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Manual Casos Practicos Civil
Manual Casos Practicos Civil
(Dirección)
PRÁCTICOS DE
Una colección clásica en la literatura universita-
ria. Todos los títulos de la colección manuales
los encontrará en la página web de Tirant lo
DERECHO CIVIL
DIRECCIÓN:
Ruperto Pinochet Olave
Isaac Ravetllat Ballesté
AUTORES:
Ruperto Pinochet Olave Cristián Aedo Barrena
Isaac Ravetllat Ballesté Cristian Campos Arcos
Carlos Céspedes Muñoz Rodrigo Barcia Lehmann
Jaime Ramírez Cifuentes Felipe Castro Azócar
978-84-1355-853-0
9 788413 558530
manuales
MANUAL DE CASOS PRÁCTICOS
DE DERECHO CIVIL
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT LO BLANCH
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MANUAL DE CASOS
PRÁCTICOS DE
DERECHO CIVIL
Dirección:
Ruperto Pinochet Olave
Isaac Ravetllat Ballesté
Coordinación:
Danitza González Barrera
Autores:
Ruperto Pinochet Olave
Isaac Ravetllat Ballesté
Carlos Céspedes Muñoz
Jaime Ramírez Cifuentes
Cristián Aedo Barrena
Cristian Campos Arcos
Rodrigo Barcia Lehmann
Felipe Castro Azócar
tirant lo blanch
Valencia, 2020
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EDITA: TIRANT LO BLANCH
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Email: tlb@tirant.com
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ISBN: 978-84-1355-854-7
Prólogo................................................................................................................................. 15
Bibliografía........................................................................................................................... 291
Prólogo
Siempre ha sido una inquietud para los que cultivamos la enseñanza del Dere-
cho civil la determinar la mejor manera de poder generar en la mente de nuestros
alumnos la anhelada integración de las diversas materias que forman el Derecho
civil, entre ellas, persona, familia, acto jurídico, bienes, obligaciones, contratación
general y particular, responsabilidad civil y derecho sucesorio, entre otras, las
que en la mayoría de las mallas curriculares de las carreras de Derecho ocupan
alrededor de ocho semestres académicos. Tal finalidad de integración se logra —la
experiencia muestra en niveles bastantes deficientes—, en el denominado examen
de Licenciatura o de Grado, según el caso.
El año 2017 tuve la suerte de adjudicarme, un proyecto interno de innovación
docente de la Universidad de Talca, denominado Simulación de juicios civiles ora-
les, en el marco de la Política de fomento y reconocimiento a la docencia (r.u. nº
1614 — 2017 Universidad de Talca), el que presenté fundado, entre otras consi-
deraciones, en que tradicionalmente la carrera de derecho ha sido enseñada con
excesivo apego a la teoría, postergándose la entrega de herramientas prácticas
que ayuden en la misión de preparar adecuadamente a los futuros abogados para
enfrentarse con éxito al mundo laboral, olvidando que se trata de una carrera
profesional que tiene por finalidad la entrega efectiva de lo debido al otro y no
sólo su determinación teórica requiriéndose, por tanto, habilidades de aplicación,
estrategia y análisis práctico, entre otras.
El mencionado proyecto de innovación docente a que he hecho referencia
enunciaba los siguientes objetivos:
1. Incorporar una modalidad de aprendizaje, esto es la de simulación de jui-
cios, en la que los estudiantes desarrollen y fortalezcan las competencias
necesarias en el ejercicio de la abogacía, con el fin último de que puedan
desenvolverse con destreza una vez que ingresen al mundo laboral.
2. Fortalecer otras competencias como la integración de los conocimientos
que han adquirido teóricamente a lo largo de la carrera y aplicarlos a casos
prácticos, similares a los que deberán enfrentarse como abogados, pero con
niveles de dificultad acorde al año de carrera que cursen. Fortalecer las ha-
bilidades requeridas por la carrera, como lo son la oralidad, análisis crítico
de la postura de su contraparte, la argumentación y defensa de sus tesis, la
capacidad de reacción en el mismo acto, todo esto tal como se verifica en las
audiencias que se llevan a cabo ante tribunales.
3. Por último, estimular la actividad investigativa de los estudiantes, indispen-
sable para defender con fundamentos sólidos sus tesis, para lo cual debían
familiarizarse con el manejo de las distintas fuentes a las que se recurre en el
16 Prólogo
1
Director del Departamento de Derecho Privado y Ciencias del Derecho y Profesor de Dere-
cho civil de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca. Doctor en
Derecho civil por la Universidad de Barcelona. Socio en Pinochet & Concha Abogados, www.
bonafides.cl, Talca. Correo electrónico: rpinoche@utalca.cl.
UNIDAD: NEGOCIO JURÍDICO
Caso 1: Oferta
Alfredo desea vender un inmueble de su propiedad. Para ello, publica en el
Diario El Centro el siguiente aviso: “Vendo casa ubicada en Talca, 4 dormitorios,
2 baños, estacionamiento y amplio jardín. Precio de oportunidad. Interesados
llamar al número 99887766”. Ante ello, Bartolo, interesado en la publicación,
llama a Alfredo para llegar a algún acuerdo; sin embargo, éste no se produce en
el momento.
Bartolo estaba deseoso por adquirir el referido inmueble, por lo que un tiempo
después, y luego de haber hablado con su abogado, llama a Alfredo y le exige que
le venda la casa al “precio de oportunidad” al cual Alfredo se había referido. Sin
embargo, Alfredo le comunica que ya no desea vender la casa pues se ha arrepen-
tido.
Instituciones jurídicas:
Oferta
Declaración unilateral de voluntad
Compraventa
Comentarios:
La oferta realizada por Alfredo es incompleta, pues no señala en ella el precio
al que vende el inmueble, siendo aquél, junto con la cosa, un elemento esencial
en el contrato de compraventa. Por tanto, no se trata de una manifestación de
voluntad seria.
Si bien no estamos en presencia de una oferta propiamente tal, sí podríamos
estar en presencia de una negociación o conversación preliminar, de la cual podría
derivar una oferta completa, como —por ejemplo— si a esta oferta incompleta se
le realiza una contraoferta.
Aun en el caso que esta oferta estuviese formulada completamente, no obliga-
ría a Alfredo a celebrar la compraventa ni con Bartolo ni con otra persona, pues
dicha policitación está hecha a sujeto indeterminado o, dicho de otra forma, está
realizada al público en general.
22 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Error sustancial
Compraventa de vivienda
Comentarios2:
El error sustancial, de acuerdo con lo preceptuado por el artículo 1454 del
Código Civil es un vicio del que puede adolecer el consentimiento cuando la sus-
tancia o calidad esencial del objeto del acto jurídico (en este caso, de la vivienda)
es diversa de lo que se cree. Así, a juicio de la demandante, el error alegado radi-
2
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5983-2010, de 28 de
septiembre de 2011.
Unidad: Negocio Jurídico 23
Instituciones relacionadas:
Vicios del consentimiento
Error esencial u obstáculo
Error sustancial
24 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios:
En ambos negocios jurídicos existe un error, pero de diferente naturaleza. El
primero de ellos adolece de error esencial u obstáculo, reglamentado en el artículo
1453 del Código Civil, el cual impide u obsta que se forme el consentimiento. El
segundo negocio jurídico adolece de un error sustancial, reglamentado en el artí-
culo 1454 que —si bien no impide la formación del consentimiento— sí lo vicia.
Existen dos hipótesis de error esencial u obstáculo en nuestra legislación. La
primera de ellas (art. 1453, primera parte) dice relación con una falsa represen-
tación en la figura contractual; de esta hipótesis adolece la primera convención,
pues una de las partes ha entendido que se celebraría un contrato de compraventa
sobre la motocicleta, y otra entendió que se trataría de una donación.
Tratándose del contrato relativo a la espada, esta convención sufre de un error
sustancial desde un punto de vista estrictamente objetivo, es decir, en relación a la
materia específica que constituye la cosa.
En cuanto a las sanciones de estas figuras, en el error esencial u obstáculo
hay discusión doctrinaria, pues para algunos se tratará de un negocio jurídico
inexistente (pues impide la formación del consentimiento), y para otros será una
nulidad absoluta (pues el problema de la inexistencia es una mera discusión teó-
rica sin asidero legal). Para otros, se trataría de una nulidad relativa, pues la ley
expresamente lo considera como vicio de la voluntad, y de acuerdo al artículo
1682, cualquier otro vicio que no esté sancionado con nulidad absoluta, se san-
ciona con nulidad relativa.
El error sustancial es sancionado con la nulidad relativa.
Instituciones relacionadas
Vicios del consentimiento
Fuerza
Elementos de los actos jurídicos
Acción de término de contrato de arrendamiento
Prenda sin desplazamiento, prendas especiales.
26 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios3:
Es útil señalar que el inciso primero del artículo 1456 establece los requisitos
que debe reunir la fuerza para viciar el consentimiento: “La fuerza no vicia el
consentimiento, sino cuando es capaz de producir una impresión fuerte en una
persona de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición. Se mira co-
mo una fuerza de este género todo acto que infunde a una persona un justo temor
de verse expuesta ella, su consorte o alguno de sus ascendientes o descendientes a
un mal irreparable y grave”. En consecuencia, para que la fuerza vicie el consen-
timiento se requiere que sea grave.
Corresponde al juez, apreciando soberanamente las circunstancias de hecho,
determinar si la fuerza cumple o no con el requisito de gravedad. Si concluye que
la amenaza fue capaz de producir una impresión fuerte en una persona de sano
juicio, tomando en consideración la edad, sexo y condición de la víctima, califica-
rá a la fuerza como grave y apta para viciar el consentimiento.
Todo aquel que alegue ser víctima de la fuerza deberá probar la existencia de
la amenaza y la gravedad de la misma. Por excepción, la ley presume la gravedad
de la fuerza cuando la amenaza infunde en la víctima un justo temor de verse
expuesta ella, su consorte, o alguno de sus ascendientes o descendientes, a un mal
irreparable y grave.
Por su parte, la doctrina nacional agrega dos requisitos más para que la fuerza
vicie el consentimiento: que sea injusta o ilícita y determinante. Que sea injusta
implica que el apremio debe ser contrario a la ley o al derecho. Y para que la fuer-
za sea determinante, el consentimiento obtenido con la amenaza debe ser conse-
cuencia inmediata e indirecta de ésta, de modo que —sin la fuerza— la víctima no
habría celebrado el acto o contrato. Este requisito se desprende del artículo 1457
que establece que la fuerza debe provenir de cualquier persona “con el objeto de
obtener el consentimiento”; es decir, el consentimiento es consecuencia inmediata
y directa de la fuerza4.
En este caso, el condicionamiento de la concurrencia al contrato de suministro
de energía eléctrica no parece ser constitutivo de una amenaza ilegítima por parte
de Senconord, sino el ejercicio de los medios que franquea la ley para defender
sus intereses. En efecto, de los hechos de la causa aparece que el avenimiento fue
celebrado con la finalidad de evitar el término de la relación contractual que unía
a las partes, aceptando Senconord Shopping Center seguir vinculado a Martín
y —consecuentemente— autorizar el empalme eléctrico, siempre y cuando este
3
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 4610-2010, de 30 de
enero de 2012.
4
Vial (2004), pp. 111-112.
Unidad: Negocio Jurídico 27
Caso 5: Fuerza
Constanza Avendaño, dueña de un negocio que vende productos congelados,
arrendó un local por un año a la empresa Espacio Amplio S.A., la que es represen-
tada por Marcelo Sepúlveda y propietaria de un edificio donde se ubican varios
otros locales y que se encuentra en el centro de Talca.
El contrato de arriendo vencía el 31 de agosto del año 2019, por lo que en
junio del mismo año, Marcelo concurrió al local para negociar con Constanza
la renovación de éste, señalando que las ofertas de negocios que buscaban un
local en el edificio habían incrementado, de manera que —si deseaba seguir en el
local— debía acordarse un nuevo precio. La propuesta consistía en el triple de lo
que pagaba Constanza, quien se mostró dudosa de aceptar.
Transcurrida una semana desde la visita de Marcelo, Constanza se entera que
la cuenta de electricidad del local estaba impaga y que, si no se realizaba el pago
pronto, el local quedaría sin luz. En el contrato de arriendo se estipuló que Es-
pacio Amplio S.A., se haría responsable de pagar las cuentas de todo el edificio,
pues su valor estaba incluido en los gastos comunes, los que Constanza ya había
pagado cuando correspondía y no disponía de más dinero. El corte de luz afec-
taría gravemente el negocio pues sin electricidad los congeladores dejarían de
funcionar y se enfrentaría a la pérdida de gran parte de su mercadería.
Al no tener otro lugar donde instalar su negocio y almacenar su mercancía,
Constanza suscribió el nuevo contrato de arriendo por un año más. Pocos días
después, la cuenta de luz fue pagada.
Sin perjuicio de lo anterior, en septiembre del mismo año, Constanza encontró
otro lugar donde instalar su negocio, con un arriendo que se ajustaba mejor a sus
ganancias, por lo que se decide a terminar toda relación con Espacio Amplio S.A.
Marcelo alega que Constanza ya firmó un nuevo contrato de arriendo por un
año más, y que —si quiere la resolución de éste— tendrá que pagar la millonaria
cláusula penal prevista en el mismo.
28 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas
Vicios del consentimiento
Fuerza
Cláusula penal (Avaluación convencional anticipada de los perjuicios)
Comentarios5:
En el presente caso, el contrato de arriendo firmado por las partes se realiza
debido a una supuesta coacción, consistente en la amenaza del corte de suminis-
tro eléctrico al local de la arrendataria, hecho que solo era evitable mediante el
pago de la empresa arrendadora de la cuenta de luz correspondiente, lo que no
había realizado, y solo se concreta una vez firmado el contrato, momento en que
la fuerza desaparecería. Sin embargo, la doctrina ha establecido como requisitos
necesarios de la fuerza que esta sea grave, injusta y determinante.
Así, la fuerza es grave si se concluye que la amenaza fue capaz de producir
una impresión fuerte en una persona de sano juicio, tomando en consideración su
edad, sexo y condición. De tal forma, todo aquel que alegue ser víctima de fuerza
deberá probar la existencia de la amenaza y la gravedad de la misma, es decir,
que fue capaz de producirle una impresión fuerte, tomándose en cuenta su edad,
sexo y condición. Por excepción, la ley presume la gravedad de la fuerza cuando
la amenaza infunde en la víctima un justo temor de verse expuesta ella, su con-
sorte, o alguno de sus ascendientes o descendientes, a un mal irreparable y grave.
Concurriendo estos requisitos, la víctima de la fuerza no se encuentra obligada a
probar la gravedad de la misma.
Sin embargo, en el presente caso, en principio, no es posible acreditar la exis-
tencia real de una amenaza, pues debe considerarse que las negociaciones del
nuevo contrato comienzan un mes antes de la terminación del contrato vigente,
y que no hay constancia de cuantos meses se encuentran impagos, de esta forma,
para que se avise un corte de luz debe tratarse de un atraso importante en el pago
de la deuda, de más de un mes, mínimo, y no dentro del mismo mes impago, de
forma que si la empresa se negara a pagar la cuenta desde que la arrendataria se
mostró dudosa en firmar el nuevo contrato, es improbable que el corte se deba
a esa sola acción. Por otro lado, si la empresa llevaba una deuda de meses antes,
podría discutirse si se dejó de pagar la cuenta para obtener el consentimiento de
la arrendataria o si se debió a otras circunstancias distintas de la propia empresa.
5
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 4610-2010, de 30 de
enero de 2012.
Unidad: Negocio Jurídico 29
6
Vial (2004), pp. 111-112.
30 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Compraventa
Vicios del consentimiento
Fuerza
Comentarios:
El contrato celebrado es fruto de la utilización de la fuerza por parte de Ga-
briel. Para determinar si ella cumple o no con los requisitos para viciar el consen-
timiento ha de atenderse, primeramente, a la entidad de la fuerza, reparando en si
esta resulta ser injusta, grave y determinante.
Así, del relato del caso planteado se advierte que la violencia ejercida por Ga-
briel sobre Ernesto corresponde a una fuerza de tipo psicológica, también deno-
minada vis compulsiva. De tal manera, excluyendo la posibilidad de que se tratara
de una coacción física, la fuerza cumple con el primer requisito para viciar el
consentimiento.
Sentado lo anterior, toca revisar si la fuerza cumple con el requisito de ser gra-
ve. De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 1456 del Código Civil, la fuerza
es grave cuando esta es capaz de producir una impresión fuerte en una persona
de sano juicio, tomando en cuenta su edad, sexo y condición. Esta calificación
corresponde efectuarla al juez.
En segundo lugar, se postula como requisito de la fuerza que esta sea injusta,
es decir, contraria a derecho. En este punto, cabe señalar que el revelar secretos no
parece ser contrario a derecho (no es constitutivo de un ilícito).
Por último, la fuerza debe ser determinante, requisito que se traduce en que el
consentimiento de la víctima debe ser consecuencia inmediata y directa de ésta, de
modo que —de haber faltado la fuerza— el acto no se habría otorgado o celebra-
do. En el caso que se plantea, pareciera ser que la fuerza ejercida sobre la voluntad
de Ernesto sí es determinante.
En caso de que concurran los requisitos de la fuerza como vicio del consenti-
miento, la sanción al acto viciado será la nulidad relativa (artículo 1682, inciso
final), en caso contrario su mal actuar quedará sin sanción jurídica.
S.A., en virtud del cual se obligaba a pagar la suma de $3.000.000 por los servi-
cios de agente y operador turístico. El servicio consistía en la entrega de unos cu-
pones o certificados al cliente, los que podían ser utilizados como medio de pago
en hoteles o establecimientos vacacionales elegidos previamente por éste.
Cristina pagó la suma de $1.000.000 al momento de celebrar el contrato,
mientras el resto del precio se pagaría en 12 cuotas a partir del mes de abril, las
que ha pagado constante y diligentemente.
Sin embargo, cuando Cristina quiso utilizar el servicio, descubre que los esta-
blecimientos adscritos a convenio pueden cobrar gastos adicionales por el servicio
hotelero, de acuerdo con el reglamento de cada uno de ellos, omitiéndose indicar
a cuánto ascenderían tales montos. Además, el contrato consigna que la reserva
en los hoteles o establecimientos debe hacerla el propio cliente, pagando directa-
mente la cuota por servicios que corresponda según el reglamento de cada hotel.
Decepcionada, sin que le fuera posible concretar reservas y hacer uso de los
servicios ofrecidos por la empresa, decide demandar la nulidad del contrato, ar-
gumentando que el consentimiento otorgado se habría encontrado viciado por
dolo. Al efecto, Cristina señala que Playa Azul S.A., habría urdido una maquina-
ción fraudulenta para obtener su consentimiento, utilizando como mecanismos de
convicción el engaño, la inducción a error y la creación de falsas expectativas en
torno a gozar de vacaciones garantizadas durante muchos años en lugares idíli-
cos, con hoteles de alto nivel y a un precio conveniente.
A mayor abundamiento, Cristina señala que la empresa se ayudó de agresivas
técnicas de venta, relatando que fue contactada telefónicamente por la deman-
dada para asistir a una reunión con el objetivo de conocer de la oferta turística
vacacional, a lo cual accedió, puesto que por el solo hecho de asistir, la empresa le
ofrecía un certificado de cortesía para disfrutar de una estadía gratuita en un ho-
tel. En la reunión, promotores estuvieron a cargo de resaltar la gran conveniencia
de la oportunidad única de contratar con Playa Azul S.A., con música ambiental a
muy alto volumen y con la presencia de garzones que ofrecían cócteles y bebidas
alcohólicas. Tal situación, a juicio de la demandante, fue constitutiva de una clara
agresión psicológica, ejercida con la finalidad de que la decisión de contratar se
tomara inmediatamente, sin posibilidad de reflexión, en un ambiente especial-
mente creado para impedirlo.
Instituciones relacionadas:
Requisitos de validez de los actos jurídicos
Vicios del consentimiento
Dolo
Crisis de la teoría del Derecho clásico de contratos y obligaciones
32 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios7:
Para determinar si el contrato celebrado entre las partes es susceptible o no de
ser anulado, es necesario comprobar si efectivamente existe el dolo alegado por la
demandante y si este reúne los requisitos necesarios para viciar el consentimiento:
ser obra de una de las partes (dolo principal) y ser determinante (erigirse como la
causa directa e inmediata del consentimiento, de manera que sin él las partes no
hubieran contratado).
Bien es sabido que el dolo es definido por el artículo 44 del Código Civil como
“la intención positiva de inferir injuria a la persona o propiedad de otro”. Así,
entendido como vicio del consentimiento, el dolo es definido como la “intención
positiva” de engañar a otra persona o mantenerla en el error, a fin de inducirla a
celebrar un acto o contrato.
A este respecto, Alessandri y Somarriva han destacado que “La ley define el
dolo subjetivamente; y si leemos el inciso final del artículo 44, veremos que no
dice en qué consiste el dolo, qué debe hacer uno de los contratantes para engañar
a otro; sólo nos dice que hay dolo cuando existe la intención positiva de inferir
injuria a la persona o propiedad de otro; porque lo que caracteriza al dolo no es el
hecho de que se ejecutan tales o cuales hechos o abstenciones, sino que se ejecuten
con la intención real, positiva, manifiesta de causar un perjuicio al patrimonio
ajeno. De ahí que faltando la intención, este móvil pernicioso de perjudicar a otro,
aun cuando se cometan hechos o abstenciones que en otro caso constituirían do-
lo, no hay en realidad dolo, no puede rescindirse el contrato ni pedirse indemniza-
ción de perjuicios, según la naturaleza de las circunstancias”8. De tal manera, los
autores ponen de relieve la exigencia de que para que exista el referido vicio del
consentimiento, resulta necesaria la concurrencia de un ánimo de engañar, a cuya
falta se determina la inexistencia de dolo o su configuración como “dolo bueno”.
Así, el dolo bueno, históricamente se ha entendido contenido en las recomen-
daciones desorbitadas de los comerciantes al ponderar sus mercaderías y en la
propaganda que el vendedor hace exagerando la bondad de su producto. Consiste
en halagos, lisonjas y exageraciones que no constituyen un vicio del consentimien-
to, pues el público es conocedor de que tales alabanzas tienen por objeto “atra-
7
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 24241-2014, de 02 de
abril de 2015, que confirmó lo resuelto por sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de San-
tiago, Rol Nº 201-2013, de 11 de agosto de 2014.
8
Alessandri et al. (1942), p. 155.
Unidad: Negocio Jurídico 33
9
Alessandri et al. (1942), p. 155.
10
Figueroa Yáñez (2012), p. 95.
34 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Objeto ilícito
Bienes embargados
Acción de nulidad
Sentido amplio o restringido de la expresión “enajenación”.
Comentarios11:
La litis en este caso se centra en si la norma que establece que hay objeto ilícito
en la enajenación “de las cosas embargadas por decreto judicial, a menos que el
juez lo autorice o el acreedor consienta en ello” (artículo 1464 Nº 3 del Código
Civil) se aplica solo a las enajenaciones voluntarias o debe aplicarse también a las
ventas forzadas.
De esta forma, se podría señalar que esta disposición no debería aplicarse a las
ventas forzadas por cuanto el objeto de la norma es resguardar los derechos del
acreedor para pagarse su crédito frente a los posibles actos del deudor y, en una
venta forzada, al ser un proceso llevado a cabo a través del ministerio de la justi-
cia, con eso ya existe un resguardo suficiente en cuanto a su legitimidad.
Sin embargo, se ha sostenido que hay objeto ilícito en la venta del inmueble
embargado por decreto judicial hecha sin autorización del juez o el consentimien-
to del acreedor, toda vez que lo que la ley prohíbe y sanciona con nulidad absoluta
es la enajenación, o sea, el acto por el cual se transfiere a otro, a cualquier títu-
lo, la propiedad u otros derechos reales sobre las cosas embargadas por decreto
judicial. De este modo, al emplearse por el legislador el término “enajenación”,
no lo hace en sentido estricto (limitado a la transferencia del dominio), sino en
un sentido amplio, o sea como un acto por el cual se transfiere a otro la propie-
dad u otro derecho real sobre una cosa a cualquier título. Si bien es cierto que
la enajenación y la venta son jurídicamente conceptos distintos, esta distinción
no tiene importancia tratándose de una compraventa, ya que, cualquiera que sea
11
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 29691-2014 de 13 de
julio de 2015.
Unidad: Negocio Jurídico 35
su alcance, al disponer el artículo 1810 del citado cuerpo legal que “no pueden
venderse las cosas corporales e incorporales cuya enajenación esté prohibida por
la ley”, hace extensivo el objeto ilícito a la compraventa de las cosas embargadas
por decreto judicial que se efectúa sin la autorización del juez o el consentimiento
del acreedor. También se ha sostenido que “la venta forzada y más propiamente el
modo de adquirir tradición del derecho real de dominio constituido por la com-
petente inscripción, que tiene por título dicha venta por el ministerio de la justicia,
puede adolecer de objeto ilícito en el evento que exista una medida precautoria
que afecte al inmueble cuya tradición se pretenda”, (sentencia de 8 de julio de
2010, dictada en los autos Rol Nº 3612-2010), lo que resulta también aplicable a
la figura del embargo, de forma que en este caso sí se configuraría el objeto ilícito
del artículo 1464 Nº 3 lo que haría el acto nulo, de nulidad absoluta.
Pero, por otro lado, Felipe va más allá y pretende solicitar se declare a su favor
la prescripción adquisitiva de dichas hectáreas y la prescripción extintiva de la
obligación de entregarlas, pues transcurrieron 8 años desde que su padre celebró
el contrato con Rafael.
Instituciones relacionadas:
Indeterminación del objeto
Legitimidad del heredero para alegar nulidad absoluta
Condición suspensiva meramente potestativa
Prescripción extintiva y/o adquisitiva
Nulidad
Determinación del objeto
Entrega de bienes inmuebles
Comentarios12:
El heredero puede alegar la nulidad absoluta de un contrato, sin perjuicio de
que el causante supiera o debiera haber sabido el vicio que lo invalidaba. Las ra-
zones que impiden alegar a éste la nulidad no existen para el heredero que invoca
un interés personal y pecuniario en la alegación.
No es nulo un contrato de compraventa de treinta hectáreas de bosque de pino
por indeterminación del objeto. En efecto, el objeto de un negocio jurídico puede
determinarse o en forma específica o en forma genérica y en este último caso, co-
bran aplicación los artículos 1508 y 1509 del Código Civil.
La prescripción de la obligación de entregar las hectáreas sujeta a la condición
suspensiva que el acreedor los exija, no corre sino a partir del instante en que falla
la condición suspensiva a que está sujeta, lo que sólo puede ocurrir pasados que
sean diez años desde la celebración del contrato por ser este el plazo más largo de
prescripción.
Si no ha existido entrega de los bosques, no es posible admitir la alegación
de prescripción adquisitiva de ellos por el deudor, desde que no han salido de su
dominio y se trata de cosas genéricas.
12
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº 704-
1993, de 31 de julio de 1995.
Unidad: Negocio Jurídico 37
Instituciones relacionadas:
Promesa de hecho ajeno
Mandato
Cláusula penal
Comentarios:
A propósito del problema planteado, el artículo 1448 del Código Civil dispone
que “Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o
por la ley para representarla, produce respecto del representado iguales efectos
que si hubiese contratado él mismo”. Así, de la lectura de esta disposición podría
—inicialmente— desprenderse que Antonio resulta válidamente obligado a raíz
del contrato celebrado entre Rosa y Álvaro, pues erigiéndose la primera como su
legítima representante, los efectos del contrato se radicarían en su patrimonio.
No obstante, a diferente conclusión permite arribar el artículo 2151 cuando
agrega: “El mandatario puede, en el ejercicio de su cargo, contratar a su propio
nombre o al del mandante; si contrata a su propio nombre, no obliga respecto de
terceros al mandante”. De tal manera, si del relato de los hechos pudiera despren-
derse (y así parece en la especie) que Rosa contrató a su propio nombre y no al
38 Ruperto Pinochet Olave
13
Stitchkin (2008), p. 433.
14
Meza Barros (2009), p. 145.
Unidad: Negocio Jurídico 39
Instituciones relacionadas:
Sociedad
Compraventa
Simulación
Comentarios:
La compraventa celebrada entre Ignacio y la Sociedad corresponde a un con-
trato simulado, pues al no haberse pagado el precio (elemento de la esencia de la
compraventa) y sin tampoco existir ánimo de entregar el vehículo, se entiende que
—en los hechos— no ha existido voluntad de celebrar contrato alguno, aunque
las partes finjan hacerlo.
Así, la simulación ha sido definida por Francisco Ferrara como una “declara-
ción de un contenido de voluntad no real, emitida conscientemente y de acuerdo
entre las partes, para producir con fines de engaño la apariencia de un negocio
jurídico que no existe o es distinto de aquel que realmente se ha llevado a cabo”15.
De conformidad a lo expuesto y atendido que el contrato aparentemente ce-
lebrado entre las partes no existe, nos hallamos frente a un supuesto de simula-
ción absoluta, rigiéndose las partes por su voluntad real y no por la declarada.
Adicionalmente, se trataría de una simulación ilícita, pues ha sido llevada a cabo
en perjuicio de los intereses de un tercero —José— quien tendrá derecho para
ejercer una acción de simulación (acción innominada) solicitando al competente
tribunal se declare que no hubo voluntad real de celebrar la compraventa, desva-
neciéndose el contrato simulado y entendiéndose que el automóvil jamás salió del
patrimonio de Ignacio.
Conjuntamente a esa acción, José podrá exigir el cumplimiento forzoso de la
obligación, obteniendo de parte de Ignacio la entrega del automóvil que ahora le
pertenece.
15
Ferrara F. (1960), p. 56.
40 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Compraventa
Formalidades habilitantes
Nulidad
Venta de cosa ajena
Inoponibilidad
Comentarios16:
En este caso, el problema a dilucidar corresponde a si el contrato de compra-
venta celebrado por la mujer casada bajo sociedad conyugal es nulo, debiendo de-
jarse sin efecto o no. Para aquello, primeramente, se debe comprobar y acreditar
que dicho inmueble es efectivamente un bien social, ya que —de lo contrario— si
perteneciera al patrimonio reservado de la mujer casada (art. 150), no habría dis-
cusión alguna sobre la validez del contrato. Sin embargo, debido a que el presente
caso hace referencia a que “el matrimonio tenía una casa en la playa”, puede
considerársele como un bien social.
16
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 179-2014, de 9 de di-
ciembre de 2014.
Unidad: Negocio Jurídico 41
Así, es menester señalar que, durante la vigencia normal del régimen de socie-
dad conyugal, el marido tiene la administración ordinaria de los bienes sociales
y los de su mujer, con las limitaciones que al efecto señala el artículo 1749 del
Código Civil. A su vez, el artículo 1750 prescribe que el marido es, respecto de
terceros, dueño de los bienes sociales como si ellos y sus bienes propios formasen
un solo patrimonio; la mujer por sí sola no tiene derecho alguno sobre los bienes
sociales durante la sociedad. En ese orden lo sanciona el artículo 1752.
En razón de lo expuesto, la cónyuge que vendió el referido inmueble incurrió
en un acto no permitido por la ley al firmar una compraventa sobre un bien social,
con prescindencia o ausencia total de la correspondiente autorización del marido,
lo cual es suficiente para considerar que el referido gravamen adolece de nulidad
relativa por haberse incurrido en la omisión de una formalidad habilitante (ello
deriva, precisamente, de la aplicación inversa de la regla establecida en el artículo
1757 del Código Civil que sanciona con la nulidad relativa los actos sobre bie-
nes raíces sociales que el marido celebre sin la autorización de la mujer). A esta
conclusión arriba la Excma. Corte Suprema en fallo de fecha 9 de diciembre de
2014 en causa Rol Nº 179-2014, aplicando analógicamente la referida regla del
artículo 1757.
Sin perjuicio de lo anterior, más acertada nos parece la solución desarrollada
por Contardo al señalar que la sanción aplicable al contrato de compraventa
celebrado por la mujer sobre un bien social no correspondería a la nulidad, sino
a la inoponibilidad17. Al efecto, el artículo 1752 del Código Civil es categórico al
señalar que la mujer por sí sola no tiene derecho alguno sobre los bienes sociales
durante la sociedad, cuestión que permitiría concluir que el acto celebrado por
Amanda se conformaría como un supuesto de venta de cosa ajena, la que por
disposición del artículo 1815 del Código Civil es válida, pero inoponible al due-
ño. De conformidad a esta teoría, la compraventa del bien raíz social —aunque
válida— sería inoponible a Pablo en su calidad de administrador de la sociedad
conyugal.
17
Contardo (2015), pp. 167-180.
UNIDAD: DERECHO CIVIL PARTE
GENERAL Y SUJETOS DEL DERECHO
Instituciones relacionadas:
Principio de autonomía de la voluntad
Renuncia de derechos
Contratos sinalagmáticos
Condición resolutoria tácita
Comentarios18:
La controversia de este conflicto radica en la posibilidad y validez de renunciar
a la cláusula resolutoria tácita que se entiende envuelta en todos los contratos bi-
18
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 3407-2013, de 27 de
mayo de 2014.
44 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Abuso del derecho
Derecho de expresión y de accionar judicialmente
Relación directa y regular (Derecho de visitas)
Indemnización de perjuicios
Comentarios19:
El origen del llamado “abuso del derecho”, sin perjuicio de antecedentes más
remotos, es ubicado en la jurisprudencia francesa, la que —mediante dos senten-
cias— una del Tribunal de Colmar de 1855 y otra del Tribunal de Lyon de 1856,
reconoció esta figura en derecho20.
19
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, Rol Nº 3377-
2008, de 2 de septiembre de 2010.
20
Fallos citados y comentados por Rodríguez Grez (2004), pp. 128-131.
46 Ruperto Pinochet Olave
Así las cosas, vistos en la necesidad de definir este concepto, cuyo nombre —se-
gún se verá— mueve a equívocos, Rodríguez Grez señala que “el abuso del dere-
cho consiste, entonces, en exceder el interés jurídicamente protegido por el dere-
cho positivo al instituirse la norma que lo consagra. Este es el único límite jurídico
en su ejercicio. Más allá del interés o fuera del interés que se permite realizar, se
actúa al margen del derecho, de hecho, infringiendo el ordenamiento positivo. Por
consiguiente, no se abusa del derecho, sino de una apariencia, de un espejismo, de
una sombra que no corresponde a una realidad concreta”21. Luego, “quien ejerce
un derecho para perjudicar a otro, pero dentro de los límites del interés tutelado
por la norma y para satisfacer ese interés, actúa legítimamente, porque el ejercicio
del derecho subjetivo no requiere una determinada intención, sino de la concre-
ción objetiva del interés protegido por la norma positiva”22, razón por la cual no
tiene relevancia ejercer el derecho de buena o de mala fe, pues la legitimidad del
ejercicio no se sustenta en la intención sino en el interés que se procura satisfacer.
Por lo mismo, cabe concluir que no se abusa del derecho propiamente tal, sino
que se abusa del interés tutelado por el derecho positivo, sea desviándolo o ex-
cediéndolo. Así, al decir de Planiol, Ripert y Esmein “cuando yo hago uso de mi
derecho mi acto es lícito y cuando no lo es, es porque he sobrepasado mi derecho
y actúo sin derecho”23.
Alessandri, en cambio, entiende el abuso del derecho como el ejercicio malicio-
so del mismo (doloso o culposo), con el propósito de dañar a otro, o sin que su
titular reporte utilidad alguna, como en el caso del artículo 945 del Código Civil,
sosteniendo que el abuso del derecho es la aplicación a una materia determinada
de los principios que rigen la responsabilidad delictual y cuasi delictual civil y que
“ese abuso no es sino una especie de acto ilícito” y debe resolverse con arreglo
al criterio aplicable a cualquier hecho ilícito y habrá abuso del derecho cuando
su titular lo ejerza dolosa o culposamente, es decir, con intención de dañar o sin
la diligencia o cuidado que los hombres emplean ordinariamente en sus actos o
negocios propios. Afirma Alessandri que “Así como el hombre debe hacer un uso
juicioso y prudente de las cosas y comete delito o cuasidelito si las utiliza con la
mira de perjudicar a otro o sin la prudencia necesaria y con ello causa un daño,
del mismo modo los derechos que la ley le otorga debe ejercerlos sin malicia y
con la diligencia y el cuidado debidos. Al no hacerlo incurre en dolo o culpa. Los
conceptos de dolo y culpa son amplios, aplicables a todos los actos humanos, sean
materiales o jurídicos. No se ve entonces por qué unos y otros actos no han de ser
21
Rodríguez Grez (2004), pp. 137-138.
22
Rodríguez Grez (2004), p. 141.
23
Pasaje citado por Rodríguez Grez (2004), p. 148.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 47
Instituciones relacionadas:
Principio de buena fe
Interpretación de los contratos
Indemnización de perjuicios
Comentarios:
El artículo 1546 del Código Civil dispone, “Los contratos deben ejecutarse de
buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en ellos se expresa, sino a
todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que
por la ley o la costumbre pertenecen a ella”. En el ámbito contractual, la buena
fe se materializa como la conciencia de negociar, contratar y ejecutar los contra-
24
Alessandri Rodríguez (1983), p. 261.
48 Ruperto Pinochet Olave
tos de una manera correcta. En la misma línea, el artículo 1560 del Código Civil
señala, “conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a ella
más que a lo literal de las palabras”.
También puede tenerse en cuenta los elementos de interpretación contenidos
en el artículo 1563, que dispone “En aquellos casos en que no apareciere voluntad
contraria deberá estarse a la interpretación que mejor cuadre con la naturaleza del
contrato.
Las cláusulas de uso común se presumen aunque no se expresen”.
Por tanto, los dichos de Zomesur S.A de haber cumplido satisfactoriamente
el servicio prestado resultan completamente debatibles, ya que estaba dentro de
la naturaleza de la obligación y de la costumbre, así como también puede consi-
derarse cláusula de uso común en dicha clase de transporte, el que los productos
marinos sean trasladados con refrigeración para conservar su utilidad.
Zomesur S.A. al contratar con Fernando Carreño, sabía que la mercadería
que iba a trasladar eran productos marinos y que siendo tales, estos necesitarían
mecanismos especiales de refrigeración para su traslado, pues se entiende de la
ciencia, la práctica, y el común saber de las personas, que este tipo de productos
son susceptibles a la descomposición, si no se conserva adecuadamente la cadena
de frío.
Fernando, debería proceder conforme a lo que dispone el artículo 1489 inciso
2º del Código Civil, que en el caso de no cumplirse por uno de los contratantes lo
pactado, “podrá el otro contratante pedir a su arbitrio o la resolución o el cum-
plimiento del contrato, con indemnización de perjuicios”.
Conforme a la indemnización de perjuicios por responsabilidad contractual,
ésta tiene lugar cuando se infringe una obligación preexistente entre las partes25,
la cual consistía en entregar en buen estado, los productos marinos en el plazo de
16 horas desde Valparaíso al restaurant. Por tanto, guardando conformidad con
el inciso primero del artículo 1556 del Código Civil, “La indemnización de per-
juicios comprende el daño emergente y lucro cesante, ya provengan de no haberse
cumplido la obligación, o de haberse cumplido imperfectamente, o de haberse
retardado el cumplimiento”. En el presente caso, la obligación no se llevó a ca-
bo de forma íntegra, puesto que una de las principales obligaciones, era que los
productos llegaran en buen estado. Por consiguiente, Fernando podría demandar
a Zomesur S.A. al pago de los $4.000.000 por concepto de daño emergente, en-
tendido este como, el empobrecimiento real y efectivo que sufrió el patrimonio de
Fernando y además podría eventualmente, pedir una suma por concepto de lucro
25
Comentario basado en sentencia del 3º Juzgado de Letras de Santiago, Rol Nº 19384-2017, de
22 de octubre de 2019.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 49
cesante luego de analizar el impacto que le produjo la utilidad que perdió por no
tener los productos en sus locales, a tiempo para su venta.
Instituciones relacionadas:
Arrendamiento de predios rústicos, medierías y aparcerías
Renta de arrendamiento, agricultura y ganadería
Actos y declaraciones de voluntad
Incumplimiento contractual
50 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios26:
El enriquecimiento sin causa es un principio general del derecho ampliamente
reconocido en doctrina y jurisprudencia. Este consiste en que el Derecho repudia
el enriquecimiento a expensas de otro sin una causa que lo justifique y, entendido
como una fuente de obligaciones, puede conceptualizarse como una atribución
patrimonial sin una justificación que la explique, de manera que, constatada, se
impone la obligación de restituir. Su fundamento radica en la equidad, que pone
de manifiesto la necesidad de evitar que alguien se enriquezca indebidamente a
costa de otro. De acuerdo a la tesis tradicional, los requisitos del enriquecimiento
son: a) la existencia de un enriquecimiento de un sujeto —entendido como toda
ventaja patrimonial, beneficio o provecho adquirido, ya sea por aumento del pa-
trimonio o por evitarse una disminución del gasto—, b) el empobrecimiento co-
rrelativo de otro —entendido como la pérdida de una cosa, derecho o ventaja— y
c) la ausencia de una causa que justifique el enriquecimiento —es el elemento que
produce la iniquidad que hay que corregir y la que justifica la pretensión de reem-
bolso—. Los promotores de una tesis más moderna, en tanto, sostienen que no es
indispensable el elemento del empobrecimiento, ya que la institución más que es-
tar dirigida a cubrir esa situación, aspira a que restituya aquel que no tiene causa
para retener, ya que la atribución patrimonial debe tener siempre una causa que
la justifique. Así, como el enriquecimiento siempre es consecuencia de un hecho,
será ese hecho el que vincule a otro sujeto con la situación producida y determine
la titularidad del derecho al reembolso o restitución27.
En este caso podría aplicarse el principio general del derecho en virtud del cual
debe evitarse o repudiarse el enriquecimiento sin causa. Cualesquiera sean los
errores de derecho que pudieran haberse cometido al resolver el pleito, no ten-
drían influencia en lo dispositivo del fallo, en la medida que el recurrente no ha
atacado este punto decisivo para los jueces del fondo y, en consecuencia, no cabe
en esta sede emitir pronunciamiento sobre el mismo. Sin perjuicio de lo anterior,
se pasará revista a los yerros denunciados.
Sobre la infracción del artículo 1545 del Código Civil, se ha hecho aplicable
a los demandados —terceros adquirentes del predio arrendado— un contrato
del que no fueron parte y respecto del cual no opera ninguna de las hipótesis del
26
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 204-2008, de 7 de mar-
zo de 2016.
27
Peñailillo (1996), pp. 7-40.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 51
artículo 1962 del Código Civil, vulnerando de esa forma el efecto relativo de los
contratos. Sobre este punto, es menester señalar que la sentencia invoca el artículo
10 del DL 993, conforme al cual, si el arrendador vendiere o transfiriere a cual-
quier título el predio arrendado, el nuevo propietario estará obligado a mantener
los términos del contrato, entendiendo que eso habría obligado a los nuevos ad-
quirentes a permitir la cosecha de los productos pendientes.
En cuanto a la infracción del artículo 1546 del Código Civil, de parte del
demandante, que a sabiendas de la fecha de expiración del contrato de arrenda-
miento, persistió en realizar cultivos que excedían el plazo, vulnerando la buena
fe, lo cierto es que ello no resulta suficiente para atribuir mala fe al demandante,
siendo admitido, por otra parte, por la doctrina que ha estudiado el principio del
enriquecimiento sin causa, algún grado de error o descuido de parte del sujeto
empobrecido, amén de que dicha institución se basa en elementos objetivos como
lo es el enriquecimiento de un patrimonio, a costa de otro, sin una causa lícita que
lo justifique.
Instituciones relacionadas:
Lesión enorme
Acción de rescisión
Legitimidad de los herederos
Promesa de compraventa
Contrato de compraventa
Momento en que se determina el justo precio
Comunicabilidad del vicio
Revisión del contrato
Comentarios28:
Hay lesión enorme en contrato de compraventa de bienes raíces cuando el
precio que recibe el vendedor es inferior a la mitad del justo precio de la cosa o
cuando éste es inferior a la mitad del precio que paga por ella el comprador. Así
se desprende de lo dispuesto por el artículo 1889 del Código Civil.
Para que una venta sea rescindible por lesión enorme deben reunirse un con-
junto de requisitos, sin los cuales esta acción no tiene cabida, a saber: 1º . Que el
vendedor o comprador sufran lesión enorme en los términos del artículo 1889;
2º . Que la venta en que ésta incida sea de aquellas que pueden rescindirse por
lesión enorme (artículo 1891); 3º Que la cosa vendida no haya sido enajenada
por el comprador (artículo 1893); 4º . Que la cosa vendida no haya perecido for-
tuitamente en poder del comprador (artículo 1893); y 5º Que la acción se entable
dentro del plazo legal que contempla el artículo 189629.
Así, el vendedor que demanda la recisión del contrato de compraventa de un
inmueble por lesión enorme debe acreditar dos hechos sustanciales: a) el justo
precio del bien raíz vendido al tiempo del contrato; y b) que el precio que ha reci-
bido es inferior a la mitad del mismo.
28
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5549-2011, de 15 de
marzo de 2012.
29
Alessandri Rodríguez (1994), p. 1061.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 53
30
Oscar Luis Infante, Estudio Crítico de la Jurisprudencia del Párrafo 13º del Título XXIII del
Libro Cuarto del Código Civil.
31
Alessandri Rodríguez (1994), p. 1113.
32
Traducción de la obra Traité des Obligations, publicada por la Editorial Helioste, p. 189.
54 Ruperto Pinochet Olave
Uno de los resultados del ejercicio de la acción intentada, por uno de los here-
deros, es la restitución del inmueble materia de la compraventa a la comunidad de
la cual forman parte y, en tal virtud, es dable concluir que la formulación de dicha
acción corresponde a un acto dirigido a la conservación de la cosa común y que,
por lo mismo, en su condición de comuneros están facultados para interponerla
conforme se infiere de lo dispuesto en el artículo 2305, en relación con lo preveni-
do en los artículos 2078 y 2081, todos del Código Civil. En efecto, lo expresado
es pertinente y aplicable, dado que la acción interpuesta debe ser deducida en
tiempo, y antes de que se pierda definitivamente la posibilidad de invocarla, por
lo que indefectiblemente es un acto de conservación del objeto común, según la
interpretación armónica de los preceptos antes aludidos. No se trata de un acto
de disposición, sino de conservación del patrimonio. El antes expresado artículo
2305 consagra respecto de cada uno de los comuneros sobre la cosa común, el
denominado mandato tácito y recíproco.
En cuanto a la promesa de compraventa cabe considerar la opción de revisión
judicial del contrato, en la que se aplica la llamada Teoría de la Imprevisión. La
Teoría de la Imprevisión para ser aplicada en este juicio, corresponde determinar
las normas jurídicas que avalan dicha posición. En efecto, a juicio de estos sen-
tenciadores, la interpretación armónica de los artículos 1545, 1546, 1547, 1558,
1560, 1568, más el artículo 1444, todos del Código Civil, permiten la aplicación
de la citada teoría en nuestro ordenamiento jurídico.
En efecto, atendido que el artículo 1545 que como ya se dijo consagra el prin-
cipio pacta sunt servanda, el cual —si se entiende en su real sentido— obliga a
los contratantes a cumplir la obligación estipulada, por lo que, toma importancia
determinar exactamente cuál fue la obligación asumida.
Es dable señalar que según lo dispone el artículo 1568 del ya citado código,
el pago, verdadera forma de cumplir la obligación asumida, es la prestación de
lo que se debe. Cabe preguntarse entonces, que es lo debido, pregunta que debe
ser resuelta analizando la voluntad contractual. Para el efecto cabe tener presen-
te, que por ser todo contrato un acto jurídico bilateral sólo surge a la vida del
Derecho cuando las partes se ponen de acuerdo, es decir, cuando se produce el
consentimiento, el concurso de voluntades de ambas partes33.
De esta manera, resulta evidente que la voluntad es el principal elemento del
acto jurídico y ésta, al decir de Avelino León en la obra antes citada, recae nece-
sariamente sobre un objeto; la causa, sea que se entienda por tal, el motivo psico-
lógico o jurídico que induce a contratar, está en la manifestación de voluntad; y
las solemnidades se exigen como medios especiales de manifestar la voluntad. La
33
León Hurtado (1963), p. 67.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 55
capacidad es requisito de validez porque sin ella no puede haber voluntad eficaz.
En definitiva, encontramos pues, dice el autor comentado, en la voluntad todos
los elementos del acto jurídico.
La voluntad definida por Demogue como “la coordinación jerárquica de nues-
tros deseos”; o por León Hurtado como “la facultad que nos permite hacer o
no hacer lo que deseamos”, requiere según la doctrina y la jurisprudencia, estar
revestida de seriedad, es decir, el individuo debe perseguir con su declaración de
voluntad un fin práctico que viene a ser un fin jurídico en cuanto el derecho san-
ciona34.
Siendo de la esencia de la voluntad, elemento generador de consecuencias ju-
rídicas, —la seriedad— es dable considerar como fue forjada dicha voluntad. En
efecto, para que la voluntad persiga un fin específico como es la obligación, es ne-
cesario que el proceso cognitivo del futuro contratante se desarrolle en un plano
real e informado. Real en cuanto es posible alcanzar lo querido e informado en
cuanto conoce el alcance de su decisión, elemento que siempre debe estar infor-
mado con el principio de la buena fe establecido por el artículo 1546 del Código
Civil.
De esta manera, acreditándose que se produjo una alteración de la base del
negocio, se está frente a un caso concreto en que resulta aplicable la doctrina
llamada del riesgo imprevisible, teoría que, como ya se dijo, no constituye una
excepción a la autonomía de la voluntad privada, es a juicio de los tratadistas
colombianos, Barbosa Verano y Neyva Morales, un instituto jurídico creado por
el derecho cuyo objetivo fundamental es regular situaciones no previstas por las
partes, que escapan a la voluntad de las mismas, que sin lugar a dudas afectan en
materia grave los acuerdos privados.
No pudiendo calificarse jurídicamente el contrato celebrado entre las partes
sino como oneroso y conmutativo, la equivalencia en las prestaciones resulta fun-
damental por cuanto dicha característica es un elemento de la naturaleza de ese
tipo de contrato, esto es, según lo dispone el artículo 1.444 del Código Civil,
“aquellas cosas que no siendo esenciales en él se entienden pertenecerle, sin ne-
cesidad de una cláusula especial”. De manera que, al alterarse la equivalencia en
las prestaciones, se lesiona el contrato mismo, situación que permite consecuen-
temente su revisión.
34
León Hurtado (1963), p. 243.
56 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Principio y fin de la existencia legal de las personas naturales
Presunción de paternidad
Reglas de sucesión intestada
Acción de petición de herencia
Comentarios:
El artículo 74 del Código Civil dispone que la existencia legal de toda persona
principia al nacer, esto es, al separarse completamente de su madre. La criatura
que perece en el vientre materno, o que perece antes de estar completamente
separada de la madre, o que no haya sobrevivido a la separación un momento
siquiera, se reputará no haber existido jamás. Por lo que, aplicando la norma al
caso concreto y además siguiendo la línea jurisprudencial, el recién nacido gozó
de existencia legal, aunque haya sido unos breves minutos, debido a que se efec-
tuó una separación en la cual el recién nacido vivió “un momento si quiera” por
si solo y con su propia fuerza vital, ya que la madre había fallecido en el proceso
de parto.
El artículo 74 del Código Civil dispone que la existencia legal de toda persona
principia al nacer, esto es, al separarse completamente de su madre. La criatura
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 57
perfectamente en una parte del mismo. Después de un tiempo, Jorge hizo entrega
a César de dicho escritorio, quien aceptó conforme.
Semanas después, César vuelve a contactar a Jorge para manifestarle que debía
hacer de nuevo su escritorio pues hace unos días se había comprado un nuevo
computador y éste no entraba en el espacio hecho para éste. Jorge se negó a esta
petición, pues César no quería pagar por un nuevo escritorio alegando que ya
había pagado por uno que no cumplía sus expectativas.
En abril del 2019, las ventas y los encargos del negocio de Jorge bajaron drás-
ticamente. Al intentar descubrir la razón, se enteró por un amigo que en redes
sociales circulaba una imagen con su foto de perfil de Facebook junto a un texto
que advertía de la “pésima calidad de su trabajo, pues no cumplía lo que prome-
tía”, entre otros dichos. Dicha imagen fue publicada por César.
Hasta la fecha la imagen sigue circulando en redes sociales y la clientela del
negocio de Jorge ha seguido bajando produciéndole enormes pérdidas.
Instituciones relacionadas:
Derechos de la Personalidad
Derecho a la Propia Imagen
Derecho a la Honra
Redes Sociales
Comentarios35:
Dentro de los atributos de la personalidad, algunos autores han estudiado los
derechos de la personalidad, entre los que se encuentran el derecho a la honra y a
la propia imagen. Siendo tal el contexto, en el presente caso se debe determinar si
se han vulnerado o no estos derechos al publicar comentarios utilizando las fotos
que los propios afectados han hecho públicas en redes sociales.
Para esto, es necesario recordar que el derecho a la propia imagen no tiene una
protección constitucional directa, sin embargo, se ha entendido que está compren-
dido dentro del artículo 19 Nº 4 de la Constitución Política de la República, por
ser un atributo de la privacidad de las personas. Así, la Ley Nº 19.628 en su artí-
culo 4 dispone expresamente: “El tratamiento de los datos personales sólo puede
efectuarse cuando esta ley u otras disposiciones legales lo autoricen o el titular
consienta expresamente en ello. / La persona que autoriza debe ser debidamente
35
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 2536-2016, de 5 de
mayo de 2016.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 59
Los especialistas de la Clínica Las Cuentas, donde se atiende la Sra. Rosa, creen
que ella debe seguir con el tratamiento, pues de lo contrario se podría perjudicar
más su salud, poniendo en riesgo su vida, ya que es una persona de edad avanza-
da. Además, argumentan que ella no tiene la capacidad para tomar una decisión
de esa entidad, pues sufre de una mala condición mental.
La Sra. Rosa se mantiene firme en su decisión y asegura que tiene un dominio
completo de sus facultades mentales, por lo que quiere que le den el alta volunta-
ria, pero la Clínica se niega a aceptar su petición.
Instituciones relacionadas:
Derechos de la Personalidad
Derechos del Paciente
Derecho a la Vida e Integridad Física y Psíquica
Comentarios36:
Nos encontramos dentro del mismo contexto del caso relativo a redes sociales,
es decir, dentro de los derechos de la personalidad, solo que —en esta ocasión—
los derechos en conflicto son el de la vida e integridad física y psíquica de la
persona en oposición al derecho de negarse a someterse a un tratamiento médico
regulado, por la ley de Derechos del Paciente.
En este sentido, se debe recordar que la garantía del derecho a la vida e integri-
dad física y psíquica se encuentra establecida en el artículo 19 Nº 1 de la Consti-
tución Política de la República, de forma que está protegido constitucionalmente
por la acción de protección.
Por otro lado, el artículo 14 de la Ley Nº 20.584 señala: “Toda persona tiene
derecho a otorgar o denegar su voluntad para someterse a cualquier procedimien-
to o tratamiento vinculado a su atención de salud, con las limitaciones estable-
cidas en el artículo 16”. Mientras que el artículo 15 establece las excepciones a
este derecho: “a) En el caso de que la falta de aplicación de los procedimientos,
tratamientos o intervenciones señalados en el artículo anterior supongan un ries-
go para la salud pública, de conformidad con lo dispuesto en la ley, debiendo
dejarse constancia de ello en la ficha clínica de la persona; b) En aquellos casos en
que la condición de salud o cuadro clínico de la persona implique riesgo vital o
36
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte Apelaciones de Rancagua, Rol Nº 1221-
2014, de 4 de julio de 2014 y en sentencia de la Ilma. Corte Apelaciones de Rancagua, Rol Nº
880-2016, de 23 de junio de 2016.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 61
La empresa alega que los niños estaban en un espacio público, en el que no está
prohibido tomar fotos, además de que no se obligó a los niños los que incluso se
divirtieron al hacerlo.
Instituciones relacionadas:
Derechos de la Personalidad
Derecho a la propia imagen
Comentarios37:
Al igual que en los dos casos anteriores, relativos a las redes sociales y a los
derechos del paciente, nos encontramos, nuevamente, dentro del marco de los
derechos de la personalidad. Esta vez profundizaremos en el derecho a la propia
imagen y en su utilización por terceros, cuando los afectados son niños, niñas o
adolescentes.
Como ya habíamos señalado, el derecho a la propia imagen, si bien no tiene
un tratamiento normativo determinado, tanto la doctrina, como la jurisprudencia
coinciden en que su protección deviene procedente y encuadra en el artículo 19 Nº
4 de la Constitución, por encontrarse implícitamente comprendida en el atributo
de privacidad de la persona, que esa norma se encarga de tutelar. Se debe destacar
que este derecho constituye uno de los atributos más característicos y propios de
la persona que, por configurar su exterioridad física visible, obra como signo de
identidad natural de la misma, y en cuya virtud cada persona dispone de la facul-
tad exclusiva de determinar cuándo, cómo, por quién y en qué forma se capten,
reproduzcan o publiquen sus rasgos fisonómicos, controlando el uso de dicha
imagen por terceros, impidiendo así su captación, reproducción y publicación por
cualquier procedimiento mecánico o tecnológico, sin su consentimiento expreso.
Es así, como se ha podido distinguir en el derecho a la propia imagen dos
aspectos o dimensiones: uno, de orden positivo, en virtud del cual, su titular se
encuentra facultado para obtener, reproducir y publicar su propia imagen, adscri-
biéndola a cualquier objeto lícito; y otro, de carácter negativo, expresado en su
derecho a impedir que terceros, sin su debida autorización, capten, reproduzcan o
difundan esa imagen, cualquiera sea la finalidad tenida en consideración para ello.
Por lo anterior, la circunstancia de encontrarse en un espacio público donde
de cualquiera puede tomar fotografías, así como la circunstancia de que la pro-
37
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 2506-2009, de 9 de
junio de 2009.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 63
pia persona suba una fotografía suya a la red, no pueden entenderse como una
renuncia de la disponibilidad sobre la misma por parte de su titular, traducida en
una autorización tácita para su utilización por parte de terceros, máxime cuando
ello se realiza con una finalidad lucrativa, así, el uso no autorizado de la imagen
propia, en condiciones como la que se viene de señalar conduce necesariamente
a abordar el tema de la protección jurídica del derecho correspondiente, cuando
con su vulneración resulta agraviado el titular del mismo en su interés patrimo-
nial, derecho que igualmente puede estar resguardado en el marco del artículo 19
Nº 24 de la Constitución Política de la República, donde se establece el derecho de
propiedad tanto sobre bienes corporales como incorporales, siendo a ésta última
categoría a la que pertenece el derecho a la propia imagen.
Son aspectos a considerar también, el hecho de que a quienes se les afectó este
derechos son niños, quienes no tienen la capacidad para consentir en el uso de su
propia imagen en la forma empleada en el caso, esto sumado a que la empresa ha
obtenido ganancias debido a las imágenes obtenidas sin el consentimiento de los
representantes legales de los niños, y que a la vez, ha ahorrado dinero por cuanto
obtuvo el material para su publicidad de forma gratuita —solo a cambio de dul-
ces—, siendo que de otra forma habría tenido que pagarle a modelos, en este caso,
infantiles, constituyendo así, posiblemente, un enriquecimiento sin causa.
Por último, también debe acreditarse el perjuicio que los niños han sufrido
con la exposición indiscriminada de su imagen, lo que también es susceptible de
ser reparado y de que se ordenen tomar las providencias necesarias para que se
termine esta vulneración a sus derechos.
do hacia arriba porque desde hace unos meses caían colillas de cigarro a su balcón
y quería evitar que esto siguiera sucediendo.
Instituciones relacionadas:
Derechos de la Personalidad
Derecho a la intimidad
Comentarios38:
Volvemos a encontrarnos dentro del marco de los derechos de la personalidad,
esta vez, en lo relativo al derecho a la intimidad y a la privacidad consagrado en
el artículo 19 Nº 4 de la Constitución Política de la República, y al derecho de
la inviolabilidad del hogar consagrado en el artículo 19 Nº 5 del mismo cuerpo
normativo, derechos que entran en colisión con el de propiedad de las personas
que instalaron dichas cámaras.
En este contexto, podemos entender el derecho a la privacidad como un dere-
cho personalísimo que permite sustraer a la persona de la publicidad o de otras
turbaciones a la vida privada, y que está limitado por las necesidades sociales y
los intereses públicos. A su tiempo, el derecho a la intimidad es una emanación de
la dignidad natural, intrínseca de todo ser humano, de forma que se ha sostenido
que debe entenderse como parte de la vida privada o intimidad, a lo menos, a la
vida sexual, la vida y los hábitos domésticos, las opiniones y las creencias políticas
y religiosas, y los estados de salud físicos o psíquicos.
Ahora, para dilucidar el presente caso, cobra importancia determinar si la ins-
talación de cámaras que no captan ni registran imagen alguna constituye una
vulneración al derecho de intimidad, a la vida privada y a la inviolabilidad del
hogar, para lo que, primeramente, se debe acreditar el estado real de las cámaras.
Así, en el supuesto de que las cámaras se encuentren en mal estado, es nece-
sario tener presente que el hecho de que las cámaras no filman ni graban imagen
alguna es desconocido para el afectado, y solo se entera de lo mismo al reclamar
contra su vecino, es así, que podemos presumir que durante ese periodo, se sintió
al menos perturbado en su intimidad personal y familiar, desde que razonable-
mente entendió que su vida hogareña era vigilada y grabada por las cámaras de
los recurridos, máxime si el ángulo de inclinación de las mismas podría haber po-
sibilitado la observación de la cocina y baño de su departamento, siendo, además,
38
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº 753-
2013 de 5 de agosto de 2013.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 65
precisamente ese efecto el que pretendía lograr quien instaló las cámaras, ya que
esperaba que actuaran como un poderoso disuasivo hacia quien o quienes arrojan
basura desde pisos superiores a su departamento.
Por lo anterior, el hecho de que los dispositivos de vigilancia no funcionen ni
graben imagen alguna, no implica eliminar la amenaza de ser observado o filma-
do, puesto que la reparación, cambio o activación de las mismas dependen del
mero arbitrio de quien las instaló, y, evidentemente no puede considerarse normal
la existencia de cámaras que apunten directamente hacia las dependencias de un
vecino, aunque no filmen ni graben, pues todos tenemos el derecho a estar solos
y a no ser perturbados en nuestra intimidad, como acontece en la especie, de esta
forma, podemos concluir que la instalación de dichas cámaras es un uso despro-
porcionado del derecho de propiedad frente al derecho a la vida privada, ya que
termina afectando la tranquilidad de quienes viven en el lugar.
do que ella no puede comprender la situación actual de Rodolfo por haber estado
mucho tiempo fuera del país y lejos de la familia. Mónica, al no lograr su pro-
pósito, decide judicializar el asunto para que dicho contrato no se lleve a efecto.
Instituciones relacionadas:
Derechos de la personalidad
Derecho a la vida e integridad física y psíquica
Inicio y término de la Persona
Muerte clínica
Donación de órganos
Objeto ilícito
Comentarios:
Los derechos de la personalidad consisten en un conjunto de derechos inhe-
rentes a la calidad humana, por lo que le corresponden por el sólo hecho de ser
tal, adquiriéndolos todas las personas en igual manera y medida. Dentro de los
derechos relativos a la individualidad de la persona, encontramos el derecho a
la integridad física. Esta comprende tanto la protección a la vida y la integridad
corporal. El artículo 19 Nº 1 de la Constitución Política de la República, garan-
tiza a todas las personas “el derecho a la vida y a la integridad física y psíquica”.
Su ubicación nos permite concluir, que es uno de los valores más significativos y
protegidos por la sociedad. Es importante destacar que estos derechos no poseen
un interés pecuniario, por lo que pertenecen a los denominados derechos extra-
patrimoniales.
Guardando relación con lo anterior, es que el artículo 74 del Código Civil
dispone que “La existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al se-
pararse completamente de su madre”. En la misma línea, el artículo 78 del Código
Civil agrega que “la persona termina en la muerte natural”. Sin embargo, sobre
este último punto cabe realizar una precisión que atiende al caso. En la actuali-
dad, se ha aceptado otro tipo de muerte por nuestra legislación, correspondiente a
la muerte clínica. Se entiende por tal, un estado en que se conservan algunas fun-
ciones vitales, especialmente vegetativas, que se mantienen, por lo general, en for-
ma artificial, careciendo el individuo de toda conciencia o proceso intelectual39.
La donación de órganos en Chile está especialmente regulada en la ley Nº
19.451 sobre trasplantes y donación de órganos, con sus modificaciones estable-
39
Ducci (2005), p. 113.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos del Derecho 67
cidas en la ley Nº 20.413 y Nº 20.673 sobre quienes pueden ser donantes y la ley
Nº 21.145 para precisar la voluntad del donante fallecido.
Así, el artículo 3º de la ley ya señalada establece que, “La donación de órganos
sólo podrá realizarse a título gratuito. Se prohíbe, será nulo y sin ningún valor el
acto o contrato que, a título oneroso, contenga la promesa o entrega de un órgano
para efectuar un trasplante”, dejando fuera del comercio a los órganos vitales.
Por tanto, el acto realizado entre Francisco Pinto y Servando González, adolece
de objeto ilícito, al contravenir lo dispuesto en el artículo 1464 del Código Civil
“hay un objeto ilícito en la enajenación”, inc. 1º , “de las cosas que no están en
el comercio”. Por consiguiente, Mónica Villalobos, se encuentra en lo correcto
al prevenir a su hermano de abstenerse de realizar dicho acto, ya que —de cele-
brarse— este adolecerá de un vicio de nulidad absoluta. Además, el artículo 1º de
la ley sobre trasplantes y donación de órganos dispone que “Los trasplantes de
órganos sólo podrán realizarse con fines terapéuticos”, excluyendo el lucro como
fin perseguido.
Por tanto, Mónica Villalobos para evitar que el contrato se lleve a cabo en su
totalidad, deberá solicitar al juez que declare la nulidad absoluta del acto suscrito,
entre su hermano Servando González y Francisco Pinto, pues como se mencionó
anteriormente, este adolece de objeto ilícito, estando Mónica plenamente facul-
tada para ello, ya que el artículo 1683 del Código Civil dispone que la nulidad
absoluta “puede alegarse por todo el que tenga interés en ello”.
UNIDAD: DERECHO DE LAS OBLIGACIONES
Instituciones relacionadas:
Obligaciones sujetas a modalidad
Condición suspensiva
Comentarios:
Nos encontramos frente a una obligación sujeta a una condición simplemente
potestativa, que consiste en un hecho voluntario del deudor (pagar el crédito au-
tomotriz). Esta condición ha sido estimada como válida, pues el deudor puede ser
compelido a la ejecución del hecho por factores y circunstancias que no dependen
enteramente de su voluntad. Asimismo, la condición también es suspensiva, pues
el derecho de exigir la entrega del camión no nace sino hasta que se pague el men-
cionado crédito.
Para este caso es importante dilucidar si el hecho que el deudor falleciera antes
de haber pagado la totalidad del crédito implica que la condición suspensiva se
encuentre fallida, provocando la extinción de la obligación, o si ésta puede ser
cumplida por los herederos del deudor, dentro de los cuales se sitúa la misma
acreedora.
70 Ruperto Pinochet Olave
Sobre el punto, hay que recordar que, en virtud del artículo 1482 del Código
Civil, se reputa haber fallado la condición positiva, como la del caso, cuando ha
llegado a ser cierto que no sucederá el acontecimiento contemplado en ella, o
cuando ha expirado el tiempo dentro del cual el acontecimiento ha debido verifi-
carse y no se ha verificado.
Así, es relevante recordar que el artículo 1492 del Código Civil, en su inciso
primero, establece que “El derecho del acreedor que fallece en el intervalo entre el
contrato condicional y el cumplimiento de la condición, se transmite a sus herede-
ros; y lo mismo sucede con la obligación del deudor”, de lo que se puede concluir
que encontrándose pendiente la condición, tanto el derecho del acreedor como la
obligación del deudor se transmiten a sus herederos, pesando sobre éstos el deber
de cumplir la obligación condicional que se encuentra pendiente, tan pronto co-
mo se verifique el acontecimiento o hecho en que consiste la condición.
La condición de este caso es, además, indeterminada, en el sentido de que no se
ha fijado una fecha cierta para su cumplimiento, por lo que no puede entenderse
fallida antes del transcurso de diez años, lo que no ha ocurrido, pues ese es el pla-
zo máximo de prescripción que establece el Código Civil.
Que conforme lo anteriormente expuesto, la obligación del deudor que fallece
entre el contrato condicional y el cumplimiento de la obligación se transmite a
sus herederos, y como en el caso no se ha señalado que una persona específica sea
quien deba pagar el crédito en cuestión, nada obsta a que Pamela, quien es heredera
de Ismael pague el crédito en cuestión cumpliendo la condición para que nazca el
derecho de exigir la entrega del camión obligado a los demás herederos de Ismael.
Por otro lado, Amanda lleva mucho tiempo sin saber nada de su nieto, su re-
lación se ha desgastado por varios problemas familiares. Ella ha escuchado que
él aún no ha conseguido un título universitario, por lo que —pensando que ya no
cumplirá con lo pactado— quiere disponer del departamento.
Instituciones relacionadas:
Obligaciones sujetas a modalidad
Condición indeterminada
Contrato de promesa
Comentarios40:
En el caso, la figura contractual que vincula a las partes se identifica con un
contrato de promesa, el que reúne los requisitos para su validez estipulados en
el artículo 1554 del Código Civil, de forma que sólo falta para su perfección las
solemnidades indicadas en la ley, y obviamente, el cumplimiento de la condición
que fija la época de la celebración. Es así, que Felipe puede exigir el cumplimiento
del mismo, es decir, que se concrete la acción prometida mediante la suscripción
del contrato, ejecutando las obligaciones e inscribiéndose en el Registro de pro-
piedad, en definitiva, el inmueble a su nombre.
Por otro lado, su contraparte, Amanda, para librarse del cumplimiento del
contrato suscrito deberá probar en sede judicial que las obligaciones que de él
derivan se han extinguido por alguna causa legal.
Así, el contrato en cuestión se encuentra pendiente por una condición, por lo
que, para determinar si Felipe puede hacer exigible el cumplimiento de lo prome-
tido, se debe determinar la naturaleza de esta condición y su estado. La condición
consiste en que Felipe “terminara sus estudios universitarios”, siendo esta una
condición suspensiva, de manera que mientras esta no se verifique se suspende la
adquisición del derecho; y —a la vez— una condición indeterminada, es decir, no
se sabe si el hecho va a ocurrir o no, y en el evento que ocurra, no se sabe cuándo,
por cuanto no se ha fijado un plazo dentro del que debe verificarse el cumplimien-
to de la condición. Recordemos que las condiciones pueden estar en tres estados:
pendientes, cumplidas y fallidas.
Es pertinente señalar que la condición es, además, positiva, pues consiste en
el acontecer de una cosa, por lo que es importante recordar que, en virtud del
40
Comentario basado en sentencia del Juzgado de Letras y Garantía de Puerto Aysén, Rol Nº
C-614-2012, de 7 de enero de 2014.
72 Ruperto Pinochet Olave
artículo 1482 del Código Civil, se reputa haber fallado la condición positiva, co-
mo la del caso, cuando ha llegado a ser cierto que no sucederá el acontecimiento
contemplado en ella, o cuando ha expirado el tiempo dentro del cual el aconteci-
miento ha debido verificarse y no se ha verificado.
Se ha discutido ampliamente en la doctrina sobre cuándo se entiende fallida
una condición indeterminada, al respecto, hasta antes de la dictación de la Ley
16.962, del 1º de octubre de 1968 (que acortó los plazos de prescripción), se esti-
maba que las condiciones indeterminadas tenían que cumplirse dentro del plazo
que el artículo 739 establecía para el cumplimiento de la condición en el fideico-
miso, en ese entonces el plazo era de 15 años, plazo que correspondía también al
de la prescripción extraordinaria, lo que llevaba a concluir que éste era el plazo
máximo de incertidumbre, a cuyo transcurso se consolidaban y estabilizaban to-
dos los derechos. Sin embargo, la Ley 16.962, acortó el plazo de prescripción
extraordinaria de 15 a 10 años, pero en el artículo 739 la rebaja no fue a 10 años
(como debió haber sido para mantener la situación de equilibrio) sino a 5 años,
con lo que el sistema se rompió. A pesar de esto, en la actualidad existe claridad,
entendiéndolo así la jurisprudencia y doctrina mayoritaria, en el sentido que el
plazo para que se entienda fallida una condición indeterminada es de diez años,
por tratarse del plazo máximo que establece nuestro ordenamiento jurídico para
la regularización de instituciones jurídicas, ello, en concordancia con el principio
general de seguridad o certeza jurídicas, en virtud del cual, no es posible mantener
en la incertidumbre, y por tiempo indeterminado, la titularidad de un derecho.
Por todo lo expuesto, hay dos cosas esenciales que deben aclararse para re-
solver el caso: Primero, que si el hecho de egresar de la carrera de derecho es
suficiente para satisfacer la condición establecida de “terminar sus estudios uni-
versitarios”, o si por el contrario, la condición solo se entenderá cumplida cuando
se obtenga un título universitario, como es el de licenciado en ciencias jurídicas
que otorgan las universidades una vez que se aprueba el examen de grado, el que
se rinde después de egresar, es decir, terminar con el plan de estudio respectivo de
cada universidad.
En caso de que estimemos que la condición sí se satisface por el hecho de egre-
sar de una carrera, habría que determinar, y este es el segundo punto esencial, si
la condición se cumplió dentro del plazo correspondiente para las condiciones
indeterminadas, esto es, 10 años. Así, teniendo a la vista que el contrato se celebró
el año 2008, mientras que Felipe egresó el año 2018 (diez años después), habría
que entrar esclarecer en qué meses se realizaron ambos hechos para determinar si
se está dentro o fuera del plazo señalado.
Por último, hay que señalar que, si la condición se encontrara fallida, ya sea
porque el supuesto que se exigía era la obtención de un título universitario, o
porque no se ha realizado dentro del plazo señalado, el efecto principal que se
Unidad: Derecho de las Obligaciones 73
produce es que no nace el derecho, en este caso exigir la celebración del contrato
prometido, ni nace la obligación correlativa de suscribir el contrato, y conse-
cuencialmente transferir el dominio de la vivienda, mediante la correspondiente
tradición.
Instituciones relacionadas:
Cláusula de resolución tácita
Excepción de contrato no cumplido
Comentarios:
En todo contrato bilateral se subentiende incorporada la condición resolutoria
tácita, constituyendo un elemento de la naturaleza, a menos, claro, de haberse
pactado lo contrario. Así, el artículo 1489 del Código Civil señala: “En los con-
tratos bilaterales va envuelta la condición resolutoria de no cumplirse por uno
de los contratantes lo pactado. Pero en tal caso podrá el otro contratante pedir a
su arbitrio o la resolución o el cumplimiento del contrato, con indemnización de
perjuicios”.
Abeliuk define la condición resolutoria tácita como “aquella que va envuelta
en todo contrato bilateral, y en que el hecho futuro e incierto que puede pro-
vocar la extinción del derecho de una de las partes es el incumplimiento de sus
obligaciones”41. Por tanto, como se desprende de la definición, se funda en el
incumplimiento imputable a una de las partes.
Sin embargo, esta no opera de pleno derecho, sino que requiere de declara-
ción judicial para que proceda. De tal manera, Matías Navarro posee un derecho
optativo de elegir entre el cumplimiento o la resolución del contrato, más la in-
demnización de perjuicios. No obstante, si Matías decide accionar demandando
cualquiera de dichas opciones, debe precaver que la contraparte actuará confor-
me a la excepción establecida en el artículo 1552 del Código Civil, según el cual,
en los contratos bilaterales ninguno de los contratantes está en mora de cumplir
lo pactado mientras el otro no cumple o se allana a cumplir la suya en la forma y
tiempos debidos (excepción de contrato no cumplido). La excepción de contrato
no cumplido tiene un efecto meramente paralizador de la demanda contraria,
pero no la fuerza sino indirectamente a cumplir. Normalmente la contraparte se
allanará a hacerlo, para poder pedir la resolución o el cumplimiento, pero bien
puede ocurrir que ninguna de las partes quiera cumplir, en cuyo caso si no lo ha-
cen de común acuerdo no hay solución legal para poner término al contrato, que
quedará en el aire hasta que alguna de las partes se decida a cumplir o se venzan
los plazos de prescripción42.
41
Abeliuk (2009), p. 312.
42
Abeliuk (2009), p. 318.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 75
De tal manera, para el caso de Matías, para lograr que su pretensión prospere,
deberá acreditar que se encontraba llano a cumplir con su obligación —la de pa-
gar el servicio contratado— en la forma y tiempo debidos.
Instituciones relacionadas:
Excepción de contrato no cumplido
Contrato de arrendamiento
Promesa de compraventa
Comentarios:
Para la correcta resolución de este caso, debe distinguirse entre los diferentes
contratos que fueron celebrados entre las partes. Uno es el contrato de arrenda-
miento —contrato bilateral y de tracto sucesivo— y otro es el contrato de pro-
mesa de compraventa —contrato preparatorio e independiente del primero—.
Precisado aquello, debe tenerse presente que la obligación de contratar un seguro
que recaía sobre Patricio emanaba del contrato de arrendamiento y no así del
contrato de promesa de compraventa, razón por la que su incumplimiento solo
puede afectar la eficacia del primero.
76 Ruperto Pinochet Olave
Así, la no contratación del seguro por parte de Patricio dio a Marcelo la opción
de demandar la resolución del contrato, más la indemnización de perjuicios. No
obstante, como ya se cumplió el plazo prefijado por las partes para el término del
arrendamiento, malamente se podrá ejercitar acción resolutoria respecto de un
contrato cuyas obligaciones han sido enteramente cumplidas —ejecutadas—. Así
pensado, la excepción de contrato no cumplido —basada en el incumplimiento
de Patricio de su obligación de contratar el seguro— no tiene cabida ni asidero
respecto de la celebración del contrato de compraventa prometido, razón por la
que Marcelo no podrá abstraerse de su cumplimiento.
Instituciones relacionadas:
Adjudicaciones
Cláusula de no enajenar
Contrato de hipoteca
Comentarios:
Atendida la obligación que contrajo Ricardo en orden a no enajenar o gravar
el inmueble mientras el remanente del precio no sea solucionado, cabe entrar a
revisar la validez de dicha restricción a la facultad de disposición.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 77
Como bien es sabido, desde antiguo ha existido una discusión en torno a la va-
lidez de las cláusulas de no enajenar voluntarias43. Así, mientras parte de la doctri-
na se inclina por aceptarlas ampliamente, otro sector se inclina por rechazarlas en
forma categórica, esgrimiendo entre sus principales argumentos que estas consti-
tuirían una importante traba a la tan defendida libre circulación de los bienes. A
tales posturas, se suma la desarrollada por A. Alessandri, M. Somarriva y A.
Vodanovic, la que se inclina por sólo reconocer validez a las cláusulas de no ena-
jenar relativas, esto es, a “aquellas que no imponen una prohibición perpetua o de
largo tiempo y que se justifican por un interés legítimo”44. Es esta última corriente
la que ha sido mayormente acogida en la doctrina moderna y la jurisprudencia.
De conformidad a lo anterior, teniendo en consideración que la cláusula de no
enajenar que se impuso sobre el inmueble no está concebida en términos absolu-
tos y se fundamenta en un interés legítimo (obtener el pago del precio insoluto del
inmueble por parte de Ricardo), esta podría estimarse como válida. Así pensado,
el cuestionamiento ahora pasa por determinar cuál es la sanción aplicable a su
contravención y cómo podría afectar aquello la existencia o validez de las garan-
tías hipotecarias constituidas en favor de Miguel, Gustavo y Diego.
Sobre este particular y, siguiendo lo señalado por Albaladejo45, las cláusulas
de no enajenar no constituyen técnicamente una prohibición, sino una verdadera
obligación de no hacer. De tal manera, la contravención a la restricción autoim-
puesta de la facultad de disponer no implica un vicio de nulidad en las enajenacio-
nes o gravámenes constituidos sobre el respectivo bien, sino que se limita a hacer
responsable al deudor por el incumplimiento de su obligación (art. 1555). Así en-
tendido, las hipotecas constituidas por Ricardo sobre el inmueble son válidas, no
obstante, supongan la infracción de una obligación de no hacer— pudiendo, en
definitiva, Diego hacer efectiva la garantía hipotecaria para satisfacer su crédito.
En lo que respecta a los otros dos acreedores hipotecarios —teniendo a la vista
la constancia que se deja en el relato sobre su calidad de acreedores condiciona-
les— se sigue que estos no se encuentran facultados para exigir el cumplimiento
de la obligación mientras penda la condición, ni mucho menos hacer efectiva la
garantía hipotecaria que cauciona el cumplimiento de dicha obligación condicio-
nal. Como corolario de aquello, Miguel y Gustavo no podrán cubrir sus créditos
sobre el precio del remate de la propiedad que se realice en el procedimiento in-
coado por Diego.
43
Véase Pinochet (2013), Sobre la validez de las cláusulas de no enajenar: Un enfoque actual.
En Fundamento de Derechos Reales en el Derecho Chileno. Thomson Reuters, pp. 259-284.
44
Alessandri et al. (1997), p. 59.
45
Albaladejo (1994), p. 293.
78 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Teoría del riesgo
Obligaciones de hacer
Indemnización de perjuicios
Interpretación de los contratos
Unidad: Derecho de las Obligaciones 79
Comentarios46:
La teoría de los riesgos incide precisamente en el caso señalado, ya que una
de las partes deberá defenderse acreditando la extinción de una obligación por
imposibilidad no imputable. En el contrato bilateral existen prestaciones recípro-
cas para ambas partes; cada una es acreedora y deudora de la otra. Sin embargo,
el Código Civil no se refirió a la imposibilidad en las obligaciones de hacer, aun
cuando igualmente puede concluirse, de acuerdo a los principios generales, la
extinción de las obligaciones de hacer por imposibilidad absoluta en la ejecución
o por caso fortuito.
Así, el artículo 45 del Código Civil señala: “Se llama fuerza mayor o caso
fortuito el imprevisto a que no es posible resistir (…)”. No obstante, la sociedad
deberá formular su defensa sosteniendo que el riesgo era previsible y resistible,
pues se contaba con un medio terrestre para cumplir la obligación pactada. Por
tanto, para que la sociedad pueda ser reparada, deberá procederse conforme a lo
dispuesto por el numeral tercero del artículo 1553 del Código Civil, precepto que
faculta al acreedor a pedir junto con la indemnización de la mora, la indemni-
zación de perjuicios sufridos por el incumplimiento de la obligación. Así, siendo
el incumplimiento total y definitivo, deberá acreditarse la concurrencia de todos
los requisitos de la indemnización de perjuicios, es decir, el incumplimiento de la
obligación; la existencia de perjuicios; la relación de causalidad entre el incum-
plimiento y los perjuicios; la imputabilidad del perjuicio, esto es, la culpa o dolo
del deudor; y, por último, la mora del deudor. En la misma línea, procedería la
indemnización de perjuicios en materia extrapatrimonial, por concepto de daño
moral, debido al descrédito que sufrió la imagen de la Sociedad frente a sus clien-
tes, a causa del incumplimiento del contrato.
Por el lado contrario, la banda —para poder eximirse de responsabilidad—
deberá alegar que la prestación se hizo imposible por caso fortuito (condiciones
climáticas que impidieron realizar el viaje según lo acordado), porque a lo imposi-
ble nadie está obligado, ni por equivalencia. De tal manera, la obligación se habría
extinguido sin ulterior consecuencia para ellos. Sin embargo, es necesario consi-
derar que, al alegar imposibilidad absoluta no imputable, invocarían la extinción
de su obligación y, de acuerdo con la regla general del artículo 1698 del Código
Civil, “Incumbe probar las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o
ésta”, razón por la que les corresponderá probar la concurrencia del caso fortuito
alegado. Además, cabe considerar, que el manager señaló que los músicos no se
trasladaban por tierra en la etapa precontractual del acto.
46
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 1771-07, de 10 de di-
ciembre de 2008.
80 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Efectos de las obligaciones
Teoría de la Imprevisión
Principio de fuerza obligatoria de los contratos
Principio de buena fe contractual
Interpretación de los contratos
Deber de diligencia contractual
Unidad: Derecho de las Obligaciones 81
Comentarios47:
En este caso, la ejecución del contrato celebrado por las partes se ve interrum-
pida debido a una modificación de las circunstancias en que debía hacerse su
ejecución, y de la que no se tenía conocimiento al celebrar el contrato, alterando,
así, el valor y la forma de llevar a cabo la obligación, por lo que es importante
determinar si estamos frente a una simple variación del contrato original o si, por
el contrario, se trata de un cambio sustancial del acuerdo de voluntades primitivo,
que surge producto de la ocurrencia de factores externos.
Para lo anterior, se debe recordar que el artículo 1545 del Código Civil se-
ñala que “el contrato es una ley para las partes y no puede ser invalidado sino
por consentimiento mutuo o por causa legal”, mientras que el artículo 1546 del
mismo texto legal agrega que “los contratos deben ejecutarse de buena fe y por
consiguiente obligan no solo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas
que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella”.
Sin embargo, en el caso planteado resulta evidente que se modificó la ejecución
de la obligación contraída, debido a factores externos a la voluntad original de
las partes, modificando considerablemente el costo de cumplimiento para una de
ellas. A esto, se debe considerar que el contrato celebrado entre las partes es one-
roso y conmutativo, la equivalencia en las prestaciones resulta fundamental por
cuanto dicha característica es un elemento de la naturaleza de ese tipo de contra-
to, esto es, según lo que se desprende del artículo 1444 del Código Civil, “aquellas
cosas que no siendo esenciales en él se entienden pertenecerle, sin necesidad de
una cláusula especial”. De manera que, al alterarse la equivalencia en las presta-
ciones, se afecta el contrato mismo, situación que permitiría consecuentemente su
revisión, de acuerdo a la Teoría de la imprevisión, procedimiento que no implica
alterar el contenido del contrato existente entre las partes, sino que tan solo preci-
sar y afirmar su existencia, pero restableciendo su real sentido y alcance.
Así, es evidente que hubo un cambio en las circunstancias del contrato que fue
ajeno a la voluntad de las partes y, en consecuencia, cabría la posibilidad de revi-
sar el contenido de las prestaciones contratadas, pues sería injusto hacer cargar
a una de las partes, exigiéndole el cumplimiento en los términos originales, los
eventos que modificaron la ejecución ajenos a su voluntad, causándole perjuicios
o empobrecimiento.
Por el contrario, podría estimarse que el deber de inspeccionar la calidad del
suelo para realizar adecuadamente el presupuesto recaía en la constructora, que
47
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de San Miguel, Rol Nº 941-
2010, de 17 de enero de 2011.
82 Ruperto Pinochet Olave
Caso 1: Expropiación
Diego Serrano Mata es propietario del inmueble de Avenida Independencia
Nº 574, inscrita a fojas 69.991 Nº 51.673 del Registro de Propiedad de Santiago
correspondiente al año 1995.
Dicho inmueble, con superficie de 950 m2, fue expropiado por el Fisco MOP,
por Decreto Supremo Nº 980 de 2004 MOP, cuyo extracto se publicó en el Diario
Oficial de 4 de noviembre de 2004, correspondiente al lote 21 del Plano de Expro-
piaciones del proyecto denominado “Proyecto CESFAM de Independencia”. En
abril de 2005, el competente tribunal, fija una indemnización definitiva por la su-
ma de $370.000.000, inscribiéndose la expropiación del inmueble a fojas 30.808
Nº 50.128 del Registro de Propiedad correspondiente al mismo año.
Posteriormente, mediante el Decreto Supremo Nº 1081 de 15 de noviembre
de 2006 MOP, se aprueba convenio de extinción de contrato de la concesión de
la obra pública fiscal denominada “Proyecto CESFAM de Independencia”, dicha
resolución deroga el DS que adjudicó el contrato de concesión para la obra pú-
blica referida, y luego la Secretaría Ministerial de Bienes Nacionales de la Región
Metropolitana por medio de Resolución Exenta Nº 7345, de fecha 02 de diciem-
bre de 2007, destinó el inmueble expropiado, a la Dirección de Arquitectura del
Ministerio de Obras Públicas para llevar a cabo la construcción y habilitación del
proyecto “Teatro Municipal Independencia”.
Diego Serrano Mata, al observar que no se dio el uso para el cual se expropió
su inmueble y que en lugar de un CESFAM se está construyendo un teatro, pre-
tende que el MOP le restituya el inmueble ofreciendo, por su parte, reembolsar la
indemnización recibida debidamente reajustada, o bien, que se le eleve el monto
de la indemnización que recibió por la expropiación, ya que nunca estuvo con-
forme con ésta.
Instituciones relacionadas:
Derecho de Propiedad
Expropiación
Causal de utilidad pública
Acción de retrocesión
Destinación del inmueble
84 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios48:
La no destinación del bien expropiado a la finalidad de utilidad pública previs-
ta legítimamente al momento de dictarse el acto administrativo no afecta la vali-
dez del acto expropiatorio, pues éste se perfeccionó no sólo por el cumplimiento
de las exigencias formales y sustanciales, sino que también por la circunstancia
de que —al momento de su dictación— el fin tenido a la vista, esto es, aquel que
justificaba la causa expropiandi podía ser efectivamente llevado a la práctica.
En contra de esta postura se podría sostener la teoría de la retrocesión o re-
versión, la que se ha definido por la doctrina nacional como “la restitución del
objeto expropiado a su primitivo dueño, por incumplimiento o desviación del fin
que justificaba la expropiación, o por la posterior desafectación, quedando ella
sin efecto y restituyéndose la indemnización recibida”49.
Si bien la retrocesión o reversión no se encuentra expresamente consagrada
por nuestra legislación positiva y se ha discutido su procedencia en nuestro país,
la doctrina se pronuncia a favor de ella, señalando que con esta acción se protege
debidamente la garantía del derecho de propiedad reconocida en el artículo 19 Nº
24 de la Constitución Política de la República, que supone como causa final de la
expropiación la efectiva realización de la finalidad de utilidad pública señalada en
el acto expropiatorio, la que en todo caso debe ser respetada por los órganos del
Estado en virtud del principio de legalidad.
La procedencia de la retrocesión supone la existencia de un incumplimiento
o desviación del fin que justificaba la expropiación. En el caso que nos ocupa,
existe desviación del fin que justificaba la expropiación, lo que es trascendente al
momento de examinar la procedencia de la acción de retrocesión.
La acción de retrocesión es una manifestación de la garantía del derecho de
propiedad reconocida en el artículo 19 Nº 24 de la Constitución Política de la Re-
pública, la que podría estimarse reconocida implícitamente en nuestra legislación,
específicamente en el artículo 33 del Decreto Ley Nº 2186, norma que establece la
procedencia de cesar los efectos del acto expropiatorio en los casos que determine
la ley. Tal norma, necesariamente debe concordarse con lo dispuesto en el artículo
6 del señalado Decreto Ley y el artículo 24 de la Carta Fundamental, en cuanto la
causa de utilidad pública, esto es el fin para el que se requiere del bien expropiado,
48
Comentario basado en sentencia de la Excma. de la Corte Suprema, Rol Nº 8006-2015, de 5
de mayo de 2016.
49
Peñailillo (1995), p. 29-30.
Unidad: Derechos Reales 85
Caso 2: Comunidad
Mónica Villanueva es dueña de un predio de 15 hectáreas que funciona como
una granja interactiva, la que adquirió a fines del 2018 por herencia de su marido.
Sin embargo, ella no ha tenido acceso a él desde octubre del 2018, pues ha sido
ocupado por la Sociedad Brisas del Valle Ltda., representada por Jimena Cáceres,
la que alega que es dueña de todos los juegos infantiles que se encuentran adosa-
dos al suelo, de los animales y las instalaciones que conforman la granja, además
de varias sillas y mesas que conforman una zona de picnic. Todos estos bienes los
adquirió el hijo de la representante para la Sociedad, de la que es parte, a través de
un contrato de compraventa con el difunto marido de la Sra. Villanueva.
50
Caldera (1984), p. 91.
86 Ruperto Pinochet Olave
Mónica no ha tenido acceso al terreno del cual es dueña, ni a los frutos de éste,
por lo que quiere recuperarlo para ejercer sus derechos de dominio sobre él.
Instituciones relacionadas:
Comunidad
Acción reivindicatoria
Prestaciones mutuas (Artículos 904 y siguientes del Código civil)
Contrato de compraventa
Comentarios51:
Si bien es posible considerar que el objeto de este caso es una universalidad
comprendida por el terreno y los juegos infantiles, animales y demás instalaciones
que se encuentran sobre él, no puede entenderse que exista una comunidad entre
la Sociedad y Mónica, pues a pesar de que efectivamente los bienes en cuestión
forman una universalidad, en virtud del contrato de compraventa celebrado entre
la Sociedad y el marido fallecido de Mónica hay constancia, que sobre los bienes
cada interesado está facultado para ejercer sus derechos de dominio: sobre el te-
rreno Mónica, y sobre los juegos infantiles, animales e instalaciones la Sociedad.
Así, se ha entendido que la comunidad surge cuando dos o más personas tie-
nen derechos de igual naturaleza sobre un conjunto de bienes que configuran o
conforman una universalidad jurídica, siendo cada uno de los comuneros dueños
de una cuota abstracta de las cosas que componen la comunidad, sin tener certeza
sobre los bienes específicos que comprenden esa cuota, por lo que este supuesto
no se da en la especie, ya que las partes conocen con exactitud sobre qué cosas
tienen dominio.
Por lo anterior, es que Mónica puede disponer del terreno y ejercer las facul-
tades que su derecho de dominio le otorga, para lo cual deberá recuperar la po-
sesión del mismo, lo que puede hacer a través de una acción reivindicatoria. Sin
embargo, como las instalaciones y juegos se encuentran adosados al terreno, los
inconvenientes que surjan de su separación deberán regularse entre las partes a
través de las prestaciones mutuas, pues la Sociedad tiene el derecho de retirar los
bienes de los que es dueña, o en su defecto, que le sean indemnizados si no puede
separarlos sin detrimento.
51
Comentario basado en sentencia Nº 14479 de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 2290-2011
de 13 de abril de 2011.
Unidad: Derechos Reales 87
Otra solución, podría ser el hecho de que Mónica adquiera los bienes de los
que la Sociedad es dueña a través de una compraventa, o que la Sociedad ad-
quiera de Mónica el terreno en cuestión. Igualmente, las partes podrían ponerse
de acuerdo para vender de común acuerdo a un tercero tanto los bienes como el
terreno.
Instituciones relacionadas:
Modos de adquirir
Accesión de mueble a Inmueble
Contrato de promesa
Ejecución de obligaciones de hacer
Prestaciones mutuas (Artículos 904 y siguientes del Código civil)
Prescripción extintiva
Comentarios52:
Las partes están vinculadas por un contrato de promesa de compraventa, cuya
exigibilidad dependía del transcurso de un plazo de dos años, por lo que desde
el año 2014, el contrato se volvió exigible —si se entiende que la condición era
suspensiva—, teniendo las partes el derecho de demandar su cumplimiento. Sin
embargo, dado que a la fecha han transcurrido más de cinco años desde el mo-
52
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 3142-2004 de 22 de
mayo de 2006.
88 Ruperto Pinochet Olave
mento en que el contrato se hizo exigible, la acción que podría haberse ejercido
para exigir su cumplimiento, podría encontrase prescrita.
Es por lo anterior que, descartada la vía de ejecución del contrato, podría esti-
marse que nos encontramos ante una accesión de tipo mueble a inmueble, pues se
han plantado semillas de propiedad de una de las partes, en el terreno de la con-
traparte, por lo que ambos bienes tienen distintos dueños, pudiendo considerarse
que hubo una justa causa de error, por parte del promitente vendedor.
Así, para que se produzca la accesión de mueble a inmueble es necesario que
las materias se incorporen al suelo y que las plantas o vegetales arraiguen en él,
porque la accesión es un modo de adquirir el dominio mediante la unión de una
cosa a otra, y esta unión sólo se produce cuando aquellas cosas muebles han
llegado a ser inmuebles por adherencia, por eso es que mientras las plantas no
arraiguen en el suelo, no hay accesión, y el propietario de los materiales, plantas
o semillas puede reclamarlos (artículo 668, inciso 4º ).
Si las plantas o semillas se han arraigado al suelo, entonces no queda más que
aplicar las reglas de la accesión, de forma que el dueño de lo principal se hace
dueño de lo accesorio, estimándose como principal el suelo, cualquiera sea su va-
lor, aunque, de todos modos, el dueño de lo accesorio debe quedar indemne para
evitar un enriquecimiento sin causa.
Para mayor profundidad, el caso planteado se encuentra dentro del supuesto
en que el dueño de las semillas las planta en suelo ajeno, por lo que hay que distin-
guir si el dueño del suelo tuvo conocimiento o no de lo que hacía el dueño de las
semillas. Así, si no tuvo conocimiento tendrá el derecho de hacer suya la planta-
ción, mediante las indemnizaciones prescritas a favor de los poseedores de buena
o mala fe en el título De la reivindicación, o de obligar al que plantó a pagarle el
justo precio del terreno con los intereses legales por todo el tiempo que lo haya
tenido en su poder, y al que sembró a pagarle la renta y a indemnizarle los perjui-
cios. Por el contrario, si tuvo conocimiento, como parece ser el caso, el dueño del
terreno será obligado, para recobrarlo, a pagar el valor de la plantación.
Caso 4: Tradición
Federico Gamboa Lagos compra un cuadro bajo la creencia de que este ha-
bía sido pintado por el renombrado pintor Carlos Páez Vilaró, en la suma de
$9.000.000. Francisco Paredes Yáñez, el vendedor del cuadro, se comprometió a
entregarlo materialmente en un plazo de dos semanas, ya que con anterioridad a
la venta del cuadro se había comprometido a exhibirlo en una exposición. Federi-
co Gamboa Lagos y Francisco Paredes Yáñez, acordaron expresamente que dicho
Unidad: Derechos Reales 89
Instituciones relacionadas:
Compraventa de bien mueble
Tradición
Vicios del consentimiento
Teoría del riesgo
Comentarios53:
El contrato en cuestión versa sobre un bien mueble, un cuadro que el com-
prador compra bajo la creencia de ser obra de un pintor famoso. El tratarse de
un bien mueble resulta importante para determinar si existió o no la entrega o
tradición del cuadro que fue objeto del contrato de compraventa, puesto que la
conclusión a la que se arribe sobre el particular, positiva o negativa, determinará
en definitiva si hubo tradición del mismo, recordar que de acuerdo al conocido
aforismo romano “las cosas perecen para su dueño”.
De acuerdo a lo preceptuado por el artículo 670 del Código Civil, la tradición
es un modo de adquirir el dominio de las cosas que consiste en la entrega que
el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e intensión de
transferir el dominio y, por otra, la capacidad e intención de adquirirlo.
53
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, Rol Nº 5169-
2014, de 26 de enero de 2006.
90 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Hipoteca
Cláusula de no enajenar
Indemnización de perjuicios por incumplimiento contractual
Comentarios54:
Es manifiesto que en la especie quedó comprobado el pacto de una obligación
de no hacer para los mutuarios, consistente en no enajenar ni gravar un determi-
nado inmueble que servía a la caución del crédito de la mutuante55, sin contar
para ello con el asentimiento previo y por escrito de esta última.
En otras palabras, los deudores, ahora demandantes, contrajeron el deber de
abstenerse de ejecutar actos jurídicos que importasen gravar, enajenar o que guar-
54
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 9281-2009, de 1 de
agosto de 2011.
55
Véase Pinochet Olave, Ruperto (2013), “Sobre la validez de las cláusulas de no enajenar:
Un enfoque actual”. En Fundamento de Derechos Reales en el Derecho Chileno. Thomson
Reuters, pp. 259-284.
92 Ruperto Pinochet Olave
56
Alessandri Besa (2008), p. 177.
57
Abeliuk (2009), p. 373.
58
Alessandri et al (1941), p. 251.
59
Abeliuk (2009), p. 809.
Unidad: Derechos Reales 93
obtuviera por ello proceder al pago por adelantado de todo el saldo de la deuda
pendiente, ejerciendo así un derecho pactado en el contrato, ponía jurídicamente
a la contra parte en el deber puro y simple de acceder a la autorización de la que
dependía esa venta y subsecuente enajenación, toda vez que producto de ella vería
enterado su crédito.
Sin embargo, una interpretación conforme a una formulación como la descri-
ta en el párrafo precedente, significaría asignar a las estipulaciones del contrato
materia de la causa un sentido y alcance que no fluye de su tenor literal o de la
naturaleza del vínculo, como tampoco, se aviene con una intención semejante de
los contratantes que pudiera haber quedado plasmada en los antecedentes. De
haber procedido de tal modo, allí estribaría un claro error de derecho por parte
de los sentenciadores.
Instituciones relacionadas:
Cesión de derechos hereditarios
Inscripciones en el Conservador de bienes raíces
Venta de cosa ajena
Comentarios60:
Ha de entenderse que la cesión de derechos hereditarios celebrada no requería
de inscripción conservatoria, toda vez que, se transfirieron todos los derechos que
le correspondían o podían corresponder por cualquier motivo o título en la heren-
cia, sea como heredero o cesionario, cesión que fue aceptada y adquirida para sí.
Por lo tanto, en la fecha de dicho contrato los derechos hereditarios a los que éste
concierne pasaron al patrimonio del demandante y, por lo mismo, el demandado
no pudo haberlos adquirido.
Ninguna disposición legal exige determinadamente que la entrega de un dere-
cho hereditario cedido entre vivos deba ser inscrito en el registro del Conservador
de Bienes Raíces, aunque en la herencia se comprendan inmuebles, de conformi-
dad con lo dispuesto en el artículo 1909 del Código Civil, el objeto de una cesión
del derecho de herencia se constituye por la universalidad o la cuota que al ceden-
te corresponde en el conjunto de bienes, derechos y obligaciones que comprende
el haber hereditario. Por consiguiente, los bienes individualmente determinados
no son el objeto de esta cesión y, por ello es que se ha sostenido que se trata de un
contrato aleatorio para el cesionario, puesto que de lo único que se hace respon-
sable el cedente es de su calidad de heredero.
El coasignatario que vende o cede su derecho en la herencia no transfiere pro-
piedad alguna en particular, sino su cuota en dicha universalidad, especialmente
para que el cesionario pueda pedir, con arreglo al artículo 1320 del Código Civil,
la partición e intervenir en ella, con la finalidad de liquidar esa porción y se la
entere con bienes singulares o con los valores que podrían haber correspondido
60
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 8920-2012, de 29 de
octubre de 2013.
Unidad: Derechos Reales 95
a su cedente y vendedor. Dicho con otras palabras, esta cesión recae en la calidad
de heredero, no sobre bienes determinados. Es más, si la cesión fuera a título
gratuito, el cedente no responde ni siquiera de su calidad de heredero o legatario,
interpretado el artículo 1909 del Código Civil en sentido contrario.
Los artículos 1909 y 1910 del Código Civil no señalan la forma como debe de
realizarse la cesión del derecho real de herencia, limitándose a señalar sus efec-
tos una vez realizada. En tal situación y dado que la exigencia de formalidades
legales ha de ser catalogada como un requerimiento jurídico de derecho estricto,
es forzoso concluir que la tradición que tiene por antecedente a esa cesión podrá
efectuarse de cualquier manera que signifique la enajenación del derecho por par-
te del cedente y su adquisición por el cesionario, como será, a modo ejemplar, que
exterioricen sus respectivas voluntades en la misma escritura que sirve de título a
la cesión.
Aun cuando se ha prestado a discusión la manera en que se perfecciona la tra-
dición del derecho de herencia, lo cierto es que la doctrina mayoritaria y también
la jurisprudencia de los tribunales superiores, entiende el instituto de la herencia
como una universalidad jurídica distinta de los bienes que la componen, indivi-
dualmente considerados. De allí, entonces, que no sea una exigencia para la tra-
dición del derecho real de herencia proceder a la inscripción del título respectivo,
aun cuando involucre bienes raíces.
Caso 7: Tradición
Hace dos años, Carlos Albornoz prestó $1.000.000 a Juan Morales, quien se
comprometió a pagarle dentro de dos meses la suma adeudada. A principios de
octubre, Juan le ofreció a Carlos darle un Remolque que guardaba en una bodega
de un terreno que poseía avaluado por un monto cercano al adeudado, en vez de
pagar la suma adeudada.
Carlos concurre al terreno de Juan para ver y revisar el remolque, como éste se
encontraba en buen estado, Carlos acepta recibirlo en pago por la antigua obliga-
ción, y Juan le ofrece llevárselo de inmediato, pero él rechaza esto último pues no
tenía los medios para transportar el remolque en ese instante, por lo que acuerdan
que otro día iría a buscarlo.
Días después, ambos realizan la inscripción en el registro comunal de remol-
ques y semi remolques. Carlos aún sin los medios para trasportar el remolque
decide dejarlo más tiempo en el terreno de Juan y éste le permite a Carlos ir las
veces que quiera al terreno para comprobar el estado del objeto y disponer de él
cuando quiera.
96 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Tradición
Transferencia de vehículos motorizados
Compraventa
Acción reivindicatoria
Acciones posesorias
Prueba del dominio
Comentarios:
Para dirimir si existió o no la entrega o tradición del objeto del contrato de
compraventa, puesto que la conclusión a la que se arribe sobre el particular, po-
sitiva o negativa, determinará en definitiva la procedencia de la acción planteada,
la cual, se podría sustentar precisamente en la hipótesis que propugna que dicha
entrega no se verificó íntegramente al momento de celebrarse la aludida conven-
ción ni tampoco con posterioridad.
La tradición es un modo de adquirir el dominio de las cosas que consiste en la
entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una parte la facultad e in-
tensión de transferir el dominio y, por otra, la capacidad e intención de adquirirlo.
El término “entrega” significa en la tradición la materialización del acuerdo
de las partes de transferir el dominio del tradente al adquirente. Esta “entrega” es
diferente según se trate de bienes muebles, inmuebles, de derechos personales, de
frutos y productos, del derecho de herencia y de las servidumbres.
Conforme el artículo 684 del Código Civil, la tradición de una cosa corporal
mueble deberá hacerse significando una de las partes a la otra que le transfiere el
dominio y figurando esta transferencia por uno de los medios que la misma dis-
posición indica, ya sea en forma real, ficta o simbólica
La constitución de dominio y transferencia de los vehículos motorizados —
bien corporal mueble— se efectúa del modo que establece la ley. En este caso
la ley Nº 18.290 remite a las normas que establece el derecho común para la
transferencia de los bienes muebles. Por lo anterior, para transferir el dominio
de un vehículo solo se exige que el comprador y vendedor convengan en la cosa
y precio, momento desde el cual la compraventa se reputa perfecta, sin que sea
necesario el otorgamiento de ningún tipo de instrumento, sea público o privado.
Unidad: Derechos Reales 97
Instituciones relacionadas:
Servidumbres
Distribución de energía eléctrica
Prescripción adquisitiva
Acción reivindicatoria
Comentarios61:
Una servidumbre eléctrica es susceptible de ser reivindicada, por lo que tam-
bién opera en ella la prescripción adquisitiva de quien la posee por un determina-
do periodo de tiempo, razón por la cual corresponde acoger la acción de dominio.
La demandante cumple con los requisitos de la prescripción adquisitiva, estos
son: 1) que la cosa sea susceptible de ganarse por prescripción, 2) que se haya
poseído la cosa, y 3) que esta posesión haya durado el tiempo exigido por la ley.
Se hace presente que la regla general es que las cosas sean susceptibles de pres-
cripción. En este sentido el artículo 2.498 del Código Civil señala que se gana por
prescripción el dominio de los bienes corporales raíces o muebles, que están en el
comercio humano, y se han poseído con las condiciones legales, agregando en su
inciso 2º que se ganan de la misma manera los otros derechos reales que no están
especialmente exceptuados. Al respecto se debe considerar que la servidumbre
eléctrica no es de aquellas expresamente exceptuadas para ser adquiridas por
prescripción adquisitiva.
61
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol 9495-2009, de 30 de enero
de 2012.
Unidad: Derechos Reales 99
Leonel Fernando Lepe Alegría alega que ocupa el inmueble desde el año 2006,
el que le fue entregado por la Inmobiliaria El Llano Ltda. en su calidad de promi-
tente comprador. Indica que luego de suscribir un instrumento privado denomina-
do cierre de negocio y reserva, como también un contrato de promesa de compra-
venta, el 1º de septiembre de 2006 firmó, mediante escritura pública, un contrato
de compraventa con la inmobiliaria, instrumento que fue dejado sin efecto por el
Notario por no haber concurrido al acto el Banco Santander. No obstante ello,
expone que el precio convenido fue íntegramente pagado, realizando desde el año
2006 a la fecha diversas mejoras en el departamento.
Instituciones relacionadas:
Acción de dominio o reivindicación
Compraventa de inmuebles
Prescripción adquisitiva
Posesión inscrita
Adquisición de la posesión
Comentarios62:
Entre los modos de adquirir el dominio figura la tradición la que, respecto de
bienes raíces, se efectúa mediante la inscripción del título en el Registro del Con-
servador respectivo. En el caso de la compraventa, dicho acto queda perfecto con
el otorgamiento de la correspondiente escritura pública, de manera que la falta
de inscripción implica que aún no se ha realizado la tradición, pero el contrato
tiene existencia válida. Como contrapartida, mientras la inscripción no se verifica,
el contrato puede ser perfecto, producir obligaciones y derechos entre las partes,
pero no transfiere el dominio, lo que sólo va a ocurrir con la tradición. Es la tra-
dición la que tiene la virtud de transferir el derecho real de dominio, y la única
manera de efectuarla en el caso de los inmuebles es la inscripción conservatoria,
mientras no se inscribe la escritura de venta del bien raíz, éste permanece en el
patrimonio del vendedor.
Los artículos 686 y siguientes del Código Civil recogen la Teoría de la pose-
sión inscrita. En este sentido, el artículo 724 del Código Civil indica que no se
puede adquirir la posesión de bienes que para su tradición deban inscribirse, por
un medio distinto a la inscripción en el Registro del Conservador. Por su parte,
el artículo 728 del mismo código, prescribe que el término de la posesión inscrita
62
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 62193-2016, 8 de marzo
de 2017.
100 Ruperto Pinochet Olave
sólo se puede dar por la cancelación, ya sea por voluntad de las partes, por una
nueva inscripción o por decreto judicial. Por otra parte, el artículo 924 dispone
que la posesión de los derechos inscritos se prueba por la inscripción, y mientras
ésta subsista por lo menos un año, no puede probarse por otro medio.
La doctrina casi unánimemente sostiene que contra título inscrito no es pro-
cedente la prescripción ordinaria ni extraordinaria, sino en virtud de otro título
inscrito, de manera que en el caso de los bienes raíces, el artículo 2505 del Código
Civil es absoluto y no reconoce excepciones. En efecto, esta disposición es un
simple corolario del artículo 728, que impide adquirir la posesión de inmuebles
inscritos por actos de apoderamiento material. Distinto es el caso de los bienes
muebles, en el cual se aplica la norma genérica del artículo 2510 del Código Civil.
No obstante, el artículo 2505 es especial, porque sólo se refiere a los inmuebles,
y es doblemente especial, porque entre los inmuebles sólo se refiere a los que se
encuentran afectos al régimen de la propiedad inscrita, razón por la que en el caso
en estudio debe prevalecer por sobre las disposiciones generales.
El demandante es poseedor inscrito del departamento que adquirió en vir-
tud de un contrato de compraventa celebrado por escritura pública con la
inmobiliaria. Por lo tanto, el demandante es poseedor inscrito del inmueble,
careciendo el demandado de derechos sobre el bien raíz que ocupa y, por ende,
no resulta posible que pueda ganar por prescripción adquisitiva un derecho
del cual carece.
Instituciones relacionadas:
Compraventa de bien raíz
Teoría de la posesión inscrita
Comentarios:
Es importante señalar que la poseedora del inmueble es Clara Magaña, porque
la adjudicación que se le hizo del bien raíz con motivo de la liquidación de la
sociedad conyugal habida con su marido fallecido se inscribió en el Registro de
Propiedad del Conservador de Bienes Raíces quedando, en consecuencia, bajo el
amparo de la posesión inscrita (arts. 718 y 1344 del Código Civil).
La importancia que tiene este hecho consiste en que para que cese la posesión
de Clara Magaña es preciso que la inscripción a su nombre del bien raíz se can-
cele en alguna de las formas dispuestas en el artículo 728 del Código Civil, lo
que no se ha dado. La tenencia material de la casa efectuada entre las partes no
constituye posesión, porque para que así aconteciera debió el comprador efectuar
la inscripción en el Registro del Conservador y ello no sucedió por el retraso en
inscribir el inmueble.
Para resolver este problema, se aconseja pedir el cumplimiento forzado del
contrato con indemnización de perjuicios, en virtud del artículo 1489 del Código
Civil.
UNIDAD: CONTRATACIÓN CIVIL
Instituciones relacionadas:
Principio de la contratación civil
Principio de la buena fe
Contrato de compraventa
Resolución de contratos
Ley General de Urbanismo y Construcción
Comentarios63:
Para dilucidar este caso es necesario determinar si la falta de instalaciones eléc-
tricas, más la recepción y regularización de la obra conforme a la Ley General de
63
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 6840-2012, de 16 de
abril de 2013.
104 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Principio de la contratación civil
Principio de fuerza obligatoria de los contratos
Interpretación de los contratos
Arrendamiento de servicios inmateriales.
106 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios64:
Este caso se enmarca en el contexto de la interpretación de los contratos, para
lo que hay que tener presente lo dispuesto en el artículo 1545 que establece que
“Todo contrato legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede
ser invalidado sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”; en tanto
que el artículo 1546 señala que “Los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por
consiguiente obligan no solo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas
que emanan precisamente de la naturaleza de la obligación, o que por la ley o la
costumbre pertenecen a ella”; y 1564 del Código Civil que dice que “Las cláusu-
las de un contrato se interpretarán unas por otras, dándose a cada una el sentido
que mejor convenga al contrato en su totalidad. Podrán también interpretarse por
las de otro contrato entre las mismas partes y sobre la misma materia. O por la
aplicación práctica que hayan hecho de ellas ambas partes, o una de las partes con
aprobación de la otra”. Por lo que, con estas normas presentes, habrá de determi-
narse el sentido y alcance de la cláusula transcrita en el caso.
Es apreciable a simple vista que la estipulación relativa a la forma en que debía
efectuarse la comunicación del término de los servicios prestados en cuestión fue
estipulada como un beneficio del actor, para tener conocimiento cierto de ello,
cuando la contraparte utilizara la facultad ahí consagrada, finalidad que igual-
mente se logra con la comunicación por correo electrónico más la comunicación
verbal de lo mismo.
En el mismo sentido, podemos establecer, en virtud del principio de buena fe
que rige en materia contractual, no puede desconocerse que Jorge tomó conoci-
miento cierto del término de la prestación de los servicios y que por ello dejó de
prestarlos, agregando que no fueron requeridos por Escucha S.A.
Por último, es menester considerar, también, la doctrina, conocida como “de
los actos propios”, que impide jurídicamente el que una persona afirme o niegue
la existencia de un hecho determinado, en virtud de haber antes ejecutado un
acto, hecho una afirmación o formulado una negativa en el sentido precisamente
opuesto, de acuerdo a este principio, nadie puede contradecir lo dicho o hecho
por él mismo, con perjuicio de un tercero. De esta manera, en el caso, no se discute
que Jorge tomó conocimiento efectivo del término de la prestación de servicios,
más allá que esta comunicación se haya efectuado en forma escrita o verbal, es
por ello que no puede ahora, valiéndose de una de las cláusulas del contrato, afir-
mar que no se le comunicó en la forma convenida por las partes, sin vulnerar el
principio de buena fe que rige en materia contractual y que vincula a las partes,
64
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 9430-2009, de 22 de
junio de 2011.
Unidad: Contratación Civil 107
no sólo mientras subsista el contrato sino incluso después de que haya terminado
de ejercer sus efectos.
Por último, debe considerarse que la forma de comunicación establecida en el
contrato por carta certificada, era un medio destinado a asegurar el conocimiento
que Jorge debía tener, en el caso que la empresa decidiera prescindir de sus servi-
cios, conocimiento que tuvo —hecho no controvertido—, por otros medios.
Instituciones relacionadas:
Contrato de arrendamiento
Arrendamiento de predios rústicos
Interpretación de los contratos
Voluntad tácita
Obligaciones del arrendatario
108 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios65:
En virtud del artículo 1962 del Código Civil, “Estarán obligados a respetar
el arriendo: 1) Todo aquel a quien se transfiere el derecho del arrendador por un
título lucrativo”, es decir, en virtud de un título gratuito, por lo que Roberto está
obligado a respetar el contrato pactado por su madre con Marcelo, sin embargo,
esto no obsta a que pueda terminar el contrato antes de lo pactado por otra causa,
como, por ejemplo, el incumplimiento en el pago.
En este sentido, habrá que establecer si el cambio en la forma de pago consti-
tuye o no un incumplimiento de la obligación del arrendatario.
Para esto, en primer lugar, hay que establecer que al no constar que la modifi-
cación del pago de forma anual a mensual se encuentre establecida por escrito, se
debe entender obligatoriamente que se modificó dicha cláusula de forma unilate-
ral por el arrendatario.
En segundo lugar, si bien es cierto que la antigua arrendadora no protestó
contra el cambio de modalidad, no puede usarse ese hecho en contra del actual
arrendador, toda vez que para poder hacer valer la doctrina de los actos propios
se deben acreditar el cumplimiento de los siguientes requisitos: i) la conducta
anterior del sujeto que reclama debe ser válida, eficaz y relevante; ii) el sujeto
que realizó la conducta debe formular una pretensión a través del ejercicio de
un derecho subjetivo que ha de ser contradictorio con el sentido objetivo que se
deriva de la conducta anterior; iii) la contradicción ha de causar grave perjuicio a
los terceros que, confiando en el sentido objetivo que de la conducta vinculante se
infiere, han variado o alterado de alguna forma su posición jurídica; y iv) la con-
ducta anterior y la pretensión posterior deben ser ambas atribuidas a una misma
persona, es decir, se requiere identidad de sujetos.
Por otro lado, en el caso lo único cierto es que Marcelo no ha dado cumpli-
miento al compromiso que asumió al firmar el contrato de arriendo, esto es, pagar
la renta de arrendamiento de manera íntegra en el curso del mes de enero durante
toda la vigencia del contrato, pues a partir del año 2016 comenzó a pagarla de
manera mensual. No obsta a la conclusión anterior, que los montos de dinero se-
ñalados fueron depositados en la cuenta corriente bancaria del demandante, por
lo que la institución financiera los recibió y abonó.
65
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 9430-2009, de 22 de
junio de 2011.
Unidad: Contratación Civil 109
En tercer lugar, hay que señalar que el inciso 2º del artículo 11 del Decreto
Ley Nº 993, la mora en el pago de la renta da derecho al arrendador, después
de practicadas dos reconvenciones de pago, entre las cuales medien a lo menos
treinta días, para hacer cesar el arriendo, si el arrendatario no presta seguridad
competente que se verificará el pago dentro de un plazo razonable que no bajará
de treinta días, disposición que se replica en el inciso 1º del artículo 10 de la Ley
Nº 18.101, por la remisión que efectúa al artículo 1977 del Código Civil, con la
diferencia que las dos reconvenciones deben verificarse con una diferencia de, al
menos, cuatro días. Se debe entender por “prestar seguridad competente que se
verificará el pago” el despliegue o desarrollo por el arrendatario de una conducta
que importa concretar su intención de que solucionará las rentas de arrendamien-
to insolutas; pago que, en todo caso, debe efectuar dentro de un plazo no inferior
a treinta días, y que debe ser calificado y aceptado por la judicatura que conoce
de la demanda de terminación del contrato de arrendamiento.
Es así, que lo que falta para esclarecer el caso es acreditar si el arrendatario se
ha atrasado o no en el pago del arriendo de acuerdo a la forma convenida, si la
respuesta es afirmativa, y, además, se han realizado las reconvenciones señaladas
en la ley, entonces Roberto podrá poner fin al contrato de arrendamiento, sin
embargo, si no se ha atrasado, por estar pagando parcialidades adelantadas de la
renta, el arrendador no tendrá más opción que respetar el contrato hasta que se
cumpla el plazo pactado.
Caso 4: Precario
A inicios del año 2016 Rosario Correa facilita a su hija —María José Rojas—
una casa de la que es propietaria, consintiendo en que ésta viviera por un tiempo
en ella, debido a que acababa de separarse encontrándose además, en un delicado
estado de salud. Así, María José —instalándose en la propiedad de su madre— le
pide a su hijo, Tomás Fernández, que se mude a vivir con ella para cuidar de su
salud y asistirle en su diario vivir, bajo la aquiescencia de Rosario.
En abril de 2018, María José fallece producto de su enfermedad, de forma que
su hijo queda viviendo solo en la vivienda.
Rosario desea recuperar su vivienda, pues a pesar de que Tomás es pariente de
ella, no tiene ningún derecho sobre el inmueble y ya no hay razones para que él
viva ahí, considerando que ha transcurrido el tiempo suficiente para que su nieto
rehaga su vida, ya que es mayor de edad y trabaja.
110 Ruperto Pinochet Olave
Tomás alega que su abuela le autorizó a ocupar la vivienda en virtud del vín-
culo de parentesco que los une y que dicha autorización no estaba vinculada a la
presencia de su madre en la casa.
Instituciones relacionadas:
Contrato de comodato
Precario
Requisitos del precario
Comentarios66:
El precario, según lo establecido en el artículo 2195 del Código Civil, se de-
fine como la tenencia de una cosa ajena, sin previo contrato y por ignorancia o
mera tolerancia del dueño. Entendiéndose, por la jurisprudencia, que para que se
constituya se debe cumplir con los siguientes requisitos: a) Que el demandante sea
dueño de la cosa cuya restitución se impetra; b) Que el demandado ocupe el bien
de qué se trata y c) Que la ocupación sea sin previo contrato y por ignorancia o
mera tolerancia del dueño, siendo este último requisito el relevante para la reso-
lución del caso, debiendo probar Tomás que su ocupación se encuentra justificada
por un título o contrato.
De este modo, se ha establecido que “la expresión que utiliza el inciso segundo
del artículo 2195 citado, se ha entendido en términos más amplios, en el sentido
que la tenencia de la cosa ajena, para que no se entiende precario, debe al menos
sustentarse en un título, antecedente jurídico al que la ley le reconozca la virtud de
justificarla, aun cuando no sea de origen convencional o contractual”67.
Es así, que se ha estimado que el vínculo de parentesco es un título de ocu-
pación suficiente para descartar la mera tolerancia esgrimida, de forma que, en
realidad, la situación descrita se conduciría mejor con la del artículo 2194, por
cuanto existiría un vínculo jurídico entre las partes.
Hay que destacar, también que tolerar, según el Diccionario de la Real Aca-
demia Española, significa, sufrir, llevar con paciencia, permitir algo que se tiene
por lícito, sin aprobarlo expresamente, situación fáctica distinta a la que acontece
entre las partes, desde que el uso del inmueble fue consentido expresamente en
66
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, Rol Nº 5450-
2017, de 30 de junio de 2017.
67
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, Rol Nº 14048-
2017, de 4 de mayo de 2018.
Unidad: Contratación Civil 111
razón de los lazos familiares que unen a las partes, lo que no se altera por el hecho
de que la madre de Tomás haya dejado de habitarlo.
Sin embargo, a pesar de que no existan las condiciones para una acción pre-
caria, sí pueden existir otras soluciones para que Rosario recupere la posesión
material de su casa, tales como las acciones posesorias, la acción reivindicatoria y
el ejercicio de la misma facultad que consagra el artículo 2194 del Código Civil,
estableciéndose —primero— la existencia de un comodato precario.
Caso 5: Mutuo
El 30 de abril de 2013, Cristóbal Flores celebró un mutuo hipotecario con el
Banco Santander. El deudor se obligó a pagar el préstamo mediante 120 cuotas
mensuales y sucesivas, que comprenden capital e intereses, venciendo la primera
de ellas el 10 de diciembre de 2013 y así sucesivamente.
En el contrato, además, se acordó que se faculta al banco a exigir de inmediato
el total del saldo adeudado, como si fuere de plazo vencido, si el deudor retarde
en el pago de cualquier dividendo, a contar de diez días corridos desde la fecha
del respectivo vencimiento.
Cristóbal pagó hasta los dividendos que vencían el 10 de octubre de 2018,
incurriendo en mora en el pago de los siguientes, de modo que a partir del 21 de
noviembre de 2018 el banco quedó en condiciones de hacer exigible el total de los
saldos adeudados —cláusula de aceleración—, como si fuese el crédito íntegra-
mente de plazo vencido.
Se ha definido la cláusula de aceleración como aquella que “Consiste en una
estipulación o pacto en cuya virtud ocurrido un hecho futuro e incierto (general-
mente el no pago de una o más cuotas), el derecho concedido al deudor para que
cumpla su obligación a plazo sea que ésta tenga un vencimiento único o en cuotas
con vencimiento sucesivo, puede extinguirse o se extingue”. Ubilla Grandi.
Sin embargo, Cristóbal alega que la cláusula de aceleración no debería hacerse
efectiva, pues el 18 de abril de 2019 él pagó lo que debía y este pago fue aceptado
por el banco el día 25 de abril, alegando —además— que llevaba desde febrero de
2019 intentando pagar, pero el Banco se negaba a recibirle el dinero.
El Banco esgrime que solo aceptó tal pago como abono al monto total de la
deuda, debido a la existencia de una orden de no innovar, producto de un recurso
de protección que interpuso el deudor.
112 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Contrato de mutuo
Cláusula de caducidad anticipada del plazo o cláusula de aceleración
Comentarios68:
Para empezar a analizar este caso, es preciso recordar que el plazo suspensivo
para el pago de una obligación puede caducar por disposición de la ley o por pac-
to. Así, se dice que la caducidad del plazo suspensivo es la extinción anticipada
del plazo en los casos señalados por la ley o en los previstos por las partes en sus
convenciones. Ahora bien, en el caso de que las partes pacten una cláusula de ace-
leración para regular el cobro de deudas con vencimientos sucesivos, como sucede
en el caso, no cabe duda de que se está frente a una caducidad convencional del
plazo, en la que los contratantes estipulan que ciertos hechos, futuros e inciertos,
frecuentemente el no pago de una o más cuotas, provoquen o puedan provocar la
extinción anticipada del plazo, ya que los contratantes, en virtud de la autonomía
de la voluntad, tienen plena libertad para acordar que, una vez ocurrido el o los
hechos, futuros o inciertos, previstos en la cláusula, el plazo suspensivo para el
cumplimiento de la obligación caduque de inmediato o pueda caducar si así lo
exige el beneficiario de la misma. Todo en el entendido que el plazo es un benefi-
cio que se entiende concedido al deudor por el acreedor en base a la confianza y
buenos antecedentes del deudor, los que pueden disminuir con el paso del tiempo.
En el caso, se da a entender que la cláusula se encuentra redactada en forma
facultativa69, es decir, que la exigibilidad del total de la deuda no se produce con
el solo hecho del retardo o la mora sino que además exige que el titular de la
acreencia exprese su intención de acelerar el crédito, por lo que no puede consi-
derarse como una cláusula abusiva prohibida en los términos del artículo 16 de la
Ley 19.496, ya que no constituye una facultad para que el acreedor modifique a
su solo arbitrio los términos del contrato, ya que, por una parte, para su ejercicio
requiere de un hecho previo por parte del deudor, es decir, el retardo o no pago de
cualquiera de las cuotas por más de diez días, descartando con ello el mero arbi-
68
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 32126-2015, de 20 de
abril de 2016.
69
Se ha resuelto que si dice “La falta de pago de las cuotas hará exigible el total de lo adeudado,
como si fuese de plazo vencido”, estamos frente a una cláusula imperativa, en cambio si señala
“La falta de pago de las cuotas podrá hacer exigible el total de lo adeudado”, es facultativo
para el acreedor el reclamar la aceleración del crédito. Lo anterior tiene relevancia para la
prescripción extintiva de las obligaciones, porque como se sabe el tiempo se cuenta desde que
la obligación se ha hecho exigible.
Unidad: Contratación Civil 113
trio del acreedor, es decir, se trata de una condición mixta, que en parte depende
de la voluntad del acreedor y en parte de la voluntad de un tercero o de un acaso
(incumplimiento), la que es plenamente válida en nuestro ordenamiento jurídico.
En este sentido, puede estimarse que el ejercicio de la cláusula de aceleración
por parte del Banco es ajustado a los términos de la misma, pues no es contro-
vertido el hecho de que Cristóbal pagó los dividendos que vencían hasta el 10 de
octubre de 2018, incurriendo en mora en el pago de los siguientes, de modo que
a partir del 21 de noviembre de 2018 el banco quedó en condiciones de hacer
exigible el total de los saldos adeudados.
De esta manera, se ha señalado que si la condición pactada para requerir la
exigibilidad anticipada de las cuotas no devengadas consistía en el retardo por
más de diez días en el pago de cualquier dividendo o cuota, los pagos efectuados
con posterioridad, no impiden que el acreedor pueda ejercer la facultad de acele-
rar el crédito, aun cuando dichos pagos se efectúen en el mismo día de presenta-
ción de la demanda, puesto que a esta fecha la condición dispuesta para solicitar
la caducidad del plazo ya estaba cumplida, de forma que solo queda imputar los
pagos hechos con posterioridad al saldo total de la obligación.
UNIDAD: DERECHO DE FAMILIA
Instituciones relacionadas:
Matrimonio
Compensación económica
Divorcio
Comentarios:
El artículo 63 de la Ley de matrimonio civil establece que “Si, como consecuen-
cia de haberse dedicado al cuidado de los hijos o a las labores propias del hogar
común, uno de los cónyuges no pudo desarrollar una actividad remunerada o lu-
crativa durante el matrimonio, o lo hizo en menor medida de lo que podía y que-
ría, tendrá derecho a que, cuando se produzca el divorcio o se declare la nulidad
del matrimonio, se le compense el menoscabo económico sufrido por esta causa”.
116 Ruperto Pinochet Olave
70
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 76295-2016, de 9 de
marzo de 2017.
Unidad: Derecho de Familia 117
Instituciones relacionadas:
Liquidación de la sociedad conyugal
Rescisión por lesión enorme
Comentarios71:
El artículo 1776 del Código Civil dispone que “La división de los bienes socia-
les se sujetará a las reglas dadas para la partición de los bienes hereditarios”. Así,
efectuada esta remisión a las reglas del Título X del Libro III, toma relevancia lo
dispuesto por el artículo 1348, en cuanto señala que “Las particiones se anulan
o se rescinden de la misma manera y según las mismas reglas que los contratos. /
La rescisión por causa de lesión se concede al que ha sido perjudicado en más de
la mitad de su cuota”.
De conformidad a lo anterior, la partición de los bienes sociales es rescindible
por causa de lesión enorme cuando la cuota que se adjudica a cada copartícipe
es inferior a la mitad de lo que les correspondía. En el caso planteado, teniéndose
en consideración que el valor comercial del inmueble ascendía a $129.928.920,
resulta evidente que E.E.A.A resultó perjudicado en más de la mitad de su cuota,
siendo procedente la rescisión del acto particional.
Con todo, la rescisión de la partición no tendrá lugar en el caso contemplado
por el artículo 1350 del Código Civil: “podrán los otros partícipes atajar la ac-
71
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 16589-2018, 17 de
septiembre de 2019.
118 Ruperto Pinochet Olave
Instituciones relacionadas:
Derecho de alimentos
Necesidad del alimentario
Falta o insuficiencia de uno de los padres
Obligación alimenticia de los abuelos
72
Alessandri Besa (2010), p. 82.
Unidad: Derecho de Familia 119
Comentarios73:
El inciso final del artículo 3º de la Ley Nº 14.908, señala que: “Cuando los
alimentos decretados no fueren pagados o no fueren suficientes para solventar las
necesidades del hijo, el alimentario podrá demandar a los abuelos, de conformi-
dad con lo que establece el artículo 232 del Código Civil”. Esta última disposición
establece que: “La obligación de alimentar al hijo que carece de bienes pasa, por
falta o insuficiencia de ambos padres, a sus abuelos, por una y otra línea conjunta-
mente. / En caso de insuficiencia de uno de los padres, la obligación indicada pre-
cedentemente pasará en primer lugar a los abuelos de la línea del padre o madre
que no provee; y en subsidio de éstos a los abuelos de la otra línea”.
Del análisis de las disposiciones citadas fluye que la obligación de proporcio-
nar alimentos que la ley hace recaer sobre los abuelos se encuentra supeditada a la
verificación de los presupuestos que ambas establecen. De tal manera, esta obliga-
ción solo puede demandarse cuando los alimentos decretados no fueren pagados
o no fueren suficientes para solventar las necesidades de los alimentarios, pre-
supuestos a los que la ley alude como “falta o insuficiencia de los progenitores”
quienes son los principales y naturales obligados a la manutención de sus hijos.
De este modo la jurisprudencia ha resuelto que la obligación alimenticia de
los abuelos es estrictamente subsidiaria a la de los padres, debiendo acreditarse la
insuficiencia e imposibilidad de obtener una contribución mayor desde su parte74.
En tal sentido, la Excma. Corte Suprema, pronunciándose sobre esta materia en
causa rol Nº 21.756-2014, ha resuelto: “Que, en este sentido, cabe tener presente
que el padre de las alimentarias no ha sido demandado para contribuir de mayor
manera con su obligación legal de proporcionar alimentos a sus hijas, de manera
que no puede sino concluirse que en la especie no se cumplen los presupuestos que
la ley ha previsto para los efectos de hacer responsable de la obligación alimenti-
cia a la abuela paterna, puesto que no se configura el requisito básico de haberse
constatado la insuficiencia e imposibilidad de obtener por parte del padre una
contribución mayor a aquella que realiza, al no haber instado ella en este sentido
a través de las formas que la ley contempla, limitándose a accionar nuevamente en
contra de la demandada, respecto de la cual la obligación alimenticia en relación a
sus nietas, es subsidiaria a la de los padres, quienes son los principales obligados”.
De conformidad a lo expuesto, Magdalena debió haber demandado el aumen-
to de los alimentos al padre de sus hijos, para luego poder proceder en contra de
sus abuelos, pues solo así quedaría acreditada la insuficiencia del padre. No obs-
73
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 43405-2016, de 8 de
febrero de 2017.
74
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 4081-2013, de 10 de
septiembre de 2013.
120 Ruperto Pinochet Olave
tante, apartándose de este criterio, la Excma. Corte Suprema en el fallo que mo-
tiva el presente comentario dispuso que el no haberse demandado el aumento de
la pensión de alimentos al padre en otro procedimiento, no es argumento válido
para desechar la demanda dirigida en contra de los abuelos, pues el presupuesto
de “insuficiencia de uno o ambos padres” se configura cuando es exigua la pen-
sión de alimentos que deben pagar los progenitores, hipótesis que concurre y que
se tuvo por establecida de manera inamovible en la causa.
UNIDAD: DERECHO SUCESORIO
Instituciones relacionadas:
Acción de reforma de testamento
Asignaciones forzosas
Legitimarios
Prescripción extintiva
Dies a quo
122 Ruperto Pinochet Olave
Comentarios75:
El inciso primero del artículo 1216 del Código Civil dispone: “Los legitima-
rios a quienes el testador no haya dejado lo que por ley les corresponde, tendrán
derecho a que se reforme a su favor el testamento, y podrán intentar la acción
de reforma (ellos o las personas a quienes se hubieren transmitido sus derechos),
dentro de los cuatro años contados desde el día en que tuvieron conocimiento del
testamento y de su calidad de legitimarios”.
La acción de reforma de testamento ha sido definida como “aquella que co-
rresponde a los legitimarios, o a sus herederos, en caso de que el testador en su
testamento no les haya respetado las legítimas o mejoras, según los casos, para pe-
dir que se modifique el testamento en todo lo que perjudique dichas asignaciones
forzosas”76. De tal manera, esta acción se erige como el medio directo y eficaz con
el que cuentan los asignatarios forzosos para amparar y defender sus legítimas y
mejoras77.
En el caso planteado, el problema se centra en el cómputo del plazo de pres-
cripción que el legislador prevé para el ejercicio de la acción en comento. Así, de
acuerdo al tenor literal del artículo 1216 del Código Civil, el plazo de cuatro años
debe computarse desde el día en que el legitimario haya tomado conocimiento
del testamento o de su calidad de tal, presupuesto que se cumple el mismo día
en que el testamento fue otorgado, por haberse hallado la demandante presente
en la notaría. A juicio del demandado, tal es el dies a quo para el cómputo del
plazo: desde entonces, la demandante tuvo conocimiento del contenido de las
disposiciones testamentarias y de su condición de legitimaria atendida su calidad
de cónyuge del testador, comenzando a correr para ella los cuatro años para el
ejercicio de la acción.
Sin perjuicio de lo anterior y, aunque es posible colegir que la ley reconoce la
calidad de legitimario en vida del causante, estos se encuentran impedidos de im-
petrar una acción de reforma de testamento mientras no se produzca la apertura
de la sucesión. Ello se justifica en el carácter esencialmente revocable del testa-
mento y por la posibilidad de perderse la calidad de legitimario antes de la muerte
del causante, tal y como ocurre en el caso del cónyuge sobreviviente en caso que
se decrete el divorcio por sentencia judicial.
En el sentido antes dicho, la Corte Suprema ha expresado que “mientras no
se produzca la muerte del causante los legitimarios no tienen todavía un derecho
75
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5370-2013, de 23 de
septiembre de 2014.
76
Somarriva (2008), p. 448.
77
Somarriva (2008), p. 448.
Unidad: Derecho Sucesorio 123
78
Sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 2749-2013, de 21 de julio de 2014.
124 Ruperto Pinochet Olave
tiendo un título que la habilita para hacer uso y goce del inmueble, no resultaría
procedente acoger la acción de precario deducida en su contra.
Instituciones relacionadas:
Legado de especie o cuerpo cierto
Tenencia precaria
Acción de precario
Acción revocable
Curatelas
Comentarios79:
El goce gratuito de una cosa ajena no amparado en un título que le sirva de
fundamento y explicable por la sola ignorancia o mera tolerancia de su propieta-
rio, constituye la situación de precario prevista en el artículo 2195, inciso segun-
do, del Código Civil. Al efecto, tal precepto legal dispone: “Constituye también
precario la tenencia de una cosa ajena, sin previo contrato y por ignorancia o
mera tolerancia del dueño”. De conformidad a esta norma, se ha entendido que
el propietario de la cosa detentada por una tercera persona podrá exigir su resti-
tución, en cualquier momento, ejerciendo para ello la correspondiente acción de
precario, con arreglo al procedimiento sumario, tal como lo establece el legislador
en el artículo 680 Nº 6 del Código de Procedimiento Civil.
Así, la Excma. Corte Suprema ha señalado como requisitos copulativos del
precario: i) que el demandante sea dueño de la cosa cuya restitución exige; ii) que
el demandado ocupe la cosa; iii) que la ocupación no tenga por justificación un
título y se deba a la ignorancia o mera tolerancia del dueño.
En el caso planteado no existe duda sobre la concurrencia de los primeros dos
requisitos. La duda, sin embargo, se centra alrededor del tercero. ¿El testamento
en el que Rosa legó el inmueble a María José justifica o habilita su ocupación?
Si se piensa que el testamento se encuentra destinado a producir sus efectos sólo
después de la muerte de la testadora, habría de concluirse que María José aún no
tiene derecho alguno sobre la propiedad, no estando legitimada para hacer uso
de ella. Así pensado, el tercer requisito exigido para la configuración del precario
no concurre.
79
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 37436-2017, de 22 de
octubre de 2019.
Unidad: Derecho Sucesorio 125
Instituciones relacionadas:
Derecho de representación
Sucesión testamentaria
Acción de petición de herencia
126 Ruperto Pinochet Olave
Desheredamiento
Comentarios80:
La regulación del derecho de representación y, en particular, su ubicación den-
tro del articulado del Código Civil sirve de argumento para afirmar que el derecho
de representación solo concurre en la sucesión ab intestato. En efecto, la regula-
ción de esta institución se ordena bajo el título II del libro tercero del Código, su-
gerentemente singularizado como “reglas relativas a la sucesión intestada”. Adi-
cionalmente, el artículo 984 señala explícitamente: “Se sucede abintestato, ya por
derecho personal, ya por derecho de representación”, excluyendo toda mención a
la cabida de esta figura en la sucesión testada.
Sin perjuicio de lo anterior, la adecuada resolución de este caso hace necesario
tener presente lo dispuesto por el artículo 1183 del Código Civil en cuanto señala
que “Los legitimarios concurren y son excluidos y representados según el orden y
reglas de la sucesión intestada”. Así, aun cuando se trata de una sucesión testada,
los hijos de Eduardo Rojas González tienen derecho a concurrir por represen-
tación en la sucesión hereditaria en que su padre no lo pudo hacer, pues en las
legítimas también opera el derecho de representación, como corolario de que se
les aplique las reglas de la sucesión intestada.
De conformidad a lo razonado y en atención a lo previsto por el inciso primero
del artículo 1218 y lo dispuesto en los artículos 1264 y siguientes del Código Ci-
vil, los hijos de Eduardo sí se hallan legitimados para ejercer la acción de petición
de herencia en contra del resto de los herederos, pues al haber sido omitidos del
testamento de su abuela —como representantes de su padre— fueron preteridos
del mismo.
80
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 43462-2016, de 2 de
febrero de 2018.
CASOS DE DERECHO CIVIL
Isaac Ravetllat Ballesté81
81
Profesor Asociado de Derecho Privado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Uni-
versidad de Talca, Chile. Doctor en Derecho por la Universidad de Barcelona, España. Director
del Centro de Estudios sobre los Derechos de la Infancia y la Adolescencia de la Universidad
de Talca. Subcoordinador General de la Red de Universidades por la Infancia (Chile). Vocal del
Observatorio de Infancia del Gobierno de la Generalitat de Cataluña, España. Correo electró-
nico: iravetllat@utalca.cl.
UNIDAD: NEGOCIO JURÍDICO
Instituciones relacionadas:
Nulidad relativa
Acto jurídico
Capacidad contractual
Comentarios:
En primer lugar, es preciso considerar que la compradora en este caso, Ana,
contaba con 13 años de edad. Ello supone que, según el artículo 26 del Código
Civil, estamos ante una persona púber —mujer mayor de 12 años de edad— o,
que es lo mismo, ante una menor adulta.
Siguiendo el análisis, de acuerdo a lo establecido en el artículo 1447 del cuerpo
legal antes mencionado, los menores adultos —desde una perspectiva patrimonial
contractual— son considerados como personas relativamente incapaces; por en-
de, según el artículo 1682 de este Código, los actos jurídicos realizados por éstos
130 Isaac Ravetllat Ballesté
sin mediar la debida autorización de sus representantes legales, cuando ésta sea
necesaria, adolecerán de nulidad relativa (rescisión).
Cuestión distinta sería si consideramos que la operación económica realizada
—compraventa de un celular por un valor de $90.000— puede considerarse como
un acto relativo a “bienes y servicios propios de la edad de un menor y que social-
mente vienen siendo admitidos”. De ser así, podríamos concluir que la compra-
venta efectuada entre Ana y Nadia es perfectamente válida y eficaz. Tal conclusión
se condice con el principio de la autonomía progresiva de NNA.
Instituciones relacionadas:
Vicios del consentimiento
Fraude de ley
Lesión enorme
Ineficacia del acto jurídico
Comentarios:
Respecto al matrimonio celebrado entre Matías y Ana en el año 2013, se ob-
serva la concurrencia de todos los requisitos para que la fuerza vicie el consenti-
Unidad: Negocio Jurídico 131
miento, pues esta es grave, injusta y determinante. Con ello, el matrimonio ado-
lece de un vicio de nulidad relativa que lo expone a ser invalidado (ineficacia del
acto jurídico por nulidad).
Sin perjuicio de lo anterior, la nulidad relativa no puede ser declarada sino a
pedimento de parte, no pudiendo ser alegada sino por aquellos en cuyo beneficio
la han establecido las leyes, conforme prescribe el artículo 1684 del Código Civil,
siendo sólo Matías quien podría alegar ante tribunales la nulidad de su matrimo-
nio con Ana. No obstante, también se debe tener en cuenta que la acción para ale-
gar la nulidad relativa del matrimonio prescribe en el transcurso de 4 años desde
que haya cesado la fuerza, de manera que, si la amenaza en contra de Matías cesó
en el mismo instante en que contrajo matrimonio con su mujer, la acción habría
prescrito y el matrimonio se habría saneado por el lapso del tiempo.
Por su parte, en cuanto al matrimonio celebrado entre Romina y George en
el año 2014, se aprecia cómo la intención de las partes difiere completamente de
los fines del matrimonio señalados por el propio artículo 102 del Código Civil,
es decir, vivir juntos, la procreación y el auxilio mutuo entre los cónyuges. De tal
manera, el matrimonio celebrado entre los contrayentes corresponde a un acto
fraudulento, reconocido en derecho comparado bajo la terminología de “matri-
monios por conveniencia” (España) o “matrimonios blancos” (Francia). Así, en
estas uniones falta el verdadero consentimiento de contraer matrimonio, produ-
ciéndose una clara divergencia entre la voluntad formal/declarada y la voluntad
real de los contrayentes.
En base a las consideraciones anteriores, el matrimonio entre Romina y Geor-
ge carece de uno de los requisitos de existencia del acto jurídico (art. 1445), co-
rrespondiente al consentimiento de las partes, motivo por el que debería ser san-
cionado con la inexistencia. No obstante, para aquella parte de la doctrina que
no reconoce cabida a la inexistencia como sanción civil, el matrimonio será nulo
de nulidad absoluta.
Finalmente, se debe destacar que —a diferencia del caso anterior— el matri-
monio entre Romina y George no se ha saneado por el lapso de tiempo, pues
mientras la inexistencia no admite saneamiento, la nulidad absoluta no se sanea
sino por el transcurso de 10 años.
En lo que respecta a la compraventa del bien raíz celebrada entre Antonio y
Matías, el bien raíz es vendido por un precio inferior a la mitad de su justo precio,
razón por la que Antonio (vendedor) sufre lesión enorme en los términos del artí-
culo 1889 del Código Civil, pudiendo rescindirse el contrato.
Asesorando a Antonio, habría de recomendársele exigir la rescisión del con-
trato antes de que transcurra el plazo de prescripción de la acción rescisoria por
lesión enorme señalado en el artículo 1896 del Código Civil (4 años contados des-
de la fecha del contrato) y así obtener la restitución del bien raíz o el justo precio
132 Isaac Ravetllat Ballesté
del mismo con deducción de la décima parte ($72.000.000). Con todo, habría de
prevenir a Antonio que —en caso de obtener la restitución del inmueble— tendrá
que devolver a Matías la suma pagada ($35.000.000) y no tendrá derecho a pedir
cosa alguna en razón de los perjuicios que haya sufrido el inmueble, a menos que
Matías hubiere reportado algún provecho de ellos (art. 1894).
Por otro lado, asesorando a Matías, el escenario que más le convendría sería
que transcurrieran cuatro años desde la celebración del contrato sin que Antonio
accionara judicialmente en su contra. De tal manera, en caso de que Antonio
dedujera demanda extemporáneamente, Matías podría defenderse oponiendo la
excepción de prescripción. De lo contrario, si Antonio actuara diligentemente y
accionara a tiempo, Matías podrá optar entre allanarse a la rescisión de la com-
praventa y hacer restitución del inmueble, recibiendo a cambio los $35.000.000
que por él entregó, o bien, proceder a completar el justo precio de la propiedad,
rebajado en un 10%. En este último caso, Matías deberá contar con $37.000.000
(remanente para completar el justo precio rebajado) para poder permanecer como
titular del inmueble.
Instituciones relacionadas:
Dolo
Nulidad relativa
Dolo incidental
Consentimiento
Unidad: Negocio Jurídico 133
Comentarios:
Cuando Lucía descubre la verdad que se esconde tras la venta del equipo de
refrigeración industrial, tiene la opción de atacar el contrato de compraventa ale-
gando un vicio en el consentimiento, correspondiente al dolo (artículo 1451 del
Código Civil).
Parece claro que Arturo (una de las partes en el acto jurídico) se aprovecha de
su relación con Eustaquio Onetto para que este último haga incurrir a Lucía en
un error esencial sobre las cualidades del objeto sobre el que versa el contrato de
compraventa que están celebrando. Se emplean pues, a través de un tercero inter-
puesto, artimañas o maquinaciones insidiosas o fraudulentas que inducen a una
de las partes, es decir, a Lucía, a prestar su declaración de voluntad.
Se aprecia, además, la concurrencia de todos los requisitos que, según el ar-
tículo 1458 del Código Civil, se exigen para que el dolo sea considerado como
vicio del consentimiento —dolo principal— pues este es determinante (sin él no
se hubiera contratado) y es obra de una de las partes (de Arturo, mediante la co-
laboración de un tercero interpuesto —Eustaquio—).
En este sentido, el plazo para ejercer la acción de nulidad relativa es de cuatro
años a contar desde el día de la celebración del acto o contrato (art. 1691).
Con todo, si Lucía ya hubiera estado decidida a comprar el equipo de refri-
geración industrial con anterioridad a la consulta a Eustaquio, podría alegarse
que el dolo no fue principal sino meramente incidental, es decir, no fue elemento
esencial para que Lucía contratara, por ende, no sería considerado como vicio del
consentimiento, y el contrato no sería atacable por nulidad relativa, dando lugar
sólo a una acción de indemnización de perjuicios en favor de Lucía (artículo 1458
del Código Civil) en contra de quien fraguó el dolo (Arturo) por el total de los
perjuicios, o contra quien se haya aprovechado de aquel (Eustaquio) hasta concu-
rrencia del provecho que haya reportado del dolo.
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad civil extracontractual
Contrato
Relación jurídica
Comentarios:
El primer lugar, el hecho 1 corresponde a un a) hecho jurídico, b) voluntario,
c) con eficacia ex lege (pues produce los efectos jurídicos señalados por la ley,
aunque el sujeto no los quiera), d) ilícito (nos encontramos, por tanto, ante un
delito o cuasidelito; por el contrario, si fuera lícito nos hallaríamos frente a un
cuasicontrato), e) con culpa o negligencia (cuasidelito).
El hecho 2 corresponde a un a) hecho jurídico, b) voluntario, c) con eficacia
ex voluntate (pues produce los efectos jurídicos que los sujetos quieran, sitúanos
frente a un acto jurídico), y d) cuenta con dos declaraciones de voluntad (negocio
jurídico bilateral llamado contrato; transacción).
Por último, el hecho 3 también se condice con ser un a) hecho jurídico, b) vo-
luntario, c) eficacia ex voluntate, d) con dos declaraciones de voluntad (negocio
jurídico bilateral llamado contrato; transacción).
UNIDAD: DERECHO CIVIL PARTE
GENERAL Y SUJETOS DE DERECHO
Instituciones relacionadas:
Nacionalidad
Domicilio
Capacidad de goce y ejercicio
Comentarios:
De acuerdo con lo establecido por el artículo 10.1 de la Constitución Política
de la República “son chilenos (de origen) los nacidos en el territorio de Chile, con
excepción de los hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su
Gobierno, y de los hijos de extranjeros transeúntes, todos los que, sin embargo,
podrán optar por la nacionalidad chilena”. Por ende, se entiende que la recién na-
cida no adquirirá la nacionalidad chilena por la vía del “ius solis”, si no que por
el contrario, siguiendo el criterio del “ius sanguinis”, adquiriría la nacionalidad
italiana.
Asimismo, señalar que el artículo 10.1 de la Constitución política chilena deja
abierta la posibilidad “a los hijos de extranjeros que se encuentren en Chile en
136 Isaac Ravetllat Ballesté
al que han llegado es que el Directorio ejerza su mandato por un período de seis
años ininterrumpidos, con la idea de dotarlo de una mayor estabilidad, a la par
que los socios que lo integren sean remunerados con un sueldo de 1 millón de
pesos mensuales.
Una vez válidamente constituida la asociación, sus directores (integrantes del
Directorio) deciden por unanimidad invertir los pocos fondos con los que cuenta
la entidad en unos productos financieros de alto riesgo. Sin embargo, como con-
secuencia de esa actuación poco meditada, la asociación pierde todo su capital.
Instituciones relacionadas:
Asociación
Responsabilidad
Persona jurídica
Comentarios:
De conformidad a lo prescrito por el artículo 548 del Código Civil, los requi-
sitos imprescindibles para la válida constitución de la asociación corresponden a:
– Que el acto constitutivo conste en escritura pública o privada otorgada ante
notario y que en él —además de individualizarse a quienes comparezcan otor-
gándolo— se exprese la voluntad de constituir una persona jurídica, se aprueben
sus estatutos y se designen las autoridades inicialmente encargadas de dirigirla,
de conformidad a las reglas del título XXXIII del libro primero del Código Civil.
– Que se proceda al depósito del acto constitutivo ante el secretario municipal
del domicilio de la persona jurídica que se pretende constituir, dentro del plazo de
30 días contados desde su otorgamiento.
– Inscripción de los antecedentes de la asociación en el Registro Nacional de
Personas Jurídicas sin Fines de Lucro ante el Servicio de Registro Civil e Identifi-
cación.
En lo que respecta a la denominación social de la asociación, el artículo 548
del Código Civil señala que esta no puede coincidir con el nombre de una perso-
na natural, sino por su consentimiento o el de sus sucesores, a menos que hayan
transcurrido 20 años desde su muerte. Por tal razón, los miembros de la asocia-
ción necesariamente habrán de requerir del consentimiento de los sucesores de su
difunto profesor.
Por otro lado, el acuerdo en torno a que el mandato del directorio se extienda
por 6 años ininterrumpidamente se opone a lo prescrito por el artículo 551 del
138 Isaac Ravetllat Ballesté
Código Civil, disposición que es categórica al señalar que el mandato del directo-
rio no podrá exceder de 5 años.
Otra irregularidad se avista en la remuneración que recibirán los miembros del
directorio, pues de conformidad a lo señalado por el artículo 551-1 del Código
Civil, los directores ejercerán su cargo gratuitamente, a menos que presten a la
organización servicios distintos de sus funciones como directores, caso en el que
se podrá fijar una retribución adecuada en su favor. Sin embargo, debido a que tal
requisito no concurre en la especie, la remuneración de $1.000.000 estipulada en
favor de los socios que integren el directorio no se ajusta a la ley.
Si los vicios precisados en los párrafos que anteceden no fueren subsanados
antes de procederse al depósito del acto constitutivo, el secretario municipal —sin
duda alguna— formulará objeciones al mismo, las que deberán ser subsanadas en
el plazo de 30 días desde su notificación.
Por último, en lo relativo a la pérdida de capital sufrida por la mala decisión
tomada por el directorio, debe precisarse que los miembros de éste responderán
solidariamente por los perjuicios ocasionados. Sin embargo —como excepción
a tal regla— el inciso segundo del artículo 551-2 del Código Civil dispone que
el director que quiera salvar su responsabilidad por algún acto o acuerdo del
directorio, deberá hacer constar su oposición, debiendo dar cuenta de ello en la
próxima asamblea.
Instituciones relacionadas:
Muerte presunta
Posesión provisoria
Sucesión mortis causa
Comentarios:
De acuerdo con lo previsto por el artículo 81 del Código Civil, cualquiera
persona que tenga interés en ello estará legitimada para instar la declaración de
muerte presunta de Óscar. Sobre este punto, se debe precisar que por “interés” el
legislador alude necesariamente a un interés de carácter pecuniario subordinado
a la muerte del desaparecido, tales como el que poseen sus herederos y legatarios
presuntivos o el nudo propietario de un bien que el desaparecido constituyó en
usufructo. Conforme a ello, mientras los hijos y la mujer de Óscar sí se encuentran
legitimados para provocar la declaración de su muerte presunta, no ocurre lo mis-
mo con sus acreedores, pues sus derechos no dependen ni se hallan subordinados
a la muerte del desaparecido.
En lo que respecta a la competencia, los artículos 81 Nº 1 y 151 del Código
Civil y el Código Orgánico de Tribunales, respectivamente, señalan que el juez
ante el cual deberá solicitarse la declaración de muerte presunta corresponde al
del último domicilio que el desaparecido haya tenido en Chile.
Por otro lado, cabe hacer mención que una forma de proteger los bienes de
Óscar inmediatamente tras su desaparición está señalada por el artículo 473 del
Código Civil. Así, este precepto legal estatuye que tendrá lugar el nombramiento
de curador de los bienes de una persona ausente cuando se ignore su paradero o
haya dejado de estar en comunicación con los suyos, y de la falta de comunicación
se originen perjuicios graves al mismo ausente o a terceros.
Por último, en lo que se refiere al otorgamiento de la posesión provisoria de
los bienes de Óscar, hemos de señalar que ésta ha de ser concedida en favor de
sus herederos presuntivos (herederos testamentarios y asignatarios forzosos a la
fecha de la muerte presunta), correspondientes —según la información entregada
por el caso— a su mujer y sus hijos. De acuerdo al artículo 81 Nº 6 del Código
Civil, la posesión provisoria se otorga luego de transcurridos 5 años desde el día
presuntivo de la muerte del desaparecido y ésta produce los efectos señalados en
los artículos 84 y 270 Nº 2. Adicionalmente, desde la fecha en que se otorga la po-
sesión provisoria de los bienes del desaparecido se comienza a computar el plazo
de 180 días o 1 año para impugnar la paternidad o maternidad de un hijo que le
haya sido atribuido al desaparecido o desaparecida (art. 212 y ss.)
140 Isaac Ravetllat Ballesté
Caso 4: Comurientes
Alejandra, afincada en Linares, casada y con tres hijas de 9, 15 y 18 años,
sufrió un accidente de circulación en su trayecto a Santiago el 08 de agosto de
2016 cuando se dirigía a visitar a unos amigos. El auto en el que viajaba Alejan-
dra, junto a dos de sus hijas, se estrelló contra un muro protector, por causas aún
desconocidas.
Consecuencia del mentado accidente, Alejandra y una de sus hijas, Andrea, de
9 años, murieron en el acto, mientras que el cuerpo de María, de 15 años de edad,
se esfumó del lugar de los hechos como por arte de magia, sin que nadie pudiera
ofrecer ninguna explicación al respecto
Seis meses antes del accidente, Alejandra había acudido al Notario y había
redactado el siguiente testamento: “Instituyo como herederas (atribución a título
universal) a mis hijas y además nombro como legataria (atribución a título parti-
cular) del departamento situado en Valparaíso a mi hija mayor, Nerea, para que
ésta a su vez lo transmita a sus descendientes en caso de tenerlos”.
Instituciones relacionadas:
Comurientes
Muerte presunta
Sustitución fideicomisaria
Testamento
Comentarios:
Atendiendo a lo dispuesto por el testamento de Alejandra, sus hijas María y
Nerea sí podrían heredarla. Sin embargo, tal consideración varía respecto de su
hija menor, pues presentándose un caso de comurientes, se entiende que ambas
(Alejandra y su hija menor) fallecieron en el mismo momento, sin que una haya
sobrevivido a la otra (art. 79 Código Civil).
Cuestionándose cómo resolver jurídicamente la situación, mientras María no
dé señales de vida, habría que principiar por el nombramiento de un curador de
bienes (art. 473 Nº 1), para que éste proceda a aceptar la herencia a la que tiene
derecho María en la sucesión de su madre y se encargue de la administración de
sus bienes mientras se extienda el periodo de mera ausencia. Luego, si transcurri-
dos cinco años desde su desaparición, María continúa sin dar señales de vida, se
podrá proceder a solicitar una declaración de muerte presunta, de conformidad a
las reglas reproducidas por los artículos 80 y siguientes del Código Civil.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos de Derecho 141
Por último, cabe señalar que tras el legado atribuido por Alejandra a su hija
mayor, Nerea, se esconde una sustitución fideicomisaria. Por medio de esta figura
legal, el causante instruye en su testamento a un primer heredero o legatario, con
cargo de que éste conserve la o las cosas comprendidas en la asignación y a su
muerte las transmita a un segundo heredero o legatario designado para tal efecto.
El primer heredero o legatario se dice fiduciario, mientras que el segundo, fidei-
comisario.
Instituciones relacionadas:
Capacidad de ejercicio
Responsabilidad civil extracontractual
Ineficacia del acto jurídico
Comentarios:
El acto jurídico celebrado por Sofía en el Mall Portal Centro es nulo de nuli-
dad absoluta, pues de conformidad a lo prescrito por el artículo 1447 del Código
Civil, Sofía es considerada como incapaz absoluta en orden a su edad (impúber).
Conforme a ello, Sofía no puede actuar por sí misma en la vida jurídica, razón por
la que sus padres bien pueden alegar la nulidad del acto.
142 Isaac Ravetllat Ballesté
Caso 6: Domicilio
Ángela, de 14 años de edad, ha vivido toda su vida en Rancagua. Debido a que
este año comenzará sus estudios de enseñanza media, sus padres han decidido que
lo mejor para ella es irse a estudiar a un internado en la ciudad de Santiago, pues
consideran que aprenderá todo lo necesario para obtener un buen puntaje PSU y
así logrará ingresar a una universidad tradicional en la misma ciudad.
Ya iniciado el año escolar, Ángela viaja cada fin de semana a la ciudad de Ran-
cagua, lugar donde sus padres continúan teniendo fijado su domicilio. Además,
un fin de semana al mes, con ocasión de su viaje, va junto a sus padres a visitar a
sus tíos que viven a pasos de la playa de Pelluhue.
Así, una vez cumplida la mayoría de edad, Ángela ingresa a la Universidad de
Chile a estudiar Derecho, tal como estaba planificado. Cuando cursaba su segun-
do año de carrera, la joven recibió una invitación para asistir a un prestigioso Se-
minario en la ciudad de Valparaíso, cuya duración sería de 3 días, por lo cual ella
decide quedarse en un hotel cercano al lugar donde se desarrollaría dicho evento.
Durante la tarde del primer día del Seminario, mientras Ángela asistía al pri-
mer bloque de ponencias, un grupo de Carabineros llevó a cabo un registro en las
habitaciones de todo el hotel, sin ningún permiso de los huéspedes, y sin autori-
zación judicial, pues tenían la convicción de que en dicho hotel se hospedaba una
banda internacional de ladrones de obras de arte. En este caso, los uniformados
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos de Derecho 143
Instituciones relacionadas:
Domicilio
Residencia
Morada o Habitación
Comentarios:
A pesar de que Ángela dejó su ciudad natal (Rancagua) para finalizar su en-
señanza media y comenzar su etapa universitaria en Santiago, su domicilio —en-
tendido como la residencia acompañada, real o presuntivamente, del ánimo de
permanecer en ella— no ha mutado durante toda su etapa estudiantil. Ello se debe
a que no existe un ánimo de permanencia en la ciudad de Santiago, sino que éste
—más bien— ha permanecido incólume en la ciudad de Rancagua.
Con todo, entendiendo la residencia como el lugar en el que habitualmente se
encuentra una persona, es posible afirmar que Ángela sí mudo su residencia a San-
tiago, ciudad en la que se encuentra de forma habitual y estable de lunes a viernes.
Por su parte, en relación a las visitas de Ángela a sus tíos un fin de semana por
mes junto a sus padres, es preciso señalar que, durante éstas, Ángela sólo pernocta
o aloja en casa de sus tíos, razón por la que ésta constituye su morada o habita-
ción (lugar en el que accidentalmente está una persona).
Por último, la irrupción policial en la habitación de hotel de Ángela constituye
un acto vulneratorio de derechos fundamentales, tales como el derecho a la vida
privada, como también el derecho a la inviolabilidad del hogar (art. 19 Nº 4 y 5
CPR). Ahora, si bien la morada no posee la misma vinculación jurídica respecto
de una persona como la tiene el domicilio, la primera —al comprenderse den-
tro del concepto “hogar”— también se halla protegida constitucionalmente. En
tal sentido, explica Evans de la Cuadra que —en derecho constitucional chile-
no— la expresión “hogar”, equivale a “recinto privado” y se extiende, por tanto,
mucho más allá del domicilio o vivienda de la familia, comprendiendo también
las oficinas, habitaciones de hoteles, y todo espacio que no sea de libre acceso al
público o tenga carácter de bien nacional de uso público82.
82
Evans de la Cuadra (2004), p. 223.
144 Isaac Ravetllat Ballesté
Caso 7: Nasciturus
David, padre de tres hijos que tuvo con un primer matrimonio y casado en
segundas nupcias con Elena, murió cuando su actual esposa estaba embarazada
de seis meses.
Una vez fallecido David, y debido a la falta de acuerdo entre sus diversos here-
deros, se entablaron múltiples acciones judiciales que trajeron como consecuencia
la paralización y ralentización de la partición hereditaria.
La muerte de David tuvo lugar en Molina mientras éste, en compañía de su hi-
ja Sofía, conducía su coche a toda velocidad por la Avenida Libertad, falleciendo
ambos en el acto.
Instituciones relacionadas:
Nasciturus
Conmoriencia
Sucesión mortis causa
Comentarios:
En lo que respecta a la sucesión de David, hemos de señalar que Elena —en su
calidad de cónyuge sobreviviente— es legitimaria y, por tanto, asignataria forzosa
del difunto. Lo mismo ocurre con su hijo póstumo, quien tendrá derecho sobre
la herencia de su padre, si nace vivo y sobrevive a la completa separación de su
madre, aunque sea por un solo momento. De lo contrario, tal y como lo señala el
artículo 74 del Código Civil, se reputará que la criatura nunca ha existido y no
tendrá derecho a herencia por carecer de la calidad de sujeto de derecho.
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos de Derecho 145
Por otro lado, Sofía no tendría acceso a la herencia de su padre, pues el caso
plantea un supuesto de conmoriencia. De tal manera que, ignorándose el orden en
que se produjeron sus fallecimientos a raíz del fatídico accidente, se entiende que
ambos perecieron en el mismo momento sin que alguno de ellos haya sobrevivido
al otro (art. 79 Código Civil).
Instituciones relacionadas:
Registro Civil
Modificación de inscripción registral
Derecho a la identidad
Capacidad de ejercicio
Comentarios:
Bajo la normativa de la nueva Ley Nº 21.120 que reconoce y da protección al
derecho a la identidad de género (vigente desde diciembre de 2019), la solicitud de
rectificación de sexo y nombre registral de Ángela —por ser menor de edad— de-
be ser presentada ante tribunales por sus representantes legales o alguno de ellos,
a su elección, si tuviere más de uno (art. 14). La solicitud deberá ser fundada, ex-
poniendo los fundamentos de hecho y de derecho en los que se apoya, tal y como
lo dispone el artículo 15 de la mentada ley.
En lo que respecta al tratamiento hormonal al que desea someterse Ángela,
cabe hacer presente que la Ley Nº 21.120 no lo exige como requisito para acceder
al cambio de sexo y nombre registral. Sin embargo, siendo ésta la voluntad de Án-
gela, nuevamente deberá contar con la autorización de sus representantes legales,
pues al no ser mayor de edad, carece de capacidad plena para actuar por sí misma
146 Isaac Ravetllat Ballesté
Instituciones relacionadas:
Teoría de los riesgos
Teoría del título y el modo
Mora debitoris
Caso fortuito y fuerza mayor
Comentarios:
Gerardo no adquiere el dominio sobre el Volvo, de acuerdo con lo estipulado
por la teoría del título y el modo. Es decir, para que haya transferencia de la titu-
laridad de un bien (en este caso un auto) es preciso un título, la compraventa, que
genera en la vendedora (Isabel) la obligación de la traditio a favor del comprador
(Gerardo) y un modo, es decir, la traditio (entrega + poder y voluntad de disposi-
ción de la vendedora). En suma, con la simple compraventa no es suficiente para
transferir el dominio sobre el Volvo.
148 Isaac Ravetllat Ballesté
Caso 2: Modalidades
Lucía entregó $200.000 a Cristóbal y a su actual esposa Sofía en concepto de
mutuo el 12 de enero de 2014, acordando que se lo devolvieran cuando la hija de
éste último —fruto de una primera relación matrimonial— finalizara los estudios
universitarios que en aquellos momentos estaba cursando. Pasaron doce meses y
Sara, la hija de Cristóbal, abandonó Derecho, se casó e inició un negocio de vinos.
Llegado el mes de marzo de 2015, Lucía le exigió a Sofía la devolución de los
$200.000. Sin embargo, ella se negó, alegando que —en primer término— la hija
de Cristóbal todavía no había terminado la Universidad, además de señalar que
Sara no era hija suya, por lo que nada le correspondía a ella restituir, más aún
cuando ya estaba en trámites de divorcio con Cristóbal.
Paralelamente, Lucía, quien además era directora de un grupo de animación
cultural de niños y niñas de 10 años, encargó el día 10 de octubre de 2014 una
partida de 30 disfraces de Batman para la noche de Halloween (31 de octubre).
Lucía debía recibir la mercancía el 25 de octubre de 2014. Lamentablemente, por
un error informático, el envío de la mercancía se demoró más de lo deseado y los
disfraces no llegaron a manos de Lucía sino hasta el 4 de noviembre de 2014.
Instituciones relacionadas:
Plazo extintivo
Mutuo
Condición suspensiva
Mancomunidad
Mora debitoris
Comentarios:
A la luz del presente caso, en primer lugar, Sofía no puede oponerse al pago
de los $200.000 atendida su calidad de codeudora junto a Cristóbal, pues así se
obligó frente a Lucía en base al contrato de mutuo. Tampoco podría alegar que la
Unidad: Derecho de las Obligaciones 149
Instituciones relacionadas:
Pago de deuda ajena
Mora debitoris
Obligaciones recíprocas
Mutuo
Comentarios:
En primer término, debemos tener presente que el pago realizado por Mar-
cela al Banco Itaú es perfectamente válido, estando obligado el acreedor, en este
caso, el Banco, a recibir el mentado pago, siempre que se efectúe respetando los
principios de identidad (artículo 1569 del Código Civil) e integridad (1591 del
Código Civil). Así lo establece el artículo 1572 del Código Civil, al establecer que
“puede pagar por el deudor cualquier persona a nombre del deudor, aun sin su
conocimiento o contra su voluntad, y aun a pesar del acreedor”. Una excepción
a lo anterior, que no es aplicable a nuestro caso, lo constituye las obligaciones
intuito personae. En ellas, tal y como nos recuerda el párrafo 2º del artículo 1572
del mencionado Código, no podrá compelerse al acreedor para que, contra su
voluntad, admita el pago por tercera persona distinta al deudor.
Una vez pagada la deuda por Marcela, únicamente podrá ejercitar la actio
in rem verso (artículos 1574 y 2291 del Código Civil) frente a Arturo —codeu-
dor que se opuso expresamente al pago de los $4.500.000— reclamando el “in
quantum locupletiores facti sunt” (aquello que hubiera beneficiado o enriqueci-
do al deudor), es decir, su parte proporcional sobre $4.200.000 y no sobre los
$4.500.000. En cambio, con relación a Ana y Miriam, Marcela podrá, en virtud
del artículo 1573 del Código Civil, ejercitar la acción de reembolso, vale decir, su
parte proporcional sobre los $4.500.000.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 151
Caso 4: Mancomunidad
Ismael y Sofía son una pareja recién casada, viven en un departamento que
arriendan y esperan a su primer hijo. Sofía, angustiada por el poco espacio que
hay en el departamento, desea que adquieran una casa antes del nacimiento de su
hijo, para lo cual solicitan un crédito en el Banco Itaú por 70 millones de pesos,
caucionado con una hipoteca sobre la casa de Paulo (amigo personal de la pareja),
pactando la deuda a quince años.
152 Isaac Ravetllat Ballesté
Instituciones relacionadas:
Mancomunidad
Prelación de créditos
Prescripción
Comentarios:
Respecto al régimen de mancomunidad con el que se contrajo el crédito para
adquirir el fundo, y que rige también para el pedido de fruta, los codeudores Is-
mael, Amelia, Federico y Antonio responden únicamente de su parte o cuota en
la deuda (faltando antecedentes para determinar lo contrario, todos poseen igual
participación en la deuda), conforme señala el artículo 1511 del Código Civil.
En lo concerniente a la prelación de créditos, Ismael posee acreedores de prime-
ra, tercera y quinta clase. Son acreedores de primera clase sus trabajadores, quie-
nes tendrán derecho a que sus créditos (remuneraciones, asignaciones familiares
e indemnizaciones de origen laboral) sean pagados con preferencia por sobre los
demás. También goza de preferencia el crédito ostentado por el Banco Itaú, en su
calidad de acreedor de tercera clase en razón del mutuo hipotecario que Ismael
contrajo para adquirir una casa familiar. Por último, el extranjero importador de
fruta y el Banco Santander no poseen preferencia en el pago de sus acreencias, por
poseer solo créditos de quinta clase, valistas o quirografarios.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 153
Instituciones relacionadas:
Obligaciones alternativas
Obligaciones facultativas
Destrucción de la cosa debida
Comentarios:
Conforme al artículo 1499 del Código Civil, obligación alternativa “es aquella
por la cual se deben varias cosas, de tal manera que la ejecución de una de ellas,
exonera de la ejecución de las otras”. Por su parte, el artículo 1505 del mismo
cuerpo legal, prescribe que una obligación facultativa “es la que tiene por objeto
una cosa determinada, pero concediéndose al deudor la facultad de pagar con esta
cosa o con otra que se designa”. Es del caso que, del contrato suscrito entre Juan
y Carlos surgen obligaciones de dos tipos: alternativas y facultativas.
154 Isaac Ravetllat Ballesté
Instituciones relacionadas:
Obligaciones recíprocas
Mora debitoris
Incumplimiento contractual
Unidad: Derecho de las Obligaciones 155
Comentarios:
Primero, debemos tener en consideración que el contrato celebrado entre la
Comunidad de Propietarios y la empresa de ascensores se erige como un contrato
bilateral, atendido a que origina obligaciones recíprocas entre ambas partes. De
este modo, ambas partes son acreedoras y deudoras una de la otra.
Sobre la mora debitoris, el artículo 1551 del Código Civil dispone que el deu-
dor está en mora cuando no ha cumplido la obligación dentro del término esti-
pulado, salvo que la ley, en casos especiales, exija que se requiera al deudor para
constituirle en mora. Conforme a tal regla, hemos de señalar que la empresa de
ascensores se constituyó en mora desde el momento en que no cumplió con su
obligación de entregar la obra la última semana de mayo del año 2014, tal como
se había acordado entre las partes. Así, es posible observar la concurrencia de
todos los requisitos para que el deudor esté constituido en mora: 1º El retardo im-
putable al deudor en el cumplimiento de la obligación (no caso fortuito o fuerza
mayor); 2º La interpelación del acreedor (interpelación contractual expresa); y, 3º
Que el acreedor haya cumplido su obligación o esté pronto a hacerlo.
Por su parte, la Comunidad de Propietarios no tenía señalada fecha alguna
para efectuar el pago de la obra, sin que tampoco pueda inferirse del contrato que
éste debió haberse realizado dentro de cierto espacio de tiempo. Por ello, para que
la comunidad se hallase constituida en mora, se requería la interpelación judicial
del acreedor (art. 1551 Nº 3), debiendo exigirse ante tribunales el pago de la suma
acordada.
Con todo, la decisión de la Comunidad de Propietarios de pagar solo
$10.000.000 constituye un incumplimiento contractual, atendido que el contrato
—ley de las partes— no puede ser modificado unilateralmente por una de ellas. En
este caso, la Comunidad de Propietarios sólo pudo haber exigido ante tribunales
el cumplimiento forzoso de la obligación junto a la indemnización de la mora, en
los términos señalados por el artículo 1553 del Código Civil.
tuo, tal como venía haciendo hasta el momento de la ruptura. Ante la situación
de impago, el Banco embargó el departamento y lo vendió en pública subasta por
un monto de $40.000.000.
Cinco años después, Antonio ganó la suma de $80.000.000 en la lotería y el Ban-
co le reclamó $25.000.000 que quedaron pendientes de devolver y $15.000.000
más, como indemnización de daños y perjuicios por el incumplimiento.
Instituciones relacionadas:
Mutuo
Obligaciones solidarias
Garantía hipotecaria
Comentarios:
Antonio y Loreto asumen una obligación de hacer ante la entidad bancaria,
consistente en la devolución de $70.000.000 que recibieron en mutuo. Para ase-
gurar el cumplimiento de tal obligación, se constituyeron dos cauciones: a) una
real, correspondiente a la hipoteca que se constituyó sobre la vivienda adquirida
por la pareja, y b) una personal, correspondiente a la fianza constituida por el
padre de Loreto.
Respecto a la suma de $40.000.000 que el Banco le exige a Antonio, resulta
preciso señalar que, al haberse pactado solidaridad, la entidad bancaria pudo ha-
ber exigido la totalidad de la deuda a Loreto, o bien, proceder en contra de ambos
conjuntamente, conforme señala el artículo 1514 del Código Civil. Así también,
el Banco pudo haberse dirigido en contra de Federico, para que, en su calidad de
aval, solventara la deuda que Antonio y su hija Loreto no terminaron de pagar.
Con todo, bajo el supuesto que Antonio procediera a pagar la suma exigida
por el Banco, éste se subrogará en la acción del Banco con todos su privilegios
y seguridades tal como indica el artículo 1522, razón por la que podrá exigir de
Loreto la cuota que le correspondía en la deuda (50%) u optar por hacer efectiva
la fianza, dirigiéndose en contra de Federico.
UNIDAD: DERECHOS REALES
Caso 1: Usufructo
Felipe murió el 15 de febrero de 2015 en un accidente de circulación, nom-
brando en su testamento como heredera universal a su hija Sofía e instituyendo
a Ximena —su mujer— como usufructuaria de un bien raíz ubicado en Curicó.
Cuando Ximena inspeccionó las condiciones en que se encontraba el mentado
bien raíz, constató que la casa estaba muy vieja y que era necesario llevar a cabo
importantes obras de reconstrucción de la misma, exigiéndole a Sofía que se hi-
ciera cargo de ellas.
El 12 de abril de 2016, Sofía enajenó a favor de Miguel la titularidad de un
local comercial situado en Santiago que también había heredado —libre de car-
gas— de su añorado padre, reservándose para sí un derecho real de usufructo
sobre el mismo, durante los siguientes 20 años.
La idea de Sofía era abrir un servicio de atención técnica de la casa “Apple” en
Santiago, y para eso precisaba de dicho local. Cabe señalar que Sofía, hasta el 20
de octubre de 2016, trabajó para “Apple-Media” y, al renunciar voluntariamente
de su vínculo laboral con la mentada empresa informática, firmó un compromiso
que le prohíbe instalar en el plazo de cinco años un negocio del mismo estilo en
la misma localidad. A pesar de ello, Sofía inauguró su nuevo proyecto comercial
el 12 de diciembre de 2016.
Instituciones relacionadas:
Usufructo
Sucesión mortis causa
Obligaciones de no hacer
Comentarios:
Primeramente, debemos precisar que Sofía adquiere la posesión legal del bien
raíz ubicado en Curicó desde el momento en que se difiere la herencia, es decir,
desde el preciso instante en que murió el causante, de acuerdo al artículo 688 del
Código Civil. Ahora bien, ello no habilita a la heredera, Sofía, para poder dispo-
ner de la nuda propiedad sobre el bien raíz, sino hasta que se dé la inscripción del
158 Isaac Ravetllat Ballesté
Instituciones relacionadas:
Comunidad de bienes
Tesoro
Ocupación
Comentarios:
Para abordar el caso correctamente, debemos considerar que estamos en pre-
sencia de una comunidad pro indiviso sobre la finca de 100 hectáreas heredada
por los cuatro hermanos. Conforme a tal circunstancia, cada uno de ellos posee
una cuota abstracta sobre dicha propiedad raíz, teniendo sobre el haber común
los mismos derechos que los socios poseen sobre el haber social (art. 2305).
Respecto a la decisión tomada por Javier, en orden a enajenar su participación
en la finca, es preciso señalar que —conforme a lo dispuesto por los artículos
1812 y 1320 del Código Civil— no requeriría para ello la autorización o consen-
timiento de los demás comuneros.
Por otro lado, debido a que el derecho de dominio se presenta como un dere-
cho excluyente, implicando —por ende— la facultad de excluir a otros del acceso
a la cosa, el hecho de que Sofía y sus hermanos negaran a Verónica acceder al fun-
do para desenterrar el hallazgo figura como una de las facultades que les otorga su
160 Isaac Ravetllat Ballesté
83
Tal razonamiento variaría si Verónica tuviera algún derecho sobre la finca, como ocurriría,
por ejemplo, si fuera arrendataria. En tal caso, para hacer cesar la conducta de los comuneros,
Verónica puede ejercer las acciones personales que emanan del propio contrato de arrenda-
miento, o bien, ejercer una querella de restablecimiento con el propósito de recuperar la mera
tenencia que le fue violentamente arrebatada (art. 928) exigiendo, en todo caso, la indemniza-
ción de perjuicios a la que le da derecho el artículo 1929 del Código Civil.
Unidad: Derechos Reales 161
Instituciones relacionadas:
Sucesión mortis causa
Teoría del título y el modo
Doble venta
Comentarios:
En primer lugar, ha de precisarse que Sofía adquiere el dominio del inmueble
desde que la herencia es deferida, sin requerir para ello la inscripción de su de-
recho en el Conservador de Bienes Raíces, toda vez que el modo de adquirir que
opera es la sucesión por causa de muerte. Distinto sería el supuesto en que Xime-
na hubiera enajenado en vida el mentado bien raíz a su hija, pues en tal caso, el
modo de adquirir que habría de operar es la tradición, no pudiendo omitirse la
inscripción en el Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces que co-
rresponda (según la ubicación del inmueble), toda vez que ésta constituye la única
forma de hacer tradición del dominio de los bienes raíces, tal y como lo señala el
artículo 686 del Código Civil.
Ahora, en lo que respecta a la cesión del crédito efectuado por Ximena a su
hermana Lorena, ésta adquiere la titularidad de dicho derecho personal desde el
momento en que se efectúa la tradición del mismo, es decir, desde la entrega del
título hecha por el cedente al cesionario (art. 699).
Por otro lado, en lo concerniente a la situación de Diego y la adquisición del
automóvil del que se encontraba constituido en comodatario, es preciso señalar
que la adquisición del dominio opera desde el preciso instante en que opera el
modo de adquirir tradición. En este caso en particular, opera una especie de tra-
dición ficta denominada traditio brevi manu, consagrada en el numeral 5to del
artículo 684 del Código Civil, conforme a la cual, Diego —en su calidad de mero
tenedor— adquiere el dominio del automóvil por la sola venta del mismo.
Finalmente, debemos considerar que, de conformidad a lo dispuesto por el ar-
tículo 1815 del Código Civil, la venta de cosa ajena vale, pero resulta inoponible
al dueño de la cosa vendida mientras otro no adquiera el dominio de la misma por
prescripción adquisitiva. En tal sentido, habiendo transcurrido tres años desde
que Jesús entró en posesión regular del automóvil y siendo aquella pública, tran-
quila y continua, operó en su favor la prescripción adquisitiva ordinaria como
modo de adquirir el dominio del vehículo (art. 2508). Tal circunstancia impide
que Diego intente ejercer una acción reivindicatoria en su contra.
Con todo, a Diego le queda a salvo el ejercicio de una acción de indemniza-
ción de perjuicios o una de enriquecimiento injustificado (actio in rem verso) en
162 Isaac Ravetllat Ballesté
contra de Fernando, para así recuperar el precio que este obtuvo por la venta del
automóvil.
Instituciones relacionadas:
Prescripción adquisitiva
Comodato
Acción reivindicatoria
Comentarios:
Respecto a la situación de Lorena en relación al automóvil, se debe tener pre-
sente que ésta adquiere el dominio del mismo desde el momento en que recibe las
llaves por parte del hermano del vendedor. Tal circunstancia hace operar el modo
de adquirir tradición (traditio ficta) de conformidad a lo preceptuado por el artí-
culo 684, numeral 1ero del Código Civil.
Silvia, por su parte, en su calidad de comodataria del automóvil, figura como
mera tenedora del mismo, razón que explica que no pudiera adquirir su domi-
nio a través de la prescripción adquisitiva. Tal circunstancia obsta a que Miguel
pueda ejercer una acción reivindicatoria en contra de Silvia, pues como bien se
desprende del artículo 889 del Código Civil, la acción reivindicatoria es aquella
que detenta el dueño no poseedor de una cosa singular en contra del poseedor
Unidad: Derechos Reales 163
no dueño, para que este último sea condenado a restituírsela. En tal sentido, si
la acción ejercida por Miguel en contra de Silvia fuere la reivindicatoria, Silvia
de inmediato podría oponer una excepción de falta de legitimidad pasiva por no
ostentar la calidad de poseedora del vehículo.
Sumado a lo anterior, Miguel tampoco podría recuperar el vehículo heredado
ejerciendo la acción reivindicatoria en contra de Lorena, pues habiendo transcu-
rrido más de dos años en posesión regular del automóvil, ésta habría adquirido
su dominio por prescripción adquisitiva en los términos señalados por el artículo
2508 del Código Civil. Sobre el particular, el artículo 1268 es categórico al seña-
lar que “El heredero podrá también hacer uso de la acción reivindicatoria sobre
cosas hereditarias reivindicables, que hayan pasado a terceros, y no hayan sido
prescritas por ellos”.
Ahora bien, en lo que respecta al departamento ubicado en Cauquenes —inte-
grando éste la universalidad jurídica que constituye la herencia— hemos de seña-
lar que Miguel adquiere su dominio desde el momento mismo en que la herencia
es deferida, sin requerirse de la inscripción de su derecho en el Conservador de
Bienes Raíces. Con todo, ello no habilitará a Miguel para disponer del inmueble,
razón por la que deberá proceder a efectuar las inscripciones precisadas por el
artículo 688 del Código Civil para poder proceder en tal sentido.
Bajo la hipótesis de que Silvia, en lugar de ser comodataria, hubiera recibido el
automóvil en donación de Loreto dentro del año siguiente en que esta última se
lo compró a Danilo, no se hallaría constituida como mero tenedor del inmueble,
sino como poseedora del mismo. Por tal razón, Miguel sí podría ejercer en su
contra la acción reivindicatoria y recurrir a la probatio diabólica para acreditar
tener mejor derecho sobre la propiedad.
Adicionalmente, si Silvia hubiese incorporado al auto un equipo de sonido de
última generación y unos embellecedores al departamento reclamado por Miguel,
el reembolso de tales mejoras —útiles y voluptuarias, respectivamente— se resol-
verá conforme a las reglas otorgadas por el título XII a propósito “De las presta-
ciones mutuas” que se deben reivindicante y poseedor vencido entre sí.
Caso 5: Servidumbre
Javiera murió en Talca el 18 de junio de 2014 como consecuencia de una enfer-
medad cardiovascular. En su testamento puede leerse lo siguiente:
“Instituyo como heredo universal a mi marido Enrique, y atribuyo el usufructo
del bien raíz ubicado en Pelarco a mis tres hijos: María, Ana y Miguel”.
164 Isaac Ravetllat Ballesté
Instituciones relacionadas:
Sucesión mortis causa
Servidumbre por destino de padre de familia
Usufructo
Comentarios:
Abordando los diversos escenarios planteados por este caso, hemos de partir
por precisar que Enrique adquiere la posesión legal del bien raíz ubicado en Pe-
larco al momento en que la herencia fue deferida (art. 688). Sin perjuicio de ello,
Enrique solo podrá disponer de la nuda propiedad de dicho inmueble una vez que
haya realizado las inscripciones que instruye el propio artículo 688 del Código
Civil. Conforme a ello, la enajenación del fundo a Charles solo será válida en la
medida que Enrique haya cumplido con la inscripción de la resolución judicial
que le otorgó la posesión efectiva de la herencia ante el Conservador de Bienes
Raíces de la comuna o agrupación de comunas en la que haya sido pronunciado,
junto con el testamento; además de las inscripciones especiales de herencia y de
adjudicación.
Por otro lado, cabe señalar que Héctor (único heredero de María) no sucederá
a su madre en la titularidad del usufructo, pues la muerte de María produce la
extinción de este derecho real, habida consideración de lo dispuesto por el artícu-
lo 773 del Código Civil, en orden a que el usufructo es intransmisible por testa-
mento o abintestato. Tal regla es confirmada por lo dispuesto en el artículo 806,
precepto que señala que el usufructo se extingue por la muerte del usufructuario,
aunque ocurra antes del día o condición prefijada para su terminación84.
84
De tal manera, si el derecho real de usufructo se hubiera constituido por un plazo de 20 años
en favor de los tres hermanos en nada variaría la situación, pues tal como lo dispone el artículo
Unidad: Derechos Reales 165
Caso 6: Accesión
Antonio tomando (a escondidas) del viejo desván de la casa de su hermano
Luis un marco renacentista del siglo XV que este último había heredado de su
abuela materna, instala un espejo de baño con luz led en su departamento de San
Fernando. Todo va perfecto, hasta que Antonio invita a la familia de su hermano
a la inauguración de su nuevo hogar, momento en que Luis identifica el marco que
tenía cuidadosamente guardado en su domicilio.
Asimismo, Antonio, escultor de renombrado prestigio a nivel nacional, apro-
vechando una visita al fundo de su otra hermana Eleonora, recoge madera de
tilo americano para tallar una de sus obras, concretamente, una bella figura de la
Diosa Atenea.
Ese mismo día, Verónica, polola de la hermana de Antonio, mientras caminaba
tranquilamente por la calle en dirección al fundo de su amada descubre a su paso
un Ipad que yace en el interior de una bolsa depositada cerca de un árbol. Preci-
samente, Verónica estaba pensando en comprarse uno de esos artilugios, así que
lo toma entre sus manos y desaparece sigilosamente del lugar.
Instituciones relacionadas:
Accesión de mueble a mueble
Propiedad
Cosa perdida
806, el derecho real de usufructo del que era titular María se extingue con su muerte, sin poder
ser transmitido a sus herederos.
166 Isaac Ravetllat Ballesté
Comentarios:
El primer problema que el caso plantea alude a la situación en la que se halla
Luis en su calidad de propietario del marco renacentista hurtado por su hermano
Antonio y utilizado para instalar un espejo de baño. En tal supuesto, puede apre-
ciarse que ha operado una accesión de mueble a mueble, denominada adjunción
(art. 657 del Código Civil), cuestión que ha sido resuelta por el mismo cuerpo le-
gal, señalando que el dominio de lo accesorio accederá al dominio de lo principal,
con el gravamen de pagar al dueño de la parte accesoria su valor. Sin embargo,
tal regla aplica solo cuando no existiera conocimiento del hecho por una parte, ni
mala fe por la otra, requisito que no se replica en el caso propuesto, pues Antonio
habría obrado de mala fe al tomar el marco renacentista de propiedad de su her-
mano a escondidas y sin su consentimiento.
De conformidad a lo anterior y —haciendo extensible la regla establecida por
el artículo 667— Antonio deberá sufrir la pérdida de lo suyo (espejo y luces led),
pasando a constituirse como nuevo propietario de ellos su hermano Luis. En este
caso, se dice que Luis adquirió el dominio de lo accesorio por el modo de adquirir
accesión y —en su legítima calidad de dueño— podrá exigir se le restituya el mar-
co renacentista junto al espejo y las luces led instaladas por su hermano.
Un segundo problema se plantea en torno a la propiedad de la obra que An-
tonio talló sobre la madera que tomó del fundo de su hermana Eleonora. Si bien
este supuesto nuevamente plantea la procedencia de una accesión de mueble a
mueble, se trataría —en esta ocasión— de una de distinta naturaleza y denomi-
nación, correspondiente a la especificación (art. 662)85. El legislador ha resuelto
estos casos estableciendo como regla general que no habiendo conocimiento del
hecho por una parte, ni mala fe por otra, el dueño de la materia tendrá derecho
a reclamar la nueva especie, pagando la hechura, razón por la que Eleonora —en
principio— tendría derecho a reclamar la figura de la Diosa Atenea elaborada por
Antonio, pagando el precio de la confección, pues de los antecedentes entregados
no se avista que Eleonora haya tenido conocimiento del hecho, ni que Antonio ha-
ya obrado de mala fe86. No obstante, el propio artículo 662 inc. 3ero del Código
Civil establece una excepción a tal regla, cuando el precio de la nueva especie sea
vistosamente superior al de la materia, pues en tal caso, la especie pertenecerá al
especificante (Antonio) y el dueño de la materia sólo tendrá derecho a ser indem-
nizado por los perjuicios que le fueran ocasionados.
85
En tal sentido dispone el artículo 662 que la especificación se verifica cuando de la materia perteneciente
a una persona, hace otra persona una obra o artefacto cualquiera, citando como ejemplo el caso en que de
uvas ajenas se hace vino, o de plata ajena una copa, o de madera ajena una nave.
86
La buena fe se presume (art. 706).
Unidad: Derechos Reales 167
87
Abogado. Doctor en Derecho por la U. de Salamanca, España. Profesor Derecho civil, Facultad
de Derecho de la U. Católica de la Santísima Concepción, Chile. Dirección postal: Lincoyán
255, Concepción, Chile. Correo electrónico: ccespedes@ucsc.cl.
88
Abogado. Licenciado en Derecho, Universidad Católica de la Santísima Concepción. Egresado
del Magister en Derecho Privado, Universidad Católica de la Santísima Concepción. Dirección
postal: Lincoyán 255, Concepción, Chile. Correo electrónico: jramirezcifuente@gmail.com.
UNIDAD: NEGOCIO JURÍDICO
Instituciones relacionadas:
Representación
Mandato
Nulidad absoluta
Comentarios89:
Conforme al artículo 1448 del Código Civil, lo actuado por el representante
produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese contratado el
mismo. Frente a la institución de la representación, surge la duda de cuál es la
voluntad que contrata, si la del representante o la del representado, dándose di-
versas tesis.
89
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 14.853-2016, de 9 de
enero de 2017.
172 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
90
Stitchkin (2008), p. 26.
Unidad: Negocio jurídico 173
Instituciones relacionadas:
Acción de nulidad absoluta
Continuidad de la personalidad del causante
Interés patrimonial en el ejercicio de la acción de nulidad
Comentarios91:
Al solicitarse la nulidad de un contrato, la acción debe ser dirigida contra las
partes que hayan concurrido con su voluntad a su celebración, pues los resultados
del juicio naturalmente les empecerá. En el caso en comento, una de las partes ha-
bía fallecido, por lo que la acción necesariamente debía ser ejercida no sólo contra
la parte sobreviviente (la Fundación), sino también contra todos y cada uno de los
herederos del donante, a la luz del artículo 1097 del Código Civil, que indica que
los asignatarios a título universal representan al causante en todos sus derechos y
obligaciones transmisibles, en otras palabras, los herederos son los continuadores
91
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº
1417-2014, de 15 de diciembre de 2014.
174 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
92
Alessandri Besa (2010), pp. 583-584.
93
Alessandri Besa (2010), p. 583.
Unidad: Negocio jurídico 175
Instituciones relacionadas:
Venta de bien embargado
Objeto del acto jurídico
Nulidad absoluta
Comentarios94:
Primeramente, es menester distinguir los actos jurídicos compraventa y enaje-
nación, conceptos jurídicamente distintos, pues en tanto aquélla importa la trans-
ferencia de cualquier título del dominio u otros derechos reales y se efectúa por
inscripción del título en el Registro Conservatorio respectivo cuando se trata de
bienes raíces, la venta es sólo un contrato generador de obligaciones, que impone
al vendedor la de entregar la cosa vendida al comprador, sin envolver la transfe-
rencia de ella y, por consiguiente, su enajenación.
Tratándose de un bien embargado, su enajenación adolece de objeto ilícito de
conformidad al artículo 1464 nº 3 del Código Civil. En el caso que se comenta,
al momento de efectuarse la inscripción en el Registro Conservatorio, el embargo
había sido alzado, por lo que estrictamente no resulta procedente su aplicación.
Empero, sí es plenamente aplicable el artículo 1810 del mismo Código, el cual im-
pide la venta de cosas corporales o incorporales cuya enajenación esté prohibida
por ley, haciendo extensivo el objeto ilícito a las cosas embargadas por decreto
judicial, que se efectúa sin autorización o consentimiento del acreedor o del juez
de la causa. En este caso, la compraventa estaría prohibida por ley, y por tanto es
nula de nulidad absoluta, conforme a los artículos 10, 1466 y 1682.
No resultante relevante para esta conclusión el hecho que en el tiempo inter-
medio entre el contrato de compraventa y la inscripción en el Registro Conserva-
torio se haya alzado el embargo, pues el artículo 1810 sólo exige que al momento
de celebrarse el contrato de venta la enajenación haya estado prohibida por ley, lo
que se verifica al estar vigente el embargo sobre la propiedad vendida.
94
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 17.230-2013, de 10 de
noviembre de 2014.
UNIDAD: DERECHO CIVIL PARTE
GENERAL Y SUJETOS DE DERECHO
Instituciones relacionadas:
Buena fe
Teoría de los actos propios
Venire contra factum prorium non valet
Comentarios95:
En el presente caso, una parte intentó resolver el contrato, en otras palabras,
solicitó judicialmente la ineficacia de un contrato por el incumplimiento de las
obligaciones por la otra. Al ser rechazada dicha acción, la misma parte dedujo
acción de nulidad absoluta del mismo acto. En este sentido, con la interposición
previa de la acción resolutoria, las partes han reconocido la plena validez del
contrato suscrito, pues esta acción supone necesariamente un contrato válido. La
interposición posterior de una demanda de nulidad absoluta del mismo contrato
importa el ejercicio de una pretensión antagónica con la conducta anteriormente
exteriorizada.
De esta forma, la conducta vulnera la regla venire contra factum prorium non
valet, o la prohibición de contrariar a los actos propios. Esta regla, reconocida
por la doctrina y jurisprudencia, se ha conceptualizado como “el deber de someti-
miento a una conducta ya manifestada por el sujeto en sus anteriores actuaciones,
evitando así la agresión a un interés ajeno, que su cambio provocaría96.
Su fundamento se encuentra en el principio general de la buena fe y supone
que las partes actúen con honestidad, así como mantener una conducta coherente
con un comportamiento anterior, el que ha creado en un sujeto de derecho una
razonable, objetiva y fundada confianza de una determinada manera.
Para su procedencia, la jurisprudencia ha estimado que deben recurrir los si-
guientes requisitos: a) una conducta jurídicamente relevante y eficaz por parte del
sujeto, manifestada con anterioridad a aquélla que, luego, pretende contradecir;
b) una pretensión antagónica con el comportamiento precedente, exteriorizada
mediante el ejercicio, por el mismo sujeto, de un derecho subjetivo, originándose
con ello una situación litigiosa, debido a la contradicción de ambas conductas,
afectándose el principio de la buena fe; c) perjuicio grave para terceros que han
ajustado su proceder a la conducta anterior y que resultan afectados por el cam-
bio posterior de ésta, y; d) identidad entre el sujeto que desarrolló la conducta
95
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº 374-
2013, de 04 de septiembre de 2013
96
Peñailillo (2003), p. 65
Unidad: Derecho Civil Parte General y Sujetos de Derecho 179
97
Sentencias de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5978-2010, de 2 de noviembre de 2011 y Rol
Nº 3602-2009, de 13 de diciembre de 2010.
98
Céspedes (2011), p. 207.
99
Peñailillo (2003), pp. 66-67.
180 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Instituciones relacionadas:
Abuso del derecho
Responsabilidad
Indemnización de perjuicios
Buena fe
Comentarios100:
Los derechos que hizo valer el banco en las presentaciones ingresadas con
posterioridad al pago de la deuda, no tienen por objeto resguardar el legítimo
interés del acreedor, pues desde el momento de efectuarse el pago la obligación y
el derecho personal correlativo se extinguen, por lo que ya no tiene la condición
de tal, alejándose así de los fines del mal denominado derecho de prenda general
(de garantía general), consagrado en el artículo 2465 del Código Civil.
Una vez efectuado el pago al banco o a quien sus derechos represente, se da
cumplimiento a la orden contenida en el mandamiento de ejecución de embargo,
por lo que el banco debió tomar todas las medidas necesarias, para que su man-
dataria judicial no continuara con la tramitación de la causa ejecutiva. Al no in-
formar a esta última, el banco ejecutante actúa de forma negligente o descuidada,
llegando incluso a la etapa de incautación de los bienes del ejecutado, por lo que
debe responder de todos los perjuicios ocasionados.
100
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 20909-2015, de 16 de
marzo de 2016.
UNIDAD: DERECHO DE LAS OBLIGACIONES
Instituciones relacionadas:
Obligaciones sujetas a modalidad
Obligaciones modales
182 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Comentarios101:
El artículo 1089 de Código civil prescribe: “Si se asigna algo a una persona
para que lo tenga por suyo con la obligación de aplicarlo a un fin especial, como el
de hacer ciertas obras o sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y no
una condición suspensiva. El modo, por consiguiente, no suspende la adquisición
de la cosa asignada”. De la letra de la norma puede desprenderse la característica
determinante que configura la asignación modal, cual es, el fin especial que moti-
va la celebración del acto. Así las cosas, la asignación modal es una carga que se
impone a quien se otorga una liberalidad, surgiendo una obligación jurídica que
grava al asignatario. No se trata, entonces, de una recomendación o un simple
consejo que carece de poder vinculante.
El hecho que la donación haya sido precedida de cables en que se reiterara que
el depósito de dinero se efectuó para el desarrollo aeronáutico de Chile, resulta
suficiente para demostrar que en la donación existió una modalidad, imponién-
dose claramente a quien se otorgaba una liberalidad la carga de implementar un
plan de fomento de la ciencia aeronáutica.
Para determinar la forma en que debe cumplirse la obligación modal, debe es-
tarse exclusivamente a la voluntad de quien ha dispuesto de ellas, sea un testador
o un donante, pues la voluntad es la única fuente de una asignación modal.
La insuficiencia en la determinación de la forma en que debe ejecutarse el mo-
do no le resta validez alguna, pues el artículo 1094 del Código Civil ha contem-
plado el caso de que el testador no haya fijado suficientemente el tiempo y forma
de cumplir el modo, facultando al juez para determinarlos.
101
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 4.147-2010, de 2 de
enero de 2013.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 183
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad
Contrato de Depósito
Eximentes de responsabilidad
Caso fortuito
Comentarios102:
El artículo 2211 del Código Civil define el depósito como un contrato en que
“se confía una cosa corporal a una persona que se encarga de guardarla y de
restituirla en especie”. El artículo siguiente aclara que esta convención tiene el
carácter de contrato real, por lo que para que se repute perfecto es necesaria la
entrega de la cosa a que se refiere, importando este acto la manifestación mis-
ma del consentimiento. En este entendido, existe un vínculo contractual entre
las partes. Empero, para la procedencia de la indemnización de perjuicios por
responsabilidad contractual no basta la existencia del contrato y de la infracción
de una de las obligaciones que este contempla, sino que es necesario, además, que
los perjuicios puedan ser imputados al deudor, que provengan de su dolo o culpa
y no ha circunstancias ajenas, como la fuerza mayor o caso fortuito. Pese a que el
artículo 45 hace sinónimas las expresiones caso fortuito y fuerza mayor, la doc-
trina y jurisprudencia hacen un distingo: por caso fortuito se entiende un evento
natural inevitable, al cual no es posible resistir, como un terremoto, rayo, incendio
no imputable, epidemia; y por fuerza mayor, a hechos humanos inevitables para
102
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 35563-2016, de 10 de
noviembre de 2016.
184 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
año lo esperado eran 166.500 kilos, en tanto sólo se produjo lo estimado para el
segundo año; para el cuarto año lo esperado eran 256.980 kilos, en tanto sólo se
produjo lo estimado para el tercer año; y por último, para el quinto año lo espe-
rado eran 360.000 kilos, en tanto sólo se produjo lo estimado para el cuarto año.
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad contractual
Perjuicios indemnizables
Lucro cesante
Comentarios103:
El lucro cesante se ha conceptualizado como la utilidad que deja de percibir
el acreedor por el incumplimiento o cumplimiento tardío de la obligación, como
la ganancia frustrada sobre la base de lo que probablemente habría ganado el
acreedor.
Al tratarse de una hipótesis de ganancia, suele ser difícil de acreditar, pues
uno de los requisitos para que el daño resulte indemnizable es que debe existir
certidumbre, independiente que se trate de un perjuicio presente o futuro. Por
lo anterior, para la regulación de este tipo de daño supone emplear un juicio de
probabilidad a fin de arribar a la conclusión de ser presumible una cierta utilidad
obtenida, con una reparación calculada de manera estimativa sobre la base de
presunciones.
En la especie, pese a que la actora solicitaba una indemnización que reparase
la privación de una ganancia futura hasta el quinto año, la Corte Suprema estimó
que no es razonable que la empresa vendedora del fertilizante debiese soportar
las pérdidas futuras más allá del primer año de producción, argumentando que si
bien se acepta indemnizar una ganancia hipotética, esta siempre debe ser proba-
ble, lo que sin duda se aleja en la medida que las proyecciones futuras son también
lejanas.
103
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 30979-2016, de 13 de
marzo de 2017.
186 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Instituciones relacionadas:
Resolución
Responsabilidad civil contractual
Contrato de mandato judicial
Comentarios104:
En todo lo no previsto por la Ley 18.101, sobre comparecencia en juicio, y el
Código de Procedimiento Civil, al mandato judicial se le aplican todas y cada una
de las normas relativas al mandato civil consagradas en el título XXIV del Libro
cuarto del Código Civil. En este entendido, el mandatario judicial se debe encar-
gar del negocio encomendado como un buen padre de familia, es decir, emplear
104
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 30464-2014, de 27 de
julio de 2015.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 187
el debido cuidado que los hombres ordinarios emplean en sus negocios propios,
ello por la conjugación natural de los artículos 2.129 y 44. Por su parte, el artí-
culo 7º inciso primero del Código de Procedimiento Civil establecen el contenido
del mandato judicial: “El poder para litigar se entenderá conferido para todo el
juicio en que se presente, y aun cuando no exprese las facultades que se conceden,
autorizará al procurador para tomar parte, del mismo modo que podría hacerlo
el poderdante, en todos los trámites e incidentes del juicio y en todas las cuestio-
nes que por vía de reconvención se promuevan, hasta la ejecución completa de
la sentencia definitiva, salvo lo dispuesto en el artículo 4º o salvo que la ley exija
intervención personal de la parte misma”. De esta batería de normas se concluye
que la obligación del abogado que asume un mandato judicial consiste en poner
todo de su parte para conducir el pleito hasta la ejecución completa de la senten-
cia definitiva —o al menos hasta la dictación de la misma, según ha reconocido la
Corte Suprema— actuando con la diligencia que los hombres emplean ordinaria-
mente en sus negocios propios.
De esto se colige que, si el abogado delega poder en la causa a un procurador
que no tiene el conocimiento suficiente, no realiza gestiones tendientes a la co-
rrecta prosecución del juicio, produciéndose el abandono del procedimiento, o ni
siquiera informa a su poderdante del estado procesal de la causa o del resultado
del juicio, no ha ejecutado el encargo con el cuidado que un buen padre de fa-
milia emplea en sus negocios propios. En estas situaciones, el abogado incumple
las obligaciones emanadas del contrato de mandato, resultando procedente la
resolución del contrato y la indemnización por todos los perjuicios ocasionados
al mandante.
Instituciones relacionadas:
Indemnización de perjuicios
Incumplimiento contractual
Pérdida de oportunidad
Comentarios105:
No cabe duda de que el actuar negligente del abogado sobre quien recae la car-
ga de dar impulso al proceso genera en el letrado la obligación de resarcir todos
los perjuicios que su imprudencia en el negocio le ocasiona a su cliente. No dar
cumplimiento con lo ordenado por una resolución judicial tendiente a corregir la
demanda, o el hecho de no evacuar los trámites propios del periodo de discusión,
ocasionando en definitiva que el cliente se vea privado de toda posibilidad de li-
tigar, probar y obtener una decisión judicial, independientemente de su resultado,
importan incumplimiento de las obligaciones emanadas del mandato. A su vez,
esta privación de ser oído por un tribunal acerca de sus pretensiones es un perjui-
cio cierto perfectamente avaluable en dinero, y por ende debe ser indemnizado.
Ahora bien, esta pérdida de oportunidad o chance no equivale a la expectativa
que se tenía del juicio, por lo que la indemnización en ningún caso equivale al
monto estimado por el actor, pues se trata de un perjuicio hipotético o eventual
del cual no se tiene certeza, lo que necesariamente conduce a una indemnización
parcial y no total.
Sin embargo, tratándose del daño moral, creemos que es necesario hacer un
distingo del cual la jurisprudencia no se ha hecho cargo. Naturalmente por el
105
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Valparaíso, Rol Nº 274-
2015, de 10 de julio de 2015.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 189
Instituciones relacionadas:
Cosa Juzgada
Indemnización de perjuicios
Ley de Protección al consumidor
Comentarios106:
De conformidad a los artículos 175 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil, la excepción de cosa juzgada requiere que entre los procesos concurra la de-
nominada triple identidad, esto es, identidad de partes, de cosa pedida y de causa
de pedir; esta última expresamente definida por la ley como “el fundamento in-
mediato del derecho deducido en juicio”. En este orden de ideas, se ha fallado que
es menester que la sentencia decida en lo fundamental la controversia planteada,
“siendo insuficiente el término del proceso por falta de presupuestos procesales
o por impedimentos de carácter adjetivo, por lo que se requiere se trate de una
sentencia definitiva o de una interlocutoria que otorgue derechos permanentes
para las partes” (Corte Suprema, sentencia en causa rol Nº 23.945-2019, de 19
de agosto de 2015).
En la especie, el demandante recurrió ante el juez con competencia en materia
de consumo, ejerciendo una acción infraccional y la substancial del contrato, pi-
diendo el valor de la prestación y la indemnización por el incumplimiento. Allí, el
tribunal desestimó la acción infraccional porque estaba prescrita y, en consecuen-
cia, rechazó también la acción substantiva sin juzgarla por la sola circunstancia
de que estaba rechazada la acción infraccional. El tribunal yerra al considerar que
la acción de perjuicios está incrustada o anidada a la primera, siendo por tanto
dependiente de ella, pese al tenor contrario del artículo 50 A de la Ley Nº 19.496.
En estos términos, el conflicto substantivo propuesto al Juzgado de Policía Lo-
ca no fue decidido, pues su rechazo se debió a un aspecto técnico procesal.
Cuando posteriormente el actor acudió a la justicia ordinaria aduciendo la
legislación común que rige el contrato celebrado, despojado de los textos protec-
tores del consumidor, formalmente hay una decisión, que ha sido de rechazo de
106
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 44260-2017, de 7 de
marzo de 2019.
Unidad: Derecho de las Obligaciones 191
Instituciones relacionadas:
Acción reivindicatoria
Comunidad
Teoría del mandato tácito y recíproco
194 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Comentarios107:
Es un criterio ya asentado por la Corte Suprema la existencia de un manda-
to tácito y recíproco entre comuneros, fundado principalmente en los artículos
2305, 2078 y 2081 del Código Civil, y cuya finalidad última es salvaguardar el
patrimonio indiviso, pues como indica la primera de estas normas, “el derecho
que asiste a cada comunero sobre el haber comunitario es el mismo que el de los
socios sobre el haber social”.
En la especie, no se ha conferido la administración del objeto común a ninguno
de los copartícipes de la sucesión hereditaria, por lo que se entiende que cada uno
ha recibido de los otros el poder de administrar, lo que conlleva las facultades
de conservar, cuidar, reparar, recuperar y mejorar los objetos que conforman el
haber común. Por lo demás, el ejercicio de la acción reivindicatoria no es de in-
terés exclusivo de la actora, sino de la sucesión hereditaria, pues la acción tiene
por objeto la conservación de la posesión inscrita y la recuperación del bien raíz
común, reintegrándose a la masa hereditaria y no al patrimonio del mandatario,
manteniéndose el estado de indivisión respecto de estos bienes; no existiendo,
por consiguiente, riesgo alguno en el derecho de los demás herederos, pues dicha
calidad la otorga la ley y la manera normal de transitar al dominio individual es
mediante la respectiva partición de bienes. De lo dicho, se desprende la naturaleza
conservativa de la acción reivindicatoria.
Se distingue además la acción del artículo 889 con la del artículo 892. Esta
última disposición permite reivindicar una cuota determinada proindiviso de una
cuota singular. En el caso en comento, la cosa a reivindicar no era la cuota que
tenía la actora en la cosa indivisa, sino el inmueble en su integridad, por lo que
el fundamento legal se encuentra en el artículo 889, debiendo entonces fundar
su pretensión en un mandato tácito, pues el interés no es sólo de la demandante
sino de todos los comuneros del inmueble objeto del juicio. Ergo, en un caso de
reivindicación de cosa común, la pretensión del actor puede tratarse o bien de
la restitución de toda la cosa, debiendo fundarse en el artículo 889, o bien de su
parte o cuota, fundándose en el artículo 892.
107
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 93006-2016, de 30 de
enero de 2017.
Unidad: Derechos Reales 195
Instituciones relacionadas:
Acción reivindicatoria
Determinación del bien raíz en el Registro Conservatorio
Singularidad de la cosa reivindicada
196 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Comentarios108:
Entre otras exigencias, para el ejercicio de la acción reivindicatoria es siempre
necesario que el bien reivindicado tenga el carácter de singular, se trata de una
condición o presupuesto esencial de la acción, por lo que determina su éxito o
procedencia. La cosa tiene carácter de singular cuando este se encuentra especifi-
cado de un modo tal que no quepa duda acerca de su individualidad, en el enten-
dido de que la discusión en juicio se circunscriba a una cosa concreta y conocida,
permitiendo la adecuada ejecución de un eventual fallo favorable a las pretensio-
nes del actor. Tratándose de un inmueble, es necesario fijar de manera precisa la
situación, cabida y linderos de los predios.
Al existir una disputa acerca de la singularidad de la cosa disputada, no sólo
en las inscripciones, sino también en el terreno o extensión de que se trata, se
vuelve indispensable la rendición de prueba técnica o pericial, sólo ella permitiría
acreditar fehacientemente la inequívoca especificación del bien controvertido y
resolver adecuadamente el conflicto. La mera presentación de prueba documen-
tal, consistente en los títulos de dominio, sólo acreditan la titularidad, pero sobre
un inmueble que no se ha singularizado, por lo que, según se ha dicho, la acción
reivindicatoria no puede prosperar sin esta exigencia sine qua non.
108
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 1992-2005, de 11 de
junio de 2007.
Unidad: Derechos Reales 197
tribunal que la dictó que dicha resolución fuera ampliada en el sentido de recono-
cérseles la calidad de herederos. Esta ampliación fue anotada en el Conservador
de Bienes Raíces respectivo. Ante la transferencia que se había realizado de la pro-
piedad, Paula, Natacha, Claudia y Paulo, entablaron una acción reivindicatoria
en contra de Jimmy Haddad, alegando ser herederos por derecho de sucesión de
Domingo Gómez Aguilar, y por lo tanto son dueños proindiviso de la propiedad
transferida por Marcos Gómez.
Por su parte, Jimmy Haddad alega haber adquirido el inmueble de buena fe.
Instituciones relacionadas:
Acción reivindicatoria
Posesión efectiva
Comunicabilidad de la cuota
Comentarios109:
Al fallecer el causante, tanto la herencia como cada uno de los bienes que la
integran, son adquiridos por los herederos por el solo ministerio de ley, a través
del modo de adquirir sucesión por causa de muerte. De esta forma, el inmueble
que fue enajenado por uno de los comuneros fue adquirido cuotativamente por
todos los herederos al momento de la apertura de la sucesión, independiente de
que no se haya efectuado la inscripción de la posesión efectiva, o bien que esta no
mencionara a todos los herederos, pues las inscripciones referidas en el artículo
688 del Código Civil son exigidas para disponer de los inmuebles, mas no son
requisitos para adquirirlos por los herederos desde el patrimonio del causante.
En este orden de ideas, si solo uno, algunos o un tercero enajena cualquier bien
que forma parte de la masa hereditaria sin la voluntad de los demás herederos,
ese acto no priva del dominio a los codueños que no consientan en dicha enaje-
nación. En este caso, sólo se transfiere la cuota de aquel comunero que dispone,
por aplicación natural del principio de que “nadie puede transferir más derechos
que los que tiene”, quedando el adquirente en posesión del inmueble, pues al ser
la tradición un modo de adquirir el dominio, el que recibe en tradición se tiene
por dueño de la cosa respectiva, de conformidad al artículo 700; y si se efectúa la
inscripción en el registro conservatorio, será un poseedor inscrito, convirtiéndose
en legitimario pasivo de la acción reivindicatoria. Así, la acción intentada por los
109
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 8234-2015, de 30 de
marzo de 2016.
198 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
herederos está conforme con el artículo 892, según el cual “se puede reivindicar
una cuota determinada proindiviso de una cosa singular”.
Por lo demás, pese a tratarse de un bien que forma parte de una masa heredi-
taria, tiene plena aplicación la acción reivindicatoria, así lo establece el artículo
1268 del Código Civil cuando se intenta recuperar una especie determinada que
haya pasado a terceros, sin que sea necesario ejercer primeramente la acción de
petición de herencia contemplada en el artículo 1264 del mismo Código. Esta
facultad que el legislador ha otorgado a los herederos —de ejercer la acción de
dominio sobre una cosa singular de la herencia— se ha tomado como un argu-
mento poderoso y difícilmente refutable de que existe comunicabilidad entre la
universalidad herencia y los bienes específicos que la integran.
Finalmente, para efectos del ejercicio de la acción reivindicatoria, la buena o
mala fe del adquirente no es gravitante, así se desprende de los textos que regulan
la nulidad, la acción reivindicatoria o la acción de petición de herencia, en todos
estos casos no se contempla una protección a los terceros, ni tampoco se hacen
precisiones a la buena o mala fe del tercero, prefiriéndose el dominio de los reales
titulares del derecho. Sólo en algunos casos el legislador ha dado protección al
tráfico jurídico por sobre el dominio, como ocurre en los efectos de la resolución
respecto de terceros.
siendo de su dominio. Esta fusión se llevó a cabo por escritura pública de fecha 20
de julio de 1999, e inscrita en el Registro Conservatorio de Villarrica. Producto de
esta fusión se generó un macro lote denominado Lote Uno.
Con fecha 31 de agosto de 2010, Inmobiliaria El Lleuque enajenó el Lote Uno
a La Araucana C.C.A.F., título que se inscribió a nombre de la compradora en el
Registro del Conservador de Bienes Raíces de Villarrica.
Instituciones relacionadas:
Servidumbre
Acción reivindicatoria
Acción confesoria
Comentarios110:
Dentro de las acciones dominicales propiamente tales, que son aquellas que
protegen el dominio en forma directa, encontramos la acción reivindicatoria, la
acción negatoria y la acción confesoria. Esta última tiene por objeto que se decla-
re, a favor del demandante, la existencia de un determinado derecho real sobre
la cosa que pertenece al demandado. Nuestro Código Civil no contempla ni au-
tónoma ni expresamente la acción negatoria ni la confesoria, sino que ambas se
encuentran refundidas en la reivindicatoria, pues en todas ellas, lo que se persigue
es la reivindicación del derecho, esto es, su reconocimiento.
Este tratamiento adoptado por nuestro Código tiene una explicación histórica.
En efecto, la acción confesoria era una acción típica y usual para la defensa y el
reconocimiento del derecho real de servidumbre, pero que los juristas romanos
calificaban como vindicatio porque se trataba de una adaptación a la servidumbre
de la antigua y única acción in rem que era la vindicatio. En estos términos, la
acción reivindicatoria del artículo 889 y siguientes no tiene como única finalidad
que se condene al poseedor a restituir la cosa al dueño, sino también que se decla-
ra que respecto de una cosa existe un derecho real a favor un tercero.
En otro orden de ideas, conviene analizar si en el caso existen o no servidum-
bres. De conformidad al artículo 820 del Código Civil, las servidumbres prediales
consisten en un gravamen impuesto sobre un predio en utilidad de otro predio de
distinto dueño. En cuanto a su origen, de conformidad al artículo 831 del mismo
cuerpo legal, la fuente de una servidumbre puede ser natural, legal o voluntaria,
110
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 32132-2014, de 24 de
agosto de 2015.
200 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
esta última se define por ser el resultado de una convención entre las partes. Por su
parte, el artículo 881 expresa que “Si el dueño de un predio establece un servicio
continuo y aparente a favor de otro predio que también le pertenece, y enajena
después uno de ellos, o pasan a ser de diversos dueños por partición, subsistirá el
mismo servicio con el carácter de servidumbre entre los dos predios, a menos que
en el título constitutivo de la enajenación o de la partición se haya establecido
expresamente otra cosa”. De las normas que regulan las servidumbres se despren-
de que las voluntarias pueden constituirse por título, por sentencia judicial, por
prescripción, o por la denominada “destinación del padre de familia”.
En el caso, la Inmobiliaria manifestó expresamente por escritura pública su
voluntad de someter la totalidad de los lotes del conjunto a las restricciones que
se indican, las que fueron establecidas como gravámenes sobre todos y cada uno
de los predios que forman el loteo con el fin de prestar utilidad a los demás lotes
del mismo, encuadrándose a la definición que el artículo 820 del Código de Bello
da a las servidumbres.
Instituciones relacionadas:
Servidumbre
Tradición
Constitución de servidumbre de tránsito
Unidad: Derechos Reales 201
Comentarios111:
El que tiene derecho a una servidumbre, lo tiene igualmente a los medios nece-
sarios para ejercerla, pudiendo hacer las obras indispensables para ello. Empero,
para gozar de estos derechos es necesario que quien los alega acredite la existen-
cia de la servidumbre. Tratándose de una servidumbre de tránsito, esta tiene la
naturaleza de ser discontinua, pues se ejerce a intervalos más o menos largos de
tiempo, y supone además un hecho actual de hombre, estando continuamente a
la vista, pudiendo ser aparente o inaparente, dependiendo de si se ejercita por
una senda o puerta especialmente destinada a ella. De conformidad al artículo
882 inciso 1º del Código Civil, “las servidumbres discontinuas de todas clases
y las servidumbres continuas inaparentes sólo pueden adquirirse por medio de
un título; ni aun el goce inmemorial bastará para constituirlas”. Por lo tanto, la
existencia de una servidumbre de tránsito (y cualquier servidumbre discontinua o
continua inaparente) sólo se puede acreditar mediante el título constitutivo de la
servidumbre, donde conste la intención del tradente de constituir tal servidumbre
y que el correspondiente adquirente manifieste aceptarla, según lo ordena expre-
samente el artículo 698 del Código.
En este entendido, nada aporta la constancia de la servidumbre en el registro
conservatorio de bienes raíces si en él no se cumplen con las exigencias del artí-
culo 698 ya aludidas.
111
Comentario basado en sentencia de la Corte de la Ilma. Apelaciones de Concepción, Rol Nº
1412-2014, de 27 de enero de 2015.
202 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
cola Sacor Ltda. Dicho ducto que atraviesa el predio de Dante es perfectamente
visible por la existencia de cámaras colocadas cada 40 metros.
Al momento de adquirir los terrenos, Dante tuvo pleno conocimiento de la
existencia del ducto y del hecho de estar en funcionamiento.
Dicha servidumbre resulta de utilidad para la Sociedad Agrícola para evacuar
los líquidos derivados de los procesos de faenamiento de animales, y trabajadores
en forma permanente realizan labores de aseo y mantención del ducto, permitien-
do Dante el ingreso a su propiedad para tal efecto.
Ninguno de los anteriores propietarios del predio por donde atraviesa el ducto
exigió algún tipo de indemnización por su existencia.
Por todo lo anterior, la Sociedad Agrícola Sacor Ltda. demanda a Dante Vuka-
sevic con el objeto que se declare a su favor la adquisición por prescripción del
derecho real de servidumbre voluntaria de aguas servidas. El demandando al con-
testar la demanda solicita su rechazo, y en subsidio, si el tribunal declara que el
demandante ha adquirido la servidumbre por prescripción adquisitiva, pide se
ordene indemnizar los perjuicios correspondientes.
Instituciones relacionadas:
Servidumbre voluntaria
Posesión del derecho real de servidumbre
Prescripción adquisitiva
Comentarios112:
En la especie, se logró acreditar que el dueño del predio dominante ha utiliza-
do el ductor que atraviesa el predio de los demandados desde 1991 a la fecha de
la dictación del fallo, de forma continua e ininterrumpida arrojando a través del
mismo los líquidos resultantes del proceso de faenamiento de animales.
Para adquirir por prescripción adquisitiva un derecho real de servidumbre,
basta que quien la alega haya mantenido una posesión pacífica, pública, ininte-
rrumpida, aparente y continua por más de cinco años.
Por ello, no cabe si no acoger la acción de adquisición de prescripción adquisi-
tiva de la servidumbre. Esta declaración, no obsta a la obligación del dueño domi-
nante de indemnizar los daños que el ejercicio de la servidumbre pueda ocasionar al
112
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 1586-2003, de 13 de
enero de 2005.
Unidad: Derechos Reales 203
predio sirviente, en la medida que estos sean debidamente acreditados. En este caso,
la prueba aportada al juicio no logró establecer que las aguas servidas provenientes
de la Planta Sacor, haya sido objeto de contaminación. Con todo, la acción de per-
juicios alegada por el demandado fue rechazada no solo por no haberse acreditado
el daño, sino que además por no haberse solicitado por vía reconvencional.
Instituciones relacionadas:
Posesión inscrita
Prescripción
Acción reivindicatoria
Comentarios113:
El problema planteado dice relación a si se puede adquirir por prescripción
extraordinaria un inmueble inscrito, sin contar con título inscrito; e igualmente,
113
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 3248-2005, de 19 de
julio de 2007.
204 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
podrá ser una crítica estimable para modificar la ley, pero no para inter-
pretarla114.
En relación al segundo tema controvertido, es preciso recordar que para adqui-
rir la posesión regular de un inmueble inscrito, cuando se invoca un título trasla-
ticio de dominio, es indispensable la inscripción, ya que esa es la única forma de
hacer la tradición de los inmuebles, salvo las servidumbres; y la tradición es un
requisito indispensable de la posesión regular cuando se invoca un título traslati-
cio de dominio al tenor del artículo 702.
Tratándose de la posesión irregular de un inmueble inscrito, algunos autores
estiman que sin la inscripción no se puede adquirir ni aun la posesión irregular de
los inmuebles no inscritos, de conformidad al artículo 724, que no distingue entre
posesión regular e irregular. Por lo mismo, tratándose de inmuebles, la inscripción
es un requisito para la posesión sin distinciones115
Por último, de conformidad al artículo 728, la posesión inscrita se conserva
mientras subsista la inscripción y se pierde sólo por cancelación de la misma. De
estos argumentos se colige que no es exigencia la acreditación de posesión mate-
rial del dueño inscrito para el ejercicio de la acción reivindicatoria.
114
Alessandri et al. (1993), pp. 63-64.
115
Rozas Vial (1984), p. 241.
206 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Instituciones relacionadas:
Posesión inscrita
Inscripciones paralelas
Acción reivindicatoria
Comentarios116:
Para analizar esta compleja situación, conviene hacer un examen de la norma-
tiva relativa a la manera de adquirir y conservar la posesión de los bienes raíces
que se contemplan en nuestro sistema normativo. En nuestro ordenamiento, las
transferencias y mutaciones de los derechos inmuebles se realizan mediante ins-
116
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5800-2009, de 4 de abril
de 2011.
Unidad: Derechos Reales 207
cripciones en los registros del Conservador de Bienes Raíces respectivo, que están
establecidos para la organización de la propiedad raíz o territorial.
El artículo 686 del Código Civil dispone que la tradición el dominio de los
bienes raíces se efectúa por la inscripción del título en el Registro Conservador.
No obstante, si bien la inscripción es la única manera de efectuar la tradición de
los derechos reales inmuebles, la inscripción no prueba este derecho, sino sólo la
posesión. La forma de probar el dominio es mediante la prescripción117.
La inscripción no sólo cumple el rol de forma de efectuar la tradición de bienes
raíces, sino también cumple el rol de ser requisito de la posesión de los mismos,
para acreditar la posesión y como garantía de la misma, según se desprende de los
artículos 724, 924 y 728 del Código Civil.
El primer punto controvertido en el caso dice relación con el artículo 728, en
lo concerniente a la forma de cancelar, mediante resciliación, la posesión inscrita
de los derechos que obraba a favor de la Sociedad Azul Grande. La resciliación o
mutuo disenso se trata en el encabezado del artículo 1567, señalando el legislador
que “toda obligación puede extinguirse por una convención en que las partes inte-
resadas, siendo capaces de disponer libremente de lo suyo, consienten en darla por
nula”. Pese a su redacción tanto la doctrina como la jurisprudencia han sostenido
que la resciliación no es un medio de declarar nulas las obligaciones viciadas, si-
no de privar de efecto obligaciones válidas. En segundo lugar, la resciliación sólo
opera respecto de obligaciones cuyo cumplimiento se encuentre pendiente, dado
que es lógico extinguir aquellas obligaciones que ya han dejado de tener existen-
cia por otro modo.
Las partes que estuvieron vinculadas por una obligación que expiró, en razón
de haberse cumplido, pueden acordar, más tarde, y conforme al principio de auto-
nomía de la voluntad, restablecer la situación existente antes de la extinción; sin
embargo, esta figura no importa resciliación, sino una nueva convención que se
pacta entre las partes. Esto es lo que ha ocurrido en la especie.
En consecuencia, dicha convención encuadra en la previsión normativa que
hace el artículo 728 del Código, que alude a la cancelación de la posesión inscrita
por acuerdo de las partes, convención que produce el efecto de revivir la ins-
cripción existente con anterioridad a favor del primitivo poseedor, en el caso en
comento, a favor de José Martínez Abufarne.
En este contexto, para la validez de la cancelación no se hace necesario efectuar
la subinscripción que ordenan los artículos 88 y 91 del Reglamento del Registro
Conservatorio de Bienes Raíces, porque la ley no establece la ineficacia jurídica de la
cancelación si no se efectúan tales anotaciones, y que por lo demás, son requisitos de
117
Alessandri et al. (1957), p. 336.
208 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Instituciones relacionadas:
Posesión inscrita
Saneamiento de títulos
Inscripciones paralelas
Nulidad de la inscripción conservatoria
Comentarios118:
El artículo 15 del Decreto Ley Nº 2965, indica que la resolución del Servicio
que acoja la solicitud de saneamiento se considerará como justo título, y que una
vez practicada su inscripción en el registro conservatorio, el interesado adquiere
la calidad de poseedor regular del inmueble para todos los efectos legales, aunque
existan a favor de otras personas inscripciones que no hubieran sido materialmen-
te canceladas, y transcurridos dos años de posesión inscrita, el interesado se hace
dueño del inmueble por prescripción, la que no se suspenderá en caso alguno. Por
su parte, el artículo 16 agrega que transcurrido esos dos años, prescribirán las ac-
ciones emanadas de los derechos reales de dominio, usufructo, uso o habitación,
servidumbres activas y el de hipotecas relativos al inmueble inscrito de conformi-
dad al Decreto Ley.
118
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5800-2009, de 29 de
octubre de 2010.
210 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Dado que el Decreto Ley Nº 2695 fue publicado con anterioridad a la entrada
en vigencia de la Constitución Política de la República de 1980, las normas arriba
mencionadas se encuentran orgánicamente derogadas, al estar abiertamente en
contradicción con los numerales 23 y 24 del artículo 19 de la Carta Fundamen-
tales.
Por lo anterior, la competente inscripción corresponde a la de Luis Vejar, sólo
esta inscripción integra la cadena de inscripciones que permiten formar la historia
registral de la propiedad raíz. Es conveniente recordar que sólo aquélla que se ha
efectuado con las solemnidades legales, por el competente funcionario, en el Con-
servador de la ubicación del inmueble que se transfiere, tiene la virtud de cancelar
la inscripción anterior que pueda existir sobre el mismo. En este entendido, la ins-
cripción de Luis Vejar encuentra como antecedente las inscripciones pretéritas que
se retrotraen al año 1988, y no se ve alterada su posesión inscrita por el hecho que
otra persona haya obtenido inscripción a su nombre sobre el mismo bien, pues la
mentada transferencia lo fue contra quien detentaba la calidad de legítimo dueño,
ya que, acreditada la posesión inscrita de un inmueble, se presume su dominio.
Refuerza este razonamiento el artículo 696 del Código Civil, conforme al cual
los títulos cuya inscripción se prescribe en los artículos anteriores, no darán o
transferirán la posesión efectiva del respectivo derecho, mientras la inscripción no
se efectúe de la manera que en dichos artículos se ordena. Por último, así lo deja
claro Andrés Bello en el mensaje del mismo Código, al indicar que es la inscrip-
ción la que da la posesión real y efectiva; y mientras ella no se ha cancelado, el que
no ha inscrito su título, no posee: es un mero tenedor.
UNIDAD: CONTRATACIÓN CIVIL
Instituciones relacionadas:
Arrendamiento
Incumplimiento
Pacto comisorio calificado
212 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Comentarios119:
La posibilidad de incluir un pacto comisorio calificado para una obligación
que no sea el pago del precio en la compraventa es una discusión ya superada por
la doctrina y jurisprudencia nacional, no cabe duda de su procedencia. También
se ha entendido que el efecto que produce este pacto en un contrato distinto de la
compraventa por no pago del precio es la resolución de pleno derecho del mismo,
en virtud del principio de la autonomía de la voluntad, pues precisamente las ex-
presiones “ipso facto”, “de pleno derecho”, “por el solo ministerio de la ley”, “sin
necesidad de juicio” dan cuenta que las partes quieren convenir que por incum-
plirse una determinada obligación el contrato se resuelve sin que sea necesaria
una resolución judicial que lo establezca.
En este entendido, lo que debe solicitarse es derechamente la restitución de la
cosa objeto del contrato, mas no la terminación del mismo como ocurrió en la
especie, pues por el efecto natural del pacto comisorio calificado el contrato ya se
encuentra resuelto. Así lo ha entendido la doctrina, quien ha señalado lo siguien-
te: “ya se dijo que el pacto es frecuente en el contrato de arrendamiento”. Allí,
una inmediata y visible consecuencia (de que opera de pleno derecho, conforme la
autonomía de la voluntad) es que al producirse el incumplimiento lo procedente
es —fundándose en él— pedir la restitución de la cosa dada en arriendo120.
Así las cosas, no puede declararse judicialmente la extinción de un negocio
jurídico ya expirado, debiendo la actora haber alegado la restitución de la cosa
arrendada, lo que no puede ser concedido por no haberse solicitado.
Ahora bien, este efecto del pacto comisorio calificado en el arrendamiento
tiene como excepción el caso de arrendamientos de predios urbanos sujetos a la
Ley Nº 18.101 (que no aplica en la especie). Respecto de los contratos regidos por
esta norma se ha discutido si el mencionado pacto produce efectivamente la reso-
lución de pleno derecho del arrendamiento, estimándose que la mentada cláusula
contravendría el artículo 8º de la ley, que indica que los derechos del arrendatario
son irrenunciables. De estimarse que el pacto comisorio calificado opera sin que
sea necesaria resolución judicial en estos casos, se privaría al arrendatario de su
derecho a que el contrato subsista mientras no se efectúen las dos reconvenciones
exigidas por el artículo 1977 del Código Civil.
119
Comentarios basados en Resolución de causa Rol Nº 622-2013, de la Ilma. Corte de Apelacio-
nes de Concepción, de 7 de agosto de 2013.
120
Peñailillo (2003), p. 428.
Unidad: Contratación Civil 213
Instituciones relacionadas:
Precario
Dominio
Contrato de promesa
Comentarios121:
Como en reiteradas ocasiones lo ha resuelto la Corte Suprema, para que exista
la institución del precario contemplada en el inciso 2º del artículo 2195, es necesa-
rio la concurrencia de los siguientes requisitos copulativos: a) que el demandante
sea dueño de la cosa cuya restitución solicita; b) que el demandado ocupe ese bien,
y c) que tal ocupación sea sin previo contrato y por ignorancia o mera tolerancia
del dueño. De esta forma, al demandante corresponde acreditar su dominio de la
cosa y la ocupación que realiza el demandado. Mientras que la demostración de
que la ocupación se justifica en un título y no en la ignorancia o mera tolerancia
del dueño, recae sobre el demandado. El problema se reduce a determinar si en
la especie el ocupante ostenta un título que justifique la ocupación del inmueble.
Se ha fallado que un elemento esencial del precario está constituido por una
simple situación de hecho, la ausencia de todo vínculo jurídico entre el dueño y el
tenedor de la cosa, una tenencia sin fundamento o título jurídicamente relevante.
Su justificación se halla en la carencia absoluta de nexo jurídico entre quien ocupa
la cosa y el dueño, por lo mismo, si el ocupante invoca un título que justifique
121
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº
1786-2013, de 22 de abril de 2014.
214 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
su tenencia, este debe ser oponible al propietario, de forma tal que el propietario
deba respetarlo, y, por consiguiente, de tolerar o aceptar la ocupación de una cosa
de su propiedad por otra persona distinta.
En este orden de ideas, una promesa de venta de un inmueble por el ocupante
y un tercero no le empece al dueño del mismo, pues de dicho contrato derivan
únicamente derechos personales, por lo que no podría justificar su tenencia. Por
lo demás, al no concurrir la voluntad del dueño en ese contrato de promesa, este
no está obligado a respetarlo, por el efecto relativo de los contratos del artículo
1545 del Código Civil.
Por lo demás, se ha fallado que “si el titular del dominio no usa de la cosa por
tener la tenencia de ésta otra persona sin título para ello, debe necesariamente
presumirse que dicha tenencia es por mera liberalidad o ignorancia del dueño.
Quien quiere revertir esta situación para excepcionarse de la obligación de res-
tituir, debe acreditar un título que justifique dicha tenencia en detrimento del
dominio de su titular”122.
Instituciones relacionadas:
Precario
122
Sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol 9978-2011, de 28 de diciembre de 2012.
Unidad: Contratación Civil 215
Comentarios123:
Conforme a lo dispuesto por el inciso 2º del artículo 2195 del Código Civil,
para la procedencia de la acción de precario se hace necesario que la tenencia de
la cosa se haga “sin previo contrato”. Se hace pertinente dilucidar el sentido y
alcance de dicha expresión.
El Código Civil define contrato como un acto por el cual una parte se obliga
para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Bajo esta interpretación, al
tratarse de un acto celebrado entre el propietario y quien ocupa la propiedad, no
cabe duda alguna que el acuerdo empecerá al dueño. Por ello, a la expresión “sin
previo contrato” debe otorgársele un sentido más amplio. Para estos efectos, se
le ha definido como un título o antecedente jurídico al que la ley le reconozca la
virtud de justificar la ocupación (sentencia de la Excma. Corte Suprema de 4 de
noviembre de 2011, rol 7902-2009). En este sentido, la ocupación por parte de
una hija del inmueble de propiedad de su madre aparece justificada por la existen-
cia de un acuerdo de voluntades entre ellas, perfeccionado con la aceptación de la
ocupante de vivir en el hogar materno. En estas circunstancias, la ocupación del
inmueble no es por simple tolerancia de su dueña, desde que ella misma ha parti-
cipado a la generación del título y porque, además, la ocupación del inmueble por
parte de su hija le era conocida.
123
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº 673-
2014, de 3 de octubre de 2014.
124
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº
1357, de 2 de enero de 2015.
216 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Instituciones relacionadas:
Dominio
Precario
Título previo
Comentarios:
Como se ha resuelto, para que exista precario es necesario la concurrencia de
los siguientes requisitos: a) que el demandante sea dueño de la cosa cuya restitu-
ción solicita; b) que el demandado ocupe ese bien; y c) que tal ocupación sea sin
previo contrato y por ignorancia o mera tolerancia del dueño.
Respecto a la primera exigencia, se acredita con la respectiva copia de inscrip-
ción vigente, salvo que se rinda prueba que desvirtúe la conclusión a la que se
arriba con tal instrumento.
Tratándose del tercer requisito, a saber, que la ocupación sea sin previo contra-
to y por mera ignorancia o tolerancia de su dueño, en la especie no existe título
alguno que justifique la ocupación del inmueble por parte de la demandada, ya
que el predio en cuestión no es de dominio de la primitiva dueña ni de su sucesión,
o exclusivamente de alguno de sus herederos, sino de aquella que tenga posesión
inscrita a su nombre.
Por otro lado, aun cuando se acredite la existencia de un título, este sería
inoponible a la demandante. En efecto, el título que invoca el ocupante debe ser
oponible al demandante, éste debe encontrarse con la obligación de respetarlo.
prelación en contra del ejecutante Banco Santander y del ejecutado Bernardo Na-
varro, solicitando se declare el derecho a ser pagados preferentemente al ejecu-
tante del producido remate del inmueble. Añaden que en el Juzgado de Cobranza
Laboral y Previsional de Cañete se sigue juicio ejecutivo en contra de Bernardo,
en la que se invocaron como títulos ejecutivos Actas de Comparendo de Concilia-
ción, de fecha 7 de marzo de 2012. En ese mismo juicio de cobranza laboral, cinco
días después del remate, los trabajadores trabaron embargo sobre el inmueble de
propiedad de Bernardo Navarro.
La demanda de tercería de prelación fue rechazada por sentencia firme.
Posteriormente, para efectos de inscribir la adjudicación en favor de su parte,
Banco Santander solicita al tribunal de Concepción que se alce el embargo traba-
do por los terceristas.
Instituciones relacionadas:
Venta forzada
Embargo
Obligaciones del vendedor
Comentarios125:
No cabe duda de que el remate judicial es un acto complejo, pues desde el pun-
to de vista procesal es una actuación procesal, mientras que desde la perspectiva
civil es una compraventa, en la cual el juez actúa como vendedor y tradente en
representación del deudor, y el adjudicatario es el comprador y adquirente, así lo
manifiesta el artículo 671 del Código Civil.
Según lo prevén los artículos 495 y 497 del Código de Procedimiento Civil,
los remates de bienes raíces deben consignarse en un acta extendida en el registro
del secretario que intervenga en la subasta, firmada por el juez, el rematante y el
secretario; acta que valdrá como escritura pública para efectos del artículo 1801
inciso 2º , sin perjuicio de lo cual, ésta debe extenderse con posterioridad y será
imprescindible para los efectos de la inscripción en el registro conservatorio. A su
vez, el artículo 1824 del Código Civil contempla las obligaciones del vendedor, las
que se reducen en general a dos: la entrega o tradición, y el saneamiento de la cosa
vendida, obligaciones que nacen incluso en una compraventa forzosa.
125
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº
1231-2013, de 7 de enero de 2014.
218 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
126
Sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Temuco, de 29 de diciembre de 2008.
UNIDAD: DERECHO DE FAMILIA
Instituciones relacionadas:
Matrimonio
Bienes familiares
Comunidad hereditaria
Comentarios127:
La institución de los bienes familiares, incorporada a nuestra legislación por la
Ley Nº 19.335, se presenta primitivamente como una forma de paliar los incon-
venientes que genera el régimen de participación en los gananciales, en el sentido
que durante su vigencia no existe un patrimonio común familiar, pero que poste-
riormente la institución se “independiza” de este régimen, rigiendo para todos los
sistemas matrimoniales. En este entendido, su finalidad es amparar el hogar de la
familia, especialmente en caso de conflictos dentro de ella.
Para que proceda afectar un bien como bien familiar, es necesario que se trate
de un inmueble que sirva de residencia principal de la familia, y que este sea de
127
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 10182-2011, de 16 de
marzo de 2012.
220 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
propiedad de alguno de los cónyuges. El artículo 141 del Código Civil expresa
que “El inmueble de propiedad de cualquiera de los cónyuges que sirva de resi-
dencia principal a la familia, y los muebles que la guarnecen, podrán ser decla-
rados bienes familiares…”. Por su parte, el artículo 146 inciso primero indica:
“Lo previsto en este párrafo se aplica a los derechos o acciones que los cónyuges
tengan en sociedades propietarias de un inmueble que sea de residencia principal
de la familia”. Al tratarse de normas de orden público, que miran un interés ge-
neral o social más que el meramente particular de los intervinientes, no es posible
extender la institución de los bienes familiares a situaciones no previstas por la
ley. Es del caso, que la ley ha omitido toda referencia a la situación que el inmue-
ble que sirve de residencia principal de la familia pertenece a uno de los cónyuges
en comunidad con otras personas, dicha situación no se amolda a ninguna de las
previstas por la ley, por lo que no procede su afectación.
Reafirma lo antedicho lo indicado por Rodríguez Grez: “al operar la partición
y con ello el efecto declarativo de las adjudicaciones (artículo 1344) podría bur-
larse la afectación, salvo sacrificando estos principios…”128.
Instituciones relacionadas:
Sociedad conyugal
Administración de la sociedad conyugal
Nulidad
128
Rodríguez Grez (1996), p. 293.
Unidad: Derecho de Familia 221
Comentarios129:
Primero que todo, es necesario indicar que no existe controversia de que el
inmueble pertenezca a la sociedad conyugal, de conformidad al artículo 1725 nº
5 del Código Civil, lo que no se ve alterado por lo dispuesto en el artículo 41 de la
Ley 18.196, dado que la presunción de separación de bienes que la norma dispone
lo es sólo para la adquisición de esa vivienda y no para su disposición posterior.
En ese entendido, la enajenación de dicho inmueble debe ser efectuada por el ma-
rido con autorización de la mujer, en los términos del artículo 1749.
En este orden de ideas, la mujer carece de facultades para vender el inmueble.
En la especie, el marido demandó la nulidad absoluta de la enajenación, pues la
mujer casada en el régimen de sociedad conyugal no tiene derecho alguno sobre
los bienes sociales, sino que es el marido quien los administra, así, las limitacio-
nes que regulan los artículos 1749 inciso 6º y 1754, y que sancionan con nulidad
relativa, se refieren a esa administración ordinaria, sin ser aplicable la sanción del
artículo 1757 a un acto que no diga relación con esa administración. Agrega que
salvo excepciones la mujer tiene prohibición absoluta de realizar actos respecto
de bienes raíces sociales, de conformidad al artículo 1752, por lo que la sanción
debe ser la nulidad absoluta por objeto ilícito. Esta interpretación sin embargo
es errada, la Corte Suprema estima que la falta de comparecencia del marido a
la venta de un bien social da lugar a la nulidad relativa del acto respectivo, ello
acorde a los artículos 1757 y 1682 inciso final, pues el vicio consiste en la omisión
de una formalidad habilitante para la ejecución de un acto o contrato, añadiendo
que las distintas modificaciones al Código Civil en esta materia, por las Leyes Nº
10.271 y 18.802, han venido a mejorar la situación jurídica de la mujer casada
en sociedad conyugal, reconociéndole plena capacidad civil, manteniendo eso sí
al marido como administrador de los bienes sociales y propios de la mujer. Esta
misma interpretación ha sido recogida por doctrina130.
No nos parece que la nulidad relativa sea la sanción a aplicar en el caso que la
mujer enajena un bien raíz social, por cuanto dicha sanción está establecida para
el caso que el marido enajene omitiendo la formalidad habilitante de la autoriza-
ción de la mujer. En este caso, estamos en presencia de una mujer que es plena-
mente capaz —desde la entrada en vigencia de la Ley Nº 18.802— que está enaje-
nando un bien que no administra; siendo una hipótesis de venta de cosa ajena, el
acto es plenamente válido, cumple con todos sus requisitos de existencia y validez,
pero es inoponible al dueño, en este caso el marido, quien seguirá gozando de las
acciones correspondientes mientras no prescriban por el lapso de tiempo.
129
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 179-2014, de 9 de di-
ciembre de 2014.
130
Lepin (2016), p. 200.
222 Carlos Céspedes Muñoz y Jaime Ramírez Cifuentes
Instituciones relacionadas:
Matrimonio
Régimen de separación total de bienes
Obligación contraída por uno de los cónyuges
Artículo 161 Código Civil
Comentarios131:
El presente caso exhibe como cuestión principal la legitimación pasiva de la
acción. Las cargas de familia, en el régimen de separación total de bienes, sólo son
reguladas por dos preceptos: el artículo 134 del Código Civil, que señala que “el
marido y la mujer deben proveer a las necesidades de la familia común, atendiendo
a sus facultades económicas y al régimen de bienes que entre ellos medie (…)”; y
el artículo 160, del mismo código, que indica: “En el estado de separación, ambos
cónyuges deben proveer a las necesidades de la familia común a proporción de
sus facultades (…)”. En lo referido estrictamente a las deudas contraídas por los
131
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 7619-2012, de 11 de
noviembre de 2013.
Unidad: Derecho de Familia 223
cónyuges en este régimen con terceros, estos últimos sólo podrán hacer exigible
sus créditos con los bienes que formen parte del patrimonio del cónyuge deudor,
salva las excepciones legales, que se encuentran contenidas en el artículo 161 del
mismo cuerpo legal. Esta disposición expresa: “Los acreedores de la mujer separa-
da de bienes, por actos o contratos que legítimamente han podido celebrarse por
ella, tendrán acción sobre los bienes de la mujer. El marido no será responsable
con sus bienes, sino cuando hubiere accedido como fiador, o de otro modo, a las
obligaciones contraídas por la mujer. Será asimismo responsable, a prorrata del
beneficio que hubiere reportado de las obligaciones contraídas por la mujer, com-
prendiendo en este beneficio el de la familia común, en la parte en que de derecho
haya él debido proveer a las necesidades de ésta. Rigen iguales disposiciones para
la mujer separada de bienes respecto de las obligaciones que contraiga el marido”.
Se puede apreciar claramente el campo de aplicación de ambas normas. Mientras
el artículo 160 se trata de una norma que atañe solamente a las relaciones entre
los cónyuges en lo referido a la mantención de la familia común, el artículo 161
reglamenta las relaciones de los acreedores de la mujer separada de bienes, por
actos y contratos que ha celebrado, ya sea con ella mismo o con su marido.
En el caso que se comenta, la demanda fue rechazada en definitiva puesto que
la actora ejerció la acción en contra de ambos cónyuges fundada en el artículo
160, que como ya se dijo, atañe a la forma en que los cónyuges contribuyen a la
mantención de la familia, en circunstancias que debería haberse fundado el artícu-
lo 161, que hace responsable al cónyuge que no contrajo la obligación, en la parte
en que de derecho haya debido proveer a las necesidades de la familia común.
Instituciones relacionadas:
Acción pauliana
Bienes familiares
Alimentos
Comentarios132:
De conformidad al artículo 2468 del Código Civil, para que la acción pauliana
prospere es necesario que el acto que se intenta atacar sea voluntario del deudor;
que el acreedor que intenta la acción tenga interés, y lo tendrá cuando el deudor
sea insolvente, produciéndole un perjuicio al actor; y por último, que el actuar
del deudor sea fraudulento, esto es, que haya ejecutado el acto o contrato con
el ánimo de perjudicar a su acreedores, representado por el dolo o mala fe, pero
con características especiales por cuanto no vicia el consentimiento, y si se trata
un acto oneroso debe concurrir además el fraude pauliano del tercero adquirente
para que proceda la revocación, esto es, que tanto el deudor como el adquirente
sepan del mal estado de los negocios del primero.
En la especie, no concurre el perjuicio a las alimentarias, pues estas no se han
visto privadas de vivir en el inmueble aportado a la sociedad. Por lo demás, tam-
poco existe un acto simulado o aparente ejecutados con el propósito de perjudicar
a las alimentarias, pues, como se dijo, las actoras siguen viviendo en el referido
inmueble y reciben oportunamente la pensión de alimentos provisorios fijados
por el tribunal.
Para que proceda la acción revocatoria o pauliana dentro del marco de alimen-
tos legales, es necesario que se haya presentado una demanda de alimentos y que
esta se encuentre legalmente notificada, no procediendo respecto de actos efectua-
dos con anterioridad. Esto se desprende de la lectura del artículo 5º de la ley Nº
14.908, sobre abandono de familia y pago de pensiones alimenticias, la que regula
la acción revocatoria a propósito de un juicio de alimentos. La norma parte de
la base de que existe una demanda presentada, notificada y proveída antes de los
actos cuya revocación se pretende, pues sólo desde ese momento el demandado
podría intentar ocultar o disminuir sus bienes.
Si el legislador hubiese querido restringir, prohibir o permitir revocar los ac-
tos o contratos celebrados inmediatamente antes del juicio, lo habría establecido
expresamente como lo ha hecho en situaciones similares, por ejemplo, con las
acciones revocatorias concursales establecidas en la Ley Nº 20.720.
132
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol Nº 335-
2005, de 6 de octubre de 2009.
CASOS DE DERECHO CIVIL
Cristián Aedo Barrena133 y Cristian Campos Arcos134
133
Profesor de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de la Santísima
Concepción. Correo electrónico: caedo@ucsc.cl.
134
Abogado, Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción, egre-
sado de Magíster en Derecho Privado de la Universidad de Concepción. Correo electrónico:
cgcamposarcos@gmail.com.
UNIDAD: RESPONSABILIDAD
CIVIL EXTRACONTRACTUAL
Instituciones relacionadas:
Extinción de la responsabilidad extracontractual por prescripción
Suspensión de la prescripción
135
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 4579-2018, de 10 de octubre
de 2019.
228 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Comentarios:
La extinción de la responsabilidad extracontractual por prescripción está re-
gulada en el artículo 2332 CC, disposición que establece que “Las acciones que
concede este título por daño o dolo, prescriben en cuatro años contados desde la
perpetración del acto”. Al fijar la norma un plazo de 4 años, constituye a la acción
de responsabilidad extracontractual en una de aquellas acciones que prescriben
en corto tiempo y, en virtud de tal carácter, dicha acción se somete a la regulación
del párrafo 4º del título XLII del libro IV del Código Civil (artículos 2521 a 2524
CC), por lo que corre contra toda persona y no se suspende en favor de aquellos
enumerados en los números 1º y 2º del art. 2509 CC, como sí ocurre respecto de
aquellas acciones contempladas en el párrafo 3º del título XLII del libro IV del
Código Civil conforme al art. 2520 CC.
No obstante lo indicado en el párrafo anterior (que representa la posición
tradicional en esta materia)136, existen buenos argumentos para sostener que la
suspensión de la prescripción opera respecto de la acción a que se refiere el artí-
culo 2332 CC y que han sido expresados correctamente por la sentencia que se
comenta en estos párrafos y que a continuación se analizan.
Por una parte, debemos tener presente que los “hechos jurídicos” pueden cla-
sificarse en “hechos jurídicos voluntarios” y “simples hechos jurídicos”. Los pri-
meros son aquellos que consisten en una conducta humana (un hacer o no hacer)
realizada con la finalidad de obtener un efecto jurídico, lo que se denomina como
negocio jurídico. En cambio, el “simple hecho jurídico” es aquel que consiste en
un actuar humano que, si bien no pretende alcanzar un efecto de derecho, este sin
embargo se produce en contra o sin la voluntad humana. Ejemplos de estos últi-
mos son los delitos y cuasidelitos (art. 2284 CC)137. Considerando estas definicio-
nes, se ha razonado que la expresión “acto” que emplea el art. 2332 CC, inserto
dentro del título XXXV del libro IV del Código Civil denominado “De los Delitos
y Cuasidelitos”, se refiere a esta última clase de hechos jurídicos, esto es, a simples
hechos jurídicos y no a “actos o contratos”, por lo tanto, conforme a este racioci-
nio, la acción del art. 2332 CC queda fuera del ámbito de aplicación del art. 2524
CC que al disponer que “Las prescripciones de corto tiempo a que están sujetas
las acciones especiales que nacen de ciertos actos o contratos, se mencionan en los
títulos respectivos, y corren también contra toda persona; salvo que expresamente
se establezca otra regla” se está refiriendo a hechos jurídicos voluntarios, a nego-
cios jurídicos y no a delitos y cuasidelitos (simples hechos jurídicos).
136
Véase Domínguez Águila (2004), pp. 366-369 y Sentencia Excma. Corte Suprema, Rol Nº
3952-2015, de 4 de abril de 2016.
137
Domínguez Águila (2012), p. 11.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 229
138
Barros (2006), p. 928.
139
Al respecto, véase voto disidente de la ministra de la Corte Suprema María Eugenia Sandoval
y el abogado integrante Arturo Prado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 3952-
2015, de 4 de abril de 2016.
140
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 18743-2018, de 26 de septiem-
bre de 2019.
230 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Extinción de la responsabilidad extracontractual por prescripción
Cómputo del plazo de prescripción del art. 2332 CC
Comentarios:
Cuando el acto causal, generador del daño, y el daño se producen en forma
coetánea, no se genera discusión en cuanto al momento en que debe iniciar el
cómputo del plazo de prescripción de la acción a que se refiere el art. 2332 CC. El
problema se presenta en la medida en que no coincidan los momentos o épocas
en que daño y acto causal se producen, de modo que, cuando ello ocurre, cobra
relevancia la interpretación de la expresión “perpetración del acto” que emplea el
art. 2332 CC.
Sin perjuicio de existir opiniones divergentes141, la doctrina mayoritaria es
aquella que entiende que el plazo del art. 2332 CC se cuenta desde que el daño se
ha producido, entre otras razones, como bien señala Domínguez Águila, debido
a que: “el acto es ilícito porque daña, de forma que el perjuicio es elemento o
más bien condición de la responsabilidad y no tendría sentido calificar de ilícito
un acto, aunque en él concurra culpa o dolo, si no hay daño producido, al menos
141
Véase Vergara Bezanilla (2011), pp. 25-38.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 231
desde el punto de vista civil. De esta forma, entendemos que lo que el art. 2332
pretende es contar la prescripción desde que se produce el daño ilícito y ese es el
sentido que tiene la perpetración del acto”142.
En el caso que se comenta, la discusión giraba en torno a si la interrupción de
la prescripción se produce con la sola presentación de la demanda o con la notifi-
cación de ella. Sin embargo, la Tercera Sala de la Corte Suprema, decide corregir
el momento desde el que se computó el plazo de prescripción en el tribunal de la
instancia, cuál era la fecha en que se practicó la cirugía al señor Pardo, esto es, el
día 19 de agosto de 2010. Nuestro máximo tribunal consideró que el plazo debía
contarse desde que el daño cuya reparación se pretende se origina y no desde el
acto causal (cirugía), estimando que el daño se produjo con la muerte del paciente
el día 8 de noviembre de 2014, siendo tal fecha la que daba inicio al cómputo del
plazo. De esta manera la notificación de la demanda deducida por los familiares
del señor Pardo, llevada a cabo el día 18 de agosto de 2014, se efectuó dentro
del plazo de 4 años. En consecuencia, la Corte rechaza los recursos de casación
interpuestos por el demandado y evita pronunciarse acerca de la interrupción de
la prescripción.
En definitiva, sin perjuicio que la sentencia que se comenta es reprochable en
ciertos aspectos143, nos interesa destacar que siga lo que nos parece la doctrina
correcta en el sentido de que el cómputo del plazo contenido en el art. 2332 CC
inicia al momento en que se produce el daño.
142
Domínguez Águila (2004), p. 376.
143
Ver prevención del Ministro Sergio Muñoz expresada en la misma sentencia.
144
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 20.362-2018, de 15 de enero
de 2019.
232 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad del Estado
Aplicación del art. 2332 Código Civil
Delitos de lesa humanidad
Comentarios:
En aquellas causas en que víctimas de delitos de lesa humanidad demandan
la reparación de los perjuicios sufridos145, se ha debatido acerca de las normas
aplicables en materia de prescripción de la acción de responsabilidad del Estado
de Chile. Por parte del Fisco se defiende la aplicación de las normas del Código
Civil, especialmente, sus artículos 2332 y 2497. Por parte de quien demanda, en
cambio, se recurre a normas de Derecho Internacional y Constitucional principal-
mente.
Para efectos de sustentar la excepción de prescripción que comúnmente se
opone en estos casos, se esgrimen los siguientes argumentos: (i) que la prescrip-
ción constituye una institución destinada a garantizar la seguridad jurídica y que
opera en todo nuestro ordenamiento jurídico, a menos que una norma expresa
145
En el caso que se comenta la demanda se presentó y notificó legalmente 42 años después de
ocurridos los hechos.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 233
establezca lo contrario, es decir, a menos que la ley determine que una acción es
imprescriptible; (ii) que no hay norma alguna en nuestra legislación que, a propó-
sito de la responsabilidad extracontractual del Estado, reconozca o establezca la
imprescriptibilidad de dichas acciones; (iii) que el art. 2497 CC señala “Las reglas
relativas a la prescripción se aplican igualmente a favor y en contra del Estado,
de las iglesias, de las municipalidades, de los establecimientos y corporaciones
nacionales, y de los individuos particulares que tienen la libre administración de
lo suyo”, es decir, corre por igual contra toda persona, incluyendo expresamente
entre ellas, al Estado; (iv) que el ordenamiento jurídico internacional no establece
la imprescriptibilidad genérica de aquellas acciones destinadas a perseguir la res-
ponsabilidad extracontractual de los Estados (salvo lo que ocurre penalmente).
En definitiva, por estos fundamentos (entre otros), se aplicaría el plazo de cuatro
años del art. 2332 CC en caso de daños derivados de delitos de lesa humanidad,
primando, por tanto, las normas de derecho común.
Ahora bien, la Sala Segunda de la Excma. Corte Suprema (sala penal), durante
los últimos años ha desechado tales fundamentos y, por tanto, rechazado la ex-
cepción de prescripción que comúnmente opone el Fisco como defensa. En ese
sentido: (i) la Corte ha argumentado que el Estado de Chile tiene la obligación
de reparar los daños ocasionados por violaciones a los derechos humanos de sus
ciudadanos, obligación que construye a partir de los Tratados Internacionales ra-
tificados por Chile y que se encuentran vigentes, como es el caso de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados cuyo art. 27 dispone que “Una parte
no podrá invocar las disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento de un tratado”; (ii) Luego, relaciona las normas internacionales
con las disposiciones de nuestra Constitución Política de la República, específi-
camente con su art. 5º inciso 2º y el art. 6º . El primero de ellos expresa que “El
ejercicio de la soberanía reconoce como limitación el respeto a los derechos esen-
ciales que emanan de la naturaleza humana” y el art. 6º señala a su vez que “Los
órganos del Estado deben someter su acción a la Constitución y a las normas dic-
tadas conforme a ella…”. De este modo, razona nuestro máximo tribunal, los tri-
bunales de justicia deben descartar la aplicación de aquellos preceptos legales que
no se conformen o sean contrarios a la Constitución y el Derecho Internacional;
(iii) que esta obligación de reparación está consagrada en nuestra legislación en la
Ley de Bases Generales de la Administración del Estado Nº 18.575, art. 3º y 4º .
De esta forma la sala segunda la Excma. Corte Suprema determina que no
es posible aplicar disposiciones de derecho interno (como es el caso de los pre-
ceptos que contempla el Código Civil en materia de prescripción, art. 2332 CC)
contrarias a las normas de Derecho Internacional de los Derechos Humanos que
protegen a las víctimas y reconocen su derecho a reparación.
234 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Culpa de la víctima
Víctimas por rebote o repercusión
Comentarios:
El art. 2330 CC establece que “La apreciación del daño está sujeta a reduc-
ción, si el que lo ha sufrido se expuso a él imprudentemente”, lo que significa que
“la culpa de la víctima no excluye, sino disminuye la responsabilidad del tercero
que obró negligentemente”147, es decir, se reduce la obligación indemnizatoria del
autor del daño desde que no resulta justo ni equitativo que repare íntegramente
el daño que la misma víctima contribuyó a crear. Ahora bien, es común que quien
146
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 20172-2015, de 3 de agosto de
2016.
147
Barros (2006), p. 428.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 235
demanda los perjuicios no sea la persona que directamente los sufrió, sino que
las víctimas indirectas, por rebote o repercusión. Al respecto tradicionalmente se
distinguen dos situaciones: (a) quien demanda lo hace actuando como heredera de
quien en forma directa padeció los perjuicios, o (b) quien demanda lo haga a títu-
lo propio o personal. En el primer caso procedería la reducción del art. 2330 CC,
mientras que, en el segundo, no correspondería aplicar tal reducción en virtud de
la “autonomía del daño por repercusión”148.
Sin embargo, esta posición no ha prosperado en la doctrina nacional, la que
ha entendido que, si la culpa de la víctima directa es concausa del daño sufrido
por ella, esta culpa le es oponible a las víctimas por repercusión, aun cuando
estas últimas demanden a título personal o por daño propio; en consecuencia,
la reducción del art. 2330 CC también opera respecto de víctimas por rebote. El
principal argumento que se ha esbozado en este sentido, es la existencia de una
interdependencia entre los daños padecidos por la víctima directa y los sufridos
por la víctima por repercusión. Como señala Domínguez Águila “es porque la
víctima [directa] ha sufrido un perjuicio que el causahabiente sufre también otro
perjuicio. Si aquella no hubiere perecido, de nada habría podido quejarse este
último”149. El mismo autor, ahora desde el punto de vista del nexo causal, agrega
que “en cuanto concierne a la causalidad, habría que considerar que no es posible
dividir el hecho causal de los daños directos y por repercusión. El origen de am-
bos daños es uno mismo: el hecho que causó la muerte o la lesión de la víctima
directa y aquel hecho tiene como causa, tanto la acción del demandado, como la
culpa de la víctima directa”150.
148
San Martín (2018), p. 153. Para el problema sobre la naturaleza jurídica de la culpa de
la víctima, véase también Aedo Barrena, Cristian (2013): “El tratamiento dogmático de la
culpa de la víctima en la responsabilidad civil: un enfoque desde la imputación objetiva”, en:
Domínguez Hidalgo, Carmen et Al. (Coord.), Estudios de Derecho Civil VIII (Santiago, Thom-
son Reuters), pp. 505 ss. Véase Aedo Barrena, Cristián (2017): “La creación de riesgos no
permitidos en la imputación objetiva: ¿un problema de culpa? Hacia un sistema funcional”, en:
Corral Talciani, Hernán y Manterola Domínguez, Pablo (editores), Estudios de Derecho Civil
XII (Santiago, Thomson Reuters), pp. 510 y ss. Y, desde esta lectura, no parece haber obstáculo
para que se aplique, ahora a la víctima, un estándar de comportamiento que no puede ser cali-
ficado de deber cuando el juez lo configura. Véase Aedo Barrena, Cristian (2015): “La culpa
como criterio de distribución de riesgos sociales, ¿hay en la culpa un deber de cuidado?”, en:
Vidal Olivares, Álvaro; Severin Fuster, Gonzalo; Mejías Alonso, Claudia (Coord.), Estudios de
Derecho Civil X. Jornadas Nacionales de Derecho Civil, (Santiago, Legal Publishing), pp. 811
y ss.; y, Aedo Barrena, Cristián (2017): “¿Por qué en la culpa no hay siempre una infracción
a un deber de cuidado?”, en: Barría Díaz, Rodrigo; Ferrante, Alfredo; San Martín Neira, Lilian
(Coord.), Presente y Futuro de la Responsabilidad Civil. Actas del Congreso Internacional de
3 y 4 de noviembre de 2016 (Santiago, Thomson Reuters), pp. 343-348.
149
Domínguez Águila (1966), p. 52.
150
Domínguez Águila (2004), p. 362.
236 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Culpa de la víctima
Causalidad
Fin de la norma
151
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 4059-2018, de 27 de agosto de
2019.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 237
Comentarios:
Uno de los requisitos de la responsabilidad extracontractual es el nexo causal
que debe necesariamente presentarse entre el hecho ilícito por el que se responde
y el daño causado. La causalidad, como elemento de la responsabilidad extracon-
tractual, determina, por una parte, el fundamento de la responsabilidad en el sen-
tido de que sólo se responde de aquellos daños que son consecuencia del hecho del
demandado y, por otra parte, el mismo requisito limita la responsabilidad, porque
no se responde de todas las consecuencias del hecho, sino sólo de aquellas que, en
virtud de un juicio normativo, son atribuibles al mismo152. Esta última función de
la causalidad se denomina imputación normativa.
Uno de los criterios empleados para imputar normativamente un daño al he-
cho ilícito es aquel denominado “fin de la norma”, criterio conforme al que, para
atribuir responsabilidad a un sujeto por la infracción a una determinada normati-
va, necesariamente se debe establecer que el daño causado corresponde a aquella
especie de daño que la norma trata de evitar con el deber de cuidado que la misma
crea. De este modo, una vez aplicado a un caso concreto el principio de la con-
dictio sine qua non (que sigue nuestra doctrina y jurisprudencia), por medio del
que es posible establecer aquellos daños que son consecuencia necesaria del hecho
del agente, el criterio del fin de la norma permite despercudir al hecho ilícito de
aquellos perjuicios que desde un punto de vista normativo no le son atribuibles
al mismo.
De acuerdo a Lilian San Martín, este criterio de imputación normativa es, fun-
damentalmente, “utilizado para resolver problemas relativos al rol de la víctima
en su propio accidente, especialmente para desechar casos de culpa concurrente
de la víctima, en el sentido de que no basta una simple infracción normativa para
sostener que la víctima ha contribuido jurídicamente a causar su propio daño.
Es necesario que la norma infringida guarde relación con el daño efectivamente
sufrido”153. Como indica Barros: “La responsabilidad por culpa exige que exista
una conexión de ilicitud entre la regla de conducta (cuya infracción funda el jui-
cio de negligencia) y el daño que esa regla persigue prevenir”154. Por lo anterior
es que cobra importancia determinar el deber de cuidado o fin protector que la
norma busca al calificar un hecho, cuestión que en ciertos casos se desprende de
la propia norma, mientras que en otras será tarea del juez establecerlo.
152
Barros Bourie (2006), p. 374. Para la cuestión de si la causalidad envuelve un componente
fáctico y otro normativo o si, se puede distinguir de las cuestiones de causalidad, otra de impu-
tación, véase Aedo (2018), pp. 385 y ss.
153
San Martín (2018), p. 58.
154
Barros (2006), p. 384.
238 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Culpa exclusiva de la víctima
Comentarios:
En el caso presentado, la demandante alega que su acción de utilizar el herbi-
cida a 75 días después de efectuada la siembra de cebollas, es consecuencia de la
conducta negligente del Sr. Cornejo al momento de informar y asesorar respecto
al uso del mismo. De este modo, de haberse acreditado la culpa del vendedor de
la empresa demandada, la conducta de la demandante hubiese constituido úni-
camente condición o concausa del daño por ella sufrido, más no causa exclusiva
de él. Sin embargo, la demandante no pudo acreditar que el dependiente de la
empresa vendedora actuó con culpa, puesto que no acompañó probanzas que
155
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 35213-2016, de 3 de noviem-
bre de 2016.
240 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
156
San Martín (2018), p. 30.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 241
157
Domínguez Águila (1966), pp. 31-32.
158
San Martín (2018), p. 39. Para la distribución de los riesgos respecto de los terceros, véase
Aedo (2018), pp. 351-361.
159
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 4350-2018, de 27 de mayo de
2019.
242 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
rioridad física y bajo amenaza de golpear con un bastón retráctil al menor, que
procede a cometer el delito de violación.
Por el delito cometido, el señor Villanueva es condenado por sentencia penal
de 12 de agosto del año 2012.
Finalmente, conforme a los hechos relatados, los padres de la víctima a nombre
propio y en representación de su hijo M.A.A.B. deducen demanda de indemniza-
ción de perjuicios en contra de Senconord Retail S.A.
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad por hecho ajeno
Responsabilidad del empresario
Comentarios:
La regla general es que cada persona es únicamente responsable de hechos pro-
pios y, por tanto, sólo excepcionalmente lo serán de hechos ajenos. En este último
caso se habla de “presunciones” de responsabilidad por hecho ajeno, desde que
acreditado que el hecho ilícito, causante de los daños, fue cometido por el “de-
pendiente”, se presume la responsabilidad de aquel (el principal) a cuyo cuidado
y vigilancia se encontraba el primero en virtud de la relación de subordinación y
dependencia existente entre ambos.
Nuestro Código Civil distingue y contempla diversas hipótesis de responsabili-
dad por hecho ajeno, en los artículos 2320 y siguientes, entre las que se encuentra
la responsabilidad del empresario por el hecho de sus dependientes, regulada es-
pecíficamente en los artículos 2320 inciso 4º y 2322 del Código Civil. Los requi-
sitos necesarios para generar la responsabilidad a que se ha hecho referencia son:
(i) vínculo de subordinación y dependencia; (ii) capacidad de delito o cuasidelito,
tanto del dependiente como del principal; (iii) hecho ilícito dañoso del dependien-
te; (iv) prueba de la responsabilidad del dependiente.
Respecto a los requisitos indicados en el párrafo anterior, se ha discutido acer-
ca del alcance o extensión de la exigencia de un vínculo de subordinación o de-
pendencia que debe existir entre empresario y dependiente, especialmente en caso
de subcontratación. Tradicionalmente, bajo la perspectiva de la culpa presunta, el
contrato de trabajo ha sido considerado como el prototipo de la relación exigida
entre el empresario demandado y el agente directo del daño, por cuanto conlleva
las mayores posibilidades —teóricas y prácticas— de dirección y de control por
parte del primero respecto de la forma de realizar el segundo su actividad pro-
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 243
160
Zelaya (1995), p. 130.
161
Barros (2006), p. 186.
162
Caso basado en sentencia de Excma. Corte Suprema, Rol Nº 8118-2016, de 7 de diciembre de
2016.
244 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad penal —salidas alternativas— acuerdos reparatorios
Responsabilidad civil
Comentarios:
La responsabilidad civil es diversa e independiente a la responsabilidad penal.
No hay novedad alguna en aquella afirmación, como tampoco lo hay en señalar
que un mismo hecho puede generar tanto responsabilidad civil como penal, o sólo
una de ellas.
Ahora bien, a pesar de la independencia y diferencias entre la responsabilidad
civil y penal, la ley contempla situaciones en que ambas se entrelazan, como es el
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 245
caso de los artículos 178 y 179 del Código de Procedimiento Civil. El primero de
dichos artículos dispone que las sentencias dictadas en un proceso criminal, en la
medida que condenen al imputado, podrán hacerse valer en un juicio civil. Por su
parte, el art. 179 CPC establece como regla general que las sentencias penales ab-
solutorias y aquellas que ordenen el sobreseimiento definitivo no producen cosa
juzgada en el procedimiento civil, salvo ciertas hipótesis que el mismo artículo se
encarga de detallar.
En el caso que se comenta en estos párrafos, la discusión se presentó en rela-
ción al efecto de un acuerdo reparatorio (luego conciliación como se indicó más
arriba) en relación a la obligación de indemnizar en materia de responsabilidad
extracontractual. El ministro de fuero determinó que la existencia de un acuerdo
reparatorio imposibilitaba la generación de la obligación de indemnizar en la
causa civil, desde que al existir identidad en el daño cuya reparación se busca al-
canzar en el procedimiento civil y aquel perjuicio reparado por dicho acuerdo en
el proceso penal, permitía concluir la falta de uno de los presupuestos necesarios
de la responsabilidad civil extracontractual: el daño, al encontrarse ya reparado.
El razonamiento anterior no es correcto. La justicia criminal contempla la po-
sibilidad de terminar anticipadamente un proceso penal a través de las denomina-
das “salidas alternativas”, las que han sido establecidas con el objeto de descon-
gestionar el sistema, contrarrestar problemas de asignación o empleo de recursos
públicos, entre otros fundamentos. Entre tales salidas alternativas encontramos
a los “acuerdos reparatorios”, los que han sido definidos como “una salida al-
ternativa que procede cuando se investigan hechos presuntamente delictivos que
afecten bienes jurídicos disponibles de carácter patrimonial, de lesiones menos
graves y cuasidelitos, y se conviene directamente entre la víctima y el imputado el
pago de una indemnización económica o de otro tipo, que al ser aprobada por el
juez de garantía, extingue la responsabilidad penal”163. La reparación consistirá
típicamente en el pago de una suma de dinero, que es funcionalmente equivalen-
te a la “pena” (y, en consecuencia, no puede ser calificada de indemnización de
perjuicios), de ello se sigue que estos acuerdos reparatorios no extinguen natural-
mente la acción civil que nace del hecho punible164. A esto se debe agregar que
los acuerdos reparatorios distinguen dos tipos de efectos: penales y civiles. Los
primeros están contemplados en el art. 242 del Código Procesal Penal (CPP), que
dispone que “Una vez cumplidas las obligaciones contraídas por el imputado en
el acuerdo reparatorio o garantizadas debidamente a satisfacción de la víctima, el
tribunal dictará sobreseimiento definitivo, total o parcial, en la causa, con lo que
se extinguirá, total o parcialmente, la responsabilidad penal del imputado que lo
163
Carocca Pérez (2009), p. 126.
164
Barros (2006), p. 972.
246 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
hubiere celebrado”. Por otra parte, y como únicos efectos civiles, el art. 243 CPP
establece que el cumplimiento de un acuerdo reparatorio podrá efectuarse confor-
me a los artículos 233 y siguientes el Código de Procedimiento Civil y que además
ninguna acción civil puede dejar sin efecto un acuerdo reparatorio. En conclusión,
sobre la base de que los acuerdos reparatorios extinguen la responsabilidad penal,
que la obligación que ellos crean es equivalente a la “pena” y que el único efecto
civil que generan es aquel especificado en el art. 243 CPP, no es posible establecer
que dichos acuerdos, tengan, además, un efecto extintivo de la obligación indem-
nizatoria en materia de responsabilidad civil.
165
Caso basado en sentencia de Corte de Apelaciones de Santiago, Rol Nº 7396-2014, de 27 de
febrero de 2015.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 247
Instituciones relacionadas:
Daño contingente
Comentarios:
El título XXXV del libro IV del Código Civil, no sólo establece normas que
permiten establecer la responsabilidad extracontractual del agente con miras a
obtener la reparación del daño sufrido. Contempla además este título una acción
cuya finalidad es prevenir el daño y que encontramos consagrada en el art. 2333
CC, el que dispone: “Por regla general, se concede acción popular en todos los ca-
sos de daño contingente que por imprudencia o negligencia de alguien amenace a
personas indeterminadas; pero si el daño amenazare solamente a personas deter-
minadas, sólo alguna de éstas podrá intentar la acción”. Del presente artículo es
posible determinar los elementos que necesariamente deben concurrir para confi-
gurar la acción: (i) daño de carácter contingente, es decir, que puede suceder o no;
(ii) que el daño amenace a personas determinadas o indeterminadas; (iii) que el
daño proceda de la conducta imprudente o negligente de alguien. Como comple-
mento a estos elementos, se debe señalar que se trata de una acción popular, por
lo que puede ser ejercida por cualquier persona, a menos que el daño amenace a
persona determinada, pues, en ese caso, sólo ella podrá ejercer la acción. Por otra
parte, es posible ejercer la acción contra personas naturales o jurídicas, públicas o
privadas, desde que el art. 2333 CC no distingue, sin perjuicio que aquella perso-
na en contra de quien se ejerza la acción deberá ser alguien que actualmente esté
en condiciones de prevenirlo [el daño] (por sí o mediante la acción de terceros en
su nombre)166.
Entendemos que uno de los elementos que mayor conflicto puede generar el
ejercicio de la acción del art. 2333 CC, es la exigencia de “amenaza” que debe re-
vestir el daño contingente. En el caso que se comenta, resultó fundamental el aná-
lisis de dicha exigencia, desde que el juez de primera instancia rechaza la acción
fundándose principalmente en la falta de dicho elemento, expresando al respecto:
que por los medios de convicción que el demandante allegó al juicio “no se logra
arribar a la conclusión que nos encontremos frente a un riesgo de daño en los tér-
minos exigidos en la preceptiva reguladora de la especie” (considerando vigésimo
166
Díez Schwerter (2016), p. 144.
248 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
167
Barros (2006), p. 874.
168
Díez Schwerter (2016), p. 137.
169
Díez Schwerter (2016), p. 140.
170
Corral (2013), pp. 1-498.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 249
171
Caso basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Antofagasta, Rol Nº 710-2018,
de 14 de noviembre de 2019 - Sentencia Rol Nº 6383-2019 del Tribunal Constitucional, de 16
de octubre de 2019.
250 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Constitucionalidad del art. 2331 del Código Civil
Comentarios:
El art. 2331 CC dispone: “Las imputaciones injuriosas contra el honor o el
crédito de una persona no dan derecho para demandar una indemnización pecu-
niaria, a menos de probarse daño emergente o lucro cesante, que pueda apreciarse
en dinero; pero ni aun entonces tendrá lugar la indemnización pecuniaria, si se
probare la verdad de la imputación”.
Del análisis del tenor literal del artículo recién transcrito es posible desprender
una excepción a la regla establecida en el art. 2329 CC en virtud de la que, en
responsabilidad extracontractual, se indemniza todo daño, pues conforme al art.
2331 CC el daño moral que sufra una persona procedente de vulneraciones a su
honor o crédito, no es indemnizable pecuniariamente.
La excepción indicada resulta ser injusta y varias razones pueden esgrimirse en
ese sentido, siendo una de las principales el que el art. 2331 CC atenta contra el
principio de reparación integral del daño, contemplado en el art. 2329 CC y refor-
zado por nuestra Constitución Política de la República172, pues limita o excluye la
reparación del daño moral procedente de atentados a derechos de la personalidad
moral, como el honor o el crédito.
El Tribunal Constitucional ha declarado la inaplicabilidad por inconstitucio-
nalidad del art. 2331 CC en diversas ocasiones a partir de la sentencia de 10 de
junio de 2008173. En algunos casos lo ha declarado parcialmente inconstitucio-
nal174, en otras, como en la sentencia que se revisa, la declaración se refirió a todo
el precepto. De los argumentos de que se vale el Tribunal Constitucional para
acoger requerimientos de inaplicabilidad del art. 2331 CC destacamos el siguien-
te, pues refleja la vulneración al principio de reparación integral: “el efecto natu-
ral de la aplicación del art. 2331 del Código Civil es, precisamente, privar a los
atentados contra el derecho a la honra que no constituyan delitos específicos que
172
Véase Domínguez Hidalgo (2008), pp. 645 a 659.
173
Sentencia del Tribunal Constitucional Nº 943-07, de 10 de junio de 2008.
174
Véase sentencia del Tribunal Constitucional Nº 7004-19, de 22 de octubre de 2019.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 251
175
Sentencia del Tribunal Constitucional Nº 1185-08, de 16 de abril de 2009.
176
Caso basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Valparaíso, Rol Nº 518-2019, de
10 de mayo de 2019 - Sentencia del Segundo Juzgado Civil de Valparaíso, Rol Nº 1289-2017,
de 20 de diciembre de 2018.
252 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad por los daños provenientes de la ruina de un edificio
Denuncia de obra ruinosa
Comentarios:
El art. 2323 CC dispone lo siguiente: “El dueño de un edificio es responsable a
terceros (que no se hallen en el caso del artículo 934), de los daños que ocasione
su ruina acaecida por haber omitido las necesarias reparaciones, o por haber fal-
tado de otra manera al cuidado de un buen padre de familia.
Si el edificio perteneciere a dos o más personas proindiviso, se dividirá entre
ellas la indemnización a prorrata de sus cuotas de dominio”.
El precepto recién transcrito forma parte de aquellas disposiciones del título
XXXV del libro IV del Código Civil que establecen presunciones de responsabi-
lidad por hecho de las cosas. La hipótesis de aplicación del art. 2323 CC, exige
los siguientes requisitos: (i) Que el daño lo ocasione un edificio, entendiéndose
por tal “toda obra o construcción ejecutada por el hombre mediante la unión de
materiales y adherida al suelo permanentemente”177; (ii) Que el daño provenga
de la ruina del edificio, sosteniéndose que existe ruina cuando los materiales que
forman el edificio han desempeñado un papel activo en la producción del daño.
No es necesario que el edificio completo se venga abajo, basta una ruina parcial,
pudiendo tratarse, incluso, de ruina funcional178; (iii) Que la ruina se deba al he-
177
Rodríguez Grez (1999), p. 234.
178
Corral (2013), pp. 1-498.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 253
179
Barros Bourie (2006), p. 779.
180
Rodríguez Grez (1999), p. 234.
181
Corral Talciani (2013): “Pero si la víctima que sufre el daño es un vecino del edificio ruinoso
que no ha interpuesto y notificado la correspondiente querella de obra ruinosa, no podrá des-
pués cobrar indemnización de los perjuicios: “no habrá lugar a indemnización, si no hubiere
precedido notificación de la querella” (art. 934). Por eso el art. 2323 dispone que el dueño de
un edificio es responsable a terceros “que no se hallen en el caso del artículo 934”. En este caso,
la culpa de la víctima libera de responsabilidad al autor presunto del daño”.
254 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
cia del primer precepto respecto del segundo. Conforme a esta posición la fina-
lidad del art. 934 CC no es establecer una limitación a la acción indemnizatoria
que intente el propietario colindante de la construcción que amenaza ruina, sino
muy por el contrario, facilitar la procedencia de la reparación en aquellos casos
en que se hubiere ejercido la denuncia. De esta forma la acción tratada en el artí-
culo 934 CC sería distinta a la acción general de responsabilidad contemplada en
el Título XXXV del Libro IV del Código Civil, y se caracterizaría por establecer
una hipótesis especial de responsabilidad estricta en contra del propietario de la
construcción que, habiendo sido notificado de la acción promovida por sus veci-
nos, no adoptare las medidas de resguardo a fin de evitar la ocurrencia de la ruina
advertida; lo cual conduce lógicamente a que la privación de indemnización que
dispone el art. 934 inc. 2º CC se refiera exclusivamente a esta acción especial, no
viéndose afectada ni la posibilidad de obtener una indemnización conforme a las
reglas generales, ni la posibilidad de valerse de la presunción de culpa por el hecho
de las cosas que establece el art. 2323 CC182.
La sentencia del Segundo Juzgado Civil de Valparaíso, confirmada por la Corte
de Apelaciones respectiva, no ingresa en la discusión a que hemos hecho referen-
cia y derechamente parece aplicar el art. 2323 CC. Utilizamos la expresión “pare-
ce” pues el fallo hace referencia expresa al citado artículo únicamente para aplicar
su inciso segundo, de manera de dividir el monto de la indemnización atendiendo
a cuotas de dominio (el demandante era “uno” de los dueños del inmueble). Sin
embargo, cuando analiza la prueba rendida, para efectos determinar si el deman-
dado incurrió en culpa, parece satisfacer las exigencias del art. 2323 CC.
182
Cornejo Aguilera (2012), pp. 44-45.
183
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 9573-2014, de 9 de marzo de
2015.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 255
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad de los padres por el hecho de sus hijos menores que habiten
la misma casa (art. 2320 CC).
Responsabilidad de los padres por los delitos y cuasidelitos cometidos por sus
hijos menores y que conocidamente provengan de mala educación (art. 2321
CC).
256 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Comentarios:
La causa cuyos hechos hemos relatado, nos presenta una interesante discusión
en relación a la aplicación de los artículos 2320 y 2321 del Código Civil. Tal dis-
cusión radica en la interpretación de los artículos mencionados como un estatuto
unitario de responsabilidad. En efecto, según esta posición, para determinar la
responsabilidad de los padres por el hecho de sus hijos menores, no basta con
acreditar la concurrencia de los supuestos de aplicación del art. 2320 CC en for-
ma aislada a los del art. 2321 CC, sino que necesariamente ambas normas deben
ser aplicadas en forma complementaria.
La interpretación anterior no es correcta y varios argumentos pueden expre-
sarse en ese sentido: (i) Una primera diferencia estriba en que estos preceptos
encuentran su fundamento en deberes diversos: mientras que el art. 2320 CC en-
cuentra su fundamento de aplicación en el deber de cuidado de los padres respec-
to de sus hijos, el art. 2321 CC está vinculado al deber de educación; (ii) Por otra
parte, las hipótesis de aplicación también son diversas: el art. 2320 CC contempla
una presunción de responsabilidad de los padres respecto de los hijos menores
que habiten la misma casa184, lo que Rodríguez Grez denomina factor objetivo o
de dependencia material185. El art. 2321 CC, en cambio, al utilizar la expresión
siempre, implica que los padres serán responsables de los delitos o cuasidelitos
que cometan sus hijos menores, cualquiera sea el régimen jurídico en que estos se
encuentren y que conocidamente provengan de mala educación, o de los hábitos
viciosos que estos le han dejado adquirir; (iii) Por último, conforme a la sentencia
que se analiza, la Corte Suprema considera que el art. 2321 CC no es propiamente
una presunción, sino que en ella se establece una situación de culpa probada.
184
Según Barros Bourie “a pesar de los términos en que está formulada la regla, debe entenderse
que la responsabilidad de los padres por hechos de sus hijos menores no sólo está referida a
quienes habitan con sus padres, sino a los que están sujetos al deber legal de cuidado personal”.
Barros (2006), p. 174.
185
Rodríguez Grez (1999), p. 215.
186
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 18982-2017, de 14 de diciem-
bre de 2017. [En este comentario nos centraremos en el recurso de casación deducido por el
Servicio Nacional de Aduanas].
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 257
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad solidaria (art. 2317 CC)
Pluralidad de responsables
Comentarios:
El art. 2317 CC dispone: “Si un delito o cuasidelito ha sido cometido por dos o
más personas, cada una de ellas será solidariamente responsable de todo perjuicio
procedente del mismo delito o cuasidelito, salvas las excepciones de los artículos
2323 y 2328. Todo fraude o dolo cometido por dos o más personas produce la
acción solidaria del precedente inciso”.
Para que opere la solidaridad legal que establece el precepto señalado, es ne-
cesario, en primero lugar, “unidad de hecho”, es decir, “un” delito o cuasidelito
y en cuya comisión participen varios agentes. Teniendo esto presente podemos
258 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
distinguir dos situaciones: por una parte, la norma está contemplando la situación
de un hecho ilícito en cuya producción coparticipan una pluralidad de personas,
que aun ejecutando conductas diversas, se mueven en torno a una finalidad co-
mún, como por ejemplo el caso de una concertación dolosa para engañar a un
tercero187.
La segunda situación es un poco más compleja y que es reconocida en el fallo
que se comenta. Se refiere a aquellos hechos ilícitos de carácter complejo, que en
su origen confluyen diversas conductas (acciones u omisiones) ejecutadas por una
pluralidad de sujetos y que en ningún caso se han coordinado o concertado para
la comisión del hecho, es decir, independientes uno de otro. Es la situación del
caso en cuestión, en que se estableció que en la producción del daño (derivado
del fallecimiento de Silvio Fernández) participaron varias culpas: (i) la negligencia
culpable del chofer condenado como autor del cuasidelito de homicidio; (ii) la
omisión culpable que determina la responsabilidad de la Sociedad Puerto Terres-
tre Los Andes Concesionaria S.A.; (iii) la falta de servicio del Servicio Nacional
de Aduanas. Luego, el atropello que causó la muerte del Sr. Fernández es conse-
cuencia no sólo del manejo descuidado de Edgardo Vicencio, sino que también
de la omisión de las medidas de seguridad que la sentencia reprocha al resto de
los demandados. Eso permite concluir que un hecho ilícito generador del daño se
construye en ciertas ocasiones por la convergencia de una serie de otros hechos
ilícitos, sin los cuales no podría originarse, lo que permite establecer, también en
ese caso, una unidad de hecho que sustenta la responsabilidad solidaria contem-
plada en el precepto reseñado.
187
Barros (2006), p. 421
188
Caso basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 42449-2017, de 9 de octubre
de 2019.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 259
Instituciones relacionadas:
Daño moral
Víctimas por repercusión
Legitimación activa
Comentarios:
En doctrina, Alessandri distingue el concurso de acciones que pude intentar el
heredero como tal, al que luego nos referiremos, o por el perjuicio propio causa-
do189. La cuestión puede tener relevancia desde la óptica del régimen aplicable,
pues, como explica Yzquierdo Tolsada: “Para que el régimen común de la respon-
sabilidad extracontractual quede reemplazado por el específico de la contractual,
no sólo es necesario que exista un contrato y que éste sea válido, sino que vincule
efectivamente al responsable y la víctima. Así, si uno de los contratantes ve, con
ocasión del contrato comprometida su responsabilidad con un tercero, éste sola-
189
Alessandri Rodríguez (1983), p. 340.
260 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
190
Yzquierdo Tolsada (2001), pp. 91-93.
191
Barros (2006), p. 941
192
Véase Barros (2006), p. 345 y Elorriaga de Bonis (1999), pp. 369-370. Como señala Elo-
rriaga: “En rigor, estos sujetos no son víctimas inmediatas del hecho ilícito, ya que es de entera
evidencia que el impacto esencial del sujeto lesivo recayó sobre el personalmente lesionado. Sin
embargo, a pesar de no haber sido afectados en su persona física, es de entera evidencia que
ellos sufren un perjuicio a consecuencia del siniestro, al verse alcanzados en sus sentimientos,
en su subsistencia o en los gastos en que deban incurrir derivados de los daños de la víctima
inicial”.
193
Véase en este sentido, Barros (2006), p. 345; Elorriaga de Bonis (1999), p. 369 y Elorria-
ga de Bonis, (2007), p. 297.
194
Elorriaga de Bonis (2007), p. 297.
195
Barros (2006), p. 944.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 261
nas. Como señala Domínguez Hidalgo, esta situación se presenta en los supuestos
de pretium doloris196.
En el sistema chileno Domínguez expresa que, de atenerse a estrictos criterios
reparatorios, la respuesta debería ser muy amplia: todos aquellos que pudieran
acreditar con la víctima alguna relación de afectividad, tendrían derecho a in-
demnización. La cuestión se reduciría a la prueba del vínculo197. Una posición
más rígida sustenta Bidart, por cuanto indica que el círculo de legitimación de la
reparación por daño por repercusión debe limitarse a los herederos, admitiendo
inclusive a los hermanos. Sin embargo, el sentimiento experimentado por un ami-
go no sería suficiente para pronunciarse. Así, Elorriaga entiende que establecer
como parámetro la sola existencia del daño, es una respuesta teórica que puede
conducir, en los hechos, a excesos198.
En cuanto a la jurisprudencia, en general, el criterio es admitir en términos am-
plios la indemnización por el daño indirecto. En este sentido, se considera que la
indemnización por daño moral debe concederse a todo aquél que acredite haber
sufrido un real y efectivo dolor profundo. El vínculo de parentesco hace suponer
la depresión, dolor o angustia en que se traduce el daño moral invocado. Por últi-
mo, si se trata de varias víctimas, las acciones de cada ofendido son independien-
tes. No hay solidaridad activa entre ellas. Pueden ejercerse las acciones separada
o conjuntamente, pero en este último caso el juez deberá fijar un monto para cada
víctima. La transacción o la renuncia a la acción indemnizatoria (aunque sea de
parte de la víctima principal o directa) no afectan a las demás acciones. Tampoco
produce cosa juzgada respecto a los demás eventuales demandantes.
Puede advertirse este criterio amplio, por ejemplo, en la sentencia de la Corte
Suprema, de 11 de junio de 2019199, la que declaró: “Para ser titular de la acción
indemnizatoria por el fallecimiento de un pariente o persona cercana, la ley no
atiende a la naturaleza del vínculo que los liga con el directamente ofendido, ni
limita la reparación de este daño a determinadas personas, sino que sólo importa
que lo hayan sufrido como consecuencia del ocasionado a la víctima directa. Por
tanto, en esta situación se podrán encontrar, entre otros, el cónyuge de la víctima
directa, sus parientes, amigos, novio o novia, compañeros de trabajo o, como
ocurre en la especie, los hermanos del fallecido. El único límite razonable que se
puede imponer para acceder a reparar el daño es que quienes lo soliciten hayan
acreditado su existencia y los requisitos exigidos para que sea indemnizable”. En
196
Domínguez Hidalgo (2000), p. 737.
197
Domínguez Hidalgo (2000), p. 738.
198
Elorriaga de Bonis (2007), p. 300.
199
Lozano Hernández, Juvenal y otros c/ Compañía de Puerto de Coronel S.A. (2019): Sentencia
de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5473-2018, de 13 de junio de 2019.
262 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
200
Sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 18.982-2017, de 14 de junio de 2017.
201
Argumento que se presenta en causas en que el hecho ilícito es constitutivo de delito penal por
lo que el autor del hecho es condenado por sentencia que aquel tipo. Luego, padres y hermanos
de la víctima (fallecida) demandan perjuicios en sede civil, oponiéndose excepción de falta de
legitimación activa respecto de los hermanos, solicitándose su exclusión por aplicación de los
preceptos 59 y 108 del Código Procesal Penal.
202
Elorriaga de Bonis (1999), p. 390.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 263
del Código Civil es posible establecer que todo daño que se derive de la conducta
dolosa o culposa de otra persona, genera la obligación de indemnizar.
En definitiva, es posible afirmar que la víctima por rebote no requiere acreditar
algún vínculo especial o jurídico con la víctima principal para obtener reparación
de daño moral por ella padecido, bastándole, en consecuencia, acreditar la exis-
tencia de un daño, la certidumbre del mismo y la lesión de un interés legítimo.
203
Caso basado en la sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Chillán, Rol Nº 373-2017, de
7 de diciembre de 2017 - Sentencia del Segundo Juzgado Civil de Chillán, Rol Nº 881-2016, de
19 junio de 2016 - Sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 836-2018, de 22 de agosto
de 2019.
264 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
Instituciones relacionadas:
Daño moral experimentado por personas jurídicas
Comentarios:
En el sistema chileno se ha planteado tres posiciones relativas a la reparación
del daño moral de personas jurídicas.
Aun cuando la tesis del pretium doloris se ha ido superando, la asociación del
daño moral a los afectos o la capacidad de conciencia de una persona natural, im-
pide admitirlo respecto de las personas jurídicas. Categóricamente en contra se ha
pronunciado, en nuestro país, Barrientos. Según el autor: “Creemos que otorgar
a las personas jurídicas daños morales es extralimitar el ya escurridizo, inasible,
borroso e incomprensible para mucho concepto de daño moral. Entendemos que
es una vía tentadora para un sentenciador o un litigante que se sentirán indudable-
mente seducidos por abrir la justificación del daño extrapatrimonial a perjuicios
difíciles de demostrar, sobre todo, por la valoración que de él hará de manera
discrecional en la sentencia el juzgador de la instancia. No consideramos que sea
el camino más aconsejable, para aliviar los problemas de dificultad probatoria de
ciertos daños patrimoniales fronterizos, otorgar daños morales a personas jurídi-
cas. Es mejor, y más honesto también, afrontar la cuestión desde el punto de vista
patrimonial en estos casos. Promuévase, con este fin, la prueba del lucro cesante.
Autorícese como peritaje suficiente en juicio la conexión estadística significativa
para acreditar ganancias futuras que se alegan como perdidas. Consiéntanse las
pericias en tribunales para dar mayor entrada a procedimientos estadísticos de va-
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 265
204
Barrientos Zamorano (2007), p. 138.
205
Fallo publicado en Gaceta Jurídica, Nº 228, 1999, pp. 71-74.
206
Alessandri Rodríguez (1983), p. 343. En un sentido similar, Bidart Hernández (1985),
p. 167; Corral Talciani (2013), pp. 153-154; Domínguez Hidalgo (2000), pp. 723 y ss;
Domínguez Águila (2004), pp. 184-185; Díez Schwerter (1998), p. 130, Pizarro (2006),
pp. 146 y ss.; y, Tapia Rodríguez (2013), pp. 621 y ss.
207
Rodríguez Grez (1999), pp. 308-310.
208
Larraín Páez (2014), p. 593.
266 Cristián Aedo Barrena y Cristian Campos Arcos
209
Barros (2006), p. 300.
210
Larraín Páez (2010), pp. 758-759. En Larraín Páez (2014), p. 601, llega a conclusiones
similares, agregando algunas dificultades en las que puede incurrirse.
Unidad: Responsabilidad civil extracontractual 267
211
Sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol 3688-2004, de 29 de septiem-
bre 2008. En el mismo sentido, sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol
1147-2014, de 9 de enero 2015 y sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Santiago, Rol
639-2015, de 15 junio 2015.
CASOS DE DERECHO CIVIL
Rodrigo Barcia Lehmann212 y Felipe Castro Azócar213
212
Abogado. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Central de Chile, 1991.
MBA Economía y Dirección Internacional de Empresas, MEDI, Universidad Autónoma de
Madrid, 1997. European Master in Law and Economics, Complutense und Hamburg Uni-
versität, 1998. Doctor en Derecho Privado, Universidad Complutense de Madrid. Profesor
Derecho civil. Facultad de Derecho Universidad Finis Terrae. Pedro de Valdivia Nº 1509, Pro-
videncia, Santiago de Chile. Correo electrónico: rbarcia@uft.cl.
213
Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Finis Terrae, 2019 y Máster en Análi-
sis Económico del Derecho(c), UCM, Madrid.
UNIDAD: OBLIGACIONES, EFECTOS DE LAS
OBLIGACIONES Y RESPONSABILIDAD CIVIL
Instituciones relacionadas:
Culpa
Deber de cuidado
Nexo causal
Comentarios214:
La autorización que dieron los apoderados de los estudiantes que asistieron
a la actividad descrita (incluido el de R.I.P.C) recayó en el hecho de que el esta-
214
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 1089-2009, de 7 de
septiembre de 2010.
272 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
Instituciones relacionadas:
Teoría de la imprevisión
Pacta sunt servanda
Buena fe contractual
Abuso del derecho
Cláusula rebus sic stantibus
Comentarios:
No hay duda que en el caso en cuestión se presentan todos los requisitos de la
denominada “teoría de la imprevisión”, esto es: i) Que se trate de una obligación
contractual; ii) Que el contrato no sea uno de tracto sucesivo; iii) Que el aconte-
cimiento constituya un imprevisto sobreviniente, es decir, no imputable a ninguna
de las partes; y iv) Que producto del mismo, la obligación que se le impone al
deudor se vuelva excesivamente más onerosa215. La pregunta ahora recae en si
este evento puede dar lugar a que se revisen judicialmente los términos del contra-
to celebrado o si, a pesar de las circunstancias acaecidas, el deudor debe cumplir
igualmente con su obligación (en idénticos términos) sin importar lo más oneroso
que resulte para él.
En concreto, en Chile no se acepta la teoría de la imprevisión. Ello en virtud del
artículo 1545 CC, el cual dispone que “todo contrato legalmente celebrado es una
ley para los contratantes, y no puede ser invalidado sino por su consentimiento
mutuo o por causas legales”. Al no existir causa legal que justifique la revisión del
contrato, no sería procedente que el deudor reclame dicha acción, de manera que
los términos del mismo sólo serán modificables si el acreedor consiente en ello216.
No obstante lo expuesto, para parte de la doctrina, la teoría de la imprevisión
sí tendría cabida en el ordenamiento jurídico chileno en virtud del artículo 1546
CC que consagra el principio de buena fe contractual al establecer que “los con-
tratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no sólo a lo que en
ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la naturaleza
de la obligación, o que por la ley o la costumbre pertenecen a ella”. Conforme a
tal principio, sería un acto de mala fe el que una parte se enriquezca a costa de la
otra.
215
Barcia Lehmann (2008), pp. 1-245.
216
Al respecto, y como observación crítica a este argumento, importante es hacer mención que
el tenor del artículo 1091 del Código Civil español es prácticamente el mismo utilizado por el
artículo 1545 del Código Civil chileno, cuestión que no ha obstado a que el derecho español
se muestre favorable a la aplicación de la teoría de la imprevisión sobre la base de la buena fe
contractual y la cláusula rebus sic stantibus, a través de sentencias del Tribunal Supremo.
274 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
Instituciones relacionadas:
Presunción de culpa
Responsabilidad por el hecho ajeno
Deber de vigilancia
Imputabilidad extracontractual
217
Comentario basado en la acción judicial de la misma naturaleza que la Ilustre Municipalidad
de Santiago interpuso en junio del año 2017 contra los padres y apoderados de las estudiantes
que formaban parte del Centro de Alumnas del Liceo 7 de Santiago.
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 275
Comentarios:
En conformidad con la ley, existen dos disposiciones que sustentarían la ale-
gación del Municipio. Por un lado, el artículo 2320 CC establece que “toda per-
sona es responsable no sólo de sus propias acciones, sino del hecho de aquellos
que estuvieren a su cuidado”, agregando el inciso segundo de la misma norma,
a modo de ejemplificar, que “así el padre, y a falta de éste la madre, es respon-
sable del hecho de los hijos menores que habiten en la casa”, en tanto que el
artículo 2321 del mismo cuerpo legal, dispone que “los padres serán siempre
responsables de los delitos o cuasidelitos cometidos por sus hijos menores, y que
conocidamente provengan de mala educación, o de los hábitos viciosos que les
han dejado adquirir”.
En base a las disposiciones anteriormente referidas, es indiscutible que los pa-
dres son responsables civilmente por los ilícitos civiles que cometiesen sus hijos
menores de edad, sea desde una presunción simplemente legal (que admite prue-
ba en contrario) como es el caso del artículo 2320, o una de derecho (que no la
admite) en el caso del artículo 2321. Todas ellas, dadas a partir de un mismo
fundamento que es el deber de vigilancia que debiesen tener los padres para con
sus hijos.
No obstante, es requisito sine qua non para aplicar dichas menciones legales,
que exista prueba de la responsabilidad de los dependientes o, en otras palabras,
que se acredite la culpa o el dolo de los mismos en la comisión del daño (en este
caso, de los miembros del Centro de Alumnos del Liceo Nº 3 de Santiago) pues
solo entonces regirá la presunción de responsabilidad civil respectiva. Dicho esto,
habría que preguntarse si los alumnos involucrados son responsables de los des-
trozos realizados al interior del establecimiento por el sólo hecho de, presunta-
mente, hacer el llamado a la toma. Frente a este caso la ley no establece ninguna
presunción de culpa.
Lo que fundamenta la presunción en la que se estaría sosteniendo el Municipio
en su demanda es, como se mencionó, el deber de vigilancia de ciertas personas
por los hechos de sus dependientes. En ningún caso, sin embargo, la ley o los tri-
bunales de justicia han manifestado referencia al deber de vigilancia que deben
procurar tener los dirigentes estudiantiles por los hechos de sus pares, más aún
si los acontecimientos se han producido sin el conocimiento de estos. Es enton-
ces que, al no poder imputárseles el hecho ilícito provocado por terceros a los
dirigentes estudiantiles, mucho menos sería procedente que los padres de estos
respondieran por ellos, al no ser específicamente esos alumnos autores materiales
del daño.
276 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad civil
Deber de vigilancia
Responsabilidad por el hecho ajeno
Presunción de culpa
Comentarios:
A pesar de que el ordenamiento jurídico chileno no haya regulado expresa-
mente este tipo de hechos, en materia de responsabilidad civil es plausible acudir
a las denominadas presunciones de culpa, dentro de las cuales existe la figura de
la responsabilidad por el hecho ajeno (aunque la doctrina afirma que en realidad
son presunciones por el hecho propio).
Así, el artículo 2320 CC señala que “toda persona es responsable no sólo de
sus propias acciones, sino del hecho de aquellos que estuvieren a su cuidado”,
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 277
218
Corral (2013), pp. 1-498.
219
Corral (2013), pp. 1-498.
278 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
Instituciones relacionadas:
Caso fortuito
Teoría de los riesgos
Mora del deudor
Plazo expreso
Comentarios:
El artículo 45 CC señala que “se llama fuerza mayor o caso fortuito el impre-
visto a que no es posible resistir (…)”, dictando junto con ello, varios ejemplos
no taxativos de casos constitutivos de tal. Así, el caso del incendio que destruyó
la especie que debía darse al comprador constituiría un supuesto de caso fortuito
al satisfacer todos los requisitos para ser considerado de tal manera (esto es, la
exterioridad del hecho y lo imprevisto e irresistible de este).
Así, en principio, “la pérdida total de la especie o cuerpo cierto debido por
caso fortuito extingue la obligación del deudor (vendedor). Sin embargo, el caso
fortuito sobre la especie o cuerpo cierto deja subsistente la obligación correlativa
respecto de la cual el acreedor (comprador) es el deudor, es decir, el riesgo recae
en el deudor (comprador). Ello es evidente desde que el deudor debe cumplir con
la obligación correlativa (el pago del precio), sin recibir nada a cambio (artículos
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 279
220
Barcia Lehmann (2008), pp. 1-245.
280 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
de Urgencias del Hospital Ramón Freire, donde se le dio el alta después de 4 ho-
ras en tratamiento sintomático por parte de kinesiología y medicina general. Se
le recetaron analgésicos durante 14 días y reposo absoluto por el mismo lapso de
tiempo, derivándosele —además— a la Unidad de Psiquiatría del recinto hospi-
talario, donde le fueron diagnosticados constantes episodios de crisis de pánico a
causa del accidente que no le permitían dormir ni hacer su vida habitual.
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad civil
Nexo causal
Daño material
Daño moral
Comentarios:
En el caso que se presenta pueden identificarse dos clases de daños producidos:
Daño material y daño moral. Por la misma razón, Lourdes tiene legitimación pa-
ra accionar de indemnización de perjuicios, toda vez que donde hay daño puede
existir responsabilidad.
Para estos efectos, el Código Civil chileno no hace distinción alguna en qué
daños deben ser reparados. Así, el artículo 2329 del mismo cuerpo legal sostiene
que “por regla general, todo daño que pueda imputarse a malicia o negligencia
de otra persona, debe ser reparado por ésta”, daño que —desde antiguo— ha
sido entendido por la doctrina nacional y la jurisprudencia mayoritaria como
“todo detrimento, perjuicio, menoscabo o molestia que sufre un individuo en su
persona, bienes, libertad, honor, crédito, afectos, creencias, etc.”221. De este modo,
podría reclamarse tanto la indemnización correspondiente a las lesiones sufridas
y los gastos directos que ello provocó (dígase traslado a Urgencias, costos de la
atención hospitalaria, medicación suministrada, tratamiento indicado, etcétera)
como también la del perjuicio psicológico que apareció a causa del accidente por
concepto de daño moral, bajo el supuesto del pretium doloris (precio del dolor)222.
Ahora bien, ¿contra quién iría dirigida la acción? No cabe duda de que esta
debe ser dirigida en contra de la administración del edificio, en el entendido de
que es ella la que debe hacerse cargo del mantenimiento de los espacios comunes
tales como jardines, halls, escaleras y ascensores. Existe ahí, pues, una imputación
221
Díez Schwerter (2016), pp. 1-292.
222
El que tiene su fundamento en el dolor o molestia que el hecho ilícito ocasiona en los senti-
mientos o afectos de una persona. Díez Schwerter (2016), pp. 1-292.
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 281
Instituciones relacionadas:
Obligaciones de género
Obligación de especie o cuerpo cierto
223
Crespo Mora (2018), pp. 251-274.
282 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
Obligación indivisible
Comentarios:
Para poder dar respuesta a lo que puede o no hacer el señor Urriticoechea, es
menester establecer —primeramente— qué tipo de obligación es la que se presen-
ta en este caso.
Así, de la lectura de los hechos se entiende que esta es una obligación de gé-
nero, toda vez que el acuerdo sólo recayó en la marca, color y año (modelo) del
vehículo, más no en la patente u otra característica que podrían llevarnos a hablar
de una especie o cuerpo cierto. Los detalles de la cosa objeto de la obligación no
son únicos en la especie, por lo que automóviles así pueden existir varios en el
mercado. Además, se estaría en presencia de una obligación indivisible, entendién-
dose por tal “aquella en que existiendo pluralidad de sujetos activos o pasivos, la
prestación no puede efectuarse por parcialidades y en consecuencia, cada acree-
dor puede exigirla y cada deudor está obligado a cumplirla en su totalidad”224,
encontrándose la prestación en el supuesto de la presunción de indivisibilidad que
consagra el artículo 1526 Nº 5 CC, toda vez que su división ocasionaría perjuicio
al acreedor del vehículo.
Así, el riesgo no sería del comprador, sino que en este caso correspondería al
vendedor, no siendo aplicable lo dispuesto por los artículos 1820 y 1550 CC. Por
lo demás, tampoco el caso en cuestión se encontraría en el marco del artículo
1526 Nº 2 CC, es decir, que sea solo quien tenía la cosa el obligado a entregar-
la, toda vez que para que opere dicha norma es necesario que el objeto de la
obligación constituya una especie o cuerpo cierto, de modo tal que ni Gutiérrez
Sepúlveda ni Rodríguez Ochoa están exentos de ser obligados al cumplimiento,
pudiendo el señor Francisco Urriticoechea reclamar la obligación a cualquiera de
los vendedores.
224
Barcia Lehmann (2008), pp. 1-245.
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 283
Instituciones relacionadas:
Responsabilidad médica
Obligaciones de medio y resultado
Causalidad
Comentarios225:
La Excma. Corte Suprema ha establecido que, al tratar el incumplimiento de
las obligaciones contractuales, la doctrina “distingue entre obligaciones de medio
y de resultado, siendo diversa la exigencia del deudor según se trate de una u otra
categoría de obligación. Así, mientras a las obligaciones de medios se les llama
obligaciones generales de prudencia y diligencia, a las obligaciones de resultado
se les conoce también como obligaciones determinadas”226.
225
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de Concepción, Rol 1718-
2012, de 5 de diciembre del 2013, en autos “B con Servicio de Salud Arauco”, que rechaza el
recurso de casación en el fondo contra sentencia del Juzgado de Letras en lo Civil de Lebu, de
26 de noviembre del 2012.
226
Fallo de reemplazo de la Excelentísima Corte Suprema, Rol Ingreso de la Corte Nº 7215-14,
de 19 de enero de 2015, Considerando Cuarto.
284 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
227
Sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 8983-2010, de 27 de diciembre de 2011, Con-
siderando Cuarto.
228
Sentencia de reemplazo de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 7215-14, de 19 de enero de 2015.
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 285
Instituciones relacionadas:
Comodato precario
Simple precario
Comentarios229:
En este caso, la recurrente fundamentó su recurso de casación en el fondo ba-
sándose en que la sentencia impugnada infringió el artículo 2195 inciso segundo
del Código Civil, que dispone: “Constituye precario la tenencia de una cosa ajena
sin previo contrato y por ignorancia o mera tolerancia del dueño”, añadiendo, a
su vez, que la sentencia no contenía uno de los requisitos indispensables para que
proceda la acción de precario: que haya existido mera tolerancia o ignorancia del
actor. Inclusive, como consta en el considerando tercero del fallo230, una de sus
argumentaciones radica en el “reconocimiento expreso por parte de diferentes
organismos del Estado respecto de la posesión que ejerce sobre el inmueble, tales
como que la propiedad se encuentre enrolada ante el Servicio de Impuestos Inter-
nos a nombre de la demandada”.
229
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5014-2010, de 8 de
junio de 2012.
230
Sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 5014-2010, de 8 de junio de 2012.
286 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
Por su parte, el máximo tribunal —en el considerando séptimo del fallo ana-
lizado— prescribe que, del artículo 2195 del Código Civil, “se desprende que un
elemento inherente al precario es la total ausencia de vínculo jurídico entre el
dueño y el tenedor del inmueble reclamado, esto es, existe una mera situación de
hecho. Con estricto apego a esa norma y de acuerdo a la reiterada jurisprudencia
sobre la materia, para que exista precario es necesaria la concurrencia de los si-
guientes requisitos copulativos: a) que el demandante sea dueño de la cosa cuya
restitución solicita; b) que el demandado ocupe ese bien; y c) que tal ocupación
sea sin previo contrato y por ignorancia o mera tolerancia del dueño”. Así, en el
décimo considerando, indica que “la esencia del precario es la absoluta y total ca-
rencia de cualquier relación jurídica entre el propietario y el detentador de la co-
sa, vale decir, se trata de una tenencia apenas permitida, tolerada o ignorada, sin
sustento, apoyo o título jurídicamente relevante. Por consiguiente, la cosa pedida
en la acción de precario, esto es, la restitución o devolución de una cosa mueble o
raíz, halla su justificación en la ausencia absoluta de vínculo jurídico entre quien
tiene u ocupa esa cosa y el dueño de ella o entre aquél y la cosa misma”.
Es por todo lo anterior, que el hecho que la demandada ocupe desde el año
1966 la propiedad, sin contar con ningún título, constituye “antecedente suficien-
te para considerar que la demandada no goza de título al cual el ordenamiento le
reconozca la aptitud de unirla jurídicamente con el predio, de manera que el de-
mandante está habilitado para hacer cesar esa ocupación a través de esta acción”.
Instituciones relacionadas:
Acción reivindicatoria
Acción de demarcación de deslindes y cerramiento.
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 287
Comentarios231:
Para responder adecuadamente este caso, debemos distinguir claramente entre
las acciones de demarcación y cerramiento, por una parte, y la acción reivindica-
toria, por la otra.
Del artículo 842 del Código Civil se extrae un concepto de demarcación, al es-
tablecer que “Todo dueño de un predio tiene derecho a que se fijen los límites que
lo separan de los predios colindantes, y podrá exigir a los respectivos dueños que
concurran a ello, haciéndose la demarcación a expensas comunes”. Por su parte,
el artículo 889 del Código Civil prescribe que “la reivindicación o acción de domi-
nio es la que tiene el dueño de una cosa singular, de que no está en posesión para
que el poseedor de ella sea condenado a restituírsela”. De modo que, mientras la
primera pretende determinar el límite de predios colindantes, la segunda pretende
reivindicar aquello de que no está en posesión.
La jurisprudencia de la Corte Suprema ha entendido claramente que el ámbito
de aplicación de ambas acciones es diferente232. En el considerando sexto del fallo
en cuestión, indica que el único objeto de la acción de cerramiento y demarcación
es “que se fijen los límites o deslindes que separan el predio de quien ejerce la
acción de los inmuebles colindantes, realizándose tal fijación tanto de un modo
jurídico, es decir, orientado a reconocer la línea divisoria, como de una manera
material, esto es, a través de la instalación de los hitos apropiados”. Así, en el
caso que el litigio radicara no en la fijación de los límites o deslindes que separan
el predio en inmuebles colindantes, sino relacionado a la cabida de los predios
vecinos precisamente mutaría la pretensión a acciones distintas, ya sea posesorias
o reivindicatorias.
Es del caso que la pretensión de la actora supone alterar los hitos que se reubi-
caron equivocadamente, obligando al demandado a respetar los deslindes oficia-
les. Así, la Excelentísima Corte señala —en el considerando octavo del fallo— que
la controversia en realidad radica en la cabida de los predios, excediendo así el
marco del ejercicio de la acción de demarcación y cerramiento, pues lo que en
realidad se persigue es derrumbar un lindero ya existente y alterar, de ese modo,
la extensión de los terrenos en disputa.
231
Comentario basado en sentencia de la Excma. Corte Suprema, Rol Nº 178-2014, de 24 de
junio de 2014.
232
Barcia Lehmann (2017), pp. 65-104.
288 Rodrigo Barcia Lehmann y Felipe Castro Azócar
Instituciones relacionadas:
Validez de la cláusula de no enajenar
Objeto ilícito
Teoría general de los bienes
Comentarios233:
La discusión sobre la validez de la cláusula de no enajenar —o “prohibiciones
de disponer”— ha sido abordada por la doctrina nacional a lo largo del siglo
XX234, analizando tres corrientes: a) aquella que resuelve en aceptar la validez de
dichas cláusulas, b) quienes optan por rechazar tal validez, y c) aquellos que la
aceptan relativamente.
Específicamente, centrándonos en los argumentos que pudieren competer a es-
te caso, quienes aceptan dicha cláusula señalan que el artículo 53 Nº 3 del Regla-
mento del Registro Conservatorio de Bienes Raíces indica que puede inscribirse
“todo impedimento o prohibición referente a inmuebles, sea convencional, legal o
judicial, que embarace o límite de cualquier modo el libre ejercicio del derecho de
enajenar. Son de la segunda clase el embargo, cesión de bienes, secuestro, litigio,
etc.”. En cambio, la doctrina que opta por rechazar la validez argumenta que, al
tratarse de una disposición reglamentaria, “no puede prevalecer contra normas de
la ley y del espíritu de ella manifestada en su historia fidedigna”235.
233
Comentario basado en sentencia de la Ilma. Corte de Apelaciones de San Miguel, en autos “G
con el Conservador de Bienes Raíces de Talagante”, de 15 de abril de 1998.
234
Pinochet Olave (2013), p. 260.
235
Pinochet Olave (2013), p. 262.
Unidad: Obligaciones, Efectos de las Obligaciones y Responsabilidad Civil 289
Por otra parte, aquellos autores que niegan validez establecen que la cláusu-
la de no enajenar adolece de nulidad absoluta por recaer sobre un objeto ilíci-
to, constituido por el hecho de impedir la libre circulación de los bienes236. Sin
embargo, aquellos que aceptan, argumentan que “si en Derecho Privado puede
hacerse todo lo que la ley no prohíbe, siempre se podrá establecer con eficacia
una cláusula de no enajenar, a menos que una disposición expresa lo prohíba en
determinado caso, y tal disposición, con carácter general, no existe respecto de las
cláusulas contractuales”237.
Señalados estos argumentos referidos al caso, concluye el profesor Pinochet
que “la doctrina nacional asentada en las últimas décadas parece inclinarse por
la admisión de la validez relativa de tales prohibiciones, ya que al no encontrase
prohibidas en términos generales— el hecho de pactar la no enajenación consti-
tuye una manifestación del principio de autonomía de la voluntad; en segundo
término, porque no pactándose en términos absolutos temporal ni materialmente,
no existe conflicto con el principio de libre circulación de los bienes y, finalmente,
porque son aceptadas explícitamente en el artículo 53 del Reglamento del Con-
servador de Bienes Raíces”238.
Sin embargo, respecto a este último argumento que pretende reconocer la va-
lidez de las cláusulas de no enajenar, adquiere validez la crítica de los detractores
de la aceptación, atendido que estaríamos en presencia de una disposición regla-
mentaria que en caso alguno puede prevalecer a las normas de jerarquía legal239,
por lo que sería tácitamente derogada. Con todo, no existe consenso al respecto
en relación a la obligatoriedad del Registro Conservador para inscribir las prohi-
biciones de enajenar.
236
Alessandri et al. (1997), p. 59.
237
Pinochet Olave (2013), p. 261.
238
Pinochet Olave (2013), p. 264.
239
Pinochet Olave (2013), p. 264.
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