Los conejos de Pascual Autor: Gloria Morales Veyra Ilustraciones: Cecilia Cota
Para Empezar a Leer
Hace tiempo vivían en un pueblo dos compadres. Uno era Nicolás, el hombre más rico y al que nadie quería por aprovechado y envidioso. El otro compadre se llamaba Pascual. Era muy pobre y trabajaba para Nicolás, pero éste lo trataba mal y a veces ni le pagaba. Un día, Pascual fue a buscar leña y encontró dos conejos iguales. Corrió a atraparlos y de regreso a su casa tuvo una idea para sacarles provecho. Apenas llegó, Pascual escribió un recado. Luego se puso de acuerdo con su mujer, le encargó que guisara una gallina en chile verde y que cuidara a uno de los conejos. Con el otro conejo en un costal, Pascual fue a ver a Nicolás y le presumió: —Mire, compadre, tengo un conejo muy listo que sabe hacer mandados. Como Nicolás no le creyó, Pascual escribió un recado, se lo ató al conejo y le explicó al compadre que así le avisaría a su mujer que preparara una gallina en chile verde. En cuanto lo soltó, el conejo pegó la carrera y se perdió en el monte. —Vamos a mi casa para que vea que digo la verdad —le dijo Pascual a Nicolás. Cuando llegaron, la esposa les mostró el conejo que estaba a su lado y afirmó: —Hace rato me trajo el recado; ya preparé la gallina. De inmediato Nicolás quiso comprar ese conejo tan inteligente. —No, compadre, este conejo vale mucho, no lo vendo —aseguró Pascual. Nicolás fue por el dinero y Pascual le entregó el conejo. Entonces Nicolás le hizo el primer encargo: que le llevara un recado a su esposa para que organizara una fiesta. Seguro de que el conejo obedecería, Nicolás fue a ver su ganado antes de ir a su rancho. Esperaba encontrar listas la comida y la música, pero al llegar vio todo igual que siempre. —¿Qué pasó con la fiesta, mujer? ¿Qué no ha llegado el conejo con el recado? —¿Cuál recado, tú? Aquí no ha venido ningún conejo —respondió la esposa. Cuando Nicolás descubrió el engaño, fue muy molesto a buscar a Pascual; pero ya se había ido lejos con el oro, así que Nicolás se quedó con el enojo y sin el conejo. FIN