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LA POESÍA DEL SIGLO XV

1. El contexto literario: la literatura cortesana.

2. El Romancero viejo.

3. La lírica culta: la poesía de Cancionero.


EL CONTEXTO LITERARIO: LA LITERATURA CORTESANA

En el siglo XV se cultivan los mismos géneros literarios que en los siglos anteriores, con
algunas novedades, ya que desaparecen los cantares de gesta y los poemas del mester de
clerecía; en su lugar surge el Romancero viejo, que revitaliza el género épico y lo enriquece
con nuevos temas. Las más importantes manifestaciones literarias están vinculadas a los
ambientes cortesanos: al amparo de la corte se desarrolla la lírica culta y se despierta el
interés por las canciones populares (villancicos), reaparece con fuerza la actividad teatral, se
fomenta el cultivo de la prosa histórica y didáctica, y se van consolidando las nuevas
tendencias culturales procedentes de Italia.

El Romancero viejo

Los romances son poemas de carácter épico-lírico que pertenecen a la literatura


popular. A partir del siglo XV, el gusto por lo tradicional que surge en las cortes reales hace
que se recopilen e imiten obras transmitidas hasta entonces de forma oral. Es lo que sucede
con los romances, cuya primera muestra escrita conservada data de 1421. Suele establecerse
una división entre el Romancero viejo y el Romancero nuevo.

Pertenecen al Romancero viejo el conjunto de romances anónimos que se cantaban a finales


de la Edad Media. El origen de parte de los romances parece situarse a finales de la Edad
Media en la descomposición de los poemas épicos. Sin embargo, hay romances que guardan
mayor relación con las variantes líricas de la poesía tradicional. Con ellas comparten rasgos
como el empleo de repeticiones, el subjetivismo o la utilización de la naturaleza como
escenario de los poemas.

Hasta los siglos XV y XVI la transmisión de estas composiciones debió de hacerse


principalmente de modo oral, lo que explica las diferentes versiones que se han adaptado de
un mismo romance. Los juglares serían los responsables de cantar los romances ante un
auditorio, a cuyos gustos adaptarían su actuación. Así, los romances se van recreando a
medida que se van transmitiendo. A partir de estos siglos los romances circularon por escrito
a través de dos caminos, aparte de las copias manuscritas: impresos en pliegos sueltos, es
decir, en cuadernillos de unas pocas páginas que se vendían a muy bajo precio y destinados a
un público extracción social baja; y recopilados en cancioneros, romanceros y libros de
música con partituras para unos receptores de posición social más elevada.

● Se distinguen distintas clases de romances según su contenido:

- Épicos. Derivan de cantares de gesta castellanos y franceses y tratan de figuras como


el Cid o Carlomagno.
- Históricos. Basados en algún episodio de la historia reciente de la época. incluyen
aquí los llamados romances fronterizos sobre enfrentamientos entre musulmanes y
cristianos y los moriscos cuyo protagonista es un refinado caballero musulmán.

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- Líricos y novelescos. Se centran en la expresión de un sentimiento, generalmente
amoroso, o se inspiran en episodios legendarios de personajes como el rey Arturo y
sus caballeros.
- Otros romances. Recogen, por ejemplo, asuntos bíblicos o de la Antigüedad
grecolatina.

● La estructura métrica de los romances prueba también su estrecha relación con los
cantares de gesta. Estos, en su última etapa, tendían al verso de 16 sílabas, dividido en dos
hemistiquios de 8. Cada hemistiquios se recitaba como verso independiente, de tal manera
que los impares pasaron a ser versos sueltos y los pares, versos asonantados. El romance
es una composición formada por una serie indefinida de versos octosílabos que riman
en asonante los pares y los impares quedan sueltos.

● Las características principales de los romances son:

- Léxico arcaizante: la f- inicial, el pronombre vos y las formas verbales antiguas.

- Sintaxis directa: la yuxtaposición, las interjecciones y las exclamaciones de los


personajes, así como diálogos entre estos que crean un estilo vivo, dramático

- Tendencia a lo fragmentario. Los romances suelen centrarse en un episodio


narrativo concreto. Entra en materia sin exponer antecedentes de la acción, es decir, in
media res, y en el momento de mayor intensidad dramática deja truncado el relato
final abrupto.

- Empleo de recursos de repetición. Es uno de los procedimientos más llamativos de


la poesía popular. Unas veces se repite un fonema: es el caso de la aliteración; otras,
palabras idénticas; en otras ocasiones se reiteran sintagmas o estructuras oracionales,
paralelismo.

- Libertad temporal. Destacan, entre otros, los siguientes usos verbales: el imperfecto
de subjuntivo con valor de pretérito perfecto simple (Allí respondiera el moro, / bien
oréis lo que dirá). El empleo del condicional en lugar del futuro y el imperfecto de
indicativo en lugar del presente. Es el llamado imperfecto desrealizador, con el que se
logra una atmósfera de imprecisión temporal, altamente poética (¿Qué castillos son
aquellos? / Altos son y relucían).

Ejemplos de romances: Romancero Viejo | Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

La lírica culta: la poesía de Cancionero (poesía cancioneril)

Durante los siglos XV y XVI surge en las Cortes de reyes y nobles la moda de la poesía
cancioneril se trata de colecciones reunidas bajo la protección de monarcas y aristócratas en

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las que se recogen imitaciones de poesía tradicional y composiciones cultas. Los textos
resultantes tienen grandes dificultades en el contenido por la sutileza y la complicación de los
conceptos expresados. También son difíciles en la forma: además de la complicación métrica,
alardes de virtuosismo, como hacer que todos los versos de una estrofa empiecen por la
misma letra, o que formen acrósticos, o que todas las estrofas tengan el mismo número de
sílabas. Surge así una poesía cortesana, cuya máxima virtud reside en la sutileza del análisis
sentimental y en la dificultad de sus formas.

● Amor cortés

En estas obras el tema más frecuente es el llamado amor cortés. La ideología del amor por lo
general coincide con la del ideal desarrollado en la poesía provenzal de los siglos XI y XII. El
léxico expresa metafóricamente el sometimiento del caballero a la dama: servicio, servir,
servidumbre, cárcel, cautivo. También se relaciona con la guerra: la dama como fortaleza; la
herida causada por la dama; las armas alegóricas del amor… Se desarrolla en un complejo
código de conducta: el enamorado había de servir a la dama y estar dotado de ciertas
cualidades sociales que definen al amante ideal (servicial, constante, mesurado, secreto y,
sobre todo, adepto a la poesía y a la música). La dama, a ojos del galán, se concibe como
fuente de toda virtud, llegando a ser un ejemplo de perfección física y moral.

En muchos casos, se percibe una corriente de erotismo, que puede incluso llegar a ser
obscena. Con eufemismos elegantes se alude a las relaciones sexuales; palabras como morir,
muerte, paraíso, servir, dolor, vencer, merecer, galardón, pena… Adquieren valores
relacionados con el sexo.

Para el desarrollo del amor cortés se sirven de los siguientes recursos: la hipérbole, la
alegoría, la antítesis, la metáfora, la imagen religiosa y los recursos de repetición
(derivación, anáforas, paralelismo…).

El modelo más directo de las composiciones cancioneriles será Francesco Petrarca, poeta
italiano del siglo XIV. Su idea del amor como algo inevitable y su concepción del cancionero
individual como una especie de autobiografía amorosa influyen decisivamente en la poesía a
partir del siglo XV.

● Autores de este tipo de poesía

El marqués de Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique.

● Íñigo López de Mendoza, conocido como el Marqués de Santillana, fue un hombre de


una vasta cultura. Intervino activamente en la corte de Juan II, pero compaginó su
vocación política y militar con el cultivo de la literatura. Como poeta utilizó las formas de
la poesía culta castellana, pero también se acercó a las formas y a los temas de la poesía
italiana.

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En las formas castellanas deben considerarse sus canciones y sus decires. La canción es
una composición de arte menor de forma fija: una cabeza de cuatro o más versos,
una o varias mudanzas que tienen rimas diferentes y la vuelta con las rimas iniciales
de la cabeza. El decir es de índole doctrinal, panegírico, narrativo o satírico
(considerablemente más amplio, cuyo objetivo era la lectura o la recitación). El decir
consta de un número indeterminado de estrofas que respetan el esquema de la
primera. Las más características son las coplas octosilábicas que concluyen con una
finida de entre dos y cuatro versos.

Canciones

Deseando ver a vos,


gentil señora,
non he reposo, par Dios,
punto nin hora.

Deseando aquel buen día


que vos vea,
el contrario d'alegría
me guerrea.
Del todo muero por vos
e non mejora
mi mal, júrovos a Dios,
mas empeora.

Bien digo a mi corazón


que non se queje,
mas sirva toda sazón
e non se deje
de amar e servir a vos,
a quien adora:
pues recuérdevos, por Dios,
piedad agora.

II

Ya del todo desfallece


con pesar mi triste vida:
desde la negra partida
mi mal no mengua, mas crece.

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Non sé qué diga ventura,
que m'así quiso apartar
de vos, gentil criatura,
a la cual yo he d'amar.

Todo mi placer peresce


sin mi razón ser oída,
cruel muerte dolorida
veo que se me bastece.

III

Sé que pueden bien decirme


los que supieren mi pena:
vuestro mal es más que suena,

si otra sirvo enfengido


por encobrir mi turmento,
mas las penas que yo siento
de bien amar m'han venido.
Fortuna quiso partirme
de ti, mi señora buena,
por más mi daño que suena.

● Juan de Mena fue secretario del rey Juan II y vivió dedicado a la escritura. Son
características de su poesía la artificiosidad y el estilo latinizante. De sus creaciones
sobresale el Laberinto de Fortuna. Se trata de un conjunto de modelos de conducta para
alcanzar la auténtica virtud y para rehuir de los pecados. Nos coloca Mena guiado por la
Providencia frente a dos grupos contrapuestos: vemos en uno de ellos a la Fortuna, los
grandes nobles, la guerra civil, el pecado, la magia, y otros elementos dignos de crítica y
rechazo; el otro, en cambio, nos presenta la Providencia divina, al propio Álvaro de Luna,
la Reconquista, la fama, la poesía de Mena y a Juan II. El poema se levanta en honor al
rey, y con el único propósito de ofrecerle consejos para su actuación política. Se trata de
una doctrina para el buen regimiento del reino, que, a la larga, era un halago a don Álvaro
de Luna.

Canciones

Vuestros ojos que miraron

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con tan discreto mirar,
hirieron y no dejaron
en mí nada por matar.

Ellos, aun no contentos


de mi persona vencida,
me dan atales tormentos
que atormentan mi vida:
después que me sojuzgaron
con tan discreto mirar,
hirieron y no dejaron
en mí nada por matar.

II

Porque más sin duda creas


mi gran pena dolorida,
déte Dios tan triste vida
que ames y nunca seas
amada ni bien querida.

Y con esta vida tal


pienso bien que creerás
el tormento desigual
que sin merecer me das.

Pues que muerte me deseas


sin tenerla merecida,
déte Dios tan triste vida
que ames y siempre seas
desamada y mal querida.

Laberinto de Fortuna (fragmentos)

Al muy prepotente don Juan el segundo,


aquel con quien Júpiter tuvo tal zelo
que tanta de parte le fizo del mundo
quanta a sí mesmo se fizo del çielo,
al gran rey de España, al Çésar novelo;
al que con Fortuna es bien fortunado,

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aquel en quien caben virtud e reinado;
a él, la rodilla fincada por suelo.

II
Es la prudençia çiençia que mata
los torpes deseos de la voluntad,
sabia en lo bueno, sabida en maldat,
mas siempre las vías mejores acata;
destroça los viçios, el mal desbarata,
a los que la quieren ella se combida;
da buenos fines, seyendo infinida,
e para el ingenio más neto que plata.

III

¡O virtuosa, magnífica guerra!


En ti las querellas bolverse devían,
en ti do los nuestros muriendo bivían
por gloria en los çielos y fama en la tierra,
en ti do la lança cruel nunca yerra
nin teme la sangre verter de parientes:
revoca concordes a ti nuestras gentes
de tales quistiones y tanta desferra.

Non convenía por obra tan luenga


fazer esta guerra, mas ser ella fecha,
aunque quien viene a la vía derecha
non viene tarde, por tarde que venga;
pues non se dilate ya más nin detenga,
ayan envidia de nuestra victoria
los reinos vezinos, e non tomen gloria
de nuestra discordia mayor que convenga.

IV

Pues cómo, Fortuna, regir todas cosas


con ley absoluta, sin orden, te plaze?
¡Tú non farías lo qu'el çielo faze,
e fazen los tiempos, las plantas e rosas!
O muestra tus obras ser siempre dañosas,
o prósperas, buenas, durables, eternas:

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non nos fatigues con vezes alternas,
alegres agora e agora enojosas.

● Jorge Manrique. La personalidad de este poeta se halla fuertemente marcada por su


carácter aristocrático, como miembro de un linaje muy enraizado en la política y la milicia
castellana. Su poesía se difunde en cancioneros. Compuso canciones, esparsas (que se
generalizan en su época y se trata de una composición breve formada por una sola copla).
Por su condensación y su brevedad, era un tipo de poema muy adecuado para encerrar un
concepto amoroso. También cultivó el género de preguntas y respuestas. La poesía de
Manrique se puede dividir en poesía amorosa, burlesca y la obra, Coplas a la muerte de
su padre.

Esparsa

Por la m qus nos mata,


por la e que la enkndamos,
por la n no podamos
desatarnos si nos ata.
Por la c cessa el plazer
de todos los que la vemos-
por la y yerra el saber,
siendo d'otro parescer
por la a que la adoremos.

Canción

No tardes, Muerte, que muero;


ven, porque viva contigo;
quiéreme, pues que te quiero,
que con tu venida espero
no tener guerra conmigo.
Remedio de alegre vida
no lo hay por ningún medio,
porque mi grave herida
es de tal parte venida,
que eres tú sola remedio.
Ven aquí, pues, ya que muero;
búscame, pues que te sigo
quiéreme, pues que te quiero,
e con tu venida espero

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no tener vida conmigo.

Decir

Es amor flierga tan fuerte


que fuerEa toda razén:
una fuerga de tal suerte
que todo seso convierte
en su fuerga y añción:
una porfia forgosa
que no se puede vencer,
cuya ñlerga porfiosa
hazemos mas poderosa
queriéudonos dcfender.

Es plazer en qu'ay dolores,


dolor en qu'av alegría.
un pesar en qu'a¡- dulgores,
un esftierqo en qu'ay temores^
temor en qu'ay osadía.
un plazer en qu'ay enojos,
una gloria en qu'ay passión,
una fe en qu'ay antojos,
fuerqa que hazen los ojos
al seso y al coragón.

Es una actividad
sin parescer las prisiones,
un robo de libertad,
un forzar de voluntad
donde no valen razones.
una sospecha celosa
causada por el querer,
una rabia desseosa
que no sabe qu'es la cosa
que dessea tanto ver.

Es un modo de lccura
con las mudangas que haze:
una vez pone tristura,
otra vez catrsa holgur4
como lo quiere y le plaze;
un deseo que al ausente

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trabajE pena y fatiga;
un recelo quc al presente
haze calla¡ lo que siente,
temiendo pena que diga.

Fin

Todas estas propiedades


tiene el verdadero amor;
el falso. mil falsedades,
mil mentiras, mil maldades,
como fengido traidor:
el toque para tocar
quáü amor es bien forjado,
es sofrir el desamat,
que no puede compor|ar
el falso sobredorado.

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