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Responde A Las Siguientes Preguntas
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2. Según santo Tomás, no solo tiene sentido nuestra existencia, sino cualquier
acción que realicemos. ¿Por qué?
La ley natural dirige y ordena los actos de los seres naturales para la adecuada
realización de los bienes que les son propios. El Aquinate toma del
pensamiento griego la noción de naturaleza como principio dinámico intrínseco
que determina el comportamiento ordenado y legal de los seres naturales, a la
vez que la idea de que puede utilizarse el criterio de la “naturalidad” para
distinguir la conducta buena de la mala: lo bueno es lo natural y lo malo lo
contrario a ella. La principal diferencia del planteamiento tomista respecto del
griego está en que para Tomás de Aquino las inclinaciones naturales descansan
en último término en Dios, quien por su providencia gobierna todas las cosas y
les da las disposiciones convenientes para su propia perfección. En los seres
irracionales la ley eterna inscrita en su naturaleza determina su
comportamiento de manera pasiva y necesaria, en los hombres descansa en su
razón y se realiza a partir de su voluntad y libertad. En sentido estricto, Santo
Tomás interpreta la ley natural como la ley moral, y la identifica con la razón
humana que ordena hacer el bien y prohíbe hacer el mal. La ley moral es
natural y racional: racional porque es enunciada y dictada por la razón; natural
porque la propia razón es un rasgo de la naturaleza humana y porque describe
las acciones convenientes para los fines inscritos en nuestra naturaleza. La ley
natural contiene los preceptos fundamentales que rigen la vida moral, el
primero de los cuales es “debe hacerse el bien y evitarse el mal” y en el que se
fundan todos los demás preceptos de la ley moral. Dado que la ley natural se
fundamenta en la naturaleza humana, y ésta en Dios, la ley natural no es
convencional, es inmutable y la misma para todos (universal).
La ley positiva (ley que promulgan los Estados) debe ser expresión de la ley
natural, por tanto no será convencional. Así, aquellas leyes positivas que sean
contrarias a las leyes naturales no son buenas y es justo que el ciudadano se
niegue a cumplirlas, mientras que aquellas que son conforme a la ley natural
son justas y buenas y el ciudadano está obligado a cumplirlas. La legalidad no
siempre coincide con la moralidad: si el legislador promulga una ley contraria a
la ley natural, y, en último término a la ley divina, es legítimo, moralmente
correcto –aunque no sea legal– que el súbdito se rebele y no la cumpla. La ley
natural tiene su origen en un orden más amplio: el orden del Universo, orden
que es expresión de la ley eterna, ley que descansa en la propia razón de Dios y
de la cual derivan todas las demás leyes. Santo Tomás dice que es eterna e
inmutable porque a Dios le corresponde la eternidad. Dios ordena todas las
acciones, tanto humanas como no humanas, hacia su fin. A diferencia de
Aristóteles, Santo Tomás hace descansar el bien en un fundamento más
trascendental que la propia naturaleza: Dios.