Está en la página 1de 13

INDICE

TEMA. PÁGINA.

Introducción---------------------------------------------------------------------3

Limites jurídicos de la potestad tributaria del Estado.------------4

Caracteres de la potestad tributaria-------------------------------------7

Constitución Política de la República de Guatemala--------------7

Principios Tributarios.--------------------------------------------------------9

Limites Políticos a la Potestad Tributaria-----------------------------12

Conclusión-----------------------------------------------------------------------14
INTRODUCCION

Los límites jurídicos de la potestad tributaria del Estado y los límites políticos de
la potestad tributaria están compuestos por los principios de carácter
constitucional que resguardan que la carga tributaria sea justa y equitativa en
relación a los sujetos que afecta, como, asimismo, lograr el respeto de
derechos constitucionales de contenido económico social.
Estos límites están constituidos por los principios de legalidad, equidad o
justicia tributaria, igualdad o generalidad, derecho a la propiedad, estos
principios tributarios corresponden a nuestro sistema tributario guatemalteco,
así mismo es fundamental hacer énfasis en que en la constitución política de la
República de Guatemala están debidamente establecidos, por lo que nosotros
como guatemaltecos responsables tenemos la obligación de contribuir con el
gasto público en la forma prescrita por la ley.

2
LÍMITES JURIDICOS DE LA POTESTAD TRIBUTARIA DEL ESTADO.

En el presente ensayo se desarrollarán los límites jurídicos al poder tributario


del Estado, siendo estos la Constitución y los principios tributarios, los cuales
por encontrarse en contenidos en la Carta Magna ya que adquieren carácter
constitucional.
Todo poder necesita límites que regulen su actuar y prevengan la comisión de
futuras arbitrariedades en su nombre, el poder Tributario del Estado no es una
excepción. El ejercicio de la potestad tributaria reservado por el Estado debe
seguir los lineamientos señalados por la Constitución, tanto para el
establecimiento de tributos como para la actuación de la autoridad en la
aplicación de la ley, conforme a las garantías individuales que constituyen el
límite de actuación del Estado frente a los particulares.
Martul Ortega señala que Algunos de estos límites revisten un carácter que
cabe denominar de marcadamente político y son principalmente las
autolimitaciones que un Estado establece de su poder financiero con relación a
otro Estado. Son limitaciones establecidas libremente en virtud de la soberanía
de que goza un Estado. El poder financiero se halla limitado jurídicamente.
Existen límites propiamente jurídicos, son aquellos que para evitar un exceso
de poder han llevado a profundizar en la polémica de la causa jurídica del
impuesto o que resultan de las normas constitucionales y que pueden dar lugar
a la impugnación de las normas financieras anticonstitucionales. La existencia
de límites constitucionales son sin duda alguna los más importantes.

Como corresponde, el sistema tributario guatemalteco tiene como punto de


partida las disposiciones constitucionales. La Constitución Política de la
República establece principios que tienen implicación fiscal en diversas
disposiciones. Inicia con el deber ciudadano de contribuir a los gastos públicos,
en la forma prescrita por la ley. 

Esta disposición contiene lo que se conoce como el principio de generalidad en


la que todos los guatemaltecos están llamados a sufragar los gastos públicos a
través del pago de los diferentes tributos. En teoría, la única excepción a dicho
deber es la capacidad contributiva.  De forma tal que no estaría obligado a
contribuir aquella persona que carezca de capacidad para el pago de los
tributos. 
 
Desde la perspectiva del estado, se establece que corresponde al Congreso de
la República decretar impuestos ordinarios y extraordinarios conforme a las
necesidades del Estado y determinar las bases de su recaudación.  La misma
disposición se encuentra contenida en el capítulo del Régimen Financiero que
establece el principio de legalidad en materia tributaria que indica: corresponde
con exclusividad al Congreso de la República, decretar impuestos ordinarios y

3
extraordinarios, arbitrios y contribuciones especiales, conforme a las
necesidades del Estado y de acuerdo con la equidad y justicia tributaria, así
como determinar las bases de recaudación.
 
El mismo principio de legalidad contempla lo que se conoce como preferencia
de ley, el que reconoce que son nulas las disposiciones jerárquicamente
inferiores a la ley, que contradigan o tergiversen las normas legales
reguladoras de las bases de recaudación del tributo. 

También establece el alcance del reglamento tributario indicando que las


disposiciones reglamentarias no podrán modificar dichas bases y se concreten
a normar lo relativo al cobro administrativo del tributo y establecer los
procedimientos que faciliten su recaudación.
 
El principio de legalidad, además de la reserva y preferencia de ley reconoce
que los tributos deben adecuarse a la equidad y justicia tributaria, principio que,
si bien no está desarrollado, se ha interpretado como un límite adicional a la
facultad de decretar impuestos, arbitrios y contribuciones.
 
En la forma que está redactado el principio de legalidad, el mismo comprende:

1. Reserva de ley: tributos y bases de recaudación deben estar


contenidos en ley.

2. Preferencia de ley: cualquier disposición que contradiga o


tergiverse lo contenido en ley es nula de pleno derecho.

3. Principio de equidad y justicia tributaria.

4. Limitación al contenido reglamentario tributario

Otro principio esencial en materia tributario es el principio de capacidad de


pago, el cual, declara que el sistema debe ser justo y equitativa.  Para el efecto
las leyes tributarias serán estructuradas conforme el principio de capacidad de
pago.
 
La capacidad de pago se ha entendido como la aptitud económica del
contribuyente para cumplir con el deber de contribución a los gastos públicos. 
Esta aptitud es medida por reveladores de capacidad que se clasifican en
directos e indirectos.  Los directos revelan una capacidad indubitable (las
utilidades, por ejemplo) y los indirectos presuponen la existencia de capacidad,
tal el caso de los ingresos, los activos y el consumo. 

Si el contribuyente tiene ingresos, activos o si consume, se presume la aptitud


económica; sin embargo, puede que en la realidad carezca de dicha aptitud
(por ejemplo, que tenga más gastos que ingresos, que la adquisición de activos
o consumo se haga con dinero prestado)

4
 

En la misma norma donde se establece el principio de capacidad de pago, se


fijan dos (2) prohibiciones constitucionales.  La prohibición a los tributos
confiscatorios y la prohibición a la doble o múltiple tributación. 
 
La prohibición a la doble o múltiple tributación se tipifica cuando un mismo
hecho generador atribuible al mismo sujeto pasivo, es gravado dos o más
veces, por uno o más sujetos con poder tributario y por el mismo evento o
período de imposición.  Estas características de la doble o múltiple tributación
están claramente señaladas en la norma constitucional.
 
Por el contrario, no hay una referencia directa a qué debe entenderse por
tributo confiscatorio.  La Constitución Política de la República en otra
disposición sí establece cuando una multa tiene el carácter de confiscatorio.  Al
respecto se regula que se prohíbe la confiscación de bienes y la imposición de
multas confiscatorias.  Las multas en ningún caso podrán exceder del valor del
impuesto omitido.
 
En este caso vemos que el parámetro constitucional para determinar si una
multa es confiscatoria es si la misma excede del valor del impuesto omitido.  En
el caso del tributo confiscatorio, se ha considerado que el mismo será
confiscatorio, si se sustrae una parte importante del patrimonio del
contribuyente. Otros países a través de normas legales o fallos judiciales han
fijado parámetros para determinar el momento en que el tributo es
confiscatorio, en Guatemala no existe dicho parámetro.

Estos límites emanados de la constitución hacen que el poder financiero no se


convierta en un poder arbitrario, que no se haga un mal uso del mismo y que al
mismo tiempo se beneficie a la comunidad sin perjudicar al ciudadano
particular.

Límites jurídicos están compuestos por los principios de carácter constitucional


que resguardan que la carga tributaria sea justa y equitativa en relación a los
sujetos que afecta, como, asimismo, lograr el respeto de derechos
constitucionales de contenido económico social. Estos límites estarían
constituidos por los principios de legalidad, equidad o justicia tributaria,
igualdad o generalidad, derecho a la propiedad, y la neutralidad impositiva.

Las limitaciones jurídicas son entendidas como limitaciones internas de la


potestad tributaria, y se identifican con los derechos constitucionales del
contribuyente. En tal sentido, expresan que la potestad tributaria es una
exteriorización de la soberanía, y como expresión de ésta reconoce sus
mismos límites, establecidos en nuestra Carta Fundamental.

5
CARACTERES DE LA POTESTAD TRIBUTARIA.

Indica Moya, que los caracteres esenciales de la potestad tributaria son las
siguientes:
1. Abstracto: Para que exista un verdadero poder tributario, es necesario que
el mandato del Estado se materialice en un sujeto y se haga efectivo mediante
un acto de la administración. Alessi (citado en Moya) considera que puede
hablarse de poder tributario abstracto y poder tributario concreto, siendo este,
complementario del abstracto. La Potestad Tributaria, al igual que las leyes, es
abstracta, pero se deben aplicar en concreto.
2. Permanente: La potestad tributaria perdura con el transcurso del tiempo y
no se extingue. Sólo se extinguirá cuando perezca el Estado. Siempre que
exista, ineludiblemente habrá poder de gravar.

3. Irrenunciable: El Estado no puede desprenderse ni delegar la potestad


tributaria. El Estado puede delegar la facultad de recaudar y administrar los
tributos. No puede renunciar a su poder de imposición.
4. Indelegable: Esta característica es sinónima de la anterior, ya que el Estado
no puede renunciar o desprenderse en forma total y absoluta de su potestad
tributaria o facultad de imposición tributaria.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA

La Constitución Política es la norma suprema de todo Estado democrático, en


ella se establecen las bases fundamentales del mismo, así como también los
órganos y funcionarios que representan el poder y la soberanía otorgada, sin
embargo, no solo derechos y obligaciones, sino también límites a dichos
poderes y funcionarios con el fin de proteger las garantías individuales de cada
uno de los habitantes de la nación, en aras del bien  común.
El poder tributario del Estado como facultad para exigir de los particulares
prestaciones obligatorias, no puede considerarse de manera arbitraria o
absoluta, por cuanto está sometido a una serie de limitaciones o restricciones
impuestas por la Constitución y por las leyes a los entes dotados de tal poder.
Ángel Estuardo Menéndez Ochoa, afirma que  la Constitución Política de la
República de Guatemala, en lo concerniente al ámbito tributario, establece los
principios fundamentales, sobre los cuales debe ceñirse todo accionar

6
legislativo, de gestión administrativa y otorgamiento de derechos a los
administrados. Determinando pautas, limites jurídicos al poder tributario del
Estado y garantías de observancia obligatoria.
Como se explicó anteriormente uno de los límites jurídicos principales al poder
tributario es la Constitución, pues en ella se encuentran establecidos los
preceptos constitucionales por medio de los cuales se desarrollará el sistema
tributario nacional; se definen los titulares del poder tributario, sus atribuciones
y obligaciones de manera general. Es decir, se delimitan los parámetros en los
cuales se desempeñará el poder tributario. Sin embargo, es preciso mencionar
que en ella también se encuentran principios tanto de carácter general como
tributarios.
Estos tienen como finalidad última complementar la labor del texto
constitucional para que los derechos individuales de cada contribuyente no se
vean vulnerados por la autoridad estatal. Con la aplicación de dichos principios
se busca prevenir la intervención abrupta del Estado en la esfera individual de
las personas; existe discrepancia acerca de cuáles son los principios
establecidos, pues la mayoría de veces varían de un autor a otro sin embargo
se debe tomar en cuenta que los mismos se modifican según su jurisdicción;
por lo que en siguiente apartado se abordaran los principios esenciales para
todo sistema tributario.
Abordaremos la tarea de analizar el poder tributario en Guatemala consciente
de que en propiedad dicho estudio exigiría referirlo al poder financiero, ya que
el análisis del poder tributario aisladamente pierde razón de ser jurídica, dada
la unidad esencial entre los ingresos públicos y los gastos públicos; esto es, se
establecen tributos y se recauda porque existen necesidades públicas.
En este sentido, la propia regulación constitucional guatemalteca alude al poder
tributario para atender las necesidades del Estado. Sin embargo, el objeto de
nuestro trabajo se limita al análisis del poder tributario en Guatemala, dada las
particularidades jurídico-constitucionales que presenta, que son dignas de
estudio; superando la tendencia a concebirlo, exclusivamente, como poder
legislativo para crear tributos; de la que no está exenta la propia Corte
Constitucional cuando afirma que el poder tributario del estado constituye
básicamente una facultad que posee este ente para crear unilateralmente
tributos.
Debiéndose encontrar el fundamento del poder tributario, no tanto en la
soberanía, arrumbada en el seno de un Estado de Derecho, que lleva acabo
una distribución vertical y horizontal del poder, sino en el propio Ordenamiento
constitucional; concretamente en la atribución al poder público de fines de
Estado, entre otros muchos. En definitiva, en la existencia de necesidades
públicas a atender por el Estado. Fundamento que remarca la propia Corte
Constitucional cuando afirma que la “potestad fiscal”, es la base de la
subsistencia económica del Estado. 
Marco jurídico, en cuyo seno el poder tributario aparece configurado como
conjunto de competencias jurídico-constitucionales, atribuidas a entes públicos
territoriales representativos de intereses primarios, que les permite establecer y
aplicar tributos; haciendo realidad el deber contribuir en Guatemala.

7
Lo cual exige, como presupuesto de operatividad, la atribución de dichas
funciones jurídicas, que anclan sus cimientos en la atribución de competencias
normativas y administrativas, a los entes públicos territoriales; permitiéndoles
actuar tributariamente en ambos planos jurídicos: el normativo y el
administrativo.

Siendo éste el contexto jurídico en el que procede el planteamiento de la


cuestión relativa a ¿quiénes son titulares de poder tributario en Guatemala?
Debiéndose encontrar la respuesta en el Ordenamiento jurídico guatemalteco.
Ciertamente, conscientes de que el poder tributario es atributo del poder
político; en tanto que poder para dictar normas generales, el poder tributario
sólo se le reconoce a los entes de naturaleza política; esto es, a los entes
públicos territoriales representativos de intereses generales y primarios de un
pueblo, en tanto que gozan de autonomía normativa para la gestión de sus
respectivos intereses. En este punto, el artículo clave del Ordenamiento jurídico
guatemalteco sobre el que fundamentar la respuesta a la cuestión formulada
supra es el artículo 224 de la Constitución política de la República de
Guatemala, al establecer, en primer lugar, que el territorio de la República, se
divide para su administración en departamentos y éstos en municipios;
señalando las administraciones territoriales en Guatemala; en segundo lugar,
las regiones de desarrollo, con la finalidad de dar un impulso racionalizado al
desarrollo integral del país; y, en tercer lugar, la posibilidad de modificación
administrativa del país; aunque siempre dentro de los límites constitucionales.

PRINCIPIOS TRIBUTARIOS

EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD TRIBUTARIA

La Constitución guatemalteca establece el principio de legalidad tributaria; esto


es, la competencia exclusiva del Congreso de la República tan Modestamente,
entendemos que debería hablarse de principio de reserva de ley y no de
legalidad; al menos con el objetivo de deslindar los diferentes contenidos que
amparan ambos principios de tronco común, ya que el contenido del artículo
239 de la Constitución Política de la Republica de Guatemala, se engloba
propiamente en el principio de reserva de ley, como se deduce de su propia
denominación; siendo la reserva de la creación de los tributos al Congreso;
esto es, a la ley, lo que lleva a cabo dicho precepto; mientras que el principio
de legalidad, en propiedad, alude a la exigencia de actuación administrativa a
la luz de la ley, como muy bien apunta la propia Corte Constitucional cuando
afirma que dentro de esos principios, se encuentra el de legalidad en el
ejercicio de la función pública, que implica que tanto las funciones como las
atribuciones deben estar contempladas en las leyes, así como para establecer,
decretar, tributos; como para determinar las bases de recaudación de los
mismos.
De modo que, de entre las diversas fuentes jurídicas, tan sólo la ley es
competente para crear los tributos, así como para regular sus elementos
8
esenciales; vedando su regulación por norma reglamentaria. En palabras de la
Corte Constitucional, el artículo 239 de la Constitución consagra el principio de
legalidad en materia tributaria, que garantiza que la única fuente creadora de
tributos puede ser la ley, estableciendo que es potestad exclusiva del Congreso
de la República decretar impuestos.  
La Norma jurídica suprema, dando preeminencia al Congreso respecto del
resto de poderes, particularmente respecto del Ejecutivo, en la relación de
ambos órganos constitucionales en materia de producción normativa, establece
el principio de auto imposición; garantizando que los ciudadanos no paguen
más tributos que aquellos que ellos mismos, a través de sus representantes,
establezcan. Así concebido, el principio de legalidad tributaria se erige en
garantía del Derecho de propiedad frente al tributo y, sobre todo, a sus excesos
de la mano de la arbitrariedad administrativa. 
Aunque en el marco del Estado de Derecho guatemalteco tanto la propiedad,
como el tributo, son institutos jurídicos constitucionales, llamados a convivir en
el marco de la idea de justicia constitucional. Además, hoy día, la ley como
configuradora de los tributos se erige en presupuesto de realización de valores
constitucionales; al garantizar la igualdad de los contribuyentes en la
distribución de las cargas tributarias; o la seguridad jurídica y certeza del
Derecho; como consecuencia de proyectar los valores de generalidad,
racionalidad y certeza del Derecho. 
La competencia exclusiva del Congreso de la República para establecer,
decretar tributos, constitucionalmente establecida implica no sólo la
competencia para crear el tributo, sino también para determinar las bases de
recaudación, tal como establece el propio precepto constitucional. En efecto, el
contenido del principio de reserva de ley no se limita a la competencia
exclusiva del Congreso para crear los tributos; sino que se extiende, además, a
la regulación de sus elementos esenciales. Ciertamente, no cabe una
configuración diversa de dicho principio en materia tributaria, ya que toda
concepción del mismo que limite los órganos o los funcionarios a quienes sean
asignadas, deben ejercerlas de conformidad con la ley.

EL PRINCIPIO DE CAPACIDAD ECONÓMICA


En Guatemala, la contribución al gasto público se debe realizar de acuerdo con
el principio de capacidad económica. En efecto, el mandato constitucional
impone la contribución al gasto público en la forma prescrita por la ley, esto es,
como ya afirmamos supra, en la forma prescrita por la Constitución
guatemalteca, ya que la ley no puede ser más que expresión de la idea de
justicia constitucional; lo que implica que, por un lado, los tributos deben
establecerse por el Congreso de acuerdo a la equidad y justicia tributaria.
El sistema tributario debe ser justo y equitativo identificándose la equidad y la
justicia tributaria con el principio de capacidad económica, al afirmarse
constitucionalmente que para alcanzar un sistema tributario justo y equitativo,
las leyes tributarias serán estructuradas conforme al principio de capacidad de
pago. No obstante, a la luz del Ordenamiento Jurídico, siendo el principio de
capacidad económica un criterio de justicia tributaria ineludible, no es el único,
ya que la Constitución no sólo prescribe la contribución al gasto público de

9
acuerdo con el principio de capacidad económica sino, también, conforme a las
necesidades del Estado, que conecta al tributo con los fines de Estado,
proclamados constitucionalmente; de acuerdo con el principio de igualdad,
contemplado en el artículo 4 de la Constitución política de la República de
Guatemala; así como de acuerdo con el resto de principios constitucionales
aplicables en materia tributaria. De forma que, actualmente, el principio de
capacidad económica debe conjuntarse con el resto de principios y fines
constitucionales para configurar la idea de justicia tributaria. 

EL PRINCIPIO DE NO CONFISCATORIEDAD

La Constitución guatemalteca garantiza el derecho de propiedad, en tanto que


es un derecho inherente a la persona humana la cual es criticable, ya que no
es cierta dicha afirmación como demuestra la propia historia; donde podemos
encontrar no pocos ejemplos de comunidades humanas que han existido
ajenas al concepto de propiedad privada. El derecho de propiedad otorga a su
titular poder de disposición sobre los bienes y derechos objeto del mismo;
aunque no de un modo absoluto, sino de acuerdo con la ley. 
Ley que tendrá en cuenta tanto la Constitución financiera, como, y sobre todo,
la función social de la propiedad, constitucionalmente proclamada; ya que el
Estado, por mandato constitucional, debe garantizar el ejercicio del derecho,
creando las condiciones que, por un lado, faciliten al propietario el uso y
disfrute de sus bienes; y, por el otro, permitan el desarrollo nacional en
beneficio de todos los guatemaltecos; en consonancia con el mandato
constitucional de prevalencia del interés social sobre el interés particular.

En este sentido, sostiene la Corte que la propiedad privada se reconoce  sin


perjuicio, claro está, de que por ley, pueda ser limitada su disposición cuando
sea contraria a los fines sociales o necesaria a la realización del bien común o
interés social, que se erige en prevalente como especialmente lo señala el
artículo 44 constitucional.

El reconocimiento constitucional del derecho de propiedad se materializa en el


ámbito tributario en el establecimiento del principio constitucional de no
confiscatoriedad; esto es, en la prohibición del impuesto confiscatorio;
concebido como aquel impuesto excesivo, que produce efectos indeseables,
que excede del límite de lo razonable o aquellos que sustraigan una parte
sustancial de la propiedad o la renta. Siendo esta última delimitación la que se
acerca cabalmente al concepto de confiscatoriedad; mientras que los otros
referentes. 

En este sentido, la Corte estima que la propiedad en cuanto derecho individual,


está supeditado en sus alcances y en el modo de ejercitarlo, a lo que establece
la Constitución política el de propiedad implica congruencia con el orden
general de la comunidad, con las exigencias de justicia, de orden público, de
seguridad y de paz social a las que el régimen institucional de la sociedad

10
política debe dar satisfacción para que la convivencia sea posible y se asegure
el bienestar general.

EL PRINCIPIO DE GENERALIDAD

El principio de generalidad hunde sus raíces en la revolución francesa; en su


lucha por proscribir los privilegios de la nobleza y el clero, exentos de pagar
impuestos, siendo los titulares de las mayores manifestaciones de capacidad
económica; constituyendo, hoy día, un principio de justicia tributaria aplicable
en Guatemala. En efecto, aun cuando no se establece expresamente por el
Ordenamiento jurídico como uno de los principios de justicia tributaria, expresa
uno de los contenidos del principio de igualdad. 
En este sentido, la Corte ha manifestado que el principio de igualdad constituye
un criterio contributivo, que exige la universalización del tributo; esto es, la
contribución de todos a los gastos públicos sin privilegios; sosteniendo,
expresiva y acertadamente, que la equidad y la justicia tributarias están
vinculadas al principio de igualdad tributaria, que tiene como característica
propia la universalización del tributo. 
De forma que la generalidad se refiere a que todos los individuos deben pagar
impuestos, por lo que nadie puede quedar exento de la obligación del impuesto
analizado a no ser por la única excepción de carecer de capacidad de pago;
entendiéndose como privilegio la prerrogativa que se concede a alguien, ya sea
confiriéndole un derecho del que no gozan los demás o liberándole de una
carga o gravamen, sin liberar de ella a las otras personas que se encuentren en
la misma posición.

LIMITES POLITICOS A LA POTESTAD TRIBUTARIA.

Los límites políticos se relacionan con el problema relativo a la doble


tributación, es decir, del evento en que un mismo sujeto se ve gravado dos o
más veces en un mismo periodo de tiempo y por una misma actividad, por uno
o más Estados. Es decir, puede existir un problema de doble tributación interna
o internacional. La doble tributación internacional se resuelve a través de
decisiones unilaterales de un Estado o a través de tratados internacionales en
virtud de los cuales uno de los Estados suscriptores renuncia total o
parcialmente a sus pretensiones de recaudar fondos. 
El candado de la doble tributación La Constitución guatemalteca prohíbe la
doble o múltiple tributación interna; entendiéndose por tal aquella situación
tributaria en la que un mismo hecho generador es gravado dos o más veces
por uno o más titulares de poder tributario, concibiéndose hecho generador,

11
como no puede ser de otra forma, como aquel presupuesto de hecho tipificado
por la norma tributaria para configurar un tributo, determinante del nacimiento
de la obligación tributaria, atribuible al mismo contribuyente y referible al mismo
aspecto temporal, evento o período impositivo, en función de su naturaleza
instantánea o periódica.
El fin de la instauración de la prohibición constitucional de la doble o múltiple
tributación interna es hacer realidad el mandato constitucional de contribuir al
sostenimiento de los gastos públicos de forma equitativa y justa; esto es, hacer
realidad tanto el principio de capacidad de pago, que puede verse vulnerado
por situaciones de doble tributación, como el principio de seguridad jurídica y
certeza del Derecho, evitando que una misma situación determine diversas
consecuencias jurídicas. Sin embargo, esta finalidad, plenamente acomodada a
la idea de justicia constitucional, queda amortiguada con el mandato de
eliminar progresivamente las situaciones de doble o múltiple tributación para no
dañar al fisco.  
El constituyente opta por introducir un elemento: el interés fiscal, distorsionador
de la idea de justicia constitucional; además de vulnerador del mandato de
contribuir conforme a la capacidad económica de cada uno y con arreglo al
principio de seguridad jurídica; y además hacerlo con una dosis importante de
indeterminación, al señalar que dicha anomalía deberá eliminarse
progresivamente. Sin que dicha disfunción haya sido radicalmente rechazada
por la Corte Constitucional; limitándose bien a negar la posibilidad, en el marco
de una situación de doble o múltiple tributación, de incrementar el gravamen de
uno de los impuestos afectados porque ese incremento no tendería a su
eliminación progresiva sino que, por el contrario, agravaría la carga tributaria y
constituiría un claro incumplimiento de la citada obligación del Estado.     
La prohibición de la doble tributación se construye sobre el hecho generador;
circunstancia que tiene como efecto pernicioso el hecho de que si dos o más
tributos con hechos generadores imponibles diferentes, con independencia de
que sean establecidos por un mismo poder tributario o por diferentes poderes
tributarios, inciden sobre la misma materia imponible, entendida como realidad
económica llamada a soportar el tributo (renta, consumo, patrimonio global o
concreto, actividad económica, etc.), no se produce jurídicamente doble o
múltiple tributación interna.
Abordaremos la tarea de analizar el poder tributario en Guatemala consciente
de que en propiedad dicho estudio exigiría referirlo al poder financiero, ya que
el análisis del poder tributario aisladamente pierde razón de ser jurídica, dada
la unidad esencial entre los ingresos públicos y los gastos públicos; esto es, se
establecen tributos y se recauda porque existen necesidades públicas. En este
sentido, la propia regulación constitucional guatemalteca alude al poder
tributario para atender las necesidades del Estado. Sin embargo, el objeto de
nuestro trabajo se limita al análisis del poder tributario en Guatemala, dada las
particularidades jurídico-constitucionales que presenta, que son dignas de
estudio; superando la tendencia a concebirlo, exclusivamente, como poder
legislativo para crear tributos; de la que no está exenta la propia Corte
Constitucional cuando afirma que el poder tributario del estado constituye
básicamente una facultad que posee este ente para crear unilateralmente
tributos.

12
Debiéndose encontrar el fundamento del poder tributario, no tanto en la
soberanía, arrumbada en el seno de un Estado de Derecho, que lleva a cabo
una distribución vertical y horizontal del poder, sino en el propio Ordenamiento
constitucional; concretamente en la atribución al poder público de fines de
Estado, entre otros muchos. En definitiva, en la existencia de necesidades
públicas a atender por el Estado. 

CONCLUSION

El ejercicio del poder tributario a la idea de justicia constitucional, se encuentra


ineludiblemente en el marco de un Estado de Derecho, se encarna, en el marco
de la institución guatemalteca, así mismo los limites jurídicos y políticos de la
potestad tributaria del Estado de Guatemala se encuentran en la constitución
política de la República de Guatemala y la proyección de los principios de
legalidad tributaria, como lo son de capacidad económica, principio de no
confiscatoriedad, principio de generalidad, de igualdad tributaria, en los
institutos jurídico-tributarios, en las leyes tributarias, así como en las técnicas
de aplicación de los mismos. Así mismo los límites tributarios tienen por objeto
prevenir la comisión de futuras arbitrariedades.

13

También podría gustarte