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Dentro del trabajo que adelanta la UNES en los procesos de formación, de creación
intelectual y vinculación social se inspiran en las siguientes bases y principios filosóficos y
político-pedagógicos:
la UNES asume radicalmente la dimensión política de la educación, la creación
intelectual y la vinculación social y, por ello, reivindica el rol político de los
discentes y trabajadores académicos en general, así como de todo actor social
comprometido en un proceso educativo. Este rol político se concibe como la
negación de la posibilidad de lecturas neutras del mundo y la decisión, elección e
intervención consciente y combatiente en el mundo, para transformar todo aquello
que niega la dignidad humana. Para ello, la práctica y el discurso educativo en
UNES debe “establecer una dialéctica entre la denuncia de la situación
deshumanizante y el anuncio de su superación, que es, en el fondo, nuestro
sueño”.
La filosofía que sustenta el modelo educativo UNES parte de una visión del ser
humano como sujeto político inacabado y, por ende, la educación es a lo largo
de toda la vida. El ser humano jamás deja de educarse, porque nunca deja de
preguntarse, nunca deja de encontrar nuevas respuestas, nunca deja de rastrear
ni de asombrarse frente a la novedad que le interpela. Así, siempre está
aprendiendo y no necesariamente en ambientes escolarizados sino en el barrio, la
ciudad, la nación, los grupos a los que pertenece, las fiestas, los rituales, las
prácticas culturales, los partidos políticos, las relaciones que sostiene, los libros
con los que se tropieza y decide leer o en su práctica social o política.
Todas las personas, en todas las etapas de su vida, están aprendiendo. Ya Paulo
Freire (1996) lo decía: “no es posible ser humano sin hallarse implicado, de alguna
manera, en alguna práctica educativa”. Entendemos que el ser humano es un
aprendiz permanente, porque es esencialmente un sujeto inconcluso y, desde su
inconclusión, se aproxima a los conocimientos que, habiendo construido, se
reinstituyen o se deconstruyen a partir de su experiencia vital, para asirse de otros
que le permiten resignificar la vida cotidiana, los conceptos, las prácticas y el sí
mismo.
Como institución universitaria que nace y acompaña el proceso de cambios sociales,
económicos, políticos y culturales que llamamos Revolución Bolivariana, la UNES asume
responsablemente la intervención social transformadora. Para ser consecuente con la
misión de la UNES, “formar para transformar garantizando el derecho a la seguridad”,
desde una perspectiva filosófica –que se conecta con el enfoque educativo UNES– se
asume la necesidad de construir campos de conocimientos. Estos se entienden como
áreas de estudio de problemas de abordaje inter y transdisciplinario, asociados con los
temas de la seguridad; ámbitos de problematizaciones –no autoreferenciales– en
permanente transformación, amplios, flexibles, abiertos y relacionales; educar a partir de
problemas sociales concretos mientras se aprehende su complejidad,
multidimensionalidad y situación relacional. Es intención de la UNES organizar
experiencias educativas que estimulen a los sujetos para que asuman el ejercicio del
poder desde la participación crítica en los asuntos públicos; la deliberación colectiva en
torno a los problemas comunes que más nos aquejan, como la seguridad, la salud, la
educación, los servicios públicos, la tierra, la justicia; la posibilidad de influir en las
políticas de Estado y controlar su ejecución y gestión presupuestaria
La construcción de un Estado ético, vale decir, de una nueva ética del hecho
público. Un Estado de funcionarios honestos, eficientes que más que un altar de
valores exhiban una conducta moral en sus condiciones de vida, en la relación con
su pueblo y en la vocación de servicio que prestan a los demás. Un Estado del
cual se sienta parte el ciudadano. El Estado está llamado a ser el espacio ético por
excelencia… (Plan Nacional Simón Bolívar 2007).