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Sin embargo, el problema se centra en determinar cuáles son los efectos que se
producen por dicho acto de enajenación, pues de la escasa regulación que se
tiene de este tipo de contratación y de lo que señala el segundo párrafo del
artículo 125 del Reglamento N° 008-2000-MTC (en adelante, el Reglamento) del
17/02/2000 de la Ley N° 27157 (en adelante, la ley), Ley de Regularización de
edificaciones, del procedimiento para la Declaratoria de Fábrica y del Régimen
de Unidades Inmobiliarias de Propiedad Exclusiva y de Propiedad Común, “resulta
de obligatoria aplicación cuando las secciones que la conforman pertenecen a dos
o más propietarios y optativa cuando pertenece a un único titular”, nos permite
formular el siguiente problema: ¿ La compra-venta de aires importa la
constitución de un régimen de propiedad exclusiva y de propiedad común?
Y que si bien, el término correcto a utilizar es de espacio aéreo, para efecto del
tema nos referiremos al de “aires”. Esta figura se conoce también en doctrina
como derecho de vuelo o levante, y se encuentra regulado –por ejemplo- en el
artículo 16° inc. 2 del Reglamento Hipotecario Español, cuya doctrina ha ido
perfilando los ámbitos jurídicos de la institución.
Ahora al hablar sobre cuál es la naturaleza jurídica de este derecho sobre los
aires, mucho se ha discutido sobre esta. Algunas teorías lo han equiparado a la
servidumbre o de superficie, pero lejos de éstas que lo único que buscaban era
escapar del inflexible régimen de propiedad horizontal, el Código Civil al haber
dado la calidad de bien inmueble al sobresuelo -en el art. 885° inc. 1)-, y
calificarlo como parte de la propiedad predial -en el art. 954°-, no se puede
tener duda el carácter de propiedad que tiene el titular de los aires.
De lo antes señalado concluimos que, con respecto a los aires, el titular del suelo
puede ejercer su atributo de goce, por el cual tiene un derecho a edificar o a
sobre elevar la edificación del mismo; en el caso de que ya exista algún tipo de
construcción, dicho derecho surge como una facultad inherente a su sola
condición de propietario del suelo. Ello se complementa con el art. 955° de
nuestro Código Civil, en el cual señala que el sobresuelo puede pertenecer, total
o parcialmente, a propietario distinto del dueño del suelo, lo que demuestra que
habiéndosele otorgado la condición de bien inmueble al sobresuelo, es decir, el
sobresuelo puede ser de dominio total de persona distinta, lo que implica que
puede extenderse sobre toda la proyección ideal de la planta sucesiva del lote de
terreno, comprendido dentro de su perímetro.
No puede olvidarse que el dueño originario del predio es titular por toda la
proyección vertical del perímetro del lote (art. 954 CC), y por esa misma razón
puede reservar que todo el sobresuelo pertenezca a persona distinta del dueño
del suelo (art. 955 CC). En otras palabras, si el dueño original lo es de “todos los
aires” (del perímetro), entonces no hay razón para limitar la propiedad privada
solo a una “parte de los aires” (la que pertenecen al techo). Por lo demás esta
interpretación es acorde con la protección constitucional de la propiedad, pues
de otra manera se pretendería que los propietarios renuncien forzadamente a
una parte de su dominio exclusivo.
Por lo que resulta evidente que todos los contratos capaces de generar la
obligación de transferir la propiedad de un inmueble podrán versar sobre los
aires. Siendo así que su transferencia se encuentra permitida en nuestra
legislación, y mayormente suele darse mediante una compraventa.
III.- LA COMPRAVENTA DE AIRES GENERA UN REGIMEN DE PROPIEDAD
HORIZONTAL
Teniendo en cuenta que el mal utilizado término “aires” alude a la facultad que
se concede a una persona a fin de sobreelevar una edificación, es decir, construir
plantas adicionales a las ya existentes y siendo que los artículos 954° y 955° de
nuestro Código Civil abren la posibilidad para que el propietario del suelo pueda
enajenar el subsuelo y los aires de una edificación en vista del crecimiento
urbano y el creciente valor de los inmuebles que puede ser de gran utilidad , por
lo que la propiedad de un predio no puede quedar circunscrita a la superficie,
pues para su idónea utilización se requiere tener un derecho sobre el sobresuelo
(indispensable para sentar los cimientos de una construcción) y también sobre los
aires (para levantar desde el suelo las edificaciones)” .
En la actualidad existen muchos inmuebles que por varias razones solo han
construido un primer piso, mucho mejor si estos están frente a parques,
hospitales, Centros Comerciales o cualquier lugar que resulte atractivo para
vivienda u oficina o cualquier negocio. Por lo general estos inmuebles no se
encuentran independizados y nadie comprará los aires para construir si estos no
se encuentran con su respectiva partida registral, por ello primeramente se
aconseja que el propietario del bien inmueble tiene que sanearlo, independizar
los aires y posteriormente venderlos.
Sin embargo, el problema resulta en los siguientes casos:
Es así que por estar presente estos dos elementos: propiedad común y propiedad
exclusiva se generará un Régimen de propiedad horizontal, debiendo los
propietarios someterse a lo previsto para dicho régimen.
Conforme al artículo 40° inc. h) de la ley 27157, los aires se reputan zonas
comunes, salvo que en los títulos de propiedad de las secciones aparezcan
cláusulas en contrario por las cuales se les atribuya la condición de sección de
propiedad exclusiva. Para efectos registrales la cláusula en contrario consta en el
reglamento interno, o en una modificación posterior en el que se apruebe el acto
de reconocimiento de la propiedad preexistente de los aires, y que había sido
omitida en la declaración inicial del reglamento interno. Para ello se requiere la
votación favorable de 2/3 del porcentaje de participación de los propietarios.
IV.- EFECTOS DE LA CONSTITUCIÓN DE UN REGIMEN DE PROPIEDAD
HORIZONTAL
El Reglamento Interno
Y luego inscripción del Reglamento
Por lo que si el propietario de un bien inmueble que tiene un solo piso y desea
transferir los aires y desea mantener exclusivamente la propiedad del terreno
debe señalar expresamente en el Reglamento y en la minuta del contrato que el
terreno no es bien común.
Así, el artículo 133° del Reglamento ha previsto que sobre los bienes de
propiedad exclusiva, los propietarios podrán realizar cualquier tipo de
obra sobre los bienes de propiedad exclusiva, siempre que no perjudiquen
las condiciones de seguridad y funcionamiento de la edificación y no
afecten los derechos de los demás propietarios o de terceros. Esto es, si el
terreno fuera un bien de propiedad exclusiva, su titular no podrá realizar
actos que perjudiquen al propietario de los aires. Asimismo, el propietario
del primer piso no podrá destruir su propiedad porque de esta manera
estaría perjudicando el derecho de otro titular de una sección exclusiva.
V.- BIBLIOGRAFIA
VÁSQUEZ RÍOS, Alberto, “Los Derechos Reales de la Propiedad”, 3era
edición, Ed. San Marcos, Lima, 2003