THAUMAZEIN

TAUMAZEÍNA en Geografía asociado con el medio ambiente,

medio físico, medio circundante La idea de la
"Atrévete a pensar”
relación del hombre con el medio físico que le
Homero
rodea es recurrente, un medio que puede dar lugar
a "varios paisajes humanos humanizados”, como
Una condición de la existencia humana, la
escribe Pierre George. Esta idea también está
naturaleza se metamorfosea, a lo largo de la
asociada con la organización, en la que el hombre
historia, en producción social. La sociedad se
actúa sobre la naturaleza o el medio natural. Pero
constituye como una realidad práctica que
la relación hombre/naturaleza está en el centro
involucra un conjunto de producciones, creando
constitutivo de la ciencia, lo que plantea un
objetos, bienes y corsas, constituyendo,
conjunto de conjunto de dificultades para la
finalmente, un mundo humano. En este proceso,
Geografía. Por ello, el tratamiento de esta relación
es el hombre mismo quien se produce como tal y
asume formulaciones que constituirán el centro
este movimiento engloba la producción del
del debate en torno a la necesidad de definir el
espacio, razón de ser de la sociedad. Nuestro punto
espacio como objeto de investigación y/o campo
de partida es que la existencia humana es espacial
de estudio privilegiado, postura que ciertamente se
y, por tanto, ninguna relación social tiene lugar
despliega analíticamente a lo largo de la
fuera de un espacio real y concreto. El proceso
constitución de la Geografía. Es así como, para
histórico revela un movimiento de praxis social
Brunet, la tarea particular del geógrafo es analizar
que va de la transformación de la primera
el proceso de funcionamiento, organización y
naturaleza a la producción del espacio y de éste a
diferenciación de los espacios, de tal manera que
su reproducción. De esta manera, el espacio es
"producir espacio es a la vez diferenciar y
producto y expresión práctica de lo que la
organizar". Si durante mucho tiempo se pensó en
civilización, a lo largo del proceso histórico, supo
el espacio, en la geografía, o través de él, como el
crear. Así, la naturaleza social del espacio solo
lugar de los fenómenos, el escenario en el que se
aclara el mundo moderno.
desarrollaba la vida humana, cabe pensar en otra
Sin embargo, este no es un producto
determinación que encierra en su naturaleza un
cualquiera. En su perpetua movilización de
contenido social dado por las relaciones
transformación basada en la naturaleza (que
(prácticas) sociales que tienen lugar en un
asume el movimiento de reproducción), el propio
determinado espacio-tiempo, el de su constante
espacio producido es condición para una nueva
reproducción a lo largo de la historia. Esta
producción. Por tanto, el proceso engloba la
perspectiva nos obliga a considerar el contenido
simultaneidad y la convivencia, es decir, la
de la práctica socioespacial en su complejidad.
primera naturaleza y la segunda naturaleza en el
En la constitución del conocimiento
movimiento de la producción-reproducción del
geográfico, un movimiento constante de
espacio. El curso de esta acción contempla las
superación y búsqueda de nuevos caminos teórico-
relaciones constitutivas de la vida en su necesario
metodológicos presupone que la elaboración de
movimiento de recreación como acto continuo de
nociones y conceptos aparece articulada a la
producción de la historia humana, englobando una
práctica social como una totalidad que se define
forma de pensar y percibir al sujeto como
dinámicamente y permite pensar en la dimensión
individuo en el mundo.
del hombre en su proceso de humanización. En
La geografía, a su juicio, aparece como una
esta orientación, la producción social del espacio
indagación sobre las formas espaciales que asume
nos permite desentrañar el significado del término
la conquista de la tierra por el hombre, sobre las
apropiación desde el vivir como práctica
formas de vida en una determinada porción del
socioespacial que gana objetividad en el lugar, en
planeta. La construcción del pensamiento
los actos y acciones de la vida cotidiana, como un
geográfico se realiza a partir de la ubicación del
lugar donde el vínculo con Se establece el otro •
ser humano y su distribución diferenciada en la
sentido, la producción del espacio de la vida
superficie de la tierra. La diferenciación de esta
humana implicaría un incesante movimiento
ocupación se evidencia en la capacidad del
surgido del continuo acto /acción de reproducción
hombre para transformar la naturaleza en medio
social. Con esto, el movimiento y la dirección de
ambiente. La noción de medios ambiente aparece

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la vida se revela como un presente vivido
concretamente en la trama objetiva de relaciones,
en una práctica espacial en la que se revelan los
dramas y escisiones que sustentan esta práctica,
colocando la categoría de reproducción como
central en la construcción del problema espacial
como condición para la realización de la vida,
además de señalar su naturaleza histórica.
Así, el análisis del espacio tiene una doble
determinación, porque es ubicación de
actividades, locus de producción, pero también es
expresión, contenido de las relaciones sociales y
producto social -con sus contenidos civilizadores-
de modo que ni el individuo, ni el grupo viviría sin
un espacio apropiado. En esta condición, el
espacio es un producto social e histórico y, al
mismo tiempo, realidad inmediata, pasado y
presente imbuidos, todo ello sin dejar de contener
el futuro que emerge como condición para vivir
los conflictos. El pensamiento, por tanto, no sólo
concibe la producción material - morfología
espacial - sino, necesariamente, el conjunto de
procesos y relaciones sociales que dan contenido
y significado a la praxis. El proceso es, por tanto,
objetivo y avanza hacia la objetivación como
realización del hombre en sociedad. Por tanto, la
naturaleza del espacio es social en su fundación.
Este horizonte de análisis, desde el espacio banal,
desde lo real, es el punto de partida para la
construcción de una comprensión del proceso de
reproducción de la sociedad en todos sus niveles,
apuntando a la perspectiva espacial como
elemento analizador de la realidad. La develación
del contenido del mundo moderno pasaría por la
discusión sobre la reproducción continuada del
planeta, en su estado inacabado, situado en el
tiempo. presente sin dejar de indagar sobre el
pasado, ya que "haber sido es una condición
para ser", como escribe Braudel.
De esta forma, la Geografía descubre el
contenido social del espacio, lejos de toda
naturalidad. De aquí podemos inferir las acciones
y sus sentidos, en el proceso de producción del
espacio. Como punto de partida, tendríamos como
requisito la comprensión del acto de producción
en la comprensión de la dialéctica espacio-
sociedad, no como dos términos separados que
"entran en relación sino como un término que se
realiza en el otro y a través de la otro, y como una
esfera donde la práctica socioespacial como base
y soporte de la vida se superaría en el acto de su
producción.
Sobre la praxis
El hombre, primero reunido en grupo y
luego organizado en sociedad, transforma la
naturaleza en una segunda naturaleza a través de
la actividad del trabajo. El momento requiere el
paso, en la historia, del nomadismo al
sedentarismo, que supo transformar la naturaleza
obedeciendo a la del grupo humano. La
sedentarización de los hombres engloba la
ubicación y presupone la relación entre los
hombres en un grupo. o tribu, entre ellos y con
otros. El proceso de humanización se refiere al
proceso de dominación y apropiación de la
naturaleza. tanto el impuesto como el del hombre
mismo, en la medida en que convierte los instintos
animales en esencias sensoriales humanas
(cultivadas más complejas, por la vida, pero por
quienes practican lo social) no excluye una forma
de satisfacerlas. En este curso, la naturaleza se
metamorfosea en un conjunto de objetos ricos en
significados, a la vez que se convierte en mundo,
como obra y como manifestación del poder del
ser. Este argumento niega la preexistencia de un
mundo en relación con el humano, mostrando la
actividad que continuamente produce la vida
humana en el planeta - el individuo desempeñando
su trabajo - como contenido de vida y actividad
social de un tiempo. "En el origen. Las
condiciones de producción no pueden producirse
ni ser el resultado de la producción: sin embargo,
entre estas condiciones se encuentra la
reproducción de los humanos cuyo número
aumenta por el proceso natural entre los sexos".
Así, es posible delimitar en la historia la condición
de inicio de esta producción con sus
determinaciones: fijación en el suelo,
descubrimiento de instrumentos de producción
tales como el arado, el riego, la división del
trabajo, la organización social, componiendo un
momento de revolución técnico-cultural excepto.
De esta manera, a lo largo de la historia la
sociedad reproduce la naturaleza como naturaleza
social, teniendo por tanto una dimensión natural,
pero superando a la naturaleza por apropiándose
de ella para y como un logro humano. En el
proceso, el hombre se realiza como un producto
de las relaciones sociales a través de un conjunto
de relaciones que organiza la vida en comunidad -
desde la división del trabajo, la propiedad, etc. De
esta manera, la relación inicial del hombre con la
naturaleza está mediada por el trabajo, y a través
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de esta mediación supera los términos de la
relación y nos sitúa frente a un espacio producido
por la sociedad como acto y acción de producción
de la existencia misma. En este largo movimiento,
el hombre se crea a través de un conjunto de
producciones, entre las que se encuentra la
producción de espacio.
Es en esta condición que nos enfrentamos a
la noción de producción. Como escriben Marx y
Engels, la primera condición de la historia es
mantener vivos a los hombres, la segunda es
asegurar su reproducción. Podemos decir que este
proceso se da en una relación dialéctica sociedad-
naturaleza, en la que cada elemento de la relación
se transforma en el otro y a través del otro,
produciendo vida y espacio, ambos como creación
real. Así, el acto de producir vida es, en
consecuencia, vida y espacio, acto de producción
del espacio, además de un modo de apropiación.
El espacio surge como un producto surgido de la
historia de la humanidad, reproduciéndose a lo
largo del tiempo histórico y, en cada momento de
la historia, en función de las estrategias y
potencialidades contenidas en cada sociedad.
Podemos suponer que la espacialidad de las
relaciones sociales puede entenderse
efectivamente en el plano de la vida cotidiana y, a
partir de ella, articularse y redefinirse como un
plano de reproducción de las relaciones sociales,
entendido en la multiplicidad de procesos que
implican la reproducción del espacio. en su
aspectos y significados más variados, como una
práctica sólo espacial. Esto se debe a que las
relaciones sociales son concretas en el espacio, en
los lugares donde se desarrolla la vida humana,
implicando un cierto gasto de tiempo que pone de
relieve una forma de uso del espacio que involucra
dos planos: el individuo (que se manifiesta en su
plenitud en el acto de habitar). y lo colectivo (plan
de realización de la sociedad), por tanto, en la
dialéctica entre lo público y lo privado. La noción
de producción, en esta perspectiva, se abre a la
noción de apropiación, que se revela en actos y
situaciones. El uso se realiza a través del cuerpo
(que es una extensión del espacio) y todos los
sentidos humanos, y la acción humana se realiza
produciendo un mundo real y concreto que
delimita e imprime las huellas "de la civilización".
En esta condición, el espacio y el tiempo
aparecen en su inseparabilidad a través de la
acción humana, que se realiza como un modo de
apropiación. Así, la acción que desemboca en el
fin de concretar la existencia humana se
produciría como un proceso de reproducción de la
vida, a través de la mediación de la del mundo. La
relación espacio-tiempo se explica, por tanto,
como una práctica socioespacial, en el plano de la
vida cotidiana, que se desarrolla como modos de
apropiación (que implican un espacio y un tiempo
determinados), así como la construcción de una
historia del individuo como una historia colectiva.
El poder de esta noción, en detrimento de la
de acumulación, revela las cuestiones más
complejas en las que se desarrolla este proceso.
Los términos de reproducción, en la actualidad, se
dilucidan en la producción de un espacio
globalizado como realización del capitalismo, ya
que su significado es superar los momentos de
crisis de acumulación. La reproducción en su
contenido más profundo revela la relación entre lo
que queda del proceso histórico: las relaciones de
propiedad, clase y dominación.
Marx revela que el significado de
producción va más allá de la mera producción de
objetos y cosas materiales para referirse a la
producción del hombre. en ambos los casos
aparecen como la producción de una historia
civilizadora. Por tanto, el punto de partida es la
naturaleza, que en el proceso histórico es
transformada por la actividad humana sin jamás
ser suprimida. Las relaciones hombre-naturaleza
son relaciones laborales, y se establecen y se
revelan como prácticas espacio-temporales sobre
la base de condiciones objetivas "en las que la
acción y el pensamiento deben tener lugar". Estos
requieren voluntad y disposición como requisito,
como el conocimiento de la naturaleza, los
instrumentos de trabajo y técnica, pero también
decisiones y accidentes que forman parte del
proceso de transformación de la naturaleza en
realidad humana. Así, el sujeto actúa modificando
la naturaleza desde una orientación, y en este
proceso también produce una conciencia. De esta
forma, la noción de producción no solo manifiesta
el trabajo y sus condiciones, sino aparece, por un
lado, como la apropiación de objetos entre sujetos,
por otro lado, como impresión de formas y
sometimiento de objetos a un fin subjetivo, es
decir, transformación de estos objetos en resultado
y reservorio de actividad subjetiva.
El proceso de producción también distingue
el movimiento de apropiación y dominación como
acto colectivo y socializado. La acción de los
grupos humanos sobre el medio material tiene dos
modalidades, dos atributos: dominación y
apropiación. El dominio sobre la naturaleza
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material, resultado de operaciones técnicas, la
destruye, permitiendo que las sociedades los
sustituyan por sus productos. La apropiación no
destruye, sino que transforma la naturaleza en el
cuerpo y la vida biológica, el tiempo y el espacio
dados, en viene humanos. La apropiación es la
meta, el significado y el propósito de la vida
social.
La apropiación como actividad
esencialmente humana, realizada en torno al ser
humano, y en ella engloba el cuerpo, sus sentidos,
sensibilidad, necesidades, sueños. Este hecho
ocurre porque el hombre se apropia de las
condiciones externas, transformándolas en un
objeto propio y, en esta condición, lo distingue,
encarnándose a sí mismo de estrategias que
escapan a la equivalencia (impuesta por el
intercambio) y la homogeneidad (impuesta por la
norma). Esta noción resalta lo diferente al
enfatizar el uso del espacio como momento de
reproducción de la vida en su carácter creativo
(como obra), acentuando así una cualidad. Desde
esta perspectiva, las acciones de los habitantes
nacen al mismo tiempo que se alejan de los
estrechos límites de los gestos repetitivos del
comportamiento estandarizado que se deduce de
las formas, marcando singularidades y
diferencias. Por tanto, el proceso de producción
espacial apunta al sentido de la historia, sociedad
considerada como sujeto de producción. A pesar
de que, una diferenciación cobra importancia:
mientras el sujeto actúa y crea un mundo
silencioso de significados, actúa y es dirigido por
otro, de modo que la producción del espacio la
realizan sujetos sociales históricamente definidos.
La orientación de su acción proviene de un
proyecto que se sitúa en el conjunto de la sociedad
en su proceso constitutivo, entendido en el seno de
las relaciones sociales por la dialéctica de su
reproducción y transformación.
La capacidad creativa del ser humano no
emana de lo absoluto -sustancia o idea- sino de su
propia actividad práctica e inicialmente del
trabajo" Las determinadas condiciones históricas
que subyacen a la civilización involucran las
condiciones necesarias para el mantenimiento de
la vida real a través de la satisfacción de las
necesidades que mantienen vivos al hombre, así
como su procreación, como momentos de
reproducción de la especie. Este proceso señala y
sitúa el trabajo como mediación necesaria entre el
hombre y la naturaleza, para extraer de él las
condiciones necesarias para la realización de la
vida, "en una unidad natural de trabajo con
condiciones materiales". A través del trabajo, la
relación de la sociedad con el mundo es una
objetivación real. Se trata de la objetividad del
proceso de constitución humana en sí mismo
como auto creación y como sentido señalado por
el materialismo histórico. El contenido de la
objetividad en Marx es la naturaleza
transformándose en un mundo histórico, por tanto,
como una práctica que puede traducirse en
práctica socioespacial en su sentido conflictivo,
que revela contradicciones que se superan y
despliegan a lo largo del proceso, abarcando
también, la producción. del objeto. Así, la forma
de apropiación de la naturaleza está condicionada
a la existencia del grupo directamente fuera de la
naturaleza, con el uso colectivo de la tierra. Como
señala Marx, este proceso apunta a la
inseparabilidad del hombre y la naturaleza,
primero como un "laboratorio natural" y luego
como naturaleza producida. En el proceso es
significativa la necesidad de ubicar un espacio
desde el que el hombre, a través de la mediación
del trabajo, se mantenga vivo, reproduciendo la
especie y construyendo una historia. Así, el acto
universal "se revela en la" producción del hombre
y la transformación de la naturaleza en
humanidad". La producción del hombre, por sí
misma, se proyecta en la posibilidad de construir
una historia total, señalando el proceso de
constitución de hombre genérico.
La formulación de Marx sobre la
autoproducción de lo humano (que toma como
punto de partida la obra de Hegel) nos permite
pensar que “hay una historicidad fundamental en
el ser humano, crea, forma, es producida por la
obra misma y su actividad es creadora de obras.
Produciendo objetos, bienes, cosas, constituye su
mundo humano ". Así, la formulación de la
posibilidad del hombre auto creándose en el
proceso histórico, produciendo su mundo con
determinaciones específicas de cada tiempo, abre
la posibilidad de entender la producción del
espacio como producto histórico, condición
necesaria para la realización de la vida material,
como contenido de la praxis. El sujeto se realiza
prácticamente produciéndose a sí mismo, en una
lucha frecuente contra la naturaleza y contra las
fuerzas políticas y sociales. De esta manera, la
naturaleza produce al hombre en el hombre, a
través del trabajo. La producción continúa así el
proceso de la naturaleza, un proceso en el que el
ser humano se produce a sí mismo.16 La relación
hombre-naturaleza en Marx reúne así naturalidad
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e historicidad, la historicidad de la sociedad y la
naturalización del hombre. Una naturaleza que
solo se transforma en un mundo histórico cuando
su negatividad se realiza a través del trabajo y la
guerra, por el trabajador que cambia la naturaleza.
Desde esta perspectiva, el proceso de producción
espacial se basa en la naturaleza, involucra un
conjunto de elementos basados en la actividad
humana productiva, transformadora, así como en
la voluntad y disposición, el azar y la
determinación, todos estos conocimientos
orientados a la reproducción de la sociedad. En
esoEn este proceso, la naturaleza se convierte en
un mundo, una realidad esencialmente social. Esta
lucha a muerte en la construcción del mundo es la
condición constitutiva del espacio, una
objetividad que puede traducirse en una práctica
socioespacial en su proceso conflictivo. El mundo
aparece hoy como una producción en movimiento
de relaciones sociales de poder, delimitando y
superando fronteras, y cada vez más distante de
una naturaleza primaria. En un proceso
conflictivo, el hombre con las fuerzas naturales, y
luchar contra ella para vencerla.
Así, si por un lado el hombre produce, en
varios momentos históricos, las condiciones
necesarias para la producción / reproducción de la
vida, lo hace produciéndose a sí mismo como
sujeto activo. A su vez, esta actividad produce un
mundo y un conocimiento sobre este mundo. De
esta manera es posible trasladar (sin, sin embargo,
ignorar) el significado de producción más allá de
su dimensión económica y la producción de
bienes y productos en sentido estricto. En este
sentido, el espacio como producción es una
expresión práctica de lo que la civilización, a lo
largo del proceso histórico, supo crear. Por tanto,
la naturaleza ahora es social, la crisis ecológica a
la que nos enfrentamos, entre otras crisis
reveladoras del mundo moderno, es un proceso
social por excelencia.
La vida y las condiciones de vida se dan
como una objetivación práctica, revelando un
espacio-tiempo de acción y desvelando el uso
como forma de apropiación. La apropiación trae
consigo la dimensión del cuerpo, es decir, el
espacio-tiempo apropiado por el cuerpo, por los
gestos y por el lenguaje que envuelve la acción. A
su vez, la acción trae en sí misma la idea de
espacio público de vida colectiva, las formas de
comunicación pública, en definitiva, los usos de
los espacios como mediación necesaria para el
encuentro, el intercambio, la sociabilidad que
supera la idea de solidaridad. para construir el de
la ciudadanía. De hecho, la ciudadanía se erige en
la participación (debate y diálogo), en el ejercicio
de la creatividad en la construcción del vínculo
afectivo que une y sostiene la propia ciudadanía
(valores, tensiones, conflictos y alianzas) y que
permeó la construcción de la polis griega., lugar
de vida social, lugar de formación de civilización,
arte, filosofía. Así, el sujeto y los contenidos de la
acción humana se revelan en su totalidad.
Los sentidos se constituyen como una forma
de apropiación del ser humano apuntando a la
producción de su vida (y todo lo que esto implica),
y reproduciéndose como referente y, en este
sentido, como lugar de constitución de identidad
y memoria. En esta dimensión, revelarían la
condición del hombre como construcción y obra,
que es el sentido poético, fundamento de un deseo.
Este proceso tiene lugar en determinados lugares
del espacio, pero se manifiesta, concretamente, en
el plano de la vida cotidiana. Pero esta
materialidad que atraviesa todos los momentos de
metamorfosis es insuficiente para comprender los
contenidos de la producción del espacio y la forma
espacial que constituye la Geografía como su
campo de análisis. Existe también,
dialécticamente, una dimensión subjetiva, cuya
consideración nos permite pensar no solo en la
actividad humana como una potencia trans.
modelador de la naturaleza y productor del
mundo, pero capacidad de cuestionar el mundo
producido, como el proceso implica momentos de
apropiación y uso del espacio real como forma de
percepción y representación.
Otra derivación que se puede ver de la idea
del trabajo como actividad es su inserción en un
proceso más amplio en el que se supera el nivel de
actividad instintiva hacia una acción
esencialmente humana, transforma lo natural
inhumano dado adaptándolo a sus exigencias
humanas dentro de la praxis y en su posibilidad
creativa. Por tanto, es una acción en la que la
unidad del hombre y la naturaleza se constituye a
partir de su transformación recíproca, cuando el
hombre apunta al trabajo y el objeto se toma del
contexto natural y original (modificado y
elaborado por el hombre en el trabajo). logra la
objetivación, es decir, que el objeto se humaniza.
En la humanización de la naturaleza y en la
objetivación (realización) de los significados, el
hombre constituye el mundo humano. De esta
manera, el elemento constitutivo del trabajo es la
objetividad, pasando de la forma de movimiento a
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la forma de objetividad. Inicialmente, se despliega
a través de los actos de intercambio que se realizan
dentro del proceso de trabajo y a partir de él. El
intercambio como acto elemental de la vida social
subyace a la sociedad, ya que marca la relación
entre individuos y grupos, dentro de la división del
trabajo social, en sus demandas de encuentro. ya
través del lenguaje, ya que el intercambio recoge,
y por tanto comunica, creando vínculos en la
inmediatez. Como el intercambio requiere lugares
específicos, trae el cuerpo como realidad,
articulando un acto material y mental.
No es solo para comprar y vender que vienes
a Eufénia, sino también porque de noche,
alrededor de las fogatas, alrededor del mercado,
sentado en sacos o barriles o acostado en
montones de alfombras por cada palabra que
dices, como un lobo, hermana, tesoro escondido,
batalla, sarna, amantes: los otros cuentan una
historia de lobo, hermana, tesoro escondido,
batalla, sarna, amantes y saben que en el largo
viaje de regreso, cuándo permanecer despierto,
caminar en camello o junco, empezar a pensar
acerca de sus propios recuerdos, el lobo se habrá
convertido en otro lobo. Sin embargo, el
intercambio se desarrolla en otra dirección a lo
largo de la historia, desarrollándose a través de un
conjunto de mediaciones, normas y leyes, en un
contrato que fija las condiciones del mercado
como realización de la forma abstracta. En este
contexto, el vínculo social no se redefine por
abstracción, ya que el mundo del intercambio se
desarrolla a través del mercado, vinculándose a la
reproducción social.
Desde esta perspectiva, el proceso de trabajo
implica un movimiento cada vez más complejo,
instalándose en una sociedad que se diversifica y '
con ella, el trabajo a través de la mediación de la
técnica. Este desarrollo implica la
complejizarían del propio proceso de trabajo a
través del desarrollo de la división del trabajo, el
consumo y los intercambios. Conecta a los
hombres con mucho más un amplio abanico de
relaciones que determina la forma en que se
consumirán los productos y, a partir de ahí, la
forma en que el individuo se relaciona con el
grupo, con sus actividades y cómo participa en las
decisiones. Por tanto, el mundo del trabajo implica
y supera las actividades de transformación,
cuando es superado como actividad por los demás
niveles de realización en la vida. Así, se despliega,
superando sus esferas para reunirse en una
totalidad de momentos que componen y sostienen
la vida humana, trayendo exigencias que
trascienden el trabajo y el mundo del trabajo,
aunque está determinado por él. Asimismo, la
actividad laboral supera los momentos de
producción (actividades que la definen, le dan
sentido y orientan sus estrategias).
El movimiento hacia esta construcción
reubica la reproducción continuada del espacio.
Este espacio que en cada momento del proceso
histórico se presenta como su producto y
condición para el establecimiento de un nuevo
proceso, abriéndose inexorablemente hacia su
reproducción. Así, hay producción, por tanto,
productos y obras fruto de esta actividad que
revelan el significado y contenido de la misma
actividad, a la que corresponden ideas,
representaciones y un lenguaje estrechamente
ligado a la actividad material y que involucra la
propiedad como un condición y producto, en
cierto modo define las relaciones dentro y fuera
del mundo del trabajo, tal como las determina.
Cada nivel de producción / reproducción social
corresponde a un espacio-tiempo.
La producción del espacio también
presupone la existencia de la propiedad, que
orienta y define cómo se desarrollarán las
relaciones laborales y cómo se gestionará y
dividirá el producto producido, cómo será
consumido y por quién, así como la distribución
de los productos del trabajo. La propiedad como
fundamento revela en su origen una desigualdad
que se da como una relación de poder, es decir, a
través de la separación y diferenciación de grupos
y clases, en función del lugar que ocupan en el
proceso de producción de la riqueza social.
Asimismo, delimita su lugar en la distribución de
la propia riqueza, iluminando las condiciones de
propiedad que sustentan las relaciones de
dominación y apropiación del mundo humano. En
su forma abstracta, la propiedad privada apunta a
la alienación en la práctica, impregnada y
sostenida por profundas divisiones. con la
racionalidad capitalista según la cual la
valorización orienta el propósito de la producción
del espacio.
De esta manera, la historicidad produce la
reproducción del capital como alienación, y
también produce su otro, es decir, las luchas de
clases, que se despliegan y expanden (no sin
dificultades), superando los límites del mundo del
trabajo y de la fábrica y dando lugar a luchas. para
y en el espacio. Así, si el desarrollo del hombre
genérico en el pleno desarrollo de sus capacidades
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creativas como realización de potencialidades, en
una sociedad la historia de clases muestra lo que
obstaculiza el proceso: la producción basada en la
concentración de la propiedad y la riqueza, que
hace que la producción del espacio una
exterioridad en relación con el ser social. Es un
proceso conflictivo, en el que el hombre se
enfrenta a las fuerzas naturales y lucha contra ellas
para superarlas. La lucha contra la naturaleza - la
lucha a muerte - en la construcción del mundo es,
por tanto, condición constitutiva de la
comprensión del espacio en Geografía. El enfoque
del análisis geográfico permite, desde esta
perspectiva, establecer algunos elementos para la
comprensión de la praxis entendida como
producción rara y concreta del espacio, que
ilumina la actividad del sujeto de la acción y la
conciencia que guía la acción. Por lo tanto,
permite a la sociedad pensar en el propósito de la
vida más allá de su ubicación en el espacio. De
hecho, desde el punto de vista del uso de
relaciones sociales que apoyan y dan contenido
pensar en la sociedad en torno al propósito de la
vida más allá de su ubicación en el espacio. De
hecho, desde el punto de vista del uso de
relaciones sociales que apoyan y dan contenido
pensar en la sociedad en torno al propósito de la
vida más allá de su ubicación en el espacio. De
hecho, desde el punto de vista del uso de
relaciones sociales que apoyan y dan contenido a
la vida, <pazo es la ubicación - es un punto
marcado en el mapa mientras que el tiempo
aparece como duración. Pero las relaciones
sociales se dan a través del intercambio como
contacto, como subjetivación, a través y a través
de la mediación del otro, de modo que el espacio-
tiempo de estas relaciones supera un momento
específicamente concreto e implica la
construcción de identidades, de referencias que
dan sentido a la vida.
No hay praxis en una realidad objetiva sobre
la que actúa y de la que extrae un producto. Desde
los inicios de la sociedad, se afirma con los más
diversos contenidos, en diferentes formas, ya que
la forma general recibe los contenidos del
contexto histórico específico. Por tanto, es posible
trazar el camino de desvelar los momentos
(formación) de la producción del espacio, a partir
de la relación entre el hombre y la naturaleza
como fundamento de su proceso constitutivo,
como posibilidad reveladora de los contenidos
explicativos del mundo moderno que se basa en la
naturaleza y la actividad humana productiva
transformadora del mundo. Dicha actividad
implica inicialmente la necesidad de mantener la
vida, por lo tanto, la voluntad, el deseo, basado en
el conocimiento, en la división del trabajo, en y en
las relaciones entre los miembros del grupo, y, en
este sentido, supera la materialidad del proceso.
Así, la lucha contra la naturaleza es la condición
constitutiva de la historia del espacio como
producto de un proceso activo a partir de su
modificación y es en este contexto donde se ubica
la producción del espacio como condición para la
reproducción de la vida social.
Acerca de la producción
En varios momentos de su extensa obra,
Lefebvre insiste en la doble determinación de la
noción de producción a partir de la observación de
que tiene un doble carácter. El primero de ellos es
el carácter de la producción lato sensu, que dice
respeto al proceso de producción humano. Basado
en la tradición hegeliana, Lefebvre apunta a la
producción del ser como un ser genérico. El
segundo es la producción stricto sensu, que
concierne exclusivamente al proceso de
producción del objeto. Pero el proceso de
producción de mercancías se lleva a cabo
produciendo no solo la división técnica del trabajo
dentro de la empresa, la división entre el proceso
de producción y el proceso de circulación, sino
también produciendo relaciones únicamente.
Entidades más amplias y complejas que van más
allá de los ámbitos de la empresa y toman a la
sociedad como un todo. De esta forma, ambos
modos están interconectados.
Se podría argumentar que, en su sentido más
profundo, la producción engloba relaciones más
amplias. En el plano espacial, esto implica salir
del ámbito específico de la producción de bienes
y del mundo de (sin, sin embargo, dejar de
incorporarlo) para extenderse al nivel de la
vivienda, el ocio, la vida privada, es decir,
potenciar su exploración. incorporando espacios
de vida cada vez más amplios. Desde el punto de
vista espacial, la producción es una condición para
llevar a cabo el proceso de producción, uniendo
los actos de distribución, intercambio y consumo
de bienes (cuando el espacio se produce como
materialidad, en forma de infraestructura vial, por
ejemplo), pero también la red de agua, luz,
alcantarillado, etc. Sin embargo, al expandirse, se
trata de la constitución de espacios más amplios
para la producción de relaciones sociales, una
cultura, una ideología, un conocimiento.
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En este proceso, las necesidades se
expanden, se vuelven más complejas, abarcando
el mundo de las mercancías, que, extrapolando el
proceso de producción como una necesidad para
su propia reproducción, invade y redefine la vida,
así como el lugar que ocupa el individuo en la
sociedad. La inmediatez se despliega también en
múltiples mediaciones que se generalizan como
momento y real de la praxis y en su necesario
momento de producción. para detener el
proceso da valor de cambio continuo. Éste,
extendido (de la esfera de la producción en la
fábrica a la más simple). en un
movimiento interno de la sociedad en la
realización de con ganancias con la extensión de
la propiedad de la que comandan la producción.
En conflicto, el las necesidades de reproducción
del capital, del proceso de trabajo, que cambia de
significado cuando el capital invade toda la
producción de valor como fin último .
Las separaciones entre los planos de la
realidad alcanzan campos constitutivos de lo
social. El razonamiento va en dirección a la
noción cotidiana que permite vislumbrar la
superación de los límites de la esfera del proceso
de trabajo para abarcar otros niveles de praxis. En
esto radica el horizonte de la reproducción social
y, dentro de este proceso, se sitúa el análisis de la
producción del espacio como condición, medio y
producto de la reproducción social.
En este nivel, la producción del espacio se
da como alienación, ya que la producción del
mundo como obra humana representa la unidad
sujeta/objeto que tiene lugar en la separación
uso-intercambio. La relación uso-intercambio
reemplaza la capacidad creadora por una
representación, que es real y que tiene su lugar de
realización. De esta forma, la creación de
conciencia a nivel de praxis se fundamenta en la
determinación de los valores de uso que sufren la
mediación de la mercancía y sus
representaciones. Es decir, el proceso involucra
momentos de apropiación y uso del espacio real
como forma de percepción y representación.
Como consecuencia, la producción del
espacio, fundada (bajo el capitalismo) en la
contradicción valor de uso / valor de cambio,
domina y asegura el proceso de acumulación en el
espacio a través de su reproducción. Como valor
de cambio, el espacio es la expresión más
llamativa de la desigualdad que se despliega en la
contradicción característica de la reproducción del
espacio capitalista -producción social /
apropiación privada- que se manifiesta en la forma
espacial de segregación como evidencia de la
yuxtaposición entre morfología social y la
morfología espacial. En el espacio también se
ubican los residuos capaces de señalar las
potencialidades abiertas por la práctica espacial,
que se mueven en sentido contrario, ya que las
luchas que surgen de la producción de la
conciencia apuntan a las coacciones y escisiones
creadas en el proceso como su producto. En
términos de práctica, esta necesidad domina las
condiciones de reproducción
espacial en sus escisiones y separaciones,
PORQUE la existencia de una sociedad de clases,
sustentada en la concentración de la riqueza,
determina el acceso y modos de uso a los espacio-
tiempos de realización de la vida diferenciada.
Con eso, establece derechos desiguales, bajo el
manto de la equivalencia. Se establece mediante
la separación de actividades en espacio-tiempos
bien definidos, así como redefiniéndolos en
función de la creciente necesidad de producción /
realización de lucro como forma de ser en esta
sociedad. A su vez, el desarrollo histórico de la
propiedad dentro del proceso de reproducción
apunta a la reproducción del valor de cambio - y
qué es diferente de él, qué está subordinado a él y
cómo orienta el uso como posibilidad de
apropiación, teniendo lugar como diferencia.
PORQUE la existencia de una sociedad de clases,
sustentada en la concentración de la riqueza,
determina el acceso y modos de uso a los espacio-
tiempos de realización de la vida diferenciada.
Con eso, establece derechos desiguales, bajo el
manto de la equivalencia. Se establece mediante
la separación de actividades en espacio-tiempos
bien definidos, así como redefiniéndolos en
función de la creciente necesidad de producción /
realización de lucro como forma de ser en esta
sociedad. A su vez, el desarrollo histórico de la
propiedad dentro del proceso de reproducción
apunta a la reproducción del valor de cambio - y
qué es diferente de él, qué está subordinado a él y
cómo orienta el uso como posibilidad de
apropiación, teniendo lugar como diferencia.
PORQUE la existencia de una sociedad de clases,
sustentada en la concentración de la riqueza,
determina el acceso y modos de uso a los espacio-
tiempos de realización de la vida diferenciada.
Con eso, establece derechos desiguales, bajo el
manto de la equivalencia. Se establece mediante
la separación de actividades en espacio-tiempos
bien definidos, así como redefiniéndolos en
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función de la creciente necesidad de producción /
realización de lucro como forma de ser en esta
sociedad. A su vez, el desarrollo histórico de la
propiedad dentro del proceso de reproducción
apunta a la reproducción del valor de cambio - y
qué es diferente de él, qué está subordinado a él y
cómo orienta el uso como posibilidad de
apropiación, teniendo lugar como diferencia.
determina accesos y modos de uso a los diferentes
espacios-tiempos de realización de la vida. Con
eso, establece derechos desiguales, bajo el manto
de la equivalencia. Se establece mediante la
separación de actividades en espacio-tiempos bien
definidos, así como redefiniéndolos en función de
la creciente necesidad de producción / realización
de lucro como forma de ser en esta sociedad. A su
vez, el desarrollo histórico de la propiedad dentro
del proceso de reproducción apunta a la
reproducción del valor de cambio - y qué es
diferente de él, qué está subordinado a él y cómo
orienta el uso como posibilidad de apropiación,
teniendo lugar como diferencia. determina
accesos y modos de uso a los diferentes espacios-
tiempos de realización de la vida. Con eso,
establece derechos desiguales, bajo el manto de la
equivalencia. Se establece mediante la separación
de actividades en espacio-tiempos bien definidos,
así como redefiniéndolos en función de la
creciente necesidad de producción / realización de
lucro como forma de ser en esta sociedad. A su
vez, el desarrollo histórico de la propiedad dentro
del proceso de reproducción apunta a la
reproducción del valor de cambio - y qué es
diferente de él, qué está subordinado a él y cómo
orienta el uso como posibilidad de apropiación,
teniendo lugar como diferencia. así como
redefinirlos en función de la creciente necesidad
de la producción / realización del lucro como
forma de ser de esta sociedad. A su vez, el
desarrollo histórico de la propiedad dentro del
proceso de reproducción apunta a la reproducción
del valor de cambio - y qué es diferente de él, qué
está subordinado a él y cómo orienta el uso como
posibilidad de apropiación, teniendo lugar como
diferencia. así como redefinirlos en función de la
creciente necesidad de la producción / realización
del lucro como forma de ser de esta sociedad. A
su vez, el desarrollo histórico de la propiedad
dentro del proceso de reproducción apunta a la
reproducción del valor de cambio - y qué es
diferente de él, qué está subordinado a él y cómo
orienta el uso como posibilidad de apropiación,
teniendo lugar como diferencia.
Hoy, bajo el capitalismo, el proceso arriba
esbozado se expande, encierra otras condiciones y
estrategias, desarrollando y desplegando sus
contradicciones. El capitalismo ha llevado sus
escisiones al extremo, superando su condición
inicial.
No es la unidad de los hombres VIVOS y
activos con las condiciones naturales e
inorgánicas de su metabolismo con la naturaleza
lo que necesitaría explicación, como resultado de
un proceso histórico; es, por el contrario, la
separación entre estas condiciones inorgánicas
de la existencia humana y su actividad,
separación que sólo es total en la relación entre
trabajo asalariado y capital.
Sin embargo, también es conveniente
considerar que al mismo tiempo que el hombre
produce el mundo objetivo (real y concreto),
también produce una conciencia sobre él, por lo
que el hombre se produce a sí mismo en el
proceso, como conciencia humana, deseos. Es un
mundo de determinaciones y posibilidades, capaz
de transformar la realidad, presentándose como
una posibilidad de realización de lo negativo. Así,
las luchas de clases, que tienen lugar en torno a la
distribución de la riqueza social generada por el
producto social del trabajo, se despliegan en
luchas por el espacio. Hay, por tanto, un cambio y
un cambio en el rumbo de la lucha, que revela el
nuevo movimiento del mundo en el que el proceso
de reproducción social tiene lugar en el espacio y
a través de su reproducción, en torno a las
apropiaciones necesarias para la reproducción de
la vida. más allá de los estrictos límites de la
supervivencia.
De esta manera, la producción del espacio
tiene como contenido las relaciones sociales, pero
también se cumple en una materialidad como
soporte de las mismas como conjunto de
relaciones reales cotidianas., reales y concretas
qué análisis puede revelar gradualmente como
modos de uso, punto de intercambio, lugar
concreto de encuentro, centros de comunicación,
centralidades del poder político, etc. La
constitución del lugar de la vida requiere la unión,
el encuentro, es decir, requiere el lugar como
posibilidad de encuentro y encuentro, buscando
establecer las metas y estrategias que permitan la
creación constante de vida humana. Para que se
produzca el encuentro, que permite imponer una
división de tareas, en un lugar determinado, se
impone la simultaneidad de acciones según sea
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necesario. El análisis de la práctica socioespacial
señala así que las relaciones sociales se
materializan como relaciones espaciales, cuya
amplitud depende del desarrollo de las fuerzas
productivas en un movimiento comandado por el
desarrollo del intercambio y los medios de
comunicación y transporte, más allá de los lazos
culturales que conspiran para intercambiar. En
esta dirección, la actividad se despliega
concretamente señalando un espacio y un tiempo
que marcan y delimitan la realización de la vida,
revelando lo cotidiano.
La vida como práctica socioespacial revela
la constitución de lazos sociales, que se componen
a través del intercambio como intercambio social
en el plano de la vida cotidiana. Es decir, el plano
de lo vivido en las implicaciones de los lugares
con sus contenidos sociales específicos, en sus
representaciones (símbolos, signos, referencias),
en su subjetividad. Es decir, el acto que produce
algo va más allá del momento específico de
transformación de la materia prima en un
producto, definiéndolo en los horizontes de las
relaciones sociales. Es a través de ellos que el
hombre entra en contacto con el mundo
producido, que constituye una conciencia y una
identidad, así como una forma de pensar y
construir los conocimientos necesarios para su
transformación.
El análisis de la producción del espacio
constituye así un universo entrelazado de
situaciones que no puede dejar de contemplar la
dialéctica entre necesidades / aspiraciones /
deseos latentes en la vida humana, que la sitúa en
el conjunto de la reproducción social en su
totalidad. El primer paso, por tanto, es encontrar
los fundamentos que expliquen el enunciado
según el cual la producción del espacio es
inmanente a la producción de la vida humana. Así,
la producción de condiciones materiales, como
base de la historia, revela el acto de producir como
acto de producción del espacio.
De la práctica media a la
socioespacial
En los primeros días de la disciplina
geográfica nos encontramos con el término que
designa la parte de la tierra ocupada por el hombre
(o, el espacio habitable). "Se trataba
fundamentalmente de verificar la acción del
hombre sobre la tierra en sus diferenciaciones. De
ahí surgieron algunas categorías de análisis que
componían el arsenal analítico de los geógrafos,
asociando la Geografía con la categoría de
ubicación, Vidal de La Blachc", por ejemplo.
asoció el término "lo geográfico" con el de
ubicación, ya que, según su concepción, "la
historia de un pueblo es inseparable de la región
que habita" y el hombre fue, con el tiempo, el fiel
discípulo del suelo. el suelo contribuirá a
esclarecer el carácter, las costumbres y las
tendencias de los habitantes”. Así, del contacto
con la naturaleza se infiere el concepto de método.
A su vez, para Deneux, el pensamiento
geográfico se caracteriza por un acercamiento
científico al medio natural, mucho más cercano a
una ciencia natural, señalando la relación entre los
grupos humanos y el medio ambiente. Este
razonamiento está implícitamente presente en las
reflexiones fundacionales de la geografía
científica. Por otro lado, el estudio de los grupos
humanos a través de su hábitat y sus condiciones
de circulación y comunicación lleva a la
Geografía a interpretar y abogar por las
relaciones entre los grupos, lo que llevó a las
relaciones entre los lugares.
Para Dollfus, el término revela en la
construcción del pensamiento geográfico las
relaciones entre el hombre y el medio físico que lo
rodea, constituyendo una de las problemáticas que
plantea el análisis del espacio geográfico, además,
un mismo medio puede dar lugar a varios paisajes
humanizados. Esto se debe a que, como demostró,
la Geografía necesitaba buscar las relaciones
causales entre el hombre y la naturaleza. Tras este
recorrido, se concluye que la noción de medio
ambiente, tal como se desarrolla en el
pensamiento geográfico, ubica la actividad,
reuniendo a hombres que crean diferentes
paisajes.
A partir del análisis del entorno, la
Geografía descubre como campo de investigación
privilegiado lo que ha venido a llamar espacio
geográfico. El concepto adquiere la dimensión de
materialidad, reforzado por la idea de ubicación,
cuando Dollfus lo define como un espacio
percibido y sentido por los hombres en función
tanto de sus sistemas de pensamiento como de sus
necesidades, simultáneamente organizado y
dividido, obedeciendo a criterios funcionales,
traducidos en los paisajes.
Así, para el autor, cada uno de los puntos de
la actividad de los hombres, que se pueden ubicar,
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revela una situación relativa a un conjunto en el
que está inscrito. Como el espacio de los
matemáticos o economistas, el espacio geográfico
evolucionaría a partir de un conjunto de relaciones
que se establecieron.
Se río dentro de un marco de hormigón: 0 de
la superficie de la tierra. Aún para el autor, el
espacio geográfico es un espacio cambiante y
diferenciado cuya apariencia Tim Unwuin, sin
embargo, no parece compartir la certeza de que
habría un espacio geográfico, porque, como
escribe, no hay disciplina, puede reclamar el
espacio como propio, no solo porque toda la
existencia humana se desarrolla en un espacio,
sino también porque esta experiencia del espacio
tiene lugar a expensas de la experiencia en el
tiempo. El espacio en sí mismo carece de
significado. Por la misma razón, es difícil aceptar
los argumentos que sugieren que la relación de la
geografía física con las ciencias de la tierra
consiste en considerar los procesos en su
funcionamiento social. dentro del espacio. Todos
los procesos físicos tienen un contexto.
Esta preocupación, sin embargo, no es
compartida por otros y, en este sentido, podemos
afirmar que, a lo largo de la constitución del
pensamiento geográfico, la noción de entorno
organizado por el hombre se transfigura en la de
espacio producido por la sociedad. Un primer
cambio apunta al desplazamiento del enfoque del
hombre a la sociedad como sujeto transformador
de la naturaleza. El salto cualitativo revela que, al
enfocarse en la sociedad en su conjunto, la
Geografía se enfrenta a la desigualdad que funda
la sociedad. El segundo se refiere a la transición
de análisis centrados en el medio ambiente a uno
que se centra en el espacio, señalando el papel
activo del hombre en relación con la naturaleza,
transformándola en algo característico del ser
humano, como construcción de la naturaleza
humanizada. Con esta actitud, es posible escapar
a los peligros de los fenómenos neutralizantes que
son, en esencia, sociedades.
Como ya se señaló, en la condición
primordial de la producción social, nos
encontramos ante la naturaleza como material
ofrecido al hombre, materia prima sobre la que
recae el trabajo humano, es decir, la sociedad
modifica la naturaleza mediante una poderosa
actividad transformadora. Así, las relaciones
sociales que sustentan y producen la vida se
ubican en una determinada porción del planeta.
La forma en que se desarrolla la vida revela
una dimensión espacial, lo que plantea la cuestión
de cómo se presupone la realización de la vida en
esta condición. La existencia humana se funda y
revela en la praxis. Nuestra corporeidad revela
espacialidad, pues el ser humano tiene una
existencia espacial cuya aproximación proviene
del cuerpo como mediación necesaria a través de
la cual se relaciona con el mundo. También
podemos establecer que todas nuestras relaciones
tienen lugar en lugares específicos del espacio. El
cuerpo nos da acceso al mundo, que para Perec es
el nudo vital, inmediato, visto por la sociedad
como fuente y soporte de toda cultura. Al mismo
tiempo, el escritor afirma que "vivir es moverse de
un espacio a otro, intentando en la medida de lo
posible que la vida humana consistiera en habitar
espacios. El hombre con el otro en espacios-
tiempos específicos, muestra que la realización de
la vida es la producción práctica del espacio, tanto
como realidad como como posibilidad,
constituyendo una identidad que sedimenta la
memoria. En esta perspectiva, el espacio se
produce y reproduce como materialidad
inseparable de la realización de la vida y,
subjetivamente, como elemento constitutivo de la
identidad social que acaban con nuestra vida, sin
los cuales no ocurriría. Primero, la casa como
espacio de vida privada, el ombligo del mundo
para el hombre, el foco desde donde se ubica en el
universo y desde donde se tejen sus relaciones con
los demás, es decir, el lugar de morada que
envuelve la parte. del apartamento o de la casa.
Luego, la calle, cuando lo privado se abre al
público, al otro y al extraño. De ella surge la plaza
del mercado, centro comercial o cultural, lugares
sagrados o simbólicos, centros de servicios, áreas
de ocio o incluso de trabajo y corresponden a usos
que nacen de una práctica espacial, vinculando
lugares y personas en un conjunto de relaciones
que involucran y permiten que la vida ocurrir. Las
formas de los materiales arquitectónicos
mantienen, para el individuo, el significado que le
da el contenido social que se constituirá como
soporte de la memoria, convirtiéndola en un acto
presente en la articulación del espacio y el tiempo,
a través de la mediación de la experiencia vivida
en un lugar determinado. En este sentido, la
construcción del lugar se revela
fundamentalmente como la construcción de una
identidad, por tanto, la memoria vincula el tiempo
de la acción con el lugar de la acción, el uso y el
ritmo. Así, el espacio y el tiempo, el uso y el ritmo
se revelan en su inseparabilidad a través de la
memoria. Y la historia particular de cada uno se
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sitúa en una historia colectiva, en la que se inserta
y en relación con la cual cobra sentido. la memoria
vincula el tiempo de acción con el lugar de acción,
uso y ritmo. Así, el espacio y el tiempo, el uso y
el ritmo se revelan en su inseparabilidad a través
de la memoria. Y la historia particular de cada uno
se sitúa en una historia colectiva, en la que se
inserta y en relación con la cual cobra sentido. la
memoria vincula el tiempo de acción con el lugar
de acción, uso y ritmo. Así, el espacio y el tiempo,
el uso y el ritmo se revelan en su inseparabilidad
a través de la memoria. Y la historia particular de
cada uno se sitúa en una historia colectiva, en la
que se inserta y en relación con la cual cobra
sentido.
Habitar implica la producción de formas
espaciales, materiales, así como una forma de
habitarlas y percibirlas. Es un término poético, ya
que engloba un tiempo de creación en los modos
de apropiación, que organiza y determina el uso.
Produce limitaciones al tiempo que abre
posibilidades. Implica un lugar particular en el
espacio, por lo tanto, una ubicación y una
distancia que de la ciudad y que, por ello, adquiere
cualidades que espera de otros lugares cif. En esa
medida, el espacio vital tiene el sentido que le da
la reproducción de la vida, siendo el espacio
concreto de los gestos, del cuerpo, que construye
memoria, como crea identidades. Desde esta
perspectiva, el mundo humano es objeto y está
poblado de objetos que adquieren significado a
medida que se desarrolla la vida, de modo que la
casa, la calle, la ciudad, forman un conjunto
múltiple de significados. Esta idea está en línea
con lo que escribe Lussault, para quien, nuestra
existencia es desde el principio hasta el fin
espacial, se compone de espacios que
organizamos para llegar a un fin, impone que
ordenamos estos diferentes espacios de la vida en
relación unos con otros, que ajustamos en nuestras
acciones prácticas, constituyendo un punto ciego
de nuestra habla y nuestro conocimiento. Los
analizamos muy poco.
Asimismo, las humanidades y las ciencias
sociales a menudo han reducido el espacio a una
superficie de proyección para los fenómenos
sociales.
El espacio de la vivienda es, por tanto, real y
concreto, es el de los gestos del cuerpo, el que
construye la memoria, porque crea identidades,
reconocimientos, ya que la vida se realiza
creando, delimitando y exhibiendo la dimensión
de uso. También encierra el cuerpo en el sentido
de que el usuario tiene una presencia real y
concreta, la presencia y lo vivido.35 En este
espacio conviven los objetos y el cuerpo. El
significado del término habitar está en la base de
la construcción del sentido de la vida, en las
formas de apropiarse de los lugares de la casa, en
la maraña de lugares comunes, habitados,
utilizados por sujetos comunes en la vida
cotidiana, así, el espacio y el tiempo aparecen a
través de la acción humana en su inseparabilidad,
acción que tiene lugar como modo de apropiación.
De esta manera, el proceso tiene una materialidad
visible, y también se percibe con todos los
sentidos humanos, en los lugares de ocurrencia
cotidiana, en las banales actividades perversas que
vinculan a los hombres con los lugares y con el
otro de la relación social, marcada por un tiempo
determinado, en espacios circunscritos. En esta
situación, el hombre se apropia del mundo,
apropiándose del espacio, con todos sus sentidos,
revelando la importancia del cuerpo y su uso. El
uso de lugares de realización a través del cuerpo
(el mismo 0 como extensión del espacio) y de
todos los sentidos humanos, realiza la acción
humana produciendo un mundo real y concreto,
delimitando e imprimiendo los "rastros" de la
civilización con sus contenidos históricos. El uso
señala un lugar de realización de la vida que, sin
embargo, se constituye como referente y, en este
sentido, fundamento de la identidad y la memoria.
Se trata de la condición humana, como
construcción y obra, en su sentido poético. El
pasado dejó huellas, inscripciones, escritura del
tiempo, que es el tiempo de la actividad humana,
impresas en la morfología. Pero este espacio es
siempre, tanto hoy como en el pasado, un espacio
presente dado como un todo actual, con sus
conexiones y conexiones en acción. Por tanto,
pasado y futuro, memoria y utopía están
contenidos en el presente de la ciudad; el primero
como virtualidades realizadas, el segundo como
posibilidades que se vislumbran, componiendo el
presente y dando contenido al futuro. En este
sentido, la obra atraviesa la producción y también
aparece como memoria, referencias, tiempo de
uso. Es en esta medida que se relativiza la
imposición del valor de cambio sobre el valor de
uso. "Todos estos productos están a punto de salir
al mercado como commodities, pero aún se
tambalean en el umbral", es la percepción de
Benjarmn.
La relación entre el habitante y el mundo
está atravesada por modos de apropiación y usos
que implican una multiplicidad de posibilidades.
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Engloba lo que sucede dentro y fuera del proceso
de trabajo, lo que requiere un reconocimiento
desde el ámbito de la vida cotidiana. De esta
manera, la reproducción del espacio articulado
está determinada por el proceso de reproducción
de las relaciones sociales, que se presenta de una
manera más amplia que las relaciones de
producción stricto sensu, que apuntan únicamente
a la producción de bienes, ya que implican
relaciones dependientes y articuladas. momentos:
define la vida cotidiana en su conjunto.
Por tanto, si la Física permite afirmar que
todo cuerpo - entendido en su forma genérica,
como materia - ocupa un lugar en el espacio, a
través de la perspectiva abierta por la Geografía,
podríamos afirmar que las relaciones sociales solo
pueden darse en un espacio y un tiempo.
apropiado para cada acto de manifestación de
vida.
Producida en el transcurso de la constitución
del proceso civilizador -como producto del
proceso de constitución de la humanidad del
hombre- la producción del espacio contempla un
mundo objetivo que sólo tiene existencia y
significado desde y por el sujeto. El objeto más
pequeño es, en este sentido, un soporte de
sugerencias y relaciones, se refiere a todo tipo de
actividades que no se presentan directamente en
él. Tiene un significado objetivo y social para las
personas, como las tradiciones, cualidades más
complejas, lo que le confiere un valor simbólico.
Cuando el conjunto de objetos se toma como un
todo, los productos adquieren un significado
superior. La actividad examinada en la escala de
la praxis adquiere un contenido y una forma
superiores. La conciencia humana aparece en
relación con un conjunto de productos.
Así, las relaciones sociales tienen una
existencia real en la condición de una existencia
espacial concreta, inscribiéndose y realizándose
en ella. Es decir, el análisis de la práctica
socioespacial señala que las relaciones sociales se
materializan como relaciones espaciales, lo que
significa que la vida cotidiana se desarrolla en un
espacio / tiempo de apropiación, vivencia,
representación. Como modo de uso, el espacio
varía a lo largo de un tiempo determinado y,
siendo determinado por la realización de la vida
social, en un territorio determinado, que revela, en
sus transformaciones, cambios importantes en la
sociedad. En este proceso, construye el mundo en
su dimensión humana a través de la actividad
laboral como acto transformador de la naturaleza,
ubicándose en un conjunto más amplio de
relaciones constitutivas del mundo humano. Al
producir su existencia, la sociedad reproduce
continuamente el espacio. Entonces, si, por un
lado, el espacio es un concepto abstracto, por el
otro, humano en acción.
Estas constituyen el mundo de la percepción
sensible, cargados de significados o
representaciones afectivas que, al superar el
momento, son capaces de traducir significados
profundos sobre la forma en que se construyeron
las relaciones sociales a lo largo del tiempo. En
este proceso, el uso da significación y sentido a la
vida a través de la construcción de referencias que,
al ubicarse, apuntan a la construcción de una
identidad a partir de una lengua, una religión, una
cultura. En este contexto, la relación con el mundo
se construye a partir de un punto en el que el
individuo se reconoce a sí mismo y desde donde
construye una red de relaciones con el otro y, a
través de ellas, con el mundo que lo rodea,
manteniendo una historia en el tiempo. duración y
continuidad implícitas. En este sentido, la
vivienda definida como un acto social, una
actividad práctica, no se reduce a un lugar, se
extiende al o, sino plano de reproducción social
que trasciende el plano individual. Pero es de él
que el mundo está en plena conjunción con el
mundo humano construido como una demanda
humana de libertad.
Así, la acción encaminada a hacer viable la
existencia humana se produciría como un proceso
de reproducción de la vida, a través de la
mediación del proceso de apropiación del mundo
como realidad concreta.
Esta perspectiva hace imperativo el análisis
del proceso de reproducción, ya que la noción
involucra la producción y sus relaciones más
amplias, vinculándose a las relaciones que se dan
en el lugar de vivir, en el tiempo libre, en la vida
privada, manteniendo el sentido del dinamismo de
las relaciones. entre necesidades y deseos.
También engloba a quienes huyen o se
rebelan contra el "poder establecido", la sociedad
de clases que constituye un universo THAUMA
ZEIN imbricado de situaciones que no puede dejar
de contemplar la dialéctica entre necesidades /
aspiraciones / deseos, que se encuentran latentes
en la vida cotidiana.
Los argumentos anteriores también permiten
construir la hipótesis de que la noción de
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producción espacial involucra los momentos de transforma todos los bienes y productos en
producción y creación, haciendo del espacio, al mercancías. La producción de espacio en una
mismo tiempo y dialécticamente, trabajo y sociedad fundada en el intercambio.
producto: como producto de la sociedad y como
obra de su historia. Para I. Rfebvre, la distinción
entre obra y producto es relativa y, en definitiva,
no habría razón para realizarla, ya que la obra
atraviesa el producto y el producto no impide la
obra, lo que quiere decir que el uso como la
posibilidad siempre está latente en la forma
mercancía. Por un lado, señala que la creación no
es absorbida por repetitwo, por otro, que la
producción, en su sentido más amplio, comprende
múltiples obras, productos, una cultura, objetos,
etc. Así, se produce el paso del plano de la
fenomenología al de la práctica real, y de allí al
virtual. En este aspecto, quiere decir que el mundo
producido se revela como obra humana, a lo largo
del proceso civilizador, en su reproducción, en la
práctica, es decir, en el plan de realización real y
práctico de la vida, como praxis. En este proceso,
hay una doble determinación: el hombre aspira a
construir un mundo real y concreto mientras que
subjetivo en el proceso, ganando conciencia de
producción. Así, si en el nivel del conocimiento el
espacio se revela en su dimensión abstracta,
también corresponde a una realidad real - su
producción social - vinculándose al nivel real. La
materialización del proceso viene dada por la
materialización de las relaciones sociales que
producen lugares, revelando la dimensión de
producción / reproducción del espacio. Es así
como el enfoque espacial involucra a la sociedad
en su conjunto, en su acción real, apuntándose a sí
misma.

En definitiva, las relaciones sociales se dan

en un lugar concreto sin el cual no se
materializarían, en un tiempo fijo o determinado
que marcaría la duración de la acción. Esta
práctica tiene lugar a nivel del lugar y expone la
realización de la vida humana en los actos de la
vida cotidiana, como un modo de apropiación que
se da a través de las formas y posibilidades de
apropiación y uso de los espacios-tiempos dentro
de la vida cotidiana. Todo ello revela una
importante contradicción entre el proceso de
producción espacial, que tiene como sujeto a la
sociedad en su conjunto, aunque su apropiación es
privada. Por ello, quiere decir que el acceso a los
lugares que condicionan el uso está sujetos a la
forma mercantil de la mercancía, mientras que su
acceso se define en el mercado, ya que el espacio
se produce y reproduce como una mercancía
reproducible, ya que el desarrollo del capitalismo

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