Está en la página 1de 3

1

Instituto Bíblico Juan L. Franklin, Plan Sabatino

Estudiante: Lea Raquel Chumil Pérez


Primer grado
Curso: Liderazgo Cristiano
Catedrático: Pedro Salomón Quiché

ENSAYO
NADA ES MÁS IMPORTANTE QUE EL LIDERAZGO, Y
EL CARÁCTER DE UN LIDER

El presente contiene argumentos, una síntesis e interpretación de los capítulos I y IV del libro Líderes
en el Liderazgo, de la serie de liderazgo de vanguardia del editor general George Barna, quien a su
vez escribe el capítulo I de este libro. Jack W. Hayford es el autor del capítulo IV, quien expresa sus
experiencias sobre la formación y consolidación del carácter de un líder.

Nada es más importante que el liderazgo

George Barna, en el libro Líderes en el Liderazgo, enfatiza que “la iglesia cristiana está agonizando
debido a la ausencia de un vigoroso liderazgo” hablando plenamente de la necesidad del verdadero
liderazgo que conlleve a otros a alcanzar metas para cumplir la visión de Dios para su iglesia, sin
dejar a un lado la “santidad, o justicia, o compromiso, con Cristo, u obediencia radical a Dios”; para
llegar a este señalamiento, primero es necesario que existan líderes que guíen a desarrollar esas
cualidades de ser santos, justos, obedientes y comprometidos con Dios para guiar a las demás
personas. En esto aprendemos que Dios se enseñorea con su pueblo cuando le sirve de todo corazón,
dispuestos a realizar lo que realmente hace falta, y en definitiva Dios mismo estableció líderes desde
la antigüedad para guiar a su pueblo con un liderazgo vigoroso, quienes por su parte, fueron
temerosos, comprometidos y obedientes a Dios, y lograron ejercer su liderazgo con la guianza del
Espíritu Santo. De igual manera, estoy de acuerdo con el autor al definir el liderazgo en cinco claves:
El líder es alguien que moviliza, se centra en influir en los demás, una persona con metas, tiene una
orientación en común con los demás, alguien que tiene seguidores. Un verdadero líder cristiano, debe
tener presente las cinco claves para ejercer un liderazgo conforme a la voluntad de Dios.

Por otro lado, en este mismo capítulo menciona que la iglesia debe ser dirigida por líderes, y para ello
es sumamente necesario que aquellos líderes deben reflejar y adoptar “un carácter semejante al de
Cristo”: tener un corazón de siervo, adquirir y demostrar valor en la tarea encomendada, tener un
temperamento sereno, debe contar con una profundidad espiritual, ser fiel, tener dominio propio, ser
apasionado, confiable y otras características, esto es para ejercer un liderazgo de acuerdo a las
necesidades que la iglesia presenta hoy en día, y así encaminar y guiar a la misma hacia la visión de
2
Instituto Bíblico Juan L. Franklin, Plan Sabatino

Dios para su pueblo. Pero para ello, el líder debe tener tres cualidades indispensables para ejercer ese
liderazgo vigoroso: 1. Ser llamado por Dios, 2. Tener un carácter semejante al de Cristo, y 3. Poseer
competencias funcionales que le permitan desempeñar las tareas y guiar a personas hacia los fines de
Dios. La combinación de estas cualidades son imprescindibles para ejercer el liderazgo de la iglesia,
no es suficiente contar con uno, porque Dios es perfecto, por lo tanto, el trabajo y nuestro servicio a
él debe estar en esa línea, de lo contrario no seríamos líderes que la iglesia necesita para crecer y
lograr el propósito de Dios en ella.

También menciona acerca del llamamiento que Dios hace a sus escogidos para liderar; en ello
menciona ocho señales: sentir el llamamiento, tener una inclinación innegable, tener una mentalidad
de líder, tener influencia discernible, la compañía de otros líderes, tener un estímulo exterior, tener la
fortaleza interior y disfrutar lo que se hace. Sin duda alguna, Dios cumple sus propósitos en sus
elegidos de una o de otra manera, y que maravilla que se nos presenten estas ocho señales para
reflexionar acerca del llamamiento que Dios ha puesto en cada persona llamada a liderar para la gloria
y honra de él. Cabe resaltar que el Espíritu Santo es persistente, confirma en lo más íntimo del corazón
de cada ser humano llamado a liderar, activa el impulso a la necesidad de servir como líder a Dios.
De igual manera, la persona misma percibe la misión que Dios le ha encomendado, pero no se puede
dejar a un lado que cuya vida del líder debe mostrar el amor de Cristo, lucha por servir de la mejor
manera posible a Dios, y por consiguiente los líderes son personas muy valientes, confiables,
perseverantes y leales a Dios, no importando las pruebas y luchas que se presenten en su vida, siempre
tendrán la mirada hacia Cristo y hacer su voluntad.

El carácter de un líder

En este capítulo, Jack W. Hayford señala que el carácter en el liderazgo cristiano, se va forjando de
acuerdo al “corazón del líder”, una “búsqueda con el corazón” a Dios. Es decir, que el carácter de un
líder se refleja en las manifestaciones desde lo interior de su ser; en esto afirmamos que el Señor sabe
y conoce todo lo que hay en nuestro corazón, en San Juan 2:25 encontramos “y no tenía necesidad de
que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”. Por otro lado,
nada está oculto ante Dios, todo está al descubierto y expuesto ante sus ojos “Y no hay cosa creada
que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos
de aquel a quien tenemos que dar cuenta” Hebreos 4:13. Con esto nos damos cuenta que Dios valora
lo más profundo de nuestro ser, aunque muchas veces nos rehusamos en atender lo que él quiere que
hagamos para su obra, pero también trabaja fuertemente en las vidas cuando éste llamado no es
3
Instituto Bíblico Juan L. Franklin, Plan Sabatino

atendido. Dios es quien levanta a sus obreros para el ministerio o trabajo que él designa, pero sin dejar
a un lado el carácter que es fundamental para ejercer tal ministerio, por otra parte, sabemos que Dios
prepara a sus llamados a lo largo de su vida, en medio de diversas situaciones él va formando el
carácter, pero la persona debe aceptar y reconocer que es necesario esa formación, y para ello debe
dejarse guiar y apoyarse en la oración como una disciplina esencial para su preparación.

También para desarrollar el carácter de un líder cristiano, implica la “total dependencia de la gracia
y sabiduría de Dios día a día, momento a momento”, un verdadero líder reconoce que nada puede
hacer por sus propias destrezas, conocimientos y experiencias, sino que la gracia de Dios, es quien
brinda la capacidad para conducir a otros en hacer realidad la intención de Dios para sus propias
vidas. Añadido a esto, el líder llega a ser sincero con Dios en todo, lo cual constituye uno de los
valores que trasciende en la toma de decisiones, conforme a la motivación del corazón que es movido
por el poder de la Palabra de Dios, no solamente acudiendo a ella para tener mucha información sino
para mantenerse en sintonía con el Espíritu Santo, haciendo su voluntad y viviendo conforme a la
imagen de Cristo con un corazón íntegro, humilde y comprometido, para vivir y servir en rectitud en
todos los aspectos de la vida, tanto en finanzas, justicia en la aplicación de autoridad y gentileza en
la manera que obramos para su gloria y honra.

Por otra parte, coincido con el autor donde cita: “El desarrollo del carácter del liderazgo requiere algo
más que la práctica de disciplinas externas, porque involucra el corazón, y no solo los hábitos. Se
refiere a algo más que solo devoción, porque implica transformación. Trasciende la obediencias,
porque conlleva la comunicación del Espíritu Santo al hombre interior”, los cuales son esenciales
para el corazón del líder. Sabemos que en momentos difíciles, es donde el carácter se muestra hasta
qué grado esta fortalecido, pero esto logra con la ayuda del Espíritu Santo en un corazón dispuesto a
obedecer y actuar con transparencia, discernimiento, honestidad e integridad, despojándose de sí
mismo y cuidando nuestro corazón para agradar a Dios.

Podemos concluir que es un privilegio, un gozo y una responsabilidad el ser llamado a liderar, y si
Dios llama a liderar, también capacita, de tal modo que solo nos resta atender al llamado, poniendo a
su disposición nuestro don y nuestras aptitudes, al punto que Dios mismo se agrade de nosotros
haciendo su voluntad con carácter conforme a nuestro corazón, reflejando el amor de Dios en
nosotros.-

También podría gustarte