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Indice

• Indice; página 1
• El charro negro; página 2
• Un clavo saca a otro clavo; página 3
• La Valentina; página 4
• El águila la serpiente y el nopal; página 5
• El árbol del manzano; página 6 y 7
• La zorra y la cigüeña; página 8

página 1
El charro negro

La leyenda del Charro Negro es una leyenda del folclor


mexicano que, según la tradición popular, es un hombre
alto, apuesto, elegante, de impecable traje negro compuesto
por una chaqueta corta, una camisa, un pantalón ajustado y
un sombrero de ala ancha. Deambula por las noches en las
calles de México sobre el lomo de un caballo enorme y de
color azabache.

Según la leyenda, proviene del estado de Puebla,


exactamente Cholula y está relacionado con el diablo,
aunque múltiples escritos afirman que su aparición data de
la conquista de México por fuentes indígenas y se trata de
una entidad justiciera que castiga a los avariciosos. También
es de inspiración cultural mexicana para la literatura
internacional

página 2
Un clavo saca a otro clavo

Un clavo saca otro calvo". En las


relaciones personales, cuando una se
termina a veces otra nos puede ayudar a
salir del hoyo.

página 3
La valentina

Valentina, Valentina, yo te quisiera decir que


una pasión me domina y es la que me hizo
venir.

Dicen que por tus amores un mal me va a


seguir, no le hace que sean el diablo yo
también me sé morir.

Si porque tomo tequila mañana tomo jerez,


si porque me ven borracho mañana ya no
me ven

página 4
El águila la serpiente y el nopal

El águila, la serpiente y el nopal

El escudo en la bandera de México es la imagen de un águila


parada sobre un nopal devorando una serpiente, y este icono
responde a una parte de la historia mexicana que se cuenta
como parte del origen de lo que es hoy la Ciudad de México.

Según la mitología prehispánica, los aztecas recibieron un


mensaje de Huitzilopochtli para que abandonaran el lugar
donde en ese momento radicaban y buscaran la tierra
prometida. La señal que tenían es que verían a una serpiente
parada sobre un nopal devorando una serpiente. Así que
emprendieron el viaje de 300 años hasta llegar a lo que
posteriormente denominaron Tenochtitlán.

Esta historia forma parte de los mitos de México más


relevantes al tratarse de un pasaje histórico que dio lugar a la
fundación de la hoy capital de México.

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El árbol del manzano
Había una vez, en un país muy lejano, una tarde
de primavera un piloto llamado Juan. Juan era
muy trabajador, pero también muy egoísta. Un
día le propusieron transportar de un continente
a otro el equipaje de una familia rica, Juan lo
pensó mucho, pero finalmente decidió aceptar y
despegó. Pasaron muchas horas, tantas que se
quedó dormido y cayó en una isla. Despertó ya
en la isla y salió a buscar comida y mientras
buscaba se tropezó con un extraño hombre.

– ¿Quién eres?

– Me llamo Eric, vivo en un pueblo con gente muy


pobre y hambrienta ¿Quieres venir a ayudar?

– ¡No! porque los ayudaría.

Juan se fue y se refugió. Dentro de unos días,


Juan comenzaba a tener hambre y sed, y cuando
no tenía otra opción acudió al pueblo de Eric y les
pidió ayuda. Ellos le atendieron y le dieron un
poco de la poca comida que les quedaba, Juan
confundido preguntó:

– ¿Por qué me tratan tan bien y me dan de su


comida? ¡Si yo no quise ayudarlos!

– Pase lo que pase siempre tendremos que


ayudarnos.

– ¿Qué es lo que necesitan?

– Árboles y frutos

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– Yo les ayudaré a plantar árboles si ustedes
arreglan mi avión.

Juan comenzó a cavar y buscar. Pasaron meses y


no había conseguido nada.
Acudió a Eric y Eric le dijo:

Ya acabamos de arreglar tu avión ¿conseguiste algo?

– No, en esta Isla no hay nada me iré, ahora que mi


avión está arreglado.

Eric decepcionado se despidió y dijo:

– Si quieres irte tienes la libertad de hacerlo.

Juan se preparó para despegar y cuando revisó por


debajo de su asiento vio la comida de Eric , Eric
sabía que Juan se iría por eso dejó toda su comida
debajo del asiento de Juan. En ese momento, en
su espíritu nació algo más que el egoísmo,
confundido salió a pensar, y se sentó debajo de un
manzano, y sin darse cuenta ¡estaba sentado
debajo de un manzano!

Acudió rápidamente al pueblo de Eric y le enseñó el


manzano.

– ¡Sabía que volverías, gracias!

Juan se quedó a vivir en la Isla y así esta historia llegó


a su fin.

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La zorra y la cigüeña

Cuenta la historia que una zorra invitó a una cigüeña a


comer en su casa, pero cuando esta llegó, se encontró
con que la zorra había servido sopa en platos hondos.
De ese modo, se aseguraba que la cigüeña no pudiera
comer.

La cigüeña se entristeció, pero no dijo nada. A la primera


oportunidad, convidó a la zorra a su casa. Esta vez, le
sirvió jigote en un recipiente de cuello largo y estrecho,
en el que la zorra no podía meter su hocico. La zorra no
pudo más que resignarse, mientras la cigüeña decía:

—Amiga, me hiciste pasar hambre deliberadamente


cuando me invitaste a tu casa, y hoy has sido tratada de
la misma manera en que me trataste.

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