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HISTORIA
^M VNDO
A ntigvd 57
o
,
Esta historia obra de un equipo de cuarenta profesores de va
f im m ,
rias universidades españolas pretende ofrecer el último estado
,
de las investigaciones y, a la vez ser accesible a lectores de di
HISTORIA versos niveles culturales. Una cuidada selección de textos de au
, ,
tores antiguos mapas, ilustraciones cuadros cronológicos y
orientaciones bibliográficas hacen que cada libro se presente con
°^MVNDO ,
un doble valor de modo que puede funcionar como un capítulo
del conjunto más amplio en el que está inserto o bien como una
ANTÎGVO monografía. Cada texto ha sido redactado por. el especialista del
tema, lo que asegura la calidad científica del proyecto.
ROMA
D ire c to r de la obra:
Julio Mangas Manjarrés
(Catedrático de Historia Antigua
de la Universidad Complutense
de Madrid)
D iseño y m aqueta:
Pedro Arjona
J. M. Santero
F. Gaseó
Indice
Cronología ................................................................................................................. 54
Bibliografía ................................................................................................................ 55
D esd e la introducción hasta el apartado 6 del Cap. I. el texto ha sid o redactado por J.M. Santero.
D esde el apartado 7 hasta el final del texto ha sido redactado por F. G aseó.
El cristianism o prim itivo
Introducción.
Metodología y fuentes
Imperio Rom ano de los dos primeros ne tener en cuenta que en la redac
siglos apenas docum enten más que ción que conocemos de los Evange
de forma muy marginal el personaje lios, el que se considera más antiguo
histórico de Jesús y los primeros p a es el llamado de Marcos, que quizá se
sos del movimiento religioso surgido fecha algo antes del año 70. Los otros
a partir de él y su doctrina. dos sinópticos, el de Mateo y el de
Las escasas noticias de escritores Lucas, dependen del anterior, que les
no cristianos son marginales y bas sirvió de fuente, y h a n de fecharse en
tante imprecisas. Suetonio se refiere tre los años 70 y 90. El cuarto evange
al personaje de Chrestus (Cristo) como lio, llamado de Juan, es aún posterior,
instigador de disturbios protagoniza hacia el año 100; tiene, sin embargo,
dos por judíos (Claudio, 5, 25), y a los más rasgos originales y gran influen
cristianos como gentes dedicadas a cia helenística. Son todos, por tanto,
perversas supersticiones (Nerón, 16, documentos no coetáneos de los he
2). Tácito habla de Cristo como un ca chos que narran y surgidos de una
becilla judío ejecutado bajo Tiberio tradición transm itida oralm ente en
por el procurador P o n d o Pilato y tie círculos enfervorizados, donde se ha
ne la misma idea que Suetonio sobre ido idealizando al fundador y su vida,
los cristianos (Annales, 15, 44). Noti adobándose la descripción con pro
cias parecidas y más o menos preci gresivos elementos legendarios, por
sas, pero siempre marginales, sobre lo que no son extrañas las contradic
Cristo y los cristianos se encuentran ciones, según el distinto origen de la
también en Plinio el Joven, Apuleyo, redacción.
Luciano, Aelio Aristides, Marco A u Pero, además, es que los Evangelios
relio, Frontón o G aleno entre otros: no son documentos historiográficos
algo más abundantes son las noticias ni pretenden serlo; son escritos de ca
(contenidas en Orígenes) provenien rácter religioso, moralizante y didác
tes de Celso, que fue el primero en tico, mediante los que se hace una
atacar al cristianismo de forma siste apología de Cristo, su vida y sus he
mática. De esas escasas noticias se chos, y se compendia su doctrina para
deduce que entre los rom anos de los que sirva de mensaje y de imitación,
dos primeros siglos de nuestra era la con total despreocupación de las cir
idea de Cristo y de los cristianos era cunstancias históricas en que ha de
bastante imprecisa. Se consideran a situarse este movimiento religioso. Lo
veces como una simple secta judía cual no quiere decir que el historia
con actividades extremistas; en otras dor haya de prescindir absolutam en
ocasiones se les considera como se te de ellos, pues al menos sirven para
guidores de una perversa superstición conocer la mentalidad de los prim e
oriental; a veces como conspiradores, ros cristianos, en cuyo ambiente se re
o miembros de asociaciones clandes dactaron. pero lo cierto es que su con
tinas; también como adoradores de tenido en datos históricos fiables es
una nueva religión mistérica, o como muy escaso.
miembros de una nueva escuela filo Además de los cuatro evangelios,
sófica (S. Benko). contamos con el conjunto de escritos
Así pues, para los dos primeros si conservados bajo el título de Hechos
glos de la era, aparte de estas noticias de los Apóstoles, que sin duda proce
marginales, apenas si contam os más den del mismo autor que el denom i
que con los escritos neotestamenta- nado evangelio de Lucas, y debieron
rios y la más antigua literatura cris redactarse en torno al año 90. Estos
tiana, con todos sus problemas. No es escritos tienen cierta fiabilidad, pues
procedente entrar aquí en detalles de parecen haber utilizado fuentes coe
crítica neotestamentaria, pero convie táneas a los hechos que narran. Sin
El cristianism o prim itivo 9
embargo, sus noticias tienen sólo un gran interés sobre el ambiente en que
relativo interés desde el punto de vis se movieron las primeras com unida
ta histórico y presentan u na imagen des cristianas. Pero el gran momento
demasiado idealizada de las primiti de producción literaria del cristianis
vas comunidades cristianas. Lo mis mo preconstantiniano se produce con
mo puede decirse de las cartas de San las grandes composiciones doctrina
Pablo, con el agravante de que unas les y apologéticas de Finales del siglo
son auténticas, considerándose en al II y ya del siglo III: la Epístola a Diog-
gún caso como los más antiguos es neto, el Octavio de M inucio Felix, la
critos del cristianismo, en torno al obra de Clemente de Alejandría y los
año 50 o unos años después, mientras grandes escritores como Tertuliano,
que otras no corresponden a San Pa Orígenes o Cipriano principalmente,
blo y se redactaron más tarde, por lo que, a pesar de carecer de intenciona
que su información es bastante m e lidad histórica, p ro p o r c io n a n m u
nos importante, como ocurre también chos datos del cristianismo primitivo.
con otras cartas atribuidas a Santia Para contar con una obra cristiana de
go, Pedro, Juan, etc. Pero, además del carácter histórico propiam ente dicho,
problema de la historicidad y crono hay que esperar a la paz de la Iglesia
logía de estos documentos en sí mis en el siglo IV con obras como las de
mos, está la dificultad de aprovechar Eusebio o Lactancio. Mientras tanto,
su contenido argumental como testi los historiadores no cristianos siguen
monio válido, pues apenas tienen gran contem plando de forma muy margi
interés desde el punto de vista del his nal, o casi ignorando, al cristianismo
toriado r de la antigüedad, au n q u e en sus obras, como es el caso de C a
sean valiosos para conocer la forma sio Dion o de los escritores de la His
ción de la doctrina y la evolución y toria Augusta.
controversias del pensam iento cris Este panoram a informativo para el
tiano primitivo. cristianismo de los tres primeros si
De los mismos defectos adolecen glos es bastante precario desde la óp
otros escritos antiguos del cristianis tica del historiador de la antigüedad,
mo inicial, como la carta de C lem en pero ello mismo quizá hace más ur
te de Roma a los corintios, o el escrito gente el intento de su reconstrucción
llam ado Pastor de Hermas y otros atri histórica. Por otro lado, no es menos
buidos a los Padres Apostólicos en cierto que aún se pueden añadir otros
los siglos I o II. Varios escritos de esta documentos que ayudan a la infor
prim era época surgieron en im por mación, como por ejemplo: los p api
tantes ciudades orientales, como Ale ros de la com unidad esenia de Qum-
jandría, Antioquía (donde el obispo ran, la escasa epigrafía cristiana pre-
Ignacio escribió siete epístolas) u constantiniana, los restos arqueológi
otras ciudades sirias y fenicias, de cos —por desgracia no muy a b u n
donde procede el famoso escrito de dantes—, algunos elementos residua
nom inado Didakhé (Enseñanzas de les en los ritos, fórmulas y organiza
los Apóstoles), redactado a com ien ción cristiana posteriores, etc.
zos del siglo II, etc. Algunos escritos Con todo ello es posible hoy dise
cristianos ya en el siglo II com ienzan ñar el cuadro fundam ental del cris
a tener verdadera entidad literaria y tia n is m o prim itivo , p a r tie n d o del
de contenido, como la obra de Ireneo, principio básico de que se trata de un
de Justino Mártir o de Taciano. Por fenómeno desarrollado en el marco
otro lado, desde el siglo I hemos de del Imperio R om ano y, como tal, en
contar con escritores de ambiente y absoluto ajeno a todas sus caracterís
tema judíos, como es el caos de Filón ticas: políticas, económicas, sociales,
y Flavio Josefo, que aportan datos de religiosas y culturales.
10 Akal Historia dei M undo Antiguo
muchos pueblos, el pueblo judío des das ideas y prácticas religiosas, sino
de siem p re fue d e p o sita rio de un también una concreta realidad étnica
arraigado nacionalismo de fuerte base y nacional, una peculiar y exclusivis
religiosa, y de un tenaz espíritu de in ta forma de ser y pensar y un específi
dependencia, quizá porque a lo largo co modo de vida, e incluso de activi
de su historia se vio siempre hostiga dad económica y política, era algo re
do y sometido por diferentes poten lativamente familiar, o por lo menos
cias extranjeras. En el caso del dom i no desconocido, para los romanos.
nio de Roma no habría de ser distinto, Pero, a su vez, el judaism o tampoco
sino que en todo caso se hubieron de era una realidad monolítica o un ita
agudizar aún más dificultades de li ria desde ningún punto de vista. G eo
beración. El sentimiento de un me- gráficamente, aunq ue los territorios
sianismo religioso salvador y libera de Palestina se consideraran la tierra
dor del pueblo, que siempre había patria por excelencia, gran cantidad
existido, ahora volvió a despertar con de ciudades helenísticas tenían co
renovada fuerza, de m anera que no m unidades judías que m antenían sus
hacía falta más que la pequeña chis tradiciones y prácticas religiosas, y
pa de la aparición de un líder caris- judíos de la «diáspora», más o menos
mático adornado con características helenizados, se reunían por todas par
mesiánicas para que aglutinara fácil tes siempre en torno a los textos del
mente todos los sentimientos de libe Antiguo Testamento, pero en muchos
ración nacional. Sin embargo, tam casos de forma muy independiente,
poco todo el pueblo judío estaba unido constituyendo sus propias sectas, a
en estos objetivos: hubo sectas judías p e sa r de la ten d en c ia a m a n te n e r
colaboracionistas con el invasor ro siempre una identidad étnica y reli
mano, como la de los saduceos; otras, giosa. En Alejandría se leía y co m en
más preocupadas por el rigorismo de taba la Biblia en griego, y un judío
la ley, se mantuvieron al margen de la practicante como Filón se preciaba
resistencia contra Roma, como la de de conocer bien y adm irar la litera
los fariseos; pero otras sectas, como la tura y el pensamiento de los griegos, y
de los zelotas, tom aron parte activa no tuvo ningún prejuicio en tratar de
en una verdadera resistencia arm ada relacionar las verdades del Antiguo
contra el dominio rom ano con el o b Testamento con las ideas filosóficas
jetivo de lograr u n a verdadera libera que habían circulado en las grandes
ción nacional. Esta tendencia a la in escuelas helenísticas. Ello no im pe
surrección mediante la acción violenta día que el Templo de Jerusalem se si
y de extremismo virulento tuvo m a guiera considerando siempre como el
yor arraigo entre el pueblo bajo judío, centro sagrado por excelencia del j u
que necesitaba creer más en u n me- daismo, y las distintas sinagogas lo
sías salvador, y, por ello, no tiene nada cales de la «diáspora», pese a sus po
de extraño que muchos de los segui sibles diferencias, m an ten ían siempre
dores de Jesús procedieran de este una osmosis espiritual y moral con
movimiento, y que alguno de sus dis ese centro religioso.
cípulos directos fuera zelota. En el propio territorio de Palestina
tampoco había unidad, y aunque n u n
ca se cuestionaron los pilares fun da
2. E! judaismo mentales del judaism o ni el reconoci
y sus sectas miento del Templo de Jerusalem como
gran centro sagrado que aglutinaba a
En los comienzos de la era, el j u todos los circuncisos por diferentes
daism o, concepto en el que se i n que pudieran parecer, diferentes sec
cluían no solamente unas determ ina tas con sus peculiares características
El cristianism o prim itivo 15
Sermón de la Montaña
(Mediados del siglo III).
Panteón de los Aurelios, Roma.
18 AkaI Historia del M undo Antiguo
do Juan, que por la misma región, y pas, sus seguidores continuaron dife
en la zona próxima al río Jordán, h a renciándose de la secta de seguidores
bía formado tam bién u na secta disi de Jesús. Lo que sí parece cierto es
d e n te del clero oficial j u d ío , que que los seguidores de éste último fue
predicaba u n a vida ascética y de puri ron en progresivo aumento, y entre
ficación muy similar a la de los ese- ellos sin duda habría antiguos segui
nios (si no es que era realmente una dores de Juan, esenios, zelotas y miem
secta de esenios —la com unidad ese- bros de otras sectas.
nia de Q um ran estaba sólo a unos ki La fuerza de atracción de la nueva
lómetros al sur del J o rd á n —, como se secta se debía, sin duda, aunque no
cree), y, sobre todo, m a n te n ía u na sólo a ello, al propio poder carismáti-
idea mesiánica del salvador que h a co y al carácter mesiánico de un jefe,
bría de llegar, idea m antenida tam al m o m en to que atravesaba Judea
bién por los zelotas y otras sectas. Lo bajo el dom inio romano, a las ansias
principal es que el profeta Ju an pudo de liberación del pueblo judío, a la
señalar al nuevo profeta, Jesús, como m ala situación socio-económ ica y,
el mesías esperado, lo que daría un también, por supuesto, a la bien cons
gran impulso a su predicación y a u truida doctrina y mensaje a los po
mentaría sus seguidores con la m ez bres, oprimidos y necesitados de todo
cla de las ideas ascéticas esenias y n a tipo, tan abundantes en la Judea de la
cionalistas de los zelotas. Ello no época.
quiere decir que las sectas se unieran Lo más probable es que la atribu
en u n solo m o v im ie n to religioso- ción de poderes sobrenaturales, mila
nacionalista, pues tras la muerte de grosos, etc., a Jesús, sea producto de
Juan, por decreto de Herodes A nti la literatura apologética posterior.
El cristianism o prim itivo 21
Olbia
•Lyón (?)
• Vienne Panticapea
eRorna Tracia
tesos Sagunto Ostia * ©Capua Tesaluüi'.'.s
Ninive
Tarento Pérgamo
© 0 Arbelas
• «S a rd e s
e Dura-Europos
Utica « Efe&o
© Siracusa Mileto A ntioqu i ©
Anath
Cartago o .
Salamina
•D am asco
Cirene
Alejandría
Berenice *
Leonfópolis
diáspora que se h abían establecido con los helenistas la figura del funda
en Jerusalem. Por los datos que tene dor, Jesús, adquiría rasgos claram en
mos de su jefe, Esteban, este grupo se te helenísticos del Dios redentor que
opuso abiertamente a la ortodoxia j u muere y resucita, que unido a la idea
día, corrompida, y consideró como esenia de la purificación bautismal y
idólatras las prácticas rituales del a la celebración del banquete ritual
Tem plo de Je ru sa le m , p o r lo que de tipo helenístico, establecía las b a
veían en Jeüs el enviado para restau ses de un tipo de religión helenizante,
rar la pureza espiritual del judaismo. que preludia los fundamentos doctri
Lógicamente la casta sacerdotal judía nales de Pablo, con los que el cristia
oficial reaccionó rápidam ente contra nismo adquirió su dim ensión univer
este grupo y tras una serie de tum ul sal, desgajado del judaismo. Así, la
tos provocados por el Sanedrín, Este original secta judía de Jesús, com en
ban fue públicamente lapidado. Sus zó a adquirir rasgos diferenciadores,
seguidores fueron sistem áticam ente en especial al salir del territorio de
perseguidos en Jerusalem, por lo que Palestina e im plantarse lentam ente
se vieron obligados a h uir y disper entre judíos de la diáspora en las ciu
sarse por Palestina y regiones griegas dades griegas del Oriente helenísti
próximas. Este grupo de los helenis co. Pronto surgiría, de hecho, la co
tas es importante porque en él se vis m unidad de Antioquía, en la que se
lum bran ya ciertos rasgos de univer mezclaron judíos helenizados, judeo-
salismo con su separación del culto cristianos y no judíos, como chiprio
de Jeru salem , a u n q u e su m en saje tas o cirenaicos, bajo la d enom in a
quedará aún circunscrito a los círcu ción genérica de «cristianos», que se
los judíos. Por otro lado, el martirio atestigua aquí por prim era vez. De
de su jefe y la persecución de sus igual m odo se formaría la com unidad
adeptos hasta su dispersión ya supo de Alejandría, que ya a mediados del
nía una ruptura neta con el judaism o siglo Ϊ está bien atestiguada. Y lo mis
ortodoxo. Por último, y sobre todo. mo puede decirse de la com unidad de
- ’ . M ,
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María entre dos magos (fines del siglo
Cementerio de los Santos Pedro y
Marcelino, Roma.
El cristianism o prim itivo 25
26 A ka l Historia d el M undo Antiguo
MAR NEGRO
MACEDONIA
Filipos Neápolls
Tesalónica Gordlu(p
Anfípolia
Pessinonte CAPADOCIA
Berea» V a polonia e Tróade
AR EGEC^ P ^ g a ··™ • ípsos( /Antloquia de Plsldia
GRECIA
Mltllenef Esm lrn# Rladelfla f^ k Iconlo
Atenas » Efeso U s tra · SIRIA
C o rln to Samoa * βΜ||β4Λ ^ f Perge Derbe Tarso
Aniloquie de Slrli
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Siracusa
CHIPI
Malta CRETA
Sldón
Puertos H erm osos
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j f Jolem alda
MAR M E D ITE R R A N E O • Cesarea
Jerusalén
PALESTINA
viniera de forma más enérgica contra hecho lo fue— ser utilizado contra
los cristianos y ratificaba la fórmula los cristianos. La nueva tendencia se
de Trajano añadiendo, además, que hizo explícita en la ruptura de la nor
el acusador debía aportar pruebas en ma de no buscar expresamente a los
las denuncias a cristianos y que el cristianos, que se rom pió en algún
g o b e r n a d o r d e b ía c a s t i g a r a los caso, como fue el de Policarpo de
calumniadores. Esmirna.
En tiempos de A n ton ino Pio no Un índice para seguir la creciente
hubo innovaciones legislativass, a u n expansión del cristianismo en el Im
que el equilibrio, que con Adriano se perio R om ano es la mayor atención
había roto levemente en favor de los que le prestan los autores paganos de
cristianos, se volvió de nuevo a alte la época al fenómeno. Gracias al apo
rar también levemente, pero ahora en logista cristiano Minucio Felix cono
su contra. Ello se deduce de un res cemos el escrito del sofista Frontón
cripto fechado en el 141 y que el em contra los cristianos. En la obra se re
perador envió a un legado de la Galia cogían las perversiones que se atri
Lugdunense en el que se fijaban las b u ían a los cristianos, tales com o
medidas a tomar contra los introduc adorar la cabeza de un burro, antro
tores de sectas y religiones fuera de pofagia durante los rituales e incesto.
razón. El rescripto, aunque no m en La actitud de desprecio, más o menos
cionaba a los cristianos, podía —y de benevolente según los casos, fue la tó
K·: · 5 ·- W,
segunda mitad del siglo III fue noto nos encararon la persecución presen
ria. Tras la persecución de Decio las tándose voluntariamente ante los m a
com unidades cristianas se recupera g istrad o s (P a le s tin a , Egipto), que
ron con rapidez. El epistolario de C i estaban desbordados por la tarea, o
p r i a n o de C a rta g o , p o r e je m p lo , incluso saqueando santuarios paga
muestra el ánim o con el que se reem nos (Africa).
prendió la reorganización de la co C on la abdicación de Diocleciano
m u nid ad cristiana. Este esfuerzo cris en el 305 y la instauración de la Se
talizó en u na rápida expansión del gunda Tetrarquía, la persecución fue
cristianismo en los ámbios rurales, en muy distinta en Oriente y en Occi
un considerable aum ento del número dente. Mientras que en Occidente en
de obispados y, en fin, en una conso la práctica se dejó de perseguirlos,
lidación y expansión del cristianismo en Oriente se recrudeció la persecu
en cuanto opción religiosa y orga ción y se mantuvo hasta el 311 por el
nización. im p u lso que recibió de m a n o s de
Valerio.
f) Diocleciano Sin embargo, la reacción de Dio
cleciano con sus derivaciones prece
La política c o n s e rv a d o ra de D io dió a un cambio de actitud irreversi
cleciano de vuelta a la tradición reli ble a favor del cristianismo contra el
giosa rom ana significó el fin de la to que nada pudieron agresiones ulte
lerancia y un regreso a las persecucio riores.
nes. Esta nueva d isposición no se
hizo efectiva, salvo ocasionalm ente
en el ejército, durante aprox im ad a
2. Los fundamentos de las
mente los primeros veinte años del actitudes anticristianas
reinado de Diocleciano (248-303). Sin
em bargo, desde p rin cip ios del 303 a) Introducción
hasta principios del 304 se emitieron En el Apologético Tertuliano, el vi
cuatro edictos que dieron paso a la goroso autor norteafricano, informa-
llamada G ran Persecución. Con estas
medidas se pretendía limpiar de to Rescripto del emperador Trajano
dos los elementos contrarios a la tra [ca. año 110)
dición rom ana el Imperio. El primero
«Trajano a Plinio. Has seguido, Segundo
de los edictos se orientaba a impedir mío, el procedimiento que debiste en el
el culto, con el segundo se pretendía despacho de las causas de los cristianos
arrestar a los jerarcas de las co m u ni que te han sido delatados. Efectivamente,
dades, en el tercero se prometía la li no puede establecerse una norma general,
bertad a los encarcelados si consen que haya de tener como una forma fija. No
tían en realizar sacrificios y lib a se los debe buscar; si son delatados y que
ciones y el cuarto edicto exigía a to dan convictos, deben ser castigados; de
dos los habitantes del Imperio sacrifi modo, sin embargo, que quien negare ser
cristiano y lo ponga de manifiesto por obra,
car a los dioses. La aplicación de es
es decir, rindiendo culto a nuestros dioses,
tas medidas con sus penas anejas fue por más que ofrezca sospechas por lo
desigual en el Imperio. R esultaron pasado, debe alcanzar perdón en gracia de
prácticam ente libres de la persecu su arrepentimiento. Los memoriales, en
ción Galia y Britania, bajo el control cambio, que se presenten sin firma, no
de Constancio Cloro. N o obstante, la deben admitirse en ningún género de acu
situación de los cristianos a princi sación, pues es cosa de pésimo ejemplo e
pios del siglo IV estaba ya perfecta impropia de nuestro tiempo.»
mente consolidada y ello se aprecia (Plinio, Cartas, X, 97.
en el optimismo con el que los cristia Trad. D. Ruiz Bueno)
36 Aka! Historia del M undo Antiguo
bres para conducirlos por el camino Así, lo que para unos era objeto de
del mal y de la idolatría. A esto llam a una fe fuera de toda duda y discusión,
b an los paganos el ateísmo cristiano. para los otros era un conjunto de dis
Esta disposición de ánim o no podía lates defendidos con una arrogancia
sino sorprender y parecer osada. A in aceptable, que a d e m á s aten ta b a
fin de cuentas, decían los paganos, se co n tra u n a vieja y v en e rab le t r a
trataba de un dios bárbaro, cuyo ori dición.
gen y novedad ciertamente no facul
taba a sus seguidores para tratar con c) Problemas sociales
desdén a los dioses tradicionales.
Esta creencia en un Dios único y Pero el cristianismo no sólo provo
otros aspectos de la doctrina cristiana caba poblem as de carácter teórico,
que igualmente sorprendían a los p a sino que tam bién afectaba a muchas
ganos, los sustentaban los seguidores cuestiones prácticas y cotidianas.
de esta nueva opción religiosa con Todo fenómeno religioso a medida
u na absoluta seguridad, por en ten que se desarrolla y adquiere rango
derlos fruto de una revelación divina. institucional hace crecer en su entor-
38 Akal Historia d el M undo Antiguo
Peregrino y los cristianos (ca. año 170) grino —pues todavía llevaba este nom
bre— era calificado por ellos de nuevo
«Fue entonces, precisamente, cuando co
Sócrates.
noció la admirable doctrina de los cristia Es más: incluso desde ciertas ciudades
nos, en ocasión de tratarse, en Palestina, de Asia llegaron enviados de las comunida
con sus sacerdotes y escribas. Y ¿qué os des cristianas para socorrer, defender y
creéis? En poco tiempo les descubrió que consolar a nuestro hombre. Porque es
todos ellos eran unos niños ¡nocentes, y increíble la rapidez que muestran tan
que él, sólo él, era el profeta, el sumo sacer pronto se divulga un hecho de este tipo. Y
dote, el jefe de sinagoga, todo, en suma. es que —para decirlo con sus propias pa
Algunos libros sagrados él los anotaba y labras— no tienen bienes propios. Y ya
explicaba; otros los redactó él mismo. En tienes que va a parar a los bolsillos de
una palabra, que lo tenían por un ser divino, Peregrino —procedente de manos de esas
se servían de él como legislador y le dirigían gentes— una gran suma de dinero en razón
cartas como a su jefe. Todavía siguen ado de su condena; con ello le ayudaron, y no
rando a aquel gran hombre que fue crucifi poco, monetariamente. Y es que los infeli
cado en Palestina por haber introducido
ces creen a pie juntillas que serán inmorta
entre los hombres esta nueva religión. les, y que vivirán eternamnte, por lo que
Prendido por esta razón, Proteo fue a dar
desprecian la muerte e incluso muchos de
con sus huesos en la cárcel, cosa que le
ellos se entregan gozosos a ella. Además,
granjeó mayor aureola aun para las otras
su fundador les convenció de que todos
etapas de su vida y con vistas a la fama de
eran hermanos. Y así, desde el primer mo
milagrero que tanto anhelaba. Pues bien;
mento en que incurren en este delito re
tan pronto estuvo preso, los cristianos, con
niegan de los dioses griegos y adoran en
siderándolo una desgracia, movieron cielo
cambio a aquel filósofo crucificado y viven
y tierra por conseguir su libertad. Al fin, según sus preceptos. Por eso desprecian
como esto era imposible, se procuró al los bienes, que consideran de la comuni
menos proporcionarle cuidados y no pre dad, si bien han aceptado estos principios
cisamente al buen tuntún, sino con todo el sin una completa certidumbre, pues si se
interés del'mundo. Y ya desde el alba podía les presenta un mago cualquiera, un hechi
verse a las puertas de la cárcel una verda cero, un hombre que sepa aprovecharse
dera multitud de ancianos, viudas y huérfa
de las circunstancias, se enriquece en po
nos e incluso los jerarcas de su secta
co tiempo, dejando burlados a esos hom
dormían con él en la prisión, previo soborno
bres tan sencillos.»
de los guardianes. Luego eran introducidos
toda clase de manjares, se pronunciaban (Luciano, Sobre la muerte
discursos sagrados y el excelente Pere- de Peregrino, 11-13. Trad. J. Alsina)
no una larga serie de actividades so nos venerables, contra unas prácticas
ciales, culturales y económicas. U na más o menos vigorosas, sino que tam
creencia religiosa a la larga supone bién agredía a una serie de intereses
un templo, un patrimonio, un servi que giraban en torno a las creencias
cio de culto y, por consiguiente, unos en cuestión.
sacerdotes, unos fieles, una atención Por este motivo, san Pablo se en
a los mismos, que puede ser muy va contró con u na violenta oposición
riada, y unas celebraciones. Todo ello con los plateros de Efeso, que veían
requiere no poca energía y una finan peligrar por la predicación cristiana
ciación y también, en tomo a todo ello su negocio de construcción de tem
gravitan múltiples actividades subsi pletes d ed icado s a Artemisa. Otro
diarias que van desde la mendicidad caso semejante, aunque menos explí
al artesanado. cito, nos es relatado en la carta que
En consecuencia, cuando un cris Plinio el Joven envió a Trajano para
tiano se manifestaba* en contra de pedirle instrucciones sobre los cristia
u n a s creen c ia s religio sas no sólo nos. En este docum ento el legado de
atentaba contra unas ideas más o me- Tranajo narraba como la carne de las
El cristianism o prim itivo 39
f---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 1
CERDEÑA
Utica SICILIA
c;»i ¡ago
mmjwtania ¡urubis
a, *Timgad * Arñ,CA
[fisaro
AFRICA CRISTIANA EN EL SIGLO
■ m—— Fronteras del Imperio romano del 200-294
insolidarios para con los problemas go de los tres primeros siglos, pero sí
del Imperio. constituyeron motivos para que aquí
Otro modo de actuar de los cristia y allá se persiguiera a los cristianos
nos que hubo de aparecer con impli atribuyéndoles crím enes nefandos,
caciones políticas fue la constancia incestos y banquetes en los que se co
con la que algunos de ellos m antuvie mían las víctimas de crímenes ritua
ron sus creencias incluso hasta la les y el romper la pax deorum, es decir,
muerte. La imagen del cristiano que la concordia existente entre hom bre y
soporta el martirio estoicamente tras dioses.
haber reiterado su condición de cris Pero lo paradójico de todo ello es
tiano, hubo de interpretarse —así lo que muchos de estos com portam ien
sugieren Plinio el Joven y las actas de tos e ideas cristianas generaron no
los mártires— un desafío a la autori sólo hostilidades, sino tam bién un
dad representada por el magistrado. creciente ínteres y estima. La inver
Es de suponer que tal actitud se juzgó sión teórica y numérica de esta situa
como un acto de rebeldía con un sig ción finalizó con el éxito cristiano.
nificado político impreciso, pero que
en cualquier caso no debía ser tolera
do. Así hubieron de creerlo algunos 3. El triunfo del
en tanto que otros encontrarían m ate
ria de reflexión y curiosidad por esa
cristianismo
doctrina que conseguía arrastrar h a s Era necesaria la observación con la
ta la muerte a sus seguidores. que se puso fin al apartado anterior,
Por supuesto, no todos estos aspec porque a fuerza de insistir en las ra
tos que pudieron molestar o inquietar zones p o r las que los cristianos se
a los paganos que no pasab an a en convirtieron en objeto de la an im ad
grosar el número de los cristianos ac versión de los paganos, termina por
tuaron con la misma intensidad en resultar difícil entender su creciente
todas las partes del Imperio y a lo lar éxito. Y, en efecto, el tema no es senci-
42 A ka l Historia del M undo Antiguo
Epitafio de Abercio (año 170-200) me hizo avanzar por todas partes y me ofre
«Ciudadano de una distinguida ciudad hice ció por doquier como alimento un pez
esto en vida, para en su momento tener grande y puro de una fuente, el que una vir
aquí un lugar para el cuerpo. Mi nombre es gen pura agarró y entregó a sus amigos
Abercio y soy discípulo de un pastor santo, para que por siempre comieran con buen
que apacienta rebaños de ovejas en mon vino y dándolo mezclado con pan. Presente
tes y llanuras y tiene grandes ojos que yo Abercio dije que estas cosas se escribie
desde arriba observan todo. Este me en ran así, cuando en verdad tenía setenta y
señó escrituras creíbles, el que me envió dos años. Todo el que concorde entienda
a contemplar un reino y a ver a una reina de esto, ruegue por Abercio. No se pondrá a
túnica y calzado dorados. Vi allí un pueblo ningún otro en mi tumba. Si se pone,
que tiene un sello brillante.· También vi la pagará al fisco de Roma 2.000 áureos y a
llanura siria y todas las ciudades, y Nisibi la benéfica patria de Hierápolis 1.000.»
tras cruzar el Eufrates. Apoyado en Pablo
tuve en todos los lugares parientes. La fe (Trad. F. Gaseó)
El cristianism o prim itivo 43
mas») del Espíritu Santo, que tam el. La selección de este nuevo tipo de
bién gozaron de una cierta autoridad, obispos se realizaba por los m iem
en ocasiones e m b arazo sa p ara los bros de la com unidad reunidos para
otros m andatarios de la com unidad esta ocasión y que emitían su voto
—Pablo de Tarso tuvo ya problemas oral, una vez escogida la persona los
de esta índole—. obispos de las com unidades vecinas
le im ponían las manos. Además de
b) El obispado monárquico los posibles méritos morales y espiri
tuales que pudieran concurrir en el
En u n a evolución que no fue u n i obispo, no eran ajenos a su elección
forme en las distintas com unidades y ni sus recursos económicos ni su per
cuyo proceso no se puede seguir con tenencia a una familia en cuyo seno
precisión, se pasó de esta situación a se hubiera desempeñado el cargo. En
lo que se ha dado en llam ar obispado algún caso se tiene noticias de que el
m onárquico. En este nuevo estadio consejo de los presbíteros era quien
organizativo una sola persona se h a seleccio nab a al obispo. El obispo
llaba al frente de la com unidad, a u n contaba con una serie de colabo
que poseía una serie de ayudantes, radores, como hemos dicho, en quie
presbíteros y diáconos, elegidos por nes delegaba distintas funciones li-
Anchialus
THRACIA
/ '
BITHYNIA
'"W 'A_ t-- PONTUS
Ancyra
MYSIA
GALATIA
CAPPADOCIA ARMENIA
Thyatira PHRYGIA
LYDIA Otrus Synnada /
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\ . Caesarea
Philadelphia Eu„,eneia ... /
Ephesus Hierapolis
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Iconium
Laodicea Apamea
CARIA LYCAONIA
MESOPOTAMIA
LYCIA
CILICIA
Antiochia
SYRIA
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por conseguir nuevos adeptos les for Sócrates y de Hércules en ciertos as
zaba a hacerse entender y en esta su pectos. Pero es que, además, los cris
p re d ic ació n se vieron em p la z a d o s tianos eran hom bres de su tiempo e
desde un prim er mom ento a buscar ineludiblemente se asim ilaban a cier
formas de aproximación por medio tas formas de actuación de sus con
de conceptos afines o conocidos para temporáneos y ello permitió que, por
sus aud itorios. Las p e rs e c u c io n e s ejemplo, se les com parara con los cí
además obligaban p los cristianos a nicos por su pobreza, parrhesia («au
convencer a no creyentes recalcitran dacia de palabra»), predicación itine
tes para los que algunos apologistas, rante, forma de vestir, etc.
b u s c a ro n a rg u m e n ta c io n e s p ro c e Pero, junto con estas tendencias a
dentes del ámbito pagano con las que la integración, h a b ía otras que se
querían demostrar lo justo de su o p oponían radicalmente a lo que enten
ción y lo injusto de la persecución dían como falseamiento de la doctri
(contra el politeísmo utilizaron por na cristiana al ser vertida en los m ol
ejemplo los mismos argumentos que des clásicos. La fe cristiana, la firme
escépticos y empíricos h abían aduci convicción de hallarse en posesión de
do desde antiguo). Pero, dejando de u na verdad que les había sido revela
lado incluso la voluntad de los cris da por Dios, hizo que muchos consi
tianos por adherirse a parte de la tra deraran superflua cualquier versión
dición clásica o a rechazarla en su helenizante de sus creencias. En ten
conjunto, no pudieron evadirse del dían que la propia diversidad de las
medio en el que vivían ni prescindir escuelas filosóficas era prueba m an i
de los instrumentos de com unicación fiesta de su incapacidad para alcan
y raciocinio grecorromanos. Bastaba zar la verdad y además de por este su
con traducir la doctrina cristiana al puesto fracaso, se m iraba con recelo
griego o al latín para que se introduje las posibles aportaciones que pudie
ran concepciones —basta con pensar ran realizar las escuelas filosóficas
en la palabra «logos»—, significados clásicas, porque ciertas herejías —el
pregnantes, metáforas y matices v a gnosticismo— se entendían resultado
rios procedentes de la tradición clási de malas influencias procedentes de
ca. Además, no se trataba tan sólo de este ámbito. Hipólito de Roma, en el
una traducción, los autores cristianos prólogo de sus Philosophumena expre
tom aron prestada de géneros litera saba su pretensión de demostrar que
rios clásicos la preceptiva para pro las herejías procedían del influjo de
ducir su literatura incipiente: diatri los sistemas filosóficos griegos.
ba, praxeis, actas de mártires, género
epistolar, etc. Por otra parte, la refle b) La opción integradora
xión doctrinal cristiana que con el
tiempo fue ganando en profundidad, La voluntad de fijar un terreno in
recurrió en ocasiones a los in stru termedio en el que ciertos elementos
mentos que le facilitaban escuelas fi ab rieran un diálogo, se aprecia ya
losóficas que en ciertos aspectos se desde las líneas introductorias del
podían considerar próximas a su for Cuarto Evangelio y el discurso de San
ma de pensar. H abía tam bién en la Pablo en el Areópago que nos refie
trad ición clásica co m p o rta m ie n to s ren Los Hechos. Pero hasta el siglo II
de personajes o héroes que ciertos no encontramos un intento de sínte
cristianos consideraron como un p u n sis entre la filosofía griega y el cristia
to de referencia con el que pretendían nismo. Tal esfuerzo vino de la m ano
m ostrar afinidades entré lo «mejor» de Justino, qu ien observaba desde
de esta tradición clásica y el cristia una perspectiva optimista las posibi
nismo. Tal fue, por ejemplo, el caso de lidades de alcanzar una integración
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Cronología
Bibliografía