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Curso: Psicología Clínica y de la Salud, Lectura Nº 2 del 05AGO2013

Curso: Psicología de la Salud

LECTURA

MODELOS PREVENTIVOS

OBJETIVOS

 Revisar el concepto de Promoción de Salud.

 Diferenciar intervención preventiva individual y organizacional.

 Revisar los Modelos en Promoción de Salud: TAS e INTEGRATIVO.


MODELOS PREVENTIVOS

Existe bastante confusión entre promoción de la salud y prevención primaria de la


enfermedad.
Adams (1984), refiere que este solapamiento se debe a la evidencia de que muchas
actuaciones dirigidas a la promoción de la salud son también importantes medidas
preventivas.
Noack (1987), sostiene que prevención es un término relacionado con la enfermedad y su
referente es la patogénesis, promoción es un término relacionado con la salud y su
referente es la salutogénesis. La promoción de la salud es bastante más que la evitación de la
enfermedad o del riesgo de la misma, que supone un cambio dirigido fundamentalmente a la
investigación sobre cómo se adquieren las creencias, actitudes, motivaciones y conductas pro
salud y a la elaboración y puesta en práctica de los adecuados programas para la implantación
y mantenimiento de las mismas.
Godoy (1999), menciona que la prevención de la salud es el conjunto de actuaciones
encaminadas a la protección, mantenimiento y acrecentamiento de la salud y, a nivel
operativo, el conjunto de actuaciones (centradas en el individuo y/o comunidad) relacionadas
con el diseño, elaboración, aplicación y evaluación de programas y actividades encaminadas a
la educación, protección, mantenimiento y acrecentamiento de la salud (de los individuos,
grupos o comunidades).
Para Noack en 1987, serían dos las aproximaciones:

a. Centradas en el individuo, esto es en la mejora del potencial de la salud de sujetos


individuales. Actuación propia de la tradición clínica.
b. Las aproximaciones centradas en la comunidad, esto es la mejora del potencial de la
salud socio ecológica que correspondería al tipo de actuaciones propias de las
instituciones, organizaciones y de la comunidad en general.

Desde la perspectiva individual, habría que hacerse la siguiente interrogante ¿Por qué las
personas fracasan en comportarse de una forma saludable?
Ternberg (1986), menciona una serie de características de Por qué la gente suele fracasar en
comportarse de una forma inteligente:
a. Carencia de motivación.
b. Déficit de control impulsivo, la persona no ejecuta la conducta saludable debido a que
ha perdido la competencia percibida real o ilusoria sobre sus comportamientos en un
contexto social concreto.
c. Ausencia de perseverancia.
d. Utilizar las habilidades de una forma incorrecta.
e. Incapacidad para trasladar el pensamiento a la acción, es decir conoce cómo hacer
algo, pero cuando quiere comportarse lo hace en forma inadecuada.
f. Fracaso para iniciar un comportamiento saludable.
g. Dilación, dejar las cosas para un tiempo posterior.
h. Mala atribución de culpa.
i. Autocompasión excesiva.
j. Excesiva dependencia o falta de autonomía personal.
k. Carencia de concentración.
l. Incapacidad para retrasar la gratificación.
m. Autoconfianza insuficiente para conseguir algo.

Esta descripción es útil para tenerla en cuenta en los programas preventivos; sin embargo se
focaliza demasiado sobre el individuo, pudiendo llegar a culpabilizar a la víctima, olvidando
los aspectos contextuales y socioambientales que influyen en los comportamientos saludables
dentro de una organización o institución.
La cultura organizacional se refiere a grandes rasgos a un conjunto de creencias, normas,
cogniciones, valores y estilos de vida, compartidos de una forma significativa por todos o la
mayoría de miembros de una determinada organización y que guían o condicionan la
conducta de los mismos (Peiró, 1990). Las personas nacemos en una organización, vivimos en
una organización y morimos y nos entierran en una organización, de alguna forma somos lo
que las organizaciones hacen de nosotros.
Cuando una persona entra a una organización es sometido a un proceso de socialización
organizacional., de tal manera que se le hace pensar, sentir y comportarse cómo la
organización quiere y desea. Resulta muy difícil llevar a cabo programas de intervención
preventiva sin contar con la estructura y dinámica de la organización. Para conseguir un clima
social positivo, es necesario contar con ella.
En la toma de decisión de llevar a cabo una conducta. Juega un papel importante las creencias
o las expectativas sobre la medida que podemos controlar o no el que tales consecuencias se
produzcan, y las creencias sobre nuestra capacidad de ejecutar los comportamientos en
cuestión. Es el “Locus de Control de Salud” y “Eficacia Percibida”.
Existen muchos modelos, sólo revisaremos dos:
- Teoría de la Acción Social (TAS), Ewart (1991).
- Modelo Integrativo, Rodríguez Marín (1994).
LA TEORIA DE LA ACCION SOCIAL DE EWART (EWART, 1991)

Contextos de acción
Escenarios
Sistemas de Relaciones Sociales
Sistemas Organizacionales

INFLUENCIAS CONTEXTUALES
Estado de ánimo/ arousal

Temperamento
Condiciones biológicas

Interdependencia social
Procesos de interacción social

Valoración motivacional
Expectativas sobre resultados Solución de problemas
Acción protectora/ promotora de salud Resultados
Eficacia personal
Establecimiento de metas

Capacidades generativas

Esquemas de acción
Procesamiento y recuperación de la información.
Despliegue atencional
TEORIA DE LA ACCIÓN SOCIAL (TAS)

 Ewart (1991) desarrolla la teoría, tomando como antecedente al modelo descrito


por Leventhal (1970, 1980, 1987).

 La TAS concibe al individuo como un sistema regulador que intenta activamente


alcanzar objetivos específicos, considerándolo un sistema de retroalimentación.

 El modelo incluye tres dimensiones:

1. La autorregulación como un estado - acción deseada: dando importancia


al papel del contexto social en el mantenimiento de rutinas o hábitos de
salud.
2. Un conjunto de mecanismos de cambio interconectados, proporcionando
la estructura causal que liga los procesos de autocambio a los ambientes
interpersonales.
3. Un conjunto de sistemas socioambientales que determinan
contextualmente cómo operan los mecanismos de cambio personal:
especificando las influencias macrosociales y ambientales que permiten o
dificultan el cambio personal.

 Según la TAS, las intervenciones preventivas generalmente implican la creación de


hábitos protectores en forma de secuencias comportamentales rutinizadas (guiones)
que disminuyen el riesgo personal.

 El modelo representa al hábito de salud como un equilibrio dinámico entre las


actividades autoprotectoras y sus consecuencias biológicas, emocionales y sociales
experimentadas.

 El fumar es una actividad que tiene a seguir un guión predecible, en la que cada
acontecimiento refuerza las conductas antecedentes y guía las consecuentes. Estos
guiones pueden ejecutarse al mismo tiempo que otras conductas habituales, en
acontecimientos sociales o recreativos, lo que hace tan difícil modificar estos
hábitos.

Según este modelo, cualquier intervención implicaría:


 El análisis de las relaciones entre las conductas peligrosas o valiosas para la salud y
sus efectos experimentados.

 Identificar aspectos en los que la conducta es más accesible a la prevención o a la


promoción.

 Sugerir procedimientos efectivos para el diseño de nuevos guiones que protejan la


salud o promuevan hábitos de salud.
 Los guiones de acción personal están socialmente interconectados con los guiones
de los miembros de la familia, amigos y otros, lo que plantea obstáculos
significativos para el cambio a largo plazo.

 La TAS supone la existencia de mecanismos que capaciten a las personas para


llevar a cabo transiciones desde estados de acción viejos a nuevos, provocando el
cambio.

 Las personas se motivan a sí mismas considerando los posibles resultados,


evaluando sus capacidades (autoeficacia percibida) y generando metas que guían y
dinamizan la solución de problemas.

 Las conductas de salud se incluyen en un amplio grupo de metas importantes y


responden a tareas básicas, tales como: obtener influencia social, adquirir recursos
materiales, ser aceptados por los demás o proteger la seguridad personal, etc.

 Los cambios de conductas de salud, que se perciban como facilitadotes de


proyectos importantes serán adoptados con mayor facilidad que aquellos cambios
que aparezcan como poco compatibles, incluso en el caso de que los percibamos
como deseables (expectativa de resultado) y factibles (autoeficacia).

 Los esquemas representan un conjunto de conocimientos organizados que dirigen


nuestra atención a aspectos específicos de situaciones y escenarios, guían la
codificación de experiencias de la memoria a largo plazo y proporcionan rutinas
sobre procedimientos para la realización de tareas familiares.

 Los esquemas son útiles para resolver problemas, formular una meta, valorar
nuestras capacidades y preveer consecuencias de la conducta.
MODELO INTEGRATIVO DE RODRÍGUEZ MARÍN
Contextos de Acción
Escenarios Sistemas de relaciones sociales Sistemas organizacionales

Procesos de
Antecedentes Interacción Social Conducta Consecuencias

Creencias sobre Auto-eficacia


Locus de Control

Creencias sobre Resultados


Análisis costos/ beneficios Creencias sobre la opinión de los referentes

Estado de Salud Percibido


Valoración de Resultados Motivación para cumplir con ellos
Interdependencia Social
Valor otorgado a la salud
Normas Subjetivas
Actitudes Señal para la acción

Vulnerabilidad percibida

Conducta de Salud
Intención Decisión Resultados
Amenaza (Calidad de Vida/ Estado de Salud)
percibida
Hábitos de Salud

Patrones Comportamentales

Condiciones Biológicas Repertorio de Conductas Historia de Aprendizaje Estado de Ánimo


Contextos de Acción
MODELO INTEGRATIVO DE RORIGUEZ MARIN

Rodríguez Marín (1995), ha organizado de forma estructurada las variables utilizadas por
otros modelos preventivos, el primer elemento a considerar está constituido por los resultados
o consecuencias del comportamiento que en el modelo es el “Status de Salud” de la persona y
“Calidad de Vida”, estrechamente interrelacionados.
Para Diener (1984), Calidad de Vida es un juicio subjetivo del grado en que se ha alcanzado
la felicidad, la satisfacción o un sentimiento de bienestar personal, como la presencia de
determinados indicadores objetivos (biológicos, psicológicos, conductuales y sociales) con los
que ese juicio subjetivo se ha considerado como estrechamente conectado (cuando no causado
por ellos).
En segundo término están las variables denominadas procesos internos o de autocambio,
donde se puede incluir la intención comportamental y sus determinantes, la expectativa de
autoficacia, las creencias de control, las habilidades en solución de problemas y el sistema de
valores y metas. La intención comportamental, como predictor inmediato de un
comportamiento, debemos entenderla como la elección, resultante de una toma de decisión, de
ejecutar o no tal conducta o de elegir ejecutar un comportamiento entre varias alternativas
posibles. Los determinantes de ejecutar un comportamiento relacionado con la salud son los
que algunos llaman procesos motivacionales.
La actitud se define como un sentimiento general permanentemente positivo o negativo (de
estar a favor o en contra de) hacia alguna persona, objeto o conducta (fishbein y Ajzen, 1975).
Ese concepto implica a la vez la distinción entre actitud, creencia e intención o disposición
comportamental. Si la actitud representa la evaluación positiva o negativa hacia el objeto en
cuestión, la creencia representa la información, conocimiento, pensamientos o expectativas,
que se tienen sobre tal objeto, y la intención comportamental se refiere, a la disposición para
comportarse de una forma determinada con respecto al objeto.
Las actitudes están determinadas fundamentalmente por las creencias acerca del objeto de la
actitud., es decir, las creencias sobre las consecuencias previsibles de tal comportamiento
protector / preventivo o promotor. Aprendemos a tener actitudes favorables a los objetos que
creemos que tienen características positivas, y viceversa. Estas creencias se forman en el
curso de nuestra historia personal de forma directa o indirecta aceptando la información de
fuentes que consideramos fiables o infiriendo a partir de nuestro propio repertorio de
creencias. Por otro lado, la valoración de atributos, cualidades, características y/o
consecuencias de los objetos, acciones y acontecimientos se fundamenta en las metas
establecidas y en el valor adjudicado a la salud y a los propios atributos y consecuencias,
dentro del sistema de valores que tengamos asumidos.
Las creencias sobre los resultados posibles de nuestras conductas son un componente central
de la actitud hacia la conducta; pero en la toma de decisión de llevar a cabo una conducta,
también juegan un papel importante las creencias o las expectativas sobre la medida en que
podemos controlar o no el que tales consecuencias se produzcan, y las creencias sobre nuestra
capacidad de ejecutar los comportamientos en cuestión. Al primer tipo de creencias se las ha
denominado “Locus de Control de Salud”, al segundo “eficacia percibida”.
El concepto de “Locus de Control” se desarrolló para designar una creencia acerca de la
conexión entre el comportamiento y sus consecuencias (Rotter, 1966). Posteriormente se
adaptó este concepto a la salud (entendido como un constructo que refleja las expectativas
relativas a las influencias específicas que determinan la salud personal) y se desarrolló una
escala unidimensional para medir el “locus de control de salud”, que consideraba sólo los dos
factores mencionados (como polos de un continuo): la extremidad y la internalidad (Wallston
y cols., 1976). Las personas con control externo son las que creen que su salud está
determinada por cosas como la suerte, el azar, el destino, la familia, los médicos, etc. Las
personas con control interno son las que creen que pueden influir y modificar su estado de
salud y sus consecuencias.
El concepto de control, al menos el de control “percibido”, que es el que se trata, está
estrechamente relacionado con la autoeficacia percibida, el sentido de la propia eficacia
personal para controlar los acontecimientos que afectan a nuestra vida (en este caso,
relacionados con nuestra salud). Como Bandura (1987) ha definido el término, la eficacia en
el manejo y afrontamiento del entorno no consiste sólo en conocer de antemano la forma de
actuación más adecuada en cada situación, ni se trata de una forma fija de comportamiento de
la que disponemos en nuestro repertorio, sino que implica una capacidad cognitiva, social y
conductual en curso de acción a fin de conseguir distintos propósitos. La autoeficacia
percibida es el juicio emitido por una persona sobre su propia capacidad para alcanzar un
cierto nivel de ejecución. Bandura distingue, además las expectativas sobre la eficacia
personal y las expectativas de resultados.
Hay que considerar a las creencias sobre la enfermedad o conducta de riesgo, a la
vulnerabilidad percibida y a la amenaza percibida, como variables antecedentes de las
conductas de salud. La percepción de la amenaza a nuestra salud viene determinada, por un
lado, por el conjunto de creencias generales sobre la enfermedad o conducta de riesgo y
preocupaciones sobre la salud: y, por otro, por las creencias específicas sobre nuestra
vulnerabilidad ante la enfermedad o riesgo en cuestión; finalmente, la amenaza percibida
viene determinada por las creencias sobre la gravedad percibida a la enfermedad o riesgo, que
en gran parte consiste en creencias concomitantes (sobre todo síntomas o indicadores) y sus
consecuencias. Tanto la vulnerabilidad como la gravedad percibidas están fuertemente
influidas en parte por la percepción de síntomas o indicadores de riesgo.
En el caso de comportamientos protectores/ preventivos, cuando todavía no hay experiencia
directa de síntomas, la experiencia vicaria (en modelos) puede ser de parecida eficacia.
Finalmente debemos tomar en cuenta las variables contextuales, tanto físicas y biológicas,
como sociales. Los que más nos interesan aquí son, sin duda, los factores sociales. En primer
lugar, los hábitos de salud están determinados por la sociabilización temprana, hábitos como
cepillarse los dientes después de las comidas. En segundo lugar, los sistemas de valores del
sistema sociocultural de pertenencia tienen una fuerte influencia sobre el estilo de vida de las
personas. En tercer lugar, los grupos sociales son un factor importante en la instalación,
mantenimiento o extinción de los hábitos de salud. La pertenencia a un grupo de bebedores de
alcohol hace muy difícil que alguno de sus miembros pueda dejar de beber. La “presión de los
iguales” se ha demostrado como uno de los factores de mayor relevancia en los hábitos de
salud.
Uno de los elementos del contexto social es el apoyo social. La importancia del grupo
familiar, que es uno de los generadores más directos del apoyo social. La mayoría de los
programas de la salud o de prevención de la enfermedad se desarrollan sobre la base del
apoyo de redes sociales. Un factor significativo potente para obtener el cumplimiento de
diversos regímenes preventivos en parte mediante la provisión de validación social o de
modelos de los comportamientos preventivos adecuados, y en parte mediante el refuerzo
social proporcionado por los “otros significativos”.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

 Simón, M.A (1999) – Manual de Psicología de la Salud – Madrid – Editorial


Biblioteca Nueva.

 Rodríguez Marín, J (1995) – Psicología Social de la Salud – Madrid – Editorial


Síntesis.

 Buela – Casal, G; Fernández Ríos, L; Carrasco, T (1997) – Psicología Preventiva –


Madrid – Ediciones Pirámide.

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