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15 Grecia - La Edad Oscura
15 Grecia - La Edad Oscura
HISTORIA
^M VNDO
A ntigvo
Esta historia, obra de un equipo de cuarenta profesores de va
rias universidades españolas, pretende ofrecer el último estado
de las investigaciones y, a la vez, ser accesible a lectores de di
A ntïgvo del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
monografía. Cada texto ha sido redactado por el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.
GRECIA
Director de la obra:
Julio Mangas Manjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)
Diseño y maqueta:
Pedro Arjona
1. Datos arqueológicos.......................................................................................... 13
1.1. Delimitación cronológica de la Edad O s c u ra ................................... 13
1.2. Comienzo de la Edad Oscura y la fragmentación de
la cultura micénica del H R III b - c ....................................................... 14
Desaparición de elem entos m icén ico s................................................ 19
D esintegración del standard micénico —H R III b—
en estilos locales........................................................................................ 19
Innovaciones culturales respecto al standard m ic é n ic o .................. 20
Objetos m ateria le s................................................................................... 20
Tipos de enterram ientos e introducción delhierro .......................... 24
Cambios en los tipos de c o n stru c ció n ................................................ 28
1.3. El comienzo de la Edad Oscura y la supuesta llegada de los dorios 28
2. Fuentes historiográficas................................................................................... 36
III. Evolución interna del mundo griego durante la Edad Oscura ............. 49
1. P oblación............................................................................................................... 49
2. Los siglos xi-x: aislam iento de Grecia. La prim era colonización. 50
3. Condiciones e c o n ó m ic a s .................................................................................. 53
4. Transform aciones so c ia le s............................................................................... 56
Bibliografía................................................................................................................. 61
La Edad Oscura 7
Anfora ática
(Siglos X-IX a.C.)
Museo Nacional de Atenas
12 Akal Historia del Mundo Antiguo
habían cambiado y que entre fines del produciéndose. A ello se añade que
siglo X y el comienzo del siglo v m durante el siglo XII e incluso en el si
— prácticam ente, pues, durante el si glo XI continuaron ocupados un nú
glo IX a lo largo del G eom étrico— , el m ero sustancial de asentam ientos mi
panoram a ya no era el de la «D ark cénicos: los signos de fuego y destruc
Age» propiam ente dicha. ción característicos de los años inm e
No obstante, el auténtico «R ena diatam ente anteriores al 1200 apare
cimiento» griego no tiene lugar hasta cen ahora muy raram ente. Persisten
m ediados del siglo v m y éste supuso todavía las prácticas funerarias de en
el fin de la Edad Oscura. E sta «G reek terram ientos familiares en tum bas de
Ranissance», en la term inología de los cámara y más raram ente en tolos,
historiadores ingleses tendría como como tam bién perduran los ornam en
carac te rístic as m ás so b resalien tes: tos micénicos y las figurillas femeninas
1) el comienzo de la gran colonización de arcilla.
griega, en un principio hacia el M edi Ya hemos anotado cómo la cerá
terráneo Occidental, luego extendida mica refleja la vitalidad cultural del
a otras zonas, que implica la existen H R II c. La Argólida, región hegemó-
cia de una polis organizada; 2) resur nica de la civilización micénica que re
gimiento del arte figurativo, no lineal: cibió los golpes más duros en la olea
se asiste a la asimilación de este tipo da de destrucciones acaecidas en tor
por las antiguas escuelas geométricas; no al 1200, fue tam bién la que presen
3) creación de nuevas póleis y agrupa ció la recuperación más poderosa. Así
ciones superiores, ligas, etc.; 4) resur lo testim onia, por ejem plo, la produc
gimiento de las intercomunicaciones ción del vaso de los guerreros, y la m a
hasta niveles sólo alcanzados en épo nufactura y difusión del llamado «Clo
ca micénica; 5) arquitectura, tanto sa se Style». Quienes hicieron posible
grada como dom éstica, con m ejores productos como los citados difícilmen
m ateriales, aunque los tipos de edifi te vivirían en una «edad oscura». La
cación se dieron ya en época anterior. destrucción del «G ranary Style» en
torno al 1150 es un hecho aislado, sin
consecuencias en el desarrollo de los
1.2. Comienzo de la Edad acontecim ientos, de tal m anera que ha
Oscura y fragmentación de la llegado a sugerirse que el incendio se
cultura micénica del HR 111 b-c debió a un accidente. Micenas fue reo-
cupada, pero ciertam ente otros encla
Los comienzos de la Edad del H ierro ves lo estuvieron ininterrum pidam en
en Grecia hay que situarlos en el si te, como Asine y Argos. Tirinto, que
glo XI a. C.: el período de declive in se creyó durante un tiem po que había
m ediatam ente anterior pertenece a la dejado de existir cuando la prim era
época micénica como lo evidencian destrucción de c. 1200, disfrutó de un
una serie de rasgos que vamos a enun período de florecim iento durante el
ciar brevem ente, a través de los cua H R III c, m anifestado en las dim en
les puede apreciarse cómo la cultura siones del asentam iento de esta época.
micénica, si bien decadente y m ori Otras áreas del m undo griego vi
bunda, continúa vigente. Es la fase co vieron distintas vicisitudes. Algunas,
nocida como Heládico Reciente II c, como Acaya, sobre todo, Cefalenia,
cuya cronología se establece entre Atica oriental, las Cicladas y el Do-
1200-1125. d ecan eso , co n tem p laro n en el si
La cerámica de este .período cre glo XII un crecim iento de población
puscular conservó todavía su fortaleza micénica, ocasionada probablem ente
según se desprende del hecho de ser por refugiados procedentes de áreas
la única cerámica pintada que seguía agitadas. Contactos más o menos in-
La Edad Oscura 15
term itentes con otras zonas del m un quier caso, hubo supervivientes micé
do micénico siguieron m anteniéndose. nicos en el siglo xil en toda esa área,
A su vez, en Quíos surgió entonces un sin que se hayan encontrado huellas
asentam iento nuevo. El caso de Chi de nuevos colonos.
pre es más llamativo por cuanto regis En Laconia se pierde el rastro
tra entonces, en el siglo x n , el mayor arqueológico hasta el siglo X , de m a
influjo micénico, cuyo reflejo se acu nera que el carácter de la cultura m a
só en form a de florecim iento artístico terial de comienzos de la E dad Oscu
en distintos campos, sobre todo en ar ra nos es desconocido.
quitectura y en el trabajo de metal y Tam bién el A tica occidental vio
marfil. despoblarse alguno de sus núcleos an
Sin em bargo, en contraste con teriores. Tesalia proporciona una pa
esas áreas, M esenia y Laconia, que norámica única: el palacio de Yolco
constituyeron centros micénicos de los fue destruido, pero en una fecha, se
más florecientes durante el siglo x m , gún parece, considerablem ente más
acusaron tan trem endam ente las des- tardía que los otros. Adem ás, en T e
A*Vergina
•Cozani
A ® v°dine
• Retziuni
Paleocastro
* «Yolco
• Teotocos
• Halos
• Esciros
y o , nn Vranesi ©Calcis
Medeon^ Â ^ 0 Lefkandi
^O rcom eno
• Derveni ©Tebas
►Elis
±Eleusis A.Maratón
•Nielo A·
Salamina ^ iA te n a s
A ® Naxos AAssarlik
íNicoria
^Karpofora *Cos
•Cámelros
ecidas hacia fines del siglo x m des po en la totalidad del área micénica.
truyó, en efecto, la unidad del m undo D onde la E dad Oscura se im po
micénico, pero posteriorm ente, y du ne en prim er lugar es en Grecia C en
rante algún tiempo más, hubo una tral, Beocia, Atica Occidental, Argó-
cierta supervivencia de lo anterior — e lida, Corintia y Elide. La nueva cultu
incluso recuperación— que no puede ra se denom ina submicénica.
ser llam ado todavía E dad Oscura. Hay una serie de indicios — tres
Esta comienza cuando las principales en concreto— que indican un cambio
características de la época precedente en los hábitos culturales: a) D esapari
se pierden finalmente de modo irre ción de elem entos típicam ente micéni-
mediable. Ello, como vemos, no se cos; b) atomización en estilos locales;
produjo de una vez ni al mismo tiem c) introducción de nuevos tipos cultu
__i l*
Anfora cineraica
de Atenas
(Siglo IX a.C.)
La Edad Oscura 19
mismo Snodgrass, para que dichos ob espada «Nave II» tuvo una pequeña
jetos obedecieran a las motivaciones incidencia en el E geo d u ran te el
señaladas tendrían que constituir algo H R III c, pero tam bién se encuentra
totalm ente nuevo, es decir, que su más al este, en concreto en el delta del
aparición — tras haber sido desconoci Nilo, en el último cuarto del siglo xiii
da en momentos anteriores— se pro a. C. durante el reinado del faraón Se-
dujera súbitam ente en la época de la ti II. Existe asimismo un ejem plar en
destrucción, para convertirse en habi contrado en una tum ba en Enkom i
tuales, o, al menos, no fueron extra (Chipre) datada en la transición' del
ños en la etapa posterior. Sin em bar III b al III c en el Egeo. En la hipó
go, un cuidadoso análisis del área de tesis de un origen centroeuropeo, ten
difusión geográfica de tales objetos y drían que haber llegado al Egeo algo
de la cronología obliga a adoptar otras antes, como su propio hallazgo sugie
conclusiones. re. C iertam ente una espada sem ejan
El prim er tipo de los citados, la te ha sido hallada en una tum ba de
todo e incluso vigente entre las capas Grecia más o menos próxim as, o bien
hum ildes de población durante la invasores, es decir, dorios. Esta últi
E dad del Bronce. Tal constatación no ma posibilidad conlleva la necesidad
deja de plantear, sin em bargo, algu de rechazar totalm ente toda la tradi
nas interrogantes sobre los protagonis ción. Como hemos visto, las cistas
tas del cambio en el modo de en emergen prim eram ente en Salamina y
terram iento. A tenas, regiones donde, según afir
Podía tratarse, en efecto, de los mación unánim e de la tradición, los
antiguos habitantes de las áreas afec dorios no penetraron nunca. Igual
tadas, los cuales, por las transform a m ente, islas puram ente dorias, como
ciones sociales del m om ento, pasaron C reta y Tera, rechazaron de plano el
a poseer un papel social más relevan empleo de cistas. M esenia, que según
te que conllevaría una revitalización la tradición fue conquistada en los pri
de los hábitos propios. meros m om entos de la conquista do
Asimismo, cabría pensar en la ria, adoptó las cistas tardíam ente, esto
posibilidad de que se tratara de emi es, en el período protogeom étrico.
grantes o refugiados de otras partes de Resulta, pues, que la asociación de las
Plato geométrico
de Atenas
(750 a.C.)
26 Akat Historia del Mundo Antiguo
cistas a los dorios es tan laxa que im m ostrado no sólo por el éxodo a Chi
pide cualquier identificación de la pre y C reta, sino por el hecho de que
nueva práctica de enterram iento con asentam ientos micénicos diseminados
el advenimiento de tales invasores. por doquier fueran decisiva y semiper-
Adem ás, los cem enterios de cis m anentem ente abandonados durante
tas presentan una característica esen el período III c: así Coracu y G onia,
cial: su tendencia a distanciarse, a probablem ente, en la región de Corin-
rom per con los lugares de en terra to; Delfos, donde se dio un movimien
m iento ya establecidos. Así, tras el fin to sísmico; Filacopos en Melos y otros
de la ocupación micénica, las cistas se lugares donde los enterram ientos ce
encuentran en necrópolis nuevas en la saron en esta época. El mundo egeo
proxim idad de los lugares en cuestión. tuvo que haber padecido una nueva
La relación de todos estos em plaza oleada de convulsiones, con estallidos
mientos sería demasiado larga. Baste de violencia aislados, pero con una
con citar Argos, Asine, A tenas (el C e amplia y difundida tendencia a aban
rámico, Nea Jonia y quizá el área al donar lugares hacia un destino sólo al
sur de la Acrópolis) y Eleusis: Lefkan- canzado por sus descendientes varias
di en E ubea, Nicoria en M esenia, generaciones después, a juzgar por la
C halandritsa en Acaya; Yáliso y C a evidencia disponible. Los refugiados
miro en Rodas. A ellos se añaden los de los prim eros desastres tom aron
lugares donde las cistas aparecen en consigo la tum ba de cám ara, al menos
los niveles anteriores de ocupación m i en algunos casos, para utilizarla en sus
cénicos: M icenas, T irinto, A tenas nuevos hogares (en Acaya, Chipre,
(A crópolis), Tebas, Paleoocastro y Perati y quizá el D odecaneso), del
quizá Yolco en Tesalia y el em plaza mismo m odo, los nuevos afectados
m iento del Serrallo en Cos. Todos es por los movimientos m igratorios hicie
tos testimonios apuntan a que hubo ron lo mismo con las cistas dentro de
disturbios o movimientos de población Grecia.
en el m om ento de producirse el cam En lo relativo a la introducción
bio en el hábito de enterram iento, del hierro se registran entre los inves
pues es difícil de creer que, en cada tigadores dos teorías fundamentales:
uno de los casos, los anteriores habi la de quienes propugnan el M editerrá
tantes hubieran decidido sim ultánea neo oriental —Troya, por ejem plo—
m ente cambiar su tipo de tum ba e (así H ooker, entre otros) como origen
inaugurar una necrópolis nueva. de procedencia inm ediata del hierro
En muchos de los lugares citados antes de ser introducido en G recia, y
la aparición de las nuevas tum bas se la de aquellos que ven en el empleo
produce tras un lapso de tiem po de de este metal un desarrollo autónom o
duración variable: representan el final producido en suelo griego, del mismo
de una época y el inicio de otra nue modo que sucedió en otros lugares del
va, donde em erge un horizonte de m undo antiguo tales como Egipto,
cam bio sim ultáneo en Grecia. Tal Asia M enor o M esopotam ia. (Snod
cambio no implica, como se ha seña grass, por ejem plo.)
lado más arriba, que el pueblo respon Indu dablem ente, la utilización
sable de la apertura y uso de los nue del hierro presentaba evidentes venta
vos cementerios fuera intruso en el jas sobre el bronce, no siendo la m e
mundo griego. Confirma sim plemente nor de ellas su mayor abundancia y
la existencia de unos movimientos, y m ás gen ero sa dispersión sobre la
las tumbas representarían así tanto a tierra de los recursos de este m ineral,
los refugiados como a los instigadores que, a diferencia del segundo, no re
de tales movimientos. Que hubo ulte quería dos com ponentes — cobre y es
riores trastornos en esta época está de taño— , sino sólo uno. Ello conlleva-
La Edad Oscura 27
un empleo cada vez m ayor del hierro. tipo de enterram iento aparecido en
En todo caso, y después de lo di el III c se llevó a cabo sobre los ante
cho, podemos afirmar, en resum en, riores asentam ientos micénicos.
que las tres características apuntadas
— auge de la incineración, aparición
d e las cista s e in tro d u c c ió n del
hierro— no aparecen sim ultáneam en 1.3. El comienzo de
te en todas partes, siendo, pues, im la Edad Oscura y la supuesta
posible m antener que estos tres rasgos
culturales estén conectados unos con llegada de los dorios
otros. Más aún, las nuevas tendencias
coexisten frecuentem ente en los luga Hemos hecho alusión repetidam ente
res donde se hacen presentes prim era en lo expuesto hasta ahora a las des
m ente con los usos antiguos. Así, el trucciones sucedidas en el mundo mi
uso continuado de tum bas de cámara cénico hacia el año 1200 a. C ., finales
en la Argólida, la construcción de és del período III b, que afectaron a al
tas ex novo en Perati (cem enterio del gunos em plazam ientos micénicos y
A tica oriental datado del H R III c) y conllevaron en otros casos el abando
la persistencia de la inhumación en es no de otros muchos.
tas tres áreas después de que la cre Para explicar tales desastres y sus
mación estuviera de m oda en el C erá consecuencias, intentando acoplarlos
mico (en el Atica occidental) m uestra a la sucesión de hechos rem em orada
que no se trata realm ente de un cam por la tradición literaria e historiográ-
bio fundamental en las costum bres de fica, se han emitido una serie de hipó
enterram iento que afecten a toda G re tesis diferentes, brevem ente glosadas
cia. por Snodgrass (op. cit., pág. 304).
Son, en resum en, las siguientes:
Cambios en los tipos de
construcción 1." U na invasión arm ada cuyo
origen estaría fuera del m undo micé
Sólo podemos señalar que dichas m u nico, seguida por el asentam iento de
taciones son observables tan sólo don los invasores. De haberse producido,
de hay posibilidad de contraste, es de cabría esperar que hubiera dejado
cir, en aquellas regiones en las que huellas en forma de características cul
surge la cultura submicénica (Atica turales específicas y diferentes a las
occidental, Argólida, C orinto, Elide, propias de la civilización micénica.
Beocia). Igualm ente, en la Grecia in
sular se deja sentir un paulatino lan 2.° Una expedición arm ada, cu
guidecer del standard micénico, si yos com ponentes no perm anecerían
bien los tipos innovadores tardan más en los lugares saqueados y destruidos,
en generalizarse. De todas formas son sino que, efectuada la acción, se re
pocos los lugares del continente en los tirarían.
que existe clara evidencia de cambio
en el modo de vida de sus habitantes. 3.° La insurrección de gentes
De todo el m aterial reunido por Des- sometidas a los señores micénicos.
borough podemos destacar el hecho 4.° La existencia de algún fenó
de que, tanto en A tenas como en A r meno natural capaz de producir esa
gos, el área de habitación del II c di serie de desastres, cronológicam ente
fiere de la ocupada en el III b, m ien coincidentes.
tras en otros lugares, como ya se ha di
cho a propósito de las cistas, en Asi La prim era de las explicaciones
ne, Micenas, Tirinto, etc., el nuevo señaladas es la sustentada por aque-
La Edad Oscura 29
M a r N egro
E piro
Tesalia
Beocia
Etolia Jo nia
A caya
Elida A tica
A rca d ia P anfília
A rg ó lid a
D órida
M esenia «r
Laconia
Rodas
C hip re
C reta
Dialectos griegos
(en el milenio I a.C.)
GRIEGO M ER ID IO N AL Jó nico
A rc a d io -C h ip rio ta
D órico
30 AkaI Historia del Mundo Antiguo
turales hemos visto cómo ni uno sólo tancias, de m anera que los testimonios
de los rasgos arqueológicos estudiados relativos a arquitectura, tipos de tum
requiere la llegada de los dorios para ba, ofrendas funerarias, adornos y so
ser explicado, bien por existir antes bre todo cerámica destacan por cons
del 1200 a. C. o por ser desarrollos au tituir una herencia del pasado, cuyo
tónomos producidos en la propia Grecia. peso en conjunto supera am pliam ente
Por otro lado, y junto a esta p a las escasas novedades aparecidas en
norámica de destrucción extendida en los objetos de bronce. No hay por nin
Grecia, existe el fenóm eno indudable gún lado destrucciones, seguidas por
de una emigración masiva de micéni signos de un nuevo elem ento cultural.
cos a regiones donde anteriorm ente La hipótesis, pues, de una invasión
sólo estaban presentes en una muy es doria como nuevo elem ento de pobla
casa proporción. Así lo m anifiesta la ción, con su civilización peculiar, ve
aparición repentina de nuevos lugares nida desde fuera del m undo micénico,
de enterram iento a comienzos del pe ha de rechazarse.
ríodo III b en Acaya, sobre todo en Deben encontrarse así soluciones
las regiones occidentales, y en C efale alternativas al problem a. Snodgrass y
nia; tam bién se inaugura una amplia otros investigadores intentan conciliar
necrópolis en el Atica oriental, la de los resultados de la investigación ar
Perati. Se registran asimismo asenta queológica con los datos historiográfi-
mientos en Lefkandi (Eubea) y E m cos relativos a las migraciones de do
b o n o en Quíos, además de huellas de rios, tesalios y beocios.
una nueva oleada de colonos micéni Según ésta, los beocios proceden
cos en Chipre y en Tarso (Cilicia), si tes del N orte del Epiro avanzaron has
bien de m enor entidad. Tam bién en ta el curso alto del Peneo en la ver
C reta se testim onian destrucciones tiente oriental del Pindó. Sim ultánea
ocasionales y abandonos, sobre todo m ente se movilizaron los tesalios en
de enclaves situados en zonas bajas, dirección Este a partir de la Tespróti-
es así como es posible que Karphi y de —región más occidental del E pi
o tro s asentam ientos-refugio fueran ro— . Así, los que habitaban en aque
ocupados entonces. lla zona del Pindó se vieron forzados
Igualm ente digno de mención es a emigrar hacia la costa desde donde
el hecho de la construcción de un una parte de ellos colonizaría Lesbos.
m uro de protección en el Istmo de Co- Entre tanto, los beocios, em pujados
rinto, en sentido probablem ente trans por los tesalios, avanzaron hacia el
versal en algún m om ento a finales SE, estableciéndose en la región que
del III b. Su motivación debió ser la se llamaría después Beocia, mientras
de trazar una barrera con vistas a una los tesalios, siguiendo hacia el Este,
invasión terrestre procedente de más ocuparían una extensa área de la lla
al N orte, aunque la am enaza podía nura de Tesalia. Se explicarían así las
provenir tanto de dentro del mundo semejanzas dialectales entre el eolio
micénico como de fuera de él. de Lesbos, el tesalio y el beocio, pues
Así pues, en esta época hubo to que en la época micénica tardía los
m ultitud de destrucciones seguidas antepasados de las tres estirpes coexis
por un período prolongado de aban tieron en Tesalia. Por lo dem ás, el iti
dono, pero, a la par, se produjeron nerario que según las fuentes, segui
reocupaciones y cuando ello sucede, rían los dorios que causaron estos m o
las características apuntan a la super vimientos es asunto delicado, pues
vivencia de lo micénico. Tales reocu la lingüística contradice la visión tra
paciones presentan un horizonte cul dicional.
tural similar a la etapa anterior, pero De todos modos, el atribuir las
modificado de acuerdo con las circuns destrucciones del 1200 a tales movi
32 Akal Historia del Mundo Antiguo
Estatuilla de bronce
de un caballo
(Siglo VIII a.C.)
Museo Nacional de Atenas
40 Akal Historia dei Mundo Antiguo
Debem os señalar en todo caso tar sum ariam ente las objeciones a
que los poem as como tales son fecha aquéllos. Schadewalt se esforzó en pre
dos por los elem entos más recientes, sentar una dem ostración directa de la
m ientras que los antiguos son arcaís motivación y preparación del autor de
mos, conscientes o inconscientes, he la Ilíada que constituye la dem ostra
redados con la tradición épica. ción plausible de la unidad, no de una
Tam bién los llamados defectos de m era refutación de las aporías analí
composición deben ser juzgados des ticas. En diversos estudios posteriores
de el punto de vista del estilo y com situó a Hom ero en el siglo v m , po
posición tradicionales heredados por niendo su arte en paralelo con el geo
H om ero, y del enfrentam iento de su métrico (obedecería a las leyes del pa
voluntad artística con todo ese m a ralelismo, el contraste y la gradación),
terial. y aceptó definitivam ente la existencia
Con todo, y pese a los defectos de un fondo épico tradicional, repre
achacables a los partidarios del siste sentando H om ero la culminación del
ma analítico en el estudio de los poe desarrollo épico de Grecia. A partir
m as h o m érico s, tales críticos han de aquí se plantea ya con claridad el
puesto de relieve m ultitud de hechos gran problem a de la investigación ho
que requieren explicación, favorecien mérica: aislar ese fondo tradicional de
do con ello la com prensión de H om e lo puram ente hom érico. Es una tarea
ro. Adem ás, al haber sido perm eables difícil pero no imposible, continuación
algunos de éstos a los nuevos puntos de la investigación de «estratos», pero
de vista, a la par que los unitaristas se con un espíritu totalm ente diferente.
han visto forzados a tener en cuenta
los datos suministrados por los analis
tas, ha sido posible establecer un diá
Observaciones sobre la época
logo entre ambas escuelas, por más homérica
que se registren retrocesos ocasionales. El estudio de la lengua de los poemas
dio lugar a avances im portantes en su
conocimiento. Así, W itte (art. H om e
Escuela unitaria
ros: Sprache) en R. E. M eister (Die
La reacción contra los analistas — aun hom erische K unstsprache, 1921) y
que tam bién en el siglo XIX hubo crí otros m ostraron que la lengua de los
ticos unitaristas— se produjo abierta poemas tiene una larga serie de ele
m ente en 1910 con las obras de R oth m entos artificiales: formaciones irre
y M ülder (Die Ilias ais Dichtung y Die gulares, alargam ientos de origen m é
llias und ihre Quellen, respectivam en trico, ausencia de las palabras que no
te). Fue, sin em bargo, F. Schadewalt se adaptan al hexám etro, etc., todo lo
(Iliasstudien, Leipzig, 1938) quien, cual sólo puede proceder de una larga
con su tesis unitaria, logró dar un m a tradición. C om probaron, asimismo, la
yor im pacto, abriendo unas nuevas validez del condicionante del m etro y
perspectivas. la necesidad subsiguiente de respetar
El punto de partida del movi lo, de modo que muchos eolismos y
m iento es puram ente literario, lo que arcaísmos en general sólo se han m an
contrasta con el logicismo de la otra tenido porque los jonismos correspon
corriente. Su objetivo consiste en tra dientes tienen un valor métrico dife
tar de m ostrar la unidad de com posi rente. Se llegó por este sistema a re
ción de los poem as, por más que no conocer la existencia de una técnica
lo sea en sentido absoluto, sino sujeta épica que sería m odernizada por los
a leyes propias del género. De sus ar sucesivos aedos, conservando junto a
gumentos contra las tesis de los ana las innovaciones elem entos antiguos,
listas algo hemos dicho ya al presen utilizando unas u otras de acuerdo con
42 Akal Historia deI Mundo Antiguo
los dictados del m etro en cada pasaje. con fórmulas previam ente adaptadas
El valor de la tradición quedaba así al m etro, lo que facilita su retentiva y
definitivamente atestiguado. su labor creadora dentro de una poe
De gran valor son los estudios del sía tradicional en la que no existe el
Milman Parry sobre la dicción form u concepto de autor y donde antiguos
laria (L ’épithète traditionnel dans H o poem as son relatados en formas más
mère. París, 1928, y H om er and H o o m enos divergentes. H om ero, así
meric Style, 1930), pues a partir de — independientem ente de que cono
ellos quedó establecido de m anera in ciera o no la escritura— parte de la
contestable que una gran parte de los poesía oral, de una épica no destina
poemas —las dos terceras partes en da a la lectura, sino a ser oída, recita
concreto— , está constituida por fór da por aedos.
mulas aisladas que se combinan entre Ya Parry, como tam bién otros es
sí. La fórmula puede definirse como tudiosos antes y después de él, esta
palabra o conjunto de palabras que blecieron que la composición oral no
sirven para designar una idea esencial, es una característica propiam ente ho
y que entran en determ inada posición m érica, sinó que se encuentra en otras
del verso. El tipo más frecuente es el poesías épicas primitivas. El mismo
de sustantivo más epíteto (caso del epíte Parry estudió la cuestión en la poesía
to ornamental que acompaña los nom popular de Yugoeslavia, donde encon
bres de héroes y dioses), aunque no se tró un mundo de poetas épicos am bu
excluyen otros más complejos. Lo ca lantes com parable con el que se entre
racterístico del sistema es que tiende vé en la Ilíada y la Odisea, llegando in
a una economía estricta, es decir, a cluso a transcribir muchos de sus can
que la misma idea en el mismo caso y tos, publicados por su discípulo A. B.
en el mismo espacio métrico tenga una Lord (.A Companion to Homer, Cam
sola fórmula, lo cual, digámoslo, no se bridge, 1962). Tam bién se han reali
cumple en todos los casos. Por lo de zado com paraciones con la poesía oral
más, se observa que unas fórmulas es cretense como la de H. Notopoulos
tán creadas sobre otras, y que la fuer («Hom er and C retan Heroic Poetry»,
za de la tradición es tal que llegan a A JPh, 1952). Más recientem ente, sin
usarse en ocasiones en que el epíteto em bargo, voces autorizadas se han le
cuadra mal en el pasaje. vantado contra el valor que tales com
La deducción a extraer de cons paraciones puedan tener aplicadas a
tataciones, corroborada, además, m e los poemas homéricos (así, Dilm eier,
diante su comparación con otras épi Das serbokroatische Heldenlied und
cas populares, en especial la de los yu Homer, 1971).
goeslavos, es que un sistema de fór En cuanto a la lengua homérica
mulas tan riguroso y a la vez tan sim propiam ente dicha, vamos tan sólo a
ple, no podía ser la creación personal enunciar algunos de sus rasgos funda
de un poeta, sino que era el resultado de m entales (un magnífico y muy útil re
una larga tradición oral de poesía. Los sum en de esta cuestión es el de
poetas recitan sus versos im provisán L. G il., art. «La lengua hom érica», en
dolos, basándose en un m aterial épico In tro d u c c ió n a H o m e ro , M adrid,
existente y valiéndose de un sistema 1963, obra realizada conjuntam ente
formulario consagrado. Su valía en ta por F. Rodríguez A drados, M. F er
les condiciones no radica en su origi nández G aliano, J. Lasso de la Vega
nalidad, sino en su destreza en servir y el propio L. Gil).
se del material tradicional, es decir, en Su rasgo más sobresaliente es el
la elección de una fórmula más entera de la com plejidad, que se refiere no
y m ejor acomodada al caso. El poeta, tanto a la ya aludida coexistencia de
pues, no compone con palabras, sino formas antiguas y m odernas, sino a su
La Edad Oscura 43
El Mundo Homérico
encuadrables en diversas épocas. Va plos como en Od. X I); alusión a feni
mos a enum erar sucintam ente algunos cios; incorporación de Apolo al pan
de ellos (para los detalles remitimos al teón griego, aunque sea protroyano.
trabajo de Kirk. The Homeric Poems Pueden hacerse algunas observa
as History, C A H , 1964). ciones a propósito de cada grupo de
elem entos reseñados.
En relación con el prim ero de
Elementos micénicos (aparte ellos cabe puntualizar que a pesar de
del tema mismo y sus tratarse de utensilios micénicos, éstos
personajes) pueden haber sido sim plemente recor
La espada claveteada en plata; el yel dados en una fase postmicénica. Tam
mo de dientes de jabalí que M eriones bién es posible postular que los cono
cede a Ulises; el escudo «como una cimientos dem ostrados por H om ero
torre», de siete pieles de buey, de sobre dicha época llegaron a él a tra
Ayax; la copa de Néstor; la coraza de vés de la propia tradición épica en la
los Achaioi chalkochitones (de bron que se apoya, cuyos orígenes serían
ce, no de hierro); determ inadas alu micénicos (cf. F. Rodríguez A drados,
siones a ciudades tales como la «vino «La cuestión hom érica», en Introduc
sa A rne», «la floreada Piraso», la ción a Homero, pág. 68). En cuanto
«ventosa Enispe», y, en general, el a los topónimos aludidos, las coinci
Catálogo de las naves: en estas refe dencias observadas por los arqueólo
rencias se ha pretendido ver una au gos se basan en Estrabón y Pausanias,
téntica aunque selectiva descripción pero nada nos asegura que el poeta
de la Grecia micénica (cf. Page, H is quisiera designar los mismos lugares
tory and Homeric Iliad), dadas las que éstos. Los topónim os, por tanto,
coincidencias con yacimientos m icé no podrían considerarse una prueba
nicos. del conocimiento directo de tales lu
gares.
Por lo que respecta a los otros
Elementos no micénicos dos grupos, lo más evidente que se
Uso de dos espadas ligeras; uso del desprende de su análisis es la flagran
carro para ir al com bate, como vehí te discontinuidad entre la cultura de la
culo, no como algo que realm ente sir Edad del Bronce y la que nos presen
ve en él; diferencias en cuanto a la es ta Hom ero. Se dan poquísimos obje
tructura social y política, como vere tos, ciudades o referencias concretas
que puedan vincularse con seguridad
mos más adelante.
a un determ inado m om ento de los que
median entre el siglo XII y el v m . Una
Elementos característicos de la cosa es clara: muchos de los datos re
Edad Oscura lativos a aspectos políticos, sociales y
económicos pertenecen a lo no-micé-
Presencia de dorios en C reta (O d. nico al presentar un marcado contras
XIX): aunque ya estuvieran antes, su te con el mundo de las tablillas. Por úl
mención en los poem as supone su p re timo, habría que pensar tam bién en
dom inio; presen cia de H eráclid as otro aspecto no aludido hasta ahora:
(Trepólem o de Rodas en el Catálogo, el factor imaginación, es decir, la po
con la alusión a las tres tribus dorias); sibilidad de que los poetas hayan fan
alusiones al hierro; tipos específicos taseado sobre las diversas situaciones.
de espadas correspondientes a los de
la prim era fase del H ierro; cremación
de cadáveres (además del conocido
caso de Patroclo, existen más ejem
48 Akal Historia del Mundo Antiguo
Sólo les interesaban las luctuosas obras A los otros el padre Zeus Cronida
de Ares y los actos de soberbia; no co determinó concederles vida y residencia
mían pan y en cam bio tenían un aguerri lejos de los hombres, hacia los confines
do corazón de metal. (Eran terribles; una de la tierra. Estos viven con un corazón
gran fuerza y unas manos invencibles na exento de dolores en las Islas de los Afor
cían de sus hom bros sobre robustos tunados, junto al Océano de profundas
miembros.) De bronce eran sus armas, corrientes, héroes felices a los que el
de bronce sus casas y con bronce traba cam po fértil les produce frutos que ger
jaban; no existía el negro hierro. También minan tres veces al año, dulces como la
éstos, víctim as de sus propias manos, miel (lejos de los Inmortales; entre ellos
marcharon a la vasta mansión del cruen reina Cronos.
to Hades, en el anonimato. Se apoderó P u e s el p r o p i o > p a d r e d e
de ellos la negra muerte, aunque eran tre < hombres > y < dioses se libró, y aho
mendos, y dejaron la brillante luz del sol. ra siempre > entre ellos goza de res
Y ya luego, desde que la tierra sepeto como < benigno. Zeus a su vez
pultó también esta estirpe, en su lugar to > otra estirpe creó < de hombres de
davía creó Zeus Cronida sobre el suelo voz articulada, los que ahora > existen <
fecundo otra cuarta más justa y virtuosa, la tierra fecunda.)
la estirpe divina de los héroes que se lla Y luego, ya no hubiera querido estar
man semidioses, raza que nos precedió yo entre los hombres de la quinta gene
sobre la tierra sin límites. ración sino haber muerto antes o haber
A unos la guerra funesta y el terrible nacido después; pues ahora existe una
com bate los aniquiló bien al pie de Te estirpe de hierro. Nunca durante el día se
bas, la de siete puertas, en el país cad- verán libres de fatigas y miserias, ni de
meo, peleando por los rebaños de Edipo, jarán de consumirse durante la noche, y
o bien después de conducirles a Troya los dioses les procurarán ásperas inquie
en sus naves, sobre el inmenso abismo tudes; pero no obstante, tam bién se mez
del mar, a causa de Helena de hermosos clarán alegrías con sus males.
cabellos. (Allí, por tanto, la muerte se apo
deró de unos.) (Hesíodo, Trabajos y días, 110-180)
Bronce Medio y en rigor en las regio Ionización griega en esta misma colec
nes periféricas del m undo micénico— ción)— cuando se efectuó la prim era
este último tipo no tiene ningún p re oleada de asentam ientos, aunque no
cedente en la Grecia de entonces, pensada y planificada precisam ente
pero fue, sin em bargo, el predom inan para servir de refuerzo de núcleos
te en torno al año 1000. En esta pa griegos ya existentes. Por sí misma
norámica Creta constituye una excep constituye una prueba de la vitalidad
ción, pues continúan las construccio de las comunidades griegas existentes
nes en piedra, así como un tipo pre en el siglo XI, a las que en estas cir
dom inante, el de planta rectangular cunstancias es necesario atribuir capa
entre las construcciones domésticas, si cidad de organización.
bien hay algunos pocos restos de otras El carácter de esta tem prana co
estructuras, como las ovales. lonización es distinto del m ostrado por
Sin em bargo, y a pesar de la de el gran movimiento colonizador de la
cadencia, fue en esta época cuando época arcaica. Se trataba, en el tal
tiene lugar un hecho de enorm e tras caso de Jonia, de grupos independien
cendencia en la historia de Grecia: la tes de em igrantes, conducidos por
emigración jonia. aristócratas, recordados después como
Pese a las distintas hipótesis em i fundadores de las ciudades jonias. De
tidas al respecto, es lícito afirmar que los testimonios de la tradición poste
fue en el siglo XI — con las salvedades rior cabe destacar los relativos a los
que pueden hacerse en torno al caso orígenes geográficos de donde partió
de M ileto (cf. el capítulo sobre la Co- la migración, es decir, A tenas, así
52 Akal Historia del Mundo Antiguo
como que su dirección corrió a cargo más avanzadas tengan como único ras
de miembros de la familia real ate go común su accesibilidad al Egeo
niense. Y ciertamente, tales noticias puede ser de alguna relevancia en co
están en consonancia con el hecho de nexión con la migración jonia. Snod
que Atenas fue, en el período anterior grass (op. cit., pág. 375) apunta como
al 1000, un centro poblado y activo, hipótesis plausible que el desvío y con
de forma que bien pudo haber desem centración de población desde el oes
peñado el papel que la tradición le te hacia el este del continente griego
atribuye. Del mismo modo, el dato en —recordado por la tradición y confir
torno a la participación de esta migra mado tanto por evidencia arqueológi
ción de eubeos, beocios y focidios con ca como lingüística— se hubiera pro
cuerda con la impresión de que esas ducido ya en este período y que la mi
regiones estaban pobladas todavía en gración jonia representara el paso si
el III c, para caer en un período de os guiente. Posteriorm ente, los lazos con
curidad previo a la aparición de es los nuevos asentam ientos del otro lado
cuelas protogeométricas tardías. del Egeo y quizá el acelerado desarro
La existencia durante este perío llo y, por ende, prosperidad de éstos
do de algunas regiones relativamente hicieron que las com unidades griegas
avanzadas y activas choca, no obstan más activas, además de las estableci
te, con el panorama ofrecido por el das en Jonia, volvieran sus ojos hacia
resto del territorio. Ciertamente, hay el Egeo y a sus regiones interiores, de
coincidencia entre los lugares donde m anera que éste se convirtió en el foco
surge el Protogeométrico —expresión de la civilización griega. El descuido y
no sólo de un estilo artístico nuevo, desinterés de las rutas terrestres a tra
sino también de un alto nivel técnico, vés de la Península balcánica de un
pues implica la utilización del torno, punto marítimo de tanta relevancia
pincel m últiple, compás, etc.— y como el Golfo de Corinto no podía
aquellos donde se testimonia un pro durar, sin em bargo, dem asiado tiem
greso material. Así el Protogeométri po, de tal m anera que el modelo se
co hace su aparición tempranamente guido por la civilización griega a lo lar
en el Atica, la Argólida, Tesalia, go de los siglos X l-X se rompió. Ya
Naxos, Asia Menor occidental y qui antes de mediado el siglo VIH cambia
za Corintia y Élide. Hay una pronta el panoram a: Tesalia entra en una eta
adopción de la cremación como rito pa de oscuridad y atraso; C orinto cen
funerario común en Atica, Naxos, tra su atención en el M editerráneo oc
A sia M enor occidental y tam bién cidental; Esparta comienza a adquirir
C reta. La técnica metalúrgica del importancia y tam bién se vuelve hacia
hierro se presenta con una cronología occidente, como lo hacen asimismo
alta en A tica, Argólida, Tesalia, otros estados, y centros religiosos pan-
Naxos, Asia Menor occidental y Creta. helénicos surgen en regiones m argina
El hecho de que estas regiones das como Elide y Fócide.
La fortificación más
antigua de Esmirna
La Edad Oscura 53
A falta de datos directos sobre ellas, Focea fue la primera ciudad de Jonia que
sólo podem os afirmar, aun a riesgo de atacó. Por cierto que estos foceos fueron
los primeros entre los griegos que reali
parecer una perogrullada, que nues
zaron largos viajes por mar, y son ellos
tros m ejores puntos de referencia es los que descubrieron el Adriático, Tirre-
tán constituidos por las estructuras nia, Iberia y Tarteso. Navegaban, no en
m ejor conocidas de los períodos ante naves redondas, sino en navios de 50 re
rior y posterior al aquí estudiado. mos. Y cuando arribaron a Tarteso, se ga
No es com petencia nuestra, ni es naron la amistad del rey de los tartesos,
éste el lugar indicado, para exponer la cuyo nombre era Argantonio, que reinó
situación económ ica vigente en el en Tarteso ochenta años y vivió en total
m undo micénico, pero resumirem os ciento veinte. De este hombre, pues, los
foceos se hicieron tan amigos, que prim e
sus rasgos esenciales, pues constituyen
ro les invitó a abandonar Jonla para es
un punto de referencia obligado para tablecerse en \a región que quisieran de
la época oscura. Básicam ente y a gran su país, y luego, com o en ese punto no
des rasgos son los siguientes: podía convencer a los foceos, enterado
por ellos de cómo progresaba el medo,
1.° Se trata de reinos amplios y les dio dinero para rodear su ciudad con
centralizados, con comercio activo en una muralla. Y se lo dio sin escatimar,
el interior, entre los distintos centros, pues el circuito de la muralla mide no po
cos estadios, y toda ella es de piedras
y el exterior. Los ejes centrales eran:
grandes y bien trabadas.
Cnossos, Pilos, Micenas, Tebas, Yolco.
(Heródoto I, 163)
2.° La tierra estaba repartida bá
sicamente entre zonas comunales y
propiedades privadas. D entro de las
prim eras (ke-ke-me-na ko-to-na), per
tenecientes colectivamente al pueblo o
damos, pueden distinguirse las parce
las en arriendo, las poseídas por cier
tos gremios, en parte tam bién arren
dadas a terceros, y las propiedades de
individuos que las explotaban directa
m ente. A parte se reservaban lotes
para el lawagetas y los jerarcas m ilita
res de categoría inferior. En cuanto a
la correspondiente a la segunda clase
(ki-ti-me-na, privada) era hereditaria
y estaba en posesión, entre otros, de
los telestai. D entro de ella hay que dis
tinguir también las de explotación di
recta y las dadas en arriendo a rente
ros. El wanax, máxima personalidad
en la pirám ide social micénica, se re
servaba asimismo una parte, llamada
témenos.
m ente. Al desaparecer las condiciones to, con la ayuda del lawagetas. D es
económicas descritas se desintegró asi pués de la época micénica, ya el mis
mismo la sociedad y la superestructu mo nom bre de wanax deja de utilizar
ra política constituida sobre ella. D e se con excepción de Chipre. Sólo la
jaron de existir los cuerpos gobernan poesía salvaguardó el título, así como
tes de los estados, desapareciendo la la religión, donde se aplica a las di
burocracia administrativa y religiosa. vinidades.
Las intrincadas relaciones de depen Así, el térm ino utilizado poste
dencia se simplificaron radicalm ente. riorm ente es el de basileus. El cambio
Por otro lado, se asiste a una elim ina de denom inación conllevaba también
ción progresiva de las propiedades co una modificación del contenido. C ier
m unitarias, sustituidas por la propie tam ente, el rey es el jefe único del
dad privada, proceso éste en germen pueblo, com andante del ejército, con
en la propia estructura micénica, en poderes tam bién judiciales y religio
razón de su complicado sistema de sos, pero éstos ya no son ilimitados,
propiedad. Cuando los estados centra ni despóticos, ni de carácter divino.
lizados y burocráticos entraron en cri E sta transform ación sobrevino
sis, las normas com unitarias desapare tras el prim er período de desastres en
cieron, creándose una situación de in to rn o al 1200. El proceso estuvo
seguridad en la que los antiguos terra acom pañado probablem ente por la
ten ien tes llevaron la m ejor p arte , destrucción de los antiguos centros ur
mientras otros perdieron todo derecho banos. Un restablecim iento del siste
a la tierra que trabajaban. ma anterior no se produjo en los cen
Las funciones locales de peque tros reconstruidos y rehabitados. Pero
ños grupos sociales, así como oficiales tal cam bio se efectuó tam bién en
militares, coincidentes en parte con aquellas zonas no afectadas por la
los anteriores, tuvieron un m ayor gra oleada destructora. Así, por ejem plo,
do de perduración, pues dirigir una en el A tica, donde subsistió el centro
comunidad y asegurar su superviven antiguo, vemos como el pueblo, en los
cia en momentos difíciles, como fue albores del período histórico, aparece
ron los subsiguientes a la caída de los gobernado por el basileus. De todos
palacios, era prim ordialm ente una ta modos lo que em erge ante nuestros
rea de índole militar. Así se explica la ojos es ya una nueva realidad, es de
identificación que desde H om ero has cir, un cambio ya efectuado, aunque
ta la época clásica se hace entre jefe o se nos escape cómo se realizó, y de
dirigente político y com andante mili qué modo se crearon las competencias
tar o soldado valiente. Pues es, en del basileus hasta convertirse en el
efecto, la figura del máximo responsa rey, ya que —como sabemos— el ba
ble político el ejem plo más claro de la sileus micénico era un personaje signi
transformación institucional acaecida. ficativo, pero no necesariam ente el
El wanax micénico, pese a las dis más alto en la adm inistración micéni
cusiones al respecto, tenía con certeza ca, pues ni siquiera nos es dado defi
un carácter religioso, como tam bién lo nir con previsión su carácter.
detentaron los reyes griegos posterio La nueva forma de realeza fue
res, si bien su poder era m enor. Entre acom pañada por una nueva organiza
una y otra época pudo haber en este ción política y social. D urante la épo
aspecto diferencias de grado. Por lo ca arcaica, el otro punto de referencia
dem ás, las facetas económica y militar obligado, los griegos estaban ya orga
de los reinos micénicos s.on mucho nizados en la mayoría de los estados
más destacadas, de modo que su líder, en clanes y tribus (genos, fratria,
el wanax, poseía el control de toda la phyle). Tal organización ha sido con
vida económica y el mando del ejérci siderada a m enudo la forma originaria
La Edad Oscura 59
y general del tribalismo griego. Sin o en el período inm ediatam ente pos
em bargo, el sistema tribal en su forma terior como una evolución a partir de
original sólo se halla entre los dorios estructuras sociales y familiares exis
y jonios, sin que se encuentren hue tentes fuera de los centros micénicos,
llas de él en las fuentes escritas de épo en el campo y en algunos territorios
ca m icénica. T am poco parece que periféricos que surgirían como entidad
haya desem peñado papel alguno en propia una vez que cayó el imperio, mi
sociedades antiguas de carácter orien cénico, pasando tales organizaciones a
tal. Tal presunción viene avalada por ser independientes. El sistema en .su
el hecho de que no se encuentran ras conjunto, no obstante, representa una
gos del sistema tribal en C hipre, A r nueva estructura m ilitar y política, ori
cadia o entre los etolios, donde formas ginada probablem ente en las zonas
micénicas lograron sobrevivir, si bien orientales de Grecia central cuando
en un nivel rudim entario. Por otro protojonios y protodorios entraron en
lado, tam poco hay tal sistema tribal contacto.
entre las tribus noroccidentales que Con el tiem po, y de acuerdo con
no eran micénicas, por lo cual la idea el surgimiento y protagonism o de la
de que el tribalismo griego represen propiedad privada, se produciría una
tara la continuación del primitivo co polarización económica que conlleva
munismo de las tribus al m argen de la ba a su vez una polarización social.
cultura micénica debe desecharse. Así, cada fratría se fue conform ando
Así pues, hay que pensar que el en torno a un genos aristocrático que
sistema tribal griego no es el desarro incluía varios gene inferiores y dejaba
llo ni la evolución de la sociedad mi
Busto de bronce
cénica ni de un sistema social gentili de una sirena
cio que coexistiera con el anterior. (Siglo VII a.C.)
Surgiría al final de la época micénica Museo de Olimpia
60 Aka! Historia del Mundo Antiguo
fuera a los metanastai y a los esclavos. los más relevantes, pero dejando de
De hecho la pirám ide social fue au ser rey hereditario.
m entando su base con el progresivo S im u ltá n e a m e n te se re g istra ,
em pobrecim iento de los tetes y la pér como hemos dicho, un aum ento de
dida de la libertad por deudas. Es en gentes cuyo trabajo creaba la base de
lo esencial la misma situación que per la riqueza del grupo más reducido de
durará en muchas regiones durante la aristó cratas. E ra n jo rn alero s que,
época arcaica. La estratificación social habiendo perdido sus tierras, trabaja
se produjo, pues, como resultado de ban por cuenta ajena, artesanos y
un nuevo desarrollo económico. La ri esclavos.
queza de los aristócratas estaba basa Sobre esta sociedad clasista es so
da en el trabajo de otros menos favo bre la que se apoyará la estructura po
recidos, tetes y esclavos. Su papel en lítica que em ergerá con toda su fuerza
el ejército estaba, asimismo, en rela en el período posterior: la polis. N o
ción directa con su supremacía econó m inalm ente se m antendrá el sistema
mica. También los asuntos religiosos y tribal, pero, de hecho, el genos desa
culturales estaban concentrados en las parece como unidad social básica en
manos de las familias más ricas. Es así cuanto surja la polis. Esto es en prin
como la aristocracia se convirtió en un cipio especialm ente claro en la esfera
estad o cerrado con toda clase de religiosa: los cultos de los gene más
prerrogativas, adquiriendo poderes im portantes se convierten en cultos de
antes detentados por los reyes. Pasó a la polis, mientras eran determ inados
ostentar de esta m anera el liderazgo gene los que se encargaban de sumi
de los asuntos políticos, creando orga nistrar sacerdotes a dicho culto, como
nismos de gobierno de rasgo aristo por ejem plo, los Eteobútadas de A te
crático y que sirvieran a los intereses nas respecto a los de A tenea Poliade
de clase. Tales sistemas aristocráticos y Posidón Erecteo. Un m undo nue
son característicos de las póleis en su vo, cuyo largo caminar hem os intenta
estadio primitivo. En ellas, el basileus do analizar, había surgido: com enza
pasó a ser un funcionario, eso sí, de ba la época arcaica.
La Edad Oscura 61
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