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CIRUGÍA DE COLUMNA
INTRODUCCIÓN
El dolor de espalda es una de las patologías más frecuentes, y como neurocirujanos es
una de las causas más común de consulta que vamos a atender.
Dentro del dolor de espalda del que podemos hablar en general, destaca por un lado
el dolor lumbar y en segundo lugar el dolor cervical.
El dolor lumbar se define como el dolor localizado en la región situada entre la última
costilla y los glúteos, sin que exista radiación más allá de la rodilla. Si el dolor lumbar es
una causa frecuente de consulta para un neurocirujano, para médicos de atención
primaria y especialidades de aparato locomotor, su frecuencia es aún más alta,
apareciendo más frecuentemente en pacientes sometidos a trabajos pesados de cargas
y levantamientos de pesos y en trabajos con posturas mantenidas durante in largo
periodo.
Hay que tener en cuenta que entre el 70% y el 90% de la población sufre dolor lumbar
en algún momento a lo largo de su vida, y que de estos el 90% remitirá su dolor
espontáneamente en las primeras 6 semanas aunque en el 50-80% de los casos en los
primeros 5 años presentarán una recaída.
Todo esto supone que la lumbalgia no solo sea un problema sanitario sino también un
problema desde el punto de vista económico, calculándose que el desembolso
económico de la Seguridad Social o entidades aseguradoras provocado por esta
patología se encuentra en torno al 19-25% de los gastos por incapacidad laboral lo que
supone unos gastos de 50 billones de dólares en EEUU.
Por otro lado, como comentábamos, la cervicalgia es un problema importante en los
países desarrollados que ha aumentado en las últimas décadas y que afecta al 70% de
los individuos en algún momento de su vida. Los datos epidemiológicos sugieren que
alrededor del 30-50% de la población sufrirá dolor de cuello a lo largo de un año. A pesar
de estas cifras hay que tener en cuenta que en la mayoría de los casos es un dolor leve
que no limita la vida de las personas y que solo en el 5-10% de los casos provoca una
limitación relevante. En cuento a su importancia económica ocupa el segundo lugar
como causa de gastos en compensaciones anuales a trabajadores y afecta a personas
con cualquier ocupación, aunque parece asociarse a estilos de vida sedentarios,
trabajos con posturas mantenidas durante horas, como en los que se usa de forma muy
continuada el ordenador, y a actividades con requerimientos físicos intensos o
repetitivos.
Desde nuestro punto de vista, hemos de abordar estas dos problemáticas
frecuentemente en la consulta y en la indicación quirúrgica de los pacientes, pero
debemos de conocer cuáles son las herramientas terapéuticas tanto antes como
después de la cirugía.
En los pacientes con dolor lumbar se pueden diferenciar tres fases del dolor, la fase
aguda, la fase subaguda y la fase crónica. En la fase aguda que incluye las primeras 4
semanas las pautas incluyen los siguientes aspectos:
• Reposo: solo en caso de dolor intenso que empeore con la bipedestación o el
movimiento. Se hará durante 2-4 días pudiéndose prolongar hasta 2 semanas
en caso de ciática. Tiempos superiores no son más eficaces añadiendo
problemas somáticos, psicológicos o de absentismo laboral entre otros.
• Calor local: durante 20 minutos varias veces al día. En raros casos el hielo puede
aliviar más que el calor, aunque generalmente no se recomienda.
• Analgésicos y antiinflamatorios.
• Miorrelajantes: de interés en el caso de asociación de contractura muscular y por
su efecto sedante.
• Infiltraciones: En pacientes refractarios al tratamiento anterior, se pueden aplicar
corticoides en formato retard o anestésicos en 1-2 puntos de máximo dolor
perivertebral.
• Masaje: Recomendable si el paciente no tiene que romper el reposo y es
económicamente viable.
En la fase subaguda, entre las 4 semanas y los 3 meses se pueden asociar las
siguientes terapias:
• Reposo: relativo en cama o en superficie firme durante no menos de 8-10
horas/noche y 1-2 periodos de decúbito al día. Además, debe evitarse esfuerzos
físicos nocivos y permanencias prolongadas de pie. También puede
considerarse el uso de fajas.
• Termoterapia: aplicarse superficialmente o profunda en un servicio de
Rehabilitación.
• Masaje
• Electroterapia
• Tracción lumbar
• Infiltraciones
• Cinesiterapia: ejercicios isométricos o de corto radio sin insistir si aparece dolor.
Mejorará la forma física general para realizar los movimientos y cargas
necesarias, así como dar confianza y favorecer la reincorporación laboral.
Por último, en la fase crónica, se considera por encima de los 3 meses a pesar de
tratamiento conservador adecuado. Estos son la mayoría de los pacientes que nosotros
veremos en la consulta y que, en su caso, el tratamiento va a consistir en:
• Analgésicos o AINEs: se deben de recomendar a demanda del dolor y no
pautadamente.
• Miorrelajantes: pautados por la noche para favorecer el descanso y su beneficio
psicoactivo.
• Infiltraciones
• Reposo relativo con el objetivo de descargar la espalda y ocasionalmente puede
plantearse el uso de corsé.
• Escuela de espalda: Es un programa definido y estructurado de información y
formación para los pacientes con el dolor de espalda baja no complicado y
dirigido a desarrollar habilidades para proteger la espalda y evitar recaídas. La
instrucción en la escuela de espalda es la técnica de mayor valor preventivo de
exacerbaciones dolorosas.
• Técnicas de Rehabilitación.
Como hemos comentado en nuestros pacientes que son aquellos que presentan dolor
o cervical crónico y que en la mayoría de los casos, antes de la cirugía, ya han realizado
todos estos tratamientos descritos, nos vamos a enfrentar a pacientes que tanto antes,
como después de la cirugía necesitan pautas que podemos proporcionarles para
mejorar su dolor o tras la cirugía aquellas pautas que conseguirán un mejor resultado
postquirúrgico. Así, la rehabilitación postquirúrgica se entiende en múltiples ámbitos
desde la rehabilitación reglada y seguida por un fisioterapeuta pasando por la entrega
de un díptico al paciente hasta la recomendación de caminar.
Por todo esto el objetivo de esta sesión es concretar aquellas recomendaciones más
estandarizadas sobre las pautas pre y principalmente postquirúrgicas que debemos dar
a nuestros pacientes.
EDUCACIÓN DEL PACIENTE
Lo primer que tenemos que tener en cuenta es que el éxito en el tratamiento de estos
pacientes no va a depender exclusivamente de que el procedimiento quirúrgico se
desarrolle de una manera adecuada. Los factores psicosociales son claves en el
resultado postoperatorio de los pacientes, habiéndose observado en ciertos estudios
que los pacientes con ansiedad, depresión, catastrofistas o con pensamiento de miedo
o conductas de evitación presentan peores resultados en la cirugía, igual que los
pacientes fumadores o que han estado de baja durante más de trece semanas antes de
la cirugía. Por ello la educación puede ser una piedra angular reduciendo la ansiedad y
aumentando la gratitud, la predisposición y la satisfacción del paciente. Sin embargo, a
pesar de la necesidad de esta comunicación y estas recomendaciones previas existe
una amplia variedad e inconsistencia en la información dada al paciente con una falta
de razonamiento científico, tanto por la escasez de artículos al respecto como a la falta
de consenso en la mayoría de los mismos.
En los pacientes con dolor lumbar crónico inespecífico se han observado diversos
déficits tales como acortamiento muscular con pérdida de flexibilidad lumbopélvica,
deficiente función muscular abdominal y espinal. Para el fortalecimiento de estos grupos
el equipo del servicio de Rehabilitación de Alcorcón recomendaba diez ejercicios
básicos que incluyen varios ejercicios de estiramiento y de fortalecimiento que el
paciente puede realizar por sí mismo en unos 20-40 minutos.
Para ayudar a la prescripción de estos ejercicios podemos desde la página de la
Sociedad española de Rehabilitación y medicina física acceder a tablas de ejercicios
que se pueden administrar al paciente.
El objetivo de la educación tanto pre como postoperatoria es disminuir la angustia,
aportar confianza y seguridad, ayudar a una buena predisposición y evitar conductas
inapropiadas. Esto finalmente aumenta el éxito de la intervención en su conjunto.
INFORMACIÓN POSTOPERATORIA
Los pacientes no saben lo que deben hacer durante la recuperación de su cirugía y la
falta de información o contrariedad de las recomendaciones hace que los pacientes
duden de su manejo post-operatorio lo que aumenta la ansiedad y altera su
recuperación. Además, se ha observado que la educación terapéutica limita el miedo al
movimiento y los comportamientos inadaptados. Por eso, un librito informativo basado
en evidencia científica contribuye a reducir la incapacidad funcional y es un medio
simple, barato y eficaz.
Revisando las guías clínicas que se dan a los pacientes de otros centros las
recomendaciones generales que debemos de dar a nuestros pacientes en el
postoperatorio inmediato se encuentran:
• No realizar movimientos de flexión ni torsión.
• Ejercicios recomendados
• Recomendaciones de posturas para dormir, salir de la cama o el coche, y
levantar pesos.
• Caminar es el ejercicio más importante tras una intervención de columna lumbar.
Evitar rampas, colinas y superficies irregulares.
• No sentarse durante más de 30-45 min seguidos. Usar sillas con reposa brazos.
• Puede echarse siestas, pero no estar todo el día en cama, los paseos cortos y
frecuentes son la clave de la recuperación
• Suba escaleras con ayuda, subiendo los escalones de uno en uno. Usar la
barandilla si es posible.
En cuanto al inicio de la Rehabilitación, según una revisión de Cochrane de 2014 los
autores concluyen que a pesar de que la evidencia es escasa y de calidad moderada o
baja, recomiendan comenzar con programas de ejercicio a partir de las 4 a 6 semanas
tras la cirugía, lo que parece producir una disminución más rápida del dolor y la
incapacidad, frente a los pacientes que no recibieron dicho programa de rehabilitación.
Los ejercicios de alta intensidad parecen presentar los mismos efectos de forma más
rápida.
Por último, en cuanto a la razón de la prescripción el 51% de los encuestados era para
frenar a los pacientes, seguido de aumentar la artrodesis en un 48% o mejorar el dolor
en un 38%.
Finalmente concluyen que existe una falta de evidencia sobre el tipo, duración e
indicación del uso de las ortesis.