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Arqueologia Biblica
Arqueologia Biblica
y
J"
G. ERNEST WRIGHT
ARQUEOLOGÍA
BÍBLICA
m
EDICIONES CRISTIANDAD
Huesca, 30-32
\ir AT\T>TTv
Publicaron este libro
THE WESTMINSTER PRESS, Filadelfia, y GERALD DUCKWORTH, Londres
con el título
BIBLICAL ARCHAEOLOGY
Lo tradujo al castellano
J. VALIENTE MALLA
Printed in Spain by
Prefacio 23
Prólogo a la segunda edición 24
CAP. I: Arqueología bíblica . 25
Arqueología y teología bíblicas, 25.—El desarrollo de las cien-
cias, 27.—Las «piedra de rayo», 28.—La recuperación de civili-
zaciones perdidas, 29.—rDesarrollo del método arqueológico, 33.—
Bibliografía, 39.
CAP. II: Gigantes en la tierra 41
El hombre prehistórico, 42.—Los primeros «gigantes», 46.—Bi-
bliografía, 55.
CAP. III: Los P.atriarcas 57
El lugar de origen de los Patriarcas, 58.—Los Patriarcas en Ca-
naán, 65.—Bibliografía, 75.
CAP. IV: Forasteros en Egipto 77
Trasfondo histórico de la estancia en Egipto, 79.—Moisés y el
éxodo, 84.—La ruta del éxodo, 87.—Bibliografía, 97.
CAP. V: La conquista 99
La conquista y su trasfondo histórico, 101.—La caída de Jericó,
112.—La caída de Betel-Ay, 115.—La campaña de Judea, 116.—
Conclusiones, 120.—Bibliografía, 122.
CAP. VI: En los días en que los Jueces juzgaban 123
El período de los Jueces en Israel, 126.—Diferencias entre is-
raelitas y cananeos confirmadas por la arqueología, 127.—Datos
arqueológicos sobre los filisteos, 129.—Las ciudades cananeas,
132.—Los primeros profetas, 137.—Bibliografía, 140.
CAP. VII: Dos actitudes religiosas: Israel y Canaán 141
La alianza, 142.—Dios y los dioses, 145.—Los dioses de Canaán,
152.—El culto, 159.—Israel y la religión de Canaán, 166.—Bi-
bliografía, 172.
CAP. VIII: La edad de oro 173
Saúl (hacia 1020-1000 a. C), 175.—David (hacia 1000-961 a. C),
177.—La «ciudad de David», 181.^Salomón en toda su gloria
(hacia 961-922 a. C), 186.—Monopolio de Salomón sobre la
industria metalúrgica de Palestina, 192.—El templo de Salomón,
196.—El templo desde el punto de vista arquitectónico, 201.—
. El ajuar del templo, 202.—Significado teológico del templo,
205.—Bibliografía, 209.
CAP. IX: División y decadencia 211
Arqueología y política, 213.—La dinastía de Omri (hacia el
876-842 a. C), 218.—La dinastía de Jehú (hacia el 842-745
a. C), 227.—La caída de Israel, 231.—Bibliografía, 237.
12 CONTENIDO
construida con sillares bien encajados, del tipo que aparece por
vez primera en época de Salomón. La cuidadosa excavación
estratigráfica de los restos contenidos en el interior de estas
construcciones fue realizada primeramente por una expedición
dirigida, en el verano de 1961, por Kathleen M. Kenyon, si-
guiendo las zanjas abiertas por R. A. S. Macalister y J. G. Duncan
durante los trabajos que realizaron en el Ofel entre 1923 y
1925. La parte de las construcciones que aparece aquí a la vista
debe de ser relativamente tardía (de época intertestamental),
aunque recubre construcciones anteriores, quizá de finales de la
época judaíta 184
79. Restos de una puerta en el antiguo muro cananeo («jebuseo»)
de Jerusalén 185
80. El túnel hidráulico de Guézer. Vista tomada hacia arriba, en un
ángulo de aproximadamente 40 grados 185
81. El. túnel hidráulico de Meguido 187
82. Reconstrucción del palacio de Meguido, correspondiente al es-
trato V A-IV B, del siglo x a. C 1«8
83. Plano de la puerta salomónica de Meguido. El muro defensivo
que aparece unido a ella, sin embargo, es de fecha posterior, y
corresponde al estrato IV A, del siglo rx a. C 189
84. Reconstrucción de la puerta salomónica de Meguido, aunque los
accesos debían de estar provistos de dinteles en vez de arcos,
y serían visibles los batientes de madera que servían para ce-
rrarlos 190
85. Ruinas de un sector de los establos de Meguido 191
86. El muro de «casamatas» y la puerta de la ciudad (izquierda)
erigidos por Salomón en Jasor 192
87. Horno para la fundición del cobre, en Khirbet Jariyeh, junto
a la frontera edomita de la Araba, al sur del Mar Muerto 193
88. Lado sur de la fundición de Esyón-Guéber, mostrando la doble
fila de aberturas de aireación que atravesaban cada uno de los
muros 194
89. Querubines guardianes de un árbol sagrado 197
90. Palacio de Tell Tainat, en Siria, con capilla anejat de hacia el
siglo vni a. C 197
91. Reconstrucción del templo de Salomón, según Stevens, confor-
me a las indicaciones del profesor W. F. Albright y G. E.
Wright 198
92. Reconstrucción del altar de los holocaustos de Jerusalén, según
Stevens, basada en Ez 43,13-17 198
93. Reconstrucción del mar de bronce, según W. Morden 201
94. Lavabo dallado en Ras Shamra 204
95. Paleta, incensario y tridente, según ejemplares hallados en di-
versas excavaciones 204
96. Hadad, el dios de la-tempestad, que en Canaán era llamado Baal,
en pie a lomos de un toro. Procede de Arslan-Tash, en el norte
de Siria, y data del siglo vm a. C 214
97. Emplazamiento de Azecá, en el Valle de Elá 216
98. Reconstrucción de las murallas de Tell en-Nasbeh 217
99. Emplazamiento de Samaría 220
100. Sillares de la muralla de Samaría, período I 221
101. Capiteles protojónicos restaurados en el muro de los accesos de
la puerta israelita de Samaría 221
102. Marfiles del período israelita hallados en Samaría 222
103. Planta de las construcciones israelitas que se alzaban en la cum-
bre del montículo de Samaría. El pequeño muro interior y el
palacio del primer período fueron cercados durante el segundo
con una gran construcción de casamatas. A la izquierda, entre el
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES 19
ARQUEOLOGÍA BÍBLICA
Recuerda los días antiguos, considera los años de las pasadas
generaciones; interroga a tu padre, y te indicará; a tus ancianos, y
ellos te dirán (Dt 32,7).
mente confirmada mediante una impre- nocidos por los eruditos de su tiempo.
sionante demostración por parte de la Entre ellos había tratados históricos y
Royal Asiatic Society en 1855. Se envia- listas cronológicas de sucesos, informes
ron copias de una de las inscripciones astronómicos, tablas de medidas y trata-
que habían sido halladas recientemente a dos matemáticos que revelaban un sin-
cuatro destacados especialistas en acádico. gular conocimiento de la materia, sin
Cada uno preparó una traducción inde- igual en cualquier otro pueblo oriental
pendiente, y cuando la Society publicó los antiguo. Había épica religiosa, himnos y
resultados, se vio que las cuatro estaban oraciones, en las que se reflejaba a veces
sustancíalmente de acuerdo. Los alema- una profundidad de sentimiento religioso
nes fueron los últimos en convencerse, apenas inferior a la de los salmos israe-
pero hacia 1880 todos estaban persuadi- litas. Había listas de los signos cunei-
dos de que estos extraños signos podían formes, ejercicios gramaticales, tablas de
leerse realmente. sinónimos, textos bilingües, listas de plan-
Entre tanto, excavadores franceses e in- tas, piedras, animales, ciudades, templos,
gleses trabajaban en las ruinas asirías de dioses, países, meses y años, lo cual ha
Nínive, Korsabad y Calah, donde fueron sido la fuente principal para la prepara-
excavados los grandes palacios de los re- ción de gramáticas y diccionarios. Las car-
yes asirios, los cuales habían desempeñado tas y memoriales de reyes y altos funcio-
un papel tan importante en la historia de narios nos hablan sobre la administración
Israel entre el período de Elias y el de del gobierno y sobre la vida de las perso-
Jeremías. Pronto el Museo Británico de nas privadas. Se nos informa sobre re-
Londres y el Louvre de París exhibían a vueltas, impuestos, tributos y reparación
un público sorprendido y entusiasta las de edificios y canales, pues la estabilidad
estatuas y los relieves escultóricos que en del país dependía de estos últimos. Mu-
un tiempo adornaron estos palacios. Sin chas de las tabletas trataban de temas
necesidad de leer un solo carácter cunei- médicos; se alude incluso a un aviso en-
forme, la gente fue iniciada en las cos- viado a un médico para que atendiera a
tumbres de los antiguos asirios, los cua- una de las damas de la Corte. La astrolo-
les causaron tantos problemas a Israel, gía parece haber sido una de las ocupacio-
en la vida y éxitos de los reyes y, al mis- nes más populares de los hombres cultos,
mo tiempo, en toda la civilización del pero es uno de los legados menos impor-
Asia occidental perteneciente a la época tante de este notable pueblo.
de los profetas hebreos, dado que los es- Mientras se estudiaba esta literatura,
cultores representaron cuidadosamente a uno de los colaboradores del Museo Britá-
todos los pueblos con los que habían en- nico, George Smith, descubrió los relatos
trado en contacto a través de la guerra babilónicos de la creación y del diluvio,
o por otras causas. lo cual supuso un duro golpe para el pun-
Pero el descubrimiento más importan- to de vista tradicional sobre estos aconte-
te fue el de la gran biblioteca del rey cimientos. Destacados especialistas de la
Asurbanipal (ca. 669-633 a. C.) por el segunda mitad del siglo pasado quedaron
excavador inglés Layard y su socio Ras- inmediatamente convencidos de que las
sam. Este rey había reunido y copiado fuentes últimas del relato bíblico de la
miles de documentos de toda clase y los creación y del diluvio debían buscarse en
había almacenado en dos de sus palacios el mismo ciclo de tradiciones que había
de Nínive. Abarcaban prácticamente to- inspirado estos relatos, mucho más crudos
dos los campos del saber y la ciencia co- y politeístas, de los babilonios.
EL MÉTODO ARQUEOLÓGICO 33
lados durante cuatro mil años de ocupa- Sin embargo, no es posible excavar co-
ción intermitente. El pequeño montículo rrectamente una ciudad antigua ni inter-
de Tell Beit Mirsim (el Debir o Quiryat- pretar su historia sin conocer la tipología.
Séfer de la Biblia) contiene diez estratos Esta es sencillamente la clasificación de
en unos 6 m. de residuos, acumulados los varios tipos de objetos descubiertos
en un período de dos mil años. El tamaño y el estudio de su historia. Una joya, una
medio de estos montículos palestinenses punta de flecha, una lámpara o una jarra
varía considerablemente porque había ciu- pueden pertenecer a un determinado tipo
dades pequeñas y grandes. Tell Beit Mir- o clase, y es necesario recoger de las de-
sim, por ejemplo, comprendía sólo tres más excavaciones cuantos datos sea posi-
hectáreas dentro de sus muros. En cam- ble sobre la historia de este tipo y sobre
bio, la vecina Laquis tenía la notable ex- cómo su estilo varió y evolucionó durante
tensión de ocho hectáreas, mientras que su historia. En posesión de este conoci-
el montículo de Meguido (il. 2) incluye miento, el excavador puede observar las
cinco hectáreas en su circunferencia. clases de objetos que se encuentran en un
Durante las excavaciones de Samaría, estrato dado y datar el conjunto, dado
en 1930-35, y de Jericó, en 1952-58, que sus formas peculiares aparecen sola-
Kathleen Kenyon introdujo una serie de mente dentro de un determinado período.
importantes modificaciones en el método La excavación moderna ha perfeccionado
de excavar. Especialmente significativo es sus métodos estratigráficos y aumentado
el análisis de los escombros, su colorido, sus conocimientos tipológicos, hasta tal
las estriaciones en su tipo y contextura punto que, usando los dos juntos, el buen
y la relación exacta con las estructuras excavador conoce exactamente el terreno
existentes. Para ello es preciso efectuar que pisa, puede interpretar lo que encuen-
«calas», es decir, cortes en el montículo, tra y no se ve forzado a recurrir a elabo-
excavando zanjas de prospección en ángu- radas hipótesis.
lo recto a los muros en vez de horizon- Con el empleo de estos métodos en
tales a ellos, dibujando y fotografiando Palestina y otros países de la Biblia, la
todos los resultados. Esto muestra qué es segunda mitad del siglo pasado asistió a
un estrato. Es el nivel o superficie de ocu- una notable revolución en nuestra manera
pación, junto con los muros y los escom- de entender el mundo antiguo y el lugar
bros que, encima o debajo, forman parte de la Biblia dentro de él. Los especialis-
del mismo. Los materiales que aparezcan tas pueden ahora narrar con gran detalle
entre un nivel y otro deben ser analizados el primer gran esfuerzo del hombre para
porque pueden ser un relleno para nue- erigir una civilización compleja. Mientras
vas edificaciones y pertenecer a un perío- el centro del segundo esfuerzo estuvo en
do anterior. Grecia y Roma, el drama anterior se cen-
38 ARQUEOLOGÍA BÍBLICA
tro en las tierras de Egipto, Siria y Me- ofrecen un marco al relato. Es una pena
sopotamia. Esta "es la región donde tuvo que este deseo de «dar la razón» a la
lugar el primer desarrollo de la agricul- Biblia presida gran parte de las obras
tura, donde fueron fundadas las primeras asequibles al lector medio. Los datos han
ciudades (ca. 7000 a. C ) , donde se inven- sido mal empleados y las deducciones sa-
taron los métodos de escritura (a partir cadas de ellos son con frecuencia erró-
de ca. 3500 a. C ) , donde se formaron los neas, equivocadas o verdades a medias.
primeros grandes Estados (ca. 3000-2000 Nuestra preocupación no debe ser la
antes de Cristo) y donde se emplearon «prueba», sino la verdad. Debemos es-
los recursos de esos Estados por primera tudiar la historia del pueblo elegido exac-
vez para construir un imperio. Al aumen- tamente del mismo modo que la de cual-
tar sus conocimientos, al intensificar la quier otro pueblo, corriendo el peligro
organización de la comunidad y dominar de destruir la singularidad de esa histo-
los recursos naturales, el hombre intentó ria. Si no estamos dispuestos a correr ese
someter a su poder la mayor extensión riesgo, nunca llegaremos a la verdad.
posible de tierra. Sin embargo, podemos decir rotunda-
En esa época de la historia humana la mente que a quienes no han temido co-
nación de Israel vivió en Palestina, fue rrer ese riesgo la literatura de Israel y
destruida y dispersada entre las naciones la de la Iglesia se les presenta con más
y escribió un testimonio magnífico de su claridad que antes. Ahora estamos en con-
fe, actualmente conservado en nuestro diciones de valorar esta literatura porque
Antiguo Testamento, que, al llegar la ple- disponemos de puntos de referencia en su
nitud de los tiempos, fue el terreno en propio tiempo. Ahora vemos que aunque
que echó sus raíces la Iglesia cristiana. la Biblia surgió en el mundo antiguo, no
La Biblia es el testimonio de la acción pertenecía enteramente a él; que aunque
especial de Dios en la primera gran época su historia y su pueblo se asemejan a los
del hombre; por ella se afirma su signifi- de las naciones vecinas, la Biblia irradia
cación y el señorío de Dios sobre todas una atmósfera, un espíritu, una fe mucho
las edades. más profundos y radicalmente diferentes
En esta perspectiva, el estudioso de la de los de cualquier otra literatura anti-
Biblia no tiene por qué preguntarse si la gua. El progreso de la arqueología y de
arqueólogo «da la razón» a la Biblia. El la crítica textual, literaria e histórica no
sabe que este problema recibe una res- han nublado nunca el hecho de que los
puesta afirmativa en el sentido de que escritores bíblicos fueron los gigantes re-
las lenguas bíblicas, la vida y las costum- ligiosos y literarios de la Antigüedad, aun-
bres de sus pueblos, su historia y sus con- que ellos nunca lo dijeran. Ellos simple-
cepciones son iluminadas de innumera- mente pretendían dar testimonio de lo
bles maneras por los descubrimientos ar- que Dios había hecho y de que cuanto
queológicos. Esta literatura ya no surge se realizaba por medio de ellos era obra
del caos de la prehistoria «como una es- de Dios, no suya.
pecie de fósil monstruoso sin pruebas Los problemas que inquietaron a nues-
para demostrar su autenticidad». El estu- tros padres durante los últimos tres siglos
dioso sabe también que la intención pri- ya no parecen serios a los modernos estu-
maria de la arqueología bíblica no es diosos de la Biblia. Pocos de ellos se mo-
«probar», sino descubrir. La inmensa lestan en «probar» la Biblia, pues saben
mayoría de los «hallazgos» ni prueban que ésta se mantiene por sí misma y que,
ni desaprueban; llenan el trasfondo y en muchos aspectos, ha sufrido más «por
EL MÉTODO ARQUEOLÓGICO 39
culpa de sus amigos bienintencionados nos quieren que creamos que la Biblia
que de sus enemigos honrados». Como refleja un estadio de la evolución cultu-
ha escrito el profesor Albright, «culmi- ral y biológica tan primitivo, que ya no
nando y trascendiendo todas las religio- tiene sentido para el hombre moderno» 4 .
nes antiguas, la Biblia representa la máxi- Tenemos para con los exegetas y arqueó-
ma revelación de Dios al hombre cuando logos de la Biblia una deuda permanente
éste llegó a su madurez. Por lo menos por la perspectiva en que ahora podemos
habían pasado cien mil años desde que ver y usar esta literatura sagrada.
el hombre aprendió a fabricar utensilios
y han pasado menos de dos mil años desde
que se cerró el canon. Sin embargo, algu- 4
Op. cit., 43.
BIBLIOGRAFÍA
GIGANTES EN LA TIERRA
Los israelitas tenían varias tradiciones fragmentos de cerámica fechables dos si-
acerca de los aborígenes de su país. Esta- glos después del año 2000.a. C , en que
ban convencidos de que habían sido hom- habían sido consignados los nombres de
bres de talla gigantesca, y les daban diver- los enemigos de la corona. Su lista se
sos nombres: nefilim, refaím, los descen- escribía sobre unos recipientes de arcilla
dientes de Anac, los emim y los %uzimr.-o que luego eran rotos en pedazos. La prác-
zamzummim. Los emim y zuzim- eran lo- tica obedecía a razones mágicas. Del mis-
calizados sobre las márgenes del Jordán, mo modo que se rompían los recipientes,
mientras que de los hijos de Anac sé creía también los rebeldes, según se creía, iban
que habían ocupado las inmediaciones" de a ser destrozados. Entre aquellos rebeldes
Hebrón. Og, rey de Basan, al este del se menciona una tribu palestinense cuyo
mar de Galilea, era tenido por uno de los nombre coincide prácticamente con Anac
últimos refaím; su famoso lecho de hie- y que debía de comprender al menos tres
rro, según los israelitas, medía 4 m. de clanes, ya que se nombran tres jefes. No
largo por 1,80 m. de ancho (Dt 3,11). es seguro, sin embargo, que haya alguna
Los espías israelitas enviados por Moisés relación entre estos anaquitas y los de la
desde el desierto para que hicieran un Biblia, pero se trata del único descubri-
reconocimiento de la «tierra que mana miento que guarda cierta relación con los
leche y miel» regresaron con este terro- nombres de los aborígenes conservados
rífico informe: «La tierra que hemos cru- por los israelitas.
zado y explorado es una tierra que devora En cuanto a la existencia de gigantes,
a sus habitantes; el pueblo que hemos hemos de decir que en el Próximo Orien-
visto en ella es de gran estatura. Hemos te no ha aparecido prueba alguna de que
visto allí nefilim, hijos de Anac: parecía- hubiesen existido allí gentes de una esta-
mos saltamontes a su lado y así nos veían tura fuera de lo normal, aunque conoce-
ellos» (Nm 13,32s). mos las razones que dieron origen a se-
Desgraciadamente, la arqueología no ha mejante tradición. Los espías de Israel
hallado prueba alguna de la existencia se lamentaron de que las ciudades del país
de aquellas gentes, salvo, quizá, una ex- eran grandes y que sus muros se alzaban
cepción. Se trata de los hijos de Anac. hasta el cielo (Dt 1,28; Nm 13,28). Hoy
En Egipto ha aparecido gran número de sabemos que no exageraban. Era lógico
42 GIGANTES EN LA TIERRA
' • , . . . V W"** ^
vor de la existencia de una raza o razas acerca de aquellas gentes, ya que sólo
de gigantes prehistóricos? La respuesta han sido hallados algunos instrumentos
es sencilla: no hay ninguna. Parece que líticos usados por ellas. Era la época gla-
antes del 3000 a. C. los hombres del ciar, y cuando el hielo no cubría zonas
Próximo Oriente eran de talla algo menor tan meridionales como Siria y Palestina,
que la normal en nuestros días. A partir los hombres que vivían allí buscaban re-
de esa fecha, debido sin duda a una me- fugio en las cuevas, que les servían de
jor alimentación, la estatura media fue habitación incluso durante los períodos
aumentando paulatinamente hasta alcan- cálidos. Las excavaciones practicadas en
zar las proporciones del hombre actual. muchas de estas cavernas han convertido
Por supuesto, se daban excepciones, exac- a Palestina en uno de los grandes centros
tamente igual que en nuestros días, y por de investigación por lo que se refiere al
ello se nos habla de hombres de gran paleolítico y al mesolítico. En un valle
talla, como Og, Goliat y sus hermanos. abierto al mar, al sur del monte Carme-
Pero las excavaciones nos dicen que no lo, dos cavernas dieron a conocer una
podemos hablar en modo alguno de una docena de esqueletos pertenecientes a una
raza de gigantes. «raza» mixta relacionada con el hombre
Por lo que nosotros sabemos, el hom- de Neanderthal (il. 8) y fechable en el
bre pobló el Asia occidental durante la mesolítico '. Aquellas gentes vivían de la
primera etapa del paleolítico, hace unos
doscientos mil años por lo menos, o qui- 1
D. A. E. Garrod y D. M. A. Bate, The Stone
zá en fecha anterior. Sabemos muy poco Age of Mount Carmel (Oxford 1937).
44 GIGANTES EN LA TIERRA
cia los tiempos históricos conocióla con el tarlas, pero son indicio de un sorpren-
nombre de «calcolítico», de cháleos, «co- dente grado de refinada actividad imagi-
bre», y lithos, «piedra». Si bien el hueso nativa. Hacia 3500 a. C. estaban ya cons-
y la piedra seguían siendo los materiales truidos en Mesopotamia los primeros
más comúnmente utilizados en aquella grandes edificios públicos y se desarro-
época para la fabricación de instrumentos} llaba una escritura ideográfica que al co-
hacia el 4000 a. C. o poco después se des- rrer de los siglos iría perdiendo paulatina-
cubrió el secreto de la fundición del co- mente toda semejanza con sus orígenes
bre, con lo que se inició el-primer boom figurativos. La religión se desarrollaba y
en las tierras bíblicas. En el norte-de Siria florecía; los templos eran instituciones
y en Mesopotamia se fabricaba una bellí- dotadas de gran poderío e influencia; los
sima cerámica con decoración refinada y intelectuales de la época eran capaces de
en una sucesión de estilos que no sería disertar acerca de cosas tan abstractas
superada, ni siquiera igualada, salvo raras como el «alma», lo «divino», la «huma-
excepciones hasta los tiempos de los gran- nidad», lo «santo», la «bondad», la «pu-
des ceramistas atenienses contemporáneos reza» y la «verdad». La civilización de
de Sócrates y Pericles, en el siglo v a. C. esta época ha recibido el nombre de «cul-
En Palestina han sido descubiertas varias tura de regadío», ya que estaba circuns-
viviendas cuyos muros estaban enlucidos
crita prácticamente a los valles y llanuras
y decorados con complicadas escenas
en que era posible tal técnica. Construir
(il. 11). Nos resulta imposible interpre-
y conservar un complicado sistema de
46 GIGANTES EN LA TIERRA
primeros grandes imperios. Hay una ar- en guerra permanente unas con otras.
quitectura monumental, se desarrolla la Aunque débil desde un punto de vista
escultura y se graban inscripciones. Em- político, Lagas era importante por su agri-
piezan a surgir grandes personalidades cultura y su comercio. Pero sus sacerdotes
que sacaban la cabeza y los hombros por y dignatarios estaban muy corrompidos.
encima de sus contemporáneos. Tendre- Al subir Urukagina al trono emprendió
mos que mencionar algunos de estos «gi- una reforma administrativa, poniendo fin
gantes en la tierra» como ejemplo de las a la injusta opresión de los pobres por los
respectivas civilizaciones. sacerdotes y los malvados que violaban
Nuestro primer «gigante» quiza sea el las «leyes justas» del dios Ningirsu. Fue-
primer gran humanitario que conocemos. ron precisamente aquellas «leyes justas»
Era rey de la ciudad de Lagas, en el sur las que sirvieron de base para que, mu-
de Mesopotamia, y se llamaba Urukagína chos años después, compusiera Hammu-
(siglo xxy a. C ) . Era sumerio, pertene- rabi su famoso código. Esta fue tan sólo
ciente al pueblo de los más antiguos habi- una de las aportaciones de los emprende-
tantes conocidos de Mesopotamia. Aque- dores sumerios, cuya cultura habría de
llas gentes estaban organizadas en una constituir el cimiento de la civilización
serie de ciudades-estados, entre las que babilónica posterior. Poseían una extensa
destacaban Lagas, Ur, Kis y Erek. Vivían literatura, gran parte de la cual se está
48 GIGANTES EN LA TIERRA
Cheops y los restantes faraones de la tro de un faraón que vivió poco antes de
época de las pirámides fueron monarcas Cheops. Imuthes era un hombre tan sa-
absolutos, quizá los más absolutos que bio en el campo, por ejemplo, de la ar-
nunca haya conocido el mundo. Para quitectura y de la medicina, que su fama,
aumentar más aún su prestigio fueron di- en vez de disminuir, más bien fue aumen-
vinizados y su persona resultaba tan in- tando con el paso del tiempo. Reciente-
accesible como lo fuera en otros tiempos mente ha sido excavado un hermoso tem-
el emperador del Japón. Una tradición plo que construyó para su señor; se trata
nos informa de que se tardó veinte años del más antiguo edificio en piedra labrada
en construir la gran pirámide y que en descubierto hasta el momento. Imuthes
sus obras intervinieron constantemente -fue el primer arquitecto que convirtió en
cien mil hombres. Podemos creerlo, a la edificio de piedra la vieja estructura de
vista de aquella mole imponente. Su altu- adobes y zarzos. Siglos más tarde aún
ra era de 144 m. y estaba formada por corrían de boca en boca sus proverbios,
más de dos millones de bloques de piedra y dos mil años después de su muerte se
caliza, cada uno de los cuales pesa dos convirtió en el dios de la medicina, al
toneladas y media por término medio. Los que los griegos identificaron con su Escu-
bloques fueron colocados sin la ayuda de lapio.
las modernas grúas, sin más recurso que A continuación hemos de mencionar
la fuerza humana. Cuando se terminaba toda una serie de «gigantes» egipcios, cu-
de colocar una capa de bloques, se levan- yos nombres nos son desconocidos, pero
taba hasta igualar su altura una rampa que se inmortalizaron por sus notables
por la que se arrastraban las piedras que composiciones literarias, según nos hizo
iban a formar la capa siguiente. A pesar notar el difunto profesor James Henry
de las dificultades que semejante obra su- Breasted en su libro The Dawn of Con-
ponía, los bloques de piedra y las placas science. Uno de ellos ha sido llamado «el
de granito que formaban el revestimiento primer gran poeta de la literatura univer-
encajaban con una precisión que todavía sal»; su obra es un diálogo dramático
admira a nuestros ingenieros más capaces. entre el autor y su alma. El pobre, a se-
Esta obra sólo pudo ser realizada por un mejanza de Job, estaba abrumado por una
rey que era considerado como un dios, a serie de infortunios, a consecuencia de lo
cuyo servicio estaban todos los recursos cual toma la resolución de renunciar a la
del país. Esta hazaña de Cheops es tan lucha y suicidarse, ya que la hermosura
asombrosa, que en nuestros días no faltan del más allá le parece preferible a la vida.
quienes pretenden ver en su pirámide una Su alma trata de disuadirle. Sigue una
clave para resolver todos los enigmas de larga disputa en que cada cual defiende
la vida. Nótese, sin embargo, que los con energía su alegato. El hombre se que-
egiptólogos de nuestros días no van tan ja de las amarguras de la vida y de que
lejos, pues piensan que el «secreto de las «no hay ningún justo; la tierra está en
pirámides» ya ha sido resuelto sin ningún manos de los que hacen la iniquidad».
recurso a lo misterioso. Con la negrura de esta existencia contras-
Imhotep, o Imuthes, como fue llama- ta la felicidad de una vida junto a los
do por los griegos, fue un «gigante» en el dioses en el más allá. La vida es una dila-
campo del saber. Fue realmente el primer tada enfermedad de la que sólo es posible
investigador del mundo de que tenemos sanar con la muerte para entrar en un
noticia. Lo sorprendente es que no era hermoso jardín. A todo esto replica el
un rey, sino simplemente el primer minis- alma que la vida en el más allá no es sino
50 GIGANTES EN LA TIERRA
una vana esperanza y que la única solu- malvados, serán restablecidos en todo el
ción al problema de la existencia no es el país, mientras que se logrará expulsar a
suicidio, sino el ahogar las penas en el los invasores.
placer. Vive tu vida en plenitud mientras Otros escribieron en la misma época
estás aquí; después no hay nada. De esta sobre la justicia social, pidiendo que el
manera discurre la argumentación, hasta pobre y el oprimido fueran tratados con
que, finalmente, se convence el alma, equidad. Conocido es el relato del Labra-
pues gana la partida el cuadro de la her- dor Elocuente, un hombre despojado por
mosura de la vida en el más allá. un funcionario, pero que lleva su quere-
Nuestro autor escribía todo esto poco lla ante la Corte y allí se defiende con
antes del 2000 a. C , en un época en que tanta elocuencia que el monarca termina
Egipto, y, para el caso, todo el Próximo por hacerle justicia. El largo diálogo en
Oriente, atravesaba un período de desór- la sala del tribunal contiene una acusa-
denes y dificultades, una auténtica edad ción válida para todos los tiempos contra
oscura. Había guerras civiles y todo tipo la corrupción, y una perspicaz exposición
de invasores tenía el camino despejado. sobre las responsabilidades que incumben
Estos invasores recibían en Mesopotamia a los que ejercen cargos públicos. Pero
el nombre de «occidentales», o amorreos, lo más interesante es que tales alegatos
y no cabe duda de que algunos de ellos a favor de la justicia social se pronuncian
causaron quebraderos de cabeza a los en Egipto apenas finalizada la época del
egipcios, en cuyo suelo brotan la deses- imperialismo absoluto. También merece
peración y el pesimismo del poeta. Como tenerse en cuenta que la gran pirámide es
tantas veces ha ocurrido, cuando se tam- el mayor esfuerzo del hombre por asegu-
balean los pilares de la civilización, los rarse la pervivencia eterna por medios
hombres empiezan a revisar las viejas puramente físicos. El intento fracasó y,
ideas y a poner en tela de juicio las con- al parecer, así se reconoció inmediatamen-
vicciones aceptadas en su tiempo. te. En todo caso, ya durante la misma
De la misma época conocemos otros época de las pirámides empezaron a lle-
escritos en que se expresan muchas ideas narse las tumbas de los llamados «textos
elevadas. Un padre amonesta a su hijo de las pirámides», himnos mágicos y con-
para que recuerde siempre que «más acep- juros destinados a prestar ayuda al difun-
table es la virtud del justo que el toro to durante su viaje hasta el cielo, como
(ofrecido en sacrificio) del que hace la si los medios físicos no bastaran para con-
iniquidad». Otro escritor, de nombre ducirle hasta allí y se hicieran necesarios
Ipuwer, compuso una serie de «adverten- todos los recursos de la magia. En las
cias». Muchas de ellas vienen a ser una obras de esos hombres a que antes nos
denuncia de la situación horrible de su hemos referido va implícita la idea de que
época. El país está sumido en la mayor ni los grandes amontonamientos de pie-
anarquía; el gobierno paralizado; «un dras ni la magia (ni ambas cosas a la vez)
hombre ve en su hijo a un enemigo» y son suficientes, a menos que el difunto
«un hombre hiere a su hermano de la haya practicado la justicia y la bondad.
misma madre». «¡Ay de mí por la miseria Al iniciarse la Edad del Bronce medio,
de este tiempo!». Pero Ipuwer no deja hacia 1900 a. C , encontramos gran nú-
a sus lectores sin esperanza. Esta época mero de «gigantes», entre los que sólo
miserable desembocará en unos tiempos podremos mencionar unos pocos. No omi-
mejores en que los nobles y honrados, tiremos el nombre de Zimri-Lim, rey de
desplazados, ahora por la chusma y los la ciudad de Mari, en el Eufrates superior,
105 PRIMEROS «GIGANTES» n
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14. Vista aérea de las ruinas del palacio de Mari.
en el siglo xvm a. C. Ha sido excavado era uno de los lugares más impresionantes
su palacio a partir de 1936; durante la de todo el mundo (il. 14). De hecho, una
primera campaña desarrollada en este lu- de las cartas de la biblioteca, escrita por
gar fueron exhumados los archivos con- un tal Hammurabi, rey de Alepo, dice
sistentes en 20.000 tablillas de arcilla. como sigue: «A Zimri-Lim digo: Así dice
Unas 5.000 eran cartas dirigidas a este Hammurabi, tu hermano, el príncipe de
monarca por reyes, funcionarios y gentes Ugarit [Ras Shamra, en la costa siria] me
del pueblo de toda Mesopotamia. Estos ha escrito como sigue: Hazme ver la casa
documentos han revolucionado nuestras de Zimri-Lim. Yo desearía verla. Ahora,
ideas sobre el Asia occidental en aquella pues, te envío al príncipe su hijo».
época, incluyendo la rebaja en unos dos- Zimri-Lim logró organizar su Estado
cientos años de la fecha correspondiente con notable eficiencia. Se llevaban regis-
al gran monarca babilónico Hammurabi. tros exactos y minuciosos; hay, por ejem-
Mari parece haber sido en esta época plo, dos tablillas de gran tamaño, de unos
el Estado más importante de toda la 30 cm. de longitud, cada una de las cua-
zona, con una extensión de aproximada- les contiene casi mil nombres de artesa-
mente 500 kilómetros desde la frontera nos pertenecientes a diversos gremios.
de Babilonia hasta el límite de Siria. El El país no estaba totalmente ocupado y
palacio de Zimri-Lim, consistente en una se prestaba gran atención a la defensa.
agrupación de cerca de trescientas estan- Se creó un sistema muy completo para la
cias sobre una superficie de 200 hectáreas, transmisión de mensajes mediante hogue-
LOS PRIMEROS «GIGANTES» 53
ras, de forma que las noticias podían di- los dioses. Resultado de ello fue que se
fundirse por todo el Estado en muy pocas desarrollaron mucho los diversos recursos
Vioras-, una práctica que más tarde se apli- adivinatorios; los adivinos babilónicos ha-
caría en el reino de Judá. Algunas tribus brían de desparramarse por todo el mun-
que causaron quebraderos de cabeza a do civilizado. Buen ejemplo de ello es el
Zimri-Lim llevan el mismo nombre que Balaán del Antiguo Testamento. La mo-
la tribu hebrea de época posterior, Benja- derna astrología se remonta en última
mín, que significa «hijos de la mano de- instancia, a través de los griegos, hasta
recha», es decir, del sur. Durante mucho esa misma fuente 3 .
tiempo se creyó que el nombre «Da- Mari fue conquistada en tiempos del
vid», aparecido en aquellos textos como mismo Zimri-Lim por otro de nuestros
un título, significaba «capitán». En 1958, «gigantes», Hammurabi de Babilonia
sin embargo, el gran lingüista acádico (ca. 1728-1686 a. C ; cf. il. 15). Ham-
B. Landsberger logró probar, al parecer, murabi fue el segundo gran monarca de
que se trataba de una interpretación erró- la Mesopotamia meridional, después de
nea. Una de las cartas comunica a Zimri- Sargón, como hemos visto. Supo situarse
Lim un oráculo de parte de un vidente a la cabeza de un gran Imperio que se
extático o «profeta». El vidente dice que mantuvo durante siglo y medio, para ser
una divinidad le ha ordenado escribir a finalmente destruido hacia 1550 a. C. por
Zimri-Lim para que se ofrezcan comidas los hititas de Asia Menor. Bajo su man-
a la «sombra» del anterior rey, su padre. dato, Babilonia, que anteriormente había
El remitente añade: «Yo lo escribo a mi sido una pequeña ciudad relativamente
señor,' a fin de que mi señor haga lo que poco importante, se convirtió en la segun-
le parezca mejor» (cf. cap. IV, infra). da maravilla del Asia occidental, quizá
De gran interés es un conjunto de mo- más impresionante y prodigiosa aún que
delos de hígado en barro hallados en una Mari, pues era al mismo tiempo centro
de las estancias del palacio. Se utilizaban comercial de un próspero Imperio.
en la adivinación, una práctica a la que se El dios de Babilonia Marduk amplió
prestaba especial atención en la Corte. su zona de dominio con aquellas conquis-
Las gentes de Mesopotamia no se preocu- tas y se convirtió en divinidad tutelar de
paban de la vida en el más allá tanto co- todo el país. La más famosa construcción
mo los egipcios. Al parecer, no estaban de Babilonia era su templo en forma de
totalmente seguros de que hubiera nada torre, con el santuario levantado sobre
parecido a la inmortalidad para el hombre una gran construcción escalonada (il. 16).
común. Uno de sus grandes poemas refe- Llevaba el nombre de Etemenanki, que
ría las aventuras del héroe Guilgamés, significa «la casa de la terraza del cimien-
to de cielo y tierra». Ya en aquella época
que, en un determinado momento, se sin-
tan remota era una de las maravillas del
tió abrumado por un morboso miedo a la
mundo. Aún se alzaba mil años después,
muerte y se empeñó en conseguir la in-
cuando Nabucodonosor mandó reparar el
mortalidad, aunque no logró coronar su
intento. En consecuencia, las gentes de
3
Mesopotamia (igual que los israelitas) se Véanse sobre los descubrimientos de Mari
interesaban ante todo en lograr vivir la G. E. Mendenhall, «The Biblical Archaeologist»
11 (1948) 2-19; A. Parrot, Mari, une ville per-
vida presente con tanta plenitud como due (París 1948); M. Noth, Covenant-Making
les fuera posible. Para ello era preciso in Light of a Text from Mari, en The Laws in
aplicar unas técnicas capaces de rasgar el the Pentateuch and other Studies (Filadelfia
1967) 108-117; R. de Vaux, Historia antigua
velo del futuro y revelar la voluntad de de Israel I (Ed. Cristiandad, Madrid 1975) 79ss.
54 GIGANTES EN LA TIERRA
BIBLIOGRAFÍA
Para una visión histórica del Próximo Orien- Remitimos también al lector a las siguientes
te preisraelita, cf. W. F. Albright, De la Edad obras: H. Frankfort, The Birth of Civilization
de Piedra al cristianismo (Santander 1959) in the Near East (Londres 1951);3 R. J. Braid-
cap. III, que hemos utilizado ampliamente para wood, Prehistoria Men (Chicago 1957); id., The
nuestro anterior capítulo. Se hallarán referencias Near East and the Foundations of Civilization
técnicas a los temas tratados. Cf. también del (Eugene 1952); G. E. Wright, The Bible and
mismo autor The Oíd Testament World, en the Ancient Near East, 78-88. En todas estas
The Interprete/s Bible I (Nueva York 1952) obras se hallarán numerosas referencias a fuen-
233-71; id., Arqueología de Palestina (Barcelona tes primarias y datos.
1962) caps. III y IV; J. Bright, La historia de
Israel (Bilbao 1966) 27-49.
CAPITULO III
LOS PATRIARCAS
¿Qué nos dicen los descubrimientos ar- riores de Israel, que encontramos en los
queológicos en relación con los orígenes libros de Samuel y de los Reyes. Las dis-
del pueblo hebreo, de los Patriarcas de tintas unidades narrativas, sin embargo,
Israel, Abrahán, Isaac y Jacob? No hace se han conjuntado en un argumento com-
falta decir que de estos personajes no apa- pleto, de forma que vienen a constituir
rece noticia alguna más que en la Biblia. una proclamación de las acciones y pro-
Lo ocurrido con esos descubrimientos es mesas de Dios en relación con los funda-
que han logrado levantar el velo que antes dores del pueblo. Más tarde se entendió
nos ocultaba la visión de su época. Como que los acontecimientos del pasado entra-
consecuencia sabemos nosotros mucho ñaban la promesa del futuro.
más que sus descendientes, los israelitas, Los primitivos hebreos estaban organi-
sobre la clase de personas que eran, su zados según una forma patriarcal de so-
lugar de procedencia, su forma de vida, ciedad. Daban por supuesto, en conse-
sus creencias, el puesto que ocupan y lo cuencia, que todos los demás pueblos, a
que significan en el marco histórico de las semejanza de ellos mismos, podían remon-
grandes naciones del pasado. tar su ascendencia hasta un antepasado
Hemos de advertir desde el primer mo- común; que todo pueblo y toda tribu
mento que aún es mucho lo que quisiéra- tenían un patriarca que les había dado
mos saber, pero que de momento no es origen. También ocurría con frecuencia
posible. Los relatos acerca de los Patriar- que el narrador hebreo personificara al
cas, como los cantos homéricos sobre la grupo, es decir, que utilizara el nombre
guerra de Troya, eran poemas históricos del supuesto antepasado patriarcal de un
que no se pusieron por escrito hasta mu- pueblo para designar a éste. De tal modo,
chos siglos después de circular oralmente. cuando leemos los relatos acerca de Esaú
Se transmitían de generación en genera- y Jacob, por ejemplo, nos resulta difícil
ción bajo una forma semipoética. Fueron saber en cada caso concreto si el narrador
pulidos al ser narrados una y otra vez du- original se refiere a estos personajes o a
rante siglos hasta convertirse en hermosas las tribus a las que se suponía que habían
composiciones épicas, muy diferentes de dado origen. Tan difícil resulta distinguir
los relatos sobre David y los reyes poste- la historia personal de la historia tribal,
58 LOS PATRIARCAS
genitura. Entonces dio Jacob a Esaú pan tunado Labán, que le nacieron otros hijos
y el guiso de lentejas, y él comió y be- (Gn 30,35). Jacob, entre tanto, había lo-
bió» (Gn 25,30-34). grado acumular una buena fortuna gra-
Las bendiciones orales y las últimas cias a unas prácticas que, si bien no eran
voluntades eran tenidas por válidas tanto ilegales, resultaban en realidad moralmen-
en Nuzi como en la sociedad patriarcal. te «turbias» (cf. Gn 30,31-31,12), por lo
Aquellas bendiciones eran algo muy serio que decidió marcharse y regresar a Ca-
y se consideraban irrevocables. Recorde- naán. Así lo hizo, pero a escondidas,
mos cómo Isaac mantuvo su palabra a mientras que Raquel se apoderaba de los
pesar de que Jacob había obtenido sus dioses o ídolos domésticos. Si bien se ha
bendiciones con falsedad. «Isaac se estre- discutido en qué podían consistir exacta-
meció con un fuerte temblor y dijo: 'El mente estos terafim (Gn 31,19.34.35),
que trajo la caza y me la puso delante y de lo que no cabe duda es de que se tra-
yo comí..., ése será bendito'» (Gn 27,33). taba de los dioses domésticos, pues «dio-
La costumbre mandaba que Isaac man- ses» se les llama en Gn 31,30.32. Al pa-
tuviera su palabra aun en el caso de que recer, y según las noticias de Nuzi, poseer
la bendición hubiera sido recibida por un aquellos ídolos era de la mayor impor-
impostor extraño a la familia. En su lecho tancia. No sólo garantizaban una vida
de muerte, Jacob designó a Judá como su próspera, sino que también aseguraban
sucesor en la condición de jefe de la fa- a quien los tuviera en su poder la pose-
milia: «Judá, en cuanto a ti, tus herma- sión de la herencia. No es de extrañar, por
nos te alabarán..., los hijos de tu padre consiguiente, que Labán se sintiera más
se inclinarán ante ti» (Gn 49,8). En Nuzi preocupado por la pérdida de sus terafim
hubo un caso en que una de aquellas que por la ausencia de sus hijas, el esposo
«bendiciones» fue dada por buena inclu- de éstas y todo lo que se llevaban. Tam-
so ante un tribunal, reflejando unos ni- bién, según las leyes de Nuzi, se explica
veles superiores a los de nuestros días. que preguntara lleno de indignación:
Pero quizá lo más interesante sea la «¿Por qué me has robado mis dioses?»
explicación de las relaciones entre Jacob (Gn 31,30).
y Labán, gracias a las tablillas de Nuzi. Si pensamos que Jacob, de acuerdo con
Este relato (Gn 29-31) había resultado las leyes de que tenemos noticia por'
hasta ahora difícil de entender, pero en Nuzi, era hijo adoptivo de Labán, pode-
la actualidad se explica fácilmente a la mos comprender por qué éste le dijo:
vista del derecho consuetudinario de
Nuzi. Labán, al parecer, no tenía here-
deros varones, de forma que adoptó por
hijo a Jacob y le dio por esposas a sus
dos hijas: Lía y Raquel. La norma era,
sin embargo, que si Labán tenía un hijo
después, éste habría de tener parte en la
herencia y recibir los dioses domésticos,
o terafim (il. 18). Sólo en el caso de que
no naciera ningún hijo habrían de pasar
los terafim a poder de Jacob. Otra de las
normas era que Jacob no podría tomar
otras esposas, bajo pena de perder sus
derechos.
Parece que con el tiempo fue tan afor- 18. ídolos domésticos procedentes de Nuzi.
64 LOS PATRIARCAS
«Las hijas son mis hijas, los niños son Pero esta influencia no se extendió a las
mis niños y los rebaños son mis rebaños, creencias en cuestión. Por otra parte, ya
y todo cuanto ves es mío» (Gn 31,43). desde la publicación en 1876 de la obra
En su condición de Patriarca, estaba La- de George Smith The Chaldean Account
bán en perfecto derecho de ejercer su of Génesis, todos han podido advertir las
autoridad sobre toda aquella familia. Si estrechas semejanzas existentes entre los
les permitió seguir viaje hacia Canaán relatos mesopotámicos y los hebreos.
sería probablemente a causa de la alegría ¿Cómo puede explicarse que este país,
de verse libre de su astuto yerno o por- el más alejado de Israel de todos los del
que éste se hubiese hecho entre tanto Próximo Oriente, ejerciera influencia tan
más fuerte que el mismo Labán. Todo grande en las ideas bíblicas acerca de los
este relato, a la luz de los archivos de orígenes? .
Nuzi, nos muestra dos grupos de hábiles La mayor parte de los investigadores
árameos, cada uno de los cuales tiene ra- bíblicos ha supuesto que Israel adoptó
zón en parte y en parte resulta culpable, aquellas concepciones durante la época
maquinando constantemente trampas le- en que se impuso el poderío asirio, entre
gales.
los siglos ix y vil, así como durante el
cautiverio en Babilonia, en el siglo vi. Los
israelitas desterrados sufrieron, hasta cier-
4. Ideas de los Patriarcas sobre, to punto, la influencia de las concepcio-
el origen de la humanidad nes babilónicas, pero la consecuencia más
decisiva del exilio, sin embargo, no fue la
Lo que pudieran pensar los Patriarcas tendencia a asimilar elementos gentiles,
israelitas acerca de los orígenes de la hu- sino, al contrario, a diferenciarse cada vez
manidad es un problema para el que no más, a separarse de los que les retenían
poseemos una solución satisfactoria. El cautivos. En cuanto a la etapa anterior,
Antiguo Testamento se inicia propiamen-
recordemos que los asirios eran maestros
te con una exposición sobre este tema,
en el arte de la guerra, pero no en el del
en que se dan noticias al lector acerca de
pensamiento, una actividad más tranquila
numerosas cuestiones relacionadas con los
orígenes del mundo y del hombre. Pero en la que destacaban los babilonios. En
¿a qué etapa o etapas de la historia israe- consecuencia, cada vez son más los inves-
lita corresponden estas exposiciones? No tigadores que van adoptando la conclu-
cabe duda de que reflejan las creencias y sión de que las antiguas tradiciones rela-
la fe de los dirigentes israelitas de la opi- tivas a los orígenes se remontan a un
nión desde el siglo x al siglo v. Pero ¿se período anterior. De hecho, parece más
remonta alguna de estas creencias al pe- probable que fuesen los mismos Patriar-
ríodo patriarcal? cas los que trajeron consigo de Mesopo-
tamia algunas de las tradiciones relativas
Es un dato interesante que ninguno de
a la creación, el paraíso, el diluvio, los
los relatos hebreos acerca de la creación
relatos sobre Nemrod (Gn 10,8ss) y la
o el diluvio incluidos en Gn 2 y 6-9 pre-
senta semejanza alguna con lo que halla- torre de Babel (Gn 11). ¿Cómo explicar
mos en la literatura egipcia o cananea. El de otro modo que Israel los poseyera y
hecho resulta especialmente curioso, ya que Canaán los ignorase?
que los israelitas vivieron durante mucho Dejaremos la comparación entre las
tiempo como vecinos de ambos pueblos, concepciones bíblicas y las babilónicas
que además tuvieron una gran influencia para el cap. VII; aquí nos limitaremos
en la literatura y en la religión de Israel. a indicar que el relato sobre la torre de
LOS PATRIARCAS EN CANAAN 65
Babel debió de originarse en una época bablemente a la realidad, ya. que los nó-
en que Babilonia y su gran zigurrat se madas o seminómadas del tipo patriarcal
hallaban en todo su esplendor y eran bien nos son hoy bien conocidos gracias a las
conocidos, es decir, entre el 1800 y el pinturas y documentos antiguos. Quizá
1530 a. C , antes de que la ciudad fuera sea mejor imaginárnoslos como verdade-
destruida por los hititas, aunque el zi- ros ganaderos, algo entre los nómadas
gurrat fuera erigido posiblemente ya en actuales y los rancheros y cowboys ame-
el siglo xxiv a. C. (il. 16). Además es ricanos del siglo pasado.
interesante advertir que la montaña en Un relato egipcio contemporáneo en
que, según el relato babilónico del dilu- que se nos cuentan las aventuras de un
vio, quedó varada el arca se encuentra individuo llamado Sinuhé (hacia 1900 an-
precisamente al este de Mesopotamia, tes de Cristo) ilustra muy bien aquel gé-
mientras que en la narración hebrea se nero de vida. El personaje en cuestión
habla de las montañas de Ararat o Arme- era un alto funcionario del gobierno egip-
nia, situadas precisamente al norte de cio que se vio obligado a huir de su pa-
Jarán. El relato de la torre, por consi- tria por razones políticas. Después de
guiente, indica su posible antigüedad, muchas dificultades y aventuras llegó al
mientras que el del diluvio nos dice que país del «este» (Kedem) en Siria, que con
se trata de una tradición no babilónica, toda probabilidad debe de ser el mismo
sino del norte de Mesopotamia. «país de los hijos del este (Kedem)» al
Es evidente, por tanto, que los datos que marchó Jacob (Gn 29,1). Si bien el
arqueológicos concuerdan con la tradición Kedem o «Este», al que huyó Sinuhé,
bíblica, que fija el lugar de origen de los no hubo de ser necesariamente Padán
Patriarcas en las inmediaciones de Jarán. Aram, ciertamente se halla en la misma
En consecuencia, ya podemos dar respues- zona. Allí se encontró Sinuhé con un
ta a preguntas como «¿quiénes eran los jefe amorreo como podían serlo Labán,
Patriarcas y de dónde procedían?». Abrahán o Jacob. El jeque se alegró de
verlo (porque otros egipcios que se halla-
ban allí lo identificaron) y lo hizo miem-
LOS PATRIARCAS EN CANAAN bro de su tribu, dándole su hija mayor
por esposa. A Sinuhé le pareció que aqué-
El Génesis nos presenta a los Patriar- lla era una tierra que manaba «leche y
cas como hombres que vivían del produc- miel»: «Era una tierra buena... En ella
to de sus ganados, de sus rebaños de había higos y uvas. Daba más vino que
ovejas y cabras, errantes por las tierras agua. Mucha era su miel, abundantes sus
montañosas de Palestina entre Dotan y aceitunas. Todo (tipo de) fruto se daba
Berseba, siempre pensando en pastos y en sus árboles. Había allí cebada y trigo.
manantiales, estos últimos no muy abun- No tenían fin los ganados (de todas cla-
dantes en una tierra cuya superficie ro- ses). Me hacían pan como asignación dia-
cosa está formada por calizas blandas y ria, vino como provisión de cada día, me
porosas. No eran agricultores, por tanto, guisaban carne y me asaban caza, además
sino nómadas. Al llamarlos «nómadas», de las piezas cobradas en el desierto, por-
sin embargo, quizá nos sintamos incli- que salían a cazar para mí y me traían las
nados a imaginarlos como gentes rudas, piezas cobradas, además de lo que cogían
incultas, al estilo de los hombres que mis perros» 2.
todavía pueden verse en los territorios
semidesérticos de la actual Siria o Trans- 2
jordania. Semejante idea no responde pro- J. A. Wüson, en J. B. Pritchard (ed), An-
cient Near Eastern Texts (Princeton 1950) 19-20.
5
66 LOS PATRIARCAS
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(Acre), Acsaf (cerca de Acre), Tiro, Jasor Otra de las grandes ciudades cananeas
(en Galilea), Astarot (en Basan), Pella (al era Meguido (íl. 2), la fortaleza que vi-
otro lado del Jordán, frente a Beisán), etc. gilaba el paso por el monte Carmelo entre
También aparece el término Shutu, que la llanura de Sarón y la gran planicie de
probablemente es el nombre antiguo de Esdrelón. Los descubrimientos más im-
Moab, al este del Mar Muerto, que tam- portantes en este emplazamiento, por lo
bién parece haber sido consignado en el que se refiere a la época de los Patriarcas,
texto hebreo de Nm 24,17. fueron hechos por el Oriental Institute
Las excavaciones nos han demostrado de la Universidad de Chicago en 1938-39.
que una de las grandes ciudades cananeas Muy interesantes son un lote de objetos
de la época era Guézer, situada sobre una egipcios y un conjunto formado por tres
de las alturas que bordean la llanura cos- templos (il. 23), cuya estructura es exac-
tera al sudeste de Jafa (il. 22). Estaba tamente igual en los tres casos; consistía
defendida por una fortísima muralla. Las en un pórtico con columnas in antis y una
estatuas y otros objetos de procedencia estancia rectangular en la que se hallaba
egipcia hallados entre 1902 y 1909 por antiguamente instalada la estatua de la
el arqueólogo inglés Macalister, datables divinidad que allí recibía culto. Los tem-
hacia el 1900 a. C , indican que esta ciu- plos estaban juntos y posiblemente eran
dad debió de ser una avanzada egipcia ya las «casas» de tres divinidades distintas.
en el período patriarcal. Este importante Detrás de los templos se hallaba el gran
descubrimiento nos indica que al menos «lugar alto», una estructura circular de
la llanura costera de Palestina se hallaba 9 m. de diámetro en la base y 2 m. de
dominada por Egipto en aquella época. altura (il. 24), a la que se sube por una
70 LOS PATRIARCAS
serie de escalones situados al lado este. de Sodoma y Gomorra, el valle que corre
Al pie de ella se halló gran cantidad de a lo largo del Jordán y el Mar Muerto
huesos de animales. Este lugar alto estaba estaba tan bien abastecido de aguas como
destinado a quemar los holocaustos; los el jardín del paraíso (el Edén) o la tierra
huesos eran los restos de los animales sa- de Egipto. Luego nos informa de la des-
crificados. Tenemos aquí un indicio de la trucción de Sodoma y Gomorra y de la
religión de los cananeos contemporáneos civilización que se desarrolló en la llanu-
de Abrahán. Con toda probabilidad era ra: «Entonces el Señor hizo llover del
casi idéntica a la practicada en períodos cielo sobre Sodoma y Gomorra azufre y
posteriores. En otro capítulo describire- fuego del Señor, y asoló aquellas ciuda-
mos su naturaleza. des y toda la llanura y todos los habitan-
Además de la llanura costera y de la tes de las ciudades y cuanto crecía sobre
planicie de Esdrelón había otra zona en la tierra... Y Abrahán... miró hacia So-
tiempo de los Patriarcas que contaba tam- doma y Gomorra y hacia toda la comarca
bién con varias ciudades y disfrutaba de de la llanura, y vio cómo el humo se
una vida próspera. Era la TransJordania elevaba de la tierra como el humo de un
oriental y el valle del Jordán. Algo se nos horno» (Gn 19,24-28).
dice al respecto en Gn 13,10-13: «Y Lot Esta descripción nos hace pensar en
alzó sus ojos y contempló toda la llanura seguida en un tremendo movimiento sís-
del Jordán, que estaba bien regada por mico. Posiblemente se trata de la única
todas partes, antes de que el Señor des- referencia explícita de la Biblia a un terre-
truyera Sodoma y Gomorra, como el jar- moto acaecido en el valle del Jordán, aun-
dín del Señor (el Edén), como la tierra que nosotros sabemos que tales fenóme-
de Egipto, según se va hacia Soar..., y nos sísmicos han sido allí muy frecuentes
Lot moró en las ciudades de la llanura a lo largo de la historia y que algunos de
y acampó hasta las inmediaciones de So- ellos constituyeron verdaderas catástrofes
doma». en que perecieron millares de personas.
Tenemos aquí una interesante tradi- Es bien sabido que el valle del Jordán
ción, pues el Génesis nos cuenta con estas se halla a nivel inferior del mar y que es
palabras de que, antes de la destrucción la depresión más profunda de su género
LOS PATRIARCAS EN CANAAN 71
Demostró con toda probabilidad que ac- En última instancia, es posible que el
tualmente se hallan bajo las sombrías cap. 14 del Génesis nos pueda dar aún
aguas del extremo sur del Mar Muerto. más luz sobre la fecha en que han de si-
Esto hace imposible excavarlas o saber tuarse los Patriarcas. Tenemos en ese
algo más acerca de ellas. Excavó dos yaci- pasaje el relato de una expedición de
mientos de las inmediaciones y halló que pillaje emprendida por cuatro reyes meso-
habían sido abandonados hacia el siglo xx potámicos en TransJordania, en que fue-
antes de Cristo, como las restantes ciuda- ron derrotadas y saqueadas las ciudades
des de la TransJordania meridional. Ex- de la llanura. Hoy es bien conocido el
plorando el valle del Jordán al norte del camino seguido por los cuatro reyes, pues
Mar Muerto, tanto Albright como Glueck se trata de una antigua ruta que atraviesa
hallaron que había sido un próspero cen- TransJordania, a la que los israelitas pos-
tro de civilización durante aquel período, teriores dieron el nombre de «la calzada
pero su población disminuyó súbitamente del rey» (Nm 20,17; 21,22): Antigua-
a partir de entonces. mente, muchos investigadores identifica-
Estos descubrimientos nos ofrecen los ban a uno de aquellos reyes, Amrafel, con
únicos datos objetivos que la arqueología el gran monarca babilónico, Hammurabi,
está en condiciones de aportar en relación pero hoy es insostenible semejante iden-
con Abrahán. Si éste fue contemporáneo tificación. Por ahora no es posible identi-
del hundimiento de las ciudades de la ficar a ninguno de los cuatro reyes, pero
llanura, es probable que viviera entre los podemos confiar en que algún día posee-'
siglos xx y xix a. C. Pero no podemos remos más noticias sobre ellos. La expe-
estar absolutamente seguros de esta fe- dición podría explicarse muy bien por la
cha, ya que es posible que las ciudades existencia de minas de cobre al sur del
de la llanura perecieran algo después de Mar Muerto, que eran explotadas, lo que
que fueran abandonadas las ciudades del explicaría la prosperidad de los habitan-
sur de TransJordania. Resulta, sin embar- tes de aquella región antes del repentino
go, difícil de entender la expedición de
pillaje emprendida por los reyes orienta-
les, de que se nos informa en Gn 14, si del segundo milenio antes de Cristo. Para un
es que la zona se hallaba abandonada y punto de vista que sitúa a los Patriarcas varios
siglos más tarde, cf. la detallada y estrictamente
aún no estaban en marcha las explotacio- razonada exposición de H. H. Rowley, From
nes de las minas de cobre al sur del Mar Josepb to Josuah (Londres 1950); C. H. Gor-
Muerto (cf. infra). Tenemos, sin embar- don, Introduction to Oíd Testament Times
go, un dato á que atenernos y que —ello (Ventnor, N. J. 1953) 103-4. Por otra parte,
D. N. Freedman, en un estudio sin publicar,
reviste el máximo interés— concuerda ha razonado que el argumento a partir de las
con tradiciones bíblicas posteriores. Los genealogías, en que estos investigadores se apo-
datos conservados por los sacerdotes ju- yan principalmente, no es válido, ya que las
genealogías no conservan ninguna noticia relati-
daítas nos informan que Abrahán partió va a la época anterior a la conquista de Canaán,
de Mesopotamia unos seiscientos años an- excepto la designación genérica de los clanes
tes del éxodo de los israelitas de Egipto, y las tribus. Así, por ejemplo, cuando Nm 16,1
es decir, hacia 1900 a. C. s . habla de «Córaj, hijo de Yishar, hijo de Quehat,
hijo de Leví», esto quiere decir únicamente que
un individuo llamado Córaj ben Yishar pertene-
cía al clan Quehat de la tribu de Leví. No se
5
Esta fecha que atribuimos a Abrahán es, puede argumentar a partir de tal pasaje, por
por supuesto, muy conjetural. Todo lo que con consiguiente, que sólo median tres generaciones
este capítulo pretendemos afirmar es que los entre el período patriarcal y la conquista, pues
relatos en torno a los Patriarcas se entienden anteriormente al período de Moisés no se con-
muy bien sobre el trasfondo de los comienzos serva una información genealógica exacta.
LOS PATRIARCAS EN CANAAN 73
y misterioso abandono de sus asentamien- sus obligaciones, por lo que replica: «Yo
tos urbanos unos veinte siglos antes de te vendo la tierra y te vendo con ella la
la época de Cristo. caverna» (v. 11). Se negó a dividir su
Hay otros muchos detalles de los rela- propiedad, de forma que Abrahán se vio
tos sobre los Patriarcas que pueden ser obligado a convertirse en feudatario a
ilustrados mediante los descubrimientos cuenta de toda la tierra. También es inte-
arqueológicos. Aquí, sin embargo, nos resante la mención de los árboles en el
limitaremos a dos de ellos. El primero es v. 17, ya que los documentos hititas de
la caverna de Macpela en Mambré (He- compraventa enumeran exactamente su
brón), la cámara sepulcral de los Patriar- número en cada transferencia de este tipo.
cas. Este tipo de enterramiento familiar Hay una segunda costumbre relaciona-
es hoy bien conocido gracias a la arqueo- da con las creencias de los Patriarcas. Al
logía (il. 20). Muchos de los que han menos en tres ocasiones erige Jacob este-
sido excavados se utilizaron durante va- las en los lugares donde ha tenido una
rias generaciones. Era costumbre enterrar experiencia religiosa. Después de su sue-
a los muertos con grandes cantidades de ño en Betel erigió una de ellas, hizo un
cerámica y otros objetos que el difunto voto a Dios y puso por nombre al lugar
había usado en vida. Los recipientes cerá- «Betel», que significa «casa de Dios» (Gn
micos contenían alimentos para el consu- 28,18ss). Cuando Jacob y Labán hacen
mo de las sombras de los muertos en el su alianza de paz e invocan a Dios como
más allá. testigo y parte en aquel pacto, erigen una
El relato de cómo Abrahán compró una estela (Gn 31,44ss). En Siquén alzó una
caverna a Efrón el hitita (Gn 23) se ha tercera estela, y recibió el nombre de
interpretado habitualmente como una há- «Dios, el Dios de Israel» (Gn 33,20, don-
bil transacción por parte de Efrón, en que de hemos de leer «estela» en vez de «al-
éste obtiene un precio excesivo. Reciente- tar»). No está del todo claro el signifi-
mente, sin embargo, ha estudiado este cado de esta costumbre. Pero las estelas
episodio a la luz del derecho hitita Man- nos son bien conocidas, ya que se ha des-
fred R. Lehmann 6. El código legal hitita cubierto buen número de ellas (il. 25).
hallado en Boghazkoy, capital de aquel Parecen haber sido erigidas ante todo
Imperio, en la actual Turquía, especifica como piedras conmemorativas en recuer-
que si alguien compra toda la propiedad do de una teofanía, un voto o un rito de
del vendedor, estará obligado a prestar alianza sagrada e incluso de un antepasa-
algunos servicios feudales, cuya naturale- do o funcionario importante.
za exacta desconocemos. La transferencia
de las tierras hititas llevaba consigo la En cuanto a la religión de los Patriar-
sumisión a estas obligaciones feudales, a cas poco es lo que se puede decir con
menos que se adquiriera tan sólo una par- «.erteza. La tradición, sin embargo, ha
te de la propiedad del vendedor. En la conservado el nombre genérico aplicado
segunda requisitoria de Abrahán ante el a la divinidad de la familia patriarcal. Era
consejo de la ciudad, el Patriarca especifi- conocida como «el Dios de los padres»
ca que desea comprar únicamente la ca- o «el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob».
verna situada al extremo de la tierra de Albrecht Alt y Julius Lewy han recogido
Efrón (Gn 23,9). Efrón, sin embargo, ve un buen número de ilustraciones pertene-
la oportunidad de descargarse de todas cientes a la Antigüedad pagana de este
tipo de divinidades familiares que los Pa-
triarcas solían elegir libremente como
* Cf. la bibliografía al final de este capítulo. divinidades tutelares personales, con las
74 LOS PATRIARCAS
Dado que los materiales a que nos referimos York 1928): interesante relato popular de la
son el resultado de investigaciones recientes, no expedición del autor y el profesor Albright en
están recogidos en la mayor parte de los ma- busca de Sodoma, Gomorra y Soar en 1924,
nuales. Los libros más importantes son los del cuyo resultado fue establecer que las ruinas de-
profesor W. F. Albright, a cuya labor se debe ben de hallarse actualmente bajo las aguas del
la mayor parte de nuestros descubrimientos: De extremo sudeste del Mar Muerto.
la Edad de Piedra al cristianismo (Santander N. Glueck, The Other Side of the Jordán
1959) cap. IV, sec. A y B; Recent Discoveries (New Haven 1940) cap. V; id., The River
in Bible Lands, supl. a Young, Analytical Con- Jordán (Filadelfia 1946) cap. III; id., Rivers
cordance (Nueva York 1955) cap. XI; The in the Desert (Londres-Nueva York 1959).
Archaeology of Palestine and the Bible (Nueva A. Alt, Der Gott der Vater (Leipzig 1929).
York 31935) cap. III, sec. 2. J. Lewy, Les textes paléo-assyriens et VAnclen
Otras obras en cuyas notas se hallarán más Testament: «Revue d'Histoire des Religions»
amplias referencias bibliográficas: J. Bright, ha 110(1934)29-65, esp. 50ss.
historia de Israel (Bilbao 1966) 53-109; R. de M. R. Lehmann, Abraham's Purchase of
Vaux, Les patriarches hébreux et les découver- Machpelah and Hittite Law: «Bulletin of the
tes modernes: «Revue Biblique» 53 (1946) American Schools of Oriental Research» 129
321-48; 55 (1948) 321-47; 56 (1949) 5-36; (1953) 15-18.
H. H. Rowley, Recent' Discoveries and the Para un punto de vista completamente dis-
Patriarcbal Age, en The Servant of the Lord tinto sobre las tradiciones del Génesis, según el
and other Essays (Londres 1952) 271-305. El cual la arqueología apenas puede prestar ayuda
estudio reciente más importante es el de R. de alguna para el estudio de los materiales tradi-
Vaux, Historia antigua de Israel (Ed. Cristian- cionales de este tipo, cf. M. Noth, Historia de
dad, Madrid 1975) 171-285. Israel (Barcelona 1966) 56-60; id., Het die
C. H. Gordon, Biblical Customs and the Bibel doch recht?, en Homenaje a Günther
Nuzu Tablets: «The Biblical Archaeologist» 3 Dehn (Neukirchen 1957) 16-19.
(1940), la exposición más completa de las cos- Para la crítica de esta postura, cf. J. Bright,
tumbres patriarcales a que hemos hecho refe- Early Israel in Recent History Writing (Lon-
rencia en la primera parte de este capítulo. dres 1956); G. E. Wright, History and the Pa-
J. P. Harland, Sodom and Gomorrah: «The triarchs: «The Expository Times» (1960) 3-7; la
Biblical Archaeologist» 5/2 (1942); 6/3 (1943), correspondiente réplica en G. von Rad, History
la mejor y más detallada exposición acerca del and the Patriarchs: «The Expository Times»
problema de la localización y destrucción de (1961) 213-16; M. Noth, Der Beitrag der Ar-
estas ciudades. cháologie zur Geschichte Israels (Oxford 1959),
M. G. Kyle, Explorations in Sodom (Nueva supl. a «Vetus Testamentum» 7 (1960).
CAPITULO IV
FORASTEROS EN EGIPTO
Panej (nombre egipcio de José; Gn 41, magos en Egipto (Gn 41,8), que «todo
45) no estaban en uso, por lo que nos- pastor (asiático) es abominación para los
otros sabemos, en tiempos de José, sino egipcios» (Gn 46,34; cf. 43,32), que en
que empezaron a utilizarse comúnmente Egipto se conocieron hambres de siete
a partir de la época de David. En otras años, que los ciento diez años que se atri-
palabras: había una tendencia a moder- buyen a José eran la duración típica de la
nizar los relatos, del mismo modo que vida feliz y próspera, según las inscrip-
ocurrió con las narraciones anteriores so- ciones egipcias, y que el embalsamamien-
bre los Patriarcas. Y es interesante adver- to o momificación de José y Jacob (Gn
tir que esto mismo ocurrió de nuevo con 50,2.26) era la forma habitual en que se
motivo de la traducción griega del Pen- preparaban los cuerpos de los difuntos
tateuco durante el siglo m a. C. importantes antes de darles sepultura.
En segundo lugar, se ha señalado mu- Los regalos qus hace el faraón a José al
chas veces que el colorido egipcio del re- ser éste nombrado primer ministro res-
lato sobre la estancia en aquel país resulta ponden perfectamente a las costumbres
muy fiel y que indudablemente se debe egipcias: «Y el faraón tomó de su propia
a la mano de quienes lo conocían muy mano el anillo de sello y lo puso en la
bien. Sabemos, en efecto, que los egip- mano de José, y lo vistió con ropas de
cios atribuían suma importancia a la in- lino exquisito y rodeó su cuello con una
terpretación de los sueños. Putifar hizo a cadena de oro. E hizo que marchara mon-
José «superintendente de su casa», un tado en su segundo carro, y ante él iban
título que viene a ser traducción exacta gritando: "¡Doblad la rodilla!'» (Gn 41,
del que llevaban algunos servidores im- 42s).
portantes de las casas de los grandes no- También se ha indicado que las diez
bles egipcios. El faraón le otorgó un car- plagas (Ex 7-12) tienen como base otras
go que llevaba un título semejante en la tantas calamidades que aún en nuestros
administración de sus dominios (Gn 41, días azotan a Egipto. Cuando el Nilo al-
40); por otra parte, recientemente se ha canza su mayor caudal, en el mes de agos-
demostrado que el título oficial israelita to, frecuentemente se vuelven sus aguas
de «el que está sobre la casa» corresponde de color rojo, a causa de la presencia de
exactamente al cargo de primer ministro, grandes cantidades de microorganismos.
o visir en Egipto, que era el verdadero En determinadas circunstancias se impu-
gobernante del país, cuyo poder sólo cedía rifican las aguas y no pueden beberse. Se
ante el del faraón. conocen también las plagas de ranas, es-
Otros títulos, como los de «jefe de los pecialmente en septiembre, sobre todo
reposteros» o «jefe de los coperos» (Gn cuando decrece el número de los ibis,
40,2), también aparecen en las inscrip- aves que se alimentan de renacuajos y
ciones egipcias. Sabemos que el aniversa- liberan al país de su presencia. La-des-
rio natalicio del faraón era una fecha muy composición de las ranas muertas expli-
festejada, en que quizá se diera la liber- caría la tercera y cuarta plagas de los
tad a algunos presos, lo que nos recuerda mosquitos y la de los tábanos; en tales
la fiesta que el faraón ofreció a sus servi- circunstancias no es extraño que se pro-
dores en el día de su nacimiento, cuando paguen enfermedades entre los ganados
el repostero mayor y el copero mayor fue- y los hombres (quinta y sexta plagas).
ron sacados de la cárcel, uno para morir Las tormentas de granizo, aunque raras,
y otro para recuperar su puesto (Gn 40, tampoco son desconocidas, mientras que
20). También sabemos que había muchos la langosta ha causado destrozos de pro-
TRASFONDO HISTÓRICO 79
sen era mencionada en ciertos documen- Wadi Tumilat. Este wadi (término árabe
tos egipcios, pero hoy sabemos que se para designar el cauce fluvial seco excep-
trata de una interpretación errónea. Es to en la estación de las lluvias) es un
posible que esa comarca fuera conocida estrecho valle que une el Nilo con el lago
bajo el nombre de «el país de Ramsés» Timsá y tiene una longitud de unos 60
(Gn 47,11) y también con el de «el cam- kilómetros. Tanto en la Antigüedad como
po de Soán» (Sal 78,12). Esta última de- en nuestros días la zona que se extiende
nominación aparece frecuentemente en a lo largo del Wadi Tumilat, especialmen-
documentos egipcios como nombre de la te hacia el norte, es una de las comarcas
comarca que se extiende en torno a la más ricas de Egipto, realmente «lo mejor
ciudad de Soán, o Tanis, en el sector de la tierra», como se afirma en Gn 47,
oriental del delta del Nilo. «Ramsés» se 11. El gran explorador americano Edward
refiere aquí al nombre de la misma ciu- Robinson informaba en 1838 que por
dad, pero no en tiempos de José, sino a aquellos años producía unas rentas supe-
partir de 1300 a. C , cuando la ciudad riores a las de todas las demás provincias
fue reconstruida por el gran faraón Ram- egipcias y que había allí más ganados y
sés II (ca. 1290-1224 a. C ) . Si bien no apriscos que en cualquier otra región. La
podemos tener la seguridad de que la población estaba formada a medias por
tierra de Gosén abarcara toda la zona inmigrantes y aún eran muchos los que
que delimitan estos dos términos geográ- conservaban sus costumbres nómadas.
ficos, sabemos con certeza que se hallaba Esta era exactamente la situación en tiem-
situada allí y que comprendía al menos pos de José, según podemos deducir tanto
la región conocida actualmente como de la Biblia como de los documentos
6
82 FORASTEROS EN EGIPTO
egipcios. Si había una región egipcia en nas. A lo largo de los siglos siguientes
que pudieran asentarse los hebreos, era debió de ser muy elevado el número de
precisamente ésta. familias como ésta. No debe sorprender-
Dos inscripciones egipcias nos infor- nos, por consiguiente, que en Egipto no
man de que los funcionarios fronterizos se haya conservado noticia alguna acerca
egipcios acostumbraban a franquear el de Jacob y los suyos.
paso a los beduinos de Palestina o el Sinaí ¿Es posible decir exactamente cuándo
para que penetraran en Egipto en tiem- ha de situarse la presencia de José en
pos difíciles y se instalaran en la zona de Egipto? Desgraciadamente, la respuesta
Gosén. Una de ellas, fechada hacia 1350 tiene que ser negativa. Hay, sin embargo,
antes de Cristo, nos informa que uno de ciertos indicios sobre los que hemos de
estos grupos, «que no sabe cómo iban a decir algo.
subsistir, han venido suplicando un hogar Poco antes del 1700 a. C. entró Egipto
en el dominio del faraón..., según la cos- en una edad oscura que habría de perdu-
tumbre de los padres de tus padres (es rar unos ciento cincuenta años. Se debió
decir, todos los faraones) desde el prin- a la invasión de unos asiáticos a los que
cipio...». Se ve, por consiguiente, que era los egipcios dieron el nombre de hicsos,
costumbre muy antigua de los faraones «monarcas de los países extranjeros». Es-
permitir a aquellas gentes la estancia en tos forasteros, a los que tanto odiaban y
sus dominios.. despreciaban los egipcios, consiguieron
La segunda inscripción contiene un in- crear un gran Imperio, del que formaban
forme de un funcionario fronterizo a su parte al menos Palestina y el sur de Siria
superior, de hacia 1230 a. C , dando cuen- (cf. il. 29). En lugares tan lejanos como
ta de que se ha permitido a ciertos bedui-
nos edomitas el paso por la fortaleza del
distrito de Sucot (Tbeku) en el Wadi
Tumilat, para que apacienten sus gana-
dos en las cercanías de Pitón, «para
que subsistan, junto con sus rebaños, en
los dominios del faraón...». El término
egipcio «subsistir» es en este caso el que
se usa habitualmente para indicar el man-
tenimiento en época de hambre. Podemos
suponer, por consiguiente, que la entrada
de la familia de Jacob en Egipto se pro-
dujo bajo las mismas circunstancias en
una época anterior. Especial interés revis-
ten para nosotros los nombres de Sucot
y Pitón que aparecen en este texto, ya
que se trata de ciudades mencionadas tam-
bién en la Biblia, cuyo emplazamiento ha
sido objeto de discusión. Más adelante
nos ocuparemos de este problema. La fa-
milia nómada de Abisar, que aparece
figurada en el momento de penetrar en
Egipto hacia el año 1900 a. C. (il. 19),
estaba formada por treinta y siete perso-
29. Plano de Jasor (Galilea).
TRASFONDO HISTÓRICO 83
Creta y Mesopotamia se han encontrado espías enviados por Moisés para inspec-
objetos que pertenecieron a uno de sus cionar el país de Canaán, un escriba inter-
más grandes monarcas. Terminaron por poló la siguiente extraña noticia: «He-
ser expulsados de Egipto después de su- brón fue edificada siete años antes que
frir su capital, Avaris, un estrecho asedio, Soán (Tanis) en Egipto». Esto significa
siendo expulsados hasta Palestina, donde que la fecha fundacional de Hebrón no
también sufrieron un asedio de tres años caería muy lejos del 1720 a. C , lo que
en la fortaleza de Sharuhen (probable- explicaría que se hable con tanta frecuen-
mente la moderna Tell el-Far'ah, al sud- cia de «las encinas de Mambré» en los re-
este de Gaza). Ciertamente, varios empla- latos sobre los Patriarcas, en vez de He-
zamientos palestinenses que, según han brón, aunque los autores bíblicos sabían
probado las excavaciones, fueron destrui- que ambas designaciones se referían al
dos durante el siglo xvi, nos han dado la mismo lugar. Pero muchos investigado-
medida de la intensidad que revistió la res se han hecho estas preguntas: «¿Por
campaña egipcia para recuperar el Impe- qué los hebreos posteriores, ya instalados
rio asiático de épocas anteriores. en Palestina, fijaron la fundación de He-
Durante mucho tiempo se discutió el brón conforme a la de Avaris por los
emplazamiento exacto de la capital de los hicsos? ¿Qué tenía que ver Israel con los
hicsos, Avaris, pero recientes excavacio- hicsos?». La deducción lógica es que de-
nes parecen haber zanjado la cuestión, al bió de haber hebreos relacionados con la
menos según opinan casi todos los inves- actividad de los hicsos y que se hallaban
tigadores, aunque la discusión no ha fina- en Egipto cuando tuvo lugar la fundación
lizado. Estaba situada probablemente en de Tanis 2 .
San el-Hagar, en el delta, lugar del que Por otra parte, en Ex 12,40 se nos dice
ahora se cree que llevó sucesivamente los que «el tiempo que los hijos de Israel
nombres de Avaris antes del 1500 a. C , moraron en Egipto fue de cuatrocientos
«Casa de Ramsés» entre 1300-1100 a. C. treinta años». Gn 15,13 redondea esta
aproximadamente, y, por último, Tanis cifra y habla de cuatrocientos años. Al
(que equivale al de Soán) a partir de 1100 cotejar estas cifras con el pasaje de Nm
antes de Cristo. Han sido excavadas algu- 13,22, algunos investigadores se han sen-
nas de las enormes fortificaciones de tido obligados a recordar la era tanita de
Avaris en tiempo de los hicsos, pero uno los cuatrocientos años. Más adelante ve-
de los objetos más importantes hallados remos cómo al menos algunos israelitas
en la ciudad de Avaris-Ramsés-Tanis fue se hallaban en Egipto cuando se celebró
la estela o piedra monumental «del el aniversario tanita, de forma que senti-
año 400». Fue erigida por un funcionario mos la sospecha de que la era de Tanis
de Ramsés II y por su orden para con- debió de ser conocida por los hebreos.
memorar el año 400 de la fundación de Estas razones y algunas más han hecho
la ciudad por un monarca hicso. Esto nos que la mayoría de los investigadores sitúe
da como fecha para la fundación de Ava- la entrada de José, de su padre y de sus
ris la de cuatrocientos años antes de este
aniversario. Esta fecha caería entre 1320 2
y 1300 a. C , lo que significa que la fun- No faltan investigadores que rechazan este
punto de vista. Creen que la ciudad de Ramsés
dación de Avaris por los hicsos se sitúa estaba situada no en Tanis, sino en Cantir, al-
entre 1720 y 1700 a. C. gunos kilómetros más al sur. Por otra parte,
algunos muestran ciertas dudas en cuanto a la
Ahora bien, en el libro de los Números interpretación de la «estela de los cuatrocientos
(13,22), en medio del relato sobre los años».
84 FORASTEROS EN EGIPTO
cuatrocientos años, según han indicado vos del Estado. Se llevaron a cabo gran-
tanto las excavaciones como las inscrip- des planes de construcción, según nos
ciones. Hacia 1290 a. C. subió al trono cuentan numerosas inscripciones halladas
Ramsés el Grande y trasladó su capital en su emplazamiento. Se erigió un tem-
al delta (il. 30-31). No sabemos exacta- plo espléndido al antiguo dios de los
mente cuál pudo ser el motivo, pero es hicsos, Set, que se siguió considerando
de suponer que trataría de situarse en señor de la ciudad. La entrada al templo
mejor posición para vigilar el Imperio estaba flanqueada por dos estatuas colo-
asiático o por deseo de vivir en una ciu- sales del faraón, de más de 12 m. de al-
dad con la que había tenido ciertas rela- tura, que se alzaban por encima de los
ciones su familia desde tiempo atrás o imponentes pilónos y eran visibles desde
por ambas cosas a la vez. En cualquier muchos kilómetros de distancia. También
caso, la ciudad recibió un nuevo nombre se erigieron numerosos obeliscos, y los
conforme al del mismo faraón y se fue poetas cantaron los esplendores de la
convirtiendo en una de las mayores capi- ciudad y la riqueza de la comarca en que
tales egipcias, a la que únicamente Tebas se hallaba situada, a la que llegó a darse
superaba. Lo sabemos por un poema egip- el nombre de «la tierra de Ramsés», tan
cio que se refiere a ella diciendo que identificado luego con esta región orien-
«ninguna la iguala en su semejanza a Te- tal del delta que los escribas israelitas, al
bas». Allí se instaló la sede del gobierno, referirse a los tiempos de José, lo utili-
donde se depositaban todos los archi- zaban en conexión con una época en que
LA RUTA DEL ÉXODO 87
dejó marchar al pueblo, Dios no los guió Tumilat. Cuando el sitio fue excavado
por el camino del país de los filisteos, por Naville en 1883, se identificó con
aunque era el más directo, porque dijo: Pitón, creyendo haber exhumado varios
'No sea que, al verse atacados, se arre- almacenes. Pero a juzgar por las numero-
pientan y se vuelvan a Egipto'; Dios hizo sas inscripciones halladas allí, hoy se cree
que el pueblo diese un rodeo por el de- que este lugar se identifica no con Pi-
sierto hacia el Mar Rojo (Ex 13,17s)... tón, sino con Sucot, y que los «alma-
Partieron de Sucot y acamparon en cenes» descubiertos por Naville son en
Etán, al borde del desierto (13,20)... realidad los cimientos de una gran forta-
El Señor dijo a Moisés: 'Di al pueblo que leza de cuya existencia en aquel lugar
se vuelvan y acampen en Fejirot, en- tenemos noticias.
tre Migdal y el mar, frente a Baal Safón; Hoy es notorio que los traductores del
poned los campamentos mirando al mar' Antiguo Testamento sufren una confu-
(14,1-2)». sión al traducir yam sup por «Mar Rojo».
¿Podemos seguir este itinerario en un Realmente habría que decir «Mar de las
mapa? Antes de que fuera localizada Cañas» o «Marismas»; por otra parte, no
Ramsés, eso resultaba imposible, y nume- es posible identificar hoy este paraje con
rosos investigadores dudaban de la histo- el brazo norte del Mar Rojo conocido
ricidad del relato sobre la base de que actualmente como golfo de Suez. En pri-
toda esta geografía resultaba errónea. mer lugar, en el Mar Rojo no hay caña-
Pero con nuestros actuales conocimientos verales. Por otra parte, el relato implica
sobre el delta estas objeciones han sido que el Mar de las Cañas formaba la barre-
superadas en su mayor parte. Partiendo ra entre la tierra egipcia y el desierto. Tan
de Ramsés, los israelitas decidieron pru- pronto como se logró cruzar el mar, los
dentemente no seguir el camino que lleva fugitivos hebreos se hallaron ante el terri-
directamente hacia Canaán o la península ble desierto sin agua, lo que pronto hizo
del Sinaí (cf. il. 32). Esto los hubiera con- surgir las murmuraciones por miedo y
ducido directamente a la gran fortaleza descontento. Si se hubiera querido aludir
fronteriza de Zilu (Thel), cerca de la mo- al Mar Rojo habría sido preciso tener en
derna Qantarah, lugar por donde actual- cuenta la necesidad de atravesar una an-
mente cruzan el canal de Suez los viajeros cha faja desértica antes de llegar a sus
que pasan de Egipto a Palestina, y de allí orillas.
al camino, muy frecuentado y vigilado, Pero si el Mar de las Cañas no es el
que lleva a Canaán, «el camino del país Mar Rojo, ¿dónde se encuentra aquél?
de los filisteos». El faraón Seti I nos dejó El Éxodo supone que hubo un recorrido
en su inscripción de Karnak, en el Alto por territorio egipcio hasta llegar al de-
Egipto, una enumeración de las fortalezas sierto (desde Sucot hasta Etán), luego un
egipcias que jalonaban esta ruta. De ahí recorrido en dirección contraria, que situó
que los israelitas se encaminaran hacia el a los israelitas frente al Mar de las Cañas,
sudeste, en dirección a Sucot, que dis- al otro lado del cual aparecía el desierto,
taba unos 50 km., y a partir de aquí si- y finalmente el cruce milagroso del mar,
guieran un camino hacia el Sinaí por el al que siguieron los tres días sin agua en
que no resultaría tan fácil seguirles: «el el desierto, antes de llegar a las aguas
camino del desierto por el Mar Rojo». amargas de Mará (Ex 15,22). En un texto
Sucot se hallaba situada en el emplaza- que describe las maravillas de Ramsés-
miento de la moderna Tell el-Maskhutah, Tanis se nos dice que cerca de la ciudad
unos 14 km. al este de Pitón y el Wadi había dos masas de agua. Una era «el
LA RUTA DEL ÉXODO 89
(«Mi
agua de Horus», que se identifica con el una línea fortificada, ninguno de cuyos
Sijor de dos pasajes del Antiguo Testa- bastiones puede ser localizado con segu-
mento (Is 23,3 y Jr 2,18). La otra «el ridad, si se exceptúa Zilu (Thel), que
pantano de los Papiros», nombre que nos guardaba el punto en que la calzada pe-
recuerda inmediatamente el «Mar de las netraba en Palestina, el «camino del país
Cañas» de la Biblia (de hecho, la palabra de los filisteos». El relato del paso del
egipcia coincide con la hebrea sup). Esto mar sugiere que el problema con que se
significa que se cruzó el mar en un punto enfrentaba Israel era precisamente el de
no muy alejado de Ramsés. Al construir- eludir la peligrosa presencia de aquella
se el canal de Suez, la topografía del dis- fortaleza. Después de llegar a Sucot y
trito comprendido entre el golfo de Suez avanzar en dirección al borde del desierto
y el lago Menzalé, cerca del Mediterrá- en Etán (lugar aún no identificado), Is-
neo, quedó un tanto alterada, desapare- rael se volvió en dirección nordeste y
ciendo al menos uno de los dos lagos, el acampó «frente a Fejirot, entre Mig-
antiguo lago Bala. El Mar de las Cañas, dal y el mar, ante Baal Safón». Fejirot
que cruzaron los israelitas, se hallaba pro- y Migdal aparecen en inscripciones egip-
bablemente en esta misma zona, quizá en cias, pero aún no han sido identificadas
una prolongación del actual lago Menzalé con seguridad. Ha sido localizada, en
hacia el sur. cambio, Baal Safón. Un documento fe-
En los tiempos bíblicos vigilaban los nicio publicado durante la Segunda Gue-
faraones sus fronteras orientales mediante rra Mundial menciona el dios «Baal Safón
90 FORASTEROS EN EGIPTO
í^.-Cí-rt'jw»1-
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garía a situar la montaña sagrada en una titud una localización geográfica. Sal 29,6
región de volcanes. Esto nos llevaría has- dice que las montañas del Líbano y del
ta Madián, la única zona en que, según Sarión danzan como un becerro salvaje
nuestras noticias, se daban semejantes al oír la voz de Dios, y, sin embargo, no
fenómenos. Pero los mismos datos pueden nos atreveríamos a decir sobre esta base
interpretarse en el sentido de una fuerte que se trata de montañas volcánicas. De
tormenta de montaña, y, en cualquier hecho, sabemos que no lo eran.
caso, el Antiguo Testamento describe fre- Según Dt 1,2, el viaje desde Cades
cuentemente las apariciones de Dios en Barnea hasta el monte Horeb (Sinaí) duró
términos iomados de fenómenos naturales once días, tradición que podría derivar
tan terroríficos, que resulta imposible ser- del tiempo necesario para recorrer esa
virse de ellos para determinar con exac- antigua ruta de peregrinos. Es posible
92 FORASTEROS EN EGIPTO
poración endurece en seguida las gotas y gran asombro del Cuerpo de camelleros,
les da consistencia de granos que pueden un gran chorro de agua limpia. Moisés,
recogerse fácilmente. No es necesario de- que había vivido bastante tiempo en el
cir que este maná no hubiera podido cons- Sinaí antes del éxodo, podía muy bien
tituir la base alimenticia de los israelitas, conocer estas propiedades de las rocas en
pero pudo proporcionarles el azúcar nece- determinadas zonas del Sinaí.
sario, aparte de que el descubrirlo en ple- Según la tradición israelita, Moisés
no desierto debió de constituir un acon- tomó esposa en la familia de un sacerdote
tecimiento que sorprendería gratamente madianita, llamado Jetró en un documen-
al pueblo.. to y Regüel en otro (Ex 2,16ss y 18,lss).
En dos ocasiones o en dos versiones del La familia del hijo de Regüel, Jobab, se
mismo suceso se dice que los israelitas incorporaría más adelante al pueblo israe-
hambrientos se alimentaron con las co- lita: «Vente con nosotros, que nosotros
dornices que por bandadas llegaban desde nos portaremos bien contigo» (Nm 10,29
el mar y cubrían el suelo del campamento y Jue 4,11); aquel grupo era el de los
(Ex 16,13 y Nm 11,31). Todos los otoños, llamados «quenitas», nombre que significa
en septiembre y octubre, grandes banda- «herreros», lo que quiere decir que algu-
das de codornices cruzan el Mediterráneo nos madianitas se dedicaban a la minería
procedentes de Europa para invernar en del cobre. Madián se localiza al este y
Arabia y África. Después de cruzar el mar, sudeste del golfo de Aqaba, una región
caen completamente exhaustas en las ori- conocida precisamente por abundar mu-
llas del Sinaí y resulta muy fácil cogerlas cho en cobre. También han sido halladas
a mano. Es de suponer, por tanto, que el minas de cobre en la Araba, el valle que
«mar» de que se habla en Nm 11,31 es corre hacia el sur desde el Mar Muerto,
el Mediterráneo. Por consiguiente, duran- así como en la zona del monte Sinaí tra-
te sus correrías por el desierto debieron dicional. Aquellas minas eran explotadas
los israelitas de permanecer algún tiempo más intensamente en la Antigüedad que
en las proximidades del Mediterráneo, a en nuestros días. Podemos suponer, por
menos que unas circunstancias climatoló- tanto, que además del pastoreo, los ma-
gicas especiales obligaran a las aves a po- dianitas tenían también como fuente de
sarse en otra zona, como, por ejemplo, el ingresos el provechoso negocio del cobre.
golfo de Suez o el golfo de Aqaba. Hacia 1500 a. C. estos herreros seminó-
madas, al servicio del gobierno egipcio en
En otra ocasión logró Moisés extraer
las minas del Sinaí, utilizaban el alfabeto
agua de una roca mediante el recurso de
más antiguo que se conoce. Era el alfa-
golpearla con su vara (Ex 17,6 y Nm 20,
beto inventado y desarrollado por los ca-
11). El mayor C. S. Jarvis, antiguo gober-
naneos en Siria, que después tomarían los
nador británico del Sinaí, informa que vio
israelitas y los griegos. Los mineros de
realmente cómo tal cosa ocurría. El Cuer-
Madián y del Sinaí, por consiguiente, no
po de camelleros del Sinaí se había dete-
han de ser considerados como un pueblo
nido en busca de agua y se hallaba exca-
miserable y mal alimentado, a semejanza
vando pozos en las laderas rocosas de un
de casi todos los modernos habitantes del
valle por las que goteaba un hilillo de
Sinaí. Eran, ciertamente, más prósperos
agua entre las hendiduras de un bloque
y mantenían estrechos contactos comer-
calizo. Mientras cavaban, alguien golpeó
ciales con Egipto y Palestina. En relación
la roca misma, cuya dura y pulida superfi-
con esto es interesante notar que, según
cie se quebró, dejando al aire las masa
una teoría sustentada por cierto número
porosa del interior, de la que brotó, con
94 FORASTEROS EN EGIPTO
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cha, Moisés decía: "¡Levántate, Señor! y tres millones de almas. Es notorio que
Que se dispersen tus enemigos, huyan de la península del Sinaí no hubiera podido
tu presencia los que te odian'. Y cuando ofrecer medios de vida a un número tan
se detenía el arca, decía: 'Descansa, Se- elevado de personas. Tres o cinco mil se-
ñor, entre las multitudes de Israel'». ría una cifra más razonable. No sabemos
Nada hemos dicho aún acerca del nú- qué población tenía Egipto por aquella
mero de personas que participó en el misma época, pero un autor del siglo i
éxodo y en la peregrinación por el desier- antes de Cristo nos informa que en su
to. En Nm 1 y 26 aparecen dos censos, época era de unos siete millones de habi-
del primero de los cuales dice el compi- tantes. En la más importante batalla en
lador que fue realizado directamente por que participó durante toda su vida, la de
Moisés con ocasión del éxodo, mientras Cades de Siria, el faraón Ramsés II con-
que el segundo sería el recuento después ducía un ejército de cuatro divisiones que
de los cuarenta años pasados en el de- escasamente totalizaban 20.000 hombres.
sierto. Se ha dicho que ambos son pro- Si las cifras que da el libro de los Núme-
bablemente variaciones de la misma lista; ros representaran realmente el total de
ambos estiman el número de los varones los individuos que tomaron parte en el
en algo más de 600.000. Si a esta cifra éxodo, el ejército israelita, formado por
añadimos mujeres y niños, la población 600.000 hombres, hubiera resultado ca-
total censada subiría a una cifra entre dos paz de vencer a todo lo que el faraón
96 FORASTEROS EN EGIPTO
pudiera oponerle, aunque sólo fuera en «tienda». Así, la citra que se da en la
virtud del peso aplastante del número. primera lista para la tribu de Manases,
Nos vemos obligados, por consiguiente, 32.000, significaría realmente, según este
a suponer que las cifras fueron completa- investigador, 32 tiendas para 200 perso-
mente reelaboradas por los historiadores nas, o seis personas por tienda o familia.
israelitas posteriores, o que representan La cifra total de los que participaron en
un censo que resultó trastrocado en los el éxodo quedaría reducida entonces a
documentos y que en realidad pertenece unas cinco o seis mil almas, que resulta
a época posterior. Esto último es lo más más razonable. Esta es la explicación que
probable. El único censo que se recuer- suelen aducir quienes tratan de mantener
da en toda la historia de Israel es el el valor de las listas del censo para la
mandado hacer por David (2 Sm 24). época de Moisés. Si bien se trata de una
W. F. Albright señaló hace ya algunos hipótesis tentadora, los expertos en he-
años la posibilidad de que estas listas de breo no han podido aceptar esta interpre-
Nm correspondan al censo de David más tación del término objeto de discusiones.
que al de Moisés. Tendremos que buscar otra explicación,
Sir Flinders Petrie ha ofrecido una in- por consiguiente, al estilo de la que antes
geniosísima explicación de tales cifras, hemos propuesto.
que, de resultar aceptable, resolvería el A continuación nos ocuparemos de la
problema de una vez. En vez de traducir conquista de Canaán, dejando para el ca-
el término hebreo «millar» como un nu- pítulo VII todo lo relativo a la religión
meral, lo entiende como «familia» o y la Ley mosaicas.
BIBLIOGRAFÍA
La obra básica sobre geografía del delta del Londres 1931); W. M. F. Petrie, Researches in
Nilo es la del egiptólogo inglés A. H. Gardiner, Sinai (Londres 1906).
prácticamente repartida en diversos artículos: Hemos de mencionar también unas obras
The Delta Residence of the Ramessides: «Jour- que, sí bien están ya un tanto anticuadas, con-
nal of Egyptian Archaeology» 5 (1918) 127-38, servan en gran parte su valor: Palmer, The
179-200, 242-71; id., The Geography of the Desert of the Exodus (1871), y Robinson, Bibli-
Exodus, an answer to Professor Naville and cal Researches, vol. I (1841).
others: «Journal of Egyptian Archaeology» 10
(1924) 87-96; id., The Geography of the Exodus, Para el conocimiento del trasfondo egipcio
en Recueil d'études égyptologiques dédiées a la se recomiendan las obras de Breasted, A History
mémoire de Jean-Francois Champollion (París of Egypt (Nueva York 1912), y de Erman, Life
1922) 203-15. in Ancient Egypt (Londres-Nueva York 1894);
la segunda edición de esta última obra está más
Resulta difícil consultar esos estudios por ha- al día, pero no ha sido traducida del alemán.
llarse sólo en bibliotecas muy importantes, pero
los trabajos de Gardiner están resumidos en En cuanto a las investigaciones más recientes,
Peet, Egypt and the Oíd Téstame»t (Londres cf. W. F. Albright, De la Edad de Piedra al
1922). cristianismo (Santander 1959) 140, 150s, 158-60;
Después de las anteriores publicaciones, casi id., Archaeology of Palestine and the Bihle
todos los investigadores sitúan la ciudad de (Nueva York 1935) 143-51; John Bright, La
Ramsés en Tanis, lo que obliga a reformar en historia de Israel (Bilbao 1966) 113-136. La
parte las anteriores conclusiones, como hizo el obra básica hoy es la Historia antigua de Is-
mismo Gardiner en Tanis and Pi-Ramesse: rael, de R. de Vaux, que dedica al tema toda
A Retractation: «Journal of Egyptian Archaeo- la parte II del tomo I, 289-448.
logy» 19 (1933) 122-28. Cf. también W. F. Alb- Téngase en cuenta también: F. M. Cross, The
right, «Bulletin of the American Schools of Tabernacle: «The Biblical Archaeologist» 10/3
Oriental Research» 109 (1948) 15-16, con nue- (1947); F. S. Bodenheimer, The Manna of Sinai:
vos datos. «The Biblical Archaeologist» 10/1 (1947) 2-6.
Para noticias interesantes sobre el Sinaí, Ambos artículos han sido publicados de nuevo
cf. A. Lucas, The Route of the Exodus of the en D. N. Freedman y G. E. Wright (eds.), The
Israelites from Egypt (Londres 1938); C. S. Jar- Biblical Archaeologist Reader (1961) 76-80,
vis, Yesterday and To-day in Sinai (Edimburgo- 201-28.
7
CAPITULO V
LA CONQUISTA
Para los israelitas, las acciones más en siervo de Sem (Gn 9,25-26). También
importantes de Dios en beneficio de su se han hecho realidad la bendición de Ja-
pueblo habían sido dos: liberarlo de la cob y el anuncio de Balaán: la estrella de
esclavitud de Egipto y haberle dado una Jacob ha prevalecido, y David reina en
tierra buena por morada. Ambas acciones medio de las naciones (Nm 24,17 y Gn
eran celebradas en cánticos y relatos. To- 49,10).
davía podemos percibir el temblor de El libro de Josué forma parte de una
emoción que los impregnaba por las esca- «Historia de Israel en la tierra prometi-
sas porciones literarias que nos traen su da», que abarcaría también los libros de
eco desde las nieblas del pasado. Moisés Jueces., Samuel y Reyes. Como el compi-
ante el faraón, el drama a los pies del lador de esta gran obra estaba muy influi-
Sinaí, la persistente obcecación de aquel do por la teología del Deuteronomio, li-
pueblo guiado por Dios, pero que no ter- bro que incorporó como introducción a
minaba de creer, la caída de Jericó, la toda esta historia, ha sido llamado «his-
conquista de Ay, la derrota de la alianza toriador deuteronomista». Cuando pudo
cananea son argumento de otros tantos disponer de documentos anteriores, los
relatos, aparte de los problemas históri- citó ampliamente, como ocurre en 1 y
cos y teológicos que en ellos pueden ir 2 Samuel. En otros lugares compuso li-
implicados. bremente partiendo de las fuentes de no-
Los libros de Josué, Jueces y Samuel ticias y tradiciones que tuvo a mano. El
narran una sucesión de triunfos, hasta el relato de la conquista de Canaán por Jo-
momento en que las más imponentes for- sué fue, en gran parte, fruto de su propia
talezas cananeas quedan destruidas (La- labor redaccional, si bien es notorio que
quis hacia 1220 a. C , Meguido, Beisán, se sirve de documentos escritos y en oca-
Jerusalén y, finalmente, Guézer poco des- siones orales de época anterior. Su idea
pués del año 1000). Durante el reinado de la conquista es que se produjo una lu-
de David queda enteramente cumplida la cha larga y tenaz, pero que el éxito final
profecía de Noé: Canaán se ha convertido sólo fue posible gracias a una campaña
100 LA CONQUISTA
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años del reinado de Ramsés II (1290 a en este intento (Nm 13-14), regresaron
1224). En consecuencia, la hipótesis más a Cades Barnea, en el desierto de Sin, y
razonable es que el éxodo de Moisés de- en esta zona pasaron la mayor parte del
bió de ocurrir durante la primera mitad tiempo que duró su peregrinación. Hay
del siglo XIII. allí tres manantiales importantes que pu-
Entre el éxodo y la conquista se des- dieron ser utilizados por los israelitas,
arrolla el período de peregrinación por los uno de los cuales aún conserva su anti-
desiertos de Sinaí, Farán y Sin, cuya du- guo nombre, «Kadesh». Pero el mejor de
ración se cifró en unos cuarenta años (una todos es Ain el-Qudeirat, que riega un
generación; la cifra tradicional es única- pequeño valle muy fértil (il. 39); su nom-
mente un número redondo para indicar bre antiguo era quizá Hazar-addar. Fue
la duración). En el capítulo anterior de- en esta zona donde tuvo que hacer frente
jábamos a los israelitas a mitad de su Moisés a una serie de rebeliones, unas
peregrinación, porque ignoramos el itine- en pos de otras, hasta el punto de que la
rario exacto que siguieron y el orden en moral de los israelitas descendió tan bajo
que se sucedieron los acontecimientos que la conquista resultaba ya imposible.
más notables. Según el relato que cono- Después de mucho tiempo —prosigue
cemos, parece que los israelitas partieron el relato— se decidió atravesar Transjor-
del Sinaí y se dirigieron directamente a dania e intentar la penetración en el país
Canaán, con el propósito explícito de in- de Canaán desde el este en vez del sur.
vadir el país desde el sur, pasando por Se enviaron mensajeros al rey de Edom
Berseba y Hebrón (cf. il. 32). Al fracasar (Nm 20,14ss), solicitando permiso para
104 LA CONQUISTA
atravesar su territorio por la «calzada calzada del rey, y por ello fue la primera
del rey». Se alude aquí a un viejo camino víctima de la conquista. La batalla de
que atravesaba Trans Jordania, el mismo Yahaz, el primer gran triunfo de Israel,
que utilizaron, por ejemplo, los cuatro fue celebrada en cánticos y proverbios,
reyes de Gn 14 cuando marcharon contra de los que se ha conservado una parte en
las ciudades de la llanura. Algunos explo- Nm 21,27-30. Og, el famoso rey gigante
radores modernos han establecido el tra- de Basan, cuyos dominios al norte del
zado de esta calzada desde Aqaba, en el Yaboc tenían por capitales las ciudades
brazo oriental del Mar Rojo, pasando por de Edrey y Astarot, fue el siguiente en la
Edom, Moab, Galaad y Basan, hasta pe- lista, siendo derrotado en la batalla de
netrar en Siria. Los romanos la pavimen- Edrey. De esta forma se completó la pri-
taron, y ha sido puesta de nuevo en uso mera fase de la conquista; Israel se en-
por el gobierno jordano. Israel prometió contró dueño del territorio transjordano
no salirse ni a derecha ni a izquierda de comprendido entre el río Arnón y el país
esta calzada y pagar los alimentos y el de Basan, pero Edom y Moab habían
agua que necesitaran. Se negó la autori- quedado intactos.
zación, y los israelitas no trataron de ha-
El arqueólogo Nelson Glueck pasó casi
cer nada por la violencia. El itinerario
toda la década de 1930 a 1940 exploran-
exacto que siguieron resulta un tanto os-
curo, pero, al parecer, avanzaron siguien- do TransJordania, una zona deficiente-
do el límite occidental de Edom, la pro- mente conocida hasta aquel momento.
funda depresión de la Araba, que cruza- Después de examinar centenares de anti-
ron hacia el este por el límite norte, que guos emplazamientos y una vez fechada
coincidiría poco más o menos con el río la época de su ocupación mediante los
Zered (el moderno Wadi el-Hesa)2. Tam- fragmentos de cerámica que pudo recoger
bién se dio un rodeo para no penetrar en in situ, le fue posible trazar los límites de
Moab, siguiendo su límite oriental, en los antiguos reinos de Arnón, Moab y
los confines del desierto, hasta llegar al Edom. También descubrió el hecho im-
río Arnón. Entre los israelitas y el Jordán portante de que su fundación no fue an-
se extendía ahora el reino de Sijón, com- terior al siglo xm. Durante unos seiscien-
prendido entre el Arnón y el Yaboc. tos años antes de esa fecha, los habitan-
También Sijón les negó el paso por la tes de la zona habían llevado una existen-
cia nómada, sin asentarse en núcleos de
población. Luego, repentinamente, entre
2
En el Pentateuco se conserva el recuerdo 1300 y 1100 a . C , surgieron ciudades
de dos rutas diferentes. Los redactores sacerdo- por toda la TransJordania meridional. Se-
tales del libro de los Números sugieren la ruta
que describimos aquí. Lo sabemos por la pre- gún el relato bíblico, los reinos de Moab
sencia en su lista de la ciudad de Punón (un y Edón ya estaban constituidos en la épo-
centro minero, la moderna Feinán) al extremo ca de la conquista, lo que confirmaría, al
oriental de la zona norte de la Araba (Nm 33, parecer, que la fecha de Moisés no puede
43). Los autores elohísta (Nm 21,4) y deutero-
nomista (Dt 2,1-8), sin embargo, han conservado situarse antes del siglo x m . Se ha replica-
la tradición de otra ruta; Israel habría marcha- do que los edomitas, moabitas, amoni-
do siempre hacia el sur, hasta Esyón-Guéber, en tas y amorreos de la época de la conquista
el golfo de Aqaba, a fin de rodear Edom por
el este y subir por el paso del Wadi Yitm. Por podían hallarse aún en una etapa de no-
supuesto, es posible que ambas tradiciones ten- madeo y que los descubrimientos de
gan una base en la realidad, pues no todo el Glueck no contradicen en modo alguno
pueblo debió de marchar necesariamente por la una datación anterior al siglo x m , ya que
misma ruta. Pero se trata de algo que no tene-
mos medios de comprobar. los pueblos nómadas dejan pocas huellas
SU TRASFONDO HISTÓRICO 105
susceptibles de ser descubiertas más tar- sultado. En consecuencia, se nos dice,
de. Esta hipótesis, sin embargo, contra- mandó Balaán a Balac muy de mañana
dice a los supuestos de la narración bí- que preparase siete altares y siete sacrifi-
blica. Además, algunas de las ciudades cios, a continuación de lo cual ambos
mencionadas en el relato de la conquista ofrecieron un sacrificio en cada uno de
fueron evidentemente fundadas durante los altares. Luego se ordenó a Balac que-
el período en cuestión: Jesbón, por ejem- darse junto a los sacrificios mientras Ba-
plo, capital de Sijón, o Mataná (Nm 21, laán establecía cuál era el presagio, es
19), probablemente la moderna el-Medei- decir, la palabra divina. Cada detalle del
yineh, una de las ciudades que los israe- relato responde a las normas de adivina-
litas atravesaron, y Yazér (Nm 21,32), a ción que nos son conocidas y que incluso
la que Moisés envió espías una vez con- han llegado hasta nuestros días, pues se
quistado Sijón. creía que los mejores resultados solían
Después de la derrota de Og prosigue obtenerse por la mañana, antes de la sa-
el libro de los Números con la desdichada lida del sol. La primera adivinación no
historia de Balaán (caps. 22-24). Balac, tuvo éxito, o al menos la respuesta obte-
rey de Moab, estaba evidentemente muy nida no fue nada buena, desde el punto
preocupado por los éxitos de los israelitas. de vista de la conveniencia de Balac. En
Incapaz de hacer algo más efectivo, soli- consecuencia, ambos se trasladaron a otro
citó los servicios de un mago para malde- lugar en que eran de esperar mejores re-
cir a Israel, pensando que se podría im- sultados (Nm 23,13). Se repitió el mismo
pedir el avance del pueblo mediante la procedimiento, pero el presagio fue el
magia. Aquel especialista se llamaba Ba- mismo. Hubo un tercer intento. El nú-
laán, y para conseguir su colaboración, mero tres desempeñaba un cometido muy
tuvo Balac que enviar a buscarlo muy importante en la magia babilónica y Balac
lejos, a la ciudad de Petor, «que está jun- no hubiera cedido hasta haber hecho tres
to al río (el Eufrates)», identificada, gra- veces la prueba. Marcharon a otro lugar,
cias a algunas inscripciones, con un em- repitieron los ritos, pero Balaán prescin-
plazamiento situado en el Alto Eufrates. dió repentinamente de la adivinación (Nm
Se ha señalado que la intervención de Ba- 24,1), quizá por miedo a perder su fama
laán es un buen ejemplo de la manera en de adivino, y comenzó a pronunciar pro-
que actuaban los adivinos mesopotámicos fecías. El resultado de todo ello fue qué
(baru). Los babilonios, mucho más pre- Balac se sintió muy disgustado y se negó
ocupados de esta vida que los egipcios, a pagar el precio pactado. Este relato re-
cuyos pensamientos estaban siempre fijos sulta perfectamente comprensible si estu-
en el más allá, desarrollaron unos com- diamos la figura de Balaán como si se
plicados métodos de adivinación y pre- tratara de un baru babilónico. No es de
dicción mediante augurios de todos los extrañar que se tomara como paradigma
tipos imaginables. Durante el segundo de lo que no debe ser una persona
milenio, estos métodos, así como los adi- (cf. 2 Pe 2,15; Jds 11; Ap 2,14). La
vinos, se propagaron por todas partes. En magia no tenía poder alguno contra los
la ciudad palestínense de Beisán ha sido planes del Dios de Israel.
hallado el sello personal de uno de ellos.
En aquella época era el país de Canaán
Se observaba un ritual establecido, y cada
una provincia egipcia organizada sobre el
una de las acciones adivinatorias había de
sistema de las ciudades-estados. Las ciu-
atenerse a normas fijas, pues de lo con-
dades más importantes, gobernadas por
trarío no se podía garantizar un feliz re-
un rey nativo, o «gobernador», asegura-
106 LA CONQUISTA
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«hebreos» (cf. cap. III, supra). Numero- tes venidas de fuera. En las cartas no se
sos investigadores llegaron a pensar que hace alusión alguna a una invasión; los
estas cartas probaban que existió una atacantes a quienes se da el calificativo
gran invasión por gentes venidas del de- de 'apiru procedían de otras ciudades-
sierto, que en algún sentido debía de estar estados 4.
relacionada con la conquista de Palestina Los estudios de W. F. Albright sobre
por los hebreos 3 . Pero los investigadores la geografía política del período de Amari-
que más recientemente han dedicado su na han puesto en claro que hacia 1375
atención a estas cartas afirman que en antes de Cristo había cuatro ciudades-
ellas no hay prueba alguna de semejante estados principales en el sur de Palesti-
invasión. Los lapiru son considerados en na 5. Eran éstas: 1) Guézer; 2) Jerusalén;
las cartas como bandidos, grupos al mar- 3) Laquis, y 4) el territorio de un rey lla-
gen de la ley, algunos de los cuales al me- mado Suwardata, que dominaba la zona
nos estaban formados por mercenarios central de «Judea», probablemente con
mal pagados a los que se unía un número sede en Hebrón. Por otra parte, parece
cada vez mayor de gentes que se sentían que Yarmut empezaba a desempeñar pre-
excesivamente oprimidas. Por otra parte,
cisamente entonces un papel independien-
este mismo término es aplicado por algu-
te menor, mientras que Eglón era sede
nos reyes a sus vecinos y ejércitos, que
de un residente o comisario egipcio con
se apoderan por la fuerza de ciudades y
territorios. El rey de Biblos, por ejemplo, una guarnición de la misma nacionalidad.
da por sentado que todo aquel que le Sin embargo, en el libro de Josué (capí-
quite sus territorios es un enemigo del tulos 10-12) cuenta esta zona con no me-
faraón, y llama 'apiru a quienes hacen nos de nueve ciudades-estados: Guézer,
tal cosa. Sin embargo, los acusados, a su Jerusalén, Laquis, Hebrón, Yarmut, Ma-
vez escriben también al faraón y procla- queda, Eglón, Libná y Debir. Las mura-
man su lealtad. Este término, por consi- llas de esta última (la moderna Tell Beit
guiente, se usa en el sentido de una acu- Mírsim) no fueron erigidas en este pe-
sación genérica, como cuando entre nos- ríodo antes de finales del siglo xiv. De
otros se llama comunista al individuo ahí que, desde un punto de vista geopo-
cuyo comportamiento no nos es grato. lítico, resulte imposible relacionar el li-
Resulta, por tanto, imposible ver en todo bro de Josué con el período de Amarna.
esto una prueba de una gran invasión o En vez de ello hemos de centrarnos en
relacionar las perturbaciones a que alu- el siglo xin, momento en que el poderío
den las cartas con la penetración israelita de las antiguas grandes ciudades-estados
en Palestina, ya que los 'apiru estaban había disminuido y cuyo número había
realmente dentro del país y no eran gen- aumentado considerablemente, quizá con
ayuda de-los egipcios, que se atendrían
al principio de «divide y vencerás».
3 En este punto hemos de referirnos al
H. H. Rowley, From Joseph to Joshua (Lon- factor geográfico en la conquista. El cen-
dres 1950), cree que la migración patriarcal de
la familia de Jacob a Palestina ha de fecharse en
este momento posterior y que está relacionada
4
con los 'apiru del período de Amarna (cf. es- Este párrafo se basa en un estudio no pu-
pecialmente su capítulo III). Por otra parte, blicado del profesor G. E. Mendenhall; cf. tam-
T. J. 2 Meek, Hebrew Origins (Nueva York-Lon- bién M. Greenberg, The Hab/piru (New Haven
dres 1950), cree que las cartas reflejan, en par- 1955), y J. Bottéro, Le probléme des Habiru:
te al menos, la invasión de Josué, si bien es «Cahiers de la Société Asiatique» 12 (1954).
verdad que sitúa la penetración de Moisés en 5
Cf. «Bulletin oí the American Schools of
Palestina siglo y medio después (cf. su cap. I). Oriental Research» 87 (1942) 32-38.
SU TRASFONDO HISTÓRICO 109
tro de la Palestina occidental es una zona desde esta fecha hasta los tiempos de los
abrupta y montañosa, cuya altura alcanza jueces la comarca montañosa estaba muy
en algunos puntos los 1.100 m. sobre el poco poblada. Es muy probable que es-
nivel del mar. Estas alturas vienen a ser tuviera espesamente cubierta de bosques,
una prolongación de la cadena que forman con pastizales muy aptos para la cría de
las montañas del Líbano en el norte; está ganado mayor, los rebaños de ovejas y
formada por calizas blandas muy porosas, de cabras. Los Patriarcas recorrieron una
dando por resultado la escasez de aguas y otra vez aquella comarca montañosa
superficiales. Esta cadena montañosa está con sus recuas y rebaños, mientras que
limitada hacia el oeste por la gran llanura los hombres de la tribu de José recibieron
marítima que se extiende a orillas del la recomendación de que se abrieran es-
Mediterráneo. Al este discurre la profun- pacio para habitar con sus ganados en el
da depresión del valle del Jordán, debida monte Efraín limpiándolo de bosques
a un fallo geológico que discurre desde (Jos 17,15). En la época de los jueces
Asia hasta muy dentro de África. Hacia cambió este panorama, como tendremos
el norte se interrumpen las montañas para ocasión de ver en el capítulo siguiente 7 .
dar espacio a la llanura de Esdrelón, que Los hebreos, por consiguiente, obtuvie-
se une al Jordán por el valle de Yezrael. ron su «espacio vital» en el mundo civi-
Esta llanura era una de las grandes reser- lizado ocupando aquellas zonas que se
vas de trigo en la Antigüedad (un granero hallaban escasamente pobladas y que los
real egipcio en la época de la conquista) demás habían encontrado difíciles de do-
y en ella se encontraban algunas de las minar.
ciudades bíblicas más famosas, como Me- Antes hemos notado cómo hubo tres
guido, Taanac, Enganín, Sunán y Yez- fases en la conquista de la Palestina oc-
rael. La Palestina oriental, o Transjor- cidental, según el relato del libro de Jo-
dania, es una meseta cuya altitud me- sué. Con la campaña de Jericó y Ay se
dia alcanza los 600 m. sobre el nivel del logró un primer avance sobre la zona
mar, que va descendiendo, sin solución montañosa central; luego siguieron una
de continuidad, hasta el desierto arábigo. campaña en Judea y otra en Galilea. Pero
Israel logró establecerse en la cadena lo curioso es que no se dice ni una palabra
montañosa de la Palestina occidental y sobre la conquista de la Palestina cen-
en Galaad, al otro lado del Jordán. Nin- tral 8. Sin embargo, se trata de una región
guna de estas dos zonas era centro de ci-
vilización sedentaria. El núcleo cultural das por la misma época y aun antes, pero nin-
de Palestina, desde épocas muy anterio- guna de ellas se encuentra situada a lo largo de
res, se hallaba en la llanura que discurre la cordillera central de Palestina.
7
La intensiva ocupación de la zona montaño-
a lo largo de la costa, en Esdrelón, y sa fue posible, desde un punto de vista técnico,
junto al Jordán. Por lo que nosotros sa- por el invento de la cal para el revoco de las
bemos, las ciudades más importantes de cisternas (cf. p. 267, infra).
8
la zona montañosa eran Jerusalén y Ay, Con la única excepción de la noticia sobre
la derrota de algunos reyes pertenecientes a esta
fundadas poco antes del 3000 a. C. 6 . Pero zona, según Jos 12,17.18.24. La fuente y el ca-
rácter de la lista de reyes del cap. 12 no están
6
Las recientes excavaciones realizadas en Tell del todo claros, si bien es fácil demostrar que
íl-Far'ah, al nordeste de Siquén (quizá la bíblica no todas sus ciudades fueron capturadas, como
Tirsá), demuestran que ésta era también una Jerusalén, Guézer y Meguido. La lista es, al
importante ciudad, establecida posiblemente a parecer, una compilación sumaria de distintas
mediados o en la primera mitad del cuarto mile- fuentes tradicionales; por ejemplo, su mención
nio. Otras ciudades, como Guézer, Jericó, Me- de la derrota de los reyes de Ay y Betel (vv. 9
guido, Beisán y Khirbet-Kerak, fueron funda- y 16; cf. infra).
110 LA CONQUISTA
culto a una divinidad llamada «Baal- surgir un Israel unido y con una común
berit», «Señor de la Alianza» (cf. Jue 8, herencia nacional.
33; cf. 9,46), y que conservaban el re-
cuerdo de sus relaciones con el grupo
israelita. De otro modo no encontraría- LA CATDA DE J E R I C O
mos medio de explicar la tradición que
se refleja en Jos 24, donde Josué aparece Cerrando el paso a cualquier invasor
sellando la alianza con un Israel unido, que se dirija hacia las montañas del inte-
en que se exige rechazar a los ídolos. La rior desde la zona sur del valle del Jor-
ceremonia, por otra parte, tiene lugar en dán, se alza la fortaleza de Jericó (il. 44).
una ciudad que no ha sido conquistada. El relato bíblico nos dice que su destruc-
Parece verosímil que en esta ceremonia ción por los israelitas fue en realidad una
hay unas gentes que no tomaron parte intervención maravillosa de Dios, que
en la alianza original del Sinaí, pero que hizo que la ciudad cayera después de mar-
ahora aceptan sus estipulaciones y reco- char siete días su pueblo procesionalmen-
nocen como propio al Dios que las esta- te en torno a ella (Jos 6). Sea cual fuere
bleció. Sólo de esta forma hubiera podido la causa física, lo cierto es que hoy sabe-
LA CAÍDA DE JERICO 113
por el de Josué, hasta los siglos xvi y hasta ahora conocida (il. 9). Pero eí re-
xvn). Los arqueólogos alemanes hallaron sultado más sorprendente de estos traba-
en aquel lugar un edificio fuertemente jos fue el descubrimiento de que allí no
construido y alargado. Se consideró im- hay resto alguno del período comprendido
propiamente como una construcción «hi- entre 1500 y 1200 a. C. El montículo ha
lani», por juzgarlo del tipo de edificios sufrido una erosión tan intensa que casi
conocidos con este nombre en Siria. En todos los restos posteriores al tercer mi-
realidad, lo más probable es que haya de lenio antes de Cristo han desaparecido de
interpretarse como un granero (miskenet su cumbre. Los dos muros que rodeaban
en hebreo; cf. 1 Re 9,19), a juzgar por la parte más elevada de la ciudad antigua,
otros edificios similares hallados en otros que Garstang asignaba a su «Ciudad D»
lugares de Palestina, como ha demostra- y que creía haber sido destruidos por un
do W. F. Albright. Todos ellos, incluido terremoto y un incendio en tiempos de
éste de Jericó, datan de los siglos x o ix. Josué, resultaron ser del tercer milenio
Estaba tan fuertemente construido, segu- y representar tan sólo una parte de los
ramente para alejar los efectos de la hu¿ catorce muros o lienzos de muro edifi-
medad y evitar el ataque de los roedores, cados sucesivamente durante aquel pe-
que salvó de la erosión las construcciones ríodo'.
que se hallaban en el subsuelo. Garstang Tales resultados significan que todo lo
excavó debajo de este edificio una cons- que se había escrito durante las tres dé-
trucción muy fuerte a la que dio el nom- cadas anteriores a estos descubrimientos
bre de «refugio», o «edificio intermedio», acerca de la fecha en que Jericó había sido
y debajo de ella los almacenes o viviendas tomada por Josué, al igual que sobre el
de los siglos xvn-xvi. problema de si Josué la pudo tomar real-
Juzgando por las piezas de cerámica mente, si resulta que ésta cayó en el si-
más tardías halladas en la zona del «edi- glo xiv, lo tenemos superado. La tarea
ficio intermedio» y en tres tumbas, creyó llevada a cabo por K. Kenyon y sus cola-
Garstang que la ciudad había sido des- boradores ha demostrado que apenas con-
truida por Josué no más tarde del 1385 tamos con prueba alguna para determinar
antes de Cristo. Supuso que el «edificio en qué estado se hallaba la ciudad con-
intermedio» representaba una reocupa- quistada o la fecha de su caída. Todos los
ción del lugar después de esa fecha. restos que pueden asignarse con cierta
W. F. Albright, quien esto escribe y, re- seguridad al período comprendido entre
cientemente, K. Kenyon han llegado in- 1400 y 1200 a. C. son unas cuantas pie-
dependientemente a la conclusión de que zas de cerámica procedentes de las tres
la cerámica más tardía de la «era de Jo- tumbas y de la zona situada sobre el ma-
sué» debe fecharse más acertadamente en nantial, así como, posiblemente, el «edi-
la segunda mitad del siglo xiv. ficio intermedio». De todo esto se puede
De 1952 a 1958 volvió a trabajar en deducir que en la época de la conquista
el emplazamiento de Jericó otra expedi- no habría allí aquella imponente ciudad
ción de la British School of Archaeology, que se buscaba en las primeras excava-
bajo la dirección de K. Kenyon. Se halla- ciones. Si en tiempos de Josué había algún
ron muchas más pruebas a favor de una muro de fortificación, no sería éste más
ocupación muy antigua de este lugar, in- que el bastión del siglo xvi reconstruido,
cluyendo una muralla erigida antes de la aunque no hay pruebas de que fuera re-
invención de la cerámica, que resultó la utilizado. La Jericó de tiempos de Josué
más antigua fortificación de una ciudad apenas sería otía cosa que un fortín. Pero
LA CAÍDA DE BETEL-AY 115
aquélla fue la primera victoria conseguida cho, el mismo nombre incluso significa
por los invasores en Palestina occidental, en hebreo «la ruina» y la verdadera de-
y el recuerdo de la imponente ciudad que nominación de la ciudad original nos es
allí se alzó en otros tiempos debió de hoy prácticamente desconocida, aunque
influir indudablemente en la forma en que algunos piensan que fue el de Betavén.
sería narrado más adelante el aconteci- ¿Cómo, pues, ha de explicarse el relato
miento. Sin embargo, todas estas obser- bíblico en este punto?
vaciones no pasan del nivel de las suge- Se han sugerido tres teorías principa-
rencias, ya que por el momento hemos de les: 1) La primera, que todo el relato es
confesar que somos absolutamente inca- pura invención de época posterior para
paces de explicar el origen de la tradición explicar la presencia de aquellas ruinas.
acerca de Jericó. Los israelitas que contemplaban aquel
emplazamiento llegarían con toda natura-
lidad a la conclusión de que Josué des-
truyó la ciudad, ya que ésa era la única
LA CAÍDA DE BETEL-AY
gran conquista de que tenían noticia.
2) La segunda es que los habitantes de
Según el relato bíblico, la primera ciu- Betel, lugar situado a algo más de 2 km.,
dad conquistada por -Josué en la zona ocuparon momentáneamente Ay para ha-
montañosa propiamente dicha fue Ay. Se cer frente al avance de los invasores. Lo
llevó a cabo este ataque por razones es- malo es que en Jos 8 se alude varias
tratégicas; la ciudad fue incendiada y veces al «rey de Ay» y se nos dice expre-
«convertida en un tell (montón de rui- samente que Josué «lo colgó de un árbol
nas) para siempre» (Jos 8,28).
hasta la tarde». 3) La más probable de
Pero resulta que este relato nos pre- todas es la teoría del profesor Albright,
senta un cúmulo de dificultades. Ay ha que es una combinación de las otras dos.
sido excavada, y resultó ser una pequeña Consiste en que el relato sobre la con-
ciudad próspera y fuertemente defendida quista de Betel sería transferido en época
de los siglos XXXIII y xxiv a. C. La prin- posterior a la antigua «Ruina» (Ay) para
cipal construcción hallada en su interior explicar de algún modo su existencia. Sa-
es un hermoso templo, bellamente cons- bemos que Betel siguió habitándose mien-
truido, al que servían de protección las tras que Ay permanecía en ruinas. En
imponentes murallas. Un emplazamiento apoyo de esta explicación está el hecho
tan reducido, con aquella construcción y de que el libro de Josué nada dice sobre
unas defensas tan desproporcionadas, in- la toma de la ciudad de Betel, a pesar de
dica que debía de ser el centrp religioso que en Jueces 1,22-26 (cf. también Jos
de una confederación de ciudades-estados, 12,16) se conserva el recuerdo de su
un paralelo palestinense de la liga sume- destrucción. Es lógico suponer que Betel
ria, aproximadamente contemporánea, de caería antes de que los gabaonitas pusie-
la Baja Mesopotamia, cuyo centro religio- ran en marcha su confederación (Jos 9).
so era la ciudad de Nippur. Fue destruida En todo caso, por aquella época se ha-
totalmente hacia 2400 a. C. y ya no fue llaba Betel en pie (il. 46) y era una ciudad
habitada de nuevo hasta que se instaló próspera, como han demostrado las exca-
allí hacia el 1000 a. C. un grupo de is- vaciones practicadas allí por el profesor
raelitas. Todo ello significa que la ciudad Albright en 1934 y continuadas después,
había permanecido en ruinas durante todo entre 1955 y 1960, por J. L. Kelso. Du-
un milenio antes de la conquista. De he- rante el siglo XIII fue destruida la ciudad
116 LA CONQUISTA
hacia el 1439 a. C. ¿Cómo conciliar esta del siglo XIII, eso significa que José y su
fecha con la que asignamos al éxodo mo- familia debían de hallarse en Egipto hacia
saico, el siglo xin? el año 1700 a. C , es decir, exactamente
Sabemos que los israelitas suponían en las mismas fechas en que los hicsos
que entre el éxodo y la época de Salo- dominaban en Egipto. Esa es precisamen-
món habían transcurrido doce generacio- te la época en que sitúa la mayor parte de
nes. Así, por ejemplo, en 1 Cr 6,lss y los investigadores la entrada en Egipto.
también en 6,50ss se nos da la genealogía Que no es posible armonizarlo todo
de los sumos sacerdotes del templo de con tanta sencillez como parecen indicar
Jerusalén, Por 2 Sm sabemos que Sadoc estas líneas es algo que se desprende cla-
y Ajimás fueron sacerdotes de David; ramente de pasajes como el de Jue 11,26,
el primer Azarías que se menciona, por donde Jefté dice al rey amonita que
tanto, debió de serlo en tiempos de Salo- Israel lleva en posesión de sus territorios
món, y entre este sacerdote y Aarón me- de TransJordania trescientos años; ¿de
dian doce generaciones. dónde saca ahora Amón, en fecha tan
El estudio del Antiguo Testamento nos tardía, que el territorio le pertenece? Si
indica además que los israelitas contaban atribuimos a Jefté la fecha del siglo xi
una generación como cuarenta años (los antes de Cristo, la conquista de Trans-
primitivos griegos hacían exactamente lo jordania habría de remontarse al siglo xiv
mismo); doce generaciones por cuarenta según este pasaje. Los comentaristas sos-
años cada generación dan la suma de pecharon hace tiempo de este dato redon-
cuatrocientos ochenta años. Suponiendo, do, ya que sumando los años que gober-
sin embargo, que la duración real de cada naron los jueces sucesivos y los períodos
generación fuese de veinticinco años (en- intermedios de opresión hasta llegar a
tre Salomón y el éxodo), como efectiva- Jefté se obtiene un resultado de trescien-
mente sabemos que era la duración de la tos diecinueve años. Una coincidencia tan
vida, por término medio, de los reyes y notable sugiere que el dato de trescientos
los nobles en el Próximo Oriente, enton- años se dedujo artificialmente de la mis-
ces las doce generaciones de veinticinco ma cronología del libro de los Jueces, de
años de duración nos darían una cifra
la que sabemos que es excesivamente es-
que situaría el éxodo hacia el tercer cuar-
quemática, ya que algunos de los jueces
to del siglo XIII, aproximadamente cuan-
fueron contemporáneos de los períodos
do debió de ocurrir según lo que indican
las pruebas arqueológicas. de opresión, no sucesivos unos y otros,
como nos los presenta el libro. Si no se
En Ex 12,40 se dice que los hijos de puede explicar el dato de una manera se-
Israel pasaron cuatrocientos treinta años mejante a ésta, entonces tendríamos que
en Egipto. Ahora bien, este dato no es dar por seguro que el hecho de no haber
un múltiplo de cuarenta y no hay motivos permanecido todo Israel en Egipto ha
para dudar de su exactitud n . Si el éxodo dejado su huella en el relato bíblico y
tuvo lugar aproximadamente a comienzos que ciertas tradiciones relativas a los pa-
rientes que ya estaban instalados en Ca-
11
Esto mismo no es absolutamente seguro, ya naán han permanecido al lado de las tra-
que la traducción griega aplica este dato no sólo diciones predominantes, las que nos ha-
a la duración del tiempo pasado en Egipto, sino blan del éxodo mosaico y la conquista
también al de la permanencia de los Patriarcas
en Canaán. subsiguiente.
BIBLIOGRAFÍA
Remitimos al lector a las referencias que do- En T. J. Meek, Hebrew Origins (Nueva
cumentan un artículo mío, The Literary and York 21950) cap. I, se hallará un valiosísimo
Historical Problem of Joshua 10 and Judges 1: resumen, con documentación exhaustiva, pero
«Journal of Near Eastern Studies» 5 (1946) con una interpretación ligeramente distinta, de
105-14. Cf. también J. Bright, La historia de algunos datos; cf. también H. H. Rowley, From
Israel (Bilbao 1966) 136-45; G. E. Wright, Joseph to Joshua (Londres 1950).
The Bible and the Ancient Near East (Gar- También se puede consultar A. T. Olmstead,
den City, N. Y. 1961) 88-94 y referencias; History of Palestine and Syria (1931) capítu-
W. F. Albright, Arqueología de Palestina (Bar- los XIV, XV y XVII. El profesor Meek, al que
celona 1962) 83-112. Nótese también que las sigue el profesor Olmstead, concluye que la
últimas excavaciones realizadas en Jericó han conquista mosaica del siglo xin se dirigió direc-
alterado ciertos puntos del problema tal como tamente al sur de Palestina desde Cades, no
se planteaba anteriormente. Un resumen exce- rodeando Edom y Moab. En esta conquista to-
lente de estas excavaciones lo ofrece K. Kenyon, maron parte únicamente las tribus de Leví y
L>igging up Jericho (Londres-Nueva York 1957); Judá con los elementos afiliados a la última.
id., Arqueología en Tierra Santa (Barcelona Parece improbable que todas las tribus integra-
1963) cap. VIII. das en el Israel posterior tomaran parte en la
Son especialmente recomendables cuatro ar- fase de la conquista desarrollada en el siglo xm,
pero seguramente nunca llegaremos a saber si,
tículos de W. F. Albright, Archaeology and the en efecto, Leví y Judá fueron las únicas. En
Date of the Hebrew Conquest of Palestine: todo caso, resulta difícil eliminar la tradición
«Bulletin of the American Schools of Oriental bíblica del itinerario a través de TransJordania,
Research» 58 (1935) lOss; Further Light on the conservado en Nm 20-33; Dt 2 y Jue ll,15ss,
History of Israel from Lachish and Megiddo: así como la estrecha relación del éxodo y el
ibíd. 68 (1937) 22ss; The Israelite Conquest of Sinaí con las tribus septentrionales, o de José.
Canaan in the Light of Archaeology: ibíd. 74 Sobre la importante labor de una escuela distin-
(1939) llss; A Case of Lese-Majesté in Pre- ta, cf. la referencia consignada al final de la
Israelite Lachish, with Some Remarks on the bibliografía del cap. III, supra. Especialmente
Israelite Conquest: ibíd. 87 (1942) 32 ss. R. de importante es la monografía de A. Alt, Die
Vaux, op. cit., II, 17-195. Landnahme der Israeliten in Palastina, en Kleine
En cuanto a los importantes descubrimientos Schriften zur Geschichte des Volkes Israel I
realizados por Yigael Yadin, cf. los correspon- (Munich 1953) 89-175; cf. también ]osua, ibíd.,
dientes resúmenes en «The Biblical Archaeolo- 179-92.
gist» 19-22 (1956-59). Una exposición más am- Para un estudio reciente sobre las cartas de
plia de los resultados de la expedición a Siquén Amarna, cf. E. F. Campbell, The Amarna Let-
en sus tres primeras campañas, en L. E. Toombs ters and the Amarna Period: «The Biblical
y G. E. Wright, «Bulletin of the American Archaeologist» 23 (1960) 2-22, y sobre todo
Schools of Oriental Research» 161 (1961). R. de Vaux, op. cit., I, 114-119.
CAPITULO VI
Durante los siglos XIII y x n una serie siglos precedentes. A mediados del si-
de acontecimientos catastróficos puso tér- glo x n ya no estaba el gobierno egipcio
mino en el antiguo Próximo Oriente a la en condiciones de afirmar su soberanía
«Edad del Bronce» e introdujo una nueva sobre Palestina y el sur de Siria. Excep-
Edad: la del Hierro. Estos términos ar- tuando un breve período bajo Tiglat Pi-
queológicos se basan en el hecho de que, léser I (ca. 1116-1078 a. C ) , Asiría fue
si bien el cobre y el bronce se siguen uti- incapaz de mantener un Imperio muy ex-
lizando como metales más comunes, junto tenso Entre tanto, los cananeos (il. 49),
a ellos empieza a aparecer desde ahora el cuyos territorios seguían bajo el dominio
hierro en cantidad suficiente para inducir nominal de Egipto, sufrían duros reveses.
cambios profundos en la arquitectura, la A lo largo del siglo XIII, diversas inva-
construcción de barcos y armas y espe: siones en TransJordania habían estableci-
cialmente en la agricultura, como luego do los reinos de Edom, Moab, Sijón y
veremos. ¿Qué acontecimientos pusieron Og: Los dos últimos fueron eliminados
término a la Edad Antigua e introduje- por los israelitas que atravesaron el Jor-
ron una Nueva? dán para hacerse dueños de la mayor par-
Consistieron en varias invasiones y en te del país montañoso central. Durante
la decadencia del poder en Egipto, Asia el siglo xn se vio invadida la Siria orien-
Menor y Mesopotamia. Resultado de todo tal por los árameos, que serían más tarde
ello fue que, por vez primera desde hacía bien conocidos en Israel a causa de la
muchos siglos, Palestina y Siria se vieron rápida expansión de uno de sus reinos,
libres de dominadores extraños. Las in- el que se estableció en Damasco. Es pro-
vasiones bárbaras pusieron fin al Impe- bable que al otro lado del Jordán se ins-
rio hitíta del Asia Menor. Muchos hititas, talaran en el mismo período los amoni-
sin embargo, permanecieron en Siria, don- tas, que dieron su nombre a la ciudad que
de siguieron dominando el panorama cul- fue su capital y que sobrevive en la ac-
tural, del mismo modo que habían im- tualidad en Ammán, capital del reino
puesto su poder político durante los dos jordano. Ramsés III de Egipto (ca. 1175
124 EN LOS DÍAS EN QUE LOS JUECES JUZGABAN
***' é
a 1144 a. C.) fue atacado por pueblos que gobernada por un «señor», o «tirano»,
se vieron obligados a emigrar del mundo conforme al modelo egeo, y todas eran
griego, los llamados «pueblos del mar», independientes entre sí, si bien los cinco
que en los años precedentes a su derrota señores actuaban habitualmente de común
por este faraón (il. 50-51) fueron eviden- acuerdo cuando estaban en juego asuntos
temente responsables de la destrucción importantes, lo que suponía cierto domi-
sufrida por cierto número de ciudades a nio centralizado, del que, por otra parte,
lo largo de las costas de Siria y Palestina, nada sabemos en concreto. Más al norte,
incluidas Ugarit (Ras Shamra), Sidón y en Dor, principal ciudad de la llanura de
Tiro. Un numeroso grupo de estos «pue- Sarón, se estableció otro grupo de los
blos del mar», los pelast (filisteos), se «pueblos del mar», llamado Tjikal (posi-
apoderó de la costa mediterránea com- blemente se trataba de gentes oriundas
prendida entre Jope y Gaza, donde se de Sicilia, a cuyos habitantes llama Ho-
establecieron; más adelante sería conocida mero en la Odisea «sikel»). De ellos nos
esta región por el nombre de aquellas han llegado noticias, pero no a través de
gentes (Filistea), que con el tiempo pa- la Biblia, sino del relato egipcio de We-
saría a designar toda la zona, ya que nues- namón, un agente que viajó hasta Siria
tro término «Palestina» es una herencia en busca de madera de cedro hacia el
que de ellos hemos recibido. año 1100 a. C. Al detenerse en Dor, quizá
Los filisteos se organizaron en torno a para reponer provisiones, uno de sus
cinco ciudades principales (Gaza, Ascalón, acompañantes se fugó con las alhajas que
Asdpd, Ecrón y Gat). Cada una de ellas, llevaban para el pago de la madera. We-
con su correspondiente territorio, estaba namón trató entonces de conseguir que
EN LOS DÍAS EN QUE LOS JUECES JUZGABAN 12}
50. Escena de la batalla naval entre Ramsés III y los «pueblos del mar».
51. Carretas de los «pueblos del mar» atacadas por los egipcios.
político y económico de los filisteos, si- Durante muchos siglos permaneció os-
tuación que era probablemente habitual curo el sentido del v. 21, especialmente
en casi toda la región fronteriza entre la porque se desconocía el significado del
llanura filistea y el país montañoso de término pim (= medio siclo). Pero en
los israelitas. las excavaciones han aparecido pequeños
En 1 Sm 13,19-22 tenemos una noti- pesos con este término grabado, y ahora
cia interesante, que ilustra el bloqueo está claro el sentido general, si bien no
económico que los filisteos mantenían lo están del todo algunos nombres de
contra los israelitas en la época en que los utensilios agrícolas. Se nos dice en
subió al trono Saúl: este pasaje que los filisteos no permitían
«Por entonces no se encontraba un que hubiera herreros en el país monta-
herrero en tierra de Israel, porque el ñoso, de forma que los israelitas no pu-
plan de los filisteos era que los hebreos dieran equiparse de armas para la gue-
no se forjaran espadas ni lanzas. Todos rra. En consecuencia, los labradores se
los israelitas tenían que bajar al país veían obligados a descender a territorio
filisteo para aguzar su reja, su azada, su filisteo para aguzar sus herramientas
hacha y su hoz. Por aguzar una reja o (il. 57) y, al mismo tiempo, se les exigía
una azada les cobraban medio siclo, y un precio exorbitante por aquel servicio.
dos tercios de siclo por un hecha o una Con toda probabilidad, sin embargo,
aguijada. Y así sucedió que, a la hora hay algo más que podemos deducir del
de la batalla, en todo el ejército de Saúl pasaje citado. El metal más utilizado
no había más espada ni lanza que las de desde el año 4000 a. C. para la fabrica-
Saúl y su hijo Jonatán...». ción de armas y utensilios era el cobre,
132 EN LOS DÍAS EN QUE LOS JUECES JUZGABAN
que los hombres de Galaad se habían Entre todos estos opresores, no fue-
hecho dueños de todos los vados. Cuan- ron los cananeos los menos importantes.
do llegaba un individuo y decía: «Dejad- Los israelitas sólo muy poco a poco pu-
me pasar», los galaaditas le preguntaban: dieron subyugarlos. Para el 1200 a. C.
«¿Eres efraimita?» Si el otro contestaba habían logrado eliminarlos casi en su
que no, le pedían que pronunciara la totalidad del país montañoso, pero en el
palabra sibbolet. Si decía sibbolet, que llano, donde podían maniobrar sus ca-
»o es la pronunciación correcta, echaban rros de hierro, aún se mantenían incólu-
mano de él y lo mataban. Casi todo el mes las poderosas ciudades fortificadas.
Antiguo Testamento se escribió en el Caso típico era el de Meguido y Beisán,
dialecto hablado en Jerusalén, y este in- en el norte. En el ángulo noroccidental
cidente nos indica la presencia de ciertas del montículo de Meguido se elevaba a
diversidades dialectales entre los israeli- comienzos del siglo xn el palacio del
tas ya en aquella temprana época. rey cananeo, una hermosa y fuerte cons-
Los israelitas hubieron de sufrir tam- trucción levantada sobre las ruinas de
bién opresión por parte de otro grupo edificios anteriores, a la que se había
de madianitas, o árabes, que organizaron incorporado la puerta de acceso a la ciu-
una expedición contra la Palestina sep- dad, fuertemente defendida (il. 40). Era
tentrional, llegando hasta el valle de Yez- un palacio mucho más rico que cualquie-
rael, donde les hizo frente y derrotó ra de los levantados por los israelitas
Gedeón. Esta expedición reviste especial ricos de épocas posteriores, y probable-
interés, ya que, según nuestras noticias, mente tan grande y lujoso como el que
fue aquella la primera ocasión en que se se construyó Salomón. Entre sus cimien-
hizo amplio uso del camello. Antiguos tos se hallaba la cámara del tesoro,
relieves y documentos indican que el ca- del que desaparecieron todas las rique-
mello, tan comúnmente utilizado en el zas allí guardadas, salvo algunos objetos
Próximo Oriente hoy, no fue domesti- menudos, al ser destruido el edificio en-
cado en gran escala hasta la época a que tre 1150 y 1125 a. C. Sobre el pavimen-
aludimos, seguramente por tratarse de to, en un confuso amontonamiento, ha-
un animal muy indócil y difícil de ma- llaron los excavadores buen número de
nejar. Los nómadas antiguos, incluyendo objetos de oro, marfil y alabastro, que,
a los Patriarcas hebreos, eran muy dis- sin importancia para los saqueadores,
tintos de los actuales, ya que con sus son valiosísimos para nosotros, ya que
recuas de asnos y sus rebaños de ovejas claramente manifiestan la cultura y ri-
y cabras nunca podían alejarse mucho queza que formaban el ambiente de
de los abrevaderos. La domesticación del aquellos monarcas cananeos. Los marfi-
camello significó un cambio en la vida les son obras de la artesanía típicamente
de los árabes. Los nómadas podían reco- cananea, y se utilizaban principalmente
rrer ahora grandes distancias a lomos de en labores de marquetería en cofres,
camello y vivir en zonas donde no era muebles y paneles de cedro que recu-
posible el pastoreo. La expedición de brían los muros de las «salas de recep-
los madianitas, por consiguiente, debió ción». En esta colección hay también ca-
de parecer cosa terrorífica a los israelitas zoletas, figurillas, peines y tableros de
del norte, y no es de extrañar que «los juego, todo ello realizado en marfil. En
israelitas tuvieran que valerse de las cue- una plaquita aparece figurado el mismo
vas de los montes, las cavernas y los re- rey, o un personaje semejante, sentado
fugios» (Jue 6,2). en un trono y bebiendo en una pequeña
LAS CIUDADES CANANEAS 135
copa. Ante él está la reina y un músico ce descrita con intenso colorido en los
que pulsa las cuerdas de una lira, que versículos 6-8, a los que sigue la exalta-
nos recuerda a David cuando tocaba la ción de la victoria lograda contra ellos
lira (no el arpa) ante el taciturno Saúl. en la llanura de Esdrelón (vv. 19ss):
Es interesante el trono del rey, pues
está sostenido por esfinges aladas o leo- En Taanac, junto a las aguas de Meguido,
no ganaron ni una pieza de plata.
nes con cabeza humana, seres fantásticos Desde el cielo combatieron las estrellas,
que, como sabemos, eran llamados «que- desde sus órbitas combatieron contra Sisara.
rubines» por los israelitas (il. 41). En el El torrente Quisón los arrolló...».
capítulo VIII veremos cómo este rey
cananeo era entronizado precisamente Quienes hayan estudiado la geografía
sobre querubines, lo que hizo pensar a de la llanura de Esdrelón se harán inme-
los constructores del templo de Salomón diatamente esta pregunta: ¿Dónde se dio
que Dios quedaría también entronizado, exactamente la batalla? Deducimos que
aunque invisible, entre los querubines en ese antiquísimo escenario de luchas
del santo de los santos. Entre otros ob- que es la zona próxima a Meguido, a las
jetos interesantes se encontró una caja puertas del paso por el que discurre la
para útiles de escritorio sobre la que ha- gran calzada internacional que viene de
bía una inscripción egipcia en la que se la llanura de Sarón. Allí se encuentran
decía haber pertenecido a un egipcio, las «aguas de Meguido», el «torrente
Quisón». Este curso fluvial contornea el
«enviado real a todos los países extran-
montículo de Meguido y brota en unos
jeros».
manantiales cercanos. Si tal es el caso,
La causa exacta de la terrible destruc- ¿por qué se identifica luego el lugar de
ción sufrida por la ciudad durante el ter- la batalla como situado «en Taanac»,
cer cuarto del siglo x n nos es descono- una ciudad que dista unos seis kilóme-
cida. En todo caso, parece que hemos tros en dirección sudeste? Por supuesto,
de fechar el Cántico de Débora (Jue 5) se trata de un texto poético y no pode-
durante el período en que la ciudad se mos tomarlo demasiado al pie de la
hallaba en ruinas y antes de que fuera letra; con todo, resulta muy extraño que
ocupada de nuevo. Este gran poema épi- el autor no nos diga que la batalla tuvo
co a que nos referimos es considerado lugar en Meguido, la mayor y más fuer-
como uno de los más antiguos monu- te de las ciudades, situadas en la llanura
mentos de la literatura israelita de cuan- de Esdrelón. El profesor W. F. Albright
tos han llegado hasta nosotros, pues fue nos da la explicación de que la victoria
escrito ciertamente por un testigo pre- debió de ocurrir en unas fechas en que
sencial de los acontecimientos descritos. Meguido se hallaba en ruinas y desha-
Su estilo es espontáneo y vivo, hasta el bitada. Taanac, en consecuencia, sería la
punto de que nos parece escuchar el fra- ciudad más próxima utilizada como refe-
gor de la batalla y el retumbar de los rencia para situar el campo de batalla,
cascos de los caballos. A lo largo de sus sin perjuicio de recurrir asimismo a las
versos campea un nacionalismo intenso «aguas de Meguido». De ser exacto todo
y un entusiasmo religioso centrados en ello, el Cántico de Débora ha de fechar-
la confianza de que el Señor del Sinaí se probablemente hacia el 1100 a. C ,
librará a su pueblo de las manos de to- o poco antes o después, pues las excava-
dos sus adversarios. La situación a que ciones atestiguan que entonces se halla-
se veían reducidas las tribus israelitas ba en ruinas Meguido. No podemos estar
centrales a causa de sus opresores apare- absolutamente seguros, ya que, natural-
136 EN LOS DÍAS EN QUE LOS JUECES JUZGABAN
mente, son posibles otras explicaciones sores fueron rescatadas de las ruinas en
sobre la situación. Pero ésta es, con mu- que yacía la fortaleza anterior y levan-
cho, la más plausible y verosímil. tadas de nuevo. Su Imperio apenas le
Beisán era otra ciudad fortificada del sobrevivió, y en el tercer cuarto del si-
valle del Jordán, al este de Meguido, glo x n el dominio egipcio de Palestina
que defendía el valle de Yezrael, paso había llegado a su término. Aquella fue
natural entre el Jordán y la gran llanura la gran oportunidad para Israel, pero
de Esdrelón (il. 58). Durante tres siglos aún sería necesario que sus opresores
se esforzaron los egipcios por dominar descargaran sobre el pueblo muchos gol-
aquella zona, vigilando todos los accesos pes antes de que éste llegara a estable-
desde cualquier punto de Palestina. De cer la unidad política.
hecho, Esdrelón había sido uno de los Beisán fue reedificada durante el si-
graneros privados del faraón. A comien- glo xn, probablemente por los descen-
zos del siglo xn, Ramsés III, en un in- dientes de la antigua guarnición egipcia
tento desesperado de restaurar el Impe- de «pueblos del mar», o filisteos. Re-
rio asiático de sus abuelos, reedificó cuérdese que después de la última bata-
Beisán como puesto fronterizo, y esta- lla librada por el rey Saúl, los filisteos
bleció allí, al parecer, una guarnición de le cortaron la cabeza y la colocaron en
gentes de los «pueblos del mar». En la la «casa», o templo de Dagón en Bei-
ciudadela se le dedicó una estatua, mien- sán, mientras que su armadura era depo-
tras que las estelas —piedras monumen- sitada en el templo de Astarot (Astar-
tales— erigidas por dos de sus antece- té, il. 59), y el cuerpo pendía de los
LOS PRIMEROS PROFETAS 137
su tutela a ciertos individuos inspirados
que se sentían movidos a hacer una pro-
clamación extática. En 1 Sm tenemos las
primeras noticias de un grupo o gremio
organizado de estas personas, a las que
se da el nombre de «profetas». Anterior-
mente, se nos dice, si un hombre desea-
ba preguntar algo al Señor, solía acudir
a un «vidente», pero ahora se daba el
nombre de «profeta» a quien atendía
estas demandas (1 Sm 9,9). En 1 Sm
59. Reconstrucción del templo de Beisán. 10,5 explica Samuel a Saúl que siga su
camino y «tropezarás con una banda de
profetas que bajan del alto, con arpa,
muros de la ciudad (1 Sm 31,10; 1 Cr tamboril, flauta y cítara, y se pondrán a
10,10). Estos templos han sido obvia- profetizar. Entonces el espíritu del Se-
mente excavados; de hecho, las ruinas ñor te arrebatará y tú profetizarás con
de esta ciudad resultan valiosísimas por ellos y te sentirás cambiado en otro
la luz que arrojan sobre la religión ca- hombre». Si bien no sería ésta la pri-
nanea, pero dejaremos el estudio de este mera vez que apareció la profecía extá-
tema para nuestro capítulo siguiente. tica en Israel (cf. Nm 11,24-29), al me-
Beisán caería por fin en manos de los nos fue entonces cuando empezó a ser
israelitas durante el siglo x, como de- reconocida oficialmente e integrada en
muestran las excavaciones, probablemen- las instituciones religiosas por una auto-
te en tiempos de David. ridad sacerdotal.
Para quien trabaja con los informes No hemos de creer que la profecía
de los excavadores, los descubrimientos extática es un fenómeno exclusivo de
de Meguido, Beisán y la llanura filistea Israel; por el contrario, se ha dado en
resultan muy reveladores, ya que ilus- diversas religiones de todo el mundo.
tran con mucha claridad \u situación en Ciertamente, su misma aparición en Is-
tiempos de los jueces. Israel atravesaba rael pudo ser debida a una inspiración
una etapa formativa como nación, apren- de fuera. En el relato egipcio de Wena-
diendo muchas cosas de los pueblos ve- món (ca. 1100 a. C ) , a que ya hemos
cinos, pero al mismo tiempo en conflicto aludido, el autor nos explica que mien-
continuo, y oprimido muchas veces por tras el príncipe de la ciudad fenicia de
ellos. No es de extrañar que los triun- Biblos «hacía sacrificios a sus dioses, el
fos ocasionales fueran celebrados en can- dios arrebató a uno de sus jóvenes y
ciones y poemas, como el de Débora en éste quedó poseído». Se nos dice tam-
Jue 5, o como los consignados en los bién que el signo egipcio para la palabra
libros, hoy perdidos, de Yasar y de las «poseso» es una figura humana violen-
Guerras del Señor. tamente agitada o en actitud de sufrir
una convulsión epilépticaz. Parece que
el rey de Biblos interpretó el suceso
LOS PRIMEROS PROFETAS como un signo de que el dios egipcio,
Amón, había llegado realmente a Biblos. mensajero que los sacrificios aludidos
El resultado fue que se concedió audien- han de hacerse en el día decimocuarto
cia a Wenamón, y después de muchas del mes siguiente.
negociaciones y dificultades pudo éste Mayor interés ofrece una carta en que
conseguir la madera de cedro que había el dios Adad, de la ciudad de Kallassu,
ido a buscar allí. exige que el rey le entregue con destino
Pero en Israel no se consideró el éx- al sacrificio determinado número de ani-
tasis la nota principal o más caracterís- males machos. El dios explica al rey a
tica de la profecía. El profeta era ante través de sus mensajeros que es él,
todo un mensajero de Dios, enviado para Adad, Señor de Kallassu, el que ha co-
comunicar algo de parte del Señor. De locado al rey sobre sus propias rodillas,
ahí que sus proclamaciones comenzaran le ha hecho subir al trono de su padre
de ordinario con la advertencia: «Así y le ha otorgado una residencia. Tenga
dice el Señor». De este modo se presen- presente el rey que si no hace la entrega
taba el profeta como enviado de Dios (de los animales), «yo soy el Señor del
para comunicar una palabra que, en pro- trono, de la tierra y de la ciudad, y todo
piedad, no era suya. Cuando era atacado, lo que te he dado te lo puedo quitar.
lo único que podía aducir en su propia Si, por el contrario, él cumple mi deseo,
defensa era afirmar que «el Señor me yo le daré tronos y más tronos, casas y
ha enviado» (cf. Jr 26,2.15; 28,15). más casas, tierra y más tierra, ciudades
Hasta hace poco se creía que el oficio y más ciudades; y le daré también la
profético así entendido era exclusivo de comarca del este y la del oeste».
Israel. Pero en los archivos de la ciudad El funcionario regio que comunica
de Mari, en el Eufrates superior (cf. ca- este mensaje al monarca explica que todo
pítulo I I , supra), han sido descubiertos esto es cuanto le han dicho ciertos indi-
varios interesantes paralelos fechables viduos llamados los apilu del dios. Sigue
en ca. 1700 a. C. En sus informes escri- luego diciendo que cuando estaba en
tos al rey de Mari comunican los funcio- Mari tenía la costumbre de transmitir
narios a veces que un hombre de un siempre al rey los mensajes de los apilu
dios, que tiene tales o cuales señas, se masculinos y femeninos, y que ahora
ha presentado con un mensaje para el continúa con la misma práctica. Aún
rey, pretendiendo que el dios le ha en- más, un apilu del dios Adad, de la ciu-
viado para que sean comunicadas al rey dad de Khalab, ha llegado con un men-
las palabras del dios. Tres cartas están saje de parte del dios para el rey, afir-
relacionadas con los mensajes proceden- mando que aquél se dispone a poner en
tes del dios Dagán en la ciudad de Tirca manos de éste «el país desde el este
(es decir, del dios cuya residencia o tem- hasta el oeste» 3.
plo se hallaba en la ciudad de Tirca). La mayor parte de los textos relacio-
Uno de estos mensajes alude a un sueño
en que Dagán asegura al rey la victoria 3
Cf. Ad. Lods, Une Tablette Inédite de
sobre los benjaminitas hostiles, pero exi- Mari, Intéressante pour l'Histoire Ancienne du
ge que el rey envíe mensajeros que ex- P'rophétisme Sémitique, en H. H. Rowley (ed.),
pongan en presencia del dios todos los Studies in Oíd Testament Prophecy (Edimbur-
asuntos de gobierno. Otro mensaje pide go 1950) 103-10; A. Parrot y G. Dossin (eds.),
Archives Royales de Mari II (1950) carta nú-
al rey que ofrezca sacrificios por el espí- mero 90; III (1948) carta núm. 40; M. Noth,
ritu de su predecesor. En un tercer men- History and the Word of God in the Oíd
saje explica Dagán al rey a través de su Testament: «Bulletin of the John Rylands
Library» 32 (1950) 194-206.
LOS PRIMEROS PROFETAS 139
nados con oráculos divinos en Mesopo- indudablemente surgió ésta. El Antiguo
tamia corresponde a la categoría de la Testamento ofrece numerosas ilustracio-
adivinación. Los expertos obtenían men- nes de esta comunicación profética de
sajes divinos estudiando ciertos signos oráculos divinos, por ejemplo, los men-
de diversos tipos; por ejemplo, inspec- sajes divinos comunicados a Eli por un
cionaban el hígado de las víctimas sacri- hombre de Dios innominado (1 Sm 2,27-
ficiales, los eclipses, las estrellas, etc. De 36), a Saúl por Samuel, a David por
hecho, las tropas de Mari contaban con Natán (2 Sm 7 y 12); a Jeroboán I por
los servicios de un adivino para cada Ajías (1 Re ll,29ss; 14,lss), etc. Sin
una de sus secciones. Sin embargo, los embargo, no podemos dejar de señal r
textos a que antes nos hemos referido una gran diferencia entre los oráculos
tienen que ver con otro tipo de funcio- del Dios de Israel, especialmente los que
narios. Se trataba de personas que ha- comunicaban los grandes profetas, y los
bían recibido del dios un mensaje oral, de los distintos dioses al rey de Mari.
enviadas además por el mismo dios para En los oráculos de Mari, la función for-
comunicarlo verbalmente. El mensaje se mal del apilutn era semejante a la del
recibía en virtud de la inspiración y era profeta, pero el contexto y el panorama
comunicado cuando el mensajero se pre- del contenido eran más bien limitados.
sentaba, de repente y sin que nadie se La preocupación principal de los diver-
lo hubiera pedido. El término apilutn sos dioses era conseguir que el rey les
con que se designa este tipo de mensa- dedicara mayor atención, así como a sus
jeros deriva evidentemente de un verbo templos y a sus sacrificios. Se hacían
que significa «responder», «replicar». promesas y amenazas, pero todo depen-
Este verbo, al igual que el término co- día de que el rey otorgara o no los favo-
rrespondiente del Antiguo Testamento, res materiales solicitados. Muchos pro-
podía usarse para la revelación comuni- fetas israelitas se preocupaban sin duda
cada por una divinidad a alguien que alguna de cosas igualmente materiales y
acudía a consultarla (cf. 1 Sm 14,37; sin mayor alcance, pero los más eminen-
26,6.15). El apilutn, «el que responde», tes eran instrumentos carismáticos de
es el que contesta en nombre de la di- Dios, hombres que interpretaban las in-
vinidad. tenciones y la intervención del Señor en
Teniendo en cuenta que el éxtasis, la historia de su tiempo. La diferencia
aunque se daba en el movimiento pro- esencial entre ambos tipos de ministerio
fético israelita, no era su rasgo más ca- profético radica no en la forma, sino en
racterístico, los textos de Mari antes la fe que les servía de base. A esta dife-
mencionados parecen describir un fenó- rencia en la fe dedicaremos en seguida
meno paralelo al de la profecía, del que nuestra atención.
BIBLIOGRAFÍA
Para un panorama actualizado de este perío- Tienen especial importancia tres artículos
do, cf. W. F. Albright, The Oíd Testament recientes investigadores israelíes: A. Malai
World, en Interpretéis Bible I, 261-64; id., Cushan Rishathaim and the Decline of
Arqueología de Palestina (Barcelona 1962) 83- Near East around 1200 B. C: «Journal
112; id., The Song of Deborah in the Light Near Eastern Studies» 13 (1954) 231-42; Tr
of Archaeology: «Bulletin of the American Dothan, La civilización filisteo a la luz de
Schools of Oriental Research» 62 (1936) 26-31; hallazgos arqueológicos en Palestina y Eg¡
id., De la Edad de Piedra al cristianismo (San- (en hebreo): «Eretz Israel» 5 (1958) 55-
tander 1959) 168-77; id., Archaeology and the las conclusiones de la autora están resum
Religión of Israel, 95-119. Las dos últimas en su artículo Archaeological Reflectiafts
obras contienen numerosas referencias a infor- the Philistine Problem: «Antiquity and í
mes y materiales de primera mano. Cf. tam- vival» 2/2-3 (1957) 151-64. Cf. también
bién J. Bright, La Historia de Israel (Bilbao comunicado del autor basado en la obra
1966) cap. A. la señorita Dothan, Philistine Coffins <
Cf. igualmente G. E. Wright, Archaeologi- Mercenaries: «The Biblical Archaeologist» 2,
cal Remarks on the Period of the Judges and (1959) 54-66.
Early Monarchy: «Journal of Biblical Litera- Un estudio de los «pueblos del mar» en
ture» 60 (1941) 27-42; id., Iron: the Date of historia antigua en W. F. Albright, Se
its Introduction into Common Use in Pales- Oriental Glosses on the Homeric Problt
tine: «American Journal of Archaeology» 43 «American Journal of Archaeology» 54 (19
(1939) 458-63; id., The Literary and Historical 162-76. Cf. también R. de Vaux, op. cit.,
Problem of Joshua 10 and Judges 1: «Journal 40-53.
of Near Eastern Studies» 5 (1946) 105-14; [Entre la bibliografía reciente debe meni
R. de Vaux, Historia antigua de Israel II narse a J. L. McKenzie, The World of
(Ediciones Cristiandad, Madrid 1975) 201-321. Judges (Englewood Cliffs, N. J. 1966)].
CAPITULO VII
Todo ello indica claramente que Israel que contraen obligaciones parejas. En
constituía una sociedad religiosa de ca- Israel, sin embargo, la alianza entre Dios
rácter especial, que al principio se resis- y el pueblo no se establece entre iguales,
tió a aceptar la típica organización polí- sino entre un gran señor y un pueblo
tica de aquellos tiempos, ya que poseía que se compromete a prestarle un leal
una forma propia de autoridad en virtud vasallaje. El Señor ofrece la alianza a su
de su adhesión común al Dueño divino. pueblo como un don gracioso; promete
La autoridad carismática se hundió bajo guiarlo y protegerlo, pero siempre que
la presión de los filisteos y se terminó la nación le sea fiel, no siga a otros se-
por establecer una monarquía «a seme- ñores y obedezca sus mandatos. De ahí
janza de todas las naciones» (1 Sm 8,5), que si realmente existe algún paralelo
no sin que dejaran de oponerse algunos, con la alianza israelita, hayamos de bus-
ya que ello suponía una ruptura radical carlo en los acuerdos establecidos entre
con las costumbres antiguas (cf. Jue un señor y sus vasallos, si es que se da
8,23; 1 Sm 8 y 12). ¿De qué tipo era efectivamente tal cosa.
aquella primitiva vinculación sagrada de El profesor G. E. Mendenhall, de la
Israel? Universidad de Michigan, ha encontrado
ciertos paralelos, notablemente próximos
LA ALIANZA y muy ilustrativos, en los tratados inter-
nacionales del Asia occidental durante
Es posible que el estudio comparativo el segundo milenio a. C. 3 Estos tratados
de este tema que mayor repercusión ha pueden ser de dos tipos, el tratado pari-
tenido sea el que ha llevado a cabo el tario entre iguales y el tratado de vasa-
investigador danés J. Pedersen al inter- llaje entre un gran rey y uno de sus va-
pretar la alianza israelita en términos de sallos. Aquí nos interesa el segundo. Un
las modernas alianzas que entre sí esta- soberano se diferencia de un rey ordi-
blecen los actuales beduinos en Arabia 2 . nario en que es «el Gran Rey» (2 Re
El relato de Jacob y Labán (Gn 31) es 18,28; Os 5,13 4 ), el «Rey de reyes» y
una alusión bíblica a este tipo de pactos. «Señor de señores»; es decir, que no es
Se establecía la paz entre dos clanes y se un rey entre otros reyes, hasta el punto
le daba una sanción divina. En el noma- de que no se aplica a sí mismo este títu-
dismo vivían las gentes y se movían en lo, sino que se trata de un personaje que
una sociedad estabilizada mediante alian- se arroga cierta autoridad sobre los otros
zas. La idea de una alianza nacional gobernantes. Y éste es precisamente el
entre Dios e Israel significaba una adap- puesto que reclama para sí el Dios de
tación de este tipo de alianza, según se Israel, el de un Soberano con autoridad
creía, en que la vida humana y la divina sobre todos los restantes poderes de la
entraban en una relación que implicaba tierra, «Señor de las huestes», al que
mutuas promesas y obligaciones. evidentemente no se aplicaba con fre-
Es obvio, sin embargo, que una alian-
za como la establecida por Jacob y La- 3
Cf., de este autor, Covenants Forms in
bán es un tratado paritario entre iguales Israelite Tradition: «The Biblical Archaeolo-
gist» 17/3 (1954); reimpreso en la monografía
del mismo, Law and Covenant in Israel and
2
Cf., de este autor, Israel I-II (Copenhague the Ancient Near East (Pittsburgo 1955).
4
y Londres 1926) Introducción y 2.* parte; tam- El último pasaje contiene una alusión al
bién, del mismo, Der Eid bei den Semtten rey asirio, que ha sido traducida a veces como
(Studien zur Geschichte und Kultur des islam. «rey Yareb», pero que hoy se lee malki rab,
Orients 3; Estrasburgo 1914). «el gran rey».
LA ALIANZA 143
cuencia el título de «rey» en los prime- los poderes extranjeros mediante otros
ros tiempos de la historia del pueblo. acuerdos. Con ello el Gran Rey atendía
El profesor Mendenhall define la alian- a sus propios intereses, al paso que no
za como un compromiso vinculante en entraba en la cuestión de las relaciones
virtud de un juramento prestado por dos internas del rey vasallo con sus propios
comunidades jurídicas cuando no hay subditos. Esto nos recuerda el primer
otro procedimiento o medio legal de san- mandamiento impuesto a Israel, que pro-
ción. En los tratados de vasallaje del se- hibe a éste cualquier trato con otros dio-
gundo milenio a. C , en que un subdito ses (Ex 20,3; cf. 34,14), así como las
se liga mediante juramento, pueden dis- estipulaciones de la alianza establecida
tinguirse seis elementos: en Siquén bajo Josué: «Quitad de en
1) El tratado típico comienza con la medio los dioses a los que sirvieron
identificación del Gran Rey, que es quien vuestros padres al otro lado del río
otorga el tratado: «Así dice X, el Gran (Eufrates) y en Egipto; y servid al Se-
Rey...», etc. Esto nos recuerda inmedia- ñor» (Jos 24,14). En Israel, los Diez
tamente los típicos pasajes primitivos del Mandamientos determinaban las obliga-
Antiguo Testamento sobre la alianza, en ciones religiosas, pero dejaban amplia
que Dios habla en primera persona: «Yo libertad en cuanto a la conducta de la
soy el Señor» (Ex 20,1-2) o «Así dice vida civil interna. Como después ha se-
el Señor, el Dios de Israel» (Jos 24,2). ñalado el profesor Mendenhall, las diver-
2) Sigue luego una exposición por- sas estipulaciones contenidas en el Libro
menorizada del trasfondo histórico de de la Alianza (Ex 21-23) en relación con
las relaciones entre el Gran Rey y el va- el derecho civil no se dieron originalmen-
sallo, en que se subrayan especialmente te con la intención de que constituyeran
las benéficas intervenciones del primero. un derecho constitucional para regular
No se trata nunca de una enumeración la conducta moral. En vez de ello, se
estereotipada, sino de un relato histórico, trataba de casos típicos o descripciones
y su propósito es ligar al vasallo con el de procedimientos legales que se consig-
monarca mediante el afecto, de forma naban por escrito con propósito de ofre-
que el primero acepte de mejor grado cer una información. Así, el término he-
sus obligaciones. Lo mismo ocurre en el breo para significar «ley» es tora, que
Antiguo Testamento. A la exposición de quiere decir «enseñanza, instrucción».
la Ley precede en el Antiguo Testamen- También el babilónico Código de Ham-
to la narración histórica de todo cuanto murabi (ca. 1700 a. C.) es una colección
Dios ha hecho en beneficio de su pue- de normas comunes y decisiones de la
blo; la historia se narra en términos de corte en que no aparece referencia algu-
lds intervenciones divinas. Fue el Señor na a la obediencia a la ley; no se men-
quien sacó al pueblo de la servidumbre cionan los deberes que implica la justicia.
de Egipto (Ex 20,2) y le dio una tierra La codificación de semejantes normas
para habitar (cf. especialmente la cere- daba en realidad una información con
monia de la alianza en Jos 24,2-13). vistas a unificar el país o (en el caso de
Israel) eliminar las diferencias tribales
3) Una vez dadas las pruebas de la en el derecho común, de forma que hu-
bondad del soberano para con su vasallo, biera un «derecho» y una justicia para
el tratado presenta a continuación las todo el pueblo; sólo más adelante, a par-
estipulaciones de la alianza, consistentes tir del siglo vil, se usó este derecho co-
en una enumeración de las obligaciones mún, tal como había sido consignado por
que incumben al vasallo. Entre ellas apa- escrito, a modo de un derecho constitu-
rece siempre el deber de no ligarse con
144 ISRAEL Y CANAAN
cional para imponer y respaldar la con- nes que recaerán sobre quien guarde o
ducta moral. En el período primitivo quebrante el tratado. En esto consiste la
permitía el Soberano divino mucha ma- única sanción del pacto, que, en conse-
yor libertad en las decisiones pertene- cuencia, se apoya tan sólo en una base
cientes al ámbito de la vida cotidiana. puramente religiosa, de forma que sus
4) El tratado típico de vasallaje esti- estipulaciones rebasan el nivel de lo es-
pulaba a continuación que el documento trictamente jurídico. No sabemos si los
fuera depositado en el santuario del va- más antiguos pactos israelitas entre Dios
sallo y que se leyera públicamente a in- y el pueblo contenían fórmulas semejan-
tervalos regulares, aunque no siempre se tes. Pero es importante observar que el
especificaba el plazo. En Israel hallamos Libro de la Alianza, el Código de Santi-
previsiones semejantes, como, por ejem- dad y la ley deuteronomista concluyen
plo, en el caso de la alianza bajo Josué siempre con semejantes advertencias ex-
en Siquén (Jos 24,26) y en Dt 31,9-13, hortatorias (Ex 23,20-33; Lv 26; Dt 27
donde se dice que Moisés escribió «esta y 28; cf. Jos 8,34).
ley» y la entregó a la custodia de los El profesor Mendenhall ha advertido
sacerdotes encargados de cuidar del arca asimismo que las estipulaciones de los
(es decir, del santuario central) con la tratados de vasallaje son vinculantes tan
advertencia de que fuera leída «cada sie- sólo mientras viven las partes. Cuando
te años» en pública asamblea. Dos estra- muere uno de los interesados hay que
tos de la tradición del Antiguo Testa- renovar el tratado. Esto explicaría las
mento afirman también que el Decálogo ceremonias de renovación de la alianza
de la alianza original del Sinaí estaba en Israel, así como la fórmula que apa-
depositado en el arca (Ex 25,16.21; rece en Dt 5,2-3, en el sentido de que la
1 Re 8,9), que sería colocada, cuando alianza original se estableció en el Horeb
ello fue posible, en el santuario central. (Sinaí), pero la actual se hace «no con
5) La quinta sección del tratado típi- nuestros padres», sino con «todos nos-
co en cuestión estaba dedicada a invocar otros que hoy estamos vivos». Menden-
a los dioses de las partes respectivas hall señala además que los hititas y los
como testigos de la alianza, concluyendo romanos no poseían un término para sig-
con una afirmación resumida sobre to- nificar el concepto de «alianza», y que
dos los dioses, concretamente sobre las al mismo tiempo los términos mesopotá-
montañas y los ríos, el cieloNy la tierra, micos nunca aparecen en estos tratados.
los vientos y las nubes, que son los tes- Esto debe impedirnos suponer, como
tigos «de este tratado y de este juramen- tantas veces se hizo anteriormente, que
to». En Israel, por supuesto, no apare- la idea de alianza es tardía en Israel,
cen estos testigos. En Jos 24 dice Dios: precisamente por el hecho de que el tér-
«Vosotros sois testigos», es decir, que mino no aparece en todos los lugares en
los testigos no son los dioses, sino los que podríamos esperar encontrarlo.
mismos miembros del pueblo. Resulta, Parece muy probable, por consiguien-
sin embargo, interesante advertir que te, que la fe israelita se explícito en un
cuando los profetas presentan a Dios re- marco tomado y adaptado de los trata-
criminando a Israel por haber violado la dos internacionales del segundo milenio
alianza no es raro que se invoquen como antes de Cristo. Todo ello sirvió al pue-
testigos los cielos y la tierra (cf. Is 1,2; blo para interpretar su vida en términos
Os 2,21-22; Miq 6,2). de lealtad y devoción al Señor que tanto
6) Finalmente, el tratado concluye había hecho en su favor y que se había
con una serie de bendiciones y maldicio- ligado además a él con un pacto solem-
DIOS Y LOS DIOSES 145
ne, lo que hacía concebir el pecado como trar la afirmación sumaria de que eran
un acto de deslealtad y rebelión. Ello testigos también las montañas y los ríos,
vendría a sugerir también el trasfondo el cielo y la tierra, los vientos y las nu-
de tantos términos del vocabulario reli- bes. Es decir, que los dioses eran en rea-
gioso israelita que sabemos tomados del lidad los elementos y los poderes del
ámbito jurídico. Por lo que dicen nues- universo, personificados y cada cual con
tras noticias, ningún otro pueblo de su nombre propio. La sede primaria de
aquella época interpretó toda su vida la vida divina era, por consiguiente, la
nacional tan absolutamente en términos naturaleza, y la vida de la naturaleza era
de una alianza solemne con un solo So- la vida de los dioses. En tiempos históri-
berano divino. Una razón de ello sería cos (es decir, a partir del año 3000 an-
ciertamente el hecho de que en Israel no tes de Cristo), sin embargo, la creciente
había más que un solo foco de atención complejidad de la vida nacional y de la
en el orden religioso. Había un solo Dios sociedad significó que los dioses hubie-
al que tributar reverencia, culto y obe- ron de asumir por necesidad una mayor
diencia, mientras que los restantes pue- responsabilidad de carácter social, aun-
blos relacionaban su vida nacional con que raras veces, por no decir nunca, sig-
una pluralidad de dioses organizados, a nificó tal cosa que perdieran su relación
no dudarlo, a modo de una jerarquía primaria con la naturaleza.
administrativa, de forma que el mundo ¿Cómo hubiera sido posible formular
se concebía como un estado cósmico, una doctrina de la creación cuando fuera
pero que, en todo caso, no favorecía del universo no había nada que lo crea-
una concepción sencilla y unitaria del ra? El pensamiento, cuando trataba de
significado de la vida y de la vocación explicarse el universo, no podía ir más
como hallamos en Israel. Esta visión de allá del caos estático, primordial, que se
la vida de Israel en el marco de la alian- concebía como el océano tenebroso, las
za, sin embargo, no bastaría por sí sola «profundidades» de que brotaban las
para explicar todas las diferencias fun- aguas saladas y dulces que regaban la
damentales de su concepción religiosa. tierra. Estas «profundidades» eran perso-
Si Israel interpretaba su propia historia nificadas en Mesopotamia como Apsu y
en términos de una alianza otorgada por Tiamat. La creación se inició por vía de
Dios, conforme al esquema del tratado procreación sexual a cargo de esta pareja
de vasallaje, ello fue posible no sólo por formada por un elemento masculino y
el hecho de que su culto era unitario, otro femenino, que dieron origen a una
sino también por el mismo carácter de serie de dioses, los diversos elementos
su Dios, sus planes y sus intenciones, del universo tal como entonces se con-
que se concebían de modo muy distinto cebía. Se impuso el orden después de
que en el caso de los dioses del politeís- una lucha cósmica entre los dioses, en
mo. De este factor nos ocuparemos a que las fuerzas más recientes y activas
continuación. salieron victoriosas frente al caos estáti-
co, procediendo luego a imponer el or-
den universal. Uno de los dioses más
DIOS Y LOS DIOSES jóvenes fue proclamado rey para que di-
rigiera el combate. Se dio muerte a Apsu
Antes nos hemos referido a los testi- por medios mágicos; Tiamat fue dividi-
gos de los tratados internacionales. Eran da en dos, y una de las mitades se con-
los dioses de las respectivas partes, y al virtió en cielo, mientras que de la otra
final de cada lista no resulta raro encon- se formaba la tierra. Los dioses también
10
146 ISRAEL Y CANAAN
leza, sino más bien el de la historia. Ya pular de que «yo moriré cuando me lle-
no sirve para significar el caos, sino el gue mi hora» nos recuerda el mesopotá-
pecado y el extrañamiento del mundo mico simtu, o hado. Según el moderno
con respecto a Dios. marxismo, el mundo camina inexorable-
Los politeístas, por consiguiente, con- mente hacia una sociedad sin clases a
cebían la creación como un combate en- través del choque de unas fuerzas con-
tre los diversos poderes de la naturaleza, flictivas; así ha de ser en virtud de algo
mientras que el orden universal venía a inmutable que existe en el universo y
ser resultado de una armonía entre va- que hace que las cosas ocurran inexora-
rias voluntades; pero, ¿qué era lo que blemente de este modo. De hecho, mu-
mantenía en orden la naturaleza, con lo chas filosofías no cristianas han creído
que, a su vez, también estaban de acuer- en la existencia de un cierto principio
do las voluntades divinas? Se suponía racional fijo en el universo que explica
que en el mundo, al tiempo de la crea- el orden y la marcha que en él se obser-
ción, se había establecido un cierto prin- van. Uno de los motivos de que las lla-
cipio de orden, al que los mismos dioses madas religiones «mistéricas» del mundo
quedaban sometidos. Los griegos desig- griego alcanzaran tanta popularidad radi-
naban a este principio con el nombre de ca en que prometían la liberación del
moira, «hado», «destino», lo convenien- hado. También el cristianismo prometía
te y adecuado. Los egipcios hablaban de una liberación, aunque con relación al
maat, término habitualmente traducido pecado y a los poderes de las tinieblas,
por «verdad», «justicia», pero en reali- ya que la fe bíblica no admitía ningún
dad era «la fuerza cósmica de armonía, principio de orden universal en sí ni
orden, estabilidad y seguridad, que viene creía en nada parecido al simtu babiló-
desde la primera creación..., algo inmu- nico o al determinismo humano. Creer
table, eterno y cósmico» a lo que todo en el Dios de la Biblia significa una nue-
estaba sometido y que confirmaba el va concepción de la personalidad, de sus
statu quo, especialmente el gobierno per- problemas y del lugar que el hombre
manente del faraón, la regia encarnación ocupa en el mundo. Además, el orden
del dios 5. En cuanto a Mesopotamia, pa- universal no es algo fijo y eterno; Dios
rece que los términos parsu y simtu tie- ha entablado una lucha con un mundo
nen este mismo valor. Parsu significa extraño, de forma que lo que ahora se
una fuerza más poderosa que los mismos ofrece a nuestra mirada no es lo último.
dioses, un orden universal sin el que los Una de las cosas más importantes que
dioses no serían nada. La humanidad observamos en la naturaleza es su movi-
tiene su limtu, o hado, un destino que miento ordenado en el ciclo del día y la
se le asignó ya antes de que empezara noche y en el retorno de las estaciones.
a existir. Esta concepción ha sobrevivido En los ambientes politeístas se creía que
a través de los filósofos griegos, desem- la vida y la historia se desarrollaban con-
bocando en algunas formas del moderno forme a un ciclo semejante al de la na-
determinismo; significa que hay algo fijo turaleza. Todo estaba sometido a este
en la misma constitución del universo, ritmo. El fin supremo de la vida y de la
que hace comportarse a las cosas en la sociedad consistía en mantener un acuer-
forma en que se comportan. El dicho po- do perfecto con los dioses, que eran los
poderes de la naturaleza, y de esta for-
ma moverse con ellos en aquel ciclo sin
5
fin. Esto significa que los escritos reli-
J. A. Wílson, The Burden of Egypt giosos fundamentales del politeísmo no
'Chicago 1951) 48.
148 ISRAEL Y CANAAN
tenían primariamente como foco de aten- tituyen más bien descripciones poéticas
ción la historia o la vida del hombre so- y coloristas de unas verdades inaccesibles
bre la tierra. Ciertamente, aparecen con a la ciencia con sus limitaciones. Esto
frecuencia héroes humanos de los que quiere decir que las mayores y más pro-
se narran diversas historias; pero los re- fundas verdades de la vida y de Dios
latos básicos se refieren a la vida de los han de ser presentadas por el hombre
dioses, que es la vida de la naturaleza. en su lenguaje limitado, para lo cual no
Los relatos acerca de los amores y las tiene más remedio que servirse de pala-
luchas de los dioses nos parecen irreales bras, expresiones e imágenes que no son,
y sin importancia alguna para nuestra según le consta, trasuntos exactos de lo
vida. Para los politeístas, sin embargo, que quiere expresar, pero que, a pesar
eran una realidad, pues explicaban la de todo, reconoce como verdaderas, en
forma en que se desarrolla el mundo, y el sentido de que le revelan la verdad
la vida debía ajustarse a ese modelo uni- definitiva. Sin embargo, el uso del tér-
versal. El término «mito», aplicado a la mino «mito» para presentar la fe bíblica
literatura religiosa politeísta, ha sido de- se presta a confusiones, ya que nada pue-
finido sugestivamente por el profesor de haber tan diferente como la Biblia en
George E. Mendenhall como «el modelo conjunto con respecto a la mitología po-
divino, original e intemporal, cósmico, liteísta. La Biblia es ante todo literatura
conforme al cual se configura la vida». histórica en que se toman muy en serio
El poema babilónico de la creación, al las tradiciones de un pueblo acerca del
que antes nos hemos referido, en que el pasado y los hechos históricos del pre-
rey de los dioses derrota al caos, estable- sente, y ello en orden a presentar y con-
ce el modelo cósmico al que había de fesar su fe. Esta literatura no es irreal
atenerse toda vida. En él se fundamen- en el sentido de aparecer alejada y como
taba y sancionaba el orden imperante en desentendida de la vida humana ordina-
la sociedad mesopotámica; la derrota de ria. No hay ningún modelo cósmico divi-
todas las fuerzas extrañas a Mesopota- no del tipo politeísta al que deba confor-
mia constituía una legítima aspiración. marse la vida. La naturaleza no consti-
Pero cuando aquella sociedad se acabó, tuye el centro de atención; el pensamien-
el mito perdió su vigencia. Los dioses y to bíblico se interesa por la naturaleza
sus mitos murieron junto con la sociedad simplemente porque ésta es el escenario
a que servían de legitimación. en que se sitúa la historia, pero la vida
Cierto número de teólogos recurre en de la naturaleza no es necesariamente la
nuestros días al término «mito» para vida de Dios, que tiene su propia vida
explicar determinadas características de independiente, pero que al mismo tiem-
la Biblia: su visión del mundo como un po ha mostrado sus intenciones y sus
pequeño espacio protegido por los cie- planes con respecto a la vida del hom-
los, en medio de las grandes «profundi- bre mediante grandes y continuas inter-
dades», su interpretación de la historia venciones en la historia. De ahí que la
en términos de una intervención divina, vida y la historia no dependan del ritmo
y muchos de sus relatos, como el de de la naturaleza ni se muevan en sentido
Adán y Eva, la alianza con Dios, los mi- cíclico, como la misma naturaleza, sino
lagros, la encarnación y resurrección de conforme a la dirección que Dios quiere.
Jesús, etc. Ello puede ser un procedi- Ocurren con frecuencia desviaciones oca-
miento legítimo, en el sentido de que sionadas por la rebeldía del hombre, pero
tales cuestiones no caen dentro de los Dios nunca queda vencido, sino que es
límites de nuestra ciencia, sino que cons- Señor incluso del mal que pueda haber
DIOS Y LOS DIOSES 149
en el mundo. El hombre no está sujeto ció la primera semana del mundo y puso
a un modelo intemporal, cósmico; la in- los cuerpos celestes para señalar las esta-
tegración en el ciclo natural no es el ciones. Esto significa que al mismo tiem-
tema de la Biblia. La historia no gira po que hacía el mundo también creaba
en un círculo impuesto por un designio el tiempo del mundo, que es el marco
celeste e intemporal. Al contrario; el de la historia. De ahí que la creación no
hombre es criatura de Dios, con una vo- sugiriera a los hebreos un modelo cósmi-
cación terrena, que ha de realizar en el co intemporal, sino, al contrario, el co-
amor obediente al Señor, que le ha pro- mienzo del tiempo y de la historia.
metido todo lo bueno de la tierra, inclui- ¿De dónde le vino a Israel semejante
da la vida, sus bendiciones y la abun- concepto de Dios, que habría de llevarle
dancia material. El modelo a que ha de a considerar de ese modo la creación?
ajustarse la vida es la obediencia en el No lo sabemos a ciencia cierta, pero po-
contexto de la promesa divina y su rea- demos suponer que adquirió sus conoci-
lización en la historia. La historia, por mientos acerca de Dios de una manera
consiguiente, avanza hacia un fin; la distinta que el politeísmo. Algo hubo de
vida humana ha de ajustarse a la volun- sucederle a este pueblo en su historia
tad activa y personal de Dios, en el ple- que llevó a algunos de sus hombres a
no conocimiento de la promesa y del fin forjar una concepción radicalmente nue-
en el tiempo que Dios ha creado. va de lo divino. Según la misma Biblia,
En otras palabras, la Biblia no es una aquel acontecimiento fue evidentemente
mitología típica, pues el Dios a quien el éxodo de Egipto. Un gran Poder, ma-
confiesa es Señor de la historia. No es yor que el faraón o cualquier otro que
ni la naturaleza ni un elemento de la na- hubiera en el mundo, libró a su pueblo
turaleza personificados. Es independien- de la esclavitud que padecía en Egipto.
te, el origen increado, el Creador de la Y al hacerlo demostró su dominio sobre
naturaleza y de todo cuanto existe. Como las fuerzas de la naturaleza. Y en los
Creador es distinto de cuanto él mismo acontecimientos subsiguientes volvió a
ha hecho; como Señor es distinto de manifestar, al menos a grandes rasgos,
cuanto cae bajo su dominio. Este es el cuáles eran sus planes e intenciones. Ha-
motivo de que Israel no considerara la bía liberado a los esclavos de sus cade-
creación como un combate, sino como nas y los había constituido en una nueva
un acto del Dios único. Gn 1, por con- sociedad que estaría dedicada al culto y
siguiente, empieza hablando del Dios servicio exclusivos de su Dios. A lo lar-
que existe antes de la creación. El pen- go de los siglos siguientes se vería con
samiento hebreo, por otra parte, hablaba creciente claridad que aquel pueblo era
también, al igual que los politeístas, de sólo la primicia, ciertamente conforme
unas profundidades acuosas y de unas al designio divino, el modelo del reino
tinieblas primordiales. El término que universal que Dios se disponía a instau-
significa «profundidad» es tehom, cuya rar sobre la tierra. De ahí el enorme in-
raíz original es la misma que la del voca- terés que Israel sentía por la historia,
blo babilónico Tiamat. Pero esa «profun- hasta el extremo de ser el primer pueblo
didad» no es un dragón o una persona. que conservó y puso por escrito un re-
Los hebreos desmitificaron la antigua lato coherente de su propia historia, ya
versión politeísta de la creación. Dios que los acontecimientos que se suceden
dijo... y existió; como Dios es bueno, sobre la tierra son manifestaciones de
también es bueno todo cuanto hizo. En Dios; narrarlos es tanto como proclamar
el desarrollo de su obra creadora estable- la propia fe. Las ideas básicas de la Bi-
DO ISRAEL Y CANAAN
blia acerca de Dios son las que se dedu- pre independiente de todo lo que ha
cen de los acontecimientos históricos. En creado.
ellos se centraba toda la atención, no en Pero esta doctrina israelita de la inde-
los poderes de la naturaleza exclusiva- pendencia divina, ¿significa acaso que se
mente. Esto es lo que llevó a Israel a ha eliminado por completo el misterio
desmitificar la historia de la creación de la naturaleza? ¿Se ha convertido la
consignada en los mitos de la Antigüe- naturaleza simplemente en un «ello»?
dad y a sacar en conclusión que Dios es No es posible dar una respuesta tajante
el Creador único por ser al mismo tiem- a estas preguntas. Resulta dudoso que
po el Señor de todas las cosas. Israel rechazara totalmente la visión po-
El hecho de que Dios haya manifesta- liteísta de la naturaleza en que ésta apa-
do sus planes en la historia y haya dado rece viva y llena de poder. En Gn 1 los
el ser a una nueva sociedad significa que cuerpos celestes no son seres divinos,
ésta tiene ante sí la vida y la vocación como lo eran en el politeísmo; son sim-
como una tarea y un fin. La sociedad plemente luminarias de Dios, que las ha
era creación específica de Dios, a la que fijado en el firmamento del cielo. Sin
fue revelado también el orden a que embargo, las palabras del v. 26 («haga-
debe ajustarse. El hombre ha recibido mos al hombre») y las de Gn 3,22 (el
una gran responsabilidad al servicio de hombre pecador se ha hecho «como uno
Dios, ya que el Señor ha establecido con de nosotros») indican que Dios tenía a
su criatura la más estrecha de las rela- su lado otros seres sobrenaturales. En el
ciones y la ha dignificado con los man- sueño de Jacob (Gn 28,10-17) aparece
datos que le ha impuesto. De ahí que una escala que une la tierra con el trono
cuando Israel consignó por escrito su celeste de Dios, por la que suben y ba-
propia versión de la creación, su con- jan ángeles, o mensajeros celestes. Esto
cepto del hombre resultó muy distinto nos presenta una idea de Dios como
del que prevalecía en el politeísmo. El ejerciendo el dominio sobre la tierra a
hombre poseía dignidad y valor, no por- través de sus ángeles, que son los encar-
que albergara en su interior una porción gados de cumplir sus órdenes. En Is 6 y
de la sustancia divina, sino por haber en otros muchos pasajes proféticos pare-
recibido una libertad que lo convierte cidos se presenta a Dios como sentado
en un ser responsable, al estilo de un en su trono celeste y rodeado de sus mi-
rey vasallo con poderes para gobernar nistros angélicos. En otras palabras, se
la tierra y posibilidad de comunicarse di- imaginaba Dios como si tuviera un trono
rectamente con su Señor. El hombre es y un palacio o un templo en el cielo, con
la cumbre de la creación y depende en numerosos seres que le están asociados
absoluto de su Señor, al que debe la de algún modo. En Gn 6,1-4 se ha con-
vida y todo lo bueno que posee, pero del servado un viejo fragmento mitológico
que también ha recibido una responsabi- para explicar cómo en otros tiempos la
lidad y una voluntad libre para aceptarla tierra estaba habitada por gigantes, de
y cumplirla. De ahí se desprende que la los que se afirma que eran la descenden-
dignidad del hombre es algo que le ha cia de los «hijos de Dios» que se unie-
sido otorgado por Dios y que se deriva ron con las «hijas de los hombres». La
del conocimiento de Dios; el hombre no expresión «hijos de Dios» servía habi-
posee una «chispa» divina ni puede con- tualmente para designar a los dioses del
vertirse en Dios o tan siquiera «unirse» politeísmo cananeo, pues se creía que
o «confundirse» con Dios a través de un eran literalmente hijos de los dioses ma-
proceso místico. Dios se mantiene siem- yores y de varias diosas. En los círculos
DIOS Y LOS DIOSES 151
israelitas se adoptó esta misma expresión tributaba culto eran los servidores de
para designar los ejércitos celestes de Dios, que vivían a su lado en el palacio
Dios. En otras palabras, se creía que divino. Por otra parte, la literatura de
Dios tenía a sus órdenes un ejército ce- la época no nos deja duda alguna de que
leste, del mismo modo que el jefe del aquel ejército de los cielos al que se ren-
panteón politeísta mandaba sobre todos día culto era el sol, la luna, los planetas
los restantes dioses. Esto no hubiera y las estrellas. Los defensores de la fe
constituido nunca un problema serio de luchaban contra el culto a cualquier cosa
por sí a no haber sido por el hecho de que hubiera en el cielo o en la tierra,
que la curiosidad humana y la tendencia excepto a sólo Dios (por ejemplo, Dt 4,
a la contaminación religiosa llevaron al 19: «Sí levantas tus ojos a los cielos y
pueblo a equiparar a los ángeles con las ves el sol, la luna y las estrellas, todo
divinidades paganas de la naturaleza y el ejército del cielo, ten cuidado de no
a atribuirles un culto independiente. dejarte seducir y darles culto»). Sin em-.
Esto es precisamente lo que ocurrió bargo, se siguió identificando a los cuer-
una y otra vez en los distintos períodos pos celestes como miembros de la corte
de la historia israelita. Si exceptuamos divina, incluso en los círculos piadosos
la época en que Jezabel trató de intro- (por ejemplo, Neh 9,6; Sal 148), que
ducir en Israel el Baal de Tiro como no les tributaban culto. Vemos también
dios nacional, apenas tenemos datos en cómo los profetas invocan a todo el ejér-
el sentido de que fueran muchos los is- cito del cielo y de la tierra para que sea
raelitas que pensaran en desechar al Dios testigo en la querella de Dios contra
que los había salvado y había hecho de Israel (por ejemplo, Is 1,2), pero sabe-
ellos una nación. Lo que en realidad tra- mos que con ello no pretendía dar a en-
taron de hacer en ocasiones fue convertir tender lo que habría querido significar
su religión en un politeísmo al aceptar el un politeísta. Sin embargo, vemos en
culto de los dioses paganos; y hasta ha- todo esto que Israel no rompió tan radi-
brían justificado su proceder diciendo calmente con las ideas politeístas como
que no rechazaban a su gran Señor, sino para aceptar que la naturaleza es una
que se limitaban simplemente a prestar cosa completamente inanimada. Al igual
la atención que merecían a aquellos per- que los primeros filósofos griegos, los
sonajes de su corte celeste de los que israelitas siguieron pensando que los ele-
dependía el crecimiento de las mieses y mentos de la naturaleza poseían una vida
la fecundidad de los rebaños y ganados. psíquica propia, y en este sentido se
La política oficial de Judea en el si- aproximan más a los puntos de vista mo-
glo vil, bajo el rey Manases, se propuso dernos que los científicos del siglo xix.
aliviar las tensiones entre este Estado y Cuando la materia se concibe como ener-
sus amos asirios. Una de las formas en gía, ya no es del todo correcto decir que
que se trató de conseguirlo fue la intro- es «inanimada», aunque tampoco pueda
ducción de diversas prácticas paganas, afirmarse que posea un psiquismo.
incluidos los altares para el culto del Dejando a un lado el politeísmo en
«ejército del cielo» en el mismo patio general, fijaremos ahora nuestra atención
del templo de Jerusalén (2 Re 21). El en aquella religión que, entre todas las
hecho de que este culto se desarrollara demás, causó mayores perturbaciones a
en el palacio (templo) de Dios significa, Israel. Se trata de la religión de Canaán,
conforme a las ideas antiguas, que Mana- la que practicaban los vecinos más cer-
ses pretendía inculcar al pueblo la creen- canos de Israel, cuyos dioses aparecen
cia de que aquellos seres a quienes se con frecuencia en las páginas del Antiguo
152 ISRAEL Y CANAAN
¿«:.-Jnra»3BH!
61. Vista aérea de las excavaciones de Ras Shamra.
Testamento. Hasta hace pocos años, Apenas había pasado un mes y se realizó
nuestros conocimientos de la religión ca- uno de los más importantes descubri-
nanea se reducían en gran parte a lo que mientos de este siglo. Consistió en la
de ella nos han conservado las páginas exhumación de la escuela y la biblioteca
del Antiguo Testamento y a algunos pá- de un colegio de escribas anexo a un
rrafos de las escrituras fenicias, recogi- templo. La mayor parte de las tablillas
dos principalmente por autores posterio- de la biblioteca estaban escritas en una
res. Hoy, sin embargo, hemos recuperado nueva y extraña escritura; pero pronto
parte de su literatura religiosa, perdida fueron descifradas por los especialistas
durante muchos siglos. en lenguas semíticas, uno de los cuales
En 1928, un labrador que trabajaba había sido condecorado por el gobierno
en su campo descubrió accidentalmente francés en premio a su brillante labor
una rica tumba en Minet el-Beida (Puer- como especialista en claves del enemigo
to Blanco), en el norte de Siria. El des- durante la Primera Guerra Mundial. Esta
cubrimiento fue comunicado al Departa- biblioteca nos ha proporcionado noticias
mento sirio de Antigüedades; en abril más precisas sobre los dioses cananeos.
de 1929 se iniciaron las excavaciones en
aquel lugar a cargo de una misión fran-
cesa. En un montículo conocido por los LOS DIOSES DE CANAAN
árabes como Ras Shamra («cabeza del
hinojo») se descubrió la antigua ciudad El término genérico cananeo para ex-
a que correspondía el puerto (il. 61). presar la idea de «dios» o «divinidad»
LOS DIOSES DE CANAAN 153
era El; los «dioses» eran designados
unas veces mediante el plural de esta voz ilÁ
o con la frase «hijos de dios», que real-
mente significa, en la manera semítica
de expresarse, «miembros de la familia
divina». El dios supremo, el jefe de to-
dos los dioses y cabeza de la familia di-
vina, recibía el nombre de El. Señor
indiscutido de todos los dioses, se pre- %:&
senta, sin embargo, como una figura más
bien pálida que, al parecer, apenas inter-
viene en los asuntos humanos. Su mora-
da se sitúa muy lejos, «en la fuente de
los (dos) ríos, en medio de las fuentes
de las dos profundidades». Estas profun-
didades, según se creía, rodeaban la tie-
rra y se prolongaban por debajo de ella,
pero acá y allá rompían la costra de la
tierra y por estas hendiduras brotaban
:
los manantiales y los ríos de aguas dul- -A*
ces, así como los océanos de aguas sala-
das. En las fuentes de estos «ríos» o
«profundidades» se hallaba, al parecer,
el mundo inferior, y allí habían de acu-
dir los dioses cuando deseaban consultar
a su padre y señor.
Se le conoce con diversos nombres:
«el padre del hombre», así como de los
dioses; el «toro padre», una típica me-
táfora en que se le compara con el se-
mental en medio de un rebaño de vacas
y terneras (!); «el padre de años»;
«creador de criaturas». En las tablillas
de Ras Shamra, a que antes nos hemos
referido, parece que es concebido como
un dios benigno, bondadoso, que nunca 62. Estatuilla de dios cananeo.
niega lo que se le pide, aunque siempre
era necesario solicitar de él lo que se
deseara obtener (cf. il. 62-63). Otras
fuentes de información, sin embargo, pa- buyen también ciertas aberraciones. Un
recen insinuar que no siempre fue así, relato cuenta que sedujo a dos mujeres
sino que obtuvo su actual posición ma- y que éstas le dieron cada una un hijo,
tando a su padre, el Cielo, y castrándolo. Aurora y Ocaso; el dios permite luego
La tradición nos dice también que mató que sean conducidos al desierto (como
a su hijo favorito por alguna razón, cor- ocurrió con Agar e Ismael en la historia
tó la cabeza a su hija y ofreció a su de Abrahán).
«hijo unigénito» como sacrificio al Cielo. Parece que la esposa de El era Aserá
En la literatura de Ras Shamra se le atri- (nombre de la diosa en el Antiguo Tes-
154 ISRAEL Y CANAAN
sible vivir y prosperar. La religión, por ños, y nos viene en seguida a la memo-
consiguiente, se centraba en torno a una ria el relato sobre el rey moabita Mesa
variedad de actos, regulados por largas (2 Re 3,27). La antigua literatura ar-
listas de preceptos, cuyo objeto era lla- queológica daba mucha importancia a
mar la atención de los dioses y lograr esta costumbre, ya que en las excavacio-
que hicieran prósperos los caminos del nes aparecían tantas tinajas con huesos
hombre. En aquella religiosidad apenas de niños. Pero hemos de tener en cuenta
había nada cuyo objeto fuera mejorar al que la mortalidad infantil alcanzaba pro-
individuo. La sociedad había establecido porciones muy elevadas, y podemos estar
sus leyes, que recibían una sanción reli- seguros de que la mayor parte de los
giosa, pero la atención se dirigía prima- enterramientos infantiles que han apare-
riamente hacia aquellas acciones rituales, cido no corresponde a sacrificios de ni-
externas, capaces de lograr que los dio- ños. Por otras muchas alusiones sabemos
ses se mostraran más favorables. también que había diversos tipos de adi-
En esta idea del culto ocupaba un vinación y que se practicaban varios mé-
puesto capital el sacrificio, en que eran todos para predecir el futuro (il. 67). Ya
ofrecidos los productos de la tierra y de señalábamos a propósito del relato de
los ganados, a veces incluso los propios Balaán que los mesopotámicos eran con-
hijos. Estos sacrificios habían de reali- siderados expertos en todas estas prácti-
zarse en determinados lugares sagrados, cas, pero es posible que los cananeos, al
y su presentación a los dioses estaba re- correr del tiempo, llegaran a aventajarlos
gulada por normas precisas. Al correr de (cf., por ejemplo, Dt 18,10).
los siglos los ritos sacrificiales se hicie- Pero Ja religión cananea giraba espe-
ron cada vez más complicados y fue ne- cialmente en torno a la fecundidad y el
cesario que un grupo de personas, exper- sexo. El culto, por consiguiente, se orien-
tos conocedores de la ley, cuidara de que taba ante todo conforme a la necesidad
los sacrificios fueran ofrecidos de forma de lograr que la tierra, los ganados y los
adecuada, que era la más apta para lo- seres humanos fuesen fecundos y fruc-
grar atraerse la atención de los dioses. tíferos. Es probable que muchos de los
Aquellas personas eran los sacerdotes, relatos mitológicos se representasen al
mediadores entre los dioses y los hom- vivo en las diversas festividades religio-
bres, que presentaban las demandas de sas, y que muchas de estas representacio-
éstos en la forma más conveniente. nes tuvieran un fuerte matiz sensual en
La religión de Canaán, tal como nos la acción y en las palabras. Esto vale
es conocida a través de los documentos sobre todo en relación con las fiestas de
de Ras Shamra y el Antiguo Testamen- primavera, cuando se suponía que tenía
to, implicaba sin duda alguna ciertos lugar la unión de Baal (lluvia y vegeta-
complicados sistemas rituales, sobre todo ción) con la diosa de la fecundidad. En
en lo referente al sacrificio. Sabemos que todo caso, sabemos que la prostitución
como víctimas se utilizaba buen número sagrada, tanto de hombres como de mu-
de especies animales, entre ellas varias jeres, era cosa excesivamente común y
aves; becerros y novillos; carneros, ove- que se practicaba en nombre de la reli-
jas, corderos, cabritos, ciervos, venados, gión en los diversos centros de culto. La
machos cabríos y toros salvajes; voláti- fecundidad personificada como diosa se
les, especialmente palomas, etc. Por nu- convertía realmente en una prostituta
merosas alusiones bíblicas y de autores que, curiosamente, era llamada «la san-
romanos sabemos también que en oca- ta». En Egipto era representada como
siones se practicaba el sacrificio de ni- una mujer desnuda, en pie sobre un
EL CULTO 161
superficie. Eso nos autoriza a revisar las el piso del cubículo interior había sido
traducciones de nuestras biblias y poner pintado de color azul claro, y todo el
en lugar de la antigua «imagen del sol», interior debió de hallarse profusamente
errónea, «altar de incienso». A juzgar decorado.
por los pasajes en que aparece esta pala- Se han conservado los restos de un
bra, los círculos religiosos ilustrados de templo cananeo de Laquis destruido hacia
Judá e Israel tenían por pagano este 1220 a. C. en una terrible devastación
objeto y condenaban su uso, junto con llevada a cabo por los hebreos (il. 48).
el de los árboles, los postes y las estelas, Los muros se hallaban en parte enroje-
en los más severos términos. cidos como los de un horno y algunos
Pero los lugares altos eran únicamente objetos de vidrio se habían fundido.
santuarios campestres. En las ciudades También aparecieron fragmentos de mar-
cananeas había templos construidos con fil ennegrecidos y calcinados en otros
mayor refinamiento. Era creencia común casos. Los restos carbonizados de las vi-
que los dioses, al igual que los hombres, gas yacían en el mismo lugar en que
necesitaban casas para vivir. Uno de los habían caído. A juzgar por los objetos
mitos de Ras Shamra nos habla de la hallados se puede asegurar que el edifi-
erección de un templo para Baal; este cio fue reducido a escombros cuando se
templo y otros muchos parecidos han hallaba en pleno uso como santuario. En
sido excavados en Palestina y Siria. En torno a los muros enlucidos había ban-
Beisán ha sido descubierta toda una se- quetas para las ofrendas. A uno de los
rie de templos fechables entre los si- costados había nichos practicados en el
glos xiv y x (il. 59). La estancia princi- muro para guardar las vasijas cuando no
pal del templo, en su forma típica, tenía eran utilizadas. Al frente aparecía la pla-
un acceso en acodo, pues se consideraba taforma elevada para el ídolo, a la que
inconveniente que los curiosos pudieran se ascendía por tres gradas, frente a las
ver el interior desde fuera. El techo de cuales había un hornillo partido en dos,
la cámara principal se apoyaba en dos utilizado quizá como un pequeño altar.
columnas, cuyas basas y capiteles eran A la derecha se encontraba un soporte
de piedra, mientras que el fuste era de hueco, y encima de él una vasija aguje-
madera. La estancia se hallaba rodeada reada en el fondo, que se usaría para
por una especie de banqueta corrida y hacer libaciones sagradas. Al lado había
baja, sobre la que probablemente se co- un nicho para las lámparas (candiles de
locaban las ofrendas. Una escalinata lleva aceite con una torcida en el pico). A la
hasta un cubículo, el «santo de los san- izquierda había un depósito de cerámica
tos», en el que, sobre una plataforma, para recoger ofrendas o desperdicios. En
se hallaba colocado el objeto al que se la trasera del. edificio había otras dos
rendía culto, probablemente una imagen estancias que servirían como almacenes
del dios (cf. también il. 48). Delante de o para los sacerdotes. Es probable que
las gradas había un altar para sacrificios dentro del santuario no se quemara otra
o para quemar incienso. Nótese que tan- cosa que incienso, mientras que en el
to el tabernáculo de los israelitas como exterior existía un altar para los holo-
el templo de Salomón tenían pequeños caustos, como en los templos posteriores
altares situados delante de la entrada del que nos son mejor conocidos.
«santo de los santos»; al que había en Entre los escombros que rodeaban la
el tabernáculo se llamaba «altar del in- plataforma y en el depósito de cerámica
cienso» (Ex 30,1; 1 Re 6,20; 7,48). En apareció gran cantidad de huesos perte-
uno de los casos se pudo apreciar que necientes a diversas especies de animales
EL CULTO W
luvio (Gn 6-9) y los números 7 y 10 decidieron acabar con la humanidad me-
que aparecen respectivamente en las dos diante una inundación, el dios Ea advir-
listas de los héroes antediluvianos (Gn 4 tió a Utnapistim y a su esposa que cons-
y 5) son seguramente muy antiguas en truyeran un navio y se salvaran los dos
Israel, y su relación con fuentes meso- junto con varias parejas de seres vivos.
potámicas debe remontarse al período Después de la tempestad, Enlil se arre-
patriarcal, cuando los Patriarcas vivían pintió de haber provocado aquella inun-
aún en Mesopotamia. Estas tradiciones dación —un acto temerario— y otorgó
son demasiado antiguas como para supo- a Utnapistim la vida eterna. Sin embar-
ner que se debieron al influjo de los do- go, revela a Guilgames que en el fondo
minadores asirios de Palestina durante del mar hay una planta capaz de reju-
los siglos vin y vn a. C , mientras que venecer al hombre. El héroe consigue
Canaán, según nuestras noticias, no po- apoderarse de ella, pero la pierde en se-
seía nada semejante. guida porque le es arrebatada por una
El caso más conocido, por supuesto, serpiente en su viaje de regreso. La con-
es el del relato de la gran inundación secuencia es que las serpientes pueden
que cubrió la tierra y destruyó todos los renacer, pero la humanidad, privada^e
seres vivos, exceptuados los que se sal- esta planta, no tiene esperanza alguna
varon con Noé en el arca. Desde tiem- de vivir eternamente.
pos antiguos se sabía que los babilonios •El relato bíblico del diluvio presenta
poseían un relato semejante gracias a los tantas semejanzas con el babilónico que
escritos de un babilonio llamado Beroso, parece clara la dependencia del pri-
del siglo n i a. C. En 1872 publicó mero con respecto al segundo. No sólo
George Smith su descubrimiento de una el argumento general del relato, sino
versión más antigua de este relato, que también los pormenores de la construc-
había encontrado en la biblioteca de ción de un navio, la suelta de unas aves
Asurbanipal, en Nínive, en 1853. Des- al terminar la inundación, incluidos la
pués hemos sabido que esta versión paloma y el cuervo (el relato babilónico
depende de fuentes aún más antiguas, habla además de una golondrina), y los
que posiblemente se remontan al tercer sacrificios ofrecidos por el héroe del di-
milenio antes de Cristo. luvio después de que el navio toca tierra
El diluvio babilónico se narra en el en una montaña, son comunes a ambos
Poema de Guilgames, una larga compo- relatos.
sición poética sobre el antiguo rey de Las diferencias consisten, en primer
Uruk, -al sur de Babilonia, que, muy afli- lugar, en que el navio babilónico tocó
gido por la dura realidad de la muerte, tierra en las montañas Zagros, al este de
contemplada al fallecer su amigo Enkidu, Mesopotamia, mientras que el arca bíbli-
se propuso conquistar la inmortalidad. ca «se posó sobre las montañas de Ara-
Después de muchas aventuras, logró rat», en Armenia. Esto significa que el
atravesar las aguas de la muerte y encon- relato del Génesis se basa probablemente
trar a Utnapistim, el único mortal que en una versión de Mesopotamia septen-
había conseguido la vida eterna. Pero trional. En segundo lugar, el relato babi-
Utnapistim no pudo prestarle ayuda al- lónico tiene como rasgo típico el poli-
guna, ya que, en su caso, la inmortalidad teísmo. Cuando se desató la inundación,
era un don singular concedido por Enlil, hasta los mismos dioses se asustaron y
el dios de la tempestad, en circunstan- subieron a los cielos más altos, agazapán-
cias que nunca volverían a repetirse. En dose como perros y aferrándose a los
tiempos muy remotos, cuando los dioses baluartes del cielo. Cuando se retiró la
ISRAEL Y LA RELIGIÓN DE CANAAN 171
inundación, los dioses, que habían per- aún, el yacimiento no mostraba signos
manecido durante tanto tiempo sin ali- de una interrupción, como consecuencia
mento, olfatearon el suave aroma del del diluvio, como podría esperarse si
sacrificio ofrecido por el héroe y «se aquél hubiera constituido una catástrofe
arracimaron como moscas» sobre él. En total.
tercer lugar, ambos relatos difieren por También han aparecido indicios de va-
completo en cuanto al sentido y propó- rias inundaciones en Kis, Fara y Nínive,
sito. En el relato bíblico, el diluvio ya en Mesopotamia, pero no en otros luga-
no es un acto temerario e irresponsable, res donde hubiera sido de esperar. Por
sino un ejemplo de la justicia de Dios, otra parte, no hay dos de estos niveles
que interviene en la historia para des- de inundación que puedan fecharse en
truir a los pecadores, aunque conserva un mismo período. Todas aquellas inun-
un resto para empezar de nuevo. daciones fueron de carácter puramente
Mucho se ha escrito acerca de la his- local, y no sobrepasaron el tipo de ca-
toricidad del diluvio, sobre todo desde tástrofe que aún en nuestros días suele
producirse cuando los ríos Eufrates y
que Sir Leonard Woolley descubrió un
Tigris se desbordan ocasionalmente. He-
estrato «diluvial» en las excavaciones de mos de sacar la conclusión de que el re-
Ur, en Babilonia meridional, el año 1929. lato del diluvio es una exageración de
Este arqueólogo expresó la seguridad de alguna de aquellas inundaciones locales
haber encontrado una prueba del diluvio o que se trata, y ello es mucho más pro-
bíblico en su libro Ur of the Chaldees, bable, de una antigua tradición que se
cuyas ideas han sido entusiásticamente remonta a los finales de la Edad de
compartidas desde entonces por muchos Piedra, cuando los límites de los océa-
manuales y obras de divulgación. nos aún no coincidían con los actuales.
Desgraciadamente, los datos de la si- Datar esta tradición en época tan remota
tuación no permiten al investigador ser haría posible explicar la amplia difusión
tan confiado. Al parecer, Woolley cavó en toda la tierra de tantas y tan diversas
unos cinco pozos a través de los estratos versiones de una inundación catastrófica.
más antiguos de ocupación en Ur, pero Sin embargo, por alguna razón que nos
sólo en dos de ellos encontró depósitos es desconocida, los cananeos, vecinos de
de sedimentación. De ello se deduce, ló- Israel, no poseían este relato entre sus
gicamente, que aquella inundación no tradiciones. Por lo que se refiere al Asia
llegó a cubrir toda la ciudad de Ur, sino occidental, sólo en Babilonia e Israel
tan sólo una parte de la misma. Más hay noticias del mismo.
BIBLIOGRAFÍA
LA EDAD DE ORO
ñas montañosas, haciendo así patente el el hierro al cobre y al bronce con ven-
desplazamiento del centro de gravedad taja en la fabricación de otras herramien-
político y económico. Por primera vez tas, dada su mayor dureza. Ya se podían
en la historia es el país montañoso el usar clavos de hierro en los edificios,
que marca el «tono» cultural de Pales- mientras que los de bronce siempre ha-
tina, no al contrario, como hasta enton- bían resultado demasiado blandos. Está
ces había ocurrido. Ahora mandaban los clara la importancia de la noticia de
ejércitos de Israel; enérgicos gobernan- 1 Cr, 22,3: «David preparó hierro en
tes trazaban planes para una futura pros- abundancia para los clavos de las puer-
peridad; se inicia un activo comercio con tas y las ensambladuras». Nuestros des-
otros pueblos. cubrimientos nos hablan también de un
Apenas cabe exagerar la importancia aumento de la población, de una mejora
de la derrota infligida a los filisteos y de de las construcciones y de la fabricación
la instauración de un fuerte gobierno de la cerámica, y de una elevación del
central. Ello significó, por una parte, la nivel general de vida. Todo esto aparece
puesta en marcha de una revolución in- claro en las excavaciones, que nos ponen
dustrial. Roto el poderío de los filisteos, en contacto con el primer boom israelita.
la fundición del hierro dejó de ser un Este gran avance de la cultura mate-
secreto y se convirtió en un bien común. rial parece haber ido acompañado de los
La primera herramienta agrícola fechable correspondientes progresos en la vida del
con seguridad es una reja de arado en- espíritu. Al parecer, la literatura israelita
contrada en Gueba, la capital de Saúl. conoció su siglo de oro en tiempos de
A partir de entonces, cada labrador po- David y Salomón. De David se cuenta
seía hachas, azadones, rejas de arado, que fue un poeta y un músico muy há-
hoces y podaderas de hierro. Con ello bil, mientras que Salomón pasa por
mejoraron indudablemente los métodos haber sido un prolífico autor de poemas
agrícolas. y proverbios (1 Re 4,32). Si bien es cier-
Las podaderas y hoces de hierro des- to que de la obra de ambos no es mucho
plazaron a los toscos aperos de pedernal lo que se nos ha conservado, otros es-
(il. 73) que venían utilizándose desde la critos que han llegado hasta nosotros
Edad de la Piedra. También reemplazó indican que el genio literario israelita
alcanzó un notable desarrollo. El más
extraordinario documento de aquella
época es la historia áulica de David
(2 Sm 9-20; 1 Re 1-2), un verdadero
testimonio de primera mano acerca de
aquel rey David, que nos lo describe
como un hombre de carne y hueso, muy
hábil y de gran atractivo personal, pero
lleno al mismo tiempo de faltas. El anti-
guo Próximo Oriente no tiene nada que
ofrecernos comparable a este documento,
ya que se trata de un relato vivo, direc-
to y digno de confianza, en que los he-
chos son presentados sin ninguna defor-
mación tendenciosa, hecho raro entre los
historiadores oficiales de cualquier go-
bierno, especialmente en el Próximo
73. Hoces de sílex.
SAÚL 17í
wmmmm^
Oriente, donde las crónicas de palacio al hecho de que el pueblo creyó que es-
suelen ser dechados de fanfarronería. taba dotado de dones especiales que le
habían sido otorgados por el Señor,
como, efectivamente, era el caso. Se di-
SAÚL ferenciaba de los jueces, como Otoniel,
(hacia 1020-1000 a. C.) Barac y Gedeón, sólo por el hecho de
que su jefatura era permanente, no oca-
Las únicas noticias directas que la ar- sional, elegido con esta condición a cau-
queología nos ha proporcionado sobre la sa de la crisis filistea. Pero llevó a cabo
época de Saúl proceden de las excavacio- pocos cambios en la organización del
nes llevadas a cabo en su capital de Gue- Estado. Al igual que en épocas anterio-
ba (il. 74). Allí aparecen los restos de res, las tribus estaban unidas tan sólo en
su palacio (¡un notable y romántico des- la medida que lo exigieran un peligro
cubrimiento!), que, ciertamente, se ha- común y una necesidad compartida por
llaba en ruinas, sobre las que más tarde todas ellas. No se impuso un sistema re-
se elevaron unas obras de fortificación. gular de tributación. En vez de ello,
La verdad es que no se trataba de gran aquella sencilla corte se sostenía, al
cosa; más que palacio parece una forta- parecer, gracias a los donativos espon-
leza que difícilmente hubieran conside- táneos. Cuando Salomón terminó por
rado morada digna y cómoda los monar- exigir tributos regulares, esta medida
cas de Egipto, Siria o Mesopotamia. Sin provocó un descontento general.
embargo, era, a pesar de todo, la resi- No ha de sorprendernos, por consi-
dencia regia de Saúl, muy en consonan- guiente, el hecho de que Saúl instalara
cia con lo que de este personaje sabemos su corte en su misma ciudad natal de
por los relatos del libro primero de Sa- Gueba, a unos cinco kilómetros al nor-
muel. te de Jerusalén, en una colina que sirve
Saúl no era un gobernante rico, ins- de puesto de vigilancia sobre toda la co-
truido y cosmopolita, sino, ante todo, marca situada en torno. A sus pies dis-
un guerrero, que sacaba los hombros y curría, y aún discurre, la ruta principal
la cabeza a todos los demás israelitas, lo que enlaza con Betel, Silo y Siquén ha-
que significa que medía más de 1,80 m. cia el norte. Sobre esta colina se esta-
de estatura. Era un héroe carismático, bleció un poblado hacia el 1200 a. C ,
exactamente igual que tantos jueces que poco después de que finalizara la fase
le habían precedido, y debía su posición principal de la conquista. No se disponía
176 LA EDAD DE ORO
de una provisión fácil de agua, pero el tible, dado el nivel a que se encontraba
pueblo había aprendido ya a hacer enlu- la nación.
cidos de cal y a construirse buenas cis- Los hallazgos de aquella fortaleza son
ternas excavadas en la roca blanda de la otras tantas pruebas de la sencillez de
colina. Un siglo después, o en fecha lige- vida en aquel momento. Aparecieron
ramente posterior, sobre la aldea se aba- puntas de flecha en bronce 'y "proyectiles
tió una gran catástrofe. Las vigas de para honda, las armas más comunes por
conifera que soportaban los techos ardie- entonces. Se hallaron también una reja
ron, los muros de piedra de las vivien- de arado en hierro, una piedra de amo-
das se hundieron y donde antes se ha- lar, cerámica, torteras de husos, pulido-
bía alzado una ciudad sólo quedaron ras para alisar los pavimentos y grandes
escombros cubiertos de las negras ceni- tinajas para almacenar provisiones (gra-
zas que hallarían luego los arqueólogos. no, vino y aceite), todo exactamente
Parece que todo ello corresponde a la igual que cuanto aparece en las demás
destrucción de que nos habla Jue 20, viviendas israelitas de aquella época. Lo
consecuencia de una contienda entre mismo puede decirse de la cerámica, casi
tribus. toda de usos comunes y escasamente
El palacio-fortaleza edificado por Saúl ornamentada. Abundan los toscos y en-
sobre las ruinas del poblado anterior, negrecidos recipientes de cocina, al igual
como todas las viviendas mejoradas de que los cuencos y copas, cubiertos mu-
su época, tenía al menos dos pisos, el chas veces de un engobe rojo o una capa
superior destinado a vivienda de la fami- de barro y pulimentados mediante una
lia. Un doble muro rodeaba la fortaleza, pequeña espátula de hueso o un guijarro
el exterior muy grueso, de una anchura que deja sobre la superficie líneas para-
que varía entre los 1,95 y 2,25 m. Se lelas o reticulados más brillantes después
utilizó en su construcción piedra apenas de la cochura. Los vasos más finos eran
desbastada, y los intersticios se rellena- los pomos de color negro, muy pulimen-
ron con piedras más pequeñas y lascas. tados, para guardar perfumes o ungüen-
Este sistema de construcción venía apli- tos, así como los jarros de color ocre o
cándose desde siglos atrás y todavía está rosado que en ocasiones aparecen deco-
en uso en Palestina. Los puntos más rados con bandas horizontales de tonos
débiles del recinto eran, por supuesto, rojos o achocolatados.
los ángulos, que un eventual atacante Aquel palacio-fortaleza estaba bien de-
hubiera podido destruir con facilidad, en fendido, pero lo cierto es que fue arra-
prevención de lo cual fueron reforzados sado aún en vida de Saúl. No sabemos
por potentes torres, sobre las que po- cuándo pudo ocurrir semejante catástro-
drían situarse los defensores y arrojar fe, pero las pruebas de que así fue resul-
piedras y flechas contra el enemigo. Des- tan concluyen tes. Tal desastre sólo pudo
conocemos las medidas exactas de la deberse a la intervención de los filisteos.
construcción, pero debían de ser al me- Todo debió de ocurrir antes de la gran
nos 51 por 34 m. o quizá más. Se tra- batalla de Micmás, descrita en 1 Sm 13
taba, por tanto, de una construcción bas- y 14. En cualquier caso, el palacio fue
tante grande, mayor de lo conocido hasta reconstruido inmediatamente y según el
entonces entre los israelitas. Pero su rús- mismo trazado anterior, aunque los mu-
tica simpl.'"idad es justamente lo que ros son menos gruesos y más regulares.
cabría espe ar en tiempos de Saúl. Una No sabemos cuál pudo ser el destino de
construcción más refinada hubiera sido la nueva construcción después de la
demasii do para lo que entonces era fac- derrota y muerte de Saúl en el Monte
DAVID 177
Gelboé (1 Sm 31). Sería nuevamente nes para sus hermanos, que servían en
destruido o fue cayendo poco a poco en el ejército de Saúl, que por entonces
ruinas, sobre las que un siglo después desarrollaba una campaña contra los filis-
o algo más tarde los judaítas edificaron teos en el Valle de Elá, en las fronteras
una torre más fuerte, pero de dimensio- de Judá. David fue presentado a Saúl
nes más reducidas. cuando se ofreció a pelear contra el or-
gulloso gigante filisteo Goliat. El joven
salió victorioso del combate por haber
DAVID sabido utilizar hábilmente su honda, un
. (hacia 1000-961 a. C.) arma que un autor moderno ha califica-
do de «terrorífica» después de haber
Hay dos tradiciones acerca del encuen- visto cómo se servía de ella una mano
tro de David y Saúl. La primera nos experta. La honda utilizada en tiempos
dice que David fue presentado al rey antiguos consistía en dos largas cuerdas
para que calmara el «espíritu malo» que con un ensanchamiento de cuero o de
atormentaba al monarca, y que era «há- lana cosido a ellas. Poniendo un guijarro
bil músico, fuerte y valiente, hombre de en esta pieza de la honda y volteándola
guerra y prudente al hablar y de hermo- sobre la cabeza, la piedra se dispara con
sas facciones» (1 Sm 16,18). Se suele tremenda fuerza al soltar uno de los
creer que el instrumento que tocaba Da- cabos. Recordemos que poco tiempo an-
vid era el arpa. Pero hoy sabemos que tes de David había en Israel una trbpa
se trataba de la lira, que nos es bien co- selecta de setecientos benjaminitas zur-
nocida por antiguas representaciones dos que eran capaces de disparar piedras
(Ü. 76). con la honda contra un cabello sin errar
La segunda tradición nos cuenta que el golpe (Jue 20,16).
cuando David era aún un muchacho mar- Se usaban piedras de buen tamaño,
chó en cierta ocasión a llevar provisio- de cinco a ocho cm. de diámetro, de
12
178 LA EDAD DE ORO
pedernal o piedra caliza (il. 77). En cual- la línea del carácter de David, a juzgar
quier yacimiento arqueológico de Pales- por lo que de él sabemos, independien-
tina aparecen en tanta cantidad que es temente de la forma en que ocurrieran
frecuente regalarlas como recuerdo. La exactamente los acontecimientos. Al
honda era una de las principales armas igual que Saúl y los jueces anteriores,
usadas en la guerra, y a lo largo de toda tampoco David fue elegido como jefe
su existencia las ciudades de entonces permanente del pueblo en virtud de un
podían contar con que les serían arro- derecho hereditario al trono, sino por
jados en cantidades ingentes aquellos haber demostrado que poseía dotes .ex-
proyectiles. traordinarias, charismata, recibidas direc-
No es ahora nuestro propósito resol- tamente de Dios. Esto hace de él, por
ver el problema que plantean los dos consiguiente, el último de los grandes
relatos acerca del encuentro de David héroes carismáticos de Israel, pues al
con Saúl o aclarar si fue efectivamente final de su reinado el trono de Jerusalén
David quien dio muerte a Goliat, tenien- pasó a ser hereditario. Antes hemos in-
do en cuenta la afirmación posterior de dicado que ninguno de los pueblos veci-
que tal hazaña fue realmente llevada a nos de Israel poseía un sistema de go-
cabo por Eljanán (2 Sm 21,19) y otra bierno comparable al de éste, en que los
versión, aún más tardía, de que el muer-
to fue Lajmí, hermano de Goliat (1 Cr ciente propone que el verdadero nombre de
20,5)'. Ambas versiones están muy en David sería Eljanán, y que «David» sería me-
ramente un título. Por las cartas de Mari se
pensó que el término «david» era de uso fre-
1
Numerosos investigadores creen que el re- cuente en el Eufrates superior hacia 1700 a. C,
lato auténtico es el de 2 Sm 21,19; la muerte pero únicamente con el significado de «capi-
de Goliat sería atribuida más tarde a David, tán». En 1958, sin embargo, B. Landsberger
mientras que 1 Cr 20,5 significaría un intento demostró que en Mari no se conocía semejante
de armonizar ambas noticias. Otra solución re- título.
DAVID 179
jefes eran elegidos libremente, rasgo tan ron el Creciente Fértil durante el segun-
típico de Israel hasta este momento. Se do milenio. Cuando Israel se dedicaba a
trata de un ejemplo más de las diferen- consolidar sus posiciones en Canaán, los
cias religiosas y sociales existentes entre árameos se habían extendido hacia el
Israel y sus vecinos. sur, creando uno de sus Estados más
El desarrollo de Israel bajo Saúl y fuertes en la zona que se extiende en
David se dio de mano con el incremento torno a Damasco y convirtiéndose rápi-
del poderío militar. David fue reuniendo damente en los más importantes merca-
su propia banda de guerreros profesio- deres y comerciantes del Asia occiden-
nales estrictamente leales a su persona tal. Dos noticias contenidas en inscrip-
y a nadie más. Más adelante, cuando ya ciones asirias nos informan de que en
había sido proclamado rey, este pequeño tiempos de Asur-rabi II, contemporáneo
ejército admitió nuevos contingentes ex- de David, los árameos se habían apode-
tranjeros, los quereteos y los péleteos, rado del territorio del Eufrates superior,
probablemente cretenses y filisteos, pero que durante un siglo había formado par-
en todo caso gentes de origen egeo cu- te del Imperio Asirio. De ahí se sigue
yos antepasados se habían establecido en que esa conquista debió de tener lugar
Palestina unos dos siglos antes. Había antes de que David derrotara y sometie-
también unos seiscientos guerreros de la ra a Hadadézer, el monarca arameo. Por
ciudad filistea de Gat bajo el mando de ironías del destino, en consecuencia, es
Itay (2 Sm 15,18). A este ejército per- posible que la victoria de David signifi-
sonal se debieron en gran parte los éxi- cara la salvación del Imperio Asirio en
tos guerreros de David, ya que las tro- unos momentos de extrema debilidad,
pas inexpertas que podían reclutarse en cuando se hallaba a punto de ser arra-
las diferentes tribus nunca hubieran po- sado por las hordas arameas. En todo
dido dar cuenta de las poderosas fuerzas caso, estos informes de las fuentes asi-
que se les oponían. En 2 Sm 8, sobre rias vienen a corroborar la importancia
todo, se nos da cuenta de las victorias y la grandeza del ejército reclutado por
logradas por David. Sabemos que ante David.
todo procuró consolidar sus dominios ¿Qué organización iba a tener el nue-
mediante la conquista de las ciudades vo Estado? ¿Era preciso crear un órga-
cananeas de Beisán y Jerusalén, entre no de gobierno, y, en caso afirmativo,
otras, que aún se mantenían indepen- qué ministerios había de incluir? Recien-
dientes. Luego sometió a los moabitas, temente se han aducido pruebas de que
filisteos, amonitas y edomitas, impo- David debió de fijarse en el modelo
niéndoles pesados tributos y prestaciones egipcio para poner en marcha su propia
personales. Finalmente, lo más notable administración. Se han conservado dos
de todo, sometió el gran Estado arameo, listas de funcionarios de David, corres-
cuyas principales ciudades eran Damasco pondientes quizá a distintas etapas de
y Soba. Como resultado de todo ello, su reinado. La más antigua es la de 2 Sm
Israel se convirtió en el más poderoso 8,16-18, y la más tardía la de 2 Sm 20,
de los pequeños Estados que ocupaban 23-25. Al frente de todo el ejército se
los territorios comprendidos entre el hallaba Joab, mientras que Benayas sería
Eufrates y Egipto. el jefe de la guardia personal de David.
Entre los antepasados de Aran y los Los rivales Sadoc y Abiatar eran sacer-
de Israel, como hemos indicado en el dotes, y el último sería desterrado por
capítulo II, existía una antigua relación Salomón, que sospechó de sus activida-
étnica. Se trata de gentes que invadie- des políticas. Hay otros dos cargos que
180 LA EDAD DE ORO
revisten especial interés. Josafat era «re- lutamente seguro el origen egipcio del
gistrador»; ¿cuáles podrían ser sus fun- escriba de David.
ciones? Se ha supuesto que estarían re- David no tuvo un primer ministro,
lacionadas con los archivos y los anales. ya que, al parecer, se encargó personal-
Pero no resulta difícil, por pasajes mente de gobernar. A partir de Salomón,
posteriores, demostrar que esta ocupa- sin embargo, en cada una de las listas
ción no responde a la importancia atri- de funcionarios hallamos uno que lleva
buida al cargo. Lo interesante es que el el título de «el que está sobre la casa»,
término hebreo original es un equivalen- es decir, sobre la casa real (cf. especial-
te exacto del título que ostentaba en mente 1 Re 4,6; 18,3; 2 Re 18,18).
Egipto el «heraldo real», el funcionario Este cargo corresponde al del visir, o
que regulaba las ceremonias palaciegas primer ministro, egipcio. En Egipto se
y actuaba como intermediario entre el nos han transmitido noticias bastante
monarca, los demás funcionarios y el precisas sobre su cometido. Cada maña-
pueblo. También estaba encargado de na comparecía ante el monarca, le pre-
disponer todo lo necesario para los via- sentaba su informe y recibía instruccio-
jes del rey, y en general era el ministro nes. Después de celebrar una entrevista
real de relaciones públicas. con el secretario del tesoro, mandaba
Otro funcionario importante desde los abrir las puertas de palacio y daba co-
tiempos de David era el «escriba». Tam- mienzo la jornada oficial. Por sus manos
bién este oficio tiene su equivalente en pasaban todos los asuntos del país. To-
Egipto. Su titular estaba encargado de dos los documentos importantes osten-
la correspondencia interior y exterior, y taban su sello. Todos los departamentos
su cometido era el de un secretario pri- estaban bajo sus órdenes: justicia, obras
vado del rey y al mismo tiempo secre- públicas, hacienda, ejército, etc. Este fue
tario de Estado. Los copistas posteriores, el cargo desempeñado por José, al que
al parecer, no estaban muy seguros de dijo el faraón: «Tú estarás sobre mi
cómo se llamaba el personaje que ocupó casa, y mi pueblo se gobernará conforme
este cargo con David, ya que su nombre a tu palabra; sólo te precederé yo por
se corrompió en la transmisión, pero pa- ocupar el trono» (Gn 41,40). En Israel,
rece haber sido Sausá, Sisa o algo pare- lo mismo que en Egipto, el primer mi-
cido. En todo caso, se trata de un nom- nistro tenía unas vestiduras característi-
bre indudablemente egipcio, y es, por cas de su oficio, gobernaba en nombre
tanto, muy posible que David enviara a del rey durante las ausencias o enferme-
buscar a aquel país un funcionario que dades de éste, y en un pasaje se le llega
desempeñara este cargo, un hombre de a dar el título de «padre» del pueblo
confianza, inteligente y que —era lo más (Is 22,21).
importante— supiera escribir. Es intere- Al lado de este grupo de funcionarios,
sante notar que los dos hijos de este in- David parece haber tenido consigo una
dividuo fueron escribas bajo Salomón, organización honorífica, los «Treinta»
y que a uno de ellos se da el nombre (2 Sm 23,13.24; etc.). Con el tiempo,
de Elijóref. El original hebreo de este esta designación dejó de referirse a un
nombre resulta difícil de reconstruir, grupo integrado exactamente por ese
pero con ayuda de las versiones del An- número de individuos, y pasó a designar
tiguo Testamento podemos decir que un cuerpo militar honorífico, una «legión
probablemente era «Elijaf», que signi- de honor», a la que pertenecían hombres
fic «Jaf (Apis, un dios egipcio) es mi valerosos, «los fuertes», que se habían
dios». De ser ello cierto, resultaría abso- distinguido por sus hazañas de excepcio-
LA «CIUDAD DE DAVID» 181
nal bravura. Uno de ellos había dado eminencias separadas por un barranco
muerte a ochocientos hombres en un que en época romana llevaba el nombre
solo combate; otro, a trescientos; un de Tiropeón (cf. il. 162). El promon-
tercero dio muerte a un egipcio de gran torio situado al este se llamaba Ofel, y
talla que llevaba una lanza en la mano, con este nombre se le menciona por pri-
pero él le atacó con un bastón, le arran- mera vez en Miq 4,8, mientras que la
có la lanza y con ella lo mató (2 Sm colina del oeste sería conocida más tarde
23,21). Recientemente se ha indicado con el nombre de Sitón. Hacia el oeste
que en Egipto había una organización y el sur discurre el Valle de Hinón,
parecida, y es posible que David se ins- que se usaba, al parecer, como un basu-
pirara en ella para crear la suya. rero; en tiempos del Nuevo Testamento
se tomaría como sinónimo del infierno,
quizá por las hogueras que ardían allí
LA «CIUDAD DE DAVID» constantemente. Al este, separando el
Ofél del Monte de los Olivos, discurría
Cuando David fue constituido rey de el torrente Cedrón, en que se hallaba
Israel y de Judá, se encontró con el pro- situada la principal reserva de agua de
blema de que era preciso habilitar una que se abastecía Jerusalén, la Fuente de
capital neutral. Si se establecía en He- Guijón o de la Virgen. Este manantial
brón, los israelitas podían acusarle de brota de una gran hendidura de la roca,
favoritismo hacia Judá. Si elegía una ciu- de cerca de cinco metros de largo. Al
dad del norte, israelita, los otros harían extremo occidental de la hendidura hay
lo mismo. Para eliminar ambas posibili- una caverna hacia la que corren las
dades, decidió apoderarse de una ciudad aguas. Normalmente, todo el líquido se
situada en las fronteras entre el norte escapa hacia el valle por el extremo este
y el sur, que aún permanecía en poder de la hendidura, pero en tiempos anti-
de un grupo cananeo conocido como los guos había allí un muro que retenía el
jebuseos. De esta forma se convirtió Je- caudal y hacía que el agua corriera hacia
rusalén en la nueva capital regia. Como la caverna. El nombre de «Guijón» sig-
fue tomada por el ejército personal de nifica «Borbotón», pues la fuente no
David, pasó a ser posesión suya, y se le produce un caudal continuo, sino que
impuso el nuevo nombre de «Ciudad de las aguas se recogen en un depósito sub-
David» (2 Sm 5,9). Se nos. dice que terráneo y brotan de manera intermiten-
David reforzó sus defensas, que con ayu- te, con una frecuencia que varía confor-
da de obreros fenicios se construyó en me a las estaciones. Hacia el sur, en el
ella un palacio, reacondicionó allí el ta- punto de confluencia de los valles del
bernáculo y llevó a la ciudad el arca de Hinón y el Cedrón, hay una segunda
la alianza, de forma que a partir de fuente, En-Roguel, donde se celebró la
aquel momento Jerusalén se convirtió gran fiesta preparatoria de la entroniza-
también en el centro religioso de sus ción de Adonías cuando David se acer-
dominios. caba al término de su vida (1 Re 1).
Esta fuente se halla situada en terreno
La ciudad de Jerusalén se halla situa-
abierto y no pudo defenderse, como se
da en la zona montañosa que ocupa el
hizo con la de Guijón.
centro de Palestina, a unos 750 m. de
altura sobre el nivel del mar, en un A partir de 1867 se han venido prac-
punto en que las colinas rocosas se en- ticando numerosas excavaciones en Jeru-
sanchan para formar una pequeña mese- salén y ha sido recuperado gran número
ra, al sur de la cual se alzan otras dos de restos correspodientes a la ciudad an-
182 LA EDAD DE ORO
tigua. Sabemos que el lugar estuvo ocu- 2,40 m., había restos del período hele-
pado ya desde el 3000 a. C , en que se nístico, fechables en los siglos III-II a. C.
datan los restos más antiguos; el actual A partir de este nivel y hasta alcanzar
nombre de «Jerusalén» aparece en tex- los 6 m. de profundidad, los restos ha-
tos egipcios ya en 1900 a. C. Pero el llados contenían cerámica de todos los
rasgo más característico de este emplaza- períodos anteriores, pero por debajo de
miento es que no se encuentran signos los 6 m. volvía a aparecer la cerámica
de que se llegara a formar un tell, es helenística. La única explicación parece
decir, un montículo formado por la su- ser ésta: si los habitantes de la ciudad
perposición de restos correspondientes a se dedicaron en el siglo n a hacer una
una ciudad sobre los de otra. Las exca- explanación y a arrojar los desechos por
vaciones han demostrado que la ciudad encima de los muros, los primeros mate-
del Antiguo Testamento se hallaba situa- riales en caer serían los correspondientes
da en el Ofel, donde se han llevado a a su propio tiempo, y después irían los
cabo casi todas las excavaciones. Allí han de épocas anteriores. Finalmente, al esta-
aparecido los restos de las más antiguas blecerse de nuevo en aquel sitio, volve-
fortificaciones, pero dentro de ellas no rían a arrojar los desechos de su época
hay una estratificación de las ruinas. sobre los escombros que antes habían
Sólo de una manera puede explicarse tirado. Parece que, efectivamente, eso es
esta curiosa situación, y es que los res- lo que ocurrió.
tos antiguos se barrieron del emplaza- Todas estas observaciones son necesa-
miento de la ciudad y se arrojaron lade- rias para entender la desalentadora afir-
ras abajo en algún momento entre los mación de que en jerusalén no se ha
siglos II y i a. C. Resultado de ello es realizado ningún descubrimiento que
que en la actualidad pueden hallarse en pueda fecharse con seguridad en tiempos
las laderas del Ofel grandes cantidades de David y Salomón. Sabemos dónde
de desechos y aoundancia de fragmentos vivieron y alzaron sus edificios, pero
cerámicos y otros restos cuya datación prácticamente todo lo que no sean las
va desde el tercer milenio hasta los si- fortificaciones de la ciudad ha sido des-
glos II y i a. C. Esto nos recuerda la truido. El mismo amasijo de las compli-
interesante not cia transmitida por Jose- cadas defensas del Ofel resulta muy difí-
fo, el historiador judío, de que a co- cil de desenmarañar y fechar con cierto
mienzos del siglo II se edificó en aquel grado de seguridad. La primera gran de-
emplazamiento una fortaleza siria que, fensa fue trazada en torno a un sector
hacia 140 a. C , fue demolida hasta los de la colina. Fue una obra tremenda, de
cimientos por el patriota judío Simón, unos 8 m. de anchura en el nivel más
que además ordenó realizar una explana- elevado que ha aparecido y de unos
ción de la colina, en que se emplearon 12 m. en la base. Este muro estaba cons-
tres años. Que esto fue realmente lo truido con sillares tallados a golpe de
ocurrido se ha confirmado ulteriormente martillo, a veces de tamaño considerable,
por un hallazgo realizado con motivo de e irregularmente ensamblados, utilizán-
las excavaciones practicadas a lo largo dose piedras pequeñas para rellenar los
de las fortificaciones de la ciudad. Entre huecos. Entre ambas caras se hizo un
los muros y fuera de ellos se encontra- relleno de grandes bloques de piedra.
ron grandes depósitos de desechos. El En dos lugares al menos, donde se esti-
primer metro y medio estaba lleno de mó que la construcción no era suficien-
cerámica árabe. Debajo de este primer temente sólida para resistir un asedio, se
nivel, a una profundidad entre 1,80 y alzaron grandes bastiones en talud de
LA «CIUDAD DE DAVID» 183
cata al exterior (il. 78). Al oeste se ha de la ciudad, donde vaciaba las aguas
encontrado un acceso fuertemente defen- en un estanque, llamado el «estanque
dido (il. 79). En diversos puntos, donde viejo» (Is 22,11), en la misma desem-
se requería mayor protección, se erigie- bocadura del Tiropeón y extramuros de
ron varias torres. la ciudad.
Este imponente sistema de fortifica- Fue precisamente en el arranque de
ciones se ha venido llamando «jebuseo», este acueducto donde Isaías tuvo su fa-
por creer que fue erigido por los mora- moso encuentro con Ajaz (Is 7,3), si es
dores preisraelitas de Jerusalén. Ha sido que el «estanque superior» de este pa-
reparado en diversos lugares; al lado y saje ha de identificarse con la fuente de
por encima de él se construyeron nuevos Guijón, como parece probable. En otro
muros, que han sido llamados con fre- lugar (Is 8,6) se refiere Isaías al agua
cuencia «davídicos» y «salomónicos». que fluía por este acueducto como «las
Pero la verdad es que todas estas atri- aguas de Siloé, que corren mansamente»,
buciones no pasan de meras conjeturas, y se sirve de ellas como una imagen del
ya- que son muy escasos los elementos comportamiento de Dios para con Israel,
de datacíón. En cualquier caso, aquel y que el pueblo ha rechazado. A conse-
promontorio que avanzaba en punta so- cuencia de ello, afirma Isaías, el Señor
bre el valle se prestaba a una poderosa traerá sobre ellos las aguas del Eufrates,
obra defensiva, y los yebuseos se sen- «fuertes y muchas, y hasta el rey de
tían perfectamente seguros detrás de sus Asiría con toda su gloria». Aquel con-
murallas, provocando a David y gritan- ducto discurría en parte bajo tierra y en
do que bastarían unos cuantos «ciegos parte a cielo abierto. En consecuencia,
y cojos» para impedirle que tomara la se carecía de la adecuada protección para
ciudad. llegar hasta el agua en tiempo de gue-
A lo largo de toda la historia de la rra. Este fue el motivo de que Ezequías
ciudad se puso gran cuidado en asegurar obstruyera el conducto antes de 701 a. C.
el aprovisionamiento de agua, contando y construyese su túnel (il. 122), del que
con el caudal que brotaba de la fuente hablaremos en el capítulo X. En esta
de Guijón. Testimonio elocuente de ello fecha sería ya el acueducto indudable-
es el complicado sistema de túneles que mente muy antiguo, pero, por desgracia,
se halla en sus inmediaciones. Uno de sobre su datación exacta nada podemos
los primeros intentos de llevar el agua decir, pues nos hallamos en el mismo
más cerca de los que habitaban dentro caso que con respecto a las murallas.
de los muros consistió en abrir un túnel Los cuidados que se tomaron en Jeru-
que desembocaba en una estancia sobre salén con vistas a un adecuado abasteci-
un profundo pozo. Desde la estancia se miento de agua en tiempos de asedio nos
excavó a través de la roca un pasadizo hacen recordar cierto número de instala-
semicircular que medía unos 38 m. en ciones que, con el mismo fin, se llevaron
dirección al manantial. Desde allí, y por a cabo en todo el país. Los mejor cono-
un profundo pozo, podían bajarse cubos cidos son los túneles hidráulicos cana-
y tinajas para recoger el agua. neos de Guézer, Gabaón y Meguido.
El segundo intento parece que tuvo Los de Guézer y Gabaón son semejantes
por motivo el deseo de hacer más có- al de Jerusalén, que acabamos de descri-
moda esta operación. En la escarpa ro- bir; permitían bajar por una serie de
cosa, bajo el borde de la meseta, se gradas hasta el manantial, sin necesidad
excavó un acueducto que iba desde la de salir fuera de las murallas. En Gué-
fuente de Guijón hasta el extremo sur zer se llegaba hasta un manantial sitúa-
LA «CIUDAD DE DAVID» 185
A partir del siglo xiv, todas las ciu- 1 Re 10,28-29, de acuerdo con W. F. Al-
dades tenían prácticamente en cada casa bright, como sigue:
una o más cisternas en el subsuelo para «Y los caballos de Salomón provenían
recoger el agua de las lluvias invernales. de Egipto y de Cilicia [en Asia Menor,
Algunas de estas cisternas son tan gran- donde se criaban caballos muy buenos].
des que podrían abastecer del agua nece- Los mercaderes del rey se los procuraban
saria a varias familias o incluso a toda en Cilicia al precio corriente; de Egipto
la comunidad durante un buen período se traía cada carro al precio de seiscien-
de tiempo. En el montículo de Laquis se tos siclos de plata y cada caballo (de
cavó a comienzos de la época israelita Cilicia) al precio de ciento cincuenta.
un pozo en vez de un túnel. Cuando se Y así (a este precio) los entregaban por
encontró, la boca aparecía cegada por la medio de ellos a todos los reyes de los
construcción del muro defensivo exte- hititas y a todos los reyes de Aran [la
rior. Después de mucho esfuerzo se con- zona de Damasco y más hacia el nor-
siguió limpiarlo y pudo verse que medía te]».
más de 40 m. de profundidad y que aún El siclo, como la actual libra esterlina,
manaba agua hasta una altura de cerca era ante todo una medida de peso, y re-
de 5 m. sobre el fondo. sulta difícil de calcular en moneda actual.
Sin embargo, tenemos la impresión de
que un carro egipcio debía de costar mu-
SALOMÓN EN TODA SU GLORIA cho a Salomón, y nos asombra pensar
(hacia 961-922 a. C.) por cuánto lo revendería luego él a los
reyes árameos del norte.
David dio al reino toda su extensión También se nos informa de que, para
y poder, pero a Salomón correspondió controlar el comercio de Arabia, mandó
añadirle esplendor. David fue un guerre- construir Salomón, con ayuda de los feni-
ro; Salomón, en cambio, parece que se cios, una flota con base en Esyón-Gué-
propuso como ideal la imagen de un ber, el puerto situado en el brazo nor-
gran señor rico, mundano y culto, y, oriental del Mar Rojo, al sur de Edom.
como tal, se puso afanosamente a la ta- Esta flota hacía un viaje cada tres años
rea de introducir una nueva nación en a Etiopía y el Yemen, es decir, que em-
el mapa del mundo civilizado. Desgra- pleaba en la ida y vuelta un año entero
ciadamente no poseemos tantas noticias y parte de otros dos. Aquellos navios
sobre su personalidad como desearíamos, regresaban cargados de oro, plata, marfil
y tampoco sabemos mucho sobre los y dos clases de monos 4 (1 Re 9,26 y
acontecimientos que jalonan su reinado. 10,22). La visita de la reina de Sabá,
Sin embargo, nuestras fuentes nos ha- sin duda alguna, tuvo por objeto no
blan de sus grandes construcciones y de sólo contemplar el esplendor de Salo-
sus actividades comerciales. Fortificó Je- món, sino establecer con el rey una serie
rusalén, construyó en la ciudad su pala- de acuerdos comerciales en mutuo bene-
cio, los edificios administrativos y el ficio. Varios descubrimientos arqueológi-
templo. También edificó por todo el cos de gran importancia han venido a
país «ciudades de aprovisionamiento», demostrar que Salomón fue también un
así como las «ciudades para los carros y gran magnate del hierro y del cobre y
para la caballería». Fue un gran comer- que levantó la mayor fundición jamás
ciante, que traficaba con carros y caba-
llos y abastecía de ellos a todos los pue- 4
blos vecinos. Hoy podemos traducir No pavos reales, como traducen algunas
versiones.
SALOMÓN 187
i—«ffgg^j^ft^pyátf-
%
1 •*w|T^Í?¡j¡^r..'=
que será típica de Israel a partir de este contrarse con tales construcciones, puesto
momento, aunque probablemente fue co- que Meguido era una de las ciudades
piada de los fenicios. En vez de edificar dedicadas por Salomón al acuartelamien-
todo el muro con sillares bien escuadra- to de carros. El grupo de establos situa-
dos, se insertaban a intervalos de aproxi- do al este fue construido a lo largo de
madamente un metro fuertes pilastras de una calle pavimentada que corría hacia
sillares finamente labrados, mientras que el sur a partir de la puerta de la ciudad.
entre pilastra y pilastra se tendía un ce- El modelo típico de establo poseía espa-
rramiento de manipostería rústica. La cios para dos filas de caballos que daban
finalidad de este edificio era, probable- frente a un pasadizo central. Estaba em-
mente, administrativa en primer lugar, pedrado con cantos rodados. Había pos-
aunque es posible que también sirviera tes con amarraderos, que servían además
de acuartelamiento para un corto núme- como soportes de la techumbre, separan-
ro de soldados en funciones de policía. do los pesebres de piedra, uno para cada
Los arqueólogos que han trabajado en caballo. En la parte sur de la ciudad se
Meguido nos dicen que la ciudad del adosaron al muro cinco de estos esta-
siglo x poseía a sus costados este y sur blos juntos, con las puertas a un gran
unos establos para albergar caballos en patio pavimentado en cuyo centro se
número de unos cuatrocientos cincuenta instaló un abrevadero {il. 105). La mu-
(cf. il. 85, 105). Ciertamente, de acuer- ralla del período de los establos era una
do con 1 Re 9,15-19, era de esperar en- sólida construcción de unos 3,5 m. de
190 LA EDAD DE ORO
* "*'*"''-
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*
111
bernador (il. 82), ya que los trabajos
desarrollados por Yadin han demostrado
que el fuerte muro en «entrantes y sa-
lientes», así como los mayores complejos
^ '' jjl de establos, corresponden al estrato IVA,
del siglo ix. Sin embargo, es muy pro-
84. Reconstrucción de la puerta de Meguido. bable que los establos fuesen el desarro-
llo de unas obras iniciadas por Salomón
en el estrato VA-IVB.
espesor, con entrantes y salientes (il. 83 Quizá la más espectacular entre las
y 84) por la parte en que giraba siguien- obras de fortificación salomónicas de
do la curva del extremo del montículo. Meguido es la puerta de la ciudad en el
Durante la primavera de 1960 dirigió extremo norte del montículo (il. 83
Yigael Yadin, de la Universidad Hebrea, y 84). Desde la llanura inferior se acce-
una pequeña cata exploratoria en Me- de a la puerta por una escalinata o por
guido. Bajo la pesada fortificación en una rampa que serviría para los carros
«entrantes y salientes» descubrió otras y carretas, para atravesar luego una
dos líneas defensivas unidas por muros puerta doble, sin duda alguna cubierta
perpendiculares, que formaban un tipo para asegurar una mejor defensa. Des-
de defensa llamado «muro de casama-' pués de atravesarla y girar bruscamente
tas», conocido anteriormente en los ni- a la izquierda, se llega a la puerta prin-
veles correspondientes al siglo x en di- cipal, también cubierta y protegida por
versos centros provinciales de Judea, torres flanqueantes. Dos grandes batien-
como Betsemes y Debir. Esta construc- tes de madera, asegurados a unos postes
ción no hubiera podido aguantar un fuer- verticales, giraban en cajas de piedra. En
te ataque con arietes, a menos que los momentos de peligro se cerraban los ba-
espacios intermedios —«casamatas»— se tientes y se atrancaban por dentro. Ha-
llenaran de tierra, pero constituía una bía además cuatro accesos, uno detrás de
buena base para instalar encima una otro, y cada cual con su «sala de guar-
ancha plataforma de madera con parape- dia», en que podían replegarse los ba-
tos en que los defensores tenían amplio tientes y que además servían para que
espacio para maniobrar. Además de esto, la guardia, parcialmente protegida, ma-
había señales de que en los puntos más niobrara para impedir cualquier intento
vulnerables se levantaron torres o ba- de forzar las puertas. Es interesante el
luartes bien construidos. Debajo de uno dato de que el plano de las puertas salo-
de los complejos formado por establos mónicas de Meguido (estrato VA-IVB),
halló Yadin uno de estos baluartes. Esto con sus cuatro accesos, es precisamente
significa que nunca se había investigado el que describe Ezequiel como plano de
realmente la verdadera ciudad salomó- las -puertas que conducen al patio del
nica. Llamada «estrato VA-IVB» por templo de Salomón (Ez 40,5-16). Por
191
SALOMÓN
£*£**.'-,
otra parte, la puerta del estrato IVA, 4,15). Ya hemos hecho referencia a los
del siglo rx, sólo tiene tres accesos, y trabajos de investigación realizados en
dos la del estrato III, del siglo vm. este yacimiento por un equipo de la Uni-
Lo más singular en relación con la versidad Hebrea bajo la dirección de
puerta salomónica y el baluarte del mis- Yigael Yadin (il. 29 y p. 83). En la ciu-
mo período descubierto por Yadin es el dad del período israelita había grandes
hecho de que están hechos de sillares edificios oficiales, incluida la residencia
finamente labrados y encajados, un tipo del gobernador, así como los locales ad-
de construcción que aparece ahora por ministrativos de los siglos rx y v m (es-
primera vez en Israel, indudablemente tratos VIII al V; il. 107). La zona en
por influjo fenicio. Desde este momento que se hallaban todas estas construccio-
hasta el siglo vin, este tipo de construc- nes estaba rodeada por una muralla de
ción, con sillares perfectamente encaja- casamatas perteneciente al estrato X, del
dos, caracterizará todas las obras arqui- siglo x (il. 86). El muro era del mismo
tectónicas regias en Israel y en Judá tipo que los hallados en Meguido, Bet-
(il. 100). semes y Debir, aunque en el siglo ix se
Otro centro provincial del gobierno erigió encima un sistema defensivo más
israelita era Jasor, capital administrativa compacto, lo mismo que ocurrió en Me-
de la Galilea oriental (Neftalí; 1 Re guido. Dentro de este muro se incluía
192 LA EDAD DE ORO
una puerta de cuádruple acceso (il. 86). recuerdo del pasado y en su lugar se
Si bien el tipo de construcción no es tan estableció un gobierno centralizado.
fino como el de la puerta de Meguido
del siglo x (estrato VA-IVB), sus dimen-
siones son exactamente las mismas. En MONOPOLIO DE SALOMÓN
los planos de las excavaciones de Guézer SOBRE LA INDUSTRIA
ha encontrado Yadin una puerta seme- METALÚRGICA DE PALESTINA
jante, en que hasta ahora no se había
reparado. De este modo, el pasaje de Las exploraciones desarrolladas por
1 Re 9,15, en que se nos dice que Jasor, Nelson Glueck en el gran valle de la
Meguido y Guézer fueron las ciudades Araba, al sur del Mar Muerto, y en
fortificadas por Salomón a continuación Esyón-Guéber, el puerto marítimo de
de Jerusalén, ha tenido una elocuente Salomón en el Mar Rojo, nos han reve-
confirmación arqueológica. lado un aspecto insospechado de las acti-
Todo ello, por consiguiente, nos apor- vidades comerciales de aquel monarca.
ta "' s pruebas de que David y Salomón Al este de la Araba se alzan las forma-
introdujeron grandes cambios en la vida ciones rocosas más arcaicas de Palestina
de Israel. El sistema de los distritos, go- y TransJordania. Estas rocas están for-
bernados por funcionarios designados madas por areniscas blandas y contienen
por el rey de Jerusalén, significó el fin numerosas vetas de minerales de cobre
del viejo sistema tribal, que sólo serviría y hierro. Las exploraciones han puesto
en adelante para fines genealógicos. La en claro que estos minerales eran explo-
confederación de las tribus pasó a ser un tados durante el período de Salomón y
SALOMÓN Y LA INDUSTRIA 193
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en los siglos siguientes con mayor inten- Estos campamentos cercados eran segu-
sidad que en cualquier otra época de la ramente necesarios para asegurar el pací-
historia. Recordemos una descripción de fico desarrollo de todas las operaciones,
la tierra prometida que nos ofrece el pero, como ha indicado su excavador,
Deuteronomio (8,9): «Cuyas piedras son también tenían otro objeto: el de impe-
hierro y de cuyas colinas podrás extraer dir que los obreros se fugaran. En otras
cobre». palabras, se trata de campos de concen-
Cerca de las minas aparecen pequeños tración, pues es muy probable que las
hornos en que el mineral recibía su pri- minas estuvieran atendidas por esclavos,
mer tratamiento (il. 88). A su alrededor tanto cuando estaban bajo dominio israe-
se amontonaban las escorias, que hoy lita como cuando, más tarde, se apode-
son un excelente indicio para el investi- raron de ellas los edomitas. Pocos para-
gador en sus exploraciones. Cerca de jes de la tierra resultarán menos adecua-
algunos de estos montones de escorias dos para un trabajo tan duro. El agua
se encontraron recintos cercados que ro- había de traerse normalmente de muy
deaban las cabanas de los mineros y los lejos, y por todas partes no se veía otra
hornos de fundición, con más montones cosa que desolación; el calor era tan te-
de escorias en los espacios intermedios. rrible que los trabajos sólo podrían ha-
13
194 LA EDAD DE ORO
cerse durante el otoño, el invierno y la restos del puerto, pero en su lugar fue
primavera. Ningún israelita libre hubiera exhumada una gran fundición, la mayor
ido a trabajar allí, como no fuese a la que ha aparecido en el Próximo Oriente
fuerza, y es probable que sólo esclavos (il. 88 y 112). Su primera construcción
del gobierno estuvieran adscritos a esta data del siglo x, casi con seguridad, por
clase de trabajos. Durante los comienzos tanto, de los tiempos de Salomón. En el
de la Era cristiana, muchos siglos des- ángulo noroccidental de la gran construc-
pués, hay autores por cuyas noticias sa- ción fue descubierto un enorme edificio.
bemos que los trabajos mineros en uno Se advirtió en seguida que era una es-
de estos emplazamientos eran ejecutados tructura de un tipo nuevo, pues los
por trabajadores esclavos, criminales o muros de las estancias presentaban do-
cristianos, condenados a esa pena a causa bles filas de agujeros que los atravesa-
de sus fechorías o sus convicciones. ban. A través de la parte media de los
Aún más sorprendente que estos des- muros maestros discurre un sistema de
cubrimientos fue el de Esyón-Guéber. El conducción de aire en el que desembo-
arqueólogo comenzó a excavar pensando can los agujeros de la fila superior, que
que encontraría las ruinas del puerto ma- sólo podían ser chimeneas, y todo el con-
rítimo de Salomón, ya que fue allí pre- junto no era otra cosa que un gran hor-
cisamente donde el monarca botó su no de fundición. Aquí se traía el mineral
flota (1 Re 9,26). No aparecieron los que recibiera su primer tratamiento a
SALOMÓN Y LA INDUSTRIA W
pie de mina y luego se depositaba en das en el siglo siguiente, pero cuyo ras-
crisoles dentro del horno. Después se tro ha desaparecido por completo, aun-
llenaba la cámara interior de leña y ma- que las reconstrucciones, si de tales se
tojos y se le prendía fuego. El tiro de trata, se han conservado bien.
las chimeneas hacía que el fuego alcan- Al describir este emplazamiento, su
zara la temperatura suficiente para fun- descubridor dice lo siguiente:
dir el metal, que luego se convertía en «Es fácil imaginar las condiciones
lingotes para su embarque. Los hornos existentes hace unos tres mil años, cuan-
que se han descubierto en Palestina se do por primera vez se concibió la idea
encargarían luego de refundir el metal de edificar este lugar y luego se llevó a
y convertirlo en utensilios por fundición la práctica tan brillantemente. Fue nece-
o a martillo. Las manchas verdosas que sario reunir miles de trabajadores, darles
el cobre ha dejado sobre los muros de albergue, alimentos y protección en el
la fundición y de los hornos a que nos lugar elegido para levantar los edificios.
hemos referido constituyen la prueba De hecho, la mayoría estaba integrada
final, si es que era necesaria, del carác- probablemente por esclavos, a los que
ter y el uso a que estaban destinadas era preciso vigilar y estimular en el tra-
aquellas construcciones. bajo. También hubo que reclutar técni-
A primera vista, uno de los rasgos cos de todo tipo. Fue necesario formar
singulares de la fundición de Esyón-Gué- grandes caravanas para el transporte de
ber es su mismo emplazamiento. No hay los materiales y alimentos, y poner en
agua en sus inmediaciones y es uno de marcha una eficaz organización comercial
los parajes más inhóspitos de toda la que canalizara la productiva corriente de
zona. A un lado se hallan las colinas de materiales en bruto y productos elabo-
Edom, que se adentra en Arabia. Por rados o semielaborados. Sólo había un
el otro se divisan las de Palestina, que hombre, por lo que nosotros sabemos,
se prolongan hacia el Sinaí. En conse- que poseyera la fuerza, la riqueza y la
cuencia, la fundición queda en medio de perspicacia necesarias para emprender y
una corriente de aire, de cara a la furia desarrollar aquella empresa tan compli-
de los vientos y de las tempestades de cada y especializada. Esta persona era el
arena que soplan por la Araba desde el rey Salomón. Sólo él en su época tenía
norte. Y ésta debió de ser precisamente la capacidad, la visión y el poder reque-
la razón que motivó el que se eligiera ridos para establecer un importante cen-
aquel lugar. Las chimeneas del horno es- tro industrial y el correspondiente puer-
taban orientadas hacia el norte, con lo to marítimo a una distancia relativamen-
que se aseguraba suficientemente un te tan grande de la capital, Jerusalén...
fuerte tiro. Su amplia red de actividades se extendía
El plano de la fundición era sencillo. desde Egipto hasta Fenicia, desde Ara-
Se hallaba en el centro de un gran patio bia hasta Siria. Esyón-Guéber representa
fabril, a cuyo alrededor, por la parta de una de sus más grandes realizaciones,
fuera, se desarrollaba una hilera de cá- aunque haya permanecido desconocida
maras de fundición y viviendas. Estas hasta hoy» 6 .
estancias se apoyaban en un muro que
rodeaba el gran patio y que probable-
mente servía también como muralla de-
fensiva. Es posible incluso que todo el
conjunto estuviera rodeado de murallas 6
N. Glueck, The Other Side of the Jordán
aún más fuertes, que fueron reconstrui- (New Haven 1940) 98-99.
196 LA EDAD DE ORO
ahí la gran importancia de la capilla re- (il. 91). Acercándonos a la entrada por
cientemente exhumada en Tainat. Otros el este, advertimos que todo el edificio
descubrimientos han venido a ilustrar se alza sobre una plataforma de 2,70 m.
aspectos diversos del templo salomónico, de altura aproximadamente (Ez 41,8) 7 .
a los que nos referiremos en el lugar Una escalinata de diez gradas nos lleva
correspondiente. hasta la entrada, a ambos lados de la
Imaginémonos por un momento que cual se alzan dos columnas exentas, lla-
nos hallamos en lugar del sumo sacerdo- madas «Firme» y «Fuerte» (1 Re 7,21),
te israelita, y que podemos penetrar en nombres que probablemente correspon-
los edificios y echar una mirada en torno dían a las primeras palabras de las ins-
cripciones que ostentarían en su superfi-
cie. Estas columnas estaban hechas de
bronce, y su altura, incluidas las basas
7
La medida habitual de longitud entre los
hebreos era el codo. El codo ordinario tenía
44,5 cms., y es el que hemos tenido en cuenta
aquí a efectos de simples cálculos. Es posible,
sin embargo, que en el templo se aplicara el
codo sagrado o real, que medía unos 52 cms.
Si pretendiéramos ser absolutamente exactos,
en este caso tendríamos que añadir proporcio-
nalmente esta diferencia a las medidas que
damos a continuación. [Sobre el templo de
Salomón cf. J. Jeremías, Jerusalén en tiempos
92. Reconstrucción del altar de los holocaustos. de Jesús (Madrid, Ed. Cristiandad 1975)].
EL TEMPLO DE SALOMÓN 199
y los capiteles profusamente labrados, en otra (Ez 41,18ss). La luz difusa que
sería de aproximadamente 11,25 m. La cae desde lo alto, el delicioso olor a ce-
circunferencia de los fustes mediría unos dro, la delicada decoración de los muros,
5,40 m. Su finalidad no está clara pero la altura de la estancia, las ofrendas y el
se ha sugerido que vendrían a ser unos ajuar, pero sobre todo el saber que en
pebeteros gigantescos para quemar el sa- la estancia siguiente se encuentra el tro-
grado incienso. Su enorme tamaño debió no de Dios, hacen sentir la santidad, el
de constituir un espectáculo impresionan- misterio atrayente y temible a la vez,
te para los israelitas, y la tarea de fun- la certeza de una presencia que inspira
dirlas no resultaría fácil ni siquiera en temor.
nuestros días. Pero todo esto no es sino- En torno a la estancia se halla colo-
el principio de las maravillas del templo, cado el ajuar sagrado: el candelabro de
que nos atrae no tanto por sus dimen- oro, la mesa de los panes presentados
siones cuanto por su armonía, belleza y y el pequeño altar embutido (¿o cha-
buen gusto. pado?) de oro. Este último aparece
Después de subir las gradas y atrave- directamente ante una nueva escalinata
sar la puerta, nos hallamos en el 'vestí- que conduce a la cámara siguiente y
bulo, conocido como el Ulam, una estan- mide 90 cm. en cuadro por la base
cia de 4,50 por 9 m. aproximadamente; y 1,35 m. de alto. De haber vivido en
frente a nosotros se abre una puerta una ciudad cananea varias generaciones
doble, de 4,45 m. de anchura, decorada atrás, no nos resultaría desconocido este
con palmeras, flores y querubines de elemento, pues los cananeos acostumbra-
entalladura, que brillaban al darles la ban colocar una mesa o altar igual en
luz, por el oro embutido en la obra es- sus templos y precisamente ante las
cultórica (1 Re 6,35). Atravesando esta gradas que conducían al «santo de los
puerta, entramos en la estancia más am- santos», situado en alto, y en que se ins-
plia del santuario, el Hekal, el «lugar talaba la imagen del dios. En este pe-
santo», en el que la luz penetra por va- queño altar se depositaban ofrendas de
rias ventanas (1 Re 6,4) practicadas en incienso, que se suponían muy agrada-
los muros bajo el techo, lo que nos per- bles a la divinidad.
mite contemplar el interior. La estancia Rodeando el altar y subiendo los pel-
mide 18 m. de largo por 9 m. de ancho daños, abrimos otra puerta igual que la
y 13,50 m. de alto; el piso es de ma- anterior, pero más pequeña, y penetra-
dera de ciprés y las paredes están forra- mos en el «lugar santísimo», o «santo
das de cedro, de forma que no podemos de los santos», que en realidad se llama-
ver los bien escuadrados sillares de que ba Debir, «oráculo», pues aquélla era la
han sido construidos los muros y los ci- morada especial de Dios. La estancia tie-
mientos, con los que nos habíamos fami- ne forma cúbica, de unos 9 m. de lado,
liarizado en Meguido. El techo es plano, y carece en absoluto de ventanas. Sólo
apoyado en grandes vigas de cedro. la ilumina la luz que penetra por la
Puertas y muros se decoran con palme- puerta desde el Hekal; también esta cá-
ras, flores abiertas, cadenas (2 Cr 3,5) mara exhala el perfume del cedro y ello
y querubines, todo ello tallado en la ma- nos indica que sus paredes están cubier-
dera y embutido de oro. Las palmeras tas de esa madera procedente de los
dividen los muros en paneles y en cada famosos bosques que Jirán posee en el
uno de éstos aparece un querubín de do- Líbano. Pero nuestra atención se siente
ble rostro, uno de hombre, mirando en inmediatamente atraída por las finas
una dirección, y otro de león, mirando líneas de dos grandes querubines escul-
200 LA EDAD DE ORO
94. Lavabo hallado en Ras Shamra. nocidos poemas de Ras Shamra, pero los
contextos no nos ayudan a identificarlas.
También resultan un tanto misteriosos
parte, sobre las paletas y los tenedores los «despabiladores». Ni siquiera se sabe
(2 Cr 4,16), las tenazas, copas, despabi- si el término hebreo correspondiente sig-
ladores, calderos, cucharones y badiles nifica eso en realidad. A juzgar por su
(1 Re 7,49ss)? Si realmente se trata de raíz, cabría pensar que se trata de un
instrumentos religiosos de uso frecuente, instrumento para avivar las mechas de
alguna posibilidad habrá de identificar- las lámparas. Los «calderos» son otro
los. Lo cierto es que podemos hacerlo instrumento imposible de identificar,
en algunos casos, pero no en todos. pero el contexto bíblico sugiere que
Se conoce una paleta de Meguido, fe- debía de consistir en un recipiente para
chable hacia el 1300 a. C ; en Betsemes las libaciones, en los que probablemente
ha aparecido otro objeto semejante, de se recogía la sangre de los sacrificios
la misma época (il. 95). De acuerdo con para verterla sobre los cuernos del altar
ciertos pasajes del Génesis y de Núme- o en cualquier otro punto en que se
ros, en relación con los sacrificios y el deseara efectuar una libación con sangre
altar se usaban unos tenedores. En el (Ez 43,20). Los recipientes para las liba-
relato de Eli (2 Sm 2,13ss) se utiliza ciones nos son bien conocidos por los
este instrumento para sacar la carne de relieves mesopotámicos, pero aún no han
los recipientes en que se cuece. En las sido identificados como tales y con toda
excavaciones se han hallado varios ejem- seguridad en Palestina.
plares de estos tenedores de tres púas, Afortunadamente, nos son bien cono-
utilizados desde tiempos muy antiguos. cidos los «cucharones». El significado
Las tenazas serían de un tipo grande primario del término hebreo con que
que aparece con cierta frecuencia en las son designados es el de «palma»; en Pa-
excavaciones. Las «copas», en cambio, lestina y Siria han aparecido numerosos
no han podido ser identificadas hasta recipientes con una mano esculpida por
ahora. Debieron de utilizarse en el culto la parte convexa (con lo que el recipien-
cananeo, ya que el nombre con que son te viene a corresponder a la palma de
designadas aparece tres veces en los co- la mano), fechables entre el 1000 y el
SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL TEMPLO 205
600 a. C. (il. 95). En el recipiente des- en este sentido, podía ser llamado «hijo»
emboca un tubo hueco, lo que nos plan- de Dios (2 Sm 7,14; Sal 2,7). La reale-
tea la cuestión de para qué serviría. La za tenía en todas partes una misma fina-
explicación más obvia y convincente es lidad: asegurar una justicia interna y ex-
que se trataba de incensarios; el tubo terna y, al mismo tiempo, constituir una
hueco permitiría soplar para que se que- garantía de defensa (1 Sm 8,20). Por las
mara mejor el incienso. Un relieve egip- leyendas que han aparecido entre los do-
cio parece confirmar esta teoría. Lo malo cumentos de Ras Shamra, en el norte de
es que en estos instrumentos apenas han Siria (cf. capítulo VII, supra), sabemos
aparecido señales de fuego. Otra expli- que el ideal cananeo era un rey «que
cación es que se utilizaban para hacer juzga la causa de la viuda, resuelve el
libaciones; el mango hueco se conectaría caso del huérfano», palabras que resul-
con otro recipiente que, al ser inclinado, tan muy familiares al lector habitual de
haría fluir el líquido en cuestión hacia la Biblia (cf. Is 1,17; Jr 22,3). Es muy
la cazoleta del «cucharón». Es ésta una probable que cuando Israel adoptó de
explicación muy forzada, pero todo lo sus vecinos la monarquía tomara tam-
anterior nos obliga a reconocer que la bién las concepciones con ella relaciona-
opinión del lector será tan buena como das, unos ideales que constituirían la
cualquier otra. Los «badiles» no han base de la imagen del Mesías, el gober-
sido identificados, pero es de suponer nante ideal de los tiempos futuros 9 .
que se utilizarían para llevar al altar o Una de las principales funciones reli-
retirar de él las brasas. giosas del rey en Babilonia consistía en
La explicación que hemos dado acerca presidir las fiestas de Año Nuevo, en
de los instrumentos que componían el que tenía importancia capital la repre-
ajuar del templo demuestra que es aún sentación de un drama sagrado en que
mucho lo que está por hacer, pero al volvía a librarse y ganarse el combate de
mismo tiempo ilustra el hecho de que la creación. El monarca hacía el papel
es imposible una traducción exacta del del rey de los dioses en aquel drama;
Antiguo Testamento sin una previa la- era creencia que con ello quedaba ase-
bor arqueológica y una mayor atención gurado para un año más el orden de la
a sus resultados. naturaleza. Aquellos dramas del politeís-
mo se apoyaban en el principio de la
magia simpática, en la idea de que lo
semejante produce lo semejante. En su
SIGNIFICADO TEOLÓGICO DEL TEMPLO acción imitativa, el rey podía identifi-
carse con un dios y llevar a cabo lo que
En el antiguo mundo politeísta, la el mismo dios había hecho, pues para la
realeza y el templo eran dos institucio- mentalidad politeísta lo semejante se
nes que conjuntaban el mundo divino y identifica en cierto modo con aquello a
el humano. En Egipto, el monarca rei- que se asemeja. Además del drama divi-
nante era el hijo encarnado del sol divi- no del combate de la creación, había
no. En Mesopotamia era el representante otras grandes celebraciones litúrgicas en
elegido por los dioses para regir la socie- que el rey representaba el papel prota-
dad terrena. De este modo, el trono
recibía un respaldo divino, y su ocupante
era considerado «hijo» adoptivo de los 9
H. L. Ginsberg, Ugaritic Studies and the
dioses. En Israel se concebían las cosas Bible: «The Biblical Archaeologist» -8/2
de manera semejante, y por ello el rey, (1945) 50.
206 LA EDAD DE ORO
se imaginaba como una mansión en que (cf. Sal 50,12-13). Todo el sistema sacri-
residía el señor divino junto con su fami- ficial, si bien externamente se parecía
lia y sus servidores humanos. Estos ser- a los que estaban vigentes en el politeís-
vidores humanos, los sacerdotes, estaban mo, tenía un contexto y una finalidad
al frente del templo y sus propiedades, distintos. Se creía que era ante todo un
pues su verdadero cometido consistía en don revelado por Dios a Israel. Era una
asegurar la satisfacción de todas las ne- acción que Dios aceptaba con valor de
cesidades del dios. Los subditos del se- adoración, alabanza, acción de gracias,
ñor divino podían acudir a él y solicitar comunión y sobre todo de expiación por
su ayuda para resolver los problemas los pecados cometidos, con tal de que
que tuvieran planteados. Cuando reali- esos pecados no fueran muestras de pre-
zaban estas visitas, acudían con sus do- sunción y rebeldía, cometidos «con mano
nes, que eran obligatorios cuando el dios alzada», signos de un corazón endureci-
era dueño de la tierras, o voluntarios, do y desleal. Para esta clase de pecados
cuando se trataba de obtener del dios no podía servir de nada el sacramenta-
una audiencia favorable. El culto diario lismo.
consistía esencialmente en proveer a las Un interesante problema relacionado
necesidades del dios. Los sacrificios, con el templo en el mundo antiguo era
ofrendas y libaciones eran el alimento el siguiente: ¿cómo podía concebirse
y la bebida que el dios necesitaba; esta que un dios cósmico —el cielo, la luna,
creencia en las necesidades físicas de la la tempestad, el sol— viviera en una
divinidad parece que nunca llegó a espi- casa terrena? Este problema lo es para
ritualizarse, al menos según los textos nuestras mentalidades lógicas y no deja-
que han llegado hasta nosotros. Cual- ron de planteárselo algunos israelitas,
quier babilonio escéptico y desilusiona- como veremos, pero no lo era para los
do podía, por tanto, sacar la conclusión politeístas. El templo antiguo estaba
de que, si era cierto que el dios necesi- lleno de simbolismos cósmicos, hasta el
taba hasta ese punto de sus servicios, punto de que se^ concebía como una es-
éstos le podían ser negados, para que el pecie de microcosmos, una réplica en mi-
dios aprendiera a «correr detrás de ti niatura del mundo cósmico en que vivía
como un perro» ". Recordemos también la divinidad. Puesto que lo semejante
lo que se dice en el poema babilónico se identifica con lo semejante, el templo,
del diluvio, de que hemos hablado en que es semejante al universo, viene a ser
el capítulo VII, supra; cuando se retiró en cierto modo este mismo universo, y
la inundación y el héroe diluvial pudo la divinidad infinita puede morar en él.
por fin ofrecer su sacrificio, los dioses Su presencia quedaba indicada por la
estaban tan hambrientos que se «arraci- imagen que la representaba en el edifi-
maron como moscas en torno al sacrifi- cio. Para Israel, una imagen semejante
cador». carecía de vida y era una simple obra
En Israel, sin embargo, la concepción humana; el politeísmo era presentado
antropomórfica de Dios tenía ciertos como un culto a los ídolos, un fetichis-
límites. El Señor no sólo trascendía las mo, la veneración de cosas hechas con
categorías del sexo, sino que tampoco las manos. Pero un politeísta hubiera
tenía necesidades físicas que el hombre sido incapaz de entender esta crítica. So-
estuviera en condiciones de remediar bre la base de que lo semejante es lo
semejante, la imagen que representaba a
la divinidad era la misma divinidad. Pero
Ib'td., 282. la imagen no la limitaba; la divinidad
208 LA EDAD DE ORO
BIBLIOGRAFÍA
Las obras más al día son las mencionadas in the Ancient Near East: ibid. 7/3 y 4
en anteriores capítulos: W. F. Albright, De la (1944); W. F. Albright, What Were the
Edad de Piedra al cristianismo (Santander Cherubim: ibid. 1/1 (1938); id., Two Cres-
1959) 177-82; del mismo autor, Archaeology sets from Marisa and the Pillars of Jachin and
and the Religión of Israel, pp. 119-55; M. Bur- Boaz: «Bulletin of the American Schools of
rows, What Meant these Stones?, en cuyo ín- Oriental Research» 85 (1942) 18-27; H . G. May,
dice se encontrarán las páginas correspondien- The Two Pillars Before the Temple of Solo-
tes a los diversos temas; J. Bright, La Historia mon: ibid. 88 (1942) 19-27; C. G. Howie,
de Israel (Bilbao 1966) cap. 5, y el artículo The East Gate of Ezekiel's Temple Enclosure
and the Solomonic Gateway of Megiddo: ibid.
de este mismo autor, The Age of King David:
117 (1950) 13-19; M. B. Rowton, The Date
«Union Seminary Review» (1942) 87-109; so- of the Founding of Solomon's Temple: ibid.
bre la estratigrafía de la época, cf. G. E. Wright, 119 (1950) 20-22; W. F. Albright, New Líght
The Bible and the Anc'tent Near East (Garden from Egypt on the Chronology and History
City) 94-96 y mapa 8. of Israel and Judah: ibid. 130 (1953) 4-8;
En cuanto al reinado de Salomón, confrón- G. E. Wright, The Discoveries at Megiddo,
tese N. Glueck, The Other Side of the Jordán 1935-39: «The Biblical Archaeologist» 13/2
(New Haven 1940) caps. I I I y IV, sobre las (1950) 28-46; Y. Yadin, New Light on So-
minas y fundiciones de Salomón. lomon's Megiddo: ibid. 23/2 (1960) 62-68; el
También merecen atención, entre otros, los mismo autor ha publicado 'informes anuales
siguientes artículos: G. E. Wright, Solomon's sobre las excavaciones de Jasor en ibid. 19/22
Temple Resurrected: «The Biblical Archaeolo- (1956-59); del mismo, Solomon's Cjty Wall
gist» 4/2 (1941); P. L. Garber, Reconstructing and Gate at Gezer: «Israel Exploratión Jour-
Solomon's Temple: ibid. 14/1 (1951); una nal» 8 (1958) 80-86. Cf. también A. M-alamat,
mesa redonda con intervención de H. A. Nel- The Kingdom of David and Solomon in its
son, A. L. Oppenheim, G. E. Wright y contad with Aram Naharaim: «The Biblical
F. V. Filson, The Significance of the Temple Archaeologist» 21 (1958) 96-102.
14
CAPITULO IX
DIVISIÓN-Y DECADENCIA
La época dorada de los grandes reyes rara antes del 875 a. C , mientras que
no se prolongó más allá del siglo x. Damasco se adueñaría al poco tiempo de
A causa de la política seguida por Salo- Basan, al este del Mar de Galilea. Tam-
món, el reino terminó por dividirse. El bién Edom lograría independizarse du-
norte reclamó para sí el nombre de rante algún tiempo de Judá (cf. 1 Re
Israel y eligió por rey a Jeroboán, que 11,14-22), aunque más tarde, en la pri-
antes había sido funcionario de Salomón mera mitad del siglo ix, aparece de nue-
y había estado al cargo de los batallones vo bajo el firme dominio de la corte de
de trabajadores forzosos del norte. El Jerusalén (cf. 1 Re 22,47).
reino del sur, que adoptó el nombre de Judá se adhirió decididamente a la
Judá, se mantuvo fiel a la dinastía daví- dinastía davídica y centró su teología en
dica. La frontera entre ambos reinos se el rey y el templo. Israel, por su parte,
fijó en los antiguos límites tribales de la trató de volver al viejo ideal carismático,
porción asignada a Benjamín, unos quin- con sus reyes elegidos por Dios a través
ce kilómetros al norte de Jerusalén. Dejó de un profeta, como lo habían sido Saúl
de existir el gran Imperio creado por y David. De este modo, Jeroboán recibió
David. El Estado arameo, con capital en la sanción divina por mediación del pro-
Damasco, logró emanciparse y se inde- feta Ajías (1 Re 11,29-39), aunque luego
pendizó. En cuanto al reino de Amón, sería rechazado (1 Re 13,1-10). También
al otro lado del Jordán, había logrado Basa fue igualmente elegido y rechazado
su independencia o la alcanzaría poco (1 Re 16,2-4), y lo mismo ocurrió con
después, a juzgar por la mención de un Jehú (2 Re 9,4-10; Os 1,4). Pero con
monarca independiente en este territorio aquel ideal chocaba el deseo que cada
que hace un documento del asirio Sal- rey tenía de fundar una dinastía, lo que
manasar III en 853 a. C. (cf. también dio ocasión a frecuentes revoluciones. La
2 Cr 20,1). Pronto perdería también dinas tic de Omrí, cuya personalidad más
Israel su poder sobre Moab, al este del famosa fue Jezabel, consiguió mantener-
Mar Muerto, y no parece que lo recupe- se en el trono al menos durante cuarenta
212 DIVISIÓN Y DECADENCIA
años (ca. 876-742 a. C.)', mientras que política en el norte. Para empeorarla, el
la dinastía de Jehú, que siguió a aquélla, norte y el sur andaban constantemente
sobrevivió casi un siglo (ca. 842-745 enzarzados en mutuas querellas y gue-
antes de Cristo). Durante las dos últimas rras, al menos cuando los factores exter-
décadas de la historia independiente de nos se lo permitían.
Israel hubo cinco reyes que no habían A pesar de tales perturbaciones, sin
recibido la sanción divina y que pue- embargo, parece que el pueblo disfrutó
den ser considerados prácticamente como de una gran prosperidad. Israelitas y ju-
usurpadores. De ahí que Oseas pudiera daítas construían magníficas viviendas
decir de los israelitas en nombre de e importaban objetos extranjeros. No
Dios: «Han hecho reyes, pero sin con- tardaron en acostumbrarse a las comodi-
tar conmigo; han hecho príncipes, pero dades y lujos de la civilización. En algu-
yo no (los) conozco» (Os 8,4) 2 . Esta nos lugares, al menos, las excavaciones
situación trajo consigo la inestabilidad nos han revelado un aumento progresivo
de la población y una mejora del nivel
1
Estas fechas, así como la mayor parte de de vida. El cuadro de conjunto que nos
las atribuidas a la monarquía davídica, están ofrece la arqueología, si no resulta de
tomadas de W. F. Albright, The Chronology extraordinaria riqueza, al menos indica
of the Davidic Monarchy of Israel: «Bulletin
of the American Schools of Oriental Research» una gran energía y una relativa estabili-
100 (1945) 16-22. Muchas de las fechas sólo dad. Resulta interesante sobre todo ad-
pueden considerarse aproximadas, por lo que vertir en aquellos lugares en que se nos
en obras de otros investigadores se verán otras han conservado manzanas enteras de vi-
diferentes. La cronología es un tema excesiva-
mente complicado; la razón de que adoptemos viendas israelitas cómo la casa hebrea en
aquí la que propone Albright es que su siste- conjunto había mejorado con respecto a
ma se funda casi exclusivamente en un sincro- la vivienda de los campesinos cananeos
nismo, en vez de atenerse a los cálculos pos- de los siglos xiv y xin, cuando se pro-
teriores de los escribas, que sabemos erróneos
en varios puntos. Por ejemplo, las noticias dujo la decadencia de la cultura cananea.
más recientes sitúan el comienzo de las obras Si bien seguían existiendo batallones de
en el templo de Salomón en el año 959 a. C. trabajadores forzosos en régimen militar,
con un alto grado de probabilidad, y ello signi-
ficaría que Salomón reinó desde ca. 961 hasta que se empleaban en las construcciones
922 a. C. estatales, la mayor parte de la población,
Desde el 922 a. C. hasta la caída de Israel tanto en Israel como en Judá, disponía
en el 821 a. C. transcurre un período de 201 de suficiente tiempo libre para dedicarse
años, mientras que, si contamos la duración a mejorar las viviendas y cultivar con
de los reinados de los diversos monarcas de mayor intensidad el país montañoso, en
Israel según el cómputo de los escribas, obten-
dremos una cifra de 241 años para el mismo un grado que nunca se llegó a alcanzar
período. Según 1 Re 16,23, Omrí empezó a anteriormente.
reinar en el año trigésimo primero del rey
Asá de Judá, mientras que Ajab inició su rei- Aparecen ahora claras las consecuen-
nado el trigésimo octavo año de Asá (v. 29). cias de la conquista y el asentamiento de
Esto significaría que Omrí reinó unos ocho los hebreos. La cultura material de Pa-
años a lo sumo, mientras que el v. 23 dice lestina se vuelve muy uniforme, mien-
que su reinado duró doce años. Esta última
cifra es probablemente resultado de un cálcu- tras que los restos de las culturas cana-
lo: se han sumado los años de Tibní, rival de nea y filistea de las llanuras han desapa-
Omrí, a los del mismo Omrí, cuando ambos recido ya casi del todo bajo la presión
no son sucesivos, sino contemporáneos (Al- del dominio económico de las poblacio-
bright, ibíd., nota 15).
2 nes asentadas en las colinas. Por otra
«Conocer» se usa aquí, como en tantos
otros pasajes, por ejemplo, en Am 3,2, en el parte, se inicia una etapa de más de tres
sentido de «elegir». siglos en que las costumbres del pueblo
ARQUEOLOGÍA Y POLÍTICA 213
estaba invisiblemente entronizado bajo salén. Y saqueó los tesoros de la casa (el
los querubines. La arqueología nos ofre- templo) de Yahvé, y los tesoros de la
ce una respuesta clara. Los pueblos veci- casa del rey... Y se llevó todos los escu-
nos acostumbraban a representar a sus
dioses en pie sobre el dorso de ciertos
animales o incluso sentados en tronos
sostenidos por animales (il. 96). En esta
segunda concepción se inspiró Salomón
para disponer su templo de Jerusalén.
Jeroboán, en cambio, pensaría en la pri-
mera, y los becerros no serían otra cosa
que el pedestal sobre el que se creía que
el Señor invisible asentaba su presencia.
Esta es al menos la conclusión a que nos
llevan los datos aportados por la arqueo-
logía. Por otra parte, los autores poste-
riores hablan ciertamente de los becerros
como si se tratara de ídolos, y parecen
haber tomado al pie de la letra las pala-
bras de Jeroboán, cuando éste dijo al
pueblo: «He aquí tu Dios (no «dioses»,
como dicen algunas versiones), oh Israel,
el que te sacó de la tierra de Egipto»
(1 Pe. 12,28). Puede ser que la verda-
dera respuesta a nuestro problema esté
en la-diferencia entre la idea oficial y la
práctica efectiva que se difundiría entre
el pueblo. En Jerusalén no estaban auto-
rizados los adoradores a penetrar en el
templo, lo que impedía que se formaran
ideas erróneas acerca del carácter real de
los querubines. En Betel y Dan, por el
contrario, los becerros estaban plenamen-
te a la vista de los adoradores, y una
gran mayoría de las masas incultas cree-
ría sin duda alguna que rendía culto a
lo que veía, el mismo becerro. Esto,
a su vez, significaba una aproximación
a la religiosidad cananea, en que El y
Baal eran representados frecuentemente
en figura de toros.
La primera gran desgracia desde la
época de Saúl se abatió sobre ambos
reinos hacia el 918 a. C. Poco es lo que
nos dicen acerca de ella nuestros libros
de los Reyes:
«El año quinto del rey Roboán, Si-
sac, rey de Egipto, subió contra Jeru- 96. Hadad, dios de la tempestad.
ARQUEOLOGÍA Y POLÍTICA 215
dones, de las que en gran medida depen- Azecá (il. 97), que, según se ha descu-
día la seguridad de los reyes judaítas, bierto, fue dotada de una ciudadela for-
fueron levantadas probablemente por tificada en lo alto del montículo. Su pla-
Roboán (il. 119). La ciudad recibió una no nos recuerda el del palacio-fortaleza
doble muralla y una puerta bien defen- de Saúl en Gueba, pues su esquema
dida. Las torres, distribuidas a interva- constructivo viene a ser el mismo, aun-
los en torno al montículo, daban a los que en el caso de Azecá las dimensiones
defensores un buen punto de apoyo para son el doble. Era un recinto defensivo
repeler a los atacantes que intentaran al que se acogía el pueblo en tiempos de
abrir brecha con sus arietes. Eran tan guerra, y su finalidad venía a ser la mis-
seguras las fortificaciones de esta ciudad ma que la de los fuertes durante las gue-
que un monarca asirio que por fin logró rras de los americanos contra los indios.
expugnarlas se sintió tan orgulloso de Flanqueando la calzada que llevaba
su hazaña como para mandar esculpir hacia el norte, de Jerusalén a territorio
una descripción del asedio sobre los mu- de Israel, se alzaban cuatro ciudades im-
ros de su palacio (il. 116-18). Este acon- portantes en los quince primeros kilóme-
tecimiento tendría lugar en el año 701 tros: 1) Gueba, capital de Saúl, a cerca
antes de Cristo. de cinco kilómetros de Jerusalén; 2) Ra-
Al norte de Laquis, en el Valle de Elá ma, a unos ocho kilómetros, en direc-
y cerca del lugar en que, según la tradi- ción norte; 3) un lugar llamado actual-
ción, obtuvo David su victoria sobre mente Tell en-Nasbeh, a unos once
Goliat, se alzaba otra de las más impor- kilómetros; 4) Betel, santuario real junto
tantes fortalezas judaítas, la ciudad de a los límites de Benjamín, la ciudad is-
ARQUEOLOGÍA Y POLÍTICA 217
raelita situada más al sur y distante unos la ciudad medía originalmente unos 6 m.
quince kilómetros de Jerusalén. Tres de de anchura y más aún en la base. En
estas ciudades han sido excavadas: Gue- algunos puntos fue reforzado hasta darle
ba, Tell en-Nasbeh y Betel; todas ellas un espesor de casi 8 m. Había torres a
han aportado indicios de la rivalidad intervalos. En la parte inferior se añadió
existente entre Israel y Judá. Uno de los un revestimiento con mortero de cal para
ángulos del ruinoso palacio de Saúl en evitar que la muralla pudiera ser escala-
Gueba fue reconstruido como pequeña da desde fuera. Algunos lienzos de estas
fortaleza durante los siglos IX-VIII, pre- fortificaciones se elevan aún a una altura
sumiblemente con intención de proteger de 7,50 m., pero originalmente debieron
la frontera septentrional de Judá. En la de ser aún más altos, aunque nos resulta
misma época fue fortificada Betel, si imposible determinar hoy exactamente
bien sólo han sido exhumados escasos su elevación. Al nordeste estaba la puer-
restos de la muralla defensiva. ta fuertemente defendida. Largos bancos
Nuestras pruebas más claras han sido corridos de piedra se hallaban adosados
descubiertas en Tell en-Nasbeh. Las for- a los muros de las estancias que forma-
tificaciones de la antigua ciudad que ocu- ban el interior de las torres y rodeando
paba aquel emplazamiento fueron recons- el patio de acceso; servían para las re-
truidas hacia el 900 a. C , hasta hacer de uniones de los ancianos y de las asam-
ellas una de las obras defensivas más bleas de la ciudad antigua en que se
importantes de todo el reino judaíta debatían los asuntos públicos.
(il. 98). El enorme muro que rodeaba Unas fortificaciones de tal envergadu-
218 DIVISIÓN Y DECADENCIA
ra sólo pudieron construirse mediante el sinado por uno de los jefes de su ejér-
recurso de las levas de trabajadores for- cito, Zimrí. La mayor parte del ejército,
zosos, y ello nos trae inmediatamente a sin embargo, negó su apoyo a Zimrí y
la memoria el curioso incidente consig- en su lugar eligió por rey a Omrí, otro
nado en 1 Re 15,16-22. Se nos cuenta oficial. Omrí puso cerco a la capital de
en este pasaje que hubo guerras conti- Israel, que por entonces lo era Tirsá;
nuas entre Asá de Judá (hacia 913-873 cuando Zimrí comprendió que no tenía
antes de Cristo) y Basa de Israel (hacia escapatoria posible, prendió fuego al pa-
900-877 a. C.) mientras vivieron ambos lacio real sobre sí. Al cabo de pocos
monarcas. «Y Basa... subió contra Judá años había consolidado Omrí su posi-
y construyó [fortificó] Rama para poder ción, convirtiéndose en cabeza de la más
ir y venir sin temor alguno a Asá, rey famosa dinastía que Israel tuvo a Ja lar-
de Judá». Asá reunió una fuerte suma go de toda su historia (1 Re 16,8s*. Su
de oro y plata y la envió a Benadad hijo, Ajab, tomó por esposa a Jezabel,
de Damasco para inducir a éste a que hija de Itto-baal (Etbaal), sacerdote
atacara a Israel. Benadad accedió y tirio de Astarté, que pocos años antes
logró apoderarse de algunas ciudades si-
se había apoderado del trono fenicio des-
tuadas en el extremo norte de Israel.
pués de dar muerte a su predecesor, lo
Basa se vio obligado a interrumpir sus
mismo que había hecho Zimrí. Tanto
obras en Rama, de lo que se aprovechó
Asá, que «hizo una leva en todo Judá, David como Salomón habían tomado por
sin excepción; se llevaron las piedras y esposas princesas extranjeras por razones
la madera de Rama con que Basa la es- diplomáticas, pero ninguna de ellas ha-
taba fortificando. Y Asá edificó [forti- bía tenido, al parecer, la firmeza de ca-
ficó] con aquellos materiales Gueba rácter y la personalidad, el celo y la im-
[probablemente Guibeá en este caso] y piedad de Jezabel. La política de ésta
Mispá». provocó una sangrienta revolución enca-
bezada por el gremio profético dirigido
Muchos investigadores creen que la
por Elias y Elíseo, que daría por resul-
actual Tell en-Nasbeh ocupa realmente
tado, unos cuarenta años más tarde, el
el emplazamiento de la antigua Mispá,
exterminio completo de la casa de Omrí.
y que la enorme muralla que circunda
este emplazamiento, que las excavacio- 1 Re 16 nos da en sólo siete versícu-
nes han demostrado datar de esta época, los las únicas noticias bíblicas acerca de
es la fortificación levantada por Asá, en Omrí. Pero esta información, combinada
gran parte utilizando la piedra traída de con los hallazgos arqueológicos, nos lo
Rama. Lo cierto es que se trata de unas presenta como un soberano muy capaz.
fortificaciones judaítas con finalidad de- También los lejanos asirios tuvieron no-
fensiva frente a Israel. En este sentido, ticias de él, hasta el punto de que en
constituyen un buen testimonio de la muchas ocasiones hablan de Israel como
enemistad y la situación de guerra fra- del «país de Omrí» o la «casa de Omrí»,
tricida en que entraron Israel y Judá a incluso mucho tiempo después de que
la muerte de Salomón. la revolución a que hemos aludido des-
truyera los últimos restos de la dinastía.
LA DINASTÍA DE OMRI Pero nuestros datos más directos pro-
(hacia el 876-842 a. C.) ceden de las excavaciones practicadas en
Samaría. Siquén, la capital natural de
El hijo y sucesor de Basa en Israel, Israel, no era un lugar de fácil defensa.
Elá, reinó tan sólo dos años y fue ase- En consecuencia, Basa, Elá y Zimrí ha-
LA DINASTÍA DE OMRI 219
bían utilizado Tirsá como capital, al nor- lén». Se ha sugerido que estas palabras,
deste de Siquén. en su redacción original, tendrían su
W. F. Albright sugirió en 1930 que mejor datación en el primer medio siglo
la localización más probable de Tirsá era de la historia de Israel, cuando Tirsá
la moderna Tell en-Far'ah, un gran mon- era la capital y podía compararse con
tículo situado a unos once kilómetros al Jerusalén. Difícilmente hubiera podido
nordeste de Siquén, junto al camino que decirse semejante cosa acerca de Tirsá
conduce a Beisán y el Valle del Jordán. cuando fue destruida y reemplazada por
El año 1947 comenzó a excavar en aquel la notable ciudad de Samaría.
sitio una expedición dirigida por el pa- Omrí, después de establecer una firme
dre R. de Vaux, de la Escuela Bíblica alianza entre su reino y Samaría, eligió
de los dominicos en Jerusalén. Resultó una nueva capital, la colina de Samaría
que su primera ocupación había tenido (il. 99), a unos 11 kilómetros al noroeste
lugar en el cuarto milenio a. C , que de Siquén, junto a la ruta de Esdrelón,
durante la Edad del Bronce había sido Galilea y Fenicia. El primer arqueólogo
una floreciente ciudad y que su destruc- de Palestina, Edward Robinson, ha es-
ción tuvo lugar hacia finales del siglo x crito sobre este emplazamiento: «La vis-
o comienzos del rx a. C. El P. de Vaux ta desde la cumbre presenta un esplén-
descubrió un gran edificio levantado dido panorama del fértil valle y las
poco después, con indicios de no haber montañas que lo circundan, todo salpi-
sido terminado de construir nunca. Lo cado de grandes poblados, y abarcando
interpretó como el palacio de Omrí, que incluso una buena porción del Medite-
este monarca abandonó antes de termi- rráneo... El emplazamiento de esta capi-
narlo cuando decidió trasladar su capital tal... es excepcional; resultaría difícil
a Samaría. En el Cantar de los Cantares hallar en toda Palestina un lugar en que
(6,4) se dice que la amada es «hermosa hasta tal punto se combinen la fortaleza,
como Tirsá..., espléndida como Jerusa- la fertilidad y la belleza. Por todos estos
220 DIVISIÓN Y DECADENCIA
5
La fecha dada aquí es la del autor, no la
de los arqueólogos; cf. mi artículo Israelite
Samaría and Iron Age Chronology: «Bulletin
of the Amer. Schools of Or. Research» 154
(1959) 13-29. 101. Capiteles protojónicos de Samaría.
102. Marfiles del período israelita hallados en Samaría.
energía administrativa de los monarcas que podía ser un gran almacén o gra-
descendientes de Omrí (il. 106). Aún nero oficial.
más impresionante es la residencia que A los tres años de la batalla de Car-
el gobernador israelita ocupaba en Jasor car aparece de nuevo el rey Ajab desa-
(il. 107). Aquel palacio - fortaleza fue fiando a los ejércitos de Damasco en un
evidentemente erigido por Ajab (estra- intento de recuperar el norte de Trans-
to VIII) y siguió en uso hasta que la jordania, pero perdió la vida en el cam-
ciudad fue destruida por Tiglat-Pilé- po de batalla. Después de su muerte y
ser III en el 733-732 a. C. (estrato V; durante el reinado de su hijo, Jorán (ha-
cf. p. 234, supra). Otro notable edificio cia el 849-842 a. C ) , el rey Mesa de
de la época de Ajab es la construcción Moab logró independizarse (2 Re 1,1;
con pilastras que aparece a la izquierda 3,4ss). Mesa celebró este acontecimiento
del muro salomónico en la il. 86. No está erigiendo la que hoy conocemos con el
clara su finalidad, pero se ha sugerido nombre de «estela moabita». Este monu.
LA DINASTÍA DE JEHU 227
en esta última fecha el reino fue devas- los canteros como guías horizontales y
tado y hubo de pagar un fuerte tributo verticales para ajustar las hiladas. La
al sucesor de Salmanasar. Entre tanto, construcción es del mismo tipo que en
Jazael, rey de Damasco, al que los asi- el período anterior, el de Omrí-Ajab (pe-
rios se refieren llamándole «hijo de na- ríodo primero). Resultó una obra tan
die» (es decir, un hombre de origen ple- fuerte y tan vistosa que no nos extraña
beyo; cf. 2 Re 8,7-15), pudo descargar la noticia de que se siguió reparando y
golpe tras golpe sobre Israel y Judá, has- manteniendo en uso durante siglos, has-
ta que hacia el 810 a. C. no tuvo más ta que en 150 a. C. fue sustituida por
remedio Judá que pagarle tributo, e Is- el «muro defensivo helenístico», erigido
rael llegaba a una debilidad tan extrema para hacer frente a los macabeos.
que apenas podía defenderse (2 Re 12, Dentro de la ciudad hay abundantes
17-13,23). La ciudad de Meguido (estra- pruebas de que esta fase constructiva su-
to IVA) fue probablemente destruida en frió una extensa devastación, de forma
esta época. Después de la invasión de que el período tercero se caracteriza por
Sisac (ca. 918 a. C.) había sido preci- las abundantes reconstrucciones, inclui-
so llevar a cabo en esta ciudad conside- da, según se cree, la del palacio real.
rables obras de reparación, incluso una Los excavadores ingleses de Samaría,
nueva puerta con sólo tres accesos, en J. W. Crowfoot y K. Kenyon, parecen
vez de los cuatro que tenía la de Salo- creer que el muro de casamatas, edifica-
món. También se construyeron un nuevo do tan a seguido de las fortificaciones
palacio para el gobernador y numerosos originales, pudo ser obra de Ajab. Por
establos (ils. 105-106). Ahora, sin em- otra parte, W. F. Albright se inclina a
bargo, todo ello quedó destruido, pre- fecharlo en la época de la dinastía de
sumiblemente por Jazael, y se construyó Jehú, quizá en la primera mitad del si-
toda la ciudad del estrato III sobre nue- glo VIII. Pero si tienen razón los arqueó-
vos planos. logos al apreciar muestras de destrucción
Los restos son más difíciles de fechar en el período segundo, no sería invero-
en Samaría. El período segundo de la símil atribuir ésta a Jazael de Damasco,
capital israelita se caracteriza por un como es también el caso en la ciudad IV
nuevo, y complicado sistema defensivo de Meguido. De ser ello así, el mismo
que reemplazó al muro interior de Omrí- Jehú habría construido las nuevas forti-
Ajab en torno a la cumbre del montícu- ficaciones para reforzar las defensas de
lo. Por el norte, el oeste y en algún sec- su capital, aunque por ahora no pode-
tor del costado sur se construyó un mos afirmarlo con absoluta seguridad.
muro de «casamatas», es decir, que se De todas formas, Israel alcanzó la
unieron con lienzos transversales dos cumbre de su prosperidad durante los
muros paralelos. El muro exterior era de reinados de Joás y Jeroboán II (entre
aproximadamente 1,80 m. de anchura; el 801 y el 746 a. C ) . El período terce-
el interior y los transversales tenían poco ro de Samaría, con su reconstrucción del
más o menos un metro. Por la parte palacio real, ha de fecharse probable-
norte, el ancho total de las defensas al- mente en esta época, quizá durante el
canzaba cerca de los 10 m. Los muros reinado de Joás. Los monarcas asirios
fueron cuidadosamente asentados en trin- andaban muy ocupados en resolver sus
cheras excavadas en el lecho rocoso, y los propios problemas internos y dejaron
sillares aparecen perfectamente encaja- prácticamente tranquilo el Occidente.
dos. Todavía pueden advertirse a inter- Este hecho, unido al carácter enérgico
valos unas líneas rojas que pintaron allí de los reyes israelitas, hizo posible que
LA DINASTÍA DE JEHU 229
llevaba aquel nombre, y que actuó como no puede probarse, viene bien como hi-
regente cuando su padre contrajo la le- pótesis para explicar el carácter peculiar
pra y antes de dar comienzo a su propio de aquellas ruinas 9 .
reinado. En cualquier caso, se trata de
un nombre típicamente judaíta, y su
portador no creería necesario indicar LA CAÍDA DE ISRAEL
cómo se llamaba su propio padre. Judá
perdió Elat y el resto de Edom a co- En el 745-744, un nuevo monarca
mienzos del reinado de Acaz, hijo de asirio ocupó el trono de Nínive como
Yotán, es decir, hacia el 734 a. C. (2 Re consecuencia de una sublevación. Se tra-
16,6). En la ciudad edomita que reem- ta de Tiglat-Piléser III (ca. 745-727 an-
plazó a la judaíta apareció en varias tina- tes de Cristo). Durante los primeros
jas la impresión del sello perteneciente años de su reinado se empleó a fondo
a un funcionario real de Edom. Sabemos con un poderoso ejército en Siria, ini-
que es así porque en la primera parte ciando la subyugación completa de toda
de este nombre, Qáusanal, entra en com- la costa sirio-palestina. Pronto tuvo fir-
posición el de una divinidad edomita, memente sometido el norte de Siria,
Qaus. cuya zona oriental fue convertida en pro-
A comienzos de 1956 el profesor vincia asiria bajo el mando de un go-
Y. Aharoni, de la Universidad Hebrea, bernador con sede en Arpad (cf. 2 Re
inició unas excavaciones en una elevada 18,34; 19,13).
colina llamada Ramat Rahel, al sur de Jeroboán II, el último gran rey de
Jerusalén, en territorio israelí. Se descu- Israel, murió antes de estos aconteci-
brió un fuerte que había sido erigido en mientos (hacia el 746 a. C ) . A partir
el siglo viu a. C ; consistía en una pe- de este momento, y sin duda a causa de
queña área despejada y rodeada de fuer- las presiones asirías, todo son noticias de
tes muros de casamatas. En uno de los guerra civil y frecuentes sublevaciones.
ángulos había sido levantada una casa Ozías, o Azarías, de Judá reinaba aún
o pequeño palacio. Lo que más llamó la en Jerusalén, aunque estaba leproso y
atención del arqueólogo fue el tipo de confinado en una residencia aparte. Ti-
construcción aplicado en este conjunto, glat-Piléser se enfrentó en Siria a una
a base de sillares bien escuadrados y en- coalición encabezada por un cierto Azriau
cajados, a semejanza de lo que antes se (es decir, Azarías) de Yauda. Este últi-
había hecho en Meguido y Samaría (con- mo nombre es la forma asiria de «Judá».
fróntese il. 100). Esto significa que ¿Fue, por tanto, Ozías el jefe de la opo-
cuando aparece tal tipo de construcción, sición a Asiria en Occidente? Esto se
es que se trata de un edificio real. Pero ha considerado tan poco probable, espe-
en este caso resultaba que el emplaza- cialmente porque, al parecer, Tiglat-Pilé-
miento caía demasiado cerca de Jerusa- ser combatió contra las fuerzas de Aza-
lén como para interpretarlo en el sentido rías no en Palestina, sino en el norte de
de una residencia gubernamental o una Siria, que muchos investigadores han
fortificación de vital importancia. En pensado en la existencia de un Judá sep-
consecuencia, su descubridor hizo la inte- tentrional, cuyo rey llevaría el nombre
resante sugerencia de que Ramat Rahel
pudo ser la residencia construida para
9
Ozías en los últimos años de su reinado, Cf. Y. Aharoni, The Excavation at Ramat
cuando este monarca había contraído la Rahel: «The Biblícal Archaeologist» 24/4
(1961) y «Bulletin of the Israel Exploration
lepra (2 Re 15,5). Si bien esta opinión Society» 24 (1960) 73-116 (en hebreo).
232 DIVISIÓN Y DECADENCIA
Judá disfrutó aún de una independen- cuando fue atacado por éste en el 711
cia limitada durante más de siglo y cuar- antes de Cristo (cf. Is 20); los asirios
to después de la destrucción de Samaría '••-•-teQrjranizaron parte de larfanura costera
en el 721 a. C. Algunos restos fragrüerí-1'••• •'cónto'uíia provincia de su Imperio. A la
tarios recogidos en Samaría indican que riraerté dé-Sargón en el 705 a. C. ocupó
la ciudad fue nuevamente ocupada; entre . - el troño^ásiríp Senaquerib. Ezequías evi-
éstos se cuenta una cerámica extranjera dentemente juzgó que había llegado el
que pudo ser llevada allí por los nuevos momento propicio. Aceptó los consejos
habitantes traídos de otras zonas del "det las embajadas egipcia y babilónica y
Próximo Oriente por los asirios f2 .He, s£v-.negó* a pagar el tributo. Senaquerib
17,24). El rey Ezequías (ca. 715-687 organizó las represalias en el año 701
antes de Cristo) de Judá inició en segui- antes de Cristo, y a este monarca debe-
da una serie de maniobras para lograr la mos una amplísima información acerca
integración religiosa del norte y el sur, de los acontecimientos (il. 115).
pero con la idea de que todo ello des-
embocara también en una reunificación
política (2 Cr 29-31). De esta forma ha- DATOS ARQUEOLÓGICOS
cía suya la aspiración de la dinastía daví- RELATIVOS A LA CAMPAÑA DE
dica a reinar sobre una Palestina unida. SENAQUERIB EN EL 7 0 1 A. C.
Al no lograr su objetivo político, enca-
bezó una coalición de pequeños Estados Según los anales de Senaquerib, Eze-
y, con la promesa del respaldo egipcio quías había intervenido en los asuntos
y babilónico, se sublevó contra Sena- de Filistea con ánimo de fortalecer a los
querib (2 Re 18-20). Es posible que pla- rebeldes locales, llegando a encarcelar en
neara su sublevación durante cierto tiem- Jerusalén al rey Padi de Ecrón, «desleal-
po antes de iniciarla abiertamente, pero mente, como si fuese un enemigo»; Se-
los anales asirios nos informan de que, naquerib habla luego del «despótico y
si bien el rey de Asdod buscó el apoyo orgulloso Ezequías», que, atemorizado,
de Judá contra Sargón, no lo recibió pidió la ayuda del rey etíope de Egipto.
240 LOS ÚLTIMOS DÍAS DE ]UDA
1
!T
Nótese que Senaquerib no pretende plataformas que coronan las torres dis-
haber tomado Jerusalén ni arrasado las tribuidas a intervalos se afanan los de-
ciudades judaítas. Al parecer, sitió un fensores judaítas con sus hondas y arcos,
gran número de ciudades fortificadas, mientras arrojan antorchas sobre las má-
incluida Jerusalén, y saqueó todo lo que quinas de asedio, hechas de madera. El
cayó en su poder, pero abandonó con su ejército asirio ataca ordenadamente con
ejército el país tan pronto como Eze- arqueros, lanceros y honderos, que apo-
quías cedió y se avino a pagar el pesado yan la acción de los zapadores. Por las
tributo que le fue impuesto. Según 2 Re laderas del montículo ascienden las ram-
18,14, Ezequías lo hizo cuando los asi- pas de tierra hasta tocar los muros de
rios acampaban frente a la gran fortale- la ciudad, y por ellas se han empujado
za judaíta de Laquis. hasta el pie mismo de las murallas gran-
Senaquerib se sintió orgulloso de su des vehículos con ruedas, en cuyo inte-
conquista de Laquis, hasta el extremo de rior, protegidos de la lluvia de proyec-
mandar que se realizara una larga des- tiles que cae desde arriba, trabajan los
cripción del acontecimiento en los bajo- zapadores, mientras algunos otros, pro-
rrelieves de su palacio de Níníve, donde vistos de recipientes colocados al extre-
fueron hallados hace un siglo por el pri- mo de largas pértigas, arrojan agua sobre
mer excavador inglés, A. H. Layard la parte superior de las máquinas, posi-
(ils. 116-118). Los relieves muestran los blemente para evitar que se incendien
progresos del asedio y la fortaleza a con el fuego de las antorchas.
punto de rendirse. La ciudad está cir- Aunque el combate está representado
cundada por una doble» muralla; en las en toda su furia, un grupo de judaítas,
16
242 LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JUDA
hombres y mujeres, sale por una puerta 4,5 y 5 hectáreas, respectivamente, mien-
de la ciudad situada en un punto de la tras que el montículo de Laquis abarcaba
colina más bajo que los muros, visibles en su cumbre unas 7 hectáreas. La ciu-
a izquierda y derecha. Cerca aparece Se- dad estaba situada en la Sefela, o tierras
naquerib entronizado en todo su esplen- llanas de Judá lindantes con la llanura
dor, con su tienda ricamente aderezada filistea. Guardaba el paso que conducía
y su carro detrás. Los ancianos de la hacia Hebrón y servía de punto de apo-
ciudad, con sus blancas vestiduras, hin- yo a las pequeñas fortalezas que lo jalo-
can la rodilla ante el monarca asirio; naban. Era la clave defensiva de una
detrás de ellos hay una larga fila de ju- cadena de bastiones que corría de norte
daítas, hombres y mujeres, escoltados a sur en las tierras bajas y que había
por soldados asirios, con sus carretas y sido establecida por Roboán a finales
pertenencias, evidentemente dispuestos del siglo x.
a emprender el largo camino que los Este emplazamiento fue excavado en-
lleva al exilio. Frente al rey hay una tre 1932 y 1938 por una expedición bri-
inscripción que dice así: «Senaquerib, tánica dirigida por J. L. Starkey. Fue
rey del mundo, rey de Asur, sobre el uno de los mejores y más eficientes tra-
trono ríimedu, y el botín de la ciudad bajos de cuantos se han llevado a cabo
de Laquis desfilando ante él». en Palestina. Desgraciadamente, Starkey
Laquis era una de las mayores ciudades fue asesinado por unos bandoleros ára-
de Palestina en aquella época, mayor in- bes en 1938, justamente cuando acababa
cluso que Jerusalén y Meguido (il. 119). de dar cima a su cuidadosa labor prepa-
Estas ocupaban una extensión de unas ratoria y se disponía a emprender la
LA CAMPAÑA DE SENAQUERIB 243
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vez se encuentra en las tumbas, aunque ción de esqueletos inmaduros, que. nor-
es muy común en las ruinas de las vi- malmente se desintegran con tanta faci-
viendas. En otras palabras: este depósito lidad que no pueden conservarse una vez
no era un enterramiento ordinario, sino que han sido removidos» 2.
un lugar en que se depositaron los hue- Otro dato interesante es el hecho de
sos después de haber permanecido espar- que al menos tres de los cráneos habían
cidos en algún otro lugar junto con sufrido la trepanación (il. 121). Son los
abundantes restos de cerámica. Primero primeros ejemplares hallados en Asia
se cuidó de recoger los huesos humanos, occidental con rastros de tal operación.
para ocuparse después de los restos de (Posteriormente aparecieron otros en se-
animales. Starkey, el excavador de este mejantes condiciones y fechados en el
emplazamiento, sugirió al principio que siglo x v n , procedentes de las excavacio-
este depósito era testimonio de la lim- nes de Jericó.) En dos de estos cráneos,
pieza llevada a cabo en la ciudad des- las huellas del cuchillo son aún tan visi-
pués del asedio de Senaquerib, y esta bles en el sitio donde ce extrajo la pieza
explicación tiene muchas probabilidades ósea para aliviar la presión cerebral que
de ser cierta. Esto aclararía el hecho de podemos dar por seguro que los pacien-
que el depósito apareciera formando un tes fallecieron casi inmediatamente. Lo
verdadero amontonamiento, los rastros
de fuego que presentan algunos huesos 2
y el que pocas de las personas enterra- Observaciones de D. L. Risdon citadas por
Olga Tufnell, Lachish III: The Iron Age
das de este modo fuesen de edad avan- (Londres 1953) 63. Hemos de añadir que la
zada. Los esqueletos, en conjunto, re- cerámica asociada con los restos pertenece, en
sultaban, en opinión de un experto, opinión del presente autor, al siglo vm o co-
«considerablemente más jóvenes de lo mienzos del vil más que al período en torno
al 600 a. G, lo que confirma los puntos de
que normalmente aparece en cementerios vista de Starkey. Ó. Tufnell, ibíd., 194, sugie-
antiguos o recientes». Por otra parte, re como otra posibilidad que la tumba «se
«la hipótesis de que estos huesos eran debiese a una limpieza total de enterramientos
el resultado de una monda practicada en idolátricos durante la reforma religiosa de .To-
sías» (ca. 621 a. C). En mi opinión, esto obli-
otro cementerio anterior e s . . . inacepta- garía a suponer una fecha muy tardía para las
ble, tanto por falta de personas de edad cerámicas y negar la opinión de D. L. Risdon,
avanzada como por la elevada propor- en el sentido de que los huesos no pueden
proceder de un cementerio anterior.
246 LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JUDA
curioso es, sin embargo, que en el tercer Por lo que respecta a Jerusalén, los
caso el hueso había empezado a crecer únicos datos relacionados directamente
de nuevo lo suficiente para borrar las con la invasión de Senaquerib son los
huellas del cuchillo. El individuo en que tienen que ver con el abastecimiento
cuestión, por tanto, debió de sobrevivir de agua a la ciudad. En 2 Re se nos
bastante tiempo después de la operación. dice cómo el rey Ezequías «hizo el es-
Estos cráneos resultan un sorprendente tanque y la conducción y metió el agua
testimonio de los avances logrados por en la ciudad». Por otra parte, 2 Cr
la medicina en Judá durante la época 32,30 dice que «cerró el desaguadero
del profeta Isaías. superior de Guijón y canalizó el agua
La presencia de tantos huesos de cer- hacia el costado occidental de la ciudad
do en los pozos resulta extraña y nos de David». Estos pasajes indican que,
deja perplejos, habida cuenta de las nor- como preparación para un posible ase-
mas sobre alimentación que prohibían a dio, presumiblemente el de Senaquerib,
los judíos comer la carne de ese animal, dispuso el rey lo necesario para que la
y ello con buenas razones. Como es bien ciudad contara con un abastecimiento
sabido, la carne de cerdo se convierte suficiente de agua. El principal manan-
en un alimento peligroso con el calor. tial de que se surtía la Jerusalén antigua
Sabemos, sin embargo, que esta prohibi- era la fuente de Guijón, situada en el
ción no estaba vigente entre los vecinos valle adyacente al costado oriental de la
de Israel. No es imposible que los cer- colina del Ofel. Se trata de una fuente
dos hubieran sido llevados a Laquis por que tiene la peculiaridad de manar a in-
la intendencia del ejército asirio. tervalos, seguramente debido a un siste-
Casi trece kilómetros al sudeste de ma natural de sifones formado por va-
Laquis, junto al camino de Berseba, había rias cavernas en el interior de la roca. En
otra ciudad fortificada judaíta. Por las los primeros tiempos de la ocupación
exploraciones arqueológicas sabemos que por los cananeos (cf. p. 183, supra) se
también hubo de sufrir estragos a manos había practicado un túnel desde el inte-
de Senaquerib en el 701 a. C. Se trata rior de la ciudad hasta un punto desde
de Debh (la moderna Tell Beit Mirsim), el que se podía extraer el agua deposi-
que fue. excavada por una expedición tada en una acumulación procedente del
americana dirigida por W. F. Albright manantial y utilizando para esta opera-
en cuatro campañas desarrolladas entre ción vasijas que se hacían descender has-
1926 y 1932. Es una ciudad mucho más ta el líquido; algunos han pensado inclu-
pequeña que Laquis; la zona incluida den- so que Joab abrió a David las puertas
tro de las defensas comprendía unas tres de la ciudad remontándose hasta ella por
hectáreas. Como en el caso de Laquis, sin este pozo, aunque eso no es del todo
embargo, la destrucción causada por Se- seguro (2 Sm 5,8; 1 Cr 11,6). En la
naquerib no fue completa. La intención primera época de la ocupación israelita
del monarca asirio no era arrasar el de la ciudad, el agua de la fuente se
país, sino simplemente someterlo a su recogía en una alberca llamada el «estan-
autoridad y obligarle al pago de un tri- que superior»; un acueducto, descubier-
buto 3. to por Shick en 1886, conducía las
aguas a lo largo del borde del montículo
3
La destrucción sólo parcial parece dedu- hasta el «estanque inferior», situado al
cirse también de las fuentes literarias. Con- extremo sur de la ciudad. Fue precisa-
fróntese R. P. Dougherty, Sennacherib and the mente junto a esta conducción a cielo
Walled Cities of Palestine: «Journal of Bibli- abierto que venía del «estanque supe-
cal Literature» 49 (1930) 160-71.
LA CAMPAÑA DE SENAQUERIB 247
«aguas de Siloé que fluyen mansamen-
te» (Is 8,6) eran probablemente las que
se deslizaban por este acueducto.
Ezequías, sin embargo, preparó un
nuevo depósito y lo incluyó dentro de
las fortificaciones de la ciudad, en el
sector sudoccidental de la misma; este
depósito es el «estanque de Siloé»
(Is 22,9.11). El rey mandó luego exca-
var un túnel (il. 122) bajo la colina para
llevar las aguas de Guijón hasta el depó-
sito, y evidentemente hizo que el ma-
nantial fuera recubierto, de forma que
su presencia no resultara visible a los
atacantes. En 1880 unos muchachos en-
contraron una inscripción (il. 123) en el
túnel, a unos 7,50 m. de la boca de
122. Túnel de Ezequías en Jerusalén. Siloé. Esta inscripción de Siloé ha sido
durante muchos años el monumento epi-
gráfico más importante de la Palestina
israelita, hasta el extremo de que otras
rior» donde tuvo lugar la famosa entre- muchas inscripciones hebreas han sido
vista entre el profeta Isaías y el rey fechadas por comparación con la escri-
Acaz (Is 7,3). También fue allí donde tura que contiene la de Siloé. Sobre la
se estacionaron los oficiales del ejército roca del muro se alisó parte de la super-
de Senaquerib para invitar al pueblo de ficie para grabar la inscripción, de la que
Jerusalén a rendirse (2 Re 18,17). Las sólo quedan las seis líneas inferiores,
i •»
•V
_^.J
124. La tumba de Sobná (?) en Jerusalén.
antes de Cristo. Durante los años si- y, como es de suponer, destruida por
guientes, los ejércitos babilónicos logra- Ozías en el siglo v m (2 Cr 26,6).
ron avanzar hasta las fronteras de Egip- Asdod y Ecrón habían sido arrasadas
to, barriendo en todas partes los últimos por los asirios, y la primera al menos
vestigios del poderío de Necó en Asia. también por los egipcios, de forma que
Joaquín de Judá se sometió en seguida en Jr 25,20 se puede hablar del «resto
y permaneció fiel durante cierto tiempo, de Asdod». Ascalón, situada en la costa
hasta que por fin se sublevó (2 Re a unos veinte kilómetros al norte de
24,1). Otro rey vecino no se sometió Gaza, queda, por consiguiente, como la
con tanta rapidez. Lo sabemos por una mejor posibilidad. El juicio pronunciado
carta escrita en arameo y aparecida en por Jeremías contra esta ciudad (Jr 47,
Saqqara, Egipto, el año 1924 y publi- 5.7) viene a confirmar esta posibilidad
cada por primera vez en 1948. Fue es- de que Nabucodonosor se apoderara de
crita por un rey de. Palestina al faraón Ascalón; el mismo valor tiene el hecho
para pedir ayuda. Después de los salu- de que unas tablillas babilónicas de unos
dos, la carta, según la reconstrucción de diez años más tarde (cf. infra) mencio-
H. L. Ginsberg, dice así: nen entre los cautivos que viven en Ba-
«Esto [que he escrito a mi señor es bilonia a dos príncipes de sangre real de
para informarte de que las tropas] del Ascalón, retenidos como rehenes, así
rey de Babilonia han avanzado hasta como a varios capataces y marineros de
Afee y han empezado a... han tomado. la misma procedencia.
... Porque el señor de los reinos, el fa- Esta carta, por consiguiente, consti-
raón, sabe que [tu] siervo [no puede tuye una noticia que viene a complemen-
resistir solo al rey de Babilonia. Séale, tar las de 2 Re 23,24. Como J. Bright
por tanto, agradable] enviar una tropa ha señalado, «sí Adón hubiera tenido
para socorrerm[e, porque tu siervo es un profeta hebreo en su corte, al menos
leal a mi señor] y tu siervo se acuerda hubiera podido ser advertido. Porque
de su benevolencia, y esta región [es los profetas nunca dejaron de denunciar
posesión de mi señor, pero si el rey de la locura que era confiar en Egipto
Babilonia la toma, pondrá] un goberna- (cf. Is 30; 31; 36,6; Jr 37,6ss). Sin
dor en el país y...» I2. embargo, el mísero Adón no contaba
Todo esto significa que Nabucodono- con ningún profeta capaz de prevenirle;
sor ha llegado hasta Afee (la moderna y hasta puede que, de tenerlo junto a
Ras el-'Ain, al norte de Joppe). Adón, sí, no le hubiese prestado oídos. Los
que es el remitente de la carta, debe de reyes de Judá no lo hicieron...» 13 .
ser rey, por consiguiente, de una ciudad Hay otro motivo para considerar im-
situada más al sur de aquélla, segura- portante esta carta. Es uno de los más
mente una de las cinco grandes ciudades antiguos papiros árameos conocidos y la
de los filisteos (Gaza, Ascalón, Asdod, primera prueba de que el arameo empe-
Ecrón y Gat). Gaza queda eliminada, zaba a suplantar al acádico como idioma
porque era la residencia del gobernador diplomático internacional. Sabemos que
egipcio y no tenía rey propio. Gat des- el arameo era la lengua oficial en la cor-
aparece de la historia al ser conquistada te persa, y que ya en el 700 a. C. las
personas de cierta posición eran capaces
12
de hablarla (2 Re 18,26) y servirse de
Se hallará un estudio con bibliografía en ella para resolver sus asuntos. Sin em-
J. Bright, A New Letter in Aramaic, Writen
to a Pharaoh of Egypt: «The Biblical Ar-
13
chaeologist» 12/2 (1949) 46-52. Ibíd., 50-51.
236 LOS ÚLTIMOS DÍAS DE JUDA
ásstiKtii
BIBLIOGRAFÍA
Se hallarán los textos históricos importantes Historia de Israel (Barcelona 1966) 244-64. En
para este período en J. B. Pritchard (ed.), cuanto al problema cronológico, confróntese
Ancient Near Eastern Texts (Princeton 1950), D. N. Freedman, en The Bible and the
esp. 284ss; J. Finegan, Light form the Ancient Ancient Near East (Garden City 1961) 211-13.
Past (Princeton 1946) es muy útil para estu- Todas estas obras contienen referencias biblio-
diar el trasfondo histórico, así como la Cam- gráficas más amplias.
bridge Ancient History. Para detalles más am- [Para el tema de este capítulo es hoy fun-
plios sobre la arqueología palestinense, con- damental el libro de A. Parrot Assur (Ma-
fróntese W. F. Albright, Arqueología de drid 31970). Contiene magníficas reproduccio-
Palestina (Barcelona 1962) caps. 6 y 9. El nes de los descubrimientos de Laquis, Ur y
lector hallará otras fuentes en las notas de Mari y una bibliografía, tanto literaria como
este capítulo; además, J. Bright, La Historia arqueológica, al día].
de Israel (Bilbao 1966) 292-353; M. Noth,
CAPITULO XI
mendaba su uso para curar cierta enfer- Las frutas más conocidas eran los higos,
medad de los caballos2. uvas, granadas y los higos de sicómoro;
Una variedad especial de higos es la higos secos, uvas pasas y dátiles, junto
que produce el sicómoro. En la actuali- con la miel silvestre, aseguraban la pro-
dad sólo lo comen los más pobres, y es porción necesaria de azúcar en la alimen-
tenido por un alimento de bajísima cali- tación. La típica dieta diaria era proba-
dad. En tiempos bíblicos, sin embargo, blemente la que vemos ilustrada en las
se aplicaba un procedimiento para que raciones que Abigail, esposa de Nabal,
estos higos se desarrollaran más y resul- llevó a los compañeros de David: pan,
taran hasta agradables de comer. Para vino, grano tostado, uvas y pan de higo
ello se hacía una punción en cada uno (1 Sm 25,18). También les llevó cinco
de los frutos cuando aún estaban verdes, ovejas, pero la carne no solía entrar en
después de lo cual maduraban en segui- la dieta diaria, sino que se reservaba
da. Entre los funcionarios de David para ciertas ocasiones festivas, como
había uno especialmente encargado de ocurre en la actualidad entre los campe-
vigilar los olivares y las plantaciones de sinos árabes.
sicómoros pertenecientes al rey (1 Cr Los animales domésticos más comunes
27,28); cuando el profeta Amos se iden- eran la oveja, la cabra, la vaca, el asno
tificó como un «cultivador de sicómo- y el perro. Las gallinas y los huevos no
ros» (Am 7,14) aludía a un trabajo nece- serían muy frecuentes hasta el siglo v
sario para convertir en comestible un antes de Cristo, aunque la primera figu-
fruto que de por sí no lo era. ración de uno de estos animales aparece
Esta rápida ojeada al año agrícola nos ya en un sello encontrado en Tell en-
da una viva impresión de la simplicidad Nasbeh, unos trece kilómetros al norte
de la dieta alimenticia con que subsistían de Jerusalén (il. 127). Data de hacia el
aquellas gentes. El trigo y la cebada se año 600 a. C. Los camellos serían utili-
cocían o tostaban. También se reducían zados principalmente por los mercaderes,
a harina, moliendo el grano entre dos sobre todo por los que practicaban el
bloques de dura y negra piedra basáltica comercio con Arabia. Los caballos se em-
que traían los mercaderes desde el Jau- plearían casi exclusivamente como arma
rán, al este de Basan y el Mar de Gali- de guerra y para tirar de los carros. El
lea. La harina se mezclaba con aceite de asno era la bestia de carga, mientras que
oliva y luego se cocía en forma de finas para arrastrar los arados se preferirían
tortas. los bueyes, que en ocasiones también
Los productos vegetales más corrien- servían para tirar de las pesadas carretas
tes eran las lentejas, las duras habas y de dos ruedas. Las ovejas eran de la
diversos tipos de cucurbitáceas, como el variedad de gruesos rabos, y esta parte
pepino; la calabaza como tal era desco- era considerada como un bocado exqui-
nocida. Como condimentos se usaban las sito 3. Las ovejas abastecían de carne
cebollas, los puerros y los ajos. Los gar-
banzos cumplían la misma función que
3
el maíz y los cacahuetes en la actualidad. Cf. Ex 29,22. En 1 Sm 9,24, la traducción
«porción superior» de algunas biblias es erró-
nea; la correspondiente expresión hebrea ha
2
Los textos fragmentarios no pueden tradu- de traducirse por «el rabo gordo» (cf., por
cirse en su totalidad a causa de que el signi- ejemplo, Notes on the Hebrew Text and the
ficado de algunos términos es desconocido. Topograpby of the Books of Samuel [Oxford
Han sido publicados por C. H. Gordon, Uga- 1913] 75-76). Samuel reservó para Saúl el bo-
ritic Handbook II 'Roma 1947) textos 55:28- cado más exquisito, como solía hacerse con los
30 y 56:32-6. huéspedes a quienes se deseaba honrar.
LA CIUDAD 269
para las grandes festividades y de lana mas más importantes eran los derivados
para confeccionar vestidos. El rebaño, de la adecuada protección y el suficiente
sin embargo, incluía también cabras jun- abastecimiento de agua. Manantiales y
to con las ovejas; ambas especies eran pozos abastecían normalmente a aquellas
apacentadas juntas, como ocurre aún en comunidades, excepto en tiempos de ase-
la actualidad. También se comía la carne dio. A veces se tomaron medidas extra-
de las cabras, y su pelo se tejía para fa- ordinarias para proteger los manantiales
bricar tiendas de campaña (cf. el taber- y llevar el agua hasta el interior de las
náculo del desierto, Ex 26,7) y también, ciudades. En Jerusalén, Guézer y Megui-
probablemente, telas bastas. Con piel de do se excavaron largos túneles desde los
cabra se hacían los odres (en hebreo, manantiales hasta el interior de la ciu-
no'd) que servían para guardar y trans- dad (ils. 80 y 81). En Laquis se practicó
portar el vino (cf. Jos 9,4). Pero la un pozo de 44 m. aproximadamente de
cabra era estimada entonces, al igual que profundidad, con seguridad a comienzos
entre los árabes modernos, como pro- del período israelita. Se hallaba situado
veedora de leche, producto del que la en el ángulo nororíental del montículo,
cabra era el principal abastecedor. Hasta y su boca quedaba al ras de la parte más
hace pocos años, antes de la introduc- alta de las fortificaciones que formaban
ción de los nuevos métodos ganaderos, el recinto exterior. Cuando se limpió de
las vacas que poseían los árabes eran los escombros que lo cegaban, los arqueó-
unos animales desmedrados y huesudos logos descubrieron que aún manaba has-
que producían poca leche y menos carne. ta una altura de 4,80 m. desde el fondo.
A juzgar por las representaciones de ani- Los israelitas, sin embargo, se estable-
males vacunos que han llegado hasta cieron principalmente en las zonas mon-
nosotros, podemos concluir que la crian- tañosas del país, que hasta entonces no
za de este ganado era una industria mu- habían estado muy densamente pobladas.
cho más provechosa en la Antigüedad Una de las razones de que los cananeos
que entre los árabes actuales. Las vacas no ocuparan muy intensamente aquellos
eran de gran talla y muy robustas; la parajes fue precisamente la escasez de
variedad que se criaba en Palestina pa- agua. Es probable que los israelitas pu-
rece distinta de la que se da actualmente dieran hacerlo, hasta el punto de levan-
y mucho más vistosa. tar numerosas ciudades en aquella zona,
gracias a un invento de la Edad del Bron-
ce tardío, realizado poco antes de la
LA CIUDAD conquista. Se trata de la cal viva que
luego se apaga con agua para formar un
El típico agricultor israelita no vivía
cemento impermeable. Durante los si-
en el campo, sino en la ciudad más pró-
glos xiv y XIII a. C , la ciudad de Bet-
xima. La vida siempre estaba en peligro,
semes, en Judá, por ejemplo, contaba
salvo en épocas en que el país contaba
con un gran número de cisternas. Esta-
con un gobierno excepcionalmente capaz,
ban excavadas en la roca viva y provis-
y la ciudad proporcionaba cierto grado
tas de estrechos pozos de acceso cons-
de seguridad. Las aldeas estaban siempre
truidos con mampostería de piedra a
dentro del radio de acción de una ciudad
través de los escombros de las ciudades
fortificada en que el pueblo podía refu-
anteriores. No hubiera sido posible cons-
giarse en tiempos de guerra. Ciudades
truir estas cisternas sin contar con la
y aldeas solían edificarse sobre colinas
posibilidad de revocar las paredes con
y cabezos que contaran con algún ma-
cal para hacerlas impermeables y evitar
nantial en sus inmediaciones. Los proble-
270 LA VIDA COTIDIANA EN ISRAEL
que el agua se filtrara por la roca poro- riaba entre 1,50 y 2,10 m., y en él se
sa. Hemos de concluir, por consiguiente, construían otros muros transversales para
que la cal se abarató lo suficiente para unir los dos que corrían paralelos. Las
que se convirtiera en un artículo de uso estancias —«casamatas»— que de este
común. En cualquier caso, la típica vi- modo resultaban solían rellenarse de ri-
vienda israelita tenía a partir del si- pio para conseguir una estructura maci-
glo x n a. C. su propia cisterna en el za. Este sistema de construcción había
subsuelo, en la que se guardaban las llu- sido aplicado anteriormente por Saúl
vias invernales recogidas al caer de para levantar su fortaleza de Gueba
los tejados. (il. 75); también ha aparecido en las
Es muy poco lo que sabemos acerca fortificaciones salomónicas de Jasor, Me-
de las fortificaciones con que se prote- guido y Guézer. Parece haber sido des-
gían las ciudades israelitas en tiempos arrollado por los hititas en Asia Menor
de los Jueces (siglos XII-XI). Es evidente entre los siglos xiv y x m ; este mismo
que las diversas comunidades aún no pueblo lo introdujo, posiblemente, en
poseían la fuerza y cohesión necesarias Siria, de donde lo copiarían luego los
para emprender unas obras de defensa israelitas. Su más espectacular aplicación
suficientemente sólidas. Es posible que, en Palestina se hizo en las fortificaciones
tal como se hizo en Siquén y en Bet- de Samaría en tiempos de la dinastía de
semes, se reparasen y continuaran en Jehú (il. 103).
uso los muros y puertas de la época ca- El sistema de casamatas, sin embargo,
nanea. Las primeras fortificaciones israe- sólo esporádicamente fue usado por Is-
litas de cierta importancia que cono- rael. Las murallas de Salomón en Megui-
cemos por ahora son las erigidas en do y sus reparaciones efectuadas en una
tiempos de David en Betsemes y Debir muralla cananea de Guézer son los pri-
(la moderna Tell Beit Mirsim), en Judá. meros ejemplos en Palestina de la can-
Los muros de ambas ciudades no sólo tería a base de sillares perfectamente
son contemporáneos, sino idénticos en escuadrados. La solidez se lograba en
tamaño y tipo de construcción. En con- estos casos no meramente por la cons-
secuencia, hemos de suponer que fueron trucción de una doble muralla o acumu-
erigidos conforme a un mismo plan y lando materiales en cantidades masivas,
bajo idéntica supervisión. Eran muy dis- sino mediante la perfecta unión de silla-
tintos de los muros cananeos de épocas res bien escuadrados en las caras de los
anteriores. En vez de las grandes estruc- muros o, en los puntos menos críticos,
turas macizas a base de piedras sin la- dando a las puertas de las ciudades una
brar, mandó David erigir en ambas ciu- disposición más eficaz o intercalando pi-
dades, probablemente como medida de lastras a lo largo de los muros construi-
defensa frente a los filisteos, otro tipo dos con menos esmero. Por otra parte,
de fortificación conocido con el nombre la muralla principal de Laquis, construida
de «muro de casamatas». Consistía en por Roboán entre los años 920 y 915
un muro exterior de 1,50 m. de grueso antes de Cristo, era de casi 6 m. de an-
y otro interior de poco más de un me- chura y estaba construida de adobes. La
tro, que corrían paralelos en torno al muralla de Tell en-Nasbeh (¿Mispá?),
montículo 4 . El espacio entre ambos va- unos trece kilómetros al norte de Jeru-
salén, de hacia el 900 a. C , estaba he-
4 cha de piedra sin labrar y revocada por
En Betsemes es posible que en el costa- el exterior (il. 98). Originalmente era de
do oriental se reutilizara el muro cananeo, pero
no lo sabemos a ciencia cierta. unos 6 m. de anchura, y en algunos pun-
LA CIUDAD 271
tos se reforzó hasta alcanzar casi los ocho ta. El sistema de drenaje solía extender-
metros. Tanto la muralla de Laquis como se a toda una zona al aire libre que pa-
la de Nasbeh contaban además con to- rece haber existido siempre dentro de
rres defensivas a intervalos, y ambas res- las construcciones de los accesos a la ciu-
pondían a la tradición cananea, que con- dad. Era la plaza del mercado y el prin-
fiaba la capacidad defensiva a la masa cipal punto de reunión de los habitantes,
de sus murallas. donde se resolvía casi la totalidad de los
La forma normal de acceso a la ciu- asuntos públicos y privados.
dades eran las puertas, una o varias, cu- El tipo de puerta que acabamos de
biertas y flanqueadas por torres o bas- describir podía variar en cuanto a los
tiones. Es probable que en Palestina no detalles, pero representa el modelo nor-
se aplicara aún en estas puertas la cons- mal de acceso, por el que podían pasar
trucción en arco. En vez de éste se usa- incluso los carruajes. De haber una se-
ba el sistema de dintel. Sobre los muros gunda puerta, solía ser más pequeña,
de los costados se tendían fuertes vigas, para uso exclusivo de peatones y, a lo
que, a su vez, soportaban las techumbres sumo, asnos. En Debir (Tell Beit Mir-
o unos pisos altos. El modelo típico de sim), Judá, esta puerta menor estaba
puerta entre el siglo x y el v n consistía flanqueada por un edificio de considera-
en dos, tres o cuatro pares de pilastras bles proporciones, una especie de torre
construidas perpendicularmente a los formada por varias estancias, probable-
muros maestros y formando profundas mente con un segundo piso todo alrede-
estancias o cámaras laterales desde las dor. Es probable que se utilizara como
que los combatientes podían defender posada pública para mercaderes y funcio-
los accesos de los posibles atacantes narios oficiales de paso. Las puertas es-
(il. 83). El acceso principal era el situa- taban bien construidas; los suelos apa-
do entre el primer par de pilastras, y so- recían revocados con mortero. Había
lía tener de 4 a 4,25 m. de vano, que además alacenas, un baño, vajillas, jarri-
podía cerrarse medíante dos batientes de tos para aceite, candiles y hasta tres pe-
madera. No se conocían aún los pernios sas del tipo usado en los establecimien-
metálicos; las hojas de las puertas arran- tos comerciales.
caban de grandes vigas verticales cuyos Las ciudades israelitas parecen haber
extremos estaban encajados en cubos de alcanzado su mayor densidad de pobla-
piedra por cada uno de los extremos. ción durante el siglo VIII. En esta época,
Los arqueólogos han hallado muchos de los habitantes terminaron por desbordar
estos cubos de piedra, desgastados y pu- los estrechos recintos amurallados y em-
lidos por el uso prolongado. Las puertas pezaron a levantar sus viviendas en cual-
se atrancaban con grandes pasadores de quier punto que ofreciera facilidades
metal o madera que las trababan. En Si- para ello en sus inmediaciones. No es
quén y Tell en-Nasbeh, una de las pilas- raro encontrar que los escombros de an-
tras laterales presentaba una hendidura teriores edificaciones llegaban a rellenar
que servía para escamotear el pasador el espacio intramuros hasta el extremo
de la puerta cuando ésta permanecía de que aparezcan las viviendas edificadas
abierta. encima de las mismas murallas. Caso
Bajo el pavimento de la puerta se típico en época muy antigua es el de la
construía, casi siempre en piedra, un al- casa de Rajab, la ramera, en Jericó (Jos
bañal por el que corrían las aguas proce- 2,15), que se levantaba sobre la muralla,
dentes del interior de la ciudad, con lo de forma que la ventana quedaba a ha-
que se evitaba que encharcaran la puer- ces de la cara exterior de aquélla. El
272 LA VIDA COTIDIANA EN ISRAEL
profesor Albright calcula que dentro de que podemos suponer que no estaría te-
las 31 hectáreas que cercaban los muros chada toda ella, y que una parte queda-
de Debir había entre 150 y 250 vivien- ría a cielo abierto. En las ciudades cer-
das. Escribe este autor: «Dejando aparte canas a las llanuras solían utilizarse
el número desconocido de personas que grandes cantidades de ladrillos, especial-
vivirían extramuros, podemos calcular la mente en las partes altas de los edifi-
población total de la ciudad en su perío- cios. Las partes techadas de las casas no
do m¿'s floreciente entre dos y tres podían tener mayor anchura que la lon-
mil» 5 . Sobre esta base podemos calcular gitud de las vigas empleadas para la te-
que Betsemes, con una extensión apro- chumbre. Solían ser de coniferas que
ximadamente igual, tendría el mismo crecerían en las inmediaciones; estos ár-
número de habitantes, mientras que las boles, probablemente, no alcanzaban gran
7 hectáreas de Laquis podrían haber al- altura y las vigas rara vez superarían los
bergado de seis a siete mil habitantes; 4 o 4,50 m. de largo. Las techumbres
Meguido, con una superficie de poco más que soportaban las vigas eran de mate-
de 5 hectáreas, tendría entre 3.500 y riales muy combustibles, y los tejados
5°:000 habitantes. estarían hechos con paja mezclada con
Las viviendas israelitas construidas barro y cal. Era una techumbre muy
dentro de las murallas habían de adap- sólida, pero tenía el inconveniente de
tarse al espacio disponible. No parece que cada vez que llovía era necesario
que hubiera planificación alguna; cuando alisarla de nuevo para consolidar el ma-
se edificaba una nueva vivienda, los terial de la superficie y evitar que se
constructores tenían que amoldarse al formaran goteras. Esta operación solía
terreno comprendido entre los muros de hacerse con pequeños rodillos de piedra,
las casas adyacentes, que a veces forma- y, en consecuencia, muchas cgsas tenían
ban ángulos muy extraños. De ahí que su propio rodillo; los arqueólogos han
resulte rara la simetría en las construc- encontrado gran número de estos obje-
ciones. Entre los siglos x y vin era prác- tos, que solían medir unos 60 cm. de
tica común levantar una o dos filas de largo.
pilastras a lo largo del eje de la estan- La zona de la vivienda destinada al
cia principal. De estas pilastras arranca- sueño y al descanso era evidentemente
ban los tabiques divisorios, hechos de el piso alto y el mismo techo. Había nor-
ripio, con los que en ocasiones se acota- malmente escaleras de piedra o madera,
ban también las estancias laterales. Las pero cuando éstas no aparecen en las
pilastras tenían una doble finalidad: ser- viviendas bien conservadas es de presu-
vían para dar mayor firmeza a los tabi- mir que se utilizaban escaleras de mano.
ques divisorios y también para soportar La ley ordenaba que, para mayor segu-
el techo y en ocasiones un segundo piso. ridad, en torno a los tejados se constru-
A juzgar por algunas escaleras que se yera un parapeto (Dt 22,8). En el piso
nos han conservado bien, la altura de inferior, donde se desarrollaban las fae-
los techos solía ser aproximadamente de nas caseras, suelen encontrarse recipien-
1,80 m. En algunas casas, al menos, tes y tinajas para almacenar el grano,
la estancia principal, que ocupaba el morteros para molerlo, pilas de piedra
centro de la construcción, era tan grande excavada y variedad de platos, jarros y
pucheros, una o dos bocas de cisterna
5 que abren el pavimento y un fogón. Los
The Excavation of Tell Beit Mirsim III
(Annual of the American Schools of Oriental fogones solían hacerse acotando un espa-
Research 21-22; New Haven 1943) 39. cio con un múrete en que alternaban las
EL VESTIDO 273
teñían los vestidos, sino los hilos, que de «gremios de escribas». De modo se-
luego se mezclaban con otros de distin- mejante, «las familias de los que tejían
tos colores para obtener tejidos de colo- lino fino» (1 Cr 4,21) se refiere a una
res mezclados7. asociación de tejedores. Por otra parte,
Resulta curioso el hecho de que toda el miembro de uno de estos gremios po-
la ciudad de Debir se dedicara a esta día ser llamado «hijo» del mismo (por
única industria. Parece ser que la expli- ejemplo, Neh 3,31: «Malkiyías, hijo del
cación está en que los artesanos y mer- [de los] orfebre[s]»). Es muy probable
caderes de la antigua Palestina estaban que en Debir las industrias de tintorería
asociados en gremios. Sabemos que estas estuviesen a cargo de los miembros de
asociaciones existían también en la anti- un gremio, que, a juzgar por paralelos
gua Babilonia y, según el Talmud, en posteriores, compraban y vendían a modo
Palestina en época posterior. Esta supo- de una cooperativa y poseían además un
sición se ve reforzada por diversas refe- sistema de asistencia mutua para preve-
rencias del Antiguo Testamento, en que nirse contra las posibles pérdidas 8 .
hallamos indicios de diversas asociacio- Se ha supuesto muchas veces que las
nes locales. Así, la expresión «familias gentes del período bíblico se vestían de
de escribas que vivían en Yabés» (1 Cr manera muy semejante a los modernos
2,55) ha de interpretarse en el sentido
8
7
Cf. especialmente I. Mendelsohn, Guilds
Cf. W. F. Albright, op. cit., 59-63; id., in Ancient Palestine: «BuMetin of the Ame-
The Archaeology of Palestine and the Bible rican School of Oriental Research» 80 (1940)
(Nueva York 1932) 119-21. 17-21.
276 LA VIDA COTIDIANA EN ISRAEL
beduinos árabes. Parece que no era así, de animal y una prenda confeccionada
aunque algunas de las prendas entonces con pelo de camello respectivamente
usadas pudieran parecerse más o menos (2 Re 1,8; Mt 3,4), es decir, la ruda
a determinados indumentos actuales. El vestimenta de los pastores. Ciertamente,
obrero y el soldado israelita parece que el manto peludo llegó a -convertirse en
iban vestidos fundamentalmente con un una especie de distintivo del oficio pro-
corto faldellín Cezor) que llegaba casi fético (Zac 13,4). Sin embargo, el manto
hasta las rodillas (cf. ils. 49, 64-65). Los típico, hecho de lana o lino, era una
más caros estaban hechos de lino, mien- prenda de amplio vuelo, abierta por
tras que los más bastos eran de piel. delante y guarnecida con adornos en los
Elias y Juan Bautista llevaban faldelli- picos y en los bordes bajos; solía llevar
nes de este segundo tipo (2 Re 1,8; mangas o unos añadidos para cubrir los
Mt 3,4); la «faja» de la parábola, o sig- brazos. De llevar una prenda para cubrir
no dramatizado de Jeremías, era del la cabeza, raras veces sería parecida al
primero (Jr 13). Este faldellín se suje- gran pañuelo cuadrado, flotante, de los
taba con una especie de cinturón o árabes modernos, el keffiyeh; lo más
«ceñidor» (hagorah). En algunas tra- frecuente sería el turbante, que, en el
ducciones de la Biblia se emplea impro- caso de personajes importantes, podía
piamente el término «ceñidor» al darlo convertirse en una pieza muy vistosa y
como equivalente no sólo de hagorah, adornada. Los soldados y la gente del
o «cinturón», sino también de «falde- pueblo llevarían una simple banda de
llín» Cezor) y de la faja especial de los tela arrollada en torno a la cabeza,
sacerdotes ('abnet). Sin embargo, el ce- dejando caer uno de sus extremos a la
ñidor (hagorah) propiamente dicho era derecha sobre la oreja. En el «obelisco
una especie de faja que servía no sólo negro» de Salmanasar III aparecen los
para sujetar el faldellín, sino además israelitas llevando una especie de gorro
para llevar diversos objetos, como una ceñido que quizá se sujetara al estilo de
espada, un puñal, cosas de valor o pe- un turbante (il. 109).
queños bultos. Parece que se sostenía En el relieve de Senaquerib que repre-
anudando los extremos, y en ocasiones senta la toma de Laquis (cf. ils. 116-118),
uno de éstos, muy adornado, pendía a el soldado israelita aparece vestido de
un costado. Los mejores venían a ser faldellín, camiseta, «ceñidor» y turbante.
auténticas obras de arte de los tejedores A veces, la camiseta es muy larga y cu-
y estaban hechos probablemente de lana bre parte del faldellín hasta las caderas,
de diversos colores. Joab, comandante a no ser que el ceñidor lleve adherida
de David, estaba dispuesto a regalar un una banda de tela para cubrir la parte
«ceñidor» y diez piezas de plata al hom- superior de las caderas9. Los ancianos
bre que matara a Absalón (2 Sm 18,11), y los notables de la ciudad, sin embargo,
y la mujer virtuosa descrita en Prov 31 están representados portando largas ves-
los confeccionaba para vender a los mer- tiduras blancas ceñidas, que se podían
caderes extranjeros (v. 24). poner y quitar por la cabeza. Llegan
La parte superior del cuerpo quedaba hasta casi el tobillo; las mangas, muy
al descubierto o se cubría con una espe- cortas, cubren el arranque de los brazos,
cie de camiseta sin mangas. Para prote-
gerse del frío se podía llevar encima un ' Algunos pretenden que los soldados llevan
manto (simlah), prenda de la que, al largas túnicas que han recogido sobre sus ro-
dillas y mantienen sujetas con los «ceñidores».
parecer, había modelos muy variados. Pero un estudio detenido del relieve no parece
Elias y Juan Bautista llevaban una piel apoyar este punto de vista.
EL VESTIDO 277
unos 5 cm. por debajo del hombro. Esta ba en un borde típico finamente traba-
vestidura es la túnica hebrea (ketonet). jado por el cuello, las mangas y los
Las que llevan los ancianos de Laquis picos, que colgaban al frente o a los
carecen de adornos y van sueltas, sin costados. Durante el bronce tardío, en-
ceñidor. Los varones israelitas llevaban tre los siglos xv-xin, la indumentaria de
el faldellín o la túnica, ya que se trataba los israelitas se diferenciaba mucho de la
de la prenda de vestir básica. Por repre- típicamente cananea. En época posterior,
sentaciones de la época, sin embargo, las prendas exteriores presentaban una
sabemos que la túnica solía ir más rica- apariencia de espiral, como si se llevara
mente adornada que las representadas una pieza de tela de 30 a 40 cm., con
en los relieves de Salmanasar. La del un rico galón en el borde inferior, enro-
sumo sacerdote estaba tejida probable- llada en torno al cuerpo y por encima
mente de una sola pieza y era de lino; de la túnica (il. 49).
llevaba mangas estrechas y en torno a la Como todos los asiáticos de aquella
cintura iba adornada con una hermosa época, los israelitas ostentaban una po-
faja Cabnet; Ex 28,39) 10 . Antiguas re- blada barba negra que les cubría las me-
presentaciones palestinenses y sirias indi- jillas y el mentón, pero el labio superior
can que la franja inferior de la túnica se llevaba normalmente afeitado. El ca-
y la abertura del cuello se adornaban a bello podía llevarse largo y recogido con
veces con galones multicolores; el vesti- una banda en torno a la cabeza o corta-
do se embellecía aún más con la adición do, igual que en nuestros días. Era nor-
de la faja (en cuanto al turbante cónico nal caminar con los pies descalzos, aun-
del sumo sacerdote, cf. il. 62). que muchos poseerían al menos un par
El artista del «obelisco negro» de Sal- de sandalias de cuero que se sujetaban
manasar representó a los israelitas del con cordones. El obelisco negro de Sal-
siglo IX vestidos del mismo modo que manasar muestra a los israelitas portan-
los sirios: largas túnicas con flecos y so- do botas altas con las puntas vueltas a
bre ellas ropones o mantos también con la moda hitita. Este tipo de calzado pro-
flecos. Los últimos son probablemente bablemente resultaba raro en Israel; se
los méil hebreros, una prenda exterior trataría de una importación extranjera
de lino o lana. No está claro en qué usada únicamente por unos pocos, los
se diferenciaba ésta del manto (simlah) más ricos, y algunos funcionarios reales
a que antes nos hemos referido, a me- israelitas durante el siglo ix.
nos que se tratase de una versión más Ni los hombres ni las mujeres lleva-
rica que llevarían los personajes de alto ban botones; en lugar de éstos, para
rango. En todo caso, ambos indumentos sujetar mantos y ceñidores se usaba la
cumplían la misma función. Es posible fíbula, que es la primera variedad del
que esta clase de prendas se confeccio- «imperdible». Las fíbulas se introduje-
nara en diversos estilos, pero básicamen- ron en Palestina hacía el siglo x. Antes
te parece que era abierta, algo más ceñi- de esta fecha se acostumbraba a usar
da que la vestidura exterior de los para los mismos fines el pasador (ilus-
modernos beduinos, con amplias mangas tración 136), una especie de aguja gran-
que caían desde los hombros formando de con un agujero en medio al que se
pliegues (il. 102). Las prendas exteriores aseguraba un cordón. Se utilizaba inser-
no llevaban cuello, sino que el borde se tándolo en la tela y pasando el cordón
ajustaba a la garganta. El mé'il remata- por detrás de la punta y la cabeza.
La indumentaria de las mujeres era
" Cf. también Josefo, Ant., 111.7. semejante a la de los hombres, excepto
278 LA VIDA COTIDIANA EN ISRAEL
ARTES Y OFICIOS
formas superan a cuanto podemos ver fica, y los alfareros lo sabían muy bien,
en los productos actuales de idéntico que ese tipo de barros ha de cocerse con
destino... En conjunto, hoy no produci- sumo cuidado, a una temperatura más
mos formas mejores. Los mejores arte- baja de lo que admiten los preparados
sanos se acercaban a la perfección "grie- con sílice, pues de otro modo la caliza
ga', y sus producciones tenían realmente puede descomponerse y los gases resul-
mayor viveza y frescura que gran parte tantes arruinan los recipientes.
de las formas, matemáticamente perfec- El torno de alfarero se conocía desde
tas, de los griegos... En el campo de la época muy temprana y se usó durante
cerámica, por consiguiente, hay que revi- toda la Edad del Bronce con gran habi-
sar la vieja opinión de que los israelitas lidad. Era del tipo de dos ruedas, como
carecían de talento artístico» n . sabemos por la forma dual de su nom-
Parece que en el siglo ix a. C. se hizo bre Cobnaym; Jr 18,3). El barro que se
mucho por normalizar las formas, pues iba a modelar se depositaba sobre el dis-
son muy pocas las que no respondan a co superior, mientras que el inferior se
tipos bien conocidos (il. 139). Se resol- accionada a mano o con el pie 12. La ma-
vieron además diversos problemas fun- yor parte de las vasijas se modelaba a
cionales, siendo adoptada en general la torno pieza por pieza, pero tenemos indi-
solución válida más sencilla, de forma cios de que se aplicaban al menos dos
que pudo intensificarse la producción de técnicas para intensificar la producción.
recipientes. Como resultado de ello, hay En la manufactura de pequeños jarritos
algunas formas y técnicas que siguieron para contener aceites perfumados (ilus-
en vigor, sin alteración alguna, durante tración 139e) se colocaba sobre el torno
más de tres siglos, hasta la caída de una gran pella de barro, a la que se
Judá en 587 a. C. daba forma cónica aguda. En el pico del
La materia prima más comúnmente cono se formaba un j arrito, que se sepa-
utilizada era un barro local que, con la raba sin dejar de imprimir giro al torno,
cocción, adquiría un tono rojizo o rojizo para a continuación formar otra pieza
tirando a castaño. La tierra se mezclaba igual, hasta que se acababa todo el ba-
con agua para amasarla con los pies, un rro. Para las vasijas de mayor tamaño se
proceso al que se alude en Is 41,25. Los utilizaba otra técnica con vistas a inten-
restos que poseemos nos indican que el sificar la producción y abaratar los cos-
alfarero israelita era capaz de preparar tos. Se ha dicho que para fabricar uno
finos barros cuando se lo proponía, pero de estos recipientes «con la .sola ayuda
que ordinariamente no lo hacía así, segu- del torno, sólo un experto era capaz de
ramente para obtener una producción lograr que la vasija conservara su forma
más abundante y barata. En la cerámica correcta a través de todo el proceso del
común, por ejemplo, en lugar de servirse secado y la cocción, para lo cual tenía
de arena, cuarzo o sílice en la mezcla que emplear además barro de la mejor
para evitar que el barro quedara dema- calidad. Comercialmente, sin embargo,
siado pegajoso, recurría a la caliza pul-
verizada, que podía hallar en grandes 12
cantidades cerca de su taller. Esto signi- Se ha afirmado que el empleo de tornos
accionados con el pie (ihíd., 96) fue introdu-
cido por los griegos; cf. Eclo 38,29-30 (ca. 200
11
antes de Cristo), que sería la primera descrip-
Cf. J. L. Kelso y J. P. Thorley, The Pot- ción de tal aparato en Palestina. Es dudoso,
ter's Technique at Tell Beit Mirsim, Particu- sin embargo, que el argumento del silencio
larly in Stratum A, en W. F. Albright, The tenga en este caso peso suficiente para confir-
Excavation of Tell Beit Mirsim III, 100. mar tal tesis.
ARTES Y OFICIOS 281
este problema se resolvía empleando al- seados, después de lo cual podía cocerse
fareros menos expertos y barro más ba- sin mayor riesgo. Otros tipos de gran
rato. Se confeccionaba a torno una vasija tamaño, como los cántaros y lebrillos, se
de paredes gruesas y pesado pie hueco. fabricaban frecuentemente también por
Luego, cuando esta vasija adquiría con- este mismo procedimiento. Además de
sistencia como de cuero, se le daba a la ventaja que suponía el empleo de ba-
torno la forma y grosor de paredes de- rro más barato y jornales más bajos, este
139. Taza para cosméticos y diversas formas de cerámica judaíta de los siglos VIII-VH.
282 LA VIDA COTIDIANA EN ISRAEL
tinajas dispuestas unas sobre otras y en forma circular y están dotados de largos
varias filas, aún a medio cocer. Tres conductos de inyección que llevan el aire
hornos más, exactamente del mismo tipo, hasta la cámara de combustión. En el
fueron descubiertos en Tell en-Nasbeh suelo de ésta se colocaban losas de pie-
(¿Mispá?), a unos trece kilómetros al dra separadas, y sobre ellas apoyaban
norte de Jerusalén. No está claro cómo los crisoles de barro que contenían el
se cocía en ellos la cerámica. Es de supo- cobre. No se trata, probablemente, de
ner, sin embargo, que los vasos se api- hornos de fundición, sino de lugares
laban en los brazos de la U y que se donde el metal en lingotes se trabajaba
prendía fuego en la boca del horno, si- para obtener piezas a molde. No es inve-
tuada al fondo de la U. Cuando se cerra- rosímil que estos mismos hornos se uti-
ba esta abertura, el tiro de la chimenea lizaran también para cocer cerámica,
arrastraría las llamas y el calor por enci- adaptando convenientemente el tiro y la
ma de la cerámica. intensidad del calor.
En Betsemes se halló un tipo primi- Durante el período israelita ya esta-
tivo de horno, del período de los Jue- ban muy avanzadas las técnicas relacio-
ces, consistente en un solo brazo alarga- nadas con el trabajo del oro, el cobre,
do. Estaba hecho de piedra caliza, con el hierro, el plomo y la plata. En cual-
las superficies interiores calcinadas por quier comunidad bastante grande para
el calor. El piso aparecía cubierto de ce- mantenerlos habría obreros especializa-
niza. Si bien pudo utilizarse para cocer dos en las artes de la metalurgia, y en
cerámica, todos los indicios atestiguaban el Antiguo Testamento se nos dan noti-
que ciertamente sirvió para fundir co- cias de un grupo de herreros ambulan-
bre en pequeñas cantidades. El edificio tes, los quenitas, que se unieron en fe-
al que aparecía asociado este horno mos- cha temprana a Israel (Jue 1,16; 4,11;
traba haber estado destinado a la meta- cf. Nm 10,29). Durante milenios fueron
lurgia. Entre las ruinas abundaban los considerados el oro y la plata como me-
restos de escoria y cobre, así como tu- tales preciosos y un medio de compra-
bos de cerámica para la inyección de venta. El beneficio del cobre se inició
aire. El fuego que produce la madera ya en el 4000 a. C , y hacia esas fechas
o el carbón ordinarios al arder no es su- comienza el período que los arqueólogos
ficiente para fundir o moldear el cobre, llaman «Calcolítico». La «Edad del Bron-
a menos que se utilicen también canali- ce», término que los arqueólogos apli-
zaciones de aire o fuelles. Otro horno can al período comprendido entre el
del mismo tipo y situado exactamente 3200 y el 1200 a. C , no es una desig-
debajo del que acabamos de mencionar, nación muy feliz, ya que el metal predo-
anterior en dos siglos, presentaba bolas minante utilizado para la fabricación de
de escoria cristalizada adheridas a las armas e instrumentos era el cobre. No
paredes laterales y óxido verde de cobre sabemos en qué momento aprendieron
en torno al extremo cerrado. Otros hor- los metalúrgicos a endurecer el cobre
nos de un tipo más complicado para la para obtener bronce mediante la adición
fundición del cobre, fechados también de estaño. No es imposible que muchos
en el período de los Jueces, han apare- ejemplares de bronce llegados hasta nos-
cido en Tell Qasile, en las inmediaciones otros estuvieran hechos con mineral pro-
de la moderna Tell Aviv (il. 141), y en cedente de unos depósitos que contenían
Tell Jemmeh, al sur de Gaza, aunque la ya en estado natural la adecuada pro-
fecha de los hornos hallados en este últi- porción de estaño. En el Próximo Orien-
mo emplazamiento no es segura. Tienen te se han descubierto objetos de hierro
ARTES Y OFICIOS 285
fechables ya en el tercer milenio a. C ,
aunque en estos casos él metal procedía
de meteoritos. El complicado proceso de
la fundición y el trabajo de este metal
parece haber sido descubierto por pri-
mera vez en Asia Menor, probablemente
en la Edad del Bronce tardío (ca. 1500-
Í2O0 a. C ) . Los filisteos lo introdujeron
evidentemente en Palestina; ya hemos
hablado antes {cf. pp. 130-32) de la revo-
lución económica que el uso de este me-
tal a partir de la época de David pro-
vocó en Israel.
Entre los siglos x y v m , al menos,
una de las más importante fuentes de
aprovisionamiento de cobre y hierro con
qué contaba Israel eran las minas del
Wadi Araba, al sur del Mar Muerto. El
«tueste» preliminar del mineral se lleva-
ba a cabo en pequeños hornos situados
cerca de las minas (il. 87), mientras que
los lingotes para la exportación se pre-
141. Homo para fundir cobre.
paraban en la gran fundición mandada
construir por Salomón en Esyón-Guéber,
cerca del Mar Rojo (il. 112). En Israel,
por consiguiente, los hornos sólo tenían
que fundir de nuevo el metal para fabri-
car los objetos deseados. En el Próximo ñas y llevan el correspondiente agujero
Oriente han aparecido muchos bloques en el centro para insertar el mango de
de piedra de distintas épocas con las madera, exactamente igual que las de
formas de diversas armas y herramientas nuestros días. Otros objetos de metal
excavadas en sus costados. Se trata de componen el amplio surtido habitual de
moldes abiertos en que se vertía el me- adminículos que cabría esperar: cinceles
tal y se dejaba enfriar. grandes y pequeños, punzones, agujas,
Las armas comúnmente fabricadas de imperdibles, pinzas, espátulas, bocados
metal eran püritas de flechas, lanzas y de caballo, piezas de armadura, brazale-
jabalinas, espadas y dagas, así como di- tes, ajorcas, cuencos, tazas y sus corres-
versos tipos de hachas de combate. Los pondientes asas, etc. Los cuchillos, en
instrumentos metálicos de uso más fre- general, no pueden distinguirse de las
cuente eran las rejas de arado, las agui- espadas cortas, que aparecen en grandes
jadas, las azadas y azadones (cf. il. 57). cantidades en cualquier excavación de
El hacha ordinaria consistía en una hoja relativa importancia.
plana con uno de sus extremos afilado, Algunas de estas herramientas se usa-
que se unía con cuerdas al mango. Se ban indistintamente en trabajos de can-
conocía también la doble hacha, así tería o de carpintería, especialmente la
como el zapapico, un hacha-azadón y un azuela y quizá también el hacha. El tra-
hacha-azuela. Algunas de estas herra- bajo de los canteros con aquellos útiles,
mientas combinadas parecen muy moder- sin embargo, se veía facilitado por el
286 LA VIDA COTIDIANA EN ISRAEL
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por escrito los diversos documentos lite- ca. Correspondencia, contratos, facturas,
rarios del Antiguo Testamento, pero po- memoriales, etc., ocupaban la mayor par-
demos suponer que al menos las grandes te del tiempo a estos especialistas. Unos
colecciones de la tradición histórica y pocos entre ellos conocerían también la
los oráculos de los profetas fueron con- técnica lapidaria y se dedicarían a tallar
signados por escrito únicamente en épo- sellos para los personajes que deseaban
cas de crisis espiritual, especialmente por poner su nombre en los documentos que
el temor de que aquellas tradiciones se «firmaban» (ils. 111, 126-129). También
perdieran en medio de las conmociones' sabrían grabar el nombre de los diferen-
y los cambios sociales y políticos. La tes pesos sobre las pequeñas piedras que
mayor parte de los escribas encontraba se utilizaban para pesar oro y plata en
ocupación en el mundo de los negocios las balanzas. Los mercaderes solían lle-
y al servicio de la administración públi- var consigo uno de estos instrumentos
288 LA VIDA COTIDIANA EN ISRAEL
y una bolsa con las correspondientes pie- letras e inventado por los cananeos algo
dras para pesar (Dt 25,13; Prov 16,11). antes del 1500 a. C. 18
No es probable que Israel contara con A juzgar por los descubrimientos ar-
muchos especialistas capaces de grabar queológicos, hemos de pensar que Israel
inscripciones en grandes estelas y piedras contaba con pocos artistas dedicados a
monumentales, aunque en Egipto y Me- la confección de objetos en que se bus-
sopotamia había verdaderos gremios for- cara ante todo el valor puramente artís-
mados por expertos de este tipo al ser- tico. El interés de los artesanos se orien-
vicio del gobierno y dedicados también taba principalmente a la producción de
al adorno de las tumbas. Los escasos objetos útiles' en los campos de los tex-
ejemplos de inscripciones oficiales que tiles y los tintes, la cerámica y quizá las
hemos hallado en Palestina (la inscrip- industrias metalúrgicas. Hay indicios de
ción de Siloé, il. 123; otra contemporá- experiencias en el modelado de figuritas
nea de la anterior, perteneciente a la de barro, pero éstas rara vez poseen mé-
tumba • de un primer ministro judaíta, rito artístico. Ello se debe a que nadie
cf. pp. 250-51; un fragmento anterior dedicó el tiempo necesario a perfeccio-
de una estela en que se ha conservado narlas desde el punto de vista estético.
una sola palabra, descubierto en Sama- En los pueblos vecinos se había desarro-
ría) muestran un tipo de escritura que llado el arte de modelar como un oficio
evidentemente estaba muy próximo del ligado a los templos y especializado en
que se usaba en los documentos oficia- la representación de los dioses. En Israel
les. No parece que hubiera un tipo de no había posibilidad alguna de utilizar
letra especial para las inscripciones gra- un elemento material para representar a
badas en piedra. Dios o a otros seres divinos subalternos.
En Ez 9,2 aparece el escriba como un En consecuencia, no había una industria
individuo «vestido de lino, con el recado de fabricación de ídolos, que diera a los
de escribir al costado»; es decir, que artistas la oportunidad de perfeccionar
vestía una larga túnica de lino y llevaba sus aptitudes en la confección de figuras
una caja para guardar los útiles de escri- de barro, piedra o cobre. Ciertamente,
tura sujeta en la faja o ceñidor. En la abundaban las figuritas de la diosa ma-
caja había plumas de caña y tinteros. dre cananea (il. 72), como las represen-
Durante el período israelita, en Pales- taciones de animales y sobre todo de
tina se escribía sobre papiro, pieles de jinetes (éstos especialmente en los si-
animales, planchas de madera y fragmen- glos VIII-VII). Pero se trata de una pro-
tos de cerámica. Son muy raros los ejem- ducción en masa y poco esmerada. Las
plares de tablillas de barro, al estilo de cabecitas de la diosa se hacían a molde
Mesopotamia, con signos cuneiformes y luego se fijaban a un pequeño cilindro
(il. 17), e indudablemente son obra de de barro. En ocasiones se observan pro-
extranjeros. El término hebreo que signi- ductos confeccionados con moldes bien
fica libro (sepher) se refiere general- hechos, pero habitualmente éstos eran
mente a un rollo de cuero o papiro, con- muy rudos o se estropeaban por el uso
feccionado a base de unir varias hojas repetido.
hasta llegar a la longitud deseada (con-
fróntese il. 157). El texto se escribía en 1!
. El orden y el número originales de las
columnas sobre los rollos (cf. Jr 36,23); letras han sido descubiertos en dos abecedarios
los israelitas tenían veintidós consonan- aparentemente iguales de Ras Shamra, en Siria
septentrional; cf. W. F. Albright, «Bulletin of
tes tomadas de un alfabeto consonantico the American Schools of Oriental Research»
original compuesto de treinta y siete 118 (1950) 12-14; ibíd. 119 (1950) 23-24.
ARTES Y OFICIOS 289
Los orfebres israelitas produjeron la mal alado con cabeza de ave) son los
usual variedad de artículos en oro, plata, temas más frecuentes.
hueso y piedra destinados al adorno per- Una razón de la relativa escasez de
sonal. Sin embargo, hasta ahora no han las obras de arte israelita podría ser el
aparecido ejemplares que puedan califi- hecho de que esta sociedad no estaba
carse de excepcionales y que ilustrarían estratificada en las principales ciudades
una obra realmente meritoria. Lo mejor en el mismo grado que ocurría en las
de la producción artística en Israel du- culturas paganas. Para que florezca el
rante los siglos ix y VIII serían los mue- gran arte es necesario que haya patronos
bles de madera con incrustaciones o cha- ricos que lo impulsen y lo paguen. El
pados de marfil. Los marfiles de Samaría país israelita no era rico, y la impresión
(cf. il. 102), utilizados para estos traba- que nos producen las ciudades de Israel,
jos, debían de ser obras de arte exqui- como Betel y Tell en-Nasbeh (¿Mispá?)
sitas, delicadamente talladas con una al norte de Jerusalén, o Debir y Bet-
gran variedad de motivos florales y ani-
semes al oeste y sudoeste, es que los
males estilizados. Se enriquecían me-
recursos disponibles estaban muy amplia-
diante el embutido de plaquitas de oro,
mente repartidos. En las áreas que se
vidrio, lapislázuli y otras piedras colo-
readas. Su estilo y temas son egipcios, extendían al margen de Jerusalén y Sa-
pero, como sabemos por diversas series maría no se daba una concentración de
de estas obras artísticas, el trabajo es la riqueza y el poder en manos de unos
sirio. De ahí que no pueda decirse que pocos. En consecuencia, no hay grandes
estos marfiles son una muestra del arte palacios que los arqueólogos puedan ex-
israelita; serían importados por los reyes cavar, excepto las residencias oficiales,
dé Samaría o fabricados allí mismo por y son precisamente los yacimientos de
artífices extranjeros. ese tipo los que suelen proporcionar las
Entre el 3500 y el 1500 a. C , una vistosas piezas que se exhiben en los
parte de los artesanos más hábiles del museos. Podemos decir, por consiguien-
Próximo Oriente estaba dedicada a la te, que la cultura israelita era mucho
talla y grabado de sellos; después de la más democrática en la administración de
última fecha citada, el nivel artístico de sus recursos que otras sociedades con-
estas piezas decae rápidamente. Los se- temporáneas, y que este mismo hecho
llos israelitas son probablemente adapta- es uno de los factores que impedían el
ciones de ejemplares cananeos o fenicios. desarrollo de un gran arte en un país
Estos, a su vez, se basaban en el tipo realmente pobre. Todos estos hechos
egipcio de escarabeo-sello, y muchos de pueden resultar desalentadores para el
los motivos tallados por los lapidarios arqueólogo empeñado en la búsqueda de
eran, asimismo, de origen egipcio (ils. 111 objetos preciosos. En todo caso, sin em-
y 128). Los sellos israelitas muestran bargo, Israel nunca podría aspirar a ser
una mezcla de elementos sirios y egip- recordado por sus obras de arte, ya que
cios; el león, el querubín (un león alado la aportación que estaba llamado a hacer
con cabeza humana) y el grifo (un ani- a la civilización era de otro tipo.
19
BIBLIOGRAFÍA
La mejor fuente de datos para el estudio ling, Biblisches Redlexikon (Handbuch zum
de los temas tratados en este capítulo se ha- Alten Testament I; Tubinga 1937); A. Lucas,
llará en las memorias de las excavaciones y en Ancient Egyptian Materials (Londres 1926);
los estudios dedicados a las piezas aparecidas. R. J. Forbes, Metallurgy in Antiquity (Leiden
Cf. especialmente W. F. Albright, Tell Beit 1950); F. S. Bodenheimer, Animal Life in
Mirsim III: The Iron Age (Annual of the Pdestine (Jerusalén 1935); Everyday Life in
American Schools of Oriental Research 21-22; Ancient Times (Washington 1951); G. Con-
New Haven 1943). Por otra parte, no hay un tenau, La Civilization Phénicienne (París
estudio de conjunto, detallado y puesto al día, 2
1949); J. B. Pritchard, Ancient Near East in
de estos temas. Los diccionarios bíblicos de Pictures Relating to the Oíd Testament (Prin-
tipo medio, especialmente la obra de Made- ceton 1954); E. W. Heaton, Everyday Life in
leine S. y J. L. Miller, Encyclopedia of the Oíd Testament Times (Londres y Nueva York
Bihle Life (Nueva York y Londres 1944) y el 1956).
Harper's Bihle Dictionary (Nueva York 1952),
pueden resultar útiles si se manejan con cui- Quizá la obra más importante en este terre-
dado. Hay una variedad de asuntos para cuyo no es aún la de G. H. Dalman, Arbeit und
estudio pueden prestar una buena ayuda los Sitie in Palastina (7 vols.; Gütersloh 1928-42).
volúmenes de la revista «The Biblical Archaeo- [Dos obras fundamentales sobre el tema
logist» (cf. índices en cada quinto volumen, continúan siendo las de Johns-Pedersen, Israel,
al final). its Life and Culture, 2 vols. (Oxford 1926-
Además de estas obras, cf. también A. Rei- 1940), y S. W. Barón, Histoire d'Israel, vie
fenberg, Ancient Hebrew Arts (Nueva York sociale et religieuse, 5 vols. (París 1957-1964).
1950), obra interesante sobre todo por sus lá- Es excelente en su sencillez la reciente de
minas; W. F. Albright, La arqueología de Pa- A. Chouraqui, La vie quotidienne des Hébreux
lestina (Barcelona 1962) caps. 8 y 9; K. Gal- au temps de la Bible (París 1971)1.
CAPITULO XII
reunió a todos los antiguos habitantes 2-4, en cambio, era de otro tipo y tenía
de los diversos países («les devolví sus una finalidad distinta. Era una proclama
moradas»), reedificó sus santuarios y les regia difundida por todo el Imperio y
entregó las imágenes de sus dioses que dirigida a todos los judíos. Si bien la co-
les habían sido quitadas 3 . rrespondencia y los documentos oficiales
Estas noticias nos permiten situar el solían hacerse en arameo, las proclamas
retorno de los exiliados en Babilonia con verbales habían de ir necesariamente en
mayor exactitud en su contexto propio. el idioma de los destinatarios. Cuando
Esd 1,2-4 y 6,3-5 nos ha conservado dos Esd 1,2 nos habla de «una proclama por
relatos del decreto en que Ciro permitió todo su (de Ciro) reino», hemos de ima-
el regreso a Jerusalén y la reconstrucción ginarnos a los heraldos del rey difun-
del templo. El segundo está en arameo diéndola de viva voz' y mediante carteles
y ha sido considerado generalmente más en todos los lugares en que se hallaban
digno de confianza que el primero, que establecidos los exiliados judíos, ya que
está en hebreo, aunque algunos investi- ésta era la forma acostumbrada de pu-
gadores se inclinan a dudar de la auten- blicar las proclamas regias. En este de-
ticidad de los dos. Recientemente ambos creto se limita Ciro a decir que Yahvé,
documentos han sido objeto de un cui- el Dios del cielo, le ha dado todos los
dadoso estudio a la luz de cuanto hemos reinos de la* tierra y le ha encomendado
llegado a saber acerca de los decretos re- reconstruir el templo de Jerusalén. Por
gios en el mundo antiguó, especialmente consiguiente, todos los que pertenezcan
en tiempos del Imperio persa 4 . Resulta- al pueblo de Yahvé y lo deseen pueden
do de estos estudios ha sido la convic- retornar a Jerusalén, mientras que quie-
ción de que no hay motivos para dudar nes prefieran quedarse donde están ha-
de la autenticidad sustancial de ninguno brán de prestar su asistencia a los que
de los dos documentos. El segundo lleva retornen y darles lo que necesiten.
el título explícito de dikrona, un térmi- Algunos han objetado que no es admi-
no oficial arameo para designar un me- sible el estilo que se atribuye al decreto,
morial en que se consignaba una deci- ya que Ciro no se había convertido al
sión oral del monarca y que ponía en Dios de Israel, y resulta difícil imaginar
marcha una acción administrativa. No que se expresara de semejante forma
estaba destinado a la publicación, sino (cf. Is 5,4). Lo cierto es, sin embargo,
para que lo tuviera a la vista el funcio- que así acostumbraba a hacerlo. Ya he-
nario correspondiente, después de lo mos visto cómo en la inscripción de Ba-
cual era depositado en los archivos ofi- bilonia el rey dice acerca de Marduk
ciales. Según Esd 6, fue hallado en el virtualmente lo mismo que con respecto
edificio de los archivos imperiales de a Yahvé en el documento bíblico. De
Ecbatana, donde sabemos que Ciro tuvo hecho, el rey o la oficina que redactó la
su residencia durante el verano de su proclama contaría con la colaboración de
primer año de reinado (538 a. C ) . un asesor judío, y éste se hallaría al tan-
El documento hebreo citado en Esd 1, to de lo que un gran profeta proclamaba
por entonces allá en Judea (confróntese
3
Cf. J. B. Pritchard (ed.), Ancient Near Is 45,lss). En cualquier caso, la menta-
Eastern Texts, 315-16. lidad pagana de la proclama regia queda
4
Cf. especialmente E. J. Bickerman, The patente en la frase que identifica a Yah-
Edict of Cyrus in Ezra 1: «Journal of Biblical vé: «el Dios que está en Jerusalén»
Literature» 64 (1946) 249-75; R. A. Bowman,
Ezra and Nehemiah, en The Interpretéis (cf. Esd 1,3). Ningún yahvista conven-
BiMe III, 570-73, 613-16. cido hubiera utilizado esta expresión tan
LA COMUNIDAD PALESTINENSE ENTRE LOS SIGLOS VI Y IV 295
típica de un ambiente politeísta. Los he- saba demasiado, fue pronunciado unos
breos nunca habían aplicado antes de dos meses después de la sublevación de
esta época a Yahvé el título de «Dios Babilonia, encabezada por un hombre
del cielo», ya que los cananeos y los ára- que se hacía llamar Nabucodonosor. Los
meos se servíarí comúnmente del mismo trabajos se iniciaron de hecho un mes
para designar al gran dios de la tempes- más tarde. El segundo oráculo de Ageo
tad (Baal o Hadad). Sin embargo, duran- (Ag 2,lss), de unos dos meses después,
te el período persa se generalizó, quizá exulta ante la perspectiva del inminente
porque los mismos persas lo populariza- hundimiento de Persia y el resurgir
ron como inofensivo y aceptable para la del Estado judío; en su cuarto oráculo
mayor parte de los pueblos sometidos, (Ag 2,20ss), fechado en diciembre, cuan-
hacia los que Ciro siempre se mostró do aún parecía que la sublevación de Ba-
respetuoso y lleno de tacto 5 . bilonia tenía éxito, el profeta afirmó
Durante el siglo vi los nuevos dirigen- explícitamente que el trono imperial se-
tes políticos de Judea fueron descendien- ría derribado, al mismo tiempo que daba
tes de la dinastía davídica, y ello hizo a entender que Zorobabel era el ungido
que muchos judíos concibieran esperan- del Señor. Casi todos los oráculos de
zas de una restauración política en un Zacarías son posteriores; en ellos se re-
Estado gobernado por reyes de la casa fleja la situación que siguió al triunfo
de David. El jefe del primer grupo que absoluto de Darío sobre sus enemigos,
regresó del cautiverio fue un cierto Ses- cuando la postura ambigua mantenida
basar, un nombre claramente babilónico por los judíos durante los años anterio-
(Sin-ab-usur o §amas-ab-usur), y al que res era lógicamente objeto de una minu-
las genealogías parecen atribuir la condi- ciosa investigación por parte de las auto-
ción de hijo del exiliado rey Joaquín, ridades de Persia» 6 .
aunque lo extraño de su nombre hizo No sabemos si Zorobabel fue remo-
que su pronunciación se fuera corrom- vido de su cargo, pero está claro que
piendo (1 Cr 3,17-18: «Senasar»). Ha- ocurrió algo cuyas consecuencias fueron
cia 522 a. C , sin embargo, su puesto que las esperanzas de los judíos en la
estaba ocupado por su sobrino Zoroba- restauración de la dinastía davídica se
bel, o Zer-Babil («Retoño de Babilonia», vinieron abajo. A partir de este momen-
un nombre frecuente en aquel país). to, la provincia palestinense de Judea
La situación entre el 520 y 515 a. C , estuvo gobernada, en cuanto a los asun-
años en que fue reconstruido el templo tos internos, principalmente por los su-
de Jerusalén, sólo se aclara teniendo en mos sacerdotes, aunque la política a se-
cuenta las sublevaciones que por todos guir era dictada por un gobernador que
los rincones del Imperio surgieron cuan- nombraba la corte persa. El más famoso
do subió al trono Darío el Grande en de estos gobernadores fue Nehemías, un
el 522 a. C. (ils. 144-145). El profesor laico judío que había llegado a ocupar
Albright reconstruye aquella situación un puesto oficial en la corte de Artajer-
como sigue: jes I (465-424 a. C.) y que desempeñó
«El primer oráculo del profeta Ageo, sus funciones oficiales en Jerusalén du-
pronunciado a finales de agosto del 520, rante el tercer cuarto del siglo v. Reedi-
en que urgía a los hombres de Judea ficó los muros de la ciudad y emprendió
para que pusieran más ánimo en la re-
construcción del templo, que ya se retra- 6
W. F. Albright, The Biblical Period, en
s
L. Finkelstein (ed.), The Jews, Their History,
Cf. R. A. Bowman, ib'td., 572. Culture and Religión I (Nueva York 1949) 50.
296 EL TIZÓN SALVADO DEL INCENDIO
del mejor incienso, y en esta época su bable, por consiguiente, que estos obje-
comercio con Siria, Palestina y Egipto tos de plata representen una nueva
había alcanzado su punto culminante. dirección hacia la que se orientaban los
Los albergues caravaneros jalonaban la artistas.
larga ruta, de unos 2.400 kilómetros,
que unía el país de las especias con el
Mediterráneo. La conquista árabe de EXILIADOS EN MESOPOTAMIA
Edom y el sur de Palestina abrió a este Y EGIPTO
comercio unas puertas más anchas que
nunca. El profeta Ezequiel era uno de los
Finalmente, entre los objetos de arte desterrados en Babilonia. Vivió en la
podemos mencionar también algunos va- ciudad de Tel-abib, junto al río Quebar,
sos de plata, extraordinariamente bellos o en las inmediaciones de aquélla. El río
y delicados, de esta misma época que era en realidad uno de los grandes cana-
han sido descubiertos en Guézer y Sha- les que servían para el riego; los babi-
ruhen (Tell el-Far'ah), al sur de Pales- lonios le daban el nombre de Kabar. No
tina. Una forma típica es el tazón y el sabemos exactamente dónde se hallaba
cuenco de plata con decoración agallo- Tel-abib, pero el nombre suena a babiló-
nada, el segundo provisto además de un nico, til-abubu, y significa «montículo
asa en forma de muchacha desnuda de la inundación». En esta época son
(cf. il. 151). Estas~producciones artísti- muy frecuentes los nombres de ciudad
cas parecen haber sido típicas de todo que empiezan por til (en hebreo, tel, alu-
el Imperio persa; su centro principal pa- sivo al «tell», o montículo resultante de
rece situarse en Siria. En épocas anterio- la acumulación de escombros debidos a
res, los cananeos habían aplicado sus anteriores ocupaciones); muchos, tells
mejores talentos artísticos a la talla del antiguos, desocupados desde hacía mu-
marfil. Ahora el marfil se había vuelto cho tiempo, fueron poblados ahora de
muy escaso, una vez desaparecidas las nuevo.
manadas de elefantes salvajes que mero-
La única ciudad de Babilonia en que
deaban por el Eufrates superior. Es pro-
las excavaciones nos han dado pruebas
EXILIADOS EN MESOPOTAMIA Y EGIPTO 301
de que contaba con una colonia judía es
Nippur, al sudeste de Babilonia. Esta
ciudad fue exhumada por una expedición
americana de la Universidad de Pensil-
vania entre 1889 y 1900. En 1948 rea-
nudó los trabajos el Instituto Oriental
de la Universidad de Chicago, con la
colaboración del Museo de la Universi-
dad de Filadelfia. El descubrimiento más
importante realizado por la primera ex-
pedición fue el barrio de los escribas,
donde apareció la mayor parte de las 152. Papiros cerrados y sellados.
30.000 tablillas de barro, o documentos
hallados en aquella ciudad. Más de dos
mil de estas tablillas, fechadas entre el
2500 y el 150Ó a. C , conservan parte sacar también la conclusión de que,
de k literatura de la antigua civilización mientras un grupo regresó a Jerusalén y
sumeria, que fue el período clásico de trataba de reconstruir el templo, otros
Babilonia ". En otro sector de la ciudad muchos se quedaron en Babilonia y lo-
se descubrieron más de setecientas tabli- graron abrirse camino allí. Lo cierto es
llas del siglo v a. C , que resultaron ser que numerosos vasos con inscripciones
los archivos de una gran empresa babiló- en hebreo nos sugieren que en Nippur
nica de banqueros y agentes comerciales, vivió durante siglos una colonia judía n.
la firma «Murashu Hijos». Una de sus En cuanto a Egipto, las pruebas de la
funciones consistía en actuar como agen- existencia de una colonia judía proceden
tes del gobierno persa para la percepción de Elefantina. Consisten en los papiros
de los tributos de la zona. En sus archi- descubiertos en esta isla del Nilo, junto
vos aparecen largas listas de nombres a la primera catarata, en la frontera me-
personales en que se evidencia la gran ridional del país. Los primeros conjun-
mezcolanza de pueblos que moraba en tos de estos papiros fueron comprados
la ciudad y en sus inmediaciones. Para a los naturales y luego publicados por
nosotros es del máximo interés la gran investigadores ingleses y alemanes entre
cantidad de nombres hebreos que con- 1903 y 1911. Otro grupo vio la luz re-
tienen estos documentos. No puede ca- cientemente en el Museo de Brooklyn
bernos duda alguna, por consiguiente, (il. 152). Fue adquirido por un ameri-
de que un número considerable de los cano, Charles Edwin Wilbour, en 1893,
antiguos desterrados de Judá se había mientras pasaba el verano navegando
establecido en aquella zona, siguiendo el por el Nilo. Murió en 1896 sin haber
consejo de Jeremías, que les urgía a pro- revelado su descubrimiento, y los papi-
curar el bien de la ciudad en que se ha- ros aparecieron en un baúl cuando la
llaban asentados, a rezar por ella y a colección de antigüedades que había re-
establecerse tranquilamente con vistas a unido pasó al Museo de Brooklyn a la
una larga estancia (Jr 29,1-14). Podemos muerte de su hija 13.
12
Cf. H. V. Hilprecht, Explorations in Bible
11
La publicación de este importante mate- Lands During the 19th Century (Filadelfia
rial ha sido emprendida recientemente por 1903) 289ss; especialmente, 408-10.
13
S. N. Kramer; cf., por ejemplo, su Sumerian Sobre este asunto, además de un excelen-
Mythology (Filadelfia 1944). te análisis del contenido y significación de
302 EL TIZÓN SALVADO DEL INCENDIO
seo de Brooklyn sabemos que el templo arameo, a las que también tributaban
fue efectivamente reconstruido; el com- culto. Pero es más probable que aque-
promiso de los judíos de Elefantina, por llos judíos tuvieran una visión religiosa
consiguiente, surtió efecto. más refinada de lo que esta hipótesis pa-
La misma existencia de un templo ju- rece sugerir. Todos los nombres, por
dío en Egipto constituye un indicio de consiguiente, habrían de interpretarse en
que se practicaba allí un tipo de culto el sentido de personificaciones de ciertas
judío que los sacerdotes de Jerusalén no cualidades o aspectos de Yahvé, a los
dejarían de considerar heterodoxo. Des- que se atribuiría una existencia propia.
pués de la reforma del rey Josías en el En las religiones paganas se había dado
622 a. C. se estimaba ilegítimo el sacri- esta misma tendencia durante cierto
ficio de animales en otro altar que no tiempo, y resulta especialmente notoria
fuera el de Jerusalén. Otros indicios de en la concepción de la Palabra que pro-
heterodoxia son los que nos proporciona cede de la boca de una divinidad. Esta
uno de los papiros de Elefantina, en que manera de hablar, aunque no el «refina-
aparece una lista de donantes y sus res- miento» mental, es ilustrada en Is 40,8:
pectivas aportaciones para el templo de «La palabra de nuestro Dios permanece
aquella comunidad. En la cuenta final se para siempre». En todo caso, los judíos
separa una porción para el culto de de Elefantina estaban imprimiendo a la
Yahu (forma en que estos judíos pronun- fe yahvista un giro un tanto cuestiona-
ciaban el nombre del Dios de Israel), ble bajo el influjo pagano.
otra porción para una divinidad llamada Estos documentos pueden tomarse
llumbetel y una tercera para Anatbe- también como base para conjeturar, en
tel16. El segundo de estos nombres divi- general, el efecto que la restauración de
nos significa «nombre de la casa de Judea tuvo sobre los restantes judíos del
Dios». El tercero se refiere a la diosa Imperio persa. De los libros de Esdras
cananea de la fecundidad, Anat, o signi- y Ñehemías se desprende que en la se-
fica «signo de la casa de Dios». En otro gunda mitad del siglo v algunos judíos
documento se hace referencia a Anat- de Babilonia habían logrado interesar al
Yahu, que, tomado junto con Anatbetel, monarca persa en una reforma de la vida
parece sugerir que betel («casa de judía. En consecuencia, Esdras fue desig-
Dios») se usaba como nombre divino en nado alto comisario con plenos poderes
sustitución de Yahu, del mismo modo para reformar los asuntos religiosos ju-
que por entonces lo aplicaban a otras díos conforme a «la ley de tu Dios, que
divinidades los paganos. Otro documen- está en tu mano», y para establecer una
to menciona también a Herembetel, cuyo organización independiente de la justicia
significado podría ser «santidad de la a cuyo cargo habrían de quedar los asun-
casa de Dios». tos legales judíos (Esd 7,11-26). La ley
La interpretación de estos nombres que está en manos de Esdras sería, se-
divinos ha provocado muchas discusio- gún los investigadores, una edición de
nes entre los investigadores. Una de las la ley del Pentateuco, posiblemente el
hipótesis es simplemente que, si bien mismo Pentateuco en su redacción final,
los judíos de Elefantina veneraban a que los sabios judíos habrían compilado
Yahu (Yahvé) como su Dios nacional, a partir de documentos anteriores en Ba-
tomaron otras divinidades del entorno bilonia. En cualquier caso, una vez ini-
ciado aquel movimiento, podemos enten-
der el significado del decreto enviado a
" Ibid., 491. los judíos de Elefantina sobre la celebra-
304 EL TIZÓN SALVADO DEL INCENDIO
ción de la Pascua, así como el hecho de del 432 a. C , es decir, a finales del rei-
que la colonia de Elefantina no obtu- nado de Artajerjes 1 17 .
viera autorización para ofrecer sacrificios En las muchas cosas que nos enseñan
de animales. los documentos de Elefantina y otros de
Haremos una última observación acer- la misma época hay una de orden téc-
ca de los papiros de Elefantina. Hemos nico que reviste la máxima importancia.
advertido antes que hacia el 410 a. C , Se trata del conocimiento más intenso
cuando el templo egipcio fue destruido, del idioma arameo en el siglo v que
era sumo sacerdote en Jerusalén Yoja- este material ha hecho posible. Se trata
nán. Fue el único que no respondió a la del idioma oficial del Imperio persa y el
carta en demanda de ayuda para recons- que inayor número de personas hablaba
truir el edificio. Cuando Nehemías mar- desde Babilonia hasta Egipto. Antes de
chó a Jerusalén, hacia el 445 a. C , el estos descubrimientos, las porciones ara-
sumo sacerdote era Eliasib (Neh 3,1). meas del libro de Esdras (4,8-6,18; 7,
Sus sucesores, según Neh 12,22, fueron 12-26), incluidas las transcripciones de
Yoyadá, Yojanán y Yadúa. El tercero los supuestos documentos oficiales de la
es el último sumo sacerdote conocido corte persa, no contaban con testimo-
nios contemporáneos que los corrobora-
del redactor del 1-2 Cr, Esd y Neh, y
sen y ayudaran a interpretarlos. Ahora,
con él termina la historia consignada en
sin embargo, podemos ver que el ara-
el Antiguo Testamento. Cuando Esdras
meo de Esdras es precisamente el de su
retornó a Jerusalén, una de sus primeras época, mientras que los documentos ofi-
diligencias fue conseguir que todos los ciales corresponden al tipo general que
judíos asistieran a una asamblea provin- comúnmente asociamos con el régimen
cial. Acudió a la cámara de Yojanán (o persa.
Yehojanán), y allí se hizo la proclama
que convocaba a la asamblea (Esd 10,
6-8). Muchos investigadores creen que
PALESTINA EN LA ÉPOCA
Yojanán debía de ser entonces sumo
HELENÍSTICA
sacerdote, pues una proclama de este
tipo sólo hubiera podido emanar de la El Imperio persa se hundió ante el
oficina de una autoridad semejante. Sin conquistador griego Alejandro Magno
embargo, Yojanán, como hemos visto, entre el 333 y el 331 a. C , pero la
fue posterior a la época de Nehemías; muerte de éste en el año 323 a. C. puso
si en Esd 10,6-8 aparece como sumo término a sus sueños de unir el Oriente
sacerdote, ello significaría que Esdras y el Occidente en una gran hermandad
marchó a Jerusalén después, no antes dominada por la cultura griega. El Impe-
que Nehemías, como parece suponer el rio se dividió entre sus generales, y Pa-
cronista. En tal caso, Esd 7-10 habrá de lestina quedó convertida en una zona
considerarse fuera de su lugar debido, fronteriza entre los Seléucidas de Siria
y habrá de insertarse probablemente a
continuación del libro de Nehemías. Por 17
esta y otras razones, posiblemente la Artajerjes I reinó del 464 al 423 a. C.
mayor parte de los investigadores se in- Los reyes más importantes que le sucedieron
son Darío II (423-404 a. C.) y Artajerjes II
clina hoy a creer que Esdras marchó a (404-358 a. C). Un análisis del difícil proble-
Jerusalén el año séptimo de Artajer- ma que plantea el orden en que se sitúan Es-
jes II (Esd 7,7; 398 a. C ) , no de Ar- dras y Nehemías en R. A. Bowman, en The
Interpretéis Bible III, esp. 561ss y 624, con
tajerjes I (458 a. C ) , o poco después las referencias citadas.
PALESTINA EN LA ÉPOCA HELENÍSTICA 30}
sugieren que ninguno de los salmos fue La sabiduría egipcia era famosa desde
compuesto en tiempo de los macabeos y antiguo; algunas de sus sentencias tie-
que la mayor parte de ellos es anterior nen semejanzas muy próximas en el libro
al exilio. La colección que hoy conoce- de los Proverbios. Lo cierto es que se
mos, sin embargo, recibió su redacción viene sospechando que debe de haber
final por la comunidad judía durante los alguna relación entre la egipcia Sabidu-
siglos v y iv. ría de Amen-em-opet19 y Prov 22,17-
El libro bíblico que mayores afinida- 24,22, aunque resulta sumamente difícil
des muestra con la literatura pagana es precisar en qué consiste esa relación. El
el de los Proverbios. El tipo de prover- libro de los Proverbios, por consiguien-
bio epigramático que contiene deriva de te, vendría a ser en su mayor parte una
las composiciones de los sabios paganos; colección de observaciones morales, des-
se afirma, por otra parte, que la intro- cubiertas por los paganos y luego culti-
ducción de una escuela sapiencial en vadas en una escuela sapiencial israelita.
Israel se remonta al rey Salomón (con- No puede decirse que este libro fuera
fróntese 1 Re 4,29-34; Prov 1,1; 10,1; compuesto en una determinada época;
25,1). La tendencia anterior de los in- probablemente contiene materiales proce-
vestigadores suponía en general que el dentes de diversos orígenes y épocas dis-
libro de los Proverbios era el resultado tintas, aunque la redacción final del
de una escuela hebrea posexílica de sabi- libro muy bien pudo tener lugar ya en
duría superior. Hoy, sin embargo, sabe- los siglos v o iv a. C.
mos que la literatura gnómica era uno
de los géneros literarios más antiguos El libro de Job no tiene paralelos cer-
e internacionalmente difundidos en el canos en cuanto al género, el estilo o la
mundo bíblico. Por lo que respecta a profundidad de ideas. Su tema, sin em-
Mesopotamia, los proverbios más anti- bargo, el problema del justo doliente, es
guos están en sumerio, y sus fuentes se muy antiguo. Que ello es así puede
remontan sin duda alguna al tercer mi- advertirse en el mismo libro, en el que,
lenio antes de Cristo. Las alusiones a la según hoy sabemos, se emplea en cuanto
sabiduría contenidas en los escritos sa- a los nombres propios una nomenclatura
grados cananeos y los proverbios que los en uso ya en el segundo milenio antes
monarcas de aquella misma cultura citan, de Cristo. Por añadidura, el problema
en su correspondencia con el faraón egip- fue abordado varias veces en Mesopota-
cio durante el siglo xiv a. C. revelan el mia; de estas obras, la más famosa es el
interés de las gentes de Siria y Palestina Ludlul bel Nemeqi («Yo alabaré al Se-
por este género antes de la llegada de ñor de la sabiduría»)20. Recientemente
los israelitas. Uno de aquellos prover- ha sido hallado en Nippur otro poema
bios cananeos decía así: «Si se maltrata sobre el mismo asunto, más antiguo aún,
a las hormigas, ellas no reciben (pasiva- pero en estado fragmentario y aún sin
mente el mal trato), sino que pican la publicar. El Job bíblico, por consiguien-
mano del hombre que las maltrata» te, se sitúa en una larga tradición de
(cf. dos antiguos proverbios hebreos so- reflexiones sobre el problema del mal.
bre las hormigas en Prov 6,6 y 30,25) 18 . No sabemos cuándo alcanzó su forma
con tal rapidez que un experto está aho- Teniendo en cuenta que los manuscri-
ra en condiciones de dar las fechas apro- tos hebreos medievales que poseemos
ximadas de los documentos descubiertos representan en su mayor parte una sola
sobre la base de la forma en que apare- tradición del texto, la crítica textual del
cen escritas las letras. De especial inte- Antiguo Testamento ha resultado una
rés para el período que ahora estudiamos tarea difícil y no muy fructífera cuando
es el hecho de que, según sabemos hoy, se ha realizado con seriedad. Para re-
a comienzos del siglo n a. C. existía ya montarse más allá de la actual tradición
un tipo especial de escritura hebrea des- textual, los investigadores tienen que
arrollado por los escribas judíos que se recurrir a las diversas versiones, espe-
dedicaban a la copia cuidadosa de los cialmente a la de los Setenta. Sus prin-
textos sagrados, que, por otra parte, vie- cipales manuscritos, fechados en el si-
ne también a ilustrar el intenso estudio glo iv d. C , los códices Vaticano y
de la escritura que por entonces empezó Sinaítico, fueron durante mucho tiempo
a practicarse u. las más antiguas copias conocidas del
Antiguo Testamento. Poco antes de la
última guerra, sin embargo, los papiros
DESCUBRIMIENTO DE MANUSCRITOS bíblicos Chester Beatty y el John
DEL ANTIGUO TESTAMENTO H. Scheide, hallados en Egipto, llama-
ron la atención de los investigadores.
El manuscrito hebreo utilizado en la Contienen porciones del Antiguo Testa-
actualidad por casi todos los investiga- mento griego y se fechan en los siglos n i
dores cuando leen el Antiguo Testamen- o ii d. C. Poco después de la guerra se
to en su idioma original data del si- publicó el papiro Nash, aproximadamen-
glo 3? d. C. Del siglo anterior proceden te de la misma fecha, con dos pequeños
dos porciones de la Biblia hebrea, una fragmentos del Deuteronomio en griego.
conservada en Londres y otra en El
Si bien estos y otros manuscritos del
Cairo. La secta samaritana de Nablús,
Antiguo Testamento son anteriores a los
en Palestina, posee el manuscrito más
grandes documentos hebreos con que
antiguo de todos, fechado en el 655-
contábamos, no ha sido posible hacer de
656 d. C. Antes de 1947 éstos eran los
ellos un uso muy extenso para corregir
más antiguos manuscritos del Antiguo
el hebreo. Entre el texto griego y el
Testamento en hebreo que se conocían,
hebreo hay, por ejemplo, numerosas va-
con excepción del Papiro Nash, una sola
riantes, pero, ¿hasta qué punto podemos
hoja hallada en Egipto y fechada aproxi-
fiarnos del griego? ¿Era un buen texto
madamente en 100 a. C. Contiene los
el que utilizó el traductor? ¿Cuántas de
Diez Mandamientos y la Sema (Dt 6,
esas variantes representan en realidad
4-5) y nunca formó parte de un rollo
divergencias textuales y no simplemente
más largo, sino que era una hoja suelta
libertades que se tomó el traductor? La
utilizada para la enseñanza o el culto.
dificultad que supone resolver todos es-
tos problemas ha hecho que los investi-
24
Un panorama reciente del estudio del idio- gadores se limiten cada vez más a fiarse
ma hebreo sobre su trasfondo histórico en del texto hebreo y a hacer menos correc-
W. J. Moran, en G. E. Wright (ed.), The ciones sobre la base del griego25.
Bible and the Ancient Near East, 54-72. En
cuanto a la evolución de la escritura (paleogra-
fía), cf. F. M. Cross, ib'td., 133-202; para el
25
período anterior, cf. «Bulletin of the American Cf. H. M. Orlinsky, The Septuagint — its
Schools of Oriental Research» 134 (1954) Use in Textual Criticism: «The Biblical
15-24. Archaeologist» 9/2 (1946) 21-42.
MANUSCRITOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO 313
redacción de una gran variedad de obras rios libros fueron copiados por la mis-
teológicas y apocalípticas directa o indi- ma mano.
rectamente inspiradas por aquellos es- Han aparecido fragmentos de más de
tudios. un centenar de rollos del Antiguo Tes-
Los manuscritos bíblicos se distinguen tamento. Excepción hecha del libro de
sin ninguna dificultad gracias a la cuida- Ester, todos los del Antiguo Testamento
dosa escritura empleada para copiarlos, están representados. Como era de espe-
así como por la calidad y el color del rar, Deuteronomio, Salmos e Isaías son
pergamino utilizado. Las hojas de perga- los que mayor atención reciben, y han
mino se cosían unas a otras para formar aparecido restos de unos doce rollos de
el rollo; las columnas del texto y las cada uno de ellos. Medíante el estudio
líneas que formaban cada una de éstas de la evolución que sigue la forma de
se calculaban y medían con gran exacti- la escritura (es decir, con ayuda de la
tud. En ocasiones, un copista omitía paleografía), ha sido posible clasificar
alguna palabra suelta o toda una línea, los fragmentos conforme al orden en que
y la parte que faltaba se escribía entre fueron escritos. Por ejemplo, los más
líneas o en los márgenes. Han sido ha- antiguos manuscritos bíblicos descubier-
llados tantos fragmentos manuscritos tos hasta ahora son los fragmentos de un
que se ha podido identificar la mano de rollo de Samuel (4Q Smb) y otros de
diferentes copistas y establecer que va- Jeremías (4Q Jr a ), que datan del año
316 EL TIZÓN SALVADO DEL INCENDIO
BIBLIOGRAFÍA
No hay una sola obra que aborde exhaus- otra parte, aún no han sido objeto del adecua-
tivamente los diversos temas que hemos resu- do análisis.
mido brevemente en este capítulo. En las notas En cuanto a los rollos del Mar Muerto, en-
a pie de página ya hemos dado una serie de tre las numerosas obras publicadas sobre el
referencias sobre diversas materias en concreto. tema conviene destacar dos, de reducido volu-
Sobre el trasfondo de los períodos persa y men, cuyos autores forman parte del equipo
helenístico, cf. especialmente J. Finegan, Light internacional que estudia grandes cantidades
from the Ancient Past (Princeton 1946) 192ss; de materiales aún sin publicar: F. M. Cross,
A. T. Olmstead, Hislory of the Persian Empire The Ancient Library of Qumrán (21961), y
(Chicago 1948). [Cf. R. Ghirshman, Persia, J. T. Milik, Ten Years of Discoveries in the
(Madrid 1964), con espléndidas reproducciones; Wilderness of Judaea (Londres y Naperville
en negro y color de los monumentos de la, 1959). Cf. también M. Burrows, The Dead
época]. Sea Scrolls (Nueva York 1955), y More Light
on the Dead Sea Scrolls (Nueva York y Lon-
En cuanto a los movimientos culturales y re- dres 1959); H. H. Rowley, The Zadokite
ligiosos del período helenístico, cf. especial- Fragments and the Dead Sea Scrolls (Oxford
mente W. F. Albright, Desde la Edad de Pie-\ 1952), con una bibliografía muy completa y
dra al cristianismo (Santander 1959) 202-30 y puesta al día en el momento de su publica-
referencias; M. Noth, Historia de Israel (Bar- ción; A. Dupont-Sommer, The Jewish Sect of
celona 1966) 264-356. [Obra fundamental es1 Qumrán and the Essenes (Londres 1954);
hoy El mundo del Nuevo Testamento, 3 to-: cf. también los números publicados desde 1948
mos (Madrid, Ed. Cristiandad, 1973). En el' por las siguientes revistas: «The Biblical
tomo I se estudian todos esos movimientos,> Archaeologist», «Bulletin of the American
en el II se ofrecen los textos de la época y' Schools of Oriental Research», «Revue Bi-
en el III los monumentos artísticos]. blique».
La mejor exposición acerca de la arqueolo- [Sobre Qumrán y los rollos allí encontrados
gía palestinense de los períodos persa y hele- existe una bibliografía copiosísima. Puede ver-
nístico se hallará en C. Watzinger, Denkmater se, con un amplio estudio, en Comentario hí-
Palastinas II (Leipzig 1935) cap. 5, aunque: Mico «San Jerónimo» V (Madrid, Ed. Cristian-
sería preciso añadir nuevos datos que, porc dad 1972) 128-150].
CAPITULO XIII
bía perdido sus fortificaciones, que fue- gular del templo era el típico de la épo-
ron reemplazadas durante los años 75-55 ca, lo mismo que la plataforma artificial
antes de Cristo, pero la ciudad distaba en que se extendía el atrio. Este edificio
aún mucho de su antiguo esplendor. En el es la ruina más impresionante que aún
año y¡ a. C. se casó allí Herodes con puede verse en Samaría, y no resulta
su amada Mariamne, y siete años más difícil imaginar que el emperador se hu-
tarde la ciudad le fue formalmente entre- biera sentido muy halagado por esta ma-
gada por César Augusto. Era un lugar ravilla construida en su honor, incluso
muy adecuado para convertirlo en una si hubiera sido erigida en la misma
fortaleza en que apoyar el dominio de Roma.
toda la comarca, pero que al mismo Al este del templo, en el otro extre-
tiempo podría servir para que el rey die- mo de la ciudad, se hallaba el foro, una
ra una muestra elocuente de su gratitud gran plaza abierta y rodeada de tiendas,
de devoción hacia Augusto. Herodes ins- que venía a ser un elemento caracterís-
taló allí seis mil veteranos de guerra y tico dé cualquier ciudad helenística. Fue
dio al lugar el nuevo nombre de Sebaste construido, probablemente también por
(Augusta), que es como ha venido lla- Herodes, durante el siglo i a. C. Aparte
mándose hasta nuestros días. del templo, sin embargo, los más hermo-
La nueva muralla de Herodes, cons- sos restos de la época herodiana son los
truida en torno a la parte inferior de la del estadio construido en un extremo
pendiente del montículo, cercaba una ex- del valle, al norte del montículo, pero
tensa zona que forma un óvalo irregular incluido a propósito dentro de los mu-
con un kilómetro de anchura por la par- ros de la ciudad. Consistía en un peris-
te más amplia. A lo largo de esta mura- tilo dórico rectangular, es decir, que se
lla se distribuyeron torres defensivas a hallaba cercado por un muro de piedra
intervalos regulares; la cantería parece y provisto de columnatas que soporta-
ser obra de artesanos locales. Era una ban una techumbre por la parte interior
buena fortificación, aunque no excepcio- del recinto. La arena, por supuesto, que-
nal. El mayor esfuerzo se dedicó a la daba a cielo abierto, pero los especta-
construcción de un magnífico templo en dores podían sentarse o permanecer de
honor de Augusto (il. 160). Samaría se pie a la sombra. Tenía aproximadamen-
convirtió en una ciudad pagana, y el te 190 m. de largo por 57 m. de ancho,
templo idolátrico que la embellecía pue- que eran unas medidas normalizadas en
de tomarse como una curiosa evocación la Antigüedad para obtener una pista de
de la obra realizada allí mismo por Jeza- ,1a misma longitud que la usada para los
bel, que ocho siglos'antes había habita- juegos olímpicos de Grecia (600 pies
do en un palacio cuyas ruinas se encuen- olímpicos de largo). Otro estadio de
tran precisamente bajo el templo de Asia Menor, el de Mileto, tiene precisa-
Herodes. En lo alto de las ruinas que mente la misma longitud que el de Sa-
quedaban de la ciudad israelita y otras maría, aunque su anchura es sólo la
construcciones posteriores se erigió una mitad. Los muros del recinto estaban
plataforma que cubría el montículo y cubiertos de una gruesa capa de revoco
avanzaba por uno de sus extremos; en y pintados formando paneles alternantes
ella se alzaba un gran atrio de más de de colores rojo y amarillo, con un zócalo
67 m. de lado y casi cuadrado. Una esca- marmóreo amarillo en la zona inferior.
linata conducía hasta el templo, construi- En el revoco aparecieron numerosos le-
do sobre un podio para que resultara treros y dibujos groseros, los típicos
visible a larga distancia. El plano rectan- garrapateos que cabe esperar de los es-
PALESTINA AL NACER JESÚS 321
pectadores en cualquier época. Los letre- y también ofreció los premios más im-
ros están en griego, aunque muchos de portantes de la 192 Olimpíada, eviden-
los nombres son latinos, como resulta temente celebrada allí, en su estadio.
normal en una ciudad habitada por una También se dice que dotó a la institu-
población tan heterogénea. ción olímpica cuando ésta se hallaba a
La introducción de los deportes grie- punto de hundirse por falta de recursos
gos, incluidas la carrera y la lucha, cons- económicos, de forma que la competi-
tituye un fenómeno relativamente tardío ción internacional no dejara de celebrar-
en Palestina. El estadio de Samaría era se cada cinco años.
realmente espléndido. Se utilizó durante La segunda ciudad de que hablaremos
siglos y sufrió *una reconstrucción en es- es Cesárea (il. 161), situada en la costa,
tilo corintio hacia el siglo n d. C. Sin a medio camino entre el Monte Carmelo
embargo, en los autores antiguos no apa- y Joppe. Antes "de Herodes era un lugar
rece nunca mencionado como un lugar sin importancia alguna, llamado «Torre
donde se celebraran competiciones fa- de Estratón». Cuando el rey terminó de
mosas. Por otra parte, sabemos que He- edificarla, resultó la ciudad una de las
rodes era muy aficionado a los juegos más bellas e importantes de toda Pales-
atléticos, y que ordenó celebrarlos en tina. Durante casi todo el período com-
Cesárea y Jerusalén. Según nos cuenta prendido entre los años 6 y 66 d. C.
Josefo, dispuso Herodes que en Cesárea fue residencia del gobernador romano
se celebrasen los juegos cada cinco años, del país. Allí fue llevado Pablo a juicio
21
322 PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS
ante Festo y Herodes Agripa antes de de la fotografía aérea. Era el- lugar en
embarcar hacia Roma (Hch 25,23ss). que lucharon los gladiadores entre sí y
Allí estaba de guarnición el centurión con las fieras cuando Herodes inauguró
romano convertido por Pedro, y allí se oficialmente la ciudad el año 10 a. C ,
estableció, como consecuencia de aquella y donde centenares de judíos prisioneros
conversión, la primera iglesia cristiana perecerían en aquellas mismas luchas por
con gentiles entre sus miembros (Hch orden de Tito el año 70 d. C. La arena
10; 18,22). A comienzos del siglo n de era de forma ovalada y medía poco me-
nuestra Era la ciudad se convirtió en nos de 90 m. de largo por 60 m. de
centro importante de la Iglesia cristiana. ancho. La construcción encerraba, por
Uno de los primeros grandes sabios que tanto, un espacio ligeramente superior
tuvo la Iglesia, Orígenes, enseñó en una al del mismo Coliseo romano; éste, inau-
escuela de Cesárea durante algún tiem- gurado por Tito el año 80 d. C , tiene
po, y el historiador Eusebio, que llegaría una arena de unos 84 m. de largo por
a obispo de Cesárea (315-318 d. C ) , re- 52 m. de ancho. El anfiteatro herodiano
cibió allí su formación. El área que la parece constituir asimismo un nuevo
circunda fue una de las huertas más fera- fenómeno. La más antigua referencia
ces de Palestina hasta la Edad Media, literaria a este tipo de construcción es
cuando, al ser destruida en las guerras de hacia el año 30 a. C , y el primer
de los cruzados, empezó a ser invadida anfiteatro permanente que hubo en
por la arena. Hasta el siglo pasado, sin Roma fue construido el año 29 a. C. en
embargo, se extraía de sus canteras bue- el Campo de Marte.
na piedra de construcción, que se envia- Ya se ha hablado de la importancia
ba por mar hasta Joppe y Acre. del estadio de Cesárea para las competi-
Cesárea nunca ha sido excavada en ciones atléticas. El teatro era para los
realidad, pero aún son visibles los restos amantes de la cultura; allí se represen-
de época romana que posee la ciudad. tarían sin duda alguna las antiguas obras
Herodes tardó doce años (25-13 a. C.) dramáticas griegas, pero también se da-
en construirla. Se dispuso una escollera rían conciertos. Cesárea sería, por tanto,
de treinta metros de anchura y asentada una ciudad habitada por una población
a una profundidad de 36 m. bajo el cosmopolita que, en su deseo de imitar
agua, empleándose grandes bloques con las costumbres de Roma, se sentiría allí
intención de conseguir un puerto igual, completamente a gusto. Sería, por otra
según Josefo, que el de Atenas, cuando parte, un lugar en que los judíos piado-
no mayor. Los restos de esta escollera sos y conservadores se encontrarían en
son aún visibles en forma de dos len- medio del más exacerbado tipo de paga-
guas que desde tierra penetran en el nismo traído de fuera e implantado en
mar. También se levantó una muralla el suelo de su tierra santa.
semicircular para cercar la mayor parte La tercera ciudad que hemos de des-
de la ciudad con sus grandes edificios cribir como ejemplo de la transforma-
públicos. En su interior levantó Herodes ción llevada a cabo por Herodes en
un templo en honor de César, adornado Palestina es Jerusalén. Entre otras cosas,
con una estatua colosal del personaje, un fueron reconstruidos los muros de la
anfiteatro, un teatro, un estadio y un ciudad; se edificó un nuevo templo para
mercado. Aún son visibles las ruinas del el culto judío y se reparó una ciudadela
teatro, el anfiteatro y el estadio. El anfi- situada en el ángulo noroccidental de la
teatro ha sido descubierto recientemente explanada del templo, a la que el rey
por los arqueólogos israelíes con ayuda puso el nombre de «Torre Antonia»;
PALESTINA AL NACER JESÚS 323
*».-*M*ü4**
En Jerusalén se han practicado cuida- puerta de Jaffa, entre 1934 y 1940. Era
dosos estudios y repetidas excavaciones éste el punto en que se unían el primero
en época moderna; la mayor parte de las y segundo muros septentrionales, fortifi-
excavaciones, sin embargo, se realizó an- cado por tres torres herodianas. Johns
tes de 1930, sin que apenas se aplicaran encontró bajo el patio de la Ciudadela
las técnicas estratigráficas y el estudio un muro preherodiano del siglo n i o
detallado de los fragmentos cerámicos. el II a. C , que giraba hacia el sur y se
El resultado ha sido que, si bien se han hallaba reforzado por tres torres. Los
realizado notables hallazgos, la mayor cimientos de una de ellas aún sostienen
parte de ellos no puede fecharse! Entre la obra de la actual «Torre de David»
las más importantes excavaciones se (il. 163). Los bloques de piedra utiliza-
cuentan, por ejemplo, las de F. J. Bliss dos en esta construcción son de gran
y A. C. Dickie, entre 1894 y 1897, en tamaño y pesan por término medio cin-
los restos de las murallas que bordean co toneladas, aunque algunos llegan a
el Valle de Hinnón. Es posible que en- las diez. Están bellamente escuadrados
contraran el muro sur de Herodes en y tienen uniones muy perfectas. La cons-
torno a la colina occidental, pero no trucción se inserta en el muro anterior
podemos asegurarlo. Quizá el trabajo y es, indudablemente, lo que queda de
más interesante, desde un punto de vista una de las tres torres de Herodes. No
científico, haya sido el de C. N. Johns, es seguro que también sean herodianas
realizado en la Ciudadela, junto a la las otras dos torres halladas por Johns.
En todo caso, este descubrimiento viene
a fijar la situación del ángulo noroeste
(Hist. V.ll-12) que el año 70 d. C, Tito, por
una serie de razones, deseaba terminar el ase- de la ciudad herodiana.
dio de Jerusalén sin más demoras. «Pero la Las intensas investigaciones del famo-
posición dominante de la ciudad había sido
robustecida mediante unas obras imponentes so arqueólogo francés P. H. Vincent, de
que hubieran constituido una defensa comple- la Escuela Bíblica de los dominicos en
ta incluso para un lugar situado en campo Jerusalén, han localizado el emplaza-
llano. Dos colinas de gran elevación habían miento y el plano aproximado de la
sido valladas con muros a los que se había
dado hábilmente un sesgo oblicuo o habían Torre de Herodes y el ángulo noroeste
sido provistos de entrantes de forma tal que de la explanada del templo (il. 164).
el flanco de los atacantes quedaba expuesto a Este fue el lugar donde Pablo fue encar-
los proyectiles. La roca quedaba cortada a celado cuando un oficial romano le res-
pico; las torres se elevaban a una altura de
18 m. en aquellos puntos en que lo escar- cató del tumulto que se había formado
pado de la colina servía de fortificación, y a en el templo (Hch 21,27ss). En opinión
una altura de 36 m. donde el terreno era del P. Vincent fue también el lugar en
llano. Las defensas tenían un aspecto magní- que Jesús compareció en juicio ante Pi-
fico y vistas a lo lejos parecían poseer una
elevación uniforme. En el interior había otras lato, donde además sufrió burlas y escar-
murallas que rodeaban el palacio, y, eleván- nios (Me 15). El nivel antiguo de la
dose a una altura señera, la torre Antonia, así calle se encuentra en este lugar unos
llamada por Herodes en honor de Marco An- 2 m. por debajo del actual. Prácticamen-
tonio.
te, el único resto de las construcciones
»EI templo se asemejaba a una ciudadela,
y tenía sus propios muros, que estaban cons- antiguas que aún se alza por encima del
truidos con mayor esmero que los restantes. suelo es el arco del Ecce-Homo (il. 165),
Incluso las columnatas que lo rodeaban forma- así llamado porque, según la tradición,
ban un recinto admirable. Poseía un manantial desde aquí mostró Pilato a Jesús, coro-
inagotable; en la colina se habían practicado
subterráneos y había depósitos y cisternas para nado de espinas, a la multitud, y dijo:
recoger el agua de lluvia». «He aquí el hombre» (Jn 19,5). En rea-
326 ' PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS
lidad, sin embargo, este arco nunca tuvo en el lugar llamado 'pavimento' (lithos-
relación alguna con la Torre Antonia o troton), en hebreo, Gabbatha.» En las
con los acontecimientos de la vida de losas se ven aún grabadas las rayas que
Jesús. Formaba parte de una triple arca- forman el tablero de un popular juego
da que hizo construir el emperador romano, con el que se entretendrían los
Adriano (117-138 d. C.) como entrada soldados que allí estaban acuartelados.
triunfal a la nueva ciudad que mandó Los restos más vistosos de las cons-
construir, y de la que estaban excluidos trucciones herodianas de Jerusalén son
los judíos. los pertenecientes a los grandes muros
El descubrimiento más importante en- edificados en torno a la gran explanada
tre los realizados por el P. Vincent se en que se alzaba el templo. Por aquella
cuenta el pavimento que cubría el suelo época el santuario de Jerusalén era un
en el patio de la Antonia (il. 166). Se lugar de peregrinación al que acudían
encuentra en el subsuelo del moderno los judíos de todos los rincones del
convento y colegio de las Hermanas de mundo civilizado. Al reconstruirlo pensó
Sión, y, al parecer, cubre una superficie Herodes que era necesario habilitar un
aproximada de 50 m2. Las losas utiliza- espacio mucho mayor que antes para dar
das para hacer este pavimento son de cabida a toda aquella multitud y, al mis-
caliza dura, de unos 30 cm. de espesor mo tiempo, embellecerlo adecuadamente.
y cerca de un metro de lado. Este pavi- La actual explanada que puede admirar-
mento reviste especial interés por ser se en Jerusalén es el resultado de
quizá el mencionado en Jn 19,13: «Cuan- aquellas obras, aunque el atrio exterior
do Pilato hubo oído esto, mandó sacar no se extendía entonces tanto en direc-
fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, ción norte como hoy. Para lograr un
PALESTINA AL NACER JESÚS 327
EnHr._JI
lbb. Pavimento del patio de la Torre Antonia.
uno de los pórticos, pero que no llegó por toda Palestina pueden verse aún los
a ser movida de la cantera. Los pórticos, restos de otros edificios públicos erigi-
sin embargo, no llegaron a terminarse dos por Herodes: en Ascalón, Herodium
en tiempos de Herodes; lo cierto es que (Montaña Franca, al sur de Belén), Ma-
las obras no finalizaron hasta seis años sada, junto al Mar Muerto (il. 170).
antes de que todo el conjunto fuera des- Qarn Sartabeh (Alexandrium, al norte
truido en el 70 a. C. Aquel templo era, de Jericó) y la misma Jericó. Estas cons-
sin duda alguna, un edificio que podía trucciones, con excepción de parte- de los
compararse con los más espléndidos de palacios de Masada y Jericó, están aún
todo el antiguo Próximo Oriente, y el sin excavar5* Pero se ha escrito lo sufi-
mismo Tácito, un autor romano, decía ciente para sugerir la atmósfera tan dis-
de él que era «un templo de riqueza in- tinta que había en la Palestina de los
mensa». Se dice que Tito quedó enorme- tiempos de Jesús comparada con la de
mente impresionado al contemplarlo3. los reyes de Israel. Herodes el Grande
El templo era el recurso con que con- había trasformado el país, que había
taba Herodes para ganarse los ánimos vuelto a ser rico y próspero, muy pare-
de los judíos. Con la misma intención cido, desde el punto de vista de Hero-
mandó elevar otras dos grandes cons- des, al de los tiempos de Salomón, con-
trucciones, una en Hebrón y otra en las vertido de nuevo en un lugar donde
inmediaciones de esta ciudad. Se han en- podía vivir a gusto un hombre de gran
contrado restos de la típica construcción cultura, cuyas maravillas podían mos-
herodiana en el edificio que actualmente trarse con orgullo a los visitantes ilus-
cubre el emplazamiento tradicional de la tres. Pero, ¿estaban dispuestos los judíos
caverna de Macpelá, en que fueron se- a soportar aquel cosmopolitismo que in-
pultados Abrahán, Isaac y Jacob. El otro vadía su país bajo la dominación extran-
edificio se hallaba al norte de Hebrón, jera? Los días del esplendor herodíano
en el lugar de Mambré en que se supo- no llegarían más allá del siglo i de nues-
nía que en otros tiempos se hallaba la tra Era.
encina de Abrahán. Pero estos regalos
a la piedad judía no lograron borrar del 5
todo la suspicacia, pues a cualquier par- Cf. los informes preliminares de J. L. Kel-
so y J. B. Pritchard en «Bulletin of the Amer-
te que se dirigiera la mirada aparecían ican Schools of Oriental Research» 120 (1950)
continuamente las muestras de las afi- 11-22; 123 (1951) 8-17; «The Biblical Archae-
ciones paganas de Herodes. Se dice que ologist» 14/2 (1951) 34-43. En Masada inició
el rey edificó un teatro y un estadio en sus trabajos una misión israelí el año 1955;
cf. «Israel Exploration Journal» 7 (1957) 1-60,
la misma Jerusalén, el centro de la vida donde se hallarán datos arqueológicos sobre
judía. Dónde pudieran estar emplazados, este yacimiento. [Después de publicarse este
sin embargo, es un misterio. En direc- libro, una amplia expedición, patrocinada por
ción sur y a considerable distancia de la Universidad Hebrea de Jerusalén y el De-
partamento de Antigüedades del Gobierno de
la ciudad se descubrió un teatro a fina- Israel, y dirigida por el profesor de arqueo-
les del pasado siglo, pero no sabemos si logía Yigael Yadin, excavó y estudió plena-
se trata de una construcción herodiana 4 . mente el recinto de Masada entre 1963-65. Los
hallazgos fueron extraordinarios: Palacio-Villa
En algunos otros lugares dispersos del Norte, Palacio del Oeste, la sinagoga, la
capilla bizantina, etc. El propio Y. Yadin escri-
bió un libro, profusamente ilustrado en negro
3
Tácito, Hist. V.8; Josefo, Guerra judía y color, sobre las excavaciones y la historia de
VIA. Masada: Masada. La fortaleza de Herodes y el
* C. Schick, Quarterly Statement of the último bastión de los zelotes (Barcelona
Palestine Exploration Fund (1887) 161ss. 1969)].
330 PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS
<• -^^¿^^¿'.^LíS^
175
- El luga, alto d
« Robinson en Petra.
334 PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS
El principal problema en estas zonas mero de diques (cf. ils. 177-178). Las
meridionales es la falta de agua. Esca- laderas se cubrieron de terrazas escalo-
sean los manantiales y durante el invier- nadas para evitar el arrastre de la tierra.
no llueve muy poco. Hasta hace pocos Cuando llovía, las aguas no podían fluir
años algunos investigadores estaban fir- hacia el valle, donde pronto hubieran
memente convencidos de que en tiempos desaparecido. Las cisternas se llenaban
bíblicos el clima tenía que ser muy dis- y los diques formaban pequeños lagos
tinto del actual. De otra forma, asegu- en que se remansaban las aguas; las te-
raban, no habría manera de explicar la rrazas impedían que el líquido fluyera
existencia de estas ciudades en pleno y lo retenían en las laderas. El subsuelo
desierto. Sin embargo, varios estudios se empapaba de agua y permanecía hú-
han venido a acumular pruebas de que medo a lo largo del cálido y seco verano.
no se han producido cambios importan- En nuestros días aún crecen los árboles
tes en el clima desde finales de la última y se mantiene la vegetación allí donde
época glacial, hace unos diez mil años siguen funcionando las terrazas y los di-
o algo más. Las exploraciones de Nelson ques de los nabateos. En el Négueb tra-
Glueck nos han proporcionado vivas tan los israelíes de imitar hoy a sus pre-
ilustraciones de la energía humana que decesores; para ello reparan muchas de
fue capaz de hacer posible la vida urba- las viejas construcciones nabateas y le-
na incluso en el Négueb palestinense. Se vantan otras a imitación de aquéllas.
logró conservar hasta la última gota de La vida del pueblo nabateo se prolon-
agua proporcionada por los manantiales ga desde el siglo i a. C. hasta el n d. C.
o las lluvias. Miles de cisternas, algunas En el 105-106 d. C. puso fin el empe-
de ellas de enormes dimensiones, apare- rador Trajano a la independencia del
cen por todas partes. Se construyeron país y lo convirtió en provincia romana,
canales y acueductos, así como gran nú- llamada Arabia Pétrea (la «Arabia de
336 PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS
Petra»). No mucho después de esa fecha quizá fuese el deseo de asegurar una
desaparece la hermosa cerámica nabatea mayor protección a la frontera oriental
y llega a su término el esplendor del de los dominios romanos, al mismo tiem-
reino del desierto. Como dice Nelson po que se defendía la causa de la cultura
Glueck, «puede decirse, hablando en ge- helenística frente a los intereses semíti-
neral, que el pueblo nabateo es uno de cos y judíos. Históricamente, la referen-
los más notables entre cuantos han pisa- cia más antigua a la Decápolis aparece
do el escenario de la historia. Surgido en los Evangelios (Mt 4,25; Me 5,20;
repentinamente de los desiertos de Ara- 7,31). El ministerio de Jesús, sin embar-
bia, llega en seguida a una posición de go, se limitaba a los judíos, y no tene-
gran poder, influencia y gloria, para hun- mos noticias de que llegara a predicar
dirse, con la misma rapidez, en el limbo en este territorio.
de la historia del que surgió, por culpa La ciudad que mejor ilustra lo que
de los romanos. Mientras tuvieron opor- era la vida en la Decápolis es Gerasa,
tunidad, los nabateos se convirtieron, a la que se llama frecuentemente «la
casi de la noche a la mañana, en gran- Pompeya de Palestina» (il. 179). Allí
des constructores de ciudades espléndi- sitúan algunos manuscritos antiguos el
das, únicas en la historia de la industria episodio del endemoniado que Jesús curó
humana. Fueron comerciantes, agriculto- (Me 5,1 y Le 8,26; cf. Mt 8,28). La ciu-
res, ingenieros y arquitectos de gran ca- dad estaba rodeada por una muralla; una
pacidad y energía. Las ruinas que ates- gran columnata enmarcaba la calle pavi-
tiguan su actividad constituyen al mismo mentada que atravesaba el centro de la
tiempo una prueba elocuente del esplen- ciudad, adornada además por los grandes
dor que supieron alcanzar»8. templos de Zeus y Artemisa, teatros,
Al norte de Nabatea, en tiempos del termas, un estadio y un mercado. En
Nuevo Testamento, había un grupo de época posterior llegó a contar con her-
ciudades federadas, cuyo número fue mosas iglesias. La mayor parte de los
originalmente de diez, que recibían el edificios monumentales aún visibles, sin
nombre conjunto de Decápolis. Entre embargo, data de la época posterior a la
ellas se contaban las mayores ciudades creación de la provincia de Arabia por
de la TransJordania, con la sola excep- Trajano, en el 106 d. C. Toda la ciudad
ción de Escitópolis (la Beisán del Anti- responde al modelo romano o helenísti-
guo Testamento), que se hallaba al oeste co, y viene a ser otro indicio de la pe-
del Jordán, al comienzo del paso que netración de la cultura occidental muy
conduce a la gran llanura del norte, Es- dentro de las fronteras de Palestina.
drelón (il. 58). Entre las restantes, las
mejor conocidas son Gerasa (la moderna
Jerash) y Filadelfia (la actual Ammán). LOS ESENIOS
Eran ciudades helenísticas cuya existen-
cia se remontaba a los siglos n i o II Las principales sectas judías de Pales-
antes de Cristo. Con la llegada de los tina en tiempos de Cristo eran los sadu-
romanos, sin embargo, formaron una ceos, los fariseos y los esenios. Los sa-
unidad administrativa y quedaron bajo duceos formaban la aristocracia sacerdo-
el mando directo del gobernador roma- tal; eran conservadores y negaban toda
no de Siria. La razón de estas medidas doctrina que no tuviera confirmación en
las Escrituras, entre ellas las creencias,
' The Other Side of the Jordán (New Ha- relativamente tardías, en la resurrección
ven 1940) 200. de los muertos y en las penas del infier-
LOS ESEMOS 337
lr&&i'.
no. Los fariseos eran los teólogos y le- una estricta disciplina ascética y ponían
gistas estrictos de la época; aceptaban en práctica una moral «mejor que la de
las doctrinas evolucionadas del cielo y el los otros hombres»; no ofrecían sacrifi-
infierno, de la resurrección y la inmor- cios en el templo, «porque tienen unas
talidad, pero al mismo tiempo atribuían lustraciones más puras» 9 . .Plinio el Vie-
gran autoridad a un cuerpo de interpre- jo, autor romano, los menciona en su
taciones orales de la Ley de Moisés, que Historia Natural (V. 17), obra publica-
consideraban estrictamente obligatorias. da poco antes de su. muerte, ocurrida
Uno de los problemas que más aguda- el año 79 d. C Afirma que vivían en la
mente discutían entre sí saduceos y fari- orilla occidental del Mar Muerto, y que
seos, que también habría de adquirir son «una raza solitaria, más extraña que
enorme importancia más tarde en la todas las demás del mundo».
Iglesia cristiana, era el de las relaciones Josefo dice que los esenios vivían en
entre Escritura y tradición, así como el diversos lugares repartidos por todo el
de la función que corresponde a la se- país; Plinio, por su parte, da a entender
gunda. Ambos grupos son severamente que su principal colonia se hallaba en
fustigados en el Nuevo Testamento, pero las inmediaciones del Mar Muerto. Este
ninguna alusión se hace al tercero, el de era el grupo que poseía los rollos del
los esenios. De ellos nos da noticias Jo-
sefo; el historiador judío afirma que sus ' Josefo,• Antigüedades judías XVIII.1; con-
propiedades eran comunes, se atenían a fróntese también su Guerra judia II.8.
22
338 PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS
las tinieblas, sino que poseen «la luz de El evangelio asenio de la nueva justicia
la vida» (Jn 8,12). Del otro se hallan en la Nueva Alianza queda muy lejos
«los que caminan en las tinieblas» y re- del evangelio cristiano del amor de Dios,
chazan la luz. Al hablar de este modo, del mismo modo que la figura de Cristo
san Juan usa casi exactamente las mis- resulta completamente distinta del ese-
mas expresiones que antes habían usado nio «Maestro de Justicia».
los esenios.
Los investigadores trataban de expli-
car antes el dualismo joánico por referen- LA ARQUEOLOGÍA Y LOS EVANGELIOS
cia a las diversas corrientes filosóficas
de su tiempo, sobre todo las helenísticas El período que abarca el Nuevo Tes-
tardías de todos los matices. Pero siem- tamento es tan corto que no podemos
pre surgían dificultades, como no deja- esperar de la arqueología una ayuda tan
ron de señalar varios críticos. Los sor- valiosa como cuando se trataba del Anti-
prendentes descubrimientos de Qumrán guo, que se extiende a lo largo de unos
han vuelto a plantear la cuestión de mil quinientos años, desde Abrahán has-
nuevo; hoy se piensa que al menos una ta la composición de los últimos libros
parte del trasfondo del pensamiento joá- de la Biblia. Todo lo que pueden ofre-
nico ha de buscarse en la teología de los cernos las investigaciones arqueológicas
esenios palestinenses. En todo caso, hoy en orden a ilustrar la vida y la obra de
ya se afirma que los libros de los ese- Jesús y la implantación de la primitiva
nios nos presentan la posición más cer- Igleisa en Palestina es lo siguiente: 1) la
cana hasta hoy conocida al Evangelio de compleja situación cultural y política en
Juan y a los escritos de Pablo, al menos que se desarrolló el ministerio de Jesús;
por lo que se refiere al trasfondo de las 2) varios detalles del relato evangélico,
ideas y al lenguaje empleado; el eslabón especialmente los referentes a la geogra-
que une ambas posturas sería la obra de fía; 3) datos sobre las tradiciones y el
Juan'-Bautista. El estudio de estos pro- texto de los evangelios.
blemas está tan sólo en sus comienzos En los párrafos anteriores de este mis-
y( ocupará la atención de los investiga- mo capítulo ya hemos dado un breve
dores aún por muchos años. panorama de la situación cultural y polí-
A pesar de todas las semejanzas obser- tica. En cuanto a los detalles de interés
vadas entre el movimiento esenio y el histórico y geográfico, sólo mencionare-
cristianismo, las diferencias resultan aún mos aquí algunos a modo de ilustración
más llamativas. Los sectarios de Qumrán de la obra realizada.
eran legalistas conservadores que busca- El Evangelio de Lucas trata de situar
ban su salvación en el cumplimiento de el nacimiento de Jesús en el panorama
la Ley mosaica, como preparación para de la historia contemporánea. Dice que
la venida del Mesías y de su reino. Cris- Jesús nació en Belén porque José y
to, en el sentir de los cristianos, inaugu- María hubieron de acudir a esta ciudad
raba un nuevo camino hacia el Padre. para empadronarse. Este empadrona-
Sufrió y murió en su condición de miento fue mandado hacer por César
Mesías; no aspiró al esplendor de un Augusto (27 a. C.-14 d. C ) , siendo Ci-
reinado terreno. Su acción salvadora rino gobernador de Siria, y se dice que
se desarrolló en beneficio de todos los fue el primer censo a que se sometió la
pecadores, no simplemente de unos po- población (Le 2,1-3). Conocemos varios
cos elegidos que habían llegado a la luz de estos casos en que se ordenó hacer
o para la santificación de sus seguidores. el censo con vistas a la percepción de
LA ARQUEOLOGÍA Y LOS EVANGELIOS 343
tas, y probablemente nunca serán identi- 1-11). Esta ciudad se identifica tradicio-
ficadas a causa de una tradición textual nalmente con Kefr Kenna, a unbs seis
confusa. Algunas han sido localizadas en kilómetros al norte de Nazatet, junto al
el curso de las exploraciones arqueológi- camino que lleva al Mar de Galilea. Allí
cas, combinando los datos de éstas con se enseña el lugar en que ocurrió el mi-
un estudio crítico de las fuentes anti- lagro y la fuente de que se tomó el
guas. Por ejemplo, en Jn 4,5-7 se dice agua. La realidad es, sin embargo, que
que Jesús, antes de encontrarse con la el nombre de la ciudad bíblica se ha
samaritana junto al pozo de Jacob, había conservado en el de la moderna Khirbet
marchado «a una ciudad de Samaría lla- Qana, a cerca de trece kilómetros al nor-
mada Sicar» (il. 43). Este lugar ha soli- te de Nazaret. En este lugar pueden ver-
do identificarse con la aldea de 'Askar, se las ruinas de una antigua población;
al pie del Monte Ebal, pero se ha la superficie aparece sembrada de frag-
demostrado que 'Askar es una población mentos de cerámica correspondientes a
relativamente moderna, y que su nom- los períodos romano y bizantino. Su
bre significa en árabe «campamento mi- emplazamiento concuerda con las noti-
litar». En consecuencia, es probable que cias de los peregrinos medievales, que
hayamos de preferir la versión siríaca nos hablan de un monasterio y una igle-
antigua, que en este punto lee «Siquén» sia que allí se alzaban en otros tiempos;
en vez de «Sicar». Siquén era una gran la última pretendía poseer una de las
ciudad ya en el Antiguo Testamento; vi- tinajas utilizadas para contener el agua
gilaba el paso entre los montes Ebal y que se transformó en vino.
Garizín, hasta que fue destruida por Del mismo modo, la localizadón de
Salmanasar V de Asiría en el 724 o 723. Cafarnaún, centro del ministerio de Je-
Fue reconstruida como capital de los sa- sús en Galilea, también ha sido discuti-
maritanos a finales del siglo iv a. C , da durante mucho tiempo. Casi todos
cuando Alejandro Magno se apoderó de los geógrafos de los siglos xvn al xix,
Samaría para instalar en ella a sus solda- incluido el gran Edward Robinson en
dos, y floreció hasta ser destruida por 1838, acostumbraban a situar esta ciu-
Juan Hircano a finales del siglo n a. C. dad bíblica en las ruinas llamadas Khan
En tiempos de Jesús y hasta nuestros Minyeh, en la orilla noroccidental del
días ha sido únicamente una pequeña Mar de Galilea. A comienzos de 1905,
aldea cuyas casas se alzan en torno al sin embargo, se emprendieron unas exca-
copioso manantial que riega aquella vaciones en lugar situado algo más al
zona. En las inmediaciones se halla el norte, llamado Tell Hum. Fueron exhu-
«Pozo de Jacob», donde tuvo lugar el mados, y en parte restaurados, los restos
episodio de Jn 4. de una hermosa sinagoga (cf. il. 182);
Cuando se recorre la moderna Pales- hoy se acepta que este lugar responde
tina, .los guías irán señalando uno por mejor que Khan Minyeh a los datos que
uno los lugares en que se desarrollaron poseemos sobre la antigua Cafarnaún.
los principales acontecimientos bíblicos. La cuestión, sin embargo, no está aún
Los turistas habrán de prestar escasa del todo zanjada, ni lo estará probable-
atención a la mayor parte de estas iden- mente hasta que se practiquen nuevas
tificaciones, aun en el caso de que se re- excavaciones. Algunas veces se ha dicho
monten a los tiempos de la Edad Media. que la sinagoga de Tell Hum es la mis-
Un ejemplo de ello es Cana de Galilea, ma en que Jesús predicó. Pero los ar-
donde Jesús realizó su primer milagro, queólogos creen que ha de fecharse en
la conversión del agua en vino (Jn 2, el 200 d. C , bastante después, por tan-
LA ARQUEOLOGÍA Y LOS EVANGELIOS 345
una gran pie2a de tela que se enrollaba en sus sepulcros en la época del Nuevo
en torno al cuerpo; uno de sus extremos Testamento que en los viejos tiempos de
caía por delante, sobre el hombro iz- Israel. En las inmediaciones de Jerusalén
quierdo; la tela quedaba luego pendiente hay gran número de tumbas correspon-
hasta el suelo y rodeaba la espalda, pa- dientes a este período, algunas de las
saba por encima o por debajo del hom- cuales son verdaderos monumentos ar-
bro derecho, ceñía la frente, y el otro quitectónicos. Las más conocidas son
extremo pendía a la espalda después de quizá las llamadas «Tumbas de los Re-
pasar sobre el hombro izquierdo. Había, yes», la «Tumba de los Jueces» y la
por supuesto, varios modelos de toga y «Tumba de Absalón» (il. 187). Ninguna
diversas maneras de llevarla, según las de ellas, sin embargo, se remonta a los
épocas y las formas de las otras prendas. tiempos del Antiguo Testamento, sino
También se usaban sombreros y caperu- que son de época herodiana o del si-
zas para protegerse la cabeza. El calzado glo i d. C. Las llamadas «Tumbas de los
consistía en sandalias, zapatos o botas. Reyes» son en realidad el monumento
Si llegaba a Jerusalén algún comerciante funerario de la reina Elena de Adiabene
de Mesopotamia, no resultaría difícil re- y su familia (il. 188); esta reina se con-
conocerlo por los largos pantalones que virtió al judaismo y se trasladó a Jeru-
llevaba. salén no mucho antes de la primera su-
Las gentes acomodadas gastarían más blevación judía del 66-70 d. C. Su
23
354 PALESTINA EN TIEMPOS DE JESÚS
LA IGLESIA EN EL MUNDO
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192. Reconstrucción del baptisterio de
Dura Europos.
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paso hacia el Mediterráneo (il. 194). An- tro ganadero que abastecía al Próximo
tioquía fue fundada hacia el 300 a. C. Oriente romano, con ricos pastos entre
a orillas del Orontes y a unos 32 kiló- los bosques cercanos. Al igual que otras
metros del mar. A través de su ciudad grandes ciudades helenísticas, estaba cru-
portuaria, Seleucia, estaba en permanen- zada de un extremo a otro por una gran
te comunicación con las regiones occi- calle porticada, y es la única de que sa-
dentales del Imperio, mientras que era bemos que poseía un sistema de alum-
también punto de convergencia para to- brado público.
das las caravanas que aseguraban el co- En un lugar próximo, llamado Dafne,
mercio con todo el Próximo Oriente. había un famoso santuario consagrado al
Durante el siglo iv d. C. su población dios Apolo. En torno al santuario se ex-
masculina alcanzaba la cifra de los tendía una especie de parque público con
150.000 o 200.000 individuos, y pode- florecientes negocios en que se explota-
mos suponer que en la época de Pablo ban toda clase de vicios, hasta el extre-
llegaría a cifras muy parecidas. En esta mo de que las costumbres de Dafne lle-
ciudad surgieron famosas escuelas de garon a hacerse proverbiales y famosas.
filosofía, medicina y retórica. Contaba También eran conocidos los antioquenos
con una gran biblioteca y toda clase de por su humor procaz y su inclinación a
edificios para recreo de sus habitantes: poner motes. Muchos investigadores in-
teatros, anfiteatros, estadios y baños pú- terpretan la aparición del nombre de
blicos. Era también un importante cen- «cristianos» en Hch 11,26 como un ejem-
364 LA IGLESIA EN EL MUNDO
siste en una copa lisa de plata rodeada de aquellas minas a cambio del pago de
de una funda exterior decorada con sar- 300 talentos. En Palestina aparecen cerá-
mientos y con las figuras de Cristo y los micas procedentes de la isla ya en 1600
apóstoles. Se pretendió que esta copa era antes de Cristo. Fue colonizada sucesi-
el Santo Grial, el cáliz que utilizó Jesús vamente por los micénicos, los fenicios
en la última cena; las figuras que apare- y posteriormente por los griegos; en
cían en la decoración exterior fueron in- tiempos de Pablo los habitantes de Chi-
terpretadas como retratos del siglo i des- pre y su cultura eran predominantemen-
pués de Cristo. Se dio mucha publicidad te griegos, como ocurre incluso en nues-
a este descubrimiento y durante algún tros días.
tiempo éste fue el objeto más conocido Se afirma que Pablo y sus acompa-
de toda la Antigüedad.. Sin embargo, los ñantes pasaron algún tiempo en cada
serios estudios de varios investigadores una de las dos principales ciudades de
han probado casi con absoluta seguridad la isla. Estas eran Salamina, donde había
que esta pieza data de los siglos IV o un famoso templo consagrado a Zeus, y
V d. C , y que nada tiene que ver con Pafos, con el aún más famoso que el an-
la última cena del Señor. Sin embargo, terior dedicado a Afrodita, la diosa de
no deja de ser una de las más importan- la fecundidad. Las dos ciudades se halla-
tes piezas de orfebrería cristiana hoy co- ban en los extremos opuestos de la isla,
nocidas 5. y la segunda era sede de la administra-
ción provincial romana. Allí se encon-
tró Pablo con Sergio Paulo, «hombre
PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLO inteligente», que ocupaba el cargo de
procónsul romano (Hch 13,7), o repre-
Saliendo de Antioquía y por su puer- sentantes del Senado romano para el
to, Seleucia, se embarcó Pablo en com- gobierno de la provincia. Una inscripción
pañía de Bernabé y Juan Marcos con descubierta por el cónsul norteamericano
destino a Chipre, que distaba unos no- Louis P. di Cesnola durante sus explo-
venta y seis kilómetros (Hch 13). De raciones desarrolladas entre 1865 y 1877
aquella isla era natural Bernabé (Hch 4, menciona a Paulo como procónsul. Apa-
36), y a ella habían acudido ya algunos reció en Soli, al norte de Pafos, y se
misioneros cristianos durante la perse- fecha en el 55 d. C , pero alude a un
cución desencadenada en Jerusalén des- incidente sucedido en fecha anterior,
pués del martirio de Esteban (Hch 11, mientras ocupaba el cargo Paulo (hacia
19), probablemente porque allí se habían el 46-48 d. C ) . Es la única referencia
establecido siglos antes nutridas colonias que tenemos de este procónsul fuera de
de judíos. la Biblia; es un dato interesante el hecho
Chipre debe su nombre a las minas de que Lucas mencione correctamente
de cobre que allí fueron objeto de una su nombre y cargo 6 .
intensa explotación en tiempos bíblicos. Desde Pafos embarcaron Pablo y Ber-
En el año 12 a. C , César Augusto otor- nabé con destino al Asia Menor y pronto
gó a Herodes el Grande, el monarca llegaron a la provincia romana de Gala-
palestinense, la mitad de la producción cia. Predicaron y enseñaron en Antio-
quía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe
5
Para un estudio detallado de este tema,
confróntese especialmente H. H, Arnason, The
History of the Chalice of Antioch: «The Bib- * La inscripción fue cuidadosamente publi-
lical Archaeologist» 4/4 (1941) y 5/1 (1942). cada por D. G. Hogarth, Devia Cypria, 114.
366 LA IGLESIA EN EL MUNDO
taatEgí- «m;¡m:áitmL •+
196. Ruinas de un acueducto en Antioquía de Pisidia.
(Hch 13,14-14,24). Es probable que Pa- sistema educativo para los jóvenes inspi-
blo escribiera más tarde a las comunida- rado sin duda alguna por el helenismo.
des fundadas en el curso de esta misión La asamblea política de este tipo de ciu-
su Carta a los Gálaías. dades era designada mediante el término
El nombre de «Galacia» deriva de un griego de ekklesia, palabra que adopta-
grupo de galos que, procedentes de ron los cristianos para designar la nueva
Europa, se establecieron en la zona nor- «Iglesia» establecida en Cristo. Como
te de la provincia durante el siglo n i colonia romana, Antioquía se situaba en
antes de Cristo. A comienzos del si- la categoría más elevada de las ciudades
glo n esta zona se convirtió en reino provinciales con una estratificación so-
asociado de Roma, que se fue ampliando cial perfectamente definida. En la cum-
gradualmente y, a la muerte de su últi- bre de esta jerarquía se juzgaban los ciu-
mo rey, ocurrida en el año 25 a. C , dadanos romanos de lengua latina, que
pasó a ser provincia romana. Antioquía tenían todos los privilegios jurídicos pro-
era la ciudad principal de esta provincia pios de los ciudadanos de la misma
(il. 196). Había sido fundada por Seleu- Roma. La masa de la población, sin em-
co I de Siria hacia el 300 a. C ; fue bargo, hablaría indudablemente griego,
declarada ciudad libre por los romanos pero sus miembros eran considerados
y, en el 11 a. C , colonia romana. En su simples «residentes», «moradores» (in-
condición de ciudad libre disfrutaba An- colae) y carecían de la plenitud de dere-
cioquía de una forma electiva de auto- chos civiles propios de los ciudadanos
gobierno, con asambleas populares y un romanos (coloni). Sin embargo, es indu-
PRIMER VIAJE MISIONERO DE PABLO 367
Filipos f. TRACIA
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MACL'DONIA V_^ jM^ Neápolis JEJ
Iflf Aiil'ípolis,
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5
\k'¡amii la Tróade
al sur del extremo occidental del Heles- y Neápolis llegaba dos días de navega-
ponto. Hoy no es más que un conjunto ción (il. 202). Según tenía por costum-
de ruinas abandonadas, pero durante la bre, no se detuvo Pablo en la ciudad
época romana fue uno de los principales portuaria, sino que marchó inmediata-
puertos de Asia. Una ruta marítima muy mente tierra adentro, hacia la población
frecuentada la unía con la terminal de la más importante, Filipos en este caso.
gran calzada, la Vía Egnatia, en Neápo- Hoy esta ciudad yace en ruinas y está
lis y Filipos. La Vía Egnatia era una totalmente deshabitada; queda a unos
calzada pavimentada que cruzaba Mace- trece kilómetros de Neápolis, en un
donia hasta Dirraquio, en la costa adriá- puerto de montaña. Sus principales mo-
tica. En este punto se tomaba el barco numentos han sido excavados por la Es-
que hacía la ruta de Bríndisi, en Italia, cuela Francesa de Atenas entre 1914
donde comenzaba la Vía Appia, que ter- y 1938. ,
minaba en Roma. La Vía Egnatia era el principal medio
El hecho de que Pablo se encontrara de comunicación con que contaba Fili-
en Tróade cuando tuvo la visión que pos; sobre sus losas pueden verse aún
reclamaba su presencia en Grecia (Hch las rodadas que dejó el paso de inconta-
16,9-10) sugiere que la decisión de mar- bles carros. Al costado oeste de la ciu-
char al continente europeo no significó dad se excavó una gran puerta monu-
una alteración repentina e impremedita- mental por la que pasaba la calzada, que
da de sus planes anteriores. Estaba en kilómetro y medio más allá atravesaba
aquel puerto preparado para embarcar, un riachuelo. Este es el único lugar a
y la visión serviría para darle la seguri- que pueden referirse las palabras de
dad de que su marcha entraba en los Hch 16,13: «El sábado acudimos fuera
planes de Dios. El trayecto entre Tróade de la puerta de la ciudad a la orilla de
LAS PRIMERAS IGLESIAS DE EUROPA 375
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CORINTO
Basílica Sur
Templo
Camino de
Céncreas
parecidos a aquél en que Pablo ejerció que daban acceso al agora consistían en
su oficio junto a Priscila y Aquila una amplia escalinata que en otros tiem-
(Hch 18,2s). A la derecha, inmediata- pos se hallaba cubierta por una puerta
mente antes del punto en que la avenida monumental. Al pie de esta escalinata
desembocaba en la plaza, había una gran se halló una inscripción que decía: «Si-
sala coa columnas, o basílica. Los roma- nagoga de los Judíos». Aunque es pos-
nos destinaban este tipo de edificios a terior a la época de Pablo, indica que
las actividades judiciales y cívicas, y de la sinagoga en que éste predicó no se
ahí tomarían más tarde los cristianos la hallaría lejos del agora.
planta de naves separadas por hileras de Los costados del agora estaban ocupa-
columnas para sus iglesias. A la izquier- dos por basílicas, templos y pórticos con
da se encontraba el períbolos de Apolo, tiendas. En una de estas tiendas se en-
uno de los muchos santuarios consagra- contró un bloque de piedra que original-
dos a este dios, y la fuente cubierta de mente había servido de escalón; en él
Pirene, el manantial más importante de puede leerse la inscripción: «Lucio, el
que se surtía Corinto y que aún sigue carnicero»; podría ser un indicio del sec-
manando en la actualidad. Los propíleos tor de tiendas que estaba destinado en
382 LA IGLESIA EN EL MUNDO
el agora para mercado de carnes, al que cionado como procónsul de Acaya. Indi-
alude Pablo en 1 Cor 10,25, aunque ca que Galión ocupó su cargo en Corinto
entre las ruinas de las tiendas que había el año 51 o el 52 d. C. Puesto que el
en la avenida de Lequeo han aparecido pasaje de Hechos parece indicar que lle-
otras inscripciones, si bien no tan se- vaba poco tiempo como procónsul cuan-
guras. do Pablo fue llevado a su presencia,
El amplio y despejado espacio abierto éste debió de llegar a Corinto hacia el
del agora estaba dividido en dos planos, 50 d. C.
con una diferencia de altura entre am- Abandonando el agora por el ángulo
bos de casi 2,50 m. La hermosa y fi- noroeste, y siguiendo esta misma direc-
namente construida tribuna del nivel ción, se llegaba al templo de Apolo. Aún
superior avanza hacia la parte baja en la se alzan sobre su solar siete macizas co-
parte central del agora. Fue probable- lumnas dóricas construidas en el siglo vi
mente esta plataforma el lugar donde antes de Cristo; en tiempos de Pablo
Pablo compareció ante Galión y el pue- debía de ser aquél un edificio muy no-
blo se amotinó (Hch 18,12-17). En Del- table. Los numerosos santuarios, templos
fos, al otro lado del golfo de Corinto, y fuentes indican que en la antigua Co-
ha aparecido una inscripción en la que se rinto se rendía culto a muchos dioses
menciona a Galión; se trata de una ins- que habían sido llevados allí por los
cripción fechable, y el personaje es men- nuevos habitantes que acudían de todas
CORINTO 383
tribunales en que se administraba justi- uno más. Una ojeada a las ruinas de la
cia rigurosa, aunque habitualmente con antigua Corinto y a los abundantes ma-
honestidad, conforme a la normas roma- teriales arqueológicos reunidos en el mu-
nas, y exhortaba a los cristianos a diri- seo no dejará de añadir fuerza y viveza
mir entre ellos sus diferencias o incluso a las expresiones familiares con que Pa-
a tolerar pacientemente la injusticia me- blo trataba de inculcar su mensaje a to-
jor que comparecer ante el tribunal de dos sus oyentes» 15.
los infieles. Había visto a los campesi-
nos arar sus campos y recoger sus cose-
chas en las fértiles llanuras que se ex- ROMA
tendían delante de la ciudad, donde
los labradores cavaban la tierra alrede- La Carta a los Romanos es el más ex-
dor de las cepas y recogían los racimos, tenso e importante de los escritos pauli-
cuyas uvas habían dado fama de siglos nos que conocemos. Fue evidentemente
a Corinto. Sin duda que entabló muchas escrita desde Corinto, durante la estan-
veces conversación con los pastores que cia de Pablo en esta ciudad en el curso
llevaban a pastar sus ganados o volvían de su tercer viaje de misión. El hecho
a sus casas al atardecer llevando la leche de que el Apóstol se tomara el traba-
del ordeño; sus lectores no tendrían difi- jo de escribir aquella carta indica que en
cultad alguna en entender sus palabras: Roma existía ya una importante comu-
'¿Quién planta una viña y no come de nidad cristiana. Afirma que desde hace
sus frutos? ¿Quién cuida un rebaño y mucho tiempo desea visitar a «los ama-
no se aprovecha de su leche?... El labra- dos de Dios en Roma», pero que se ha
dor-debe arar con esperanza y el segador visto impedido de hacerlo. Ahora, sin
segar con la seguridad de que participará embargo, tan pronto como recoja la co-
en la cosecha' (1 Cor 9,7-10). No tenía lecta que las iglesias por él fundadas
escrúpulos cuando se trataba de comer envían a Jerusalén, piensa marchar a Es-
la carne adquirida en el mercado y que paña y detenerse en Roma de camino
había sido sacrificada a los dioses paga- hacia'allá (Rom 15,23-29). No mucho
nos, y de buena gana habría aceptado después llegaría efectivamente a Roma
una invitación de sus amigos no cristia- (probablemente entre el 58 y el 60 des-
nos a celebrar una fiesta en un templo pués de Cristo), pero en calidad de pre-
pagano (1 Cor 8,10), pero en este caso so por haber apelado al tribunal del
prefería sacrificar su libertad por no cau- César al ser detenido por las autoridades
sar escándalo a sus hermanos en la fe de Palestina. Pablo era ciudadano ro-
que no tenían unas convicciones tan fir- mano y las leyes de Roma le otorgaban
mes. Aunque era libre, se había hecho aquel privilegio.
'servidor de todos, judío para los judíos, Los restos de la Antigüedad han sido
como quien no tiene ley para los que estudiados en Italia, al igual que en
viven sin ley', y podía afirmar sin exa- Grecia y Palestina, probablemente con
geración: 'Me he hecho todo para todos, mayor cuidado y de forma más exhaus-
a ver si puedo salvar a algunos por cual- tiva que en otros países del mundo. Los
quier medio'. En el cumplimiento de su
vocación visitaba Pablo todos los barrios 15
de la ciudad y se hacía presente en cual- O. Brooner, Corinth: Center of St. Paul's
Missionary Work in Greece: «The Biblical
quier lugar donde se reunieran los hom- Archaeologist» 14/4 (1951) 95-96; cf. también
bres para trabajar o para divertirse, y les W. A. McDonald, Archaeology and St. Paul's
hablaba no como un extraño, sino como Journeys in Greek Lands, III, Corinth- «The
Biblical Archaeologist» 5/3 (1942) 3648.
ROMA 385
entre ellos el descontento. Para ello se bre las que fue construida Roma, be
arbitró un sistema de racionamiento, se penetraba en él por el extremo este,
recurría a donaciones ocasionales de tri- donde hoy se alza el Arco de Tito
go y se procuraba que nunca faltaran las (il. 213). Este monumento fue erigido
distracciones. En el punto en que la Vía el año 81 d. C. en honor del conquista-
Appia penetraba en el corazón de la ciu- dor de Jerusalén; en su interior hay
dad, por ejemplo, tenía que contornear, unos relieves en que está representado
en dirección norte, la colina del Palatino el cortejo triunfal en que son llevados
para esquivar el Circo Máximo. Esta era a Roma los objetos tomados como botín
la mayor entre varias construcciones del en el templo el año 70 d. C. (il. 214).
mismo género dedicadas a las competi- Al otro extremo de la gran explanada
ciones de carros. Medía 540" m. de largo del Foro se alzaba la colina del Capito-
y, después de ser ampliado por Nerón lio, con su gran templo consagrado a
(54-68), tenía capacidad para 250.000 Júpiter, el más importante de los dioses
espectadores sentados. Entre los teatros, romanos, y el Tabularium, edificio a
el mejor conservado es el de Marcelo, prueba de fuego en que se guardaban
construido en el año l i a . C , con capa- los archivos oficiales. A la izquierda se
cidad para 14.000 espectadores. alzaba la colina del Palatino, donde fue-
El Foro Romano, centro del mundo ron construidos los grandes palacios de
en tiempos de Pablo, se extiende entre los emperadores. En el Foro pueden ver-
las dos colinas centrales de las siete so- se aún los restos de varios edificios que
ROMA 389
ttmmmtf.
de incinerar los cadáveres, les daban se- más antiguos de este cementerio se re-
pultura en cámaras subterráneas, que, montan probablemente al siglo i d. C.
por motivos de conveniencia, se fueron El hecho de que eran judíos se manifies-
convirtiendo en galerías, o catacumbas. ta muy frecuentemente en los símbolos
Las catacumbas judías más bellas y cui- que aparecen sobre los muros, de los
dadas descubiertas hasta el momento se cuales el más común es la menorah, o
encuentran en Sheikh Abreiq (Bet- candelabro de siete brazos.
Se'arim), en el norte de Palestina. Segu- Las catacumbas cristianas eran mucho
ramente era éste un famoso cementario más numerosas y complicadas (il. 216).
judío, pues allí fueron enterrados piado- En las inmediaciones de la ciudad han
sos judíos que habían vivido en lugares sido descubiertas unas treinta y cinco o
muy distantes entre los siglos n y V des- más, y la longitud total de sus galerías
pués de Cristo ". En las inmediaciones ha sido calculada en más de 800 kiló-
de Roma han aparecido numerosas cata- metros. Los más antiguos enterramientos
cumbas judías. La más antigua se en- que en ellas se hicieron datan de poco
cuentra cerca de Monteverde, al otro antes del año 150 d. C , unos ochenta
lado del río Tíber, frente a la zona prin- o noventa años después de la muerte de
cipal de la ciudad; los enterramientos Pablo. Es posible que haya catacumbas
más antiguas, pero, de ser así, se encuen-
17 tran probablemente dentro de la ciudad
Cf. B. Maisler, Beth Sh<*arim: Report on
the Excavation during 1936-1940, I (Jerusalen actual, en ciertas áreas no habitadas an-
1950). tes de las grandes ampliaciones suburbia-
ROMA 391
finales de su vida, donde sufriría el mar- vista, y esto significa que nos hallamos
tirio, algunos investigadores protestantes en una posición incierta w .
no están seguros de que pueda afirmarse
sin lugar a dudas que su tumba se en-
cuentre bajo la iglesia de San Pedro. La LA IGLESIA EN EL MUNDO
persecución de Nerón revistió tales ca-
El mundo romano en que penetró el
racteres que siempre queda la posibilidad
cristianismo estaba lleno de una gran
de que el cuerpo de Pedro no pudiera
diversidad de creencias religiosas, igual
ser recuperado o identificado. Por otra
que el nuestro. Casi todos eran politeís-
parte, es indudable que se mantendría
tas, es decir, creían en muchos dioses
el recuerdo del lugar en que el apóstol
que eran concebidos como seres perso-
fue martirizado. Por ello es posible in-
nales, pero que en realidad representa-
terpretar el monumento del siglo n ha-
ban las potencias y los principios obser-
llado bajo el actual altar de San Pedro
vados o experimentados en la madre
simplemente como un cenotafio que con-
naturaleza, sobre la tierra y el cielo. Las
memoraba el lugar donde ocurrió el mar-
personas educadas, por otra parte, tenían
tirio. No hay pruebas de que los cristia-
unas creencias mucho más refinadas.
nos sintieran un interés especial por las
reliquias o los sepulcros antes de finales
del siglo II, y esto hace posible que la " Cf. R. T. O'Callaghan, Recent Excavations
Ünderneath the Vatican Crypts: «The Biblical
tumba de Pedro nos sea y permanezca Archaeologist» 12/1 (1949); id., Vatican Ex-
siempre desconocida. En todo caso, los cavations and the Tomb of Peter: ibíd. 16/4
datos actualmente conocidos no bastan (1953). Cf. también O. Cullmanc, Peter: Dis-
para refutar claramente ese punto de ciple, Apostle, Martyr (Londres y Filadelfia
1953) 132-52.
LA IGLESIA EN EL MUNDO 397
Lo más grande y más santo para el mente preparada para la defensa, pero
politeísta romano era condenado como nunca destinada a la conquista». Des-
impiedad por el judío. Los romanos, en pués de la caída de Jerusalén en el año
consecuencia, miraban a los judíos como 70 d. C , surgió paulatinamente un ju-
enemigos de su religión. En la época del daismo rabínico aún más estricto, con el
Nuevo Testamento, según los autores resultado de que se ahondó cada vez
contemporáneos, prácticamente en todas más el abismo que lo separaba del pa-
las ciudades había elementos judíos, con ganismo y los conversos escasearon en
la consecuencia de que la religión de adelante.
éstos era bastante bien conocida. Por El cristianismo tuvo desde el primer
otra parte, los judíos eran considerados momento una posición menos favorable
por los romanos como una nación, y en que el judaismo porque era considerado
cuanto tal les habían sido concedidos simplemente como una secta desgajada
ciertos privilegios. Desde mediados del de éste y no tenía derecho a disfrutar
siglo i a. C , con Julio César, adoptó de los privilegios concedidos a una na-
Roma la política de permitir a los judíos ción o pueblo. Antes del siglo II d. C ,
el libre ejercicio de su religión, cierto el cristianismo y los cristianos apenas
grado de autonomía local en materias atraen la atención de los autores clási-
jurídicas, la exención del servicio militar, cos; cuando éstos los mencionan, es en
la dispensa de comparecer ante los tribu- tono de desprecio e indiferencia. Mien-
nales en día de sábado, etc. De ahí que, tras que a los judíos, considerados como
si bien en ocasiones se desataba la perse- una nación, se otorgó el privilegio de
cución contra los judíos, casi siempre quedar libres del culto a los dioses y al
era con carácter local, mientras que su emperador, esta libertad en modo algu-
situación dentro del Imperio quedaba no fue extendida a los cristianos. De ahí
protegida por decreto imperial. que la situación jurídica del cristianismo
Por otra parte, y a pesar de las ene- resultara siempre insegura, con el agra-
mistades, los judíos se ganaron muchos vante de que la negativa a adorar al
simpatizantes por su piedad inconmovi- emperador y a los dioses nacionales se
ble, la armonía que reinaba en sus co- juzgaba como un delito de alta traición
munidades locales, su laboriosidad, hon- perseguido por la ley.
radez, sus reducidas exigencias y su La primera persecución desencadena-
desprecio de la muerte. Todos los anti- da contra los cristianos por traición con-
guos autores paganos coinciden en admi- tra el emperador tuvo lugar en Asia
tir que en todos los países eran muchos Menor bajo el reinado de Domiciano
los gentiles que obedecían los preceptos (81-96 d. C.) y quedó reflejada en el
de la ley mosaica o al menos se dejaban Apocalipsis. En Asia Menor el culto al
influir por ellos. En la misma Roma emperador estaba muy arraigado y con-
muchos se abstenían de los negocios en taba con universal aceptación; era natu-
sábado, porque el día de descanso sema- ral que se produjera la persecución a
nal les resultaba evidentemente muy gra- propósito de la lealtad debida al Impe-
to. Sin embargo, por muy elevado que rio. Para Juan de Patmos, autor del
fuera el número de los prosélitos y «te- Apocalipsis, sin embargo, el asunto esta-
merosos de Dios», el judaismo nunca ba claro: la fidelidad a Cristo y el culto
constituyó, como el cristianismo, una al emperador eran cosas absolutamente
amenaza para la religiosidad pagana. incompatibles. Juan habla de Pérgamo,
Como ha dicho cierto autor (Gibbon), centro del culto al emperador en la pro-
el judaismo era una religión «admirable- vincia de Asia, como del «trono de Sata-
400 LA IGLESIA EN EL MUNDO
nás»; llama «testigo fiel» a cierto Anti- »Nerón ofreció sus jardines para el
pas que pertenecía a aquella comunidad espectáculo y se exhibió él mismo en
(Ap 2,13) y alude a los que «fueron el circo, mezclándose con la plebe en tra-
decapitados por el testimonio de Jesús je de corredor de carros o montado en
y por la palabra de Dios y que no han uno de éstos. De ahí que, aun tratán-
adorado a la bestia» (Ap 20,4). dose de criminales que merecían un cas-
Tácito escribió con cierto detalle so- tigo extremado y ejemplar, surgiera un
bre la primera persecución de Nerón, en sentimiento de compasión; pues parecía
la que evidentemente perdieron la vida que eran exterminados no por razón del
Pedro y Pablo. El año 64 d. C. un terri- bien público, sino para saciar la crueldad
ble incendio destruyó gran parte de la de un solo hombre» 21 .
ciudad de Roma; el pueblo atribuyó a Sin embargo, el cristianismo, a dife-
Nerón aquella catástrofe, pensando que rencia del judaismo, consideró un deber
el emperador se proponía alcanzar la glo- sagrado la difusión del evangelio y tuvo
ria de edificar una nueva ciudad a la el valor de romper con todos los obs-
que daría su propio nombre. Prosigue táculos que encontró en su camino. Las
Tácito: gentes educadas despreciaban la nueva
«En consecuencia, para alejar de su religión, a la que tachaban de supersti-
persona aquella murmuración, Nerón ciosa; las masas odiaban a sus adeptos
cargó la culpa e infligió las más refina- por «ateos» y se inclinaban cada vez
das torturas a una clase odiada por sus más a atribuir todos los reveses nacio-
abominaciones, a la que la plebe daba nales a la ira de los dioses por la difu-
el nombre de cristianos. Cristo, de quien sión del cristianismo. Pero nadie pudo
traía sus orígenes este nombre, sufrió la detener aquel avance. En medio de la
última pena durante el reinado de Tibe- quiebra del paganismo, el evangelio ofre-
rio a manos de uno de nuestros procu- cía una nueva esperanza y una nueva
radores, Poncio Pilato, y una supersti- seguridad, sobre todo a los pobres y a
ción sumamente dañina, reprimida de los oprimidos. Durante la primera parte
este modo por el momento, volvió a bro- del siglo II se produjo en Asia Menor
tar de nuevo no sólo en Judea, fuente un abandono general de las religiones
primera del mal, sino incluso en Roma, populares; los templos se quedaban va-
donde todo lo detestable y vergonzoso cíos y los funcionarios responsables se
de cualquier parte del mundo encuentra sentían alarmados. En esta decadencia
su centro y se divulga. En consecuencia, religiosa irrumpe el cristianismo con
se detuvo ante todo a los que se confe- energía y audacia, dispuesto a arriesgar-
saron culpables; luego, con base en sus lo todo, hasta la misma vida, por la
delaciones, quedó convicta una multitud causa de Cristo. A la larga también logró
inmensa, no tanto del crimen de haber una victoria a los ojos de los intelectua-
incendiado la ciudad, sino más bien de les paganos. Los sueños en un orden
odio contra la humanidad. Además de nuevo concebidos por César Augusto,
ser condenados a muerte, se les infligió basados en el idealismo clásico, habían
toda clase de escarnios. Cubiertos con fracasado prácticamente en el siglo m .
pieles de fieras fueron despedazados por Mientras tanto, la doctrina cristiana so-
los perros y así perecieron; otros fueron bre el hombre y la sociedad se iba con-
crucificados o condenados a las llamas virtiendo en una esperanza de salvación
y quemados para que sirvieran de ilumi- para una cultura moribunda.
nación nocturna al extinguirse la luz
del día. 21
Anal. XV.44.
BIBLIOGRAFÍA
El mejor sumario de las materias a que se obras de A. G. Mackinnon, The Rome of the
refiere el presente capítulo es sin duda la obra Early Church (Londres 1933). Obra muy docu-
de J. Finegan, Light from the Ancient Past mentada y con muchos detalles es la de
(Princeton 1946) 252-459, donde se citan nu- L. Friedlánder, Román Life and Manners
merosas referencias. En las notas a pie de pá- under the Early Empire I-IV (Londres 71913).
gina ya hemos remitido a los resúmenes sobre El vol. III, 84-214, contiene un interesante
descubrimientos arqueológicos de las ciudades estudio de la religión, incluidos el judaismo
más importantes publicados en «The Biblical y el cristianismo, en el Imperio. Cf. también
Archaeologíst». Los estudios más documenta- el excelente volumen de J. Carcopíno, Daily
dos sobre Asia Menor en tiempos del Nue- Life in Ancient Rome (New Haven 1940).
vo Testamento son, por supuesto, los de Quizá el mejor análisis dé la victoria del cris-
W. M. Ramsay. En la nota 8 hemos citado tianismo sobre el mundo de las ideas en la
dos de sus libros que revisten especial interés antigua Roma sea el de C. N. Cochrane,
para el investigador del Nuevo Testamento. Christianity and Classícal Culture: A Study of
Hay otras muchas obras de carácter más téc- Thought and Action from Augustas to Augus-
nico que se encontrarán con facilidad en cual- tine (Londres 1940).
quier biblioteca bien surtida.
La bibliografía sobre Roma y el mundo ro- Hay, por supuesto, varios aspectos del tema
mano es muy extensa. De especial interés es que hemos omitido en nuestro capítulo. Por
la obra dirigida por T. Frank, An Economic ejemplo, mucho podría hablarse de los papiros
Survey of Ancient Rome (6 vols.; Baltimore griegos y su significado para el estudio de la
1933-1940). época del Nuevo Testamento; cf. A. Deiss-
En cuanto a la ciudad de Roma en el si- mann, Light from the Ancient East (Nueva
glo i d. C. y siguientes, cf., entre otras, las York 1927).