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Comercio electrónico: ¿Cuáles podrían ser las consecuencias por la falta de

regulación?

Si bien la economía peruana se ha visto fuertemente afectada a consecuencia de


la pandemia por el Covid19, han habido sectores que se han mantenido a flote y
que constituyen el motor de la reactivación económica, uno de estos sectores es
el e-commerce o comercio electrónico. El confinamiento provocó que tanto
proveedores como consumidores se adapten a la vía online, a tal punto que ha
sido el sector que más ha crecido en los últimos meses, esto al considerarse como
un medio seguro para evitar aglomeraciones y posibles contagios.

Es importante mencionar que la economía digital no nace a raíz de la pandemia,


sino que se consagra por medio de esta. Así lo demuestra el reporte oficial
elaborado por la Cámara Peruana de Comercio Electrónico al señalar que antes de
la pandemia, el porcentaje de crecimiento esperado para el comercio electrónico
en el 2020 era de 30%; sin embargo, dicho año cerró con un crecimiento de más
del 50% con ventas superiores a 6 millones de dólares. Del mismo modo, el
Observatorio E-commerce señaló que hubo un crecimiento del 5% de empresas
que venden por internet. Indicó que antes de 2020 había 65 800 comercios que
vendían de manera virtual, con la recepción de 5.1 millones de compradores; sin
embargo, durante el 2020 se unieron más de 263 mil comerciantes, alcanzando
alrededor de 11.8 millones de compradores online.

Teniendo en cuenta lo anterior, no hace falta mencionar que el comercio


electrónico está en aumento. Ello conjuntamente con los pagos digitales han
venido para establecerse dentro de nuestro sistema como parte de la era digital.
No obstante, pese a la fuerte demanda que ha registrado el comercio electrónico
durante la pandemia, nuestro país aún no cuenta con una regulación al respecto.

Es por ello que el Indecopi ha realizado una Propuesta para la Protección del
consumidor en el comercio electrónico y la seguridad de productos. Este
documento, elaborado en abril del presente año, propone actualizar el Código de
Protección y Defensa del Consumidor, a fin de establecer un estándar mínimo de
cumplimiento en las transacciones realizadas a través de canales digitales y su
ejecución, así como garantizar la seguridad de los consumidores y adoptar
medidas frente al posible ingreso al mercado de productos de consumo que
pueden representar un riesgo para los consumidores.
Y así como los medios digitales pueden constituir un beneficio para nuestra
sociedad, ello no quiere decir que estén eximidos de ser un riesgo. La masificación
del comercio electrónico cada vez es más veloz, y sin duda el mercado esta abierto
para todo tipo de personas, ya sea en el rol de proveedores o consumidores. Es
por ello que existe la necesidad de contar con una regulación al respecto, ya que
se desconoce si todos los productos ofertados son de calidad y realmente
seguros, o que al menos no representan ningún tipo de peligro para los
consumidores.

Por ejemplo, según señala el Centro Especial de Monitoreo del Indecopi (CEMI), en
el 2020 se registraron aproximadamente 56 829 reportes y consultas de
consumidores sobre incidencias o conductas en el e-commerce. Dentro de este
registro se encuentra la no entrega del producto o pedido (56.26%), el no
reembolso de dinero (14,65%), los pedidos incompletos (6,55%) y la cancelación de
pedido por falta de stock (5,23%). Asimismo, según el Informe Final de la Encuesta
en Materia de Protección del Consumidor de 2019, el 33% de los consumidores
que compraron por Internet señalaron que no volverían a comprar mediante este
medio por la demora o problemas con los envíos de productos, la inseguridad del
mecanismo de pago (31%), la preocupación de la privacidad de los datos
personales (26%), la desconfianza en cuanto al producto ofrecido (19%) y la
desconfianza de los canales de solución de reclamos o reparación de productos o
garantías (17%), entre otros motivos. Sin embargo, estos no constituyen los únicos
riesgos de comprar por internet.

Así como aumentó la venta electrónica, la comisión de los delitos como la estafa o
fraude también. En el Perú se han registrado diversos casos de ciberdelincuencia
al momento de concretar la compra de un pedido. Asimismo, en el plano
internacional, distintos organismos alertaron en el transcurso del año pasado, el
incremento de estos delitos en las compras online. Se tiene como claro ejemplo a
Argentina y el último caso que resonó a nivel mundial. Se trata de la demanda
presentada por Damián Pergierycht en contra de OLX S.A. a fin de obtener la
reparación de los daños y perjuicios que afirmó haber padecido tras la compra de
un teléfono que había sido ofertado en el sitio web de la accionada y que terminó
siendo víctima de un robo agravado y herido de bala.

La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial falló a favor del demandante


indicado que si bien OLX solo es un intermediario comercial; es decir, en la página
“no se “venden” los bienes ni, por ende, se pagan sus precios, por lo que ninguna
responsabilidad cabría imputar a la nombrada por la frustración de los referidos
contratos, en la plataforma sí se conectan las personas interesadas en contratar,
lo cual sucede en un escenario riesgoso, pues por esa vía se habilita el nacimiento
de relaciones entre quienes no se conocen, creándose, por ende, la posibilidad de
que aparezcan estafadores que intercedan en un público que, como el que allí
concurre, se compone por sujetos que no siempre se encuentran en condiciones
de advertir el engaño”. En ese sentido la Cámara sanciona que la empresa, como
oferente electrónico virtual, tiene la obligación de establecer profesionalmente las
medidas que sean eficientes para prevenir riesgos. Indica que el no haber pedido
los datos del oferente, no haber validado su DNI, no haber exigido el
reconocimiento facial de la cuenta, ni haber adoptado ningún otro método
destinado a permitir su adecuada identificación, son elementos que indican que la
demandada facilitó la maniobra, no la disuadió. (Poder Judicial de la Nación –
Cámara Comercial, Sala C)

A manera de conclusión, nuestro país necesita una regulación sobre el comercio


electrónico para poder evitar que se configuren más delitos de estafas, fraudes o
robos, poniendo en riesgo no solo al consumidor, sino también a los propios
proveedores. Es por ello que la propuesta legislativa de Indecopi, forma parte de
una iniciativa que se espera sea a corto plazo, ya que como se mencionó
anteriormente, el comercio electrónico ha crecido de manera exorbitante el
último año. Asimismo, es importante mencionar que la Cámara Peruana de
Comercio Electrónico otorga a las tiendas online un Sello de Confianza Online,
siempre que esta cumpla con los requisitos y el código ético de buenas prácticas,
con el fin de otorgar seguridad tanto a los vendedores como compradores.

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