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COMENTARIO Nº4: SONATINA, RUBÉN DARÍO

RESUMEN:

A pesar del lujo que la rodea, la princesa se siente muy triste e, incluso, atrapada en su
abundancia. Esto se debe a su deseo de que un príncipe, al que no deja de imaginar, venga a
enamorarse de ella. su hada madrina le pide que no se preocupe, pues su caballero se acerca.

TEMA:

Tristeza de una princesa por la falta de amor, a pesar de su riqueza.

ESTRUCTURA:

Externamente, se divide en ocho estrofas de seis versos alejandrinos cada una. Cada
verso se divide en dos hemistiquios por acción de la cesura. No sigue ningún esquema
métrico clásico. La rima es consonante, según el siguiente esquema:
A A B C C B // D D E F F E // ...
Destaca también la perfecta distribución de los acentos rítmicos. Internamente, se
divide en tres núcleos temáticos que no coinciden con la estructura externa.
1. Tristeza de la princesa en un ambiente lujoso y cortesano (v.v. 1-9).
2. Explicación de su tristeza (v.v. 10-42).
2.1. Falta de amor.
2.2. Sensación de estar atrapada.
3. Su hada madrina le avisa que su príncipe se acerca (v.v. 43-48).

COMENTARIO CRÍTICO:

El texto que nos ocupa es un poema del nicaragüense Rubén Darío, padre del
modernismo. Se titula Sonatina y pertenece a su obra Prosas profanas que culmina su
vertiente más virtuosa, iniciada en Azul..., en contraposición al giro más filosófico que
supone Cantos de vida y esperanza.
Nos muestra a una princesa que se encuentra triste, aun rodeada del lujo propio de la
corte, por la falta de amor. Su hada madrina la consuela con la promesa de que el príncipe, en
el que tanto piensa, se aproxima.
Destacan los momentos de evasión de la princesa al imaginar a su posible amada y el
ambiente melancólico y cadente. No obstante, más que centrarse en el tema, la finalidad de
Darío es lograr la perfección formal a través del vocabulario, los recursos y la métrica.
Es, por tanto, un texto literario perteneciente al género lírico. Las funciones
principales serían la poética o estética, pues el embellecimiento del lenguaje, la consecución
de musicalidad y ritmo, prevalecen sobre otros aspectos y, en menor medida, la referencial, al
describir y narrar lo que acontece a la protagonista.
Entre los recursos expresivos, muy numerosos, destacan aquellos que ayudan a lograr
la extrema musicalidad que caracteriza al poema. Así, las aliteraciones transmiten
sensaciones, como en “la libélula vaga de una vaga ilusión”, que evidencia el carácter
inalcanzable de lo que la princesa imagina. Contribuyen también al ritmo los hipérbatos (“el
jardín puebla el triunfo de los pavos reales”), las anáforas (vv. 16-18), las bimembraciones
(“está presa en sus oros, está presa en sus tules”), el asíndeton (vv. 25-27) o las
exclamaciones (“¡Oh, visión adorada de oro, rosa y marfil!”), que, además, enfatizan el deseo
que se pide. Cabe mencionar asimismo el quiasmo distanciado de los versos 38 y 41.
El cuidado vocabulario, repleto de cultismos y palabras muy sonoras, y gran parte del
cual, como los topónimos, posee connotaciones significativas, (hipsipila, crisálida, lebrel,
alabardas, dalias, Ormuz...) consigue reforzar la musicalidad y el ritmo, a la vez que
construye el ambiente palaciego. Destacan especialmente dos cultismos: argentina, tomada
directamente de la raíz latina para significar “plateada”; y azur, término proveniente del
francés, idioma en que, de hecho, pertenece a un registro culto.
Por su parte, el esquema métrico, que no se corresponde con ningún tipo clásico, se
estructura en ocho estrofas de seis versos alejandrinos cada uno. Para afianzar la atmósfera y
los sentimientos de la princesa, la cesura los divide en dos hemistiquios, lo que obliga a una
pausa durante la lectura. La rima es consonante y los acentos rítmicos se distribuyen
perfectamente como otros medios para alcanzar la ansiada perfección formal.
Se pueden ver muy claramente en este poema las influencias más importantes que
recibió Rubén Darío y que luego traspasó al resto de poetas del modernismo. Por un lado, las
ansias de evasión hacia épocas medievales, consideradas como tiempos en que primaban los
ideales nobles y las hazañas heroicas, y hacia parajes exóticos, lejos de una realidad que
disgusta, le llega directamente del movimiento romántico. De Gustavo Adolfo Bécquer en
concreto, hereda, aparte del gusto por el ritmo y los recursos empleados para conseguirlo, el
concepto del arte por el arte, es decir, de escribir por el mero placer que ello proporciona,
algo que continuará en adelante.
No obstante, la influencia más vital en cuanto a esto último se refiere le viene del
simbolismo y parnasianismo francés, que se caracterizaban, entre otros aspectos, por una
elaboración de los detalles estéticos muy cuidada. La preocupación por la forma lleva a los
poetas modernistas a innovaciones lingüísticas y métricas basadas en una musicalidad
exacerbada. El tema pasa a menudo a un segundo plano debido a la avalancha de recursos.
Esta conexión con la literatura francesa podría verse en Sonatina en el uso del cultismo
“azur” y, en el conjunto de la obra de Darío, en poemas como el dedicado a Verlaine.
El modernismo surge principalmente, y como todos los movimientos culturales, en
oposición a su predecesor, en su caso el realismo y al naturalismo, que realizaba un examen
exhaustivo, casi rozando el análisis científico, de la sociedad de la época.
Las ansias de evasión que tan extensamente se recogen en el poema han pervivido en
el siglo XX y llegan hasta nuestros días. Movimientos contraculturales como la cultura hippie
de los 60 o ciertas tribus urbanas como los góticos o los punks no son más que reflejos de esa
reacción contestataria contra lo establecido por parte de aquellos, por lo general jóvenes, que
no se sienten identificados con el mundo que les rodea. En literatura, se ha mantenido
también, obteniendo gran éxito libros basados en mundos fantásticos en los que, en muchas
ocasiones, priman valores como la nobleza y la lealtad. Se explica así la popularidad, incluso
fanatismo, que rodea a El Señor de los Anillos y títulos similares.
En conclusión, Rubén Darío fue un poeta innovador que sentó las bases del
movimiento modernista y que, en poemas como este, presentaba, a través de una musicalidad
extrema y cuidada hasta el mínimo detalle, temas tan pasados como actuales.

Nieves Marín Cobos

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