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YO PERSIGO UNA FORMA

De Rubén Darío
Este poema pertenece al libro Prosas profanas y otros poemas publicado en 1896 en Buenos Aires.
Esta obra supuso la consagración del Modernismo literario en español, su creador Félix Rubén
García Sarmiento llamado Rubén Darío, poeta, periodista y diplomático nicaragüense nacido el
dieciocho de enero  de mil ochocientos sesenta y siete y fallecido el seis de febrero de mil
novecientos dieciséis, fue el iniciador y máximo representante del modernismo hispanoamericano,
el más influyente y con mayor éxito.
Este poema es un soneto alejandrino organizado según este orden ABBA  ABBA  CCD EED, en los
dos cuartetos notamos rimas abrazadas y consonantes en [ilo] [osa], pasa lo mismo en los dos
tercetos, se notan rimas consonantes en [uye] [oga] [ente] [oga].
En “Yo persigo una forma” se puede suponer que Rubén Darío, representante de la voz poética,
persigue una forma símbolo de la perfección artística.
Entonces al analizar este poema se intentará responder a esta pregunta: ¿De qué recursos estilísticos
se vale el poeta para expresar el simbolismo de la forma y la persecución perpetua de esta?
En primer lugar se puede decir que el título es programático, en efecto, anuncia al yo poético y al
tema principal del poema: la persecución de una forma.
Desde la primera estrofa, el poeta nos anuncia con que afán desea encontrar esta forma repitiendo
el título al principio del primer verso, de la misma manera adivinamos que la forma que persigue
debe ser perfecta porque busca “a ser la rosa” (v.2), la rosa simboliza la perfección en la poesía de
Rubén Darío, pero comprobamos que no solo quiere alcanzar la perfección sino también quiere
comprender que mecanismo lleva a la perfección artística,  esto lo vemos en el segundo verso,
“botón de pensamiento”.
A continuación, se puede destacar que “mi estilo”(v.1) representa la voz poética, aquí se articula una
sinécdoque que designa al poeta, fijémonos en la métrica del verso, la voz poética se halla en las
dos extremidades y la forma se encuentra exactamente en el hemistiquio del verso:
“Yo/per/si/go u/na/for/ma/que/no en/cuen/tra/mi es/ti/lo
Este verso se divide de esta forma, /go u/ se trata de una sinalefa, /no en/una sinéresis, /mi
es/segunda sinalefa, lo que produce un efecto de centralización en la forma.
La forma toma una posición fundamental, es intrínseca en relación al deseo de perfección.
Cabe subrayar la importancia de la musicalidad en el poema con el campo léxico del ritmo: botón,
sollozo, palabra, melódica, flauta, también el campo léxico del amor con las palabras beso, abrazo y
Venus de Milo (Diosa del amor y la belleza). 
El tercer y cuarto verso están caracterizados por un encabalgamiento impulsador de ritmo, este pone
de realce el contraste entre las palabras placenteras, beso, labios, abrazo y el diagnostico de R.
Darío que desemboca en la imposibilidad de alcanzar la forma.
Un sentimiento de placer se expresa en el verso tres, es decir, que esta activación mecánica del
pensamiento le sienta como un beso en sus labios. Esta sensación se yuxtapone al abrazo imposible
de la Venus de Milo, imposible como el abrazo de la Diosa puesto que no tiene brazos.
En la segunda estrofa, se desarrolla el campo léxico de la naturaleza con los términos rosa, astros,
luz, cisne, fuente, chorro, ave, lago, palmas, ventana, peristilo (galería de columnas con el que se
descubre el decorado).
El poeta nos sumerge en lo simbólico, en efecto, describe un decorado idealizado y bello, un paisaje
exótico con las palmas, ornado del clásico peristilo donde el tiempo parece estático debido a la
anáfora del verbo “reposa”(v.7).
El poeta construye un templo a la diosa aludiendo al peristilo, se propone en esta descripción un
espacio modernista.
El verbo adornar alude a una intervención voluntaria del cosmos, los astros cumplen con el cargo de
adornar y con la función de predecir la visión de la Diosa, lo divino esta omnipresente en los dos
cuartetos con la utilización de los dos sinónimos Venus de Milo y Diosa.
La idea se vuelve revelación a causa de la palabra de los astros.
Por otro lado, se puede contemplar un simbolismo cromático; el color blanco esta evocado dos
veces en el poema, en el verso cinco y catorce, se trata de la expresión de la luz, de la luna y del
gran cisne; en el poema el color blanco posee un valor latente intensificador del color verde
evocador de la naturaleza, el verde color de la esperanza, la esperanza es el valor inspirado por los
astros puesto que estos le han predicho la visión de la Diosa.
Además, el verde es el color de la calma indiferente, no transmite ni alegría, ni tristeza, ni pasión, su
utilización puede simbolizar el estado de ánimos en el que el poeta se refleja incorporado en el
decorado, pero sobre todo esta ausencia de sentimientos o emociones en la creación artística es
característica de la corriente modernista de la que RubénDarío formó parte y desempeñó un papel
clave.
En el séptimo y octavo se comprueba un encabalgamiento, bien se apercibe con que cuidado el
poeta maneja la métrica, con la comparación en los versos siete y ocho, la voz poética fusiona con
la naturaleza y con lo divino, en efecto la luz reposa en él, “reposa” (v.7) rima con “Diosa”(v.6). Se
percata la correlación entre el color blanco, la Diosa, la luz y la luna, idea de pureza y belleza.
El poeta se describe alumbrado parece que pierda su carácter humano, en representación de un
ser demiùrgico.
La aliteración en [L] da musicalidad al poema con las palabras: palmas, blanco, peristilo, alma, luz,
luna, lago, tranquilo. 
R. Darío pone en esta estrofa la luz de manifiesto colocándola entre las dos anáforas “reposa”, una
luz descrita como perpetua en su alma. Por otra parte, el ave de la luna alude al cuello del gran cisne
blanco en el verso doce. El poeta describe una atmósfera apacible evocada con el lago tranquilo
(v.8), esta imagen se asocia perfectamente al culto de Venus en la mitología griega, en efecto, Venus
representa la divinidad lunaria que se encarga de calmar el viento y el mar, información extraída del
libro Larousse des Mythologies du monde de Fernand Comte.
Por consiguiente, podemos decir que a raíz de lo que se ha analizado, se observa una forma de
expresión simbólica y metafórica.
Se percibe un polisíndeton en los versos 7, 9, 11,12 y 14 de la conjunción i griega, esto dota de un
ritmo lento al poema, un ritmo que hace navegar al lector.
Del verso nueve al once, el verbo hallar cobra el sentido de descubrir, la palabra nos aparece como
un instrumento creativo y musical. Podemos percibir el carácter impotente del yo poético ante este
encuentro imposible por culpa de la huida de la palabra, esta impresión contrasta con la luz divina
que permanece en la voz poética y que supuestamente debería ayudarle a alcanzar su meta.
El uso del presente del indicativo traduce una intemporalidad de los hechos, una voluntad perpetua
a pesar del pasar del tiempo.
Se manifiesta a lo largo del poema el contraste entre los verbos de acción o movimiento, es decir,
perseguir, encontrar, anunciar, adornar, hallar, huir, fluir, interrogar, y los verbos expresivos de
pasividad, reposar y dormir, lo que puede remitir a la oposición entre la voluntad del poeta y la
realidad del supuesto fracaso del hallazgo
Se demuestra aún la importancia de la musicalidad en esta poesía con la sinestesia “flauta fluye”
(v.10), se establece una fusión entre el aire y el agua, lo que puede simbolizar el cielo y el mar
pudiéndose referir a la idea de inmensidad, inmensidad que complica tanto la persecución como el
hallazgo.
Bien se nota una atingencia (relación) estrecha entre la palabra y el adjetivo melódica vehiculada
por el verbo fluir, un verbo dotado de un doble sentido, se emplea para expresar el correr del liquido
así como para describir la idea o la palabra que brota con facilidad de la mente a la boca.
Distingamos la aliteración en [LL] con los términos, Bella, solloza, cuello, hallo, huye, lo que hace
resaltar la musicalidad y causa una onomatopeya, la repetición de esta consonante nos hace pensar
en la palabra “Allá” lo que intensifica el alejamiento del punto en el que se halla el poeta a la forma.
En el verso once, se dibuja un barco borracho yendo a la deriva, idea repetitiva de distanciamiento
concretizada mediante el hipérbaton, el sujeto al principio del verso y la acción de bogar colocada
en última posición tienen como objetivo hacer más noble el lenguaje, se vuelve a ver con esta
ilustración la esencia del Modernismo.
Se comprueba como entre el sujeto y el verbo, el poeta describe la característica de la barca “del
sueño” lo que alude a lo inconsciente y a un mundo irreal ubicado en el espacio, el espacio es un
termino polisémico que expone la noción de inmensidad, ya evocada precedentemente, pero de la
misma manera expresa la separación entre las palabras de una misma línea. La finalidad del
Modernismo se expresa en este verso donde el fondo y la forma se reúnen para formar un conjunto
coherente y armonioso.
Los versos 10-11 y 13-14 están compuestos de la misma forma, resaltan los encabalgamientos
introducidos con la conjunción i griega, estos encabalgamientos marcan una pausa que intensifica el
valor de las palabras.
En los versos 11 y 12 se utiliza un recurso fónico mediante la inversión de las vocales [o a], con los
términos boga y bajo,lo que produce una vez más un juego rítmico que permite introducir
la última estrofa.
En esta última estrofa la Bella-Durmiente puede que simbolice la forma, la protagonista de este
cuento de hadas, en la versión original, aun durmiendo, da a luz a dos gemelos, un niño y una niña
cuyos nombres son Sol y Luna.
Se deslumbra la belleza simbólica del poema, la conexión entre la forma perseguida y todo lo
representativo de la belleza así como en la luz símbolo de sabiduría.
R. Darío consigue describirnos el chorro de la fuente (v.13) con habilidad, mostrándonos la forma y
el ritmo con el término “sollozo”, notamos la omnipresencia del agua con las
lágrimas que están compuestas de este elemento. En el verso catorce se termina de dibujar la
dimensión simbólica creada por el poeta con la postura del cuello del cisne que nos hace pensar en
un punto interrogativo, comprobamos como la belleza se encarna en el gran cisne blanco, el cisne
que representa una figura emblemática en la obra de R. Darío.
Se podría agregar que el principio del poema “yo persigo una forma” se juntaría con el fin del
poema “que me interroga”, lo que quizás sea la conclusión del poeta, idea de un replanteamiento
perpetuo ante su creación poética.
Para concluir se podría decir que nos encontramos ante una poesía pudiéndose calificar de
providencial, la voz poética esdemiùrgica, la búsqueda de la perfección se hace mediante una poesía
descriptiva, el recurso recurrente que se utiliza es la metáfora, sin embargo el lugar que ocupa la
musicalidad y la sonoridad es preponderante.
El poeta utiliza encabalgamientos en los dos últimos versos de cada estrofa lo que forma parte de la
tecnicidad con la que está compuesta la poesía; conforme la leemos nos damos cuenta de la huella
dejada por el poeta especialmente con la utilización del personaje mitológico de la Diosa Venus y
con la descripción de un sitio idealizado, bordeado por un lago, lejano en el espacio así como en el
tiempo.
Bien se nota la influencia de la poesía lírica del siglo xvl y claro está del parnasianismo francés que
defiende la búsqueda de la belleza y la voluntad de perfección mediante la palabra.
La palabra consigue ser una herramienta cognoscitiva, embellecida por los símbolos que forman
parte de la mitología y del cosmos.
Para mí, Rubén Darío ha alcanzado su meta al cabo de esta persecución, no solo reflejando la
perfección métrica pero sobre todo imponiéndose como un poeta vanguardista.

Elena Ochoa.

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