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Encuentro III

Antesala: Comentar con los estudiantes sus impresiones sobre el epígrafe de Marvin Harris
orientado en el encuentro anterior, y exponerles brevemente lo que explica en el resto del
artículo. Preguntarles qué tipos de Estado y Gobierno existen, y luego, que algunos digan cuál
es su país preferido para indicarles a que tipología responden.

Tema: El régimen político.

Temáticas:

 La definición de régimen político


 La evolución de la democracia
 Tipologías básicas de democracia
 Los conceptos de legitimidad, consenso y gobernabilidad
 Los conflictos políticos

Objetivos:

 Definir el concepto de régimen político


 Repasar brevemente la historia de la democracia y analizarla marxistamente
 Explicar dos tipologías básicas de democracia
 Exponer los conceptos de legitimidad, consenso y gobernabilidad
 Explicar en qué consisten los conflictos políticos, sus características elementales y sus
herramientas de análisis.

Desarrollo

Toda sociedad moderna se caracteriza por poseer un conjunto específico de características que
podemos denominar régimen político. El régimen político es, a grandes rasgos, el conjunto de
procedimientos y métodos de ejercicio del poder del Estado.

Cuando un régimen político propicia la participación efectiva y sistemática del pueblo en la


promoción y decisión de los asuntos políticos, entonces calificamos a dicho régimen de
democrático. A su vez, cuando un régimen político evita o restringe severamente la
participación efectiva y sistemática del pueblo en la promoción y decisión de los asuntos
políticos, entonces calificamos a dicho régimen de dictatorial o antidemocrático.
Naturalmente, entre uno y otro polo, existen una inmensa variedad de alternativas o regímenes
intermedios. Empero, antes de adentrarnos a analizar tipologías particulares, repasemos un
poco la historia de la democracia. La palabra democracia deriva de los términos griegos δῆμος
(«demos», que puede traducirse, no sin grave simplificación, como «pueblo») y κράτος
(krátos, que puede traducirse como «poder» o «gobierno»). No obstante ser el concepto
mucho más complejo y específico, es preferible abordarlo con esta simplificación.

Lo primero que debemos señalar es que los primeros Estados que surgieron, los primeros
sistemas políticos que se configuraron, no eran democráticos; la historia de la humanidad
desde la división social en clases sociales, ha sido la historia de la oligarquización del poder
político, de regímenes antidemocráticos donde las instancias y los resortes del poder lo
controlaban, de ordinario, una pequeña fracción de la población.

Ahora bien, según muchos autores occidentales, el primer régimen democrático del mundo se
fundó en la Atenas del siglo V a.n.e. La democracia ateniense estaba basada en la selección de
representantes por sorteo y las decisiones en otros casos por mayoría. La asamblea compuesta
por todos los ciudadanos de Atenas votaba regular y directamente sobre todas las decisiones a
adoptarse en la polis.

Otros autores ponen como ejemplo de democracia en la Antigüedad Clásica algunos períodos
de la República romana, donde los ciudadanos romanos tenían acceso a la mayoría de los
cargos públicos, y podían participar de diferentes formas en los asuntos públicos o estatales,
sobre todo a nivel local.

La Edad Media no contempló prácticamente ningún régimen que se aproximase a la


democracia, aunque en el mundo islámico puede servir de excepción el Estado Qármata,
considerado por algunas una experiencia proto-comunista (explicar brevemente su
funcionamiento).

No sería sino hasta el arribo del siglo XVIII, el “siglo de las luces” y la Ilustración, cuando el
concepto de democracia moderna surge y comienza a hacerse realidad. Las revoluciones
estadounidense y francesa fueron pioneras en este sentido, al introducir, de cierta forma, la
soberanía de la Ley por encima de cualquier privilegio hereditario, y patrocinar como
naturales e innatos, determinados derechos humanos; se extendieron los derechos políticos a
un mayor número de ciudadanos.
Con el siglo XIX, siglo de los nacionalismos y las revoluciones burguesas, el sufragio, el
parlamentarismo, los derechos humanos y el constitucionalismo se fueron extendiendo lenta,
pero gradualmente, a cada vez más personas y países en el hemisferio occidental (Europa y
América).

Finalmente, con la llegada del siglo XX, siglo de revoluciones socialistas y descolonización
política, y lo que va de XXI, la ciudanía y los derechos humanos se ha extendido y
profundizado, y en cada vez más pueblos las constituciones ratifican que el poder radica en el
pueblo. Hasta aquí un repaso superficial de esta historia democrática. Debemos ahora
introducir una idea marxista esencial. Para Marx hablar de democracia, de pueblo y de
ciudadanía es muy abstracto y, lejos de esclarecer las cosas, las confunde (deliberada y
convenientemente), dado la lucha constante entre intereses y/o clases sociales.

La pregunta esclarecedora es ¿democracia y dictadura para quien y contra quién? Volvamos


otra vez a la historia. ¿Democracia en Atenas en el siglo V a.n.e.? Sí, pero democracia
esclavista para los esclavistas. En Atenas no votaban ni esclavos, ni mujeres, ni extranjeros (si
usted no era nacido de padre y madre atenienses, en suelo ateniense, no podía ser ciudadano).
Siendo pues la mayor parte de la población esclava, y descontando las mujeres y los
extranjeros, tenemos que menos del 10% de la población humana de Atenas era ciudadana.

Empero, no todos los ciudadanos participaban ordinariamente en la política. Aunque casi un


10% tenía de iure derechos políticos, de facto sólo un 3%, el porcentaje de ricos esclavistas
que gozaba de tiempo libre para el arte, la filosofía y la política, era quien decidía
regularmente sobres los destinos de la polis. En cualquier caso, cuando se le comparaba con el
pasado ateniense (donde el poder político residía en una rancia aristocracia) o con los
despotismos hidráulicos orientales, Atenas era el lugar donde más personas tenían derechos
políticos en el mundo estatal.

Con la revolución estadounidense se abre en América (sin contar a la Liga Iroquesa), una
etapa donde el republicanismo y el constitucionalismo se erigirían como piezas
imprescindibles de toda configuración estatal independiente. Empero, si bien la constitución
norteamericana, la más antigua que se encuentra en vigor actualmente en el mundo (amén de
todas sus enmiendas), comenzaba afirmando que “todos los hombres son por derecho libres e
iguales”, no tuvo ningún problema en establecer un sufragio censitario y en permitir el
mantenimiento de la esclavitud.
Así mismo, cuando Lenin encabezó el triunfo proletario en Rusia, definió al nuevo régimen
como una dictadura proletaria; democrática para las clases que ahora asumían el poder,
dictatorial contra las antiguas clases explotadoras.

Ahora, si bien es cierto que se ha ido ampliando gradualmente en el mundo los derechos
humanos y el sufragio universal, no ha sido de manera gratuita y desenfadada; ha sido gracias
a las incesantes y duras luchas que las clases excluidas y sometidas han venido librando desde
entonces por mayor dignidad, justicia e igualdad.

Luego, la democracia moderna, desde una perspectiva general no precisamente marxista, es


pues un régimen político en el cual la titularidad del poder radica en la totalidad de sus
miembros, y en el cual las decisiones se toman siguiendo el deseo colectivo, de ordinario,
expresado por la mayoría, pero sin discriminar ni marginar a las minorías. Por otra parte,
existen diferentes tipologías de democracia que podemos analizar. La más importante es la
que distingue la democracia en directa o indirecta/representativa.

Democracia directa: Las decisiones son tomadas directamente por los titulares del poder, esto
es, todos los ciudadanos. Como principio, este tipo de democracia sería la más deseable, al ser
la más pura. Empero, las objeciones que se le oponen se refieren a la logística: en una
población reducida como una antigua polis griega esto era factible, pero en los actuales
Estados, con sus millones de habitantes, resulta en la práctica imposible. Para solucionar el
problema demográfico se diseñó pues la segunda opción: representatividad.

Democracia indirecta: Las decisiones son tomadas por delegados o representantes del pueblo.
Esta es la forma de democracia que impera en el mundo contemporáneo. En este, los
ciudadanos eligen periódicamente a las personas que se encargarán de representarlos en las
instancias del poder (por lo general queda fuera el poder judicial).

Ahora bien, en la práctica mundial, ambas tipos pueden lograr cierto grado de
complementariedad, aunque impere la segunda forma. Por ejemplo, en muchos países existen
mecanismos de participación directa como pueden ser referendos, plebiscitos, iniciativa
legislativa o revocatorios. (Explicar estos términos a los estudiantes, y sus potencialidades y
limitaciones reales). Luego, ¿cómo se imaginan ustedes una sociedad realmente democrática?

Por otra parte, otra tipología que debemos analizar es la distinción entre democracia liberal y
democracia popular. La primera, adoptada por el mundo capitalista y la segunda por el
mundo socialista.
Democracia liberal: Régimen político donde rige el imperio de la Ley, se respetan las
libertades fundamentales, existe pluralismo político, y se realizan elecciones periódicas para
los representantes del pueblo. Dicho así, parece un sistema ideal. Mas, no lo es. La
democracia liberal es un sistema hecho a la medida del capitalismo, y los derechos del capital
son tan o más sagrados que los derechos humanos a veces (se les concede a las empresas una
poderosa personalidad jurídica, como si fueran personas).

El Derecho está diseñado para que no se violente el sistema y se conserve ante todo la
propiedad privada, y la democracia suele limitarse en muchos casos a asistir a elecciones
regulares para elegir entre uno u otro político profesional capitalista entre los grandes partidos
políticos. Suelen ser más partidocracias, plutocracias o poliarquías, que verdaderas
democracias. (Explicar a los estudiantes estos conceptos).

Democracia popular: Régimen político de la transición socialista, donde el pueblo organizado


en organizaciones de masas y dirigido de ordinario por un partido político de vanguardia (sin
fines electorales), ejerce el poder público. Se respetan las libertades sociales, económicas y
políticas socialistas, y se realizan elecciones periódicas para los representantes del pueblo.
Desgraciadamente, en la mayoría de los casos, este régimen se corrompió en la práctica,
dándose procesos de oligarquización política, separación de la élite y las masas, violación de
los principios socialistas y corrupción político-administrativa. Muchos devinieron en
partidocracias o burocracias (explicar a los estudiantes el problema de la burocratización).

Por otra parte, amén de todos sus deficiencias y sus tipologías, la democracia goza hoy día de
una enorme popularidad, y la inmensa mayoría de los países del mundo declaran (sea cierto o
no), poseer un régimen democrático, salvo algunas excepciones históricas y actuales. Por
ejemplo, regímenes fascistoides o totalitarios como la Italia de Mussolini, la España de Franco
o la Alemania de Hitler. Y en la actualidad, monarquías absolutas, virtualmente dictaduras,
como Qatar, Arabia Saudita o Brunei, o dictaduras militares como Birmania.

Ahora bien, asociados con el concepto de régimen político, existen otros conceptos y
categorías de obligado análisis. El primero de ellos es legitimidad. Un régimen político, un
sistema político o un poder político son legítimos, si existe un consenso, es decir,
reconocimiento y aceptación social. Un poder ilegítimo deja de ser poder y no es más que
dominación. En su significado politológico específico, la legitimidad denota la existencia, al
menos en la porción principal de la población, de un consenso, que asegure una adecuada
disciplina social sin necesidad de recurrir a la coerción, salvo en casos marginales.
Luego, el consenso político, es un acuerdo o afinidad entre los miembros de una sociedad,
referido en principio, a valores culturales y normas establecidas y aceptadas. Hay al menos
dos niveles de consenso: el consenso sobre las reglas del juego político, que es el más
importante; y el consenso sobre fines y medios instrumentales específicos. La falta de
consenso sobre fines y medios produce conflictos políticos. La falta de consenso sobre las
reglas del juego1 produce crisis del régimen político: de allí deriva su mayor importancia y la
mayor gravedad de su carencia.

Otro concepto importante es gobernabilidad. Se puede definir esta como “La capacidad del
gobierno de ejercer el poder de forma continuada.” Esto también pudiéramos extenderlo
básicamente al régimen político. Cuando un régimen es capaz de mantener su estabilidad y
reproducción sostenida, estamos tratando obviamente con un régimen político saludable y
fuerte. Mas, cuando un régimen presenta desequilibrios, disfuncionalidades y conflictos
políticos, podemos considerarlo un régimen inestable y en crisis.

Por último debemos señalar el concepto de conflicto político. ¿Qué entienden ustedes por
conflicto? ¿Pueden poner algunos ejemplos? Naturalmente el término señala una relación de
disputa, desequilibrio, choque, enfrentamiento, etc. Ahora bien, un conflicto social puede ser
definido “como la relación entre dos o más agentes que tienen metas incompatibles”.

Luego, existen diferentes tipos de conflictos: económicos, religiosos, políticos, y demás. El


conflicto político implica lucha por el poder estatal, dado fundamentalmente (aunque no
exclusivamente) entre clases sociales o Estados. Los conflictos políticos pueden ser:

- Reales: Basado en divergencias conocidas o discutidas entre las personas involucradas.

- Irreales: Basados en comunicación errónea, visión equivocada o malentendido, situación que


genera violencia como los reales.

- Endógenos. Generados por causas internas.

- Exógenos. Causados por factores externos.

Los conflictos deben ser analizados a partir de los siguientes elementos:

- Actores. Agentes o sujetos involucrados (líderes, movimientos, partidos, ejércitos, servicios


especiales, clases, Estados, instituciones internacionales, etc.

1
Por ejemplo, una regla del juego elemental para cualquier sistema democrático, es la aceptación de los
resultados legítimos de una elección.
- Móviles. Causas o factores internos o externos, esenciales o secundarios, económicos,
políticos, ideológicos, militares, etc, que lo determinan.

- Contexto. Marco o coyuntura específica (particular), o general, nacional, regional,


internacional, epocal que se desarrollan los acontecimientos.

- Proceso. Modo o manera en que evoluciona, momentos, fases o etapas por las que discurre.
Existen diferentes modelos para el análisis de los conflictos, uno de ellos lo concibe como un
proceso que consta de varias etapas: la competencia, el conflicto como tal, la acomodación, la
asimilación y la cooperación.

- Terapia de intervención. Formas en que se enfrenta y soluciona: coerción y fuerza; ley del
más fuerte; ley y justicia; negociación pacífica. La negociación presupone: determinar
intereses de las partes, diagnosticar y definir el punto exacto de la controversia y conformar
una agenda, determinar los posibles aspectos a ceder por cada parte, prever una propuesta de
solución y la conciliación de posiciones.

Pongamos un ejemplo ilustrativo: el conflicto palestino-israelí. Se trata de un conflicto real,


que tuvo una causalidad exógena que involucró varios actores políticos como los Estados de
Gran Bretaña y EE.UU, motivado por intereses geoestratégicos, en coyunturas complejas
como la I y II Guerra Mundial y la Guerra Fría, que luego se desarrolló de manera violenta
imperando la ley del más fuerte.

Estudio independiente

1-Leer el artículo de Noam Chomsky “El control de nuestras vidas” y traer en dos cuartillas
una reflexión sobre cómo éste aborda los principales defectos de la democracia
contemporánea. 2-Investigar qué es una tecnocracia.

Bibliografía básica

Alonso Freyre, Joaquín; y Mirtha del Río Hernández. La organización política de la


sociedad y el régimen político. En: Teoría y procesos políticos contemporáneos (T-I),
Editorial Félix Varela, La Habana, 2006, pp. 153-169.

Duharte, Emilio. Los sistemas políticos: algunas reflexiones conceptuales. En: Teoría y
procesos políticos contemporáneos (T-I), Editorial Félix Varela, La Habana, 2006, pp. 113-
120.

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