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CAPÍTULO V - Prueba
SECCIÓN 1ª - Normas generales
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En esa tarea de reconstrucción histórica la fajina del magistrado dependerá -por regla- de la actividad
de las partes.
Nuestro sistema de derecho procesal -donde predomina el principio dispositivo- deja en manos de los
litigantes tanto la presentación de los hechos como el ofrecimiento de las pruebas para demostrarlos.
Son dos submanifestaciones del derecho constitucional de acción y, en el marco de las peticiones a
autoridades judiciales, se conectan con el derecho también constitucional de defensa en juicio.
Por tales motivos, la normativa procesal para ser una válida regulación de aquellas prerrogativas
supralegales debe otorgar estas posibilidades a los justiciables. Así nacen las cargas referidas a los
costados fácticos de la pretensión.
En los últimos tiempos, a partir de teorías que pugnan por ahondar en la publicización del derecho
procesal, se ha mitigado la regla del dispositivo en pos de la búsqueda de la verdad jurídica objetiva.
Consecuencia de ello es la posibilidad de que los jueces ante una duda que les impide ejercer
debidamente su jurisdicción puedan recurrir a medidas probatorias dispuestas oficiosamente. Sin
embargo, estas flexibilizaciones no han logrado aún superar el valladar de la introducción de los
hechos.
Esta tarea sigue siendo prerrogativa exclusiva de las partes y su custodia se logra a partir de la
preservación de la congruencia.
En suma, si bien es cierto que en el proceso puede haber prueba anticipada (ver nota al art. 326) o
bien medidas para mejor proveer dispuestas de oficio (ver nota a los arts. 36, inc. 2º, y 482), resulta
determinante la actividad probatoria que se desarrolla en la etapa establecida por la ley desde el
momento en que aquí quedará sellada la suerte de las versiones fácticas que constituirán los
presupuestos para la aplicación normativa que persiguen los litigantes.
2. HECHOS A PROBAR
La causa a prueba sólo se abre para demostrar hechos controvertidos -o litigiosos- y conducentes -o
pertinentes-1.
Expuestas las versiones fácticas por el actor y el demandado2, la parte contraria debe expedirse acerca
de si los hechos ocurrieran como se lo manifiesta.
Si se admiten positivamente, no habrá “hecho controvertido” o “litigioso” alguno: se trata del
reconocimiento expreso de los hechos.
En el caso en que se guarde silencio o se conteste con evasivas o con negativas genéricas cuando se
debe negar categóricamente, estas circunstancias podrán dar lugar a que sean estimadas por el juez
como reconocimiento3.
1
“La sola circunstancia de que haya hechos controvertidos no autoriza a abrir la causa a prueba ya que para ello
es necesario que los mismos sean conducentes, es decir, que sirvan para la decisión de la causa (doc. arts. 358,
546 y 547, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 11/6/1996, “Bratt, Rosa v. Olmedo,
Patricia s/desalojo”.
2
“A la carga concreta de formulación de los hechos, ha de seguir la puntual satisfacción de la carga de probarlos
(art. 178, CPCC), de allí entonces que los hechos no articulados se hallan marginados del objeto de la prueba,
por lo cual debe considerarse inútil toda diligencia de prueba propuesta sobre hechos que no han integrado el
objeto de la pretensión accionada (texto y doct. arts. 161, 178, 358, 362, CPCC), de lo cual se infiere que la
mera producción de una prueba que no guarda relación con los hechos afirmados en modo alguno puede integrar
el objeto de la pretensión, sino que se trata simplemente de la producción de una prueba impertinente, que no
guarda conexión con los hechos fundamentales o afirmaciones del escrito introductorio de la instancia
incidental, careciendo de influencia para resolver la cuestión del pleito”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
2/5/2001, “Beunza, Rodolfo Alfredo v. Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios”.
3
“Las afirmaciones efectuadas por la actora en el escrito inicial que no han sido negadas por la demandada,
cabe tenerlas por demostradas por imperio de lo dispuesto en los arts. 354, inc. 1º, y 358, CPCC”. SCBA,
B.58.607, 7/12/1999, “Escanes, Selva María Alejandra v. Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía
Bonaerense s/demanda contencioso administrativa”. “Si una circunstancia es afirmada por todas las partes, no
reviste la calidad de hecho afirmado tan sólo por una de ellas pero no admitido por la otra, es decir no es hecho
controvertido y no cabe dudar de que sobre él no era menester producir prueba alguna, puesto que se presenta en
autos un supuesto de aquellos en que el hecho `existe sin más para el juez´ (arts. 357/358, 375 y su doct.,
CPC)”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 2/7/1996, “Jorge, Isaac v. Rodríguez, César A. s/daños y perjuicios”.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Es decir, quedará en el magistrado decidir si requiere o no de otra prueba para convencerse de que los
hechos han ocurrido tal como los plantea la parte que los introdujo a la litis. Aquí -al igual que lo que
acontece en la rebeldía- puede darse que respecto de estos extremos fácticos no sea necesaria la
producción de prueba4.
La negativa respecto de los hechos habrá de hacerse correctamente (ver nota al art. 354). El hecho
categóricamente negado entra decididamente en la categoría de aquellos “acerca de los cuales no
hubiere conformidad entre las partes”, convirtiéndose así en un hecho litigioso o controvertido.
Ahora bien, no todos los hechos así controvertidos serán objeto de prueba sino tan sólo -como reza la
norma- los conducentes.
Una vez más quedará en la prudencia judicial desbrozar del material fáctico aquellos datos que se
vinculan directamente con lo pretendido y eliminar lo secundario. El juez deberá considerar
“pertinente” o conducente el hecho que constituya en forma clara el presupuesto de aplicación
normativa y que servirá para fundar su sentencia.
Ello en pos del principio de economía y haciendo debido ejercicio de las facultades ordenatorias, con
la finalidad de agilizar y simplificar el trámite.
4
“Si la demanda entablada en autos llega sin contestación, ello descarta la habilitación de un período probatorio
si, como aquí sucede, no existen hechos conducentes acerca de los cuales haya disconformidad (arts. 357, 358,
487, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/7/2000, “Banco Municipal de La Plata v.
D´Ortona, María Rosa s/cobro sumario”.
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Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/10/1996, “Quiroga, Ángela Rosa y otros v. IOMA (Instituto Médico
Asistencial de la Provincia de Buenos Aires) s/amparo”.
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“La declaración de puro derecho se configura cuando hay conformidad sobre los hechos, pero no sobre el
derecho aplicable (art. 357, Código Procesal). En la especie, ante la negativa expresa y pormenorizada de los
hechos invocados por el actor, no logra configurarse aquella premisa, lo que desemboca en la necesaria
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trascendencia de una y otra medida respecto de los litigantes atento el perjuicio irreparable que puede
derivarse de las mismas.
acreditación del presupuesto fáctico de la acción (art. 375, Código Procesal). Es que la garantía de la defensa en
juicio (art. 18, CN), no sólo supone la posibilidad de alegar, sino de probar las afirmaciones introducidas, lo que
conduce a que se salvaguarde la amplitud del debate, permitiéndose la demostración de los asertos con las
pertinentes probanzas a producir, otorgando, por otra parte, mayor certidumbre al pronunciamiento a emitirse
(arts. 357 y 358, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 29/5/1996, “Giaimo, Jorge v.
Bordón, Susana s/cobro ordinario de pesos”.
7
“La resolución que abre a prueba el proceso no es susceptible de apelación, procediendo contra el mismo sólo
el trámite de oposición (arts. 359, 494, 547 in fine, CPCB)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/10/1998,
“Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Juan Mario Fernando y otra s/ejecución hipotecaria”.
8
“Tanto en el proceso sumario como en el ordinario, el auto que decreta la apertura a prueba es inapelable (arts.
358, 359, 377 y 494, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 28/11/1995, “Martínez Nella, Esther y otro
v. Ruiz, Alberto s/resolución contrato - daños y perjuicios”.
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Y, dado que es susceptible de generar un agravio irreparable atento su eventual aptitud para frustrar
una etapa visceral del proceso con mengua del derecho de defensa de las partes9, también será
admisible la apelación (art. 242, inc. 3º).
Ello viene corroborado por el criterio del legislador que establece en forma expresa la apelabilidad de
la resolución “que declara la cuestión de puro derecho” (art. 494) respecto del plenario abreviado -
sumario-.
Con más razón, entendemos, en el marco del plenario mayor -juicio ordinario-.
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“Es requisito de procedencia de la declaración de la cuestión como de puro derecho, la inexistencia de hechos
controvertidos (art. 487, CPCC), siendo tales aquellos donde esté en discusión alguno de lo hechos alegados por
las partes que sean conducentes para la correcta elucidación de la litis. En consecuencia, existiendo hechos
controvertidos que merecen ser materia de comprobación, la resolución de fs. 122, no se ajusta a derecho y debe
ser revocada (arts. 358, 487 y concs., Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 9/8/2000, “Castro,
Carlos Jorge v. Sanders, Angélica s/entrega de posesión y desocupación”.
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para sentencia podrá recurrir a las medidas para mejor proveer si -a pesar de lo que entienden las
partes- no llega a conformar la certeza necesaria para resolver el pleito (art. 482)10.
1. PRUEBA Y CONGRUENCIA
Uno de los principios que gobiernan el proceso civil tal como lo regula nuestro Código es el de
preclusión.
La partes tienen ciertas oportunidades para realizar útilmente determinadas actividades. Vencido el
plazo fijado sin haber cumplido las cargas respectivas, sólo ellas habrán de sufrir las consecuencias
que se deriven de la inacción.
En este contexto, una de las cargas centrales del proceso es el planteo de los hechos que habrán de
sostener tanto la pretensión como la oposición11.
10
“La producción o no de prueba constituye un derecho en disponibilidad más allá de las consecuencias a las
que su falta de ejercicio pueda llevar (doc. arts. 359, 360, 361, 375, del Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 1ª
La Plata, sala 2ª, 3/2/1994, “M., A. J. v. B., C. B. s/divorcio”.
11
“Aquello que no integró la demanda, cumpliendo la carga de los incs. 3º y 4º del art. 330 o la defensa, en
observancia de la impuesta por el inc. 2º del art. 354, no forma parte del material litigado y por ende la sentencia
no podrá hacer mérito de ello, aunque surja en otra etapa del proceso, como puede ocurrir al producirse la
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La posibilidad de exponer el marco fáctico se vincula íntimamente con el derecho de defensa y por
ello el régimen legal determina de manera minuciosa las formas y plazos en que debe ser realizada la
tarea.
Concretamente, para el actor, ese momento es el de la demanda (art. 330, inc. 4º) y para el
demandado, el de la contestación (art. 354, inc. 2º, donde aparecerán eventualmente los “nuevos
hechos” a que alude el art. 333).
Éstos son los “escritos respectivos” a los que alude el artículo en comentario.
Si bien son los principales, no son los únicos.
También puede darse el caso de los escritos a través de los cuales una parte intenta incorporar el
“hecho nuevo” y la otra, los hechos que se contrapongan al mismo, siguiendo los lineamientos del art.
363 como veremos a continuación.
Pues bien, respecto de todos esos hechos y sólo de esos hechos se podrá realizar actividad probatoria
en esta etapa. Como ya hemos visto, en realidad sólo de esos hechos en tanto sean controvertidos,
conducentes y no se encuentren exentos de prueba. Pero nunca más allá.
Ni el juez podrá incorporar otras circunstancias fácticas ni las mismas partes fuera de los carriles
procesales habilitados para ello.
Lo primero, por imperio del principio de congruencia que manda al juez resolver exclusivamente “de
conformidad con las pretensiones deducidas en el juicio” (art. 163, inc. 6º) y lo segundo, por
aplicación del principio de preclusión al que ya aludiéramos.
2. ADMISIBILIDAD DE LA PRUEBA
Ahora bien, respecto de los hechos a probar, no toda prueba será admitida en el juicio12.
El juez será el encargado de ponderar si la que ofrecen las partes resulta idónea para acreditar los
extremos en debate o bien se dirigen a probar elementos secundarios o superfluos.
Así como señalamos que sólo se prueban hechos conducentes, la prueba sólo se admitirá cuando
tenga este propósito13. Se tratará -entonces- de prueba pertinente o conducente, rechazándose por
superfluas las que tiendan a brindar abono a circunstancias del mismo tipo.
Por otra parte, este tipo de probanzas sólo tenderá a alongar indebidamente el proceso por lo que
podrán también ser consideradas “meramente dilatorias”.
También se producirá el rechazo de una prueba improcedente o “inadmisible”, es decir, aquella
vedada por el orden jurídico -”prueba prohibida” sea en general o respecto de una pretensión en
particular- o bien por no cumplir con los recaudos procesales previstos al respecto.
Ejemplo del primer caso sería una prueba que afecte la libertad de alguna persona (art. 376) o la
confesión como única prueba en procesos de divorcio por causales subjetivas (art. 232, CCiv.).
Ejemplo del segundo supuesto sería la prueba documental presentada luego de la interposición de la
demanda sin que se den las excepciones del art. 334 -extemporánea-.
prueba, en obvia contravención a lo dispuesto por el art. 362, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala
2ª, 11/5/1995, “Vivar, Gustavo v. Bianchi, Alfredo s/daños y perjuicios”.
12
“La facultad del juez para desestimar in limine y de oficio prueba testimonial es consecuencia de su
emplazamiento como conductor del proceso (arts. 34, inc. 5º, 36, 362 y concs., CPCC). Concurrentemente, se
reconoce a las partes la facultad de oponerse a la declaración de algún testigo hasta el momento de la audiencia
inclusive, la que será resuelta por aquél sin sustanciación ni recurso alguno (art. 377, CPCC)”. Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 8/5/2001, “Distribuidora Tres Arroyos SRL s/concurso preventivo s/incidente de
revisión por Manfy SA”. “La resolución, que dispone la producción de la prueba ofrecida por la parte
accionada, resulta irrecurrible de conformidad a lo previsto por los arts. 377 y 494, CPC, en tanto -más allá de lo
acertado o no de la decisión-, se trata de una providencia adoptada en el marco del examen previsto por el art.
362, CPC, que puede caracterizarse sin duda alguna como una materia típicamente probatoria que a su vez no
genera un gravamen extraordinario que justifique el apartamiento de la regla aludida”. Cám. Civ. y Com.
Quilmes, sala 1ª, 1/6/1999, “Drakos de Karpinsky, Ana v. Galuzo, Diego s/desalojo”.
13
“La pertinencia o admisibilidad de la prueba es una declaración propia de la fase probatoria del proceso (arts.
358 y 362, Código Procesal); por lo que tal calificación deviene prematura al tiempo de despachar la
contestación de la citación en garantía”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 24/5/1994, “Zamudio, Jacinto J.
v. Nezhoda, Daniel H. y otro s/daños y perjuicios”.
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14
Rectius est: a.
15
SCBA, B. 57.504, 18/5/1999, “Canel, Oscar Nicolás v. Municipalidad de San Miguel s/demanda contencioso
administrativa”.
16
SCBA, B. 54.012, 18/5/1993, “Oholeguy, Oscar R. v. Municipalidad de Gral. Alvarado s/demanda
contencioso administrativa”. “Corresponde admitir los hechos nuevos denunciados con anterioridad a la
apertura a prueba, atento que el proceso no se concibe en términos sacramentales y que el art. 363, CPCC
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Así, entonces, se respeta la regla de la economía procesal al permitirse hacer valer estas nuevas
circunstancias en el mismo expediente y proceso. La alegación del hecho nuevo se hará mediante
escrito fundado, donde se lo expondrá, se explicarán las razones por las que debe ser incorporado al
proceso y por qué no fue alegado oportunamente.
Con él se acompañará la prueba documental que intente utilizarse17.
Pero falta aún el resguardo de la seguridad jurídica y del derecho de defensa de la parte contraria.
Ello se logra previéndose la bilateralización del pedido.
La ley manda que se dé traslado de la alegación del hecho nuevo a la contraria. Luego de la
notificación del auto que lo ordena, hay cinco días para contestar. En este responde, la otra parte
podrá oponerse a que se introduzca el hecho nuevo ya sea negando su trascendencia o vinculación con
la causa o que haya ocurrido o sido conocido con posterioridad a la contestación de demanda18.
También podrá admitirlo y en su caso, alegar otros hechos en contraposición al presentado como
nuevo. Podrá aquí también acompañar la prueba documental de la que intente valerse.
Para mayor resguardo de estas garantías, el Código manda que la introducción de un hecho de estas
características deba ser admitida expresamente por el juez quien analizará las circunstancias
esgrimidas por la parte que lo alegue. Si la contraria opone reparos al mismo, esos argumentos
deberán también ser tenidos en cuenta por el magistrado al momento de emitir una resolución.
La ley contempla que si existe esta bilateralización, el plazo de prueba quedará automáticamente
suspendido hasta tanto recaiga decisión admitiendo o denegando el hecho nuevo.
Esta suspensión es trascendente.
Repárese en que la ley permite -si alguno de estos hechos nuevos es admitido- que se ofrezca prueba a
su respecto junto con la referida a los hechos originales de la pretensión y oposición. Este
ofrecimiento de prueba se realiza en el proceso ordinario en los primeros diez días del plazo
probatorio -art. 365 segunda parte- el que arranca normalmente con la firmeza del auto de apertura a
prueba. Por eso es que se prevé la suspensión de este término hasta tanto recaiga resolución sobre el
hecho nuevo ya que de otra manera, si el plazo probatorio corriera durante esta incidencia, al finalizar
la misma con la admisión del hecho nuevo la medida perdería toda virtualidad ya que habría precluido
la etapa destinada a ofrecer la prueba que lo acredite.
Denegado el hecho nuevo, la cuestión podrá ser replanteada ante la alzada si se reúnen los requisitos
para que opere la norma de los arts. 255, inc. 5.a, 2ª parte, y 364.
permite alegarlos hasta cinco días después de notificado el auto que dispone aquella”. SCBA, B. 53.470,
3/3/1992, “Marco, Teodoro S. v. Caja Banco Provincia de Buenos Aires s/demanda contencioso
administrativa”.
17
“El art. 363, CPCC establece que `cuando con posterioridad a la contestación de la demanda o reconvención
ocurriese o llegase a conocimiento de las partes algún hecho que tuviere relación con la cuestión que se ventila,
podrán alegarlo hasta cinco días después de notificada la providencia de apertura a prueba. Del escrito en que se
alegue se dará traslado a la otra parte la que, dentro del plazo para contestarlo, podrá también alegar otros
hechos en contraposición a los alegados´, estando obviamente facultadas las partes a acompañar u ofrecer las
medidas probatorias que los acrediten”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 14/5/2002, “G., E. D. v. A. V., C.
s/incidente de disminución de cuota alimentaria”.
18
“El Código de rito en ningún caso condiciona la procedibilidad formal del hecho nuevo a la previa
acreditación de su desconocimiento con anterioridad a la oportunidad legalmente prevista (conf. arts. 255, inc.
5º, ap. a), y 363, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 13/2/2001, “Alcenor SRL v. Cejas, Miguel
Ángel s/cobro de pesos”.
19
“El hecho nuevo invocable en la instancia apelatoria debe reunir ciertos requisitos esenciales a fin de que
aquél se torne viable en los términos del art. 255, ap. a), CPCC. Entre tales recaudos se halla el extremo que
hace al factor temporal, es decir, que el hecho que se alega se haya producido o llegare a conocimiento del
peticionante, con posterioridad a la oportunidad prevista por el art. 363 “. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
8/2/2001, “Ochipinti, Juana María v. Fragomeno, Juan s/daños y perjuicios”.
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1. RECURRIBILIDAD DE LA MEDIDA
Otra forma de resguardar el derecho de defensa de las partes es admitir el contralor por vía de revisión
de lo decidido respecto de la incorporación a un proceso en marcha del “hecho nuevo”.
En realidad, se privilegia la amplitud fáctica del debate ya que sólo se permite apelar el auto que
rechaza el hecho nuevo y no así el que determina su admisión.
Se ha dicho que el art. 364 ha dispuesto que la resolución que admitiere el hecho nuevo será
inapelable, contrariamente a aquella que lo rechazare la que sólo será apelable en efecto diferido. Por
lo tanto, la alzada tiene vedada la posibilidad de reexaminar la pertinencia de dicha admisión,
limitación que tiene apoyatura en el principio de la amplitud de la prueba que justifica la
inapelabilidad en tanto la decisión no causa agravio20.
La ley presume mayor el perjuicio que importa privar a una de las partes de este nuevo elemento a
debatir que el que se produciría por su inclusión en el proceso, entendiendo suficiente en este último
caso el criterio sostenido por el juez de primera instancia.
La apelación contra el rechazo del hecho nuevo es uno de los casos de concesión de este recurso con
efecto diferido21. Serán de aplicación las reglas de los arts. 247 y 255, incs. 1º y 5º, apartado a) en su
segunda parte ya analizadas.
20
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 20/4/1995, “Scaglia, Juan C. y otros v. Clínica San Nicolás SA s/cobro de
pesos”.
21
“Que la resolución que rechaza el hecho nuevo es apelable en `efecto diferido´, motivo por el cual resulta
prematura la remisión de los autos a esta instancia (arg. arts. 247 y 364 in fine, CPCC)”. Cám. Civ. y Com.
Quilmes, sala 2ª, 25/4/2000, “Servente, Mauricio s/incidente por impugnación de beneficio de litigar sin
gastos”.
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Deja en manos del juez la determinación del mismo. Esa tarea se realizará teniendo como parámetro
básico la complejidad de las situaciones debatidas y la cantidad de hechos litigiosos a probar.
Establece -eso sí- un plazo máximo de cuarenta días.
Esta determinación temporal se realiza en la misma resolución que dispone la apertura a prueba.
Las partes que ya han acompañado la prueba documental con sus escritos previos, deben ahora en los
primeros diez días del plazo probatorio22 presentar una nueva pieza ofreciendo el resto de la prueba de
que intenten valerse.
Luego de este ofrecimiento de medidas probatorias, el juez resolverá admitiendo o denegándolas. En
el primero de los casos, arbitrará los medios para su producción (fijará audiencias, ordenará que se
pidan informes, etc.).
Como veremos, todas estas resoluciones son irrecurribles (art. 377).
El plazo previsto por el art. 365 del ritual para el ofrecimiento de las pruebas tiene el carácter de
común comenzando a correr desde que ha quedado consentida la providencia de apertura a prueba23 y
luego de concretada la última notificación de ese auto, incluida la efectuada -cuando interviene- al
representante del Ministerio Público24.
22
“Habiéndose notificado por cédula al recurrente la apertura a prueba de un juicio ordinario, el plazo para el
ofrecimiento de prueba (art. 365) comienza al vencimiento del quinto día que el art. 359, CPC establece para
deducir la oposición correspondiente”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 28/5/1996, “San Nicolás Automotores
SA v. Ante de Corallo, Antonia y otro s/simulación”.
23
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/3/1989, “Morena, Edgardo v. Ken, Enrique s/cobro de pesos”;
21/12/1993, “Juárez de Corbalán, Sara v. ATSA (Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina) s/cobro
de pesos” [J 14.13677-1]. “Es armonizable lo dispuesto por el art. 365, CPC en cuanto al plazo de diez días
otorgado para el ofrecimiento de prueba, con lo previsto por el art. 359 del mismo cuerpo legal, que brinda a las
partes el derecho de oponerse dentro del quinto día a la apertura a prueba, concluyéndose, como se lo ha hecho,
que el término de aquellos diez días comienza a correr una vez consentido el respectivo auto de apertura”. Cám.
Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/12/1996, “Cuaderno de prueba demandada Dipascuali, María C. v. Borrell,
Borrell y Restovich SA s/cobro ordinario de pesos”.
24
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 26/4/1988, “C. de B., M. N. v. B., A. O. s/divorcio y separación de
bienes”.
25
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 27/2/2001, “Bonzo, Oscar B. v. Suárez, Luciana s/daños y perjuicios”.
“El ofrecimiento anticipado de prueba no perturba el buen orden del juicio, ni causa agravio a la contraria o al
órgano judicial, lo cual impone cierta flexibilidad en la interpretación para asegurar al máximo el derecho de
defensa. Y ello es así por cuanto el art. 365, CPCC debe entenderse más dirigido a concluir una etapa del
proceso que a señalar para dicho ofrecimiento un orden determinado en la sucesión de las actividades
procesales”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 18/7/2002, “Pereira, Rosario Marcos v. Navarro, Sandro Luis
s/cumplimiento de contrato y daños y perjuicios”.
26
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 16/7/1996, “Rossini, Carlos A. v. Villegas, Balbino y otro s/rendición
de cuentas”; 20/8/1998, “Melgarejo, Francisco v. Cociancich, Antonio s/simulación” [J 14.11815-1]; 17/8/1999,
“Ibáñez, Máxima v. Maldonado, Jorge s/liquidación de sociedad conyugal”.
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1. PRUEBA EN EL EXTRANJERO
Excepcionalmente puede darse la necesidad de que alguna medida probatoria se produzca fuera del
país.
Para esos casos y dado que el plazo máximo habitual de cuarenta días puede llegar a ser insuficiente,
el Código contempla un plazo extraordinario.
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En estas causas podrá disponerse de más tiempo para estos menesteres ya que deberá tenerse en
cuenta el tipo de prueba a producir (testigos, informes, etc.), las citaciones a los sujetos o entidades
involucrados, etc.
Aquí también será tarea del juez ponderar las necesidades de las partes en este terreno y determinará
el plazo especial. La ley sólo establece tiempos máximos teniendo en cuenta si el país es limítrofe
(noventa días) o no lo es (ciento ochenta días).
Estos procesos contarán -de acogerse favorablemente el pedido- de dos plazos de prueba: el ordinario
para las probanzas a producir en el país y el extraordinario, para las que se lleven adelante en el
extranjero.
Ambos plazos correrán simultáneamente (art. 371).
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Art. 369. Formación de cuaderno, resolución y recurso
Cumplidos los requisitos del artículo anterior, se formará cuaderno por separado y el juez
resolverá sin sustanciación alguna.
La resolución que conceda el plazo extraordinario será inapelable. La que lo deniegue será
apelable, pero únicamente se elevará a la cámara el respectivo cuaderno.
27
“No tratándose de prueba para cuya producción se hubiere fijado plazo extraordinario vencido el plazo de
prueba no puede prescindirse de la pendiente si no mediare declaración de negligencia en su producción, salvo
cuando se tratare de informes y éstos no se consideren esenciales (arts. 370 y 493, 2º parte, CPC, de aplicación
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Para la eventualidad de que la sentencia vaya a la cámara por vía del recurso de apelación e ínterin
llega la prueba producida, ésta podrá ser incorporada al proceso en segunda instancia siempre y
cuando la parte haya sido diligente en su activación y no se hubiera declarado la negligencia a su
respecto (ver nota art. 382).
Art. 372. (Texto según ley 11593, art. 1) Cargo de las costas
Cuando ambos litigantes hayan solicitado el plazo extraordinario, las costas serán satisfechas en
la misma forma que las demás del pleito, pero si se hubiese concedido a uno solo y éste no
ejecutase la prueba que hubiese propuesto, abonará todas las costas, incluso los gastos en que
haya incurrido la otra parte para hacerse representar donde debieran practicarse las
diligencias.
Podrá también ser condenado a pagar a su colitigante una multa de cincuenta pesos ($ 50) a dos
mil quinientos pesos ($ 2500).
analógica)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/10/1995, “Gómez Landero, Julio v. Bojanich de Rosas, María
Susana s/simulación”.
28
Rectius est: juntamente.
15
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En cambio si sólo una de las partes lo requiere y ésta no es diligente en su utilización, omitiendo
activar el procedimiento probatorio a realizarse en el extranjero, serán a su exclusivo cargo todas las
costas generadas por esta petición e incluso, se le podrá imponer una multa dineraria
independientemente de la condena en costas a pronunciarse en el fallo final.
Téngase en cuenta que en estos casos, la parte contraria a la que solicita este plazo extraordinario para
diligencias a realizarse en el extranjero deberá designar letrado en el país de que se trate para que lo
represente ante los tribunales respectivos y así resguardar su derecho de defensa en juicio ejerciendo
el contralor de la prueba de marras.
Este gasto -que no suele ser menor- está incluido expresamente entre las costas que habrá de afrontar
la parte que obligó a realizar estas erogaciones a su contraria para luego no aprovechar la posibilidad
de producir la prueba requerida.
29
Rectius est: acuerdo de partes.
16
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No sólo por su naturaleza sino por la fuerza convictiva que de él puede obtenerse.
En un proceso, muchas veces resulta determinante contar con otra causa -o constancias parciales de la
misma- como elemento acreditante de la pretensión u oposición, ya sea del mismo o de diferente
fuero, de trámite ante la misma o superior instancia.
Se ha dicho respecto de este material que las constancias de la causa penal ofrecida como prueba por
los justiciables, sin impugnación de alguna de sus actuaciones y carentes de eventual redargución de
falsedad exitosa, constituyen un válido elemento de prueba siendo innecesaria la ratificación de los
actos allí producidos30.
Para estos supuestos opera el principio de adquisición procesal: las constancias de la causa ofrecida
por cualquiera de las partes y admitida por el juez prueban respecto de los hechos debatidos, más allá
de que en ese trance beneficien o perjudiquen a la parte que la propuso.
Quien desee ofrecer un expediente -o sus constancias- como prueba tiene varios caminos.
Si se trata de un expediente terminado, lo normal será que se encuentre en el archivo respectivo. La
parte deberá entonces ofrecerlo como prueba requiriendo que el juez solicite el desarchivo del mismo
y su remisión.
Sin embargo, la causa puede estar aún en trámite.
En ese caso, el letrado tiene la posibilidad de concurrir a la secretaría donde se sustancian las
actuaciones y solicitar allí copias de las partes pertinentes requiriendo asimismo la certificación de su
autenticidad.
También -respecto de las resoluciones dictadas- puede pedir que se emita testimonio.
Provisto de esas piezas, corresponde que las agregue como prueba documental a los escritos
respectivos.
Otra manera -la más usual- es ofrecer como prueba toda la causa y requerir al juez que dentro de la
etapa probatoria solicite su remisión ad effectum videndi et probandi -tal como se lo expresa en la
práctica forense- aun cuando la misma se encuentre en trámite.
La comunicación se hará por oficio y el juzgado requerido sólo podrá oponerse al envío si en ese
momento resulta inconveniente interrumpir la tramitación. De lo contrario, la remitirá al juzgado
requirente donde deberá estudiársela rápidamente, obteniendo copias de las partes pertinentes y, acto
seguido, devolverla para que continúe su sustanciación.
Esta medida también puede deberse a la iniciativa del juez a través de su actividad instructoria
oficiosa (art. 36, inc. 2º).
Es muy habitual este trámite respecto de los juicios por indemnización de daños y perjuicios cuando
se fundan en hechos que dieron lugar a un ilícito penal31, siendo típico el caso del accidente de
tránsito que se vincula con lesiones u homicidios culposos.
En estos casos donde el mismo hecho puede dar lugar a condenas civiles y penales, además de
cuestiones probatorias será el propio juez en lo civil y comercial quien en algún momento deba pedir
30
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 30/5/1996, “Subeldía de Romero v. Scarbaci, Carlos s/daños y
perjuicios”; 11/3/1997, “Sonaglia, Ricardo v. Balduzzi, Mario s/daños y perjuicios”; 2/6/1998, “D´Agustini,
Oscar v. Rivella, Zulma s/daños y perjuicios”; 6/6/2000, “Vega, Mercedes v. Cavagnaro, Juan y otro s/daños y
perjuicios”; 2/10/2001, “Vera Fleitas, Julio v. Iarraguirre, Juan s/daños y perjuicios”; 11/4/2002, “Romano,
Benjamín H. v. Toranzo, Raúl s/desalojo”.
31
“El lamento que la actora destila a la presumida excesiva velocidad del vehículo de mayor porte es un
argumento desbaratado por las constancias seguidas en ámbito represivo que las partes ofrecieran como prueba
mutua y por ende de valor probatorio indiscutible, con mayor razón si no existen en el fuero civil otras
constancias que desvirtúen lo acreditado y fallado en dicha jurisdicción (art. 374, CPCC)”. Cám. Civ. y Com.
Quilmes, sala ª, 5/8/1999, “Dostal Lorena v. Sandoval Florencia s/daños y perjuicios”. “Las atestaciones,
croquis, pericias accidentológicas realizadas no afeblecen en su vigor ni deben dejarse de lado aunque carezcan
de ratificación judicial ulterior, dado que los litigantes han coincidido en ofrecer dicho sumario criminal como
prueba excluyente, sin reserva alguna y es por ello que el mismo cabe incorporarlo válidamente en el proceso
civil, por un principio elemental de veracidad, lealtad y buena fe procesal que impide retornar sobre lo ya
aceptado (arts. 374 y 384 del ritual)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 7/4/1998, “Sánchez, Mercedes Tecla
v. Di Zillio, Carlos Rubén y otros s/daños y perjuicios”; 17/12/1998, “De la Barra, Claudio Tamon v. Bogadi,
Gustavo Marcelo s/daños y perjuicios”; 9/2/1999, “Bondaruk, Antonio v. Lera, Edgardo Fabián s/daños y
perjuicios”.
17
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
la causa al juez penal o, al menos, la sentencia allí recaída, a los fines de hacer operativa las normas
del Código Civil referidas a la prejudicialidad (arts. 1101 a 1103) instituto que busca evitar el
escándalo jurídico derivado de sentencias contradictorias respecto de un mismo hecho.
La ley de fondo le impide dictar sentencia hasta tanto no recaiga pronunciamiento en sede represiva.
Esto es, en el ámbito civil puede avanzar la causa hasta el llamamiento de autos y allí detenerse a las
resultas del juicio penal (art. 1101, CCiv.). El mismo Código Civil establece pautas condicionantes en
lo que respecta a la prueba de ciertos extremos en sede civil a partir de lo resuelto en el otro trámite
(arts. 1102 y 1103).
18
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Y si bien en los casos en que ello resulta necesario muchas veces el juez oficiosamente busca y
obtiene tales datos, sigue legalmente pesando en cabeza de la parte que pretende beneficiarse con los
efectos jurídicos de las normas extranjeras la carga de acreditarlas -salvo cuando se configuren las
excepciones apuntadas-.
A esos efectos existe amplitud de posibilidades probatorias: oficios a representaciones diplomáticas,
publicaciones doctrinarias extranjeras actualizadas y traducidas, el dictamen de un experto en la
materia de derecho comparado o bien de una entidad científica -universidad, academia de derecho,
etc.-, etc.
Para cierta parte de la doctrina tampoco tiene el juez el deber de conocer el derecho que proviene de
otras provincias o municipios. Entendemos que ello no puede ser así. Corresponde al juez adoptar las
medidas conducentes para informarse de la existencia y contenido de este derecho generado dentro de
las fronteras nacionales. Si un ciudadano común, lego en la materia jurídica, no puede ampararse en el
desconocimiento de una norma cualquiera para evitar ser sancionado por su incumplimiento, mucho
menos podrá hacerlo un juez argentino llamado a resolver un determinado conflicto entre partes.
2. PRUEBA DE LA COSTUMBRE
Según el Código Civil (art. 17) el derecho consuetudinario -normas generales que nacen de la
costumbre y de los usos sociales- sólo será válido cuando actúe praeter legem y secundum legem, esto
es, en terrenos donde falte la regulación legal o bien cuando la ley se remita expresamente a estas
pautas.
Veda todo efecto jurídico a la costumbre contra legem como fuente de derecho.
Son muchas las reglas tanto del derecho civil como del de comercio que remiten a soluciones que
deberán tomarse de las costumbres del lugar, o de las prácticas comerciales, etc.
En tales casos, será tarea compartida de las partes y del juez indagar y obtener prueba de esta fuente
de normatividad específica para lo cual no existirá limitación alguna respecto de los medios a utilizar.
3. ONUS PROBANDI
Las reglas de la carga de la prueba poseen una importancia sustancial para la suerte de la pretensión y
oposición de las partes.
El juez de nuestros días no puede dejar de resolver un pleito. Todo conflicto sometido a su
jurisdicción debe encontrar respuesta.
No opera la declaración de non liquet que permitía al juez de Roma -en el procedimiento formulario-
abstenerse de emitir pronunciamiento ante la falta de prueba.
De allí la importancia de las reglas de atribución de la carga de la prueba32.
32
“Si quien es demandado por desalojo alegándose la existencia de un comodato, no se limita a negar su
existencia, sino que afirma que el inmueble le había sido entregado en propiedad y a cuenta de un mayor pago,
asume la carga de la prueba de esta defensa (art. 375, CPC)”. SCBA, Ac. 49.122, 30/6/1992, “Acovial SA v.
Salvi, Ubaldo s/desalojo”. “Quien opone un hecho distinto e incompatible tendiente a desvirtuar las
aseveraciones del contrario asume la carga de demostrarlo (art. 375, CPC)”. SCBA, Ac. 44.765, 20/8/1991,
“Electrónica Integral SRL v. Daniel Volpe y Asociado y otros s/cumplimiento de contrato”; Ac. 47.682,
6/4/1993, “Díaz Morales, José v. Viña, Juan Carlos s/depósito” [J 14.30637-1]; Ac. 57.592, 28/5/1996,
“Scrocchi, José María v. Scrocchi, Ernesto Amílcar s/simulación y colación” [J 14.30637-2]; Ac. 73.417,
20/9/2000, “Zanon, Lauretta v. Bruno Zanon e Hijos SCA s/acción de impugnación de asamblea ordinaria”. “En
materia de prueba la obligación de rendirla no depende de la función de actor o demandado, sino de la situación
que cada uno adquiere en el proceso de conformidad a los hechos establecidos o reconocidos, incumbiéndole, en
consecuencia, a la parte que quiere modificar el estado normal de las cosas o la posición adquirida por la otra
parte en la litis, por lo que cada parte debe probar sus afirmaciones (art. 375, Código Procesal)”. SCBA, Ac.
33.539, 22/12/1987, “Aranda de Ponti, Nélida v. Clínica Santa Cecilia SRL y otros s/daños y perjuicios”; Ac.
41.826, 28/11/1989, “Paz, Valentín v. Cioffi, Mario y otro s/daños y perjuicios” [J 14.17894-1]; Ac. 45.162,
30/7/1991, “Casier, Juan v. Chechik, Marcos s/daños y perjuicios” [J 14.17894-2]; Ac. 50.156, 6/10/1992,
“Nagode Ferraro, María Cristina v. Letiz, Mario Álbano s/daños y perjuicios” [J 14.17894-3]; Ac. 47.899,
11/5/1993, “Bruno, Oscar Eduardo v. Clínica Espora SA y otro s/daños y perjuicios” [J 14.17894-4]; Ac.
47.607, 30/8/1994, “Zelaya, Blanca Lidia v. Cosentino, Francisco y otros s/daños y perjuicios” [J 14.17894-5];
Ac. 61.300, 5/3/1996, “Risso de Perna, Irene v. Transporte Automotor Nuevo Horizonte s/daños y perjuicios” [J
19
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se trata de determinar en cada caso qué hecho corresponde probar a qué parte ya que si de ese hecho
depende un efecto jurídico y la prueba del mismo está ausente, el juez deberá resolver en contra de la
parte que tenía la carga de probarlo.
Es decir, o los hechos se prueban acabadamente y entonces se resuelve en virtud de esa certeza o no
se prueban acabadamente y el magistrado fallará en contra de quien tenía la carga de demostrarlos.
La materia en cuestión ha variado con el paso de los siglos. Originalmente, el actor tenía que probar
todo. No sólo la existencia de los hechos que fundaban su pretensión sino además la inexistencia de
hechos que obstaran a la misma. En idéntico papel quedaba el demandado cuando planteaba una
defensa. El sistema exhibe notas de clara injusticia.
En una etapa posterior, se pasó a sostener la regla de que debe probar el que afirma. No importa ahora
quién sea el que produce una afirmación: sobre él recae la carga de la acreditación de lo afirmado. La
cuestión es que en muchos casos se producían confusiones entre la negativa de un hecho y la
afirmación de un hecho negativo. Es decir, la delicada cuestión de la carga de la prueba podía quedar
condicionada por una cuestión de expresión lingüística de los asertos, lo cual tampoco era algo
aceptable.
Aparece una variante de aquella postura. Se debe determinar ahora -señala Chiovenda33- qué tipos de
hechos se afirman y a partir de allí atribuir la carga de probarlos. Se los clasifica en hechos
constitutivos -los que dan sustento al efecto jurídico que alguien pretende en su favor. Por ejemplo, el
contrato-, impeditivos -los que privan de esos efectos jurídicos por importar falencias o déficits
respecto de recaudos legales. Por ejemplo, la incapacidad de los celebrantes- o extintivos -los que
vienen a privar de efectos jurídicos a los constitutivos por razones posteriores al nacimiento del
derecho. Por ejemplo, el pago-.
Al actor incumbe -básicamente- la prueba de los hechos constitutivos mientras que al demandado, los
extintivos e impeditivos. La teoría es algo más compleja aún ya que incluye otros tipos de hechos (los
modificativos, invalidativos o convalidativos) y si bien mejora las pautas que venían siendo aplicadas
respecto de este tema, ha recibido algunas críticas respecto de que no siempre -de acuerdo con los
tipos de pretensiones de que se trate- es tan sencillo atribuir a una parte o a otra de manera estricta la
carga de probar determinado tipo de hechos.
Rosenberg34 desde el derecho alemán cambia el enfoque del problema.
14.17894-6]; Ac. 56.159, 12/11/1996, “Club de Pesca `El Flamenco´ v. Tolosa de Giumell, E. L. y otros
s/consignación alquileres”; Ac. 59.413, 18/3/1997, “Rosas, Lilian E. y otro v. Instituto Mater Dei SA y otros
s/daños y perjuicios” [J 14.12488-1]; Ac. 58.365, 24/3/1998, “Badano, Luis María v. Stadelman, Raimundo
s/exclusión de socio” [J 14.13470-1]; Ac. 71.920, 3/5/2000, “Redaelli, Ana María y otro v. Len, Juan Eduardo
s/daños y perjuicios”; Ac. 79.421, 19/2/2002, “Sequeira Viera, Blanca v. Vila, José Oscar y otro s/daños y
perjuicios”. “La prueba recae sobre quien pretende innovar en la posición de su adversario (art. 375, CPC)”.
SCBA, Ac. 41.765, 9/10/1990, “Lozano, Raúl F. y otro v. Autoplat SACI s/ordinario”; Ac. 48.502, 15/10/1991,
“Hernández, Humberto v. Lepore, Gerardo H. s/cobro de australes” [J 14.12317-1]; Ac. 50.839, 1/12/1992,
“Amat, Roberto Miguel y otra v. Álvarez, Hugo Ricardo s/desalojo” [J 14.12317-2]; Ac. 52.441, 4/4/1995,
“Bigatti, Mario Raúl y otra v. Cambio, Agustín Antonio s/daños y perjuicios” [J 14.12317-3]; Ac. 57.320,
20/11/1996, “Arcadia Compañía Argentina de Seguros SA v. Establecimiento Textiles San Andrés s/cobro de
pesos” [J 14.12318-1]. “La carga de la prueba pesa sobre quien alega el mal cumplimiento, por lo que si el
recurrente ya ha realizado la prestación de su cargo (en el caso, servicio de asistencia médica) que ha sido
tachada de inadecuada por los demandados, son éstos quienes deben mostrar el defecto (en el caso mala praxis)
endilgado a la prestación recibida (art. 375, CPCC)”. SCBA, Ac. 79.058, 19/2/2002, “Clínica Olivos SA v.
Sucesores de Serafín Liporati s/cobro de pesos”. “Quien opone un hecho distinto e incompatible tendiente a
desvirtuar las aseveraciones del contrario asume la carga de demostrarlo (art. 375, CPCC), no siendo menester
para ello que el accionado deduzca reconvención”. SCBA, Ac. 59.135, 18/11/1997, “De la Tore, Félix
Ambrosio v. Parque Acuático Acuasol y otro s/cobro de australes”. “Como no es lo mismo la negativa de un
hecho que un hecho negativo, no hay razón alguna que justifique eximir de la prueba respectiva a la parte que
invoca un hecho negativo cuando pretende deducir de él en su favor un efecto jurídico (art. 375, CPCC)”.
SCBA, Ac. 41.765, 9/10/1990, “Lozano, Raúl F. y otro v. Autoplat SACI s/ordinario”; Ac. 57.320, 20/11/1996,
“Arcadia Compañía Argentina de Seguros SA v. Establecimiento Textiles San Andrés s/cobro de pesos” [J
14.12318-1]; Ac. 58.456, 17/5/2000, “Bulacio Argenti SA v. Banco de Galicia y Buenos Aires s/revisión
contractual”.
33
CHIOVENDA, Giuseppe, Instituciones de derecho procesal civil, t. III, Revista de Derecho Privado, Madrid,
1940, p. 92.
34
ROSENBERG, Tratado, t. II, p. 22.
20
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Su teoría apunta a la norma y de allí se dirige a los presupuestos fácticos. Entiende que cada parte
deberá demostrar los fundamentos de hecho para que opere la norma sin cuya aplicación no puede
tener éxito en su pretensión u oposición. No interesa aquí el rol procesal de los sujetos ni el tipo de
hechos de que se trate, sino determinar cuáles son las bases fácticas para que opere la norma que cada
litigante esgrime en su favor y así generar la carga de probarlas en quien se habrá de beneficiar con su
operatividad. Se culmina, a la postre, en una cuestión de derecho.
Tal es -en esencia- la regla que recoge este artículo en su segundo tramo, más allá de que la letra de la
ley refiera a la norma que la parte “invoque” cuando en realidad debe hacer alusión a la que el juez
aplique en virtud de la regla iura novit curia.
Este criterio es el que entiende válido nuestra Suprema Corte35.
Calificada doctrina critica la aparente incongruencia de la norma al prever en su primera parte una
regla contrapuesta a la que se plasma en el segundo tramo.
Por otro lado, desde hace un tiempo suele hablarse de cargas probatorias dinámicas, interactivas o
basadas en el principio de colaboración o solidaridad.
En apretada síntesis, se trata de atribuir la carga de acreditar determinado extremo a quien se
encuentre en mejores condiciones de hacerlo más allá de su papel dentro de la litis. La teoría nació a
la luz de los procesos por responsabilidad profesional -específicamente, médica- donde de acuerdo
con los cánones clásicos, incumbe a la actora -normalmente la víctima o sus deudos- demostrar la
culpa del profesional bastándole a éste refugiarse en la simple negativa de los hechos. Ello se ha
encontrado abusivo ya que nadie mejor que el profesional demandado para acreditar que de su parte
no hubo negligencia.
Se ha dicho en este sentido que si se acreditó a través de la prueba pericial la culpa del facultativo, a
éste le incumbe demostrar que utilizó los medios apropiados para lograr la salvación del paciente.
Juega aquí lo que se ha denominado carga interactiva de la prueba porque en el caso particular
analizado eran los demandados quienes estaban en mejores condiciones de acreditar -a través de la
historia clínica y demás elementos que tenían a su alcance- que la enferma igual hubiera fallecido.
Opera en esta situación el “deber de colaboración” del galeno, por lo que su actitud en el proceso no
puede limitarse a una mera negativa, tiene que “colaborar” en el esclarecimiento de la verdad36.
La principal crítica a esta postura consiste en la inaceptable “sorpresa procesal” que se configura
cuando en la sentencia el demandado advierte que el juez ha aplicado las referidas reglas con
violación de su derecho de defensa. Frente a ello, se ha propiciado que el juez en las etapas
preliminares luego de haber tomado un primer contacto con los hechos, si cree conveniente aplicar al
caso este tipo de postulados, adelante su criterio a las partes para que éstas puedan elaborar
debidamente la estrategia acreditante, teniendo en cuenta el carácter excepcional de estas especiales
pautas de atribución de la carga probatoria37.
35
“El art. 375, CPCC impone a las partes la carga de probar el presupuesto de hecho de la norma o las normas
que invocaren como fundamento de su pretensión, defensa o excepción”. SCBA, Ac. 57.636, 27/12/1996,
“Lipovetzky, Bernardo v. González, Alberto y otro s/cobro de australes”; Ac. 59.365, 24/3/1998, “Badano, Luis
María v. Stadelman, Raimundo s/exclusión de socio” [J 14.13470-1]; Ac. 76.217, 25/10/2000, “Coria, Juan
Francisco v. Sanguinetti, Raúl Eduardo s/daños y perjuicios”; Ac. 75.539, 30/5/2001, “Giordano, Carlos y otros
v. Fundación Ateneo de la Juventud y otros s/daños y perjuicios”.
36
SCBA, Ac. 55.133, 22/8/1995, “Cayarga, José Eduardo v. Clínica Privada Dres. Marcelo S. Tachella y otros
s/daños y perjuicios”. “En relación a la carga de la prueba, lo que se pone en manos del profesional no es el
tener que demostrar su actuar diligente, sino el que, ante lo incompleto de la historia clínica, debe aportar al
proceso los datos faltantes en la misma que, dependiendo de él, que tuvo en sus manos el tratamiento de la
paciente, al no ser arrimados al proceso, crean en su contra una presunción de verdad sobre su conducta
antiprofesional que a él corresponde desvirtuar. Porque si se acreditó con la propia historia clínica la negligencia
de los médicos intervinientes, a la accionada le incumbe demostrar que utilizó los medios apropiados para lograr
la salvación del paciente. Juega aquí lo que se ha denominado carga interactiva de la prueba porque en el caso
particular analizado era la demandada quién estaba en mejores condiciones de acreditar que la enferma igual
hubiera fallecido (art. 375, CPC). Opera en esta situación el `deber de colaboración´, por lo cual, su actitud en el
proceso no puede limitarse a una mera negativa, tiene que `colaborar´ en el esclarecimiento de la verdad”. Cám.
Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 5/4/2001, “Viñolas, Walter Jorge y otro v. Clínica Privada del Niño y La Familia
SRL s/daños y perjuicios”.
37
“La doctrina de las llamadas cargas probatorias dinámicas no puede aplicarse con carácter general e
indiscriminado; es residual porque constituye un apartamiento excepcional de las normas legales que gobiernan
21
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Más allá de todo lo que sobre el punto se debate, en la actualidad observamos cómo estas
construcciones respecto de la carga de la prueba van dejando paso a otras que hacen actuar
oficiosamente al juez cuando no adquiera la plena certeza respecto de alguno de los extremos en
juego dentro del pleito, debilitando las estrictas pautas del onus probandi para dar lugar a las
facultades instructorias en busca de la verdad jurídica objetiva.
la distribución del onus probandi (art. 375, CPC). Sólo es aceptable cuando la aplicación mecánica o rígida de la
ley conduzca a resultados inicuos, lo que debe demostrar quien lo afirma”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª,
9/4/2002, “Barbalace, Juan Carlos v. Jockey Club Hipódromo de San Isidro s/daños y perjuicios”.
38
“Aferrarse al formalismo de que la justificación de la restitución del inmueble arrendado, sólo podía
justificarse a través de la prueba documental, que prevé el contrato de locación, constituye una exteriorización
del sistema dispositivo, que no puede prevalecer sobre el régimen de los medios de prueba establecidos por el
legislador, y que responden a principios de orden público, que no pueden ser dejados de lado por las partes (art.
376, Código Procesal). Por lo tanto el señorío de las partes derivado de la autonomía de la voluntad, no puede
limitar los medios de prueba admisibles, máxime cuando, como en el caso, se está frente a una cláusula
predispuesta contenida en un contrato de adhesión (arts. 1198, 1ª parte, CCiv.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 19/5/1994, “Sebastián, Roberto v. Lescano, Jorge Omar y otro s/desalojo”.
22
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se tratará de la prueba ilícita. Tal, aquella que se obtiene mediante la comisión de un delito como, por
ejemplo, si se consiguiera una conclusión pericial mediante castigos u hostigamientos al experto o un
documento mediante el robo o la violación de domicilio.
Ninguna validez -huelga decirlo- podrá tener esta prueba en el proceso.
Se trata de una aplicación de la doctrina de “los frutos del árbol envenenado”, de filiación
norteamericana y extendida aplicación en el derecho penal pero que bien puede ser utilizada en el
ámbito civil donde también rige la inviolabilidad de la defensa en juicio y el debido proceso a partir
de que sólo podrá incorporarse al mismo prueba regular y legalmente obtenida.
23
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de una de las partes que, quizás, a la postre, no habrían obstado a la emisión de un pronunciamiento
de mérito favorable a su postura.
Imagínese el caso del rechazo de un testigo de la actora cuando -aun sin esa prueba- resulta victoriosa
en la sentencia.
De allí que en pos de la celeridad se haya limitado la impugnabilidad de las medidas sobre
denegación, producción y sustanciación de la prueba. Esta regla se extiende, incluso, una vez
terminada la etapa probatoria39 aunque no parece de aplicación respecto de las pruebas realizadas en
el marco de las diligencias preliminares por regir otras pautas en ese ámbito40.
Así se ha dicho que las resoluciones que versen sobre producción, denegación y sustanciación de
pruebas resultan alcanzadas por la regla de la inapelabilidad dispuesta por el art. 377. Es inapelable la
resolución que decide una cuestión de negligencia en la producción de la prueba, así como el
decisorio que decreta la caducidad de la prueba41.
La limitación está dada por la imposibilidad de las partes de realizar planteos durante la etapa de
prueba lo que no impide que frente a la sentencia de mérito de ciertos procesos y en la medida en que
exista agravio suficiente para interponer recurso de apelación, las medidas probatorias denegadas
puedan ser replanteadas en la alzada en el marco de las prerrogativas contempladas en el art. 255 a
cuya nota remitimos.
El replanteo de prueba -receptado para ciertos casos en función de la inapelabilidad prevista por el art.
377 - sólo procede frente a la eventualidad de que la decisión sobre negligencia o caducidad de la
39
“Cualquier cuestionamiento que con posterioridad a la conclusión del período probatorio se suscite sobre
producción, denegación y sustanciación del algún medio que pueda dársele el alcance de probatorio, no debe ser
considerado excluido del marco cognoscitivo del art. 377, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª,
3/10/1996, “Domínguez, Ricardo v. Hauyqui SA s/determinación reajuste honorarios (R. de H.)”.
40
“Habiéndose requerido el reconocimiento judicial que pretende el accionante en carácter de prueba anticipada
(art. 326, inc. 2º, CPCC), no resultan de aplicación los arts. 494 y 377 del ritual en lo atinente a la
irrecurribilidad de decisiones relativas a la producción, denegación y sustitución de pruebas en el proceso
sumario, sino que es de estricta observancia el art. 327, párr. 3º, CPCC que autoriza la apelación de las
resoluciones denegatorias de medidas preliminares”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/11/1997,
“Jofman de Schimkiewicz, Perla v. Jofman, Susana Elizabeth s/desalojo s/recurso de queja”. “Tratándose de una
medida de prueba anticipada, la resolución que desestima la negligencia acusada a su respecto, es inapelable
(arts. 327, párr. 3º, 377 y 494, párr. 4º, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 17/9/1992, “Beratz,
Ceferino José v. Beratz, Manuel J. y otro s/recurso de queja en autos: `Beratz, Ceferino José v. Beratz, Manuel
J. y otro s/impugnación de filiación y reconocimiento extramatrimonial´”.
41
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 2/4/2002, “Barey, Miguel Ángel v. Bórtoli, Gustavo Miguel s/queja”.
“Las resoluciones sobre producción, denegación y sustanciación de pruebas, son, en principio, irrecurribles (art.
377, CPCB) y la providencia recurrida en cuanto fija la fecha de audiencia para la recepción de la prueba
testimonial resulta alcanzada por la irrecurribilidad mencionada”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 9/2/1999,
“Halchum, María C. v. Wlasiuj, Anastasia y otros s/desalojo (recurso de queja)”. “La resolución que dispone
ampliar el informe pericial caligráfico fundada en los arts. 36, inc. 2º y 473, CPCC -no haciendo lugar a la
oposición del demandado- es de aquellas cuya irrecurribilidad prescribe el art. 377, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª
San Nicolás, 28/5/1998, “Porta, Carlos Alberto v. Gómez, Francisco Dante s/cobro ejecutivo”. “Conforme a lo
dispuesto por el art. 377, CPCC, las resoluciones del juez de primera instancia sobre producción, denegación y
sustanciación de las pruebas son -por principio- irrecurribles; tal limitación recursiva alcanza a las resoluciones
que, como la atacada, desestiman el pedido de trasladar la carga del anticipo de gastos (art. 461, CPCC), a la
parte que no ofreció la respectiva prueba pericial”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 28/11/1996, “SGP v.
SAD s/reconocimiento de filiación”. “Si bien el art. 377, CPCB impone como principio general la
irrecurribilidad de las resoluciones sobre producción, denegación o sustanciación de las pruebas, dada la
importancia que tiene en el presente caso la pericia caligráfica a los efectos de determinar la autenticidad de las
firmas que se le atribuyen al actor en los recibos en los cuales se funda la excepción de pago opuesta por el
accionado y toda vez que la interpretación rigurosa de las normas procesales no pueden prevalecer sobre el
efectivo y concreto resguardo y aplicación de la garantía constitucional de defensa en juicio, corresponde hacer
una excepción a la referida irrecurribilidad”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 1/10/1996, “Lomastro,
Francisco v. Ritiro, Pascual s/cobro ejecutivo”. “Si bien el auto de apertura a prueba es en principio irrecurrible
tanto en los procesos sumarios como ordinarios (arts. 358, 359, 377 y 494, CPC), conforma doctrina uniforme
que tal regla no es absoluta y opera con criterio restringido máxime si está de por medio la denegación de toda o
prácticamente toda la prueba ofrecida por la parte, ya que de no ser así se afectaría el derecho constitucional de
defensa en juicio protegido por el art. 18, CN”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 4/3/1997, “Visciarelli, Luis
Alberto v. Flores, Luis s/daños y perjuicios”.
24
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
medida probatoria en primera instancia, hubiera sido dictada con error evidente de apreciación; es
decir, que sólo serán viables cuando la declaración de negligencia del juzgador no resulte arreglada a
derecho42.
Ello así por cuanto la facultad de replantear prueba en la alzada no es una vía destinada a subsanar la
indolencia en su producción oportuna, sino un modo indirecto de rever la justicia de la declaración de
negligencia atento la inapelabilidad del auto que la decide, posibilitando su producción en caso de ser
injusta aquella declaración. Ello implica que el proponente, entre otras cosas, debe desvirtuar los
fundamentos dados por la judicante para considerarlo negligente43.
Cuando se refiere el artículo a “inimpugnabilidad” entendemos que abarca algo más que la simple
“inapelabilidad”, esto es, también está vedando la posibilidad de interponer revocatorias. Sin
embargo, ello no es pacífico en la jurisprudencia44.
42
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 27/5/2003, “Rusilla, Antonio Luis v. Repetto, Carlos Alberto
s/daños y perjuicios”.
43
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 21/5/1991, “Seijo de Bugel, Marta Julia v. Lisso, Daniel Arturo
s/restitución”. “El replanteo de prueba previsto en el art. 255, inc. 2º, Código Procesal tiene por finalidad reparar
los errores en que hubiere incurrido el iudex a quo, en punto a las providencias sobre producción, denegación y
sustanciación de las pruebas, en función de la inapelabilidad prevista en el art. 377, Código Procesal. La referida
disposición normativa no autoriza la agregación o producción indiscriminada de pruebas sobre las que versen
declaraciones de negligencia en primera instancia, sino que sólo podrán producirse pruebas en la Alzada,
cuando dichas declaraciones hubieren sido dictadas con error evidente de apreciación”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 3/5/1999, “Farinelli, Alfredo v. Leruga, Juan s/cobro de honorarios”.
44
“Una adecuada labor de hermenéutica del art. 377, Código Procesal, autoriza a concluir que sólo prohíbe la
apelación, pero no el recurso de reposición. No puede repelerse, por lo tanto, la reposición de una denegatoria
de prueba frente a una exposición de atendibles fundamentos, máxime cuando puede importar una cortapisa al
ejercicio de la defensa en juicio, y fundamentalmente, cuando éste es de elevado contenido económico. Debe
ser, pues, el principio de inapelabilidad, interpretado respectivamente, es decir, inaplicable a situaciones no
contempladas expresamente”. Cám. Civ. y Com. Dolores, 10/10/1995, “Banco Com. Tandil v. Casa Calegari
s/ejecutivo”.
25
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Dentro de cada cuaderno constarán las resoluciones respecto de las pruebas ofrecidas por cada parte:
su concesión, denegatoria, fijación de audiencias, plazos, modalidades, etc. Y se irán agregando las
constancias de producción, notificaciones, etc. a medida que vaya teniendo lugar la sustanciación de
las mismas foliándose las actuaciones en el ángulo inferior derecho del frente de cada hoja para luego
-una vez que se incorporan al expediente principal- realizarse una foliatura de todas las piezas de
manera correlativa en el margen superior.
26
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Normalmente se tratará de los jueces de paz letrados.
Para el supuesto del reconocimiento judicial donde es imprescindible el contacto de visu por parte del
juez y la delegación deviene impropia, la ley autoriza al juez a trasladarse a cualquier punto del país.
45
Rectius est: recibirlas.
27
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. PRUEBA Y PRINCIPIO DISPOSITIVO. SANCIÓN GENÉRICA
El principio dispositivo persiste en la etapa probatoria.
Las partes no sólo tuvieron que plantear debidamente los hechos y ofrecer la prueba para acreditarlos
sino que también -una vez admitidos los medios probatorios por el juez- deberán impulsar los actos
procesales tendientes a la producción de la misma.
Dada la existencia de un plazo general para que se realicen los múltiples actos que conforman esta
trascendente etapa del juicio, la ley hace hincapié en la carga de las partes al recordarles que ellas son
responsables de que las pruebas se diligencien “oportunamente”.
Como ya lo hemos señalado y observaremos en concreto a partir del art. 385, respecto de cada medio
probatorio, variados y numerosos son los pasos que se requieren para que una prueba quede producida
e incorporada al proceso en forma regular y completa.
La parte interesada en que ello ocurra debe ser diligente y activar cada actuación en tiempo oportuno
ya que de lo contrario, la prueba puede perderse por la declaración de negligencia que veremos en la
nota al artículo siguiente, al que remitimos.
2. CAUSAL DE LIBERACIÓN
La carga de los litigantes respecto de la producción de las pruebas culmina cuando aparece una
obligación del órgano o de las “autoridades encargadas de recibirlas”.
En estos supuestos si bien no se produce la prueba en el tiempo preestablecido ello no se debe a la
negligencia de las partes en la activación del proceso sino de otro obstáculo ajeno a ellas por lo que el
Código brinda la posibilidad de volver a intentar esa producción antes de que la causa esté en
condiciones de recibir los alegatos.
Para ello, se requiere que al momento en que se había previsto producir la prueba, la interesada haya
manifestado las circunstancias apuntadas -dificultades ajenas- y haya intentado activar -obviamente
sin éxito- la diligencia probatoria.
46
“Si el término de prueba se encuentra vencido en exceso, sin que la accionada haya activado el trámite de la
pericia de tasación, corresponde tener por operada la negligencia invocada (art. 382, CPCC)”. SCBA, B.49.426,
5/8/1997, “Saico SA v. Municipalidad de Dolores s/demanda contencioso administrativa”. “Corresponde
28
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Aquí los incumplimientos son genéricos ya que -como se verá más adelante- cada medio de prueba
contempla ciertos incumplimientos específicos a los que añade una sanción también específica o
preestablecida: la caducidad de la prueba de que se trate.
Si bien ambas figuras -negligencia y caducidad- tienen como efecto principal malograr la prueba
ofrecida, la negligencia es un instituto más flexible ya que como vimos, sanciona incumplimientos de
cargas procesales probatorias generales.
Por lo mismo, la declaración de negligencia requerirá pedido expreso de la contraparte47.
Este “acuse de negligencia” deberá ser bilateralizado y sólo luego de este trámite el juez resolverá
respecto de si corresponde o no aplicar la severa sanción que acarrea la pérdida de un medio
probatorio ofrecido oportunamente.
El artículo manda que si antes de que venza el plazo para contestar el acuse de negligencia de una
prueba se llega a producir y agregar la misma, se desestimará el pedido. Se trata de una clara
aplicación del principio de conservación de los actos de la litis dando plena vigencia al derecho de
defensa en juicio y debido proceso.
Por supuesto, también se rechazarán los requerimientos de negligencia sin sustanciación alguna si se
realizan en forma prematura, esto es, antes de que venzan los plazos para la producción de las pruebas
respectivas.
En todos los casos en que se resuelva un acuse de negligencia por parte del juez ya sea favorable o
desfavorablemente, la solución judicial no será susceptible de revisión alguna.
Para los supuestos aludidos -prueba agregada antes del vencimiento del plazo para responder el acuse
y acuse prematuro- la ley especifica que el rechazo del juez será irrecurrible mientras que en los
restantes supuestos, si bien tampoco podrá interponerse un recurso de los “nominados”, la cuestión
puede ser replanteada en la Alzada por conducto de las normas del art. 255, inc. 2º48, al que
remitimos.
declarar procedente el acuse de negligencia planteado, si no surgen de las constancias de autos que se haya
producido la prueba motivo del pedido de negligencia -documental e instrumental-, no obstante haber vencido el
plazo pertinente y no habiendo la parte urgido su diligenciamiento en tiempo propio (arts. 382, CPCC, y 25,
CPCA)”. SCBA, I.2058, 2/2/2000, “Antonetti, Omar H. y otros v. Provincia de Buenos Aires - tercero: `Caja de
Jubilaciones, Subsidios y Pensiones del Personal del Banco de la Provincia de Buenos Aires
s/inconstitucionalidad ley 11761 ´”.
47
“La circunstancia de que se hubiere recibido declaración al testigo luego de vencido el término de prueba, sin
haberse notificado la audiencia a las partes, no resta valor a sus dichos, porque no se advierte de qué manera
pudo influir desfavorablemente sobre el demandado y citada en garantía el hecho de que tal prueba se hubiere
producido una vez vencido el término probatorio, con mayor razón si no se había acusado negligencia o pedido
certificación alguna (arts. 365 y 382, CPCC). La única obligación del actor era notificar al testigo, no a su
contraparte (arts. 135, inc. 3º, y 431, Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 16/10/1990,
“Montaño, Miguel Ángel v. Dury, Abraham y otro s/daños y perjuicios”.
48
“La apertura a prueba en segunda instancia tiene un carácter de excepción, limitativo y de criterio estricto ya
que se trata de reabrir cuestiones sobre procedimientos precluidos por no haberse cumplido debidamente con el
art. 382, CPC. No patentizándose, en el caso, la desoportunidad de las negligencias, la consideración de las
medidas probatorias que el tribunal estime pertinentes queda sujeta a sus facultades ordenatorias e instructorias
cuando tenga el expediente a estudio para dictar sentencia (arts. 36 y 255, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. San
Martín, sala 1ª, 13/4/1993, “Irala, Celso y otro v. Fabrival SCA s/daños y perjuicios”. “Para que tenga cabida el
replanteo de prueba en Alzada, el peticionante debe justificar cumplidamente que de su parte no medió
negligencia, demora o desinterés en la producción de la misma en la otra instancia e impugnar los fundamentos
de la resolución que le dio por perdido el derecho”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 27/5/2003,
“Rusilla, Antonio Luis v. Repetto, Carlos Alberto s/daños y perjuicios”. “El art. 255, inc. 2º, CPCC es claro en
el sentido de imponer a la parte interesada la carga consistente en invocar las razones demostrativas de la
necesidad de la prueba y en formular una crítica concreta de los motivos en que se apoyó la resolución
denegatoria o declarativa de negligencia, en forma similar a lo que ocurre cuando se trata de una expresión de
agravios o un memorial”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 19/11/2002, “Bianco, Juan v. Bianco, Sergio y
otros s/daños y perjuicios”. “No procede el replanteo de prueba en la Alzada si lo que se procura es obtener la
producción de una prueba pericial caligráfica ofrecida oportunamente y omitida proveer en primera instancia.
En tal caso está ausente el requisito de una resolución que verse sobre la producción, denegación o
sustanciación de prueba. Ello así porque dicha prueba no fue denegada, ni se declaró su negligencia o
caducidad”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 15/3/2001, “Banco Mayo Cooperativo Limitado v. Trepichio,
Elvira Mabel y otro s/cobro de pesos”. “El replanteo de prueba en la Alzada debe ser admitido cuando el juez
29
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
denegó mal la prueba o decretó indebidamente la negligencia, privando así a la parte de formar favorablemente
con la prueba frustrada la convicción del juez respecto de los hechos por él invocados. Claro está que, para que
el superior pueda apreciar la justicia de la denegación o del decreto de negligencia, éstos deben haber sido
fundados. Con el pedido de replanteo habrá de explicarse por qué, si se hubiera hecho lugar a la prueba, su
convicción hubiera formado la convicción favorable del juez”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª,
19/3/2002, “Mayo, Moisés v. Castagnola, Daniel Ángel y otro s/desalojo”.
49
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. II, p. 326.
50
“Haberse basado en algunas pruebas dejando otras de lado no es censurable porque significa nada más que el
ejercicio de la facultad conferida por el art. 384 del ritual”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 16/9/1999,
“González, Ramón E. y otros v. Cremonesi, Marcelo F. y otro s/daños y perjuicios”. “El sistema de apreciación
regido por la sana crítica -esquema de persuasión racional- (arts. 384 y 456, CPC), no le impide al juez fundar
30
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Según estas enseñanzas, hoy no hay dudas de que en esta tarea de valorar según la “sana crítica” el
juez debe actuar respetando el material con que cuenta en el expediente, sobre la base de las reglas de
la lógica y de acuerdo con las máximas de experiencia, dejando expresamente reseñado en la
sentencia los hitos principales de este razonamiento para que las partes puedan controlar la manera en
que se formó la convicción que sirvió de base al fallo que habrá de afectar sus derechos.
El juez debe tomar las probanzas reunidas en la causa y efectuar una selección del material que habrá
de utilizar. En prudente ejercicio de esta tarea, no tiene porqué computar todo el conjunto de pruebas
sino tan sólo las que entienda esenciales, con criterios objetivos y racionales y a partir del mismo
componer el cuadro de los hechos de manera lógica, siguiendo un camino coherente, todo lo cual
debe quedar expuesto en la decisión en forma previa a la calificación jurídica y a la parte dispositiva o
fallo propiamente dicho.
Esta actividad valorativa, de parámetros flexibles pero gobernada necesariamente por las reglas
lógicas del raciocinio, es de una trascendencia medular para la regular producción de un fallo válido.
En esta fajina también se utilizan las “máximas de experiencia” del juez, es decir, los conceptos y
conocimientos generales del magistrado que posee por el hecho de ser un integrante de la comunidad
en el seno de la cual surgió el conflicto que debe resolver (por ejemplo, que la humedad en la calzada
disminuye la capacidad de frenado de los vehículos, que a mayor tiempo de internación de un
enfermo corresponderá una mayor erogación por ese rubro, etc.).
Son los saberes comunes, compartidos por el grupo, respecto de aspectos corrientes de la vida y de la
forma en que se desarrollan normalmente los acontecimientos.
Tales máximas no requieren prueba ya que al igual que los hechos notorios -categorías que en algunos
casos pueden superponerse- integran la “cultura compartida de la comunidad”51.
Con estos elementos, el juez realizará la importante tarea aludida y su resultado -de perjudicar a una o
ambas partes- podrá ser revisado mediante el recurso de apelación si exhibe algún quiebre o
apartamiento de las reglas señaladas.
De constatarse algún vicio en la sentencia de cámara o de tribunal de única instancia, la valoración
probatoria podría incluso llegar a ser objeto de tratamiento por la Suprema Corte de Justicia
su pronunciamiento en un testigo único pues los testigos se pesan y no se cuentan”. SCBA, Ac. 73.750,
7/2/2001, “Zuanetti, Margarita y otro v. Rinaudo, Ariel Antonio y otros s/daños y perjuicios”. “La valoración de
la prueba reclama una captación de conjunto y debe ser realizada siguiendo los dictados de la sana crítica, es
decir por aplicación de las reglas de la lógica en la evaluación, que debe efectuarse conforme la ciencia y
experiencia que brindan el conocimiento común de los hechos de la vida. La preferencia de unos elementos por
sobre otros está dentro de las facultades propias del juez (Código Procesal, art. 384)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San
Nicolás, 16/3/1999, “Hereñu, Jorge Daniel v. Rucci, Francisco Carlos y otros s/daños y perjuicios”. “A tenor de
las reglas de la sana crítica (arts. 384, 456, CPCC), puede fundamentarse válidamente la decisión del juez acerca
de la existencia de determinados hechos conforme han sido puestos de relieve en la etapa introductiva del
proceso, a través del grado de convicción que en un análisis riguroso le produjo la declaración de un único
testigo, pues en sede civil esa situación es permitida, ya que el adagio testis unus testis nullus tiene su razón de
ser en sede penal”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 23/5/2000, “Cuomo, Ismael v. Bernasconi, Roberto
s/daños”. “La sana crítica entronizada en nuestro sistema procesal, permite al juez basar su decisorio en aquel o
aquellos elementos que estime le producen persuasión sin estar limitado por el número de ellos, desde que la
interpretación es tarea valorativa y no matemática (arts. 384, 456, 474, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata,
sala 2ª, 12/2/1998, “Berrello, Edgardo v. Yoshinaga, Carlos s/nulidad de venta”.
51
“Las reglas de experiencia propias de la cultura general imperante en la zona rural en la que el conflicto de
autos se inserta indican que la información atinente a la cotización de los productos agropecuarios es
recepcionada por sus destinatarios (productores, comerciantes, público en general) a través de los distintos
medios masivos de comunicación. Considerando que, en la especie, el valor informado por el periódico
acompañado como medio probatorio no ha sido negado ni desconocido por la contraparte, y teniendo en cuanta
la relevancia que a la luz de la sana crítica es dable conferir a dicho documento, bien pudo el a quo -sin vicio o
error de juicio alguno- formar sobre su base la necesaria convicción en punto a la cotización del cereal del que
se trata (arg. art. 354, inc. 1º, 375 y 384, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 10/11/1987, “Otero,
José v. García, Jorge F. s/cumplimiento de contrato”. “Las reglas de la sana crítica, que son las emanadas de la
unión de la lógica y la experiencia no consisten en normas jurídicas, sino en simples preceptos de sentido
común, cuya aplicación queda sometida a la prudencia, rectitud y sabiduría de los jueces (doc. arts. 384, 456,
474 y concs., CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 15/9/1994, “Crespo, Jorge Alberto v. Fisco de la
Provincia de Buenos Aires y otro s/daños y perjuicios”; 2/11/2000, “Gavarotto, Hortencia v. Galli, Alberto
Cristóbal y otros s/daños y perjuicios”.
31
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
bonaerense a través del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley o doctrina legal por conducto
de la figura del absurdo, lo que habla a las claras de la gran trascendencia de esta parte del ejercicio de
la jurisdicción.
1. DOCUMENTOS
Tomando una definición amplísima, consideramos documento todo objeto susceptible de contener la
representación de un pensamiento o actividad humanos.
Este concepto es omniabarcativo ya que incluye no sólo los documentos escritos o instrumentos -
categoría más frecuente en nuestros procesos en materia civil y comercial- sino también aquellos de
toda otra índole a partir de los cuales el juez pueda obtener información acerca de cómo ocurrieron los
hechos que las partes alegan en sustento de sus peticiones. Así, también serán considerados dentro de
la categoría “prueba documental” las grabaciones de audio o video, los registros informáticos, etc.
El documento al que se hace alusión en esta parte del Código dará lugar a la “prueba documental”,
una de las formas de prueba preconstituida, ya que se la produce en un momento anterior al inicio del
juicio y una vez iniciado el trámite se incorpora a las actuaciones judiciales.
Existe una importante conexidad entre el derecho de fondo y el ritual en este campo. Ello así por
cuanto los documentos con efecto probatorio de mayor trascendencia -los instrumentos- vienen
regulados minuciosamente en el Código Civil respecto de las formalidades requeridas para su
constitución y de los efectos que los mismos acarrean.
Ese digesto contiene previsiones respecto de dos grandes categorías de instrumentos: los privados y
los públicos.
Si bien excede el marco de este trabajo analizar sus respectivos regímenes, someramente diremos que
el instrumento privado es aquel documento escrito que contiene determinadas manifestaciones que
realiza su autor sin necesidad de recurrir a formalidad alguna (art. 1020, CCiv.) exigiéndose
solamente la firma del o de los autores como recaudo imprescindible (art. 1012, CCiv. cit.).
El instrumento público también será un documento escrito y firmado por las partes. Sin embargo,
requiere necesariamente de la intervención de un oficial público con competencia para autorizar el
acto y deben respetarse determinadas formalidades prescriptas por la ley (art. 979, CCiv. cit.).
La diferencia esencial entre uno y otro tipo de instrumento será la autenticidad del público de la que
carece (ab initio) el privado. Habiendo cumplido los pasos prefijados normativamente, al instrumento
público se lo tiene por auténtico en cuanto a su facción material (art. 994, CCiv.).
Y en cuanto a su contenido, hace plena fe de los hechos pasados ante el oficial público o realizados
personalmente por éste52 (art. 993, CCiv.) pero no, claro está, de la veracidad de los asertos
52
“Ostentan el carácter de instrumentos públicos y, como tales, hacen plena fe de la existencia material de los
hechos que los funcionarios públicos intervinientes en las respectivas diligencias sumariales han anunciado
como cumplidos por ellos mismos o que han pasado en su presencia (arts. 979, inc. 2º, y 993, CCiv., 385,
32
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
formulados por una o ambas partes en esa diligencia ya que se trata de afirmaciones respecto de
hechos o apreciaciones que el oficial desconoce.
Así, la jurisprudencia ha dicho que sin soslayar el innegable carácter formal de instrumento público
(art. 979, inc. 2º, CCiv.) del acta policial, la misma sólo refleja una declaración unilateral de quien la
firmó que al no estar corroborada por otras evidencias carece de eficacia probatoria en cuanto a la
realidad de la existencia material de los hechos allí denunciados por el compareciente53.
Esa fuerza acreditante que viene del derecho de fondo se traslada al proceso.
De allí que este tipo de documentos -públicos- demuestren plenamente tales circunstancias y no
admitan prueba en contrario. Si alguna de las partes intenta restar validez a la plena fe que surge de un
instrumento público no puede limitarse a producir contraprueba sino que se precisa algo más, debe ser
“argüido de falso, por acción civil o criminal” (art. 993, cit.). El Código Procesal Civil y Comercial
contempla la vía para redargüirlo de falso dentro del mismo proceso: el incidente regulado en el art.
393, a cuya nota remitimos.
Esta fuerza probatoria del instrumento privado nos traslada al régimen de valoración de prueba del
tipo “legal o tasado”, lo cual constituye un caso especial teniendo en cuenta que el sistema que
genéricamente rige nuestro proceso civil y comercial es el de la sana crítica (art. 384).
Por el contrario, la autenticidad del instrumento privado depende de que aquel a quien se le atribuye
reconozca la autenticidad de la firma (art. 1028, CCiv.). Si éste la niega, se requerirá de un
procedimiento probatorio conexo -pericia caligráfica- para determinar si la firma corresponde o no a
la parte a la que se le opone (art. 1033, CCiv.). Una vez reconocida la firma, según la ley civil, la
autenticidad se expande al contenido de todo del documento en cuestión54.
Ello así, en cuanto a la validez de instrumentos originales ya que cuando se trata de fotocopias cuya
autenticidad no está certificada por funcionario público habilitado a tal fin ni han sido reconocidas por
la parte afectada, las mismas carecen de toda fuerza probatoria y de convicción55.
CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 8/9/1992, “Paolini, Eduardo Oscar y otro v. Luz, Alberto D. y
otro s/daños y perjuicios”.
53
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 1/2/1994, “Demosbian, Daniel Eduardo v. Gómez, Elías Ambrosio
s/daños y perjuicios”.
54
“La pericia caligráfica al dictaminar que la firma estampada en el recibo era de puño y letra del demandado -
sin impugnación de parte y sin la presencia del más mínimo elemento probatorio desvirtuante o aunque más no
sea menoscabante de la bondad de tal dictamen- no sólo rescata la autenticidad de la firma examinada, sino que,
además, dicha autenticidad se expande al contenido todo del documento en cuestión”. Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 3ª, 11/8/1998, “Bartoli, Ricardo Antonio v. Marioni, Claudio F. s/cobro sumario”.
55
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 10/12/1993, “Carnero Pola Argentina v. Azcarraga, Héctor y otros
s/escrituración”.
33
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 387, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
56
Rectius est: presentarlos.
57
Cám. Civ. y Com. en pleno La Plata, 16/9/1997, “Banco Mayo Cooperativo limitado v. Olivares, Hugo
Néstor s/cobro ejecutivo”.
58
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 14/11/1997, “Gea, Delia Elena y otros v. Cía. Ómnibus Pampa SA
s/nulidad de asamblea - impugnación”.
59
“Debe considerarse -en el caso- como una presunción en contra de la demandada la negativa a presentar la
documentación necesaria para efectuar la pericia contable ofrecida por la parte actora para acreditar la extensión
del crédito reclamado y que le fuera requerido bajo apercibimiento de lo dispuesto por el art. 386, CPCC, si de
acuerdo con los escritos de constitución del proceso resulta verosímil la existencia y contenido del crédito en la
medida peticionada”. SCBA, L. 33.662, 18/9/1994, “UOMRA v. Cavallo Hnos. s/aportes y contribuciones”.
34
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de la documentación en poder de la contraria resulte manifiestamente verosímil60 y que no exista
contradicción con otros elementos de juicio de mayor relevancia61.
2. NEGATIVA A LA PRESENTACIÓN
La ley contempla la posibilidad de que el tercero requerido se niegue a presentar el documento.
El argumento que puede esgrimir será la exclusiva propiedad del mismo sumado al perjuicio que la
exhibición puede ocasionarle. Si ello se manifiesta a través de una oposición formal -por escrito
presentada ante el juez que ordenó la exhibición- la ley establece que no habrá de insistirse.
Entendemos que esta “no insistencia” sólo habrá de operar en el caso de que pueda obtenerse prueba
por otro conducto ya que si el documento en poder del tercero es una pieza imprescindible para la
dilucidación del caso al permitir llegar a la verdad jurídica objetiva y así superar el conflicto
planteado, el juez deberá instrumentar la forma para que ese documento sea exhibido y pueda constar
en el expediente la información esencial que en él está plasmada. Podrá disponer a esos efectos un
reconocimiento judicial, pericia, toma de vistas fotográficas o por otros medios, relevamiento por
parte del actuario en el domicilio de la parte, etc.
60
SCBA, L.62.702, 24/2/1998, “Vignolo, Norberto Arturo v. Autolanús SA s/despido”; L.52.171, 22/2/1994,
“Romero, Oscar v. Obras Sanitarias Mar del Plata Sociedad del Estado s/certificaciones de servicio, cobro de
licencias”.
61
“El efecto de la omisión de entregar al perito los libros, de acuerdo con la presunción que emerge del art. 386,
CPCC, debe ser evaluada prudentemente por el magistrado de acuerdo con las circunstancias del caso, toda vez
que no puede operar en contradicción con otros elementos de juicio de mayor magnitud”. Cám. Civ. y Com.
Quilmes, sala 1ª, 14/12/1999, “Rutsztein, Clarisa v. Clínica Médica San Martín SRL s/restitución de bienes -
cobro de pesos”.
35
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 389, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. RECONOCIMIENTO DE FIRMA
Respecto de todos los instrumentos privados que una parte traiga al proceso sea juntamente con los
escritos constitutivos, en ocasiones posteriores -por ejemplo, el supuesto del art. 334 - o mediante el
requerimiento privado o judicial a los otros litigantes o a terceros, será necesario que se determine la
autenticidad de la firma.
Ello se realiza a través de su presentación a la parte a la que se le atribuye la misma para que la
reconozca como propia o niegue su autoría. La negativa deberá ser expresa62 y categórica ya que de lo
contrario se lo tendrá por reconocido de acuerdo con la estricta pauta del art. 354, inc. 1º.
Se ha dicho que la firma, esto es “el nombre escrito de una manera particular, según el modo habitual
seguido por la persona en diversos actos sometidos a esta formalidad” -nota al art. 3639, CCiv.-, debe
ser de puño y letra de aquel a quien se atribuye y ello es condición esencial para la existencia del
referido instrumento, por lo que no puede ser objeto de reconocimiento forzoso una fotocopia. De ahí
que la firma de un instrumento no puede autenticarse con el alcance señalado por el art. 1026, CCiv.,
cuando el presentante no ha exhibido el original sino una copia fotográfica63.
También puede darse el supuesto de que el documento se ponga a consideración de un tercero para
que señale si reconoce la firma estampada -normalmente, atribuida a la persona que interviene como
parte en el proceso-.
En este caso, el tercero actuará como mero “testigo de firma” por lo que su desconocimiento de la
autenticidad no tendrá -ello es obvio- el mismo alcance y consecuencias que el desconocimiento
hecho por quien presuntamente la estampó.
Sin embargo, estos desconocimientos de firma -tanto el del presunto autor como el del tercero- se
vinculan en una circunstancia: obligarán a que se lleve a cabo el procedimiento pericial específico -
pericia caligráfica- de acuerdo con las pautas contenidas en los artículos que regulan este tipo
probatorio para que sea un experto el que -en definitiva- determine si la firma atribuida a una de las
partes le pertenece o no.
Si bien el artículo en análisis se refiere a la “comprobación del documento” en realidad y de acuerdo
con las reglas del derecho de fondo mencionadas, basta con que se compruebe la autenticidad de la
firma de su autor, lo que conlleva el reconocimiento de la autenticidad de todo el contenido del escrito
(art. 1028, CCiv.).
62
“Si no se desconoció en forma concreta y determinada la autenticidad del documento cuya firma se atribuye,
y en la prueba confesoria se expresó por la demandada `...que puede ser su firma pero que no recuerda...´ es
innecesaria una pericia caligráfica, pues ese procedimiento probatorio presupone negativa expresa que en el
caso no existió (arts. 1190, 1026, 1031, 1033, CCiv., 384, 388, 402, 411, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com.
1ª La Plata, sala 3ª, 14/7/1998, “Zuljevic, Paula v. Tomicic, Antonio s/desalojo”.
63
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/11/2000, “Arrastía, Edgardo v. Navarro, Robin s/cobro ejecutivo”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/3/1995, “Siro, Néstor Omar v. Rodríguez, Juan Carlos s/cobro
alquileres”.
36
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
64
“A los efectos de la prueba caligráfica no existe firma indubitada, si se trata de una reproducción fotográfica.
El examen de los grafismos debe realizarse sobre documentos originales; de ahí que, partiendo del principio
señalado a propósito del presupuesto esencial de todo instrumento privado, esto es la firma, no resulta viable
analizar la procedencia de otros medios probatorios sucedáneos de la pericia caligráfica (art. 1033, CCiv.), si
falta el instrumento madre que contiene la rúbrica original de aquel a quien se opone y que debe ser objeto de
reconocimiento (arts. 354, inc. 1º, 356 y 388, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
23/3/1995, “Siro, Néstor Omar v. Rodríguez, Juan Carlos s/cobro alquileres”.
65
“Si bien hasta ahora el tribunal tenía resuelto que la prueba pericial caligráfica no se puede producir si el
interesado al ofrecerla no indica los `documentos que han de servir de base para la pericia´ (arts. 389 y 458,
CPC) es el caso que la SCBA, posteriormente, ha resuelto que esa exigencia `no puede inferirse de los arts. 388
y concs., CPCC y que llevaría a extremar los requerimientos en detrimento de una adecuada comprobación de la
unidad material´ (Ac. 39.214 del 13/9/1988), jurisprudencia acatada en adelante por esta cámara”. Cám. Civ. y
Com. 1ª San Nicolás, 13/8/1992, “Galoppo, Antonio v. Toledo, Norberto s/cobro ejecutivo”.
37
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
A pedido de parte, el secretario certificará sobre el estado material del documento de cuya
comprobación se trate, indicando las enmiendas, entrerrenglonaduras u otras particularidades
que en él se adviertan.
Dicho certificado podrá ser reemplazado por copia fotográfica a costa de la parte que la pidiere.
38
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
se le atribuye la firma dubitada, el contenido (firma o texto manuscrito) de otros tramos sí
reconocidos como auténticos por su autor del documento donde conste -al mismo tiempo- el texto y
firma dubitados y las firmas del presunto autor de la firma dubitada que obren en registros bancarios.
Este material será requerido -cuando corresponda- por oficio a la persona (escribano, etc.) o entidad
(banco, juzgado, archivo, etc.) para que lo remitan de acuerdo con las pautas del art. 387, las que
serán de aplicación analógica al caso de marras.
1. CUERPO DE ESCRITURA
Otra de las fuentes de material indubitado para el desarrollo de la pericia caligráfica lo constituye el
denominado cuerpo de escritura.
Nuestra Corte ha dicho que la proposición de formar un cuerpo de escritura suple satisfactoriamente
la exigencia de indicar un documento indubitado a los efectos de probar la autoría de la firma66.
Se trata de un texto escrito por el presunto autor de la firma dubitada, de puño y letra, en presencia de
personal judicial y de acuerdo con un dictado elaborado por los peritos calígrafos designados en el
proceso, dejándose constancia de todo lo ocurrido -y en particular de la acreditación de la identidad-
en el acta que se labrará como parte de esa diligencia. Es lo normal que sean aquellos expertos
quienes dirijan los aspectos técnicos de esta audiencia donde se habrá de producir el cuerpo de
escritura.
De este modo, no habrá dudas respecto de la autenticidad del texto obtenido donde se consignarán
diversas grafías (letras, números, frases, firmas, etc.) con el fin de utilizar tales trazos en la tarea de
comparación con la firma dubitada para determinar sobre la base de las reglas científicas de la
especialidad, si se puede establecer una identidad de autor entre aquéllos y ésta.
La ley determina un orden de prioridad para obtener material indubitado.
Indica que en primer término habrá de recurrirse a documentos preexistentes (sean provistos por
acuerdo de partes -art. 389 - o según la decisión del juez -art. 391-). Si ellos no existen o son
insuficientes -o defectuosos- se recurrirá al cuerpo de escritura67.
Sin embargo, si aquel a quien se le atribuye la firma ha fallecido o bien se encuentra impedido de
realizar el cuerpo de escritura, no habrá otra posibilidad que recurrir a los documentos mencionados.
La citación a la audiencia para la parte que deba realizar el cuerpo de escritura la efectuará el juez
estableciendo la fecha y hora de la comparecencia. Se ha resuelto que la notificación del demandado a
los fines previstos en el art. 392 debe hacerse en forma personal por aplicación analógica de lo que
dispone el art. 135, inc. 2º, dada la finalidad del comparendo que dicha norma legal establece y las
66
SCBA, Ac. 39.214, 13/9/1988, “Lessi, Néstor Bruno v. Quiroga Pérez, Rubén y otro s/cobro ejecutivo”.
67
“El art. 392, Código Procesal, sólo prevé la formación de cuerpo de escritura a falta de documentos
indubitados. Por consiguiente, cabe concluir que el dictamen ofrece absoluta validez (art. 384, CPCC)”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 27/8/1996, “Corpel SA v. DAC Producciones SRL s/cobro ejecutivo”.
39
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
condiciones que la misma prevé68 lo cual no ocurre respecto de los accionantes, para quienes
mantiene vigencia la notificación prevista por el art. 13369.
Si correctamente citado el litigante no concurre al acto procesal para el que fuera formalmente
convocado y no justifica en debida forma su inasistencia70, se tendrá por reconocido el documento
dubitado. La misma consecuencia acarrea la negativa a realizar el cuerpo de escritura.
68
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 20/10/1992, “Martínez, Antonio Mario v. Acuña, Víctor I.
s/ejecución”.
69
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 4/7/1995, “Macchi, Juan A. y otro v. Sosa, Carlos s/cobro ejecutivo”.
70
“La determinación de la habilidad e idoneidad del certificado médico presentado para justificarla
incomparencia a formar cuerpo de escritura (art. 392, CPCB) es una cuestión de hecho que debe ser resuelta por
el juez computando las circunstancias del caso; y con sujeción a los principios para supuestos análogos que
consagran los arts. 407, 415 y 417, CPCB”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 24/2/2000, “Gourdon, Luis B. v.
Lopardo, Osvaldo s/cobro ejecutivo”.
71
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 15/10/1998, “Mancusi, Alberto v. Alberti Trianganiello, Lorenzo
s/daños”.
72
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 10/5/1994, “Vitali de Enjamio, Liana v. Curtiembre Guarino s/art.
2618, CCiv.”.
40
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
constancias de la causa penal ofrecida como prueba por los justiciables respecto de las que es
innecesaria la ratificación de los actos allí producidos73, etc.
Existe discusión acerca de qué tipos de proceso admite el trámite incidental de marras. Ello así
teniendo en cuenta la necesidad de no desnaturalizar continentes procesales por la demora que puede
acarrear la sustanciación de este incidente.
Así, se ha dicho que aun cuando el art. 393 no establece en qué procesos se permite el planteamiento
de un incidente de redargución de falsedad, en principio, por encontrarse ubicado dentro del título
referido al proceso ordinario correspondería interpretar que resulta aplicable a esa clase de
procedimiento y también al sumario y sumarísimo por remisión de los arts. 495 y 496, párr. 2º, CPCC.
Al contrario, no es procedente la promoción del referido incidente en el proceso ejecutivo pues la
naturaleza abreviada impide admitir este tipo de planteos74. Tampoco se lo ha admitido en ejecuciones
hipotecarias75.
El trámite estará regulado -en lo general- por las pautas procesales comunes de los incidentes (arts.
175 a 187).
Sin embargo, el Código Procesal Civil y Comercial contempla pautas específicas que deben ser
observadas en este trámite especial.
En principio, un plazo de caducidad.
Una vez que se manifiesta expresamente -por escrito- la disconformidad con el contenido de un
instrumento público -respecto de aquellos tramos que “hacen plena fe”- el incidente de redargución de
falsedad deberá iniciarse dentro de los diez días. De lo contrario se tendrá por desistida a la parte de
esa impugnación.
Es obvio que si bien el art. 393 establece el plazo de diez días desde que se efectuó la impugnación
para la promoción del correspondiente incidente, nada impide que se deduzcan ambos en forma
coetánea por cuanto no por ello el incidente sería extemporáneo ya que estaría dentro del plazo legal.
Lo que no puede hacerse, y allí sí procede la distinción de oportunidades, es impugnar -aunque fuera
acompañada de la respectiva redargución- fuera del plazo que para ello existe76.
El plazo es breve y la consecuencia de su vencimiento grave ya que se tiende de ese modo a limitar en
el tiempo la inseguridad que se origina con el cuestionamiento a un particular tipo de documento
destinado a dar certeza a las relaciones jurídicas.
El art. 393 fija, para promover el incidente de redargución de falsedad, el término de diez días a
contarse desde que se efectúa la impugnación. Y la oportunidad para efectuar esa impugnación se ha
entendido que es la de contestar el traslado del instrumento atacado, comenzando a correr el plazo
para redargüir a partir de allí y no desde que el incidentista tomó conocimiento de la existencia del
instrumento77.
Por otro lado, se atribuye a la tramitación del incidente de redargución de falsedad efecto suspensivo
respecto del dictado de la sentencia de mérito78. Ello se justifica por la especial fuerza probatoria de
73
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 30/5/1996, “Subeldía de Romero v. Scarbaci, Carlos s/daños y
perjuicios”; 11/3/1997, “Sonaglia, Ricardo v. Balduzzi, Mario s/daños y perjuicios”; 2/6/1998, “D´Agustini,
Oscar v. Rivella, Zulma s/daños y perjuicios”; 6/6/2000, “Vega, Mercedes v. Cavagnaro, Juan y otro s/daños y
perjuicios”; 2/10/2001, “Vera Fleitas, Julio v. Iarraguirre, Juan s/daños y perjuicios”; 11/4/2002, “Romano,
Benjamín H. v. Toranzo, Raúl s/desalojo”.
74
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 21/10/1997, “Di Paolo de Firenze, María Jovina v. Ortz, Liliana y
otro s/incidente de redargución de falsedad en autos `Ortz, Marta v. Di Paolo, María s/ejecución hipotecaria´”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 24/4/2001, “Riera, Carlos v. Fisco de la Provincia de Buenos Aires
s/incidente redargución de falsedad en `Fisco v. Riera s/apremio´”.
75
“El art. 393, CPC, que regula el trámite de la redargución de falsedad de un instrumento público, se aplica
exclusivamente al juicio ordinario, o al sumario en su caso, es decir a procesos de conocimiento contradictorios,
y no a ejecuciones hipotecarias”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 12/8/1997, “Sartor, Ana y otro
s/incidente de redargución de falsedad en autos `Bazoberri v. Sartor s/ejecución´”.
76
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 19/9/1995, “Sotelo de Cardozo, Delfina v. Bianchi, Nelo E. s/acción
revocatoria”.
77
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/7/1999, “San Millán, Bernardo s/incidente de redargución de
falsedad en autos `San Millán, Bernardo v. San Millán, Diego Sergio s/nulidad de actos jurídicos´”.
78
“Frente a un documento falso, cabe atacarlo por la vía principal -juicio ordinario- o por la vía del incidente en
el mismo juicio, por cuanto la acción incidental prevista en el art. 393, Código Procesal no se opone ni
41
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
este tipo de documentos y la consiguiente incidencia en la formación de la convicción judicial
necesaria para resolver el fondo del litigio.
El magistrado deberá -entonces- resolver primero sobre la validez del documento público cuestionado
y recién después expedirse sobre los aspectos debatidos de la pretensión u oposición. Nada obsta a
que en la misma sentencia de mérito se resuelva -primero- lo concerniente a la redargución de
falsedad y luego los restantes planteos debatidos en juicio.
Jurisprudencialmente se señala que debe intervenir como parte el oficial público que otorgó la pieza
en cuestión79.
Se dijo que el incidente de redargución de falsedad debe tramitar no sólo con las partes intervinientes
en el acto o interesados en hacerlo valer, si no también con el oficial público otorgante que reviste la
calidad de legitimado pasivo y es parte esencial dada la responsabilidad civil y penal que puede
derivársele de un acto falso80.
1. INFORMES
La prueba de informes permite traer al proceso datos contenidos en registros, archivos, etc.
El Código regula la manera en que la información puede ser requerida por las partes, admitida por el
juez y solicitada a los informantes.
desnaturaliza la prevista por el Código Civil, sino que se trata de una vía más simplificada, directa y efectiva,
que la parte interesada facultativamente puede ejercer para así evitar la demora que un juicio ordinario acarrea,
con el peligro que a raíz de ello la solución llegue tarde al proceso en que se le hará valer. Y el citado art. 393,
Código Procesal dispone en su segunda parte que el pronunciamiento definitivo deberá suspenderse para
resolver el incidente juntamente con la sentencia, pudiéndose discutir tanto la falsedad material como la
ideológica del instrumento público”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 22/8/2000, “Pasquali y Cía. v.
Harcuetti, Eduardo s/prepara vía ejecutiva”.
79
“En el juicio ejecutivo no es admisible, por medio de la excepción de falsedad de título, pretender redarg ir
de falso un instrumento confeccionado de conformidad a lo dispuesto en los arts. 393, CPC, y 979, CCI. Es
decir la redargución de falsedad de una escritura pública requiere un juicio de conocimiento con participación,
no sólo de las partes, sino también del escribano ante quien paso la misma”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 1ª, 21/11/1995, “Parodi, José v. Rados, Pedro s/ejecución hipotecaria´”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 23/12/1998, “Banco Río de La Plata SA v. Cel-Gom y otros s/ejecución hipotecaria”.
80
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 20/10/1992, “Mila, Alfredo v. Edelcomin SCA s/rescisión de
contrato - daños y perjuicios”.
42
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Los litigantes podrán recurrir a este medio probatorio cuando entiendan necesario abonar la veracidad
de sus dichos con las constancias que se encuentren reunidas en registros o archivos81, los que pueden
ser de diferente naturaleza.
La viabilidad de este medio probatorio queda condicionada a que el litigante al ofrecerla determine
con claridad cuáles son los hechos concretos sobre los que se busca información así como el tipo de
información requerida82.
Se demanda precisión tanto en los hechos a probar (“claramente individualizados”) como en los datos
a suministrar por el requerido. Sobreabundantemente, esta norma indica que estos datos deben versar
sobre hechos “controvertidos en el proceso”. Ello es obvio ya que si no se da esta condición, ninguna
prueba será admitida al respecto.
Lo que puede requerirse de los informantes son datos o información respecto de ciertos hechos pero
sólo en la medida en que los mismos encuentren respaldo en constancias83 obrantes en sus registros,
archivos, protocolos, constancias contables, etc.
No cuenta aquí el conocimiento personal de los sujetos requeridos sobre los hechos de la litis ya que
si ello es lo que se busca, la vía probatoria será la testimonial y no la informativa.
No sólo simples datos por escrito pueden obtenerse por este medio.
También la remisión de documentos que reflejen los existentes en esos registros tales como
certificados o testimonios de piezas allí obrantes o incluso el mismo expediente.
Aquí es donde -en la práctica- se desdibuja la frontera entre la prueba de informes y la documental.
Sin embargo, a los fines acreditantes, la parte tanto puede requerir la remisión de trámites
administrativos o judiciales por esta vía o la agregación de documentación obrante en los mismos -a
través de copias certificadas- por conducto de la figura contemplada en el art. 374.
Entendemos que más allá del camino transitado, lo que interesa es que los datos esenciales para
dilucidar el conflicto se incorporen al proceso resguardándose el derecho de defensa de las partes.
Los informantes pueden ser tanto entidades públicas (bancos estatales, ministerios, etc.) como
privadas (banca privada, empresas, escribanos con registro, abogados, contadores, colegios
profesionales, etc.). Las diferencias radicarán -a los fines procedimentales apuntados- en el plazo para
contestar el informe y en las sanciones por incumplimiento, como veremos en las notas a los arts. 396
y 397, respectivamente.
81
“Corresponde desestimar la oposición planteada por la actora si la prueba informativa ofrecida por la parte
demandada, y que es observada por la actora guarda relación con las cuestiones ventiladas en autos y puede
brindar elementos de convicción para resolver el litigio (arts. 359, 394, CPCC y 25, CPCA), sin perjuicio de la
valoración de las probanzas en la sentencia (arts. 384, CPCC, y 25, cit.)”. SCBA, B.60.299, 31/10/2001,
“Digiacoma, Sandro R. y otros v. Municipalidad de Trenque Lauquen s/demanda contencioso administrativa”.
82
“En nuestra legislación procesal local no existe norma legal que establezca que los informes previos a la
orden judicial de subasta sobre las deudas y sobre las condiciones de dominio del bien, puedan ser requeridos
directamente por el acreedor interesado o mediante oficio (art. 568, Código Procesal), motivo por el cual no
existe óbice para que el trámite informativo pueda disponerse judicialmente, sin que pueda interpretarse que ello
exceda lo previsto en el art. 394 del ordenamiento ritual (arg. art. 910, CCiv.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 4/9/2001, “Culin, José s/incidente de ejecución de honorarios en autos: `V., E. v. L., E. s/alimentos´”.
83
“Los datos que surgen de la prueba de informes deben ser examinados tomando en consideración sólo lo que
pueda surgir de registros y archivos del informante (art. 394, CPCC)”. SCBA, L.42.060, 19/9/1989, “Echenique,
María Haydeé v. González, Roberto y otro s/despido”. “Carece de eficacia la prueba informativa efectuada sin
satisfacción de la exigencia del art. 394, CPC toda vez que el informe no emana de documentación, archivo o
asiento contable”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 4/7/1996, “Goicochea, Ignacio v. López Seco s/acción
repetición”.
43
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 395. Sustitución o ampliación de otros medios probatorios
No será admisible el pedido de informes que manifiestamente tienda a sustituir o a ampliar otro
medio de prueba que específicamente corresponda por ley o por la naturaleza de los hechos
controvertidos.
Cuando el requerimiento fuere procedente, el informe o remisión del expediente sólo podrá ser
negado si existiere justa causa de reserva o de secreto, circunstancia que deberá ponerse en
conocimiento del juzgado dentro de quinto día de recibido el oficio.
1. ADMISIBILIDAD
Uno de los motivos por lo que el juez puede denegar el ofrecimiento de prueba informativa es que se
advierta la intención manifiesta de sustituir84 o ampliar otro medio de prueba que sea el que la ley
reserva para determinados hechos.
Se entiende que la prueba de informes posee autonomía respecto del resto de los medios probatorios.
Si bien -como vimos- se puede dar cierta confusión por el texto del art. 394, respecto de la prueba
documental, lo cierto es que a través de un pedido de informes no podría incorporarse al proceso
datos sobre hechos conocidos de manera directa y personal por el informante ya que ello implica la
producción de prueba testimonial. Otro tanto puede decirse en el caso de que se solicite al informante
un dictamen sobre la base de particulares conocimientos técnicos o profesionales. En este supuesto, el
informe vendría a suplir una pericia, lo cual también se encuentra vedado por el régimen de nuestro
Código Procesal Civil y Comercial.
En el mismo sentido se ha resuelto que el reconocimiento de las firmas obrantes en un instrumento
privado no puede intentarse a través de la prueba informativa ya que ésta no puede suplir otro medio
de prueba que específicamente corresponda por ley o por la naturaleza de los hechos controvertidos -
la prueba de cotejo-85.
Respecto de la titularidad de dominio de un automotor, con criterio flexibilizante se ha dicho que se
trata de una circunstancia fáctica que puede acreditarse por los medios de prueba idóneos para ello
entre los que no puede descartarse la prueba informativa, no siendo exigible que en forma ineludible
se adjunte el original del título del automotor o cédula verde86.
84
“Si improcedentemente se ha suplido un medio de prueba por otro (art. 395, CPC), aunque la medida se
hubiera materializado cabe restarle total eficacia”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 12/11/1996, “Casco,
Antonio v. Línea Microómnibus s/daños y perjuicios”.
85
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 19/10/1995, “Lagrande, Manuel y otro v. Longo, Luciano y otra
s/daños y perjuicios”.
86
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 21/11/1995, “Maderera City Bell v. Rifourcat, Guillermo Daniel
s/daños y perjuicios”.
44
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho al respecto que el principio del secreto bancario consagrado por el art. 39, ley 21526 de
entidades financieras, que veda a las mismas revelar las operaciones realizadas por clientes o las
informaciones recibidas de los mismos sólo queda exceptuado ante el requerimiento formulado por
los jueces con los recaudos establecidos por la ley respectiva (art. 39, inc. a]) lo que remite a las
previsiones del art. 394, Código Procesal, según el cual los informes versarán sobre hechos concretos,
claramente individualizados y controvertidos en el proceso. Ello no se compadece con una pretensión
que tienda a averiguar genéricamente por vía de tal información la situación patrimonial de los
ejecutados87.
87
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 24/9/1992, “Banco Bica Coop. Ltdo. v. Bailatore, Gabriel O. y otros
s/cobro ejecutivo”.
45
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
ejemplo, una mayor complejidad de la investigación obligará a ampliarlo mientras que una mayor
urgencia en la resolución del caso impondrá lo contrario-.
46
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por supuesto que en este trance habrá que valorarse también la conducta desplegada por las partes
interesadas en cumplimiento de sus cargas procesales específicas respecto de la activación de esta
prueba88.
Respecto de los informantes privados, se contemplan -en los casos de incumplimiento injustificado-
multas diarias hasta que se presente el informe requerido.
Vencido el plazo legal (diez días por regla) el juez dispondrá mediante resolución dictada -ya sea de
oficio o a pedido de parte- la aplicación de veinticinco pesos89 de multa por cada día que pase hasta el
efectivo cumplimiento, careciendo de interés la parte para recurrir la cuantía de la multa impuesta a
una entidad privada pues la misma no se fija en beneficio del apelante: su destino no es otro que el
determinado por el art. 35, inc. 3º90.
El tercero informante que se considere perjudicado por la medida impuesta podrá apelarla,
tramitándose esta impugnación por expediente separado de modo de no dilatar aún más el expediente
principal. El trámite recursivo se regirá por las pautas aplicables a la apelación contra providencias
simples que causen gravamen irreparable.
88
“De nada vale reprochar demora a la repartición requerida en el informe, porque es la actividad de la parte la
que mantiene con vida el proceso, de modo tal que si no se responde la solicitud, lo que debe hacerse es
presentarse en el pleito y solicitar la correspondiente intimación (art. 397, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 3ª, 27/11/1990, “Brisson, Alejandro v. Veira, Juan José s/daños y perjuicios”.
89
“En función de la previsión expresamente contenida en el párr. 3º del art. 397, Código ritual, la multa diaria
contemplada en esa norma legal no puede ser inferior a veinticinco pesos diarios, a menos que medie una
precisa y concreta fundamentación que avale el retaceo de dicho importe por parte del juzgador”. Cám. Civ. y
Com. 1ª San Nicolás, 17/4/2001, “Pardo SA v. Ledesma, Patricia s/cobro ejecutivo”.
90
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 10/7/1996, “Famed SA v. Sanatorio Privado Santa María SA s/cobro
sumario de pesos”. “Si la multa fijada encuentra sustento en lo normado por el art. 397, CPC y el referido
precepto no otorga a los fondos provenientes de dicha sanción un específico destino, el caso en estudio, ha de
regirse por las previsiones contenidas por la res. 760/1968 (modificada por res. 715/1970, 868/1977, 1509/1977,
1993/1994 y Ac. 1795/1978) dictada por la Suprema Corte provincial”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
26/5/1998, “Faigenman de Kantor, María Inés v. Corian, Claudio Roberto s/cobro ejecutivo”. “El importe de las
multas que no tuvieren destino oficial en el Código Procesal (verbigracia la fijada por retardo, art. 397, CPCC)
se debe aplicar al que le fije la Suprema Corte de Justicia por vía administrativa (res. 760/1968 de fecha
23.12.68), depositándose los fondos en el Banco de la Provincia de Buenos Aires en la cuenta `Suprema Corte
de Justicia de Buenos Aires´ (conf. arts. 1, 3 y 7, resolución citada) no resultando beneficiaria de él la parte que
alega haberse visto perjudicada con la demora en la respuesta al oficio”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
7/12/1999, “Leonardi, Domingo v. Villalba, Rafael s/ejecutivo”.
47
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
48
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El magistrado atenderá el pedido y previa vista a las partes para que manifiesten lo que corresponda -
téngase en cuenta que serán ellas las que a la postre cargarán con este pago que integrará el rubro
costas- resolverá, haciendo lugar al pedido y fijando el monto de la compensación o bien
rechazándolo.
En ambos casos, la parte agraviada -informante o las partes que se opusieron a que se fije esa suma de
dinero- podrán apelar y el trámite, aquí también, tramitará por separado para no entorpecer el curso
del expediente principal.
No sería descabellado que el requerido solicite -en forma previa a la confección del informe- adelanto
de gastos para cumplir con las tareas especiales que requiere la medida. En esos casos y si la petición
lo justifica, entendemos que el juez podrá aplicar las reglas de la prueba pericial al respecto (art. 461).
Si se requiere compensación, el informe se deberá presentará por duplicado según reza la norma en
análisis. Ello así con el objeto de que una copia quede en el expediente principal -o cuaderno de
prueba respectivo- para cumplir sus fines acreditantes naturales y la otra forme parte del eventual
trámite de impugnación contra la fijación de la compensación pedida.
1. INFORMES INSATISFACTORIOS
49
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si bien los informantes pueden cumplir en término, no siempre lo hacen de manera correcta en cuanto
al contenido. Las partes tienen diversos carriles para corregir esos desvíos91.
Si el informe no responde a todos los puntos sobre los que se piden datos o no se vincula con los
hechos allí consignados respecto de los cuales se solicita información obrante en los archivos o
registros del tercero requerido -y no se brindan motivos valederos que justifiquen el accionar- una vez
presentado, la parte interesada en esa prueba puede exponer esas deficiencias al juez y pedirle que
requiera un nuevo informe o una ampliación del original.
La favorable acogida del requerimiento dará lugar a un nuevo oficio, nuevo plazo, etc.
Si, en cambio, la crítica tiene por motivo denunciar la indebida discordancia entre lo informado y los
registros obrantes en poder del informante -un caso de falsedad- este artículo brinda la forma de
resolver el punto: el juez requerirá al tercero que exhiba el material original que sirvió de fuente de
información para la confección del informe (los libros, asientos, registros, etc.) y de esa manera se
comprobará si asiste o no razón a la parte que tachó de falso el documento producido92.
La Corte ha señalado que es ajustada a derecho la decisión que se aparta de la prueba informativa
producida si ella no contiene información verificable a través de la exhibición de asientos contables
ante la posible impugnación por falsedad como lo prevé el art. 40193.
La cuestión se complica si el informe, por constituir un documento que encuadra en alguno de los
supuestos del art. 979, CCiv., es un instrumento público.
En tal caso no será suficiente la denuncia de falsedad y el consiguiente cotejo documental sino que se
tornará imprescindible activar en tiempo oportuno el mecanismo del art. 393 -incidente de
redargución de falsedad- a cuya nota remitimos.
91
“Incurre en absurdo el fallo que descalifica la prueba de informes producida si: a) el requerimiento fue
respondido en los límites del interrogatorio que fue puesto en conocimiento del tribunal que nada observó al
disponer la apertura a prueba; b) la información suministrada debe surgir de los libros del informante (arts. 43 y
ss., CCom., y 394, CPCC) y la parte interesada no impugnó ni requirió exhibición de los asientos contables y
antecedentes en que se fundó la contestación (art. 401, CPCC); c) por último, la firma del informante no fue
desconocida por parte interesada ni el juzgador observó nada a su respecto (art. 1028, CCiv.)”. SCBA, L. 41340,
21/3/1989, “De Barrenechea, Modesto v. La Plata Refrescos SACI s/cobro de comisión”.
92
“Hace a la eficacia de la prueba de informes que éstos, mientras aparezcan revestidos de los sellos o
membretes de uso común en el comercio y rubricados por quien lo produce, gocen de la presunción de su
autenticidad que sólo cae frente a la oportuna impugnación de la parte a quien se oponen, en cuyo caso, se
requerirá la exhibición de los elementos que dan sustento al informe entre los que se incluye la personería de
quien la firma (arts. 394 y 401, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 28/8/1997,
“Fernández, Marcelo F. T.; Fernández, Jorge H. s/tercería de dominio (autos `De Souza, A. v. Amberto, Stella
M. s/ejecutivo´)”.
93
SCBA, L.41.534, 25/4/1989, “Marino, Juan v. Casa Brown s/despido”.
50
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. LA CONFESIÓN
Nos encontramos frente a un tipo especial de testimonio, entendiendo por este último a la declaración
que hace un sujeto respecto de hechos que le constan por haberlos percibido en forma directa.
En este caso, lo especial del testimonio que constituye la confesión está dado porque el sujeto que
declara integra una de las partes del pleito, a diferencia del típico testigo que es por regla un tercero
diferente de los litigantes.
Otro aspecto que brinda una nota distintiva y definitoria de la confesión es el tipo de hechos sobre los
que recae: se refiere a circunstancias que acarrean ventajas para la parte contraria al confesante y, por
consiguiente, perjudica a la que los admite94.
De este modo, la confesión -consistente en una versión de los hechos que expresamente brinda uno de
los contendientes contraria a sus intereses, en juicio, a pedido de la contraria y en forma libre-
constituye una prueba fundamental.
Tanto es así que frente a ella -salvo casos excepcionales- no procederá la prueba en contrario. En
realidad, este reconocimiento de circunstancias fácticas que efectúa un litigante relevará a la parte
contraria de toda otra probanza al respecto.
A diferencia de la figura de la admisión de los hechos -que sólo incumbe al accionado en la
contestación de demanda- aquí tanto actor como demandado pueden ser convocados por su contraria
para que confiesen en juicio a través de la prueba de absolución de posiciones. Si bien éstas ya han
dado su versión de los hechos, la ley admite que haya una nueva oportunidad para que -de proceder-
los contendientes admitan como verdaderos ciertos hechos que hasta ese momento habían negado -por
lo que revestían la condición de controvertidos o litigiosos- y de ese modo queden definitivamente
probados para la causa.
2. OPORTUNIDAD. CARACTERÍSTICAS
La ley establece que las partes pueden ofrecer la prueba de absolución de posiciones en los primeros
diez días del período probatorio. Ello es sobreabundante ya que bastaba con la previsión genérica del
art. 365.
La norma plasma -no obstante- tres aspectos distintivos de este medio de prueba.
Por un lado, la pauta ya vista de que sólo las partes95 pueden confesar a pedido de la otra sobre hechos
respecto de los cuales han intervenido o conocen directamente.
Ello distingue este medio de prueba de otros -confesional, informes, pericial, etc.- y le otorga una
especial fuerza convictiva.
Por otro lado, el juramento o promesa de decir verdad.
Respecto de ello, se dice que constituye una formalidad que tiende a dar mayor seriedad al acto por el
cual una de las partes es convocada expresamente para que admita o niegue ciertos extremos de hecho
que le son desfavorables.
Tanto ello es así que la negativa a prestar este juramento o a prometer expedirse verídicamente puede
ser considerado una confesión ficta con los alcances de la figura del art. 415, a cuya nota remitimos.
Téngase en cuenta que la ley no contiene un castigo expreso respecto de la parte que miente en la
confesión (la antigua figura del “perjurio”). Sin embargo si tal actitud mendaz queda al descubierto a
94
“La esencia de la absolución de posiciones es que la declaración sea favorable a su adversario y nunca a su
favor (arts. 384, 402, 407, 408, 409, 415 y 421, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 13/7/2000,
“Estavre, Pablo Gabriel v. Rañez, Ángel Esteban s/daños y perjuicios”. “Corresponde otorgar eficacia
probatoria a la absolución de posiciones, sólo cuando en ese acto de confesión realizado con cumplimiento de
todas las exigencias formales (arts. 402, 407, 408, 409, 415, CPCC), la parte absolvente da respuestas que le
resultan desfavorables y por contrapartida, le son favorables a la parte contraria (arts. 384, 421, CPCC)”. Cám.
Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 3/5/2001.
95
“La confesión considerada como prueba, consiste en una declaración formulada por quien es parte en el
proceso, sobre hechos personales o sobre hechos de su conocimiento personal, desfavorables al confesante y
favorables a la otra parte (arts. 402, 403, 404, 405, Código Procesal), vale decir, que para absolver posiciones se
requiere la calidad de parte”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 11/5/1995, “Arévalo, Fermina v. Hospital
Interzonal de Agudos Presidente Perón - Ministerio de Salud - Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios”.
51
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
lo largo del proceso, el juez puede y debe valorar esa conducta procesal violatoria de la regla de la
buena fe y constitutiva de un proceder obstruccionista y dilatorio en sentido negativo respecto de
quien falta al juramento prestado.
Finalmente, la necesidad de que las posiciones se vinculen con hechos ventilados en la causa.
En lo que hace a este recaudo, entendemos que no es más que una manifestación puntual del principio
que rige toda la materia probatoria: sólo proceden medidas de este tenor respecto de hechos litigiosos
y conducentes para la resolución del pleito. Posiciones sobre hechos secundarios, intrascendentes o
admitidos en forma expresa serán rechazadas por el juez.
96
“La confesión, en principio, sólo puede provenir de la parte (doct. arts. 402/403, CPCC), pues se trata de un
acto de carácter estrictamente personalísimo”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 25/3/1997, “Altamirano,
Higinio v. Romero, Julio s/daños y perjuicios”.
52
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
intervenir personalmente en ellos a la postre ha sido merecedor de la confianza de la parte al recibir
poder de éste.
Finalmente, se consigna el caso de los sujetos que representan personas jurídicas, actúan por ellas y
tienen la facultad de obligarlas. Respecto de esta previsión, la ley termina de regular el caso en el
artículo que sigue (art. 404).
97
“Del art. 404, Código Procesal no surge necesariamente que la intervención en los hechos deba haber sido
personal, sino simplemente que la persona jurídica pueda oponerse a que absuelva la originalmente elegida por
no haber intervenido ésta personalmente o no haber tenido conocimiento directo de los hechos (doc. incs. 1º y 2º
del art. 404, Código cit.). Pero la consecuencia de no haber pedido la sustitución en tal caso o si habiéndolo
hecho la absolvente manifestara ignorancia de los hechos es que se tendrá por confesa a la parte que representa.
Es decir que la absolución es pertinente se haya tenido intervención personal o no, conocimiento directo o no,
con la sola consecuencia que acarrearía la manifestación de ignorancia de los hechos (art. 404 in fine, CPCC), y
ello porque es necesario que alguien absuelva al respecto”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 9/9/1993,
“Aldunate s/quiebra - incidente de revisión en autos”.
53
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
designado firme también el escrito, como manera de dar mayor certeza al anoticiamiento del
trascendente acto procesal a celebrarse.
Cumplidos tales recaudos, el juez admitirá el reemplazo de representante absolvente sin
sustanciación.
Ahora bien, tanto si el ente no efectúa este cambio previo como si habiéndolo realizado, el nuevo
absolvente en la audiencia manifiesta no conocer respecto de los hechos sobre los que versan las
posiciones, se tendrá por confesa -tal la sanción legal prevista en este artículo- a la parte que
representa.
En un precedente jurisprudencial se señaló que si el representante legal de la persona jurídica
demandada, que compareciera a absolver posiciones espontáneamente, no alegó previamente que no
tuviera conocimiento directo de los hechos lo que habría correspondido aducir para cumplimentar
debidamente las prescripciones del inc. 1º del art. 404 del ordenamiento procesal, es inaudible lo que
se arguye acerca de que el representante legal no pudo responder a los hechos ajenos a su función ya
que no revistó como chofer pues tal postura se desmerece en absoluto frente a la regulación que
contiene la norma citada en su apartado final acerca de que cuando no se aduce oportunamente la
oposición que contempla el inc. 1º “...si el absolvente manifestara en la audiencia que ignora los
hechos, se tendrá por confesa a la parte que representa”98.
98
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 8/10/1998, “Galeano, Isabelino Telésforo v. Rodríguez, Miguel y otro
s/daños y perjuicios”.
54
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 407, Código nacional.
Se amplía la enumeración de entes cuyos representantes pueden absolver posiciones por oficio.
1. CONFESIÓN E INCIDENTES
Se prevé aquí el caso de que exista promovido algún incidente -ver arts. 175 a 187 - antes de que se
conteste la demanda.
Para esos supuestos, al plantearse la cuestión incidental (art. 178) o al contestarse esa demanda (art.
180) puede ofrecerse como prueba la de absolución de posiciones sobre las cuestiones allí debatidas.
El trámite para su producción surge de las reglas analizadas en la presente sección del Código
Procesal Civil y Comercial, adaptadas en lo pertinente atento la sumariedad de aquel trámite.
99
“Se ha conferido injusta extensión a las reglas procesales relativas a la citación a absolver posiciones, ya que
no es válido tener por bien notificado al demandado que no compareció a juicio, mediante el mecanismo
instituido para el declarado rebelde (v.gr., art. 59, Código de forma), cuando no medió dicha declaración ni su
notificación. El respeto al derecho de defensa, que debe prevalecer en todo acto del proceso, no permite obviar
la debida y formal citación al absolvente, la cual, en caso de duda, como lo es el que nos ocupa, por ausencia de
declaración concreta de rebeldía, debió ser formalizada en el domicilio real”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala
1ª, 22/6/1999, “Belbusti de Calori, Olga Lidia v. Cía. de Transporte La Argentina SA s/daños y perjuicios”.
55
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Normalmente se cursa la notificación al domicilio constituido en los supuestos de que la parte litiga
por derecho propio con abogado patrocinante mientras que si lo hace con letrado apoderado, la cédula
se diligenciará en el domicilio real. Y si éste no se conoce, al constituido (art. 41).
Se ha decidido que cuando el absolvente actúa por su propio derecho, puede ser citado a la audiencia
en el domicilio constituido. Pero de ello no se sigue necesariamente que la notificación practicada en
este caso en el domicilio real sea inválida, pues lo que el art. 407 del Código de rito persigue es que la
parte que deba declarar tome conocimiento con anticipación suficiente de la fecha de audiencia, dada
la gravedad del apercibimiento que conlleva en caso de ausencia. Nada mejor para satisfacer esa
finalidad que la notificación en el propio domicilio del absolvente, que es donde se lo anoticia de
actos de tanta trascendencia para el derecho de defensa como el traslado de la demanda100.
No sólo se protege el derecho de defensa del absolvente mediante la forma de notificación sino
también previéndose que la citación ser hará “con la anticipación necesaria” sin que existan
precisiones legales al respecto. Quedará en la prudencia del juez su determinación de acuerdo con las
circunstancias del caso.
Todo ello encuentra su correlato en el apercibimiento que debe constar en la cédula de notificación de
la audiencia de absolución de posiciones: si el absolvente no concurre sin causa justificada operará a
su respecto el efecto de la confesión ficta que contiene el art. 415101.
100
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/5/1998, “Carton Pac SRL v. Avellaneda, Ricardo Ángel s/cobro de
pesos”. “Si bien el citado a absolver posiciones cuando interviene personalmente puede ser notificado de la
audiencia en el domicilio constituido en el proceso, ello no excluye que dicha notificación se practique en el
domicilio real (art. 407, CPCC) y la notificación se repute válida”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
2/4/1992, “Alarcón, Marcelo Fabián v. Bilmezis, José Luis y otro s/evicción”.
101
“No corresponde la nulidad de la sentencia con fundamento en que la notificación de absolución de
posiciones se hizo sin el apercibimiento dispuesto en el art. 407, CPCC, si la instancia ha precluido quedando
ella consentida, pues los errores in procedendo deben subsanarse a través del incidente de nulidad, en la misma
etapa procesal en que se produjeron”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 16/7/1999, “Veisaca, Roberto Ramón
v. Rodríguez, Walter s/daños y perjuicios”. “La incomparecencia a la audiencia de absolución de posiciones sin
justa causa es bastante para actuar el apercibimiento dispuesto por el art. 407, CPCC y bajo el cual se lo
convocara a la pertinente audiencia, sin que obste a ello la falta de apertura en la instancia de origen, pues el
incumplimiento de este deber del órgano jurisdiccional no debe perjudicar al ponente y beneficiar a aquella otra
parte que desoyera injustificadamente el apercibimiento judicial”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª,
28/11/1991, “Morel, Walter v. Azcuaga, Rubén R. s/daños y perjuicios”.
56
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esta pieza es de importancia fundamental por lo que veremos a continuación (arts. 409 y 415). En este
artículo se regulan las cargas procesales del ponente respecto del momento en que debe aportar el
pliego de posiciones al proceso.
Si bien éstas pueden ser adjuntadas con el escrito por el que se ofrece la prueba confesional, lo
habitual es que en esa oportunidad -art. 365 para el juicio ordinario- la parte se limite a requerir la
citación del contrario para que declare.
Sin embargo, pesa sobre él la carga de presentar un sobre cerrado con las posiciones el día de la
audiencia, hasta media hora antes del horario establecido para su celebración. El sobre será recibido
en la mesa de entradas del tribunal y se le colocará el cargo del cual surgirá el momento exacto de su
introducción a la causa.
La finalidad de esta medida es evitar que el ponente especule con la incomparecencia del absolvente
introduciendo en este caso un listado de posiciones más gravosas para la parte contraria que de ese
modo quedarán alcanzadas por los efectos de la confesión ficta.
Se resguarda -en definitiva- el derecho de defensa en juicio del absolvente.
Ahora bien, si el absolvente se presenta a la audiencia pero es el ponente quien no comparece a la
misma y no dejó previamente en la causa el sobre con las posiciones, quien propuso la prueba la
perderá por incumplimiento de las cargas precitadas. De ello se infiere que la presencia del ponente en
la audiencia no es obligatoria, pero sí el haber acompañado con la antelación referida el pliego con las
preguntas dirigidas a la parte llamada a confesar.
La jurisprudencia ha dicho que si el juez de primera instancia omitió ponderar la confesión ficta del
demandado quien no compareció a la respectiva audiencia, en consecuencia, corresponde proceder a
la apertura del pertinente sobre y a valorar la citada confesión en función de las posiciones contenidas
en el pliego. Ello debe ser así, porque si la audiencia de posiciones fue notificada al absolvente, como
ocurrió en el caso, está agregado el pliego respectivo y se labró acta dando cuenta de la
incomparecencia del citado nada obsta a que la alzada proceda a la apertura del sobre y valore la ficta
confesión aunque no lo hubiese hecho el juez de primera instancia porque está dentro de sus
facultades valorar todas las pruebas producidas102.
102
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 10/5/2001, “Suárez, Rubén Mario v. Luis Garbuglio SA s/cobro de
pesos”.
57
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No se admiten posiciones oscuras o con sentido ambiguo o figurado: deben referirse directamente al
hecho investigado.
Serán simples en el sentido de “unitarias”: no puede reunirse más de un hecho respecto de cada
posición. De lo contrario, se quitaría claridad al planteo obligando -eventualmente- a más de una
respuesta respecto de cada pregunta.
Su redacción debe hace en forma afirmativa o asertiva103. La respuesta debe poder darse sencillamente
mediante un “sí” o un “no”. El ponente afirma el acaecimiento de cierta circunstancia que el
absolvente debe admitir por ser cierto o negar por ser falso.
Veremos que esta forma de redacción es diametralmente opuesta a la que se exige respecto de las
preguntas a los testigos.
Y deben versar -como todas las medidas probatorias- sobre los hechos controvertidos y conducentes
de la causa104.
Cualquier incumplimiento de estas cargas autoriza al juez a eliminar la posición o -menos drástico- a
reformularla o solicitar que ello sea hecho por el ponente. Esta actividad del magistrado se lleva
adelante de manera oficiosa y no puede ser controvertida, más allá de la actividad que regula el art.
413 en pos de la búsqueda de la verdad jurídica objetiva.
Como se ha dicho, la redacción de cada posición por el ponente importa la afirmación de hechos.
Estos hechos quedan expresamente admitidos por quien formula los puntos respecto de los cuales se
habrá de requerir confesión al absolvente.
De allí el particular cuidado que habrá de tener el letrado de la parte que requiere esta prueba al
momento de plantear por escrito e introducir al proceso las posiciones. Estos asertos prueban en
contra de la parte que los efectúa105.
103
“Las posiciones no pueden formularse en forma interrogativa porque de lo contrario no podría el absolvente
contestar por sí o por no, ni tampoco se podría efectivizar el apercibimiento de rebeldía (arts. 409, 411, 415,
Código Procesal). Lo que indica que tampoco podrá aplicarse el art. 409, 2ª parte, Código Procesal al ponente”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 17/9/1996, “Rosaenz, Alfredo David v. Paz, José Luis y otro s/daños y
perjuicios”.
104
“La sanción prevista en el art. 409, 2ª parte, Código Procesal es consecuencia de una `afirmación´ contenida
en la posición formulada y, por tanto, si por un error de técnica, consentido por los justiciables, se posibilitó que
mediante una posición se formulara una `pregunta´ al absolvente, deviene inaplicable la segunda parte del
referido art. 409, Código Procesal porque el ponente nada ha afirmado, tanto más si está referida a un hecho que
no ha integrado la relación jurídica procesal (art. 34, inc. 4º in fine, 163, inc. 6º, 358, 362 y concs. Código
Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 17/9/1996, “Rosaenz, Alfredo David v. Paz, José Luis y otro
s/daños y perjuicios”.
105
“En orden a lo dispuesto por el art. 409, párr. 2º, Ley de Enjuiciamiento, cada posición importará, para el
ponente, el reconocimiento del hecho a que se refiere, toda vez que las preguntas que contenga el pliego de
posiciones forman prueba en contra de las partes que las realiza”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 4/8/2000,
“Contardo, Rafael v. Contardo, Francisco s/cobro de pesos sumario”. “Conforme lo marca el art. 409, CPCB, la
formulación de las posiciones importa para el ponente el reconocimiento de los hechos allí consignados. Ello no
significa, sin embargo, que pueda extraerse de una serie de hechos encadenados y vinculados entre sí, aquel que
sea favorable a quien lo invoca, sobre todo cuando las posiciones formuladas guardan un orden cronológico y
un correlato lógico que hacen que no pueda extrapolarse un hecho aislado, prescindiendo de los demás”. Cám.
Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 23/11/1999, “Lamas Sánchez, Paulino v. Empresa de Transporte Martín
Güemes y/o quien resulte conductor interno s/daños y perjuicios”. “Corresponde tener por reconocidos al
ponente aquellas circunstancias fácticas que en forma asertiva ha vertido en el respectivo pliego de posiciones,
dado que es el efecto que la ley le otorga al mismo (art. 409, CPCC) no obstando a ello la negación de tales
hechos efectuada con antelación y oportunamente en la etapa introductiva del proceso”. Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 2ª, 3/7/2001, “De Blasis, Rubén v. Domenech, Carlos s/daños y perjuicios”. “El art. 409, CPCC en su
ap. 2 prescribe que cada posición importará, para el ponente, el reconocimiento del hecho a que se refiere ya que
las preguntas del pliego de posiciones forman prueba en contra de la parte que las formula”. SCBA, Ac. 62.628,
29/4/1997, “Hirch, Adolfo Gustavo y otro v. Casola, Juan Carlos s/daños y perjuicios”; Ac. 80.081, 23/4/2003,
“Oliva, Libertad Azucena v. Municipalidad de Ensenada s/daños y perjuicios”.
58
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
106
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 27/10/1992, “López, Guillermo A. y otro v. Pijuan, José y otros
s/daños y perjuicios”.
59
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
107
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 16/12/1997, “Priu, Stella Maris v. Pagliaricci, José C. s/nulidad de acto
jurídico”.
108
“En la prueba de confesión resulta elemento fundamental atender a los términos en que se formula cada una
de las posiciones, luego, a que el absolvente después de afirmar o negar `podrá agregar las explicaciones que
estime necesarias´ (art. 411, CPCC), y, por último, a que constituye un principio común que la evaluación de
esta prueba, por tratarse de un acto procesal único debe hacerse de manera `integral´, no pudiendo ser invocada
por quien la propuso en la parte que le favorece, con prescindencia de las declaraciones que le son adversas”.
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 10/10/1995, “Laudani, Andrés v. AMI-GAS SA s/cobro de honorarios”.
109
“La falta de respuesta del absolvente no puede perjudicarlo, si no se le efectuó apercibimiento alguno (art.
411, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 9/4/1992, “Zendri, Horacio Néstor v. Bustos, Dora Cristina
s/daños y perjuicios”.
60
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. INTERROGATORIO CRUZADO
Una vez agotadas las posiciones propuestas, el Código Procesal Civil y Comercial admite que en
búsqueda de la verdad jurídica objetiva la diligencia se flexibilice, permitiéndose que tanto el
absolvente como el ponente se realicen preguntas o efectúen aclaraciones sobre los hechos en debate.
También el juez podrá aportar -en ejercicio de sus poderes instructorios- sus propios interrogantes
dirigidos a cualquiera de las partes presentes.
110
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 10/11/1992, “Fredes, Eduardo v. Herrera, S. s/desalojo”.
61
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El intercambio de ideas entre los litigantes puede efectuarse tanto a través del juez como ante él,
mediando una previa autorización para que el debate se torne más informal ganando en agilidad y
profundidad.
De lo que allí se diga podrá quedar constancia en el acta a labrarse ya sea a pedido de las partes
interesadas como por iniciativa oficiosa del magistrado o de quien lo reemplace legalmente en ese
acto.
Con respecto del valor probatorio de este tramo de la diligencia, se ha dicho que la confesión, como
medio probatorio, es la admisión de la verdad de determinados hechos y, en este discurrir, dable es
afirmar que las preguntas recíprocas que posibilita el art. 413 en la oportunidad de absolverse
posiciones tienen los afectos propios de la confesión expresa111.
Sin embargo, el mismo tribunal que afirma ello resolvió que la formulación por parte de uno de los
litigantes de estas preguntas recíprocas, a diferencia de lo que ocurre con las posiciones, no importan
para el que interroga la admisión de los hechos a los cuales se refiere112.
1. ACTA DE LA AUDIENCIA
De la audiencia de absolución de posiciones quedará constancia en un acta judicial que labrará el
secretario.
En esa pieza -además de las circunstancias de rigor como lugar, fecha, carátula del juicio, partes
presentes, etc.- se podrán consignar literalmente las posiciones transcribiéndolas del pliego o bien
remitir a ellas utilizando como referencia los números o letras con que se las identificó
originariamente en aquel escrito presentado en sobre cerrado.
Lo que no podrá estar ausente en este acta son las respuestas. Para ello el Código manda que sean
recogidas mediante transcripciones literales lo más fieles posible respecto del lenguaje en que fueron
vertidas -tal como ocurrirá, según veremos, con las declaraciones testimoniales-.
Allí también se agregarán las aclaraciones que el absolvente desee consignar. Asimismo, los
fundamentos por los cuales se niega a contestar cierta posición, las preguntas recíprocas y las del juez,
etc.
Finalizada la diligencia, quien haya tenido a su cargo la conducción de la audiencia leerá o hará leer el
acta y preguntará a las partes si desean agregar algo más a lo ya dicho. Si existe tal agregado, se lo
111
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 18/3/1999, “Toloza, Luis Heriberto v. Fisco de la Provincia de Buenos
Aires y otros s/daños y perjuicios”.
112
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 17/9/1996, “Rosaenz, Alfredo David v. Paz, José Luis y otro s/daños y
perjuicios”.
113
Rectius est: ellas.
62
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
hará en ese momento, luego de lo cual todos los presentes procederán a suscribir ese documento -
partes, letrados, juez y secretario-.
Si alguno de los sujetos no quiere o no puede firmar, se dejará constancia del hecho. Téngase en
cuenta que por su condición de funcionario público todo lo que ocurra en presencia del secretario o
sea por él realizado queda amparado por la “plena fe”, de allí que no se requiere de otra prueba
corroborante para abonar la autenticidad formal y sustancial del acto reflejado instrumentalmente en
el acta.
114
“No se puede aplicar el art. 415, CPCC al coactor que no fue citado a absolver posiciones de acuerdo con lo
normado por el art. 407 del mismo Código y, que además, no intervino en el hecho”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 3ª, 21/8/1990, “Chávez de Balcedo, Miriam y otro v. Aloise SA s/daños y perjuicios”.
115
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 23/2/1999, “Fernández, Daniel Osmar v. Cabañez, Raúl Adolfo
s/daños y perjuicios”.
63
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
cuando concurren factores susceptibles de alterar sus resultados116. Y todo ello siempre bajo las pautas
de la sana crítica117.
Sin embargo y a los fines de que eventualmente pueda operar esta presunción, la ley manda que se
extienda acta aun cuando el absolvente no se presente. Ello importará la constancia del
incumplimiento de la carga específica118 y autorizará al juez a la apertura del pliego de posiciones
para valorar lo que de allí surja como presunción contraria a los intereses del absolvente remiso.
El estímulo para que tenga lugar esta actividad del juzgador -ha dicho la Corte- no constituye carga
del ponente, ya que se trata de una obligación del judicante quien al momento de dictar sentencia
debió leer y apreciar su contenido119.
Se ha resuelto que si el juez de primera instancia omitió ponderar la confesión ficta del demandado
quien no compareció a la respectiva audiencia, en consecuencia, corresponde proceder a la apertura
del pertinente sobre y a valorar la citada confesión en función de las posiciones contenidas en el
pliego. Ello debe ser así porque si la audiencia de posiciones fue notificada al absolvente está
agregado el pliego respectivo y se labró acta dando cuenta de la incomparecencia del citado, nada
obsta a que la alzada proceda a la apertura del sobre y valore la ficta confesión aunque no lo hubiese
hecho el juez de primera instancia porque está dentro de sus facultades valorar todas las pruebas
producidas120.
116
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 3/4/2001, “Peralta, María Esther v. Castillo, Miguel s/indemnización -
daños y perjuicios”.
117
“El art. 415, CPCC exige que se tengan en cuenta las circunstancias de la causa, en correlación con el art.
384 de la misma ley adjetiva, que ordena a los jueces formar su convicción respecto de la prueba, de
conformidad con las reglas de la sana crítica”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/5/1992, “Salvo, Carlos
v. Barbe Álvares, M. I. Sub. y Oc. s/desalojo - Ds. y Ps.; Veroslavsky, Ángel y otro v. Salvo, Carlos
s/consignación de alquileres”.
118
“Que si bien conforme lo previsto por el art. 415, CPCC, la eficacia probatoria de la confesión ficta, será
evaluada por la magistrada de origen al momento de dictar sentencia -conforme las reglas de la sana crítica y en
relación a las demás probanzas aportadas a la causa-, lo cierto es que, ante la solicitud de una medida cautelar
como el embargo preventivo de fs. 201, la señora jueza interviniente debió abrir los pliegos acompañados y
analizar, prima facie, la atendibilidad de la confesión ficta solicitada a fs. 157, toda vez que la incomparencia de
los demandados a la audiencia de absolución de posiciones, permitiría vislumbrar la verosimilidad del derecho
alegado y la consecuente viabilidad del embargo preventivo, conforme lo normado por el art. 212, inc. 2º,
CPCC. Por otra parte, en el supuesto que nos ocupa, contemplado en la precitada normativa, el peligro en la
demora no se erige como requisito de admisibilidad de la medida cautelar peticionada (art. 415, CPCC)”. Cám.
Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 22/2/2000, “Zaracho, Alberto Rubén v. Ávalos, Gustavo David s/daños y
perjuicios”.
119
SCBA, Ac. 52.553, 15/7/1997, “Clínica del Niño de Quilmes SA v. Obra Social del Personal Marítimo
(SOMU) s/cobro ordinario de australes”.
120
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 10/5/2001, “Suárez, Rubén Mario v. Luis Garbuglio SA s/cobro de
pesos”. “Si la incomparecencia a la audiencia señalada no resulta justificada mediante la simple alegación que
se efectuó telefónicamente primero y personalmente después; el pliego de posiciones respectivo fue agregado
oportunamente y la aludida audiencia fue notificada con la necesaria antelación corresponde no hacer lugar a lo
solicitado y previa apertura del mencionado pliego de posiciones que se efectuará por Secretaría para ser
agregado a continuación de esta resolución se tenga presente para el momento de dictar sentencia lo dispuesto
en el art. 415, CPCC (arts. 25, CPCA, y 125, 135, inc. 2º, 407, 408, 409, 415 y concs., CPCC)”. SCBA,
B.50.262B, 23/5/2001, “Bibiloni, Homero y otra s/incidente de determinación y cobro de honorarios en autos
`Geope SA v. Dirección Gral. de Vialidad s/demanda contencioso administrativa´”.
64
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
121
“Debe tenerse por confesa a la parte que no concurrió a la audiencia fijada para que absuelva posiciones,
respecto de los hechos referidos en el correspondiente pliego, si no justificó el impedimento alegado por su
letrado (arts. 415, 416 y 417, CPCC); justificación que debe hacerse antes de celebrarse la audiencia mediante el
pertinente certificado médico (art. 417, cit.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 15/10/1992, “Federación
Patronal de Seguros Ltda v. Escribano de Betgantiños s/daños y perjuicios”.
65
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
anticipación a la fecha de la audiencia, el que será acompañado junto al escrito por el cual se solicita
que la audiencia tenga lugar fuera de tribunales122.
El profesional de la salud deberá consignar en esa constancia la fecha en que interviene, el tipo de
enfermedad que padece el absolvente, el lugar en que se encuentra -domicilio particular o centro de
salud- y el tiempo que durará la imposibilidad de concurrir a tribunales.
Éstos requisitos poseen la finalidad de evitar demoras injustificadas y posibilitar al juez de la causa
disponer el examen médico que prevé la citada norma en caso de creerlo necesario y así mantener la
igualdad de las partes en el proceso y procurar la mayor economía procesal123.
Respecto de esta certificación se ha dicho que la trascendencia que conlleva la inasistencia del
absolvente a la audiencia para absolver posiciones hace necesario que la situación se juzgue con un
criterio amplio ya que las consecuencias que se siguen de la eventual confesión ficta pueden implicar
la afectación del derecho de defensa en juicio de raíz constitucional. En esas condiciones no debe
caerse en un formalismo estéril en las exigencias que debe contener el certificado médico, motivo por
el cual si de él surge la fecha de expedición, la dolencia y el tiempo que le impide al absolvente
concurrir al tribunal, cabe considerar cumplidos los requisitos requeridos por el art. 417 del
ordenamiento ritual para tener por justificada la incomparecencia124.
En el mismo sentido flexibilizante, se resolvió que si bien el art. 417, Código Procesal indica que la
enfermedad debe justificarse con anticipación suficiente a la audiencia, es lo cierto que si aquélla
surge a último momento la justificación podrá efectuarse en el acto de la audiencia o aun en casos
especiales, posteriormente cuando la naturaleza de la dolencia o del impedimento así lo imponga125.
Si la contraparte impugna este certificado, el juez sin otro trámite dispondrá que un perito oficial -
médico- revise al absolvente. Si de esta revisación surge la capacidad del mismo para concurrir a la
audiencia en el tribunal, como sanción a su mala fe se lo tendrá automáticamente por confeso en
forma ficta. Se ha dicho que este resolutorio produce un agravio irreparable y admite, por ello, su
revisión en segunda instancia126, atento incluso a la interpretación restrictiva que debe hacerse del art.
377127.
122
“El recaudo primero aprehendido por el art. 417 para justificar la enfermedad presunta del absolvente es
acreditar la dolencia con `anticipación suficiente´ a la audiencia -cuando ello sea factible- mediante el
certificado correspondiente, a efectos de permitir a la contraparte la posible impugnación tendiente a permitir al
juzgador la participación del médico forense. Ello así, el escrito presentado por el letrado del absolvente el
mismo día de la audiencia no es suficiente para suplir la tardía acreditación del hecho formalizada recién el día
siguiente al fijado para tal audiencia, además de no cumplimentar tal certificado con los recaudos impuestos por
la ley procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 24/8/1995, “SEB v. AIU s/acción reclamación de paternidad
(cuaderno prueba parte actora)”.
123
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 2/4/1996, “Altamirano, Noemí v. Centro de Ortopedia y Traumatología
Quilmes SA y otra s/daños y perjuicios”.
124
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 17/4/2002, “Rodríguez, Alberto E. v. Merlo, José Raúl y otro s/daños
y perjuicios”.
125
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 17/4/2002, “Rodríguez, Alberto E. v. Merlo, José Raúl y otro s/daños
y perjuicios”.
126
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 25/4/1995, “Di Paolo de Camaño, H. H. y otro v. De Paolo, R. F. s/acción
de exc. de socio - recurso de queja”.
127
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 10/7/1997, “Ullúa, Ramón Haroldo v. Bustos, Elena y/o cualquier otro
ocupante s/desalojo”.
66
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La parte que tuviere domicilio a menos de trescientos (300) kilómetros del asiento del juzgado,
deberá concurrir a absolver posiciones ante el juzgado128 de la causa, en la audiencia que se
señale.
1. INMEDIACIÓN Y CONFESIÓN
Dada la trascendencia de los efectos de esta prueba y la conveniencia -en virtud del principio de
inmediación- de que sea prestada ante el mismo órgano donde se tramita la causa en la que se hará
valer, el Código exige que sólo aquellos absolventes domiciliados a más de trescientos kilómetros de
la sede de los tribunales intervinientes podrán declarar ante otro juez, en sus respectivas localidades.
Para ello, el juez de la causa deberá requerir colaboración a un colega ante quien se sustanciará esta
prueba mediante comunicación por oficio o exhorto -según dónde se domicilie el absolvente-.
Si se encuentra a una distancia menor que la referida, deberá concurrir ante el juez de la causa en la
audiencia que éste señale.
128
Rectius est: juez.
67
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En la de origen, sólo puede pedirse junto con el ofrecimiento de toda la prueba que no sea la
documental -dentro de los primeros diez días del período probatorio en el ordinario y con la demanda,
reconvención o contestación de ambas en el sumario y sumarísimo- y en la cámara, en el marco del
“replanteo de prueba” acotado a las reglas del art. 255, inc. 4º sobre hechos que no fueron objeto de
confesión en primera instancia.
Este criterio estricto se relaciona con la prohibición de que se pueda plantear la prueba de confesión
como diligencia preliminar, ya que se requiere la existencia de un proceso iniciado según reza el art.
326 en su último párrafo.
129
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 20/3/2001, “Reppetti, Héctor Ricardo v. Pujol de Reppetti, Nelly
Cándida s/disolución y liquidación de sociedad conyugal”.
130
“La confesión judicial expresa constituye plena prueba (probatio probatissima), con las solas excepciones
taxativamente enunciadas en el art. 421, CPCC, y tiene valor de prueba tasada, escapando a la regla general del
art. 384, CPCC para la apreciación de las pruebas”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 26/5/1994, “Gonceba,
José A. v. Hairabedian, C. s/daños y perjuicios”. “Carece de relevancia que los hechos admitidos en la
absolución de posiciones -probatio probatissima- hayan sido negados al contestar la demanda, pues la confesión
expresa, prestada con las formalidades de ley, constituye `plena prueba´ en contra del absolvente de la verdad de
los hechos que han sido objeto de ella, estando las excepciones a tal afirmación contenidas en el art. 421, CPCC
y, entre las mismas, no se encuentra contemplado que al contestarse la demanda pueda haberse sostenido una
posición distinta en cuanto al hecho objeto de la posición y su contestación. No es ocioso puntualizar que la
contestación a la demanda contiene una mera versión subjetiva del demandado, en tanto la absolución de
posiciones constituye un medio de prueba exigido entre las partes y que se recibe bajo juramento o promesa de
decir verdad (art. 402, CPCC), presumiendo la ley que en tales condiciones el absolvente no ha podido faltar a
68
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si, en cambio, no se trata de hechos personales del confesante sino del conocimiento que éste tenga de
otros hechos controvertidos y versando la posición formulada sobre una circunstancia ajena al actor
en estos casos su valor probatorio bien puede ser desvirtuado por otros medios, toda vez que la
creencia del absolvente puede no ser la correcta131.
2. EXCEPCIONES
El principio sentado reconoce excepciones. La ley a renglón seguido establece supuestos donde aun
existiendo confesión judicial expresa, la misma no tendrá fuerza de plena prueba.
El primero de los casos previstos se vincula con la admisibilidad de este tipo de prueba.
Si la ley excluye la confesión como forma de acreditar ciertos hechos que hacen al objeto del juicio, la
misma -por inadmisible- no tendrá el efecto mencionado.
Por otro lado, la confesión implica un reconocimiento de hechos que lleva -a la postre- a admitir
como válidos derechos de la contraparte e implica la renuncia a propias pretensiones. Renuncia total o
parcial que podría dar lugar a una transacción. Como en la base de la confesión existe, pues, un acto
dispositivo, no tendrá el efecto de plena prueba cuando “incidiere sobre derechos que el confesante no
puede renunciar o transigir válidamente”.
Se vincula con la protección del orden público por la que el juez debe velar en todo proceso.
Otro supuesto está dado por la circunstancia de que el hecho sobre el que recae la confesión no puede
ser investigado por prohibición expresa de la ley.
Si el orden jurídico positivo veda que se indague sobre el acaecimiento de cierto evento no podrá
tener valor -mucho menos de plena prueba- la confesión que se haya producido a su respecto. Se trata
en este caso de un hecho fuera del campo probatorio por imperio de la norma.
Y finalmente, la última excepción al pleno valor acreditante de la confesión judicial expresa está dado
por el conflicto que puede plantearse respecto del otro medio de prueba privilegiado: los instrumentos
fehacientes, esto es, los públicos o privados reconocidos en juicio (art. 1026) de fecha anterior a la
confesión y que obren en el expediente132.
Entre las dos fuentes de convicción más fuertes que regula el Código Procesal Civil y Comercial, el
legislador prioriza aquella que fuera producida con anterioridad en el tiempo.
Si los instrumentos fehacientes son de fecha anterior a la confesión, prevalece la prueba documental.
Si, en cambio, son posteriores, la confesión que tenga las características apuntadas conservará su
valor de plena prueba.
Ello surge de una interpretación a contrario sensu del último inciso del artículo en análisis.
la verdad”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 28/11/2000, “Cuenga, Luis Daniel v. D´Eufemia, Rubén y
otros s/transferencia de automotor e indemnización de daños y perjuicios”. “Si bien -en principio- la confesión
judicial expresa constituye plena prueba en contra del absolvente, sobre la verdad de los hechos que han sido
objeto de ella (art. 421, párr. 1º, CPCC); ello es así sin mengua de la obligación judicial de apreciar su validez;
determinar su contenido, fijando cuáles son los hechos confesados; y asignarle el mérito probatorio que le
corresponda como instrumento de convicción, analizando el conjunto del contenido y la vinculación de las
posiciones entre sí y con relación a los demás elementos de juicio que constan en la causa; en especial, para
verificar si la contradicen. En tal sentido, se erigen en parámetros ineludibles de una apreciación válida los
contenidos en el art. 422, CPCC, en cuanto establece, por un lado, el principio de que la duda favorece al
confesante, ya que no cabe presumir la intención de reconocer hechos perjudiciales; y el de indivisibilidad, por
el otro, que conduce a una apreciación integral -no parcializada- de todas y cada una de las posiciones y de sus
respuestas”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 26/11/2001, “Cimetta, Aldo Domingo v. Ciacciulli, Basilio
Humberto s/daños y perjuicios”.
131
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 30/4/1992, “Bartel, Rubén v. Perticara, Daniel Alfredo s/cobro de
pesos s/sumario”.
132
“La confesión judicial carece de entidad frente a la existencia de prueba instrumental agregada a la causa que
la desmerezca (art. 421, inc. 3º, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 22/3/2001, “Bruni, Eduardo José v.
Oliva, Martín Manuel s/cobro sumario de pesos”.
69
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
133
“Para que una manifestación pueda computarse como confesión en perjuicio de quien la hace, debe ser
terminante, cierta, ya que, de lo contrario debe interpretarse a favor de quien la hace (art. 422, Código
Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 9/11/1993, “Gajate, Carlos Alberto y otra v. González, Gustavo
Daniel y otro s/daños y perjuicios”.
134
“El principio de la indivisibilidad de la confesión no es absoluto y admite las excepciones que el art. 422,
CPCC contempla en sus tres incisos”. SCBA, Ac. 71.830, 3/10/2001, “Cabaj, Dora Esther y otro v. Míguez,
Carlos Humberto s/acción de exclusión hereditaria”.
70
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
135
de la ley , o, en fin, inverosímiles por las particularidades fácticas del caso) a través de los cuales -
por lo general- intentará colocarse en una postura menos gravosa para sus intereses, el ponente tendrá
derecho a que el juez en la ponderación final de este material compute a su favor sólo aquellos tramos
de la declaración confesional que sustentan sus pretensiones u oposiciones.
El resto de las afirmaciones que no tengan esa virtualidad correrán por cuenta del absolvente y sobre
él pesará la carga de su acreditación136.
Así se ha dicho que ningún valor cabe acordarle a las negativas expuestas por el accionado al absolver
posiciones, pues la confesión constituye plena prueba solamente en el caso en que una de las partes,
mediante proposiciones afirmativas introduce un hecho y logra la adhesión de su contraria y la
explicación que agregue el absolvente contraria al hecho propuesto por el ponente sólo constituye una
mera alegación y, como tal, requiere apoyatura probatoria137.
Ello así por cuanto el principio de divisibilidad aparece plasmado en la ley procedimental y se halla
ínsito en toda confesión compleja de manera que su aplicación autoriza a tener por acreditados sólo
determinados hechos principales, restando toda trascendencia a otros datos añadidos por el
absolvente138.
135
“En principio la confesión es indivisible, pero se admite su divisibilidad cuando las circunstancias
calificativas expuestas por quien confiese fueren contrarias a una presunción legal (art. 422, inc. 2º, Código
Procesal) como lo es la incorporada por el art. 1113, párr. 2º, 2ª parte in fine, CCiv., en cuanto establece una
`presunción legal´ de responsabilidad del dueño o guardián de la cosa”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen,
7/6/1990, “Artaza, Andrés y otra v. Alberti, Juan Cruz s/daños y perjuicios”.
136
“La prueba de confesión tiene por finalidad, desde la perspectiva de la verdad, que el absolvente reconozca
hechos que le resultan desfavorables (arts. 402, 409, Código Procesal). Además, constituye un principio común,
que las alegaciones de las partes nunca pueden servir como elementos de convicción favorables a quien las
emite, sino que es menester que las acrediten por los medios probatorios admisibles (arts. 358, 375, ap. 2, 384,
Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/10/1995, “Colegio de Psicólogos de la Provincia de
Buenos Aires v. Romero, Juan José y otros s/escrituración”.
137
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 1ª, 24/3/1994, “Coscia, Oscar Miguel y otros v. Rosas, Aldo René y otra
s/daños y perjuicios”.
138
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 16/8/1994, “Zanetto, Silvia Alejandra v. Vieytes Productos Lácteos
SRL y otro s/cumplimiento contractual, daños y perjuicios”.
139
Rectius est: quien la represente.
71
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Éstos podrán -entonces- hacerla valer en juicio en su favor. Pero para ello no bastará con sostener la
configuración de una confesión extrajudicial sino que será necesario probarla.
La ley requiere que se empleen los medios establecidos en general a estos fines con la sola excepción
de la prueba testimonial: esta vía no es suficiente por sí sola respecto de la confesión verbal. Sólo será
admisible si viene acompañado de un principio de prueba por escrito (por ejemplo, un instrumento
privado donde conste la alegada confesión).
Debidamente acreditada140, este tipo de confesión extrajudicial tendrá la misma validez que la judicial
entre las partes del pleito141.
Se ha dicho que si el actor ha confesado en un instrumento privado (contrato de cesión incorporado al
juicio como prueba instrumental) haber recibido la posesión material del inmueble, mal puede valerse
después de prueba testimonial para destruir el valor de su confesión y sostener que nunca se cumplió
con la tradición del mismo máxime cuando no se encuentra demostrado en autos ningún vicio de la
voluntad o alguna maquinación de la contraria142.
También, que las declaraciones realizadas por una de las partes en un instrumento público, aun
cuando no queden aprehendidas dentro de la fe pública en los términos del art. 993, CCiv., valen
como confesión extrajudicial y equivalen a plena prueba. Y por consiguiente, la parte a quien
beneficia tal confesión se halla relevada de la carga de producir prueba tendiente a acreditar los
hechos confesados143.
Es frecuente que esta figura se ponga en discusión en los juicios de daños y perjuicios derivados de
accidentes de tránsito donde es de uso común adjuntar como prueba el acta de choque donde la policía
recoge manifestaciones de una o de ambas partes involucradas en el pleito.
Aquí la jurisprudencia ha dicho que es cierto que la confesión extrajudicial hecha ante un funcionario
público -según ocurre en la especie, con la versión del actor que recoge el acta policial- tiene igual
fuerza probatoria que la prestada en juicio, pero de allí no puede colegirse que constituye una prueba
absoluta, es decir, incuestionable o indisputable en condiciones de erigirse en elemento de juicio de
tal carácter aun en el caso de absurdo o frente a un complejo probatorio que desvirtúe su contenido.
Otra interpretación convalidaría una evaluación irracional o ilógica de la prueba144.
También que el acta de choque que ha sido labrada ante un funcionario de la Policía de la Provincia
de Buenos Aires, en forma descriptiva y circunstanciada, y fundamentalmente suscripta por ambas
partes, en la que el propio demandado reconoce que su vehículo embistió al del accionante al intentar
doblar hacia la izquierda resulta ser una confesión extrajudicial que lo obliga en forma total145.
Otro tanto ocurre en los juicios por responsabilidad médica en el caso de la historia clínica. Esta
pieza, al ser confeccionada por quien atiende a la paciente -en el caso el propio médico accionado-
constituye una verdadera confesión extrajudicial en los términos del art. 423 y, por otro lado, si la
140
“Cuando es negada la autenticidad de la grabación, es indudable que ésta deberá ser acreditada en forma
fehaciente, recurriendo a otros elementos de prueba. Logrado ello, la referida grabación tendrá el mismo valor
probatorio que un documento escrito cuya autenticidad, a pesar de su desconocimiento, resultara justificada por
los medios de prueba admitidos (v.gr., pericial caligráfica, etc.). Lo que pretende justificar la parte actora con el
elemento de juicio en estudio, es la existencia de una confesión extrajudicial relacionada con el crédito que se
reclama (art. 423, 1ª parte, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 9/8/2001, “Rome, Ángela v. Chijlis,
Marcela Diana s/cobro de pesos”.
141
“La declaración efectuada en la causa penal por la actora, cónyuge de la víctima del accidente, de la cual
surge la actitud imprudente del occiso al cruzar la calzada, puede ser tenida en cuenta, ya que no se trata de un
testimonio, sino de una verdadera confesión en los términos del art. 423, CPCC, no resultando aplicable por
consiguiente el art. 425 del mismo ordenamiento”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 2/3/1993, “Villena de
Celora, Avelina y otro v. Atkinson, Gustavo José y otro s/indemnización de daños y perjuicios”.
142
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 7/11/1995, “Mazza, Jorge Alberto v. Di Cesare, Daniel Osvaldo y otro
s/resolución de contrato - pago - daños”.
143
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 24/4/1997, “Pierangeli, Hugo Aquiles v. Parra, Raúl y otra y/o quien
resulte responsable s/daños y perjuicios”.
144
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 10/9/1987, “Núñez, Juan V. v. Gandini, Pedro J. s/daños y perjuicios”.
145
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 16/6/1998, “Esteban, Eduardo v. Saracho, Héctor Fabián s/daños y
perjuicios”. “El acta de choque suscripta por todos los protagonistas del accidente ante la autoridad policial,
configura una confesión extrajudicial en los términos del art. 423, CPCC, la que prestada ante un funcionario
público tiene mayor fuerza probatoria”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 18/5/1998, “Lamas v.
Aguirrezabala s/daños y perjuicios”.
72
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
misma es incompleta el profesional debe aportar al proceso los datos faltantes ya que fue él quien
tuvo en sus manos el tratamiento de la paciente y por ello, al no ser arrimados al proceso, crean en su
contra una presunción de verdad sobre su conducta antiprofesional que a él corresponde desvirtuar146.
1. EL TESTIGO
Será testigo todo sujeto que haya captado un determinado suceso mediante sus sentidos150 y se
encuentre en condiciones de transmitir esas vivencias a través de una declaración.
La percepción sensorial y la memoria son elementos esenciales en la construcción de un testimonio.
Si bien es cierto que por lo general el testigo refiere lo que vio, también podrá ser convocado en los
casos en que sus percepciones provengan de los restantes sentidos. En ciertos casos será determinante
un testigo que, por dar algunos ejemplos, escuchó ciertas exclamaciones o ruidos, o percibió cierto
146
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 8/7/1999, “Martínez, Paula Alejandra v. Poncet, Lydia y otros s/daños
y perjuicios”.
147
“La solicitud para un crédito agropecuario presentado ante el Banco de la Provincia de Buenos Aires,
suscripta por el actor, y que por ende, al no contener una declaración formulada frente a la parte contraria o a
quien la represente, no configura una confesión extrajudicial, sino, en el mejor de los casos una confesión hecha
fuera del juicio a un tercero que no puede llegar a constituir procesalmente, más que una fuente de presunción
simple (art. 423, Código Procesal). De modo que carece de eficacia plena y debe ser corroborada por otros
medios probatorios”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 14/5/1991, “Hernández, Humberto v. Lepore,
Gerardo H. s/cobro de australes”.
148
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 18/4/1995, “Martigano, Edith v. Novelli, Juan C. s/ordinario”.
149
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 13/7/2000, “S. B. v. C., F. E. F. s/divorcio vincular contradictorio”.
150
“Testigo es aquella persona que conoce los hechos acerca de los cuales se le interroga, por haber caído estos
bajo la apreciación de sus sentidos”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 14/7/1998, “Salvador, Jorge v.
Sanatorio Panamericano s/daños y perjuicios”.
73
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
temblor en edificios, o captó cierto sabor extraño en alimentos o un olor particular en las
proximidades de un establecimiento fabril.
Tales imágenes sensoriales quedan plasmadas en la memoria de este sujeto. Recurso que -sin
embargo- no es infalible y dado los efectos que el paso del tiempo puede provocar en los recuerdos
será conveniente realizar cuanto antes la reconstrucción de los acontecimientos pasados, ya que de ese
modo más frescas estarán las huellas en el espíritu del deponente.
Al respecto se ha sostenido en la jurisprudencia que no resulta adecuado exigir al testigo una
declaración rigurosa y rica en detalles certeros sobre circunstancias sucedidas tres años antes de la
misma pues el transcurso del tiempo influye generalmente en forma negativa en la exactitud de la
evocación de los acontecimientos. Por esto, en algunos casos, a pesar de alguna discordancia no
sustancial del relato con otros elementos de la causa, es posible atender al testimonio dado siempre
que proporcione una adecuada razón del dicho y resulte verosímil -considerado en su totalidad- el
contenido de la narración151.
Puede darse el caso de que además de lo percibido directamente, el testigo efectúe manifestaciones
provenientes de personales deducciones de hechos por él captados o transmita lo que otra persona le
dijo. Aquí se ha entendido que existirá igualmente testimonio, sólo que su valor o mérito será
determinado por el juez en ejercicio de la sana crítica152.
Si los hechos captados por el testigo son aquellos controvertidos y conducentes para la resolución de
un litigio judicial respecto del cual es ajeno153 y su intervención en el pleito ha sido requerida
formalmente en el marco de determinadas pautas rituales, nos encontramos frente a la prueba
testimonial, una de las más trascendentes -por su peso y frecuente utilización- dentro de nuestro
sistema procesal civil y comercial.
151
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 30/5/2002, “Fernández, María Susana v. Salomone, Néstor Roque
s/daños y perjuicios”.
152
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 30/4/1992, “Galeano, Fernando Palmiro v. Pacheco, Julia Noemí y
otro s/restitución de bienes”.
153
“Si uno de los testigos es el codemandado en autos no puede ser sujeto del testimonio, porque éste es siempre
un acto procesal de terceros ajenos al pleito -característica de extraneidad-”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala
3ª, 10/11/1992, “Truppi, Higinio J. y otro v. Torres, Norberto José y otro s/daños y perjuicios”.
154
“Nada impide que se tenga en cuenta la declaración prestada como testigo por quien es letrado patrocinante
de una de las partes, ya que en la Ley de Enjuiciamiento no existe disposición alguna que prohíba tal
testimonio”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 6/8/1991, “Morassut, Aldo Hermenegildo v. Blanco, Félix
Fernando y otro s/posesión veinteañal”.
74
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. TESTIGOS EXCLUIDOS (I)
He aquí la primera excepción legal.
No podrá ser propuesto como testigo una persona menor de catorce años. Si se lo hace, recaerá a su
respecto un rechazo por inadmisibilidad. Otros casos de inadmisibilidad de testigos se incluyen en el
artículo siguiente.
En el caso de que sea mayor de catorce años, podrá ser ofrecido su testimonio aun cuando haya
constatado los hechos sobre los que declarará antes de la edad señalada. Ello, por supuesto, dentro de
parámetros razonables -esto es, desde que tenga capacidad suficiente para poder comprender el
alcance de lo captado-.
Si a pesar de esta exclusión, el juez por las particulares circunstancias admite su declaración, ella
podrá ser valorada -eventualmente y de acuerdo con la apreciación judicial- como un indicio más
respecto de los hechos en debate del cual se podrá extraer -así como del resto de los elementos
reunidos- presunciones para elaborar prueba indirecta (art. 163, inc. 5º) en el marco de las reglas de la
sana crítica.
155
“Reputar excluido al testigo padre del demandado resulta inobjetable, pues al margen de que se recibiera su
declaración y de que haya declarado en favor o en contra de la parte que lo propuso -que en la especie lo fue la
actora-, sólo cuadra abstenerse de ponderar sus dichos con apego a la norma del art. 425, CPCC, que es de
carácter absoluto e indisponible para las partes, por estar inspirada en comprensibles principios de moralidad y
de orden público atinentes a la organización de la familia”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 17/5/1994,
“S., I. B. v. G., R. R. s/liquidación de sociedad conyugal”.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
razonablemente merituarse en todo caso con mayor estrictez con arreglo a la restante prueba habida
en la causa, pues de lo contrario se fustraría la posibilidad probatoria156.
Permanecen hábiles a estos fines los parientes colaterales157, aunque frente a su testimonio -por
ejemplo, hermano o tío- habrá que prestar especial atención respecto de su versión de los hechos
desde el momento que también estos sujetos se encuentran en la situación de conflicto a la que
aludimos más arriba.
También se excluyen los cónyuges de las partes158.
La exclusión persiste aún después de una separación o divorcio vincular legalmente decretado. Más
allá de la persistencia o no del vínculo, la ley evita aquí tener que constatar si después de esos trámites
normalmente desgastantes y causantes de nuevos enconos, el testigo mantiene la objetividad
suficiente como para dar una versión fáctica en apoyo de una pretensión o defensa que beneficie a
quien fuera su cónyuge conviviente.
Por otro lado, siendo alcanzada la cónyuge del demandado por la prohibición citada no puede haber
distinción sobre si su casamiento fue posterior a su ofrecimiento como testigo159.
No se encuentra excluido quien se dice “consuegro” del demandado160 pero sí el yerno161 o el nieto162
de una de las partes.
2. EXCEPCIÓN DE LA EXCEPCIÓN
Por regla -como vimos- se excluyen como testigos a los parientes y cónyuge.
Sin embargo, una excepción a esta regla la constituyen los testimonios para reconocer firmas.
Cuando la diligencia se limite a señalar si determinada firma dubitada corresponde a alguna de las
partes del proceso podrán concurrir parientes y esposos, ya que se ha entendido que esta declaración
queda harto acotada frente a la exhibición de una signatura respecto de la cual sólo se habrá de
responder afirmativa o negativamente a la interpelación formalmente efectuada en la sede del órgano
judicial.
156
SCBA, L. 65.022, 13/4/1999, “Casco, Lidia Crescencia v. Merión SA s/muerte por accidente de trabajo”.
157
“En los juicios en los que se ventilan cuestiones de familia, los amigos íntimos, los familiares y la gente del
servicio doméstico de los litigantes, son las personas más idóneas para conocer las cuestiones de hecho que se
debaten en aquéllas. Así, resultan admisibles las declaraciones de quienes son prima o hermana de una de las
partes, pues el art. 425 del rito no alcanza a los colaterales”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 13/12/2001,
“M., M. v. C., R. s/divorcio vincular y tenencia”. “La prohibición contenida en el art. 425, CPCC, no comprende
a los parientes consanguíneos en la línea colateral, ni a la situación de ser curador del actor, sin perjuicio de la
apreciación que de las declaraciones de los testigos deberá efectuar el tribunal en oportunidad de dictar
sentencia definitiva conforme a las reglas que establece el art. 456, CPCC”. SCBA, B.56.993, 4/2/1997,
“Etcheverry, Luis H. v. Caja de Previsión Social del Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires
s/demanda contencioso administrativa”. “La circunstancia de ser la testigo sobrina del accionado, no resulta por
sí sola suficiente para desmerecer la credibilidad de sus dichos (arts. 425 y concs., CPC)”. Cám. Civ. y Com.
Quilmes, sala 1ª, 15/8/1996, “Galván, Rocío Margarita v. Bazarnik, Nicanor s/cobro ordinario”. “No podrán ser
ofrecidos como testigos `los cosanguíneos o afines en línea directa de las parte, ni el cónyuge, aunque estuviere
separado legalmente...´ y, siendo ello así, se hecha de ver sin esfuerzo que quedan al margen de la prohibición
legal los hermanos de las partes por tratarse de un parentesco colateral y no es línea directa”. Cám. Civ. y Com.
2ª La Plata, sala 3ª, 15/2/1998, “Abbatangelo, Carlos Miguel y otro v. Venturín, Eugenio s/daños y perjuicios”.
158
“Revisten la condición de testigos excluidos los consanguíneos o afines en línea directa de las partes, así
como el cónyuge aunque se encuentre divorciado, salvo que se tratare del reconocimiento de firmas. Resulta una
disposición de orden público que las partes no pueden dejar de lado y donde la conformidad expresa o tácita no
juega. Por lo tanto, si por error o inadvertencia se haya recibido el testimonio de un testigo excluido, no debe ser
considerado en la sentencia”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 14/3/2001, “Guerra, Maximiliano v. Facci,
Norberto s/daños y perjuicios”.
159
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/2/1993, “Pérez de Rovetta de Rodríguez Rossi, Victoria v.
Ballina, Juan Carlos s/daños y perjuicios”.
160
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 9/4/1991, “Godoy, Florinda Demetria v. Bosco, Néstor Osvaldo
s/daños y perjuicios”.
161
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 17/5/1991, “Peña, Adelaida Antonia v. Juárez, Javier Damián
s/desalojo”.
162
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 28/8/1990, “González Orono de Venegas, Dolores Lauden v. Besoin,
Eduardo y otra s/acción posesoria”.
76
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Siendo, por otra parte, estas personas las que se encuentran en una posición privilegiada -por la
habitualidad de trato que normalmente habrá de existir- a los fines de reconocer si la firma en cuestión
corresponde a la facción del pariente o consorte163.
163
“Procede citar como testigo a quien debe reconocer un instrumento privado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 3ª, 4/4/1991, “Rossi, Ricardo v. Gushiken, Saiki s/daños y perjuicios”.
77
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Toda actividad impugnaticia respecto de la prueba debe ser llevada adelante -según la regla basilar-
en debido tiempo164.
164
“Si en las declaraciones testimoniales, se encontraban presentes el recurrente y su letrado patrocinante, donde
fueron repreguntados los deponentes y que, a su vez, ante la vista del art. 81, Código Procesal, guardó silencio
el quejoso, devienen inatendibles en esta instancia las pretensas tachas de los testigos y observaciones sobre el
modo de interrogarlos, al haber desaprovechado las oportunidades procesales que detentó al respecto en el
instancia de origen”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/2/1994, “Buceri, Mónica s/beneficio de litigar sin
gastos”. “Para la tramitación del beneficio de litigar sin gastos son aplicables las normas generales compatibles
contenidas en el capítulo V de la prueba, sección 5 de los testigos. En consecuencia `fiscalizar´ debe entenderse
como la posibilidad legal de oponerse -art. 426 -, de solicitar la caducidad -art. 430 - y de formular preguntas -
art. 440 -”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 30/6/1998, “Barán, Marcelo Alejandro s/beneficio de litigar sin
gastos”.
78
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. INTERROGATORIO: RESERVA
Por regla no es necesario en este tipo de proceso acompañar con el ofrecimiento de los testigos el
pliego de preguntas a tenor de las cuales deberán responder los mismos. Esta pieza será de
importancia -para cumplir con la carga respectiva- al momento de la audiencia, por lo que la parte
oferente puede esperar hasta esa ocasión para introducirla en juicio.
Veremos que la excepción estará dada -para resguardo del derecho de defensa de la contraparte- en
los casos donde el testigo habrá de declarar ante un juez de otra jurisdicción tal como se indica en el
art. 451 al que remitimos.
1. CANTIDAD DE TESTIGOS
El proceso ordinario es -por definición- aquel tipo de proceso de conocimiento donde el debate
alcanza su máxima amplitud dados los mayores plazos de que se dispone y las mayores posibilidades
probatorias con que se cuenta.
Este artículo lo demuestra.
Aquí se admiten -como regla- hasta doce testigos. Sin embargo ante el pedido fundado de alguna de
las partes el número puede ampliarse165. El fundamento del pedido podrá recoger la gran complejidad
fáctica del caso a dilucidar, lo que requerirá más versiones sobre los acontecimientos debatidos para
llegar a la certeza judicial.
La petición que contenga esas razones se hará por escrito y al momento de ofrecer la prueba
testimonial. En tal ocasión, la parte interesada brindará los datos identificatorios de todos los testigos
de los que intente valerse.
Conviene presentar la nómina ordenada, colocando en las primeras posiciones los testigos de mayor
importancia dejando para el final los que pueden ser considerados secundarios o menos importantes.
Ello así porque si el juez no acepta la ampliación, se limitará a admitir los primeros doce descartando
los demás.
El juez atenderá las razones esgrimidas y decidirá -mediante resolución irrecurrible- si admite o no la
ampliación. Téngase en cuenta que una ampliación del número de testigos importará mayor tiempo de
trámite al generar más citaciones, audiencias, eventuales impugnaciones posteriores, etc. De allí que
el juez deberá ponderar equilibradamente tanto el derecho de defensa de quien requiere ampliar la
cantidad de testimonios con los principios de celeridad y seguridad jurídica.
165
“La limitación al número de testigos que prescribe el art. 428, Código Procesal, no tiene vigencia en lo que
se refiere a terceros citados para el reconocimiento de documentos, desde que si bien es cierto que el tercero a
los fines de dicho reconocimiento concurre como testigo, también es verdad que esa pieza probatoria, reviste el
carácter de instrumental, debiendo limitarse la intervención de los terceros excluyentes al reconocimiento de los
documentos”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/8/1998, “Triolo, Horacio v. Vivas, Ceferino s/daños
y perjuicios”.
79
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. TESTIGOS SUPLETORIOS
Muchas son las contingencias eventuales que pueden llegar a impedir que alguien ofrecido como
testigo pueda prestar testimonio.
El Código Procesal Civil y Comercial señala la ausencia, muerte o incapacidad. Se trata -
evidentemente- de graves razones que determinarán la necesidad de recurrir a otros testigos si los hay.
Por eso es que la ley, en pos del principio de eventualidad o subsidiariedad, requiere que junto con la
lista de los testigos “principales” se incluya otra, de testigos “supletorios” cuyo número varía de
acuerdo con si existió o no ampliación del número de testigos “principales”: cinco o tres,
respectivamente.
La identificación de estos testigos “supletorios” se realizará de la misma manera que respecto de los
“principales” y su ingreso al proceso se dará previa admisión por parte del juez ante el simple pedido
de la parte oferente dando cuenta del impedimento de uno o más de los testigos “principales”.
80
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
objeto- puedan requerir que el juez disponga como excepción su realización sin público tal como lo
señala el art. 125, inc. 1º.
En la práctica y salvo casos de gran repercusión periodística, es casi nula la presencia de público en la
misma. Suele darse la concurrencia de alumnos de la carrera de derecho, cuya presencia tiene fines
didácticos o formativos.
Las reglas generales de las audiencias de testigos son las mismas que contiene el art. 125 en lo que no
resulte modificado por el régimen específico de esta prueba.
81
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
166
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 3/3/1993, “Choque v. Díaz s/daños y perjuicios”.
167
“Si el testigo propuesto por la parte no comparece a la primera audiencia, sin invocar causa justificada, y la
apoderada de dicha parte no requiere en tiempo oportuno las medidas de compulsión necesarias para tal
comparecencia (art. 430, inc. 2º, CPCC), corresponde declarar procedente el acuse de negligencia planteado”.
SCBA, B. 52.649, 4/5/1993, “O´Grady, Juan C. v. Municipalidad de Berazategui s/demanda contencioso
administrativa”.
82
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Y por último, puede darse que la audiencia supletoria se frustre por motivos no imputables a la parte -
por ejemplo, habiendo requerido efectivamente el auxilio de la fuerza pública, la policía no cumple
ese día con su cometido-.
En ese caso, su carga será requerir que excepcionalmente se fije una tercera audiencia dentro de cinco
días. Si omite activar este procedimiento, una vez más perderá la oportunidad de requerir la
declaración del testigo de marras.
168
“La circunstancia de que se hubiere recibido declaración al testigo luego de vencido el término de prueba, sin
haberse notificado la audiencia a las partes, no resta valor a sus dichos, porque no se advierte de qué manera
pudo influir desfavorablemente sobre el demandado y citada en garantía el hecho de que tal prueba se hubiere
producido una vez vencido el término probatorio, con mayor razón si no se había acusado negligencia o pedido
certificación alguna (arts. 365 y 382, CPCC). La única obligación del actor era notificar al testigo, no a su
contraparte (arts. 135, inc. 3º, y 431, Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 16/10/1990,
“Montaño, Miguel Ángel v. Dury, Abraham y otro s/daños y perjuicios”.
169
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 14/11/1995, “G., G. v. C., N. s/divorcio vincular”. “No existe en el
Código procesal disposición alguna que exija en el juicio ordinario el anoticiamiento, personal o por cédula a
los justiciables, de las audiencias fijadas para las declaraciones testimoniales. La exigencia en cuestión se
circunscribe, en cuanto a las partes, a la resolución que ordena la apertura a prueba (art. 135, inc. 3º, CPCC),
reservando el art. 431 el mismo modo de notificación únicamente para efectivizar la citación de los testigos. No
alcanza esta normativa a las partes para quienes rige en consecuencia, el principio general que en materia de
notificaciones prescribe el art. 133 del ritual”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/10/1999, “Corporación
Médica Gral. San Martín v. Ioscor (Instituto Obra Social Provincia de Corrientes) s/cobro de australes”.
83
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84
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Más allá de estas excusas que en cada caso el magistrado habrá de evaluar, la ley cita dos casos
taxativos en los que el testigo queda relevado de la obligación de concurrir a la audiencia fijada.
Uno de ellos es la nulidad de la notificación.
Ello es lógico: si se acredita que el acto no cumplió con su finalidad -por ejemplo, el domicilio era
errado- no puede exigírsele al testigo que cumpla con un deber del que no tuvo noticia.
El otro es la citación con tiempo menor a tres días respecto de la fecha de la audiencia prefijada según
las pautas normales del art. 431.
Esta regla no opera si la audiencia debió ser fijada -o adelantada- por motivos de urgencia y no se
pudo respetar el plazo mínimo aludido. En esa hipótesis, la citación tiene que receptar expresamente
las especiales circunstancias alegadas y de ese modo, no podrá el testigo ampararse en la falta de
tiempo mínimo para presentarse ante el juez de la causa.
Art. 434. (Texto según ley 11593, art. 1º) Testigo imposibilitado de comparecer
Si alguno de los testigos se hallase imposibilitado de comparecer al juzgado o tuviere alguna
otra razón atendible a juicio del juez para no hacerlo, será examinado en su casa, ante el
secretario, presentes o no las partes, según las circunstancias.
La enfermedad deberá justificarse en los términos del art. 417, párr. 1º. Si se comprobase que
pudo comparecer, se le impondrá multa de cincuenta pesos ($ 50) a un mil pesos ($ 1000) y se
procederá a fijar audiencia de inmediato, la que deberá realizarse dentro del quinto día,
quedando notificados en ese mismo acto el testigo y las partes que estuvieren presentes.
85
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
debiendo además fijar nueva audiencia para la que quedarán notificados en el acto el testigo y las
partes que hayan estado presentes.
170
“El desistimiento de la prueba testimonial declarado por el juez a quo por no haberse acompañado el
interrogatorio para que declararan los testigos -comparecientes- (arts. 427 y 435, CPCC), resulta procedente
pues comporta la consecuencia legal que edicta el art. 435, CPCC para la alternativa escogida por el proponente
de la prueba en orden a la oportunidad de presentación del interrogatorio”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª,
7/2/2001, “Marín, Enrique Humberto v. Guarrochena, Jorge y otro s/daños y perjuicios”.
86
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87
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Antes de declarar, los testigos prestarán juramento o formularán promesa de decir verdad, a su
elección, y serán informados de las consecuencias penales a que pueden dar lugar las
declaraciones falsas o reticentes.
171
“La ausencia de constancia expresa en el acta de declaración testimonial de que se haya informado al
deponente `de las penalidades del falsario´ como lo dispone el art. 438, CPCC no desplaza ningún elemento del
tipo del art. 275, CPen.”. SCBA, P.47.680, 14/11/1995. “Dada la sistemática legal, la imposición del art. 438 in
fine, CPCC sobre la información respecto `de las consecuencias penales a que pueden dar lugar las
declaraciones falsas o reticentes´ resulta incluida en el concepto de `juramento o promesa de decir verdad´ que
encabeza dicho art. 438. De modo que en tal supuesto la exigencia legal resulta captada mediante la expresión
`prestó juramento en legal forma´ obrante en el acta de la audiencia en cuestión”. SCBA, P.47.680, 14/11/1995.
88
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Lo primero, atento que como dijimos el testigo no es intercambiable.
Debe haber total identidad entre la persona que la parte propuso como testigo -seguramente sobre la
base de sus percepciones personales y directas de alguno de los hechos litigiosos- y quien concurra a
la audiencia en respuesta al formal llamado. Para eso es que la primera de las preguntas busca obtener
información que deberá coincidir perfectamente con los datos del testigo propuesto en su oportunidad
así como con el documento de identidad que habrá de exhibir la persona presente en la audiencia.
De todas maneras, aun cuando esos datos no sean absolutamente coincidentes, la ley permite que
declare esa persona si no existen dudas de que se trata del sujeto propuesto y que ello no perjudica el
derecho de defensa -básicamente a partir de la posibilidad de idóneo control de la prueba- de la
contraparte.
Y lo segundo -juzgamiento de su veracidad y objetividad- porque a los fines de la valoración de este
tipo probatorio con las reglas de la sana crítica, el juez debe contar con elementos que le permitan
convencerse de que el testigo no miente ni distorsiona la realidad en beneficio de uno u otro litigante.
El hecho de que el testigo esté vinculado a alguna de las partes por alguna de las circunstancias allí
consignadas en los incs. 2º a 5º por lo general y salvo que esté expresamente contemplada la
exclusión como en el caso de los menores de catorce años o parientes en línea recta o cónyuge según
los arts. 424 y 425, no invalida el testimonio en forma automática.
El testigo puede ser amigo o enemigo, acreedor, deudor, etc. de alguna de las partes y aún así declarar
con la verdad.
Ello habrá de tenerlo en cuenta el juez al analizar globalmente todas las respuestas de un mismo
testigo, el grupo de testimonios y el resto de la prueba. En esta fajina hermenéutica será útil al
magistrado saber de tales vínculos entre el deponente y una de las partes.
Y también servirá esta información a la parte contraria permitiéndole desplegar en forma previa a esa
valoración, su estrategia impugnaticia en el marco de los alegatos que contempla el art. 480.
La jurisprudencia ha sido prolífica en analizar esta problemática de la valoración de los testimonios de
sujetos vinculados a las partes172.
172
“Los testigos son agentes de la repartición demandada quienes se encuentran comprendidos por las generales
de la ley -art. 439, inc. 5º, CPCC-, y por lo tanto resulta lógico suponer la predisposición a declarar la inocencia
del chofer del micro de su empleadora, razón por la cual para acordarle efecto probatorio decisivo y con poder
convictivo para el sentenciante, sus afirmaciones deberán estar corroboradas por otros medios de prueba, toda
vez que sus declaraciones no constituyen por sí misma plena prueba por cuanto han sido, en alguna medida,
protagonistas del hecho, lo que hace sus dichos sospechados de parcialidad, necesitando otras probanzas que los
fortalezcan -art. 456, CPCC-”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 3/2/2000, “Dávila, Juan Carlos v. Pierini,
Ricardo s/daños y perjuicios”; 12/6/2001, “Ramells, Daniel Antonio v. Transportes Metropolitanos Roca
s/daños y perjuicios”. “La calidad de dependiente o empleado constituye una tacha relativa y no absoluta, que
puede obligar a una valoración más rigurosa pero que en modo alguno apareja la descalificación del testigo”.
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 10/2/1987, “Forte, José Emilio v. Faura, José B. y otro s/daños y
perjuicios”. “Que la testigo sea dependiente de la actora, es decir se encuentre comprendida en los generales de
la ley -art. 439, inc. 5º, CPCC-, no es suficiente para descartarla, aunque su declaración deba ser examinada con
mayor rigor y estrictez, dicha severidad encuentra sustento en la coincidencia con los dichos de otro testigo y
que no han sido impugnados en su idoneidad durante el plazo probatorio, máxime que la parte estuvo presente
en el acto de la audiencia y asistida por su letrado, estando en condiciones de efectuar todas las repreguntas que
estimara convenientes a fin de demostrar en qué medida los testigos no eran sinceros, no obraban
espontáneamente o no conocían por directa percepción de sus sentidos los hechos respecto de los cuales eran
preguntados”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 22/5/1998, “Gallardo, Carolina v. Galván, Ricardo A. s/cobro
ejecutivo”; 20/6/2000, “Velázquez Ayala, Pablo v. Taba, Ricardo s/daños y perjuicios”. “Al referirse el inc. 4º
del art. 439, CPCC a los conceptos `amigo íntimo enemigo´ no debe interpretarse que es necesario que se
configuren exactamente estas situaciones afectivas, ya que en la vida cotidiana, si bien es fácil hablar de
amistades íntimas, no lo es calificar a alguien como nuestro `enemigo´. Lo que interesa a los efectos de valorar
la declaración del testigo es averiguar si existe alguna circunstancia personal que pueda determinarlo a declarar
de una u otra manera, favoreciendo o perjudicando a una de las partes”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª,
26/5/1999, “Cirigliano, Susana v. Mer Plast de César s/cobro de pesos”. “El interés personal que el testigo
pueda tener en los hechos que se tratan de demostrar, afecta la fuerza probatoria de su testimonio, pudiendo
hablarse en este caso de ineptitud subjetiva del testimonio (arts. 439, inc. 3º, y 456, CPCC)”. Cám. Civ. y Com.
2ª La Plata, sala 3ª, 24/8/1989, “Seguros Bernardino Rivadavia Cooperativa Limitada v. Leyria, Mario s/daños y
perjuicios”. “Cabe valorar prudencialmente a tenor del interrogatorio preliminar si el testigo es amigo íntimo o
89
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Junto con el interrogatorio preliminar, otro elemento esencial a tener en cuenta en el control de
objetividad de los testimonios es la “razón de los dichos”, aspecto sobre el que el juez -o quien lo
reemplace legalmente- debe siempre interrogar al deponente tal como lo manda el párr. 2º del art.
443, al cual remitimos.
no (art. 439, inc. 4º, Código Procesal), mas cuando frente a una respuesta positiva, los dichos de esos testigos se
hallan respaldados por otros datos objetivos, cabe asignarles atendibilidad (arts. 163, inc. 6º, 164, 384, Código
Procesal). Es lo que ocurre en el caso de autos, ya que esos testimonios resultan corroborados por el resultado
que verificara la actuación notarial, así como la prueba del perito arquitecto”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala
1ª, 7/4/1992, “Sella, Raúl v. Corbelli, Omar y otro s/daños y perjuicios”.
173
Rectius est: 3º.
174
“El testigo debe limitarse a narrar lo que sintió o percibió con sus sentidos, porque su misión es precisamente
dar testimonio `...acerca de lo que supiere sobre los hechos controvertidos...´ según lo que expresa el art. 440,
CPCC”. SCBA, Ac. 78.526, 19/2/2002, “Caravaca, Cristian v. Plesofsky, Alicia Rosa s/daños y perjuicios”. “La
interpretación de las leyes es función del juez y no del testigo quien debe limitarse a narrar lo que sintió o
percibió con sus sentidos, porque su misión es precisamente dar testimonio `...acerca de lo que supieren sobre
los hechos controvertidos...´, según lo expresa el art. 440, CPCC”. SCBA, Ac. 57.422, 28/12/1995, “Blanco,
Hugo Daniel y otro v. Picciano, Martín O. s/daños y perjuicios”.
175
“A los efectos de descalificar la declaración de un testigo que trata de favorecer indebidamente a una parte,
no interesa que la contraria no le haya repreguntado, pues no se encontraba obligada a proceder de tal modo ya
que el art. 440, CPC le otorga un derecho que podía o no ejercer”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
4/4/1989, “Puebla, Jorge Ramón v. Salvatores, Oscar Ángel s/daños y perjuicios”.
90
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
cumplimiento puede determinar que posteriores impugnaciones a lo manifestado en la audiencia sean
consideradas débilmente fundadas o extemporáneas176.
Existirá entonces una cantidad de preguntas establecidas por las partes que constituirán el eje central
de esta diligencia. El Código manda que se respete la “sustancia” de estos interrogatorios.
Sin embargo, sin descuidar las inquietudes de los litigantes, el juez -o su reemplazante- podrá
interrogar libremente al testigo.
Ello importará conocer previamente los hechos debatidos en el expediente para así dirigir en forma
idónea la audiencia, descartando intervenciones sobre la base de preguntas superfluas o inconducentes
y, por el contrario, profundizar en la indagación de aquellos hechos verdaderamente determinantes de
la relación jurídica alegada.
Obviamente será clave la habilidad del juez para ahondar en la memoria del testigo y captar con la
mayor amplitud posible los detalles fácticos percibidos, sin perjuicio de que en el marco de su
actividad oficiosa pueda luego volver a convocarlo si lo asaltan nuevas dudas frente al cúmulo total
de prueba reunida (art. 450).
Se ha dicho que la inmediación del magistrado en la producción de la prueba de testigos tiene por un
lado el valor de la presencia de quien, en ejercicio de la jurisdicción, puede y debe activar sus
facultades para calar en la difícil búsqueda de la verdad y por otro el de permitir que el magistrado
perciba objetivamente la realidad del testimonio con todos sus matices, personales y de
exteriorización, para detectar si está o no frente a un testigo veraz177.
Esta “libertad” de indagación del juez se corrobora cuando observamos que, en la medida de lo
posible, el magistrado cuenta respecto de la prueba de testigos -al igual que en relación con la
absolución de posiciones- con la facultad de suprimir aquellas preguntas que entiende improcedentes
por no ayudar en la búsqueda de la verdad jurídica objetiva que requiere el caso en análisis y de
alterar su orden o contenido -reformularlas- de oficio y sin que ello pueda ser objeto de impugnación
alguna (arts. 409, párr. 3º y 377).
Del mismo modo, si en el curso de la audiencia se advierte que el testigo ya no tiene nada más que
aportar a la causa, aun cuando queden preguntas pendientes de las partes, se podrá dar por terminada
la diligencia. Razones de economía procesal así lo imponen.
176
“No puede argumentarse respecto de la supuesta sugerencia contenida en las repreguntas o ampliaciones que
se le formularon al testigo, si el que las impugna ante la Alzada se encontraba presente en la respectiva
audiencia, e incluso efectuó repreguntas, sin hacer observación alguna”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
4/4/1991, “Rossi, Ricardo v. Gushiken, Saiki s/daños y perjuicios”. “No puede reprocharse al juez de la primera
instancia no haber interrogado a los testigos, si el letrado de la apelante concurrió a las audiencias respectivas y
limitó su actuación a algunas ampliaciones, mas cuidándose mucho de contribuir a esclarecer la verdad del
hecho debatido”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 4/8/1992, “Duarte de Castañeda, Feliciana v. Benítez,
Estanislao s/daños y perjuicios”.
177
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 16/3/1999, “Hereñu, Jorge Daniel v. Rucci, Francisco Carlos y otros
s/daños y perjuicios”.
178
Rectius est: estén.
91
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Al igual que respecto de las posiciones, existen pautas legales para la redacción de preguntas dirigidas
a un testigo que habrán de ser respetadas por el letrado de la parte que ofrezca este tipo de pruebas y
frente a cuyo incumplimiento el juez podrá rechazarlas tanto de oficio como frente al pedido de otro
de los litigantes realizado oralmente durante la audiencia.
Se busca no sólo que las preguntas sean fácilmente entendibles por quien vaya a responderlas sino
que también sean adecuadas a los hechos en investigación para no dilatar inútilmente la diligencia con
cuestiones inatingentes. Por eso es que deben ser claras y concretas, sólo referidas a un hecho por vez
y no deben hacer alusión a cuestiones técnicas salvo que el testigo tenga especial preparación al
respecto.
En relación con esto último, téngase en cuenta que la formación específica (técnica, científica,
artística, etc.) del testigo no permite reemplazar automáticamente la prueba de peritos. Se trata de
medios probatorios con autonomía: el testigo responde sobre percepciones directas, el perito sobre
razonamientos técnicos sobre la base de una especial formación.
Quedará en manos del juez deslindar las cuestiones y disponer a través de qué medio probatorio habrá
de hacer su aporte al esclarecimiento de los hechos un sujeto que pueda encuadrar en ambas
categorías179.
Contrariamente a lo que se exige en las posiciones, aquí las preguntas no pueden ser confeccionadas
en términos afirmativos.
Deben estar orientadas a que el testigo desarrolle una descripción. Para eso, es importante que sean
amplias, permitiendo al deponente la narración de lo constatado o vivido respecto de cierto evento.
Cuanto mayor detalle aporte el testigo sobre los hechos controvertidos, mayor utilidad brindará el
testimonio. Una pregunta redactada con la forma de una posición limitará al declarante, llevándolo a
la simple afirmación o negación con riesgo de sugerir la respuesta, lo cual también viene vedado por
la letra de este artículo.
Por supuesto, se debe velar por el respeto de la persona del testigo.
De allí que sean impropias las preguntas que estén concebidas en términos ofensivos o vejatorios, esto
es, las que expongan al declarante a dar versiones fácticas que -al mismo tiempo- constituyan relatos
sobre aspectos de su intimidad o que develen circunstancias que lo descalifiquen o humillen.
En todos los casos donde la pregunta formulada no se ajusta a los parámetros enunciados, ya sea de
oficio o a pedido de parte180 el juez -o quien conduzca la audiencia- por el principio de convalidación
que alberga el art. 34, inc. 5º b) deberá solicitar a la parte que la redactó -si se encuentra presente en la
audiencia- que la reformule siguiendo las reglas mencionadas en la medida en que verse sobre temas
conducentes.
Si la pregunta no se dirige a indagar sobre este tipo de hechos o bien la parte no quiere o no puede -
por no estar presente- cambiar su tenor, se procederá a su eliminación mediante resolución no
susceptible de recurso alguno.
179
“Hacer mérito de los conocimientos técnicos de un testigo no resulta objetable sólo si se limita a valorar los
hechos percibidos por el declarante”. SCBA, L. 53.534, 12/4/1994, “Jara, José Enrique v. La Puntual SCS
s/haberes adeudados”.
180
“No es posible quejarse ante la alzada por una presunta infracción a las reglas del art. 441, CPCC, cometida
en el interrogatorio respectivo, si se concurrió a la audiencia y nada se dijo, señaló u observó acerca de la forma
de redacción de las preguntas del referido interrogatorio”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 12/7/1990,
“Coulon, Norberto Oscar v. Snics de López, María s/indemnización por daños y perjuicios”; 4/4/1991, “Rossi,
Ricardo v. Gushiken, Saiki s/daños y perjuicios”.
92
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El testigo podrá rehusarse a contestar las preguntas:
1º) Si la respuesta lo expusiere a enjuiciamiento penal o comprometiera su honor.
2º) Si no pudiere responder sin revelar un secreto profesional, militar, científico, artístico o
industrial.
181
“No existiendo razones que permitan dudar de la veracidad de lo dicho por los testigos, ya que cuando
comunican hechos concretos que han caído bajo el dominio de sus sentidos, dando adecuada razón de ciencia de
sus dichos (art. 443, párr. 2º, CPCC), que resultan coincidentes con las declaraciones, que no parecen
93
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No puede ayudarse con elementos externos (por ejemplo, el auxilio del letrado de la parte que lo
propuso) salvo que por la naturaleza de la interrogación el juez autorice el uso de apuntes o
borradores.
Como en la absolución de posiciones, el testigo que quiera valerse de tales elementos deberá llevarlos
consigo a la audiencia, diligencia que no podrá suspenderse por falta de tal documentación: se
entenderá que el testigo no responde y será pasible de las sanciones respectivas. De la autorización
para su uso y de la respuesta sobre la base de la lectura de notas se dejará constancia en el acta.
A los fines de ponderar la objetividad y veracidad del declarante, la ley impone que se lo interrogue
siempre -pídalo o no la parte que lo ofrece- respecto de la “razón de sus dichos”.
El testigo luego de dar la versión de los hechos que ha constatado en forma directa debe explicar de
qué modo tomó contacto con esa realidad pasada que describe. Esta información es primordial en la
tarea de evaluar la credibilidad del testimonio y -por ende- determinará el peso que tendrá en el
momento en que el juez deba construir la certeza respecto de los hechos en debate.
Respecto de este tópico, se ha dicho en un fallo que el testimonio es ineficaz cuando quien declara no
da suficiente razón de su dicho ya que es deber del testigo explicar cómo, cuándo y porqué conoció
las circunstancias o datos que aporta a efectos de que el juez al momento de valorar las pruebas pueda
determinar el grado de conocimiento, de veracidad con que se condujo, grado de convicción, etc. En
suma, hacer aplicación de las reglas de la sana crítica182.
También, que es menester puntualizar que la razón del dicho se vincula a las circunstancias de
tiempo, modo y lugar en que conoció el hecho sobre el cual depone o, en otras palabras, la
explicación de la forma en que ha adquirido el conocimiento de los hechos sobre los que declara, por
tanto, si de la declaración emana que tal conocimiento lo adquirió por haber presenciado los hechos
ello es suficiente para avalar su testimonio o fundar la credibilidad de sus declaraciones y, por tanto,
no puede exigírsele que dé razón del porqué del empleo de un término que indica un cruce de calle
efectuado en forma inesperada, imprevista o súbita y que aparece claro en consonancia con lo que
señalan las normas de la experiencia universal y para las situaciones en que vulgarmente se lo emplea,
denotando una forma de actuar que ha pasado bajo el dominio de los sentidos del testigo183.
Finalmente en lo que hace a la forma en que deben ser plasmadas las declaraciones de los testigos -y
otros sujetos intervinientes- en el acta de la audiencia, su lectura final, agregados y rectificaciones, se
reitera -remisión mediante- la pauta contenida en el art. 414, respecto de la prueba de confesión, al
cual remitimos.
Art. 444. (Texto según ley 11593, art. 1º) Interrupción de la declaración
Al que interrumpiese al testigo en su declaración podrá imponérsele una multa que no exceda
de quinientos pesos ($ 500). En caso de reincidencia, incurrirá en doble multa sin perjuicio de
las demás sanciones que correspondieren.
desvirtuadas por prueba contraria, no puede prescindirse de tales testimonios so riesgo de establecer una
presunción de mendacidad sin adecuada base de sustentación”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª,
28/5/1998, “M., S. V. v. V., D. A. s/divorcio”.
182
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 8/2/1990, “R., O. M. v. O., J. s/divorcio”. “La razón del dicho exigida
por el art. 443, Código procesal tiene especial gravitación para la apreciación del testimonio, y su existencia o
inexistencia es determinación reservada al tribunal ordinario, salvo arbitrariedad”. SCBA, Ac. 70.623,
21/6/2000, “Lima, Irma Ofelia y Tolosa Chaneton, Horacio J. s/beneficio de litigar sin gastos”.
183
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 8/6/1999, “Pérez, Raúl v. Policía de la Provincia de Buenos Aires
s/daños y perjuicios”.
94
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Así como el juez posee las amplias facultades que le otorga el art. 35, en casos particulares el Código
contempla potestades especiales a los fines de reforzar el poder disciplinario de los magistrados. Se
evidencia de esta manera una mayor preocupación del legislador por proteger el normal
desenvolvimiento de ciertos trámites o actos procesales individuales.
Aquí, esta mayor protección se dirige a conservar el buen orden de la audiencia de testigos.
Se entiende que quien depone debe encontrarse en un ámbito de tranquilidad suficiente para poder
evocar de manera detallada los hechos del pasado sobre los que se lo está interrogando y debe gozar
del tiempo necesario para reflexionar y poder así dar una versión completa de los mismos.
De allí que si alguien atenta contra esa tranquilidad espiritual del testigo interrumpiendo la audiencia,
la ley contempla una multa que no podrá exceder del tope legal (quinientos pesos), la cual se duplica
en casos de reincidencia. Ello sin perjuicio de otras sanciones como podrá ser la exclusión de la
audiencia o si se trata de un letrado, ponerse esta conducta en conocimiento del Colegio respectivo,
etc.
Como siempre en estos casos, será el juez el que tenga que evaluar si la interrupción de la audiencia
es abusiva o incorrecta y por ello su autor es merecedor de la sanción legal o bien se trata del
razonable ejercicio del derecho de defensa de alguna de las partes, en cuyo caso podrá ser admitida
sin perjuicio de las advertencias que respecto de la manera de intervenir en una diligencia oral podrá
hacer el magistrado a los participantes de la misma.
Con relación al destino de esta multa -al no estar expresamente previsto- se aplicará lo que contempla
el art. 35, inc. 3º: será el que fije la Suprema Corte de Justicia.
95
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. CONFRONTE DE VERSIONES
En el proceso se habrán de oír normalmente más de una versión sobre la forma en que ocurrieron los
mismos hechos.
Estas discrepancias aparecen ya en el inicio de la litis: las partes se enfrentan respecto de los hechos
aportados en la demanda y contestación y de allí nace la categoría de “hechos litigiosos” o
“controvertidos” sobre los que recaerá la prueba.
Nacerá así también la duda en el juez respecto de si se dieron o no los presupuestos de las normas que
tiene que aplicar. A partir de allí, la tarea de reconstrucción histórica lo llevará a buscar una apoyatura
objetiva respecto de una u otra versión y así dar la razón -jurídicamente fundada- a una parte o a la
otra.
Hace a la esencia del proceso la exposición de diferentes versiones de los hechos por parte de cada
uno de los litigantes. Podemos encontrar que el planteo de distintas descripciones fácticas se realiza
intencionadamente y en la medida en que no implique una violación a los principios de moralidad y
buena fe procesal, habrán de justificarse en el marco del ejercicio del derecho de defensa de las partes
ya que, en definitiva, se estará a la versión que resulte debidamente acreditada en la causa.
Si ello se admite en los contendientes, se busca que no ocurra en los testigos. Éstos como terceros
respecto de los intereses en pugna en el proceso deberían poder estar en condiciones de referirse al
hecho constatado de una única forma, brindando una sola descripción.
Sin embargo, ello no siempre ocurre.
Dejando de lado la posibilidad de delito (falso testimonio), diferentes versiones por parte de los
testigos de un mismo evento pueden darse por efecto de disímiles percepciones o a raíz de un
debilitamiento de los recuerdos.
Para intentar llegar a una única descripción del suceso en cuestión es que el legislador previó la figura
del careo.
Los testigos que discrepan son colocados “frente a frente” y el juez habrá de indagarlos respecto de
sus contradicciones para que reflexionen sobre sus dichos y puedan corregirlos o ratificarlos.
De allí la importancia de que permanezcan en el recinto de tribunales hasta que finalice la audiencia.
Este confronte también podrá darse entre testigos y partes si el juez lo entiende conveniente.
Se trata de una herramienta muy útil que, utilizada con sagacidad por el juez -o quien lo reemplace
legalmente- a los fines de indagar en la realidad fáctica, permite rápidamente determinar si las
discrepancias son sustanciales o bien producto de una confusión o un error en las previas
declaraciones individuales.
96
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
97
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que todos los testigos deben declarar el mismo día o bien en días consecutivos si el número de
deposiciones impide aquella reunión.
De allí que -en definitiva- se tienda a incluir dentro de la misma audiencia a la mayor cantidad posible
de testimonios. Sin embargo puede darse que por la extensión de los mismos no todos puedan ser
rendidos en la misma jornada.
Más allá de que pueda habilitarse tiempo inhábil en forma tácita (art. 154), la manda en análisis prevé
el caso de que se disponga la suspensión de la diligencia hasta el día que se establezca en el acta,
quedando los comparecientes notificados del aplazamiento sin necesidad de otro trámite.
98
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La relación procesal así construida no debe ser alterada bajo ningún punto de vista por el juez quien
sólo puede oficiosamente buscar más pruebas sobre esos hechos.
Aquí se trata del caso de la convocatoria a testigos no ofrecidos por las partes pero que surgen de
menciones realizadas en los escritos constitutivos. Si el juez considera que los mismos son de
trascendencia y encuentra pertinente escuchar su deposición, de oficio dispondrá su comparecencia
luego de haber recabado los datos filiatorios pertinentes para lo cual podrá convocar a las partes a
audiencia previa.
A los testigos se los anoticiará de la audiencia pertinente de la misma manera que a los testigos
ofrecidos por las partes y la audiencia se regirá por las mismas pautas ya analizadas.
Si bien el Código menciona que esta prueba testimonial oficiosa debe surgir de menciones hechas en
los escritos constitutivos, la interpretación debe ser amplia ya que también puede surgir la existencia
de testigos útiles de la documentación agregada, de la declaración de los testigos ofrecidos por las
partes, de informes, etc.
Y además de convocar nuevos testigos, también podrá volver a interrogar a los que ya declararon a
los fines de que realicen un careo o simplemente brinden aclaraciones respecto de los dichos vertidos
previamente.
Todas estas medidas oficiosas podrán darse tanto dentro del plazo probatorio como una vez concluido
éste, en el marco de las previsiones del art. 482.
Art. 451. Testigos domiciliados fuera del lugar del asiento del juzgado o tribunal
En el escrito de ofrecimiento de prueba, la parte que hubiese presentado testigos que deban
declarar fuera del lugar del asiento del juzgado o tribunal, en razón de su domicilio,
acompañará el interrogatorio e indicará los nombres de las personas autorizadas para el
trámite del exhorto u oficio, quienes deberán ser abogados o procuradores de la matrícula de la
jurisdicción del tribunal requerido, excepto cuando por otras leyes estuvieren autorizadas otras
personas. Los comisionados podrán sustituir la autorización.
No se admitirá la prueba si en el escrito no se cumplieren dichos requisitos.
99
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Obviamente si su domicilio se encuentra en otro departamento judicial, el juez ante el que declarara -
en lo Civil y Comercial o de Paz- dependerá de la localidad donde viva. Para otras provincias e
incluso otros países, las reglas serán las vigentes en cada jurisdicción territorial.
En los casos en que una de las partes ofrezca el testimonio de quien no reside en la localidad donde se
encuentra el tribunal, las cargas al respecto se agudizan.
Deberán acompañar con el escrito de ofrecimiento, el interrogatorio y señalar quién es la persona
(abogado o procurador) autorizada para tramitar este pedido de colaboración al juez requerido que se
instrumentará a través de un oficio o un exhorto, de acuerdo con la ubicación del destinatario de este
acto procesal de comunicación.
La ley pide que el letrado autorizado a diligenciar esta medida sea de la matrícula del lugar donde se
llevará a cabo la diligencia, salvo regulación expresa en contrario. Admite que el comisionado pueda
a su vez autorizar a otro para este trámite.
Estas cargas son importantes, tanto que su incumplimiento -como sentencia el artículo en estudio en
su parte final- genera una causal de inadmisibilidad de la prueba testimonial184.
Ello se justifica primordialmente respecto de la entrega previa del cuestionario ya que eso permitirá su
contralor por la contraria según veremos en el art. 452, respetándose así su derecho de defensa.
184
“No indicándose en tiempo oportuno los nombres de las personas autorizadas para el trámite del oficio o
exhorto librado a efectos de la producción de prueba testimonial referida a testigos domiciliados fuera del lugar
del juzgado, al ofrecerse la prueba en el escrito de demanda -tratándose de un proceso sumario- (art. 320,
Código Procesal) la misma debe denegarse por inadmisible”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 17/3/1992,
“Cuello, Jorge Luis v. Costa, Manuel y otros s/daños y perjuicios”. “Es irrecurrible la resolución que admite
prueba testimonial que no reúne los requisitos del art. 451, CPCC, pues no constituye una excepción al principio
general enunciado en el art. 377, Código cit.”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 26/8/1986, “Pisauri, Luis A.
s/recurso de queja en autos: `Mirán, Celia v. Cala, Julio s/divorcio´”.
100
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Una vez que la parte contraria al que ofreció este especial testimonio agregó sus propias preguntas o
bien se venció el plazo para hacerlo, el juez analizará ambos interrogatorios y en uso de sus facultades
ordenatorias e instructorias eliminará las improcedentes, podrá reformularlas, alterar su orden e
incluso agregar otras preguntas nuevas.
Ello es importante ya que el juez requerido que tenga a su cargo la diligencia, al desconocer los
hechos se limitará a transmitir las preguntas provenientes del juzgado requirente sin perjuicio de las
facultades de los letrados que establece el art. 454, última parte. Una vez más, aquí se sacrifica la
inmediación en pos de la celeridad y economía procesal.
Asimismo, el juez impondrá a la parte que ofrece este testimonio la carga de denunciar en el
expediente -dentro de un plazo fijado al efecto- el juzgado donde quedó radicado el pedido de
colaboración y la audiencia establecida para que declare el testigo bajo apercibimiento de tenerlo por
desistido de la prueba.
También aquí la sanción se justifica en defensa del derecho de la otra parte de tener la oportunidad -
sabiendo dónde y cuándo declarará el testigo- de controlar esa diligencia mediante un letrado
comisionado al efecto.
Se ha dicho que según lo dispone en forma expresa el art. 452, el juez debe fijar el plazo dentro del
cual la parte que ofreció los testigos que deben declarar fuera del lugar del asiento del juzgado debe
informar acerca del órgano judicial en que ha quedado radicado el oficio y de la fecha que éste ha
fijado para la celebración de la audiencia, bajo apercibimiento de tener al proponente de la prueba por
desistido del testigo o testigos ofrecidos. El fundamento de tal solución normativa reside, por un lado,
en la necesidad de asegurar a la otra parte el efectivo control sobre el diligenciamiento de la prueba y,
por otro lado, en la de determinar con precisión el comienzo del plazo previsto por el art. 454 a fin de
que el proponente asuma la carga que le impone el artículo precedente del mismo ordenamiento185.
185
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/2/1998, “Waist, Margarita v. Fernández Arroyo, Milo s/daños y
perjuicios”.
101
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
102
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
provinciales; magistrados de la justicia nacional y provincial y funcionarios judiciales asimilados a
esa calidad; obispos y prelados; procurador del Tesoro y fiscales de Estado; intendentes municipales y
presidentes de concejos municipales; oficiales superiores de las Fuerzas Armadas; embajadores,
ministros plenipotenciarios y cónsules generales; rectores y decanos de universidades nacionales;
presidentes de bancos oficiales, nacionales o provinciales; presidentes, directores o titulares de cargos
equivalentes que importen la representación legal de entidades autárquicas y empresas del Estado,
nacionales o provinciales; jefes y subjefes de la Policía Federal y de las provincias; jefes de
reparticiones de la Administración Pública, nacional, provincial o comunal, que, en atención al buen
servicio de la función que desempeñan no deban, a juicio del juez y según circunstancias del caso,
comparecer personalmente a declarar como testigos”.
Excepción que, sin embargo, no exime del deber de declarar.
Los referidos funcionarios cuando sean convocados como testigos si bien no están obligados a
concurrir a tribunales -donde normalmente se desarrollan las diligencias de este tipo- siguen teniendo
la obligación de responder. En su caso ello se hará por escrito, con expresa manifestación de que se lo
hace bajo juramento o promesa de decir verdad y siguiendo un interrogatorio preestablecido.
Cuando la parte ofrece el testimonio de estos funcionarios acompañará el pliego de preguntas.
Entendemos que deberá seguirse el mismo trámite que respecto de la prueba testimonial a rendirse
ante otro juez (art. 452).
El cuestionario quedará a disposición de la contraria para que agregue sus propias preguntas si lo
considera necesario y luego será el juez el que componga el cuestionario final suprimiendo,
reformulando y hasta agregando preguntas nuevas.
Estos testigos tienen un plazo para contestar las preguntas que se les formule. Será el juez quien
determine este término que, sin embargo, no puede superar los diez días.
186
“La juez quitó valor probatorio a la testifical producida, por cuanto los testigos que deponen `han tenido
conocimiento del hecho por la propia versión dada por el demandado´. Siendo así, no se trata siquiera de
`testigos de oídas´ que puedan generar prueba indiciaria como pretende el apelante, pues para ello es necesario
103
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Este artículo señala genéricamente cuándo y cómo puede hacérselo: durante el plazo de prueba, las
partes alegarán -entendemos que de manera fundada- con el necesario respaldo de constancias
objetivas (“probar”) la falta de idoneidad del testigo, pudiendo -frente a ello- la contraria también
alegar y probar en favor del testigo cuya versión lo beneficia.
El juez será quien arbitre la forma en que estos debates respecto de la validez del testimonio se
llevarán adelante sin entorpecer ni alongar excesivamente los tiempos del proceso.
Frente al ofrecimiento del testigo por una de las partes puede aparecer la reacción impugnativa de la
otra intentando oponerse a que se provea tal prueba. Luego, durante la audiencia, la parte puede
intentar un nuevo cuestionamiento dejándose constancia de ello en el acta. Con posterioridad a la
audiencia también las partes pueden presentar escritos controvirtiendo la idoneidad del testigo. Y
finalmente, puede realizarse un nuevo intento en los alegatos.
Claro que en no todas estas ocasiones estarán en condiciones de ofrecer prueba.
Normalmente será admisible un debate con trámite probatorio respecto de la idoneidad de testigos
cuando la presentación se hace luego de la audiencia y antes de los alegatos del art. 480.
De esta impugnación se conferirá traslado a la contraria para que exponga sus argumentos y también
ofrezca prueba. Podrá dársele el trámite de los incidentes si la cuestión lo justifica. Sin embargo la
resolución del mismo se dará necesariamente en el marco de la sentencia de mérito ya que allí se
ponderará -en definitiva- la idoneidad del testimonio de acuerdo con lo que reza el artículo en análisis.
que ese conocimiento provenga de terceros que hayan sabido por sí del hecho y cuyos dichos, además,
encuentren apoyatura en otros elementos de convicción”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 23/11/1995, “S.
de L., M. A. v. L., M. A. s/divorcio”.
187
SCBA, Ac. 73.150, 21/11/2001, “Caporaletti, Gladys y otro v. Faisal, Rodolfo s/desalojo”; Ac. 81.003,
23/4/2003, “Demucho, Miguel Ángel v. Acuña, Calixto y otro s/desalojo”.
188
“El sistema de apreciación regido por la sana crítica -esquema de persuasión racional- (arts. 384 y 456,
CPC), no le impide al juez fundar su pronunciamiento en un testigo único pues los testigos se `pesan´ y no se
`cuentan´”. SCBA, Ac. 73.750, 7/2/2001, “Zuanetti, Margarita y otro v. Rinaudo, Ariel Antonio y otros s/daños
y perjuicios”. “El sistema de apreciación regido por la sana crítica -esquema de persuasión racional- (arts. 384 y
456, CPC), no le impide al juez fundar su pronunciamiento en un testigo único”. SCBA, Ac. 66.561, 31/3/1998,
“R., M. J. v. T., O. H. s/divorcio vincular contradictorio. Tenencia de hijo”; Ac. 70.266, 22/12/1999, “Oliva,
Oscar Idelfonso v. La Primera de Grand Bourg SA de Transportes, Comercial e Industrial y otro s/daños y
perjuicios”; Ac. 78.288, 19/2/2002, “Vallejo, Roberto Anselmo y otra v. Escuela Centro de Formación
Profesional nro. 53, Escuela Malvinas Argentinas y/o APAND s/daños y perjuicios”.
104
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Así, en torno de la prueba testimonial se ha desechado la idea de que siempre es menester pluralidad
de testigos para conformar convicción válida, porque significa una inaceptable cortapisa a la libre
valoración del juez. Se revaloriza así al testigo único, cuyos dichos, si bien requieren de un análisis
estricto, es idóneo como medio de reconstrucción del hecho histórico en tanto sus afirmaciones
ofrezcan garantías de imparcialidad, seriedad y verosimilitud189.
A los fines de esta tarea axiológica por parte del juez habrá de servir la actividad impugnativa de las
partes respecto de la idoneidad de los testigos y las eventuales pruebas que hayan arrimado para
sostener sus asertos, más allá de que la falta de esta función de control en esta instancia no es
condición sine qua non para la valoración de las declaraciones190.
También será esencial remitirse al interrogatorio preliminar y a la razón de los dichos manifestada en
cada caso.
Libre será, pues, el juzgador en este campo para seleccionar y ponderar prueba, siempre que se
desarrolle dentro de las reglas de la lógica y siguiendo las máximas de experiencia. Todo ese iter a
través del cual llega al razonamiento final debe exponerse en la sentencia como manera de darle
sustento y permitiendo el contralor del acto jurisdiccional por las partes.
Muchas son las pautas que provienen del derecho jurisprudencial respecto de este tópico191.
189
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 19/5/1982, “Lescano, Fabián Simón v. Municipalidad de Gral.
Pueyrredón s/daños y perjuicios”; 13/8/1991, “Magnoni, Néstor y otro v. Girardo, Heriberto Horacio y otro
s/daños y perjuicios” [J 14.21183-1]; 22/11/1994, “Masuh, Rubén Gabriel s/incidente de verificación en autos:
`González, Cándido s/concurso´” [J 14.21183- 2]; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 2/12/1999,
“González, Gustavo Omar v. Osinaga, Héctor José s/daños y perjuicios”.
190
“No puede alegarse que ante la falta de `cuestionamiento´ a la idoneidad de los testigos sus dichos quedan
`consentidos´, pues tal afirmación supone lisa y llanamente la abrogación del art. 456, CPCC”. SCBA, Ac.
40.543, 13/6/1989, “Coscarelli, Mariano v. Transportes Almafuerte y otros s/daños y perjuicios”.
191
“No se puede calificar de absurdo un razonamiento por la mera circunstancia de que el juzgador otorgue
distinta entidad probatoria a las declaraciones de un mismo testigo respecto de distintos puntos sobre los que fue
interrogado”. SCBA, Ac. 47.048, 24/11/1992, “Marini, Ferruccio y otra v. Escobar, Ramón A. y otra s/daños y
perjuicios”; Ac. 62.779, 6/8/1996, “Longueira, Juana Asunción v. Arin, Juan José s/disolución sociedad de
hecho” [J 14.34489-1]. “En momento de analizar la prueba testimonial, debe partirse de la presunción de
veracidad con que se conduce el testigo, es decir que él no se engaña ni ha querido engañar al juez”. Cám. Civ.
y Com. La Plata, sala especial, 22/10/2002, “R., G. A. s/recurso de ley 9671 - Colegio de Médicos de la
Provincia de Buenos Aires”. “La diversidad de versiones narradas por los testigos que declararon a instancias de
partes diversas, sólo podría tener por efecto, la absoluta neutralización de sus dichos. Ello debe suceder, de
conformidad con las reglas de la sana crítica, toda vez que se detecten relatos contrapuestos sobre la
materialidad sustancial de los hechos que describen. Todo esto, mientras no resulte posible extraer de las demás
constancias del proceso, datos objetivos que permitan acordar mayor verosimilitud a unos que a otros relatos”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 22/11/2001, “Capelletti, Rubén José y otro v. Leones, Miguel Ángel y
otro s/daños y perjuicios”. “Quien ofrece un medio probatorio al órgano jurisdiccional lo hace en el
convencimiento cabal de que el mismo constituirá un elemento de peso que ha de persuadir al magistrado acerca
de la veracidad de la postura que esgrime y desde luego, en el caso de tratarse de un testigo, porque se lo
considera con pleno, directo y objetivo conocimiento del desarrollo de los hechos sobre los cuales se lo ha de
interrogar, importando un verdadero contrasentido, una contradicción inaceptable de quienes lo ofrecieran como
tal, la pretensión de no audir su declaración por resultar adversa a los intereses de su parte”. Cám. Civ. y Com.
2ª La Plata, sala 1ª, 11/12/2001, “Robustelli, Francisco v. Di Lorenzo s/acción simulación”.
105
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Será admisible la prueba pericial cuando la apreciación de los hechos controvertidos requiriere
conocimientos especiales en alguna ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada.
1. CUESTIONES TÉCNICAS
La prueba pericial será indispensable cuando en el proceso existan aspectos discutidos para cuya
dilucidación se requieran conocimientos específicos sobre “ciencia, arte, industria o actividad técnica
especializada”.
Las partes y el juez contarán en su bagaje cultural con conocimientos comunes generales. Dentro de
esa categoría podemos incluir los hechos notorios y también -respecto del juez- las máximas de
experiencia.
Los testigos y las partes aportarán -por lo general- datos sobre cómo ocurrieron ciertos hechos
respecto de cuya comprensión no se requiere ningún saber técnico especial.
Sin embargo, no siempre ello alcanza para resolver un conflicto intersubjetivo192.
Con más razón en nuestros días donde se observa una creciente complejización de las relaciones
sociales -sumado al avance de la tecnología- que invade todos los aspectos de la vida, incluso los más
cotidianos y domésticos.
La incapacidad sobreviniente de la víctima de un ilícito193, el daño estético194, la identificación de
voces195 son algunos de los muchos casos donde se torna indispensable recurrir a esta forma
probatoria para que el juez se ilustre respecto de aspectos que escapan al saber de un lego en las
diferentes ramas de la ciencia o técnica.
En este sentido, poco importa que el magistrado sea -al mismo tiempo- un especialista en el tema
sobre el que se habrá de requerir pericia.
La especial versación del juez en este terreno no desplaza la necesidad de que el experto produzca su
dictamen ya que las partes deben poder estar en condición de controlar la producción de esa prueba en
virtud del derecho de defensa que les asiste196, cosa que no podrían realizar si el saber técnico parte
del juez que -por esencia- debe mantener su independencia en relación a las partes.
192
“La prueba pericial es un medio de excelencia para determinados casos integrando los conocimientos del
juez a través de explicaciones técnicas. Ciertas apreciaciones que efectúa el experto caben presumirlas
sustentadas precisamente en el conocimiento que emana de la circunstancia de detentar un título universitario
habilitante de rigor científico con incumbencia en el tópico”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 11/5/1993,
“Fratta, Teresa Esther v. Ferrari, Ernesto s/daños y perjuicios”; 9/8/1994, “Figueiras, Gabriela S. v. Álvarez de
Czernichow, María s/daños y perjuicios” [J 14.25855-1]; 28/11/2000, “Guardans, Nilda v. Blanco, Justo s/daños
y perjuicios”; 2/10/2001, “Morales, Rubén v. Provincia Seguros s/cobro”; 7/3/2002, “Arribillaga Hnos. SCC v.
Fisco de la Provincia de Buenos Aires s/expropiación inversa”.
193
“La prueba pericial médica es la fundamental para formar convicción sobre la incapacidad de la víctima,
cuestión fáctica eminentemente científica, que, además, no puede ser acreditada a través de declaraciones de
testigos, insusceptibles de abastecer los aspectos que hacen a la incumbencia inherente a la ciencia de la
medicina”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 26/9/2002, “Maldonado, Norberto Horacio v. Ahumada, Oscar
s/daños y perjuicios”. “La prueba pericial de médico traumatólogo, es la fundamental a los fines de formar la
convicción sobre la incapacidad física de la víctima, cuestión fáctica eminentemente científica, que no puede ser
acreditada a través de la absolución de posiciones o las declaraciones de testigos (arts. 384 y 457, Código
Procesal). Obviamente cabe atenerse a la atendibilidad que se extrae de una pericia médica, resultando
totalmente secundarias para verificar lo atingente a la incapacidad física, lo que pudiera surgir de la confesión
del apelante, o de las frágiles declaraciones de terceros, las cuales son insusceptibles de abastecer los aspectos
que hacen a la incumbencia inherentes a la ciencia de la medicina”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
2/3/1995, “Magnicaballi, Gaspar v. Vanlide, Alberto s/daños y perjuicios”.
194
“La prueba del daño estético requiere, en principio, la pertinente pericia médica que evidencie la naturaleza
de la afectación que ha sufrido el cuerpo, su extensión, su posibilidad de cicatrización, la viabilidad de una
operación reparadora”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 8/10/1998, “Santander, Elizabeth v. Sucesores de
Castaña s/daños y perjuicios”.
195
“Se encuentra aceptado que la voz humana configura una característica individualizadora de cada persona, y
ello debe producir los efectos jurídicos pertinentes, posibilitando la identificación a través de las pericias
científicas de análisis de la voz”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 9/8/2001, “Rome, Ángela v. Chijlis,
Marcela Diana s/cobro de pesos”.
196
“Testigo es aquella persona que conoce los hechos acerca de los cuales se le interroga, por haber caído éstos
bajo la apreciación de sus sentidos, no requiriéndose para ejercer este rol en el proceso más que esa única
106
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha sostenido en la jurisprudencia que se recurre al auxilio de los peritos para suministrar
conocimientos técnicos que, aplicados a las circunstancias de hecho sometidas al juzgador, sirvan
para esclarecer la verdad. El carácter profesional o el oficio del experto brindará el respaldo suficiente
a sus conclusiones no resultando necesario que el perito agregue prueba documental para demostrar la
justeza de sus asertos, ello sin perjuicio de que sus conclusiones deban estar debidamente fundadas197.
condición, mientras que perito es aquella persona, profesional habilitado a tal efecto, cuya función en el proceso
es la de asesorar al juez cuando la apreciación de los hechos controvertidos requiere conocimientos especiales
en alguna ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada. Para la producción de la prueba pericial debe
seguirse un trámite especialmente fijado por los arts. 457 a 476 y 492 y que tiende a asegurar por un lado, la
facultad del juez de ser asesorado por quien reúna las mejores condiciones -y a tal garantía apunta la obligación
de los peritos de inscribirse en las listas controladas por las cámaras departamentales- y por otro a asegurar a las
partes y al juez la imparcialidad del dictamen pericial, y a tal garantía apuntan las normas referentes al sorteo, a
la forma de practicarse la pericia, a las impugnaciones, etc.”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 14/7/1998,
“Salvador, Jorge v. Sanatorio Panamericano s/daños y perjuicios”.
197
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 22/2/2000, “Lago, Horacio Raúl v. De Franci, Orlando José y otros
s/daños y perjuicios”.
107
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Tal como reza la norma, el juez sólo declarará esta prueba admisible si en el juicio los hechos
controvertidos y conducentes son de una complejidad tal que requieren para su interpretación de
conocimientos especiales en alguna ciencia, arte, industria o actividad técnica especializada.
Nuestra Corte ha dicho, por ejemplo, que si los puntos de pericia propuestos por el incidentista al
ofrecer la prueba pericial contable que la parte demandada observó, guardan relación con la
pretensión indemnizatoria sometida a decisión y resultan útiles para brindar al tribunal elementos de
convicción a los fines de su adecuada y justa resolución corresponde desestimar la oposición
planteada, sin perjuicio de la valoración que al sentenciar merezca el dictamen del experto198.
Por otro lado, se ha sostenido que la pericia producida en la causa penal no puede ser tenida en cuenta
porque no ha podido ser controlada por la parte actora, como tampoco se ha cumplido con los
recaudos impuestos por los arts. 457 y ss., Código Procesal199.
198
SCBA, B.57.469B, 5/9/2001, “Tettamanti s/demanda contencioso administrativa”.
199
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 9/10/1990, “Flores de Sessa Alix, Elvira v. Polichella, Edgardo
Osvaldo s/daños y perjuicios”.
200
SCBA, Ac. 52.168, 17/2/1998, “Aramburu, Néstor Hilario v. Bosnich de Berardi, Catalina y/o demás
herederos s/daños y perjuicios”.
108
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que analice los hechos desde el prisma técnico y señale cuáles son las cuestiones a dilucidar y -más
importante aún- cuáles son las preguntas claves a realizar al perito que designe el juez con el objeto
de llegar más rápidamente a la verdad.
2. BILATERALIZACIÓN
En el marco del juicio ordinario, del ofrecimiento de prueba pericial se contempla un traslado a la
contraria. Esta bilateralización tiene lugar en el proceso sumario con la contestación de la demanda.
Para el primero de los supuestos (traslado autónomo en el juicio ordinario) el plazo será el genérico de
cinco días (art. 150) y correrá a partir de la notificación automática del auto que la dispone.
En los demás casos, será el término que se determine para la contestación de demanda.
Durante ese lapso, la parte contraria podrá oponerse a la prueba pericial ofrecida, lo cual tendrá
eventualmente incidencia en la condena en costas201, tal como veremos en la nota al art. 476. Con ese
objetivo podrá alegar, por ejemplo, que la misma no es pertinente para la averiguación de los hechos
en disputa.
O bien, de no oponer reparos respecto de la prueba ofrecida, podrá oponerlos en relación a los puntos
de pericia. En esta caso criticará los que introdujo la contraria y podrá, asimismo, incluir propios.
Cumplido este paso, el juez si encuentra admisible la prueba fijará una audiencia a la que convocará a
una las partes.
201
“En caso de que una de las partes se oponga a la producción de prueba pericial, el magistrado apreciará, en la
oportunidad del dictado de la sentencia de mérito, si dicha prueba era necesaria para la solución de la litis,
siendo prematuro cualquier pronunciamiento anterior que determine a quién corresponde cargar con los gastos
causídicos de su producción”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 20/2/2003, “Pafundi, Mario y otras v.
Jewkes, Jorge s/incidente de desindexación”.
109
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La diligencia aquí regulada reviste una gran importancia a los efectos de la determinación de la forma
y alcance de la prueba pericial que habrá de realizarse en un expediente correspondiente al proceso de
conocimiento plenario202.
Mediante el despacho judicial a que se alude en el artículo anterior quedó admitida la prueba pericial
y también la especialidad -o especialidades- sobre la que se llevará a cabo. Es decir que aquí no puede
ya volverse sobre tal punto. Recuérdese que las decisiones respecto de la admisibilidad de las pruebas
resultan irrecurribles (art. 377).
En esta audiencia, entonces, se avanzará en el tema determinándose quién realizará la o las pericias,
cuáles serán los puntos sobre los cuales deberán expedirse los peritos designados y en qué plazo
tendrán que hacerlo.
Se busca que sean las partes quienes se pongan de acuerdo sobre estas cuestiones, previéndose
supletoriamente la intervención del juez en los casos de falta de coincidencia.
Por supuesto, esta diligencia presupone que de la prueba pericial habrán de participar ambas partes ya
que si en el traslado aludido la contraria se opone a la misma manifestando que no tiene interés
alguno en la medida, inútil será la fijación de audiencia cuando el juez sabe de antemano que la
misma habrá de fracasar.
Allí entendemos que deberá proceder de oficio a designar el perito -o los peritos- y establecer los
puntos de pericia así como a fijar el plazo para la realización de la misma.
202
“En un proceso sumario ha sido bien decretada la caducidad de instancia si la falta de cumplimiento del
plazo se la sostiene en que se encontraba pendiente la audiencia prevista en los arts. 458 y 459, CPCC que no
resulta aplicable en este tipo de proceso”. SCBA, Ac. 52.168, 17/2/1998, “Aramburu, Néstor Hilario v. Bosnich
de Berardi, Catalina y/o demás herederos s/daños y perjuicios”.
110
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
jueces, por el director general de la Asesoría Pericial o por los jefes de las asesorías departamentales
según corresponda” (art. 2º).
La acordada 1962/1981 regula aspectos particulares del desarrollo de esta prueba por parte de peritos
oficiales. Allí se plasman requisitos especiales respecto de copias de escritos a ser presentados (art.
1º), del oficio y de la documentación que habrá de enviarse para lograr esta prueba (art. 2º), sorteo del
perito y comunicación para su recusación (art. 3º), particularidades referidas a pericias médicas (arts.
4º a 7º) y elevación del informe una vez concluido el estudio (art. 8º).
Adviértase que no se contempla en este régimen la figura de la aceptación del cargo, lo cual es
razonable ya que aquí el perito por ser un integrante del Poder Judicial tiene la realización de las
tareas encomendadas como parte de sus deberes funcionales.
Respecto de estos profesionales que integran los cuadros de la Dirección de Asesoría Pericial de la
Suprema Corte de Justicia -cuya objetividad y capacidad se presumen-, se ha dicho que su dictamen
prevalece, en asuntos técnicos, sobre cualquier otra opinión (aun profesional) salvo supuestos de
incongruencia manifiesta, falta de fundamentación suficiente o evidente absurdo. La creación de
dicha Dirección ha tenido por principal objeto el dotar al órgano jurisdiccional -en aquellos aspectos
litigiosos que exijan conocimientos científicos o técnicos que el magistrado no está obligado a poseer-
de la seguridad de una opinión especializada, objetiva y altamente capacitada, que le evite el
entorpecimiento y desconcierto que suponen la posible existencia de dictámenes encontrados así
como el recurso dudoso a seguir sumando a la causa las opiniones de nuevos expertos y -por último-
que lo aleje de la posibilidad de todo intríngulis. Por ello prevalece sobre toda otra opinión referente
aportada al proceso. De ahí la gran responsabilidad que cabe a los profesionales que integran dicho
organismo y también lo lamentable y frustrante que resulta la imposibilidad frecuente en que se
encuentran de poder brindar permanentemente su aporte a este fuero civil y comercial, conforme
invocadas razones de gran cantidad de trabajo. Y es también por lo expuesto, que dicha prevalencia
sólo puede caer frente a la incongruencia, el dislate o la insuficiencia de razones203.
El art. 3º, acordada 1870/1979 indica que los jueces sólo podrán designar peritos de la lista de
profesionales auxiliares de la justicia en los siguientes supuestos: “a) Cuando la Dirección General de
Asesoría Pericial o las asesorías departamentales carezcan de perito en la especialidad de la materia
sobre la que deberá versar la pericia. b) Cuando existiendo peritos de la especialidad, los mismos
resultaren insuficientes para absorver el cúmulo de pericias que hubiera”.
En tales casos, el magistrado se encuentra habilitado para recurrir a la lista regulada por el acuerdo
2728/1996. Aquí la designación se realiza enviando el juez de la causa al organismo de contralor
(designado por la Suprema Corte de Justicia en cada caso) una planilla de solicitud de sorteo de perito
de la especialidad que resulta del listado que se encuentra confeccionado al efecto (art. 27). Ese
organismo realizará el sorteo público mediante un sistema informático que asegure transparencia y
distribución equitativa de las pericias requeridas (art. 29) y el resultado será comunicado al juez (art.
33).
El perito de esta lista debe aceptar el encargo y luego de ello no puede renunciar sin ser sancionado
(arts. 34 y 36). Convocado por cédula, deberá aceptar el cargo de acuerdo con las reglas y dentro del
plazo del Código Procesal Civil y Comercial pudiendo dejar nota en el libro de asistencia si concurre
y el expediente no se encuentra a su disposición (art. 35). Téngase en cuenta que estos profesionales -
a diferencia de los “peritos oficiales”- no son integrantes del Poder Judicial de la provincia.
203
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/12/1996, “Fernández Barón, Daniel Germán v. Fernández, Élida
Susana y otro s/indemnización por daños y perjuicios”.
111
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. COSTO DE LAS PERICIAS: ANTICIPO DE GASTOS
Es frecuente que la tarea de los peritos genere gastos que van más allá de los honorarios por su labor
profesional. La necesidad de traslados para realizar sus estudios, cotejos, entrevistas, etc., la compra
de insumos, la contratación de equipamiento especial, el alquiler de herramientas o laboratorios donde
procesar muestras, etc. son todas actividades que deben ser solventadas en forma previa a la
presentación del informe y no pueden estar a cargo del perito sino que deben ser soportadas por
aquellos que motivaron su intervención.
De allí que los expertos luego de haber aceptado el cargo tienen un breve lapso para analizar el tipo de
tareas que se les encarga y determinar si deben realizar ineludiblemente estas erogaciones tempranas
para ir avanzando en los estudios periciales a su cargo.
Si entienden que ello es así, dentro del tercer día de su aceptación del cargo habrán de requerir por
escrito en el cuaderno de prueba de la parte que la haya ofrecido un anticipo o adelanto de gastos
indicando el monto solicitado y explicando sucintamente el destino de los fondos.
La figura en análisis también opera respecto de la intervención de peritos oficiales, tal como lo señala
el art. 14, acordada 1870/1979 sin embargo no tendrá la carga de satisfacer este requerimiento quien
actúe con beneficio de litigar sin gastos.
Se ha dicho que el “anticipo para gastos” tiene por objeto cubrir los presuntos costos de las diligencias
que le puede irrogar al perito el desempeño de la misión encomendada mientras que los honorarios
tienden a retribuir las tareas cumplidas por el perito en el proceso, de conformidad con el estatuto
profesional respectivo, en función del monto del juicio y en correlación con los honorarios de los
letrados intervinientes en la causa. No cabe duda de que esos anticipos no equivalen a una regulación,
ya que poseen una finalidad bien distinta a los estipendios profesionales y, por su naturaleza, aquéllos
no pueden ser incluidos o imputados a los honorarios que en definitiva le corresponda al perito por los
trabajos realizados en autos. De tal modo, deviene improcedente la pretensión de la actora que intenta
compensar el monto de los honorarios regulados al perito designado en autos con la suma fijada como
“anticipo de gastos”204.
3. POSIBILIDAD DE IMPUGNACIÓN
204
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 15/10/1998, “Siemmens v. Edine s/cobro ejecutivo”.
205
“El anticipo de gastos al perito por la parte actora, sin que se haya respetado el trámite previsto por el art.
461, Código Procesal, no permite incluirlo como gasto a cargo de los accionados vencidos, toda vez que si bien
es optativo para los peritos pedir o no adelante, es el juzgado y no el experto ni el interesado en la pericia quien
debe fijar el monto correspondiente”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 29/11/1990, “Anizán de Gabrieli,
Alicia B. y otros v. Huerta, Juan Carlos y otro s/daños y perjuicios”.
113
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si bien limitada, existe la posibilidad de impugnar el decisorio del juez que dispone que se deposite el
adelanto de gastos que pide el perito mediante recurso de reposición206: se trata de una resolución
asimilable a una providencia simple a pesar de que se dicta a pedido no de una parte sino del perito
que reviste la condición de auxiliar de la justicia.
Esta medida constituye una excepción a la regla de la irrecurribilidad vigente en todo el período
probatorio207 (art. 377).
206
“De conformidad a lo dispuesto por el art. 461, Código Procesal -aplicable en el proceso ejecutivo por la
remisión dispuesta por los arts. 547 y 495 del mismo ordenamiento legal- la resolución que se dictase respecto
de la fijación de gastos para la pericia a realizarse sólo es susceptible de recurso de reposición”. Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 13/4/1993, “Viskovic, Antonio Domingo v. Castillo, Félix Armando s/cobro
ejecutivo”.
207
“Conforme a lo dispuesto por el art. 377, CPCC, las resoluciones del juez de primera instancia sobre
producción, denegación y sustanciación de las pruebas son -por principio- irrecurribles; tal limitación recursiva
alcanza a las resoluciones que, como la atacada, desestiman el pedido de trasladar la carga del anticipo de gastos
(art. 461, CPCC), a la parte que no ofreció la respectiva prueba pericial”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª,
28/11/1996, “SGP v. SAD s/reconocimiento de filiación”.
114
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La ley regula la forma en que habrá de determinarse cuándo un sujeto posee esa idoneidad que lo
habilita a actuar como perito en una causa. Se distinguen dos situaciones: el caso donde la profesión
se encuentre reglamentada y cuando no lo esté.
En el primer supuesto, se requerirá el correspondiente título habilitante que provendrá de una entidad
educativa del tipo y nivel que determine aquella reglamentación. En el segundo caso, el Código
permite que se designe para desarrollar las tareas periciales a “cualquier persona entendida”. Esta
cualidad queda a la libre ponderación del juez siendo su decisión al respecto irrecurrible, aunque
podrá ser objeto de cuestionamiento a través de la vía de la recusación tal como lo pautan los arts. 463
y 464 a cuyas notas remitimos.
Cabe destacar que esta última solución se aplica también en los casos donde requiriéndose un perito
en una especialidad que se encuentra reglamentada, no es posible encontrar una persona con esas
condiciones formales en el “lugar del proceso”.
Actualmente, son muy pocas las especialidades a las que puede recurrirse en el proceso que no se
encuentren reglamentadas o que carezcan de una carrera o curso formativo específico que brinden una
formal certificación de conocimientos208.
Por otra parte, dado que normalmente el juez acudirá para las designaciones de peritos tanto al cuerpo
de la Asesoría Pericial de la Suprema Corte como a la nómina de profesionales auxiliares de la
justicia (ver nota al art. 459) los regímenes aplicables en ambos ámbitos exigen que todos los expertos
allí incluidos cuenten con título habilitante en las diversas actividades contempladas, por lo que existe
un control previo de esta idoneidad.
Y con el actual desarrollo del transporte y los medios de comunicación, difícilmente pueda
argumentarse imposibilidad de contar con un especialista calificado en los departamentos judiciales
de la provincia de Buenos Aires.
Por todo ello, creemos que hoy la posibilidad de designación como perito de un simple “entendido”
queda reservada a muy pocos y excepcionales supuestos.
La condición de “idóneo” será -como veremos- un elemento a tener en cuenta por las partes a los
fines de la recusación del perito.
Se ha dicho que los peritos deben efectuar por sí mismos las respectivas tareas periciales, sin
delegarlas en terceros, salvo que por la naturaleza de las mismas sea necesario la realización de
estudios complementarios (radiografías, análisis químicos, etc.) y fuere imprescindible la intervención
de especialistas, en cuyo caso, deben informar al juez acerca de tales circunstancias para que éste, con
el debido contralor de las partes, disponga las medidas que correspondan. No resulta ocioso recordar
que los “peritos” que deben actuar en los procesos judiciales tienen que inscribirse previamente en las
listas correspondientes de acuerdo con el Reglamento establecido en la acordada 2728/1996 de la
Suprema Corte de Justicia, cumpliendo los pertinentes requisitos de admisión sin perjuicio del
supuesto que expresamente contempla el art. 462209.
208
“Ciertas apreciaciones de un perito deben presumirse sustentadas precisamente en el conocimiento que
emana de la circunstancia de detentar un título universitario de rigor científico que lo habilita en la especialidad
requerida”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 28/5/1992, “De Maio, Ciriaco v. Sgro, José Luis y otros
s/acción de reducción, etc.”; 28/5/1992, “De Maio, Ciriaco v. De Maio, Ángela y otros s/colación, rescisión de
partición por donación y reducción” [J 14.25631-1]. “La prueba pericial es un medio de excelencia para
determinados casos integrando los conocimientos del juez a través de explicaciones técnicas y ciertas
apreciaciones que efectúa el experto caben presumirlas sustentadas precisamente en el conocimiento que emana
de la circunstancia de detentar un título universitario habilitante de rigor científico con incumbencia en el
tópico”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 11/5/1993, “Fratta, Teresa Esther v. Ferrari, Ernesto s/daños y
perjuicios”; 9/8/1994, “Figueiras, Gabriela S. v. Álvarez de Czernichow, María s/daños y perjuicios” [J
14.25855-1]; 28/11/2000, “Guardans, Nilda v. Blanco, Justo s/daños y perjuicios”; 2/10/2001, “Morales, Rubén
v. Provincia de seguros s/cobro”; 7/3/2002, “Arribillaga Hnos. SCC v. Fisco de la Provincia de Buenos Aires
s/expropiación inversa”.
209
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 28/11/2000, “Rusconi, María Cristina v. Microómnibus Quilmes SACIF
s/daños y perjuicios”.
115
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. OPORTUNIDAD DE LA RECUSACIÓN
El perito debe ser imparcial y conducirse con la verdad. De hecho, su comportamiento en juicio está
alcanzado por la figura penal del falso testimonio tal como se lo analizara en la nota al art. 447 a la
que remitimos.
Para asegurar esta objetividad en la tarea del experto, las partes cuentan aquí también con la figura de
la recusación210. El Código diferencia dos casos: el de los peritos nombrados de oficio por el juez y el
de los peritos nombrados por el juez a elección de las partes.
La distinción tiene obvios fundamentos.
Si el perito es elegido por el juez de oficio, las partes tendrán conocimiento de su identidad recién en
el acto de la designación por lo que la impugnación a su respecto sólo puede hacerse a partir de ese
momento. Se fija el plazo de cinco días para manifestar las circunstancias citadas en el art. 464, los
que corren desde la notificación del nombramiento que se hará ministerio legis.
Por el contrario, si se da la situación -extremadamente excepcional- de que el perito designado lo haya
sido a propuesta de las partes, como se supone que los contendientes conocen a quien postulan para
desarrollar las tareas periciales, no podrán aducir como causal de impugnación circunstancias
anteriores a la designación y sólo podrán recusarlo por motivos que sobrevengan a la misma o que
sean conocidas con posterioridad.
Los planteos se harán por escrito, fundados en las razones legales que se verán a continuación.
210
“Debe partirse del presupuesto de que el perito se conduce con veracidad y neutralidad respecto de los
intereses puestos en juego por los justiciables, no tratando de engañar al juez del que es su auxiliar en cuestiones
específicas que en el caso, requieren el mencionado conocimiento científico adecuado. De otra forma, si es que
una parte entiende que existe arbitrariedad manifiesta en el actuar del perito puede plantear oportuna recusación
debidamente fundada (arts. 463, 464, CPCC) la que en el supuesto hipotético de resultar exitosa pudiera haber
generado la concreción de otra pericia, así como si hubiese impugnado con argumentos certeros demostrativos
de que el auxiliar mencionado se condujo con arbitrariedad manifiesta”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª,
21/12/2000, “Berlín, Guillermo v. Tobra SRL s/daños y perjuicios”.
116
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La genéricas son las que contempla el art. 17 para los jueces211 y secretarios en la medida en que
resulten compatibles con el tipo de profesión seleccionada. Es obvio que la causa contenida en el inc.
6º de ese artículo no será operativa respecto de un perito.
Las específicas son aquellas que se vinculan concretamente con la figura del perito.
Se trata de la falta de la idoneidad para el desempeño del cargo, requisito al que hace alusión el art.
462.
Ello opera ya sea en los casos donde estando la profesión reglamentada, el designado carezca del
título habilitante o bien, si la materia no está reglamentada, la persona en cuestión carece de las
aptitudes que lo hacen “entendido” en la materia.
Las causales serán introducidas en las oportunidades contempladas en el art. 463, por escrito,
fundadas y eventualmente acompañadas del ofrecimiento de prueba que avale las afirmaciones que se
realizan.
211
“Dispuesta la intervención del perito oficial, el mismo es recusable (arts. 463 y 464, CPC) en cuanto ya ha
emitido opinión o dictamen sobre los hechos juzgados en el marco de la anterior causa penal. Es recalcable al
respecto que habiendo la parte ofrecido la producción ex novo de la pericia, lo cual fue receptuado
favorablemente, tiene derecho a que la diligencia se concrete por quién no tenga ya comprometida su opinión
respecto del asunto sobre el que ha de versar tal peritación, sin que fuere suficiente a tal fin la posibilidad de
pedir aclaraciones o la realización de otra pericia por persona distinta, previsiones legales que apuntan a otras
distintas situaciones procesales”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 13/8/1992, “Rivas, Teresa Isabel v. Sefiagro
SA y otro s/daños y perjuicios”.
117
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Tal decisorio podrá ser analizado por la alzada ante la eventualidad de una apelación concedida
libremente (art. 255) a los fines de ponderar el criterio del juzgador respecto de la imparcialidad del
testigo o su idoneidad técnica.
118
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Entre estas últimas se encuentran las de cumplir debidamente y en tiempo con la misión encomendada
por el magistrado respecto de la investigación de los hechos. Si ello no se da, el mismo Código prevé
las sanciones que tendrán normalmente carácter pecuniario a menos que la conducta de este auxiliar
de la justicia se vea encuadrada en las previsiones de los arts. 275 o 276, CPen., en cuyo caso habrá
penalidades de otro tenor (prisión e inhabilitación).
De allí la trascendencia de la aceptación del cargo por parte del perito designado.
A éste se le notificará de su designación por medio de cédula. Ello es razonable, desde que se trata de
una citación “de persona extraña al proceso” (art. 135, inc. 10).
Desde el diligenciamiento de la cédula el perito tiene tres días para presentarse en el tribunal que lo
convoca aceptando el cargo por escrito ante el secretario. Si el convocado carece de título habilitante
en la especialidad de que se trate, en ese momento deberá también realizar un juramento o promesa de
ejercer fielmente el cargo conferido.
La ausencia a esta convocatoria o la falta de aceptación motivará que el juez lo reemplace
oficiosamente y sin traslado a las partes. Tal actitud no acarrea -salvo en los casos que analizaremos a
continuación- sanción alguna al perito convocado.
119
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La remoción la puede disponer el juez ya sea a requerimiento de parte o de oficio, debiendo al mismo
tiempo designar otro experto que se haga cargo del estudio pendiente.
La condena al pago de gastos y perjuicios sólo podrá ser establecida a pedido de la parte damnificada
y procederá luego de una determinación de los mismos a través de un procedimiento incidental o -
eventualmente frente a la entidad del caso- un juicio sumario -por aplicación analógica del art. 208,
párr. 2º-.
En todos estos casos, el perito no tendrá derecho a remuneración alguna.
Si el juez estima que los mentados incumplimientos se deben a causas razonablemente atendibles, se
entiende que no aplicará los correctivos legales y arbitrará los medios para que la pericia sea realizada
correctamente en el plazo más breve posible.
Estas reglas juegan también cuando se trata de tres peritos donde la diligencia de los profesionales se
pondera de modo individual. Si uno de ellos incumple, esa sola circunstancia no justifica la inacción
de los demás quienes deben realizar la tarea en la medida en que sea posible la actividad pericial con
sólo dos expertos.
Nuestra Corte ha señalado que la designación de un nuevo perito debe ser cumplida de oficio por el
órgano jurisdiccional por lo que su omisión no puede ser imputada a la parte ya que la facultad que
tiene ésta de instar esa designación no puede imponérsele como carga212.
212
SCBA, Ac. 41.269, 3/10/1989, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Giacometti, Fabián Alfredo y Q. R.
P. s/daños y perjuicios”; Ac. 45.193, 13/8/1991, “Alfonso, Cornelio v. Llanderrozos, Miguel Ángel s/daños y
perjuicios” [J 14.10455-1].
120
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Consideramos que las partes podrán aquí concurrir también con un especialista particular, idóneo en
las cuestiones que en tales diligencias de neto corte técnico se tratan, a los fines de que sugiera las
preguntas a realizar o las inquietudes que las actividades desplegadas por los peritos despierten,
canalizándose a través de la parte y su letrado quienes por lo general carecen de conocimientos
suficientes para ponderar por sí mismos lo que hace el o los peritos intervinientes.
La ley indica que esta posibilidad de contralor tiene límite temporal: las partes deberán retirarse
cuando los peritos comiencen a deliberar como paso inmediatamente anterior a la confección del
informe.
121
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. PRUEBA COMPLEMENTARIA
El Código contempla aquí una serie de medidas que pueden disponer los jueces a pedido de partes o
de oficio para, en definitiva, llegar a la verdad jurídica objetiva: obtención de registros gráficos y
sonoros de cosas o sucesos, pericias y reconstrucción de hechos.
Entendemos que se trata de una manda sobreabundante frente a las reglas legales ya establecidas de la
amplitud de medios probatorios (art. 376), del ofrecimiento de los mismos por las partes (art. 365) y
de las facultades instructorias del juez (art. 36, inc. 2º).
Como peculiaridad, adviértase que se prevé la posibilidad de que testigos o peritos (o ambos)
concurran a una reconstrucción de hechos para una mayor ilustración del juez sobre la ocurrencia de
los acontecimientos cuestionados.
1. DICTAMEN PERICIAL
Se trata del documento que se agrega al expediente donde constan las descripciones de las
operaciones realizadas por los peritos, los fundamentos técnicos y las conclusiones a las que arriban
respecto de los puntos de pericia planteados por el juez de oficio o a propuesta de las partes.
Los expertos deberán ser claros y exhaustivos en la descripción que hagan, utilizando en lo posible un
lenguaje que permita a un lego en el campo específico -como normalmente son el juez y las partes-
comprender el sentido de los asertos allí contenidos213.
Ello no puede implicar la resignación del rigor científico que debe presidir la actuación de los peritos.
El dictamen escrito es la forma habitual a través de la que se documenta la intervención de los
expertos en un proceso escriturario como el nuestro, sin perjuicio de que la misma información se
brinde en audiencia (art. 470).
El escrito que contenga ese dictamen se acompañará con tantas copias como partes haya en el proceso
ya que ello facilitará el ejercicio del derecho de defensa de los litigantes al poder analizar
detenidamente los términos del informe.
Para el caso de que sean tres los autores del informe, si hay uniformidad de criterio firmarán todos el
dictamen único. Si no, se dejará a salvo el criterio disidente en la misma pieza.
Así, se ha dicho que la importancia de dar acabado cumplimiento, por parte del experto, a la exigencia
impuesta por el art. 472 del ritual en relación a su fundamento reside en la necesidad de garantizar
tanto a las partes la posibilidad de rebatir el dictamen como al órgano jurisdiccional la de comprender
sus conclusiones y ponderar su razonabilidad para adoptarlo o decidir su exclusión. Si el perito se
limita a emitir su concepto sin explicar las razones basadas en su ciencia que lo condujeron a las
213
“La norma del art. 472, CPC le impone al perito el dar explicación detallada de las operaciones técnicas
realizadas y de los principios científicos en que funda su opinión. La total ausencia de tales extremos hacen
incurrir al experto en incumplimiento de la norma aludida y provocan la insuficiencia del informe”. Cám. Civ. y
Com. Lomas de Zamora, sala 1ª, 9/2/1988, “Rossi, Juan José v. Bodei, Carlos Alberto s/daños y perjuicios”.
122
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
conclusiones del caso concreto, el dictamen carece de eficacia probatoria y el juez al apreciarlo puede
negarse a su adopción si no lo encuentra convincente214.
1. PEDIDO DE EXPLICACIONES
214
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 3/8/2000, “Albicoro, Graciela Blanca y otro v. Lapeire, Héctor Omar y
otro s/daños y perjuicios”. “La importancia de dar acabado cumplimiento, por parte del experto, a la exigencia
impuesta por el art. 472 del ritual, en relación a su fundamento, reside en la necesidad de garantizar, tanto a las
partes la posibilidad de rebatir el dictamen, como al órgano jurisdiccional la de comprender sus conclusiones, y
ponderar su razonabilidad para adoptarlo o decidir su exclusión (art. 474, cit.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 2ª, 21/3/2000, “Ramos, Elba Fabiana v. Provincia de Buenos Aires s/daños y perjuicios”. “El mínimo de
fundamentación que exige el art. 472, CPCC no puede lograrse con la sola observación de las fotografías
obrantes y su análisis, pues por más que la especialización y los conocimientos que se ha de suponer posee el
perito tienen que haber alimentado tal análisis y sus conclusiones, ellos no pueden quedar in pectore del experto,
sin posibilidad de que las partes y el juez conozcan los fundamentos de su dictaminar, permitiendo a los
primeros contradecir o discutir aquellas conclusiones y al segundo apreciar la valía del dictamen para aceptarlo
o rechazarlo -total o parcialmente- al tiempo de abrevar en él para forjar su convicción”. Cám. Civ. y Com. 1ª
La Plata, sala 3ª, 4/8/1993, “Arasati de Higa v. Alfaro, Raúl s/daños y perjuicios”; 4/8/1993, “Correia de
Torello, E. y otros v. Alfaro, Raúl A. y otro s/daños y perjuicios” [J 14.29689-1]; 4/8/1994, “Angelelli, Luis
Víctor v. Guagnano, A. y otro s/daños y perjuicios” [J 14.29689-2]. “Carece de toda eficacia probatoria un
pretendido dictamen pericial (en verdad una nuda opinión), desde que su hacedor se limita a `poner´ un precio
sobre una hoja de papel, sin dar la más mínima razón o explicación de cómo y por qué estima al mismo como
valor locativo. Ni la más mínima referencia a los valores en plaza para unidades similares, ni opiniones o
precios que manejan otras inmobiliarias de la zona o surjan de protocolos notariales o de publicaciones
periodísticas y que pudieran haber ilustrado su conclusión, ni -mucho menos- rastros, siquiera, de una simple
operación técnica por él realizada a partir de valores de la tierra en la zona y del metro cuadrado de una
construcción de calidad similar a la que se ordenó tasar. Tal dictamen viola el art. 472, CPCC y debe darse por
perdido al perito el derecho a cobrar honorarios”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 30/5/1995, “Pizzolo,
Luis Humberto v. Conti, Daniel y otro s/cobro de pesos - alquileres”. “Si en la pericia el experto se refiere a `las
tablas publicadas por la Asociación de Talleres de Reparación de Automotores y Afines de Rosario´ las debe
adjuntar para acreditar su publicación. En caso contrario no se presentaría el dictamen según lo dispuesto por el
art. 472, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 5/10/1989, “Defeis, Jorge v. Raffo Rosiello, Heber
s/daños y perjuicios”. “Un dictamen pericial no tiene fuerza vinculante para el magistrado, y su seguimiento o
apartamiento no depende de la actitud del justiciable de observancia o impugnación o falta de ella, sino del
grado de convicción que tal elemento de prueba produzca en el ánimo del juzgador en sustento de la aplicación
de las reglas de la lógica y experiencia (sana crítica, art. 384, CPCC) y del adecuado procedimiento para la
realización o producción de tal medio”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 7/12/1989, “Vitaller, Arley
Rolando y otro v. Álvarez, Mabel Alicia y otros s/daños y perjuicios”; 23/11/1993, “Cinquetti, Walter Héctor v.
Álvarez, Jorge Oscar s/daños y perjuicios” [J 14.25058-1].
123
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El derecho de defensa en juicio se manifiesta en la etapa probatoria con la posibilidad de que las
partes puedan aportar las probanzas con las que pretenden sustentar sus asertos y de que puedan
controlar la forma en que se produce la prueba dentro del proceso.
En este artículo se contempla la vía para hacer efectivo ese contralor respecto del dictamen pericial,
elemento esencial respecto de esta prueba, mediante la figura del oportuno pedido de explicaciones215.
Figura a la que no sólo pueden recurrir las partes sino también el juez, no ya en pos de la vigencia del
derecho de defensa sino animado por otro principio procesal cada día más trascendente a partir de la
creciente publicización del litigio judicial: la búsqueda de la verdad jurídica objetiva.
Cuando el dictamen que presentan los expertos es incompleto, confuso, poco fundado, etc., ello
generará consecuencias negativas en ambos aspectos: las partes encontrarán que faltan respuestas o
que las conclusiones que les son desfavorables no están sostenidas con la robustez que deberían y el
juez no podrá construir certezas sobre la base de esa información.
Ello será advertido por los litigantes de la lectura de la copia de ese informe que les será remitido
junto con la notificación.
Recordemos que es obligación del perito acompañar tantas copias como partes haya en el proceso
(art. 472) y que la presentación de ese dictamen se notifica mediante cédula, reiterando este artículo
sobreabundantemente la previsión del art. 135, inc. 8º.
Claro que existen límites en esta tarea. Se ha dicho en la jurisprudencia que el art. 473 del digesto
adjetivo únicamente permite pedir explicaciones al experto para que aclare aspectos oscuros,
complemente o supla alguna omisión. Pero si lo que se quiere es impugnar o formular observaciones
al dictamen, la etapa procesal pertinente es el momento de alegar en los juicios ordinarios o el de
expresar agravios en los procesos sumarios216. Por otro lado, en atención a que el pedido de
explicaciones a los dictámenes periciales efectuado por las partes debe tener por objeto salvar alguna
omisión o aclarar una contestación que no se considere suficientemente explícita con relación a los
puntos de pericia formulados oportunamente no siendo dable a las mismas introducir -por esta vía-
extemporáneamente prueba instrumental y no configurando el caso de autos ninguno de los supuestos
previstos por el art. 38, Código Procesal Contencioso Administrativo, corresponde practicar el
desglose de la documentación acompañada al formular las explicaciones a los peritos217.
Una vez más, en esta fase será de trascendente utilidad para los litigantes recurrir a la apoyatura
técnica de un experto particular para que asista a la parte y su letrado en la tarea de ponderar los
alcances del dictamen técnico atento la especificidad de la información allí contenida y así poder
advertir errores, insuficiencias u omisiones, presupuesto ineludible para el planteo idóneo del pedido
de explicaciones.
Las partes tienen cinco días para efectuar este análisis (art. 150) y dentro de ese plazo deberán
presentar al juez el pedido de explicaciones correspondiente. Será por escrito y señalando dónde
radica -a juicio del litigante- el error, la omisión o cuál es la cuestión a ampliar.
El juez también puede disponer de oficio esta medida.
215
“La discrepancia o cuestionamiento a los dictámenes periciales deben realizarse tempestivamente en la
instancia ordinaria, mediante los mecanismos previstos en el ordenamiento procesal como son el pedido de
explicaciones, observaciones y fundamentalmente, las impugnaciones a las conclusiones vertidas por el
experto”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 27/8/2002, “Correa, Alicia v. Parise, Alfredo s/incidente
liquidación de sociedad”. “El art. 473, Código Procesal confiere a las partes la posibilidad de requerir
explicaciones al experto, brindando con ello una clara y concreta oportunidad para manifestar las eventuales
discrepancias que pudiesen tenerse con el dictamen. Pues bien, si a la misma se la deja pasar, ya no será posible
que se planteen estas cuestiones en la expresión de agravios, por un lado, porque precluyó la etapa a que alude
el referido art. 473, Código Procesal, a lo que habría adunar que tampoco ya podría ser oído el perito y, por otro,
porque tales cuestiones debieron ser sometidas a la consideración del magistrado originario, no pudiendo
irrumpir ex novo ante este tribunal”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/8/2002, “Luchessi de Vázquez,
Oneida v. Katzman, Alfredo y otro s/daños y perjuicios”.
216
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 14/11/1996, “Monzón, Eleuterio v. Empresa Línea de Transporte y
otro s/daños y perjuicios”; 1/4/1997, “Semprini, Martín v. Luciano, Marcelo Alberto s/indemnización - daños y
perjuicios” [J 14.43691-1].
217
SCBA, B. 52.067, 9/11/1993, “Maragua SA v. Provincia de Buenos Aires (PE) s/demanda contencioso
administrativa”.
124
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ya sea a pedido de parte u oficiosamente, si el juez entiende que el informe pericial debe ser objeto de
explicaciones o ampliaciones, así lo dispondrá218 ordenando al perito que las brinde. Para ello podrá
remitirse tanto a la presentación de la parte -donde el perito deberá ir en busca de los puntos a aclarar
o completar- o bien determinará él mismo los ítem a clarificar, fundar mejor o contestar.
Y también la forma: por escrito estableciendo plazo o en audiencia, la que fijará en ese acto.
De todo ello se notificará por cédula al perito y ministerio legis a las partes.
2. DEBER DE BRINDAR EXPLICACIONES
El perito que fuera requerido por el juez para brindar las explicaciones del caso tiene el deber de
evacuarlas en debido tiempo y forma.
Deberá dar satisfactoria respuesta a la requisitoria siguiendo los lineamientos sentados en la
resolución que la ordena: ya sea sobre la base del pedido de la o las partes o bien a tenor de lo que
disponga específicamente el juez.
Ello en cuanto a la materia de las explicaciones.
En lo que hace al aspecto formal deberá presentar su respuesta por escrito en el plazo que se le haya
estipulado o bien, oralmente en la audiencia fijada al efecto. En el primer caso, se tratará de un nuevo
informe “ampliatorio” -si vuelve a tratar los puntos originalmente abordados- o “complementario” -si
agrega temas nuevos o puntos omitidos-.
Regirán respecto de la presentación por escrito las mismas formalidades que para la presentación del
primer dictamen y que regula el art. 472. También se presentará con copias para las partes, así éstas
vuelven a tener ocasión de controlar este nuevo informe del perito.
Sin perjuicio del derecho que tienen las partes de solicitar explicaciones al perito, una vez que se
ejerció la misma -se ha dicho- el principio de preclusión excluye que se pueda continuar desplegando
el pedido de sucesivas explicaciones. Con la respuesta que suministró el experto, se estará en
condiciones de evaluar, en la ocasión de pronunciar la sentencia de mérito, cuál es la atendibilidad de
la experticia pues si las explicaciones son insuficientes o inatendibles, basta con que la parte
interesada exteriorice esa situación a los fines de que el magistrado al dictar la sentencia valore la
crítica formulada a la labor pericial219.
Tanto si se incumple injustificadamente con la obligación de presentar el informe en tiempo y forma
como si no concurre a la audiencia establecida a los fines de presentar las explicaciones requeridas, el
perito será sancionado con la pérdida de sus honorarios en forma total o parcial.
El juez deberá determinar cuál ha sido el perjuicio que acarreó la demora o el incumplimiento
respecto de este segundo informe para así graduar la privación de los emolumentos del experto.
Se sostuvo que ante la contestación fuera de término del perito de las explicaciones que le fueron
solicitadas, lo que corresponde es la pérdida del derecho de cobrar honorarios, en forma total o parcial
o en el peor de los casos la designación de otro experto para que practique otra pericia o se
perfeccione o amplíe la anterior pero nunca que se las tengan por no evacuadas220.
Finalmente, se contempla la posibilidad de que el juez -cuando lo crea conveniente- disponga la
realización de una nueva pericia o que se complete o amplíe la anteriormente realizada, ya sea por los
mismos profesionales o por otros que designará de oficio221.
218
“La facultad que tiene el juez de ordenar, sea de oficio o a petición de cualquiera de las partes, que los peritos
den explicaciones (art. 473, CPC) no significa que se encuentre obligado a hacerlo de oficio `presumiendo´ la
disconformidad de las partes pues en ese caso, la misma normativa dispone el traslado, para que ellas `en esa
oportunidad y no otra´ interroguen al perito y puedan impugnar aquello que crean que no es correcto”. SCBA,
Ac. 47.998, 8/6/1993, “Vodanovich, Héctor Silvio Antonio v. Khourian, Carlos s/indemnización daños y
perjuicios”; Ac. 78.160, “Tomás Hermanos y Cía. SA v. Fuentes, Julio C. y otra s/escrituración”.
219
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 3/5/1999, “Farinelli, Alfredo v. Leruga, Juan s/cobro de honorarios”.
220
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 15/7/1999, “Mazo, Carlos v. Microómnibus Quilmes s/daños y
perjuicios”; 2/10/2001, “Fernández, Julio v. Bargo, Horacio s/daños y perjuicios - beneficio de litigar sin
gastos”.
221
“El art. 473, CPCC otorga facultades al juez que no constituyen un derecho de las partes. El magistrado es
quien ha de valorar si dispone una nueva pericia”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 23/4/2002, “Primomo,
Bruno v. Boschiero, Rafael s/cobro ejecutivo de dinero”. “Existiendo puntos de discordancia entre pericia
llevada a cabo por perito médico que actuó en proceso penal y quienes lo hicieron en estos autos -daños y
perjuicios- y también discrepancias en torno de criterios médico anestesiológicos planteadas a través de
125
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La medida importa una ratificación -sobreabundante a nuestro criterio- de los poderes instructorios de
la judicatura ya analizados (arts. 36, inc. 2º, y 471, entre otros).
bibliografías que se ha acompañado pero que el tribunal no está en condiciones de evaluar sin el apoyo
científico de los expertos indicados, es apropiado que, en uso de las atribuciones instructorias que concede la ley
adjetiva, disponga la realización de nueva pericia”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 1/12/1998, “Cucit de
Merse, Regina Adriana v. Clínica San Pedro SA s/daños y perjuicios”. “Corresponde acordar preferencia al
dictamen pericial realizado en el pleito civil puesto que éste ha sido realizado de acuerdo con los puntos de
pericia propuestos por ambas partes, y del mismo se corrió traslado, brindando el experto las explicaciones que
le fueran solicitadas (arts. 458, 473 y 473, CPCB) ya que los aquí condenados no han tenido intervención en el
proceso penal, y más allá de que la necropsia pueda favorecer la posición jurídica por ellos asumida, como no
han podido controlarla no puede tener primacía sobre la realizada en este pleito; por otra parte ambos informes
tienen distintas finalidades, puesto que diferentes son las responsabilidades que se estudian en uno y otro fuero,
por lo que el informe realizado en este fuero, resulta ser más específico al debate planteado en el pleito civil”.
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 15/7/1997, “Villalba, Lorenzo v. Aguirre Vila, Máximo y otros s/daños y
perjuicios”.
222
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 25/11/1993, “Carmelino, Osvaldo v. Ayestarán, Álvaro y otro s/daños y
perjuicios”; 30/3/2000, “Tabares, Carlos y otro v. Clínica Centro S. A. y otros s/daños y perjuicios”.
126
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El juez tendrá en cuenta en primer término la competencia de los peritos. Se trata de la idoneidad de
estos profesionales. Este aspecto ha sido ya objeto de contralor mediante el trámite de la recusación
(arts. 463 y 464), sin embargo, aun contando con título habilitante el juez podrá indagar acerca de la
particular capacidad, especialización o trayectoria académica del profesional actuante para fundar su
criterio.
Otro parámetro -sólo válido para el trabajo pericial de tres expertos- será la uniformidad de criterios.
Como es obvio, tendrá mucho más peso un dictamen suscripto por unanimidad que otro donde existan
opiniones divergentes.
También, los principios científicos en que se funden. El recurrir a obras especializadas, el citar
trabajos o informes de organismos competentes, la elaboración de hipótesis y conclusiones de forma
ordenada y lógica serán aspectos a tener especialmente en cuenta por el magistrado al momento de
dar valor probatorio al dictamen. Es fundamental, pues, la forma en que se llevan a cabo los pasos
previos al informe y también cómo se los analiza científicamente y se expone todo este proceso por
escrito en el dictamen final223.
Y finalmente, las reglas de la sana crítica y la concordancia con otros elementos probatorios reunidos.
Ello nos da la pauta de que en definitiva son las reglas básicas del art. 384 las que habrán de gobernar
-aquí también- la hermenéutica judicial.
Lógica y máximas de experiencia a partir del análisis global de todas las pruebas reunidas será la
fórmula a aplicar siempre, aun cuando dentro de este cúmulo existan dictámenes especializados que -
en abstracto- puedan ser entendidos como verdad irrefutable224.
El magistrado es el que ejerce la jurisdicción con imperio sobre la base de la convicción que en su
espíritu se conforma a partir de toda la actividad procesal desarrollada en un juicio determinado y no
simplemente recurriendo de manera mecánica a un dictamen pericial. Si bien lo normal es que el juez
no se aparte de la conclusión de los expertos, ello es así por el convencimiento que nace de aquel
estudio global del plexo probatorio donde la pericia está enclavada. No son pocos los casos donde
existen apartamientos de esos dictámenes, debiendo en tales supuestos el juez exhibir las razones que
lo llevan a discrepar con el perito225.
223
“Carece de valor probatorio suficiente el dictamen pericial que no se funda en motivaciones científicas
concretas ni contradice suficientemente los análisis efectuados por las oficinas técnicas de la comuna
demandada”. SCBA, B49.103, 5/7/1988, “STS Electromecánica SCA v. Municipalidad de La Plata s/demanda
contencioso administrativa”.
224
“Las máximas de experiencia específicas -sean de ciencia o de técnica- el juez las conocerá, lo más
lógicamente, a través de la prueba pericial, pero de ello no se sigue, desde luego, que todo peritaje deba merecer
una obediencia ciega y erigirse en factor incondicional de solución del litigio en el cual se ha originado y
producido, pues el hecho de que su autor posea conocimientos especiales en alguna ciencia, arte, industria o
actividad técnica especializada (art. 457, CPCC) no releva al juez de estimar su fuerza probatoria, teniendo en
consideración -así lo impone el art. 474, CPCC - la competencia de los peritos, la uniformidad o disconformidad
de sus opiniones, los principios científicos en que se funden, la concordancia de su aplicación con las reglas de
la sana crítica y demás pruebas y elementos de convicción que la causa ofrezca”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata,
sala 1ª, 2/11/2000, “Gavarotto, Hortensia v. Galli, Alberto Cristóbal y otros s/daños y perjuicios”. “Por vía de
principio, los dichos de un testigo no pueden prevalecer sobre un dictamen pericial debidamente fundado,
motivo por el cual la opinión del testigo, que corresponden a un profano, no puede enervar el juicio técnico de
un perito, que se ha expedido en una materia propia de su incumbencia profesional y que se halla respaldado por
sus fundamentos científicos”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/6/2001, “Dedomenici, Fernando v.
Gallaman, Felipe Luis y otros s/daños y perjuicios”. “Por mucho que concurran sobradas razones para que un
perito pueda emitir un dictamen y suficientes sean los criterios científicos que avalen a las mismas y aniden en
su mente, si el técnico se limita a dar su conclusión sin explicar clara, detallada y coherentemente el proceso
lógico que le permitiera llegar a ella, su dictamen no valdrá, carecerá de fuerza convictiva, pues no es él el que
pueda dictar la sentencia, ni puede el juez limitarse a ser un mero `Sacristán de amén´, haciendo suyos asertos
dogmáticamente expuestos por quien fuera llamado para ilustrar su conocimiento”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 30/8/2001, “Monzón, María Cristina v. Correa, Eduardo Fabián s/indemnización - daños y
perjuicios”.
225
“El apartamiento del juez frente al dictamen pericial no es más que otra alternativa legal autorizada por el art.
474, CPCC, pero la obligatoriedad de brindar razones suficientes para evitar que el apartamiento represente el
ejercicio de su sola voluntad, constituye para el juzgador el límite a su ejercicio de ponderación de la prueba”.
SCBA, Ac. 57.268, 8/7/1997, “Gudiño, Omar Alcides y otro v. Ligotti, Omar y otro s/daños y perjuicios”. “Las
conclusiones periciales no obligan al sentenciante (art. 474, CPC) máxime cuando se refieren a circunstancias o
127
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. INFORMES DE INSTITUCIONES
El Código autoriza al juez a requerir informes a instituciones de carácter científico o técnico
especializadas en la materia sobre la que versa el litigio respecto de los puntos allí controvertidos.
Ya sea por ofrecimiento de las partes o por iniciativa oficiosa, el magistrado que considere pertinente
contar con el análisis y conclusiones de una entidad prestigiosa o reconocida en el campo del
conocimiento vinculado a los temas en debate puede requerir este informe que, a diferencia de la
prueba del mismo nombre, no se dirige a solicitar que se transmitan o vuelquen los datos o la
información que obra en sus archivos o registros sino que se estudie una cuestión controvertida para
que, sobre la base de la especial formación de los profesionales que integran ese ente y a tenor de las
reglas del arte, ciencia o técnica aplicables, emitan una opinión fundada sobre el tópico que ilustre al
juez de la causa226.
El pedido se hace -en líneas generales- como lo pauta el art. 459, inc. 2º requiriéndose el informe por
oficio. La respuesta se hace por escrito. El magistrado arbitrará los medios para que esta prueba se
realice de la forma más ágil posible.
Normalmente se recurre a universidades, academias, colegios profesionales, consultoras
especializadas, etc.
Estas entidades pueden ser tanto nacionales como extranjeras, esto último si la cuestión lo justifica a
criterio del juez.
La ley contempla también la posibilidad de que sean tanto públicas como privadas.
hechos cuyo acaecimiento surgiría del cálculo de probabilidades efectuado dentro del contexto de la mecánica
del evento pero que no fuera luego corroborado por prueba alguna aportada por quien estaba obligado a ello”.
SCBA, Ac. 49.735, 26/10/1993, “Gómez, José Ramón v. Pappalardo, Francisco s/daños y perjuicios”. “Así
como la aceptación de las conclusiones no supone la declinación de sus facultades, el apartamiento del juez
frente al dictamen pericial no es más que otra alternativa legal autorizada por el art. 474, CPCC; y del mismo
modo, así como el dictamen pericial no es imperativo ni obligatorio, pues ello convertiría al perito -auxiliar del
juez- en autoridad decisoria dentro del proceso, la obligatoriedad de dar razones suficientes para evitar que el
apartamiento represente el ejercicio de su sola voluntad, constituye para el juzgador el límite a su ejercicio de
ponderación de la prueba”. SCBA, Ac. 53.849, 16/11/1993, “Nelson Roca de Eiras, Edelmira y otra v. Halón,
Narciso Sergio y otros s/daños y perjuicios”; Ac. 54.702, 29/8/1995, “Bucich, Nora y otro s/incidente de
redargución de falsedad” [J 14.34995-1]; Ac. 68.468, 26/10/1999, “López Montero, Daniel y otro v. Sanatorio
Panamericano SA y otro s/daños y perjuicios”; Ac. 71.624, 15/3/2000, “Anriquez, Zacarías y otros v. Corral,
Héctor y otros s/daños y perjuicios”.
226
“El juez de la causa puede disponer aun oficiosamente el informe de rigor científico y técnico que esté a
cargo de un especialista reconocido en la materia, por solicitud en tal sentido a entidades públicas o privadas
que tengan ese carácter, para que mediante `dictamen pericial´ quien en definitiva resulte designado a tal fin, se
expida en sustento de operaciones o conocimientos de alta especialización que públicamente se le ha
reconocido”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 5/11/1991, “Altamirano, Santos v. Peralta, Pablo s/daños y
perjuicios”.
128
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La única diferencia se establece respecto de los honorarios por las tareas a realizar: a pedido de las
privadas, el juez podrá fijar una suma en tal concepto. A contrario sensu, podríamos entender que las
entidades públicas no pueden exigir suma alguna por ese trabajo. Ello tendrá que ser establecido en
cada caso y quedará en la prudencia del juez su resolución de forma tal que no afecte la debida y
célere evacuación del informe solicitado.
Se ha expresado alguna vez que los jueces no han de transformar su estrado “en Sorbona médica” y
deben “evitar el ridículo de arbitrar entre Hipócrates y Galeno”. Aparte de la temeridad que
conllevaría una actitud semejante por la carencia formativa, desbordaría la función que como juez les
concierne. No pueden incursionar en tal terreno, porque para abastecer científicamente la materia del
juicio, para ilustrar idóneamente y esclarecer dudas, están los peritos e informes de academias,
universidades, entidades especializadas o cualquier otro ente apto a tal fin227.
227
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 24/3/1994, “Romang Ciuza, Ramona v. Graziosi, Luis Enrique y otro
s/daños y perjuicios”; 26/6/1996, “Santacreu, Mirta Blanca v. Echaniz, Diego s/daños y perjuicios” [J 14.7038-
1].
129
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En este caso y también cuando -según entendemos- la pericia es común, su costo se incluirá dentro de
los generales del proceso y seguirá la suerte de todos ellos a tenor de las pautas genéricas de
imposición de costas (arts. 68 y sus concordantes).
En suma, sólo correrá con los gastos de la pericia la parte que la ofreció -sin importar su condición
final de vencedor o vencido- si la contraparte se opuso a la misma y el dictamen constituyó una
prueba prescindible228.
En todos los demás supuestos, el costo de la pericia seguirá la suerte del resto de los costos del
proceso. Ello es razonable: si la prueba aun rechazada por uno de los contendientes sirvió para fundar
la sentencia que da solución a una controversia de la que es parte, eso la torna útil al proceso y por
ello, común.
Téngase en cuenta que el juez debe expedirse en forma expresa en la sentencia respecto de la utilidad
de esta prueba para la resolución del caso, tal como lo manda el último tramo del artículo en análisis,
cuando ha mediado oposición de una de las partes a su respecto229. No bastará con que el dictamen
haya sido citado entre los elementos que dan basamento a la solución a que se arriba en el decisorio.
Es más: entendemos que las partes podrán requerir que se cumpla con esta manda a través de una
aclaratoria.
En cuanto a la naturaleza de las obligaciones que nacen de la imposición de costas, se ha dicho que
son concurrentes y no conjuntas ni solidarias las obligaciones de pagar los honorarios del perito que
tienen como deudores al que solicitó la pericia (art. 1627, CCiv.), a la otra parte en los supuestos del
art. 476, CPCC y al condenado en costas230.
Por otro lado, se ha sostenido que cuando el solicitante de la prueba pericial goza del beneficio
provisional del art. 83, Código Procesal y la parte contraria no ha requerido la producción de esa
prueba corresponde que el profesional sorteado afronte los gastos necesarios para la realización del
dictamen ya que ello constituye un riesgo propio de la inscripción en las listas de designaciones de
oficio. Sin embargo, el perito podrá pedir su reembolso al que actuó con beneficio, si mejorare de
fortuna o fuere vencedor en el pleito con los límites establecidos por el art. 84 del citado cuerpo legal
y al litigante contrario, cuando fuere condenado en costas -salvo que se dé el supuesto del art. 476 - o
hubiese resultado vencedor en el pleito con apoyo del dictamen pericial231.
228
“El derecho de los peritos para exigir el pago de los honorarios y gastos es independiente de la forma en que
se hayan impuesto las costas del proceso, pudiendo reclamarlos de cualquiera de los litigantes. Sólo está vedado
ello en el supuesto prescripto por el art. 476 del ritual en la medida en que la contraparte manifieste no tener
interés en la pericia y siempre y cuando la misma no hubiere sido necesaria para la solución del pleito. Ello se
fundamenta en el carácter de tercero del perito en el proceso, ajeno a los derechos de las partes, en cuanto se
desempeña como un auxiliar de la justicia”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 29/3/2001, “Garrido, Norberto H.
v. Julia, Antonio A. y otros s/cobro de pesos - indemnización”.
229
“En caso de que una de las partes se oponga a la producción de prueba pericial, el magistrado apreciará, en la
oportunidad del dictado de la sentencia de mérito, si dicha prueba era necesaria para la solución de la litis,
siendo prematuro cualquier pronunciamiento anterior que determine a quién corresponde cargar con los gastos
causídicos de su producción”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 20/2/2003, “Pafundi, Mario y otras v.
Jewkes, Jorge s/incidente de desindexación”.
230
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 5/12/2000, “Lavié, Horacio v. Juárez, María s/ejecutivo”. “Son
concurrentes y no conjuntas ni solidarias las obligaciones de pagar los honorarios del perito que tienen como
deudores al que solicitó la pericia -art. 1627, CCiv.-, a la otra parte en los supuestos del art. 476, CPCC y al
condenado en costas”. SCBA, L. 58.822, 17/2/1998, “Efler, Daniel O. v. Juan D. López y otro s/cobro de
pesos”.
231
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 13/2/2001, “Demaestri, Oscar Rubén v. Cooperativa Telefónica
Carlos Tejedor s/cobro de pesos”.
130
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
topes mínimos inclusive, a las regulaciones que se practicaren en favor de los restantes profesionales
intervinientes”.
Luego se indica que al momento de contestar el traslado del “párr. 2º del art. 459 “, la parte contraria
a la que ofreció la prueba pericial podrá impugnar su procedencia o manifestar que no tiene interés en
la pericia y que se abstendrá de participar en ella.
En el primer caso, si no obstante habérsela declarado procedente de la sentencia surge que no fue de
utilidad para sustentar la decisión, los gastos de peritos y consultores técnicos serán a cargo del
proponente.
En el segundo caso, estos gastos serán siempre a cargo de quien solicitó la prueba “excepto cuando
para resolver a su favor se hiciere mérito” de la pericia.
1. RECONOCIMIENTO JUDICIAL
Para ciertas circunstancias puede ser útil en la búsqueda de la verdad jurídica objetiva el contacto
directo del juez con los lugares o las cosas involucradas en el litigio.
Esta medida persigue la percepción directa del magistrado a través de todos sus sentidos de estos
datos de la realidad. De allí que resulte inadecuada -por limitada- la designación tradicional de esta
medida, conocida como “inspección ocular” ya que al igual que el testigo respecto de los hechos
pasados, el magistrado podrá no sólo ver sino también oír, oler, palpar o degustar para luego utilizar
estas impresiones sensoriales en la conformación de su convicción.
Esta medida puede ser ofrecida entre las pruebas que proponen las partes o bien ser adoptada de
oficio.
En el primer caso, será el juez quien determinará su procedencia y arbitrará los medios para su
realización. En este último supuesto, la ley le otorga amplias facultades flexibilizándose las formas en
que este reconocimiento puede ser llevado adelante.
En la resolución que la admita se indicará qué lugar o cosa se habrá de reconocer, si habrán de
concurrir peritos o testigos a esa diligencia, si se habrán de obtener registros visuales o sonoros, si
tendrá lugar una reconstrucción de hechos y toda otra medida que entienda adecuada para que la
diligencia dé un resultado más ilustrativo.
Determinará el día y la hora así como el lugar donde se la concretará, notificándose de ella a los
intervinientes por los distintos medios previstos (cédulas a los sujetos ajenos al proceso y ministerio
legis a las partes) salvo que haya urgencia. En este caso la notificación se hará “de oficio y con un día
de anticipación”.
131
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
232
“La constatación de autos no constituye un reconocimiento judicial en cuanto no fue efectuado por el juez de
la causa, ni se fijó fecha para su realización a los fines de que pudieran asistir las partes (art. 478, Código
Procesal). Por ello la afirmación del oficial de justicia, que no reviste la calidad de perito, de que los alambrados
tienen una antigüedad de más de veinte años, carece de toda eficacia probatoria”. Cám. Civ. y Com. 1ª San
Nicolás, 24/5/1994, “Gard, Leopoldo Antonio s/posesión veinteañal”.
233
“Habiendo el magistrado de la primera instancia desembocado súbitamente en la sentencia de mérito, sin
haber declarado la cuestión de puro derecho -si es que entendía que ello era pertinente-, ni llamado `autos para
sentencia´ (arts. 357, 362, 479, 481 y concs., CPCC), omisiones éstas que constituyen errores in procedendo, de
haberse atacado ello mediante la vía incidental de nulidad, hubiera caído la sentencia por vía de consecuencia”.
132
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esa resolución es una de las que se notifican por cédula según reza el art. 135, inc. 3º.
Estos traslados serán por cinco días cada uno (art. 150) cumplidos los cuales, si no hay objeción
alguna, la causa quedará concluida para definitiva, llamándose autos para sentencia (art. 481).
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 11/4/1989, “Fredes, Carlos Alberto s/tercería de dominio y mejor derecho
en autos: `Poggio, Antonio v. Prediger de Lehrman, Lelia s/cobro ordinario de pesos´”.
234
“La clausura del período de prueba -etapa de actividad común de las partes- reclama precisión previa acerca
del destino de la que pudo haberse producido o no (a lo que tiende el art. 480, Código Procesal en procesos
ordinarios). De ello no se sigue que el litigante que ha diligenciado enteramente la suya se despreocupe de la
marcha del proceso, dejando al juez la tarea de controlar y decidir sobre la clausura de tal etapa, importando ello
una palmaria declinación de su deber de impulsarlo”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 26/2/1991, “B., R. E. v.
C. de B. L. s/divorcio vincular”. “Estando pendientes de producción diversos medios probatorios, ello
determinaba que el juez, en oportunidad de acusarse la caducidad de la instancia, no se hallara en condiciones
de actuar por propia iniciativa, liberando a las partes de la carga de instar el proceso, y por ende, no podía tener
por cumplidos los trámites que prevé el art. 480, párr. 2º, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala
3ª, 28/4/1992, “Olivera, José María v. Eduardo Valot SRL s/daños y perjuicios”.
133
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La medida será cumplida por el secretario quien incorporará a la causa principal los dos cuadernos de
prueba por orden -primero el de la actora y luego el de la demandada- procediendo a unificar la
foliatura.
El proceso vuelve así a reunirse en un solo expediente a los fines de que las partes puedan contar con
todos el material fáctico para elaborar sus alegatos.
3. TRÁMITE
Agregados los cuadernos de prueba al expediente principal, será tarea del secretario entregar la causa
a las partes por su orden por el plazo de seis días a cada una sin que se requiera pedido escrito, para
que lo estudien y elaboren -si lo desean- los alegatos.
El vencimiento del plazo sin entregar el expediente -con o sin el alegato- importará para la parte que
lo tiene en su poder la pérdida automática (“sin que se requiera intimación”) de la posibilidad de
presentarlo en lo sucesivo.
235
“Nada impide, al rebelde que comparece a estar a derecho y que no produjo prueba, alegar sobre las que haya
producido la contraria, pues la ley faculta a las partes a alegar `sobre el mérito de la prueba´ sin hacer distingo
alguno que permita fracturar el principio que enuncia la norma (art. 480, Código Procesal), de lo contrario, se
estaría condicionando indebidamente el ejercicio del derecho subjetivo de alegar, al cumplimiento de un
requisito no exigido por el legislador. Se refuerza la conclusión apuntada desde la perspectiva de uno de los
principios formativos del proceso, cual es el de adquisición procesal, en virtud del cual, la prueba no pertenece
sólo a quien la aporta, y todas las partes vienen a beneficiarse o a perjudicarse por igual con el resultado de los
elementos aportados a la causa por cualquiera de ellas”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/4/1998,
“Basurto, Alberto Hernán s/resolución de contrato e indemnización de daños y perjuicios”.
134
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se sanciona de tal modo el incumplimiento de la carga de devolver las actuaciones en tiempo ya que
el plazo para alegar de todas las partes es común y se computa desde que ha quedado firme la
resolución que deja los autos en estado de alegar236. Esto es, la demora en presentar la causa implica
restar tiempo a la parte que sigue en orden para realizar este acto procesal.
Claro que el litigante que lo recibe con muy poco tiempo para su estudio podrá requerir que se amplíe
el plazo para que no se perjudique su derecho de defensa materializado en la posibilidad plena de
elaborar esa pieza valorativa en el tiempo estipulado legalmente y del que fue privado por la desidia o
negligencia de su contraria.
A estos fines, todos los que litiguen con representación unificada o común serán considerados una
única parte.
Debe diferenciarse -en suma- el plazo para retener el expediente a los fines de su estudio (seis días
por cada parte) del plazo para presentar el alegato, el cual es común y consta de tantos “seis días”
como partes haya en el proceso (de este modo, quien recibe primero la causa contará con más tiempo
que el que la recibe en segundo o tercer lugar).
Se ha dicho que la omisión de presentar el alegato no causa la nulidad de la sentencia, porque si bien
constituye una importante pieza procesal esencialmente destinada al examen de la actividad
probatoria no es parte esencial ni fundamental del proceso siendo su presentación una facultad de
carácter potestativo. Por otra parte, tal circunstancia puede encontrar reparación en la alzada por vía
del recurso de apelación tornando inviable la pretensión del recurrente237.
236
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 24/8/1995, “Díaz de Araldi, Aurea v. Rathjen, Carlos s/simulación”.
237
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 15/10/1997, “Fugazza, María Alejandra v. Odus SRL s/cobro ordinario
de pesos”.
135
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
considerarse purgado todo vicio de procedimiento existente con antelación operándose los efectos de
la preclusión238.
238
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 14/11/1995, “G., G. v. C., N. s/divorcio vincular”. “Al existir dos
expedientes acumulados a los fines de emitir una decisión única, el llamado de autos para sentencia en uno de
ellos extiende sus efectos a ambos (arts. 188 y 194, Código Procesal), y purga cualquier inactividad anterior en
que hubieran incurrido las partes (arts. 313, inc. 3º, 481 y 482, Código Procesal), por lo que no puede decretarse
la caducidad de instancia en el momento de dictar sentencia”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/12/1997,
“Moretti, Ana V. v. Cao Valado, Manuel s/posesión veinteañal”.
239
Rectius est: contado.
240
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 13/2/1990, “Cambio Mildesa SA v. Ortiz Basualdo, Luis María y otros
s/daños y perjuicios”. “Desde el llamamiento de autos queda cerrada toda discusión y no pueden presentarse
más escritos, ni producirse más pruebas, infiriéndose entre otros efectos, que no cabe, una vez consentida la
providencia de autos, la invocación de nulidades supuestamente ocurridas durante el curso de la instancia”.
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 19/10/1995, “Cosentino, José L. v. Ávila, Alberto R. s/daños y perjuicios”.
“Al producirse el llamamiento de autos para sentencia queda clausurado el procedimiento, no admitiéndose más
escritos y considerándose subsanados, por el silencio observado, cualquiera de aquellos vicios”. Cám. Civ. y
Com. Morón, sala 2ª, 19/10/1995, “Cosentino, José L. v. Ávila, Alberto R. s/daños y perjuicios”.
136
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Durante este tiempo el juez tomará contacto con la realidad probatoria acumulada a lo largo del
trámite, probanzas que seleccionará y ponderará a la luz de las reglas de la sana crítica y sobre la base
de los hechos alegados por las partes. Su tarea se sujetará -en lo formal- a cubrir los puntos que
establece el art. 163. Irá de los hechos controvertidos a la prueba producida y de ésta obtendrá los
hechos probados que evaluará a la luz de la normativa aplicable. Todo este iter deberá ser construido
lógicamente y expuesto en el desarrollo de la sentencia para que los litigantes lo conozcan y
eventualmente lo impugnen.
Cobrarán virtualidad también en este momento las reglas de la carga de la prueba.
Aquí se determinará en definitiva qué prueba es pertinente y atendible, descartándose la que no reúna
tales condiciones. De la restante, el juez tomará sólo la que entienda útil para fundar la solución.
En esta oportunidad puede ocurrir que el magistrado encuentre insuficiente la prueba colectada y
requiera de elementos extras para poder dar una respuesta satisfactoria a los litigantes, basada en la
verdad jurídica objetiva y no en meras ficciones o aplicaciones ritualistas de las reglas del onus
probandi que frustren el objetivo último de la judicatura: el dictado de una sentencia justa y, por ello,
útil.
Recurrirá, entonces, a las medidas para mejor proveer241.
241
“Es cuando se cierra el plazo que las partes tenían para aportar pruebas (art. 482, CPCC) cuando el juzgador
puede realizar un primer análisis de los elementos de juicio con que cuenta y tomar conciencia que alguno, de
particular importancia, presenta deficiencias o está ausente y que ello le impedirá esclarecer la verdad de los
hechos controvertidos”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 14/4/1994, “E., M. E. v. M., H. A.
s/reconocimiento de filiación”.
242
“El llamamiento de autos produce el cierre de la etapa de instrucción del proceso, quedando agotada para las
partes la posibilidad de aportar elementos convictivos y precluido el debate sobre cuestiones litigiosas, salvo los
poderes del juez para dictar ex oficio las medidas del art. 36, inc. 2º, CPCC”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala
2ª, 2/4/2002, “Vinardell, María Mercedes v. Tellería, Francisco Antel s/nulidad de contrato”.
137
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 483. Notificación de la sentencia
La sentencia será notificada de oficio, dentro de tercero día. En la cédula se transcribirá la
parte dispositiva. Al litigante que lo pidiere, se le entregará una copia simple de la sentencia,
firmada por el secretario o por el oficial primero.
243
“Es improcedente la declaración de caducidad de la instancia por la falta de notificación de la sentencia, la
que debe ser notificada de oficio de acuerdo con la previsión del art. 483 del ritual”. SCBA, Ac. 59.664,
8/7/1997, “Municipalidad de Tigre v. Usina Ulyt s/modificación de inscripción dominial”; Ac. 79.314,
5/12/2001, “Figueira, Gladys Norma v. Musimesi, Juan Rodolfo y otro s/daños y perjuicios”. “La omisión de
practicar la notificación de la sentencia -que debe ser cumplida de oficio por el órgano, según lo establece el art.
483, CPCC- no puede ser imputada a la parte ya que la facultad que tiene ésta para instar la realización no puede
imponérsele como carga”. SCBA, L. 32.521, 29/5/1984, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires s/tercería de
dominio”. “Es improcedente la declaración de caducidad de la instancia por falta de notificación de la sentencia
la que debe ser notificada de oficio de acuerdo con la previsión del art. 483 del ritual, porque no puede
desplazarse la obligación del juez al litigante transformando una facultad de éste en una carga”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 6/4/1993, “Municipalidad de General Pueyrredón v. Oliver de Laspiur, Julia y
otra s/apremio”.
138
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En esta clase de proceso no procederá la recusación sin causa.
1. PLENARIOS ABREVIADOS
Luego de haber regulado el proceso de conocimiento modelo, conocido como plenario mayor u
“ordinario”, el Código Procesal Civil y Comercial hace lo propio respecto de los plenarios abreviados.
Se trata también de procesos de conocimiento ya que el juez investigará el conflicto en forma
completa al no limitarse sólo a una parte de él -como en el caso del conocimiento fragmentario que se
da en los procesos de ejecución- y al ahondar en el mismo -contrastando con la investigación
superficial o “epidérmica” de los procesos cautelares-.
Razones de política legislativa han determinado que ciertos conflictos llevados a tribunales se
desarrollen en un marco procesal más simple y breve.
Se ha entendido que algunos conflictos son más sencillos que otros (véase la enumeración del art.
320) y por ende toleran una reducción del andamiaje procesal del que se servirán las partes y el juez
para llegar a una solución. Por otro lado, también se pensó en la urgencia que revisten algunos temas.
Ése es otro de los argumentos de peso para simplificar y reducir los pasos del juicio que se dirija a
darles adecuada y oportuna respuesta.
Nacen así los “juicios sumarios” y los “juicios sumarísimos” que si bien también son procesos de
conocimiento, se diferencian del plenario mayor (“ordinario”) en cuanto su estructura procedimental
es más liviana al carecer de ciertos actos procesales que están presentes en aquél, al acortarse los
plazos para realizar diferentes diligencias y al restringirse la posibilidad de las partes de recurrir
decisiones del juez de primera instancia.
A través de estas vías se ha intentado imprimir celeridad y simplificación a este grupo de trámites, lo
cual en la práctica no siempre se ha logrado.
Estadísticamente, el plenario abreviado (“sumario”) es el tipo de proceso por el que tramita la mayor
cantidad de pretensiones de conocimiento en nuestros días, superando en mucho a los juicios
ordinarios y sumarísimos.
Aquel fenómeno ha llevado a un sobredimensionamiento de la figura y en muchos casos, a una
desnaturalización de la misma ya que difícilmente en la realidad se pueda encontrar un juicio plenario
abreviado que cumpla con la finalidad -celeridad y simplificación- que la norma tuvo al instaurarlo.
De este modo, se observa que los plazos se alongan, las incidencias aumentan, algunos tribunales de
alzada en pos de la defensa en juicio admiten recursos no contemplados en el ordenamiento vigente,
etc.
Estas realidades -en muchos casos sustentadas en buenas intenciones y en otros, en conductas
negligentes o dilatorias- operaron el efecto inverso al buscado por el sistema. Estos plenarios resultan
ser abreviados sólo en la letra de la ley ya que su duración a veces suele superar en mucho la que
corresponde a un juicio ordinario.
Al respecto se ha dicho -en punto a la limitada apelabilidad en este marco- que la expresión legal del
art. 494 “únicamente serán apelables” respecto de las cuestiones enunciadas en el precepto, debe ser
respetada por los jueces concediendo la apelación para los casos taxativamente enumerados. Caso
contrario, el sumario concluye ordinarizándose. Es así como las resoluciones que implícitamente
concluyen el juicio, como el supuesto de declaración de la caducidad de instancia, en la práctica
admiten el recurso de apelación. Fuera de estos casos realmente excepcionales debe estarse a la letra
de la ley244.
De allí la necesidad de volver a los inicios y propender a que el molde del plenario abreviado sirva tal
como fue concebido.
Ello es tarea conjunta de jueces y letrados. Los primeros, haciendo uso de sus poderes ordenatorios,
saneadores y disciplinarios para imprimir ritmo a la tramitación, evitar planteos y conflictos
secundarios que atrasan y complejizan el expediente y sancionar severamente las conductas dilatorias
que exhiban abuso o mala fe.
244
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 10/12/2002, “Cabrera, Delia Elizabeth v. Villafañe, José Gabriel
s/desalojo”.
139
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Y los segundos, siendo diligentes y céleres en la realización de los actos procesales que les incumbe a
la parte a la que asisten para así obtener rápidamente -en los tiempos legales- una solución al litigio
que aflige a su cliente y -junto con muchos otros- atiborran los anaqueles de los juzgados atrasando
toda la maquinaria judicial.
245
“La declaración de puro derecho no implica un prejuzgamiento por parte del magistrado. Es simplemente una
merituación de los hechos expuestos y de los elementos agregados a los autos considerados suficientes para
dictar un pronunciamiento justo (art. 487, CPCC). No toda alegación o negativa de un hecho hace que la causa
deba abrirse a prueba máxime cuando el recurrente ha dejado transcurrir el plazo que establece el art. 484,
Código Procesal para ofrecimiento de prueba sin haber hecho uso de tal derecho (art. 484, CPCC)”. Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 9/9/1997, “Banco Municipal v. Ruta, Jorge Néstor y Giménez, María del Carmen
s/cobro sumario de pesos y dólares”.
246
“En los procesos plenarios abreviados, como el que nos convoca, sólo a través de la contestación de
demanda, es que se pueden controvertir los hechos expuestos por el actor, máxime cuando con dicho acto
procesal, el demandado debió ofrecer toda la prueba de que intentare valerse”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala
2ª, 28/10/1997, “Sanatorio Privado Santa María SA v. Cooperativa de Trabajo Santa María Ltda. s/desalojo por
falta de pago”.
247
“Ampliada por el juzgador la prueba testimonial ofrecida en razón de aducirse el supuesto receptado por el
art. 484, ap. 3, Código Procesal y admitiéndose entonces que antes de versar sobre una cuestión atingente al
ofrecimiento y producción de prueba, tal decisión se relaciona con la procedencia o no del nuevo hecho
invocado por la parte contraria, la inapelabilidad establecida -y razón de la no concesión del recurso de
apelación interpuesto- está justificada legalmente por el art. 364 de aquel cuerpo legal. Dicha norma es de
aplicación general a cualquier tipo de juicio y por ende al incidental, cuya naturaleza exige el máximo de los
acatamientos y cuya sustanciación, obviamente, no puede desorbitar limitaciones que la ley procesal ha
establecido para debates del todo más amplio”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 6/7/1993, “R., L. J. y B. de
R., M. R. s/divorcio vincular - recurso de queja”.
140
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
248
la prueba : ello importa no sólo adunar nuevos documentos sino ofrecer todo otro tipo de probanza
respecto de estas circunstancias fácticas no contempladas originalmente249.
248
“En función de lo prescripto por el art. 484, Código Procesal, el derecho del actor se limita a ampliar su
prueba respecto de los nuevos hechos invocados por el demandado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
19/12/1996, “Pérez Muñoz, Francisco Omar v. Leis, Emir Alberto y otras s/desalojo”.
249
“El llamado a la causa por parte del asegurado a su aseguradora implica necesariamente el ejercicio de una
acción contra esta última por parte del demandado. Por tales razones, estimamos que los hechos introducidos al
debate por parte de la citada, en tanto ellos presupongan la declinación total o parcial de su cobertura, dan
derecho a que el accionado, asumiendo el rol de `contraria´, se expida sobre la autenticidad de la documentación
acompañada y, en el caso de haberse configurado un `nuevo hecho´ ofrezca otras pruebas”. Cám. Civ. y Com. 1ª
Mar del Plata, sala 2ª, 16/10/1997, “Fernández, Enrique A. v. Viqueira, Miguel A. y otro s/daños y perjuicios”.
250
“En los procesos que tramitan por las normas del juicio sumario está expresamente vedada la posibilidad de
recusar sin expresar el motivo”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 16/12/1999, “Dopico, Adriana v.
Banco Río de la Plata s/revisión y rectificación de cuenta corriente”.
251
“El ordenamiento procesal admite la reconvención en los juicios plenarios abreviados, cuando las
pretensiones en ellas deducidas deriven de la misma relación jurídica o sean conexas con las invocadas en la
demanda, pero para que aquélla sea admisible debe poder sustanciarse por los términos propios del juicio
iniciado”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/6/1992, “Bogado, Ignacia v. González, Héctor y/o
cualquier otro ocupante s/desalojo por vencimiento de término con condena futura”; 4/2/2003, “Pascale, Susana
E. y otros v. Sommariva, Marcela L. s/desalojo por falta de pago”.
141
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
tramiten todas en un mismo proceso entorpeciéndose mutuamente en su desarrollo y avance natural
hacia la sentencia252.
1. EXCEPCIONES
Todas las cuestiones referidas a las defensas denominadas “excepciones previas” y a las que el
Código Procesal Civil y Comercial regula en los arts. 344, 345 y 346 serán resueltas sobre la base de
las reglas generales ya analizadas.
La única diferencia importante es que su introducción al proceso se hará en el mismo escrito de
contestación de demanda o de reconvención.
En un capítulo aparte de esa presentación se indicarán cuáles son estas defensas “de previo y especial
pronunciamiento” y luego, en virtud del principio de subsidiariedad, se deberán traer las defensas de
fondo que la parte entienda que le asisten para así cumplir acabadamente con la carga de contestar la
demanda o la reconvención cubriéndose ante la eventualidad de que las excepciones previas no
prosperasen.
Si bien se oponen juntamente con las defensas de fondo, las “excepciones previas” pueden ser
resueltas en el juicio sumario -al igual que en el ordinario- por medio de un auto interlocutorio antes
de la sentencia de mérito, aspecto que diferencia -como veremos- este tipo de proceso del sumarísimo.
Se ha dicho que en el proceso plenario abreviado las denominadas excepciones previas se rigen por
las normas del proceso ordinario, con la salvedad de que deben oponerse al contestarse la demanda.
En consecuencia deben resolverse con carácter previo, antes de pronunciarse sobre la procedencia o
no de la apertura a prueba del proceso sin perjuicio de que tratándose de la excepción de falta de
legitimación cuando la misma no es manifiesta, debe diferirse su consideración para el momento de la
sentencia definitiva254.
252
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 3/8/1995, “Gómez, Fernando Rafael v. Veronelli, Horacio Carlos
s/desalojo por vencimiento de contrato”; 12/10/1999, “Bresa, Enrique Carlos v. Corbalán, Leandro Pedro;
subinquilinos y ocupantes s/desalojo”.
253
Rectius est: juntamente.
254
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/3/1997, “Terrile de Colombo, Dora Elba v. Ortiz Oubone, Julio
Cecilio s/desalojo”.
142
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
claras en relación con el caso específico y generan “duda razonable” en el magistrado, éste debe así
expresarlo y continuar con la tramitación255.
1. PLAZO PROBATORIO
No se establece aquí duración del período de prueba. Se deja la determinación del mismo a la
prudencia del juez, quien lo fijará a partir de la complejidad de la causa y la cantidad y calidad de las
cuestiones controvertidas a dilucidar256.
Por supuesto, no podrá dejar de tener en cuenta la brevedad de los tiempos que debe regir en este
proceso. De allí que -para dar coherencia al sistema- entendemos que el plazo probatorio en el
proceso sumario no podría superar los cuarenta días, período contemplado para el plenario mayor (art.
365).
La jurisprudencia ha dicho que en el proceso sumario, no resultan necesarios los dos pasos sucesivos
de apertura a prueba y proveimiento de la ofrecida por las partes. Esto se relaciona con la carga de las
partes de ofrecer toda la prueba en los escritos liminares. Conforme el art. 487, el trámite para este
tipo de procesos implica una simultaneidad entre todas las resoluciones que la ley encomienda al juez.
Las disidencias en torno a si debe abrirse o no la causa a prueba se reducen en lo teórico a una
cuestión formal: habiéndose señalado la fijación de la audiencia, y en su caso, el plazo de prueba, ello
implica de hecho la apertura a prueba. Si en un proceso sumario se dispuso expresamente la apertura a
prueba pero se omitió proveer la ofrecida se cumplió lo no esencial y se omitió lo fundamental que la
ley encomienda al juez. No es procedente entonces la declaración de caducidad257.
Y en cuanto a la forma de notificación que aquí opera se sostuvo que el hecho de que el art. 487 no
prevea el dictado de un auto que específicamente disponga la “apertura a prueba” del juicio, no obsta
a que se aplique el art. 135, inc. 3º, a la resolución que acuerda el plazo para la producción de la
prueba en el sumario, máxime cuando se trata de un principio general dispuesto expresamente para la
providencia que cumple con similar función en otro tipo de proceso de conocimiento258.
255
“Si no se opuso excepción de incompetencia ni el juez la declaró de oficio, la acción debe quedar radicada
donde fuera iniciada”. SCBA, Ac. 57.819, 25/10/1994, “Migliaso, Juan Omar v. Migliaso, Eugenio Rubén
s/división de condominio”.
256
“En el proceso sumario se recibe la causa a prueba si hay hechos controvertidos (art. 487, CPCC).
Controvertir es discutir extensa y determinadamente sobre una materia. El hecho controvertido supone, por lo
menos la negativa expresa al afirmarlo por la contraria. Cuando los hechos no son controvertidos no existe carga
de la prueba a su respecto”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 30/10/1991, “Riviere e Hijos SA v.
Gyurkovits s/desalojo”.
257
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 9/4/1996, “Céspedes, Víctor Alfredo v. Sagol, Juan Carlos
s/modificación de costas y devolución de lo indebidamente pagado. Sumario”.
258
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 10/5/1990, “Calandria v. Citadela s/daños y perjuicios”.
143
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se busca concentrar la mayor cantidad de diligencias posibles. Concretamente, la ley impone la
fijación de una audiencia a la que deberán acudir las partes requeridas como absolventes, los testigos
y eventualmente los peritos a brindar sus explicaciones oralmente.
Para que esto último sea posible, se deberán seguir las pautas del art. 492 a cuya nota remitimos.
4. OFICIOS
Si las partes ofrecieron prueba que requiera el libramiento de oficios -prueba informativa, testimonial
de aquellos que no tienen la obligación de comparecer al juzgado para declarar, etc.- también serán
ordenados sin demora por el juez.
1. CONFESIÓN
El ofrecimiento de la prueba de confesión se limita a una vez por instancia. En la primera debe
realizarse junto con la de todas las demás pruebas -en el escrito de demanda, reconvención o
contestación de ambas-.
144
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.
1. PRUEBA PERICIAL
Respecto de este medio probatorio también es notoria la intención de simplificar y abreviar pasos
procesales.
145
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si las partes ofrecen prueba pericial, indicarán la especialidad y los puntos de pericia en la ocasión del
art. 484, párr. 2º-junto con toda la demás prueba-.
No se desarrollará aquí la audiencia del art. 459259. En lugar de ella, si el juez entiende admisible la
prueba, en su resolución designará un único perito de oficio, establecerá los puntos de pericia y fijará
el plazo para que presente el dictamen.
Esta fecha debe ser necesariamente anterior (cinco días) a que tenga lugar la audiencia de prueba a
que se alude en la norma del art. 487.
Este tiempo se utilizará para que las partes tomen contacto con el dictamen, lo estudien y puedan
requerir las explicaciones ya sea por escrito antes de la audiencia o bien en ese acto, oralmente260.
2. PERITO: RECUSACIÓN
Se contemplan reglas especiales respecto de la recusación del perito.
Este control puede hacerse hasta el día después de haber sido designado. La recusación se pondrá en
conocimiento del experto para que en el momento de la notificación o al día siguiente manifieste si
son ciertas o no las circunstancias alegadas por la parte impugnante.
Si las admite o calla al respecto, el juez sin más trámite lo habrá de reemplazar.
Si, en cambio, las niega, se inicia un trámite incidental que no debe entorpecer el principal. Los plazos
aquí serán determinados por el juez siguiendo las pautas del art. 187 a cuya nota remitimos.
Art. 493. Improcedencia del plazo extraordinario. Alegatos y prueba de informes pendientes
En el juicio sumario no procederá el plazo extraordinario de prueba, ni la presentación de
alegatos.
Si producidas las pruebas, quedare pendiente únicamente la de informes en su totalidad o en
parte, y ésta no fuese esencial, se pronunciará sentencia prescindiendo de ella, sin perjuicio de
que sea considerada en segunda instancia si fuese agregada cuando se encontrare la causa en la
alzada.
1. PRUEBA EN EL EXTRANJERO
La ley veda que en el marco de un proceso sumario se pueda disponer un plazo extraordinario de
prueba como el que regula el art. 367 para producir prueba en el extranjero.
2. ALEGATOS
No existe posibilidad de que las partes presenten alegatos en el proceso plenario abreviado.
259
“En el proceso sumario no procede la audiencia prevista en los arts. 458 y 459, CPCC, rigiendo el art. 492
del mismo”. SCBA, Ac. 52.168, 17/2/1998, “Aramburu, Néstor Hilario v. Bosnich de Berardi, Catalina y/o
demás herederos s/daños y perjuicios”.
260
“Si la prueba pericial se ha producido por un perito único, pues se trata de un proceso plenario abreviado (art.
492, Código Procesal), la discrepancia de la parte con el dictamen realizado no puede ser fundamento suficiente
para que el órgano jurisdiccional ejerza facultades que le son propias y ordene una nueva pericia, ya que las
partes no pueden jurídicamente compelerlo a ello, pues tanto la mentada en el art. 36, inc. 2º, como la del art.
473, párr. 3º, Código Procesal, son facultades que el magistrado puede actuar `si lo estimara necesario´, sin que
pueda ser obligado a ello en virtud de petición alguna de los litigantes”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
16/4/1999, “Aguilar, Jonatan v. Lazarte, Rosa s/daños y perjuicios”; Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
31/8/2000, “Memolli, Mario A. v. Santos, María Cristina y otro s/indemnización por daños y perjuicios”.
146
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si concluida la producción de las demás pruebas sólo falta que se agreguen informes solicitados -
todos o algunos de ellos- el juez podrá disponer que se espere a su incorporación al proceso para
luego resolver el caso si considera que son esenciales a esos fines. Si, en cambio, los considera no
esenciales261 podrá dictar sentencia sin ellos y eventualmente serán tenidos en cuenta en la segunda
instancia si es que se agregan antes de esta oportunidad.
2. APELACIÓN LIMITADA
El Código Procesal Civil y Comercial enumera las resoluciones que pueden ser objeto del recurso de
apelación. La lista es taxativa ya que tal limitación hace a la esencia de la figura en análisis al buscar
celeridad en el trámite.
Sólo son apelables el rechazo oficioso de la demanda, la declaración de puro derecho, la resolución
respecto de excepciones previas, las que disponen medidas cautelares, las interlocutorias que pongan
fin al juicio o impidan su continuación y -por supuesto- la sentencia de mérito.
La apelación contra esta última procederá en forma libre, lo que admite replanteo de prueba ante la
cámara (arts. 243 y 255).
261
“Siendo que la caducidad de instancia debe interpretarse restrictivamente y que si al tiempo de producirse el
acuse se ha producido la totalidad de la prueba o se ha desistido de la pendiente la caducidad no resulta
procedente pues el juez de oficio puede llamar autos para sentencia, temperamento que cabe en autos aun
pendiente parte de la informativa que no es esencial (art. 493, párr. 2º, CPCC), la caducidad no debió haberse
decretado en el caso de autos. Ello así, tanto más cuanto la parte que ofreció tal prueba desistió implícitamente
de su producción al solicitar el dictado de la sentencia. Habida cuenta de todo lo cual se revoca la resolución
apelada, con costas a la demandada”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 4/6/1992, “Mannelli, Norberto y
otro v. Di Rico, Carlos s/daños y perjuicios”.
147
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En lo que hace a las excepciones previas, cuando se desestimen las de cosa juzgada, transacción,
conciliación, desistimiento del derecho y las defensas temporarias, la apelación contra esta resolución
se concederá con efecto diferido, esto es, la causa no irá inmediatamente a la alzada sino que estas
impugnaciones recién serán sustanciadas en la oportunidad en que el expediente llegue a la segunda
instancia por conducto de la apelación contra la sentencia de mérito (arts. 247 y 255, inc. 1º).
Aquí también, la apelación contra la resolución que dispuso medidas cautelares carece de efecto
suspensivo (art. 198). Se contempla expresamente el trámite separado de esta apelación -vía
incidental-.
La jurisprudencia ha dicho en este ítem y por aplicación de la manda en estudio que no resultan
apelables la resolución que difiere el tratamiento de la excepción de cosa juzgada262, la que deniega el
pedido de intervención de terceros263, la que hace lugar al pedido de ampliación de la demanda264, la
que desestima el pedido de libramiento de una cédula bajo responsabilidad de parte265, la que decreta
la apertura a prueba266, la condena en costas que corresponde a una resolución no apelable267, etc.
Todo ello en virtud de que las únicas resoluciones apelables en el proceso sumario se hallan
enumeradas en el art. 494, Código Procesal por lo que si no se encuadra la resolución en esos
supuestos resulta improcedente el recurso de apelación268.
Por otro lado, se ha entendido que más allá de la letra de la ley resulta apelable la resolución que tiene
por presentada extemporáneamente la contestación de la demanda269 o la desestima270, la que rechaza
el planteo de nulidad de notificación del traslado de demanda271, la que impide la apertura a prueba de
262
“La resolución que difiere el tratamiento de la excepción de cosa juzgada, al no encontrarse comprendida en
los supuestos caracterizados por el art. 494, CPC, no puede revisarse a través del recurso de apelación”. Cám.
Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 5/7/2001, “Jomor SA v. Chech SRL. s/cobro de pesos”.
263
“Si bien el art. 96, 2ª parte in fine, CPCC otorga el recurso de apelación contra el decisorio que deniega el
pedido de intervención de terceros, dicha disposición resulta inaplicable en los procesos sumarios por ser ella de
carácter general y no puede, por esa razón, tener prevalencia sobre una norma especial cual es la contenida en el
art. 494, ley ritual”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 4/7/2002, “Márquez, Gustavo Javier v. Mastellone Hnos.
SA s/daños y perjuicios”.
264
“No resulta apelable, en el marco del juicio sumario, la resolución que hace lugar al pedido de ampliación de
demanda, toda vez que no se encuentra enumerado en el catálogo de resoluciones apelables dispuesto por el art.
494, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 31/10/2000, “Allemanni, Benilda v.
Giménez, Jesús Andrés s/desalojo”.
265
“En el marco del juicio sumario no es apelable la resolución que desestima el pedido de libramiento de una
cédula bajo responsabilidad de parte, por no encontrarse dentro de los supuestos de procedencia establecidos por
el art. 494, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 6/3/2001, “Barudi, Jorge Roberto v.
Sánchez, Pedro s/desalojo”.
266
“No es apelable el decreto de apertura a prueba”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 17/8/2000, “Calderón de la
Barca, María del Carmen - Calderón de la Barca, Julio v. Calderón de la Barca, Ángel M. s/rendición de
cuentas”.
267
“Cuando por aplicación del art. 494, CPCC una resolución judicial no es apelable, tal inapelabilidad alcanza
tanto a lo decidido en forma principal como a la condena en costas, ya que no es posible determinar la justicia o
no de la materia principal”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 28/11/1995, “Burrieza, Juan Manuel v. Gómez,
Amado y otro s/daños y perjuicios - recurso de queja”.
268
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/4/2000, “Ordas, Walter v. Ciadea SA s/daños y perjuicios”;
27/11/2001, “Cortes, Eugenio E. v. Parma, Mario y otros s/tercería de dominio”; 15/11/2001, “Sendra, Roberto
E. v. Crespo, Raúl F. s/daños y perjuicios”.
269
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/3/1993, “Ginzo, José v. Agropecuaria Mar del Sur
s/revindicación y daños”.
270
“La apelabilidad que el art. 494, CPCC establece respecto de la resolución que rechaza de oficio la demanda,
debe admitirse extendida al supuesto que desestima el responde de la demanda en razón de que ese escrito
reviste para el demandado la misma importancia que la demanda para el actor; como así también ha de
reconocerse que en ese caso y en razón de los efectos que tal resolución conlleva, la providencia queda
comprendida en el régimen de notificación personal, o por cédula, como se dispone para la situación de
declarada la rebeldía”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 6/3/1997, “Bellandi, Teresa Nélida v.
Municipalidad de Ensenada s/daños y perjuicios”.
271
“Si bien la resolución que rechaza el planteo de nulidad de notificación del traslado de demanda no se
encuentra comprendida en la enumeración que realiza el art. 494 del ordenamiento ritual, atento el gravamen
que causa y los efectos definitivos que dicha situación proyectaría sobre el presunto afectado (art. 18, CN),
corresponde apartarse de la regla de inapelabilidad que la precitada norma prevé. Las nulidades procesales
tienen principios propios que se erigen en verdaderas condiciones de admisibilidad, siendo uno de ellos el de
148
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
la excepción de incompetencia al rechazar la prueba ofrecida272, la que desestima la reconvención273,
la que difiere el tratamiento del derecho de retención en el desalojo274. Ello así por cuanto no obstante
lo dispuesto por el art. 494, el juzgador puede apartarse de sus términos si por su aplicación pudiere
resultar la vulneración de un derecho de rango constitucional que como tal excedería la limitación
procesal275.
1. APLICACIÓN SUPLETORIA
En todo lo no regulado expresamente, el juicio sumario aplicará las reglas generales previstas para el
proceso plenario mayor.
La utilización supletoria de esas reglas no debe llevar a desnaturalizar el carácter sumario de este tipo
de trámites por lo que el juez será el encargado de realizar las adaptaciones necesarias que consistirán
-básicamente- en acortar plazos y simplificar o reunir trámites276.
convalidación, según el cual, toda nulidad procesal queda subsanada por el consentimiento expreso o tácito de
las partes, desde que las mismas -por regla general-, son de carácter relativo”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala
2ª, 21/9/2000, “Flores, César Rodolfo v. Mignacco, Carlos Arturo s/daños y perjuicios”.
272
“Si bien la resolución que ordena agregar la prueba instrumental rechaza el resto de las ofrecidas con
invocación del art. 547, CPC advendría inapelable (arts. 377 y 547, CPC) cabe excepcionar tal principio cuando,
como en el caso, al no abrir a prueba la excepción de incompetencia de jurisdicción, no existe posibilidad
procesal de encontrar en la instancia segunda la compensación reglada por los arts. 377, cit., y 494 in fine,
CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 9/10/1997, “Comercial La Madera SRL Ltda. v. Agro Industrias Inca
SA s/cobro ejecutivo - recurso de queja”.
273
“Si bien en los procesos sumarios las únicas resoluciones apelables son las enumeradas por el art. 494,
Código ritual, cuando se trata de atacar la providencia que desestima la reconvención intentada, la cual opera
como una demandada hacia el actor, cabe efectuar una excepción a las reglas de la inapelabilidad señalada,
correspondiendo el tratamiento del recurso deducido”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 26/8/1997, “Mele
Aquiles, Albino v. Pérsico, Mónica Viviana s/desalojo”.
274
“Corresponde hacer una excepción a la regla de inapelabilidad prevista por el art. 494, CPC, toda vez que el
diferimiento del derecho de retención invocado por el accionado en el desalojo, para ser tratado en otra acción
puede constituir una violación del derecho de defensa en juicio de raigambre constitucional y que hace a las
reglas del debido proceso”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 15/10/1996, “Sosa Villacorta, José Luis v.
Zárate, Domínica s/desalojo”.
275
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 24/8/1995, “Alonso, Eduardo v. Sánchez, Alcides Daniel s/aprobación
de rendición de cuentas”; 20/6/1996, “Julio, Irma v. Consorcio de Propietarios Córdoba 552 s/incidente reg.
copropietario” [J 14.26726-1].
276
“Aun cuando el art. 393 no dice en qué procesos se permite el planteamiento de un incidente de redargución
de falsedad, en principio, por encontrarse ubicado dentro del título referido al proceso ordinario, correspondería
interpretar que resulta aplicable a esa clase de procedimiento y también al sumario y sumarísimo por remisión
de los arts. 495 y 496, párr. 2º, CPC. Al contrario, no es procedente la promoción del referido incidente en el
proceso ejecutivo, pues la naturaleza abreviada impide admitir este tipo de planteos”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar
del Plata, sala 2ª, 21/10/1997, “Di Paolo de Firenze, María Jovina v. Ortz, Liliana y otro s/incidente de
redargución de falsedad en autos `Ortiz, Marta v. Di Paolo, María s/ejecución hipotecaria´”; Cám. Civ. y Com.
149
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1ª Mar del Plata, sala 1ª, 24/4/2001, “Riera, Carlos v. Fisco de la Provincia de Buenos Aires s/incidente
redargución de falsedad en Fisco v. Riera s/apremio”.
277
“Que el art. 484, Código Procesal establece, expresamente, la improcedencia de la recusación sin causa en
los procesos sumarios; lo que resulta de aplicación a los procesos sumarísimos en virtud de la clara remisión
establecida en el art. 496 del mismo Código; que permite inferir, concluyentemente, la improcedencia de la
misma en el caso de autos”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 25/2/1999, “Obispado de Quilmes v. Spagnolo,
Alberto s/interdicto de recobrar”. “Si el Código Procesal reglamenta la recusación sin causa en forma
compatible con la razonable celeridad que debe presidir al desarrollo del proceso, excluyendo la posibilidad de
deducirla en los procesos plenarios abreviados, con mayor razón puede concluirse en su inviabilidad en los
procesos sumarísimos, en los cuales el rito se manifiesta aun con mayor severidad”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 8/7/1997, “Giovenille, Estela v. Fisco de la Provincia de Buenos Aires s/interdicto de retener”.
150
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por todo ello y en lo que hace a los aspectos generales de la “sumarización” remitimos a lo señalado
en la nota al art. 484.
Sólo habremos de aludir aquí a las notas propias de esta forma de proceso.
3. RECONVENCIÓN
No se admite reconvención. Se busca -aquí también- no complejizar ni demorar el juicio sumando una
nueva pretensión dirigida por el demandado respecto del actor, con todo lo que ella implica en cuanto
a trámite (plazos, excepciones, más prueba, mayor posibilidad de impugnaciones, etc.).
El demandado no ve violado su derecho de acción y de defensa en juicio ya que tiene siempre
expedita la vía del nuevo proceso donde ventilar la cuestión.
5. PLAZOS
La reducción de plazos es uno de los medios para abreviar los juicios plenarios.
La regla en el sumarísimo es que todos los plazos serán de dos días a excepción del que corresponde a
la contestación de demanda que será de cinco -acto básico donde se plasma la estrategia defensista y
278
“Conforme lo previsto por el art. 321, último párrafo, y 496, Código Procesal, el juez de primera instancia al
sentenciar rechazando la vía intentada por la actora debe señalar qué procedimiento corresponde otorgar a la
demanda promovida conforme la normativa indicada”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 20/2/1996,
“Rodríguez, Roberto v. Alianza Francesa de Quilmes s/amparo”.
151
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
por ende requiere de mayor reposo- y el probatorio que quedará a consideración del juez quien lo
estipulará -como siempre- atendiendo a la naturaleza y complejidad de la cuestión pero sin perder de
vista la extrema sumariedad del trámite279. Como pauta temporal dada por la ley, vemos la que obra
en el inc. 3º a la que aludiremos a continuación.
La jurisprudencia ha señalado que el plazo de dos días no rige en el trámite ante la Suprema Corte
donde se aplican los tiempos propios de los respectivos recursos extraordinarios tal como lo señala el
Código Procesal Civil y Comercial.
El plazo al que aquí se alude es el que corresponde a los actos realizados por las partes. Respecto del
tribunal y la sentencia, la previsión viene dada por el inc. 6º.
6. AUDIENCIA DE PRUEBA
En el sumarísimo opera también la audiencia de prueba regulada para el sumario en el art. 487 a cuya
nota remitimos.
Aquí se indica que la audiencia para tal diligencia deberá ser fijada dentro de los diez días de
contestada la demanda o de fenecido el término para cumplir esa carga. Se brinda de este modo una
pauta temporal que habrá de servir al juez al momento de establecer la duración del período
probatorio total.
279
“Si bien dentro del proceso sumarísimo, el art. 496, inc. 2º, CPC fija salvo excepciones previstas que todos
los plazos serán de dos días, es decir que éste será para el recurso de apelación y en su caso, para el recurso de
hecho, no puede omitirse que la norma citada no incluye a los supuestos de sustanciación de un planteo de
inhibitoria. Esta incidencia se desenvuelve de conformidad a un trámite que no está alcanzado por las
previsiones de la norma adjetiva arriba citada”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 10/2/2000, “Ferreyra, Jorge A. v.
Telefónica de Argentina S. A. s/acción de amparo”. “Siendo los plazos en el juicio sumarísimo de dos días con
excepción del que corre traslado de la demanda y el de apertura a prueba (art. 496, inc. 2º, CPC), la contestación
de la memoria presentada al quinto día se encuentra fuera de término, sin que obste a ello el plazo otorgado por
el juez, ya que la equivocación incurrida en cuanto al mismo no habilita al alongamiento de ellos”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 27/4/1999, “Parisi, Humberto y otros v. Cooperativa de Obras y Servicios
Públicos Batán Ltda. s/acción de amparo”; 28/2/2002, “Buttaro, Rodolfo v. Banco Quilmes s/habeas data”. “El
plazo para presentar la fundamentación del recurso de apelación en los juicios sumarísimos es de dos días,
conforme lo normado por el art. 496, inc. 2º, del ritual”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 18/5/1995, “G., R.
v. L., R. s/exclusión del hogar”.
280
“En el proceso sumarísimo resultan apelables la sentencia definitiva y las providencias que decretan medidas
precautorias; por tal motivo si la cuestión traída no encuadra en alguno de estos supuestos, resulta improcedente
el recurso de apelación”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 28/11/1995, “Chopa, Rubén Ángel v. N. N. y otros
ocupantes s/interdicto de recobrar”.
281
“La resolución recurrida (en cuanto deniega la medida cautelar innovativa), es apelable no obstante la
redacción del art. 496, inc. 4º, CPCB que establece que sólo lo serán la sentencia definitiva y las providencias
que decretan medidas precautorias”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 28/2/2003, “De Uco v. Coop. Ltda. de
Consumo de Electricidad y Servicios Anexos de Olavarría s/amparo”.
282
“El cuestionamiento de la decisión por la cual se deniega la sustitución de una contracautela, tratándose de
un proceso sumarísimo, de ningún modo podría subsumirse en el supuesto previsto en el art. 496, inc. 4º, CPC,
ya que éste sólo prevé la apelabilidad del auto que decreta una medida cautelar y de la sentencia definitiva”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 22/6/2000, “Gil Morales, Juan v. Edea SA s/amparo recurso de
queja”; 19/11/2002, “Latte, Gloria B. y otros s/acción de convocatoria a asamblea”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar
del Plata, sala 1ª, 19/3/2002, “Manelli, Laura María v. Citibank NA s/amparo”. “La denegatoria a una medida
cautelar en un proceso sumarísimo, deviene inapelable por aplicación del art. 496, inc. 4º, CPCC”. Cám. Civ. y
Com. La Matanza, sala 1ª, 21/11/2000, “Club Social y Deportivo Peribebuy v. Municipalidad de La Matanza
s/interdicto de retener”. “El marco de apelabilidad que prescribe el art. 496, inc. 4º, Código Procesal, no habilita
152
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El recurso de apelación se concederá en relación y “en efecto devolutivo” según reza la manda en
análisis (inc. 4º).
Cuando se impugnen resoluciones que concedan medidas precautorias, el mismo operará con efecto
no suspensivo, tal como surge tanto de este articulado como de las reglas generales vistas con
anterioridad en relación a esta vía impugnativa y a la materia cautelar (art. 198).
No procede -por ende- el debate probatorio amplio ante la alzada a que da lugar el art. 255, respecto
de otros juicios de conocimiento.
El plazo para apelar la sentencia dictada en juicio sumarísimo es también de dos días porque se trata
de una excepción al principio general consagrado en el art. 244 que establece el plazo de cinco días
“no habiendo disposiciones en contrario”283.
Asimismo, la Corte ha sostenido que las decisiones dictadas en un proceso sumarísimo son
susceptibles de ser atacadas por vía de los recursos extraordinarios, en la medida en que reúnan los
requisitos exigidos por los arts. 278, 296, 299 y concs. del Código Procesal Civil y Comercial284.
la vía recursiva para la decisión que deniega el dictado de una medida cautelar”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 1ª, 2/3/1999, “Saavedra, Ricardo v. Fiat Crédito Argentina s/amparo - queja”. “La resolución del juez
que rechaza el pedido de mejora de contracautela en el proceso sumarísimo, pues no encaja en ninguno de los
supuestos del art. 496, inc. 4º, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 25/6/1996,
“García, David v. Cohen Arazi, Isabel y otra s/interdicto de retener”.
283
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 17/12/2002, “Leone, Mariela Inés y otro v. Banco Río de la Plata SA
s/acción meramente declarativa”.
284
SCBA, Ac. 46.162, 27/11/1990, “Smata v. Compañía Laureza SA s/acción de amparo - recurso de queja”.
153
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
LIBRO III - PROCESOS DE EJECUCIÓN
154
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Los derechos cuya satisfacción se busca a través de estas vías pueden tener diversa fuente
dependiendo de la naturaleza del “título ejecutivo” de que se trate.
3. EJECUCIÓN DE SENTENCIAS
Según el subtipo de pretensión de conocimiento de que se trate, a la actividad cognoscitiva del
magistrado -que la caracteriza y define- le seguirá una simple manifestación judicial que elimine la
incertidumbre (pretensión declarativa o meramente declarativa), la creación de una nueva situación
jurídica (pretensión constitutiva) o bien, el establecimiento de obligaciones en cabeza de una o ambas
partes en litigio (pretensión de condena).
La sentencia se constituye, de tal modo, en fuente de obligaciones.
155
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El juez luego de haber analizado el marco fáctico y jurídico y ante el pedido de las partes, impondrá el
cumplimiento de ciertas conductas (dar, hacer o no hacer), el respectivo contenido de las mismas así
como otras pautas (plazos, lugar, etc.).
En esta etapa procesal y en el contexto de esta pretensión de conocimiento y condena, el juez se
limitará a ello en la confianza de que las partes habrán de acatar el mandato judicial emitido por un
órgano estatal luego de haberse transitado las diferentes etapas del juicio y habiéndose garantizado los
derechos constitucionales elementales referidos a la defensa en juicio y al debido proceso. En virtud
de todo ello es que se espera el voluntario cumplimiento de las obligaciones impuestas.
Sin embargo, la conducta esperada no siempre es la que tiene lugar en la realidad.
Frente a la falta de cumplimiento voluntario de estas obligaciones de fuente judicial ya nada podrá
hacer el juez que emitió la sentencia en el marco de la pretensión de conocimiento llevada por el actor
y resistida por el demandado. Su rol se limitó a conocer y condenar extinguiéndose así -en este
aspecto- su competencia acotada por el acto petitorio de las partes.
Si éstas quieren que el mandato judicial obtenido se cumpla compulsivamente en los hechos, deberán
acudir a otro tipo de pretensión que, a su vez, dará lugar a otro tipo de proceso diferente.
Se trata, según vimos, de un tipo de pretensión ejecutiva que da lugar al proceso de ejecución de
sentencia ante -normalmente- el mismo juez que dictó aquélla (art. 166, inc. 7º).
Ahora el litigante parte de un título -”título ejecutivo”- del cual surge un derecho previamente
establecido a su favor y busca que lo allí contemplado tenga correlato en la realidad. Esto es, que el
deudor cumpla efectivamente con las obligaciones establecidas por el juez.
La ejecutoria -nombre que el Código otorga a este peculiar título ejecutivo- presupone un juicio de
conocimiento concluido y derechos establecidos con el grado de certeza en una sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada. Ello incidirá en la gran limitación de defensas que podrán oponerse al
cumplimiento forzado de la misma (arts. 504 y 505).
Se ha dicho que el proceso de ejecución de sentencia no es más que la materialización de lo resuelto
en el pronunciamiento que lo origina, al que no puede enmendar ni ampliar pues lo desnaturalizaría a
la vez que alteraría la cosa juzgada que promedia al respecto285 y que no reviste calidad de incidente,
carácter reservado para toda cuestión que tuviere relación con el objeto principal del pleito y no se
hallare sometida a un procedimiento especial, por lo que no es de aplicación al mismo lo previsto por
el art. 69, párr. 2º, Código Procesal286.
5. PROCEDENCIA DE LA EJECUCIÓN
No cualquier sentencia reviste el carácter de “ejecutoria”, esto es, de título ejecutivo que pueda servir
de base a una pretensión ejecutiva y al consiguiente proceso de ejecución de sentencia.
Ella debe encontrarse firme, ya sea a través del consentimiento o de la ejecutoriedad y debe contener
obligaciones de plazo vencido. A ello se le suma el pedido de parte. Analizaremos cada elemento por
separado.
285
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 26/9/1996, “Lamazou v. Bayala, Alberto s/ejecución sentencia”.
286
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 26/12/1991, “Ávila, Héctor Fidel v. Esteban, Rafael Fabián
s/cumplimiento de contrato - daños y perjuicios”.
156
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
6. SENTENCIA FIRME
El fallo para ser ejecutado debe encontrarse firme, esto es, debe haber pasado en autoridad de cosa
juzgada.
A su respecto habrá operado la “preclusión máxima”: no debe quedar ninguna vía procesal que
transitar a los fines de su impugnación o modificación. Se debe tratar de un pronunciamiento
inmodificable lo cual determina la incorporación de los derechos que de él surgen al patrimonio de la
parte beneficiada por el resultado.
De allí la íntima conexión entre cosa juzgada y derecho de propiedad (art. 17, CN) y la consiguiente y
necesaria vinculación entre la protección de este derecho supralegal y las vías procesales para
canalizarla.
Una ejecución simple y rápida permitirá una mejor satisfacción del derecho de propiedad del
acreedor. A ello debe tender no sólo el ordenamiento legal local sino también los jueces al momento
de aplicarlo. Sin desatender -por supuesto- el derecho de defensa del ejecutado, se deben arbitrar los
medios para que los procesos ejecutivos sean expeditivos, aplicándose severamente las penas por
violación a la buena fe procesal que importan -por lo general- conductas dilatorias inaceptables.
La norma establece que el fallo deberá estar consentido o ejecutoriado.
Se da el consentimiento del mismo cuando las partes debidamente notificadas de la sentencia
manifiestan de modo expreso su conformidad con lo resuelto -consentimiento expreso- o dejan pasar
los plazos estipulados para su impugnación -consentimiento tácito- adquiriendo firmeza al
vencimiento de los mismos.
La ejecutoriedad, en cambio, implica la revisión de la sentencia por tribunales superiores y la
confirmación de sus términos -si eran favorables al ejecutante- o bien la modificación de los mismos -
si eran desfavorables al ejecutante-.
Desde el momento en que adquiere firmeza la resolución del último tribunal que puede intervenir en
el caso, allí se considera “ejecutoriado” el fallo que dará lugar al trámite ejecutivo.
Esta exigencia queda de lado -en la práctica- cuando la apelación se concede con efecto devolutivo
(no suspensivo), respecto de ciertos casos.
En esos supuestos, pendiente el trámite ante la segunda instancia y aun cuando la sentencia no se
encuentre aún “ejecutoriada” -ni, obviamente, consentida-, el fallo recurrido podrá ser ejecutado si
fija una cuota alimentaria (art. 644) o si manda llevar adelante la ejecución y el ejecutante da fianza
suficiente para el caso de que la sentencia finalmente sea revocada (art. 533, inc. 1º).
La sentencia consentida o ejecutoriada sólo puede ser ejecutada contra quienes hayan sido partes en el
proceso, ya que aquélla hace cosa juzgada únicamente para los mismos287.
7. PLAZO VENCIDO
El Código Procesal Civil y Comercial manda que la sentencia correspondiente a un proceso de
conocimiento (pretensión de condena) fije el plazo en que habrán de cumplirse las obligaciones allí
establecidas (art. 163, inc. 7º). Se trata de un imperativo legal que opera aun ante la falta de
requerimiento concreto de la parte. Su omisión puede dar lugar a un pedido de aclaratoria en los
tiempos contemplados por la norma (art. 166, inc. 2º).
El plazo comenzará a correr desde la firmeza del pronunciamiento que lo contiene, aplicándose las
reglas vistas respecto del consentimiento y la ejecutoriedad de los fallos.
Durante el término establecido, las partes deberán cumplir voluntariamente con el mandato judicial.
Si no lo hacen, una vez vencido, quedará expedita la pretensión ejecutiva del acreedor y podrá -dentro
del plazo de prescripción- requerir la intervención de los tribunales para que genere medidas que den
lugar al cumplimiento forzado.
Téngase en cuenta que al no ser éstos plazos procesales, las reglas para su cómputo son
exclusivamente las del Código Civil a menos que en la sentencia se indique alguna modalidad
especial.
287
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 13/12/1994, “Fuentes, José Bartolomé v. Martín Hnos. Sociedad de hecho y
otros s/ejecución de sentencia”.
157
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
8. PEDIDO DE PARTE
Otra manifestación del principio dispositivo lo encontramos en el requisito del pedido de parte para
que un juez ejecute una sentencia.
La parte interesada en la ejecución forzada deberá realizar un nuevo acto petitorio al órgano
competente sin el cual éste no realizará actividad alguna al respecto. Se trata -como vimos- de una
nueva pretensión, ahora de ejecución, que respecto de la de conocimiento ya transitada muestra
esenciales diferencias.
Se aplican aquí las reglas de sustitución procesal para el caso de que el acreedor original que conste
en la sentencia a ejecutar haya fallecido o transmitido el derecho.
2. SENTENCIAS HOMOLOGATORIAS
158
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por un lado, las sentencias homologatorias de acuerdos o transacciones. Se refiere a las vías a través
de las cuales el magistrado admite la operatividad de medios “anormales” de terminación del proceso.
En cuanto a los supuestos288, remitimos a los arts. 304 a 309 y en cuanto a las formas de estos
resolutorios, a los arts. 160 a 162.
Nuestra Corte ha dicho que mediante la homologación judicial, el acuerdo celebrado por las partes se
reviste de ejecutividad quedando equiparado a la sentencia en razón de que extingue los derechos y
obligaciones que las partes hubieren renunciado y tiene la autoridad de cosa juzgada289.
Esta homologación de un convenio le otorga igual fuerza ejecutiva que la de una sentencia y dicha
asimilación hace que pueda ser objeto de recursos y también de un pedido de aclaratoria en el marco
del art. 166, inc. 2º. De allí que la apelación sostenida a su respecto tiene entidad para revocar lo
decidido en caso de haber error, lo que hace innecesario declarar su nulidad290.
Téngase en cuenta que -como ha dicho la jurisprudencia- la intervención judicial homologando un
convenio, al único efecto de dar certeza y ejecutoriedad a un instrumento público o privado, sólo
resulta procedente cuando preexiste un conflicto que lo justifique pues las sentencias homologatorias
se hallan previstas en supuestos específicos y taxativos (arts. 47, ley 21342; 236, párr. 3º y 1306,
CCiv., etc.) o cuando por esta vía se concluye “anormalmente” un proceso ya iniciado (arts. 308 y
309, CPCC). Ello pues la homologación, al acordar al convenio efectos propios de una sentencia,
convertiría en título ejecutorio a esa convención extrapolándola de la esfera contractual a la que
pertenece e insertándola en la de los actos jurisdiccionales, por lo que su posterior impugnación sólo
podría efectuarse a través de las defensas previstas para el proceso de ejecución de sentencia
288
“La ejecución del convenio alimentario homologado (arts. 498, inc. 1º, y 645, Código Procesal), se rige por
un trámite especial distinto al previsto en los arts. 502 y ss. del Digesto ritual, fundado en la particularidad del
derecho que involucra; razón por la cual no es indispensable liquidación ni citación de venta ni menos aún,
ventilar -como en el sub discussio- una faz probatoria integral, toda vez que sólo es menester intimar el pago y
si no es efectivizado motorizar el embargo pertinente sin más trámite y la consecuente venta de bienes o
detracción dineraria que corresponda y de allí que el obligado sólo puede oponer excepción de pago
documentado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/12/2000, “S., A. G. v. L., O. J. s/alimentos”. “El
proceso homologatorio es por su naturaleza un sometimiento jurisdiccional voluntario, que tiene por objeto
otorgar al acuerdo de las partes el efecto propio de una sentencia y hacer adquirir a dicha convención el carácter
de un verdadero título ejecutorio (arts. 162 y 498, inc. 1º, Código Procesal), siendo necesario que quienes
resulten involucrados en él hayan prestado -expresa o tácitamente- su conformidad para que se proceda a la
convalidación judicial aludida”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/6/2000, “Di Odoardo, Julia v.
Martínez, Roberto s/daños y perjuicios”. “El proceso homologatorio es por su naturaleza un sometimiento
jurisdiccional voluntario, que tiene por objeto otorgar al acuerdo conciliatorio y extrajudicial de las partes el
efecto propio de una sentencia y hacer adquirir a dicho acuerdo el carácter de verdadero título ejecutorio (art.
498, inc. 1º, Código Procesal). Así pues, cuando la demandada controvierte el contenido del convenio
extrajudicial, esta circunstancia obsta a la homologación solicitada, dada la naturaleza no contenciosa del
presente proceso. Es que al haberse tornado litigiosa la materia, su dilucidación debe encauzarse a través del
correspondiente proceso de conocimiento y nunca por esta vía rápida y acotada”. Cám. Civ. y Com. San Martín,
sala 2ª, 27/11/1997, “L., N. O. v. M., M. V. s/homologación convenio régimen de visitas”; 6/10/1998, “Lacalle
de González, Beatriz Marta s/homologación de convenio” [J 14.11709-1]; 11/5/1999, “Echaniz, Adela
Raimunda y Luna, Aníbal Julio; González, Evarista s/homologación judicial”; 2/11/1999, “Yanniello, Alicia v.
Doukatas, Jorge s/homologación”; 7/3/2000, “Sánchez, Fabián y otra v. Lorenzo, Orlando y otra s/daños y
perjuicios”; 22/2/2000, “Garesio, Mónica Liliana s/homologación”; 14/8/2001, “Giassone de Martínez, María
Luisa v. Ávila, Carlos Julio s/cobro de alquileres”. “Si producida la disolución de la sociedad conyugal (art.
1306, CCiv.) las partes convinieron la forma de dividir los bienes, mediante acuerdo que recibió judicial
homologación, el acuerdo ha quedado a partir de entonces dotado de la eficacia propia de la cosa juzgada”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/7/1995, “R., A. F. v. M., A. s/liquidación sociedad conyugal”. “El
Código Procesal Civil y Comercial prevé la transacción entre los modos anormales de terminación del proceso.
Le otorga la investidura de cosa juzgada con fuerza ejecutoria, es decir, configura un acto jurisdiccional cuyo
cumplimiento debe efectivizarse por la vía de ejecución de sentencia (art. 498, inc. 1º, CPCC)”. SCBA, Ac.
38.469, 22/12/1987, “Dezeo, Josefina v. Corregidor SA y otros s/daños y perjuicios”.
289
SCBA, Ac. 77.255, 22/3/2000, “Casquino Valenzuela, Hipólito v. Berstein, Omar y otros s/indemnización
por despido, etc. - recurso de queja”.
290
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 10/9/2002, “M., N. v. L. Q., O. s/alimentos”.
159
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
implicando -de esta manera- un virtual cercenamiento de la facultad de ejercer los derechos con
plenitud291.
3. MULTAS PROCESALES
También se aplica este trámite a la ejecución de resoluciones que establecen multas procesales.
En muchos artículos el Código habilita al juez a aplicar sanciones pecuniarias por casos concretos de
violación a la buena fe procesal. Éstas podrán estar fijadas en beneficio de la contraparte o bien sin
destinatario.
De ello dependerá la legitimación de quien pida la ejecución: o la parte o quien disponga la Suprema
Corte mediante resolución (art. 35).
En tal sentido, la res. 760/1968 de ese tribunal (modificada por acuerdo 1795 y res. 715/1970,
868/1977 -derogada por res. 425/2001 -, 1059/1978, 1993/1994 y res. 425/2002 texto según res.
870/2002) señala en su art. 3º que “no oblada la multa impuesta por una resolución firme, el juez o
tribunal lo hará saber al agente fiscal que actúe en la causa, o en su defecto al que se hallare de turno a
la fecha en que quede ejecutoriada la sanción, para que, en incidente por separado proceda a su
ejecución dentro del tercero día”. La res. 1059/1978 establece que deberá regularse honorarios por la
actuación de los agentes fiscales por esta tarea.
En este sentido, se ha dicho que habiendo ganado firmeza la resolución que fijó los astreintes, la
misma resulta ejecutable por el procedimiento previsto en el Libro III, Título I, Capítulo I del Código
Procesal, dentro de los límites cuantitativos del decisorio. Siendo ello así, resulta impropio sustanciar
la ejecución que se promueve, por la vía incidental desde que el estadio procesal alcanzado, a raíz de
la resolución firme que fija la multa, veda volver sobre las circunstancias que la predeterminaron. Por
lo demás, tampoco se advierte menoscabo alguno al legítimo ejercicio del derecho de defensa en
juicio para el ejecutado, desde que el trámite de ejecución de sentencia le otorga razonable posibilidad
de audiencia292.
4. HONORARIOS PROFESIONALES
Finalmente, mediante el trámite de la ejecución de sentencias podrán los profesionales intervinientes
en el proceso cobrar los honorarios regulados como integrantes de las costas judiciales. Normalmente
se hace referencia aquí a los honorarios de abogados pero también estas pautas son de aplicación
respecto de los de los peritos intervinientes.
En estos casos si se trata de un letrado actuará en interés propio. Respecto de estos profesionales serán
aplicables las reglas del dec.-ley 8904/1977 contenidas en los arts. 51 a 58, entre otros. Esta última
norma contempla dos vías alternativas para el mismo objetivo -percepción de honorarios judiciales
firmes-: el incidente o la ejecución de sentencia.
Se ha resuelto que de conformidad con lo prescripto en el art. 58, dec.-ley 8904/1977, el profesional
puede optar para la persecución de su crédito por honorarios “por el procedimiento de ejecución de
sentencia en el mismo juicio en que se hayan regulado los honorarios” o por “incidente separado”.
Frente a la clara opción que brinda la ley al letrado de elegir y disponer de las formas procesales, no
puede oponerse a ello la decisión judicial de que el cobro tramite conforme la última opción citada, lo
que incluso excede las facultades ordinarias que el ritual otorga a los magistrados293.
Y si bien el artículo citado del dec.-ley 8904/1977 establece que la regulación judicial firme
constituye título ejecutivo contra el condenado en costas y solidariamente contra el beneficiario de los
trabajos, la posibilidad de perseguir el cobro de los honorarios por la vía de la ejecución de sentencia
sólo es admisible cuando aquéllos se encuentran impuestos en concepto de costas, puesto que el art.
58 mencionado debe conjugarse con la exigencia contenida en los arts. 497 y 498, inc. 3º294.
291
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 15/8/2000, “Citrano, Graciela Herminia v. Altamirano, Elsa
s/homologación de convenio”.
292
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 1/4/1997, “Menizabal, Mónica v. Gómez, Eduardo s/alimentos
provisorios”.
293
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 21/5/1991, “Cozzarín, José Ángel v. De la Campa, Manuel
subinquilinos u ocupantes s/desalojo”.
294
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 2/4/2002, “Abad, Amalia v. Figueredo, Mario s/reivindicación”.
160
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ahora bien, conforme lo dispuesto en el inc. 3º del art. 498 debe aplicarse el procedimiento de
ejecución de sentencia cuando se persigue el cobro de honorarios regulados en concepto de costas,
descartándose por ende este procedimiento contra quien no fue condenado en costas295.
Del juego armónico de los arts. 54, 57 y 58, dec.-ley 8904/1977, surge que las regulaciones de
honorarios deben ser notificadas personalmente o por cédula a los obligados a su pago, debiendo ser
abonados éstos dentro de los diez días de haber quedado firme el auto regulatorio, constituyendo esa
regulación firme título ejecutivo. Es decir, que para la viabilidad de la ejecución de la sentencia
regulatoria de honorarios es menester que la misma hubiera sido consentida o quedado firme296.
Por último, se ha resuelto que habiendo optado el letrado por ejecutar sus honorarios al beneficiario
de sus trabajos, la liquidación practicada a esos efectos no necesariamente debe ser notificada a todos
los deudores297.
1. REGLAS DE COMPETENCIA
Se brindan aquí pautas específicas respecto de la manera en que habrá de establecerse la competencia
del magistrado ante el que tramitará el proceso de ejecución de una sentencia previamente dictada.
La primera de las reglas es la que señala como competente al mismo juez que dictó la ejecutoria. No
se hace otra cosa que reproducirse lo que señalan los arts. 6º, inc. 1º y 166, inc. 7º.
Es la regla básica298.
Se busca que el mismo juez que conoció de los hechos de la controversia, los valoró jurídicamente y
emitió resolución al respecto sea el que también conozca respecto de la nueva pretensión que tiene
como punto de partida la sentencia de su autoría299.
295
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 28/3/2000, “Araujo, César R. v. Argüero Fragueyro, Nélida S. y otro
s/ejecutivo de honorarios”.
296
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 7/11/2000, “Orellano v. Coomarpes s/ejecución de honorarios”.
297
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 10/5/1990, “Municipalidad de Magdalena v. Ríos, Francisco y otro
s/cumplimiento de convenio”.
298
“El juez que dictó el fallo sigue siendo competente para entender en su ejecución, por cuanto la jurisdicción
de un tribunal no termina con la sentencia, sino que continúa hasta su cumplimiento”. Cám. Civ. y Com. 1ª La
Plata, sala 1ª, 10/9/1998, “Barroso, Alejandra s/ejecución de honorarios en autos `Castresana v. Velazques
s/cobro de alquileres´”.
299
“La jurisdicción internacional del juez de España, determinada con un criterio acorde al que establece el art.
227, CCiv., no se agotó con el dictado de la sentencia que declarara la separación del matrimonio y que a su vez
mantuviera en su totalidad las medidas que han versado sobre la guarda y custodia de las hijas del matrimonio,
así como el régimen de visitas, el uso del domicilio conyugal y los alimentos para las hijas y esposa, medidas
que hacen al cumplimiento o ejecución de dicha sentencia y, por lo tanto, subsiste la competencia en la esfera
internacional para conocer de dichas cuestiones por aplicación de la doctrina que emerge del art. 499, inc. 1º,
Código Procesal. De allí que todo lo relativo a la modificación o cesación de las aludidas medidas hace la
jurisdicción internacional del juez de dicha causa”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 1/7/1994, “F., A. M.
v. Z., E. F. s/cambio régimen de visitas - abone cuotas alimentarias atrasadas - se eleve”. “Tratándose de la
161
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ello es correcto ya que nadie mejor que quien determinó previamente la existencia y alcance de las
obligaciones para ejecutar las medidas compulsorias que nacen de esos vínculos establecidos
judicialmente. Inmediación y economía procesal son principios que se vinculan con el fundamento de
esta manda.
Una excepción a esa regla viene dada por la naturaleza del objeto sobre el que recae la ejecución.
Si la sentencia no puede ser ejecutada en el lugar y por el juez que la dictó deberá plantearse esta
pretensión ejecutiva ante el magistrado competente de la jurisdicción que corresponda, sea en el país
como fuera de éste. Se puede dar el caso de obligaciones que deban ser cumplidas -y por lo tanto
ejecutadas- en el lugar donde se encuentran ubicados ciertos bienes inmuebles o donde se encuentra el
domicilio del obligado -que pudo haber cambiado desde, o incluso antes, del dictado de la sentencia
en el juicio de conocimiento-.
Finalmente, en el caso de vinculación de procesos por conexidad ya sea que existan varias sentencias
o una única a ejecutar entenderá el juez que intervino en el proceso de conocimiento considerado
“principal” respecto de los demás. Se trata de una aplicación del principio general del inc. 1º para el
supuesto de acumulación de procesos.
ejecución de una sentencia de alimentos dictada en extraña jurisdicción, en orden a lo dispuesto por los arts. 6º,
inc. 1º, y 499, Código Procesal el magistrado que debe entender en ella es el que pronunció el fallo”. Cám. Civ.
y Com. Quilmes, sala 1ª, 3/6/1997, “Mansilla, Berta A. R. v. Jujnovic, Juan C. S. s/incidente de ejecución de
sentencia”; 25/4/2000, “Pizzolo, Luis v. Spagnoletti, Mónica s/cobro ejecutivo de alquiler”.
162
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho que frente a la impronta de orden público y jerarquía constitucional que exhibe la cosa
juzgada surgente de la sentencia firme, la liquidación a concretar debe acompasarse a las precisas
pautas señaladas en la misma pues la fase ejecutoria ha de estar delimitada por el alcance de la
sentencia que dinamiza y, a su vez, legitima la determinación de la suma líquida a oblar sin que sea
admisible resolución alguna que contraríe lo decidido con autoridad de cosa juzgada sea sobre lo
principal o lo accesorio como son los intereses. De tal modo, no puede adicionarse una tasa de interés
que no había sido pedida ni contemplada en la sentencia definitiva, porque ello importa un
avasallamiento al principio de autoridad de la cosa juzgada300.
La liquidez de la suma puede provenir, entonces, del texto de la sentencia o de un cálculo sencillo
siguiendo sus parámetros301. Y también de una liquidación aprobada. En este caso es evidente que se
ha dado cumplimiento al trámite de los arts. 501 y 502 y del mismo surge el monto a ejecutar.
Remitimos a las notas de esas mandas.
2. TRABA DE EMBARGO
Existiendo suma líquida, a pedido de la parte se trabará embargo por ese monto sobre bienes del
deudor302.
Este recaudo es esencial ya que sobre estos bienes embargados se habrá de hacer efectivo el crédito
ante la renuencia al cumplimiento voluntario del deudor. Todo lo concerniente a la traba de esta
medida protectoria se habrá de regir por las reglas que al mismo efecto se contemplan dentro del
proceso ejecutivo a partir del art. 529.
Remitimos a ese tramo del Código.
300
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/7/1995, “Irazusta, Antonio María Leandro y otros v. Cuevas,
Roberto Alfredo (Suc.) s/cumplimiento de contrato”; 17/9/1996, “Álvarez Murcia, Rolando v. Montoya, Juan
Carlos s/cobro de pesos”.
301
“La liquidación que se practica en el juicio ejecutivo es una operación numérica mediante la cual se establece
de conformidad con las bases fijadas en la sentencia, el saldo resultante de lo debido por capital, intereses y
costas, por lo que la misma se ha de ajustar a las precisas pautas señaladas en aquélla”. Cám. Civ. y Com. 1ª
Mar del Plata, sala 1ª, 19/11/2002, “Banco Bisel SA v. Peñaloza, Miguel s/ejecución”; 22/5/2003, “Toria SA v.
Medina, Juan Jorge y otro s/ejecución”.
302
“Cuando se transita el proceso de ejecución de sentencia, por expresa disposición del art. 500, CPCC que
remite a las normas que regulan el embargo de bienes en el proceso ejecutivo, el juez puede, para evitar
perjuicios o gravámenes innecesarios al titular de los bienes, disponer una medida distinta de la solicitada o bien
limitarla teniendo en cuenta la importancia del derecho que se intenta ejecutar (art. 204, CPCC). Atenta esa
facultad, es irrelevante que el caso planteado no encuentre cobijo en lo normado por el art. 2º, ley 9511, punto
en que el recurrente y el juzgador concuerda desde que la limitación del embargo encuentra sustento suficiente
en las previsiones del citado art. 204, CPCC. Habida cuenta de ello y siendo que del bruto percibido por el
ejecutado como fletero, cerca de un sesenta (60) por ciento lo insumen los gastos de explotación y que aun de
considerarse incluidos en ellos la amortización del vehículo, la suma restante está afectada a sufragar los
alimentos propios y de los alimentados, aparece como razonable expresión de dicha facultad judicial limitar el
embargo al veinticinco (25) por ciento de las entradas brutas que perciba el ejecutado. Por tal motivo, se
confirma la resolución apelada con costas a la ejecutante”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 14/6/1990, “De
Santis, José María v. Montequin, Alberto s/ejecución de honorarios”.
303
“No existe impedimento legal que vede la condena a una prestación dineraria ilíquida. Lo admite el
ordenamiento normativo en distintos preceptos (arts. 774, 819, CCiv.) a lo que cabe agregar que los arts. 500,
último párrafo, y 501, Código Procesal reglamentan el trámite de ejecución de la sentencia que condena a
cumplir una obligación ilíquida”. SCBA, Ac. 81.495, 5/3/2003, “O. M. Construcciones v. Constructora Lanusse
SA s/cobro de pesos”.
163
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. SUMA ILÍQUIDA
Si la sentencia no contiene una suma líquida -ni fácilmente liquidable- habrá que cumplir con el
trámite de la liquidación.
Para ello, es carga del ejecutante presentar una liquidación confeccionada a partir de las pautas de la
sentencia a ejecutar.
Debe ser clara y detallada, permitiendo a la contraria y al juez advertir los pasos seguidos, los índices
utilizados, los plazos aplicados y demás rubros y pautas extraídos de la ejecutoria. Para los supuestos
donde esta tarea revista una complejidad muy alta o sea necesario procesar una cantidad de datos
mayor de lo normal, está previsto un trámite diverso en el art. 514 a cuya nota enviamos.
La ley fija un plazo para que el acreedor pueda presentar esta liquidación: diez días desde el momento
en que venció el plazo fijado en la sentencia para su cumplimiento, el cual corre desde que quedó
firme ese decisorio.
Entendemos que recién allí el fallo es “ejecutable” a tenor de lo que indica el art. 497.
Se trata de un período en el cual sólo el acreedor puede cumplir con esta carga304.
Vencido el término que contempla este artículo, consideramos que tanto el acreedor como el deudor
pueden presentar la liquidación respectiva, siempre siguiendo las pautas de la ejecutoria305.
2. SUSTANCIACIÓN
Sea quien fuere el que presenta la liquidación en juicio, el juez dará traslado a la contraria por el plazo
de cinco días que se computa desde la notificación de ese auto por cédula conforme la letra del art.
135, inc. 8º.
La medida se sustenta en el derecho de defensa del litigante que no realizó esta liquidación para que
pueda controlar si su facción ha sido adecuada.
Ajustándose el cálculo efectuado por las partes en forma conjunta a las pautas señaladas en el
decisorio que lo ordena, corresponde aprobar en cuanto ha lugar por derecho la liquidación que
contiene306.
304
“De acuerdo a la ley adjetiva, corresponde en principio practicar liquidación a la actora (art. 501, CPCC).
Mal podría entonces hacerlo la apelante sin mediar mora de la interesada en la carga practicada”. Cám. Civ. y
Com. San Isidro, sala 1ª, 1/2/1990, “Sanguinetti, Horacio J. y otro v. Puleo, Arnaldo s/cobro de pesos”.
305
“Tratándose de una condena relativa a una cantidad ilíquida, el trámite previsto por el art. 501, CPCC,
resultaba ineludible; por ende, hasta tanto no se encuentre aprobada la correspondiente liquidación los obligados
al pago no se pueden considerar en mora y, en consecuencia, no corresponde al cálculo de los intereses sobre los
gastos”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 28/4/1994, “Longo, Enzo y otros v. Cercatto, Jorge A. y otros
s/daños y perjuicios”; 9/11/1995, “Platacard SA v. Murados, Oscar A. y otra s/cobro ejecutivo” [J 14.15879-1].
306
SCBA, B. 56.127, 24/4/2002, “Salinas, Víctor M. v. Municipalidad de La Plata s/demanda contencioso
administrativa”.
164
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En este terreno, se ha dicho que los jueces cuentan con facultades suficientes para efectuar las
correcciones que crean convenientes a una liquidación, aun cuando no se hayan formulado objeciones
o fueran presentadas extemporáneamente. Ello es así, pues de admitirse una equivocada liquidación
por el simple hecho de la omisión de impugnarla, se tergiversarían las bases a tener en cuenta para su
realización. La aprobación no reviste la calidad de cosa juzgada, por lo que puede ser rectificada si
hubiere error al practicarla307.
También se sostuvo que las liquidaciones pueden ser ulteriormente rectificadas en virtud de que son
aprobadas en cuanto ha lugar por derecho y a que de concluir en una solución contraria se estaría
convalidando un enriquecimiento sin causa y una conducta abusiva del derecho que la ley no
ampara308.
307
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 1/2/2000, “Seguir SRL v. Hurtado, María Estela s/cobro ejecutivo”.
“Las cuestiones atinentes a la liquidación en el trámite de la ejecución, no revisten el carácter de decisiones con
autoridad de cosa juzgada, desde que su aprobación lo es en todos los casos, `en cuanto hubiere lugar por
derecho´. En mérito de ello, esta Alzada se encuentra facultada para corregir, incluso de oficio, los errores
cometidos al practicar la liquidación de la deuda -aun cuando no mediare observación oportuna de la
contraparte-, habida cuenta de que una solución contraria equivaldría a imponer a los órganos jurisdiccionales
cohonestar los defectos encerrados en las liquidaciones que tergiversen el contenido de la sentencia,
convalidando de ese modo, un enriquecimiento sin causa y una conducta abusiva del derecho que la ley no
ampara”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 11/8/1999, “Y. A. y otra s/divorcio vincular por presentación
conjunta”; Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/12/1996, “Multicompras v. García Amigo, Tomás s/cobro
ejecutivo - preparación vía ejecutiva”; 20/2/1997, “Multicompras SA v. Allan, Julio Miguel s/cobro sumario”.
308
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 14/11/1996, “González, Antonio v. Alari, Juan Blas s/daños y
perjuicios”.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ya hemos visto que sin perjuicio de la falta de contestación del traslado de la liquidación practicada
por la actora por parte del obligado al pago de los honorarios devengados en autos es función del
tribunal ajustar la liquidación a lo que corresponde según derecho309.
2. OPOSICIÓN A LA LIQUIDACIÓN
Otra posibilidad es que el ejecutado oponga reparos a la liquidación en tiempo oportuno.
Ya sea por haber errores en los cálculos, por haberse apartado de los parámetros fijados en la
sentencia u otros motivos fundados debidamente -explicados en el escrito respectivo- se puede
controvertir la cuenta efectuada. Estos planteos deberán ser canalizados a través de la vía incidental
donde podrá existir -incluso- etapa probatoria al efecto.
Hasta tanto no se resuelva este incidente no existirá “deuda líquida” por lo que no podrá seguirse
adelante con el trámite ejecutivo. Se trata, en los hechos, de un caso de incidente con efectos
suspensivos del trámite principal.
309
SCBA, B. 50.576, 16/3/1993, “Conobras SA v. Municipalidad de La Matanza s/demanda contencioso
administrativa”.
310
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 5/9/1996, “Vázquez, Eduardo E. v. La Central del Plata SA s/ejecución de
honorarios”.
311
“Establecido como está que el auto que ordena el libramiento del mandamiento de embargo o el oficio -si se
trata de un bien registrable- no es susceptible de apelación, de ello se extrae que la oposición del deudor a la
ejecución comienza recién con la traba de la medida y la citación de venta para que oponga excepciones”. Cám.
Civ. y Com. Pergamino, 27/6/1996, “Pacífico Annan, Juan Carlos v. Martín Hnos. SH s/ejecución de
honorarios”.
166
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Aun cuando la redacción del art. 503 se refiere al embargo y citación de venta como actos sucesivos,
no existe obstáculo alguno para que se realicen en forma simultánea, solución que se justifica no sólo
en la aplicación analógica del art. 540 sino además de la directiva del art. 34, inc. 5º, acápite a)312.
Como ya lo hemos dicho, en la ejecución de sentencias se persigue la transformación económica de
los bienes embargados del deudor por conducto de su venta judicial a fin de que el vencedor quede
satisfecho, razón por la cual el embargo ejecutorio constituye un presupuesto visceral y previo a la
citación de venta313.
312
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 18/9/2001, “Noya, Enrique Luis v. Cía. Financiera Argentina v.
Hilandería Matheu SACIF s/ejecución hipotecaria s/incidente de ejecución de honorarios”; 18/9/2001,
“Glaniver, Silva Diana v. Cía. Financiera Argentina v. Hilanderías Matheu SACIF s/ejecución hipotecaria
s/incidente de ejecución de honorarios”.
313
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 27/12/2001, “Garibotti, Juan María v. Romeri, María Cristina y otros
s/incidente de ejecución de honorarios y aportes”. “Luego de citar de venta al ejecutado, se establece que se
mandará continuar la ejecución (arts. 503, 506, Código Procesal), y, consentida o ejecutoriada ésta, se procederá
según las reglas establecidas para el cumplimiento de la sentencia de remate (art. 508, Código Procesal), hasta
hacerse íntegro pago al acreedor (art. 557, Código Procesal). Es que esta norma legal que importa el inicio de la
ejecución de sentencia posibilita únicamente que, al existir sentencia firme o dada la fianza del art. 553, Código
Procesal, el acreedor practique la liquidación de capital, intereses y costas, con el único objeto de que luego de
aprobada se haga inmediato pago el mismo del importe resultante”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
13/8/1996, “Multicompras SA v. Hudz, Alberto Omar s/cobro sumario”.
314
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 24/8/1989, “Labaronnie, Víctor v. Buratti, Mirta s/incidente de
disolución sociedad”.
315
SCBA, Ac. 56.649, 7/3/1995, “Itoiz, Juan José e Itoiz, Carlos v. Cuende, Matilde s/cobro de honorarios,
cuadernillo de apelación”; Ac. 56.604, 10/3/1998, “Rasuk, Pablo Ángel v. Cuende, Matilde Brígida s/cobro de
honorarios”; Ac. 81.274, 19/2/2002, “Castro, Juan B. v. Banco Comercial de Tres Arroyos s/incidente de
regulación y cobro de honorarios en Quantin, Emilio s/quiebra”.
167
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
válido y la regularidad del contradictorio, tal las que señalan defectos de capacidad, competencia o
legitimación para obrar de las partes o la habilidad del título316.
2. FALSEDAD DE LA EJECUTORIA
Técnicamente, se hace referencia a adulteraciones en la sentencia que se quiere hacer cumplir
forzadamente.
La ejecutoria -presentada en testimonio- resulta falsa total o parcialmente por haber sido modificada
luego de su firma por el juez.
Sin embargo, se ha ampliado el alcance de esta defensa incluyéndose en la misma la inhabilidad de
título a través de la que puede ponerse de manifiesto el incumplimiento de los requisitos de toda
ejecución -sentencia firme y plazo vencido-, la inexistencia de suma líquida cuando corresponda e
incluso las faltas de legitimación y defectos en la personería ya mencionados.
Muy abundante es la jurisprudencia que abona esta posibilidad317.
316
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 15/10/1991, “Marker, Alberto v. Zaiper SRL s/recisión parcial de
contrato social”.
317
“Más allá de que en la enumeración del art. 504, CPCB no está prevista la posibilidad de oponer la excepción
de inhabilidad de título, la jurisprudencia en su mayoría, se ha inclinado por su admisibilidad cuando se
cuestiona la falta de algunos de los requisitos del título ejecutorio, o de las condiciones exigidas para que
proceda la ejecución de la sentencia”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/9/1999, “Rinaldi, Marta
Alicia v. Organización Médica Atlántica s/ejecución de honorarios”. “Cuando se cuestiona la falta de alguno de
los requisitos del título ejecutorio o de las condiciones exigidas para que proceda la ejecución de sentencia,
resulta admisible la excepción de inhabilidad de título, pues se asimila a la excepción de falsedad de ejecutoria”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 15/2/2001, “Céspedes, Eduardo v. Nogues, Eduardo s/incidente de
ejecución de honorarios”. “Si bien en el trámite de ejecución de sentencia, las excepciones están limitadas a las
que enumera el art. 504, Código Procesal, entre las que no se menciona a la de inhabilidad de título, ello en
manera alguna puede ser inconveniente para que se la considere, si se tiene en cuenta que por su significación
jurídica, es esencial a toda acción los requisitos del título ejecutorio o de las condiciones exigidas para que
proceda la ejecución que se pretende hacer valer; motivo por el cual, puede denunciarse por esta vía que la
ejecución de sentencia es promovida por quien no reviste la condición de vencedor, o que no ha sido dictada a
favor de quien intenta ejecutarla, o bien que se ha promovido la ejecución contra quien no está obligado a su
pago”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/7/1998, “Zambelli, Mario Alberto v. Occar de Cóccaro, Delia y
otro s/ejecución de honorarios”. “No obstante que entre las limitadas excepciones que enumera el art. 504, CPC,
no se prevé a la inhabilidad de título, no lo es menos que la jurisprudencia mayoritaria se ha inclinado por su
admisibilidad, por considerarla implícita en la prevista en el inc. 1º de dicha norma, cuando se cuestiona la falta
de alguno de los requisitos del título ejecutorio, o de las condiciones exigidas para que proceda la ejecución de
sentencia”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 13/5/1999, “Bronzini, Roberto v. Morando, Adolfo
s/ejecución de honorarios”. “Si bien la inhabilidad de título no se encuentra entre las enumeradas en el art. 504
del ritual, se encuentra incluida en la prevista por el inc. 1º de dicha norma”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª,
5/11/1998, “Bottaso, María Julia s/incidente de honorario”; SCBA, Ac. 56.649, 7/3/1995, “Itoiz, Juan José e
Itoiz, Carlos v. Cuende, Matilde s/cobro de honorarios, cuadernillo de apelación”; Ac. 56.604, 10/3/1998,
“Rasuk, Pablo Ángel v. Cuende, Matilde Brígida s/cobro de honorarios”. “La defensa de falta de legitimación
pasiva, opuesta por el ejecutado por no haber sido sujeto condenado en el proceso ordinario precedente, puede y
debe ser asimilada a la defensa de inhabilidad de título, la que en el proceso de ejecución de sentencia, va
implícita en la falsedad de la ejecutoria (art. 504, inc. 1º, CPC), cuando como en la especie, se funda en el hecho
de no estar obligados los ejecutados por la condena impuesta en el fallo”. Cám. Civ. y Com. Pergamino,
13/12/1994, “Fuentes, José Bartolomé v. Martín Hnos. Sociedad de hecho y otros s/ejecución de sentencia”. “En
el proceso de ejecución de sentencia están limitadas las excepciones a las cuatro mencionadas en el art. 504,
CPC, entre las que no se encuentra la de inhabilidad de título, por lo que en principio no resultaría admisible.
Pero cuando se cuestiona la falta de algunos de los requisitos del título ejecutorio o de las condiciones exigidas
para que proceda la ejecución de sentencia, sí resultaría admisible pues se asimila a la excepción de falsedad de
la ejecutoria”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/6/1994, “Tenaglia, Carmelo s/incidente de
ejecución en autos: `Tenaglia s/exclusión de socio´”; 28/11/2002, “Llan de Rosos, Ernesto s. sucesorio v.
Intermar SA s/ejecución de honorarios”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/10/1995, “Rodríguez,
Rodolfo v. García, Oscar Alfredo y otro s/incidente de apelación (art. 250, CP) en autos: `Rodríguez v. García
s/incidente de ejecución de honorarios´” [J 14.21270-1]; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 26/5/1998,
“Villegas, Edgardo Néstor v. Holler, Pedro Eduardo s/incidente ejecución de honorarios”.
168
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como se señalara, la ampliación de este campo defensista protege los intereses del deudor en
detrimento de un rápido cumplimiento de la obligación, lo que redunda en perjuicio del acreedor
ejecutante.
3. PRESCRIPCIÓN DE LA EJECUTORIA
El término para iniciar la ejecución de una sentencia es el de la prescripción decenal que contempla el
art. 4023, CCiv.
Se cuenta desde que la sentencia adquirió firmeza y no desde la fecha de su dictado. Entre uno y otro
momento pueden haber pasado muchos años, por lo que sólo se tendrá en cuenta la oportunidad en
que el derecho se incorporó al patrimonio del acreedor en forma definitiva e inmodificable.
De tal modo, se resolvió que la excepción de prescripción de la ejecutoria, prevista en el art. 504, inc.
2º, no se refiere a la prescripción de la acción que acogió la sentencia sino precisamente a la que ha
nacido con motivo del pronunciamiento de ésta. De allí que en ausencia de un texto legal expreso, le
es aplicable el plazo de diez años previsto por el art. 4023, CCiv. debiendo entenderse que dicho
plazo comienza a correr desde que la sentencia está firme y no desde el día en que se la pronunció,
menos aún desde el vencimiento o mora de la relación, obligación ya juzgada318.
4. PAGO
El cumplimiento es la defensa por excelencia en el juicio ejecutivo319.
Debe demostrarse adecuadamente el pago en forma total, ya que la figura del “pago parcial” no viene
contemplada en el Código. Debe ser de fecha posterior a la sentencia condenatoria de marras.
318
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/3/1995, “M., A. s/ejecución de multa en autos: `B., M. N. v. M., A.
s/alimentos´”.
319
“En los procesos de ejecución de sentencia, la excepción de pago debe ser total y fundarse en hechos
posteriores a la sentencia (arts. 504, inc. 3º, y 505, CPCC). Sentada tal premisa, habiendo reconocido el
ejecutado que opuso excepción de pago parcial, pretendiendo sostenerla en un documento de fecha anterior a la
de la sentencia que se ejecuta, cabe concluir que la resolución que desestimó la misma, se ajusta a derecho y
debe ser confirmada”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 24/8/2001, “Godoy, Luis Alberto s/incidente de
ejecución de honorarios”. “Resulta ineficaz a los fines de demostrar idóneamente la extinción de la obligación
de pagar alimentos como lo exige el rito (arg. art. 504, inc. 3º, CPC), el argumento de haber afrontado
numerosos gastos para la alimentada desde que ello ha de entenderse que lo hizo el alimentante voluntariamente
en beneficio de su hija, circunstancia que no lo exime de dar cumplimiento a la cuota pactada en su
oportunidad”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 10/10/1996, “García, Nilda Mabel v. González, Carlos A.
s/ejecución cuota alimentaria”. “El pago para que pueda servir de base a la excepción prevista en el art. 504, inc.
3º, Código Procesal, debe reunir las condiciones exigidas para su validez por la ley de fondo. No es un contrato,
de manera que ni aún por aplicación de la regla del art. 16, CCiv. podrían aplicarse las disposiciones del mismo
destinadas a reglar los contratos. En consecuencia, los medios de prueba de él no pueden buscarse en el Código
de fondo. Debe estarse a lo dispuesto en el Código Procesal, no resultando aplicable la figura de la gestión de
negocios a la prueba del mismo”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 11/5/1993, “Sassano, Mario v. Empresa
Microómnibus 25 CISA s/ejecutivo”. “El pago y, por ende la excepción del art. 504, inc. 3º, CPC, imponen el
cumplimiento de la prestación debida, y ésta no se logra si no es a partir de la integridad cuantitativa de lo que
se paga con la cantidad debida y de su disponibilidad jurídica, esto es, con la entrega de la misma cosa objeto de
la obligación y en tanto su transferencia sea material y jurídicamente posible. Si se trata de un pago mediante
cheque o por depósito en cuenta bancaria, el mismo no se configura sino desde que aquél se hace efectivo o, en
este último caso, desde que el acreedor lo acepta y se encuentra en condiciones de percibirlo”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 9/3/1995, “Flaqué, Raúl M. v. Ramognini, Juan s/incidente de ejecución de
sentencia”; 5/6/1997, “Castro, Herminia v. Blangar SA s/ejecución hipotecaria”. “Si el documento mediante el
cual el ejecutado pretende probar el pago alegado, no fue extendido por los acreedores, sino por la entonces
apoderada de éstos, hecho controvertido en la ejecución como así también las facultades que contaba la ex
mandataria para recibir pagos (arts. 731, inc. 1º, 733, 1881, inc. 1º, 1884 y 1888, CCiv.); no cabe sino concluir
que, ante el desconocimiento del mentado recibo, la excepción de pago debe desestimarse (arts. 505 y 504,
CPCC); ello sin perjuicio de que dicho pago pueda acreditarse en un juicio de conocimiento posterior”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 28/5/1992, “Perrota, Pablo H. v. Días Baliero, Humberto s/daños y perjuicios”.
169
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se trata de modos de extinguir las obligaciones que deben surgir de actitudes del acreedor posteriores
a la sentencia, formalmente acreditadas y que le impiden ejecutar la sentencia en sus términos
originales.
Si existió una quita, el monto de la deuda será menor. Si concedió una espera, el plazo de
cumplimiento no será el fijado judicialmente sino que por voluntad del deudor se habrá visto
alongado. Y si medió remisión de deuda, ésta habrá desaparecido en virtud de la dispensa o perdón de
la misma.
El deudor tendrá la carga de demostrar debidamente las circunstancias alegadas.
1. LIMITACIONES PROBATORIAS
Si bien existe una etapa reducida de conocimiento dentro de este proceso de ejecución al permitírsele
al ejecutado oponer defensas al embate del ejecutante, las pruebas que se admitirán son harto
limitadas.
En primer lugar, todas las defensas que oponga el deudor deberán sustentarse en circunstancias
posteriores a la sentencia o laudo.
Lo anterior a estas resoluciones queda alcanzado por la cosa juzgada, invariable e inmodificable320.
Por conducto de excepciones dentro de un juicio ejecutivo en ningún caso podrán revisarse cuestiones
que fueron sometidas oportunamente -o debieron haberlo sido- al juez o tribunal arbitral que tuvo a su
cargo el proceso de conocimiento y sobre las cuales se expidieron en resolución hoy consentida o
ejecutoriada. Si existe disconformidad con esas circunstancias se debió haber recurrido a las vías
hábiles para lograr cambios o modificaciones en las decisiones judiciales. Si ello no se realizó, opera
la caducidad fatalmente321.
En segundo lugar, sólo podrá utilizarse como prueba la documental.
320
“En el proceso de ejecución de sentencia, el condenado sólo puede oponer excepciones que se funden en
hechos posteriores al pronunciamiento (art. 505, 1ª parte, Código Procesal). El fundamento radica en que
aquéllos pudieron alegarse durante el desarrollo del proceso, y la finalidad estriba en mantener y asegurar los
efectos de la cosa juzgada”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 24/10/2000, “Turrin, Celestina y otra
s/ejecución de sentencia en autos `Turrin, Celestina y otra s/sucesión testamentaria y sucesión´”.
321
“Aunque en el trámite de ejecución de sentencia las excepciones deben fundarse en hechos posteriores al
dictado del pronunciamiento (conf. art. 505, CPCC), tal principio resulta coherente cuando se trata de una
sentencia definitiva que puso fin a un proceso en el que se debatió una cuestión de fondo. Empero, cuando se
trata de una regulación de honorarios en que, por hipótesis, no se resolvió sino sobre su monto y nada se dijo
acerca del derecho a percibirlos, ni sobre su procedencia, parece claro concluir que sólo en el momento de
excepcionarse puede el obligado aducir aquellos hechos anteriores a la fijación judicial de los honorarios”.
SCBA, Ac. 81.274, 19/2/2002, “Castro, Juan B. v. Banco Comercial de Tres Arroyos s/incidente de regulación
y cobro de honorarios en `Quantin, Emilio s/quiebra´”.
170
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Sólo podrán llevarse “constancias del juicio” o “documentos emanados del ejecutante” y serán
acompañados al presentar las defensas. Todo otro medio probatorio se encuentra excluido
expresamente por la ley322.
Entendemos que esta restricción probatoria puede generar algún grave perjuicio al menoscabar el
derecho de defensa del deudor.
Si bien ello se dispone en pos de no alongar todavía más la etapa de conocimiento con la fijación de
un período amplio para la producción de prueba dentro de un proceso de ejecución, es claro que la
medida constituye un ejemplo de “limitaciones establecidas por la ley” respecto de la prueba, uno de
los supuestos que habilita la vía del juicio de conocimiento posterior contemplado en el art. 551.
Consideramos, pues, que este nuevo juicio de conocimiento debe ser procedente también respecto de
los procesos de ejecución de sentencias a los únicos fines de que el deudor que contaba con alguna de
las defensas admisibles y no logró acreditarlas por disponer sólo de medios probatorios diferentes del
único admisible legalmente, pueda hacerlos valer y así conciliar el derecho de defensa en juicio con la
celeridad del trámite ejecutivo.
La prueba documental debe acompañar el escrito en el que se plantea la excepción. Ello es condición
de admisibilidad de la misma. Si se incumple la carga, la defensa será rechazada sin traslado y sin
posibilidad de recurso alguno.
322
“No obstante que el art. 505, Código Procesal sólo admite la prueba instrumental emanada del ejecutante,
puede equiparársele otra que sea susceptible de fácil e inmediata comprobación. La ejecución de la sentencia de
alimentos no exige un nuevo debate en que se puedan oponer otras excepciones de las que resultan del
expediente o de otros documentos que debe forzosamente acompañar”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen,
2/8/1990, “F., M. C. y otros v. M., A. A. s/ejecución convenio de alimentos”.
323
“Si no se han opuesto, dentro del plazo legal que se encuentra vencido, excepciones legítimas a la ejecución
de honorarios promovida corresponde darle por perdido el derecho que ha dejado de usar y llevar adelante la
ejecución hasta hacerse íntegro el pago al acreedor del capital reclamado, con más intereses y costas”. SCBA,
B.52.326, 17/10/2001, “Schwarz, Rodolfo G. v. Municipalidad de Pinamar s/demanda contencioso
administrativa”.
324
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 12/3/1991, “Boating Club SA v. Metalúrgica Rader SA s/daños y
perjuicios - recurso de queja”.
171
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si, en cambio, se plantea alguna de las circunstancias mencionadas en el art. 504 con el debido
respaldo documental tal como se señala en el art. 505, el juez dará traslado de la presentación al
ejecutante por cinco días que corren desde la notificación de ese auto ministerio legis.
En esta contestación, el ejecutante podrá -además de controvertir los argumentos y la autenticidad de
los documentos agregados- acompañar también la documental que pretenda hacer valer en contra del
planteo de su oponente.
Luego de este traslado, el juez resolverá.
Si entiende fundada la excepción esgrimida, mandará levantar el embargo trabado. Si, en cambio, la
desestima ordenará llevar adelante la ejecución por la suma reclamada.
172
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 508. Cumplimiento
Consentida o ejecutoriada la resolución que mande llevar adelante la ejecución se procederá
según las reglas establecidas para el cumplimiento de la sentencia de remate, hasta hacerse pago
al acreedor.
1. PARTICULARIDADES DE LA EJECUCIÓN
El juez a requerimiento del ejecutante podrá disponer medidas tendientes a un mejor y más completo
cumplimiento de los términos de la sentencia que actúa aquí como título ejecutivo.
Se trata de una aplicación concreta de los poderes-deberes del magistrado (arts. 34 a 36) en virtud de
los cuales podrán flexibilizarse algunos requerimientos o formas de realización de bienes, o
ampliación de la ejecución -vencimiento de nuevos períodos, liquidación aprobada respecto de la
parte de deuda que originalmente no era líquida, etc.- siempre en la búsqueda de una mejor
satisfacción de los derechos del ejecutante sin descuidar el respeto por el derecho de defensa del
deudor ejecutado, las características patrimoniales y personales de éste y las demás circunstancias de
caso.
El límite estará dado por los parámetros que brinda la ejecutoria.
El juez deberá atenerse siempre a ellos cuando son claros, complementándolos en aquello no previsto.
Y si tales pautas resultan oscuras o ambiguas, será misión del juez interpretarlas teniendo en cuenta
los principios procesales inherentes al juicio de ejecución de sentencia.
325
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 5/3/1991, “Pampliegas, Ricardo v. Natatorios Motta SA
s/cumplimiento de contrato - recurso de queja”.
173
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 511, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. OBLIGACIÓN DE ESCRITURAR
Se trata de un tipo de obligación de hacer. La conducta debida consiste aquí en el otorgamiento de
escritura pública.
Viene regulada especialmente ya que se trata de una prestación que aparece de modo frecuente en las
sentencias a ejecutar.
Lo trascendente en este caso es determinar cómo se cumplirá la sentencia que ordena suscribir una
escritura pública si el deudor se niega. Sabido es que no pueden ser utilizados medios de compulsión
personal para lograr esa finalidad. Y si bien se puede recurrir a sanciones pecuniarias compulsivas y
progresivas (las “astreintes procesales” del art. 37) para quebrar la resistencia del contumaz y lograr
que sea él en persona quien estampe su firma ante el notario, lo cierto es que la vertiginosidad del
tráfico jurídico ha llevado a que se recurra a otra medida mucho más expeditiva.
Tal la contemplada en este artículo.
La misma sentencia que establece la condena a escriturar y fija plazo para ese acto deberá contener el
apercibimiento de que si el obligado no cumple voluntariamente en el término acordado, será el
propio juez quien la suscribirá por él y a su costa.
De allí que para el cumplimiento de lo así consignado en este título bastará con presentarse ante el
magistrado competente en el trámite de ejecución de sentencia exhibiendo la ejecutoria -ya firme-,
acreditando el vencimiento del plazo conferido para la escrituración, manifestando el incumplimiento
voluntario de la contraria, señalando cuál es el escribano autorizante convenido oportunamente entre
las partes o bien -si no se previó esta circunstancia- proponiendo uno y requiriendo que sea éste el
designado para autorizar el acto326.
Se peticionará al juez -finalmente- que sea él quien otorgue la escritura de marras en lugar del deudor
remiso, condenándolo a cargar con los costos respectivos tal como lo establece el art. 510.
326
“No encontrándose designado escribano en el boleto de compraventa origen del proceso, sino tan sólo la
facultad de designarlo por los vendedores, se difuma el condicionamiento de la facultad que edicta el art. 510,
último párrafo, Código Procesal y cobra plena operatividad la prerrogativa que detenta la parte ejecutante, en
consonancia con la télesis normativa de favorecer el cumplimiento de la condena a escriturar habilitando a
quienes se han visto obligados a litigar ante la conducta renuente de los vendedores, a motorizar la citada
prerrogativa del ordenamiento ritual”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/7/1992, “Furer, Gerson v.
Rizzo, Nazareno y otro s/cumplimiento de contrato”. “Si en el boleto de compraventa que anudara las
voluntades de ambos contendientes se estableció que la escritura traslativa de dominio se otorgará por ante el
escribano que designen los vendedores, no se justifica la oficiosa intervención del juzgador en la letra del
contrato modificando lo convenido. Precisamente, la norma que cita el a quo al tiempo de modificar y suplir
unilateralmente la voluntad de las partes, ordenando que el escribano lo propongan los ejecutantes (el art. 510,
CPCC), permite ello siempre que `aquél no estuviere designado en el contrato´. Y en el caso de autos, si bien no
hay una expresa designación e identificación del escribano, no puede dudarse que la facultad de hacerlo le fue
conferida, de común acuerdo, a los vendedores”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 3/2/1998, “Bruno,
Adrián Claudio y otra v. Bruno, Raúl Oscar y otros s/escrituración”.
174
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Allí mismo se contempla la posibilidad de que el juez disponga las medidas complementarias327 que
correspondan para una mejor ejecución de la sentencia (citaciones, inscripciones, pedido de informes,
etc.). Se trata de una previsión equivalente a la del art. 509, adaptada a la diferente naturaleza de la
obligación a cumplir.
Una vez suscripta la escritura pública por el magistrado en nombre del deudor y condenado éste a
afrontar los costos irrogados por ese acto notarial, la resolución que pone a su cargo la obligación de
pagar constituirá un nuevo título ejecutivo. Ahora, con una obligación de dar sumas de dinero por lo
que serán de aplicación las pautas previamente analizadas (arts. 500 a 509).
1. OBLIGACIÓN DE HACER
Luego de haberse previsto una forma particular -y frecuente- de obligación de hacer como es la de
escriturar, aquí el legislador brinda las pautas generales respecto de este tipo de prestación que
involucra la actividad personal del deudor329.
Aquí también -como en el caso del art. 511 - se debe determinar la forma en que habrá de
reemplazarse ese cumplimiento en especie para el supuesto de negativa total y absoluta por parte del
ejecutado. En esta hipótesis, se contempla expresamente la aplicación de las sanciones conminatorias
del art. 37.
327
“Tratando de concluir los trámites necesarios para ejecutar la sentencia que condena a escriturar y en orden a
lo que prescriben los arts. 16, CCiv., y 510 de la ley adjetiva, el juzgador se encuentra facultado para dictar las
medidas complementarias que crea necesarias para el cumplimiento de lo que resolvió en la sentencia”. Cám.
Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 25/2/1999, “Ordriozola, Miguel v. Galacho, Carlos s/cumplimiento de
contrato - daños y perjuicios”.
328
Rectius est: se hará.
329
“Tratándose la condena impuesta al demandado entregar los certificados de transferencia `08´ con su firma
certificada por escribano público de una obligación de hacer, la judicante ha procedido correctamente al
imponer la misma bajo el apercibimiento que prevé el art. 511 del Código adjetivo para el supuesto que el
condenado no cumpliera la condena que se le impuso, dentro del plazo previsto”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 3ª, 27/8/1996, “Barilli, Rubén Ernesto v. Anello, Marcelo A. s/transferencia automotor”. “Si bien la
pretensión de resolver la obligación en el pago de daños va ínsita en el pedido de cumplimiento, y así lo
establece el art. 511, CPCC, ello es materia de la etapa de cumplimiento de la sentencia, por lo que infringe el
principio de congruencia el tribunal que al dictar ésta omite pronunciarse sobre la procedencia de la
escrituración pretendida, disponiendo la condena al pago de daños y perjuicios”. SCBA, Ac. 41.937B,
26/3/1991, “Ale, Roberto Amado v. Dall´Orto, Jorge Lorenzo s/escrituración”.
175
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ello así por cuanto -a diferencia de lo que ocurre con la firma de una escritura donde lo que interesa
en verdad son los efectos jurídicos del acto, perfectamente idénticos si la firma la estampa el obligado
o el juez en su nombre y ante su negativa- en muchos casos de obligaciones de hacer, la actividad
personal del obligado ha sido tenida muy en cuenta al momento de celebrarse el negocio base de la
ejecución.
En estos supuestos, una cierta habilidad o especial capacidad del deudor hacen que el cumplimiento
personal de la prestación -a criterio del acreedor- no puede ser reemplazado por lo que se busca
vencer la resistencia mediante ataques a su patrimonio en beneficio de la contraria330.
La sentencia ordenará, entonces, la realización de cierta actividad al vencido y fijará el plazo para
ello.
Agotado el mismo, habiéndose -eventualmente- hecho uso de las astreintes procesales del art. 37 y
cuando ya se han perdido todas las esperanzas de un cumplimiento en especie, el trámite de ejecución
importará para el acreedor una toma de decisión.
Deberá escoger entre dos posibilidades: o requerir la ejecución de los actos por un tercero a costa del
obligado remiso o bien conformarse con una indemnización por los daños y perjuicios que acarreó el
incumplimiento de la prestación debida331.
La ley aclara que estas dos opciones también son operativas en el caso en que “no fuere posible el
cumplimiento por el deudor”.
A pedido de la parte, entonces, el juez ordenará la realización de las obras por un tercero a cuenta del
deudor, o bien dispondrá lo pertinente a los fines de que se liquiden los gastos y perjuicios causados.
Para esto último se cuenta con dos vías posibles, determinando el juez la que habrá de transitarse
mediante decisión irrevisable: o el trámite de la liquidación de los arts. 501 y 502 cuando las
operaciones a realizar sean sencillas o bien el juicio sumario.
Una vez que se cuente con la suma líquida (ya sea derivada de la liquidación aprobada o de la
sentencia del juicio sumario referido o de la liquidación que siga las pautas de ésta), se procederá
según las reglas de la ejecución de obligaciones de dar sumas de dinero contempladas en los arts. 500
y ss.
330
“Las astreintes previstas en la norma del art. 37, CPCC, constituyen una medida excepcional de aplicación
restrictiva, por lo que las circunstancias de cada caso son las que deben determinar su viabilidad, debiendo
optarse por admitirlas sólo cuando no exista otro medio legal o material para evitar una burla a la autoridad de la
justicia o impedir que el pronunciamiento resulte meramente teórico, máxime cuando en nuestro ordenamiento
jurídico procesal existen otras vías y expresas disposiciones o mandatos judiciales. Su procedencia
explícitamente extendida a las previsiones del art. 511, CPCC encuentra justificación en la necesidad de impedir
que el cumplimiento de las decisiones judiciales dependa exclusivamente de la voluntad del obligado, al no estar
permitida la coacción física sobre la persona del deudor de una obligación de hacer, y siendo de interés el
cumplimiento, in natura de la presentación”. Cám. Civ. y Com. Dolores, 19/11/1996, “Lafrancesca, Miguel v.
Costa, Lux s/cumplimiento de contrato “.
331
“Cuando el actor, con fundamento en el art. 511, CPCC solicita la resolución de la obligación de hacer del
demandado en la de daños y perjuicios, da al vocablo resolución alcances y efectos distintos a los que cabe
atribuirle, cuando la resolución se nos presenta como un mecanismo extintor de los contratos frente al
incumplimiento imputable de la otra parte (la lex comissoria del art. 1204, CCiv.). En este caso, el contrato
sigue vivo y frente al incumplimiento de la obligación debida, ésta se resuelve (transforma o convierte) en su
equivalente pecuniario”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 23/2/1999, “Durán, Reinaldo Ramón y otros v.
Sáenz, Ruric s/ejecución de sentencia y daños y perjuicios”.
176
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
y a costa del deudor, o que se le indemnice332 los daños y perjuicios, conforme a lo prescripto en
el artículo anterior.
1. OBLIGACIÓN DE NO HACER
Cuando el contenido de la obligación sea una abstensión y ello sea violado por el deudor realizando
las conductas prohibidas por sentencia -forma de incumplir la obligación de no hacer-, aquí también
podrá el acreedor optar entre requerir que las cosas sean puestas en su estado original, el que existía
antes de la conducta indebida del deudor o que se dejen como están y se indemnice el detrimento
causado.
Si es posible la reconstrucción o reposición volviendo al estado previo, el juez a pedido de parte
dispondrá que las tareas las realice un tercero a costa del incumplidor.
En muchos casos habrá imposibilidad física de volver al estado originario de las cosas modificadas
sin derecho, por lo que en estos supuestos no habrá otra solución que la reparación pecuniaria de las
consecuencias.
Ya sea que la indemnización se prefiera antes que la reposición al estado previo o que esta última
posibilidad sea inviable, la determinación de aquélla se regirá por las pautas ya vista en el artículo
anterior (art. 511) al que remitimos.
332
Rectius est: indemnicen.
333
Rectius est: necesario.
334
“Es cierto que cuando una sentencia condena a entregar alguna cosa, el vencido puede oponer en el trámite
de ejecución las excepciones que autoriza el art. 504, Código Procesal (art. 513 del mismo Código). Empero las
defensas aptas deben fundarse en hechos posteriores a la sentencia y deben probarse por las constancias de autos
177
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si el objeto no puede ser entregado -por no existir más, por haber sido enajenado, etc.- será
reemplazado por su valor al que se le agregarán las sumas correspondientes a los daños y perjuicios
que esta sustitución cause al acreedor335.
Aquí otra vez, los montos será fijados o bien por liquidación o por la vía del juicio sumario a criterio
del juez quien lo dispondrá mediante resolución irrecurrible, tal como se regula en el art. 511.
o por documentos emanados del ejecutante, porque en caso contrario, debe desestimárselas sin más trámite”.
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 25/6/1992, “Sandoval Núñez, Cristina s/homologación de convenio”.
335
“Si la obligación de dar cosas ciertas para restituirlas a su dueño resulta incumplida, el quejoso deberá seguir
la vía que establece el art. 513, Código Procesal, requiriendo el respectivo mandamiento de desapoderamiento, y
sólo en caso de fracasar esta vía podrá reclamar el equivalente de su valor, previa determinación del mismo por
el procedimiento que en la instancia de grado se determine”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 23/12/1993,
“Alvez, Jorge Luis v. Mangone, Domingo y/o s/locación de obra”.
178
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
179
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En ningún caso revisará el acierto o mérito de la decisión dado que carece de competencia para ello.
Sólo se limitará a controlar si se cumplen a su respecto los recaudos que el artículo en análisis exige
para que una sentencia extranjera pueda generar válidamente actos compulsorios en nuestro ámbito.
Este trámite es conocido con el nombre de “exequátur” y una vez superado exitosamente, la ejecución
de la sentencia es “autorizada” según nuestro derecho.
Se crea así un “título ejecutorio compatible con el derecho interno argentino”.
Los recaudos a controlar mediante la vía del exequátur están expuestos en los cinco incisos de la
manda en estudio. A través de los mismos se analizan aspectos del decisorio extranjero que tienen que
ver con derechos y garantías esenciales de las partes y, fundamentalmente, del ejecutado.
Así se busca preservar el derecho de defensa del demandado (determinándose si el ejecutado con
domicilio en este país fue personalmente citado a juicio), la garantía del juez natural y las reglas de
competencia (si la sentencia surge de un tribunal competente, si se vincula con un objeto mueble
trasladado a la Argentina durante o luego del juicio), el orden público local (si la obligación a cumplir
es válida según nuestro derecho, si la sentencia no transgrede el orden público interno argentino) y
básicos recaudos procesales (si es formalmente válida en su lugar de origen y aquí fue traída
respetándose las normas de autenticidad aplicables, si en el Estado del que emana cuenta con fuerza
de cosa juzgada, si se contrapone con otro fallo argentino anterior o simultáneo).
1. TRÁMITE
La pretensión ejecutiva respecto de una sentencia foránea se habrá de plantear ante el juez con
competencia en nuestro ámbito.
Esta demanda de ejecución requiere de documentación esencial.
En primer término se debe acompañar el testimonio del fallo incumplido legalizado y traducido. Las
pautas de legalización serán las que rijan respecto de todo documento extranjero a menos que existan
previsiones especiales respecto de las resoluciones judiciales. La traducción deberá ser hecha por
profesional matriculado.
También se habrán de acompañar las constancias de las que surja que el fallo se encuentra consentido
o ejecutoriado (también legalizadas y traducidas) así como toda otra documentación que abone el
cumplimiento de todos los recaudos que dejan a la sentencia en condición de ser ejecutada si es que
tal información no surge del texto del fallo mismo.
Con este pedido se formará un incidente a través del que tramitará el exequátur.
336
Rectius est: y las.
180
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las partes podrán ofrecer la prueba que permita formar convicción en el juez respecto del
cumplimiento de los recaudos pertinentes. En este marco el magistrado se limitará a constatar todos
los aspectos que contempla el art. 515 y admitirá o no la validez de la sentencia extranjera como título
ejecutivo judicial.
Si lo admite, se aplicarán para la ejecución de las obligaciones allí contenidas las mismas pautas que
para una sentencia local.
La resolución será apelable por el agraviado y el recurso se concederá en relación y con efecto
suspensivo (art. 243).
181
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si la obligación fuere en moneda extranjera, la ejecución deberá promoverse por su equivalente
en moneda de curso legal, según la cotización que las partes hubiesen convenido o, en su defecto,
la del Banco de la Nación Argentina del día anterior a la iniciación -tipo comprador-, sin
perjuicio del reajuste que pudiere corresponder a la fecha de pago.
1. EL “JUICIO EJECUTIVO”
Se trata de la vía procesal a través de la cual tramitarán las pretensiones de ejecución que se sustenten
en un título ejecutivo extrajudicial no administrativo que contenga una obligación de dar sumas de
dinero337.
El legislador ha buscado dinamizar el tráfico de bienes y la prestación de servicios onerosos
permitiendo que las partes celebren convenciones de las que surjan créditos cuya percepción judicial -
en caso de falta de cumplimiento voluntario- se vea facilitada.
Es con ese objeto que nace el “juicio ejecutivo”, régimen regulado detalladamente y que contiene
previsiones aplicables tanto en las ejecuciones de sentencia (arts. 500, 508) como en las ejecuciones
hipotecarias o prendarias (art. 594) y en las ejecuciones fiscales (art. 22, dec.-ley 9122/1978) en lo
que no se encuentre específicamente contemplado.
Mediante esta vía se busca una rápida satisfacción del crédito a través del dictado inmediato de
medidas que importan inmovilizar bienes del deudor y su ulterior realización, obteniéndose de esta
forma los fondos para pagar al acreedor ejecutante.
Como se verá, el hecho de que el juicio ejecutivo tal como se encuentra regulado en nuestro Código
verse sobre cumplimiento de obligaciones de dar sumas de dinero hace que sea connatural al mismo
la traba de embargo a los fines del remate de los bienes y posterior obtención de dinero para cumplir
con la deuda impaga.
No aparece aquí -en ese sentido- la complejidad que existe respecto de las ejecuciones de sentencias
donde pueden darse obligaciones tanto de hacer como de no hacer o de dar cosas que no sean sumas
de dinero. En tales casos es común que se busque el cumplimiento en especie y sólo ante su
imposibilidad se recurrirá al sucedáneo monetario.
Por otro lado, la ausencia de un juicio de conocimiento necesariamente previo como el que da lugar a
una ejecutoria hace que el título ejecutivo aquí tenga menos fuerza que la sentencia que viene
respaldada por una declaración de certeza de un magistrado investido de imperio. Ello se evidencia -
entre otras cosas- en la mayor cantidad de defensas que podrán oponerse en el juicio ejecutivo -tanto
posteriores como también contemporáneas a la creación del título- y en la posibilidad de que el título
no se encuentre completo y sea necesario un breve trámite previo a los fines de ponerlo en
condiciones de ser ejecutado -”preparación de la vía ejecutiva”-.
En un juicio ejecutivo, el conocimiento del juez será también parcial, acotado.
Sólo se le permite conocer en este marco un tramo del conflicto: simplemente el aspecto externo del
título, su existencia y validez. Nada más. Y todo ello en tiempos abreviados y con ciertas restricciones
probatorias.
No serán cuestiones a indagar por el magistrado en el juicio ejecutivo las referidas al negocio
subyacente al título que plasma la obligación que se persigue cumplir forzadamente338. Esa relación
337
“La pretensión ejecutiva tiene como requisitos de admisibilidad intrínseca los descriptos por el Código
Procesal en el art. 518. En su consecuencia, ésta es la vía pertinente para los títulos que traigan aparejada
ejecución por constatar documentalmente un acto configurativo de una declaración de certeza judicial o
presunta del derecho, sobre cuya base se demanda por obligación exigible de dar cantidades líquidas de dinero,
o fácilmente liquidables. De esta primera consideración es importante destacar la mera exigibilidad de la
obligación, para lo cual resulta suficiente que sea de plazo vencido y no pendiente de condición o prestación. No
es, por ende, requisito para proceder ejecutivamente el estado de mora ni, menos aún, su comprobación (art.
521, inc. 5º, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/8/2000, “Banco Mayo Coop. Ltdo. v.
Cerda, Francisco y otro s/cobro ejecutivo”.
338
“Si el documento no contiene en favor del actor ejecutante la obligación de pago de una deuda líquida y
exigible sino que se refiere a hechos que hacen a la causa fuente de la obligación cuyo análisis desborda las
posibilidades técnicas del compulsorio por ser materia propia de un juicio de conocimiento deviene
improcedente la vía ejecutiva intentada”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/6/2000, “Castro, Carlos v.
Álvarez, Daniel Abel s/ejecutivo”.
182
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
quedará fuera del acotado marco de conocimiento en este proceso donde el título ejecutivo vale por sí
solo en virtud de la autonomía que la ley le otorga respecto de aquel vínculo contractual original.
Tal pauta puede ser vista como gravemente violatoria del derecho de defensa del deudor ejecutado
que puede contar con defensas referidas al negocio base que constituyan circunstancias obstativas a la
existencia de la obligación por la que se le reclama y no puede esgrimirlas ante este formal
requerimiento judicial. O que, contando con defensas canalizables a través de las “excepciones”
admisibles, no logra acreditarlas por las limitaciones probatorias inherentes a esta vía.
Frente a ello, la ley establece la manera de conciliar la celeridad de la ejecución del título con el
resguardo del derecho de defensa, postergando el pleno ejercicio de éste en el tiempo al prever que
todas las defensas ajenas al trámite ejecutivo quedarán reservadas a un juicio de conocimiento
posterior, donde no operarán las restricciones a la acreditación de los hechos que caracterizan a la vía
en análisis.
Sin perjuicio de ello y como lo señalamos respecto de las ejecuciones de sentencias, aquí también el
legislador se aparta del proceso monitorio clásico, introduciendo en el trámite ejecutivo una etapa de
conocimiento en atención a los intereses del ejecutado pero que genera como contrapartida la
distorsión de la finalidad propia de este tipo de juicios al hacerlos más lentos y susceptibles de generar
mayores posibilidades de impugnación.
339
“Para definir el título ejecutivo, puede acudirse para su caracterización a la pauta genérica que sienta el art.
518, CPC y la enumeración que hace el art. 521 del mismo ordenamiento. Así, para la procedencia de la acción
ejecutiva, es indispensable que el instrumento se baste a sí mismo, debiendo contener necesariamente: 1) la
indicación precisa de los sujetos activos y pasivos de la obligación; 2) la expresión líquida o fácilmente
liquidable de la cantidad de dinero adeudada; 3) la exigibilidad de la obligación, esto es, que se trate de una
deuda de plazo vencido y no sujeta a condición o plazo”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/5/2003,
“Salomón, Carlos y otro v. Barceló, Fernando Raúl s/ejecución”.
340
“Uno de los presupuestos de la apertura del proceso compulsorio se refiere a que la obligación sea exigible,
es decir, de plazo vencido y que no se halle subordinada a condición, por lo tanto, si de los términos del
instrumento surge con claridad la existencia de una deuda y su exigibilidad, hay título hábil para proceder
ejecutivamente”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/9/2001, “Bianchini, Carlos Alberto v. Bacigalupo,
Carlos Martín s/cobro ejecutivo”.
341
“La mención e individualización de acreedor y deudor es indispensable para la configuración del título
ejecutivo y ello se corresponde con las exigencias del art. 330, incs. 1º y 2º, CPCC, salvo en aquellos casos en
que la titularidad del crédito resulta de la simple tenencia del instrumento y su presentación en el juicio, como
en el supuesto de los títulos al portador. En resumen, para la procedencia de la acción ejecutiva, el documento
debe contener la indicación precisa de los sujetos activos y pasivos de la obligación, la expresión líquida o
fácilmente liquidable de la suma de dinero adeudada y la exigibilidad de la obligación (art. 518, CPCC), o sea
que nada debe investigar el juez que no resulte del título mismo”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª,
11/7/2000, “Petrini, Franco v. Jorge, Consuelo Dolores y otros s/cobro ejecutivo de dinero”.
342
“Es requisito ineludible que el título ejecutivo contenga una obligación exigible de dar cantidades líquidas de
dinero o fácilmente liquidables”. SCBA, Ac. 45.386, 30/3/1993, “Transportes Peyrano SRL v. Andolfati, Héctor
Ángel s/cobro ejecutivo - embargo preventivo”.
183
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
4. OBLIGACIÓN EXIGIBLE
La obligación no debe estar sujeta a plazo, modo o condición alguna. Al momento de la demanda
ejecutiva deberá ser plenamente exigible.
Si la obligación está “subordinada a condición o prestación” la ley contempla la necesidad de que se
demuestre el cumplimiento de las mismas.
Ello puede hacerse de tres modos distintos343: a través del título mismo si de su texto surge aquella
circunstancia, mediante otro instrumento público o privado reconocido que debe ser acompañado con
el título ejecutivo o recurriendo a una de las formas de preparar la vía ejecutiva -el reconocimiento del
deudor del cumplimiento de la condición a requerimiento judicial- que prevé el art. 523, inc. 4º.
Si en cambio posee plazo determinado, éste debe encontrarse vencido a la fecha del reclamo. Si no
tuviere plazo, deberá transitarse otro de los conductos a través de los cuales se prepara la vía
ejecutiva: el contemplado en el inc. 3º del art. 523 -determinación de plazo por el juez- a cuya nota
remitimos.
5. MONTO LÍQUIDO
La ley exige que del título surja la cantidad de dinero que constituye el objeto mediato de la
pretensión ejecutiva, expresada de manera plena -líquida- o bien que pueda calcularse mediante una
simple operación aritmética a partir de las pautas allí contenidas -fácilmente liquidable344-.
Las deudas que no posean estas características no podrán ser cobradas a través de esta vía de acotadas
posibilidades probatorias345.
6. MONEDA EXTRANJERA
Expresamente se contempla la posibilidad de que los títulos ejecutivos emitidos por las partes
contengan obligaciones de dar sumas de dinero extranjero346.
El legislador ha entendido que se trata de una práctica muy habitual en el giro de los negocios y por
ello no puede erigirse en un óbice para la procedencia de la vía en estudio.
De allí que se contemple la validez de tales ejecuciones debiéndose previamente convertir el monto de
dinero extranjero a su equivalente en moneda de curso legal. Para ello se indica que la cotización de la
divisa de que se trate será la pactada por las partes -dejándose constancia de ello en el título
entendemos-.
Si nada se previó al respecto, se aplicarán las pautas que fije el Banco de la Nación Argentina (tipo de
cambio comprador del día anterior al inicio del proceso). Se prevé asimismo la posibilidad de
343
“Si bien es cierto que frente a la existencia de una obligación condicional, es menester la previa citación del
deudor para que reconozca que se ha cumplido la condición y dejar así expedita la vía ejecutiva (arts. 518, 523,
inc. 4º, 524, Código Procesal), no lo es menos que el cumplimiento de la misma puede resultar de otro
instrumento público o privado reconocido”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/8/1997, “Federación
Patronal Cooperativa de Seguros Ltda. v. Videlpo SCA y otros s/ejecutivo”.
344
“La suma reclamada resulta fácilmente liquidable toda vez que contando con la fecha en que se debía
concluir la obra, el monto de la multa y la constancia a través de un instrumento público del incumplimiento de
los accionados, se ven satisfechos los distintos requisitos contemplados por los arts. 518 y 521, inc. 2º, CPCC”.
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 11/2/1999, “Castillo Guil, José v. Cotarelo, Susana Mabel y otro s/cobro
ejecutivo”.
345
“La preparación de la vía ejecutiva con relación al locatario constituye un trámite de ineludible
cumplimiento, aun cuando se haya demandado a quien se constituyó en fiador de la obligación, toda vez que
tiene por finalidad determinar la cantidad líquida y exigible que constituye un elemento indispensable para la
procedencia de la acción ejecutiva”. Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 13/3/1997, “Navarro, Alicia
Olga v. Pignol, Paulo y otro s/ejecución de alquileres”.
346
“La deuda en dólares o en cualquier moneda extranjera, al constituir una obligación de dar suma de dinero
encuadra en el párr. 1º del art. 518, CPCC, puesto que se ejecuta una cantidad líquida o, cuanto menos,
fácilmente liquidable. La previsión contenida en el párr. 3º de esta norma debe reputársela derogada por el
principio de la prelación (art. 31, CN)”. SCBA, Ac. 49.095, 12/4/1994, “Cánepa, Néstor Armando y otro v.
Bruna, Salvador Eliseo y otra s/cobro hipotecario”.
184
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
reajustar la deuda a la fecha de pago ya que entre el inicio del juicio y la efectiva percepción de la
acreencia puede transcurrir un período considerable.
347
“El art. 519, Código Procesal, faculta al acreedor ejecutante a resignar la vía rápida del juicio ejecutivo para
obtener el cobro de su crédito, optando por un proceso de conocimiento. Si bien, la prerrogativa prevista por el
legislador, ofrece un amplio margen de maniobra para el acreedor, no puede negarse la limitación que para él
significan las facultades que tiene el propio deudor -posibilidad de impugnar la vía de cognición elegida- y el
juez, quien, en uso de las facultades que les son propias (poderes-deberes), resuelve la cuestión, sin recurso. De
la lectura del escrito de demanda no se aprecia que el actor haya enderezado su pretensión por la vía ejecutiva
(no obstante lo consignado por el juzgado al confeccionar la carátula), mientras que las actuaciones cumplidas a
partir de la intimación dispuesta, no pueden llevar a la convicción de que el actor ha renunciado al derecho de
optar, consagrado por la norma antes señalada”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/11/1994, “Densa
SAICIFA v. Gioffre, Vicente y otro s/cobro ejecutivo de alquileres”.
348
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 1ª, 20/3/2001, “Cigogna, Jorge Humberto v. Báez, Rosa Simona y otro
s/cobro ejecutivo de dinero”.
185
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 521, Código nacional.
Se omite la alusión a la irrecurribilidad que obra en el último párrafo de la norma provincial.
186
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
incisos permite la incorporación de otros títulos creados legalmente y que no se encuentren
mencionados en el Código Procesal Civil y Comercial349.
Si bien normalmente son las partes las que crean estos títulos ejecutivos, ello sólo puede hacerse
dentro del “molde” que crea la ley.
Recordemos que como regla general, de todos estos documentos debe surgir una obligación exigible
de dar una suma líquida de dinero.
Variarán, pues, los continentes instrumentales dentro de los que puede ubicarse esta obligación.
349
“Cuando se persigue la ejecución de honorarios no comprendidos en el concepto de costas, la vía procesal
que corresponde está dada por el art. 521, inc. 7º, CPC y no por la de la ejecución de sentencia”. Cám. Civ. y
Com. San Isidro, sala 2ª, 2/4/2002, “Abad, Amalia v. Figueredo, Mario s/reivindicación”.
350
“Tratándose de un documento privado cuyas firmas no han sido desconocidas y que instrumenta un explícito
reconocimiento de deuda líquida o fácilmente liquidable y actualmente exigible, resulta perfectamente
subsumible en la noción de título ejecutivo hábil para dar sustento a la ejecución”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 1ª, 26/12/2000, “Lloyds Bank Ltdo. v. Gatti, Mariano s/ejecución”. “Si bien el art. 521, inc. 2º, CPCC
otorga fuerza ejecutiva a los instrumentos privados suscritos por el obligado cuando aquéllos fueren reconocidos
judicialmente, si en el cuerpo de los mismos no se expresa cuándo debe hacerse el pretendido pago, resulta
vedada la posibilidad de motorizar sobre la base de dicha documentación una acción ejecutiva”. Cám. Civ. y
Com. 1ª San Nicolás, 24/5/2001, “Focquaert y Alves S. H. v. Pederiva, Néstor Eloy Santiago y otro s/cobro
ejecutivo”.
351
“Las circunstancias de que constituya título ejecutivo el saldo deudor de cuenta corriente bancaria que reúne
los requisitos del art. 793 in fine (texto incorporado por el dec.-ley 15354/1946), Código de Comercio (art. 521,
inc. 5º, CPCC) y que dicho saldo resulte exigible desde su determinación, no sirven por sí solas para acarrear la
mora del deudor. No se trata de una obligación a la que pueda aplicarse el sistema de la mora ex re -porque es
pura y simple- rigiendo en consecuencia el de la mora ex persona. Es necesaria la interpelación al deudor”.
SCBA, Ac. 69.792, 31/5/2000, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Lizaso, Alberto María y otros
187
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En estos casos, es imprescindible recurrir a las pautas que surgen del derecho comercial a través del
Código que regula esa rama jurídica o bien a las leyes especiales sobre el punto (dec.-ley 5965/1963,
ley 24452 -según ley 24760-, etc.) de donde surgen los recaudos formales que deben respetar las
partes a los fines de dar nacimiento a un título ejecutivo válido.
La mencionada confesión de deuda que debe ser hecha ante el juez que entenderá en la ejecución se
trata de un instituto en desuso, quizás por las dificultades técnicas de implementación. Téngase en
cuenta que el deudor debería ser convocado formalmente a reconocer la existencia de la obligación. Si
lo hace en forma expresa, queda habilitada la vía ejecutiva. En cambio, si no concurre, se lo puede
tener por confeso en forma ficta. Sin embargo para que haya título ejecutivo completo habrá que
precisar ciertos datos que no surgirán de esta forma de confesar (monto, liquidez, exigibilidad, etc.).
s/preparación vía ejecutiva”. “El certificado de saldo deudor de cuenta corriente ejecutado en autos sobre la base
del art. 793, último párrafo, CCom., no contiene deficiencias externas que lo invaliden como título ejecutivo,
siendo un título autónomo que no debe ser completado por ninguna otra documentación, razón por la cual es -en
principio-, impropio investigar lo que no consta en el título mismo, ni averiguar la génesis del monto certificado
(arts. 793 y concs., CCom., 521, inc. 5º, CPCC). En dicha inteligencia, sabido es que, de acuerdo con lo
dispuesto en el art. 542, inc. 4º, CPCC, la inhabilidad de título no procede cuando se trata de discutir la
legitimidad de la causa. Sin embargo, ello no impide que mediante tal defensa pueda -en contadas excepciones-
aducirse que el título traído por el ejecutante no configura título ejecutivo, por no ser ninguno de los autorizados
por la ley o no reunir los recaudos legales a los efectos de su ejecutividad”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª,
14/6/2001, “Banco Río de la Plata SA v. García, José Antonio s/ejecutivo”. “Si bien la existencia de cuenta
corriente es un presupuesto de la legitimidad del certificado que autoriza el art. 793, CCom., cabe señalar que su
expedición por el banco que lo esgrime con las formalidades legales, no sólo hace presumir la existencia de la
deuda que se reclama sino también la efectiva apertura y operatividad de la cuenta corriente bancaria sobre la
base de cuyo saldo se emite. Así lo recepta específicamente el Código ritual, que al incorporarlo entre los títulos
ejecutivos per se, le confiere el carácter abstracto propio de estos instrumentos”. Cám. Civ. y Com. San Martín,
sala 2ª, 29/10/1998, “Compañía Financiera Argentina SA v. Carbajo, Miguel A. y otros s/ejecutivo”; 15/8/2000,
“Cía. Financiera Argentina SA v. Orona, Silva Isabel s/ejecutivo”; 3/5/2001, “Cía. Financ. Arg. SA v. Castells,
Graciela y otro s/ejecutivo”; 29/5/2001, “Compañía Financiera Argentina SA v. Cavrotti, Graciela I. y otro
s/ejecutivo”.
352
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. II, ps. 689 a 690.
353
“Tanto el art. 1578, CCiv. como el 521, inc. 6º, CPCC sólo conceden acción ejecutiva cuando se trata del
cobro de arriendos en los casos de locación de inmuebles, quedando excluido -por tanto- la locación de
muebles”. SCBA, Ac. 45.386, 30/3/1993, “Transportes Peyrano SRL v. Andolfati, Héctor Ángel s/cobro
ejecutivo - embargo preventivo”.
354
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 16/2/2001, “Paravic, Guillermo Eduardo v. Martignone, Omar Arnaldo
s/cobro ejecutivo de alquileres”.
188
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En el inc. 2º se omite la mención al libro de requerimientos y en el 5º -por conducto del dec.
1387/2001- se reemplaza la factura conformada por factura de crédito y cobranza bancaria de factura
de crédito.
1. EJECUCIÓN DE EXPENSAS
Al igual que con los alquileres, aquí también se buscó proteger especialmente el crédito por expensas
comunes355 de los edificios sujetos al régimen de propiedad horizontal.
Sabido es que el pago de las expensas resulta de importancia fundamental para el mantenimiento de
las partes compartidas que prevé este sistema legal. De allí que la falta de cumplimiento puntual y
completo de esta obligación de los consorcistas atenta contra la normal gestión de los intereses
comunitarios que hacen a la esencia de esta particular forma de derecho real.
En pos de ello, también tendrá fuerza ejecutiva la certificación de deuda por este concepto en la
medida en que haya sido confeccionada siguiendo las pautas del reglamento de copropiedad356. La ley
remite entonces a las reglas de este cuerpo normativo específico que -por lo común- entre sus
previsiones contempla la forma en que será emitido el título cuando sea necesario reclamar en
tribunales el pago de expensas atrasadas.
Se ha resuelto que el título ejecutivo lo constituye el certificado de deuda que identifique el crédito
por expensas comunes por lo que la tacha de inhabilidad opera únicamente contra aquél y no contra el
reglamento de copropiedad que per se no tiene fuerza ejecutiva ya que su única función es
“configurar” el título ejecutivo para el reclamo del crédito357.
Para el supuesto en que el citado reglamento nada diga, el Código fija algunas pautas a cumplir358.
Con el escrito de demanda se agregará -además del certificado de deuda- copias protocolizadas de las
actas asamblearias -celebradas según lo manda el reglamento- donde se hayan aprobado las expensas,
355
“Si el cobro perseguido es por el concepto de expensas extraordinarias, procede la inhabilidad de título
planteada, ya que la vía ejecutiva sólo está prevista para el reclamo de expensas comunes”. Cám. Civ. y Com. 1ª
La Plata, sala 2ª, 27/6/1996, “Consorcio de Propietarios Edificio Calle 47-767 v. Basomba, Margarita
s/ejecutivo”.
356
“El título ejecutivo para el cobro de expensas comunes será el que reúna los requisitos exigidos por el
reglamento de copropiedad (art. 522, CPC). Una resolución contraria implicaría transgredir dos leyes: el Código
Procesal y el Reglamento de Copropiedad. Por otra parte, de ser estos mecanismos ineficaces, el propio
reglamento prevé los medios para su reforma, sin que ellos puedan ser obviados recurriendo al Poder Judicial”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 13/5/1997, “Consorcio de Copropietarios Edificio Unión Gráfica
Marplatense v. Cuenca, Néstor Daniel y otra s/ejecución”; 12/12/2000, “Consorcio Edificio Rabbione v.
Marolda, Antonio Gerardo y otra s/ejecución expensas”.
357
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 3/10/1995, “Consorcio Navarro II v. Bertagno, Ricardo
s/ejecución de expensas”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 21/10/1997, “Consorcio Propietarios
Edificio Wanguard v. Imbrosciano, Orlando E. s/ejecución de expensas” [J 14.9458-1].
358
“La Ley 13512 del Régimen de Propiedad Horizontal, no establece como deben cobrarse las deudas del
consorcio o qué procedimiento cabe aplicar a ellas. Esta materia se ha reservado para el Reglamento de
Copropiedad y Administración, que es el que rige en la vida comunitaria, y cuyo silencio acerca de los
requisitos tiene remedio en el Código Procesal, pues éste legisla, supletoriamente, sobre las formas del título. Es
suficiente el título que se libre conforme al reglamento o, en su caso, al art. 522, CPCC”. Cám. Civ. y Com. 1ª
La Plata, sala 3ª, 19/6/1997, “DIMA SRL v. Damia, Julio y/o Prop. s/cobro ejecutivo”.
189
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
una constancia de la deuda líquida y exigible así como del plazo concedido a los copropietarios
deudores expedidas por el administrador o quien lo reemplace válidamente359.
El juez controlará el cumplimiento de estos recaudos con criterio que -se ha dicho- no ha de ser
extremadamente riguroso en pos de obtener rápidamente la finalidad perseguida: el cobro de los
fondos para sostener el régimen comunitario de la propiedad horizontal.
Se ha resuelto que los certificados de actas -en el caso de un consorcio- emanados de un escribano
público que da fe que son copia fiel de sus originales equivalen, al efecto, al acta protocolizada. Ello
así se ha entendido ya que la segunda parte del art. 522 es de casi imposible aplicación habida cuenta
de que las resoluciones de las asambleas se anotan en el libro de actas rubricado y no se protocolizan,
por cuanto ello haría perder importancia al mencionado libro. Por otra parte, puede añadirse que si
bien el instrumento público puede ser imprescindible ante terceros no lo es en igual medida frente a
los integrantes del consorcio (arts. 1034 y 1035, CCiv.)360.
359
“Si bien como principio en el ámbito del juicio ejecutivo los recibos de pago deben ser posteriores a la
emisión del título base de la ejecución, tal principio no puede extenderse indiscriminadamente y sin excepción a
todos los títulos reconocidos por la ley (arts. 521 y 522, CPCB), tal el caso, en el que se trata de acreditar pagos
de recibos anteriores a la fecha de emisión del certificado de expensas en el que no se discriminan los períodos
adeudados, por lo que es imposible conocer a priori si los mismos están o no incluidos en el aludido certificado.
En consecuencia cabe abrir el juicio a prueba”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 9/9/1999,
“Consorcio Propietarios Edificio Rodas II v. Benavente, Alberto s/ejecución de expensas”.
360
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 17/3/1998, “Consorcio de Propietarios calle 48 nro. 698 v. Berrueta,
Pedro s/cobro de expensas”.
190
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
compulsivas contra el deudor que en el plazo fijado no cumplió voluntariamente con las obligaciones
estipuladas.
En el juicio ejecutivo, en cambio, los títulos no tienen ese origen sino que son producto de la
actividad de las partes. Ello importa que en ciertos casos no se encuentren terminados o completos
respecto de su fuerza ejecutiva.
Para esos supuestos la ley procesal contempla un momento previo a la ejecución propiamente dicha:
la etapa de preparación de la vía ejecutiva.
No todos los títulos ejecutivos reseñados en los arts. 521 y 522 requieren de preparación.
Sólo aquellos a los que se refieren los cuatro incisos del artículo en estudio. Y en ningún caso la
preparación de la vía puede suplir elementos esenciales de estos documentos, cual es la ya
mencionada existencia de obligación de dar sumas de dinero.
2. DOCUMENTOS PRIVADOS
Se refiere aquí al reconocimiento de firmas en documentos privados ya que una vez admitida la
autenticidad de aquéllas por las personas a quienes se opone, quedarán equiparados a los instrumentos
públicos que “traen aparejada ejecución” por sí solos.
La ley contempla la forma en que habrá de realizarse ese reconocimiento: se trata de las pautas de los
arts. 523 a 526 a cuyas notas remitimos361.
Se ha dispuesto que si los documentos que sirven de base a la ejecución instrumentan una obligación
exigible de dar suma líquida de dinero que se le atribuye al demandado, ello es suficiente prima facie
para dar curso a la medida preparatoria que prevé el art. 523, inc. 1º, del ordenamiento procesal, sin
perjuicio de la posibilidad que tiene el ejecutado de objetar o no esos documentos en la etapa procesal
pertinente362.
Respecto de la naturaleza de este momento previo o preparatorio del juicio ejecutivo se sostuvo que la
citación a reconocer firma a la que se refiere el art. 524 constituye una etapa preliminar, en el marco
del juicio ejecutivo, orientada a la constitución del título habilitante de esa vía procesal mediante la
complementación de cierto tipo de documentos que por sí solos carecen de esa condición sin que ella
adquiera virtualidad transmisiva de la pretensión. Por consiguiente, aun luego de notificada esa
citación el ejecutante conserva la disponibilidad unilateral de la instancia pudiendo por sí solo
desistirla -art. 304, párr. 2º- pues esta etapa antecede a la traba de la litis que opera, en este tipo de
procesos, al ser el ejecutado intimado de pago, oportunidad en la que queda citado para oponer
defensas363.
361
“Si el instrumento privado documenta un préstamo, amortizable en cuotas mensuales y consecutivas,
intereses y diversas condiciones indicadas en las distintas cláusulas, es necesario el previo reconocimiento de la
firma por parte del deudor, mediante la etapa preparatoria que prevén los arts. 523, inc. 1º, y 524 del
ordenamiento procesal, toda vez que la firma no se encuentra certificada por escribano público”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 15/4/1997, “Banco Municipal La Plata v. Blanco, Paz y otros s/ejecutivo en dólares”.
“Si bien parte de la jurisprudencia y doctrina acorde sostienen que no es procedente la citación para reconocer
firmas en los términos del art. 523, CPC, si el instrumento sólo cuenta con signos, ello no fue cuestionado en su
hora por el convocado que faltó sin justificación a la audiencia respectiva y, por otra parte, se comprueba sin
mayor esfuerzo que los grafismos puestos al pie de las facturas exceden de lo que es meramente un signo,
concepto definido por la Real Academia Española como cualquiera de los caracteres que se emplean en la
escritura y en la imprenta y, en matemática, a la señal que en los cálculos indica la naturaleza de las operaciones
que se han de realizar”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 27/10/1994, “Jáuregui, Juan Ignacio v. Aramburu, Daniel
Jorge s/preparación vía ejecutiva”.
362
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/7/2002, “Rubini, Diego v. Benedetti de Zendri, Dora Ana s/cobro
ejecutivo”.
363
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/4/1999, “Mannino, Julio Rodolfo v. Serna, Dante Rogelio y otros
s/cobro de alquileres”.
191
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Concretamente, si es locatario o arrendatario -ya que puede darse el caso de un contrato que no haya
sido celebrado por escrito- y, en caso afirmativo, que exhiba el último recibo364. Lo primero, para
determinar si procede la vía intentada y lo segundo, para poder ajustar el quantum de lo reclamado a
las constancias documentales que existen en poder de las partes.
Si debidamente convocado no responde al requerimiento, se lo tendrá por inquilino y deudor de la
suma que señale el ejecutante.
En el caso de que el requerido a través de esta medida preparatoria para hacer valer una pretensión
ejecutiva negare rotundamente su condición de inquilino y la misma no puede ser demostrada
sumariamente de manera certera, la vía ejecutiva no será procedente.
Se tendrá que recurrir a un juicio de conocimiento para satisfacer la acreencia donde haya mayor
posibilidad probatoria y argumentativa.
Pero si durante este otro proceso se determinase que el requerido revestía, en efecto, la condición de
inquilino, se prevé una multa en su contra del treinta por ciento de la deuda reclamada en beneficio
del ejecutante. Se sanciona la conducta mendaz del ejecutado, contraria a la buena fe procesal, que
privó al acreedor de una vía rápida para la satisfacción de sus intereses.
Se ha aclarado que en la ejecución de alquileres el demandado a quien se atribuye el carácter de
locatario no es citado en sí a reconocer contrato de alquiler alguno sino a que manifieste si
efectivamente es locatario y, en caso afirmativo, exhiba el último recibo en los términos del art. 523,
inc. 2º. O sea que la no exhibición del contrato original no le impide efectuar esa manifestación legal
y en su ausencia la vía ejecutiva quedará preparada en virtud de lo dispuesto por el art. 524 in fine365.
También, como un caso particular, se ha dicho que habida cuenta de que el contrato de guardería
náutica guarda semejanza con la locación, cabe ante la promoción de una acción ejecutiva para el
cobro de los cánones preparar la vía ejecutiva en los términos previstos por el art. 523, inc. 2º (art. 16,
CCiv.)366.
4. OBLIGACIÓN A PLAZO
La obligación cuyo cumplimiento puede ser requerido mediante el juicio ejecutivo debe ser exigible.
Para ello debe haber fenecido el plazo dado para su cumplimiento. Si no se estipuló plazo alguno o
bien se autorizó al deudor a pagar cuando pudiera, esta fecha debe ser fijada por el juez.
El magistrado determinará cuándo debe hacerse el pago previo requerimiento del acreedor, traslado al
deudor y ponderación de las circunstancias del caso.
No se admitirá recurso alguno contra la decisión que fija una fecha de cumplimiento, vencido el cual
queda expedita la vía ejecutiva.
5. OBLIGACIÓN CONDICIONAL
Si, en cambio, la obligación está sujeta a condición suspensiva, no podrá ser ejecutada hasta tanto no
sea exigible, esto es, hasta que aquella circunstancia no haya acaecido. Si el deudor reconoce el
cumplimiento de la condición y se da el resto de las exigencias, queda habilitada la vía ejecutiva.
364
“Conforme a lo normado por el art. 523, inc. 2º, CPCC, en la ejecución de alquileres es necesario que el
demandado manifieste previamente si es locatario y, en caso afirmativo, exhiba el último recibo. Dicho trámite
resulta de ineludible cumplimiento -aun cuando sólo se demandare, a quien se constituyó como fiador liso y
llano pagador-, ya que tiene por finalidad determinar la cantidad líquida y exigible que constituye un elemento
indispensable para la procedencia de la vía ejecutiva”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 21/11/1995,
“Narciso, Ernesto Domingo y otro v. Fernández, Abel s/cobro ejecutivo”. “La manifestación a que se refiere el
inc. 2º del art. 523, Código Procesal debe interpretarse, lógicamente, en el contexto de la acción ejecutiva que se
prepara. Ello significa que la respuesta que se pide al futuro ejecutado está vinculada necesariamente con los
términos del reclamo: es decir que el citado debe responder si es locatario del inmueble en cuestión, en relación
a quien se titula locador, y como consecuencia del contrato que éste invoca como apoyo de la demanda”. Cám.
Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 1/9/1992, “Tomasino, Pascual Alberto v. Guerrero, Héctor y otro s/cobro”.
365
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 23/8/1993, “Ctibor, Carlos Eduardo y otro v. Prio, Rodolfo Antonio y
otro s/cobro alquileres”.
366
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 21/11/1991, “Guardería Náutica v. Gersberg s/cobro ejecutivo”.
192
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
6. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 525, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
367
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 10/12/1996, “Banco Francés del Río de la Plata v. Leiva, Ramón
A. y otro s/cobro ejecutivo”. “Para el caso de tratarse de un demandado con domicilio o residencia ignorados,
resulta admisible la citación por edictos para el reconocimiento de la firma. Se ha puntualizado en tal sentido
que la referencia contenida en el art. 524, CPCC o los arts. 338 y 339, CPCC al determinar la forma como se
citará al presente deudor, si se trata de preparar la vía ejecutiva, no contradice la aplicación del art. 341, CPCC”.
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 11/9/2000, “Iannone, Oscar A. v. Trigal, Pedro D. y otra s/ejecución de
alquileres”.
193
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 526, Código nacional.
El deudor además de no poder reemplazar su manifestación ante el juez por un escrito tampoco podrá
hacerlo mediante un gestor. Se agrega también que el desconocimiento de la firma por alguno de los
coejecutados no impide que se cumpla con lo dispuesto por “los arts. 531 y 542 “ respecto de los
deudores que hayan reconocido su firma en el documento o a quienes se los haya tenido por
reconocida.
1. RECONOCIMIENTO DE LA FIRMA
Ya sea que la firma en instrumento privado sea reconocida expresamente o de manera ficta -por
inasistencia injustificada a la audiencia debidamente notificada o negativa a responder en la misma-,
ello importa dejar expedita la vía ejecutiva aun cuando se hubiera negado su contenido368.
Las impugnaciones vinculadas con este último aspecto -que pueden dar lugar a indagaciones respecto
de abuso de firma en blanco, etc.- exceden el marco de la vía intentada y quedarán reservadas -
eventualmente- al juicio de conocimiento posterior del art. 551.
1. FIRMA DESCONOCIDA
Si el deudor niega la autenticidad de la firma a él atribuida, el juez -a pedido del acreedor- deberá
proceder al estudio de la misma por peritos calígrafos369.
368
“El reconocimiento que el demandado hace de la firma cuestionada, descarta toda posibilidad de abrir
discusión alguna respecto de la autenticidad de la misma, posibilidad que sólo se da en el supuesto en que la
negase aquel a quien se le atribuye”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 18/11/1986, “Aliende, Carlos
v. Cionfrini, A. s/ejecución”; 15/12/1987, “Crigher SA v. Karlikowsky, W. s/ejecución de alquileres” [J
14.21197-1]; 28/11/1989, “Schejier, Sergio Rodolfo v. Antonino, Orlando s/daños y perjuicios” [J 14.21197-2];
15/9/1992, “Sierramar SRL v. Villarreal, Néstor A. y otro s/reintegro de retiros” [J 14.21197-3].
369
“Conforme lo establece el art. 526, Código Procesal, la comprobación pericial ante el desconocimiento de la
firma en la preparación de la vía ejecutiva, se limita a establecer la autenticidad de la misma y no de la calidad
que reviste quien lo haya hecho invocando una representación. Por ello la pretensión de que establezca
pericialmente si las firmas `pertenecen a representantes de la firma con suficiente poder´, no puede tener
194
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La ley regula específicamente que de acuerdo con la importancia del litigio intervendrán uno o tres
peritos seleccionados de oficio. Su tarea se desarrollará de acuerdo -en lo pertinente- con las pautas
del cotejo de firmas regulado en los arts. 388 a 392, con expresa remisión a las reglas de la prueba de
peritos.
De este estudio puede surgir que la firma -en efecto- no sea de la persona a quien se le atribuye. En
ese caso, el título no servirá para fundar un juicio ejecutivo en su contra.
Pero si del dictamen de los profesionales intervinientes surge su autenticidad y que -por ende- el
deudor mintió al negar la autoría de la firma, se pasará directamente a la intimación de pago y
embargo que contempla el art. 529 a cuya nota remitimos.
Pero ello no es todo sino que se atribuye al deudor la carga de los costos del estudio pericial realizado
y se contempla una sanción de multa a su respecto del treinta por ciento del monto reclamado cuyo
depósito previo -en calidad de embargo- constituirá condición de admisibilidad de las excepciones
que oponga a la ejecución intentada.
Agravando la sanción se ha dicho que el embargo a que alude el art. 526 no queda comprendido entre
los gastos que cubre el beneficio de litigar sin gastos ya que se trata de la aplicación de una penalidad
por violentar los principios de buena fe y probidad que deben imperar en el proceso y no de un gasto
necesario para litigar370.
Si no oponen excepciones, la suma depositada integrará el capital que se afectará al cumplimiento de
la sentencia de remate.
En este terreno se ha dicho que corresponde aplicar multa al demandado que niega contenido y firma
del pagaré que sirve de base a la ejecución, siendo que la pericia caligráfica correspondiente demostró
lo contrario. Es que la negativa atañe a un acto propio acerca del cual no cabe invocar ignorancia
siendo calificable de maliciosa la actitud de quien cohíbe el derecho del adversario oponiendo una
negación que debe ser superada con costos y tiempo a través de la mencionada prueba pericial.
Abundando en el tópico, no puede arribarse a distinta solución cuando el mismo Código Procesal (art.
526) multa a quien desconoce indebidamente el documento en la preparación de la vía, constituyendo
un contrasentido no adoptar similar criterio en la ejecución propiamente dicha371.
La resolución judicial que, con sustento en el dictamen pericial, declara que la firma es auténtica y
pertenece al deudor e impone la multa de marras, es susceptible de apelación en efecto diferido para
no detener el trámite ejecutivo. Ello -como vimos- implicará que la fundamentación de este recurso se
hará al momento de apelar la sentencia de remate.
cabida”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 12/4/2000, “Banco de Provincia de Buenos Aires v. Guerendiain,
Héctor s/cobro ejecutivo”.
370
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 22/2/2000, “Mastellone Hnos. SA v. Fuertes, Raúl s/ejecución”.
371
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 20/10/1994, “Mazza, Julio César Vicente v. Toledo, Norberto s/cobro
ejecutivo”.
195
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Habiéndose transitado la etapa de preparación de la vía ejecutiva, una vez concluida la misma el
acreedor cuenta con un plazo de quince días para presentar la demanda.
El término corre desde el momento de la audiencia donde se reconoce la firma o admiten los hechos
pertinentes en forma expresa. Si opera el reconocimiento ficto, desde la fecha en que el acreedor fue
notificado de la resolución judicial que declara aquel efecto.
Vencidos estos plazos, las medidas preparatorias caducarán automáticamente.
Se busca diligencia en el acreedor en la realización de los actos impulsorios que continúen los
iniciados con la convocatoria al pretenso deudor a que efectúe reconocimientos en miras a integrar
títulos ejecutivos y así desarrollar un proceso compulsorio en su contra.
El deudor tiene derecho a que la situación de incertidumbre en la que ha sido sumido por el acreedor
al ser llevado a juicio se disipe cuanto antes.
Sobre el punto se ha dicho que siendo el fundamento de tal caducidad especial el impedir el dispendio
de actividad jurisdiccional preparando un juicio que en realidad no se tiene intención de iniciar, es
sólo procedente cuando no han sido deducidas conjuntamente las medidas preparatorias con la
demanda ejecutiva372.
1. DEUDOR NO FIRMANTE
Si la firma estampada en el documento privado no fue hecha por el deudor sino que por éste actuó un
tercero con autorización o a ruego del obligado, la forma de preparar en estos casos la vía ejecutiva
será citar al pretenso deudor por los medios ya vistos (art. 524) para que declare si otorgó o no la
autorización respectiva, o bien para que -directamente- diga si es cierta la deuda instrumentada que se
le enrostra.
Para el caso de documento público donde conste firma por autorización bastará con convocar a quien
efectivamente firmó -el autorizado- para que reconozca la autenticidad de la misma ya que en ese
caso el oficial público dio plena fe de que el deudor autorizó al firmante a que practique la rúbrica en
su lugar373.
372
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 23/11/1989, “Swindon, Haroldo Carlos v. Boschi, Carlos N. y otros
s/cobro de alquileres”.
373
“Tratándose de un documento suscripto por mandatario cuyo apoderamiento consta en instrumento público,
la habilidad del título -de suyo insuficiente- se integra trayendo al proceso al firmante y apoderado para que
reconozca como suya la firma que se le atribuye como inserta en el papel. Tal exigencia tiende a que sea el
firmante y no otro -el mandante- quien haga tal integrativo reconocimiento. Ello, sin perjuicio de lo que en su
caso, despachada la ejecución y citado el interpelado, pueda decir éste sobre la firma y su autenticidad y, en su
caso, sobre el hecho mismo del apoderamiento”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 20/4/1995, “Beguelín, Raúl
Marcelo v. Leosan SA s/cobro ejecutivo”.
196
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 530, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. DEMANDA EJECUTIVA
El acreedor planteará su pretensión ejecutiva -al igual que en los juicios de conocimiento- mediante la
presentación de la respectiva demanda.
Ésta seguirá -en lo aplicable- los lineamientos contemplados en el art. 330 sin perjuicio de que, a
diferencia del escrito de inicio en los juicios plenarios, la demanda ejecutiva será mucho más escueta
y sencilla ya que serán pocas las circunstancias fácticas a desarrollar dada la autonomía del título que
esgrime el actor.
Allí habrán de exponerse los elementos que tornan procedente la petición y acompañará -siendo
requisito indispensable- el título ejecutivo que intenta hacer cumplir forzadamente.
El título puede ser completo desde su origen -por ejemplo, un documento público o cheque- o bien
haber sido integrado en un momento posterior a su creación a través de la “preparación de la vía
ejecutiva” de los arts. 523 a 528.
Esto es, el acreedor pudo haber requerido el auxilio judicial para completar la fuerza ejecutiva del
título antes de incoar la demanda ejecutiva propiamente dicha. Como ya se ha visto, cumplida esa
primera etapa cuenta con quince días para presentar la demanda bajo sanción de caducidad automática
de las medidas preparatorias (ver nota al art. 527).
197
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho al respecto que con referencia a la posibilidad de expedirse respecto de la operatividad de
la vía ejecutiva, el magistrado cuenta con dos oportunidades: la prevista por el art. 529 y al momento
de dictar sentencia (art. 549). Por consiguiente, lo que no haya advertido o haya omitido al proveer la
ejecución, bien puede decirlo al momento de resolver las excepciones articuladas por el accionado374.
El Código exige un examen “cuidadoso” del instrumento pudiendo denegar in limine la ejecución si
no se encuentra en condiciones. Una de las causales -la principal- del rechazo será el hecho de que el
documento adjunto no constituya legalmente un título ejecutivo.
Ello surgirá del confronte entre el tenor de la pieza y lo que establecen los arts. 521 y 522. Allí se
enumera qué títulos “traen aparejada ejecución” mediante una lista que debe ser integrada con los
demás casos que también deben surgir de normas positivas, ello de acuerdo con la remisión que
contiene el inc. 7º del art. 521.
Así, se sostuvo que según el art. 529, 1ª parte, el juez debe examinar cuidadosamente el instrumento
con el cual se deduce la ejecución, lo que presupone no sólo su atribución para establecer si él reúne o
no aptitud ejecutiva, sino además para dirimir si la pretensión pecuniaria reclamada por quien es su
portador se encuentra o no contenida en él. Ese reclamo necesariamente debe corresponderse con el
tenor del título sobre la base del cual se la exterioriza. Cuando el primero exceda el contenido del
segundo, el juez está habilitado a observarlo oficiosamente, ora al dar inicial trámite al proceso, ora en
la sentencia375.
Otra de las causales del rechazo del título ejecutivo consiste en su falta de completitud.
Esto es, que no se haya “preparado la vía ejecutiva” debidamente. En estos casos, en uso de sus
poderes ordenatorios -arts. 35, inc. 5º, y 36 - entendemos que el juez deberá dar un plazo al actor para
que cumpla con los pasos de los arts. 523 y ss. bajo apercibimiento de denegar la ejecución por falta
de fuerza ejecutiva en el título esgrimido.
Es obvio que además del tipo de documento traído, el juez deberá controlar que se cumplan los
presupuestos básicos de todo juicio ejecutivo previstos en el art. 518: que se trate de una deuda de
dinero de monto líquido y que se encuentre en condiciones de ser exigida al deudor.
Si el juez encuentra el título en condiciones y cumplidos los recaudos mínimos que tornan operativa
la vía ejecutiva, librará “mandamiento de embargo”.
Respecto de esta resolución se ha dicho que conforme lo normado por los arts. 5 y 18, dec.-ley
9122/1978, 160, 242, inc. 3º, 529 y concs., CPCC, el auto de intimación de pago y citación de remate
no es susceptible de ser recurrido por vía de apelación, toda vez que constituye una providencia
simple que si causa un gravamen es necesariamente reparable en la sentencia376.
3. “MANDAMIENTO DE EMBARGO”
Aparecen aquí diferencias con el proceso de conocimiento.
De la demanda ejecutiva no se da un traslado como el que se regula para aquellos juicios sino que ese
acto procesal -esencial a los fines de la defensa en juicio del ejecutado- se reemplaza por el
diligenciamiento de un mandamiento judicial.
El oficial de justicia que se encargará de esta tarea habrá de concurrir al domicilio real del deudor -
denunciado por la actora- y allí habrá de ponerlo formalmente en conocimiento de la existencia de un
juicio ejecutivo en su contra. Se le dejará copia del mandamiento diligenciado, del escrito de demanda
y de la documentación adjunta (art. 540).
374
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 2/3/2000, “Resero SA v. Novales, Cirilo y otros s/ejecución y
embargo preventivo”. “El examen del título a que se refiere el art. 529, CPCC no reviste carácter definitivo ni
genera preclusión alguna, toda vez que debe volver a efectuarse al momento de dictar sentencia, pudiendo el
juez incluso, en esa etapa, declarar de oficio la inhabilidad del título (art. 549, CPCC). La solución contraria
importaría la tácita supresión de la oponibilidad de la excepción de inhabilidad de título y, como corolario, la
virtual derogación de la parte del art. 542, inc. 4º, CPCC que consagra esta defensa, al tornarla estéril y
antifuncional, contrariando así la letra de la citada disposición y los arts. 545 y 546, CPCC”. Cám. Civ. y Com.
San Martín, sala 2ª, 24/2/1998, “Henríquez de Almeida, Ricardo v. Pereyra, Alberto s/ejecutivo”.
375
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 5/3/2002, “Quintana, Edgar Roberto v. Figueroa, Marina del Carmen
s/ejecución hipotecaria”.
376
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 1ª, 11/8/2000, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Perotti de
Latrecchina, Edit Celia s/queja”.
198
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La ley prevé un requerimiento para que en ese momento cumpla con el pago de la deuda -el capital
reclamado- a lo que ahora habrá que agregar la suma que determine el juez para solventar los
intereses y las costas judiciales calculadas provisionalmente así como la multa del art. 526 si en la
etapa de preparación de la vía negó la autenticidad de la firma del documento en ejecución
determinándose luego pericialmente su autoría respecto del documento dubitado.
Si el deudor accede al pago y lo efectiviza, el dinero deberá ser objeto de depósito por parte del oficial
que percibió el mismo en el Banco de la Provincia el día hábil siguiente.
En el ámbito local -se ha dicho- por razones de conveniencia práctica y también de orden histórico,
las sumas comprometidas en un proceso judicial son confiadas al Banco de la Provincia de Buenos
Aires que funciona así como un auxiliar de la justicia asumiendo fundamentalmente una obligación de
custodia (arts. 1 y 6, dec.-ley 9434/1979, 6, ley 2752). Ese régimen de derecho público provincial se
complementa con las acordadas dictadas por la Suprema Corte de Justicia (acuerdo 2579/1994 y
modificatoria acuerdo 2865/1999). Va de suyo entonces que las cuentas judiciales abiertas en el
Banco de la Provincia de Buenos Aires escapan a todo criterio de la libre contratación porque no son
producto del poder negocial de particulares y el Banco, sino que vienen impuestas por la ley o por el
propio magistrado que entiende en un proceso judicial, de conformidad con la normativa vigente377.
Esta diligencia también importará el requerimiento para que el deudor constituya domicilio y marcará
el inicio del plazo para que oponga excepciones (art. 540).
Como vemos, el diligenciamiento de este mandamiento judicial hace las veces de notificación del
traslado de la demanda ejecutiva con lo que se resguarda la bilateralidad del proceso y la defensa en
juicio.
Sin embargo, no siempre irá acompañada -más allá del texto del Código- de un embargo.
4. TRABA DE EMBARGO
El acreedor puede peticionar o no la traba de un embargo en su escrito de inicio. Lo común es que se
solicite tal medida.
Y normalmente, el requerimiento se hace respecto de un embargo sobre bienes registrables -por lo
general, inmuebles de propiedad del ejecutado- con lo cual la medida se concreta mediante la
remisión de un oficio al registro respectivo para que se anote la cautela decretada por los montos
arriba señalados.
Sin embargo, también puede pedirse el embargo de bienes muebles, ya sea por inexistencia o
insuficiencia de bienes registrables. En tal supuesto, el juez dispondrá la medida que será ejecutada
por el oficial de justicia una vez frustrado el requerimiento de pago que debe dirigir al deudor siempre
y cuando los bienes a embargar se encuentren en poder del deudor ya que lo contrario -bienes en
poder de terceros- tampoco habrá embargo durante la diligencia en estudio.
Como vemos, no siempre en el mismo diligenciamiento del mandamiento judicial emitido a partir de
la demanda ejecutiva se concreta un embargo de bienes, medida que -por otro lado- no resulta
esencial a esta altura del proceso.
Sí lo será a los fines del cumplimiento de la sentencia de remate, por lo que puede postergarse su
traba hasta un momento posterior. Claro está que ello implica para el acreedor el riesgo de la
insolvencia de su deudor durante ese intervalo temporal, por lo que es habitual -y conveniente- el
pedido de embargo de bienes -u otra medida equivalente- junto con la demanda ejecutiva378.
Aquí el embargo “ejecutivo” se diferencia del “precautorio” que opera en el marco del juicio de
conocimiento. El embargo que puede ser dispuesto en este contexto procesal no requiere de la
configuración de los extremos propios de toda medida cautelar -verosimilitud del derecho, peligro en
377
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/9/2002, “Roman, Andrés Blas v. Banco de la Provincia de Buenos
Aires y otra s/daños y perjuicios”.
378
“Si bien el art. 529 citado se refiere al embargo precedido de la intimación de pago, ni esa norma ni ninguna
otra prohíben su realización anticipada. Por el contrario, está prevista la posibilidad de practicar la medida en
cuestión aun cuando el deudor no esté presente, lo cual viene a abonar que la intimación efectiva no es
presupuesto inexorable de la traba de aquélla. Además, la anticipación de la cautelar al acto transmisivo, en la
práctica, contribuye a obtener una eficaz seguridad de cobro antes de que el accionado esté en conocimiento del
inicio de la acción, evitando así que éste intente luego eludirla”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
5/3/2002, “Bladio Cía. Financiera SA v. Castilla, Alejandro y otros s/ejecutivo”.
199
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
la demora y contracautela- sino que será suficiente la existencia de un título ejecutivo en condiciones
y el incumplimiento de la deuda que de él surge para que el juez entienda procedente la traba de la
medida.
Por eso es que se ha resuelto que tratándose de un embargo ejecutivo, solamente le son aplicables las
normas genéricas que regulan al embargo preventivo pues los recaudos exigidos en el citado
últimamente vienen presumidos ante la existencia de un título ejecutivo que lo motiva. Es innecesario
incluso prestar contracautela, pero sí se exige el anoticiamiento al deudor379.
Veremos que una vez firme la sentencia de remate, el embargo “ejecutivo” se transformará en
“ejecutorio”: ello implicará que el bien resguardado de ese modo está en condiciones de ser subastado
para satisfacer las acreencias del ejecutante.
Si es menester llevar a cabo un embargo de bienes muebles en ocasión de la diligencia aludida, la ley
señala que la medida deberá alcanzar para cubrir las sumas correspondientes al capital, intereses,
costas y eventuales multas (inc. 1º). Los objetos a inmovilizar con la medida serán normalmente
sugeridos al oficial por el letrado del actor si interviene en la diligencia y sólo cuando no hayan sido
previamente individualizados por el magistrado que la dispuso.
Operan aquí plenamente las reglas de inembargabilidad de bienes (art. 219).
El embargado deberá indicar en ese acto si los bienes objeto de la medida se encuentran alcanzados
por algún gravamen o restricción, en su caso cuál y si fue dispuesta por orden judicial, qué tribunal y
expediente así como la identidad de los acreedores respectivos.
Para llevar adelante este embargo no será necesaria la presencia del deudor380: el requerimiento de
pago debe hacerse en principio en la persona del obligado pero en virtud de que el inc. 2º de esta
norma autoriza a efectivizar el embargo “aun cuando el deudor no estuviese presente” cuadra concluir
que el primero, que es un trámite previo a dicha medida, puede entenderse con las personas que
menciona el art. 141 al reglamentar el procedimiento de las notificaciones por cédula. No obstante,
son inaplicables a la intimación de pago las restantes formalidades de esa clase de anoticiamiento,
como el aviso previo que exige el art. 338, ap. 2381.
De todas estas circunstancias se dejará constancia en el acta que se labrará al efecto y se deberá
notificar al embargado de la medida dentro de los tres días de habérsela efectivizado requiriéndole la
manifestación respecto de gravámenes o restricciones previas ya mencionada en el plazo para oponer
excepciones.
379
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 10/6/1993, “Paoletta, Flavio y otro v. Miranda de Núñez, Mafalda I. y
otro s/ejecución hipotecaria”, 24/6/1999, “Cía. Financiera Argentina SA v. Fussetti, María Ester y otro
s/ejecutivo”.
380
“Teniendo en cuenta que el art. 529, inc. 2º, CPCC, autoriza a practicar embargo aun cuando el deudor no
estuviera presente, ni exige como requisito para practicar la intimación de pago y citación para la defensa la
comparecencia personal del ejecutado, cabe entender que si éste no se encuentra en su domicilio no procede
dejar el aviso que establece el art. 338 del mismo ordenamiento procesal que sí requiere la presencia del
demandado en el acto de notificación de la demanda, norma que es propia de los procesos de conocimiento. De
modo que cabe concluir que dicho requerimiento puede hacerse a las personas que menciona el art. 141, Código
Procesal, siendo válida la diligencia cuando el oficial de justicia entrega copia del mandamiento y de la
documentación acompañada a quien se reconoce como una persona de la casa”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 2ª, 10/3/1998, “Mentasty, Juan Carlos y otros v. Lara, Ernesto Eduardo y otra s/ejecución hipotecaria”.
381
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 15/2/2000, “Credil SRL v. Monteoliva, Silva S. s/cobro ejecutivo”.
200
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 531, Código nacional.
Se agrega un párrafo final donde se establece que aunque no se hubiera trabado embargo, la ejecución
continuará pudiendo solicitar el ejecutante una inhibición general de bienes.
2. APELABILIDAD
Como la medida referida se adopta mediante una providencia simple susceptible de causar un
gravamen de importancia382, se prevé la apelabilidad de la resolución que se notifica ministerio legis.
A partir de que se produzca el anoticiamiento correrá el plazo de cinco días para interponer el recurso
de apelación que -de acuerdo con las pautas generales- se concederá en relación (arts. 243 y 244).
Se ha resuelto al respecto que el art. 530 dispone que será apelable la resolución que denegare la
ejecución, no pudiendo de allí inferirse que impida su ataque mediante reposición toda vez que la
resolución que deniega la ejecución configura una providencia simple383.
382
“Si bien es apelable la resolución que deniega la ejecución (art. 530, CPCC), en cambio, la que ordena librar
mandamiento de intimación de pago y embargo en los términos del art. 529, Código Procesal, no es apelable
para el ejecutado, ya que el eventual agravio consistente en la supuesta falta de requisitos de la admisibilidad de
la demanda, encuentra su cauce en la oportunidad de oponer las excepciones”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 25/4/2002, “Gisande, N. v. Lamiplac SA s/ejecución hipotecaria - incidente art. 250, CPCC”.
383
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 28/10/1997, “VNP Sanitarios SCA v. Placeres Pedro y otro s/cobro
ejecutivo”.
384
Rectius est: al deudor embargado.
201
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si el embargo se realiza sobre bienes muebles, puede darse el caso de que aquellos sobre los que la
parte pretende trabar la cautelar no se encuentren en poder del deudor sino en el de un tercero.
Ello no puede ser obstáculo para que se cumpla con esta medida protectoria de los derechos del
acreedor. Por eso es que el Código Procesal Civil y Comercial establece que la misma se efectivizará
notificando de manera fehaciente en el mismo día en que se dispone al tenedor la restricción dispuesta
judicialmente sobre los bienes del deudor en su poder.
La norma habla de notificación personal o por cédula. Creemos que respecto de un tercero ajeno al
proceso corresponde -por cuestiones de practicidad- la utilización de la segunda forma ante las
dificultades que puede acarrear pretender que este tercero concurra al tribunal a notificarse mediante
nota en el expediente (art. 142). Ello es coherente con lo que establece también -más allá de que no se
trate aquí exactamente de una “citación”- el art. 135, inc. 10.
Se señala que el anoticiamiento se hará en el día. Dada la manera que ha dispuesto la ley para
efectuarlo consideramos que será bastante difícil que en el mismo día pueda llegarse a cumplir con
todos los pasos que se requieren para tornar operativa esta forma de notificación (confección de
cédula, confronte, libramiento, remisión a la Oficina de Mandamientos y Notificaciones y
diligenciamiento por parte de uno de sus integrantes). Sin embargo habrá de buscarse la mayor
celeridad posible para no desvirtuar la finalidad de esta previsión normativa.
En la comunicación al tercero se le hará conocer cuáles son exactamente los objetos afectados al
embargo, designándoselo depositario de los mismos y mencionándose las responsabilidades en las
que habrá de incurrir en caso de un indebido manejo de tales bienes.
Se ha dicho que cuando el embargo recae sobre bienes del ejecutado que se encuentren en poder de un
tercero (dinero en efectivo, créditos, salarios, etc.), éste, una vez notificado, debe depositar el mismo
de que se trate a la orden judicial pero puede oponerse a la medida acreditando que el mismo es de su
propiedad o que se ha extinguido la deuda que tenía a favor del embargo; en el supuesto de no haber
mediado oportuna oposición al depósito puede asimismo hacer valer esas circunstancias (u otras que
viere convenientes), a título de defensa, en el incidente o en el juicio sumario a que alude la ley de
rito, cuya aplicación debe considerarse extensiva a esta hipótesis385.
385
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 3/11/1992, “Barán, Raúl Oscar y otros v. González, Darío R. y otros
s/cobro de alquileres”. “Es en un incidente o juicio sumario, donde debe juzgarse y hacerse efectiva, en su caso,
la responsabilidad del depositario, ya que tales vías le acuerdan todas las garantías del debido proceso”. Cám.
Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 3/11/1992, “Barán, Raúl Oscar y otros v. González, Darío R. y otros s/cobro de
alquileres”.
386
“Estando la presente cuestión originada en el supuesto incumplimiento por parte de la entidad que debe hacer
la retención de los alimentos a favor de la actora, razones de economía procesal y conexidad (art. 34, inc. 5º, ap.
e], Código Procesal), aconsejan que la disputa tramite ante el mismo juzgado, en pieza separada, por la vía
prevista para los incidentes (arg. art. 531, Código Procesal), posibilitando de ese modo resguardar el derecho de
202
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
conocimiento -plenario abreviado- para ventilar esta nueva pretensión resarcitoria nacida de la
indebida conducta del tercero depositario y dirigida en su contra.
defensa en juicio de la entidad obligada a hacer las retenciones (art. 18, CN)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 27/10/1999, “Thill, Ana Eugenia v. Sánchez, Carlos Alberto s/alimentos”.
387
Cám. Civ. y Com. Junín, 15/8/2000, “Banco Credicoop Ltdo. v. Ravazzano, Gastón Ariel y Vega, Gerardo
s/cobro ejecutivo”.
388
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 10/9/1996, “Cambellotti, Carlos Alejandro v. Duarte, Javier Eduardo y
otros s/cobro ejecutivo”. “Constituye presupuesto de la inhibición general de bienes, el desconocimiento de
bienes suficientes del deudor o la insuficiencia de los embargados (art. 532, CPCC), sin que sea necesaria
prueba alguna para acreditar la carencia o desconocimiento de bienes, bastando con la sola manifestación del
requirente”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 11/4/2001, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. La Casa
del Abuelo SRL s/medida cautelar”.
203
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 534, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
389
“Debe mediar un necesario equilibrio entre la garantía que merece el acreedor y el hecho de que la medida
cautelar dispuesta no perjudique al deudor más de lo posible (arg. art. 1071, CCiv., y 533, Código Procesal). Es
que, las referidas medidas sólo deben ser trabadas en la extensión indispensable, en función del derecho que se
pretende asegurar”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 10/3/1995, “Banco Roberts SA v. Arballo, Carlos A.
y otros s/ejecutivo”.
390
“No existe, en la normativa vigente, un orden de preferencia en la traba de embargo, siendo facultativo del
proponente la elección del bien a gravar, con la sola limitación indicada en el art. 533, CPCB”. Cám. Civ. y
Com. Quilmes, sala 2ª, 3/5/1995, “Pharmagen SRL v. Clínica Privada del Plata s/cobro ordinario de pesos”.
204
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
porque lo priva de la fuente de ingresos o de elementos que cotidianamente emplean él y su núcleo
familiar-.
Obviamente, la flexibilización en estos casos está condicionada a que el ejecutado cuente con otros
bienes sobre los cuales trabar esta medida conservatoria.
391
“Corresponde ratificar la suspensión de la subasta decretada por el iudex a quo, teniendo en cuenta que evita
tramitaciones innecesarias, frente al depósito efectuado por el deudor que cubre prima facie el crédito del
ejecutante, sin que se expliciten por la actora motivos fundados para obtener el levantamiento de la suspensión y
sin que la liquidación practicada en el memorial haya computado los distintos pagos referidos por la parte
deudora, que razones de orden práctico y de economía procesal aconsejan evitar tramitaciones innecesarias que
perjudiquen infundadamente al deudor y que no importe un desmedro a los intereses del acreedor, desde que la
205
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El artículo en análisis establece que a la audiencia deberán concurrir las partes personalmente y que se
celebrará con la que se haga presente no pudiéndose señalar una nueva audiencia con el mismo
objeto.
Compartimos plenamente la primera circunstancia ya que hace a la esencia de este tipo de diligencias
el contacto directo de los litigantes entre sí -con la debida asistencia letrada-.
No así la segunda. Si bien por un lado recoge las reglas generales de las audiencias (art. 125, inc. 3º) y
por otro busca preservar la celeridad que debe regir en los juicios ejecutivos, entendemos que por las
particularidades de la diligencia que aquí se contempla será el juez quien en cada caso determinará si
la audiencia se celebrará o no ante la ausencia de una de las partes.
Ello así por cuanto si lo que se busca es llegar a acuerdos es obvio que ello no se logrará con sólo uno
de los litigantes presentes.
Por eso, si el magistrado tiene motivos fundados para estar convencido de la utilidad de ese encuentro
y las circunstancias del caso evidencian que puede llegar a concretarse en una nueva ocasión, deberá
fijar nueva audiencia en uso de las facultades genéricas que contempla el Código Procesal Civil y
Comercial en los arts. 34 a 37.
De nada sirven aquí las intimaciones ni los apercibimientos si el objetivo es llegar a un entendimiento
entre las partes. Por supuesto, si de las conductas procesales hasta allí evidenciadas surgiera que este
intento es absolutamente en vano no se volverá a buscar este tipo de solución y el trámite judicial
seguirá su curso normal.
La audiencia de marras no sólo sirve para efectivizar acuerdos que den por concluido el proceso sino
que también -de manera menos ambiciosa- puede servir de continente para que las partes realicen el
planteo de cuestiones que puedan llegar a ser causa de futuras incidencias dentro del juicio ejecutivo.
Las mismas podrán ser resueltas -de ser ello viable- en el mismo acto y si no, quedarán formalmente
planteadas.
La efectiva exteriorización de estas cuestiones es importante ya que si no se realiza en tal ocasión, el
Código pauta que no se podrán iniciar luego trámites incidentales por los tópicos que pudieron ser
llevadas en tal ocasión y no se lo hizo.
ejecución ha de llevarse a cabo en la forma que menos perjudique al deudor evitando causarle un perjuicio
inútil”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/8/1995, “Bergol, Pedro v. Baligan s/cobro de alquileres”.
206
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de quienes los tenían desde antes de la diligencia o bien, proceder a su secuestro mediante el
desapoderamiento.
Esto último tendrá lugar si hay motivos fundados para sospechar que los bienes desaparecerán o se
realizarán actos que reduzcan su valor frustrándose total o parcialmente la función de garantía
buscada.
En ambos casos deberá designarse un depositario provisorio. Éste podrá ser la persona a quien se le
entregan los bienes desapoderados mediante secuestro, o bien el deudor -si ello es conveniente- o un
tercero -si las cosas ya están en su poder y bajo su requerimiento- en los casos en que se mantiene a
éstos en la tenencia de los bienes muebles embargados.
En todos los supuestos, deberá hacerse saber a los depositarios cuáles son sus obligaciones respecto
de las cosas embargadas y las responsabilidades en las que incurren en caso de venta, uso indebido o
abusivo, etc. de las mismas392.
392
“La suspensión en el servicio de pago de cheques es una medida sustitutiva del cierre de la cuenta corriente
producida por el libramiento de cheques sin suficiente provisión de fondos, cuando existieran operaciones
pendientes con el cuentacorrentista, manteniéndose abierta al único efecto de finiquitar esas operaciones. Ello
representa un motivo idóneo para estimar al deudor como persona de insuficiente garantía a los fines del
depósito de la cosa que se embarga, por lo tanto es procedente el desapoderamiento en este supuesto (art. 216,
CPC) y en la apreciación de la conveniencia señalada por el art. 535, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 10/8/1995, “Calderón, Norberto v. Spina, Ricardo Jorge s/ejecución”, 21/11/1995, “Favacard SA v.
Sidoni, Juan José y otra s/ejecución” [J 14.23403-1].
393
“Nada impide trabar embargo sobre bienes registrables inscriptos a nombre de un tercero pero que se
encuentren en poder del embargado al tiempo de efectuarse la diligencia. Si bien el art. 536, CPC señala que
para estos casos `bastara su anotación en el Registro´ ello de ningún modo desautoriza que el embargo se trabe
por medio del mandamiento respectivo en presencia de quien tiene el bien, y sin perjuicio de los derechos del
titular inscripto, a quien, en su caso deberá oírse”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 22/2/1996,
“Automotores San Martín SRL v. Izaguirre, Marcelo Ramón s/ejecución y embargo preventivo”, 10/11/1998,
“Parma, Mario v. Burhard, Carlos Gustavo y otra s/ejecución prendaria”.
207
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
automóviles-, etc., el juez si la encuentra procedente procederá a ordenar su traba por la cantidad
dineraria que fije -normalmente el monto de capital más una suma que provisoriamente se estime en
concepto de intereses y costas-.
Dentro de las cuarenta y ocho horas de esa resolución judicial se deberán librar las comunicaciones -
normalmente oficios salvo casos excepcionales de bienes ubicados en el extranjero- realizados
conforme las formalidades respectivas y deberán ser inscriptos en los registros pertinentes,
dependiendo del tipo de bien de que se trate -inmuebles, automotores, embarcaciones, aeronaves,
cierto tipo de acciones, cierto tipo de animales, etc.-.
Las formas de tomar conocimiento registral de estas medidas así como sus efectos surgen tanto del
Código Civil como de las leyes registrales respectivas. Citando sólo algunos regímenes, respecto de
automotores se aplicarán las previsiones del dec.-ley 6582/1958, para aeronaves las del Código
Aeronáutico ley 17258, para buques la Ley de Navegación 20094.
394
“Si a la primera intimación recibida, se produjo el depósito y dación en pago de la suma que reclamaba el
ejecutante, con más el presupuesto fijado por el juzgado las costas que debe soportar, deben limitarse a ese
estadio (art. 537, Código Procesal), no así las que se generaran a posteriori, por la continuación del juicio que no
le es imputable. A este respecto, se observa que la excepción fue planteada por el codemandado, y que la
ejecutante, en momento alguno detuvo su instancia, a pesar del depósito antes mencionado”. Cám. Civ. y Com.
San Martín, sala 1ª, 16/3/2000, “Banco Río de la Plata SA v. Flores, Eduardo Ernesto y otro s/ejecutivo”.
“Aunque el ejecutado pague en el acto de la intimación, serán a su cargo las costas del juicio (art. 537, Código
Procesal). Ello implica que deberá practicarse liquidación por capital con más sus respectivos intereses desde la
fecha de la mora (art. 622, CCiv.) hasta el momento que la sentencia determine, y es el resultado de esa
liquidación el que habrá de servir de base regulatoria (arts. 21, 27, inc. c], 34 y 51, dec.-ley 8904/1977), sin que
deba deducirse de ella el pago efectuado en el acto de la intimación a los fines regulatorios. Siendo así, los
pagos posteriores y parciales no pueden correr mejor suerte. Distinto es el caso de los pagos a cuenta realizados
por el deudor antes de ser intimado, por cuanto, aunque se difiera su imputación para el momento de la
liquidación, corresponden a deuda no debida al iniciarse la ejecución y no integran por ello el valor del pleito”.
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 21/3/2002, “Compañía Financiera Argentina SA v. Yameta, Antonio G. y
otro s/ejecutivo”. “Las particularidades del juicio ejecutivo respecto de los procesos de conocimiento pleno se
reflejan también en el curso de las costas. En este tipo de trámite, rige por vía de principio, el sistema del
vencimiento puro y simple sin posibilidad para el juez de exonerar aquellos gastos cuando el mérito del asunto
lo permita. Así lo reflejan los arts. 537 y 556, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen,
27/9/1994, “Intergas Pehuajó SA v. Prhaim, Julio Domingo s/cobro ejecutivo”. “En el proceso ejecutivo el
allanamiento -como reconocimiento de la legitimidad del crédito reclamado- no autoriza a eximir el pago de las
costas del juicio si el deudor dio lugar a la promoción de la ejecución. Es que si aunque el deudor pagare en el
acto de la intimación judicial, debe soportar las costas causadas (arts. 537, Código Procesal), resulta evidente
208
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
que no puede eximirse de aquéllas si está incurso en mora (art. 509, CCiv.). Por consiguiente, el ejecutado debe
cargar con las costas correspondientes del juicio, no obstante que haya depositado el importe reclamado después
del requerimiento judicial”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/6/1996, “Caja de Previsión Social para
Profesionales de la Ingeniería de la Provincia de Buenos Aires v. Varra, José s/apremio”. “Aun cuando el
deudor pagare el importe reclamado en el acto de la intimación judicial, mediante el mandamiento de estilo, ha
de soportar las costas del juicio tal como expresamente lo dispone el art. 537, Código Procesal”. Cám. Civ. y
Com. 1ª San Nicolás, 14/9/1999, “Díaz Sampedro, José v. Ríos, Adolfo s/cobro ejecutivo”. “Si el actor se ha
allanado a las defensas articuladas por el accionado -inhabilidad de título y pago-, lo cual significa reconocer la
legitimidad de la pretensión de la contraria, resulta de toda evidencia que la actora con su accionar, y no
obstante el ulterior allanamiento prestado, ha provocado la necesidad del demandado de excepcionarse,
debiendo por tal motivo cargar con las consecuencias procesales derivadas de su condición de vencido,
sobremanera cuando el debate se inscribe en el marco de un proceso ejecutivo de limitada cognición, ya que el
presunto acreedor debe privilegiar una prudente ponderación de la demanda y su alcance, so pena de agravar
innecesariamente la posición del ejecutado operando a contrario sensu la presunción del art. 537, ley ritual, no
advirtiéndose la concurrencia de circunstancia excepcional alguna que justifique una distinta solución”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 30/6/2000, “HSBC Bank Argentina SA v. Kingraf SRL s/ejecución
hipotecaria”.
395
“No resulta válido ampliar el monto de la condena dispuesta en autos, incorporando nuevos períodos
vencidos con anterioridad al dictado de la sentencia, sin la previa e imprescindible bilateralización de la
pretensión ampliatoria pues sólo entonces cabe emitir un pronunciamiento que contemple in totum el reclamo de
209
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
resguarda la validez constitucional de esta ampliación de la cuantía de la pretensión hecha en un
momento anterior a la sentencia pero posterior a la demanda originalmente introducida.
En tal sentido se ha dicho que conforma principio recibido que en un compulsorio vertebrado sobre
obligaciones de tracto sucesivo, se impone asegurar el derecho de ser oída la contraria ante nuevos
vencimientos consumados so pena de evadir uno de los presupuestos básicos del contradictorio. Así
entonces, siendo que la doctrina que hace al resguardo del derecho de defensa en juicio ha inspirado
al legislador de otra jurisdicción a plasmarla en la reforma introducida al art. 540 in fine, CPCCN,
cabe adoptar el pertinente mecanismo formal que permita la mentada previa e imprescindible
bilateralización396.
Entonces, no debe interpretarse que la expresión contenida en el art. 538, Código Procesal “sin que el
procedimiento retrotraiga” vede la posibilidad de oponer defensas que se limiten a poner de
manifiesto la falta de alguno de los presupuestos esenciales de la acción ejecutiva o acreditar la
extinción de las nuevas cuotas vencidas que se reclaman, siempre y cuando los planteos o cuestiones
que se deduzcan con motivo de la ampliación de la ejecución no importen atacar el título o referirse a
períodos de la misma obligación cuyo reclamo se formuló con anterioridad397.
Contestado ese traslado al ejecutado o vencido el plazo respectivo sin respuesta, si el juez encuentra
procedente la ampliación habrá de decretarla y así, al momento de dictar la sentencia de remate dará
cuenta de esta modificación cuantitativa del objeto mediato de la pretensión.
Más allá del texto normativo, se han suscitado debates jurisprudenciales respecto de la procedencia de
la ampliación de la ejecución luego de la sentencia de remate pero por períodos anteriores a la misma.
En tal sentido se ha dicho que la ampliación de la ejecución pretendida respecto de los aportes
jubilatorios que se adeudarían con anterioridad a la sentencia, deviene tardía, ya que con dicho
pronunciamiento se ha clausurado el estadio procesal alcanzado por las consecuencias de la
preclusión, máxime que ello introduciría una verdadera confusión en la seriedad que debe privar en
los reclamos judiciales menguando sobremanera la trascendencia del decisorio e implicaría quebrantar
la diafanidad de un texto claro y expreso como es el contenido en los mencionados arts. 538 y 539,
ley adjetiva398.
Mientras que en el sentido opuesto puede leerse que teniendo en cuenta que la finalidad perseguida
por los arts. 538 y 539, CPCC es evitar la multiplicación de pleitos resulta excesivamente formalista
el criterio que excluye la posibilidad de pedir ampliación después de dictada la sentencia por períodos
devengados con anterioridad a la misma, pues aferrándose al texto legal viola el principio de
economía procesal que inspiró el dictado de los preceptos aludidos399.
actor (arts. 34, inc. 5º, 36, 161, 163, inc. 6º, 538, 549, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
7/11/2002, “Caja de Seguridad Social para Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires v. Raimondi, Miguel
Ángel s/apremio”.
396
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/12/2001, “Kraus de López Arias, Lidia v. Schneider, Víctor Alfredo
s/cobro alquileres”.
397
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/10/1999, “Ersinove Duca de Mammone, María de las Mercedes v.
Ariotti, Sandra Ester y otro s/cobro de alquileres”.
398
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/7/2002, “Caja de Seguridad Social para Odontólogos de la
Provincia de Buenos Aires v. Irazábal, Alicia Susana s/apremio”. “En el juicio ejecutivo no está premitido
indagar la causa de la obligación y por ende establecer si los cheques sobre los que se funda la ampliación de la
demanda reconocen o no un origen común con el que se promoviera la acción, resultando inaplicable la
prescripción legal que fluye del art. 539, Código Procesal, sobremanera si el vencimiento de estos nuevos
cheques son de fecha anterior a la sentencia, pues la ejecución después de promovida la misma, no puede ser
ampliada por sumas correspondientes a vencimientos que se habrían producido con anterioridad a la fecha del
fallo, toda vez que en el tiempo previo opera el mecanismo del art. 538 del ordenamiento ritual clausurándose
con dicho pronunciamiento un estadio procesal alcanzado por las consecuencias de la preclusión”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 30/6/2003, “Agroganadera Inversora SA v. Racioppi, Ricardo Alberto s/cobro
ejecutivo”.
399
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 21/12/1999, “Novello, Juan v. Nucci, Juan Carlos y otro
s/ejecución y embargo preventivo”. “De la télesis de lo normado en los arts. 538 y 539, CPC, se advierte que lo
que quiso el legislador fue optimizar el principio de economía procesal al dar oportunidad al ejecutante para que
en los casos que se ejecutan deudas de vencimiento periódico (expensas, alquileres, etc.) cuente con una
herramienta procesal que le permita ahorrar los esfuerzos de una ejecución independiente por cada uno de los
períodos que se devengaran con posterioridad a la demanda. Por consiguiente, es posible admitir la ampliación
210
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
posterior a la sentencia aunque se trate de períodos vencidos con anterioridad al dictado de aquélla”. Cám. Civ.
y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 4/5/2001, “Consorcio Asociación Viajantes de Mar del Plata v. García Medina,
Federico y otros s/ejecución de expensas”.
400
Rectius est: este.
401
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 30/6/2003, “Agroganadera Inversora SA v. Racioppi, Ricardo Alberto
s/cobro ejecutivo”. “La ampliación por vencimiento de nuevos períodos acaecidos con ulterioridad al dictado de
la sentencia de trance y remate reviste carácter restrictivo, en consonancia con la excepcionalidad que semejante
prerrogativa engendra (art. 539, Código Procesal). Es recaudo esencial, entonces, que se trate de lapsos
adeudados con posterioridad a la emisión de la sentencia, toda vez que en el tiempo previo opera el mecanismo
del art. 538 del ordenamiento ritual, clausurándose con dicho pronunciamiento un estadio procesal alcanzado
por las consecuencias de la preclusión”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/7/2002, “Caja de Seguridad
Social para Odontólogos de la Provincia de Buenos Aires v. Irazábal, Alicia Susana s/apremio”.
211
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
claramente indicativa que la pretensa ampliación debe exhibir univocidad de origen con lo que
constituyó el piso de marcha de la sentencia de mérito402.
En este caso, la ampliación -de prosperar- operará en la ejecución propiamente dicha -la subasta- ya
que los actos posteriores a esta diligencia se llevarán adelante sobre la base no ya de la sentencia de
remate originalmente dictada sino a partir de su ampliación derivada de la procedencia de estos
nuevos montos.
Aquí se prevén expresamente mecanismos de protección del derecho de defensa del deudor.
Frente a la formal petición del acreedor de que se amplíe la sentencia de remate se requerirá al deudor
que demuestre documentadamente en el plazo de cinco días a contar desde la notificación ministerio
legis el cumplimiento de estos períodos por los que ahora se le reclama bajo apercibimiento de que si
no lo hace, se ampliará la sentencia a las cuotas señaladas por el actor como vencidas e impagas sin
posibilidad de recurso alguno403.
Entendemos que en esta intervención el deudor podrá demostrar tanto el cumplimiento como otras
circunstancias obstativas al requerimiento (art. 542).
Tal apercibimiento tendrá lugar tanto si el deudor calla frente a esta convocatoria o bien presenta
documentación que el actor desconoce y su autenticidad no es acreditada sumariamente. Entendemos
que por un principio básico de igualdad de trato respecto de ambas partes, será procedente para
realizar esa acreditación el trámite pericial especial así como la multa prevista -con las adaptaciones
judiciales del caso- en el art. 526, al cual remitimos.
Por el contrario, si el juez encuentra demostrado debidamente el cumplimiento de las cuotas sobre la
base de las cuales se pidió la ampliación, dispondrá el rechazo de la misma con costas de la incidencia
al actor.
2. ALQUILERES Y EXPENSAS
De manera expresa se extienden las previsiones de este artículo y del anterior a las ejecuciones por
cobro de alquileres y expensas.
Se trata de dos típicos casos de obligaciones con pagos periódicos por lo que resulta perfectamente
aplicable respecto de estas deudas cuyo vencimiento opera -por lo general- todos los meses, la
ampliación de la pretensión ejecutiva ya sea antes de la sentencia de remate como luego de ella y
hasta el momento previo a que se lleve adelante la subasta.
Se ha dispuesto que atento la naturaleza del crédito reclamado -demanda por expensas comunes- lo
que importa vencimientos periódicos y sucesivos, pretendiéndose ampliar luego de la sentencia
dictada el monto reclamado incluyéndose algunos períodos anteriores al fallo y otros posteriores al
mismo y habiéndose hecho reserva del derecho en el escrito de inicio, un principio de economía
procesal indica en este particular supuesto la conveniencia de admitirlos sobre la base de lo dispuesto
en el art. 539, CPCC evitándose fraccionar el reclamo y obligar a la acreedora a promover una nueva
ejecución por los períodos anteriores a la sentencia no pedidos previo a su dictado404.
402
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/8/1997, “Administración General del Consorcio de propietarios del
Barrio `M. Moreno´ v. Consorcio de Propietarios del Barrio `M. Moreno´ s/ejecutivo”.
403
“La resolución que hace efectivo el apercibimiento de ampliar la ejecución, en el supuesto de que el
ejecutado no exhiba recibos o documentos, resulta inapelable”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 15/7/1999,
“Iglesias, Edmundo Horacio v. Carriquery, Oscar Juan y otros s/cobro ejecutivo de alquileres”.
404
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/11/1999, “Consorcio Cooperativa Edificio París II v.
Paternoster, Norberto s/ejecución de expensas”, 7/12/1999, “Consorcio Edificio calle Las Heras 2538 v. Ferrari,
José María s/ejecución de expensas”, 12/6/2001, “Consorcio Copropietarios Edificio Atla IV v. Pagni, Germán
y/o Atlántida Construcciones SRL s/ejecución de expensas”.
212
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
405
Rectius est: juntamente.
213
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
del art. 41, Código Procesal. Como consecuencia de ello, si se ha tenido al demandado por constituido
el domicilio en los estrados del juzgado las notificaciones de los actos procesales se hacen ministerio
legis por lo que no corresponde notificar por cédula al accionado la sentencia dictada406.
406
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/3/2002, “Banco Platense SA v. Maldonado, Francisco s/cobro
ejecutivo”. “Si un acto procesal de tal envergadura como la sentencia se notifica en este caso automáticamente
por ministerio de ley -arts. 41, 133, 540 y concs., CPC-, también deben serlo de igual forma las restantes y
sucesivas a tal acto, como ha procedido el a quo al dar traslado de la liquidación”. Cám. Civ. y Com. Quilmes,
sala 1ª, 30/6/1998, “Marini, Carlos Alberto s/incidente de honorarios”.
407
“En función del reenvío contenido en el art. 540, párr. 3º, del digesto ritual a lo normado por el art. 354 de
dicho cuerpo legal, el accionado ha omitido cumplimentar el requisito establecido en el inc. 3º del citado art.
354, desde que le incumbía observar, en lo aplicable, lo prescripto en el art. 330, inc. 4º, disposición que exige
que los hechos sean explicados claramente; vale decir, el demandado debió expresar por qué importe, con qué
fecha y en favor de quién libró el cheque que se menciona en la cesión, pues cabe puntualizar que la parte
demandada no sólo tiene la carga de confesar o negar, sino que también tiene la de suministrar a la justicia, los
antecedentes necesarios para que ésta adquiera conocimiento exacto de los hechos”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 26/2/1998, “Cuccorese, Osvaldo Norberto v. Milich, Juan s/cobro ejecutivo”.
408
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 4/6/1991, “Roas, Abel Ildenaro v. Nacca, Roberto Bernardo
s/ejecución honorarios”.
409
“En función del reenvío contenido en el art. 540, párr. 3º, del Digesto ritual a lo normado por el art. 354 de
dicho cuerpo legal, si los interesados no cuestionaron el importe que reclama el demandante, en ocasión de las
intimaciones previstas por los arts. 529, 540 y 541, Código Procesal, deviene razonable atender a dicha
pretensión de contenido patrimonial y, por ende, de naturaleza disponible. Por consiguiente, no habiéndose
rebatido la reclamación de la actora respecto de que la deuda originada en concepto de uso de servicio
telefónico se encuentra impaga y al encontrarnos en un supuesto en que no está en juego el interés público, sino
que, por el contrario, nos hallamos en presencia de cuestiones que hacen al derecho disponible de los
214
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como sabemos, el respeto por el derecho de defensa viene dado por la existencia de una ocasión
concreta en la cual puedan ejercerse los actos que las partes estimen conducentes para la protección
de sus intereses, pero no está condicionado a un efectivo ejercicio. Ello se da en todo el ámbito del
proceso civil y comercial. Incluso en el marco de los procesos compulsorios como el que estamos
estudiando.
De allí que cumplidos los cinco días desde el diligenciamiento referido sin que el ejecutado haya
planteado defensa alguna, el juez sin otro trámite dictará la sentencia de remate si encuentra al título
en condiciones para ello. Se ha dicho que dado que no corresponde obligar al juez para que se decida
mandar llevar adelante una ejecución si está a la vista la falta de derecho del actor, debe entenderse
implícito el agregado “si correspondiere” a la última frase del art. 540 pues el juez no puede dictar
una sentencia contra la ley410.
Habrá operado fatalmente la preclusión respecto de las excepciones propias del proceso ejecutivo y ya
nada más podrá volver a discutirse respecto de las mismas ni siquiera en el juicio de conocimiento
posterior (ver la nota al art. 551).
interesados, resulta procedente incluir en la condena contra los demandados el importe correspondiente al rubro
en cuestión”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/4/2001, “Benítez, Mercedes v. Sanagua, Gabriela s/cobro
ejecutivo de alquileres”.
410
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 29/5/1998, “La Fico Guzo, Silvia v. Verde, Alejandra y/u otro s/cobro
ejecutivo de alquileres”.
411
“La intimación de pago con que se pone en marcha el procedimiento ejecutivo, implica un requerimiento que
involucra un sujeto receptor que en ausencia del demandado lo pueden ser las personas a que refiere el art. 141,
CPCC. Pero de ninguna manera puede suplantarse tal acto esencial con la fijación del mandamiento en la puerta
de acceso, alternativa inadmisible habida cuenta de la irrenunciabilidad que a su respecto ha consagrado de
manera terminante el art. 541, Código de ritos”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 14/12/1999, “Banco de la
Provincia de Buenos Aires v. Agrocereales SA y otros s/cobro ejecutivo”.
412
“En relación a la cláusula del mutuo hipotecario que establece la renuncia por parte del deudor a toda
excepción que no sea la de pago, debo señalar que si bien el contrato es ley para las partes, tal principio no es
absoluto y cede frente a presupuestos donde se encuentran en juego cuestiones de orden público como el debido
proceso y la defensa en juicio que no pueden sufrir modificación alguna por acuerdo de las partes (arts. 18, CN,
158, Constitución de la Provincia de Buenos Aires; arts. 1047 y concs., CCiv., 541, 542 y concs., CPCC)”.
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 23/11/1999, “Van Eyghen, Denise v. Productos Keva SA s/ejecución
hipotecaria”.
215
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
la posibilidad misma de plantear las defensas que contempla el orden normativo procesal respecto de
los juicios ejecutivos.
Aquí es -por otra parte- donde se encuentra la médula de la posibilidad defensista de la parte
ejecutada.
216
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
señalan defectos de capacidad, competencia o legitimación para obrar de las partes o la habilidad del
título413.
Básicamente en lo que hace a su naturaleza y operatividad, las defensas que se enumeran aquí son
similares a las que se utilizan en el proceso ordinario y que fueron analizadas en la nota al art. 345 al
que remitimos.
Nos limitaremos a plantear en este caso los aspectos diferenciales, propios de su configuración en el
marco de este tipo de juicio.
2. INCOMPETENCIA
Se ha dicho que si la defensa de incompetencia prospera, a diferencia de lo que ocurre en el juicio
ordinario, el expediente no será remitido al juez competente sino que el actor deberá iniciar
nuevamente la ejecución ante el magistrado que corresponda.
Para dar fundamento a esta postura se argumenta que la resolución respecto de este punto se dará en
la sentencia de remate, donde -a tenor del texto legal- sólo puede hacerse lugar a la ejecución o
rechazársela (art. 549). Ello además se compadece con la previsión del art. 544 cuando se refiere a la
subsistencia del embargo trabado en los casos en que se malogre el proceso ejecutivo por anulación
del mismo o por declaración de incompetencia a las resultas de que se “reinicie” la ejecución.
Esta postura resulta en extremo estricta y no se compadece con los principios de celeridad y economía
que deben regir en todo proceso más allá del tipo de pretensión que contengan414.
De tal modo, entendemos que deben ser aplicados los principios legales generales referidos a la
solución de conflictos de competencia415 como los que obran en los arts. 8 y 352, inc. 1º, respecto de
la declinatoria y donde se contempla la remisión del expediente al juez que se considere competente.
Lo contrario -forzar al actor a iniciar un nuevo proceso ante otra sede y renovar todos los actos ya
realizados- importa un innecesario dispendio de tiempo y esfuerzo.
3. FALTA DE PERSONERÍA
Respecto de la falta de personería en las partes se daría un razonamiento equivalente al analizado en
relación a la excepción de falta de competencia en el órgano judicial.
En efecto, si bien la resolución sólo puede hacer lugar o rechazar la ejecución (art. 549), por remisión
a las pautas generales y también a los principios procesales rectores de economía y celeridad, si el
juez entiende procedente la defensa de falta de personería debe dar un plazo -reducidísimo- para que
se adopten las medidas pertinentes destinadas a dotar de capacidad civil para estar en juicio o de
representación suficiente a la parte que carezca de las mismas, cumplido el cual se resolverá lo que
corresponda teniendo en cuenta que si fue o no subsanado el déficit (art. 352, inc. 4º).
413
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 18/12/2001, “Brigo, Olga O. v. Planes, Ricardo A. y otra s/ejecutivo”.
414
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. II, ps. 757 a 758.
415
“El art. 5, inc. 3º, Código Procesal, establece para las acciones personales, la competencia del juez del lugar
en que deba cumplirse la obligación y en su defecto, a elección del actor, el del domicilio del demandado o el
del lugar del contrato, siempre que el demandado se encuentre en él, aunque sea accidentalmente, en el
momento de la notificación. En el sub lite, todos esos domicilios se encuentran en la ciudad de Saladillo (art. 90,
inc. 4º, CCiv.), razón por la cual y no obstante el derecho de opción del actor de acudir ante el Juzgado de Paz
Letrado con asiento en dicha localidad (arts. 61, II, K, ley 5827, 3, inc. 6º, dec.-ley 9229/1978, texto según ley
10571), en función de la normativa que fluye del art. 12, ley 5827 (texto según ley 11776), la competencia del a
quo para intervenir en los presentes actuados deviene inobjetable, por lo que ha de concluirse que la excepción
de incompetencia ha sido bien denegada (art. 542, inc. 1º, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala
1ª, 7/9/2000, “Banco de la Edificadora de Olavarría SA v. Nicolo, Fernando Fabián y otro s/cobro ejecutivo”.
217
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Normalmente resultará difícil que se inicien dos juicios ejecutivos derivados del mismo título ya que
por lo general será el original de éste el que se presente para iniciar una pretensión de este tenor. Sin
embargo puede ocurrir que se haga uso de alguna copia o doble ejemplar irregularmente en poder del
actor.
Una vez más quedará en la prudencia del juez analizar si se dan las identidades requeridas entre
ambos procesos a los efectos de declarar que existe incidencia o incompatibilidad entre uno y otro y
de esa manera disponer el rechazo de la ejecución (art. 549).
No cabe admitir la excepción de litispendencia cuando se sustenta en un supuesto hecho ilícito o en
una denuncia en sede penal ya que las irregularidades de tipo delictuoso que pudiesen afectar la
formación del título o la legitimidad de la adquisición cheque por el portador accionante no obstan a
que se dicte sentencia de trance y remate en el proceso compulsorio416.
Se ha planteado la discusión respecto de la procedencia de esta excepción sobre la base de la
existencia de un juicio de consignación. Así, se ha resuelto que sin que corresponda abrir juicio de
valor sobre la pertinencia de la demanda de consignación promovida por la aquí ejecutada teniendo en
cuenta que fue deducida con anterioridad a la ejecución a los fines de evitar un doble juzgamiento
sobre una misma situación de hecho y de derecho, en oposición a un mero formalismo y un
antifuncional dispendio en el conocimiento de lo que constituiría el anverso y el reverso de una causa
petendi de estrechas connotaciones, se justifica la excepción de litispendencia deducida. La
circunstancia de que el ejecutante intervenga en el juicio de conocimiento como tercero obligado con
intereses contrapuestos o pretensiones contradictorias con actor y demandado, no empece a la
conclusión arribada pues la conexión sustancial entre ambos pleitos puede motivar el dictado de
sentencias contradictorias con el consiguiente escándalo jurídico que ello implicaría, lo que constituye
uno de los fundamentos de la excepción de litispendencia. Es que la intervención obligada del tercero
en los términos del art. 94 constituye en esencia un supuesto de litisconsorcio necesario (art. 89) y la
prescripción del Código de que la sentencia lo afectará como a los litigantes principales (art. 96)
significa lisa y llanamente que puede ser ejecutado en el mismo proceso en que fue traído máxime
cuando como en este caso fue tenido por parte, significando obviamente que ha podido ejercer los
derechos que en el juicio tiene como tal417.
416
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 9/4/2002, “Cifuentes, Andrés Pablo v. Movisión SA s/ejecución”.
417
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/10/2001, “Mendes, Carlos v. Banco de Galicia y Buenos Aires
s/cobro ejecutivo”.
218
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
la mutación de fechas, guarismos o nombres insertos en el documento que se ejecuta, que demuestren
que existió una voluntad tendiente a suprimir, ocultar o modificar la literalidad que le es propia418.
Como ya hemos visto, estas defensas sólo pueden referirse a instrumentos privados ya que la vía de la
redargución de falsedad también excede el marco de debate del juicio ejecutivo y sólo podrá ser
intentada en el contexto del proceso de conocimiento posterior.
La inhabilidad, en cambio, se refiere a la ausencia o deficiencia respecto de los recaudos formales
extrínsecos.
Básicamente prosperará esta defensa si se acredita que el título no contiene los elementos esenciales
que se indican en el art. 518 -a cuya nota remitimos-, no se trata de alguno de los casos enumerados
en los arts. 521 y 522 o bien, siendo uno de ellos, no cumple con los recaudos legales que en cada
supuesto se exigen y que están plasmados tanto en el Código Procesal Civil y Comercial como en las
normas a las que éste se remite (por ejemplo, el caso del art. 521, inc. 5º) o bien el ejecutante no es el
titular del crédito o el ejecutado no es el deudor que surge del título esgrimido (falta de
legitimación)419.
De manera expresa se excluye de este ámbito la discusión respecto de la legitimidad de la causa, la
que quedará reservada -eventualmente- al juicio de conocimiento posterior (art. 551). Mediante las
excepciones en el proceso ejecutivo no puede adentrarse en el origen de la obligación pues toda
cuestión que desborda las posibilidades técnicas de este trámite y que hace a la controversia sobre la
relación sustancial, le resultan ajenas. La cuestión de la “causa” de la obligación constituye un
extremo vedado en este tipo de proceso por escapar a los lineamientos del art. 542, inc. 4º, CPCC
resultando tema controversial propio del proceso de conocimiento posterior que prevé el art. 551 del
mismo cuerpo normativo420.
Ello así salvo que el título exhiba de manera palmaria la configuración de alguna ilicitud.
De este modo, admitir una ejecución sobre la base de un título que muestre tamaña irregularidad por
el solo hecho de que luego podrá recorrerse la mentada vía de la pretensión de conocimiento
importará tanto como violentar el principio de economía procesal y, por otro lado, conducir el proceso
en términos de un rígido -e inaceptable- ritualismo. Claro que quedará en la prudencia del juez
estimar cuán evidente es esta grave anomalía denunciada por el ejecutado.
Otra previsión especial se refiere al caso del reconocimiento por parte del deudor de la firma en el
documento privado. En esos casos -reza la manda- le estará vedado alegar falsedad respecto del título
ejecutivo421.
418
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 14/6/2001, “Dangiolo, Adolfo Enrique v. Zago Eder, Daniel s/cobro
ejecutivo”. “La excepción de falsedad a que alude el art. 542 del ordenamiento adjetivo, resulta procedente
cuando el documento que sirve de base a la ejecución es total o parcialmente falso, o cuando siendo verdadero,
se lo ha adulterado en perjuicio del ejecutado. Es decir, que la aludida excepción, sólo puede referirse a la
falsificación o adulteración material del instrumento, e incluso puede deducírsela aun mediando reconocimiento
de la firma, cuando lo que se impugna es el contenido del documento en sus partes esenciales”. Cám. Civ. y
Com. Quilmes, sala 2ª, 2/5/2001, “Suárez, Daniel Gustavo v. Luján, Martín s/cobro ejecutivo”.
419
“No resulta procedente la excepción de falta de legitimación activa si los demandados no han negado ser los
deudores del Banco a favor de quien emitieron el título ejecutado y es la Sindicatura de la quiebra actora -que
advino como portadora de la cambial- la que detenta la tenencia del documento, estando legitimado el
funcionario para su cobro”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 15/8/2000, “Banco Integrado Departamental
Cooperativo Limitado (su quiebra) v. Stigliani, Mario Alberto y otro s/cobro ejecutivo”.
420
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 19/11/2002, “Columbia Cía. Financiera SA v. Borda, Justo
Mariano s/cobro ejecutivo”. “La resistencia a un reclamo ejecutivo no puede sustentarse en la existencia de una
causa ilícita o en una pretendida falta de causa, defensas ajenas al proceso de ejecución dentro del cual no
podría ser objeto de prueba y debate semejante postulación, transformándolo lisa y llanamente en un juicio de
conocimiento, por lo que las circunstancias invocadas en cuanto se dirigen a justificar hechos ajenos a la
literalidad de título, vinculados a la legitimidad de la causa de la obligación, torna inviable la excepción de
inhabilidad”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 8/5/2002, “Narciso, Norberto v. Gabriel, Fabiana Raquel
s/cobro ejecutivo”.
421
“Entre los denominados requisitos extrínsecos exigidos para el vale o pagaré que prevé el art. 101, dec.-ley
5965/1963 ratificado por ley 16478 se menciona la firma, y no obstante aparecer indicada en último término, ha
sido considerada como el más importante de los requisitos de validez pues esa grafía basta para tener por
exteriorizada la declaración unilateral del suscriptor del pagaré. Poco importa el texto del papel de comercio que
puede ser mecanografiado, escrito por otra persona distinta del firmante o está impreso en su mayor parte para
219
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
6. PRESCRIPCIÓN
El momento de la oposición de excepciones es la oportunidad del deudor para introducir válidamente
la cuestión de la prescripción en el proceso.
Ello así a tenor de la pauta general del art. 3962, CCiv. ya que si no se lo hace en esa ocasión, se
perderá el derecho a efectuarlo en lo sucesivo.
Si bien es cierto que el deudor pudo haber tenido una intervención anterior en la etapa preparatoria de
la vía ejecutiva, entendemos que recién con el diligenciamiento del mandamiento donde se lo intima
de pago y embargo se lo está vinculando formalmente al proceso y en ese momento nace el plazo para
defenderse con las oposiciones de las que pueda valerse entre las que se encuentra la de prescripción.
Antes de ese momento no era técnicamente “ejecutado” ya que no existía una pretensión en su contra
por lo que no habría existido necesidad alguna de plantear oposiciones.
Los plazos habrán de variar de acuerdo con la naturaleza de la obligación que contenga el título
ejecutivo de que se trate. Será en cada caso la legislación específica la que habrá de dar pautas válidas
al respecto. Operan las reglas generales de suspensión e interrupción del cómputo.
El instituto en estudio es renunciable ya sea en forma expresa o tácita configurándose esta última
cuando transcurrido el plazo y tratándose de juicio ejecutivo no se ha opuesto la defensa de
prescripción. Sentado ello se colige que la prescripción liberatoria no opera de pleno derecho ni se la
puede declarar de oficio, sino que la decisión a su respecto debe ser consecuencia de un expreso y
categórico pedido de la parte interesada al momento de oponer las defensas que la ley establece422.
7. PAGO DOCUMENTADO
Se trata del cumplimiento total o parcial de la obligación por la que se reclama ejecutivamente.
Sólo serán válidos en este acotado marco procesal a los efectos de acreditar ese cumplimiento, los
instrumentos que surjan del acreedor y que no dejen lugar a dudas respecto del pago efectuado. Esto
es, recibos u otras constancias por él firmados que den cuenta de la percepción de todo o parte de la
suma dineraria por la que ahora se está accionando en sede judicial.
No será admisible mayor investigación para determinar si existió o no el cumplimiento. Lo impide el
tipo de vía elegida. Toda otra prueba al efecto podrá ser llevada eventualmente al juicio de
conocimiento posterior. Se trata de un claro caso de limitación probatoria que viabiliza la procedencia
de ese otro proceso más amplio donde se resguardará debidamente el derecho de defensa del deudor
que cumplió pero que carece de “documentación” idónea para demostrar esa circunstancia.
Es esperable que el ejecutante desconozca la autenticidad de la documentación que se le opone.
Adelantándose a esa contingencia es que habrá de ofrecerse ad eventum prueba supletoria idónea que,
básicamente, consistirá en pericia caligráfica respecto de la firma del recibo o comprobante.
Se ha dispuesto que la documentación que pruebe el pago tiene que emanar del ejecutante, ser de
fecha posterior a la de la obligación que se ejecuta y en ella debe existir una referencia concreta y
circunstanciada del crédito en cuestión. Para que el pago pueda servir de base a la excepción prevista
por el art. 542, inc. 6º debe acreditarse mediante instrumentos de los que surja cuál es la deuda
saldada, de modo que no quede duda de que el recibo se refiere a aquella cuya cancelación se
pretende. A tales efectos, el medio de prueba por excelencia lo constituye el recibo: el reconocimiento
escrito de haberse recibido la prestación debida que el deudor debe obtener para enervar la pretensión
deducida en su contra. En consecuencia, la exigencia legal de que el pago sea documentado sólo se
considera cumplida cuando el ejecutado acompaña recibos u otros instrumentos análogos emanados
ser completados los espacios en blanco. Pero la firma debe ser de puño y letra del suscriptor (o de su
representante o apoderado) y su ausencia determina no sólo la invalidez del cartular, sino lisa y llanamente la
inexistencia de la deuda -promesa de pago- (arts. 100, inc. 7º; 102, dec.-ley 5965/1963; 944 946, 950, 1012,
1014, 1047, CCiv.). Resultó estéril toda la artillería procesal enderezada a demostrar quién pudo ser el autor de
la redacción del documento con el que se promovió la ejecución, pues la ausencia de firma determinó ab initio
la invalidez del pretendido pagaré y el consecuente rechazo de la acción promovida (art. 542, inc. 4º, Código
Procesal). Corresponde en consecuencia admitir la excepción de inhabilidad de título oportunamente interpuesta
y consecuentemente rechazar la demanda ejecutiva promovida en autos”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
17/6/2003, “Establecimiento `La Micaela SA´ v. Narducci, Luis Antonio s/cobro ejecutivo”.
422
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 10/4/2001, “Niz, Rocío Marta v. Chemes, Nilda Beatriz s/ejecutivo”.
220
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
del acreedor con expresa referencia al título que sustenta la acción promovida y que permitan extraer
su cancelación total o parcial. Fuera del recibo, los otros elementos que se aportan con el objeto de
acreditar el pago deben ser apreciados de modo riguroso. De lo contrario, la cuestión se introduciría
en el ámbito de la causa de la obligación, desnaturalizándose la sumariedad del proceso ejecutivo423.
De tal manera, no resulta admisible la excepción de pago si el ejecutado pretende justificarla alegando
haber entregado cheques que habrían cancelado la obligación emergente del pagaré que se ejecuta,
toda vez que la producción de la prueba ofrecida -pericial contable e informativa- resulta inidónea a
los fines de acreditar el hecho extintivo de la suma de dinero reclamada. En efecto, los cheques que
por definición son órdenes de pago puras y simples libradas contra bancos en los cuales el librador
tiene fondos depositados a su orden en cuenta corriente bancaria o autorización para girar en
descubierto, no pueden ser considerados como recibos, ni son eficaces para documentar la excepción
de pago desde que de su contenido no surge vinculación alguna con la deuda que se reclama. Ello no
varía por el hecho de que se hubiesen ofrecido las pruebas aludidas a los bancos contra los cuales se
habrían librado pues la individualización de los cheques y la mención de los importes de cada uno, no
demuestran en forma precisa la relación entre ellos y el pagaré en ejecución, siendo que ese nexo debe
justificarse de modo que no queden dudas de que lo abonado se hizo con imputación al documento
sobre el cual se ha promovido la ejecución424.
8. COMPENSACIÓN
La defensa se marras se inspira en la figura que contempla el art. 818, CCiv. cuando establece que
habrá compensación “cuando dos personas por derecho propio, reúnen la calidad de acreedor y
deudor recíprocamente, cualesquiera que sean las causas de una y otra deuda. Ella extingue con fuerza
de pago, las dos deudas, hasta donde alcance la menor, desde el tiempo en que ambas comenzaron a
coexistir”.
Sin embargo, el Código Procesal Civil y Comercial introduce ciertas modificaciones que tienen que
ver -una vez más- con la naturaleza de la vía en cuyo seno se admite. Se requiere en este caso para
que proceda la compensación como defensa en un juicio ejecutivo que opere respecto de “crédito
líquido que resulte de documento que traiga aparejada ejecución”.
Vemos entonces que la compensación prevista en este inciso constituye una subespecie de la
compensación del Código de Vélez. Sólo prosperará si los créditos son líquidos y surgen de títulos
ejecutivos completos -no operaría respecto de este caso la preparación de la vía-.
Se busca que la introducción del crédito cuya titularidad ostenta el deudor no modifique la forma
procesal en marcha requiriendo una mayor profundidad de conocimiento y prueba.
423
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 10/10/2002, “Minuzzi, Rolando v. Cocca, Omar s/ejecutivo”.
424
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/6/2001, “Vannucci, Francisco Daniel v. Vaca, Juan José s/cobro
ejecutivo”.
221
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La excepción de espera presupone un plazo original vencido y la concesión de uno nuevo. Si la
ejecución se intenta cuando aún no venció el plazo primigenio, la defensa adecuada será la de
inhabilidad de título425.
1. EXCEPCIÓN DE NULIDAD
Cuando nos referimos a la teoría general de las nulidades mencionamos que entre las vías para
denunciar la existencia de déficits procesales que tienen por consecuencia privar de efectos ciertos
actos o etapas de la litis encontramos a la excepción de nulidad.
Se trata de una forma atípica de plantear este tipo de vicio ya que sólo podemos ubicarla entre las
pautas del proceso ejecutivo426.
Aquí, el instituto está destinado a salvaguardar la regularidad del trámite por el que se despliega una
pretensión de ejecución en pos de la protección del ejecutado quien no por revestir esa condición debe
verse privado del derecho de defensa en juicio y debido proceso.
El Código Procesal Civil y Comercial señala que esta defensa del demandado por la que busca que se
declare la nulidad del proceso ejecutivo seguido en su contra debe introducirse en la misma
oportunidad que para las demás excepciones, esto es, dentro de los cinco días de diligenciada la
intimación de pago y embargo.
425
“La excepción prevista en el inc. 8º del art. 542, Código Procesal, se fundamenta en el nuevo plazo que en
forma convencional o emanada de la sola voluntad del acreedor es acordado al deudor para el cumplimiento de
la obligación, sin que pueda exigirse el cumplimiento de ésta antes de que aquél venza. Para que esa excepción
sea viable, debe resultar de la documentación acompañada a las actuaciones, de manera clara e indubitable, que
el acreedor ha prorrogado el plazo de la obligación”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 28/5/1999, “Ede-Quil
SRL v. Basio Terracino, Luis y otros s/cobro ejecutivo”.
426
“Para que sea viable la nulidad de la ejecución, debe tener apoyo pura y exclusivamente en lo normado por el
art. 543 del ritual. En consecuencia, si no consiste su sustento en lo expresamente preceptuado en los incs. 1º y
2º de dicha norma, el planteo no será viable. Es decir, son ajenas a esta defensa otras argumentaciones que no
sean las mencionadas en el artículo en cuestión”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 17/9/2002, “Salentein
Argentina B. V. v. Comapplex SA s/cobro ejecutivo de dinero”. “El art. 543, CPC prevé el planteo de `nulidad
de la ejecución´, pudiendo la misma fundarse únicamente en dos situaciones: 1) incumplimiento de las normas
establecidas para la preparación de la vía ejecutiva; 2) no haberse hecho legalmente la intimación de pago”.
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 8/10/2002, “Castro, Oscar v. Pérez Moure, Leopoldo s/incidente
nulidad notificación”.
222
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Tal vía presupone una “legal” intimación. De allí que el fundamento de esta figura deba referirse al
que contiene el inc. 2º del artículo en análisis.
Según lo que allí se indica como causales de procedencia de esta excepción particular, puede fundarse
“únicamente” en el incumplimiento de las normas establecidas para la preparación de la vía que se
intenta.
Claro que ello no será suficiente.
Además de alegarse la transgresión de alguna pauta procesal deberá -en virtud del principio de
trascendencia que rige en todo intento anulatorio dentro del campo procesal- efectuarse la oposición
concreta frente al título de que se trate, ya sea desconociendo la obligación que se le endilga,
negándose la autenticidad de la firma o el carácter de locatario que se le atribuye o bien el
cumplimiento de la condición que se afirma.
Vemos aquí como tampoco por la atípica vía de la excepción puede ser declarada una nulidad en el
solo interés de la ley.
El trámite posterior será el de toda excepción (arts. 545 a 548) y de prosperar, se declarará nulo todo
lo actuado en contravención a la normativa aplicable.
2. INCIDENTE DE NULIDAD
También en esta norma se contempla la vía incidental para plantear un pedido anulatorio.
Aquí se tratará del supuesto donde la intimación de pago no se efectuó legalmente (inc. 1º) y por eso
no pudo haber empezado a correr el plazo para el planteo de excepciones. De acuerdo con ello, sería
viable un incidente de nulidad aun con posterioridad a la sentencia de remate si recién en ese
momento el deudor toma conocimiento del mandamiento mal diligenciado en su contra.
En este caso, el incidentista nulidicente deberá manifestar su interés en la invalidación del proceso
acompañando a su pretensión o bien el depósito de la suma reclamada en el mandamiento para evitar
el pago de las costas o bien la oposición de las excepciones de que intente valerse y de las que se ha
visto privado por esa indebida intimación.
Ello así porque la nulidad prevista en el art. 543 tiene por objeto subsanar las infracciones cometidas
en los trámites previos al juicio ejecutivo, en el despacho de la ejecución o en el diligenciamiento de
la intimación de pago. Pero dicho remedio no procede si no se ha privado al ejecutado del derecho de
defensa o si no se le ha ocasionado algún perjuicio427. El ordenamiento legal brinda las soluciones
adecuadas para asegurar el derecho a la defensa en aquellos casos en que no se ha hecho legalmente la
intimación de pago pero condiciona la admisibilidad del incidente respectivo a que el incidentista
demuestre su interés, sea depositando la suma fijada en el mandamiento u oponiendo excepciones428.
El trámite será aquí el genérico de esta vía -incidental- y su resultado favorable tendrá diferentes
alcances dependiendo de la actitud del ejecutado (si deposita, se procederá a la liquidación y pago; si
opone excepciones se seguirá con el trámite normal de éstas -art. 545 -, etc.)429.
427
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 21/2/2002, “Bellagamba, Juan C. y otros v. Seillant, Leonardo y otro
s/cobro ejecutivo”.
428
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 8/10/2002, “Castro, Oscar v. Pérez Moure, Leopoldo s/incidente
nulidad notificación”.
429
“La intimación de pago, como acto introductorio a la defensa en juicio del demandado, es el pilar de su
eventual actuación en el proceso y uno de los trámites irrenunciables (art. 541, Código Procesal), razón por la
cual se explica que ella sea nula cuando no se ha hecho legalmente, es decir, sin cumplir los requisitos que la
normativa formal establece. En tales supuestos la sanción nulitiva puede ser recabada a condición de que el
interesado cumplimente con los recaudos que, alternativamente, impone el art. 543, inc. 1º, Código Procesal, es
decir, depositar la suma fijada en el mandamiento o, en su caso, y a fin de obviar el mentado depósito, oponer
excepciones que tiendan a desvirtuar la procedencia del cobro intentado. Así entonces, si como sucede en el sub
lite, el ejecutado adecuó su proceder a las circunstancias de admisibilidad del planteo expresamente previstas
por el art. 543, inc. 1º, Código Procesal, toda vez que ha deducido, entre otras cuestiones, la excepción de
inhabilidad de título, deviene formalmente procedente la nulidad peticionada si la diligencia de intimación de
pago y embargo no se realizó en el domicilio real del demandado ni en el pactado en el contrato de mutuo
hipotecario”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/12/2002, “Caja de Previsión Social para Profesionales de
las Ciencias Farmacéuticas de la Provincia de Buenos Aires v. Barrague, Stella Maris s/ejecución hipotecaria”.
223
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 545, Código nacional.
Se agrega un último párrafo donde se indica que es inadmisible el pedido de nulidad si el ejecutado no
mencionare las excepciones que no ha podido deducir en términos que demuestren la seriedad de su
petición.
2. BILATERALIZACIÓN
430
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/12/1998, “Banco de la Provincia de Buenos Aires v. Peña de
Saborido, Amelia Isabel s/cobro ejecutivo”.
224
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si se supera el tamiz de la admisibilidad, el juez dispondrá el traslado de las excepciones a la parte
ejecutante.
Esta notificación se hará ministerio legis431 salvo que se trate de la excepción de prescripción como lo
señala el art. 135, inc. 9º, o que se configure algún otro supuesto de los enumerados en esa norma en
cuyo caso procederá la notificación personal o por cédula.
Desde la notificación hecha de las maneras aludidas, el ejecutado cuenta con cinco días para contestar
el planteo, manifestarse respecto de la documentación agregada, adunar la que intente oponer a
aquélla y ofrecer el resto de la prueba de la que pueda valerse432.
Se ha dicho que en el caso de desestimación de la prueba de la excepción interpuesta -la que se
notifica en los términos del art. 133 del Código de rito en razón de que pudo el sentenciante
válidamente obviar dicho proveído dictando sin más trámite la sentencia de trance y remate (arts. 545
y 546, CPCC)- no rige el principio de inapelabilidad del art. 377 del Código ritual, sino que bien
puede interponerse temporáneamente el recurso de apelación correspondiendo su concesión en efecto
diferido a fin de su tratamiento en oportunidad en que se resuelva sobre la apelación de la sentencia
definitiva433.
431
“Conforme la normativa legal vigente (arts. 133, 135 y 545, párr. 1º, CPCC) el traslado de las excepciones
opuestas por el demandado en el juicio ejecutivo se notifica a la contraparte por nota”. Cám. Civ. y Com. San
Martín, sala ª, 21/3/2000, “Credit Bankers International SA v. San Martín Goma SA s/cobro de pesos
ejecutivo”.
432
“En virtud del principio de preclusión no es admisible desdoblar la evacuación del traslado para contestar las
excepciones ofreciendo prueba en un escrito ulterior, siendo que, además, el propio art. 545, CPCC (párr. 2º) ha
previsto expresamente que el ofrecimiento de prueba que se intente hacer valer debe efectuarse en oportunidad
de contestar el traslado de las excepciones, lo que deja al margen toda posibilidad de escalonar el mismo en
sucesivas presentaciones, aun dentro del plazo previsto a tal efecto”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
29/8/2002, “Credilogros Cía. Financiera SA v. Torella, Marcelo R. s/cobro ejecutivo”.
433
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 31/10/1996, “Municipalidad de Pergamino v. Club Sirio Libanés s/apremio”,
15/7/1999, “Rossi, Horacio N. v. Nazar, Salomón A. s/cobro ejecutivo de alquileres”.
225
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
434
ofrecido y también que en el proceso ejecutivo no hay llamamiento de autos para sentencia y nada
impide que el juez desestime la prueba ofrecida en la propia sentencia, pues en él las apelaciones se
confieren con efecto diferido y no debe adquirir firmeza antes de que aquélla sea dictada435.
1. ETAPA PROBATORIA
Puede darse el caso, por el contrario, de que la resolución de una de las defensas planteadas requiera
de la producción de prueba que excede la que obra en la causa.
Las partes con la oposición de la excepción y en el escrito de contestación a las mismas podrán
ofrecer los medios probatorios que crean más convenientes.
Operan aquí respecto de ambos contendientes las mismas pautas referentes a la carga de la prueba que
analizamos en relación con los procesos de conocimiento (art. 375) más allá de que en esta norma
sólo se mencione al ejecutado.
Ya hemos visto que existen algunas limitaciones específicas respecto de la admisibilidad de ciertas
pruebas (concretamente en lo que hace a las excepciones de pago, quita, espera, remisión, novación,
transacción, conciliación o compromiso donde sólo se admitirá prueba documental).
Teniendo en cuenta estas pautas el juez dispondrá si provee o no al ofrecimiento de prueba efectuado.
La denegatoria deberá basarse en la manifiesta inadmisibilidad de la misma o cuando sea meramente
dilatoria o inútil y ello mediante auto debidamente fundado. Este recaudo se consagra en pos de la
operatividad del derecho de defensa en juicio de la parte a la que se coarta la posibilidad de abonar
con prueba la veracidad de sus asertos436.
Si accede a la producción de la misma, deberá así disponerlo mediante auto que se notifica por cédula
(art. 135, inc. 3º) estableciendo allí un plazo común y adoptando las medidas pertinentes como son la
fijación de audiencias, libramiento de oficios, etc.
434
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 12/9/1996, “Fernández, Arturo v. Pois, Alfredo s/ejecutivo” [J
14.26612-2].
435
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 1/3/2002, “Banco Integrado Departamental Cooperativo Limitado (su
quiebra) v. Daglio, Luis Santiago s/cobro ejecutivo”.
436
“Según disponen los arts. 546 y 547, Código Procesal, cuando se hubiere ofrecido prueba, el juez debe
expedirse sobre si es admisible o no la apertura a prueba y, en su caso, por resolución fundada desestimar la
ofrecida cuando fuere manifiestamente inadmisible, meramente dilatoria o carente de utilidad. La prescindencia
de la apertura de la causa a prueba no acarrea para el apelante la conculcación de su derecho de defensa en
juicio, como lo señala el recurrente, porque la prueba ofrecida no versa sobre hechos conducentes que puedan
ser examinados en el juicio ejecutivo”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 16/10/2001, “Micolucci, Marcelo
FAbián v. Fridman, Marta Susana s/cobro ejecutivo de dinero”.
226
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La extensión del período probatorio dependerá de la entidad del conflicto suscitado, la complejidad de
las cuestiones debatidas y la distancia hasta el lugar donde deban llevarse adelante diligencias de este
tipo.
Téngase en cuenta que la duración de esta etapa no puede llevar a la desnaturalización de la brevedad
que debe regir siempre en toda ejecución. Por esa razón es que no se contempla aquí la figura del
plazo extraordinario.
Son de aplicación -por lo demás- las reglas del juicio sumario a las que nos remitimos salvo en lo que
se refiere a la regla de la inapelabilidad que se plasma en el art. 377.
Se ha dicho que pese a que el art. 547, Código Procesal hace una remisión expresa en su último
párrafo a las normas que sobre prueba rigen para el juicio sumario y que el art. 494 del mismo cuerpo
legal se remite al régimen del art. 377, dichas normas deben aplicarse en tanto sean compatibles con
el juicio ejecutivo. En efecto, el art. 377 prevé, en su párr. 2º, el replanteo de la cuestión en la alzada,
tal como lo dispone -además- el art. 255, inc. 2º, CPCC pero esta última posibilidad ocurre cuando los
recursos contra las sentencias definitivas son concedidos “libremente” y no cuando lo son en
“relación” -tal como sucede en los juicios ejecutivos- razón por la cual corresponde conceder en
relación y con efecto diferido el recurso interpuesto437.
1. CONCLUSIÓN DE LA CAUSA
Si en el expediente existió etapa probatoria, sustanciada la misma la causa se pondrá en secretaría por
cinco días. El auto que así lo dispone se notifica ministerio legis.
Se entiende que este lapso servirá para que los litigantes se opongan al dictado de sentencia por existir
prueba pendiente. Se darán aquí -entonces- los pedidos de producción de probanzas consideradas de
importancia para la resolución del pleito, acuses de negligencia, declaraciones de caducidad, etc.
Vencido ese plazo sin oposiciones o, habiéndolas, una vez resueltas -y en su caso producida la prueba
pendiente- el expediente pasará a despacho a los fines del dictado de la resolución438.
Se concede un plazo de diez días para ello.
437
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/5/2001, “Consorcio Edificio Boulevard Adolfo Dávila v.
Barragán, Raúl s/ejecución s/recurso de queja”. “En caso de desestimación de la prueba de la excepción
interpuesta no rige el principio de inapelabilidad del art. 377, CPC, sino que puede interponerse
temporáneamente el recurso de apelación correspondiendo su concesión en efecto diferido a fin de su
tratamiento en oportunidad en que se resuelva sobre la apelación de la sentencia definitiva”. Cám. Civ. y Com.
Azul, sala 2ª, 21/11/2002, “Banca Nazionale del Lavoro SA v. Lamacchia, Héctor Daniel y otra s/cobro
hipotecario”.
438
“En principio, no cabe dictar sentencias parciales en los supuestos de pluralidad de ejecutados; la decisión ha
de ser única, comprensiva de la situación de todos los litisconsortes, desde que el buen orden del trámite así lo
exige, pues la sentencia denominada de remate debe ser única”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
14/3/1996, “Lentino, Baltasar v. Fernández, Néstor Osvaldo y Aguilera, Norma Esther y Rolle, Juan
s/ejecución”.
227
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No se menciona aquí que el expediente se pondrá en secretaría por cinco días: el plazo para dictar
sentencia se cuenta desde la declaración de clausura del período probatorio.
439
“Cuando se oponen varias excepciones, éstas deben ser decididas en un acto jurisdiccional único, salvo que
también se interponga la de incompetencia, pues en este caso corresponde que la misma se analice en primer
término, ya que se refiere a la aptitud del tribunal para conocer en la contienda, prioridad lógica de la decisión,
pues si prospera carecería de la competencia para considerar el resto de las cuestiones propuestas (arts. 351,
Código Procesal). De tal modo, deviene impropio dictar sentencias fraccionadas o parciales pues en nuestro
sistema procesal el fallo debe ser único”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/11/1996, “Ruisanchez, Laures
v. Borroni, Lino s/cobro ejecutivo”.
228
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Dado que el inicio de este juicio importa la inminencia de medidas compulsivas efectivas sobre el
patrimonio del deudor, éste suele ser renuente a aceptar la llegada de aquéllas e intenta por todos los
medios a su alcance detenerlas o neutralizarlas.
En esta fajina puede recurrir a las medidas habilitadas por la ley (planteo de excepciones cuando le
asista el derecho de esgrimirlas) o bien a conductas impropias desde la mira del principio de buena fe
procesal: peticiones infundadas, generadoras de nulidades, meramente dilatorias, obstruccionistas,
abusivas, etc.
Ya hemos señalado que este tipo de juicio busca la rápida satisfacción de los intereses del acreedor
frente a la falta de cumplimiento voluntario de su contraparte. Por eso es que el legislador ha sido
particularmente cuidadoso de proteger la vigencia de esta característica del actuar indebido de las
partes y sus litigantes fijando sanciones especiales que se suman a las potestades disciplinarias
genéricas de todo magistrado destinadas a conservar el buen orden y decoro de los procesos (art. 35).
Aquí se autoriza a que el juez pueda analizar si existió un comportamiento de este tipo en la
sustanciación del trámite previo a la sentencia de remate.
Si encuentra que ello fue así, encuadrará la conducta del ejecutado440 en alguna de las categorías
reseñadas (oposición infundada, articulación manifiestamente improcedente, petición meramente
dilatoria, etc.) y a renglón seguido le impondrá una multa a favor de la contraria.
El importe de la misma deberá oscilar entre el tres y el diez por ciento del monto reclamado y su
determinación deberá tener en cuenta -justamente- la incidencia del comportamiento impropio
respecto de la duración del proceso.
440
“Resulta procedente la aplicación de la multa al demandado por inconducta procesal cuando ha obstruido
consciente y deliberadamente el curso del proceso negando la autenticidad de los instrumentos en ejecución, y
luego, sin justificación alguna, no se presenta a la formación del necesario cuerpo de escritura solicitado por la
perito”. Cám. Civ. y Com. Junín, 13/6/2000, “Mutual Club Carabelas Social y Deportivo v. Polanich, E. s/cobro
ejecutivo”. “El desconocimiento de la firma de los documentos que se ejecutan y la alegación de las
excepciones de falsedad e inhabilidad de título fundadas en tal circunstancia, luego desvirtuadas por el resultado
categórico de la prueba pericial, constituye la conducta temeraria aludida en el art. 549, CPCC”. Cám. Civ. y
Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 4/7/2000, “Autotransporte Antártida ATA SA v. Melian Ebenezer, Sixto R. y otro
s/ejecutivo”.
229
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También puede darse el caso de que se lo intime en su domicilio real y luego lo cambie,
desconociéndose el nuevo. En esos casos, procederá la notificación de la sentencia por edictos (art.
145).
230
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
441
oposiciones que no tuvieron posibilidad de ser esgrimidas (redargución de falsedad, abuso de firma
en blanco, etc.) y que ahora se plantean en otro medio más propicio.
Mediante las excepciones en el juicio ejecutivo -se ha resuelto- no puede adentrarse en el origen de la
obligación pues toda cuestión que desborda las posibilidades técnicas de este proceso y que hace a la
controversia sobre la relación sustancial le resultan ajenas. Con el planteo efectuado por la accionada,
se pretende introducir a la cuestión de la “causa” de la obligación, extremo vedado en este tipo de
proceso por escapar a los lineamientos del art. 542, inc. 4º, CPCC resultando tema controversial
propio del proceso de conocimiento posterior, que prevé el citado art. 551 del mismo cuerpo
normativo442.
Para iniciar el nuevo juicio deberán haberse cumplido previamente las condenas impuestas en el
ejecutivo. Es decir, deberá acreditarse haberse pagado las costas así como la deuda con sus
accesorios, multas, etc.
Se entiende que ello no es un recaudo de orden público, por lo que si la parte interesada no opone
como excepción al progreso del proceso de conocimiento posterior la falta de cumplimiento de estas
obligaciones, el juez no podrá hacerla valer de oficio.
Respecto del plazo para iniciar este nuevo juicio, se entiende que será el de prescripción del derecho
de que se trate sin perjuicio de que eventualmente, si se superan los plazos breves que mencionan los
arts. 554 y 589 -a cuyas notas remitimos-, se pierdan las fianzas allí reguladas.
Si bien el art. 551 de la legislación adjetiva establece que el juicio ordinario ha de incoarse
necesariamente con posterioridad al ejecutivo, en caso de que contrariamente a lo dispuesto en la
norma citada se hubiere promovido mientras se sustanciaba el ejecutivo, no produce la paralización de
este último como tampoco autoriza exigir en cualquier estado de la ejecución anterior a la situación
descripta en el art. 589 el otorgamiento de la fianza allí prevista a resultas del proceso ordinario443.
441
“La mera invocación efectuada por el accionado, de haber mediado un `apoderamiento ilegítimo´ de los
cheques en ejecución, para `adicionar´ un endoso con posterioridad al rechazo bancario, resultan inconducentes
para sustentar la excepción de falsedad de título, ya que las presuntas y alegadas irregularidades de carácter
delictivo que pudieren haberse cometido en la etapa de formación y/o circulación de los instrumentos -en cuanto
se dirigen a justificar hechos ajenos a la literalidad de los mismos-, colisiona con la presunción de certeza y el
carácter autónomo que emana de ellos, y encuentran, por ende, su ámbito propicio de discusión en el proceso de
conocimiento ulterior, previsto por el art. 551 del ordenamiento adjetivo”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª,
14/6/2001, “Dangiolo, Adolfo Enrique v. Zago Eder, Daniel s/cobro ejecutivo”.
442
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 19/11/2002, “Columbia Cía. Financiera SA v. Borda, Justo
Mariano s/cobro ejecutivo”.
443
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 18/7/2002, “Melita, Ana María v. Brolese, Carlos E. s/cobro
ejecutivo”.
231
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
del crédito) y el básico principio de la buena fe que en la actuación judicial se proyecta como buena fe
y lealtad procesales444.
La cosa juzgada que surge de la ejecución tiene plena operatividad y marca claras limitaciones
respecto de las pretensiones y oposiciones que pueden esgrimirse en esta nueva litis.
Básicamente, quedan excluidos los planteos que pudieron ser ventilados en el juicio ejecutivo -más
allá de que se lo haya hecho o no- y las cuestiones respecto de las cuales no existieron limitaciones
probatorias.
El juicio de conocimiento posterior preserva la defensa en juicio pero -como vimos- no cubre la
negligencia o inacción procesal de las partes.
Sólo las defensas o excepciones que por la ley no fuesen admisibles en el primer trámite podrán ser
traídas al segundo. Si no existió tal severa limitación y el ejecutado omitió alegarlas, opera a su
respecto la preclusión total.
Esa resolución vendrá alcanzada por la fuerza de la res iudicata y nada más podrá indagarse a su
respecto. También opera respecto del ejecutante en relación con las oposiciones a las que se allanó.
Otro tanto puede decirse en relación con la prueba.
Dada la amplitud de la etapa de conocimiento que se regula en el proceso ejecutivo, existe aquí
posibilidad de ofrecer y producir prueba. Los elementos que no fueron llevados en este momento no
podrán ser aportados -salvo casos excepcionales- en el juicio de conocimiento ulterior. Sólo se
admitirán pruebas cuando su producción estuviera impedida en el ejecutivo.
Tampoco podrá renovarse la discusión sobre tópicos que aun vedados por la ley o superándose los
valladares probatorios, fueron efectivamente sustanciados y resueltos con total libertad acreditativa
por acuerdo de las partes.
En suma, lo que se debatió445 o pudo ser debatido sin cortapisas deviene inmutable: las defensas
admisibles hayan o no sido esgrimidas, las discusiones fácticas sin limitaciones, los razonamientos e
interpretaciones legales, la nulidad del procedimiento que pudo haber sido denunciada sea por la vía
de la excepción o mediante el incidente respectivo (art. 543), etc.
El actor de este nuevo proceso deberá argumentar debidamente en pos de la demostración de las
limitaciones a su derecho de defensa que alegará como justificativo de la nueva pretensión.
Indicará cuáles fueron los pasos cumplidos en el ejecutivo previo, cuál es el agravio que este proceso
le causa y cuáles las circunstancias que ahora intentará esgrimir para revertir o mitigar aquel resultado
exhibiendo la imposibilidad de su planteo previo o bien la falta de resolución firme a su respecto.
Por el contrario, al demandado corresponde -además de traer oposiciones de fondo- controvertir
cuando corresponda la procedencia de este particular juicio de conocimiento sobre la base de la cosa
juzgada que emerge de la litis ya transitada.
444
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/7/2000, “Da Silva, Francisco v. Gutiérrez, Domingo s/cobro
ordinario de pesos”.
445
“El pronunciamiento de la cámara que resuelve sobre el carácter de no obligado de la ejecutada, resulta
definitivo en los términos del art. 278, CPCC desde que no podrá ser objeto de discusión en un juicio ordinario
posterior”. SCBA, Ac. 85.893, 28/5/2003, “Burquet, Alfredo y otro v. Cueto y otra s/ejecutivo - recurso de
queja”.
232
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1º) Cuando se tratare del caso previsto en el art. 545, párr. 1º;
2º) Cuando las excepciones hubiesen tramitado como de puro derecho;
3º) Cuando se hubiese producido prueba respecto de las opuestas.
1. RECURRIBILIDAD
Los tres incisos de esta manda cubren -a nuestro ver- todas las hipótesis que pueden darse respecto de
una sentencia de remate recaída en un trámite donde existió un intento de controvertir la pretensión
ejecutiva a los fines de su apelabilidad446.
Esto es, el caso del rechazo in limine de las excepciones y, para el supuesto de su admisibilidad, tanto
si se resolvieron como de puro derecho o luego de haberse abierto la causa a prueba.
Por ende, sólo será inapelable la sentencia de remate que se dicta cuando se vence el plazo para
oponer excepciones y la carga es incumplida (art. 540 in fine).
Por otro lado, también esta sentencia de remate será susceptible de ataque mediante el recurso de
aclaratoria (art. 166, inc. 2º) pero no a través del de revocatoria por no tratarse de una providencia
simple (art. 238).
Opera la figura del recurso de nulidad -ínsito en el de apelación- pero sólo por defectos formales del
decisorio.
Se ha dicho sin embargo que la restricción consagrada en el art. 552, CPCC no es absoluta y debe
ceder en aquellos supuestos, que por su especificidad, exceden el marco normal del proceso ejecutivo
y donde puede verse comprometida la garantía constitucional de defensa en juicio447.
En lo que hace a los recursos extraordinarios, la cuestión se centra en determinar si la sentencia de
cámara que confirma o modifica estas resoluciones de primera instancia constituye o no “sentencia
definitiva” a los fines del art. 278.
Tradicionalmente se entendió que la sentencia de los juicios ejecutivos no tenían la mentada nota de
definitividad. Sin embargo, una evolución de la doctrina legal señala -con buen tino- que en cada caso
habrá que determinar si lo allí resuelto puede o no ser objeto de nuevo análisis en el juicio de
conocimiento posterior.
Si ello no es posible -recayendo cosa juzgada material-, entonces se ha admitido la vía casatoria a su
respecto. Ello sin perjuicio de los demás recaudos previos exigidos por el Código Procesal Civil y
Comercial en relación con cada uno de los diferentes recursos previstos.
446
“El Código Procesal Civil y Comercial menciona taxativamente los casos en que es admisible la apelación de
la sentencia de remate, cuando se reúnen las condiciones previstas en el art. 552 del Código formal. Razones de
celeridad y singularmente, la posibilidad que brinda el juicio de conocimiento pleno posterior, acuerdan sustento
a la limitación recursiva; consecuentemente, de la correlación de los incs. 1º, 2º y 3º del artículo citado se extrae
que si la parte demandada no opuso excepciones legítimas, la sentencia de remate resulta inapelable”. Cám. Civ.
y Com. La Matanza, sala 2ª, 17/10/2002, “Juan Sale SA v. Adimari, Daniel Arnoldo s/ejecución prendaria”.
447
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 20/3/2001, “Minsberg, Liliana y otra v. Cametho, Gustavo R. y otro
s/ejecución hipotecaria”. “Si bien el ejecutado no opuso oportunamente excepciones válidas, lo que tornaría, en
principio, inapelable la sentencia (art. 552, CPCC), en el presente caso debe hacerse una excepción a tal regla
porque ha sido condenado por un importe mayor al de la intimación de pago”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala
2ª, 16/2/2001, “Paravic, Guillermo Eduardo v. Martignone, Omar Arnaldo s/cobro ejecutivo de alquileres”.
“Aun cuando no se hubiesen opuesto válidamente excepciones, es apelable la sentencia de trance y remate,
cuando se ha tratado una cuestión ajena al juicio ejecutivo, pues la irrecurribilidad está reservada
exclusivamente para aquellos trámites y actuaciones propios o inherentes al proceso ejecutivo. De allí que si lo
decidido no hace a una faceta propia e inherente al procedimiento de referencia, que evidentemente el
ordenamiento procesal no pudo tener en consideración en la redacción de su art. 552, no rige la irrecurribilidad -
v.gr., depreciación monetaria, y como en el caso de autos intereses-”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
16/2/1999, “Banco de la Edificadora de Olavarría v. Moghilevky, Marcelo Andrés y otro s/prepara vía
ejecutiva”. “La restricción impuesta por el art. 552, CPCC, no es aplicable cuando la cuestión excede del marco
normal del proceso ejecutivo. Por ello cabe admitir la apelación deducida porque la aplicación o no del derecho
vigente en materia de pesificación, resulta una situación de excepción que justifica flexibilizar la inapelabilidad
que rige esta clase de procesos”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 24/10/2002, “Lista Fraga, M. v. Polese,
A. s/ejecución hipotecaria - queja”.
233
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 554, Código nacional.
Se agrega un cuarto inciso: “Cuando versare sobre puntos ajenos al ámbito natural del proceso o
causare gravamen irreparable en el juicio ordinario posterior”. También se señala que serán apelables
las regulaciones de honorarios que contuviera la sentencia de remate o fueren su consecuencia,
aunque ella, en el caso, no lo sea.
1. RECURSO DE APELACIÓN
El art. 552 señala los supuestos de admisibilidad del recurso de apelación contra la sentencia de
remate. Resta determinar con qué efecto habrá de ser concedido y tramitará.
Según la pauta genérica del art. 243 se lo concederá en relación.
La forma “libre” se reserva para el recurso contra la sentencia definitiva de juicios de conocimiento
ordinarios y sumarios. La sentencia de trance y remate se incluiría dentro de “los demás casos” (párr.
2º de esa norma).
El artículo en estudio indica que por regla esta apelación se concede con efecto suspensivo.
Ello así salvo que, siendo la sentencia favorable al ejecutado, su contraria entienda conveniente seguir
adelante con la ejecución. Para ello deberá dar fianza a los fines de responder por los perjuicios
irrogados por una sentencia de remate que -a la postre- fuera revocada por la alzada.
En este caso se concederá con efecto no suspensivo (devolutivo).
2. FIANZA
Una vez interpuesta la apelación, el ejecutante que quiera hacer uso de esta opción deberá
manifestarlo por escrito al juez requiriéndole que estime el tipo y entidad de la caución.
Será aquí el magistrado el encargado de establecer los perfiles de la fianza teniendo en cuenta las
circunstancias del caso.
Debe ser prestada dentro de los cinco días de concedida la apelación. Si ello no se cumple, se entiende
que el ejecutante abdica de tal prerrogativa y la apelación se concederá con efecto suspensivo
elevándose el expediente a la cámara.
Si, por el contrario, se cumple con la constitución de la fianza fijada, se concederá el recurso con
efecto no suspensivo enviándose la causa a la alzada pero dejándose en primera instancia testimonio
de lo necesario para continuar con el trámite.
Según la letra de la ley, esta fianza sólo tiende a que el ejecutante pueda “responder de lo que
percibiere si la sentencia fuese revocada”448. Esto es, no cubre multas, gastos causídicos ni tampoco
otros perjuicios que pueda irrogar el trámite al ejecutado.
Se ha sostenido que el plazo que prevé el art. 553 se encuentra fijado a los efectos de prestar la fianza
-dentro de los cinco días de concedido el recurso con efecto devolutivo- pero la opción por el citado
448
“El importe de la fianza a que refiere el art. 553, CPC debe cubrir lo eventualmente percivible por el
ejecutante mediante la subasta de los bienes, o sea, se determina en función del daño que pudiere ocasionársele
al ejecutado en caso de ejecución del decisorio antes de que el mismo adquiera firmeza, y cuya entidad es la que
emerge de la condena fijada en sentencia”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 28/11/1989, “Meyer, Alberto R. v.
Rial, Osvaldo J. s/cobro ejecutivo”.
234
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
mecanismo, previsto para el ejecutante, no tiene un plazo determinado salvo la elevación del
expediente a la alzada con un recurso concedido con efecto suspensivo, situación en la que cesa para
éste la posibilidad de acogerse a tal beneficio449.
449
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 30/9/1995, “Banco Río de La Plata v. Francardi, F. y otra
s/ejecución hipotecaria cuadernillo efecto devolutivo - recurso de queja”.
450
ARAZI, Roland - ROJAS, Jorge, Código Procesal..., cit., t. II, ps. 821 y 822.
235
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 555. Carácter y plazo de las apelaciones
Las apelaciones en el juicio ejecutivo se concederán en efecto diferido con excepción de las que
procedieren contra la sentencia de remate y la providencia que denegare la ejecución.
451
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 14/8/1997, “Kibich, Carlos E. v. Mathieu, Hernán s/cobro ejecutivo”.
452
“La desestimación parcial de pruebas es susceptible de recurso de apelación con sustanciación diferida. Si, en
cambio, se rechazan íntegramente las pruebas, procede la apelación contra la sentencia. O sea la concesión de la
apelación con efecto diferido sólo es posible cuando se abren las excepciones a prueba y la desestimación de las
ofrecidas por el excepcionante está referida a alguna de ellas, pero no cuando la desestimación es total en cuyo
caso procede el dictado de la sentencia, sin perjuicio de la consideración de la cuestión al momento del
tratamiento del recurso contra la sentencia”. Cám. Civ. y Com. Junín, 14/2/2002, “Cooperativa Agropecuaria
Ltda. de Carabelas v. Maroscia, Juan y otro s/cobro ejecutivo”. “Habiendo quedado en pie sólo la apelación
concedida con efecto diferido, en atención a lo expresamente previsto por los arts. 555 y 247, CPCC y toda vez
que es requisito esencial para que la Alzada pueda tratar las impugnaciones concedidas con el efecto aludido
que se haya apelado la sentencia que pone fin al proceso, al haberse consentido ésta, el Tribunal encontrará una
valla infranqueable que fulmina toda posibilidad de revisión de las resoluciones dictadas durante el curso del
pleito”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 2/11/1999, “Fuentecilla, Rubén Horacio v. Zuk, Carlos Alejandro
s/ejecutivo”.
236
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
mérito para ello imponiéndole, no obstante, al vencedor las generadas en razón de las pretensiones
suyas que resulten desestimadas453.
Por lo demás, se explicita la pauta del “vencimiento parcial” -derivado de la desestimación de algunas
de las pretensiones esgrimidas o del progreso de la excepción de pago parcial- que podrá aplicar el
juez con el objeto de morigerar aquel postulado.
La jurisprudencia es prolífica en pronunciamientos de este tipo454.
Ello sin perjuicio de la aplicación -en lo pertinente- de las pautas genéricas455 de imposición de costas
reguladas en los arts. 68 a 77.
1. ACTOS COMPULSORIOS
El Código Procesal Civil y Comercial comienza en este capítulo a regular los concretos actos
compulsorios sobre el patrimonio del deudor a los fines de hacer efectivo el cumplimiento de la
obligación de dar sumas de dinero en el marco de un juicio ejecutivo.
Hasta ahora, todos los pasos procesales se encaminaron a determinar la viabilidad jurídica del título
esgrimido por el acreedor permitiéndole a su contraria ejercer su derecho de defensa oponiendo -
limitadamente- ciertas defensas contra el documento que contiene la obligación que fundamenta la
pretensión ejecutiva.
Como ya lo hemos dicho, en esa primera etapa de control externo del título que abarca -asimismo-
una fase de conocimiento acotado se busca, básicamente, celeridad a los fines de que se llegue pronto
453
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 9/5/2002, “Palacios Dacal, Antonio v. Cinalli, Fernando y otro
s/ejecutivo”.
454
“En el juicio ejecutivo la condena en costas al vencido constituye un imperativo para el magistrado
interviniente, salvo en lo que se refiere a las pretensiones de la contraria que hubiesen sido desestimadas (Art.
556, CPCB). De tal forma el legislador ha normativizado un criterio idéntico al sustentado en el art. 71 de la ley
del rito, donde referencia el caso de vencimiento parcial y mutuo”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª,
27/4/1998, “Carmagnini, Enrique Osvaldo v. Guibelade, José Agustín s/cobro ejecutivo”. “Cuando se admite la
excepción de pago parcial deben imponerse las costas al demandado por el importe sobre el que progresa la
acción y al actor por la cuantía del referido pago parcial”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 4/7/2002,
“Boano, Rubén Luis María v. Bordón, Miguel Isidro y otros s/cobro ejecutivo de dinero”. “El art. 556, párr. 2º,
Código Procesal de la provincia de Buenos Aires, prescribe que en supuestos de pago parcial sólo se impondrán
al ejecutado las costas correspondientes al monto admitido en la sentencia, ello no empece a que el actor deba
soportar las costas de la excepción de pago parcial que prosperó. Confirme a ello, por el monto que prospera la
demanda corresponde imponer la totalidad de las costas a la parte demandada y por el que prosperó la excepción
a la parte actora”. Cám. Civ. y Com. Junín, 3/8/2000, “Arriaran, Julio G. v. Radrisani, Juan J. s/ejecución de
honorarios”.
455
“El hecho de que haya prosperado una de las excepciones opuesta por ella, no le quita a la accionada la
calidad de vencida”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 6/7/1995, “Don Satur SRL v. Munariz de Pérez,
María D. s/ejecutivo”.
237
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
a este momento, el del cumplimiento de la sentencia de remate, donde el ejecutante podrá ver
finalmente satisfecha su acreencia luego de la renuencia evidenciada por el ejecutado.
Ello no quiere decir que en esta nueva etapa del proceso ejecutivo, dictada la resolución que ahora se
habrá de cumplir forzadamente, se dejen de lado los derechos del demandado.
Muy por el contrario, veremos cómo aún en el estadio en que se desarrolla la subasta el régimen
procesal contempla específicamente medidas a las que puede recurrir el deudor frente a eventuales
agravios que la actividad del acreedor pueda causarle. Ya hemos señalado que la situación de
ejecutado por ser obligado al pago no puede implicar el olvido de sus derechos constitucionales.
Por otro lado, al perseguirse aquí la efectividad en el cumplimiento de esta medida, regirán también
las mayores sanciones por quebrantamiento de la buena fe procesal. Si el deudor remiso despliega
actividades palmariamente dilatorias u obstruccionistas, el juez tendrá potestades disciplinarias
aumentadas para corregir y sancionar estos desvíos (art. 592).
238
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por eso se trata del cumplimiento de la “sentencia de remate” más simple ya que una vez firme
aquélla -o bien, si fue apelada por el deudor, habiendo hecho efectiva la fianza del art. 533 - sólo resta
presentar la liquidación y sustanciarla con el demandado.
Se habrán de seguir al efecto las reglas de los arts. 501 y 502 donde se contempla el plazo para
presentarla por el acreedor, la posibilidad de que lo haga el deudor, la utilización de las bases fijadas
en la sentencia o -en su caso- en el título ejecutivo declarado válido, el plazo para que la contraparte
se expida sobre la misma y el trámite de las eventuales impugnaciones. Remitimos a las notas de esas
normas.
Se ha sostenido que los arts. 557 y 589, Código Procesal, prevén situaciones en las que
necesariamente deberá practicarse liquidación como único modo de poder disponer de los fondos y
hacer las pertinentes imputaciones del dinero que se percibe. Pero ello no importa la prohibición de
hacer el arqueo en otras oportunidades en que resulte también necesario o simplemente útil456. Y que
si bien es cierto que aun cuando no existan fondos depositados, los arts. 557 y 589 no vedan la
presentación de liquidaciones, no lo es menos que éstas sólo pueden practicarse cuando sean eficaces
para generar a favor del peticionario algún derecho cuya existencia se encuentre supeditada a la
realización de dicho acto procesal457.
Luego de este trámite, el juez aprobará la liquidación y librará la orden de que se realice el pago al
acreedor de las sumas adeudadas.
El cumplimiento de la misma estará a cargo de la persona o entidad que tenga bajo su responsabilidad
la custodia de los fondos -banco, empleador, etc.-.
456
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 30/10/2001, “Compañía Financiera Argentina SA v. Juárez, Juan L. y
otra s/ejecutivo”. “No puede inferirse de la imposición que hacen los arts. 557 y 589, Código Procesal al
acreedor, que éste no pueda practicarla por propia voluntad en cualquier momento desde que la sentencia quedó
firme”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 9/9/1993, “Banco Cooperativo de Caseros Limitado v. Velasco,
Omar Ernesto y otro s/ejecutivo”.
457
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 9/12/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v. Barragán, Néstor
Rufino s/apremio”.
239
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
5º) Se comunicará a los jueces embargantes la providencia que decrete la venta, y a los
acreedores prendarios para que formulen observaciones dentro de los tres (3) días de recibida
la notificación.
458
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/9/1999, “Prato, Susana Leonor v. Mauritania SACIFIA s/ejecución
de sentencia”.
459
“Carecen los acreedores prendarios de la facultad de requerir aumento de la base para la subasta en los
términos del art. 569, CPCC, al estar reservada sólo para los acreedores hipotecarios y toda vez que la subasta
de bienes muebles y semovientes debe ordenarse sin base”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/8/1997,
“Luis A. Carrizo y Cía. SH v. Abadie, Oscar L. s/ejecutivo”.
460
“Habiendo establecido las partes en el propio pagaré que el acreedor se reserva el derecho a proponer el
martillero que intervendrá en el remate del bien a subastarse, es suficiente para dar por cumplimentado con lo
dispuesto en el art. 558, inc. 1º, CPC, no siendo necesaria en consecuencia, la individualización a priori de quien
desempeñara efectivamente tal función, ni quedando comprometido el orden público por la inserción de una
cláusula de esa naturaleza”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/10/1999, “Floriner SA v. Sforzini,
Gabriel s/ejecución”.
461
“La regla para el nombramiento del martillero público que deberá encargarse de realizar la venta en remate
es la designación de oficio y sólo cuando media acuerdo de partes, puede nombrarse al que ellas proponen”.
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 2/3/1997, “Banco Municipal de La Plata v. Bastida, Alfredo s/cobro
ejecutivo de dólares estadounidenses. La Plata”.
240
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Téngase en cuenta que el magistrado de la subasta debe velar porque se preserven los derechos de
quienes han obtenido previamente medidas precautorias sobre el bien de marras dándoles la
oportunidad de que se presenten en este juicio efectuando las manifestaciones que entiendan
pertinentes.
A esos fines tiene dos caminos dependiendo de si los bienes muebles son o no registrables.
En el primer caso -cosas muebles registrables- solicitará informe sobre las condiciones de dominio y
gravámenes a los registros pertinentes462. Normalmente ello opera respecto de automotores,
embarcaciones, aeronaves, etc.
En el segundo supuesto, requerirá al deudor que manifieste dentro del plazo de cinco días si las cosas
embargadas reconocen prenda o embargo anterior identificando en el primer caso quiénes son los
acreedores prendarios y el monto de la deuda y en el segundo caso, la autoridad judicial y los autos en
los que se decretó la medida.
Una vez obtenida esa información, habrá de comunicar formalmente la resolución de venta a los
demás juzgados embargantes mediante oficio y a los acreedores prendarios mediante cédula (art. 135,
inc. 10) para que dentro de los tres días de haber recibido el anoticiamiento se presenten en el juzgado
de la subasta a efectuar las observaciones o manifestaciones que estimen pertinentes.
De ser necesario, el magistrado también dispondrá el secuestro de los bienes a rematar y su entrega al
martillero -o a un tercero- a los fines de que se pueda proceder a la exhibición de los mismos como
parte de los actos de publicidad previos a la venta463.
462
“El art. 558, inc. 4º, Código Procesal establece que cuando se trate de la subasta de bienes muebles
registrables se requerirá informe sobre las condiciones de dominio y gravámenes en los registros pertinentes. El
propósito de esta exigencia no es sólo para verificar si el bien embargado se encuentra inscripto a nombre del
ejecutado sino también para saber si pesan otras restricciones que afecten la libre disponibilidad; o bien, si el
dominio se encuentra a nombre de un tercero para poder citar a éste para la venta y posibilitar así, la eventual
inscripción y patentamiento del bien subastado a nombre del comprador. El requerimiento de los informes en
cuestión responde fundamentalmente a la finalidad de preservar los derechos del eventual adquirente y de
asegurar la regularidad del remate”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 17/7/2001, “Moscoloni, Pablo Daniel
v. Moracca, Marta Araceli s/cobro de alquileres”. “A diferencia de lo que se norma para los bienes inmuebles a
través del art. 568, Código Procesal, el art. 558 del mismo ordenamiento legal, específico para bienes muebles,
no determina en general el requerimiento de informes previos y, para el caso de los registrables, únicamente
sobre las condiciones de dominio y gravámenes en los pertinentes registros (inc. 4º), sin hacer mención alguna a
inhibiciones”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 15/2/1994, “Mercado de Valores de La Plata SA v.
Tanoue, Martín s/incidente de ejecución de sentencia”.
463
“El propio texto del art. 558, inc. 3º, Código Procesal, al disponer que `se podrá ordenar el secuestro de las
cosas para ser entregada al martillero a los efectos de su exhibición y venta´, autoriza a sostener que no es
necesariamente indispensable que ese acto deba ser realizado por dicho auxiliar de la justicia. No advirtiéndose
ninguna razón fundamental que impida autorizar a la parte actora a realizar el secuestro, con cargo de no
modificar la situación o estado del bien y de ponerlo de inmediato a disposición del martillero en el lugar que
éste indique a cuyo fin deberá expedirse previamente dicho auxiliar, cabe concluir que la medida de secuestro
solicitada por la actora deviene procedente”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/3/2002, “Sgriletti, Héctor
v. Divito, Oscar s/cobro ejecutivo”.
241
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El remate se anunciará por edictos que se publicarán por dos (2) días en el Boletín Judicial, y en
otro diario, en la forma indicada en los arts. 145, 146 y 147.
En los edictos se individualizarán las cosas a subastar, se indicará, en su caso, la cantidad, el
estado y el lugar donde podrán ser revisadas por los interesados; la obligación de depositar la
seña y comisión de costumbre en el acto del remate; el lugar, día, mes, año y hora de la subasta;
el juzgado y secretaría donde tramita el proceso; el número del expediente, y el nombre de las
partes si éstas no se opusieren.
464
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 22/10/2002, “Guillermo Simone SA v. Sociedad de Transportes
Privados SRL s/ejecución prendaria”. “Si bien los edictos publicados conforme a los arts. 559 y 574, CPC
instrumentan, ante todo, un medio de propaganda para procurar la afluencia de compradores, también
constituyen, como se sabe, una forma de notificación que permite anoticiar a todos los interesados, aún ajenos a
la litis, de la enajenación forzada de los bienes del deudor”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
29/10/1998, “Demeco, Horacio Roberto v. Balmori, José y otro s/prendario vía ejecutiva”.
465
“La publicación de los edictos anunciando la subasta constituye un recaudo esencial de la misma, cuya falta
no puede suplirse por otro medio”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 24/10/1991, “Barbagelata de Essains,
Camila s/sucesión (reconstrucción)”.
242
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se indica que en todos los casos la última publicación debe realizarse al menos cuarenta y ocho horas
antes del remate y que no podrán denunciarse defectos de publicidad de la subasta vencido el plazo de
cinco días contados desde la última publicación.
1. PUBLICIDAD ADICIONAL
Los edictos en el Boletín Oficial y en un diario es la publicidad mínima que requiere el Código. Sin
embargo, para un mayor éxito de la subasta se admite que se lleve adelante propaganda adicional.
De acuerdo con la entidad de los bienes a rematar, el ejecutante puede encontrar justificado ampliar
las vías de publicidad del acto. Para ello podrá implementar diferentes medidas: cartelería, impresión
y reparto de volantes, anuncios en diarios -de mayor tamaño que los edictos-, avisos por radio y
televisión, etc.
El Código Procesal Civil y Comercial remite en este tema al art. 575 -referido a la subasta de
inmuebles- en lo pertinente.
Para estos casos de publicidad adicional se tendrá que coordinar la tarea con el martillero y los gastos
estarán a cargo exclusivamente de quien propuso las medidas de propaganda extra -acreedor- salvo
que exista constancia de la conformidad del ejecutado con estas erogaciones (ya que a este sujeto
también le interesa, como vimos, que la subasta se realice de la forma más ventajosa posible).
No opera aquí la otra excepción referida a que el gasto por este concepto no supere el dos por ciento
de la base (art. 575 in fine), puesto que, como vimos, ello no tiene virtualidad respecto de la subasta
de bienes muebles donde la venta se hace sin ese valor mínimo (art. 558, inc. 1º).
Entendemos que estas formas de publicidad adicional deben respetar en lo que hace a su contenido, lo
esencial de las previsiones referidas a los edictos. Conviene que las mismas sean puestas a
consideración del magistrado y que sea éste quien las autorice atento que se trata de quien vela porque
este trámite de acción directa sobre el patrimonio del deudor se realice en debida forma para así
resguardar los derechos constitucionales del ejecutado466.
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 567, 1ª parte, Código nacional.
Se indica que si la propaganda adicional se realizare a través de diarios será aplicable lo dispuesto en
el “último párrafo del artículo anterior”: alude al plazo para denunciar defectos de publicidad.
466
“Los edictos cumplen con un medio de propaganda para procurar la afluencia de compradores (arts. 559 y
574, CPCC), además de constituir una forma de notificación a todos los interesados, aún ajenos a la litis, de la
enajenación forzada del bien. De allí que si no existió publicidad adicional en los términos de los arts. 560 y
575, CPCC y el remate se realizó lejos de la ubicación del inmueble, todo ello influyó necesariamente en forma
negativa en la cantidad de postores y consecuente disminución del precio”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala
3ª, 24/10/1991, “Barbagelata de Essains, Camila s/sucesión (reconstrucción)”.
243
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se establece que el remate dispuesto judicialmente debe quedar reservado en forma exclusiva a los
bienes cuya venta forzosa se dispone en la resolución respectiva.
En consecuencia, se manda que el martillero no pueda aprovechar ese acto -ni tampoco, obviamente,
la publicidad específica- para rematar bienes distintos de aquellos ordenados en el expediente. Se le
impide mezclar en una misma subasta bienes comunes con los embargados en la causa, bajo sanción
de perder la comisión que corresponde a estos profesionales por su intervención como auxiliares de la
justicia.
244
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. PAGO Y ENTREGA DE BIENES. DEPÓSITO DEL PRECIO
Concluida la subasta corresponde al martillero hacer efectivo lo previsto en la resolución judicial
respecto del pago del precio por parte del comprador.
En aquel auto el juez habrá determinado cuál es la forma de pago que habrá de admitirse (pago total,
parcial, seña, etc.) lo cual dependerá normalmente del tipo de bienes muebles a rematar.
Lo común será que el pago se deba efectuar por el comprador en forma completa y en efectivo. Tal es
la regla que recoge esta manda.
Sin embargo, puede darse el supuesto de venta de cosas muy valiosas que justifique algún tipo de
flexibilización en la manera de recibir el precio. Ello deberá haber sido dispuesto por el juez en la
resolución aludida y -fundamentalmente- publicitado en la propaganda edictal y complementaria que
se lleve a cabo.
Cumplida por el comprador la condición dispuesta por el magistrado, si así se lo previó, se le
entregarán los bienes objeto del remate previa firma de los documentos pertinentes ante el martillero -
boleto, etc.-.
Será obligación de este profesional depositar en una cuenta del Banco Provincia a la orden del juez y
a cuenta del expediente de la ejecución la suma dineraria percibida en el plazo de tres días a contar
desde la subasta.
Se trata de una de las obligaciones fundamentales de este auxiliar de la justicia cuyo incumplimiento
lo expone a sanciones467.
467
“Es obligación del martillero depositar el importe percibido en la subasta dentro del plazo de tres días desde
la fecha del acto, pudiendo el juez, en caso contrario, aplicarle la multa prevista en el art. 579, Ley de
Enjuiciamiento Civil”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 24/2/1994, “Blanco, Nicolasa Tolentina v. Peroni,
Jorge y otros s/daños y perjuicios”. “Por disposición legal o judicial ciertas sumas de dinero, que deben ser
aseguradas y/o realizadas en el transcurso de un juicio, son confiadas en depósito a determinados bancos
oficiales (art. 6, ley 2752, arts. 1 y 6, Ley Orgánica del Banco de la Provincia de Buenos Aires, t.o. dec.-ley
9434/1979, y arts. 280, 529, 563 y 581, CPCC). Para la implementación de estas operaciones de depósito en
cuentas judiciales la Suprema Corte de Justicia ha dictado la acordada 2579/1994 y su modificatoria acuerdo
2865/1999, regulando su apertura y funcionamiento, la disponibilidad de los depósitos judiciales y las
modalidades de las libranzas (Títulos I, III y II, respectivamente)”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
9/5/2002, “Tacchi, Eduardo Marcelo y otro v. Mazzeo, Salvador y otros s/daños y perjuicios”.
245
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 562, Código nacional.
Se omite la referencia a las bolsas de comercio y se establece que si los títulos o acciones no
cotizaren, se procederá a su remate como una cosa mueble común.
246
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para la aceptación del cargo, plazo en que debe expedirse, y en su caso, remoción, se aplicarán
las normas de los arts. 467 y 468.
468
“Las normas adjetivas sobre determinación de la base de venta de los inmuebles en las ejecuciones forzadas
(art. 566, CPCC) no son de observancia fatal, pues la materia que tratan, de suyo afecta intereses particulares”.
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 18/8/1994, “Piselli Ferruccio v. Calero, Daniel y otro s/ejecución
hipotecaria”. “Si bien la posibilidad de establecer contractualmente una base para la subasta constituye una
prerrogativa de los litigantes, al no haber éstos manifestado su voluntad común en contrario (art. 1200, CCiv.),
el juez está constreñido a actuar lo convenido por ellas en el marco de la autonomía de la voluntad (art. 1197 y
su doctrina, CPCC). Esto, mientras ello no contraríe las disposiciones de ley, en cuyo caso debe actuarse
oficiosamente y sin más lo normado en el art. 566, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
2/11/2000, “Cucco, Lucía Teresa y otra v. Beck, Gabriel Fernando s/ejecución hipotecaria”.
469
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 23/5/1997, “De Brasi, B. v. Cubelli, F. s/ejecución hipotecaria”.
247
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
470
“El recaudo exigido por el art. 568, inc. 3º, Código Procesal para ordenar una venta judicial tiene en miras -
entre otras circunstancias- comprobar la subsistencia del dominio en cabeza del ejecutado, no siendo necesario,
en la especie, la inscripción previa de la declaratoria de herederos dictada en favor de los sucesores del
demandado en el Registro de la Propiedad como requisito para ordenar la subasta”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 24/5/1999, “Alfredo L. Vacari y Cía. CILSA v. Vadelco SACIF y otro s/cobro de pesos
ordinario”.
248
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
reconoce deudas impositivas o de expensas comunes, esto último en el caso de que se trate de un bien
sujeto al régimen de propiedad horizontal.
Los informes previstos en el art. 568 de la ley procesal tienen por objeto determinar eventualmente el
importe de las deudas que, en su caso, han de hacerse efectivas sobre el precio de adquisición del
inmueble puesto que el posible comprador debe contar con la información de los impuestos y tasas
adeudados con anterioridad a la compra para deslindar su posición respecto de ellos. Esto se liga a la
cuestión de los privilegios, ya que la subasta judicial importa, en definitiva, la liquidación de todos los
créditos que pesan sobre los bienes que automáticamente quedan transferidos sobre el precio de
adquisición en el remate efectuado con citación de los acreedores configurándose una subrogación
real como ya se anticipara, puesto que en el momento de la realización del bien el asiento del
privilegio se traslada al producido pecuniario del mismo bien471.
El juez ordenará la producción de estos informes quedando en el ejecutante la carga de activar su
trámite.
En nuestra legislación procesal local no existe norma legal que establezca que los informes previos a
la orden judicial de subasta sobre las deudas y sobre las condiciones de dominio del bien, puedan ser
requeridos directamente por el acreedor interesado o mediante oficio motivo por el cual no existe
óbice para que el trámite informativo pueda disponerse judicialmente, sin que pueda interpretarse que
ello exceda lo previsto en el art. 394 del ordenamiento ritual472.
Se ha resuelto que si bien no existe previsión legal en orden al plazo de vigencia temporal de los
informes a los que alude el art. 568 del rito como paso previo a ordenar la subasta, es razonable fijarlo
en noventa días desde su emisión473.
471
Cám. Civ. y Com. Lomas de Zamora, sala 1ª, 19/11/2002, “Deibe, Juana A. v. Propisur SA s/ejecutivo”.
472
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/9/2001, “Culin, José s/incidente de ejecución de honorarios en autos:
`V., E. v. L., E. s/alimentos´”.
473
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 21/3/2000, “García, Héctor Rodolfo v. Serruto, Luis Ángel
s/ejecutivo”. “Según el art. 568 del Código ritual, los informes sobre condiciones de dominio, embargo e
inhibiciones deben ser requeridos antes de ordenar la subasta. Por ende, la vigencia de los certificados de
dominio sólo es necesaria antes de declararse la venta judicial, ya que, como señala el recurrente, no existe
normativa específica que imponga al juez cuidar la vigencia de esa información al momento de ejecutarse la
subasta previamente ordenada”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 8/8/2000, “Next SA v. Ángel
Gallardo SRL s/ejecución”; 2/5/2001, “Floriner SA v. Costa, Roberto y otro s/ejecución”; 13/2/2003,
“Consorcio Edificio Calle Luro v. Echezarretta, Héctor s/ejecución”.
474
Rectius est: tercero.
249
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
A diferencia de lo que ocurría con los muebles no registrables, en este caso de los informes de
dominio surgirán las anotaciones referentes a embargos e hipotecas anteriores.
Ello no impide que se decrete la subasta.
Sólo que el Código exige, en el primer caso, que se comunique formalmente esa resolución (a través
de oficio) a los jueces embargantes al igual que a los acreedores hipotecarios (mediante cédula -art.
135, inc. 10-) requiriéndose a estos últimos que presenten “sus títulos”, esto es, la documentación de
la que surja la deuda y la constitución de la garantía real, en el plazo de tres días.
La comunicación a los jueces embargantes establecida por el art. 569, Código Procesal tiene por
finalidad anoticiar a los acreedores a fin de que en el juicio donde se vaya a realizar la subasta puedan
ejercer sus derechos preferentes sin mengua de la citación ulterior del art. 584 del mismo cuerpo
legal. Que si bien la referida norma no impone para la comunicación la notificación expresa al
acreedor embargante, no resulta suficiente para tener por cumplida la diligencia la mera acreditación
de la recepción de los oficios respectivos por los órganos destinatarios sino que es menester exigir la
constancia fehaciente de que el oficio quedó incorporado al expediente al cual va dirigido, pues,
acontecido ello, fenece la carga del ejecutante y emerge la responsabilidad del magistrado embargante
en la notificación al acreedor475.
La notificación dirigida a los acreedores hipotecarios a los fines de citarlos de acuerdo con lo que
dispone el art. 569 puede cursarse al domicilio constituido por el acreedor en escritura pública, pues si
bien se trata de una constitución entre partes (acreedor y deudor) el actor, en la ejecución donde se
ordena la subasta, no tiene otros elementos para conocer el domicilio del otro acreedor salvo que en la
misma escritura éste haya denunciado su domicilio real y no lo haya mudado476.
Ni los jueces embargantes ni los acreedores hipotecarios podrán oponerse a que se lleve adelante la
subasta sobre bienes respecto de los cuales ellos habían previamente trabado u obtenido medidas de
resguardo.
Sin embargo la ley permite -en salvaguarda de sus intereses- que dentro de los tres días de recibida la
comunicación, los acreedores hipotecarios puedan solicitar al juez del remate que eleve la base hasta
cubrir el monto de los créditos de marras.
Opera aquí la regla del art. 3196, CCiv. donde se indica que la hipoteca se extingue aunque no esté
cancelada en el registro de hipotecas respecto del comprador en remate público del bien ordenado por
el juez con citación de los acreedores hipotecarios desde que ese comprador “consignó el precio de la
venta a la orden del juez”.
De tal modo, el derecho del acreedor hipotecario en estos casos se limitará a ser pagado con
preferencia al ejecutante para lo cual deberá él mismo iniciar la ejecución respectiva a los fines de que
exista posibilidad de que su deudor ejerza su derecho de defensa477.
Téngase en cuenta que “el acreedor que ha obtenido el embargo de bienes de su deudor, no afectados
a créditos privilegiados, tendrá derecho a cobrar íntegramente su crédito, intereses y costas, con
preferencia a otros acreedores, salvo el caso de concurso. Los embargos posteriores afectarán
únicamente el sobrante que quedare después de pagados los créditos que hayan obtenido embargos
anteriores” (art. 218).
475
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/5/2002, “Orientar SA v. Asociación Gremial Profesionales del Turf
s/cobro ejecutivo”.
476
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 7/9/2000, “Primucci, Emi A. v. Moya, Juan s/cobro hipotecario”.
477
“La intervención conferida a los acreedores hipotecarios en los términos del art. 569, CPCC no importa erigir
a los así citados en parte del proceso ni los habilita para ejecutar su crédito, pues sólo tiende a permitirle el
control de la subasta en la medida necesaria para el cobro de aquél”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
9/3/2000, “Fintra Prendaria SA v. Avellaneda, Ariel A. s/ejecutivo”. “Los acreedores que se presentan ante el
juez de la subasta en virtud de la comunicación del art. 569, CPC no participan en calidad de `parte´, ya que su
actuación se encuentra acotada a su único interés: lograr una rápida satisfacción del crédito con el producido de
la subasta. En tal sentido sólo se encuentran legitimados para impulsar el trámite de subasta en caso de inacción
de las partes; para presentarse en la subasta y formular posturas que mejoren el precio de venta, para plantear
declinatoria en los términos del art. 571, CPC; y, por supuesto, para oponerse a la liberación de fondos si su
crédito reviste la calidad de preferente”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 18/7/1996, “Banco de la
Provincia de Buenos Aires v. Industrias Atlantic SA s/ejecución y embargo”; 24/6/1997, “Benegas, Oscar
Antonio v. Mancini, Nora María s/ejecución” [J 14.9794-1]; 1/10/1998, “Banco de Boston v. Bruno, Delia
María Cristina s/ejecución hipotecaria”.
250
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Y también adviértase que aquel requerimiento de aumento de la base tendrá lugar en la medida en que
no se dé el supuesto del art. 571 -a cuya nota remitimos- donde habrá que determinar previamente en
qué juicio se habrá de llevar adelante la subasta.
478
“La exigencia del art. 570, CPC no tiene otro objeto que el conocimiento del título del inmueble a subastar.
Si no fue traído por el propietario ejecutado, se suple la carga con la obtención de un testimonio (simple) sin que
sea menester su previa inscripción en el Registro de la Propiedad Inmueble”. Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía
Blanca, sala 2ª, 9/10/1996, “Arecco Ingeniería SA v. García, Luis Ángel s/cobro ejecutivo”. “La falta de
inscripción en el Registro de la Propiedad Inmueble del segundo testimonio del título de propiedad expedido en
el marco de lo dispuesto en el art. 570, CPCC y agregado a los autos con anterioridad a la fecha del remate, no
autoriza a reclamar la suspensión del procedimiento que en el caso implicaría una injustificada postergación del
auto aprobatorio de la venta y de la integración del precio en el plazo establecido en el art. 581, CPCC. Dentro
del régimen propio de la subasta de inmuebles esa falta de registración no constituye obstáculo a la aprobación
del remate, ni es impedimento para que luego del pago del precio se obtenga la posesión, obteniéndose un título
regular conforme el trámite del art. 583, CPCC. Hipotéticos perjuicios pueden ser plenamente resguardados
solicitando la indisponibilidad de los fondos hasta tanto se cumpla la registración de la segunda copia, y/o de
requerir en su caso la suspensión del plazo para escriturar”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 13/10/1998,
“Horodeski, Teresita A. v. Tokatlian, Miguel A. y otro s/indemnización por daños y perjuicios”.
479
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 2/11/1999, “Consorcio Edificio San Francisco IV v. Mamdjian
Clement y otros s/ejecución de expensas”.
251
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
testimonio, no es necesario citar a todos los intervinientes en el negocio de que se trate (arts. 1007,
1008, CCiv.)480.
480
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 3/8/2000, “Consorcio Edificio Aniversario v. Angulo, Jorge y
otro s/ejecución de expensas”.
481
“Que habiendo varios jueces actuando en distintos procesos con posibilidad de disponer la subasta sobre un
mismo bien, tendrá preferencia para hacerlo aquel en que viese más adelantado su trámite (art. 571, Cod.
Procesal). Que, de conformidad a lo dispuesto por el art. 584 del Cod. Proc., es el juez que dispone la subasta,
en las circunstancias antedichas, quien levantará-todos-los embargos e inhibiciones al sólo efecto de escriturar,
quedando los embargos transferidos al importe del precio. Será también ante ese mismo magistrado donde los
beneficiarios de medidas cautelares, sobre el mismo bien, deben hacer valer las preferencias que le
correspondan. El mismo deberá resolver la prelación de los distintos créditos”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª,
5/3/1998, “Banco de la pcia. de Buenos Aires c/ Brunand José H. s/ C. Ejec.”.
252
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
482
“En caso de subasta judicial del mismo bien inmueble en dos procesos distintos tramitados en diferente
jurisdicción, aplicando analógicamente la regla de la ejecución más avanzada (art. 571, CPC) corresponde
conferir primacía al proceso en el que primero se ordenó la venta forzada, decretando la nulidad de la segunda y
ulterior subasta”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 26/8/1999, “Cepeda, Raúl Ernesto v. Frigorífico Laprida SA
s/cobro ejecutivo - embargo preventivo”.
253
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si bien ya existe aquí una aceptación de la oferta pública que realiza el martillero y un sujeto -
comprador- con genuinas expectativas de adquirir el dominio del inmueble del remate, la ley prioriza
el interés del propietario ejecutado de no perder el inmueble de su propiedad.
Claro que condiciona la operatividad de esta figura al pago por el deudor de todas las sumas
adeudadas dentro de las que se mencionan el capital por el que prosperó la ejecución, los intereses, las
costas y también una indemnización tasada al comprador de una vez y media del monto de la seña.
La ley estipula como momento último para ejercer esta prerrogativa la entrega del saldo de precio por
el comprador. Cuando ello tiene lugar -más allá de que exista o no aprobación de la venta483 o efectiva
tradición del inmueble- no podrá ya hacerse uso de esta figura, por lo que el deudor deberá ser
diligente en hacer la petición y pago en el momento exacto que pauta esta norma.
Se ha resuelto sobre esta figura que dado que el pago puede ser hecho por un tercero no existe
impedimento legal para que éste ejercite la facultad que prevé el art. 573. Además, debe considerarse
que el tercero podría tener un derecho legítimo como podría ser el de comprador del inmueble
subastado con boleto de compraventa484.
Finalmente, nuestra Corte ha sostenido que la resolución recaída en el proceso de ejecución de
sentencia que resuelve sobre la procedencia o improcedencia del sobreseimiento solicitado no es
recurrible ante la instancia extraordinaria para el ejecutado en razón de no constituir sentencia
definitiva485.
483
“En el caso del art. 573, Código Procesal, se regula la posibilidad que excepcionalmente se concede al
ejecutado de liberar los bienes, inmuebles subastados, depositando el importe de la seña oblada por el
adquirente más una suma equivalente al ciento cincuenta por ciento de ella. Esta facultad puede ser ejercitada
hasta el momento en que el comprador abona el saldo del precio del remate, bastando que ello haya ocurrido
para que el sobreseimiento se torne improcedente, sin que sea menester que hubiere mediado aprobación
judicial de la subasta”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 6/9/1988, “Marcos, Manuel y otros v. Hernández
de García, Emma s/cobro de pesos”.
484
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 23/9/1976, “Dazeo Hnos. y Cía. SA v. Gavensky, Valentín y
otros s/apremio - reconstrucción”; Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 21/9/1989, “AADI CAPIF
Asociación Civil Recaudadora v. Casa Victorio s/cobro de pesos” [J 14.20975-1]. “La legislación procesal no
contiene limitación alguna que impida que un tercero intervenga liberando los bienes subastados (art. 573,
CPC), más aún en el contexto de un ordenamiento general en el que el pago puede ser realizado por un tercero”.
SCBA, Ac. 48.028, 28/12/1993, “AADI CAPIF, Asociación Civil Recaudadora v. Casa, Victorio y otros s/cobro
de pesos”.
485
SCBA, Ac. 42.483, 4/7/1989, “Torchio, Juan Carlos v. Obrist, Pedro Clemente y otro s/ejecutivo”.
254
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Podrá, asimismo, anunciarse en diarios del lugar donde esté situado el inmueble. Si se tratare de
un bien de escaso valor, sólo se publicarán edictos en el Boletín Judicial por un día.
486
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 29/8/2000, “Rotkegel, Irene v. Wozniak, Roberto s/alimentos”.
487
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 14/10/1993, “G. de C., L. del C. v. C., D. S. s/alimentos”.
488
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 24/10/1991, “Barbagelata de Essains, Camila s/sucesión
(reconstrucción)”.
255
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En los edictos se individualizará el inmueble, indicándose la base, condiciones de venta, estado
de ocupación, lugar, día, mes, año y hora de la subasta, horario de visita, juzgado y secretaría
donde tramita el proceso, número del expediente y nombre de las partes. Asimismo, se hará
constar la comisión y la seña, que serán las de costumbre.
Si se tratare de un bien sujeto al régimen de propiedad horizontal, en las publicaciones y en el
acto del remate, deberá indicarse el monto de las expensas comunes correspondientes al último
mes, y la deuda por este concepto, si fuere posible.
La propaganda adicional será a cargo del ejecutante, salvo que el ejecutado hubiese prestado
conformidad, o que su costo no excediere del dos por ciento (2%) de la base.
1. EDICTOS: CONTENIDO
Los contenidos de los anuncios en los diarios respecto de una subasta de bienes inmuebles no difiere -
en esencia- de los que deben ser consignados en el remate de muebles tal como lo regula el art. 559 en
su segunda parte y a cuya nota remitimos: la identificación de la cosa, horario de visita, lugar y fecha
de la venta, juzgado, autos y partes que intervienen en la ejecución.
Aquí se agregan algunos detalles más, como ser la base a partir de la cual comenzará la puja, las
condiciones de venta -contado u otras variantes en la medida en que se hayan establecido
judicialmente previsiones especiales al respecto-, el estado de ocupación489 -dado que se trata de
inmuebles que pueden ser objeto de contratos de locación o comodatos en curso e incluso puede
tratarse de bienes ocupados por terceros sin derecho-, comisión del martillero y la seña que habrá de
requerirse en el acto de la oferta si ésta es aceptada.
La indicación del número de expediente que el art. 575 prevé como dato que debe figurar en el edicto,
tiene por finalidad el posibilitar a los interesados localizar las actuaciones para interiorizarse del
trámite y examinar el título de propiedad si estuviere agregado. La omisión de consignar el dato no
habilita a invalidar el acto en tanto existen en las mismas publicaciones otros elementos que permiten
cumplir con creces esa individualización y examen, como ser la identificación de la carátula del
expediente, sus partes y el juzgado y secretaría en que tramita la causa490.
Es de práctica judicial llevar a cabo en forma previa a la resolución de subasta un mandamiento de
constatación que revele el estado de ocupación del inmueble en tanto dicha condición responde a una
enunciación indispensable que han de contener los edictos. Ello para evitar que con posterioridad al
remate se planteen incidentes y cuestiones que lleven confusión, sorpresa o inseguridad al derecho del
adquirente491. A esos fines y tratándose de la verificación del estado de ocupación del bien a subastar,
frente a la frustración del diligenciamiento del mandamiento decretado, resulta razonable que para
489
“Si con anterioridad a la subasta judicial decretada en autos no se ha dilucidado la situación de los ocupantes,
los que habrían invocado la calidad de inquilinos, según surge del mandamiento de constatación, ni habiéndose
dejado constancia en los edictos sobre el carácter y alcance legal de la ocupación del inmueble por aquéllos, que
no se agota con la mera constancia de que el bien se halla ocupado, pues debió indicarse con toda exactitud el
carácter de la ocupación (art. 575, Código Procesal), dichas circunstancias conllevan a la procedencia formal del
incidente promovido a los fines de esclarecer la cuestión, sin perjuicio de lo que se puede resolver, una vez
sustanciado, sobre la admisibilidad del desahucio, pues en definitiva no se trata ahora de ordenar el lanzamiento,
sino simplemente de disponer la pertinente sustanciación para verificar, en su oportunidad, sobre la situación
que invoca el apelante y decidir si la cuestión a resolver excede o no el ámbito del art. 588 del ordenamiento
adjetivo, en aras de soslayar un dispendio de actividad jurisdiccional y evitar la motorización de acciones
autónomas que pudieren resultar innecesarias”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/5/1993, “Barrios, Irene
v. Barragán, María Cristina s/cobro hipotecario”. “La venta judicial de un inmueble traduce la obligación de
entregarlo al comprador y ello, en principio, debe hacerse libre de ocupantes (art. 1409, CCiv.), salvo que como
condición de venta en la resolución respectiva y posteriormente en los edictos (art. 575, CPC), se hubiera
establecido lo contrario”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 1/10/2002, “Consorcio Edificio Falucho
1636 v. Gigante, Ester s/ejecución de expensas”.
490
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 6/9/2001, “Donati, Jorge Luis v. Izzi, Justino y otra s/ejecución
hipotecaria”.
491
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/2/2002, “Santillán, Lorenzo Hugo v. Solís, Julia Cristina s/cobro
ejecutivo”.
256
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
posibilitar el éxito de la medida se faculte al oficial de justicia a solicitar los servicios de un cerrajero
si ello fuere necesario pues así lo aconsejan los principios de economía y celeridad procesal492.
Se ha dicho que no existe obligación legal de incluir en la publicación edictal la existencia de
acreedores privilegiados -en el caso hipotecario-, ni el eventual derecho de preferencia de la
pluralidad de acreedores que pudieran existir; lo que determina que la falta de consignación de dichos
extremos en los edictos en nada pueden afectar a la validez del remate493.
492
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/2/1997, “Respaldo SA v. Capute, Carlos Alberto y otro s/cobro de
ejecutivo”.
493
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 12/6/2001, “Consorcio Copropietarios Edificio Scopus v.
Álvarez Victorino s/ejecución de expensas”.
494
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/6/2001, “Balaguer, Francisco y otro v. Frau, Susana Beatriz y otro
s/ejecución hipotecaria”.
495
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 2/5/2001, “Universal Mschinenfabrik v. Rajmilevich,
Maximiliano s/quiebra. Concurso especial”.
257
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en parte del art. 577, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
496
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 19/4/1995, “Palermo, Juan y otro v. Martin, Susana Nélida s/ejecución
hipotecaria”.
497
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 15/2/2000, “Suárez, Lidia Alejandra v. Montini, Eulogio y otros
s/ejecución hipotecaria”.
258
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
fracaso del anterior) se realicen en un mismo edicto, ya que no sólo no se suscita la situación aludida
en el párrafo anterior sino que, además, razones de economía procesal tornan admisible esa
pretensión. La viabilidad de las subastas sucesivas ha de quedar supeditada a que ellas se realicen en
distinta fecha (en el caso, a los treinta días), a fin de evitar situaciones de especulación que pueden
suscitarse en caso de que los concurrentes al acto optaren por abstenerse de realizar ofertas en la
segunda subasta, inducidos por la posibilidad de adquirir el bien sin base en el mismo día, en caso de
fracasar aquélla498.
498
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 17/4/2001, “Bustamante, Liliana y otro v. Sabatini, Juan Pedro
s/ejecución hipotecaria”. “La decisión que dispuso que en el supuesto de fracasar el primer remate, se efectuase
uno nuevo media hora después con una reducción de la base en un 25%, y en la hipótesis de malograrse este
último, otra subasta con igual intervalo y con una nueva reducción de igual proporción, para finalizar con un
cuarto remate sucesivo luego de media hora de espera, sin base, va en contra del espíritu y los propósitos de la
norma del art. 577 del ordenamiento procesal de esta provincia, que contempla la posibilidad de remates
sucesivos, pero a condición de que lo sean en fechas distintas. De otro modo se estaría induciendo a los
presuntos adquirentes a abstenerse de ofertar con la certeza de que en poco tiempo la venta se efectuaría sin
base, configurándose así un serio riesgo de afectar el derecho de propiedad del ejecutado, que en caso de
concretarse no podrá ser salvado mediante la utilización de ninguna vía procesal”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 12/6/2001, “San Miguel, Pedro Mario y otros v. Romero, Julio Arturo y otros s/ejecución
hipotecaria”. “No es posible inmediatamente de fracasada la segunda subasta por falta de postores, pese a la
reducción de la base en un 25% efectuar un tercer remate sin base el mismo día en que fracasó el anterior. Ello
contraría el espíritu de la norma -art. 577, CPCB- que tiende a preservar la transparencia de las subastas
públicas y evitar todo tipo de cuestionamiento que afecte a quienes resultan adquirentes por vía judicial”. Cám.
Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/8/1999, “Miras, Heldo Omar s/sucesión ab intestato”.
499
“Ni la ley 10973 (art. 58) ni el Código Procesal (art. 578) obligan a sujetarse a ningún tope mínimo para
regular a los martilleros actuantes en caso de remate suspendido, fracasado o anulado por causas no imputables
al mismo, a lo cual debe agregarse que la regulación de cualquier perito o interviniente en la causa debe graduar
adecuada relación con la que le corresponda al letrado que la tramitara”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
19/2/1998, “Doti, Juan Carlos v. Morichelli, Jorge Omar y otra s/cobro ejecutivo”. “Los arts. 58, ley 10973 y
578, CPCC no establecen precisiones matemáticas para fijar los honorarios del martillero en caso de subasta
259
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Claro que esta regla opera en el caso de que la frustración de la diligencia no se deba a la culpa del
martillero ya que en caso contrario no tendrá derecho a retribución alguna y si ya la percibió, deberá
reitegrar su importe dentro del tercer día de notificado de la resolución que decretó la invalidez de la
subasta. Entendemos que ello no es óbice para que se apliquen las demás normas referidas a la
responsabilidad profesional, civil y hasta penal si el caso posee la entidad suficiente.
2. ANTICIPO DE GASTOS
Dado el paralelismo que en ciertos aspectos del desempeño del martillero puede realizarse con la
actuación del perito, entendemos que si la situación lo justifica a criterio del magistrado, podrá
ordenarse que se entregue al mismo una suma de dinero en concepto de anticipo de gastos.
Ello deberá ser requerido fundadamente por el profesional y se seguirá el trámite del art. 461 en lo
pertinente.
suspendida sin su culpa; por ende, el tema debe resolverse sobre la base del prudente criterio judicial, a cuyo
efecto el monto del asunto y los trámites efectuados para arribar a la subasta son meras pautas de apreciación”.
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 4/5/2000, “Capalbo, Rodolfo Jorge v. Fera, Mario y otro s/cobro de
honorarios - ordinario”. “El art. 58, ley 10973 debe conjugarse con la previsión contenida en el art. 578, CPCB
que confiere al juzgador facultades para valorar la labor del martillero en caso de suspensión, fracaso o
anulación del remate sin su culpa y en función del trabajo realizado”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
8/10/1998, “Cabrera, Domingo R. v. Ciani, Carmen y otro s/cobro ejecutivo”. “Mediando por parte del
martillero una serie ininterrumpida de prestaciones encomendadas por la jurisdicción, las que fracasaron por
falta de postores o fueron dejadas sin efecto por decisión no imputable a ese auxiliar, ello genera a su favor un
derecho a retribución”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 27/4/2000, “Municipalidad de San Nicolás v. SCAC
SA y/o quien resulte propietario s/apremio”. “Si bien se ha suspendido la subasta de bienes muebles por causas
no imputables al martillero designado en autos, deviene inviable, a los fines de cuantificar sus honorarios,
recalar a ciegas y en forma automática en la escala porcentual que surge de interpretar armónicamente los arts.
54, inc. b), y 58, ley 10937 (5% al 10%) toda vez que no existe base para la subasta ni elementos objetivos que
permitan estimar aproximadamente el valor de los bienes embargados. En ese orden de ideas, el cálculo de los
estipendios del perito auxiliar habrá de vertebrarse a la luz de los principios generales que sienta el art. 578,
Código Procesal, sin perjuicio de la ponderación y mérito que corresponda hacer de la índole de los bienes
afectados y de la importancia económica del acuerdo celebrado por las partes con miras a agotar la litis”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/8/1996, “Valladares, Carlos Julio v. Monasterio, Alberto s/ejecutivo”.
260
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por eso es que se pauta la entrega de la rendición documentada de cuentas en el plazo de tres días
desde la fecha de la diligencia sancionándose su falta de cumplimiento imputable con una multa que
no podrá superar la mitad de la comisión que le corresponda por su trabajo500.
El dinero recibido habrá de quedar resguardado mediante depósito en una cuenta en el Banco
Provincia a la orden del juez de la causa501.
De aquella rendición de cuentas se correrá traslado a las partes para que la controlen noficándose por
cédula por su analogía con una “liquidación” (art. 135, inc. 8º).
Se ha sostenido que el art. 579 del Código ritual consagra, en cabeza del martillero, el deber de rendir
cuentas dentro de los tres días posteriores a la fecha de realización de la subasta (idem: art. 84, ley
7021). Una vez presentada, el órgano jurisdiccional debe considerarla oficiosamente, aun cuando no
fuere observada por las partes, pudiendo rechazarla o modificarla en su caso. Cuadra puntualizar que
la rendición de cuentas debe ser suficientemente instruida y documentada para posibilitar el contralor
de los interesados y la evaluación judicial502.
500
“Siendo obligación del martillero de rendir cuentas dentro de los tres días de efectuado el remate, conforme
lo establece el art. 579, CPC, no se requiere para ello intimación previa, sino que automáticamente surge la
obligación de depositar el dinero percibido en la subasta dentro del plazo mencionado. La sanción prevista por
dicha norma de aplicársele una multa que puede llegar hasta el cincuenta por ciento de la comisión, no impide la
aplicación de otras medidas como el pago de la actualización por depreciación monetaria por el período que
demoró en depositar el dinero, más allá del término legalmente autorizado”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 8/6/1989, “Dallo, Héctor A. v. Recalde, Norberto y otro s/ejecución de alquileres”.
501
“De conformidad con lo dispuesto por los arts. 563, párr. 2º, CPCC, y 69, ley 10973, el martillero deberá
depositar el importe percibido en la subasta dentro del plazo de tres días desde la fecha del acto, pudiendo el
juez, en caso contrario, aplicarle la multa prevista en el art. 579, Ley de Enjuiciamiento Civil”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 24/2/1994, “Blanco, Nicolasa Tolentina v. Peroni, Jorge y otros s/daños y perjuicios”.
502
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 12/11/1987, “Bottero, Héctor L. v. Luca, Raúl L. s/cobro ejecutivo”.
261
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha sostenido que el Código Civil establece que antes de la tradición de la cosa, el acreedor no
adquiere sobre ella ningún derecho real. Luego, el comprador en subasta no tiene relación alguna ni
con el ejecutante ni con el ejecutado ni con el proceso en sí, por no ser parte en el mismo. Sus
relaciones se rigen por lo establecido en el arts. 580 y ss., CPCC, quedando consolidado su derecho
sobre el bien subastado recién con el pago del precio y tradición del mismo teniendo antes de tal
oportunidad, un derecho de expectativa. Ello así, conforme surge del mandamiento de posesión el
recaudo de la tradición se halla cumplido, ya que el oficial de justicia ha puesto en posesión del
inmueble al adquirente del mismo, habida cuenta de que no se requiere una tradición efectiva de la
cosa, sino tan sólo resulta suficiente expresar haber puesto en posesión al comprador del bien503.
503
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 13/2/1996, “Irigoyen, A. v. Barreiro, R. s/ejecución de honorarios y
gastos”.
504
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 26/10/2000, “Cambios y Turismo Lancaster SA v. González, Carlos
Hugo s/ejecutivo”.
505
Cám. Civ. y Com. Necochea, 8/10/1998, “Cerda, Blanca y otros v. Gómez, Florentino y/o quien resulte
ocupante s/acción reivindicatoria”.
262
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
lógica consecuencia de la venta, pesan a partir de allí sobre el monto conseguido en la mentada
enajenación. Y no interesa diferenciar que, en el caso, no quede remanente suficiente o que quien
compró la finca lo haya hecho compensando su crédito, pues no por ello deja de revistar como
adquirente habiendo desaparecido su acreencia en la medida del precio arribado en el acto público506.
Hasta el momento en que se efectivice este depósito puede el deudor ejercer el derecho de recurrir a la
figura del “sobreseimiento del juicio ejecutivo”, tal como se lo indica en la nota al art. 573 al que
remitimos.
La norma habilita al comprador a que -en protección de sus intereses- peticione por escrito la
indisponibilidad de los fondos depositados como saldo de precio hasta tanto no se otorgue la escritura
traslativa de dominio o se inscriba el bien a su nombre.
El juez resolverá el pedido haciendo -normalmente- lugar al mismo salvo que -como reza la norma-
aquellos actos que conforman el iter de transmisión dominial se encuentren demorados por conductas
a él imputables.
En ningún caso, se aclara, esta indisponibilidad puede alcanzar a los gastos de escrituración o al pago
de impuestos referidos con el negocio celebrado.
El art. 581 -se ha dicho- tiende a proteger al comprador a los efectos de que pueda obtener la
escrituración sin entorpecimientos y ante su requerimiento deben indisponerse los fondos en los
términos de dicha norma legal. Por ello, la excepción que sienta la norma se refiere a los gastos de
remate y escrituración para permitir que se efectivice tal acto, mas no puede extenderse a los gastos,
costos y costas del juicio dado que se estaría vulnerando la finalidad del artículo en estudio507.
506
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 9/2/2000, “Pérez, Hernan Saturnino v. Urcola, Francisco Joaquín
s/ejecución hipotecaria”. “La subasta judicial importa pues, la liquidación de todos los créditos que pesan sobre
los bienes, que automáticamente quedan transferidos sobre el precio de adquisición en el remate efectuado con
citación de los acreedores, configurándose lo que en derecho se denomina subrogación real (arts. 581, 584, 590,
CPCC). El bien sale del patrimonio del deudor como consecuencia de la venta e ingresa, en su lugar, el monto
pagado, sobre el cual habrán de cobrar los acreedores, quedando consecuentemente aquél, libre de los
gravámenes que lo afectaban. El comprador en remate tiene derecho, pues, a que se le transmita el bien
adquirido libre de carga obligacional y privilegio alguno derivado de gravámenes, impuestos, tasas, expensas
comunes, etc. que existieran a la fecha en que adquiere la posesión, debiendo citarse a esos acreedores, previo a
la subasta, para que hagan valer sus derechos exclusivamente, sobre el precio pagado. Esto no quiere decir que
tales créditos se extingan totalmente, sino que sólo se cancelan respecto del adquirente en el remate judicial, sin
perjuicio de que sus titulares puedan reclamar el saldo insoluto al anterior propietario. Es que si ni la hipoteca -
que es uno de los más fuertes privilegios en nuestro sistema legal- extiende sus efectos sobre el patrimonio del
comprador en subasta judicial y se extingue sobre el bien para gravitar unidamente sobre el precio obtenido (art.
3196, CCiv.), con mayor razón debe ocurrir lo mismo con las obligaciones reales o propter rem”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 22/10/1998, “Castelli, Ricardo Ernesto v. Yakowsky, Enrique y otra s/cobro
ejecutivo”. “Vendido judicialmente un bien, se produce una suerte de concurso, donde todos los acreedores
(embargantes, hipotecarios, por impuestos, tasas, etc.) concurren a cobrar sus acreencias sobre el precio
obtenido (arts. 581, in fine, 584, in fine, Código Procesal), en el orden de preferencia que, a tal efecto, les ha
concedido la ley a cada uno de ellos (arts. 3879, inc. 2º, 3880, inc. 5º, 3900, 3918, 3920, 3921 y concs., CCiv.,
218 y 590, Código Procesal). Ello implica que el bien de que se trata sale del patrimonio del deudor como
consecuencia de su venta e ingresa, en su lugar, el monto obtenido en la subasta, sobre el cual habrán de cobrar
los acreedores, quedando en principio dicho bien libre de los gravámenes y deudas que lo afectaban, sin
perjuicio de la especial situación que pueda darse con relación a las deudas por expensas comunes
correspondientes a inmuebles sujetos al régimen de la ley 13512 “. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
19/12/2000, “Begue, Gastón Federico v. Spiritini, Mabel Norma s/cobro hipotecario”.
507
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 31/8/2000, “Albertella, Lilian v. Blitzman, Mario s/ejecutivo”.
263
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
ser superadas con la sola indisponibilidad de fondos. Tanto ejecutante como ejecutado tienen
legitimación para requerir el cumplimiento de las obligaciones del comprador.
508
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 28/9/2000, “Consorcio San José II v. Bustrowicz, Bendición
s/ejecución de expensas”.
509
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 10/3/1994, “Paterno, M. v. Ozan, R. H. s/cumplimiento obligación de
escriturar”.
264
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
un tercero. Si la subasta y el golpe del martillo no sirven para determinar quién es el comprador, no se
ve la diferencia entre un remate y una venta privada510.
510
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 26/3/1998, “Taich, Eduardo Daniel (quiebra) s/incidente dilucidación
adquirente”.
511
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 17/6/1999, “Dorigo, Juan v. Valovits, Lorena Jaquelina s/cobro
ejecutivo”. “Tratándose en el sub lite de un supuesto en el que el comprador en pública subasta ha manifestado
que procederá a inscribir el bien directamente a su nombre en el Registro de la Propiedad, sin utilizar la opción
prevista en el art. 583, Código Procesal, se torna inadmisible que los gastos que deban realizarse se le impongan
en forma personal al acreedor hipotecario, toda vez que ellos deben ser afrontados con los fondos depositados
en autos. Es que siendo el vendedor quien tiene la obligación de entregar al comprador la cosa vendida cargando
con los gastos que se devenguen por tal causa, en el supuesto de compra en pública subasta dichos gastos deben
imponerse al ejecutado, pues lo contrario importaría un enriquecimiento sin causa, perjudicándose al comprador
lo cual no sería equitativo”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 1/7/1999, “Niro, Alejandro v. Oliveira, Jesús
Bernardino s/cobro hipotecario”.
512
“El contenido de la escritura de protocolización prevista por el art. 583, CPC, no es otra cosa que el
agrupamiento físico, en un instrumento notarial único, de los elementos urgentes de la causa que constituyen los
antecedentes de la adquisición, y permiten el cumplimiento de los recaudos necesarios para su registración. Por
el contrario, debe entenderse por escritura pública el documento matriz que contiene y configura la celebración
de un acto o negocio jurídico”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 14/11/1996, “Javes de Leitman, Rosa y
otra v. Karl y Artj Meinrad y otro s/escrituración”.
265
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Respecto de los gastos que esta tarea irrogue, se ha dicho que en los casos en los que el adquirente
opta por la escrituración prevista en el art. 583, no está obligado a soportar los gastos de este tipo que
corresponden al vendedor, ya que de lo contrario la indisponibilidad de fondos a que se refiere la
norma del art. 581 in fine carecería de sentido entendiéndose que en ese supuesto son a cargo del
ejecutado los gastos que correspondan al vendedor, no así los que están a cargo del comprador. Por
las mismas razones, cuando el adquirente elige el procedimiento “de inscripción” tampoco está
obligado a afrontar esos gastos que competen al vendedor-deudor. La interpretación en contrario
entraría en pugna con la disposición del art. 581 in fine. No puede pretenderse que el comprador
soporte los gastos de inscripción para luego cobrarlos al deudor ejecutado -máxime cuando éste no ha
desarrollado en el sub lite actividad procesal alguna- porque la indisponibilidad que preceptúa el art.
581 no es en beneficio del actor ejecutante, sino que responde a la circunstancia de que, tratándose en
este caso de gastos directamente relacionados con la inscripción del inmueble subastado, deben ser
afrontados con las sumas depositadas por el adquirente, claro está, en la porción que corresponde
pagar a la ejecutada513.
Por otro lado, también se sostuvo que la escritura pública del inmueble adquirido en subasta judicial
no es indispensable (art. 581, Código Procesal) y si se accede a ello por conveniencia al interés del
comprador, éste toma a su cargo las diligencias tendientes a dicha escrituración, debiendo soportar los
gastos devengados por la confección de la escritura de protocolización (art. 583, Código Procesal).
Por consiguiente, si el escribano interviniente fue designado a pedido de los compradores, la
liquidación de gastos que practicara aquél, a efectos de cumplir con la protocolización de las
actuaciones debe ser abonada por el adquirente pues es su obligación pagar el instrumento de la
venta514.
513
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 17/9/1998, “Rimasa, Amelia v. Campos, Alejandro s/ejecución
hipotecaria”.
514
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/4/1999, “Del Bueno, Roberto v. Corigliano, Norma s/ejecución
hipotecaria”.
266
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
juicio ejecutivo, en orden a que tal atribución es complementaria de la comunicación exigida por el
art. 569 del mismo Código515.
Este levantamiento a los fines de la escrituración debe ser hecho con comunicación a los restantes
jueces embargantes para que conozcan la disposición y puedan efectuar las observaciones que crean
necesarias.
Luego de la escrituración, las medidas se levantarán en forma definitiva si fuere procedente
protegiéndose los intereses de los acreedores al transferirse esos gravámenes -embargos- sobre las
sumas correspondientes al precio depositadas en el Banco de la Provincia a disposición del juez de la
causa.
Se ha dicho que la subasta judicial importa, pues, la liquidación de todos los créditos que pesan sobre
los bienes que automáticamente quedan transferidos sobre el precio de adquisición en el remate
efectuado con citación de los acreedores configurándose lo que en derecho se denomina subrogación
real (arts. 581, 584, 590). El bien sale del patrimonio del deudor como consecuencia de la venta e
ingresa, en su lugar, el monto pagado, sobre el cual habrán de cobrar los acreedores, quedando
consecuentemente aquél, libre de los gravámenes que lo afectaban. El comprador en remate tiene
derecho, pues, a que se le transmita el bien adquirido libre de carga obligacional y privilegio alguno
derivado de gravámenes, impuestos, tasas, expensas comunes, etc. que existieran a la fecha en que
adquiere la posesión, debiendo citarse a esos acreedores, previo a la subasta, para que hagan valer sus
derechos exclusivamente, sobre el precio pagado. Esto no quiere decir que tales créditos se extingan
totalmente, sino que sólo se cancelan respecto del adquirente en el remate judicial, sin perjuicio de
que sus titulares, puedan reclamar el saldo insoluto al anterior propietario. Es que si ni la hipoteca -
que es uno de los más fuertes privilegios en nuestro sistema legal- extiende sus efectos sobre el
patrimonio del comprador en subasta judicial y se extingue sobre el bien para gravitar unidamente
sobre el precio obtenido (art. 3196, CCiv.), con mayor razón debe ocurrir lo mismo con las
obligaciones reales o propter rem516.
515
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 30/12/1996, “Banco de Crédito Argentino v. Salvi, Marta B. s/secuestro
prendario”.
516
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 22/10/1998, “Castelli, Ricardo Ernesto v. Yakowsky, Enrique y otra
s/cobro ejecutivo”.
267
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Malograda la subasta por esta razón -establecida por el juez- se habrá de ordenar un nuevo remate
siguiendo las pautas del art. 577 a cuya nota remitimos. Dado que aquí operará una reducción de la
base en un cuarto, el postor “culpable” deberá cargar con esa disminución así como de los intereses
acrecidos durante la demora del proceso motivada por su conducta así como con las costas que genere
toda esta actividad procesal suplementaria.
Será necesario efectuar una liquidación de estos rubros -aplicándose en lo pertinente las pautas de los
arts. 501 y 502 - y una vez aprobada se hará efectiva respecto del obligado mediante un proceso de
ejecución de sentencias.
La ley expresamente señala que si este postor entregó alguna suma de dinero -seña por ejemplo- la
misma quedará automáticamente embargada a las resultas del aludido cobro compulsivo a su
respecto.
Si la satisfacción de los perjuicios injustamente causados que deriva de la frustración de la subasta
surge de la resolución judicial dictada a raíz del incumplimiento del postor remiso, corresponde
aplicar a dicha ejecución forzada el plazo de prescripción de diez años previsto por el art. 4023, CCiv.
pues no se trata de un supuesto de responsabilidad extracontractual o aquiliana, sino de una
responsabilidad que emana del incumplimiento de una carga de naturaleza procesal establecida en un
pronunciamiento jurisdiccional firme517.
Se ha dicho que la autorización otorgada al acreedor para compensar en el acto de subasta debe
quedar supeditada a la inexistencia de otros acreedores de grado preferente, pues de no ser así, para
que la venta quede perfeccionada, deberá depositar el importe correspondiente a los mismos. En el
caso de no ser posible la satisfacción de dichas obligaciones, la subasta quedará sin efecto y el
comprador será responsable en los términos del art. 585518.
517
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/5/2002, “Banco Francés SA s/incidente de indemnización”.
518
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 3/5/1996, “Banco Quilmes v. Sanive SRL, Estayno Quillermo y
otro s/ejecución”.
519
“La consolidación del dominio a favor del adquirente se materializa, en supuestos de subasta judicial, por
medio de la aprobación del remate, pago del precio y entrega de la posesión, siendo a partir de la realización de
esos actos el titular incuestionable del bien”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/2/2002, “Consorcio
Edificio Albardon II v. Schoor, Ernesto R. s/ejecución de expensas”. “En los casos de subasta judicial se logra
el perfeccionamiento de la transmisión del dominio con el pago del precio y la toma de posesión del bien, previo
268
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como vimos, por la especial naturaleza del remate que importa un contralor judicial permanente de
todos y cada uno de los pasos desarrollados y reflejados en constancias de un expediente judicial -
documento público- y que culminarán con la transmisión dominial, es que no resulta necesaria aquí la
intervención de escribano, más allá de que se protocolicen las actuaciones para que el comprador
pueda contar con un documento que facilite el tráfico inmobiliario (ver nota al art. 583).
Respecto de la inscripción en el Registro de la Propiedad, ello será ordenado por el juez más allá de
que a los fines del conocimiento del acto por terceros, la subasta contempla su propia forma de
publicidad que es la vía edictal.
1. INVALIDEZ DE LA SUBASTA
La ley protege los intereses de ambas partes hasta el último momento. Es decir, si aparecen vicios que
invalidan la subasta realizada, tanto ejecutante como ejecutado podrán plantearlos hasta cinco días de
realizado el remate.
Como siempre, siguiendo la teoría de las nulidades procesales, se deberá tratar de un defecto grave
con perjuicio evidente para quien lo lleva ante los tribunales.
En el escrito deberá indicarse en qué consiste el mismo y cuál es el perjuicio concreto que causa, más
allá de que aquí habrá siempre un perjuicio genérico cual es la pérdida de un bien por una medida
compulsiva edificada sobre bases irregulares para el demandado y la insatisfacción de su crédito por
las mismas razones para el actor, todo ello con grave mengua del derecho de propiedad y debido
proceso (arts. 17 y 18, CN).
El Código Procesal Civil y Comercial exige diligencia de las partes quienes deberán estar pendientes
de la forma en que se desarrollan los prolegómenos y el acto mismo del remate ya que de su resultado
sobrevendrán importantes consecuencias patrimoniales tanto respecto del actor como del demandado.
El juez se limitará a emitir el auto de remate donde se indica entre otras cosas la fecha de realización -
también incluida en los edictos-. Si no sufre postergaciones, en ese momento tendrá lugar la subasta y
desde el mismo correrá el plazo de cinco días mentado.
Se ha sostenido que el art. 587 ubica en el momento de realización de la subasta el comienzo del
plazo para impugnarla. El precepto, que implica un apartamiento de la norma general contenida en el
art. 170, se apoya en dos razones. La primera radica en la publicidad de la subasta. Si bien los edictos
que han de publicarse conforme a los arts. 559 y 574 instrumentan ante todo, un medio de propaganda
para procurar la afluencia de compradores, constituyen también una forma de notificación, un medio
de anoticiar a todos los interesados. En segundo lugar, el art. 587 concreta el principio de la
convalidación en forma más aguda, o si se quiere, en forma más estricta. Se pretende otorgar mayor
firmeza y seriedad a la subasta judicial520.
dictado del auto aprobatorio del remate”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 1/10/2002, “Luengo de Baleani,
Faustina I. v. Albornoz, Enrique E. y otro s/cobro ejecutivo - alquileres”. “La venta en subasta judicial se
perfecciona, sin necesidad de escritura pública, una vez pagado el precio (o la parte que correspondiere) y luego
de realizada la tradición, la cual tiene lugar al otorgarse judicialmente al adquirente la posesión del bien (art.
586, CPCC). Antes de la tradición no se adquiere ningún derecho real (art. 577, CCiv.), quedando desde ese
momento consolidado el dominio sobre el inmueble”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 26/9/2000,
“Pisano, Marta Beatriz y otros v. Confeggi, Roberto Osvaldo y otros s/ejecución hipotecaria”.
520
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 25/8/1987, “Pico, Luis v. Aprilia SA s/cobro de pesos”.
269
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También se ha dicho que siendo la subasta judicial un acto complejo y encadenado, las alegaciones de
nulidad contra ella podrán plantearse, en principio, hasta cinco días después de realizada, como reza
el art. 587 del ordenamiento procesal, ya que en virtud del señalado carácter de acto procesal, el
régimen de su nulidad está dado no sólo por dicho art. 587, sino también por las normas generales de
los arts. 169 a 171 del mismo cuerpo legal, de modo que si el vicio que se imputa afecta a uno de los
actos cronológicamente anteriores al de la realización misma del remate, el plazo para denunciarlo se
computa a partir del conocimiento que se tenga de dicho acto (art. 170, ap. 2), y sólo en el supuesto de
que el conocimiento no se hubiere operado legalmente antes de la concreción del remate, el término
corre a partir del momento señalado por el art. 587, ley procesal. Así entonces, como el incidente de
nulidad procesal debe promoverse dentro del plazo de cinco días subsiguientes al conocimiento del
acto (art. 170, Código Procesal), la nulidad de la subasta sólo se introduce tempestivamente dentro de
los cinco días de realizada. Por lo tanto, mientras que como principio general el plazo para plantear
nulidades comienza a correr desde el conocimiento del acto supuestamente viciado, en el caso de la
subasta el punto de partida se encuentra, por regla, en el momento de la celebración del acto521.
De la presentación anulatoria se dará traslado también por cinco días a todos los involucrados directa
o indirectamente con el acto cuestionado: las partes, el martillero y el comprador. Las partes, por las
razones vistas. El martillero porque la nulidad puede relacionarse con su intervención y por ello
tendrá interés en defenderse para percibir la comisión y además no ser pasible de sanciones procesales
o pecuniarias. Y el comprador, porque se pone en tela de juicio la validez del acto del cual él obtendrá
la transmisión dominial de un bien inmueble respecto del cual ya ha invertido dinero (seña al menos).
Las formas de notificación variarán: a las partes se las anoticiará ministerio legis mientras que al
martillero y el comprador, por cédula (art. 135, inc. 10).
Evacuado el traslado o vencido el plazo para ello, el juez resolverá sobre la nulidad argüida según el
tenor de las denuncias522.
521
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/5/2002, “Banco Credicoop Ltdo. v. Radicena, Alfredo Antonio
s/cobro hipotecario”. “En forma preliminar, cabe puntualizar que si el vicio que se imputa a una subasta judicial
afecta a los actos cronológicamente anteriores al de la realización misma del remate, el plazo para denunciarlo
se computa a partir del conocimiento que se tenga de dicho acto (arg. art. 170, ap. 2, CPCC), y sólo en el
supuesto de que tal conocimiento no se hubiere operado, se contará desde la fecha de realización de la subasta,
conforme lo edicta el art. 587 del citado ordenamiento legal (doct. arts. 170, 587, CPCC). Vale decir, que el
precitado art. 587, CPCC -que establece el plazo para solicitar la nulidad de la subasta-, no resulta de aplicación
para casos en los que el cuestionamiento se dirige a actos anteriores a la misma, desde que a su respecto, sí rige
el término comprendido entre el conocimiento del acto viciado y el quinto día posterior; habida cuenta de que,
en caso contrario, se otorgaría al incidentista una desigual facultad de plantear la nulidad en un término superior
al que rige en forma genérica, basada en un criterio desechado por nuestro Superior Tribunal Provincial,
consistente en una interpretación desarticulada del plexo normativo”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª,
15/6/2001, “Consorcio de copropietarios edificio Alsina 162/170 v. Maganetti, Juan s/cobro ejecutivo”.
522
“No puede hablarse de precio vil si el inmueble fue vendido en un importe superior al establecido como base
para el segundo remate. En todo caso, si el ahora nulidicente consideraba que esta última era muy baja debió
cuestionar el decreto de venta donde se lo estableció, ya que la vía del art. 587, CPCB resulta improcedente para
tal fin”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 21/9/1999, “Trueba, Raúl y otro v. Miguens Piran, María
Inés s/ejecución hipotecaria”. “Los vicios anteriores al acto de remate en si, no pueden ser cuestionados por la
vía del art. 587, Código Procesal. Este precepto fija el plazo para la presentación de pedidos de nulidad que se
vinculen con vicios acaecidos en el acto mismo de remate, pues todas las irregularidades anteriores deben
cuestionarse dentro de los cinco días de conocidas, de acuerdo con el principio general sentado en el art. 170,
Código cit.”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/8/2000, “Banco Liniers Sudamericano v.
Bugiolachi, Ricardo s/ejecución”.
270
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
pedido de nulidad, el traslado a las partes, martillero y adjudicatario se notificará personalmente o por
cédula.
El art. 593 prevé la figura de la nulidad de oficio de la subasta.
1. INMUEBLES OCUPADOS
La ley condiciona toda acción destinada al desalojo de los ocupantes del inmueble rematado al pago
de saldo de precio y la efectiva tradición. Esto es, presupone una “venta judicial” perfeccionada.
Se entiende que antes no existe un interés ni un perjuicio suficiente que motorice una pretensión de
lanzamiento de los ocupantes del bien.
Obviamente que será muy importante tener en cuenta el estado de ocupación que se consignó en los
edictos ya que si existen inquilinos, por ejemplo, y ello se incluyó en la publicidad (“inmueble
ocupado”, o “alquilado” o “en el estado en que se encuentra”), el comprador no podrá desconocer los
contratos en vigor y deberá respetarlos hasta su finalización (art. 1498, CCiv.).
De no haber vínculo contractual acreditable se fijará a los ocupantes un plazo razonable para dejar el
bien bajo apercibimiento de lanzamiento si no se retiran por sus propios medios.
La vía procesal será la del incidente523 en el que serán parte aquellos que detentan materialmente la
cosa rematada en la medida en que la determinación de los derechos de cada sujeto sea relativamente
sencilla. De no ser así, el juez dispondrá dar a la pretensión el carril procesal que entienda
corresponde, aun cuando el trámite se alongue. Ello en pos del derecho de defensa de todos los
involucrados524.
523
“A la posesión del inmueble adquirido puede arribarse sin tropiezo alguno, pero puede darse el supuesto en
que hallándose ocupado por terceros el inmueble comprado en venta forzosa, quien o quienes allí se encontraren
la resistan, en cuyo caso la desocupación del mismo debe ser encauzada por la vía procesal que el art. 588,
CPCC establece”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 7/4/1998, “Audisio, Ricardo C. v. Rodríguez de
Lasalle, Blanca s/ejecución hipotecaria”.
524
“A la luz de lo previsto por el art. 588, CPC debe interpretarse, como principio general, que la vía normal y
adecuada para sustanciar la pretensión de desahucio de los ocupantes del bien subastado, ha de ser la de los
incidentes (arts. 175 y ss., CPC). En efecto, si se respeta la bilateralidad y se da razonable oportunidad de
defensa al ocupante, nada impide que se recurra a la solución que prevé el art. 588 del ordenamiento ritual, para
dilucidar las cuestiones que se suscitan en la desocupación del inmueble subastado y en cuanto el debate no
desborde el marco cognoscitivo de la vía incidental que, en la mayoría de los casos, servirá para desbaratar
expedientes al margen de la lealtad procesal, que van en desmedro de la seriedad del quehacer jurisdiccional. Si
el tercero ostenta títulos suficientes e idóneos que hacen imposible el desahucio, quedará cerrado el camino y
toda controversia sobre el mejor derecho a la ocupación deberá postergarse para su dilucidación con la amplitud
de debate que caracteriza al juicio ordinario o el proceso especial de desalojo”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 2ª, 26/2/1998, “Fioriti, Filomena Noemí v. Chiariti, Víctor y otra s/incidente de desocupación en
autos `Gispert s/incidente ejecución honorarios´”. “El art. 3936, CCiv., modificado por ley 24441, establece que
las legislaciones locales dispondrán el régimen procesal de la ejecución judicial de la garantía hipotecaría,
conforme a las siguientes pautas:...e) si fuera solicitado por el acreedor, el juez decretará el desalojo del
inmueble antes del remate”. Esta disposición, no sólo no ha sido recepcionada en nuestra legislación procesal,
sino que contrariamente a ello, el art. 588, Código Procesal establece expresamente que “no procederá el
desalojo de los ocupantes del inmueble subastado hasta tanto no se hubiere pagado el saldo del precio y hecho la
tradición. Más aún determina que `Las cuestiones que se suscitaren con motivo de la desocupación del inmueble
se sustanciarán por el trámite de los incidentes´, en el que obviamente, deben ser escuchados todos los
interesados. Consecuentemente queda evidenciado que la intempestiva decisión de decretar el lanzamiento de
los ocupantes del inmueble hipotecado, a quienes se soslayó, violándose su derecho de defensa en juicio, no se
ajusta a derecho”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 12/7/1996, “Martinoli, Roberto Oscar s/incidente de
nulidad”.
271
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. LIQUIDACIÓN Y PAGO
Cumplida la subasta, aprobada y depositado el precio corresponde el pago al acreedor ejecutante.
Éste deberá presentar liquidación del capital, sus intereses y las costas causídicas dentro del quinto día
desde que se tuvo por saldado el precio en el expediente o bien desde que se aprobó la subasta.
Se seguirán las pautas de la sentencia de remate o de condena cuando la hubiera.
De acuerdo con las reglas generales en este terreno (arts. 501 y 502) si no la realiza el acreedor podrá
hacerla el deudor. El juez recibirá la liquidación, dará traslado a la contraria por el plazo genérico
(cinco días, art. 150) y luego resolverá, aprobándola o modificándola.
Se ha dicho que si bien, como regla, las liquidaciones judiciales sólo pueden practicarse cuando
existen fondos en el expediente (arts. 557 y 589, CPC) ello no enerva la posibilidad de que el juez
autorice excepcionalmente a que se realicen si aquéllas constituyen un trámite ineludible para generar
un derecho en favor del acreedor que pretende efectuarlas525.
Si la aprueba, inmediatamente dispondrá el pago al ejecutante. La medida se materializa a través del
libramiento de una orden judicial de pago en beneficio de la parte contra la cuenta donde fueron
depositados los fondos de la subasta.
Los jueces cuentan con facultades suficientes para efectuar las correcciones que crean convenientes a
una liquidación, aun cuando no se hayan formulado objeciones o fueran presentadas
extemporáneamente. Ello es así, pues de admitirse una equivocada liquidación por el simple hecho de
la omisión de impugnarla, se tergiversarían las bases a tener en cuenta para su realización. La
aprobación no reviste la calidad de cosa juzgada, por lo que puede ser rectificada si hubiere error al
practicarla526.
525
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/5/2001, “Contar SA v. Ovejero, Juan Carlos s/ejecución”. “Si
bien es cierto que aun cuando no existan fondos depositados, los arts. 557 y 589, CPCC no vedan la
presentación de liquidaciones, no lo es menos que éstas sólo pueden practicarse cuando sean eficaces para
generar a favor del peticionario algún derecho cuya existencia se encuentre supeditada a la realización de dicho
acto procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 9/12/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos Aires v.
Barragán, Néstor Rufino s/apremio”. “Las sumas que el vencedor haya debido afrontar en concepto de sellados
u otros gravámenes impositivos para obtener el diligenciamiento de certificados y oficios quedan comprendidos
en la condena en costas, motivo por el cual dichos desembolsos, debidamente acreditados, deben incluirse en la
liquidación pertinente”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/12/1999, “Fisco de la Provincia de Buenos
Aires v. Scotto Wis, Enrique s/expropiación inversa”.
526
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 1/2/2000, “Seguir SRL v. Hurtado, María Estela s/cobro ejecutivo”.
272
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Puede darse el caso de que el ejecutado vencido en este tramo se crea con derechos fundados a
plantear una pretensión de conocimiento ulterior a los fines de revertir el resultado obtenido en el
juicio ejecutivo que está concluyendo.
De esa manera, si el deudor lo requiere -y siempre en protección de sus intereses- podrá disponerse
que se condicione la percepción de aquellas sumas de dinero (capital e intereses) por parte del actor al
previo depósito de una fianza527 la que quedará cancelada si el deudor no inicia el juicio de
conocimiento posterior en el plazo de treinta días a contar desde que se concretó la entrega de la
caución.
1. ORDEN DE PAGO
Del dinero existente en la cuenta a la orden del juez sólo podrá hacerse pago al acreedor de acuerdo
con la liquidación aprobada (art. 589) y hasta tanto éste no perciba todo lo que se le adeuda no podrá
el juez autorizar un pago con destino diferente.
Ello -siguiendo las pautas genéricas de los privilegios- a excepción de los gastos causídicos528 y de las
acreencias privilegiadas (embargos o hipotecas anteriores, etc.).
La cuestión de los privilegios no puede anticiparse en el tiempo al conflicto concreto entre acreedores.
Es decir que debe sustanciarse -o por lo menos resolverse- cuando existan fondos depositados y éstos
sean insuficientes para cubrir la totalidad de las pretensiones creditorias. Sería abstracto e inoficioso
entrar a considerar el orden de los privilegios antes de haberse subastado la cosa o cuando se ignora
todavía si ésta llegará en definitiva a venderse y cuál será el precio a obtener, motivo por el cual la
resolución apelada en cuanto declara que las deudas de impuestos, tasas y contribuciones son de pago
preferente resulta prematura, por cuanto implica resolver en forma anticipada la cuestión de las
preferencias529.
527
“La fianza establecida en el art. 589, CPCC sólo puede exigirse una vez aprobada la liquidación y como
requisito previo a la extracción de fondos para el pago de su importe, pero nunca antes del cumplimiento de la
sentencia de remate”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 18/7/2002, “Melita, Ana María v. Brolese, Carlos
E. s/cobro ejecutivo”.
528
“Las sumas abonadas a título de gastos para la realización de la subasta, integran el concepto de costas y
corresponden sean satisfechas por el ejecutado”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 6/2/1996, “Agricultores
Federados Arg. SCL v. Monthieu, Luis A. s/concurso especial hipotecario”. “Como el letrado del litigante
vencedor en costas contra la parte demandada puede reclamar al vencido el importe de sus honorarios, este
crédito representa el de un verdadero acreedor que está comprendido dentro del concepto de gastos de justicia
(arts. 3879, inc. 1º, y 3900, CCiv., 68, Código Procesal), que se cobra antes que todo otro acreedor”. Cám. Civ.
y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/10/1995, “Giménez, Luisa v. Gutiérrez, Julio s/daños y perjuicios”.
529
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/10/2001, “Consorcio de Propietarios de Villa Elisa v. Savarese,
Juan Carlos s/cobro ejecutivo de expensas”.
273
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha resuelto que nuestro Código Civil, siguiendo la orientación del sistema latino, ha otorgado a los
gastos de justicia -entre ellos los honorarios- un privilegio de carácter general que recae sobre la
totalidad de los bienes muebles o inmuebles del deudor. Asimismo, la ley determina claramente en el
art. 3111, Código citado, que las costas y gastos participan como accesorios del crédito principal, de
las seguridades hipotecarias constituidas para éste, teniendo además los gastos de justicia conforme el
art. 3900 del plexo normativo de mención, preeminencia sobre todos los demás privilegios sin
exclusión alguna, y las costas judiciales generadas en la ejecución de la hipoteca tienen privilegio aun
sobre ésta. Por su parte, el art. 590, Código Procesal, concede preferencia sobre las sumas depositadas
al cobro de las costas de la ejecución, aun con relación al crédito del ejecutante. En razón de lo
expuesto, resulta excesivo requerir a los letrados apelantes la ejecución de su acreencia por
honorarios, habiendo fondos depositados en la causa530.
Se señala que las erogaciones del ejecutado para afrontar su defensa no tendrán la prioridad aludida y
se veda al defensor oficial el cobro de honorarios a éste por su intervención.
1. APELABILIDAD
Caracteriza este tramo del proceso ejecutivo -el de cumplimiento de la sentencia de remate- su
celeridad para lo cual se habrán de restringir las posibilidades de interponer recursos de apelación
contra las resoluciones que se vayan dictando.
Aquí se consagra la regla de la inapelabilidad respecto del ejecutado.
Se ha dicho que las resoluciones que se dictan durante el cumplimiento de la sentencia de remate, una
vez que queda consentida o ejecutoriada la resolución que manda llevar adelante la ejecución, están
alcanzadas por la regla de inapelabilidad que en forma general y expresa consagra, respecto del
ejecutado, el art. 591 del ordenamiento procesal531.
Ello a excepción de que el juez resuelva planteos ajenos a los propios del desarrollo de la subasta.
La restricción que pauta esta manda debe ser entendida en un sentido que armonice con la garantía
constitucional de la defensa en juicio.
El principio de inapelabilidad para el ejecutado que sienta la norma del art. 591, Código Procesal,
cede cuando se trata de decisiones sobre peticiones que revelan cierta autonomía con relación al
estricto trámite del juicio, como los referidos, entre otros supuestos, a perjuicios irreparables
vinculados a la invalidez de las actuaciones, a la nulidad de la subasta532.
530
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/12/1995, “Gruska, Enrique v. Vera, Silvio O. y otro s/ejecución
hipotecaria”.
531
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 3/7/2001, “Viale, Aníbal Nicolás v. Sánchez, Rubén Nicolás s/ejecución
prendaria”. “La resolución dictada en plena etapa de cumplimiento de la sentencia recurrida por el ejecutado en
orden a lo normado por el art. 591, CPCC deviene inapelable”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
28/12/2000, “Delton SACIF v. Fernández, Manuel Joaquín y otra s/ejecución hipotecaria”.
532
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/5/2002, “Banco Credicoop Ltdo. v. Radicena, Alfredo Antonio
s/cobro hipotecario”. “Las resoluciones dictadas durante el cumplimiento de la sentencia de remate están
alcanzadas por la regla de la inaplicabilidad que en forma general y expresa consagra, respecto del ejecutado, el
art. 591, Código Procesal. Sin embargo, en tal restricción apelatoria no deben entenderse comprendidas las
cuestiones ajenas al marco habitual de las ejecuciones, o las resoluciones que por ser definitivas producen un
agravio insusceptible de ser enmendado en juicio posterior”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 3/10/2002,
“Consorcio de Propietarios de calle 53 nro. 754 La Plata v. Garassino, Norma B. s/cobro ejecutivo de
274
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
expensas”. “En mérito a la necesaria celeridad de su tramitación y especial naturaleza asistencial, en el juicio
por alimentos la recurribilidad en principio está sólo prevista para la sentencia (art. 644, Código Procesal). Sin
embargo, frente a determinadas circunstancias que exceden el trámite normal del proceso de ejecución de
alimentos, no puede desconocerse al agraviado la posibilidad de alzarse precisamente por tratarse de cuestiones
que podrían no ser reparables ulteriormente (arg. arts. 551 y 591, Código Procesal). Sobre la base de lo expuesto
debe considerarse ajena a la restricción recursiva que edicta del art. 644, cit., la resolución por la cual se
desestima un pedido de levantamiento de embargo con directa gravitación sobre la regularidad de la subasta
ordenada pues se trata de una cuestión que excede los trámites ordinarios de ejecución”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 7/11/2002, “Sáenz, Anahí Graciela v. Lovero, Osvaldo Julio s/alimentos”.
533
“El hecho de que una petición sea desestimada en la Alzada no es suficiente, por sí solo para que
automáticamente corresponda la imposición de la multa prevista por el art. 592, CPC, caso contrario se estaría
coartando el legítimo derecho de disentir jurídicamente, afectando el derecho de defensa consagrado por el art.
18, CN”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 4/7/1996, “Vaher SA v. Posse Mederos, Juan José s/cobro
ejecutivo”; 1/12/2000, “Muratore, Carlos v. Allimonakis, carlos s/ejecución de alquileres”.
534
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 4/6/1996, “Ocral SA v. Biocca, Daniel s/ejecutivo”.
275
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. SISTEMA
El legislador ha regulado las ejecuciones especiales en tres momentos.
En primer lugar, exhaustivamente mediante las previsiones del juicio ejecutivo ya vistas (arts. 518 a
592). En segundo término, estableciendo reglas aplicables a todas las ejecuciones especiales (ya sea
las contenidas en este Código como otras que surjan de leyes también especiales, arts. 593 y 594). Y
por último, a través de mandas específicas para la ejecución hipotecaria (arts. 595 a 597) y la
prendaria (arts. 598 y 599).
2. REGLAS APLICABLES
Como telón de fondo de toda ejecución especial se encuentra el régimen ejecutivo común ya
analizado.
276
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ahora bien, dentro de las reglas aplicables específicamente a todas las ejecuciones especiales,
encontramos las dos que regula esta manda y que se vinculan directamente con la idea rectora del
trámite ejecutivo especial: la simplificación procesal que lleve con aún mayor rapidez al
cumplimiento efectivo de la sentencia.
Son solamente dos estas pautas.
Por un lado, la limitación de excepciones. Sólo serán operativas las que se mencionen estrictamente
en los artículos respectivos.
Así, se ha dicho que como la excepción de inhabilidad de título no se encuentra incluida en la
numeración taxativa del art. 595 del ordenamiento procesal, no resulta oponible -en principio- en la
ejecución hipotecaria (art. 594, inc. 1º). Aún así es posible y necesario examinar la idoneidad
ejecutiva del título en su faz extrínseca ante la eventualidad de no haberse esgrimido un documento
total o parcial apto, sea por falta de liquidez, exigibilidad o curso legal de la moneda que indique, o en
cuanto a las calidades de acreedor o deudor de las partes535.
Por otro lado, la restricción probatoria por la que no se admitirá producción de medidas de ese tipo
fuera del lugar del asiento del juzgado salvo que resulte imprescindible a criterio del juez, frente a lo
cual se fijará el plazo en el que deberán realizarse las diligencias pertinentes.
1. RÉGIMEN APLICABLE
Como reza el art. 594, el régimen de aplicación base aquí será el del juicio ejecutivo, al que remitimos
en su totalidad.
Sólo habremos de referirnos a las pautas diferenciadoras del régimen especial de la ejecución
hipotecaria contempladas.
2. PAUTAS ESPECIALES
Existe en este terreno (como vimos, art. 594, inc. 1º) limitación a las excepciones que el ejecutado
podrá oponer al progreso de la pretensión de su contraria536.
535
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 1/6/1989, “Prieto, Ubaldino v. Depaola, Carlos Alberto s/ejecución
hipotecaria”.
536
“En juicios como el presente, las únicas defensas o excepciones que pueden plantearse, con las enumeradas
en el mentado art. 595 del ordenamiento procesal. De ahí que, las defensas no previstas en la referida norma
277
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se mencionan aquí las de incompetencia (art. 542, inc. 1º), falta de personería en el ejecutante,
ejecutado o representantes (art. 542, inc. 2º), litispendencia (art. 542, inc. 3º), cosa juzgada (art. 542,
inc. 9º), nulidad (art. 543), prescripción (art. 542, inc. 5º), pago total o parcial (art. 542, inc. 6º), quita,
espera y remisión (art. 542, inc. 8º).
Para la caracterización y alcance de cada defensa remitimos a las notas de las normas respectivas.
Se estipula que las últimas cuatro excepciones (pago, quita, espera y remisión) sólo podrán
demostrarse a través de documentación -instrumentos públicos o privados o bien piezas judiciales- en
original o testimonio presentada al oponerlas. Recordemos que estas limitaciones probatorias pueden
dar lugar al inicio de un juicio de conocimiento posterior (art. 551).
Una excepción especial que puede esgrimir también el deudor hipotecario en el plazo específico para
ello es la caducidad de la inscripción hipotecaria.
Se ha resuelto que la defensa esgrimida por la accionada consistente en la ausencia de mora en el
pago de la deuda que se ejecuta, debe ser encuadrada dentro de la excepción de inhabilidad de título
que si bien como tal no se encuentra enumerada en el art. 595, Código Procesal, debe ser considerada
una vez opuesta ya que conforme lo ha decidido reiteradamente la jurisprudencia, el juzgador debe
analizar cuidadosamente el título con el que se promueve la ejecución a fin de comprobar la
concurrencia de los presupuestos de la vía ejecutiva como son la vinculación jurídica entre las partes
o la exigibilidad de la deuda537.
También, que si bien los términos categóricos del art. 595 al determinar taxativamente las
excepciones admisibles en la ejecución hipotecaria, no dan margen para acoger la de abuso del
derecho, ello no implica relevar al juzgador de examinar cuidadosamente el título ejecutivo a fin de
determinar si se encuentran reunidos los presupuestos para su procedencia538.
Asimismo, introducida la inconstitucionalidad por el actor ejecutante en forma autónoma o incidental
en el trámite de inicio del juicio ejecutivo cabe afirmar que en este caso concreto ello resulta
incompatible con la naturaleza misma de la acción compulsoria. En efecto, el planteo está dirigido a
impugnar la aplicación de algunas de las normas dictadas en el marco de la emergencia económica
imperante: arts. 1 y 8, dec. 210/2002 del Poder Ejecutivo nacional. Dirimir eventualmente en este
procedimiento, mediante la declaración efectiva de la inconstitucionalidad propuesta, que la deuda
actual que se pretende ejecutar debe ser cancelada en moneda dólares estadounidenses, dejando sin
efecto lo dispuesto por las normas atacadas, importa reconocer prima facie que no nos encontramos
ante un título ejecutivo pleno en los términos de los arts. 518, 521 y 595, CPCC, pues debe ser, en su
caso, “completado” por la decisión judicial539.
En lo que hace a la recurribilidad en este particular terreno, se ha dicho que la decisión que desestima
las excepciones de inhabilidad de título y falta de acción por no integrar el numerus clausus de las
previstas en el art. 595, CPCC no reviste el carácter de definitiva, desde que nada impide al accionado
replantear sus defensas en un eventual juicio ordinario posterior540.
deben relegarse de ser jurídicamente viables a otro tipo de juicios (arts. 551, Código Procesal), tal como ocurre
respecto de la redargución de falsedad de la escritura hipotecaria”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª,
18/4/1996, “Banco Mayo Coop. Ltdo. v. Castillo, Carlos Manuel y otros s/ejecución hipotecaria”.
537
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/6/2001, “Lo Bello, Ignacio v. Bucchino, Rosa Gabriela s/ejecución
hipotecaria”. “Si bien es cierto que en el art. 595, CPCC no figura la excepción de inhabilidad de título, motivo
por el cual, en principio, cabría su rechazo in limine, no lo es menos que, una vez opuesto el reparo a la
habilidad o aun cuando así no aconteciere, el juez debe necesariamente examinar cuidadosamente el documento
base de la ejecución a efectos de comprobar si se encuentran reunidos los presupuestos del título ejecutivo y,
realizado ese análisis, la conclusión adversa a la procedencia de la ejecución no significa la incorporación
judicial de una excepción no prevista por la ley sino el resultado de un examen que no le es dado al juez
soslayar”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 27/2/2001, “Ratón Vásquez, Arturo José Dimas y otra v.
Dallavia, Alcira Macel y otros s/ejecución hipotecaria”.
538
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 25/2/1997, “Cellini, Oscar Omar y otros v. Micucci, Luis Alberto
y otros s/cobro hipotecario”.
539
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 8/10/2002, “Fernández, Humberto y otros v. Balbi, César Enrique
s/ejecución hipotecaria”.
540
SCBA, Ac. 79.170, 13/12/2000, “Gagliardo, Héctor Oscar v. Pereyra, Héctor Mario y otros s/ejecución
hipotecaria - recurso de queja”.
278
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 597, Código nacional.
Se incluyen entre las excepciones admisibles la del inc. 4º del art. 544 -falsedad o inhabilidad de
título-.
1. MEDIDAS PREVIAS
Hace a la esencia de la garantía hipotecaria la existencia de un inmueble afectado a la misma.
De allí que cuando se admite el trámite ejecutivo especial y se ordena el libramiento de la intimación
de pago y citación de remate, al mismo tiempo se ordenará la traba de un embargo sobre el bien
gravado juntamente con un pedido de informes al Registro de la Propiedad.
Por su conducto se recabarán datos respecto de medidas cautelares o gravámenes constituidos sobre el
inmueble de marras y en su caso, el importe, titulares de la acreencia y domicilio de los mismos.
También se solicitará que se señalen cuáles fueron las transferencias de dominio del bien registradas
desde el momento de la constitución de la garantía hipotecaria que ahora se ejecuta.
Téngase en cuenta que este derecho real de garantía no impide la venta del inmueble. Sólo que el
comprador no podrá alegar el desconocimiento de la hipoteca a partir de que se encuentra alcanzada
por la publicidad registral y, en caso de que se llegue al momento de la ejecución de la garantía, se
hará a su respecto aplicación de lo que establece el art. 597 al que remitimos.
Más allá de los informes requeridos mediante oficio judicial al Registro ya mencionados, la ley pone a
cargo del deudor durante el plazo para oponer excepciones el deber de informar el nombre y
domicilio de acreedores privilegiados, embargantes y terceros poseedores del inmueble hipotecado.
Todos estos recursos servirán para que el juez cuente con información completa en relación a todas
las personas con interés en la subasta del inmueble. De tal modo podrá identificarlas y cursar los
avisos que indica la ley para que puedan hacer las observaciones pertinentes en defensa de sus
derechos.
279
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
“No verificada en ese plazo la desocupación, sin más trámite se procederá al lanzamiento y se
entregará la tenencia al acreedor, hasta la aprobación del remate, con intervención del notario al que
se refiere el párrafo anterior. A esos fines, el escribano actuante puede requerir el auxilio de la fuerza
pública, allanar domicilio y violentar cerraduras y poner en depósito oneroso los bienes que se
encuentren en el inmueble, a costa del deudor.
“2) El acreedor estará facultado para solicitar directamente al Registro de la Propiedad un informe
sobre el estado y gravámenes que afectaren el inmueble hipotecado, con indicación del importe de los
créditos, sus titulares y domicilios.
“3) Asimismo, el acreedor puede requerir la liquidación de las deudas que existan en concepto de
expensas de la propiedad horizontal, impuestos, tasas y contribuciones que pesen sobre el inmueble,
bajo apercibimiento que de no contarse con dichas liquidaciones en el plazo de diez (10) días hábiles
desde la recepción de su solicitud, se podrá subastar el bien como si estuviera libre de deudas. Los
reclamos que se dedujeran por aplicación de lo dispuesto en este inciso no afectarán el trámite de
remate del bien gravado.
“4) La venta quedará perfeccionada una vez pagado el precio en el plazo que se haya estipulado y
realizada la tradición a favor del comprador. El pago se podrá realizar directamente al acreedor, quien
deberá depositar el remanente dentro del quinto día de verificado el cobro. Si el acreedor ostenta la
tenencia del inmueble subastado, podrá transmitirla directamente al comprador; caso contrario y no
habiendo mediado desposesión como lo prevé el inc. 1º deberá ser entregado con intervención del
juez. La protocolización de las actuaciones será extendida por intermedio del escribano designado por
el comprador, sin que sea necesaria la comparecencia del ejecutado.
“5) El deudor ni el tercero, poseedor del inmueble hipotecado, pueden interponer incidente ni recurso
alguno, salvo las defensas del art. 64 (ley 24441) en la oportunidad del art. 54 (ley 24441), sin
perjuicio de que el deudor pueda ejercitar, en juicio sumarísimo posterior, los derechos que tenga que
reclamar el acreedor. Si existiera peligro de desprotección de alguno de los interesados, se notificará
al defensor oficial para que asuma el control del proceso de ejecución de la garantía.
“6) Una vez realizada la subasta y cancelado el crédito ejecutado, el deudor podrá impugnar por la vía
judicial:
“a) La liquidación practicada por el acreedor, y
“b) El incumplimiento de los recaudos establecidos en el presente artículo por parte del ejecutante.
“En todos los casos el acreedor deberá indemnizar los perjuicios ocasionados, sin perjuicio de las
sanciones penales y administrativas de que se hiciera pasible.
“7) En los casos previstos en el presente artículo, no procederá la compra en comisión ni la
indisponibilidad de los fondos de la subasta. No obstante el juez podrá pedir caución suficiente al
acreedor”.
1. TERCERO POSEEDOR
Se trata de aquel que recibió el bien hipotecado por compra u otro modo de transmisión de dominio
luego de constituido el derecho real de garantía de marras541.
541
“Quien detenta a su favor un boleto de compraventa, subsistiendo la titularidad del dominio en cabeza del
ejecutado, no resulta tercer poseedor en los términos de los arts. 599 y 597, CPCB. De allí que no puede
intervenir en el juicio hipotecario, sin perjuicio de las acciones a que se crea con derecho en el proceso
correspondiente”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 26/8/1999, “Banco Provincia de Buenos Aires v.
280
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Dada la publicidad registral de la hipoteca, nunca pudo este nuevo propietario desconocer la
existencia de la misma. Por eso es que el Código Civil establece que “si el deudor enajena, sea por
título oneroso o lucrativo, el todo o una parte de la cosa o una desmembración de ella, que por sí sea
susceptible de hipoteca, el acreedor podrá perseguirla en poder del adquirente, y pedir su ejecución y
venta, como podría hacerlo contra el deudor...” (art. 3162).
De allí que la ley mande a través de la norma en estudio que si de los informes ya citados surgiere la
transferencia del inmueble gravado, una vez que se dicte la sentencia contra el deudor hipotecario se
intimará al tercer poseedor, esto es, aquel que tiene bajo su poder al bien asiento de la garantía
mediante cédula (art. 135, inc. 5º y también 10) para que pague o bien abandone el inmueble “bajo
apercibimiento de que la ejecución se seguirá también contra él”542.
Si esto último es necesario, se tornará de aplicación el régimen de los arts. 3165 a 3180, CCiv.
Se ha dicho -en relación con el tópico- que la situación del tercero que hipoteca un bien de su
propiedad en garantía de una deuda ajena pero que no se obliga personalmente, como se asemeja a la
del tercer poseedor y se rige por iguales principios y debe procederse a su respecto como si lo fuera,
le está permitiendo alegar tanto la no existencia del derecho hipotecario y la inexigibilidad de la
deuda, como las excepciones procesales admisibles conforme al art. 595, Código Procesal543.
Montoto, Abel s/ejecución hipotecaria”. “Para ser el tercer poseedor que describe la norma del art. 597, CPCC
se requiere ser propietario del inmueble, condición de la que carece quien sólo es titular de una promesa de
venta subsistiendo la totalidad del dominio en cabeza de la ejecutada”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás,
28/11/2002, “Banco de la Ribera Cooperativo Limitado v. Díaz de Sanz, María Esther s/cobro hipotecario”.
542
“Del juego armónico de los art. 597, CPC, y 3163, CCI surge que la citación de tercero poseedor ocurre
procesalmente una vez dictada sentencia de trance y remate”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
6/6/1995, “Citibank NA v. Giorlando, Ángela s/ejecución hipotecaria”. “Con respecto del tercer adquirente de
un inmueble hipotecado, cabe distinguir dos situaciones: si asumió personalmente el crédito garantizado, es
lógico que se lo condene personalmente a abonar la mencionada deuda, por cuanto ha aceptado transformarse en
deudor. Al contrario, cuando en la escritura respectiva sólo admite conocer la hipoteca, el derecho del acreedor
no puede ir más allá de la venta del inmueble. La precedente conclusión surge de la interpretación armónica de
los arts. 3162, 3163, 3164, 3165, 3172, CCI, y 597, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª,
15/8/1995, “Marengo, Ricardo Raúl v. Fabro, Mario Oscar y otro s/ejecución hipotecaria”.
543
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/5/1993, “Ingenco Ingeniería en Construcciones v. Resenblum,
Héctor s/ejecución hipotecaria”.
281
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
inc. 9º), nulidad (art. 543) además de las defensas sustanciales que contiene el régimen legal especial
mencionado544.
En todo lo demás, devienen operativas las mandas del juicio ejecutivo (art. 594).
1. PRENDA CIVIL
Ahora se trata de la figura de la prenda “común” -por oposición a la prenda con registro- que
contemplan los arts. 3204 a 3238, CCiv.
La única previsión procesal expresa respecto del trámite por el que se ejecuta un título de estas
características es la de que se aplicarán a este proceso las reglas de la ejecución hipotecaria -y
concretamente las excepciones del párr. 1º del art. 595 - y las de la prenda con registro, sin perjuicio
de que aquí también operen en lo no contemplado específicamente las pautas del juicio ejecutivo (art.
594).
544
“Si bien es cierto que la excepción de inhabilidad de título no aparece expresamente prevista en el art. 598,
Código Procesal -lo que no autorizaría en principio su articulación- no lo es menos que, el juez debe
necesariamente examinar con cuidado el documento que sirve de base a la ejecución (art. 529, Código Procesal),
a efectos de comprobar si se encuentran reunidos los presupuestos del título ejecutivo”. Cám. Civ. y Com. 2ª La
Plata, sala 1ª, 28/11/1995, “Banco Austral SA v. Cozzan, Norberto y otro s/cobro ejecutivo prendario” [J
14.38900-1]. “Sin desmedro de la restrictez con que cabe alegar la excepción de inhabilidad de título en la
ejecución prendaria, desde que no está prevista entre las defensas enumeradas por el art. 598, Código Procesal,
al existir una admisión de la calidad de deudores -más allá de las consideraciones que realizan acerca de la
configuración de tal calidad- queda descalificada la argüida inhabilidad de título, pues ante una obligación
líquida y exigible, no es procedente en este tipo de procesos, objeciones tales como la referida a que del contrato
que se ejecuta no surge que los deudores de la obligación sean solidarios sino que revisten el carácter de
simplemente mancomunados y que no responden por el total de la deuda, toda vez que de admitirse esta
alegación, significaría tanto como indagar la causa de la obligación, materia ajena a los procesos compulsorios y
propia de los juicios ordinarios”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 9/2/1993, “Banco Crédito Provincial v.
Nodo s/ejecución prendaria”. “Por el denominado principio de `eventualidad´, nada impedía al ejecutado oponer
dentro del plazo previsto en el art. 540 del ordenamiento procesal, todas las excepciones admisibles a que se
considerara con derecho (art. 598, Código Procesal), ya que el referido principio procesal consiste en aportar de
una sola vez todos los medios de ataque y defensa como medida de previsión -ad eventum- para el caso de que
el primeramente interpuesto sea desestimado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 28/2/1995, “Bidinost SA
v. Gutiérrez, Arturo s/ejecución prendaria”.
282
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
LIBRO IV - PROCESOS ESPECIALES
CAPÍTULO I - Interdictos
1. PROCESOS ESPECIALES
Nuestro Código Procesal Civil y Comercial luego de regular en el libro II los procesos de
conocimiento y en el III los de ejecución, dedica este libro IV a plasmar las reglas correspondientes a
los denominados “procesos especiales”.
Se entiende por proceso especial aquel trámite contencioso que se conducirá mediante pautas
procedimentales específicas, diferentes en todo o en parte de las que gobiernan el “proceso madre”: el
plenario mayor o juicio ordinario. Así, el juicio ejecutivo -así como todas sus variantes- también
pueden ser incluidos entre los procesos especiales, más allá de que la sistemática del Código no lo
haga.
Dentro de esta gran categoría de los procesos especiales hay que distinguir dos vertientes: aquellos
que buscan un resultado más rápido y por ello reducen la complejidad procesal de la figura base -
juicio ordinario- aunque sin dejar de analizar todas las aristas del conflicto y dando lugar a una
sentencia que hace cosa juzgada material o bien, limitando o recortando el conocimiento de los
planteos a sólo ciertos aspectos de ellos para resolverlos también rápidamente pero con posibilidad de
que ese resultado -cosa juzgada formal- se revierta en posterior juicio.
En el primer caso tenemos a los plenarios rápidos o abreviados como el caso del juicio “sumario” y el
“sumarísimo”.
Mientras que en el segundo supuesto, encontramos a los juicios sumarios propiamente dichos.
Pues bien, dentro de este libro dedicado a los “procesos especiales” -más allá de que, como vimos,
existan otros procesos especiales fuera de este acápite- confluyen juicios que corresponden a ambas
subcategorías.
Son procesos sumarios propiamente dichos los interdictos, las pretensiones posesorias y el desalojo.
En todos ellos la discusión se limita a una porción del problema y existe la posibilidad de que se
recurra a un juicio de conocimiento pleno posterior.
Mientras que son formas de plenarios abreviados -veremos que por lo común adoptan las formas del
“sumarísimo”- los juicios de declaración de incapacidad e inhabilitación, alimentos, litis expensas,
rendición de cuentas, mensura y deslinde y división de cosas comunes. Aquí la indagación es
exhaustiva aunque con plazos brevísimos y una gran simplificación en cuanto a pasos procesales y
posibilidad de revisión.
2. INTERDICTOS
De acuerdo con la enumeración que hace esta manda y las circunstancias a las que se refiere luego el
Código separadamente podemos caracterizar a estas figuras como las pretensiones que surgen -en
general- de la perturbación o despojo de la posesión o tenencia de un bien mueble o inmueble o de
una obra nueva que afecte a un inmueble.
Quien las esgrime busca una resolución judicial que proteja esa posesión o tenencia o -si existió
privación- que la reintegre o bien que detenga el avance de la obra nueva -o se la demuela en su caso-.
283
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como ve, se custodia el interés de quien -por lo común- detenta la mera tenencia o posesión de una
cosa.
Recordemos que habrá posesión cuando una persona “tenga una cosa bajo su poder con intención de
someterla al ejercicio de un derecho de propiedad” (art. 2351, CCiv.) mientras que si alguien “tiene
efectivamente una cosa pero reconociendo en otro la propiedad”, nos hallamos frente a la mera
tenencia (art. 2352, CCiv.).
Tanto una como otra constituyen simples “hechos” a los que el derecho brinda protección.
Se ha dicho que los interdictos tutelan el corpus posesorio, es decir, la relación entre persona y cosa
querida por quien tiene capacidad de quererla. Es por ello que el Código Procesal Civil y Comercial
legitima activamente también el mero tenedor que es quien posee en nombre de otro o por otro545.
Se custodia -entonces- la situación así configurada, más allá de que se tenga o no derecho para
encontrarse en esa particular relación fáctica respecto del bien. Veremos que normalmente cuando la
discusión se centra en la existencia de un mejor derecho sobre la cosa -derecho real- la vía del
interdicto se verá desbordada por ser insuficiente respecto de una pretensión u oposición de esta
naturaleza.
Aquí la finalidad del legislador es evitar la justicia privada, esto es, la violencia entre vecinos que
puede generarse en torno a la tenencia o posesión de un bien.
Clásicas son las discusiones doctrinarias que ocupó tanto a procesalistas como a civilistas -de la rama
de los derechos reales- respecto de la vinculación existente entre los interdictos y las pretensiones
posesorias que se regulan en el Código Civil.
El debate encontraba mayor justificativo en el contexto de la anterior legislación de fondo -previa a la
reforma del Código de Vélez operada en el año 1968 por la ley 17711 - y forma y se centraba
específicamente en la determinación de la autonomía de estas figuras, sus respectivos campos de
aplicación y sus diferentes trámites.
Hoy en día, el Código Procesal Civil y Comercial atribuye los interdictos de retener y recobrar tanto a
tenedores como a poseedores (arts. 604, inc. 1º, y 508, inc. 1º).
En cuanto a las “acciones posesorias”, luego de los mentados cambios del Código Civil, en ese
digesto se hace referencia a la protección tanto de la posesión -”cualquiera sea su naturaleza”- como a
la tenencia (arts. 2469 y 2490, CCiv.).
Por otro lado, luego de haber transitado tanto un interdicto como una pretensión posesoria, sólo podrá
recurrirse a la pretensión real (arts. 616 y 617 in fine). Esto es, no se establece prelación alguna entre
aquellos dos grupos de pretensiones, poniéndolas en un pie de igualdad en cuanto a los efectos de sus
resoluciones, sólo subordinadas a la reivindicación -pretensión real más frecuente-.
Como nota diferenciadora encontramos los continentes procesales de cada grupo de pretensiones: los
interdictos tramitan por la vía del sumarísimo (arts. 601, 605, 609 y 613) mientras que las
pretensiones posesorias lo hacen a través del juicio sumario (art. 617).
De estas circunstancias someramente analizadas se desprende que el litigante que cuente con la
posesión o simplemente la tenencia de un bien podrá utilizar cualquiera de estas dos vías siendo
mucho más ventajosa la de los interdictos dada la mayor celeridad que se le habrá de imprimir al
reclamo. En ambos casos quedará todavía disponible la vía de la pretensión real en la medida en que
se cuente con el derecho suficiente para hacerla valer en juicio.
Respecto de la vinculación de estos trámites con el juicio de desalojo ha dicho la jurisprudencia que
este proceso especial tiene por objeto lograr la recuperación del uso y goce de un bien inmueble,
cuando media una obligación de restituir exigible (art. 676, ap. 2). Mas en modo alguno dicho proceso
puede versar sobre el derecho a poseer, o las cuestiones atingentes a la protección o tutela de la
posesión, pues las mismas desbordan el ámbito del mismo desde que son propias de los interdictos o
de las acciones posesorias o, en su caso, desde el punto de vista del dominio, de la reivindicación (art.
319)546.
545
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 3/12/1987, “Lepore, Gerardo Héctor v. Lusetti, Héctor Raúl y otros
s/interdicto de recobrar”.
546
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/12/1993, “Iura de Scampini, Emilia R. y otras v. Orsini, Abel A. y
ocupantes s/daños y perjuicios”.
284
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 606, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
547
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 22/11/1994, “Ferreiro, Antonio v. Pérez, María s/interdicto de
adquirir”.
548
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/8/1993, “Di Credico, Miguel v. Autoridades de facto de la
Asociación Pro Templo de la Virgen del Puente Lanciano s/interdicto de adquirir”.
285
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se admite el conflicto entre el derecho a poseer del actor y la tenencia de quien se encuentra con el
bien en su poder.
En este caso, la vía del interdicto tramitará con la forma de un juicio sumarísimo. Ello sin perjuicio de
que esta figura se superponga con la del desalojo a tenor de lo que contempla el art. 676, párr. 2º.
En suma, se observa una importante limitación al campo de aplicación práctica de la figura ya que si
el derecho a poseer proviene de un contrato podrá canalizarse el pedido mediante un proceso que
tienda al cumplimiento del mismo. Pero -más grave aún- entendemos que sólo prosperará el interdicto
de adquirir si frente al actor se encuentra un mero tenedor ya que si se enfrenta al dueño,
usufructuario u otro poseedor -actual- deberá escogerse otro andarivel procesal, de más amplio
debate.
Se ha resuelto que el interdicto de adquirir tiene por fin suplir la voluntad y acción del causante que
por cualquier modo hubiere transmitido el título de propiedad del bien y no pudiere o no quisiere
hacer la tradición del mismo que complete la adquisición del dominio por parte de su sucesor. Como
todos los interdictos, es un instituto de índole policial destinado a evitar que alguien haga justicia por
mano propia y su procedencia queda condicionada a que la acción vaya dirigida contra el actual
detentador de la cosa y a que éste no invoque verosímilmente un derecho a esa detentación que deba
ser discutido en el marco de la acción propia de la relación jurídica que le sirve de título549.
1. TRÁMITE
Ya señalamos que la vía procesal es la del juicio sumarísimo. Presentada la demanda, el juez analizará
el título que se acompaña y de dónde dimana el derecho a poseer. También observará si del relato de
los hechos surgen causas de rechazo in limine tales como las que mencionamos en el art. 601.
Concretamente si la vía es la idónea para obtener la buscada posesión del bien.
Ante la duda, dará traslado para que quien detenta el bien señale la condición en que lo hace
acreditándola debidamente. De lo aquí alegado y probado por el demandado podrá configurarse la
causa del rechazo de la pretensión -carácter de propietario, usufructuario o poseedor actual-.
Para mayor seguridad, el juez deberá ordenar que se produzcan informes sobre las condiciones de
dominio y gravámenes del bien cuando se trata de inmuebles o muebles registrables. Se lo hará
mediante oficio al Registro pertinente, cuyo diligenciamiento quedará a cargo del interesado. De esta
información también podrán surgir elementos que sustenten el rechazo del interdicto.
Si, por el contrario, considera que el actor acreditó los extremos a su cargo y no encontró en el
demandado una causal válida de oposición, hará lugar a la pretensión contra el mero tenedor
entregándole a aquél la posesión del bien y disponiendo la inscripción del título si correspondiera.
Se aclara expresamente que lo resuelto se hace “sin perjuicio de mejor derecho”.
Aquí, en este acotadísimo marco de debate, sólo se determinó la entrega del bien disputado entre
quien tiene derecho a la posesión y quien demostró ser solamente tenedor. Si luego aparece quien
549
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 9/5/1991, “Olivos, Marcel Armando v. M ller, Pedro s/interdicto de
adquirir”.
286
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
esgrima un derecho más extenso -por ejemplo, titular de dominio- la sentencia recaída no le será
oponible.
El juez ordenará la entrega del bien fijando un plazo para ello.
1. MEDIDA CAUTELAR
Si iniciado el interdicto respecto de un bien inmueble el juez encuentra que el derecho alegado es
verosímil, en defensa de los intereses del actor y a los efectos de que la sentencia de mérito pueda ser
cumplida, podrá disponer -si así se pide- una anotación de litis en el Registro de la Propiedad.
La pautas serán las genéricas ya vistas respecto de esta medida cautelar (art. 229) a cuya nota
remitimos.
550
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/12/1994, “Liga Popular contra la Tuberculosis v. Bagliardi
Pagliettini, Norberto y otro s/interdicto de retener”.
287
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No debe haber ocurrido el despojo ya que en esos casos procede la vía del art. 608551.
Aquí sí nos encontramos frente a un típico interdicto donde la intervención del juez viene a resguardar
el hecho efectivo tanto de la tenencia como de la posesión.
Se tiende a evitar -como dijimos- el empleo de la fuerza contra el perturbador más allá de que ésta, en
ciertos casos, venga justificada por el orden jurídico. Así, el art. 2470, CCiv. establece que “el hecho
de la posesión da el derecho de protegerse en la posesión propia, y repulsar la fuerza con el empleo de
una fuerza suficiente, en los casos en que los auxilios de la justicia llegarían demasiado tarde; y el que
fuese desposeído podrá recobrarla de propia autoridad sin intervalo de tiempo, con tal que no exceda
los límites de la propia defensa”. Por lo visto, la así regulada se trata de una medida a la que se
recurrirá en casos excepcionales, de emergencia.
Por eso es que el interdicto en estudio se ha plasmado como una figura simple, de trámite rápido para
que se pueda acudir a ella en busca de respuestas expeditivas y eficaces, lo cual siempre será
preferible a la resolución privada y violenta de las contiendas.
Los actos de turbación deberán ser “materiales”552 ya que si se trata de la adopción de medidas
fundadas en presuntos derechos (“turbación jurídica”) la discusión normalmente habrá de exceder el
campo de conocimiento de este tipo de juicios.
Habiéndose planteado respecto de hechos de este tenor una pretensión de amparo, se ha dicho en los
tribunales que denunciándose como motivo fundante del reclamo la amenaza de afectarse la posesión
ejercida sobre los terrenos, los demandantes contaban con la vía procesal del interdicto de retener que
como categoría de juicio especial, prevén los arts. 604 y ss.553.
1. TRÁMITE
Actor será el tenedor o poseedor del bien y demandado el perturbador -actual o inminente-, sus
sucesores y todos los que colaboren con él en la realización de los actos materiales de turbación
(copartícipes).
La vía procesal será -aquí también- la del juicio “sumarísimo”.
El juez aquí también analizará si la demanda es sustentable. Si no lo es, la rechazará liminarmente.
Caso contrario, conferido el traslado de ley y producida -si corresponde- la prueba dictará sentencia
haciendo lugar o rechazando la pretensión.
551
“Si el actor no sufrió una perturbación de su posesión, sino que fue despojado de la misma, resulta inevitable
concluir también, en la absoluta improcedencia del interdicto de retener, dado que esta acción tutela la amenaza
de perturbación o la perturbación misma, pero no el despojo total o parcial de la posesión, en cuyo caso debió
accionar por vía del interdicto de recobrar”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 12/9/1996, “Vattuone, Edgar
Antonio v. Ramos, Jaime Alberto s/interdicto de retener”.
552
“Las tareas de mensura efectuadas en el predio, sin consentimiento del actor, a efectos de confeccionar un
plano a utilizar en un juicio de usucapión tramitable por el demandado constituye un acto típico de turbación de
la posesión, cumplimentándose de tal modo el segundo requisito impuesto por el art. 604, CPC”. Cám. Civ. y
Com. 1ª San Nicolás, 31/3/1998, “Banco Mayorista del Plata SA v. Murador de Tamburelli, Elena del Pilar y
otro s/cobro ejecutivo”.
553
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 23/5/1995, “Galván, Rubén v. Ministerio de Obras y Servicios Públicos
s/recurso de amparo”.
288
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En el primer caso, el magistrado se limitará a mandar el cese de la perturbación -u ordenará la
abstención de que den inicio tales conductas-. Siempre existe la posibilidad de que la cuestión pueda
reverse en un juicio posterior de conocimiento. De allí que el pronunciamiento de la cámara que hace
lugar a los interdictos de retener y recobrar la posesión no reviste carácter de definitivo en los
términos del art. 278 del Código para la admisibilidad del recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley, desde que quedan expeditas para el recurrente el ejercicio de las acciones reales pertinentes554.
Por otro lado, si el actor pretendiera la reparación de los daños causados por esta turbación deberá
plantear su requerimiento de manera autónoma por la vía procesal respectiva.
1. ALCANCE DE LA PRUEBA
La tarea probatoria es simple aquí555: al actor le incumbe demostrar al juez que se encuentra
actualmente en condición de poseedor o mero tenedor del bien, la existencia de los hechos materiales
de la turbación -sea ya consumados o en grado de preparación o amenaza- que se endilgan al
demandado y finalmente la fecha en que éstos se produjeron ya que deben ser -como vimos- actuales
o inminentes y no haber operado la caducidad del art. 615.
Las restricciones probatorias son las propias del juicio transitado -sumarísimo-.
1. MEDIDA CAUTELAR
Si la realización de los actos procesales respectivos correspondientes a este interdicto prolonga la
duración del trámite, el juez podrá decretar a pedido de la parte una medida cautelar de no innovar o
bien innovativa, ya sea que se dirija a evitar que las amenazas inminentes se concreten o bien, estando
554
SCBA, Ac. 51.888, 20/10/1992, “Consorcio Copropietarios de Avda. Libertad 5610 v. Municipalidad de
Gral. Pueyrredón s/interdicto”.
555
“El objeto de los interdictos en líneas generales tiende a proteger el hecho de la mera tenencia de las cosas, o
en su caso la posesión actual, habiendo sido instituidos para evitar que nadie zanje sus conflictos por propia
mano. Basta que el simple tenedor de un bien mueble o inmueble se encuentre amenazado o perturbado, por
actos materiales, en la tenencia del mismo, para que prospere el interdicto de retener (art. 604, Código Procesal).
En tal caso, la prueba sólo puede versar sobre el hecho de la tenencia invocada, así como respecto de la
verificación de los actos de perturbación atribuidos al demandado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
18/4/1995, “Papa, Roberto Oscar v. Municipalidad de Monte s/interdicto de retener y recobrar”.
289
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
en curso la perturbación, cese por mandato judicial. A estos fines operan plenamente los recaudos de
la teoría cautelar general.
Se ha dispuesto que la medida de no innovar aprehendida en el art. 607, Código Procesal, requiere,
como toda cautelar, la concurrencia de los presupuestos atinentes a toda decisión de esa índole para lo
cual es menester sujetar el pronunciamiento a los lineamientos básicos normados en el Título IV,
Capítulo III del ordenamiento ritual. En tal orden de ideas, a tenor de lo normado en el art. 199, Ley
de Enjuiciamiento la caución resulta exigible por lo que no habiéndose invocado ni acreditado
ninguno de los eximentes contenidos en el art. 200 de la ley citada habrá de confirmarse el decisorio
apelado, pues de lo contrario sería inaplicable, a título de ejemplo, la responsabilidad que legisla el
art. 208, Código de forma556.
Se agrega como previsión especial el hecho de que el cumplimiento de la medida ordenada por el juez
se refuerce a través de la aplicación de astreintes procesales. Remitimos a la nota del art. 37.
556
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 28/1/2000, “Carrizo, Elvira Concepción v. Vaca, Hugo Norberto y otro
s/interdicto de recobrar”.
557
“Nuestro Código Procesal en su art. 608 exige para la procedencia del interdicto: Que quien lo intente, o su
causante, hubiere tenido la posesión actual o la tenencia de un bien mueble o inmueble; que hubiere sido
despojado total o parcialmente del bien, con violencia o clandestinidad”. Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª,
30/8/1994, “Robledo de Rivero, Nidia v. Noseda, Néstor Osvaldo s/interdicto de recobrar”; 4/9/1990, “Ibarra
Itursun de López, María Julia v. Aquino, Carlos Alberto s/interdicto de recobrar” [J 14.13305-1].
558
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 21/12/1999, “Oliva, Héctor Raúl v. Ponce, Enzo Urbano s/interdicto
de recobrar”.
559
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 17/5/1990, “Los Morenos Agrícola Ganadera SACIyF v. Leguizamón,
Omar s/interdicto de recobrar”.
290
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Adviértase que el transcripto art. 2470, CCiv. también permite al “desposeído” la utilización de la
defensa privada en los casos que allí se indican. Se busca, sin embargo, que sea a través de la
autoridad pública como se solucionen estas disputas.
Es condición de procedencia de la figura que quien la intente haya tenido efectivamente la tenencia o
posesión del bien o, en su caso, la haya tenido su causante. Esto es, no prosperará el interdicto de
recobrar si el actor nunca tuvo la tenencia o posesión y por esta vía la reclama. Nunca podría ser
“recobrado” lo que no se tuvo previamente.
Aquí la medida viene motorizada por una “privación” (total o parcial). Las meras perturbaciones se
canalizarán por la figura del art. 604 ya vista. Sin embargo, más allá de estos encasillamientos
teóricos, el juez puede realizar la debida calificación legal en la medida en que se expongan con
claridad los hechos en que se fundan y se aporten las pruebas pertinentes en apoyo de las pretensiones
y defensas opuestas560.
1. TRÁMITE Y PRUEBA
Actor562 será el tenedor o poseedor desposeído -o el sucesor de aquél- y demandado el autor del
despojo total o parcial, sus sucesores universales o particulares cuando supieren el origen de la nueva
tenencia o posesión -mala fe-, los que lo auxilien en la emergencia -copartícipes- y los que se
beneficien con el despojo -terceros ocupantes, etc.-.
El trámite será el del juicio sumarísimo.
La prueba recaerá básicamente sobre los extremos aludidos: posesión o tenencia y el despojo, sus
autores y alcance (los actos de violencia o clandestinidad alegados)563.
560
“Si se solicita una declaración judicial que tenga por objeto restituir en forma inmediata la posesión del
inmueble donde funciona un fondo de comercio propiedad del actor, juntamente con todos los bienes que se
encuentran en su interior, de la que fuera despojado según sus dichos mediante actos de arbitrariedad e
ilegitimidad manifiesta, no se advierte y menos aún se ha acreditado la ineptitud, ineficiencia o insuficiencia
manifiestas de los remedios ordinarios como modo de obtener la tutela de los derechos que se denuncian
vulnerados. En tal sentido cabe destacar que el despojo ilegítimo de la posesión que denuncia el actor, bien
puede dar lugar a la promoción del pertinente interdicto previsto por el ordenamiento procesal, cuyo trámite,
breve y rápido -sumarísimo- resulta similar al del amparo”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/8/2000,
“Albici, Alfredo Santos v. Albici, Mabel Matilde s/acción de amparo”.
561
Rectius est: denunciado.
562
“El interdicto de recobrar, que ha sido previsto cuando se ha producido el despojo total o parcial del bien,
respecto de quien tenía la tenencia o la posesión actual de un bien mueble o inmueble, requiere para su
admisibilidad que el legitimado activo que hubiera estado en la aludida tenencia o posesión, hubiera sido
despojado con violencia o clandestinidad”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/4/1995, “Papa, Roberto
Oscar v. Municipalidad de Monte s/interdicto de retener y recobrar”.
563
“La circunstancia de que los trabajos fueran realizados a plena luz del día, no es decisivo a los fines de
descartar el recaudo de clandestinidad, pues el mismo debe aprehenderse en función de si el tenedor o poseedor
actual estaba presente o no, o si tuvo la razonable posibilidad de conocerlo, pues como ha sido sentado por la
praxis judicial la clandestinidad depende más que de la publicidad frente a terceros, del desconocimiento del
perjudicado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 18/4/1995, “Papa, Roberto Oscar v. Municipalidad de
Monte s/interdicto de retener y recobrar”. “La procedencia del interdicto de recobrar impone la prueba de la
291
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
posesión actual o la tenencia del actor sobre el inmueble (para el caso), respecto del cual lo ejerce, y demostrar,
también, que ha sido despojado total o parcialmente de él, con violencia o clandestinidad, por aquél o aquéllos
contra los que dirige su acción”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/9/1995, “Alsina, Roberto v. Traverso,
María s/interdicto de recobrar votación”. “Tanto la posesión propiamente dicha como la simple tenencia, ambas
que tiende a preservar el interdicto de recobrar; a los fines de la institución, significan hechos; de allí que quien
las alegue debe comenzar por probarlas. Y en razón de la naturaleza y características de ese remedio urgente
cuyo objeto es restablecer una situación, dicha prueba debe ser concluyente y asertiva. Conforme a las directivas
de la ley formal -art. 608, CPCC- para que prospere dicho interdicto `...es menester demostrar: a) que la cosa ha
estado sometida al poder efectivo de quien la reclama, y asimismo; b) el despojo total o parcial, en ese orden´”.
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 17/9/1998, “Bucci v. Rivero s/interdicto de recobrar”. “Es improcedente el
interdicto intentado si, limitado su ámbito a la defensa del corpus posesorio con el fin de restablecerlo en caso
de privación clandestina o violencia, el actor no ha logrado acreditar una relación física con el inmueble anterior
a la de los demandados, quienes, a su turno, han demostrado la preexistencia y subsistencia de la suya al
momento del pretendido despojo”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 3/12/1987, “Lepore, Gerardo Héctor v.
Lusetti, Héctor Raúl y otros s/interdicto de recobrar”.
564
“A los fines del dictado de la medida cautelar de restitución inmediata del bien, en el marco del interdicto de
recobrar la posesión, ha de exigirse la presunción de certeza referida a la posesión de los bienes muebles objeto
de aquella en cabeza del requiriente, mas no del derecho de poseer de este último”. Cám. Civ. y Com. Quilmes,
sala 1ª, 8/2/2001, “Szczyrka, Eduardo v. Rolltec, SRL. s/interdicto de recobrar”. “La medida cautelar prevista
por el art. 676 bis, Código Procesal, similar a la prevista para el interdicto de recobrar (art. 610, CPCC), es de
carácter excepcional y para su utilización debe seguirse un criterio restrictivo, debiendo surgir claramente los
extremos que la habilitan”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 19/2/2002, “Termini, José v. Quiroga, Elsa y
otros s/desalojo”. “El art. 610, CPCC aplicable al interdicto de recobrar -tendiente a lograr la restitución
anticipada del inmueble- es una medida que tiene que ser utilizada con carácter restrictivo y excepcional. Es
requisito necesario para su procedencia que el perjuicio surja claramente, en efecto el perjuicio no sólo debe ser
grave, sino actual o inminente, no evitable sino mediante la referida medida cautelar”. Cám. Civ. y Com. La
Matanza, sala 1ª, 12/2/2002, “Núñez, Hugo Oscar v. Magrassi, Carlos Hércules s/interdicto de recobrar”.
292
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 611. Modificación y ampliación de la demanda
Si durante el curso del interdicto de retener se produjere el despojo del demandante, la acción
proseguirá como interdicto de recobrar, sin necesidad de retrotraer el procedimiento.
Cuando llegare a conocimiento del demandante la existencia de otros sucesores, copartícipes o
beneficiarios, podrá ampliar la acción contra ellos en cualquier estado del juicio.
1. MODIFICACIÓN DE LA PRETENSIÓN
En pos de la flexibilización procesal -vinculada al principio de economía y celeridad- aquí el
legislador admite que iniciado un interdicto, si acaecen determinados hechos sobrevinientes pueda
adaptarse la pretensión originaria en pos de dar una mejor respuesta a los litigantes.
Concretamente iniciado un interdicto de retener (art. 604) por simples turbaciones, si en el curso de su
trámite se produjere el despojo -entendemos que por los mismos demandados- la acción continuará
tramitándose como si fuese un caso de los contemplados en el art. 608.
Piénsese en la hipótesis en que no se dictaron cautelares que impidieran continuar con las actividades
indebidas del demandado o, dictadas, éste hizo oídos sordos a las medidas ordenadas por la justicia.
No existe mengua al derecho de defensa desde el momento en que las partes son las mismas, los
hechos originales los involucran a ambos -en realidad, los nuevos hechos son una “evolución” de los
denunciados previamente- y el juez habrá de adoptar las medidas que sean necesarias a los fines de
que el demandado pueda aducir lo que estime pertinente respecto de la nueva realidad alegada y
probada por el actor (despojo) más allá de que se indique en la letra de la ley que no podrá retrotraerse
el procedimiento.
Otra modificación puede ser subjetiva: si el actor conoce -ya iniciada la demanda- de la existencia de
otros sujetos demandables por este mismo despojo podrá ampliar la pretensión incluyéndolos.
Entendemos que corresponde darles traslado por ser demandados directos ya que de lo contrario la
sentencia no podría oponérseles válidamente (art. 18, CN).
1. RESOLUCIÓN
La previsión es simple: si luego de producida la prueba se acreditan los extremos de la demanda, el
magistrado hará lugar al interdicto y ordenará la restitución del bien a su tenedor o poseedor
despojado.
Si no se encuentra fundado el pedido, se desestimará quedando disponible la pretensión real
correspondiente. Ello es lo que hace que carezca de la nota de “definitividad” a los fines casatorios565.
Se ha dicho, en este marco, que la indemnización de daños y perjuicios que otorga el art. 2494 al
desposeído -”pérdidas e intereses”- puede indisputablemente ser reclamada por quien obtuvo la
565
“El pronunciamiento recaído en un interdicto de recobrar (art. 608, CPCC) no reviste carácter definitivo en
los términos de los arts. 278 y 296, CPCC no observándose en el caso -en que se hace lugar a la defensa de falta
de legitimación pasiva- motivos que autoricen apartarse de dicho criterio, desde que queda al recurrente la
posibilidad de ejercer la acción contra el autor o beneficiario del despojo”. SCBA, Ac. 86.172, 5/2/2003, “77
Fútbol Club Sociedad v. Intendente de la Municipalidad de Ituzaingó, Alberto Daniel Descalzo s/interdicto de
recobrar - recurso de queja”.
293
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
restitución de su posesión por medio del interdicto de recobrar normado por los arts. 608 y ss.,
CPCC566.
566
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 27/4/1995, “Mancuello, Tomás v. De Seta de Falcón, Clara M. s/daños y
perjuicios”.
567
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/3/1990, “De la Fuente de Garcete, María v. Villalba, Antonio
s/interdicto de obra nueva”.
568
“Cabe la promoción del interdicto cuando la obra ha afectado espacios comunes; no siendo imprescindible la
existencia de un perjuicio o daño real y concreto para la viabilidad de la acción”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 1ª, 4/5/1989, “Bustamante, Héctor Ramón y otro v. Solís, Emiliana s/interdicto de obra nueva”.
294
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. RESOLUCIÓN
Como se viera, el juez luego del trámite probatorio (que aquí recaerá sobre la tenencia o posesión del
fundo afectado y en las consecuencias negativas de la obra nueva) hará o no lugar a la demanda569.
En el primer caso, dispondrá que la obra se detenga en forma definitiva, o bien que se destruya lo
hecho volviéndose las cosas a su estado original. Todo ello a costa del vencido.
Si además procediera un juicio de daños y perjuicios, éste tramitará -como sabemos- por la vía del
“sumario”.
1. PLAZO DE CADUCIDAD
Los tenedores o poseedores de bienes muebles o inmuebles que se vean afectados por alguna de las
conductas que dan lugar a los interdictos aquí mencionados (retener, recobrar y obra nueva) tienen un
año de plazo para iniciar estos procesos desde el momento en que ocurrieron los hechos570.
Vencido el término, el juez no hará lugar a las mismas por haber operado la caducidad a su respecto.
Se ha dicho sobre el tópico que el término establecido por el art. 615 para la deducción de la
pretensión es un término de caducidad y no de prescripción como algunos autores lo sostienen. La
naturaleza propia de los interdictos así lo indica, ya que es un mero remedio procesal que apunta a
prevenir una situación fáctica alterada con prescindencia del derecho sustancial que asista a las partes
involucradas571.
569
“No resulta atendible incluir el valor atribuido al inmueble donde se realizaron las obras pertenecientes al
accionado como base de cálculo en la determinación de los honorarios, porque sin perjuicio de señalar que en
los interdictos de obra nueva debe tomarse en consideración, como norma general, para la regulación de
honorarios de los profesionales intervinientes, el valor de la obra impugnada, pues, dada la naturaleza y
finalidad perseguida por dicho interdicto, ha sido ése, lógicamente, el interés patrimonial debatido en el litigio,
lo real y concreto es que en modo alguno es materia de debate -al menos en forma directa- lo relacionado con el
dominio o posesión del bien de la parte demandada, ya que en este tipo de procesos no se encuentra en discusión
el valor del inmueble como tal, sino que el núcleo de la acción era la paralización o suspensión de la obra
perjudicial”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/10/1997, “Sáenz, Carlos v. Manes de Rogel s/interdicto
de obra nueva”.
570
“La prescripción liberatoria es un instituto que afecta a las acciones; mientras que la caducidad en este caso,
se refiere a un interdicto (esto es: un remedio procesal). En ambos casos el ordenamiento en diferentes
secciones, v.gr., art. 4038, CCiv., y 615, CPCC, establece en un año el término para poner en marcha el aparato
jurisdiccional”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 1ª, 28/12/2000, “Bernardi, Jorge Omar v. Godoy Díaz,
Mario s/interdictos”.
571
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 5/7/1994, “Evangelista, García y otros v. Páez, María Antonia s/interdicto
de recobrar”; 19/5/1994, “Tévez, Aldo Leopoldo v. Caetano, José Alvez s/daños y perjuicios” [J 14.13272-1].
295
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En cuanto al momento en que comienza el cómputo de este plazo se ha dicho que corre a partir del
momento en que se produjeron los hechos en que se funda el interdicto o desde cuando quien lo
promueve haya tenido conocimiento de los mismos en un momento posterior.
Sobre el mismo punto, leemos que tal como resulta del rótulo mismo de la ley procesal, la norma que
contiene el art. 615 es un plazo de caducidad por lo que puede y debe ser aplicado de oficio ya que
tiene por objeto consolidar una situación legal que hay interés en amparar. Si el interdicto de retener
se articula porque las raíces de árboles y arbustos del predio lindero han dañado la medianera,
oscurecen la propiedad y le quitan ventilación perturbando la posesión del actor es obvio que el
origen de los daños se remonta a una época muy anterior a la radicación del juicio que es a partir de la
cual comenzó a correr el plazo de caducidad del art. 615 sin que su disminución o expansión según
los ciclos de la naturaleza permita soslayar el transcurso del término572.
También que el momento a partir del cual comienza a correr el plazo de caducidad, si se toma
literalmente la disposición del art. 615, debe encontrarse en el acto de la desposesión. Pero como la
posesión se puede perder aun antes de que el poseedor tenga noticias del hecho, como “cuando
estando ausentes se impide por la fuerza entrar en ella” (nota del art. 2455, CCiv.) no resulta del todo
feliz la expresión del Código ritual. En algunos casos, con causa justificada, puede admitirse diferir el
comienzo del cómputo hasta el momento en que se haya tenido conocimiento de la desposesión573.
572
Cám. Civ. y Com. Lomas de Zamora, sala 2ª, 22/5/1997, “Mazzitello, Elvira v. Valle Leni, Rosa s/interdicto
de recobrar”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 4/7/2000, “Dentone, Jorge v. Ferro, Andrea s/interdicto de
recobrar”.
573
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 5/7/1994, “Evangelista, Gracía y otros v. Páez, María Antonia s/interdicto
de recobrar”.
574
SCBA, Ac. 57.092, 27/6/1995, “Crespo, Ana M. v. Costas, Horacio y otro s/interdicto de retener - recurso de
queja”. “La decisión de la cámara que no hace lugar a un interdicto de retener, no reviste carácter definitivo en
los términos del art. 296, CPCC desde que quedan expeditas para el recurrente el ejercicio de las acciones reales
pertinentes”. SCBA, Ac. 55.174, 8/3/1994, “Vázquez de De Lorenzi v. Vega s/interdicto”.
296
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 622, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. JUICIO DE INSANIA
El Código Civil regula lo concerniente a la capacidad de las personas.
En este caso nos habremos de referir a la capacidad de hecho, esto es, la aptitud para ejercer por sí los
actos de la vida civil sin la necesidad de la intervención de un sujeto diferente.
Cuando tal aptitud se encuentra ausente nos hallamos con las diferentes formas que adquiere aquella
forma de incapacidad. Entre éstas encontramos la más grave: la incapacidad absoluta.
El Código Civil menciona entre los que tienen esta incapacidad a los dementes y los sordomudos que
no saben darse a entender por escrito en los incs. 3º y 4º -respectivamente- del art. 54.
Respecto de los primeros, en el art. 140 de ese digesto se indica que ninguna persona será habida por
demente sin que la demencia sea previamente verificada y declarada por juez competente.
297
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La declaración de demencia acarrea graves consecuencias al sujeto sobre el que recae ya que quedará
privado de la posibilidad de actuación autónoma en las relaciones que den lugar al nacimiento,
modificación y extinción de obligaciones a su respecto. A partir del fallo que así lo disponga, estos
actos sólo podrán desplegarse con la asistencia de otra persona: el representante legal designado
judicialmente (arts. 56 y 57, inc. 3º).
Téngase en cuenta que las limitaciones a la actuación autónoma del insano se establecen tanto a favor
de los demás como en su propio interés575 ya que por la patología que padece puede llevar a cabo
acciones perjudiciales tanto para los terceros como para su persona y patrimonio.
El juicio buscará establecer si la denunciada es una de “las personas que por causa de enfermedades
mentales no tengan aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes” (art. 141, CCiv.).
La entidad de la restricción que impone un estado de salud mental como el aludido no es menor. De
allí que sólo pueda derivar de un trámite donde se resguarden plenamente los derechos de defensa y
debido proceso del presunto insano. Tal es el fundamento del art. 140 ya citado y del resto de las
regulaciones del Código Civil respecto de este punto (arts. 141 a 152).
Estas reglas que provienen del derecho de fondo son recogidas por el Código Procesal Civil y
Comercial a los efectos de delinear el contorno del juicio de insania donde se contemplan -como se
verán- especiales medidas de protección tendientes al resguardo ya aludido de terceros y del propio
demandado.
2. LEGITIMACIÓN
Esta manda remite implícitamente al Código Civil al momento de establecer quiénes pueden solicitar
judicialmente que se inicie un trámite tendiente a que se declare a alguien incapaz absoluto por
padecer demencia en sentido jurídico.
Se menciona en el Código Procesal Civil y Comercial a “las personas que pueden pedir la declaración
de demencia” y ellas -a tenor de la previsión del art. 144, CCiv.- son los parientes del presunto insano,
su esposo o esposa no separados personalmente o divorciados vincularmente, el Ministerio Público -
ante quien podrá cualquiera de la comunidad llevar oralmente la notitia de la existencia de una
persona en estas condiciones-, el respectivo cónsul si se tratase de un extranjero y cualquier persona
del pueblo si el presunto demente es “furioso o incomode a sus vecinos”.
Como se ve, es muy amplia la enumeración de sujetos y funcionarios que pueden intervenir en pos de
la declaración de insania de un sujeto, ampliándose el espectro hasta incluir la activación directa -por
sí- de “cualquier persona” en los supuestos de gravedad y urgencia mentados.
Se protege así un doble interés: el social y familiar por un lado al adoptar medidas de contención
respecto de quien -por lo menos- “incomoda” a terceros y el del insano, por otro, al proveérsele de un
representante legal que lo asistirá y protegerá en su vida de relación.
575
“Si se ha iniciado un proceso de declaración de demencia contra la demandada, trámite éste que posee una
específica finalidad tuitiva en resguardo de los intereses y de la persona de la presunta incapaz (arts. 140 a 152,
CCiv.; 618 y ss. Código Procesal), se torna imprescindible la suspensión del presente pleito hasta tanto se
designe el curador definitivo que la represente (arts. 488 y 489, Código Procesal), si se constata la enfermedad
mental que la priva de la aptitud para dirigir su persona o administrar sus bienes (art. 141, CCiv., 627, Código
Procesal), no sólo para no afectar el derecho de defensa en juicio (art. 18, CN), sino con la finalidad de evitar
posibles nulidades, toda vez que el curador a los bienes debe intervenir necesariamente en todos los juicios
seguidos contra el presunto insano, pues estaría viciado de nulidad el trámite en que se hubiera omitido su
intervención (art. 34, inc. 5º, ap. b], Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 29/5/2001,
“Consorcio Propietarios Edificio Calle 46-530 v. Constante, María s/cobro ejecutivo reconstrucción”.
298
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Recuérdese que este funcionario -el Asesor de Incapaces- será aquí parte “legítima y esencial” y su
misión será velar porque los derechos del presunto insano sean respetados con plenitud, controlando
el desempeño del representante provisional y, luego del favorable acogimiento de la sentencia y en la
medida de lo posible, el del curador definitivo.
299
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
618, el magistrado dispondrá la intervención de dos médicos forenses para que emitan opinión sobre
el caso. Concretamente, respecto del estado de salud mental de denunciado.
Se debe imprimir celeridad a este examen: la ley requiere el informe dentro de las cuarenta y ocho
horas de ordenado. Se aplicarán -en lo pertinente- las reglas de la producción de la prueba pericial.
Entendemos que a estos fines el juez requerirá el auxilio del cuerpo de peritos oficiales de la Corte (o
de su propio órgano si se trata de un Tribunal de Familia y cuenta con esta especialidad dentro de su
equipo interdisciplinario).
576
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 14/11/1996, “N., G. A. s/insania - internación”.
300
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Recordemos el interés de su representante promiscuo -el Asesor de Incapaces- dada su condición de
parte legítima y esencial en trámites donde pueda estar en juego el derecho de un incapaz (hasta este
momento “presunto” en estos trámites).
Evacuada la misma, si no hay objeción atendible, procede la “apertura de la causa de insania”
mediante resolución que contendrá varias disposiciones según lo prescribe esta manda.
En primer lugar y atendiéndose al derecho de defensa de este presunto insano, se le habrá de designar
un curador provisional.
El Código Civil reza al respecto “interpuesta la solicitud de demencia, debe nombrarse para el
demandado como demente, un curador provisorio que lo represente y defienda en el pleito, hasta que
se pronuncie la sentencia definitiva” (art. 147).
Se trata de una figura especial ya que su misión será representar577 al presunto incapaz hasta que
recaiga sentencia haciéndose lugar a la insania o rechazándose el pedido y, al mismo tiempo, ejercer
su defensa técnica, ya que el nombramiento deberá recaer siempre en un abogado de la matrícula.
También se señala que si el denunciado fuere menor de edad (entendemos entre catorce y veintiún
años según lo que establece el art. 145, CCiv.) su padre, madre o tutor ejercerán las funciones del
curador provisorio (art. 149, CCiv.). Consideramos que aquí será necesario recurrir a la asistencia de
un abogado que conduzca técnicamente la estrategia defensista del denunciado.
Por otro lado y en resguardo del derecho al debido proceso, se fijará un período probatorio no mayor a
los treinta días. Relacionado con esto, también se habrán de designar de oficio tres médicos
psiquiatras o legistas y se les fijará un plazo para que se expidan a tenor de lo que contempla el art.
625 -a cuya nota remitimos-.
Siguiendo las pautas del Código Civil (arts. 142 y 143) sólo podrá declararse demente en sentido
jurídico a alguien luego de “un examen de facultativos”. De allí que si bien existe apertura a prueba
de la causa para que se produzcan las que las partes entiendan viables, no podrá faltar la prueba
pericial específica que en estos casos es dispuesta -de acuerdo con el mandato legal- de oficio
estipulando el Código asimismo los puntos de pericia.
Veremos que si bien este dictamen no es vinculante para el juez, atento la naturaleza de la cuestión en
debate, lo normal es que los magistrados sigan las conclusiones a que arriban los expertos en salud
mental.
Aquella resolución será puesta en conocimiento del demandado mediante cédula o notificación
personal. Téngase en cuenta que este acto hace las veces de “traslado de demanda” en su contra por lo
que nacerá aquí, a su respecto, la carga de defenderse.
Claro que previéndose la incapacidad material de hacerlo -para el caso de que sea cierto el deterioro
mental denunciado- al mismo tiempo estará interviniendo el curador provisorio el cual, luego de
notificado de su designación, deberá concurrir a tribunales donde podrá conocer el alcance de la
demanda contra la persona a la cual tendrá la obligación de asistir y representar una vez aceptado el
cargo.
577
“Si bien debe interpretarse restrictivamente la extensión de las facultades del curador ad litem -el que debe
representar al presunto insano en el pleito por denuncia de insania (art. 620, inc. 1º, CPC, y 147, CCiv.)-,
también puede, con autorización judicial, tomar medidas de carácter patrimonial si no se ha designado curador a
sus bienes”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 27/6/1995, “Planes de Barcia, Rufina s/inhabilitación”.
301
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El denunciante únicamente podrá aportar pruebas que acrediten los hechos que hubiese
invocado; y el presunto insano las que hagan a la defensa de su capacidad. Las pruebas que
aquéllos o las demás partes ofrecieren, se producirán en el plazo previsto en el inc. 2º del
artículo anterior.
1. PRODUCCIÓN DE PRUEBA
Quien alegue demencia respecto del denunciado así como otras circunstancias (peligrosidad, riesgos,
etc.) corre con la carga de acreditarlo. Por otro lado, según lo dispone este artículo, el presunto insano
debe aportar elementos de prueba tendientes a “defender” su capacidad.
Fuera de ello, la ley establece actividad probatoria oficiosa en cabeza del juez o tribunal y éste debe
cumplirla obligatoriamente. De allí que corresponda al presunto insano -por sí si está en condiciones
de hacerlo o a través de su curador provisional- aportar elementos que permitan contrarrestar no sólo
la prueba que aporte su denunciante sino también la fuerza convictiva que eventualmente habrá de
surgir del dictamen de los tres médicos psiquiatras o legistas previstos en el art. 620, inc. 3º.
También el Asesor de Incapaces como parte pública en este proceso podrá proponer medidas
probatorias -la manda en análisis hace mención a las “demás partes”-.
El ofrecimiento de estas medidas por las partes privadas se hará luego de la notificación de la
resolución que abre la causa a prueba prevista en el art. 620 -el presunto insano- o una vez aceptado el
cargo en el tribunal -el curador provisional- mientras que la parte pública -Asesor de Incapaces- podrá
ofrecerla en la oportunidad de evacuar la vista que contempla esa misma manda.
Todas estas medidas -que por lo común serán pericias o eventualmente pedidos de informes a
entidades especializadas en salud mental o a instituciones que hayan asistido al presunto insano- serán
producidas de acuerdo con las pautas que regulan cada uno de estos medios probatorios dentro del
plazo fijado por el auto a que alude el referido art. 620, inc. 2º.
El juez deberá disponer las medidas adecuadas para que este tramo probatorio del proceso no se dilate
innecesariamente atento la especial celeridad que debe imprimírsele a trámites donde se ventilan
cuestiones de tan delicado tenor.
302
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Cabe consignar que es de práctica que el juez recurra siempre al cuerpo pericial de tribunales, más
allá de que se demuestre o no esta “carencia de recursos” del presunto insano.
También el demandado puede alegar tal circunstancia. Claro que en este caso ya se habrá realizado la
designación de curador provisional y habrá recaído -según la pauta legal- en un abogado de la
matrícula. Entendemos que aun así, si se demuestra debidamente la carencia de recursos, el juez
dejará rápidamente sin efecto la designación reemplazando a este abogado de la matrícula por el
defensor oficial. Ello en resguardo de los intereses patrimoniales del presunto insano.
Entendemos que la “sumaria acreditación” que aquí se prevé respecto de la carencia de recursos sólo
opera a los efectos de que se justifique la designación del defensor oficial -o Curador Oficial de
Alienados, según el art. 1º, acordada 1989/1981 de la Suprema Corte de Justicia578 -y de los peritos
oficiales, pero no eximirá del pago de las costas -aun con la limitación del art. 628-.
Es decir, esta determinación sobre la base de prueba sumaria no reemplaza el trámite del beneficio de
litigar sin gastos que deberá transitarse si el presunto insano se encuentra en la situación del art. 78 a
los fines de eximirse total o parcialmente del pago de costas hasta la “mejora de fortuna” (art. 84).
El beneficio de litigar sin gastos será iniciado, si corresponde, por el denunciado a través de su
curador provisional, ya sea el abogado de la matrícula o bien el Curador Oficial de Alienados. Incluso
podrá activarlo el Asesor de Incapaces en ejercicio de su representación promiscua.
1. MEDIDAS CAUTELARES
Si bien todavía en este estadio procesal no se han expedido los tres médicos legistas a los que se alude
en el art. 620, téngase en cuenta que ya han intervenido otros facultativos que han dado su opinión
fundada sobre el estado de salud mental del denunciado.
Se trata de los que suscribieron los certificados acompañados por el denunciante (art. 618) o bien, los
médicos forenses que actuaron en el marco de las previsiones del art. 619.
De allí que el juez cuente con elementos de prueba para poder determinar desde el inicio del proceso
si el denunciado es “notoria e indudablemente” insano como lo expresa esta norma procesal
reiterando las palabras del art. 148, CCiv.
Si bien para la declaración formal de esta incapacidad será necesario agotar la etapa probatoria
aludida con intervención del denunciado a través de su curador provisional, ya desde el comienzo del
578
“Apela el Curador Zonal de Alienados la resolución que lo designó Curador definitivo de una persona
condenada a pena de prisión por el término de diez (10) años, agraviándose porque la designación rebasa la
competencia legal de su cargo. Asiste la razón a la apelante. En efecto los acuerdos 1799/1978, 1800/1978,
1989/1981 y 1990/1981 de la SCBA que regulan el patronato ejercido por la Curaduría Oficial de Alienados
establecen la representación definitiva de los insanos que se encuentran en las condiciones establecidas por el
art. 622, CPCC, sin que pueda admitirse la ampliación de la mencionada competencia con el argumento de que
debe proveerse al penado de un representante legal por el término que dure su incapacidad, ya que resulta claro
que no es el único funcionario que podía prestar asistencia al causante, en caso de ser ella necesaria. Por ello
revócase la resolución recurrida”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 6/2/1992, “Cignarelli s/curatela”.
303
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
proceso y a título cautelar sobre la base de esa “verosimilitud del estado de demencia” pueden
dictarse medidas protectorias tanto de los bienes como de la persona del presunto insano.
La ley manda que se lo haga de oficio. Entendemos que nada obsta a que también se lo efectúe a
partir de la petición de parte (denunciante, Ministerio Público, etc.).
304
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
579
“Si bien el causante, según informe en los términos del art. 625, CPC es demente en sentido jurídico, no se lo
puede encuadrar en el supuesto del art. 141, CCI, desde que su estado no le exige un régimen de internación
especial, sino ambulatorio con cuidados especiales, debiéndoselo declarar inhabilitado parcialmente en los
términos del art. 152, inc. 2º, CCiv., toda vez que están demostradas ciertas deficiencias psíquicas y de conducta
que indefectiblemente van a incidir sobre su discernimiento y lo van a colocar en situación de inferioridad para
la gestión de su patrimonio”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 11/3/1997, “A. s/insania”.
305
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 631, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. TRASLADO
Concluida la etapa probatoria, producidas las medidas ordenadas, agregadas las conclusiones de las
mismas a la causa, el juez dará traslado por cinco días al denunciante, al presunto insano y su curador
provisional.
Contestado este traslado o vencido el plazo para hacerlo, se dará vista a la parte pública: el Asesor de
Incapaces.
De este modo, todos los intervinientes tendrán la posibilidad de evaluar las pruebas reunidas y
manifestar lo que entiendan pertinente a su respecto.
1. SENTENCIA
Luego de los traslados y vista contemplados en la manda anterior, si las particularidades del caso lo
aconsejan, el Código prevé la posibilidad de que el juez haga comparecer al presunto insano a su
despacho o bien se constituirá en el lugar en que se encuentre.
Se busca -aquí también- la inmediación entre el magistrado y la persona respecto de la que habrá de
disponer su incapacidad a los fines de que la decisión no sea tomada sólo sobre la base de documentos
y versiones de terceros sino que se tenga un contacto directo y personal del sujeto que por padecer de
una patología mental habrá de ser protegido mediante la intervención de la justicia.
Salvo casos donde esta medida no tendría sentido alguno -grave alienación con pérdida de conciencia
o alta agresividad o violencia, etc.- en general se entiende positivo este conocimiento del paciente a
los fines de escucharlo y, eventualmente, obtener información útil de su discurso a los fines de regular
el régimen al que quedará sometido en pos de una mejor asistencia y protección (por ejemplo, lugar
de internación, o personas que habrán de asistirlo, etc.).
306
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El plazo para dictar sentencia será de quince días que corren desde que se evacuó la vista al
Ministerio Público prevista en el art. 626 in fine o bien, si se dispuso la entrevista con el presunto
incapaz, desde que ésta tuvo lugar.
En este período el juez analizará la prueba reunida y la ponderará a la luz de las reglas de la sana
crítica. Serán esenciales las pautas previstas para la valoración de la prueba pericial (art. 474) y el
estudio integral de todas las probanzas arrimadas al proceso.
Las pericias de oficio si bien imprescindibles no serán vinculantes para el magistrado. En este sentido
nuestra Corte ha dicho que no puede alegarse infracción al art. 620, inc. 3º, CPCC porque el tribunal
basa su decisión en el dictamen de dos peritos que se pronuncian por la capacidad descartando el de
los otros tres que se pronunciaron por la incapacidad580.
Luego de esta ponderación fáctica, si hace lugar a la denuncia-demanda y se declara la incapacidad
del denunciado, se ordenará la inscripción de la medida en el Registro de Estado Civil y Capacidad de
las Personas.
2. CURADOR DEFINITIVO
También en este caso se deberá designar curador definitivo al insano, elección que habrá de
efectuarse de acuerdo con las reglas del Código Civil (arts. 476 a 480, CCiv.).
En ausencia de las personas allí mencionadas, se recurrirá a lo contemplado por la acordada
1989/1981 de la Suprema Corte de Justicia que contiene el Régimen de las Curadurías Oficiales de
Alienados.
En su art. 1º establece que “cuando el insano carezca de familiares o éstos se hubiesen excusado con
causa suficiente o no existan personas habilitadas para asumir la representación, los jueces o
tribunales discernirán el cargo de curador definitivo del incapaz en la persona del Curador Oficial de
Alienados”.
Producida esta designación y su discernimiento mediante acto formal en el expediente -acta- cesa la
intervención del curador provisional y también -si lo hubo- del curador ad bona. El curador definitivo
discernido judicialmente será el representante necesario del demente declarado en juicio (art. 57, inc.
3º, CCiv.).
3. INHABILITACIÓN DERIVADA
Luego de transitada toda esta actividad probatoria -e, incluso, del contacto directo con el denunciado-
puede ocurrir que el juez considere excesiva o inadecuada la declaración de incapacidad requerida por
no hallar demostrado debidamente el presupuesto fáctico que justifica la adopción de una medida de
esa gravedad.
Sin embargo, sí puede encontrar justificado el riesgo de que el denunciado pueda causar perjuicios -
personales o patrimoniales- a sí o a terceros derivados del pleno ejercicio de sus derechos.
En esos casos, el Código Procesal Civil y Comercial autoriza al magistrado a recurrir oficiosamente a
las figuras del art. 152 bis, CCiv. donde se contemplan formas de inhabilitación en cuyos supuestos,
la incapacidad del sujeto no será absoluta sino que su actuación se verá restringida en la medida en
que indica la ley y la sentencia judicial, operando el control y asistencia de un curador para los casos
en que el obrar autónomo le esté vedado.
Será tarea del juez analizar de qué manera se abastece mejor la protección de los derechos del
presunto insano y de quienes lo rodean y sobre la base de ello, habrá de decidir a qué figura recurrirá
de las contempladas en el mencionado art. 152 bis del Código Civil.
4. RECURRIBILIDAD
Se contempla amplitud en cuanto a la legitimación para recurrir una sentencia recaída en el juicio de
insania. Podrán hacerlo tanto el denunciante como el presunto insano o inhabilitado, el curador
provisional y también el Asesor de Incapaces.
580
SCBA, Ac. 41.426, 24/10/1989, “C. de F., S. s/inhabilitación judicial”.
307
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
A todos ellos se les habrá de notificar la sentencia por cédula (art. 135, inc. 12) y desde ese momento
tendrán cinco días para apelarla.
Respecto de esta sentencia cuando el trámite se desarrolla ante los Tribunales de Familia, observamos
la existencia de un resguardo aún mayor a través de la figura de la “elevación en consulta”.
El art. 838 en su parte final establece que si la sentencia que decreta la incapacidad fue emitida por el
juez del trámite, si no se hubiera interpuesto recurso de reconsideración elevará en consulta el
expediente al plenario, habilitando la competencia revisora del mismo.
Con esta “revisión sin impulso de parte” se busca un mayor resguardo de los derechos del presunto
insano que -observamos- no opera cuando el trámite se desarrolla ante un órgano unipersonal como sí
ocurre en el régimen nacional. Remitimos a la nota del artículo citado.
581
“La referencia al 10 por ciento del monto de los bienes que contiene el art. 628, CPC es un tope y no un
criterio para fijar siempre las regulaciones de honorarios en ese porcentaje. A los fines de determinar el monto
de la décima se deben de tomar en cuenta las pautas establecidas en los arts. 451 y 475, CCI”. Cám. Civ. y Com.
1ª Mar del Plata, sala 2ª, 8/7/1991, “Sunbland de Beresiarte, Esther s/incidente autorización”. “En los procesos
de insania siendo estimatoria la sentencia, sea que se declare la incapacidad o la inhabilitación, las costas corren
por cuenta del insano, en cuyo beneficio se instrumentó el proceso, debiendo considerarse sólo cuando la
denuncia es rechazada, si hubo buena fe o por el contrario, malicia o error excusable, para imponer las costas al
denunciante (art. 628, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/5/1994, “Brola, Daniel
s/ejecución de honorarios”. “Si bien es cierto que el proceso de declaración de demencia se trata de uno de
monto indeterminado, ello no obsta a que en el caso de poseer bienes el declarado insano, éstos sean tomados
como una pauta arancelaria en los términos del art. 16, inc. k), ley 8904. Por otro lado el art. 9º, ap. I, inc. 5º, de
308
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho al respecto que admitida la denuncia y declarada la insania, debe considerarse que el
verdadero causante de los gastos causídicos motivados por la denuncia no es otro que el insano en
cuyo exclusivo interés aquélla ha sido formulada; motivo por el cual no se advierten razones
valederas para apartarse de ese principio básico enunciado pues si los gastos ocasionados por la
sustanciación del proceso no recayeran sobre el patrimonio del mismo tendría que soportarlo el
denunciante, cuando en realidad se tratan de tareas realizadas únicamente en favor del incapaz. De tal
modo, si la sentencia nada dispuso en materia de costas, no se pidió aclaratoria en tiempo oportuno, ni
se indicó al promoverse la ejecución de honorarios que la pretensión se dirigía también contra la
denunciante, la solicitud formulada después del pronunciamiento que ordena llevar adelante la
ejecución pretendiendo endilgar la solidaridad que establece el art. 58, dec.-ley 8904/1977 entre la
denunciante y la denunciada deviene improcedente desde que la denuncia de insania ha sido
admitida582.
Por otro lado, también se resolvió que el art. 9º, ap. I, inc. 5º, dec.-ley 8904 establece sólo una
regulación mínima para los casos de insania y filiación, no pudiendo realizarse una regulación
inferior. El máximo de su regulación lo impone el art. 628, CPCC para los procesos de insania (diez
por ciento del monto de los bienes)583.
Un caso peculiar se da en el supuesto de la muerte del presunto insano durante el trámite.
Respecto de ello se ha dicho que si en un juicio de inhabilitación se produce la muerte de la persona
denunciada con anterioridad a la finalización del mismo, debe recurrirse a los principios generales
sobre costas descartándose la aplicación del art. 628 siendo posible examinar si el denunciante ha
puesto con razón en funcionamiento los resortes jurisdiccionales, si ha impulsado la litis en orden al
interés que evidenciaba tener o si se dan situaciones singulares como para imponer las costas por su
orden584. Y también que el art. 628 en relación con la imposición de costas en un juicio de
inhabilitación, sólo ha previsto los casos en que éste se desarrolla normalmente, es decir, que termine
con la declaración de insania o inhabilitación o con el rechazo de la petición inicial. De tal modo,
habiéndose producido la muerte de la persona denunciada antes de la finalización del juicio, no es
posible aplicar dicha norma por haberse rebasado las pautas específicas que ésta impone585.
1. CESE DE LA INCAPACIDAD
La incapacidad por demencia o inhabilitación puede desaparecer. Es decir, en teoría es admisible la
posibilidad de que la patología que llevó al juez a disponer estas medidas de seguridad se remita,
recuperando el paciente el pleno goce de sus facultades mentales.
la ley, asegura al profesional la percepción de un monto mínimo, cuyo tope máximo está dado por el art. 628,
CPC en cuanto dispone que, los gastos y honorarios a cargo del presunto insano no podrán exceder, en conjunto,
del 10% del monto de sus bienes”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 8/10/2002 “F., J. s/insania”.
582
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/5/1994, “Brola, Daniel s/ejecución de honorarios”.
583
SCBA, Ac. 47.493, 3/8/1993, “P. de T., M. s/insania”.
584
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 15/3/1994, “Pérez de Domínguez, Maximiliano s/inhabilitación (art.
152, inc. 2º, CCiv.)”.
585
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 15/3/1994, “Pérez de Domínguez, Maximiliano s/inhabilitación (art.
152, inc. 2º, CCiv.)”.
309
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De hecho, el deber primordial de los curadores es buscar la recuperación del incapaz a su cargo y a
esos fines debe destinar prioritariamente los frutos de los bienes de éste (art. 481).
Cuando ello ocurre, debe buscarse en la justicia una declaración de rehabilitación que importa la
constatación judicial de este nuevo estado de salud del paciente que le permite actuar por sí solo sin
riesgos para su propia persona o patrimonio o para terceros, lo que conllevará a una “declaración de
capacidad” y su posterior inscripción en los registros pertinentes.
El proceso de rehabilitación seguirá el mismo trámite -en lo pertinente- que el de declaración de
demencia o inhabilitación: el interesado habrá de promover el juicio en su propio interés, se
designarán también aquí tres médicos psiquiatras o legistas para que lo revisen y luego de los trámites
previstos para el juicio de insania que fueren aplicables a esta situación, dictará sentencia haciendo
lugar o rechazando la rehabilitación solicitada.
1. SEGUIMIENTO DE INTERNADOS
Ya hemos visto cómo la ley -tanto civil como procesal- contemplan medidas protectorias respecto del
insano -declarado o presunto-, las que deben ser aún mayores en el supuesto en que éste deba
permanecer internado por las características del cuadro de salud que presenta.
Aquí se evidencia esa mayor protección al prever el Código que el juez disponga -de acuerdo con las
circunstancias de cada caso- que el curador -provisional o definitivo- o el representante del Ministerio
Público -Asesor de Incapaces interviniente- visiten periódicamente al paciente en el lugar donde se
encuentre y produzcan informes respecto de la evolución de su estado de salud y del régimen de
asistencia que recibe.
También puede el magistrado ordenar al responsable del establecimiento donde se encuentre alojado
que informe sobre estas circunstancias.
Todas estas previsiones trasuntan el particular interés del legislador por resguardar derechos
esenciales de la persona que se encuentra internada afectada por una patología de estas características.
310
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las disposiciones del capítulo anterior regirán, en lo pertinente, para la declaración de
incapacidad del sordomudo que no sabe darse a entender por escrito o por lenguaje
especializado, y, en su caso, para la cesación de esta incapacidad.
1. INHABILITACIÓN. REMISIÓN
El Código Civil incorporó mediante la reforma de la ley 17711 figuras a través de las que se busca
proteger de actos desventajosos o perjudiciales “para su persona o patrimonio” a ciertas personas que
sin ser dementes en sentido jurídico, no se encuentran en la plenitud del ejercicio de sus facultades
mentales por motivos diversos (patologías, adicciones, etc.) así como a quienes por “la prodigalidad
en los actos de administración y disposición de sus bienes expusiesen a su familia a la pérdida del
patrimonio”.
Se trata de los diferentes supuestos de inhabilitación que contempla aquel digesto en su art. 152 bis y
para cuya operatividad también requiere de pautas procesales ya que, una vez más, sólo un juez a
través de un proceso revestido de las garantías procesales ya aludidas podrá resolver la limitación de
la capacidad de hecho de las personas.
Aquí se habrá de designar un curador quien tendrá por función dar conformidad para la celebración
por parte del inhabilitado de todo acto de disposición y aquellos de administración que se establezcan
en la sentencia.
Por eso, el Código remite a las reglas procesales de la insania en lo pertinente, a lo que debe agregarse
las pautas que provienen del derecho de fondo en cuanto a las condiciones de procedencia de los
diferentes tipos de inhabilitación así como en lo referente a la legitimación en cada caso (art. 152 bis,
cit.).
311
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
312
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3º) Acompañar toda la documentación que tuviere en su poder y que haga a su derecho, de
acuerdo con lo dispuesto en el art. 332.
4º) Ofrecer la prueba de que intentare valerse.
Si se ofreciese prueba testimonial, los testigos declararán en primera audiencia.
2. ALIMENTOS PROVISORIOS
En los arts. 375 y 376 aludidos del Código Civil se hace referencia a la posibilidad de que se fijen
desde el inicio del proceso (y entendemos que también desde antes -art. 195, CPCC-) alimentos
provisorios con el carácter de medida cautelar.
Al respecto de ha dicho que los alimentos provisorios son los que se establecen con carácter de
anticipo de la tutela jurisdiccional del derecho alimentario, con prescindencia de lo que se decida
luego en la sentencia que se dicte en el proceso tramitado de conformidad a los arts. 635 a 644,
Código Procesal ya que obviamente si se modifican las circunstancias tenidas en cuenta para
establecer la cuota, la suma fijada puede ser revisada en más o en menos, e inclusive disponer su cese,
dado el carácter provisional que posee la materia alimentaria586.
586
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/10/1996, “Paiz, Nélida Modesta v. Heras, Luis Mario s/alimentos”.
313
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También, que los alimentos provisorios son una facultad de neto corte procesal (art. 375, CCiv.) que
se puede disponer en forma anticipada como garantía de la tutela jurisdiccional reclamada e
independientemente de la fijación de cuota alimentaria posterior en la cual se tendrán en cuenta las
probanzas arrimadas por las partes, las que pueden ser ofrecidas y producidas conforme a las normas
procesales que regulan la materia587.
Serán operativos aquí los principios básicos que rigen esta parcela del derecho procesal asegurativo
sin perjuicio de su adaptación a la particular naturaleza de este tipo de prestaciones588. El Código Civil
establece una importante pauta, directamente protectoria del derecho del alimentado: la imposibilidad
de que se le requiera fianza o contracautela.
Por tal motivo, la estipulación de la cuota provisoria por los jueces habrá de ser hecha con discreción
y prudencia, fijándose una suma que sirva para atender los gastos mínimos hasta tanto recaiga la
sentencia de mérito luego de que se haya posibilitado el pleno ejercicio del derecho de defensa de las
partes.
3. LEGITIMACIÓN
El legitimado para demandar en estos casos será aquella persona que se considere con derecho a
reclamar alimentos de otra.
Una vez más quedará a cargo del régimen civil la determinación de los sujetos que tienen derecho a
exigir tal prestación y contra quién.
Como lo adelantáramos, normalmente serán las relaciones de familia las que den lugar a este tipo de
vínculo obligacional, sin perjuicio de la operatividad de otras fuentes menos frecuentes como pueden
ser los testamentos donde exista un legado de alimentos con las modalidades que contempla el art.
3790, CCiv., la donación sin cargo a partir de lo que señala el art. 1837 o bien la vía contractual
genérica (art. 1197 de ese Código de fondo).
Según las pautas del derecho de familia que plasma el Código Civil, se deben alimentos entre sí los
cónyuges (art. 198), los parientes por consanguinidad (ascendientes y descendientes, hermanos y
medio hermanos, art. 367) y los parientes por afinidad en primer grado (art. 368).
Dentro de este panorama general habrá luego que analizar las pautas específicas respecto de los
alimentos que se derivan del simple parentesco (arts. 370 a 374, CCiv.), de la patria potestad (arts.
265 a 272 también del Código Civil), de las contingencias posteriores al matrimonio como son la
separación personal o divorcio (arts. 207 a 211 y 217 y 218 del mismo digesto), entre otras
particularidades.
Recordemos que cuando quien reclama alimentos es un incapaz -menor o insano- la demanda será
interpuesta por el representante legal en su nombre, contándose también con la intervención como
parte en el proceso del Ministerio Público -Asesor de Incapaces- en ejercicio de la representación
promiscua.
4. JUEZ COMPETENTE
La demanda se interpondrá ante el juez589 del lugar donde reside permanentemente el alimentado ya
que ése es el lugar en que debe cumplirse con la obligación alimentaria o bien, a elección del actor, el
del domicilio del demandado -o el del lugar del contrato si lo hay- (art. 5º, inc. 3º).
587
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 20/2/1996, “G. I. v. FAA s/alimentos”; 19/9/1996, “G., D. A. s/incidente
de apelación en G., D. A. v., G. M. s/divorcio vincular cont.”.
588
“La fijación de alimentos provisorios a que refiere el art. 375, CCiv. no reconoce trámite específico en la ley
adjetiva, por lo que para su determinación ha de estarse a lo que establecen los arts. 635 y ss., CPC y
consecuentemente meritarse el caudal económico del alimentante a tenor de la doctrina que emerge de tales
previsiones”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 27/12/1993, “R., J. v. P., I. s/alimentos - recurso de queja”;
30/3/2000, “C., M. R. v. R., H. O. s/alimentos”.
589
“El tratamiento de la competencia -sea por declinatoria, sea por inhibitoria- posee un medio de deducción y
un tiempo específico, encontrándose estos extremos contemplados en nuestra legislación procesal (arts. 1º, 4º,
635 y concs., CPC). Y luego de tal oportunidad, no cabe discusión alguna sobre tal aspecto quedando
definitivamente fijada la competencia del juez”. SCBA, Ac. 83.814, 28/8/2002, “B., M. E. v. F., S. s/alimentos”.
314
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si se trata de una demanda por alimentos derivados de un divorcio o de la nulidad de matrimonio, el
juez competente para entender en este juicio será el mismo que tiene a su cargo la sustanciación de las
causas principales mientras dure la tramitación de éstas (art. 6º, inc. 3º).
Aquí también téngase en cuenta que en los departamentos judiciales donde existan Tribunales
Colegiados de Instancia Única, será ante ellos que deberán acudir los litigantes para tramitar una
pretensión de este tenor (art. 827, inc. m]).
Se han suscitado controversias jurisprudenciales respecto de la manera de compatibilizar el trámite
especial que se regula respecto del juicio de alimentos con las formas propias del proceso oral que
rige la actividad de estos tribunales del fuero de familia.
Entendemos que quedará en la prudencia de los jueces de este fuero especializado adoptar las medidas
tendientes a que no se desvirtúen los principios basilares que vienen desde el Código Civil y recoge el
Código Procesal Civil y Comercial en resguardo de la rápida y efectiva prestación de la obligación
alimentaria. Custodiado ese interés principal, las formas podrán ser adaptadas a partir del ejercicio de
los poderes-deberes de todo magistrado de esta provincia en el marco específico de sus potestades
ordenatorias (arts. 34 y 36).
590
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 2/5/2002, “M., Z. G. v. C., R. D. s/alimentos”; Cám. Civ. y Com. 1ª
La Plata, sala 1ª, 20/3/2001, “L., H. G. y otro s/divorcio vincular”. “Cabe tener por cumplida la denuncia del
caudal del alimentante (art. 635, inc. 2º, CPCB) si no obstante que la reclamante no cuantificó las entradas del
alimentante, alegó y probó tanto al inicio como en posteriores presentaciones que el demandado desempeñaba
tareas y actividades remuneradas”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 23/2/2000, “P., N. v. S., W. s/alimentos”.
“El lamento dirigido a cuestionar la inclusión del adicional remunerativo o tickets, como de común se denomina
a tal porción del salario, carece de todo andamiaje normativo, en tanto que una genuina configuración de la
situación patrimonial del alimentante exige, necesariamente, que se consideren todas y cada una de las sumas
que éste percibe o pueda llegar a percibir regularmente por su trabajo y que se trasunta en el debido mérito de
los vales o tickets, bonificaciones, participación en las ganancias del patrón o empleador, premios por
producción o asistencia, horas extras, aguinaldo, etc., aun cuando el pago de determinados rubros derive de
particulares esfuerzos del trabajador”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 30/3/1999, “Méndez, Nora Patricia v.
Orsini, Ricardo Luis s/alimentos”.
315
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
los testigos propuestos declaren en primera audiencia, esto es, no se requiere de la fijación de una
audiencia en un día determinado.
1. ACTIVIDAD PROBATORIA
Se contempla aquí la posibilidad de que el juez frente a la sola interposición de la demanda por
alimentos pueda -si lo entiende necesario- ordenar medidas tendientes a la producción de la prueba
allí ofrecida por la actora.
Para ello seguirá las reglas propias del medio probatorio de que se trate pero procurando imprimir
celeridad a los actos subsiguientes de modo de contar con las diligencias probatorias cumplimentadas
-de ser posible- antes de la audiencia preliminar a la que nos referiremos a continuación.
Lo habitual es que no pueda cumplirse con este plazo por lo que habrán de incorporarse con
posterioridad, luego de lo cual -si no hubo acuerdo en la audiencia preliminar- el juez tendrá cinco
días para sentenciar (art. 641).
2. AUDIENCIA PRELIMINAR
Luego de la presentación del reclamo y superado el control de admisibilidad del mismo -efectuado
fundamentalmente sobre la base de las pautas del art. 635 -, el juez habrá de convocar a una audiencia
preliminar de fundamental trascendencia en este proceso especial por alimentos.
Por la celeridad que debe primar en este campo, la misma no podrá ser fijada más allá de los diez días
desde la interposición de la demanda. Entendemos que si se hizo uso de la facultad de disponer
medidas probatorias por considerarse que resulta esencial contar con sus resultados antes de la
audiencia preliminar, la fecha de ésta podrá establecerse previéndose el momento en que sea
razonablemente posible culminar con aquellas diligencias.
La fecha de celebración de esta audiencia será notificada al actor y al demandado. Al primero,
ministerio legis mientras que al segundo se lo hará mediante cédula ya que se trata de la primera
comunicación formal que tendrá de la existencia de una pretensión judicial en su contra.
Obsérvese que se convoca a una audiencia a las partes antes de darse traslado de la demanda591. A los
fines del debido resguardo del derecho de defensa del demandado, entendemos que la notificación de
este acto procesal deberá diligenciarse con entrega de copia de la demanda y de toda la
documentación agregada.
La notificación indicará expresamente que la concurrencia de las partes a la audiencia habrá de ser
personal ya que en ella el juez intentará que lleguen a un acuerdo en lo que hace al cumplimiento de
la obligación que motiva el pleito.
591
“El art. 636, Código Procesal no impide la contestación de la demanda, en cuanto autoriza a la parte
demandada a fundar su defensa en los hechos y en el derecho que invoque, y a producir la prueba
correspondiente que se encuentra vinculada con el título o derecho del reclamante o la situación patrimonial de
ambas partes”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 12/12/2000, “C., M. C. v. B., C. L. s/alimentos”.
316
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Es importante la correcta comunicación del auto que dispone la celebración de esta audiencia
preliminar así como la concurrencia a la misma dado las graves consecuencias para una y otra parte
que se derivan de la incomparecencia injustificada, tal como veremos.
Una vez reunidas ante el magistrado, las partes podrán acordar plazos, montos, modalidades de pago,
etc. El juez podrá proponer fórmulas que tiendan a flexibilizar las posiciones y -en definitiva- arribar
a una solución razonablemente equitativa que, de ser aceptada por ambas partes, será homologada en
ese mismo acto con lo que se pone fin al proceso.
Si luego sobreviene un incumplimiento de lo convenido, la vía procesal adecuada será la de la
ejecución de sentencia (art. 498, inc. 1º).
Como se ve, se persigue una conclusión rápida del proceso a partir de obtener un compromiso de
cumplimiento por parte de los obligados a la prestación y así satisfacer inmediatamente las demandas
vitales en juego.
Cuando la obligación alimentaria involucra a incapaces, será el representante legal que corresponda
quien habrá de hacer valer los derechos de su asistido.
En esos casos, se habrá de convocar para que participe en la misma audiencia al Asesor de Incapaces
quien ejercerá contralor de las tratativas que tengan lugar en ese ámbito respecto -básicamente- de los
intereses del menor o insano, pudiendo oponerse a los convenios que entienda gravosos respecto del
sujeto cuya representación promiscua ejerce.
Art. 637. (Texto según ley 8689, art. 1º) Incomparecencia injustificada del alimentante. Efectos
Cuando, sin causa justificada, la persona a quien se le requiriesen alimentos no compareciese a
la audiencia prevista en el artículo anterior, en el mismo acto el juez dispondrá:
1º) (Texto según ley 11593, art. 1º) La aplicación de una multa, a favor de la otra parte, que se
fijará entre cincuenta pesos ($ 50) y un mil doscientos cincuenta pesos ($ 1250), y cuyo importe
deberá depositarse dentro de tercero día contado desde la fecha en que se notificó la
providencia que la impuso.
2º) La fijación de una nueva audiencia que tendrá lugar dentro del quinto día, la que se
notificará con habilitación de día y hora, bajo apercibimiento de establecer la cuota alimentaria
de acuerdo con las pretensiones de la parte actora y con las constancias del expediente.
317
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El Código establece que esta sanción pecuniaria sea en beneficio de la parte actora por lo que una vez
realizado el depósito y acreditado el mismo en el expediente, podrá la parte reclamante solicitar se
libre giro a su favor por el monto referido.
Además de determinarse la multa aludida, el juez fijará fecha para una segunda audiencia dentro del
quinto día notificándose ello también mediante cédula al demandado con habilitación de días y horas.
Aquí la citación se hace bajo apercibimiento de fijar la cuota alimentaria a partir de lo que se requiere
en la demanda y se desprende de las constancias del expediente592.
Vemos un paralelismo entre esta medida y la sentencia que recae en un juicio de conocimiento
cuando se ha decretado la rebeldía del demandado. La finalidad es la misma: evitar que la renuencia
del alimentante impida el avance de la causa hacia el dictado de una resolución que provea al
alimentado de un título con el cual reclamar -compulsivamente si es necesario- la prestación
alimentaria.
592
“Para la efectivización del apercibimiento contenido en el ap. 2 del art. 637, Código Procesal, no importa que
la sentencia deba ser necesariamente favorable al alimentado, si éste no ha probado la concurrencia de los
requisitos a los cuales la ley condiciona la procedencia de la obligación. De allí la referencia de la norma a las
`constancias del expediente´ como factor determinante de la fijación de la cuota pertinente”. Cám. Civ. y Com.
1ª San Nicolás, 17/9/1991, “D. de M. v. M. s/alimentos”.
318
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
593
“En el proceso especial de alimentos previsto por los arts. 635 al 648, CPC, conforme a lo normado por el
art. 640 del mismo ordenamiento, se encuentra limitada la intervención de la parte demandada, no estando
prevista la posibilidad de contestar la demanda”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 23/12/1997, “Fernández,
Susana v. Parisi, Jorge Mario s/alimentos”.
319
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De allí que en aquella diligencia junto a su contraprte y frente al juez podrá el requerido ejercer
concretos actos de defensa -ya hemos visto qué ocurre frente a su incomparecencia-.
Una vez en la audiencia preliminar, ambas partes serán invitadas a llegar a una solución que ponga fin
al diferendo. De lograrse y siempre que no se afecten derechos indisponibles, el juez habrá de
homologarla.
Pero puede ocurrir que el demandado no tenga intención de llegar a un acuerdo de esa naturaleza.
Será entonces en este acto donde podrá plantear su oposición a la pretensión mediante -a tenor de lo
que establece este artículo- la negativa de la falta de título o derecho a los alimentos del actor así
como a través de la demostración de que su situación patrimonial o la de la actora no son como ésta lo
señala.
Entendemos -sin embargo- que serán oponibles también las “excepciones” que se vinculen con la
normal conformación del contradictorio (incompetencia, legitimación, cosa juzgada, litispendencia,
etc.) ya que de lo contrario se provocaría un inconstitucional cercenamiento del derecho de defensa
del demandado.
Respecto de sus afirmaciones, el actor podrá aportar prueba documental así como solicitar al juez
informes que deberán ser diligenciados con suma urgencia ya que deberán estar contestados y
agregados antes de que el juez dicte sentencia.
Se ha sostenido que si el responde y concomitante ofrecimiento de pruebas acaeció el mismo día en
que se celebró la audiencia que prevé el art. 640, deviene impropio imputar extemporaneidad en la
invocación de pruebas, habida cuenta de que ello acaeció, conforme innegable indicio, al fenecer la
audiencia. Por consiguiente, en aras de evitar un rigorismo formal que quebrante el derecho
constitucional de defensa (art. 18, CN) deviene razonable reputar tempestivas las probanzas ofrecidas,
todo ello, sin desmedro, del juicio de admisibilidad que puedan merecer individualmente594.
También, que en virtud de lo dispuesto por el art. 640 del Código ritual, el demandado en juicio de
alimentos para demostrar la falta de título o derecho de quien reclama, así como la situación
patrimonial propia o de la parte actora, sólo podía ofrecer prueba documental o informativa. A pesar
de dicha restricción, se han admitido excepcionalmente otros medios probatorios si se advierte que
con la aplicación rigurosa del precepto legal podría injustificadamente conculcarse el derecho de
defensa y obstaculizarse el esclarecimiento de la verdad595.
Tanto las argumentaciones del demandado como las conclusiones de la actividad probatoria por él
realizada serán ponderadas por el juez al momento de resolver, confrontándolas con los términos de la
pretensión alimentaria y las probanzas de la actora a la luz de las reglas de la sana crítica596.
594
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 12/3/1992, “L. de C. v. P., A. R. s/incidente de alimentos”.
595
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 25/11/1997, “Pompei, Alicia Laura v. Mancini, Gustavo y Lemus
de Mancini, Irene s/alimentos y litis expensas”. “No obstante haber opiniones doctrinarias que propician una
interpretación más elástica del art. 640, CPCC al momento de proveer las pruebas ofrecidas por el alimentante,
no puede tildarse de nulo el procedimiento seguido, desde que no hay nulidad en el ajuste estricto, a lo dispuesto
por la ley. Asimismo, se recuerda que en la legislación procesal de la Capital Federal, antes de la sanción de la
ley 14237 (arts. 602 y ss., Código de Procedimiento derogado), y de la provincia de Buenos Aires, antes de la
vigencia del Código Procesal (arts. 626 y ss., Código de Procedimiento derogado), el procedimiento para la
obtención de alimentos no preveía la intervención pero con un alcance limitado, desde que de otro modo se
desnaturalizará tal tipo de proceso. Por otra parte, la sentencia recaída en el juicio de alimentos no produce
efectos de cosa juzgada en sentido material sino tan sólo formal por lo que no está vedado al alimentante
proponer nuevamente el debate de los temas que considere no pudieron ser probados con la debida amplitud;
ello, aun cuando las circunstancias fácticas no hayan variado”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 17/9/1991,
“M. de O. de D., S. v. D., C. A. s/alimentos”.
596
“El art. 640, CPCC prevé que el alimentante `deba´ acompañar prueba instrumental de que intenta valerse y
`pueda´ solicitar informes cuyo diligenciamiento no podrá postergar, en ningún caso, el plazo fijado en el art.
641 para el dictado de la sentencia. En ese caso el juez al sentenciar valorará esas pruebas para determinar el
monto de la pensión o para denegarla en su caso”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 30/6/1992, “B., M. E.
v. D., J. s/alimentos”.
320
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
597
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 20/5/1997, “V., J. A. v. T., J. A. s/alimentos”.
598
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 25/8/1993, “G., N. L. v. S., E. G. s/alimentos”.
599
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/8/1997, “P. de V., F. E. v. V., O. G. s/cuota alimentaria
extraordinaria (art. 250, CPCC)”.
321
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se ha dicho también que el carácter declarativo de la sentencia de alimentos hace que se retrotraigan
sus efectos a la notificación de la demanda (art. 641, última parte, CPCC), por lo que la mora para
cada cuota alimentaria vencida se produce desde la fecha en que ésta debió ser pagada (art. 509, párr.
1º, CCiv.)602.
En este contexto, se resolvió que la mayoría de edad de las actoras no implica la caducidad del
derecho a percibir las cuotas atrasadas toda vez que el juicio se inició durante la minoridad de éstas y
no se interrumpe pues la sentencia tiene efectos desde la interposición de la demanda (arg. art. 641).
Sin embargo dichos efectos se limitan a las cuotas corridas entre la demanda y la mayoría de edad de
los alimentados603.
En la sentencia que hace lugar a la pretensión alimentaria se impondrán las costas al vencido
siguiéndose la regla general del art. 68604.
1. “ALIMENTOS ATRASADOS”
Como vimos, la obligación judicial de pagar alimentos se retrotrae hasta el momento de interposición
de la demanda.
Se considera que en ese momento en que se exterioriza la necesidad de la prestación nace el interés
por los mismos y de allí que el legislador mande pagar los períodos correspondientes desde tal fecha
600
“El art. 641, Código ritual, al establecer en su párr. 2º que el juez fijará la suma que considere equitativa y la
mandará abonar por meses anticipados, desde la fecha de interposición de la demanda, pone fin al arduo debate
sobre el carácter retroactivo que debe asignarse a la sentencia que fija la cuota, precisándose además el
momento al que deben referirse sus efectos: la interposición de la demanda”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 2ª, 23/12/1998, “Y. A. M. v. F. s/alimentos”.
601
“No cabe acceder a la pretensión de la actora de retrotraer las cuotas alimentarias atrasadas al momento de
interposición de la demanda de divorcio, con anterioridad a la fecha de promoción del incidente de alimentos en
tanto ello importa violación del art. 641, Código Procesal -que refiere a la demanda alimentaria- y que no es
variable por la alegada reserva del derecho a reclamar alimentos. Máxime cuando en tal oportunidad sólo se
acordó el derecho de la alimentaria, pero dejaron sentadas las partes las diferencias correspondientes en cuanto
al monto, cuya determinación precisa (y por ende exigibilidad retroactiva) recién puede perfilar la prestación
realmente debida”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 9/6/1992, “Papa, Esterina v. Vanicola, Segundo
s/incidente de alimentos”.
602
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 17/4/1997, “Zalla y Cabaleiro, María v. Pitiot, Juan Carlos
s/alimentos”.
603
Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 24/6/1997, “Rodríguez, María Esther v. Genaiser, Juan Carlos
s/alimentos”.
604
“Atento el carácter asistencial de la obligación y, no obstante el acuerdo al que hayan arribado en el proceso,
las costas deben ser soportadas por el alimentante. De lo contrario, se vería desvirtuada la finalidad de la citada
obligación”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 21/9/1993, “C., S. G. v. F., G. F. s/alimentos”; 29/3/1996,
“S. de M., O. E. v. M., F. P. s/divorcio vincular, presentación conjunta” [J 14.11464-1].
322
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
hasta la de la sentencia, utilizando el parámetro de la cuota fijada en ésta para el cálculo de lo
adeudado605.
Si bien se busca que el juicio por alimentos no dure demasiado, es posible que ello no se logre y corra
bastante tiempo hasta la solución de mérito. De allí que es posible que la suma correspondiente a
estos “alimentos atrasados” sea importante por lo que habrá de calcularse la misma fijándose una
cuota suplementaria que deberá estar a cargo del obligado y será pagada junto con los alimentos
correspondientes a los períodos posteriores a la sentencia606.
Se resolvió que la télesis del pago fraccionado de la deuda de alimentos correspondientes a
diferencias en concepto de cuotas devengadas durante la tramitación del juicio es evitar un serio
perjuicio económico en el alimentante que, a su vez, comprometa su capacidad asistencial en el
devenir de la imprescindible integración de nuevas cuotas y de allí la conveniencia de recalar en el
mecanismo que edicta el art. 642, Código Procesal607. Ello así por cuanto los jueces no pueden
permanecer ajenos a la realidad laboral y económica del país por lo que deben adecuar los derechos
de los litigantes a ello y justamente en aras del cabal cumplimiento de la prestación alimentaria, la
jurisprudencia ha venido elaborando esta doctrina judicial que permite abonar los alimentos
devengados durante la tramitación del juicio en cuotas con el fin de lograr su efectiva cancelación608.
Entendemos que si existió condena a pagar alimentos provisorios como medida cautelar, las sumas
entregadas en tal condición habrán de ser descontadas del monto correspondiente a los “alimentos
atrasados” abonándose en este concepto, entonces, sólo la diferencia. Lo contrario importaría un
indebido enriquecimiento del alimentado a costa de su alimentante.
Agrega la norma que el cálculo de la cuota suplementaria a cargo del demandado -teniendo en cuenta
que ya carga con la cuota normal- deberá realizarse “de acuerdo con las disposiciones sobre
inembargabilidad de sueldos, jubilaciones y pensiones”. Sobre el punto remitimos a la nota del art.
219 y también a la del art. 645 donde se contempla una excepción a este principio.
1. PERCEPCIÓN
605
“Los alimentos atrasados a que se refiere el art. 642, Código Procesal, son aquellos devengados durante la
tramitación del juicio, por lo tanto, no corresponde disponer el pago de la prestación por mensualidades cuando
se trata del incumplimiento de cuotas fijadas por sentencia o acuerdo de partes, las que pueden ser integralmente
reclamadas por el alimentado y por la vía específica”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 29/4/1997, “C., R.
A. v. V., M. A. s/alimentos”.
606
“Las cuotas otorgadas para el pago de los alimentos atrasados deben guardar relación con el monto de la
determinada como principal, en virtud de que el arbitrio previsto por el art. 642, Código Procesal impone que se
compatibilicen los intereses de las partes a fin de no quebrar el equilibrio existente entre la situación económica
del alimentante y la cuota fijada, imponiéndose a la contraria una espera acorde con esa circunstancia”. Cám.
Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª, 18/7/1997, “Gómez, Rosalía v. Gómez, Norman s/alimentos”.
607
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/11/1997, “P., N. S. v. M., M. E. s/ejecución sentencia alimentos”.
608
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/8/1998, “A., I. L. v. A., L. D. s/alimentos”.
323
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Aun cuando las partes no se hubieran puesto de acuerdo respecto de la existencia del título o el monto
de los alimentos en la audiencia del art. 636, una vez recaída condena pueden convenir la forma en
que habrá de hacerse efectivo el pago de las cuotas ya establecidas por el juez.
Ese convenio se presentará ante el magistrado o se celebrará en su presencia y éste podrá homologarlo
para que tenga mayor fuerza. Allí se podrá consensuar la manera en que se efectivizará el mismo
(depósitos, uso de tarjeta de crédito, entrega en efectivo contra recibo, pagos parciales, etc.).
Si nada se conviene, el deudor de los alimentos debe depositar la cuota establecida por el juez en una
cuenta especial del Banco de la Provincia de Buenos Aires de donde el beneficiario realizará la
extracción correspondiente.
El cobro será realizado en forma personal por el alimentado -o su representante legal si fuere incapaz-
. Sólo podrá cobrar un apoderado si ello fue peticionado de manera previa en la causa y el juez lo
resolvió favorable y fundadamente.
Se ha dicho que en materia de alimentos, si el demandado incumple la sentencia que ordena pagarlos
es pasible de sufrir embargo (art. 645). No surge duda alguna del texto legal que el presupuesto para
disponer tal medida es el incumplimiento por parte del alimentante, siendo insuficiente cualquier otra
razón como las de comodidad o conveniencia para la alimentada. Mediando cumplimiento voluntario,
el único régimen admisible es el previsto por el art. 643609.
1. APELABILIDAD
Si el juez dicta sentencia rechazando la demanda por alimentos, el actor podrá apelar ante la cámara.
El recurso se concederá en relación (art. 243) y “en ambos efectos”.
En este sentido se resolvió que el art. 375, CCiv. dispone que el “procedimiento en la acción de
alimentos será sumario” lo que implica la necesidad de un proceso simplificado, como el previsto en
los arts. 635 y ss., Código Procesal, sumario o plenario abreviado en cuanto no excluye la discusión
relativa al derecho de alimentos y a su entidad y posibilita la fijación definitiva de aquéllos, sin
encuadrar en ninguna de las categorías de juicio sumario u ordinario que distinguen los arts. 330 y ss.,
y 484 y ss., CPCC. Estando prevista la apelación libre únicamente respecto de las sentencias
definitivas dictadas en el juicio ordinario y en el sumario (art. 243), en los dos supuestos
contemplados en el art. 644 el recurso debe concederse en relación e incumbe al apelante la carga de
su fundamentación por ante la instancia de origen610.
En cambio, si admite la pretensión alimentaria, el demandado también podrá apelar pero esta revisión
no puede detener la ejecución de la sentencia por mandato del derecho de fondo (art. 376, CCiv.).
De allí que esta apelación se conceda con efecto devolutivo.
El art. 644 establece que si la sentencia hace lugar a la pretensión alimentaria, el recurso debe
concederse en efecto devolutivo. Además prescribe que “...se expedirá testimonio de la sentencia, el
que se reservará en el juzgado para su ejecución, remitiéndose inmediatamente las actuaciones a la
cámara”. Dicha disposición debe coordinarse con lo normado por los arts. 246, párr. 1º, y 250, incs. 1º
609
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 29/12/1989, “C. de I., M. Z. v. I. A. s/divorcio - tenencia - régimen de
visitas”.
610
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 5/3/1996, “V., C. v. A., A. s/alimentos”.
324
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
y 3º, CPCC. De tal coordinación interpretativa se extrae que el demandado apelante, dentro del quinto
día de notificada la providencia de concesión del recurso debe: 1) presentar memorial conteniendo la
fundamentación del recurso (art. 246, párr. 1º); 2) presentar copia de la resolución apelada (arts. 250,
inc. 1º, y 644). En ambos casos se trata de cargas procesales cuyo incumplimiento coloca al apelante
ante la perspectiva de una resolución desfavorable: la declaración de deserción del recurso
interpuesto611.
Y atento que el expediente deberá ser remitido a la cámara, este artículo contempla la expedición de
testimonio de la sentencia que se reservará en el juzgado para que pueda surtir efectos
inmediatamente y no se prive al alimentado de estas vitales prestaciones mientras tramita la apelación
ante la alzada, de manera análoga a lo regulado en el art. 250.
Respecto de la apelabilidad del resto de las resoluciones de este trámite se ha dicho que el juicio de
alimentos constituye un proceso especial en el cual el recurso de apelación sólo está previsto -en
principio- para la sentencia en mérito a la celeridad del trámite y esencia asistencial en que se nutre.
De ello resulta la inviabilidad de apelar una resolución emitida en la etapa de ejecución de
sentencia612. Sin embargo, frente a determinadas circunstancias que exceden el trámite normal del
proceso de ejecución de alimentos, no puede desconocerse al agraviado la posibilidad de alzarse
precisamente por tratarse de cuestiones que podrían no ser reparables ulteriormente (arg. arts. 551 y
591, Código Procesal). Sobre la base de lo expuesto debe considerarse ajena a la restricción recursiva
que edicta del art. 644, cit., la resolución por la cual se desestima un pedido de levantamiento de
embargo con directa gravitación sobre la regularidad de la subasta ordenada pues se trata de una
cuestión que excede los trámites ordinarios de ejecución613.
611
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 9/9/1986, “I., F. v. B., G. E. s/divorcio por presentación conjunta”.
612
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 17/12/1997, “M., E. v. M., J. E. s/alimentos y litisexpensas (recurso de
queja)”.
613
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 7/11/2002, “Sáenz, Anahí Graciela v. Lovero, Osvaldo Julio
s/alimentos”.
614
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/4/1990, “B., A. v. B., C. A. s/ejecución de sentencia de alimentos”.
325
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si transcurridos cinco días desde este acto no se produce el cumplimiento o la acreditación del pago
previamente hecho, la ley permite la traba de embargo sobre bienes del deudor ordenándose la venta
forzada de los mismos hasta cubrir las sumas correspondientes.
Se considera que sólo presentando constancia de pago podrá el obligado detener la ejecución615. No
será necesaria ni la liquidación previa ni la citación de venta, bastando sólo aquella intimación
judicial de pago para resguardar su derecho de defensa.
Así, la ejecución del convenio alimentario homologado -arts. 498, inc. 1º, y 645 - se rige por un
trámite especial distinto al previsto en los arts. 502 y ss. del Digesto ritual, fundado en la
particularidad del derecho que involucra; razón por la cual no es indispensable liquidación ni citación
de venta ni menos aún ventilar una faz probatoria integral toda vez que sólo es menester intimar el
pago y si no es efectivizado, motorizar el embargo pertinente sin más trámite y la consecuente venta
de bienes o detracción dineraria que corresponda y de allí que el obligado sólo puede oponer
excepción de pago documentado616.
Cuando el embargo se traba en virtud de deudas alimentarias no operan las reglas de
inembargabilidad del art. 219 ya vistas desde el momento que en esa afectación se enfrentan derechos
de idéntica naturaleza y jerarquía esgrimidos por ejecutante y ejecutado617.
En lo que respecta al derecho a percibir las prestaciones alimentarias vencidas y no cobradas o no
reclamadas, se ha señalado que el mismo es prescriptible o puede caducar por su no ejercicio. Si bien
respecto de la prescripción en la ejecución de la sentencia, no existiendo norma específica se aplica la
general de diez años contemplada en el art. 4023, CCiv. es lo cierto que en materia de alimentos
existe una norma legal que establece el plazo de prescripción para las pensiones alimenticias; y atento
la especificidad y claridad de sus términos, que no distingue en cuanto a las pensiones atrasadas a que
alude, debe tenerse por comprendidas en ellos los que fueron fijados en la sentencia. En tal sentido
deviene aplicable el plazo de cinco años previsto en el inc. 1º del art. 4027, CCiv.618.
615
“En mérito a la sustancia que motoriza a los alimentos donde adquiere relevancia la celeridad surgente de
una tramitación rápida y sencilla es que formulada la intimación de pago que prescribe el art. 645, Código
Procesal y transcurrido el plazo pertinente, deviene necesario arribar al embargo y venta de bienes suficientes,
soslayando la limitada cognición que prevén los arts. 503 a 506, ley adjetiva. Por ello, el alimentante, luego de
intimado de pago, tiene cinco días para cumplir (art. 646, CPC), siendo improcedente, en principio, oponer
excepciones que tiendan a paralizar las actuaciones y desvirtuar los propósitos en que se inspira la ley, tal como
la inhabilidad de título articulada por el apelante, desde que quien ha sido condenado a satisfacer los alimentos
debe abonarlos íntegramente, aun apelada la sentencia, pues el recurso de apelación contra ello es con efecto
devolutivo”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/4/1990, “B., A. v. B., C. A. s/ejecución de sentencia de
alimentos”. “El trámite de ejecución del crédito por alimentos no puede ser suspendido o condicionada su
procedencia a la suerte de un convergente pedido de reducción o modificación de la cuota”. Cám. Civ. y Com.
2ª La Plata, sala 1ª, 6/7/2001, “A., C. H s/incidente de disminución cuota alimentaria en autos: `D. O., M. v. A.
s/alimentos´”.
616
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/12/2000, “S., A. G. v. L., O. J. s/alimentos”. “Encontrándose
homologado el convenio que estableció la cuota alimentaria, resulta procedente el embargo solicitado ante el
incumplimiento del deudor del crédito acumulado por las cuotas impagas (art. 645, Código Procesal). Es que el
hecho de que el alimentante abone alimentos, no es motivo suficiente para levantar el embargo trabado sobre su
sueldo si estas sumas resultan inferiores a lo convenido”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 17/5/2001, “H.,
A. R. y otra s/divorcio vincular por presentación conjunta”.
617
“Teniendo en cuenta que la medida cautelar peticionada tiende a asegurar derechos alimentarios, no resulta
excesivo trabar un embargo sobre el 30% de la suma que por todo concepto percibe el demandado por su cargo
de director en el Hospital Municipal de Salazar”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 21/2/1995, “M., A. A. v.
V., G. A. s/alimentos (ejecución de alimentos)”.
618
Cám. Civ. y Com. Dolores, 24/10/1996, “Abre, Mónica v. Jiménez, Darío s/ejecución de sentencia”.
326
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 646. Divorcio decretado por culpa de uno o de ambos cónyuges
Cuando se tratase de alimentos fijados a favor de uno de los cónyuges durante la sustanciación
del juicio de divorcio, y recayese sentencia definitiva decretándolo por culpa de aquél o de
ambos, la obligación del alimentante cesará de pleno derecho, sin perjuicio de lo dispuesto en el
art. 80, Ley de Matrimonio Civil.
2. EXCEPCIÓN
La norma deja a salvo lo previsto en el art. 80, Ley de Matrimonio Civil.
Luego de la reforma operada por la ley 23515 al Código Civil se entiende que se está haciendo
referencia a la figura del art. 209 donde se contemplan los denominados “alimentos de toda
necesidad”, esto es, aquellos que los ex cónyuges pueden requerirse -medie o no declaración de
culpabilidad en el divorcio o separación personal- cuando no tuvieren medios suficientes para la
subsistencia ni forma de obtenerlos y el otro estuviera en condiciones de proveérselos.
619
“La obligación alimentaria es un derecho condicional y variable, que renace de continuo, y por tanto puede
cambiar cuando se modifican las condiciones de hecho sobre la base de las cuales se estableció: necesidades del
acreedor y situación de fortuna del deudor (arts. 370 y 372, Código Civil y 647, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª
La Plata, sala 1ª, 14/5/2002, “G., E. D. v. A. V., C. s/incidente de disminución de cuota alimentaria”.
327
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las partes entonces podrán requerir al juez mediante la vía del incidente la modificación de la cuota
originalmente establecida argumentando y demostrando las nuevas circunstancias fácticas.
Se ha dicho que el Código Procesal establece que toda petición de aumento, disminución, cesación o
coparticipación en los alimentos se sustanciará por las normas de los incidentes, en el proceso en que
fueron solicitados. Derívase de ello que es menester oír a la contraparte pues se deben respetar los
principios de bilateralidad y contradicción de toda contienda judicial para posibilitar la discusión en
debida forma de los derechos de las partes a fin de evitar la violación de la garantía constitucional de
la defensa en juicio620.
No se trata de revisar la decisión ya adoptada -para ello existe el recurso de apelación del art. 644 -
sino de buscar un nuevo pronunciamiento que se condiga con la nueva realidad existente621.
Se podrá pedir que la cuota aumente si es considerada insuficiente, disminuya si se la estima alta, cese
si ya no corresponde su pago622 o bien que se la comparta en los casos donde existen otros obligados
al pago en igual condición (art. 367, CCiv.).
Expresamente se indica que la tramitación de este incidente no suspenderá la percepción de las cuotas
establecidas originalmente.
Siguiendo la pauta del art. 641, la modificación tendrá efecto retroactivo a la fecha de presentación de
la demanda incidental. Se resolvió que tratándose de un reclamo de naturaleza alimentaria, el Código
Procesal establece claramente que las cuotas debidas deben liquidarse desde la fecha de interposición
de la demanda no previendo la norma legal excepción alguna a dicho principio. En los casos de
incidentes de aumento de cuota alimentaria rige el mismo principio pues los efectos de la resolución
judicial que fija la nueva cuota deben retrotraerse al momento de deducirse la acción -en este caso,
incidental- puesto que desde allí y no antes es que se pone de manifiesto -con relevancia jurídica- la
necesidad de incrementar la prestación623.
Esta norma establece como regla que “...el trámite para la modificación o cesación de los alimentos
no interrumpe la percepción de las cuotas ya fijadas...”. Se sostuvo que la rigidez de la norma sólo
puede ser obviada en supuestos especialísimos -por ejemplo, cuando la cuota fijada resultó
notablemente desproporcionada con las necesidades actuales de los beneficiarios o cuando se
demostró un mayor ingreso del alimentado o, finalmente, en los casos en que el cónyuge que percibe
alimentos comenzó a vivir en concubinato, incurrió en injurias o contrajo nuevas nupcias-. En otras
palabras, la disminución provisoria de la cuota sólo puede ser otorgada en aquellos casos en que
prima facie sea evidente la imposibilidad o improcedencia de continuar con la fijada por sentencia624.
620
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/10/2002, “V., L. A. y otra s/divorcio (art. 67 bis)”.
621
“La procedencia del aumento, disminución o cesación de la prestación alimentaria requiere una modificación
de los presupuestos de hecho sobre cuya base se estableciera la cuota”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
31/7/1999, “S., G. E. y otra s/divorcio vincular por presentación conjunta”. “Así como no existe impedimento
para la determinación del caudal económico del alimentante, acudir a la prueba indiciaria o presuncional de
significación económica ante la falta de prueba directa, siempre que reúnan las condiciones de eficacia que les
son propias, tampoco lo habría para así hacerlo en el ámbito de un incidente de modificación de cuota”. Cám.
Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/7/2001, “A., C. H s/incidente de disminución cuota alimentaria en autos: `D.
O., M. v. A. s/alimentos´”.
622
“De acuerdo al régimen legal vigente el derecho alimentario cesa para el beneficiario si éste contrae nuevas
nupcias, vive en concubinato o incurre en injurias graves contra el otro cónyuge (art. 218, CCiv.), hallándose a
cargo del alimentante las pruebas de las causales de cesación que invoca, porque resulta insuficiente su mera
alegación por parte de quien intenta desobligarse alimentariamente”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª,
1/4/1997, “D., B. D. v. G., M. s/alimentos”.
623
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 20/2/1997, “P., J. N. s/divorcio (art. 67 bis). Alimentos”. “La sentencia
que recepta una solicitud de aumento de la pensión alimentaria tiene efectos declarativos y no constitutivos, es
decir no hace más que verificar la existencia de un derecho anterior a su pronunciamiento, por cuyo motivo el
incremento debe abonarse, en principio, desde la notificación al alimentante del traslado del pedido y no antes”.
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/6/2001, “G. de P., M. L. s/divorcio vincular”.
624
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 15/12/2000, “N., J. C. v. C., M. I. s/incidente de modificación de
cuota alimentaria”. “El ordenamiento procesal establece que los trámites referidos a toda petición de aumento,
disminución, cesación o coparticipación de alimentos, no interrumpirá la percepción de las cuotas ya fijadas
(art. 647, Código Procesal), de donde cabe concluir que en el caso puntual del pedido de reducción de cuota
alimentaria, la resolución incidental que acoge la pretensión entablada con ese alcance, produce efectos ex nunc
es decir desde su dictado, lo cual resulta de toda lógica pues de lo contrario, habría derecho a exigirle al
328
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. LAS LITISEXPENSAS
Se trata de la suma de dinero que sirve para afrontar los gastos de justicia iniciales que una parte
puede reclamar de la otra para así poder acceder a los tribunales con una pretensión en su contra.
El Código Civil se refiere a las litisexpensas respecto de juicios de alimentos y de divorcio en los arts.
231, 375 y 1295.
No se trata de un monto equivalente a las costas del proceso sino simplemente el que sea necesario
para iniciar las actuaciones, el que también podrá ser ampliado en el curso del trámite si ello es
justificado debidamente.
Esta norma remite a la reglas del juicio por alimentos para tramitar su percepción.
alimentista la devolución de las cuotas que legítimamente percibió desde la demanda incidental, o en su caso
desde su notificación, lo que está en contradicción con la naturaleza asistencial de la prestación que tiene un
natural destino de consumo”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 5/12/2000, “S., A. G. v. L., O. J.
s/alimentos”; 6/7/2001, “A., C. H s/incidente de disminución cuota alimentaria en autos: `D. O., M. v. A.
s/alimentos´”; 10/12/2002, “`De O., M. J. P. v. A., C. H. s/alimentos cuadernillo apelación´”.
329
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
surgiendo eventualmente de la misma un saldo a pagar ya sea a favor o en contra del administrador o
gestor625.
Se observa de tal manera la existencia de ciertas etapas respecto de esta obligación, estructura que,
como veremos, tendrá directa incidencia en las fases procesales del trámite regulado específicamente
para estos supuestos.
Así, un primer momento tendrá que ver con la determinación de la existencia de la obligación en sí de
rendir cuentas.
Habrá que determinar aquí si la relación que une a los sujetos es de aquellas que por ley importa el
deber de que se acrediten los negocios realizados. Este vínculo nacerá respecto de los administradores
de sociedades luego de que éstas se extingan, de los mandatarios, de los tutores y curadores respecto
de los bienes de sus representados, de los comisionistas, de los gestores, etc.
Una vez establecida la obligación mentada, en un segundo momento será necesario efectuar la
rendición de cuentas propiamente dicha, esto es, la presentación del informe detallado y respaldado
documentadamente de las operaciones realizadas y la liquidación final de la que podrá surgir
existencia de ganancias o pérdidas respecto de aquel que demanda pidiendo tal exhibición.
Así es como se conformará una suma de dinero a pagar lo cual, si no se abastece voluntariamente,
dará lugar a la aplicación de las reglas de la ejecución de sentencias de los arts. 497 a 514 (art. 653 in
fine).
Es sabido que la obligación de rendir cuentas deviene de la realización de negocios ajenos más allá
del resultado de los mismos. Si la gestión fue ruinosa para el titular de los intereses en juego éste
tendrá otras vías para indagar si existió o no responsabilidad del administrador.
Por lo visto, la rendición de cuentas puede darse tanto en interés del administrador como del dueño de
los negocios. De allí que para el primer supuesto -o, en general, cuando este último se niegue a recibir
la rendición y aquél desee liberarse de su obligación- se prevea la demanda por aprobación de cuentas
que regula el art. 654 a cuya nota remitimos.
No es imprescindible recurrir a la justicia para que se efectúe una rendición de cuentas.
Ésta puede ser presentada por el administrador con forma de instrumento privado. La pretensión sólo
podrá esgrimirse judicialmente frente a la negativa del administrador ya sea respecto de la existencia
de un deber a su cargo de dar este tipo de explicaciones o bien, admitiéndolo, de la entrega concreta
del informa detallado y documentado.
Para estos casos es que se ha previsto el juicio de rendición de cuentas.
625
“El procedimiento judicial previsto por los arts. 649 y ss., CPCC, tiene por finalidad la comprobación de la
obligación de rendir cuentas. Sabido es que se encuentra en el deber jurídico de rendirlas todo aquel que haya
administrado bienes, o gestionado negocios total o parcialmente ajenos o ejecutado un hecho que suponga el
manejo de fondos o bienes que no le pertenecen”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 12/2/1998, “Lasarte,
Federico v. Yuen, Carlos s/rendición de cuentas”.
626
“En el proceso reglado en el art. 649, CPC se distinguen nítidamente dos fases unidas entre sí; la primera,
consistente en determinar si existe o no obligación de rendir cuentas y seguidamente, si la decisión es positiva,
la rendición o prestación formal de las cuentas. Esta última etapa constituye sustancialmente la rendición de
cuentas propiamente dicha y es natural consecuencia de la anterior”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 5/10/1995,
“Maraviglia, L. s/recusación”. “En materia de rendición de cuentas y fuera de los supuestos de los arts. 650 y
748, CPCC, la discusión versa sobre si existe o no obligación de que los accionados rindan cuentas al actor, es
decir, que nos encontramos en una etapa preliminar que la doctrina ha denominado `juicio de comprobación´,
sobre la cual la prueba no podrá referirse a cuestiones ajenas a la obligación de rendir cuentas y la sentencia
deberá limitarse a sancionar o rechazar esta obligación, sin contener condenaciones al pago de sumas de dinero
que puedan resultar de la rendición que en oportunidad posterior deba realizarse”. Cám. Civ. y Com. San
Martín, sala 2ª, 4/3/1997, “Catalini, Claudio Luis v. Odorisi, Lucía y otros s/incidente de rendición de cuentas”.
330
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
amplia -aquella que tiene que ver con la relación jurídica base de la que se desprende el deber
accesorio de rendir cuentas-.
La demanda se hará por escrito respetándose los contenidos genéricos del art. 330 y se introducirá
ante el juez del lugar donde deban presentarse las cuentas.
Normalmente si la relación es contractual se habrá de prever esta cuestión en el convenio. Ahora bien,
en los demás casos y, en general, cuando no está determinado este sitio, será competente el juez del
lugar donde se encuentre el domicilio del obligado, el del dueño de los negocios o el del lugar donde
se haya administrado el bien principal a elección del actor (art. 5º, inc. 6º).
Luego de presentada la misma, la ley menciona como particularidad que al conferirse el
correspondiente traslado se incluirá el apercibimiento al demandado de que si no la contestare o si
admite la obligación de rendirlas pero no las rindiere en el plazo que se habrá determinado en esa
resolución, se tendrán por aprobadas las cuentas que presente el actor mientras no se produzca prueba
en contrario.
De allí que si el demandado contesta y se opone a que exista una obligación de rendir cuentas a su
respecto, el juicio sumario habrá de continuar su curso hasta llegar a la sentencia donde se
determinará a cuál de los litigantes asiste razón.
Si el juez encuentra debidamente justificada la existencia de esa obligación condenará a rendir
cuentas en el plazo que determine bajo el mismo apercibimiento que incluye la última parte del párr.
2º de la manda en estudio.
Se ha dicho al respecto que el juicio de rendición de cuentas supone, corrientemente, dos etapas. En la
primera se discute la obligación de tenerlas que rendir. Si la sentencia admite la demanda y condena a
rendir cuentas, entonces sigue el trámite de la rendición de cuentas en sí siendo el trámite para
determinar si existe la obligación de rendirlas, el que corresponde al proceso sumario y la aprobación
de la rendición de cuentas se hace por el trámite de los incidentes, configurando este último una forma
especial de ejecución de la sentencia de condena627.
La figura de la “no contestación de demanda” adquiere aquí una configuración especial ya que frente
a tal contingencia, vencido el plazo para hacerlo el juez deberá disponer que sea el actor el que
presente las cuentas -en el plazo que también habrá de estimar- y de las mismas luego dará traslado al
demandado remiso quien, si vuelve a callar, ello importará la firmeza de las cuentas traídas a la causa.
Si, en cambio, manifiesta disconformidad, deberá producir “prueba en contrario” en el marco de un
incidente de impugnación respecto de las cuentas presentadas por el actor.
Pero también puede ocurrir que el demandado admita la existencia de la obligación de rendir cuentas.
Se produciría aquí una figura equivalente al allanamiento correspondiendo luego que presente el
informe detallado y documentado pertinente. Si a pesar de admitir el deber que pesa sobre él no
produce la rendición de cuentas en el plazo prefijado, una vez más el juez dispondrá que sea el actor
quien lo haga siguiendo luego el trámite ya descripto (traslado al demandado y eventual incidente
impugnativo).
Si se allana y rinde cuentas en el plazo estipulado, de ellas se dará traslado al actor para que las
controle y -eventualmente- también pueda hacer uso del incidente de impugnación a su respecto.
Se ha resuelto que cuando la parte condenada a rendir cuentas no cumple con esa obligación y esa
carga pasa a cumplirla la contraria, no es dable exigir a esta última el estricto cumplimiento de los
recaudos formales en cuanto a la precisión, carácter descriptivo -no sinóptico- y ajustada
concordancia a la documentación respaldatoria, trasladándose al demandado originariamente
condenado a rendir cuentas la carga de concretar y probar las presuntas dificultades de las cuentas
que, ante su incumplimiento, presentó la contraria. Ello así, inversamente a lo que sucede cuando las
cuentas no fueron presentadas en debida forma por quien tenía el deber de hacerlo. Sin embargo, esa
particular prerrogativa del actor que en supuestos como el señalado hace las veces de cuentadante, no
puede ser llevada al extremo de desentenderse de la realidad instrumental de la causa, ignorando
totalmente toda la documentación definitivamente incorporada al proceso, con innegable gravitación
para resolver el caso628.
627
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 9/5/1995, “Larrea, Alicia Clara v. Fernández Bazán s/rendición de
cuentas”.
628
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 8/10/1997, “Suárez, Rubén Mario v. Pesquero, Héctor s/rendición de
cuentas”.
331
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
629
“En términos generales, el trámite de los incidentes resulta aplicable de conformidad con lo prescripto por el
art. 175, CPC, a todas las cuestiones que tuvieren relación con el objeto principal del pleito y no se hallaren
sometidas a un procedimiento especial. Por el contrario, el proceso tendiente a establecer la existencia de
obligación de rendir cuentas posee tal previsión normativa particular (art. 649, Código cit.), mediante la cual se
determina la aplicación de las normas del proceso sumario y, sólo en casos excepcionales, se podrá sustanciar el
trámite por la vía del juicio ordinario. Ahora bien, si se arribara al reconocimiento de la procedencia del planteo
central -rendición de cuentas-, al encuadrarse el caso concreto en alguno de los supuestos contemplados por el
art. 650 del ordenamiento formal, vale decir condena judicial, obligación resultante de instrumento público o
privado reconocido o admisión por parte del obligado, el marco procedimental aplicable sí sería el incidental”.
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 1/12/1998, “Gerling, Elsa v. Artal, José s/incidente rendición de cuentas”.
630
“La ley ritual contempla la posibilidad de que ante el incumplimiento de la orden judicial sustentada en la
sentencia firme o ejecutoriada que declaró la obligación de rendir cuentas (al no darse los supuestos del art. 650,
inc. 2º, ley 7425) se puedan considerar y aprobar las que haya presentado el actor (art. 649, CPCC) pero que
para que ello suceda, a quien se encuentra obligado a rendirlas debió habérsele otorgado previamente un plazo
para materializar ese contenido y que a su vencimiento el resultado haya sido negativo”. Cám. Civ. y Com. 1ª
La Plata, sala 2ª, 10/10/2000, “Argenti Vendrell, María v. Toledo, Raúl s/rendición de cuentas”.
332
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También puede entenderse reconocida la obligación de rendir cuentas frente al silencio ante el
traslado de la demanda o el allanamiento que analizamos en la nota al artículo anterior.
En todos estos supuestos sólo quedará pendiente la etapa de la rendición de cuentas propiamente
dicha y para ello se reserva el trámite por vía incidental aplicándose las reglas de los arts. 175 a 187,
CPCC a cuyas notas enviamos. Obviamente, en muchos de estos casos, el incidente perderá su
naturaleza “accesoria” a un pleito principal para erigirse en proceso autónomo brindando las ventajas
de su trámite ágil y abreviado pero con debida sustanciación.
Se ha dispuesto que la vía incidental de la obligación de rendir cuentas solamente procede en los
supuestos de que exista sentencia declarativa estimando la obligación de rendir cuentas; o bien que la
obligación de rendirlas resulte de un instrumento público o privado debidamente autenticado; o si se
hubiere admitido tal obligación al ser requerido por vía de la diligencia preliminar prevista en el inc.
10 del art. 323, Código Procesal631.
También, que la rendición de cuentas a efectuarse por vía incidental debe contemplar la posibilidad de
brindar explicación, información documentada de las operaciones que efectuará en calidad de
mandatario respecto de los bienes del mandante y resultados obtenidos como asimismo la posibilidad
de detallar los gastos en que hubiere incurrido el comitente en cumplimiento de su mandato (arts.
1904, 1905, 1906, 1907, 1911, 1918, 1956, 1957 y concs., CCiv.) a fin de poder deslindar si ha
satisfecho adecuadamente su obligación y, ad eventum, si actuó o no fuera de los límites del mandato
o respondiendo a intereses suyos con preferencia632.
631
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 6/6/1995, “Grossi s/incidente revisión de cuentas”.
632
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 10/10/2000, “Argenti Vendrell, María v. Toledo, Raúl s/rendición de
cuentas”.
633
Rectius est: juntamente.
333
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En casos como el analizado el juez determinará en qué plazo deberá contestar el incidentado ya que si
la cuenta provisional es compleja o extensa y requiere de la compulsa de documentación abundante el
plazo de cinco días del art. 180 podría llegar a ser exiguo violentándose el derecho de defensa de
quien es traído a juicio por esta vía.
Asimismo, podrá alongar los plazos probatorios por idénticos motivos: existencia de abundante o
compleja prueba a producir -normalmente documental, informativa y pericial-.
1. RESPALDO DOCUMENTAL
Cualquiera fuese la parte que presenta la rendición de cuentas -actor o demandado- debe expresar las
operaciones realizadas en forma completa y detallada. Y además deberá aportar el fundamento
documental de las mismas cuando se encuentre en su poder. De lo contrario, deberá señalar dónde se
encuentra la documentación y, eventualmente, ofrecer prueba informativa o pericial si es necesario.
Por lo general, será el administrador demandado o incidentado el que tendrá en su poder la
documentación de los negocios (salvo que se los haya entregado previamente al actor).
Más allá de quién cuente con esos documentos, frente a las impugnaciones de las partes el juez deberá
poder conformar su convicción respecto de la corrección y exhaustividad de las cuentas presentadas
antes de aprobarlas sobre la base de elementos suficientes, carga probatoria que recaerá -según las
reglas generales- en ambas partes respecto de sus respectivos cuestionamientos.
De darse un déficit probatorio, ello redundará en la inclusión o rechazo de ciertos rubros u
operaciones y en el consiguiente detrimento respecto de uno u otro litigante.
2. EXCEPCIÓN
La regla es que toda partida que integre la rendición de cuentas debe encontrar su debida justificación
documental.
Sin embargo, como excepción legal aparecen los rubros de escasa entidad o, en general, aquellos
respecto de los cuales la costumbre hace que no se requieran recibos.
En tales supuestos, si los ítem fueren “razonables y verosímiles” -condiciones que sólo el juez ante
cada caso concreto podrá encontrar configuradas sobre la base de un análisis prudencial de las
constancias del expediente- serán admitidos sin apoyatura documental.
Se ha dicho que el art. 579 del Código ritual consagra en cabeza del martillero el deber de rendir
cuentas dentro de los tres días posteriores a la fecha de realización de la subasta. Una vez presentada,
el órgano jurisdiccional debe considerarla oficiosamente aun cuando no fuere observada por las
partes, pudiendo rechazarla o modificarla, en su caso. Cuadra puntualizar que la rendición de cuentas
debe ser suficientemente instruida y documentada, para posibilitar el contralor de los interesados y la
evaluación judicial634.
También que si bien es cierto que la rendición de cuentas no está sometida a formas sacramentales,
hace a su esencia que sea instruida y documentada de forma que, mediando impugnación por parte del
dominus negotii respecto de la existencia de una erogación liquidada indocumentadamente, compete
al cuentadante justificar su existencia y procedencia con los medios de prueba que correspondan. En
634
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 12/11/1987, “Bottero, Héctor L. v. Luca, Raúl L. s/cobro ejecutivo”.
334
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
este contexto, la facultad que la segunda parte del art. 652 del Código de rito le otorga a los jueces es
contingente y sólo puede ser usada con acotamiento a sus requisitos de procedencia, es decir, cuando
medie ausencia de costumbre en el hecho de documentar la entrega (pedir recibo) y éstas fuesen
razonables y verosímiles; obviamente, todo ello en función de las particularidades del caso dado, y
siempre con absoluta prudencia, tal como lo exige su carácter de norma de excepción635.
635
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 31/8/2000, “Nadalín, Rubén Daniel y otras v. Nadalín, Dorrie, Emilse
s/rendición de cuentas”.
636
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/5/1990, “Amado, Ana María v. Bernardotti de Amado s/ejecución de
sentencia”. “Una exigencia de rendición de cuentas por vía judicial, puede implicar eventualmente el pago de
los saldos reconocidos por parte del demandado (art. 653, CPCC) lo que implica en el caso previsto por la
norma, una rendición de cuentas de parte del obligado con antelación a la resolución judicial sobre ellas y sin
que se entienda que las ha aceptado”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 7/12/1993, “Pedelaborde, Bárbara
v. Rogati, Román Florentino y otro s/rendición de cuentas”.
335
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. RENDICIÓN DE CUENTAS “INVERSA”
Por lo general, es el dueño de los negocios quien pide al administrador de los mismos que rinda
cuentas sobre su gestión para, eventualmente, poder cobrar la suma de dinero en su favor derivada de
tal operatoria.
Sin embargo, puede darse el caso de que sea el administrador quien tenga interés en rendir cuentas.
Ya sea porque existe saldo a su favor o porque simplemente quiere desligarse de la obligación
pendiente por desidia o desinterés del dueño de los negocios. En estos casos, la ley contempla la
posibilidad de la “demanda por aprobación de cuentas” que tramitará en lo pertinente según las reglas
vistas para la rendición de cuentas “normal”.
Sólo se agrega aquí y como forma de dar mayor seriedad al planteo de aquel administrador que busca
rendir cuentas aceptando la existencia de un saldo a favor del dueño de los negocios, el requerimiento
de que con la demanda se adjunte constancia de haber depositado la suma de la deuda que entiende
configurada luego de las gestiones en interés ajeno.
De la demanda, la rendición de cuentas efectuada y la constancia de depósito se dará traslado al
demandado por el plazo que -una vez más- corresponderá fijar al juez atento la complejidad de las
operaciones que se informan. El traslado se ordenará bajo apercibimiento de considerarse la
aceptación de todo lo introducido por el actor si no se impugna debidamente al contestar.
Se ha dicho que si del examen integral de las constancias de autos no surge que la demandante revista
la condición de deudora que justifique la necesidad de liberarse de la obligación de abonar suma
alguna y, por consiguiente, de depositar cualquier importe de saldo deudor, la situación fáctica no se
encuadra en el supuesto de hecho que aprehende el art. 654 del ordenamiento procesal que está
previsto respecto del deudor interesado en liberarse de una obligación de pagar suma de dinero. Por
consiguiente, quien pretende ser declarado acreedor y reclama el cobro de las sumas que aduce
impagas en concepto de capital, intereses moratorios y punitorios derivados de un contrato que
suscribiera con la parte demandada para operar con tarjeta de crédito, no se encuentra habilitado para
intentar la acción promovida637.
CAPÍTULO I - Mensura
1. MENSURA JUDICIAL
La mensura judicial consiste en una operación técnica encomendada por un juez a un experto -
agrimensor- y que tiene por objeto determinar con precisión y sobre el terreno la extensión y límites
de un bien inmueble de acuerdo con lo consignado en el título respectivo.
Esta medida tendrá lugar en los dos casos mencionados en la norma.
637
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 25/2/1999, “Diners Club v. Peñas, Nora s/aprobación de cuentas”.
336
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En el primero de ellos, cuando no existan dudas respecto de los límites del inmueble de acuerdo con
el título, por lo que la mensura se limitará a constatarlos y transferirlos sobre la tierra mediante el
amojonamiento.
Se trata del proceso de mensura.
En el segundo supuesto, en cambio, los límites se encuentran difusos, confundidos y por eso la
mensura deberá determinar líneas demarcatorias claras entre fundos y luego -eventualmente-
transferirlas al terreno también mediante amojonamiento.
Estamos en presencia del proceso de deslinde regulado a partir del art. 670.
El proceso de mensura -a diferencia del de deslinde- es considerado un juicio voluntario por cuanto el
titular del bien sólo busca transportar los límites que dimanan del título a la tierra y de ese modo
contar con un claro amojonamiento que señale las concretas dimensiones del inmueble.
Ello tendrá importancia desde un punto de vista fáctico puesto que permitirá incorporar mejoras
vinculadas con tal demarcación como son, por ejemplo, alambrados, medianeras, plantaciones, etc. y
también desde el punto de vista jurídico desde el momento que facilitará su ofrecimiento si se busca
su venta o bien brindará precisión si se persigue constituir sobre él derechos reales, etc.
La mensura judicial no otorga derecho de posesión o dominio alguno al peticionante. Sólo proyecta
sobre la tierra los alcances de estos derechos preexistentes. De allí que éstos no puedan estar
discutidos.
Si de la operación resulta algún conflicto con un vecino lindero no en cuanto a la faz técnica de la
diligencia de marras sino respecto de la extensión del derecho que dimana del título, el proceso de
mensura será insuficiente para canalizarlo y deberá transitarse la vía correspondiente a las
pretensiones posesorias o reales pertinentes en el marco ya de un típico juicio contencioso.
1. REQUISITOS
La demanda o petición -para quienes califican a la mensura como un “procedimiento” por su
naturaleza no adversarial- se presentará por escrito satisfaciéndose los recaudos genéricos de estos
actos jurídicos de iniciación.
Se presentará ante juez competente que a estos efectos -ordenar y eventualmente aprobar la mensura
judicial- es el del lugar donde se encuentra el bien de que se trate (art. 5º, inc. 1º, párr. 2º).
Se incluirá la información aquí señalada y se acompañarán los documentos que se mencionan: datos
del peticionante, domicilios real y constituido, título de propiedad, datos identificatorios -nombres y
domicilios- de los vecinos colindantes o bien manifestación de que se ignoran los mismos y la
designación del agrimensor que realizará la tarea.
Se prevé el rechazo oficioso y liminar de la solicitud si no cumple con los recaudos establecidos, sin
perjuicio de que el juez ejerza previamente la actividad saneatoria del art. 34, inc. 5.b.
1. TRÁMITE
Introducido el escrito de inicio, considerado suficiente -o saneado a partir de lo que haya establecido
el juez-, este artículo indica los pasos subsiguientes del trámite vinculados básicamente a la
publicidad genérica de la medida a realizarse a través de edictos.
La publicidad específica tendrá lugar mediante el anoticiamiento concreto a cada uno de los vecinos
colindantes.
Se establece que el magistrado deberá, entonces, emitir una resolución disponiendo la realización de
la mensura por el agrimensor propuesto por el peticionante o bien, si no se lo designó, elegirlo de las
listas para designaciones de peritos. También se determinará el día y la hora en que realizará su
trabajo en el inmueble.
Asimismo, el juez dispondrá la publicidad por edictos que aparecerán durante tres días convocando a
todo aquel que tuviera interés en controlar -por sí o por apoderado- la forma en que se desarrolla la
operación de mensura. Tal publicación debe hacerse con suficiente anticipación a la diligencia
permitiéndose así la presencia de estos interesados y se brindarán datos a los fines de identificar el
bien, al solicitante de la diligencia, el órgano judicial ante el que tramita el pedido y el día y la hora en
que comenzarán las operaciones en el terreno.
Las demás pautas referidas a la publicación edictal deben buscarse en las normas que regulan esa
forma de notificación -arts. 145 a 147, aplicables en lo pertinente-.
338
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por último, el juez comunicará el inicio de este trámite a la oficina topográfica que corresponda de
acuerdo con la jurisdicción para que esta dependencia pública siga y controle la operación que puede
llegar a tener incidencia en los datos que allí se recogen.
1. PERITO AGRIMENSOR
Como todo auxiliar de la justicia de este tipo debe concurrir al juzgado a aceptar el cargo. Se aplican
las reglas de la prueba pericial al respecto.
Una vez cumplido ese paso, corresponde antes de efectuar la mensura propiamente dicha que el
profesional convoque a todos los interesados directos y conocidos en la medida: los propietarios de
los terrenos colindantes al que será objeto de mensura judicial, al peticionario y a la oficina pública
respectiva.
A los colindantes los notificará mediante “circular”, documento en el que constará la convocatoria y
donde obrará la firma de todos los anoticiados a petición del perito.
Con la debida anticipación el agrimensor deberá recorrer los domicilios de todos los vecinos
colindantes denunciados en el escrito de inicio, les informará de la operación a realizar, el día, la
fecha y demás datos que constan en los edictos y les requerirá la suscripción de la cédula como
constancia de la comunicación. Ante la negativa a firmar y dado que el agrimensor no cuenta -como
el oficial notificador- con la condición de funcionario público, deberá dejar constancia de aquella
circunstancia junto con la firma de dos personas que oficiarán de testigos de lo consignado en la
circular.
Estas notificaciones por circular se harán en la persona del propietario del fundo lindero o bien de
aquel que lo represente indicándose ese extremo. Si éste también se niega a firmar, se recurrirá a los
dos testigos que podrán avalar el hecho de la notificación y expresa negativa a suscribir la circular.
Si existen terrenos colindantes fiscales, se habrá de convocar a la autoridad estatal que corresponda.
Al peticionario se le cursará “aviso” con los mismos datos que obran en la circular y edictos.
Y a la oficina topográfica se requerirán instrucciones respecto de los requisitos a tomar en la
diligencia y en relación con el previo cumplimiento de requisitos administrativos -pagos, llenado de
formularios, etc.-.
339
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como se advierte, se busca la más completa publicidad de la mensura específicamente referida a
todos aquellos con directo interés en controlar la forma en que se desarrollarán las operaciones y así
poder efectuar las oposiciones a que se crean con derecho.
340
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En cambio, será el juez quien disponga la postergación si la mensura se frustró por ausencia del
perito. Éste tendrá que renovar todos los actos de publicidad de los arts. 658 y 659. Ello, entendemos,
a su costa si no existió motivo razonable para no concurrir a efectuar la diligencia en el día acordado.
341
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1º) Concurrir al acto de la mensura acompañados por peritos de su elección, siendo a su cargo
los gastos y honorarios que se devengaren.
2º) Formular las reclamaciones a que se creyeren con derecho, exhibiendo los títulos de
propiedad en que las funden. El agrimensor pondrá en ellos constancia marginal que suscribirá.
Los reclamantes que no exhibieron sus títulos sin causa justificada, deberán satisfacer las costas
del juicio que promovieren contra la mensura, cualquiera fuese el resultado de aquél.
La misma sanción se aplicará a los colindantes que, debidamente citados, no hubiesen
intervenido en la operación de mensura sin causa justificada.
El perito deberá expresar, oportunamente, su opinión técnica acerca de las observaciones que se
hubiesen formulado.
2. RECLAMOS POSTERIORES
Ya dijimos que la mensura por regla no afecta los derechos de dominio o posesión respecto de los
bienes involucrados (art. 656).
Sin embargo, en los hechos ello puede ocurrir cuando al aplicar en el terreno los límites previstos en
el título se invada el fundo vecino. Para evitar estos errores o diferente interpretación de los términos
del título es que se da oportunidad a todos los interesados a que participen y controlen la realización
de la mensura.
Se exige -como siempre- diligencia en esta tarea de fiscalización.
Si algún propietario colindante debidamente citado no concurre a la diligencia de mensura o bien,
concurriendo, no presenta los títulos que fundamenten su oposición sin causa justificada, si el juez la
aprueba y de ella surge un perjuicio a su respecto al desconocerse la plenitud de sus derechos de
dominio o posesión, podrán posteriormente plantear pretensiones reales o posesorias buscando que se
reconozca el verdadero y pleno alcance de sus derechos reales.
Sin embargo, por no haber sido diligentes en el momento en que pudieron controlar la mensura, el
Código Procesal Civil y Comercial establece que las costas de este proceso por el cual se cuestiona el
alcance de la diligencia ya aprobada será a cargo de los actores más allá del resultado del mismo.
Se trata de otra excepción a la regla de imposición de costas del art. 68, específica del trámite que nos
ocupa y que en definitiva tiende a fomentar la debida diligencia en la conducta procesal de las partes.
342
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
3. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 667, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. MOJONES
Si en la diligencia de mensura se constata la presencia de mojones o marcas previamente establecidas,
el agrimensor sólo podrá removerlos si se encuentran presentes todos los vecinos linderos y
manifiestan su conformidad para ello, de lo que deberá quedar constancia escrita en el acta y suscripta
por todos ellos.
Más allá de que se remuevan o no los mojones anteriores, el perito podrá colocar sus propios hitos de
manera en que pueda advertirse claramente cuáles son los que corresponden a esta mensura judicial.
1. CONCLUSIÓN DE LA DILIGENCIA
Como vimos, de todo lo realizado -e incluso día tras días si la diligencia se extiende en el tiempo- se
labrará por el perito acta detallada donde se volcarán las actividades desplegadas en cada jornada, la
identificación de los vecinos linderos presentes, si intervienen por sí o por apoderado, si formulan
oposiciones, el tenor de las mismas, la firma de todos ellos y demás circunstancias que se entiendan
de importancia -suspensiones de la mensura, anuencia para el retiro de mojones anteriores, etc.-.
El acta será presentada en el expediente así como también la circular de notificación.
Por otro lado, a la oficina topográfica que corresponda deberá el agrimensor llevar un informe
detallado de la forma en que condujo la diligencia y copia del acta y del plano de la mensura por
duplicado para los fines previstos en el artículo siguiente (art. 667).
Se lo responsabiliza por los daños que acarree la demora en presentar esa documentación cuya
producción hace a las tareas propias encomendadas judicialmente.
343
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. APROBACIÓN DE LA MENSURA
Si no hay oposición de los vecinos colindantes y la oficina técnica tampoco adujo impedimento
alguno, el juez emitirá resolución aprobando la mensura y mandará expedir los testimonios que
correspondan.
Por supuesto -como vimos- esta aprobación no tiene efecto alguno sobre los derechos de posesión o
propiedad involucrados.
Se determinarán también los honorarios del experto de acuerdo con las reglas aplicables al desempeño
de los peritos y, en particular, las que regulan el trabajo de los agrimensores.
1. IMPUGNACIONES
Si, por el contrario, existen reparos de índole técnica contra la mensura efectuada ya sea provenientes
de la oficina técnica o de los colindantes, se dará traslado de los mismos a los interesados -
344
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
peticionario y agrimensor según corresponda- para que esgriman las razones que consideren válidas
en defensa de la forma en que se llevó a cabo la diligencia.
Contestados los traslados -o vencido el plazo para ello- el juez resolverá aprobando o no la mensura.
Podrá recurrir -eventualmente- a sus facultades instructorias si requiere de otra opinión técnica para
dilucidar el planteo.
Si la aprueba, mandará expedir testimonios como en el caso del art. 668.
CAPÍTULO II - Deslinde
1. DESLINDE. FORMAS
El deslinde presupone un estado de incertidumbre común respecto de la extensión de un inmueble638.
Esto es, ninguno de los propietarios de fundos colindantes puede determinar con precisión el lugar por
donde debe pasar la línea divisoria entre ambos bienes. Se trata de “límites confundidos” como indica
el art. 655, inc. 2º.
No es el caso donde un propietario afirma que la línea tiene determinada traza y ésta avanza sobre el
terreno que el otro vecino entiende como propio. La situación en este supuesto es diversa porque se
configura una zona de terreno que cada parte reclama para sí. Aquí la que resulta adecuada no es la
acción de deslinde sino la reivindicatoria. El Código Civil destina el deslinde a los casos donde los
límites de los terrenos estén cuestionados o cuando hubiesen quedado sin mojones por haber sido
éstos destruidos y la finalidad consiste en que a uno de los poseedores se le restituya el terreno en
cuya posesión estuviese el otro (art. 2747).
En el caso del deslinde, frente a la aludida incertidumbre las partes pueden arreglar la cuestión fuera
de los tribunales o bien someter el diferendo a la jurisdicción.
Si se lo realiza de manera extrajudicial se deberá recurrir a las pautas del art. 2753, CCiv. Allí se
señala que “el deslinde de los terrenos puede hacerse entre los colindantes por acuerdo entre ellos que
conste en escritura pública. Bajo otra forma será de ningún valor. El acuerdo, la mensura y todos los
antecedentes que hubiesen concurrido a formarlo deben presentarse ante el juez para su aprobación; y
si fuese aprobado, la escritura otorgada por personas capaces, y la mensura practicada, servirán en
adelante como título de propiedad, siempre que no se causare perjuicio a tercero. En lo sucesivo, el
acto puede únicamente ser atacado por las causas que permiten volver sobre una convención”.
A esta figura -”deslinde por convenio”- hace alusión el artículo en análisis del Código Procesal Civil
y Comercial indicándose que el instrumento público donde conste ese acuerdo y sus antecedentes se
presenten ante el juez competente quien luego de dar intervención a la oficina topográfica respectiva
habrá de aprobar el deslinde si correspondiere.
638
“Los requisitos de la acción de deslinde son los siguientes: a) que los terrenos pertenezcan a distintos
propietarios; b) que los terrenos sean contiguos; c) que la contig idad afecte a dos predios rústicos, ya que la
acción de deslinde `no se da para dividir los predios urbanos´ (art. 2748, CCiv.); d) que medie confusión de
límites entre las heredades contiguas, de modo que no se conozca con certeza la línea divisoria a raíz de no
haberse fijado nunca o de haber desaparecido los signos -mojones, cercos o piedras- mediante los cuales se
exteriorizaba”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 23/3/1995, “Marinovich, Margarita v. Alarcón Grignolo,
Ángel O. s/acción sumario de deslinde y propiedad horizontal”.
345
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Una o ambas partes habrán de llevarlo ante el magistrado del lugar donde se encuentren situados los
bienes involucrados (art. 5º, inc. 1º) para que lo apruebe y una vez cumplido ese paso, lo será sin
perjuicio de los derechos de terceros quienes, al no haber sido partes en el pleito, pueden plantear sus
pretensiones derivadas del dominio o de la posesión de las tierras que fueron incluidas en ese acuerdo
de deslinde.
Del deslinde judicial nos ocuparemos en la nota al artículo siguiente, al que remitimos.
346
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Operarán aquí las reglas de la mensura ya vistas, sin que pueda dejarse de lado la intervención de la
oficina topográfica.
Cumplida la diligencia por el experto y luego de un traslado a las partes por diez días, si no hay
objeción se la aprobará determinándose definitivamente respecto de los intervinientes en este juicio la
línea divisoria entre las heredades.
Si existiere oposición de alguno de los colindantes o de la oficina topográfica, previo traslado al resto
de las partes -y producción de prueba en los plazos que el juez determine si ésta fue ofrecida y resulta
de utilidad- dictará sentencia.
Podrá aplicarse la previsión ya mentada del art. 2755, CCiv. respecto de los casos donde la prueba sea
insuficiente.
1. EJECUCIÓN
Se remite en cuanto a la ejecución de la sentencia de deslinde a las pautas del proceso de mensura: se
habrán de expedir testimonios, disponer las inscripciones pertinentes y, si corresponde, se realizará la
instalación de hitos o mojones para transferir al terreno la línea demarcatoria definitiva.
2. TRÁMITE
El Código Procesal Civil y Comercial refiere una vez más al juicio “sumario” en alusión al trámite a
seguir para canalizar esta pretensión de aquel que quiera dar por concluido el condominio que integra.
El juez competente será una vez más el del lugar donde se encuentre ubicado el bien a dividir (art. 5º,
inc. 1º) y se establece que la sentencia luego de corroborar básicamente la existencia de este peculiar
derecho real, la posibilidad de la división y la porción del interés que representa cada comunero, fijará
las pautas para que se cumpla con la división de la cosa común639.
Tales indicaciones serán cumplidas por las partes o bien serán la guía para la ejecución forzada de la
resolución que veremos a continuación.
Se ha dicho que tanto el título VI del Libro IV del Código Procesal como la definición del art. 2673,
CCiv. presuponen que esté fuera de discusión el derecho real de propiedad en cabeza de cada
condómino litigante, como lo revelan otras disposiciones concordantes, como el art. 2692 que
autoriza a cada propietario a pedir en cualquier tiempo la división de la cosa común, o el alcance
declarativo que a la división asigna el art. 2695 del mismo Código. La controversia regulada en los
arts. 673 y ss., CPCC, no finca sobre el derecho a promoverla sino apenas sobre la división en sí,
sobre si procede o no (formas de la división, aspectos económicos, conveniencia, etc.). Es su
presupuesto, entonces, que las partes estén contestes en lo concerniente a la comunidad sobre la cosa.
Acerca de esa condición, no puede desbordarse el marco del conocimiento que hace al objeto singular
de este litigio. Así, negada la existencia del condominio, quien se pretende copropietario debe
promover la acción real que le concede el art. 2761, CCiv. y no la divisoria, que presupone que no se
discute la existencia de aquél sino la procedencia o forma de dividirlo. En el proceso de división de
cosas comunes, por basarse en la compartida titularidad de ellas, no cabe discusión alguna sobre el
derecho de propiedad de las partes. Son cuestiones que exceden el marco de tal controversia las de la
existencia y la plenitud del derecho de copropiedad; la misma no se da en defensa de un derecho
real640.
Se ha sostenido asimismo que en el proceso de división de cosas comunes que se sustancia y resuelve
por el procedimiento del juicio sumario es admisible la reconvención siempre que ésta guarde
suficiente conexión con la pretensión originaria. De acuerdo con esa directriz, se ha resuelto que
procede la reconvención si se demanda por división de condominio de un inmueble y el demandado
reclama la disolución de la sociedad de hecho que se invoca y se denuncia que el inmueble cuya
división es objeto de la demanda integra el patrimonio de la sociedad, no siendo óbice la circunstancia
de que, en principio, constituye requisito de la reconvención el de que sea susceptible de ventilarse
639
“Es correcta la aplicación de costas por su orden si los demandados no fueron puestos en mora con
antelación a la promoción de la acción; no estando tampoco acreditado, de modo idóneo, el requerimiento
extrajudicial previo, y teniendo en cuenta asimismo, que el demandado representado por el defensor oficial no
se opuso expresamente a la pretensión (arts. 330 y 354, CPCC). Por otra parte, cuando hay menores interesados,
o ausentes como en el caso, las particiones deben ser siempre judiciales. Con ello se quiere significar que por
una y otra circunstancia, la parte actora estaba obligada a concurrir a la vía judicial para dividir el condominio y,
de tal manera, resulta de estricta justicia que tenga que abonar los gastos causídicos habidos en un trámite
obligatorio e instituido en su propio interés”. Cám. Civ. y Com. Dolores, 29/5/2001, “Santomassimo, Osmar
Héctor v. D´Ambrosio, Enrique s/división de condominio y cumplimiento de acuerdo”.
640
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 29/4/1994, “Compagnoni, José v. Vázquez, Isidro s/división de
condominio”.
348
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
por los mismos trámites de la demanda, debiendo en cambio decidirse, al proveerla, el procedimiento
que corresponde imprimirle641.
1. CUMPLIMIENTO DE LA SENTENCIA
Una vez firme o ejecutoriada la sentencia del juicio de división de cosas comunes, si no hay
cumplimiento voluntario de la misma, a pedido de parte el magistrado convocará a todos los
interesados a una audiencia643 para designar al profesional que realizará las concretas actividades
tendientes a llevar a la práctica el mandato judicial.
Dependiendo del tipo de bien se habrá de nombrar a un tasador o un partidor -si la división se hará en
especie- o bien un martillero -si se procederá a la subasta y posterior distribución del producido-.
Si, a pesar de lo que se indica en el art. 673, la sentencia no señaló pautas para llevar adelante la
división, se aprovechará la ocasión de esta audiencia para consensuar la forma en que se la practicará.
Como normas aplicables se señalan las del trámite de división de herencia en el caso de que no sea
necesario el remate o las del juicio ejecutivo si, por el contrario, procede la venta judicial de las cosas
comunes.
Serán pautas importantes en esta tarea las que provienen del derecho de fondo respecto de las formas
de división, la manera de acordar las mismas, etc. (arts. 2326, 2698, 3462, entre otros).
Se ha dicho que nuestro ordenamiento procesal contempla dos etapas en este tipo de procesos: a) la
primera relativa a la división de condominio en sí, en donde si las partes llegaren a un acuerdo sobre
la forma, entonces podrá el juez ordenar la división en la forma convenida o en la que pueda resultar
en caso de ser posible decidirlo en esta etapa; b) la segunda etapa, ejecutoriada la sentencia que
ordena la división, en donde el juez debe convocar a una audiencia para que las partes “convengan la
forma de división” en el caso de no haberse resuelto, y para designar los peritos, tasadores, partidores
o martilleros en su consecuencia. Igualmente, para el caso que la forma de división se hubiere resuelto
en la primera etapa, entonces la audiencia tendrá por fin designar los peritos o martilleros que la
641
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/6/1994, “Ottolina, Héctor Luis v. Angus, María Cristina s/división
de condominio”.
642
Rectius est: procedimientos.
643
“Las posiciones asumidas por las partes concurrentes a la audiencia prevista por el art. 674, CPC en cuyo
marco convendrán o no sobre la forma de división del condominio, aun admitiéndose la postura de una de ellas
no es susceptible de devengar costas, en tanto, justamente tal disenso o la eventual conciliación de posiciones,
conforman la materia de tal audiencia como acto propio y específico de la ejecución de la sentencia ya
pronunciada”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 25/4/1991, “Bertorello, Remo R. v. Vandale, Jorge C.
s/división de condominio”. “El pronunciamiento de la cámara en cuanto difiere para la oportunidad prevista en
el art. 674, CPCC la decisión en punto al modo de practicar la partición, no reviste carácter de definitivo en los
términos del art. 278, Código Procesal citado”. SCBA, Ac. 55.190, 3/5/1994, “Markic, Matilde y otra v. Markic,
Alfredo Oscar y otra s/división de condominio” [J 14.10414-6].
349
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
hagan efectiva. Y todo este procedimiento puede llegar a efectivizarse, sin que exista un real
enfrentamiento, litigio o controversia de fondo entre los comuneros644.
644
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 23/10/1986, “Zelasqui, Jorge A. y otros v. Zanesi, Hugo A. y otros
s/nulidad de proceso - regulación de honorarios”.
645
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 29/2/1996, “D. A., R. E. v. D. A., R. H. s/homologación de convenio”.
350
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
TÍTULO VII - DESALOJO
1. PRETENSIÓN DE DESALOJO
Mediante el acto petitorio de desalojo una persona busca recuperar el uso y goce de un bien inmueble
que se encuentra ocupado por quien no tiene título válido para ello. Esto último puede ocurrir tanto
por existir a su respecto una obligación exigible de restituir la cosa o bien por ser un simple intruso en
la medida en que no esgrima -y acredite- ser poseedor del bien.
La jurisprudencia ha calificado al desalojo como una pretensión personal que se dirige contra quien
usa actualmente la cosa inmueble. Protege al poseedor y tenedor que desee recuperar la tenencia o
posesión del bien entregado en virtud de un contrato o bien tomado sin derecho alguno por un tercero
que no alegue y demuestre posesión.
En este último aspecto, se ha sostenido que la mera invocación de derechos posesorios sobre una cosa
no significa que necesariamente la vía del desalojo utilizada quede agotada y deba recurrirse sin más
al juicio de reivindicación. Ello podría ser correcto en cuanto existiera verosimilitud en el planteo,
pero resulta inadecuado pretender la promoción de una acción real con el simple recurso de aducir
una supuesta posesión sobre el inmueble sin que exista prueba alguna sobre la misma, revelándose
como un recurso para mantenerse en el bien646.
Se trata de una vía limitada, lo que impide la discusión sobre la tenencia o la posesión en sí. Para esto
último se reservan las pretensiones posesorias o reales pertinentes o bien, la vía de los interdictos.
Así, se dijo que la pretensión de desalojo sólo es viable cuando la obligación de restituir por parte de
los ocupantes se muestra diáfana. Toda situación que se le oponga y que con alguna verosimilitud
enturbie esa claridad, hace que tal vía deba desecharse y tenga que llevarse la controversia al campo
de las acciones posesorias o petitorias. Como contrapartida, no cabe en el proceso de desalojo emitir
juicio sobre cuestiones posesorias ni de mejor derecho, las que deben quedar diferidas para ser
tratadas en alguno de aquellos ámbitos a los que habrá que recurrir para poder debatir el fondo de la
cuestión. El rechazo del desalojo, en estos casos, es sólo por ineptitud instrumental del proceso
elegido sin que sea dable al juez de la causa ir más allá de la declaración de tal ineptitud647.
También, que el proceso de desalojo reglado por el art. 676, Código Procesal da causa a una acción
personal cuyo objeto es lograr la restitución de la tenencia del inmueble de quien la detenta y tiene
una obligación de restituir exigible. Dicho proceso en atención a las especiales características
singulares que lo informan, no admite el debate de cuestiones que, aun siendo conexas, desbordan su
objeto desde que de admitirlas implicaría apartarse de la naturaleza especial de la pretensión de que se
trata648.
Subyace a esos pronunciamientos la idea de que el desalojo debe constituir un carril ágil y sencillo
para recuperar la cosa cuando quien la detenta ya no tiene derecho a ello sea porque se agotó,
apareciendo -en contraposición- una obligación exigible de restituir -vencimiento del plazo locativo,
del comodato, etc.- o bien porque nunca lo tuvo -simple intruso-. A ese aspecto declarativo de la
646
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 8/6/1999, “Leguizamón, María v. Pettinato, Ricardo s/desalojo”;
26/3/2002, “Da Rosa, Esther v. Scardini, Berta E. y otros s/desalojo”.
647
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 19/2/2002, “Brocani, Osvaldo E. v. Rodríguez, Norma del Valle
s/desalojo”.
648
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 11/4/2002, “Rossini, M. v. Bustos, W. S. s/desalojo”. “Salvo la
situación del intruso donde no existe vínculo entre actor y demandado, la vía del desalojo de inmuebles urbanos
(art. 676, CPCC) como instrumentación del ejercicio de una pretensión mediante un proceso especial prevé la
necesaria existencia de un nexo respecto del cual emane sin hesitación la obligación nítida de restitución por
parte del demandado al demandante”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 10/5/2001, “Ninni, Delia Haydée v.
Avellaneda, Francisco s/desalojo”.
351
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
sentencia se le agregará -para tornar operativa la medida- la condena a desocupar el bien, con
posibilidad de que la misma sea cumplida de manera compulsiva.
No debe perderse de vista que se trata de un proceso especial. Se ha dicho que la remisión al trámite
del proceso plenario abreviado no empece al carácter especial del juicio de desalojo en cuanto a sus
formas. Por ello, la autonomía conceptual y la especificidad de las normas que lo regulan desaconseja
incorporarle reconvenciones (art. 485, CPCC) que hagan convivir pretensiones contrapuestas con
mella del buen orden y celeridad del proceso649.
Sobre tópico idéntico se sostuvo que si bien se ha flexibilizado la postura en cuanto a admitir la
reconvención en el juicio de desalojo siendo viable aquélla, por ejemplo, cuando se fundare en el
pago por consignación y el desalojo versa sobre la causal de falta de pago, es lo cierto que la
autonomía conceptual y especificidad de las normas que regulan el proceso de desahucio justifican no
admitir por regla la reconvención con el fin de prevenir el posible enredo del juicio que debe ser
sencillo y rápido650.
2. JUICIO DE DESALOJO
Como vimos, si bien se trata de uno de los juicios especiales -tal como alude a ellos el mismo Código
Procesal Civil y Comercial- se ha dispuesto que el trámite de esta pretensión se realice a través del
proceso de conocimiento plenario abreviado (“sumario”).
De allí que tramitando el proceso de desalojo por la vía sumaria resulta inapelable la resolución que
desestima la citación del tercero pedida, al no encontrarse entre las apelables enumeradas por el art.
494, CPCC651.
El legitimado activo será -teniendo en cuenta el ya mencionado objetivo de la petición- todo sujeto
que tenga derecho al uso y goce de la cosa inmueble urbana o rústica -rural-. No sólo se tratará del
propietario. También se incluye aquí al poseedor animus domini, a quien goce del usufructo o uso de
la cosa, el locador652, comodante, administrador653, etc. Por supuesto, no debe gozar de ese uso y goce
al momento de la demanda de desalojo para que su agravio sea consistente.
Se ha dicho respecto de la excepción de falta de legitimación para obrar que la misma es sólo
invocable cuando quien demanda o contra quien se demanda no revisten la condición de personas
649
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 1/10/2002, “Martínez, Aníbal v. González, Miriam Susana s/desalojo”.
“Tratándose de un juicio sumario, la reconvención sólo es procedente “si las pretensiones en ella deducidas
derivan de la misma relación jurídica o son conexas con las invocadas en la demanda” surgiendo del texto
transcripto que la conexidad es el requisito de admisión, sea que ella derive de la misma relación jurídica o de
una situación jurídica distinta que afecte de algún modo la causa o el objeto del pleito. Ello se acentúa
tratándose de un desalojo por vencimiento de contrato, atento el carácter especial que reviste este proceso y la
necesidad de no entorpecer el recupero de la cosa por parte del locador por cuestiones ajenas a la obligación de
restituir que pesa sobre el locatario. Motivos de economía procesal y de eficacia constituyen la ratio legis del
art. 485 del rito habida cuenta de que carece de toda razonabilidad que acciones independientes entre sí y donde
el resultado de cualquiera de ellas ninguna influencia puede ejercer sobre las otras, tramiten todas en un mismo
proceso entorpeciéndose mutuamente en su desarrollo y avance natural hacia la sentencia”. Cám. Civ. y Com.
San Martín, sala 2ª, 3/8/1995, “Gómez, Fernando Rafael v. Veronelli, Horacio Carlos s/desalojo por
vencimiento de contrato”; 12/10/1999, “Bresa, Enrique Carlos v. Corbalán, Leandro Pedro; subinquilinos y
ocupantes s/desalojo”.
650
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 30/4/1996, “Graziano, José Francisco v. Usio, Daniel Alberto
s/desalojo” [J 14.13918-1].
651
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 16/11/1995, “Lens, Héctor Rubén v. Messina de Pellisari, Susana y otro
s/desalojo”.
652
“Si el contrato de locación fue oportunamente reconocido por las partes, lógico es concluir que el accionante
se encontraba legitimado para demandar como lo hiciera, pues el art. 676 del digesto procesal no limita la
acción de desalojo a los propietarios poseedores y como en nuestro derecho nada se opone a que se den en
locación cosas ajenas, resulta claro que ante el incumplimiento de la locataria, el locador se encontraba
legitimado para actuar como lo hiciera”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/4/1999, “Di María, Rodolfo
v. Andrada, Rodolfo Abel s/desalojo”.
653
“Tratándose la acción de desalojo de un acto meramente conservatorio, los administradores judiciales de la
herencia se encontraban legitimados para promover el juicio y consecuentemente para otorgar poder al efecto a
profesionales del derecho, máxime que como se consigna en la escritura, medió autorización judicial”. Cám.
Civ. y Com. Pergamino, 29/8/1995, “Nipote de Tallone v. Taborda, Héctor s/desalojo”.
352
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
idóneas o habilitadas por la ley para discutir sobre el objeto que versa el litigio. En este sentido,
siguiendo lo normado por el art. 676, CPCC están legitimados para promover el desalojo no sólo el
propietario, sino también el locador, el poseedor, el usufructuario y el usuario. Es decir, toda persona
a cuyo respecto el demandado tenga la obligación de desocupar o devolver la cosa654.
Por el otro lado, la ley enumera los casos de legitimados pasivos aunque todos esos supuestos pueden
ser resumidos a la luz de un parámetro determinante: la existencia respecto del sujeto de una
obligación exigible de restituir o entregar655.
Dentro de esta categoría encontraremos al locatario o sublocatario cuyo contrato se encuentre
vencido, al tenedor precario ante el requerimiento de comodante para que devuelva la cosa656, etc.
También al simple intruso que es quien ingresa al bien por actos unilaterales, sin la anuencia de quien
tiene el uso y goce del mismo, sin causa jurídica alguna y sin pretender ser poseedor animus domini
de la cosa657. A diferencia de los anteriores sujetos, el intruso debe entregar la cosa por no haber
existido nunca a su respecto un vínculo jurídico ni de hecho -posesión- que le otorgue derecho a
detentarla.
A estos fines la jurisprudencia ha utilizado el término “intruso” no sólo respecto de quien se introduce
sin derecho en un inmueble, sino también de aquel que continúa detentándolo luego de extinguido el
derecho sobre la base del cual obtuvo esa tenencia. Lo que aquí importa, más allá de la terminología
que se utilice, es la retención del bien sin título alguno que la legitime, de modo que la obligación de
restituir o entregar sea exigible658.
Nuestra Corte -por su parte- ha sostenido que corresponde desestimar la acción por desalojo intentada
si los demandados han acreditado prima facie el carácter de poseedores que invocaron, lo que impide
que pueda considerárselos deudores de una obligación exigible de restituir, como lo exige el art. 676,
CPCC659.
Respecto de la figura del fiador del locatario se ha dicho que no es legitimado pasivo pues no tiene
obligación exigible de restituir. Ahora bien, mediando pedido del actor, puede ser citado como tercero
en los términos de los arts. 88 y 94 del Código ya que las relaciones entre las partes de la vinculación
locativa son conexas con las que mantienen el locador-actor con el tercero-fiador660.
La demanda se debe entablar contra la totalidad de los obligados a desocupar el bien aun cuando se
desconozca la identidad de todos ellos. Si bien es harto conveniente averiguar de antemano la
cantidad e identidad de estos sujetos a los fines de cumplir debidamente las cargas procesales al
respecto que mandan identificar al demandado y acompañar tantas copias de la demanda como
accionados existan, tal información puede llegar a faltar.
En esos supuestos, bastará con la identificación del inmueble y la alusión de que resultan traídos al
juicio como parte todos los ocupantes del mismo.
654
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 1ª, 7/8/2003, “Cantore, Pascual v. Biglia, Héctor y ocupantes s/desalojo”.
655
“Del texto del art. 676, CPC, y de su exposición de motivos surge claramente que el desalojo puede utilizarse
contra todos aquellos que se encuentran en una preexistente obligación de restituir el bien, o en caso de
intrusión”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 5/9/2002, “Rivero, Diego Rosendo v. Freyre, Oscar -subinquilinos
y/u ocupantes- s/desalojo”.
656
“Si el propietario de un inmueble, por haber puesto fin a la vida en común con una mujer, abandonó el
inmueble, la situación de ésta, que pretende seguir habitando el inmueble, es la de una ocupante precaria, de allí
que sea admisible a su respecto la acción de desalojo toda vez que se ha hecho exigible su obligación de restituir
o entregar la cosa”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 28/8/1997, “Alegre, Felipe C. A. v. Paulenko, Mónica
B. s/desalojo”.
657
“El juicio de desalojo cabe que sea promovido contra el locatario, sublocatario, tenedor precario, intruso o
cualquier otro ocupante (doct. art. 676, CPC), con la condición de que no se sostenga por parte de éste que
posee con ánimo de dueño. Si la ocupación de la demandada del inmueble reviste la seriedad suficiente, el
reclamo de la propietaria del mismo debe transcurrir por los carriles de la acción de reivindicación, lugar donde
se podrá discutir con amplitud acerca de las pretensiones de las partes”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala
1ª, 4/2/2002, “Álvarez, Carmen v. Ruiz, Blanca s/desalojo”.
658
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 11/12/2001, “Greco, Haydée Olga v. Schaab, Karina y/u ocupantes
s/desalojo”.
659
SCBA, Ac. 83.235, 2/7/2003, “Cencosud SA v. Lanzavecchia, Raúl Antonio s/desalojo”; SCBA, Ac. 73.150,
21/11/2001, “Caporaletti, Gladys y otro v. Faisal, Rodolfo s/desalojo”.
660
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/7/1992, “Fernández, Juan Carlos v. Allegri, Víctor y otros
s/desalojo”.
353
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Entendemos que en el momento de la notificación de la demanda el oficial interviniente deberá
“informar acerca de la existencia de otros inquilinos, ocupantes o sublocatarios” (art. 57, acuerdo
1814/1978) a partir de cuya mención se podrá identificar debidamente el litisconsorcio pasivo a los
fines de determinar los alcances de la cosa juzgada que recaiga en este juicio.
Se sostuvo en este terreno que la sentencia de desahucio genera efectos contra la universalidad de los
ocupantes que detenten el inmueble objeto del juicio, de modo tal que la decisión recaída en la
instancia de origen debe hacerse extensiva a todos los moradores aun cuando no hayan sido
identificados en la diligencia de notificación de la demanda pues cabe considerar que la mentada
ocupación nació con posterioridad a la traba de la litis (arg. art. 676, CPCC y 57, acuerdo 1814/1978
SCBA)661.
Huelga aclararlo, resulta esencial a estos fines la correcta identificación del bien inmueble a desalojar.
La presencia de incapaces como litisconsortes de este juicio motorizará la intervención del Ministerio
Público (art. 59, CCiv.) como parte “legítima y esencial”.
Del alcance de la pretensión y la condición que habrán de revestir tanto legitimados pasivos como
activos habrán de surgir los puntos esenciales a acreditar mediante la prueba a rendirse en este juicio
“sumario”.
Básicamente habrá que demostrar la existencia de aquella obligación exigible de restituir para lo cual
se deberá fundar la existencia del vínculo preexistente y su vencimiento, sea por cumplimiento de
plazos (locación) o por manifestaciones unilaterales (comodato precario).
Téngase en cuenta que podrá eventualmente recurrirse a la medida preliminar del art. 323, inc. 6º a los
fines de que se requiera al ocupante que manifieste en qué condición ocupa el inmueble que habrá de
ser objeto del proceso de desalojo. Ello será de trascendencia en los casos de intrusión ya que -como
vimos- si se alega y demuestra sumariamente la existencia de posesión animus domini la vía procesal
intentada no habrá de ser admitida judicialmente dada la entidad del debate planteado que excede el
marco del trámite propuesto.
Normalmente serán los actores quienes deban acreditar la existencia de un vínculo jurídico previo
(locación, sublocación, comodato, contrato de trabajo que tenga como accesorio la entrega de
vivienda, etc.) así como la finalización del vínculo y -por lo común- la intimación fehaciente a
retirarse del mismo. En el supuesto del simple intruso, se limitará a exponer la existencia de los actos
unilaterales que dieron lugar al ingreso de la o de las personas al predio.
Se ha resuelto que cuando el dueño del inmueble es quien promueve la acción por desalojo no debe
probar la ilegitimidad de la ocupación que detenta el demandado. Por el contrario, es éste quien debe
acreditar la existencia de un derecho que dé sustento a esa ocupación o la verosimilitud de la
existencia de una ocupación animus domini que enerve la vía de la acción de desalojo intentada y
lleve la cuestión a las acciones posesorias o de reivindicación. Es que en todos los casos el propietario
tiene la presunción de que su derecho es exclusivo e ilimitado (art. 2523, CCiv.) norma ésta que ha
sido interpretada en el sentido de que el dominio tiene en sí la presunción de perfecto hasta que se
pruebe lo contrario662.
Luego, los demandados deberán revertir los asertos del actor mediante prueba en contrario -
inexistencia de obligación exigible de restituir, o derecho a ingresar al inmueble y, eventualmente,
posesión del mismo-.
El juez competente será -dada la naturaleza personal de la pretensión- el del lugar en que deba
cumplirse la obligación -de restituir- y, en su defecto, a elección del actor, el del domicilio del
demandado y el del lugar del contrato siempre que el demandado se encuentre en él, aunque sea
accidentalmente en el momento de la notificación (art. 5º, inc. 3º).
La acción de desalojo de inmuebles es una acción personal -se ha dicho- que tiene por objeto la
recuperación de la tenencia de un bien raíz que ha sido dada o perdida. Deducida por aquel que tenga
el derecho a recuperarla contra quien la detente sin derecho o ya sin derecho. De modo que procede
661
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 2/3/1999, “Sansone, Salvador v. Demb, Rodolfo Sergio s/desalojo”.
662
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 17/7/2001, “Compañía Inmobiliaria Libertad SA v. Gatella, Alberto y
otros s/desalojo”.
354
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
contra aquellos que enunciativamente prescribe el art. 676, párr. 2º así como, en general, contra
cualquier ocupante cuya obligación de restituir o entregar sea exigible663.
Art. 676 bis. (Incorporado por ley 11443, art. 1º) Entrega del inmueble al accionante
En los casos que la acción de desalojo se dirija contra tenedor precario o intruso, en cualquier
estado del juicio después de trabada la litis y a pedido del actor, el juez podrá disponer la
inmediata entrega del inmueble si el derecho invocado fuera verosímil y previa caución real por
los eventuales daños y perjuicios que se pudieren irrogar.
El juez sólo ordenará la medida cuando de no decretarse la entrega inmediata del inmueble,
pudieren derivarse graves perjuicios para el accionante.
663
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 20/6/2002, “La Marca, Gaetano v. Castillo, Miguel y otros
s/desalojo”.
664
Cám. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 30/8/2000, “Taúl, Juan Manuel y otro v. Servat, José s/desalojo”.
665
“La procedencia de la medida cautelar establecida en el art. 676 bis del CPC está limitada a las acciones de
desalojo dirigidas contra tenedor precario o intruso”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 2/3/2001, “Garzón,
Alfredo v. Galuzo, José s/desalojo”. “La medida excepcional que con clara naturaleza ha consagrado el art. 676
bis del CPCC para ser aplicada en aquellos supuestos en que la acción de desalojo se dirija contra tenedor
precario o intruso, reclama, además del presupuesto propio de toda cautelar -verosimilitud en el derecho- la
posibilidad de que de no disponerse la entrega del inmueble pudieran derivarse graves perjuicios para el
355
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Claro que a estos efectos, la calificación de “intruso” o “tenedor precario” que se efectúe en la
oportunidad de dictar la medida prevista por el art. 676 bis no puede interpretarse como
prejuzgamiento sobre la cuestión de fondo que debe resolverse en la sentencia del mérito666.
Asimismo, no puede ser requerida esta medida antes de la promoción del juicio. Sólo opera el pedido
“en cualquier estado del juicio después de trabada la litis”667.
De allí que se haya dicho que la imposibilidad de integrar válidamente la litis con quienes puedan
resultar ocupantes del bien motivo de autos, en la forma que pretende la demandada reconviniente,
torna inviable la entrega del inmueble anticipada ante la falta de uno de los elementos que
condicionan su procedencia -traba de la litis con el tenedor precario o intruso668-.
La jurisprudencia ha remarcado el carácter excepcional de esta figura precautoria. Así ha dicho que
para conceder la medida cautelar material del art. 676 bis el legislador requiere el imprescindible
concurso de ciertos presupuestos o requisitos (calidad de intruso o tenedor precario en el demandado;
verosimilitud del derecho del actor; peligro inminente de graves perjuicios para este último si se
demora la entrega pedida; contracautela real por los eventuales daños y perjuicios que se pudieran
ocasionar al demandado). Tales requisitos que al dictado del verbo con que el legislador incorporó el
art. 676 bis al Código de formas de nuestra Provincia parecen ser los mismos que permiten la
adopción de las medidas cautelares instrumentales clásicas, exigen del juzgador una mirada más
exigente y severa para decir de su configuración669. También, que la medida posibilitada por el art.
676 bis del CPCC es de índole cautelar, pero excepcional, similar a la del art. 610 del mismo Código
en el interdicto de recobrar, cuyo examen por la doctrina y jurisprudencia resultan de utilidad para el
caso670.
Le son aplicables a esta figura las pautas generales de las medidas cautelares. Así, se ha dispuesto que
es operativo a su respecto lo dispuesto por el art. 198 in fine por lo que se debe conceder el recurso de
apelación con efecto devolutivo671.
accionante. Dicho peligro en la demora no puede presumirse, ni basta la mera manifestación de la actora de la
posibilidad de un daño para que se acepte como real”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 8/11/2001, “La Spina,
Mariano Domingo y otra v. Da Fonseca, Alberto José y otros s/desalojo”.
666
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 21/9/1999, “Centeno de Haidar, Ana v. Cordonier, Rodolfo y/o
cualquier otro ocupante s/desalojo”; 3/12/2002, “Pirrota, Néstor v. Acuña, Matilde B. y otro s/desalojo”.
667
“En la acción de desalojo prevista en el art. 676 bis del Código Procesal debe acreditarse, para dar
cumplimiento al requisito de verosimilitud en el derecho, extremo requerido para el progreso de toda medida
que se encuadre como precautoria, la condición de intruso o tenedor precario que reviste el ocupante. En el
primer supuesto sería necesario que existan elementos que permitan inferir, provisionalmente, que el
demandado ingresó al inmueble contra la voluntad expresa o presunta del dueño o de quien tiene la disposición
del bien. Para la acreditación de la tenencia precaria sería pertinente demostrar prima facie que si bien el
ocupante tiene la cosa por la tolerancia de quien la ostenta legítimamente, a su pedido debe devolverla. La
acción de desalojo prevista en el art. 676 bis del CPC, por tratarse de una medida que sólo opera luego de
trabada la litis, es importante observar, además de la verosimilitud del derecho del accionante, la seriedad de la
defensa que ha opuesto el accionado, puesto que las posibilidades de progreso de la demanda de desalojo
también dependen de las circunstancias obstativas que haya mencionado el ocupante en su escrito de responde.
Es decir, la restitución inmediata no podría ordenarse si la verosimilitud del planteo del demandante se enfrenta
con una defensa que arroja la misma fuerza de convicción”. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 3/8/2000,
“Diana, Horacio v. García, Marcelo s/desalojo”.
668
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 10/9/1998, “Correa, Gloria v. Egea de Loredo, Lía Amelia s/depósito
judicial. Rest. inmueble”.
669
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 24/8/1999, “Díaz, Daniel v. Ocupantes Inmueble Diag. 73 2267
s/incidente de apelación”.
670
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 22/3/1994, “Marincovich, Nicolás v. Cali, Agustín Luis y/u ocupante
s/desalojo. Diligencia preliminar”.
671
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 16/11/1995, “Lens, Héctor Rubén v. Messina de Pellisari, Susana y otro
s/desalojo”.
356
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No se menciona al tenedor precario como legitimado pasivo de la pretensión en este caso y está
ausente el último párrafo de la norma provincial.
1. CONDENA ANTICIPADA
Vemos aquí una rara figura procesal, cual es la posibilidad de que se reclame y resuelva el desalojo de
un bien inmueble antes de que exista obligación exigible de restituirlo en los casos en que
previamente se pactó un plazo de duración en el marco de un contrato.
Como ya se señalara, es condición de procedencia del desalojo la existencia de un deber exigible de
reintegrar la cosa.
Aquí el legislador ha dejado de lado tal recaudo priorizando el temor fundado de que cuando llegue
ese momento el ocupante no cumpla en debido tiempo con su obligación y ello cause un particular
perjuicio al actor y por tal circunstancia permite la procedencia de una pretensión -y consiguiente
sentencia- con efecto “preventivo”.
El fallo determinará la fecha en que habrá de hacerse esa entrega de la cosa.
Se resguarda el derecho de la parte demandada haciéndose cargar al actor con todas las costas del
juicio en la medida en que se haya allanado a la demanda y, además, entregue el inmueble en la fecha
estipulada por el magistrado.
Así, se ha dicho que según el art. 677, tratándose de un contrato de locación pendiente de un plazo
convencional el locador puede para asegurarse el recupero del inmueble arrendado en el tiempo
convenido reclamar anticipadamente el desalojo. Siendo que ello presupone la posibilidad de una
condena de futuro, limitada a una orden de desahucio condicionada a que el inquilino no cumpla con
la entrega en el tiempo convenido, es lógico que la imposición de costas deba diferirse si la sentencia
se dicta con antelación al plazo y el demandado se allana a la demanda comprometiendo la entrega
oportuna. Llegado el momento, de acuerdo con la norma citada (que sigue el principio general
edictado en el art. 70, Código), las costas habrán de imponerse en función de lo acontecido. Serán a
cargo del demandado cuando no haya cumplido con la devolución en tiempo propio y serán a cargo
del actor cuando aquél sume al oportuno allanamiento la desocupación y entrega del bien arrendado
en la forma convenida. La devolución del bien arrendado vencido el plazo de arriendo es una
obligación del locatario (art. 1156 y 1606, CCiv.) que requiere la colaboración del locador, que debe
tomar razón de la cosa y recibir nuevamente su tenencia672.
De allí que, en estos supuestos, la sentencia no podrá -como es regla- imponer las costas ya que por
imperativo legal deberá esperarse a que venza el plazo para el cumplimiento.
Si se acredita la restitución oportuna del bien -y existió previo allanamiento- el juez por medio de
resolución posterior y sobre la base de esta norma habrá de imponer todas las costas al actor. Mientras
que si se incumple alguna de estas dos condiciones, la regla a utilizarse a los fines de atribuir la
responsabilidad por los gastos de la litis será la genérica que contempla el art. 68.
Se dispuso que habiéndose recurrido a la vía del desalojo anticipado, mediando allanamiento a la
demanda y cumplimiento de la obligación de desocupar el bien, las costas serán impuestas al actor por
haberse tratado de una tramitación, que a la postre, ha sido innecesaria673.
672
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 6/3/1990, “Hiene de Limmer Elke, Carla v. Foster, Ronald F.
s/desalojo anticipado”.
673
Cám. Civ. y Com. Azul, 20/8/1992, “Iglesia Evangélica Luterana v. Gailour, Pedro s/desalojo”. Cám. Civ. y
Com. Morón, sala 2ª, 14/2/1995, “Caico de Portillo, Lina v. Volpe, Claudio Valentín s/desalojo (condena
anticipada)”. “Si el inquilino reconoce el derecho del locador en su demanda anticipada y entrega el bien en
tiempo propio, funciona el art. 677, CPCC, y este último debe cargar con las costas. Los arts. 68 y 70, Ley de
357
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. LEY 21342
De esta antigua ley -hoy modificada por la ley 22434 - sobreviven algunas mandas con vinculación
respecto del trámite de desalojo que estamos analizando.
Así, tenemos que el art. 29 establece la validez de los convenios que se celebren entre las partes con
posterioridad al inicio de la locación relativos al precio de ésta y la desocupación del inmueble,
pudiendo su cumplimiento ser exigido judicialmente.
En su art. 47 se expresa que cuando el locatario, después de celebrar el contrato y estando en
ocupación del inmueble, hubiese convenido con el locador plazos diferentes de los originales, éste
podrá solicitar directamente el cumplimiento del convenio presentando el documento respectivo y el
juez, previa audiencia del locatario, decretará el lanzamiento sin más trámite que los correspondientes
a la ejecución de sentencia que condena a hacer.
El art. 48 señala que cuando el locatario se hubiese acogido a un plazo legal, al fenecer dicho plazo el
locador podrá pedir el lanzamiento en la forma establecida en el art. 47 probando documentalmente el
acogimiento del locatario al plazo de que se trate.
El art. 49 indica que denunciado por el locador que el locatario ha abandonado el inmueble675 sin
dejar quien haga sus veces, el juez recibirá información sumaria al respecto, ordenará la verificación
del estado del inmueble por medio del oficial de justicia quien deberá inquirir a los vecinos acerca de
la existencia y paradero del locatario y mandará librar oficio a la Policía al mismo efecto. No
obteniendo razón del paradero del locatario el juez mandará hacer entrega definitiva del inmueble al
locador.
La ley 21342 -se ha resuelto- se encuentra parcialmente vigente, resultando aplicable en virtud de lo
dispuesto por el art. 678, CPCC. Resulta innecesario el juicio de desalojo si se constata el abandono
del bien locado mediante el procedimiento que establece el art. 49, ley 21342676.
Enjuiciamiento son inaplicables para el caso a que se refiere el art. 677 del mismo cuerpo legal”. Cám. Civ. y
Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 3/12/1991, “Coporaal, Eldifonso v. Díaz, Enrique Alberto y otros s/condena de
futuro”. “La acción de desalojo con condena de futuro, tiene por objeto prevenir el daño que se derivaría de la
falta de un título ejecutivo en el momento en que la prestación sea debida, por lo que confiere al locador la
posibilidad de tener en sus manos la desocupación inmediata del bien si el locatario no lo hace en el término
pactado. Siendo, entonces, la acción principal el desalojo, es la que obviamente, debe regir el tema de las costas,
y no habiéndose objetado la condena a desalojar, no existe otro desemboque legal que el previsto por el art. 677,
Código ritual que contempla específicamente el tema”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 28/7/1988,
“Fontana de Depetrini, María v. Marasca SCA s/desalojo - condena de futuro”.
674
Rectius est: Aplicabilidad de la ley de locaciones urbanas.
675
“Habiendo desaparecido el objeto de este proceso, que no fue otro que obtener la desocupación del bien
locado (arts. 163, inc. 6º, ap. 2º y 676, Código Procesal), y no habiéndose trabado la litis, comprobado el
abandono por el locatario del inmueble arrendado, corresponde otorgar la tenencia definitiva de la cosa a la
parte actora, previo cumplimiento de lo prescripto en el art. 21, ley 6716, texto ordenado según dec. 4771/1996
(arts. 678, Código Procesal; art. 49, ley 21342; 1564, CCiv.)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/2/2000,
“Rosa, Florinda v. Pereira Batalla, Leoncio Douglas y/u ocupantes s/desalojo”.
676
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 17/7/2001, “Vispo Novoa, María del Carmen v. Coria, Eduardo
Emilio s/desalojo”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 22/2/1990, “Santhelli, Nicolás A. v. Galerías Queens
Village SA s/sumario (resolución de contrato)”.
358
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En sentido opuesto se ha dicho que yerra su planteo el recurrente cuando afirma que en el ámbito de
la provincia de Buenos Aires aún es de aplicación a la fecha la ley 21342. Ya no ocurre así. En efecto,
dispone el art. 678, CPCC “aquellos juicios de desalojo en los que sea aplicable la ley de locaciones
urbanas, se regirán en lo pertinente, por las disposiciones procesales que ésta contenga”. Al concluir
el ámbito temporal de la ley 21342 (arts. 1º y 7º), dejaron de ser aplicables las normas procesales que
ésta contenía, en la Provincia, no así en el ámbito nacional por expresa disposición del art. 32, ley
referida. En la Provincia no podía extenderse de tal modo la aplicación de la ley por efecto de lo
normado en los arts. 67, inc. 11 y 104, CN, de los que resulta una excepción lo normado por el art.
678 mentado que queda limitada sólo a los casos en que rija una ley de locaciones urbanas. Por otra
parte, aún en el orden nacional ya no es de aplicación el art. 33, ley 21342, por haber sido derogado
por el art. 2º, ap. VIII de la ley 22434677.
2. LEY 23091
Esta ley nacional de “locaciones urbanas” contempla un recaudo de tipo procesal en su art. 5º, el cual
reza “previamente a la demanda de desalojo por falta de pago de alquileres, el locador deberá intimar
fehacientemente al pago de la cantidad debida, otorgando para ello un plazo que nunca deberá ser
inferior a diez días corridos contados a partir de la recepción de la intimación, consignando el lugar de
pago”.
Se trata de una norma aplicable a sólo uno de los casos de juicio por desalojo -falta de pago en
locación- y la pauta aplicable tendrá importancia en la medida en que por su conducto se está fijando
un plazo de gracia para que el deudor cumpla con su deber, se lo está constituyendo en mora de
manera fehaciente y se determina con precisión la cantidad debida.
TÍTULO VIII
677
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 22/2/1990, “Santhelli, Nicolás A. v. Galerías Queens Village SA
s/sumario (resolución de contrato)”.
359
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. USUCAPIÓN DE INMUEBLES
Una de las formas de adquirir el dominio de un inmueble lo constituye la posesión animus domini
continuada de la cosa por los plazos legales frente a la inacción del titular registral.
Tal lo que contempla el art. 4015, CCiv. cuando reza “prescríbese también la propiedad de cosas
inmuebles y demás derechos reales por la posesión continua de veinte años, con ánimo de tener la
cosa para sí, sin necesidad de título y buena fe por parte del poseedor...”.
Esta figura -prescripción adquisitiva de inmuebles o usucapión- permite que una circunstancia
eminentemente fáctica como es el ejercicio de actos posesorios sobre un fundo durante un lapso
determinado de tiempo se transforme por imperio de la ley en una situación susceptible de dar
nacimiento a derechos reales, ya que quien detentó el bien con ánimo de dueño se transformará en el
titular -luego registral cuando se inscriba- del mismo desplazando en el derecho de propiedad al
anterior dominus que manifestó falta de todo interés respecto de la cosa de marras.
Se ha dicho que uno de los fundamentos de la figura puede ser encontrado en la preponderancia que
habrá de darse al trabajo y el desarrollo que importa incorporar mejoras al fundo, su cultivo, cuidado,
explotación, etc. frente a la desidia por décadas del dueño quien ha prácticamente olvidado sus tierras
privándolas así de sus potencialidades productivas.
Tal grave consecuencia -la privación del derecho de dominio respecto del titular registral para
declararlo adquirido por el poseedor- no puede menos que ser establecida por sentencia. De allí que se
requiera de un trámite judicial donde el demandado -anterior dueño- pueda esgrimir todas sus
defensas y ofrecer y producir prueba para desvirtuar las afirmaciones del actor por las cuales pretende
hacer operativas las mandas del derecho de fondo que regulan la figura en estudio.
A tales efectos es que se ha delineado el contorno del juicio de usucapión.
2. JUICIO DE USUCAPIÓN
La clave de esta pretensión consiste en acreditar los extremos que reclama el Código Civil para que
opere la prescripción adquisitiva de bienes inmuebles, tal como se desprende del artículo en estudio
que se refiere a “probar la adquisición del dominio de inmuebles, por la posesión, de conformidad a
las disposiciones de las leyes de fondo”.
Se ha dicho sobre este tipo de trámite que la demanda que pretende la usucapión del inmueble debe
sustanciarse con quien resulte titular de dominio o quienes acrediten ser sus sucesores (arts. 24, ley
14159, 3279, CCiv.; 679 y 680, CPCC) y su objeto lo constituye el logro de una declaración judicial
que reconozca operada en favor del o de los accionantes la prescripción respecto del bien en cuestión
como uno de los modos que el Código Civil estatuye para adquirir el dominio678.
Para ello se requerirá del juicio contradictorio regulado en este Título del Código Procesal Civil y
Comercial remitiendo en general al proceso de conocimiento plenario abreviado -”sumario”- y
estableciendo algunas pautas propias aplicables a este tipo de pretensión. Asimismo, la ley 14159 -
modificada por el dec.-ley 5756/1958 - ha incorporado mediante sus arts. 24 y 25 algunos
lineamientos procesales al Código Civil que como veremos encuentran correlato en las mandas en
análisis.
El juez competente para este trámite será el del lugar donde se encuentre el bien a usucapir (art. 5º,
inc. 1º).
3. PARTES
De este modo, dentro del marco litigioso de una usucapión, se enfrentarán por un lado quien o quienes
se encuentren poseyendo el inmueble y entiendan que a su respecto se han cumplido las condiciones
legales para que opere la figura del art. 4015, CCiv.
678
SCBA, Ac. 34.039, 8/10/1985, “Devicenzi, Zacarías E. v. Propietario desconocido s/usucapión y
reivindicación”; Ac. 56.922, 14/5/1996, “Cabrera, Manuel Edmundo v. Carbone y Pensa, Nelly Asunción María
y otra s/prescripción veinteañal” [J 14.4743-1].
360
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Demandado será quien o quienes aparezcan como titulares de dominio del bien a partir de constancias
registrales u otras fuentes679.
Si se cuenta con este dato -identidad del titular registral- podrá ocurrir que se carezca de su domicilio.
En tal caso, se actuará siguiendo las pautas del art. 681 -a cuya nota remitimos-.
Si, en cambio, no se logra determinar quién es el titular registral del bien agotados los trámites del art.
680 el juicio seguirá con demandado “incierto” (art. 341) dándose intervención al Defensor Oficial.
Fundamental será a estos fines la documentación cuya presentación requiere el inc. 2º de este artículo
y deberá ser emitida por el Registro de la Propiedad.
Allí se habrá de incluir toda la información concerniente a la “condición jurídica” del inmueble -
veremos que su descripción “fáctica” se hará mediante plano firmado por profesional matriculado y
controlado por el órgano administrativo pertinente-. Sabremos de este modo quién aparece como
titular o titulares de dominio, sus datos -que, eventualmente, podrán ser ampliados a partir de la copia
del título traslativo de dominio que contenga instrumentado el negocio que diera lugar a la inscripción
pertinente-, si hay condominio, la proporción en que cada comunero ejerce el derecho de propiedad, si
hay anotados gravámenes sobre la cosa, si los mismos se encuentran vigentes, etc.
En suma, se tratará de un juicio básicamente declarativo donde el juez luego de la prueba aportada
tendrá por existentes los recaudos de la usucapión respecto de determinado bien que a estos fines
deberá venir correctamente individualizado -como vimos- en lo fáctico mediante la presentación de
un plano firmado por profesional habilitado y previo control del organismo técnico administrativo
correspondiente680 tal como lo indica el inc. 3º.
Se dispuso que si bien el Código no exige que el plano de mensura -a adjuntar obligatoriamente al
promover el juicio- se encuentre titulado a nombre del prescribiente tal recaudo sí ha sido previsto en
el dec. provincial 1243/1979681. Asimismo que los planos de mensura aprobados constituyen uno de
los recaudos que debe cubrir el pretendido usucapiente pero los mismos, por sí solos, no son idóneos
para acreditar la posesión animus domini durante el lapso legal (art. 4015, CCiv.682).
Luego de tales pasos, el juez dictará sentencia declarando operada la transferencia de dominio y
mandará efectuar las inscripciones pertinentes683.
4. PRUEBA
Será esencial, entonces, la prueba de los extremos legales alegados en la demanda684.
679
“La parte que inicia un proceso de usucapión debe entablar la demanda contra quien figure como titular de
dominio en el Registro de la Propiedad. Cuando esa inscripción aparezca observada, asume el riesgo de que, en
el curso de la investigación que resulte necesaria para establecer esa titularidad, aparezca como tal quien en
realidad no lo sea (art. 679 y concs., CPCC; art. 24, inc. a], ley 14159). Y, por ello, también asume las
consecuencias de que quien sea demandado, nada tenga que ver con el inmueble y se excepcione. Sería injusto
que alguien ajeno a la causa, indebidamente demandado, deba cargar con las costas de su defensa, a la que se
vio obligado por un acto de quien, en definitiva, es el beneficiario del trámite que dio lugar a ella”. Cám. Civ. y
Com. San Martín, sala 2ª, 23/9/1999, “Ruiz, Carlos Alberto v. González, José B. y otro s/usucapión”. “El
proceso contencioso de usucapión debe entenderse con quien resulte titular del dominio o con aquellos que
acrediten en forma incuestionable ser legítimos sucesores del titular del bien”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala
1ª, 9/2/2000, “Albornoz, Anastacio Benjamín v. Noseda De Ventola, Amada s/usucapión”.
680
“El plano de mensura debe adjuntarse con la demanda, firmado por un profesional autorizado o matriculado,
determinativo del área, linderos y ubicación del bien, y aprobado o visado por el organismo que corresponda
que en la jurisdicción provincial lo es la Dirección de Geodesia del Ministerio de Obras y Servicios Públicos”.
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 24/10/1996, “Méndez Varela de García Costa, María y otras v. Barbosa
Piñeiro, Catalina s/usucapión”.
681
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 23/4/1996, “Farías, Alicia Ester v. Netto, Manuel s/posesión veinteañal”.
682
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 17/10/1995, “Artuso, Luis v. Sainz, Florencio s/posesión veinteañal”.
683
“En el caso en que interviene un municipio en una demanda promovida para obtener la adquisición de
dominio de un inmueble por usucapión y la acción prospera, no procede imponer las costas del juicio al ente
municipal si éste no ha efectuado planteos que obligaron a otro despliegue jurisdiccional que el derivado de su
necesaria intervención en el proceso, conforme a las normas de los arts. 679, inc. 4º y 681, CPC”. Cám. Civ. y
Com. Azul, 28/10/1992, “La Victoria v. Municipalidad de Tandil s/usucapión”.
684
“Los hechos que deben ser objeto de consideración en sentencia quedan determinados al momento de ser
trabada la relación procesal, de suerte que los hechos o actos no alegados en el escrito de iniciación quedan
361
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Concretamente dos: los actos posesorios y el tiempo continuado de los mismos. Por supuesto, siempre
que se hallen en discusión ya que -como se dijo en un fallo- habiéndose anudado la litis con el titular
del dominio del inmueble motivo de autos frente al allanamiento formulado en los términos del art.
307, Código Procesal, dado que se está frente a un derecho patrimonial disponible y al no existir
hechos controvertidos conducentes, correspondió declarar la cuestión de puro derecho685.
Respecto de los actos posesorios se entiende que los mismos importan la manifestación externa del
animus domini esto es, detentar la cosa para sí con la intención de ejercer sobre ella un completo
señorío, aquel que sólo corresponde a su pleno propietario.
La prueba debe acreditar que el actor se comportó ante los ojos de la sociedad como el dueño del
fundo. Este comportamiento puede desplegarse de innumerables modos: la plantación de árboles, la
edificación de mejoras, el mantenimiento de alambrados y cercos, la instalación de servicios -agua,
luz, teléfono, gas, cloacas-, ampliación de las comodidades preexistentes, el pago de impuestos, tasas,
contribuciones, etc.
Por otro lado, esa actividad posesoria habrá de ser ininterrumpida (“continua”) y extenderse por el
plazo de la ley: veinte años en los supuestos donde no existe justo título ni buena fe por parte del
usucapiente (art. 4015, CCiv. visto) y diez años si se da el justo título y la buena fe (art. 3999 del
mismo digesto).
Para todos estos menesteres acreditantes, la ley no plantea limitaciones probatorias. Veda -eso sí- que
la sentencia haga pie solamente en prueba de testigos686.
Así, si bien el art. 679, inc. 1º, Código Procesal no exige que la prueba no testifical cubra todo el
plazo señalado por el art. 4015, CCiv. sino que tan sólo que el fallo no se base exclusivamente en la
prueba de testigos, si esta prueba resulta vigorosa el rigor valorativo de las restantes piezas podría
amenguarse; caso contrario la valoración de estos medios corroborantes deberá verificarse con
severidad. Principio aplicable aun en aquellos casos de propietario desconocido o cuando no se
acreditare la existencia de otra efectiva ocupación, pues tratándose de un medio de adquisición del
dominio, dada su trascendencia económico-social, la prueba de los hechos en que se funda debe ser
siempre concluyente687.
La prueba testifical mantiene todo su valor y por lo general resulta la más apta para acreditar las
afirmaciones del demandante puesto que posibilita la reconstrucción de los hechos a través del lapso
posesorio, pero debe confrontarse con otras pruebas que reflejen esos mismos hechos688.
Aun cuando la sentencia no puede fundarse exclusivamente en prueba testimonial en la usucapión,
esta prueba es por lo común la más importante y convincente porque se trata de acreditar hechos
materiales si bien la ley, con justificada desconfianza, ha querido que los testimonios sean
contemplados y corroborados por elementos de juicio objetivos e independientes689.
imposibilitados de consideración en el fallo”. Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 7/4/1987, “Magni, Harold
Omar y otro v. Bordieu de Salazar, M. y otros s/posesión veinteañal”.
685
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/5/1993, “Roman de Álvarez, Hilaria v. Tulsa Tierras
Urbanizaciones Loteos s/posesión veinteañal”.
686
“Conforme lo establece el art. 4015, CCiv., para que se opere la adquisición de dominio por usucapión, es
necesario el ejercicio de la posesión continua durante más de veinte años. Quien pretende la adquisición del
derecho debe probar el hecho de la posesión y el transcurso del plazo legal, estableciendo el inc. 1º del art. 679,
Código de Procedimientos Civil y Comercial, que la sentencia no puede basarse únicamente en la prueba
testimonial”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 27/8/1996, “Saavedra, César Ulises v. Duranti, Nello J. A. y
otros s/usucapión”.
687
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 24/5/1994, “Gard, Leopoldo Antonio s/posesión veinteañal”.
688
Cám. Civ. y Com. Pergamino, 29/3/1994, “Hernández, Andrés Roberto v. Paganini y Ferrari, Enriqueta
Luisa y otro s/posesión veinteañal”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/5/1994, “Giménez de Cariboni, Elsa
G. v. Guevara de Herrera, Teresa y otros s/posesión veinteañal”.
689
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 19/5/1994, “Giménez de Cariboni, Elsa G. v. Guevara de Herrera, Teresa
y otros s/posesión veinteañal”.
362
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. TRASLADO DE LA DEMANDA
363
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si se ha podido determinar quién es el titular de dominio -tanto una persona de derecho privado o bien
el Estado provincial o municipal- y se conoce su domicilio real, se dará traslado de la demanda
normalmente de acuerdo con las reglas ya vistas.
Si no se trata de persona física, la notificación de la demanda seguirá las pautas generales respecto de
los representantes de las diferentes personas jurídicas -se cita en este artículo el caso del Fiscal de
Estado para el supuesto de demandarse a la Provincia de Buenos Aires-.
La demanda de usucapión de un inmueble debe sustanciarse -se ha dicho- en principio sólo con quien
resulte titular de dominio de conformidad con lo dispuesto por los arts. 24, ley 14159 y 679, inc. 4º,
CPCC, supuesto en el cual, de conocerse su domicilio, corresponde correrle traslado de la misma de
acuerdo con el trámite normal de sustanciación de los procesos690.
Ahora bien, si se conoce la identidad del propietario pero no su domicilio, se habrán de realizar las
gestiones tendientes a la averiguación de este dato mediante los trámites de rigor -oficios pidiendo
información a la secretaría electoral de la jurisdicción, a las delegaciones policiales correspondientes
y a la oficina de correos del lugar para que brinden datos sobre el último domicilio conocido o
supuesto del sujeto demandado cuyos datos filiatorios habrán de ser consignados en tales diligencias
con la mayor amplitud posible-.
Frente al resultado negativo, operará también aquí la citación por edictos.
Se deberán publicar durante dos días691 (art. 341) y los interesados tendrán diez días para presentarse
en el expediente a contar desde la última publicación en el Boletín Oficial y en un diario de la zona
donde se encuentra el bien objeto del proceso. En los avisos se indicará que si no se presenta el citado
y contesta la demanda, se le designará un defensor oficial692 -que actuará por el ausente-.
Se dispuso sobre esta intervención que habiéndose ya realizado las diligencias que prevé el art. 681,
CPCC y publicados los edictos que ordena la norma citada, corresponde que el defensor ejerza la
representación para la que fue designado. Ello no excluye la realización de más diligencias tendientes
a averiguar el paradero. Sin embargo, ellas ya no son condición para la intervención del defensor, sino
parte de los deberes de su cargo (art. 341)693.
En los mismos edictos se incluirá la convocatoria a todo otro sujeto que se considere con derechos
sobre el bien a usucapir.
El llamado a “todos los que se consideren con derecho” contenida en la parte final del art. 681 del
Código se refiere a la citación para supuestos especiales (por ejemplo, compradores por boleto, otros
poseedores, etc.), pero resulta ineficaz para suplir el debido emplazamiento a los presentes herederos
de la persona nominada en los edictos sin hacerse constar su fallecimiento, en cuyo caso se los debe
citar en ese carácter694.
Clave será incluir dentro del texto de estos anuncios la correcta identificación catastral del inmueble
objeto del proceso, así como su ubicación respecto de calles, rutas, caminos, etc. y su numeración
para que los potenciales interesados en hacer valer sus pretensiones sobre él puedan reconocerlo
fácilmente.
690
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 17/10/1995, “Mikuskiewicz, Jorge v. Ortiz, Oscar s/usucapión”;
15/8/2000, “Aquino, Ofelia v. Cicsa s/posesión veinteañal”.
691
“Cabe interpretar que el art. 681 del ordenamiento procesal se refiere únicamente al plazo de citación y no al
de publicación edictal. Por consiguiente entiende este Tribunal, que con relación a este último resulta de
aplicación la norma genérica del art. 341 del mismo cuerpo legal, que establece el de dos días para citar a
personas cuyo domicilio se desconoce”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 2ª, 8/10/1996, “Vera, Olga v.
Miguez, Ricardo s/usucapión”.
692
“Habiéndose agotado en estos autos las gestiones previstas por el art. 681, CPC, con resultado negativo,
resulta improcedente el planteo del señor defensor oficial agraviándose de su nombramiento. Ello en virtud de
que los deberes de localización del paradero de los demandados que pretende incumplidos por el actor, son
propios de su función (art. 341, párr. 2º, última parte, Código cit.)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Bahía Blanca, sala 2ª,
2/10/1997, “Rodríguez, Ricardo L. v. Ambrosio, Blas y otro s/usucapión”.
693
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 10/10/2000, “Galarce, Liliana Mabel v. Corte y Costa, Teresa, María,
Linda, Anita, Stefanía y otros s/usurpación”.
694
SCBA, Ac. 56.922, 14/5/1996, “Cabrera, Manuel Edmundo v. Carbone y Pensa, Nelly Asunción María y
otra s/prescripción veinteañal” [J 14.4743-1].
364
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.
695
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 27/8/1992, “Makintok, Sara Haydée y otro v. Municipalidad de La
Plata s/prescripción adquisitiva”.
696
“Constituye un principio común que el usucapiente debe acreditar fehacientemente los extremos de la acción
de prescripción adquisitiva de dominio, en función de lo que prescribe el art. 24, ley 14159, modificado por el
dec.-ley 5756/1958, en correlación con los arts. 4015 y 4016, CCiv., y la regulación concordante del art. 679,
Código Procesal. Se torna necesario así, el análisis de los elementos aportados con suma prudencia, ya que es
menester verificar si se probó plenamente la posesión animus domini actual, así como la anterior y
especialmente la que se tuviera en el inicio de la ocupación, como único medio de demostrar el cumplimiento
del plazo legal”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 31/3/1992, “Maissonave, Rubén Pedro v. Maissonave,
Ramón Pedro s/prescripción adquisitiva de dominio”.
697
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 7/4/1987, “Magni, Harold Omar y otro v. Bordieu de Salazar, M. y
otros s/posesión veinteañal”.
365
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si, por el contrario, se produce el rechazo de la pretensión habrá que determinar cuál fue la causa de
tal medida. Si ésta ha sido la falta de los recaudos de fondo698, ello hará cosa juzgada también
respecto del actor mientras que si lo fue por ausencia de requisitos de admisibilidad, la pretensión
podrá ser renovada cumplimentándose debidamente los recaudos que exige la ley en el art. 679 visto.
TÍTULO IX
698
“La usucapión supone el apoderamiento del bien con ánimo de dueño -rem sibi habendi- y mientras ello no
se demuestre a través de la pertinente prueba compuesta, los jueces deben considerar a quien lo ocupa como un
mero detentador -arts. 2351, 2373, 2384 y 4015, CCiv.; 679, inc. 1º, CPCC-. Si así no fuera, todos los ocupantes
y aun los tenedores a título precario estarían en situación jurídica idéntica a la de los verdaderos poseedores”.
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 3ª, 18/8/1992, “Club Puerto La Plata v. Mdad. de Ensenada s/usucapión”;
18/8/1994, “Bañuls, María v. Atanasoff, Tabacoff s/posesión” [J 14.29603-1]. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata,
sala 1ª, 5/5/1994, “Tuck Schneider, Mauricio v. Rodríguez de Seijo, Modesta s/reivindicación” [J 14.29602-1].
699
“La controversia por parte interesada constituye un requisito necesario para interponer la demanda de
inconstitucionalidad”. SCBA, I. 1465, 1/6/1993, “Las Totoras SRL s/demanda de inconstitucionalidad art. 9º,
inc. c), ordenanza impositiva 734/1990”.
366
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Suprema Corte de Justicia por ser el único órgano judicial con competencia para conocer y resolver a
su respecto700.
Con ese objetivo, el Código Procesal Civil y Comercial regula el trámite procesal que deberá
transitarse para lograr la declaración de inconstitucionalidad de este tipo de preceptos.
2. NORMAS IMPUGNABLES
De todo el conjunto normativo que integra el orden jurídico local, el contralor que se plasma en el art.
161, inc. 1º, Constitución provincial en consonancia con las previsiones de la manda en estudio recae
exclusivamente respecto de leyes701, decretos, ordenanzas702 o reglamentos que estatuyan sobre
materia regida por aquélla.
Esto es, se hace referencia a normas generales, abstractas o genéricas por oposición a las individuales
o particulares destinadas a regir en casos determinados.
La Corte ha dicho que la acción originaria de inconstitucionalidad reglamentada en el Capítulo I del
Título IX del Código Procesal Civil y Comercial tiene por objeto exclusivo aquellos ordenamientos
jurídicos generales, abstractos e impersonales, esto es, que constituyan reglas de derecho, quedando
excluidos los actos dictados en atención a una situación individual cuya impugnación debe efectuarse
por otro cauce procesal703.
Caso paradigmático de estas últimas son los actos administrativos particulares, las ordenanzas
municipales aplicables respecto de sujetos determinados o bien, las sentencias judiciales. Tales
normas se encuentran excluidas de este control, existiendo -por otro lado- vías que permiten buscar su
corrección.
Y no basta con que se trate de normas generales sino que deben referirse a cuestiones reguladas en la
Constitución provincial y haberse denunciado una contradicción con los contenidos de ésta.
3. ASPECTOS PROCESALES
El actor deberá fundar debidamente su pretensión indicando qué artículo o artículos de la manda en
crisis colisionan contra qué artículo o artículos de la Constitución provincial y argumentar en torno al
vicio así configurado demostrándolo con nitidez ya que resulta insuficiente a los efectos de dar lugar
al procedimiento regulado por los arts. 683 a 688, CPCC, la demanda de inconstitucionalidad que sólo
realiza la enumeración genérica de diversos preceptos de la Constitución local, sin llegar a poner de
manifiesto la forma en que las disposiciones cuestionadas pudieron lesionar garantías en ellos
consagradas704.
El confronte debe hacerse en abstracto, esto es, el tenor de la previsión legal debe aparecer en pugna
con el contenido de la Constitución local, más allá de que luego esa misma norma haya causado o
pueda causar perjuicio concreto al actor.
700
SCBA, I. 2297, 24/4/2002, “Perrota, Francisco Guillermo v. Provincia de Buenos Aires s/inconst. Ley 12609
“.
701
“Corresponde rechazar in limine la demanda de inconstitucionalidad si no se cuestiona alguna norma que
pueda constituir objeto de la misma, sino que se acciona en razón de la aprobación de un proyecto de ley por
una de las Cámaras Legislativas, acto que importa una etapa constitutiva del proceso de sanción de una ley”.
SCBA, I. 2145, 19/5/1998, “Perrota, Julio César s/inconstitucionalidad”.
702
“Es propio del conocimiento y decisión de este Tribunal en instancia originaria, la demanda de
inconstitucionalidad de una ordenanza municipal interpuesta en los términos de los arts. 683 y 684, CPCC”.
SCBA, B. 58.335, 12/8/1997, “Parque Eterno SA v. Municipalidad de Almirante Brown s/inconst. cuestión de
comp. art. 6º, CCA”.
703
SCBA, I. 2171, 2/5/1999, “Bayon, Herminio v. Municipalidad de La Matanza s/inconstitucionalidad
ordenanzas municipales 10.636, 10.638 y 10.639”; SCBA, I. 2297, 24/4/2002, “Perrota, Francisco Guillermo v.
Provincia de Buenos Aires s/inconst. Ley 12609 “.
704
SCBA, I. 1502, 30/3/1993, “Castilla, Caupolicán Jorge v. Caja de Previsión Social para Abogados de la
Provincia de Buenos Aires s/inconstitucionalidad dec.-ley 9978, mod. ley 6716 “.
367
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En este sentido, se ha dicho que si no se cuestiona la validez constitucional del precepto legal en
abstracto, la demanda originaria de inconstitucionalidad es formalmente improcedente705.
Por otro lado, el hecho de que el confronte se haga exclusivamente con contenidos de la Constitución
Nacional condena la presentación al fracaso706, sin perjuicio de que tales argumentos puedan utilizarse
como coadyuvantes707 en la comparación entre la norma general provincial y la Constitución de la
Provincia, único parangón que tolera esta vía procesal de raigambre supralegal ya que, como ha dicho
la Corte, la atribución que a este Tribunal confiere en forma exclusiva el art. 161, inc. 1º, Constitución
de la Provincia para resolver demandas originarias de inconstitucionalidad está prevista solamente
para cuestionar leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos locales, por infracción a disposiciones de
esa Carta Magna708.
Será de aplicación en lo pertinente el resto de las previsiones procesales que contiene el Código.
Concretamente respecto de la materia cautelar se ha sostenido que la prohibición de innovar, de
conformidad con lo dispuesto en el art. 230, CPCC puede decretarse en toda clase de juicios, inclusive
en el terreno de la acción originaria de inconstitucionalidad709.
Como veremos, la Corte a través de su jurisprudencia ha contribuido a modelar el perfil definitivo de
este proceso por lo que el abogado diligente deberá estar particularmente atento a los últimos
pronunciamientos sobre el tópico para conocer la opinión más reciente del tribunal que -en definitiva-
tendrá la última palabra respecto de la procedencia de esta particular y excepcional pretensión
declarativa.
Respecto de esta excepcionalidad el Máximo Tribunal local ha dejado sentado que la declaración de
inconstitucionalidad importa siempre un acto de suma gravedad institucional, que debe ser
considerada la última ratio del orden jurídico, razón por la cual un planteo de esta índole debe tener
un sólido desarrollo argumental y contar con un no menos sólido fundamento para que pueda ser
atendida, fundamento que no puede sustentarse en la discusión de la distribución de competencia
entre la Nación y las provincias, en tanto la acción originaria de inconstitucionalidad debe fundarse
exclusivamente en el quebranto directo de normas de la Constitución provincial710.
705
En el caso, se consideró que se cuestionaba la aplicación de la norma y no su validez en abstracto. SCBA, I.
1648, 12/4/2000, “Club de Campo San Diego SA v. Municipalidad de Moreno s/inconstitucionalidad ordenanza
3189/1993”.
706
“No resulta procedente el tratamiento de la impugnación constitucional que se sustenta en la infracción a las
normas de la Constitución Nacional, en tanto las presuntas infracciones a ella no pueden ser invocadas como
fundamento de una demanda de inconstitucionalidad”. SCBA, I. 2009, 7/10/1997, “Falocco, Estela María
s/inconstitucionalidad art. 36, inc. 5º, ap. B) y C), dec. 2719/1994”.
707
“El principio de que la acción de inconstitucionalidad no puede fundarse directamente en la transgresión a
normas federales (art. 149, inc. 1º, Constitución provincial; 683 a 688, CPCC), no impide la valoración de las
cuestiones federales en el marco del art. 1º, Constitución provincial o la invocación de normas de igual
naturaleza como argumentos coadyuvantes de principios de derecho constitucional local”. SCBA, I. 1213,
27/3/1990, “Malzof, Samuel R. s/demanda de inconstitucionalidad del dec.-ley 9978”; I. 1440, 3/5/1995,
“Boese, Irene s/inconstitucionalidad, ley 5920, art. 48 “.
708
SCBA, B. 62.022, 25/10/2000, “Acibis SA s/incidente de cuestión de competencia art. 6º, CCA”.
709
SCBA, I. 2132, 21/4/1998, “Carrefour Argentina SA v. Municipalidad de La Plata s/declaración de inconst.
Medida cautelar de no innovar”.
710
SCBA, I. 1604, 22/4/1997, “Fontana, Mirta Alicia v. Provincia de Buenos Aires s/inconstitucionalidad ley
10595 y dec. reglamentario 2193/1992 “.
368
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Después de vencido ese plazo, se considerará extinguida la competencia originaria de la
Suprema Corte, sin perjuicio de la facultad del interesado para ocurrir a la jurisdicción
ordinaria en defensa de los derechos patrimoniales que estime afectados.
711
“Si bien la acción de inconstitucionalidad prevista en los arts. 161, inc. 1º, Constitución provincial y arts. 683
y ss. del CPCC es de naturaleza preventiva, ello no quiere decir que ése resulte su objeto exclusivo; también
puede ser anulatoria si se cuestiona, paralelamente a la norma general, la `aplicación´ que se hizo de ella,
cuando -obviamente- el perjuicio ya se ha originado”. SCBA, I. 2009, 7/10/1997, “Falocco, Estela María
s/inconstitucionalidad art. 36, inc. 5, ap. B) y C), dec. 2719/1994”.
712
“El plazo previsto en el art. 684, CPCC comienza a correr desde la aplicación de la disposición cuestionada
al interesado, ya que en ese momento se concreta la afectación específica a la que la norma refiere”. SCBA, I.
1451, 5/3/1996, “Clínica Cosme Argerich Neuropsiquiátrica SA y otro s/inconstitucionalidad art. 39, dec.
7881/1984 reglamentario de la ley 6982, t.o., 1972”; I. 1616, 8/9/1998, “Marsiglia, Elsa Beatriz
s/inconstitucionalidad art. 39, dec. 7881/1984”; I. 1655, 28/11/2001, “Mosquera, Daniel M. v. Pcia. de Buenos
Aires s/inconstitucionalidad art. 39, dec. 7881/1984”.
713
“Una vez vencido el plazo de treinta días que concede el art. 684, CPCC para entablar la demanda de
inconstitucionalidad, caduca la competencia originaria de esta Corte para conocer de ella, sin perjuicio de la
facultad del interesado de hacer valer sus derechos en la jurisdicción ordinaria”. SCBA, I. 1431, 16/8/1994,
“Federación Patronal Cooperativa de Seguros Ltda. s/inconstitucionalidad art. 38, ley 10149 y dec. 6409/1984 “.
714
SCBA, I. 2151, 8/9/1998, “Smaldini, Emilio Humberto y otra v. Municipalidad de Brandsen
s/inconstitucionalidad dec. 702/1997”.
715
“El plazo de treinta días previsto por el art. 684, CPCC para su interposición ante la Suprema Corte de
Justicia se computa “desde que el precepto impugnado afecte concretamente los derechos patrimoniales del
actor” y ello ocurre, cuando se produce la aplicación de la disposición cuestionada”. SCBA, I. 2160, 27/4/1999,
369
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se resolvió sobre este tópico que si desde la fecha en que se produjo la aplicación de la norma
impugnada al accionante hasta la de interposición de la demanda transcurrió en exceso el plazo de
caducidad fijado por el art. 684, CPCC, la demanda instaurada resulta extemporánea716.
El plazo se vincula con lo excepcional de la vía y la particular importancia que exhibe la revisión de
la constitucionalidad de las leyes.
Se trata de una tacha de suma gravedad por lo que debe hacerse seria y de modo fundado y en un
plazo relativamente breve para que esta posibilidad de que un litigante pueda motorizar el control de
uno de los poderes públicos -el judicial- sobre la actividad legisferante de otro -el legislativo o
ejecutivo- no se extienda en el tiempo generando incertidumbres y zozobras al existir todo un sistema
normativo claudicante frente a la posibilidad de que en cualquier momento un sujeto pueda
controvertir la validez constitucional de una norma general que forma parte de aquella estructura aun
luego de haber consentido su aplicación en casos anteriores.
1. PLAZO: EXCEPCIONES
Hemos visto que en la norma anterior se establece un plazo de treinta días para el planteo de esta
pretensión ante la Suprema Corte de Justicia de la Provincia desde el momento en que la norma
general considerada inconstitucional ha afectado concretamente el patrimonio del actor.
En este artículo se hace referencia a dos supuestos donde tal plazo no opera.
Uno es el que ya aludimos: la utilización de la pretensión declarativa de inconstitucionalidad con
carácter preventivo, esto es, la presentación del planteo ante la justicia una vez que la manda existe
jurídicamente pero antes de que haya sido aplicada de modo concreto al interesado en su
invalidación717.
“Parque Eterno CA v. Municipalidad de Almirante Brown s/inconstitucionalidad ordenanza fiscal sobre derecho
de cementerio”.
716
SCBA, I. 1607, 13/4/1999, “Hidalgo, Marta Élida v. Municipalidad de Gral. San Martín
s/inconstitucionalidad de la ordenanza 4782/1992”. “El plazo de caducidad establecido en el art. 684, CPCC
debe computarse a partir de la fecha en que se puso en conocimiento de la actora el texto de la ordenanza que
cuestiona o, en una interpretación más favorable, desde que se labró acta por incumplimiento de la ordenanza
impugnada -y no a partir de la fecha de clausura del establecimiento como pretende la actora- en tanto es en ese
momento en que se produce la actuación o aplicación efectiva de la norma general siendo la clausura dispuesta
una consecuencia del incumplimiento de lo ordenado en aquella fecha”. SCBA, I. 1607, 13/4/1999, “Hidalgo,
Marta Élida v. Municipalidad de Gral. San Martín s/inconstitucionalidad de la ordenanza 4782/1992”.
717
“Para conocer de la acción de inconstitucionalidad constituye cuestión previa e ineludible determinar si la
misma fue interpuesta en el plazo de treinta días establecido por el art. 684, CPCC o si, en su caso, le son
aplicables las previsiones del artículo siguiente en cuanto dispone que aquél no regirá cualquiera sea la
naturaleza de los preceptos impugnados, cuando éstos no han sido aún aplicados al demandante y la acción se
ejercita con finalidad preventiva”. SCBA, I. 1593, 29/12/1998, “Paredes, Graciela s/inconstitucionalidad art. 12,
ley 11184”; I. 1587, 29/12/1998, “Montiel, Amanda Nélida v. Provincia de Buenos Aires. Municipalidad de
Alberti s/inconstitucionalidad art. 12, ley 11184 y ordenanza 592/1992”. “La acción de inconstitucionalidad
puede ser impetrada no sólo por quien ha sido afectado concretamente en sus derechos patrimoniales sino
también por aquel al que no le haya sido aplicado aún el precepto en cuestión, ejercitando la misma -
precisamente- con finalidad preventiva”. SCBA, I. 1516, 27/6/1995, “Aguas Minerales Sociedad Anónima v.
Municipalidad de Chascomús s/inconstitucionalidad art. 1º, ordenanza 2140 y Convenio entre Municipalidad de
370
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El otro tiene relación con la naturaleza de los intereses afectados por la norma tachada de repugnante
respecto de la Constitución provincial.
Si estas leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos son de carácter institucional o bien afectan
derechos de la personalidad no patrimoniales, el planteo puede hacerse en cualquier tiempo.
Por el contrario, el carácter exclusivamente patrimonial de la pretensión implica la sujeción de la
demanda de inconstitucionalidad al plazo de caducidad establecido por el art. 684, Código ritual718.
371
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. BILATERALIZACIÓN
El proceso de declaración de inconstitucionalidad conducido por la Suprema Corte de Justicia
contempla la bilateralización, esto es, se permite que el funcionario representante del poder público
que dictó la norma general en crisis argumente a favor de la validez constitucional de la misma.
Es evidente que la materia litigiosa será por regla una cuestión de derecho, de allí que sólo
excepcionalmente -entendemos- será necesario recurrir a medios probatorios que no versen sobre
documentos relativos a las mandas en juego.
Para la exposición de tales fundamentos es que la ley contempla un traslado por quince días al Asesor
de Gobierno723 -si la manda general fue dictada en la órbita de los poderes legislativo, ejecutivo o
judicial de la Provincia- o al representante legal del municipio724 o funcionario titular del organismo
involucrado de donde provenga la norma cuestionada.
Se ha resuelto a este respecto que debe rechazarse la excepción de falta de personería opuesta por el
Asesor General de Gobierno y es procedente darle traslado cuando se demanda la declaración de
inconstitucionalidad de una acordada de la Suprema Corte desde que su articulado reviste la categoría
de “acto del Poder Público” (Estado provincial) salvándose así por vía analógica la omisión padecida
por el legislador provincial. Incluso ello guarda fidelidad con el espíritu del texto constitucional y el
dec.-ley 8019/1963 que impone a dicho funcionario el asesoramiento y “representación” del Poder
Ejecutivo y de “todos los organismos que integran las Administración Pública, centralizada y
descentralizada”725.
Por supuesto, el traslado se hará con copia de la presentación que deberá ser aportada por el actor (art.
120). Rigen las pautas genéricas para la notificación de la medida respecto -especialmente- de
funcionarios públicos.
Se ha dicho que es improcedente la demanda de inconstitucionalidad dirigida contra el órgano de
quien no emanó la norma cuestionada (en el caso la Caja de Previsión Social para Abogados se limitó
a aplicar los arts. 39 y 40, dec.-ley 9978 mod. de la ley 6716). En tal caso, el citado ente no puede ser
sujeto pasivo de la acción interpuesta sin perjuicio de la intervención que como tercero pueda asumir
en el proceso726.
723
“Si la demanda deducida en autos tiene por fundamento exclusivo la inconstitucionalidad de la ley 5920,
corresponde conferir traslado al Asesor General de Gobierno para que en el plazo de quince días comparezca a
estar a derecho y ser oído antes de resolver en definitiva manteniendo interín en suspenso el desarrollo del
proceso”. SCBA, B. 58.862, 22/9/1998, “Graven, Cecilia B. v. Caja de Previsión Social para Profesionales de la
Ingeniería de la Provincia de Buenos Aires s/demanda contencioso administrativa”.
724
“En atención a lo dispuesto en el art. 686, inc. 2º, CPCC, que establece que de la demanda se dará traslado a
los representantes legales de las municipalidades cuando la norma emanare de una de esas entidades y a lo
normado en los incs. 10 y 11 del art. 108, dec.-ley 6769/1958, se desprende claramente que el representante
legal de una comuna es el intendente municipal”. SCBA, I. 2213, 3/5/2000, “El Popular SAIC v. Municipalidad
de Olavarría s/inconstitucionalidad art. 683 “.
725
“El art. 686, CPCC debe considerarse aplicable tanto a los casos en que la disposición normativa genérica
afecta derechos patrimoniales emane del Poder Legislativo o Ejecutivo, cuanto lo sea del Poder Judicial, sin
perjuicio de que, ineludiblemente, debe darse intervención al Fiscal de Estado (art. 143, Constitución
provincial)”. SCBA, I. 1229, 27/6/1989, “Fierro, Hernán Roberto s/inconstitucionalidad art. 6º, Ac. 2084”.
726
SCBA, I. 1502, 30/3/1993, “Castilla, Caupolicán Jorge v. Caja de Previsión Social para Abogados de la
Provincia de Buenos Aires s/inconstitucionalidad dec.-ley 9978, mod. ley 6716 “.
372
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.
1. TRÁMITE POSTERIOR
Luego de que el representante del órgano que emitió la norma impugnada evacuara el traslado
conferido o vencido el plazo para hacerlo, si corresponde, el presidente de la Suprema Corte de
Justicia emitirá resolución ordenando la producción de la prueba que estime conveniente.
Como señalamos, resultará bastante extraño el hecho de que se requiera prueba en el marco de una
pretensión que por su naturaleza es netamente jurídica. Sin embargo, de ser ello procedente, éste es el
momento procesal adecuado.
El presidente determinará el plazo en que se habrán de producir las medidas ofrecidas y las
modalidades de las mismas. Será de aplicación todo lo ya visto respecto de producción de prueba.
Obviamente opera respecto de la Corte la potestad instructoria general por lo que también podrá
producirse prueba requerida de oficio.
Concluida esta etapa, se dará intervención al jefe del Ministerio Público.
El Procurador tomará vista de las actuaciones y emitirá un dictamen respecto del mérito de la
pretensión atento el directo contacto que tiene la invalidación de una norma general por ser
repugnante a la Constitución provincial con el orden público.
Como ocurre en relación con la intervención del Procurador General en los recursos extraordinarios,
su opinión aquí tampoco será legalmente vinculante, más allá del enorme peso que tiene el criterio de
este magistrado por las funciones de que está investido.
Se ha dicho que la intervención del señor Procurador General en las demandas originarias de
inconstitucionalidad si bien es esencial, está limitada a la de emitir su dictamen con la finalidad de
asesorar o ilustrar al tribunal acerca de la cuestión que debe decidir. Es en este sentido que debe
interpretarse la disposición del art. 687 en cuanto prescribe que concluida la causa para definitiva y
antes de dictarse la providencia de autos “se oirá al Procurador General”727.
Luego de tal intervención, se emitirá la resolución que llama autos para sentencia a partir de lo cual el
cuerpo de abocará al análisis de los argumentos vertidos y a emitir su pronunciamiento.
1. RESOLUCIÓN. ALCANCES
727
En el caso se desestimó el recurso de revocatoria interpuesto por el Procurador General. SCBA, B. 1065,
17/9/1991, “Corbella, Pedro Leo y otros. s/demanda de inconstitucionalidad de ley 8800 “.
373
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La Corte se limitará a señalar que la norma impugnada es o no es contraria a la Constitución
provincial.
El alcance de la resolución es, pues, declarativo respecto de la armonía entre esta manda general y la
de más alto rango jerárquico dentro del orden jurídico provincial.
Se ha dicho que la télesis del sendero abordado por el art. 161, inc. 1º, Constitución local, en cuanto a
la jurisdicción originaria de esta Corte, es resolver acerca de la inconstitucionalidad de leyes,
decretos, ordenanzas o reglamentos que estatuyan sobre materia reglada por dicha Carta Magna y el
contenido de la resolución que surja, apunta a una “declaración” sobre los puntos discutidos según el
art. 688, CPCC728.
Si se la considera inconstitucional, la invalidación de esta norma se dará sólo para el caso particular
llevado ante los estrados.
El efecto es inter partes y no derogatorio, lo que caracteriza a nuestro sistema de control de
constitucionalidad. Ello implica que la norma no pierde validez y operatividad por lo que puede ser
aplicada en otros supuestos. Quedará en el nuevo afectado recurrir a la misma vía para neutralizar sus
efectos mediante la obtención de otras sentencia como la que ya fuera dictada en caso similar.
Si bien ello es técnicamente así, no debe desconocerse la fuerza convictiva de los pronunciamientos
de la Corte respecto de los jueces inferiores. Si bien éstos no se encuentran obligados a acatar la
doctrina legal, saben que si se apartan de la misma sus pronunciamientos corren serio riesgo de ser
descalificados mediante las diversas vías recursivas.
De allí que normalmente y en pos de la economía y celeridad procesales, se adopte en las instancias
ordinarias las posturas sentadas por el Máximo Tribunal provincial. Especialmente en lo que hace a
cuestiones resueltas en el marco de su competencia como custodio último de la supremacía
constitucional local.
728
SCBA, I. 1521, 15/12/1998, “Timpanaro, Francisco s/inconstitucionalidad art. 98, ley 8587 con modif. ley
9340, art. 54, dec.-ley 9650, resolución 312293 del 14/9/1989 y resolución del 21/2/1991”; I. 1541, 29/12/1998,
“Bernal de Palacio, María Julia v. Municipalidad de Rauch s/inconstitucionalidad ordenanza impositiva 1991
(promulgada por dec. 454/1991)”; I. 1707, 5/4/2000, “Esso SAPA v. Provincia de Buenos Aires s/demanda de
inconstitucionalidad art. 35, ley 11583”; I. 1709, 19/3/2003, “Shell Compañía Argentina de Petróleo SA
s/inconstitucionalida art 35, ley 11583. Acción de inconstitucionalidad”.
374
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
distintas municipalidades entre sí o con otras autoridades de la Provincia, serán dirimidos por la
Suprema Corte de Justicia.
En el desenvolvimiento de las tareas que corresponden a los diferentes ámbitos de gobierno de
acuerdo con el reparto de competencias -tanto constitucional como legal- puede darse el caso de
superposición de funciones o disputas entre los diferentes poderes públicos provinciales o
municipales.
En tales supuestos, aparecerá una circunstancia que tornará dudoso y entorpecerá el normal desarrollo
de la administración de la res publica por lo que no conviene al ejercicio republicano del poder la
permanencia del conflicto así suscitado.
Esta razón ha sido la que motivó al constituyente a prever la forma de que estos diferendos encuentren
un debido carril de solución729.
Es así como erigió al Máximo Tribunal provincial en árbitro exclusivo respecto de las cuestiones que
pueden suscitarse entre los poderes gubernativos provinciales o municipales. La entidad que puede
llegar a adquirir este tipo de controversia justifica que sea el órgano cabeza del Poder Judicial quien
tenga la responsabilidad de intervenir en la emergencia.
En cuanto a la finalidad del llamado “conflicto de competencia entre los poderes públicos”, ha dicho
la Corte que el mismo está dirigido exclusivamente a los supuestos en los que se denuncia un
avasallamiento, injerencia o desconocimiento de las atribuciones de un órgano -el denunciante- por
parte de otro -el denunciado- pero no puede tener por finalidad paralizar la acción, legítima o no, de
este último cuando ejerce facultades que en modo alguno pueden serle atribuidas a aquél730.
2. TRÁMITE
El Código Procesal Civil y Comercial contempla en sólo dos artículos las pautas mínimas referidas a
este trámite que -ante todo- habrá de ser rápido.
Del tenor de esta manda se advierte que la parte actora será el poder público (poderes del gobierno
provincial o departamentos del municipal) que decida llevar el planteo ante la Corte. Deberá hacerlo
por escrito y en forma debidamente documentada. Si bien no está previsto, podrá ofrecerse prueba en
la medida en que ello sea absolutamente imprescindible para la solución del diferendo.
Presentada la demanda, si ésta es admisible -control que también queda a cargo del tribunal- se
dispondrá la remisión de los antecedentes presentados al poder público que constituye el otro extremo
de la disputa.
Se ha resuelto que el Código Procesal Civil y Comercial establece que el presidente debe dictar la
providencia de autos en los recursos extraordinarios (art. 283 y por remisión de los arts. 297 y 302),
dar traslado de la demanda en la acción originaria de inconstitucionalidad (art. 686) y en los conflictos
de poderes establece que la Corte requerirá del otro poder la remisión de los antecedentes (art. 689)
aunque en los hechos es el presidente quien firma ese requerimiento731.
Mediante esta figura equivalente al traslado de la demanda, el poder público “accionado” tomará
conocimiento formal de los términos en que su contendiente ha planteado el conflicto en la esfera
judicial y tendrá la oportunidad en el plazo de cinco días de aportar sus propias argumentaciones,
documentación y eventualmente también habrá de ofrecer otros tipos de prueba.
Si el poder público demandado no actúa del modo señalado se resolverá el caso a partir de los
antecedentes presentados por el demandante.
729
“Es improcedente el recurso de revocatoria interpuesto por el Concejo Deliberante de Berisso contra el acto
que dispuso la suspensión del Concejo que ordenó la destitución del intendente, toda vez que la peculiar
naturaleza del proceso en materia de conflictos, a través de cuya estructura se procura ordenar un trámite ágil y
expeditivo, pero prescindiendo de todo otro tipo de acto procesal ajeno a las disposiciones de los arts. 689 y
690, CPCC y según sea el caso, de las normas que lo complementan”. SCBA, B. 53.636, 26/2/1991, “Nadeff,
Juan Enrique v. Concejo Deliberante de Berisso s/conflicto art. 187, Constitución provincial”.
730
SCBA, B. 60.622, 3/11/1999, “Rossi, Jorge Omar (pte. Inst. Prov. Lot. Cas.) v. Comisión Investigadora
Cámara de Diputados s/conflicto art. 161, inc. 2º, Constitución de la Provincia”.
731
SCBA, B. 61.046, 3/1/2000, “Inza, Juan y otro v. Municipalidad de Gral. Pueyrredón s/medida cautelar
autónoma. Demanda contencioso administrativa”.
375
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como vimos, sólo si la Suprema Corte de Justicia lo entiende imprescindible podrá disponer una
breve etapa probatoria.
Cumplidos los pasos anteriores dará intervención al Ministerio Público.
732
“La actuación del señor Procurador General en los casos que al tribunal corresponde decidir en ejercicio de la
atribución que le confiere la Constitución de la Provincia se halla prevista y reglada por los arts. 689 y 690,
CPCC (en cuanto disponen que las causas de competencia entre los poderes públicos de la provincia serán
resueltas por la Suprema Corte, a la vista de los antecedentes remitidos y previo dictamen del Procurador
General, que deberá expedirse en el plazo de cinco días) y por el art. 76, inc. 3º, ley 5827 -hoy derogado y
reemplazado por el art. 13, inc. 7º, ley 12061- (en cuanto establece que, entre las funciones del Procurador
General, se cuenta la de dictaminar en los conflictos de competencia que se susciten entre los poderes públicos
de la provincia de los que debe conocer el tribunal)”. SCBA, B. 55.047, 6/4/1993, “Bloque de Concejales de la
Unión Cívica Radical del Concejo Deliberante de Morón s/conflicto interno municipal -art. 187, Constitución de
la Provincia de Buenos Aires-”.
733
“Resulta inadmisible que luego de producido el dictamen que prevén los arts. 689 y 690, CPCC se
incorporen hechos que no guardan relación directa con la cuestión que se debe decidir ni que, se conteste
aquella pieza, que sólo está destinada al tribunal, con el propósito de dilatar el dictado del pronunciamiento
definitivo”. SCBA, B. 57.914, 25/3/1997, “Hernández, Manuel A. v. Concejo Deliberante de San Miguel
s/conflicto art. 261, LOM”.
734
“A falta de normas específicas sobre las costas en los conflictos municipales, corresponde aplicar el Código
Procesal Civil y Comercial, conforme la analogía existente con los conflictos de poderes reglados en su trámite
por el mismo Código -arts. 689 y 690 -. SCBA, B. 55.321, 7/12/1993, “Contreras, Aldo E. v. Concej. Delib. de
La Matanza s/conflicto Municip.”.
376
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
LIBRO V - PROCESOS UNIVERSALES
735
Inaplicable por ley 24522 (Concursos y quiebras).
377
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
378
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Hasta tanto no quede firme la resolución que decreta el concurso, el síndico sólo podrá adoptar
las medidas urgentes que tiendan a la conservación de los bienes del deudor.
379
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El juez podrá por sí, o a instancia de los acreedores, corregir cualquier abuso o error del
síndico, adoptando las medidas que considerare necesarias, incluso su destitución.
380
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.
381
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
382
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En este caso, si el derecho fuere verosímil, el juez dispondrá que el síndico efectúe la reserva de
los dividendos que le pudieren corresponder.
383
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
736
Rectius est: les.
384
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
385
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 724. (Texto según ley 11511, art. 1º) Requisitos de la iniciación
Quien solicitare la apertura del proceso sucesorio deberá justificar prima facie, su carácter de
parte legítima y acompañar la partida de defunción del causante, denunciando el nombre y
domicilio de los herederos o representantes legales conocidos.
Si el causante hubiere hecho testamento y el solicitante conociere su existencia, deberá
presentarlo, cuando estuviese en su poder, o indicar el lugar donde se encontrare, si lo supiere.
En todos los casos se oficiará al Registro de Testamentos del Colegio de Escribanos de la
Provincia, quien deberá informar sobre la existencia de testamento u otra disposición de última
voluntad. Si el informe resultare positivo, el juez requerirá del notario testimonio de la
escritura, si aquél hubiese sido otorgado por acto público, o la entrega del original en caso
contrario.
387
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
A través de sus pautas se regula -en esencia- la transmisión de bienes pertenecientes a una persona
que ha fallecido respecto de aquellos a quienes se considera con vocación hereditaria.
Esta vocación hereditaria puede surgir de estipulaciones realizadas por el propio causante mediante la
forma de un testamento o bien, en defecto de ellas, de la propia ley civil. Encontramos así las dos
grandes vías de transmisión de bienes mortis causa: la sucesión testamentaria y la intestada o ab
intestato.
En esta forma de adquirir el dominio podemos observar tanto un punto de partida como uno de
llegada. En el origen, de bienes encontramos el patrimonio de un sujeto que ha fallecido dando lugar a
una universalidad de bienes a transmitir y en el final, uno o varios sujetos que lo sobrevivieron y que
por efecto de las reglas del derecho sucesorio se han convertido en titulares de los derechos que
recaen sobre los bienes integrativos de aquel patrimonio relicto.
Claro que entre ambos hitos son varios los pasos que deben ser cumplidos. El número y la
complejidad de esas etapas puede ser mínima frente a patrimonios a transmitir integrados por pocos
bienes de escaso valor y donde la cantidad de herederos es pequeña. Pero también ese trámite podrá,
por el contrario, conformar un iter denso, extenso y tortuoso cuando el activo de la herencia es
importante y existen muchos sujetos con vocación hereditaria.
El derecho de las sucesiones debe asegurar que esta transmisión de dominio se realice de la manera
más equitativa posible, buscando que sean convocados todas las personas con interés o derecho sobre
los bienes del difunto, acreditar la relación de cada uno de éstos con el fallecido, analizar la validez de
los documentos donde conste la voluntad del causante, reunir el activo y determinar el pasivo que le
correspondieron en vida, administrar los bienes durante este tiempo hasta tanto se produzcan todos los
actos que requiere la transmisión de dominio, descontar los gastos que irroguen estas medidas,
distribuir los bienes de acuerdo con la voluntad del prefallecido o bien de la ley, efectuar las
inscripciones pertinentes, cuidar los intereses de los sujetos incapaces involucrados, etc.
La existencia de órdenes sucesorios inmodificables, porciones de bienes de los que ciertos sujetos no
pueden ser privados -legítima-, formalidades ineludibles para expresar la voluntad a través de los
testamentos, etc., torna evidente la relación entre la transmisión de bienes mortis causa y el orden
público.
De allí que para darle debida protección es que se ha dejado en manos de los jueces la conducción de
estos actos. Si bien en tal contexto habrá casos donde la ley admita ciertas flexibilizaciones basadas
en la autonomía de la voluntad de los sucesores, lo cierto es que para la hipótesis en que existan
discrepancias siempre podrá recurrirse a la intervención de juez a los fines de superar los diferendos.
Para ello, el Código Procesal Civil y Comercial ha regulado el proceso sucesorio, juicio que se nutre
en gran medida del derecho de fondo en tanto el Código Civil contempla algunas de las reglas básicas
de este trámite.
2. PROCESO SUCESORIO
Se trata del medio judicial a través del cual uno o varios sujetos canalizan la pretensión por la que
persiguen la operatividad de las reglas del derecho civil que regulan la transmisión hereditaria
respecto del patrimonio de una persona fallecida.
El vertido constituye un concepto amplio y abarcativo.
Contempla tanto la etapa de determinación de los herederos, como la del activo sucesorio y su
distribución. Se refiere tanto a la sucesión iniciada por los pretensos herederos como por otros
interesados -por ejemplo, acreedores-. Alude tanto al trámite que sólo se basa en las reglas legales
como aquel que incorpora un testamento y, a través del mismo, debe atenderse a la voluntad del
difunto a la luz del derecho sucesorio.
Es un juicio universal desde que -como lo adelantamos- involucra una universalidad de bienes como
es la totalidad del patrimonio de una persona y, por otro lado, el juez competente también lo será -a
partir de la aplicación del instituto del “fuero de atracción”- respecto de toda otra pretensión relativa a
tales bienes excluyéndose sólo las de carácter real y las personales donde la sucesión resulte
legitimada activa.
Y es voluntario desde el momento en que -en principio- no presupone la existencia de pretensiones
contrapuestas. A pesar de esta característica el Código deja el trámite en manos de los jueces ya que
por la aludida vinculación con el orden público, se entiende conveniente su intervención a los efectos
388
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
de dar mayor certeza a ciertas situaciones o actos que se habrán de desarrollar en este iter. Y, por otra
parte, teniendo en cuenta la necesidad de dirimir las eventuales cuestiones controversiales que se
puedan suscitar -y que de común ocurren- entre quienes se consideran con derecho preferente a recibir
bienes de la sucesión.
Se ha dicho que la esencia del proceso sucesorio en el ordenamiento ritual vigente está destinado
solamente a certificar la calidad de heredero y distribución de los bienes del causante. Es un proceso
voluntario que comprende solamente un conjunto de normas de actuación para una finalidad
determinada, no correspondiendo admitir en él cuestiones que carecen de relación con el objeto que el
legislador ha señalado como meta737.
Se trata de un trámite necesario (art. 3412 y 3413, CCiv.). Esto así por cuanto aun cuando los únicos
herederos sean aquellos que entran en la posesión de los bienes hereditarios de manera automática -
cónyuge, ascendientes o descendientes, art. 3410, CCiv.- si éstos requieren inscribir a su nombre
bienes registrables necesitarán constancias documentales que surgirán de este proceso judicial, sin
perjuicio de las disposiciones de naturaleza fiscal que operen al respecto.
Y es también un proceso especial. En este aspecto se ha dicho que el proceso sucesorio es un proceso
especial cuyos fines exclusivos son la determinación objetiva y subjetiva de los bienes dejados por el
causante y de las personas que revisten el carácter de sucesores (arts. 3279 y concs. del CCiv.; 724 y
su doctrina del Código Procesal). Las pretensiones que exceden dicho marco se deben intentar en un
proceso aparte738. De allí que se haya puntualizado que si bien el art. 3284, CCiv. propende a reunir
bajo la competencia del juez del proceso sucesorio el conocimiento de ciertas acciones allí
enumeradas, ello de ningún modo importa que esas pretensiones puedan plantearse o dirimirse en el
marco de esa causa puesto que su objeto se circunscribe a determinar los bienes dejados por el
causante y las personas llamadas a sucederlo739.
3. REGLAS COMUNES
Según lo adelantáramos, existen dos tipos de procesos sucesorios: el que se sustenta en un testamento
o el que sólo se atiene a las previsiones legales.
El Código Procesal Civil y Comercial los regula -en lo específico- por separado en los capítulos II y
III de este Título.
Sin embargo, tanto en lo que se refiere a las primeras etapas -capítulo I- como en el tramo final -
capítulos IV a VI-, contempla disposiciones comunes a ambos trámites.
La manda en estudio contempla los requisitos de iniciación de todo juicio o proceso sucesorio.
4. ESCRITO DE INICIO
La presentación habrá de hacerse por escrito siguiendo las pautas -en lo pertinente- de la demanda.
Contendrá los datos de quien se presenta como parte así como la documentación que demuestre prima
facie su condición de legitimado para requerir la apertura del sucesorio.
También se brindarán los datos del difunto dentro de los cuales será esencial el domicilio para que el
juez pueda realizar el examen referido a su competencia (ver nota al art. 725). Se adjuntará la partida
de defunción.
Cuanto más completo sea este escrito, más sencillo y breve se hará el trámite posterior. Si se cuenta
con ella, se deberá brindar la más amplia información respecto de los demás herederos conocidos y de
737
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 25/11/1994, “Fanti, Cayetano s/sucesión”.
738
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 11/3/2003, “D´Onofrio, Clotildo F. C. de Thomas, D´Onofrio V. J. y
D´Onofrio, Luis Américo s/sucesiones ab intestato”. “El juicio sucesorio es un proceso especial, cuyo fin
exclusivo se enmarca en la determinación objetiva y subjetiva de los bienes dejados por el causante y de las
personas que revisten el carácter de sucesores (arts. 3279 y concs. del CCiv.; 724 y su doctrina del Código
Procesal); y las pretensiones ajenas a dicho ámbito, demandas de los terceros contra la sucesión o la deducción a
modo de defensa de una acción posesoria sobre un bien del acervo, se deben intentar en un proceso aparte, de
conformidad con el derecho que alegare el interesado”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 25/6/2002, “Croce,
Miguel y Ghiglione, Nélida F. s/sucesión ab intestato”.
739
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 6/11/2001, “Firmano, Ricardo Jorge s/sucesión ab intestato”.
389
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
terceros interesados -acreedores- como ser sus datos filiatorios, domicilios, vínculos con el causante,
representantes legales, etc.
Asimismo, se incluirá aquí la mención de los bienes relictos -muebles e inmuebles- aun cuando no sea
posible aportar documentación completa respecto de los mismos en esta oportunidad. Luego, en la
etapa del inventario, será la ocasión para hacerlo.
Por supuesto, como veremos, se hará referencia y -de ser posible- se acompañará el testamento a
aprobar. La ley manda que el solicitante denuncie su existencia y, si está en su poder, que lo
acompañe o, en su defecto -si lo sabe- que indique el lugar donde se encuentra.
740
“No desconocida en la especie la vocación hereditaria del cedente, el cesionario, más allá de que no reviste la
calidad de heredero y que, por lo tanto, no puede ser incluido como tal en la declaratoria de herederos por no
haber invocado ni justificado ningún vínculo parental con el causante, es lo cierto que en virtud de la cesión que
efectuara el heredero sobre la totalidad de sus derechos hereditarios que tenía en su carácter de hijo del de cujus
el cesionario estaba plenamente habilitado para iniciar o promover el proceso sucesorio y para intervenir durante
toda la secuela del mismo”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 14/5/2002, “Parisotti, María Sara o Parisotti
Olguín, María Sara y Martínez, Juan Ramón s/sucesiones”.
390
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 689, Código nacional.
No contiene esta manda la exigencia del oficio al Registro de Testamentos del Colegio de Escribanos.
1. ANÁLISIS PRELIMINAR
Presentado el escrito mencionado en el artículo anterior el juez determinará si el mismo cumple con
los recaudos legales para dar inicio al proceso sucesorio. Contemplará la documentación agregada y si
encuentra algún déficit subsanable entendemos que podrá utilizar su poder saneatorio intimando al
presentante a que complete o corrija la información presentada antes de darle curso.
Si el defecto es de una entidad insubsanable o surge de manera evidente la falta de legitimación para
requerir el inicio de la sucesión, podrá el magistrado rechazar liminarmente el pedido.
Si, por el contrario, la presentación abastece los recaudos legales, dictará el auto de apertura de la
sucesión.
2. COMPETENCIA
Como parte de este estudio preliminar encontramos el “examen” de su competencia. Lo realizará de
oficio sin perjuicio de los posteriores planteos que los restantes intervinientes podrán efectuar una vez
que sean debidamente citados al proceso.
Como regla general observamos que será competente en la sucesión -cualquiera fuere el tipo- el juez
del lugar del último domicilio del causante (art. 3284, CCiv.).
Se tratará del domicilio que corresponda a la residencia habitual más allá de que su muerte se haya
producido cuando se encontraba momentáneamente viviendo en otro lugar. Esta circunstancia deberá
ser objeto de prueba si la ubicación del lugar de marras es puesta en duda por el juez oficiosamente o
bien venga controvertida por algún interesado por oponerse a la constancia del certificado de
defunción o del documento, etc.
Téngase en cuenta que el art. 1º, CPCC establece la prorrogabilidad de la competencia en los casos
“exclusivamente patrimoniales”. Existen discusiones doctrinarias y jurisprudenciales respecto de este
punto en el juicio sucesorio ya que en el mismo no se tratan únicamente intereses de aquella
naturaleza.
Por otro lado, el art. 3285 indica que si el difunto no hubiese dejado más que un solo heredero las
acciones deben dirigirse ante el juez del domicilio de ese heredero después de que hubiese aceptado la
herencia. La cuestión es que al momento de iniciar el juicio sucesorio -que es cuando el juez analiza si
es o no competente- no se está en condiciones de aseverar que el heredero que se presenta sea el único
existente ya que justamente se está dando comienzo al trámite que -entre otras cosas- habrá de
determinar cuántos y cuáles son los sucesores del fallecido.
Sobre este punto se ha dicho que en materia sucesoria la prórroga de jurisdicción requiere, como
presupuesto para su procedencia, la conformidad de todos los herederos (arts. 1º y 724, Código
Procesal). Si bien dicha conformidad puede resultar al iniciarse la sucesión, nada impide que
solicitada la prórroga de jurisdicción por alguno de los llamados a recoger la herencia, la misma
391
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
pueda obtenerse posteriormente con el emplazamiento a otros herederos -presuntos denunciados- a
hacer valer sus derechos (arg. arts. 3313, 3314, CCiv.)741.
Otra pauta vinculada con este tema de la competencia en materia sucesoria está contemplada en el art.
731, a cuya nota remitimos.
3. MEDIDAS ASEGURATIVAS
Frente a la existencia de riesgo de pérdida, deterioro o desaparición de los bienes y documentos de la
sucesión, el magistrado podrá adoptar las medidas de resguardo que considere apropiadas ya sea a
pedido de alguna de las partes o bien de oficio742.
Así, se dijo que con arreglo a lo estatuido por el art. 725, Código Procesal como los bienes relictos
pueden estar expuestos a riesgos de pérdida o deterioro, de acuerdo con su naturaleza, se hace
necesario prever el dictado de medidas conservatorias tendientes, precisamente a asegurar los bienes y
documentación del causante. Dicho principio genérico se encuentra limitado a que tales medidas no
excedan el marco del proceso sucesorio743. También, que siendo la naturaleza de las medidas que
autoriza el art. 725 esencialmente precautorias, se exige como requisito esencial para su procedencia
la existencia de una apariencia o verosimilitud del derecho que ampare las pretensiones de sus
peticionarios. Lo cual implica que deben adoptarse siempre que a criterio del juez exista la posibilidad
seria de un perjuicio a herederos, legatarios e incluso acreedores del causante744.
Como ejemplo se menciona el depósito de dinero, títulos, acciones y alhajas en el Banco de la
Provincia de Buenos Aires salvo que respecto de estas últimas los presuntos herederos -presentados
hasta el momento- decidan quedárselas bajo su custodia. Entendemos que para no frustrar los
derechos de los demás sucesores que puedan aparecer o incluso de terceros -acreedores- el juez
deberá efectuar un inventario de tales valores y constituir a uno o varios de los interesados en
depositarios de tales objetos.
Por supuesto, el magistrado no está limitado por esta manda. Debe ser creativo al momento de
plantear una medida con estos fines de modo de adoptar la que -a su criterio- sea la más eficaz para la
protección de estos bienes del difunto hasta tanto se adjudiquen los mismos o se designe un
administrador. Si bien pueden ser aplicadas las pautas genéricas de las medidas cautelares, se
diferencian de ella en tanto no requieren de contracautela ya que se dictan en protección de los
intereses de todos los herederos por lo que será difícil que alguno de los interesados pueda alegar
válidamente un perjuicio particular.
No existe impedimento para que se soliciten tales resguardos una vez fallecido el causante y antes de
presentar el escrito por el que se requiere formalmente la apertura del sucesorio. No opera en estos
casos el plazo de caducidad del art. 207 por lo antes dicho: en general su implementación no pone en
741
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 25/2/2003, “Bondar, Olga s/sucesión ab intestato”.
742
“Las medidas preliminares y de seguridad previstas en el art. 725, Código Procesal tendientes a
individualizar el haber hereditario, a conservarlo y a evitar su desaparición, pérdida o cambio de situación
jurídica, se pueden adoptar sin sustanciación a petición de parte interesada y aun de oficio por el juez. Ello
conduce a reputar inatendible la queja de la recurrente en cuanto sostiene que se ha violentado el principio de
bilateralidad del proceso y de defensa en juicio, ya que siendo esencialmente precautoria la naturaleza de las
medidas de seguridad dictadas, se disponen inaudita parte bajo responsabilidad del peticionario, bastando para
ello que alguno de los interesados lo solicite”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 22/5/2001, “Breccia,
Edelmira María s/sucesión intestada s/incidente art. 250, CPCC”. “El primer párrafo del art. 725, Código de rito
provincial (art. 690, CPCCN) establece, respecto de las medidas preliminares o de seguridad requeridas en un
proceso sucesorio, `que el juez hará lugar o denegará la apertura del proceso, previo examen de su competencia
y recepción de la prueba que resultare necesaria´. Este artículo tiene por finalidad específica prever el dictado de
medidas conservatorias tendientes a asegurar los bienes y documentos del causante; y en función de la
naturaleza y estado de los mismos, el juez podrá disponerlas sin sustanciación a petición de parte interesada y
aun de oficio, o por solicitud del Ministerio Público”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 29/8/2002, “Iañez,
Emilio A. y Robiglio, Andrea s/sucesión, inciso art. 250, CPCC”.
743
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª, 25/2/1999, “Pellegrino, Lucía s/sucesión”. “Según la doctrina del art.
725, CPC, las medidas autorizadas que puede adoptar el juez de oficio o a petición de parte deben adecuarse a
las circunstancias del caso, y tienden a individualizar el haber hereditario, a conservarlo y a evitar su
desaparición, pérdida o cambio de situación jurídica”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/9/2000,
“Marini, Federico s/sucesión, art. 250, CPC”.
744
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 5/9/2000, “Marini, Federico s/sucesión, art. 250, CPC”.
392
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
riesgo el patrimonio de los demás interesados sino que, por el contrario, lo protege al custodiar la
integridad de los bienes hasta tanto se los distribuya.
Art. 726. (Texto según ley 11593, art. 1º) Simplificación de los procedimientos
Cuando en el proceso sucesorio el juez advirtiere que la comparecencia personal de las partes y
de sus letrados podría ser beneficiosa para la concentración y simplificación de los actos
procesales que deban cumplirse, de oficio o a pedido de parte, señalará una audiencia a la que
deberán concurrir personalmente, bajo apercibimiento de imponer una multa de cincuenta
pesos ($ 50) a un mil pesos ($ 1.000) en caso de inasistencia injustificada.
En dicha audiencia el juez procurará que las partes establezcan lo necesario para la más rápida
tramitación del proceso.
393
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Desde el fallecimiento del causante hasta que se produce la adjudicación de los bienes a cada uno de
los herederos suele transcurrir un tiempo considerable durante el cual es necesaria la intervención de
un sujeto que administre aquéllos con la finalidad de que se conserven en el estado en que se
encontraban y, en el caso que corresponda, continúen rindiendo frutos, para ser transmitidos en su
integridad -o aumentados- a los sucesores.
Ello, naturalmente, tendrá mayor importancia cuanto más amplio sea el catálogo de bienes vinculados
con el juicio sucesorio de que se trate.
Si bien ya analizamos el caso de medidas de seguridad adoptables en este marco (nota al art. 725),
aquéllas eran disposiciones de emergencia para superar los primeros momentos y dar resguardo a
bienes y documentos. La administración provisional provee a este patrimonio de un sujeto que tomará
a su cargo la custodia integral del mismo y llevará adelante todos los actos conservatorios y de
administración que sean útiles en beneficio del conjunto de los interesados -herederos y terceros-.
A este fin también a pedido de parte o de oficio, el juez convocará a una audiencia.
En el marco de esta diligencia habrá de designar al administrador provisional. La ley indica que
deberá recaer el nombramiento en el cónyuge supérstite. Como vimos, éste tiene doble interés en
conservar el patrimonio íntegro y productivo desde que concurre a este reparto y adjudicación como
integrante de la sociedad conyugal y como heredero.
Si no existe cónyuge supérstite o bien existiendo, el juez entiende que no es la persona idónea para la
función, se designará al presunto heredero que sumariamente haya acreditado mayor capacidad para
la tarea. Será importante en este caso la audiencia a los efectos de escuchar los fundamentos de
quienes apoyan o cuestionan la designación de determinado sujeto.
Por último y sólo cuando estas dos elecciones fracasaren se podrá recurrir a un tercero para que oficie
de administrador provisional.
Salvo en los casos en que exista acuerdo unánime entre los herederos -se ha resuelto- queda a criterio
del juez la designación del administrador provisional de la sucesión, debiendo, en principio, respetar
el orden de prioridades que establece nuestro ordenamiento procesal porque la elección de un tercero
configura una medida de excepcional gravedad que sólo debe tomarse cuando median razones de
importancia que no se configuran en el caso de autos, donde las diferencias suscitadas entre los
herederos no impiden la designación de uno de ellos como administrador toda vez que la obligación
de rendir cuentas periódicamente permite a la recurrente ejercer el debido control pudiendo, en caso
de incumplimiento, solicitar la intimación en tal sentido y aun la remoción a su cargo (art. 3451,
CCiv.)745.
Obviamente, este artículo se aplica en ausencia de administrador previamente designado por el
conjunto de los herederos ya sea mediante mandato expreso o tácito.
Consideramos que el magistrado habrá de aplicar a esta forma de administración provisional, las
reglas contempladas en el Capítulo IV referidas a la administración definitiva que tendrá lugar una
vez aprobado el testamento o dictada la declaratoria de herederos y que contemplan la aceptación del
cargo (art. 745), la forma de tramitación de las cuestiones vinculadas con la administración (art. 746),
las facultades del administrador (art. 747), sus obligaciones (art. 748), eventual sustitución o remoción
(art. 749) y honorarios (art. 750) por supuesto, siempre en lo que resulte aplicable dadas las
peculiaridades de esta forma de administración (provisoria y normalmente breve).
Se resolvió en relación a los poderes de este administrador que a los fines de la legitimación ad
processum, es suficiente la condición de administradora para gestionar judicialmente la recuperación
de un bien dado en locación por el causante. Por otra parte, el art. 747 del ordenamiento ritual no
distingue -en las facultades que otorga- si se trata de administrador definitivo o provisional lo que
conduce a admitir la posibilidad de demandar por desalojo ya que es una facultad virtualmente
comprendida en la esencia del mandato que desempeña el administrador cuyo deber más sustancial es
el de proveer a la seguridad y conservación de los bienes que le han sido confiados746.
745
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 23/5/2000, “Gómez, Héctor Valiente y Trufo, Élida Beatriz s/sucesión ab
intestato”.
746
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/2/1992, “Fernández Bazan, Rodolfo Eduardo s/sucesión v. Muro,
Héctor Daniel y/o demás ocupantes s/desalojo”.
394
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 692, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
395
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esta manda no incluye la mención respecto del organismo recaudador fiscal y, en cambio, alude a la
autoridad encargada de recibir la herencia vacante que deberá ser notificada por cédula de los
procesos en los que pudiera llegar a tener intervención. Las actuaciones sólo se le remitirán cuando se
reputare vacante la herencia y su intervención cesará una vez aprobado el testamento o dictada la
declaratoria de herederos.
1. ACREEDORES
Según lo señaláramos, los acreedores del causante están legitimados para requerir la apertura de la
sucesión.
Se ha dicho que ni la ley adjetiva (art. 729) ni la sustantiva (art. 3314, CCiv.) distinguen o prescriben
qué clase de acreedores se encuentran legitimados para iniciar el proceso sucesorio. En este sentido el
art. 3452, CCiv. amplía el concepto de quienes se hallan legitimados para la apertura del sucesorio a
todos los que tengan en la sucesión algún derecho declarado por las leyes747.
Éstos vienen movidos por el solo interés de poder satisfacer sus créditos y para ello, desaparecido el
deudor original, querrán determinar quiénes son los que lo suceden tanto en el activo como en el
pasivo y poder así requerirles el cumplimiento.
Sin embargo, la ley prefiere que sean los herederos quienes inicien este trámite. Considera que ellos
son las “partes naturales” de la sucesión y que una vez dictada la declaratoria, o bien aprobado el
testamento, podrán estos terceros acreedores dirigir en su contra las pretensiones que tengan contra el
causante.
De ese modo, frente a las variadas contingencias por las que el trámite sucesorio no es abierto por los
herederos y en protección de los intereses patrimoniales de estos acreedores, la ley ha previsto
mecanismos para que los terceros interesados puedan iniciar la sucesión.
Fija para ello ciertos condicionamientos748, además del genérico del art. 724 por el que se requiere la
acreditación prima facie del carácter de parte legítima: aquí se tratará del soporte documental del que
surja la acreencia que el tercero busca satisfacer y que tiene por deudor a la persona fallecida.
La primera de aquellas limitantes consiste en la intimación fehaciente a los herederos para que en el
plazo de treinta días “acepten o repudien” la herencia tal como reza el art. 3314, CCiv. Esto es una
manifestación clara de lo antes dicho: el acreedor debe agotar los medios para lograr que sea el
747
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 21/3/2002, “Diez de D´Amico, Ángel s/sucesiones ab intestato”.
748
“El art. 729, Código Procesal condiciona y regula la actividad de los acreedores en el proceso sucesorio,
garantizándoles sus créditos, permitiéndoles iniciar el trámite sucesorio después de transcurridos cuatro meses
del fallecimiento del causante y también pueden impulsar el proceso si los herederos abandonan o paralizan el
trámite y pueden intervenir hasta su finiquitación haciendo uso de la acción de subrogación”. Cám. Civ. y Com.
Azul, sala 1ª, 5/11/1998, “Benítez, Veriato A. s/sucesión”. “Conforme surge del juego armónico de los arts.
3314, CCiv. y 729, Código Procesal, los acreedores sólo pueden actuar por el heredero para iniciar la sucesión
cuando éste, previamente intimado, no lo hace, o para continuar el trámite si el sucesor lo abandona (art. 1196,
CCiv.). No pueden en cambio, por vía incidental, plantear nulidades de procedimiento ni pretender que se
revean los actos cumplidos en el proceso sucesorio en pos de su conclusión, que en el caso se da con el remate
del bien para liquidar la herencia vacante (art. 770, Código Procesal). Su calidad de parte en el juicio sucesorio,
por consiguiente, se circunscribe a suplir la inactividad del heredero a los fines de impulsar la instancia, no
pudiendo ir más allá. El planteo de cualquier cuestión litigiosa deberá hacerlo por la vía autónoma que vea le
conviene, pero no mediante incidente dentro del sucesorio”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 25/11/1997,
“Cazamayor, Pedro s/sucesión vacante”.
396
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
heredero quien se presente a iniciar el juicio. Vencido el plazo aludido sin que la intimación haya
dado frutos, podrá actuar por sí.
Tal comunicación debe efectuarse a todos los herederos conocidos ya que cualquiera de ellos tiene
legitimación para abrir el sucesorio. Puede ser hecha judicial o extrajudicialmente. En este último
caso deberá ser acreditada mediante formas fehacientes de anoticiamiento (telegramas, cartas
documentos, actas notariales, etc.).
La intimación a que alude el art. 729 -se sostuvo- puede ser realizada en el marco mismo del proceso
sucesorio. Ello así, acreditado el fallecimiento de los causantes y declarada en consecuencia la
apertura de la sucesión, la providencia que esto resuelve en modo alguno es susceptible de provocar
un gravamen irreparable que autorice la apelación por parte de las cesionarias, toda vez que ellas se
consideran las únicas herederas (arg. arts. 242, CPCC y 3282, CCiv.)749.
A este respecto también se ha señalado que no existe disposición legal alguna que prevea
expresamente la sanción de nulidad de las actuaciones cumplidas en el sucesorio sin la previa
intimación al heredero para activar el trámite y tampoco se advierte que los actos procesales
realizados por el acreedor, en principio, carezcan de algún requisito que les impida lograr la finalidad
a la cual estaban destinados (art. 169, párr. 1º) sobremanera si no se ha autorizado acto alguno de
disposición o de administración. Ello sin perjuicio del derecho de las partes y profesionales a
dilucidar lo atinente a honorarios y su carga en la etapa procesal correspondiente. Es que de acuerdo
con el principio de especificidad, que constituye uno de los presupuestos de admisibilidad de la
nulidad procesal, no pueden ser declarados nulos los actos procesales cuando tal sanción no se
encuentra predeterminada por la ley750.
Además y de acuerdo con otro condicionante, esa intimación a los herederos no podrá hacerse hasta
superados los nueve días que se cuentan desde el deceso del causante de acuerdo con la pauta del art.
3357, CCiv. -”días de llanto y luto”- sin perjuicio de que puedan ser requeridas al juez y despachadas
por éste, medidas precautorias respecto de los bienes involucrados.
Asimismo y una vez cumplido el requisito ineludiblemente previo de la fehaciente intimación a los
herederos, si ello fue realizado con resultado adverso, el acreedor sólo podrá iniciar el trámite
sucesorio por sí luego de transcurridos cuatro meses desde la desaparición del de cujus.
El artículo en estudio flexibiliza esta pauta permitiendo que sea el juez quien ante petición
debidamente fundada modifique el plazo acortándolo -normalmente a requerimiento de los acreedores
en razones de urgencia que no puedan ser superadas debidamente con medidas precautorias- o
extendiéndolo -por lo general, a pedido de los herederos que manifiestan impedimentos temporales
atendibles por los que no se encuentran en condiciones de dar inicio al trámite-. Entendemos que será
adecuado en estos supuestos que antes de decidir, el juez escuche a todos los interesados -incluso
convocando a una audiencia- para resolver esta cuestión brindándoles plena posibilidad de defensa y
argumentación.
Luego de iniciado el proceso sucesorio por parte del acreedor, una nueva manifestación de la
preferencia legal por los herederos se observa cuando prevé la cesación de la intervención de aquel al
incorporarse al trámite alguno de los sucesores del difunto751.
Se entiende que la intervención del acreedor que cesa es la referida al impulso del sucesorio y no -por
supuesto- en lo atinente a la defensa de sus derechos creditorios.
Intervención impulsoria que podrá ser retomada por este tercero interesado en la medida en que se
constate inacción manifiesta por parte del o de los herederos intervinientes. Ello deberá ser puesto en
consideración del juez quien, comprobando la veracidad de tales dichos (y previa intimación
infructuosa a la parte para algunos tribunales), resolverá la reincorporación del acreedor activando el
sucesorio752.
749
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 21/3/2002, “Diez de D´Amico, Ángel s/sucesiones ab intestato”.
750
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 26/12/1996, “Lema, Francisco s/sucesión”.
751
“Antes de iniciar la sucesión, el acreedor debe exigir que el heredero acepte o repudie la herencia, y después
de que hayan transcurrido cuatro meses desde la muerte del causante. La intervención del acreedor cesa, cuando
se presenta un heredero al juicio”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 9/9/1993, “López, Inocencia
Susana s/sucesión”.
752
“La intervención de los acreedores en el procedimiento sucesorio, debe reducirse y admitirse en la medida en
que tienda a lograr el aseguramiento de sus derechos, o suplir la inacción de los herederos, cuando, a través de
397
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En relación con el caso de la concubina del fallecido se ha dicho que carece de vocación hereditaria
para gestionar per se la apertura del sucesorio ya que si bien ha dado cumplimiento a la preceptiva de
los arts. 729, CPCC y 3314, CCiv., no ha demostrado ser acreedora del causante. El concubinato no
hace surgir de por sí una sociedad de hecho que permita reclamar bienes ingresados en el patrimonio
del concubino, ni importa una presunción en este sentido; debe, en todo caso, acreditarse la
efectividad de los aportes por la vía correspondiente753.
1. REEMPLAZO DE SUJETOS
Se aplica aquí la regla que ya fuera analizada en el art. 43 -a cuya nota remitimos- operativa en el caso
de que uno de los herederos presentados en el expediente falleciere dejando sucesores.
Más allá de los efectos que esta nueva muerte produzca a tenor de las reglas sucesorias de fondo,
procesalmente las personas que vengan a ocupar el lugar del sujeto procesal fallecido habrán de
incorporarse al juicio acreditando su condición de sucesores de ese heredero bajo una única
representación letrada (art. 54) y en el plazo que al efecto determine el magistrado una vez que tome
conocimiento de la noticia del deceso acaecido.
un lapso regularmente largo, aquéllos -previa intimación bajo apercibimiento de ser continuados los trámites por
el acreedor- no hayan demostrado interés en proseguir las actuaciones (arts. 3314 y concs. CCiv.; art. 729 y su
doct. del CPCC). Se advierte en el caso la manifiesta inacción de los presuntos herederos presentados en autos
quienes no han activado el curso del proceso desde la agregación de la publicación de edictos. En dicho
contexto, habiendo los mismos incumplido la intimación dispuesta mediante proveído. La resolución en crisis,
en cuanto dispuso hacer efectivo el apercibimiento contenido en el precitado proveído -facultando al acreedor
peticionante a impulsar los presentes actuados-, se ajusta a derecho y debe ser confirmada”. Cám. Civ. y Com.
Quilmes, sala 2ª, 9/8/2000, “Djanikian, María s/sucesión ab intestato”. “El precepto contenido en el art. 729 in
fine del Código Procesal autoriza a los acreedores a impulsar el procedimiento sucesorio cuando medie, entre
otros recaudos, inacción manifiesta de los herederos, en las hipótesis en que el trámite se encuentra paralizado
por desidia de éstos, o se incurre en dilaciones excesivas e injustificadas, sin que al efecto quepa distinguir entre
acreedores del causante o de los herederos”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 5/4/2001, “Barsochini,
Celso s/sucesión”. “En el ámbito del proceso sucesorio el acreedor del causante no puede iniciar el juicio
sucesorio de éste sin que medie intimación previa a los herederos, para que acepten o repudien la herencia de
conformidad con lo dispuesto en el art. 3314, CCiv. Situación prevista en el art. 729, Código Procesal, que si
bien autoriza a los acreedores a promover el sucesorio de su deudor, ello es sin perjuicio de dar cumplimiento a
la norma de fondo antes aludida. Ante la evidente inacción del heredero luego de cumplida la intimación con
relación al proceso sucesorio, faculta al acreedor a continuar con el trámite de la causa, sin necesidad de tener
que practicar un nuevo emplazamiento”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/9/2001, “Bravo, Ofelia Rosa
Luisa s/sucesión”.
753
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 29/9/1998, “Ratti, Ángel s/sucesión ab intestato”.
398
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
754
“Cuando se hubiesen iniciado dos juicios sucesorios, uno testamentario y otro ab intestato, procede la
acumulación de ambas causas en la forma dispuesta en el art. 731, CPC”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata,
sala 2ª, 27/6/1995, “Larrea, Manuel V. s/sucesión ab intestato”.
755
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 19/3/2002, “Cerqueiro, Amelia Eugenia s/sucesión”. “La cuestión
relativa a la coexistencia de dos juicios sucesorios del mismo causante y de idéntica naturaleza en orden a la
acumulación prevista por el art. 731, Código Procesal, debe resolverse a favor de aquel proceso que está más
avanzado, sin que ello importe prioridad en la iniciación y en el caso de que ambos procesos hayan tenido un
avance similar, la preferencia debe acordarse al que se inició primero”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª,
29/12/1998, “Anunciada Piercamilli vda. de Bravi s/sucesión”. “La circunstancia de que el proceso sucesorio
tramitado ante un juzgado en lo civil y comercial haya sido iniciado con anterioridad no impide la acumulación
a los autos iniciados con posterioridad, habida cuenta de que es dable considerar, con fundamento en razones de
economía procesal, que en el juicio iniciado ante el juzgado de paz letrado, los trámites procesales se encuentran
más avanzados y que se han cumplido mayor cantidad de medidas útiles, advirtiéndose, asimismo, que cuenta
con la documentación que justifica la titularidad del bien relicto, lo que evidencia, a los fines de la acumulación,
que debe dársele preferencia al proceso tramitado ante el juzgado de paz letrado”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata,
sala 1ª, 1/4/1992, “Gómez, Sara Delia s/sucesión”.
399
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En él se inscribirá la iniciación de todos los juicios testamentarios, sucesorios ab intestato,
protocolización de testamentos, actuaciones sobre inscripción de declaratorias de herederos dictadas
en otras jurisdicciones (art. 2º, ley 7205). Tal información estará contenida en las comunicaciones que
hagan llegar los secretarios de juzgados dentro de los tres días de iniciados los juicios mencionados
(art. 3º). Según el art. 4º, recibida la comunicación, el Registro a su vez devolverá el duplicado de la
misma, informando de su inscripción, número consignado y demás datos, debiendo certificar sobre la
existencia de cualquier juicio similar respecto del mismo causante dentro de los diez días en forma
inexcusable, sin cuyo requisito los jueces no dictarán declaratoria de herederos ni aprobarán los
testamentos. Tratándose de juicios sucesorios con testamento por acto público, el informe a que se
refiere el art. 3º, deberá acompañarse antes de la aprobación de la determinación fiscal para la
transmisión gratuita de bienes (art. 5º).
Como vemos, de acuerdo con este sistema, rápidamente se contará en el expediente con la
certificación de donde surja otro u otros expedientes sobre la misma pretensión en el ámbito de la
provincia de Buenos Aires.
756
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 16/7/2002, “Ambrosio, Catalina s/sucesión”.
400
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
imprescindible la actuación de todos estos auxiliares dependiendo normalmente del acuerdo de las
partes y de la entidad del patrimonio a transmitir.
A los fines de su designación el juez convocará a una audiencia a todos los herederos declarados así
como a los legatarios de parte alícuota. Se los notificará por cédula. Además se convocará a los
“funcionarios que correspondiere” -por ejemplo, el Asesor de Incapaces-.
Con todos ellos reunidos el magistrado intentará consensuar la designación de aquellos sujetos
auxiliares buscando que se trata de personas idóneas y que aseguren celeridad en el desarrollo de las
tareas encomendadas. Si ello no se logra, nombrará a quienes él disponga.
Por supuesto que esta audiencia -y las posteriores designaciones- tendrá razón de ser en la medida en
que los herederos no opten por continuar los trámites de manera “extrajudicial” tal como lo contempla
el art. 733 que se analiza a continuación.
401
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La existencia de incapaces obligará a que la partición se realice judicialmente según surge a contrario
sensu de esta manda y expresamente del art. 3465, inc. 1º, CCiv. En los restantes incisos se advierten
otras dos causas obstativas a la “sucesión extrajudicial”: oposición de terceros fundada en interés
jurídico y falta de acuerdo entre las partes.
Obviamente de ocurrir esto último -la falta de acuerdo entre herederos- no podría nunca prosperar una
partición privada como la que aquí se regula.
Sin embargo, puede ocurrir que los mentados pasos extrajudiciales comiencen con la adhesión
unánime de todos los interesados y que, luego, surjan inconvenientes y discrepancias. Frente a tales
eventualidades se contempla la posibilidad de volver a dar intervención al juez competente en el
sucesorio quien resolverá los diferendos disponiendo las medidas que correspondan según el avance
del proceso de adjudicación.
Existiendo acuerdo, las partes dispondrán la forma en que se realizará la valuación, división y
adjudicación, por sí mismos o a través de los profesionales que nombren. No podrán dejar de lado a
los organismos administrativos que correspondan.
Concluida esta tarea, se tramitará directamente la inscripción de los bienes registrables involucrados
previa emisión por parte del secretario de una certificación donde se refleje la agregación al
expediente de las constancias de la actividad extrajudicial desplegada. Esta documentación servirá de
base para la confección de las hijuelas que se entregarán a los herederos a los fines registrales
apuntados.
Sin ese documento emanado del actuario no se podrá inscribir la transmisión efectuada.
La intervención de los letrados en esta actividad extrajudicial devengará los mismos honorarios que si
se tratase de idéntica tarea pero realizada ante los tribunales. No podrán ser regulados hasta tanto no
se acompañe a las actuaciones la documentación que acredite que aquellos pasos fueron cumplidos y
terminados.
Art. 734. (Texto según ley 8689, art. 1º) Providencia de apertura y citación a los interesados
Cuando el causante no hubiere testado o el testamento no contuviese institución de heredero, en
la providencia de apertura del proceso sucesorio, el juez dispondrá la citación de todos los que
se consideren con derecho a los bienes dejados por el causante, para que dentro del plazo de
treinta (30) días lo acrediten.
A tal efecto ordenará:
1º) La notificación por cédula, oficio o exhorto a los herederos denunciados en el expediente que
tuvieren domicilio conocido en el país;
2º) (Texto según ley 11593, art. 1º) La publicación de edictos por tres (3) días en el Boletín
Judicial y en otro diario del último domicilio del causante o, no habiéndolo en ese lugar, en uno
de la ciudad donde tramita el juicio, salvo que el monto del haber hereditario no excediere,
prima facie, de treinta mil pesos ($ 30.000) en cuyo caso sólo se publicarán en el Boletín
Judicial. Si el haber sobrepasare, en definitiva, la suma precedentemente indicada, se
ordenarán las publicaciones que correspondan.
402
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
También, cuando habiéndolo dejado, éste no contenga la institución de heredero o cuando sea
declarado inválido -total o parcialmente- o cuando no cubra todos los bienes o cuando el heredero
testamentario renuncia a ese derecho.
Por ello, puede darse el caso de una sucesión que resulte en parte testada y en parte intestada. En todo
lo que no cubra el testamento -sea respecto de bienes o personas- serán de aplicación las reglas de la
sucesión legítima. El juez habrá de coordinar ambos regímenes de modo de resguardar debidamente la
vigencia del orden público en la determinación de los sucesores de una persona.
En la petición de apertura del sucesorio bajo estas reglas deberá señalarse que se ignora la existencia
de testamento, o bien se indicará alguno de los supuestos de insuficiencia mencionados.
Recordemos que también será necesario acompañar el oficio diligenciado al Registro de Testamentos
del Colegio de Escribanos (art. 724) y por otro lado se recibirá el certificado del Registro Público de
Juicios Universales (nota al art. 731).
Por esas vías también se podrá obtener datos respecto de si el de cujus realizó o no disposiciones de
última voluntad, sin perjuicio de lo que luego indiquen los herederos que habrán de ser citados a estar
a derecho en este proceso.
El juez, si hace lugar al requerimiento, dictará el auto de apertura del sucesorio.
En él básicamente ordenará la publicidad del proceso que se inicia para que todos los que se crean con
derecho sobre el patrimonio del fallecido -herederos o terceros- acudan dentro del término de treinta
días acreditando la condición de parte interesada.
El plazo corre desde el día siguiente al último en el que apareció la publicación edictal y dado que se
trata de un término que proviene del derecho de fondo (art. 3539, CCiv.) se computa por días
corridos.
2. VÍAS DE NOTIFICACIÓN
Se contemplan dos. Una dirigida a sujetos conocidos y otra en relación con toda persona que pueda
tener interés respecto de los derechos que están en juego.
La primera forma de anoticiamiento se hará mediante cédula, oficio o exhorto -según corresponda
atento el lugar de residencia de quien vaya a ser notificado respecto de la sede del órgano
jurisdiccional interviniente- destinada a los herederos -y acreedores- conocidos y denunciados en el
escrito de inicio con sus datos filiatorios y su domicilio real (art. 724).
Normalmente se les fijará un plazo para que se presenten con la prueba que acredite su vocación
hereditaria o interés -crédito-.
La segunda forma de publicidad del proceso sucesorio en trámite consiste en edictos757. Ellos saldrán
publicados por tres días en el Boletín Oficial y en otro diario del último domicilio del causante salvo
que allí no exista tal medio de prensa entonces se recurrirá a un diario del lugar donde se realiza el
juicio -por lo común, habrán de coincidir el lugar del último domicilio del difunto con el del lugar del
proceso, art. 3284, CCiv.-.
Se exime de la carga de publicar edictos en el diario cuando el monto del haber hereditario no supere
en un primer momento (“prima facie” reza el artículo) los treinta mil pesos. Aquí sólo proceden
edictos en el Boletín Oficial. Si luego se determina que el monto aludido es mayor, será necesario
realizar las publicaciones omitidas en su momento.
El texto de estos edictos ha sido estipulado mediante la acordada 1783/1978 de la Suprema Corte de
Justicia que contempla el “texto modelo de edicto único” a los efectos del art. 734 en estudio.
Puede darse el caso de que los interesados en el inicio de este tipo de trámites requieran el beneficio
de litigar sin gastos. Respecto de ello se ha dicho que en un juicio sucesorio en el que se transmiten
bienes resulta, en principio, improcedente que los presuntos herederos peticionen el beneficio de
litigar sin gastos para percibir gratuitamente el acervo hereditario que, justamente, implica el
mejoramiento de su fortuna. Ello también se infiere implícitamente de lo establecido en el art. 84,
CPCC en cuento prescribe que aquel que venciere en el pleito deberá pagar las costas o gastos
757
“La publicación de edictos prescripta por el art. 734, CPC configura una labor profesional que beneficia a
todos los herederos, por consiguiente merece que la califique como `trabajo común´ y se la remunere en el modo
establecido por el art. 35, ley 8904”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 2ª, 8/7/1999, “Tiribelli, Adelia E.
s/sucesión testamentaria”.
403
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
judiciales hasta la concurrencia máxima de la tercera parte de los valores que recibe.
Consecuentemente, teniendo en cuenta el monto de la tasa de justicia (2,2% sobre el acervo
hereditario), la sobretasa (10% sobre la anterior), los reducidos gastos de publicación de edictos (art.
734, inc. 2º) y la escala arancelaria, para lo cual el patrocinante puede requerir el mínimo (6%) se
concluyó que en el caso es improcedente viabilizar el otorgamiento del instituto respectivo758.
Art. 735. (Texto según ley 11511, art. 1º) Declaratoria de herederos
Cumplidos el plazo y los trámites a que se refieren los arts. 724 y 734, y acreditado el derecho de
los sucesores, el juez dictará declaratoria de herederos.
Si no se hubiere justificado el vínculo de alguno de los presuntos herederos, se diferirá la
declaratoria por el plazo que el juez fije para que, durante su transcurso, se produzca la prueba
correspondiente. Vencido dicho plazo, el juez dictará declaratoria a favor de quienes hubieren
acreditado el vínculo, o reputará vacante la herencia.
1. DECLARATORIA DE HEREDEROS
Presentado el escrito donde se solicita la apertura del sucesorio por quien demuestre prima facie
encontrarse legitimado para ello con la documentación suficiente a tales fines, existiendo constancia
del diligenciamiento del oficio al Registro de Testamentos del Colegio de Escribanos, habiéndose
notificado a los herederos conocidos en sus respectivos domicilios reales, publicado los edictos que
correspondan por el lapso de tres días y transcurrido el término de treinta corridos desde el día
siguiente a la fecha de última publicación -lo que se acreditará acompañando ejemplares de los diarios
respectivos y recibo de pago por tales anuncios-, el juez analizará el conjunto de tales constancias y si
lo entiende procedente dictará declaratoria de herederos.
Previo a ello habrá de analizar la documentación con la que los presuntos herederos que acudieron a
la convocatoria pretenden justificar su vocación. Si aquélla es insuficiente, suspenderá el plazo para el
dictado de esta resolución hasta tanto se produzcan las probanzas necesarias al respecto ya que el
dictado de la declaratoria de herederos requiere, como uno de sus requisitos esenciales previos, la
acreditación del vínculo de los presuntos sucesores del causante759.
Luego de ello, emitirá esta auto declarando herederos a quienes han justificado tal condición o, frente
a la ausencia de los mismos, reputará vacante la herencia.
Si bien se efectúa una citación por cédula a los herederos conocidos fijándoles plazo para su
presentación y otra por edictos, generalizada, a toda persona que se considere con derechos sobre los
bienes del difunto, no es imprescindible la presentación de todos ellos una vez vencidos los plazos
aludidos760.
758
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 13/3/2000, “Olivella, Claudia Dorotea s/beneficio de litigar sin gastos”.
759
Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 15/9/2000, “Regina, Francisco s/sucesión”.
760
“Cumplidos el plazo y los trámites a que se refieren los arts. 724 y 734, el juez debe dictar la declaratoria de
herederos sólo respecto de quienes se presentaron acreditando en debida forma su vocación hereditaria (arts.
735 y 737). Sentado ello y siendo que la declaratoria no causa estado con relación a quienes no han tenido
intervención, los herederos que justificaron el vínculo no tienen que acreditar la inexistencia o el fallecimiento
404
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El Código Procesal Civil y Comercial y el Código Civil fijan términos dentro de los cuales el juez
deberá resolver la situación relativa al patrimonio de una persona que ya no existe.
Los no comparecientes no tendrán intervención alguna en este momento ya que tampoco se les
designará defensor como ocurre con los ausentes a los fines de hacer oponible a su respecto la
resolución recaída.
De allí que lo que se decida en estos casos lo será sin perjuicio de la aparición posterior de otros
herederos. Claro que éstos tomarán la situación patrimonial en el estado en que se encuentre.
Los arts. 724, 735 y su doctrina del Código Procesal -se ha señalado- prescriben que la declaratoria de
herederos sólo ha de pronunciarse en favor de quienes se han presentado a juicio, prescindiendo de
aquellos que no han concurrido. Es que la inclusión en la declaratoria implica no sólo los derechos de
tal, sino también las obligaciones, por lo que únicamente deben declararse herederos a los legitimados
que así lo han solicitado explícitamente, máxime cuando existe la posibilidad de posterior
ampliación761. Es por ello que en materia sucesoria no puede la justicia suplir de oficio la voluntad de
los llamados a la herencia (doct. arts. 3313, 3314 y concs., CCiv.)762.
de otros presuntos herederos”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 16/2/2001, “R. S. M. s/sucesión ab
intestato”.
761
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 11/12/2001, “Martín, Jesús s/sucesión ab intestato”.
762
SCBA, Ac. 82.510, 28/5/2003, “Benítez, Ildo Norman v. Furnaro, Víctor Alberto y otro s/daños y
perjuicios”. “El dictado de la declaratoria de herederos debe serlo respecto de quienes se presentaron
acreditando debidamente su vocación sucesoria, y sólo lo es en cuanto ha lugar por derecho, sin causar estado
con relación a quien no ha tomado intervención. Aunque se denuncie la existencia de otros presuntos herederos,
si éstos no han comparecido pese a la publicación edictal, el procedimiento debe proseguir con prescindencia de
su citación, pues en el proceso sucesorio sólo intervienen los que concurren voluntariamente. De lo contrario se
les estarían asignando sin su voluntad las obligaciones inherentes a la condición de herederos”. Cám. Civ. y
Com. San Martín, sala 2ª, 9/5/1991, “Gondola, Rosa María y otro s/sucesión”.
405
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ello se indica expresamente: la circunstancia de que se exima de prueba a herederos y acreedores con
el objeto de hacerlos partícipes del reparto del patrimonio del fallecido no importa -respecto de los
primeros- que se reconozca el estado de familia que correspondería a aquella condición. El orden
público veda aquí la posibilidad de que existan cambios o mutaciones respecto del estado civil
basados en el acuerdo de las partes.
Se deja a salvo en estas negociaciones lo vinculado con las obligaciones impositivas.
Reconocidos los herederos y acreedores en las condiciones mencionadas, el juez luego de recibir la
petición de todos aquellos interesados habrá de incluirlos en la declaratoria de herederos efectuando
las manifestaciones pertinentes -alusión al acuerdo arribado mediante presentación escrita agregada al
expediente-.
Se ha dicho respecto de esta figura que el art. 736 no confiere a los herederos la facultad de “hacer
herederos” lo que desde antiguo está reservado sólo a Dios y al testador, sino a “admitir herederos”,
esto es, aceptar que los reconocidos revisten el carácter concurrente con ellos porque presupone un
vínculo legítimo que por razones ajenas a los herederos no ha podido justificarse763.
1. EFECTOS DE LA RESOLUCIÓN
Tal como lo señalamos, la declaratoria de herederos habrá de recoger y reflejar la situación fáctica y
jurídica llevada por los interesados al juez en un momento determinado respecto de sus relaciones con
el de cujus y el patrimonio de éste.
El magistrado evaluará estas presentaciones y si las encuentra ajustadas a derecho y abonadas
probatoriamente -salvo la situación especial que contempla el art. 736 - declarará la vocación
hereditaria y la condición de acreedores a su respecto.
Todo ello sin perjuicio de quienes teniendo legítimo derecho no se presentaron. Estas personas podrán
comparecer en cualquier momento y solicitar ser incluidos entre los herederos, o bien impugnar la
inclusión de quien carece de tal condición764.
Tal pretensión habrá de ser canalizada por conducto de un proceso ordinario desde el momento en que
no se contempla una vía específica para el mismo (art. 319) salvo que el título esgrimido sea de
sencilla comprobación y proceda la vía de la ampliación de la declaratoria que prevé el art. 738 o bien
opere la figura ya mencionada del art. 736.
Se ha dispuesto que si bien la declaratoria de herederos puede ser ampliada, pues no tiene valor de
cosa juzgada, si existe oposición el pretendiente debe iniciar la petición de herencia en el
763
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 1ª, 4/3/2003, “Zygmont, S. v. Clerc, P. s/exclusión de herederos”.
764
“El art. 737, CPCC, prevé de que cualquier pretendiente pueda promover demanda impugnando la validez o
exactitud de la declaratoria de herederos para excluir al heredero declarado o para ser reconocido con él, de lo
cual se sigue que la declaratoria no tiene efectos de cosa juzgada y no causa agravio alguno que pudiera afectar
a la recurrente en los términos del art. 243, CPC”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 10/7/1998, “Medina, Luis
Antonio s/sucesión”.
406
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
correspondiente juicio ordinario y únicamente dictándose sentencia a su favor podrá ampliarse la
declaratoria (arts. 3421, CCiv.; 737 y 738, CPCC)765.
La declaratoria de herederos, entonces, no tendrá el efecto de la res iudicata. Se trata de una
resolución judicial que no puede ser entendida como una “sentencia” con sus rasgos típicos. Da
nacimiento a un título que debe ser tenido por válido respecto del derecho hereditario de los allí
incluidos hasta tanto no sea desvirtuado por prueba en contrario a través del trámite que corresponda -
proceso, incidente, ampliación, etc.-.
En cuanto a su naturaleza se ha dicho que la declaratoria de herederos no es constitutiva de derechos,
ya que no tiene por función declarar o modificar derechos reales vinculados al acervo hereditario.
Determina la calidad de los herederos que se han presentado a recoger la herencia sin causar estado en
relación a quienes no han tenido intervención en el sucesorio. Por ello, es modificable si se presentan
otros coherederos, no siendo necesario recurrir a un juicio ordinario si su título surge incuestionable
de la documentación acompañada766.
1. MODIFICACIÓN DE LA DECLARATORIA
Como manifestación de la regla que impide que la declaratoria de herederos haga cosa juzgada erga
omnes respecto de lo que estipula, aquí se plasma la forma de que un heredero pueda presentarse una
vez dictada y peticionar ser incluido en la misma demostrando su condición de sucesor.
Normalmente se habrá de utilizar la vía incidental frente a la petición, dándose traslado a los demás
herederos ya declarados.
Si no hay oposición y existe prueba suficiente, se ampliará la declaratoria de herederos.
765
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 21/3/1989, “Trabazzo, Severino s/sucesión”.
766
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 1/10/1991, “Czerkawski de Malistchak, Juliana s/sucesión ab
intestato”.
767
Rectius est: de.
407
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Pero en la medida en que la prueba sea insuficiente y exista negativa u oposición de los demás
interesados en que se autorice esta inclusión -así como en el caso de que el pretenso heredero requiera
también la exclusión de un sucesor previamente incluido- el marco procesal del incidente se verá
desbordado debiéndose recurrir al juicio de conocimiento ordinario.
Flexibilizándose el aspecto ritual de la cuestión se ha resuelto que de acuerdo con el art. 738 es
posible ampliar la declaratoria de herederos en cualquier estado del sucesorio si correspondiere la
petición formulada por parte interesada. Nada dice tal norma acerca de cuál es el procedimiento a
seguir, habiendo entendido la jurisprudencia que basta un traslado a los interesados -los herederos
declarados- el cual por evidentes razones de economía procesal se ha de correr en el mismo sucesorio.
Si no hay oposición por parte de los declarados de incluir al preterido y éste ostenta un título
incuestionable, vale decir que surja de partida, sentencia judicial firme o instrumento público hábil
para constituir estado, procede sin más la inclusión. No dándose estas condiciones y mediando formal
oposición de los herederos ya declarados y no acreditándose de modo indubitable la condición de
heredero debe diferir de la cuestión para el juicio ordinario posterior768.
Así también se ha dicho que aun cuando se ha establecido -en comentario al art. 788, CPCC- que “la
declaratoria de herederos se dicta sin perjuicio de los derechos de terceros y puede ser ampliada en
cualquier estadio del proceso a petición de parte legítima si correspondiere”, por lo cual “no es
necesario recurrir a un juicio ordinario para obtener la modificación de la declaratoria de herederos, si
obran en autos los elementos necesarios a tal efecto...”, por principio, “mediando oposición de los
herederos declarados, la rectificación o modificación... sólo puede intentarse por la vía del juicio
ordinario” (arts. 319 y 738, Código)769.
1. SUCESIÓN TESTAMENTARIA
El derecho civil establece que toda persona “legalmente capaz de tener voluntad y de manifestarla,
tiene la facultad de disponer de sus bienes por testamento, con arreglo a las disposiciones de este
Código” (art. 3606).
Es decir, se admite que la transmisión de bienes mortis causa se realice a partir de las reglas que el
causante fije como parte de sus manifestaciones de “última voluntad” pero sólo en la medida en que
se plasme “con arreglo” al derecho sucesorio. Ello resulta de gran importancia al momento de
determinar si el testamento presentado en juicio habrá de surtir efectos jurídicos o no.
768
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 18/7/1991, “Colak, Marcos s/sucesión ab intestato”.
769
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 14/11/1991, “Lezcano, Ponciano y otra s/sucesiones”.
408
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Son múltiples los condicionamientos que el derecho testamentario impone a quienes quieran utilizar
esta vía como forma de prever el destino de su patrimonio. Entre ellos encontramos esencialmente los
que se relacionan con las formas de los testamentos y con la institución de la legítima.
Por lo primero -las formas- el testador debe manifestar su voluntad siguiendo ciertas pautas que
tienden a garantizar la fidelidad de tal expresión (art. 3632, CCiv.). Existen diferentes formas de
testamento a las que se puede recurrir, pero en todos los casos hay ritos que cumplir sin los cuales el
instrumento carecerá total o parcialmente de validez.
En cuanto a lo segundo -la legítima-, el testador encontrará una valla insalvable en la disposición de
bienes para después de la muerte: la porción de éstos que la ley reserva para cada heredero forzoso y
de la cual no puede ser privado por ningún conducto (art. 3714, CCiv.). Si el testador se excede
desatendiendo este límite, su voluntad se verá modificada al momento del cumplimiento ya que el
heredero instituido recibirá el remanente que resulte una vez “salvada la legítima y pagadas las
mandas” (art. 3715, CCiv.).
De allí que no basta con la existencia de un testamento para que la sucesión sea exclusivamente
testamentaria. Este particular acto jurídico deberá -como vimos- ser válido, instituir herederos, que
éstos no renuncien y que a través del mismo se haya dispuesto de todos los bienes del causante. Si
alguna de estas condiciones falta, la sucesión tramitará en parte como testamentaria y en parte como
ab intestato.
Dentro de las formas ordinarias de los testamentos tenemos el ológrafo, el cerrado y el que se realiza
por acto público (art. 3622, CCiv.). Nos limitaremos a su mención por ser los más frecuentes.
La diferencia estará dada -básicamente- porque en el primero sólo interviene el testador redactándolo
de su puño y letra y firmándolo dando lugar a un instrumento privado -más allá de que sea luego
depositado en una escribanía-.
En el testamento cerrado, el instrumento también es privado como en el caso anterior, pero es
entregado bajo sobre cerrado a un escribano quien lo recibirá en presencia de cinco testigos
indicándose la naturaleza del documento que encierra el sobre dando fe el notario de la presentación y
entrega y extendiendo acta en la cubierta del envoltorio con la firma de todos los intervinientes del
acto. Aquí el testamento en sí es un instrumento privado, siendo un documento público el acta de
recepción y depósito donde el escribano da plena fe de que fuera entregado un sobre donde, según
dice su portador, obra la manifestación de su última voluntad.
Finalmente, el testamento por acto público es hecho ante escribano y tres testigos ya sea dictándoselo
el autor al notario o bien entregándoselo ya escrito, será leído al testador en presencia de los testigos y
todos firmarán la escritura respectiva. De esta manera se configura un documento público donde el
notario da fe de cuáles fueron las manifestaciones de última voluntad del testador y de que él mismo
es el que lo firma.
Estos aspectos formales tendrán gran incidencia en el trámite sucesorio desde el momento que los
testamentos que son instrumentos privados deberán ser reconocidos en cuanto a su letra y firma y
luego protocolizados mientras que ello no será necesario en el que nació como instrumento público.
2. TESTAMENTO OLÓGRAFO
Esta norma contempla -justamente- el primer caso: los testamentos realizados bajo la forma de
instrumento privado.
Cuando un interesado pretenda abrir la sucesión testamentaria sobre la base de un testamento ológrafo
habrá de acompañarlo con el escrito de inicio a que alude el art. 724 -cumpliendo con sus recaudos ya
analizados- o bien indicar dónde se encuentra. Se deberán ofrecer también dos testigos para que
reconozcan la firma y letra del autor del testamento.
Una vez agregado el testamento al expediente, el juez observará sus formas extrínsecas (arts. 3639 a
3650, CCiv.). Si el documento presentado cumple las exigencias del derecho de fondo para operar
como manifestación de última voluntad habrá de fijar audiencia.
A ella convocará a los testigos propuestos, a los herederos instituidos y otros beneficiarios. Las
citaciones se harán por cédula a sus domicilios reales denunciados en el escrito del art. 724.
En esta audiencia exhibirá el testamento y los testigos habrán de reconocer o desconocer la letra y
firma del causante.
409
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Dada la profunda diferencia entre un juicio contradictorio y el que aquí se lleva adelante es que no
resultan de estricta aplicación las pautas y limitaciones operativas respecto de la prueba testimonial
previstas esencialmente para un trámite de aquella naturaleza. Tanto es así que se admite el aporte de
nuevos testimonios si los primeros convocados dudan en atribuir la autoría de la letra y firma al
testador.
Si se da, por el contrario, un efectivo y certero reconocimiento y no hay objeciones por parte de los
restantes convocados, se continuará con las medidas que prevé el art. 740 al que remitimos.
Si tiene lugar ese reconocimiento pero los demás interesados plantean objeciones respecto de la forma
en que se ha realizado esta diligencia, el trámite seguirá como lo establece el art. 741.
Por último, si no tiene lugar el reconocimiento mentado -aun luego de la participación de nuevos
testigos- el juez rechazará la pretensión por ausencia de testamento válido -reconocido- y seguirá
adelante el trámite según las reglas de la sucesión ab intestato (arts. 734 a 738).
3. TESTAMENTO CERRADO
Si bien este testamento también constituye un instrumento privado como el ológrafo, la prueba de su
autenticidad es -en cierto modo- más sencilla ya que viene presentado dentro de un sobre cerrado en
cuya carátula obra un acta notarial suscripta por escribano ante testigos, que da fe de que el causante
lo entregó diciendo que contenía su última voluntad.
En este caso, el juez -aun cuando no le conste verdaderamente si dentro del sobre presentado se
encuentra el testamento del de cujus- fijará audiencia a la que convocará a los mismos sujetos -
herederos instituidos, beneficiarios y testigos de reconocimiento- así como al escribano autorizante
del acta de recepción y depositario del sobre cerrado de marras.
En esa audiencia el magistrado en presencia de todos los concurrentes procederá a abrir el sobre
cerrado extrayendo de él el testamento de puño y letra del causante. Lo exhibirá y requerirá el
reconocimiento del mismo por parte de los testigos.
Las contingencias que pueden suscitarse luego son las mismas ya vistas respecto del testamento
ológrafo.
1. PROTOCOLIZACIÓN
Como manera de resguardar estos testamentos confeccionados por su autor con forma de instrumento
privado -ológrafo y cerrado- la ley contempla la protocolización.
Luego de haber sido reconocida la firma y letra del causante en estas manifestaciones de última
voluntad, el juez firmará el principio y fin de cada página del testamento y designará a un escribano
de la jurisdicción donde se encuentra tramitando el sucesorio para que proceda a transcribirlo a su
protocolo a partir de lo cual tendrá carácter de instrumento público (arts. 979 y 994, CCiv.)
protegiéndoselo contra cualquier tipo de adulteraciones o deterioros.
La designación del notario encargado de cumplir con la orden de protocolización se hará de oficio ya
que este oficial público actuará en la emergencia como auxiliar de la justicia.
410
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 705, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. NOTIFICACIONES
Si el trámite sucesorio se basa en un testamento, resulta necesario que este documento revista la forma
de un instrumento público para que el juicio pueda continuar771.
770
Rectius est: refieran.
771
“Es procedente supeditar el libramiento de cheque formulado por la cotitular de un depósito a plazo fijo a la
orden recíproca a la previa protocolización de testamento ológrafo que motivó la apertura del proceso universal,
porque sólo una vez protocolizado el testamento ológrafo, podrá el juez pronunciarse sobre la validez del
mismo, y otorgará la posesión de la herencia al heredero instituido (art. 743, CPCC), declaración previa
411
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ello se logrará en los casos en que originalmente se lo haya confeccionado utilizando esa forma
documental (art. 3654, CCiv.) y se acompañe testimonio de la escritura respectiva (art. 724) o bien,
tratándose de testamento ológrafo o cerrado, luego del trámite de protocolización ya visto (art. 740).
Contando, entonces, en la causa con la manifestación de última voluntad resguardada de la manera
aludida, el juez emitirá resolución donde -entre otras medidas (art. 743)- dispondrá la notificación del
trámite en curso.
Del texto del testamento pueden surgir herederos instituidos, otros beneficiarios y el albacea
testamentario -el encargado por el causante del cumplimiento de su voluntad post mortem-.
Normalmente se incluirán allí sus domicilios. Si esto es así, se los notificará por cédula a sus
respectivos lugares de residencia de la apertura del sucesorio testamentario requiriéndoles que se
presenten en el expediente en el plazo de treinta días desde el anoticiamiento fehaciente.
De no haberse consignado los domicilios y, por otra parte, siendo éstos desconocidos, la ley admite
que sean citados por edictos con cumplimiento de las pautas del art. 145 -a cuya nota remitimos-.
Como puede haber otros sujetos con interés respecto de lo que se disponga en este juicio sucesorio es
que también se contempla la notificación genérica por edictos del art. 734, inc. 2º la que se llevará a
cabo de la misma manera, durante el mismo tiempo, por los mismos medios y con idénticos efectos
que los que en esa manda se contemplan. A la nota respectiva remitimos.
En tal sentido se ha dicho que corresponde la publicación de edictos, aun tratándose de sucesión
testamentaria y aprobado el testamento ológrafo que instituye un único heredero, ya que el art. 742,
CPCC prevé en su primer párrafo la notificación personal de los herederos y la publicación de edictos
en los términos del art. 734, inc. 2º772.
Sin embargo, en contra del criterio indicado se ha dispuesto que del juego armónico de los art. 734 y
742, Código de forma, se infiere que sólo procede la publicación edictal en las sucesiones
testamentarias cuando se da una situación como la mencionada por el art. 742, párr. 2º, CPC, de lo
contrario habrá de encausarse el proceso conforme lo dispone el art. 742 en su primera parte773.
insoslayable, en orden a la validación de la conformidad prestada por la institución declarada única y universal
heredera por la cotitular del depósito”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 21/11/2000, “Bucca Lady Argentina
Clorinda s/sucesión testamentaria”.
772
Cám. Civ. y Com. Dolores, 23/11/1999, “Marzano de Peñoñori s/sucesión”.
773
Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 13/3/1990, “Girón de Tapo, Emilia s/sucesión testamentaria”.
774
“La declaración de validez de un testamento -en cuanto a su forma- no implica la apertura del proceso
sucesorio testamentario, ya que el juez puede expedirse al respecto antes de declarar abierto el juicio no
412
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Esta aprobación importará -al igual que ocurría en la declaratoria de herederos del art. 737 - poner en
posesión de los bienes de la herencia a quienes no entran en ella ministerio legis (ver nota al artículo
referido).
Se ha dicho que el heredero que ha entrado automáticamente en posesión de la herencia o que ha sido
puesto en ella por el juez competente continúa la persona del difunto y es propietario, acreedor o
deudor de todo lo que el difunto era propietario, acreedor o deudor, con excepción de aquellos
derechos no transmisibles mortis causa (art. 3417, CCiv.) sucediéndolo en la propiedad y posesión de
las cosas que detentara el de cujus (arts. 3418 y 3421, CCiv.). A partir de allí, también se lo legitima
para el ejercicio de las acciones concernientes a los bienes hereditarios (art. 3414, CCiv.) pudiendo,
aun mientras perdure el estado de indivisión, reivindicarlos de terceros detentadores e instar judicial o
extrajudicialmente los mecanismos tendientes a su conservación (art. 3450, CCiv.) para lo cual debe
acreditar la concurrencia en cabeza del causante de los recaudos generales habilitantes de la acción de
que se trate y la posesión hereditaria775.
Por supuesto, quienes cuestionen la validez del testamento base de este proceso sucesorio deberán
recurrir -como se dijo- a la vía del proceso de conocimiento pleno -ordinario-.
Actores en este nuevo proceso serán aquellos que tengan motivos para descalificar tal acto por el cual
el testador manifiestó su intención de transmitir bienes a su deceso -vicios de la voluntad, existencia
de testamento posterior, etc.-.
Demandados serán los herederos instituidos y otros beneficiarios así como el notario si se trata de un
testamento por acto público.
Todo tipo de prueba será admisible en este nuevo juicio a tenor de la pauta que proviene del derecho
de fondo (art. 3650, CCiv.).
CAPÍTULO IV - Administración
encontrándose tal proceder reñido con la normativa vigente en la especie”. Cám. Civ. y Com. Pergamino,
10/11/1994, “Berini, Ana M. s/protocolización de testamento”.
775
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/9/1999, “Carballo, Rubén y otro v. Salinas, Jorge Alfredo y otra
y/u ocupantes s/acción reivindicatoria”.
413
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
administrar los intereses de la sucesión. La decisión y los actos del mayor número, no obligan a los
otros coherederos que no han prestado su consentimiento. En tales casos, el juez debe decidir las
diferencias entre los herederos sobre la administración de la sucesión”776.
Como vemos, para evitar que a cada momento se susciten controversias respecto de las medidas de
conservación y administración del patrimonio del de cujus, hasta tanto desaparezca la comunidad
hereditaria es que se ha implementado la designación judicial de un único sujeto como administrador
cuyas funciones estarán reguladas por la ley y directamente supervisadas por el magistrado y los
demás interesados.
Con tal objetivo, el Código Procesal Civil y Comercial, luego de aquellas disposiciones provisionales,
regula la figura del administrador “definitivo” que aparecerá una vez dictada la declaratoria de
herederos o aprobado el testamento.
En el art. 732 se plasma una primera forma de designación: por acuerdo de partes en audiencia
convocada a tal fin por el juez.
Si ello no prospera, el nombramiento lo hará el magistrado siguiendo las pautas de la manda en
análisis: en primer lugar será administrador el cónyuge supérstite -véanse las razones para ello
indicadas en la nota al art. 727 -. A falta, renuncia o inidoneidad de éste, se nombrará a quien
proponga la mayoría salvo motivos atendibles -a criterio del juez- para apartarse de esta decisión.
En su caso, quedará en manos del magistrado determinar el nombre del administrador de la sucesión.
Se ha dicho que el art. 744 establece que “si no mediare acuerdo entre los herederos para la
designación de administrador, el juez nombrará al cónyuge supérstite, y a falta, renuncia o
inidoneidad de éste, al propuesto por la mayoría...”, de manera que al no obtenerse la unanimidad de
aquéllos, como en la especie, en tanto no concurrieron la totalidad de los herederos a la audiencia
fijada al efecto, el juez debió ajustarse para designar al administrador, al sistema establecido en esa
norma777.
Se tratará siempre de designar administrador a alguno de los herederos.
Sólo en casos de absoluta imposibilidad el juez habrá de admitir el ingreso al manejo de los bienes
hereditarios de un tercero ajeno a la comunidad. Esta designación habrá de realizarse con suma
prudencia agudizándose el contralor del desempeño de estas personas.
776
“Desde que la sucesión no es un ente jurídico dotado de personalidad, cuando se designa a una persona
administradora, se la nombra para que administre una masa de bienes que integran el patrimonio que se
transmite, pero actuando en nombre y representación de los herederos, que son sus titulares en el estado de
indivisión, encontrándose obligado a rendir cuentas en los términos de los arts. 747, CPCC y 3451, CCiv.”.
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 29/5/1992, “Riva v. Sucesores de Riva s/incidente de administración -
rendición de cuentas - sucesión”.
777
Cám. Civ. y Com. Trenque Lauquen, 26/11/1992, “Echarri, José Ignacio s/sucesión”.
414
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En la resolución por la que se lo designa administrador, el juez deberá fijar el plazo en que el
nombrado habrá de concurrir a aceptar el cargo por secretaría. Éste correrá desde la notificación
efectuada de diverso modo según la persona de quien se trate -parte o tercero ajeno-.
El momento de la aceptación del cargo por parte del administrador -asimismo- será tomado como
punto de arranque de sus funciones a los efectos de la determinación de sus honorarios.
Y con la finalidad de acreditar su rol respecto de los bienes a custodiar y administrar, el actuario
expedirá testimonio de su nombramiento.
1. SIMPLIFICACIÓN DE TRÁMITES
En ciertos casos donde el haber sucesorio contempla una gran cantidad de bienes o éstos son de
mucha importancia, suele ser muy compleja la tarea de administrarlos suscitándose normalmente
cuestiones relativas al desempeño del sujeto encargado de esta fajina que deben ser atendidas por el
juez.
Para que estos trámites conexos al sucesorio no entorpezcan el curso del juicio principal se prevé que
el juez disponga -cuando lo estime conveniente- la sustanciación de los mismos a través de un
expediente separado.
Entendemos que para ello resultará normalmente adecuada la vía incidental -a menos que por la
entidad del planteo el magistrado considere insuficiente este marco procesal y determine su
tramitación utilizando una forma más amplia de juicio de conocimiento-.
415
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Claramente la ley impone que este sujeto sólo podrá realizar actos conservatorios. Por supuesto, la
directiva habrá de ser interpretada con un criterio de razonabilidad sobre la base de la esencia de la
misión que se le encomienda.
Este instituto viene dado con el objeto de que los bienes del patrimonio del causante no se deterioren
con el paso del tiempo, no se pierdan, se mantengan intactos y si se trata de aquellos que se
encuentran dando frutos, que continúen en este estado hasta tanto sean definitivamente transmitidos a
sus nuevos titulares de dominio.
Con estas pautas como norte, el administrador habrá de adaptar su conducta a la diferente naturaleza
de los bienes que debe administrar. Podrá contratar el depósito de cosas en galpones, cámaras
frigoríficas, cajas de seguridad bancarias, haras, silos, etc. También podrá asegurar los bienes de que
se trate previendo siniestros a su respecto. Contratar trabajos de mantenimiento o restauración
impostergables en la medida en que la falta de ellos importe una mengua del valor del bien o lisa y
llanamente su pérdida. Podrá colocar el dinero en depósitos bancarios, etc. La casuística sería
interminable, quedando en manos del juez analizar si las funciones del administrador se enmarcan en
aquellas directivas genéricas establecidas778.
En lo que hace a la retención o disposición de fondos, se efectúa una remisión a las reglas de la
administración judicial del art. 225, a cuya nota remitimos.
Concretamente se regula en este artículo el caso de los contratos de locación de inmuebles que
correspondan a la sucesión. En tales hipótesis -dada la extensión temporal de estos vínculos
contractuales- se requerirá del acuerdo unánime de los herederos sin el cual carecerán de validez.
En lo que hace a la actuación en juicios en nombre de la sucesión, una vez más queda condicionada al
acuerdo de los sucesores. De no darse éste, la ley faculta al juez para que autorice al administrador a
iniciar, continuar o contestar demandas vinculadas con la sucesión. El magistrado analizará la
conveniencia de esa intervención en otras causas judiciales a los fines de proteger debidamente la
integridad patrimonial de la universalidad a transmitir.
También y sólo en un caso de urgencia, el administrador podrá disponer por sí llevar adelante esa
actuación judicial pero deberá poner ello en conocimiento del juez del sucesorio a la mayor brevedad
posible para que éste ratifique la gestión u ordene otro tipo de conducta a seguir.
En este campo se ha resuelto que la promoción del juicio de desahucio constituye un acto de
administración que tiende, por procedimientos normales, a la conservación del patrimonio de la
sucesión y que no requiere autorización judicial expresa para entablarla. A los fines de la legitimación
ad processum es suficiente la condición de administradora para gestionar judicialmente la
recuperación de un bien dado en locación por el causante. Por otra parte, el art. 747 del ordenamiento
ritual no distingue -en las facultades que otorga- si se trata de administrador definitivo o provisional
(arts. 727 y 744) lo que conduce a admitir la posibilidad de demandar por desalojo ya que es una
facultad virtualmente comprendida en la esencia del mandato que desempeña el administrador cuyo
deber más sustancial es el de proveer a la seguridad y conservación de los bienes que le han sido
confiados779.
Así también se ha dicho que el art. 747, Código Procesal, al reglar las facultades del administrador,
restringe sus potestades a la mera realización de actos conservatorios sobre los bienes hereditarios.
Salvo acuerdo unánime de los herederos, sólo con autorización judicial podrá promover, proseguir o
contestar demandas de la sucesión, con excepción de aquellos casos amparados en razones de
urgencia, de las que se deberá dar inmediata cuenta al juzgado780. Se encuentra, en principio, vedado
778
“Tratándose la acción de desalojo de un acto meramente conservatorio, los administradores judiciales de la
herencia se encontraban legitimados para promover el juicio y consecuentemente para otorgar poder al efecto a
profesionales del derecho, máxime que como se consigna en la escritura, medió autorización judicial (doct. arts.
676 y 747, CPC)”. Cám. Civ. y Com. Pergamino, 29/8/1995, “Nipote de Tallone v. Taborda, Héctor s/desalojo”.
779
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 27/2/1992, “Fernández Bazan, Rodolfo Eduardo s/sucesión v. Muro,
Héctor Daniel y/o demás ocupantes s/desalojo”.
780
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 15/12/1998, “Carusso, Emma Beatriz v. Castro, Fabián y otros
s/incidente de fijación cobro canon locativo”. “El art. 747, CPCC, al reglar las facultades del administrador de la
sucesión, restringe sus potestades a la mera realización de actos conservatorios sobre los bienes hereditarios,
requiriendo el consentimiento unánime de todos los herederos o la autorización judicial, en su defecto, para
realizar cualquier otro acto (art. 3451, CCiv.)”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 2ª, 21/8/2001, “Solís,
Faustina s/sucesión ab intestato”.
416
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
el ejercicio de actos de administración ordinaria y de disposición (doct. arts. 3450, 3451, 3383, párr.
3º, CCiv.)781.
1. RENDICIÓN DE CUENTAS
Además del deber de comportarse según las pautas legales y las brindadas por el juez, el
administrador tiene el de rendir cuentas.
Su cumplimiento defectuoso o tardío puede incidir en la determinación de los honorarios salvo casos
de gravedad -en los que se incluye la no presentación de estos informes- que pueden justificar la
remoción782.
Deberá informar detallada, documentada y periódicamente cuáles han sido las medidas adoptadas en
pos de la conservación de los bienes de la sucesión.
El Código Procesal Civil y Comercial establece que se hará una rendición trimestral a menos que los
herederos por mayoría hayan acordado otro plazo. Y también se rendirá una cuenta final al concluir
con su gestión.
Se ha dispuesto que como toda persona que gestiona intereses ajenos, el administrador de la sucesión
se halla obligado a rendir cuentas783. Y también, como la obligación de rendir cuentas en forma
trimestral es un deber legal, frente a la falta de acreditación de un expreso acuerdo de voluntades en el
sentido de que la rendición se presentaría al finalizar la gestión, corresponde al administrador
demostrar la existencia del convenio invocado784.
781
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 22/8/2000, “Rosso, María Olga s/sucesión”.
782
“La obligación del administrador de rendir cuentas periódicamente permite al control de su actividad por los
restantes herederos, pudiendo en caso de incumplimiento solicitar la intimación en tal sentido y aun la remoción
del cargo”. Cám. Civ. y Com. Azul, 24/3/1993, “Visconti Coseglia de Sarciat, María Felisa s/sucesión - inciso
de designación de administ. provisorio”. “Salvo en los casos en que exista acuerdo unánime entre los herederos,
queda a criterio del juez la designación del administrador provisional de la sucesión, debiendo, en principio,
respetar el orden de prioridades que establece nuestro ordenamiento procesal, porque la elección de un tercero
configura una medida de excepcional gravedad, que sólo debe tomarse cuando median razones de importancia,
que no se configuran en el caso de autos, donde las diferencias suscitadas entre los herederos no impiden la
designación de uno de ellos como administrador, toda vez que la obligación de rendir cuentas periódicamente
permite a la recurrente ejercer el debido control, pudiendo en caso de incumplimiento, solicitar la intimación en
tal sentido y aun la remoción a su cargo”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 2ª, 23/5/2000, “Gómez, Héctor
Valiente y Trufo, Élida Beatriz s/sucesión ab intestato”.
783
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 8/5/1990, “Larrea, Eduardo s/sucesión”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 2ª, 23/12/1997, “Saavedra, Delia A. v. Saavedra Brun, Omar A. s/incidente partición de bienes en
autos: Saavedra Brun s/sucesión”.
784
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 8/5/1990, “Larrea, Eduardo s/sucesión”.
417
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para debida publicidad y control por parte de los herederos, se dispuso que cada vez que el
administrador presente un informe rindiendo cuentas, el juez ordenará que sea puesto en secretaría a
disposición de las partes para su contralor por cinco -si se trata de rendiciones parciales- o diez días -
si es la cuenta final- a contar desde las notificaciones que se harán por cédula (art. 135, inc. 8º).
Si las partes nada objetan, el juez las tendrá por aprobadas.
Si media oposición por parte de alguno de los herederos, se sustanciará por la vía de los incidentes785
en el que serán parte el impugnante y el administrador.
1. CAMBIO DE ADMINISTRADOR
El administrador podrá ser sustituido por diversos motivos: remoción por mal desempeño, renuncia,
incapacidad, muerte, etc.
En tales supuestos, corresponde a los herederos mediante acuerdo o, eventualmente, al juez designar
reemplazante. El orden y las pautas para ello serán los mismos que para la designación y que ya
fueran abordados con ocasión del análisis al art. 744 al que -como lo hace la ley- remitimos.
Según también vimos antes, el administrador debe respetar pautas legales y judiciales en el
cumplimiento de su misión. De no ocurrir ello y configurarse una causal de “mal desempeño del
cargo” puede ser removido del mismo a pedido de parte o de oficio.
Será el juez quien determinará el exacto alcance de la expresión aludida y dispondrá, frente al caso
concreto, si la falta atribuida al administrador encuadra en el supuesto que justifica la remoción y las
consecuencias que de ella pueden derivarse no sólo respecto de los honorarios sino, eventualmente, en
el plano de la responsabilidad civil y eventualmente -dependiendo de las características de las
conductas desplegadas- penal.
Para dar derecho de defensa al administrador es que se ha fijado la vía incidental a los efectos de
sustanciar el trámite de la remoción.
Claro que todo ello puede llevar tiempo y en ciertos casos de urgencia será imprescindible apartar de
los negocios relativos a los bienes hereditarios al administrador en cuestión. De allí que se contemple
la suspensión y reemplazo provisional de este sujeto cuando las causales sean de gravedad y se
encuentren prima facie acreditadas.
Una vez más, la designación del administrador interino se regirá por las pautas del ya aludido art. 744.
785
“El art. 748, CPCC establece que en caso de disconformidad con la rendición de cuentas, se sustanciará por
la vía incidental, de modo que por aplicación de los arts. 178 y 375, CPCC, se encuentra a cargo del impugnante
la carga de la prueba de los hechos alegados”. Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 29/5/1992, “Riva v.
Sucesores de Riva s/incidente de administración - rendición de cuentas - sucesión”.
418
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 714, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
786
“La determinación de los honorarios provisorios del administrador de la sucesión está sujeta a lo preceptuado
por el art. 750, 2º párr. CPCC, en concordancia con la doctrina que surge del art. 226 in fine del mismo cuerpo
legal”. Cám. Civ. y Com. Azul, sala 1ª, 2/2/2001, “San Roman, Daniel Melchor s/sucesión - incidente de
rendición de cuentas”.
419
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No tratándose de alguno de los casos previstos en los incisos anteriores, las partes podrán
sustituir el inventario por la denuncia de bienes, previa conformidad del Ministerio Pupilar, si
existieren incapaces. Si hubiese oposición del organismo recaudador fiscal, el juez resolverá en
los términos del inc. 3º.
1. INVENTARIO Y AVALÚO
Una vez que se han determinado quiénes son los sucesores del difunto en los aspectos patrimoniales,
será necesario establecer a ciencia cierta qué bienes integran esta universalidad a transmitir787 y luego,
dar a los mismos una entidad económica, todos pasos previos a la determinación de la porción que a
cada heredero corresponde y su ulterior adjudicación -y eventual inscripción-.
El inventario busca, entonces, exhibir la composición del acervo hereditario discriminando tanto su
activo como su pasivo788.
La descripción de los bienes se efectuará detalladamente. Recordemos que este relevamiento
descriptivo pudo haber sido ya dispuesto en el marco de las medidas de seguridad del art. 725. En tal
caso, éste habrá tenido carácter de provisional tal como lo regula el art. 752.
Por su parte, el avalúo expresará tales contenidos en términos dinerarios.
Tanto inventario como avalúo pueden hacerse en forma judicial o extrajudicial.
Ya hemos visto que el Código Procesal Civil y Comercial canaliza la voluntad concordante de todos
los herederos a través de la denominada “sucesión extrajudicial” contemplada en el art. 733 a cuya
nota remitimos.
Sin perjuicio de esta manda que regula todo un conjunto de actos sucesorios, entendemos que las
partes pueden convenir que solamente el inventario o el avalúo sean efectuados por quien ellos
designen presentando luego el resultado de esa labor al juez.
Incluso, cuando los acervos sucesorios no sea de gran magnitud pueden simplificar esta tarea
reemplazando el inventario -normalmente a cargo de un notario- por una simple denuncia de bienes
que también se aportará al juicio789. Ello así salvo que existiera oposición del órgano fiscal de
recaudación, en cuyo caso habrá de resolver el juez.
787
“El debate sobre si determinados bienes son o no son de propiedad del causante, en sentido estricto queda
recién expedito, estando a la regulación que de este instituto ha hecho la ley procesal a partir del art. 751,
cuando se ha realizado el inventario definitivo (acto rodeado de recaudos formales plurales) o cuando éste ha
sido suplido, por voluntad de las partes, por el provisorio precedentemente realizado”. Cám. Civ. y Com. 1ª San
Nicolás, 31/5/1994, “Menin, Juan y Barey de Menin, Luisa s/sucesión ab intestato -incidente de exclusión de
bienes-”.
788
“Acogida la acción de colación, se determinarán en el sucesorio los valores correspondientes (arts. 751, 757
y concs., CPCC), y el cómputo de los mismos a los fines de la determinación del activo de la sucesión y la
deducción proporcional de dicho valor de la hijuela del beneficiario”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 1ª,
20/3/1997, “Scrocchi, José v. Scrocchi, Ernesto s/simulación y colación”.
789
“Si no hay discrepancia entre las partes en cuanto a que el acervo sucesorio se halla compuesto por dos
bienes inmuebles, la facción de inventario se torna innecesaria vista la conformidad de los dos únicos
interesados (heredero y cesionario)”. Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/10/1996, “Carrizo, Carmen
Agustina s/sucesión”.
420
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
como el representante del fisco en defensa de sus respectivos intereses debidamente exhibidos ante el
juez del sucesorio quien -frente a los motivos alegados- determinará si corresponde o no hacer lugar a
la petición. Se busca así que el acuerdo de los herederos no sirva como maniobra para burlar los
derechos de terceros a quienes les interesa que la integridad del patrimonio del de cujus pase a manos
de sus sucesores.
Finalmente, será judicial esta etapa del trámite cuando lo establezca una ley. En tal sentido, podemos
citar el caso del art. 3857, CCiv. donde se contempla que existiendo incapaces entre los herederos, “el
inventario debe ser judicial”.
Se ha dicho respecto de esta figura que el inventario de los bienes, no prejuzga sobre la titularidad de
dominio de los que se incluyan en dicha diligencia, de modo que una vez realizado los herederos o
terceros que se consideren con derecho a todos o a algunos de dichos bienes podrán pedir su exclusión
por vía del pertinente incidente790.
1. INVENTARIO PROVISORIO
Además de ser la base de la futura cuenta particionaria, el inventario sirve como forma de conocer la
totalidad de los bienes que integran el acervo y, de ese modo, adoptar medidas protectorias a su
respecto.
De allí que pueda ser realizado en cualquier momento a partir del fallecimiento mismo del causante e
incluso podría tener lugar -con forma de medida cautelar- antes de la iniciación formal de la sucesión.
Todo inventario que se practique antes de que se apruebe el testamento o se dicte la declaratoria de
herederos tendrá -a tenor de lo que manda este artículo- carácter provisional. En el artículo siguiente
se hace referencia al inventario definitivo.
790
Cám. Civ. y Com. Dolores, 16/11/1993, “Rodríguez, Juana y otros s/sus sucesiones”.
421
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
último paso791 existieren incapaces o ausentes, y sin perjuicio de la intervención que
corresponda al organismo recaudador fiscal.
1. INVENTARIO DEFINITIVO
Como se dijo, es definitivo el inventario que se realiza luego de la declaratoria de herederos o de la
resolución que aprueba el testamento.
A partir del art. 754 se indican las pautas para su realización en juicio.
También el art. 733 admitió su obtención sin que intervenga un magistrado. Ahora esta manda
contiene otra manera de contar con un inventario definitivo con base -una vez más- en el acuerdo de
partes. Se admite aquí que con la anuencia de todos los herederos pueda darse al inventario
provisional el carácter de definitivo e incluso puede aceptarse como tal el que presenten los
interesados -obviamente también mediante acuerdo unánime-.
Se deja a salvo, respecto de estas conductas del conjunto de los herederos, los derechos del Fisco que
serán controlados por el órgano recaudador. También se contempla la presencia de incapaces entre los
interesados en cuyo caso aquella transformación no será posible. Se requerirá (art. 3857, CCiv.) la
intervención del magistrado judicial.
1. INVENTARIADOR
El art. 751 prevé la posibilidad de que el inventario se reemplace por una denuncia de bienes que
harán los interesados de común acuerdo siempre y cuando no exista algún impedimento que obligue a
que ese relevamiento de bienes se deba efectuar judicialmente.
Salvo esos supuestos, en todos los casos en que se deba realizar un inventario judicial el mismo estará
a cargo de un profesional auxiliar de la justicia.
Se designará a un escribano792 que se habrá de proponer en la audiencia a la que se refiere el art. 732.
Si en tal ocasión se omite el planteo o bien, nada se resuelve al respecto, la ley contempla que el juez
pueda convocar a otra audiencia a los mismos fines si ello viene justificado por las circunstancias del
caso.
Para elegir un escribano que se encargará del inventario basta con la anuencia de la mayoría de los
herederos presentes en la audiencia que habrá de desarrollarse a tales efectos. Esta forma de resolver
el punto se vincula con la que contempla el art. 744 para el administrador judicial.
El magistrado conserva la potestad de designar escribano cuando observe que los herederos no se
ponen de acuerdo o frente a la sucesiva frustración de las audiencias a tal fin o bien en los casos en
que se presenten por los interesados que conformaron la minoría objeciones que el juez encuentre
fundadas a los fines de rechazar la propuesta efectuada respecto de un determinado notario.
791
Rectius est: caso.
792
“El inventario de los bienes de un sucesorio ab intestato, debe ser realizado, conforme al art. 754, CPCC, por
un escribano, ya sea propuesto por las partes o designado por el juez”. Cám. Civ. y Com. Dolores, 4/5/1993,
“Massara, Miguel Ángel s/sucesión”.
422
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
423
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Irregularidades en este momento pueden dar lugar a pedidos de nulidad de la notificación y también
de la diligencia de inventario (art. 169).
No será necesaria la concurrencia de todos los convocados al acto. Expresamente se señala que se
realizará la diligencia con los que concurran a la misma -lo que debería ser anoticiado en la
notificación respectiva-.
En esa ocasión, el inventariador habrá de conformar -haciendo pública- la nómina de los bienes
denunciados como integrantes del haber sucesorio.
Se basará no sólo en el escrito de inicio (art. 724) sino en toda otra información que aporten los
interesados. De allí que en cada caso deberá señalar el bien de que se trate y la fuente del dato, es
decir, la persona que denuncia su existencia. Si ello viene abonado con títulos de propiedad, para no
extender la diligencia más allá de lo razonable es que sólo se habrá de dejar en el acta una relación
sucinta de lo que allí se indica.
No sólo se recibirán datos respecto de la existencia de bienes del de cujus sino que también el
escribano receptará las impugnaciones u observaciones que dirijan los interesados contra el inventario
respecto de la realidad patrimonial del conjunto de bienes a transmitir que éste refleja.
Luego de todo este cruce de opiniones y aporte de datos -prolijamente referenciado en el acta que
elaborará el notario- habrán de firmar al pie todos los comparecientes. La negativa a hacerlo de
alguno no invalida el acto, dejándose mención de la circunstancia en el mismo.
424
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
interesados puedan proveerse de elementos para aportar y de argumentos para cuestionar tanto la
inclusión o exclusión de bienes como -ahora- lo relativo a los valores de los mismos.
1. VALUACIÓN CONSENSUADA
Aquí también las partes -siempre que no operen las causales de excepción vistas del art. 751 - podrán
prescindir del avalúo judicial mediante conformidad de todos los herederos.
Las partes podrán convenir en dar a los inmuebles el valor que indica la valuación fiscal y respecto de
títulos y acciones, el que surja de las operaciones de la bolsa o mercado de valores realizadas el día de
la muerte del causante.
Para bienes que normalmente suelen ser de escaso valor -como son los muebles de la casa donde
moraba el de cujus- se contempla en pos del principio de economía procesal que la valuación por
parte de los peritos sea reemplazada por una declaración jurada de todos los interesados.
425
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
manifestar oposiciones o realizar impugnaciones tanto al inventario como respecto del avalúo
judiciales.
Las críticas se enderezarán a la forma en que fuera llevado adelante el trabajo técnico -omisiones,
reiteraciones, errores, etc.-. En ningún caso será posible en este marco -es obvio- discutir la titularidad
de bienes o derechos del fallecido.
Si vence el plazo sin que se hayan realizado presentaciones de este tenor, el juez aprobará ambas
operaciones sin otro trámite y quedarán adquiridas para el proceso.
Si, en cambio, hay objeciones793 o “reclamaciones” se canalizarán por las vías del art. 760, al que
remitimos.
793
“La controversia sobre los bienes que componen el acervo no es entre herederos, sino la que dispone el art.
35, dec.-ley 8904/1977, pues es la letrada de uno de ellos la que torna litigiosa tal composición -con miras a la
base regulatoria que cabe establecer- al pretender la inclusión de bienes que los primeros son contestes en
excluir de dicho acervo. Al no haberse cumplido todavía los actos procesales que determina el rito para llegar a
un inventario y avalúos definitivos, no pueden efectivizarse apercibimientos o pérdidas de derechos por
actuaciones meramente cautelares y anteriores a la formación de todo incidente (art. 18, CN, arts. 3º, 755, 759,
760, 51, Código Procesal)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 12/9/1991, “Pfennig Armín, Juan Luis
s/sucesión”.
794
“El tercero interesado no se encuentra legitimado para apelar el auto que decretó el embargo de los bienes
cuyo dominio alega -reservado para quienes son partes en el proceso (arts. 97, 98, 104, 195, 198, Código
Procesal)-, debiendo promoverse, en caso de procesos sucesorios, el correspondiente incidente en los términos
del art. 760, Código Procesal”. Cám. Civ. y Com. 1ª La Plata, sala 2ª, 25/4/1991, “Alicandro, Norberto
s/sucesión ab intestato”. “La pretensión de la concubina del causante, referida a depósitos efectuados
indebidamente por la empleadora de éste, debe tramitarse por vía incidental y no por juicio por separado, en
cuanto aquel depósito se hizo en la cuenta del sucesorio y se trata, al fin, de un incidente de exclusión de bienes
intentado por un tercero”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 10/10/1991, “Seimandi, Carlos Alberto s/sucesión
ab intestato”. “Si las reiteradas intimaciones habidas en el juicio sucesorio tendiente a que se depositen en el
426
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Partes serán quienes planteen la impugnación y el escribano inventariador.
1. PARTICIÓN Y ADJUDICACIÓN
Se trata de las últimas etapas del proceso sucesorio.
Una vez que se ha establecido quiénes son los herederos respecto de los cuales se habrán de transmitir
los bienes relictos y se aprobó el inventario y avalúo, actos que brindaron el panorama exacto de la
composición y valor del activo, corresponde ahora que se determine con precisión qué porción de este
último corresponde a cada uno de los primeros a tenor de las reglas sucesorias que, eventualmente,
pueden concurrir con las mandas de última voluntad del testador.
En eso consiste la partición795.
mismo en dinero o en bonos de consolidación el importe del seguro de vida, ha encontrado resistencia de parte
de la Caja Nacional de Ahorro y Seguros, porque alega la extinción del crédito emanado de la póliza, la cuestión
ha agotado con ello el limitado cauce del proceso y ello conlleva la necesidad de abordar el reclamo por las vías
que autoriza el art. 760, CPCB”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 12/8/1999, “Helmer, Juan Carlos s/ab
intestato”.
795
“La partición está sujeta a un doble régimen legal proveniente de las disposiciones del Código Civil (arts.
3462 y concs.) y cuando se produce dentro de un proceso judicial por normas adjetivas que guardan correlación
con las primeras (art. 761 y concs. CPC), por lo que, practicada y ejecutada, únicamente se podrá reabrir alguna
427
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Habiéndose fijado la porción de bienes que corresponde a cada sucesor y luego de su aprobación, se
produce la formal adjudicación de los mismos dándose finiquito a la comunidad hereditaria y sólo
resta -para los supuestos que corresponda- la inscripción registral de esa transferencia de dominio
quedando así concluido el trámite sucesorio.
Los herederos tienen a partir de su vocación derecho a una cuotaparte del patrimonio del de cujus.
Luego de la partición y adjudicación, esa cuotaparte se habrá de traducir en bienes concretos y
determinados o, eventualmente y frente a la imposibilidad de la adjudicación en especie, en una suma
dineraria equivalente si es necesario enajenarlos para así poder dividirlos.
Se aplicará aquí la manda del art. 3475 bis del CCiv. -agregado en el año 1968 por la ley 17711 - que
reza “existiendo posibilidad de dividir y adjudicar los bienes en especie, no se podrá exigir por los
coherederos la venta de ellos. La división de bienes no podrá hacerse cuando convierta en
antieconómico el aprovechamiento de las partes, según lo dispuesto en el art. 2326 “.
Como se observa, la ley busca evitar el uso abusivo de la facultad de requerir la partición de bienes a
través de la venta de los mismos.
Se ha dicho que no poniéndose las partes interesadas de acuerdo en la forma de la partición
(adjudicación de los bienes a cada una) se deberán recurrir al sucedáneo de la venta en pública subasta
como vía para terminar con el estado de indivisión hereditaria (arts. 3462 y 3475 bis del Código)796.
La partición que pone fin al proceso sucesorio será siempre posible salvo que exista una causal de
indivisión forzosa legal o bien dispuesta por la voluntad de las partes (ver nota al art. 673).
Por supuesto, se trata de un acto jurídico que tiene lugar cuando se ha admitido la concurrencia de
más de un heredero. De lo contrario, resulta ocioso.
Asimismo, “en la partición, sea judicial o extrajudicial, deben separarse los bienes suficientes para el
pago de las deudas y cargas de la sucesión” (art. 3473, CCiv.). Este rubro -como veremos luego- dará
lugar a uno de los ítem de la cuenta particionaria.
2. PARTICIÓN PRIVADA
La partición puede efectuarse en forma judicial o extrajudicial -”privada”-.
Tal como señala el art. 3462, CCiv. y recoge esta manda, si todos los herederos están presentes y son
capaces, la partición puede hacerse en la forma y por el acto que por unanimidad juzguen
convenientes.
Se trata -una vez más- de una manifestación de la intención del legislador de que sean las partes
quienes acuerden la manera más sencilla y expedita de resolver la cuestión. En el mismo digesto
civilista se contempla la posibilidad de que se le designe defensor al heredero “ausente” que
debidamente citado no concurre en el plazo que se determinó a ese efecto (art. 3463).
En el art. 3465, CCiv. se plasman los casos donde la partición habrá de ser obligatoriamente judicial
siempre: si existen intereses de incapaces o ausentes en juego, cuando se opongan a la partición
extrajudicial terceros interesados o bien alguno de los herederos. Se busca proteger debidamente el
interés de los más débiles (incapaces y ausentes), terceros ajenos a la sucesión (acreedores, por
ejemplo) y al integrante del grupo de sucesores que no está de acuerdo con lo propuesto por el resto.
Fuera de tales hipótesis, los herederos “presentes y capaces” son libres de establecer por unanimidad
la forma en que habrán de dividir el patrimonio relicto y habrán de adjudicárselo. Recordemos que se
trata de derechos plenamente disponibles por su estrecha vinculación con la materia patrimonial.
El acuerdo deberá ser elaborado detalladamente, por escrito, en instrumento público o privado y
llevado ante el juez para ser incorporado al proceso.
La partición judicial es aquella regulada a partir del artículo siguiente (art. 762).
discusión por medio de acciones que tuvieran por finalidad su reforma o su nulidad”. Cám. Civ. y Com. Azul,
sala 2ª, 28/3/1996, “Cancina y Olza, Juan Carlos v. Cancina, Nelly Elena y otros s/rendición de cuentas
nulidad”.
796
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 23/10/1996, “Carrizo, Carmen Agustina s/sucesión”.
428
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 726, Código nacional.
Se menciona aquí que los herederos capaces y de acuerdo podrán formular la partición y presentarla
al juez para su aprobación. Se agrega que podrán igualmente solicitar que se inscriban la declaratoria
de herederos o el testamento y que en ambos casos, previamente se pagará el impuesto de justicia,
gastos causídicos y honorarios, “de conformidad con lo establecido en este Código y en las leyes
impositivas y de aranceles. No procederá la inscripción si mediare oposición de acreedores o
legatarios”.
1. PARTICIÓN JUDICIAL
En los casos en que corresponda esta forma de partición, el juez, luego de que obre en la causa la
aprobación del inventario y el avalúo y siempre que no exista ya un partidor designado en la
diligencia del art. 732, convocará a audiencia en los términos del art. 754 ya que la manda en estudio
remite a los mismos mecanismos que se aplican para designar el inventariador.
Se ha estipulado que en las sucesiones la propuesta de la mayoría es el principio rector para la
designación de partidor, pero dándose en la causa circunstancias especiales, tales como la enemistad
existente entre los herederos, los valiosos bienes a repartir y en salvaguarda de la majestad de la
justicia, procede la designación de oficio798.
El partidor debe ser abogado.
Ello se justifica atento que la tarea a desplegar importa el conocimiento de la normativa sucesoria a
partir de la cual se habrán de calcular los porcentajes que sobre el patrimonio del causante tendrá cada
heredero de acuerdo con la voluntad del testador -si nos encontramos en una sucesión de este tipo- o
con las pautas que dimanan del Código Civil y que variarán -básicamente- de acuerdo con el tipo y
grado de parentesco que lo haya unido al de cujus. En todos los casos también se deberán conocer las
reglas de la “legítima”, del derecho de representación, etc.
En este sentido se ha dicho que el partidor reviste el carácter de un auxiliar del órgano judicial en
cuya representación procede a dividir la herencia mediante la formación de los lotes o hijuelas de
cada heredero, no siendo, por lo tanto, ni un mandatario de los herederos ni un árbitro. No cabe, en
efecto, asimilarlo a un mandatario por cuanto el partidor no actúa por encargo y en interés de los
herederos (arts. 1869, 1905 y concs. del CCiv.) y éstos no quedan obligados por los actos de aquél
(art. 1946) en tanto se hallan facultados para impugnar la cuenta particionaria. Tampoco procede
equiparar las funciones del partidor a las del árbitro en razón de que, al margen de que este último no
está llamado a dirimir un conflicto o controversia, la cuenta particionaria carece de eficacia decisoria
y, por lo tanto, no vincula a los herederos que pueden cuestionarla ya que el juez es quien, en
definitiva, debe pronunciarse acerca del contenido de la partición y las diferencias que se susciten
entre los herederos (arts. 3468, CCiv.)799.
En la audiencia aludida será propuesto el letrado que realizará la cuenta particionaria. Su designación
tendrá lugar si a la misma adhiere la mayoría de los herederos presentes en el acto. Si no es posible
reunir esa cantidad de adhesiones o en los demás casos en que no pueda consensuarse el nombre del
partidor, será designado por el juez.
Por tratarse de un auxiliar del magistrado es que deberá aceptar el cargo ante el actuario y tendrá
derecho a cobrar honorarios (art. 35 in fine dec.-ley 8904/1977).
Como en todos los casos de este tipo de actividades procesales por parte de terceros, el cobro pleno de
esta retribución estará condicionada al correcto y oportuno desempeño de las tareas encomendadas.
Operan las reglas genéricas aplicables en materia de honorarios de profesionales actuantes en juicio
797
Rectius est: para.
798
Cám. Civ. y Com. Dolores, 19/3/1994, “Zuqueli, Bibiana Virgen y otro s/sus sucesiones”.
799
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 4/6/1998, “Seijo de Alvarado, Emilse Ignacia s/sucesión”.
429
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
en conjunción con las pautas específicas de la ley que regula la cuestión de los estipendios de
abogados (dec.-ley 8904/1977 citado).
430
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Por último, determinados los herederos por un lado y los bienes que integran el líquido partible por
otro, se procede al punto central que es la “división”: se trata aquí de establecer de acuerdo con la ley
y el testamento -de existir- la porción que corresponde a cada uno.
El partidor intentará -como vimos- que este reparto dé lugar a lotes separados para que pueda
mantenerse la partición en especie, siempre preferible a la venta de los bienes -con mayores gastos y
demoras, más aún si se realiza a través de subasta-.
Se ha dicho que la diferencia de valores de los bienes o su distinta ubicación no obsta a la división en
especie, salvo que se demuestre que tales diferencias de valores no pueden ser salvadas a través de
una adecuada y equitativa formación de los lotes. Obviamente que si, en definitiva, se trae la
evidencia de la imposibilidad habrá que proceder al remate pues el principio de la división en especie
cede en tal supuesto. Pero, en tanto no se lo demuestre, no es admisible imponer la venta si no media
conformidad de todos los interesados desde que en manera alguna se puede dejar de lado lo normado
por el art. 3475 bis del CCiv. y decretar sin más la venta, sino que previo a ésta debe intentarse la
división en especie o justificar su inconveniencia800.
Como parte de la cuenta particionaria también pueden ser mencionadas las “hijuelas”. Se trata de
tantos documentos como herederos existan y en los cuales el partidor establece separada y
detalladamente en cada uno de ellos la lista de los bienes que recibe en propiedad de parte del
causante, pasando a partir de este momento a formar parte de su patrimonio. Si se trata de bienes
registrables, habrá que inscribir la hijuela en el respectivo registro para dar publicidad a la transmisión
mortis causa operada.
A su respecto se ha señalado que la partición impone la formación de las hijuelas de cada uno de los
herederos, con las respectivas asignaciones sin perjuicio de la llamada hijuela de baja, es decir, de
aquella en que se indican las bajas que constituyen el pasivo de la sucesión (deudas del causante y de
las contraídas posteriormente por la sucesión, que, entre otras, incluyen los impuestos y tasas que
gravan los bienes relictos, los de su conservación, los gastos del sucesorio y las erogaciones que
demande la partición, etc.) siendo la formulación del proyecto pertinente, a falta de acuerdo unánime
entre los coherederos, la tarea específica confiada a tal caso al perito partidor (arts. 3469, 3471, 3473,
3472, 3474, CCiv.)801.
800
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 19/8/1999, “Vázquez, Antonio s/sucesión”.
801
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 7/8/1997, “M., F. y otra s/sucesiones ab intestato”.
431
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Entendemos que para dar mayor entidad a la convocatoria y seriedad a las propuestas y compromisos,
podría el partidor requerir al juez que fije una audiencia a estos fines -los cuales serán explicitados en
la notificación del acto- en el ámbito del órgano judicial interviniente. Luego del debate conducido
por el perito y con participación de los herederos, se labrará acta de todo lo actuado.
De sus términos, el partidor obtendrá elementos para llevar adelante una “división” que tendrá menos
posibilidades de ser resistida por los interesados.
802
“Antes de procederse a la regulación de honorarios se debe acreditar las condiciones de dominio del
inmueble integrante del acervo sucesorio, conforme lo normado en el artículo”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del
Plata, sala 2ª, 20/12/1994, “Avaca, Carrizo s/sucesión ab intestato”. “La transmisión del dominio no puede serle
opuesta al embargante aunque aquélla se hubiese operado mortis causa si se omitió inscribir en el Registro de la
Propiedad la respectiva hijuela (arts. 2505, CCiv.; 2º, ley 17801; 765, CPC)”. SCBA, Ac. 50.272, 21/11/1995,
“Cantarelli, Juan Carlos s/tercería de dominio en autos: “Garrote, José c/Cantarelli, Marzio. Ejecución”.
803
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 6/4/1993, “Gallardo, Miguel Ángel s/sucesiones ab intestato”.
804
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 13/12/1990, “Guerrero, Ricardo B. s/sucesión”.
432
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
433
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
805
Rectius est: y al partidor.
434
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El denunciante particular, con asistencia letrada podrá, sin embargo, instar el procedimiento en
la misma forma en que pueden hacerlo los acreedores conforme con este Código y siempre que
hayan sido útiles sus gestiones les serán resarcidas las erogaciones en que incurra a cargo de la
herencia, según calificación que hará el juez.
1. HERENCIA VACANTE
Como ya se ha señalado, el Código Civil establece las pautas del derecho sucesorio.
Y dentro de estas reglas, contempla el caso en que ante el fallecimiento de una persona no existan las
que normalmente acuden a recibir los bienes relictos ya sea por mandato legal o a través de las
disposiciones testamentarias. O bien, existiendo, no tienen interés en presentarse al juicio de marras.
Para tales hipótesis el art. 3588 de ese digesto contempla la siguiente previsión: “A falta de los que
tengan derecho a heredar conforme a lo dispuesto anteriormente, los bienes del difunto, sean raíces o
muebles, que se encuentren en el territorio de la República, ya sea extranjero o ciudadano argentino,
corresponden al Fisco, provincial o nacional, según fueren las leyes que rigieren a este respecto”.
Se trata de los supuestos conocidos como de “herencia vacante” frente a los cuales la ley argentina
instituye al Fisco “heredero residual”: en los casos en que ningún otro sujeto tenga derecho sobre los
bienes del de cujus o teniéndolo no interviene en el sucesorio para obtener su adjudicación, quedarán -
en nuestro ámbito- para la provincia de Buenos Aires.
3. TRÁMITE
435
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El conocimiento de la existencia de una herencia vacante puede surgir por denuncia tramitada de
acuerdo con las mandas mencionadas o bien en el marco de un juicio sucesorio cuando quienes
aparecían como herederos prima facie no logran demostrar su vocación y no se incorporan -luego de
las respectivas notificaciones- otros sujetos que acrediten derecho a los bienes relictos. Este último es
el supuesto que recoge el párr. 2º del art. 770.
En el primer caso -denuncia- será el Fiscal de Estado quien adquiera conocimiento de la noticia y será
él quien dé inicio a la sucesión. En el segundo caso, el juez ante la evidencia de la falta de herederos
deberá anoticiarlo formalmente para que tome intervención en el trámite.
Presentado ante el magistrado el Fiscal de Estado, se lo designará curador provisional de los bienes
relictos y podrán adoptarse medidas de seguridad como las ya indicadas en la ley específica.
Intervendrá -cuando corresponda- el Ministerio Público.
El Código Procesal Civil y Comercial admite que el denunciante particular realice actividad
impulsoria dentro del juicio de herencia vacante. Ello se contrapone con la previsión del art. 21, dec.-
ley 7543/1969 -según dec.-ley 9140/1978 - que expresamente veda esa posibilidad. Entendemos que
tanto por ser norma específica como por ser posterior en el tiempo deberá darse prioridad a este
último texto mencionado. Ello no implica que si existieron gastos útiles realizados por este sujeto el
juez pondere la situación a los fines de disponer que en la oportunidad adecuada se le reconozcan
tales erogaciones.
Respecto de esta falta de coherencia en el orden normativo se ha resuelto que siendo la ley 9140
posterior al art. 768, conforme a aquélla, el denunciante carece de legitimación para actuar en el juicio
de herencia vacante (SCBA, Ac. 37.872 del 1/11/1988). Ello, claro está, sin privarlos del derecho de
peticionar, analizando en cada caso la cuestión que se plantea806.
Y también que la personería que el art. 768, Código Procesal reconoce al denunciante de la herencia
vacante ha de entenderse que sólo tiene lugar cuando esa intervención ha sido previamente autorizada
por la autoridad administrativa, presunta titular del derecho a los bienes del difunto y que es la única
que puede reconocerlo en tal carácter (arts. 1º, 2º y 3º, ley 7322) careciendo ese denunciante, en caso
contrario, de derecho de instar el procedimiento (art. 21, dec.-ley 7543/1969 t.o. según dec.
969/1987)807.
1. APLICACIÓN SUPLETORIA
El Código Procesal Civil y Comercial remite para el trámite de una herencia vacante a las normas de
la sucesión que resulten adecuadas a este peculiar juicio.
Téngase fundamentalmente en cuenta las modificaciones y previsiones especiales que contemplan las
normas específicas ya aludidas: dec.-ley 7322/1967, ley 7484 y dec.-ley 7543/1969.
Aquí, como peculiaridad, se indica que si el acervo relicto lo justifica se podrán realizar avisos por
radiodifusión aplicándose el art. 148 a cuya nota remitimos.
806
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 17/9/1991, “Manico, Teodora s/sucesión vacante”.
807
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 1ª, 2/4/1998, “Festa, Valentina s/sucesión vacante (R. de H.)”.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Ver nota al art. 768.
1. TRÁMITE (II)
Iniciado el trámite de herencia vacante por el Fiscal de Estado y adoptadas las medidas previas y de
seguridad que contempla el art. 768 y la normativa específica aplicable ya reseñada, se realizará la
convocatoria general a herederos y todo otro interesado en los bienes del causante.
Una vez vencidos los plazos correspondientes, si ningún sucesor se presenta, el juez dictará
resolución reputando vacante la herencia808 y convirtiendo el cargo de curador provisorio que
detentaba el Fiscal de Estado en definitivo.
Éste será aceptado bajo juramento. El Fiscal de Estado impulsará la realización del inventario
definitivo.
Claro que si algún interesado se presenta esgrimiendo la condición de heredero, automáticamente
cesará la reputación de vacancia de la herencia hasta tanto se dilucide si le asiste razón o no.
Aquí se prevé también el caso de la herencia vacante que surge como consecuencia de las
contingencias procesales constatadas en un trámite que se inicia como sucesión ya sea testamentaria o
ab intestato y luego los presuntos herederos no logran demostrar tal condición ni aparecen luego otros
justificando sus derechos a los bienes del de cujus.
Finalmente se contemplan reglas a aplicar en los casos en que sea necesario vender los bienes de la
herencia vacante dejándose a salvo los derechos de terceros y los gastos del proceso. Una vez más,
808
“La condición de poseedora que detenta la apelante no la erige en legitimada para oponerse a la reputación
de vacancia de la sucesión, ni tampoco a medidas de orden, seguridad y conservación de los bienes relictos que
son consecuencia de ello, como lo es la anotación de esa declaración ante el Registro de la Propiedad en los
términos del art. 19, inc. 8º, ley 7543 (doct. arts. 3541, CCiv.; 770, CPCC). Ello pues el proceso sucesorio en
cuestión se acota al reconocimiento del derecho del Estado para adquirir los bienes relictos, en caso de vacancia;
siendo ajeno al mismo, por tanto, las correspondientes acciones en procura del ejercicio pleno del derecho que le
asiste a poseedores usucapientes u ocupantes, quienes podrán intentar por las vías adecuadas las acciones o
defensas pertinentes”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 2/11/2000, “Reinoso, Agustín s/sucesión vacante”.
“Durante la reputación de vacancia el curador no es heredero, por lo que no continúa la persona del causante;
administra y liquida un patrimonio ajeno y su actuación se regula por las normas del mandato. Por lo tanto los
actos que lleva a cabo la Fiscalía de Estado dentro de los límites de una sucesión que se reputa vacante son
considerados como hechos personalmente por la representada y sólo responde con su propio patrimonio en caso
de falta grave en su administración. Por tal razón, ejercitados pasivamente los derechos contra el causante y
satisfechos todos los acreedores (art. 3541, CCiv.), los bienes que pertenecen al de cujus se enajenan (salvo la
posibilidad de adjudicación en especie, art. 770, CPCC) correspondiendo el remanente a la Provincia, ocasión
en que recién se declara vacante a la sucesión (art. 3544, CCiv.)”. Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 1ª,
19/10/2000, “Aguero Vega, Claudia v. Sucesores de Ovejero, Osvaldo Alfredo s/daños y perjuicios”.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
advertimos que estas pautas juegan en la medida en que sean compatibles con las regulaciones
específicas contenidas en las leyes especiales mencionadas.
Se ha resuelto que debe distinguirse la reputación de vacancia y la declaración de vacancia (arts.
3539, 3540, 3541, 3544, CCiv.). La Provincia resulta propietaria de los bienes relictos porque carecen
de dueño (art. 2342, incs. 1º y 3º, CCiv.). Por tal razón, ejercitados pasivamente los derechos contra el
causante y satisfechos todos los acreedores (art. 3541 cit.) los bienes que pertenecen al de cujus se
enajenan (salvo la posibilidad de adjudicación en especie, art. 770) correspondiendo el remanente a la
Provincia, ocasión en que recién se declara vacante a la sucesión (art. 3544, CCiv.)809.
1. TRÁMITE (III)
Se contempla aquí la posibilidad de que luego de tramitada una herencia vacante apareciese algún
heredero con derecho a los bienes así transmitidos.
Tendrá la posibilidad de reclamar ante la justicia acreditando su vocación a través de un juicio de
conocimiento pleno -ordinario-: el de petición de herencia.
Pero -como en todos los casos de juicios sucesorios- sólo podrá hacer efectiva la vocación así
declarada sobre el patrimonio del causante en el estado en que se encuentre810.
Se resguardan los derechos del Fisco por trabajos útiles en beneficio de la masa de bienes en la
medida en que hayan beneficiado a este heredero que recién se incorpora al proceso.
1. CÓNSULES EXTRANJEROS
809
SCBA, Ac. 38.494, 20/9/1988, “De Lio, Pascual Antonio (sucesión vacante) v. Lemos, Teodoro s/acción
autónoma de nulidad de sentencia”; Ac. 79.726, 23/4/2003, “Nogués Bottaro, Emilio Juan, Sucesión v. Luis
Ángel Celis y/o ocup. s/reivindicación”.
810
“El Fisco cuenta con las mismas prerrogativas que los herederos, pudiendo ejercer el derecho que le acuerda
la ley 7322, en su art. 15 (dec.-ley 7543/1969, art. 16) en este único caso, el acreedor tendría participación
activa, o responder hasta la suma que importen los bienes (art. 3589, CCiv.); con la salvedad de que en caso de
aparecer algún heredero reclamando el acervo, el Fisco cesa su intervención, debiendo devolver los bienes en el
estado en que se encuentren (art. 771, CPCC)”. Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 1ª, 10/4/2001, “Saldaña,
Ana María s/sucesión ab intestato”.
438
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El art. 1º de la muy antigua ley 163 establece que “Falleciendo ab intestato algún extranjero sin dejar
descendientes, ascendientes ni cónyuges legítimos, públicamente reconocidos como tales, residentes
en el país, o con testamento, si fueren extranjeros los herederos y estuviesen ausentes y ausente
también el albacea testamentario, el cónsul de su nación podrá intervenir en su testamentaría”.
Se regula en la misma norma, a continuación, la forma y alcances de la actuación de este funcionario
en el proceso sucesorio.
Sin embargo, por otro lado, el art. 487, CCiv. indica que “si hubiese herederos extranjeros del difunto,
el curador de los bienes hereditarios será nombrado con arreglo a los tratados existentes con las
naciones a que los herederos pertenezcan”.
Dado que tanto una -la ley 163- como otra -el Código Civil- son “leyes de la Nación” tal como reza el
artículo en estudio, consideramos que como regla habrá de recurrirse a los tratados internacionales
como lo señala el art. 487 referido en lo que se refiere al rol asignado al representante diplomático de
marras y, ante la ausencia de éstos o en casos de urgencia, se podrá recurrir a las pautas de la citada
ley 163.
1. NORMAS APLICABLES
La ley específica sobre este tópico es la nacional 14394 con las reformas introducidas por la ley
22278.
Allí -entre otras cuestiones- se regula la declaración de fallecimiento presunto de una persona
derivada de la ausencia de la misma durante los plazos legales (arts. 15 a 33).
En ese mismo cuerpo normativo se establecen los efectos jurídicos de tal declaración, entre los que se
contemplan los vinculados con las transmisiones de bienes mortis causa.
La mandas del Código Procesal Civil y Comercial son supletorias en la tramitación de esta particular
sucesión atento la atípica situación que da lugar a la misma.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
LIBRO VI - PROCESO ARBITRAL
1. “JUECES PRIVADOS”
El Código Procesal Civil y Comercial dedica la mayor parte de su articulado a regular una manera de
dirimir conflictos intersubjetivos: aquella que tiene lugar ante un órgano estatal que, adoptando la
posición de tercero imparcial y sobre la base del derecho aplicable, resuelve la cuestión con
imperium, esto es, con posibilidad de imponer coactivamente la solución una vez firme el auto
judicial que la plasma.
Sin embargo, esta forma no es la única.
Cuando regula los “modos anormales” de terminación del proceso también contempla otros carriles a
través de los cuales las personas pueden poner fin a sus disputas sin llegar al acto con el que
“normalmente” culminan los procesos: la sentencia de mérito. Se trata de mecanismos donde la
voluntad de las partes, ya sea unilateral o común, desempeña un papel determinante: desistimiento,
allanamiento, transacción y conciliación.
En ciertos casos de desistimiento del proceso, en el allanamiento, en la transacción y en la
conciliación vemos que todos los sujetos contendientes son capaces de llegar por sí solos o dirigidos
por un tercero -mediador o el mismo juez- a una solución para el conflicto que motivó el comienzo
del pleito la cual, acreditada formalmente, tiene como efecto la terminación de la litis.
Como vemos, la voluntad de las partes es un elemento primordial para evitar litigios judiciales o
resolver los ya puestos en marcha.
De allí la necesidad de que en todos los casos se intente que las partes lleguen a acuerdos que disipen
la necesidad del planteo de pretensiones ante la justicia donde el desgaste temporal, emocional y
económico es muy grande para todos los sujetos interesados. Tal el fundamento de muchas de las
normas del Código Procesal Civil y Comercial donde se contemplan audiencias a las que deberá
convocar el juez para tratar de resolver cuestiones suscitadas, función conciliatoria que -
genéricamente- se plasma en la manda del art. 36, inc. 4º a cuya nota remitimos.
Más allá de eso, puede darse el caso de litigantes que no logren resolver por sí solos la controversia y
que, al mismo tiempo, encuentren inconveniente recurrir a la “jurisdicción tradicional” conscientes de
los importantes costos que ello implicará, independientemente de la condición de vencido o vencedor
en el juicio.
Para estos supuestos, el Código Procesal Civil y Comercial regula una figura intermedia: el proceso
arbitral.
Sin perjuicio de que existan -como veremos- algunos casos de arbitraje legal obligatorio, esta vía se
caracteriza por constituir una forma “mixta” de resolver conflictos desde el momento en que, por un
lado, deja librado a la voluntad de las partes -esencialmente- el sometimiento al sistema, la elección
del tribunal y la determinación de aspectos procesales de este trámite y, por otro lado, mantiene un
“juez tradicional” expectante, listo para intervenir en aquellos casos donde el acuerdo de partes
flaquee y sea necesario resolver con imperium las discrepancias entre los justiciables.
Por supuesto, el magistrado será quien se encargue de adoptar medidas de coerción y de la ejecución
forzada de la resolución o laudo arbitral ya que por ser “jueces privados” tanto los árbitros como los
amigables componedores carecen de la posibilidad de imponer conductas compulsivamente.
Se trata de una forma de resolver conflictos muy útil pero que no resulta de frecuente aplicación en
las relaciones civiles. Sí encontramos casos vinculados con pretensiones sustentadas en el derecho
comercial donde normalmente en los contratos se pacta la “cláusula compromisoria” previendo
440
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
eventuales conflictos y buscando una solución más económica -en tiempo y dinero- a los diferendos
que puedan suscitarse.
2. ALCANCE Y LÍMITES
Como regla, todos los conflictos pueden ser sometidos al juicio de árbitros.
Esto es, la ley menciona “cuestión entre partes”, o sea, pretensiones contenciosas, dejándose de lado
todo lo vinculado con las peticiones “voluntarias” o, en general, aquellas donde no aparece
configurada la contraposición de intereses.
Además, no interesa que estos conflictos se encuentren aún en la etapa prejudicial o ya hayan dado
lugar a un proceso en marcha ante los tribunales. En ambos casos y cualquiera fuera el estado del
juicio “judicial” las partes podrán convenir someterse al trámite ante árbitros. Veremos luego las
formas en que estas manifestaciones de voluntad habrán de ser manifestadas a los efectos de adquirir
virtualidad.
Empero, existen cuestiones que no pueden transitar este carril.
La excepción a la regla sentada la constituyen los planteos contenciosos que se vinculen con el orden
público. En este terreno, sabido es, la voluntad de las partes tiene poca o nula trascendencia desde el
momento en que el Estado impone la intervención de jueces que velen por el debido respecto de las
normas relacionadas con derechos indisponibles por los interesados.
Así, veremos que los arts. 775 y 776 -a cuya nota remitimos- establecen expresas limitaciones al
campo operativo de esta forma de resolver conflictos entre partes811.
811
“Ya se trate de árbitros iuris (arts. 774 y ss., CPCC), o de `amigables componedores´ (arts. 804 y ss. CPCC),
en ninguno de los dos casos quedan excluidas las cuestiones de derecho, que han de ser resueltas -en el segundo
caso- `a buena fe guardada y verdad sabida´. La única limitación al juicio arbitral la constituye la disposición
contenida en el art. 775, CPCC, debiendo la exclusión de cuestiones interpretarse con criterio restrictivo”. Cám.
Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 29/10/1991, “Rodríguez Palacios v. Peña Fernández s/incumplimiento de
contratos - Daños y perjuicios”.
812
“La jurisdicción arbitral no resulta ser obligatoria para los cocontratantes pudiendo ser renunciada por las
partes al someterse a los jueces ordinarios. El hecho de que el actor haya promovido formalmente demanda ante
los estrados judiciales y dado que los coaccionados no han planteado excepción de incompetencia ni
reconvenido por constitución de tribunal arbitral, corresponde concluir que los derechos controvertidos de los
441
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El segundo supuesto -sometimiento a este sistema cuando el conflicto está desatado- puede operar
tanto en la órbita contractual como en el plano de lo extracontractual, y también puede tener lugar en
el marco judicial como en el extrajudicial. Las partes frente a un diferendo y sin haber previamente
convenido nada respecto de la implementación de esta vía “no judicial”, celebran un compromiso
arbitral donde sientan las pautas del trámite al que someterán la resolución del conflicto. Luego,
también, analizaremos el contenido de este acuerdo.
Si ello se realiza antes de ir a juicio, impedirá que unilateralmente una de las partes recurra a la
jurisdicción estatal. Si, en cambio, tiene lugar en el marco de un proceso judicial, los pasos propios de
éste dejarán de desarrollarse mientras tenga lugar el juicio arbitral y el juez “judicial” será el
encargado de intervenir en los casos en que se lo requiera. La decisión final del tribunal arbitral
“causará ejecutoria” como lo indica el art. 802.
Como se observa, así es como cobra vida la parte final del artículo en estudio que establece que “la
sujeción a juicio arbitral puede ser convenida en el contrato o en un acto posterior”.
1. ORDEN PÚBLICO
No todo tipo de conflictiva puede ser puesta a consideración de jueces “no judiciales”.
La ley busca que en ciertas materias sea el Estado a través de sus órganos -magistrados en este caso-
quien dirima la controversia y establezca la solución con fuerza imperativa.
De allí que si bien existe gran amplitud en la utilización de la vía arbitral, ella no procede respecto de
cuestiones donde -en general- campea el orden público. Para reunir en un único concepto todo este
conjunto de pretensiones, la ley se limita a establecer que serán nulas las manifestaciones de voluntad
a través de las cuales se comprometan “en árbitros” las cuestiones que no pueden ser objeto de
transacción.
Para determinar concretamente cuáles son es menester remitirnos al Código Civil donde se mencionan
los planteos de validez o nulidad de matrimonio (art. 843), los que versan sobre cosas que están fuera
del comercio y los “derechos que no son susceptibles de ser materia de una convención” (art. 844), los
que tienen relación con la patria potestad, la autoridad del marido, el propio estado de familia, el
derecho a reclamar el estado que corresponda a las personas (art. 845) o los referidos a derechos
eventuales a una sucesión o sobre la sucesión de una persona viva (art. 848).
En todo los demás casos se puede transigir (art. 849) y, por ende, someter el pleito a la decisión de
árbitros.
litigantes deben dilucidarse en esta vía debido a que cabe presumir la renuncia tácita al fuero arbitral”. Cám.
Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 14/12/1999, “Liberjein, Martin v. Zurawsky, Josefa y otros s/cobro sumario”.
813
Rectius est: árbitros.
442
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 776. Capacidad
Las personas que no pueden transigir no podrán comprometer en árbitros.
Cuando la ley exija autorización judicial para realizar actos de disposición, también aquélla
será necesaria para celebrar el compromiso. Otorgada la autorización, no se requerirá la
aprobación judicial del laudo.
1. CAPACIDAD
De acuerdo con las reglas generales de las convenciones, para acordar la sujeción a la vía arbitral es
necesario ser capaz. La capacidad -aquí también- estará vinculada con la aptitud para transigir.
De allí que por remisión habrá que analizar las mandas pertinentes del Código Civil. Además de los
supuestos genéricos de incapacidad de los arts. 54 y concs. se destacan -como reglas específicas de la
transacción- básicamente el art. 841 con su enumeración de supuestos en los que no existe tal
capacidad y los casos de los arts. 839, 840, 1881, inc. 3º, 3383, etc.
Se aclara que en aquellas hipótesis donde se requiera autorización judicial para realizar actos de
disposición, también habrá que solicitarla para celebrar el compromiso arbitral y una vez conferida no
será necesaria la aprobación judicial del laudo. Un caso de este tipo puede verse en el supuesto de que
el emancipado quiera someter a la vía arbitral un conflicto referido a los bienes adquiridos a título
gratuito (art. 135, CCiv.) o bien para el caso de los tutores o curadores (art. 443), etc.
1. CLÁUSULA COMPROMISORIA
El arbitraje voluntario puede ser convenido en forma “preventiva” -antes del conflicto- o bien una vez
que el diferendo existe.
En el primer caso, el acuerdo de voluntades tendrá la forma de una cláusula compromisoria incluida
en el contrato de que se trate. Ello constituye lo normal, sin perjuicio de que también pueda estar
contenida en “un acto posterior”.
A través de esta cláusula compromisoria se establece que llegado el caso de diferendo, las partes
someterán la cuestión al juicio de árbitros. Si cumplida esa condición, una de las partes no acude a la
celebración de los actos que permiten dar inicio efectivo al proceso arbitral desconociendo aquel
pacto previo, el Código Procesal Civil y Comercial contempla la “demanda” a la que se hace
referencia en el art. 780 al que remitimos y por la cual se habrán de sentar -judicialmente si es
necesario- las bases del trámite arbitral convenido en su oportunidad.
Esta cláusula genera, entonces, el derecho a exigir ante un juez “judicial” la suscripción del
compromiso arbitral y la posterior constitución del tribunal y, por otro lado, da fundamento a la
excepción de incompetencia que puede oponer una de las partes firmantes de la misma frente a la
demanda planteada ante la justicia ordinaria por su contraria desoyendo el acuerdo celebrado en punto
a la jurisdicción aplicable en el supuesto de controversia.
La cláusula compromisoria perderá validez cuando las mismas partes que le dieron nacimiento la
desconozcan, ya sea expresamente mediante otra cláusula que la deje sin efecto o tácitamente al
consentir el demandado la jurisdicción estatal utilizada por el actor para dirimir los conflictos a que se
aludiera en aquella convención. También perderá efecto por prescripción, nulidad -un caso de ello
puede darse en los contratos de adhesión si se encuentra que esta cláusula impuesta por el contratante
que redacta el formulario resulta abusiva respecto de la parte más débil del negocio-, etc.
443
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. COMPROMISO ARBITRAL
Entre esos actos que permiten dar inicio efectivo al juicio arbitral encontramos el más importante: el
compromiso arbitral.
En él se sentarán las pautas concretas y primordiales para el desarrollo de este proceso “no estatal”,
constituyendo el presupuesto del mismo.
Ya no es la simple manifestación de voluntad común y genérica de fijar la competencia de árbitros
para un caso futuro y eventual. Ahora es un convenio en el que las partes someten a esa forma de
resolver conflictos una pretensión concreta estableciendo quién y cómo habrá de darle solución.
Este compromiso arbitral puede celebrarse en cumplimiento de una obligación previa -cláusula
compromisoria-, un mandato legal -arbitraje obligatorio- o bien ser el resultado de un acuerdo
espontáneo que no reconoce antecedentes de ese tipo.
Se lo habrá de celebrar por escrito, mediante instrumento público o privado si es extrajudicial. Podrá
también utilizarse la vía del acta extendida ante el juez de la causa -si ya hay un juicio en marcha- o el
que hubiera sido competente para entender del conflicto.
444
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se busca, en definitiva, efectividad del trámite arbitral.
814
Rectius est: 798.
445
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
815
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 29/10/1991, “Rodríguez Palacios v. Peña Fernández s/incumplimiento
de contratos - Daños y perjuicios”.
816
SCBA, Ac. 39.619, 27/12/1991, “Sorrentino, Rodolfo v. Conjunto Habitacional 2 de Octubre Sociedad Civil
s/cobro de pesos”.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 742, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. ÁRBITROS
Los árbitros serán terceros “no estatales” que habrán de resolver conflictos entre partes a pedido, por
designación y según las pautas brindadas por éstas.
Su elección normalmente se hace en el compromiso arbitral, aunque los nombre pueden obrar incluso
desde antes en la cláusula compromisoria.
Cada una de las partes habrá de designar a una persona que actuará como árbitro. El tercero puede ser
nombrado por acuerdo de los litigantes, por los otros dos árbitros si así se lo estipuló o por el juez en
todos los demás casos.
La única condición que establece la ley para ser árbitro es que se trate de personas mayores de edad
que se encuentren en el pleno ejercicio de sus derechos civiles. Es claro que la ley se refiere a
personas físicas al hacer referencia a la “mayoría de edad”.
En cuanto a la idoneidad para desarrollar sus tareas, entendemos que además de saber leer y escribir -
dada la naturaleza escrituraria de los actos más importantes del trámite- resultará conveniente que
tengan conocimientos de derecho ya que ellos, a diferencia de lo que ocurre con los amigables
componedores, deberán actuar con sujeción a formas legales (art. 807 a contrario sensu).
447
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. REMUNERACIÓN. REMISIÓN
La función de árbitro es remunerada así como la de secretario (art. 787). Téngase en cuenta que una
de las sanciones por no emitir el laudo en debido tiempo es la pérdida de honorarios (art. 794).
Lo referido a la regulación de este estipendio está contenido en el art. 810 al que remitimos.
3. REEMPLAZO
Por supuesto, el árbitro puede cesar en sus funciones antes de haber completado su cometido. Se
impondrá, entonces, su reemplazo.
La ley menciona como motivos para ello la renuncia, la incapacidad sobreviniente o el fallecimiento.
También pueden ser la recusación o, en casos graves, la remoción (art. 784).
Frente a estas contingencias se recurrirá a las reglas convencionales contenidas en el compromiso
arbitral. Si allí nada se previó al respecto, se acudirá -una vez más- al juez competente para que
nombre al reemplazante.
448
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. RECUSACIÓN
Se busca que los árbitros sean imparciales para que su laudo mantenga la objetividad que se requiere
en la resolución de conflictos entre partes.
De allí que se contemple la posibilidad de recusarlos siempre con expresión de causa y por los
mismos motivos que a los “jueces judiciales”: los que se contemplan en el art. 17.
Se entiende que los árbitros que designan las partes son suficientemente conocidos por éstas y
cumplen con los recaudos de objetividad buscados. De allí que estos “jueces privados” sólo pueden
ser recusados por causas surgidas o conocidas con posterioridad a su designación, obviamente
desconocidas al tiempo de formularse la propuesta.
Mientras que respecto de los que elige el magistrado -en los casos que ello procede- no hay tal
limitación temporal para recusarlos.
2. REMOCIÓN
La actividad de los árbitros viene debidamente regulada por lo que el incumplimiento de aquélla será
de sencilla determinación. Este incumplimiento podrá ser de diferente entidad, llegando en grado
sumo a justificar su remoción y consiguiente reemplazo.
Para desplazarlo por estos motivos, la ley indica que deberá mediar decisión judicial y consentimiento
de las partes. Entendemos que frente a la denuncia de uno de los litigantes, si el magistrado encuentra
configurada la grave causal de incumplimiento que justifica la remoción, así lo dispondrá
fundadamente aun cuando no cuente con el consentimiento de la otra parte.
1. TRÁMITE DE LA RECUSACIÓN
La recusación con expresión de alguna de las causas del art. 17 se habrá de presentar por una o ambas
partes ante el árbitro de imparcialidad cuestionada dentro del plazo de cinco días de conocido el
nombramiento en el caso de que se lo haya hecho judicialmente o -entendemos- la causal
sobreviniente a que alude el art. 784, respecto de los árbitros que designan las partes de común
acuerdo.
El árbitro puede reconocer la existencia de la causal y apartarse voluntariamente en cuyo caso será
reemplazado según las reglas vistas (art. 782).
Si, en cambio, entendiera que puede seguir interviniendo en el proceso rechazando -de ese modo- la
causal de recusación planteada, el tema quedará a resolución del juez competente.
Ante él se sustanciará la cuestión y resolverá de acuerdo con las reglas generales de la excusación ya
analizadas (arts. 17 y ss.).
449
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Lo que decida el magistrado será irrecurrible y mientras no recaiga esta resolución se suspenderá el
plazo para el dictado del laudo.
817
SCBA, Ac. 57.994, 1/4/1997, “Sotelo de Leone, Sara y otros s/formación de tribunal arbitral”.
450
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Art. 787. Secretario
Toda la sustanciación del juicio arbitral se hará ante un secretario, quien deberá ser persona
capaz, en el pleno ejercicio de sus derechos civiles e idónea para el desempeño del cargo.
Será nombrado por las partes o por el juez, en su caso, a menos que en el compromiso se
hubiese encomendado su designación a los árbitros. Prestará juramento o promesa de
desempeñar fielmente el cargo ante el tribunal arbitral.
1. SECRETARIO
En el proceso arbitral, el trámite se desarrolla ante un secretario también designado por acuerdo de
partes o, en su defecto, por el magistrado salvo que se haya dejado a los árbitros la elección.
Al igual que éstos será persona mayor de edad -”capaz” se dice aquí- y en el pleno ejercicio de sus
derechos civiles así como idónea para desempeñar el cargo.
Reiteramos aquí lo señalado respecto de la idoneidad de los árbitros: además de las habilidades
mínimas que requiere un trámite con pasos escriturarios, si el proceso y el laudo habrán de sujetarse a
“formas legales”, será conveniente que también el secretario -por ser ante quien se sustanciarán todas
las actuaciones- conozca de derecho.
También este sujeto prestará juramento o promesa de desempeñar fielmente el cargo pero, a
diferencia de los árbitros que cumplen este recaudo frente al secretario del juzgado interviniente, lo
hará ante el tribunal arbitral ya constituido.
Entendemos que su actuación también está expuesta a las responsabilidades mencionadas respecto de
los árbitros y, obviamente, ellos serán proporcionales a las funciones de un secretario.
2. REMUNERACIÓN: REMISIÓN
Como vimos, la función de secretario es remunerada.
Remitimos a la nota del art. 810.
451
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. PAUTAS PROCESALES
Como vimos, mediante el juicio arbitral las partes pueden diseñar a voluntad el trámite al que habrán
de sujetarse los “jueces privados” dando lugar también a un “derecho procesal privado” y para el caso
particular.
Ya sea que se remitan a regímenes previamente existentes o que los pasos a implementar surjan de su
exclusiva determinación, los árbitros no podrán apartarse de ellos y sobre la base de ese “Código”
habrán de emitir el laudo.
Si nada se dice respecto de estas reglas de procedimiento en la cláusula compromisoria, el
compromiso o en un acto separado, la ley indica que serán los propios árbitros los que luego de
analizar la complejidad y alcance de la pretensión en juego -y concretamente, la entidad económica
del pleito- escogerán entre las pautas del juicio de conocimiento ordinario o sumario que contempla
este Código Procesal Civil y Comercial.
Dado que esta decisión fue dejada implícitamente en manos del órgano decisor por las propias partes,
lo que este cuerpo resuelva al respecto es irrecurrible.
1. CUESTIONES PREVIAS
Puede darse el caso de que la pretensión canalizada a través del juicio arbitral se conecte o dependa de
otra cuestión que, por estar vedada respecto de esta vía a tenor de lo que indica el art. 775 o
simplemente por no haber sido incluida en el compromiso arbitral, tramite al mismo tiempo en sede
judicial.
De ese modo, es posible que la causa arbitral llegue a un punto en el que deba detenerse a las resultas
de la decisión judicial.
La presente manda contempla para esta hipótesis, la suspensión del trámite arbitral hasta que se
cuente con testimonio de la sentencia judicial firme que dé respuesta a las cuestiones cuya resolución
debe ser previa a la emisión del laudo.
818
Rectius est: les.
452
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. FALTA DE IMPERIUM
Los árbitros son “jueces privados” y una de las diferencias esenciales con los “jueces judiciales” es
que carecen del poder para disponer medidas compulsorias respecto de las partes y terceros.
El poder de los árbitros dimana del acuerdo de voluntades de las partes, quienes los eligen y se
someten a su decisión. Pero si ello no se da espontáneamente, nada podrá hacerse sin recurrir a la vía
judicial.
De allí que -como vimos- exista un juez competente para asistir a las partes que desarrollan un trámite
arbitral en todos aquellos aspectos en que sea necesario aplicar resoluciones coercitivas (cobro de
multas, citación de testigos, etc.).
Tal lo que manda, en suma, el artículo en estudio.
Veremos que todo lo concerniente a la ejecución forzada de resoluciones -ya sea de trámite o bien del
laudo arbitral- quedará en manos del juez competente a pedido de parte.
Recordemos que el trámite de ejecución de sentencia regulado en los arts. 497 y ss. contempla entre
las resoluciones ejecutables a la sentencia de un tribunal arbitral una vez consentida o ejecutoriada y
vencido el plazo fijado para su cumplimiento.
Respecto del dictado de medidas cautelares, se ha sostenido que las mismas -en la medida en que no
importen medidas de coerción como puede ser el allanamiento de moradas, el retiro por la fuerza de
alguien de su domicilio, etc.- pueden ser dispuestas y anotadas por el tribunal arbitral por sí,
requieriéndose luego del concurso de la judicatura para su eventual ejecución819.
819
ARAZI - ROJAS, t. III, ps. 609 a 611.
453
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
y defensas, habrá tenido lugar la prueba y finalmente habrá llegado el momento resolutivo a través del
laudo arbitral donde adquiere plena vigencia el principio de congruencia entendido con un criterio de
razonabilidad.
Ello así por cuanto es la misma norma la que amplía su campo de aplicación: no sólo será congruente
el laudo que brinde respuesta a los temas que fueron establecidos expresamente en el compromiso
sino también el que aborde cuestiones accesorias a aquéllos.
Se tratará, en este caso, de planteos relacionados directa o indirectamente con los temas troncales
incluidos en el acuerdo del art. 778. En caso de cuestionamiento, será al juez competente quien
determinará si existe o no esa accesoriedad y, en su caso, rechazará o hará lugar a la impugnación por
violación a la regla de la congruencia.
Al respecto se ha dicho que si la cuestión sometida al árbitro únicamente fue el tema vinculado a la
posibilidad de la aplicación de la multa a alguna de las partes en función del incumplimiento previsto
en el contrato, no puede el arbitraje abordar además del tema objeto del compromiso arbitral una
cuestión distinta y no accesoria como lo es la vinculada al monto que las partes establecieran para el
aludido incumplimiento contractual820.
Asimismo se establece que la queja por transgresión a este principio habrá de manifestarse en el
mismo proceso en la oportunidad en que alguna de las partes pretenda introducir y debatir una
cuestión ajena al campo temático convenido. De no ser así, si se consiente la sustanciación de tales
tópicos ajenos a los incluidos en el compromiso arbitral, ello importará una ampliación tácita del
mismo y habilitará al tribunal a expedirse válidamente al respecto.
2. PLAZO
El plazo en el que los “jueces privados” habrán de emitir el laudo también es conveniente que se fije
en el compromiso arbitral (art. 779). De no ser así, operará la regla del art. 793 para la determinación
de este término.
Téngase en cuenta que el cumplimiento de este plazo importa la extinción del compromiso
debiéndose determinar luego quién ha sido el responsable de las demoras para hacer efectivas las
responsabilidades pertinentes (arts. 786, inc. 2º y 794).
820
Cám. Civ. y Com. 2ª La Plata, sala 3ª, 22/4/1997, “Llorens, Ednio José v. Menéndez y Beltrami SRL
s/cumplimiento de contrato”.
454
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. PLAZO
En principio, corresponde a las partes determinar en el compromiso arbitral el plazo en el que el
tribunal arbitral habrá de emitir el laudo dando solución al planteo llevado ante él, según se estipula
en el art. 779, inc. 2º.
Sin embargo, la que establece este plazo es una cláusula facultativa ya que, de no estar expresada,
puede el juez determinarlo atendiendo a las complejidades de la causa. Para ello se requerirá el pedido
de alguna de las partes o bien del mismo tribunal.
Se trata de un plazo “continuo” como reza la norma en análisis. Sin embargo se contemplan casos
específicos de suspensión, los que habrán de ser de interpretación limitada.
Por un lado, se plasma la posibilidad de interrupción cuando se produzca la necesidad de reemplazar
un árbitro. Más allá del texto legal, entendemos que se trata de un supuesto de suspensión atento lo
que en sentido concordante estipula la parte final del art. 785, más allá de que el reemplazo a que se
refiere esta manda no sólo pueda venir provocado por una recusación.
También se suspende por treinta días frente al caso de fallecimiento de una de las partes. Se trata del
término en el que los herederos deberán concurrir a estar a derecho en el juicio arbitral.
Asimismo se contempla el caso de la prórroga del plazo a pedido del tribunal cuando no pueda laudar
en el tiempo fijado. La decidirá el juez competente sólo ante motivos fundados por los que se
demuestre la imposibilidad no imputable a éstos de emitir laudo según lo acordado por las partes.
Más allá de lo aquí vertido, entendemos que las partes de común acuerdo pueden suspender el curso
del plazo para laudar si así lo entienden conveniente. Ello es concordante con todo el espíritu del
régimen arbitral que da prioridad a los acuerdos de voluntad de los contendientes a los fines de que el
proceso así concebido se adapte adecuadamente a sus necesidades.
1. RESPONSABILIDAD
Como ya lo hemos dicho, si los árbitros no cumplen con su misión de emitir laudo en la oportunidad
indicada y no alegan causa justificada al respecto, quedarán privados de su retribución y podrán ser
responsabilizados por los daños y perjuicios que irrogue esa demora a los contendientes que
recurrieron a sus servicios para dirimir un conflicto determinado.
Ello está en consonancia con lo que se prevé en el art. 783.
455
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si no pudiese formarse mayoría porque las opiniones y821 votos contuviesen soluciones
inconciliables en la totalidad de los puntos comprometidos, se nombrará otro árbitro para que
dirima.
Si hubiese mayoría respecto de algunas de las cuestiones se laudará sobre ellas. Las partes o el
juez, en su caso, designarán un nuevo integrante del tribunal para que dirima sobre las demás y
fijarán el plazo para que se pronuncie.
1. MAYORÍAS EN EL LAUDO
El tribunal arbitral estará integrado por tres árbitros. Ello permite que las decisiones vertidas en el
laudo se adopten -eventualmente- por mayoría.
Tal la regla que contempla esta manda donde incluso se prevé el supuesto de que uno de los árbitros
no haya querido asistir a las deliberaciones previas a su dictado o se haya resistido a suscribirlo.
De tal modo, aun con la ausencia de uno de los integrantes del tribunal, los dos árbitros restantes
pueden laudar válidamente en la medida -claro está- que adopten la misma postura frente al diferendo.
Para el caso en que sea imposible conformar mayoría de opiniones respecto de la totalidad de los
puntos en discusión, se contempla la designación de otro árbitro para que dirima la controversia. Este
nombramiento se hará según las pautas ya vistas en el art. 781 y su intervención se limitará a analizar
las constancias de la causa arbitral y a emitir opinión, la cual vendrá a formar mayoría junto con otra
ya vertida previamente.
Si, en cambio, existe mayoría de opiniones respecto de algunos puntos y no sobre otros, se emitirá
laudo en relación a los primeros y para los segundos se seguirá el procedimiento visto: las partes o el
juez nombrarán un nuevo árbitro para que se aboque a la resolución de estos puntos no resueltos y
emita su voto en el plazo que se le fijará.
1. MATERIA RECURSIVA
En principio y si nada se dice, contra el laudo arbitral operan los mismos recursos con que cuenta todo
litigante contra la sentencia de un juez de primera instancia822.
En lo que hace a las modalidades de algunos de éstos, será necesario determinar si se siguió el trámite
de los juicios de conocimiento ordinario o sumario o si, en cambio, se utilizó la vía del sumarísimo o
se aplicaron reglas procesales sui generis -en cuyo caso habrá que hacer un paralelismo entre las
pautas utilizadas y las que contempla el Código Procesal Civil y Comercial para poder asimilarlas a
las que corresponden a alguno de los procesos “típicos”823-.
De este modo podrá determinarse a ciencia cierta qué recursos y bajo qué formas pueden admitirse
contra un laudo concreto.
821
Rectius est: o.
822
“Contra la sentencia arbitral podrán interponerse los recursos admisibles respecto de las sentencias de los
jueces, si no hubiesen sido renunciadas en el compromiso”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª,
2/7/2002, “Arreyes, Miguel v. Cuatro M SA s/incumplimiento contractual. Recurso de queja”.
823
“No resulta apelable la decisión arbitral que establece el monto del alquiler que corresponde abonar, no
pudiendo tampoco ser objeto de los recursos extraordinarios previstos por los arts. 278 y 296, CPCC la
sentencia de la Cámara que desestima la nulidad deducida en el caso (arts. 798 y 799, espec. párr. 2º, Código
cit.)”. SCBA, Ac. 50.984, 2/3/1993, “Tammone, Roberto A. v. Figliuolo y Rossi s/laudo arbitral”.
456
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Sin embargo, también las partes pueden convenir la renuncia a ciertos recursos y con ello simplificar
la tramitación de esta causa.
Ello debe realizarse expresamente en el compromiso arbitral (art. 779, inc. 5º). Se prevé la renuncia
de los recursos de apelación y de nulidad, con las excepciones del art. 798 (a cuya nota remitimos).
Por otro lado y en relación con los recursos que no se renunciaron, la ley también contempla la
posibilidad de que el acceso a la vía recursiva se vea restringido al convenirse una multa que debe
pagar el recurrente en beneficio de la parte que consienta el laudo como condición de admisibilidad
de su impugnación contra aquél (art. 779, inc. 4º). Ver las reglas que plasma el art. 800 al respecto.
1. TRÁMITE DE RECURSOS
Se establece un plazo para interponer los recursos admisibles ante el tribunal arbitral -cinco días para
todo tipo de recurso- que correrán desde la notificación del laudo.
La presentación será por escrito y serán fundados dependiendo del tipo de recurso y la forma en que
corresponda su tramitación.
457
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
comprometidas en el acuerdo del art. 778824. Para estos supuestos de impugnación no será operativa la
renuncia antes aludida y se establece que el tribunal competente -Cámara de apelación- habrá de
resolverlo con la sola vista del expediente y “sin sustanciación alguna”.
Entendemos que si se trata -en cambio- de una apelación, el trámite sí será bilateralizado de acuerdo
con las reglas que gobiernan este tipo de recurso.
Incluso se podrá declarar -en los casos donde se denuncia el vicio de resolución ultra petita- la nulidad
parcial del laudo, quedando válidas las partes del mismo que respeten el marco litigioso planteado en
el acuerdo celebrado oportunamente.
824
“La determinación de la competencia del tribunal arbitral es de estudio obligado por éste como tema previo a
entender en el caso que se le plantea, razón por la cual, sea por vía de una excepción o por determinación propia
del órgano, lo que se decide no puede entenderse `punto no comprometido´ y por ende no habilita al
planteamiento de la nulidad (art. 798 a contrario, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/2/2000,
“Olive, Mirta v. Paredes, Luis Alberto s/nulidad de laudo arbitral”. “La imposición de costas responde a la
existencia de una controversia previa (excepción de incompetencia), lo que permite afirmar que está dentro de
las facultades del tribunal; la forma como se resuelva escapa a la tacha de nulidad, la que sólo está fundada en
haberse decidido fuera de los puntos comprometidos. El recurso de nulidad de laudo previsto en el art. 798, CPC
no está diseñado como un recurso de apelación, el que tiene autonomía propia (art. 796, CPC)”. Cám. Civ. y
Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/2/2000, “Olive, Mirta v. Paredes, Luis Alberto s/nulidad de laudo arbitral”.
825
“En el supuesto de haberse pronunciado el fallo arbitral fuera del plazo previsto, es evidente que, teniendo en
cuenta la remisión que efectúa el art. 799, CPCC, la nulidad contemplada es de naturaleza procesal”. SCBA, Ac.
57.994, 1/4/1997, “Sotelo de Leone, Sara y otros s/formación de tribunal arbitral”.
458
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
826
Rectius est: Conocerá.
827
“La imposición de costas responde a la existencia de una controversia previa (excepción de incompetencia),
lo que permite afirmar que está dentro de las facultades del tribunal; la forma como se resuelva escapa a la tacha
de nulidad, la que sólo está fundada en haberse decidido fuera de los puntos comprometidos. El recurso de
nulidad de laudo previsto en el art. 798, CPC no está diseñado como un recurso de apelación, el que tiene
autonomía propia (art. 796, CPC)”. Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 4/2/2000, “Olive, Mirta v.
Paredes, Luis Alberto s/nulidad de laudo arbitral”.
459
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. JUICIO PENDIENTE
Como vimos, el compromiso arbitral puede celebrarse antes de que exista un pleito judicial sobre el
tópico conflictivo o bien durante la tramitación de éste.
En este segundo caso, las actuaciones judiciales se detienen frente al inicio del proceso sustanciado
ante el tribunal arbitral.
Y una vez recaído el laudo, si éste no es impugnado -o, impugnado, es confirmado por la alzada- la
ley establece que “causará ejecutoria”. Esto es, constituirá un título ejecutable similar a la sentencia
de un “juez judicial” a tenor de lo que indica el art. 497.
460
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El arbitraje es una vía a través de la cual las partes buscan la solución de una controversia
sometiéndose a la decisión de un tercero imparcial “no estatal” a quien designan, fijan el marco de
competencia decisoria y otorgan las pautas procesales a las que habrá de atenerse para desarrollar el
trámite.
Los litigantes pueden elegir que este juicio arbitral se atenga a formas y contenidos legales o que, en
lugar de ello, los “jueces privados” resuelvan sobre la base de la “equidad” -artículo en estudio- o de
acuerdo con “su saber y entender” (art. 807).
En el primer caso tendremos un juicio arbitral propiamente dicho o stricto sensu.
En la segunda de las situaciones, estaremos frente al juicio de amigables componedores.
Esta última posibilidad es la que se regula en este título. Como veremos, el juicio de amigables
componedores será -por definición- más sencillo aunque tomará muchas de las pautas ya vistas del
juicio arbitral stricto sensu.
De allí que el Código Procesal Civil y Comercial efectúe remisiones abundantes, limitándose a
plasmar expresamente sólo las reglas específicas y diferenciadoras del instituto.
2. OBJETO: REMISIÓN
Toda aquella cuestión que puede ser objeto de un juicio arbitral podrá también serlo de uno de
amigables componedores (también llamados “arbitradores” por el Código).
Concretamente, remitimos a los análisis de los arts. 774 a 776.
828
“Si las partes de un contrato establecieron una cláusula compromisoria por la cual supeditaron la resolución
de las diferencias que surgieran en la ejecución del mismo al procedimiento arbitral que coinciden en ubicar
dentro del régimen de los `amigables componedores´ (arts. 804 y ss. del CPCC), han desplazado, aunque no de
modo total, la competencia del órgano judicial al que normalmente hubiera tocado resolverlas”. Cám. Civ. y
Com. San Isidro, sala 2ª, 29/10/1991, “Rodríguez Palacios v. Peña Fernández s/incumplimiento de contratos -
Daños y perjuicios”.
829
SCBA, Ac. 53.618, 2/11/1993, “Capyb SA v. Moll SA s/recurso de nulidad contra laudo arbitral. Rec. de
queja”.
461
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
4º) La aceptación del cargo y responsabilidad de los arbitradores.
5º) El modo de reemplazarlos.
6º) La forma de acordar y pronunciar el laudo.
462
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Los amigables componedores procederán sin sujeción a formas legales, limitándose a recibir los
antecedentes o documentos que las partes presentasen830, a pedirles las explicaciones que
creyeren convenientes, y a dictar sentencia según su saber y entender.
1. INFORMALIDAD
Como vimos, hace a la esencia del juicio de amigables componedores el hecho de que en el trámite no
se sigan formas legalmente establecidas.
Los arbitradores habrán de tomar contacto con el conflicto, conocerán los argumentos de ambas
partes, atenderán la prueba que sea presentada -documentos, testimonios, expertos, etc.-, requerirán
las explicaciones o ampliaciones que entiendan necesarias a cualquier sujeto sin importar si es o no
parte y luego de haberse formado criterio libremente, dictarán una sentencia según su saber y
entender.
Si bien este laudo no tendrá fundamento normativo, deberá ser construido sobre la base de
razonamientos expresos, fundados y lógicos respetándose el derecho de defensa de las partes. De lo
contrario, la solución será producto de una conducta caprichosa o arbitraria, descalificable a través de
las vías de impugnación adecuadas por contrariar derechos protegidos constitucionalmente.
No se contempla en este trámite la participación de un secretario.
830
Rectius est: partes les presentasen.
463
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. REVISIÓN
El Código Procesal Civil y Comercial busca que el trámite ante amigables componedores sea muy
sencillo y breve.
Entre las medidas para su logro encontramos la manda en estudio por la que se elimina toda
posibilidad de recurrir el laudo así emitido.
Se ha dicho que la irrecurribilidad que del laudo establece el art. 809, CPCC, para el caso que se
interprete que han de ser amigables componedores los llamados a decidir, no lesiona la garantía
constitucional del debido proceso. La garantía de los jueces naturales y el principio según el cual la
defensa en juicio supone la posibilidad de acudir ante un tribunal de justicia, no es óbice a la
jurisdicción arbitral ya que no debe confundirse ésta con el sometimiento de cuestiones contenciosas a
órganos administrativos831.
Sin embargo y en resguardo de básicos derechos de defensa es que se contempla una figura
absolutamente atípica: la demanda de nulidad ante el juez competente.
Una vez notificada la sentencia de los arbitradores, las partes tendrán cinco días para plantear esta
pretensión anulatoria si encuentran que el laudo fue dictado fuera de término o sobre puntos no
sometidos a consideración de los amigables componedores.
Se hará por escrito ante la autoridad judicial, debidamente fundada, con copia del laudo y de los
demás documentos que sirvan para dar sustento a la petición.
El juez la analizará y si la cree admisible, dará traslado de ella a la contraparte -a través de una
notificación por cédula- para que en el término de cinco días ésta manifieste lo que crea conveniente
al respecto.
Vencido el plazo, contestado el traslado o no, el juez resolverá si el laudo es válido o nulo.
Contra esta decisión tampoco puede haber recurso alguno por expresa prohibición legal, respecto de
la que se ha resuelto que tratándose de un juicio de amigables componedores, la decisión de primera
instancia que rechaza la nulidad del dictamen arbitral no es recurrible por lo que tampoco lo es el
pronunciamiento de la Cámara que declara mal concedido el recurso de apelación interpuesto contra
aquella decisión832.
831
Cám. Civ. y Com. San Isidro, sala 2ª, 29/10/1991, “Rodríguez Palacios v. Peña Fernández s/incumplimiento
de contratos - Daños y perjuicios”.
832
SCBA, Ac. 81.609, 30/5/2001, “Urbizu, Graciela Nélida v. Capitina, Salvador y otros s/incidente de cuentas.
Recurso de queja”.
464
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Se incluye aquí una manda que se aplica tanto al juicio arbitral stricto sensu como al de amigables
componedores.
Tanto en uno como en otro caso, el laudo emitido impondrá las costas de acuerdo con las pautas del
art. 68, CPCC. Esto constituye una excepción en el caso de los arbitradores ya que aquí la ley les
impone seguir reglas normativas en su actuación.
Además de las costas, si una de las partes fue considerada vencida por no haber realizado los actos
tendientes a dar cumplimiento al compromiso suscripto, deberá cargar con la multa del art. 778, inc.
4º si ésta fue estipulada.
1. JUICIO PERICIAL
Si de lo que se trata es de resolver una concreta cuestión de hecho sobre la que hay incertidumbre, las
partes pueden recurrir a esta vía por la cual expertos designados por los interesados habrán de tomar
contacto con la problemática planteada y, luego de los pasos previos que entiendan necesarios,
emitirán un laudo resolviendo el punto sobre la base de sus conocimientos especializados.
465
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El trámite para llegar a ese resultado será el mismo que se contempla para los amigables
componedores833.
La utilización de esta vía puede venir, también, impuesta por la ley.
Se menciona en esta manda el caso del art. 514 donde se contempla el supuesto de liquidaciones o
cuentas muy complicadas o de lenta y difícil justificación que requieran de conocimientos especiales.
Asimismo, el juez puede disponer que se recurra a una pericia arbitral.
En relación con ello se ha sostenido que el perito árbitro decide sobre cuestiones de hecho giradas por
el juez con el alcance de verdadera y cabal sentencia834. También la Corte ha dicho en un precedente
que atento que ninguno de los litigantes trajo la demostración completa de sus pretensiones -lo que se
hubiera logrado con una pericia técnica- y ante la imposibilidad del tribunal de expedirse en esas
condiciones (por su condición de lego en la materia) la decisión del juicio respecto del pago de los
honorarios reclamados debe supeditarse al de peritos árbitros835.
La actuación de estos “jueces privados especializados” tiene puntos de contacto y diferencias con la
actividad de los peritos y la de los amigables componedores. Respecto de los primeros, se asemejan
en cuanto a la idoneidad específica que deben exhibir para ser designados y se diferencian en cuanto
que los peritos comunes no emiten laudo decisorio como sí lo hacen los peritos árbitros.
En relación con los amigables componedores, se parecen en que ambos laudan sin sujeción a normas
jurídicas y se diferencian en tanto que para ser arbitrador no se requiere de conocimientos técnicos o
científicos especiales.
La ley establece que no es necesaria la suscripción de un compromiso arbitral, sin embargo
entendemos que la propuesta del caso a dilucidar, la exposición del mismo, la elección de los peritos
árbitros, la determinación del plazo, etc. deben darse por escrito por parte de quienes se someten a
esta forma de resolver conflictos fácticos.
Las condiciones y formas de designación serán las mismas que para los amigables componedores -
sumándose, claro está, el requisito insoslayable de la idoneidad específica-.
La pericia arbitral emitida -equivalente al laudo- tendrá los efectos de la sentencia que dimana de los
arbitradores y, al igual que aquélla, no será susceptible de recurso alguno. Entendemos que sí será
pasible de la demanda de nulidad prevista en el art. 809.
Si la solución que de allí surja no es voluntariamente acatada por las partes, deberá recurrirse a la vía
de la ejecución de sentencia para su cumplimiento coactivo (art. 497).
833
“Corresponde cargar en costas al actor que entabló juicio pericial en los términos del art. 811, CPCC en
orden a determinar y evaluar la causa u origen del daño que destruyó prácticamente su automóvil toda vez que
silenció en la demanda la existencia de un acreedor prendario, con obvios derechos preferentes sobre el bien -
quien a la sazón lo secuestró, extinguiendo la controversia- y dijo haber denunciado a la aseguradora su
propósito de afectarlo al servicio de remise, lo que fue negado por ésta, motivando su oposición al trámite
elegido por la demandante. Tal conducta procesal no puede ser apañada ni privilegiada con una eximición de
costas, las que inexorablemente acceden a la derrota”. Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 5/10/1999, “Lezcano,
Carlos Alberto s/juicio pericial (art. 811, CPCBA)”.
834
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 29/9/1992, “Tours SCA y otros v. De Angelis, Rosario y otros
s/cumplimiento de contrato y daños”.
835
SCBA, B. 48864, 15/5/1984, “Rodríguez Gómez, Eugenio v. Municipalidad de Chascomús s/demanda
contencioso administrativa”.
466
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
LIBRO VII - PROCESOS VOLUNTARIOS
1. “JURISDICCIÓN VOLUNTARIA”
La función jurisdiccional es la que caracteriza a los tribunales.
A través de ella se resuelven controversias entre partes con fuerza imperativa. Subyace a esta
actividad estatal -dándole fundamento- el conflicto intersubjetivo que no ha encontrado carriles de
solución adecuada en la instancia extrajudicial.
El juez, de esta manera, viene convocado por los litigantes para que disipe la duda respecto de ciertas
circunstancias de hecho o derecho, dirima la cuestión y brinde la solución al caso dando lugar
normalmente, de acuerdo con el resultado del pleito, a una parte “ganadora” y a otra “perdedora” o
“vencida”.
El decisorio así obtenido luego de amplio debate y posibilidad de prueba por lo general -si adquiere
firmeza- quedará revestido por la fuerza de la cosa juzgada material y se tornará inmodificable.
Sin embargo, de acuerdo con lo que regulan las normas procesales, no se agota allí la tarea de los
magistrados.
En ciertos casos su actividad es requerida sin que exista una controversia entre las personas.
Aquí no se tratará ya de “partes” sino de “peticionarios” que recurren al juez a partir de su derecho
constitucional de acción para solicitar medidas en su propio interés y sin tener frente a sí a un
“contendiente”.
Se busca por este medio que la actividad de la judicatura brinde un pronunciamiento sobre cierta
circunstancia a los fines de que se integre, constituya o se dé eficacia a cierta relación o situación
jurídica.
Mediante esta “solicitud”, “requerimiento” o “presentación” -no ya demanda- un sujeto persigue que
el juez haga lugar a su pretensión extracontenciosa o voluntaria y de ese modo, a través de alguna de
las vías previstas en este Código, emita un pronunciamiento que le permita la adquisición de ciertos
derechos respecto de cierta situación jurídica. Derechos o prerrogativas a los que no podría acceder
sin esa intervención estatal a tenor de lo que pautan las leyes aplicables al respecto.
Lo que así se resuelva, la resolución que en estos casos recaiga, decidirá el planteo “sin perjuicio del
derecho de terceros” ya que lo dispuesto por el juez se construye a partir de la versión que en forma
unilateral plantea y prueba un justiciable.
Mucho se ha cuestionado al legislador por atribuir esta actividad que carece de la esencia de la
jurisdicción -el conflicto- al magistrado integrante del Poder Judicial. Se ha dicho, por ejemplo, que
bien podría esta actividad quedar en manos de órganos administrativos y así no recargar las
estructuras tribunalicias con peticiones ajenas al quehacer propio de éstas.
Sin embargo, las voces que se alzan en defensa de la atribución de la “jurisdicción voluntaria” a los
jueces sostienen que ello resulta conveniente desde el momento que los casos de este tipo se inician
como voluntarios pero en el transcurso de su trámite es frecuente que aparezcan cuestionamientos o
planteos que den lugar a una controversia entre partes, en cuyo supuesto el proceso muta: de
voluntario pasa a ser contencioso requiriendo la intervención de un juez con imperium. Por otra parte,
se ha dicho que la complejidad jurídica de algunas de las pretensiones extracontenciosas es de una
entidad tal que justifica la intervención de los magistrados en su resolución por estar habituados a una
467
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
tarea que presenta dificultades de ese tipo. También, que la trascendencia de los actos que se
relacionan con estos procesos voluntarios impone que sea un funcionario de la jerarquía de los que
integran la magistratura los que avalen o dispongan la integración, constitución o eficacia de las
situaciones o relaciones jurídicas en cuestión.
Consideramos que de estos argumentos, sólo el primero resulta atendible -la frecuente transformación
en contencioso del trámite originalmente planteado como “voluntario”-.
Son ejemplos de procesos voluntarios -además de los que contiene este título- el proceso de mensura
y el sucesorio que el Código Procesal Civil y Comercial regula por separado atento la mayor
complejidad y especificidad, especialmente de este último.
3. TRÁMITE
El juez competente en todos los casos será el del domicilio de la persona respecto de quien deba
emitirse la autorización (art. 5º, inc. 12), regla aplicable a todos los juicios voluntarios.
Se hace alusión a un trámite “verbal, privado y meramente informativo”. Más allá de las
designaciones -y teniendo en cuenta que sin perjuicio de las audiencias que puedan celebrarse a
iniciativa del juez, los tramos esenciales del proceso serán escriturarios-, el peticionario o parte deberá
realizar su presentación judicial y el juez, luego de analizar los recaudos mínimos vinculados con el
tipo de presentación, dispondrá lo pertinente.
Así, si la naturaleza de la pretensión es estrictamente voluntaria, dará intervención al Ministerio
Público en la persona del Asesor de Incapaces. Luego de ello y de la producción de prueba que
eventualmente pueda llegar a requerirse, el juez resolverá concediendo o denegando la autorización.
Si, en cambio, la petición es de naturaleza controversial, además de aquellos sujetos deberá darse
traslado a quien planteara la oposición que motiva la intervención judicial. Se lo escuchará y se
atenderá la prueba que ofrezca y sea imprescindible producir.
En todos los casos quedará a criterio del magistrado la determinación de los plazos y los pasos
procesales que entienda necesarios para un mejor conocimiento y resolución de los planteos.
468
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
1. RECURSO
La resolución que dicte el juez en este proceso será susceptible de ser apelada dentro del quinto día de
ser notificada por cédula por cualquiera de los interesados. Este recurso será concedido -de acuerdo
con las reglas generales- en relación.
La Cámara resolverá sin que haya existido traslado alguno -en pos de la celeridad de la solución-
dentro de un término de diez días.
836
“No existe ningún elemento común en las acciones de tutela y daños y perjuicios, ni se advierten razones o
motivos prácticos suficientes ni de economía procesal que aconsejen o impongan como necesaria su conjunta
sustanciación por ante un mismo juzgado; máxime, que cada uno de ellos tramitan por distintas vías (arts. 1º, 6º,
320, 814 y concs. del CPC)”. Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 23/12/1997, “López Baez, Venerando y otro
s/beneficio de litigar sin gastos”.
469
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. TRÁMITE
El juez competente (según el art. 400, CCiv.) será el del lugar del domicilio de los padres del menor el
día de su fallecimiento o el del lugar en que se encontrare éste si fuese expósito o abandonado (art.
403, CCiv.), sin perjuicio de otras pautas específicas (arts. 401, 404, 405, etc. del CCiv.).
Si el trámite es voluntario, ante la presentación que haga el interesado -persona que habrá de
desempeñar el cargo- o el Ministerio Público indicando los hechos que motiva la petición, el juez
resolverá de acuerdo con tales datos y sobre la base de las pautas del Código Civil al respecto.
Si la presentación no fue hecha por el Asesor de Incapaces, deberá dársele vista del pedido.
En el caso de que exista oposición de otra persona a la designación, el trámite tendrá por partes a los
dos que reclaman ser nombrados en el cargo y el Ministerio Público. Las pautas del juicio serán las
del proceso sumarísimo ya analizadas (art. 496).
El magistrado atenderá los argumentos del presentante o de las partes y resolverá designando tutor o
curador a la persona ya escogida, o bien realizando un nombramiento sin atenerse a nominaciones
previas.
En uno y otro caso, lo que se resuelva por el juez puede ser apelado -aquí también- dentro del quinto
día, concediéndose el recurso en relación pero sin sustanciación. La Cámara resolverá en el término
de diez días.
470
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La segunda copia de una escritura pública, cuando su otorgamiento requiera autorización
judicial, se otorgará previa citación de quienes hubiesen participado en aquélla, o del Ministerio
Público en su defecto.
Si se dedujere oposición, se seguirá el trámite del juicio sumarísimo.
La segunda copia se expedirá previo certificado del Registro de la Propiedad Inmueble, acerca
de la inscripción del título y estado del dominio, en su caso.
837
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 1/10/2002, “Babaglio, Carlos Alberto y otro s/segundo testimonio”.
471
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires se
encuentran reguladas en el art. 778, Código nacional.
No existen diferencias entre ambos textos normativos.
1. RENOVACIÓN DE TÍTULOS
Se trata ahora del caso del art. 1011, CCiv.: “Si el libro de protocolo se perdiese y se solicitare por
alguna de las partes que se renovase la copia que existía, o que se ponga en el registro para servir de
original, el juez puede ordenarlo con citación y audiencia de los interesados, siempre que la copia no
estuviese raída ni borrada en lugar sospechoso, ni en tal estado que no se pudiese leer claramente”.
Se busca ahora no ya emitir una copia de la matriz sino justamente reconstituir esa matriz que se ha
perdido o destruido total o parcialmente y por ello no resulta “posible obtener segunda copia” tal
como reza el artículo en estudio.
A esos fines, se seguirá en lo sustancial el trámite visto en la manda anterior.
El interesado requerirá del juez que convoque a todos los que intervinieron en el acto pasado ante
escribano público para que aporten pruebas sobre el contenido del documento destruido o perdido -
normalmente copias de aquella escritura original- y así poder transcribirlas en el protocolo o bien
agregar a éste una de las copias mientras se encuentre en buen estado material.
472
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
mayor de edad (art. 135, CCiv.), de los menores adultos que pretendan iniciar un juicio civil contra un
tercero y los padres denieguen el permiso respectivo (art. 282, CCiv.), del menor también adulto que
se encuentre ausente de su hogar y requiera contraer deudas para necesidades urgentes (art. 284,
CCiv.), el del menor que deba demandar a sus padres por intereses propios (art. 285), el del tutor o
curador para realizar los actos enumerados en los arts. 434, 435, 438 y 443, CCiv., del varón menor
de 16 años para el reconocimiento de hijos extramatrimoniales (art. 41, dec.-ley 8204/1963).
A estos fines es que se prevé el presente juicio voluntario838.
En todos estos casos, el interesado que requiera la autorización aludida se presentará ante el juez por
sí o a través del Ministerio Público -cuando corresponda- mediante escrito explicando el motivo del
requerimiento.
Dependiendo del caso, del tipo de autorización peticionada y de los sujetos involucrados, el juez
convocará a quien busca la autorización, al que debe otorgarla y la niega y al Asesor de Incapaces a
una audiencia dentro del tercer día de la presentación. En la misma se oirá a todos los concurrentes y
se recibirá la prueba de que intenten valerse -si ello es necesario-.
Luego de la misma, se resolverá de acuerdo con los argumentos vertidos y las reglas del derecho de
fondo.
Se aclara que si se concede autorización a un menor para estar en juicio, al mismo tiempo se le
designará un tutor especial que lo asistirá durante el trámite judicial, sin perjuicio de la representación
promiscua que seguirá ejerciendo el Ministerio Público.
Asimismo, se indica que la autorización judicial para estar en juicio incluye la de pedir litis expensas
a quienes tienen el deber de prestar alimentos al menor.
838
“La autorización peticionada para obtener el cambio de la identificación del dominio del automotor no es de
aquellas que procede por ser legalmente requerida (art. 818, CPCC), desde que la disposición 803/05 del
Registro Nacional de la Automotor (BO 28.225 del 11/9/1995 autoriza directamente a los poseedores o
tenedores del bien a requerida en forma personal y directa en la forma allí indicada (arts. 12 y ss.)”. Cám. Civ. y
Com. 1ª San Nicolás, 30/4/1998, “Mejías Lobaiza, Modesta s/autorización para reempadronamiento”.
473
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El socio al que se le veda esa información, puede entonces concurrir a los estrados mediante una
presentación escrita donde plantee su pretensión y acredite su derecho mediante copia del contrato
social.
Si el juez advierte fundado -liminarmente- el pedido, sin sustanciación alguna dispondrá las medidas
que entienda necesarias de acuerdo con la entidad de las circunstancias: allanamiento, intimación bajo
apercibimiento de aplicación de astreintes, secuestro de documentación, etc.
Ninguna de estas decisiones pueden ser objeto de recurso alguno.
Se ha dispuesto que la resolución que supedita la decisión del magistrado a la previa acreditación de
la vigencia del contrato social, es inapelable desde que cae dentro del marco del art. 819 del ritual839.
De la instrumentación de las aludidas medidas pueden surgir oposiciones por parte de los demás
socios o de las autoridades de gobierno o administración del ente.
Quedará en el juez, en esos casos, decidir cuál será el trámite por el que tramitarán estas
controversias.
1. RECONOCIMIENTO DE MERCADERÍAS
Las compraventas pueden celebrarse respecto de cosas de determinada calidad. Tanto el derecho
comercial (art. 456, CCom.) como el civil (art. 1338, CCiv.) establecen que si así se pactó y el
vendedor entrega cosas del tipo señalado en el acuerdo, el comprador no puede negarse válidamente a
recibirlas y debe pagar el precio.
Tal es el supuesto que recoge la manda en estudio.
Frente a la negativa del comprador de recibir la mercadería alegando que no es de la calidad
prometida, tanto el vendedor como el comprador podrán recurrir a la justicia presentando un escrito
donde se explicite la cuestión acompañándose copia del contrato celebrado.
El juez, si encuentra admisible la petición, sin dar traslado dispondrá el reconocimiento de la
mercadería por uno o tres expertos -según la importancia de las cosas a controlar- que designará de
oficio. Se aplicarán aquí supletoriamente las pautas de la prueba pericial.
Una vez dispuesto el reconocimiento por peritos, citará a ambas partes a la diligencia para que puedan
controlarla y manifestar eventualmente sus cuestionamientos por escrito. Si alguno se encuentra
ausente, convocará al Defensor Oficial.
839
Cám. Civ. y Com. 1ª Mar del Plata, sala 1ª, 13/2/1992, “Muños, Mauricio v. Muro SRL s/examen de libros
sociales”.
474
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Luego de la diligencia y sobre la base del informe de los expertos, se declarará si la mercadería es o
no de la calidad prometida.
La norma culmina estableciendo que el mismo trámite se seguirá si quien debe entregar o recibir
mercaderías quisiera hacer constar su calidad o estado en que se encuentra.
475
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
No se aclarará en la resolución que la venta es por cuenta del comprador, ya que el tópico habrá de
merecer un mayor análisis y debate en el marco de un juicio de conocimiento más amplio.
Casos como el que contempla esta manda pueden surgir en los supuestos donde por culpa del
comprador las mercaderías no pueden ser entregadas y sufren deterioros importantes -y
desvalorización- con el paso del tiempo.
840
Cám. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 10/4/2001, “Zambón, Armando v. Camejo, Mirta Ivone y otro
s/homologación de convenio”.
476
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
situaciones que quedan producir efectos jurídicos...”, refiriéndose el inc. 5º de la norma aludida a las
resoluciones de homologación841.
Asimismo, este procedimiento de excepción (homologación de convenio de desocupación) que se
pretende al amparo del art. 823 no es aplicable cuando se trata de un instrumento privado, con la
eficacia que le es inherente y cuya forma de hacerlo valer es mediante el procedimiento ejecutivo
reglado en los arts. 523 y ss.842.
Finalmente, encontrándose sometido el menor cuya habilitación postulan sus padres (art. 131, párr. 3º,
primera parte del Código Civil) al ejercicio de la patria potestad de ambos, no es exigible intervención
judicial alguna en los términos del art. 823. En tales condiciones la justicia civil no posee la necesaria
investidura legal para el ejercicio de la facultad convalidatoria que se pretende. Es que la jurisdicción
y la competencia son de orden público y no pueden ser acordadas por la voluntad de los
particulares843.
Por supuesto, la naturaleza de juicio voluntario hace que sean plenamente aplicables a estos procesos
las características propias ya analizadas en la nota al art. 812, al que remitimos.
Las pautas que se vierten en este artículo se refieren a la forma de las peticiones de inicio y las
pruebas que con ellas se agreguen, la intervención del Ministerio Público cuando los casos lo
justifiquen, la aplicación supletoria -en lo pertinente- de las reglas de la prueba en el juicio ordinario,
tramitación de oposiciones del Ministerio Público a través del juicio sumarísimo o de los incidentes,
según disponga el juez de acuerdo con las circunstancias, procedencia de la apelación en relación de
las medidas que aprueben, homologuen o desechen el pedido de los peticionantes.
Para el caso de que la oposición a lo requerido provenga de un tercero, el juez habrá de evaluar la
entidad del planteo y si el mismo es o no procedente.
Si entiende que procede pero no es obstativo del pronunciamiento solicitado, dispondrá su
sustanciación como en el caso de la oposición del Ministerio Público aludida.
Si, por el contrario, esta oposición de tercero impide absolutamente el dictado de la resolución
peticionada, habrá de sobreseer los procedimientos en curso a los efectos de que los interesados
inicien el proceso de mayor conocimiento que corresponda. Contra esta resolución se podrá apelar,
recurso que procede en relación.
El art. 826 aplica todos estos principios -en lo pertinente- a los juicios voluntarios ya analizados.
841
Cám. Civ. y Com. La Matanza, sala 1ª, 12/7/2001, “Larrumbre de Gerez v. Surace s/homologación de
convenio”.
842
Cám. Civ. y Com. San Martín, sala 1ª, 4/3/2003, “Colonna, A. v. Dalcomo, H. s/homologación de convenio”.
843
Cám. Civ. y Com. 1ª San Nicolás, 4/11/1997, “Urquiaga, Carolina Marcela s/habilitación judicial”.
477
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2. CONCORDANCIA CON EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN
Las cuestiones a que alude este artículo del régimen procesal de la provincia de Buenos Aires no se
encuentran reguladas en el Código nacional.
1. APLICACIÓN SUPLETORIA
Todo lo regulado respecto de los juicios voluntarios “innominados” se aplicará -en lo que pertinente-
a los trámites previstos en los arts. 812 a 822.
Tal la regla que establece esta norma.
478
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
LIBRO VIII844 - PROCESO ANTE LOS TRIBUNALES DE FAMILIA
844
Libro incorporado por ley 11453, art. 4º.
479
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El art. 54 ter de la ley 5827 establece que cada tribunal de familia tendrá un presidente que será el
juez de trámite, un vicepresidente y un vocal, determinándose que la presidencia será ejercida de
manera rotativa y cambiará anualmente. El art. 54 quáter de esa misma ley indica cómo funciona el
órgano -”en pleno para todos los efectos de la ley”- y cómo se habrán de solucionar los casos de
desintegración del cuerpo, lo cual se complementa con el acuerdo 2690/1995 y la resolución
1075/1997, ambas normas de la Suprema Corte de Justicia.
La estructura del tribunal, su planta funcional y las particulares formas procesales que a estos fines se
regulan -cuyo análisis haremos a continuación- hablan a las claras de las intenciones del legislador de
plasmar un fuero especializado no sólo en cuando a su competencia material sino a su forma de
actuar: el hecho de que se trate de un cuerpo colegiado cuyo funcionamiento sigue las pautas de un
proceso “por audiencias” importa dar vigencia a los principios de oralidad e inmediación en la
administración de la justicia de familia, caracterizada por una conflictiva peculiar frente a la que las
soluciones brindadas desde un fuero civil predominantemente “patrimonial” no siempre serán las más
adecuadas.
Por otra parte, el hecho de que estos magistrados y funcionarios se vean asistidos de manera
permanente por un equipo profesional interdisciplinario permite una mayor indagación en estas
problemáticas, un mejor conocimiento del conflicto y la posibilidad de brindar soluciones más
efectivas.
La ley Orgánica del Poder Judicial -5827 - prevé tribunales de instancia única del fuero de familia en
todos los departamentos judiciales. Sin embargo, su puesta en funcionamiento ha sido paulatina. De
allí que aún existan juzgados en lo civil y comercial con competencia en familia hasta tanto entren en
funciones los tribunales colegiados pertinentes. Esta situación se da -al día de la fecha- en Dolores,
Junín, Mercedes, Necochea, Pergamino y Zárate-Campana.
2. COMPETENCIA
Este artículo contempla una larga enumeración de materias en las que será competente el tribunal de
familia.
Se trata de cuestiones que se vinculan con el matrimonio y sus derivaciones845, filiación, incapacidad,
patria potestad, adopción, nombre, guarda y protección de personas, violencia familiar,
internaciones846, disponibilidad del cuerpo de un ser humano luego de su muerte, fecundación
asistida, cuestiones registrales derivadas de esos tópicos847, etc.
Abarcan -en suma- la vida en familia de las personas pero también aspectos que hacen a su existencia
como individuo848, tanto en lo que se refiere a su nacimiento, identidad, capacidad como a su
fallecimiento y aún después.
845
“No se advierte que existan razones de conexidad y economía procesal que puedan desplazar la competencia
exclusiva de los tribunales de familia en la materia (art. 827, inc. a], CPCC) si el anterior juicio de divorcio,
iniciado ante el Juzgado Civil, ha finalizado por desistimiento (art. 304, CPCC)”. SCBA, Ac. 87.091, 5/2/2003,
“M., T., N., v. R., H., R. s/divorcio”. “Por razones de conexidad y sobre la base de lo normado por los arts. 827,
incs. a) y c), y 6º, inc. 2º, CPCC, la petición de la ex esposa de reglamentación del usufructo sobre dos
inmuebles constituidos en vigencia del matrimonio a favor de ambos cónyuges, debe tramitar ante el tribunal de
familia en tanto se debe discernir sobre derechos relacionados con la sociedad conyugal”. SCBA, Ac. 88.795,
6/8/2003, “G., F. v. C., F. s/autorizaciones, inc. de com. v. Juzgado Civil nro. 21 y Trib. Familia nro. 2 La
Plata”.
846
“Es de competencia de los tribunales de familia, de conformidad con lo establecido por el art. 827, inc. o),
CPCC, el pedido de internación formulado por un padre respecto de su hijo a fin de que éste se recupere de su
adicción a las drogas y al alcohol, fundando su solicitud en lo dispuesto en los arts. 141 y 482, CCiv. y 619,
CPCC”. SCBA, Ac. 88.753, 8/7/2003, “C.,J. s/internación”.
847
“De conformidad con lo dispuesto por el art. 46, dec.-ley 10067 y en atención a lo establecido en el art. 827,
inc. p), CPCC, corresponde conocer al tribunal de familia en la anulación del acta de nacimiento de un menor
cuya inscripción fuera ordenada por el tribunal de menores”. SCBA, Ac. 87.231, 12/2/2003, “R., E., s/anulación
de inscripción”.
848
“Solicitada autorización judicial para realizar intervención quirúrgica de adaptación de morfología externa y
en su consecuencia reasignación de sexo y nombre en anotaciones registrales, la cuestión resulta comprendida
en lo dispuesto en el art. 827, inc. t), CPCC, debiendo entender en las actuaciones el tribunal de familia”.
SCBA, Ac. 85.839, 18/12/2002, “O, I. N. s/autorizaciones”.
480
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La enumeración es taxativa. De allí que el tribunal al analizar su competencia en el planteo que se trae
a resolución pueda rechazarlo in limine por esta causa.
Previo a la enumeración, se señala la exclusión de los casos que caigan bajo la jurisdicción de los
tribunales de menores, los juzgados de primera instancia descentralizados (ubicados en pocos
departamentos judiciales: Bahía Blanca y Azul) y los juzgados de paz.
Habrá que recurrir en cada caso a las normas que imperan en esos ámbitos particulares -la legislación
de menores provincial, el Código Procesal Civil y Comercial en su parte general y la ley orgánica
5827 y el dec.-ley 9229/1978 y sus modificatorias en lo que atañe a la competencia de los jueces de
paz letrados bonaerenses- para deslindar el campo de competencia de cada órgano pudiéndose en
algunos casos optar por uno u otro -el caso de los juzgados descentralizados y la justicia de paz-.
También se excluyen los “casos previstos en los arts. 3284 y 3285, CCiv.”, esto es, la competencia en
materia sucesoria que permanece en el fuero civil “ordinario”.
Por supuesto, la competencia de los tribunales de familia es improrrogable por acuerdo de partes. No
puede operar la regla del art. 1º desde el momento que difícilmente se encuentren en este ámbito
cuestiones “exclusivamente patrimoniales”.
Se ha dicho al respecto que cuando el objeto sometido a decisión judicial es de competencia exclusiva
de los tribunales de familia (art. 827, inc. g], CPCC) sólo puede desplazarse a jueces de distinto fuero
cuando, por razones legales o de conexidad, así esté establecido (art. 828). No se dan dichas
circunstancias cuando los niños cuya tenencia se solicita se encuentran bajo el cuidado de su abuela
materna849.
849
SCBA, Ac. 86.856, 18/12/2002, “S., A., F., v. M., M., A., s/tenencia”. “Si bien esta Suprema Corte tiene
decidido que la ejecución de un convenio de alimentos es de competencia del juez que lo homologó también ha
expresado que ejerciendo los tribunales de familia competencia exclusiva en la materia (art. 827, inc. m], CPC),
la misma sólo puede desplazarse a jueces de distinto fuero cuando, por razones legales o de conexidad, así esté
establecido (conf. arts. 828, Código cit.; 228, inc. 1º, CCiv.)”. SCBA, Ac. 85.583, 4/9/2002, “C., P. v. A., C.
s/inc. de ejerc. de alimentos”. “Ejerciendo los tribunales de familia competencia exclusiva en la materia (art.
827, inc. m], CPCC), la misma sólo puede desplazarse a jueces de distinto fuero cuando, por razones legales o
de conexidad así esté establecido (conf. arts. 828, Código cit.; 228, inc. 1º, CCiv.). No observándose en el caso,
que se den dichas razones desde que el juicio de divorcio, donde se homologó el acuerdo sobre tenencia,
régimen de visitas y alimentos ha finalizado por sentencia firme”. SCBA, Ac. 86.213, 23/10/2002, “D. L., C. G.
v. B., M. J. s/alimentos”.
481
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Como ya se viera, en ciertos casos el justiciable podrá optar entre ventilar la pretensión ante el
tribunal de familia o bien ante un juez de paz850 o juzgado civil descentralizado (remitimos al análisis
del art. 827).
Si se decide por estos últimos, la forma de la presentación y trámites posteriores estarán regidos por
los cuerpos normativos procesales pertinentes.
Por el contrario, si resuelve someter el planteo a la jurisdicción de este órgano colegiado
especializado, se habrá de atener a las particulares reglas que contiene el presente libro VIII en pos de
la vigencia de los principios de inmediación y oralidad que favorecen la composición de litigios de
este tenor851.
Quien recurra ante estos tribunales deberá contar con patrocinio letrado, salvo los casos de urgencia a
los que se refiere el art. 829. Para el supuesto de personas carentes de recursos serán aplicables aquí
las pautas genéricas del beneficio de litigar sin gastos ya analizadas (arts. 78 y ss.). Se resguarda de tal
modo el derecho de defensa en juicio permitiéndose el acceso a la justicia en el fuero de familia.
2. ETAPA PREVIA
Una de las particularidades del proceso de familia que lo diferencian del civil y comercial “ordinario”
es la existencia de esta primera fase procesal: la etapa previa.
Se trata del primer contacto del órgano con el conflicto a través de un funcionario denominado
“consejero de familia” quien, si lo estima conveniente, convocará a las partes a audiencia intentando
que éstos lleguen a un acuerdo.
Por supuesto, esta vía no procederá si la materia es absolutamente indisponible por las partes -por
ejemplo, insania, adopción, nulidades de fondo, etc.- pero sí cuando algunos de los aspectos del
conflicto puedan ser consensuados, ello como fruto del intento conciliatorio del Consejero.
Se trata -como regla- de una etapa obligatoria por la que deberá transitarse en forma previa al planteo
de toda demanda ante el fuero de familia (art. 835). Si bien la etapa previa es obligatoria, no ocurre lo
mismo con la concurrencia de las partes: si no asiste el actor, el proceso no tendrá impulso pudiendo
llegarse a fijar audiencia bajo apercibimiento de tenerlo por desistido del trámite, mientras que si no
asiste el demandado, ello no detendrá el avance de la causa hacia el estadio plenamente contencioso.
Rige el principio de informalidad -salvo en lo que hace a las resoluciones que dicte el juez de trámite
o el tribunal- por el cual el Consejero podrá disponer libremente de las medidas y diligencias que
entienda útiles -por sí solo o a través del juez de trámite, art. 834 - para lograr un acuerdo o mejor
entendimiento entre las partes.
Téngase en cuenta que en la mayoría de estos conflictos, la jurídica es sólo una de las múltiples
dimensiones del problema. De allí que la etapa previa, aun cuando -a la postre- no introduzca cambios
en las pretensiones y defensas originales -técnicamente hablando-, podrá servir para reducir el nivel
de agresividad o ansiedad personal, incluso deponer actitudes violentas de los sujetos frente al trámite
que los tiene por protagonistas y de esa manera transitar el resto del proceso en un clima de menor
tensión.
Será fundamental -por ello- que el Consejero recurra al auxilio de los especialistas del cuerpo técnico,
trabajando en conjunto cuando la situación lo justifique.
De ser imposible revertir conductas nocivas o violentas por este carril, será necesaria la adopción de
medidas cautelares de protección de personas involucradas -en particular incapaces- hasta tanto la
situación de fondo se resuelva.
Si bien la regla -como dijimos- es la obligatoriedad de la etapa previa, la excepción puede
configurarse cuando una vez presentado el planteo ante el tribunal, el juez de trámite considere que el
850
“Los peticionantes, al presentar el pedido de homologación del convenio sobre tenencia y régimen de visitas,
en relación a su hija menor, ante el juez de paz de su domicilio ejercieron la opción que les otorga el art. 828,
CPC según ley 11453 “. SCBA, Ac. 60.066, 27/6/1995, “C., M. S. y otro s/homologación de convenio: tenencia.
Régimen de visitas. Alimentos”.
851
“Si la presentación efectuada ante el tribunal de familia alega la existencia de hechos contemplados en el inc.
2º del art. 152 bis del CCiv. queda comprendida en lo previsto en el inc. t) o n) del art. 827, CPCC y debe
considerársela como la opción prevista en el art. 828 “. SCBA, Ac. 73.516, 9/2/1999, “N. N. o Ch., A. A.
s/protección de personas”.
482
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
caso no admite demora, que se trata de un tema respecto del cual -por su especial naturaleza- esta
etapa no es procedente o haga lugar al informe del Consejero cuando entienda que la etapa previa no
es conveniente (art. 831).
En tales hipótesis, el trámite se radicará directamente ante el tribunal.
483
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El juez de trámite del tribunal respectivo procederá de inmediato a dar intervención al
consejero de familia, ante quien deberán sustanciarse todas las actuaciones.
1. ASIGNACIÓN DE TRIBUNAL
En esta manda se describen los pasos subsiguientes a la presentación del formulario de solicitud de
trámite ante la Receptoría General de Expedientes.
Una vez introducida la planilla con los datos y la documentación adjunta, esta oficina procederá a
controlar de acuerdo con sus registros (por nombres de las partes) si existe iniciado en forma previa
otro trámite entre los mismos litigantes ante órganos de esta naturaleza del departamento judicial.
Si encuentra datos sobre una petición anterior, radicará esta nueva presentación en el mismo tribunal
que intervino originalmente852. Se aplica el principio de la prevención.
Ello impide que luego se produzcan conflictos de competencia, planteo de excepciones -
litispendencia-, trámites de acumulación, etc. todo lo que entorpece y lentifica la sustanciación de las
causas.
De este modo, el tribunal que previno habrá de seguir interviniendo en cuestiones conexas que tengan
por protagonistas a los mismos justiciables, entendido este vínculo de “conexidad” con laxitud.
Si no existen tales referencias a trámites anteriores, habrá de proceder a la asignación “originaria” de
tribunal al pedido del interesado.
852
“Si la actora, beneficiaria de los alimentos que peticiona, no hizo la opción prevista en el art. 228, CCiv. e
inició la causa ante el tribunal de familia que había intervenido en un conflicto anterior, debe prevalecer lo
establecido en el art. 830, CPC”. SCBA, Ac. 82.580, 10/10/2001, “P., A. M. v. V., J. A. s/alimentos”.
484
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
solicitud y luego informar -dentro de las veinticuatro horas de recibido el formulario- si encuentra o
no conveniente el tránsito por la etapa previa conciliatoria bajo su conducción.
Si del tenor de la presentación y atento su experiencia profesional considera inútil o inconveniente
este paso, así lo informará elevando las actuaciones de oficio y quedando el tema a resolución del juez
de trámite a quien no vincula la opinión de este funcionario. Si el magistrado adhiere a su informe y
dispone que la causa no transite por la etapa previa y se radique directamente ante el tribunal, tal
decisión es atacable por la vía de la reposición.
Será irrecurrible, en cambio, la decisión que, a pesar de lo informado por el Consejero, ordene que se
desarrolle la instancia conciliatoria.
Por el contrario, si el consejero de familia del análisis del formulario presentado no encuentra
objeción al inicio de esta etapa previa, fijará directamente audiencia a tales fines sin necesidad de otra
manifestación expresa al respecto.
485
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Con ese material el magistrado “se informará sumariamente” y resolverá mediante auto “inapelable” -
debió haber dicho “irrecurrible” desde el momento en que no existe regulado el recurso de apelación
respecto de resoluciones de tribunales de instancia única, art. 852-.
Si la recusación se introduce oralmente en el marco de una audiencia, de ello se dejará constancia
escrita en el acta respectiva la que seguirá el mismo trámite que el escrito recusatorio mencionado en
el párrafo anterior.
486
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
487
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Cuando no se lograre, o a su criterio considerasen innecesaria la continuación o se hubiere
agotado su intervención, los consejeros de familia labrarán acta dejando constancia de ello y de
la conducta de las partes durante esta etapa.
El trámite que antecede, será previo e imprescindible para iniciar las actuaciones enumeradas
en el art. 827, salvo los casos de urgencia, referidos por el párr. 2º del art. 828.
1. CONCILIACIÓN
Es la finalidad de la tarea del Consejero tanto en la etapa previa como en la contenciosa posterior.
Si se llega a un acuerdo -total o parcial- entre las partes, se procede a volcar el mismo en un acta
circunstanciada. Los interesados son libres allí de pautar las modalidades que crean adecuadas
respecto del convenio en sí y la forma de cumplimiento.
El Consejero elevará el acuerdo para su homologación al tribunal. Éste analizará el alcance de la
conciliación -si es total o parcial y si lo conciliado se refiere a cuestiones disponibles donde no se
afecte el orden público- y si lo encuentra en condiciones procederá a su homologación.
Si el acuerdo es total, concluirá allí la intervención de la justicia salvo en lo que se refiera al posterior
trámite de cumplimiento de lo concertado. Si, en cambio, es parcial, continuará el proceso pero sólo
en relación con las pretensiones respecto de las que no hubo acuerdo.
Por el contrario si no se llega a acuerdo alguno o el Consejero entendiese que la continuación de su
intervención no es ya necesaria, también se labrará acta de estas circunstancias explicitándose los
motivos por los que se culmina la etapa conciliatoria e indicándose -cuando corresponda- cuál ha sido
la conducta de las partes en ese trance.
En este caso será elevado el acta al juez de trámite, quien resolverá como veremos en el art. 837.
Salvo para los supuestos de urgencia analizados en la nota al art. 828 -y agregamos, el supuesto del
art. 831 -, estos informes con los que se cierra la etapa previa son imprescindibles para pasar -
eventualmente en los casos de frustración total o parcial de la conciliación- al trámite contencioso de
las cuestiones que integran el ámbito competencial de los tribunales de familia.
488
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En los supuestos previstos en los arts. 835, párr. 2º y 836, el juez de trámite, resolverá acerca de
la continuación o no de la etapa, en decisión inimpugnable.
Si se dispone la continuación, fijará pautas y el término de cumplimiento de la instancia
conciliatoria, que en ningún caso podrá superar los quince (15) días. Concluida dicha etapa,
quedarán expeditas para las partes las acciones que le correspondan.
1. JUICIO DE CONOCIMIENTO
Omitida por razones excepcionales (arts. 828 y 831) o transitada sin éxito la etapa previa
conciliatoria, las partes se encuentran en condiciones de dar inicio a la fase contenciosa del proceso de
familia mediante la interposición de una demanda escrita -respetándose las formas del art. 330 -.
489
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Para ello, como regla general el Código Procesal Civil y Comercial establece un trámite de
conocimiento que se basa en la forma del plenario abreviado (“sumario”) previsto en los arts. 484 a
495 a los que habrá de introducir ciertas modificaciones que, en síntesis, se vinculan con la particular
estructura del órgano interviniente y la forma del “proceso por audiencias”.
Se indica, por otro lado, que este tipo procesal básico se verá -a su vez- modificado o reemplazado en
los casos donde la ley disponga un trámite particular respecto de ciertas pretensiones.
En materia de familia encontramos estos trámites o vías especiales tanto en este Código como en el
Código Civil o leyes especiales. Se trata de los casos de juicios por alimentos, declaración de
incapacidad, adopción, discernimiento de tutela, autorización para contraer matrimonio, planteos
referidos a inscripción de nacimiento, estado civil, nombre y sus aspectos registrales.
4. JUEZ UNIPERSONAL
El Código contempla la situación de ciertas pretensiones que por su baja complejidad o por la
urgencia que requiere la decisión no justifican que se siga el trámite sumario normal previsto para el
fuero de familia con la intervención del tribunal en pleno.
El cuarto párrafo de la norma en estudio contempla la enumeración -taxativa- de casos en los cuales el
tribunal puede decidir mediante resolución fundada que la causa tramite ante sólo uno de sus
integrantes -que será sorteado al efecto-.
Sin embargo, esta decisión del órgano colegiado sólo puede tener lugar si las partes no requirieron
expresamente en sus escritos de inicio que la cuestión sea ventilada ante el tribunal en pleno. Como se
ve, la ley sólo permite esta “simplificación” procesal en casos determinados si las partes resignan en
esas primeras presentaciones su derecho a transitar por todas las etapas del “proceso por audiencias”
ante el plenario.
Si el tribunal dispone, entonces, que uno de sus integrantes sea “el juez de familia” para una causa
determinada, el magistrado así determinado actuará como “juez monocrático” en todos los pasos del
trámite a su cargo hasta llegar al dictado de la sentencia que también emitirá sin intervención de sus
colegas.
Se mantiene, sin embargo, el contralor del plenario sobre la actuación del juez unipersonal a través
del recurso de reconsideración que puede plantearse contra esa sentencia y que resuelven -ahora sí-
los tres magistrados. El trámite de esta vía impugnativa se describe en el art. 852 a cuya nota
remitimos.
5. ELEVACIÓN EN CONSULTA
490
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Si frente a la sentencia de este “juez monocrático” que decreta la incapacidad de una persona, su
interdicción o su internación las partes no interpusieron reconsideración ante el plenario, el Código
Procesal Civil y Comercial ordena -para una mejor defensa de los derechos de la persona cuya
capacidad o libertad ambulatoria está en juego- que el juez eleve el trámite en consulta al tribunal en
pleno.
Se trata de otro supuesto donde el cuerpo colegiado interviene controlando la actividad jurisdiccional
de uno de sus integrantes, en este caso, por imperio de la norma, a pesar de la conformidad de los
interesados con el resolutorio y atento el orden público en juego.
1. ORALIDAD ATENUADA
La estructura del órgano -colegiada- y la instauración del “proceso por audiencias” evoca la vigencia
de la oralidad. Sin embargo, como es sabido, no existen sistemas procesales puros en la práctica.
Si bien es cierto que actos esencialísimos de este trámite -audiencia preliminar y de vista de la causa-
son diligencias donde reina la oralidad y la inmediación, lo cierto es que no todo el proceso está
dominado por esa tónica.
Concretamente, los actos procesales postulatorios serán escritos como lo manda esta norma, al igual
que el resto de los “actos del período instructivo de la instancia”.
Y no sólo ellos. También las peticiones de las partes que no se formulen en aquellas ocasiones, las
constancias de las audiencias y los actos resolutivos serán escritos, entre otros.
2. TRABA DE LA LITIS
La demanda -como vimos- debe ser escrita y respetar los términos del art. 330 con las peculiaridades
del art. 484.
El juez de trámite dispondrá su notificación, la que se hará de la manera también ya analizada para el
juicio sumario. Los plazos, formas, cargas y efectos de la contestación serán los que operan en ese
tipo de proceso de conocimiento (arts. 354 y 484).
Como corresponde al juicio plenario abreviado, la prueba será ofrecida y todas las defensas deben ser
opuestas en ese momento, acompañándose a las piezas respectivas los documentos que obren en
poder de los litigantes.
Operan aquí también todas las contingencias posteriores relacionadas con estos escritos -
reconvención, nuevos hechos, etc.-.
491
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
La falta de contestación de demanda importará el reconocimiento de los hechos lícitos
pertinentes y el tribunal dictará sentencia, sin perjuicio de decretar las medidas o diligencias del
art. 36, inc. 2º, de este Código, si lo estimare necesario.
1. FALTA DE CONTESTACIÓN
Debidamente notificada la demanda, el accionado tiene la carga de contestarla en el plazo legal. Si no
lo hace, la ley procesal del fuero de familia entiende que reconoce los hechos lícitos pertinentes
disponiendo que el tribunal en pleno pase directamente a dictar sentencia en virtud del principio de
celeridad procesal.
Se ha considerado, por ello, que en el proceso de familia no se da la figura de la rebeldía.
Sin embargo, el pase a sentencia no impide que el órgano, si entiende insuficientes las probanzas
arrimadas por el actor pueda recurrir a los poderes instructorios oficiosos que asisten a todos los
magistrados a través del dictado de “medidas para mejor proveer”.
492
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
compareciere el demandado, se le aplicará una multa, a favor de la otra parte, que se fijará
entre diez (10) y veinte (20) jus, y cuyo importe deberá depositarse dentro del tercer día de
notificado.
Por única vez y por razones de fuerza mayor, debidamente acreditadas, el tribunal podrá
diferir la audiencia.
Las pautas indicadas precedentemente regirán igualmente para la audiencia de vista de la
causa.
853
“La declaración de incompetencia formulada de oficio por el tribunal de familia en oportunidad de la
audiencia prevista en el art. 842, CPC resulta extemporánea”. SCBA, Ac. 75.762, 5/10/1999, “Crulcich de
Gerstner, María Z. v. Gerstner, Adán M. s/daño moral”.
493
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
2º) Invitar a las partes a reajustar sus pretensiones, si correspondiere, como asimismo a que
desistan de las pruebas que resultaren innecesarias, sin perjuicio de las atribuciones del
tribunal conforme el inc. 7º de este artículo.
3º) Procurar especialmente que los litigantes pongan término a sus diferencias mediante
conciliación o avenimiento amigable.
4º) Subsanar los defectos u omisiones que se hubieren suscitado, conforme al art. 34, inc. 5º, ap.
b).
5º) Receptar la prueba sobre las excepciones de previo y especial pronunciamiento, en caso de
existir algún hecho decisivo a probar, en cuyo supuesto se recibirá exclusivamente la que fuere
esencial.
6º) Dictar la sentencia interlocutoria que resuelva las excepciones previas, salvo que exista
prueba pendiente en cuyo caso la resolución podrá dilatarse hasta la celebración de la audiencia
de la vista de la causa.
7º) Estimar expresamente los alcances de los escritos de contestación de la demanda, y del
traslado del art. 356, a los fines del art. 354, inc. 1º.
Siempre que hubiere hechos conducentes controvertidos el tribunal dictará resolución fundada
abriendo la causa a prueba. En su defecto declarará la cuestión de puro derecho previo traslado
por su orden.
Determinará en su caso los hechos que considere inconducentes, así como las medidas de prueba
improcedentes, superfluas o meramente dilatorias.
8º) Fijará el día y hora de la audiencia de la vista de la causa, que tendrá lugar dentro de los
cuarenta (40) días.
9º) Dispondrá en ese acto, o a más tardar dentro de los cinco (5) días, la producción previa de
todas aquellas diligencias que no pudieran practicarse en la audiencia. Solicitará los informes,
la remisión de los testimonios o documentos en poder de terceros o las partes, o existentes en
otras oficinas públicas o privadas y se practicarán reconocimientos judiciales, reconstrucciones
de hecho e informes asistenciales.
10) Resolverá sobre la producción de la prueba pericial por un perito con sujeción al artículo
siguiente.
2. CONCILIACIÓN
En la medida en que ello sea viable, se realizará un nuevo intento conciliatorio, ahora por parte de los
jueces del tribunal luego de que fracasara la etapa previa a cargo del Consejero (inc. 3º).
Podrán los jueces, si lo creen necesario, hacer participar a este funcionario de tales tratativas e incluso
incorporar a las mismas a los integrantes del cuerpo técnico, convocar a otras personas, etc.
Como ya lo hemos señalado, a los fines de lograr acuerdos no existen pautas rígidas siendo el único
límite la razonabilidad de las medidas a tenor de la cuestión debatida, todo ello a criterio del órgano
jurisdiccional y sin que su implementación importe postergar innecesariamente la audiencia en
estudio.
494
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
De llegarse ahora a un acuerdo, se procederá a su homologación. De no ser ello posible, continuará la
audiencia.
495
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
documentos que no hayan sido agregados hasta ese momento, reconocimientos judiciales,
reconstrucciones de hechos e informes asistenciales cuando corresponda (inc. 9º).
También, en punto a la prueba pericial, resolverá lo pertinente ateniéndose a lo que indica el art. 844 a
cuya nota remitimos (inc. 10).
2. INFORME
En ocasión de la audiencia preliminar se determinará la especialidad del perito -a partir de lo cual
luego operará el mecanismo ya visto para la designación- y los puntos de pericia.
496
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Una vez determinado quién será el experto escogido, éste deberá presentar por escrito el informe
solicitado con no menos de diez días de anticipación respecto de la fecha de vista de la causa. Ello así
para que las partes tomen conocimiento de los contenidos y puedan requerir explicaciones o
ampliaciones de acuerdo con lo que establece el art. 473.
Los peritos deberán concurrir a la vista de la causa para que el tribunal -si lo entiende necesario-
pueda requerir su intervención a los fines de clarificar aspectos controvertidos de la cuestión o
ampliar in voce el dictamen.
Todo ello sin perjuicio de contestar en ese momento el pedido de explicaciones que pudieron haber
realizado las partes.
1. TESTIGOS
Los testigos serán ofrecidos por las partes según las reglas propias del juicio sumario.
Sin embargo de la lectura de las constancias de la causa -escritos o pruebas- pueden surgir los
nombres de otras personas que a criterio del tribunal serían útiles para esclarecer con sus dichos las
cuestiones controvertidas. La ley admite la convocatoria oficiosa de las mismas para que declaren en
la audiencia de vista de la causa.
Son aplicables aquí todas las pautas que plasma el Código Procesal Civil y Comercial respecto de la
prueba testimonial en los juicios sumarios.
En pos de lograr una plena inmediación no sólo con las partes sino con quienes conozcan
directamente los hechos en discusión es que aquí la obligación de comparecer a prestar declaración
ante el tribunal se extiende expresamente a los testigos residentes a menos de quinientos kilómetros
del asiento del órgano.
Los gastos de su traslado estarán a cargo de la parte proponente, salvo que actúe con beneficio de
litigar sin gastos en cuyo caso el tribunal habrá de proveer al testigo de pasajes gratuitos los que serán
suministrados -según reza la norma- en la dependencia policial más cercana al domicilio del citado.
854
Rectius est: el.
497
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
Toda prueba que haya de ser producida con anterioridad a la audiencia de la vista de la causa
deberá ser incorporada indefectiblemente hasta diez (10) días antes de su realización. En caso
contrario, se prescindirá de la misma, salvo que la demora u omisión se debiere exclusivamente
a las autoridades comisionadas a este fin, en cuyo supuesto la parte podrá solicitar se
practiquen antes de finalizar la vista, lo que resolverá el tribunal sin recurso alguno.
855
Rectius est: otros.
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499
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El día y hora señalados para la vista de la causa se constituirá el tribunal. Por intermedio de su
presidente, le incumbe:
1º) Intentar conciliación.
2º) Ordenar el debate, recibir los juramentos o promesas, formular las advertencias necesarias
y ejercitar las facultades disciplinarias para asegurar el normal desenvolvimiento de la misma.
3º) Procurar que las partes, testigos y peritos se pronuncien con amplitud respecto de todos los
hechos pertinentes controvertidos.
La audiencia no concluirá hasta que se hayan ventilado la totalidad de las cuestiones
propuestas. Sin embargo el tribunal excepcionalmente podrá suspenderla por causas de fuerza
mayor o por necesidad de incorporar algún elemento de juicio considerado indispensable, en
cuyo caso proseguirá el primer día hábil siguiente o el que se fije dentro de los cinco (5) días de
removido el obstáculo que demandó la suspensión.
2. JUEZ MONOCRÁTICO
En los casos en que se trate de un proceso conducido por un solo juez -figura del art. 838, párr. 4º-
estas audiencias (vista de la causa y preliminar) se desarrollarán sólo ante él, quien ejercerá al mismo
tiempo los roles que aquí se atribuyen al presidente y al tribunal en pleno.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
a los peritos. El tribunal podrá limitar dicha facultad cuando se ejerza en forma
manifiestamente improcedente o se advierta propósito de obstrucción.
2º) Las partes podrán presentar hasta el momento de iniciarse la audiencia los documentos a
que se refiere el art. 334 o alegar hechos nuevos posteriores a la oportunidad prevista en el art.
363. En ambos casos se dará traslado a la contraria. El tribunal sin embargo los desestimará
cuando considere que su admisión entorpeciere manifiestamente el desarrollo de la audiencia o
afectare la igualdad de las partes.
3º) Terminada la recepción de dicha prueba y de aquella que en el acto de la audiencia el
tribunal hubiera resuelto recibir y decididas las cuestiones que sobre el mismo punto se
hubieran planteado, se concederá la palabra a las partes y al Ministerio Público, si tuviese
intervención, para que, si así lo desearen, aleguen verbalmente sobre su mérito, en exposiciones,
que salvo decisión del tribunal en otro sentido, no excederán de veinte (20) minutos. No podrán
ser sustituidas por escritos en ningún caso, bajo pena de nulidad.
4º) Finalizado el debate, quedará concluida la audiencia, debiendo el tribunal pasar a deliberar
en forma secreta para resolver por mayoría de votos. La votación comenzará por el miembro
que se determine en el sorteo previo que a esos efectos se realizará públicamente en cada caso.
Acto continuo se expedirá sobre los hechos y planteadas las cuestiones que considere
pertinentes, dictará el veredicto con indicación de los elementos de juicio merituados. La prueba
será apreciada con sujeción a las reglas de la sana crítica. A continuación se dictará la
sentencia, excepto que se estimare conveniente, por la complejidad de las cuestiones, diferir el
pronunciamiento, en cuyo caso la expedirá dentro de los diez (10) días posteriores, salvo los
plazos especiales previstos por la ley. El incumplimiento de estos términos será considerado
falta grave del juez o de los jueces incumplientes.
3. ALEGATOS
Recibida la totalidad de la prueba y resueltos -en su caso- los cuestionamientos planteados respecto de
las mismas por las partes, éstas y el Ministerio Público -si corresponde su intervención- tendrán a su
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
disposición un término de veinte minutos cada uno -salvo decisión del tribunal en contrario- para
alegar oralmente sobre el mérito de aquélla no pudiendo suplir esa intervención por una presentación
escrita bajo sanción de nulidad.
1. CONSTANCIA DE LA AUDIENCIA
Normalmente, de la audiencia de vista de la causa se levantará acta donde se reflejará “lo sustancial”
de la diligencia: indicación individualizada de todos los comparecientes a la misma -partes, letrados,
funcionarios, testigos, peritos, etc.-, actos que se fueron desarrollando, planteos realizados por las
partes, resoluciones recaídas en ese contexto, etc.
Si los litigantes lo requieren a través de sus letrados, se dejará constancia de alguna circunstancia
especial -normalmente, dichos de testigos, peritos o partes que se consideren de relevancia y que
deban quedar plasmados por escrito-. Ello deberá ser peticionado en el momento y el tribunal de
acuerdo con la pertinencia del pedido dispondrá hacer lugar o no al mismo.
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Todo ello sin perjuicio de que a costa de quien lo requiera pueda registrarse todo el desarrollo de la
audiencia por el medio técnico que se encuentre adecuado tal como lo admite el art. 126.
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Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
El dictado de las mismas estará a cargo del juez de trámite -y excepcionalmente del tribunal- de allí
que se contemple una variante específica, propia de este tipo de proceso ante un cuerpo colegiado:
interpuesta una revocatoria contra alguno de estos resolutorios emitido por un solo magistrado, lo que
éste resuelva en punto a la reposición planteada causará ejecutoria a menos que este intento revisor
venga acompañado del recurso de reconsideración en subsidio y la impugnada sea una resolución que
cause un perjuicio que no pueda ser reparado en la sentencia definitiva.
De tal modo, al igual que la apelación subsidiaria en el proceso civil y comercial “ordinario”, en el
fuero de familia la confirmación de la providencia simple que cause gravamen irreparable permitirá
renovar la crítica del auto ratificado pero ahora ante el plenario para que se revise el planteo mediante
este recurso de reconsideración que -como aquélla- operará subsidiariamente.
5. RECURSOS EXTRAORDINARIOS
Proceden contra la sentencia definitiva del tribunal colegiado de instancia única. Son aplicables las
reglas específicas contempladas en los arts. 278 a 303 a los que remitimos.
Al respecto se ha dicho que tratándose del fuero de familia, los recursos extraordinarios son
admisibles únicamente respecto de las decisiones definitivas dictadas por el tribunal colegiado (arts.
278 y 296, CPCC) no procediendo contra las resoluciones emanadas del juez de trámite, que son
susceptibles de ser recurridas por reconsideración (arts. 838 y 852, Código citado según ley 11453)856.
856
SCBA, Ac. 64.720, 15/10/1996, “D., A. L. v. R., H. s/divorcio. Recurso de queja”; Ac. 79.990, 21/2/2001,
“P., J. s/inhabilitación. Recurso de queja”; Ac. 84.963, 5/6/2002, “P., L. v. F., M. s/inc. de ejecución de
alimentos atrasados”.
504
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505
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
LIBRO IX857 - DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Art. 856 (ex 847) (Texto según ley 7473, arts. 1º y 2º) Prueba
Las normas del art. 365 sobre plazo de ofrecimiento de prueba y la del art. 428 sobre número de
testigos, sólo regirán en aquellos juicios en los que, al 1º de febrero de 1969, no hubiere
comenzado su curso el período de prueba, siendo aplicables las normas hasta entonces vigentes.
857
La ley 7861, art. 9º, dispuso que los arts. 827 a 836 originarios del Código pasaran a numerarse como arts.
845 a 854. La ley 11453 no los renumeró. En la presente edición hemos procedido a renumerarlos como arts.
854 a 863.
858
Actualmente art. 859.
859
Actualmente art. 854.
860
Actualmente art. 854.
861
Actualmente art. 854.
506
Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires
En todos los casos en que este Código otorga plazos más amplios para la realización de actos
procesales, se aplicarán éstos aun a los juicios anteriores.
507
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