Entonces, si es posible la conciencia reflexiva, pero hasta qué punto: veamos: toda

conciencia es conciencia de algo y de esta manera se tiene por objeto una cosa y no al
mismo sujeto. Hay que decir la conciencia de sí consiste precisamente en que el sujeto se
toma por objeto o mejor dicho el sujeto se capta en cuanto sujeto pues la esencia de conocer
no es construir una representación, ni asimilarse una forma extraña, sino ser o existir de un
cierto modo; el sujeto se hace transparente a sí mismo. La conciencia es el conocimiento
que el sujeto de sí mismo. El sujeto no es una cosa: si, pero hay que recordar que cosa es un
trascendental y por tanto se aplica analógicamente a cada ser, mismo, pero está muy lejos
de ser exhaustiva, cómo no lo ese ninguna otra facultad intelectual. Solo alcanza una parte
muy pequeña y superficial de la vida psíquica y deja casi entero el misterio de la
individualidad. Aun así, la conciencia revela la subjetividad, pero ¿puede revelar la
permanencia del yo? Hay que decir que la identidad del ser de da a través de un cierto lapso
de tiempo, y se revela la memoria. Si distinguimos conciencia de memoria tenemos que la
conciencia solo puede captar el presente del yo y la memoria la permanencia del yo. Pero
esto no es así pues conciencia y memoria se dan juntas, por lo tanto, si bien es cierto que la
conciencia de algo no es suficiente para tener conciencia de un yo permanente, concluimos
que el tiempo nada tiene que ver con la cuestión, pues el tiempo no hace la substancia
permanente (sino su posesión del ser, pues hay accidentes que duran tanto como su
substancia). El límite de la conciencia es que no percibe una sustancia espiritual, por la
sencilla razón de que el yo no es un puro espíritu, sino un hombre, compuesto de un alma y
un cuerpo. Tal vez el alma tenga conciencia de sí misma, pero si se considera la conciencia
globalmente, hay que decir que no capta ni el cuerpo…el que capta…el que percibe que
siente y que piensa, la conciencia, como el hombre mismo, es un todo. Y esto solo lo
realiza la inteligencia, porque es espiritual, tiene conciencia de sus actos y de sí misma.