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Demarquía

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Carátula de la edición revisada de De l'esprit des lois (Chatelain, Ámsterdam,


1749; razones políticas aconsejaban publicarla anónima y fuera de Francia), en cuyo
Cap. II Montesquieu señala: "El sufragio por sorteo es de la naturaleza de la
democracia, mientras que el sufragio por elección es de la naturaleza de la
aristocracia".
Demarquía o estococracia (en griego antiguo: δημαρχία o στόχου κράτος [demarjía o
stojou kratos] ‘demarcación ο poder de tiro’); (en francés: tirage au sort,
suffrage par le sort o élection par le sort ‘tirada a suerte, sufragio por la
suerte o elección por la suerte’); en español también se usa insaculación o
lotocracia; (en inglés: sortition o allotment ‘sorteo o asignación’). El término
demarchy fue acuñado por Peter Dienel y Burkhard Wehner y desarrollado en el siglo
XX por el filósofo australiano John Burnheim; en alemán: Demarchie), es un sistema
político de gobierno, en el cual el Estado es gobernado por ciudadanos elegidos
aleatoriamente. Se trata de una democracia realizada por sorteo, suprimiendo las
elecciones y los partidos políticos pero capacitando a todo el pueblo para que
cualquier ciudadano esté en condiciones de ser útilmente elegido.

Estos individuos o grupos, que formarían todos los cuerpos no técnicos (es decir,
los que no exigen formación profesional especializada) del gobierno en los Poderes
Ejecutivo y Legislativo, y que en el sistema de Burnheim se llaman "jurados
políticos" (policy juries), "jurados de ciudadanos" (citizens' juries) o
"Conferencias de consenso" (Consensus Conferences), decidirían -cuando se
desempeñan individualmente (por ejemplo, la persona sorteada para presidente de la
nación, gobernador de provincia o intendente de municipio)- o bien deliberarían
-cuando se desempeñan colectivamente (formando legislaturas, por ejemplo, en cuyo
caso operarían del mismo modo que los jurados alcanzan veredictos en los casos
penales)- a fin de decidir para legislar emitiendo decretos o aprobando leyes. Sea
individual o colectivamente, esos representantes del pueblo tomarían todas las
decisiones sobre políticas públicas.

El Poder Judicial del Estado (los jueces), que es considerado una carrera
especializada de los magistrados, suele verse excluido del sorteo para cubrir los
cargos. Aunque sí pudiera establecerse la elección de los mismos por demarquía,
atendiendo los méritos acumulados para el cargo aspirado.

Índice
1 Descripción
2 Historia
2.1 Antigua Grecia
2.2 La Ilustración: Montesquieu y Rousseau
2.3 En la época contemporánea
3 Un ejemplo práctico de democracia por sorteo o estococracia
4 Véase también
5 Referencias
Descripción
La demarquía, democracia estocástica o estococracia intenta superar algunos de los
problemas funcionales de la democracias representativas convencionales, que en la
práctica han estado sujetas a la manipulación por parte de intereses especiales y
que plantean una división entre políticos profesionales (incluyendo en esta
categoría a quienes forman parte de los grupos de interés o lobbies) y un
electorado básicamente pasivo, descomprometido, no muy implicado y a menudo
desinformado. La idea viene de la antigua Grecia y ha sido renovada ante la
influencia, a veces abrumadora sobre las elecciones, cobrada por los medios de
comunicación, por la corrupción económica, y por la formación espontánea de una
"clase" política y de partidos políticos cuyo presupuesto aprueban los mismos
políticos electos. Según Burnheim, la elección aleatoria de los decisores de las
políticas haría más fácil al común de los ciudadanos el participar de modo
significativo y dificultaría, a quienes tienen intereses especiales, el corromper
el proceso.

Einstein advirtió sobre esta corrupción estructural, o propia del sistema de


partidos políticos:

"Los miembros de los cuerpos legislativos son seleccionados por los partidos
políticos, financiados en gran parte o influidos de otra manera por los
capitalistas privados quienes, para todos los propósitos prácticos, separan al
electorado de la legislatura. La consecuencia es que los representantes del pueblo
de hecho no protegen suficientemente los intereses de los grupos no privilegiados
de la población. Encima, bajo las condiciones actuales, los capitalistas privados
inevitablemente controlan directa o indirectamente las fuentes de información
principales (prensa, radio, educación). Resulta pues muy difícil para un ciudadano
particular, y en la mayoría de los casos le es en realidad imposible, alcanzar
conclusiones objetivas y efectuar algún uso inteligente de sus derechos políticos"
Albert Einstein, en "¿Por qué el socialismo?"1
En particular, estudiosos como el sociólogo y economista Vilfredo Pareto señalaron
que en la época moderna la coerción social y el poder político se ejercen cada vez
más a través de la "mediación ideológica", que incluye el control de la educación
institucional y el control de las opiniones por parte de los medios de
comunicación. La demarquía o estococracia, al elegir a los gobernantes por sorteo
de su número de documento con posterior deselección de los legalmente incapaces,
aseguraría la representatividad de todos los grupos, etnias y parcialidades.

Por ejemplo, como hace veinticuatro siglos lo señalaba el pensador y político


ateniense Isócrates (436–338 a. C.), si en un momento dado uno de estos grupos
forma el uno por ciento de la población, la estococracia o demarquía asegura que
ese grupo sea representado por el uno por ciento de los gobernantes, no por otro
número mucho mayor o mucho menor. Así lo garantiza la matemática de las muestras
estadísticas. Y si diversos intereses promoviesen la deseducación y la incultura
para expoliar y controlar mejor a los gobernados, la estococracia por el contrario
exigiría mejorar la calidad de los gobernantes mejorando la preparación general de
la población y difundiendo cultura entre todos, con lo cual se generaría un cambio
social positivo aunque la mayoría de los ciudadanos no llegare jamás a gobernar.

Además, la estococracia procura eliminar todo el sistema de partidos políticos, así


como los gastos eleccionarios y los compromisos de los gobernantes con quienes
hubieran aportado mucho dinero para sus campañas electorales. Estas se suprimirían.
La estococracia se dirige también a eliminar los privilegios, a veces sumamente
generosos, que se autoconcede la denominada "clase política"; y a limitar la
influencia de políticos individuales durante largos períodos (décadas), permitiendo
tan larga duración sólo para los cargos técnicos.

Finalmente, en una estococracia nadie puede predecir exactamente cuál será la


composición del gobierno siguiente, de modo que cada entidad política (región,
nación, provincia, municipalidad, consorcio) debe establecer los líneamientos
generales de las políticas públicas que se imponen a sus miembros, el logro de
cuyos objetivos se confía a la serie de gobiernos por venir. Por eso, en caso de
infringir las normas algún gobernante estococrático, este sistema político prevé
enjuiciar efectivamente a los funcionarios individuales - sin que un partido
político, al que el mismo perteneciera, lo defienda obrando como grupo de presión
sobre los jueces. Dicho en otras palabras, procura evitar la impunidad política por
delitos cometidos durante la gestión de los gobernantes.

Historia
La palabra estococracia deriva del griego στόχος (stokhos, "objetivo", "diana" o
"blanco" de tiro) donde la forma producida por las distribución de muchas flechas
más o menos cercanas al centro del blanco, con su distribución normal, representa
lo que es estocástico o aleatorio pero a la vez voluntariamente intencionado o
direccionado.

La democracia ateniense tenía elementos similares a los de la estococracia o


demarquía, ya que la mayor parte de los cargos eran elegidos por sorteo. Algunos
empleos limitados de la estococracia aparecieron en la antigua Roma, en algunos
segmentos reducidos del gobierno de la Iglesia, en las repúblicas italianas de
Florencia y de Venecia, así como en los procesos de insaculación efectuados en
Aragón, Castilla y León en España, y en Suiza.2

La estococracia o demarquía fue analizada primariamente por Jean-Jacques Rousseau y


pensadores del Iluminismo. La obra de Burnheim puede considerarse parte de una
corriente crecientemente relevante en el mundo anglosajón3 que propugna
combinaciones de las instituciones actuales con aplicaciones democráticas del
sorteo. Entre los autores más relevantes de esta corriente anglosajona puede
citarse también a Ernest Callenbach, A. Barnett y Peter Carty, Barbara Goodwin o,
en el ámbito francés, Yves Sintomer. Los autores consagrados que han dedicado más
espacio a este tipo de propuestas son Robert A. Dahl y Benjamin Barber. En el mundo
hispanohablante la idea es anterior, si bien autores como el científico Mario
Crocco, que elige emplear el término estococracia con el cual se conoce al sistema
en la Argentina, y Juan Ramón Capella han plantado la posibilidad de acudir al
sorteo como herramienta democratizadora 4

Antigua Grecia

El cleroterion (griego antiguo, κληρωτήριον) es una máquina para desinsaculación


utilizada en la antigua democracia ateniense para materializar el concepto de
isonomía y de ese modo determinar, cada año, a los 6000 ciudadanos, varones,
mayores de 30 años y repartidos en diez clases de 500 ciudadanos (1000 quedaban de
reserva), que formaban el tribunal popular de los heliastas; y también a los 500
bouleutas del Consejo (a razón de cincuenta por tribu, a partir de la reforma de
Clístenes).56
La exclusión política de los administradores públicos tiene raíces añosas y
paralelas. En la antigua Grecia, la democracia se construyó contra la figura del
experto de gobierno y, por tal motivo, instauráronse repúblicas en que casi todos
los más grandes servidores del Estado eran esclavos. El instrumento de la ciudad
(pólis) para poner fuera de la política una serie de conocimientos especializados,
cuyo dominio no debía legitimar la adquisición de ningún poder político, era
confiar a esclavos las funciones públicas que requieren conocimientos
especializados respecto a los cuales los ciudadanos se hallaban a menudo
indigentes. De tal condición -esclavos todos, aunque disfrutaran de una situación
de privilegio- fueron los principales funcionarios de las democracias griegas por
sorteo a cargo de los archivos, la policía y la verificación de la moneda. Los
mismos constituían el equivalente a alguna nación moderna en que el Director del
Banco Central, el Jefe de la Policía y el de los Archivos Nacionales fuesen
propiedad colectiva del pueblo.7 La razón de este estado de cosas reside en que la
estococracia, tal como fue concebida por los griegos, significaba primordialmente
que todos los poderes políticos están en manos de los ciudadanos. Invisibilizando
políticamente a quienes estaban a cargo de su administración, la ciudad conjuró la
aparición de un estado dentro del Estado que pudiese constituirse en organismo
autónomo y, eventualmente, volverse contra ella, preocupación que determinó que la
democracia se haya construido originalmente contra la figura del experto de
gobierno. Herencia de esto es el carácter no político de la administración y de la
magistratura, así como la historia de sus resistencias al mismo.8

La Ilustración: Montesquieu y Rousseau

Carátula de la edición original en francés de El contrato social, o los principios


del derecho político, obra de la cual se dice fue uno de los muchos incitadores de
la Revolución francesa.
Montesquieu defiende la estococracia en el Capítulo 2 de El Espíritu de las Leyes,
publicado en 1748, destacando que «El sufragio por sorteo es de la naturaleza de la
democracia, mientras que el sufragio por elección es de la naturaleza de la
aristocracia». A su vez Jean-Jacques Rousseau, en el Capítulo 2 de El Contrato
Social, titulado "Des Élections" ("De las elecciones"), publicado en 1762,
considera dos maneras posibles de elegir: la opción y el sorteo. Razona sobre la
base de que el pueblo, en democracia, desempeña dos funciones: es a la vez soberano
(poder legislativo) y gobierno (poder ejecutivo); para desempeñarlas, no debería
permitir distraerse de la persecución del bien común ("vues générales") atendiendo
su interés particular ("vues particulières") y llevar estas al mínimo, lo que
precisamente es permitido por la democracia por sorteo, o estococracia.

Afirma allí Rousseau: «Sólo la ley puede imponer esta carga obligatoria [la
magistratura, es decir el trabajo de ser gobernante] a aquel sobre el cual caiga la
suerte. Ya que entonces la condición será igual para todos, y la elección no
dependerá de ninguna voluntad humana, de modo que no existe ninguna aplicación
[desviatoria] particular que altere la universalidad de la ley».

Además, también para Rousseau la elección ("les suffrages") se adapta mejor al


régimen aristocrático, que fomenta el uso de las influencias de poder y cabildeos
ocultos, y se basa en ellos. Para Rousseau, pues, el sufragio o elección por medio
de votos a partidos políticos es un engaño para dominar, originado por la
aristocracia, y no podría ser democrático debido a los problemas funcionales que
impone al pueblo obstaculizando su propia mejora y el acceso de personas buenas
("bons citoyens") al poder [ver sección anterior].

También el matemático y estudioso de la aritmética política, Nicolas de Condorcet


(1743-1794) y el gobierno de la Revolución Francesa analizaron cuidadosamente la
democracia por sorteo.

En la época contemporánea
En la praxis política moderna, se han realizado ensayos estococráticos en la ciudad
china de Zeguo (2009), en la Columbia Británica (una provincia del Canadá, siendo
la estococracia allí promovida por el grupo denominado "Citizens’ Assembly on
Electoral Reform"), en Nueva Gales del Sur (un Estado de Australia, donde la
promueve el "Institute of Sustainable Futures" o ISF en Sídney), en algunas
iniciativas limitadas del Parlamento (Legislatura) de Islandia (2010) y en varios
"Geschworenenjurys" de Alemania.[cita requerida]

Un ejemplo práctico de democracia por sorteo o estococracia

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Sea una nación federal, dividida en veinte provincias y estas en departamentos o
partidos municipales. Supongamos que su población total es de cuarenta millones de
habitantes, y que los elegibles para desempeñar cargos de gobierno (de las edades
fijadas por ley, legalmente capaces, sin impedimentos derivados de antecedentes
penales, etc.) son veinte millones, variadamente distribuidos en las veinte
provincias. En todo el electorado, cada ciudadano dispone de un número individual
(el número del documento de identidad es el más práctico, pero bien puede ser
cualquier otro). En cada sucesiva elección se sortea un número determinante, que
eventualmente puede repetirse, y consta de tres cifras (eventualmente de cuatro
cifras, en países o comunidades de mucho mayor población). Se determina, por sorteo
(como por ejemplo en la lotería) o bien por imposición (ya que esta no afectaría
gravemente la asignación de cargos gubernamentales; en una primera vez podría
imponerse, también por ejemplo, el número 000 o el número 111) que el número
determinante para la presente elección sea el 465. El sistema cubre primero el
Poder Legislativo, cuya bicameralidad, en caso de hallarse prevista por la Carta
magna, se preservará en los niveles provincial y nacional atendiendo a que el
veinte por ciento de los legisladores componga el Senado eligiéndolos por orden de
edad, y el resto la Cámara Joven o de Diputados.

Todos los ciudadanos legalmente capaces, sin impedimentos de orden penal y de la


edad exigida, cuya identificación termina en ese número sorteado 465, pasan a ser
legisladores. Ello establece 20.000 legisladores para todo el país (uno, cada mil
ciudadanos, y en el país del ejemplo uno cada dos mil habitantes, lo cual variará
según la proporción de habitantes que no voten por razones legales, o de edad, o de
extranjería), repartidos en cada provincia y municipio en exacta proporción a su
número de electores. Otorgando a cada legislador un salario similar al promedio de
toda la población (salario promedio que su gestión política debe preocuparse por
elevar), el costo del salario de todos los desempeños de cargos electivos es un
milésimo (0,1%) del gasto salarial total del país; en la estococracia no hay gastos
de elecciones ni campañas partidarias, ni existen partidos políticos que irroguen
gastos. Todos los elegibles cuyo número de documento simplemente termine en 465
son, pues, legisladores municipales y se desempeñan en los partidos o municipios
(jurisdicciones de nivel inferior), automáticamente distribuidos según el número de
pobladores por distrito. Aquellos cuyo número de documento (que es más largo, o sea
lleva más cifras, usualmente siete u ocho por lo menos) comienza a repetir 465,
desempeñan los cargos superiores, o sea los cargos legislativos de distritos
jerárquicamente superiores. Concretamente, quienes tienen como terminación de su
número identificatorio el 5465, son legisladores provinciales en las provincias de
su residencia; y quienes terminan en 65465 son legisladores nacionales. Ello arroja
dos mil legisladores provinciales, que quedan automáticamente repartidos en las
veinte provincias según la población de estas, con un promedio de cien legisladores
en cada provincia, y doscientos legisladores nacionales. El resto (17.800
legisladores de municipio o distrito, a veces llamados concejales) queda
distribuido en las comunas o distritos donde tienen su domicilio. El mecanismo
asegura la proporcionalidad de su número a la población de la jurisdicción, en
todos los niveles (distrito, provincia, nación).

La asignación del Poder Ejecutivo de cada nivel requiere realizar un segundo


sorteo, pero no un segundo número determinante, lo que en el sistema Crocco está
prohibido. Aquellos ciudadanos cuyos dígitos de la izquierda continúan repitiendo
el primer número determinante sorteado y, de ese modo, terminan su número de
identidad en 465465, cubren el Poder Ejecutivo. Se trata en todo el país de veinte
ciudadanos, algunos de los cuales pueden coincidir en hallarse radicados en el
mismo distrito, por ejemplo en las provincias o distritos de mayor población. Como
sólo uno de ellos puede ser gobernador de su provincia o distrito, el segundo
sorteo determina quienes de ellos quedarán relegados y pasarán a desempeñarse como
gobernadores de aquellas provincias que queden desprovistas de gobernador, una vez
cubiertos los cargos en las de mayor población. Pero no se realiza ningún sorteo
que varíe el requisito impuesto por el primero (el número 465, invariable en cada
elección). El mismo procedimiento determina, entre los legisladores de cada
municipio, quienes habrán de desempeñarse como intendentes del mismo (también
solamente un intendente por cada municipio). De haber excedentes con dicho
procedimiento, se desempeñarán como vicegobernadores y viceintendentes; y de faltar
estos se asignarán los cargos entre quienes desempeñen la presidencia de los
cuerpos legislativos.

Cabe aclarar que la carrera administrativa se prolonga hasta alcanzar, en los tres
niveles municipal, provincial y nacional, la función inmediatamente inferior a
ministro, o sea incluye hasta secretario de estado (en los niveles nacional y
provincial) y secretario de área o cartera (en el nivel de partido o municipio). En
consecuencia, el funcionario político que durante cierto periodo desempeña el cargo
ejecutivo (intendente, gobernador o presidente) sólo tiene facultades para
designar, como funcionarios políticos de su personal confianza que le acompañarán
durante su gestión y cesarán junto con él, a los ministros que le secundarán, pero
no a los funcionarios de los niveles inferiores siguientes (secretarios de estado o
de área, e inferiores) o "de carrera administrativa" que, a su vez, secundarán a
estos ministros, tanto desde las organizaciones públicas que realizan la función
administrativa y de gestión del Estado9 y de otros entes públicos cuanto desde el
sector público instrumental. Es una restricción de aquellas designaciones políticas
que, por el contrario, suelen formar parte de las metas que acompañan al triunfo
electoral en la democracia por partidos. En la estococracia dicha restricción
procura limitar vicios como el nepotismo, el clientelismo político y la compra o
negociación de designaciones de cargos públicos en pago por las alianzas
partidarias destinadas a lograr el triunfo electoral; asegurar la buena calidad del
asesoramiento de los funcionarios políticos y la transmisión de políticas de Estado
de largo plazo (transgeneracionales) cuyos objetivos suelen perderse de vista
cuando los funcionarios entrantes con cada gobierno son digitados por este; y
promover la capacitación técnica de los funcionarios de carrera que alcanzan sus
cargos por medio de concursos públicos.

Finalmente, el ciudadano elegible identificado con el número 5.465.465 queda


determinado como Presidente de la Nación; si hubiera otro ciudadano legalmente
elegible con los números de documento 65.465.465 (lo que, con la población total
tomada como ejemplo, puede ocurrir si el segundo dígito del sorteo resultare ser un
número bajo, por ejemplo 1, 2, 3 o tal vez hasta 4, pero sería más frecuente a
medida que aumenta la cantidad total de electores), pasaría a desempeñar la
vicepresidencia de la Nación a la vez que presidirá el poder legislativo nacional.
Si aun quedaran excedentes, nuevamente un segundo sorteo determinaría a cual de
ellos (dos o más) habrá que relegar. La claridad de sus reglas es lo que, en esta
época de escrutinios electrónicos verificados a menudo por empresas privadas,
protege la transparencia del sistema, de modo que el mismo puede ser implementado
por el Poder Judicial o bien por cualquier otro organismo público especializado.
(Obviamente también el escrutinio electrónico deja de existir, ya que no hay más
sufragios). Asimismo la preocupación por mejorar la preparación de los gobernantes
pasa por elevar y mejorar la formación y preparación de toda la población, y pone a
esta mejora formativa en el primer plano de los objetivos políticos del gobierno.
(Esta exposición del sistema de Mario Crocco está tomada del Proyecto Legislativo
0196/1986 del Dip. Dr. Juan Carlos Barbeito en la Hº Cámara de Diputados del
Congreso de la Nación Argentina, 1986).

Véase también
Democracia ateniense#El Consejo de los 500 (Boulé)
Insaculación
Étienne Chouard
Referencias
Albert, Einstein (1 de mayo de 2009). «Why Socialism?». "¿Por qué el socialismo?"
(Monthly Review): Párrafo 16, Oración 2.
Diccionario Enciclopédico Popular Ilustrado Salvat, 1906-1914, se encuentra en el
dominio público
[1]
Cancio, Jorge (2009). «Invitación a un debate: el sorteo y las cámaras sorteadas
como mejoras institucionales a la democracia». Mientras Tanto (112).
Demont, Paul (2003). «Le klèrôtèrion, "machine à tirer au sort", et la démocratie
athénienne». Bulletin de l'Association Guillaume Budé: 26-52.
Demont, Paul (22 de junio de 2010). «« Tirage au sort et démocratie en Grèce
ancienne », article sur le site La Vie des idées, 22 juin 2010». (también
disponible como archivo .pdf) (en francés). Consultado el 19 de marzo de 2015.
Ismard, Paulin (2015). «La démocratie contre les experts: Les esclaves publics en
Grèce ancienne (Seuil, Paris), capítulo 1» (en francés). Consultado el 1 de mayo de
2015.
Ismard, Paulin (2015). «La démocratie contre les experts: Les esclaves publics en
Grèce ancienne (Seuil, Paris), capítulo 3» (en francés). Consultado el 1 de mayo de
2015.
Diez, Manuel Marías (1977). Manual de Derecho Administrativo. Buenos Aires: Plus
Ultra.
Control de autoridades
Proyectos WikimediaWd Datos: Q5433694
Categorías: Democracia directaFormas de gobierno
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