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Capítulo II El ser y la sustancia

En este capítulo, Gilson nos introduce a un tema bastante polémico entre dos
filósofos clásicos de Grecia; Platón y Aristóteles. Como es bien sabido, Platón propone un
sistema filosófico de carácter metafísico, a base de las ideas. Este aspecto es cuestionado
por Aristóteles en tanto que, dice; “la idea nada tenía en común con lo que nosotros
llamamos ser real”1. A partir de esta divergencia Aristóteles propone que hay una unidad
ontológica, traducido por Aristóteles como sustancia, esta es la propiedad intrínseca de lo
que es. Luego, para Aristóteles hay realidades que están presentes en el sujeto, que son
incapaces de existir fuera de otro ser. Por eso, Aristóteles los llamara accidentes porque son
cualidades como, el color, las dimensiones, etc. Además, no responden a la cuestión de lo
que es.

De esta manera, Aristóteles hace una sistematización de lo que es, puesto que, a esta
manera de hablar, le llama predicabilidad porque son propiedades particulares de ciertos
sujetos. De esta manera, hay una clara distinción entre la sustancia o ousía puesto que, la
sustancia tiene un carácter más trascendente que los accidentes. Esto lo podemos ver claro
en su manera de existir, por lo que la sustancia es solo aquello en lo cual, y por lo cual los
accidentes pueden existir, porque está bajo los accidentes y funge como un soporte.

Otro aspecto a tener en cuenta en la ontología aristotélica es que, Aristóteles llama


naturaleza a toda sustancia considerada como principio de un cambio de un tipo cualquiera 2
es decir, para Aristóteles las sustancias son las únicas capaces de existir por sí mismas,
siendo así despliegue de energía de sí misma, y de esa manera es ser en acto. De aquí, el
filósofo tiene la necesidad de explicar dos términos que el mismo introduce para explicar el
cambio; el acto y la potencia. Dando como definición; el acto, pues, es la existencia de un
objeto…el acto será como el ser que construye en relación al ser que tiene la facultad de
construir3 y la potencia como la capacidad de serlo. En conclusión, la sustancia es aquella
realidad que existe por sí misma, no necesita de otro ser para subsistir, por ello, el concepto
de sustancia engloba de mejor manera aquella realidad que es sujeto, que se encuentra
realizando su propio acto de ser, y por excelencia se identifica con lo que es.
1
E. GILSON, El ser y la esencia, Ediciones Descleé, Buenos Aires, 1965. Pág.46
2
E. GILSON, El ser y la esencia, Ediciones Descleé, Buenos Aires, 1965. Pág.48
3
E. GILSON, El ser y la esencia, Ediciones Descleé, Buenos Aires, 1965. Pág. 50.

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