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Cahuitl y tlacahuitl
Tiempo y espacio
25/02/2013
Introducción.
Hay que esclarecer que Alfredo López Austin propone una hipótesis para
diferenciar 3 tipos de espacios-tiempos, en uno, y el primero, se caracteriza por
un lapso de tiempo que es anacrónico, atemporal, “el tiempo de
intrascendencia divina”, por ser un estadio de ometeotl de no crear nada, un
estado de reposo e inmovilidad, antes de que se emanen los demás tiempos de
él mismo; Después conceptualiza el tiempo-espacio de los dioses, el tiempo
mítico o el ciclo divino, en donde se empiezan a gestar las energías y
divinidades que representan los creadores del mundo del hombre; y en el otro
espacio-tiempo le otorga al mundo de las criaturas, totalmente
inconmensurable a los demás espacios-tiempos, puesto que esté espacio-
tiempo del hombre, transcurre en lo corpóreo, puesto que es relativo y efímero
toda existencia aquí, en el “tlacticpac”, sobre la tierra.
“La concepción del origen mítico del mundo hace una distinción entre “el otro tiempo y el
tiempo del hombre. El primer tiempo, a su vez, se divide en “el tiempo de intrascendencia
divina”, cuando la divinidad nada crea, y el de trascendencia divina”. 2
1
CAHUlTL: tiempo. Derivado del verbo cahuia, "ir dejando", forma aplicativa de cahua: "dejar". Puede,
pues, traducirse la idea más honda expresada por cahuitl (tiempo) como "lo que va dejando algo, una
huella". Se relaciona así el concepto de tiempo con el cambio, que como se vio al estudiar la
problemática náhuatl, constituye una de las experiencias fundamentales de los tlamatinime.(Miguel
León-Portilla, la filosofía náhuatl,pag.145
2
Alfredo López Austin, la cosmovisión mesoamericana, pág., 484
La presencia de las energías anímicas en el pensamiento ontológico del mundo
mesoamericano, (por ejemplo, la primera pareja divina: ometecuhtli y
omecihuatl, las divinidades que representan los cuatro rumbos del universo
mas el centro, las entidades que representa a cada uno de los nueve pisos del
chicnauhtopan, etc.) son representaciones del propio ometeotl, además de
ser engendradas y paridas por la dualidad que existe entre estos dos
conceptos, (de espacio y tiempo) los dos conceptos están inmanentemente en
sí mismos uno en otro, una energía en movimiento en forma de contrarios
complementarios, (se representa esta dualidad como el símbolo del día
“malinalli”, “hierba torcida”) compenetrados entre sí mismos, dando y creando
las características que dotan a la estructura del mundo.
Con ayuda de los mitos, poemas y de los escritores que han investigado en el
tema, se planteara el trabajo, dando así un sentido justificante, para seguir los
procesos de entendimiento dialectico de lo que es: ometeotl, cahuitl,
tlacahuitl, tlamatinime, etc. También se tratara de expresar los usos que le da
el hombre náhuatl al concepto tiempo, por ejemplo en los calendarios, este
conocimiento astronómico servía para contabilizar los días, las acciones y
presencias, etc., además de anticiparse al saber lo que va pasar y ver el
pasado y el presente en un sentido cabal de la realidad del mundo, con ayuda
del tonalpohualli.3 Se relacionara al tiempo con la concepción del uso de los
calendarios, asimilando que con ayuda del tiempo se interpreta el fluir del
universo, contabilizando cada instante, cada momento de suma importancia en
el mundo antiguo, en este caso saber el rumbo y camino de los destinos, del
pasado, presente y futuro.
3
TONALPOHUALU: cuenta de los destinos. Compuesto de po-hualli: "cuenta" y tonal (li) "día", o también
"destino". Era éste el calendario adivinatorio de 260 días (20 grupos de 13 días). Se ha creído que su
origen se debió a la observación de los movimientos de Venus.(…), su manejo requería complicados
cálculos matemáticos de parte de los tonal-pouhque o sacerdotes encargados de su "lectura" (Miguel
León-Portilla, filosofía náhuatl, pág. 152).
I.- Ometeotl: “dios dual”.4
4
OMETEOTL: Dios dual o de la dualidad. Palabra compuesta de ame "dos" (u Oméyotl dualidad), y téotl,
"dios". Es éste el título dado al principio supremo que habita en Omeyocan: lugar de la dualidad. Se le
concibe como un sólo principio que engendra: Ome-tecuhtli (Señor dual) y concibe: Omecíhuatl (Señora
dual). Es "madre y padre de los dioses y los hombres", dador de la vida, Dueño del cerca y del junto, etc.
En él se resumen todos los atributos de la divinidad, a tal grado que el mundo aparece como una
omeyotización universal. Siendo el inventor de sí mismo, no necesita ulterior explicación ontológica;
generando y concibiendo a los dioses, al mundo y a los vivientes, es la razón y apoyo de cuanto existe.
Puede afirmarse que el solo concepto de Ometéotl implica ya una concepción del universo, que no es ni
un panteísmo, ni tampoco un monismo estático. En el capítulo III se ofrece un estudio de este concepto,
con el fin de mostrar al menos algo de su riqueza y hondura. (miguel león-portilla, la filosofía náhuatl,
pág. 148
5
Miguel león-portilla, los antiguos mexicanos, pág. 144
Se considera que ometeotl, está plasmado inmanentemente en cada una de
las partes del todo, en todos los espacios y en todos los tiempos.
Otro muy interesante nombre que se utiliza para referirse a esta entidad
creadora del dios dual, es la de ipalnemohuani, “aquel por quien se vive”,
además del termino yohualli- ehécatl, “noche y viento” que significa o hace
referencia al sentido metafórico del Tloque-Nahuaque, impalpable como el
viento e invisible como la noche, es un término que se puede interpretar como
lo ajeno que es la perceptibilidad de los sentidos a lo divino, no se puede mirar,
ni tocar a esa entidad de movimiento. El dios dual esta fuera de toda
percepción e inconmensurable a la razón vaga de la compresión del hombre
errante. Solo es espíritu sacro inefable que se lanza con una disipación por
todo el mundo, está inmerso en cada una de sus creaciones, nada muere para
siempre, nada se termina absolutamente, solo sufren su reintegración al todo, y
es así como siguen en el mundo, pero bajo otros estados tangibles e
imperceptibles.
6
Tomado de: León-Portilla, Miguel, los antiguos mexicanos,
Empero, marca senderos en el interior, proyectos con sentido de verdad y
felicidad para el nahuablante, por medio de su propia reflexión emotiva de sí
mismo, además de las circunstancias culturales que ayudaban a entender la
concepción de su existencia de forma sagrada y autentica; pero aquí en otro
bello poema se expresa el sentido fundamental del sentido de la existencia de
“ometeotl”. Y sin embargo del dolor en el mundo, no hay ausencias ni
abandonos del creador de la vida, sino al contrario siempre esta echando a
andar nuestro devenir, de cada instante que se vive aquí en el tlacticpac, es el
sentimiento de auge lo que hace no sufrir en la vida, por que el dolor se va
disipando, puesto que el autor de la vida siempre está al lado de todo y cerca
de uno y tan lejos de si, está en las bellas creaciones de flores y cantos, está
en la naturaleza misma que nos da el sustento, está en cada una de las partes
que nos da sustento para vivir, ese es el regalo y la felicidad que nos da
ometeotl, mas no nos abandona.
Si hay una gran ayuda por parte del creador de la vida, no estamos ausentes
estamos hechos de la materia ligera que caracteriza la esencia de la energía
divina que se encuentra en los cielos y en el inframundo, es por eso que hay
una magia en asuntos que el hombre náhuatl luchaba por conseguir, lo
sobrenatural esta inmanente en cada instante efímero de la naturaleza.
Después vemos que hay un preceder de este estado en reposo por parte de
ometeotl, dando origen al tiempo-espacio de los dioses míticos que crean a
otro mundo del espacio-tiempo de los seres que perecen. Es así como
distinguimos 3 diferentes tiempos y espacios, los dos primeros se caracterizan
por la divinidad, por ser el primero de intrascendencia divina y el segundo de
trascendencia divina; mientras el último espacio-tiempo es del hombre y de sus
7
Alfredo López Austin, los mexicas ante el cosmos, pág. 25, revista Arqueología Mexicana.
vecinos existenciales, los seres vivos, no hay que olvidar que este mundo de
criaturas esta penetrado por el tiempo-espacio divino, esta inmanentemente en
la realidad del hombre, pero le resulta inútil tratar de percibir esta energía,
puesto que es invisible como la noche e impalpable como el viento, “yohualli-
ehécatl” se dice así a lo que es inconmensurable a los sentidos, esta
presencia divina no es compresible para la razón del hombre, ya que
sobrepasa al hombre mismo.
“La cosmovisión mexica concebía que la realidad divina estaba traslapada en el espacio de las
criaturas, se creía en una doble naturaleza del tiempo y del espacio. Por una parte, existía el
tiempo-espacio original y ajeno (“anecumeno”), poblado por seres “sobrenaturales”: los dioses,
las fuerzas, los muertos; por la otra, estaba el tiempo-espacio causado, propio (“ecúmeno”), el
mundo creado por los dioses y habitado por las criaturas: los hombres, los animales, las
plantas, los minerales, los meteoros, los astros”.8
“Tres grandes segmentos horizontales marcan las capas del espacio subterráneo
(chicnaumictlan), la superficie terrestre con sus cielos próximos (tlacticpac). Son nueve las
capas del espacio inferior, cuatro los cielos bajos de las criaturas y nueve los cielos altos.
Recurriendo a los números sagrados, la formula seria 9 + 4 + 9 o, si se toma como base la
superficie de la tierra, 9 + 12, correspondiendo el primer número a lo femenino y el segundo a
lo masculino”.
8
Alfredo López Austin, los mexicas ante el cosmos, pág., 25, revista Arqueología Mexicana
Aquí en esta imagen anterior se da cuenta de la configuración numérica que
tiene el espacio vertical del mundo, algunos autores expresan esta imagen
como lo hace López Austin que de este árbol (que simboliza uno de 5 árboles
que está situado en algún rumbo del universo), es por donde corren las
energías divinas del tiempo-espacio divino, conectando al inframundo, la tierra
con los cielos celestes.
a).chicnauhtopan:
“Más allá de las nubes y los vientos, sobre las capas celestes que recorren el sol, la luna,
Venus y las estrellas, hay un ámbito propio de los dioses. Es otro tiempo, otro espacio, ajeno al
“aquí y ahora” de las criaturas. En los textos se le nombra “lo que está sobre nosotros” 9
9
Alfredo López Austin, la magia y la adivinación en la tradición mesoamericana, revista Arqueología
Mexicana
Y sabían los toltecas
que muchos son los cielos,
decían que son doce divisiones superpuestas.
Allí [sobre ellas] vive el verdadero dios
y su compañera.
El dios celestial se llama Señor de la dualidad
y su compañera se llama Señora de la dualidad,
Señora celeste.
Quiere decir:
sobre los doce cielos es rey, es señor.
(Códice matritense, 1907, VIII, fol. 175 v.)10
“De esta manera, los trece cielos nahuas dan una clara visión de la forma en que los
tlamatinime, a partir de la observación astronómica, conceptualizaban y organizaban el
espacio sagrado de arriba. Para comprender mejor esta visión ofrecemos, siguiendo a León-
Portilla y López Austin, la descripción de los trece cielos que se puede apreciar en el Códice
Vaticano Latino 3738:”
“el primer cielo era Ilhuicatl Tlalocan ihuan Meztli, el cielo de Tlalocan y de la luna. El
segundo cielo era Ilhuicatl Citlalicue, el cielo de las estrellas. El tercero era Ilhuicatl
Tonatiuh, cielo del sol. El cuarto Ilhuicatl Huxototlan, cielo de la sal, donde se observa a
Venus (Huey Citlalin). El quinto Ilhuicatl Mamalhuacoca, cielo donde está el giro, cielo de los
cometas. El sexto Ilhuicatl Yayauhca y el séptimo ilhuicatl Xoxouhca, cielo negruzco y cielo
verde respectivamente, son los cielos de la noche y del día. El octavo cielo, Iztapalnazcayan,
lugar que tiene esquinas de lajas de obsidiana, era el lugar de las tempestades. Los tres cielos
siguientes: Teotl Iztaca, dios blanco; Teotl Cozauhca, dios amarillo; y Teotl Tlatlauhca, dios
rojo, son morada de los dioses, Teteocan, lugar donde ellos viven. Por último, los cielos
doceavo y treceavo son Omeyocan, lugar de la dualidad, fuente de la generación y de la vida,
donde reside Ometeotl”.11
10
Tomado de León-Portilla, ometeotl, el supremo dios dual, y tezcatlipoca pág. 139
11
José Alfredo Madrigal, cosmología náhuatl, pág. 32
“Abajo de este cielo doble, que llamaríamos decimo segundo y decimo tercero, está el
undécimo cielo, que es rojo. Debajo de esté está el decimo que es amarillo, abajo el noveno
que es blanco. En el octavo se dice crujen los cuchillos de obsidiana. El séptimo, que es azul,
es donde vive Huitzilopochtli, y su templo en la gran pirámide de México se llama precisamente
Ilhuicatl Xoxouqui, que quiere decir “cielo azul” el sexto cielo es verde. En el quinto es en las
estrellas errantes, los cometas y el fuego. En el cuarto vive la Huixtocihuatl, “la diosa de la sal”,
a la que ya nos hemos referido. El tercero es el cielo por dónde camina el sol. En el segundo
están las estrellas y allí viven citlalalatonac, la vía láctea y Citlalicue que son los dioses del
cielo nocturno, y la diosa tiene el nombre de “falda de estrellas”. Por último, en el cielo primero,
es decir, en el que está más cerca de la tierra, es por donde camina la luna y donde se forman
las nubes”. 12
La realidad del mundo del hombre desciende y deviene del estos pisos
celestes, es de donde se emanan las existencias perecederas y frágiles del
“tlacticpac”.
b). tlacticpac13
12
Alfonso Caso, el pueblo del sol, pág. 85
13
TULTICPAC: sobre la tierra. Importante concepto empleado nu. merosas veces para indicar la realidad
cambiante y perecedera del mundo. Todo lo que existe en tlacticpac "es como un sueño", AP l, 6. "Aquí
nadie puede decir algo verdadero", AP /, 5. Todo se desgarra y termina en tlaltícpac. Llega a tal grado la
insistente afirmación de la fugacidad universal de lo que existe "sobre la tierra", que puede tenerse ésta
En cuanto respecta al mundo que habitamos, (tlacticpac) se puede entender
que nos encontramos en el umbral, en la parte intermedia, entre el omeyocan
y el mictlan, y por ser de esta zona de cambio constante, nos vemos
vulnerables y efímeros, por el movimiento de estas fuerzas de arriba abajo y
viceversa, corren estas fuerzas por medio de las 5 columnas que levantan y
dividen estos mundos divinos, los cuatro rumbos y el centro, sostienen estos 2
mundos ajenos a la compresión del hombre errante.
VIDA FALAZ
por una de las experiencias fundamentales de donde parte el pensamiento náhuatl en su filosofar. Surge
el afán de dar con "lo único verdadero en tlaltícpac". Contraponiendo este término al diírasismo topan,
mictlan (lo que nos sobrepasa, la región de los muertos), o sea, el plano de lo metafísico; puede decirse
que en términos filosóficos modernos, tlaltícpac equivale al orden de lo fenoménico, lo que no está
fundado en sí mismo, es transitorio y deberá terminar.(Miguel Leon-Portilla, La filosofía náhuatl, pag.
150
¡No para siempre aquí: un momento en la tierra”. 14
LA VIDA ES UN SUEÑO
“Los mundanos y los divinos. Los primeros estaban compuestos por la combinación de ambas
clases de materia; los segundos solo estaban formados por la materia ligera. Los compuestos
pertenecían a la parte central del cosmos, que incluía la superficie de la tierra y las capas
celestes más bajas. Eran los hombres, los animales, los vegetales, los minerales, los astros,
los meteoros y hasta los objetos artificiales, los que eran creados por el hombre. En cambio los
dioses, seres formados solo de materia imperceptible, poblaban todo el cosmos y podían
transitar libremente de las capas celestes superiores o de los pisos del inframundo al mundo
ocupado por las criaturas”.16
14
Cantares Mexicanos, f. 17, Netzahualcóyotl
15
Cantares mexicanos, f. 17 c. 1459,Netzahualcóyotl
16
Alfredo López Austin, la religión, la magia y la cosmovisión, pág., 243
Aquí en este dibujo se expresa gráficamente de forma metafórica la imagen
que tiene el plano del universo, divididos los 3 mundos verticales (tocpan,
tlacticpac, y mictlan) y las 5 columnas o arboles que simbolizan los rumbos del
universo como aquí se muestra, dividen el omeyocan y el mictlan.
c). chicnauhmictlan17
Sin embargo hay otro mundo de las mismas proporciones sagradas y divinas
como el topan, que se encuentra debajo de nosotros, “los nueve de la región de
la muerte”, el mictlan, ”región de los muertos” a donde van las semillas de los
difuntos y seres que se desvanecen para difuminarse inmanentemente en el
todo. Los nahuas pensaban que el mictlan es el otro aspecto dual de ometeotl,
lo femenino, actuando la energía de omecihuatl, ya que el topan tiene esencia
masculina, pero el mictlan es volver a descender al vientre materno,
regresando a la madre tierra, para desintegrarse y ser devorado, con un
sentido de apaciguamiento, de tranquilidad, de un estado transitorio hacia algo
más. Además del factor de la numerología mesoamericana, indicando que le 9
es un símbolo de la mujer, porque son los nueve 9 meses de gestación y nueve
meses que se detiene el flujo menstrual
“En primer lugar, para llegar al Mictlan tiene que pasar por un caudaloso río, el chignahuapan,
que es la primera prueba a la que la someten los dioses infernales. Por eso se entierra con el
muerto el cadáver de un perro de color leonado, para que ayude a su amo a cruzar el rio. El
alma tiene que pasar después entre dos montañas que se juntan; en tercer lugar por una
montaña de obsidiana; en cuarto lugar por donde sopla un viento helado, que corta como si
llevara navajas de obsidiana; después por donde soplan las banderas; el sexto es un lugar en
que se flecha; en el séptimo infierno están las fieras que comen los corazones, en el octavo se
pasan por estrechos lugares entre piedras; y en el noveno y último, el chignahumictlan,
descansan o desaparecen las almas.”18
17
MICTLAN: lo que nos sobrepasa, la región de los muertos. Importante difrasismo empleado para
designar el más allá, lo que hoy llamamos "orden metafísico". Mictlan, es ya bien conocido: "la región de
los muertos". Se connota así el mundo de lo que rebasa toda experiencia. El término opuesto es
tlaltícpac "sobre la tierra", que designa al mundo de la experiencia. Acerca del sabio náhuatl se dice que
"conoce lo que nos sobrepasa, la región de los muertos" (topan mictlan quimati), AP 1, 8, que como se
ha dicho, equivale a designarlo como un metafísico.(León-Portilla, La filosofía náhuatl, pág. 152)
18
Alfonso Caso, El pueblo del sol, pág. 82
Pero no hay que olvidar que depende el tipo de muerte, el difunto tenía un
destino según la forma que murió, un destino dentro de los 4 rumbos del
universo, por ejemplo los que morían en la guerra o los hombres que dejaban
su corazón en la piedra de los sacrificios, iban a la casa del sol,
“tonatiuhichan”, al oriente, acompañaban al sol en su recorrido diario para
vencer a las fuerzas de la oscuridad y de la noche.
“Dijeron los viajeros que el sol los llama para sí, y para que vivan con el allá en el cielo, para
que le regocijen y canten en su presencia y le hagan placer; estos están en continuos placeres
con el sol, viven en continuos deleites, gustan y chupan el olor y zumo de todas las flores
sabrosas y olorosas, jamás sienten tristeza ni dolor, ni disgusto, por que viven en la casa del
sol, donde hay riquezas y deleites; y estos de esta manera que mueren en las guerras, son
muy honrados aca en el mundo, y esa manera de muerte es deseada de muchos, y muchos
tiene envidia a los que asi mueren, y por esto todos desean esta muerte, porque así mueren
alabados.” (Sahagún, II,140)19
Las mujeres muertas en momento de parto, les esperaba “la casa del maíz”,
llamado cincalco, en el poniente, es así como se convierten en las cihuateteo,
“las mujeres diosas”, que son de mal agüero y son de aspecto funesto, por ser
seres espantables, llevando una cabeza de calavera y ataviadas en sus manos
y pies de garras.
“la mujer que ha muerto en parto tiene un gran poder mágico, puesto que ha sido la fuerte que
ha derrotado al enemigo; por eso los jóvenes guerreros tratan de apoderarse de su brazo
derecho porque este los hará invencibles en el combate.”20
19
Alfonso Caso, Los hijos del sol, pag.78
20
Alfonso Caso, Los hijos del sol, pag.80
“Los que mueren ahogados o por rayo o por lepra, o de alguna otra enfermedad que se
consideraba relacionada con los dioses del agua, van a Tlalocan, el paraíso de Tláloc, que
queda al sur, el lugar de la fertilidad, donde crecen toda clase de arboles y frutales y abunda el
maíz, la chía y todos los otros mantenimientos.” 21
“Para ayudarlo en sus pruebas en la otra vida, se ponía con el cadáver un conjunto de
amuletos que le permitían soportar las pruebas mágicas.. para el camino se le daba un jarrillo
con agua, se amortajaba al difunto en cuclillas, liándolo fuertemente con mantas y papeles.
Otros papeles le serbia para atravesar por las sierras que se juntan, o para pasar por donde
estaba una gran culebra, o donde estaba la lagartija verde llamada Xochitónal, los nueve
paramos. Chicunaixtlahuaca y los nueve collados, y quemaban los atavíos que había usado el
difunto durante su vida, para que no tuviera frio al cruzar por donde el viento sopla tan cortante
como navaja, y le ponían en la boca una cuenta de jade, para que le sirviera de corazón, y
quizá para dejarla en prenda en el séptimo infierno, donde las fieras devoran los corazones de
los hombres. Por último le daban ciertos objetos valiosos, para que los entregara a
Mictlantecuhtli o a Mictecacíhuatl cuando llegara al fin de su jornada. Quemaban el bulto del
muerto, y guardaban las cenizas y la piedra de jade en una urna, que enterraban en uno de los
aposentos de la casa, y les hacían ofrendas a los ochenta días, y cada año, hasta los cuatro
que duraba el viaje a ultratumba, y después ya no lo hacían mas.” 22
21
Alfonso Caso, Los hijos del sol, pag.80
22
Alfonso Caso, Los hijos del sol, pag.83
d). El mundo de las criaturas efímeras
Empecemos con el mito sobre los 4 hijos que tuvieron la primera pareja divina,
ometecuhtli y omecihuatl, estableciendo así la conformación de los 4 árboles
que sostienen y hacen el mundo en donde habitaran las criaturas.
3.-Tuvieron el segundo hijo, al cual dijeron Yayanque (Yayauqui) Tezcatlipuca, el cual fue el
mayor y peor, y el que más mandó y pudo que los otros tres, porque nació en medio de todos:
éste nació negro.
4.-Al tercero llamaron Quizalcoatl (Quetzolcóatl), y por otro nombre Yagualiecatl (Yoalli
Ehécatl).
5.-Al cuarto y más pequeño llamaban Omitecitl (Omitéotl), y por otro nombre Maquezcoatl
(Maquizcóatl) y los mexicanos le decían Uchilobi (Huitzilopochtli), porque fue izquierdo, al cual
tuvieron los de México por dios principal, porque en la tierra de do vinieron le tenían por más
principal…"
23
Alfonso caso, el pueblo del sol, pag.20
Estos cuatro dioses constituyen, como vamos a verlo, las fuerzas primordiales que ponen en
marcha la historia del mundo. Desde un principio, el simbolismo de sus colores -rojo, negro,
blanco y azul- nos permitirá seguirlos a través de sus varias identificaciones con los elementos
naturales, con los rumbos del espacio y con los períodos de tiempo que estarán bajo su
influencia. Porque, con los cuatro hijos de Ometéotl entrarán de lleno en el mundo, el espacio y
el tiempo, concebidos no como un escenario vacío -unas meras coordenadas sino como
factores dinámicos, que se entrelazan y se implican para regir al acaecer cósmico.” 24
Después de estas creaciones, viene la creación del sol, hay varias fuentes que
hablan al respecto al nacimiento del sol, este hecho simboliza la creación del
tiempo-espacio de las criaturas, de los calendarios que empiezan a registrar y
contabilizar las presencias mundanas (Hay que recordar que este espacio
tiempo no tiene nada que ver con el otro espacio de las divinidades).Pero
primero fueron dos de los representantes de los rumbos del sur y poniente,
Huitzilopochtli y Quetzalcóatl respectivamente, los que crearon medio sol y con
ello a un hombre y a una mujer llamados Uxumuco y Cipactonal, para que
labraran y tejiesen al mundo. Y después a falta y necesidad de otro medio sol
se convirtió Tezcatlipoca en el otro medio sol que complementa al mundo de
los seres vivos. Con la llega de este contrario complementario se inicia así la
lucha de estos dos dioses, entre Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, fundamentado de
esta forma el tipo de vida que tendrá el mundo de las criaturas, totalmente lleno
de cambios que mueren, perecen y se desvanecen, por la lucha de estas dos
fuerzas de luz-noche, sabiduría-magia, blanco-negro, chalchiuilt-tecpatl, etc.
24
Miguel León-Portilla, La filosofía náhuatl, pag.46
una de las representaciones simbólicas de la naturaleza y animales, el
portador de energía por excelencia.
“El viaje al tiempo-espacio de los dioses. Se creía que una de las lamas del mago, desprendía
del resto de su cuerpo (frecuentemente con auxilio de un psicotrópico), viajaba a los ciclos
superiores o a los pisos del inframundo para buscar lo oculto en los ámbitos del tiempo siempre
presente, a diferencia del sacerdote (pendiente siempre del orden calendárico), el mago
afrontaba el peligro de ir al encuentro de los dioses-tiempos sin esperar la ocasión natural de
su llegada. La comunicación con lo invisible. El mago manejaba el discurso delo oculto y se
dirigía a los dioses, a los animales, a las plantas y a los objetos usando los nombres secretos,
muchos de los cuales correspondían a las fechas de creación”. 26
“si todo lo mundano estaba integrado tanto por materia pesada y perceptible como por materia
sutil e imperceptible (la materia divina), la doble acción del mago conducían a resultados más
seguros. Por ellos la acción mágica (como la religiosa) era concebida por el practicante como
productiva y eficaz, aunque se diría a los seres invisibles. Para el practicante su acción no era
simbólica, sino real, directa, complementaria de los procedimientos comunes sobre la parte
visible de los seres.
La técnica mas usual era el discurso, formulas pronunciadas en términos abstrusos. Los
nahuas se referían a la jerga como nahuallatolli, eso es, el “lenguaje de lo oculto”, lo que nos
indica que era la forma apropiada de dirigirse a la parte imperceptible de los seres. En la
oración el mago se atribuía grandes fuerzas, expresaba su familiaridad con el mundo
26
Alfredo López Austin, la magia, la religión, y cosmovisión, pág., 257
imperceptible, daba a los seres sus nombres secretos (muchos de ellos los calendáricos
originados en el momento de la creación del mundo).”27
“Eran sin duda los profesionales quienes podían arriesgarse al contacto más directo con las
fuerzas ocultas, incluyendo en sus actos el peligroso viaje al mundo vedado de los dioses. A
ello se debe que pueda hablarse de un chamanismo mesoamericano. El mago viajaba por uno
de los arboles cósmicos a los nueve pisos del cielo o a los nueve del inframundo, y encontraba
allá, en un punto preciso del presente total, la solución a su problema.” 28
“Los magos podian desentreñar el misterio a traves de la experiencia registrada en los libros.
Los nahuas poseyeron codices para ello los llamaban temicámatl, “libros de los sueños”.
27
Alfredo López Austin, la cosmovisión mesoamericana, pag.498
28
Alfredo López Austin, la cosmovisión mesoamericana, pag.499
Sin embrago, el adivino por exelencia era el que podia prescisar, atraves de las cuentas
calendaricas y de los registros historicos, que resultaba de la combinacion de todos los dioses
convertidos en tiempo que confluian en una fecha sobre la tierra.” 29
29
Alfredo López-Austin, la cosmovisión mesoamericana, pag.500
30
TLAMATINI: sabio o filósofo. Literalmente, "el que sabe cosas". Sahagún en una nota al margen del fol.
118 r., del Códice Matritense de la Real Academia, AP /, 8, tradujo esta palabra por las de “sabio o
philosopho". El plural de tlamatini es tlamatinime: los sabios. Sobre la palabra (tla) matini formaron los
nahuas numerosos compuestos para designar lo que llamaríamos especialidad de los varios sabios. Así,
tla-teu-matini es "sabio en las cosas de Dios"; ilhuícac-matini: "sabio, conocedor de los cielos"; mictlan-
matini: "conocedor del más allá"; tla-ix-imatini: "conocedor experimental de las cosas", etc. (Miguel
León-Portilla, La filosofía náhuatl, pag. 151)
31
León-portilla, filosofía náhuatl, pág., 1
Las meditaciones o reflexiones son basadas en el sabio, cuando se encuentra
en un estado fuera de sí, fuera de toda perceptibilidad y apartado de los datos
sensibles erróneos provenientes del mundo exterior. Este estado de trance,
posibilita la relación del hombre con la fuerzas divinas que hacen el acaecer del
mundo, el acercarse y ponerse en contacto con ese movimiento de generación
y muerte.
Estos filósofos como puede uno referirse a estos hombres que se dedican a
reflexionar el sentido ontológico del mundo, pues en ellos recaía esta
responsabilidad, por medio de su poesía, la expresión metafórica de lo que es
el mundo, y el hombre mismo, el macehual. Además de los códices, “amoxtli”
que eran sus libros sagrados donde plasmaban el conocimiento que explica el
sentido del mundo.
Ellos eran los que poseían estos libros sagrados, son dueños de la tinta negra
y roja, con los que se hacían los “amoxtli”, los códices, que sueles ser los libros
que reflejan las imágenes filosóficas de la visión de cada una de las partes del
mundo y el hombre. Por tanto el hombre sabio era visto como un doctor un ser
32
Tomado de león-portilla, los antiguos mexicanos, pág., 125, informantes de Sahagún, códice
Matritense de la real Academia, vol. VIII, fol. 118 r.
33
Tomado de León-Portilla, los antiguos mexicanos, pág., 127, Ms. Cantares Mexicanos, fol. 13 r.
que curaba, al forjar rostros sabios y corazones verdaderos, fecundaba en las
personas una semilla, para lograr que echaran raíz, una verdad para sí mismo.
“El sabio: tal es la forma usual de traducir la palabra náhuatl tlamatini (véase Vocabulario, de
fray Alonso de Molina, folio 126 r.). Por juzgarla de especial interés en nuestro estudio, damos
aquí su análisis etimológico. Dicha voz se deriva del verbo mati (él sabe), el sufijo -ni, que le da
el carácter sustantivado o participial de "el que sabe" (lat. sapiens). Finalmente el prefijo tla es
un correlato que antepuesto al sustantivo o verbo significa cosas o algo. De todo lo cual se
concluye que la palabra tla-matini etimológicamente significa "el que sabe cosas" o "el que
sabe algo".34
La gran virtud de estos hombres era hacer los mitos, ya que los mitos son la
fuente y el medio de comunicar en forma metafórica, emotiva y reflexiva, las
ideas y emotividades que fundamentan el sentido ontológico de la estructura
del universo, "una visión concentrada del mundo y de las cosas humanas".
“El sabio es como lumbre o hacha grande, y espejo luciente y pulido de ambas partes, y buen
dechado de los otros, entendido y leído; también es como camino y guía para los otros. El buen
sabio, como buen medico, remedia bien las cosas y da buenos consejos y buena doctrina, con
que guía y alumbra a los demás, por ser el de confianza y de crédito por ser cabal y fiel en
todo.”35
34
León-Portilla, filosofía náhuatl, pág.,34
35
Fray Bernardino de Sahagún, historia general de las cosas de nueva España, tomo III, libro X, pag.,116
que lo sobre pasa. En mi parecer además del reposo, hay una similitud en la
cuestión ontológica del desdoblamiento y devenir de un principio, que contien al
todo, en este caso hablamos de un dios omniabarcante, como ometeotl, que
sin dudas no tiene nada de materia antropomórfica, ni mucho menos de las
sustancias que forman el mundo de las criaturas, con esto quiero decir que hay
un estadio de la omnipresencia divina que sostiene al todo, está en reposo,
antes de acaecer toda la multiplicidad que forma el mundo sagrado, y mundano
del cosmos.
Siendo totalmente anacrónico, sin tiempo alguno en él, está en reposo esta
unidad uniforme y homogénea, que suele ser llamada así por algunos
presocráticos como Empedocles, el por ejemplo lo llama lo esfereo, como lo
“Uno”, la unidad de donde proviene y emana el espacio y el tiempo, así como al
movimiento y desvanecimiento de todas las presencias que representan,
habitan y dan sentido al mundo.
“Con los Anales del Museo Nacional de México, iniciados en 1877, los estudios mexicanos
sobre el pensamiento indígena entran de lleno en el campo académico, y en la década
siguiente aparecen las obras generales que, desde una visión cientificista tratan de encuadrar y
clasificar las concepciones religiosas prehispánicas, en ocasiones comparándolas con
cosmovisiones creadas por los antiguos pueblos del viejo mundo. Orozco y Berra, en su
Historia antigua y de la conquista de México (1881), compara el pensamiento prehispánico con
el hindú y el pitagórico, y Chavero, en su Historia antigua y de la conquista (1887) lo cataloga
como una visión materialista del cosmos”.36
36
La religión, la magia, y la cosmovisión, Alfredo López Austin, pág., 229