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Relación de indeterminación de Heisenberg

En mecánica cuántica, la relación de indeterminación de


Heisenberg o principio de incertidumbre establece la
imposibilidad de que determinados pares de magnitudes físicas
observables y complementarias sean conocidas con precisión
arbitraria. Sucintamente, afirma que no se puede determinar, en
términos de la física cuántica, simultáneamente y con precisión
arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, la
posición y el momento lineal (cantidad de movimiento) de un
objeto dado. En otras palabras, cuanta mayor certeza se busca
en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su
momento lineal y, por tanto, su masa y velocidad. Este principio
fue enunciado por Werner Heisenberg en 1925.

El principio de indeterminación no tiene un análogo clásico y


define una de las diferencias fundamentales entre física
clásica y física cuántica. Desde un punto de vista lógico es una
consecuencia de axiomas corrientes de la mecánica cuántica y por tanto estrictamente se
deduce de los mismos.

La explicación «divulgativa» del principio de incertidumbre afirma que las variables dinámicas
como posición, momento angular, momento lineal, etc. se definen de manera operacional,
esto es, en términos relativos al procedimiento experimental por medio del cual son medidas:
la posición se definirá con respecto a un sistema de referencia determinado, definiendo el
instrumento de medida empleado y el modo en que tal instrumento se usa (por ejemplo,
midiendo con una regla la distancia que hay de tal punto a las referencias).

Sin embargo, cuando se examinan los procedimientos experimentales por medio de los cuales
podrían medirse tales variables resulta que la medida siempre acabará perturbada. En efecto,
si por ejemplo pensamos en lo que sería la medida de la posición y velocidad de un electrón,
para realizar la medida (para poder «ver» de algún modo el electrón) es necesario que
un fotón de luz choque con el electrón, con lo cual está modificando su posición y velocidad;
es decir, por el mismo hecho de realizar la medida, el experimentador modifica los datos de
algún modo, introduciendo un error que es imposible de reducir a cero, por muy perfectos que
sean nuestros instrumentos.

Esta descripción cualitativa del principio, sin ser totalmente incorrecta, es engañosa en tanto
que omite el principal aspecto del principio de incertidumbre: el principio de incertidumbre
establece el límite de aplicabilidad de la física clásica. La física clásica concibe sistemas
físicos descritos por medio de variables perfectamente definidas en el tiempo (velocidad,
posición,...) y que en principio pueden conocerse con la precisión que se desee. Aunque en la
práctica resultara imposible determinar la posición de una partícula con
una precisión infinitesimal, la física clásica concibe tal precisión como alcanzable: es posible y
perfectamente concebible afirmar que tal o cual partícula, en el instante de tiempo exacto 2 s,
estaba en la posición exacta 1,57 m. En cambio, el principio de incertidumbre, al afirmar que
existe un límite fundamental a la precisión de la medida, en realidad está indicando que si un
sistema físico real se describe en términos de la física clásica, entonces se está haciendo una
aproximación, y la relación de incertidumbre nos indica la calidad de esa aproximación.
Enunciado matemático
Si se preparan varias copias idénticas de un sistema en un estado determinado, como puede
ser un átomo, las medidas de la posición y de la cantidad de movimiento variarán de acuerdo
con una cierta distribución de probabilidad característica del estado cuántico del sistema. Las
medidas del objeto observable sufrirán desviación estándar Δx de la posición y el momento
Δp. Verifican entonces el principio de indeterminación que se expresa matemáticamente
como:

En la física de sistemas clásicos esta indeterminación de la posición-momento no se


manifiesta puesto que se aplica a estados cuánticos del átomo y h es extremadamente
pequeño. Una de las formas alternativas del principio de indeterminación más conocida es la
indeterminación tiempo-energía que puede escribirse como:

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