Está en la página 1de 265

Avison

La traducción de este libro es un proyecto del Foro Bookland. No es ni pretende


ser o sustituir al original y no tiene ninguna relación con la editorial oficial. Ningún
colaborador —Traductor, Corrector, Recopilador— ha recibido retribución material
por su trabajo. Ningún miembro de este foro es remunerado por estas producciones y
se prohíbe estrictamente a todo usuario del foro el uso de dichas producciones con fines
lucrativos.

Bookland anima a los lectores que quieran disfrutar de esta traducción a adquirir
el libro original y confía, basándose en experiencias anteriores, en que no se restarán
ventas al autor, sino que aumentará el disfrute de los lectores que hayan comprado el
libro.
2
Bookland realiza estas traducciones porque determinadas obras no salen en
español y quiere incentivar a los lectores a disfrutar historias que las editoriales no han
publicado. Aun así, impulsa a dichos lectores a adquirir los libros una vez que las
editoriales hayan realizado su publicación.

En ningún momento se intenta entorpecer el trabajo de la editorial, sino que el


trabajo se realiza pura y exclusivamente por amor a la lectura.
Créditosn
Moderadora de Traducción:
Eli25

Traductores:
Eli25 IzzieyAutumn Mtomasm
Eva Masen-Pattinson Jeyd3 Paulii~
Gabbii Karou DH Rihano
ItBurnsLikeIce Kirara7 *eliza*
Mika

Traductores SOS: 3
Alisay.or Eli25

Recopiladora:
Xhessii

Correctores:
Azhar33 ElyGreen July C.B
Eli25 Xhessii

Correctores SOS:
Xhessii

Revisión:
Xhessii

Diseño:
Kirara7
Índicen
Aviso .................................................................................................................................................. 2
Créditos ............................................................................................................................................... 3
Índice ................................................................................................................................................. 4
Sinopsis............................................................................................................................................... 5
Uno ..................................................................................................................................................... 6
Dos ................................................................................................................................................... 17
Tres .................................................................................................................................................. 38
Cuatro ............................................................................................................................................... 55
Cinco ................................................................................................................................................. 70 4
Seis ................................................................................................................................................... 86
Siete ................................................................................................................................................ 104
Ocho ................................................................................................................................................ 119
Nueve ............................................................................................................................................. 138
Diez ................................................................................................................................................ 158
Once ................................................................................................................................................ 182
Doce................................................................................................................................................ 199
Trece............................................................................................................................................... 215
Catorce ............................................................................................................................................ 227
Quince ............................................................................................................................................. 241
Dieciséis ......................................................................................................................................... 257
Próximo Libro ............................................................................................................................... 263
Sobre la Autora ............................................................................................................................ 264
Sinopsisn
Él responde la llamada de su espíritu.
Pero, es su corazón lo que no puede resistir.

Un grupo de ex SEALS de la Armada, la Manada Alfa es un equipo de máximo


secreto de lobos cambiantes con poderes Psy combatiendo los peligros más grandes en
el mundo. Y cuando la batalla se hace personal, su lado salvaje se desata.

Ryon Hunter ve a gente muerta —espíritus que le suplican por ayuda de manera
que no puede comprender. Haría cualquier cosa para acabar con el tormento, hasta que
un bello espíritu se le aparece con una súplica que no puede ignorar: «Ayúdame… Estoy 5
viva». La mujer es Daria Bradford, una bióloga de la fauna silvestre, mortalmente herida
después de encontrarse con un lobo blanco, llamando a Ryon a través de un raro don
psíquico.

Cuando Ryon localiza a Daria en el Parque Nacional Shoshone, casi es demasiado


tarde, pero asistirla de vuelta para curar en el complejo de la Manada Alfa lleva una
nueva complicación: Daria es su compañera destinada, y Ryon tiene miedo de lo que
ocurrirá cuando ella descubra lo que es, y lo que tuvo que hacer para salvar su vida.
Pero la amenaza más grande de todas aún está suelta en el bosque, dejando detrás un
rastro despiadado de muerte. La Manada Alfa sale a la caza del misterioso lobo blanco,
determinada a detener al asesino renegado… solo para encontrar que la criatura más
letal de todas es la que no pueden ver venir.

Saga Alpha Pack 4: Hunter’s Heart


Unon
Revisado por: Eli25

Corrección SOS por: Xhessii

—¿Sabes? El tipo que va en la retaguardia es siempre al que se comen.

Ryon Hunter hizo una cara a la espalda de Aric Savage cuando su equipo de
cambia-formas, la Manada Alfa, reptó furtivamente en forma humana por la basura
desparramada del callejón. O la mitad de ellos, de todas formas.

La otra mitad estaba en alguna parte de la Gran Manzana, rápida y


tranquilamente buscando en la noche a una pandilla de vampiros renegados declarados 6
para ser cazados, por drenar y matar a humanos y dejar sus cadáveres para ser
encontrados por ciudadanos perplejos y alarmados. El comandante de la manada, Nick
Westfall, les había dado una simple orden: encontrar a los bastardos y neutralizar hasta
el último de cada maldito. De otra manera el público tendría preguntas, unas cuyas
respuestas tenían la manada y muy pocas autoridades en el conocimiento que no les
querían pillar.

Vampiros en la ciudad de Nueva York. Sonaba como una película apocalíptica.

Si la gente simplemente supiera del muy real mundo paranormal que acechaba
en las sombras, habría pánico masivo. El trabajo de la Manada Alfa era asegurarse que
nunca ocurriera. Cazaban a las criaturas más peligrosas en el mundo, eliminándolas
antes que los humanos tuvieran alguna prueba de que estuvieron allí. Las menos
peligrosas eran llevadas para una posible rehabilitación, y reintegración en su mundo.

Curioseando en la melancolía, Ryon se forzó para concentrarse. Los espíritus le


llamaban desde cada esquina, sus formas fantasmagóricas aparecían y desaparecían
cuando le suplicaban que escuchara sus súplicas que no podía oír. No quería oír. Como
el canalizador/telépata de la manada, este era su don: o más bien, su maldición.
Como telépata, Ryon era capaz de oprimir sus pensamientos directos en las
cabezas de otras personas. También podía captar una respuesta de uno de sus
compañeros de equipo si hacían retroceder bastante duro, incluso si ninguno del resto
de ellos compartía su don. Pero sus oh tan maravillosas habilidades no se detenían ahí.
Ser un canalizador significaba que Ryon también podía comunicarse con la muerte, si
realmente lo intentaba. Lo cual raramente quería hacer, pero los fantasmas no le
dejaban en paz. Las almas perdidas eran atraídas hacia él como las virutas de metal a
un imán, y la Ciudad de Nueva York contenía a tantos de ellos que era como andar a
través de sopa de guisantes.

Incluso peor, los fantasmas enfadaban seriamente a su lobo, quién mordía y


gruñía dentro de él cada vez que uno se acercaba demasiado. Lo cual era
constantemente.

Nadie, ni siquiera sus hermanos de manada, sabían cuán cerca los espíritus le
habían conducido al punto de ruptura.

Un ligero sonido de arañazo llegó desde detrás de él, como un zapato en el


hormigón, y Ryon se giró. Su visión mejorada escaneó la oscuridad, pero todo estaba
tranquilo. Quieto. Tan quieto que le llevó un par de segundos averiguar por qué eso le
molestó. 7
Los espíritus habían desaparecido.

—Mierda —respiró él, girando alrededor para alcanzar a su grupo—. Chicos...

El callejón explotó en una ráfaga de figuras oscuras, corriendo hacia ellos desde
todos los lados. Él solo tuvo tiempo para ver a Aric y a Hammer enfrentándose en batalla
con cuatro vampiros renegados cuando un quinto le abordó desde un lateral,
golpeándole contra la pared de un edificio.

Gruñendo por el dolor, empujó al vampiro, haciendo una mueca por el hedor de
la respiración fétida que flotó hacia su cara. El renegado le tenía clavado y desnudó sus
colmillos, yendo a por la yugular de Ryon. Girando, Ryon se las arregló para hacer
suficiente palanca para poner su espalda en la pared y alejar a la cosa de él. El vampiro
tropezó hacia atrás y Ryon agarró el cuchillo de plata atado a su muslo, maldiciéndose
por no tenerlo ya en su mano.

Llevó al vampiro gruñón al suelo, y en un movimiento girando, embistió la


cuchilla bajo el esternón, enterrándolo profundo en el negro corazón del monstruo. Al
chillido del vampiro se unió los otros cuando Aric y Hammer eliminaron a sus
oponentes. Pero no salieron de los bosques.
Otra ola de renegados emergió desde las sombras, intentando destruir a sus
adversarios y dándose un festín con su sangre. Antes de que Ryon pudiera ponerse de
pies, dos vampiros saltaron sobre él, golpeándolo en el sucio hormigón. Él había
luchado números más grandes que este antes y ganó, pero le tenía fuera de equilibrio.
Le consiguieron boca abajo, uno sentado en sus piernas, girando un brazo detrás de él
y tomando el cuchillo, mientras el otro agarraba un puño de su pelo y empujaba su
cabeza hacia atrás para exponer su garganta.

—¡Déjame, idiota! —Su lobo, enfurecido, demandó liberarse cuando luchó.


Intentando en vano desecharlos. Sabiendo que podía lucharles mucho mejor a cuatro
patas, con su propio conjunto de dientes, reunió su concentración para el cambio.

—Uh-uh —cantó el que estaba sentado en sus piernas—. No podemos dejar que
el cachorro salga a jugar.

¿Cómo saben...?

Un fuerte puñetazo aterrizo en su costado. Calor, agonizante fuego se extendió a


través de su torso, agarrando sus pulmones. Su grito salió como un jadeo ronco cuando
se dio cuenta que el vampiro le había apuñalado con su propio cuchillo de plata,
enterrándolo hasta la empuñadura entre sus costillas. Renovó su lucha para alejarles, 8
pero no fue útil.

—Tranquilo, cachorro —cantó suavemente el otro en su oído—. Esto terminará


pronto.

Entonces los colmillos de la criatura se hundieron profundos en la garganta de


Ryon, silenciando su grito. La agonía fue indescriptible, ahogando incluso el ardor en
sus costillas. Los enfermizos sorbos de la cosa alimentándose de su cuello le hicieron
querer vomitar, pero no podía moverse. No podía hacer nada cuando su visión comenzó
a atenuarse, su cerebro a girar con mareo.

El que se había alimentado levantó su cabeza, y habló con reverente maravilla.

—¡Es cierto! ¡La sangre de los cambia-forma es como la cocaína más pura! Tan
buena...

—Déjame intentarlo —insistió el otro.

—¡No! ¡Esta muerte es mía!

Su discusión le salvó. Eso, y sus hermanos de manada corriendo a su rescate


después de encargarse de los otros renegados. Vagamente, Ryon oyó los sonidos de una
fiera pero breve pelea cuando los vampiros se volvieron para encontrar la nueva
amenaza. Entonces repentino silencio, roto por irregulares respiraciones. Botas,
corriendo hacia él. Maldiciones.

—Puto infierno —dijo bruscamente Aric—. Ayúdame a girarle. Con cuidado.

Las manos le levantaron, y pronto estuvo sobre su espalda. Intentó ver sus caras,
decir que él estaba completamente bien. Pero la cálida sangre borboteaba en su
desgarrada garganta en su lugar. Mierda, ¡no podía respirar!

—No intentes hablar —le instruyó Hammer—. Te pondrás bien, mi hombre.

Aric examinó el costado de Ryon, murmurando:

—Le apuñalaron con su propio maldito cuchillo. Tenemos que sacarle eso de ahí
ahora, o se desangrará.

—Pero no puede cambiar a menos que lo saquemos. Si puede cambiar, quizás


pueda curar más rápido.

La voz de Aric flotó sobre él.

—¿Ryon? ¿Puedes oírme?


9
Él asintió, una vez.

—Bien. Si sacamos el cuchillo, ¿puedes cambiar?

Él asintió otra vez, o creyó que lo hizo. Concentrándose, intentó llamar a su lobo,
pero aulló de dolor. Retirándose profundo dentro de él, la fuerza drenándose.

—¿Ryon? Aguanta, hombre...

Sus hermanos de manada maldijeron, sus súplicas insistentes, derritiéndose a lo


lejos. En la nada.

Daria Bradford se bebió su trago de whisky, disfrutando de la calidez que se


deslizó por su garganta a su estómago. Las noches se hacían más frías en el Bosque
Nacional Shoshone en el temprano otoño, así que la indulgencia era bienvenida.
Sentada junto al fuego, recogió una botella de agua y enjuagó su vaso. Luego lo
secó antes de devolver el vaso y el frasco de plástico de vuelta a su mochila. El ritual
nocturno la consoló, la hizo sentir más en casa, tan lejos de la civilización. Era una
tradición que ella y su padre habían compartido antes de que él se retirara del trabajo
de vida que tanto adoraba. El trabajo que ahora ella llevaba a cabo.

Su padre la había enseñado todo lo que sabía sobre estudiar a los lobos. Como
una chica joven, le había acompañado en muchos viajes. Después de la graduación de la
preparatoria, a diferencia de muchos de sus compañeros, Daria había sabido
exactamente lo que quería hacer con el resto de su vida: seguiría los pasos de su padre.
Y así lo hizo, convirtiéndose en una bióloga de la vida salvaje quién se especializó en el
campo de estudio que, para ella, eran las criaturas más bellas y escurridizas en el
planeta.

Su padre había sido parte del grupo de conservación que en la década de 1980
fue fundamental para salvar a los lobos en el Shoshone que estaban al borde de la
extinción. Observarles prosperar una vez más era una de las dos grandes alegrías en su
vida, junto con idolatrar a su hija. Pero eventualmente su artritis le impidió escalar las
montañas y los valles que tanto adoraba, así que ahora vivía indirectamente a través de
las historias de ella. Ella se aseguraba de llevarle muchas para que escuchara sobre sus
acogedoras noches junto al fuego, sus whisky en mano.
10
Sonriendo para ella misma, pensó en todo lo que le diría cuando fuera a visitarle
en unas pocas semanas. Las manadas de los lobos que había comprobado a lo lejos lo
estaban haciendo muy bien, los cachorros estaban creciendo. Pero a la bailarina luz del
fuego, cogió su libreta de espiral y registró sus notas sobre cada miembro de la manada
local para el día. Luego la guardó otra vez y se arrastró a la tienda, cerrando la
cremallera contra cualquier visitante de la noche que las llamas no disuadieran.

El cansancio subió a sus huesos y músculos, y era de un hermoso tipo, aquel que
era ganado de un honesto día de trabajo duro. Ella se metió en la bolsa de dormir y
durmió en su capullo y vagó a la deriva, contenta.

Fue entonces cuando la pesadilla la invadió.

Ella estaba de pie en un lugar oscuro. Un callejón sucio. Los ruidos de la ciudad
venían de la cercanía: el tráfico y la gente hablando. Luego llegó el grito. Se acercó a los
ruidos, y se dio cuenta que sonaba como una pelea. Cuando se acercó, vio formas oscuras.
Pálidas figuras como de humano vestidas en harapos, gruñendo, con amarillentos
colmillos acuchillando en la penumbra.
Estaban atacando a un grupo de hombres, y por unos pocos movimientos, parecía
que los malvados ganarían. Cómo ella sabía que los defensores eran los buenos, no podía
decirlo. Solo sabía que era invisible para ellos cuando los hombres tomaron la delantera
al final.

Pero uno de sus miembros cayó bajo dos de los oscuros. Hubo un destello de plata,
su grito ahogado terminó horriblemente. De repente, uno de los atacantes tiró de su
cabeza hacia atrás y rasgó la garganta del hombre con esos horribles colmillos
amarillentos.

Tropezando, Daria les gritó que pararan, pero nadie la oyó. Su respiración se
congeló en sus pulmones cuando los compañeros del hombre llegaron a su rescate,
despachando al resto de criaturas. Eso es lo que eran —criaturas— pero no podía
ponerles un nombre. El pensamiento de los feos desapareció cuando se acercó, miró hacia
abajo y estudió al hombre cuyos amigos estaban intentando tan duramente salvarle.

Él era, sin duda, el hombre más bello que había visto nunca. Estaba tumbado sobre
su espalda, con los brazos y las piernas flojas. La luz de la luna llenaba los claros ojos
azules cristalinos y se reflejó en su pelo rubio. Su nariz era recta, y tenía surcos alrededor
de su boca y labios llenos que insinuaban que era un hombre que sonreía frecuentemente.
11
Pero en ese momento, estaba luchando por respirar. Un chorro de rojo empañaba
la carne desgarrada de su garganta, y había más de la vital sangre carmesí fluyendo de
alrededor de la empuñadura del cuchillo enterrado en su costado. Preocupación por el
hombre y una profunda y repentina tristeza la abrumó. Intentó otra vez hablar, pero no
pudo hacer ningún sonido.

Entonces su mirada encontró la suya, y sus ojos se abrieron de par en par. Solo por
un momento, el mundo se redujo a ellos dos. Levantando su brazo, él la alcanzó con dedos
llenos de sangre seca. Ella quería sujetar su mano, traerle el consuelo que pudiera.

Entonces fue succionada hacia atrás, cayendo fuera del sueño cuando gritó en
protesta.

¡No!

—¡No! —El grito de Daria sonó en la tienda mientras se sentaba de golpe.


Con la mano en el pecho, succionó en varias profundas respiraciones. Gradualmente, su
acelerado corazón se calmó, pero el horror de la pesadilla permaneció. Porque sabía
mejor que nadie que no era un sueño. La escena había sido una visión.
Solo su padre sabía de sus “dones” otorgados, supuestamente por un ancestro nativo
americano. Todos los demás creían que estaba loca, así que los dos guardaban su
secreto con gran cuidado.

Toda su vida, había estado plagada con visiones de escenas que, o eran
inminentes, o acababan de ocurrir. Muchas de ellas eran inútiles, nada más que
destellos inocuos. En los más serios, los detallados, normalmente no tenía ninguna
prueba de quién era la persona en la escena, y no podía hacer nada para ayudar. Bueno,
no directamente. Su otro don: la proyección astral, la habilidad para enviar su cuerpo
físico a un estado de ensueño y visitar otro lugar en una forma de espíritu, también era
inútil si no sabía a quién ayudar, o dónde estaban.

Retorciéndose en su saco de dormir, se preocupó por el apuesto hombre rubio


en su visión. ¿Quién era? ¿Qué eran esas horribles cosas que le habían atacado y a él y a
sus amigos?

Más importante, ¿él iba a sobrevivir?

No sabía por qué le importaba tanto. Tampoco sabía por qué la necesidad de
encontrarle y asegurarse que estaba vivo era como hormigas trepando sobre su piel.
Quizás, con él, podía averiguarlo. Porque a diferencia de todos los otros, por un breve
instante, Daria y el hombre habían conectado. Incluso ahora, cuando el resto de la visión 12
parecía distante, un diminuto zarcillo permanecía, viajando de su consciencia a la de él.
Lo sintió, pero necesitaría proyectarse astralmente para acceder a él. Como fuera, no
podía hacer eso hasta que se hubiera recuperado algo. La fuerza de esta visión la había
dejado drenada.

Tranquilizándose otra vez, se echó hasta que la luz del día rompió, el sueño fue
evasivo. Más que estar descansada, estaba cansada y agitada. Tenía tanto miedo de
quedarse dormida y despertar y encontrar que el hilo que la conectaba al sexy extraño
había desaparecido. Pero aún estaba ahí, esperando.

Centrándose, se sentó con sus piernas cruzadas y cerró sus ojos, los brazos
sueltos en su regazo. Enfocándose hacia el interior, dejó que los sonidos del despierto
bosque la llevaran lejos. El informante hormigueo bailaba sobre su piel, señalando que
su cuerpo estaba yendo a su estado de trance. Lentamente, su consciencia se separó de
su cuerpo, dejándolo detrás. Mirando atrás, se vio sentada pacíficamente en la tienda y,
satisfecha, partió para seguir el hilo.

Al principio el viaje fue fácil. Sin estar limitada por su cuerpo, planeó sobre los
bosques, disfrutó de la luz del sol y la belleza del día. En adelante viajó, la conexión la
guiaba a un curioso claro en el bosque, un lugar dónde los árboles había sido aclarados.
En el centro del claro se situaba un gran edificio. Este edificio tenía de varias alas, y el
hilo guiaba a una de esas alas en particular.

En segundos estaba de pie en lo que parecía ser un pasillo. Antes de estar en una
puerta, y más allá de ésta, ella supo que había encontrado al hombre que buscaba.
Avanzando, simplemente caminó a través de ésta, intentando alcanzar la forma inmóvil
en la cama…

Un alto chillido llevó a Daria dolorosamente de vuelta a su cuerpo. El sonido se


hizo eco a través de las montañas, causando que su pulso tartamudeara en su pecho.

—¿Qué demonios?

Cuando el sonido murió, intentó averiguar en el nombre de Dios qué había sido.
El barítono enfadado de la criatura gritando le recordó algo prehistórico fuera de una
vieja película de Godzilla. Increíble, pero preciso. Cuando la llamada murió, los chillidos
le pusieron de punta su piel. Fuera lo que fuera, podía estar a kilómetros de distancia, o
a unos pocos metros.

Esa idea fue suficiente para ponerla en movimiento. Se sintió mucho como un
pato sentado allí, y de todas maneras, no podía intentar la proyección otra vez durante
un rato. Recogió el campamento rápidamente, empaquetando su tienda y suministros y 13
asegurándose que el fuego estaba completamente apagado. Entonces se dirigió hacia el
sendero, en camino a su siguiente sitio.

Los pensamientos del rubio nunca se alejaron de su mente cuando caminaba.


Prefería más pensar en él que en el horrible sueño o la perturbación más allá de algún
extraño animal. ¿Podía un oso pardo hacer un sonido como ese si tenía un terrible dolor?
Ella no lo creía. Pero aquí fuera, ¿qué podía ser lo bastante grande para hacer ese ruido
y oírse a través de kilómetros?

No pienses en eso. Piensa en él.

Alejó al misterioso animal de sus pensamientos y se perdió disfrutando del día.


Afrontó un par de pasos en zigzag y estaba sudando a mediodía, cuando finalmente paró
para descansar. Quitándose a rastras su mochila, giró sus hombros con alivio y se
inclinó para buscar dentro su agua.

Un olor familiar golpeó su nariz y se enderezó lentamente. Sangre y carne


podrida. Sin moverse, giró sólo su cabeza, escaneando el área por señales de los restos
que debían estar cerca. Arriba, situó algunas ramas rotas al lado del sendero. Más allá
de eso, quizás a veinticinco metros en el follaje, había algo tumbado en el suelo.
Estudiando el bulto, pensó que vio material vaquero, quizás una bota.
—Oh, mierda.

Rápidamente agarró su radio de mano de la mochila. Si era un cuerpo, tendría


que llamar a la estación de los guardabosques e informarles, luego esperaría a que
llegaran. De todas formas, ella necesitaba comprobarlo con ellos, dejándoles saber que
tenía razón. Cuidadosamente, se aventuró en el sendero e hizo su camino al bulto en el
suelo. Cuando se acercó más, sus miedos se dieron cuenta.

—Dios en el cielo —susurró ella.

Una vez, el cuerpo había sido humano, pero si era un hombre o una mujer, no
podía decirlo. El cadáver había sido desgarrado literalmente en trozos. Situó parte de
una pierna, un brazo. El torso mayoritariamente no estaba, comido. Unos enormes
dientes habían desgarrado grandes trozos de carne de su víctima, las marcas tan
grandes que ella no podía entender qué criatura las había hecho. No había cabeza para
ser vista.

Tropezando unos pocos pasos, Daria cayó sobre sus rodillas y vomitó. Su
estómago se dio la vuelta, aunque afortunadamente no había mucho para purgar
cuando se saltó el desayuno. Cuando las arcadas se sosegaron, un pensamiento gritó en
su cerebro. 14
Y, ¿si el asesino aún está aquí?

Limpiando su boca, se levantó y giró hacia su mochila, la radio en la mano.


Cuando la alcanzó, se zambulló a por el agua enganchada en el lateral y enjuagó la boca
varias veces. Luego tomó un largo trago. Tenía que llamar, ¿pero se atrevería a esperar
a que algo volviera durante unos segundos?

Levantando la radio hacia su cara, estaba por presionar el botón cuando un bajo
gruñido le puso todos los pelos de punta. Girándose ligeramente a la derecha, parpadeó,
no estando segura de lo que estaba viendo. Cuando eso acechó, la cabeza baja, ella
succionó una respiración.

La criatura era un lobo blanco como la nieve. No era muy grande: hembra si tenía
que adivinar. La loba hizo un amenazante movimiento y continuó avanzando. Todo tipo
de conocimiento inútil llegó a la mente, tales como el hecho de que nunca hubo un caso
documentado de un lobo atacando a una persona.

Dile eso a este lobo.

Daria presionó el botón de su radio, intentando hablar a los guardabosques, pero


era demasiado tarde. En ese momento, el lobo se lanzó hacia delante. Con un grito, Daria
giró y corrió todo lo que pudo. Y supo que había hecho exactamente la cosa equivocada.
Su padre la habría regañado por hacer semejante movimiento de novato.

Las piernas bombearon, viró al sendero, buscando frenéticamente un buen árbol


para subirse. Pero no había ninguno con ramas lo suficientemente bajas. Gruñendo,
alcanzando, el lobo rompió sus botas. Ella siguió adelante, más rápido.
Cuando llegó a la cima de una subida, el terreno de repente caía y patinó a una parada,
justo al borde de un profundo barranco.

—¡Mierda!

Giró para encontrar a la loba justo allí, jadeando, desnudando sus dientes.
Dientes que no eran en ninguna parte lo bastante grandes para haber causado la
destrucción del senderista muerto, pero eso difícilmente importaba ahora. Mirando
alrededor, ella escaneó el suelo para una roca, algo. No quería tirar su radio y
arriesgarse a dañarla, pero podría ser un buen palo.

Ella y el lobo cerraron miradas, en un empate. Daria fue golpeada por la


inteligencia en los ojos del lobo, la falta de locura. ¿Qué demonios estaba pasando?
Entonces un choque sonó desde el bosque. Y otro. El sonido de pasos pesados. ¿Más
senderistas? Quizás la ayuda estaba allí. 15
El momento de distracción le costó. El lobo se reunió, saltó, y la golpeó hacia
atrás. Daria se tambaleó, intentando recuperar el equilibrio.

Y ya estaba en delgado aire. Cayó, gritando; luego su espalda conectó con el


rocoso suelo, pateando el aliento de sus pulmones. Ella cayó, sobre el culo y los codos,
las rocas hincándose y cortando su piel, desgarrando sus ropas. El deslizamiento al
parecer, siguió por una eternidad.

Hasta que detuvo abruptamente, lo cual la hizo morderse la lengua. La cálida


sangre fluyó en su boca. Intentó moverse pero no pudo. Estaba tumbada
mayoritariamente sobre su espalda, su cuerpo acuñado en una forma fisurada por
algunas rocas. Su brazo izquierdo atascado en un extraño ángulo, los ensangrentados
huesos sobresaliendo a través de la piel. Intentó moverse, conseguir algún tipo de
ventaja, solo provocando olas de agonía golpeando su cuerpo maltratado.

¿Su radio? Movió su cuello, intentando ver si podía localizarla. No había nada
excepto roca alrededor, su cuerpo roto firmemente atrapado. La radio no estaba, el
celular de su bolsillo estaba roto… y nadie sabía la localización exacta de Daria. En
Shoshone, podría llevar días para que fuera encontrada. Meses.

O sus huesos aún podrían descansar aquí por décadas desde ahora.
Pensó en su padre, y en su devastación cuando supiera que su única hija estaba
muerta. Perdida en el gran bosque que ambos tanto adoraban. Eso le mataría.

Aunque era demasiado pronto para intentar otra proyección sin drenar lo último
de sus fuerzas, ella no tuvo elección. Ignorando el horrendo dolor de sus heridas, cerró
sus ojos. Tomó más de lo normal pero encontró su centro.

Eventualmente, sintió el hormigueo familiar, la zumbante sensación que


significaba que estaba dejando su forma terrenal y viajando sobre el tiempo y la
distancia. Determinada, una vez más a seguir el hilo hacia el que ella sabía en su
intestino comprendería su mensaje. No había tiempo que perder.

Voló sobre los árboles, sofocada. Eventualmente encontró el lugar en el que le


había sentido antes, el gran edificio en el bosque. Un curioso lugar que parecía ser algún
tipo de complejo con otro gran edificio cerca de este (un hangar, para el jet aparcado
cerca) y un tercer edificio bajo la construcción no muy lejos de la principal.

En momento se encontró en el pasillo. Esta vez, una mujer con ondulado pelo
moreno hasta los hombros emergió de una habitación, llevando un portapapeles.
Llevaba una bata de laboratorio, y Daria se dio cuenta que estaba cuidando del sexy
extraño. El médico pasó, sin ver a Daria después de todo. 16
Daria entró en la habitación, su atención inmediatamente enfocada en la alta
figura en la cama. Sabiendo que el tiempo se terminaba, ella avanzó a su lado.
Levantó una mano tentativa y gentilmente para tocar la cara del apuesto hombre rubio.
Observó cuando él abrió sus maravillosos, ojos azules como el cristal: ojos que se
abrieron de par en par cuando vio su forma astral cerniéndose en su cama. Quizás él
podría no oírla o comprenderla. Pero ella tenía que intentarlo.

—Por favor, ayúdame.


Dosn
Traducido por: ItBurnsLikeIce, Jeyd3, mtomasm & *eliza*

Corrección SOS por: Xhessii

Santa mierda, todo su cuerpo dolía como el infierno.

Atrapado entre el agotamiento y la inhabilidad de dormir, Ryon intentó duro no


retorcerse en su cama de hospital. Nada era más miserable que estar herido, demasiado
cansado, y con insomnio, y cada pequeño movimiento que hacía causaba olas de dolor
que palpitaba en cada musculo y extremidad.

Al lado de su cama, la Dra. Mackenzie Grant, o “Mac” como la mayoría de los


17
chicos la llamaba, estaba chequeando su tabla y haciendo pensativos ruidos a sí misma.
Tanto si su opinión en su progreso era buena o mala, él no podía decirlo. Incómodo, él
intentó moverse un poco hacia arriba en la almohada y fue compensado con una afilada
puñalada de agonía en su costado.

—Aquí, déjame ayudarte —dijo Mac, moviéndose rápidamente.

Cortando a la doctora con su mirada más suplicante, él aclaró su dolorida


garganta como mejor pudo.

—Medicinas para el dolor —carraspeó. Ese maldito vampiro realmente había


hecho un número con su tráquea—. No puedo dormir.

Ella lo miró fijamente con simpatía, tocando su brazo.

—Lo sé, cielo. Pero tienes otra hora antes de tu próxima dosis, así que aguanta
ahí, ¿está bien? —Él asintió—. ¿Crees que ya puedes transformarte? Eso ayudaría a
acelerar el proceso de curación.

Concentrándose, llamó a su lobo. Pero la criatura lloriqueó y se acurrucó en una


firme bola en su interior, herido y todavía un poco más que asustado por el ataque del
vampiro. Con cuidado, él sacudió su cabeza.
—La plata… del cuchillo…

—Estuvo demasiado dentro de ti. —Ella terminó con un suspiro—. Que mejores
tomará algún tiempo, pero por suerte tienes mucho de eso. Trata de descansar y enviaré
a Noah en una hora para darte más medicina para el dolor. Trata de descansar ¿Está
bien?

—Seguro. —Como si eso fuera a pasar.

Decepcionado, la observó dejar la habitación y se resignó a un largo día de


tortuoso aburrimiento, por no mencionar dolores y dolores. No se podía concentrar en
leer y no se sentía con ganas de mirar televisión. Cómo iba a mantenerse de no perder
su maldita cabeza, él no tenía ni una idea.

Había justo cerrado sus ojos cuando una sensación de alguien (o más bien de
algo) acercándose inundó su conciencia ¿Un espíritu? ¿O una persona de carne y hueso?
Él solo sabía que sentía un tirón que era de alguna manera familiar, y le tomó un
momento pensar por qué.

Ese era el mismo tirón que había experimentado la última noche, en las secuelas
del ataque.
18
Tumbado ahí en el sucio callejón, desangrándose, él había visto el fantasma más
hermoso flotando sobre él. Como tal, debería haber sido capaz de decir el color de sus
ojos, pero eran de un marrón cálido que lo calmó. Prometiéndole refugio. Su pelo era
largo y brillante, del más profundo negro, sus pómulos altos y casi afilados, su nariz fina.
Llenos, sensuales labios hechos para besar.

A través su agonía él notó sus rasgos en un instante, y ahora reflexionó sobre el


hecho de que nunca un espíritu le hubiera parecido tan intacto, tan detallado.
Casi como si ella fuera real, no un fantasma. Imposible ¿Cierto?

Abriendo sus ojos, él inspiró un afilado respiro. Parecía que tendría otra
oportunidad para averiguarlo, porque la mujer en cuestión estaba parada a un lado de
su cama mirándolo ansiosamente. Su forma era translucida, parpadeando a medida que
su energía iba disminuyendo.

—Por favor, ayúdame.

—¡Jesús! —Reaccionando, se irguió derecho y después siseó de dolor—. ¿Qué


demonios?

Los fantasmas no deberían ser capaces de hablar y hacerse entender tan


claramente. Pero este no estaba teniendo ningún problema en esa área.
—Ayúdame. —Ella suplicó de nuevo—. Estoy herida y no hay mucho tiempo.

Él parpadeó hacía ella.

—¿Cómo piensas que puedo ayudarte? Estás muerta, dulzura. —Él dijo, su tono
firme pero gentil. La mayoría de los espíritus no podían aceptar su fallecimiento.

—No. ¡Estoy viva! Estaba trabajando a unas pocas millas de aquí y fui empujada
por un barranco. —Ella comenzó a parecer más desesperada—. Si tú no me encuentras,
moriré ahí afuera. Tienes que creerme.

Un escalofrío serpenteó por su espina. Quizás ella estaba diciendo la verdad.

—Está bien, cariño. Dime dónde estás e iré por ti. —Él esperó.

—Norte. Pasando el segundo puente. —Ella empezó a desaparecer.

—¡Espera! Esas son un montón de millas para cubrir. ¿Puedes ser un poco más
específica?

Su respuesta fue rota, el sonido desapareciendo a intervalos.

—Los guardabosques… punto de control… campamento. 19


—¿Estabas acampando? ¿Qué era eso sobre los guardabosques?

—Duele. —Ella susurró—. Apúrate.

Y luego se había ido.

—¡Maldición!

Ryon miró fijamente por unos pocos segundos el punto donde ella había estado,
preguntándose si ella reaparecería. Pero la urgencia tan real en su súplica lo hizo
moverse. A pesar del dolor que causó, se movió hacía el borde de la cama, removiendo
los pegajosos electrodos cardíacos y arrancando su intravenosa. La parte de arriba de
su mano sangró, y él lamió la herida, cerrándola, después se empujó a sus pies.

Aspirando un afilado respiro, aseguró una mano en la mesa junto a la cama y


sostuvo la herida en su costado con la otra. Diez minutos atrás él no habría sido capaz
de salir de la cama. Pero fue antes de que un intrigante espíritu hubiera aparecido a su
lado para rogar por ayuda: y su lobo hubiera venido rugiendo a la vida en su interior.
Ahora su constante compañía era ansiosa, insistiendo que ellos corrieran a ayudar a
esta desconocida mujer.
Ryon tuvo problemas para controlar el cambio. Aparentemente, esconderse y
lamerse sus heridas como un gran bebé ya no era parte de los planes del lobo. La
criatura estaba prácticamente arañándolo a pedazos desde dentro hacia fuera en su
apuro por liberarse. Él tenía algo mucho más importante en que concentrarse ahora, y
no iba a dejar que nada le impidiera encontrar la hermosa visión.

Ryon tuvo que alertar a su equipo. Empujando la puerta, se tambaleó dentro del
corredor de la enfermería y se encontró cara a cara con Noah. El rubio enfermero lo
agarró y lo estabilizó, preocupándose.

—¿Qué diablos haces fuera de la cama? Si necesitas algo, ¡usa el botón de llamada!

—No hay tiempo —dijo con voz ronca—. Tengo que encontrar a Nick. Tenemos
un problema.

Frunciendo el ceño, el hombre más joven dirigió a Ryon de nuevo dentro del
cuarto.

—Sienta tu trasero aquí de mientras que lo localizo, o tú serás el que tenga un


problema cuando le ponga sedante a tu terco ser.

Ryon obedeció, pero no tenía que gustarle. Hasta que dejara a su lobo salir, no 20
iba a tener la fuerza para caminar a través del recinto, mucho menos correr entre las
montañas buscando por una excursionista herida. Él escuchó impacientemente
mientras Noah usaba el teléfono de la habitación y hacía la llamada a Nick. Mientras lo
hacía, a Ryon se le ocurrió que él no estaba pensando correctamente: podría
simplemente haber usado su habilidad como telépata para localizar a Nick él mismo,
empujando sus pensamientos dentro de la cabeza de su comandante. Si eso no era
prueba de que él no tenía por qué saltar de la cama para correr entre los Shoshones,
nada lo era.

Pero eso no iba a detenerlo.

Noah puso el auricular en su lugar y se giró, agarrando los descartados cables


del monitor cardíaco.

—Está de camino. Reclínate y arreglaré esto.

—No. No me quedaré aquí.

—Ryon…

—¡Dije que no!


—¡Bien! Todos ustedes son unas tercas bolas de pelos. —El enfermero salió
pisando fuerte, dejando la puerta abierta detrás de él.

Ryon se sintió mal por gritarle, pero la ansiedad lo estaba controlando


fuertemente. Él necesitaba irse, como hace cinco minutos. Maldita sea, se disculparía
más tarde.

Nick entró unos minutos más tarde después de que Noah se hubiera ido, su
expresión preocupada. El comandante de la manada era un gran bastardo cabrón que
tenía una vibra no jodas conmigo que era mejor tener en cuenta. Oh, Nick era un buen
chico, pero más que un poco intimidante.

El comandante pasó una mano entre su oscuro pelo, sus ojos perforando los de
Ryon.

—Sabía que un gran cambio se venía para ti. Solo no esperé que llegara tan
pronto.

El cabello en la parte de atrás del cuello de Ryon se levantó. Agregando ser un


raro lobo blanco (nacido, no hecho) el comandante era un retrocognitor, lo que
significaba que a veces podía ver los eventos antes de que ocurrieran. O tener la
sensación de algo importante en el horizonte. Tanto como Ryon odiaba su propio don, él 21
no lo cambiaría con Nick por nada. Algunas personas podrían pensar que ser capaz de
ver el futuro sería genial, pero Ryon pensó que apestaría totalmente saber las cosas
malas.

—¿Qué has visto? —preguntó por curiosidad. Y con un poco de temor también.

—Una mujer —dijo simplemente Nick, con un poco de renuencia—. Y el hecho


de que ella va a sacudir tu mundo a fondo.

Oh, mierda.

—¿Y cómo haría eso?

—Tendrás que averiguarlo tú mismo. Pero para que eso pase, tenemos que irnos
ya. —El hombre ladeó su cabeza—. ¿Ella se te apareció?

Bastardo evasivo.

—Sí, y está herida. Ella no dijo su nombre, pero me dijo que había sido empujada
por un barranco pasando el segundo puente, al norte.

—¿Empujada? ¿Por quién?


—No lo sé. Trató de decir algo sobre los guardabosques y un punto de control,
pero el mensaje fue confuso al final.

—Está bien. Iré a mi oficina cuando salgamos y le haré una llamaba a la estación
de guardabosques mientras tú recoges algunos de los chicos. —Él miró a Ryon—. Eso
es, si estás lo suficientemente curado para ir.

—Lo estaré después de cambiar —insistió—. Mi lobo se está volviendo loco y si


me quedó atrás, no será lindo.

Nick hizo una pausa, considerándolo.

—Todo bien. Confío en que conoces tus límites.

—Te encontraré en el hangar con otros. Y gracias, Nick.

—De nada. Hablaré con Melina, Mac, y Noah cuando salga, les contaré lo que está
pasando y les pediré que nos acompañen en un segundo vehículo.

—¿La traeremos aquí? —preguntó sorprendido—. ¿Qué hay con los humanos?
¿El equipo de Búsqueda y Rescate? Suena a que ella va a necesitar un hospital regular.

Una misteriosa sonrisa jugó sobre los labios de Nick. 22


—Tengo un presentimiento de que eso no va a funcionar muy bien.

—¿Qué…? —Para su disgusto, su jefe se fue sin dar explicación—. Maldición.

Ryon se puso de pie, quitándose la molesta bata de hospital. Luego siguieron sus
calzoncillos, aventados para unirse a la bata. Desnudo y temblando por ese pequeño
esfuerzo, se concentró en alcanzar a su lobo en preparación para el cambio, un proceso
que no era típicamente tan fluido ni fácil para él como lo era para algunos de los otros
chicos. Ahora, sin embargo, su lobo surgió a la superficie y tomó el control por completo,
su ansiedad de llegar a la mujer herida casi se sentía como una necesidad física.

Los músculos y los huesos estallaron, en metamorfosis. Su cuerpo se arregló a


sí mismo, el pelaje brotando de su piel, el hocico alargándose, la cola creciendo, manos
y pies convirtiéndose en patas. Todo esto en menos de cinco segundos.

Inmediatamente se sintió más fuerte. No totalmente sanado, pero él duraría


hasta que la belleza de cabello negro fuera encontrada y regresada de manera segura.
El impulso de hacer eso lo mantenía moviéndose.

Firme en cuatro patas, salió de la habitación y del corredor de la enfermería.


Ryon corrió directo al cuarto de recreación donde muchos de sus amigos podían ser
encontrados holgazaneando en su tiempo libre de cada día, y no se sorprendió de
averiguar que hoy no era diferente.

Hammer y Aric estaban ahí, jugando un videojuego en el Wii, y Micah Chase y


Kalen Black estaban viendo una repetición de Los Cazafantasmas. Los cuatro dejaron de
hacer lo que estaban haciendo, dándole toda su atención mientras se detuvo
derrapando y regresó de nuevo a su forma humana.

—¡Maldición, mis ojos! —Aric se quejó mientras los otros rieron—. Supongo que
te estás sintiendo mejor, ¿verdad? Al menos ponte pantalones.

Todos sabían que el lobo pelirrojo estaba burlándose: la manada había estado
junta el tiempo suficiente como para no importarles la desnudez antes o después de sus
cambios. Pero Ryon no tenía el tiempo o la paciencia para seguirle el juego.

—Los necesito chicos —dijo él, sosteniéndose al sofá como apoyo. En forma
humana él no estaba tan bien como le gustaría, pero no podía evitarse en ese
momento—. Tenemos a una excursionista lesionada afuera, y estamos movilizándonos.

Hammer, el gigante gentil del grupo y la mano derecha de Nick, frotó su calva
cabeza, perplejo.
23
—Ese no es nuestro trabajo. ¿Qué hay de Búsqueda y Rescate?

—La mujer se me apareció en forma astral y rogó por mi ayuda —explicó


impacientemente, incapaz de ocultar su ansiedad. Escogió no mencionar la interesante
respuesta de Nick a esa misma pregunta que Ryon había hecho—. Involucrar a
Búsqueda y Rescate tomará tiempo que ella no tiene. No hay manera de que un montón
de humanos será capaz de encontrarla antes que nosotros, y ella va a morir si nosotros
no nos apuramos.

Aric se puso de pie.

—En ese caso, estoy dentro.

Los otros tres hicieron lo mismo y Ryon miró a Micah. El lobo/caminante de


sueños1 café había sido rescatado junto con Aric, hace semanas, por la manada y Rowan,
la hermana de Micah, una policía de la ciudad de Los Ángeles que resultó ser la pareja
de Aric. A Micah le había ido mucho peor en las instalaciones de los laboratorios donde
él y Aric habían sido retenidos, y habían soportado atroces experimentos por meses a

1Caminante de sueños: Persona que tiene la habilidad de entrar a voluntad en el Mundo de los Sueños,
así como en los sueños de otras personas.
manos del ahora fallecido doctor Gene Bowman. Micah estaba terriblemente marcado,
por dentro y por fuera. Pero parecía que con drogas y terapia estaba progresando.

—¿Estás listo para probar las aguas? —le preguntó Ryon. Estaba bastante seguro
de que Nick no objetaría a que su hermano de manada estirara sus muy desusados
músculos mientras asiste en un simple rescate. Si fuera así, asumiría la responsabilidad
después.

Micah asintió impaciente, empujando un largo mechón de cabello café de su cara.

—Puedes apostarlo. Si tengo que quedarme de nuevo, perderé lo que queda de


mi mente.

—Entonces, está resuelto. Nos vamos a encontrar con Nick en el hangar con el
equipo médico. ¿Alguien sabe dónde está Jax? —Jaxon Law era el líder no oficial de la
manada, justo después de Nick.

—Lo encontraré a él y a Rowan. Te veremos ahí. —Aric se alejó trotando.

—Me vestiré y estaré ahí en unos minutos.

Ryon cambió de nuevo y despegó en dirección de sus cuarteles personales.


Todos tenían sus propios apartamentos en el recinto y el de Ryon estaba situado al final
24
de una de las alas que albergaba a la manada y al resto del personal. En su puerta,
cambió a forma humana de nuevo y maldijo la necesidad. Su lobo era más fuerte y
rápido en muchos aspectos. Podía seguir un rastro de olor y localizar a alguien de una
manera que era imposible para un hombre. Pero ellos necesitarán vehículos y equipo
de emergencia. No tenía ayuda para eso.

Ansioso, ingresó el código en el panel de seguridad y entró en sus cuarteles. Tan


rápido como fue posible, dadas sus propias heridas, se vistió con una camiseta, jeans y
botas de excursionismo, y luego apoyó sus manos en el vestidor. Los espejos no mentían,
y este le estaba diciendo que se fuera directo a la cama y se quedara ahí por otra semana.

Desafortunadamente, además de verse como mierda, se sentía peor. Mientras


salía de nuevo, la punzada de dolor en su costado le recordó que se había perdido la
prometida dosis de medicamentos para el dolor. Pero no era el dolor lo que le
preocupaba: había sufrido muchos rasguños y había sobrevivido. Era la posibilidad de
que su cuerpo pudiera fallarle antes de hallar a la mujer.

No dudaba de que si algo le pasaba a él, la manada la encontraría. Pero cada


instinto en su cuerpo gritaba que era vitalmente importante que él estuviera con ellos.
No podía fallar.
Cojeando un poco, trotó hacia el hangar para ver a Nick y a los otros esperando.
El grupo de hombres, más el equipo médico, fueron devorados por el cavernoso espacio
que contenía una serie de vehículos, incluyendo SUV’s2, tres Huey3, y un jet privado.
Varios pares de ojos giraron en su dirección y un par de sus amigos intercambiaron
miradas dudosas.

Aric sacudió la cabeza.

—Necesitas dejar pasar esta, hermano.

—Estoy de acuerdo —Jax dijo, cruzando los brazos sobre su pecho.

—Olvídenlo. —Desacelerando para caminar, se unió a su equipo—. La mujer me


llamó a mí por ayuda, a nadie más. Eso lo hace un poco personal.

Jax persistió.

—La encontraremos y la traeremos aquí. Haz hecho suficiente… 25


—Estamos perdiendo tiempo —contestó—. ¿Podemos solo seguir con el plan?

El enojo destelló en la mirada de Jax y por unos momentos, Ryon pensó que
estaban a punto de discutir. Nick no intervino, simplemente observó y esperó. Incluso
Aric, el sabelotodo, se quedó en silencio. Pero luego su amigo cedió, aunque a
regañadientes.

—Bien. Pero si te desmayas, no voy a cargar tu obstinado trasero de regreso a


los vehículos.

—Como si nadie hubiera tenido que cargarte a ti antes —respondió él. Jax no
tenía contestación y tuvo la decencia de parecer arrepentido.

La tensión gradualmente se disipó mientras que Nick los actualizó.

—Contacté a la estación de los guardabosques y me enteré de unas cosas


interesantes. Primero, la mujer que estamos buscando es probablemente Daria

2 SUV: Vehículo utilitario deportivo, abreviado VUD (traducción del inglés: Sport Utility Vehicle,
abreviado SUV), vehículo todoterreno ligero, y en algunos casos Jeep son términos que se han aplicado
recientemente a los modelos de automóviles que combinan elementos de automóviles todoterreno y de
automóviles de turismo, dándole más importancia a la comodidad en asfalto que a las prestaciones en
todoterreno pero manteniendo el aspecto exterior «aventurero»
3 Huey: El UH-1 Iroquois, es un helicóptero militar utilitario de tamaño medio y polivalente, propulsado

con un motor turbo eje, desarrollado para las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Es famoso por su
participación en la Guerra de Vietnam. Actualmente, ha sido ampliamente exportado por todo el mundo
y continúa en servicio en muchas fuerzas militares. Ver imagen aquí.
Bradford. Ella es una bióloga de la vida silvestre que estudia la población de lobos en
Shoshone: los del tipo real.

Daria. Qué bonito nombre.

El interior de Ryon revoloteó, pero él escondió su reacción.

Micah bufó.

—¿Lobos? ¿Qué tal esa ironía?

—Justo ahora, ellos no están muy preocupados por ella. La señorita Bradford se
comunicó con los guardabosques esta mañana como fue previsto, y les dio las
coordenadas de su siguiente campamento. No se espera que llame hasta dentro de unas
horas.

—Entonces, ¿cómo explicaste la indagación? —preguntó Ryon.

—Les dije que había escuchado una llamada en la radio de mi oficina de alguien
en peligro. Por supuesto que estaban desconcertados por no haber escuchado nada,
pero estaban demasiado distraídos por otro asunto para enfocarse mucho en la
discrepancia.
26
—¿Qué sucedió?

—Un par de campistas ha desaparecido, un hombre y su esposa de Nebraska,


que están o estaban aquí de vacaciones. —La expresión de Nick era severa—. Llegaron
hace ocho días, de acuerdo con la hija que habló con ellos por celular antes de que se
instalaran. Aunque la pareja no se registró con los guardabosques cuando llegaron aquí.
Se supone que solo acamparían por cuatro noches, y luego se dirigirían a casa, llamando
a su hija cuando se fueran. Ellos nunca hicieron esa llamada y para la mañana del sexto
día, ella empezó a entrar en pánico.

—Así que… Búsqueda y Rescate ya está ahí afuera buscándolos —meditó Ryon—.
Esto podría complicar nuestro esfuerzo para encontrar a la bióloga.

Nick se encogió de hombros.

—Tal vez sí, tal vez no. Nos mantendremos fuera de su camino, pero no hará
daño que tengamos los ojos abiertos por la pareja desaparecida mientras buscamos a
la señorita Bradford. Definitivamente tendremos que ser cuidadosos al cambiar con
gente extra buscando en el bosque. No dejen salir a su lobo, o pantera —él dijo,
asintiendo hacia Kalen—, a menos que sea absolutamente necesario.

—¿Vamos a tomar un Huey? —preguntó Aric, apuntando al gran helicóptero.


—Sí —confirmó Nick—. Si encontramos a la mujer, tendremos que traerla tan
rápido como sea posible porque está severamente herida.

Aric frunció el ceño.

—¿Por qué no simplemente dejamos que los humanos la tomen? Ryon dijo que
le tomaría al equipo de rescate mucho tiempo para movilizarse, pero considerando que
ya están afuera, ¿no tendría eso más sentido?

Ryon abrió la boca para protestar, pero Nick le ganó.

—¿Estás cuestionando mis órdenes?

El pelirrojo parpadeó.

—No, señor. Solo estoy preguntando.

—Bien. Confíen en mí cuando digo que tiene que suceder de esta manera.

—Sí, señor —él dijo—. Usted es el retrocognitor.

—Es inteligente de tu parte que lo recuerdes. Tú pilotearás, lleva a Micah y al


equipo médico contigo. Hay lugar suficiente para aterrizar cerca de una milla de donde 27
la señorita Bradford hizo campamento por última vez. El equipo médico subirá con
nosotros. Tú y Micah quédense con el helicóptero a menos que escuchen algo diferente.

Aric no se veía muy contento de quedar fuera de la búsqueda, pero no discutió.


Tal vez se dio cuenta de que había presionado a Nick lo suficiente.

—Lo haremos.

El comandante le entregó a Aric las coordenadas, luego se dirigió al grupo.

—Ryon, Jax, Kalen, A.J., Rowan, Hammer, y yo tomaremos las dos nuevas Range
Rovers. Aparcaremos tan cerca como sea posible del sitio de aterrizaje y caminaremos
hasta su último campamento, luego partiremos de ahí. ¿Alguna pregunta?

Después de tantos años juntos, ellos conocían el procedimiento. Incluso los dos
relativamente novatos, Kalen, el hechicero/pantera cambia-formas y A.J. Stone, un
humano que había sido oficial de policía y era un maldito buen francotirador, cumplían
como si hubieran estado con la manada desde siempre. Todos se movían como una
máquina bien aceitada.

Subieron a los vehículos, Ryon detrás del volante de una de las Rover. Él miraba
mientras las hojas del Huey comenzaron a girar, y el techo del hangar se
deslizaba lentamente para abrirse y que pudiera despegar. Cuando se levantó del suelo,
el ruido era ensordecedor. Esta visión nunca dejaba de asombrarle. Aric podía pilotar
casi cualquier cosa con un motor y, al ser un telequinético, un montón de objetos que
no podían arrancar.

Después de que el helicóptero dejara el edificio y se alejara, el techo empezó a


cerrarse. Ryon tomó la delantera, conduciendo fuera del hangar por la carretera privada
que llevaba al complejo. Tendrían que pasar un par de puertas de seguridad ya que la
propiedad estaba restringida a los extraños y luego tomarían una de las vías principales,
normalmente solo utilizada por los funcionarios del parque. Junto a él, Nick introdujo
las coordenadas del campamento en el GPS.

El trayecto requirió casi media hora. Demasiado largo. Dentro de él, su lobo
paseaba de un lado a otro con ansiedad, tratando de continuar con la búsqueda de la
mujer. Daria. Con dificultad, apartó las preguntas que se agitaban en su mente porque
las respuestas no importaban en este momento.

—Me gustaría que Zan y Phoenix hubieran podido venir —dijo Jax desde la parte
posterior.

Ryon le miró por el espejo retrovisor.

—A mí también. Es un asco que estén fuera de servicio. 28


—Sí. Pero espero que estén como nuevos cuando vuelvan de sus vacaciones.

Zander Cole era un lobo negro, el Sanador del equipo y también el mejor amigo
de Jax. Zan era añorado como un buen amigo, pero más que eso, sus habilidades a
menudo eran cruciales en el campo, cuando eran heridos con gravedad. Pero Zan había
sido muy malherido el mismo unas pocas semanas antes, cuando el rey oscuro Malik
había tratado de destruirlos a todos. Kalen había desatado toda la furia de sus poderes
como Hechicero, matando a Malik, pero Zan había sufrido una herida en la cabeza
durante la explosión, la cual le había dejado sordo y con terribles dolores de cabeza.

Tras esa horrible pesadilla, Nick les había concedido a todos un bien ganado
tiempo de vacaciones y habían pasado unas pocas semanas rotándose, de manera que
no todos estuvieran ausentes a la vez. Pronto, Zan y Phoenix regresarían y todo
volvería a lo normalidad, o lo que fuera que normalidad significara para ellos.

Utilizando el camino de servicio de los guardas forestales, Ryon los dirigió hasta
el claro donde descansaba el Huey. Tras estacionar a una distancia segura del
helicóptero, descargaron la parte trasera del Rover dividiendo entre ellos los paquetes
que contenían el equipo de rescate, como arneses, cuerdas, poleas y una camilla para
llevar a un herido. Había un montón de otras cosas que podían no necesitar, pero era
mejor estar preparado.

Vio a Mac, Melina y Noah saltar del helicóptero y rellenar sus mochilas con el
equipo de primeros auxilios. El trio se unió a ellos y esperaron las instrucciones de Nick.

—Permaneceremos juntos hasta que alcancemos el último campamento de la


señorita Bradford. A continuación nos desplegaremos en abanico y haremos un barrido
en dirección a su siguiente emplazamiento. Le dijo a Ryon que la empujaron por un
barranco, lo que significa que en algún momento se salió de la pista. Estén atentos.
Todos conocen las señales que deben buscar. —Hizo una pausa—. Y otra cosa: estén
alerta por quién o qué atacó a la víctima. No queremos más sorpresas desagradables.
Cristo sabe que ya hemos tenido suficientes —murmuró, haciendo un gesto para que
avanzaran.

Ryon no podía estar más de acuerdo. Todos sus sentidos estaban muy atentos
mientras escaneaban el área buscando algo ajeno al lugar. Especialmente los malditos
fantasmas que nunca le dejaban solo y hoy, extrañamente, estaban ausentes. Podía ser
que nadie hubiese muerto en esa zona en los últimos años, o nunca, pero eso
normalmente no suponía ninguna diferencia. Los espíritus se sentían atraídos hacia él
y viajarían desde cualquier sitio para tratar de comunicarse con él. 29
Debería estar contento de que no estuvieran, pero no lo estaba. Había una
extraña sensación en el aire. Una perturbación en la atmósfera que no podía definir. Era
una sensación tangible, no una simple intuición de que algo estuviera mal. Nick y él iban
en cabeza, por lo que se detuvo en seco y se giró hacia los otros. Ellos pararon y
esperaron la pregunta.

—¿Alguien más siente eso?

Tras unos segundos de silencio, Micah dijo:

—Lo hago.

Nick los miró afiladamente.

—¿Sentir qué?

¿Cómo explicarlo?

—Es como una vibración en el aire. Como una onda o algo así, pero sin sonido.

Jax frunció el ceño.

—Eso no tiene sentido.


—Esto va a sonar extraño, pero… —Micah se movió, pareciendo
incómodo. Entonces señaló el lado de su rostro lleno de cicatrices—. Mi piel me está
picando, casi como si tuviera hormigas subiendo por mí. Pero solo en esta zona de mi
cara, en ningún otro sitio más.

Ellos le miraron fijamente y la mala sensación de Ryon se intensificó. No podía


imaginar qué diablos podía significar eso, pero probablemente no iba a ser bueno.

Nick miró a Ryon.

—¿Sientes alguna presencia? ¿Te dicen algo tus espíritus?

Se rió sin humor.

—¿Qué espíritus? Creo que todos se han ido al infierno, fuera de aquí, y no les
culpo. Es esa presencia, hay algo que está creando la perturbación. Solo que no sé si es
algo vivo o hay otra explicación.

—De acuerdo. Avancemos.

Empezaron a caminar otra vez. Nick no tuvo que recordarles que estuvieran
atentos. Teniendo en cuenta la extraña vibración, más la bióloga herida y los campistas
desaparecidos, era claro que algo malo estaba pasando en su bosque.
30
Y repentinamente pensó que Malik fue la última criatura que acechó por allí.

No era posible que el idiota Unseelie se hubiese levantado entre los muertos.
Porque eso es lo que era ahora, un mal bicho frito hasta estar crujiente y enviado al
infierno gracias a Kalen. Cualquier otra alternativa era impensable.

Llegar al primer campamento les llevó más tiempo del que a Ryon le habría
gustado. Al menos su cabeza se había aclarado un poco durante el camino y era capaz
de enfocarse mientras caminaban en la desierta área. Miró alrededor con desagrado.

—No hay mucho que ver —observó, escarbando con la punta de la bota las frías
cenizas dejadas por el fuego—. Estaba aquí y luego se fue.

—Con prisa, creo. Dejó esto atrás —Micah sostenía una botella de viaje de
whisky que estaba tres cuartos llena.

Jax se alisó su oscura perilla pensativamente.

—Sabes que estás nervioso cuando no te das cuenta que te dejas la bebida atrás,
o lo haces y no te molestas en regresar por ella.

Ryon se acercó y tomó la botella de Micah.


—Me pregunto si algo la asustó y se fue corriendo de aquí. Tal vez estaba
huyendo de quien la empujó por el barranco.

—No —dijo Jax—. Creo que estaba nerviosa al principio, abandonando la zona
con prisa. Si corrió desde aquí debería habérselo dejado todo, no solo la botella.

—Cierto. —Acercando la botella a su nariz, Ryon la olfateó. Un leve matiz dulce


que no pertenecía al licor incitó sus sentidos, entonces quitó el tapón. El aroma del
whisky era agradable pero no era lo que le había golpeado tan duramente.

Ella había tocado el cristal. Era lo que tenía su rico y terrenal aroma. ¿Cómo podía
saber que era de ella, cuando nunca la había olido antes? Esa era una pregunta fácil de
responder.

Su lobo se estaba volviendo jodidamente loco.

—¿Tienes su olor? —preguntó Nick

—Sí.

—Déjame oler.

Nick tomó la botella y la olfateó. Luego, volvió a inhalar, dirigiéndole a Ryon una 31
mirada desconcertada.

—No huelo nada, excepto el whisky. Me pregunto porque tú lo captas y yo no


puedo.

—No tengo ni idea. —Tenía la impresión de que Nick si lo sabía. Pero maldita
sea si le iba a preguntar delante de sus hermanos de manada.

Nick señaló con la mano el camino de delante.

—Continuaremos y nos desplegaremos un poco, pero no más allá de la distancia


de un grito. Si vuelves a captar su olor, dínoslo.

Rápidamente, Ryon tomó la botella de vuelta, enroscó el tapón y la metió en su


mochila. Ella querría un trago más tarde. Especialmente después de que se recuperara
lo suficiente como para contar que la había asustado. Lo que casi la mata.

Nick y él se dirigieron al centro del camino mientras los otros se movían a la


izquierda y derecha de ellos, buscando dentro del bosque. De vez en cuando, Ryon
captaba una leve esencia en el aire o en algunos matorrales. Pero no había señales de
ella, o de hacia dónde podría haberse desviado de su ruta.
Hasta que Micah les avisó desde la izquierda de la pista, desde un grupo de
árboles, agitando un brazo.

—¡Eh! ¡Aquí!

«Chicos, Micah tiene algo a la izquierda del camino», dijo mentalmente Ryon. Era
más fácil y más eficiente que gritar.

Nick y él pasaron a través de los árboles, corriendo, el tercer grupo detrás de


ellos. Micah desapareció brevemente y le preocupó que le hubieran perdido, pero no
pasó mucho tiempo antes de que Nick y él divisaran a Micah, Hammer, Mac y Noah en
un área donde los árboles clareaban un poco. Micah estaba agitado, contemplando su
aproximación y luego observando un bulto en el suelo. Hammer estaba exteriormente
tranquilo, su expresión indescifrable.

Lo primero que Ryon percibió fue el hedor. El pútrido olor de la muerte obstruyó
su nariz y amenazó con vaciar el contenido de su estómago. Mientras Nick y él se
aproximaban, estaba malditamente agradecido de que su desayuno hubiese consistido
solo en una tostada y algo de zumo. Aparentemente, Mac, la compañera embarazada de
Kalen, no era tan afortunada.

—Perdonen —dijo con voz ronca—. Me estoy poniendo enferma. 32


Ryon sintió lástima por ella. La doctora era una gran profesional, pero las
mujeres embarazadas algunas veces no podían soportar bien ciertas visiones y olores.
Diablos, él casi se había puesto enfermo y no tenía ninguna excusa. Ryon casi fue tras
ella, pero Kalen se le adelantó e interceptó a su compañera, que estaba verde como un
guisante, alejándola de la espantosa escena.

—No jodas —dijo Noah—. Como enfermero he visto un montón de gente muerta,
pera nada como esto.

Ryon asintió.

—Yo tampoco. Cristo.

—No puedo decir si era un hombre o una mujer —observó Jax. Tosió y se pasó
una mano por la cara. No es que eso ayudara.

Rowan, la compañera de Aric, había estado en silencio durante toda la búsqueda,


hasta ahora.

—Mujer —dijo ella señalando—. Miren qué pequeños son los zapatos, y los
cordones son rosas.
Noah arqueó una ceja.

—Eso no quiere decir nada. Tengo cordones rosados.

Ryon le dedicó una sonrisa.

—Así que es así, ¿verdad? Deberías imaginarlo.

Noah le guiñó y varios de los chicos se rieron. El intercambio disipó parte de la


atmósfera deprimente, pero a Nick no le hizo gracia.

—Enfóquense, idiotas. Tenemos un asesinato aquí y dos más posibles víctimas


que necesitamos encontrar.

Preocupado, Ryon se agachó cerca del cuerpo y lo estudió. Dios, fue despedazado.
Apenas reconocible como humano, simplemente su ropa destrozada aquí y allá,
manchada con carne sanguinolenta y músculo, retorciéndose de gusanos. Una pequeña
porción de ropa que solía ser blanca llamó su atención, sin embargo. Alcanzando un
palo en el suelo, lo usó para levantar la tira de tela blanca del grupo.

—Es parte de un sujetador —dijo él, y luego dejó caer el palo en disgusto—.
Rowan tiene razón.
33
—Aquí está su mochila —observó Micah. Todos se volvieron a mirarlo—. Pero
es raro que no esté desgarrada y no haya sangre en ella.

Ryon se quedó mirándolo, helado.

—Quizás no le pertenece a esta víctima. —Hizo un gesto hacia el cuerpo


destrozado.

—¿Un compañero? —preguntó Nick en voz alta—. ¿O la mujer que vino a ti por
ayuda?

En ese momento, los tímpanos de Ryon fueron casi destruidos por un ruido
agudo de llanto.

—¡Mierda!

Apoyando una mano en el suelo, buscó el origen del chillido. No se sorprendió al


observar que ninguno de los otros escuchó el ruido. Tampoco le sorprendió ver el
espíritu de la víctima femenina sentada junto a su propio cuerpo, cubierto de sangre,
meciéndose mientras se lamentaba con terror.

—¿Ryon? —ladró Nick—. ¿Qué es?


—La mujer —dijo él con voz ronca, señalando el fantasma que ellos no podían
ver—. Ella está allí, gritando. También está meciéndose, mirando toda su sangre.

—Cristo.

Ryon intentó conseguir su atención, extendiendo una mano.

—¿Señora? ¿Hola? ¿Nos puede decir su nombre? ¿Qué le ha pasado?

El llanto se detuvo brevemente mientras ella le parpadeaba. Él odiaba esa


mirada vacía. El hacerse a la idea de que ya no estaba en casa, de que ya no trabajando
como debería. Ella no podía darle sentido.

Y justo así, ella desapareció.

—Se ha ido —les dijo. Escuchó a alguien decir “maldición, gracias” y


silenciosamente asintió—. Ella no me dijo nada.

Nick dejó escapar un suspiro.

—Bueno. Cualquiera que sea que tengamos una escena del crimen o de un oso
pardo magullado, va a tomarle a los expertos decir cuál es. Tengo la radio del Sheriff
Deveraux, tengo a la gente del condado en el camino. Entonces tenemos que encontrar 34
a la señorita Bradford antes de que acabe el tiempo.

Con el recordatorio de la desaparición de la bióloga, Ryon se detuvo. Olfateó el


aire. Al principio fue difícil oler algo, por el terrible olor del cuerpo, y su duda de que
fuera capaz de recoger su pista de nuevo. Pero entonces estaba allí. Su dulce aroma,
llamándolo.

—Daria estuvo aquí —les dijo—. Estoy seguro. Su olor esta sobre toda la mochila.
Creo que es la suya.

Esperaron mientras él hacía un circuito de la zona. La frustración creció a


medida que el aroma se desvanecía dentro y fuera, más débil en su forma humana. Su
lobo gruñó de nuevo, exigiendo ser desatado. Su compañero podría rastrearla mucho
más rápido, y él se estaba volviendo más difícil de controlar.

Se giró hacia Nick.

—Necesito dejar a mi lobo salir. Rastrearla es demasiado incierto en esta forma.

—¿Y si los humanos te ven?

—Puedes decir que soy tu mascota. Un híbrido de lobo-perro. Por favor, no


tenemos mucho tiempo para debatir sobre el tema.
Nick vaciló, pero cedió.

—Bien. Pon tu ropa en tu mochila, y alguien la llevará.

Él dejó escapar un suspiro de alivio.

—Gracias.

Desvistiéndose rápidamente, empujó su ropa en la mochila e inmediatamente se


puso a cuatro patas. El cambio ocurrió en un parpadeo, dejándolo desorientado por un
segundo. Nunca había sido tan rápido, y sabía que la mujer era la razón. Vagamente,
escuchó que uno de los chicos exclamó sobre la velocidad de su cambio, pero él perdió
el comentario en medio del olor abrumador de la hembra que su lobo buscaba.

No había nada más ahora, solo ella. La necesidad de encontrarla y protegerla.


Ella lo quería, había llegado a él. A nadie más. Tenía que encontrarla, para saber por qué.

Olvidándose del cuerpo, se afinó en el aroma de Daria y corrió en dirección


opuesta de la pista, más lejos en el bosque. Ella había descubierto el cuerpo, y había
huido. Él entendía que algo la había asustado al salir, causando que ella se moviera en
la dirección equivocada. Algo más que encontrar un cadáver.

El cosquilleo tangible estaba todavía en el aire. Más fuerte ahora que antes. Él
35
corrió, el dolor de sus propias lesiones eran un recuerdo lejano, algo sin importancia.
No cuando estaba al borde de perder algo monumental, algo que no podía nombrar. Y
si ella no sobrevivía…

No. Eso no sucedería. Él no lo permitiría.

Corrió tan rápido, que casi se cayó de bruces sobre el borde del barranco del que
ella le había hablado. Derrapando a un alto, él trepó de vuelta al borde y luego se asomó.
Miró la garganta y se preguntó cuán lejos ella había caído. ¿Dónde podría estar ella?

Estimulando el labio, puso su nariz al suelo y buscó. Arriba y abajo, una y otra
vez. Hasta que por fin, encontró dónde ella había caído. La sintió entonces, su vida
desvaneciéndose. Su ritmo cardíaco desacelerando. ¿Cómo era posible esta conexión?

Sentado sobre sus patas traseras, soltó un aullido largo y solitario. Luego, se
lanzó por el costado y golpeó la pendiente rocosa, deslizándose, consciente de los gritos
de arriba. Casi perdió el equilibrio una o dos veces, pero logró controlar su descenso.
Estaba casi hasta el fondo cuando la vio.

Daria yacía encajada en una grieta apretada, su brazo sobresaliendo en un


ángulo imposible. Su ropa estaba desgarrada y ensangrentada. Arañazos dañaban sus
brazos y lo que podía ver de su cara. Largo cabello negro cubría gran parte de sus rasgos,
ondulando ligeramente en el viento. Ella no se movió mientras él se precipitaba. No se
movió en absoluto como él olfateó su mano buena, lamiendo su cara. Gimoteo,
acurrucándose tan cerca de ella como podía, su lobo haciéndose cargo del hombre por
primera vez en todo el tiempo que recordaba. En un latido, a raíz de su sufrimiento, él
se había perdido en su bestia interior.

«Daria. Herida».

El lobo oyó las llamadas desde arriba, y se tensó, gruñendo en voz baja. Una
advertencia amenazadora para quienes se acercaran. Ellos no se acercarían a ella. Él no
lo permitiría. Ella sufría, y él junto con ella.

—¡La encontraste! —dijo un hombre de cabello oscuro, acercándose más—.


Buen trabajo. Déjame…

Enseñando sus colmillos, él movió su cuerpo entre el hombre y su mujer.

Agazapado, listo para saltar, y una advertencia retumbó profunda desde su


pecho.

«Está herida. Es mía». 36


—Mierda. Ryon, soy yo, Nick. —Extendiendo una mano, el hombre se acercó
más—. Ryon, controla a tu lobo.

«¡Mía!».

Él gruñó al hombre llamado Nick y los otros que se arrastraban detrás de él, con
los ojos abiertos.

—Lo sabemos, amigo. Pero ella está herida y necesita atención médica,
¿recuerdas? Nosotros no le podemos ayudar si tu lobo no nos deja acercarnos a ella.

—Cristo, ¿se ha vuelto salvaje? —preguntó alguien.

—No —dijo Nick en voz baja, sin dejar de mirar al lobo—. Él está protegiendo a
su compañera.

—¿Su qué? —Una pausa—. Oh, mierda.

—Sí, esa es una manera de decirlo.

«¿Compañera? Compañera. ¡Mía!».

Nick levantó su voz, hablando con urgencia.


—Ryon Hunter, ¿me escuchas? Haz que tu lobo se detenga ahora o ella va a morir.
Tu compañera morirá. ¿Lo entiendes?

«Tu compañera morirá».

Ryon luchó para ganar el control sobre su lobo, pero obligarlo a someterse no
fue fácil. La bestia estaba tan enfurecida por el sufrimiento de su mujer que estaba más
que imposible. Pero poco a poco, ejerció su voluntad sobre la bestia gruñendo y ganó la
batalla.

Compañera. Nick había dicho… ¿que la mujer era su compañera? ¿Que ella
moriría?

Sentándose, dejó el flujo del cambio y en cuestión de segundos se encontró en


forma humana, parpadeando hacia los otros.

—¿Nick? ¿Qué diablos está pasando?

—Luego. En este momento tenemos para asegurarnos de que ella sobreviva.


Seré honesto y te diré que tienes una sola forma de hacerlo.

—¿Cuál es? —Él tenía la sensación de que sabía lo que su comandante iba a decir.
37
Su expresión seria lo dijo todo incluso antes de que hablara.

—Si quieres salvar a Daria, tendrás que morderla.

Con esas simples palabras, la vida de Ryon cambió para siempre.


Tresn
Traducido por: Kirara7, IzzieyAutumn, Karou DH & Mika

Corregido por: ElyGreen

—Si quieres que Daria viva, tendrás que morderla.

Ryon miró a Nick, su corazón resonando en su pecho.

—Quieres decir, reclamarla.

—Sí, dale un poco de tu sangre primero, y después muérdela. Si ella va a


sobrevivir, tienes que apresurarte. 38
No había tiempo para sentarse a pensar cómo este acto iba a alterar por
completo su vida, y también la de la hermosa mujer. No había tiempo para pensar como
lo resentiría por jugar a ser Dios, ni un segundo que perder, agonizando que ella lo
odiaría para siempre.

Realmente, no había opción. Porque por nada en el mundo dejaría que su


compañera muriera.

Trabajando cuidadosamente, ayudó a Nick y Jax a extraer a Daria del hoyo y la


pusieron al nivel del suelo, sobre su espalda. Ella estaba demasiado quieta, su rostro
bronceado era gris, sus labios se volvían azules. La bióloga se aferraba a la vida con cada
onza de fuerza que tenía, y su fuerza interna le daba a él esperanza.

Él no perdió tiempo y cambio un dedo a una garra, usándola para abrir su


muñeca mientras Nick abría la boca de ella. La sangre emanaba y él llevó su muñeca a
su boca, apretándola para acelerar el fluido. El líquido rojo caía entre sus labios, una
vista macabra pero aun así una medida que la salvaría. Si solo su cuerpo aceptara la
ofrenda. Lo abrazara. Lo sanara.

—Vamos, cariño —le animó—. Bebe esto.


Por un largo tiempo, nada pasó. Ryon le tocaba su garganta, animándola a tragar,
el desespero era pesado en su corazón, mucho más grande que la tristeza de no poder
salvar a un extraño. Su lobo aullaba dentro de él. Abandonado.

Ryon y su lobo habían sentido a su compañera. Si Daria moría, ellos también lo


harían.

—Daria, por favor —susurró—. Colabora conmigo. Vive.

Ella se retorció, su cabeza moviéndose ligeramente para un lado. Luego ella tosió
y tragó. Él dejo salir un sonido de alivio mientras ella repetía la misma acción, lamiendo
sus labios para obtener la sangre llena de vida que había derramado. Sus ojos
permanecían cerrados, pero él lo sentía. Una chispa se encendió en ella, una pequeña
luz de esperanza que lo alcanzó tentativamente, buscando un ancla. Encontrando la luz
a medio andar, él la alcanzó para sí, presionando con fuerza.

Una mano aterrizó en su hombro. La voz de Nick era urgente.

—Muérdela ahora Ryon, átala a ti o no sobrevivirá.

—¿Dónde? Ella está herida por todos lados. —Desesperado, buscó un buen lugar.

—En cualquier lugar. Por ahora, su muñeca servirá.


39
Él había estado solo por tanto tiempo, nunca había soñado que encontraría a su
compañera. Una ola de decepción lo bañó al pensar que debía ser aquí, así, frente a sus
hermanos de manada, mientras luchaba por su vida. Entonces alejó la lástima. Habría
tiempo para la intimidad luego. Él debería estar agradecido que el destino la enviara a
su mundo.

Gentilmente, levantó su brazo bueno y llevó su muñeca hasta sus labios. Sus
colmillos se alargaron y su lobo gruñó con anticipación. Detener su agresividad y
posesividad no era fácil, pero logró enterrar sus caninos en la suave carne sin
desgarrarla o apretar muy fuerte.

Instantáneamente su lengua se llenó de ambrosía. Tuvo más o menos cinco


segundos para maravillarse ante el líquido que aceleró sus latidos antes de que su
mundo detonara en un sol brillante que casi lo golpeó hacia atrás. La pequeña luz que
había sentido cuando ella tomó su sangre era anémica comparada con esto.

Un hilo dorado se formó de su cuerpo al de ella, chispeando con electricidad y


luego detonando como una supernova. Sus colmillos se retrajeron de su muñeca y él
sintió que caía de espaldas, dentro de un abrazo fuerte.
—Te tengo —dijo Jax en su oído—. ¿Estás bien?

¿Lo estaba? Parpadeó al cielo despejado, haciendo un balance. No le dolía nada.


De hecho nunca se había sentido mejor. Incluso el dolor por el ataque del vampiro
parecía ya muy lejano casi como si no existiera. Todo lo que quedaba era el brillo fiero
que iba entre él y Daria.

—Sí, eso creo. —Con la ayuda de Jax, él se sentó y estudió ansiosamente a la


mujer—. Luce mejor, ¿no es así?

—Su color ha mejorado. —Nick dio unas palmadas a su hombro—. Le has dado
una oportunidad que no tenía antes. Ahora vístete antes de que Jesse te vea desnudo y
piense que algo realmente extraño está ocurriendo.

—Se lo merece, el bastardo malhumorado. —A pesar de la seriedad de la


situación de Daria, él sonrió un poco. El Sheriff Jesse Deveraux sabía su secreto principal,
y lo había mantenido, incluso si no le gustaba mucho. Bastardo o no, era bueno tener un
aliado humano detrás de la ley.

Ryon casi sentía pena por el sheriff. Lo que sea que estuviera pasando en
Shoshone, el hombre estaría muy ocupado pronto.
40
Alejando a Ryon, el equipo médico (excepto Mac, a quien Kalen le tenía prohibido
descender por la colina) fue a conectar a la bióloga a una intravenosa y un monitor
cardiaco. Melinda y Noah enderezaron su brazo, causando que la mujer gimiera en
agonía incluso en su estado inconsciente y haciendo que el lobo de Ryon fuese infeliz de
nuevo. Pero, pudo controlar a la bestia.

Una vez el brazo estuvo en un cabestrillo, Daria fue declarada apta para el
trasporte. Cuidadosamente, con la ayuda de Nick y Jax, ellos trasportaron a la paciente
hacia la camilla, la ataron, aseguraron la camilla, y comenzaron a guiarla por la colina.
Fue un largo y tedioso proceso que los tuvo sudando a todos una vez llegaron a la cima
y todos estaban felices de empezar el viaje de vuelta hacia el Huey.

Ryon permaneció pegado a su lado mientras sus amigos cargaban la camilla


hacia el camino. Su color parecía mejor. Aún le faltaba mejorar, pero lo haría. Él no podía
esperar para conocer a esta mujer que lo había buscado, y que al hacerlo los había
enviado a un camino que cambiaría sus destinos.

¿Sería tímida y amable? ¿O temeraria y ruidosa? Ella trabajaba sola, una con la
naturaleza. Ella amaba a los lobos. Eso tenía que ser una señal positiva, ¿verdad? Y
aparentemente se divertía de vez en cuando… sin intención de un juego de palabras. El
recuerdo de la pequeña botella de whisky lo hizo sonreír. Conocerla podría ser
divertido.

Y tal vez, ahora ya no se sentiría tan solo.

Cuando alcanzaron el claro donde habían encontrado el cuerpo mutilado, Ryon


no estaba sorprendido de ver todo el parque con guardabosques, los policías del
condado, la gente del examinador médico, una unidad de la escena del crimen y el
mismo Deveraux, de pie en medio de todo el caos, con una expresión atormentada en
su rostro.

—¡Westfall! —Él se movió hacia Nick, un hombre en una misión—. ¿Por qué es
que cada vez que las cosas van mal en mi condado, tú y tu banda de inadaptados están
en el medio?

—Es un gusto verte también Jesse. Oye, ¿estás subido de peso? No importa. Lo
estás llevando bien.

—No me jodas, amigo. No hoy. —Él clavó un dedo en la dirección general de los
restos—. ¿Qué sabes de esto?

—Ni una maldita cosa, ni quiero saberlo —respondió Nick secamente—. Es por 41
eso que te llamé. Creo que tienes a un pícaro oso pardo, o a un asesino serial. Ninguno
de ellos es mi problema.

La mirada del Sheriff se desvió a Daria.

—Y aun así, ¿esta bióloga herida es tu problema? ¿Cómo encaja ella en el


asesinato?

—No creo que lo haga, excepto que estoy especulando que ella encontró el
cuerpo y algo la asustó para que corriera. Aunque, vamos a descubrirlo.

—Entonces, necesito interrogarla —persistió Deveraux—. ¿La llevarán al


hospital?

—No, para el recinto. —Nick le dio al hombre una mirada de acero—. Necesito
que mantengas su paradero en secreto.

—Maldición. —Él suspiró—. Con lo que ustedes me joden el trasero, debería


estar comprando lubricante y manteniéndolo cerca.

Nick se quedó callado por unos segundos, una mirada lejana en sus ojos. Ryon la
reconoció, habiendo sido testigo de ella antes, y sin duda, también los presentes
miembros de la manada. Su comandante había “visto” un evento, algo vital en su futuro.
Cualquiera que fuera la visión, Nick la alejó.

—Ven al recinto cuando estés libre, te explicaré tanto como pueda.

—¿Qué? ¿Realmente dejarás que entre al exaltado santuario interior? Dime, ¿qué
diablos sagrados hacen ustedes ahí? —El sheriff negó con la cabeza—. Los milagros
nunca acaban.

—Sé que puedo confiar en ti —dijo Nick simplemente—. Y para que conste
estaba equivocado… ese cuerpo de ahí no es solamente tu problema, ni tampoco será el
último. Tengo el presentimiento de que tendremos que trabajar juntos en este caso.
Solo suena la alarma de seguridad en la puerta y alguien te dejará entrar.

—Bien. Te veré más tarde. —El sheriff se marchó, gritando órdenes a cualquiera
que lo escuchara. Todo el mundo saltaba como conejos para cumplir su voluntad.

Nick le hizo señas a su equipo.

—Vámonos de aquí.

Mientras caminaban hacia el Huey, Ryon reflexionó sobre la afirmación


intrigante que Nick hizo al Sheriff. Algo grande y aterrador estaba en las sombras,
esperando.
42
Y repentinamente supo con absoluta certeza que no solo era su vida y la de Daria
las que cambiarían para siempre.

Por un interminable lapso de tiempo, no hubo más que oscuridad. Dolor.

Luego hubo voces. Ladridos. ¿Un perro? ¿Qué estaba haciendo un perro aquí?
Luego manos, levantando su cuerpo. Agonía.

Más discusiones. Los gruñidos cesaron, y hubo palabras calmantes. Una de las
voces sonaba familiar. Él era importante, pero no podía recordar por qué.

Entonces, algo increíblemente dulce, cayó en su boca. El sabor era increíble, pero
su garganta se rehusaba a funcionar y temió ahogarse. Gradualmente, eso cambió. Algo
empezó a ocurrir. Las sinapsis se dispararon, creando pequeñas explosiones en cada
célula, haciendo que volvieran a la vida. Finalmente los músculos en su garganta
cooperaron y bebió la esencia, ansiosa por más y más. Cuando le quitaron el maravilloso
líquido, sintió la pérdida como un golpe físico.

La decepción no duró. Su brazo fue levantado y un par de cálidos labios se


posaron contra su piel. ¿Labios? Antes de que pudiese pensar más en ello, unos afilados
puntos gemelos perforaron su piel, y un grito silencioso se atragantó en su pecho. No
podía gritar, y aunque pudiese hacer un sonido, no sería de agonía.

El mayor placer que ella hubiese conocido se disparó por sus venas. Esparció
calor líquido a cada parte de ella y se detonó en un millón de pedazos de cristal candente,
y después se solidificó en una cuerda dorada. Debería haber estado asustada, pero no
lo estaba. La cuerda la ataba firmemente al extraño. Él era su extraño, y parecía que le
conocía de alguna manera. Se esforzó en capturar el recuerdo, pero se le escapó.

Los afilados puntos se retiraron y se sintió abandonada, pero no tanto como


antes. Podía soportarlo ahora porque le sentía mantenerse cerca. Observándola y
protegiéndola. ¿Cómo podía saber ella esto? Pero lo hacía. Segura con el conocimiento
de que todo iba a estar bien, fue a la deriva. Cayó en un profundo abismo.

Cuando volvió a emerger, fue a la sensación de flotar y un movimiento de 43


balanceo ocasional. El movimiento la mareaba, pero estaba demasiado débil incluso
para vomitar. E igual de malo era el ruido ensordecedor amenazando en partir su
dolorida cabeza en dos. Se le ocurrió que estaba siendo transportada, y el rápido sonido
del whump-whump le dijo que estaba en un helicóptero.

Volando. Otra razón para estar enferma, si tuviese la energía. Era una chica que
amaba a la tierra. Si hubiese estado destinada a volar, habría nacido con plumas. Su
angustia debió haber sido aparente de alguna manera, porque la gentil mano de un
hombre acarició su pelo, rozó su cara. Se preguntó si él también le estaba hablando,
aunque no había forma de decirlo sobre el ruido de las hélices.

A pesar del ruido, su enfermedad, y su miedo, la oscuridad la arrastró a sus


profundidades una vez más. Volvió a resurgir otra vez, cuando el helicóptero aterrizó,
y hubo un ajetreo de actividad mientras era apresurada hacia dentro de algún tipo de
edificio. ¿Un hospital? Su breve atisbo de ello dio la impresión de que no era como
ningún hospital que ella hubiese visto nunca. El área parecía rural, con muchos árboles.
Tampoco había algún estacionamiento lleno de coches, estaba sin actividad.

Extraño. Pero todo esto fue olvidado cuando, dentro, fue rodada hacia dentro de
una habitación pequeña, estéril, y una bonita mujer (¿una doctora?) con pelo marrón,
largo y rizado le sonrió.
—¿Señorita Bradford? Solo relájese. Vamos a ocuparnos de usted, y pronto se
sentirá mejor. Lo prometo. —Le dio golpecitos al brazo de Daria—. ¿Lo entiende?

Ella asintió. O pensó que lo hizo. Entonces las drogas debieron haber hecho
efecto, y no supo nada más hasta dentro de un rato muy largo.

El Huey aterrizó y Ryon saltó de él, observando sin poder hacer nada mientras
el equipo médico se llevaba rápidamente a Daria del transporte. Trotó tras ellos
mientras apresuraban la camilla entre las puertas dobles, bajo el pasillo hacia la
enfermería, y dentro de una de las habitaciones de trauma. Ahí, sin embargo, fue
bloqueado por Noah, quien puso una mano sobre el pecho de Ryon.

—Lo siento, hombre. Tienes que quedarte aquí fuera —le dijo firmemente, no
sin simpatía—. Aún mejor, vuelve al área de espera.
44
—Pero…

—Sin peros. Te dejaremos saber cómo le está yendo pronto.

El enfermero no iba a ceder. Aún peor, Ryon estaba reteniendo al hombre de


hacer su trabajo. Con un suspiro, se rindió.

—Muy bien. Pero déjame saber el segundo en el que puedas decirme que tal está.

—Puedes apostar por ello. No te preocupes, ¿vale? —Con una sonrisa animada,
el enfermero desapareció.

—¡Maldición! —Corriendo una mano por su cabello, recorrió el camino de vuelta


a la sala de espera. Frustrado, se paseó de un lado a otro como un animal enjaulado por
varios minutos, hasta que Aric se presentó, Rowan con él.

—Tienes que calmarte o te causarás un ataque —observó el lobo rojo—. Siéntate.

—No puedo. Ella está allá, sufriendo, ¡y no hay ni una maldita cosa que yo pueda
hacer por ello!

Rowan dio un paso delante de él, agarró sus hombros e intentó tranquilizarle.
—Daria no está sintiendo ningún dolor ahora mismo. Está en buenas manos, y
se va a poner mejor rápidamente, gracias a su vínculo.

—No está sufriendo ahora, pero lo hará cuando se despierte —carraspeó él—. Y
tendré que decirle lo que hice para salvar su vida.

—Un paso a la vez. No tienes que meterte en eso de golpe.

—Sí, tengo que hacerlo. Si dejo que pase, incluso solo hasta que ella esté mejor,
sería lo mismo que mentir. ¿Y si me odia por ello? —La posibilidad le tenía rompiendo
en un sudor frío. Su lobo se volvería loco, llevándose al hombre consigo a la locura.

Tomando su mano, Rowan le arrastró para sentarse en una silla y tomó asiento
a su lado.

—Al principio, podría estar asustada o molesta. No dejes que eso te carcoma. No
hay nada más que tú pudieras haber hecho bajo las circunstancias excepto permitir que
ella muriese, y entonces tú habrías sido el siguiente. Una vez que entienda eso, todo irá
bien.

—Espero que tengas razón. —Si ella le rechazaba, las consecuencias que él
sufriría no le permitían pensar más allá. 45
Pasaron un par de horas. Sus hermanos de manada vinieron y se fueron,
asegurándose de que estaba bien y preguntando por su compañera. En ese momento
estaba solo. Cansado de pasear constantemente de un lado a otro, se dejó caer otra vez
en la silla y miró hacia fuera de la ventana, contemplando este giro en los
acontecimientos.

¿Por qué se preocupaba tanto por Daria? Tanto a nivel primario como intelectual,
él sabía lo que ella era para él. Al contrario que Jax y Aric cuando conocieron sus parejas,
desde el principio no había habido ninguna duda en su mente, ni en la de su lobo, de
que Daria era su pareja. La reacción de su lobo, la atracción de la bestia hacia ella, fue
como un golpe en la cabeza con una llave de ruedas. Su bestia quería reclamarla,
marcarla con su esencia. Y mucho más. Pero el hombre se preocupaba más de lo que uno
lo haría por un extraño. Y eso le emocionaba tanto como le asustaba.

Extraño que él la hubiese conocido dos veces ya… solo que no en persona. En
ambas ocasiones ella le había llamado a través de kilómetros. ¿Había sentido ella su
vinculación de alguna forma, provocando que ella actuase?

—¿Ryon?
Levantándose, vio a Melina Mallory venir hacia él. El corto pelo de la doctora
estaba creciendo, casi tocando su clavícula y enmarcaba su elfina cara de una manera
favorecedora. Suavizaba sus facciones y la hacía más cercana. La rara cálida sonrisa que
permanecía en sus labios auguraba algo bueno, y él casi cayó del alivio antes de que ella
pudiese hablar. De forma característica, la doctora que no aceptaba tonterías fue directa
al grano.

—Daria tiene suerte de estar viva. Tiene un brazo roto, una costilla rota, varios
cortes y moratones, y un serio sangrado interno, que es lo que casi la mata. Dicho eso,
le está yendo bien.

Él rió sin humor.

—Para mí eso no suena bien.

—Seré honesta. Si no hubiese sido por el mordisco vinculante, su historia habría


acabado en ese desfiladero. Pero llegaste a tiempo hasta ella, hiciste lo que debía
hacerse, y eso es lo que en verdad importa. No tiene ninguna lesión seria en la cabeza y
sus otras heridas están sanando más rápido de lo que nunca he visto en un humano — 46
murmuró pensativa.

—¿De verdad?

—Sí. Es bastante extraordinario. —Melina miró a Ryon pensativamente—. He


visto a cambia-formas curarse rápidamente muchas veces. Es parte de sus habilidades.
Sin embargo, ésta es la primera vez que he sido capaz de observar la misma habilidad
curativa actuando en un humano recién vinculado. Me encantaría saber si el mordisco
es solo capaz de sanar a la pareja destinada, o si funcionaría en cualquier humano.

—Bueno, no es como si pudiéramos ir pegándole mordiscos a cualquier humano


herido para descubrirlo. —Un pensamiento le vino a la cabeza—. Cuando nuestro
equipo SEAL4 fue atacado en Afganistán hace seis años por esos lobos cambia-formas
salvajes, éramos humanos. Aquellos de nosotros que sobrevivimos nos curamos rápido,
y nos volvimos cambia-formas. Nuestros dones psíquicos también fueron mejorados
por el cambio. Pero ninguno de esos feos bastardos era nuestra pareja.

4Equipo SEAL: Los equipos Mar, Aire y Tierra de la Armada de los EE.UU. o SEAL, son la principal fuerza
de operaciones especiales de la Armada de los EE.UU. El acrónimo hace referencia a su capacidad para
operar en mar, aire y tierra. Están entrenados y han sido desplegados en una amplia variedad de
misiones, incluyendo operaciones de acción directa y de reconocimiento especial, guerra no
convencional, defensa interna en el extranjero, rescate de rehenes, contraterrorismo y otras misiones.
—Buen punto. Así que parece ser que uno no tiene que ser la pareja de un
cambia-formas para beneficiarse del mordisco. —Pausó—. Tal vez un humano solo
tiene que poseer una habilidad psíquica.

Ryon consideró esto, y asintió.

—Esa podría ser la conexión. Tal vez es por eso que nosotros sobrevivimos el
ataque cuando tantos otros no lo hicieron.

—O podría ser simplemente una cosa entre parejas. De todas formas, es


ciertamente una teoría digna de ser más estudiada.

—Todo esto es fascinante, pero…

—Lo sé, quieres ver a Daria. Eres impaciente, ¿verdad? —Le otorgó una sonrisa
completa—. Noah está poniéndola en una habitación, la segunda a la izquierda. Vendrá
a buscarte cuando haya acabado.

—Gracias, Melina —dijo él con sentimiento—. Por todo.

—No me des las gracias. Tú eres el que lo tendrá difícil éstas próximas semanas
y meses, haciendo que ella se sienta cómoda. Ayudándola a aceptar una realidad
completamente nueva. Y no te envidio por esa tarea.
47
Dándole a su mano un apretón rápido, ella se volvió y se fue enérgicamente. En
menos de cinco minutos, Noah estaba allí.

—Puedes verla ahora. —Con una sonrisa solidaria, el enfermero se fue.

De alguna forma, entrar a su habitación era la cosa más difícil que había hecho
nunca. Por un largo momento permaneció en la puerta y estudió a la delgada, magullada
mujer en la cama.

Estaba tumbada sobre su espalda, sus pestañas como encaje negro en sus altos
pómulos. Sus brazos estaban encima de las sábanas, el derecho en una escayola y un
cabestrillo que reposaban en su estómago, y él notó que los rasguños en el izquierdo no
parecían estar tan irritados y frescos como deberían estarlo. Su color había mejorado
mucho, y notó por primera vez que su piel era de un rico color bronce, quizás fuese por
estar mucho en el exterior, o quizás, por su herencia, pero él solo podía adivinar. Quizás
era un poco de ambos.

Mientras se movía más cerca y tomaba asiento al lado de la cama, estaba aliviado
de ver que su respiración era profunda y regular. Ella parecía estar en paz.

Se preocupaba de cuanto iría a durar esto.


Por un momento largo, él medito en las palabras de despedida de Melina, que no
le envidiaba la tarea que tenía por delante. Daria podría perdonarlo, pero llegar allí
probablemente no sería un viaje agradable.

A pesar de su alivio al verla sanando, el primer indicio de temor se metió a través


como fango negro.

Daria tenía que perdonarlo. Tenía que. La alternativa era impensable.

No debería estar viva.

Ese fue el primer pensamiento de Daria mientras parpadeaba a la luz del sol que
se filtraba a través de la rendija de la cortina en el cuarto estéril. Sí, ella estaba
completamente segura que había estado muriendo en ese desolado tramo de naturaleza,
yaciendo rota en el fondo de un barranco. 48
¿Cómo estoy aquí? ¿Cómo?

Gradualmente, trozos y piezas regresaron. Los rescatistas la habían encontrado.


Él había estado entre ellos, el que buscaba. Hablando con ella, alentándola a vivir. ¿Cuál
era su nombre?

Sus pensamientos eran lentos, pero finalmente recordó que no lo sabía su


nombre. Mientras que la mayoría de la niebla se disipaba, ella se dio cuenta que su
visión de él siendo atacado no había revelado esa pieza de información. Tampoco
habían intercambiado nombres cuando ella había llegado a él astralmente y rogó por
ayuda. Entonces, un ligero susurro sonó de su derecha y giró la cabeza para ver al
hombre en carne y hueso, durmiendo en una silla al lado de la cama.

Contuvo al aire en un afilado, involuntario respiro, ignorando el dolor que causó.


Sin importar lo hermoso que era en su visión no era nada comparado con la realidad.
Incluso con su largo, delgado cuerpo tumbado en la incómoda silla, sombras bajo sus
ojos, y roncando un poco mientras dormía como muerto, era un deslumbrante hombre
perfecto.

Vestía vaqueros desteñidos y una camiseta de manga corta con botones que no
estaba abrochada. Los botones estaban abiertos a medio camino de su torso, como si se
hubiera puesto la camiseta y no se hubiera molestado en terminar la tarea. Pensó que
no podía ver sus pies, pero suponía que debería estar usando tenis.

Viendo sus alrededores, notó que esta habitación era muy parecida a la
habitación en que lo había visitado, ¿cuándo? No tenía idea de cuánto tiempo había
estado aquí. No había un reloj en la mesita de noche o en la pared. No había mucho de
nada excepto una jarra de agua, una taza plástica, la silla, su cama y una bandeja de
comida que sostenía un florero con lindas flores.

Parpadeó hacia ellas, y de repente recordó a su padre. ¿Eran de él? Si era así,
¿dónde estaba? Quizás había salido por algo de comida.

El hombre rubio se estiró en la silla y abrió los ojos, revelando el azul cristalino
que recordaba. Estirando su espalda, se sentó, y a pesar de su obvia fatiga, sonrió hacia
ella. Sus dientes eran rectos y blancos, y el efecto de su mirada robadora de suspiros
hizo que su corazón se saltara un latido.

—Hola allí. —El rico timbre de su voz era suave, sexy. Como el resto de él.

—Hola. —Su propia voz era rasposa, como si no la hubiera usado en meses—.
¿Dónde estoy?
49
—Una… instalación privada. —Antes de que pudiera cuestionarlo sobre ello, él
se deslizó más cerca y colocó una gran mano en su brazo. O mejor dicho, sobre el arnés
y la escayola cubriendo su brazo—. ¿Cómo te sientes?

Ella se detuvo, mirando su propio cuerpo.

—Magullada. Duele un poco. —Luego frunció el ceño—. Aunque, pareciera como


que debería estar más adolorida. Quizás usaron buenos analgésicos.

Esos hermosos ojos azules se volvieron solemnes.

—Algo como eso. ¿Recuerdas tu nombre y qué estabas haciendo en el Shoshone?

—Me llamo Daria Bradford, y soy una bióloga de vida salvaje especializada en el
estudio de lobos. —Ella tragó, la resequedad en su garganta haciéndola ronca.
Inmediatamente él se apuró y le ofreció una taza de agua, colocando una pajilla en esta.
Entonces le sostuvo la pajilla en los labios.

—Solo unos pocos tragos. No quieres enfermarte.

El agua era como el cielo. Aún más era la solícita atención de este tipo extraño.

—Gracias. —Ella se recostó y él coloco la taza en la mesa.


—De nada. —Hizo una pausa—. ¿Recuerdas cuánto tiempo estuviste en el área
antes de que cayeras en el barranco?

Ella asintió, el ligero movimiento haciendo que su cuello punzara.

—Casi dos semanas. Y no me caí, fui empujada. Te dije eso antes.

Una rubia ceja se arqueó atractivamente, desapareciendo bajo el flequillo que


caía en sus ojos.

—Cuando astralmente te proyectaste en mi habitación de hospital. Tienes un


don.

No había acusación en su tono. Sin incredulidad, sin censura o disgusto. Solo


honesto interés. ¿Por qué no estaba sorprendido?

—Sí.

—Muy bien. ¿Por qué te saliste del camino? ¿Por qué corriste de la escena del
cuerpo que encontraste? Y, ¿quién te empujo dentro del barranco?

—Retrocede. No puedo creer que tomes tan bien que tengo un don psíquico.
50
Él rio suavemente.

—Créeme, nadie por aquí va inmutarse ante eso.

—¿Qué quieres decir?

—Todo a su tiempo.

—¿Cuál es tu nombre?

—Ryon Hunter —dijo suavemente—. A tu servicio.

Él la contemplaba como si ella tuviera las respuestas que había buscado toda su
vida. Esto la hacía sentir cálida y confusa al mismo tiempo. Extraño. Y algo lindo.

—Es bueno conocerte. —Salió sonando tímida, aunque generalmente ella no era
una persona tímida en absoluto. Este hombre había llegado a ella, y no comprendía por
qué.

—Quieres decir… bueno, conocerme de nuevo.

—Eso es cierto. —Más preguntas se arremolinaban en sus labios, ella podía decir.
Pero él simplemente esperó—. ¿Cuánto tiempo he estado aquí?
—Desde ayer. Estuviste fuera toda la noche.

—Está bien. Para contestarte, dejé el campamento ayer en la mañana y lo dejé


con un poco de prisa porque escuché algo que me asustó. Un sonido chirriante.

—¿Chirriante? ¿Como un pájaro o algo?

Ella sacudió la cabeza.

—No. ¿Has visto alguna de las viejas películas de Godzilla? ¿Ese horrible sonido
que hace cuando está destrozando Tokio? Era exactamente esa clase de sonido. Hizo
eco a través de las montañas. —Esta información le ganó la dubitativa mirada que su
don psíquico no había tenido.

—¿Sonó como Godzilla?

—Lo hizo —dijo ella rígidamente—. Cada cosa viviente en el bosque se quedó
quieta y en silencio. Mi trabajo requiere trabajar con la naturaleza, estar sola y aislada
por semanas al tiempo que estudio las manadas de lobos y reviso su progreso. No me
asusto fácilmente, y no exageraría algo como eso.

Él levantó una mano.


51
—Lo lamento. No quise implicar que lo harías. Solo no pude imaginar nada que
hiciera un sonido como ese.

—Lo que sea que es, la criatura no es de ningún tipo que pertenezca a esta área,
puedo asegurarlo.

Después de un momento, él asintió.

—¿Y después?

—Me apresuré a salir de ahí, pero mientras la mañana avanzaba me convencí a


mí misma que no fue nada. Hasta que encontré el cuerpo. —El recuerdo amenazó con
hacerla enfermar—. No puedo recordar qué capturó mi atención primero, el rastro de
ropa en el suelo, o el olor. Me devolví para investigar, ver si la persona estaba viva, y el
cuerpo estaba mutilado. Nunca había visto nada tan espantoso. Nunca.

—Yo tampoco. —Acordó severamente—. Descubrimos el cadáver justo antes de


encontrarte a ti, y estamos bastantes seguros de que era una mujer, en parte por su
vestuario.

Ella tembló.
—No la vi tan de cerca. Me mareé, luego busqué mi radio y comencé a llamar a
los guardabosques. Ahí fue cuando apareció el lobo.

Y con eso, Ryon se tensó.

—¿Cómo se veía?

—Esa es una de las cosas extrañas… era completamente blanco como la nieve.
Es muy raro que cualquier lobo salvaje de tipo albino sobreviva aquí.

—¿Blanco? ¿Era macho? —preguntó con una expresión seria.

—Creo que era hembra, algo pequeña. Pero parecía lo suficientemente grande
cuando me mostraba los dientes y me perseguía para que me alejara de la mujer. Corrí
y vine hacia el borde del precipicio. Cuando me di vuelta hacia ella, me embistió y me
tiró sobre la cornisa.

Se veía muy atónito.

—Jesús. ¿Puede que la mujer fuera su presa y no te quisiera cerca de ella?

—Podría ser, pero tengo mis dudas. ¿Alguna vez has visto a un lobo hacerle eso
a un humano? 52
—No a uno real —murmuró.

—¿Qué?

—Nada. De todas formas sabremos más dentro de poco, cuando el médico


forense termine con el cuerpo. —Se mantuvo en silencio por unos momentos,
analizándola—. Te vi la otra noche, cuando fui atacado por algunos… sujetos que
estábamos persiguiendo con mi equipo.

—Me preguntaba si sabías que estaba ahí, o si lo recuerdas —dijo


calladamente—. No estoy segura qué fue lo que me atrajo hacia ti, para ser honesta. Me
dormí esa noche y tuve una visión sobre ti y tus amigos en el callejón, luchando contra
algunas criaturas de forma humana que parecían vampiros. Loco, lo sé.

Una leve sonrisa apareció en su cara, pero no dijo nada. No era una sonrisa de
burla, y sus ojos demostraban todo menos humor.

—Algunas veces cuando duermo tengo visiones en tiempo real. Soy proyectada
en la escena, me guste o no.

—¿Eso no sería caminar en los sueños?


—No. Caminar en los sueños requiere que la persona, o ambas personas si hay
más de una, estén dormidas para poder entrar a sus sueños, y la escena no es
necesariamente real, puede que ni siquiera esté sucediendo. Comúnmente es una
fantasía que desaparece cuando la persona despierta. No pasó realmente, pero la
memoria puede ser compartida si hay más de una persona involucrada. Un encuentro
de mentes, si quieres, más que de realidad.

—Ya veo. Así que realmente estuviste ahí, en el callejón conmigo.

—Sí. Aún en mi sueño, proyecté una parte de mi misma a la escena que realmente
estaba sucediendo.

—Está bien. —Tan simple, su aceptación.

—¿Está bien? ¿Solamente eso? ¿Dónde está tu actitud, el sarcasmo? ¿A qué te


referías con que nadie por aquí se iba a sorprender con mi don?

—Porque nadie lo hará —resopló y apoyó sus codos sobre sus rodillas—. Me
preguntaste dónde estás. En este mismo momento eres huésped del Instituto de
Parapsicología, ubicado en una locación secreta en el Bosque Nacional Shoshone.

—El Instituto de Parapsicología —repitió, dándole vueltas en su cabeza. 53


Finalmente, comprendió—. El estudio de lo paranormal.

—Sí. Y de los efectos que ese mundo tiene en nosotros, que vivimos aquí en la
combinación de ambos.

Ella digirió eso.

—¿Y quiénes son ustedes?

—Mi equipo se llama Manada Alpha. Todos tenemos diferentes habilidades


paranormales y somos llamados desde diferentes partes del mundo para controlar a los
predadores paranormales, como los vampiros carmesí con los que nos viste luchar.

—¿Realmente eran vampiros? —susurró.

Su voz era gentil, casi como una disculpa.

—Esos colmillos no eran falsos, cariño. Tampoco lo era el cuchillo de plata que
el bastardo enterró en mi costado.

—¿Por qué plata? Espera... ¿Cómo es que después de que te apuñalaron y te


abrieron la garganta hace dos días estás aquí en vez de tu cama en el hospital? —Se
sentó, su corazón latiendo locamente en su pecho—. ¡Yo lo vi! ¡Y ahora no hay nada más
que unas pequeñas marcas rosadas en tu cuello!

—Tienes razón, viste como me apuñalaban. Pero me curo rápidamente. Todos


los de mi clase lo hacen.

—¿Qué clase es esa? —Estaba casi asustada de saber.

—De la clase que no reacciona bien ante la plata, ese tanto de la leyenda es
verdad. —Le dio una sonrisa triste—. Deberías saberlo… somos lobos cambia-forma,
Daria.

Ben Cantrell cayó sobre sus rodillas en el matorral, enfermo y cansado.

¿Qué pasó? ¿Dónde había estado todo este tiempo? 54


Su mente confusa finalmente se dio cuenta de la sangre. Sus manos estaban
cubiertas de esa despreciable cosa. Sus brazos, pecho, algunas salpicaduras en sus
piernas. Subiendo, sintió su cara, y reconoció el horror. Sangre, en su boca.

—Oh, no. No.

No de nuevo. Por favor, no de nuevo.

Pero para su cabeza de abogado, la evidencia era irrefutable. Se rió ante eso, un
loco e histérico sonido. Porque nunca más trabajaría como abogado de nuevo. Nunca
sería humano. Su vida había sido robada y nunca la recuperaría.

A menos que encontrara a los que podían ayudar. Los había estado buscado, pero
ahora luchaba por recordar a quién se suponía que tenía que encontrar. Pero había
recordado. Lo haría. Y ellos lo ayudarían.

Tenían que hacerlo. O próximamente, Benjamin Cantrell estaría perdido para


siempre.
Cuatron
Traducido por: Gabbii, Eva Masen-Pattinson, rihano & ItBurnsLikeIce

Corregido por: ElyGreen

Las entrañas de Ryon se apretaron mientras estudiaba la reacción de Daria.

La mujer palideció debajo de su bronceado, sus labios se separaron de la


impresión. Luego dejó caer su mirada a las hojas.

—No puedo creer eso.

—Sé que es mucho qué asimilar, pero es la verdad. No te mentiría. 55


Ella miró hacia arriba.

—Creo que piensas que me estás diciendo la verdad, pero…

—Puedes hacer una proyección astral —señaló él—. Sabes sobres los dones de
psicometría y viste a los vampiros con tus propios ojos.

—Existen casos de estudios documentados de personas que tienen habilidades


psíquicas y que pueden ver o hacer cosas que no deberían poder hacer —dijo ella—.
Algunos pueden predecir el futuro, leer un objeto para ver el pasado, mover objetos con
su mente, encontrar a personas desaparecidas. Nómbralo. ¿Pero quieres que crea que
puedes cambiar de forma? Lo siento Ryon. Estás delirando.

—Esperaba que reaccionaras así —dijo él, tratando de ocultar su desilusión—.


No puedo culparte. Pero puedo probártelo.

—Puedes cambiar en un lobo, aquí y ahora. —Su tono era plano.

—Sí.

Agitó su mano buena hacia él.


—Está bien, entonces hazlo.

—No lo creo. No todavía.

Su expresión perdió dureza y su tono se volvió dulce.

—¿Necesitas ayuda con este tipo de fantasía? Existen muy buenos doctores que
pueden ayudar con ese tipo de cosas.

Él se levantó.

—No necesito un doctor. De cualquier manera, no por ser caso de delirio. Voy a
dejarte descansar porque tienes mucho que pensar y esto es suficiente por ahora.

—¿Vas a volver?

Ella sonaba ilusionada y eso borró parte de su ansiedad, y de la de su lobo. Pero


no del todo. La bestia en su interior no estaba feliz de sus dudas. Era algo tan cercano al
rechazo.

—Sí. —Inclinándose, besó su mejilla y luego se enderezó—. Voy a volver pronto,


no te preocupes. Duerme.
56
—Está bien, lo intentaré. —Aunque no parecía convencida.

Dándole una sonrisa tranquilizadora, se volteó y caminó hacia fuera mientras


todavía tenía la fuerza para irse. La forzó lo suficiente y su mente de científica
necesitaba tiempo para absorber la verdad en sus palabras. No estaba lista para verlo
cambiar en un lobo, pero lo iba a hacer. Como bióloga, y su pareja, creía que ella todavía
no sabía esa parte de él, no podría ayudarla con su curiosidad. Ella continuaría
derritiéndose por él.

Esperaba.

Dejando la enfermería, se dirigió a la oficina de Nick. La puerta estaba cerrada


cuando llegó, y escuchó a su comandante en el interior, hablando. Suponiendo que la
puerta estaría abierta si el jefe no quería que lo interrumpieran, tocó ligeramente y
esperó.

—Pase.

Entrando, él vio a Nick detrás del escritorio, el Sheriff Deveraux reclinándose en


la silla frente a él. Deveraux tenía más o menos la edad de Nick, y Ryon supuso que las
mujeres lo encontrarían guapo. Ryon apretó la mano de su visitante.
—Sheriff —dijo amablemente—. Lo he visto un par de veces, pero nunca nos
hemos presentado. Soy Ryon Hunter.

El otro hombre lo sujetó firmemente, su mirada dura pero no antipática.

—¿Eres parte de la Manada Alpha de la que Nick me ha estado hablando?

Ryon miró a su jefe, quien ligeramente había asentido. El sheriff había sido
inconscientemente empujado al ataque de una familia local por los Sluaghs hace unas
semanas y se dio cuenta que lo paranormal realmente existía. Desde entonces, el
comandante obviamente había estado introduciendo a policía en el mundo y así que
estaba bien hablar con libertad enfrente de él.

—Sí, lo soy. No quería interrumpir pero vengo de visitar a Daria y creo que a Nick
le gustaría escuchar lo que dijo de los eventos de ayer. Usted también Sheriff, ya que
está aquí.

Escucharon mientras describía los sonidos que Daria escuchó y cómo le asustó
entrar en su campamento. Si esperaban que Ryon les dijera que el culpable que la
persiguió en la escena del cuerpo y la empujó al borde era Sluagh, o alguna criatura de
la que no habían escuchado antes, estaban equivocados.
57
—¿Fue un lobo blanco? —repitió Nick—. ¿Está segura?

Ryon giró lo ojos.

—Por supuesto que está segura. Consiguió un brazo roto, no un problema del
cerebro. Aparte de eso, dice que el lobo es hembra.

La cara del comandante palideció y miró al escritorio.

—No he tenido ninguna visión sobre esto, solo un sentimiento de que está mal.
Peligro. No estoy seguro qué significa y dudo en adivinar.

—Pero sí tienes uno —presionó Deveraux.

Nick suspiró.

—No creo que el lobo sea el responsable de las muertes, pero no estaremos
seguros hasta que Kira y Melina terminen de analizar la muestra de ADN de la víctima
que liberaron en la escena del crimen.

—Voy a pretender que no escuché eso. —El sheriff frunció el ceño.

—Sin ofender, Jesse, pero tengo un presentimiento de que tu médico


examinador va a encontrar cosas muy extrañas en ese cuerpo y no iba a saber qué hacer
con ellas. Lo que es lo mejor. Pero mis personas del laboratorio sabrán lo que los
resultandos indican, o al menos sabrán por dónde empezar.

—Puede que estés en lo correcto, pero no me gusta —murmuró el hombre—. Me


mantendrás en las sombras.

—Lo puedes apostar.

Mortificado de alguna forma, el sheriff se levantó para irse.

—Nada que hacer por ahora más que esperar y ver. Búsqueda y Rescate todavía
están buscando a la pareja que desapareció… o al menos al marido. Apuesto a que la
mujer mutilada es la esposa.

—Probablemente estés en lo correcto.

Deveraux sacudió las manos con ambos y luego salió. Ryon esperó hasta que el
policía saliera para hablar.

—¿Estás seguro que podemos confiar en él?

—Absolutamente —dijo Nick. Su boca se curveó en una sonrisa—. Él es tan de la


vieja escuela, todas estas cosas paranormales están a punto de explotarle una vena en 58
su cerebro, pero es un buen hombre. Está de nuestro lado, por todo lo que es.

—Es bueno saber eso.

—¿Cómo esta Daria?

—Desubicada —admitió—. Solo porque tiene un don psicométrico, no significa


que esté lista para aceptar que somos cambia-formas o que otras criaturas existan.
Quería que me transformara y le probara que soy un lobo, pero te puedo decir que no
estaba lista para eso. No quiero alejarla.

—Ha tenido mucho con que tratar —acordó Nick—. Hiciste lo correcto en darle
algo de tiempo.

—Gracias.

—Pero no esperes mucho para decirle lo demás. Es un balance delicado en darle


tiempo para que se ajuste y descubrir que le estabas escondiendo la verdad.

—Sí, lo sé. —Bajando su cabeza, estudió sus pies. Estaba tan malditamente
cansado, su cuerpo todavía se estaba curando y no había sido posible que descansara
por estar preocupado por ella.
—Estás a punto de caer. Ve a dormir por un tiempo, o no vas a ser de ayuda para
el equipo o para tu compañera.

—Creo que haré eso.

Lo intentaría de cualquier forma. De regreso en su cuartel, se sacudió en su cama


y fantaseó con una mujer llamativa, de pelo negro que podría no querer tener algo que
ver con él. Pensaba solo en besar esos carnosos labios, acariciar esa tonificada y suave
piel marrón. Sus párpados pesaban más y los bostezos lo llevaron a sueños donde ella
lo atormentaba sin parar, llevándolo al límite, en peligro de caer. Solo para regresar y
dejarlo lastimado, confundido.

Dios, sus labios eran suaves. Su lengua se deslizó adentro y exploró su boca,
gimiendo por su dulce sabor. Sus dedos se sumergieron entre sus pechos y acarició los
montículos cremosos. Fue más abajo, rozando su plano estomago… hasta que ella detuvo
su mano.

—Ryon.

—Nena. Por favor. Te necesito. 59


—No puedo. — Sacudió su cabeza.

—¿Por qué no? —Alejándose, estudió su expresión. Vio temor, confusión. No las
emociones ideales para inspirar a su compañera.

—Esto es demasiado pronto —dijo suavemente—. No sé cómo me siento con esto.


Si hay algo entre nosotros.

Su lobo aulló adentro y una burbuja de pánico se alojó en su garganta.

—Claro que hay algo entre los dos… ¿No sientes que hay algo creciendo entre
nosotros? —preguntó roncamente—. Yo ya me preocupo por ti, Daria.

Ella negó con su cabeza.

—Me preocupé por alguien no hace mucho tiempo atrás, y él rompió mi corazón.
Pensé que él y yo habíamos sido algo real, pero no fue así. ¿Cómo puedo confiar de nuevo?

—Déjame mostrarte. —Él estaba rogando sin temor, y no podía evitarlo—. Déjame
probarte que tan bueno puede ser estar con el hombre indicado.

—No creo que pueda, lo siento. —Le dio la más triste de las sonrisas.
Luego se volteó y se alejó.

—¡Daria, no! ¡No me dejes!

Ryon se levantó de un solo de la cama, su corazón martillando en su pecho. No


era una visión, ese no era su don. «Solo era un sueño que se volvió pesadilla», pensó. Una
horrible, estúpida pesadilla sin base en la realidad. Dios, él la quería demasiado.

Como prueba, su pene insatisfecho estaba duro y adolorido, apuntando hacia el


techo. Necesitaba descargarse o iba a morir de bolas azules. Desabrochando sus jeans,
los empujó hacia abajo lo necesario para liberar su pene y lo agarró con una mano,
apretando las duras orbes. Se sentía tan bien que lo volvió a hacer, manipulando y
probando. Un dedo se encaminó abajo hacia su agujero, dándole un pervertido apretón
y estimulando su excitación cerca del dolor.

Sosteniéndose con una mano, agarró la caliente y dura piel y comenzó a sacudir.
Arriba y abajo, silbando de placer con las pequeñas sensaciones de shock que pasaban
por las terminaciones nerviosas para calentar su entrepierna. La sensación era
grandiosa, pero no era nada comparado con lo que había imaginado con Daria agachada
entre sus muslos, su pelo negro azabache cayendo sobre su regazo mientras ella lo 60
chupaba por su garganta.

—Oh, mierda.

Eso disparó el gatillo y sus caderas se sacudían mientras trabajaba su vara y se


liberaba. En segundos ese familiar zumbido comenzaba por la base de su espina, en
señal de un orgasmo. Su liberación había explotado como un disparo de un arma,
cremosos lazos de semen blanco salpicaban aterrizando en su estómago y pecho. Una y
otra vez continuó hasta que sus bolas se habían vaciado y pegaba brincos por las
réplicas, deseando que no hubiera terminado tan rápido.

—Demonios —garraspó—. Tiempo de una ducha.

Ahora que el éxtasis había acabado, se sentía vacío. Casi perdido. Con un suspiro,
se levantó y caminó hasta el baño, encendiendo el agua para dejar que se calentara.
Mientras caminaba hasta el rocío vaporoso, gruñó y trató de sacar la pesadilla de su
mente.

Pero ahora estaba trabada en su cerebro, no podía sacarla.

Conociendo a Daria, más o menos ganarla, sería el desafío más grande por venir.
En el segundo día de su estancia, Daria se despertó sintiéndose mejor. Tanto, que
de hecho, sospechaba de por qué no le dolía tanto más allá de una o dos punzadas. Y de
por qué los rasguños de su cuerpo no eran más que unas líneas sanadas de color rosado
que parecían de semanas en vez de dos días.

Miró fijamente las marcas en su brazo izquierdo con creciente temor. ¿Qué clase
de medicina sanaba tan rápido como esa? Nada de lo que ella hubiera oído.

Fue entonces que notó dos marcas leves de perforación dentro de su muñeca.

De nuevo, el recuerdo de voces, de hombres gritando mientras trabajaban para


salvar su vida, la inundaba. Esta vez se recordó de un leve, punzante dolor en su muñeca.
¿Lo había imaginado? Sí así era, ¿por qué tenía marcas en su piel?

Inquieta, miró la silla al lado de su cama, preguntándose hacia dónde se había 61


ido Ryon. Su nuevo protector había estado a su lado desde que su equipo la había traído,
y al principio se sintió aliviada cuando él se salía. Luego el tiempo en que él no estaba
parecía muy largo, cuando estaba despierta para darse cuenta. Ahora, tenía que admitir
que lo extrañaba.

Habían hablado un poco, aunque él evitaba el tema de las misiones específicas


de la manada y el mundo paranormal en el que peleaban. En lugar de eso, él hablaba de
Wyoming, sus amigos en particular, sus fuerzas e idiosincrasias. Eran un grupo extraño,
pero cercanos como hermanos, y su amor por ellos brillaba con cada palabra. Como si
sus pensamientos lo hubieran llamado, Ryon apareció por la puerta cargando un saco
de abarrotes y se acercó con una tentadora sonrisa en su sensual rostro.

—¿Cómo te sientes?

Su corazón se iluminó al verlo, aunque mantuvo su entusiasmo oculto.

—Casi humana de nuevo.

Él alejó la mirada, su expresión tímida, y ella se preguntó qué demonios le pasaba.


Pero luego el extraño momento pasó y se volvió a iluminar.
—¿Lo suficiente como para salir de aquí e ir a comer en la cafetería conmigo? La
comida de ahí es asombrosa.

—¿Me están soltando tan pronto? —preguntó sorprendida.

—Si prometes tomarlo a la ligera los próximos días. Nick se tomó la libertad de
alistar uno de los cuarteles de invitados para ti, si nos das el honor de quedarte mientras
te recuperas.

—Eso es lindo de su parte. —Lo era. También lo encontró un poco


desconcertante, ser aceptada así por un grupo de hombres que no conocía y que no la
conocían, pero ella sabía que sus nervios estaban al borde. Los nervios de cualquier
persona estarían así después de todo lo que había pasado.

—Genial —dijo él, tomando sus palabras como una aceptación. Se miraba muy
aliviado, más de lo que debería al saber que una extraña se iba a quedar—. Ya coloqué
tu ropa y equipo de campamento en tu cuarto. Espero que no te moleste.

—Claro que no. Gracias. —Señaló hacia el saco—. ¿Qué traes ahí?

—Oh, son algunas de tus prendas. No creí que quisieras salir de aquí con tu
trasero colgando de ese traje. No es que me importe. 62
Su declaración y la impertinente sonrisa la hicieron reír.

—Debes estar lleno de cosas.

—Puede ser. ¿Quieres descubrirlo?

Era tan lindo, que no podía ofenderse.

—No antes de que me alimentes. Me prometiste una comida, ¿cierto?

—Apuéstalo. —Dándole el bolso, él retrocedió—. Voy a conseguir una silla de


ruedas mientras te vistes.

—¿Una silla de ruedas? No creo que vaya a necesitar una de esas.

—Confía en mí, la necesitas. Después de lo que pasaste es un milagro que estés


respirando.

—Y, ¿por qué estoy respirando? —Le preguntó directamente, haciendo un gesto
hacia las cicatrices rosadas en su brazo—. ¿Por qué estoy prácticamente sanada?

—Todo en su buen momento. Pasos de bebé, ¿eh?


Frustrada, ella lo vio salir y cerrar la puerta tras de sí. Claramente, él estaba
reacio a entrar en muchos más detalles con ella, pero dada la forma en que había
reaccionado a su ilusión de ser un lobo cambia-formas, no estaba realmente
sorprendida.

¿Pero era una fantasía de su parte? Ella debería estar muerta, no a punto de irse,
incluso en una silla de ruedas. Aparte de su extraña recuperación, pronto conseguiría la
historia directamente de Ryon. Estaba segura de que sus compañeros de equipo le
dirían que él estaba sufriendo de algún tipo de enfermedad mental, y que ellos le
seguían la corriente. Esa era la única explicación, y eso la entristecía.

Lograr vestirse le llevó más tiempo de lo que había imaginado, y estaba


deslizándose en las zapatillas de tenis prestadas que Ryon le había llevado cuando él
entró por la puerta empujando la silla de ruedas. Pero no estaba solo.

—Daria, me gustaría que conocieras a mi comandante, Nick Westfall.

El jefe de Ryon era un hombre imponente con suave pelo corto y oscuro, con el
más leve toque de plata en las sienes, y ojos azules de acero. Se movía con su espalda
recta, su comportamiento proyectaba la advertencia de no jodas conmigo a pesar de que
todavía tenía que abrir la boca. Sin embargo, cuando él habló, su tono era amable. 63
—Señorita Bradford.

—Daria, por favor.

Él asintió.

—Soy Nick. Trato de mantener a mi equipo en línea, y a veces en realidad tengo


éxito. Estamos encantados de tenerte aquí, a pesar de que no es bajo las mejores
circunstancias.

—Gracias. Aprecio que ustedes me reciban así. Podría ir a un hotel si sería menos
problemas…

—De ningún modo. Es un placer, y no querríamos oír hablar de apartar a una


compañera amante de la naturaleza después de lo que has pasado. —Sus labios se
levantaron un poco—. Podrías querer esconderte aquí de todos modos, al menos hasta
que el frenesí de los medios se apague.

Ella se le quedó mirando.

—No creo que me guste cómo suena eso.


—Tenemos a algunos periodistas acechando fuera de la puerta principal, y han
pedido hablar con la bióloga que encontró el cuerpo en el bosque. Si deseas hablar con
ellos, voy a acomodar un lugar para que te reúnas.

Estremeciéndose, se frotó los brazos.

—¿Y si no?

—Haré que se vayan.

Simple como eso. Ella no tenía la menor duda de que él lo haría, y con placer.

—No quiero volver a vivir lo que me encontré para los medios. Deje que las
autoridades hablen con ellos.

La expresión del comandante reflejaba aprobación.

—Creo que esa es una decisión acertada. Sin embargo, tendrás que hablar, con
el Sheriff Deveraux. Ryon le contó tu historia, pero él quiere una declaración
directamente de ti.

—Creo que eso es lo que se espera, pero no quiero hablar con nadie más.
64
—Entonces, no lo harás. Ahora, te dejaré en las capaces manos de Ryon. —Él hizo
un guiño, se volvió y se fue.

—Nick es un hombre interesante —le dijo a Ryon.

—Es el mejor superior que he tenido. —Su voz le habló de su verdadero afecto
por el hombre—. Él haría cualquier cosa por cualquiera de nosotros.

—Él me parece como ese tipo de jefe y amigo.

—Sí. —Él se detuvo—. ¿Tienes hambre?

—Muero de hambre. —Su estómago rugió de nuevo.

Le ayudó a llevarla hacia la silla, sosteniéndola con cuidado cuando ella se


balanceaba. Tal vez necesitaba la cosa después de todo, ya que no estaba tan firme sobre
sus pies como había pensado que estaría. Él no dijo «Te lo dije», solo consiguió
acomodarla y sacarla siendo saludados por un adorable enfermero rubio mientras
pasaban.

—Ese es Noah —le dijo Ryon—. Es un empleado fijo por aquí.


—Sí, lo conocí. Llegó a revisarme de vez en cuando. Un chico muy dulce.
¿También vive en el complejo?

—Todo el personal lo hace.

Eso era tan extraño para ella.

—¿Por qué?

—Mi equipo está obligado a vivir en la base. Somos enviados con rapidez así que
sería una pérdida de tiempo valioso si tuviéramos que esperar a que todos llegaran aquí
desde la ciudad. Viviendo en el lugar, podemos entrenar, hacer planes de maniobras,
discutir los casos en curso, y en general estar listos para lo que venga en nuestra
dirección. Sin embargo, tenemos tiempo libre. Nos relajamos cuando no estamos
ocupados.

—Algo así como los militares.

—Exactamente.

—¿Qué pasa con los médicos y demás personal? Seguramente podrían vivir en
la ciudad.
65
—Podrían, pero estamos de alguna forma aislados. Tiene más sentido vivir aquí
en vez de conducir de ida y vuelta de la ciudad.

—Muy lógico, pero, ¿por qué tengo la sensación de que hay más que eso?

—Lo hay. Todo el tráfico entrando y saliendo de nuestro complejo atraería


demasiada atención. Definitivamente no queremos eso.

—Debido a lo que hacen aquí —dijo ella, incapaz de enmascarar la duda en su


voz—. Estás afuera salvando al mundo de los depredadores paranormales como
vampiros y cosas así.

—Sé que todavía no me crees, pero lo harás. Es verdad.

Ya verían eso. Su brazo roto todavía estaba en un cabestrillo (incluso algún tipo
de nueva súper habilidad de curación no podría arreglar eso durante la noche), y
examinó de nuevo los arañazos de color rosa curándose en su brazo. Y las dos
misteriosas marcas de pinchazos en su muñeca. Espontáneamente, algo que Ryon le
había dicho antes le vino a la cabeza.

«Pero yo sano rápido. Todos los de mi clase lo hacen».


Mirando los pinchazos, una pregunta vino a ella con la que no estaba preparada
para hacer frente. No estaba preparada para conocer la respuesta, y por eso la apartó.
De todos modos, eso sería solo por el momento. En cambio, se ocupó de fijarse en el
interior del complejo mientras su acompañante la llevaba.

La decoración no era como nada que ella hubiera esperado de un lugar donde un
equipo de apariencia militar estuviera alojado. En lugar de ser austero y blanco, con
prácticos pisos de azulejos industriales que no tenían personalidad, las paredes estaban
pintadas de un suave color beige arena, y el pasillo estaba alfombrado con un tejido
corto y suave que le permitía a la silla hacer fáciles progresos. Había buenos accesorios
luminiscentes en las paredes, emitiendo mucha luz en lugar de los monótonos
fluorescentes de techo. El lugar era acogedor. Ella estaba impresionada, y eso solo
aumentó cuando llegaron a la cafetería.

La zona era realmente un gran comedor. Estaba lleno de varias mesas que
permitían a los ocupantes sentarse en grupos y conversar, lo que muchos estaban
haciendo en ese momento. La comida estaba servida en el centro de cada mesa, al estilo
familiar, y comían en verdaderos platos y usaban utensilios reales en lugar de platos de
papel y cubiertos de plástico.

Una puerta ancha pasando la zona de comedor le dio un vistazo de la gran cocina 66
más allá, donde un número de cocineros estaba ocupado haciendo sus tareas. El
maravilloso aroma trajo su atención de nuevo a la comida, que consistía en
hamburguesas con todos los acompañamientos, y papas fritas.

Ryon la llevó a un lugar vacío, asegurándose de que pudiera llegar a la mesa.

—¿Cómo está esto?

—Bien, gracias. —Ella observó que algunas personas estaban mirándolos con
interés, a Daria, en particular, y le sonrió a algunos de ellos. Los nervios trataron de
fastidiarla, pero los apartó.

—¿Estás bien? —preguntó él con preocupación, tomando asiento frente a ella.

—Sí. Simplemente no estoy acostumbrada a estar rodeada de tanta gente.

—Me puedo imaginar, estar fuera en el bosque tanto tiempo. ¿Echas de menos
la interacción, o eres uno de esos que solo vuelven al mundo real cuando tienen que
hacerlo?

Ella lo miró con sorpresa.


—Esa es una pregunta perceptiva. No creo que alguien alguna vez me haya
preguntado eso. —Alcanzando un bollo, pensó sobre eso—. Sí, extraño estar alrededor
de otra gente, hablando, riendo, y compartiendo cosas. Amo mi trabajo, pero es tan
aislador que a veces extraño hacer algo tan divertido y simple como ir con las chicas
por unas bebidas o ir al cine.

—Cosas que otra gente da por sentado. Entiendo totalmente eso.

Él lo hacía, y ella encontró que eso era agradable.

—¿Extrañas tener un trabajo regular?

Él sonrió.

—Cariño, ni siquiera sabría lo que eso significa. Soy feliz aquí, haciendo lo que
hago.

Calor se deslizó sobre ella, todo su cuerpo reaccionando a él llamándola cariño.


Sin embargo, aunque incluso cuando su exprometido había usado apodos cariñosos, no
había sentido el querer envolverse a sí misma en el hombre y nunca emerger. Era un
buen sentimiento, y uno que daba miedo.

Se apilaron en sus hamburguesas y mascaron por un rato, y ella tomó la


67
oportunidad para estudiarlo, tratando de no parecer como si lo estuviera haciendo. Él
era tan apuesto, con esos ojos azules cristalinos. Y ella tenía algo por los rubios, siempre
lo había tenido, quizás en parte porque siempre encontraba su pelo negro tan plano y
aburrido. Se encontró a sí misma queriendo enterrar sus dedos en esos mechones de
luz solar y hacer deliciosas cosas a su boca.

Casi se ahogó con su hamburguesa.

—¿Estás bien?

—Bien —dijo, tosiendo. En el siguiente instante, estuvo muy agradecida de


haber tragado ese pedazo de comida.

Desde su asiento tenía una buena vista de la entrada, y cuando giró su cabeza un
poco hacia la derecha, algo, o alguien, entró que ella nunca olvidaría.

—¿Qué demonios? —susurró, la hamburguesa haciendo ruido en su plato al caer,


olvidada.

Justo dentro de la entrada al comedor se paró una alta, hermosa criatura


masculina que quitaba el aliento. Un ser de otro mundo, no un hombre. Se paró en su
metro ochenta de altura, quizás un poco más, y era delgado, sus jeans colgando bajos
en su cintura. Tenía una cara preciosa con altos pómulos, y alargados, ojos dorados
como los de un águila que casi brillaban.

Pero su más espléndido rasgo era su largo hasta la cintura, brillante cabello azul
que caía como una cascada de cintas en el agua, y las magníficas alas emplumadas del
mismo color que habían rozado la parte de arriba del marco de la puerta cuando la
atravesó. La bióloga de la vida salvaje bailó en regocijo ante este descubrimiento. La
mujer miró fijamente, insegura de si presentarse o correr y esconderse.

—Increíble. —No podía despegar sus ojos de él.

—¿No lo es? —La voz de Ryon era sardónica, teñida de humor—. Sariel tiende a
aspirar la mayoría del aire cuando está en el cuarto.

El hombre hizo su camino hasta donde estaban ellos, notando a Daria. Si sonrisa
abierta era cálida mientras se detenía a un lado de la mesa.

—¡Hola allí! Tú debes ser la señorita Bradford, nuestra invitada. —Él se inclinó
ligeramente—. Soy Sariel, o Blue si lo prefieres. Por obvias razones.

Abrió su boca, el discurso habiendo muerto entre su cerebro y su boca.

Ryon intercedió con una sonrisita.


68
—Ella necesitará un tiempo para acostumbrarse a nosotros, amigo. Solo llámala
Daria. Daria, este es nuestro príncipe Seelie residente.

—Removido de mi trono —dijo él suavemente—. Los títulos no significan mucho


por aquí alrededor, a no ser que seas el comandante.

—¿Qué es un Seelie? —manejó al final.

Blue lo explicó pacientemente.

—Un miembro del reino Fae, un mundo que existe paralelamente con este. El
portal al mundo Fae está localizado en un país que ustedes llamas Irlanda. Los Fae
consisten en dos grupos, los Seelie y los Unseelie. Miembros de mi Corte nos consideran
los chicos buenos, por así decirlo. Aunque todos sabemos que no todos los mundos están
hechos enteramente de buena o mala gente.

Una sombra pasó sobre su rostro mientras relataba ese último pedazo, y ella se
preguntó por eso.

—¿Qué son los Unseelie entonces? ¿Los chicos malos?


—Esencialmente. Ellos dedican su existencia a complacerse a sí mismos, sin
importar a quien hieren. Sus sirvientes son los Sluagh, Seelies que se han vuelto
malvados, y han caído.

Ella asimiló esto.

—Y tú eres un príncipe.

—Sí, lo era anteriormente de la Corte Seelie. Viejas noticias, y una historia larga.
—Hizo un gesto con una mano a una silla vacía—. ¿Me les puedo unir?

—Siéntate —dijo Ryon—. Come. Estás demasiado flaco. ¿No has estado
siguiendo la dieta en la que Melina te puso?

Blue, mientras Daria estaba empezando a pensar en él, arrugó su nariz a las
hamburguesas como si fueran la cosa más repugnante que hubiera visto alguna vez.

—Dudo seriamente que esas deban estar en la dieta de alguien.

—Solo necesitas ganar peso, hombre. A este punto, no importa cómo.

Blue fulminó con la mirada a su amigo.


69
—Gracias por tan amablemente señalar eso. —Alcanzó un bollo y lo apiló con
vegetales, dejando totalmente de lado la carne e ignorando las papas fritas.

Afortunadamente, Ryon no comentó su elección. Ella podía ver que Blue era un
poco sensible sobre el tema de sus hábitos alimenticios. Se preguntó si la comida era
tan diferente en la Corte Seelie que no podía encontrar cosas aquí para satisfacer su
paladar. Entonces puso un alto en su mente a la dirección de sus pensamientos.

Estaba considerando los hábitos alimenticios de un príncipe Fae. Como si eso


fuera perfectamente normal.

«Nosotros somos lobos cambia-forma, Daria».

Había creído que Ryon estaba mentalmente enfermo. Y la prueba de que él no lo


estaba, estaba sentada ahí, charlando cortésmente con el hombre que se designó a sí
mismo su amigo y protector.

Ryon había estado contando la verdad absoluta sobre su mundo y las criaturas
en él.

Y su mundo se había puesto irrevocablemente de cabeza.


Cincon
Traducido por: Jeyd3, mtomasm, *eliza* & Kirara7

Corregido por: ElyGreen

Ryon presenció el momento exacto en que Daria supo la verdad.

Lo vio en sus ojos café, en su rostro sorprendido. Ella estaba agitada, pero no
hizo nada dramático como caer en un ataque de histeria, y por eso, él respiró con alivio.
Eso no significaba que habían pasado la etapa crítica sobre su aceptación de las cosas,
pero era un comienzo.

Para su crédito, ella mantuvo la calma, enfocando su atención en Blue, que se


70
pavoneaba por la atención. El príncipe la deleitó con cuentos de sus hermanos, sus
aventuras con ellos, y los buenos tiempos que pasaron. Bueno, antes de que fuera
echado del reino cuando los Ancianos de la Corte Seelie se enteraron de que Blue era
un bastardo. Un producto de cuando el rey Unseelie, Malik, tomó por la fuerza a la reina
Seelie, la madre de Blue.

—Lo siento mucho —dijo Daria, su linda cara empática.

Blue sonrió, aunque Ryon sabía que era una fachada.

—Veré a mis hermanos y madre de nuevo algún día. Mientras tanto, tengo a
Kalen. Él y yo recientemente nos enteramos de que somos medios hermanos.

—¿Quién es Kalen?

Ryon apuntó al hombre, que estaba sentado en una mesa cercana, comiendo y
hablando con Aric y la pareja de Aric, Rowan.

—Guau, físicamente ustedes chicos son opuestos totales —observó Daria—. Él


es completamente gótico, y tú eres como la luz del sol y el cielo.
Ryon se había acostumbrado tanto a Kalen, que ya no notaba cuán diferente era
el hombre de los otros. Pero era verdad. Con su cabello de estrella de rock, negro en
capas y cayendo hasta sus hombros, los jeans y camisa negros con su nuevo abrigo de
cuero encima, y los ojos verdes delineados con kohl y esmalte de uñas a juego, el chico
definitivamente hacía que las personas miraran dos veces.

Blue sonrió.

—¿La luz del sol y el cielo? Esa puede ser la cosa más amable que alguien me
haya dicho.

Ella se encogió de hombros.

—Bueno, es verdad.

Ryon sabía que ella definitivamente había ganado un amigo en su Príncipe Fae.

—Así que —continuó ella—, ¿cómo es que tú y Kalen son medios hermanos?

—Es complicado, pero trataré de simplificar. Teníamos diferentes madres, pero


como yo, el padre de Kalen también era Malik, el afortunadamente ahora fallecido
Unseelie.
71
—Kalen le quemó el trasero en una gran batalla que tuvimos con Malik y sus
fuerzas hace no mucho tiempo —suministró Ryon amablemente.

—¿Kalen también vivía en la Corte Seelie?

—No. Si lo hubiera hecho, nos habríamos conocido hace mucho tiempo. Él fue
criado en el mundo humano, le hicieron creer que era un humano con poderes mágicos.
Su abuela no quería que se enterara de la verdad sobre su ascendencia, con el fin de
mantenerlo a salvo de Malik y sus secuaces. —Blue le dio a su hermano una mirada llena
de simpatía—. Cuando ella murió, el hombre que él creía era su padre lo echó de la casa,
dejándolo a sobrevivir en las calles. Tenía catorce años.

—Maldito bastardo —siseó Daria—. ¿Qué pasó después?

—Sobrevivió por años, hasta que la Manada Alpha lo encontró en un cementerio


cercano, levantando un cuerpo para hablarle mientras investigaba el asesinato del
hombre.

—Espera, ¿Kalen levantó a un cuerpo? ¿De la tierra, y habló con él? —Sus ojos
estaban muy abiertos—. Como diciendo: «Hooola, Sr. Cuerpo, tengamos una charla y
dígame, ¿quién lo mató?».
—No es tan simple como eso. ¿Sabes?, no es fácil levantar a los muertos.

Daria le parpadeó.

—Supongo que no.

—Así que Kalen fue acogido en la manada. Él justo estaba encontrando su lugar
aquí cuando conoció a Mac y comenzó a enamorarse de ella, y luego Malik vino y trató
de robárnoslo para usar su poder de hechicero.

—Entonces, él es un hechicero y puede levantar a los muertos. ¿Qué más hace?


—dijo sarcásticamente, como si no pudiera haber algo más.

—Él también es una pantera negra. Eso es todo.

—Seguro. —Ella apoyó sus codos en la mesa y miró alrededor de la habitación—.


Así que Kalen está casado con la doctora, Mackenzie Grant.

—Emparejado, no casado. Es un lazo mucho más fuerte que un trozo de papel —


dijo—. Pero sí, y están esperando su primer hijo.

—Como que me di cuenta de eso por la panza de embarazada que lleva a todas
partes. ¿Hay otros emparejados aquí, como tú los llamas? 72
—Aric y Rowan. Aric ha estado con la manada desde el principio, como muchos
de los hombres, pero Rowan recientemente se unió al equipo. Ella es una exoficial de
policía de un vil lugar llamado Los Ángeles. —Daria rió disimuladamente. Blue apuntó
al lobo pelirrojo y a su pareja morena. Luego hizo un ademán hacia el hombre de la
barba de chivo y a la pequeña mujer rubia.

—Luego está Jax y Kira. Jax es un miembro original, un lobo plateado y tiene el
poder de la retrocognición, lo que significa que puede tocar un objeto y ver eventos
importantes que lo rodean. Kira es una de nuestras asistentes de laboratorio que se
especializa en ADN y cosas de las cadenas de genes. No me preguntes más sobre eso, es
confuso. Ella también está trabajando para construir un santuario para seres
paranormales desplazados, y yo le estoy ayudando —dijo orgullosamente—. Ese es mi
trabajo aquí.

—Creo que serás maravilloso en ello.

Él sonrió ampliamente por el elogio.

—Eso espero. Kira es una querida amiga y odiaría decepcionarla.

—Dudo que eso pase.


—Tenemos a varias criaturas dependiendo de nosotros, y estoy seguro de que
vendrán más.

Eso pareció inquietarla, pero no dijo nada sobre ello. Blue apuntó hacia otros
chicos, pero aparentemente eran muchas personas para que ella lo procesara. Solo
asintió amablemente y platicó con el príncipe, terminando su hamburguesa. Cuando
terminaron de comer, Blue se puso de pie.

—Ha sido un placer hablar contigo, Daria. Estoy seguro de que llegaremos a
conocernos mucho mejor. —Le dio una astuta sonrisa a Ryon.

Ryon se preguntó si el príncipe tenía la habilidad de sentir su lazo, pero no podía


preguntarle ahora. Él sabía que Daria probablemente empezaría a sentirlo también, si
es que ya no lo había hecho. Tendría que explicarlo pronto, como le aconsejó Nick, o ella
podría pensar que hay algo malo en ella. Él tenía miedo de que ella también se molestara.

Blue se fue para unirse a Kalen. Ryon se limpió las manos y puso a un lado su
servilleta.

—¿Te gustaría ver el recinto?

Sus ojos se aferraron a los de él por un momento, algo destellando entre ellos. 73
—Me encantaría.

Su corazón hizo un pequeño baile de felicidad, pero se forzó a mantenerse


calmado. Esta no era una mujer para presionar, y aun así, no tenía más opción que
cambiar su vida entera sin su aportación. Él esperaba que ella lo perdonara.

Tomando las asas de su silla, él la guió por el pasillo y giró en la esquina.

—¿Qué te parece el cuarto de recreación primero? Si estás sola y no puedes


encontrar a quien necesitas, casi siempre hay alguien relajándose ahí.

—Suena bien. —Ella hizo un ademán hacia el lugar en general—. Es muy


hogareño. No lo que uno esperaría.

—Las mujeres se manifestaron cuando abrimos el lugar por primera vez y


demandaron pintura nueva, alfombra y cosas así. Ellas dijeron que si tenían que vivir
aquí, no iban a vivir en una monótona caja blanca.

—¿Nick aprobó eso? No parece de ese tipo.


—A Nick no le hubiera importado, pero él no era nuestro comandante en aquel
entonces. Nuestro jefe era Terry Noble. Él fue asesinado en una emboscada hace varios
meses, junto con algunos otros miembros de nuestro equipo.

—Lamento oír eso —dijo ella honestamente.

—Nuestro trabajo es peligroso y la muerte es siempre un riesgo. Pero todos le


extrañamos, a él, a Ari y a Jonas. Son los otros compañeros que perdimos. —Hizo una
pausa—. Pensamos que Micah y Phoenix habían sido asesinados junto a ellos, pero
resulta que estuvieron retenidos en un laboratorio dirigido por Malik donde sus
doctores realizaban experimentos en humanos y cambia-formas tratando de obtener al
perfecto súper soldado.

—¡Eso es horrible! Me alegra mucho que dos de tus compañeros pudieran


regresar. ¿Es posible que los otros estén todavía en algún lugar? —preguntó
esperanzada.

Dios la amaba.

—Sería un milagro. Por lo que sabemos, todos laboratorios de Malik han sido
destruidos y no encontramos a ningún otro miembro de la manada.
74
—Nunca se sabe.

—Cierto. Pero hablando de algo más feliz, esta es la habitación de recreación. —


La condujo dentro y se dio la vuelta para poder verse el uno al otro—. Tenemos un
montón de juegos aquí. Ping-pong, juegos de mesa y la Wii. Estamos pensando en
comprar otra televisión y consola porque siempre hay alguien acaparando la que hay.

—Una habitación limpia con cómodos muebles. Puedo entender porque a todos
les gusta pasar tiempo aquí.

—Un poco más allá de esas puertas hay un campo con una zona de picnic donde
jugamos al fútbol, al béisbol, hacemos barbacoas y cualquier otra cosa en la que
podamos pensar para estar fuera.

—Con un paisaje tan hermoso como el que hay ahí fuera, puedo ver el por qué.
—Miró al exterior pensativamente—. ¿Cómo pueden tener el complejo en medio de
Shoshone cuando es tierra del gobierno?

—Por un permiso especial del gobierno estamos aquí. Algunos en el poder


necesitan saber, actuar.

—Ya veo.
Dejaron la habitación de juegos y la condujo hacia el gimnasio. Micah estaba
tirando a la canasta. Jax estaba aparentemente quemando el desayuno, tendido sobre
su espalda en un banco y levantando pesas. Una pequeña criatura marrón descansaba
sobre su pecho, dormitando acurrucada con una expresión de pura felicidad en su cara
de osito de peluche. Ryon miró a Daría, quien fruncía el ceño a la criatura.

—¿Qué es eso?

Él la acercó, riendo. Pero no demasiado cerca.

—Ese es Chup-Chup. Una especie parecida a un gremlin o algo así. Nadie está
realmente seguro.

—¿Es una de las criaturas rescatadas de las que Blue me habló?

—Entre otras.

—Hola, chicos —dijo Jax mientras se aproximaban. Levantó un par de veces más
las pesas, las dejó en la barra de soporte y se limpió el sudor de la frente con la mano—.
Muévanse despacio y con cuidado. Ya sabes cómo es Chup con los extraños.

—Tú deberías saberlo —dijo Ryon—. A la bola de pelo y a ti les llevó bastante
tiempo hacer las paces.
75
—Ni me lo recuerdes. Hay partes de mi cuerpo que todavía me duelen al
recordarlo. —Riendo, Jax acarició la pequeña cabeza de la criatura—. Sin embargo, me
gusta mucho más ahora.

—Creo que las golosinas de carne probablemente ayudaron a cambiar su actitud.

—Eh, tiene debilidad por las mujeres. Tenía que pelear sucio.

Daria se inclinó hacia delante.

—¿Puedo sostenerlo?

Jax miró a Chup con cautela.

—No lo sé. Depende de él.

En ese momento la criatura se incorporó, se estiró y bostezó. Ryon


confidencialmente pensaba que era una cosita linda como el infierno, pero no iba a
tocarlo. Había visto a la pequeña cosa casi arrancarle la mano a Jax una vez y había sido
suficiente como para convencerle de que lo suyo no era adiestrar animales.
Jax se sentó cuidadosamente, sosteniendo a Chup contra su estómago mientras
permitía que la criatura tomara conciencia de Daria. Se inclinó hacia delante, olfateando
con curiosidad, los ojos muy abiertos. Entonces empezó a removerse contra el agarre
de Jax, queriendo ir hacia ella. Jax le permitió llegar a su regazo, observando
cuidadosamente para detectar cualquier signo de agresión y estar seguro de que no
hería su brazo roto. Lo mismo hacia Ryon, pero todo lo que la criatura hizo fue empezar
a hacer sus típicos ruiditos chup-chup.

Se acurrucó contra ella, ronroneando como un pequeño motor mientras ella le


rascaba las orejas con su mano buena, ambos claramente en el cielo.

—Nunca había visto nada como esto —dijo ella quedamente—. Es simplemente
increíble.

Jax asintió.

—Él ha recorrido un largo camino. Raramente muerde ahora, solo si alguien le


sobresalta y tenemos mucho cuidado para que nadie lo haga.

—Lo entiendo. ¿Sabes de dónde viene?

—¿Originalmente? No tengo ni idea. Lo encontramos durante una operación 76


hace un par de años, cuando fuimos encargados de eliminar algunos demonios
renegados. Chup había estado en la cueva, pero no estamos seguros de que estuviese
con los demonios.

Por supuesto, su mente quedó cautivada por una palabra y dijo:

—¿Demonios?

Jax se encogió.

—Esto… sí. En cualquier caso, está feliz ahora, gracias al trabajo de Kira con él.

—Sí, parece que lo es.

Ella estaba encantada con la criatura y Ryon disfrutaba viéndola por lo que
detestó que tuviesen que irse. Con el tiempo, Chup se removió de abrazo y se extendió
hacía Jax en un gesto claro de querer ser devuelto.

—Pequeña amenaza putrefacta —se quejó Jax. Pero tomó a la bestia, sus
acciones desmintiendo sus palabras.

—Gracias por dejar que lo tomara.


—Eh, no me lo agradezcas. Él toma sus propias decisiones. —Con un guiño,
volvió a su entrenamiento.

Ryon la escoltó desde la sala hacia el exterior. Ella estaba silenciosa mientras
disfrutaban de una vuelta por los jardines y casi podría asegurar que todavía estaba
pensando en el gremlin.

—Es una verdadera pena que el mundo no pueda saber que criaturas como Chup
existen —dijo, casi con tristeza—. Pero entiendo por qué eso sería un desastre.

—Sí es una lástima. Sin embargo, podemos disfrutar de ellos aquí. De todas
formas, es lo más seguro para ellos y para la gente en general.

—¿No te preocupa que Chup o los otros se pierdan?

—Un poco. Pero tomamos precauciones. Chup se ha ganado el derecho de correr


por el edificio y Blue ha mejorado mucho en su integración, pero algunos están todavía
en celdas en el Bloque R, el de rehabilitación. Estamos reemplazando el Bloque R con el
santuario que Kira y Blue están poniendo en funcionamiento.

—¿Blue estuvo en una celda alguna vez? —Estaba horrorizada con la noticia.

—Por un tiempo, hasta que Kira se nos unió. Cuando le trajimos aquí estaba
77
traumatizado y era poco comunicativo. Estaba muy deprimido y trató de hacerse daño
a sí mismo. No sabíamos que más podíamos hacer con él. Le llevó tiempo a Kira
hacernos ver que él necesitaba compasión, no cadenas.

—Ella parece una mujer muy especial.

—Lo es. Kira ha cambiado totalmente nuestras ideas sobre cómo tratar con los
seres paranormales. No todos son malos, igual que no todos los humanos son malos.
Algunos solo están confusos y heridos.

Daría pensó sobre esto.

—En cierto modo ella hace lo que yo, estudiar diferentes formas de vida y tratar
de asegurarse de que prosperan.

—Es una buena comparación, sí.

Cuando el número de preguntas disminuyó y su cabeza empezó a cabecear, supo


que estaba cansada.

—Necesitas descansar, tras tu dura experiencia. ¿Por qué no te muestro tu


habitación para que puedas dormir un rato?
—Eso suena muy bien. Supongo que no estoy tan bien como pensaba.

—Un par de días y te sentirás como un millón de dólares.

En la puerta, él introdujo el código de seguridad que Nick le había enviado en un


mensaje de texto mientras paseaban y se lo pasó a ella.

—Te lo escribiré y así podrás llevarlo contigo. Una vez que te aprendas el
número, es más rápido y fácil que utilizar una llave.

—Bien.

Él la hizo rodar dentro y encontró que las habitaciones eran tipo simple,
desprovistas de los toques hogareños que animaban estos espacios funcionales.

—Siento que esta habitación sea un poco simple y plana. Que yo sepa, nunca ha
sido ocupada.

Ella le dio una mirada burlona.

—Estoy acostumbrada a acampar afuera, con osos, lobos, gatos grandes, y


cualquier número de serpientes e insectos que aman habitar mi saco de dormir. Me
encargaré. 78
—Buen punto. —En su habitación él le extendió una mano para sacarla de la silla
de ruedas, y luego la sentó en la cama—. ¿Me necesitas para algo más?

—Por ahora, estoy bien, gracias.

Maldición. Él esperaba que ella dijera que sí.

Dale su tiempo, Ryon.

Dejándola temporalmente, él fue y encontró una libreta y bolígrafo en la barra


que separaba la cocina de la sala de estar. Rápidamente, escribió toda la información
que él pensaba que ella necesitaría y regresó al dormitorio. Ella estaba acurrucada en
su costado, dormitando, cuando él llegó.

—Anoté mi número de teléfono celular, el número de mi habitación bajando por


el pasillo a la derecha, y el código a tu puerta. Si necesitas algo más, hay una lista de
extensiones en el cajón de la mesita.

—Gracias. Sin embargo, no tengo un teléfono celular para llamarte.

—Usa el de ahí —dijo él, señalando al inalámbrico junto a la cama—. Iremos


mañana a la ciudad y conseguiremos un reemplazo.
—Está bien. —Él vaciló para salir, y ella lo miró durante un largo momento, los
párpados pesados—. Me gustas mucho, Ryon.

Sus labios se torcieron.

—Me gustas más que un poco, en realidad.

—¿Por qué siento esta atracción hacia ti? —preguntó ella somnolienta.

—¿Porque cualquier hombre y mujer sienten química? —Su tono era ligero, pero
sus entrañas se apretaron. Él sabía que ella no solo estaba hablando de simple atracción
entre hombre y mujer, y sus siguientes palabras lo probaron.

—Lo que estoy sintiendo ahora es más que eso, aunque estoy atraída un montón.
—Ella hizo una pausa, sus ojos castaños líquidos con calidez—. Es como si hubiera algún
tipo de hilo dorado conectándonos. ¿Tiene sentido?

—Lo hace, sí. —Extendiendo la mano tentativamente, él le apartó un mechón de


cabello negro de su cara, listo para retirarla en caso de que ella protestara. Como no lo
hizo, en lugar apoyó su cara en su tacto, su lobo prácticamente gimió en placer, y el
hombre celebró este pequeño progreso.

Tendría que aclararlo, pronto. No podía posponerlo mucho más tiempo.


79
Por ahora, él la dejaría con algo en que pensar, en el buen sentido, después de
que él se fuera. Arrodillándose al lado de la cama, él acercó su cara a la de ella. Mirando
a sus ojos, cuestionando en silencio, de nuevo dándole tiempo para poner fin al beso
que él estaba a punto de plantar en esos labios gruesos.

La invitación estaba claramente grabada en su hermosa cara, y él cerró el


pequeño espacio entre ellos, juntando sus labios. Suavemente al principio, luego con
más presión, fundiendo sus bocas. Su pene estaba duro como una piedra en sus
pantalones vaqueros, presionando con insistencia contra sus confines y exigiendo que
lo dejaran salir a jugar. Sin embargo, ella no estaba lista para más, así que él frenó el
impulso de arrastrarse sobre la cama con ella.

Se exploraron uno al otro, saboreándose, sus lenguas luchando. Ella era dulce,
ambrosía en su lengua, el sabor único de su compañera. Él imaginó que su sabor era lo
mismo para ella, y quería preguntar, pero no se atrevió. Aún no. Este era un buen
comienzo, su compañera dándole la bienvenida a su beso, y él estaba agradecido por
ello.
Finalmente, se echó hacia atrás, y vio la expresión aturdida en su rostro. Ella
sentía deseo por él, el simple querer, incluso si él no había recogido de su vínculo. Ella
lo deseaba, pero era incierto. Confuso.

Él odiaba que la confusión y las circunstancias lo hubieran hecho necesario. Ellos


deberían haberse conocido, enamorado por primera vez. Entonces, se convertirían en
compañeros vinculados más tarde, cuando ambos estuvieran listos. Pero la vida no
siempre sucede de acuerdo con un pequeño plan ordenado, y el transformación a
hombre lobo no permitía una gran cantidad de tiempo para el cortejo cuando conoció a
su compañera. El apareamiento de Ryon ciertamente no había seguido el camino que
siempre él había imaginado.

—Te dejaré descansar, ¿de acuerdo? —preguntó él suavemente.

—¿Vendrás más tarde?

Su corazón se iluminó.

—Lo haré. Vendré a ver cómo estás en un rato y tendremos una charla.

—Estoy deseando que llegue eso. Sospecho que tengo unas cuantas sorpresas
esperando. 80
Dios, ella no tenía idea. Después de darle otro beso, se dirigió fuera, sus
emociones eran una extraña mezcla de temor y alegría.

Tenía una hermosa, inteligente, y buena compañera. Cualquier hombre, o lobo,


estaría orgulloso de tenerla a su lado.

Ahora, si ella no lo odiaba por lo que había hecho, su vida sería perfecta.

Lo sentidos de Daria se tambalearon mucho después de que Ryon salió por la


puerta.

—Santo cielo, este hombre puede besar —susurró para sí misma, mirando al
techo. Su cuerpo era una sensible masa de nervios, completamente enamorada por el
hombre que la había dejado sola cuando ella no quería que se fuera.
Su cercanía, su calor y limpio aroma masculino, la llamaba como ningún otro
hombre lo había hecho, nunca. La atracción era una cosa tangible entre ellos, esperando
ser explorada y desatada. No tenía ninguna duda que iban a terminar en la cama, más
pronto que tarde. Ambos lo querían, y no podía pensar en una razón por la que dos
adultos consientes deberían negar la atracción. Él la deseaba tanto como ella lo deseaba.
Ella lo sintió.

Eso la hizo detenerse. ¿Lo sintió? Sí, lo había hecho. Y no solo en la forma “normal”
que las personas se referían cuando decían haber experimentado atracción por alguien.
Era casi como si pudiera tocar su atracción por ella, la necesidad y el deseo, como si
tuviera algún tipo de línea directa a sus sentimientos y emociones. ¿Cómo era eso
posible?

Levantando su brazo bueno, examinó su muñeca de nuevo. Las punciones


estaban apenas visibles ahora, y el resto de los arañazos habían casi desaparecido. Justo
a pocas horas desde la última vez que los había visto. Una conclusión ineludible volvía
a ella, e hizo que su pulso revoloteara en ansiedad.

Ryon, o alguien, la había mordido. Ellos eran lobos cambia-formas y, como tal,
tenían habilidades especiales de curación. Daria debió haber muerto. En algún
momento después de eso, ella había sido mordida. Y ahora estaba casi lista para ir de 81
excursión, estaba muy bien, sanada. ¿Uno de ellos la había mordido con el fin de salvar
su vida?

Bien. Suponiendo que fuera cierto, ¿por qué Ryon estaría tan reacio a compartir
eso con ella, incluso cuando ella le había preguntado acerca de las marcas? Salvar la
vida de alguien era una gran cosa, y ¿qué si usaron un poco de una ventaja de la
naturaleza que les permitiera hacerlo? Tenía que haber más en la historia. Eso
explicaría por qué él no quería hablar de ello.

Tenía la sospecha de que a ella no le iba a gustar la explicación, o de lo contrario


él no estaría trabajando tan duro para evitarlo.

Cediendo a la fatiga persistente, ella se durmió durante una hora más o menos.
Cuando se despertó, se incorporó, inquieta. Su brazo picaba alrededor de la cicatriz de
la marca de la mordedura, y sentía como si estuviera a punto de saltar fuera de su piel.
Un paseo podría ayudar, por lo que decidió actuar.

Primero, se deshizo del molesto cabestrillo, arrojándolo a la mesa de noche.


Movió su brazo enyesado de aquí para allá, y no experimentó ningún dolor. Caminó
hacia el baño, e hizo sus negocios y luego tomó un baño, que fue un proceso largo ya
que tenía que tener cuidado de su escayola. Solo esa pequeña rutina hizo que se sintiera
mejor. Luego excavó en su mochila por su cepillo y una banda para el cabello para
hacerse una coleta. Con los artículos en mano, regresó hacia el espejo del baño,
cepillando fuera los mechones largos y poniéndolos de regreso, asegurándolos con la
banda elástica.

Mirando su rostro, se preguntó que observaba Ryon cuando la miraba. Cuando


se estudiaba a si misma siempre veía a una mujer sin adornos que nunca llevaba
maquillaje. Pero entonces, el maquillaje nunca se veía bien en su piel bronceada, incluso
si no pasaba la mayor parte del año en la selva donde a nadie le importaba si lo llevaba.
Ella supuso que su rostro era lo suficientemente bonito, con mejillas altas, cejas
arqueadas y delgadas y gruesas pestañas negras adornando sus ojos marrones.

Bonita, pero simple. Nada que pudiera causar el deseo que emanaba de Ryon
como vapor de un lago hirviendo. No es que ella quisiera quejarse.

En su habitación, ella tomó el pedazo de papel donde Ryon había escrito los
números importantes y lo guardó en el bolsillo de sus vaqueros. Ella salió de la
habitación hacia el pasillo, cerrando firmemente la puerta detrás de ella y mirando a su
alrededor.

Dirigiéndose hacia la habitación de Ryon, ella llego a la puerta que correspondía 82


al número escrito en el papel, el hombre le debía una charla y se la daría.

Después de tocar esperó por cualquier señal de vida al otro lado. Estaba
alistándose para tocar de nuevo cuando la puerta se abrió, Ryon estaba ahí con el pecho
desnudo, y ella no pudo evitar que sus ojos miraran la amplia extensión de piel, él era
de un tono dorado, un hombre de pelo rubio con la complexión de alguien que estaba
afuera constantemente, sus pecas estaba espolvoreadas con el toque justo de pelo,
suficiente para tocar y jugar pero no muy peludo.

—Hola —dijo él mirándola con curiosidad—. Iba a ver cómo estabas, ¿está todo
bien?

—Estoy aquí para averiguarlo. —Ella no iba a dejarse llevar por el ser atractivo
y medio desnudo parado en la puerta.

Su expresión se volvió seria.

—Tú mereces la verdad, ¿por qué no entras y hablamos? —Un sonido vibrante
interrumpió lo que iba a decir. Con una mueca él saco un iPhone de su bolsillo y miró la
pantalla—. Nick. Tengo que tomar esto.
Volviéndose, él se giró hacia su habitación mientras contestaba y le hizo señas
para que lo siguiera. Por lo que escuchaba de la conversación sabía que lo suyo con Ryon
tendría que esperar.

—Hola jefe. —Pausa—. ¿Ahora? —Pausa—. Está bien, le diré. —Terminó la


llamada.

—¿Qué era?

—Nick nos quiere a ti y a mí en la sala de conferencias para una reunión con el


equipo. —Hizo una mueca—. Tiene algo que ver con el cuerpo en el bosque.

Ella se encogió.

—No sé en qué más puedo ayudar, pero me sentaré y escucharé.

—Deja que me ponga una camisa. —Rápidamente desapareció en su habitación.

—No te molestes por mí —murmuró.

Él habló.

—¿Qué? 83
—¡Nada! —Diablos, los lobos deben tener audición supernatural.

Él emergió con una camiseta negra que decía «NUNCA INICIES UNA BATALLA DE
PALABRAS CON UNA PERSONA SIN ARMAS». Ella resopló y él bajó la mirada, luego rió
disimuladamente.

—Oh, bueno. Supongo que lo hará.

Salieron juntos, y el mantuvo su paso más lento para que ella pudiera alcanzarlo.
Su energía no estaba al cien por ciento, aunque su dolor estaba básicamente en el
pasado.

—Estás haciéndolo muy bien sin la silla de ruedas —observó él.

—Solo necesitaba un poco más de tiempo para volver a mis pies, pero ahora
estoy bien.

—Haremos que Melina haga unos rayos X a ese brazo, y tal vez pueda quitar ese
yeso.

Ella se le quedó mirando.

—¿Después de solo unos días? ¿Estás loco?


—Nop, ya lo verás.

Él no dijo nada más, y la frustraba hasta el final; intentó alejarlo de su cabeza


cuando llegaron a la sala de conferencias. Dentro, los chicos de la manada estaban
reunidos, algunos alrededor de la gran mesa ovalada, algunos de pie o recostados
contra la pared. Todos parecían interesados en lo que Nick, en la cabeza de la mesa,
tenía que compartir con ellos.

—Tengo noticias del Sheriff —dijo él como una forma de llamar la atención.
Cuando la habitación quedo en silencio, continuó—. Esta tarde el cuerpo de un segundo
escalador fue encontrado, como a dos millas de la mujer. Están casi seguros de que es
su esposo, por las ropas y algunas pertenencias que estaban regadas. Deveraux nos pasó
una muestra del tejido del hombre, para compararlo con el de la mujer. Por supuesto,
nuestro laboratorio busca cosas que los humanos nunca imaginarían.

Unas pocas risas siguieron esa afirmación.

—¿Y ellos no tienen nada de la mujer? —preguntó Micah.

—Sí. —Nick masajeó su cuello, como si buscara por las palabras exactas que
tenía que decirles—. No había ADN de lobo presente en la saliva hallada en la mujer, ni
de un lobo natural ni de un cambia-formas. Incluso si el lobo blanco fuera capaz de 84
cambiar a una forma medio humana, nuestro laboratorio no siente que ella pudiera
hacer esa clase de daño. Las marcas de dientes no son consistentes con la curvatura y
forma de nuestros colmillos.

—¿Con qué son consistentes? —Aric cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Esta es la parte divertida. Las marcas en el tejido y la forma en que los huesos
de la víctima fueron aplastados, concuerdan con los de un cráneo masivo como un tigre,
y los dientes de un cocodrilo. La piel estaba perforada, dos largas líneas de evidencias
dentales como una hoja de la boca de la criatura.

—Jesús. —Ryon respiró—. ¿Qué diablos?

Tomando el control remoto del proyector. Nick encendió el dispositivo para que
mostrara una imagen en toda la pantalla.

—El «¿qué diablos?» lo resume todo, esta es una imagen computarizada de la


criatura misteriosa basado en lo que se encontró en el laboratorio.

—¿Cómo diablos lograron crear algo como eso? —dijo Jax—. Esa cosa es
imposible.
—Nada es imposible, como sabemos de primera mano. El tejido de la víctima
estaba lleno de ADN del atacante, y parece que el ADN contiene un gen de cambia-forma
de tigre, oso, lobo, un enorme lagarto… y un humano. —Esto causó algunas
exclamaciones de sorpresa—. Creé esta imagen con ayuda del laboratorio, como una
bestia que contiene las características encontradas, usando los rasgos más poderosos
de cada cambia-formas y mezclándolo con un humano. No será exacta, pero lidiamos
con algo parecido a este chico.

Daria observaba la interpretación, la bestia tenía que ser al menos de dos metros,
con un grueso cráneo con forma de tigre, una boca similar a la de un caimán pero con la
boca más corta, estaba de pie con dos piernas gruesas como las de un camión, su pecho
era como un barril, brazos fuertes manos y pies de tipo palmeado con garras afiladas al
final. La piel era dura y de aspecto escamoso.

La criatura era el monstro ficticio más feo que Daria hubiera visto; solo que no
era el disfraz de alienígena, era real.

Todo el mundo se quedó mirando por un momento, el ánimo era sombrío.


Finalmente Ryon habló.

—Odio decir esto, pero solo hay una forma de que este monstro pueda existir. 85
—Desafortunadamente, estás en el camino correcto. Cuando liberamos a los
sujetos de laboratorio de Malik y Bowman, uno de ellos obviamente escapó. —Nick
exhaló un suspiro cansado, pero encontró la mirada de sus hombres fijamente.

—Y ahora tenemos a un pobre bastardo que fue convertido en una loca máquina
mutante asesina volviéndose loca contra la población general.

—Jesús Cristo —gimió alguien.

Nick dio una risa sombría.

—Tengo el mal presentimiento de que necesitaremos más ayuda que esa.

Daria tenía el mal presentimiento de que él estaba en lo correcto.


Seisn
Traducido por: Paulii~, Mika, KarouDH & IzzieyAutumn

Corregido por: Azhar23

Jax estaba molesto. Ryon observó a su amigo, y supo que estaba tomando mal las
noticias. Como todos ellos lo estaban haciendo.

Jax tiró de su barba de chivo con ira.

—No veo cómo es posible que hayamos perdido a uno. ¡Fuimos cuidadosos!

—No puedes tomarte personalmente esto —le dijo Ryon—. No es tu culpa, o de 86


nadie. Recuerda, el edificio explotó y algunos de nosotros fuimos heridos. En el caos,
uno de los sujetos de prueba corrió. Es un resultado bastante creíble y entendible.

Kalen se empujó de la pared donde se había estado apoyando.

—Acabo de recordar algo. Justo antes de que el edificio estallara, Bowman estaba
emocionado, hablando sobre un sujeto de prueba que era casi un ejemplo perfecto del
súper soldado que ellos estaban tratando de crear. Aparentemente él tenía más
modificaciones que hacer, pero en su mente retorcida estaba casi listo. ¿Qué tal si ese
es el que escapó?

—Es una buena teoría —dijo Nick—. Nadie en nuestra lista de sobrevivientes
está algo cerca de la horrible mutación genética que nuestro sujeto ha adquirido. Así
que, tiene que ser alguno que logró pasarnos, quizás la mascota de Bowman.
¿Recuerdan lo que Bowman dijo sobre el sujeto?

Kalen asintió.

—Sí. Dijo algo como: «Traigan al lobo al OR-4. Quiero tratar de unir su ADN con el
del sujeto humano 356 otra vez. Estoy al borde de un descubrimiento».

—Eso podría ser importante. Cada pedacito de información ayuda.


—¿Sabes? —dijo Micah pensativo—, si esta criatura es de hecho uno de los
pobres bastardos como yo con los que experimentaron, eso podría explicar la razón de
porqué sentí esa picazón en la escena del asesinato de la primera víctima.

Ryon asintió.

—Eso es cierto. Sentí una vibración, pero para ti fueron como hormigas
arrastrándose por tu piel.

—Muchas pruebas fueron hechas en nuestra piel —dijo Micah—. Podría ser por
lo que siento una sensación de hormigueo cuando él está cerca.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó Ryon.

Nick presionó el control remoto y apareció un mapa de Shoshone.

—El bosque es muy vasto para buscar por la región entera de una vez. Creo que
deberíamos separarnos en equipos y buscar en las áreas en la cuadrícula cerca de donde
fueron encontrados los cuerpos. Ver si podemos encontrar dónde está oculta la criatura.

—¿Y si lo encontramos? —dijo Aric con un bufido—. ¿Deberíamos pedirle


amablemente que venga con nosotros? Hombre, no soy un marica, ¿pero esa cosa? Eso
está seriamente jodido.
87
—Estoy con Aric —dijo Hammer. El gran y tranquilo hombre usualmente solo
escuchaba y usaba sus músculos cuando y donde fuera necesario, y tenía mucho de eso.
Pero incluso él parecía preocupado—. No tenemos idea todavía de lo que esa cosa
puede hacer.

Su comandante compartía sus preocupaciones, pero mantuvo su decisión.

—Desafortunadamente, este es uno de esos casos donde no lo sabremos hasta


que nos sumerjamos en ello. Desearía que hubiera otra manera, pero no la hay.

—¿Cuándo nos vamos? —preguntó Jax.

—Con la primera luz. —Su sonrisa era grave—. Cuando esté arriba y listo para
desayunar.

Más quejas llegaron. Micah se movió en su asiento.

—Una pregunta. Ya que el lobo blanco ha sido descartado como el asesino, ¿por
qué empujó a Daria hacia el barranco?

Nick estuvo en silencio un momento. Cualesquiera que fueran sus pensamientos,


él no estaba feliz con ellos.
—No lo sé. Pero voy a averiguarlo.

Interesante selección de palabras. «Voy a averiguarlo». No «vamos a averiguarlo».


Pero Nick siempre jugaba sus cartas desde cerca. Obtener un secreto de él era como
robar una barra de oro de Fort Knox5.

—Todos pueden irse, excepto Ryon y Daria.

Los otros salieron en fila, disparándose miradas de simpatía. Tan buen jefe como
Nick podía ser, a nadie le gustaba ser el seleccionado para una reunión cuando él asumía
ese tono. Una vez que todos se fueron, Nick se movió más cerca de él y de Daria,
tomando un asiento en la mesa al otro lado de ellos. La mayoría de la atención de Nick
era para su compañera, y Ryon estaba perplejo. Pero no por mucho tiempo.

—Daria, hoy hablé con tu padre.

Eso le dio a ella una sacudida visible. Sus ojos se agrandaron.

—¿Papá? ¿Cómo te pusiste en contacto con él? ¿Por qué?


88
—En realidad, él se puso en contacto conmigo. La historia en los noticieros
acerca de los asesinatos fue nacional y tu nombre fue mencionado como la bióloga de
vida salvaje que tropezó con uno de los cuerpos y fue herida.

Ella frotó su sien.

—Oh, no. No pensé que él oiría la historia todo el camino hasta Missouri.

—Sí. Aparentemente él ha estado volviéndose loco llamando al Departamento


del Alguacil por dos días tratando de averiguar dónde estabas. Por supuesto, esa
información estaba siendo mantenida en secreto y Jesse ha estado tan abrumado que
se perdió la recepción de los mensajes de tu papá hasta esta mañana.

—¿Qué fue lo que le dijo a papá?

—Solo que tú estabas bien, quedándote con amigos mientras te recuperabas de


tus supuestas raspaduras y moretones —dijo irónicamente. Todos ellos sabían que el
peligro había sido mucho más que eso—. Él le prometió a tu papá que llamarías.

5 Fort Knox: Es una base militar del Ejército de los EE.UU., ubicada en Kentucky. Las instalaciones acogen
la United States Army Armor School (Academia de instrucción en blindados), además de acoger el Museo
General George Patton (que muestra la historia de la caballería y los blindados del Ejército
estadounidense). Asimismo, almacena de forma oficial desde 1937 gran parte de las reservas de oro de
EE.UU. y de otros países del mundo que les han confiado su oro.
—Maldición. Había esperado pasar por esto sin que él se enterara. —Ella frunció
el ceño.

—¿Alguna razón en particular?

Ella se recostó hacia atrás, viéndose molesta.

—Él siempre se preocupa por todo. Papá y yo somos cercanos, y él estaría en mi


bolsillo trasero si pudiera, manteniendo a su bebé a salvo.

La repentina sonrisa de Nick era nostálgica.

—Los papás son así. Deberías ser más tolerante.

Ryon se preguntó por su tono y la expresión, pero el momento pasó.

—Bueno, gracias por decirme. Iba a llamarlo dentro de un día o dos de todas
formas, aunque no iba a mencionar mi… um, aventura.

—Deberías saber que él ha estado tratando de contactarte desde antes de que


supiera que habías sido herida. No solo quiere asegurarse de que su hija está bien, tiene
algunas noticias de casa y necesita que lo llames enseguida.
89
Daría lucía preocupada.

—¿Él está bien? ¿Te dijo qué estaba mal?

—Tu papá está bien —le aseguró Nick—. No, es algo más. Quiere que lo escuches
de él.

—¿Te dijo lo que era?

—Sí. Pero creo que deberías hablar con tu papá.

«Nick, ¿qué está sucediendo?» preguntó Ryon a través de su vínculo telepático.

«Daria te lo dirá cuando esté lista. Solo estate ahí para tu compañera».

«¿Así que estoy aquí por apoyo moral?».

«Básicamente».

«Eso no me ayuda mucho».

«Lo entenderás pronto».


¡Jesús! La mitad del maldito tiempo, eso es todo lo que el hombre tenía para decir.
Él, o habla en acertijos, o no da nada de información en absoluto. Hacía que Ryon
quisiera golpear algo.

Nick se levantó, señalando la conclusión de su breve reunión. Ryon le frunció el


ceño a su jefe, pero el hombre no estaba revelando nada. Después de emitir un
recordatorio para Ryon de que el equipo se iba temprano en la mañana, él se dirigió
afuera.

Ryon tomó la mano buena de Daria mientras caminaban dentro del vestíbulo, y
ella lo miró sorprendida. Placer también floreció en su rostro.

—Ha pasado mucho tiempo desde que alguien sostuvo mi mano.

—Eso es una pena —dijo él con una sonrisa—. Porque si alguna vez hubo una
mano hermosa hecha para sostener, es ésta. —Él trajo dicha mano hacia sus labios y
besó su dorso. Le encantaba su dulce esencia, algo como naranja y jengibre. Había olido
una vela como esa una vez en alguna lujosa tienda de elementos de tocador. Le gustó,
mucho.

—Qué cosa tan dulce para decir.


90
Solo su preocupación filtrándose por su vínculo respecto al no poder charlar con
su papá opacó su humor. Sin embargo, solo temporalmente, porque en el despertar de
eso, vino una caricia tentativa a través de su vínculo. Una cepillada de alegría y bienestar
que no podía ser falsificado. Dudó que ella supiera que lo estaba haciendo, alcanzándolo
como una compañera, y eso tanto lo asustaba como lo exaltaba.

La última cosa que quería es que ella se sintiera atrapada.

—¿Te gustaría pasar a mi habitación para hacer tu llamada? —preguntó,


tratando de mantener la esperanza infantil fuera de su voz—. Me gustaría prepararte la
cena en vez de ir a la cafetería.

Ella se iluminó.

—¿Puedes cocinar?

—Soy un maldito buen cocinero, si se me permite decirlo —dijo él


orgullosamente—. Mi mamá se aseguró de que supiera hacerlo cuando estaba
creciendo, y encontré que era muy terapéutico.
—Eso es genial —respondió ella con entusiasmo—. No puedo cocinar ni para
salvar mi vida, excepto por algo pre-envasado que tengo que tener conmigo cuando me
quedo en el campo, realizando mis estudios.

—Ah, los MRE6. Dios, recuerdo esas de cuando estaba en el equipo SEAL.

—Comida lista para comer, la pesadilla de mi existencia. —Ella sonrió—.


Tenemos algo en común.

—Oh, sí. —Hizo una mueca—. Tuve que soportar esas cosas por demasiado
tiempo. Todas y cada una que tragué me hicieron añorar la cocina de mi madre.

—Eres un suertudo. Mi papá es un buen cocinero, pero no una tonelada mejor


que yo. Comíamos mucho afuera.

—No hay nada de malo con eso, pero es bueno disfrutar de una comida hecha en
casa de vez en cuando. Voy a malcriarte.

—Bueno, señor Hunter, voy a dejarte hacerlo. —Ella sonaba liviana, feliz.
También era bueno verla así.
91
—¡Genial! ¿Cuál es tu comida favorita?

—Um, ¿lo que sea que otra persona cocine? —dijo con una risita—. Ya
establecimos que estoy agradecida con cualquier cosa que no sea liofilizada.

—En serio, tiene que haber algunos límites. Cosas que no te gustan.

—Hmm. Comería casi cualquier cosa, pero si tengo que decir, no soy admiradora
de la pasta.

—¿Qué? ¡Eso simplemente está mal! —Resopló en forma de burla.

—Sé que soy extraña, pero no me gusta la comida babosa. Tampoco me gustan
los calamares ni los caracoles. —Se rió.

—Perfecto. Pasta con salsa de calamares será. —Amaba el sonido de su voz


cuando se reía—. ¿No? ¿Qué tal quesadillas de pollo? Yo aso mi pollo y todo, no uso esa
carne precocinada de paquete.

6MRE: Acrónimo de Meal Ready-to-Eat (Comida lista para comer). Es una comida preparada, lista para
comer y en un envase pequeño y ligero, denominado pouch retortable, producida para las fuerzas
armadas de los Estados Unidos de América, especialmente para los soldados en batalla, donde no existen
cocinas disponibles. Al agregársele agua sobre la MRE se crea una reacción exotérmica producida por el
magnesio y hierro que contiene, calentando la comida en aproximadamente diez minutos. Usualmente la
ración contiene: el platillo principal, guarnición, galletas, aderezo, bebida en polvo, café y cubiertos.
—Eso suena increíble.

Cuando llegaron a su cuarto, él la dejó entrar y le señaló el teléfono.

—Siéntete libre de usar mi teléfono. Estaré en la cocina para darte algo de


privacidad.

—Gracias.

Caminó hacia el refrigerador, abrió el congelador y sacó un paquete de pechugas


de pollo deshuesadas, tratando de no escuchar a escondidas. Está bien, tratando de no
parecer que estaba escuchando. Ella marcó el número, esperó mientras sonaba el tono
y mientras que comenzaba a hablar, él se sentía culpable. Ella no tenía idea que mientras
que un hombre normal tendría que esforzarse por escucharla, Ryon no tenía ese
problema.

—¡Hola, papá! Sí, estoy bien, solamente estuve... No, no, todo está bien. —Una
pausa—. No, ¡absolutamente no hay necesidad de que vueles hasta aquí!

Él sonrió ante el indicio de desesperación que corría por su vínculo. Claramente


no quería que su padre corriera a su rescate. De todas formas, hacerse cargo de ella era
el trabajo de Ryon aunque ella no lo supiera todavía. 92
—Solo algunos raspones y moretones, nada serio. —Pausa—. Sí, fue horrible. He
visto muerte, pero nada como esto. Nadie está seguro de qué mató a esa pobre mujer,
pero probablemente fue un oso pardo.

Una completa mentira. Inmediatamente, remordimiento pasó por su vínculo.


Ella odiaba mentirle a su padre, ¿pero que se suponía que diría? «Sí, fue hecha pedazos
por un monstruo lobo-tigre-oso-lagarto-humano y todavía está suelto».

Claro.

—Entonces, además de la pobre excursionista, ¿por qué me llamaste? ¿Pasó algo?

Esta vez, la pausa fue más larga, y luego de unos segundos de escuchar a su padre,
su jadeo de shock y la emoción detrás de él golpearon a Ryon. Lo que fuera que su padre
le había dicho, estaba entristeciéndola. Su lobo retumbó con desagrado, no le gustaba
que su pareja estuviera triste por ninguna razón.

Daria rompió el silencio con preguntas de una palabra.

—¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué?


Para su frustración no había mucho que pudiera recoger más que algo le había
pasado a alguien que ella conocía, y no estaba hablando lo suficiente para descubrir
quién o qué. Finalmente, concluyó la conversación.

—Está bien, papá, cuídate también. Llámame si escuchas algo más. Te quiero
más.

Cuando colgó el teléfono, él sacó las pechugas pollo descongeladas del


microondas y comenzó a enjuagarlas. Daria entró a la cocina mientras él ponía la última
sobre un plato.

—¿Está todo bien? —preguntó, tomando algunos condimentos.

—Solo algunas noticias de casa —dijo evasivamente—. Mayormente estaba


chequeando que estuviera bien, preocupándose sobre el cuerpo y asegurándose de que
no hubiera corrido hacia un asesino o algo así.

—Fácilmente podrías haberlo hecho. —Esa era una horrible posibilidad que con
solo pensarlo lo hacía sudar—. Prométeme que no volverás allí afuera sola hasta que
atrapemos a esta cosa.

—Puede que sea una mujer independiente, pero no soy estúpida. Hay una 93
diferencia. —Su tono era suave, pero lo decía realmente, no sería una tonta y saldría
sola de nuevo.

—Entonces, ¿te quedarás en el complejo con nosotros por un tiempo?

—Eso parece realmente importante para ti. ¿Por qué?

Él se encogió, tratando de no ponerse muy molesto.

—Salvé tu trasero. Me importas, eso es todo.

—Gracias de nuevo por hacer lo que sea que hayas hecho para salvar mi vida —
dijo sinceramente. Pero había una pizca de curiosidad en sus ojos—. Me quedaré, con
la condición de que me digas exactamente qué hiciste y por qué ya estoy curada.

Carajo. Mirándola fijamente, dejó el agitador en el mostrador. No podía decirle


toda la verdad. No todavía. Pero le debía la versión simplificada.

—¿Recuerdas que te dije que los cambia-formas nos curamos rápidamente?

—No es algo que podría olvidar.

—Bueno, nosotros a veces podemos... pasar esa habilidad curativa. Mediante


nuestra mordida. —Ella asintió.
—Eso creía. ¿De esto se trata? —Levantó su muñeca buena en las que se veían
las dos marcas de las heridas, desvanecidas.

—Sí. Te mordí —dijo susurrando, inseguro de cómo reaccionaría—. Si no lo


hubiera hecho, habrías muerto. —Y eventualmente, él también.

—Oye, está bien —dijo apoyando su mano en su brazo—. Comprendo, y estoy


feliz de que reaccionaras tan rápidamente. Si no lo hubieras hecho, no estaría aquí a
punto de tener una increíble cena con un hombre muy atractivo.

Su cara ardía. No es que no pudiera aceptar un cumplido. Es que nunca le habían


dicho uno tan honestamente, tan fuera de tema, de parte de una mujer.

—Gracias. Creo que fue un acto egoísta de mi parte, porque no podía permitir
que una mujer tan hermosa como tú fuera arrancada del mundo tan pronto.

Arrancada de mí. Estaba feliz de que no hubiera pasado por su primera


transformación. Cuando lo hiciera, sería capaz de escuchar sus pensamientos. Ese era
un don reservado para las parejas. Los otros miembros de la manada podían escuchar
a Ryon si él empujaba los pensamientos hacia ellos, y ellos podían responder. Pero las
parejas cambia-forma podían hablar mentalmente libremente.
94
El silencio amenazaba con volverse incómodo mientras se miraban el uno al otro.

—¿Te gusta el vino tinto?

—Sí —dijo, pareciendo ansiosa ante la idea de una copa.

—Entonces, ¿qué tal si abrimos una botella de Malbec? Podemos pasar a la sala
del piano mientras cocino el pollo.

—¿Quesadillas y vino? ¿Por qué no?

—Nunca es un mal momento para el vino. Me gano algunas bromas de los chicos
porque me gusta tanto, pero hay algo acerca de eso que disfruto. Comunica una pasión
por las cosas finas, crea cierto ambiente.

—¿Y cuál es el ambiente que intentas crear ahora?

Ella estaba bromeando, y eso le gustaba. Sus finas cejas negras estaban
arqueadas sobre sus ojos marrones, sus labios carnosos se curvaban hacia arriba. Justo
cuando pensaba en cómo leerla, pensando que era tan reservada, su lado apasionado y
gracioso salió a la luz.
—Quiero que disfrutemos de nuestra compañía —dijo él, devolviéndole la
mirada, dejándole claro que estaba interesado si ella quería jugar.

La chispa en esos profundos ojos color wisky, la llamarada de calor, hacía que
quisiera gritar. Aunque, no podía celebrar. No todavía. No quería darle la impresión de
que este era un intento de conquista casual donde al otro día irían por lados separados.
No, sus días de navegar por Las Vegas con su manada, dejando que su miembro
decidiera con quien acostarse cada noche, habían terminado. No podía decir que
estuviera apenado.

—De alguna forma, creo que nos vamos a llevar bastante bien.

¡Sí! Su miembro se estremeció en sus pantalones, y estaba feliz de que su remera


fuera lo suficientemente suelta como para cubrir el problema. Quería hacer bien esto,
que todo fuera perfecto. De su estantería de vino tinto cerca del bar, eligió una botella
de su mejor vino y sacó dos copas del estante.

—¿Normalmente traes aquí a tus invitadas?

Le gustaba que estuviera preguntando descaradamente. Que sus bromas


tuvieran una razón, y que la respuesta de él fuera muy importante.
95
—Nunca había traído a una mujer aquí.

Parecía encantada por eso. Puede que no supiera que el alivio se notaba en toda
su cara.

—¿Por los secretos de lo que eres y de lo que haces?

—En parte por eso, pero no completamente. Aunque pudiera traer a mis
conquistas al complejo (algo que nunca sucedería), no me sentiría bien trayendo a
alguien a mi espacio sin que fuera especial para mí.

Sus labios se separaron y sus ojos se abrieron ligeramente. ¿Habría dicho


demasiado? No lo creía, no si quería que estuviera preparada para escuchar toda la
verdad. No elaboró más que eso, y tampoco ella lo presionó. Los dos necesitaban tiempo
para absorber el hecho de que estaban juntos, disfrutando la compañía del otro.

Sacando el plato del pollo, él prendió la parrilla mientras ella tomaba su vino y
miraba. Mientras la parrilla se calentaba, comenzaron a hablar.

—Es un lindo lugar. Cada uno de sus cuartos es como un condominio con su
propio patio y un pequeño jardín.

—Es lindo, pero nada demasiado ostentoso, y eso me gusta. Es mi hogar.


—Me gusta, pero es extraño de imaginar el vivir alrededor de todas estas
personas. Tienen casi una ciudad dentro de estas paredes.

La ansiedad inquietaba a su lobo. ¿Rechazaría vivir con él? ¿Qué pasaría si ella
decidía volver a Missouri cuando terminara con sus estudios? ¿Qué haría entonces?

Él se mudaría con ella si estuviera determinada a irse. Eso estaba decidido. Pero,
¿qué pasaría si ella no lo quería? Dios, estaba creando problemas antes de que
sucedieran.

—Nos tomó un tiempo acostumbrarnos, pero una vez que lo logramos, nos
enamoramos de este lugar. No solo del complejo, sino también de Shoshone. No
encontrarás otro bosque nacional más hermoso en Estados Unidos, y mi lobo ama
correr por kilómetros y kilómetros sin detenerse.

—Vas a mostrarme a tu lobo —dijo. No era una pregunta. Podía darse cuenta de
que ella necesitaba una confirmación visual de lo que creía. Como cuando Rowan la tuvo
al conocer a Aric, Daria necesitaba una prueba tangible. Pero ella era más fuerte de lo
que Rowan había sido, incluso después de descubrir a Blue.

—Si estás de acuerdo, te lo mostraré después de que comamos. —Quería tener


por lo menos una linda cena antes de que ella lo rechazara y corriera a casa con su padre. 96
—Está bien. No puedo esperar a verlo —dijo mientras le daba una mirada tímida.

Reconocía que ella estaba intentándolo.

—Mi lobo está realmente ansioso de conocer a su… de conocerte.

Tomando un sorbo, lo estudió sobre la copa de vino, y creyó que casi había
escuchado una metida de pata. Si ella lo había hecho (y él pensaba que era así), no dijo
nada.

Dejó la carne sobre la parrilla e intentó hablar mientras rellenaban sus copas. Él
supo que estaba graduada en peces, vida salvaje y conservación biológica del estado de
Colorado.

—Soy en parte lobo y ni siquiera estoy tan seguro de saber lo que eso significa
—bromeó.

Ella rió.

—Supongo que eso es irónico. Lo que quiere decir es que estudié temas como
ecología, ciencias forestales, peces y ecosistemas de agua dulce, biología de los
mamíferos. Ya sabes, cosas sencillas como esa.
—Seguro —bufó.

—Luego para mi maestría, profundicé en áreas más específicas como


conservación biológica y genética, ecotoxicología, manejo de la población de vida
silvestre, y eso.

—Estoy impresionado —dijo él—. Me gustan las mujeres inteligentes.

Sus bronceadas mejillas se sonrojaron.

—Gracias. Pero solo soy una persona normal llevando el trabajo de mi padre.

—¿Qué trabajo es ese específicamente?

—Él era parte de los esfuerzos de conservación del gobierno en los ochenta para
salvar la población de lobos en Shoshone de la extinción. El programa fue un éxito, y
ahora soy miembro de un pequeño grupo que sigue el rastro del progreso de los lobos.
Nos aseguramos de que ellos aún están prosperando por todo el bosque.

—Tienes un trabajo genial. Y apuesto a que eres buena en ello —la alabó.

—Amo los animales —dijo ella simplemente—. Es fácil ser buena en un trabajo
en el que crees y amas. 97
—Cierto. Tengo uno de esos también.

—Solo protejo lobos. —Ella movió la mano quitándole importancia—. Tú


proteges al resto del mundo.

Él comenzó a protestar, pero ella tenía razón.

—Eso no hace menor tu contribución. Lo que haces es muy importante —dijo


con seriedad—. Si los ecosistemas fallan, no quedará nada por proteger para chicos
como yo. Personas como tú tienen que prevenir que eso suceda. —Él tocó exactamente
la cuerda correcta con ella. Pero simplemente no estaba tratando de quedar en gracia
con ella. Quería decir cada palabra. Valoraba su trabajo, y quería que supiera eso. Ella
lo hacía, y su orgullo goteaba en él a través de su vínculo como sol líquido.

—Gracias por eso —dijo ella suavemente—. No puedo decirte cuántas personas,
incluso amigos, no piensan que lo que mi padre y yo hacemos constituya un verdadero
trabajo.

—Bueno, ellos son idiotas —gruñó—. Ellos son parte de lo que está mal con el
planeta.

Su expresión se convirtió en una de divertido entretenimiento.


—Tan feroz. Creo que me gusta cuando te vuelves todo gruñón así.

Eso le sacó una risa, y tuvo que recordarse de su pobre pene de nuevo para
comportarse.

—Entonces me aseguraré de hacerlo a menudo.

Ellos conversaron hasta que el pollo estuvo listo; entonces él decidió colocar la
mesa afuera. El clima estaba genial, así que ellos bien podrían sacar ventaja de ello. Sacó
platos, utensilios, tortillas, queso rallado, y todo el resto de cosas buenas que
necesitaban para su comida. Colocando papel aluminio sobre la parrilla, colocó algunas
tortillas, cargándolas con pollo en tiras, cebolla, y queso, luego las doró por los lados.
En momentos, estuvieron listos para comer.

—¡Mmm, esto es fantástico! Podrías volverme gorda, alimentándome así.

—Tienes un largo camino que recorrer antes de que eso siquiera suceda. Eres
perfecta.

—No, no lo soy, pero gracias. Me encanta lo que veo, también. —Tomó otro
bocado y tragó—. Tengo una cosa con los rubios.

—¿Una cosa? —Sus cejas se levantaron.


98
—Sí, lo sé. Qué cliché, ¿cierto? Pero adoro los hombres rubios.

Si él tenía algo que decir, sus días de adorar a cualquier hombre menos él, rubio
o púrpura, habían acabado.

—A mí me gusta el cabello negro y sedoso. Justo como el tuyo —murmuró—. Soy


parcial a los ojos marrones y la piel bronceada. Un montón como tú.

Después de eso, prácticamente montaron la creciente ola de excitación que


hervía a fuego lento en el aire entre ellos. Limpiaron los platos, trajeron todo adentro.
Colocaron los platos vacíos en el lavaplatos, le dijo a ella que los lavaría luego.

—Justo ahora, hay algo en lo que estoy mucho más interesado en hacer —dijo,
volviéndola para enfrentarlo.

—¿Y eso es?

—Quiero más de esos besos, porque soy un hombre codicioso. ¿Me equivoco al
asumir que te sientes de la misma forma?

—No te equivocas en lo absoluto. —Sus ojos buscaron los de él—. Bésame antes
de que me vuelva loca pensando en probarte de nuevo.
—¿Solo besos? —preguntó, queriendo estar seguro.

—Y más, si tú quieres. —Ella aspiró en una bocanada—. Te necesito.

—Me tienes.

La boca de él cubrió la suya y le dio lo que quería. Ahondó con la lengua dentro
de su calor, probando vino especiado. Toda una mujer. Ella se empujó hacia atrás
primero.

—Oh, Ryon. Hazme el amor —susurró—. Ahora.

Él parpadeó, incapaz de creer lo que escuchó. ¿Qué había hecho para merecer
semejante regalo? No lo sabía, no más de lo que sabía cómo proceder sobre decirle el
resto de la verdad. Colocando eso fuera de su mente, se concentró en su mujer. ¿Podría
complacerla? Sería su experiencia una bendición o una maldición, no estaba seguro.

Solo fueron hasta la sala de estar antes de que él se detuviera. La desvistió


lentamente, revelando cada hermoso trozo de Daria. Maravillado, la recostó en el suelo
y luego colocó sus palmas en la hermosa curva de su cuello, en sus delgados hombros,
cuidadoso de evitar lastimar su brazo malo. La extremidad probablemente estaba bien,
pero él no podía ser lo suficientemente cuidadoso. Barrió sus dedos por sus grandiosos 99
senos, sus pequeños pezones fruncidos. Maravillado con la sensación, el placer de
finalmente tocarla.

Fascinado, rodeó los picos tensos entre los dedos, punzándolos ligeramente.
Soportando el peso sobre los codos, se inclinó hacia atrás, estirando esas piernas largas
y tonificadas. Ofreciéndose hacia él.

Su hendidura rosada resplandecía, rogando por su atención, y él gruñó.


Bebiendo de su belleza natural, su corazón latía en la base de su garganta. Ella era toda
piel bronceada, pechos redondeados, y estrechas caderas, una oscura nube de rizos en
la “v” de los muslos dándole la bienvenida.

Se puso de pie al lado de ella, desabrochándose los pantalones, empujándolos


más allá de sus caderas. Su erección saltó libre, caliente y dura. Palpitando hasta el
punto de dolor real. En realidad, una gota de semen salpicaba en la cabeza de su pene.
Él y su lobo se tensaron, ansioso de clavar profundamente los colmillos y el pene muy
adentro, de disparar dentro de su calor.

Pero no podía reclamarla apropiadamente. No hasta que ella supiera que era su
pareja.
Sonriendo, ella se levantó sobre sus rodillas y tiró de sus tejanos hasta sus
tobillos, estirándolos mientras él se liberaba. Los puso aparte y enroscó sus dedos
alrededor de su erección, acarició y giró la perlada gota alrededor de la cabeza de su
pene. Él jadeó ante el maravilloso, retorcido rayo de deseo que le abordó.

—Daria, no voy a durar —gruñó él—. No puedo...

—Shh, está bien. No te aguantes.

Su lengua lavó la punta, lamiendo la humedad pegajosa mientras continuaba


bombeando su forma. Él se estremeció, sus testículos endureciéndose, el calor
aumentando en sus entrañas, al borde de perder el control demasiado pronto. Su otra
mano encontró su saco, masajeándolas gentilmente, y su respiración se entrecortó.

Incapaz de detenerse, dejó que su mirada bajara para observar. La visión casi le
deshizo. La hermosa Daria, arrodillada entre sus piernas abiertas. Trabajando en su
pene con su tacto sedoso, su cálida, pequeña y húmeda boca. Obviamente disfrutando
el reducirle a un charco sin mente. Demandándolo todo de él.

Oh, sí. Puede tomarme. Cuando sea, como sea que ella quiera.

Ella se tomó su longitud profundamente, enfundando su pene hasta la 100


mismísima base. Él enterró sus manos en su pelo, cerrando los ojos en éxtasis. Todo
suyo ahora. Todo de ella.

—¡Daria! Oh, Dios.

Él bombeó sus caderas lentamente, en tándem con el tirón de su dulce boca. Ella
succionó entusiasmadamente, dientes arañando, lengua barriendo la rugosidad de su
pene. Tan malditamente bien. Quería más. Más fuerte, más profundo. ¿Cómo podía ella
tomarlo todo de él? Él no quería hacerle daño.

Entonces, él no fue capaz de pensar nada más. Ella cogió sus caderas, urgiendo
sus embestidas. No había nada sino el creciente latido de calor queriendo hacerlo
explotar en un millón de piezas. Hacerle estallar.

—Sí, bebé, ¡sí!

Se entregó. A Daria. Le dio lo que ambos querían. Folló su boca, fuerte y rápido.
Justo así, joder sí, tan bien…

Con un grito ahogado, se puso rígido. Se disparó por su garganta, bombeando


más y más. Cabalgando las olas que rompían a través de él hasta que se mantuvo de pie
temblando en unas piernas que casi no podían mantenerle derecho.
Cuando el último de los temblores se desvaneció, ella le soltó y limpió su boca
con el borde de su desechada camisa. Sus rodillas de goma se plegaron y se hundió
frente a ella. Ella le miró con una sonrisa picante, y su corazón dio un vuelco. Por un
segundo, había estado asustado de cómo reaccionaría ella a que hicieran el amor.
Sin poder controlarlo, un arrebato de pura emoción le tomó por sorpresa. Por primera
vez en lo que podía recordar, la felicidad creció en su pecho. Y un fiero deseo de proteger.
Su pareja. Mía. Ahora mismo, él no quería intentar examinar los poderosos sentimientos
más profundamente. Pero mirando la horrible escayola en su brazo, sabía que enviaría
a la cabrona loba blanca responsable de ello directa al infierno.

—Mmm. —Ella le envió una mirada sexy—. Me ha encantado hacértelo. Creo que
me has corrompido.

—Eso espero. —Él disfrutaba de su risa—. Se me ocurre que tú no has recibido


ninguna atención.

—¿Qué vas a hacer sobre ello?

—Esto.

Cogiendo su barbilla, la besó. Se deleitó en el oscuro placer de sí mismo en sus


labios. Él, y nadie más. Nunca más. El conocimiento le excitó otra vez, su pene medio 101
blando despertando de nuevo. Gracias a Dios por el vigor de los cambia-formas.

Tumbó a Daria sobre su espalda gentilmente, siguiéndola hacia abajo.


Acunándola, presionó besos mariposa a sus labios, nariz, barbilla, frente. Ella posó su
mano sobre su cabeza, haciendo correr su pelo a través de sus dedos, y él amó la
sensación.

Bajando más abajo, él centró su atención en sus pechos. Capturando una tensa
piedrecita en sus dientes, él gruñó, succionándolo. Tomándose un banquete como el
hombre hambriento que era. Ella se arqueó hacia él, agarrando su cabeza, jadeando
palabras de aliento. Él hizo rodar un pico, y entonces el otro, mientras una mano se
deslizaba por su vientre plano.

Sus dedos encontraron el nido de rizos alborotados, y aún más abajo, a su sexo
húmedo. Sus muslos se abrieron para él, sus caderas urgiendo su tacto. Él acarició en
tenso, cálido nudo, los labios en forma de puchero, resbaladizos y listos para él.
Succionó sus pezones, jugó con su clítoris hasta que ella se retorció, incapaz de tomar
aguantarlo más.

—Ryon, por favor —gimió ella, tirando de su pelo—. Te necesito dentro de mí.

Él levantó su cabeza, el remordimiento arponeando sus entrañas.


—Los cambia-formas no necesitamos protección para las enfermedades de
transmisión sexual, pero lo hacemos a no ser que quieras arriesgarte a una pequeña
complicación. —No añadió que un lobo cambia-formas no podía embarazar a nadie que
no fuera su compañera… y que ella estaba en riesgo.

—Tomo la píldora, y estoy sana —insistió ella, sus ojos buscando los de él.
Sus labios enviando un rayo de excitación a través de ella.

—Daria, corazón, ¿estás segura?

—¡Sí! Por favor, solo hazme el amor.

Él no necesitó más palabras de aliento. Posicionando su cuerpo sobre el de ella,


guió la punta de su pene hacia su húmeda entrada. Entró lentamente, asegurándose de
que no le haría daño.

Y en un largo, delicioso golpe, empujó profundamente. Su apretada vaina apretó


su pene con un calor sedoso. Apretó sus hombros y empezó a bombear. Tan dentro
como era posible, sus testículos rozando su trasero. Disfrutando de la sensación de estar
enterrado dentro de ella. Y entonces fuera, centímetro a centímetro. Tan profundo
como la carne, dentro de ella. Queriendo trepar adentro y no salir nunca. Fusionando
sus almas. 102
Nunca, nada como esto. El poder de su conexión, ese vínculo físico, le sacudió. Le
hizo sentir humilde. Ella era un regalo, un tesoro. Cuidadoso de su brazo, la mantuvo
cerca, haciéndole el dulce amor allí mismo en el suelo de su sala de estar.

Sus uñas se clavaron en su espalda.

—Oh, sí, sí. ¡Más rápido!

El lobo salvaje dentro de él se desató, aulló en triunfo. Mía. Él apenas resistió


hundir sus colmillos en su hombro. Apretándola fuertemente, penetrándola duramente,
sus cuerpos estampándose juntos. Caliente, llameando, quemándole. Más y más arriba.
Jodidamente yendo a explotar.

—Vente conmigo —demandó él.

Sus caderas sacudiéndose, ella gritó. Su liberación le despedazó. Enterrado


profundamente, dejó que ella le guiara sobre el abismo, al olvido. Su orgasmo ordeñó
su pene mientras él chorreaba dentro de ella, más duro que antes. Más de lo que él había
imaginado posible.
Levantando su cabeza, miró su cara y apartó un rizo mojado de sus ojos. Ella le
observó, sonriendo ensoñadoramente, una mujer bien satisfecha. Una nueva emoción
atascó su garganta.

Una que aún no era lo suficientemente valiente para nombrar. Aún.

103
Sieten
Traducido por: Gabbii, Eva Masen-Pattinson & Rihano

Corregido por: Azhar23

Fue deliciosamente decadente, tumbarse en el suelo con Ryon después de hacer


el amor. En medio de la tarde.

Su exprometido nunca había hecho un acto espontáneo de su vida. Mucho menos


todo lo que implica desnudarse y estar desordenado.

Tan pronto como el pensamiento pasó por la cabeza, se sintió mal. En realidad
no era justo comparar dos hombres que eran tan diferentes. Ryon era un libro abierto,
104
su sonrisa honesta, su hermoso rostro que refleja su amor por la vida. De la risa, sus
amigos, las pobres criaturas como Chup que fueron desplazados en un mundo extraño.
Todo lo contrario a su ex, que nunca había tenido tiempo para casi nada, más que su
propia carrera.

Con la cabeza apoyada en el pecho de Ryon, pasó los dedos por el pelo
quebradizo, que era un tono más oscuro el de su cabeza. Jugó con cada pezón,
disfrutando la forma en la que los discos marrones se fruncían apretados, entonces bajó
su mano, parando en el intrincado tatuaje en su cadera izquierda. La obra era una
cabeza de lobo, las orejas echadas planas contra su cabeza, el hocico gruñendo
ferozmente en dirección al ombligo de su propietario. La tinta al principio era negra,
pero con una inspección más cercana vio que era en realidad un color azul oscuro. Muy,
muy cautivador.

—Me encanta el tatuaje —dijo, pasando un dedo sobre su apreciación. Su


abdomen se estremeció ante sus atenciones y ella sonrió contra su pecho.

—Gracias. Fue un momento de locura, supongo.

—¿Por qué dices eso?

—Dolió como la mierda. Nunca voy a hacerme otro… eso es seguro.


—Puedes luchar contra los vampiros, casi ser destripado, y luego volver a la
batalla de nuevo sin pestañear, ¿pero no te pones otro tatuaje?

Hizo un ruido de estar de acuerdo.

—Malditamente correcto. No hay nada como tener que aguantar la tortura


cuando prefiero ir hacia abajo oscilantemente.

—Bueno, es agradable. Me alegro de que tengas este. —Se incorporó, se sentó y


lo trazó—. Me di cuenta que algunos de los otros chicos lo tienen, aunque son todos
diferentes entre sí. ¿Era una especie de cosa de equipo?

—Sí. —Su voz se calmó—. Todos los que estábamos en el equipo SEAL de la
Armada juntos y nos convertimos, formamos la primera Manada Alfa. Lo hicimos para
recordarnos en lo que nos había convertido, y como cosa de solidaridad.

Daria pensó que estaba muy bien, pero por su tono que supuso que no lo estaba.
Parecía una ocasión seria para su equipo, tener los hacerse los tatuajes.

—¿Me contarás la historia de cómo fueron atacados y convertidos?

—Algún día —dijo.


105
—Lo siento. No era mi intención fisgonear, no es asunto mío…

—No, no te disculpes. —Se incorporó, tomó la mejilla, la acarició—. Es solo una


historia muy oscura para un día tan agradable. No quiero arruinar nuestra noche.

—Bueno, está bien. Mientras no me haya sobrepasado.

—Por supuesto que no. —Se quedó en silencio por un momento, y luego la
estudió cuidadosamente—. Haces que mis fantasmas desaparezcan.

—¿Qué?

—Quiero decir, literalmente. ¿Te he dicho que todos tenemos dones psíquicos,
además de nuestra capacidad de cambiar? Bueno, el mío es que puedo ver a los espíritus,
a veces comunicarme con ellos, aunque eso es raro, y además, hablo en las mentes de
las personas. Soy un canalizador y un telépata.

—Guau. —Ella no sabía qué más decir—. ¿Ves fantasmas en este momento?

—No. Eso es a lo que me refería antes. Haces que desaparezcan —dijo con
incredulidad—. Me di cuenta de que cuando estoy contigo o cerca de ti, no me acosan.

Si ella no fuera capaz de proyectarse astralmente, pensaría que él estaba loco.


—Estoy contenta por eso. No me puedo imaginar lo que sería tener fantasmas
que te sigan por todas partes como si fueras el Flautista.

—No es fácil. Pero es mejor que ser capaz de predecir el futuro, al igual que Nick.

—Es cierto. —Ella lo estudió—. ¿Me puedes hablar telepáticamente?

—Sí, pero no creo que puedas hablar conmigo de esa manera, todavía.

—¿Qué quiere decir todavía?

—No importa —murmuró—. ¿Quieres que diga algo en tu cabeza?

—Claro.

«Daria Bradford, creo que eres la mujer más hermosa que he conocido en mi vida».

—¡Oh, Dios mío! —gritó, llevándose una mano a la boca—. Nunca he… eso es
increíble.

Él sonrió.

—Trata de decir algo de vuelta. Piénsalo sea muy fuerte.


106
Ella se concentró.

«Creo que eres el hombre más sexy que he visto nunca. Quiero que vuelvas a hacer
el amor conmigo».

—¿Lo escuchaste?

—No, lo siento. Lo lograrás, con el tiempo.

—¿Qué te hace pensar eso?

—Lo harás, eso es todo.

Ella pensó en eso. ¿Iba a estar ahí para aprender? Eso esperaba. Como que le
empezaba a gustar el lugar. Este hombre. Más que eso: se estaba convirtiendo
rápidamente en una necesidad. Con ese pensamiento, su piel volvía a picar. Fue
desconcertante cómo ella lo necesitaba más por hora.

—Ryon… estoy lista.

—¿Lista para qué?

—Quiero ver cómo cambias. Estoy lista para conocer a tu lobo.


—¿Estás segura? —Él buscó en su rostro.

—Sí. Tenías razón antes cuando dijiste que no estaba lista, pero fue antes de
conocer a tu equipo, a Blue, y a Chup-Chup. Vamos.

Fue recompensada con una de sus sonrisas cegadoras mientras se puso de


rodillas.

Sin decir una palabra, comenzó la transformación. Mientras miraba, aturdida,


sus miembros comenzaron a volverse a formar. Los brazos y las piernas se convirtieron
en cuatro patas. Su cara se alargaba, transformándose en un hocico, y brotó pelo en todo
el cuerpo. En cuestión de segundos, había una cola completa, donde antes no la había.

Donde el hombre se había agachado había un lobo grande, magnífico. Su pelaje


era de plata y crema inclinado con negro en la espalda y los hombros, y las puntas de
las orejas. Su boca estaba abierta, la lengua fuera como un cachorro de gran tamaño.
Sus ojos azules eran los mismos.

—Eres hermoso —susurró.

«Me puedes tocar. ¿Por favor?».

Provisionalmente, se estiró y frotó la cabeza ancha. Rascando alrededor de sus


107
orejas, y se rió cuando le empujó su mano para animarla a seguir adelante. Después de
dar a sus orejas un poco más de atención, ella se acercó más y le pasó la palma de la
mano a lo largo de su espalda. Era tan suave, como abajo, no grueso ni delgado pero era
fuerte tal y como ella había imaginado.

—Eres increíble.

«Gracias. Nadie aparte de mis hermanos de manada y el personal de aquí me ha


visto así, hasta que llegaste tú».

—Soy la primera, ¿además de ellos?

«Lo eres».

—Me siento honrada.

«Es tu derecho y tu legado».

—¿Qué quieres decir?

«Ya lo verás».

—Esa es tu respuesta para todo.


Él no respondió esta vez. Su cuerpo de su lobo empezó a cambiar de forma de
nuevo, y en segundos Ryon estaba arrodillado allí. Sus ojos se encontraron con los de
ella, y parecía tan optimista. Contento.

—¿No tenías miedo?

—No. Aún eras tú, solo que en una forma diferente.

—Dios, Daria. —Cerró los ojos brevemente. Cuando los abrió de nuevo, tragó
saliva y le tocó la cara—. Nunca soñé que alguien fuera de mi manada me pudiera
aceptar como soy. Cada uno de nosotros anhela eso, pero no es un hecho.

—Nunca tienes que preocuparte de que no te acepte. No puedo creer que nunca
lo fuiste.

Bajando la mano, buscó su cara.

—Esto significa todo para mí. —Se detuvo—. ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Por supuesto.

—Hace rato parecías molesta después de hablar con tu padre. ¿Está todo bien en
casa? 108
Ella vaciló, preguntándose si debía entrar en la conversación. A ningún hombre
le gustaba escuchar sobre el ex amante de su pareja. Por otra parte, no era como si la
noticia no tuviera alguna influencia en su vida actual. El hombre se llamaba ex por una
razón.

—Mi padre ha estado tratando de llegar a mí, porque alguien que conozco
desapareció hace unos meses. Es realmente extraño, conociendo a Ben. Nunca se
hubiera alejado simplemente de su carrera. Él es un abogado criminal exitoso y está tan
casado con su trabajo como cualquier persona que haya conocido.

—¿Es Ben un amigo tuyo? —Su voz había adquirido una ligera ventaja.

—Exprometido. —Ella se encogió de hombros—. Fuimos buenos amigos, una


vez. Salimos durante más de un año, pero no funcionó. Era tan autónomo. Exitoso.
Inteligente. Pero su carrera era toda su vida, y no hay mucho espacio para la
espontaneidad, o la pasión.

La expresión de Ryon adquirió una expresión de satisfacción felina. Toda una


hazaña para un lobo.

—A diferencia de mí —dijo con aire de suficiencia.


—Muy a diferente a ti. —Ella lo besó en la boca—. Por ejemplo, él no haría el
amor en las mañanas, debido a la corte. Dijo que lo llevaría fuera de su zona, y
necesitaba ser fuerte para el juicio.

¿Fue un gruñido lo que oyó que venía de su pecho? El ruido suave, siniestro la
hizo estremecerse.

—¡Qué idiota!

—En realidad, él es un buen hombre, solo un poco de auto-absorbente. No


éramos compatibles como amantes.

—Y estás preocupada por él, ¿por qué? ¿A quién le importa si desapareció?

De acuerdo, estaba teñido de celos por completo. Posesividad. Si eso era una cosa
del cambio, no estaba segura de que le gustara.

—Enfría tus comentarios. Me importa porque conozco a Ben. No hay manera en


el infierno que el hombre hubiera dejado su práctica y se metiera en un avión a
Bermuda o algún otro lugar, y nunca regresara.

—Oíste que pasó eso. Los hombres simplemente se van porque ya no pueden
con la presión de sus vidas. Este chico Ben suena como el principal candidato para dejar
109
su mundo de mucha presión.

—Eso es lo que papá decía que la policía sospechaba, al principio. Pero las
cuentas de Ben están intactas, sus cuentas monetarias y de ahorro están sin tocar, no
tiene actividad en sus tarjetas de crédito. Nada. Es como si la tierra se hubiera abierto y
lo hubiera tragado.

—¿Por qué tu papá apenas se acaba de enterar de esto, si ya lleva varios meses
desaparecido?

—Papá dice que Ben desapareció el día después de que terminamos. No supe
nada al respecto, y honestamente, aunque pensé que era raro de Ben cortar toda forma
de comunicación entre nosotros, lo taché y pensé que había cambiado de parecer sobre
ser amigos.

—Lo sacaste de tu cabeza.

—Sí, y también mi papá. Mi trabajo y estilo de vida no me permiten sentarme y


ver un montón de noticias, y ninguno de los amigos de Ben pensó que me importaría,
así que no me contactaron.

—¿La policía tampoco intentó contactarte?


—No. Mi nombre tampoco apareció, o es que arruinaron la investigación. Creo
que fue más lo último, porque les hubiera dicho lo que te estoy diciendo… algo malo le
pasó a Ben. Lo sé.

—Aún si fue así, no es como que puedas hacer algo al respecto. No es tu problema.

Le frunció el ceño a él.

—Es la vida de un hombre de la que estamos hablando. Solo porque lo nuestro


no funcionó, no significa que no me preocupe.

—Sé eso. Es solo… —Pasando una mano por su cabello, la miró—. No me gusta
la idea de que la mujer a la que acabo de hacerle el amor gaste mucha energía
preocupándose por un tipo que fue un idiota muy ignorante para entender lo bueno que
tenía.

Su ceño se frunció más.

—Los idiotas muy ignorantes vienen en todos los tamaños y figuras. El hombre
está perdido, posiblemente muerto, y ¿tú quieres estar celoso de que esté preocupada?
El verde no es un buen color en ti, Ryon. No va para nada bien con el rubio.

—No puedo evitar ser lo que soy —expuso—. A mi lobo no le gusta pensar acerca
110
de otro hombre y tampoco a mí.

—¿Sabes qué? Esto de los celos es un poco intenso para mí, considerando que no
nos conocemos desde hace tiempo.

De pie, comenzó a juntar su ropa y la apiló en el sofá. Se puso sus bragas y luego
comenzó a ponerse su sostén.

—Demonios, lo siento. —Poniéndose de pie, extendió una mano—. Por favor, no


te vayas.

—Necesito un poco de espacio, ¿está bien? No te estoy dejando, solo voy a


relajarme por un tiempo y a tener espacio para mí.

—Si eso es lo que quieres. —Se veía tan miserable que casi se arrepiente.

Pero ella necesitaba alejarse, recuperar el aliento. Las emociones de él la


lastimaban, toda su alegría, temor, esperanza, enojo y se sentía como que si estuviera
en peligro de perder su mente. No entendía cómo sus sentimientos florecían hacia ella
como si hubiera una súper autopista entre ellos, pero necesitaba un tiempo libre.

Ya vestida, volteó hacia él.


—Te hablo en un momento, ¿está bien?

—Está bien.

—Gracias por la cena. Fue maravillosa.

Volteó la mirada, sin hablar. Una ola de dolor y rechazo llegó hacia ella desde él,
y ella huyó como cobarde al sentirla. Se fue, sin arriesgar otra mirada hacia él y estaba
de regreso en sus cuarteles en menos de un minuto. Una vez ahí, caminó en la alfombra.

No podía detenerse. Había algo de alivio bajo su piel. Eso era la única forma de
describir la sensación que la estaba volviendo loca. Y este sentimiento parecía agitarse
cuando Ryon se molestaba. Daria lamentaba lastimarlo, pero esto era algo más. Era
como si hubiera otro subconsciente haciéndoselo saber, o tratando de hacerlo, y no era
feliz. Quería algo.

Quería salir.

Jadeó. ¿Qué era eso? Estaba perdiendo su mente. Ella...

Durante uno de sus pasos por la ventana, pausó, su atención capturada por un
movimiento afuera. Cuando vio a un lobo plateado y negro correr a toda velocidad por
el césped hacia el bosque, su corazón se encogió. El lobo era Ryon. En un complejo
111
rodeado de cambia-formas, no estaba segura de cómo sabía que era él. Pero lo estaba.
El extraño vínculo entre ellos cantaba con temor, anhelo y tristeza. El deseo de correr
hasta que él estuviera muy cansado para importarle.

Antes de que pudiera cuestionar la sabiduría de sus acciones, estaba empujando


la puerta del patio, saliendo hacia el pequeño jardín y corriendo en la dirección donde
él había ido. Trató de hacer a mandar sus pensamientos hacia él, pero ya sea que uno
de ellos le llegara, no podía estar segura.

«¡Ryon! Por favor, regresa, no quise lastimarte».

Nada.

«Oye, hablemos. No podemos hacer eso si estás corriendo».

No estaba segura de que tan lejos había llegado o de cuánto tiempo había estado
persiguiéndolo cuando se detuvo y colocó una mano en un árbol. Ya no podía seguir
corriendo. Y había una sacudida dolorosa en la boca de su estómago, como si fuera a
vomitar. Pero no pasó eso, pero el malestar se revolvió en su vientre. Extendiéndose a
sus brazos y piernas, que ahora picaban mucho, convirtiéndose en un dolor
insoportable.
Llorando, se golpeó sus rodillas, sosteniendo su brazo enyesado sobre su
estómago. Su piel y tripas se salían, y en cualquier segundo iban a cambiar lugares. Todo
lo que iba a quedar era una horrible pila de músculo y hueso, y todos iban a sacudir su
cabeza especulando que pudo haber pasado. Si no hubiera sabido que una criatura
había matado a los campistas, hubiera pensado que había una nueva enfermedad
alrededor y que la había contraído.

—¡Ryon! —Jadeando de dolor, doblándose, gateó por el suelo. Luego se dio


cuenta que sus manos habían topado con garras. Negras y afiladas—. ¡Mierda!

Sus extremidades comenzaron a moverse, y una por una, estallaron. Gritando,


no podía hacer nada mientras se transformaba tal como lo había visto con Ryon como
en poco tiempo se transformaba su cuerpo.

La agonía era espantosa. Continuó gritando hasta que su voz estaba afónica, y
luego se convirtió en un aullido agudo. El dolor terminó tan pronto como había
comenzado, gimió, buscando desesperadamente a su alrededor. El yeso que había
estado en su brazo ahora estaba roto y yacía en la grama. Claramente ya no lo necesitaba,
porque su pata estaba bien.

Además era la pata de un lobo. 112


Primero luchó para liberarse de su ropa. Luego se sentó, miro hacia abajo, sin
creerlo. Estaba cubierta de un pelaje negro sedoso y tenía cuatro patas.
¿Una cola? Trató de moverla, y para su sorpresa, funcionó. Rozó el suelo detrás de ella,
moviendo hojas. Lentamente, trató de pararse. Eso estuvo fácil, pero cuando trató de
dar unos pasos, sus patas se enredaron y se cayó con un aullido.

El cansancio evitó que se levantara, así que se enroscó y se quejó


miserablemente. No podía caminar de regreso, y el sol ya estaba bajando. ¿Cómo se
suponía que alguien la iba a encontrar? No quería estar afuera sola, en un cuerpo
extraño cuando hubiera oscurecido.

El recuerdo de una chirriante criatura, sin mencionar la rendición de Nick de lo


que podía parecer, la hizo sacudirse. Había matado dos personas, quizás más. Si la bestia
la encontrara ahí, débil e indefensa, terminaría siendo su cena.

A pesar de sus temores, el cansancio la adormitó. Mantenerse despierta no era


una opción. Antes de que durmiera, pudiera haber jurado que había visto un lobo blanco
aparecer detrás de un árbol a setenta metros. Pero cuando parpadeó se había ido.

«Daria, ¿dónde estás? Aguanta, cariño. Ya voy».


Ella probablemente también se había imaginado eso. Pero estaba muy cansada
de responder de todas maneras.

En forma de lobo, Ryon corrió a través de los bosques hacia el recinto. Hacia su
compañera. La había escuchado llorar, e inmediatamente regresó cuando sintió el dolor.

Su agonía había irrumpido en él como si fuera su dolor, de hecho se había


tropezado y caído. Se sentó de cuclillas tratando de averiguar qué había pasado, cuando
se dio cuenta.

Daria estaba pasando por su primera transformación. Su mente había


tambaleado por el conocimiento. ¿No le había tomado unas pocas semanas a Kira y
Rowan para experimentar su forma de lobo la primera vez? Dios, esto había sucedido
muy pronto, no estaba preparado.
113
Ella estaba confundida, con dolor. Sola. Todas estas cosas horribles no deberían
de haber pasado. Si hubiera sido mejor compañero, no se hubiera permitido un
momento de autocompasión, dejándola sola en el recinto. Ni siquiera por una hora, no
cuando sabía que lo necesitaría, y no se hubiera ido por algo estúpido como sus celos
por un hombre que no era una amenaza verdadera con su pareja.

Porque era un bastardo egoísta, ella estaba sufriendo. La había llamado mientras
corría, pero no contestaba. El lazo entre ambos era nulo, pero no porque ella lo
estuviera callando a voluntad. Era como si estuviera dormida o inconsciente. Corrió más
rápido, frenético por encontrarla.

No estaba seguro de cuánto tiempo había buscado, pero estaba comenzando a


entrar en pánico. Su lazo lo hubiera ayudado a encontrarla más rápido, pero estaba
afectado. Quizá ella ni siquiera había corrido en su dirección.

Lo último que él necesitaba era ver la forma radiante de su espíritu detrás de un


árbol. Frenando de un golpe, reconoció a la mujer que había sido mutilada. Esta vez su
imagen estaba completa, su piel sin rasguños por la atrocidad infligida en ella. A veces
esto pasaba, las víctimas regresaban al estado en las que habían estado antes de que
murieran. Tal vez no podían aceptar lo que les había sucedido, menos que debían estar
muertas.
Mientras el fantasma se acercaba, con ojos suplicantes, Ryon se transformó.
Arrodillándose en la tierra, sacudió su cabeza.

—No te puedo ayudar.

«Monstruo» gesticuló ella con la boca.

Ryon tembló. Los espíritus rara vez podían sacar sus aflicciones. Esta tenía que
ser la excepción.

—Lo sé. Siento mucho lo que la bestia te hizo, pero lo vamos a atrapar. Lo
prometo.

Esta vez, su voz llegó como un susurró:

—¿Mi esposo?

—Todos lo están buscando. Lo encontraremos. —Ella no necesitaba saber que


probablemente ya lo habían encontrado.

—Monstruo —dijo tristemente, las extrañas y oscuras cuencas de sus ojos


brillaban con lágrimas que no habían sido derramadas.
114
Jesús.

—Espero que no. Pero de una u otra manera, lo encontraremos.

Por su expresión despojada, debía haber sabido que probablemente había


sufrido el mismo destino. ¿Por qué los fantasmas lo atormentaban cuando no había una
maldita cosa que él pudiera hacer? ¿Qué de bueno tenía este estúpido don?

—Busca la luz —le dijo a ella—. Cuando la encuentres, sigue adelante. Tal vez tu
esposo esté ahí, esperándote.

Una mirada de esperanza floreció, y se volteó sin decir algo más. Comenzó a
caminar. En segundos, se había desvanecido hacia los árboles nuevamente, y él exhaló
un respiro dudoso.

—Creo que nunca me acostumbraré a esa cosa espantosa.

Si el esposo de la mujer estaba muerto, él oraría para que se encontraran los dos.
Lo volvía loco no saber si los espíritus encontraban paz.

Transformándose nuevamente, continuó buscando a Daria. Olfateando el aire,


comenzó a desmoronarse. No podía localizarla. Luego un destello blanco hizo que
frenara. En el camino por delante, una pequeña loba blanca estaba de pie con su cabeza
en alto, las orejas hacia delante de una forma no amenazadora. No gruñó ni mostró señal
de agresión. Simplemente se dio la vuelta, miró por encima de su hombro, como
esperando que él la siguiera.

Tomando la oportunidad, él corrió detrás de ella. Ella bien podía estar guiándolo
hacia una trampa, pero él no lo creyó. El instinto generalmente le funcionaba bien, y
cualquiera que sea la agenda de esta loba, Ryon y su compañera no eran parte de ella.
Eso esperaba.

En un momento perdió de vista a la loba, y se quedó por una curva en el camino,


determinado en encontrarla. En vez de ella, encontró que la loba blanca se había ido, y
una figura negra yacía acurrucada en la base de un árbol. Ropas rotas y tiradas estaban
esparcidas no muy lejos de la figura. Acercándose cuidadosamente, olfateó. Sintiendo a
su compañera.

Era un poco más grande que la loba blanca, pero no por mucho. Su corazón se
elevó al verla ahí, a salvo y durmiendo. Su pobre bebé debía de estar cansada luego de
su primera transformación, y se sintió mal que hubiera pasado sin nadie que la guiara.

Transformándose nuevamente en humano, se arrodilló a la par de ella y pasó


una mano por su oscura cabellera. 115
—Eres despampanante —dijo suavemente—. Lamento mucho no haber estado
ahí.

Su toque y su voz la levantaron, y se sentó, gimiendo de dolor.

—Estás bien —dijo él calmándola—. Con cuidado, ahora estoy aquí.

Temerosos ojos cafés lo miraron.

«¿Cómo me sucedió esto?».

Su boca cayó abierta, y luego sonrió.

—¡Lo estás haciendo! Puedes hablar mentalmente conmigo.

«¿No puedo con cualquier otra persona?».

—No. —Su sonrisa se desvaneció con temor ante la conversación que venía. Él
sabía a dónde llevarían sus preguntas, y no podía esquivar las respuestas por más
tiempo—. Solo conmigo.

«¿Por qué no? ¿Es porque tú me mordiste? ¿Y así es como me convertí en un lobo,
como tú?».
Su voz en su cabeza se elevaba con ansiedad.

—Necesitas cambiar de nuevo antes de que tengamos esta conversación.

«¡Respóndeme!».

—Cambia y lo haremos —dijo él con firmeza—. Imagínate cada parte de tu


cuerpo. Tus brazos, piernas, manos y pies. Tu cara. Haz a tu loba obedecer y dar un paso
atrás.

«No sé si puedo».

—No es ni siquiera tan duro como cambiar por primera vez, y no va a ser tan
doloroso de ahora en adelante. Sigue adelante y trata.

En su primer intento, su loba se mantuvo tenazmente a la vanguardia, no estaba


en lo absoluto satisfecha de ser obligada a someterse de nuevo. Estaba fuera, y Ryon
sintió que ella quería correr, jugar, y explorar. Sin embargo, ahora no era el momento.

El segundo intento fue un éxito. En segundos Daria estaba sentada en el suelo,


desnuda. Atrayendo sus rodillas hacia su pecho, ella lo miró, haciéndolo estremecerse.

—Te mereces toda la verdad —comenzó él. 116


—Muy amable de tu parte pensar así. —Apretó sus labios.

—Quiero que trates de recordar que desde que te despertaste en nuestra


enfermería, has tenido mucho con lo que tratar. No había manera de que yo fuera a
soltar todo esto sobre ti de una vez.

Ella vaciló; luego su postura se relajó una fracción.

—Te daré eso. Pero quiero ahora toda la historia, no solo lo que tú crees que
puedo manejar. Soy más dura de lo que parezco.

—Es lo justo. —Jesús, esto no iba a ir bien—. Sí, cuando te mordí, sabía que lo
más probable es que te convertirías en una cambia-formas. Como yo y mi equipo.

—Y lo hiciste para salvar mi vida. —Una declaración, no una pregunta. Ella


estaba trabajando a pesar de todo con su cabeza.

—Sí. Así como la mía.

Ella se tensó de nuevo.

—¿Qué quieres decir?


—¿Recuerdas cuando te dije que podrías hablar mentalmente conmigo, pero
solo conmigo?

—Lo recuerdo.

Él buscó una manera de explicarle que no la escandalizara demasiado.

—Bueno, solo ciertas parejas de cambia-formas lobos, que no son telépatas,


pueden hacer eso. Los no-telépatas solo pueden hablar en las cabezas el uno del otro si
ellos están… emparejados. O si eres un poderoso cambia-formas nacido, como Nick. Él
se comunica conmigo muy bien. Los otros tienen que empujar sus pensamientos de
regreso hacia a mí si hablo con ellos primero.

—Emparejados. —Ella lo miró sin comprender, agarrándose a esa palabra—.


¿Quiere decir emparejado, como en los animales salvajes que se emparejan con su otra
mitad especial? ¿Ese tipo de emparejado?

—O cambia-formas que encuentran a su otra mitad, sí. —La esperanza creció


ante su calmado interrogatorio. Eso se estrelló rápidamente cuando la comprensión
comenzó a aparecer, y un lento fuego de ira hirvió a través de su vínculo.

—¿Cuando me mordiste, te emparejaste conmigo? —preguntó ella, levantando 117


la voz—. ¿Al igual que, casado conmigo, de alguna una manera?

—Algo así —dijo él de manera tranquila—. Yo no tenía…

—¿Tú no tenías otra opción? ¿Ninguna otra opción excepto dejarme morir?

—Esa es la verdad absoluta, lo juro.

—¿Y no tenía nada que ver con tu mitad lobo simplemente tomando lo que
quería? Discúlpame si no creo eso —dijo ella rotundamente.

—No puedo negar que él quería reclamarte (ambos lo hacíamos) pero no te


mentiría. Sinceramente, no podría haber hecho algo diferente. No, a menos que yo…

—Guárdatelo. —Su voz era fría como un día de invierno—. Háblame de este
vínculo que siento. No es mi imaginación, ¿verdad? Ahora tu posesivo lado Neanderthal
cuando estábamos discutiendo con Ben tiene sentido.

—No, no es tu imaginación. Estamos vinculados de por vida —dijo él, con el


corazón adolorido—. No vamos a ser capaces de soportar estar separados por mucho
tiempo. Cada uno de nosotros puede sentir las emociones del otro, el dolor físico. Sentí
los tuyos cuando cambiaste, y así es como sabía que cambiaste. La loba blanca me llevó
a ti.
Ella ignoró el último pedazo de información.

—Eso es simplemente genial, compañero. Estoy atada a un hombre que apenas


conozco. No tuve nada que decir. Tal vez te hubiera elegido, pero ahora nunca lo
sabremos.

—¿No lo haremos? —El temor agarró su pecho—. Daria…

—No puedo manejar esto ahora mismo. Pensé que podría tomar cualquier cosa
después de lo he visto, después de casi ser asesinada y luego recuperarme a toda
velocidad. —Ella se rió sin humor—. ¿Pero esto? No sé nada más excepto que necesito
que te mantengas alejado de mí en este momento.

Más rápido de lo que hubiera creído posible, ella comenzó a cambiar. Todavía
tardó mucho más de lo que lo haría después de que ella hubiera ganado más experiencia,
pero hizo un impresionante trabajo. Rompió su corazón que estuviera usando sus
nuevas habilidades para alejarse de él lo más rápido posible.

Su compañera se volvió y comenzó a alejarse. Sus pasos eran un poco vacilantes


mientras ella descubría el uso de sus piernas, pero hizo un trabajo admirable.

—¡Daria! —llamó—. ¿Por favor? ¡Tuve que hacerlo! Me habría… —Pero ella no 118
estaba escuchando, o deteniéndose.

Permaneciendo en el suelo, él se sentó con la cabeza inclinada durante más


tiempo.

Se quedó mirando el suelo con su alma sangrando.

—Me habría muerto… —le dijo a nadie.

Pero él podía arreglar eso, tarde o temprano. Siempre había un monstruo más
con el que luchar. Si su compañera lo dejaba…

Solo tendría jodidamente que asegurarse que no ganara la próxima pelea.


Ochon
Traducido por: alisay.or, Jeyd3, mtomasm, *eliza*

Corregido por: Xhessii

Daria caminó de regreso al complejo, la ira y la confusión se alzaron fuertemente


en ella.

También la tristeza. Tanto la de Ryon, como la suya. Cada dura palabra que le
dijo había golpeado su alma como un martillazo y reverberado en su propio pecho.
Cuando se marchó le dejó devastado.

Él no tuvo más opción que morderla. Ella sabía en su corazón que era la verdad, 119
pero no hacía más fácil lidiar con el hecho de que su vida había cambiado para siempre.

¿Sería eso tan malo?

No. Contrariamente a lo que él o sus amigos pudieran pensar, no estaba enfadada


por el emparejamiento en sí, (podía pensar en cosas mucho peores que estar atada de
por vida al Dios rubio de sus sueños) o el hecho de que se convertiría en una cambia-
formas. El meollo de su frustración era que no pudo decidir su propio destino. Le había
sido servido sin su consentimiento y presentado después de los hechos con gran
reverencia.

Enhorabuena. Puedes volverte peluda y estás atada de por vida a un hombre al


que realmente no conoces. ¿Qué pasa si él deja el asiento del retrete levantado? ¿Si deja
su ropa interior sucia en el suelo? ¿Si es mentiroso y tiene diez novias, una en cada parte
del mundo? ¡Qué mal! Él es tuyo.

Gracias a Dios que nadie andaba cerca cuando se aproximó a la parte trasera del
edificio. El ala donde se encontraba su cuarto parecía silenciosa, y corrió al patio
privado, contenta de no haberse tomado tiempo para cerrar con pestillo su puerta
corrediza del patio. En el porche se concentró en su forma humana y cambió de vuelta,
entonces se apresuró a entrar antes de que la viera alguien.
Caminando suavemente hacia el baño, decidió tomar una muy necesaria ducha.
Pero cuando se metió bajo el chorro caliente, el efecto relajante del agua cayendo fue
eclipsado por cuánto odiaba que el olor de Ryon se le estuviera lavando. Su loba
tampoco estaba contenta y se estaba volviendo más franca cada minuto.

Fuera de la ducha, se quitó la toalla y se vistió. Después de secarse el pelo se


sintió humana otra vez, e intentó no reírse histéricamente de esa expresión que antes
no significaba nada. Estaba sentada en el sofá contemplando la menguante luz del
exterior cuando llamaron a la puerta.

Inmediatamente su pulso empezó a martillear, y se preguntó qué le diría a Ryon.


Debería haber sabido que él no se rendiría tan fácilmente. Secretamente, estaba feliz.
Pero cuando abrió la puerta, no era Ryon quien había venido a verla.

Dos mujeres estaban allí paradas con cálidas sonrisas, una, la pequeña rubia que
conocía como Kira, la pareja de Jax, la otra, Rowan, la pareja de Aric. Tratando de no
mostrar su decepción, las dejó pasar.

—Hola —dijo—. Pasen.

—Somos tu comité de bienvenida, ya que los chicos son demasiado estúpidos


para ser sociables. Soy Kira Locke. 120
La otra mujer bufó.

—No son estúpidos. Ryon los ha espantado, el bastardo posesivo. —La alta y
escultural morena le ofreció la mano—. Rowan Chase.

Daria se la estrechó, luego apuntó hacia la cocina.

—Me temo que no tengo nada que ofrecerles para beber, chicas. No he ido a la
ciudad, y de hecho, a ningún otro sitio.

—No hay problema —replicó Rowan—. Solo queríamos decir hola, ver si te
estabas instalando, si necesitabas algo.

—¿Aparte de un manual sobre cómo lidiar con estos lobos cambia-formas? No


puedo pensar en otra cosa más.

Las otras mujeres rieron por lo bajo mientras las seguían a la sala de estar.

—Si algún hombre debiera venir con un manual, debería ser alguno de la
manada —dijo Kira—, Jax casi me vuelve loca antes de que realmente le entendiera a él
o a su mundo.
—Todo esto es muy difícil de aceptar para mí —les dijo Daria sentándose en el
sofá. Rowan se sentó a su lado—. No sé cómo se las arreglaron para acostumbrarse.

Rowan sacudió la cabeza.

—Yo era escéptica cuando conocí a Nick y empezó a parlotear mierdas sobre
tener un poder de retrocognición y cómo estaban combatiendo a un Unseelie malvado
que intentaba crear una raza de súper soldados cambia-formas. Creí que estaba a una
alucinación de una bonita y larga estancia en el asilo del condado.

—¡Exacto! —la mujer la entendía—. Así que, ¿cómo lo aceptaste?

Rowan se encogió de hombros.

—Soy una exagente del Departamento de Policía de Los Ángeles. Crecí allí, en
uno de los peores barrios de la ciudad. He visto las cosas más extrañas que puedas
imaginar, y he manejado a muchos criminales peligrosos. Por mi parte, preséntame
pruebas irrefutables y tengo que creerte.

—Eres una chica del tipo «muéstrame hechos».

—Correcto. Es algo difícil refutar a un montón de tíos convirtiéndose en lobos


delante de ti, sin mencionar verles pelear contra demonios de la Corte Unseelie. Dado
121
que no estoy loca, tenía que ser cierto.

—Mi cabeza lo sabe, pero…

—¿A tu corazón le está costando ponerse al día? —supuso Kira.

—Sí. Ni siquiera es que no pueda aceptar el mundo de Ryon, es solo que fui
arrastrada a esto por el destino, si se quiere, sin poder opinar al respecto.

—Así es como también nos pasó a nosotras —dijo Kira riéndose—. No estás sola.

—¿El mundo de Ryon? —preguntó Rowan—. Así que es cierto ¿Están juntos?

—Yo… supongo. Quiero decir, cuando me mordió para salvar mi vida, se


emparejó conmigo. —Ella no pudo evitar la amargura de su tono—. Sabía que
morderme nos uniría de por vida, pero lo hizo de todas formas. Odio no poder decidir
nada sobre el rumbo de mi propia existencia.

—Deja que te pregunte algo, ¿qué habrías hecho de manera distinta si hubieras
podido? ¿Le habrías dicho que no? ¿Le habrías dicho que te dejara morir?

—Bueno, no. ¡Pero ese no es el punto! —dijo a la defensiva. ¿No lo entendían?


—¿No lo es?

Daria miró fijamente a la morena.

—¿A qué intentas llegar? Porque no te sigo.

Rowan se rió por lo bajo mientras Kira y ella intercambiaban una mirada de
complicidad.

—¿Te ha hablado Ryon de los compañeros vinculados?

—No mucho, excepto que tuvo que morderme, y que ahora estamos unidos para
siempre.

—Así que, ¿no te dijo lo que le pasa a un cambia-formas si conoce a su verdadera


pareja y no la muerde?

—No, no lo hizo. —Pensó en hace rato, cuando estaba tan enfadada—. Creo que
intentaba decirme algo más, pero no le estaba escuchando en ese momento. Supongo
que debí haberlo hecho.

—Sí. Debiste. —La voz de Kira era suave, sin rastro de acusación en su tono, solo
entendimiento—. Una vez que un cambia-formas conoce a su pareja, la huele, todo se 122
acaba para él. No puede sentirse físicamente excitado por cualquier otra potencial
compañera sexual, nunca más. Si no muerde a su pareja y la reclama, en un cierto
tiempo, usualmente un par de semanas, enferma como con síntomas gripales.

Ella luchó por procesar lo que Kira estaba diciendo.

—Se vuelve impotente para cualquier otra, y, ¿se pondría enfermo?

—Exactamente.

—Así que, ¿si Ryon no me hubiese mordido?

—Dentro de dos o tres semanas, habría estado muerto.

Daria se impresionó por la revelación.

—No.

—Me temo que así es. —Kira le cogió la mano—. Cuando Ryon te dijo que no
tuvo elección, no solo hablaba de salvar tu vida. También salvó la suya.

Ella necesitaba saber.


—Y, ¿si mis heridas no hubiesen sido mortales? ¿Me habría convertido sin mi
consentimiento?

Rowan sacudió la cabeza.

—Ryon es uno de los hombres más honorables que conozco. Nunca hubiera
tomado ese rumbo a no ser para salvar a su pareja. Si no le hubieras querido, te habría
dejado ir sin decir una palabra.

—Él habría preferido morir antes que forzarme —susurró.

—Cualquiera de ellos lo habría hecho.

—Así es como se siente ahora probablemente. Como que no le quiero. —Miró de


una mujer a otra avergonzada—. ¿Qué le pasa a un cambia-formas emparejado que se
siente rechazado?

—Me imagino, que eventualmente, perdería las ganas de vivir —dijo Kira—.
Pero, no te preocupes por Ryon. Está hecho de algo mucho más fuerte que eso. No se
rendirá fácilmente.

—Tómate esta noche para ti —aconsejó Rowan—. Dense ambos esta noche para
tranquilizarse. Luego, habla con él cuando vuelva mañana de su misión de búsqueda.
123
Pensó en ello y asintió.

—Suena como una buena idea.

—Ahora, ¿por qué no regreso a nuestro lugar y traigo cosas para hacer mojitos?
—sugirió Kira.

Rowan sonrió.

—Chica, esa es la mejor idea que he escuchado en todo el día.

Daria no podía estar más de acuerdo.

—¿Jesse? Soy Nick.


—Si son malas noticias, colgaré —dijo el hombre bruscamente—. Estoy hasta la
polla metido en un estanque de pirañas.

—No te pongas irascible, solo tengo una pregunta. ¿Sabes ese abogado
criminalista de Missouri por el que te llamó el padre de Daria cuando intentaba
encontrarla?

—Sí. El tío es su exprometido.

—¿Cómo dijiste que se llamaba?

—Espera. —Un barajado de papeles sonó al otro lado de la línea. Nick no


necesitaba ser un retrocognitor para ver el lío—. Aquí está. Su nombre es Benjamin
Cantrell.

—Oh, mierda. —Apretándose el puente de la nariz, miró fijamente el papel sobre


su escritorio.

—¿Por qué? ¿Qué significa eso?

—Significa que tenemos un enorme y maldito problema, y ahora tengo que


pedirte un favor. Necesito algo que contenga el ADN de Cantrell y lo necesito aquí para
ayer. Una hebra de cabello de su bañera, su cepillo de dientes, cualquier cosa.
124
—¿Qué diablos está pasando Nick? Si tienes un cuerpo, dímelo.

—Oh, tenemos algo mucho, mucho peor que eso. Y si mi información es correcta,
tenemos la identificación de nuestra bestia que está destrozando campistas.

«Trae el lobo al OR-4. Quiero tratar de comparar su ADN con el


sujeto humano 356 de nuevo. Estoy al borde de un descubrimiento».

Sujeto Humano 356: un humano desaparecido llamado


Benjamin Cantrell.
Ryon se preparó, poniéndose su uniforme, colocando un cartucho cargado con
balas de plata en su pistola, enfundando un terrible cuchillo en su bota. Si esas armas
humanas no eran suficientes, él tenía a su lobo. Si no podía derrotar a la bestia, en forma
de lobo con suerte podría rebasar al bastardo.

El grupo de Ryon consistía de Jax, Aric, y Micah. Los otros también se habían
separado, cubriendo otros cuadrantes. El grupo de Ryon se enfocó en el área donde el
esposo había sido encontrado, dos millas separado de su esposa. Avanzarían hacia
afuera en círculos cada vez más grandes, buscando por cualquier signo de que algo
grande hubiera pasado en esa dirección.

Ryon deseaba que su grupo tuviera a Kalen, para que el hechicero pudiera
simplemente hacer su cosa mágica y encoger a la criatura hasta desaparecerlo como lo
había hecho con el Sluagh de Malik que parecía un murciélago. Pero Aric siempre podía
quemarlo si las cosas se ponían mal.

O él podría si Nick no hubiera dado la orden de capturar a la cosa viva de ser


posible. No hay nada peor que buscar al Increíble Hulk de las bestias paranormales,
excepto que intentar dominarlo con la orden de no matar sobre tu cabeza. Había
esperanzas de que el hombre atrapado dentro de su contrapartida bestial pudiera ser
salvado. 125
Él no estaba esperando eso.

Ryon estacionó la Range Rover tan cerca como pudo del sitio del segundo cuerpo
y caminaron el resto del camino. Aric cargaba una pesada red sobre un hombro, Jax un
rollo de cuerda.

—Nada como tener que jugar a ser estrella de rodeo con una lagartija enfurecida.

—No me digas —murmuró Aric—. Sería mucho más fácil si solo pudiera freír su
trasero. Entonces podríamos ir a casa y tener sexo.

—Eso tiene mi voto —agregó Jax.

Micah permaneció en silencio, y Ryon estudió a su amigo con preocupación. No


tenía mucho que decir estos días y parecía un poco desapegado de la realidad. Pero él
pensó que Nick sabía lo que era lo mejor, al dejarlo tomar misiones, aunque en realidad,
él estaba peor que Phoenix, quien todavía no había sido aprobado para regresar a sus
deberes.

Después de una caminata de treinta minutos, llegaron al área donde el cuerpo


del hombre fue encontrado. Había cinta de escena del crimen enrollada alrededor de
los árboles para formar un círculo desigual, pero si no hubiera sido por eso, no habría
mucho para marcar donde otra vida había terminado tan horriblemente.

Excepto el olor. Ryon detectó sangre vieja, y un olor más rancio que debía
pertenecer a la bestia. Era más fuerte aquí, y por alguna razón, aún más fuerte que en la
primera escena. Quería dar arcadas.

El recuerdo de que Daria había descubierto el primer cuerpo y que fácilmente


podría haber sido víctima de esta criatura mientras hacía su trabajo, lo hacía comenzar
a sudar frío. Él se alegraba de que ella estuviera en el recinto resguardado mágicamente,
muy lejos del peligro. Ese era el único punto a favor de este día.

Justo a la derecha del área marcada por la cinta de la escena del crimen, Ryon vio
el brillo de una figura sentada en el suelo. Él se acercó y vio que era el espíritu de un
hombre con sus brazos alrededor de sus piernas, mirando tristemente al espacio.

—¿Qué tienes? —preguntó Aric —. ¿Otro fantasma?

—Sí. Es la víctima masculina. Está confundido.

Ryon estaba a punto de tratar de cuestionar al hombre cuando otro fantasma


apareció al lado de él: la mujer que Ryon había visto dos veces antes. Levantando la 126
mirada, la alegría floreció en el rostro del hombre y él se apresuró a ponerse de pie,
tomándola en sus brazos. Se sostuvieron como si nunca se fueran a soltar, y un nudo se
formó en la garganta de Ryon. Nunca le tocaba ver finales felices, y supuso que este era
lo más cercano que jamás vería.

El hombre giró a su esposa alrededor, luego la besó profundamente. Después,


tomados de las manos, caminaron hacia los árboles… y desaparecieron en el aire.

Ryon se aclaró la garganta.

—Están juntos ahora.

—Bueno, eso es bueno —dijo silenciosamente Micah—. Supongo.

Los otros concordaron con poco entusiasmo. Ryon contactó a su comandante.

«¿Nick? ¿Cómo van las cosas?».

«No muy bien», le respondió Nick. «Hemos encontrado otro cuerpo, seis millas al
sur de donde Daria encontró a la mujer. Es un desastre».

«¿El sheriff está en camino?».

«Sí».
«Está bien. No hay nada aquí todavía, excepto que vi el espíritu del hombre cerca
del sitio donde fue encontrado. Su esposa apareció y se reunieron».

«¿Alguno de ellos te dijo algo?».

«No. Estaban muy concentrados en ellos. Nunca me notaron».

«Está bien. Me reportaré pronto».

—Nick dijo que tienen un cuerpo —le dijo al grupo—. A seis millas al sur de
donde la mujer fue encontrada. Dijo que era un desastre.

Hubo varias malas palabras y expresiones de disgusto en general. Era muy


probable que Aric estuviera a punto de hacer un comentario de sabelotodo cuando se
detuvo y entrecerró los ojos hacia los árboles de adelante.

—Hombre, creo que mi visión está estropeada.

Ryon miró en la dirección en que su amigo estaba observando.

—¿Qué es?

—Por ahí. —Apuntó él—. ¿Ves un área grande donde los árboles se ven borrosos? 127
Micah elevó la voz.

—Lo veo. Parece un efecto caleidoscópico, solo que claro.

Los ojos de Ryon estudiaron la gran área, su cerebro lento en ponerse al


corriente con lo que estaba viendo. Y cuando lo hizo, un rugido que sonaba justo como
Daria había descrito, sacudió al bosque entero.

—Maldición —gritó Micah mientras la mancha se separaba de los árboles.

El pum-pum de los pies de la bestia chocando contra la tierra mientras corría


hacia ellos le recordó una escena de Jurassic Park. Solo que en lugar de un Tiranosaurio
Rex, la criatura dirigiéndose hacia ellos era casi la copia exacta del dibujo de Nick.

Excepto que el hijo de puta era casi invisible.

No era de extrañar que la cosa había sido capaz de sorprender a los


excursionistas incautos. No podían ver a la maldita bestia hasta que era demasiado
tarde.

«¡Nick! ¡La bestia está aquí, está atacando! ¡Vamos a tratar de atraparla!».

«¡Vamos en camino, aguanten!».


Lo que sea que fuera a pasar, Nick no podía prevenirlo. Ryon solo esperó que su
comandante no se viera forzado a recoger sus restos con una pala.

Ryon y sus compañeros formaron un cuadrado alrededor de la criatura mientras


se detuvo deslizándose en el medio, rugiendo. Miró en enferma fascinación a medida
que esas fauces se abrieron extensamente, los bordes de dos filas de dientes afilados
visibles si sabías cómo mirar. La bestia volteó repentinamente su ancha cabeza hacia él
y se detuvo. Miró fijamente. Sus voluminosos brazos sobresalían de sus lados, largas y
afiladas garras mortales al final de sus dedos palmeados.

Ryon repentinamente se dio cuenta de que la bestia estaba confundida.


Obviamente no se había encontrado con ningún tipo de oposición de parte de nadie en
las semanas desde que había escapado del laboratorio, y no sabía qué hacer ahora. Por
unos fugaces segundos, pensó que tal vez el hombre dentro de la bestia tomaría el
control, permitiéndoles tomarlo pacíficamente para que los doctores pudieran trabajar
en una cura.

Él debería de haber sabido que no iba a ser tan simple.

Él estiró una mano.

—Oye, hombre. Queremos ayudarte. ¿Por qué no…? 128


La criatura soltó otro rugido ensordecedor y fue contra él. Retrocediendo
rápidamente, Ryon apenas logró escapar de un golpe de esas mortales garras. Luego
tiraron la red sobre la cabeza de la bestia, deteniendo su ataque. Tiró golpes y chillidos,
enojado y tratando de salir de la red. Jax aventó la cuerda, intentando enlazar sus
hombros, pero la criatura logró agarrar la cuerda, arrancándola de las manos de Jax y
pisoteándola cuando la soltó.

Apresurándose, tomaron los bordes de la red y trataron de someter a la bestia


en el suelo. Si pudieran hacerle caer, los cuatro podrían sostenerlo hasta que estuviera
atado.

No resultó de esa manera. La criatura usó la red para lanzarlos con toda su fuerza,
la red volando lejos de él. Ryon, Jax y Aric fueron lanzados en diferentes direcciones…

Pero Micah, el más cercano al furioso monstruo, ahora estaba atrapado en la red.
Mientras la cosa avanzaba hacia él, los ojos de Micah se agrandaron y trabajó
frenéticamente para liberarse. Cambió sus manos a garras y cortó la red, justo cuando
el monstruo tomó su pierna y comenzó a tirarlo hacia atrás.

—¡Maldición! ¡Alguien haga algo! —gritó él.


Ryon y los otros corrieron hacia ellos, Ryon sacando su arma de la banda de su
cintura. Hizo un par de tiros al hombro de la criatura, justo mientras rasgaba a Micah
en las costillas. Micah gritó, luego se quedó terriblemente callado mientras lo tiraban al
suelo. La bestia giró hacia Jax y dio dos pasos, pero los otros se unieron, disparándole.

Aparentemente infeliz por este desarrollo, giró y escapó a los bosques. Hasta
donde Ryon podía decir, ni siquiera habían herido a la maldita cosa.

—Jesús. Vamos, chico, aguanta —rogó Aric.

Ryon corrió hasta donde sus amigos estaban arrodillados al lado de Micah, la
preocupación grabada en sus caras. Jax removió la camisa de Micah y la hizo bola,
presionando la tela contra la herida de su costado. La tajada era larga y profunda, hecha
por una de las garras. Si la bestia hubiera pegado con un poco más de curva, su amigo
habría sido destripado.

—Estoy bien —jadeó Micah, pálido y sudando—. Aunque quema. Como ácido.

Él no estaba nada bien. La sangre estaba rápidamente mojando el suelo, y sus


ojos se cerraron. Aunque siguieron hablándole, estaba perdiendo terreno rápidamente.

Jax puso sus brazos bajo las rodillas y espalda de Micah, y lo levantó. 129
—Vámonos.

Realizaron la larga caminata tan pronto como pudieron, trotando una buena
parte del camino. El grupo de Nick justo había llegado a la Range Rover de Ryon cuando
ellos salieron por los árboles. El comandante trotó hacia ellos, colocando una palma en
la floja cara de Micah: el lado cicatrizado.

—Maldita sea, apenas conseguimos ponerte pie —dijo gravemente Nick—. Tu


hermana me va a matar.

El hombre joven no se movió. Nick ayudó a Micah a subir a la parte trasera del
todoterreno y luego subió con él. Ryon saltó al asiento del conductor y pronto
estuvieron en marcha, el otro equipo justo detrás de ellos.

Nick hablo por su teléfono móvil.

—Melina, ten la sala de trauma lista. Llevamos uno con una herida abierta en un
lado. Vamos en caliente.

Lo que quería decir que el herido tenía mal aspecto.


Agarrando con fuerza el volante, Ryon aceleró. Ese día había sido una jodida
mierda desde que sonó la alarma en la mañana.

Y parecía que las cosas se iban a poner mucho peor antes de que mejoraran. Una
cosa era segura, necesitaban desarrollar una nueva estrategia para capturar al
monstruo.

Porque seguro que la mierda que esta no había funcionado.

Daria estaba volviéndose loca.

Todo lo que había oído de Blue, mientras estaban sentados en la cafetería, era
que uno de la manada había sido mal herido luchando con la criatura y casi se desmaya.
¿Cómo iba a soportar esto cada vez que salieran a una operación? ¿Siempre
aterrorizada por si su compañero volvía a casa en una bolsa de plástico? 130
Estaba esperando en las puertas de entrada a emergencias cuando el primer
equipo llegó. Jax llevaba el hombre herido en sus brazos, y no era Ryon. El hombre tenía
el cabello castaño largo, hasta la espalda, no rubio. Su alivio fue tan grande que sus
rodillas casi cedieron. Entonces escuchó el grito de Rowan y cuando comprendió que
era su hermano la culpa la inundó.

Rowan siguió a Jax y Daria solo podía mirar a las puertas y esperar a Ryon.

Cuando entró, corrió hacia él. En el instante que la vio, él abrió los brazos y ella
se precipitó a ellos, abrazándole apretadamente. Él le devolvió el abrazo, apretándola
contra su poderoso cuerpo. Pudo sentir cada músculo y cada borde, alegrándose de que
estuviera allí.

Sudoroso, sucio, salado. Pero vivo.

—Lo siento mucho —susurró—. Actué como una perra anoche y si esa hubiera
sido la última vez que te hubiera visto…

—No, shh. Estoy aquí, cariño. Estoy a salvo.

—Esta vez.
—Esta es mi vida. Siempre habrá peligro, pero siempre moveré cielo y tierra
para volver a casa.

—Fui terrible contigo —repitió. No podía superar lo que podría haberle perdido
por culpa de su estúpida fiesta de autocompasión—. Nunca me habría perdonado si te
hubiese sucedido algo.

—Has tenido que hacer frente a un montón de cosas, date un respiro. —La besó
en la parte superior de la cabeza—. Sigamos adelante ¿vale?

—¿Podemos?

—Por Dios, mujer. —Echándole hacia atrás, la dirigió una mueca burlona—. ¿Me
veo como un hombre que se rinde fácilmente?

—No. Rowan podría haberme dicho algo así.

—Bueno, ella tiene razón. Soy un testarudo bastardo y me gusta salirme con la
mía. Ahora, ¿por qué no nos reunimos con los otros y esperamos a saber algo sobre
Micah?

—Suena bien.
131
Ryon les contó a todos los reunidos como había sido la pelea con la criatura y
como Micah había sido herido. Rowan, con los ojos rojos de haber llorado, estaba
acurrucada junto a Aric, acallando sus continuadas disculpas por haber permitido que
su hermano fuese herido.

—Tú no le heriste —espetó finalmente—. Así que ya basta, ¿vale? Él es un


hombre adulto.

—Claro, cielo. —Se besaron suavemente, con mucho amor, en su propio universo.

Tres horas más tarde, Melina vino a informarles de que se recuperaría y el alivio
se extendió por el grupo como una tormenta. Pero las garras de la criatura contenían
algún tipo de veneno que hacía que su sistema fallara y que el corte se curara
lentamente. Fue un aviso para futuras batallas contra el monstruo.

Ryon apretó la mano de Daria.

—Ahora que sabemos que está bien, ¿vamos a mi casa?

—Suena genial.

En el camino, ella sacó una confesión más fuera de su pecho.


—Todavía no estoy segura sobre todo ese asunto del lobo y estoy enojada por
que el destino haya decidido mi vida por mí.

—Lo entiendo —dijo y ella leyó la verdad en sus ojos. Era un hombre increíble—.
He estado ahí, Daria.

—¡Dios, soy una idiota! Por supuesto que lo entiendes.

—No eres una idiota. Lo estás haciendo todo lo bien que puedes, no tienes que
culparte por estar enfadada, y menos conmigo.

—Pero si me importa por ti —dijo suavemente—. Me he dado cuenta de que no


quiero perder la oportunidad de tener algo maravilloso contigo porque esté muy
ocupada mirando atrás.

—Me encanta oír eso. —Llegaron a la puerta y él la abrió.

—¿Me harías el amor?

—Con gran placer —Su miraba la quemaba—. No sabes el infierno que pasé allí,
luchando con el monstruo. ¿Tienes idea de lo que pasaba por mi mente?

—Mmm, ¿si voy a morir al menos estaré libre de la vieja bola y la cadena? 132
Él se rió de su lamentable broma, pero sus ojos azules brillaban con lágrimas.
Verlo así, derritió su corazón, abriendo el camino a sus propias lágrimas.

—No, cariño. Ni de cerca. Pensaba, ¿y si nunca me perdona? Entonces no


importaría si muero o no. Nunca tendré la oportunidad de hacer esto… —Ryon acunó
su cabeza y bajó sus labios suavemente hacía los de ella.

Eléctrico.

La boca de Daria se movió bajos los suaves labios de su amante. Entrelazó los
brazos alrededor de su cuello y le atrajo más cerca, invitándole. Su húmeda lengua se
deslizó dentro, acariciándola y llenándola de su calor.

Sus manos se deslizaron por sus hombros y la bajó los brazos. La ayudó a
quitarse la camiseta y el sujetador, y entonces, ella se arqueó contra él. Las fruncidas
puntas de sus pezones presionaron la tela de la camiseta que cubría su pecho y un rayo
de calor se disparó directamente a su sexo.

—Dulce, tan dulce. He ido al cielo.


Daria enterró las manos en su pelo, volviéndose repentinamente agresiva. Chupó
sus labios, exploró su boca a voluntad, haciéndole el amor con la lengua. Sus rodillas
amenazaron con colapsar.

«Indefensa, muero por esto. Por ti. Dios, quiero más».

Él rompió el beso, jadeando.

—Si no paro ahora, podría no ser capaz de hacerlo.

—Pues no pares.

Él no necesitó más estímulo. Atrayéndola hasta su dormitorio, la depositó


suavemente en la cama y le quitó el resto de la ropa. Entonces, se posicionó entre sus
muslos, introduciéndose en su interior. Manteniéndola cerca comenzó a moverse,
susurrando palabras apasionadas en su oído, avivando el fuego hasta que ambos
estuvieron en el borde del precipicio. Fue rudo, tierno, honesto. Pronto se deslizaron
juntos por el borde, gritando.

Mientras la abrazaba, ella quiso pensar que estaban seguros, que el peligro había
pasado. Y por un tiempo, tenían un respiro.

Era una bonita fantasía mientras durara.


133

Probablemente no había una visión más deliciosa que la de un grupo de cambia-


formas jugando al béisbol. O jugando a nada, después de todo, pero hoy llevaban bates
y guantes.

Desde su posición en el césped, tumbada sobre una manta, Daria bebía una
cerveza y admiraba sus apretados traseros mientras corrían alrededor con vaqueros,
pantalones cortos o pantalones de béisbol. Tenía que admitir que cuando ellos sudaban
el resultado era muy agradable de contemplar.

Toda esa reluciente carne masculina, el sudor goteando por su cabello. Los
amplios pechos, los músculos tensos por el ejercicio…

—¿Tienes al menos alguna idea sobre quien va ganando? —preguntó una voz a
su derecha.
Mirando a su lado, sonrió a Micah. Como tenía prohibido jugar mientras se
recuperaba, estaba descansando en una tumbona.

—¿Ganando qué? ¿Están jugando a algo ahora mismo?

Él resopló.

—Ya ves. Eres como el resto de las compañeras enfermas de amor, de por aquí.

Señaló con la cabeza a las otras mujeres emparejadas, las cuales observaban a
sus parejas con el mismo interés que Daría había mostrado.

Entonces las palabras enferma de amor calaron en su cerebro y su sonrisa se


atenuó un poco. Las otras mujeres amaban a sus compañeros con locura. Esa emoción
estaba presente en cada una de sus resplandecientes caras y en el brillo de sus ojos.

Y Ryon es mi compañero.

¿Le amo? ¿Puedo hacerlo, cuando todavía no estoy completamente en paz con lo
que me he convertido?

—Eh, ¿he dicho algo inadecuado?


134
—No —le aseguró—. Solo pensaba.

—Parecías realmente preocupada durante unos pocos segundos.

—Oh, es solo que… —Trató de pensar en cómo explicarlo.

—Sé lo difícil que debe ser para ti —dijo suavemente—. Créeme.

Estudiando a ese hombre, que había pasado por un infierno, se sintió


avergonzada.

—¿Cómo sobrellevas esto? Cuándo fuiste convertido, ¿cómo te sentiste?

—Solo lo hice. No tenía otra opción. Me desperté en un hospital militar y estaba


cambiado. Sabía desde hacía algún tiempo que era un caminante de sueños, pero ahora
era más de lo que nunca había sido, con un lobo viviendo dentro de mí. Quería
arrancarme la piel, rasgarla con mis garras, tratando de alcanzar a la bestia que no me
permitía descansar.

—También así es como me siento. Ella quiere correr, cazar. —Daria miró a su
nuevo amigo y vio comprensión absoluta—. Ella quiere ser libre y es muy duro
controlarla. Es extraño y aterrador tener todo ese salvajismo dentro de mí. Por no decir
que es irónico, considerando mi trabajo.
Sus ojos castaños estaban tristes.

—Con lo difícil que es, recuerda que tienes un compañero que es un buen
hombre para ayudarte. Nosotros no lo hicimos, y aprender solo todo eso fue duro. Es
decir, somos como hermanos y estamos ahí para el otro, pero no es lo mismo que tener
alguien especial para confortarte al final del día.

Su corazón se compadeció de él.

—Estoy muy agradecida por Ryon. Él ha sido nada más que maravilloso para mí
y me preocupo demasiado por él. —Ella hizo una pausa—. Algún día, tú también tendrás
a alguien.

—¿Quién me va a querer? —Cuestionó él, gesticulando hacia el lado de su cara


arruinada.

—Ese no es quien…

—¿Quién soy? ¿Es eso lo que ibas a decir? —Él se rió, el sonido era hueco.
Adolorido—. Incluso si mi compañera pudiera conseguir ir más allá de mi aspecto, lo
que está en el interior es lo que realmente está jodido. No recuerdo mucho de mi tiempo
en ese lugar de mierda con Bowman, pero por lo que los médicos me dicen, eso podría 135
cambiar en cualquier momento. El punto es, que estoy más arruinado por dentro que
por fuera. Una compañera no merece estar pegada a mí.

—No creeré en eso ni por un segundo —dijo ella firmemente—. Vas a conocer a
esa persona especial, y luego podrás comerte esas palabras lúgubres tuyas.

—¿Quieres apostar?

Antes de que ella pudiera responder, Ryon llegó trotando, viéndose sexy como
el pecado en sus ajustados pantalones cortos deportivos y camiseta sudada. Ella casi se
tragó la lengua como él le sonrió.

—¡Hola, hermosa! Algunos de los chicos sugirieron salir al Bar Grizzly en un rato.
¿Quieres ir?

—Claro, suena divertido. En cualquier lugar, siempre y cuando este contigo.

—Aww, qué dulce. —Inclinándose, él le dio un gran beso mojado mientras Micah
hizo un ruido de ahogo. Ryon se apartó y le hizo un guiño a su amigo—. ¿Celoso?

—No de tu vida.
Pero Daria sabía la verdad. Ryon se perdió el destello de dolor en el rostro de su
amigo, pero ella no.

—Micah, ¿te sientes bien para venir?

La voz de Nick interrumpió su conversación.

—Esa no es una buena idea. Micah necesita quedarse aquí y terminar la curación.

Micah frunció el ceño hacia el jefe acercándose.

—¿No tengo una opinión en el asunto? No tengo diez años, para estar gritando
ruidosamente.

—Por supuesto que lo haces. —Se movió para sentarse en la tumbona, Nick puso
una mano en el hombro del otro hombre y le dio una sonrisa amable—. Pero tengo que
desanimarte.

—¿Por qué?

—Debido a que no es el momento.

—No voy a beber si eso es lo que te preocupa, jefe. Sé muy bien eso cuando estoy 136
medicado.

—No es por eso —suspiró el comandante—. Sabes que no interfiero con el libre
albedrío, pero estoy sugiriendo que te quedes aquí, solo por esta vez. No debes estar en
el Grizzly esta noche.

Esas palabras crípticas le dieron a todos una pausa. Nick era espeluznante así a
veces, haciendo declaraciones que daban indicios de que él sabía mucho más de lo que
estaba diciendo.

Micah se quedó mirando al hombre mayor por un par de segundos.

—Está bien, me quedo aquí —dijo lentamente—. ¿Quieres decirme lo que


sucederá si voy?

—No. No importa ahora. Y ya que ambos nos quedaremos aquí, ¿qué tal si
derroto tu trasero en la Wii?

—Ya estás, anciano.

—¿A quién le estás llamando anciano, cachorro?

—Es cierto, ¿no?


El jefe sonrió, la punta de sus colmillos mostrándose.

—Más de lo que sabes.

Le dio una mano a Micah, luego se volvió hacia Daria y Ryon.

—Diviértanse.

—Lo haremos —dijo ella—. Hasta luego, Micah.

—Hasta luego.

Mientras los dos hombres regresaban al edificio, Ryon le dio una mirada
depredadora.

—Estoy todo sudado, y estaremos afuera.

—¿Así que?

—Así que, necesito una ducha primero. ¿Quieres lavar mi espalda?

Un estremecimiento la recorrió.

—No necesitas pedirlo dos veces. 137


Agarrando su mano, él la tomó, arrastrándola detrás de él mientras ella se reía
de pura felicidad.
Nueven
Traducido por: IzzieyAutumn, KarouDH & Mika

Corregido por: Xhessii

Ryon decidió que el sexo resbaladizo y jabonoso en la ducha era muy


recomendable.

Presionar a su pareja contra los azulejos, estar enterrado hasta el fondo en ella
mientras el agua caliente chorreaba por sus cuerpos, era casi la mejor sensación de todo
el universo. Aunque cualquier forma en que pudiera tenerla estaba bien para él. ¿Cómo
había vivido sin esto? ¿Sin Daria? 138
Gruñendo, vació su semilla dentro de ella mientras se estremecía bajo él,
exprimiendo hasta la última gota de su miembro. Entonces la besó en la nuca y le
acarició con la nariz la suave y mojada piel.

—¿Estoy perdonado?

Ella se tensó e instantáneamente se arrepintió de sacar un tema delicado.


Demasiado tarde. Salió de ella y se echó un poco hacia atrás permitiéndole a ella
enfrentarle.

—No se trata de perdonarte —dijo ella imparcialmente—, de hecho, lo que me


pasa no tiene nada que ver contigo en absoluto.

El dolor apuñaló su pecho.

—No estoy de acuerdo. Estamos en esto juntos. Eres mi pareja, y lo que te hace
infeliz, me hace lo mismo a mí.

Su expresión se suavizó y le tocó la mejilla.

—Lo entiendo. Y no te culpo por lo que me pasó porque me habrías dado la


opción de cambiar si hubieras podido.
—Eso es verdad. —Él la besó en la frente.

—Lo que digo es que no puedes hacer mágicamente que esté feliz de ser en parte
loba —deteniéndose, ella buscó su rostro—. Piensa en cuando te cambiaron. ¿Hubo algo
que alguien dijera que te hizo aceptarlo? ¿O solo necesitaste tiempo para acostumbrarte
a tener tu vida de cabeza?

—Necesité tiempo —admitió—, pero espero que tenerme como parte del trato
no sea lo que te hace infeliz.

—Oh, Ryon —susurró ella. Suavemente, tomó su boca en un largo beso,


enredando los brazos en su cuello—. No soy infeliz contigo. Al contrario, me siento
condenadamente bien sobre nosotros. ¿No lo notas?

En realidad, había estado acallando la conciencia de su conexión, temeroso de


verse inundado por su desprecio. Su ira. Pero sus palabras le dieron valor. Abriendo sus
sentidos tentativamente, encontró el vínculo dorado extendido entre ellos,
reverberando con vida. Algo de ansiedad se enroscaba en sus emociones mientras ella
luchaba con su loba. Pero mucho más fuerte era su afecto por él, creciendo
continuamente hacia una conexión más rica. Cada minuto, ella se enamoraba más de él,
y eso le sorprendió y también le cortó la respiración. 139
—Sí —susurró—. Puedo notarlo. Yo siento lo mismo.

—¿Me darás tiempo para aceptar mi loba?

—Cualquier cosa que necesites.

Rápidamente aclaró la evidencia de su pasión. Saliendo de la ducha, agarró dos


toallas y le entregó una a ella. Mientras se secaban, se le ocurrió una idea y se emocionó.

—¿Qué tal si vamos a correr mañana, en nuestras formas de lobos?

—No sé… —Sus ojos marrones lucían preocupados.

A través de su vínculo, sintió el miedo de ella al dolor físico y se apresuró a


calmarla.

—El primer cambio duele muchísimo, pero nunca vuelve a ser igual, te lo
prometo. Cuando tienes más práctica, es como respirar. Y cuando dejas salir a correr a
tu lobo, el subidón es como nada que hayas experimentado antes.

—¿De verdad?
Ella comenzó a mostrar algo de interés genuino. Dejando caer la toalla al suelo,
la atrajo hacia sí.

—Sí. Además estaremos juntos. Será divertido, ya verás.

Ella se mordió el labio.

—De acuerdo, me has convencido.

Él le dio un sonoro beso.

—No te arrepentirás.

—¿Qué hay de la criatura que anda ahí fuera y la loba blanca?

—Estaremos atentos y tendremos cuidado. —Pensó en la otra loba—. No creo


que la loba blanca quisiera hacerte daño cuando te empujó.

—Hizo un buen trabajo con ello, incluso si fue un accidente.

—Ella me guió hacia ti cuando cambiaste y estabas adolorida —dijo él


amablemente—, creo que el otro día estaba intentando protegerte.

—¿De la criatura?
140
—Tiene sentido.

—Pero, ¿qué hacía ella aquí en primer lugar? Si es una cambia-formas, ¿por qué
no simplemente se acercó al recinto y pidió entrar?

—No lo sé. Pero tengo el presentimiento de que lo averiguaremos tarde o


temprano.

—Probablemente tengas razón.

Caminando tranquilamente por el apartamento de Ryon, se tomaron su tiempo


para vestirse. Daria disfrutó escogiendo la ropa de él, que consistió en unos suaves
vaqueros desgastados, zapatillas, y una cómoda camiseta negra con un arremolinado
estampado en relieve dorado que ella dijo que hacía juego con su cabello rubio. Él rodó
los ojos, pero la dejó hacer. Lo que fuese que la pusiera a tono estaba bien para él.

Daria se había traído un par de vaqueros desgastados y una camisa abotonada


de cuadros marrones que le iba bien con el color de su cabello. Parecía un delicioso
trozo de chocolate, y sacudió la cabeza sonriendo, cuando él le dijo que sería un
delicioso postre.
Una vez que Daria y él estuvieron vestidos, se reunieron con los demás en el
hangar donde agarrarían tres SUVs hacia el Grizzly. Todo el mundo iría, excepto Nick y
Micah, y por supuesto, Zac y Phoenix que seguían de vacaciones.

Como siempre, Ryon se puso al volante y le hizo un gesto a Daria para que tomara
el asiento del pasajero. Kira, Aric y Rowan subieron a la parte trasera.

—¿Tienes tu propio automóvil? —preguntó Daria mientras en arrancaba,


liderando la caravana.

Él la miró.

—Tengo un Challenger nuevo, rojo con rayas negras.

—Lindo —dijo ella—, aunque yo prefiero los antiguos.

—Yo también, pero los viejos automóviles potentes son para gente que tiene
mucho tiempo para apañar el mantenimiento, y yo no soy tan hábil en el garaje.

—Tendrás que enseñármelo alguna vez.

—Lo haré.
141
Los seis charlaron todo el camino hasta el Grizzly, los amigos de Ryon
preguntándole a Daria sobre ella. Tenían especial curiosidad por su trabajo, y pensaban
que era genial que ella estudiara a los lobos de verdad. En cambio, se mantuvieron
alejados del tema de su transformación en cambia-formas, y él lo agradeció. Estaba
trabajando en hacerla abrazar esa parte de sí misma, y no necesitaba que la estresaran.

El bar estaba animado cuando llegaron, pero no demasiado lleno. Ryon y los
otros chicos encontraron un rincón vacío y juntaron varias mesas para tener suficiente
espacio, sentaron a sus damas y se acomodaron. Ryon se sentó al lado de su pareja y le
puso el brazo alrededor, contento cuando ella se apoyó cómodamente en él. Después de
ver a tres de sus amigos emparejarse y estar molesto de envidia durante meses, era
estupendo tener a su propia mujer a su lado.

Tras ordenar una ronda de bebidas, se acomodaron, riendo y hablando con los
que tenían más cerca. Ryon no podía quitarse la sonrisa de la cara. A sus amigos parecía
gustarles de verdad Daria, y fueron muy acogedores, asegurándose de incluirla en la
conversación. Ella, a cambio, se llevó muy bien con ellos. Especialmente con Blue y Noah,
con los que ella parecía ser muy dulce. Sin embargo, no estaba molesto. Él y su lobo
sabían que Daria les pertenecía.
Pasaron un rato genial, comiendo, bebiendo, y disfrutando mientras una hora
pasó a ser dos, luego tres. La tarde fuera fue un éxito hasta que dos hombres de aspecto
sospechoso se acercaron a su mesa. Los recién llegados se centraron en Kalen,
entrecerrando los ojos. Nadie les notó al principio, pero Ryon sí, y soltó el nacho que
había estado masticando en su plato, limpiándose las manos. Entonces echó su silla
hacia atrás un poco, listo para saltar a la acción si era necesario.

Jax y Hammer notaron a los hombres e hicieron lo mismo. Uno a uno, la manada
se dio cuenta de la tensión, y la ligera conversación cesó. Ahora, Kalen estaba apoyado
en su silla, burlándose de los dos rudos y sucios hombres. Claramente, se conocían.

—Hola —dijo Kalen con engañosa amabilidad—. ¿No aprendieron la lección


chicos? ¿Vuelven por más?

Bien, mierda. Justo lo que necesitaban, los atormentadores palurdos de Kalen de


hacía un par de semanas viniendo para estropearles la tarde.

Uno de ellos habló, enseñando un desafortunado conjunto de dientes podridos.

—Nuestro amigo Billy parece haber desaparecido de la faz de la Tierra. Hemos


estado buscándote por algún tiempo ya, suponiendo que podrías arrojar algo de luz
sobre dónde está. 142
Para enfatizar, escupió por el lado de la boca y el escupitajo aterrizó en medio de
la ensalada de Mac.

La pobre pareja de Kalen se quedó mirando la comida, palideciendo. La silla de


Kalen arañó el suelo y se puso en pie.

El hechicero era una imponente visión con su abrigo de cuero negro, el cabello
negro cayendo sobre los ojos verdes perfilados con khol que brillaban con fría ira. Solo
un idiota se metería con un hombre como él, y Ryon sabía que estos dos cualificaban de
sobra.

—¿Por qué iba a saber yo algo sobre Billy?

Los dos idiotas no tenían ni idea de que su estúpido amigo había terminado como
comida para demonios, literalmente; Malik se lo comió. Kalen sabía condenadamente
bien el destino que había acaecido al personaje más desagradable del pueblo, y no lo
sentía.

—Porque te peleaste con él aquí mismo, en este bar. Tenías motivos para
quererle muerto —dijo el hombre en tono desagradable.
—Por lo que he oído, también la mitad del condado. —Kalen ladeó la cabeza—.
Billy era un ladrón, un mentiroso, y abusaba físicamente de su familia. No conozco a
nadie que se preocupe tanto por él.

—¡Creo que eres un mentiroso! ¿Por qué no sales fuera para que mi amigo y yo
podamos darte una paliza?

Ante eso, Ryon y sus amigos de la manada se pusieron en pie. Ryon sonrió.

—Bien, ya que quieren hacer de esto una pelea injusta, ustedes dos pueden ir
contra todos nosotros. ¿Suena bien?

Los hombres se echaron para atrás, no tan impacientes ante la perspectiva de


esas posibilidades. Ryon sabía lo que debían parecer, un muro de músculos contra dos
imbéciles esqueléticos.

—¿Qué coño está pasando aquí?

Ryon nunca había estado tan contento de ver al sheriff. Deveraux se apresuró
hacia el grupo y observó el enfrentamiento. Gesticulando con la mano a los dos
gamberros, tronó:

—¿Ustedes dos? Están excluidos del Grizzly, ¡idiotas! Márchense de aquí antes
143
de que los arrastre a prisión por perturbar la paz, por intoxicación pública, y cualquier
otra cosa que se me pueda ocurrir.

—Pero, sheriff…

—¡Márchense!

Murmurando, el par le lanzó una mirada furiosa a Kalen antes de dirigirse


lentamente hacia la puerta. Una vez se marcharon, Deveraux sacudió su cabeza y le
frunció el ceño al grupo.

—Otra vez están en medio de la mierda. Dentro de nada voy a tener una úlcera
del tamaño de una jodida sandía. Y tú… —Señaló a Daria, y después a un hombre al otro
lado del bar antes de continuar.

—¿Ves a ése chico en esa mesa? Es reportero para un diario local, y le encantaría
entrevistarte sobre el cuerpo que encontraste, sin mencionar, quiénes son tus amigos y
qué infiernos estás haciendo con ellos. Quieres mi consejo —y nadie cojones parece
hacerlo— yo me iría antes de que se dé cuenta de que estás aquí y nos dé a todos un
montón de publicidad que nadie puede permitirse.

Inmediatamente, Ryon se sintió estúpido por traerla.


—Lo siento, sheriff. Asumí que su interés por Daria estaba lo suficientemente
muerto para que no fuera un problema.

El hombre más mayor parecía exasperado.

—Podría haber sucedido si dejaran de aparecer cuerpos machacados. Pero tal y


como están las cosas, tal vez querrías perderte. Porque aquí viene el pequeño buitre.

El buitre siendo el reportero, con una bonita cámara en su mano y un brillo en


sus ojos.

—Mierda. —Ryon tendió la mano a su compañera, y ella la tomó—. Venga, bebé.


¿Hay alguien más que se vaya?

—Yo y Mac —dijo Kalen—. Si mi compañera está lista.

Mac asintió con la cabeza y se levantó de su silla, enviándole a su ensalada una


mirada de disgusto.

—Lo estoy.

—Váyanse, chicos —le dijo Jax a Ryon—. El resto de nosotros volveremos pronto.
144
Ryon tiró de Daria hacia la puerta, ignorando los gritos del reportero para que
esperasen. No estaba dispuesto a someter a su compañera a ninguna publicidad,
especialmente cuando podía herirla a ella o a su equipo a largo plazo. Mientras se iban,
vio un flash, y maldijo. Eso era todo lo que necesitaban, fotografías de la manada ahí
fuera en circulación y tal vez acabando en las manos equivocadas. Esperaba que el
sheriff o uno de los chicos las confiscaran.

En menos de un minuto, estaban en la carretera, dirigiéndose de vuelta al recinto.


Ryon le envió a su compañera una mirada de disculpa.

—Lo siento, cariño. Quería que salieras y te divirtieses.

—Lo hice —dijo ella, sonriéndole—. Nadie tiene la culpa de que el reportero
estuviese allí, e íbamos a irnos pronto de todas formas.

—Lo siento por ésos dos estúpidos —añadió Kalen—. Tuve problemas con ellos
y un amigo suyo hace tiempo.

Daria les lanzó una mirada a él y a Mac.

—La gente como ellos vive para causar problemas, y nunca aprenden. No es
ningún problema.
Hablaron el resto del camino, Kalen compartiendo algunas de sus experiencias
como nigromante mientras Daria le escuchaba con cautivada fascinación. Cuando el
mago le ofreció dejarla asistir alguna vez a una sesión, ella declinó con una risa.

—Oh, no creo que hablarle a la gente muerta sea mi estilo. Sin embargo, me
encantaría ver algo de magia.

—Cuando quieras.

En el recinto, Ryon aparcó el SUV en el hangar y le desearon las buenas noches a


la otra pareja, quienes se alejaron susurrando silenciosamente, el brazo de Kalen
asegurado alrededor de su compañera. Ryon tomó la mano de Daria.

—¿Te quedarías conmigo esta noche? —Su pecho se tensó mientras ella
sopesaba su respuesta. Entonces la banda se aflojó cuando ella sonrió.

—Me encantaría.

Y así, él terminó una noche casi-perfecta con su compañera envuelta en sus


brazos. No podía pensar en ninguna maldita cosa que le hiciera más feliz.

145

Daria se levantó encontrándose dos puntos afilados rozando su cuello. Labios


mordisqueando. Mientras la niebla se levantaba, ella se retorció y golpeó la pequeña
irritación. Una risa masculina retumbó en su oído, y el mordisqueo continuó. Más
rasgaduras. Su conciencia empezó a hacer efecto y se dio cuenta que eran sus caninos,
y pequeños hilos de placer empezaron a extenderse por su cuerpo.

—Despiértate, preciosa —cantó Ryon—. Es hora de levantarse.

—Ugh.

—¿No eres del tipo de persona que le gusta levantarse temprano?

Rindiéndose, ella rodó y miró su cara llena de regodeo.

—Estoy acostumbrada a moverme cuando estoy bien y preparada.


—Qué mal. Tenemos que desayunar. Entonces nos iremos a correr. —Él besó su
nariz—. ¿A no ser que te eches para atrás?

—¿Estás bromeando? No soy una cobarde, compañero mío. No me acobardo una


vez me he decidido sobre algo.

—Bien por ti —dijo en aprobación—. ¿Tienes hambre?

—Podría comer.

—Tengo algunos MRE en la cocina… —Le lanzó una sonrisa mientras se


levantaba de la cama. Desnudo.

—Ja, eres un chico divertido. —Ella miró su culo prieto, decepcionada cuando se
puso un par de shorts sueltos.

—Solo estoy bromeando. Puedo cocinar, como ya sabes.

—Eso puedes hacer, y haces un buen trabajo. ¿Qué voy a tener?

—Hm. ¿Tortillas de huevo y tostadas?

Su boca se hizo agua. 146


—Eso suena fantástico.

Se obligó a si misma a salir de su acogedora, enorme cama, se puso sus tejanos y


el jersey de la noche anterior y caminó suavemente tras él hacia dentro de la cocina.
Observó apreciativamente a su compañero mientras él se dedicaba a sacar las cosas
para su desayuno, sin camisa y más delicioso que cualquier comida.

—¿Te gustan el jamón y el queso? —Abriendo un paquete de carne, olisqueó—.


Aún está buena.

—Claro. Me gusta casi cualquier cosa que vaya en una tortilla.

—Entonces estás de suerte, porque hago las mejores en todo el recinto.

Él no estaba bromeando. Haciendo un gesto para que se sentase en un taburete


en el bar, sacó los pimientos, las cebollas, la salsa, y los champiñones para acompañar
el jamón y el queso. Después, sirvió dos vasos de zumo de naranja: que después
completó con champán.

—¿Mimosas? —preguntó ella con deleite—. Vas a malcriarme hasta la perdición.

—Esa es la finalidad. Te mereces que te mimen.


Mientras ella sorbía su mimosa, él cortaba los vegetales y los tiraba a una sartén
con mantequilla derretida. El delicioso aroma llenó la pequeña cocina y su estómago
gruñó. Él las removió, rellenó la copa de ella, y después empezó a batir los huevos,
añadiendo un poco de leche.

—Para hacer que estén esponjosos —explicó él.

Sí, así era. Podría acostumbrarse a tener a Ryon malcriándola. De todas las
formas.

En dos sartenes más grandes, vertió los huevos para poder hacerlos los dos al
mismo tiempo. Pronto, los vegetales salteados fueron añadidos, y después el queso y el
jamón. Cortando cuatro trozos gruesos de pan de masa madre, los metió en la tostadora.

En minutos, la estaba apresurando hacia un asiento para desayunar en la mesa


situada al lado de la puerta del patio, donde sirvió sus platos con fineza.

—Mi señora, su desayuno.

—Oh Dios mío, esto huele increíble.

—Sabe aún mejor.


147
Ante su mirada crítica, ella cogió su tenedor y tomó un bocado.

—Esto es maravilloso. Tú vas a ser el que haga todo lo de cocinar en esta relación,
¿verdad? —Instantáneamente, ella se dio cuenta de lo que había dicho, y de lo que
significaba: estaba empezando a aceptar su vínculo. Lo que era más, realmente estaba
disfrutando de su compañero.

Y también lo hacía él, y le dio una tierna sonrisa mientras se sentaba.

—Puedes apostar. Siempre que seas mía, cocinaré lo que tú quieras. Cuando tú
quieras.

—Voy tomarte la palabra.

—Espero que lo hagas.

Cuando habían acabado de comer, le ayudó a despejar la mesa y lavar los platos.
Cuando acabaron, él se giró hacia ella y se secó las manos en una toalla.

—Como nos vamos a transformar e iremos a jugar, sugiero que nos duchemos
más tarde.
—Suena bien. —En secreto, estaba temiendo el proceso actual de cambiar, y él
debió haber visto un atisbo de su repentina ansiedad.

—Oye, te dije que iba a estar bien, y lo dije en serio —dijo él, tomando sus
manos—. No te mentiría.

—Lo sé. Pero, ¿y si soy diferente? ¿Y si duele?

—No lo hará. Confía en mí.

Al final, lo hizo. Mientras le seguía afuera hacia su patio, no puedo evitar que sus
rodillas temblasen.

—¿Y qué pasa si alguien me ve quitándome la ropa?

—Mi patio está vallado, bebé. La verja está abierta y podremos entrar y salir sin
que nadie nos vea desnudos. Y si lo hicieran, nadie pensaría nada sobre eso.

—¿De verdad?

—Sí. La desnudez no es la gran cosa aquí entre la manada y las compañeras. A


medida que pasan los meses y los años, va a importarte menos y menos desnudarte y
cambiar, hasta que estés completamente cómoda. Piensa en la manada como miembros 148
de tu familia.

—No me desnudaría en frente de mi padre —dijo ella, inexpresiva—. Y él es mi


familia.

Él rió, la diversión iluminando sus ojos azules.

—Todo lo que puedo decir es que aquí es diferente. Eventualmente lo


entenderás.

—Vale. —Ella dejó salir la respiración—. ¿Qué hago ahora?

—Desnúdate. Entonces, como antes, concéntrate en tu loba. Siéntela, y deja que


tome el control.

—No voy a perder quién soy, ¿verdad? Quiero decir, ¿seguiré siendo yo?

—Exactamente. Tú eres tú, el mismo ser inteligente, incluso en ésa forma. Tus
sentidos serán más agudos, mucho más que los de un lobo de verdad, y sentirás sus
instintos depredadores venir al frente, pero serás capaz de controlarlos. Tus decisiones
serán conscientes.
Era un alivio escuchar eso, especialmente desde que esta sería su segunda vez
en forma de lobo. Antes, ella había estado cegada. Impactada, asustada, y molesta. Hoy
podría ser diferente, con Ryon a su lado.

—Estoy lista. —Ella esperó que eso sonara confiado.

Ryon se bajó los pantalones cortos y dio un paso fuera de ellos. Luego el cambio
fluyó sobre su cuerpo, y en segundos su lobo gris estaba de pie ahí, esperando. Su voz
llego a través del vínculo mental.

«Me volví mejor con la práctica, pero el cambio nunca me sucedió tan rápido o tan
fácilmente hasta que tú llegaste a mi vida».

—Gracias —dijo ella, agradecida con el cumplido.

«Tu turno. Solo concéntrate en tu loba. Déjala ser libre».

—Está bien.

Se deshizo de sus ropas y las colocó en una silla de patio. Luego se concentró,
casi riendo cuando encontró a su loba bailando de excitación como un cachorro. Era
extraño como eran diferentes, pero uno. Cuando el cambio sucedió, fue tan rápido que
apenas tuvo tiempo de jadear en sorpresa antes de que sus miembros fueran
149
remodelados, su cuerpo humano paso a dar paso a la loba. De repente estaba de pie en
sus cuatro patas, moviendo la cola.

«¡No dolió!».

«Te dije que no lo haría», dijo él con aire de suficiencia.

«¡El cambio sucedió tan rápido! ¿Es eso normal?».

«No es lo mismo para todos. Como dije, siempre fui un poco lento». Caminando
alrededor, olfateó su costado. «Trata de caminar, bebé».

La última vez, ella no estaba muy estable en sus pies. Pero ahora, era
definitivamente más fuerte, sus piernas se movían como debían. Era extraño que
supiera que hacer con cuatro patas, y que no se cayera.

«¡Lo estoy haciendo!».

«Así es. ¿Lista para salir afuera?».

«Puedes apostarlo».
Lado a lado, caminaron a través del césped. En el extremo más alejado la guio
por los árboles a través de un camino gastado. Por un tiempo simplemente disfrutaron
la compañía del otro mientras ella olfateaba el aire, absorbiendo todas las esencias que
los rodeaban. Algunas eran familiares, como plantas y tierra a la que estaba
acostumbrada mientras acampaba. Sin embargo, eran más nítidos, como un lente
llevado dentro de máxima definición. Otros eran extraños, fuertes, y se preguntaba si
pertenecían a la vida salvaje que había estudiado. Era bueno tener la adición de los
sentidos que le daban una clara imagen de lo que había conocido toda la vida. Después
de media hora caminando, él rompió en un galope.

«¿Crees que puedes manejar esto?»

Ella copió sus movimientos, manteniendo el ritmo.

«¡Fácil!».

En su cabeza, él rio, pero no de manera burlona. Sonó orgulloso.

Gradualmente, incrementó su velocidad hasta que estaban corriendo. Volando a


través del bosque, el viento en sus rostros. Su risa feliz hizo eco en su cerebro y alegría
corrió a través de su alma. Esto era libertad. No los adornos artificiales del hombre, la
ilusión de libertad que los humanos vendían en base diaria cuando pregonaban finas 150
posesiones y vacaciones lujosas. Esto era real. Ella gustosamente podría permanecer
aquí con su pareja por siempre. Si no tenían manada, no había responsabilidades. Sin
trabajos que hacer. Sin personas que proteger. Ella estaba tan perdida en el placer de
su carrera, que casi corre directo al costado de Ryon mientras él se detenía en seco. Casi
perdiéndolo, ella recuperó su balance y se congeló ante el ominoso ruido que venía de
su pecho.

«¿Ryon?».

«Quédate atrás, cielo».

Mirando alrededor de él, ella se congeló. En el camino adelante estaba la loba


blanca.

«¡Esa es ella! Es quien me empujó dentro del barranco».

Su gruñido creció mientras miraba fijamente al otro lobo, avanzando lentamente.

«¿Qué estás haciendo aquí?» Demandó él. «¿Qué es lo que quieres?».

La loba solo bajó la cabeza, un signo de sumisión. Pero si ofreció una respuesta,
Daria no pudo escucharla. Ryon mostro sus dientes, pero el intruso no retrocedió, o
pareció asustado. Ella mostró respeto, manteniendo su postura pequeña y no
amenazadora mientras volteaba. Luego lanzó una mirada sobre su hombro, tomó unos
poco pasos, y se detuvo expectantemente.

«Quiere que la sigamos. Justo como hizo cuando ella me guió hacia ti», le dijo Ryon
a Daria.

«¿Deberíamos?».

Su preocupación cantó a lo largo de su vínculo, pero su pareja no hizo eco de esta.

«Creo que deberíamos. Ella sabe algo, y quiero descubrir qué».

Daria no necesariamente estaba de acuerdo con que ellos deberían seguirla sin
tener a un par de miembros de la manada presentes. No estaba segura de ser de mucha
ayuda en una pelea, si llegaban a eso. Aun así, fue con su pareja, siguiéndolo entre la
maleza. No habían estado siguiendo a la loba por mucho cuando se quedó quieta, y
agachada, mirando fijamente a los árboles con un suave gemido.

Moviéndose cerca de ella, ellos hicieron lo mismo, estudiando el denso bosque


delante. Su pareja estaba atenta, la nariz olfateando el aire.

«¿Hueles eso?».
151
Ella tomó un par de bocanadas.

«Es como algo… sucio. Como un cuerpo sin lavar».

«Exactamente. ¿Ves algo por ahí? Mira por esos dos árboles».

Al principio, ella no vio nada. Estaba a punto de decírselo cuando capturó un


movimiento. Un vistazo de algo moviéndose, muy lejos adelante, tan escondido que era
difícil de ver. Se movió de nuevo y se incorporó. Desde esta distancia, podía decir que
era un ser humano. No podía distinguir sus rasgos, pero su cabello era greñudo, largo.
Podría haber sido café, pero eso podría ser la suciedad. El temblor comenzó muy dentro
suyo, y empezó a sacudirse, pero no estaba segura de porqué.

«¿Podría él ser una víctima?» le preguntó a su pareja. «¿Un campista perdido?».

«Tal vez».

Entonces, de repente, terriblemente, esa pregunta fue puesta a descansar. El


hombre estaba de pie, desnudo. Su cabeza inclinada hacia atrás y dejo salir un grito
espeluznante que causó que los pájaros tomaran vuelo e hizo a Daria saltar. Luego el
grito se convirtió en un gruñido. El chirrido ensordecedor de un monstruo mientras la
forma del hombre comenzaba a cambiar. Ampliada a un ancho y alto asombroso. Se
pareció mucho más al dibujo de Nick, justo antes de que se convirtiera en translucido,
todo hasta desvanecerse.

«¡Oh mi Dios! ¡Esa es la bestia que perseguías!».

Ryon se acostó abajo en el suelo.

«Demonios. Nunca había visto nada así en mi vida. Tratamos de atraparlo el otro
día, pero nunca lo había visto así, como un hombre».

La bestia giró la cabeza en su dirección, y ellos se quedaron quietos, apenas


atreviéndose a respirar. No estaban equipados para atacarlo, y si él venía tras ellos, no
estaba segura si podría correr de él. Pero la suerte estaba de su lado. Después de un
momento, la criatura resopló y pisoteó fuertemente en la dirección opuesta. Ellos tres
esperaron un largo tiempo, asegurándose de que se había ido antes de asomar de su
escondite. Antes de que Ryon pudiera cuestionar a la loba blanca de nuevo, se metió con
el bosque sin mirar atrás. Daria sintió la frustración de su pareja al no recibir respuestas
de la elusiva loba, pero tenían preocupaciones más grandes de momento.

«Necesitamos regresar», la urgió. «Antes de que esa cosa regrese».


152
«Había algo que se sentía familiar sobre él, el hombre, quiero decir, antes de que
cambiara».

Él se tensó ante eso.

«¿Cómo es eso?».

«No estoy segura. Algo sobre su esencia parecía conocido».

El desagrado de su pareja ante eso, llegó a través de su vínculo fuerte y claro. Ella
no podía evitar lo que había notado, y no podía entender porque él se enojaría. Pero
mientras él corría de vuelta al campamento, se volvió más y más inestable. Al final
llegaron a su patio, y cambio. El cambio fue mucho más fácil esta vez, y ella se imaginó
que estaba sobre el bache y de camino a dominar su lobo. Pero su mayor preocupación
era Ryon, quien acechó dentro de habitación y esperó, con sus labios presionados juntos,
ojos azules enojados.

—¿Qué demonios sucede contigo? —Cruzando los brazos sobre su pecho, hizo
lo mejor que pudo para ignorar el hecho de que tenían una seria discusión mientras
estaban desnudos. Probablemente no sería la última vez.

—¿Qué era familiar sobre el hombre? —Su voz era fría.


—No lo sé —dijo, frustrada—. Había algo debajo de su olor, más que solo un
hombre que necesitaba un baño. Olía como… Obsesión.

—¿Qué? —Parpadeó hacia ella.

—Obsesión para caballeros. Ya sabes, esa colonia que ha estado alrededor por
siempre. Era leve, pero estaba. Es divertido, solo conocí a un hombre que alguna vez la
usó…

Instantáneamente corto ese pensamiento. No era posible, así que se rehusó a


pensarlo. Pero Ryon se aferró a sus palabras como una tortuga mordedora.

—¿Qué hombre la usó? Dime.

—Ryon…

—¿Quién?

Ella suspiró.

—Bien. Mi antiguo prometido solía usarla todo el tiempo. ¿Feliz?

—No. No estoy encantado de que algún hombre en el bosque quien ha sido 153
convertido en una bestia asesina te recuerde a un antiguo amante —gruñó.

—No es que pueda evitar como el hombre olía, ¡por Dios Santo! No puedo evitar
que la constitución del hombre incluso me recuerde a la de Ben… Mierda.

Ahora su pareja estaba enojada. Ella no había hecho nada malo, pero a la
mención de otro amor, incluso uno pasado, se volvía todo alfa con ella. Era molesto
como el infierno.

Y también era muy excitante.

Ryon la acechó, presionándola contra la puerta de vidrio del patio.

—¿Recuerdas como él olía? No por mucho. Porque te voy a follar, marcarte con
mi esencia hasta que no haya nada más en tu memoria que yo.

—Ryon —susurró ella. Él reclamó su boca, la besó hasta dejarla sin sentido, la
lengua explorando. Probando. Luego la levantó y la llevó hasta su habitación, donde
procedió a hacer valer su deliciosa amenaza.
Daria, su pareja, ¿recordaba el olor de Ben? ¿Su forma desnuda?

Al diablo con eso. No sería por mucho.

Arrestándola a la cama, la apoyó en su costado. La suave forma de sus pechos


descansaba sobre su brazo, y él estaba endurecido, su eje estaba apretado contra el
muslo de ella. Ella apoyó una mano sobre su pecho, pasando su palma por sus
pectorales, sus pezones tensos. Viajó hasta la curva de su mandíbula, acarició su cara.
Un dedo delicado encontró sus labios, y los trazó como si estuviera recordando sus
besos, quizá pensando en probarlos un poco más.

Su pulso se aceleró mientras ella lo exploraba a su voluntad, y fue relajando a su


lobo celoso. Sin mencionar que esos adorables ojos marrones brillaban con pasión, solo
por él. Pasó sus dedos entre su pelo, enviando pequeños rastros de placer a su espina,
esparciéndose hasta sus dedos y pies. Calor emergió entre sus piernas, su excitación
cepillando su panza. Él gimió, y Daria ronroneó en su oído. 154
—Te gusta, ¿no es así?

Su cuerpo humeaba entre sus manos.

—Oh sí.

—Eso es bueno, porque realmente quiero continuar.

Antes de que él pudiera formar una respuesta, los labios de ella tomaron los
suyos. Gentil, urgente. Su lengua encontró la suya. Ella aspiró la respiración de él desde
sus pulmones, y la razón de su cerebro. Él amaba su sabor, la increíble sensación de
sentir su flexible forma tumbada sobre él. Daba tiernos besos a su mandíbula, la base
de su cuello y su pecho. Su lengua caliente hacía su magia, haciendo círculos en sus
pezones, rozándolos con los dientes.

Él planeaba ser el que estaba a mando, pero esto le gustaba. Mucho.

Se deslizó hacia abajo, con la palma rozando su estómago mientras su lengua se


abría paso entre su ombligo. Su mano bajo aún más, sus dedos apretando suavemente
en el límite de su erección, y casi hizo que acabara.

—Ohh. —Él levantó sus caderas.


—Te veo solo a ti, mi pareja —susurró ella—. A nadie más.

Su mano bajó aún más por su estómago, finalmente encerrando su erección con
sus dedos. Frotándola, aumentando el fuego.

—Daria —susurró él. Sus dedos se clavaban en la sábana que estaba debajo de
él. Él se estaba quemando por tocarla, por enterrarse en su dulzura.

—Relájate, déjate llevar —susurró ella. Su aliento golpeaba contra su ingle—.


Eres mío y yo soy tuya.

Ryon casi no sabía que decir.

—Por tanto tiempo como quieras. Todo lo que quieras.

Ella se arrodilló ante él, su pelo largo colgando sobre su regazo, y estaba
rockeando su mundo. Con besos y caricias gentiles, dejándolo hasta que no pudiera
pensar. Fuera de sí. Ella lo poseía, y él se entregó voluntariamente.

—Daria, ¡siii!

Él agarró la parte de atrás de su cabeza, cerca de perder el control. Ella se movió


hacia atrás y subió. Capturó su cara en sus manos y lo besó, las puntas duras de sus 155
pezones marcando su pecho. La sangre estaba bombeando en sus oídos mientras sus
brazos la abrazaban. Él alisó su piel desnuda. Su espalda desnuda, la curva de su cadera,
y sus pequeñas, pero redondas nalgas. Ella rodó sobre su lado, empujándolo hacia ella.
Él la besó, lamiendo la parte de adentro. Sus sabores combinados lo volvían loco, y
anhelaba por más.

Ryon fue besándola bajando por su cuello hasta sus pechos, devolviéndole la
atención que ella le había dado. Luego los ahuecó, disfrutando la suavidad y como
parecía que esos perfectos globos cabían exactamente en sus manos. Tomó los pezones
endurecidos entre sus dedos, sin apretar muy fuerte, pero lo suficiente como para darle
ese pequeño shock eléctrico que está al borde entre el placer y el dolor.

—Oh, sí.

Ella se arqueó ante su tacto, invitándolo.

Él inclinó su cabeza, chupándolos, picoteándolos hasta que su nombre se volvió


un murmuro en sus labios. No era ni remotamente lo suficiente. Más. Bajó, separando
sus muslos. Rozó su estómago plano, sus dedos profundizando en el nido de paja que
había allí.
Las piernas de Daria se abrieron aún más. Metió un dedo dentro de su calor, y
ella gimió. Con una sonrisa feroz, comenzó a meterlo y a sacarlo. Lento, agonizando.
Quería volverla tan loca como ella lo había hecho, mandarla a volar. Su miembro
palpitaba, rogando enterrarse dentro de ella. No todavía.

—¡Oh sí! ¡Sí!

Dios, estaba caliente y mojada. Lista. Su lengua se unió a su dedo, saboreando su


suave piel. Divirtiéndose en su dulce miel. Ella corcoveó debajo de él, empujándolo
hacia sus brazos.

—Ryon, hazme el amor, por favor.

Temblando con necesidad, cubrió a Daria, asegurando sus brazos en cada lado
de su cabeza. Juntándose íntimamente, se enterró en su pareja. Mordiendo sus labios,
la llenó lo más profundo que pudo. Sus jadeos resonaban en los oídos del otro, y ella
apretó sus hombros, alentándolo.

Ryon comenzó a moverse, amándola. Nunca, nunca nada más que eso. Ella lo
cubrió con calor, encajando perfectamente. Nunca nada tan perfecto, tan correcto como
enterrarse en esta mujer.
156
Mi pareja. Mía.

—Bebé.

Daria clavó sus uñas en su pelo, a punto de acompañarlo. Él empujó más rápido,
fuerte, sellándolos tan juntos que no podía saber dónde terminaba su piel y comenzaba
la de ella. Estaban unidos completamente, un alma. Una mente.

—¡Ryon!

Enredó sus piernas alrededor de su cintura y encontró sus impulsos con total
abandono, triturándolo. Entró en ella una y otra vez, enviándolos en un espiral al
espacio. Ella se puso rígida con un gemido, colgándose de él, y él se dejó ir. Temblores
los sacudieron, convirtiéndose en gentiles balanceos, como un niño en su cuna.

Ryon la acunó mientras se los balanceos se atenuaban, y gozó el calor. La apretó


para besar su frente, luego colapsó sobre su propia espalda, arrastrándola entre sus
brazos. Ella se acurrucó, descansando su cabeza en su pecho.

Ella suspiró.

—Tú eres al que quiero.


Satisfacción pasó por su corazón. Daria era suya.

Y nunca la dejaría ir.

157
Diezn
Traducido por: Paulii~, Gabbii, Eva Masen-Pattinson, rihano & IzzieyAutumn

Corregido por: Xhessii

Esa tarde, Nick llamó a Ryon y a Daria a su oficina.

Él estaba tan serio como Ryon nunca lo había visto, y fue rápidamente al grano.

—Quería hablar con ustedes dos antes de informar a los otros. Pasé un gran
tiempo después de nuestra conferencia el otro día buscando a través de los archivos del
laboratorio sobre el sujeto prueba 356.
158
—El que mencionó Kalen —dijo Ryon.

—El mismo. Lo que descubrí no es lo que esperaba. Pero responde un montón


de preguntas, empezando con la identidad humana de la criatura y porqué está aquí, en
el Shoshone.

Ryon intercambió una mirada con Daria.

—Iba a venir y decirte solo, pero hoy temprano, Daria y yo vimos a la criatura
cuando salimos a correr. En realidad, lo vimos como un hombre al principio y luego,
cambió convirtiéndose en la criatura.

Nick se inclinó hacia adelante, con las cejas fruncidas.

—Cuéntame qué sucedió.

Rápidamente, Ryon relató cómo habían estado corriendo y encontraron al lobo


blanco. Que ella lo había guiado hasta el hombre, y como lo vieron transformarse en la
bestia.

—¿Estaban lo suficientemente cerca para identificarlo como un humano?


—No. Estoy feliz de que no estuviéramos tan cerca, porque eso era una mierda
aterradora y no estábamos equipados para pelear con él.

—Yo también. Porque sé quién es.

Ninguno de ellos tenía idea de a dónde estaba yendo. Seguramente no era donde
Ryon se había imaginado.

—En los archivos, el nombre del sujeto prueba 356 estaba registrado en un solo
documento que tomó bastante rato encontrar, y casi lo pierdo. —Él miró a la compañera
de Ryon—. El nombre no habría significado mucho si Jesse no hubiera llamado el otro
día, diciéndome que tu papá había estado tratando de contactarte.

Daria tragó, con creciente pánico en su cara.

—Por favor, no digas lo que pienso que estás pensando.

—Lo siento. Pero el nombre del sujeto 356 era Ben Cantrell.

—Oh, Dios —dijo ella con tono áspero—. ¿Estás seguro?

—Desafortunadamente, sí. Jesse llamó por algunos favores, nos consiguió una
muestra de ADN del cabello en el baño de Cantrell. Nuestro propio laboratorio llevó a 159
cabo la prueba de ADN, haciendo una referencia cruzada con muestras de saliva de la
criatura que fue encontrada en las víctimas.

—No.

—La criatura es Cantrell —dijo él gentilmente—. Daria, lo siento mucho.

Su voz se tembló.

—Lo olí hoy, en mi forma de lobo. Era Ben, todo el tiempo.

Parte de Ryon odiaba que estuviera tan triste por su exnovio. Pero ella se había
preocupado por el hombre en un tiempo, y tenía un buen corazón. No podía ser fácil
escuchar esto sobre alguien a quien conocía, así que él forzó hacia abajo su irritación.
Además, se recordó a sí mismo, su compañera acaba de pasar una tarde amándolo.
Mostrándole a Ryon que ella era de él.

—¿Se puede hacer algo para ayudarlo?

—Creo que sí, pero va a estar malditamente difícil de conseguir. —Abriendo un


archivo, lo deslizó a través del escritorio hacia ella y Ryon—. Me tomé la libertad de
llamar a tu padre. Quería alguna idea de Ben desde su punto de vista, y descubrí algo
interesante. ¿Sabías que Cantrell una vez defendió al hermano de tu padre, August, en
un caso criminal?

—Por supuesto —dijo ella, las cejas hundiéndose juntas—. Fue justo después de
que empezamos a salir. Pero, ¿qué tiene que ver él defendiendo al tío August con nada?

—Bastante. No pretendo ser poco delicado, pero, te das cuenta que tu tío no era
inocente de los cargos que Cantrell logró descartar, que está involucrado en un montón
de tratos nefastos, ¿verdad?

—Eso es por lo que nuestras visitas a su finca fueron menos al paso de los años.
Él y mi papá nunca pudieron verse a los ojos por esa parte de la vida de August. Tan
interesante como este viaje por el camino de la memoria de mi disfuncional familia es…

—¿También sabías que tu tío tiene tratos con un rico empresario bajo el nombre
de Evan Kerrigan?

Ryon gruñó.

—Joder, no. Dime que no es así, jefe.

—Ojalá pudiera.
160
—¿Alguien puede ponerme al tanto? ¿Quién es Evan Kerrigan?

Nick contestó.

—Kerrigan era un alias usado por Malik, el Rey Unseelie, en su disfraz humano.

Hizo clic, y los ojos de Daria se agrandaron.

—¿Estás diciendo que mi tío estaba en toda esa experimentación enferma que
les hizo a los cambia-formas? ¿Qué… qué de alguna manera él es culpable de lo que se
le hizo a Ben?

—Eso es exactamente lo que estoy diciendo —le dijo Nick—. Cuando ahondé
más profundo en la historia de tu tío, descubrí que el doctor Gene Bowman era un buen
amigo suyo. Tu tío era un benefactor financiero de él, junto con Malik.

Ryon digirió eso.

—¿Así que crees que su tío tenía un ojo sobre Ben como un sujeto de prueba,
esperó su momento, y entonces, cuando Ben y Daria rompieron, él tomó la oportunidad
para robarse al pobre bastardo?
—Estoy bastante seguro que así fue como sucedió. Ahora, sé que August
Bradford mantiene todos sus archivos en su computadora en casa. Nunca confió en
dejarla en una oficina en algún lugar. Están más seguros con él.

Él miró a Daria, que estaba asintiendo.

—Dile a Ryon porqué.

—Nadie que no conozca la disposición del lugar de mi tío podría esperar


posiblemente robar sus archivos. Su finca es solo accesible en helicóptero. No hay
carretera ni de entrada ni de salida, y está situada justo en el medio de cincuenta millas
más o menos de bosque en el norte de Virginia. El río Shenandoah no está lejos de su
lugar.

—¿Qué tan cercana eres a tu tío? —preguntó Nick.

—Nada. Y si él está detrás de lo que le sucedió a Ben y a tantos otros, quiero


hacer lo que sea necesario para derrotarlo —dijo ella ferozmente.

—Me alegra que te sientas de esa forma, porque tengo un trabajo para Ryon. Y
la trampa es, que él va a necesitar que lo acompañes.

Ryon se irguió derecho.


161
—De ninguna forma. Mi compañera no va a ir conmigo a ninguna misión. Nunca.

—Um, hola. Tu compañera esta justo aquí, y puede tomar sus propias decisiones
—silbó enojada.

—Daria…

—Escucharemos a Nick, pero es mi decisión.

Ella no iba a ser persuadida. Su corazón se hundió cuando se dio cuenta que
ganar esta batalla le costaría una larga corrida. Si la dejaba atrás, él dañaría la
importante confianza entre ellos. Hijo de puta.

—Bien.

Nick siguió.

—Creo que tu tío tiene en su posesión un montón de documentos importantes


sobre más sujetos de prueba, envíos de drogas diseñadas usadas en cambia-formas, y
listas de quiénes han estado en negocios con él. Pero también, creo que él nunca hubiera
permitido estos experimentos sin un resguardo.
—Un antídoto —dijo Ryon—. ¡Por supuesto!

—Creo que está en su computadora con todo lo demás que necesitamos. Pero
necesitamos a Daria para conseguir que ustedes dos entren y salgan. Ella conoce la
disposición de la finca de su tío, sus hábitos. Ella lo conoce.

—¿Solo nosotros dos? ¿Ninguno de los otros irá con nosotros?

—No. Esta tiene que ser una operación silenciosa. Aric y Jax los dejaran allí.
Ustedes dos entran, acceden a los archivos, salen sin ser detectados. Ellos los recogen
de nuevo y ponemos al laboratorio a trabajar en el suero. La próxima vez que se
encuentren a la criatura, se le administrará una dosis.

—Eso es mucho que pedir. —Ryon sacudió la cabeza—. No me gusta. Quiero que
ella se quede aquí.

—Haré esto simple: sin ustedes dos, la operación fallará. Saben que no interfiero
con el libre albedrío, pero estoy estableciendo los hechos. La decisión es de ustedes dos.

—¿Y si no vamos? —preguntó Ryon.

—Quizás algún día consigamos otra dosis del antídoto, y el resto de los archivos,
pero ese día estará lejos en el futuro. Mientras tanto, vidas se perderán sin esa
162
información: algunas de ellas cercanas a nosotros.

—Jesús. Juegas duro.

—De nuevo, es su decisión.

Él encontró la mirada de Daria, leyó la determinación en ella. Ella estaba en


forma, conocía los exteriores, podía manejarse en ese ambiente tan bien como él,
probablemente mejor. Si la dejaba atrás, ponía sus vidas antes que otros, causaría una
grieta podría no sanar nunca.

—Lo haremos.

El alivio y gratitud en su rostro fue su recompensa. Él solo esperó que la


información estuviera allí, como se suponía que tenía que estar. Que poner a su
compañera en peligro valía la pena cuando salvaran vidas.

—Gracias —dijo calladamente ella—. No te defraudaré.

—No estoy preocupado por eso. Es yo defraudándote a ti lo que me da miedo.


Pégate a mi lado todo el camino, ¿de acuerdo?

—Apuesta por ello.


Nick se levantó.

—Tienen una hora para empacar, y estudiarán el mapa en el camino. Tomen


suficientes provisiones para una caminata yendo y viniendo. —Él le guiñó a Daria—.
Como quitarle un dulce a un niño para nuestra bióloga de vida silvestre.

Ella comenzó a salir, y él atrapó su brazo.

—Estaré ahí en un segundo.

—Esperaré abajo en el vestíbulo.

Una vez que ella se había ido, Ryon planteó su pregunta ardiente.

—¿Volveré vivo a casa de esta operación?

—No lo sé —respondió honestamente el comandante.

—Pero, ¿me dirías si pudieras?

—Algo así. —Su voz era fuerte—. Pero si sé que la necesitas en esta operación.
Si ella no va, la operación fallará. Y tú no lograrás llegar a casa en absoluto.

—Cristo —murmuró él—. Entonces, lo mejor es empezarse a mover, ¿no?


163
—Te ayudaré todo lo que pueda a partir de aquí. Me necesitas, simplemente me
hablas.

—Lo haré. —Él estrechó la mano de su jefe, luego le dio una leve sonrisa—. Hasta
que regrese a casa.

—Apuéstalo.

Sí, debe apestar conocer el futuro.

En ese momento, Ryon no cambiaría de lugar con Nick ni por todo el dinero del
mundo.

Aric y Jax los habían dejado a millas de distancia de la finca August Bradford con
la promesa de que Ryon se mantuviera en contacto, y con la promesa de contactar con
ellos en el instante en que supieran que estaban listos para la extracción. Con antelación
si es posible.

El plan era recogerlos en el mismo lugar. Pero los planes tenían una manera para
ser terribles.

Ryon pensó que Daria había soportado el viaje en helicóptero bastante bien,
teniendo en cuenta su miedo de volar que mantenía sus nudillos blancos. Había
agarrado su mano con fuerza todo el tiempo, con el rostro ceniciento, pero nunca se
quejó. Después de que habían sido dejados, habían ido de excursión el resto del día, y
durmieron esa noche. Se levantaron y volvieron a caminaron de nuevo. Además del
calor, el sudor y la comezón, el viaje transcurrió sin incidentes. Escalofriante. Eso debió
de haber sido una idea de que las cosas estaban a punto de ir hasta a la mierda.

Conseguir llegar a la finca estuvo de nervios, pero, sorprendentemente simple.


Daria conocía los lugares secretos para ocultarse, el horario de los guardias. Conocía la
mejor ruta en el interior, y que el mejor momento para irrumpir era alrededor de las
dos de la mañana, cuando el guardia tenía sueño y estaba complacido de vigilar un lugar
remoto en el que nunca ha pasado nada.

Posicionándose en las sombras de al lado de las puertas francesas del dormitorio


164
en el que ella se había quedado de niña, usó una garra para cortar el vidrio. Entrando y
desbloqueado el cerrojo. Entonces le dio un beso.

—Ten cuidado —articuló.

—Lo haré.

Y entonces ella se había ido. La espera se alargó, interminable.

Malditamente directo al infierno y de regreso.

Daria encorvada, intentando en la pantalla de la computadora, los dedos tocando


un staccato7 con las teclas. Si su tío o una de sus ayudantes la atrapaban aquí, en su
estudio privado, se aseguraría de que ella y Ryon desaparecieran sin dejar rastro. No

7 Staccato: Forma de ejecución en que se marca la separación entre las notas.


sería la primera vez que se había salido con la suya en un asesinato, pero en estos días
August no tenían genes Bowman con los que contar, y la manada iría por él.

August iba a pagar por lo que le había hecho a Ben.

Con eso en sus pensamientos, un par de ojos azules tristes la perseguían,


acabando con su resolución. Ella se había resistido a Ryon, negado su vínculo en un
principio, causándoles mucho dolor antes de que ella entendiera: lastimar a su
compañero era como si se lastimara ella misma.

No había creído que tenía un lugar en su mundo. No había querido aceptar que
no tenía nada en su propia vida y lo había tomado como rechazo.

Pero ahora lo haría para Ryon, ayudándolo a él y a su equipo a superar esto. Y


después al bastardo de August, lo colgarían. Sería golpeado por su propio juego
despreciable.

Incluso mejor que una bala en el cerebro.

Muy bien. Tenía que seguir diciendo eso cada día y tal vez un día la mentira
desaparecería.

—Vamos, vamos…
165
La caja molesta caja de seguridad pareció de nuevo, exigiendo la contraseña
correcta.

Obviamente, su padre se había equivocado con la contraseña que suponía la


llevaría a ver lo que se encontraba en su interior. Necesitaban las notas de investigación
médica de su tío, su “libro negro” con los nombres de sus contactos, las cantidades y las
fechas de los envíos masivos de drogas. Drogas que son perjudiciales para los cambia-
formas, causando adicciones de todo tipo: y algunas creaban mutantes horrorosos
como en lo que Ben se había convertido.

Las pruebas suficientes para poner a August fuera para siempre, estaban en la
punta de sus dedos. Y no podía llegar a ellas.

La voz urgente de Ryon empujó en su cabeza.

«¡Bebé, sal de ahí!».

«Ya voy», respondió ella. «Cinco minutos».

«Apúrate».
Miró por la ventana hacia el cielo estrellado y tuvo que resistir golpear el puño
sobre la mesa de la frustración. Necesitaba más tiempo, y no quedaba.

En cualquier momento la finca y sus alrededores volverían a la vida.

Desalentada, quitó la unidad de disco USB de la computadora. Tan cerca. Lo puso


de nuevo en la bolsa a prueba de agua, y luego lo volvió a poner todo de vuelta en su
mochila. Después de poner la mesa en orden y dar una última mirada alrededor para
asegurarse de que había dejado la zona exactamente como había estado, ella fue al
pasillo.

Voces y pasos duros se escuchaban desde la orilla, en su dirección a un ritmo


acelerado. Tan rápido como pudo sin hacer ruido, Daria giró en la dirección opuesta.
Gracias a Dios que no estaban entre ella y la ruta de escape. Aun así, no estaba fuera de
peligro.

Terminó su camino a través del laberinto de pasillos, escuchando como la finca


comenzó a despertar. Esta noche iban a terminar el trabajo, incluso si era la última cosa
que hacían.

Veinticuatro horas a partir de ahora, la información que necesitaban estaría en


manos de las personas del laboratorio del Instituto, y podrían conocer la cura para Ben 166
y para cualquier otro humano y cambia-forma que estuviera sufriendo. Dios, como le
gustaría ver la cara de desprecio de August cuando se diera cuenta de lo que había
hecho.

Tal vez se iría dejándole una nota a su tío de burla para darle una sorpresa aún
más desagradable. Con este pensamiento gratificante, se fue a la habitación de invitados
y cerró la puerta, apoyándose contra ella para calmar sus nervios. Empujando hacia
atrás un mechón de pelo largo y negro que se le había escapado de su cola de caballo,
dejó escapar un profundo suspiro.

Luego se dirigió a las puertas francesas. Iba la mitad del camino antes de que la
golpeara.

Algo era diferente.

Se quedó inmóvil y escuchó. Nada se movía. El dormitorio estaba vacío y sin


embargo, la atmósfera se había espesado como cuando hay una tormenta,
transformándose en un sentimiento muy real de presencia. Amenazador. Preciso como
un rayo láser, la sensación estaba entre sus omóplatos.

¿El armario?
Demasiado tarde, Daria plantó los pies y se tensó, lista para hacer frente a la
amenaza invisible. Se desplegó una perturbación en el aire contra su espalda y antes de
que pudiera volverse, un musculoso brazo se envolvió alrededor de su cintura,
jalándola hacia atrás con fuerza. Se le fue el aliento mientras se golpeó contra la forma
inflexible de un cuerpo masivo. Un cuerpo familiar, junto con aroma masculino de la
tierra y el sudor que hacía que su loba aullara con deleite.

—¿Qué estás haciendo? —dijo entre dientes.

—Vine a sacar a mi compañera de aquí. —Besando su sien, la agarró de la mano


y tiró de ella hacia las puertas francesas—. Vámonos.

Daria se apuró para que coincidiera con su paso mientras él tiró de ella hacia
fuera en la mañana. Rodeó la parte posterior de la casa, haciendo su camino a la zona
más apartada del compuesto, pero se detuvo. Inmóvil, escuchó durante un largo
momento, sus ojos se estrecharon. A la mañana se había aclarado suficientemente que
podía distinguir su perfil y el ceño preocupado tirando hacia debajo de las comisuras
de la boca.

—¿Qué está mal?

Él levantó una mano para hacerla callar. Un minuto estaba deslizándose. Luego 167
dos. Daria comenzó a impacientarse y empezó a decirle, pero la interrumpió en el
susurro.

—¿Que ves? ¿Qué escuchas?

—Nada. Por qué…

—Shh…

Completo silencio. Incluso el bosque adelante, que debería haber estado


cobrando vida ruidoso con la charla de los pájaros, estaba en silencio como si alguien
hubiera volteado un interruptor de apagado.

—Emboscada —sopló, palmas de las manos la pistola—. «Corre».

Apenas pudo entender el significado de sus palabras cuando comenzó el jadeo.


Ryon tiró de ella alrededor de la esquina de la casa, saliendo a la carrera con ella a
cuestas mientras docenas de hombres con rifles se materializaron desde detrás de la
pared que ellos habían escalado. Gritando y maldiciendo, las fuerzas de August abrieron
fuego.
Con sus largas piernas, él corrió a toda prisa y sin soltar su muñeca. Daria
tropezó, tenía el corazón en la garganta, ya que más matones de August rodearon el lado
opuesto de la casa para interceptarlos. Se desvió y corto a través de los jardines, usó la
exuberante vegetación como cubierta de las balas que volaban alrededor de ellos.

El pánico se apoderó de ella. Ella y su compañero poseían habilidades especiales,


pero incluso así, ellos tendrían pocas posibilidades frente a decenas de balas. ¿Cómo
sabía August que estaban aquí? Por ahora se vieron obligados a abortar su misión. Pero
si sobrevivían a este escenario loco, encontraría una manera de dar media vuelta y
terminar con lo que había ido a buscar.

Ryon vaciló, escaneando la amplia extensión de césped cultivado enfrente de la


finca. Pero seguro que él no tenía la intención de hacer lo que parecía.

Lo hacía. El hombre corrió a través del patio, dirigiéndose directamente a las


imponentes puertas de hierro al final del césped. Más allá de eso no había más que
bosque. No podrían haber estado más expuestos si se hubieran puesto objetivos sobre
sus espaldas, y no había tiempo para liberar un helicóptero de su tío.

Ellos se detuvieron en la puerta junto al teclado, y la empujó hacia el panel.

—¿Sabes el código? 168


Los hombres se acercaban alrededor de la casa, con los rifles preparados,
cerrando la brecha.

—Papá me la dio, pero no hay suficiente tiempo…

—¡El código, Daria!

Daria dio puso los números mientras se dejaba caer en cuclillas, metiendo la
pistola en la cintura del pantalón y tomando la M16 de su espalda. Había muchos.
Pareció patético, un hombre solitario contra la fuerza de August. Como una hormiga
mordiendo un elefante.

Su compañero disparó varias rondas y respondieron de la misma forma. Golpeó


el piso con él, rezando mientras la explosión y gemido del mecanismo comenzaba a
abrir las puertas. Las pequeñas bocanadas de suciedad que eran lanzadas del arma se
acercaban más.

—¡Ve! ¡Ve!
Daria se puso de pie y golpeó el botón para cerrar las puertas nuevamente,
entonces él la arrojó hacia la abertura. Las puertas comenzaron a cambiar de dirección,
y él logró deslizarse detrás de ella antes de que se cerraran.

Apretando su mano, él la arrastró a través del denso bosque, cambiando de


direcciones varias veces. Una vez, él se detuvo en la base de un árbol, agarrando una
mochila pesada que había escondido dentro de la propiedad. Se la colocó sobre los
hombros de una vez. Su paso nunca falló, excepto cuando la espesa maleza
obstaculizaba su progreso. Finalmente, los gritos de los matones de August se
desvanecieron y desaparecieron. Ella siempre había estado en buena forma, pero pensó
que sus pulmones podrían explotar si él no disminuía el paso.

No importaba. Iba a morir antes de pedirle cualquier favor porque


prácticamente lo había forzado a dejarla venir. Él pudo haber leído su mente. Donde el
follaje daba lugar a un pequeño espacio abierto, se detuvo y volteó para verla, su amplio
pecho estaba agitado.

Dulce Jesús. Él la afectaba de esa forma todas las veces.

Su compañero era una bestia sensual. Pantalones de camuflaje abrazaban sus


largos muslos y una camiseta similar con las mangas recortadas enseñaban los grandes 169
músculos de sus brazos. El pelo rubio alborotado caía en sus ojos azules. Se paró con los
pies separados, su mirada como láseres gemelos la examinaban. Doscientas libras de un
macho poderoso.

«Todo mío».

«Sí, tuyo», aceptó él. Sus esculpidos labios voltearon hacia arriba en su hermoso
y angular rostro. Una sonrisa burlona, se extendía desafiante.

Luego la realidad de la estresante situación se entrometió.

—Esa fue una épica y maldita falla —se quejó ella—. August sabía que íbamos a
llegar o descubrió nuestra presencia después de que llegamos. Ahora, ¿qué hacemos?

—Nos marchamos, hacemos que el equipo nos recoja. Tenemos que averiguar
otra manera para obtener lo que necesitamos.

Su rostro, sin embargo, reflejaba una amarga decepción.

—Absolutamente no. No podemos darnos por vencidos.


Ryon estudió la reacción del rostro de su compañera con fascinación. Ya sea que
lo supiera o no, sus ojos cafés como el whisky eran ventanas directas a su alma. Se
llenaron de justa indignación sin ninguna cantidad de miedo. Ella parecía tan perdida
parada ahí, tan desconsolada, como si se hubiera tomado el fracaso como propio. La
idea no le cayó bien.

—Hicimos lo mejor que pudimos.

—Eso no es lo suficientemente bueno.

Ella se paró, sus puños cerrados, sosteniendo su mirada. Claramente odiaba


retroceder.

—Estoy orgulloso de tener una compañera tan valiente —murmuró él,


colocando su mano debajo de su barbilla—. Pero no vale la pena el riesgo.

—¡Sí, si lo vale! —Enojada, soltó su mano—. ¡Ben vale el riesgo! ¡Es un buen 170
hombre que no merece lo que le han hecho!

Sus entrañas se revolvieron. Ben otra vez. Siempre el maldito Ben Cantrell,
parado en medio de él y su compañera.

¿Tenía ese hombre una idea del regalo que había perdido por descuido? Su largo
cabello negro estaba recogido en una cola de caballo y colgaba hasta la mitad de su
espalda. Sus largos ojos cafés estaban en un rostro que avergonzaría a cualquier ángel
del cielo. Pequeñas líneas en las esquinas de sus labios evidenciaban a una mujer
apasionada que a menudo encontraba mucha alegría en su mundo. La frialdad en su
mirada ahora lo hacía detestar la pelea en la que se habían metido.

—Sabes, Ben es parte de tu pasado —dijo rígidamente, tratando de alejar el


dolor y los celos de su voz. Y falló—. Sigue viendo hacia el pasado y tu futuro podría
pasarte. ¿Acaso no me dijeron algo similar hace poco?

Ella se calmó.

—¿Ahora me vas a sacar eso en cara?

—Tal vez debas averiguar de una vez por todas que es lo que quieres, eso es todo.
Vámonos.
Dios, esta iba a ser una escalada muy larga. Podía sentir a Daria verlo con odio a
sus espaldas.

«¡Idiota arrogante!».

—¿Qué dijiste? —dijo él sobre su hombro.

—Nada —prácticamente podía escucharla rechinar sus dientes por el enojo.

No. No iba a dejar que el enojo de ella le afectara. Mejor que estuviera enojada
con él a que los hombres de su tío los encontraran.

—¿Qué tan lejos tenemos que caminar? ¿Asumo que harás tu cosa telepática y
lograrás que el equipo nos recoja?

—Eventualmente. Estamos fuera de la ruta por la cual llegamos. Por el mapa,


tenemos más o menos cuarenta y ocho kilómetros de camino.

La protesta de Daria fue rápida.

—¿Cuarenta y ocho kilómetros? ¡Eso es una locura!

—¿Qué otra opción tenemos? Nuestras formas de lobo pueden aguantar mejor 171
el viaje, pero tenemos que abstenernos de eso porque necesitamos nuestros
suministros. Además, estás en forma —señaló él—. Pasas la mitad del año en el
Shoshone investigando.

—Sí, pero normalmente no estoy huyendo por ahí a un ritmo vertiginoso.

—¿Necesito recordarte que insististe en venir?

Un resoplido de molestia fue su única respuesta.

»Cuando lleguemos al punto de la reunión, contactaré al equipo y nos recogerán.


Y para tu información, no me gusta rendirme más que lo que te gusta a ti.

Silencio, denso y tan pesado que se podía palpar.

No era capaz de forzarla a hablar más de lo que podía hacerla ver que la retirada
era lo mejor. Así que comenzó a caminar, manteniendo el ritmo rápido pero
asegurándose que ella estuviera cerca. Mientras seguían, contactó a su comandante.

«¿Nick? La operación falló. Entramos, pero de alguna manera August sabía que
estábamos ahí».

«¿Los dos están bien?».


«Sí, pero estuvo cerca. Estamos usando la ruta alternativa de escape, pero nos
tomara un día o más llegar al punto de reunión».

«Está bien. Déjenme saber cuándo estén cerca y llegaremos a ustedes. Y Ryon, ten
cuidado».

Sonrió por la preocupación en el tono de Nick.

«Lo tendré».

No estaba seguro de qué tan lejos iban, pero debió de ser horas antes de que su
voz sin aliento cortara su pensamiento.

—¿Podemos descansar por un minuto?

Se detuvo y volteó a verla, una sonrisa burlona en sus labios.

—¿Y darle a August una oportunidad de alcanzarnos? Claro, por qué no. Tal vez
estará tan contento de verte que me matará y te perdonará. Será una reunión familiar
normal.

Ignorando su burla, Daria se quitó la mochila, sacó su cantimplora y dio un trago,


cuidadosa de no acabarse la preciada agua. Cuando terminó, volvió a poner la tapa y 172
miró a Ryon, que la observaba sin comentar nada.

—Cuéntame la historia de cómo tú y tu equipo SEAL fue atacado en Afganistán


—dijo ella en voz baja.

Él contuvo el aliento, preguntándose si esto era una nueva estrategia para


demostrar su punto. Pero no percibió engaño alguno, solo un deseo honesto de saber
su inicio como un transformador.

—No estoy seguro de que estés lista para escuchar…

—¡Deja de protegerme! Confía en mí para saber que estoy lista.

Sus ojos se estrecharon, su mandíbula se apretó.

—Está bien. Cuando acampemos, te diré todo lo que deseas saber.

—Me parece suficientemente justo.

Ryon se tensó, luego estrechó su mirada en la dirección por la que habían venido.

—Terminó el descanso. Será mejor que nos vayamos.


El calor y la humedad del día aumentaron mientras caminaban hasta que no
había una sola parte seca de sus cuerpos, lo que no ayudaba mucho a sus susceptibles
temperamentos.

Ryon siguió, indiferente a su temperamento. Pararon solo una vez más para
tomar un poco de agua.

—¿Tienes hambre?

—A menos que tengas un filete escondido en tu mochila, creo que no.

—Nop. Pero tengo carne seca, unos MRE, y barras de energía. O siempre
podríamos despellejar a una lagartija.

Sacudió sus cejas y con un resoplido, agarró su mochila y comenzó a caminar de


nuevo.

Ese fue el final del almuerzo.

Daria estaba visiblemente aliviada cuando anunció que debían de encontrar un


lugar para acampar. Su pecho se hinchó de orgullo mientras estudiaba a su valiente
compañera. Estaba sacando lo mejor de una inevitable, pero temporal, situación.
173
—Aquí mismo —dijo él, señalando.

Ryon guió el camino hacia una masa retorcida de vid y el descuidado follaje.
Cerca de veinte yardas, localizó un punto donde las hierbas del bosque y alrededores
habían formado una burbuja perfecta para ocultarlos.

Dejando el M16 colgado en su espalda, colocó la enorme mochila en el suelo y


sacó un pedazo enrollado de tela atado en un soporte lateral. Lo abrió con un chasquido
y en poco tiempo tenía una pequeña carpa en el lugar, lo suficientemente grande para
los dos. Ryon la miró y asintió.

—Hará más calor que en Hades con la carpa cerrada, pero debemos estar
relativamente a salvo de las cosas que caminan, gatean y se arrastran.

—Podríamos dormir afuera en nuestra forma de lobos —dijo ella—. Sería más
fresco.

—Lo sería, pero si los hombres de tu tío nos encuentran tendremos que correr y
dejar todas nuestras cosas. —Encogió sus hombros—. Supongo que podríamos hacer
eso. Solo tendremos que beber de los manantiales y cazar como verdaderos lobos para
comer.
Ella arrugó su nariz.

—Por mucho que esa idea le gusta a mi lobo, la idea de comer carne cruda de
animal no me llama la atención.

—Entonces acampamos como humanos.

Ella miró a su alrededor.

—¿No deberíamos empezar a construir un fuego antes de que oscurezca? Para


mantener a los otros bichos a distancia.

—No, a menos que desees escribir un mensaje con luces de neón diciendo a
August dónde encontrarnos. —Él le dio una mirada de consideración—. O tal vez
quieres aclarar cuentas con él.

—Sí quisiera, pero no aquí fuera, de esta forma.

Un destello de remordimiento pasó a través de él. Exhalando un suspiro de


cansancio, se dirigió a su mochila sin una palabra. Él rebuscó y sacó dos MRE de paquete
plateado, seguido por dos pequeños cuencos de metal y cucharas utilizadas para
acampar. Colocando los cuencos en el suelo, se arrodilló y arrancó la parte superior de 174
ambos paquetes, luego vertió uno en cada tazón. Por último, añadió un poco de agua a
cada uno y agitó. Cuando terminó, se sentó con las piernas cruzadas y le tendió uno de
los cuencos.

—Su cena espera, señora.

Daria se acercó y se sentó junto a él.

—Solo se ve un poco mejor que un conejo recién sacrificado.

—Lo siento. El Four Seasons8 parece haber perdido mi reserva para esta noche.

Sentada a su lado, ella puso una mano sobre la suya.

—No quise sonar como una perra. Bajo estas circunstancias, estás haciendo tu
mejor esfuerzo, y te he dado un tiempo difícil. Quiero que sepas que tú eres lo más
importante para mí.

Él tragó duro, tratando de no parecer tan vulnerable, cuando de repente lo sintió.

—¿Lo soy?

8 Four Seasons: Cadena de hoteles de lujo.


—Sí. —Ella hizo una pausa—. Dime lo que pasó ese día.

—Esto es algo difícil de lo que hablar para mí. —La emoción brillaba en ojos
color whisky de ella. Después de un largo momento, él comenzó su historia mientras las
sombras se alargaban en el bosque—. Había seis de nosotros juntos en el equipo SEAL:
Jax, Aric, Zander, Micah, Phoenix, Raven y yo. Estaba tan caliente ese día, que estábamos
a punto de derretirnos.

Él rió en voz baja, el dolor siempre ahí, bajo la superficie.

»Poco sabíamos que más de la mitad de nosotros estábamos a punto de morir.


Pero no a manos de algún enemigo que hubiéramos visto en nuestras peores
pesadillas…

Seis años antes…


—Jesucristo, estoy apestoso —se quejó Raven, rascándose la entrepierna—.
175
Cuando por fin consiga cambiar esta ropa interior, probablemente saldrá caminando.

Micah sonrió.

—Con la ayuda de las ladillas que atrapaste de esa mujer en el último pueblo.

—Cállate, pene de aguja. Ella no me pegó ladillas.

Algunos de los chicos se rieron, pero Ryon no estaba prestando mucha atención.
Él estaba pensando en su madre y su hermana, preguntándose si lograría salir de este
agujero del infierno de mala muerte para verlas de nuevo. Olvida el sexo. Dulce bebé
Jesús, lo que no daría por un enorme plato de tarta de melocotón de su madre cubierta
con helado de vainilla.

¿Estaría de regreso en casa para Navidad? Mientras ellos caminaban


adelantándose, él soñaba con cuán genial sería la reunión. Si él conseguía salir, las
sorprendería. Solo mostrándose en la casa y ver a mamá y Lisa chillar de alegría cuando
él entrara por la puerta. Llevaría muchos regalos, champaña, y…

—Espera —susurró Jax, llegando a un alto. Tensándose, estudió el bosque


montañoso alrededor de ellos, y frunció el ceño. En algún lugar, escondido en el verdor,
una pisada crujió a su izquierda. Otra a su derecha. Y una por detrás.
Ryon y Micah intercambiaron una mirada temerosa. Esta zona se suponía que
estuviera limpia, y no podrían haber llegado ya a la fortaleza de su destino. ¡Dios, ellos
estaban rodeados!

Entonces, el bosque se quedó en silencio. Esos pocos momentos que siguieron a


la absoluta quietud, esos segundos antes de que sus vidas cambiaran para siempre,
mientras él cruzaba miradas uno a uno con Aric, Raven, y los demás, lo perseguirían
para siempre.

Tum, tum, tum.

El suelo tembló y las hojas se sacudieron. Cuando un rugido gutural profundo


dividió el aire, Aric saltó, apuntando el cañón de su M16 a los árboles, las manos firme
como una roca, una gota de sudor goteando de su nariz.

—Mierda —susurró Micah—. ¿Qué diablos es eso?

Ryon miró con horror. La cosa que irrumpió a través del follaje a su izquierda se
paraba erguida sobre dos patas, y tenía más de dos metros de altura. Cubierto con una
gruesa capa de piel marrón grisácea, tenía un torso largo, dos brazos, hombros
musculosos, y una cabeza luciendo dos orejas en posición vertical y un largo hocico
gruñendo lleno de dientes afilados. 176
Parecía una criatura que era mitad hombre, mitad lobo. Él y su equipo se
quedaron mirando, con las bocas abiertas, los dedos congelados en sus gatillos.

Cómo las cosas podrían haber sido salvadas y el desastre evitado, ellos nunca lo
sabrían. Porque su compañero Jones comenzó a gritar, disparando balas hacia el pecho
de la bestia. Después de eso, todo se fue a la mierda.

La criatura se tambaleó hacia atrás y luego se recuperó rápidamente, corriendo


hacia Jones. Con un golpe de una pata del tamaño de un plato de comida, el gran hijo de
puta desgarró la garganta de Jones, arrojándolo a un lado como una ramita. Entonces se
abalanzó sobre Raven, mordiéndolo en la “v” de su cuello y hombro mientras el hombre
gritaba.

Ellos abrieron fuego justo cuando varias bestias más salieron del bosque.
Rápidamente se hizo evidente que, si bien sus balas podían herirlos, se necesitaría algo
con mucho más poder para matarlos. Aric se puso en cuclillas y buscó
desesperadamente una granada mientras sus amigos caían a su alrededor, librando una
batalla que no podían ganar. El que había matado a Jones sacudía a Raven como un
muñeco de trapo, liberándolo, y corrió hacia Aric, quien dejo volar una granada. Esta
golpeó a los pies del objetivo y explotó, enviando a la maldita cosa al infierno. Pero no
fue suficiente.

Micah cayó, su cuchillo en la mano, cortando la garganta de uno. Pero otro saltó
sobre él, y su lucha fue de corta duración, su grito terrible. Jax cayó al lado, luego su
comandante Prescott, Zan, Nix, y muchos otros. Todos ellos, uno por uno. Muertos o
moribundos.

Desenvainando su propio cuchillo, Aric dio la vuelta para enfrentarse a la bestia


que subía por su flanco.

—Vamos, perra —dijo él entre dientes—. Bailemos.

Ryon perdió la pista de la batalla a su alrededor cuando una de las criaturas


corrió hacia él.

Dirigiéndose hacia él como un tren de carga y tumbándolo al suelo. Su M16 fue


lanzada al aire, lloviendo una ráfaga de balas entre los árboles. El arma aterrizó a varios
pies de distancia, inútil.

Frenético, Ryon llamó a su don de telépata. Era todo lo que tenía. «¡Ayúdeme,
alguien! Oh, Dios…». 177
Garras afiladas rasgaron el estómago de Ryon y sus gritos agónicos se unieron a
los de sus compañeros. No había nadie que ayudara. Nada que hacer. La criatura tiró de
él y desgarró su cuello con esos enormes dientes, la sangre empapándolos a ambos.
Vagamente, se volvió consciente de Aric gritando su rabia a las bestias.

—¡Toma eso, hijo de puta!

Cuando la criatura dejó caer a Ryon, él vio lo imposible: Aric desencadenó una
explosión de fuego de sus palmas. Las llamas se dispararon y alcanzaron a una de las
bestias, la que cayó al suelo, chillando y retorciéndose mientras ardía. Aric prendió
fuego a tres lobos más, luego a más todavía, hasta que se agotó el fuego. De repente, las
llamas murieron, y una de las bestias restantes avanzó, usando una expresión siniestra
que podría pasar por una sonrisa. Aric se enfrentó cara a cara, sin retroceder.

—Vamos, gran hijo de puta. Ven con papá.

Si la cosa lo entendía, Ryon no podría decirlo. Pero eso corrió hacia Aric, y su
amigo se preparó. La bestia lo llevó al suelo y su espalda golpeó duro mientras Aric
quitó la anilla de una granada.
El lobo llevó su nariz a la de Aric, la boca abierta, los colmillos goteando con
muchísima saliva. Aprovechando su apertura, Aric estrelló su puño en la garganta de la
bestia, empujando su brazo tan lejos como este iría. Inmediatamente, la cosa jadeó y se
sacudió hacia atrás por reflejo, arañando su hombro y brazo para desalojarlo. Aric se
tambaleó tan lejos de la bestia como pudo.

La granada detonó, rociando piel, sangre y entrañas por todas partes.

Ryon yacía allí, su líquido vital fluyendo de su cuerpo. Es extraño que en este
lugar de calor abrasador, él pudiera sentir frío.

A medida que su visión se desvaneció, su cuerpo se volvió pesado, él oyó a Zan


moverse hacia Aric, rogándole a su amigo que aguantara. ¿Qué demonios pensaba Zan
que iba a hacer? ¿Buscar una aguja e hilo, y coser sus extremidades y torsos mutilados
de nuevo juntos?

Ryon no podía ver en absoluto y apenas podía oír para el momento en que una
mano tocó su hombro.

—Ryon, aguanta —le ordenó Zan desde algún lugar lejano—. Soy un sanador, y
vas a estar bien.
178
El calor comenzó a extenderse a lo largo de sus extremidades. Pero a pesar de la
capacidad de curación de su amigo, pasaría un muy, muy largo tiempo antes de que
cualquiera de los sobrevivientes de este horror estuviera bien.

La reunión de Navidad que había soñado, la promesa que lo había impulsado


sobre cada roca y alrededor de cada árbol en ese país olvidado de Dios, nunca ocurriría.

Pasarían meses, antes de que él estuviera lo suficientemente bien para saber que
su madre y Lisa habían muerto en un accidente de coche, en camino hacia el aeropuerto.
Ellas habían estado tratando de llegar al lado de Ryon.

Estaba solo en el mundo, y no pudo evitar pensar que habría sido mejor si él
hubiera muerto, también.

—Lo siento —susurró Daria.


Sacudiéndose de nuevo hacia el presente, Ryon le dio una pequeña sonrisa.

—Eso fue hace años, y mi mamá y hermana patearían mi culo por pensar de esa
manera. Es lo que me hizo superarlo.

Moviéndose cerca, ella tomó su cara en sus manos.

—Te amo, mi compañero. No estás solo. Ya no.

Su respiración se detuvo.

—¿Lo dices en serio?

—Sí. Más que nada. Sé que no hemos estado juntos mucho tiempo, pero lo sé.

Él la estrechó contra él, tirando de ella hacia su regazo.

—Yo también te quiero. Demasiado, bebé.

Justo ahí, le despegó el jersey. Liberó sus pechos y tiró el sostén hacia el lado.
Gimió cuando ella se reclinó hacia él, mordisqueando su mandíbula y su cuello, sus
manos explorando su pecho y estómago.

Sus dedos encontraron sus pantalones y le liberaron. Cogiendo su dura,


179
necesitada carne, le bombeó lentamente, volviéndolo loco. Él gruñó mientras ella se
apartaba rápidamente de él para liberarse de sus propios pantalones y ropa interior,
pero él también tomó la oportunidad para quitarse los suyos. Entonces ella estaba
sentada sobre su falda mirándole a él, el calor de su sexo apoyado sobre latiente vara.

Sus bocas se encontraron en un choque, su deseo creciendo como una marea roja.
Ella olía tan jodidamente bien para su lobo, y cuando se movió sobre él, casi hizo que se
viniera como un adolescente. Sus lenguas se enredaron y probaron, y él se movió contra
ella, dejando claras sus intenciones.

Llevando su mano entre ellos, ella guió la cabeza de su pene a su entrada, y se


hundió en su barra. Él cerró sus ojos en puro éxtasis mientras su calor apretaba y
acariciaba su sensitivo pene. El fuego aumentó gradualmente, amenazando con enviarlo
por el precipicio mucho antes de lo que quería.

Pero toda esperanza de retenerse se perdió cuando ella le urgió.

—¡Tómame, de la forma en la que debería haber sido para nosotros la primera


vez! ¡Por favor!

Sus colmillos se alargaron, y con un rugido bajo y salvaje, los hundió en la suave
piel de su hombro. Ella gritó mientras su dulce esencia inundó su boca. Era mucho más
asombroso que el mordisco que le había dado para salvar su vida. Sus sentidos se
detonaron, al mismo tiempo que su liberación sexual.

Disparó dentro de ella, y su placer fue incrementado cuando ella se estrechó a su


alrededor, agarrándose mientras encontraba su clímax. Ambos temblaron
incesantemente, respirando dificultosamente mientras cuando finalmente
descendieron de su increíble euforia.

Durante un tiempo, él simplemente la sostuvo. Presionó besos tiernos en su


cuello, labios, donde sea que pudiese alcanzar. Entonces la dejó a su lado, los limpió a
ambos tan bien como pudo. Entonces la llevó dentro de la tienda y se acurrucó con ella,
queriendo no dejarla ir nunca.

Daria lo amaba.

Eso era todo lo que necesitaba en éste mundo. En paz, cayó en un sueño profundo.

180
Un poco de remordimiento punzó la consciencia de Daria. Le quería hasta el
punto de distraerla, y eso es lo que hacía su decisión tan difícil.

Como sus compañeros de manada, Ryon era terco hasta la médula. Una vez había
escogido su camino, no había forma de alejarlo de él. La estaba llevando fuera del
territorio de su tío, para encontrarse con su equipo. Ellos se irían y ella jamás tendría
otra oportunidad de detener las nefastas prácticas de August.

Estaría tentada de abandonar, dejar que la manada se encargase de qué hacer a


continuación: si Ryon nunca le hubiese contado la historia de cómo su equipo fue
transformado. Para la manada todo empezó allí. Debido a quienquiera que hubiera
creado a esos lobos salvajes cambia-formas, sus nuevos amigos habían sufrido. Como
Ben sufría ahora debido a lo que su tío, Bowman, y Malik habían hecho.

Ella no podía irse y seguir con su vida con la consciencia tranquila sabiendo que
August estaba saliéndose con la suya con crímenes peores que el asesinato. Ella no se
arriesgaría a que volviera a perseguir a su familia y sus amigos.
Ryon rodó lejos de ella, gruñó un poco, y se quedó callado. El remordimiento de
Daria atacó a su consciencia hasta mucho después de que su respiración se hubiese
estabilizado en su sueño.

Mucho después de que ella hubiese abandonado su lado y se hubiera escurrido


en la noche.

181
Oncen
Traducido por: *eliza*, KarouDH & Mika

Corregido por: Eli25

La maldición de Ryon acuchilló a través del oscuro terreno de juego mientras


palmeaba el lugar vacío donde había estado Daria.

Frío al tacto. Él pasó una mano por su cabello en frustración. ¿Cuánto tiempo
hacía desde que ella se había ido? ¿Cinco minutos o cinco horas? Tomaba una cuestión
de pocos segundos reunirse con la muerte en el bosque, especialmente por la noche.

Dulce Jesús. Desde que la visión nocturna de su lobo no funcionaba bien a menos
182
que estuviera en esa forma, buscó y encontró la linterna que había llevado dentro de la
tienda. Debido a que la luz podría alertar a cualquiera de los matones de August
acampando cerca, la había guardado para usarla solo en una emergencia. La idea de
Daria tropezándose con una banda de hombres armados con fusiles de asalto, o con Ben
en su forma bestial, estaba más que calificado.

Miró su reloj. Pasaba de la medianoche. Ella tenía como mucho dos horas de
adelanto. Cuando la encontrara, le sacudiría los dientes hasta dejárselos flojos. ¿En qué
estaba pensando? No lo hacía, simple y llanamente. Ella había dejado que la emoción
superase el buen juicio e intensificó el peligro en el que ya estaban.

Trabajando rápidamente con la linterna, Ryon levantó el campamento y arregló


la zona, asegurándose de que no hubiera dejado alguna huella de su estancia. Una
preocupación pasajera de que ella volviera aquí para encontrar que él se había ido
inquietó a su cerebro. ¿Y si ella solo se había alejado para atender sus necesidades
personales? Él se extendió a través de su vínculo.

«¿Daria?». Sin respuesta.

Lo intentó de nuevo, esperó diez minutos más, luego, desestimó la posibilidad de


que su ausencia fuera temporal. Ella se había ido sin intención de volver hasta que
regresara a la propiedad de August y se ocupara de los asuntos pendientes. Él tenía que
darle puntos por tener la osadía de ver a través de su observación. Por desgracia, tenía
que deducirlos por la falta del buen sentido.

Sonriendo ahora, buscó en su mochila. Su compañera no llegaría lejos, incluso


armada con su propia linterna. Porque con su arma secreta, ella perdería terreno
rápidamente. Él buscó un poco más y la sonrisa comenzó a desvanecerse. No. Ella no
podía haber…

—¡Maldita sea!

Los lentes de visión nocturna habían desaparecido. Harían el viaje mucho más
fácil para ella. Si tenía una gran ventaja, estaban en serios problemas. Echando un
vistazo a la brújula en su reloj, consiguió su rumbo.

Ryon apostó a que ella había circulado en torno al norte, luego hacia el oeste para
permanecer a la izquierda de los matones de August y mantener el río a su derecha.
Cientos de miles de bosques vírgenes se extienden hacia el sur, por lo que parecía
razonable que no tomara ese camino.

A menos que hubiera imaginado que él lo vería de esa manera. Murmuró otra
maldición. Cristo, esto era un lío. Al final, se decidió por la ruta noroeste. Su instinto le 183
decía que ella elegiría la forma más rápida, y segura para llegar a su objetivo. No era lo
bastante terca para arriesgarse a perderse solo para quitárselo de encima. Eso esperaba.

La caminata fue algo lenta. Su linterna, aunque poderosa, podía iluminar solo
unos pocos pies delante de él debido a la densa maraña de plantas que servían como
barrera entre él y lo que podría estar esperando más allá de ellos. El mundo terminaba
en la oscuridad a cinco pies delante de su cuerpo y se deslizaba a su espalda. Era una
sensación espeluznante sin la que no podría hacerlo. Incluso su lobo se quejó.

Ryon se empujó hasta el amanecer. Para entonces le preocupaba que el cuerpo


de seguridad la hubiera encontrado, o que la hubiera perdido por completo. Si August
la lastimaba, Ryon llevaría al hombre al infierno con él. Su afilada vista y olfato habían
captado un débil rastro, ¿pero y si era demasiado tarde? Tres horas después del
amanecer, el miedo había reemplazado a la preocupación. Sin el manto de la noche para
obstaculizar su rastreo, debería haberla alcanzado en ese momento.

El “y si…” palpitaba en su cerebro. Su paseo nocturno lo había dejado cansado y


desesperado. Parando para beber y decidir dónde ir después, estaba alcanzando su
mochila cuando lo vio.
Allí, apenas visible a través de los árboles. Un trozo de camiseta negra y largo
cabello negro.

Daria se encontraba sentada en un tronco caído a menos de veinte yardas de


donde él, sus lentes de visión nocturna descansando a su lado. Ella estaba tan inmóvil
en su sitio, que tenía que haberlo oído acercarse. ¡La mujer había planeado dejarlo
marchar! Su raro temperamento explotó. Pisoteó entre los árboles hacia ella, pensando
que era extraño que ella no se diera la vuelta.

—¡Está bien, no te hará ningún bien correr! —gritó él—. Tendrás suerte si no
nos esposamos juntos, compañera.

Daria no reaccionó. Ryon atravesó el suelo, continuando su diatriba y llegando a


agarrar su brazo al mismo tiempo.

—Jesucristo, tienes alguna idea de cómo de estúpido…

—Serpiente —susurró ella.

La mano de Ryon (y su sangre), se congelaron. Sus ojos castaños estaban llenos


de terror, su rostro ceniciento. Él no se movió y, durante unos segundos, no respiró.
Calma, mantén la calma. 184
—¿Dónde? —Él tuvo que esforzarse para escuchar su respuesta.

—En mi camisa.

Hijo de puta.

—¿Frente o espalda?

—Frente. Creo que está dormida.

Él estudió el frente de su camisa y notó el bulto apenas perceptible en su


estómago. La serpiente debía ser pequeña, pero en la naturaleza, el tamaño de una
criatura no importaba en absoluto. De hecho, en la naturaleza cuanto más pequeño es
el animal más venenoso, parecía ser esa la compensación. Incluso su lobo no podría ser
capaz de recuperarse del veneno.

—Regresaré —dijo él, manteniendo su tono suave y uniforme.

Ryon se enderezó y retrocedió, haciendo el menor ruido posible. Sus ojos se


encontraron con los suyos, asustados y suplicando. Dios, podría haberse sobresaltado
con la cosa mordiéndola si hubiera sacudido su brazo. Él se reprendió por ser un idiota.
Debería haberlo sabido cuando la había visto congelada como una estatua.
Recuperó su mochila y volvió a colocarse detrás de ella, agonizando sobre qué
hacer. No podían esperar a que la serpiente saliera, eso era evidente. Eso había
encontrado un agradable, y cómodo nido para dormir durante el día y lo más probable
era que no se moviera de nuevo hasta la noche. Daria cedería primero, ya fuera por el
cansancio o el miedo.

—Cortaré tu camisa. Es la única forma.

—Bien. Ryon, yo…

—Shh. Deja de hablar.

—Apúrate.

Deslizando un cuchillo de caza de su bota, Ryon luchó para calmar su acelerado


corazón. Con manos temblorosas, empujó su coleta a un lado, agarró su camiseta por el
cuello con una mano, y posicionó la hoja del cuchillo apuntando hacia abajo.
Lentamente empezó a cortar, dividiendo la camisa abierta a su espalda. Su sujetador de
encaje blanco se asomó desde abajo, piel suave perfectamente bronceada. Su intestino
se anudó y él se obligó a no pensar en lo que le sucedería a la perfección si fallaba.

Luego hizo un corte de cada manga con el fin de permitir que la prenda se 185
apartara de su piel sin empujar a la serpiente. Por último, tiró de la camisa de su cintura,
en tortuosa pulgada a pulgada, hasta que todo lo que quedaba por hacer era levantarla,
aventarla y todo.

Moviéndose alrededor hasta llegar al frente de ella, Ryon se arrodilló entre sus
piernas separadas. El sudor resbalaba por sus ojos. Él se pasó un brazo por la frente, y
luego comenzó a tirar de la camisa, recogiéndola en su estómago. Miró su cara pálida y
asintió.

—Pondré mi mano debajo de la serpiente para apoyarla mientras la levanto.


Aquí va.

Ryon deslizó cuidadosamente una mano debajo del bulto, y la otra arriba. Tuvo
que resistir la fuerte necesidad de tambalearse en sus pies y lanzar la criatura. Un
movimiento repentino, resultaría en uno de ellos siendo mordido. Con piernas
temblorosas, se puso de pie con una lentitud agonizante. Mientras lo hacía, una parte
del material mutilado se deslizó de la criatura para revelar su patrón de cabeza y color.

Rojo y amarillo, mata a un compañero, rojo y negro, amigo de Jack. Su corazón


golpeó dolorosamente contra las costillas. La muerte descansaba en sus manos.
Despierta ahora, la serpiente coralillo alzó la cabeza para mirarlo con frialdad, ojos
pequeños y brillantes, siseando. Sin apartar su atención de la serpiente, Ryon continuó
alejándose de Daria hasta que fue positivo que ella estaba fuera de peligro.

Con todas sus fuerzas, la arrojó lejos en el bosque.

—¡Oh, Dios! —La voz de Daria se rompió y hundió la cara entre sus manos, los
codos en sus rodillas—. Me senté a descansar y esa cosa se arrastró hasta mi brazo y mi
camisa. No me podía mover.

Ryon la alcanzó en dos zancadas y se sentó a su lado. Sin pensarlo, envolvió sus
brazos alrededor de ella y la atrajo contra su pecho. Su cuerpo saltó a la conciencia
dolorosa de ella apretándose cerca, temblando, su piel suave como la seda bajo sus
palmas ásperas. Su cabeza oscura estaba escondida debajo de su barbilla, con una mano
agarrando la parte delantera de su camisa como si nunca la hubiera dejado ir. Actitud
protectora feroz se hinchó alrededor de su corazón, haciendo que su pecho doliera.

—Está bien —canturreó él—. Estás bien. Estoy aquí, bebé. —Murmuró otras
cosas también, palabras melodiosas que sabía que ella no atraparía, pero no tenía que
saber su significado para que pudieran calmarla. Ella empezó a relajarse.

—Nunca corras de mí otra vez —dijo él con voz áspera—. Nunca. Júramelo.
186
—Lo juro.

Durante un tiempo, ella estuvo contenta de dejar que él la abrazara, aceptando


la comodidad que ofrecía. Por fin, se apartó y se limpió la cara. Él sintió la pérdida de su
calor, inmediata y desconcertante.

Ella dejó escapar una respiración profunda y temblorosa y Ryon trató de no


mirar a la amplia curva de sus pechos cremosos. El desecho de encaje de material que
presentaba como sujetador no hizo mucho para ocultarlos, y ahora no era el momento
para disfrutar de un cierto placer por la tarde. Con un esfuerzo, él movió su mirada hacia
el norte y mantuvo su atención enfocada en su cara. Principalmente.

—Gracias. —Ella sorbió.

Él se aclaró la garganta.

—Eres mi compañera. No hay manera de que deje que te pase nada.

—Lamento haberme ido sin decírtelo. —Ella miraba al suelo, miserablemente—.


Pero no puedo renunciar, Ryon. No puedo irme sin obtener la información que
necesitamos.

Ryon la miró boquiabierto.


—¿Me estás tomando el pelo? Daria encontrarse con una serpiente venenosa es
solo uno de los cientos de peligros con los que podrías encontrarte. Me prometiste que
no huirías de nuevo.

—Y no lo haré. Pero lo que August está haciendo es terrible, y detenerlo salvaría


vidas. Necesito tu ayuda para detenerlo.

—Para ayudar a Ben, quieres decir —dijo él amargamente. Instantáneamente, se


arrepintió de dejar salir al monstruo de ojos verdes, pero ella tomó su mano,
sacudiendo la cabeza.

—No solo a él. A todos los que han sido arruinados por él, Bowman, y Malik. Esta
podría ser nuestra única oportunidad.

¡Mujer exasperante!

—Pensaré sobre eso, pero es todo lo que diré. —Ryon se puso de pie y le ofreció
la mano—. ¿Tienes una camiseta extra? —Un rubor coloreó sus mejillas y rabia brilló
en sus ojos, pero ella asintió y tomó su mano, permitiéndole ayudarla.

Daria pescó a través de su mochila por el atuendo. Ryon estaba decepcionado


cuando ella sacó una camiseta de camuflaje y la deslizó sobre su cabeza, cubriendo su 187
hermosa piel. Él no sabía que quería hacer más: estrangularla o hacerle el amor. Luego
ella caminó unas pocas yardas hacia donde su camiseta negra destrozada descansaba
en el suelo, la empujó con el pie, se inclinó y la recogió.

—Nunca se sabe cuándo un trapo puede ser útil —especuló ella, guardándola
dentro de su mochila.

Ryon no contestó. ¿Había detectado un sonido al oeste? ¿Un movimiento? El


cabello de la parte trasera del cuello se le erizó, pero podría ser su recargada
imaginación, nada más.

Un destello de metal a través de los árboles fue captado por el rabillo del ojo un
segundo antes de que se girara, colocando la M16 en su hombro.

—¡Daria ve! —gritó.

Para su crédito, ella no dudó. Barrió la mochila sobre un hombro y corrió en la


dirección opuesta mientras el bosque cobraba vida con cuerpos.

Las figuras parecían desprenderse a sí mismas de la pared del bosque como


demonios del inframundo, viniendo a reclamar su alma. Y él podía saber.
Pero no hoy, demonios. Esparció el área con una ronda de munición para
comprarles preciosos segundos. Los hombres retrocedieron, cubriéndose, dándole a
Ryon un instante para girar y correr detrás de Daria antes de que devolvieran el fuego.

Ella negoció entre la maleza como un ciervo veloz y él tuvo que trabajar para
atraparla. Apenas escuchaba el rítmico toque de las armas sobre la sangre corriendo
por sus venas. Casi la había alcanzado cuando ella se tropezó con una raíz y cayó de
frente con un grito. Él se detuvo un momento suficiente para agarrar la parte trasera de
su camiseta, tirar hacia arriba con fuerza, y la arrastró en su estela.

Ramas y vides golpeaban sus rostros y ropa, rasguñando sus brazos. Aunque, no
importaría mucho con una bala en cada una de sus espaldas, especialmente si los
hombres estaban usando plata. Pero eso palidecía en comparación con los horrores que
August era capaz de hacer si eran capturados vivos.

Ryon empujó más fuerte. Tomando una desviación hacia el sur, esperando sacar
a los hombres del rastro. Ellos lo buscarían cerca del río, así que él haría lo contrario.
Después de un tiempo, los disparos y maldiciones desaparecieron, así que parecía haber
funcionado. Se detuvo, sosteniendo rápido el brazo de ella, y escuchando.

El tiempo se estiró y los silbidos de los coloridos pájaros alrededor de ellos 188
resurgieron. Ryon dejó salir la respiración que había estado conteniendo. Gracias a
Dios, habían perdido a los matones.

Daría tiró de su mano liberándose de la de él y se colocó las manos en las caderas,


disparándole una mirada molesta. La postura la hizo verse mucho como una imagen de
un perturbador ángel oscuro y tuvo que resistir la urgencia de sonreír.

—Bueno espero que estés contento contigo mismo.

Ryon dejó caer la mandíbula.

—¿Yo? Tú eres quien…

Ella dio un paso más cerca y tocó su brazo derecho.

—Estás sangrando.

Ryon echó un vistazo. Un raspón estaba estropeando sus bíceps donde una de
las balas lo había rozado. La sangre hacia un rastro delgado bajando por su brazo y caía
por dedos. Se encogió de hombros.
—Sanaré. Sigamos moviéndonos. —Dándole un rápido beso, Ryon captó un
destello de la exasperación que corrió por su rostro antes de que él tomara su mano,
girara, y avanzara a través de los árboles.

Ryon los empujó hacia el este tan rápido como podía a través de la densa maleza.
Daria había estado en silencio durante varias horas, sosteniéndose sin quejarse o
preguntarle de nuevo sobre regresar. Solo se habían detenido dos veces para un rápido
trago de agua y un corto descanso.

Para el segundo descanso, pudo notar el cansancio tomándola. Largas hebras de


cabello oscuro habían escapado de su cola de caballo, y flotaban por su rostro en un
desastre. Se sentó en la tierra esponjosa, las piernas llevadas al pecho, y abrazó sus
rodillas, mirando fijamente dentro del bosque con una mirada que lo había dejado sin
aliento. La mirada fue más profunda que el dolor, más elocuente que lágrimas y había
cortado a Ryon hasta la medula.

Ella detestaba darse por vencida. Él la estaba forzando a darse por vencida a
encontrar la cura para Ben, al menos temporalmente.

—¿Cuándo vamos a girar hacia el norte? —preguntó Daria.


189
—Mañana nos acercaremos a ese camino gradualmente, y haremos nuestro
camino hacia el punto de encuentro en un ángulo. Si nos esforzamos, aún podemos
alcanzar al equipo antes de que August nos intercepte a nosotros.

—¿Cuánto nos tomara, a este ritmo?

—Para la tarde, quizás antes. Siempre y cuando no me guíes en otra persecución


de gansos salvajes.

Un suave gemido sonó a su espalda. Tenían que arrastrar su culo para estar un
paso por delante de August y alcanzar a la Manada muy rápido. Aun así, ella no se quejó.

Ryon tenía que admirar su coraje, y él comprendió su necesidad de derrotar a


August también. Claro, él obtendría a ese hijo de puta incluso si tenía que volver aquí
solo para hacerlo. Los últimos años habían sido sobre sanar, luego comenzar su nuevo
trabajo con la Manada.

Trató de alejar su mente de la pesadilla de su pasado enterrándose de una tarea


peligrosa a otra. Reconstruyendo su vida, asegurando su futuro. Entonces el desastre lo
había cegado de nuevo cuando su equipo había sido emboscado meses atrás, y él se
había impulsado incluso más duro.
—¿Cuándo haremos un campamento?

—Tan pronto como encuentre un buen lugar. Estará oscuro pronto.

Ella murmuró:

—Ya era hora.

No pudo evitar sonreírse a sí mismo. Que su pareja permitiera que la más


pequeña queja pasara por sus labios quería decir lo acabada que estaba.

No perdió el tiempo buscando un área aislada similar a donde habían puesto la


tienda anoche. Trabajando para vencer la creciente oscuridad, rápidamente levantó el
refugio, asegurándose que el material no pudiera ser visto fácilmente.

—Se ve bien —aprobó Daria—. No creo que nadie que pase cerca pueda verlo.

—Esperemos no tener que averiguarlo.

—Claro. ¿Hambriento? —Movió una mano al suelo tras ella. Las dos tazas de
metal habían sido puestas en una manta, junto con una tira de carne seca para cada uno
de ellos—. Estofado de carne instantáneo. Estoy hambrienta y de algún modo 190
volviéndome menos exigente conforme pasa la hora.

—Yo también —admitió él. Su estómago gruñó mientras se le unía—. Aprecio


esto.

Se sentaron con las piernas cruzadas en la manta de cara uno al otro. Daria tomó
su tazón, olfateó y arrugó la nariz.

—Sabes, esto no es tan malo y estoy acostumbrada a ello, pero existe algo un
poco perturbador sobre la comida que crece cuando agregas agua. ¿Cómo es que hacen
eso?

Ryon rió, y ella sonrió de vuelta. Su corazón hizo un divertido salto en su pecho.

—Uno de los grandes misterios de la vida, supongo.

—Yo diría que tú eres uno de esos grandes misterios. —Ella, moviendo su
cuchara hacia él—. Tan interesante como la vieja carne seca, y dos veces más rudo.

Él ladró otra risa, casi regando su estofado.

—Sí, mejor para con los cumplidos antes de que mi ego me explote el cerebro.
—Lo siento. Supongo que me estoy poniendo impactante. —Dudó, luego lo
observó pensativamente—. Háblame sobre ti o tu familia

—¿Qué quieres saber? —comenzó, admirando la forma en que las esquinas de


sus ojos se arrugaban con patas de gallo cuando sonreía. Sus labios llenos, la esbelta
curva de su mandíbula.

—¿Dónde creciste?

—Atlanta, Georgia, la axila del sur. —No ofreció más y ella bajó su tazón,
lanzándole una mirada exasperada.

—No vas a hacer esto fácil, ¿cierto?

—No. Me comparaste con carne deshidratada. Aún me estoy recuperando.

—Caray, estamos delicados.

Ella se inclinó hacia delante, mirando intencionadamente hacia su rostro,


mientras lo hacía, Ryon trató de no mirar fijamente la perfecta redondez de sus pechos 191
empujando contra su camiseta.

—¿Qué?

—Me dijiste algo sobre tu madre y hermana. ¿Qué hay de tu padre?

Su garganta se apretó.

—Él era teniente de los Marines 9 . Fue asesinado en acción en la Operación


Tormenta del Desierto cuando era un niño.

Daria colocó una mano sobre la de él.

—Lo lamento —dijo suavemente.

—Fue hace mucho tiempo. Y tuve a mamá para que estuviera conmigo, bendita
ella. —Él sonrió—. Lisa vino después, de su matrimonio con mi padrastro.

Daria ladeó la cabeza, con una extraña mirada en su rostro.

9Marines o USMC: Es una rama de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, especializada en misiones
anfibias, es responsable de proporcionar proyección de fuerza desde el mar, para desplegar rápidamente
fuerzas de armas combinadas.
—¿Alguna vez lo ves?

—No muy a menudo. Nos llamamos de vez en cuando, enviamos tarjetas


navideñas. En serio debería hacer un mayor esfuerzo desde que el hombre ayudó a
criarme, pero nunca fuimos tan cercanos. ¿Qué hay de tu padre? Debe haber sido un
hombre especial.

—Él es el mejor. Cuando se retiró de estudiar lobos, no pude esperar para tomar
donde él lo dejó. Somos muy cercanos, pero no nos vemos tan seguido como nos
gustaría.

—Después de que hayamos puesto bien a Ben, lo visitaremos. —Si no somos


forzados a destruir a Ben, aunque no lo dijo. Daria le dio una débil sonrisa.

—Me gustaría eso, y también a papá.

Ninguno de los dos se sintió muy hablador después de eso. En silencio, limpiaron
sus tazones y utensilios con hojas, las cuales enterraron para evitar atraer visitantes
nocturnos no deseados. Sin nada más que hacer, se prepararon para dormir. Daria se
cambió a un par de pantalones cortos, murmurando que hacía demasiado calor para
dormir en pantalones. 192
Ryon trató de no observar mientras ella emergía, pero no lo logró. Sus largas
piernas eran esbeltas, tonificadas y bronceadas. Podía imaginarlas claramente
envueltas alrededor de su cintura mientras entraba en ella. Él nunca se cansaba de
tomarla. Pero no esta noche. Necesitaban descansar.

—Dios, desearía poder arriesgar por lo menos una onza de nuestro suministro
de agua para lavarme. —Ella envió una mirada de deseo a la cantimplora próxima a su
mochila.

—Intentaré encontrar un lugar seguro mañana. Con algo de suerte, nos


encontraremos con algún río.

—Oh, eso sería fantástico.

¡Idiota! ¿Había perdido la cabeza? Enfrentar a un pelotón de fusilamiento sería


menos tortuoso que custodiar a Daria mientras se bañaba. Nunca llegarían a su equipo
si la tomaba a través de todo el bosque.

Se establecieron en el refugio, tendidos sobre los ladrillos, sin hablar. El silencio


entre ellos era sociable.
Si solo pudiera silenciar el caos en su cabeza tan fácilmente. Si tuviera que
asesinar a Ben, ella lo odiaría de por vida.

¡No lo sabes con seguridad! Ella te perdonaría, ¿verdad?

Ryon no podía soportar la verdad. No ahora. Intentaba esconderla, pero volvía a


surgir. Mortal como la serpiente de coralillo, esperando a atacar, a envenenar su sangre.
Su alma.

Maldito seas, Ben Cantrell. Se deslizó hacia un sueño intranquilo, el eco de los
gritos de Cantrell lo atraían hacia la oscuridad.

Ryon fue emergiendo lentamente. No podía moverse. Presión en sus piernas, su


pecho. La realidad colisionó con su pesadilla. La llamó. 193
«¿Daria? ¡No!».

Pero el llanto solo resonó en su mente. Sus labios no se movían.

¿Dónde estaba su pareja? Atrapada. Sangre. Empapando su ropa, su pelo.


Ahogándose en un río de sangre.

«¡Ryon!».

«Perdóname, perdóname…».

—¡Ryon!

Se despertó con una sacudida y la pesadilla desapareció, los restos de un terror


inexplicable desapareciendo en la oscuridad. La presión en su cuerpo se mantenía, y
luego comprendió que alguien estaba recostado sobre él. Una mano le tapaba la boca.

—Shhh —susurró Daria, apresurada.

Ryon se tensó, escuchando. Nada al principio, y luego… La llamada distante de


un pájaro en el norte, y la llamada de respuesta al oeste. El resto del bosque se había
vuelto anormalmente silencioso. Un escalofrío de miedo pasó por su espina. Dios,
¡August había enviado a sus matones a buscarlos antes del amanecer!
Estaban tan cerca que su lobo prácticamente podía olerlos. Esperando. Pisadas
se arrastraban entre los arbustos cercanos a ellos, tan furtivos los suaves movimientos
que no lo habrían despertado. El sudor caía por los costados de su cara. Daria sacó su
mano de su boca pero se mantuvo inmóvil sobre él, los senos chocando contra su pecho
a través de las telas de sus camisetas. Su estruendoso corazón coincidía con el de ella.

Estiró un brazo y buscó la M16. Sus dedos la encontraron y se cerraron alrededor


de ella, pero la presencia del arma le daba poco alivio. Eran blancos fáciles. Si su
escondite era descubierto, asesinaría a cuantos pudiera, pero estaría disparando a
ciegas. Sin duda, estaban bien equipados con lentes de vista nocturna, y los suyos
estaban guardados en su mochila. No se arriesgaría a hacer ruido por buscarlos.

Los pasos se desvanecieron y las llamadas se fueron extinguiendo, mezclándose


con los ruidos y chillidos de los habitantes nocturnos del bosque. Largos y agonizantes
minutos pasaron, convirtiéndose en una hora. Finalmente, Daria salió de su pecho, lenta
y cuidadosamente. Cuando los primeros rayos grises del amanecer aparecieron, Ryon
puso un dedo en sus labios dando a entender que iba a echar un vistazo.

Daria asintió y pronunció «Ten cuidado». Él le devolvió lo que esperaba que fuera
una sonrisa tranquilizadora, luego agarró el rifle y se deslizó fuera de la tienda.
Apuntando el rifle apoyado en su hombro, esperaba que su aparición desatara el fuego. 194
Nada.

Solo el sonido de las conversaciones de las criaturas que se estaban despertando


a su alrededor. Los hombres probablemente habían avanzado. Esperó durante algunos
minutos más, luego se levantó sobre una rodilla. Todavía nada. Se paró, y dio un rápido
vistazo alrededor del área. Satisfecho, volvió al refugio.

—Venga. Está despejado.

Daria se le unió, mirando a su alrededor.

—¿Estás seguro?

—Sí. Ya se fueron. El problema es, que están distribuidos, moviéndose en una


línea derecha en la misma dirección en la que nosotros queremos ir; hacia nuestro
punto de encuentro. Y ahora están por delante de nosotros o por lo menos su escuadrón
lo está.

Las cejas de ella se levantaron.

—Oh, Dios. Eso significa que estamos literalmente rodeados.


—Podemos asumirlo. Las buenas noticias son que ellos no lo saben, o ya
estaríamos muertos.

—Cariño, por alguna razón, eso no me suena muy prometedor.

—Estamos respirando. Por ahora, con eso debe bastarnos. —Ryon se detuvo,
considerando la prudencia de su próximo movimiento—. Necesitas un arma.

—No soy exactamente un francotirador.

—Tiempos desesperados. —Arrodillándose, sacó el arma de mano atada a su


tobillo. Luego se la tendió—. Una SIG tres cincuenta y siete. ¿Puedes manejarla?

Daria la tomó, mirándolo con la boca abierta.

—¿Estás confiándome esto?

—No estoy preocupado por tus habilidades. Solo apunta y dispara si tienes que
hacerlo, pero cuídate del retroceso.

La estudió dudosamente.

—Está bien, haré lo mejor que pueda. 195


—Eso es todo lo que podemos hacer —dijo calladamente—. ¿Lista?

—¿Estamos manteniendo el plan? Este sería el momento perfecto para correr y


conseguir la evidencia que necesitamos. August nunca lo esperaría.

Agarrando su mochila, Ryon se paró durante un momento, pensando en los pros


y los contras. Con la mayoría de los hombres buscándolos, ella tenía razón. Él
simplemente no quería admitirlo. Después de un momento, dejó salir un suspiro.

—Tienes un buen punto.

Sus ojos se expandieron mientras ella se acercaba hacia él, poniendo sus palmas
en su pecho.

—¿Lo dices en serio?

—Sí, lo digo en serio.

Finalmente, logró guardarse su orgullo y sus celos. Era un poquito difícil de


lograrlo. Luego continuó:
—Ben es importante para ti, así que también lo es para mí. Quiero ayudarlo a él
y a cualquier persona que esté allí afuera que haya sido lastimado por esos
experimentos.

Ella arrojó los brazos sobre su cuello y lo besó ruidosamente. Él tuvo que forzar
a su mente para no tomarla allí y en ese momento, sin importar que tanto quisiera
hacerlo. De mala gana la dejó ir y se prepararon.

Daria se colocó nuevamente su atuendo negro para la caminata, poniendo el


arma en su cintura. Luego tomó dos barras de proteínas de su mochila y le entregó una
a Ryon.

—Aquí. Energía rápida antes de que nos vayamos.

—Gracias. No puedo recordar cuando fue la última vez que estaba ansioso por
comer aserrín comprimido. —Él desenvolvió la barra y comió la mitad de esa cosa
horrible en un solo bocado—. Estoy tan hambriento, que daría a mi primogénito a
cambio de un plato de huevos con tocino.

—Piensa en algo más. ¿Cómo está el brazo?

Ryon miró al rasguño. 196


—Duele un poco, solo eso. Casi lo había olvidado.

Ella metió el resto de la barra en su boca, luego miró su brazo.

—Se ve bien. No hay signo de infección.

—Gracias, Doc. Eres una mujer de muchos talentos, mi compañera. —Sus labios
subieron.

—No tienes ni idea. —Ella lo molestó.

—Oh sí, creo que la tengo.

Mientras iban de vuelta, haciendo una gran desviación para evitar a cualquiera
de los matones que podría haber quedado en el camino, se comunicaron con Nick.

«Cambio de planes, jefe. La mayoría de los hombres de August nos pasaron, así que
estamos volviendo para tomar otra oportunidad para conseguir evidencia».

«Está bien, pero sean cuidadosos. Ha habido un acontecimiento».

Ryon se tensó.
«¿Qué está sucediendo?».

«La criatura ya no está aquí en Shoshone. En realidad, no creemos que esté en


ningún lugar cercano».

Dejó que eso cayera, y su sangre se congeló.

«¿Crees que está viniendo hacia aquí?».

«Diría que es altamente posible».

«¿Qué tan rápido puede llegar aquí a pie?».

«Malditamente rápido si le dieron cualquier habilidad de rastreo durante los


experimentos. Los guardabosques reportaron otras tres muertes a menos de un día, y cada
una de ellas es a veinte kilómetros de distancia entre sí. No hay forma que pueda haber
cubierto esa área a pie en una noche».

«¡Demonios! ¿Pero por qué vendría aquí?».

«Supongo que está yendo detrás de August, de ti o de Daria. Quizás sienta que Daria
se ha ido. Mantén tus ojos abiertos».
197
«Muy divertido, jefe. ¡Es malditamente invisible!».

«No completamente». Le recordó Nick. «Busca los patrones irregulares cerca de ti,
como el efecto de un caleidoscopio. Puedes reconocerlo».

«Gracias por el discurso alentador».

«No te des por vencido. Envíanos la información en el momento en que entres en su


archivo. Si existe una cura, se la daremos al laboratorio y haremos que trabajen en ella.
Después, cuando sepamos de ti, iremos a rescatarlos».

«Gracias, Nick».

«Hablamos luego».

—Daria, detente. —Ella se detuvo, mirándolo inquisitivamente—. Malas noticias,


Ben está en camino.

—¿En su forma animal? —preguntó calladamente.

—Desafortunadamente, eso es lo más probable. Nick cree que puede dirigirse


hacia aquí, quizá viniendo detrás de nosotros o tu tío.

Su rostro palideció.
—Ahora tenemos que conseguir la cura. Estamos quedándonos sin tiempo, y no
tenemos nada efectivo con que luchar contra él.

Él asintió.

—Parece que siempre tuviste razón y yo fui un tonto.

—Date un respiro. Estábamos siendo perseguidos y nos estaban disparando.


Estabas protegiéndome.

—Gracias, cariño. ¿Lista?

—Como nunca lo estaré.

Mientras reanudaban la caminata, una sombra pasó sobre su alma. Esta era una
misión suicida.

Y ni siquiera Nick estaba seguro de que Ryon volviera a casa vivo.

198
Docen
Traducido por: ItBurnsLikeIce, Jeyd3, mtomasm & Kirara7

Corregido por: Eli25

Por cuatro horas, Daria caminaba perezosamente detrás de Ryon, mirando


fijamente su perfecta parte posterior. ¿Cómo de increíble era su compañero por superar
esto? Ella ansiaba justicia contra August por lo que le había hecho a Ben, y la tendría.
Ben había sido un buen hombre, un buen amigo. Sin embargo, como amantes, ella y Ben
no eran buenos el uno para el otro y la despedida había sido dolorosa.

Pero ella había hecho su camino por el duelo, y había salido por el otro lado. 199
Después de un largo y desolado trecho, Ryon había despertado el anhelo de ser tocada,
sostenida. Envuelta en los brazos de Ryon, ella finalmente supo lo que significaba
encontrar la otra mitad de su alma.

—Mira esto.

Ryon paró en su camino, mirando hacia adelante. El camino los había llevado a
un pequeño estanque del tamaño de un cuarto de un campo de fútbol. El grueso follaje
rodeando las orillas lo hizo parecer mucho más pequeño, más apartado. La luz solar se
filtraba entre el manto del bosque, causando encantadores moteados patrones a través
de la verde y cristalina superficie. Enormes viejos árboles permanecían como centinelas
hacia el perímetro de la orilla, sus oscuras raíces extendiéndose dentro del agua como
huesudos dedos. Diversas mariposas azules flotaban en el aire, algunas bebiendo de
grandes flores.

—Oh, ¡guau! ¡Es precioso! —Daria se tiró a sus brazos, tan emocionada como una
niña—. Estoy tan caliente y mugrienta ¿Podríamos refrescarnos? ¿Por favor?

—No lo sé. — Él frunció el ceño, asimilando el área—. Déjame intentar algo


primero. Dame un poco de tu carne seca.
—¿Para qué? —Curiosa, ella no perdió tiempo poniendo su bolsa abajo y
alcanzando la carne, especialmente si significaba un baño. Abrió la cartera, rasgó un
pedazo, y se lo alcanzó a él.

—Observa.

Ryon lanzó la seca carne en el centro del estanque. Nada pasó al principio, pero
gradualmente, pequeñas ondulaciones rompieron en la superficie del agua, como una
caldera empezando a hervir. Sin embargo, la acción, nunca se hizo frenética. El pez
mordisqueó el regalo hasta que no quedó nada, después desapareció. Todo estaba
calmado de nuevo. Nada más se movió.

—Estabas probando el estanque por criaturas peligrosas —remarcó ella—.


Estoy impresionada. Probablemente no hubiera pensando en lanzar el cebo.

—Solo una precaución. Estamos cerca de la finca de nuevo, y siendo comidos por
algo mutado que August ayudó a crear arruinaría mi día. Parece suficientemente
seguro, pero yo iré primero. Saca una raíz de árbol y trata de no meterte en ningún
problema. —Él dio una sonrisa ladeada—. Y no espíes.
200
—Ajá. No adules a ti mismo.

Desde su sonrisa satisfecha, él supo que ella estaba burlándose. Ella no se dio la
vuelta mientras él se quitaba su oscura chaqueta. Cuando la tiró a un lado, le envió una
ardiente mirada, y cuando fue por el cierre en su uniforme, ella gimió. Una baja,
profunda risa retumbó desde su pecho, calentándola como un trago del whiskey que
ella deseaba haber traído.

Daria se sentó en una gran raíz, mirándolo mientras removía sus pantalones y
hacía ruido entre sus pertenencias. El agua arremolinándose de manera incitante
mientras él se metía dentro. Querido Señor, Ryon pertenecía a uno de esos calendarios
de Hunk of the Month10. El hombre poseía un cuerpo para competir con un dios griego.
Sedoso pelo rubio peinaba su cuello. Los magros músculos de su espalda y brazos se
contraían bajo la dorada piel. Su cincelado trasero gritaba por sus manos.

Él entró hasta que el agua lamió sus caderas y se giró así ella tenía un perfil de
costado genial. Luego él se reclinó hacia atrás y mojó su cabeza, dándole a ella una
tentadora vista de su pecho y sus marcados abdominales ¡Guau, bebé!

10 Hunk of the Month: Hace referencia a un calendario donde salen hombres con poca ropa.
Ryon se enderezó y empezó a enjabonarse el cabello con una barra de jabón que
ella no había visto en su mano. Él repitió el procedimiento sobre la parte superior de su
cuerpo hasta que ella en realidad empezó a sentir envidia de las burbujas. Se mojó a si
mismo dos veces para enjuagarse, después sacó el agua de su cara con su mano libre.
Sin una advertencia, él se giró y le sonrió abiertamente.

—¿Disfrutando del espectáculo, bebé?

—Solo estaba explorando el área por peligro —dijo ella bromeando.

Su sonrisa se ensanchó a una segadora.

—Tu preocupación por mi seguridad es conmovedora pero el único animal


peligroso alrededor voy a ser yo si me sigues clavando la mirada como si fuera un filete.

—Lidia con ello.

Riendo, él terminó. Después salió, usó la manta para secarse a palmadas, y se


vistió. Una lástima. Ella se levantó de su nudoso asiento mientras él se ponía una camisa
limpia, todavía favoreciendo su lado. Se puso pantalones limpios también.

—Me gustaría lavar nuestra ropa sucia antes de irnos así podemos dejarlas
201
afuera esta noche para secarse —comentó ella—. No sabemos cuándo encontraremos
otro buen lugar para limpiarnos.

—Buena idea.

Daria descartó su ropa más rápido de lo que era humanamente posible, agarró
el jabón, y se precipitó al agua. Se sumergió en el estanque y encaró a Ryon,
asegurándose de que sus pechos estuvieran en su vista apreciativa.

—¡Oh, es tan cálido! —lo llamó ella—. Esto se siente terrible.

—¿Cierto? —Él no parecía como si estuviera pensando sobre el agua mientras la


miraba.

—Nunca tomaré mi ducha en casa de nuevo, eso garantizado.

Él rió una vez más. Ella adoró el rico sonido. Mientras se frotaba desde la cabeza
a los pies, pasó el tiempo contemplando cómo hacer que él lo hiciera más seguido. Y esa
voz, ¿hecha para una habitación en penumbras y enredadas sábanas en una calurosa
noche de verano? La puso húmeda.
Sacando lo último del jabón de su cuerpo, empujó su mojado cabello atrás y abrió
sus ojos para ver a Ryon sonriéndole abiertamente como un tonto.

—Lindo espectáculo.

—Oye, ¡no es justo! —chilló ella juguetonamente. Le sonrió de vuelta y luego algo
extraño pasó.

La sonrisa de Ryon se marchitó, y se levantó despacio, frunciendo el ceño,


mirando más allá de ella.

—¿Qué pasa?

Su expresión se convirtió en una máscara de terror y le gritó a ella:

—¡Sal del agua! ¡Sal!

Ryon se inclinó, retirando el cuchillo de su bota y rompió en una letal carrera


mientras Daria se giró sobre sí. Nada más que una rara ondulación en el agua, no más
de quince pies de donde estaba. No, no solo una ondulación. Más como algo planeando,
pero ella no pudo ver qué. Al principio.
202
—¡Daria, sal!

Ben estaba aquí. Y la bestia estaba en control.

Ella apenas captó el distorsionado contorno del enorme bulto de la criatura,


después giró y arremetió hacia la orilla, demasiado aterrada como para gritar. Su pie se
resbaló en el fangoso suelo y se hundió. Trepando, enterró sus dedos de los pies y
empujó hacia adelante, su corazón palpitando en su garganta. Frenética, echó un vistazo
hacia atrás para ver a la bestia chapoteando a través del agua ahora, justo a su espalda,
mandíbulas jadeando. Enredados, feos dientes estaban listos para rasgar su piel. Ella
encontró su voz.

—¡Ryon!

Él se sumergió en el agua y saltó hacia la criatura, aterrizando encima de ella


justo mientras la alcanzaba a ella. Daria se tropezó en la orilla, jadeando de miedo. Ryon
estaba sentándose a horcajadas en la espalda del monstruo, sus brazos envueltos
alrededor de su gran cabeza. La cosa tenía que ser dos veces su altura, su fuerza
increíble. La bestia intentó sacárselo de encima, después se retorció en un violento giro,
una y otra vez, moviendo a Ryon más profundo dentro del agua donde intentaría
ahogarlo. O destrozarlo.
—¡Oh, Dios mío! ¡Ryon!

El agua se agitaba con la fuerza de su batalla. Cada vez que la criatura rodaba,
sumergía a Ryon más tiempo, desgastándolo. Jugando con él, mostraba una perspicaz
inteligencia que era más aterradora que si hubiera estado ciegamente dando tajadas a
su presa como antes. Mientras giraba a Ryon en posición vertical, él emergía jadeando,
sus brazos esforzándose para sostenerse a la bestia y el cuchillo.

Desesperada, ella consideró su rifle. No era buena idea. No podía dispararle a la


criatura sin tal vez herir a Ryon. Y las balas posiblemente no tendrían efecto de todos
modos.

El cuchillo destelló en las manos de Ryon. Con una poderosa embestida, la bestia
se retorció, desprendiendo a Ryon de su espalda. Y desapareció. Moviéndose en el agua,
Ryon tomó bocanadas de aire, buscando a la bestia.

—¿Estás bien?

—Sí. Lo apuñalé —farfulló él, su pecho agitado—. Se fue abajo del agua.

No podía ser tan fácil. El miedo aumentó, por su pareja y por Ben. 203
—Apúrate y sal de ahí. —Él le dio un vistazo a ella, asintió, y comenzó a nadar
sin decir ni una palabra de su estado de desnudez.

Daria se había puesto las bragas y estaba alcanzando su sostén cuando él dejó de
nadar.

—¿Qué diablos estás haciendo?

El cuerpo de Ryon dio una sacudida en el agua. Sus ojos se ensancharon en


incredulidad justo antes de que fuera golpeado. Echó para atrás la cabeza y gritó en
agonía, agitándose. Entonces fue tirado hacia abajo, y el agua se cerró sobre su cabeza.
Esta vez no volvió a emerger.

—¿Ryon? ¡Ryon!

Daria se quedó inmóvil, incapaz de comprender por un momento lo que había


pasado. Burbujas surgieron desde la profundidad, junto con una brillante mancha de
sangre. Tanta que el área entera donde él se había sumergido estaba completamente
roja. Su estómago se apretó, y peleó contra las náuseas, oprimiendo una mano sobre su
boca.
—Nooo. —Un sollozo brotó en su pecho, luego otro.

Ryon se había ido. Él había sufrido una horrenda muerte, y era culpa suya por
insistir que pararan aquí. Por insistirle hasta que accediera a ayudarla a salvar a Ben,
su ex amante. El hombre, la criatura, que lo había matado.

Mi compañero. Las lágrimas corrieron por su rostro.

Con sus hombros sacudiéndose, ella miró hacia el agua. No le importaba si Ben
regresaba y se la comía también. Ahora no. Luego, abruptamente, el agua se arremolinó
y Ryon explotó a la superficie, ahogándose.

Entumecida por el miedo, ella corrió hacia él, mientras él nadaba hacia donde
pudiera pararse. Se tambaleó hacia ella, cojeando mucho. Ella caminó por el agua,
colgando uno de sus brazos alrededor de su cuello y tomándolo por la cintura.

Ryon llegó a la orilla antes de que sus rodillas se doblaran. Ella se sentó a su lado,
dando golpecitos a su espalda mientras él se arrodillaba a cuatro patas, tosiendo y
dando arcadas. Irónico, pero nunca había contemplado una vista más agradable que su
pareja casi tosiendo sus pulmones.

—Estaba muerta de miedo —murmuró ella, limpiándose las lágrimas. No


204
parecían parar—. Pensé que estabas muerto.

—Yo, también —dijo él con voz ronca—. Pero creo que sabrías con seguridad si
me hubiera ido, porque nuestro lazo se habría cortado.

Deteniéndose, ella se dio cuenta de que el hilo dorado todavía estaba ahí,
zumbando con vida, energía. Dejando salir un suspiro de alivio, ella asintió.

—Tienes razón. No estaba pensando con claridad o habría sentido que todavía
estaba intacto.

—Perdí mi cuchillo durante esta ronda.

—Toda esa sangre en el agua —dijo ella, estremeciéndose.

—La mayoría era de él, pero creo que aun así escapó. O volvió en sí lo suficiente
que me dejó ir.

—¿A qué te refieres con que la mayoría de la sangre era de él?


Su fuerza agotada, Ryon se desplomó en el suelo. Daria lo rodó sobre su espalda,
y él hizo una mueca por el dolor, cerrando sus ojos. Su cabeza se inclinó a un lado y su
cuerpo se aflojó. Él se había desmayado.

Daria peinó su cabello iluminado por el sol lejos de su rostro, y el amor llenó su
corazón. Ryon se había puesto en la línea de nuevo por ella, y esta vez, su valentía casi
lo había matado. La verdad que ya había aceptado y expresado que Ryon se había
filtrado a cada rincón de su alma; ella amaba a este hombre y no aceptaría la vida sin él.

Se vistió rápidamente, después comenzó una inspección exhaustiva,


asegurándose de que todas sus extremidades estuvieran intactas. Luego detectó los
agujeros en su uniforme, en la parte alta de su muslo derecho. El temor la consumió, y
se acercó. La sangre oscurecía esa parte de sus pantalones mojados, y unas terribles
marcas de mordeduras eran visibles a través de las rasgaduras en la tela.

Se acercó para arrodillarse al lado de sus hombros, y lo sacudió gentilmente.

—Cariño, despierta. Vamos, grandulón. —Después de varios intentos, sus


pestañas revolotearon y se abrieron, para su alivio. El cual fue efímero.

—¿Qué… pasó? —Sus ojos estaban aturdidos. 205


El miedo de Daria se intensificó. Ella rezó para que su lobo pudiera pelear contra
el veneno de la criatura y que no estuviera entrando en shock, porque nunca había
atendido a alguien severamente herido.

—Peleaste con la criatura de Ben. ¿Recuerdas? —Ella tomó una de sus grandes
manos y la frotó entre las de ella.

—Sí. Dios, esa mierda quema. —Él la contempló a través de párpados medio
cerrados. Ella dejó que un hilo de acero se colara en su tono de voz.

—Sé que sí, pero no puedes desmayarte. Estará oscuro en algunas horas, y
necesitamos terminar lo que vinimos a hacer para largarnos de aquí e irnos a casa. —
Ella tiró de su brazo—. ¡Levanta tu trasero! Necesito llevarte a alguna parte para revisar
esa pierna.

Para su sorpresa, él se levantó, se puso de pie.

—Mi mochila. Y el rifle. —Su voz estaba sin aliento, pesada por el esfuerzo.
El lobo de su pareja debía tener la fuerza de diez hombres. Y el corazón de un
león. Su admiración creció exponencialmente mientras recuperaba ambas, y lo asistía
en colocarse la mochila en la espalda.

—Tomaré el rifle —ofreció ella. Él entregó el arma sin protesta, y su


preocupación creció.

Partieron, pero Ryon logró avanzar solo unas pocas millas antes de detenerse.
Estaba tambaleándose, luego colocó un brazo contra un árbol para apoyarse. Con una
ondulación de su mano, indicó un lugar temporal para parar.

—Por allí.

Daria lo condujo al sitio, escondido lejos del sendero. Él se veía peligrosamente


cerca de desmayarse de nuevo, pero apretó los dientes y siguió. Ella extendió la manta
en el suelo, después le ordenó quitarse los pantalones.

Bajo circunstancias normales, el Ryon que había llegado a conocer le habría dado
una sonrisa encantadora y habría hecho buen uso de su privacidad. Pero él meramente
obedeció, su cara gris. Eso la asustaba más que nada.

Inclinándose contra ella como apoyo, bajó su uniforme por su cadera, y luego
206
completamente. Daria inhaló aire con fuerza.

—Recuéstate.

Ryon se acomodó sobre su espalda, los ojos fijos en los árboles. Él no había
mirado la herida y Daria no lo culpaba. Por piedad, ¿cómo iba a ser capaz de caminar?
En el mejor de los casos, tenían un día para viajar antes de que su trabajo estuviera
completo y alcanzaran al equipo.

—¿Qué tan mal está?

Ella tocó su hombro, temiendo lo que tenía que decir.

—Vamos a ponerlo de esta manera. Tu parte en esta operación se acabó.


Comenzando ahora.
Ryon se apoyó en su codo y entrecerró lo ojos hacia la herida. Un feroz
juramento vino a sus labios, pero lo suprimió. Dos filas de ensangrentadas
perforaciones recorrían horizontalmente su muslo derecho. La criatura había atacado
por un lado, atrapando su pierna y tirando de él hasta el fondo de la laguna. Su pelea
había sido breve, pero violenta.

Daria fruncía las cejas, sus ojos preocupados.

—Dobla la rodilla. Quiero ver debajo. —Lo hizo, apretando los dientes—. Bien.
Oh, caray. Tienes un conjunto igual en parte de atrás del muslo.

—Genial —murmuró tumbándose otra vez sobre su espalda—. Un alfiletero


humano.

—Eh, eres malditamente afortunado porque no se te ha roto el hueso, o peor,


dañado una arteria.

Él se encogió de hombros.

—Solo perdemos un par de días en total retrocediendo para obtener evidencias


207
sobre August. Aguantaré. —La verdad es que el ácido veneno del mordisco de la criatura
era como una quemadura lenta sobre sus tejidos, filtrándose hasta el hueso, haciéndole
sudar.

Ella se le quedó mirando.

—¿Has oído lo que te he dicho? Has terminado. Te llevaré con los chicos y les
dejarás que te lleven al hospital.

—Soy el único que sabe dónde está localizada la sala de ordenadores de August.
Sin mí no avanzarías demasiado.

Daría frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué sala de ordenadores? ¿Hay otra…? Oh, no. No me va
a gustar esto, ¿verdad?

—Tengo un mensaje de Nick de hace unos minutos diciéndome que había


recibido alguna información sobre la propiedad de August. La oficina y el ordenador
que estabas tratando de hackear está supuestamente decodificado. August guarda el
ordenador real en algún lugar en una habitación secreta bajo la casa. Está construida
con muros de cemento y la puerta de entrada tiene un teclado. Tienes que conocer el
código para poder acceder.

—Por favor, dime que Nick es capaz de obtener el código.

—Él cree que podría tenerlo —murmuró—. Esperemos que funcione.

—¿El plan B si no lo hace?

—No hay plan B. Si falla moriremos juntos.

—No voy a aceptar eso. Llevaré a uno de la Manada conmigo para terminar el
trabajo.

Otro hombre. Uno de sus amigos cuidando de su compañera mientras ella se


dirigía hacia el peligro. Era estúpido pero un brote caliente de celos apuñaló sus tripas.

—No.

—Sé razonable. Esa herida va a infectarse y contigo enfermo ahí fuera la


operación corre peligro. Soy la única que conoce bien la propiedad de mi tío, habitación
secreta o no. 208
La maldita pierna podría caerse antes de que permitiera que ella regresara a ese
agujero del infierno sin él. El solo pensamiento de tener que esperar durante días para
saber sobre su seguridad le hacía enfermar. Y si August la capturaba, moriría de una
forma horrible. Desaparecería sin dejar rastro.

—Terminaremos esto juntos o no lo haremos. —Su tono no dejó espacio para


más argumentos—. Fin de la discusión. Ahora, remiéndame y deja de machacarme con
eso.

—¿Machacarte? —Daria puso las manos en las caderas y le miró—. ¡Obstinado y


testarudo idiota!

Parecía una diosa enfadada con el brillante cabello negro cayendo sobre sus
hombros. No pudo evitar una sonrisa cansada.

—Y tú eres mi ángel. Lucharía contra todas las bestias del universo por ti.

—Oh Ryon —dijo con un suspiro. La irritación en su adorable rostro había


desaparecido—. Eres imposible.

—Bésame —dijo con un ronco susurro.


—Creo que sí puedo hacer eso.

Ahuecando su mejilla, se inclinó y cubrió sus labios con un lento y tierno beso.
Tan bueno, tan correcto. Una cálida y difusa neblina descendió sobre él y se sintió
ingrávido. El toque de Daria tenía la capacidad de desterrar el dolor de su cuerpo, de su
corazón.

Mientras observaba como le limpiaba y cubría sus heridas, rezó para que
pudieran sobrevivir a esto y regresar a casa.

Donde ambos pertenecían.

La luz de la tarde penetró los párpados de Daria y sofocó un gemido cuando se


despertó de la breve y no planeada siesta. Mucho más placentero era el peso del cálido
y sólido peso del hombre que yacía sobre ella. Demasiado cálido. Obviamente, él
209
necesitaba el descanso.

—¿Qué voy a hacer contigo? —susurró. Retiró el pelo de su cara, le tocó la frente
y lanzó una maldición. Tenía fiebre. Cuidadosamente, se deshizo de su agarre.

Las pestañas de Ryon se abrieron. Durante un par de segundos pareció confuso.


Luego pasó y se incorporó para sentarse, dirigiéndole una sonrisa infantil.

—Hola, preciosa. Me he despertado para encontrar mis brazos vacíos. ¿Por qué
es eso?

—En primera, porque tenía que respirar. Me estabas aplastando.

En un momento, su expresión se tornó compungida.

—Lo siento. Ven aquí y permíteme comprobar si tu dulce persona tiene


moratones. —El brillo depredador en sus ojos hizo que su pulso se acelerara.

—Oh, eres muy malo.

—Lo intento. Un poquito de cooperación, ¿sí?

—Tómalo con calma, chico duro. Ya tienes fiebre.


—Si —gruño con malicia—. La tengo.

Ryon dio unas palmaditas en la manta junto a él y la mirada de ella se dirigió


hacia el sur. Él estaba gloriosamente desnudo y no era un hombre que permitiera que
una herida se interpusiera en el camino de sus deseos.

—Puedo verlo.

—¿Ves lo que me haces? —Acunó su cabeza y la atrajo hacia él.

Su compañero capturó su boca, introduciendo su dulce lengua, devorándola.


Caliente y exigente, entrando y saliendo. Saboreándola y encendiendo las llamas. No
estaba pidiendo permiso. Era un macho puro al cien por ciento, tomando lo que le
pertenecía y enviando un estremecimiento de júbilo directamente a su alma.

Tomó su mano y la guió a él.

—Solo tuyo, ángel.

La suave textura era maravillosa. Satén y acero. Se alegró de haberse desnudado


antes de unirse a él para la siesta mientras él se inclinaba y capturaba un delicado pezón
entre sus dientes. Él lo apretó, enviando ráfagas de placer a través de su vientre.
210
Sus dedos se deslizaron por el interior de su muslo hasta que encontraron su
centro. Movieron la pequeña protuberancia hasta que ella gimió y abrió las piernas más
ampliamente. Él introdujo dos dedos en su interior, acariciándola, volviéndola loca.

—Eres tan bella —susurró—. Tan caliente y húmeda.

—Ryon, por favor.

Rió traviesamente, frotando el sensible montículo con deliberada lentitud. En


cualquier momento, ella volaría.

—¿Por favor qué?

—Te necesito dentro de mí.

Ryon tiró de ella y la colocó en su regazo de cara a él, sus piernas en torno a sus
muslos. Siseó de dolor cuando ella rozó sus vendajes. Antes de que pudiera retirarse,
unas grandes manos rodearon su cintura. Él la izó ligeramente y luego la sentó encima
de él, enterrando su eje profundamente.

Rodeando su cuello con sus brazos, ella le miró a la cara y empezó a mover las
caderas. Sus labios se elevaron y le devolvió la mirada, el calor sexual más puro brillaba
en sus ojos y amenazaba con hacerla estallar en llamas.
—Eso es, móntame. Soy tuyo —murmuró.

Daria se emocionó al oír sus palabras, mientras se unían. La suave dureza de él


la llenaba completamente. Se deslizó arriba y abajo, moviéndose lentamente al
principio, necesitando familiarizarse con cada pulgada. A cada decadente sensación. Se
apoyó en él, acariciando su protuberancia con su eje, lo que les hizo perder el control.

—Daria, bebé, me estás matando.

La plegaria sin aliento de Ryon la llevó al límite. Él cerró sus ojos y echó hacia
atrás su cabeza, tomando su trasero, este enorme hombre se había entregado a su
seducción, una poderosa bestia feroz, domada en sus brazos. Ella nunca había visto
nada tan erótico.

Su centro se rompió y montó a Ryon duro. Ella lo apretó fuerte, sus manos
extendidas sobre su espalda, disfrutando del juego de sus músculos mientras él se
encontraba con sus embestidas, olas fundidas rompían sobre ellos, llevándolos a una
marea roja. Él se puso rígido, su llanto de salvaje y feroz placer se mezclaba con el de
ella, combinando sus almas. Los espasmos los movían hasta que su liberación se vertió
en ella.

Ellos se abrazaron durante un tiempo, sin moverse. El miedo serpenteó hacia su 211
corazón por si esta felicidad fuera efímera, que ella lo perdería antes de que esto
acabara.

—Deberíamos prepararnos para irnos, el día casi termina —señaló Ryon.

—Desearía no tener que hacerlo.

—No hay nada que me gustara más que dejar todo esto. —Él suspiro—. Algunas
veces apesta ser el tipo bueno.

—No te tendría de alguna otra forma.

Él guiñó el ojo.

—¿En serio? Porque guardo mi lado malo solo para ti.

—Suena bien para mí.

Comenzaron a reunir las cosas, y finalmente se dirigieron a la finca de su tío, si


lograban escapar una segunda vez, sería un milagro.
La esencia de su compañera sobre su piel lo estaba volviendo loco, quería tirarla
al suelo y hacerle el amor una y otra vez.

La mujer había cambiado su corazón, como un niño pequeño jugando con


fósforos, él no había sido capaz de resistir su chispa. Las flamas quemarían sin control,
los consumiría y valdría la pena la quemadura.

Él no estaba seguro de si habría probado el cielo o si había sido lanzado al


infierno, probablemente ambos. Deteniéndose, limpió el sudor de sus cejas, su cercanía
no era la única razón por la que estaba a punto de explotar.

—¿Estás bien? —preguntó Daria, tocando su hombro.

Él se volvió y le dio la mejor sonrisa tranquilizadora.

—No te preocupes.

Ella no le creía, sintiendo su frente por enésima vez, lo regañó.


212
—Creo que tu fiebre está empeorando y estás cojo.

—Casi fui el plato principal para el almuerzo, por supuesto que estoy cojeando.

—Los hombres pueden ser tan tontos. Ven, déjame tomar tu temperatura de
nuevo.

Ella arrojó la mochila, pero el detuvo su brazo.

—No me voy a poner otro de esos termómetros de papel bajo la lengua. Guárdalo
¿sí? Estás empezando a asustarme.

—Has tenido cosas peores en tu lengua, lobo mío. Y la última vez que revisé eran
37.9°C.

—Por estar cerca de ti, mi ángel.

Ella lo regañó.

—Hombre insufrible.
Él suspiró en exasperación, pero tenía que admitir que era agradable ser
molestado por esta hermosa mujer.

—Has limpiado y cambiado las vendas, no hay nada más que hacer, deja de
preocuparte.

—Las heridas están rojas e infamadas, Ryon. Necesitamos sacarte de aquí.

—Y lo haremos tan pronto como el trabajo esté listo.

Daria murmuró una maldición y Ryon se rió.

—Vamos, mi obstinada compañera. Continuemos.

El resto del día transcurrió sin incidentes, excepto por la ocasional molestia de
Daria. Ellos hablaron de cosas triviales, la mayoría de cuando crecían, la familia y la
escuela. Se enteró de que Daria había dado el discurso de su último año, mientras que
él había sido el chico más votado que se uniría a los Marines, como su padre; aunque
había tomado un camino diferente al unirse a la Armada. Había tenido un espíritu
viajero, incluso cuando era joven.

Cerca del anochecer hicieron un campamento tan cerca de la casa de August


como se atrevían, encontrando un lugar entre el follaje para esperar su siguiente
213
movimiento.

Daria miró sus heridas y tomó su temperatura de nuevo, claramente infeliz.

—Casi 39°C, tu lobo no está luchando contra esto.

—Estaremos dentro del complejo de August esta noche, justo después del
anochecer, tomaremos lo que venimos a buscar, transferiremos esos archivos al refugio,
y saldremos. Para esta hora mañana estaremos de camino a casa, estoy bien.

—Escaparnos será el doble de peligroso, y estás enfermando. ¿Por qué no


esperas afuera y salvas algo de fuerza mientras yo entro…?

Su paciencia se acabó.

—De ninguna maldita manera, no sigas.

—Bien, sé un imbécil. —Daria se quedó callada.

Ryon estudió a Daria desde sus pestañas, ella se sentaba en el suelo con las
rodillas hacia su barbilla, sus brazos alrededor de sus piernas. Pensó que ella planeaba
ignorarlo hasta que fuera la hora del trabajo, pero estaba equivocado.
—Te amo —dijo ella calladamente.

—También te amo, bebé. —Él se encontró con su mirada, su garganta seca—.


Escucha si no lo logro, sal de aquí, trae al equipo y no mires atrás.

—Olvida eso, no te dejaré. —Ella se detuvo—. ¿Y si ninguno de los dos lo logra?

—Entonces intenta sostener mi mano, así ninguno de los dos estará solo. —Él
buscó su mano y ella entrelazó sus dedos con los de él, su anterior discusión olvidada
ante el peligro inminente.

—Lo prometo.

Al anochecer, ella no había dejado su mano. Diciendo una rápida plegaria, el


asintió hacia ella. Con cuidado llegaron hasta el límite de la propiedad.

La finca estaba inquietamente silenciosa. Unas cuantas luces estaban encendidas


dentro del terreno, y el brillo le recordaba a Ryon a los muchos ojos de una enorme y
venenosa araña, agachada y esperando en la oscuridad.

Hora de matar a la bestia.


214
Trecen
Traducido por: Eli25

Corregido por: Eli25

Solo una pareja de guardias armados eran visibles, cerniéndose cerca de las
esquinas de la casa principal. Las miradas, de alguna manera, eran engañosas.

—¿Dónde están todos? —susurró Daria, palmeando la SIG que él le había dado—.
Él siempre tenía varios guardias más destinados cuando venía de visita.

—Muchos de ellos aún están fuera buscándonos. El resto está alrededor. Si nos
localizan, será como patear un hormiguero de hormigas de fuego. 215
—Voto para que golpeemos mientras están agotados y adormilados por la cena
y el trago. August no les permite beber en el deber, pero eso no les ha detenido de pasar
a hurtadillas unas pocas rondas después de que él se vaya a la cama.

—Es bueno saberlo. Pégate a mí.

Agachados, Ryon les guió desde su puesto a la puerta delantera alrededor hacia
la parte trasera. Abrazando la pared, localizó el lugar aproximado por el que había
entrado en la finca unos pocos días antes. Usando las espesas vides como asideros, se
alzó sobre la pared, luego cayó al suelo al otro lado.

Ardiente fuego se disparó a través de su pierna herida, y apretó sus dientes para
evitar hacer un sonido. Con un esfuerzo, luchó una ola de náusea y mareos. Daria había
tenido razón. Él estaba rápidamente convirtiéndose en una responsabilidad seria. Si
estaban forzados a hacer una carrera, no estaba seguro de que la hiciera hasta el punto
elegido. Por el bien de Daria tenía que intentarlo, y si ella tenía que ir sin él, al menos la
misión estaría completa.

Daria cayó a su lado con un suave ruido sordo, y él la atrapó alrededor de la


cintura para afirmarla. Una vez el guardia al otro lado de la piscina giró para pasear en
la otra dirección, él preparó el M16 y se dirigió a la caseta de la piscina. En ese momento,
estaba cerrada tensamente, las ventanas oscuras. Reptaron a través del porche hacia la
puerta, la cual no mostraba nada más que una simple cerradura. Ryon la forzó
fácilmente con su cuchillo de bolsillo y les guió dentro, cerrando la puerta detrás suyo.

Él caminó pasando el mueble bar y entró en el diminuto almacén. Una vez dentro,
los encerró en una oscuridad como el alquitrán antes de encender su linterna de bolsillo.
El ansioso susurro de Daria sonó a su lado.

—¿Qué estás haciendo? No hay nada aquí, a menos que estés planeando beberte
todo el vino de sus invitados.

Ryon golpeó la linterna en la estantería del vino más modesto que cubría la pared
izquierda de la sala.

—Eso es lo que se supone que debes pensar. Nick me dijo dónde mirar,
¿recuerdas? Observa esto.

Avanzando hacia la estantería, él abrazó el rifle con una cadera, y deslizó su


mano a lo largo del borde derecho hasta que sus dedos encontraron el pestillo y lo
presionó. La estantería hizo un sonido y él la balanceó para revelar una puerta
escondida.
216
Daria estaba adecuadamente impresionada.

—Bueno, que me condenen. La estantería de vino sirve como una pared falsa.
¿Esto guía a dónde creo?

—Incluso mejor. Las escaleras detrás de esta puerta descienden directas al


sótano hacia un pasillo iluminado, el cual conduce hacia la finca durante casi cuarenta
yardas. En ese punto, se ramifica. El pasillo de la izquierda continúa hacia la casa
principal, el de la derecha a la sala de ordenadores.

Ella arqueó una ceja.

—Es una información malditamente buena la que tiene tu jefe.

—Estoy seguro que ser capaz de ver el futuro ayuda un poco.

—Cierto —estuvo de acuerdo ella—. Me pregunto por qué construyó un acceso


a través de la caseta de la piscina. Eso es bastante arriesgado.

—Nick dijo que a August le gusta tener una ruta escondida para salir de la casa
principal por si acaso hay una emergencia, como un asalto o una llamada de un enemigo
peligroso. Además, nadie sabe que existe, excepto su reciente mano derecha, August, y
ahora nosotros.
—¿El pasillo está monitorizado por cámaras?

—Sensores de movimiento. Ninguna cámara, a menos que las haya añadido


recientemente. Entrar no es la parte difícil, si sabes la ruta. Aunque una vez estemos
dentro, si nos descubren, el peligro de quedar atrapados ahí abajo es bastante alto.

—No me gusta esto.

Él entrelazó sus dedos.

—A mí tampoco. Personalmente, creo que todo el trato apesta. ¿Quieres dejarlo?


Decidas lo que decidas, es ahora o nunca.

—Quiero conseguir el resto de esos expedientes y verle expuesto, pero tú estás...

—Entonces está decidido. —Él presionó un beso en sus labios, interrumpiendo


más protestas sobre su salud. Liberándola, él se giró y fue a trabajar en la puerta.
Rápidamente, estaban de pie encima de un escalón, de las estrechas escaleras. Él dejó
la salida detrás de ellos abierta una ligera rendija para su viaje de regreso.

—Sígueme. Cuando lleguemos abajo, quédate a la derecha —instruyó él—. No te


desvíes hacia el centro del pasillo. El rayo del sensor de movimiento pasa directo por el
medio. A August le gusta posicionarlo de esa manera para que pueda hacer una fuga
217
rápida sin preocuparse por hacer saltar sus propias alarmas y alertar al enemigo de la
dirección que ha tomado. Todos los demás no sabrían que no deben caminar al centro
y serían descubiertos.

—¿Y si ha cambiado los sensores?

—Entonces estamos jodidos. Pero si llegamos a la sala de ordenadores, creo que


conseguiré cubrirnos.

Con esa misteriosa perla de sabiduría, él descendió, el arma lista. Una vez en la
parte inferior, siguieron el pasillo hacia la intersección, luego viraron a la derecha. Por
ahora todo bien. Sin gritos o pasos golpeando corriendo para interceptarles.

Una gran puerta de metal corredera dominaba el final del pasillo. Un panel de
control montado en la pared a la derecha se parecía a la cabina de un pequeño avión
con su despliegue de botones.

—Genial —murmuró Daria—. ¿Cómo entramos?

Ryon sonrió gravemente.


—Con la anulación del código que el contacto de seguridad de Nick fue capaz de
proporcionar, desde que August usa uno de los mismos sistemas que sirven. Lo que es
más, el código desactiva los sensores y hasta las puertas cerradas otra vez. Brillante,
¿huh?

Ella miró sobre su hombro y frunció el ceño.

—Yo no sería tan engreída si fuera tú.

—¿Por qué?

—Porque la sala está vacía.

Ryon giró y miró con incredulidad. Caminó dentro, los puños apretados. Las
sólidas paredes de hormigón y nada más.

—Hijo de puta.

—Sin hablar de cuánto tiempo hace que limpió. Aparentemente el ojo que todo
lo ve de Nick no es infalible. ¿Alguna otra brillante idea? —Ella esperó, mirando
alrededor nerviosamente.

—Estoy abierto a sugerencias —dijo él. Se sentía como un tonto. Por supuesto 218
que August movería sus expedientes en el instante que supo que su finca había sido
traspasada. El error de Ryon le había costado a él y a Daria tiempo que no podía afrontar
perder.

—Creo que los expedientes en su oficina son los reales —especuló Daria—. Papá
dijo que él realmente estaba preocupado con algún tipo de construcción en el ala más
lejana. Le dijo a papá que estaba añadiendo algo a la finca, pero ahora creo que es
posible que esté construyendo un cuartel general mejor para sus transacciones.

—Tiene sentido, pero, ¿por qué no solo dejaría los expedientes aquí hasta que la
nueva instalación esté lista? Su información está más segura aquí que arriba.

—Él es una araña esperando saltar a su trampa. La pregunta del millón de


dólares es, ¿tomamos el cebo?

Cada instinto que él poseía le estaba urgiendo más fuerte que nunca, para que
sacara a Daria, y se olvidara de todo. Pero ansiaba que August se asara por lo que le
había hecho a Ben, y a los otros humanos y cambiantes. Al menos, podía darle eso a
Daria.

Ryon ondeó una mano.


—Hemos llegado muy lejos. Hagámoslo.

—Espera —dijo ella suavemente. Acercándose, puso su palma en su pecho—.


Lamento empujarte para venir aquí, especialmente ahora. Estás enfermo y no quiero
que te ocurra nada.

—Está bien, nena. Si no quisiera intentarlo otra vez, no podrías haberlo hecho.
—Él la dio un beso rápido—. Vamos a lograr lo que vinimos hacer y saldremos de aquí,
confía en mí.

Daria miró profundamente a sus ojos, como si intentara distinguir su sinceridad.


Después de un minuto, ella retrocedió, satisfecha.

—Está bien. Así que, ¿Nick dijo a qué parte de la casa guía el pasillo?

—A la despensa de la cocina.

Su mandíbula cayó.

—Estás de broma.

—No. ¿Qué mejor lugar para esconder la otra entrada que detrás de una pared
de comida? Podemos reabastecer nuestras mochilas, también. 219
—Inteligente —admitió ella.

—Tenemos que darnos prisa.

Con cada célula en su cuerpo alerta, Ryon caminó hacia la casa, Daria presionada
a su espalda como una segunda piel. Los estrechos confines del brillante pasillo le
incomodaban más que antes. Medio esperaba que el pasillo escondiera una trampa,
luego descartó la idea. Un hombre como August prefería infligir dolor y ser testigo de
los resultados.

Alcanzaron las escaleras y ascendieron lentamente. Ryon encontró el pestillo, y


el mecanismo emitió un audible sonido, la pared crujió cuando se liberó de su posición.
Él se tensó. Después de un minuto, usó la punta de su rifle para mover el espacio más
ampliamente. La luz de detrás de ellos inundó la larga entrada del almacén.
Rápidamente, él entró y se movió para que Daria cerrara el panel detrás de ellos. Si
alguien en la cocina había visto la extraña luz debajo de la puerta, él y Daria pronto lo
averiguarían.

Nada. Respirando un suspiro, Ryon usó la diminuta linterna para explorar la


comida para reemplazar lo que habían consumido. Siendo un hombre de gustos finos,
August no permitía que se comprara basura para la cocina. De todas formas, Ryon
localizó varios paquetes de galletas saladas, cecina, y unas pocas barras de muesli. Con
una mueca, los guardó en la mochila de Daria, pensando que él habría dado su pequeña
fortuna por un jugoso bistec y una patata asada. Una caja abierta de agua embotellada
descansaba en el suelo y Daria puso varias botellas en su mochila. Ryon se figuraba que
prefería caer por llevar el peso extra que pasar hambre o deshidratarse. Qué elección.

Con esto terminado, él apagó la linterna y abrió la puerta del almacén una
pulgada. Todo estaba tranquilo. Un reloj en la pared reveló que la hora eran la una y
treinta de la mañana. Su cansancio, y cuerpo dolorido sentían cada minuto.

Ellos hicieron su camino desde la cocina al abierto y espacioso salón, situando


sus pasos cuidadosamente, guardando el perímetro. La luz de la luna se filtraba a través
de las ventas de cristal del suelo al techo ignorando la piscina al final de la sala, y el
césped delantero en la otra. Un guardia fornido estaba de pies cerca de la puerta del
patio con su espalda hacia el cristal, enfrentando la piscina, cambiando
incansablemente.

La oficina de August no estaba lejos, justo enfrente del salón y a unos pocos pies
del pasillo. Ryon apenas hizo la seguridad hacia las sombras en el pasillo y se giró para
indicar que Daria se diera prisa, cuando el guardia de repente presionó su cara contra
la ventana. El gran hombre se sacudió por la sorpresa, cargando su rifle. 220
¡Mierda, él la había visto!

Daria le vio, también, y se congeló. La SIG preparada hacia el amplio pecho del
hombre cuando él entró, acechándola. Su sonrisa engreída destelló en una luz plateada.
Totalmente ignorando su pistola, él descendió su propia arma y presionó su cuerpo
contra el de ella.

—Bueno, ¿qué tenemos aquí? La dulce pequeña sobrina de August que está
haciendo el bien no puede disparar, así que ¿qué vas hacer? ¿Deberíamos realizar un
trato por mi silencio?

El lobo de Ryon gruñó de rabia, y apenas evitó que el sonido escapara. Las garras
en su mano se alargaron, y esperó.

Daria no respondió, pero comenzó a retroceder, llevando al guardia más cerca


del escondite de Ryon. Buena chica. Solo un poco más. Ryon apretó sus dientes cuando
la basura la empujó y acunó un pecho, confiado en su habilidad para dominarla. Un
tonto descuidado, oliendo débilmente a whisky. Y manoseando a su compañera. Sería
su último error.
—Muy bien —rió el hombre, bajo y asqueroso—. Vas a venir conmigo, abrirás
tus bonitas piernas, y aprenderás cómo tratar a un verdadero hombre. Luego podría ser
persuadido para olvidar que estabas aquí...

Ryon había oído suficiente. Moviéndose en silencio, llegó hacia el matón por
detrás, le alcanzó alrededor, y repartió un vicioso y letal golpe en su cuello. La sangre
salpicó sobre el prístino suelo, y él no pudo reunir ninguna simpatía por el baboso
bastardo.

Trabajando rápido, descendió al enorme hombre al suelo, dejó el rifle en su


pecho, le tomó de los tobillos, y le arrastró lejos. El salón no ofrecía ningún lugar para
guardar el cuerpo, así que lo ocultó dentro de la despensa. A continuación, agarró un
par de toallas de la cocina y rápidamente limpió tanta sangre como le fue posible del
suelo. Una inspección rápida pasaría en la oscuridad, pero después de un rato, el
guardia sería echado de menos. Después de liberar al hombre de su camino, pistola y
balas, se reunió con Daria.

Ella no se había movido, pero estaba de pie como un pequeño y pálido fantasma
con los ojos de par en par insondables que no podía ver en la oscuridad. Solo la firme
línea de su boca sin sonrisa dio voz a sus pensamientos. Él tocó su mejilla.
221
—No tuve elección, nena. Él nos habría matado a ambos.

—Lo sé.

Pero su tono era apagado. Ella estaba llegando a términos con el hecho de que el
hombre que amaba era un asesino nacido. Él no era algún comando romántico de una
película de Stallone, sino algo real, y tenía otras habilidades clavadas para sopesar bien.
Saber eso y ser testigo eran cuestiones diferentes. Con el corazón pesado, él dejó caer
su mano y se giró para dirigirse hacia la oficina.

Daria barrió por delante de Ryon, y él dejó la puerta un poco abierta antes de
unirse a ella en el ordenador. Ella estaba en la silla negra de cuero de August,
recuperando el pendrive de los casos de su manada. Contoneó el ratón para despertar
a la máquina dormida, luego incrustó el pendrive. El cuadro de la contraseña apareció
inmediatamente en la pantalla.

Los dedos volaron, Daria intentó al menos varios códigos. Acceso denegado.

—Maldición. ¿Tenemos algún código de acceso secreto más en tu manga?

—Intenta Proyecto Malik, sin espacios.

Ella cliqueó la palabra, presionó ENTER. ¡Estaban dentro!


—¿Otra red de seguridad, compañero? Por Dios, Nick y tú son chicos ocupados
—comentó ella sin levantar la mirada.

La meta de su propósito, se inclinó hacia delante. Su afirmación alimentó su


deseo para conseguir ese trozo final de prueba, el as en el agujero. Ryon no interfirió.
Sus habilidades informáticas igualaban y superaban a las suyas, y él sabía que ella
eventualmente rompería en la pantalla principal, incluso sin la ayuda de Nick.

Consciente de que los minutos pasaban, él miró al pasillo. Aún despejado, pero
no por mucho. En cualquier minuto uno de los guardias pasearía por la piscina para
comprobar al hombre desaparecido. Él y Daria podrían tener unos pocos minutos más
antes de que se dieran cuenta de que el hombre no estaba en la sala de descanso, o en
la cocina robando un aperitivo nocturno.

El sudor roció la frente de Ryon y el cuello, y no solo por los nervios. La sala era
insoportablemente caliente, su pierna le estaba matando. No era una buena señal.
Forzando la incomodidad de su mente, caminó hacia Daria.

Encorvándose, ella golpeó en otra serie de números. Esperó. Luego, como un


milagro, una hoja de cálculo llenó la pantalla. Toda la información que necesitaban, en
la punta de sus dedos. Sonriendo, Daria levantó un puño en victoria. 222
—Todo está aquí. Las drogas que usaron en los cambiantes, los nombres de sus
víctimas (o los “sujetos de prueba” como los llaman esos idiotas), los nombres de los
médicos y otros en su empleo. Todo tipo de condenadas pruebas.

—Dios, esto es más extenso de lo que recuperamos del último sitio de pruebas
de Bowman. —Algo captó el ojo de Ryon—. Mira ahí. Esto dice Contramedida Médica
para Agentes Mutados, y parece como una receta. ¿Eso significa lo que creo?

Él contacto con su comandante.

«¡Nick, lo tenemos! Todos los expedientes te van de camino, y parece como si


hubiera una droga contraria para la mierda que le hicieron a Ben y a los otros».

Después de un par de segundos, el hombre respondió con alivio.

«Gran trabajo. Tan pronto como sea enviado, salgan de ahí. El tiempo se acaba.
Conseguiré que nuestra gente del laboratorio trabaje en el antídoto e intente tenerlo a
mano cuando volemos de vuelta para recogerlos».

«Está bien, y gracias. Por todo».

«Solo sigue, y corre».


Un cuadro destelló con las palabras Transferencia Completa. Ryon besó la parte
superior de su cabeza.

—Estoy impresionado, ángel. Ahora tenemos que irnos. No quiero ver este lugar
otra vez.

—No podría estar más de acuerdo.

Daria removió el pendrive y lo aseguró en la caja otra vez, las manos temblando.
Ryon podía imaginar qué ocasión monumental era esto para ella, porque eso significaba
mucho para él. Ahora Ben al menos tenía una oportunidad. Ella cerró la cremallera de
la mochila, desconectó el ordenador, y se giró hacia él.

—No puedo esperar a ver al gobierno cayendo sobre tu culo como un mal caso
de gonorrea.

Una profunda risa burlona reverberó contra las paredes, sobresaltándolos a


ambos. August Bradford entró en la oficina y encendió las luces, una pistola apuntaba
hacia ellos.

Oh, Jesús.

Ryon se congeló y Daria se presionó a su lado. Él no se atrevió a mirarla. El sudor


223
goteaba por el lado de su cara. Tragando su enfermedad y enfado, encontró la mirada
negra de su enemigo sin encogerse.

August era un hombre apuesto, con pocas líneas en su cara para insinuar su edad.
Era alto y recto, y llevaba una expresión de leve diversión. Parecía y actuaba como la
parte de un hombre mimado y con derecho quién debía haber disfrutado mucho
jugando a Dios junto con Malik y Bowman.

—Ellos no serán los primeros que lo intenten, querida sobrina. —August miraba
de ella a Ryon, su sonrisa escalofriante, la voz goteando con intención—. Pongan sus
armas en el suelo, con cuidado y despacio.

Lo hicieron, manteniendo sus manos a la vista, luego se enderezaron. Ryon no


respondió inmediatamente, pero tomó el resto de la apariencia de August. Estaba
vestido en un pijama azul de seda, su pelo disparado en varias direcciones, desordenado
por el sueño. Le sorprendieron, lo cual podría funcionar a su favor. El hecho de que los
guardias no le hubieran seguido en sus talones significaba que él aún no les había
alertado. Eso podría proporcionarles una oportunidad para escapar.

—Podrías querer jugar limpio con nosotros, viejo —dijo Ryon inexpresivamente.
—Está bien, morderé. ¿Por qué querría jugar limpio?

—Porque acabamos de enviar todos tus expedientes a un brazo del gobierno que
está muy interesado en acabar con cada pista de los atroces experimentos en los que
estabas involucrado con Gene Bowman y el Unseelie, Malik, quién sabías que estaba
disfrazado como el rico empresario Evan Kerrigan.

Aunque el hombre mantuvo su sonrisa, se tensó notablemente.

—El gobierno, ¿dices? Bueno, ese fue tu primer error.

—Ahora yo morderé. ¿Por qué?

August ladeó su cabeza, estudiando a Ryon.

—Eres un cambiante. ¿Gato? ¿Lobo?

Él no vio razón para mentir.

—Lobo.

—Hecho, no nacido.

—Sí. —Él intercambió una rápida mirada de confusión con Daria. ¿Adónde
224
llevaba esto?

—Desde que estás con un brazo del gobierno, como lo pusiste, asumiré que son
operaciones ocultas. ¿Estoy en lo correcto también en asumir que fuiste militar antes
de convertirte?

—SEAL de la Armada —admitió él, una bola fría se formó en su estómago. Este
hombre estaba llegando a algo muy malo, y ellos estaban por aprender qué era—. Así
que, ¿qué significa todo esto?

—Ah, Ryon Hunter, te has estado preguntando por eso durante años, ¿verdad?
—dijo August casi susurrando, con una luz inteligente en sus ojos.

Una fría sacudida lo atravesó.

—¿Cómo sabes mi nombre? ¿Qué estás intentando decir?

—¿Debo hacer todo el trabajo aquí? Conecta los puntos, chico. ¿No fueron tú y
tus ex SEAL los que fueron atacados en Afganistán y se convirtieron hace seis años
preguntándose por qué?

Ryon miró al hombre, su corazón latiendo con temor.


August rió, acercándose.

—¿Por qué todos sobrevivieron, cuando tantos otros murieron? ¿Cómo es que
un grupo de hombres humanos, con poderes psíquicos desconocidos para los otros,
terminaron en la misma unidad? ¿Cómo ocurrió que fueron atacados ese día, a miles de
millas de casa, y nadie excepto los hombres con habilidades psíquicas sobrevivieron a
la masacre? En algún punto, cada uno de tu equipo debe haberse preguntado por qué,
por qué, por qué.

Ryon gimió cuando la completa relevancia golpeó, y casi cayó.

—Madre de Dios. Es cierto. Nos tendieron una trampa.

—Sí, joven lobo. Les tendieron una trampa desde muy al principio, cayendo
hasta en el último hombre. —Mirando al ordenador que había pirateado, él sacudió su
cabeza—. Podrías ser capaz de ayudar al desafortunado ex prometido de mi sobrina,
pero al final no importará. ¿Adónde crees que irá toda la información que has
conseguido pasando por tantos problemas? ¿En qué manos descansará finalmente?

—Alguien de arriba —dijo él desesperadamente—. Alguien quien te detendrá,


quizás te pondrá detrás de las rejas por las cosas que has hecho.
225
August le estudió durante un largo momento. Luego habló tranquilamente.

—¿Tu equipo honestamente cree que Malik y Bowman eran el final de la línea?
¿Que posiblemente podríamos haber puesto en marcha una operación de semejante
magnitud sin alguien de arriba, como dices, avisando de los disparos?

—No —susurró Ryon—. No lo creeré.

—Cree lo que quieras. Malik tenía su propia agenda y su propio complejo de Dios.
Pero la verdad es que, los tentáculos de esta cosa van hacia arriba. Hacia la maldita
Oficina Oval. ¿Me estás siguiendo, chico? No es una persona, sino varias en las
posiciones claves de poder en el gobierno de los Estados Unidos.

Ryon agarró el borde del escritorio, el sudor goteando a la superficie. El horror


le consumía, dejándole sin habla.

August asintió.

—Todo fue planeado. Tu equipo se unió maravillosamente, y después nos


enfocamos en nuestra búsqueda en otras áreas, semejantes como crear un cambiante
más letal y más fuerte. Una legión de súper soldados. Hasta que las cosas comenzaron a
ir mal.
—Te refieres hasta que la Manada Alfa se volvió contra su creador, y comenzó a
desmantelar el proyecto.

«¡Nick! Nick, ¿lo sabías? Por favor, dime que no lo sabías».

El comandante permaneció en silencio.

—Exactamente. Gracias a alguien con poder quién ayudó a la Manada,


guiándoles desde lejos. —Como si de repente recordara la pistola en su mano, él la
niveló hacia ellos más directamente—. Y vas a decirme quién es, o les mataré a ambos.

«August no lo sabe. No tiene ni idea que el General Jarrod Grant es nuestro aliado».

—¡No lo creo, hijo de puta!

Moviéndose rápido, se lanzó hacia August.

La ensordecedora explosión de la pistola, y el grito aterrado de Daria, desgarró


a Ryon cuando cayó.

226
Catorcen
Traducido por: Paulii~, *eliza* & Karou DH

Corregido por: Xhessii

Ryon gritó, lanzándose a August, y todo el infierno se desató.

Un disparo sonó en el aire, y los dos hombres se estrellaron en el suelo, luchando


por el arma. Rodaron, y Ryon dejó caer un golpe en la mandíbula de August con su mano
libre. Daria se dobló y arrebató la SIG del suelo, deseando darle un tiro a August.

—¡Daria, vete! ¡No hay tiempo! —gritó Ryon.

Ella dudó, pero sabía que él tenía razón. Un estruendo sonó en algún lugar en la
227
casa, seguido por pies golpeando. Si ella lo distraía por no seguir su orden, él perdería
la concentración en la pelea y ambos morirían por nada. Ella odiaba dejar la mochila
con sus provisiones, pero ahora, no tenía opción. La velocidad lo era todo, y todo lo que
tenían que hacer ahora era el punto de encuentro. Rogando para que Ryon la siguiera,
ella se volteó, liberó a su lobo y cambió, y saltó de cabeza por la ventana de vidrio
cilindrado.

El primer pensamiento de Daria fue que ese truco siempre se veía tan fácil en las
películas. El segundo, fue que probablemente se había arrancado la piel con el vidrio
incluso a través de su espeso pelo. Rodó a sus pies, sacudiéndose sus ropas y los
fragmentos de vidrio llovieron como confeti, y golpeó el suelo corriendo como si los
perros del infierno estuvieran en sus talones.

Gritos. Maldiciones. Disparos rápidos.

Los reflectores de seguridad bañaron el recinto, brillante como si fuera de día.


En cualquier momento, ella esperaba que una bala se abriera paso en su espalda y
terminara con su vida. O con la de Ryon. Dios, ¿dónde estaba él?

Dos hombres se estaban acercando rápidamente a su derecha, gritando:

—¡Detente!
De ninguna maldita manera ella iba a hacer eso, entonces, ¿por qué los tipos
malos siempre gritaban algo tan estúpido? Ella los vio levantar sus rifles. Un grito brotó
en su garganta, pero salió como un quejido lastimoso. Su vuelo de cabeza, junto con
puro terror, había succionado el aire de sus pulmones. La pared trasera se vislumbraba
cerca, pero ella no lo iba a lograr.

Ellos la iban a matar.

Daría se preparó, pero ninguna bala rasgó a través de su cuerpo. Volviendo su


cabeza mientras corría, vio a Ryon viniendo a través del césped tras ella, medio
cojeando, el rifle apuntando a los dos matones. Sus cuerpos se sacudieron, y cayeron. Él
paró, giró, y esparció más balas hacia la destrozada ventana de la oficina.

Alcanzando la pared, el lobo de Daria no tuvo ningún problema escalándola en


unos dos segundos planos, y se arrojó a sí misma. Tres pasos, y ella estaba metida en
una oscuridad total. Con el peco agitado, se paró e intentó adivinar su siguiente
movimiento. Un golpe sordo y crujido de hojas la alertó de que alguien había venido por
sobre la pared. Giró alrededor en terror.

—¿Daria? —llamó Ryon.

Gracias a Dios. Cambió y estiró una mano. 228


—Justo aquí. Da unos tres pasos.

—De acuerdo —dijo él, respirando pesadamente—. Déjame ponerme los lentes
de visión nocturna e iré a ti. ¿Estás herida?

—N-no estoy segura. Quizás mi cabeza, por el vidrio. Y también perdí mi ropa
cuando cambié y escapé. ¿Qué hay de ti?

Hubo una ligera vacilación.

—Estoy bien. Bueno, ahora te veo. —Él caminó y agarró su mano—. Tengo
puestos los lentes, y guiaré el camino. Tendrás que confiar en mí para ser tus ojos, pero
prometo que no dejaré que nada te pase. Agárrate fuerte de la correa de mi mochila. Si
pierdes accidentalmente tu agarre, grita y llegaré a ti.

—¿No sería mejor si abandonamos nuestras cosas ahora, cambiamos, y


corremos para encontrarnos con el equipo en forma de lobo? Terminamos con la
operación, y hacemos un mejor tiempo.

—Lo siento, pero no puedo sostener mi cambio, nena —dijo con tono áspero—.
Estoy muy enfermo.
—Está bien —lo tranquilizó ella—. Lo lograremos.

—Aquí, ponte estas. —Agitando en la mochila, él tiró un conjunto de ropa de


repuesto a ella, y unos zapatos.

Eran de ella, y se dio cuenta que él había agarrado tanto su mochila como la de
él, más las armas. Bendito sea. Ryon murmuró una palabrota y se movió a su alrededor,
poniendo su mano izquierda en su mochila. Ella encontró la correa y la encerró en un
agarre de muerte, la SIG en su mano derecha.

Daria tiró de la correa.

—Lista.

Ryon comenzó a caminar rápidamente, rompiendo un camino a través del


bosque. Ella no podía ver ni una maldita cosa, y tenía que consolarse a sí misma con el
hecho de que él podía ver bien. Si se topaban con los hombres de August o alguna otra
vil criatura, Ryon lo sabría.

Daria se tropezaba de vez en cuando pero, en su mayoría lo manejaba bien. Él


era cuidadoso para moverse lento y decirle cuando pasar sobre un árbol caído o
agacharse para evadir una rama en la cara. Incluso así, teniendo la movilidad 229
restringida por estar aferrada a él demostró ser un tedioso camino para andar. Pronto,
sus brazos y hombros dolían. No obstante, eso era mejor que perderse.

La dura caminata ayudó a enfocar su atención lejos de lo que realmente anhelaba


hacer; encontrar una linda y suave cama y dormir por un año con su compañero
enroscado alrededor del ella como una segunda piel.

Entonces se dio cuenta de algo.

—Ryon, detente y escucha.

Él lo hizo, y se pararon, bebiendo en la usual sinfonía nocturna.

—No nos están siguiendo. Maldición.

El pánico la picó.

—¿Y eso es algo malo? ¿Qué estás pensando?

—Mi mejor conjetura que August está llamando a sus hombres que ya están ahí
afuera buscándonos. Si yo fuera él, los haría formar una emboscada alrededor nuestro.
Y esa es la razón por la que no nos están siguiendo. Él no está preocupado por
atraparnos.
Ryon dejó escapar una respiración profunda, que terminó en un ligero suspiro.
Tosió un par de veces, y luego se desplomo de costado. Cuando no cayó, ella lo estiró la
mano que tenía el arma y entró en contacto con corteza. Estaba recostado contra un
árbol.

Ella frunció el ceño.

—¿Qué pasó allá atrás entre mi tío y tú? ¿Estás realmente bien?

—Quería enviarlo con el demonio, que es donde pertenece, pero sus hombres
estaban en la casa. Tenía que, o dejarlo ir y correr, o quedarme para acabar con él, y
morir.

Su voz estaba turbia y extraña, no como Ryon en absoluto. A ella no le gustaba ni


un poco.

—¿Cómo está la pierna? —presionó ella.

—Todavía me sostiene derecho.

De acuerdo, pero no por mucho.

—¿Vamos a parar aquí? Necesitas descansar. 230


—No vamos a acampar esta noche. Tenemos que… seguir moviéndonos.

De nuevo, otra tos, y un escalofrío.

Daria metió la SIG en la pretina de su ropa de trabajo y lo alcanzó. Sus dedos


encontraron su cuello, y pasaron rozando hasta su mejilla sin afeitar.

—¡Estás hirviendo!

—No hay nada que se pueda hacer. —Él se enderezó, trasmitiendo su plan como
si él no estuviera a punto de colapsar—. Escucha, tenemos que desviarnos de nuestro
curso de una manera importante, o ellos van a rodearnos.

—¿Qué tal si damos la vuelta simplemente al sur? —sugirió ella.

Ryon asintió.

—Cuando localicemos un lugar adecuado para que el helicóptero nos recoja, le


diré a Nick, todos los chicos estarán en camino. No debería tomarle más de un par de
horas llegar con nosotros.

—Suena como si nos tuvieras cubiertos. Es tu espectáculo.


De hecho, lo había sido, desde el segundo que él apareció en su vida. Ryon,
exasperándola, capturando su corazón, luego retorciéndolo como un viejo trapo para
fregar. Si no conseguía ayuda pronto, perdería a su compañero. Era así de
horriblemente simple.

Después de unas cuantas horas, el bosque comenzó a iluminarse lo suficiente


para ver. Él se quitó los lentes y ella ya no tuvo que aferrarse a él. Cuando finalmente
fue capaz de estudiar a Ryon por detrás, incluso con su limitada visión no se podía
esconder su condición.

El sudor goteaba de las puntas de su cabello rubio, haciéndolo parecer más


oscuro, y su camiseta estaba empapada. Ella no estaba tan seca, pero no tenía una fiebre
hasta las nubes. Caminaba rígidamente, tropezando de vez en cuando, las botas
arrastrándose como si cada paso causara agonía. Y él no se había quejado ni una sola
vez.

Cerca de media mañana, las orillas del río aparecieron. Sin embargo, Ryon, se
mantuvo en la protección de los árboles, empujándolos duro y sin parar para descansar
hasta casi el mediodía. Cuando lo hizo, lanzó su mochila y rifle al suelo, se recostó contra
un árbol, y se deslizó hasta el suelo sin decir una sola palabra. Sacó dos botellas de agua
de su mochila y le ofreció una a ella. 231
Daría la tomó agradecida, forzándose para no atragantarse. Ryon vació la suya
en unos pocos tragos. Su estómago gruñó, y ella extrajo un par de las barras de granola
robadas, sosteniendo una para él. Para su decepción, él sacudió su cabeza y cerró los
ojos, inclinando su cabeza hacia atrás.

Ella se comió la suya, preocupada por las líneas de esfuerzo en su cara. Tenía
mancas púrpuras bajo sus ojos, y sus mejillas estaban enrojecidas. Terminando el
aperitivo, ella limpió sus manos y fue rápido a su lado.

—Bájate los pantalones, cielo. Echémosle un vistazo a la pierna.

Con un suspiro pesado, los logró bajarlos hasta sus pantorrillas y se recostó hacia
atrás de nuevo, ni siquiera molestándose en hacer una broma sobre su necesidad de
que se desnude. Su mirada cayó a su muslo derecho y recibió un violento shock. Un
pequeño y pulcro agujero estropeando la piel cerca de tres pulgadas sobre los vendajes.

—¡Recibiste un disparo! —exclamó ella—. Maldición, Ryon, ¿por qué no dijiste


nada?

—Porque no hay nada que puedas hacer. Duele, no está sangrando mucho, y
puedo caminar.
—Sí, puedo hacer algo, incluso si no es mucho. Vas a tomar algunas aspirinas,
incluso si tengo que empujarlas por tu garganta. ¿Entiendes? —insistió.

En su estado debilitado, él no ganará esta vez, se dijo a sí misma Daria mientras


escarbaba por ellas. Sacudiendo afuera cuatro píldoras, se las pasó a él, junto con su
agua. Él frunció el ceño, y ella se lo devolvió. Como predijo, él se rindió primero.

—Bueno, supongo que no van a matarme más rápido.

—Eso no es gracioso.

Luego, ella desenvolvió los vendajes alrededor de su muslo. Su triunfo sobre la


medicina tuvo corta vida. Sin duda, las heridas estaban infectadas. Cada perforación
rezumaba fluido. Deberían haberse curado para ahora, dado sus habilidades especiales,
pero la carne alrededor estaba hinchada y roja. Rayas de un carmesí furioso pintaban
su piel. Veneno.

Daria nunca se había sentido tan impotente. Ryon estaba en terrible peligro, y
ella no podía hacer nada para ayudarlo. Lavó las marcas de mordidas con el agua que
quedaba y luego envolvió su pierna con vendajes nuevos. No había nada más que hacer.

Ryon subió sus pantalones y cerró sus ojos. Estuvo quieto por tanto tiempo, que 232
ella pensó que se había quedado dormido. Dios sabía que necesitaba el descanso. Ella
casi se había rendido a su fatiga cuando él habló en un susurró grave.

—Nunca olvides que te amo. Más que a mi vida, más que a nada.

Ella tocó su rostro.

—Nunca. Lo mismo va por mí. Eres mi mundo ahora, y no descansaré hasta que
ambos estemos a salvo.

Él miró lejos, mirando sobre el río por varios minutos, sin pestañar. Daria nunca
había presenciado tanta miseria. Él estaba cerca de rendirse, y ella no podía dejar a su
espíritu hundirse tan bajo.

—Dime, ¿te das cuenta que últimamente no has sido atormentado mucho por tus
fantasmas? —preguntó.

—No me han molestado en un tiempo. Creo que eso es por ti. —Él le sonrió—.
Tú me haces permanecer en tierra. Ahora solo los veo si lo necesito; lo que espero no
sea muy a menudo.

—Eso significa que eres fuerte. No vas a ir a ningún lado, ¿me escuchas?
—Sí. Lo hago, bebé.

Se sentaron juntos por un tiempo, recogiéndose a sí mismos. Cuando él estuvo


listo para irse, simplemente se paró a su lado y esperó. Ella se levantó y se encogió de
hombros en su mochila, mirándolo. Su expresión era calmada, aceptando. Eso la
asustaba casi más de lo que podía soportar.

El resto del día, Ryon no habló. Había desaparecido dentro de sí mismo. Este no
era el sonriente y seguro hombre que ella había conocido al principio. Quería a ese
hombre de vuelta. Lo amaba.

Tan horrible como el día había sido, la tarde-noche fue mucho peor. Colocó la
tienda por ellos porque él apenas podía sostenerse por más tiempo. Aceptó la ayuda en
silencio, con el rostro estirado. Usualmente, se sentaría afuera de la tienda y hablarían.
O harían el amor. Esta noche, él se arrastró dentro, aliviado.

Determinada a al menos animarlo, ella fue tras él. Yacía sobre su lado, los ojos
cerrados, una botella de agua vacía a su lado. Ella se estiró para tocar su hombro, luego
decidió no presionar muy duro.

—¿Puedo hacerte una de esas comidas instantáneas?


233
Silencio.

—No has comido en todo el día. Necesitas comer si quieres tener fuerza para
terminar la caminata. ¿Qué hay de un poco de cecina?

Nada.

—Dios, Ryon, ¡intenta cambiar! ¡Por favor!

—No —dijo él roncamente—. Bebé, solo no.

Agarrando su camisa, ella lo forzó a ponerse sobre su espalda y gritó en su cara.

—¡No! ¡No te atrevas a rendirte conmigo! —Ella golpeó su pecho mientras él la


miraba con los ojos muy abiertos—. ¡Cambia, idiota! ¡Maldición, cambia ahora!

El efecto fue instantáneo. En menos de cinco segundos, el lobo plateado de Ryon


estaba luchando por liberarse de la ropa, gruñía y estaba molesto como el infierno. Si la
situación no hubiera sido tan horrible, ella hubiera sonreído. Pero como lo era, ella puso
una tranquilizadora mano en su cabeza.
—Cálmate, chico grande. —Él se quedó quieto y luego gimió, acariciando con la
nariz su mano y echándose junto a ella—. Déjame hacerme cargo de la ropa por ti.
Quédate en tu forma de lobo tanto como puedas. Luego te ayudaré a vestirte de nuevo.

Mientras más tiempo se quedara en su forma de lobo, era mejor para su curación.
Al menos podría ser capaz de transportarse. Cuidadosamente, ella le quitó la ropa y
examinó su pierna trasera. Ella no podía ver las heridas por todo el pelaje, pero
esperaba que las heridas se curaran aunque sea un poco.

A pesar de sus quejas tempranas, él se las arregló para mantener su cambio por
al menos una media hora antes de que de nuevo regresara a su forma humana. Junto a
ella, él estaba completamente echado. Pero ella pensó que él estaba respirando un poco
más fácilmente, y su color era un poco más natural. Después de examinarlo, ella
encontró que las heridas de su muslo no eran tan graves y eso envió una ola de alivio a
través de ella.

Su compañero se había comprado un poco más de tiempo. Con suerte, lo


suficiente.

Daria no estaba segura de cuánto tiempo se quedó junto a él, vigilándolo


preocupadamente. Al final, se rindió y se durmió. 234
Al amanecer, Ryon estaba temblando con escalofríos, los dientes rechinaban, y
un quemante calor salía en olas de su gran cuerpo. La alarma la golpeó en sus entrañas.
El cambio le dio un poco más de tiempo, pero si no se movían perderían lo poco que
habían ganado.

Ella tuvo que despertarlo. Poniendo su mano en su brazo, ella lo sacudió


gentilmente.

—¿Ryon? Despierta, tenemos que irnos.

Varios intentos después, él abrió sus ojos con una expresión aturdida. Por unos
pocos segundos, él no tenía ni idea de dónde estaba, y eso la asustó hasta los huesos.
Entonces, la conciencia regresó.

—Daria —graznó—. Toma el agua de repuesto de mi mochila.

—¿Por qué?

—Te vas a ir a buscar sola el helicóptero, luego envía a los chicos por mí.

—De ningún modo —dijo en un tono acerado—. Eso no va a suceder. Levántate.


Ahora.
—Escucha. —Él tosió y se estremeció, tomando una respiración profunda como
si hablar le costara—. Yo nos retrasaría, y seriamos capturados.

—Si tú te quedas, los hombres de August podrían encontrarte antes de que


llegue la ayuda.

—Solo haz lo que digo, ¿está bien? No quiero discutir contigo.

—Tampoco discutiré contigo —dijo ella firmemente—. No me iré de aquí si ti y


eso es todo. Si no puedes seguir, mi tío nos encontrará a los dos.

Unos minutos después, se levantó con un gran esfuerzo, tomó sus cosas, y se
tambaleó fuera de la tienda. Daría suspiro en alivio. Gracias a Dios. Ahora solo tenía que
mantener su sexy trasero en movimiento.

Mucho de la pelea había desaparecido de él, pero ella intentaba seguir


presionando.

Sin importar que, él no se iba a dar por vencido.

235

De algún modo Ryon puso un pie delante del otro. Nunca había sido tan lento.
Nunca. Ni siquiera cuando había despertado en un hospital en el extranjero con un lobo
furioso por una nueva compañera. No en los meses después de eso, cuando luchó para
controlar su otra mitad y conservar su tenue control sobre la cordura.

La voz de Nick rompió a través de sus pensamientos.

«¿Ryon?».

«¿Sí, jefe?».

«El laboratorio tiene un lote del suero listo, así que lo trajimos, a ver si podemos
encontrar a Ben. ¿Dónde estás? Estamos a punto de partir».

«¡Eso es genial! Um… no estoy seguro. Unas pocas millas al sur de la propiedad de
August, siguiendo el río. Estamos buscando por un buen claro».

«Estamos en camino. Aguanta allí, ¿está bien?».


«Seguro».

No estaba seguro del todo pero siguió moviéndose.

—Nick me contactó —dijo con voz ronca—. Están viniendo. Consiguieron algo
de suero para Ben.

—¡Son las mejores noticas que he escuchado en toda la semana!

Daria intentó hablar con él de nuevo, pero en realidad no la escuchó. No podía.


Solo camino hasta que un extraño sonido de zumbido lo hizo parar, inclino la cabeza, y
escuchó. Daría dijo algo más. No podía comprenderla sobre el ruido, como miles de
abejas en su cabeza.

El bosque comenzó a verse borroso. Su cabeza se inclinó hacia atrás y vio el cielo
azul mientras sus rodillas cedían. ¿Cielo?

Entonces nada más que oscuridad.

236

—¡Ryon mira! —exclamó Daria, apuntando. Justo al frente, el bosque terminaba


y la parte plana delta del río se ampliaba en frente de ellos por al menos una milla.
¡Suficiente espacio para el helicóptero aterrizara!—. Es mejor contactar a Nick y decirle
sobre este lugar. ¿Ryon?

Él se detuvo y estaba mirando hacia arriba, su cabeza se inclinó, luego se encorvó


y se desplomó en el suelo.

—¡Mierda! —Ella se inclinó a su lado, golpeó su rostro—. ¡Vamos, no hagas esto!


Casi estamos libres y en casa, así que no puedes renunciar.

La respiración de Ryon era áspera y forzosa, debajo del bronceado, su piel era
gris. Poniéndolo de lado, ella le quitó la mochila de sus hombros y colocó a un lado el
rifle. Después lo colocó de espaldas, revisó su bolso y recuperó una botella con agua.

Colocando la cabeza de él en su regazo, puso la abertura entre sus labios y un


poco del líquido dentro de su boca. Él escupió y tosió, pero abrió los ojos en rendijas y
levantó la cabeza, buscando más. El siguiente trago bajó sin dificultad ahora que había
recuperado la consciencia.
—Así es, despacio ahora —dijo suavemente ella—. Aguanta, ¿está bien? Estamos
en el borde de un claro. El lugar perfecto para que ellos aterricen. Un par de horas,
quizás, y estaremos libres en casa.

Él trato de sonreír.

—Eso es bueno. Nick va a enviar a un pequeño equipo para encontrar a Ben. Ellos
lo ayudarán.

Ella estaba más que conmovida de que él pensara en Ben en un momento como
este, especialmente cuando había sido la criatura de Ben la que lo había puesto en esta
condición.

—Estoy muy agradecida de que ellos estén dispuestos a darle una oportunidad.

Por un tiempo ella se sentó corriendo los dedos por el cabello de él. La piel de él
estaba caliente y seca como un desierto, un signo de la deshidratación. La infección se
había esparcido por su cuerpo y estaba siguiendo su curso. Si no obtenía atención
médica pronto, ya sea que entrara en forma de lobo o no, él moriría. El miedo amenazó
con apoderarse de ella.

—Bebe más agua. —Ella lo ayudó, y él no se resistió. Aun así, sus hermosos ojos 237
azules estaban apagados, sus sensuales labios sin sonreír.

—Daria, si August llega aquí antes que mi equipo y no puedo detenerlo, no dejes
que me lleve vivo.

—Dios, Ryon, ni siquiera digas eso —jadeó.

—No caeré en sus manos y para convertirme en uno de sus experimentos, no si


puedo evitarlo. Vi lo que le hizo a Aric, Micah y Phoenix. También a Ben. No dejaré que
me haga eso a mí.

Ella se libró de responder a su horrenda pregunta cuando él cayó dormido. Si


August los capturaba, ella sabía que no tomaría la vida de Ryon o la suya. No porque
fuera cobarde, sino porque no podía perder la esperanza de que pudieran salir de este
enredo. El equipo de él vendría. Siempre lo hacían. Si no estuviera tan enfermo y
pensara bien, él también lo sabría.

Daría combatió el aburrimiento dormitando ligeramente, manteniendo el oído


atento por la respiración de Ryon, tanto como por cualquier otro sonido que no
perteneciera a ninguno de ellos. Que sonara un puto helicóptero sería lindo. Uno o dos
helicópteros grandes cargados con lobos (y una pantera), y que estuvieran armados
hasta los dientes.
Una hora vino y se fue. Dos. Agarrotada, Daria tuvo que quitar a Ryon de su
regazo, ponerse de pie y estirarse. Hizo un recorrido alrededor de las inmediaciones
para trabajar las torceduras. No estando muy lejos de él. Vagando en el borde de la línea
de árboles, admiró la hermosa delta verde, el río serpenteado lejos en la distancia. Un
extraño oasis justo en medio del bosque lluvioso.

Ella comenzó a girar, entonces se congeló. Ese sonido. ¿Podría ser?

Whump, whump, whump.

El distintivo sonido del rodamiento de las aspas, y justo ahí, una pequeña mota
en la distancia. Luego dos motas que crecieron progresivamente.

—¡Sí! ¡Ryon! —chilló ella. Empujando a través de la maraña de vides. Corrió de


vuelta hacia él y cayó de rodillas. Lo sacudió lo suficientemente fuerte para traquetearle
los dientes—. Despierta. ¡Están aquí!

Ryon se sentó y parpadeó.

—¿Qué?

—¡La manada está aquí! Rápido, levántate.


238
Parpadeando, luchó por ponerse erguido.

—Gracias a Dios. ¿Dónde están nuestras cosas?

—Justo aquí.

Un fuerte chasquido rompió el aire, seguido de otros más. Balas estaban de


repente vapuleando los árboles alrededor de ellos, hombres disparando.

Ryon se puso de pie y empujó la mochila en las manos de ella.

—¡Corre hacia uno de los helicópteros y no mires atrás!

El sonido de los whump-whump de los grandes helicópteros Huey llenó el aire


mientras él la empujaba a ella hacia adelante y se agachaba a agarrar su rifle. Daria
corrió al claro, cruzando el terreno plano. Su corazón golpeaba al mismo tiempo que
sus pies, mientras que los disparos flotaban detrás de ella. Las balas golpeaban la tierra
detrás de ella, pulsando sobre su mochila.

Los helicópteros aparecieron sobre el horizonte, viniendo rápido y a baja altura.


El primer piloto redujo la velocidad, sobrevoló y aterrizó a una distancia cerca de
cuarenta y cinco metros. Vio que era Aric y que dejó las aspas girando y listo para
despegar. Jax estaba en el lado abierto de la puerta, sosteniendo una M16 como la de
Ryon, gritándole y haciéndole gestos a ella. El segundo Huey aterrizó no tan lejos del
primero, los chicos de la manada salían y corrían para respaldar a su compañero en
peligro.

Casi ahí. Seis metros, tres metros, un metro. Y cuando estuvo ahí, Jax la tiró para
que ella cayera dentro. Ella cayó fuertemente en el interior, pero ni siquiera lo miró.
Giró para ver a Ryon hacer un magnífico soporte a mitad del camino entre la línea de
árboles y el helicóptero. Sus músculos se tensaron mientras el bosque era rociado con
un constante ataque de balas, él disparaba a los matones para cubrir su huida. Su equipo
se acercaba rápidamente detrás de él.

Uno de los hombres que vino en su ayuda, Micah, agarró a Ryon y lo empujó en
dirección de los helicópteros. Ryon se giró, medio corriendo, mayormente cojeando,
hacia ella. El dolor estaba grabado en su rostro, pero él seguía viniendo. Aric mantuvo
su posición mientras Jax pasaba rápidamente junto a Ryon e iba hacia los otros que
estaban en los árboles. La pelea se calentó mientras las dos fuerzas continuaban la
batalla de disparos y entonces algo horrible pasó.

Al borde de los árboles, los hombres de August empezaron a caer de su cubierta,


directo en el campo de visión de la manada. Tomaron unos pocos disparos y cayeron
antes de que los chicos se dieran cuenta de que algo no estaba bien y cesaran el fuego. 239
Las miradas de confusión por las acciones del enemigo fueron reemplazadas por
conmoción cuando un cuerpo salió volando fuera de los arbustos, destrozado y
desgarrado. Luego salió otro.

—¡Arg, jódeme! —gritó Aric.

Una gran sección de árboles fue sacudida de lado a lado. Se partieron y se


precipitaron en la distancia. Luego, el inconfundible contorno translúcido de la criatura
se hizo visible, y se detuvo justo adentro del claro. Ryon miró atrás en ese momento y
tropezó con la boca abierta.

Y mientras la criatura avanzó sobre todos ellos, lanzando su cabeza atrás cuando
rugía, Ryon se giró y empezó a cojear de nuevo hacia el peligro.

—¡Noooo! —Daria se lanzó hacia la puerta, pero un fuerte brazo rodeó su cintura.

—¡Quédate aquí! ¡Iré por el suero y los ayudaré! —Empujándola y pasándola, Jax
saltó del helicóptero y corrió, presumiblemente para la otra aeronave para buscar la
medicina.

Los hombres de August cayeron en pánico, los sobrevivientes huyeron de la


escena tan rápido como podían. La Manada los dejó irse y se concentró en la bestia,
disparándole a su enorme masa corporal. Lo que no logró nada sino girar su atención
hacia ellos, y enojarlo.

Más de la mitad de los hombres cambió, incluyendo a Kalen en su forma de


pantera. Corrieron en círculos alrededor de la bestia, manteniéndola ocupada al correr
por turnos alrededor de ella, corriendo y ladrando, apenas manteniéndose fuera de
alcance de sus garras mortales.

Ella no podía ayudarlos. Ben no podía reconocerla en este estado, así que no
podía hacer nada más que ver, con la mano sobre su boca, y el corazón en su garganta.

Ryon se desnudó y cambió, uniéndose a sus amigos en la batalla. Cuando Jax


corrió hacia la refriega, sus piernas acelerando fuertemente y tenía un largo cilindro en
su mano.

Cuando Ryon brincó y aterrizó en la espalda de la criatura, la cosa se volvió loca.


Trataba de sujetarlo, se movía de un lado a otro, intentando alcanzarlo, y cuando falló,
giró su cuerpo en un intento de liberarse de él.

Ryon iba a conseguir matarse. Y no había ni una sola maldita cosa que ella
pudiera hacer para detenerlo.
240
Quincen
Traducido por: Gabbii, Eva Masen-Pattinson, Eli25 (SOS) & IzzieyAutumn

Corregido por: July C. B

Ryon saltó sobre la espalda de la criatura, hundiendo sus colmillos en la piel dura
y correosa. Rugió y trató de desgarrarlo. Se torció de un lado y luego del otro.

—¡Cambia y atrápalo! —gritó Jax.

Ryon vio a su amigo correr sosteniendo un tubo de gran tamaño. El pico era largo
y de plata, y si se trataba de una aguja, era la más gruesa, la más malvada que había visto
nunca. Pero, por otra parte, tendría que penetrar la piel de la criatura. 241
El cambio era difícil, especialmente mientras montabas un lagarto mutante
enfurecido. En forma humana, le pasó un brazo alrededor del cuello de la cosa y
extendió el otro brazo.

—¡Lánzalo!

El primer intento falló, y él maldijo cuando el tubo pasó junto a ellos y aterrizó
en el suelo. Tuvo suerte, por poco y fue aplastado por los pies palmeados de la criatura,
que pisoteaba alrededor, ajeno al hecho de que ellos estaban tratando de salvar su vida.
O mejor dicho, la vida de Ben.

—¡Estamos tratando de salvar tu culo, hijo de puta! —gritó.

Jax tiró el tubo de nuevo, pero rebotó en los dedos de Ryon. Un segundo después,
fue arrojado al suelo, rodando para evitar ser pisoteado o comido. Mientras se abría
paso, vio el cilindro tumbado a pocos pies de distancia. Fue por él. Justo cuando sus
dedos se cerraron alrededor de ella, recibió un tirón hacia atrás.

Las garras de la criatura se clavaron en su hombro, mientras lo arrastraba a sus


fauces abiertas y hambrientas. El fétido aliento flotaba en su cara y tuvo una visión de
cerca y personal de esas hileras de dientes mortales que estaban listas para arrancarle
la garganta. Volteando el tubo en sus manos, apuntó un extremo hacia la criatura,
condujo el final de la aguja en la piel vulnerable de su vientre. La bestia soltó un rugido
mientras Ryon empujaba rápidamente el mango hasta el fondo. No sabía si era el mejor
lugar, o incluso si funcionaría, pero había hecho su trabajo.

Tendría que ser suficiente. Él había terminado.

La bestia lo arrojó lejos y aterrizó en el suelo duro. Incapaz de moverse, en su


lugar el monstruo estaba parado, chillando de dolor, ya no tenía conciencia de cualquier
otra persona en su vecindad. Ryon sintió una punzada de tristeza, sabiendo que la
criatura no era realmente mala. No poseía ese tipo de proceso de pensamiento. Todo el
tiempo, se había limitado a tener un hambre voraz. A estar enojado. Confuso.

Pero nunca había sido malo. Debido a que el hombre debajo era bueno.

Incrédulo, vio a la criatura comenzar a encogerse. Las escamas se hicieron carne,


las patas palmeadas se convirtieron en pies y manos humanas. El cráneo lleno de
protuberancias volvió a su forma regular, y una cabeza llena de cabello castaño apareció.
El torso distendido se volvió tenso, en un vientre plano. En menos de un minuto, un
hombre se tambaleó donde había estado la bestia, parpadeando como si nunca los
hubiera visto antes. Y de hecho no lo había hecho.

Ben Cantrell estaba cansado, traumatizado, más que desgastado, pero era un 242
hombre de todos modos. Cayó al suelo.

Algunos miembros del equipo corrieron hacia Ben, y los otros hacia Ryon. Nick
y Jax aparecieron, mirándolo desde arriba, sonriendo.

—Lo hiciste, amigo —dijo Jax, poniendo una mano en su pecho—. Gran trabajo.

Intentó sonreír.

—Por eso me pagan grandes cantidades de dinero. Sin embargo, August está
cada vez más lejos.

Nick tomó la palabra.

—Esta vez. La próxima vez no va a ser tan afortunado.

De repente, se acordó de las terribles afirmaciones de August, su historia de


traición que llegaba hasta la Presidencia. Quería preguntarle si era cierto, si Nick lo
había conocido. Pero estaba demasiado cansado para hablar más. Entonces, Daria entró
en su campo de visión, y nunca había visto algo más hermoso.

—¿Ryon? —Su cara estaba mojada por las lágrimas.


Ningún sonido salía de su garganta.

—Siempre tienes que ser un héroe, ¿eh? —dijo ella, acariciando su rostro.
Intentó de nuevo responderle, pero ella lo hizo callar—. Descansa. Vas a estar bien
ahora.

Él no estaba tan seguro; todo le dolía mucho. Pero confiaba en ella. Con un
profundo suspiro, dejó que la oscuridad se le acercara, y todo se desvaneció.

Daria saltó del helicóptero en el segundo que la criatura comenzó a convertirse


de nuevo en Ben. Mientras su antiguo amante caía al suelo, inmóvil, corrió a su
compañero y se dejó caer de rodillas. Ryon estaba tumbado de espaldas, mirando a las
personas a su alrededor. Ella podría haber jurado que lo había visto hablar, pero ahora
él no podía hacerlo. 243
—¿Ryon? —Levó una mano temblorosa a su boca. Ardientes lágrimas se
deslizaban por sus mejillas. Sus labios se movieron, pero él no habló.

—Siempre tienes que ser un héroe, ¿eh? —Ella le acarició la cara, cortando su
segundo intento para hablar—. Descansa. Vas a estar bien ahora.

Él cerró sus maravillosos ojos azules, dejó escapar una respiración profunda, y
perdió el conocimiento. Su cuerpo estaba bañado en sangre, el pelo enmarañado con
ella. Esas lesiones, debió de habérselas hecho cuando la criatura lo tiró al suelo. Su mano
temblaba mientras alisaba los mechones de cabello rubio. Las largas pestañas
descansaban contra sus mejillas. Dios, ardía en fiebre.

—Cristo Todopoderoso —murmuró Jax—. Alguien traiga una camilla. Tenemos


que llevarlo a casa.

Micah fue por ella.

La mano de Nick cayó sobre su brazo y apretó suavemente. Sus ojos estaban
tranquilos.

—Él va a estar bien. Créeme.


Ella buscó en el rostro del comandante cualquier signo de engaño.

—¿Lo dices como un retrocognitor?

—Sí. Va a tener un camino duro, y va estar cerca de irse, pero va a sobrevivir.

—Tengo la sensación de que es más de lo que sueles decirle a la gente sobre el


futuro.

Él le dio una leve sonrisa.

—Tienes razón. Pero creo que te has ganado la verdad, sobre todo si se trata de
una buena noticia.

Ella se secó las lágrimas.

—Gracias.

—No, gracias a ti. —Le guiñó un ojo—. Y tengo la sensación de que Ben también
estará lleno de gratitud.

Micah regresó con la camilla y, trabajando juntos, colocaron a Ryon en ella. Daria
apenas se fijó en el otro grupo que ayudaba a Ben. Su única preocupación en este 244
momento era para su compañero. En su interior, su lobo caminaba con ansiedad.

Esquivando las aspas giratorias, Jax y Micah metieron a Ryon en el helicóptero.


Entonces Micah le dio una mano para ayudarla a subir y una sonrisa tímida apareció en
su cara llena de cicatrices. Como si se diera cuenta de lo que podría parecerle a ella, el
hombre se dio la vuelta y se ocupó de Ryon. Estaba triste porque Micah pasara por un
momento tan difícil, y rogó que estuviera mejorando.

Y que no dependiera tanto de las pastillas que había visto que él tomaba más a
menudo de que las veces que él tal vez debería. Pero no podía detenerse en eso en aquel
momento.

—¡Vamos, vamos! —le gritó Jax a Aric, y luego estaban en el aire.

Se quedó al lado de Ryon y se preparó para el vuelo de dos horas de vuelta a casa.
El compuesto, casa. Un concepto tan extraño. Sin embargo, se sintió llena de calidez al
darse cuenta de que estaba a punto de hacerse su lugar con esta gente impresionante.

Se inclinó, tomó una de las grandes manos de Ryon. Sus manos estaban tan
calientes como las arenas del Sahara. Su rostro estaba muy pálido, los ojos cerrados.
Aunque el ruido ensordecedor del helicóptero le impedía escuchar, podía ver su pecho
subía y bajaba irregularmente mientras él luchaba por respirar. A pesar de la predicción
de Nick, ella no podía evitar tener miedo. Trató de contactarlo mentalmente.

«Vamos cariño, quédate conmigo».

Apretando su agarre en sus dedos, presionó una mano contra su corazón. Cada
palpitación débil era como si estuviera atascado en pegamento. Mientras el sol se
elevaba más, y los minutos pasaban, el profundo y revelador sonido de su pecho
empeoró. Recordó de algo que él le había dicho no hacía mucho tiempo, cuando Micah
había sido herido y ella había estado muy asustada.

«Siempre moveré cielo e infierno para regresar a casa».

Ahora sus miedos se habían hecho realidad.

La ansiosa voz de Aric llegó a través de los auriculares.

—¿Cómo está?

Jax sacudió la cabeza.

—Apúrate, hombre.
245
Aric puso el avión a toda velocidad, pasando millas rápidamente. Pero a medida
que pasaba el bosque, Daria podía sentir a Ryon escapándose a pesar de su feroz batalla.
A pesar de las palabras del comandante. Su respiración se había vuelto superficial, sus
facciones eran débiles. No podía dejar de tocarlo. Su cabello, su rostro. Como si de
alguna manera pudiera mantener su alma ligada a este mundo.

—Te amo, mi compañero. Por favor, no te vayas —susurró, aunque él no pudiera


oírla. Los hombres estaban escuchando a través de sus auriculares, pero no le importó.
Siguió hablándole.

Su valiente lobo dio todo lo que tenía, justo antes que el complejo se pudiera ver
de lejos. En cualquier minuto, Ryon estaría en buenas manos.

Daria miró hacia abajo y se congeló. Debajo de su palma, su pecho se había


parado completamente. No se agitaba, no había movimiento en absoluto. Él ya no estaba
luchando, no estaba respirando. El miedo se apoderó de ella.

—¡Oh, bebé, no, no! ¡Jax, Dios mío!

—Vamos amigo, Nick nunca se equivoca. No hagas esto —rogó Jax. Miró a Micah,
su rostro pálido—. Toma su cabeza. Haré las compresiones.
Trabajaron juntos, cada minuto que pasaba era una eternidad, cargar a un
hombre que todos habían amado. Sus esfuerzos frenéticos no daban fruto, y para el
momento en que Aric paró el motor, no había esperanza.

Ryon se había ido.

Mientras ella viviera, la imagen de Mac y los otros alejándose con su cuerpo sin
vida permanecería grabado en su memoria. Sin poner mucha atención en sus acciones,
caminó a trompicones detrás de ellos, como un zombi. Un quejido se alojó en su pecho,
y salió con un doloroso jadeo.

Frenando en seco, se llevó las manos a los oídos.

—Nooo.

De repente, Nick estaba allí. Sus fuertes brazos estaban halándola hacia atrás,
envolviéndola. Ella enterró su rostro en su pecho y dejó que la ola negra la envolviera.
Por cuánto tiempo estuvieron aferrados el uno al otro, compartiendo el temor de la
noticia que estaba segura que iba a llegar y la cruda angustia, no podría decirlo.

Finalmente, Nick dio un paso atrás y pasó una mano a través de su oscuro cabello.

—Amas a Ryon, y es un buen amigo. Uno de mis mejores hombres. Recuerda que
246
dije que él tendría una batalla, pero esa batalla no se ha perdido. Estamos en esto juntos,
¿de acuerdo?

Le ofreció una mano.

El simple gestó la conmovió.

—Absolutamente —susurró ella, y colocó su mano en la suya.

Juntos, caminaron hacia dentro.

Bajo la atenta mirada de los amigos de Ryon, Daria caminó de un lado a otro por
el pequeño cuarto de espera. Rezó más que nunca. No podía dejar de temblar.
Los doctores lo habían resucitado, pero solo después de la batalla prometida. Y
decían muy poco acerca de si podría salir de esta o no, pese a lo que había dicho Nick.

Las complicaciones por la mordida de la creatura y la herida de bala en su pierna


eran lo que menos importaba. La infección bacterial se había expandido a través de su
corriente sanguíneo, destruyendo sus órganos internos. Había desarrollado neumonía,
y su fiebre se había elevado a números más allá de los cuarenta grados.

Cualquiera que no fuera un cambiante habría muerto.

Le estaban dando cantidades enormes de antibióticos, junto con medicina para


el dolor. Después de varias horas nada había cambiado, Nick había hecho unas cuantas
llamadas. Una de ellas fue para notificar al General Jarrod Grant de los reclamos de
August. Daria había llevado a Nick a una habitación y le había repetido en privado cada
una de las palabras llenas de odio que August les había lanzado. La mirada azul de Nick
se había vuelto más oscura con cada palabra.

—No sabía absolutamente nada de esto —dijo él en voz baja y peligrosa—. Pero
voy a llegar al fondo del asunto, haré pagar a August y a todos los involucrados en este
horror, incluso si me lleva el resto de mi vida.

Y ella le creyó. No envidiaba a Nick en su difícil tarea de empezar esa 247


investigación. Nick se volteó lentamente, sentándose frente al grupo.

Jax lo miró.

—¿Qué sucede?

—Cuando Ryon salga de peligro, voy a llamar a una reunión y les contaré a todos
al mismo tiempo.

Intercambió una mirada con Daria que los otros no se perdieron. Pero no
insistieron. Daria frotaba sus brazos y titiritaba. Mac apareció, su expresión era amable.
El estómago de Daria cayó hasta sus pies.

—Ryon puede tener visitas ahora. Una a la vez, y que sea breve.

Daria se puso de pie en un instante.

—Por favor dime, ¿cómo está él?

—Resistiendo —dijo ella con una sonrisa gentil—. Ese hombre tiene la voluntad
de un buey.

Jax asintió hacia ella.


—Ve tú primero, cariño. Esperaremos.

—Gracias. —Estudió a cada uno de ellos, reconfortándose un poco por la manera


en la que la apoyaban. En poco tiempo, estos maravillosos hombres se habían vuelto
muy importantes para ella. Podía ver por qué Ryon era tan cercano a ellos.

Daria se volteó y caminó hacia el corredor, el trayecto más largo de su vida.

Y trató desesperadamente de convencerse de que si lo peor pasaba, a pesar de


la predicción de Nick, sería lo suficientemente fuerte para despedirse.

Estaba sofocándose. Ahogándose en un océano de dolor. Trató de dejarse hundir


y caer para siempre en la oscuridad para escapar. Pero cada vez, ellos lo atormentaban,
jalándolo para quedarse justo debajo de la superficie. Para ver la calmante paz de la
muerte en un lado, y en el otro la hermosa luz de la vida, sin poder alcanzar ninguna. 248
—Quiero a mi compañera —les dijo, en repetidas ocasiones. O soñó que lo había
dicho. Tal vez lo escucharon, porque cada vez que susurraba la palabra, algo extraño y
agradable pasaba a través de él, alejando la agonía aunque fuera por un instante.

Se aferró a la vida, a la palabra y la sensación de calor después. Era todo a lo que


tenía que aferrarse. Todo lo que importaba.

Hasta que oyó su voz.

Ella le dijo que se aferrara, que lo amaba. Que siempre lo amaría. Dijo muchas
cosas, pero todo a lo que él se aferró fue al te amo. Más fuerte que nunca, peleó para
levantarse del vacío sin fin. Por ella.

—¿Daria?

—Calla, cariño. Estás muy enfermo, pero todo va a mejorar. Solo descansa y
hazte más fuerte. Te amo mucho.

—No me dejes.

—No lo haré —susurró ella—. Nadie podría hacerme hacerlo, me quedaré justo
aquí. Duerme.
Ryon quedó a la deriva, deleitándose con los dedos fríos de Daria rastrillando su
cabello, masajeando su cuero cabelludo. Acariciando su cara y labios. Cuando el dolor
se hizo casi demasiado y su alma estaba tentada a deslizarse de su caparazón agotado,
él la llamó. Un toque suave, la tranquilidad de la fuerza de su presencia se volvieron en
su razón para colgarse a este mundo.

De alguna manera, poco a poco, la niebla comenzó a disiparse. Sus pensamientos


se volvieron más lúcidos, la consciencia de su entorno se volvió más nítida. Sus
párpados aún se negaban a abrirse y sus miembros estaban enjaulados en cemento,
pero sintió que Daria se fue por cortos periodos de tiempo. Él entendía.

Ella nunca se fue por mucho tiempo. Ella fue firme, urgiéndolo a ponerse bien.

Por su compañera, todo.

249
—Hola, tú.

Por todo un minuto, Ryon no comprendió que había despertado y que había
abierto los ojos. La neblina se fue gradualmente mientras él se levantaba a la superficie.
La gentil luz se filtró por la niebla vaporosa que cubría su visión. Lentamente, la niebla
se disipó y él se encontró mirando un par de enormes ojos cafés.

—Bebé —dijo roncamente.

Los ojos inmediatamente se llenaron con lágrimas. Unas de felicidad, supuso él,
por la manera en que ella le sonreía. Su sonrisa arrugaba su nariz, y ella apretó una de
sus manos firmemente.

—Pensé que nunca más escucharía que me hablarías de esa forma —dijo entre
llanto, ahogándose en la última palabra—. Me has quitado un par de décadas de mi vida,
compañero.

—Así de cerca, ¿eh?

Ella se inclinó y llevó la mano de él a su rostro, frotándola contra su mejilla.


—No estabas respirando cuando te trajeron. Creíamos que te habías ido. —Ella
dio una risa aguada—. Excepto por Nick, por supuesto. Él juró que lo lograrías. Creo que
deberíamos aprender a confiar en él.

—Eso creo. —Jesús, su cabeza estaba confusa y le dolía todo. Ryon intentó una
sonrisa, pero su cara no cooperaría—. ¿Cuánto tiempo he estado fuera?

—Cuatro largos días. Todos han estado de visita, y haciendo apuestas sobre
quién terminaría aquí después. Mientras tanto, Nick ha estado al teléfono sin parar con
el General Grant.

—¿De verdad? —Él intentó sentarse, pero el vértigo y la náusea le abrumó—.


¿Dijo Nick algo sobre toda esa mierda de la conspiración del gobierno? ¿Lo sabía?

Daria le tranquilizó.

—Guau, nada de movimientos repentinos, chico grande. Para responder a tus


preguntas, Nick no sabía nada sobre eso, y estaba furioso. Él y el General no estaban
seguros de cuánto de lo que mi tío reclamaba es cierto, si algo de ello lo es, pero están
empezando una investigación.

—Apuesto que una realmente silenciosa. 250


—Apuestas bien. Nick tenía una reunión y le habló al equipo sobre esto, y ellos
estaban sorprendidos y molestos, como puedes imaginar.

—El día que fuimos convertidos fue uno de los peores de mi vida —murmuró
él—. De todas nuestras vidas. Incluso si August estaba mintiendo sobre algo, la mayoría
de lo que dijo tiene sentido.

—Sobre, ¿cómo ocurrió que ustedes terminaron en Afganistán, en la misma


unidad?

—Y, ¿cómo esos de nosotros quienes sobrevivimos tenemos un don psíquico? Sé


que no descansaremos hasta que tengamos la verdad sobre quién estaba detrás de eso.
—Él se detuvo, e hizo una pregunta que estaba quemando en su intestino—. ¿Has visto
a Ben?

Dándole una suave sonrisa, ella sacudió su cabeza.

—No, cariño. Él ha estado preguntando por mí, pero quería esperar hasta que
despertaras.

Eso le sorprendió.
—¿Por qué?

—Porque eres mi compañero. Si no quieres que vea a mi exprometido, respetaré


tus deseos.

—Pero serías infeliz —dijo él, sacudiendo su cabeza—. Nunca te haría eso, bebé.
Mi lobo podría ser posesivo, pero el hombre no es tan estúpido o inseguro. Ambos
necesitan el cierre después de todo lo que han pasado, así que ve a verle.

Ella sonrió a través de sus lágrimas.

—Gracias.

—¿Cómo está?

—Noah me dice que se está curando. No ha dicho mucho más desde que él quiere
hablar conmigo en persona.

—Entonces no deberías esperar.

La cama cambió ligeramente cuando ella se inclinó sobre él, y presionó sus labios
en los suyos. El suave y dulce beso calentó sus pies. Y, a pesar de su cuerpo maltratado,
una parte de su anatomía estaba muy feliz. 251
Ella tocó su mejilla.

—Te quiero, Ryon Hunter. Más de lo que nunca soñé que era posible. Eres una
parte de mí y siempre lo serás, sin importar qué.

—Te quiero, bebé. Ahora no puedo imaginar mi vida sin ti.

—Simplemente no lo hagas.

—Resultará que soy más problemas de lo que habías tratado, y el reto aún no ha
terminado. ¿Estás segura sobre tenerme alrededor por mucho tiempo?

—Caray, no lo sé. —Ella bufó, girando sus ojos—. Ahora que he pasado a través
de diez tipos de infierno, vivir con el terror de que te perdería, creo que debería darte
la patada. ¿Qué crees?

—¿Qué debería dejarlo mientras estoy por delante?

—Buena idea.

Él la miró directamente a los ojos.


—Sabes, tengo a la mujer que amo cerniéndose y preocupándose por
pequeñeces, cuidándome para volver a la salud. La vida está pareciendo bastante
aterradora, excepto por un detalle.

Ella frunció el ceño, pequeñas líneas de preocupación arrugaron sus cejas.

—¿Qué es?

—Sé que ya estamos emparejados, pero hay algo más que me haría feliz. —Él se
apresuró antes de que sus nervios volaran—. Mi ángel, ¿te casarás conmigo?

Bueno, infierno. Hacerla llorar parecía ser todo de lo que era capaz de hacer. Sus
ojos se ampliaron y se llenaron, como dos grandes canicas marrones. Él mantuvo su
respiración, su corazón estaba martillando. La incomodidad de su cuerpo curando
podía soportarla, mientras que Daria fuera suya.

—Sí. —Rió ella. Luego se lanzó contra su pecho, abrazándole tensamente—. ¡Sí,
sí!

Sus brazos fueron a su alrededor, la felicidad inundándole. Ella tomó su cara en


sus manos y le cubrió a besos. Su grito de alegría salió como un jadeo lastimero, pero
apenas lo notó. ¡Daria era suya! 252
—¿Cuándo? —La excitación golpeaba su voz.

—Incluso si tenemos que casarnos en la habitación del hospital, no podía


importarme menos.

—Es una cita. Pero después de que salgas de la cama y camines bajo tu propio
poder. Tu equipo también querrá estar allí.

—Tienes razón. Es un plan.

Con eso, él la empujó y la besó, cuidadosamente. Saboreó la sal de sus lágrimas


mezcladas y supo que la vida no sería mejor.

Con esta mujer a su lado, podía sobrevivir a las semanas de recuperación


venideras. Luego se tumbarían en el pasado para descansar y comenzar a construir su
futuro.

Juntos.
Daria caminó hacia la cama de Ben en la habitación del hospital, incapaz de
sofocar un diminuto trozo de temor.

Fiel a lo que le había dicho a Ryon, no había venido antes, a pesar de un par de
preguntas sobre el hombre que la había alcanzado a través de Mac y Noah. Ella sabía
cuán aterrado debía estar él, cuán ansioso. Aunque, que él estuviera listo para hablar,
tenía que ser una buena señal de su recuperación.

Más adelante, Phoenix salía de una habitación de reconocimiento. El alto y


delgado hombre con largo pelo de un rubio oscuro se movía como un supermodelo,
elegante y sexy. Mirándole, sonriendo a Mac mientras se iba, era difícil creer que el
hombre había sido rescatado de uno de los pozos infernales de Bowman solo unas
semanas antes.

Él le dedicó una sonrisa cegadora.


253
—Daria. Me alegro de verte recuperada de tu dura experiencia.

—Gracias. Tú también te ves bastante bien. —Ella estaba vinculada, pero


maldición.

—Vi a Ryon antes. Nunca lo he visto tan feliz.

—Ambos lo estamos. ¿Vas a venir a la boda?

—¿Boda? ¡Felicidades! —Riendo, la abrazó—. No me lo perdería. ¿Cuándo es el


gran día?

—Tan pronto como mi compañero esté de pie. Vamos a hacerla aquí, creo.

—Entonces no tengo excusa. —Mirando detrás de ella, su mirada tomó una


cualidad depredadora. Entonces devolvió su atención hacia Daria—. Bueno, tengo que
irme. ¿Hablamos pronto?

—Puedes apostarlo.

Después de darle un beso en la mejilla, se fue caminando. Curiosa por su


comportamiento, se giró para ver que Noah acababa de doblar la esquina. Estaba
cargando con un montón de carpetas llenas de documentos, con la cabeza gacha, y sin
mirar para nada a dónde iba.

Que es por lo que no tenía ni idea de que Phoenix se había chocado con él a
propósito, y fingió luego que era un accidente.

—Mierda, ¡lo siento! —exclamó—. Ven, déjame ayudarte.

—Maldición —gruñó Noah—. Acabo de pasar las últimas tres horas arreglando
esto. —Agachándose, el lindo enfermero se unió al otro hombre y empezó a recoger
documentos. Entonces miró hacia arriba para encontrarse siendo el receptor de esa
cegadora sonrisa que le había dado a Daria momentos antes.

Solo que esta sonrisa era completamente diferente: su calor podría haber
derretido la pintura de las paredes.

Noah se sonrojó, visiblemente ruborizado.

—Y-yo… gracias.

—No lo menciones. —Con un guiño, Phoenix siguió ayudándolo.

El pobre Noah parecía haber sido golpeado en la cabeza con una llave de ruedas. 254
Bueno, ¿no era eso interesante? Riéndose entre dientes, Daria entró en la
habitación de Ben. Su diversión de disipó cuando vio a su antiguo amante observando
apáticamente la televisión montada en la pared.

—¿Ben?

Su cabeza se giró de golpe hacia ella, y se levantó un poco.

—¡Daria! Por favor, entra.

Moviéndose hasta su mesilla, ella se sentó en una silla y puso su mano en su


antebrazo.

—Te ves bien.

—Gracias. —Había una tristeza en sus ojos que ella no había visto nunca en el
usualmente seguro abogado. Y vulnerabilidad—. Me alegra que aceptases verme.

—¿Por qué no lo haría? Terminamos de forma amigable, y te considero un amigo.

—¿De verdad? ¿A pesar de todo lo que he hecho desde entonces? —dijo él,
atragantándose.
Sacudiendo su cabeza, ella utilizó un tono sensato.

—La criatura hizo esas cosas, no tú. El hombre no tenía el control. ¿Recuerdas al
menos las cosas que él hizo mientras estabas en esa forma?

—No, nada excepto destellos de mí mirando a través de sus ojos, sintiendo la


rabia y la confusión. Tal vez bloqueé el resto. Pero yo… él… mató a gente. —Suspiró—.
Sabía que la bestia había hecho algo malo porque estaba cubierto en sangre. Tenía un
sentimiento horrible.

—Ese no eras tú —replicó.

Él estuvo silencioso un momento.

—Nunca supe que era tu tío quien estaba detrás mi secuestro, hasta que todo
había acabado y yo estaba aquí. Lo defendí una vez en un caso criminal, y esas fueron
las gracias que recibí. Nick me dijo que el hombre aparentemente esperó hasta que
nosotros rompiéramos y entonces me hizo llevar a Bowman. Había captado su atención
como el sujeto de pruebas perfecto.

—¿Y no les preocupaba que fueses un abogado prominente con colegas y una
base de clientes que te echarían de menos? 255
—Creo que no. Eran así de arrogantes.

—O así de estúpidos.

Sus labios se curvaron.

—Y es realmente bueno verte. ¿Estás feliz?

—Lo estoy. —Él aún estaba frágil y ella no quería hacerle daño de ninguna
manera, o restregarle su felicidad. Pero dijo la verdad—. Él es mi otra mitad. Nos
vinculamos, y vamos a casarnos tan pronto como él esté de pie y andando. Vivir aquí
también será perfecto. De esa forma puedo continuar mi estudio de los lobos… los de
verdad.

—Eso es maravilloso. —Su voz resonó con sinceridad.

—¿Estarías interesado en venir? Me encantaría tenerte si…

—Gracias, pero no —dijo en voz baja—. Es mejor que me vaya a casa, que
reordene mi vida. Pero te deseo lo mejor, y voy a estar pensando en ti.

—De acuerdo, lo entiendo. Y gracias.


—No puedo darles las gracias suficientes a ti, a Ryon y a la manada por arriesgar
tanto para poder salvarme. Voy a estar en deuda con ustedes para siempre. Si alguno
de ustedes alguna vez necesita un buen abogado criminal, estoy a una llamada.

Ella rió.

—Me aseguraré de que lo sepan. Y de nada. Como he dicho, eres mi amigo y de


ninguna manera iba a dejarte a tu suerte.

—Eres una mujer única, Daria. Fui un estúpido al dejarte ir.

—Sí, lo fuiste.

Ambos rieron ante eso, conociendo la verdadera historia. La decisión de romper


fue mutua, sus vidas eran demasiado diferentes, yendo en direcciones diferentes.
Seguirían siendo amigos. Si alguna vez volverían a verse, no lo sabía. Pero esperaba que
sí. A algunas personas, como Ben, merecía la pena mantenerlas.

Y nadie más que su maravilloso compañero, a quien amaba hasta distraerse. Él


merecía cualquier riesgo.

Aquí, con Ryon, por fin había encontrado su hogar.


256
Dieciséisn
Traducido por: Eli25

Corregido por: July C. B

Ryon estaba de pie en el altar, el cual en realidad era un simple pasaje abovedado
blanco decorado con todo tipo de flores de las que no sabía sus nombres. No le
importaba: tenía los ojos para solo una bella flor en todos los alrededores.

Daria caminó por el pasillo, escoltada por su padre, Charles. Ambos estaban
sonriendo, pero la sonrisa de ella brillantemente feliz fue la que lo dejó sin respiración.
Su rostro estaba radiante. El pelo negro azabache estaba apilado encima de su cabeza,
derramándose a los lados de su cara. Los ojos marrones lo devoraban, brillando con 257
amor y promesa.

Cuando llegaron hasta él, Ryon estaba un poco nervioso por tomarla del hombre
más mayor, pero la transferencia tomó lugar sin ningún obstáculo. A Ryon le gustaba
Charles y realmente no se había preocupado desde que el sentimiento era mutuo, pero
aun así. El hombre estaba “dándole” a su hija. Pero Charles parecía emocionado por su
niña bebé, y mientras ella estuviera sonriendo, su papá también lo estaría.

La ceremonia pasó rápidamente, en parte porque la habían acortado a lo esencial.


Era significativo y no acelerado, solo eligieron no dejarla seguir y seguir porque Ryon
aún estaba sanándose. Para cuando terminó, se apoyaba un poco en el pomo de su
bastón. Un pequeño dolor, nada que no pudiera soportar. Estaba ansioso por ser amable
con sus amigos.

Y entonces seguía reclamar a su nueva esposa. Su lobo gruñó con acuerdo.

Pronto estaba besando a la novia, y no la liberó hasta que la audiencia comenzó


a reírse a carcajadas y abuchear, haciendo un buen escándalo.

—Vamos, hombre —gritó Aric—. ¡Hay cerveza esperando!


Todos rieron. Ryon a regañadientes se separó de su compañera. El predicador
local, un amigo del Sheriff Deveraux, los proclamó marido y mujer. Ellos se giraron para
enfrentar a la multitud, y todos vitorearon.

A través de todas las cosas habituales de la boda, Ryon sobrevivió a los golpes en
la espalda de sus amigos y a las brutas bromas sobre la noche de bodas. Tomaron
montones de fotos, comieron mucha comida.

Zan se acercó, sujetando una cerveza. El hombre había conseguido volver de sus
vacaciones para darse cuenta de que se había perdido una gran operación, y no había
estaba emocionado. Pero aún estaba aprendiendo a compensar la pérdida de su
audición. Podía leer los labios bastante bien, y su habla estaba bien, aunque un poco
extraña. La cuestión más grande era cómo haría una vez volviera al campo. No lo sabían
aún.

El sanador se paró y abrazó a Ryon.

—¡Felicidades!

Ryon se aseguró que su viejo amigo pudiera ver su boca.

—Gracias. ¿Te diviertes? 258


—Apuesta por ello. —Ondeó la botella hacia su príncipe Fae residente—. Es algo
bueno que Blue pueda hacer glamour su apariencia, o podría causarle al predicador una
conmoción.

—Eso sería entretenido, seguro.

—Sí. Pero lo último que necesitamos es más publicidad. La gente podría


averiguar lo que hacemos aquí realmente.

Eso era lo que todos estaban temiendo en secreto. Si el mundo sabía que las
criaturas paranormales existían (sin mencionar que el gobierno había experimentado
supuestamente con humanos y cambiantes) los efectos secundarios serían enormes.

Su amigo hizo una mueca.

—Lo siento. Esta es tu fiesta, así que nada pesado. ¿Cierto?

—Cierto.

—Iré a conseguir otra cerveza. Felicidades otra vez, hombre.

—Gracias.
Justo cuando Zan se alejaba, Ryon vislumbró a Micah de pie solo en la esquina
del edificio. Estaba seguro que vislumbró la prescripción de una botella en la mano del
hombre cuando la metió en el bolsillo de su abrigo. Luego el hombre más joven
definitivamente mordió algo en su boca y lo bajó con vino.

—También estoy preocupada por él —susurró Daria en su oído.

Él mantuvo su voz baja.

—Es adicto, ¿verdad?

—No estoy segura, pero espero que no. Está tomando muchas pastillas.

El corazón de Ryon se hundió. Su compañera, de alguna manera, no tenía nada


que ver con eso.

—Oye —Ella estaba de pie delante de él—. Es nuestro día. Mañana, veremos a
nuestros amigos. Iremos a ver a Nick si quieres.

—Está bien. Él podría no saberlo, y será capaz de ayudarnos a vigilar a Micah.


Deberíamos decírselo a Rowan y a Aric también. Su hermana no apreciaría ser
mantenida lejos del círculo.
259
—Estoy de acuerdo. —Deslizando sus dedos en el dobladillo de la camisa de su
traje, jugueteó con su pecho. Él no llevaba corbata, y ahora se alegraba mucho—.
Hagamos lo del pastel, luego iremos por el glaseado: en nuestro cuarto.

—Señora, me encanta cómo funciona su sucia mente.

Llamaron a todos, tiraron la liga a los chicos, el ramo de la novia a las chicas.
Luego cortaron el pastel y empujaron sus trozos a la cara del otro, riendo. Se quedaron
el tiempo suficiente para conseguir que todos sus invitados estuvieran servidos, y luego
se escabulleron. Corriendo hacia su dormitorio, Ryon se excitó más y más.

—No me despedí de mi papá —dijo ella de repente.

—Él estará aquí mañana. Y hazme un favor, no digas la palabra papá otra vez una
vez lleguemos a nuestro dormitorio, o marchitarás una erección perfectamente bonita.

—Dudo que algún tipo de guerra nuclear pudiera hacer eso.

—¿Por qué arriesgarse?

Dentro, Ryon dejó un rastro de ropas: zapatos, chaqueta, pantalones, camisa.


Cuando alcanzaron su dormitorio, él estaba de pie solo con sus calcetines y la ropa
interior. Su compañera rió y sus ojos se estrecharon.
—¿Qué? —preguntó ella inocentemente—. Te ves lindo.

—Te mostraré lo lindo. —Él se quitó sus ropas y su pene golpeó su estómago.

Acechándola, la giró y fue a bajarle la diminuta cremallera en la parte de atrás de


su vestido. Era de buen gusto, una columna adorablemente delgada que acentuaba su
cuerpo como un guante. Y él lo quería fuera, ahora.

Una vez estuvo desnuda, la guió a la cama, esforzándose por no saltar sobre ella
como el lobo hambriento que era. Quería ser gentil, pero había un fuego más grande
esta noche. Una pasión que no sería negada. Él quería estar a cargo. El calor de respuesta
en sus ojos dijo que ella también lo quería.

Poniéndola en la cama, agarró ambas muñecas en una mano y las puso sobre su
cabeza, clavándolas en las mantas. Adoraba esa posición, la manera en la que la hacía
parecer vulnerable para ser tomada por él. A su merced. La manera en la que exponía
sus pechos para él, maduros y esperando a ser succionados.

—Voy a succionar y lamer cada pulgada de ti —afirmó—. Luego deslizaré mi


polla en ti y follaré tu dulce sexo hasta que grites.

—Hablar es barato. 260


Dándole una fiera sonrisa, procedió a hacer como había advertido. Inclinándose,
succionó sus bonitos pezones, uno, luego el otro, mordisqueándolos hasta que
estuvieron orgullosos y tensos. Ella se retorcía, y a él le gustaba eso.

—No muevas tus manos.

Dejando sus brazos sobre su cabeza, se movió más abajo. Lamió un camino a su
plano ombligo, a su pelo. Luego fue más abajo, abrió los labios de su sexo, riéndose
cuando ella extendió sus piernas más ampliamente para darle mejor acceso.

—¿Te gusta esto, mi bonita puta?

—Sí —gimió ella—. Te necesito.

—¿Qué necesitas que haga?

—¡Cómeme, por favor!

Con placer. Lamió su montículo, girando su lengua hasta que ella se estuvo
retorciendo. Dos veces tuvo que recordarle que mantuviera sus manos quietas, y eso
pareció excitarla incluso más. Luego sumergió su lengua entre sus pliegues, follándola
durante un rato, poniéndola resbaladiza y agradable. Adoraba su sabor, y muy pronto
disfrutaría de su sangre cuando la reclamara otra vez.

Succionó su clítoris, sin dejarlo hasta que ella estuvo suplicando, sus caderas
sacudiéndose. Él sabía que ella quería alcanzarlo y empujarlo, pero no la dejó. Su control
intensificaba su erotismo. Finalmente, se movió hacia arriba y se agachó entre sus
piernas.

Lamiendo sus muslos, colocó sus piernas sobre sus hombros. Su culo estaba en
el aire, su sexo extendido y brillando. Esperándolo para dominar.

¡Mía!

Ni él ni su lobo podían espera otro segundo. Alineando su pene, se zambulló en


sus húmedas y calientes profundidades. Ella gritó, un sonido de puro éxtasis. Ella
adoraba esto, ansiaba más, y él se lo daba.

Acunando su culo en sus manos, golpeaba en su tenso canal, arponeando el hogar


una y otra vez. Su alegría era cruda. Primitiva. Llena con lujuria y necesidad, y el aire a
su alrededor olía a feromonas y sexo. Era real.

Su clímax aumentó, y él sintió el hormigueo en su columna. La tensión de sus 261


bolas intentando subir en su cuerpo cuando se prepararon para la liberación. Y luego
explotó, disparándose dentro de ella una y otra vez, la fuerza y puro placer casi le
hicieron perder la razón. Esto superaba a las veces anteriores. Nunca se había venido
tan fuerte en su vida.

Descendiéndola a la cama, la folló buscando la liberación de ella. Sus colmillos


descendieron y hociqueó la curva de su cuello y hombro. Y los clavó, su sangre era como
miel en su lengua.

Su orgasmo rompió y ella gritó, retorciéndose y apretando más sus jugos cuando
él cabalgó las réplicas. Al final se vinieron juntos, y retiró sus colmillos, lamiendo las
heridas para cerrarlas. Luego la abrazó, su cabeza en su pecho.

—Eso fue perfecto —murmuró él, besando su cabeza—. Te quiero, esposa mía.
Mi compañera.

—Y yo te quiero. —Ella se acurrucó en su pecho, acercándose más—. Me alegra


que nos encontráramos el uno al otro.

—Yo también. Creo que fue el destino.


—Creo lo mismo. Nunca soñé que conocería al amor de mi vida mientras
estudiaba a los lobos. Mucho menos que él sería un lobo. —Él oyó la sonrisa en su voz.

—No hace mucho, no estabas tan emocionada por eso.

—Estaba asustada —dijo simplemente—. Ahora no estoy nada excepto feliz y


enamorada de mi compañero.

—Me alegra que te sientas de esa manera, bebé. Porque estás atada a mí de ahora
en adelante.

—Esa es la mejor noticia que he oído nunca.

Somnolientos, fueron a la deriva con los sonidos de la fiesta aun oscilando fuera,
en la dicha y la paz. Daria lo había completado, lo había domesticado, había domesticado
su impaciente y solitario espíritu: sin mencionar a los espíritus reales que una vez le
habían molestado. Ya no tenía que huir. Ella lo amaba, y estaba en casa con él, con la
Manada, para siempre.

Un hombre no podía pedir más.

262

A millas de distancia, la loba blanca estaba sentada en sus patas traseras y


aullaba su pena. Su dolor. No había conseguido llevar a cabo lo que había venido hacer,
sus planes se retrasaron otra vez.

Pero pronto. Pronto llegaría el día en el que ella encontraría paz.

Ese sería el día que Nick Westfall pagaría por sus pecados.

Con su propia sangre.


Próximo Libron
Cole’s Redemption
El dolor los reunió, el amor los podría hacer quedarse…

Una vez, ellos fueron SEAL de la Armada.


Ahora ellos son la Manada Alfa: un equipo secreto
de cambia-formas lobo con poderes psíquicos que
toman los peligros más oscuros de la Tierra. Pero
algunas veces el más grande peligro está en sus 263
propios corazones…

Zander Cole, un sanador y un lobo cambia-


formas negro, ha sobrevivido horrores que
habrían quebrado a un hombre más débil. Pero
cuando una batalla lo deja sordo y con sus
poderes eclipsados, Zan está devastado. Creyendo
que él es una carga para su equipo, él solo ve una
opción: dejar la Manada para siempre.

Selene Westfall, una loba cambia-formas


blanca conoce el dolor: ella está segura de que su
padre es el responsable de la muerte de su madre.
Y ella vive para cobrar venganza. Así que cuando
es desafiada por un lobo negro salvaje, ella pone una cruel pelea: solo para convertirse en la
compañera vinculada del lobo negro como resultado de su mordida.

Dos almas dañadas: una llena con odio y otra que ha perdido las razones para vivir,
son forzadas a estar juntos a medida de que llegan a un acuerdo con su improbable y
turbulento vínculo. Un amor no esperado quizás pueda ser todo lo que se interponga entre
ellos y un asesino que intenta desesperadamente mantener el pasado muerto y enterrado…
Sobre la Autoran
J.D. Tyler
La autora de Bestsellers J.D. Tyler es
muy conocida por sus oscuras y sexys series
paranormales Manada Alfa y los Bomberos
de la Estación Cinco. Primal Law, el primer
libro de la serie Alpha Pack (Manada Alfa),
fue ganador del Premio Elección de los
Lectores Nacionales en Paranormal. También
264
ha sido una múltiple finalista en el Premio
por Excelencia a Escritores de Romance de
Colorado, una finalista por el Premio al Mejor
Bestseller, ha obtenido el Premio al Mérito al Medallón CALIENTE, y ha sido dos veces
nominada al Premio de los Lectores de Romance Australiano en suspenso romántico.

Los libros de J.D. Tyler regularmente aparecen en las listas de mejores vendidos
de Neilson Bookscan, Barnes y Noble, BooksOnBoard y Amazon, entre otras, y ella fue
recientemente nombrada por BooksOnBoard como su Autora de Romance Mejor
Vendido #1.

Cuando no está escribiendo, la idea de J.D de pasar un buen rato seguramente no


es limpiar la casa (sniff) hacer bungee jumping (no en esta vida, o la siguiente), o
acampar (su idea de “agreste” es un botones lento) Ella disfruta siendo consentida como
la diva que es, y pasando el tiempo con su adorable familia. J.D. vive en Texas con sus
dos adolescentes.
265

También podría gustarte