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J. Robert Clinton. (1988). The Making of a Leader: Recognizing the Lessons and Stages of
Leadership Development. (La realización de un líder: Reconociendo las lecciones y
estados del desarrollo de liderazgo.) Colorado Springs: NavPress.
Introducción
La introducción al libro de Clinton empieza con cuatro historias de individuos, individuos
que Clinton cree que su libro puede ayudar. El primero estaba tratando de decidir si llegar a
ser un pastor o permanecer como un laico. La segunda era una persona que había entrado
en el ministerio pero rápidamente se desanimó. La tercera fue una mujer en un ministerio
donde su liderazgo aplasto su talento por su terquedad. El cuarto fue un hombre al final de
su ministerio cuya herencia estuvo en peligro de no ser transmitida.
Los objetivos del libro de Clinton da “marcas” a las clases de experiencias que los líderes
experimentan durante su desarrollo como líderes. Aquí hay un comentario clave, “Dios
desarrolla un líder durante toda la vida”. Ese desarrollo es una función del uso de eventos y
de la gente para impartir lesiones de liderazgo sobre un líder…. Todos los líderes pueden
señalar los incidentes críticos de sus vidas en que Dios les ha enseñado algo muy
importante (25).
Clinton describe su libro como “teoría del desarrollo del liderazgo” y él tiene un sentido
como algo rígido de como Dios desarrolla líderes en una línea de tiempo:
Primero, el de alguna forma rígidamente piensa que ciertas clases de los “elementos del
proceso” caracterizan ciertas fases. Por ejemplo, el piensa que Dios tiende a desarrollar su
interior en las fases tempranas de su desarrollo en el liderazgo. Segundo, el piensa que
eventos limites distintos tienden a demarcar el movimiento de una fase a otra: “crisis,
ascensos, un ministerio nuevo, aprendizaje de un nuevo concepto, experiencias inusuales,
encuentros de cambio en la vida con una persona, una experiencia de guía divina o un
movimiento geográfico (49). Finalmente fases diferentes algunas veces involucran
distintivamente esferas diferentes de influencia.
Tal vez podamos ir más allá de Clinton. Primero, podemos cuestionar si Dios nos micro-
maneja a nosotros y a la creación hasta el grado que Clinton asume. Algunos pensaran que
él lo hace; otros no estarán de acuerdo. Sin embargo, la tradición Wesleyana-Arminiana
cree que Dios nos conoce de antemano y prepara el camino para que tengamos una relación
con él, si nosotros cooperamos con su gracia (lo que John Wesley llamo “gracia
providencial”). Por lo menos, Dios quiere que usemos la mezcla de talentos, personalidad y
experiencias que nosotros tenemos—ambas las buenas y las malas—para edificar el cuerpo
de Cristo.