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Punto primero · 

De los Dones del Espíritu Santo en común, y en


particular
Los Dones del Espíritu Santo pueden tomarse en tres maneras. Primera, por cualquier beneficio
recibido de [129] Dios; porque procediendo todas sus gracias de su amor, el cual se atribuye al
Espíritu Santo, todas ellas pueden decirse dones suyos. La segunda, y más propia, por los bienes
sobrenaturales. La tercera, y propísima, por ciertas perfecciones sobrenaturales, por las cuales el
hombre se dispone a la moción de Dios; y de estos hablamos al presente con S. Tom. 1. 2.  q.
68. Esto supuesto.
P. ¿Qué es don? R. Que es: Habitus supernaturalis disponens hominem, ut sit pronte mobilis a
Spiritu Sancto. Es de fe se dan en la Iglesia siete dones del Espíritu Santo, como consta del cap.
11. de Isaías, donde se numeran todos por estas palabras en que hablando de Cristo dice:  Et
requiescet super eum spiritus Domini: spiritus sapientiae, et intelectus, spiritus consilii, et
fortitudinis, spiritus scientiae, et pietatis, et replebit eum spiritus timoris Domini.  Son pues siete los
dones del Espíritu Santo; es a saber don de sabiduría, don de entendimiento, don de consejo, don
de fortaleza, don de ciencia, don de piedad, y don de temor de Dios. De estos, los cuatro primeros
pertenecen a la parte intelectiva, y la perfeccionan, y los otros tres a la voluntad, perfeccionando
sus fuerzas apetitivas. Son estos dones necesarios, para que el hombre consiga su salvación
eterna; porque sin seguir la mocion de Dios, nadie puede salvarse, y para ello se dispone el
hombre por medio de dichos dones, como dice S. Tom. ya citado ad 2.

P. ¿Cuál es el efecto de cada uno de los dones del Espíritu Santo? R. Que cada uno tiene su
peculiar munero. El de la sabiduría, que es el más excelente de todos, y por eso corresponde a la
caridad, se da para juzgar de las cosas divinas por su altísima causa que es Dios. El de
entendimiento sirve para la perfecta penetración de lo que es creíble por la fe, y por eso
corresponde a esta virtud. El de consejo ilustra para mandar y aconsejar en aquellas cosas que se
han de obrar sobre las reglas y modos de la razón; y por eso este don corresponde a la prudencia.
El de fortaleza nos hace tener en poco los peligros por más graves que sean, animándonos en
ellos con la confianza y seguridad en el favor [130] de Dios. Corresponde por lo mismo a la virtud
de la fortaleza. El de piedad que corresponde a la religión se da para ofrecer a Dios toda
reverencia y veneración de un modo superior a aquel con que lo hace la religión, siguiendo más
que las reglas de la prudencia, la inflamación del espíritu divino. Se extiende a venerar después de
Dios a todos los hombres en cuanto son hechuras suyas, especialmente a los justos y santos. El
de ciencia separa lo creíble de lo que no lo es, juzgando de ello por las causas criadas en cuanto
por su medio venimos en conocimiento de las invisibles, y así corresponde también este don a la
fe. Sirve el de temor, ya para moderar la voluntad, y que no degenere en presunción, ya para que
separe de los deleites por un motivo superior al que dicta la templanza, esto es, por temor de Dios;
y por eso este don corresponde primero a la esperanza, y segundo a la templanza.

http://www.filosofia.org/mor/cms/cms1128b.htm

El significado de los 7 dones


del Espíritu Santo
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A Fé Explicada  | May 15, 2016

¡Católico, toma nota!

Desde la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, en Pentecostés, los
cristianos son conscientes de los dones con los que asiste al creyente la
tercera Persona de la Trinidad.

El Catecismo de la Iglesia católica, en el número 1830, explica que “la


vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu
Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil
para seguir los impulsos del Espíritu Santo”.

Descubramos, entonces, cuáles son y en qué consisten estos dones:


1. Sabiduría
Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica al
proyecto de Dios. Él fortalece nuestra caridad y nos prepara para una
visión plena de Dios.
El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de
cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en
aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el
Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20).

La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.


2. Entendimiento
Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por
Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las
profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una
particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del
mundo y en la intimidad del mismo Dios.

El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh”
(Jer 24,7).
3. Consejo
Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber
orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo
correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.

Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como
había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará
de oídas. Juzgará con justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a
los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).
4. Ciencia
Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el
Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios
sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu
de Dios” (1Co 2, 11).
5. Piedad
Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la
voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría.

Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el


hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos.

En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: “En cuanto a


los dones espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia.
Sabéis que cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia
los ídolos mudos. Por eso os hago saber que nadie, hablando con el
Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede
decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).
6. Fortaleza
Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del
día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el
valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones.

Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y


persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre.

El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a


meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y
sufriréis una tribulación de diez días. Manténte fiel hasta la muerte y te
daré la corona de la vida” (Ap 2,10).
7. Temor de Dios
Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión
a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar.

Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del
Padre, como Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de
Yahveh: espíritu de sabiduría e inteligencia, espíritu de consejo y
fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh” (Is 11,2).
https://es.aleteia.org/2016/05/15/el-significado-de-los-7-dones-del-espiritu-santo/

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