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172Aquí analizamos la aplicación del principio de proporcionalidad en sentido amplio trabajado en la dogmática
constitucional alemana, como mandato de prohibición de exceso de restricción de los derechos fundamentales, no
así el mandato de prohibición constitucional por omisión o acción insuficientede los derechos fundamentales de
prestación que constituye también una vertiente de dicho principio de proporcionalidad, el cual sin embargo ha
tenido un menor desarrollo tanto en la doctrina como en la jurisprudencia de nuestro Tribunal Constitucional. Este
mandato de prohibición por omisión o acción insuficiente que resulta aplicable para determinar si las políticas
públicas se encuentran proporcionalmente orientadas a la satisfacción de las exigencias derivadas de un derecho
fundamental de prestación, como los derechos económicos, sociales o culturales, sirve para evaluar objetivamente
el margen de discrecionalidad en la elaboración de dichas políticas públicas (salariales, comerciales, educativas,
fiscales, de función pública) por parte de los órganos políticos, así como para establecer el proceso de control de
seguimiento de dichas políticas públicas, como audaz innovación, cuyo análisis lo reservamos para un trabajo
posterior.
173 BURGA CORONEL, Angélica María, Ponencia presentada en la “I Jornada Internacional de Derecho
Constitucional: Análisis de los derechos fundamentales en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional”, celebrada
en la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo (USAT) de Chiclayo, los días 9, 10 y 11 de noviembre de
2011, organizado por la Facultad de Derecho de dicha Universidad y el Centro de Estudios Constitucionales (CEC)
del Tribunal Constitucional.
174 ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Pág. 81. (NACHDR. 1997, 2001). Nueva traducción al
español de Carlos Bernal Pulido. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2007.
175 Como sostiene ALEXY, Robert, en “Epílogo a la Teoría de los Derechos Fundamentales” en: Teoría de los
Derechos Fundamentales. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Segunda Reimpresión 2001. Traducción
del alemán de Carlos Bernal Pulido, Pág. 13 a 64.
176 Ibídem, Pág. 83.
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1. La Teoría Conflictivista
constitucional – Teoría general e implicaciones prácticas. Palestra, Lima, 2010, Pág. 27.
182 ALEXY, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Universidad de Oxford, 2002. Pág. 88.
183 ALEXY, Robert. Epílogo a la Teoría de los derechos fundamentales. Traducido por Carlos Bernal, Colegio de
Registradores de la Propiedad, Mercantiles y Bienes Muebles de España, Madrid, 2004, Pág. 55.
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En consecuencia, vemos que Alexy da por sentado que los principios (entiéndase
derechos fundamentales) colisionan entre sí, siendo este un problema que no se
resuelve haciendo que un principio invalide a otro, sino ponderando a qué
principio se le debe dar un mayor peso específico. Así, bajo ciertas
circunstancias, un principio precede a otro185. Para el autor, la ponderación no se
trata de una cuestión de todo o nada, sino de una tarea de optimización 186.
Por otra parte, la ley de ponderación, en cuanto tal, no formula ninguna pauta que
pueda ayudar a resolver los casos. Sin embargo, el modelo de ponderación como
un todo proporciona un criterio al vincular la ley de ponderación con la teoría de
la argumentación jurídica racional. La ley de ponderación dice qué es lo que
tiene que ser fundamentado racionalmente, y por tanto, para Alexy, no se trata de
una fórmula vacía o que no diga nada 187.
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189 Ibídem.
190 STC Nº 0050-2004-AI/TC, Fundamento Jurídico 109.
191 STC N° 2129-2004-AA/TC, Fundamento Jurídico 15.
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3.2. Necesidad
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determinar si una medida limitativa de derechos constitucionales resulta conforme con el principio-derecho de
igualdad. Así, las fases de esta estructura, conforme a la STC N° 004- 2006- PI/TC, son las siguientes: 1.
Determinación del tratamiento legislativo diferente: la intervención en la prohibición de discriminación. 2.
Determinación de la “intensidad” de la intervención en la igualdad. 3. Determinación de la finalidad del tratamiento
diferente (objetivo y fin). 4. Examen de idoneidad. 5. Examen de necesidad. 6. Examen de proporcionalidad en
sentido estricto o ponderación. Como anteriormente hemos desarrollado los exámenes de idoneidad, necesidad y
ponderación, solo nos enfocaremos en los tres primeros pasos para explicar el test de igualdad. 1) Verificación de
la intervención: En esta etapa se analiza si el supuesto de hecho cuestionado de discriminación, es igual o
diferente al supuesto de hecho que contempla la norma, y que sirve como término de comparación. Es decir, se
utilizan dos situaciones, una donde se aplica la norma de forma habitual y otra donde se realiza un trato diferente, a
fin de constatar si realmente difieren entre sí. De este análisis se puede llegar a una de estas conclusiones: a)
Ambos supuestos son iguales y, por ende, la medida adoptada se interpreta como inconstitucional. b) Ambos
supuestos son diferentes y, por ende, se le puede aplicar un trato diferencia a uno de los supuestos. De ser este el
caso, se continúa con la siguiente etapa del test. 2) Intensidad de la intervención: En esta etapa se analiza el
grado o intensidad de la intervención en el derecho. Conforme a la doctrina y jurisprudencia, existen tres grados de
intervención: a) “Una intervención es de intensidad grave cuando la discriminación se sustenta en alguno de los
motivos proscritos por la propia Constitución (artículo 2°, inciso 2: origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión,
condición económica) y, además, tiene como consecuencia el impedimento del ejercicio o goce de un derecho
fundamental (v.gr. derecho a la participación política) o un derecho constitucional. b) Una intervención es de
intensidad media cuando la discriminación se sustenta en alguno de los motivos proscritos por la propia
Constitución (artículo 2°, inciso 2: origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión, condición económica) y, además,
tiene como consecuencia el impedimento del ejercicio o goce de un derecho de rango meramente legal o el de un
interés legítimo. c) Una intervención es de intensidad leve cuando la discriminación se sustenta en motivos
distintos a los proscritos por la propia Constitución y, además, tiene como consecuencia el impedimento del ejercicio
o goce de un derecho de rango meramente legal o el de un interés legítimo.” La relevancia de esta etapa radica en
que se trata de información que será empleada en el análisis del principio de necesidad y proporcionalidad, si
superan las siguientes fases del test. 3) La finalidad del tratamiento diferente: En esta etapa se analiza si la
medida en cuestión persigue un fin constitucional. Al respecto, el TC ha señalado lo siguiente: “El fin del tratamiento
diferenciado comprende dos aspectos que deben ser distinguidos: objetivo y fin. El objetivo es el estado de cosas o
situación jurídica que el legislador pretende conformar a través del tratamiento diferenciado. La finalidad o fin viene a
ser el derecho, principio o bien jurídico cuya realización u optimización se logra con la conformación del objetivo. La
finalidad justifica normativamente la legitimidad del objetivo del tratamiento diferenciado.” (STC 0045-2004-AI). Así,
si la medida posee un fin constitucionalmente legítimo, se procede a la siguiente etapa del test. Cabe resaltar que en
el test de ponderación este análisis se realiza en el examen de idoneidad, sin embargo, por cuestiones prácticas, en
el test de igualdad se separan ambas etapas y en la idoneidad de la medida solo se revisa su adecuación.
ORDOÑEZ ROSALES, Paola Brunet. Curso. “Derechos Fundamentales y Pluralismo Jurídico”. Academia de la
Magistratura 2016.
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12.
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215 PRIETO, L. Estudios sobre derechos fundamentales. Debate, Madrid, 1990, Pág. 20.
216 FERNÁNDEZ SESSAREGO, Carlos. “Fundamentos de los derechos humanos en el umbral del siglo XXI:
Personalismo, tridimensionalismo y proyecto de vida”. En: Revista Abogados. Nº 7, edición especial, Lima, diciembre
de 2001, pág. 14 y 22. Ver en Diké, Portal de información y opinión legal de la Pontificia Universidad Católica del
Perú.
217 SERNA, Pedro y TOLLER, Fernando. La interpretación constitucional de los derechos fundamentales. Una
alternativa a los conflictos de los derechos. La Ley, Buenos Aires, 2000, Pág. 92.
218 Ibídem, Pág. 37.
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219 MUÑOZ ARNAU, Juan Andrés. Los límites de los derechos fundamentales en el Derecho Constitucional español.
Aranzadi, Pamplona, 1998, Pág. 170.
220 En ese sentido, DE DOMINGO, Tomás, señala que reclamar el triunfo de uno de los principios en pugna, que es
lo propio del “conflicto”, debe valorarse en qué medida el ejercicio de un derecho fundamental resulta compatible
con las exigencias objetivas que surgen del contexto vital en que pretende ejercerse, el cual, por otra parte, debe ser
compatible con la Constitución lo que nos sitúa ante una situación que el autor considera más apropiado identificar
con el nombre de “desajuste”. MARTÍNEZ-PUJALTE, Antonio Luis y DE DOMINGO, Tomás. Los derechos
fundamentales en el sistema constitucional - Teoría general e implicaciones prácticas. Pág. 162.
221 DE DOMINGO, Tomás. ob. cit., Pág. 159.
222Ibídem, Pág. 160.
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–donde la paz social y el orden político democrático se basan, entre otras cosas,
en la garantía de protección efectiva de los derechos fundamentales– el mínimo
de ese derecho fundamental debe quedar salvaguardado, para no llegar a la
anulación de alguno de los derechos en pugna, como bien precisa BURGA
CORONEL.
Por su parte LUIGI FERRAJOLI, 223 en relación a los conflictos entre principios
y ponderación señala la siguiente crítica, que es útil conocer.
La idea de que los principios constitucionales son siempre objeto de ponderación
y no de aplicación o, lo que es peor, que pueden ser ponderados con principios
morales inventados por los jueces, genera evidentemente un peligro para la
independencia de la jurisdicción y para su legitimación política, del que no
siempre son conscientes quienes la defienden224 . De hecho, si se sostiene que los
jueces no deben limitarse a interpretar las normas de derecho positivo, sino que
también están habilitados para crear ellos mismos normas, aunque sólo sea a
través de la ponderación de los principios, entonces resulta anulada la
separación de los poderes. Y en tiempos como los que corren —de creciente
tensión entre poder político y poder judicial y de falta de tolerancia del primero a
los controles de legalidad ejercitados por el segundo— la teorización de una
semejante potestad normativa de los jueces provoca el riesgo de ofrecer un
argumento potente en favor de su investidura política, a través de la elección o,
peor todavía, de su colocación bajo la dependencia del poder ejecutivo.
Llegamos así al aspecto del constitucionalismo no-positivista y principialista: la
identificación de la ponderación como el único tipo de razonamiento pertinente
para los principios, en oposición a la subsunción que, en cambio, se aplicaría
únicamente a las reglas. De este modo, al tiempo que se debilita el carácter
vinculante de las normas constitucionales a pesar de su rigidez, se avala a través
de la contraposición de la ponderación a la subsunción, el debilitamiento del
carácter tendencialmente cognoscitivo de la jurisdicción, en el que reside su
fuente de legitimación, y se promueven y alientan tanto el activismo de los jueces
como la discrecionalidad de la actividad judicial. Se sostiene que habríamos
ingresado “en la época de la ponderación”, al haberse descubierto un nuevo tipo
de razonamiento jurídico, por lo demás, reservado a los derechos fundamentales
más que a las restantes normas del ordenamiento.
Naturalmente, no tendría sentido negar o subestimar el rol de la ponderación ni
tampoco —más en general— el de la argumentación en la actividad de
producción normativa: en primer lugar, la ponderación legislativa, que es
fisiológica en la esfera de las decisiones políticas, para que no entren en
conflicto, por acción o por omisión, con las normas constitucionales; en segundo
lugar, la ponderación jurisdiccional, en los espacios de la interpretación judicial,
también es fisiológica y ciertamente es, a menudo, más amplia e indeterminada
cuando las normas tienen la forma no de reglas sino de principios. Menos sentido
tendría infravalorar la importancia de una teoría de la argumentación, como la
Consenso, Curso de Direito Constitucional Ccontemporáneo, Sao Paulo, Saraiva , 2010, Pág. 383 y ss.
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5. La Ponderación Jurisdiccional
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6. Conclusiones
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