontecimien-
tos de gran significación histórica.
A nivel global: el término de la Primera Guerra Mundial
y mayor intensidad de la epidemia de la influenza espa-
ñola que causó globalmente del orden de cinco veces más
muertes que la guerra (1918), y el trastocamiento o intento
de trastocamiento en todo el mundo del orden establecido
(1968). En el plano nacional: la expropiación petrolera
(1938), la ruptura de la hegemonía absoluta del PRI (1988)
y el triunfo electoral de la izquierda (2018). Mucho es lo
que hay que conmemorar en este año de 2018.
Todo fue objeto de cuestionamiento en 1968, en muchos
casos dando lugar a respuestas violentas: fue el año de la
revolución estudiantil en París (con la que el término “con-
36 testación” adquirió entre nosotros un significado distinto
Vietnam, el de la ofensiva “Tet” del Vietcong en aquella
guerra, el de los asesinatos de Martin Luther King y de
Robert Kennedy, el del apogeo de la Revolución Cultural
China (iniciada dos años antes), el de la encíclica Humane
vitae (que tuvo como respuesta la ruptura irreversible de
la unidad en la Iglesia Católica, primero en lo relativo
a prácticas y después en lo concerniente a creencias)…,
en fin, el del movimiento estudiantil en nuestro país y
de su trágico desenlace en Tlatelolco el 2 de octubre.
La historia política y cultural de México de los últimos
cincuenta años no hubiera sido igual de no haber tenido
lugar dicho movimiento.
Me asombra lo mucho que recuerdo del movimiento
estudiantil en un sentido y lo muy poco en otro. Lo mu-
cho se refiere a sensaciones y experiencias fragmentarias
imposibles de ubicar ahora en el espacio y en el tiempo
(y en relación con las cuales, sabiendo de la falibilidad de
mi memoria, experimento cierta inseguridad en cuanto
a si realmente remiten a lo acontecido). De lo poco que

Hubo participación de miembros de nuestra comunidad universitaria en todas las fases del
movimiento (y en algunos momentos hubo también pronunciamientos institucionales).
sí me es dado ubicar en el tiempo y el espacio destacaría lo
siguiente: la creación del Consejo Nacional de Huelga –en
el que hubo participación de estudiantes de la Universidad
Iberoamericana– el 2 de agosto, la aprobación del “pliego
petitorio” dos días después, las enormes manifestaciones en
apoyo del pliego petitorio –las mayores hasta entonces en
la historia del país–, y en especial la “marcha del silencio”
del 13 de septiembre, la ocupación de la Ciudad Universita-
ria por el Ejército el día 18 de ese mes, la manifestación de
protesta por ello, encabezada por el rector, ingeniero Javier
Barros Sierra, el día siguiente, y los hechos del 2 de octubre
en Tlatelolco. (Recuerdo claramente los acontecimientos,
pero con excepción de los del 2 de octubre, no las fechas
precisas en las que tuvieron lugar; las he investigado como
parte del proceso de escritura de esta nota).
¿Qué recuerdo de la participación de la comunidad de
nuestra Universidad en el movimiento estudiantil? Tengo muy
claro cuál era el contexto institucional: la Universidad llevaba
siete años de encontrarse domiciliada en la avenida Cerro de
las Torres en la colonia Campestre Churubusco (no existía
aún el edificio de la Biblioteca, y los laboratorios de Química
habían sido inaugurados apenas ese año); se celebraban 25
años de vida institucional; el Ideario había sido solemnemente
El doctor Ángel Palerm Vich (1917-1980).
promulgado el 31 de julio (en el mayor auditorio del Centro
Médico Nacional del IMSS en la avenida Cuauhtémoc, si
en esto no me falla la memoria); el doctor Ernesto Meneses
Morales, S. J. había iniciado su gestión como rector (tras una
crisis provocada por una diferencia de opiniones en cuanto
a la duración que debía tener la gestión del rector anterior,
el licenciado Javier Meza, S. J.); faltaba media década para
que se llevara a cabo la reforma académica, la Universidad
se encontraba estructurada académicamente en términos
de escuelas y carreras, las cuales estaban incorporadas a la
UNAM o a la SEP.
Resumiría mis recuerdos sobre la participación de la co-
munidad en el movimiento de 1968 de la manera siguiente:
Hubo participación de miembros de nuestra comunidad
universitaria en todas las fases del movimiento (y en algunos
momentos hubo también pronunciamientos institucionales);
si bien gran parte de la comunidad mantuvo un talante pasivo
frente a los acontecimientos, hubo sectores de la comunidad
que tuvieron una participación intensa a lo largo de todo el
conflicto, siendo el caso más conspicuo a este respecto el
de los alumnos y los profesores de Antropología, Ciencia
Política y Sociología, reunidos en una agrupación informal
llamada Antropolisoc. Había en ese ámbito de la Ibero una
37
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |
IBERO

38
Desplegado de la Universidad Iberoamericana publicado el 15 de agosto de 1968 en el diario Excélsior.
 Había en ese ámbito de la Ibero
una gran identificación de los
estudiantes con sus profesores y
entre estos destaca uno en relación
con la participación de aquéllos en
el movimiento estudiantil: el doctor
Ángel Palerm Vich (1917-1980).
gran identificación de los estudiantes con sus profesores
y entre estos destaca uno en relación con la participación
de aquéllos en el movimiento estudiantil: el doctor Ángel
Palerm Vich (1917-1980).
Se encuentra documentada la participación de grupos
numerosos de estudiantes de la Ibero, identificados como
tales porque exhibían pancartas en las que se declaraba su
pertenencia a la institución, en las grandes manifestaciones
que se realizaron en apoyo del pliego petitorio. Esto fue
particularmente notorio en la enorme manifestación que
tuvo lugar el 26 de julio. El 15 de agosto se publicó en el
periódico Excélsior un desplegado, suscrito por la “Asam-
blea de estudiantes y maestros de las carreras de Ciencias
Políticas, Sociología y Antropología Social de la Universidad
Iberoamericana”, en el que los firmantes declaraban entre
otras muchas cosas que “conscientes y preocupados por la
gravedad de la situación nacional, nos hacemos solidarios
y unimos nuestra voz a la de los verdaderos universita-
rios, compañeros de la UNAM y del IPN, en sus esfuerzos
para convertir la presente crisis en un proceso permanente
que secunde los esfuerzos de transformación social” y que
exigían la solución del pliego petitorio. (El texto completo
de este desplegado puede verse en el libro La Universidad
Iberoamericana en el contexto de la educación superior
contemporánea del doctor Ernesto Meneses, S. J. al que se
hace referencia más adelante). Consta también que cuando
el ejército ocupó la Ciudad Universitaria fueron detenidos
estudiantes de la Universidad Iberoamericana.
¿Se sabe algo de la presencia de estudiantes de la Ibe-
roamericana en Tlatelolco el 2 de octubre? La hubo, cierta-
mente, aunque el único testimonio escrito que yo conozco
al respecto figura en el libro La noche de Tlatelolco (1971) de
Elena Poniatowska. En este libro, por cierto, se hacen otras
menciones de la participación de la Universidad Iberoame-
ricana en el movimiento. Otro tanto ocurre con otra de las
obras “clásicas” o “canónicas” a este respecto: Los días y los
años (también publicado en 1971), de Luis González de Alba.
En adición a los libros de Poniatowska y de González
de Alba hay otros textos, hoy prácticamente olvidados, que
La educación requiere de la libertad. Fotografía: Ramón Guzmán
Valdés. Archivo Fotográfico Heraldo de Gutiérrez Vivó. Biblioteca
Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana.
vale la pena recuperar en relación con la conmemoración de
estos asuntos. En primer lugar cabe hacer referencia a una
secuencia de cuatro artículos de la autoría de un “Profesor
A.” (a quien todo el mundo identificó correctamente como el
doctor Ángel Palerm) intitulados “El movimiento estudiantil:
notas sobre un caso”, aparecidos en los números 17 a 20 de
la revista Comunidad (febrero, abril, junio y agosto de 1969),
una revista institucional publicada bimestralmente cuya vida
transcurrió de 1966 a 1977 y que constituyó el primero de
una secuencia de antecedentes de la actual revista IBERO.
Finalmente, es obligado hacer referencia al libro del doctor
Ernesto Meneses –quien, como ha quedado dicho, era el
rector de la Universidad Iberoamericana en el tiempo del
movimiento estudiantil– La Universidad Iberoamericana en
el contexto de la educación superior contemporánea publicado
en 1979 por la propia Universidad. Todo el quinto capítulo de
este libro se encuentra consagrado al movimiento estudiantil
y encontramos ahí un apartado relativo específicamente a
la participación de la Iberoamericana en el Movimiento.
La conmemoración del quincuagésimo aniversario
del movimiento estudiantil constituye una oportunidad
para recuperar, de los textos mencionados de Elena
Poniatowska, Luis González de Alba, Ángel Palerm y
Ernesto Meneses, y de otros pertinentes, lo relativo a la
participación de nuestra comunidad universitaria en el
movimiento y para complementar lo recuperado con lo
que pudiera arrojar una investigación al respecto en el
Archivo Histórico institucional.
39
 Tlatelolco esta mañana
El 68 y las luchas que restan
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |

GONZALO BUSTAMANTE MOYA

Licenciado en filosofía por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Actualmente cursa la maestría en filosofía
en The New School for Social Research, Nueva York. Ha traducido al español a filósofos como Alice Crary, Peter Hacker,
Markus Gabriel, Chiara Bottici y Michael Naas. Asimismo, ha participado en proyectos de investigación sobre filosofía
alemana, así como en conferencias sobre literatura y filosofía moderna y contemporánea. Fue presidente de la
sociedad de alumnos de filosofía durante 2014, y es consejero editorial de IBERO.

A
cualquier persona pertene-
ciente a una generación pos-
terior a 1968 que se enfrenta
a la tarea de escribir sobre el
movimiento estudiantil y la
matanza de Tlatelolco inva-
riablemente se le imponen
una serie de preguntas críti-
cas: ¿Cómo dar cuenta de un acontecimiento que no se
vivió en carne propia?, ¿cómo articular una posición
crítica ante un suceso que modificó profundamente
IBERO
En las líneas que siguen me interesa enfatizar la
criminalización y la racialización de los estudiantes,
así como la manera en que podríamos continuar
nuestras luchas futuras más allá de la memoria y más
acá de la igualdad.
Según varios de los recuentos del movimiento
estudiantil de 1968, éste surge como una respuesta
inmediata ante las acciones de un grupo de granaderos
quienes, con el pretexto de disolver una confrontación
entre estudiantes de la preparatoria Isaac Ochoterena
y la Vocacional 5, arremetieron a golpes en contra

la vida en México, pero del que no fuimos testigos
presenciales?, ¿de qué manera podríamos aprender
de una lucha que temporalmente nos es ajena pero
que, de alguna forma, es constitutiva del entramado
social contemporáneo?
No pretendo dar respuesta a estas preguntas,
sino usarlas como marco para aproximarme a un
evento lejano pero que resuena en nuestro presente,
específicamente en un suceso como lo ocurrido en
Ayotzinapa en 2014. Me parece que, justamente, bajo
un paradigma de reflexión histórica que se enfoque en
las resonancias del 68 en el presente, y que no pierda
de vista las dificultades constitutivas del testimonio
y la memoria, particularmente ante acontecimientos
dolorosos, es como podríamos aproximarnos a nues-
tro pasado colectivo, un pasado colectivo que sigue
siendo operativo en el vasto entramado de relaciones,
instituciones y estructuras biopolíticas de nuestra
40 contemporaneidad.
de los estudiantes involucrados. El enfrentamiento
escaló cuando, persiguiendo a varios estudiantes
que participaron en la pelea callejera, los granaderos
entraron a la vocacional y golpearon a estudiantes y
maestros inocentes.
Es evidente que dicho suceso revela el uso violento
de la fuerza en contra de ciudadanos como prueba
de su soberanía, lo cual podría considerarse como la
esencia misma del Estado; sin embargo, es importante
enfocarse en la forma específica en el que, a partir de
ese momento, se despliega un mecanismo discursivo
que cumple la función de justificar y aminorar la in-
dignación ante las acciones del gobierno durante 1968,
culminando en la matanza del 2 de octubre. Dicho
mecanismo implica, ante todo, una identificación de
las víctimas y las personas involucradas con la figura
del criminal, con aquel que es una amenaza para la
estabilidad social. Tal identificación busca debilitar
 Manifestación estudiantil en la BUAP. Fotografía: Archivo Fotográfico Heraldo de Gutiérrez Vivó.
Biblioteca Francisco Xavier Clavigero de la Universidad Iberoamericana.

La evidente criminalización de los estudiantes asesinados en Tlatelolco, así como la de

los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, está relacionada con un aspecto que,
difícilmente, tiene un lugar preponderante en los recuentos y análisis: el racismo.

la posibilidad de personalización y empatía, al agrupar las víctimas de la violencia al momento de su muerte

a las víctimas bajo una categoría negativa y, sobre todo,
abstracta. “Todos los individuos involucrados eran re-
voltosos, maleantes o criminales. No eran estudiantes.”
Tal categorización deshumanizante logra con ello una
distancia con las víctimas que las invisibiliza y arrebata
la posibilidad de duelo; en palabras de Judith Butler, es
una vida que ya no es digna de llorarse.
Como prueba el acontecimiento en Ayotzinapa,
tras el cual se buscó la criminalización simbólica de
los estudiantes desaparecidos, dicho mecanismo de
identificación no es exclusivo del contexto de 1968.
Sin embargo, la evidente criminalización de los estu-
diantes asesinados en Tlatelolco, así como la de los 43
normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, está relacio-
nada con un aspecto que, difícilmente, tiene un lugar
preponderante en los recuentos y análisis: el racismo.
Como nos ha advertido Federico Navarrete en su
libro México racista: una denuncia, la invisibilidad de
es consecuencia de su constante invisibilización en la
vida; lo anterior se sostiene por una discriminación
sistemática que, a su vez, se relaciona con un sistema
de desigualdad con una jerarquía social altamente ra-
cializada. Partiendo de un paradigma de la administra-
ción de los cuerpos como un aspecto fundamental para
entender la violencia del Estado moderno, la matanza
de los estudiantes de Tlatelolco y la desaparición de los
normalistas de Ayotzinapa, así como la consecuente
criminalización de las víctimas se entienden sólo en
relación con un sistema político, económico, social y
educativo que excluye a quienes no se ajustan a un
ideal de blancura.
En ese sentido, la identificación de los estudiantes
como criminales y revoltosos se entiende también como
un mecanismo discursivo que fomenta la identificación
de la criminalidad con una población morena. Así, la
dignidad del duelo también se racializa: las únicas vi- 41

1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | EXAMEN |
Estudiantes detenidos en la Ciudad Universitaria.
das que son dignas de llorarse son las vidas blancas,
no la de los criminales morenos. En ese sentido, la
visibilización de las víctimas y la lucha en contra de
la precarización de la vida no puede ignorar los me-
canismos jerárquicos de privilegio que se sostienen
IBERO
en una valorización racial de todas las esferas de
existencia.
Ahora bien, a pesar de que la matanza de Tlate-
lolco se puede ver desde el complejo entramado de
dominación biopolítica y de violencia vertical por
parte del gobierno, también pone de manifiesto una
historia de resistencia y solidaridad horizontal como
su contraparte. Como se ha documentado amplia-
mente, aun cuando el Consejo Nacional de Huelga
estaba centralizado y la mayoría de los protagonistas
están relacionados con instituciones públicas, la lucha
estudiantil logró una amplia movilización que inclu-
yó a escuelas privadas y a sectores de la población
tradicionalmente ajenos a la actividad y la práctica
de lo político. Justamente es en este sentido en el que
la visibilización y personalización de las víctimas se
entiende como un quehacer histórico en contra de
42 los intentos por parte del gobierno por criminalizar y
A diferencia de lo ocurrido en
1968, la inmediata y constante
personalización de las víctimas de
Ayotzinapa se hizo posible gracias
a los mecanismos contemporáneos
de comunicación, así como
a la capacidad de registro y
diseminación de información en
tiempo real.
ofuscar los hechos; lo anterior se vuelve con ello una
tarea política en pos de la solidaridad. La memoria
crítica de la masacre se convierte así en un arma
de resistencia, en un instrumento colectivo para la
rendición de cuentas y en la base para la unificación
colectiva.
Lo anterior presenta otra oportunidad de apre-
ciar las resonancias del movimiento del 68 con lo
sucedido en Ayotzinapa en 2014. Además de la cri-
minalización y racialización de los estudiantes, en
ambos casos el aparato estatal se abocó a destruir
evidencias, minimizar los crímenes y negar infor-
mación. Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en
1968, la inmediata y constante personalización de las
víctimas de Ayotzinapa se hizo posible gracias a los
mecanismos contemporáneos de comunicación, así
como a la capacidad de registro y diseminación de
información en tiempo real.
En ese sentido, resulta innegable que el contexto
contemporáneo facilita la movilización, el registro
de información y la personalización de las víctimas,
que se vuelven fundamentales para la lucha política
activa. Ahora bien, a pesar de dicho éxito técnico
para el registro y la viralización de la información, así
como el reconocimiento político de la memoria, cierto
olvido de los eventos traumáticos como los ocurridos
en Tlatelolco o Ayotzinapa sigue siendo inevitable,
incluso necesario, en la cotidianidad. Esto muestra
los límites de una estrategia de resistencia que se
base solamente en la memoria y en la resignificación
constante de acontecimientos.
Lo anterior nos lleva a una pregunta crítica para el
presente, particularmente a una generación como la
mía que ha crecido en la era de la red social: ¿Cómo
constituir lo social de una manera que no recaiga
de forma exclusiva en la remembranza del dolor y la
violencia? Para ello, conviene regresar al dispositivo de
criminalización y racialización para notar que dicho
mecanismo no sólo sirve para deshumanizar e invi-
sibilizar a las víctimas, sino para ocultar a su vez un
sistema complejo de privilegios, racismo y desigualdad
económica, social y política. En ese sentido, la lucha
presente se vuelve un ejercicio de memoria en favor de
las víctimas, que se unifica a un desmantelamiento de
las estructuras sistemáticas de violencia y desigualdad
que la vuelven posible. Así, mantener un concepto sus-
tantivo de desigualdad en el centro para reconsiderar
con ello la constitución de lo social como eje de las
luchas presentes es hoy más que nunca un imperativo
generacional.
En Tlatelolco aquella tarde, Luis González de Alba
retoma uno de los manuscritos que escribió mientras
estuvo preso en Lecumberri por su participación en el
movimiento estudiantil: “Nosotros no perdonaremos:
no perdonen ustedes.” Mi generación no debe perdonar
Tlatelolco y no debe perdonar Ayotzinapa. Neguemos el
perdón mediante el recuerdo, pero, sobre todo, desde la
conciencia crítica de esas estructuras que nos dividen
y desmantelan lo social. Esta conciencia revela no sólo
la violencia sistemática que nos invade, sino las luchas
que restan y que ya no pueden postergarse en favor de
la búsqueda de nuevos espacios y nuevos conceptos de
lo común. Más que de Tlatelolco aquella tarde, habría
que hablar de Tlatelolco esta mañana: esta mañana
en la que se vislumbra !aunque sea tenuemente! la
posibilidad de que toda vida sea digna de ser llorada.

Mi generación no debe perdonar Tlatelolco y no debe perdonar Ayotzinapa. Neguemos

el perdón mediante el recuerdo, pero, sobre todo, desde la conciencia crítica de esas
estructuras que nos dividen y desmantelan lo social.

43
Ayotzinapa: Vivo se lo llevaron, vivo lo queremos. Fotografía: Cortesía de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Centro de Derechos Humanos
Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh).
 ¿Qué sabes del movimiento
estudiantil del 68?
Alumnos de la Ibero responden
ALUMNOS | GENTE QUE CAMBIA AL MUNDO | OPINIÓN |

a esta pregunta
VALENTINA GONZÁLEZ. Redactora de IBERO.

El movimiento estudiantil del 68 es un episodio importantísimo en la historia moderna de México. Referente indispensable de las luchas contra el
autoritarismo estatal y por la reivindicación de los derechos y las libertades, en un contexto opresivo y represivo, el emblemático movimiento de
los jóvenes estudiantes mexicanos ha cumplido medio siglo y “no se olvida”. Prueba de ello es que las nuevas generaciones tienen una muy clara
idea de lo que fue y de lo que sigue significando, tal como lo demuestran las respuestas de estos alumnos de la Ibero.

Los jóvenes exigían menos autoritarismo

MARÍA DE LA LAMA En 1968 se llevaban a cabo varios movimientos estudiantiles en el mundo.
En el caso de México, los jóvenes exigían menos autoritarismo del gobierno,
Licenciatura así como justicia social. Pero terminó terriblemente con la matanza de Tla-
en Derecho telolco. Nunca se supo cuántos estudiantes fueron asesinados, pero se habla
de miles. Fue el Estado el que dio la orden de la agresión.

Las autoridades enviaron fuerzas militares contra los

estudiantes
El Movimiento de 1968 empezó por una pelea entre estudiantes de
escuelas, algo muy de jóvenes, muy normal. Díaz Ordaz ejercía el au- EMILIO GARCÍA ORTIZ
toritarismo, reprimía a las personas y atacó a los jóvenes. A partir de Licenciatura
esos sucesos, hubo muchas protestas y huelgas por parte de los estu- en Relaciones
IBERO

diantes hasta que llegó el 2 de octubre en donde varias universidades,

principalmente la UNAM y el Politécnico, se reunieron en la plaza de Internacionales
Tlatelolco. Las autoridades enviaron fuerzas militares para acabar con
su forma de pensar y terminar con las huelgas.

YESENIA El gobierno aún niega la represión

GUADALUPE Los estudiantes estaban inconformes con el presidente y decidieron empren-
OLIVA LÓPEZ der una serie de protestas; ese mismo año estaban por realizarse los Juegos
Ingeniería en Olímpicos en México. Frente al panorama, el gobierno dio la orden de repri-
Tecnologías mir los movimientos. El gobierno aún niega la represión. Tengo entendido que
de Cómputo y un militar dejó una carta en donde confesaba que el gobierno fue el respon-
Telecomunicaciones sable de la masacre.

La matanza de estudiantes siempre marcará al PRI

Ocurrían una serie de eventos que fueron fraguando la voz de una gene-
ración que demandaba ciertos beneficios, presupuesto que era gastado
en las Olimpiadas y no en el bienestar público. Hicieron varias demandas
civiles, pero la respuesta fue la represión y el silencio. Al final, los Juegos ALEJANDRO ISLAS
Olímpicos no serán recordados por su esplendor, si es que lo tuvo, sino VILLAMAR
por la matanza de estudiantes; algo que siempre marcará al PRI, el partido Licenciatura en
que estaba en el poder. Las generaciones creen menos en él, lo cual se vio Economía
44 reflejado en las elecciones.
Se pedía mayor democratización y transparencia
En el 68 se llevaba a cabo una serie de movimientos que pe-
dían mayor democratización y transparencia en las institu-
ciones políticas, se buscaba una apertura a nuevos partidos
porque estaban en auge las ideologías políticas y se buscaba
EMILIANO HERNÁNDEZ
que los gobiernos rindieran cuentas. Esto sucedió en Francia
Licenciatura en Relaciones
y España. En México, previo al Movimiento del 68, ocurrió el
Internacionales
asalto al cuartel Madera, en Chihuahua, el primer movimien-
to guerrillero en México que alarmó a las fuerzas armadas
por las réplicas que pudieran ocurrir. Por esta razón incre-
mentaron las operaciones de espionaje cuando inició el mo-
vimiento estudiantil de 1968, pues además venían los Juegos
Olímpicos y debían mantener el control. El movimiento tenía el respaldo de la sociedad
Fue un tema político en el que los estudiantes pedían
el cumplimiento de ciertas demandas; sus manifes-
taciones eran para hacerse notar y exigir derechos. El
gobierno sabía que el movimiento era fuerte y tenía
respaldo de la sociedad y que no sería tan fácil contro-
INÉS DÍAZ larlo. Por eso las autoridades decidieron terminar con
Licenciatura en Diseño Interactivo las protestas y silenciarlas con una matanza.

Por la libertad de los presos políticos

Varias escuelas participaron en el movimiento, entre ellas, la
UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y la Ibero. Los estu- VALENTINA TOLEDO
diantes demandaban al gobierno el cumplimiento de un pliego Licenciatura en Psicología
petitorio, en el que destacaban puntos como la libertad de todos
los presos políticos, la destitución del jefe de la Policía del en-
tonces Departamento del Distrito Federal y la eliminación del
cuerpo de granaderos y el castigo a funcionarios responsables de
actos de violencia contra estudiantes.

Había odio por parte del Estado

No sólo fue un movimiento que surgió en México,
tiene que ver con el desarrollo contextual de una
época y que fue heredero de movimientos como el
de París o el de Berlín, en el mismo año. Había un
RICARDO MALAGÓN odio inoculado, irracional, por parte del Estado con-
Licenciatura en Historia del Arte tra los estudiantes y los intelectuales de izquierda,
y una estrategia política en utilizar la fuerza militar
contra estas personas.

Rebelión de los estudiantes contra el sistema opresor

Aunque el movimiento empezó como un conflicto entre ins-
tituciones educativas, al final se trató de una rebelión de los JOSÉ CÓRDOBA
estudiantes contra el sistema opresor de Gustavo Díaz Ordaz. Licenciatura en Comunicación
Las protestas de los jóvenes eran pacíficas, pero como venían
las Olimpiadas, el gobierno decidió reprimirlos con ataques
que después terminaron en una matanza en la Plaza de las
Tres Culturas en Tlatelolco.

Manifestaciones para luchar por los derechos

El movimiento del 68 inició por un juego de futbol
americano entre estudiantes de una vocacional y una
CARMEN DEL ÁNGEL preparatoria, lo que generó un enfrentamiento. Fue el
Licenciatura en Contaduría detonante de la participación social de los jóvenes en
temas políticos y públicos. A partir de dichos sucesos,
los estudiantes encabezaron manifestaciones para lu-
char por sus derechos. 45
 Contra la desmemoria
Prensa versus poesía
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | VERSIONES |
Esto (des)informó la prensa mexicana
sobre la masacre del 2 de octubre:
EL DÍA
Muertos y Heridos en Grave Choque con
el Ejército en Tlatelolco. Entre los Heridos
Están el General Hernández Toledo y otros
Doce Militares. Un Soldado Falleció. El
Número de Civiles que Perdieron la Vida o
Resultaron Lesionados es Todavía Impre-
ciso. La Tropa fue Recibida a Balazos por
Francotiradores, Dijo García Barragán.
EL HERALDO DE MÉXICO
Sangriento Encuentro en Tlatelolco. 26
Muertos y 71 Heridos. Francotiradores
Dispararon Contra el Ejército; El General
Toledo Lesionado.
EL NACIONAL
IBERO
El Ejército Tuvo que Repeler a los Franco-
tiradores: García Barragán.
46
Esto respondió la poesía, con la verdad:
JOSÉ EMILIO PACHECO
Desde las azoteas
dispararon los hombres de guante blanco.
Disparó también el helicóptero.
Se veían las rayas grises.
Como pinzas
se desplegaron los soldados.
Se inició el pánico.
La multitud corrió hacia las salidas
y encontró bayonetas.
En realidad no había salidas:
la plaza entera se volvió una trampa.
–Aquí, aquí Batallón Olimpia.
Aquí, aquí Batallón Olimpia.
Las descargas se hicieron aún más intensas.
Sesenta y dos minutos duró el fuego.
–¿Quién ordenó todo esto?
Los tanques arrojaron sus proyectiles.
Comenzó a arder el edificio Chihuahua.
Los cristales volaron hechos añicos.
De las ruinas saltaban piedras.
Los gritos, los aullidos, las plegarias
bajo el continuo estruendo de las armas.
JUAN BAÑUELOS
Capital de la hoguera:
Zacatenco, la Ciudadela,
Iztapalapa, Casco
de Santo Tomás
y Tlatelolco.
Úvula viva que arremete
contra toda coartada de lenguas proditorias.
Bajo el trismo del miedo,
sobre un cardumen de azoteas,
las banderas olímpicas
puestas con especial cuidado
no ocultarán el crimen.

ÓSCAR OLIVA
Para reconocerme tengo que pararme frente a un espejo,
preguntarles a mis amigos si me han visto pasar.
Pero ellos no me responden.
Tampoco pueden hablar.
Sus heridas, igual que las mías,
se abren con un mínimo esfuerzo:
cuando desnucan a un colibrí con los dedos, EXCÉLSIOR
cuando desnudan a una muchacha. Recio Combate al Dispersar el Ejército un Mitin
No pueden responderme desde la cárcel, de Huelguistas. Se Luchó a Balazos en Ciudad
porque el carcelero Tlatelolco. Hay un Número aún no Precisado de
les ha roto las costillas a culatazos. Muertos y Veintenas de Heridos. Veinte Muertos,
75 Heridos y 400 Presos. Declaraciones del Direc-
tor de Relaciones de la Presidencia. “La Libertad
ROSARIO CASTELLANOS Seguirá Imperando”. El Srio. de la Defensa Hace
No hurgues en los archivos pues nada consta en actas. un Análisis de la Situación.

Ay, la violencia pide oscuridad

porque la oscuridad engendra el sueño
y podemos dormir soñando que soñamos.

Mas he aquí que toco una llaga: es mi memoria.

Duele, luego es verdad. Sangra con sangre.
Y si la llamo mía traiciono a todos.

Recuerdo, recordamos.

Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca

sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo, sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.

Recuerdo, recordemos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.
47
 EL UNIVERSAL
Tlatelolco, Campo de Batalla. Durante Va-
rias Horas Terroristas y Soldados Sostuvie-
ron Rudo Combate. El General José Hernán-
1968: MEDIO SIGLO DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL | VERSIONES |
dez Toledo, Gravemente Herido. No Habrá
Estado de Sitio, Afirmó García Barragán.
LA PRENSA
Balacera del Ejército con Estudiantes. Se
Luchó a Balazos en Ciudad Tlatelolco. Hay
un Número aún no Precisado de Muertos y
Veintenas de Heridos. Veinte Muertos, 75
Heridos y 400 Presos. Declaraciones del Di-
rector de Relaciones de la Presidencia. “La
Libertad Seguirá Imperando”. El Srio. de la
Defensa Hace un Análisis de la Situación.
NOVEDADES
Balacera Entre Francotiradores y el Ejérci-
to, en Ciudad Tlatelolco. Datos Obtenidos:
25 Muertos y 87 Lesionados. El Gral. Her-
nández Toledo y 12 Militares más Están Heri-
dos. Exhorta García Barragán a los Padres de
Familia. No Vamos a Permitir que se Repitan
los Disturbios, Afirma.
OVACIONES
Sangriento Tiroteo en la Plaza de las Tres
Culturas. Decenas de Francotiradores se En-
IBERO
frentaron a las Tropas. Perecieron 23 Perso-
nas, 52 Lesionados, Mil Detenidos y más Ve-
hículos Quemados.
48
DAVID HUERTA
Era el espejo de la muerte lo que sobrevenía.
Pero la muerte había ya pasado con sus armaduras
y sus instrumentos
por todos los rincones, por todo el aire abolido de la plaza.
Era el espejo de la muerte con sus reflejos de miedo
lo que nos daba sombra en una ciudad que era esta ciudad.
Y en la calle era posible ver cómo una calle se cerraba,
cómo sobrevenía un parpadeo, cómo se deslizaban los pies,
con un silencio espeso,
buscando una salida,
pero salidas no había: solamente había
una puerta enorme y abierta sobre los reinos del miedo.
JAIME SABINES
Nadie sabe el número exacto de los muertos,
ni siquiera los asesinos,
ni siquiera el criminal.
(Ciertamente, ya llegó a la historia
este hombre pequeño por todas partes,
incapaz de todo, menos del rencor.)
Tlatelolco será mencionado en los años que vienen
como hoy hablamos de Río Blanco y Cananea,
pero esto fue peor,
aquí han matado al pueblo:
no eran obreros parapetados en la huelga,
eran mujeres y niños, estudiantes,
jovencitos de quince años,
una muchacha que iba al cine,
una criatura en el vientre de su madre,
todos barridos, certeramente acribillados
por la metralla del Orden y la Justicia Social.
A los tres días, el ejército era la víctima de los desalmados,
y el pueblo se aprestaba jubiloso
a celebrar las Olimpiadas, que darían gloria a México.
THELMA NAVA
Tlatelolco es una pequeña ciudad aterrada
que busca el nombre de sus muertos.
Los sobrevivientes no terminan de iniciar el éxodo.
Pequeña ciudad fantasma, húmeda y triste
a punto de derrumbarse si alguien se atreviera
a tocarla nuevamente.
Nada perdonaremos.
Rechazamos todo intento de justificación.

OCTAVIO PAZ
La limpidez
(quizá valga la pena
escribirlo sobre la limpieza
de esta hoja) EL SOL DE MÉXICO
no es límpida: El Objetivo: Frustrar los XIX Juegos. Manos Ex-
es una rabia trañas se Empeñan en Desprestigiar a México.
(amarilla y negra Francotiradores Abrieron Fuego Contra la Tropa en
acumulación de bilis en español) Tlatelolco. Heridos un General y 11 Militares; 2 Sol-
extendida sobre la página. dados y más de 20 Civiles Muertos en la Peor Re-
¿Por qué? friega. Responden con Violencia al Cordial Llama-
La vergüenza es ira do del Estado. Que Cada Hogar Cuide de sus Hijos,
vuelta contra uno mismo: Pide García Barragán. Confía el Ejército en que no
si Haya más Efusión de Sangre. Deben Contribuir los
una nación entera se avergüenza Padres a que los Jóvenes no se Dejen Azuzar.
es león que se agazapa
para saltar.
(Los empleados
municipales lavan la sangre
en la Plaza de los Sacrificios.)
Mira ahora,
manchada
antes de haber dicho algo
que valga la pena,
la limpidez.

GABRIEL ZAID
¿Sigue usted indignado,
Señor Presidente?
Mala cosa es perder
por unos muertitos,
que ya hacen bostezar
de empacho a los gusanos
la paz.
Todo
es posible en la paz.

49
 Jorge Ramos
La principal función social del periodismo
es cuestionar a los que tienen el poder
JORGE CERVANTES MAGAÑA. Coordinador de Medios y Web de la Dirección de Comunicación
IBERO LÍDER | EDUCACIÓN QUE TRANSFORMA |
Institucional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
IBERO
J
orge Ramos, el conductor ti-
tular del Noticiero Univisión
en Estados Unidos y egresa-
do de la Ibero, prefigura el
rostro del periodista de los
nuevos tiempos con su vena
incisiva, crítica, y su estilo
echado para adelante. Es una
voz incómoda para muchos a quienes no les gustan
los cuestionamientos fuertes, y esto lo dejó ver hace
apenas unas semanas, en uno de sus recientes regresos
al alma máter, cuando moderó el diálogo que el ex
candidato presidencial Ricardo Anaya sostuvo con
la comunidad universitaria. “Usted se define (para la
50 elección del pasado 1 de julio) como un hombre anti-
Jorge Ramos en la Ibero. Fotografía de Alberto Hernández.
sistema”, lo increpó el periodista, quien de 1977 a 1981
estudió la carrera de Comunicación en la Universidad
Iberoamericana, en la época de los “gallineros”. Y
volvió a la carga: “Mientras fue funcionario público
jamás se declaró contra la guerra antidrogas de Felipe
Calderón, que sumió al país en una estela de muerte.
¿Usted no es continuidad? Trabajó con Calderón, ¿eso
no es continuidad? Pactó con el presidente Peña,
¿no es eso continuidad?, usted aprobó las reformas,
hay fotografías en las que aplaude al mandatario”,
arremetió Ramos.
“Cuando yo llego a una entrevista pienso dos co-
sas: una, que si yo no hago esa pregunta nadie más
la va a hacer; y dos, que nunca más volveré a ver a
ese presidente o político. Si no tratas de quedar bien,

El periodista tiene que saber un poco de todo. Pero lo más importante es poner en
contexto lo que vas cubriendo. Eso es lo que a mí me dio la Ibero.
salen mejor las entrevistas. Trato de no rehuirle al con-
flicto”, establece el presentador estelar de noticias de la
cadena Univisión, como para un manual de periodismo.
En entrevista con IBERO, Jorge Ramos repasa la
manera de cómo su formación en la Universidad Ibe-
roamericana ha marcado su desarrollo profesional; narra
las vicisitudes de su partida a trabajar a Estados Unidos,
luego de que en la televisión mexicana sufriera censura
y, en tiempos de fake news, recomienda más que nunca
estudiar periodismo, dadas las transformaciones que
están viviendo los medios. “En mi época –argumenta el
periodista considerado en 2015 una de las 100 personas
más influyentes del mundo por la revista Time–, los
comunicadores debíamos decidir entre radio, televisión,
cine, prensa o relaciones públicas, pero hoy esto se ha
convertido en una multitud de plataformas que hay que
dominar”. En la entrevista también se da tiempo para
hablar de política y esboza sus expectativas en torno
a Andrés Manuel López Obrador, el presidente electo
de México que entrará en funciones el 1 de diciembre;
Jorge Ramos. Frente a Trump. Fotografía: Cortesía de Univisión.
advierte sobre la compleja relación que le espera a Mé-
xico con la administración Trump en Estados Unidos,
y reconoce el movimiento estudiantil del 68 como un
modelo que nos enseñó a no dejarnos nunca de los
gobiernos represivos y autoritarios.
¿Cómo fue tu etapa de formación como comunicador?
Recibí una educación universitaria muy variada –es-
tudié historia, filosofía, sociología y psicología– y mucha
calle. El periodismo de verdad lo aprendí en las calles
de Los Ángeles y viajando por toda América Latina. El
periodista tiene que saber un poco de todo. Pero lo más
importante es poner en contexto lo que vas cubriendo.
Eso es lo que a mí me dio la Ibero.
¿Recuerdas en particular a algunos maestros de la Ibero?
Tuve grandes maestros en la Universidad, pero lo que
más agradezco es esa oportunidad que tuve de pensar en
voz alta. Recuerdo grandes debates en clases y fuertes
51
cuestionamientos a los profesores. Con el maestro Paco

IBERO LÍDER | EDUCACIÓN QUE TRANSFORMA |
Jorge Ramos. A cuadro. Fotografía: Cortesía de Univisión.
Prieto se hablaba de la vida y la muerte y quedaba uno
con mil inquietudes. Era mucho más que ir a clase.
El maestro Jorge González nos sacaba del salón y nos
llevaba lejos de la ciudad de México a poner en prác-
tica lo que leíamos sobre sociología. Eso es invaluable.
IBERO
Imagínate que aprendí sobre marxismo de sacerdotes
jesuitas. Esos contrastes me ayudaron enormemente. La
tolerancia y la apertura se convirtieron en necesidad.
¿De qué manera tu paso por la Ibero marcó tu
formación profesional?
En la Ibero aprendí la importancia de discutir y
respetar las diferencias. No sabes cómo extraño esas
clases en los “gallineros” (así denominaron los propios
alumnos las instalaciones prefabricadas provisionales
donde tomaron clases luego de que el sismo del 14 de
marzo de 1979 arrasó sus instalaciones de la colonia
Campestre Churubusco).
¿Fue duro el camino que debiste recorrer para
poder incursionar en el ámbito profesional?
Sí, muy duro. La realidad chocaba mucho con
lo que aprendíamos en la universidad, que era un
52 espacio abierto para disentir y cuestionar, y México,
En la Ibero aprendí la importancia de
discutir y respetar las diferencias.
Extraño esas clases en los
“gallineros” (así denominaron los
propios alumnos las instalaciones
prefabricadas provisionales donde
tomaron clases luego de que el
sismo del 14 de marzo de 1979
arrasó sus instalaciones de la
colonia Campestre Churubusco).
a principios de los ochenta, no lo era. Todo lo que se
discutía en clase no se podía decir en los medios. Ese
choque me costó caro. Mi segundo o tercer reportaje
para la televisión fue totalmente censurado. No me
permitieron usar unas entrevistas que había hecho con
Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis. El México que
descubrí no se parecía en nada al que discutía en clases.
Al final tomé una de las decisiones más importantes
de mi vida: renuncié y me vine a Estados Unidos. No
quería ser un periodista censurado. Si hubiera seguido
en la televisión mexicana habría traicionado los prin-
cipios éticos que aprendí en la Ibero.
¿Es recomendable en estos tiempos estudiar co-
municación?
Sí lo es. No hay nada más importante. Las formas
de comunicación se están transformando con enorme
rapidez y hay que entender lo que nos está pasando.
Lo que en mi época era decidir entre televisión, radio,
cine, periodismo o relaciones públicas, hoy se ha con-
vertido en una multitud de plataformas que hay que
dominar simultáneamente. A mí la carrera me sirvió
para entender el mundo que me tocó vivir. Eso fue –y
es– lo más valioso.
¿Cómo ves el futuro del periodismo, de la comu-
nicación?
En tiempos de fake news y de millones de opciones
en internet, los periodistas son más importantes que
nunca. Todos somos editores de nuestra propia reali-
dad. Cada uno de nosotros escoge a quién creerle, así
que lo único que tenemos es la credibilidad. Si dices
algo y la gente no te cree, de nada sirve tu trabajo. The
Washington Post acaba de reportar que el presidente
Trump mintió más de cuatro mil veces en sus primeros
500 días de gobierno. Nos toca a nosotros los periodis-
tas observar y denunciar eso. Y lo mismo en México. No
debemos acostumbrarnos a políticos mentirosos.
¿Cómo defines el rol del comunicador-periodista
ante sus entrevistados y entorno?
Nuestro papel como periodistas es ser contrapoder,
estar en el otro lado de los poderosos. Nos toca hacer las
preguntas incómodas y exigir rendición de cuentas. No le
podemos dar un cheque en blanco a ningún presidente.
La principal función social del periodismo es cuestionar
a los que tienen el poder. Para eso sirve el periodismo.
Nos toca balancear esto y dar voz a quienes no la tienen.
Con tu estilo, ¿representas un nuevo modelo de
periodista?
No, soy sencillamente un periodista. Pero hay que
entender que nuestro trabajo es precisamente incomodar
y cuestionar a los poderosos. Es la única forma en que
entiendo el periodismo. Sí, hay que reportar la realidad
tal y como es, no como quisiéramos que fuera.
¿Qué opinas de las críticas de quienes dicen que eres
provocador, incisivo en extremo; que buscas siempre
protagonismo?
Creo que en estos momentos de mi carrera me toca
entrevistar a muchos protagonistas y eso llama la atención.
Cuando llego a una entrevista pienso dos cosas: una, que
si yo no hago esa pregunta nadie más la va a hacer; y dos,
que nunca más volveré a ver a ese presidente o político.
Si no tratas de quedar bien, salen mejor las entrevistas.
¿Cuál ha sido tu entrevista más complicada?
Los malos son buenos entrevistados. Se creen todopo-
derosos y les molesta enormemente cuando los cuestionas.
Trato de no rehuirle al conflicto, pero siempre lo hay con
ellos porque no les gusta ser cuestionados. Recuerdo mis
entrevistas con Carlos Salinas de Gortari, Hugo Chávez,
Fidel Castro, Evo Morales y mi enfrentamiento en una
conferencia de prensa con Donald Trump. Esto último
–en el verano del 2015– es quizás lo que más se dio a
conocer. Después de tratar de hacerle una pregunta a

El simple hecho de que no estarán ni PRI ni PAN ya es un cambio. Por primera vez desde
1929 hay algo distinto. Pero eso no significa que debamos estirar la luna de miel con el
nuevo gobierno. Me tocará ser igual de crítico que antes. Ese es mi trabajo.

53
Jorge Ramos en la Ibero. Fotografía de Valentina González.
IBERO LÍDER | EDUCACIÓN QUE TRANSFORMA |
Trump, le llamó a uno de sus guardaespaldas y me
sacó del lugar. Hay ocasiones en que los gestos son
más importantes que las palabras. Quedó clara la
intolerancia del entonces candidato a la presidencia,
pero pocos hicieron caso. Cuando se dieron cuenta de
a quién habían elegido, ya era demasiado tarde.
¿A qué personalidad de la actualidad te falta en-
IBERO
trevistar y qué es lo que tendrías que preguntarle?
Siempre me he quedado con las ganas de entrevistar
al Dalái Lama y al Papa (a quien conocí en una cere-
monia privada en el Vaticano). Soy agnóstico y quizá
por eso tengo tanta curiosidad sobre el cielo, el infierno
y la supuesta vida después de la vida. Me encantaría
preguntarles: Entonces, uno se muere y ¿qué pasa?
¿Son diferentes los medios de México a los de
Estados Unidos, donde tú ejerces, o a los de otras
partes del mundo?
Mira, la gran diferencia –creo– es que en la primera
enmienda de la Constitución de Estados Unidos se
establece la absoluta libertad de prensa, lo que me ha
permitido trabajar durante 35 años sin ningún tipo
de censura. Otra gran diferencia es que los dueños
54 de la compañía en la que trabajo jamás me han dicho
Jorge Ramos. Fotografía: Cortesía de Univisión.
qué decir o qué sacar del aire. Incluso, después de mi
enfrentamiento con Trump, puedo decir lo que quiera
sobre él y su presidencia, no tengo protección ni guar-
daespaldas, voy solo al supermercado, ando en bicicleta
y nunca pasa nada. Eso es algo que siempre agradezco.
¿Cómo vislumbras el futuro de México con el
nuevo gobierno?
El simple hecho de que no estarán ni PRI ni PAN
ya es un cambio. Por primera vez desde 1929 hay algo
distinto. Pero eso no significa que debamos estirar la
luna de miel con el nuevo gobierno. Me tocará ser igual
de crítico que antes. Ese es mi trabajo.
¿Cómo crees que será la relación con el gobierno
de Donald Trump?
No lo sé. Aprendí hace mucho que no se puede confiar
en él. Desde que publicó mi número de celular en Insta-
gram, supe que le gusta abusar de su poder y de la gente. Lo
único que le importa a Donald Trump es Donald Trump. El
nuevo gobierno de México se va a equivocar –como hizo
el de Peña Nieto– si trata de ser su “amiguito”. Eso no
funciona. Él sólo respeta el poder. Eso es todo.
¿Qué opinión tienes sobre los 50 años del movi-
miento estudiantil del 68? ¿Crees que otros como el
#YoSoy132 (gestado en la Ibero a partir de #Másde131)
o las protestas de jóvenes por los desaparecidos de
Ayotzinapa tienen el mismo ADN que el de aquella
movilización?
Somos, todos, producto de ese movimiento estudian-
til. Aprendimos que no hay que dejarnos nunca de un
gobierno represivo y autoritario. Esa masacre no podría
repetirse en este 2018, y en eso veo un importante avan-
ce. En tal sentido, el #YoSoy132 y el movimiento por los
desaparecidos de Ayotzinapa deben mucho a lo que se
aprendió del 68.
¿Hay planes de nuevos libros, nuevos proyectos
televisivos, algo que te vincule más con México?
Curiosamente gracias a las redes sociales, a dos ae-
rolíneas y a mi celular, ahora me siento más cerca de
México que nunca. Mi mamá y mis hermanos siguen
aquí. Últimamente he sentido esa necesidad de acer-
carme más y entender lo que realmente está pasando.
México, en realidad, nunca ha salido de mí a pesar de
tantos años fuera del país. Lo irónico –lo triste– es que,
por haberme ido, nunca seré suficientemente mexicano
para muchos mexicanos.

Sus tres visitas más recientes a la Ibero Tres libros de su autoría

• El 30 de septiembre de 2017 participó como • La otra cara de América, Editorial Random

orador invitado en la Ceremonia de Egre-
sados Licenciatura Primavera 2017.
• El 10 de mayo de 2018 presentó su libro
Stranger. El desafío de un inmigrante latino
en la era de Trump.
• El 5 de junio de 2018 moderó el diálogo entre
la comunidad Ibero y el entonces candidato
presidencial Ricardo Anaya.
House/Grijalbo, México, 2001.
• Sin miedo: Lecciones de rebeldes y poderosos,
Grijalbo, México, 2016.
• Stranger: El desafío de un inmigrante latino
en la era de Trump, Grijalbo, México, 2018.

Su andar en el quehacer periodístico

De 1977 a 1981 estudió la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana; luego se es-

pecializó en televisión y periodismo en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), y cursó
una maestría en Relaciones Internacionales en la Universidad de Miami.

Sus primeros pasos en el periodismo los dio en México en las radiodifusoras XEW y XEX de la ciudad
de México. Fue redactor del noticiero Antena cinco, de Televisa, y reportero de 60 minutos.

Decidió emigrar a Estados Unidos cuando Televisa le censuró un reportaje. Llegó a Los Ángeles el
2 de enero de 1983 y se enroló en Univisión en 1984. En 1986 se convirtió en conductor titular del
Noticiero Univisión y desde 2007 conduce el programa semanal Al punto.

Ha cubierto cinco guerras y entrevistado a políticos que van de Barack Obama a Hugo Chávez o
Andrés Manuel López Obrador. Sobre a quién le falta entrevistar, apunta que como agnóstico que
es, tiene curiosidad sobre el cielo, el infierno y la supuesta vida después de la vida. “Por ello me en-
cantaría preguntarles al Papa y al Dalái Lama: Entonces, uno se muere y ¿qué pasa?”.

55
 Formar profesionales
ACTUALIDAD IBERO | BREVES DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA |

conscientes,
competentes, compasivos
y comprometidos
VALENTINA GONZÁLEZ, PEDRO RENDÓN e IVÁN CABRERA.
Redactores de IBERO.

Acreditan a la Maestría en Estudios sobre Migración

La Maestría en Estudios sobre Migración de la Universidad
Iberoamericana Ciudad de México recibió la acreditación
del Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC)
del Conacyt. Este fenómeno migratorio, uno de los retos
más serios para los gobiernos y las sociedades del mundo,
es abordado por nuestro posgrado desde una perspectiva
transdisciplinar, a partir de teorías y enfoques del derecho,
IBERO

las relaciones internacionales, la psicología, la economía y

la sociología.

Alumnos ayudan y conviven con migrantes

Alumnas y alumnos de las licenciaturas en Administración de
Negocios Internacionales y Administración de la Hospitalidad,
del Departamento de Estudios Empresariales, realizaron prácticas
de campo y de acercamiento en el Albergue La Sagrada Familia,
en Apizaco, Tlaxcala, con el fin de entender las problemáticas
que afectan a las personas migrantes centroamericanas en
su tránsito por nuestro país. El objetivo, que inició en 2015,
es entender a profundidad el fenómeno migratorio y buscar
alternativas para quienes están de paso por México.
56
 Llegan nuevos “lobos” a la Ibero
El rector de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México-Tijuana,
maestro David Fernández Dávalos, S. J., dio la bienvenida a las y los
nuevos estudiantes que iniciaron su vida académica el ciclo Otoño
2018, con la encomienda de ser buenos ciudadanos, profesionales que
sean empáticos con los demás, respetuosos, justos y solidarios. Para
este periodo, más de 2 mil 500 nuevos “lobos” de todos los niveles
educativos que ofrece la Ibero (licenciatura, TSU y posgrado) arrancaron su formación profesional.

Curso en derechos humanos, libertad de expresión

y periodismo
La Universidad Iberoamericana Ciudad de México, la Comisión
de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF) y
organizaciones de la sociedad civil anunciaron la impartición
del diplomado “Derechos humanos, libertad de expresión
y periodismo”, con el fin de contribuir en la generación de
capacidades en torno al ejercicio periodístico y comunicativo, en un contexto de alto riesgo en el
desarrollo de dicha labor, así como la formación de periodistas que promuevan la denuncia y la
defensa de las garantías individuales.

Instalan Comité Interuniversitario M-68

Con el objetivo de reflexionar sobre los alcances del Movimiento
Estudiantil de 1968, la Universidad Iberoamericana, la Universidad
de Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad
Autónoma Chapingo (UACh), el Instituto Politécnico Nacional
(IPN) y el Colegio de México instalaron el Comité Interuniversitario
M-68. El Comité impulsará tres actividades principales: la creación
de un macrorrepositorio digital, la organización de un coloquio
internacional y una serie de eventos culturales. La Ibero, de manera particular, ofrecerá el archivo
fotográfico “El Heraldo Gutiérrez Vivó-Balderas”, la colección documental del Movimiento del 68 y el
Fondo Ana Victoria Jiménez sobre la lucha feminista.

Lanzan diplomado para capacitar a directivos de OEM

La Dirección de Educación Continua (DEC) de la Universidad
Iberoamericana Ciudad de México imparte un curso de
capacitación a directivos, jefes de información, personal
administrativo y de otras áreas, de la Organización Editorial
Mexicana (OEM), la empresa periodística más grande del país.
A solicitud expresa de esta compañía de comunicación, la Ibero
desarrolló el programa académico del diplomado “Competencias
directivas en administración y mercadotecnia para la industria periodística”, con lo que garantiza que
este curso de oferta cerrada está hecho a la medida de las necesidades del cambio organizacional que
ha emprendido esta casa editorial en los meses recientes.
57
 Se gradúan alumnos con las cuatro ces
La Universidad Iberoamericana celebró la graduación de 21
ACTUALIDAD IBERO | BREVES DE LA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA |

jóvenes, quienes durante un año cursaron el Diplomado en

Liderazgo Ignaciano, programa que busca formar profesionales
conscientes, competentes, compasivos y comprometidos.
Este curso, que se imparte en 17 centros pertenecientes a la
Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de
Jesús en América Latina (AUSJAL), está dividido en dos semestres: en el primero, se trabaja con la
persona, a quien se le ayuda a interiorizar y encontrarse. En el segundo se abordan temas de justicia
social y problemáticas de América Latina, esto con el objetivo de plantear alternativas más humanas.

Teresa Forcades imparte seminario en la Ibero

La reconocida teóloga catalana Teresa Forcades i Vila, monja
benedictina, impartió en la Universidad Iberoamericana Ciudad
de México el seminario “La noción de persona en la teología
trinitaria clásica y su relación con la noción moderna de
libertad como autodeterminación”, convocado por la Cátedra
de Teología Feminista de esta institución educativa. Además,
a partir de este ciclo Otoño 2018 se convirtió en consejera
técnica externa del Doctorado en Estudios Críticos de Género.

La Ibero abre centro y licenciatura sustentables

La IBERO abrió su Centro Transdisciplinar Universitario para la
Sustentabilidad y su Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental
(LISA), ante los ecólogos y ambientalistas Leonardo Boff, Julia
Carabias, Alicia Bárcena, Martha Delgado y Enrique Leff. Para
IBERO

anunciar la apertura del centro y la licenciatura se realizó el coloquio

“Universidad y Sustentabilidad en México”, encabezado por el
maestro David Fernández Dávalos, S. J., rector de la Ibero, y el doctor Alejandro Guevara Sanginés, vicerrector
académico. El Centro y la nueva carrera tienen como fin la solución de problemas y el aprovechamiento
de oportunidades en temas ambientales.

Roger von Gunten llena de color la Galería Andrea Pozzo

Roger von Gunten inauguró la exposición “La instancia del arte”,
en la Galería Andrea Pozzo de la Universidad Iberoamericana
Ciudad de México, una muestra que recorre su trabajo como
pintor y grabador, donde resalta el uso del color y la dinámica de
la figura humana, los paisajes y la fauna. Durante el evento, el
maestro afirmó que el arte debe ser participativo, pues la cultura
es la conciencia de la vida a través de las diferentes disciplinas
artísticas, un acto humano que no puede prescindir ni del creador ni del observador. La obra del pintor
58
suizo, pero mexicano por elección, estará expuesta en nuestra institución hasta el 10 de octubre.
Qué leer y por qué
Esta sección de IBERO ofrece a los apasionados de la lectura la recomendación de algunos libros que podrían entregarles
experiencias imborrables y transformadoras.

Sergio Aguayo, Los estudiantes, el presidente y la CIA, [Ediciones Proceso,

LA VOZ DEL LIBRO | EL ECO DE LA LECTURA | RESEÑAS

México, 2018]. Ensayo político.
Sergio Aguayo participó en el movimiento del 68. Empezó a investigarlo en 1995 y este es su tercer
libro sobre el tema. Es el más completo porque, apoyándose en archivos de diferentes países, cons-
truye un relato convincente sobre los hechos. El relato cubre un hueco: el papel desempeñado por
los extranjeros y, en especial la CIA, cuyo jefe en México, Winston Scott, tuvo una gran influencia en
las decisiones tomadas por Gustavo Díaz Ordaz. Una lectura indispensable. Expresa el autor: “El 68
cambió la vida de una generación, fue un parteaguas en la historia mexicana y sus demandas siguen
teniendo actualidad. Tengo un cuarto de siglo investigando el 68. Publiqué, en 1998, Los archivos de
la violencia, y en 2015 De Tlatelolco a Ayotzinapa. Regresé a la abundante literatura y reinterpreté lo sucedido con énfasis en el
papel desempeñado por la CIA. Tlatelolco y el Movimiento se entienden mejor”.

Fabricio Mejía Madrid, Esa luz que nos deslumbra [Grijalbo, México, 2018].
Novela.
A lo largo de medio siglo, el 68 mexicano ha dejado a su paso una gran variedad de libros testimo-
niales, análisis políticos y memorias personales que aspiran a esclarecer los hechos que ocurrieron
la fatídica noche del 2 de octubre en Tlatelolco. Esa luz que nos deslumbra es la historia del choque
entre el autoritarismo del partido único y la diversidad, la alegría y la esperanza de los universitarios.
De esa colisión emergió la tragedia que no se olvida, pero también los gérmenes de un mito cívico que
ha perdurado por más de dos generaciones. La novela transcurre desde los preparativos oficiales para
la inauguración de los Juegos Olímpicos de México 68 hasta la matanza del Jueves de Corpus en 1971
y los finales trágicos de algunos de los líderes y represores del movimiento estudiantil. También se

IBERO
adentra en las discusiones y dilemas que estudiantes y gobierno tuvieron para resolver el conflicto, y
nos presenta a las personas que sorprendentemente jamás advirtieron la magnitud y el significado de las protestas y que apoyaron,
con su silencio, la brutal represión.

María Mercedes Ruiz Muñoz y Carlos Jesús Araujo Torre, coordinadores,

Irrupción estudiantil y acción ciudadana. Más de 131 y #YoSoy132 [Universi-
dad Iberoamericana, México, 2018]. Ensayo social.
El rector David Fernández Dávalos, S. J. advierte que “Más de 131 nació en la Universidad Iberoame-
ricana el 11 de mayo del 2012 luego de una desafortunada visita del entonces candidato del PRI a la
presidencia de la República. Nació de la respuesta digna de decenas de estudiantes que se vieron
cuestionados en su identidad, inteligencia y libre albedrío por los voceros del poder”. Como se infor-
ma en el prólogo, “en la coyuntura actual este libro no sólo tiene un valor simbólico como memoria,
sino también como un proceso reflexivo que proviene de la academia, que nos interpela y sitúa los
acontecimientos en el escrutinio público, con el afán de que estas perspectivas sean discutidas y
cuestionadas desde el contexto de los lectores”. Colaboran en este volumen, además de los coordinadores y el Rector, los prologuis-
tas Yuzzet, Roberto, Eliel, Eduardo y Adrián, y los investigadores María Laura Alegre, Marcela Meneses-Reyes, Sandra Tanisha
Silva-Aguilar, José Eduardo Basaldúa Silva, María del Rosario Maríñez, Enrique Rosano Reyes, Maricela Portillo y Luis Ulises
59
Vera. Cierra con un anexo fotográfico de Pedro Rendón.
 Qué escuchar
y por qué
BEATRIZ PALACIOS. Asistente editorial de IBERO.

Música para camaleones está dedicada a la recomendación de obras musicales, para lo cual se ha invitado a melómanos,
investigadores, expertos, editores, musicólogos y denodados amantes de la música. En esta ocasión agradecemos a Carla
Morrison, Axur Eneas y Jósean Log el que hayan accedido a compartir su experiencia y su pasión.
MÚSICA PARA CAMALEONES | DISCOS |

CARLA MORRISON RECOMIENDA:

Miseducation, de Lauryn Hill [1998]; Los Ángeles, de Rosalía [2017], y 11 Episodios

Sinfónicos, de Gustavo Cerati [2002]
IBERO

Este disco no solamente tiene 14 temas que hablan del amor desde
la perspectiva de Lauren Hill, sino que cada track lo acompaña
unos segundos de lecturas con niños que hablan de lo que ellos
piensan y sienten del amor a su corta edad. Cada track está lleno
de sabiduría, espiritualidad, despecho y reclamos, pero también de
compasión y perdón. Además, la voz e interpretación de Lauren
es inigualable, definitivamente un disco inolvidable. Este disco,
Los Ángeles, lo tengo también en vinilo. Es un flamenco lleno
de nostalgia y melancolía de hace muchos años, fundido en la
modernidad que vive Rosalía hoy en día. Su voz y su expresión
son como ver y sentir un alma vieja experimentando el futuro
e interpretándolo a su manera única, lleno de angustia y miedo
pero con mucho amor y misterio. La voz de Rosalía es profunda
e inigualable, la artista más emocionante que ha tenido España
en muchos años; su identidad es muy española pero su espíritu
es muy internacional, le llega al corazón de cualquiera en este
mundo o fuera de él. En Latinoamérica hay muy pocos artistas
que realmente en el pasado visionaban el futuro. Cerati fue uno
ellos, y sus 11 episodios son de las obras más hermosas de la in-
dustria —sin pertenecer a ningún tiempo o Era—, que realmente
marcaron la vida de muchos. Los 11 episodios son para vivirlos,
sentirlos, literal, como un episodio: cada pieza, cada palabra,
cada confesión. Los arreglos de cuerdas son inigualables, emo-
cionantes y llenos de vida universal, como si cada parte de ti,
desde tu piel a tu alma lo comprendieran al escuchar esta obra
de arte; es tener un antes y un después de lo que realmente es
un sinfónico, con mucha magia del pop pero traducida y llena
de empatía para cualquier tipo de ser existente.

Carla Morrison. Compositora y cantante, ganadora de tres premios Grammy Latino, dos por su álbum Déjenme llorar, se ha presentado en importantes
foros y festivales de música en México, Estados Unidos, Latinoamérica y Europa. Ha compartido escenario con artistas como Ana Torroja, Northern
60 Cree, Enrique Bunbury, Natalia Lafourcade, Dani Martín y Maclemore & Ryan Lewis, entre otros. Sus canciones han sido incluidas en el soundtrack de
varias películas y series, como TrollHunters del director Guillermo del Toro.
 AXUR ENEAS RECOMIENDA:
Company: A Musical Comedy [2006]; Hedwig and the Angry Inch, de John Cameron Mitchell [2001],
y Dr. Horrible’s Sing-Along Blog, de Joss Whedon [2010]

En Company: A Musical Comedy Bobby es un soltero neoyorqui-
no que disfruta salir con múltiples mujeres, todos sus amigos están
casados, y ellos están preocupados que Bobby, a sus 35 años, no
haya decidido formar una relación estable. La primera producción
de este musical de Stephen Sondheim fue estrenada en Broadway
en 1970, pero la producción de 2006, con Raúl Esparza interpretan-
do a Bobby, se siente fresca, es fácil relacionarse con los problemas
románticos que se muestran en las viñetas que componen este mu-
sical, que describen la abrumadora soledad que puede uno sentir
con y sin pareja romántica. Hedwig es una cantante de género no
binario y The Angry Inch es su banda de rock. La adaptación fílmica
de este musical de Broadway nos muestra la vida de Hedwig, que
comienza como Hansel, un niño en Berlín del Este, que escucha
rock americano para sobrellevar su soledad. Hansel cambia su nom-
bre e identidad a Hedwig, y escapa a América para realizar su sueño
de ser una estrella, pero sólo encuentra rechazo y burlas. John Ca-
meron Mitchell es el autor del musical y es quien también escribe,
dirige e interpreta a Hedwig en la adaptación fílmica. El musical se
sigue presentando en Broadway actualmente, pero la película es la
versión más emotiva de esta historia de dolor y aceptación. Neil Pa-
trick Harris ha interpretado a Bobby y a Hedwig en producciones de
Broadway, pero su actuación como el triste supervillano Dr. Horri-
ble en esta miniserie musical es mi favorita. Dirigida y coescrita por
Joss Whedon, esta breve comedia musical muestra los esfuerzos de
Dr. Horrible por vencer al arrogante superhéroe Captain Hammer y
ganar el corazón de Penny.

Axur Eneas. Ilustrador, dibujante de cómics y artista de concepto para juegos móviles, es egresado de le Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, y estudió
animación 2D en la Universidad Politécnica de Valencia y en la Academia de San Carlos. Ha trabajado en la miniserie Adventures or Aero-Girl y en el webcómic Hotel
Mairet y fue artista de concepto para el popular juego KleptoCats. Es autor del libro Dibuja una casa, con el que obtuvo el Premio Nacional de Novela Gráfica 2017.

JÓSEAN LOG RECOMIENDA:

Cuchara chueca, de Lorena Blume [2018]; Zamba puta, de La Lá [2017], y Lo sagrado, de Silvana Estrada [2017]

Recomiendo ampliamente la música de las peruanas Lorena Blume
y La Lá, así como de la mexicana Silvana Estrada. Tres cantauto-
ras excepcionales que nos ofrecen, cada una desde su perspectiva
y estilo personal, una exploración contemporánea a la música de
tradición latinoamericana. Los colores, sabores y texturas caracte-
rísticos de la región son incorporados y reinterpretados a través de
la sazón particular de cada una de estas artistas prolíficas. Sus res-
pectivos álbumes y sencillos están llenos de canciones exquisitas
donde la letra resalta como elemento central y cuya producción se
despoja de las pretensiones y los excesos para permitir que cada
tema florezca con naturalidad y frescura. Pertenecen a una nueva
generación de cancionistas latinoamericanas, en la cual me siento
orgulloso de incluirme. Su trabajo es para mí una referencia y una
fuente de motivación.

Jósean Log. Compositor y cantante, realizó estudios en el Berklee College of Music. Con gran éxito, se dio a conocer como solista con su EP Háblate de mí,
con el que logró posicionarse en las mayores listas de popularidad de Spotify. Se ha presentado en festivales y foros de México, Estados Unidos y España,
compartiendo escenario con músicos como Mon Laferte, Julieta Venegas, Empire of The Sun y Sigala. Fue finalista del Premio Armando Manzanero, y Eugenia
León grabó e incluyó su canción “Beso”, en el disco Una rosa encendida.
61
 Adónde ir y por qué
El ocio nos lleva por caminos de satisfacción y entretenimiento que constituyen lo más cercano al asueto,
pero también lo más cercano a la recreación, a la exploración y el goce de los sentidos.

Teatro
2 de octubre mi amor
Original de Eduardo Castañeda, bajo la dirección de Martín López Brie, esta
comedia audaz y desgarradora, narra la historia de Juan, un asesino serial
quien de manera sistemática acaba con la vida de mujeres involucradas con
los movimientos estudiantiles de México durante 1968, operando bajo la
misma lógica del gobierno de la época. Con una nueva mirada de los sucesos
del 2 de octubre en Tlatelolco, hace que el espectador viva una experiencia
estética perturbadora y a la vez llena de humor, bajo la perspectiva del vic-
timario, no de la víctima.

Foro La Gruta del Centro Cultural Helénico, hasta el 22 de diciembre

ITINERARIO DEL OCIO |

La sociedad de los poetas muertos

Con adaptación de María Reneé Prudencio del texto de Tom
Schulman (autor del guión original) y bajo la dirección de Fran-
cisco Franco, esta obra basada en la película del mismo nombre,
ganadora de un Oscar en 1989, narra la conmovedora historia de
un grupo de estudiantes de la Academia Welton, una prestigiosa y
estricta institución privada de Nueva Inglaterra, Estados Unidos.
Gracias al señor Keating, excéntrico profesor de literatura, y por
medio de métodos de enseñanza poco convencionales, un grupo de
alumnos vivirá una aventura que los hará descubrir el significado
IBERO

de la expresión latina Carpe diem (aprovecha el momento) y la vital

importancia de luchar por alcanzar sus sueños.
Nuevo Teatro Libanés, hasta el 2 de diciembre

Dogville
Conmemorando 15 años del filme de Lars von Trier, por primera vez se pre-
senta su versión teatral a nivel mundial en México bajo la dirección de Fer-
nando Canek. Dogville es un pueblo perdido en las faldas de las montañas
rocosas de los Estados Unidos. A este lugar que no figura en los mapas llega
una joven fugitiva llamada Grace, en busca de refugio ante un amenazante
peligro. La gente del pueblo le ofrece amparo durante dos semanas, tiempo
en que ella logra congraciarse con todos mediante trabajo y generosidad.
Las cosas cambiarán cuando aparezca la policía y el pueblo empiece a exi-
girle más y más, llevando su abuso de poder a límites insospechados.

62
Teatro Helénico, hasta el 10 de diciembre
 Danza

Romeo y Julieta
La historia del clásico de William Shakespeare Romeo y
Julieta, es contada a través de una propuesta vanguardista
de los coreógrafos Rodrigo González, Raúl Tamez y Óscar
Ruvalcaba basada en el ballet de Serguéi Prokófiev, en la
que conjugan los lenguajes dancísticos clásicos y contem-
poráneos, con lo que buscan entregar al público la esencia
de esta obra de una forma novedosa pero también íntima
y cercana. En este espectáculo destaca la participación del
propio Tamez, Premio Nacional de Danza 2016, quien es en
la actualidad uno de los bailarines más reconocidos del país.

Capilla Gótica del Centro Cultural Helénico, hasta el 28 de octubre

Artes Visuales

Hitchcock, más allá del suspenso

Después de presentarse en Madrid, España, esta exhibición
ofrece al público de nuestro país la oportunidad de conocer
las claves esenciales de la filmografía del cineasta británico,
uno de los más exitosos de su época, creador de cintas como
Psicosis, Los pájaros y La ventana indiscreta. Esta muestra
curada por Pablo Llorca, aborda desde aspectos persona-
les y comerciales hasta su dominio de recursos del arte y el
cine de vanguardia, y cómo sus películas impregnaron los
usos y costumbres de la sociedad de su momento.

Galería de la Cineteca Nacional, hasta el 13 de enero de 2019

México megadiverso. Culturas indígenas

contemporáneas
Esta exposición es una de las más importantes de los úl-
timos tiempos que trata el tema de la diversidad cultural
de México a través de las artes populares. Por medio de
130 obras originales del acervo de arte indígena de la CDI,
relativas a la vida cotidiana, las expresiones artísticas y el
interminable mundo de las mitologías y rituales que carac-
terizan la multiculturalidad del país, se da cuenta de los ele-
mentos sobresalientes de la historia, la realidad actual y el
patrimonio cultural de los pueblos indígenas.

63
Museo Indígena Antigua Aduana de Peralvillo, hasta el 30 de noviembre
 Dispositivos e instrumentos
que facilitan la vida
El desarrollo tecnológico cobra su mayor sentido cuando nos facilita la vida sin que ello quiera decir que nos propicie la pereza.

Celular con dos pantallas
Con el modelo Axon M, la firma ZTE lanza al mercado el primer smartphone con doble
pantalla plegable, capaz de adoptar tres formatos distintos, además del habitual, según
las necesidades. En el modo extendido el dispositivo se puede convertir en una tableta;
en el dual es posible tener en cada pantalla diferente contenido funcionando simultá-
neamente, y el modo espejo puede aprovecharse, por ejemplo, en juntas de trabajo para
que un grupo situado a un lado y otro de una mesa pueda ver a la vez el contenido. Las
pantallas LCD de 5.2 pulgadas tienen resolución FullHD y una densidad de 426 puntos
por pixel. Cuenta con chip para sonido de alta definición, procesador Snapdragon 821 y
almacenamiento interno de 64 GB ampliable.

El nuevo proyector ultraportátil MP-CD1 de Sony cabe en la palma de la mano y puede Proyector de bolsillo
proyectar imágenes de alta calidad hasta de 120 pulgadas desde una distancia de 3.5 metros.
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA |

Con un peso de sólo 280 gramos, transforma al instante cualquier superficie en una gran
pantalla, lo que lo hace ideal para presentaciones de negocios dentro y fuera de la oficina,
eventos al aire libre o noches de películas con la familia. Su batería incorporada garantiza la
proyección de imágenes claras y brillantes por hasta dos horas, y la corrección trapezoidal
automática, una imagen rectangular sin distorsión. Asimismo, se puede usar con adaptado-
res de transmisión multimedia, smartphones, portátiles y videoconsolas.

Accesorio para impresión de fotos al instante

El nuevo accesorio Polaroid Insta-Share Printer es una impresora portátil que permite pasar al papel las fo-
tos tomadas con cualquiera de los teléfonos Motorola Z. Se acopla a la parte trasera de los celulares y puede
imprimir las imágenes al instante en un tamaño 2x3 y papel Polaroid Premium ZINK Zero-Ink, que posee
un adhesivo en la parte trasera para pegar las fotos donde se desee. Con una batería integrada que soporta
hasta 20 impresiones, este dispositivo cuenta con una función de edición para retocar las imágenes e incluso
IBERO

agregarles bordes y textos, además de ser posible imprimir fotos desde Facebook, Instagram y Google Photos.

Tocadiscos convierte vinilos a audio digital

El reproductor de discos de vinilo Panacom LP-8800 de estilo vintage, es capaz de funcionar a
tres velocidades: 33, 45 y 78 rpm y convertir los vinilos a MP3 a través de una conexión USB en
sistemas Mac o PC. Este tocadiscos portátil con batería autónoma recargable, cuenta con una
salida RCA para amplificar el sonido analógico a otros sistemas de audio y puede conectarse a
altavoces portátiles vía bluetooth. Asimismo, posee bocinas propias, control de volumen, entra-
das para USB y tarjeta de memoria SD, además de la función de detención automática.

Primer televisor modular The Wall de Samsung es el primer televisor modular del mundo. Con 146 pulgadas, su
diseño modular sin bisel, permite añadir o quitar pantallas para hacerla más grande o
pequeña según las necesidades de los usuarios, y ofrece una calidad de imagen excep-
cional tanto en definición como en brillo, a la vez que actúa como un hub inteligente
centralizado, conectado para mejorar la vida cotidiana. Su tecnología MicroLED elimina
la necesidad de filtros de color o luz de fondo y garantiza una alta durabilidad, eficiencia
64 luminosa y bajo consumo de energía.
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María Luisa Aspe Armella / Cristina Barros / Julio Boltvinik / Gonzalo Bustamante Moya /
Gilberto Guevara Niebla / Olga Verónica Hernández Ávila / Elena Poniatowska /
Ana Ignacia Nacha Rodríguez / Luis Vergara Anderson /

Año X • Número 58 • Octubre-noviembre de 2018

El 68
EL 68 50 años del movimiento estudiantil
IBERO LÍDER
EDUCACIÓN QUE TRANSFORMA
JORGE RAMOS
CUESTIONAR A LOS QUE
TIENEN EL PODER

Octubre-noviembre de 2018

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