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ALETHEIA

REVISTA DE LA ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE PSICOLOGÍA ANALÍTICA

LA PACHAMAMA
EL RETORNO DE LA DIOSA
SOMBRA Y TERAPIA EN LA NUEVA ERA
ATRAVESADO POR EL RELÁMPAGO DE DIOS

Año IV Num 14
ALETHEIA
Año IV. Num 14

Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Sylvia Cova Publicado por la
Asociación Venezolana
de Psicología Analítica (AVPA)
La Pachamama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Idea Editorial
Giovanna Bruni y Coordinación General:
Laura Morandini

El retorno de la Diosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 Comité Editorial:


Hortensia Carrer Maria Carolina Concha
Sylvia Cova
Laura Morandini
Sombra y terapia en la Nueva Era . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
Laura Morandini Versión Kindle: David Alfonzo

Atravesado por el relámpago de Dios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 


Diana Rísquez
Calle Orinoco con Cali.
Edf. Las Teresas PB . Apt 01
Urb. Las Mercedes. Caracas.
Telf: 0212 9919773
0212 3684854
Email: revaletheia1@gmail.com
FB: Revista Aletheia

Aletheia


Aληθεια. Compuesta por α (a = sin) y ληθεια (letheia =
ocultar), unidos forman el concepto de "des-ocultamiento".
La acción de desvelar, correr el velo para que aparezca lo que
está oculto. El término está asociado con (lethe = olvido) que
da nombre al río del Hades, el Leteo. Beber las aguas del
Leteo provocaba un olvido completo, la verdad es lo
olvidado. Y como nos dice Platón, conocer la verdad no es
más que recordar. En portada
Sophia Goddess of Wisdom
Art Nouveau by Emily Balivet
 www.emilybalivet.com

Depósito Legal: DC2017001349


1
septiembre/octubre/noviembre 2020
EDITORIAL
Sylvia
Aletheia regresa con el equinoccio de otoño 2020, y nos
encuentra firmes en el propósito de ser una ventana de
Cova
luz y conocimiento del universo amplio y complejo de la s
ideas junguianas y sus desarrollos ulteri ores, a pesar de
representar un esfuerzo a contracorrie nte de los tiempos
actuales -o acaso precisamente por ellos - cuyas
amenazas y riesgos no hace falta explicar. En esta
oportunidad nos complace introducir a nuestras
colaboradoras.

De la mano de Giovanna Bruni nos adentramos en e l


misterio de la Pachamama, la Madre Tierra, la
representación andina de la Gran Madre, como mito,
culto o ritual, como elemento vi sceral en las Licenciada en Filosofía
cosmogonías de varios grupos nativos extendidos por
Psicoterapeuta
Perú, Bolivia, y parte de Argentina y Chile. La
Pachamama- según leemos en este relato fascinante y Analista Junguiana
pormenorizado- es centro vital, ese lugar del que nacen Miembro AVPA, IAAP
todas las comunidades Aymara, es figura maternal
femenina y bondadosa y es el rostro materno de Dios.
Pacha significa tierra, mundo, universo, tiempo, época. sylviacova@gmail.com
Y mama, Madre. No deja, a l mismo tie mpo de tener un
carácter cruel y sangriento. Su templo es toda la
naturaleza. La Pachamama nos convoca hoy con
urgencia, herida y maltratada.
Hortensia Carrer, analista junguiana radicada en
Barcelona, España, nos invita a conocer más de cerca el
arquetipo de Hécate, la Vieja Sabia, La Que Sabe Que
Sabe, la bruja, la curandera, de modo que vamos
descubriendo y complementando las variedades infinitas
de lo femenino y sus insondables misterios. Este texto
es también un llamado a conectarnos con e se contenido
interior, en tanto guía, cualidad intuitiva, pozo de
sabiduría, oscuridad sanadora.
En otra entrega, Laura Morandini nos habla de La
Sombra en el Terapeuta, y de la necesidad de vigilar en
tanto analistas nuestras propias tinieblas, mientras
pretendemos acompañar e iluminar al paciente en la
2
identificación de las suyas. Toda la diná mica terapéutica
se enclava en la díada transferencia/ contratransferencia,
sobre la cual a su vez se establece el vínculo. La atención
y develamiento en la medida de lo posible, de nuestros
puntos ciegos en tanto t erapeutas, es condición
necesaria del oficio y constituye el ethos de una práctica
honesta y lúcida.

El momento es propicio para honrar a quien se reuniera


presuroso con su Amado hace unas pocas semanas.
Armando Rojas Guardia tiene un espacio en Aletheia para
la celebración de su poesía, de su agudeza intelectual, de
su alma torturada y necesitada de alivio, y al mismo
tiempo de su mirada iluminadora, sabia y única.
Reconocido por muchas voces como uno de los frutos
más acabados de las letras venezolanas d el último medio
siglo, le otorgamos el honor a la Dra. Di ana Rísquez, ella
misma cultora sensible de la palabra, transcribiendo su
entrañable semblanza del poeta a propósito del
homenaje que se le hiciera en noviembre de 2009.
Se dirá que puede haber una c ierta disonancia en el Armando Rojas Guardia
hecho de evocar a Rojas Guardia en el contexto de una
publicación no específicamente literaria. Pero es e l caso
que Armando, en su dramático trasegar por el laberinto
de la locura que conoció tan de cerca, fue acompañado
en varias d e sus muchas visitas al Hades, por el notab le
analista junguiano Rafael López Pedraza; se interesó
genuinamente por la Psicología Profunda e incluso se
permitió con la honestidad intelectual que le era
habitual, disentir de un autor consagrado como James
Hillman. En un ensayo del año 2005, Rojas Guardia
razona sus diferencias de pensamiento con la corriente
arquetipalista, y su trasfondo platónico, que reduce, a su
modo de ver, la realidad toda a los arquetipos como
esencia unívoca, lo que explica que esta vertiente
psicológica se ampare tan unilateralmente en el mito y
olvide la historia.
Para un cristiano católico que vivió, demasiadas veces
dolorosamente, gozosamente otras, crucificado en el
altar de su fe, desdeñar la dimensión histórica de Cristo,
obviar las causas sociales, políticas y religiosas que
incubaron el entramado crítico auna do a la misión
3
encomendada por el Padre, que lo llevó al sacrificio, es
inaceptable. Rojas Guardia se refería muy probablemente
a un aspecto interpretado de modo extremo y radical de
la psicología arquetipal. Para Jung, Cristo es la
ejemplificación real del Opus psíquico , la piedra filosofa l
hecha carne. Dejando el cuerpo en la cr uz, hizo alma a l
punto de volver a la vida, histórica mente para los
católicos, y simbólicamente desde el punto de vista
alquímico. Si la vida es el proceso de autorrealización del
inconsciente y la conducción del mito pe rsonal hasta sus
últimas consecuencias, Armando parece haber
completado sus deberes – estamos hablando de amor , Armando p arece haber
pero también de moral- y haberlo hec ho además con
inteligencia, generosidad, rigor y gracia. En sus propias completado sus
palabras vivió poéticamente. No tengo conocimiento de
deberes – e stamos
otra figura pública en nuestro medio que estuviera más
adosado a lo arquetipal, y tocado por los dioses, quienes habl ando de amor,
para él, se fundían todos en uno solo. Armando se
empeñó con fruición y perseverancia en hacer con sciente pero tambié n de
lo inconsciente, y su proceso no fue otro que el de su
individuación; trabajó para morir consumado. En un moral - y haberlo hecho
texto escrito el 28 de junio, 11 días antes de su partida,
además con
dice: Incluso en la hora de mi mue rte p odré decir, en virtud
de ese amor indefectiblemente lea l ‘estoy a salvo’. Sólo se inteligencia,
me ocurre una palabra para celebrar que estuvo entre
nosotros. Gratitud. generosidad, r igor y

gracia. En sus propias

 palabras vivió

poéticamente

4
LA PACHAMAMA

Giovanna
En t i n ues tra vida nace , c rece y r eposa , e n t i nu estra vida
Bruni se enc ie nde y se apaga.
Som os t u l uz, som os t u c uerp o, tu esp íri tu .
C on sol em nidad llegaré a ti con ver tido en pol vo
cuando m ejor lo d ecidas .
Munay pach am am a, m unay ,m unay …

Fragm ento de la Pl egaria a la Pach am am a

“La vis ión cósmica de l mund o and ino, es un proceso de vida,


que imp lica un despertar de los conocimientos, sentimie ntos y
saberes ancestrales, basado en e l respet o, la comp lementarieda d
y la recip rocidad con t oda la naturaleza y el cos mos, tomand o
conciencia de que t odo lo que sucede en nuestro entorno materia l
Psicólogo Clínico y físico, es un refle jo de la esencia invisible de nuestro ser y sentir 1.
Actualmente en formación
La palabra antigua Aymara Antis, que significa natural de lo s
IVPA
Andes, representa pertenecer a un lugar sagrado. Para el hombre
psique.today10@gmail.com andino, redescubrir la sabiduría ancestral consiste en buscar la
conexión consigo mismo y con su entorno a través de la
integración, la cooperación, la reciprocidad, la hermandad y la
unión con sus semejantes. Su conexión con la tierra, la
comunidad y el cosmos persigue la comunión con Dios y e l
universo creado por él.

Esta conexión o identidad mística del hombre andino con su


entorno es lo que llamamos “ Participación Mystique ”. Est e
mecanismo descrito por Lévy -Bruhl como ley de part icipa ción o
participación mística se sitúa en los comi enzos de la humanidad,
donde el hombre se i dentificaba con la naturaleza. El hombre
primitivo, consideraba el mundo vi sible y el invisib le como u na
única realidad, en la que los acontecimientos del mundo visible
dependen siempre de los poderes del invisible 2.

Jung utilizó el término para definirlo “como un pe culiar mod o


de vinculación psíquica al objeto. Cons iste en que e l sujeto n o
acierta a d iferenciar d istintamente e l objet o, vinculándose en

1
Centeno Brun, H. (2009) Acercamiento a la visión cósmica del mundo andino. Punto Cero
v.14 n.18 Cochabamba, Bolivia
2
Lévy-Bruhl, L. (1985). El alma primitiva. Madrid. Ed. Sarpe.
5
virt ud de una relación directa que podría ser denominad a
identidad parcial. Esta ent i dad se basa e n una unidad a priori de
objet o y sujeto ” 3.

El hombre andino encuentra una integra ción absoluta con la s


plantas, los animales, los ríos, los lagos, las montañas, y est o
implica una relación interactiva y dinámica que la hace única.

Para él, el universo siempre envía señales que so n


interpretadas a través de los abuelos y los amautas (maestro e n
quechua). Un mensaje muy común está relacionado con los ciclo s
de la agricultura que los orienta acerca de las fechas má s
propicias para arar la tierr a, sembrar y recoger la cosecha. De
igual forma, existen mensajes del unive rso que son recibidos a
El hombre andino través de los animales; por ejemp lo, el canto de los pájaros e n
las mañanas comunica que se recibirá la visita o noticias de algú n
encuentra una miembro de la familia. Ot ro ejemplo lo representa la
comunicación con el choca, ave que ani da en las ori llas del lago
inte gración
Titicaca. Cuando anida en las partes altas, les indica que habrá
absoluta con las un período de mucha lluvia, y cuando lo hace en las partes bajas,
existirá un período de poca lluv ia que les permitirá cultivar en
plantas, los las zonas bajas.

animal es, l os ríos, Policarpio Flores Apaza , amauta de Tiwanaku, nos relata: “E l
ayllu es la reunión de mucha ge nte con sentimientos d e
los lagos, las hermand ad; e l ay llu inclus o es una unión con la Pachamama , con
las plantas y los animales, y para eso no se necesita ni p olítica ni
montañas, y e sto
religión, sólo un corazón grande. Nuestros abuelos tenían un gra n
implica una corazón y andaban con paso seguro p orque hablaban con la
Pachamama, con las estre llas, con las f lores: es p or eso q ue no s e
relación equivocaban” 4.

inter activa y En las diferentes mitologías alrededor del mundo, el


arquetipo de la Gran Madre se expresa a través de una dios a
dinámica que l a cuyos atributos están relacionados con su gran poder de
creación, y está conectada directamente con la fertilidad y e l
hace única
crecimiento, en especial con la agricultu ra, la prosperidad y lo s
alimentos. Así como en la mitología griega el arquetipo de la
Gran Madre estuvo representado por Gaia personificando a la

3
Jung, C.G. (1949) Psicología y Religión. Barcelona. Ed Paidos
4
Flores Apaza, P. ( 1999) El hombre que volvió a nacer. Vida, saberes y reflexiones de un
amawta de Tiwanaku. Plural Editores.
6
Madre Tierra, en Roma por Cibeles como Magna Mater, en la
mitología incaica lo hace la Pachamama.

Neumann señala que “la madre-tierra-naturaleza, parad igma


de carácter ubicuo, es susceptible de s er pesquisado en t oda s
aquellas áreas vinculadas con las altas culturas agrarias. La s
culturas de la Mad re Diosa y sus mitologías están conectada s
cercanamente con la fertilidad y e l crecimiento, y particularmente
con la agricultura, y de allí con la esfera de los alimentos, que
constituye la esfera material y corp oral ” 5, y esto se evidencia en
la presencia de la Pachamama en el mundo andino.

Jung describe que “el arquetip o de la madre tiene, como todo


arquetipo, una cantid ad casi impre visible de aspectos. C itand o
sólo algunas f ormas típ icas tenemos: la madre y abuela pe rsona les ;
la madrastra y la suegra; cualquie r muje r con la que se esté en
relación…; en sentid o f igurad o, más elevado, la diosa ,
especialme nte la mad re de Dios, la Virgen (como mad re
rejuvenecida, p or e jemplo: Deméter y Cere s), Sop hia (como madre -
amante, a veces tambié n de l tipo Cibeles - Atis, o como hija madre
rejuvenecida-amante); la meta del anhe lo de salvación (Paraíso,
Las culturas de la reino de Dios, Je rusalén ce lestial); en sentido más amp lio la igles ia ,
la unive rsidad, la ciudad, e l país, e l cie lo, la t ierra, e l bosque, e l
Madre Diosa y sus mar y e l estanque; la materia, el inf ramundo, la luna; en sent id o
más estricto, como sit io de nacimiento o de e ngend ramiento: e l
mitologías e stán
campo, e l jard ín, el peñasco, la cue va, e l árbol, el manantia l, la
conectadas fuente profunda, la p ila bautismal, la flor como vasija (rosa y
lot o); como círculo mágico (mandala como pad ma) o como tip o d e
cercanamente la cornucopia; y en e l sent ido más estricto la matriz, toda f orma
hueca; el horno, la ollas; como animal, la vaca, la liebre y tod o
con la fertil idad y
animal útil en ge neral. ” 6
el crecimiento… Igualmente afirma: “los ras gos esenciale s del arq uetipo de la
Madre reúnen las s iguientes características: representa l a
autoridad mágica de lo femenino, la sabid uría y la altura espiritua l
que está más allá de l entendimient o; lo bondad oso, protector,
sustentador, dispensad or de cre cimient o, fertilidad y alime nto;
los s itios de la t ransformación mágica, del renacimient o; e l

5
Neumann, E. (1949) Los orígenes e historia de la conciencia. Lima. Editorial Traducciones
Junguianas.
6
Jung, C.G. (1984) Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona. Ed. Paidós.
7
impulso o inst into benéficos; lo secret o, lo oculto, lo sombrío, e l
abismo, el mundo de los muert os, lo que devora, seduce y
envenena, lo que provoca miedo y no permite e vasión ”. 7

De esta manera, La Pachamama como imagen del arquetipo


de la Madre, puede ser identificada en distintos nive les. En
primer lugar, es el centro vita l -Taypi -. De ese lugar nacen todas
las comunidades a ymara, es la madre que genera vida. La Tierr a
invita al hombre andino a convivir a través del diálogo y la
reciprocidad para recibir los beneficios que ella ofrece. En
segundo lugar, asume la figura maternal, femenina y bondadosa.
La madre andina es la que proporciona los cuidados
fundamentales a sus hijos y s iempre está con ellos, inclusi ve e n
sus faenas de trabajo los carga en la espalda. Representa la
capacidad de procrear y perpetuar la especie. Y el tercer nivel,
lo representa el carácter universal del rostro materno de Dios,
vinculada muy estrechamente con su carácter agrario y quien
brinda la manutención a los pobladores de la región andina. Todo
…es el centro vital
suelo que pisa un andino es Pachamama.
-Taypi -. De ese El culto a la Pachamama, aún vigente en las poblaciones
campesinas de Perú y Bolivia, y parte de Argentina y Chi le, está
lugar nacen todas
presente en sus creencias religiosas heredadas de sus
las comunidades antepasados y aun hoy en día aparece en diversas
representaciones míticas, cultos y rituales que están llenos de
aymar a, e s la una gran fuerza espiritual para sus habitantes.
madre que gener a Cuando llegaron los españoles a Amér ica, en su labor de
evangelizar a las comunidades indíge nas y lo que llamaban
vida.
“extirpación de ideologías”, trataron de reinterpretar a la
Pachamama a través de la virgen María, sin embargo, su culto ha
permanecido y su imagen sigue vi gente en los pob ladores de
estas regiones.

En la época del descubrimiento y d e la conquista, lo s


cronistas describían, por un lado, el choque cultural que s e
encontraron al llegar a l continente americano, y por el otro, la s
riquezas que los españoles encontraban en su camino al Cusco,
destacándose las esculturas femeninas que, aunque
aparentemente se trataba de representaciones artísticas de las

7
Ibidem
8
Qoya, esposas de los reyes incas, es probable que también
existieran expresiones de alguna diosa femenina.

Sin embargo, es a partir de las crónicas del siglo XVI cuando


se empiezan a profundizar y a describir los rituales telúrico s
asociados directamente con la religiosid ad de los pobladores de l
mundo andino, y cuya manifestación estaba muy asociado a la
“tierra”, a la “madre tierra”, y cuyo apelativo era la Pachamama.

Bajo el régimen del virrey Francisco de Toledo, a mediados


del siglo XVI, tras la convocatoria del primer Concilio Limens e
(1551), representantes de diversas órdenes religiosas y
“extirpadores de idolatrías” fueron envi ados a las comunidades
más remotas de la sierra andina para rastrear el sustrato
espiritual de creencias, ritos, y fábulas indígenas e imponer e l
Evangelio y la religión católica. En estas crónicas resaltan la s
descripciones de la ve neración que se le hacía a la tierra en su
condición de “Madre Tierra” a través de rituales, sacrificios y
ofrendas, y templos dedicados a su adoración.

El cronista Juan Polo de Ondegardo (1551), relata la gran


En Bol ivia, l a importancia que le daban a la veneración de l a Pachamama en la s
Pachamama es épocas de año de siembra y cosecha, y el extirpador José de
Arriaga (1621) señalaba: “a Mamapacha, que es la tie rra, tambié n
identificada con l a reverencian, especialmente las mujeres, al tiemp o que han d e
sembrar, y hablan con e lla d icie ndo que les de buen a cosecha, y
virgen de derraman para esto chicha y maíz molid o, o p or su mano o p or
Copacabana e n l a medio de hechiceros ” 8.

Hoy en día, la Pachamama, producto del sincretismo,


Paz
comenzó a ser muchas veces invocada también a través de la
Virgen María. La religión centrada en la Pachama ma se practica
en forma paralela al cristianismo, al punto que muchas familias
son cristianas y pachamamistas. En Bolivia, la Pachamama es
identificada con la virgen de Copacabana en la Paz, la virgen d e
Urkupiña en Cochabamba y la virgen del Socavón en Or uro. En

8
Di Salvia, D.(2013) La Pachamama en la época incaica y post-incaica: una visión andina a partir
de las crónicas peruanas coloniales (siglos XVI y XVII).Revista Española de Antropología
Americana.

9
Puno, Perú, la Pachamama es identificada con la virgen de la
Candelaria.

La palabra Pac hamama o Mama Pacha significa Madre Tierra.


Pacha, un término aymara y quechua que significa tierra, mundo,
universo, tiempo, época y mama "madre".

Las figuras más antiguas que representaban a la Pachamama


correspondían a una mujer con rasgos indígenas, con las manos
cruzadas sobre su abdomen y pechos múltiples. La imagen
muestra muchas simili tudes con las de otras madres
representadas en la mitología universal, por ejemplo, la de lo s
pechos múltip les, que según Jung refuerzan el carácter de la
diosa nutricia y de la fertilidad.

Una representación más moderna se le presenta como una


mujer anciana y de talla muy pequeña, que vive bajo la tierra. Se
Según relatan los la describe como una india cabezona y de grandes pies, que l leva
sombrero alón, calza enormes ojotas y lleva huso y lana para
cronistas, la
hilar. Vive en los cerros y a menudo suele ir en compañía de un
Pachamama perro negro y de una víbora que en ocasiones le sirve de lazo.
Carga a veces petacas de cuero llenas de oro y p lata. Según
coexistía con otr as relatan los cronistas, la Pachamama coexistía con otras deidades
también femeninas como la Mamaquilla o Madre Luna y la
deidades también
Mamacocha o Madre Mar, sin embargo, podemos inferir que s e
femeninas como la trata de aspectos multifacéticos de una gran diosa Madre tal
como se corrobora e n la tesis de Neumann, quien afirma que “en
Mamaquill a o las p rimige nias etapas de l desarrollo de la huma nida d
caracterizadas por el pred ominio de l arq uetipo de la Gran Madre ,
Madre Luna y l a
éste asume extensivame nte la represe ntación de una de ida d
Mamacocha o mult iforme y todop oderosa, p refigur ación esencial de madre
original de tod o lo creado ” 9.
Madre Mar
Al profundizar en el arquetipo de la Gran Madre y analizarlo
a partir de sus atributos, resulta claro el carácter dual de sus
rasgos fundamentales.

Neumann señala “en tant o mad re bue na, ella es ple na y


abundante; la dispensad ora de vida y felicidad, la t ierra nutritiva ,
la cornucop ia de fruct ífero vie ntre. Ella es la expe riencia instint iva

9
Neumann, E. (1949) Los orígenes e historia de la conciencia. Lima. Editorial Traducciones
Junguianas.
10
que la humanidad t iene de la profund idad y belleza de la tierra, d e
la bond ad y gracia de la Madre Nat uraleza que d iariame nte
satisface la promesa de redención y resurrección, de la nue va vida
y el nuevo nacimiento” 10.

Para Jung se destacan como virtudes de la faz benévo la “la


solicitud maternal y la simpatía, la mágica autoridad que dimana
de lo femenino; la sabiduría y la ex altación espiritua l que
trasciende la razón; cualquier imp uls o o instint o; tod o lo que
abriga y sostiene; lo que alienta e l crecimiento y fertilid ad . 11

Desde el ángulo benévolo del arquetip o, la Pachamama es


una diosa que produce, que engendra. Es la madre de los cerros
y los hombres; la que madura los frutos y mu ltiplica el ganado,
es la encargada de propiciar la fertilidad en los campos.

Es una deidad inmediata y cotidiana, con la cual se dialoga,


ya sea pidiéndole sustento o disculpá ndose por alguna falta
cometida en contra de la tierra y por todo lo que nos provee.

A cambio de su A cambio de su ayuda y protección, el campesino andino está


obligado a ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe, no solo en
ayuda y los momentos y sitios predeterminados por el ritual sino, en
todos los acontecimientos culturales significativos ,
protección, el
configurándose así una suerte de reciprocidad.
campesino andino
Se la invoca también cuando se padecen enfermedades o se
está obl igado a está de viaje, para no apunarse (mal de montaña) n i perderse e n
el camino. Acompaña a las tejedoras y alfareros a concluir bie n
ofrendar a l a sus obras artesanales. Se le aparece con frecuencia a los
pobladores para preguntarles qué andan haciendo por los
Pacha p arte de lo
cerros. A otros los visita en sus chozas p ara agradecerles lo bi en
que recibe que han cuidado de su hacienda o el no haber matado a las crías,
animales que protege de un modo especial.

El temp lo de la Pachamama es toda la naturaleza, pero las


apachetas (montículos artificiales de piedras) conforman lo s
centros principales de su c ulto.

La Tierra era sentida por las comunidades andinas como una


fuerza eminentemente maternal que ha cía posible la exi stencia

10
Ibidem
11
Jung, C.G. (1984) Arquetipos e inconsciente colectivo. (1984) Barcelona. Ed. Paidos.
11
de todo. Es importante aclarar que el sustento de la s
comunidades andinas dependía principalmente de la fecundidad
de la tierra.

Por otro lado, Neumann refiere que “la acepción de madre


terrible, yacente tras un aspect o de vorador y destructivo,
representa a la sangrienta de idad de la muerte; p lagas, hambre ,
sacrificios humanos; la fuerza de l instint o o la dulzura que atra e
con engaños a la destrucción ”. 12

Para Jung, desde un punto de vista negativo, el arquetipo


materno puede connotar asimismo algo escond ido, secreto; e l
abismo, e l mund o de los muertos, cualquier cosa que devore ,
seduzca y enve nene y que sea aterrorizante e ine ludible como e l
destino. 13

En las regiones andinas e l aspecto negativo de la diosa s e


manifiesta a través de los temblores, las avalanchas y los
deslizamientos. Similarmente el indígena que experimenta
dolores muscula res o un cansancio excesivo, cuando deambula
por los senderos de la montaña, cree haber ofendido a la
El barro es Pachamama Pachamama. De igual forma, siente que ésta lo ha "pillado";
cuando la piel se le cubre de eczemas o urticarias porque labró
en tierra virgen, bebió agua d e un manantial "bravo" o tocó una
piedra de características sagradas.

Mariscotti nos da algunos ejemplos, esc ogidos de sus notas


de campo, que revelan el temor reverente que inspira la
sacralidad de la tierra. En Jujuy, al norte de Argentina, las
alfareras depositan una pequeña ofrenda, en el lugar dond e
extraen la arcilla; y también observó que fumaban alrededor de
las vasijas que elaboraban y depositaban en ellas hojas de coca
"porque el barro es Pachamama" y entu mece los dedos de quié n
olvida realizar este pequeño ritual. 14

12
Neumann, E. (1949) Los orígenes e historia de la conciencia. Lima. Editorial Traducciones
Junguianas.
13
Jung, C.G. (1984) Arquetipos e inconsciente colectivo. Editorial Paidos. Barcelona
14
Mariscotti, A.M. Pachamama Santa Tierra. Contribución al estudio de la religión autóctona
en los Andes centro-meridionales. (1978) Suplemento de la revista Indiana 8. Berlin.
12
Aun hoy en día, la representación más significativa de l
aspecto negativo de esta diosa se manifiesta en el mes de agost o
cuando tienen lugar las principales ceremonias en su honor.

A partir del primero de agosto, época en que la tierra está


“hambreada, abierta, embravecida”, que corresponde al inicio
del ciclo agrícola en los A ndes del centro y sur, los habitantes d e
estas regiones le rinden culto a la Pachamama para apaciguarla
y mantenerla tranquila realizando una serie de ofrendas que
llaman “corpachada”.

Las ceremonias en esas fechas son básic amente de dos tipos,


en los hogares, con ofrendas particulares y familiares, y e n
comunidad, donde la ceremonia es realizada en las cumbres y
liderada por sacerdotes andinos o las personas ancianas de la
comunidad.

La ceremonia comienza bien temprano con el sahumado, que


es la "limpieza" de las habitaciones, corrales y huertos en las
casas e instituciones donde se realizará la ceremonia. A pri mera
Corpachada hora, se agradece, se le pide perdón a la Pachamama en un rez o
comunitario, se recolecta la basura de las esquinas, se la coloca
en una pala con brasas y se le agregan plantas de la zona. La
tradición dice que debe usarse la hierba muña muña, aunque
también se utiliza incienso, mirra y sándalo.

Previo a la celebración se realizan sacrificios de animales


andinos tales como las llamas, alpacas y cujíes, que reflejan e l
carácter sangriento y salvaje de la diosa.

Este aspecto negativo del arquetipo es corr oborado por


Neumann cuando afirma que “el vie ntre de la tie rra clama por se r
fertilizado, y los sacrif icios de sangre y cadáveres s on sus
alimentos p referid os. Este es el aspecto t errible, e l lado mortífer o
de la personalidad de la tierra. En los p rimeros cult os de fertilidad,
los sangrientos fragment os de la víctima sacrificada era n
repartid os como p recios os regalos y of recid os a la t ierra para
prop iciar su fertilidad. Y concluye: la matanza y e l sacrif icio, e l

13
desmembramiento y los of recimient os d e sangre, s on garant ía s
mágicas de la fertilidad de la tierra ” 15

Antes de la ceremonia, se deben preparar las ofrendas: lo s


animales sacrificados, las “tijtinchas” (plato típico de la
festividad realizado con habas y maíz) y la chicha, (también a
base de maíz); cigarrillos, (el fumar taba co tiene un component e
místico y espiritual para los pobladores de los Andes) ; hojas de
coca, (planta considerada sagrada ya que le da vida al hombre,
calma el cansancio, el hambre, la sed y el dolor) ; bebidas
alcohólicas, (el alcohol como elemento c urativo para las heridas
y como fuente de diversión y recompensa del trabajo duro) ; el
“Yerbiao” (realizado con las plantas aromáticas como cedron,
toronjil, peperina, menta, yerbabuena, burro, muña muña, etc) ;
algunas monedas y la lliq lla, (manta típica con motivos incas).

Se construye un hoyo o hueco cavado en el sue lo y llega e l


momento de la "corpachada" en que se depositan las ofrendas
como manera de darle de comer y beber a la Madre Tierra. Hay
que ponerse unos cordones de hilo blanco y negro ,
Una vez que se confeccionados con lana de llama, hilando hacia la izquierda.
termine de Estos cordones se atan en los tobillo s, las muñecas y el cuello,
para evitar el castigo de la Pachamama.
corpachar, se
procede a tap ar Una vez que se termine de corpachar, se procede a tapar la
boca de la tierra donde participan todos los asistentes ,
la boca de l a
finalizado ello se dejar caer abundante papel picado en señal d e
tierra donde alegría, se coloca una piedra grande en la boca de la tierra y
participan todos todas las botellas desocupadas se deben poner alrededor de la
los asistente s piedra, nada de lo que se llevó para la tierra debe quedar, se
lavan incluso los utensi lios con un poco de tierra y se los deja a
un costado del pozo.

Durante toda la ceremonia las personas beben cerveza,


consumen diversos platos típicos y celebran con danzas y
música.

Cuando ha terminado la ceremonia central, se procede a


agradecer a los visitantes e invitados, y tomando un cajó n

15
Huanacuni, F. (2005). Visión cósmica de los Andes. Editorial Librería Armonía. La Paz.

14
(instrumento de música andino) se entonan canciones a la
Pachamama y los visitantes también cantan sus coplas a la madre
tierra, el agradecimiento es lo principal.

La ceremonia a la Pachamama es una de las celebraciones


más importantes en el calendario andino, y para los pobladore s
de esta región, representa la expresión d e sus más altos valores :
el respeto, la complementariedad y la r eciprocidad entr e el se r
humano y la naturaleza.



15
El RETORNO DE LA DIOSA
Hortensia
Carrer Con este nombre se hace alusión a un movimiento religios o
que surge en la década de los 70’s y que se expande desde
América del Norte hasta Nueva Zelanda y Europa Occidental, un
ala de este pensamiento fue la llamada Nueva Era o New Age,
como se la conoció en el mu ndo. Una de las grandes distorsiones
de este movimiento fue la conversión del principio de
Correspondencia que dice que “Como es arriba es abajo, como
es adentro es afuera”. La distorsión fue el hacer creer que , con
el mero deseo, la realidad se transformaba, en eso constituía la
magia express de la Nueva Era a la que se anotaron cientos de
miles de “creyentes”.

Psicoterapeuta La magia sí existe, sin embargo, para ser mago de la realidad


y tener el poder de transformarla hay un trecho largo, sesudo y
Analista Junguiana
obcecado con el fin de discernir y develar la realidad de la
Miembro IAAP ilusión. Es una espiral de autoconocimiento, de renuncias y de
www.hortensiacarrer.es perpetuos cambios que como en toda disciplina muchos
empiezan pocos continúan y menos aún terminan.

Si bien ese fue el aire de las décadas pasadas, el colosal parón


que nos ha dado el Covid -19 ha hecho despertar a muchas más
personas de las que nos imaginamos. Son personas que me
tropiezo en el mercado, en la calle y en la consulta que est á n
convencidas de que algo tiene que cambiar, con un claro
sentimiento de que la vida tal como la lle vábamos era una locura.

Este despertar está siendo la gran oportunidad para toda esa


legión de trabajadores que colaboramos en hacer un mundo más
consciente, más humano. El indi viduo de a pie que ha dedicado
su vida a cumplir con los preceptos de una sociedad que
deshumaniza, está clamando nuevos mapas, nuevas
orientaciones, nuevos mitos y la respue sta fue inmediata y fu e
durante el confinamiento.

Ha sido asombroso, diría que c asi mágico, como de repente


y de no se sabe dónde una constela ción de conocimiento s
“aparecieron” en las pantallas de nuestros ordenadores cientos
de conferencistas, talleres, maestros que hubiese sido imposible
ir a escuchar en sus lugares, instructores de disciplinas como el
16
Yoga, Tai-Chi, Aikido, psicólogos y escuelas de psicoterapia
impartiendo mindfulness y consejos para la ansiedad , el miedo
y cómo convivir armónicamente en familia, en pareja o en
soledad. Centros de ayuda y bienestar que abrieron sus puertas
online, igual lo hicieron monjas y monjes desde monasterios
budistas, dictando sus sabias enseñanzas y dejándon os escuchar
los mantras sagrados de sus distintos li najes espirituales, amé n
de las afamadas compañías de teatro, ballets, y circos,
verdaderos deleites culturales.

Escuchamos en directo al Dalai Lama, a Deepak Chopra, a


Carole Myss, astrólogos cuyas consu ltas requieren al menos un
año de espera, teósofos, teólogos, en fi n pareciera que lo que
bajó de la Cloud fueron las resonancias morfológicas de la
biblioteca de Alejandría, cuya finalidad en su tiempo fue
globalizar la conquista del i ngente impe rio Aleja ndrino a travé s
de la masificación de la cultura griega. De este reciente
fenómeno 2020 y su impacto se ocupará la historia, mientras
estamos siendo partícipes y protagoni stas de un cambio d e
La magia no es paradigma global.

otra cosa que el A la postre, toda esta maravillosa información estuvo a


disposición de una audiencia planetaria que de súbito tenía el
arte de c ambiar la tiempo para sentarse a escuchar, lo que para muchos ha
significado el despertar de un alma adormecida. Buena parte de
conciencia a
este colectivo se ha sumado al nú mero de personas que
voluntad y todos queremos vivir en un mundo distinto, más humano y genti l.

Sin embargo, conocemos los “desp ertares” del alma,


tenemos l a
inolvidables conexiones místicas sin duda, pero que , sin la
posibil idad de voluntad de seguir un camino de autoconocimiento, se aletargan
y su espacio queda apen as como u na anécdota a contar.
hacerlo Tampoco podemos esperar que mágicamente cambien las cosas,
la oportunidad está más que evidente, p or lo cual se necesita u n
ejercicio de voluntad para que los cambios no sean reconducidos
por fuerzas ajenas a nuestros propós itos. La magia no es otr a
cosa que el arte de cambiar la conciencia a voluntad y todo s
tenemos la posibilidad de hacerlo.

Ahora bien, para que esa voluntad pueda ser dirigida, es


imperativo visibilizar aquello que ha estado encriptado,
escondido, recha zado por aquellos a qu ienes no les interesa la
17
libertad del pensamiento y criterio i ndiv idual. Es necesari o
visibilizar todas las violencias “normalizadas”, las
tergiversaciones, abusos, distorsiones, silencios que ha hecho el
Patriarcado en estos cuantos mi les de años y que hoy día está n
saliendo a la luz, ¡es curioso que en optometría la visión máxim a
sea la 20-20!

Arquetipos negados en el p atria rcado

La mitología nos ha servido para configurar y dar forma,


imagen y personalidad a los arquetipos. Tenemos entonces que
las grandes ausentes en la cultura patriarcal han sido; Lilith, la
primera mujer de Adán y diosa de la oscuridad; de ella
necesitamos atender sus aspectos tanto espiritual es como
sombríos para no permitir por un lado su autonomía y por el otro
poder integrarlos. De esta manera ensanchamos nivele s
importantes de conciencia sobre lo fe menino, en especial la
soberanía sobre nuestro cuerpo y nuestra sexualidad. Co n
algunas variantes Li lith es la caracterización en la antigua
Mesopotamia de la Hécate griega.
Otro arquetipo negado es el de la Gorgona Medusa. ¡De
Lilith, l a cuánta ayuda sería poder conocer e integrar la fuerza de la rabia
justa de esta figura mítica! ayudaría a petrificar y no seguir
primera mujer permitiendo tantas injusticias y abusos que sobre la mujer y lo
femenino se han hecho y se siguen haciendo.
de Adán y diosa
Un tercer arquetipo negado es el de la mujer grande, la fase
de l a oscur idad de la vieja en la Triple Diosa. Ella, quien, entre otras maravillosa s
atribuciones, es la guardiana de las fronteras entre lo humano y
lo divino. Así mismo se ha reprimido, negado y/o distorsionado
la esencia arquetípica de las llamadas “diosas vírgenes”. De
Atenea, Artemisa y Hestia, sólo se aceptaron aquellas cualidades
que cumplen un servicio al sistema patriarcal, excepción hecha a
la diosa Afrodita quien fue escindida, separando la sexualidad de
su condición espiritual y sagrada, dándole campo abierto a la
sexualidad vista y vivida como pornografía. Como anoté antes,
en esta reflexión me centraré en el Arquetipo de Hécate, la Vieja
Sabia, la Diosa de la Sabiduría, la Crone, que correspondería en
la imagen y símbolo de la Trip le Diosa a la luna menguante o
tiempo crepuscular.
18
El arquetipo de la vie ja sabia, guardiana de la sabiduría

Este arquetipo como todos, habita en lo más profundo de la


psique de todas y todos, no obstante , me centraré en la psiqu e
de las mujeres. A Hécate se le conoce por muchos nombres, entr e
algunos figuran La Que Sabe Que Sabe, la Hechicera, La Bruja, La
Baba Yaga, La Huesera, la diosa de las encrucijadas. Es un
arquetipo que resulta familiar a quienes l e prestamos atención a
las sincronicidades, las intuiciones y los sueños. Es esa parte de
toda mujer que sabe de hierbas, de sanaciones, es la visionaria,
la maga y curandera, es la intuitiva, certera y asertiva, es La Que
Sabe Que Sabe dentro de nosotras y ha sido justamente ese
poder y ese conocimiento el que ha sido invalidado en nuestr a
cultura.
Esto ocurrió entre otros acontecimientos cuando la medicina
fue considerada el único método racional para buscar la verdad.
Esta premisa sirvió para convertirs e en términos legales en el
único método de curación de enfermedades y así se hizo dueña
del nacimiento, vida y muerte de todos. Fue entonces a lo largo
de los siglos que los grandes conocimientos y saberes de la Vieja
A Hécate se l e Sabia perdieron validez y con ello ta mbi én poder y autoridad su
arquetipo. Esto ha hecho eclosión en la conciencia colectiva
conoce por incluso de las mismas mujeres, desestimando todo ese arsenal
infinito de conocimientos (de los que la industria farmacéutica
muchos
se ha beneficiado y sigue beneficiándose). De hecho, a Hécate
nombres… más que a ningún otro arquetipo se le adjudica la intuición sabi a
y visionaria.

En una madre, por ejemplo, podemos apreciar su presencia


en aquellas mujeres que actúan desde su sabiduría y firmez a
interna. Desde ese saber, son capaces de ejercer una crianza que
permita y aliente en la criatura el florecimiento de los aspecto s
creativos que trae consigo y ayude a modificar aquellos otr o s
que le impiden esa alquimia. Esto lo hará con una genti l
rigurosidad consciente de la responsabilidad que significa esa
tarea, por eso se le conoce también c omo Comadrona en s u
función de ayudar a dar a luz una personalidad segura y
compasiva en sus hijos. Al haber estado tanto tiempo negado,
este contenido se ha convertido en uno de los aspectos o scuro s
de lo femenino, transformando toda su magia curativa en magia
19
destructiva. Ejemplo de una Hécate distorsionada lo
encontramos en el personaje de la Sra. Robinson de la pelícu la El
Graduado, que seduce al novio de la hija si n piedad ni
miramientos como excusa para que no se case con él.

¿Cuáles son las característic as de este arquetipo?

Hécate nos ayuda a entrar en las profundidades psíquicas,


en nuestro centro espiritual, donde habita nuestro poder
natural, primigenio y salvaje, sin el cual nos sentimo s
desprotegidas y carentes de fortaleza. Es aquella que nos pone
frente al espejo y nos hace ver la realidad, aunque nos cueste
admitirlo, porque esta verdad es la que nos impulsa a crecer. En
el cuento de Blancanieves es la bruja la que hace que se interne
en las profundidades del bosque (el i nconsciente) y haga e l
…ofrece la tránsito de niña a mujer. Hay que decir que en la versión origina l
de los hermanos Grimm el arquetipo de la madre buena y la
posibil idad de ver madre mala no estaba escindido, de hecho lo que luego se le
la rel ación que adjudicó a la madrastra lo personificaba la misma madre, cosa
que escanda lizó a la socieda d de entonces…, el aspecto Hécate
existe entre en su vertiente negativa sigue siendo difícil de integrar.

pasado, presente y Es también conocida como la guardiana y protectora de las


encrucijadas y de los caminos, ofrece la posibilidad de ver la
futuro… relación que existe entre pasado, presente y futuro, simbo lizado
en las tres direcciones de los cruces de caminos. En la s
encrucijadas más significativas Hécate se encuentra presente
como testigo interior, su sabiduría proviene de la experiencia, es
la sabiduría que se va for taleciendo a medida que nos hacemos
mayores y es ese saber el que toda mujer ha de tener a la hora
de elegir la senda de sus metas y deseos. Para reconocer esta
sabiduría debemos hacer un alto en el camino y consultarle, por
eso no importa permanecer el ti empo necesario en las
encrucijadas de la vida y sólo tomar la decisión cuando la
poderosa intuición visionaria nos diga qué camino tomar.

Hécate es todo menos complaciente y de allí la Fuerza que


nos imprime. En nuestra tercera etapa de la vida es muy hab itual
que cuando hemos seguido un camino durante varias décadas
tengamos la necesidad de cambiarlo. Sobre todo cuando

20
llegamos al punto en el que lo que hacemos ya no nos interesa;
allí es cuando nos encontramos en la encrucijada y Hécate viene
a nuestro auxilio. Es por esta razón que se encuentra en la
antesala de las principales transformaciones, es un a comadrona
interior cuya perspectiva nos ayuda cuando damos a luz nuevos
aspectos de nosotras mismas.

Como la Madre Creación es también Madre de la Muerte y de


la Vida, y esta naturaleza dual es la que nos hace distinguir
aquello que debemos dejar morir y lo que tiene que vivir. Le
corresponde la fase de la luna menguante y el tiempo de l
crepúsculo, marca el momento de transición entre el día y la
noche, entre la juventud y la vejez. Sus orígenes mitológicos no
son claros, pero ya Hesíodo en la Teogonía ( aprox. 700 A. de C.)
hace referencia a su nombre.

En las antiguas imágenes se le representa con tres cabezas


y tres pares de brazos, porta tres antorchas, una llave, una
cuerda y una daga. Las antorchas le permiten ver en la oscuridad,
la llave abre los s ecretos de los misteri os y los conocimiento s
En l as antiguas ocultos o escondidos del más allá, la cuerda es el símbolo del
cordón umbilical del renacer y el cuchillo es la capacidad de
imágene s se l e apartarse de las ilusiones vanas. Acercarse a este arquetipo
requiere cierta preparaci ón, es cómo escuchar el Río debajo de l
representa con
Río, la clariaudiencia que surge de nuestra propia intuición. Una
tres cabezas y buena manera de llegar a ello es a través de la meditación, la
danza, la escritura, la imaginación activa, la oración, el canto, la
tres pare s de pintura, el estudio o cualquier actividad que exija una alteració n
de la conciencia ordinaria.
brazos, porta tres
Muchas veces Hécate, la Vieja Sabia, la Loba o la Huesera, la
antorchas, una Baba Yaga, nos hace comprender que ya nada en la vida será
igual. Sabemos lo que hemos sido, sabemos lo que ya no e s
llave, una cuer da
posible seguir siendo , pero no estamos seguras de lo que
y una daga debemos hacer. Es p or eso que nos toca en estos tiempos d e
profunda incertidumbre y de grandes encrucijadas, llamar dentro
de nosotras a La Que Sabe y pedirle orientación y guía para
nosotras, para los nuestros y para toda la Humanidad.


21
Laura SOMBRA Y TERAPIA EN LA NUEVA ERA

Morandini
Para que las ramas de un árbol lleguen a l c ielo
sus raíces deben tocar e l Infierno

Lem a A lquim ico Medi eval

El término Sombra fue introducido por el psiquiatra suizo


C.G. Jung dentro del lenguaje psicológi co para referirse a una
parcela de nuestro inconsciente personal. En su formu lació n
afirmaba que el hombre, en su trabajo de autodescubrimiento y
autoconocimiento debía ir integrando a su psique consciente los
elementos inconscientes, con la finalid ad de tener una mayor
conciencia de sí mismo en el camino hacia la Individuación. Es
Psicólogo UCAB decir, para llegar a convertirse en lo que rea lmente es y a s í
desarrollar su potencial individual
Psicólogo Clínico HUC
La Sombra está referida a los contenidos de nuestra psique
Analista Junguiana AVPA
oscuros y rechazados, no reconocidos, que tendemos a coloca r
Miembro IAAP fuera de nosotros. Se puede afirmar que, a menor conciencia de
la Sombra, mayor domi nio de ella sobre nosotros. Conductas
tales como “estar fuera de sí”, “perder el control”, “sentirs e
laum1969@gmail.com
desbordado” son clave para identificar las situaciones en que se
manifiesta. Afirmar: “no sé lo que me pasó”, “me sentí poseído
por una fuerza ajena”, “yo me comporté así… pero en realidad
no soy así”, son descriptivas de la acción de la Sombra. ¿Somos
distintos de cómo nos comportamos? Esta incongruencia nos
está diciendo que alguien más domina nuestros actos y e s
necesario averiguar quién se esconde detrás de nuestra
voluntad.

Las imágenes arquetípicas asociadas a la Sombra son aquella s


que no resultan gratas a la conciencia: la ira, la avaricia, la
mentira, la dependencia, el orgullo, el racismo, lo grotesco, la
hipocresía, la muerte, el dogma, la codi cia, la insensibilidad, la
locura, entre otras. Todas ellas son expresiones inferiores de la
naturaleza humana, pero humanas al fin, tan humanas y reale s
que nos topamos con alguna de ellas a diario. Rechazar, negar,
culpar a otros, dar explicaciones demasiado elaboradas sobre
nuestro actuar irracional, son mecanismos para defenderse de la

22
Sombra. Callar y mirar dentro de sí puede ser un primer paso para
su reconocimiento. Esto toma tiempo y compromiso. Jung, al
respecto afirmaba que constituía un esfu erzo moral el trabajo de
confrontación con la propia oscuridad.

Si la Sombra por definición es inconscie nte, ¿cómo podemos


identificarla? Debemos servirnos de los símbolos, los sueños, lo s
actos fallidos, las proyecciones. Sólo a través del trabajo de
auto-observación y reflexión podemos e mpezar a reconocer lo s
elementos arcanos de nuestra psique inconsciente.

La sabiduría contenida en los mitos tiene mucho qu e


decirnos al respecto. La Gorgona Medusa petrificaba con su
mirada a quien osara desafiarla mirándola directamente a los
ojos, y sólo Perseo pudo vencerla enfre ntándola a través de s u
escudo, por reflejo. Esta imagen nos da una respuesta sobre e l
La Gorgona Medusa trabajo de Sombra: si nos sumergimos en un viaje hacia la
oscuridad sin estar preparados, podemos quedar petrificados,
petrificaba con su helados de horror. Pero también nos dice que es el “otro” quien
refleja aquello que no queremos ver en nosotros.
mirada a quien osara
En las profesiones de asesoría y/o ayuda, es deseable que
desafiarla mirándola
todo terapeuta pueda ser un canal afinado y depurado para
directamente a los ojos, realmente poder prestar una labor eficaz. Si queremos que el
agua fluya limp ia y cristalina, debemos periódicamente limpiar
y sólo Perseo puso de desechos sus canales. Si deseamos que un violín suene d e
manera armónica, es necesario afinar sus cuerdas. De igua l
vencerla enfrentándola
manera, quien se dedique al trabajo analítico, debe realizar en sí
a través de su escudo, mismo un trabajo de re visión personal, lo que ineludib lement e
debe incluir el trabajo sobre la Sombra. Para Jung la primera
por reflejo. parte del proceso terapéutico estaba enfocada en el estudio de
los elementos Sombra de la personalidad para posteriormente
adentrarse en la exploración de arquetipos más profundos.

Además de este trabajo de auto observación sobre nuestras


partes menos amables, como analistas/terapeutas debemos
adquirir conocimientos mínimos sobre el funcionamiento de la
psique, de los mecanismos de defensa, de los procesos
inconscientes que ocurren entre terapeuta y consultante, de las
dependencias mutuas, idealizaciones, proyecciones, etc, es decir
de los procesos de transferencia y contratransferencia. Si bien
todo esto no garantiza el éxito de la terapia o consulta -si de
23
éxito podemos hablar - proporciona un punto de p artida
medianamente sólido, además de responsable.

En nuestra formación como analistas invertimos años e n


análisis personal y supervisiones de casos no sólo para tener
orientación teórico -práctica, sino fundamentalmente para
intentar explorar e identificar nuestros puntos ciegos que com o
terapeutas (y seres humanos a l fin) podemos estar proyectand o
sobre los pacientes. Estos elementos personales constituyen una
interferencia en la terapia si permanecen bajo el dominio d e l
inconsciente, pero sabemos que son una herramienta y puede n
convertirse en una fortaleza si son trabajados y llevados a la
conciencia. Nos van convirtiendo en analistas más
experimentados y con un menor grado de vulnerabilidad a
cometer acting-out dentro del setting te rapéutico.
No se puede negar
Es importante recalcar que estas actividades de auto -
que el movimiento
exploración y refle xión no son exclusivas del proceso de
New Age respondió a formación sino deseable que estén presentes aún durante el
desarrollo de nuestro oficio como analistas, así sea por espacio
necesidades de tiempo determinados.

insatisfechas de un Hacia mediados de los años noventa, con el boom New Age
se masificó el arte terapéutico, para ese momento muchas
colectivo que estaba personas sin la formación necesaria comenzaron a auto
denominarse sanadores, asesores, curadores y/0 terapeutas, sin
en la búsqueda de
pasar por un entrenamiento profe sional. No se puede negar que
respuestas que la el movimiento New Age respondió a ne cesidades insatisfechas
de un colectivo que estaba en la búsque da de respuestas que la
religión ya no estaba religión ya no estaba en la capacidad de ofrecer. Nuevos gurús y
toda suerte de iluminados comenzaron a “formar” adeptos en u n
en la capacidad de
contexto ambiguo e indiferenciado de terapias alternativas que
ofrecer fueron invadiendo los espacios formales. Se propuso así u n
encuentro con la divinidad sin intermediarios, vendiendo la
trascendencia y la iluminación en cursos de fin de semana.
Surgieron aprendices llenos de buenas intenciones convencidos
que la sola experiencia arquetípica de haber experimentado
sufrimiento podría ser la condición necesaria y suficiente para
lograr ser sanador, curador, y terapeuta gracias a la sensibi l idad
y la empatía que potencialmente e l dolor psíquico puede
despertar hacia el otro.

24
Esta espiritualidad light acompañada del “buenismo ”
terapéutico y de una buena dosis de psicología positiva, a lo
largo del tiempo fue edulcorando todo a su paso; simplemente
negando y apartando a la Sombra, sin contemplar un trabajo
interior de confrontación h onesta consi go mismo.

Se ha banalizado el sufrimiento del otro, porque no se mira


el propio, se lo rechaza. ¿Cómo un terap euta que no ha tenido la
intención de realizar un trabajo de revisión personal pretende
guiar a otros en momentos de oscuridad?… Corr en ambos el
riesgo de quedar petrificados frente a la aparición de Medusa.
¿No sería más honesto empezar a depurar el Yo inferior para
luego, aspirar al “Yo Superior”?

En años más recientes, llama la atención el surgimiento de l


Coaching y la proliferación de sus representantes: los “coach”,
una suerte de entrenadores mentales que ofrecen soluciones
rápidas a problemas específicos con una alta dosis d e
programación neurolingüística. Una especie de pseudo -
Esta es una realidad y
psicoterapia breve centrada en objetivos, pero sin la formació n
un síntoma de nuestros ni la base de 5 años que otorga una licenciatura sobre el
conocimiento de la psique. Tampoco sin el entrenamient o
tiempos: inmediatez y riguroso al que nos sometemos los terapeutas o analistas
especializados en alguna de las vertie ntes de las corriente s
superficialidad para un
dinámicas.
mundo acelerado Esta es una realidad y un síntoma de nuestros tiempos :
inmediatez y superficialidad para un mundo acelerado
irrespetando el tempo
irrespetando el tempo psíquico. Sin duda el Coaching se vende
psíquico como una propuesta mucho más atractiva para el paciente que
la de un análisis que exige un compromiso terapéutico a largo
plazo. Y también resulta atractiva para el futuro coach, quien
puede formarse en poco menos de un año sin tener que recurrir
a recursos teóricos formativos de nsos y sin mayore s
implicaciones emocionales con su historia y vivencia personal –
por lo menos conscientemente -, ya que su función es como la de
un entrenador que, desde la barrera, ayuda al cliente a
desarrollar su potencial.

Se pudiera argumentar que al consultorio del Coach acude n


“personas normales” que necesita n tan solo una guiatura o

25
“mentoría” para el desarrollo de sus fac ultades latentes. A est e
respecto quisiera citar a Aldo Carotenuto 16 (1988):

“En e l consultorio de l analista hoy en d ía llegan cas os en los


que e l s ufrimient o no afecta de manera rotunda la adaptación del
paciente a la realidad, tant o es así que le permite llevar una vida
normal; sin embargo, esto no s ignifica que este malestar sea má s
fácil de sobrelle var y curar, sobre t odo s i pensamos q ue pe rsonas
insospechadas llegan al suicid io.[…]Se trata de una re lació n
dialé ctica d onde ambos saben que s on necesarios el uno para e l
otro, tanto el que p ide ayuda como el que tiende la mano. Los
resultad os pueden solo obtenerse de es ta manera, es decir los
verdaderos resultados, aquellos que surgen de una terap ia que
lle ve a los d os a un gran compromis o recíproco, carga do d e
riesgos, pero también de transformacione s”.

El terapeuta es De aquí se desprenden dos hechos: el primero es que


vulnerable a “normalidad” no es garantía de ausencia de sufrimiento y meno s
de riesgos en el devenir terapéutico, más aún si se ni egan las
identificarse con el influencias de lo inconsciente. En segundo lugar, la no
implicación del terapeuta que puede llevar a la disociación de l
arquetipo del Mago, arquetipo del curador-herido, tal y como lo plantea Guggenbü hl -
creyendo que es Craig 17, donde el curador está libre de sufrimiento y el herido es
quien recibe toda la Sombra. Aparece así el Ego inflado/ Hybri s
quien tiene el saber, en el terapeuta y su convicción tácita de ser todopoderoso, de
que es el otro (el paciente) quien necesita ser guiado mientras
el conocimiento y la que él se mantiene en zona de confort sin implicarse en el
proceso. Con implicarse no me r efiero a involucrarse
Verdad
(generalmente desde el complejo inconsciente), sino a ese
compromiso emocional desde una actitud consciente a la que
alude Carotenuto, que permite que se pueda dar el encuentro y
la transformación.

El terapeuta es vu lnerable a identi ficarse inconscientemente


con el arquetipo del Mago, creyendo que es quien tiene el saber

16
Carotenuto, A.(1988) La Nostalgia della memoria. Ed, Bompiani. Milano
17
Guggenbühl- Craig, A. (2001) Poder y destructividad en Psicoterapia. Monteavila Editores.
Caracas
26
el conocimiento -o en e l caso de terapias de corte más espiritua l
tan de moda - que es quien tiene la llave maestra y el poder para
explorar lo inconsciente y predecir las vicisitudes que tendrá que
enfrentar el paciente. Por ejemplo, esto se hace evidente hoy en
día con la gran proliferación de “canali zadores”. No dudo que
existan personas sensibles que realmente tengan la facultad y el
don de contactar con mundos sutiles, sin embargo, pareciera que
súbitamente el don de la canalización ha sido otorgado en masa.
Nadie está exento de quedar arrastrado por estas corrientes del
colectivo y e n ello pueden quedar también envueltos analistas y
terapeutas experimentados. Muchas veces en la consu lt a
podemos tener un “momento i ntuitivo” donde percibimos una
información desde una conexión inconsc iente que se nos revela
como imagen interna o sensación corporal a medida que el
paciente nos comunica una vivencia. Sabemos “algo” pero no
podemos identificar racionalmente su origen. ¿Es esa percepción
sutil un deseo del tera peuta, una fantasía, una proyección que
está dada por la activación de un complejo personal? Gracias al
autoconocimiento y trabajo personal tenemos la protección -
pero no la garantía - de no quedar poseídos por el arquetipo.

Quienes nos dedicamos a trabaja r con el "otro" somos


Comparaciones
siempre vulnerables a la influencia de la Sombra ya que este es
fundamentadas sobre un proceso dinámico e inacabado.

El lenguaje rebuscado y adornado que enmascara nuestra


el desconocimiento de
propia ignorancia, inseguridad o necesidad de reconocimiento
lo que es psicoterapia puede ser otra forma de manifestación de la Sombra. También lo
es el intento por mercadear un “producto” poniéndole nombre s
nuevos a lo ya conocido. Por ejemplo “Coaching onto lógic o
integral”… si suena rimbombante parece ganar más puntos en
esta nueva realidad de venta de prod uctos en RRSS. ¿No será una
mejor manera de “autopromoción” el trabajo que se realiza cada
día con cada paciente? este requiere tiempo, paciencia y
perseverancia. También una fuerte tolerancia a la frustración.

Una vez que podamos tener mayor claridad sobr e nuestras


verdaderas motivaciones en nuestro ofic io y estemos dispuesto s
a confrontarnos, es que empezaremos a transitar hacia otro nivel
de conciencia que nos permita profundizar sobre nuestra
naturaleza dual y la lenta y progresiva integración de opuest os.

27
A T R A V E S A D O P O R E L R E L Á M P A G O D E D I O S 18
Diana
O DEL CANTO DESNUDO DEL POETA
Rísquez
“Si tuado en m edio de l os d ioses hu idos y de
los h om bres que han olv idado el rastr o de lo
divi no en el m u ndo, los poe tas, dij o
Heidegger , es tán atra vesados por el
relám pago de Dios .”

Rafael C ast i l l o Z ap at a. Pról ogo.


“Ob ra Poét i c a” d e Arm and o Roj as Guard i a

¿Cómo se le canta al Cantor? ¿Cómo se ap roxima la voz de una


mera psicóloga a aquel que ha sido poseído por Psique y lo puede
Médico Psiquiatra contar? ¿Debo hablar impersonalmente de la psicología de la
Analista Junguiana
poesía? ¿Disecar como en un cadáver las letr as de éste y otros
poetas? Me resulta chocante hacer un ejercicio meramente
Miembro AVPA, IAAP anatómico de algo tan frági l, etéreo y grandioso como el a lma.
Profesora asistente UCV Sólo puedo apelar entonces, como me enseñó Jung, a ver desde
mi Cantor interno. Sólo puedo encontrar la voz que se as emeje,
Jefe de Servicio
Psiquiatría HUC guardando las distancias, a la del poeta que hoy nos ocupa.

dianarisquez@ g mai l.co m Cuando Jung escribió e l prólogo d e su mal llamada


autobiografía “Recuerdos, Sueños y Pens amient os” dijo:

“Mi vida es la historia de la autorrealización de lo


inconsciente. Todo cuanto está e n e l inconsciente quiere
lle gar a ser acontecimient o… lo que e l hombre p arece ser
sub especie aeternitatis se p uede expresar sólo med iante un
mito. El mito es más ind ividu al y exp resa la vida con mayor
exactitud que la cie ncia.” 19

Además, refuerzo esta afirmación con el hecho de que antes


de haber conocido personalmente al poeta Rojas Guardia, lo
soñé. Me sentaba a su lado en una inmensa playa oceánica, con

18
Homenaje al poeta Armando Rojas Guardia. Conversatorio acerca de Poesía, Arte y
Psicología. 28 de Noviembre 2009

19
Jung, C. G (2001). Recuerdos, sueños y pensamientos. Ed. Seix Barral. Barcelona
28
la sensación de que esa compañía silenciosa me producía una
inmensa paz. Sólo con su mirada me comunicaba aquello qu e
necesitaba saber. El sentimiento ligad o al sueño, todavía me
acompaña y la sorpresa del posterior encuentro, en su curs o
acerca de las tragedias griegas, nunca ha cesado. Así que le gust e
o no poeta, usted ya forma parte de mi realidad interna.

Con este preámbu lo intento e xplicar entonces porqué decidí


seguir la línea de un mito: El de Orfeo.

Como muchos sabrán Orfeo es el ante cesor mítico de los


poetas. Se dice que era hijo de Calíope, la de la bella voz, mus a
del canto épico, y de Apolo. Por esto, el Dios le h abía regalado
una Lira. Con ella Orfeo, el oscuro, cantaba tan
conmovedoramente que hasta los árboles se movían para seguir
su canto:
Orfeo es el
Falta de Mérito A. R ojas Guard ia 20
antecesor mítico Oficio de Vísperas (1974 -1975)
de los poetas. Se Si yo fuera capa z de entrar por f in
dice que er a hijo en esa pul critud del aire inmóvil
que he llamado silencio en el poema;
de Cal íope, l a de
si y o fuera capaz de n ombrar árbol
la bell a voz, musa como esta tarde el árbol se mostraba
a sí m ismo en la qu ietud del parque;
del canto épico, y
si y o fuera capaz de parecerme
de Apolo. al objet o real de m i es crit ura
(al agua m isma cuand o es cribo a gua
al vaso l impio cuando escr ibo vaso);
y si fuera pos ible merecerte
cosa que ultra jo en t u mudez precisa
al hacerte son ar en mi palabra,

yo entrar ía en la lu z de lo que digo”

20
Rojas Guardia, Armando. (2004) Oficio de Vísperas-Obra Poética, pág 50. Ediciones El Otro
el mismo, Mérida.

29
Así nuestro poeta, consagrado a Dios desde temprana edad,
era maestro de las palabras y del éxtasis místico. No só lo
nombrando las palabras, sino encarnándolas con pasmos a
precisión. Para ello, nos dice la psicología, debe ha ber una
conexión casi directa con el Self que es la fuente primaria de lo
inconsciente. Las imágenes son su expresión y las palabras
siempre incompletas, su cuerpo o su coa gulación. La precisión y
la maestría del poeta consiste en la expresión; porque no h ay
mucha distancia entre el significado y lo que se describe, más
que nombrar al árbol, serlo.

La imagen de ser el hijo de un Dios, nos acerca a la expresión


inicial de Heidegger, el escogido, dilecto de la divinidad, pero
con todo lo que ello implica. Hay un precio que pagar.

Orfeo y nuestro poeta no tardarán mucho en experimentarlo


al amar y no poder consumar el amor ya que, en el caso de Orfeo,
la muerte le arrebata a su Eurídice y lo prohibido ante los ojo s
de su Dios, separan a Rojas Guard ia del Amor. Amore s
inalcanzables que ambos, a pesar de lo i mposible de su tarea, se
empeñan en recuperar, nuestro poeta a través de su conmovedor
Puse mi empe ño
canto erótico a los hombres que ama y Orfeo que logra conmover
en poder y revertir las leyes naturales y rescatar a Eurídice del Ha des. Lo
hace conmoviéndolos con este canto:
soportarlo y no
“… la causa de mi viaje es mi esp osa, e n la que inoculó su
diré que no lo he veneno una víbora al ser pisada y le arrebató sus años en
crecimient o. Puse mi e mpeño e n pode r s oportarlo y no d iré
intentado: ha
que no lo he intentad o: ha ve ncid o e l AM OR. Esta es un dios
vencido el AMOR bien conocid o en las regiones de arriba; d udo si tambié n lo
es aquí. Pero con tod o conjeturo que aquí también lo es y,
si no es inventado el rumor de un antiguo rapto, a vos otros
también os unió e l Amor. Por estos lugare s llanos de temor,
por este enorme Caos y e l silencio de exte nso re ino, os pid o,
tejed de nuevo e l apresurad o destino de Euríd ice! 21

21
Ovidio Nasón, P. (1995) La metamorfosis. Madrid. Cátedra Ediciones.
30
Era tal la fuerza de su canto que Ovidio explica:

“Las almas s in sangre lloraban; y Tántalo no trató de


alcanzar la huidiza agua, y la rued a d e Ixión se quedó
parada, y las aves no desgarraron el hígado, y las Bé lides
desatendieron sus vasijas, y te sentaste en tu roca, Sísifo. ” 22

Y nuestro poeta:

(Fragmento de Tríptico de aquella muerte


Yo que supe de la vieja herida 23)

…Dios de e spaldas. ¿Yo no puedo


robarme para ella una dulzura,
acercarme con m i a zúcar a la ca ja
y sin que me importe el cast igo re galarle
las preguntas del examen, los cigarros
de papá, la revista Playboy bajo la almohada,
el vino de consa grar s orbido a solas
en un rin cón de a quella sa crist ía?
¿No pued o robarle a D ios u n d ía de f iesta?
Tan cansada parece (¡y es de mañan a!)
como viénd ome un rojo en la boleta
que y o quier o s acarla de esta misa
y compart ir con ella vaca ciones

¿A qué h ora viene el cura, t ía Carlota?

La vela del alma ¿es t an pe queña?

Casi.

22
Ibidem
23
Ibidem, pag 146.

31
Cuando ambos sienten que han realizado lo imposib le, la
oscuridad del inconsciente con sus leyes inmutables les arrebata
al amado. Orfeo pierde a Eurídice al voltear para asegurarse que
le seguía y Rojas Guardia se pierde en la muerte de su madre y
en el laberinto tan humano del conflicto de la aceptación y la
culpa sumiéndose en el silencio de la tristeza…

Bautismo de nada 24
Vacío s in p olvo (19 87 - 1988)

Horizon te compacto, los objet os


me cerca n a pérdida de vista.
Cuesta remont ar esa frontera
totalmente imantada.
¿Dónde está la gr ieta, la abertura
imprevista y fu gaz como una herida
por donde salir d olientes pero l ibres
hacia la vas tedad insólita?
Orfeo pierde a

Eurídice al voltear Curvado hacia m í mism o, aut ohechizándo me,


o en cantado por los ojos de Medusa
para asegurarse que que levanta el muro de las cosas
(las cosas soberb ias y tena ces
le seguía… en su impos ible pát ina de paz )
no puedo vivir ritm os, m ovimien tos
y danzas de otras densidades
filtradas de repente en esta luz
dormida de crepúscul o
que arrod illa a la t ierra y la desmaya
dejándola por osa, l ibre al fin
para la materna os curidad, de la que p ido
un poco de atm ósfera ligera,
la liviandad precisa de la nada,

24
Ibidem, Pág 173
32
la que borra m i nombra y me bautiza
en los labios de Dios, el inn ombrable.

Desaparecerse, desdecirse, quitarse el nombre. Olvidar para


no recodar a quién se perdió. SER inexistente para que no duela.
Psicológicamente, se está peligrosamente cerca de la disolución
en la matriz oceánica de la madre.

Al aislarse se pretende depurar al otro. Ser virgen de lo


distinto. Monasterio protector del su frimiento que aísla y
desconecta de la emoción, por ende, del cuerpo. Sectaria forma
de la psique que convida a la TRAGEDI A. Lo que en Orfeo e s
desmembramiento, en Rojas Guardia es LOCURA.

25
La desnudez del loco

(…)
Psicológicamente,
Llegábamos en grup os hasta el bañ o,
se está
desamparada fraternidad de cuerpos,
peligrosamente goteante s carnes, en la m itad del mundo
-porque estar allí era una cósm ica in temperie,
cerca de la
La orfa ndad merid iana y abs oluta:
disolución en la
verse a s í m ismo, desnudo ante otr os,
matriz oceánica de desnudos tamb ién ellos, devolviéndon os
a la s olar ingrim itud de ser un cuerpo
la madre
parado allí frente a los ojos
del escrutinio a jeno, sin la sombra
bienhech ora y cobijante del pudor:
sólo desnud o com o el Adán culpable
con la con cien cia súb ita de estarlo
en la desola ción pan óptica del día,
justo en el e je de las doce en punt o.
(…)

25
Rojas Guardia, A. (2018) El Esplendor y la Espera, Pág. 344. Alcaldía de Cuenca, Ecuador.
33
Tocar fondo, dejarse inundar por lo inconsciente, fundirse en
el SELF, esa matriz del todo.

Sin embargo, queda la cabeza en el río que sin tregua canta


y orilla que toca, transforma, o bien curando enfermedades
(epidemias) o bien como en Lesbos donde se le recoge se le rinde
homenaje haciéndosele un templo, o bie n haciendo enigmáticas
y sabias afirmaciones oraculares, opacando aún a las del mismo
Dios Apolo en Delfos. Un ejemplo de esto es este poema:

El Excluido 26
El esp lend or y la espera. (2000)

No se lo encuen tra de veras en el templo.


Su m orada, s i as í puede llamarse al desampa ro,
es precis amente el gran afuera,
…dejarse inun dar
el periférico sitio donde vive
por lo
aquél s iempre excluid o, el n o invitado,
inconsciente, quien n o pernocta – d igo b ien: pasa la n oche –

fundirse en el lejos de la h ogareña luz bajo la cu al

SELF, esa matriz transcurre el reposo ensim isman te


que n o nos deja salir ha cia el abs oluto,
del todo
peligroso descampado en cuy o centro
aguarda él, des con ocido, delin cuente qu iz á,
tal vez un enem igo, pero de cu alquier maner a
extranjero, ign ora ble por los r igur osos códigos
que n os prohíben saludar a un extraño
y much o má s br indarle la a cogida
de convidarlo a nuestra casa.

El excluido, en l o oscur o, te in terroga


sólo con su aguardar eterno. ¿No es cuchas

26
Ibidem, Pág 299.
34
aquellos ins istentes pasos revelándote
la apátrida v igilia de su insomn io?
Pero en contrarlo s ign if ica salir,
sobre t odo salir, padecer la incom odidad
de la salida al a fuera s in refu gio,
dejar la lámpara, el s illón, la mesa pues ta,
y emprender el noctámbulo esfuer zo
para descubrirlo en la pris ión culpable,
y en la pobreza toda, y en la here jía
acusadora de tu léxico mental,
y en la viudez de lo ci erto, y s implemente
en el cáncer, la lepra, la agonía:
situado allí donde el paisa je se presenta inhóspito
por dist int o a los que ya conoces,
a los que acab an devolviendo tu mirada
como un espejo con tumaz.
De esta here ncia
Es él. El que no invitaste. Ahora lo s abes.
Órfica, que dan en Lo descubriste al fin, llorando noche.

nuestra cul tur a Sólo te falta venir junt o a sus llagas,


ese hambrear harap iento, esa in certidumbre, ese delito,
los misterios del
esa implacable in terpelación del d iferente
descenso a aquel hasta el centr o m ismo de tu casa y celebrar

territorio, oscuro la cena – sí, celebrarla – al compartir


con él, Único y múlt iple, Otro central y repartido,
y rico, del que
el pan terriblemente suave;
nadie re gresa dejando la concien cia de que pud iste hacerlo
en la oscur idad cerrada, tras la puerta.

De esta herencia Órfica, quedan en nuestra cultura lo s


misterios del descenso a aquel territorio, oscuro y rico, del que
nadie regresa. Sólo lo transita mendicante el poeta. No hay otra
forma de hacerlo, sostenido por la naturaleza, el silencio interio r
35
que busca hacerse palabra a duras penas. Platón con ese desdén
del filósofo, luego científico, hacia el poeta nos dirá de una
suerte de sacerdotes de una secta que siguieron a un tal Orfe o
que perdió su ánima por no atreverse a morir con ella. Que tan
sólo se le ha dado un espejismo al cual añoran, porque no se
}
conformaron con la pérdida.

No soy yo, mí nima asomada a este terreno infinito del Hades,


del mundo inasible, quién vaya a contradecir a Platón. Sólo sé
que Este poeta que me ocupa hoy me da la c lave de su aparent e
desamparo y es que quien ha sido atravesado por el relámpago
de Dios, SABE.

Cierro entonces con gratitud a q uién ha recorrido


valientemente este camino de la intemperie, permitiéndome
estar ante ustedes hablando, a sa lvo , pero conmovida de l
inconmensurable mundo de lo divino, de lo misterioso y de l
inconsciente; leyendo este último poe ma de Armando Rojas
Guardia:

…y es que quie n

ha sido Dios es peque ño 27

atr avesado por el El esplendor y la espera. (2000)

relámp ago de Dios es pequeñ o, cabe íntegr o en un gran o d e sal


que podem os p isote ar, y de hecho pisoteamos
Dios, SABE
con altanera suela del z apato,
gig antesca suela sobre lo m ín imo paciente,
invis ible para los ojos desate ntos.
La glor ia de D ios se ep ifan iza, menuda,
como una h oja de árb ol, una simple brisa,
un sol o b otón, una única letra, bajo el ala de l pájaro, junt o al
corto cuento
con el que la madre se despide del n iñ o
al acostarlo, dentr o de la llama frá gil
de algún fós for o, cifrada por la punta

27
Ibidem, Pág 321
36
del bolígraf o, por las d imens iones de la copa,
por la g ota de la lluvia, por u na es cama de p ez,
por el dedo meñique y su uña breve.
Dios prolifera ínf imo. Su omn ipoten cia
resulta cent imetral s i recordam os
que padece el su frim ient o con nosotros,
voluntariamente mania tada a nte el dolor
que quiere compartir en s u impoten cia:
solidaria contest ación a la pregunta
de cóm o permite el mal in congruente.
Su inf in itud se en coge en la estre chez
autoceñ ida para dilatar, ilim itada,
la libertad del h ombre, la que puede reducir
aún más el inf inito cuan to gus te,
hasta el tamañ o de un dedal ignorado e inser vible.
Esta redu cción divina t ambién se n os ofrece
contemplarla en el acto mism o que creó
todas las cosas: el Tod o, que t odo lo ocupaba,
se contrajo a fin de abr irle lugar al un iverso
expandiéndose au tón omo en su a fuera.
dios no tuvo mied o de mostra rse
dentro de la estricta pequeñe z de un hombre
paupérrimo, marginado, perseguido,
quien comparó el supremo de gra cia,
que an unciaba com o p osib ilidad accesible
e inm inente, a la mín ima de toda s las semilla s,
grávida de su fertil idad oculta.

La grandeza es un equ ívoco. Aparece aplasta nte


para aquel que, rend ido de cansan cio
tras el tra jín de siempre
la percibe sobre sí.
no es que la deseche. Pero l o int imida
37
desde el principio ese mod o del ser nun ca me dible
por la f atiga de sus ojos. Ello v iene a explica r
que la menudeante numin os idad de Dios
se multiplique e n detallism os, filigranas,
acaeceres a la mano, sacramen tos
que se llaman s onris a, palabra, reposo,
movimient o, árbol, abrazo, luz, ritmo, deleit e
y much os otros más con los que él n os a gasa ja revelándose,
no esperando grat itud, sin o, al contrario,
la fatu idad de nuestra antrop océntr ica gran deza.

Si, de fin it ivamente D ios es pequeñ it o,


y a esa sa crosan ta cabeza de alf iler
que en su modest ia no se impone
como poder ladrón de servidumbres
se alude con metáf oras humildes,
intentadas por este p oema irrelevante
pero, a la p ostre, salmo arrod illado



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Septiembre 2020

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