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Universidad Militar Nueva Granada.

Derecho Penal Militar.

Presentado a:
Doc. Mauricio Henao Bohorquez.

Presentado por:
Laura María Del Río Suárez.
Hernán Felipe Orozco Cuellar.
Jesús Andrés Ruíz De Hoyos.
Daniel Felipe Carvajal Olaya.

Caso:
Piedras Tolima, sentencia

Bogotá D.C.
2020.

INTRODUCCIÓN
Dentro del marco jurídico Colombiano, presentamos este trabajo, con el fin de entender y
sustentar la naturaleza de la jurisdicción especial; penal militar, que es la justicia
especializada encargada de la investigación, persecución y juzgamiento de los delitos
cometidos en servicio activo y en relación con el mismo servicio, por miembros uniformados
de las Fuerzas Públicas y de la Policía Nacional. Así como también, con el ejemplo práctico y
fuente de derecho que es la jurisprudencia; delimitar la competencia que tiene esta
jurisdicción dentro del ordenamiento legal Colombiano. Teniendo en cuenta el orden
constitucional, esta jurisdicción está sustentada en el artículo 221 de la constitución nacional,
que a pesar de ser el sustento constitucional no es el origen de la jurisdicción, pues, desde
hace mucho se ha incorporado al órgano judicial Colombiano. Además se regula dentro del
marco nacional en la Ley 1407/2010.

Serán objeto de este trabajo, sobre la jurisprudencia, el problema jurídico, los hechos, la
“Ratio decidendi”, el resuelve y los salvamentos de voto. Y se denotará un problema de
competencia enmarcada dentro del proceso.

Veintidós (22) de octubre de dos mil catorce (2014).


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL
FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO
Magistrado Ponente

1. HECHOS DEL CASO.


1.1 A la fecha del 25.01.2006, en piedra Tolima, en el centro de instrucción y
entrenamiento de la sexta brigada del ejército nacional, se realizó la instrucción
denominada ¨evasión y escape¨, la cual consistía en que los alumnos debían
organizar un supuesto de retén de guerrilla y actuar en apariencia para que no
fuesen secuestrados; en caso tal esta resultara descubierta debían ser capaces de
soportar presión sicológica y física (de los encargados para realizar el operativo
ficticio), para no dar información alguna y lograr escapar de tal situación.
-Durante el tiempo del curso de la instrucción dada, a los soldados se les
practicaron situaciones grotescas y poco profesionales extralimitandose en lo
permitido para sus puestos, acciones como ¨ vendados, amarrados, sometidos a
fuertes golpes en su cuerpo, a inmersiones forzosas en una cañada, lanzados en un
charco de lodo y estiércol, rozados con pringamoza, arrastrados, se les puso
hormigas en las orejas, cuello y fosas nasales, se les dio de comer sal, incluso,
algunos fueron quemados con tizones en su rostro y extremidades y sometidos a
vejámenes sexuales¨.
-Dichos alumnos formaban parte de la Compañía Escorpión del Batallón Patriotas
de Honda.
- Tal avanzada del curso dio por finiquitada cuando uno de los alumnos, logró
escapar de tal sometimiento y así poder dar aviso al subdirector del Centro de
Entrenamiento, sobre los excesos que durante la práctica se estaban cometiendo.
- El entrenamiento del curso lo llevarían a cargo instructores del Batallón Rooke
con apoyo de algunos suboficiales del batallón Patriota de Honda, y por su
participación fueron vinculados y acusados.
1.2. Inauguralmente la investigación fue adelantada por el Juzgado 80 de
Instrucción Penal Militar con sede en Honda (Tolima), autoridad que después de
vincular a los cabos el 6 de febrero de 2006, les impuso medida de aseguramiento
de detención preventiva sin beneficio de excarcelación como autores de los delitos
de ataque al inferior y lesiones personales.
1.3. Este mismo despacho dispuso vincular mediante indagatoria a los subtenientes
encargados de la instrucción, a los cabos que participaron, así como al soldado
profesional que logró escapar; todos miembros del Ejército Nacional.
1.4. Una vez recepcionada los supuestos del delito de los encargados de la
instrucción, el 22 de febrero de 2006 se les definió la situación jurídica con medida
de aseguramiento de detención preventiva sin beneficio de excarcelación, como
autores del delito de prevaricato por omisión. Ahora bien, mediante disposición
proveniente 18 de febrero de 2006, el cabo y el soldado profesional fueron
afectados con igual medida de aseguramiento como autores de los delitos de ataque
al inferior, lesiones personales, acto sexual violento y acto sexual abusivo con
persona en incapacidad de resistir; mientras que a los cabos partícipes se les fue
resuelta la situación jurídica en auto calendado el día 22 del mismo mes y año,
imponiendo al primero detención preventiva sin beneficio de excarcelación y
absteniéndose en relación con el segundo, por los delitos de ataque al inferior y
lesiones personales.
1.5. Una vez instaurada el choque de competencia positiva por la Fiscalía 24
Seccional de Ibagué, con la finalidad de asumir integralmente la investigación
iniciada a prevención el 20 de febrero de 2006, la cual fue remitida el 9 de marzo
de la misma anualidad a la Fiscalía 13 Especializada de Derechos Humanos, el
Juzgado Séptimo de Brigada con sede en Neiva dispuso la ruptura de la unidad
procesal respecto de uno de los cabos partícipes para que la justicia ordinaria
continuara la investigación y, en lo demás, negó la competencia reclamada por el
ente acusador.
1.6. Mediante decisión del 3 de marzo de 2006, la Dirección de Unidad de
Instrucción Penal Militar al resolver el recurso de reposición formulado contra la
decisión que resolvió la situación jurídica de los sindicados principales, les
concede la libertad provisional.
1.7. La Fiscalía 13 Especializada de Derechos Humanos, con anterior vinculación
mediante indagatoria, a través de resolución proferida 18 de mayo de 2006
modificó la calificación jurídica realizada por la Justicia Penal Militar en relación
con los subtenientes y el cabo, por la de tortura agravada en concurso homogéneo
sucesivo y heterogéneo con lesiones personales, y dictó en su contra medida de
aseguramiento de detención preventiva sin beneficio de excarcelación.
1.8. Dicho despacho también vinculó a la investigación a los suboficiales, así como
a los soldados, a quienes resolvió situación jurídica mediante decisión fechado 17
de agosto de 2006, imponiéndoles medida de aseguramiento de detención
preventiva sin beneficio de excarcelación como coautores del delito de tortura
agravada, decisión que impugnada, fue confirmada por la Fiscalía 24 Delegada
ante el Tribunal Superior de Bogotá.
1.9. En decisión calendado 9 de agosto de 2006, la Sala Disciplinaria del Consejo
Superior de la Judicatura dirimió el choque positivo de competencia, suscitado
entre la Justicia Penal Militar –Juzgado Séptimo de Brigada– y la Justicia
Ordinaria –Fiscalía 13 Especializada de Derechos Humanos–, asignado el
conocimiento de la investigación a esta última.
1.10. Finiquitada parcialmente la investigación en relación con los procesados, la
fiscalía a través de resolución de 4 de diciembre de 2006 calificó el mérito del
sumario con acusación en contra de los mencionados, como coautores de los
delitos de tortura agravada en concurso homogéneo y lesiones personales, así igual
dos de los suboficiales también por los ilícitos de acceso carnal o acto sexual en
persona puesta en incapacidad de resistir, decisión que apelada, fue confirmada por
la Fiscalía 24 Delegada ante el Tribunal Superior de Bogotá.
1.11. Mediante resolución de 23 de marzo de 2007, la Fiscalía 13 Especializada de
Derechos Humanos, previa ampliación de indagatoria, modificó la calificación
jurídica realizada por la Justicia Penal Militar en relación con los procesados
principales, por la de tortura agravada en concurso homogéneo sucesivo, y dictó en
su contra medida de aseguramiento de detención preventiva sin beneficio de
excarcelación, librando las correspondientes ordenes de captura, decisión que
apelada, fue confirmada por la Fiscalía 24 Delegada ante el Tribunal Superior de
Bogotá.
1.12. La captura de los mencionados, se hizo efectiva el 28 de marzo, el 2 de abril y
el 19 de junio de 2007 respectivamente.
1.13. Finiquitada parcialmente la investigación en relación con los incriminados
suboficiales, mediante resolución de 26 de julio de 2007 la fiscalía calificó el
mérito del sumario con acusación en contra de estos, como coautores de los delitos
de tortura agravada en concurso homogéneo y lesiones personales, excepto a uno
de los citados, a quien se le acusó solo por la conducta punible contra la integridad
personal.
1.14. Decretado el cierre de la investigación respecto de los procesados principales,
el 14 de marzo de 2008 la fiscalía calificó el mérito del sumario, profiriendo
acusación contra los nombrados, como coautores de los delitos de tortura agravada
en concurso homogéneo y lesiones personales, decisión que adquirió firmeza el 18
de junio de 2008.
1.15. Celebradas la audiencia preparatoria y la vista pública de juzgamiento, el
Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Ibagué, a quien había
correspondido el conocimiento de la actuación ante el impedimento manifestado
por su homólogo del Juzgado Primero, remitió las diligencias al Juzgado Adjunto
de Descongestión, que el 30 de abril de 2011 dictó sentencia en la cual condenó a
los acusados a las penas principales de 20 años de prisión, multa de 1.340 SMLMV
e inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por el mismo
término de la privativa de la libertad, como coautores responsables de los delitos de
tortura agravada en concurso homogéneo y heterogéneo con lesiones personales.
De igual manera, condenó a los incriminados al pago, a favor de cada una de las
víctimas, de 30 SMLMV por concepto de perjuicios morales, y les negó los
mecanismos sustitutivos de la suspensión condicional de la ejecución de la pena y
la prisión domiciliaria.
1.16. Apelado el fallo por los defensores de los procesados, la Sala Penal del
Tribunal Superior de Ibagué, mediante decisión fechada 20 de marzo de 2014, lo
confirmó parcialmente, por cuanto revocó la condena por el delito de lesiones
personales y modificó la sanción impuesta por el delito de tortura agravada en
concurso homogéneo sucesivo, fijando a los acusados como penas principales por
esta última conducta, las de 13 años de prisión, multa de 1.100 SMLMV e
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por el mismo
término de la privativa de la libertad. Asimismo, el ad quem revocó la condena que
por perjuicios morales impuso el juzgador de primer grado a los sentenciados.
1.17. Contra la anterior decisión, los abogados que representan los intereses de los
procesados principales, interpusieron recurso de casación.
1.18. Encontrándose la actuación surtiendo los traslados de la impugnación
extraordinaria, a solicitud de los acusados, mediante decisión 2 de mayo de 2014
el juez colegiado les reconoció redención de pena por trabajo y estudio y les otorgó
la libertad provisional por haber cumplido en detención preventiva el tiempo
necesario para obtener el derecho a la libertad condicional y reunir las demás
exigencias legales para tal efecto.

2. DESARROLLO DEL PROCESO.

El desarrollo del proceso, nos ubica en la decisión adoptada por el tribunal de cierre,
la Corte Suprema de Justicia, en su sala de casación penal, nombrando como
Magistrado Ponente al DR. FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO,
desición que ordenará la admisión o inadmisión de las demandas (3) de casación
interpuestas por los condenados en instancias previas los señores HAIR
ALEXANDER MONROY GONZÁLEZ, CRISTIAN CAMILO BARRERA
ECHEVERRI, y JAIVER ARTURO PACHÓN REINA. Que efectúan este recurso en
los siguientes términos:

2.1. HAIR ALEXANDER MONROY GONZÁLEZ

PipeBB

2.2. CRISTIAN CAMILO BARRERA ECHEVERRI


Al amparo de la causal primera, cuerpo primero, del artículo 207 de la Ley 600 de 2000, el
censor propone tres cargos contra el fallo de segundo grado, todos ellos por violación directa
de la ley sustancial derivada de la aplicación indebida.

PRIMER CARGO, se refiere al juez de segunda instancia aplicó incorrectamente el


- artículo 25 del código penal: referente a la posición de garante por ser miembro de la
fuerza pública,
- y menciona la sentencia SU-1184 de 2001 de la Corte Constitucional la cual
señala los requisitos para estar en posición de garante como miembro de la
Fuerza Pública que requiere:
- 1. En concreto que recaiga en el ámbito de su competencia –material,
funcional y territorial- sea específico proteger los derechos constitucionales
de los ciudadanos
- y además los requisitos básicos penales, tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad.
Por lo que se entiende que no hubo claridad en cuanto a las funciones del señor
Cristian Barrera, en el día de los hechos, para ser reconocido por parte del Juez de
segunda instancia, bien si era su deber jurídico proteger los derechos constitucionales
de sus subalternos o la capacidad de acción que tenía para tal efecto.

Expone que si bien de manera general los militares son garantes de la vida e
integridad de los ciudadanos, compromiso que asumen al ingresar a la Fuerza Pública,
la competencia funcional al interior de la institución frente a ciertos deberes se genera
por razón de actos administrativos, y para el caso concreto del señor Cristiann
Barrera,
- no es posible «enmarcarlo funcionalmente» en tal actividad donde se
cometieron los hechos juzgados, pues no figuraba como instructor de la
misma, ya que su permanencia en la primera estación del ejercicio fue por
corto tiempo.

La prueba documental llamada “HORARIO DE INSTRUCCIÓN”, da constancia de


que al Señor Barrera no se le asignó responsabilidad alguna, lo que concuerda con las
- pruebas testimoniales de los militares Alonso Fuentes, Hamilton Oviedo, Mejía
Sabogal, Sánchez, Guzmán y Tovar.

Los cuales señalaron que la tarea de dirección e instrucciones de órdenes la tenían los
demás implicados en el caso en mención.

LA posición de garane en el delito de omisión impropia y la tipicidad son entendidos


como elementos estructurales de la conducta punible en cuestión, se ponen en duda y
se deben aclarar para dar a entender el deshacierto de la Segunda instancia y dejar en
evidencia como tal decisión se baso en especulaciones debido a la falta de razones
concretas para señalar la posición de garante y además la conducta omisiva del tipo
penal de tortura, por lo que se deben expresar tres elementos que hacen aplicable tales
conceptos:
- IDENTIFICARLO PERSONALMENTE
- ESPECIFICAR SUS CAPACIDADES FUNCIONALES MATERIALES Y
TERRITORIALES
- SUJETO ACTIVO Y PASIVO DE LA CONDUCTA DE TORTURA
Siguiendo lo anterior expuesto, la omisión impropia tiene 3 aspectos:
1. El sujeto esté consciente de su posición como garante
2. El conocer la situación típica
3. Y la voluntad de no llevar a cabo la acción
Los aspectos visualizados anteriormente, no se mencionaron el segundo fallo, por lo
que no es probable que el señor Barrera conociera las responsabilidades de la figura y
como se evidencia, las pruebas testimoniales y las propias manifestaciones no paso de
la primera estación de la pista de ejercicios donde solo se vendaba y amarraba a los
soldados que no lograban superar el interrogatorio, pero nunca presenció los actos
sexuales abusivos y los otros cometidos en las otras estaciones que fue donde se
configuro el delito de tortura.

SEGUNDO CARGO, se refiere al artículo 178 y 179 anteriormente expuestos que


hacen relación al delito de tortura y sus respectuvos agravantes, según esto es
imposible adecuar tal conducta al señor Cristian Barrera, tal como lo hizo la sentencia
de segunda instancia. Tal responsabilidad sólo atañe a los demás implicados debido a
que al momento de los hechos el señor Cristian solo estaba presente
circunstancialmente en la pista de entrenamientos y en la primera estación, donde no
se tenía visibilidad a las demás estaciones según lo señalado por las inspecciones
realizadas al lugar de los hechos.

TERCER CARGO, menciona el artículo 29 del codigo penal, el cual habla sobre las
diferentes dormas de coautoria en la conducta punible y por esto extraen la sentencia
de la Corte Suprema de Justicia SP 5 de junio de 2014 que explica el tema de
coautoria en el delito de omisión impropia que realizando la analogía respectiva se
considera erroneo afirmar que el señor Cristian Barrero actuó de acuerdo a la postura
de coautoria respecto del tipo penal de tortura, por esto y lo anteriormente expuesto
solicitan casar la sentencia de Segunda Instancia y absolver al acusado

2.3. JAIVER ARTURO PACHÓN REINA

En la demanda del Señor Jaiver, se expone dentro del recurso, que la causal
por la cual invoca el mismo es por violación indirecta de la ley sustancial,
puesto que, considera el accionante, el fallador de la segunda instancia
incurrió en errores de hecho por falso raciocinio, lo cuales recayeron en la
valoración de (i) el Manual de Resistencia, Evasión, Escape y Supervivencia –
R.E.E.S.–, (ii) el testimonio de todos y cada uno de los soldados que fueron
víctimas de los vejámenes durante el ejercicio y (iii) los informes técnicos
médico legales de lesiones no fatales realizados a los reclutas que resultaron
lesionados en su integridad personal en dicha prueba.

Explica que el falso raciocinio denunciado estuvo en relación con el manual


R.E.S.S., que a su vez, estuvo determinado por el desconocimiento de la sana
crìtica, y de manera puntual enmarca dos reglas de la experiencia, que son, i)
la rigidez del entrenamiento militar y, ii) el sufrimiento derivado de ese
entrenamiento.

En razón a ese presunto vicio, el juez de segunda instancia, se hizo a una idea
equívoca de la realidad militar, y la doctrina de esta, y consideró que el
documento «era ajeno a la rigidez propia de la vida militar y que su contenido
no derivada sufrimiento para los soldados», teniendo como conlsuiòn que el
documento garantizaba la integridad de los participantes del entrenamiento.

Sustenta que el manual demandaba sufrimiento y agotadores esfuerzos para


los participantes, además que el juez confundió unos hechos rudos pero
reglamentados, con otros abiertamente delictivos, contrarios a lo contemplado
en dicho documento y realizados aisladamente por unos instructores.

Entonces, lo que hizo fue seguir las recomendaciones del manual, el cual no
garantiza la integridad de los integrantes de la pràctica, explica el accionante.
Asimismo dice, que los actos que tuvieron una conotaciòn penal real, fueron
ajenos a su voluntad. Reconoce que las acciones practicadas fueron duras,
pero, asegurò, que el tribunal desconocìa que dentro del manual dice que
deben sufrir castigos y trabajos no solo físicos, sino también, psicológicos, y
que eso no fue tenido en cuenta por las instancias judiciales. Explicaba que los
guerrilleros, se llevan a los soldados y los interrogan con tortura, por lo cual,
deben entrenar en eso, golpes y tortura simulada y golpes de ablandamiento,
segun el accionante. “por lo cual se les propinaban golpes simulados,
denominados ‘golpes de ablandamiento’, sumergimientos y no propiamente
apneas, presión sicológica, se podían simular sumergimientos en estiércol de
ganado, picaduras, no de serpientes como se deduce del manual, sino de
hormigas, pringamoza, sal, luego de ello aparecía el Ejército y liberaba a los
prisioneros, con lo cual se daba por terminado el entrenamiento”.
Así las cosas, entonces, explica que su actuación dentro de esta situación es
legítima, pues el juez desconoce el manual que lo legitima y le permite actuar
de tal manera. Finalmente indica que los errores en la estimación probatoria
conllevaron a proscribir el entrenamiento en su totalidad, sin distinguir el
sufrimiento legítimo del ilegal, y, por contera, a considerarlo como coautor del
delito de tortura, con lo cual se violaron indirectamente los artículos 25, 28,
29, 31, 178 y 179 del Código Penal, y 7 y 232 de la Ley 600 de 2000.

3. CONSIDERACIONES DE LA CORTE RESPECTO EL RECURSO.

Explica la corte que para el cabal cumplimiento del recurso de casación, no basta con
afirmar que se cometió un error in iudicando o in procedendo, ya que debe
demostrarse la existencia del vicio y su trascendencia frente al contenido del fallo.
De acuerdo con la jurisprudencia de la Sala, es bien sabido que el recurso de casación
constituye el medio por el cual se revisa la legalidad de la sentencia, debe en un
primer plano enunciar la causal y formular el cargo con el cual se pretende la
infirmación del fallo; señalar de manera clara y precisa sus fundamentos y las normas
infringidas; y, por último, evidenciar cómo el vicio in iudicando o in procedendo
conduce a resquebrajar la providencia. Por lo que en este inciso, se explicará de
manera clara y concisa las consideraciones de la corte, respecto los fundamentos
jurídicos que cada uno de los accionantes, o recurrentes adoptaron para sustentar, de
manera jurídica, claro, la demanda de casación interpuesta frente a la decisión del juez
de segunda instancia.

3.1. HAIR ALEXANDER MONROY GONZÁLEZ

3.2. CRISTIAN CAMILO BARRERA ECHEVERRI

La corte señala que lo que se busca es probar el vicio de la aplicación indebida de una norma
la cual o, no era la idónea para el caso en concreto u omitió otra que sí resolvía el
mencionado proceso, o bien si era la adecuada, no le dio la interpretación correcta al texto de
la ley, es decir, señalar si bien era una aplicación indebida, aplicación o exclusión evidente o
una interpretación errónea.

En cuanto a la aplicación indebida, se entiende como la equivocación en la calificación


jurídica de los hechos o si bien lo realizó adecuadamente, no elegir la norma correspondiente
a tales hechos por esto corresponde al recurrente mostrar a la Corte la defectuosa adecuación
del supuesto fáctico probado, respecto de la hipótesis contemplada en el respectivo precepto.

PRIMER CARGO, de acuerdo a lo expuesto por el impugnante repetidamente es que no se


logró visualizar la situación fáctica que sugiere al mismo como garante o que se realizó una
omisión del respectivo análisis, se entiende que pudo haber una de las tres situaciones
referentes a falta de motivación:
(i) carencia total de ella, por omitirse las razones de orden fáctico y jurídico que
sustentan la decisión; (ii) es incompleta, por cuanto el análisis que contiene es deficiente,
hasta el punto de que no permite su determinación; (iii) es dialógica o ambivalente, es decir,
se sustenta en argumentaciones contradictorias o excluyentes, las cuales impiden conocer su
verdadero sentido; y, (iv) es aparente o sofística, de modo que socava la estructura fáctica y
jurídica del fallo;
A lo cual el impugnante debió ampararse en lo respectivo a la violación del debido
proceso o violación indirecta de la ley 600 de 200, pero lo anterior no se encuentra dentro de
la demanda. Por lo que respecto a esto la corte encuentra que el Tribunal si realizó el debido
análisis y detallado sobre la posición de garante que demostró en el caso del señor Barrera
Echeverri, además del dolo con el que el señor actuó y menciona que no hubo aceptación de
tal decisión por parte del impugnante.

La Corte deja claro que el Tribunal realizó la tarea de señalar las razones fácticas y jurídicas
para demostrar que el señor Barrera tenía posición de garante en los hechos relatados, por lo
que dispone de algunas motivaciones del Tribunal y las anexa al documento, así como cita en
CSJ SP, 5 Jun. 2014, Rad. 35113, para exponer la figura figura de la posición de garante en
los delitos de comisión por omisión

En cuanto a la prueba documenta llamada “horario de instrucción” se refiere la Corte que la


prueba es vista de manera particular y no en el conglomerado, porque asisten otras pruebas
testimoniales donde si bien concuerdan con que el señor Barrera Echeverri no fungía como
instructor, sí estaba en el lugar para salvaguardar a los soldados, los cuales pertenecian en su
mayoria al peloton que el mencionado comandaba, además señalo que hubo tipicidad
objetiva, dolo, del delito de tortura por cuanto la declaración rendida en la Justicia Penal
Militar, infiriendo que: i) conocía que su presencia en la pista de entrenamiento tenía por
finalidad precaver cualquier daño a la integridad o la salud de los soldados a su cargo; (ii) se
percató de que los conscriptos estaban siendo sometidos a brutales golpizas; y, (iii) no hizo
nada detener tales vejámenes cuando, habida cuenta de su condición de oficial, estaba en
posibilidad de hacerlo.

En ese orden, se inadmitirá el cargo.

SEGUNDO CARGO, La Corte señala que el impugnante se basó en una afirmación


infundada, al señalar que el Señor Cristian Barrera no tenía posición de garante, pero no
motiva ni demuestra lo contrario a lo expresado por el Tribunal. Señala que existen falencias
de lógica y adecuada fundamentación.

En consecuencia, se rechazará el reproche.

TERCER CARGO, En el cargo en mención, el impugnado se refirió a la sentencia en CSJ


SP, 5 Jun. 2014, Rad. 35113.
Para motivar su argumento a lo que contesta la corte anexando una salvedad de la sentencia
referida donde señala que la temática no ha sido unánime la doctrina y señala ejemplos de
doctrinantes que no están de acuerdo con esta postura.

Así las cosas, se inadmitirá la censura.

3.3. JAIVER ARTURO PACHÓN REINA

La corte explica que el recurrente postula un solo cargo contra la sentencia del
Tribunal por violación indirecta de la ley sustancial originada en errores de
hecho por falso raciocinio, reitera que el motivo casacional se presenta cuando
existiendo legamente la prueba y pese a ser vlaorada en su integridad, se le
asigna un poder de convicción que desconoce los postulados de la sana crítica,
las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o las leyes de la ciencia.

Ataca la idea del actor, que establece el error jurídico por parte del juzgador
respecto de las reglas de la sana crítica y experiencia, recordando
jurisprudencia, en la que básicamente explica, que el juzgador esta en
completa libertad de la sana crítica, pues, serán supuestos que tienen asidero
en las mismas ideas propuestas por el accionante, de manera que, todo lo que
sea resultado de la decisión del juez, fue tomado del proceso del cual el
accionante hizo parte, también explica que, las máximas de la experiencia,
cómo ha sido mencionado en jurisprudencia anterior, sólo serán válidas en
supuestos que suceden en torno a ciertas circunstancias y provocan los mismos
resultados. Por lo que de esta manera, con el precedente judicial, desvirtúa los
primeros fundamentos expuestos por el recurrente.

Frente al cuestionamiento que el casacionista formula en relación con el


supuesto error en la estimación del instructivo emitido por el Ejército Nacional
para el desarrollo del entrenamiento denominado R.E.E.S., si bien indica las
que en su opinión considera máximas de la experiencia desconocidas por el
juez colegiado, a saber: «(i) la rigidez del entrenamiento militar; y, (ii) el
sufrimiento derivado de ese entrenamiento», se queda en el mero enunciado,
puesto que omite explicar por qué dichas proposiciones que construye en
orden a demostrar el reproche, han de ser reconocidas como tales, valga decir,
acreditar que reúnen los requisitos de universalidad, permanencia y
reiteración, y cómo resultaban aplicables al caso concreto, pero no lo hizo.

Ordenar, o aplicar a los conscriptos hormigas y «pringamosa», o que permitir


que ocurrieran, entre ellos, las fuertes golpizas, las asfixias y la sumersión del
rostro en estiércol, estuvieran permitidos o, cuando menos, no expresamente
prohibidos por el pluricitado manual, tal como lo confirmó el Coronel
Oswaldo Peña Bermeo, comandante del Centro de Instrucción y
Entrenamiento –C.I.E.–, al rendir testimonio en la audiencia pública de
juzgamiento , quien expuso que bajo ninguna consideración se pueden realizar
o permitir conductas atentatorias contra la dignidad o integridad de los
soldados, como las antes descritas.

No tiene asidero en la realidad procesal, la afirmación del demandante de que


los supuestos yerros de estimación del documento en mención, llevaran al juez
plural a sostener la posición de garante del acusado, pues esa calidad la
encontró acreditada el Tribunal a partir de que el mencionado era el oficial de
seguridad del entrenamiento y, por lo tanto, tenía a su cargo la dirección y
vigilancia del mismo de acuerdo al Manual R.E.S.S., por lo que no debió
autorizar ni permitir los vejámenes que se cometieron en desmedro de los
soldados que allí participaron.

4. PROBLEMA JURÍDICO
¿Se debe admitir o inadmitir las demandas presentadas por los señores Cristian
Camilo Barrera Echeverri, Hair Alexander Monroy González y Jaiver Arturo Pachón
Reina, tenientes del Ejército Nacional sobre la decisión de Segunda Instancia?

5. RATIO DECIDENDI.

La corte establece no admitir el recurso, en consideració, de la ineficacia por parte de


los recurrentes para sustentar el mismo, pues a lo largo de las consideraciones, y de la
providencia en sí, explica que las causales por las cuales recurren, no están
debidamente encaminadas a una formación jurídica lo suficientemente pesada para
cumplir a cabalidad los argumentos de los requisitos en sí, por lo que no se justifica
por parte de la corte dar inicio al recurso, porque las causales sustentadas no tienen
expectativa jurídica de prosperar.

6. RESUELVE

INADMITIR las demandas de casación presentadas por los defensores de los


acusados Cristian Camilo Barrera Echeverri, Hair Alexander Monroy González y
Jaiver Arturo Pachón Reina, tenientes del Ejército Nacional.

7. CONCLUSIÓN.

En conclusión, el desconocimiento de los principios que gobiernan la casación y las


protuberantes falencias de lógica y adecuada fundamentación en la postulación y
desarrollo de las censuras que, valga destacar, tampoco se demostraron en ninguno de
los motivos de violación postulados, deja incólume la dual presunción de legalidad y
acierto que cobija la sentencia confutada, y conducen a la inadmisión de las demandas
de casación.

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