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Test de las dos personas de Machover y


Bernstein

III.- ASPECTOS SIGNIFICATIVOS VERBALES:

1. Adjudicación de nombres y edad:

En cuanto a la adjudicación de nombres, la posibilidad o no de esta


asignación nos brinda información acerca de la capacidad del sujeto para
cierta mínima identificación  y diferenciación. Lo ideal sería que pueda
fantasear con un nombre distinto del propio y nombres distintos entre sí para
cada figura, lo cual supondría un buen control de la distancia, de la
discriminación y una mayor posibilidad proyectiva. Nos fijaremos si esta
asignación de una identidad a la figura es dada en forma espontánea antes o
durante el dibujo, o si recién es aplicada cuando lo solicita la consigna.

En la mayoría de los casos los nombres son comunes presentando escasa


saturación proyectiva; se puede enriquecer su significado indagando sobre el
proceso asociativo que dio origen a la elección de ese nombre en particular. Es
posible que en la elección de nombres surjan elementos autoreferenciales. Su
sola presencia no puede ser evaluada de por sí como un indicador de
patología.

Algunos nombres al ser distintos (históricos, míticos, de personajes o cuentos


de TV) parecen referir a contenidos ligados a determinados simbolismos, que
de todas maneras no pueden ser tomados en sí mismos sin haber indagado
suficientemente su significado individual.

Solo en casos de seria patología hemos comprobado el fracaso en esta parte de


la consigna, apareciendo un bloqueo o la excesiva ansiedad por no poder
concretar el nombre.

En relación con las edades asignadas, es esperable que sean concordantes con


la edad real del sujeto, sin ser idénticas forzosamente, pero sí expresivas de
una conflictiva típica de la etapa vital por la que este atraviesa. Esto parece no
darse en niños con la misma frecuencia, siendo por lo tanto importante ver
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cómo influye el momento evolutivo en la selección de edades más cercanas o


alejadas de la propia.

En los entrevistados adultos, cuando las edades adjudicadas se alejan


llamativamente en uno u otro sentido, parecerían reflejar el conflicto de sumir
su edad real. Se plantearían así fantasías de regresión a etapas previas del
desarrollo o una prospección alejada; donde el temor a asumir el momento
actual puede conjugarse con una idealización de la etapa elegida. Cuando las
edades son muy discordantes entre sí, pero a una u otra de las figuras se le
asigna una edad semejante a la del entrevistado, esto parecería representar
aspectos disociados traducidos en una fantasía vincular asimétrica, pudiendo
el sujeto identificarse también con aspectos parciales de ambos personajes.

2. El emplazamiento de la historia:

Suele darse a continuación del grafísmo ocupando aproximadamente el ancho


de la hoja. Dado que el sujeto no ha podido anticiparlo esto nos permite ver las
conductas que adopta para adaptarse al espacio libre que le ha quedado. Este
emplazamiento puede corroborar la tendencia del grafísmo o no con múltiples
significados. Así, por ejemplo, un gráfico en el cual las dos figuras están
separadas por una línea puede correlacionarse con dos historias
independientes escritas debajo de cada figura, reafirmando la intensidad de la
disociación.

Si un caso muestra una ubicación izquierda del gráfico pero una mejor


centralización de lo verbal, podemos inferir que la primera refiere a aspectos
más regresivos mientras la verbal representa aspectos mas adaptativos
vinculados a un aprendizaje convencional social. Cuando el sujeto aun
teniendo espacio disponible da vuelta la hoja y/o requiere una nueva, esto
puede tener distintas implicaciones: disociación, aislamiento, necesidad de
expansión, etc.

Cuando abordamos la extensión nos referimos a la posibilidad del


entrevistado de manejarse con una síntesis adecuada que no caiga en una
pobreza excesiva o en una longitud de relato redundante. Así, por ejemplo, un
epileptoide podría dar una historia extensa pero perseverante por la dificultad
para desligarse de la tarea; un maníaco plantearía una historia extensa y
desordenada y un obsesivo podría extenderse en función del cumplimiento de
una exigencia interna exacerbada. Por otro lado, las historias demasiado
breves pueden deberse a una excesiva represión en un histérico-fóbico, a un
alto grado de condensación en una personalidad esquizoide, etc.
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Respecto a la escritura analizamos la uniformidad o no de la modalidad,


tendencia general de la misma, direccionalidad, expansividad, etc.

En una visión más detallada tomamos en cuenta la presencia o no de


tachaduras, borrones, separación exagerada entre las letras y/o palabras,
confusiones, inversión u omisiones de letras, características del uso de signos
de puntuación, como refiriéndose a algún tipo de ruptura del discurso escrito
por irrupción de contenidos inconcientes.

Tenemos en cuenta las recurrencias o no de la significación de estos aspectos


grafológicos con el dibujo de la pareja y con el contenido de la parte verbal.

La primera aproximación a las características del lenguaje consiste en


evaluar la riqueza, precisión, variedad de los términos empleados así como la
dirección de la estructura sintáctica y semántica. Sobre esta base analizaremos
la modalidad individual, reflejo de la personalidad del sujeto, para lo cual
tomamos en cuenta cantidad y cualidad de los sustantivos, adjetivos, tipos de
verbos, uso de la puntuación, inclusión de dialogo, etc.

Entendemos por causalidad la posibilidad de dar una concatenación de hechos


que guarden un enlace lógico a las distintas vicisitudes del relato. Esto no
implica que los tres tiempos tengan que estar obligatoriamente presentes ni
que la referencia a ellos deba darse en un ordenamiento rígido. Tampoco es
necesario que la historia sea una exacerbación de explicaciones, porque esto
podría deberse a un excesivo mecanismo de racionalización.

En general se espera una línea directriz en la que se pueda jerarquizar lo


fundamental y lo accesorio, y que sea fácilmente accesible al lector. En
algunos casos la ruptura de la causalidad aparece en forma aislada vinculada a
ciertas conductas defensivas frente a situaciones de peligro.

En otras producciones más patológicas, el fracaso en el enlace causal de los


contenidos es más serio, produciendo, en algunos casos, yuxtaposiciones
aleatorias. A veces en una rápida lectura de la historia puede aparecer con un
viso poético, original, creativo; produciendo un efecto de halo que disimula la
fractura. Cuando esta falta de causalidad está muy marcada podemos
relacionarla con el concepto de Henry Ey respecto de alteraciones en la
“construcción” del pensamiento.

La coherencia estaría mas ligada al logro de una historia en la cual los


aspectos semánticos y sintácticos estén mantenidos. Las alteraciones de los
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mismos pueden deberse a fuga de ideas, discontinuidad, adhesividad,


interceptaciones detectables por lapsus, inclusión de palabras bizarras, etc.,
que estarían evidenciando trastornos en el “curso” del pensamiento.

La falta de coherencia suele aparecer en casos de desestructuración yoica


severa. Implica siempre de por sí una ruptura de la causalidad, no así la
situación inversa: la causalidad puede fracasar sin implicar pérdida de
coherencia.

El subitem subsiguiente  hace referencia a la capacidad que demuestra el


entrevistado para incluir ambos personajes en el relato. El poder elaborar un
relato  que de cuenta de esa interacción evidencia una capacidad yoica
disponible para fantasear con un vínculo diádico cuyas características se
desprenderán del tipo de interacción planteada.

Un posible fracaso de esta capacidad puede verse en aquellos sujetos que


elaboran una historia individual para cada personaje, subrayando de este modo
la evitación del contacto.

Otra forma de desvío es aquella en que el entrevistado adiciona personajes en


la historia los cuales pueden funcionar como subsidiarios a la interacción
básica entre los personajes graficados, trasmitiendo a través de ellos distintos
aspectos de las vicisitudes de la relación.

A veces la figura adicionada funciona como el personaje hacia el cual


confluyen los vínculos individuales de cada uno, triangularizandose de esta
manera la relación. La interacción directa entre las figuras sigue siendo
evitada pero se mediatiza el vínculo a través del personaje incluido.

A veces se configuran historias donde se señalan dos vínculos diádicos


independientes, ya que la relación de cuatro, junto con la evitación de la
interacción directa, permite soslayar los sentimientos de rivalidad, celos y
competencia , fantaseándose con vínculos diádicos, cuyo paralelismo no da
sentimientos de exclusión. Es poco  común que se omita uno o los dos
personajes, mostrando con su evitación la negación de la existencia misma del
otro. Es posible encontrar la fantasía de vínculo desplegada hacia un objeto,
animal o situación. Solo en casos muy patológicos el sujeto narra una historia
totalmente desconectada de los personajes graficados y nominados, indicando
de esta manera una seria ruptura con la realidad.
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Entendemos por creatividad la posibilidad de elaborar una historia en la que


se plantea un nudo argumental que se enriquezca en la medida que se ubique a
los personajes dentro de un contexto espacial y temporal y provea un
desenlace para la historia. Esta creatividad que habla de un aporte mas rico y
personal  del sujeto debe guardar una relación de equilibrio con otros datos
formales del relato, tales como una adecuada extensión, coherencia y
causalidad de la historia, para que signifique realmente un logro yoico y no
una exacerbación defensiva.

El nudo argumental sería la posibilidad de expresar a nivel de la historia las


vicisitudes y características de la interacción fantaseada. La historia debe girar
en torno de un eje argumental que permita visualizar los personajes, a los que
se puede asignar determinadas cualidades, sentimientos y pensamientos.

La “contextualización temporal” esta relacionada con el nudo argumental,


siendo esperable que la historia tenga un comienzo, desarrollo y final de
mayor o menor extensión temporal. Es necesario que ordene la secuencia en
un decurso coherente. En cambio, la “contextualización espacial” puede
enriquecer la historia ubicando la interacción en un escenario o ámbito
específico. En algunos casos el contexto es utilizado con fines defensivos, en
otros muestra aquello de los que se defiende.

La contextualización de la historia en tiempos y/o espacios muy alejados de la


realidad del entrevistado, generalmente implica la necesidad de tomar
distancia como forma de controlar la identificación proyectiva con los
personajes. En algunos casos la inserción de espacios y tiempos confusos o
contradictorios son indicadores del fracaso de los intentos de control y el
grado en que esto aparezca se correlaciona con alteraciones en el sentido de
realidad.

Llamaremos roles a la función social que se le asigna a los personajes en


forma implícita o explícita cuando éstos se desprenden de la acción
adjudicada.

Llamaremos cualidades a los atributos otorgados a los personajes como rasgos


más permanentes o momentáneos en las vicisitudes del relato.

Se tratará de ver el grado en que estas características permiten dar vida a los
personajes, cuáles son los aspectos jerarquizados (lo anímico, físico, social,
etc.) y detectar si estas asignaciones más o menos detalladas son compartidas
o no por ambas figuras, si son excluyentes o hay alguna ,marcada disociación.
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La posibilidad de asignar características individuales no demasiado polares


hablaría de una buena discriminación Yo – no Yo dentro del vínculo.

La asignación de las características polares del tipo bueno-malo, afectivo-


intelectual, seguro-tímido, etc., marcarían una necesidad exacerbada de
disociación que según el tratamiento que se le de a la historia hablaría de una
acentuada necesidad de diferenciarse o permitiría inferir aspectos muy
escindidos del self. De acuerdo con el tipo de interacción, se evidencia a veces
una fantasía de incompatibilidad o de búsqueda de complemento.

La modalidad de interacción de los personajes está íntimamente ligado a los


roles y cualidades asignadas. El interjuego de éstos plantea la posibilidad de
vínculos simétricos y asimétricos más o menos definidos. De acuerdo con el
desarrollo de la interacción y a la figura con la cual el sujeto se identifica
predominantemente, inferimos la búsqueda de una relación de dependencia,
dificultad para aceptar situaciones de competencia, necesidad de liderar, etc.

Otro vector que tomaremos en cuenta es la dirección de la interacción en


términos de acercamiento-alejamiento. Esto puede juzgarse en la fantasía de
uno de los personajes o ser explicitado como conducta. Este vector direccional
adquiere múltiples significados según las cualidades atribuidas al rol;
acercarse para atacar, controlar, seducir, cuidar, etc.; alejarse para evitar ser
dañado, dañar, crear culpa, comprometerse, etc.

También enfocamos lo lábil, estable o rígido de la modalidad interaccional.

En principio, tiene que haber un nudo argumental para que exista


un desenlace. Aún así, este puede estar ausente quedando la situación
planteada inconclusa porque es abruptamente interrumpida, porque aparecen
otras derivaciones o porque se plantea en forma de duda la resolución de la
solución, etc.

No solo consideramos la presencia-ausencia del desenlace sino la calidad del


mismo a fin de formular hipótesis sobre la fortaleza yoica  y el manejo de las
defensas respecto de la relación bipersonal que el test plantea.

En general, es preferible que se de algún tipo de desenlace a que no aparezca


ninguno; sin embargo, hay excepciones, ya que desenlaces muy dramáticos
(por ejemplo, ambos se suicidan) pueden ser un indicador diagnóstico más
patológico que la simple ausencia.
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El análisis secuencial toma en cuenta los indicadores de la historia antes


mencionada tratando de hacer una lectura más dinámica del material
centrándose en el proceso del relato. Para proceder a este análisis
comenzaremos fragmentando el material respetando los signos de puntuación
convencionales asignados por el entrevistado.

Iniciamos esta lectura tratando de acercarnos a la modalidad de introducción


de los personajes y del vínculo, viendo a través de qué pasos el entrevistado
logró o no concretar la interacción. Así, algunos sujetos involucran de entrada
a ambas figuras en tanto otros necesitan maniobras para poder explicitar la
relación; por ejemplo, con la profusión de detalles descriptivos de los
personajes.

Luego analizaremos el desarrollo que sufre la interacción, su continuidad o


discontinuidad, las motivaciones manifiestas y latentes de este devenir, los
puntos de fractura implícitos o explícitos del vínculo. Trataremos de evaluar
hasta dónde el sujeto, a través de la historia, asume su participación en las
vicisitudes de la interacción o intenta depositarla en algo exterior.

Cabe detectar con quién se identifica es entrevistado predominantemente.


Importa ver en qué sentido se produce el desarrollo de la interacción, como
una posibilidad de enriquecimiento para el o los personajes, o como una
regresión a pautas evolutivas anteriores.

Analizamos también las fantasías que subyacen, ligadas a distintos niveles de


intercambio (gratificación  oral, anal, genital); en qué medida se privilegian
unas sobre otras; cuáles son las que logran ser satisfechas; cuál es el rol que se
adjudica al sujeto, y cuál es el que espera que asuma el otro. Observamos si el
vínculo evoluciona progresivamente hacia una mayor discriminación y
complementariedad o si por el contrario se marca una tendencia hacia la
indiscriminación y simbiosis.

En este proceso de lectura dinámica trataremos también de detectar si el sujeto


aceptó o no, y de qué manera, la situación gratificante y/o tolera la frustración
o postergación de deseos.

Con esta lectura inferimos la evolución de las distintas ansiedades, manejo y


secuencias de las mismas, y consecuentemente, las maniobras defensivas a las
que apela el sujeto a lo largo de la historia. Se observará el grado de variedad
de mecanismos presentados, su flexibilidad o rigidez, cuáles son los más
exigidos o fracasados, etc., y por qué.
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En algunos casos es dable discriminar aquellos a los que el sujeto recurre en


relación con las fantasías de su mundo interno, de aquellos que instrumenta en
su contacto con el mundo externo.

III. EL TITULO:
Es el cierre del test, algo así como síntesis de la situación. En principio podemos tener en cuenta la
actitud con que el sujeto acepta esta parte de la tarea, que  a veces es sentida como desconcertante,
ya que los títulos suelen encontrarse al principio.

Habitualmente el emplazamiento del titulo suele darse arriba del gráfico o al


final de la historia, englobando tanto en uno como en otro caso la totalidad de
la producción gráfico-verbal. Otros sujetos tratan de ubicar el título entre el
gráfico y la historia, como una forma de diferenciar y separar ambos aspectos.
Algunas ubicaciones poco habituales pueden vincularse a rasgos
confusionales.

Puede ser enriquecedor considerar cuando cambia de letra o cuando se


subraya o recuadra. En estos casos, parecería ser la necesidad de destacar
ciertos aspectos manifestados por él mismo y simultáneamente utilizar un
aislamiento afectivo.

El título permitirá al sujeto hacer resaltar las características significativas del


vínculo. Cuando no es una simple reiteración de una frase de la historia o la
repetición de los nombres asignados, refleja una mayor creatividad y poder de
integración a nivel yoico. Los más frecuentes refieren a las identidades, la
cualidad del vínculo, la ubicación temporal de la relación, el contexto espacial
como proyección de la modalidad del vínculo en un espacio determinado. A
veces, también pueden aparecer títulos simbólicos que parecen representar
intelectualizaciones que condensan una modalidad de relación. Podría ocurrir
que el título no sea sintético, como si fuera una nueva versión breve de la
historia, quedándose adherido a éste sin poder discriminar entre lo esencial de
lo accesorio del relato. A veces, puede no responder al contenido de la
historia, siendo diferentes sus implicaciones diagnósticas cuando expresa un
intento de anulación (por ejemplo: “Una pareja feliz” y una historia en la que
no hay verdadero acercamiento) de cuando no guarda relación alguna, como
resultante de un pensamiento confuso y una desconexión muy marcada del
sujeto (historia de un paseo y título “La luna y el sol”)

IV. SÍNTESIS GRÁFICO-VERBAL E INTEGRACIÓN CON DATOS


PERSONALES.
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El objetivo de la síntesis es llegar a la comprensión de  las fantasías,


ansiedades, defensas y conflictiva básica ligadas a la situación vincular
diádica, tal como se expresan en el test.

Cuando las hipótesis derivadas de la parte verbal y gráfica son recurrentes o


convergentes, parece más accesible lograr este resultado ya que este punto es a
integración de las inferencias a las que se llegó previamente. Ciando no es así,
las hipótesis  quedarían en suspenso a ser confirmadas o rectificadas con otros
materiales. La formulación de estas hipótesis está marcada indudablemente en
el momento evolutivo del sujeto, nivel socio-cultural, situación actual vital,
datos históricos significativos, motivo de consulta, etc. Cuando es posible se
incluirán en la síntesis los aspectos transferenciales inferidos del modelo
vincular proyectado.

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