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“DONES DEL ESPIRITU SANTO”

1. Consejo

Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la


luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.

Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en plenitud ese don, como había profetizado
Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con justicia a los
débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is 11, 3-4).

En el momento en el que lo acogemos y lo albergamos en nuestro corazón, el Espíritu


Santo comienza a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos,
nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios.

Al mismo tiempo, nos conduce cada vez más a dirigir nuestra mirada interior hacia Jesús,
como modelo de nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios Padre y con los
hermanos.

2. Entendimiento

Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante
este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando
a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos
del mundo y en la intimidad del mismo Dios.

El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7).

Está estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro
corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer día a día en la comprensión de lo que el
Señor ha dicho y ha realizado. Comprender las enseñanzas de Jesús, comprender el
Evangelio, comprender la Palabra de Dios.

Si leemos el Evangelio con este don podemos comprender la profundidad de las palabras
de Dios. Esto es conocerle.

3. Sabiduría
Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica al proyecto de Dios. Él fortalece
nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios.

El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais
a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis
vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros”
(Mt 10, 19-20).

La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su Palabra.

No se trata sencillamente de la sabiduría humana, que es fruto del conocimiento y de la


experiencia.

La sabiduría es la gracia de poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente eso:
ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo, con los ojos de Dios.

En la Biblia se explica que Salomón, en el momento de su coronación como rey de Israel,


pidió el don de la sabiduría.

4. Fortaleza

Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la
vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos
da perseverancia y firmeza en las decisiones.

Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las amenazas y persecuciones, pues
confían incondicionalmente en el Padre.

El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de
vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de diez días.
Manténte fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap 2,10).

Cuántos hombres y mujeres —nosotros no conocemos sus nombres— honran a nuestro


pueblo, honran a nuestra Iglesia, porque son fuertes al llevar adelante su vida, su familia,
su trabajo y su fe.
Demos gracias al Señor por estos cristianos que viven una santidad oculta: es el Espíritu
Santo quien les conduce. Y nos hará bien pensar: si ellos hacen todo esto, si ellos pueden
hacerlo, ¿por qué yo no? Y nos hará bien también pedir al Señor que nos dé el don de
fortaleza.

5. Ciencia

Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos
revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo
íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).

En el Génesis se pone de relieve que Dios se complace de su Creación, subrayando


repetidamente la belleza y la bondad de cada cosa. Al término de cada jornada, está
escrito: Y vio Dios que era bueno.

Si Dios ve que la Creación es una cosa buena, es algo hermoso, también nosotros
debemos asumir esta actitud. He aquí el don de ciencia que nos hace ver esta belleza;
alabemos a Dios, démosle gracias por habernos dado tanta belleza.

6. Piedad

Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios,
buscando siempre actuar como Jesús actuaría.

Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el hombre, a su vez, se
siente también invitado a ser piadoso con todos.

En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios escribió: “En cuanto a los dones
espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sabéis que cuando erais
gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos. Por eso os hago saber
que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir: «¡Anatema es Jesús!»; y nadie
puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).

Dice San Agustín que el don de piedad da a los que lo poseen un respeto amoroso hacia la
Sagrada Escritura, entiendan o no su sentido. Nos da espíritu de hijo para con los
superiores, espíritu de padre para con los inferiores, espíritu de hermano para con los
iguales, entrañas de compasión para con los que tienen necesidades y penas, y una tierna
inclinación para socorrerlos.

7. Temor de Dios
Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad,
apartándonos de todo lo que le pueda desagradar.

Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo la voluntad del Padre, como Isaías
había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e
inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de Yahveh” (Is
11,2).

No consiste en tener miedo de Dios: sabemos bien que Dios es Padre, y que nos ama y
quiere nuestra salvación, y siempre perdona; por lo cual no hay motivo para tener miedo
de Él.

El temor de Dios, en cambio, es el don del Espíritu que nos recuerda cuán pequeños
somos ante Dios y su amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, con
respeto y confianza en sus manos. Esto es el temor de Dios: el abandono en la bondad de
nuestro Padre que nos quiere mucho.

“CARISMAS DEL ESPIRITU SANTO”

San Pablo nos aconseja que aspiremos a los Carismas y nos indica que ninguno de ellos
sería importante sin caridad, que es por tanto a la que debemos aspirar ante todo (1 Cor
12:27, 13 y 14:1); además nos enumera 9 carismas en su Primera Carta a los Corintios:
 
**FE: Cuando estamos atentos al Espíritu Santo para enseñar a los demás lo que Jesús nos
enseñó, necesitamos fe para creer en los dones del Espíritu y en que el Señor se está
manifestando a través de ellos.
 
** PALABRA DE SABIDURÍA: Es una revelación al espíritu del creyente mediante la cual
éste entiende algo especial de Dios, o bien cuál es su voluntad en determinada cosa o
situación; si va dirigida a nosotros mismos la aplicamos a nuestra vida o la damos a
conocer a los demás si es para ellos.
 
** PALABRA DE CONOCIMIENTO: Es estar tan unidos a Jesús y conocerlo tan bien que
cuando estamos en determinada situación sabemos si aquello viene de él, es decir,
conocer los gustos de Jesús.
 
** DISCERNIMIENTO DE ESPIRITUS: Nos hace saber si una cosa viene de Dios, de espíritu
humano o del enemigo, debe ser un carisma muy puro y estar despojado de toda idea
personal premeditada o influenciada por cualquier situación o idea.
 
** PROFECIA: Hablar la misma palabra de Dios para los demás: Es un impulso muy fuerte
del Señor para dar a otros un mensaje como si estuviese hablando Cristo mismo. Para
estar seguros de que una profecía es real debe haber obediencia y aceptación; pureza de
motivo (no mezclar intereses humanos) y humildad.
 
** HABLAR EN LENGUAS: Impulso fuerte de proclamar un mensaje del Señor por medio de
lenguas, es un don de oración que sirve para edificación; en ocasiones sirve para reforzar
nuestras peticiones a Dios.
 
** INTERPRETACION DE LENGUAS: Es un Don del Señor mediante el cual se puede
interpretar lo que otro hermano ora en lenguas, con el fin de edificación comunitaria.
 
** SANIDAD: Consiste en que Dios usa a una persona como instrumento suyo para curar
alguna enfermedad o trastorno de otra persona, aplicando en esto su poder, que se
manifiesta con sanidad física, espiritual o liberación.
 
** MILAGROS: Consiste en sentir a tal grado el poder de Jesús, tener tal seguridad de que
él quiere actuar en ese preciso momento, que puede pedir algo que está contra las leyes
naturales.

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