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DE NUESTRA HEMEROTECA
Pág.
Editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
PrEsEntación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
raMos, V., carValho, i., PErEira, i., zaraGoza, P., PirEs, P. inter-
vención psicoterapeutica en grupo de adolescentes. . . . . . . . . . . . . 217
Group Psycotherapy Intervention with Adolescents.
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Editorial
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Presentación
Quizá uno de los motivos tenga que ver con el hecho de que vivimos in-
mersos en un medio social paradójicamente individualista. Somos animales
sociales, pero, en cambio, nos hemos dejado engatusar por la opción que
ensalza las potencialidades del sujeto a solas. Probablemente esta sobredo-
sis de individualismo nos aísla, nos marchita, nos enferma, nos encierra to-
davía más en la espiral infinita de los miedos y las angustias que nos
atenazan. A riesgo de que pueda parecer una perogrullada, diré que por
suerte más de un pensador se atreve a recordarnos que la tribu ayuda. No
obstante, en ocasiones, lejos de favorecer el desarrollo, la tribu puede ser no-
civa para la salud mental, «pasa en las mejores familias…», si bien lo que
ha dañado un grupo puede ser reparado por otro. Y esta es la gran baza con
la que jugamos los profesionales que trabajamos con niños y adolescentes.
Nos movemos en un campo de acción muy rico y vasto, que ofrece todo un
abanico de agentes con los que pensar, mediar, intervenir. En este sentido,
el profesional puede enfocar su trabajo hacia un grupo de chicos que acu-
den al CSMIJ (Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil), reuniéndolos se-
manalmente dentro de un encuadre grupal, pero también se puede trabajar
desde el grupo de padres o con el formato multifamiliar, lo que no excluye
la opción de ayudar y asesorar al grupo de maestros y docentes que enseñan
al menor o al grupo de educadores que le acompañan después del horario es-
colar para que puedan tener una comprensión más profunda de lo que sucede
y evitar actualizar en estos ámbitos el tipo de dinámicas que establece y per-
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PRESENTACIÓN
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Introducción
El planteamiento grupoanalítico de la asesoría organizativa no ha go-
zado hasta la actualidad de la especificidad teórica ni de las herramientas
Nitsun, M. (2014). El espejo organizativo: una aproximación grupoanalítica a la asesoría de las organiza-
ciones. Segunda parte: Aplicación. Teoría y práctica grupoanalítica, 4(2):173-86
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NITSUN, M.
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NITSUN, M.
El proceso de asesoría
La etapa de formulación
una influencia adversa, ¿qué opciones existen de obtener una respuesta más
funcional para estas inquietudes? ¿Qué pensamientos se pueden generar
sobre una adaptación constructiva al espejo? ¿Cómo se pueden llevar a cabo,
en la práctica, dichas opciones?
La etapa de ejecución
NITSUN, M.
Ejemplo de un caso
A continuación se expone el ejemplo de un individuo que buscó ayuda
para realizar su difícil tarea en una situación organizativa muy problemática.
Al describir sus dificultades, abrió una ventana al conjunto de la organiza-
ción y a los intensos procesos de reflejo que permeaban a la organización y
que le vinculaban a ella con perturbación.
Fue una asesoría relativamente breve: una reunión principal de una hora
y media y otras dos de aproximadamente 45 minutos cada una.
El problema
M.L., de 31 años de edad, había sido contratado recientemente como
«facilitador de salud mental» en el Departamento de Formación y Desarro-
llo de Boxtead de los Servicios de Salud Mental del Servicio Nacional de
Salud (NHS). Su puesto conllevaba distintas áreas de responsabilidad, una
de las cuales se definía vagamente como «ofrecer apoyo consultivo y de
formación a los proveedores de servicios de salud mental». Esta responsa-
bilidad dio lugar a peticiones de consejo y apoyo procedentes de distintas
partes del servicio. Su trabajo, y en concreto este aspecto del mismo, era
considerado como un experimento por parte de sus empleados, quienes le
hicieron saber que su desempeño se valoraría con el fin de evaluar la viabi-
lidad, uso y permanencia del puesto.
M.L. compareció como un hombre agradable aunque angustiado, quien,
a su llegada a la consulta, dijo haber olvidado en su despacho todas sus ano-
taciones y correspondencia sobre el problema. Dio la impresión de encon-
trarse bajo una presión considerable y de estar muy preocupado por su
negligencia al haberse olvidado sus anotaciones. Preguntó si debía ir a bus-
carlas, pero como le iba a llevar tiempo, se decidió que pasase sin ellas y,
en su lugar, se le animó a que hablase espontáneamente sobre el problema.
M.L. describió cómo el jefe del servicio de salud mental le había pedido
que asesorara a un equipo de una sala de psiquiatría que se encontraba en
apuros. El equipo trabajaba en un servicio de ingreso grave del hospital
local. Durante algunos años, los miembros del equipo habían tenido pro-
blemas con el grado de gravedad de los trastornos de la sala, pero última-
mente estos casos agudos habían aumentado considerablemente. Los
informes de ingresos en la sala relataban casi el doble de casos de pacien-
tes violentos y psicopáticos. La dirección tenía la impresión de que la sala
se había descontrolado y el personal estaba tratando a los pacientes «como
a animales«. Corrían rumores de restricción violenta y de un uso excesivo
de la reclusión.
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NITSUN, M.
rido y Boxtead se perfilaba como el perdedor. Así que todo parecía indicar
que se produciría un desastre organizativo en Boxtead, ya que el servicio
prestado se reemplazaría por otro y podrían desaparecer numerosos puestos
de trabajo. No era de extrañar que se suscitara una gran ansiedad en la or-
ganización acompañada de un sentimiento de traición y de debacle inmi-
nente.
La etapa de formulación
pueda eliminar en cuanto nazca. Incluso parece que lo mejor sea eliminar
a la organización desde dentro.
Estos temas también se vieron reflejados en el consultante. La conducta
ansiosa de M.L. durante la consulta, que se manifestaba en su preocupación
por haber olvidado sus anotaciones, se llegaron a comprender por la res-
ponsabilidad que sentía al abordar tan complicada situación. A pesar de que
no alcanzaba a reconocer la magnitud de la crisis organizativa en su totali-
dad reflejada en el problema, M.L. se sentía abrumado por la tarea a aco-
meter.
Se llegó incluso a comprender mejor su ansiedad dada su precaria si-
tuación dentro de la organización. Su trabajo se veía como un experimento
y se le había indicado que de no salir airoso, en términos que no quedaban
muy claros, podría acabar sin trabajo. De este modo, también él se conver-
tiría en una víctima del sacrificio en el proceso de desgaste de la organiza-
ción. Ello ilustra cómo un asesor o formador puede ser vulnerable al mismo
proceso de reflejo y a la misma fantasía compartida por toda la organización.
En el caso de M.L., esta situación se vio agravada por ser un empleado de
la organización, un «asesor interno», en un puesto que por sí mismo refle-
jaba fuertemente la incertidumbre organizativa en su sentido más amplio.
Dicha dinámica imprimió una intensa carga a su tarea inmediata de abordar
el problema de la sala de psiquiatría.
La etapa de ejecución
Lo que se aprendió del análisis anterior permitió mostrarle a M.L. la
complejidad de la situación a la que se enfrentaba, explicarle en términos ge-
nerales el proceso de reflejo organizativo y vincular todo ello a sus preocu-
paciones por su posición dentro de la organización. Al principio, le resultó
difícil asimilarlo porque no estaba acostumbrado a contemplar la situación
en términos de grupo como un conjunto y porque se veía a sí mismo relati-
vamente aparte de la organización principal. Sin embargo, se fue dando
cuenta de la relevancia de estas ideas y del modo en el que el problema iba
asociado a la dinámica de la organización, lo cual le permitió explorar lo que
podía lograr de forma realista. Su plan inicial era el de ofrecer al equipo de
plantilla un programa de formación enfocado a las necesidades clínicas y
profesionales. Al asimilar la magnitud del problema en su totalidad, su pri-
mera reacción fue la de renunciar al reto que representaba cualquier tipo de
intervención. No obstante, se dedicó un tiempo valioso a hablar sobre el
hecho de que si bien no podía esperar, o no se podía esperar de él que re-
solviera el problema en general, tal vez sí pudiera ofrecer una intervención
adecuada en un momento determinado. Dicha intervención, tal y como se
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NITSUN, M.
Reflexiones
Esta asesoría fue relativamente breve. Sin embargo, había una sensación,
indudablemente por parte de M.L., de que entender el proceso de reflejo per-
mitió adquirir una visión más clara y profunda de la organización, así como
un conocimiento de lo que se podía o no lograr. A su vez, esto dio lugar a lo
que podría considerarse un buen resultado, dadas las circunstancias.
El ejemplo ilustra una reacción grosera a la abrumadora incertidumbre
organizativa. Lo que a los miembros de Boxtead les costó más de soportar
fue la sensación de impotencia frente al cambio que parecía incontrolable y
potencialmente devastador. En un micronivel, esto se veía reflejado en la
preocupación por la violenta sala, pero en un macronivel toda la organiza-
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ción estaba poseída por el pánico por lo que pasaría en el futuro. Desde esta
perspectiva, el carácter universal del espejo y su representación conductual
se pueden entender como un proceso de otorgar sustancia al miedo, de es-
cenificar un drama catastrófico antes de que se produzca un acontecimiento
que se aguarda con temor y, por lo tanto, se obtiene, paradójicamente, un
componente de control sobre lo que es aparentemente incontrolable. En este
sentido, también presenciamos la debacle del entorno de sujeción. La sen-
sación de contención necesaria para sobrevivir y para el bienestar se ve mi-
nada desde los niveles más externos hasta los más internos del sistema. En
lugar de recibir un apoyo del entorno, el entorno es punzante, produciéndose
una implosión autodestructiva y convirtiendo a la organización en una es-
pecie de antigrupo. La intensa proyección, la culpa y la búsqueda de chivos
expiatorios impregnan las relaciones de grupo y la integridad de la tarea la-
boral se ve prácticamente arrasada por la furia, desesperación y fragmenta-
ción resultantes.
NITSUN, M.
Conclusión
NITSUN, M.
neral en el presente artículo se ofrece como una nueva forma de analizar las
organizaciones.
Morris Nitsun es el Jefe de Psicología, Psicoterapia y de los Servicios
de Asesoramiento del Trust de Servicios de Salud de Redbridge, Londres,
y miembro del Instituto de Grupoanálisis.
Email: mnitsun@blueyonder.co.uk
Recibido 3 de marzo 2014
Última revisión 8 de octubre 2014
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SUMMARY: This article begins with a review of the psychology of touch and
aims to acquaint the reader with what is known in scientific terms as haptic
sense. Haptic sense is understood as the combination of two systems: the cu-
taneous system, the skin, and the kinesthetic system, movement. In order for
haptic perception to exist, the hand, which is its highest representative, needs
to consciously perform exploratory movements and thus gain knowledge of the
environment. To this end, haptic sense, also more commonly called active
touch, becomes since prenatal development an essential element for humans.
It is the skin, actively seeking physical contact, what feeds the baby and its fu-
ture physical and mental development. From here we try to focus on the im-
portance of touch in emotional relationships during the early stages of a
baby's life, but also throughout life. The need to touch and to be touched, al-
ways meaning a warm, caring touch, does not cease to exist and even though
our society may suppress it, human beings will continue to seek it.
Dezcallar, T. (2014). El tacto activo es y será siempre una necesidad. Teoría y práctica grupoanalítica, 4(2):
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DEZCALLAR, T.
1 Del que contamos con su obra de 1925, traducida al inglés por Krueger en 1970.
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DEZCALLAR, T.
sentido, y más en concreto con la piel. Así pues, la piel se desarrolla tem-
pranamente y es el primer medio de comunicación y parte fundamental tanto
de los centros de placer como de los de displacer. Abarca una amplia gama
de receptores entre los que se cuentan los del frío, el calor, el dolor, la pi-
cazón, el cosquilleo, la presión, la vibración, la aspereza, la viscosidad, la
humedad y la sequedad. Diversas investigaciones sobre la sensibilidad tác-
til han demostrado que, incluso en el útero, el feto responde al tacto de la
palma de su mano a las diez semanas y media (Lewkowicz, 1994).
Todos necesitamos ser tocados, y el arte de tocar está unido a las manos.
La mano no solo es aquello que nos diferencia de los seres no humanos,
sino que, además de tener un carácter evolutivo, es parte de un entramado
cultural e histórico. Dado que, en el hombre, la mano se ha convertido en el
órgano principal de la sensibilidad y de la precisión, sus gestos representan
tanto los estados emocionales como la actividad mental y con las manos se
refleja pensamiento y emoción a la vez. Hay que hacer hincapié en la im-
portancia de la mano como órgano por excelencia tanto para la aprehensión
como para la extracción de información útil sobre los objetos y las perso-
nas. Gracias a la piel de las manos, el ser humano se enriquece, pues todo
aquello que tocan se convierte en información esencial para la persona, para
su vida cotidiana y su relación con los demás. La mano como principal ór-
gano de exploración y de evolución de la humanidad se desarrolló gracias
al uso que se hizo de ella. Con el bipedalismo, las manos libres de toda ac-
tuación en la locomoción de los seres humanos pudieron dedicarse a otras
tareas, y una de éstas es la comunicación afectiva.
La experiencia de tocar, acariciar y, en general, todo lo que representa
el contacto con el otro supone una cierta unión de los cuerpos, una distan-
cia mínima. Es lo que sucede cuando la madre toca a su hijo; pero también
cuando éste la toca a ella. Es aquí cuando el sentido del tacto de ambos ad-
quiere un significado propio. Se habla de tacto como de una interacción es-
pecial entre las personas, y que suele ser relevante tanto en el nivel
educacional como en el nivel físico y el emocional. Se puede entonces ha-
blar de contacto. Davis (1998) define el contacto como «el sentimiento de
satisfacción producido por el contacto entre dos pieles. Puede ser calmante,
curativo, cariñoso, afectivo, consolador o donante de seguridad. Puede adop-
tar la forma de roce, palmadas, masajes, caricias o bien de mecer, abrazar o
sostener» (p. 36). El recién nacido pide que le cuiden, y uno de los cuida-
dos es tocarle: «Tocar a una persona puede ser más significativo que mil
palabras» (Van Manen, 1998).
Para poder desarrollarse, toda persona necesita cubrir unas necesidades
básicas. Entre estas, están, por ejemplo, el oxígeno que impulsa al ser hu-
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mano a inspirar aire y de esta manera oxigenar sus tejidos; o la sed, que im-
pulsa la necesidad de ingerir líquidos. Pero, además de las necesidades bá-
sicas, el hombre tiene algunas otras no vitales que, sin embargo, son precisas
para que el organismo se desarrolle y luego mantenga una adecuada salud
mental. Entre ellas está la tensión fisiológica del sentimiento de no depen-
dencia o soledad que impulsa a la persona a estar con otros y a obtener de
estos un contacto físico. Esta tensión está vinculada a la relación madre-hijo
que caracteriza a las personas, y que se origina por la prolongada perma-
nencia en la matriz. En tanto que los hombre pertenecemos al grupo de los
mamíferos establecemos una relación con la madre que, en nuestro caso y
a diferencia de la mayoría de los demás, es básica ya que de ella depende no
solo la alimentación sino una serie de necesidades. Y en nuestro caso no
solo las alimenticias sino, y fundamentalmente, las psicológicas. Según
Adler, la primera de esas necesidades es beber del pecho de la madre, hecho
agradable para ambos y en el que se observa una interacción y una coope-
ración. Este primer paso de contacto con la madre es importante para la es-
timulación táctil, sobre todo en los labios, el rostro, la lengua y la cavidad
oral del recién nacido. Desde el primer contacto del cuerpo de la madre con
su cuerpo, el bebé siente esa comunicación, incluso antes de nacer. Una
mala comunicación táctil puede degenerar en desórdenes interrelacionales
que son expresados a través de enfermedades, ya sean psíquicas o físicas.
La comunicación y la confianza empiezan con un simple gesto: tocar. Ya se
ha estudiado, desde los años cincuenta (Spitz, 1965), que la falta de contacto
físico puede desembocar en desórdenes físicos y psíquicos graves. Winni-
cott dijo que la mínima lesión en la piel, si atañe a sentimientos, atañe a
todo el cuerpo, y que experiencias táctiles prohibidas a los niños producen
más tarde efectos en el desarrollo. Sería muy interesante poder establecer
qué relación puede haber entre enfermedades o trastornos importantes tanto
psíquicos como fñisicos están en relación con las experiencia de ser tocados
y tocar. Sí parece claro que un buen contacto físico y una actitud positiva fa-
vorece a la persona y la integra en el mundo afectivo, aumentado asimismo
el sistema inmunológico y su resistencia. Esa integración es positiva si se
usa la estimulación háptica por toda la piel del bebé a través de caricias y
juegos. El desarrollo del bebé y su maduración serán consecuencia de su
aprendizaje y experiencia desde el comienzo de su vida. El contacto se ini-
cia ya al principio del embarazo. Cuando las madres masajean el vientre
ayudan a la circulación, a la contracción del útero y a remover la placenta,
y el feto responde a estas estimulaciones. Después se pueden satisfacer las
necesidades de contacto físico de los recién nacidos durante la rutina diaria
de la alimentación, del eructo posterior, en el baño, al ponerle cremitas, co-
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DEZCALLAR, T.
giéndolo en brazos, y con el juego. Pero antes de llegar al juego como ele-
mento de interacción y comunicación entre madre y bebé, es decir, antes de
que la madre espere que el bebé le conteste al cucú-ta, existe un tipo de
juego que involucra de lleno al sentido háptico: es el tacto afectivo, amoroso
y cálido. Se dice que se trata de un tacto que es necesario para el ser humano
(Field, 2001). Existe la necesidad de contacto físico con otras personas, y en
concreto un tacto afectivo y que proporciona seguridad. Es un tacto de ca-
rácter cálido, afable, desinteresado. Se transmite, por ejemplo, mediante las
caricias y los masajes. El contacto se convierte en gesto de adopción, de tu-
tela, de protección. Cuando se habla de acariciar a una persona, se hace re-
ferencia en casi todos los casos a la mano, a los dedos, en concreto, y a sus
movimientos. Este es el medio que usa la caricia para su expresión. La ca-
ricia, nos dice Sartre (Restrepo, 1997), no es un simple roce de epidermis;
es, en el mejor de los sentidos, creación compartida, producción, hechura.
Torralba (1998) nos habla de la caricia como de «la forma más bella de ex-
presar la ternura humana». A su vez, relaciona la ternura con los cuidados,
con el cuidar a aquellos que están dolientes y son vulnerables. La expresión
par excellence de la ternura es la caricia, pues la caricia es un tipo de con-
tacto donde se pone de relieve la proximidad ética y el respeto hacia el otro.
Bibliografía
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TG8 ART03 MALCOM PINES:Maquetación 1 15/12/2014 23:44 Página 195
1 Este artículo se publica con la autorización del autor y fue publicado previamente con la siguiente re-
ferencia: Pines, M. (1984). Mirroring in Group Analysis as a Developmental and Therapeutic Process.
Spheres of Group Analysis. London: Leinster Leader Ltd.
Pines, M. (2014). El fenómeno de espejo en Grupoanálisis como un proceso del desarrollo y terapéutico. Te-
oría y práctica grupoanalítica, 4(2):195-217
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MALCOM, P.
critos por primera vez por S.H. Foulkes es psicoterapia analítica de grupos,
el mutuo reflejo y los fenómenos de espejo en los que los pacientes se en-
vuelven rápidamente, me gustaría primero recordaros la riqueza de nuestro
lenguaje en metáforas oculares o de fenómenos de espejo.
La raíz de la palabra espejo, está relacionada con maravilla, milagro y
espejismo, un rico trio de imágenes. Cuando decimos que vemos algo, que-
remos decir que entendemos; cuando ignoramos y dudamos vemos como en
un espejo.
Ben Johnson elogiaba a Shakespeare por elevar el espejo a la categoría
de lo natural, y el científico Isabelino Francis Bacon(1605), contemporá-
neo de Shakespeare decía, que la mente humana está muy lejos de la natu-
raleza clara y homogénea de un espejo, donde debieran reflejarse los
destellos originados por las cosas de acuerdo con su incidencia verdadera;
pero nada de esto ocurre, es como sí se tratara de un espejo encantado, lleno
de superstición y de engaño.
Cuando tratamos de mirar dentro de nosotros mismos, a nuestra propia
naturaleza interior, nos vemos “enganchados” con nuestro propio reflejo.
El hombre busca su alma, observando profundamente su imagen reflejada
de un manera directa, o bien, a través de las expresiones artísticas. Stend-
hal en “Rojo y Negro”, escribió que la novela es como un espejo arando a
través de una amplia autopista. Algunas veces refleja el azul del cielo, otras
el estancante fango de las turbias cunetas. La magia del espejo, como la
magia de la mente reside, en que todo un mundo puede ser abarcado en una
Cínica perspectiva, por lo que el tiempo y espacio, y la enorme diversidad
de experiencias humanas, pueden ser vistas dentro de los límites y estruc-
turas de la mente.
El movimiento romántico del siglo XIX estaba profundamente absorto
en la exploración imaginativa de la temática del doble, de la sombra y de la
imagen reflejada. Estas imágenes del inconsciente iban a ser pronto relega-
das del mundo de lo imaginario al discurso de la ciencia de la psicología por
Freud y sus colegas, de entre los que Rank (1971) y Roheim (1919) toma-
ron un muy particular interés por estos temas de los dobles y los espejos.
Antes de volver a la psicoterapia de grupo, me gustaría contaros una
historia sobre un espejo. En la época de la Rusia de los zares, un pobre y an-
drajoso buhonero judío llegó a una posada en la que no quedaban camas li-
bres, exceptuando una que estaba dentro de un cuarto ocupado por un
general que ya estaba durmiendo. Por esta razón, se le permitió ocupar dicha
cama, con la sola condición de que no perturbara el sueño de aquel “Gran
Hombre”, por lo que, con mucho cuidado, se desvistió en la oscuridad; a la
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TG8 ART03 MALCOM PINES:Maquetación 1 15/12/2014 23:44 Página 198
MALCOM, P.
MALCOM, P.
mismo, evocada por los reflejos procedentes del exterior, los cuales le ayu-
dan a diferenciar entre lo que él es y lo que no es. Así mismo, respecto a los
mecanismos de reacción de espejo, Foulkes nos dice que esta reacción puede
ser diseccionada en una serie de conceptos psicoanalíticos, como, por ejem-
plo, la proyección, la identificación, etc., si bien existen buenos fundamen-
tos para ponerlos juntos, dándoles un nombre colectivo, enfatizando con
ello el concepto espejo. Aunque solo fuera por lo antedicho, indudablemente
Foulkes consideraba el fenómeno de espejo como un proceso fundamental
del grupo analítico y como un mecanismo terapéutico. Este no es un con-
cepto que él derivara del psicoanálisis. Si reparamos en lo que él decía res-
pecto a que «las reacciones de espejo hacen característicamente su aparición,
cuando una serie de personas se encuentran e interaccionan», vemos que
esto se basa en la posición del observador. Puede observar desde fuera como
otro miembro del grupo reacciona de la misma forma que él; puede, por
ejemplo, observar como determinados conflictos y problemas son traslada-
dos a una conducta neurótica. Esto es una observación sui generis derivada
del campo de observación del grupo pequeño, el nuevo contexto terapéutico
que él había establecido. No se trataba simplemente de una transferencia en
el nivel de padre o compañero, sino más bien de un concepto basado en la
autopsicología de personas cuyos sí-mismos (selves) están incompletos, re-
conociendo aspectos de sí mismos –en particular partes reprimidas– en otras
personas. Foulkes se daba cuenta de que las personas podían reconocer más
fácilmente la manera en la que los conflictos y los problemas eran trasla-
dados a conducta neurótica cuando observaban a los compañeros de grupo.
MALCOM, P.
Ahora soy un lujo. Una mujer se inclina sobre mí. Tanteando mi capa-
cidad, buscando lo que ella es realmente. Entonces ella se vuelve hacia
estos embusteros, las velas o la luna.
MALCOM, P.
MALCOM, P.
En el grupo, una mujer mayor, que había sufrido un agudo impacto nar-
cisista debido a un trauma corporal y a dificultades maritales, había mante-
nido un tipo de conducta de cólera, de sensibilidad paranoica, egoísmo e
imposibilidad de ser ayudada, a pesar de la tolerancia y la simpatía que se
le había ofrecido. Eventualmente, otro miembro del grupo, directa e impar-
cialmente, pero preocupado por ella y por sí mismo, le dice que parece mal-
gastar las oportunidades que el grupo le ha ofrecido. Le dice que ella parece
tener un punto de vista fijo y que parece ver las cosas solo desde su punto
de vista; que nunca toma interés por nadie ni toma iniciativa alguna en otra
dirección. Ella es o bien el centro de atención o permanece totalmente des-
ligada. La mujer replicó burlonamente diciendo que parecía que él quería
atraer su atención, a lo cual él solo pudo replicar que desde luego lo quería.
Le dijo que, para él, el grupo funcionaba a base de gente actuando de espe-
jos los unos para los otros y que, si ella no «sostenía un espejo» para él, en-
tonces algo importante faltaba en el grupo. Siguiendo este desafío directo y
la demanda de su atención, ella se echó hacia adelante y le preguntó por pri-
mera vez por su vida familiar, y durante el resto de la sesión permaneció
activamente interesada y envuelta. Aunque, naturalmente, este cambio en su
conducta no duró y tuvo que ser espoleada (animada) muchas veces, un sen-
timiento de fluidez y ritmo prevaleció ahora a través del resto de la sesión,
con un índice de respuesta, sensibilidad y comprensión que se habían echado
en falta, durante el tiempo en el que la había estado dominando las sesiones.
En otra ocasión, esta misma persona habló sobre su relación con sus hijos,
explicando como estos le mantenían alerta, diciéndole de una manera muy
directa lo que pensaban de ella; ellos son espejos para ella y sabe que, digan
lo que digan de ella, siempre habrá un granito de verdad en ello, por lo que,
aunque sea desagradable, puede aceptar y aprender de lo que ellos le dicen.
Admitió que sin sus hijos carecía de punto de vista; de esta manera, recibía
de sus hijos una forma de reflejo de espejo benigna a través de la cual se
podía ver a sí misma en contraste con el destructivo espejo narcisista lleno
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MALCOM, P.
En otro grupo, Mary, una mujer joven muy inteligente pero altamente
desequilibrada, cuya imagen de sí misma es que es como una mariposa que
se defiende contra los depredadores que persiguen su jugoso cuerpo me-
diante unas marcas en sus alas que se asemejan a unos enormes ojos, des-
plaza hacia otra persona en el grupo una clara y mortífera visión, como
aquella del Gorgon. Ella se siente como poseedora de un destello de luz
muy destructivo y concentrado en su percepción de los demás, y en el grupo
vuelve su destructiva vista hacia otra señora casada, mayor que ella, y le
ataca por ser totalmente la caricatura de una mujer, alguien que se ha com-
prometido con la sociedad y se ha vendido a lo convencional. Esta proyec-
ción, en la cual no reconoce nada de sí misma en la otra persona, la capacita
para disfrutar atacando. Esta percepción selectiva representa una forma de
externalización y una identificación proyectiva, en la cual trata de manipu-
lar a otra persona para que represente una mala introyección maternal. Al
mismo tiempo, idealiza a otra mujer del grupo y dice que la razón por la
que ha logrado una forma de feminidad que puede respetar es que controla
sus impulsos y no está atormentada con problemas sobre lo bueno y lo malo,
que está por encima de los efectos de tipo destructivo que ella tiene sobre
los demás. Esta es una transferencia idealizante con un fenómeno de espejo
benigno, mientras que con la otra mujer tiene una relación destructiva parte-
objeto (part-object), utilizándola como a un espejo que desearía destruir. La
selectividad en estas respuestas es notable: la mujer destructivamente ata-
cada tiene el mismo tipo de malas relaciones con su propia hija, con quien
no puede simpatizar y a quien constantemente critica de una manera des-
tructiva. La mujer idealizada se siente completamente aniquilada si no es
208
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MALCOM, P.
en ti que no estoy percibiendo, que tú eres una persona completa con otros
aspectos de tu personalidad». En esencia, lo que el terapeuta y demás miem-
bros del grupo hacen en el contexto grupal es elevar la relación de un nivel
diádico a un nivel triádico (triadic).
¿Cuáles son los mecanismos envueltos en esta forma diádica de fenó-
meno de espejo destructivo? Esta es una forma de visión estrecha: la otra
persona es vista solo bajo la luz de una relación parte-objeto; otros aspec-
tos de ella no son percibidos y la identificación de esa parte de uno mismo,
que es similar a aquella que se está percibiendo en la otra persona, es ne-
gada. Las identificaciones divididas y proyectivas (Grotstein, J.S., 1981;
Ogden, T.H.,1979) están claramente implicadas, pero lo que falta es un
punto de vista que haga posible que la negociación se lleve a cabo. Existe
un principio en la confrontación: de no haber mediación, el único resultado
es la destrucción de una persona por la otra. Una paciente en terapia indi-
vidual me dijo que estaba muy excitada porque sentía que estaba empe-
zando a adquirir «un punto de vista». Esto la excitaba porque es muy útil
tener un punto de vista con el cual se puede jugar como un niño con un ju-
guete nuevo. Se daba cuenta de que ahora, teniendo su propio punto de vista,
no tenía que volver a verse envuelta en confrontaciones agresivas. Sin un
punto de vista, la única cosa que podía hacer, al sentirse atacada por la opi-
nión de otra persona, era oponérsele y tratar de destruirle. Ahora es capaz
de decir: «Bien, esa es la forma en que tú lo ves, no es como yo lo veo; yo
tengo mi punto de vista». Ahora tiene un lugar en el espacio psicológico
que es suyo propio, el cual no es vulnerable al ataque de otra persona. La
imagen (visión) que yo le ofrecí era que sin su propio punto de vista se podía
sentir como si fuera un prisionero inmovilizado por el haz de luz de un foco
de rastreo, y la única forma de escapar de esto es destruyendo el foco, la vi-
sión de la otra persona. El foco de rastreo representa la externalización de
un interno superyó persecutorio, muy cruel e implacable, que constante-
mente genera un comentario interno a todas sus acciones y la única solución
a esto es intentar y evacuar su propio sentido de conciencia. Esto fue ilus-
trado también por otro paciente de otro grupo, quien dijo que ahora se sen-
tía capaz de reflexionar sobre sí mismo por períodos de hasta sesenta
segundos cada vez. Se daba cuenta de que hasta entonces siempre se estaba
esforzando por quitarse ideas de la cabeza porque estas eran demasiado do-
lorosas para soportarlas y por esto estaba siempre superactivo, y tratando de
ocupar su mente con otras cosas.
El desplazamiento del nivel diádico al nivel triádico fue descrito por
Abelin (1971; 1980) como un desplazamiento desde un nivel narcisista de
espejo uno-a-uno a la temprana triangulación (early triangulation), situación
210
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del niño que empieza a tener un punto de vista sobre sí mismo porque puede
identificarse con otra persona en una relación de tres personas. Para el niño,
esta es predominante el padre, a quien el niño ve en una relación amorosa
con la madre y, viéndole como una persona que ama, reconoce que él mismo
es también esa persona, él amando a su madre. Discutiré estos temas más
adelante, pero propongo una vez más ilustrar el desarrollo de la perspectiva
de esta negociación con material clínico.
Los miembros de otro grupo estaban trabajando sobre los problemas de
perspectiva y de ser capaz de ver el punto de vista de otra persona. Charles,
un patrono de mucho éxito profesional, es muy eficaz en las negociaciones
cuando solo tiene que considerar su propio punto de vista. Si conoce el
punto de vista de la otra persona, no puede negociar. «Entonces todo lleva-
ría tanto tiempo», dice, que no sería capaz de hacer contratos ventajosos.
Charles, que mucho tiempo atrás ha tenido un problema marital, no es capaz
de ver el punto de vista de su esposa; otro miembro del grupo que también
tiene un problema marital, señala que Charles y su esposa sencillamente ac-
túan como un espejo el uno para el otro y, por tanto, no pueden ver a la otra
persona, dado que todo lo que ven es la imagen del espejo. En el mismo
grupo, Nancy nunca tiene un punto de vista sobre la otra persona; toda la
verdad yace en su interior y, por tanto, no existe posibilidad de que negocie
con otra persona. La otra persona carece de realidad, y como persona solo
existe en la medida en que confirma o deniega el propio sentido de realidad
e identidad de ella. De ahí que ella sea enormemente vulnerable a la falta de
resonancia comprensiva (amable) de otra persona, y se siente totalmente
aniquilada si no la hay. Los miembros de este grupo están trabajando en pro
de la comprensión de que la negociación y la perspectiva solamente son
conseguidas si podemos contener aspectos no deseados y temidos del yo. Si
los proyectamos sobre otra persona, no existe negociación posible. La ca-
pacidad de la matriz grupal para contener y sostener estos indeseados y te-
midos aspectos de ellos mismos les capacita para crear juntos un espacio
psicológico en el que la negociación renovada, la reintegración y el creci-
miento psicológico se hacen posibles.
Me parece que la contención de las partes no deseadas de uno mismo
representan el resumen de un diálogo interno entre uno mismo y el otro, bá-
sicamente entre la madre y el niño. Cuando estos diálogos descarrilan,
según la vivaz frase de René Spitz (1964), se produce un corte en el des-
arrollo de la personalidad y el mundo psicológico se fragmenta. Esto ha sido
ilustrado por un paciente en terapia individual, un brillante científico que ha
dado una conferencia ante doscientos estudiantes: teme que «personas des-
controladas» en su interior no le permitan dar la charla con seguridad (con-
211
TG8 ART03 MALCOM PINES:Maquetación 1 15/12/2014 23:44 Página 212
MALCOM, P.
hecho con espejos», este sería el grupoanálisis. Como en todo truco, siem-
pre hay algo de misterio sobre ello; sin embargo, las partes que lo compo-
nen están identificadas y marcadas con precisión, pero a diferencia de otras
formas de magia, los espejos están ahí reflejando no solo a cada uno, sino
también a sí mismos, hacia el infinito... El grupoanálisis me enseñó a utili-
zar los espejos, a encontrar el propio yo en y mediante otros, no solo para
recuperar las partes perdidas o enterradas del yo, sino para descubrir algu-
nas que yo ni siquiera sabía que estaban ahí y otras veces, para juntar ele-
mentos que me parecían irreconciliables y hacerlos, aunque fuese
momentáneamente, un todo coherente. ¿Cual es la finalidad del grupoaná-
lisis? Quizá sea el estado en el que habiendo sido reunidas las partes refle-
jadas de los yos (de los egos) en un todo, uno no necesite por más tiempo
los espejos. Entonces será cuando se haga posible verse el uno al otro. Mien-
tras escribía esto, de repente he tenido la convicción de que era eso de lo que
San Pablo debía estar diciendo cuando escribió: «Por ahora, vemos oscura-
mente en un cristal, pero entonces cara a cara; ahora conozco en parte; pero
entonces sabré incluso como soy conocido». Conocer y ser conocido, es lo
que el grupo análisis significa para mí. He intentado hacer una síntesis e in-
tegración de lo psicoanalítico, el grupoanálisis, y otras aproximaciones al re-
conocimiento y comprensión de los procesos de espejo y reflexión, usando
la situación de la psicoterapia individual y grupal, como fuentes de material.
Moviéndose diariamente entre estos dos puntos (posiciones) ventajosos –la
situación grupal e individual–, uno está en posición ventajosa para hacer
sencillamente toda clase de observaciones. En el grupo vemos diariamente
el reconocimiento y la negación de aspectos del yo reflejados en otros, y de
otros en nosotros mismos, el reconocimiento de que «yo soy como tú, tú
eres como yo, de este aspecto de nosotros mismos: yo puedo reconocer,
reinspeccionar y respetar dicha parte de mi personalidad: juntos, si tú acep-
tas mi percepción o yo la tuya, podemos aprender más de nosotros mismos.
Y a la inversa, yo puedo denegar tu pretensión de ser como yo. Yo soy di-
ferente de ti a este respecto: respetando nuestras diferencias, podemos ex-
plorar como nos diferenciamos en estos aspectos de nuestra personalidad,
y cada uno de nosotros aprende más sobre nuestros yos (egos) invisibles a
través de lo que ha emergido como una diferencia identificable.
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MALCOM, P.
216
TG8 ART04 PAULA ZARAGOZA:Maquetación 1 14/12/2014 22:08 Página 217
Ramos, V., Carvalho, I., Pereira, I., Zaragoza, P., Pires, P. (2014). Intervención psicoterapéutica en grupo de
adolescentes. Teoría y práctica grupoanalítica, 4(2):217-32
217
TG8 ART04 PAULA ZARAGOZA:Maquetación 1 14/12/2014 22:08 Página 218
tion generates a group unity that favours the process of change, with increa-
sed self-involvement and treatment adherence in adolescents with behaviou-
ral and relational distress.
The participants were assessed before the treatment using a clinical interview
to determine clinical and demographic characteristics, and also standardized
psychological tests to evaluate cognitive and personality features.
The aim of this study was to briefly describe the theoretical framework of the
group psychotherapy intervention and then proceed with a clinical portrait
and the observed progress of the adolescents’ sample treated at the unit and
assessed in this study.
Introducción teórica
Grupos terapéuticos
Mediación
La mediación consiste en la realización de actividades lúdicoexpresivas
donde pueden ser utilizados varios recursos artísticos con la finalidad de
crear nuevas experiencias o explotar y profundizar experiencias ya vividas,
enriqueciéndolas con nuevas perspectivas. La mediación es aquel tipo de
intervención mediante el que se pretende aunar los objetivos de los tera-
peutas y los medios para alcanzarlos. Permite que sea más fácil el acceso a
la mentalización y a la simbolización, estando también indicada en situa-
ciones de inhibición y para las dificultades de socialización.
La introducción de la categoría del mediador ―objeto o actividad que
sirve de conexión entre varios elementos― convoca la problemática de los
límites y, desde otra perspectiva, se opone a lo inmediato, permitiendo una
construcción mental diferida en el tiempo.
Para cada una de las sesiones estaban previstos los siguientes temas:
Sesiones Temas de las sesiones
3 Situaciones de estrés
9 Familia
10 Autonomía y cierre
Caracterización de la muestra
La muestra está constituida por treinta jóvenes distribuidos en tres gru-
pos terapéuticos. La distribución por sexos es equivalente, con diecisiete
chicas y trece chicos. La media de edad de los participantes es de catorce
años y seis meses, aunque el 80 % de los jóvenes tienen quince años o
menos.
En términos escolares, frecuentan entre el sexto y el décimo año de los
niveles de enseñanza (el equivalente a la ESO en España). Se verifica que
un 33 % nunca han suspendido, un 30 % ha repetido una vez y un 37 % ha
repetido el curso 2 o más veces. En relación con la estructura familiar, die-
cisiete de los jóvenes viven con solo uno de los progenitores (gráfico 1).
Los motivos de consulta predominantes son las quejas de tono depre-
sivo seguidas de comportamientos agresivos, y constituyen el 67 % del total
(tabla 1).
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Gráfico 1
Tipo de Familia
Tabla 1
Motivo de la Consulta
Quejas depresivas 11
Alteraciones del comportamiento con agresividad 9
Ideación o tentativa de suicidio 4
Hiperactividad 3
Dificultades de socialización 1
Rituales obsesivos 1
Quejas somáticas 1
Cambios en el comportamiento alimentario 1
Gráfico 2
Acontecimientos de vida
Gráfico 3
Diagnóstico DSM-IV-TR
Gráfico 4
Resultados de la WISC III
A partir de los resultados obtenidos y a través del análisis del MACI, fue
posible encontrar cuatro perfiles distintos, los cuales pasaremos a describir:
225
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Gráfico 5
Características de la personalidad boderline internalizante
226
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Gráfico 6
Características de la personalidad boderline externalizante
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Gráfico 7
Características de la personalidad depresiva
228
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Gráfico 8
Características de la personalidad neurótica
Discusión
La situación del grupo con fines terapéuticos puede ser considerada
como un recurso terapéutico alternativo por las personas que en él partici-
pan.
En las diez sesiones realizadas, hemos verificado una buena adhesión
de los elementos del grupo con una asistencia superior al 80 %. De los com-
portamientos iniciales de inhibición, reserva, ansiedad y oposición fueron
pasando a tener un sentimiento de pertenencia y de consciencia grupal.
En la segunda sesión y después de un ejercicio de dramatización rela-
tivo a las características de la comunicación, surgieron las primeras alian-
zas y movimientos de identificación, de tal manera que al final de la sesión
se propuso a los jóvenes que ofrecieran tres objetos de regalo a los demás
miembros del grupo acompañados de una alabanza. Se empieza también a
destacar la figura del líder del grupo. Según Neri (1995), el líder tiene la
función de orientar al grupo en la realización de su trabajo, escogiendo el
momento oportuno, ya sean situaciones de acogida, de alegría o de dolor.
En la quinta sesión desarrollamos la temática de la integración del grupo
de iguales con la ayuda de cuatro canciones seleccionadas por el contenido
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de sus letras. En esta sesión y para una mejor audición de la música, los
adolescentes están reunidos alrededor de una mesa, con la consiguiente pro-
ximidad física. Esta atmosfera íntima permite una verbalización más per-
sonal y confidente, y de esta manera es posible alcanzar un nuevo clima
afectivo.
En la sexta sesión, encaminada a trabajar las cuestiones relacionadas
con la propia imagen, se les propone el dibujo del contorno del cuerpo en
un papel de regalo, hecho por otro miembro del grupo. Esta actividad, por
la posición horizontal que implica, conlleva una mayor vulnerabilidad y re-
mite a movimientos regresivos. Por otro lado, la temática y la proximidad
física exigidas comportan la evocación de la sexualidad. Los adolescentes
reaccionan de maneras distintas de acuerdo con el funcionamiento mental
de cada uno (ansiedad, oposición, inestabilidad psicomotora y excitabili-
dad).
En la novena sesión, subordinada al tema de la familia, se detecta un
grado de ansiedad elevado y los adolescentes, de una manera general, se
muestran claramente defensivos.
En la última sesión se observan movimientos distintos: unos exhibiendo
comportamientos de mayor agitación y ansiedad, devaluando el grupo; otros
manifestando o verbalizando tristeza por el final del acompañamiento.
En el transcurso de la intervención fuimos observando la construcción
de un sentimiento de pertenencia y cohesión que posibilitó a cada uno de los
participantes encontrar su espacio afectivo. Para Neri (1995), el grupo re-
presenta una experiencia importante de pertenencia y de afirmación de su
derecho a la existencia que se constituye como un aspecto fundamental,
sobre todo en los pacientes que no consiguieron obtener adecuadamente ese
derecho en el ámbito familiar durante su infancia.
Otros aspectos positivos a destacar son la progresiva valoración de sí
mismos, de su autonomía y de sus capacidades de sociabilidad y de relación
con el otro. Pines (1983) refiere también la emergencia de la coherencia in-
dividual y grupal en los niveles consciente e inconsciente y el desarrollo de
la intersubjetividad.
Para finalizar, y reflexionando aún sobre los efectos terapéuticos para
los pacientes, Racamier (1970) enumera las siguientes ventajas: una dismi-
nución general de las manifestaciones sintomáticas más alienadas, una trans-
formación progresiva de las posiciones patológicas más arcaicas y una
flexibilidad en las modalidades relacionales.
En el plano colectivo se observa una disminución de los comporta-
mientos agresivos, tanto hacia sí mismos como hacia los demás, y una
230
TG8 ART04 PAULA ZARAGOZA:Maquetación 1 14/12/2014 22:08 Página 231
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Vera Ramos es psiquiatra de la infancia y adolescencia de la unidad de
Psiquiatría de la infancia y adolescencia del Servicio de Pediatría del Hos-
pital García de Orta, Almada, Portugal
Email de contacto: verasantosramos@hotmail.com
Isabel Carvalho es psicóloga clínica de la unidad de Psiquiatría de la
infancia y adolescencia del Servicio de Pediatría del Hospital García de
Orta, Almada, Portugal
Email de contacto: isabel_acarvalho@hotmail.com
Isadora Pereira es psiquiatra de la Infancia y Adolescencia, Coordi-
nadora de la unidad de Psiquiatría de la infancia y adolescencia del Servi-
cio de Pediatría del Hospital García de Orta, Almada, Portugal
Email de contacto: isadorabsp@hotmail.com
Paula Zaragoza es Psicóloga Clínica y psicoanalista, y cocoordina-
dora de la unidad de Psiquiatría de la infancia y adolescencia del Servicio
de Pediatría del Hospital García de Orta, Almada, Portugal
Email de contacto: paulavzaragoza@gmail.com
Pedro Pires es Psiquiatra de la infancia y adolescencia. Coordinador de
la unidad de Psiquiatría de la Infancia y de la adolescencia delservicio de
Pediatria del Hospital Garcia de Orta, Almada, Portugal
pedropires26@gmail.com
232
TG8 ART05 AURELIO J ALVAREZ:Maquetación 1 14/12/2014 22:09 Página 233
Álvarez, A.J., Mateos, M. (2014). Familia, crianza y salud. Teoría y práctica grupoanalítica, 4(2):233-44
233
TG8 ART05 AURELIO J ALVAREZ:Maquetación 1 14/12/2014 22:09 Página 234
1 Utilizamos este término, como otros por ejemplo: niños, hijos, padres, etc., para ambos sexos, con el fin
de facilitar la redacción.
2 Entrecomillaremos los términos técnicos utilizados por los autores a los cuales hacemos referencia en
este texto.
234
TG8 ART05 AURELIO J ALVAREZ:Maquetación 1 14/12/2014 22:09 Página 235
3 Usare los términos padres y cuidadores de forma indiferente debido a los cambios familiares y sociales
que han tenido lugar en las últimas décadas (ingreso de la mujer al mundo laboral de forma masiva,
cambio de modelo de familia, nuevas formas de familias, etc.) que han propiciado que no solo los pa-
dres tengan un rol importante en la crianza de los niños.
235
TG8 ART05 AURELIO J ALVAREZ:Maquetación 1 14/12/2014 22:09 Página 236
tantes, por ejemplo, aprender a cambiar un pañal, hay algo más. Prueba de
ello es el impacto nefasto que tiene sobre los bebes no recibir amor. Como
en el caso de los niños criados en instituciones que reciben excelentes cui-
dados materiales, pero que carecen de afecto. Muestra de esta situación son
las descripciones clásicas realizadas por René Spitz (1945) de niños insti-
tucionalizados o, en la actualidad, de algunos niños adoptados procedentes
de países del este europeo (Rutter y colaboradores, 2001).
Winnicott plantea varias ideas sobre la crianza normal:
1. Los padres son los principales actores de la crianza. Los profesiona-
les están en un segundo plano. Interviniendo solo en ciertos mo-
mentos, cuando surgen problemas que desbordan a la familia: «El
médico interviene cuando aparece la enfermedad, pero los padres son
importantes en todo momento y no solo cuando el niño está enfermo»
(Winnicott, D. W., 1967b:84).
2. La importancia de que los padres se sientan seguros en lo que hacen.
Pueden equivocarse, pero no importa si lo hacen pensando en el bien
del niño y pueden reconocerlo sin atormentarse: «En lugar de con-
sejos, un ambiente que aumente la confianza de la madre en sí
misma» (Winnicott, D. W., 1968b:45).
3. La capacidad de los padres de comprender a sus hijos, de poder po-
nerse en su lugar, para saber qué necesitan en cada momento a fin de
ayudarlos a crecer de forma sana: «Suele ocurrir que, en este estado
las madres adquieren la capacidad especial para ponerse en el lugar
del bebé, para casi perderse en una identificación con el bebé, de ma-
nera tal que saben (de manera genérica) lo que le bebé necesita en un
momento determinado» (Winnicott, D. W., 1968a:125). Estas ideas
quedan bien reflejadas en el término winnicottiano de «madre sufi-
cientemente buena»: aquella que da a su bebé lo que necesita en cada
momento. Esto incluye no dar en algunas ocasiones.
Peter Fonagy, psicoanalista norteamericano que trabaja con la teoría del
apego, investiga sobre la adquisición de la «capacidad de mentalizar». Esta
función permite que nos demos cuenta, uno mismo y el otro, cada uno por
separado y por su cuenta, de que se tienen sentimientos, pensamientos, de-
seos y creencias que son propios, que otorgan sentido a la experiencia in-
terpersonal y permiten atribuir significado y anticipar las acciones de los
demás. Esta capacidad comienza a gestarse en el desarrollo temprano den-
tro del marco de las relaciones cuidadores-niño. Nunca se adquiere de forma
completa.Una buena «capacidad de mentalizar» de los padres promueve un
apego seguro, ya que van a comprender las necesidades de su hijo. Y por
239
TG8 ART05 AURELIO J ALVAREZ:Maquetación 1 14/12/2014 22:09 Página 240
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TG8 ART05 AURELIO J ALVAREZ:Maquetación 1 14/12/2014 22:09 Página 243
Introducción
En este trabajo pretendemos comentar un tipo de grupo que venimos
realizando en nuestro lugar habitual de trabajo, y al que hemos denominado
“Escenificar, ver, pensar”, aludiendo a elementos esenciales que tienen que
ver con el uso de la escenoterapia, el video y el pensamiento.
Trabajamos en un Centro de Salud Mental ambulatorio, que pertenece
a la red pública de salud, y atiende a población infanto-juvenil, de entre 0 a
18 años. Se trata de un tratamiento grupal donde utilizamos dos técnicas de
trabajo, la escenoterapia y la videointervención.
“La escenoterapia es una modalidad de atención psicológica grupal que
utiliza la dramatización y la improvisación escénica como formas esencia-
les de comunicación y expresión”(Cabré, V., 2002). La videointervención
“Video feedback Intervention Therapy”(VIT) es un tratamiento de inter-
vención breve, aplicable a niños de todas las edades. VIT se basa en las in-
vestigaciones del desarrollo infantil (Beebe, Fivaz, Downing, Fukkink,
Pérez, S., Albiac, N. (2014). Escenificar, ver, pensar. Teoría y práctica grupoanalítica, 4(2):245-58
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SUMMARY. This paper presents the context, framework and development of the
Aprenem Plegats program (Let’s Learn Together) implemented in the town of
Sant Just Desvern, with the support from the Institute of Education Sciences
(ICE) of the Autonomous University of Barcelona (UAB). This program has its
foundations in Multifamily Groups (GMF) from the field of mental health care
and Early Childhood family centres (E F) from the socio-educational environ-
ment. Profiles of participating families, objectives and contents of the program
are described. Some of the activities conducted during the monthly families’
meeting sessions are described in detail. Particular emphasis is placed on the
characteristics of communication processes observed in family contexts where
children are teenagers. The presented conclusions, among which there is the
goodness of such groups (Yalom, 2000), are considered temporary because
the the program has recently come into existence(2 years).
Gimeno, X., Careta, A. (2014). Grupo multifamiliar de familias con hijos adolescentes: un abordaje desde
el ámbito socioeducativo. Teoría y práctica grupoanalítica, 4(2):259-76
259
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Antecedentes y origen
El municipio de Sant Just Desvern, situado en la comarca del Baix Llo-
bregat y en el área metropolitana de Barcelona, alberga una población de
casi 17.000 personas. Sus habitantes lo denominan un pueblo-ciudad, ya
que procura integrar los beneficios que aporta la proximidad entre las per-
sonas que caracteriza a un pueblo y las ventajas de los servicios que pueden
encontrarse en una ciudad. Entre estos servicios se encuentran los progra-
mas y equipamientos educativos que quedan recogidos en la Guía Educa-
tiva.
El interés por la educación del conjunto de la población lleva al con-
sistorio a organizar desde hace un par de años la Red 0-6, que promueve la
coordinación y difusión de las diversas actuaciones y programas que se des-
arrollan en el municipio para dar soporte a la crianza y la educación de las
ciudadanas y los ciudadanos más pequeños. Esta Red 0-6 está dinamizada
por personal del Instituto de Ciencias de la Educación (ICE) de la Univer-
sidad Autónoma de Barcelona (UAB) a través de su Programa Educativo de
Infancia y Familia (PEIF).
Es en el marco de esta red municipal en la que surge la necesidad de
atender también a familias con hijos de más edad. De esta forma se diseña
el programa Aprenem plegats dirigido a madres y padres con sus hijas e
hijos adolescentes. También se planifica un grupo en el Aprenem plegats
para familias con hijos e hijas de seis a doce años, pero en este artículo no
nos referiremos a él.
El ICE de la UAB se pone en contacto los profesionales del equipo Bo-
queria Espacio de Supervisión, Benestar, Educació i Salut (BES) para ha-
cerles llegar el encargo de definir el encuadre de la actividad y el
procedimiento más adecuados para llegar a las familias destinatarias y con-
figurar el grupo de personas diana con las que se trabajará. A partir de ese
momento se realizan dos reuniones preparatorias: una primera a la que asis-
ten dos profesionales que gestionan el PEIF del ICE y dos profesionales del
BES; una segunda reunión en la que participan las cuatro personas antes ci-
tadas y a la que se incorporan tres técnicas de la Concejalía de Educación,
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TG8 ART07 XAVIER GIMENO:Maquetación 1 14/12/2014 22:08 Página 261
ticipantes que tendría hacer las sesiones con una regularidad quincenal en
vez de mensual.
El programa Aprenem Plegats se ha hecho extensivo a la comunidad
del municipio a través de diversas formas de difusión: carteles en los cen-
tros educativos y centros cívicos, informaciones en el boletín municipal, di-
fusión a través de internet, entrevistas a los conductores en la radio
municipal, de boca en boca entre las personas del municipio y la expresa de-
rivación desde los servicios sociales.
Familias participantes
por gran parte de los países del norte de Europa, Francia, Alemania y el
norte de Italia. Desde principios de los años 90 se implementan también en
la península ibérica con diferentes nombres, según el territorio (Bassedas,
M., Estela A., Jubete, M., Majem, M. T., Mateu, C. y Vila, I., 1994). Los es-
pacios familiares son un servicio orientado a las familias con niños meno-
res de tres años. Se les ofrece un espacio de acción y relación, donde los
niños pueden explorar y relacionarse entre ellos y con los adultos; y donde
los adultos de las familias pueden compartir entre ellos su experiencia de
educar y hacer crecer a sus hijos e hijas. Las madres y los padres tienen la
posibilidad de observar a sus hijos en acción, fuera del ámbito familiar, y
pueden compartir entre ellos y con profesionales, su experiencia y sus vi-
vencias.
El grupo multifamiliar del que aquí hablamos promueve un tipo de
aprendizaje experiencial a partir del cual una persona modifica su pensa-
miento, sus sentimientos y sus acciones por haber estado y por entrar en
contacto con otros. Este tipo de transformaciones, que a veces se denomina
movilización, requieren de un compromiso, de una implicación sobre la ac-
tividad. La actividad supone un tiempo de dedicación, un seguimiento; no
son actividades puntuales, de choque. También son necesarias unas condi-
ciones (marco) que permitan que la actividad se desarrolle y estas no son pa-
trimonio exclusivo de ningún tipo de institución ni de ningún grupo de
personas.
El tiempo que madres, padres, hijos e hijas dedican a la acción com-
partida, a la reflexión y al diálogo en el contexto de un grupo les permite
poder repensar lo que va pasando en el complejo proceso de desarrollarse
como personas. Les permite escuchar lo que otras familias van viviendo,
tanto de manera positiva como negativa. Pueden hablar, dentro un marco
de confiabilidad, de aquellas fatigas que a veces les sacan de quicio, de
aquellas metas conseguidas y de las que se sienten orgullosos. Pueden apren-
der de manera casi imperceptible aquellos modelos, estrategias o procedi-
mientos transferibles a su realidad. Y quién mejor que ellos mismos para
poner su atenta mirada y su escucha a lo que otros iguales presentan, para
posteriormente, una vez en casa, poder utilizarlo en beneficio de la educa-
ción familiar (Gimeno, X.; y Buira, B., 2003).
vida familiar; siempre hay muchas cosas que hacer y poco tiempo para de-
dicar a los hijos. Se vive en un tiempo acelerado, de prisas y angustias,
donde de manera generalizada se priorizan las necesidades individuales
sobre las comunitarias y grupales (incluidas las de la familia). Escogemos
dos frases que suelen ir de la mano: «Deseo estar solo y en calma para leer»
(declarada por el padre) y «Dejadme estar en paz, encerrado en mi habita-
ción» (proclamada por el adolescente) (Castellón, W., 2009: 134).
Nos interesa fijar nuestra atención, al mismo tiempo, en las formas y los
contenidos de la comunicación que se concreta entre los padres y los ado-
lescentes. Los «como» son tan importantes como los «sobre qué». Descu-
brimos que la mayor parte de esas comunicaciones son de tipo ambiguo,
con mensajes contradictorios, generando confusión en el receptor sobre el
significado y el contenido comunicativo. La ambivalencia comunicativa de
los progenitores genera una lesión en la autoestima de muchos adolescen-
tes, ya que no saben qué es lo que sus padres esperan de ellos y cómo agra-
darlos. Por ejemplo, se les incita a tomar decisiones importantes en su vida
de manera autónoma y, cuando deciden no seguir estudios superiores, se les
recrimina la falta de visión estratégica para su futuro. Una variante mucho
más perniciosa de la ambigüedad comunicativa es el doble vínculo enten-
dido como una comunicación disfuncional en la que se pone en contradic-
ción y conflicto el lenguaje verbal y el lenguaje no verbal en el mismo
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tes. Escucha necesitada del «silencio primordial» –tal como destaca el filó-
sofo argentino Santiago Kovadloff en su libro publicado en 1993 con el
mismo título– y del que tanto carece la sociedad occidental contemporánea.
Por todo lo expuesto anteriormente, nos parece relevante y necesario
impulsar programas comunitarios para las familias con hijos adolescentes,
ya que en la mayoría de dichos programas se desarrollan conceptos básicos
como los que recoge la tabla siguiente:
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Aparte de conocer los temas que serían de más interés para ser tratados
durante el programa, estas primeras entrevistas nos sirvieron también para co-
nocer las características de las estructuras familiares de los participantes, así
como para ver aspectos relacionales de estas familias participantes tales como:
– Observar si las familias ordenaban sus preocupaciones según crite-
rios de importancia dentro de su escala de valores o según considera-
sen los temas como conflictivos o no conflictivos.
– La relación que establecían entre ellos a la hora de tomar decisiones:
nivel de diálogo, participación de los hijos, delegación en alguno de los
miembros de la familia, felicitaciones o demandas y recriminaciones
de unos a otros, profundización o superficialidad en los temas, etc.
Algunos recursos psicoeducativos y actividades que se hicieron durante
las dos ediciones del programa fueron Presenta a la familia, Cambio de fa-
milia, Buscar a la familia, Psicodrama sobre los estudios, La foto del ve-
rano, Pedir permiso, El escudo de la familia, Tangram, o Dar las gracias.
Dos ejemplos de actividades de presentación y reconocimiento de la
propia familia que se llevaron a cabo fueron la de Presenta a la familia y la
de Cambio de familia.
Presenta a la familia consistió en que los miembros participantes de
cada familia se presentaran entre sí (por ejemplo: el padre a la hija, la hija
a la madre, y la madre al padre). Esta actividad sirvió para facilitar el reco-
nocimiento de los miembros de la propia familia y de la propia historia fa-
miliar, y permitió algunas reflexiones como «No es habitual que nos
preguntemos quién tenemos al lado» o «A veces a los padres nos cuesta ver
a los propios hijos como adultos. Las sillas nos sirven para esto, para tener
un espacio propio».
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272
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Conclusiones
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TG8 ART07 XAVIER GIMENO:Maquetación 1 14/12/2014 22:08 Página 275
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TG8 ART08 CONCHA FERNANDEZ:Maquetación 1 15/12/2014 23:48 Página 277
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277
TG8 ART08 CONCHA FERNANDEZ:Maquetación 1 15/12/2014 23:48 Página 278
EL CAMINO RECTO
De kilómetro en kilómetro
De año en año
Viejos de frente estrecha
Señalan a los niños del camino
Con ademán de cemento armado.
Jacques Prevert
Autocontrol
«La necesidad de retrasar la gratificación, controlar los impulsos y mo-
dular la expresión emocional es la exigencia más antigua y más ubicua que
las sociedades hacen a sus niños, y el éxito en muchas tareas de la vida de-
pende críticamente del dominio de los niños de dicho autocontrol» (Moffitt
et al., 2010, 1). La cita es de Moffitt, pero podría perfectamente ser de Nor-
bert Elías (2010), que situó el autocontrol como el objetivo del proceso de
civilización.
Moffitt y otros autores (Moffitt et al. (2010)) defienden que el interés
en el autocontrol reúne a todas las ciencias sociales y del comportamiento.
Los autores afirman que «el autocontrol es un constructo paraguas que une
conceptos y mediciones procedentes de diferentes disciplinas (por ejemplo,
impulsividad, conciencia, autorregulación, demora de la gratificación, in-
atención/hiperactividad, función ejecutiva, fuerza de voluntad, elección in-
tertemporal)» (:1).
Sostienen que «un gradiente de autocontrol en la infancia predice la
salud, la riqueza y la seguridad pública» (:1) y este es, de hecho, el título de
su artículo. Los autores siguieron la vida de 1037 niños durante más de 30
años, desde su nacimiento hasta los 32 años, con una tasa de retención del
96 %. Alrededor de los 10 años, muchos niños habían alcanzado un buen do-
minio del autocontrol, pero otros no.
Concluyen que «las diferencias entre los individuos en el autocontrol
están presentes en la primera infancia y pueden predecir múltiples indica-
dores de salud, riqueza y delincuencia a lo largo de tres décadas de vida, en
ambos géneros» (:5). Además, desagregan los efectos del autocontrol de los
niños del efecto de otras variables, como la baja inteligencia o los orígenes
de clase social, que se conocen por ser extremadamente difíciles de mejo-
rar a través de la intervención. Los autores afirman que el autocontrol es
maleable y se ha demostrado que puede cambiar: «Se han desarrollado y
evaluado positivamente programas para la mejora del autocontrol en los
niños y el reto actual es mejorarlos y ampliarlos para su difusión universal»
(:5). Además, cualquier mejora en la posición que ocupa un niño en ese gra-
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Desde otro ángulo, Laura Gilliam y Eva Gulløv (2014) argumentan que
«las instituciones infantiles –guarderías y escuelas– han sido fundamenta-
les para los procesos integradores y civilizadores del último siglo en Dina-
marca». Señalan, como han argumentado Elias (2010) y Wouters (2011),
que la integración de los grupos sociales implica que las personas experi-
menten una acuciante necesidad de saber cómo han de comportarse ellos
mismos –y sus hijos– de manera fiable y reconocida con el fin de ser acep-
tados socialmente.
Infancia
En los últimos años cada vez se van alzando más voces que defienden
que «la infancia no puede reducirse a un mero hecho biológico ni tiene como
única explicación la noción de desarrollo evolutivo, sino que forma parte del
conjunto de categorías construidas socialmente» (Rodríguez, 2013,76).
Chris Jenks, Jens Qvortrup y, en nuestro país, Lourdes Gaitan e Ivan Ro-
dríguez Pascual, entre otros, son algunos de los autores más representativos
de esas voces. Dos hitos fundamentales en relación con esta transición son
la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño de las Naciones
Unidas de 1989, que convierte a los niños en sujetos de derechos específi-
cos (y no los considera objetos susceptibles de protección o asistencia o
meros receptores de socialización) y el desarrollo de la disciplina conocida
como sociología de la infancia, que fue presentada «oficialmente» en el XII
Congreso Mundial de Sociología, celebrado en Madrid en 1990.
Rodríguez (2007) considera que «la población infantil ha venido ca-
racterizándose por su consideración como personas incompletas “aún no”
(aún no maduros, aún no autónomos, aún no racionales,… aún no sujeto o
menos/menor que adulto)» (:81). Desde esta perspectiva, Rodríguez (2007)
señala que «frente a la descripción de la infancia como un momento ajeno
al devenir social, se considera a los menores como agentes sociales de pleno
derecho y constructores activos de la sociedad; frente a la consideración del
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Por otro lado, Gaitán (2010) plantea que «no siempre será fácil acertar,
con respecto a los niños, niñas y adolescentes, con el más adecuado balance
entre libertad, protección y represión. Porque no se trata de dejar a los niños
al pairo, ni de privarles de ninguna clase de apoyo y acompañamiento afec-
tivo, moral ni material, sino de aceptar que las relaciones con ellos son de
carácter recíproco, es decir, que no sólo se puede, y se debe, enseñar a los
niños, sino también aprender de los niños [...]. Admitir la actoría efectiva de
los niños no significa otorgarles automáticamente la categoría de adultos,
sino reconocerles como sujetos, seres humanos que ocupan un sitio […],
compartir riesgos, pero también negociar juntos las opciones alternativas
con el fin de rebajar las incertidumbres que afrontan, tanto niños como adul-
tos, en un entorno de relaciones abierto y complejo» (:41).
El grupo
Los pacientes son remitidos al grupo por las terapeutas del equipo in-
fantojuvenil, que presentarán al paciente a la enfermera M.F. Ella mantiene
una entrevista con el chico y el familiar o familiares que le acompañan; les
explica el tipo de intervención que va a realizar y empieza a enseñarle rela-
jación de forma individual. Esto le permite empezar a establecer una rela-
ción y un vínculo terapéuticos con los que se busca el compromiso del chico
para que con su trabajo personal lidere un cambio para sentirse mejor, así
como para que, poco a poco, tome conciencia de en qué consiste su pro-
blema y de utilizar la relajación como una herramienta sencilla para liderar
este cambio. En estas entrevistas, M.F. puede valorar si el chico tiene capa-
cidades suficientes para aprender a relajarse en grupo con otros chicos y
chicas y beneficiarse de este encuadre grupal. Todos han pasado por una
etapa individual previa al grupo, de una media de cuatro sesiones. Este tra-
bajo pregrupo nos permite adecuar el momento de la entrada al grupo al
momento idóneo para el paciente, de forma que tanto el grupo como el pa-
ciente que se incorpora a él por primera vez sientan esa novedad como su-
ficientemente segura.
M.F. habla con los pacientes del grupo exactamente igual que cuando
trabaja con adultos, aunque adecuándose a sus intereses y necesidades. Se
dirige a seres humanos con dificultades. Más pequeños de tamaño, mucho
más dependientes del adulto para alcanzar su bienestar, pero igual de seres
humanos que los adultos.
ria, con tiempos y espacios muy bien definidos. Lo que varía es el contenido
que ellos traen al grupo. No hay sorpresas, «lo controlan»: pase lo que pase
durante la semana, el grupo está todos los lunes en el mismo sitio y a la
misma hora.
Desde el inicio del proyecto, una psiquiatra del equipo infantil ha par-
ticipado en el desarrollo del proceso supervisándolo de cerca. Esto nos ha
permitido mantener activado un dispositivo en el que podemos pensar y
analizar lo que le va aconteciendo al grupo, manteniendo un equilibrio entre
el distanciamiento y el compromiso (Elias, 2002). Como plantea Elias, esto
nos permite un conocimiento más reflexivo, mejor autocontrolado y, por lo
tanto, una mejor adaptación al también cambiante equilibrio del grupo.
Empezamos trabajando con chicas y chicos de entre 12 y 17 años. Ma-
yoritariamente, personas con problemas de ansiedad, consecuencia, gene-
ralmente, de dificultades para conseguir una buena autorregulación y un
buen autocontrol emocional, lo que con mucha frecuencia originaba pro-
blemas importantes en el medio escolar o en su asistencia al mismo. Nues-
tra idea inicial fue poner en marcha dos grupos. Uno para chicos de hasta
doce años y otro para los de más edad, pero fue imposible porque la dispo-
nibilidad de profesionales era limitada.
Habíamos detectado que de este tipo de intervención podía beneficiarse
otro grupo de población, cuya demanda estaba relacionada con trastornos de
conducta en chicos menores de doce años con TDAH (Transtorno por défi-
cit de atención e hiperactividad), y que tenía que ver con las dificultades
que frecuentemente presentan estos pacientes para alcanzar unas habilida-
des de autocontrol suficientes. En general son chicos que tienen un funcio-
namiento adecuado, pero que ven agotados sus recursos de autocontrol y se
ven desbordados en ciertas situaciones. Cuando esto ocurría en el medio es-
colar –nuevamente, lo escolar– se desencadenaban situaciones muy com-
plicadas en las que, en ocasiones, se veían con adultos «con ademán de
cemento armado». M.F. había trabajado individualmente con alguno de
estos chicos y había observado que se relajaban muy bien y mostraban in-
terés por seguir aprendiendo e incorporarse al grupo, así que fuimos incor-
porándolos al grupo… Y el grupo siguió desempeñándose muy bien: los
chicos y las chicas, tanto los mayores como los pequeños, trabajaban bien
juntos y sus interacciones aportaban al grupo un equilibrio interesante.
Desde que el grupo empezó, 29 chicos y chicas han formado parte de
él en distintos momentos. De ellos, 16 lo dejaron por mejoría, 4 abandona-
ron, 1 se consideró no indicado (tras mostrar un comportamiento inade-
cuado en una sesión, evento que se trabajó tanto con él como con el grupo)
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Conclusiones
ponde con «obediencia de vida» a las órdenes o consignas que van en con-
tra de sus valores. Tampoco huye de una situación adversa o se derrumba.
Un individuo con capacidad de autocontrol entiende la existencia de la frus-
tración y le hace frente sin huir, explotar o anular su propio criterio. Si el
niño tiene un buen autocontrol podrá asumir sus propios errores y utilizar-
los para crecer; para hacer frente a situaciones que le resulten desagradables
u hostiles, buscando soluciones que no pasen por la agresión, el aislamiento
o la exclusión de otros. Y un niño con autocontrol será capaz también de
hacer frente a los errores de los adultos, pidiendo ayuda a otros adultos, no
culpándose innecesariamente y estando abierto a soluciones nuevas.
secuencia de la complejidad del mundo, sino más bien por las condiciones
laborales a las que se ven sometidos–?).
Esta experiencia es un proceso en el que hemos ido aprendiendo junto
a los chicos y chicas cómo ir ajustando un marco de trabajo que dé la res-
puesta más amplia y eficiente posible a la demanda que tratamos de aten-
der. Gracias al aliento del Dr. Sunyer la escritura de este artículo ha sido
otra vuelta de espiral importante en el conocimiento del grupo.
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TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 291
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291
TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 292
Introducción
En las familias que afrontan la patología de uno de sus miembros, como
sucede en el caso del autismo, los padres y el paciente siguen siendo el prin-
cipal foco de atención por parte de los profesionales. Sin embargo, hay que
tener en cuenta que, según los datos publicados por Pike, Kretschmer, 2009,
citado por Wilson (2009), en el Reino Unido y los EE. UU., el 80 % de los
niños autistas crecen con, al menos, un hermano. Estos hermanos también
forman parte del entorno familiar y sufren, generalmente, una especial falta
de atención en el ámbito profesional.
Tradicionalmente, el paciente y sus padres son los sujetos de estudio
de la mayor parte de las investigaciones, aunque, como resultado del cre-
ciente interés por una concepción holística de las familias, cada vez hay un
mayor número de estudios dirigidos a hermanos sanos de niños enfermos o
con distintos tipos de déficit.
Los estudios de los hermanos son importantes para entender la in-
fluencia de dichas patologías en la relación fraterna, pero también para con-
siderar la relevancia de cómo esta comprensión puede ser traducida en
apoyo práctico y terapéutico. Es en este contexto que esta investigación va
dirigida a estudiar la percepción de la familia en el hermano sano del niño
autista y la influencia que puede tener en esta percepción el hecho de que el
hermano reciba o no apoyo a través de un grupo terapéutico.
cados a hermanos de niños afectados por cáncer, lo que indica que este tipo
de enfermedad es un factor más propenso a causar malestar en los herma-
nos debido a su naturaleza, pues existe la posibilidad de perder la vida. Las
intervenciones con hermanos de niños afectados por una enfermedad cró-
nica o por un trastorno del desarrollo están poco representadas; sin embargo,
parecen producir un efecto positivo, lo que destaca la necesidad de continuar
la investigación sobre las intervenciones con los hermanos, pero de manera
más sistemática, con un uso más robusto de referencias teóricas a fin de es-
tablecer componentes más eficaces y resultados más válidos y fiables.
En el centro especializado donde se realizó la presente investigación, el
Centro Educativo y Terapéutico Carrilet, no se trabaja solo con el niño con
TEA, sino que la atención se dirige, también, al entorno familiar. A parte de
los ya conocidos grupos de padres, trabajan con grupos terapéuticos para
los hermanos y los abuelos (Farrés, 2014).
El trabajo realizado en estos grupos se enfoca desde dos perspectivas:
la educativa y la terapéutica. Esto supone que el grupo, además de ser un es-
pacio donde el niño puede preguntar y hablar sobre el tema sin temor a herir
sus padres, sea, también y sobre todo, un espacio en el que le pone palabras
a lo que le pasa por dentro, ayudándole a unir, a vincular y a contener sus
emociones. En los grupos se descubre que estos niños ocultan una necesi-
dad de tener un espacio para compartir, vivir y ser alguien más que el «her-
mano de» (Morral, Alcàcer, Sánchez, Mestres, Farrés, Monreal, González,
2012).
En este contexto, el objetivo de este estudio fue explorar, de manera
cualitativa y al cabo de dos años de asistir al grupo de apoyo, la percepción
de la familia en seis niños con un hermano autista. Posteriormente se com-
pararon con tres niños con un hermano autista que no participaron del grupo
de apoyo.
Participantes
La selección de los participantes fue realizada en el Centro Educativo
y Terapéutico Carrilet, que es una escuela específica para niños con autismo
creada en 1974 con la voluntad de ofrecer servicios específicos que dieran
respuesta a las necesidades de los niños con trastornos generalizados del
desarrollo y a las de sus familias desde el ámbito pedagógico, psicológico,
psiquiátrico y social.
Las terapeutas del centro contactaron con las familias de los alumnos
que tenían al menos un hermano. Dado que el participante del estudio era
el hermano del alumno autista, se tuvo en consideración que al menos uno
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TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 296
de los hermanos cumpliese los criterios considerados para cada uno de los
dos grupos.
Los criterios considerados para el grupo 1 fueron:
a) Tener un hermano matriculado en el centro Carrilet
b) Tener una edad comprendida entre los 9 y los 11 años
c) Estar escolarizado en un colegio ordinario
d) No presentar ningún diagnóstico de trastorno general del desarrollo
e) Haber asistido al grupo de apoyo durante dos años
Para el grupo 2 los criterios considerados fueron
a) Tener un hermano matriculado en el centro Carrilet
b) Una edad comprendida entre los 9 y los 11 años
c) Estar escolarizado en un colegio ordinario
d) No presentar ningún diagnóstico de trastorno general del desarrollo
e) No haber participado del grupo de apoyo
De las familias contactadas, nueve aceptaron participar de este estudio.
El grupo 1, con el criterio diferencial de haber asistido el grupo de apoyo du-
rante dos años, quedó configurado por seis niños: tres niñas, dos de 10 años
de edad y una de 11 años de edad; y tres niños de 10 años de edad. El grupo
2, con el criterio diferencial de no haber participado del grupo de apoyo,
quedó configurado por tres niños: una niña de 9 años de edad y dos niños
de 10 y 11 años.
Considerando que los niños eran menores de edad, los padres fueran
los responsables de firmar el documento de consentimiento informado,
donde constaban las informaciones relativas a los objetivos y los aspectos
metodológicos de la investigación.
Instrumentos
Fueron utilizados tres instrumentos: uno dirigido a los padres y dos al
niño. A los padres se les hizo una entrevista estructurada descriptiva sobre
la familia. Al niño se le pasó el test del dibujo de la familia y una entrevista
posterior al dibujo. La entrevista estructurada con los padres tuvo la finali-
dad de tener más información sobre la estructura familiar y contenía pre-
guntas sobre el entorno familiar (nivel de estudios de los padres y nivel
social de la familia) y la organización de la familia (tiempo dedicado a cada
hijo y actividades realizadas con él). El test del dibujo de la familia (Lluís-
Font, 2006) es una técnica proyectiva y exploratoria que permite extraer in-
formaciones sobre las experiencias de las relaciones familiares del niño. No
existe una formula única de administración de la esta prueba o unas normas
rígidas para la interpretación. Lo que se considera importante —y fue utili-
296
TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 297
Procedimiento
El Centro Educativo y Terapéutico Carrilet fue la institución que aceptó
participar y colaborar con el proyecto que fue aprobado por la Universitat
Ramon Llull. Una de las psicólogas del centro contactó directamente con las
familias, presentándoles el proyecto y concertando la visita de acuerdo con
la conveniencia y la disponibilidad de cada uno de los participantes. Para la
visita era imprescindible la presencia de uno de los padres. Cada encuentro
tuvo una duración aproximada de 45 minutos. Cuando el responsable lle-
gaba con el niño, firmaba el consentimiento informado. La investigadora
pasaba a una sala para aplicar el test del dibujo de la familia con el niño,
mientras que en la sala de espera estaba el responsable del niño y se apro-
vechaba para que respondiera la entrevista estructurada elaborada para los
padres. Después de cada encuentro, las sesiones fueron transcritas para su
análisis correspondiente. En la fase de conclusión del proyecto se realizó
una sesión devolutiva al centro colaborador y a las familias participantes.
Resultados
Los datos recogidos fueran organizados y analizados procurando rela-
cionar las informaciones obtenidas mediante la aplicación del test del di-
297
TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 298
Conflicto emocional.
Valoración del padre y
El padre pasa más tiempo Comprensión por la situa-
I 1 posible desvaloración de
con el hijo autista. ción del hermano autista.
la madre. Conflicto fra-
terno.
Conflicto emocional,
posiblemente relacio- Rivalidad fraterna.
La madre pasa más tiempo
II 1 nado con la madre. Complejo paterno
con el hijo autista.
Rivalidad fraterna. positivo.
Ámbito afectivo.
La madre pasa más tiempo
Sugestiona conflicto
con las niñas y el padre con
emocional. Mundo in- Identificación con el
II 1 el niño, aunque creen com-
terno y objetivos inal- padre.
pensarlo en otros momen-
canzables.
tos.
Conflicto emocional,
La madre dedica más posiblemente relacio-
IV 1 Madurez.
tiempo al niño autista. nado al hermano. Des-
valorización del padre.
Conflicto emocional,
posiblemente relacio-
La madre dedica la misma
nado con la madre. Desvinculación de la
V 1 cantidad de tiempo a
Autovaloración. Desva- madre. Carencia afectiva.
ambos hijos.
loración del padre. Ca-
rencia afectiva.
Conflicto emocional.
Necesidad de estructura
La madre dedica la misma Dificultad de hablar de las
física. Autovaloración.
VI 1 cantidad de tiempo a personas. Rivalidad
Rivalidad fraterna (con-
ambos hijos. fraterna.
trol). Alteración en las
relaciones.
298
TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 299
Conflicto emocional.
La madre dedica más Valoración de la madre. Expresión de normalidad.
VII 2 tiempo al niño autista Conflicto fraterno. Deseo de estar más con su
cuando pequeño. Identificación con el hermano.
padre.
Problemas de incomuni-
cación. Valoración de la
La madre dedica más Deseo de proteger el
VIII 2 madre. Dificultades en
tiempo al niño autista. hermano autista.
las relaciones interper-
sonales.
Conflicto emocional,
El padre dedica la misma
posiblemente en la Valoración de la madre.
IX 2 cantidad de tiempo a
relación con el padre. Conflicto con el padre.
ambos hijos.
Valoración de la madre.
299
TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 300
Discusión
Pese a que en las respuestas de los padres existe una concordancia en
ambos grupos, en lo referente a la necesidad de dedicar más horas a su hijo
autista hay una diferencia significativa en los resultados de los grupos, re-
flejada en las representaciones de los dibujos y en las expresiones verbales
de las entrevistas con los niños.
La valorización de la madre en el grupo 2 puede justificarse por la de-
dicación de la madre al hermano autista, pero también puede motivar los
conflictos emocionales inhibidos y no expresados por el niño. La valoriza-
ción de sí mismo en el grupo 1 puede ser interpretada como una compren-
sión interna del hecho de que la familia esté más pendiente del niño autista.
Es importante resaltar que el conflicto emocional está presente en
ambos grupos, lo que es comprensible, dado que tener un hermano con au-
tismo supone en sí misma una situación de duelo y tensión emocional (Ha-
rris, 2001). Sin embargo, se hace más evidente en el grupo 1 sobre todo en
lo que se refiere al orden jerárquico de los hermanos, lo que nos lleva a con-
siderar que el grupo puede generar un espacio positivo para el niño, un es-
pacio donde puede compartir y vivir sus dudas, donde expresa y exterioriza
sus sentimientos sobre el tema (Torras de Beà, 2013).
Teniendo en cuenta las reflexiones sobre el espacio grupal, se consi-
dera que para los niños del grupo 2 la falta de un lugar para dirimir sus
dudas, duelos y situaciones sobre su hermano autista puede generar algún
tipo de frustración que les impide expresar verbalmente lo que realmente
sienten. A los niños del grupo 1, la oportunidad de tener un espacio donde
compartir sus sentimientos les ayuda a vivir y a evidenciar el conflicto emo-
cional existente, lo que facilita, incluso, una valorización significativa de sí
mismo. Según Esquina, Figueiredo, Alves y Pinheiro (2014), la interven-
ción grupal con niños contribuye a la construcción de un espacio de sim-
bolización que permite nuevos vínculos entre múltiples factores
(intrapsíquicos, relacionales, neurobiológicos y del medio), haciendo más
claro su sentido.
Se verifica que hay una diferencia destacable entre los niños que parti-
ciparan durante dos años del grupo de apoyo (grupo 1) y los niños que no
participaran de dicho espacio (grupo 2). La figura 1 es útil para una mejor
comprensión sobre las comparaciones de las diferencias identificadas entre
300
TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 301
Conclusión
La compleja trama de interacciones dentro de la familia tiene un efecto
importante en el desarrollo psicológico. En las familias en las que está pre-
sente una enfermedad grave, como es el caso del autismo, la imagen men-
tal de este grupo se ve obligada a cambiar, defraudando las expectativas
narcisistas y ayudando a reinventar una familia más real.
Es evidente que la comprensión y la adaptación de los hermanos de
niños autistas también dependerán de la actitud de los padres y de cómo la
familia reciba y afronte los apoyos ofrecidos. Dentro de esta perspectiva, se
301
TG8 ART09 MARIELLA VENTURELLA:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 302
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304
TG8 ART10 AUTORES:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 305
Autores de referencia
VANESA APELLÁNIZ
Consuelo Escudero
Consuelo Escudero es psicóloga clínica y doctora en psicología. Su tra-
yectoria profesional está marcada a partes iguales por su dedicación a la clí-
nica y por su trabajo desde distintos colectivos profesionales para una
mejora de la atención a la salud mental desde los servicios públicos. Du-
rante todos sus años de profesión se ha dedicado al trabajo clínico con niños
y adolescentes.
Se formó entre los años 1970 y 1980 en psicoanálisis y terapia grupal
con autores como N. Caparrós, A. Ingala, J. Manzano y F. Palacio Espasa,
M. Utrilla y E. Bleichmar. También tuvieron una influencia decisiva en su
pensamiento algunos autores del movimiento antipsiquiátrico, que en aque-
llos años estaba en pleno auge en nuestro país. Escudero tuvo la oportuni-
dad de conocer a referentes de dicho movimiento como F. Basaglia y M.
Langer, encuentros que vivió como muy impactantes y enriquecedores.
Los primeros años de actividad profesional los recuerda como una
época de oportunidades, ya que muchos servicios estaban todavía por cre-
arse. Eran los años posteriores a la transición y los políticos del momento
parecían dispuestos a iniciar una profunda reforma en el ámbito sanitario. El
clima de muchos profesionales era de motivación e ilusión ante la posibili-
dad de poner en marcha experiencias que hasta entonces no se habían im-
plementado. La interdisciplinariedad, lo comunitario, la prevención y
promoción de la salud y la alternativa a lo manicomial se convirtieron en ele-
mentos decisivos para un nuevo modelo de salud que estaba todavía por
construir. Sus diversos escritos sobre el tema reflejan el profundo compro-
miso de la autora con la necesidad de este cambio en lo sanitario.
Comenzó su actividad profesional en 1979 en el Hospital Santa Cristina
de Madrid donde estuvo dos años en el programa de estimulación precoz.
Como parte de ese programa desarrolló grupos para padres de bebés pre-
maturos. Sus primeras experiencias en el ámbito clínico fueron por tanto,
con grupos y con padres, algo que se convierte en esencial para intervenir
desde una perspectiva preventiva en el campo de niños y adolescentes. En
1981 pasó a trabajar como psicóloga en los servicios psicopedagógicos de
Apellániz, V. (2014). Autores de referencia: Consuelo Escudero. Teoría y práctica grupoanalítica, 4(1):305-
18
305
TG8 ART10 AUTORES:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 306
APELLÁNIZ, V.
Getafe (localidad del Sur de Madrid) durante 5 años. Era una época en la que
el contexto político y social se caracterizaba por el impulso y auge de los ser-
vicios municipales. Como explica en su artículo “Los Servicios Psicope-
dagógicos Municipales de Madrid” (1983) en la década de los 80 comienzan
a crearse estos servicios por la preocupación de las concejalías ante el ele-
vado índice de fracaso escolar.
Dada la ausencia de experiencias previas, el trabajo que se desarrolló en
este tipo de dispositivos durante los primeros años fue una intervención de
encuadre individual basado en el síntoma. Sin embargo, poco a poco, se
pudo ir tomando constancia de la importancia que tenían los distintos gru-
pos de referencia del menor. Escudero comenta en el trabajo mencionado
más arriba que el síntoma pasó a ser tratado como un emergente institucio-
nal, que desvelaba el funcionamiento de la estructura escolar, donde actua-
ban diferentes grupos (padres, profesores y alumnos). Esta comprensión les
llevó a utilizar el grupo como herramienta de trabajo por considerarlo como
la técnica más abarcadora dada la confluencia que se dan en él de aspectos
psicológicos, pedagógicos y sociales En el trabajo explica también que este
enfoque tenía como implicación la priorización de la prevención frente a la
asistencia, entendiendo por prevención, no solo una metodología a aplicar
antes de que el síntoma aparezca, sino además y de manera especial, la pro-
moción de un espacio de reflexión que ayudaría a individuos grupos e ins-
tituciones a adquirir mayores niveles de información sobre su propio
funcionamiento.
Ya desde los primeros años, por tanto, vemos una práctica clínica muy
orientada a la prevención y una consideración de la técnica grupal como he-
rramienta de trabajo privilegiada en estos contextos. Ambos aspectos serán
una constante a lo largo de toda su trayectoria.
En el año 1987 comenzó a trabajar en el Centro de Salud Mental (CSM)
de Getafe donde instauró y desarrolló el programa de salud mental de niños
y adolescentes, del que ha sido coordinadora durante 26 años. La etapa que
estuvo trabajando en los servicios educativos constituyó una experiencia
fundamental para intervenir desde Salud Mental con una comprensión pro-
funda de uno de los contextos básicos de referencia del menor, la escuela.
Uno de los primeros logros del programa infanto-juvenil fue pasar de los dos
psicólogos que lo componían inicialmente, a estar formado por un equipo
multidisciplinar específico.
La oferta asistencial que se ha desarrollado desde el CSM de Getafe ha
sido rica y variada y además de la atención individual a los menores y a sus
familias es muy destacable la diversidad de grupos que se han llevado a
cabo desde el servicio. En los primeros años Consuelo Escudero condujo,
306
TG8 ART10 AUTORES:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 307
AUTORES DE REFERENCIA
APELLÁNIZ, V.
AUTORES DE REFERENCIA
Publicaciones
ESCUDERo, C., GARCíA-VILLANoVA, F. (1979). Una aplicación practica de la
teoría de grupos a la estimulación precoz. Revista Clínica y Análisis
grupal 18:530-6.
309
TG8 ART10 AUTORES:Maquetación 1 14/12/2014 22:07 Página 310
APELLÁNIZ, V.
AUTORES DE REFERENCIA
APELLÁNIZ, V.
AUTORES DE REFERENCIA
APELLÁNIZ, V.
AUTORES DE REFERENCIA
APELLÁNIZ, V.
AUTORES DE REFERENCIA
no3-septiembre-2013/temas-educativos /las-relaciones-sentimentales-
en-la-adolescencia
ESCUDERo, C.(2014).Psicoterapia grupal con niños: reflexiones sobre la te-
oría y la técnica. Teoría y Práctica Grupoanalítica. 4(1):65-76.
317
TG8 ART11 TERMINOLOGIA:Maquetación 1 14/12/2014 22:20 Página 318
Percepción especular
Cat. Percepció especular. Eusk. Ispilu-hautematea Gal. Fenómenos de es-
pello. Ing. Mirroring. Fr. Miroir. It.Rispecchiamento. Por. Fenómenos d’es-
pelho. Ger. Spiegeln. Gr. καθρέφτισμα” (kathreftisma)
318
TG8 ART11 TERMINOLOGIA:Maquetación 1 14/12/2014 22:20 Página 319
Yalom menciona, los que se podrían asimilar a los fenómenos de espejo son
los agrupados en el aprendizaje interpersonal, la catarsis, la identificación
y la comprensión de sí mismo; aunque también hay algún componente que
Yalom ubica en algún que otro factor.
Este factor terapéutico llamado reacción en espejo, dice Foulkes,
«puede ser desmenuzado en una serie de conceptos psicoanalíticos como
por ejemplo, la proyección, la identificación, etc., pero hay buenas razones
para ponerlos juntos y darles un nombre colectivo que enfatiza el aspecto de
espejo» (2007:81). Quizás sorprenda que lo llame «reacción», como subra-
yando una forma de comportamiento ante un determinado estímulo o algo
que se opone a otra acción previa. En realidad, se trata de un interjuego en
el que se incluye toda una gama de acciones y reacciones que surgen de per-
cibir en el otro aspectos personales aceptados o no; pero esta percepción se
da al unísono en todos los miembros implicados en un momento dado de la
relación, si bien es posible que solo uno de ellos sea quien lo pueda verba-
lizar. Dentro de esta percepción, lo que podemos describir es un conjunto de
aspectos que activan un abanico de mecanismos mentales que se dan en
toda relación y, especialmente, en las psicoterapéuticas. En efecto, en ese
contexto no es difícil descubrir y describir mecanismos como los de identi-
ficación, identificación primaria, introyección y, en cierto modo, la proyec-
ción como componentes psíquicos asimilados a tal reacción especular, que,
además, no dejan de ser sino procedimientos a través de los que el yo se de-
fiende de las amenazas reales o fantaseadas que percibe en la relación con
el otro yo. Al ser una situación relacional, las reacciones se dan en todos los
miembros implicados (incluido el conductor en el caso de los espacios psi-
coterapéuticos) y no es fácil desenmarañar el conjunto de fenómenos im-
plicados.
Recientemente, Lorentzen lo ha descrito como la «situación en la que
la persona se ve confrontada con una variedad de sus características socia-
les, psicológicas y corporales (imagen del cuerpo)» (2014: pps. 391). En
efecto, el fenómeno especular emerge ante el conjunto de factores que vie-
nen determinados por una relación interpersonal en la que se establecen vín-
culos e interdependencias con los demás y consigo mismo que activan, a su
vez, la panoplia de características que definen toda relación interpersonal.
Transferencialmente hablando, la experiencia relacional activa el conjunto
de vivencias asociadas a las primeras relaciones interpersonales con la
madre o cuidadora de referencia, activando la confrontación de aspectos
aceptados o no, facilitándose o inhibiéndose los desarrollos psíquicos, y que
hacen referencia, fundamentalmente, a los conceptos de identidad y unidad
del ser.
319
TG8 ART11 TERMINOLOGIA:Maquetación 1 14/12/2014 22:20 Página 320
Quizás no esté de más recordar que «el organismo humano es una com-
binación altamente diferenciada de billones de células […] entre las que se
cuentan la clase especial de células que llamamos neuronas […], que son los
elementos constitutivos más característicos del cerebro» (Damasio,
2010:65). Las neuronas son células únicas que presentan una «diferencia
funcional, [que es la de] producir señales electroquímicas susceptibles de
cambiar el estado de otras células, [a saber, sobre] el resto de las neuronas,
las del sistema endocrino, y las de las fibras musculares» (ibídem: 70). Esta
característica les lleva a modificar lo que otras células realizan y de esta
forma contribuyen a que el sujeto pueda gestionar mejor su vida. Las neu-
ronas constituyen redes neuronales que «llegan a imitar la estructura de par-
tes del cuerpo, elaboran mapas del cuerpo para el que trabajan y se
convierten en un doble neuronal» (ibídem: 72). Posiblemente lo más sor-
prendente es que «cuando el cuerpo interactúa con su entorno, el intercam-
bio hace que se produzcan cambios en los órganos sensoriales del cuerpo
[…] y así el mundo que se halla fuera del cuerpo adquiere cierta forma de
representación en el interior del cerebro» (ibídem: 73). A través de la inter-
acción con el mundo, con los demás, nuestro cerebro elabora imágenes men-
tales que no son otra cosa que patrones neuronales determinados por una
actividad del cerebro, patrones volubles a partir de la información que pro-
viene de las neuronas y que recogen y reflejan los cambios que se dan en el
propio organismo y en el entorno. «El proceso de la mente es un continuo
fluir de imágenes reales e imágenes recordadas en proporciones siempre
cambiantes» (ibídem: 120). Es a partir de toda esa información que el cere-
bro es capaz de crear algo novedoso: el sí-mismo. El sí-mismo es un proceso
que contiene una representación del cuerpo y que da lugar a la idea de sí
mismo como objeto y, al mismo tiempo, un conocimiento de sí mismo como
objeto, que es el sí-mismo como sujeto. Ambos componentes dan lugar a la
noción de identidad y en ella intervienen unas neuronas muy especiales, las
neuronas espejo.
1 Ondas descubiertas en 1930 y que se registran en el área de Brodman, en la zona de la corteza motora.
http://www.epbcn.com/personas/jmblasco/publicaciones/19921022.pdfy presentan una desincronización
cuando el sujeto realiza movimientos voluntarios
321
TG8 ART11 TERMINOLOGIA:Maquetación 1 14/12/2014 22:20 Página 322
potencialidades del pequeño que en especial crean para ella “el hijo” que re-
fleja sus necesidades únicas e individuales». Y añade, «la madre suministra
una especie de marco de referencia especular al que se ajusta automática-
mente el sí mismo primitivo del niño», para acabar diciendo que «el método
primario de formación de la identidad consiste en el reflejo mutuo durante
la fase simbiótica» (1984:69). Esa referencia especular posibilita no solo
los procesos de separación sino los del asentamiento de la identidad de sí
mismo que se realizan entre los seis y los dieciocho meses. Este período
que se denomina de fase de espejo, viene definido en Laplanche como la
fase que «anticipa imaginariamente la aprehensión y dominio de su unidad
corporal. Ello se efectúa por identificación con la imagen del semejante
como forma total. Esta fase constituiría la matriz y el esbozo de lo que será
el Yo» (Laplanche: 146-7).
háptico, (Dezcallar, 2012), y que surgen del contacto de su cuerpo con lo que
le rodea y en especial, con las personas que le atienden. Se deduce que estas
percepciones son, en un principio, fragmentos vivenciales de su relación
consigo mismo y con el entorno que van constituyendo rudimentarios es-
quemas mentales, imágenes virtuales de su experiencia vital. Con la pro-
gresiva maduración de las estructuras mentales (y neurológicas) la
experiencia fragmentada tiende a una unicidad que viene potenciada por sus
experiencias con las personas que le cuidan. El punto álgido de estas expe-
riencias es el momento en el que puede disponer de una imagen corporal (un
esquema corporal e imagen de sí mismo) unificada.
El punto básico es la relación con la madre y por ahí interpretamos las
palabras de Winnicott: «[…] también hay mucho para decir sobre la utili-
zación por parte del bebé de la cara de su madre. Podemos considerar a la
cara de la madre como el prototipo del espejo. El bebé se ve a sí mismo en
la cara de su madre» (1998:133). Criticó la visión de Lacan limitada al es-
pejo físico en vez de referirse al papel del rostro de la madre. Sugiere que
«la madre lo mira y lo que ella parece se relaciona con lo que ve en él»
(1979:148). Y lo que «parece» se refiere a que lo que la madre refleja se co-
rrespondería con lo que ve el bebé, el niño, imagina de él. Esto es lo que le
va posibilitando disponer de una imagen de sí mismo a partir de lo que
queda reflejado en la mirada de la madre: «Esta visión del bebé y el niño que
en la persona en el rostro de la madre, y después en un espejo, ofrece una
manera de ver el análisis y la tarea psicoterapéutica» (ibídem: 154).
La vivencia de unicidad existente en la ecuación madre-bebé (y vice-
versa) que «no es el resultado de un proceso de simple adición de las par-
tes» (Ogden, 1989:136) dará paso a una organización psíquica más
evolucionada en la que habrá un bebé y una madre. En todo este proceso, la
recogida de información a la que el bebé está entregado, y que proviene de
las vivencias relacionales y de interdependencia con el entorno, culmina
con la vivencia de una unidad interna diferenciada de las unidades existen-
tes más allá de él, incluyendo los vínculos de interdependencia que lo an-
clan en el entorno familiar y, posteriormente, social, al que pertenece.
La situación grupal
Centrándonos en la situación grupal, Foulkes describe que ahí surge un
fenómeno por «el que cada persona se contempla a sí misma —a veces a una
parte reprimida de su ser— reflejada en las interacciones de otros miem-
bros del grupo, los ve reaccionar de la misma manera en que ella misma lo
hace, o bien en una forma que precisamente contrasta con su propia con-
ducta» (1979:300). Esta situación remite a Foulkes a lo que sucede en «el
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timientos morales señaló que «el hombre es un animal social que sin la so-
ciedad de sus compañeros, el individuo no dispondría de reflejo alguno de
sus acciones. Si el ser humano creciera en soledad no podría pensar sobre
su carácter» (:508). Por otro lado, Pines hace una incursión en la neuropsi-
cología y pone el punto de inicio en las aportaciones de Walter Freeman,
quien señaló que la estructura básica del cerebro se encuentra en los neuro-
pilos que contienen, según Freeman, la estructura de la intencionalidad.
Por su parte, Pisani (2010) recogió muchas de las aportaciones en torno
al concepto especular, subrayando cómo Pines estableció una diferencia
entre el concepto de cohesión, «que implica un proceso de fusión», en tanto
que el de coherencia «conlleva diferenciación y la adquisición de la propia
identidad a partir del conocimiento de lo que una persona tiene en común
con los demás y cómo se diferencia de ellos» (2010:331).
Nitsun, por su parte, pone énfasis en la combinación de los elementos
constructivos y los destructores que, por lo general, quedan excluidos en la
literatura grupoanalítica, fundamentalmente la originaria de Foulkes. Y nos
recuerda que, en las fases de inicio de un grupo, las vivencias son suficien-
temente importantes, como la vivencia de fragmentación, y quedan refleja-
dos en las relaciones que se dan en el grupo (1996). De hecho, las
distorsiones que aparecen en la fenomenología especular pueden concluir
con la activación de los elementos antigrupales, situaciones en las que la
identificación proyectiva se hace presente. Este mecanismo puede mostrar
su faceta constructiva, facilitando la comprensión de los elementos refleja-
dos en el otro. En este sentido, recoge la visión optimista de Foulkes y se-
ñala que «a través de los procesos especulares del grupo, sus miembros
pueden verse reflejados en los demás y de esta forma las temidas fronteras
de sus diferencias quedan disueltas y ganan en consecuencias un mayor sen-
timiento de pertenencia a la comunidad humana» (2006:112) o pueden aca-
bar destruyéndolo, tal y como apuntó en su momento Zinkin (1983). En
efecto, este autor publicó un trabajo, contestado brevemente por Pines, en
el que diferencia el reflejo maligno del benigno. Critica que tanto Foulkes
como Winnicott ponen el acento en los elementos benignos en tanto que
Yalom, por ejemplo, subraye los negativos en la descripción que realiza de
la «reacción doble del espejo, debida a Jerome Frank. Ello puede observarse
en los grupos cuando aparece una extraña atracción–repulsión entre dos
miembros que parcialmente se asemejan entre sí» (:117) Y añade que
«Yalom, en un intento de explicare este fenómeno, se refiere a él en térmi-
nos de identificación proyectiva» (:117). Zinkin alude a que, posiblemente,
tras el grado de curiosidad e interés que despierta la imagen reflejada guarde
relación con la actividad que pueda ejercer un arquetipo. Señala algo que ya
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Bibliografía
ABERCROMBIE, M.L.K. (1983). The application of some principles of group
analytic psychoterapy to higer education. En Malcom Pines (ed).
(1983). The evolution of Group Analysis. London: Routledge
326
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Nuestra hemeroteca
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NUESTRA HEMEROTECA
NUESTRA HEMEROTECA
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Granell, C.. (2014). Libros que ayudan a pensar: Consuelo Escudero. Teoría y práctica grupoanalítica,
4(1):332-46
332
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GRANELL, C.
GRANELL, C.
o criminal. Así lo advierte Hare, uno de los principales estudiosos del con-
cepto y autor de un cuestionario específico creado con el fin de detectar los
dos rasgos psicopáticos principales (deficiencias interpersonales, afectivas
y desviación social), afirmando que «la mayoría de los psicópatas son anti-
sociales, pero no todas las personalidades antisociales son psicopáticas»
(:78). De hecho, criminales que obtienen puntuaciones elevadas en el ci-
tado test también cumplen el criterio de trastorno antisocial; pero no sucede
a la inversa, esto es, que la mayoría de sujetos antisociales no responden a
un perfil psicopático. En cuanto a factores biológicos relacionados con el
trastorno antisocial de la personalidad, aunque se ha detectado que el tem-
peramento irritable desde la infancia y una inteligencia por debajo de la
media suponen factores de riesgo, parece que los desencadenantes princi-
pales tienen mucha relación con contextos ambientales y comunitarios con
elevada exposición a la violencia, experiencias de rechazos, maltrato y
abuso de sustancias. Un hallazgo sugerente ha mostrado que estos sujetos
presentan un bajo ritmo cardíaco con respecto a la población normal, ano-
malía que parece distintiva de este perfil de personalidad y que no se pre-
senta en ningún otro trastorno mental.
GRANELL, C.
pareja, esto es, cuando un adulto es abusado por otro con el que no tiene re-
lación íntima. Los últimos datos presentados este año por la Agencia de los
Derechos Fundamentales de la Unión Europea muestran que «una de cada
tres mujeres europeas ha experimentado violencia física o sexual» y que
«algo más de una de cada cinco respondió a los entrevistadores que había
sufrido esa violencia por parte de una pareja o expareja», hechos que no
pueden caer en la indiferencia en ningún sentido. Sin duda, estos son datos
para reflexionar y para que los gobiernos e instituciones tomen medidas.
Como dato demográfico, España se sitúa en el lugar 26 sobre 29 países en-
cuestados de la UE, encabezando la lista los países escandinavos.
El siguiente capítulo, «Abuso a menores» lo dedica a la infancia, otra
población de riesgo por su altísima vulnerabilidad física y psicológica, y
que sufre de victimización «en todas las clases sociales, ambientes cultura-
les y razas» (:109). Sin embargo, la mayoría de estos abusos se dan en el
seno familiar y por parte de figuras cercanas, siendo las víctimas en su ma-
yoría niñas de entre 8 y 12 años. El perfil de los abusadores es el de varo-
nes heterosexuales «que utilizan la confianza, la familiaridad, el engaño y
la sorpresa, como estrategias más frecuentes para someter a la víctima»
(p.109). A pesar de la controversia existente, los testimonios de adultos y
niños suelen ser ciertos, siendo muy poco frecuente en adultos el síndrome
de la «memoria falsa». Sí se hallan falsos testimonios en niños, alrededor de
un 7 % de los casos denunciados, pero responden especialmente a cuando
estos se encuentran en medio de «un proceso de divorcio conflictivo entre
los padres». De más difícil aproximación y comprensión resultan el filici-
dio y el neonaticidio, a los cuales el autor dedica unas líneas para aportar al-
gunos de los datos existentes al respecto. A pesar de tratarse de fenómenos
menos frecuentes, «su explicación no es, en general, la locura» (:110). En
general, el perfil de las madres es el de haber sido víctimas de abusos y pro-
blemas económicos, así como «una historia personal prolongada de negli-
gencia o abuso» (:112). El filicidio paterno, en cambio, parece ser «resultado
de la ira […] porque dudan de su paternidad» (:112). Sorprendentemente, el
filicidio todavía es una práctica extendida en muchos países. UNICEF in-
forma que podría estar en la base de los desequilibrios de la población en la
India, donde hay una menor proporción de población de mujeres respecto
de la de hombres, situación lamentablemente similar en China como con-
secuencia de la política de un solo hijo por pareja.
El décimo capítulo trata sobre la homofobia y el racismo, dos temas
con profundas raíces históricas, y que gracias a la firma de la Declaración
de los Derechos Humanos de 1948 se han podido criminalizar pública y ma-
sivamente en forma de campañas a favor de estos colectivos. Ambos fenó-
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menos son distintas formas de manifestación del temor del individuo hacia
aquello que le resulta diferente. En la actualidad, la homosexualidad está
reconocida y legalizada en unos 120 países, mientras en otros 80 continúan
vigentes leyes que la condenan. La persecución de la homosexualidad se
remonta a mediados del siglo VI, cuando la ley «preveía como castigo (por
sodomía) la castración y el paseo público por las calles» (:120). Y en países
como Alemania, la condena de la homosexualidad no fue abolida hasta
1994. La opresión hacia los homosexuales, sin embargo, ha sido histórica-
mente más dura con los hombres, pero no así con las mujeres lesbianas.
Por suerte, las tendencias y actitudes han ido evolucionando hacia la tole-
rancia, más visible sobre todo entre las generaciones jóvenes. La homofo-
bia puede tomar múltiples formas, y las consecuencias que de ella se derivan
pueden llegar al suicidio por parte de quienes la sufren, siendo especial-
mente elevado el riesgo entre adolescentes homosexuales.
En cuanto a la discriminación racial, es de sobras conocido que bajo
este pretexto se han producido genocidios y múltiples formas de «domina-
ción de unas personas sobre otras, como la esclavitud, la servidumbre, el
colonialismo y el imperialismo» (:124). Es necesaria la distinción entre ra-
cismo y xenofobia, fenómenos que con frecuencia se asemejan y que, sin
embargo, mantienen cierta distancia conceptual: el primero tiene más que
ver con «una ideología de superioridad»; el segundo, en cambio, con «un
sentimiento de rechazo», ya que la xenofobia está dirigid «solo contra los
extranjeros, a diferencia del racismo». El autor menciona aquí una de las
formas más dramáticas que tomó el prejuicio racial en el siglo pasado: el
movimiento nacionalsocialista que, liderado por Hitler, llevó hasta sus últi-
mas consecuencias una estrategia de limpieza étnica, dirigida especialmente
contra judíos y gitanos, con el propósito último de proteger y perpetuar la
llamada raza aria. Genocidio que llegó a su fin con la derrota de Alemania
en la Segunda Guerra Mundial en 1945. Sin embargo, en Estados Unidos
persistía la segregación entre blancos y negros, y en Sudáfrica el apartheid
de los colonizadores neerlandeses sobre la mayoría negra aborigen, situa-
ciones que se prolongaron hasta los años 60 y 70, no tan lejos de nuestros
días.
Un capítulo aparte dedica Guimón al maltrato a los enfermos menta-
les. Inicia este capítulo poniendo en contexto una realidad que, a pesar de
lo inverosímil que puede resultar a día de hoy, requiere de un acercamiento
retrospectivo, encuadrando las circunstancias al marco histórico del mo-
mento. La idea de eutanasia humanitaria para los enfermos mentales fue
una tendencia que se desarrolló en Europa a principios del sigo pasado. Y
en Alemania, esta ideología confluyó con «las creencias eugenésicas ex-
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presadas por Hitler en Mein Kampf» (:129), que llevó a la creación, en 1938,
de un Comité para la eutanasia, y de seis centros de exterminio a los que «los
pacientes eran trasladados y […] gaseados» (:130). En respuesta a estos
abusos y, parcialmente, gracias al movimiento antipsiquiátrico, la legislación
sobre enfermos ha experimentado una «rápida aceleración positiva durante
estas últimas décadas». Un tema central alrededor de la libertad de los pa-
cientes ha sido y, sigue siendo, el de la involuntariedad de la hospitalización
y tratamiento de los enfermos. En este sentido, Italia ha sido el país menos
conservador, ya que en 1978 se ordenó la desinstitucionalización de los pa-
cientes mentales, ley que generó grandes controversias entre familiares, per-
sonal sanitario, políticos y administradores, quedando muchos de los
pacientes abandonados a su suerte, por lo que se instó al gobierno a volver
a habilitar hospitales psiquiátricos. Aunque lejos quedan ya episodios des-
afortunados del pasado donde se restringían dramática y sistemáticamente
los derechos del enfermo mental, en la actualidad todavía resultan necesa-
rias determinadas medidas de reclusión y de restricción mecánica, así como
la administración de medicaciones no deseadas para poder controlar ciertas
conductas problemáticas y ofrecer así posibilidades terapéuticas, pero sin
perder de vista, en la medida de lo posible, que deben dedicarse todo tipo
de esfuerzos clínicos y legales para reducir el uso de la coerción en la ins-
tauración de tratamientos.
GRANELL, C.
GRANELL, C.
GRANELL, C.
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Pág.
Álvarez, a.J., Mateos, M. Familia, crianza y salud. . . . . . . . . . . . 233
Family, Rearing and Health
aPellÁniz, v. Psicoterapia analítica grupal con adolescentes que pre-
sentan trastornos de la personalidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Groupanalytic psychotherapy with adolescents with personality dis-
orders
Dezcallar, t. el tacto activo es y seguirá siendo siempre una autén-
tica necesidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Active touch is and will always remain a genuine need
escuDero, c. Psicoterapia grupal con niños: reflexiones sobre la teo-
ría y la técnica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Children Group Psychotherapy: Reflections on Theory and Technique
esquina, r., FigueireDo, i., alves, M., Pinheiro, Mª t. Área de día:
intervención terapéutica de grupo para niños en edad de latencia . . 37
Day Care: Group therapeutic intervention for children at the latency
period.
FernÁnDez, c., corrales, Mª Fe., carMona, M. infancia y auto-
control (“ni rabiosos ni sumisos”). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277
Children and Self-Control: Neither Raging nor Submissive
Forcén, M., Moreno, a. retos y dificultades en la terapia grupal de
niños y adolescentes con tea: cómo empezar a tejer una matriz grupal
agujereada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Challenges and difficulties in group therapy for children and adoles-
cents with ASD: how to start knitting a group holey matrix
gato, e. Prácticas fotográficas de los adolescentes en la era digital 107
Photographic practices of adolescents in the digital age.
giMeno, x., careta, a. grupo multifamiliar de familias con hijos
adolescentes: un abordaje desde el ámbito socioeducativo. . . . . . . 259
Multifamily Group of Families with Adolescent Children: a Socio-
Educational Approach
347
TG8 ART14 INDICE AUTORES:Maquetación 1 14/12/2014 22:06 Página 348
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TG8 BOLETIN SUSCRIPCION:Maquetación 1 14/12/2014 22:06 Página 1
Boletín de suscripción
&
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bliográficas no deben indicarse mediante este recurso.
Bibliografía. Se relacionará sin numerar y ordenada alfabéticamente al
final del trabajo.
Libros: Pichon-Rivière, E. (1978). El Proceso Grupal. Buenos Aires:
Nueva Visión.
Artículos en Revistas: Ávila Espada, A. (2009). La psicoterapia psico-
analítica relacional: conceptos fundamentales y perspectivas. Interpsiquis,
2009 (1).
Artículos de revistas digitales: Se citan como los de las revistas y las pá-
ginas del artículo y se les añade, en caso de disponerlo, el doi, por ejemplo
(doi: 10.1177/0533316410365427).
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