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LA FIGURA DEL MAESTRO DESDE LA PEDAGOGÍA MODERNA Y SU

RELACIÓN CON EL SABER PEDAGOGICO LLEVADO A LA PRÁCTICA

¿Cuáles son las condiciones de emergencia de la pedagogía moderna y qué relación se


establece entre el saber pedagógico, las prácticas pedagógicas y la configuración de la
subjetividad del maestro?

Con el pasar de los años han surgido grandes luchas y triunfos en diversos contextos en los
que se desenvuelve el ser humano, y la educación no ha sido la excepción… La pedagogía
vista desde un rastreo histórico, ha sido blanco de lucha, resistencia y persistencia para lograr
consolidarse como lo que es hoy en día pero, qué es la pedagogía, siguiendo a Quintana
(1983) citado en el texto de Ríos (2005) “De la pedagogía a las ciencias de la educación:
una lectura desde el saber pedagógico colombiano” esta es una ciencia de la educación,
junto a las demás ciencias de la educación, aunque distinguiéndose de ellas por su carácter
científico y, por consiguiente, formando un grupo aparte. Las ciencias de la educación
incluyen a la pedagogía; pero la Pedagogía no incluye las Ciencias de la Educación. Por
consiguiente, se podría decir que la pedagogía es la madre de todas las ciencias y disciplinas
de la educación.

No obstante, y aun cuando se enuncia que la pedagogía es un grupo aparte de las ciencias
de la educación, para ella no ha sido una tarea fácil consolidarse y ser reconocida como una
disciplina independiente, por ende, el docente quien es la figura representativa de la
educación, también ha formado parte activa de esta lucha para lograr y hacer que la
educación no pierda el valor, sentido e importancia que tiene por y para la sociedad, y más
hoy en día en que la educación en algunas comunidades pasa hacer entre las prioridades la
última de la lista.
El hombre se enfoca en conseguir el dinero fácil y rápido dejando de lado los valiosos
conocimientos que brinda la escuela, y las múltiples posibilidades de proyección, avance y
progreso que permite la educación en la vida del hombre. Es esta, una de las muchas
controversias a las cuales se ha enfrentado la pedagogía moderna y su gran aliado el docente,
quien día tras día ha ido enriqueciendo su saber pedagógico y fortaleciendo su quehacer
educativo para poder así, responder con mayor eficacia y pertinencia la realidad que se vive.

En este aspecto, cabe resaltar los textos de Martínez (1989) y Zuluaga (1993), en donde se
tratan los temas de “Reflexiones sobre la Historia del Maestro en Colombia” y “El pasado y
presente de la pedagogía y la didáctica” respectivamente, que aunque a simple vista tratan
temáticas diferentes, se relacionan en aportar cada uno desde su línea un amplio y valioso
contenido sobre los principales hechos y conceptualizaciones entre lo que es la relación
estrecha y unilateral de la pedagogía y su objeto de estudio la educación, en la que el docente
es su representante, así mismo los sucesos que han acontecido al desarrollo de la pedagogía
como se conoce actualmente.

Siguiendo con lo anterior descrito, es la disciplina de la pedagogía quien aporta tanto a las
ciencias sociales, como a las naturales y/o exactas, y también a las ciencias científicas en la
formación y dirección pedagógica de sus estudiantes. Pensemos y analicemos que sería del
médico, del arquitecto, del abogado, del ingeniero, del químico entre otros profesionales…
sin el profesional docente, quien es el agente orientador de los procesos de enseñanza –
aprendizaje. Ha sido precisamente él, el docente quien demanda un gran recorrido y esfuerzo
tanto desde el inicio de su formación pedagógica como ya luego, en el desarrollo de su labor,
luchando por mantener el prestigio de su profesión; ante esto se hace eco de la gran necesidad
que tiene la sociedad del maestro “elemento esencial para la permanencia y cohesión social,
elemento útil para asegurar la existencia de la escuela” (Martínez, Castro & Noguera, 1989,
pág. 117). Y así, contemplando el empeño de la pedagogía para examinar y analizar sobre su
papel fundamental respecto al conocimiento y aplicación del binomio enseñanza-aprendizaje,
para lograr el reconocimiento que se le debe cuando otras carreras universitarias (profesiones)
y disciplinas se apropian de sus saberes y competencias pedagógicas sin tenerla en cuenta
como principal referente.

Como anteriormente se ha expresado, los textos de Zuluaga y Martínez, antes citados dan
un aire para poder comprender con mayor entendimiento, las diferentes teorías que se han
venido desarrollando dentro de la disciplina pedagógica, y a su vez entender su origen y
función para enmarcar su identidad y así poder reconocer su trascendencia. Por ende, y
gracias a estos dos autores se puede decir que la pedagogía moderna fue un periodo lleno de
transformaciones y cambios principalmente ideológicos, en el que la figura del maestro y la
pedagogía han sobrevivido a coyunturas y varias vicisitudes a lo largo del tiempo. Puesto
que, no ha de ser tarea fácil desarraigarse de pensamientos y actitudes ya enmarcadas durante
siglos; sin embargo esta pedagogía hace su aparición a mediados del Siglo XIX y XX, y con
su llegada rompe una serie de esquemas y concepciones interpuestas.

El autor Zuluaga hace un breve recorrido histórico, con enfoque epistemológico de gran
importancia respecto a la pedagogía y la didáctica, ya que incluye nociones que van desde el
denominado “Padre de la Pedagogía” Juan Amos Comenio (1592 - 1670) quien con sus ideas
ejerció una gran influencia sobre el desarrollo interno de la pedagogía, y otros grandes
personajes y pensadores de la época tales como Rousseau, Pestalozzi, Herbert, Piaget
hicieron aportes significativos a la conceptualización de la disciplina.

Gracias a ellos se puede apreciar una educación libre, donde tanto el docente como el
alumno tienen voz y voto en el proceso formativo E-A, ahora se puede hablar en las aulas de
una educación reflexiva; que invita al alumno a pensar el por qué y para de lo aprende, y que
puede hacer con dicho conocimiento, el cual no se limita a impartirlo y llevarlo a la práctica
no solo en el salón de clase, este se puede dar en diversos contextos y escenarios, el cual va
ligado a la imaginación y creatividad que tenga cada agente activo del proceso, abriendo así
formas nuevas de pensar la vida cotidiana como maestros.
Por consiguiente, con el desarrollo de la pedagogía moderna se deja a un lado el
conocimiento memorístico y repetitivo, y las clases magistrales dadas en cuatro paredes, se
busca un cambio urgente en los sistemas de enseñanza en todos los niveles, tanto preescolar
como bachillerato, arraigar de una vez con la herencia que dejo la Revolución Industrial
donde se veía la educación como una imposición de saberes y conocimientos, que muy poco
o nada eran llevados a la práctica, no importante en esta época no era la calidad sino la
cantidad y con ello la cuantificación de los resultados.

Ahora bien, con la pedagogía moderna se busca una educación más vivencial influenciada
por la naturaleza, (naturalidad del niño) y los intereses, habilidades y/o necesidades propias
de los estudiantes, teniendo en cuenta también el ritmo y aprendizaje de cada uno de ellos,
basados en un enfoque constructivista donde el conocimiento no se descubre sino que se
construye, es precisamente el alumno un sujeto cognoscente, es decir es el mismo quien
construye su conocimiento teniendo en cuenta su forma de ser, de pensar e interpretar la
información, dándose esta de manera continua, dinámica y participativa.

Por otra parte, aun cuando se ha dicho de los grandes cambios significativos que se dieron
con la llegada de la pedagogía moderna, la cual desplazo a la pedagogía tradicional de la
época la figura del docente no es que haya cambiado mucho, aun cuando han pasado varios
años, él aún se ve en una lucha diaria por recibir una dignificación de su profesión, puesto
que en ocasiones el ser del maestro “ha ocupado un plano secundario en el terreno intelectual,
ha sido desplazado por otros sujetos, otros han hablado por él, otros han definido
históricamente su estatuto, otros han delimitado su hacer y su decir” (Martínez, 1989: 120)
con esto, se puede evidenciar una relación bidireccional entre la pedagogía y la figura del
maestro a través de los tiempos, pues estas van de la mano, aquello que produce cambio en
una, de manera bidireccional produce transformaciones en la otra. Siendo así, tanto el
docente como la pedagogía han hecho un arduo trabajo para consolidarse día tras día, pero
aun así no se ha logrado llegar a un objetivo firme, que no permita flaquear ante las
adversidades venideras.

Desde esta perspectiva, el docente año tras año va cargando consigo un esfuerzo y una
lucha interna, con el fin de su que su labor sea valorada y reconocida como debería de ser,
que permita que su práctica pedagógica sea vista como un elemento fundamental para el
bienestar y el progreso de la sociedad, dándolo el verdadero ser y el sentido de la pedagogía.
Pues, aun cuando existe un devenir histórico alrededor de la pedagogía y la praxis
pedagógica, que han arrojado resultados significativos que de alguna u otra manera se
encuentran vigentes.

Hoy día se requiere de agentes dispuestos a luchar… que sepan realmente lo que quieren,
que reconozcan su identidad profesional, que esta no haya sido el resultado de una opción
(Ávila, s.f) como lo que actualmente en ocasiones ha sucedido, estudiantes en su afán por
decir que están cursando una carrera universitaria, se van por la rama de la pedagogía
creyendo erróneamente que es una profesión fácil, pero es todo lo contrario, la pedagogía
debe ser seleccionada por vocación y motivación, mas no por una presión social, ya que al fin
de cuentas los únicos que salen perjudicados son precisamente estos mismos, quien ejerce su
trabajo con muy poco entusiasmo, sin nada de provechoso y producción.

Siendo así, en pleno Siglo XXI se necesita con urgencia de maestros competentes, que
resalten por poseer un espíritu crítico y reflexivo, que aunque anteriormente la profesión
docente era vista como una carrera exclusiva que merecía respeto, donde el profesor era el
ejemplo del pueblo, “la figura cultural por excelencia… como el sujeto digno de la mayor
consideración social, como el símbolo de la virtud y el ejemplo” (Martínez, etl, 1989: 123) y
ahora pasa a verse como una persona más del común… no se dé un paso atrás ante el reto de
transformar realidades, de formar integralmente a niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres
sedientos de conocimiento, de ser un agente de cambio, forjador de un futuro mejor.
No obstante, siguiendo a Martínez, etl (1989) en su texto “Crónica del desarraigado” se
puede analizar la realidad del ser maestro en nuestro país, Colombia, quien plantea que el
docente “se constituye en un intelectual de segunda categoría” (pág. 121) “la ilusión del
docente como intelectual es el producto del enfrentamiento entre las condiciones de miseria,
las urgencias lloradas, las suplicas por un socorro de limosna y la figura idealizada
promovida por el Estado” Con base a lo anterior, ante la actual pedagogía moderna el mundo
de hoy requiere de grandes maestros que contribuyen desde su práctica pedagógica a la
transformación del saber pedagógico, configurando saberes y verdades importantes que
permitan a los estudiantes interpretar y reflexionar en torno a la complejidad del mundo
moderno.

En esta línea, es importante enunciar que el maestro de la pedagogía moderna debe apuntar
a la creatividad, la flexibilidad, la investigación, la actualización permanente donde
prevalezca una relación conjunta entre maestro – saber – escuela (instancias que integran la
practica pedagógica) y no de forma aislada (Martínez, 2011). A su vez, el Grupo de
Investigación Historia de las Practicas Pedagógicas en Colombia “GPPH”, bajo la dirección
de la docente Olga Lucia Zuluaga la pedagogía y el maestro ha tomado relevancia e igualdad,
ahora se puede hablar de un docente activo, con autonomía intelectual forjador de
conocimiento y de cultura.

Por consiguiente, se necesita de docentes dispuestos al cambio, que contribuyan al


aprendizaje real y óptimo de los alumnos, que en ellos exista un verdadero compromiso por
su labor; está de más el hecho de decir soy docente sino se ve reflejado en el hacer, un
verdadero docente hace a un lado las palabras para expresarse por medio de las acciones.
Hay ecos de necesidad ante la importancia de un aprendizaje permanente o para toda la vida
(tan útil para las necesidades y exigencias del Siglo XXI) no solo para los docentes de una
educación inicial, sino también para aquello de la educación superior, inclusive también para
aquellos docentes que están en proceso de formación, pero con esto no se quiere decir que
dicha actualización se dé exclusivamente a lo que representa los contenidos curriculares,
dicha actualización debe integrar el saber propio del maestro: la pedagogía, invitándolo a su
vez hacer una autoevaluación de su desempeño (aunque esta es inherente a su práctica
profesional) una reflexión pedagógica.
Referencias Bibliográficas

Ávila, R. (s.f.). ¿Qué es pedagogia? 25 tesis elementales pero fundamentales .

Beltran, R. R. (2005). De la pedagogía a las ciencias de la educación: una lectura desde el


saber pedagogico colombiano. Medellin: Universidad de Antioquia.

Martínez, A., Castro J. & Noguera. C. (1989) Crónica del desarraigo. Historia del maestro
en Colombia. Bogotá: Magisterio.

Martínez, A. (2011). Práctica Pedagógica: Historia y presente de un concepto. Cúcuta:


Universidad Francisco de Paula Santander.

Zuluaga. (2011). El pasado y presente de la pedagogia y la didactica. En Zuluaga, O.,

Echeverri, A., Martínez, A., Quiceno, H., Saenz, J., & Alvarez, A. Pedagogia y

Epistemologia (págs. 61-72). Bogotá: Editorial Magisterio

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