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Palabras Liminares

en un gesto que confirma y explica ciertas mixturas muy del gusto modernista, que ya
habíamos encontrado en otros textos rubendarianos anteriores, como ejercicio de esa
necesidad tan presente en Darío de no encerrarse en moldes y pautas prefijadas.

Era un aire suave.


Es el desprecio de la Marquesa Eulalia que hace hacia 2 pretendientes: Vizconde y un abate

Nos describe el coqueteo que tiene la Eulalia con el Vizconde y el abate, pero esta se burla
de ellos. Al final de este poema el poeta da la conclusión que no es la época si no que con el
hecho que mujeres como Eulalia siempre van a existir en este mundo. Haciendo referencia
que su risa de oro es eterna.

El poeta da una advertencia a aquel pobre hombre que de ella se enamore, ya que ella es
muy difícil de conquistar.

Divagación.
La soledad y aislamiento en que estaba Darío, hacen divagar su yo poético, y va a
recorrer en su imaginación varios países, saltando de uno al otro, sin detenerse en
ninguno, vagando por toda la geografía. Pero en este vagar no quiere ir solo, busca una
compañía femenina y le hace una invitación a hacer juntos el viaje. Hay un tono de
frivolidad. Este es el tema del poema. Durante el viaje le pregunta si quiere ser amada
como en la Grecia antigua, como en Francia la Grecia neoclásica del siglo XVIII como en
Florencia, España y otros países, el mismo Rubén lo dice: “...Divagación diríase un curso
de geografía erótica; la invitación al amor bajo todos los soles, la pasión de todos los
colores y de todos los tiempos”

Pero no solamente alude a mujeres terrenales de diferentes países y razas sino también a
sacadas de la mitología como Diana, la Hetaira, ninfas, hadas y sirenas de leyendas
como Loreley, también sacadas de la literatura como Clelia y Gretchen; termina el poema
mencionando a mujeres sacadas de la Biblia: la negra a quien el rey Salomón canta en
Jerusalén, refiriéndose a la Sulamita, joven de Sulemy a la etíope reina de Saba que al
oír de la gran sabiduría de Salomón, le hace una visita y le lleva como regalo oro, plata,
especies y piedras preciosas
Alaba los ojos negros de Julia.
En este poema, se nos describen los ojos de distintas mujeres, centrándose, como el título
indica, en los de una mujer en concreto. El poeta admira lo que comúnmente no es
admirable, referente a la belleza. Y hace referencia que es una luz negra divina.

El País del Sol.


Formulado a la manera de los Lieds de France, de Catulle Mendés, y como un eco de
Gaspard de la Nuit, concreta la nostalgia de una niña de las islas del trópico, animada de
arte, en el medio frígido y duro de Manhattan, en la imperial Nueva York. Margarita es un
melancólico recuerdo pasional, vivido, aunque en la verdadera historia la amada sensual no
fue alejada por la muerte, sino por la separación.

Canción de Carnaval
Es también a lo Banville, una oda funambulesca, de sabor argentino, bonaerense. Dos
galanterías siguen para una dama cubana.

El autor invita a la musa a inspirar versos alegres para celebrar el carnaval y concluye
deseando el triunfo de su espíritu jovial y acrobático.

El Carnaval vuelve hacer una ocasión para la celebridad de la belleza, sin que falte en el
poema ni la mención de los símbolos modernistas.

Mia.
El nombre de la amada, Mía, que para el poeta es su luz, su belleza, su pasión y su amor. El
poeta está entregado al amor hacia esta mujer. Sin embargo no sabe si es correspondido. Ha
tenido una relación íntima con ella y para el poeta ha sido especial. Sin embargo, hay
tristeza en ambos. El poeta siente que la separación está cerca. En este poema el poeta es
capaz de concentrar varios elementos de la poesía amorosa. Por un lado los sentimientos
profundos de él como hombre y cómo su amor es incondicional hacia ella. Por otro lado
hay esa lucha interior con sus sentimientos porque siente que, en el fondo, no es
correspondido. También es importante destacar que no se nos describe a la amada
físicamente y tampoco se nos dice qué es lo que piensa. Únicamente se hace hincapié en los
sentimientos del poeta y en el sufrimiento interior del mismo al tener la certeza del fin de la
relación que mantiene con ella. Es hermoso ver cómo se puede decir tanto en tan pocas
palabras, en tan pocos versos.

Sonatina
“Sonatina” es un poema que habla de los anhelos de una princesa encerrada en un palacio,
presa en su jaula de oro, que sueña con otros mundos, otras latitudes, que desea que un
príncipe venga a rescatarla de esa realidad que rechaza.

En este sentido, es un poema que aborda uno de los temas predilectos de los escritores
modernistas: el de la evasión, del escape del mundo, que es pintado como banal, triste y
opresor de los sueños, del anhelo de libertad.

De allí que sea un poema que convoque a la ensoñación, donde la imaginación funciona
como herramienta para lograr ese escape de una realidad que oprime el alma.

En este afán de evasión, el poema, además, evoca ambientes y elementos exóticos, propios
de cuentos de hadas medievales o de lugares distantes, pero sin nunca circunscribirse a un
tiempo histórico preciso.

Rubén Darío explicaba que había escrito el poema con la intención de retratar la espera del
amor por parte de una joven, y que, en este sentido, el poema era una alegoría de las ansias
amorosas de las jóvenes.

El título, “Sonatina”, por su parte, alude a una forma musical parecida a la sonata, pero más
breve y fácil de ejecutar, puesto que la musicalidad es un aspecto muy importante en la
poesía de Rubén Darío y en la estética modernista.

Ite, Missa est.


Yo adoro a una sonámbula con alma de Eloísa, 
virgen como la nieve y honda como la mar; 
su espíritu es la hostia de mi amorosa misa, 
y alzo al són de una dulce lira crepuscular. 

Ojos de evocadora, gesto de profetisa, 


en ella hay la sagrada frecuencia del altar: 
su risa en la sonrisa suave de Monna Lisa; 
sus labios son los únicos labios para besar. 

Y he de besarla un día con rojo beso ardiente; 


apoyada en mi brazo como convaleciente 
me mirará asombrada con íntimo pavor; 

la enamorada esfinge quedará estupefacta; 


apagaré la llama de la vestal intacta 
¡y la faunesa antigua me rugirá de amor!

Rubén Darío

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