Está en la página 1de 6

¿Qué clase de ciencia es la arqueología?

¿Eran los Caballeros de la Mesa Redonda


procesuales o posprocesuales?
Were the knights of the Round Table
processualist or post-processualists?
Manuel DOMÍNGUEZ-RODRIGO
Departamento de Prehistoria. Universidad Complutense de Madrid
m.dominguez.rodrigo@gmail.com

En mi anterior intervención crítica sobre el con- to se rigen predominantemente por criterios episte-
junto de paradigmas posmodernos (Complutum 19, mológicos de realismo científico, Ruibal aporta un
2008), recalcaba que los arqueólogos procesuales y listado escueto de varias revistas ISI que no encuen-
los posprocesuales estaban destinados a no enten- tran acomodo en semejante paradigma. Probable-
derse ya que residen en universos conceptuales se- mente no le sorprendería si le digo que el listado de
parados; los primeros creen en el concepto de ver- revistas “no científicas” que forman parte de ISI es
dad, limitan el alcance de conocimiento, se abrazan mucho más amplio. Para entrar en la base de datos
a criterios epistemológicos de realismo científico y re- de ISI, sólo es necesario cumplir una serie de requi-
niegan de manipular maniquéamente el pasado para sitos formales (entre los que se encuentra la regu-
politizar el presente. La mayor parte de los segun- laridad de la publicación y la revisión por pares de
dos son relativistas que rechazan del concepto de los trabajos) y no es necesario pasar un examen de
verdad, equiparan el conocimiento con el amor y la realismo crítico. Este formalismo tiene poco de ex-
poesía, son fabricantes de discursos dentro de lo que tra-científico en el sentido constructivista expresado
se conoce como constructivismo social, rechazan por Ruibal. Sin embargo, una cosa es entrar en la
la existencia de criterios de demarcación, y mantie- base de datos de ISI y otra muy diferente tener asig-
nen activa una agenda política que se nutre con cier- nado un impacto académico. El primer tipo de re-
ta regularidad de alardes de sofismo con frecuencia vista es académicamente nulo (sólo sirve para que
equiparable al de Protágoras. Entre ambas posicio- los aquejados del síndrome Bienvenido Mr. Mar-
nes no veo el hueco para tender puentes. Aunque la shall presuman de que el tío Sam reconoce su exis-
intervención de Webmoor es moderada, posiciones tencia), mientras que el segundo tipo (siempre que
como la de mi colega Ruibal no son sino un ejemplo nos refiramos a valores de impacto elevados) es el
descafeinado de semejantes actitudes posprocesua- que regula la dinámica académica internacional. Di-
les relativistas. Veamos por qué. cho impacto se consigue por el número de veces que
Alfredo González Ruibal reniega de los excesos los trabajos publicados son citados, lo cual es testi-
del paradigma al que está suscrito (que califica co- monio indirecto de su influencia y relevancia en la
mo constructivismo extremo), sin especificar cuáles disciplina a nivel general, en un mundo académica-
son éstos. En contraste, no define cuáles son los cri- mente globalizado. Ruibal no distingue ambos con-
terios de un constructivismo moderado que lo con- ceptos. Por ejemplo, de las revistas que menciona,
vertirían en más deseable. A continuación mostraré varias no son revistas de impacto, en contra de lo
cómo ambos tipos de constructivismo no definen que afirma; no tienen asignado ningún valor por ISI.
sino dos extremos complementarios de una misma De los cientos de revistas que forman parte del
corriente de pensamiento. En el primer paso para listado oficial de ISI no todas gozan ni del mismo
deconstruir los argumentos que yo señalaba con an- impacto académico, ni de una misma influencia en
terioridad de que el mundo de las revistas de impac- la praxis de la disciplina. De aquéllas que sí tienen
191 Complutum, 2009, Vol. 20 (1): 175-196
¿Qué clase de ciencia es la arqueología?

asignado un valor de impacto, hay que diferenciar to de Derrida, poco sospechoso de haber sido un
entre las que tienen un valor elevado (reflejando su “monstruo postprocesual” según la definición críti-
importancia en cómo se concibe la disciplina) y las ca de Ruibal, y pilar fundamental de deconstruc-
que tienen un valor escaso. De estas últimas, aque- cionismo que niega la existencia de la realidad y
llas revistas que tienen valores inferiores a 0.5 in- reduce todo a un juego relativista. El mismo Hei-
dican un impacto académico prácticamente nulo al degger, como miembro del movimiento hermenéu-
ser poco citadas. Cuando anteriormente aludía al tico, manifiesta que la palabra es la morada del ser,
paradigma predominante en las revistas de impac- por lo cual, el ser es un juego del lenguaje, como
to, me refería a aquéllas que figuran de manera he- también sostenía Carnap. Esto lo recoge críticamen-
gemónica en nuestra disciplina, es decir, dentro de te Bunge (2006: 96) cuando afirma que “falsedad
las 10 o 20 primeras según su valor de impacto. Y más lógica (Carnap) o menos lógica (como en Hei-
dentro de estas revistas de mayor influencia en la degger) es igual a falsedad”.
praxis de nuestra profesión académica, la mayor Del mismo modo, Ruibal pondera en positivo a
parte de ellas (sobre todo las de mayor valor) sur- Foucault, quien niega la objetividad y con ella la
gen de planteamientos epistemológicos claramente posibilidad de reconstruir la realidad humana
vinculados con el resto de revistas científicas y, por (Foucault 1970). En mi anterior critica al posmo-
ende, con el realismo científico. El círculo vicioso dernismo (número 19 de Complutum) ofrecía varios
que menciona Ruibal no existe; la clasificación de argumentos mostrando el profundo grado de relati-
las revistas en el sistema ISI es racional (no cons- vismo en el que incurrían los mismos personajes
tructivista): cada puntuación refleja lo mucho o po- que Ruibal arropa con aprecio bajo un constructi-
co que los trabajos de cada revista son citados y por vismo moderado y su incompatibilidad con posicio-
lo tanto, su influencia real. Podría decirse que di- namientos intermedios. Ninguno de esos argumen-
cho sistema es darvinista: las revistas no citadas no tos ha sido desmentido por mi colega. No son des-
son aptas para pasar el examen de selección acadé- virtuación de la pureza de los demiurgos por los que
mica y su valor decrece cada año en la evaluación Ruibal hace libaciones provocada por monstruos
que ISI realiza. No vale, pues, como hace Ruibal, filosóficos, sino el alma misma de dichos persona-
comparar revistas ISI de una liga de segunda regio- jes. El apego de mi colega a la arqueología simétri-
nal con las que figuran en la Champions League. En ca, porque no “hace tabula rasa del pasado y dialo-
resumen, basta echar un vistazo al listado ISI de gar con todos me parece una actitud loable” encaja
esta última para ver que la investigación procesual dentro de lo políticamente correcto (como también
tiene mayor impacto, es mucho más usada y citada coincide en afirmar Webmoor) pero sigue siendo
(con una diferencia muy amplia a tenor de los valo- epistemológicamente criticable hasta que sus pre-
res de impacto de cada revista) tal y como también supuestos vayan más allá de la actual ambigüedad
reconoce Webmoor. y sean definidos con claridad. Cuando esto suceda,
Mi colega Ruibal matiza que el posprocesualis- anticipo que las contradicciones internas mostrarán
mo moderado tiene como virtud no llegar al relati- profundas asimetrías dentro de ese aspirante a para-
vismo absoluto, como si las diferencias de un para- digma. Esta necesidad de definir la arqueología si-
digma a otro fueran cuestión de variación gradual, métrica desde un punto de vista teórico y epistemo-
con el procesualismo a un lado, el constructivismo lógico lo pone también de relieve de manera acer-
extremo en el opuesto y el constructivismo mode- tada el artículo de Webmoor.
rado en medio. Nada más lejos de la realidad; estos Donde creo que Ruibal ronda lo surrealista es en
posicionamientos son dicotómicos y excluyentes. su afirmación de que el posprocesualismo está lejos
Ruibal podría haber otorgado credibilidad a su po- de haber constituído un ataque a la ciencia. La cien-
sición moderada si hubiese explicitado cuáles son cia está regulada por un uso estructurado de la razón,
los criterios epistemológicos de dicho posiciona- como ente objetivo aspirante a alcanzar una verdad
miento, en vez de hacer lo que Bashkar (2002) im- real, mientras que la razón, desde el punto de vista
puta críticamente a los posmodernistas de “talking post-moderno se entiende como un constructo con-
about talking” sin justificar que aquello de lo que textual incapaz de aprehender la realidad. Foucault
se habla exista. En su querencia hacia Heidegger, (1970) niega la objetividad y la posibilidad de co-
Ruibal deja entrever esta contradicción. Heidegger nocer la realidad y dice que la ciencia es un mito
junto con Nietzsche han sido la base del pensamien- que debe ser superado. El posestructuralismo recha-
Complutum, 2009, Vol. 20 (1): 175-196 192
¿Qué clase de ciencia es la arqueología?

za la existencia de verdades absolutas o hechos logía posprocesual tendría más heurística si pudiese
acerca del mundo (Derrida 1983). ¿Puede uno a te- aportar más conocimiento contrastado que la ar-
nor de estos conceptos cuestionar seriamente que el queología procesual; lo cual es falso. Insto a que se
posprocesualismo no haya atacado los fundamentos me desmienta con algún ejemplo. El que una disci-
básicos de la ciencia? Negar una evidencia de seme- plina amplíe horizontes no quiere decir ni que sea
jante calibre sólo se justifica desde el sofismo más más científica, ni que aporte más conocimiento, ni
pernicioso, del que obviamente no acuso a mi cole- siquiera que se haya aproximado más a la verdad,
ga. Ruibal lo justifica diciendo que los arqueólogos especialmente si no cree en ella como concepto.
posprocesuales recurren con frecuencia a la arqueo- Barceló dice que los procesuales buscamos el error
metría y a la estadística para probar sus hipótesis. y no la verdad, pero ambas cosas son caras opues-
Sin embargo, en esto reside la belleza de la contra- tas de la misma moneda. El error sólo se busca por-
dicción. Ahí se identifica el mismo tipo de incon- que nos acerca a la verdad. De hecho, en la contras-
gruencia que comentaba en mi réplica a Víctor Fer- tación de hipótesis la confirmación del grado de ve-
nández en el número anterior de Complutum cuando rosimilitud –truthlikeness (Niiniluoto 1987, 2002)–
le decía que un constructivista que otorga la misma o de refutación (Lakatos, 1978) es exactamemte si-
validez epistemológica a un curandero que a un ga- métrico. No está epistemológicamente más justifi-
leno, pero que en la praxis opta por el último, entra cada la confirmación del error que la verosimilitud
en contradicción al hacer una elección instado por de la hipótesis en su camino hacia la verdad (Laka-
su espíritu de realista crítico. La arqueometría y la tos 1978; contra Popper). Ambas se expresan en
estadística están basadas en premisas que exigen términos de probabilidades.
criterios de demarcación (la estadística no existiría Ruibal afirma que pocos arqueólogos negarán
sin ellos) y por lo tanto, premisas claramente defi- que la realidad existe, pero eso no quiere decir que
nidas de lo que es correcto o erróneo. El posproce- todos consideren que la ciencia es el único camino
sual acude a ellas porque es oportunista, no porque para llegar a ella. Efectivamente, yo coincidiría en
crea en ellas. Un posprocesual que utiliza métodos afirmar que hay muchos caminos para llegar a la
arqueométricos y estadísticos, es decir, científicos, realidad; sin embargo, la mayor parte de ellos pro-
lo que está haciendo es ir en contra de los principios ducen incertidumbre. ¿Cómo sabemos cuando es-
teóricos básicos de la mayor parte de las corrientes tamos cerca o lejos de la realidad? Sólo si aplica-
postmodernas claramente definidas. Es lo que Bun- mos criterios de discriminación (demarcación) que
ge (2006) denomina el juego académico de los nos permitan contrastar hipótesis, obtener resulta-
constructivistas, que al ser irrealistas promueven el dos en la contrastación y poder rechazar o aceptar
vacío total (ontológico, gnoseológico, semántico, hipótesis según su heurística, es decir, su capacidad
metodológico, axiológico, ético y práctico) pero que de explicación. Esto es la ciencia. Ninguno de los
en la práctica diaria se comportan de modo distin- otros caminos indicados por Ruibal puede ofrecer
to. En palabras de Bunge (2006: 382): Únicamente dichas garantías, dejando la interpretación al libre
los filósofos pueden profesar el antirrealismo y es- albedrío del discurso, que es mucho más totalitario
to sólo cuando escriben y enseñan”. de lo que el achaca al paradigma procesual, ya que
A mi colega la arqueología procesual le aburre y depende aún más de los círculos de poder y sus di-
por ello le escribe un epitafio (Ruibal, 2007); esto námicas de metamorfosis (basta con echar un vista-
a pesar de que varios de sus colegas (Fernández, zo al panorama europeo). Vuelvo a instar a Ruibal
Webmoor) reconocen que no sólo está viva, sino a que me de ejemplos. Con la misma evidencia ma-
que académicamente es hegemónica. Ruibal dice terial que un posprocesual elabora una interpreta-
que la heurística de la arqueologia posprocesual es ción, se pueden elaborar otras veinte, todas igual de
superior a la procesual pero no ofrece ninguna jus- válidas siempre que no se eche mano de un marco
tificación que así lo demuestre. El término heurísti- discriminatorio realista.
ca se populariza en la filosofía de la ciencia a través Para mi colega es necesario recuperar la verdad
del marco epistemológico realista de “los progra- no por razones de una asepsia en la praxis de la ar-
mas de investigación científica” de Lakatos (1978), queología, sino por otras razones entre las cuales
quien lo define como la capacidad de un programa destacan las políticas. El único uso moralmente le-
de investigación de explicar (a través de la contras- gítimo del pasado con fines políticos actuales es el
tación) más cosas que el programa rival. La arqueo- de desentrañar su realidad sin distorsionarla; y esto
193 Complutum, 2009, Vol. 20 (1): 175-196
¿Qué clase de ciencia es la arqueología?

es lo menos frecuente por quienes abogan por mez- tenta con reproducir el conocimiento establecido.
clar el pasado y la política moderna. Muchos pos- Ignoro como puede justificar mi colega semejante
procesuales utilizan el pasado para elaborar discur- concepción. Desde Popper (en realidad desde bas-
sos sin fundamento real, pero insertos en agendas tante antes) se ha generalizado lo que se conoce co-
políticas concretas. mo teoría evolutiva del conocimiento (la base fun-
Ruibal sigue el concepto de Badiou de que la damental del realismo científico) que postula que
verdad es siempre algo nuevo. Semejante afirma- el conocimiento científico jamás se encuentra en
ción no sólo es errónea (los atomistas griegos tenían posición estática sino que se va ampliando conti-
una concepción de la Physis que en lo estructural nuamente. En nuestro campo sólo diré que todo lo
no ha variado gran cosa hasta el siglo XX y sólo que se conoce en evolución humana, que el mismo
para ampliarla), sino que además es irracional o Ruibal no me negará es mucho más de lo que sabía-
ambigua. ¡Se pueden entender tantas cosas con se- mos hace 20 años, es el resultado de haber aplicado
mejante definición! Es como buscar la verdad en el una arqueología y una paleontología sujeta a crite-
Tao. De hecho, esta no es una afirmación exagerada rios procesuales y de realismo crítico. Un vistazo
ya que el mismo Ruibal pone como ejemplo de ver- superficial a cualquier ciencia mostraría lo mismo.
dad la aparición de la Tragedia con Esquilo. Mu- El totalitarismo hace uso oportunista de cualquier
chos “eventos” han surgido a lo largo de la historia herramienta para conseguir sus medios, y a este
del conocimiento que poco han aportado a la apro- respecto, si bien movimientos totalitaristas han
ximación a la verdad (en las ciencias naturales usado ciertas ciencias para fines propios, el mayor
suceden todos los días). El grado de ambigüedad daño de éstos ha sido la implantación de discursos
con el que Ruibal resuelve la cuestión llega a un sobre verdades ficticias (construidas) mucho más
paroxismo ininteligible para un realista crítico proclives a ser usadas como modo de engrase de
como es que su concepción de que “el arte, la cien- dichas máquinas totalitarias.
cia, el amor y la política son todos campos en los En lo que si comulgo con Ruibal, es un gesto
que puede surgir lo nuevo de la verdad..... No obs- foucaultiano, es en que a pesar de promulgar que la
tante, sería estéril tornar el debate sobre la verdad dinámica teórica del funcionamiento de la gestión
en una nueva discusión sobre las ciencias del espí- de la información científica se adhiere a las reglas
ritu y de la naturaleza. De lo que se trata es de com- del realismo científico, la praxis de cómo se mate-
prender que en ambos casos el proceso de verdad rializa con frecuencia en las publicaciones (de im-
es semejante y se basa en la fidelidad a un evento, pacto o no) experimenta serias deficiencias. Los
que es impredecible y sobre todo indiscernible”. editores y comités científicos de las revistas de im-
Semejante afirmación podría perfectamente haber- pacto adquieren un tremendo poder que a veces se
la producido (en lo que respecta al arte y al amor) utiliza maquiavélicamente para censurar aquellos
San Juan de la Cruz, pero me resulta incomprensi- iconoclastas del sistema o los que atenten contra el
ble por parte de un arqueólogo. Yo preguntaría, paradigma mayoritario, que siempre suele coincidir
¿cómo puede surgir del arte o del amor una aproxi- con el cultivado por la mayor parte de los miembros
mación a la verdad, entendida como realidad com- de dicho comité editorial; indistintamente de que el
probable? ¿Cómo podemos estar seguros de estar comité de la revista sea procesual o posprocesual.
cerca de ella? ¿Cómo puede decirse, o mejor aún, No es un secreto que los científicos no anglosajo-
justificarse que el concepto de verdad sea el mismo nes tienen muchas más dificultades para hacerse oír
en las ciencias de la naturaleza y las ciencias del en dichas publicaciones. El mismo editor jefe de
espíritu? ¿Cómo puede hablarse a estas alturas de Nature no tiene el menor pudor en admitir que la
“ciencias” del espíritu? El concepto de ciencia ha preselección de artículos la hace cada día a las cinco
sido bien definido desde hace siglos y elijamos la de la tarde en un pub delante de una pinta de cerve-
definición que queramos (¿por qué no la más co- za y que los trabajos que recibe de Harvard les otor-
múnmente aceptada en la actualidad?) no puede ha- ga una atención preferente. El sistema está por des-
ber nada más incompatible con la concepción del gracia pervertido más por cuestiones de naturaleza
espíritu (pese a San Agustín y Santo Tomás) que el humana que por la filosofía que lo respalda, puesto
concepto de ciencia. que sucede de igual manera en ámbitos europeos
Ruibal argumenta que el concepto de verdad pro- donde la publicación académica es de corte cons-
cesual es fiel al totalitarismo, e inmutable, se con- tructivista. En un mundo globalizado, el haber adop-
Complutum, 2009, Vol. 20 (1): 175-196 194
¿Qué clase de ciencia es la arqueología?

tado los criterios de excelencia científica de ISI ex- nistas culturales, neo-darvinistas, conductualistas,
clusivamente ha otorgado al mundo académico an- etc... El resultado es una escisión de departamentos
glosajón una preeminencia sobre los demás, que en la última década en EEUU o, en los casos en los
permanecen subyugados al mismo. La clave del que las dotaciones económicas no lo permiten, una
sistema de impacto de ISI reside en que sólo utili- segregación, que incluso llega a ser física entre
za el listado de revistas de su base de datos, clara- procesuales y posprocesuales. Esta dicotomía no
mente saturado de publicaciones en inglés y con está superada y la he vivido en cada uno de los de-
serias carencias de revistas ajenas al mundo anglo- partamentos de Antropología de EEUU en donde
sajón. Ante semejante situación, la unión europea he estado.
recientemente ha perdido una ocasión de oro de ha- Webmoor indica la necesidad, creo que manera
cerse con una legítima balanza de poder al haber adecuada, de mostrar la utilidad práctica de la apli-
elaborado un listado de revistas de impacto euro- cación del realismo científico a la arqueología. Po-
peas inspirado en la filosofía de café para todos siblemente, esto sea necesario para contextos re-
(intentando sopesar la variabilidad linguística y cientes donde semejante paradigma se ha visto mer-
político-cultural del continente) más que en su valor mado por la pujanza creciente de arqueólogos pos-
científico real en cuanto al impacto efectivo acadé- procesuales. Sin embargo, semejante ejemplo
mico de cada una de ellas. Al científico no le queda, práctico existe de manera prolija en el mundo del
pues, más alternativa que defenderse de los sesgos paleolítico. Un vistazo a la arqueología Plio-Pleis-
del sistema anglosajón si quiere universalizar su tocénica de África oriental de las últimas dos déca-
investigación o hacer frente a los caciquismos lo- das puede proporcionar un claro ejemplo de cómo
cales que regulan los criterios de excelencia en la la heurística de nuestro conocimiento se ha dispa-
publicación guardando la imagen de asepsia (a tra- rado en los últimos años gracias a la aplicación
vés de revisión por pares) pero incapaz de imponer masiva de estudios sobre lítica y fauna basados en
que la dinámica del proceso esté regulada por crite- criterios procesuales propios del realismo científi-
rios científicos. El editor/revisor en este caso siem- co. Lo que me presto a reconocer con Webmoor es
pre tiene la razón. En el panorama peninsular, en la que semejantes ejemplos son necesarios para con-
disciplina arqueológica no disponemos de ninguna textos más recientes donde las preguntas son más
publicación que funcione de otra manera; ni siquie- diversas e incluso de diferente cariz.
ra la popular Trabajos de Prehistoria. Algunas de las preguntas que Webmoor plantea
El artículo de Webmoor ofrece una reflexión más de manera escéptica, no dejan resquicio a una apli-
pausada sobre el debate procesual y posprocesual, cación de realismo crítico ya que son difícilmente
recalcando la aversión al relativismo por la mayor abordable por este. De ahí que al no ser capaz de
parte de disciplinas académicas, más centradas en responder todas las preguntas, un enfoque proce-
la búsqueda de la verdad. En el título de su comen- sual pueda parecer, como en el caso de Ruibal, ex-
tario, se pregunta sobre la necesidad de recalcar que tremadamente aburrido. Lo conveniente en este caso
la arqueología procesual está viva y coleando. Bien, es practicar varias arqueologías, reconociendo don-
la necesidad de hacerlo es porque otras voces, me- de terminan las científicas de las más especulativas,
nos eclécticas que Webmoor, habían promulgado la para poder abarcar la gama de preguntas que cada
defunción del procesualismo (Ruibal 2007) y habían arqueólogo quiera hacerse en un periodo determi-
venido acompañados de plañideras posprocesuales nado.
para la celebración (véase especial sobre arqueolo- Webmoor plantea la inconveniencia de dejar in-
gía simétrica en Complutum). Webmoor ofrece una tervenir a los filósofos en una disciplina en la que
diatriba sobre la superación de la tradicional divi- los arqueólogos hemos alcanzado cierto consenso
sión entre procesuales y posprocesuales que no sobre lo que constituye una buena explicación. Sin
comparto. Uno de los problemas más graves con los embargo, yo discrepo que semejante consenso exis-
que se encuentran los departamentos de antropolo- ta. Me gustaría ver una definición al respecto. A
gía en EEUU en la actualidad es la profunda divi- buen seguro que lo que constituye una buena expli-
sión entre los partidarios de una antropología cien- cación para Webmoor resulta insatisfactoria para
tífica y los antropólogos posprocesuales críticos de mi. Lo que propone Webmoor podría fácilmente
la misma, disfrazada dicha división de múltiples confundirse con practicar la arqueología sin una
maneras: antropólogos físicos, culturales, evolucio- continua reflexión filosófica teórica, y sin semejan-
195 Complutum, 2009, Vol. 20 (1): 175-196
¿Qué clase de ciencia es la arqueología?

te teoría, nuestra disciplina está abocada al absur- derna y la panoplia de interpretaciones que los
do. De hecho, el dejarse arrastrar por el hábito prag- acompaña. Sin epistemología somos incapaces, an-
mático de hacer las cosas como venimos haciéndo- te un vacío filosófico, de discriminar cuáles de di-
las sin mayor reflexión epistemológica es lo que chas interpretaciones son las que nos acercan a la
produce la diversidad de enfrentamientos que exis- realidad del pasado. Es la diferencia entre intentar
ten en el seno de la arqueología/antropología mo- acercarnos a la verdad o seguir contando cuentos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BUNGE, M. (2006): A la caza de la realidad. La controversia sobre el realismo. Gedisa Editorial, Barcelona.
DERRIDA, J. (1983): Letter to a Japanese friend. A Derrida Reader: Between the Blinds (J. Derrida y P. Kamuf, eds.),
Harvester, Londres: 271-276.
FOUCAULT, M. (1970): Arqueología del saber. Siglo XXI, Méjico.
LAKATOS, I. (1978): The methodology of scientific research programmes. Cambridge University Press, Cambridge.
NIINILUOTO, I. (1987): Thruthlikeness. D. Reidel, Dordrecht.
NIINILUOTO , I. (2002): Critical scientific realism. Oxford University Press, Oxford.
GONZÁLEZ-RUIBAL, A. (ed.) (2007): Arqueología simétrica: un giro teórico sin revolución paradigmática. Complutum,
18: 283-319.

Complutum, 2009, Vol. 20 (1): 175-196 196

También podría gustarte