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INTEGRANTES:
CHAMBI BAUTISTA ABIGAIL
CHAMBILLA RAMOS LISBETH
GIRONDA CALLISAYA MARIBEL
MALDONADO MAMANI EMYLI MARIEL
DOCENTE: BISMARCK QUISME QUISPE
ASIGNATURA: ECI – 300 “A”
TEMA: PUTREFACCION Y DESCOMPOSICION
LA PAZ – BOLIVIA
TITULO: DESCOMPOSICIÓN Y PUTREFACCIÓN
1. DESCOMPOSICION:
Definición: La descomposición es un proceso común en biología y química. En biología, el
término descomposición se refiere a la reducción del cuerpo de un organismo vivo a formas
más simples de materia. El proceso es esencial para reciclar materia finita que se encuentra en
un bioma. Aunque no hay organismos que se descompongan de la misma manera, todos
sufren las mismas etapas secuenciales de descomposición. La ciencia que estudia la
descomposición es generalmente referida a la tafonomía que viene de la palabra griega taphos,
que significa entierro.
Uno puede diferenciar entre descomposición abiótica y biótica (biodegradación). El primero
significa «degradación de una sustancia por proceso físico o químico»; ej.: hidrólisis. El
segundo significa «la ruptura metabólica de materiales en componentes simples por
organismos vivos».
2.PUTREFACCION:
Definición: La putrefacción es un proceso natural de descomposición. Es la quinta etapa de
la muerte, seguida de palidez y reducción de la temperatura post mórtem, rigor mortis y
lividez post mórtem. Los microorganismos descomponen los materiales orgánicos.
Generalmente ocurre después de la muerte de una planta o de un animal.
Hongos
Los hongos suelen ser los primeros en colonizar la materia orgánica, pues tienen la capacidad
metabólica de degradar la pared celular y liberar el contenido del protoplasma, más
fácilmente degradable. También hay bacterias capaces de degradar la celulosa de la pared
celular vegetal; comunidades de estas bacterias viven en el intestino de los animales
herbívoros y son las responsables de la descomposición de la celulosa en el rumen o estómago
de muchos animales domésticos importantes.
La descomposición de la madera puede acelerarse mediante la actividad de insectos Xilófagos,
como las termitas, que dependen de comunidades microbianas especializadas que mantienen
en su intestino para que liberen los nutrientes de la madera, o bien por las larvas de
numerosos artrópodos.
Suelo y agua
Los microorganismos abundan en el suelo y el agua. Una cucharilla llena de agua natural sin
contaminar contiene aproximadamente un millón de bacterias, y en los 15 cm superiores de
un suelo bien fertilizado puede haber más de cinco toneladas de bacterias y hongos por
hectárea.
La descomposición de materia orgánica proporciona energía para la proliferación y división
de los microorganismos. Estas enormes poblaciones sirven de alimento a los protozoos, cuyos
procesos metabólicos reciclan rápidamente los
nutrientes asimilados por las bacterias. Este
fenómeno empieza a considerarse una
importante vía de reciclaje en aguas
superficiales. La presión nutritiva de los
protozoos es vital para controlar el número de
bacterias, pues la descendencia de una sola
bacteria que se divida una vez cada 20 minutos
superaría el millar en poco más de 3 horas.
contenido en las extensas acumulaciones de gas natural, por lo general asociado con filones de
carbón y muy utilizado en décadas recientes como combustible. También es probable que las
bolsas de petróleo sean el resultado de la escasa actividad de las bacterias anaerobias sobre la
materia orgánica antigua.
Putrefacción
La putrefacción implica la fermentación. La putrefacción es importante, porque elementos
como el nitrógeno, el fósforo y el azufre que están ligados a la materia muerta se convierten en
una forma utilizable por las plantas.
El tiempo aproximado de la aparición de putrefacción depende de varios factores. Entre los
factores internos que afectan el ritmo de la putrefacción figuran la edad a la que se ha
producido la muerte, la estructura general y el estado del cuerpo, la causa de la muerte y las
lesiones externas que surgen antes o después de la muerte. Los factores externos incluyen la
temperatura ambiente, la humedad y la exposición al aire, la ropa, factores del entierro y la
exposición a la luz.
Ciertas sustancias, como el ácido carbólico, el arsénico, la estricnina y el cloruro de zinc,
pueden usarse para retrasar el proceso de putrefacción de varios modos basados en su
composición química.
Aluminio: 10 años
El primer paso es la oxidación por acción del agua, después de ello es cuando la naturaleza es
capaz de biodegradarlo. El problema es que el aluminio se suele utilizar en productos que lo
recubren con otros materiales, como el barniz o el estaño, que dificultan la actuación del agua.
Esto ralentiza su tiempo de descomposición.
Otros materiales
Chicles: 5 años
Colillas de cigarro: 2 años
Tarjetas telefónicas: 1.000 años
Tickets: 4 meses
Para cuidar a nuestro planeta debemos buscar alternativas sostenibles, es decir, productos
que tengan un tiempo de descomposición mucho menor. Un buen ejemplo son los cepillos de
dientes de bambú (un material que tarda entre 1 y 3 años en descomponerse) en lugar de los
de plástico (que necesitan 75 años para degradarse).
1. El papel
Este material, al estar compuesto prácticamente por celulosa, tiende a descomponerse con
mayor rapidez. La lluvia acelera su degradado, pero aun así la media que tarda un papel en
degradarse ronda un año entero, 365 días. El problema para con el papel viene ligado a
la deforestación. A pesar de tratarse de un producto más ‘digerible’ por la naturaleza, la
sobreproducción está acabando con los bosques y selvas del planeta, por lo que su reciclaje es
altamente importante.
2. Los chicles
Un producto muy común y de inhabitual reciclaje. Un chicle tarda 5 años en degradarse. El
material gomoso del chicle, una vez consumido y desechado, tiende a endurecerse con el
oxígeno. Tienen que pasar años para que el plástico duro del chicle empiece a desquebrajarse
para desaparecer.
4. Los tetrabriks
Con una composición compleja, los tetrabrik tardan 30 años en descomponerse. Este tipo de
envases se componen por celulosa, polietileno y aluminio. Su base de aluminio es lo que más
ralentiza la descomposición del mismo.
5. Los mecheros
Los mecheros de plástico y acero pueden alargar su descomposición en 100 años. Este objeto
comúnmente de 'usar y tirar', a pesar de existir los recargables, tarda un siglo entero en
desaparecer principalmente por su componente plástico. Además, algunos modelos contienen
otros materiales altamente contaminantes como el plomo.
6. Las bolsas de plástico
El plástico es uno de los materiales que más tardan en degradarse, llegando incluso a los 300
años. Una bolsa de plástico tarda entre 150 y 300 años en degradarse, es así que según el
último Real Decreto 293/2018, de 18 de mayo, con objeto de reducir el consumo de bolsas de
plástico es obligatorio el cobro de ellas en los comercios.
Las botellas de plástico son otros de los productos más duraderos y contaminantes del
planeta.
7. Las mascarillas
Objeto indispensable de protección en la pandemia por la COVID-19, las mascarillas y su uso
masivo dejan una importante e impactante huella ambiental en nuestro planeta. Una
mascarilla higiénica común, abandonada en un entorno natural, puede tardar en
degradarse entre 300 y 400 años.
Al ser un objeto común, sin duda, es muy necesario saber que deben tirarse al contenedor de
"los restos" (contenedor gris), sobre todo para evitar que nuestros mares, flora y fauna se
llenen de mascarillas.
8. Las pilas
Las pilas son uno de los productos más contaminantes. Pueden llegar a tardar entre 500 a
1.000 años en degradarse. Es más, al desprenderse la capa protectora se liberan los metales
que contiene en su interior, entre ellos el mercurio. Mientras que una pila común contamina
3.000 litros de agua, una sola pila de mercurio en contacto con el agua contamina alrededor
600.000 litros.