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Los 4 estilos de relaciones, según la Ventana de Johari

Una teoría que nos explica la forma en que solemos abordar nuestras relaciones
interpersonales.

Una dificultad en las relaciones interpersonales son las diferentes impresiones que
cada uno hace del otro. Tanto es así que, muchas veces llevan al conflicto, ya que nos
pueden tratar de una forma diferente a la que nos sentimos. Sin embargo, otras
puede resultar una facilidad, ya que podemos descubrir gracias al otro, partes que
desconocíamos de nuestra personalidad y carácter.

Tipos de relaciones según la Ventana de Johari

Un modelo explicativo sencillo y simple de cómo se median las partes que se conocen
y desconocen de uno mismo es la Ventana de Johari, propuesto por Joseph Luft y
Harry Ingham. En él se distinguen en un eje horizontal el “yo”, la propia persona;
mientras que en el eje vertical “el otro” o “los otros”. 
Es así como se forman 4 cuadrantes que distinguen cuatro áreas del conocimiento de
uno mismo en sus relaciones:

 Área libre: es el cuadrante de aquello conocido por uno mismo y por los
demás. En este cuadrante se incluye todo aquello que se comunica
verbalmente y que pasa a ser un conocimiento mutuo de las personas. Indica el
grado en el que nos damos a conocer ante el mundo, nos abrimos y hacemos
saber de nuestras experiencias, pensamientos, intenciones y emociones.

 Área oculta: el área oculta deviene de aquello que es conocido por uno mismo,
pero no por los demás. Aquí se incluyen toda la información que la persona se
guarda para ella misma y no expone; la oculta de los ojos del resto. En este
cuadrante se incluyen aquellos rasgos que la personalidad que uno es más
reticente a mostrar o bien que se guarda para sí mismo.

 Área ciega: en este cuadrante destacan aquellos rasgos que desconocemos de


nosotros mismos, pero sí que los conocen los otros. Alguna que otra vez nos
hemos asombrado y descubiertos partes de cómo somos gracias a lo que nos
han dicho los demás. He aquí cuando sale a relucir el área ciega; que al no
poder controlar todo lo que hacemos, siempre hay algo que de nosotros que se
esconde en ello y que sólo desde fuera podemos descubrir.

 Área desconocida: en el área desconocida se incluye todo aquello que


desconocemos de nosotros mismos y que también desconoce el resto. Bien
puede verse como la zona que ambas partes pasan por alto; sin embargo al
mismo tiempo puede ser el área de crecimiento y potencial. Aquí se
encuentran la capacidad de aprender y crecer, de aprender nuevas cosas de
uno mismo y de descubrirlas.
Explicando el cuadro

Estos cuatro cuadrantes son dinámicos, de modo que aumentan y disminuyen según


nuestro momento vital, tipo de relación en el que estamos o el entorno donde nos
encontramos. Pero al mismo tiempo son dependientes, es decir, un cambio en una de
las áreas tiene como consecuencia que las otras se movilicen. Es así como al dar a
conocer parte de cómo somos, estamos reduciendo el área oculta y aumentando el
área libre. Este hecho también implica que se tienen diferentes caminos para llegar al
mismo fin, por ejemplo, el área libre también se amplía a medida que el otro nos hace
saber cómo nos ve, reduciendo el área ciega.

Los 16 tipos distintos de relaciones interpersonales

Asimismo, este modelo se centra en las relaciones con otras personas, en que el
conocimiento de uno mismo no sólo se logra con la introspección, sino también por la
información del exterior. De la misma manera, también al relacionarnos, el otro tiene
su propio modelo de su ventana de Johari. De esta forma, se pueden dar un total de
16 tipos diferentes de relaciones. Para no extenderse, sólo se incidirá en algunas de
ellas.

Relaciones de área libre

En ambas personas predomina el área libre. De esta forma, la relación se caracteriza


por una comunicación clara y precisa, ya que no hay lados ocultos y se tienen los
conocimientos necesarios para ser comprendido y comprender. Son relaciones en las
que se favorece la empatía y la aceptación, que permiten entender la congruencia
que regula cómo la otra persona hace, piensa y siente. Son personas entre las que la
comunicación fluye y se muestran sinceras recíprocamente. La palabra clave de las
relaciones de área libre es la comprensión. 
La otra persona se convierte en un acompañante, en alguien que entiende tus
necesidades, y tú entiendes las suyas; una persona que conoce qué significan miradas
y gestos y que, a pesar de las diferencias, el conocerlas os hace sintonizar. Sin
embargo, como parte negativa, no hay reservas y uno puede sentirse vulnerable. Con
una gran área libre, cuidado con enfados y rabia, que a veces funcionamos con
impulsividad y si la zona libre es grande, se sabe bien dónde herir. De la misma forma,
en contra de la claridad se pierde el misterio; al dejar todo tan claro no hay muchas
preguntas que hacerse del otro y puede resultar anodina la interacción. Bien que con
tanta comprensión se sabe bien cómo pedir perdón; o cómo brindar espontaneidad,
pero la pregunta en estos casos es ¿realmente existe intención?

Relaciones de área oculta


En este caso el mayor cuadrante es el del área oculta, por tanto, casi no se conoce al
otro.Son relaciones que priorizan la seguridad, el mantenerse a resguardo y avanzar
poco a poco para no ser dañados. Se podrían caracterizar como relaciones de mucho
respeto hacia la intimidad, en tanto que mantener la propia área oculta implique tener
especial atención con los límites y las fronteras en las que empieza la propia y la ajena.
Por tanto, el foco de la relación es el cómo recibir, y la palabra clave para este tipo de
relaciones sería el cuidado. 
Sin embargo, son relaciones con el miedo como emoción principal, en las que puede
predominar el temor a ser herido o a los juicios. Eso puede provocar que cuesta dar
pasos y se avance lentamente para todo el camino a recorrer. También hay temor ante
el conflicto, de forma que lo más probable es que se tienda a callar las cosas, hasta que
un día se explote, claro. De la misma forma, si es mayor la tendencia a esconderse que
a descubrir al otro, la comunicación puede resultar tangencial, nada clara, de forma
que las personas nunca lleguen a encontrarse.

Relaciones de área ciega

Se tratan de relaciones en las que las personas tienen mayor incidencia en su zona
ciega. A diferencia de las de área oculta, cada día es un descubrimiento, pero de cómo
es uno como persona. Son relaciones basadas en el dar, caracterizándose por ser muy
sociables; podríamos decir extrovertidas e impetuosas. El eje principal es la
comunicación, concretamente en el expresar cómo se percibe a la otra persona;
exploradores interpersonales. 
Por tanto, son una fuente de aprendizaje personal que promueven un mayor
autoconocimiento, en las que te ves en los ojos del otro. Es así como su palabra clave
es crecer. Pero atención, que algunas veces no se crecen para bien. Por contraparte, es
probable la aparición de prejuicios y en discusiones se puede tachar a la otra persona
de lo que no es y, lo que es peor, que se lo crea. Asimismo, la impetuosidad deriva más
fácilmente en conflictos, ya que no siempre estamos conformes sobre cómo nos dicen
que somos; y centrarse en el dar también puede ser para lo malo en esos momentos.

Relaciones de área ciega-oculta

Son relaciones estimulantes, ya que para el explorador de área ciega, se encuentra


toda una enorme área oculta que sacar a la luz en la otra persona. Es un reto
descubrirla y un misterio el saber cómo entiende el mundo la otra persona. Asimismo,
para el cuidadoso oculto también se añade otro reto, el seguir manteniéndose al
resguardo, el no ser descubierto. Son relaciones que motivan a modo de juego:
descubrir y esconderse. Visto como un juego, se caracterizan por tener muchos
altibajos y sorpresivas por no tener un ritmo estable; hoy en el dado toca un 1, mañana
un 6, ¡a la siguiente vuelvo a la primera casilla! Debido a ello, su palabra clave es la
intensidad. 
Por el contrario, cuidado que las expectativas que se crean pueden no cumplirse y es
más, si escarbas mucho en el otro, se puede producir rechazo. Son relaciones que
pueden tener tendencia a la toxicidad por la dependencia y contradependencia; uno
por obsesionarse con desentrañar secretos y el otro por la comodidad de tener una
persona constantemente por él. Pueden darse entonces desajustes en el ritmo de cada
uno de la relación; mientras que el ciego da pasos sin mirar, el oculto vigila cada uno.
Asimismo, su inestabilidad podría convertirlas en relaciones frágiles, que fácilmente
ambas personas puedan dañarse y herirse.

Algunos matices y preguntas al aire

Puede que se eche en falta las relaciones de desconocidos, pero en esos casos, ¿cómo
se puede hablar de relación? Al fin y al cabo es el inicio de todas, el encontrarse con
una persona y desconocer cómo es, así como desconocer cómo serás cuando te
relaciones con ella. Porque si la Ventana de Johari es dinámica, también lo son todas
las tipologías que se derivan de ella. Tras ser desconocidos, quién sabe si nos
motivará el conocer al otro y seremos ciegos; o bien tendremos grietas de
experiencias pasadas y preferiremos permanecer ocultos. 
Quién sabe si tras resguardarnos ganamos la confianza suficiente y pasamos a
descubrir al otro, dejar entrar la luz y cegarnos. Quién sabe si en nuestra exploración
de los misterios resultamos heridos y nos ocultamos, nos resguardamos. Pero si no se
sabe bien el camino, si se sabe el fin, un área libre en la que simplemente eres, en la
que simplemente es, pues como bien dice su nombre, libre.

Referencias bibliográficas:

 Fritzen, J. (1987). La ventana de Johari: ejercicios de dinámica de grupo, de


relaciones humanas y de sensibilización. Editorial SAL TERRAE.

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