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REPUBLlCA DE COLOMBIA

fttnive~8idad~aciol\at.-:li'acuUad de )¡)er¡echoy <;ienci1l8iotlticlle

}:~TUDlO ~OBRE LA HIPOTECA

TESIS

PARA EL DOCTOHAOO E\ VEH ECIIO \' CIENCIAS POLlTlCAS

HOSENDO A. BENAVIDES

llO(;OTA-]~\l\l
1l1I'lLE:\TA (lE ""1'01\'10 )(AllrA sll.n:snn:
Dircctur, Tom,is Galarza,

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A MI QUERIDO PADRE

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A MIS IIER~1ANOS

A MI MAESTRO Y AMI<:¡-O

~R. p. j3&NIGNO PRB&GOZO

EN SEÑAL DE AFECTO Y GRATITUD

A 1\11 DISTINGUIDO A::YIIGO

f3R. P&N&RAL j{AFA&L j{EY&S

A MI PRESIDENTE DE TERIS

PRo ¡OSÉ J'hARÍA PONZÁLEZ YALENGIA

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INTRODUCCION.

En cumplimiento de un deber reglamenta-


rio someto i\ la consideración del señor Presi-
dente de tesis y de los señores profesores este
humilde estudio sobre la hipoteca.
He elegido este punto porque es notoria su
importancia y porque las legislaciones moder-
nas no se hallan de acuerdo en entenderla y
reglamentarIa.
En este trabajo 110 se halla nada nuevo, si
no son las sabias explicaciones del distinguidí-
simo profesor (le Derecho Oi viI. doctor José
.María Gom:ález Valencia.
:Muchos y muy distinguidos son los autores
que han tratado sabiamente la materia; aquí
sólo presento alguflas apuntaciones que en
gracia del método y la claridad, los he dividi-
do en siete capítulos'
1.0 Hesefia histórica de la hipoteca;
2.° Definición y caracteres generales de la
hipoteca;
3.° Requisitos para la validez de la hipo-
teca;
4.° División de la hipoteca;
- o
D. Bienes susceptibles de hipoteca;
Efectos de la hipoteca, y
7.° Extinción de la hipoteca.

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ESTUDIO SOBRE TJA HIPOTECA

CAPÍTULO 1
Reseña histórica de la hipoteca.

En el Derecho Uomano, fuente de todas las Legislacio-


nes que rigen el mundo civilizado, la hipoteca es un contrato,
en virtud del cual el deudol· obliga sus bienes inmuebles al
cumplimiento de otra obligación. Por las analogías que
guarda con el de prenda, em considerado como una de
8US especies, y para su celebración no había necesidad de
que interviniese autoridad alguna.
Entre 101'1 romanos el derecho de hipoteca no reco-
nocía límites: era lícit.ogarantizar con ella toda clase de
créditos, hasta 108 indeterminados, y se podía extendet
á todos los bienes, así presentes como futuros del deudor.
El contrato de hipoteca tuvo su origen en Grecia; y
era allí tall pÚblico, que los signos aparentes de que se
valían para reprcsental'lo, designaban claramente los in-
muebles hipotecados. De pÚblico que era en Atenas,
pasó á ser oculto en Roma; á nna publicidad excesiva en
fa primera, sucedió un silencio absoluto en la segunda.
De esta manera Headmitió el derecho de poder hipotecar
todos los bienes. 'l'amaña diferencia segÚn Laurent, pro-
"ino del carácter y eostumhres especiales del pueblo
romano, que era esencialmente guerrero, ávido de con-
quistas, ignorante en industrias y despreciador (lel comer-
cio; de consiguiente el crédito no podía ni debía nacet'
en Roma, sino en otros pueblos, y especialmente en 108
modernos, en los cuales florecen la industria y el comercio.
Dnrante largo tiempo privó en las naciones qÚe here-
daron la civilización romana esta manera de entender y
practicar la hipoteca. A ello contribuyeron, como resultado
tIel atraso comercial y social que á la sazón reinaba, el

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8 E8tudio eobre la Hipoteca.

respeto y la veneraci6n profundos con que eran mlradas


las instituciones de Roma ; respeto y veneraelon que iban
, basta calificarlos, segiin 10 hicieron los antiguos juriseon-
sultos franceses, de razon eserita j con 10 cual querlau
significar q ue ellos estimaban .las leyes romanas como obra
perfecta, como fiel expresi6n de la verdad eterna, y que, por
10 tanto, no eran susceptibles de variaci6n. Mas la imper-
fecci6n es nota esenoial de todo 10 humano. En el decurso
de la vida de los pueblos es deber indeclinable de cada
generaci6n mejorar el legado de cultura que reeibe. As],
audando los tiempos, como se notara, a la luz de los pro-
gresos alcanzados que la hipoteca, tal como se hallaba
establecida, lejos de ser beneflca y garantia eflcaz del
oredito, coustituia una traba para el comercio y prepa-
raba la ruina de los que en ella se flaban, se pens6 en
reformarla para verde hacer de ella la garantia mris per-
feota de las obligaclones.
Entre las innovaciones que ell Francia recibi6 elcon-
trato de hipoteca debe mencionarse la de babel' exlgido
que para su validez era neoesario extender una acta au-
tentica ; fue este Ull paso de progreso que se encaminaba
a la publicidad j sin embargo quedaba por corregir 10
i1imitado del contrato, 6 sea la facultad de hlpoteear
todos los bienes que origlnaba consecuencias demasiado
perjudiciales para los contratantes,
Sully, para remedial' ell 10 posible tan males resultados,
estableci6, "que ninguna persona, de la calidad y condi-
ci6n que these, pudiese prestar hipoteca sin que demos-
trase previarnente que deudas tenia, {t que personas debia
y que bienes suyos estaban obligados a esas deudas ; pero
tan sabias dlspostciones no fueron observadas."
'I'ambien se estableeio que los muehles 110 fuesen sus-
ceptibles de ser hipotecados, y que la hipoteca no tuviese
validez alguna, hasta que no fuese reconocida ante la jus-
ticia, o registrada en una Notaria COil mutuo consenti-
miento de las partes. 'I'odos los actos celebrados ante

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Estudio sobre la H.ipoteca. 9

notario llevaban oonsigo para su seguridad, hipoteca ge-


neral ell los inmuebles del deudor sin necesidad de esti-
pulaclon. Pothier dice a
este respecto, que "no hay
necesidad de expresar la ooustltuclon de la, hipoteca en
los actos celebrados ante notario, porque siendo ya una
costum bre establecerla, de heclioqueda ooustituida," fun-
dandose en la maxima. "In eontractibu« tacite »eniunt
quae Sl/llt mori« et cOllsl!et1ll1inis."
BII ]581 un edicto que ha poco tiempo fue revocado,
ordeno la inscrlpcion ell UII registro especial de toda obli-
gacidn que excediera de cinco escudos de valor. En 1606
Enrique IV lanz6 estas mismas ideas, pero el parlameu-
to, en lugar de acogerlas les opuso resisteneia. Colbert, en
1673 trabajo obstiuadatnente en el seutido de dar publi-
cit1ail f1, Ia uipoteee ; mas SII ilesigniofuc oombatldo COli ca-
lor ell el parlamento, alegando como raz6n principal que
las mas gran des fortunas de Francia, puesto que casi todas
tenian inmensos gravamenes que permanecian ignorados
por carecer de publici dad las hipotecas, vendriau al suelo
ocasionando la ruina de los principales del reino, los cua-
les, una vez conoeidas sus deudas, no encontrarian credi-
to alguno, Estae razones, como se ve, patentizaban mas
que era indispensable hacer publica In. hipoteca. Aunque
en Francia, como ya se dijo, regia el Derecho Romano,
algunas Provincias se lrabian apartado de esa observancia
y admitlan un regimen muy diverso para la constituci6n
de las hlpotecas ; estas provincias erau las mas comer-
oiales del reino, y las que habian palpado los perjuicios
que sufrian los teroeros por falta de publioidad en diclios
actos ; asi, pues, ell elias se exigia como condicion indis-
pensable en el contrato de hipoteca, la inscripci6n en III I
registro especial, destlnado para esta clase de contratos,
y se miraban sin valor alguuo respecto de terceros los con-
tratos hipotecarios que careclau de esta forrnalidad.
Despues se introdujo al Derecho Romano dos refor-
mas acerca de este contrato, y desde eutouces se exlgi«

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10 Estltdio sobre La Hipoteca.

811 publicidad y la especijiuacion de los bienes. Estos prinei-


pi os fneron irnplantados pOl' dos leyes distintas; Ill. pri-
mera ordenaba Ill. insorlpcion de Ill. hipoteea en un re-
gistro destlnado unioarneute a
ese fin; la segunda dlspo-
nfa que en toda hipoteca debra espeoiflcarse 6 determi-
narse el inmueble obligado, deslgnandolo de tal modo,
que no hubiera lugar duda. a
POl' mucho tiempo hubo divisi6n entre los juriseon-
sultos; unos eran partidarios del regimen de los romanos
y otros del nuevo; y aSI los unos como los otros pre-
sentaban razones para sostener su doetrina ; pero el
Oonsejo de Estado eneargado del estudio de Ill.materia
adopto el doble principio de la pllblicidad y de la especia-
lidad de Ill. hipoteca. No obstante esta disposici6n se si-
gui6 discutiendo sobre las hipotecas partieulares, como la
de los menores, la de las mujeres casad as etc.
Grenier, celebre jurisconsulto frances, dice "que la
publicidad es necesaria para los terceros que se hallan
en el caso de prestar su dinero sobre Ill.fe de una garantia
real, 10 que no eonseguirfan si las hipotecas fueran ocultas,
porque ignorartan los gravarnenes que las afeetan," tam-
bien dice que la especiflacion es necesaria tanto para el
aoreedor como para el deudor, porque el deudor hipote-
cando Sll inmueble basta concurrencia de sn deuda, deja
libre el valor que le sobra en el mismo, y en cuanto al
aereedor la espeficaci6n Ie da la prenda que Ie es necesaria
para salvagnardia de sus intereses,
En el Dereeho frances moderno estrin admitidos y
exigidos como indispensables para la eonstituci6n de la hi-
poteea los dos princlpios de que se ha hablado,
Entre nosotros durante Ill.dominaci6n de Espana se ob-
servaron las leyes de dicha naci6n, y no era necesaria la es-
pecificaci6n, dado que el deudor podia hipoteear todos sus
bienes, tanto los presentee como los futuros,
Pero desde el afio de 1873, en que se adopto el 06digo
que hoy rlge, es necesaria la publioidad y la especificaci6n

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Estudio soln-ela Hipoteca. 11

para la valid~z de laR hipotecas, puesto que se exige la


ioscripción en el respectivo registro y 8e exprese la ma-
nera como debe hacerlW (artículos 243.~y 2563, del Oóc.ligo
Oivil).
OAPITULO 11
Definich;n ~.caracteTes generale¡,; de la hipoteca.

En el artículo 2432 tlel Código Ci\"il colomuiano se


halla la siguiente definición: '~La hipoteca l!.~ un derecho
de premul constituído sobre inmuebles quc 110 elijan por
eso de permanecer en }Joder del deudor."
Esta defillici{,n :í primera \'ista pal'ec(~ imperfecta,
pues no enseña claramellte qué clase .le contrato es el
de hipoteca ni declara tampoco sn objeto, pero analizán-
dola detenidamente se ve que es por lo menos satisfactoria.
Potbier dice que la hipotcca "('S el derecho qne el
acreedor tiene en la cosa de otro, paJa hacerla vender, y de
su precio, pagan.;e todo Sil eré.lito. E~te es Iln derecho
real, .i".~in re." (1)
Oonforme el O¡',digo frallcé~ "la hipoÍPca. es un dere-
cho real constituido sobre los inmueble:. afeetoR al cum·
plimiento de una obligación" {artículo 2114). (2)
Volviendo ahora á la. definici6n del O.ídigo Oivil colom-
biano, conviene primero recordar en qué cCl(Jsiste el con-
trato d~prenda; según el artículo 240!J: "Por el contrato
de empelío Ó premia S6 entrega una cosa mueble tÍ un acree-
dor para la seguridad de .~1/ crédito." De esta definici6n
se deduce que el contrato de hipoteca ('8 nna especie del
(1) Esta definición e. aplicable tanto al contrat.o de hipoteca como
al de prenda.
(2) Escriche toma la voz hipoteca en tres ~ntidos: 1.0 EBun de.
recho real que tiene el acreedor sobre 10Bbienes del deudor que se ha nan
,ujetola por la ley ó por el hombre al pago ($ cumplimienw de la deud."CÍ
obligación contraída. 2.0 Es el contrato por el cual uno Bujeta BUBbie.
nes para seguridad del cumplimiento de una obligaci6n propia ó ajena
y 8.0 Entiolndese tambíén por hipoteea, la misma COlaó finca que queda
ligada y afectada á la Beguridad y saneamiento del crédito 1i obligación.

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12 A'stw.fio solm! la Hipoteca.

de prenda, y
qne ambos .8on contratos acceIOlM;qU& 1Je
cODijtituyen para la ~guridadde otro contrato, .
En' el fOlltlo, las tres defi"ickln~8 que hernostran80rl.
to son idénticas: la de Potbicl' es uemasiado lata y, po!'
abarca!' á la "ez la, l.Iipoteca y la pl'enda, 110 expl'esa la
clase de bienes que pueden !ler hipotecadoR.
Así y touo, el cUlltrato de llipotcca ostellta varío!; ca-
racteres que 110penllitcn confundido con lIillgú:¡ utm.
Oon efecto, la l.Ijpotcc:~ NI Un uerecho real 8ubre uu
inmueble, estu es, un der(>cho á la l.:usa. hipoteeada sin
consideración :í determillada persolla, j/ls ill 're (artículo
6(5). La misma definición illdica que este dcrt'clw S6oo1l8·
tituye únicamente sobre bienes ¡nmuebles.
De este primer carácter se dednct', que el acreedor
hipotecario tiene un derecho COllstallte sobre d inmueble
hipotecado basta que le 'sea satisfecho su crédito, j' que
110 se extingue por el hecho de pIUlar' el iumueLle á ma-
nos de tercero.
El derecllO de hipoteca, como real que e~, implica U!la
especie de pénlida de la propiedad que sohre el inmueble
tiene el deudor . .Así, el derecho de pl'Opiedad eS elltaz de
los dcrechos reales, pero si constituimos voluntariamente
U/l derecho real sobre Ull ilJlllueble que /lOS perteuece,
hemos pel'dido nn derecho real en ese inmueble. Adem{\S,
d derecho <.le !Jipot~ca le confiere grau<les poderes al
acreedor hipote<:arjo en pcrjGicio del <leudor: tal como
t'I ,le que éste no pueda abusar del inmuehle hipote.
callo, ósea deteriorarlo gra\'emente, plles la ley, faculta al
acr'cedor para que exija inmediatamente el resarcimiento
de Sil crédito, Ó lIuevas garantías; y esto, aún en el ea so
de <¡lié los deterioros 110 dependan de la \'olulltaa uel
deudor. Mas este derecho lo ejerce sólo en el caílO de
qne la deuda sea líquida, aun cuando 110 so haya cumpli-
UO el plazo; pero si la «euua fuere iliquida, cOlluicional ó
inuetenninada el acreedor hipotecario 110 tendrá más de-
recho que el «o implorar las pl'OvidencituI cOllser"ath'as
lIeceslll'Ías (artículo 2451).

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J:st-udio 8wre.la. Hipoteca, 13

Por la misma razón, el acreedor hipotecario tiel.le de-


r~cbo á perseguir la cos.'\ bipotecada y llacerla "endel'
para cubril' su crédito, aun cuando (>lIa baya salido de
poder del deudor y por cualquier modo traslaticio de do-
minio !le halle en manos de tercero,
El ~er la. hipeteca UIl derecho real indica tamiJiéll
que la. hipotecacntraiía un derecho de preferencia á fa-
vor del acreedor. Este derecho se refiere únicamente al
p~'ecio del inmueble hipotecado cllando hay colísi{m con
los demás acreedorell, sc.tn {)1I0 hipotecarios, del mi8mo
deudol', Si la colisión se verifica COII coacredorcs simples,
en todo caso el acreedor hipotecario eN preferido para el
pago de Sil ('rédito; pero .si ella 8(l t'fect(¡a ('011 otrOí\
acreedores hipotecados, hay qlle atender á la. époc;~ de la
inscripción de cada hipoteca, para darles preferencia en el
orden cl'onol6gico de su illscl'ipeióll; de suerte quc si hay
dos aOl'euol'es con uipoteca. constituída en un lllisllIO in-
mueble, obtendrá la pretcrelleia aquél cuya II¡potcca l1aya.
sido inscrita primero en el libl'O respectivo; 1>IWS Ilada
más justo que lo que nos ellseiía el principio prior tem-
]Joye, potíor .iure. Por donde se ve que cste derecho no
es absoluto, sino relativo,
Ya se dijo que el contrato de uipotcca era 1111 contra-
to accesorio, dado qne para subsisti,' necesita de UII con-
trato principal; por)o tanto, extinguida de enalqllier modo
la obligaciÓn principal, de hecho queda extinguida la hi-
poteca; y si \In acrecdOl' hipotecario lega () tlaspasa {~
tcrceros Sil crédito, la hipoteca persiste 110 obstante el
traspaso: (tccesorium sequitll r prillcipale,
" De (Iue la Lipo teca sea un derecho a(:ceso!'Ío, dice
Raudry Lacantincrie, 110 se sigue, como se ha pretendido,
quo DO puc(le !lel' separada del crédito que garantiza para
unida á otro. Ull aCl'l'edor hipotecario puede incontes-
tablemcnte ceder su crédito y la l1ipoteca que lo garanti-
za; la cesiÓlI del crédito envuelve la de la hipoteca." " El
:tCl'eetlnr hipotecario, aíuulP, puede, conservando su cré-

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dib>, renunciar el beneftoio de la· hipoteca ytnlamitArJa á
otro acreedor; pnes no bay razón alguna que 86 oponga
á que la hipoteca unida á un crédito pueda ser separada
de él para adherida á. otl'O."
Est...•.doctl'ina. parece inaceptable, ya. porque lo acceso-
rio 8igue siempre á lo principal, ya. porque la. hipoteca.
sólo se constituye pal'a garantiY.Ju· las contingencias dd
contrato á qne va unida; ta.nb> e8 así, que ulla v~ que se
renuncia nn crédito hipotecario de becho se extingue la
hipoteca del contrato r,
que va unida.
Por otra palote, h, obligación que boy existe de deter-
minar en el contmto de hipoteca el inmaebh~' 610-
muebles hipotecatlos, lo mismo que el C1'édito que garan-
tiza, manifiesta <¡ne 110 puede ser tmsmitida. la hipoteca
á otro acreooor sin trasmitil'Jeá la vez el crédiro garan-
tizado ..
En consideración á que 108 contratos garantizados
por el accesorio de hipoteca \'ersall sobre hienes muebles
ó inmuebles, se ha pretendido calificado de mueble ó in-
mueble, según el caNO.
A este respecto el autor últimamente ciuulo dk,'6 lo
siguiente:
" La. hipoteca es siempre inmueble aUII cuando acom-
pañe á \111 crédito m\leble; pues, en realidatl, no es otra
cosa que un derechoell 1111 inmueble. Ahora bien; ¡cómo
el derecho ell \111 inmueble podría ser mneble T i, Qué im-
porta que la hipoteca sea un accesorio con relación al
crédito 1 Acaso lo accesorio deue tomal' necesariamente
la naturaleza de lo principal T ¡Por qué ha. de repugnar
á. la razón el que los créditos muebles estén garantizados
con seguridades inmnebles t
,. Según esto tarnhién debería decirse que el derecho de
prenda es inmueble cuando gal'ltntiza un crédito inmue-
ble; lo que nadie se atrevel'Ía. á sostener." De qll~ la
hipoteca es un tlerecllO accesorio, se tleduce que es lIece-
cesal'io, para M\I existencia y valor, la existt'lIcia ¡le un

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.Est·u4ío sobre la Hipotwl, 15

cootralo principal, pues sin cosa principal no puede haber


cosa aeoe80J'ia; así, cuando la obligación principal, para
cuya seguridad se e!ltableció la hipoteca, 110 t.~xista, ó se
rescinda ó se :ullllc por cualquier ca1l8~1, de hecllO queda
anulado el contrato ele hipoteell\. No ohstante lo dicho,
puede acae('er que la hipoteea sm~ nula desde su constitu-
ción, ó que sea remitida ó rescindid.\ después, sin que
esto acarree llulidad á la ohligación que garantizaba, por-
que lo priucipalno lIecesita de accesorio para existir.
Otro carácter de la lJipoteca el! la indivisibilidacI, prin-
cipio collsignado en el artículo 2433 del Código Oivil
en 108 siguientes términos. " La hipoteca es indivisible.
En coll8oouellda, ()(Jila 'III1(t de las cO.~as llipotecadas tÍ
una deulla, y cada parte de ella.'i sou obligadas al pago de
toda la deuda y (le cada parte de eUlt. DUllIoulin 1m va-
ciado este principio en una fórmula que se ha hecho céle-
bre. "Est tola in toto ct tota in qualibet parte.
De este principio slIrgell tnllcha.ll consecuencia.s:
1~ Cuando para la, seguridad de UlJ crédito lie han Id-
potecado varios inHlnebles cad:L lUlO (lc ellos responde
de toda. la deuda; así, el aeree¡lol hipotecario puede
perseguir cualquiera de ellos para el vago de su crédit<>,
y si uno no es suficiente para culJl'Íl'lo todo, ¡'Hlede diri-
girse contra los otros, hasta que le sea satistedlO COIl\;
pletamente.
Baudry Lac:mtincl'Íe dice: "Esta n~gla 110 sufre ex-
cepción ni en caso que la. elección l:'ea llt'cha por el acree-
dOl' y vaya á })eljudicar á tercero::,; aereedores." Para
demostn.l.r su aserto propolle el comentador 1111 t'jernplo
clarísimo y notalJle, qlle 110 ¡.;etrascriOt\ aquí ell gracia de
brevedad.
2~ Si el iumueble hipotecado 1m IJasallo al poder de
varias pel'sollas por razón de part ¡dún ó de "cllta, el
acreedol' hipotecario puede dirigirse contra cualquiera de
108 nuevos poseedores f illtelJ t:u' !iU aeción t:Olllo si él fue-
ra el único poseedor de todo el inlTlueble. El (mico dere-

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16 Estudio sObre la·HilJOteoa.

cho que fa\"ol'eceriaal (lemandado eíl estea.tIÍ)' Merfa el


que le cOllce(Je el articulo 1587.' El dert>cuo que tiene el
aCJ'eeuOl' hipotecario para poderse dirigir contra cualquiera
de los lIuevos poseedores del ii1mueble hipoteca(lo, se halla.
cOllRignado ('11el articulo 1585.
3~ Del propio modo, por (~Ihech() de que alguno ó al·
glllluS de los )Jol\eedort's del inmuehle hipotecad<. paguen
ulla parte (tel cl'éJito garantizado COIIdicho' inmueble, no
consignell la extinción de I:t hipoteca eu la parte que
ellos han pagado; la hipoteca 8ub8iste entera, y si quiere
el aOle~dol' hipotecario, podrá (lirigilse á los mismos (lue
le hilO pngado Sil p:\lte para que le sa.tisfagan flJtegra-
mente su ol.lliJ,tación. Lo cual está expresado claramente
en el Oódigo Civil, donde dice, "'lile 1ctacción hilwteoaria
ó prell(laria se dirige cOJltra aqfltJl de los COllelfdores que
posea, en tollo 6 en parte, la cosa ltipotecada ó empeñada. El
codel/dor l/l/e lta pagallo Sil parte de la dmula 110 pUetle re-
cobrar la prenda 1í obtelleJ' la caucelación. (le 1f. hipoteca,
11i aun en parte, mientras 110 se extinga el total de la deu-
da; y el acreedor lÍ quien se ha satísfeclto su parte tl~l
crédito, 110 pue(le remitir la prenda ó cancélar la ltipotec«,·
1/i ((I/n en p(trte, mientras l/O llayan sido ent6raf/leJlte .~a-
ti.~fecllOs SlIS coacredo)'e,~" (articulo 1538, IIÚrnel'O 11!)
Lo misllIo resulta cuando por la lIluerte del deudor
de UII crédito hipotecado pasan los bienes á sus herede-
}'()S. El lIert:'dero ó hpredel'Os iÍ quienes les haya tocado el
inmuehle gravado están obligados al pago del crédito.
Como :tntes se dijo, el derecho <le hipoteca es real y por
tanto i'iguc con la cosa llipotrcada, pase ella iÍ las manos
que p:u;are. En tal virtud, elllCl'cdOl' 110 podrá. perseguir
Sll tl'édito sino cn el inlllueble grahado, y los obligados al
pago 8t'rán los dneíios de él, salvo el uerecllO que la ley
('ollcede á los herederos del inlUneble hipotf\catlo (artícu-
lo 1422),
Bn este pa.rticular 11iceBaudry Lacantínerie euya opi-
nión s('guimos: " La illdit"isibitidad es solamellte de la Ila-

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E8t'udio 80bre la ll¡pot~a, 17

tUl'3leza, pel'O 110de la esencia. de la. hipot€ca., Bs de la lIa-


turaleza de la hipoteca, como la ga.rantía lo eR de la venta,
es decir, que la indivisibilidad existe en virtud de las solas
llisposiciones legales <}uela establecen en interés del acrcc-
dO!'; pues sc supone que éste 110 habrítt dejado de estipn-
larla, si hubiese andado más explícito: tadte '¿'enit tacite
tllest. Pero la indivisibilidad no es de la. escncia, de la hipo-
teca, \lila vez que el acreedor podl'ía renunciada por decla-
ración formal; por sel' un oelleficio que la ley establece en
Sil favol', Así, de dos inmuebles hipoteclulos para el pago de
UII mislIlo crédito, se }luedl:' eOllyenir que t~1 11I10quedará
libre del gravamen cnalldo xc haya sat,i!;fccllO la mitad
del crédito." No e:,;tií, pOI' demás repetir aquí que se lIamall
cosas pertenecientes á la lIatlll'cleza de UII cont¡'ato, aque-
llas, que no MiclHlo esollciales ell él, se entiendell pert~-
Ilecerle, sin nec~sidad (le Hila cláusula especial (artícu-
lo ]501),
Según lIuestro Código ¡¡]Jodrtin TCllHilciarse los dere-
chos conferidos 1m/" las leyes, eOil tal que solo miren al
interés illdivúllllll dell'cmwciante, y que )/0 esté prohibida
1(( relUllwi((. Por tanto, 110 siendo la indivisibilidad tle la
hipoteca ,le Sil eselleia sino de su naturaleza, l:ms efectos
pucdell ser modificados por las partes mediante pacto ó
con\,eneiÚII,
CAPITULO 111
Rcquioitot< para la validez <lé' la hipoteca,

Para. seguir el ordell que ouserva lIuestro Código en


esta IlIatel'Ía trataremos hrcvemente de las formalidades
exigitlas por la ley ell el contrato de hipoteca, El mtícu-
lo 2434, Ú fin tle que estos contratos SI',UI válidos y efi-
caces para el acreedor, dispone qne la hipoteca debe otor-
garse por escritura pública; pero <)ue puede ser una mis-
tna la escritura pública de la hipoteca .\' la del contrato {l
que accede.
Oomo se "e, por- este artículo y por otros que luégo
2

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18 E8tudio sobre la HipofAroa.

analizaremos, este contrato es solemne, es decir, está Buje·


to á la observancia de ciertas formalidadp.R especiales. de
modo que sin ellas no prodt1ce ningún efecto civil (al'·
tículo 1500).
Tanto esta formalidad como otras de quo prollto ha-
blaremos eran desconocidas ell las legislaciulIcs antiguas;
en el Derecho }{omallo, como yá se expuso, liD se exigía
absolutamente nada para la validez de la hipoteca; mas
desde que t(Jlla la doctl'illa subte hipotecas, e8t{~ basada
¿n los dos prillcipios de la publicidad y la espooialida(l es
lógico y lIece~al'io el requisito exigido en t'1 artículo que
examinamos, íiill el cllal 110 se obtendría ni la una ni
la otra.
Por escritnra pública He elltiemle el iustl'lllnento pÚ-
blico otol'gado ante el Notario, ó el que haga sus veces, é
incorporado en el respectivo protocolu (artículo 1758, in·
ciso 2~)
A 110 existir esta formalidad la hipoteca 110 sería ulIa
garantía pal'a el aereedol', quien se hallaría. despl'ovisto
y desamparado para hacel' valer sus derechos ante la jus-
ticia.
Oomo en este contrato 110 se transfiere la propiedad
del inmueble llipotecado, sino quo se le hace servil' de ga-
rantía para el caso <le 110 cumplirse la obligación principal,
nada más justo que constituír la hipote~'1. ante Notario
competente, para dejar la respectiva constancia y para
que en ningúll caso lo que debiera se¡' seguridad se COI1-
vierta en un \"erdadero engaño.
COllviene advertir que la escritura de hipoteca debe
extelH.lerse ante Notario competente.
De dontle se infiere que los contratos pl'ivados no tie-
nen ante la ley "30101' alguuo, y lo adquieren solamente
desde el día en que se ajustan á. ella (articulo 1760).
La ley exige que se otorgue ante Notario todo acto ó
contrato entre vivos que ponga limitaciones al derecho
de propiedad sobre inmuebles, razón por la cual ha im·
puesto esta formalidad en el contrato de hipoteca.

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JJ:stud'¡() sobre la Hipoteca. 19

Fuera de los requisitos expresados, la ley ordena la


insoripción del contrato en el respectivo registro de ins-
trnmelltos pÚblicOR, 80 pena de que el contrato carezca de
"alor, y de que su techa no sea contada sino desde su ins-
cripción (altículo 2435).
TJa inscripción es el medio t'stablecido por la ley para
dar publicidad á la hipoteca, y consiste CII la ,declam-
ción y descripción dc la hipoteca ell los libros de rcgistro
que se llevan en las oficinas respectivas.
La inseri pción 1\0 sólo tit \'orece los del'echo8 de los
eontratalltes sino que rm;gllan!a .y ampara los derechos
de terceros.
Bntiénuese por tereerOl:l en esta lIlatt~ria, 1\0 sÚlo los au-
quirientes del inmuehle hipotecado y los Otl"08 acreedores
hipotecarios del mismo deudor, sillo los deudorc¡.; simples,
es decir, 108 que 110 tiellell ni privilegio ni hipoteca. Pero
la eficacia de la hipoteca, ('n lo que mira (t terceros, está
subordinada. á la cxi¡.;tellcia regular de la illscl'Ípción. Así,
un acreedor hipotecario, que 110 ha cumplido c0l11as furma-
Iidades exigidas por la ley para la validez de la lJipoteca,
no tendrá el derecho de preferencia sobre otl'08 acreedo-
res, lIi aun respecto de aquéllos que 110 gozan de pri-
vilegio.
" ,gn lo que c()lJcieJ'lIt~ al deudor hipotecario ó á sus
l1eredel'Os ulliversales, dice Auhry Hall, el efecto de es-
tos derechos (los de lJipoteca) es illdepClluiellte de la
inscl'Ípción, cuya lIecesidad no está impuesta sino CII illte-
rés de terceros. Por tanto, 1111 deudor 110 puede atacar
una hipoteca como viciosa {¡ incompleta, lIi tratar de exi-
mirse porque 110 haya l5ido rellovada. Bspccialmcllte el
deudor que después de Uab(~I' elJajelJallo el illllllleble
hipotecado, hubiese obtenido del adqlliriellte ulla hipott.ca
sobre el mismo illlllU~hll', 110 podría opollcr la titlta de
lenovación ue las hipotecas constituidas cOlltm él, para
hacer valer la suya ell Iletrimento de SUH acreedores hipo-
tecarios. De a.quí l'eslllt¡t también que el acreedor hipo-

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20 Estudio sobre la Hipoteca.

tecario de una snce¡;¡ión, puede, sin nec.,'esidad <le renova-


ción de la inscripción, y á pesar de la división de las
deudas entre los herederos del deudol', perseguir por el
total de su crédito, al heredero detentadol' del i"mueble
hipotecado."
El conocimiento 'lue los terool'Os hubieran obtenido de
la existencia de la hipoteca, 110 podr{¡\ ell ningún caso
8uplir la inscl'ipcibn exigida pOI' la ley, Único medio de
establecer el principio de la publicidad.
Los defectos ÍI vicios que se encuentran en la constitu-
ción de Ull derecllO uipotecario no se subsanall mediante
ulla inscripción regulal'. Bn este caso, la hipoteca adqui-
riría valor desde la fecha de la. IllleVa in8cripcitm cn que
sc Ituuiescn observado todat:l las formalidades legales.
Fúndase esto, en que la constituci6n de una hipoteca qne
haya adolecido de vicios y uefectos ell la forma es nula
en absoluto (artículo 1741), Y Únicamente vale como ins-
trumento privado si se halla firmado por las partes (arti-
culo 1760, inciso 2?)
POI' medio de la inscripción se conocen los gm\'áme-
!les que afectan á los inmnebles; se ponen á cubierto los
intere.ses de terceros y se obliga á 108 deudores de mala
fe á proceder con rectitud CII tales actos.
'rodo el mundo reconoce que la publicidad debe ser la
base 110 s610 de la constitución de la propiedad, sino
también de todo acto que tienda (~ limitar Ú desmemoral'
este derecho.
En el. illfi.,rme de la cOlllisiúll clleargada de est.udiar el
proyecto de ley sohre l1ipotecas presentado en Fmlicia en
18,">5 se lee lo siguiente: "Ouanto al régimen hipote(~ario,
la inscripciÚn 110 s610!lo daña sus principios, pe\'O se e!l-
cnentm t'n al'lllonfa completa con ello!'!y viene {l llenar
un vacío capital de nuestra legislación .
•¡ Merced Ú su establecimiento, el estado cidl de la
propiedad tendrá, COIllOel de las personas, sus registros;
8n exi:,tcllcia será Rielllpre cOllocida; Sl' podr:í. seguirla

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BstiUUO 80lyre la Hípoteca. 21

CODstantemente á través de todas las manos porque pase,


y será dado, en fin, apreciar todas las modificaciones que
anmenten {, disminuyan sn valor. De este modo nuestro
sistema hipotecario descansará sobre bases sólidas y segn-
ms, y el estado de propiedad será pÚblico por medio de
signos patentes y caracteres ciertos."
Veamos ahora á la ligera cómo se constituye entre
nosotros la hipoteca, ante quién y en qué tiempo debe
inscribirse.
Luégo que Be haya extendido el contrilto de l1ipoteca
ante Notario público, como este contrato esta sujeto á
lo dispuesto en el artrculo 2652 qne on]ena la in,~crip-
CiÓIl, los interesados llevarán copia anténtica del contrato
de hipoteca al respectivo Registrador, quien extenderá
ell el Registro competente una diligencia que debe con-
tener: 1~ la fecl1a en qne se l1ace el registro; 2? los
nombres apellidos y domicilios del acreedOl' y del deu-
dol', {, de los respectivos apoderados ó representantes
legales; ;~? la fecha y natmaleza del contrato á que acce-
de la hipoteca, y la designación del archivo en que se en-
cuentra; si la hipoteca se ha constituido por acto separa-
do del contrato á que ella accede, se expresará también la
tecl1a del contrato y el archivo CII que exista el instru-
mento compl'Obante tIc dicho contrato; 4-? el nombre
y la situaci6n de la finca hipotecada; sus linderos y todas
las notas y señales que en el título la den á conocer; si la
finca l1ipotecada fuere l'Uml, se expresará el lugar de 8U
situaci6n, y si se extiende á val'ios lugares, se expresarán
todos ellos; si fuere urbana, se expresarán el lugar y la
calle tIe su situación; 5<.' la suma determinada á que ex-
tienda la hipoteca, en caso de que ella se Iimitare á una
tIeterminada suma; y 6? la firma entera del Uegistrador
(articulo 26(3). Bllibrodestinado al efecta 8e llama" Li·
bro de anotación de hipotecas."
Según las leyes ], 2 ya, título Hi, libro 10, Novísi-
lOa Recopilación, no puede eOllstitnirse hipoteca eonvell-

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22 Estudio 80bre la Hipoteca.

cional siuo en escritura otorgada ante escribano público ;


además, exige la inscripción dentro de un término fijo en
el ofioiode hipotecas del partido judicial ó distrito en que
se hallen situados los inmuebles qne se hipotecan. De
suerte que si no 8e cumple con lo apuntado, el contrato
principal no se tendrá como garantizado por la hipote-
ca, y será meramente personal.
Tampoco vale para entenderse hipotecada una finca el
entregarse, como lo exigía la ]~y 14, título 13, parte 5'!-,
los títulos de propiedad al acreedor hipotecario, pues aho-
ra es necesario el otorgamiento de escritura y la consi~
guiente inscripción.
El artículo 2? de la Ley 39 de 1890 señala el tiempo
dentro del cual deben registrarse los actos ó documentos
para cuya validez es necesaria esta formalidad. El térmi-
no exigido es el de sesenta días para los actos celebrados
en Colombia y el tIe ciento veinte para 108 celebrados en
país extranjero, contados desde la fecha del otorga-
miento ó protocolizaci6n.
El artículo 31? de la misma ley dice:
"Los aotos ó documentos de que trata el artículo,ante-
rior podrán registrarse en cualquier tiempo; pero si se
ha dejado trascurrir el tél'mino señalado para cada uno,
respectivamente, se pagará un recargo del cincuenta por
ciento computado sobre el derecho primitivo.
Exceptúanse de la disposici6n antel'iol' los títulos
constitutivos de hipoteca, los cuales en lo referente á ésta,
no podrán ser registrados, trascUl"ridos los términos seña-
lados en el artículo anterior."
Sin embargo esta regla tiene ulla excepción: la ills·
cripción de la hipoteca de los bienes futuros del deudor
se hará á medida que se adquieran dichos bienes.
Por lo visto una hipoteca que on se ha inscrito deu-
tro de los términos legales es nula y sin valor alguno.
Con todo, es nula la hipoteca que el comerciante que-
brado constituye sobre sus bienes, en )08 treinta dfas pre-

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Estudio sobre la Hipoteca. 23

cedentes á la. quiebra. (articulo 159 del Código de comer-


cio número 41.")
Esta justa disposición ciena. á los comerciantes que-
brados una de las vías que pueden tomar para defraudar
á SllS acreedores.
'rodo contrato dc hipoteca que se celebre en país
extranjero () en una parte cualquiera de la República, no
producirá aquí efecto alguno iuter tanto no sea debida-
mente inscrito en el competente Registro. Es Uegistro
competente el (lue se lleva en el Circuito en que se ha-
llan los inmuebles hipotecados, ó que se trate de hipotecar.
Esta exigencia de la leyes muy lógica, porque de lo
contrario no se conseguiría el objeto que se propone con
la inscripción, cllal es la publicidad de los gravámenes
que afectan la propiedad.
Visto yá que los contratos de hipoteca no tienen va-
lor sino desde el día de la inscripci6n, preséntase aquí un
problema, y es, el de saber desde qué tiempo vale una hi-
poteca que adolece de nulidad relativa. Nuestro Código
en el artículo 2437 dice: "si la constitución de la hipo-
teca adolece de nulidad relativa, y después se valida pOI'
el lapso de tiempo {¡ la ratificación, la fecha de la hipoteca
será siempre la fecha de la inscripción."
Para. comprender bien esta disposición, no estará por
demás dar las definiciones de la nulidad absoluta. y de la
J'elativa. La absoluta es la producida por un objeto ó cau-
sa ílícita, (, por la omisión de las formalidades exigidas
como necesarias por la ley ó por la absoluta incapacidad
de 108 contratantes; y la relativa se origina pOI' otros
vicios distintos de los anteriores. Esta llulidad da derecho
á la. rescisión del acto ó contrato (artículo 1741), pero es
subsanable por el lapso de tiempo ó por la ratificación de
la8 partes, según lo dice el artículo 1743. Nada más lógico,
pues, que los actos ó contratos que adolecen de esta
especie de nulidad, que s6lo consiste en la carencia de
algún requisito no esencial, puedan ser subsanados por

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B8tudio 80bre lu Hipoteca.

el U\PSO ue tiempo ó ratificados por las partes. Eata nuli-


dad se ha establecido en f.wor de determinadas personas,
y habida consideración á que el artículo 15 autoriza la
renuncia de los derechos que s610 atañen al interés indi-
vidual del renunciante, es natural que mientras no pida
la. declaración de la nulidad la. parte peljndicadn, se mirará
como una renuncia que hace de este derecho, qne apro-
vecba al otro contratante.
Lo dicho acerca de la nulidad relativa no se puede
aplicar á la nulidad absoluta, pol'que sería. lo mismo que
sancionar el fraude y la contravenoión á la leJ.
El contra.to de hipoteca. podrá otorgarse bajo cual-
quiera condición, y desde ó hasta. cierto día.
Otorgado bajo condición sU8pensiva Ó desde dia cier-
to, no valdrá sino desde que se cumpla la. condioión ó des-
ue que llega. el día.; pero cumplida. h\ condición ó llegado
el día, será su fecha la misma de la inscripción.
Podrá asimismo otorgarse en cualquier tiempo, antes
¡} después de los contratos á que acceda; y valdrá desde
<¡ue se inscriba.
Esto ti. primera vista no es lógico, pues, siendo el eoD-
trato de hipoteca un contrato accesorio, parece que no
puede ser constituido sino despué-~ de que se haya cele-
brado el contrato principal. Así y todo, hay que couvenir
enque la hipoteca es un contl'ato distinto, y por tanto puede
constituirse con independencia del contrato principal. Lo
único que hay es que si no existe 6 no llega ti. existir el
contrato á qne accede, de hecho queda extinguido el de
hipoteca.
Como se ve, la hipoteca es susccptible de todas las mo-
dalidades que afectan 6 pueden afectar á las obligaciones;
de este modo el efecto de la hipoteca puede scr limitado á.
cierto tiempo 6 estar subordinado al evento de tal 6 cual
condici6n.
En el Código francés bay unaexcepci6u á este respec-
to, allá se considera uula y sin ningÚn valor la cláusula

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Estuai¿O 80bre la Hipotec:1, 25

que confiere al acreedor llipotecario el derecho de \'ender,


Ó mejor dicho, de proceder á la venta del illlnlleble grava-
do sin llenar 1<\8 formalidades exigidas para la venta de
108 inInuebles, mientnu; 110 se baya pagado ellJrédito,
Entre nosotros, la vcnta de llll illloncble hipotecado
también está sujeta á ciertas formalidades; la euajena-
ción se Luce CII pÚblica subarta, y presta. mérito (>jecuti-
\"0, segúlI el artículo 179 de la Ley 1051de 1890,
Aubry H,au bace con este motivo Ulla.observacióu,
que 1I0S permitimos trascribir: "Es válida. la venta con-
dicional del illmueble hipotecado, si en el acto del prés-
tamo, el deuuor, por una cláusula. especial hubiese con ve-
uiUo en ello con el acreedor hipotecario, para el caso de
que ést~ no sea reembolsado en el plazo convenido,"
Poco importa que el precio sea fijado por tercera per-
sona nombrada por los contratantes, ó por el Snez, ó con-
venido por las partes en el mismo acto,
Si lo fijaran las partes, sólo podría anularse la conven-
ción cuando apareciera, según las circunstancias, quc
hay excesiva inferioridau en el precio dcl inmueble, y que
esto dependa. ue una presión ilegal ejercida por el acree·
dor, prevaliéndosc de las necesidades del deudor (artícu-
lo 1863).
CAPÍTlJLO IV
Divi¡,;h~n (le la hipoteca.

gl artículo ~11(j ucl Código francés dice: ¡¡ IJa ltipo-


teca cs legal, judicial 6 convencional." Legal es la que se
derh'a de la ley; judicial la que resulta de los fallos (,
sentencias judiciales; y convenciollal, la que depende de
108 cOII\'enios y de la forma exterior de los actos y con-
tratos.
Nuestro Código 110 contiene ninguna di visión expresa,
Hay ~II camuio UII privilegio e¡.;tahleeitlo ell t'a\'ol' de
la. lllujer casalla sobre los bienes dI>]marido, y tamhién ('11
fa VOl'de los IIlCIIOI'l'Sé intenlictos sohl'e los biencs (l(~los

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26 Estudio 80ln'6 la Hipoteca,

respectivos tutores. Por esta razón se hablará 8610de paso


de las hipotecas legales y judiciales, y se tratará eOIl
alguna extensi6n <le las convencionales.
Potbiel' y otros expositores del derecho civil francés,
dividen la hipoteca en general y especial: es general
cuando el deudor hipoteca todos SllS bienes á tavor de UlI
acreedor, tanto los presentes como los futuros, y espe<Jial,
cuando sólo hipoteca determinados inmuebles. En Colom-
bia sí existe esta clase de hipotecas; nuestra legislación
no pl'Ohibe al deudor gravar con hipoteca..~ todos los bie-
nes que posee y que son susceptibles de serio. Del espí-
ritu general de nuestro C6digo Civil se desprende que al
deudO!' le es permitido hipotecar todos SI1S bienes, m¡í
presentes como futuros; pues aquél no registra disposi-
ción alguna qne pueda ser infJ'ingida ó contl'ariada con
semejante contmto. Tan sólo que cuando se hipotecan
los bienes futuros, se exige la designación y especificaciólI
de los biene8 á medida que se los adquiera.

HIPOTl<JCAS LEGALES.

Ya se dijo qlle hipoteca legal es aquélla qne ni siquie-


m hay necesidad de expresarla por estar consignada. en la
ley. Con esta clase de hipotecas el legislador se propone
garantizar de un modo especial ciertos créditos indepen-
dientemente de cualquiera manifestación dp. la. voluntad,
tanto del acreedol' como del deudor.
Estas hipotecas se establecen en provecho de deter-
minados individuos y en consideración á su condición
jurídica, respecto de aquéllos sobre cuyos bienes se esta-
blece la hipoteca. Son \lna eRpecie de privilegios estable-
cidos para garantizar ciertos créditos en atención al estado
civil de las personas. Así, la ley constituye hipoteca á
favor de la mujer sobre 108 bienes del marido, porque la
cree necesaria en razón de la incapacidad de ~ta y de su
dependencia del marido, Baudry Lacantinerie dice: " La

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E8tudio 8oli'l'e la Hipot(!{Ja. 27

~'\lidad del crédito 110 prt'oeupa ell t'sta materia al legis-


-Iador, pero sí la calid¡1l1 .Iel acreedor."
]1JI artículo 2121 dd C{ldigo Civil francés t'xpresa las
pcrSOIHlS q lle gOí\an de este helletido,'y ¡;Oll: las mujeres
casadas sobre los hielle¡.; IIt~ sns maridos; los menores é
interdictos sohre los de sus cUl':tllol'es .í tutores; y los
Bstados, Municipios y .'stablecilllientos pÚhlicos sohre los
de los curadores ií administradores.
Esta clase de hipoteca legal .lestinada para la segll-
,t'idad de los eréditos de lIt'tel minadas personas, es Ilna
-creaci6n de la ley civil; ell eOllsecuellcia, los que 110 gozall
de los derechos ci vi les 110 pneden gozar del beneficio. Bu
:Ij'rancia el IlIenor, el interdicto tÍ la IlIujcr extr:lIljeros, 110
tienell comúnmellte hipoteca legal sohrl\ los hienes situa-
dOfl ell Francia, de bUS tu tores .í de sns maridos. Poco
importa. que los tutores ti lo~ maridos Ht':lII franceses {.
extmnjcros, () qne las tutelas sean tleferillas en :Francia,
·ó qne el matrimonio haya ¡;ido contraído en ('SIL RepÍlblica.
Estas hipotecas son g{~llerales; no Slílt) gnwltn 10Hoíe-
"les qlle los tutores ó el marido tielll'lI al tiempo tic la
-ilelaciólI de la tutela ó de la celeoraei61l Ilcl matrimonio,
-sino también los bienes que 11esJ1ués adqniel'all.
Pelo en el caRO de Uluerte del tutor {I del lIIal'i tlo, In
;uipoteca legal que grava sus bienes no se extiende:í, los
inmuebll's de SUH lJeredel'Os; y 110 He I'xtiellde porqne la
'hipoteca es un derecho real, y como tal, no puede exten-
den;e más allá de los bienes de la persona obligada.
La hipoteca legal de los mellores é interdict.os conl-
promete todos los bienes de los tutores. En la primera
~poca del derecho I'Ornano la ley 110 cOllcedía {t los pupilos
pam garalltía de sus créditos RillO prit'ilegiurn inter per-
sOllales ((ct-iones, contra los hielil's tlt\ los tutores; lo cual
era. ÍlnicalllPlltt' 1111 Ilwro derecho <le prefel'ellcia sobre
los simples acree.lol'eM del tnt,or; mas, eorno!le viese que
esto 110garantizaha lo hastante la fortn na de los meno-
"'es, se les concedió más tarde ulla hipoteca tácita sobre

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28 Estudio 8ob7"ela Hipoteca.

los bienes del tutor. 'fal hipúteca. era. válida destle el mo-
mento de la delación de la. tutela,
El Derecbo Civil frallcé¡;;,t\n ~ll principio, concedió á los-
menores é intel'dictoil ulla garantía dll la misma natunlr-
leza qne la legislación romana; lJal'a 1m validez exigi6se
después la inscripción; hoy yá !lO t'R obligatoria ~sta-
formaliuad.
Bsta bipoteca se hasa en la incapacidad de que ado-
lecen las personas á ClIYOfavor se ha establecido. El que-
confía la administración de su!'! bieu(>s á una persona cual-
quiera, puede exigide todas laR garantías que quiera;:
pero no resulta lo mismo ('on t'1 que 110 tiene la libre
administración de SIlS bienes por hallarse sin capacida(}
suficiente para ello; el legislador suple en este caso la.
voluntad del menor ó del illterd.icto, estableciendo de dere-
cho una hipoteca legal sohre los bienes de los tutores.
Nuestro C6digo previene en el artíoulo 464 que para.
entrar á fjercer la tutela 6 cnraduría es necesario prestar
fianza. ó caución, y en el artículo 466 faculta para que e'•.
lugar de la. fia.uza }}I'cvenidll,se pueda prestar una bipo-
teca especial. Acerca de la responsabilidad de los tnt.ores.
hay varias disposiciones qne apenas las enunciaremos; el
artículo 481 extiende la responsabilidad del tutor hasta
la cnlpa leve, que consiste en la falt.a de aquella <liligen-
da y cuidado que los hombres emplean ordinariamente
en sus negocios; el artículo 512 expresa qué derecho le
corresponde al pupilo, á quien no le ha l'endido su guar-
dador verdadera cuenta de la administración. (V&c\8e,.
además, los artículos 508 (. 510 Y 575).
En el Derecho francés la bipoteca legal de los mellO-'
res é interdictog garantiza el pago de todo lo que el tlltO'
debe al menor 6 al intcrdicto pOI'razón de la tutela.
En el mismo Derecho se establece hipoteca legal, com()o
yá se d.ijo, á favol' del l<:stado subre los bienea de los ad-
ministradores 6 rec~ullladOl'es de las rentas; esta hipote-
ca está sujeta {~la inscripción, y se extiende {~t0(.1.o& ws.

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Estudio 80lrre la Hipoteca. 29

i,ienes del recandado/' ó admi!listrador y aun á los bienes


..de la mnjel', cuando ésta no probare que son de su exclll-
·sinl. propiedad.
"Bsta hipoteca legal, concedida al Bstado lIa sido 1110-
·dificada por los artÍcnlos 4 y ;; de la ley de [) de Septiem-
ore de 180i, en el sentido de '1ue los hienes adquiridos á
'título oneroso por los administradores ó recaudadores con
.posterioridall {l.su 1I0mbramiento, están sometidos al pro-
vechodel Estado, noá. la hipoteca general del artículo 2121,
pero sí á. UlI prh'¡Iegio espeeial, privilegio que, para
su completa eficacia, debe ser eonservado por lIna inscrip-
-ción becha. en los dos meses (Iel registro de los actos de
.adquisición." (Auhry I~au).
La hipoteca. legal '1ue íavorece á. la llIujer casatIa no
.está subordinada á otra condición que {~la validez del ma-
trimonio, y grava tOllos los bienes, tanto presentes como
futuros del marido.
El DcrecLlO Uornano anterior á. Justilliauo concedía á
la mujer casada pril.'ilegiwn ·inta persollales actiones, que
le aseguraba para el pagC! de SlIS bieues dotalcs, el dere-
·cho de preferencia sobre los ~wreedores simples tIel mari-
do, pero 110 sobre los acreedon>s hipotecarios. J ustiniano
vió que csta gamntía 110le prestaba mayor bcncficio á la
mujer casada, y estableció ulla hipotcca tácita á f:wor tIe
la mujer sobre todos los bicllcs del marido para el pago
<de 108 bienes dotales. Esta hipoteca era dc mejor derc-
-ellO que todas las hipotecaq qne gra\'aban de~dc antes tIcl
motrimonio los bienes del marido, viniendo á ser por este
motivo uua lIipoteca pril"ilegiada.
El Derecho Civil francés, siguiendo al Homano, conce-
dió una hipoteca. legal á la mujcr casada sobre los bienes
·tIel marido, pelo le suprimió el carácter dc privilegiada.
Esta lIipoteca, después de haber sillo suprimida por
algÚn tiempo, fué restablecida con la circunstancia de que-
dar cn adelante sujeta {L la publicidall, ósea á la inscrip-
c~n cOlTespondiente. Hoy existe esta hipotcca legal

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30 Esttulio sobre la Hipoteoo.

excenta de la inscripción y
sin que pueda remontarse r..
una época alltel'Íor al matrimonio.
Baudl'Y Laca.ntinerio dice" que el fundamento de la hi-
poteca de que tolet,rata depende de ]a imposibilidad \Iloral
en que se enClltlntm la mujer de estipular las garantías-
necesarias para los diversos créditos que pueda adqllirir
contra su marido. No pudielldo, pues, establecer por si.
misma ]a mujer casaua touas las garantías necesarias
para Sil propia Regmiuad, la ley \'iene en Sil auxilio con-
cediéndole una hipoteca legal sobre todos los bienes de-
toill marido."
Los eréditoH gamlltizados con una hipoteca legal son,
aquéllos que la. \Ilujer auquierc contra Sil marido en cali--
lIad de tal; los principales son: la dote, las convenciones.
matrimoniales, los provenientes de sucesiones ó donacio-
nes que le han hecho dumnte el matrimonio y que no en-
tran á la. cOlIlllnillatl de bienm"l, y las recompensas debi--
das á la mujer por la cOlllunidau.
Este favor concediuo á la mujer ca~alIa aprovecha Y-
pasa {~sus heredcJol'l.
Ya se indic6 qlle ell nuestro 06digo 110 existen estas-
clases Ilc hipoteca, pero ]a ley concede á la mujer casada,_
á los lIIC\lores y al fis(;o UII privilegio especial para, que de
este modo \lO t'lufl'an pmjllicio ~IlS intercses .Yqueden aRe-
gllrados 8US créditos.
El artículo 2502 de nnestro Oódigo enumera. entre los-
créditús privilegiados de 4'.l clase:
1? Los del Fisco contra. IOí! recaudadol'et;, administra-
dores y rematadol't's de rentas y bienes fiscales;
2<:' Los de 108 establecimientos de caridad 6 de educa-
ción, costeados con fOlluos públicos, y los del comÚu de-
los corregirnientos contra los recaudadores, administrado-
res y rematmlOl'es de sus bienes y rentas;
3<'> Los de las mujeres casadas por ]os llienes de 8U...
propiedad que administra. el marido, sobre los bienes de-
éste;

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Esttulio 8ob?'ela Hipoteca. 31

4? Los de los hijos de familia pOI' los bieuetl de su


propiedad que administra el paure, sobre los bieues de
éste;
ij? Los de las que están b;:¡jo tutela y <Jura-
persollas
dUl'Ía, contra RUS respectivos
tutore~ ií cnratlores; y
G? Los de todo pupilo, cOlltm el que se casa COl1 la
IIIC1,UreÓ abuela, tntora ti cUl'adom en el caso del articu-
lo ,199.
Lláma~e privilegio, elllluestm legislaeióu, el derecho que
lacalidad del crédito da. á UII acreedor para ser preferido á
lo!; demás, aUllque ~eall hipotccarios.
Los créditos de (¡lle se ha hablado gozall de prh'ilegio
segÚn el artículo :!494, pero 110 d(~ wivilegio absoluto,
Aunqne estos créditos afectan todos los bienes del deudor,
/lO dan derecllO contra terceros poseedores, y sólo lo
dan para cobrados después de cubiertos los créditos de
las tres primeras clast~s. Elltre ésta;; se hallall los hipo-
tecarios.
POI' lo visto el legislador co!ollluiano 110 ha í;egllido la
doctl"ina del Derecho Homano, Id la del franéés.

IlIl'OTEL:.-\S ,J t:DICL\LES.

En el Derecho HornallO 110 se cOlllwilÍ la hiJloteca jmli-


cial ; ella apareció ell Francia. en cuyo antigllo Derecho
era principio establecido, (]ue tooo acto () cOlltrato c('l(~-
brado ante Notario llevaba tle plcno deredlO para Sil se-
guridad, hipoteca general í;oure los hienes del deudor.
Lna Ordenanza (le 1550, estableci() que las ohligacione¡;
(lue resultan oe un fallo {¡ de una sentencia, tn\Oierall tam-
bién tle pleno derecho hipoteca gelll'l'al sobre 106 hicnt'!;
tIel deuuor para Sil garautía.
Eu la época media del Derecho Civil francés se COllscr-
vó la hipoteca judicial, pero sometida ;í, la illscl"ipci6u y
limitada á los bienes que á. la saz(lll pcrtenecícl'llll al
deutlor.

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32 Estudio 8ob1"e la Hipoteca.

I~ICódigo Cí vil moderno Ke ha apartatlo d~1 Derecbo


Romano y del Derecl10 Civil fmocés antiguo, elllo J~lali\'o
{, la IJipotecn. unida á los actos constituído¡; ó celebrados
ante Notario; en Cllanto (, la hipoteca qu~ resulta de los'
actos judiciales, no solamente la ba admitido, sino que le
ha I't·~tablecitlo el carácter de generalidad qne antes po-
seía, y la ha libertado de la carga. de la inscripción.
AllUI'Y l~:\ll dice: "Hoy cuando hl hipoteca CO/l-
venciollal, sometiOa á la regla de la especialidad JH) pue-
tle existir si/lo por constituciólI expresa, y ajustántlola
estrictamente á la ley, la existencia.le la bipoteca judi-
cial, que carece de fundamento bh;t6rico, no podría. expli-
carse sino por el interés del orden público que se llalla
íntimamente ligado con la. ejecuci6n de las decisiones ju-
dicialeíl. En nuestro concepto no es suficiente para justi-
ficar el principio de esta hipoteca. Que la ley asegnre, por
todos los medios posibles, la pjecuci6n de las sentencias,
nad:\ más justo y más importante; pero no nos parece
ni jurídico, ni Útil favorecer al acreedor que primero ha
obtenido \liJa sentencia contra el deudor comÚn, conce-
diéndole, en detrimento de los otros acreedores, mI dere-
cho de preferencia sobre la. generalidad de los in muebles.
En todo caso, y ue cualquier modo qne se opine, desde el
punto de vista de la teoría, sobre la hipoteca judieial, se
uebe reconocer que los redactores del Código Civil fran-
cé¡;, sill necesidad han sacrificado el principio lle la espe-
cialidad, dejallllo á las partes 1:\ thcilidad de establecer
hipot~cas generales, mediante contratos sometidos y falla-
dos por la justicia, y que la hipoteca judicial, con su ca-
rácter de generalidad, y COIIla pO!~ibi\idadue ltacerla lIa-
cer cualldo ¡;(~ quiera, presenta bajo más de un aspecto,
peligros tí incolJvellÍentes reales."
Bntre nosotros no existe esta clase de hipotec(\l~ j pero
para que los tallos y sentencias judicinles sean efectivol5,
tenemos el embargo judicial en los casos preYistos pOI"
la ley.

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E8tudi{) sobre, la, Hipoteca. 33

HIPOTECAS CONVENCIONAI,ES.

Yá se lIa dicho algo sobr~ las hipotecas legales y judi-


ciales que existen en otras legislaciones: veamos ahora
las con-venciollale,<t, que son las que existen entre nosotros.
Entiéndese por hipoteca. convencional, aquélla que de-
pende de la mera voluntad de las partes, esto es, que nace
de \lna convención y va rodeada de ciertas formalidades
legales para su valiuez. Oomo en este contrato sólo una
rle las partes se obliga para. con la otra que, por su parte,
110contrae ohligaci611 alguna. este contmto cs wlilateral
(artículo 1496), pero 110porqnc sea contrato unilateral han
de faltal'le los requisitos necesarios para la validez de todo
contrato, los que se hallan consignados en el artículo 1502
de nuestro Código Oivil, entre los cuales se registra como
esencial el consentimiento de los contratantes. Este con-
trato es, además, aecesorio como yá se demostró atrás
(artículo 1499) y, por l1allal'se sujeto {t ciertas fonnalida-
des legales, es también ~(Ilellllle (artículo 1500). Siendo la
hipoteca llll contrato accesorio, debe aeceder á un crédito
válido á lo menos naturalmente, ya qne de otra suerte
ca.recería de otl'O de los elementos esenciale¡;¡ para su va-
lidez, como es I,t carencia de una causa lícita. Llámase
causa el motin> que illduce al acto ó contrato. De consi-
guiente si la obligación que se trata de ascgUl'ar no fnem
válida, de hecho quedaba extinguida la hipoteca.
E¡,;ta clasc de hipotecas es susceptible de las modalida-
des que atcct,all Ó pueden afectar á todas las obligaciones
en general, pOI' tanto las partes pueden constituÍ!' l1ipote-
eas á plazo Ú sometidas á ciertas condiciones. (Artículo
2438) .
La hipoteca cOII\'ellcioual debe ser eonsentida por el
mismo deudor; t>ill emba¡'go, liada se oponc {t que un ter-
ccro pueda hipotecar \\n iUlllueble de Sil pertcllenci[t para
la 1laralltía de IIl1a deuda de otro; CII ('stc caso, el que
constituye la hipoteca 110 se obliga lJen;onulmente, COlDO
:j

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34 Estudio 8ob'l'e la Hipoteca,

lo estaría el mismo deudol', y el crédito 110 pued6 ser cu-


bierto COII los dem{~ bienes que 110 han sido grayados,
una vez que el dl"recllO de hipoteca es derecho real. Esta
doctrina se halla cOlIsignada en el artículo 2439, ell los
siguientes términos. "No podrá cOllstituír llipoteca sohn~
sus bienes sino la persona que sea ca¡.mz de enajenl\rloN, y
con los requisitos necesarios para fin clIajellaci6u. Pue-
den obligal'l,e hipotecaríamente lo~ bienes propios pam la
seguridad (le \lila obligación ajena; pel'O no habrá. acciólI
persollal eoutm el (lueílO, si ést.e 1111se 1m sometido expre-
samellte á ella."
De esta di~posici6n SP. t1edtl~~e que h\ tiwtlltau de COIIS-
tituír ulla bipotc'l:\ tlepeu¡\t~ .Ic una doble condición, que
el que la cOlIst.ituYtI sea legalmcute capaz y 'lue sea duefio
del inmueble qne trata (ItJ hipot.ecar.
POI' capacidad se entiende la actitud que tiene UII in-
Ilividuo para t'jccntHr ciertos actos. Legalmente (~apaz es
aquél qne ~Hle(leohligansc por sí mh;mo, y sin el ministe-
rio IÍ autol'Ízaci<Ín tic otro (artículo 15(2).
POI' otl'a paltt>, tlice BalHll'Y Lacantillerie: "si la.ípo-
teca 110 es lIna cnajcllltción de 10R iurllneble8 gra-vados, á
lo menos eOllticne 1111germeu; porqne la expropiación
forzada es su dcsclllace tatal, si la denda 110 es cubierta á
ílU vencimiento, lo que ha hecho exclamar á \IIW de uues- . <

tros jUl'Íscollsultos: "1' hypotlt1:que á le venin ((,la ql(eue.~.•..


La capaeidad de poder ohligarse no lleva consigo mis-
11m la de conselltil' en la hipot~ca, de suerte que la hipo-

teca constituída 1'01'el deudor pnede ser nula bajo este


respecto, aun cuando sea válida atendiendo á la capacidad
personal. La mujer casalla, separada de bienes pucue, por
ejemplo, ejecutar válidamente ciertos actos, pero DO pue-
de sin autorización de su marido ú de la justicia en subsi-
dio gra,,-al' sus iumuebles con hipoteca (artículos 204 y
182 del C6digo Civil).
Puesto qne hay dos clases de incapacidad, la al»loluta
y la relativa, conviene examinar si ambas pl'Íva,1l del de-
recho de poder constituír hipoteca.

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Estudio sobre la Hipoteca. 35

El m·tículo 1504 dice, qne Ron ahsolutamente incapa~


ces los dementes, los impúberes y 10i! sordo-mudos que
110 pueden darse á entender por escrito, y añade qne los
actos de estas personas no producen ni ann obligaciones
Jlatul'alel'l, y que no admiten cauci6n.
Por donde se deduce que la incapacidad absoluta para
contrat.al' afecta de nulidad ahsoluta los actos ejecutados
por las personas que padecen dicha incapacidad.
El mismo artículo 1504 dice: "8011 también incapaccs
los menores adultos, qlle 110 han ohtcltirlo habilitación de
edad, 108 disipadores que se hallan bajo interdicci6n de
admiuistmr lo snyo; las lII\ljerp.Reasarlas y las persollas
juridicas. Pero la ilt('apaeidad de estas cuatro e/a.ses d\'
personas no cs absoluta, y sus actos pueden tener \'alol'
en cienas circunstancias y bajo ciertos rcspectos det.ermi~
\lados pOI' las leyes." Los actos ejecutadoR por cstas perso-
lIas padecen de Ilulidad relativa, la (:u11,1consiste en la
falta. de algÚn requisito 110 esencial para ~u validez; esta
1Il1lidades subsanable po!' el lapso de tiempo {¡ la ratifica-
ción (artículos 1741 y 1743), 'rale" actos constituyen ohli~
gaciolles naturales (artículo 1527, nÚmero 1\l). MaR corno
los menores y las mujeres easadas podrían ser fácilmente
defraudados en sus intere!:\cs por infiuencia de las personas
bajo cuya dependencia se hallan, ht ley ha exigido para
SUB actos y contratos ¡.;ourt' hiene!:\ inll111cblt'sdertas fi)l'-
malidades.
La nulidad de ulla hipoteca cOllstituída pOI' persolla
relativamente incapaz de obligarse, se torna válida, seglÍn
se expresó, si las partes la ratifi(,ÁlIIdespués de que haya
cesado en ellas la incapacidad; por ejemplo, cuando el
meno!' llegue á la mayo!' t~dad, y cuando la mnjer casada
quede viuda; en ambos casos COIIsólo la ratificacilÍn, la
hipoteca se reputa. válida desde la fecha de su illscripci,íll.
A este respecto dicl-\Anbry & Han: "La continnaciólI
tiene por naturaleza 1111 efecto l'etroactivo al día que ¡;e
celebrlÍ el acto cOllnrmado, con el cual se identifica; y <loll

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tal que la confirmaoión, segÚn 108 términos de la ley, no
vaya jamá8 á. perjudical' derecbos de terceros: ('81.0 debe
entenderse de los derechos tales como los terceros 108ha-
brían adquirido. Ahora bien, los acreedores cuya hipoteca
e8 posterior á aquélla que fué con8tituida en tiempo de la
menor edad, ó dUl'3nte el matrimonio, no pueden Pl'aten-
del' que la. confil'maeión de esta Última afecte á sus dere~
ehos, quitándoles la. ventaja de la, prioridad."
No obstante 10 dicho, la Corte de Douai, en 18 de
Mayo de 1840, resolvió que la confirmación de una hipote-
ca constituída. durante la menor edad, no pudiese ser
opuesta á la lIlujer, con la cual había contraído matrimo-
nio en el intpl'Ylllo entre la ('(ll)~titlll:ifln 11(>la hipott>ca y
la mayor edad."
Pero la regla de que el que es incapa~ de enajenar no
puede hipotecar, snfre excepciones, como luégo se verá.
Encontramos la primera en el artículo 14 de nuestro
Oódigo de Oomercio, que dice: "La mujer casada, comer-
ciante, puede hipotecar, para la seguridad de laf; obliga-
ciones que contraiga como tal, los bieneij que le pert.enooen
{L ella exclusivamente en el caso de que ejerza el comercio
por autorización judicial; y en el caso de que la autoriza-
ción fuese conocida por el marido, podrá constituír hipo-
teca ademáR, 80bre los bienes de la socitilad."
El menor no tiene capacidad (le enajena\' flU,. bienes
según 1l0Slo enseña el :t\'t{culo 1504, pOI' cOllsiguiente
también está privado de la facultadlle poder gra"al' sus
bienes con hipoteca, Bauury Lacantinerie dice: "}i}sta
regla fle aplica también al menor emalldpado." Si hien es
cierto que el menor puede válidamente obligarse en todo
lo que concierne á la administrílciÍlIl que ejerza sohre sus
bienes (artículo 301), 110 puede, pala. gamnt,iz:\\' t'11,. obli-
gacioJlclol,hipoteel\r sns ínmuehles; porqne la le~' ('olwede
la capacidad de hipotecar, teniendo ell c\lenta la de ena-
jenar, y no la de obligarse.
Lo~ melll)J'es y los hijos de famila IHlelll'1I ('jercel' el

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Estudio 8ob1'8la Hipoteca. 37

comercio en todos 108 casos en que, couforme al Código


Oivil, salen de cUI'atela, ó son emancipados, y obtienen
la libre administraci6n de SIIS bienes. Asimismo, pueden,
en el ejercicio del comercio, gravar de cualquier modo sus
bienes propios, y los de Sil mujer 110 separada de bienes
(Artículo 15, Oódigo de Comercio).
Esta excepción es razonable y necesaria para la buena
mUrClll\de los negocios en el comercio, en el cual el prin.
dpal elemento es el crédito, el que no se obtiene sino
mediante buenas garantías.
Se uallan también destituidos del derecho de hipote-
car sus bienes los que están bajo interdicci6n de admi-
nistrarlos.
A la regla de que todo el que puede enajenar sus bie·
lIe~ puede también uipotecarlos, se puede agregar la
excepción que menciona el artículo l5() del 06digo de
Comercio refiriéndose al comerciante que se 1.111. constituido
en estado de quiebra. La declaraci6n judicial que se baga
del estado de quiebra do un individuú, le quita de hecho
todos los actos de administraci6n, y pOI' tanto la facul-
tad de enajenar é bipoteca.I' sus bienes en perjuicio de sus
acreedores.
La ley declara nulos y sin efecto alguno los ac-
tos ó contratos celebrados por el quebrado desde el mo~
mento de la declaración de la quiebra; los que hayan sido
ejecutados durante los treinta dias precedentes, y las
bipot-ecas convencionales sobre obligaciones de fecba. ante-
rior que no tuvieron esta garantía, ó sobre préstamos de
,linero ó mercancías, cuya entrega no se veritlcare de
presente al tiempo de otorgarse la obligaci6n ante el
Notario y los testigos que intervinieron en ella. (Artí-
culo 159, número 4<:' del 06digo de Oomercio).
Otro de los requisitos exigidos po\' la ley para la cons-
titución de la hipoteca es, que el constituyente sea pro-
pietario de los inmuebles qne trate de gravar.
En el contrato de hipoteca, si bien es cierto, que

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38 lf.'studio sobre la Hipoteca.

110 se trasmite el derecho de propiedad, sí Be constituye un


der(l.cho real, tan grande y tan verdadero á favor del
acreedOl', en el inmueble hipotecado, que equivale á una
desmenbraci6n del derecho de propiedad. A esto lo llama
muy bien Baudry La.cautinerie "una enajenaci6n parcia1."
"Nemo dat qtloll non 1¡abet." Por tanto, el que consti-
tuye una hipoteca sobre nn inmueble que no le peftenec(l,
ejecuta un acto que adolece de nulidad relativa.
Creemos que la constituci6n de una hipoteoa sobre
un inmueble ajeno, de cuya circunstancia. hubiere hecho
mención á tiempo de celebrarse el eontrato el constitu-
yente, y cuya hipoteca hubiere sido para el caso de que
después el constituyente adquiel'a el mismo inmueble,
tend. ia valol' de tal, porque es una constituci6n hecha bajo
condici6n, lo que es permitido en nuestra leyes. (Artículo
2438).
La hipoteca constituida sobre un inmueble de un ter-
cero con consentimiento de él, es válida y v,¡¡<lrá desde el
momento de la ratificaci6n de la tercera persona. (Arti-
culo 1507).
La nulidad de una hipoteca constituida sobre llllin-
mueble perteneciente á nn tercero, puede ser pedida por
las personas que sufl'en perjuicio y aun declararse de ofi-
cio. (Artículos 1741 y 1742).
Puede también ser solicitada por el deudor hipot.eca-
rio que haya adquirido la propiedad del inmueble, siem-
pre que no obre de mala fe, y en este caso tiene derecho
el acreedor, para que se le constituya una Duevr. hipoteoa
Í> para qne se le reembolse sn crédito.
La condici6n de sel' propietario del inmueble que se
trata de hipotecar, no exige que se tenga la calidad de
verdadero y absoluto propietario; el que tieue un dere-
cho condicional, resolube ó rescindible sobre UII inmueble
puede gravarlo con hipoteca, pero la hipoteca en cste caso
debe ser concebida en 108 mismos términos que el derecho
de propiedad. El artículo 2441 dice: "el qne solo tiene

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Estudio 8ob1'e la Hipoteca. 3l:l

¡¡obre 11\ cosa que se hipoteca un tlerecho eventua.l, limi-


tado 6 rescindible, no se entiende hipotecarIa sino con las
misma.." condiciones y limitaciones á que está sujeto el
derecho, aunque así no lo exprese."
Si el 11el80ho está sujeto á una condición resolutiva,
tendt,<Í,lu~ar lo dispuesto en el artículo 1548.
POI' la misma razón, el que sin poseer Iln inmuehle
tiene sobre él nna acción reivindicatoria, ó una rescisol ia
puede hipotecar dicho inmueble, aun anteR de entablar SlI
acción judicial. Bn estos casos, como se ve, el primitivo
propietario es el verdadel'O dueíio de los iumuebles, pO\'-
que el poseedor no tiene verdadero título sobt'e ellos.
Pero ('esulta lo coutrario cuando el propietario haya
vendido un inmueble bajo condición sllspensiva Ó resolu-
toria, ó con pacto de retroventa. Entonces no puede el
vendedor hipotecar los bienes vendidos bajo condición
ha..,ta tanto no vuelvan á sn poder, mediante el cumpli-
miento de la condición ó el p~.cto de retroventa. En este
caso ha habido una verdadera y perfecta venta de sus de-
rechos; y, pOI'tanto, una hipoteca constituida sobre di-
ch08 bienes adolecería de nulidad por falta de objeto,
siempre que la condición conste en el respectivo título
inscrito y otorgado por escritura pÚblica (artículo 1548).
No es, pues, necesario para. poder hipotecar tener UII
derecho inc(}ntest.'lble de propiedad; basta tener cual-
quier otro derecho en el inmueble. Puede, pues, el usu-
fmct\lluio hipoteca!' su derecho de usufructo, {~pesar de ser
éste un derecho limitado y menos perfecto qne el de
propiedad.
El que posee un inmuehle lJajo condición sllspensiva,
no podrá gl'avarlo sino COIIla misma limitación, es decir,
la. bipoteca estará sujeta á la misma condición. Esto es
muy lógico, pues nadie puede tl'asferir á otro más dere-
cho del que él mismo tiene. Por ejemplo, el que posee
un inmueble COIIpacto Ile rotl'Oventa (artículo 1939) no
pued~ hipotecarIo sino sujeto á la misma condición que
afecta al del'~cho principal.

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40 Estudio 80b1'6 la llipoteca.

El que posee un inmueble bajo condición r6l:101ntoria,


tampoco puede gravar dioho inmueble con Hila hipoteca
que no se halle sujeta á la misma condición; esto es, que
apenas se cumpla dicha oondición de hecho se extingue
el dereoho de propiedad, y, por tanto, el de hipoteca; esto
conforme á aquella regla &"oluto jure danUs resolvitur
jus accipietis.
A este respecto dice Baudry Lacantinel'ie: "IJa reso-
lución no produce este resultado, sino el1 tanto que se
opere con efecto retroactivo, ex tttnc, La re801oci6n del
derecho del constituyente, que se produzca sin efecto re-
troactivo, ex Hunc, dejaría subsistir las hipotecas prove-
nientes del constituyente." Se puede citar como ejemplo
el caso de la revocación poI' causa de ingratitnd.
Puesto que hemos hablado de condición suspensi\'a y
I'esolntoria, no estará por demás repetir sus definiciones.
Entiéndese por condici6n suspensión, aquella. que mien-
tras no se cumpla, suspende la adquisici6n de un derecho;
y resolntoria" cuando por su cumplimiento se extingue un
derecho (artículo 1539).
En el caso de que el cOllstituyente de la hipoteca DO
tuviera sobre el inmueble qne trata de gravar sino un de-
recho sujeto á rescisión, no podría hipotecario sino con
una hipoteca sujeta á la rescisión que amenaza el derecho
principal.
Cada uno ue los comuneros de un inmueble comÚn,
puede hipotecar su parte indivisa en el inmueble común,
y aún su totalidad, ó una parte determinada de él; pero
este gravamen queda subordinado al resultado ue la par-
tición ó licitación, porque en ningún caso (salvo que los
demás comuneros consientan), puede una hipoteca cons-
tituida por uno de los comuneros gravar los derechos de
los demás. Esto mismo dice el artículo 2442 del modo que
sigue: " El comnnero puede antes de la división de la coSe'\
común, hipotecar su cuota; pero verificada la división, la
hipoteca afecta\'(~ solamente los bienes que en razón de

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Estudi{) 8obt'e la Hipoteca.. 41

dicha cuota se adjudiquen, si fuerell hipotecables, Si lIO


lo fual'en, caduca la hipoteca."
Podrá, con todo, subsi8tir la hipoteca ~()bre los bienes
adjudicados á los otros partícipes, si éstos consintieren
en ello, y así constare por escritura pÚblica, de que se
tome razón al margell de la illSCripcióll hipotecaria.
A este respecto observa Auol'Y & Rau que: "cuando
el comunero que ha. gravado su parte indivisa COII hipo-
teca y después por partición Ó Jicitacióll, se hace pl'Opieta-
rio de todo el inmueble común, la hipoteca subsiste pero
gravando úllicamente la. parte que le cOITespondía alltes
de la división."
Ouando se adjudique en pÚblica subasta un inmue-
ble común á UII tercero, las hipotecas constituidas por
alguno ó algunos de los comuneros autes de la Iicitaci6n,
subsistirán ell el inmueble en la parte ó partes que segúu
la divisi6n les correspondería.
Lo dicllO nos lo contil'ma el artículo 2440, que dice que
el dueño de los bienes gravados con lJipotcca podrá siem-
pre enajenados Ó hipotecarIos, no obstante cualquiera es-
tipnlaci6n en contrario. La venta de un bien hipotecado
no extingue la hipoteca, por ser ésta un derecho real que
sigue con la cosa á las manos que vaya. ltazón por la
cual, el que lla adquirido UIl inmueble en pública licitación
le adquiere con todos los grávamenes hipotecarios que
de&de antes lo afectaban.
Que la hipoteca constituida por un comunero 110 afec-
te sino la parte que le corresponde, es claro, porque 110 se
puede constituír hipoteca alguna 80bre bienes que no per-
tenecen al cOllstituyente; por otra parte, esta hipoteca
subsistirá, siempre que la parte que le corresponda al
constituyente se:t susceptible de ser hipotecada.; de lo con-
trario caducará, pllCScorno se ve, la cOllstitnci6n de esta
clas-e de hipotecas es condicional, de la qne ya. nos oenpa-
mos. No obstante, puede suhsistir la hipoteca f'1l Jos bie-
nes (le los de más comuneros siempre (lile ellos :I('Cell:lll;

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42 Estudio sobre la Hipoteca.

esto es también natural, porque ya dijimos que 88 pueden


hipotecal' los bienes propios para asegurar obligaciones
ajenas (articulo 2439), pero debe otorgarse por escl'itura
públioa y tomarse raz6n al margen de la inscripci6n hipo-
tecaria; estos son requisito~ sin lo!!cuales la hipoteca 110
tendría valO!' alguno.
Lo que hemos dicho de los comuneros 1\0 se ~\plic~~á
los socios en el eomercio, éstos 110 pueden hipotecar nin-
guna parte de los bienes que pertenecen á la sociedad,
mientras subsista ella 1\0 podrán hipotecar válidamente
una parte de los bienes sociales (artícnlo 529, nÚmero 2?
del Código ,de Oomercio).

OAPÍTULO V

BmN"~S SUSCEPTIBLES DE HIPOTECA.

SegÚn la definición de la hiputeca, ésta 1\0 pnede sel'


cOllstituida. sino sobre bienes inmuebles; además el artí-
culo 2443 dice terminantemente que la bipoteca 00 teu-
drá lugar sino sobre biencs ra.ícesque Re poseRn 611 pro-
piedad ó usufructo ó sobro naves; pero nuestro Oódigo no
exige que estos inmnebles estén en el comercia para poder
ser hipotecados.
Hay tres clases de bienes inmnebles: 1? los inffiuebles
por naturaleza; 2? los inmuebles por su destino, y 39 los
inmuebles por el objeto á que S6 aplican.
Llámase inmueble la cosa que no puede tra.sportarse
de un lugar á otro; como las tierras y minas, y las que
adhieren permanentemente á ellas, como los árboles (artí-
culo 656).
Inmuebles por naturaleza. son aquéllos que por su mis-
ma naturaleza no pueden trasportarse; y son los fuodos
de tierra y los edificios. N o cabe duda de que estos inmue-
bles puedan ser hipotecados; sin embargo, entre estos in-
muebles hay algunos que no es permitido hipotecal', y

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E8tudio 80m-e la Hipoteca. 43

-<ltr08que sólo pueden Redo obsel'\T:\lIdo ciertas lonnalida-


·des exigidas por la ley, como los tIe laR llIujereR casadas.
En cuanto á 108 frutos pClldienteí'l, Ó Sf,a aquéllos que
-están adheridos á la cosa qne los pl'Odllce, es necesario
tlacer ulla Ilistinción. No e8 posihle hipotecarloM sin que se
hipoteque también el fnndo pl'incip~l, al que se hallan
adheridos, y del cual son acccsol'ios. El artíeulo 659 dice que
los productos de los inmuehleR, y las eosas accesorias
á ellos se reputan mueble!', aUI! antes de la separacióll,
:pn.m el efecto de constituír derechos sobre dichos produc-
tos, á otras personas que al dueño; y como yá se h~\'jsto
.que la hipoteca no puerle constituirse flobre bienes mne-
bles, es claro que 110 pueden hipotecarse aisladamente lo¡.;
frutos pendientes de los inmuebles. Así y todo, la consti-
tución (le una hipteca sobre un inm ueble no impide que el
deudOI' hipotecario pneda vende!' los frutos que el in-
mueble produzca, pnesto que la hipoteca 110 le impide al
<lueño el poder gozar de su propiedad; alltes biell, puede
-disponer á su arbitrio de lo que ella produce.
No obstanto 10dioho de los frutos pelldiclltefl, cuando el
-deudol' hipot-ecario ha hecho cesión voluntaria del inmue-
ble hipotecario á favor de UIIO Ó vario!! de sus acreedores,
110 puede en perjuicio de éstos dispone!' de 108 fruto!!
.pendientes.
}ijl artículo 2446 confirma esta excepción ell los
••iguient.es términos: la hipoteca (~ollstituída sobre bienes
!'afees afecta los Inuebles IIue por accesión á ellos se repn-
tan inmuehle!!, según el a!'tículo ()iJS, pero deja de afectat-
;108 desde que pertenecen ft. terceros.
La hipoteca se extielH]e á todos los aumentos y mejo-
Ml qlle reciba la eosa hipotecada.
·•••
Bntiéndese por accesi6n cierto modo de adquirir, por
el cual el flueiio de una cosa paila á serio de lo qne ella
produce, ó (le lo que se junta á ella. Ahora !lien, estos
mnebles que reciben de la ley el caI'ácter de inmuebles
atendiendo máR qne (~ Sll naturaleza á su objeto ó destino,

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44 Estudio sobre la Hipoteca.

son: las losas de un pavimento, 108tllb08 de las eañeria8,


los utensillos de labranza, los animales destinados al en)·
t.ivo de una finca, las prensas, ahunhiques, calde¡'as ete.
que forman parte <le UlI establecimiento industrial- adhe-
rente al suelo y pel'teueoiellte al thwfio de éste: los ani-
males que se ~ual'dan ell eont'jeras, estanques ete. La
razón de que e8tos illmuehle¡;¡ por tlestino puedall ser hi-
potecados junto eOIl el fuudo al que adhieren la CIICOlltl'3-
mos en el principio lo accesorio siglle ti lo principal. _
~8t.'\ saber si los inmnebles por el objeto i ~"l-;-~~"
"AiltMttson ó nó susceptibles de ser hipotecados. A esta
clase <le inmuebl('s pertenecen IOR derechos constituld08
sobre inmuebles ; como el llImfnwto, el derecbo de \\80, el
derecho de habilitación y laR li'ervidl1mbrcs. De todol\ estos
derechos el único qne pnede ser hipotecado es el de mm-
fructo, según el artícnlo 244~-l.
El usufructo es un derecho real, qne consiste en la fa-
cultad de gozar de una cosa con cal'go de conservar su
forma ó sustancia, y de restituída {\ 811 duefw, si la cosa.
no es fungible'; ó con cargo de volver igual cantidad y ea·
lidad del mismo género, ó de pagar su valor, si la COfia e8
fungible (artículo 823).
A este respecto, dice Haudry Lacantinerie '" es el de-
recho de usufructo lo que puede hipotecl\rse, y 110 108 ih¡.·
tos que produce. IJ08 frutos se distinguen del usufructo
como los intereses del capital, el usnfruoto es la causa
productiva, los frntos son el producto. El n8ufl'llctuarj~
tiene el derecho de percibir estos fl'Utos, y una vez que
han entrado á. Sil poder, sirven de p¡'enda para tod08 los
acreedore¡:¡ indiRtintamente. En este caso el acreedor hipo-
tecario sólo tiene derecho {\ que por falta de pago de sn·
crédito, se le ceda el derecho de usufmcto para. hace •.I~,
vender, y paga¡'se de preferencia con Sil precio.'"
El que el nsufl'l\ctllario constituya una hipoteca sobre-
Sil usufructo, no impide que el llndo propietario pue(la.
gravar la nuda propiedad con hipoteca, pues ambos tienen,

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b'stu.dio sQlm~la Hipoteca, 45

odet'C{,il08 reales bien distintos; esto es tauto más claro


-cuanto que el que tiene la linda propiedad puede enaje-
'tlarla, y POI'tanto, siendo propietario y teniendo capacidad
-suficiente para enajenar, ¡por qué no podrá gravar su in-
mneble COJl hipoteca T
No estará por uemás auvertir aquí que, aunque nues-
·tro Código no lo dice, el derecho de hipoteca constituido
sobre UII derecho (le nsufl't1cto no tiene más duración que
la que tiene el derecho de usufructo, y que al punto ell qne
·se extingue el dereclJo de mmfmcto, de hecho queda ex-
'tinguida la hipoteca, accesuriu1n seqllitllr ]Jrincipale. Ade-
más, la. hipoteca debe tener nna base pal'a. su existencia;
fa base en el caso qlW examinamn" es el dl:'l'eeho de nSlI-
'fruct~, de tal modo qne, extinguida la base, se extingue
:la hipoteca.
Así, pues, la hipoteca constituída sobre un derccho de
'Usufructo se t'xtingne por la muerte Jlatnral del usufruc-
'tuarioj por la l'esoluci6n del uerecho (lel constituyente del
-derecho del usufructo, por la prescripción, por la pérdida
-eompleta de la. cosa frllctuaria y por la seutencia judicial
.que declara extinguido el derecho de usufructo (Artículos
;865 y 866).
Sin embargo cuaJl(lo el uCl'echo de tlsufruto se extill-
:gue pOI' la consolidación del IIsufruto con la propiedad;
-esto es, cuando por cualquier título el usufl'Utuario ad·
.quiere la propieuad de la cosa que usufructúa, no se ex-
tingue el derecho de hipoteca. Aunque el derecho de usu-
fructo yá no existe en verdad, porque el usufructuario yá
tiene derecho perfecto de propiedad sobre el inmueble
-que antes usufrnctuaba, no por eso ha pasado {i, tercero,
sino que pertenece con IlIPjores títulos al mismo deudor.
En cuanto lí los tlereclJos de nso y ue hahitaciólI, ésto¡,:,
como yá se dijo, 110 son susceptibles ue hipoteca, pOl'que es-
tos derechos no puedell ser trasferidos lIi cedidos.
Los derechm; de servidllmhre no pueden ser hipote-
cados separadamente de la cosa en que radican, porque
-1)01" naturale7.a son inseparahles del fundo á que aduieren.

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46 Estudio sobre la Hipoteca.

Antes se expresó que los bi~ne8 futuros son IU8Cepti-


bles de ser hipotecados; voomos ahora esta cuestión COI"
algún detenimiento.
El artículo 2444 dice: "La hipoteca de bienes futuros.
sólo da al acreedor el derecho de hacerla inscribÍ!' sobre-
los inmuebles que el deudor adquiera en lo suce8ivo, y á
medida que 108 adquiera."
El principio general que hemos sentado <le qm.' toda
hipoteca debe ser pÚblica y especial para su validez, pug-
na con este' artículo, que 110 es otra cosa que una innova-
ción á la doetrina de la hipoteca.
La ley quiere y exige que el contrato de hipoteca sea.
pÚblico y el'lpecial, esto es, que se describan perfectamen-
te con todas sus seiíales los inmuebles que se quiera bi-
potecar, explicando la natl1l'aleza de ellos, su situacióo7'
límites y graviÍmenes qne los afecta¡l, y especificando el
crédito que se ha garantizado, lo cllal es necesario 1*1'&
que no sufran peljllieios terceras personas, y convenien-
te para el mismo deudor, ya que así babrá constancia de
la extensión de la obligación que ha contraído.
T.Jaley, pues, al permitir la hipoteca de bienes futuros,.
establece una verdadera excepci6n.
Son bienes futuros aquéllos que en la actualidad no-
se hallan en poder del deudor, y sobre los cuales ni si-
quiera tiene derecho algullo, sino tan solo una mera espe-
ranza, como por ejemplo, los bienes hereditarios. ¡06mo,.
se puede constituír hipoteca sobre lo que no se tiene t
¡De qué manera puede especificarlos ,
Esta es una hipoteca sui generis, que empie~ á con-
\"el'tirse en verdadera realidad y garantía, á medida qll~
el deudor adquiere bienes y que el acreedor solicite la.
inscripción requerida. pOI' la ley.
El Oódigo Oi vil francés dice en el artículo 2129, en su par-
te final " que los bienes futuros, 110 pueden ser hipoteca-
(los," y en el artículo 2130 dice: "sin embargo, si lo~ bie-
nes presentes y libres del deudor fueren illsufioient-es para.

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Estwli{) 80bre la Hipoteca. 47

la seguridad del crédito, puede, al manifestar esta insufi-


cienoia, consentir en qne cada uno de los bienes que en
adelallte adquiera queden tambiéll atectos á ella á medi-
ua que los vaya adquiriendo." Como se ve, en la legisla-
ción francesa no puede cOlIst.itllírse hipoteca sohre los bie-
nes futnroí', Rino en el caso (le que 10::-\ bienes presentes
del deudor sean insuficientes pam garantizar el crédito.
Si no hay verdadera insuficiencia en los bienes pre-
sentes del deudor, la hipoteca cOlIsentida por él en los fu-
turos es IInJa,.Y ésta puede ser alegada por cnalquier
interesado.
Entre /Iosotl'OS la disposición que existe sobrc el par-
ticular es general, y no tiene ningnna limitación ni con-
dición. Es verdad que el derecho de hiputeca es ulla cau-
ci6n cn favor del acreedor; qne éste es libre de admitir
(, liÓ 1111beneficio semejante, y que, tle consiguiellte, 110se
\'e pOI' qué un aereedor 110 pueda cOllvellir ('11 IIl1a hipote-
ca sobre los bienefl futuros (lel deudor, cuando puede,
i'li quiere, dar un crédito sin lIinguna seguridad.
Sin embar~o ::V[. de Vatilllcsnil decía, (~()nsítlemlldo el
artículo 2130 del Oódigo Francés, que es lIIenos general
que el 2444 de IIl1estl'O Código: .¡ La facultad corwedida
por el artículo 2130 es casi nula en la práctica (le los ne-
gocios, y si se usase sería poco moral. ¿OÚal PI', en etec-
to, el individuo qne pnede servirse de IIna lllera especta-
ti va de bienes para obtener créditos ~ En general, es el
hijo de familia, que grava de antemano la snc(>sión de sus
padres. , Y cuáles los hombres que pueden eOllscntir en
prestal'les sobre una prenda tau eventual? Freellcntemen-
te usureros, que encuentran en el crecido interés ó en las
estipulaciones fraudulentas, el eqnivalente al riesgo Ít qne
se exponen."
Además de los bienes que hemos expresado, la hipo-
teca se extiende segílll el artículo 244{) á las pensiolles
devengadas pOI' el arrendamiento de los bienes hipoteca-
dos, y iÍ 1:\ indemnización debida pOI' los ase~UI'adoJ'es de
los milmlOs hienes.

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48 Estudio sobre la Hipoteca.

Las pensiones debidas poI' un inmutlble dado en l",ren-


llamiellto 80n acce8iones del mismo, puesto que SOp pro-
ductos de ella, e.!lverdad que no son producto natural,
porque no son fl'lltos naturales, SiDOciviles, esto es, esta-
blecidos por la ley. 1m artículo 717 dice: "Uamáns8 fl'lltos
cíviJe:c IO!~ precios, peusiones ó canonca de arrendamiento
{. cell~o, y los intereses de capitales exigibles ú impuestos
á fundo perdido" ; y el 718 nos dice que estos fl'l1t08 per-
teneeen también al dueño de la. cosa de qne provienell, .le
la misma manera ~.con la misma. limitación que los natu-
rales. Ahora hien, yá se vió que los frutos naturales,
como accesorios de la cosa que 108 produce, pueden ser
hipotecallos junto con ella. J.Jos (:iviles, son iguales en todo
á los lI~turales con relación al dueño de la cosa de que
provienen.
Pero como estos frutos, de la misma manera que los
naturale¡;, se dividen ell pendientl!.~ Ó percib'ido8, la hipo-
teca no puede extenderse {~ todos ellos sino simplemente
{L los pl'imeros, qne 8011 los que la ley considera como in-
mnebles para el caso.
Llámanse frutos cit'iles pendientes, aquéllos que toda-
vía se deben; y percibido,~, aquéllos que están cobrados
tlesue el momento del cooro; é3tOS han dejado de ser ¡n-
muebles por la simple 8eparación intelectual que Re hace
pOI' el pago.
Conforme iÍ. la segunda parte de la dispoaición que
examinamos, la. hipoteca se extiende también á la indem-
nización Ilebida por los :tsegllmdorm~ de los mismos bienes.
El seguro es un COlltrato bilateral, condicional y alea-
torio, por el cual ulla persona, natural ó jurídica, toma
sobre sí, por \\11 determinado tiempo, todos 6 alguno de los
riesgos tle pérdida ú deterioro, qne corren ciertos objetos
pel'tenedentes á otras personas, obligándose, mediante
lIlIa retribución convenida, {\ indemnizade la pérdida, ó
cualquier otro dafio estimable, que sufran los objetQB ase-
gll1'adol'.

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};8{lldio /Sobre hL lJiputeell, 49

Llámase ((sigilación ell este ea¡;o la eantidad determi-


nada CIl el contrato de s\'g\ll'O, quc deue ser entl'ega.da al
dneiío de la cosa as('gurada, en caso lle siniestro.
Para IIlPjor inteligelleia dl'1 nsunto \'éase UIl l>jemplo:
Pedro ueue á Juan <:Ínco Inil peso~,'y para gal'antfa del
crédito Pedro ha hiputeeallo una casa asegurada contra
incenclios por valor de seis lllilpesos; suponiendo ahora,
que la casa hipotecada SI,) ha (IUema(lo, el acreedor hipote-
cario tiene (lcredlO de preferclJeia para el pago de su cré-
dito sohre la ilJd(>IIlIli:mei{1II dehida por los aseguradores.
gstriba esto en q!le la indclllllizaei.ín douida por los ase-
guradores 110 es otra eosa q!le ulJa subrogación d{)1 inmue-
ble asegnralio; así pucs, el aereedol' hipotecario no necc-
sita en este caso quc se le dé otra caución, puede exigir
el pago de su eréllito soure (l¡eha in<lemllizaeióll, salvo el
caso de que ésta lwa illsu(Ít:i\~llk p:tr;\ el pago tot,al de su
crédito.
Pero si l'l seguro no llega ¡¡ uaccrsc efectivo, "el'bi
gratia.; cnalldo nna casa aSl'gllrada contra illcendio ua
sido qUQm~\da volulltariamente por' su propio dlleiíol ¡, qué
c1el'echotiene el acrcedor hipotecario de ella T 11}ncste
caso parece que, como el a¡;egurador 110 debe ninguna in-
uCfllnizllcióll, puesto que el ¡;inie¡;tl'O 110 un, sido evcntnal,
elllneiío de la casa aseguntl]o ha cumplido con sus obliga-
dones; el acreedor hipotecario 110 tiene otro (lcrecllo qne
el de exigir se le (Ié II1ICnt hipoteca.
Si la cosa. hipotee,\l]a fllCl'll expl'Opiada por callsa de
utilidad pÚulica, el acreedor llipotecario tendrá dérecho
de prefcrcncia sobre la indelllllizaci611 proveniente de la
cxpropiaci6n. AqUÍ la illucllIllizaeión \'{'elllpla~a mi IIn
todo al illmueble hipotecado.
i El tesoro hallado en el bien hipotecado lJuc lla si.lo
(lestrnfdo responde ú no de la Id potcca 1
Denominase tesoro la mOllella 6 joyas {¡ olms efect.os
preciosos qut>, elaborados ]lor ('¡ homhre, lJau estado lar-
go tiempo scpultados () (\,woIH1idos, sill (f11P haya memoria
(. indicio d(' Sil tlll{\jjo. 4

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50 E'Bt~~dio BobTC let Hupoieca:

El tesoro eucontrado en una casa que se destruye por


cualquler incidente, perteuece al duefio de ella, euando ha
sido encontrado por el mismo; si fuere uallado por otra
persona, le eorrespondera a.
este la mitad y al duefio la
otra, siernpre que el deseubrlmlonto hnya sido casual (ar-
ticulo 701).
Sentado esto, bien podemos responder negativamente
a la cuestion propuesta.
Se ha dicho repetidas veces que In.hipoteca no puede
constltuirse sino sobre bienes Inmuebles, y es visto que el
tesoro no tiene tal caracter, adernas, el tesoro no es aooe-
sorio en ningtin caso del inmueble en don de se halla, por-
que no es prodncto de el, ni natural, ni civil, ni forma
parte integrante del inrnueble en que se encuentra, Pur
otra parte, en la hipotecase neceslta para la validez la desig-
naci6n clara y terminante de la cosa hipotecada ysn cons-
tancia en escritura publica, 10 que no puede resultar acer-
ca del tesoro, puesto que ha habido completa ignorancia
ace rca de su existencia.
POI' donde se debe inferir que el rinico derecho que
tiene el acreedor hlpotecario en este eventoes cl de pedir
que se le den nuevas caucloues.
Dispone el articulo 2447 que la hlpotcca sabre un usu-
fructo, 6 sabre minas y can teras no seextiende a los fru-
tos percibldos, IIi {t las sustancias mlneralcs, una vez sepa-
rados del suelo, Esto no rcquiere comentario alguno, por-
que tales frutos y tales sustancias pal' el heche de la se-
paraci6n dejan de reputarse como inmuebles y pusan {t
ser bienes muebles.
Heruos terminado el estudio de los bienes que pueden
SCI'hlpotecados. Pam cornpletar ell cuanto 1I0S sea posi-
hie este capitulo, apuutarernos alguuas excepciones {t la
regIa de que los inmuebles SOil susceptibles de hipotecu.
Los bienes raiees de los hijos de familia 110 pueden ell
caso alguuo ser hipotccados aun cuando pertenezcau al pecu-
llo profesional, sin autorizacidn del Jnez COli eonocimlon-

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Ei'Jtwlio ,~ub~'elu llipottclt.

to do causa, á esta III isma li 1I\ itación se hallan sujetos los


hienos de los pupilos y los de las mujercs casadas (arden.:
los 303, 483 Y UHO), La ley, al exigir la prl1cb:1 de la ne-
cesidad y utilidml malJitlesta para :tntol'i1.<ll' la constitu-
ción tIe la. hipoteca sobre estos bienes, qnierc SUVlil' la fal-
ta de juicio de que adulecen estas personas.

CAPÍTULO VI
l<Jfectn;; de la hipoteua.

Como la lJipoteca cs U1l dcrecho real liobre los iIlIllUC-


bles afeotados al pago del crédito, da al acreedor derecho
tIo pt'efcrencia sobre el prcúio de los illllluebles gravados;
ya en relación con los simples acreedores del mismo deu-
dOl' ; ya en relación con los otros acrcedores hipotecal'ios
post-el'iores, y también el dcrecho de perseguir el inmueble
gravado, sean cludes fnorell las manos á (lile hubiere pa-
liado,
Este Último lleredw supolle una enajenaci6n total ó
pal'cíal del inmueble hipotcc;)do, yen consecuencia, mien-
tras el inmu(~ble permanezca en poder del deudor, no tiene
necesidad el acreedor hipotecario lIc otro derecho que el
tIc preferencia. De ¡merte qm', r'tnieamcnte eU:\Illlo el in-
mueble hipotecallo se halla CII 1l\l\llOS de tercero, es cnan-
do puede ejercitarse el otro derecho; y, lIi aun en este cm;o
puede el acreedor ejercitar acción personal contm a.<}uél
que posee el inmueble hipotecallo, éste 110 ticne ningnna
obligación personal.
Persiguiendo el illl1ll1cble gravado no se ataca la. pro-
piedad del detentadol', porque lo que se persigue es un
derecho real en la cosar del'ecuo anterior {~la cna.jenación
y que no se ha extinguido por ella.
La eficacia del derecllO de preferenda, respecto á los
otros acreedores, eslá. 8ubordinaua á la condición común
de una inscripción hecha ó renovada en tiempo M,il.
Bl acrcedor hipotccm'io tiene, para hacerse paga.r BO-

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,52

11/'(\ lag co¡ms hipotecadas, los mislllos dl'rechos que el


acreedor pl'el\(lal'io (artíl:lllo 2448). Ulla \'('~ cumplido el
plazo en que debe Ratislhccr~c Ó pagarse el crédito, el
acreedor puede, si el dellllol' no se lo satisfaep" hacer \'cn-
del' el inmueble hipotecado ('11 pÚulica slluasta, para pa-
garse con su prccio; y ¡.;i no se velHlt>, pucd~~ vi acreedor
peuir á la autoridad que se lo adjudiqne hasta COllClllTcn-
cia de lo que se le adenda, al\n(}lle pxista estipulación en
contrario; lo cual 110 obsta á qllc el acrcedor pueda en-
tablal' acción pt'J'sonal para hacerse pagar su crédit.o con
otros bienes del «t'lulo)', ell cnyo caso ya 110 gozará del de-
recl!O de preferencia.
El objeto principal (le la hipoteca eM responder del cré-
dito; de 10 contrario no tendría el caráctcr de verdadera
caución. Eli esta la razón por la cual el acreedorhipote-
cario puedo lIacer vCllder la cosa hiputecada, para el caso
de que no se cumpla. ht ohligación principal.
La lIipoteca, por 8el' \lll contrato accesorio, pasa de ple-
no del'ecllO, junto COII el créllito que garantiza, á los suce-
sores del acreedOl' hipoteeal'Ío, quiénes puedeu t'jereltarla
con la misma autoridad que el p,"imitivo acreedor.
De la propia suerte, como la hipoteca es indivisible, 108
herederos de un inmueble hipotecado y cada una de las
partes de este, están olJligado:;; al pago de la obligación;
este gra\'amcn se cxtiende á toda~ las llH'joras y accesio-
nes que durante el tiempo del gravamen adquiere el in-
mueble.
Si el dendor no pnede cumplir la obligación principal,
puede, si quiere, ceder al acreedor la cosa hipotecada;
pero taml>ién puede, antes de que se haya consumado la
adjudicaci6n, recobrarla, pagando el crédito, los gastos
y costas que }>or:)a falta de cumplimiento le ocacionó al
acreedor. Llámese cesión el auamlono voluntario que el
deudor bace de sus bienes, al acreetlol' Ó acreedores, cnan-
do por accidentes inevitables se halla en incapacidad de
poder pagar sus deudas. (Artículo 1672).

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Scgúlllo preeeptlladll ell el al'lÍclllo ~..j;'I, si la tinca
l1ipotecaua se penlierll Ó lldl'riorare, en tél'lllilloS lle sor
insuficiente para la ~eg\ll'itlad lle la llemla, t(,IIIIrá derecho
el acreedor á (lue ¡;e Illl'jore la hipoteca, á 110 ~er <¡lIeCOII-
sienta. ell que se le dé otra sl'guridad I'quiYalelltc; y cn
defecto ue amuas cosas, podl'á demandar el pago inmedia.
to de la deuda IíqllÍtla aunque esté pelllliente el plazo, 6
implorar las providellcias conserrativas que el caso admi-
ta, si la ueuua flll'l'e ilfquiua, conuiciollaJ Ó indetl'rminad{\.
Sin embargo ue que la eleteióll entre el reembolso del
crédito y la constitucióll llc ulla nncm hipotcl::t le pCl'te-
uezca al deudor, este derecho puede hacl'r!o I'alcl' el acree-
dor en el caso de q lIe la COSaIdpotl'calla íie detel'Íol'c pOI'
causa natnral, y tamhién por las voluntarias del delldor ;
pero no podrá exigirel pago inmediato, ni la lIwjom do Id-
poteca en d caso de qne la cosa hipotecada baje de ,'alor;
en este caso no 1m sufrido la cosa hipotecada ningÚn de-
terioro fisico, que es al que se refiere la ley, segÚn parece.
El derecho de poder perseguir la cosa hipotecada lo
conceden los artículos 2452 y 2453. POI' el primero se da
al acreedor el derccho de perseguir la finca hipotecada,
sea quien fuere el que la posea, y á cualquier título que
la haya adquirido. Si la finca hipotecada estllriere en
poder del <leudo!', no hay lIecesidad de l'jerc('1 este dere-
cho, y basta 110 más el de prclerellcia.
A cada finca gravmla con hipoteca podn't aurirse á pe-
tici6n de )os respectivos acreedorcs ó de cnalquiem de
ellos un concmso pal ticnlar, para el pago inmediato de
sus créditos, sin que los acreedores tengan otro <lm'echo
qne el de preferencia, pues, que el pago so hará l'n ordcn
á las fechas do la inscripción de las hipotecas; y si hubie-
re varias hipotecas con la misma fecha serán preferidas
en el orden de su inscripción.
El derecho de perseguir la cosa hipotecada dimana de
la misma naturaleza de la uipoteca, quc por ser IIn dere-
cho real sigue sicmprc .Y á dondequiera COII la cosa
misma.

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8stud'¡o solm; la Hipoteca,

COII todo, la regla establecida CII el artículo 2452, que


aquí sc comentfl, carece de fuerza contra. el tercem qne
baya mlqnil'Ído la propiedall (lel inmueble IJipotecm10 en
públic.'\ subasta, ordenado pOI'el Juez, qlliell para lIevarla
á cabo deberá hacer citar personalmente :í todos los acree-
(lores de la misma fillCfI.
u,econveniuo un tercer poseedor para el pago de la hi-
poteca constituída sobre la. finca que pasó (t sus manos
con este gnwamell, 110 pnede solícitar quc se persiga. ¡ni-
mero al dendor personalmente obligado.
1JO Ílnico que le es dado hacer, es pagar cl créllito y
subrúgarse en los derechos del acreedor hipotecario (ar-
tículo 1(;68, número 2?)
El tercer poseedol' :le un i"mueble hipotecado puede
oponer dos excepciones: la de discltsión, quecom;iste en que
si el pl'imitivodeudol'parala seguridad de un mismo crédito
ha hipotecado varios iutnueble8, persiga el aereedOl' hipo-
tecario l:ill crédito primero en los bienes afecto al pago y
que permanecen en poder del deudor, y que si dichos in-
muebles son insuficientes para. el pa.go total, persiga des-
pues, el que él posee; pero esta excepeión no puede.opo-·
norIa sino el tercer poseedor extraño al crédito, es decir,
uno qne no sea hcrcdero del deudor principal.
La otra excepci6n es la de garantía; la cual tendría.
lugar cuando, por ejemplo, el acreedor hipotecario fnese
heredero del ycnuedol' del inmueble hipotecado, y por esta
mzón estuviese obligado personahnente á. garantizar di·
cha venta al tercer poseedor. Quent de edctiones WIl6t aotio,
elllltl.elll agentcm rcpellit exceptio.

CAPITULO VII
Extinci(~n de la. hipotoca,

El artículo 2457 dice que la hipoteca se extingu6jllJl-


to con la obligación principal. Que se extingue, asitnis1no,
por la ,'esolllción del derecho del q1fe la cOllstit·uyó, ó por

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el evento de la cOlldiciónresollltoria, si'[J/ín l((s nlglas
legales. Que ,~e C;r.tillglle, wlelluis, por la llegada del día
7/asta el c/lal fué cOlls(ituídtr. Y por la c(lJIcl!lrrciún que el
acreedor acordarc por escritllra pÚblica, de lj/W se tome
mzón al 1/largen de ht inscripción Te'~l)(!ctit'a.
SegÚn esle artículo hay cnatro modos de extillguirse
la hipoteca.
La. extinción de la obligación principal tnlC de hecho
la extinuión de l:~ hipoteca. Bsto es muy natlll'al, pnesto
qne la l1ipoteca cs un contrato accesorio, (lllC se celebra
para gal1lI1tizar otra obligaciólI, A 110m Lien, la hipoteca PS
una. especie de caución (artículo Gil), j' por tanto no exis-
tiendo la obligación principal :t qne accctle, de hecho ¡.¡e
extingue la accesoria, porqne tal obligación 110 pnede ('xi:;-
ti!' por sí sola.
Sin embargo, para que se extinga la hipoteca ('lo; 11('('1'-
sario que la obligación principal se extinga por Clllllplt'lll ;
pnes, de lo contrario la hipotcca suusistiría por entl'ro, por-
qne es escncial en este contrato la inl!h'isihílidad, ('01110
yCt se ha demostrado,
Oomo toda oblig:tción se extingue por convenio mu-
tuo de las partes, pOI' la. solueión 6 pago clcdh'o, por la
lIovación, por la transacción, por la remisión, pOI' la COlll-
pCllsación, por la confusión, por la pérdida de la cosa q l\l'
se tlebe, por la. Ilulidad ó rescisión, por el m'cnlo de la COII-
dición l'csolutorÍ<t y la pre8cripcióll segÚn el artí('u-
101625; de la misma manera y por los mismos modos IW
cxtinguc la obligación hipotccaria.
La Lipoteca se extingue pOI' la resolución (lel del'eeho
del que la COIll;lituyó, Ó por el c\'cnt() (le la collt1ieión rc-
solutoria.
Elltiéndese por condición, el c\'cnto de UII aconteci-
miento futuro; y por condición rC'sollltoria, aquella pOI'
cuyo cnmplimiellto se extingnc un derecho (artícnlo ] 53H)
Ahora uien, nada m:í~ natural (1I1C cxtillguiéndose el
del'echo (lel con8títu~'elltl', sc extinga el (1el'('c1l0 de llÍ~

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5ti 88i wl io 8oln'e la llipúteca.

poteca; porql\C lIadie puede trasferir á otra pel'80lIa más


demchosqlle a(}lIcllos qlle él mismo tielll'; de esto sededucc,
pOI ('jcmplo, que aquél qne tiene suhre 1IIIa cosn, un dere-
cho nwocablt~, 110 puede cOIlt.it;uíl' sobm tlidm cosa, {~fa-
yor de su acreedor, sillo \lila hipoteca igualrnellte rc\'o-
eable.
Pero para qtle la cxtillciúll tlclllcreeho tic pl'Opieuau
del cOllstitllyente tic la hipoteea, acarree la extinoión de
ést:1, es nccesario que desde el momento llc la constitu-
ción de la hipoteca su (lerecho sea l'CSOhlble. POI' lo tanto,
si el constiyente tellÍn. al tiempo de la constitución de la
hipoteca. derecho do propiedad irrevoca.blt., será vaJida y
suhsistirá la hipoteca anll cuando después se extinga el
derecho lIt· propiedad pOI' un hecho Iluevo.
POI' la llegada del día hasta el cual se constituyó la
hipoteca, extíngnese también ésta. Los contratantes son
Iibrcs de disponer como mejor les parezca en sus estipula-
cioncs; y la ley ordena qne debe estarse en los contratos
á la \"oluntatl de los contrfC.tante~, siempre quc lo aeol'da-
(10 por ellos no viole lal'l Ip.yes.
POI' plazo RC entiende la época ~eiialmla pal1\ el
clIInplimiento de ulla obligación, y éste cs fijado pOI' las
partes, y por tn,nto voluntario. Por consiguiente, nada más
jm;to qlle CU<l,ndose 1m fijado día para la validez de \lna
hipoteca, con la J1('gmla de aquél sc extinga (le hecho &1m.
'¡'amoión se extinguc la hipoteea pOI' la, cancelación
que el aCl'ccllor acol'd:uc pOI' cscl'Í tura púl>lica, de qne se
tome razón :11 margen de la inscripción respecti\':\.
~ad:t más lIatural qne este mOllo llc extinguirse la
hipot{\ca, porqnc ésta no cs otra, COila que un heneficio
constitnÍtlo á favor del acrce¡lor,:; 1>))' tanto, ~iclldo bene-
ficio particular, puede Rer rClluncia.do por el bCllcficiado.
Aho\':\ bicll, el que tiene CfC.IHcÍllad para disponel' de lo
suyo, bien puede rCIIIll\ciar las gar:lIltía.s que le aseguran
sns cl'éditos.
TJa panee]:u:i6n (h> la llipotp¡'a 1101'S otra ('osa qlle una

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Estudio 80bTC ú¿ Hipoteca. 57

renuncia de garantía . .M. I.•aurent dice "que el renun-


ciante debe tener capacidad de renunciar no sólo los mue-
bles, sino los inlOnehles, es decir, que debe tener absoluta
capacidad de disponer de lo suyo."
Nosotros creemos COIIBaudry Lacantillel'ie,que no hay
lIecesidau de tener esa capacidall absolnta, porque si bien
es verdad que la hipoteca, por Sil misma natnraleza, sc
cOlIstitnre sobre illllluebJes, es accesorio de \ln crédito, y
pOi' consiguiente si \lmt persona tiene capacidad de dispo-
ncl' del crédito, ~ por qué motivo 110 puedc disponcr de la
lJipoteca, que !\o es sino \lila garalltfa de la obligación
pl'incipal ó del créditof
En cuanto al modo COIOOdebe hacerse la cancelacióll
lÍ la renuncia de la hipoteca, Baudy Laeantinerie opina, que
cOllsistiendo en la \'oluntad del cl'eellor, éste pllede haccl'-
lo expresa ó tácitamente .
..\. este respecto creemo~ que la I'tlllullcia (í c:Lllcelaei6n
debe hacerse expresamente y con ciertas /i.lt'malidades le-
gales, porque nada más natural que las cosas f!e extingan
de la misma manel'a que He constituyen. El eOlltrnto ,le hi-
poteca es solemne, como yá lo hemos explicado; esto e/!:,
sujeto á ciertas formalid:Hlcs legales; ahora bien, cntre
tanto existall estas formalidades, subsiste la hipoteca y
produce sus efectos. Por lo tanto ('S necesario para su ex-
tinción obsel'varloH lamoilí", y esto (o exige la parte del
artículo que se examina, al ,lisponel' que dehe hacerse la
cancelación por c¡.writura pílhlica de qne se tOlllC razóll al
mal'gell de h\ illseripeióllrcspectiva; e¡;t/l e¡.¡ tamhién 1\(~Ce-
sario para el conocimiento de tCl'et'ros illtl'resadoí\.
Nuestro Código 110 trae la pre¡.¡eripeión COIlW mOllo
de la extinción de la hipoteca; pero COIIlO e¡.¡ UII lllOl\O ge-
1I('ral pOI' el cllal se cxtingllt'1I toda¡.¡ las Ilhli~aeiolll'R, (!i-
remos algo acerca de ('lIa.
Prescripción es UII /lIodo de adquirir las casas aje/las,
6 tie extiJlflUir l((,~ accioJ/l's Ú dcred/Os «(jC/lOI!, por /¡abtlrst!
1)Oseítlo l({s co,~a'~!1 /lO /¡ab()I'.w: tjacitlo tlielws (/cciO/lf'S y

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58 .Estudio sobre la Hupoteca.

dereohos durante cierto tapso de tiempo, y concurriendo los


demd« requisitos legales (articulo 2517).
Para que lit hipoteca se extinga por Ja presoripcion y
vel' como se efectua ella, oonslderaremos el inmueble gra-
vado ell manos del mismo deudor, 0 en rnauos de un ter-
cero.
Ouando el inmueble liipotecudo Re halle en poder del
deudor, el tiempo neeesarlo pam let extinci6n del credito,
es suflciente para efectuar Ill. prescrlpclou de la hipoteca ;
acceeoriwm sequitur principa1e (articulo 2537).
Pero no sucede 10 mismo cuando el inmueble grava-
do se lialle en poder de un tercel' poseedor, esta acci6n,
aunque extlntiva, exige una posesion igual ala que se ne-
cesitapara adquirir el dominio. de un inrnueble (articu-
lo 2533) siernpre qne el tercer poseedor tenga buena fe y
justo titulo; de 10 contrario, es necesario ejercer la pose-
sidn del inmueble gravado por un lapso de tiempo supe-
rior.iesto es, el exigido pal' el articulo 2531, que csde
treinta aDOS.
POI' buena fe seentiende la conclencia de haberse ad-
qulrido eldominio de Ill. cosa por medios legitimos, exen-
tos de fraudes y de todo otro viejo (articulo 768). La
buena fe en este case consiste en la iguorancia de las car-
gas hipotecarias que gravan al inmueble ; de tal modo
que el tercel' poseedor que haya tenido oonocimiento de
los gravamenea del inrnueble que. trate de presoriblr es
poseedordernala fe,
La hipoteca se extingue tambien por la perdida de Ill.
cosa hipotecada, pOI' In falta de inscripcion conforme 10
ordeua Ill. ley, POI' una sentencia judicial, y en general, por
todos los modos porque Re extinguen las obligacioues,

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