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Barceló titulado:
"En defensa de una arqueología explícitamente científica"
INTRODUCCIÓN
OBJETIVOS
METODOLOGÍA
Tras realizar una lectura y reflexión crítica del artículo, se busca información sobre las
diferentes posiciones teóricas al respecto de otros autores, incluidos los que menciona en
dicho artículo en libros, blogs y páginas webs, usando como base el libro de JOHNSON,
Matthew: “Teoría arqueológica. Una introducción”. Editorial Ariel, 2000, Barcelona.
También se ha tomado muy en cuenta el artículo de HERNANDO GONZALO, Almudena:
“Enfoques teóricos en arqueología” cuyo artículo constituye un resumen de un curso sobre
“Enfoques teóricos en Arqueología” celebrado en 1991 en Madrid por la Fundación Ortega y
Gasset de dicho Ayuntamiento.
DESARROLLO EXPOSITIVO
Los defensores de la Teoría Crítica (TC), adoptan una visión marxista en el análisis histórico
y aceptan que el conocimiento humano está históricamente determinado. Sirven de base para
este pensamiento los escritos de Habermas, Marcuse o Adorno (Hernando Gonzalo 1992:24).
El Neo-marxismo surge de los escritos de Marx, según los cuales, la posibilidad de cambio
creativo es esencial para hacer posible la revolución. Considera que el comportamiento
humano sólo se comprende dentro de contextos culturales específicos, en los que la
motivación humana deriva de la estructuración (clasismo) social de la realidad.
Representantes de esta corriente de pensamiento han sido arqueólogos como Tilley, Shennan,
Miller y Shanks. Igual que en el resto de los enfoques marxistas, la contradicción y el
conflicto son esenciales para comprender un proceso cultural, pero para los neomarxistas, la
ideología juega un papel primordial como motor de tales contradicciones: la ideología es un
factor activo en las relaciones sociales, en la realidad, colocándose en el extremo opuesto del
resto de enfoques marxistas (materialismo vulgar). La ideología y su importancia en la
configuración cultural, constituye para ellos un instrumento de poder en manos de la clase
dominante del momento, por ello una de sus críticas es precisamente la inmutabilidad de la
naturaleza humana que de ello se deriva (Hernando Gonzalo 1992: 25).
La Arqueología Contextual liderada por I. Hodder, fue una aplicación muy importante en
Arqueología de tradición estructuralista, cuyo máximo exponente es el antropólogo Levi-
Strauss, el cual defiende que la mente humana está regulada a nivel inconsciente, por una
serie de estructuras que se manifiestan en las actividades conscientes, las cuales quedan
reflejadas en las manifestaciones materiales. Los objetos arqueológicos se convierte en
símbolos de las estructuras inconscientes: en significantes de un significado que se trata de
conocer. Pueden diferenciarse actualmente tres enfoques derivados de esta base: arqueología
estructural (Leroi-Gourhan), la cognitiva y la simbólica. Los tres coinciden en considerar la
cultura material como un “texto”, un conjunto de símbolos codificados con las leyes que
organizaban la vida de las gentes que la crearon; pero la estructural y la simbólica se interesan
mucho más por la interacción entre los grupos sociales y los sistemas simbólicos que la
cognitiva (Hernando Gonzalo 1992: 26).
Si los restos materiales a través del simbolismo, pueden utilizarse con fines opuestos dentro
de un grupo social, será imposible conocer su significado, y por ende esa organización social,
a no ser que se examinen todos los aspectos del registro arqueológico: es necesario conocer
todos los componentes de cada cultura arqueológica, todo el contexto, para entender el
significado de una parte. Niegan la validez de los trabajos en los que sólo se analizan
aspectos concretos de una cultura. Sólo se puede comprender una cultura adoptando su punto
de vista interno, lo que es imposible, por lo que no existe explicación en Arqueología, sólo
interpretación. Siguiendo este razonamiento, los datos arqueológicos son interpretaciones
basadas en nociones actuales que influyen en la teoría que debe ser probada, por lo que no hay
posibilidades de verificación científica. De ello se deduce que en Arqueología no se pueden
aplicar los procedimientos de la Ciencia. Los críticos de esta corriente denuncian su falta de
cuerpo teórico (Hernando Gonzalo 1992: 27).
Para Johnson (2000: 132), el pensamiento postprocesual se caracteriza por ocho afirmaciones
clave, con las cuales no estarán de acuerdo todos los postprocesualistas, lo que refleja y
explica la crítica de Barceló, que son:
Los postprocesualistas rechazan el valor que se da a la contrastación, por lo que son tildados
de relativistas, revindican que en la práctica ningún arqueólogo contrasta de forma rigurosa la
teoría con los datos brutos. Sus máximos representantes fueron Ian Hodder, Christopher
Tilley, Michael Shanks y Robert W. Preucel.
La Nueva Arqueología se aplica a una escuela de pensamiento que barrió a lo largo y ancho
de la arqueología anglo-americana en los 70, que reunió a un grupo diverso de arqueólogos
con diferentes ideas y enfoques, a los cuales les unía una insatisfacción con la situación de la
arqueología, y pensaban que las cosas tenían que cambiar: “debemos ser más científicos y
más antropológicos” era su lema. Algunos temas clave se fueron repitiendo en los textos de
sus proponentes, que Johnson (2000: Aspectos clave de la Nueva Arqueología) resume en
siete:
Lo postmoderno fue definido por François Lyotard como la incredulidad hacia las
metanarrativas, que caracteriza al conocimiento de las sociedades capitalistas occidentales.
Una metanarrativa es un discurso planteado como una reivindicación de la verdad absoluta:
ejemplo, la creencia en el progreso científico o la creencia de que las sociedades evolucionan
de una fase cultural a otra o la creencia de un sistema moral absoluto derivado de la religión,
la nación o la etnia, etc.
Para los postmodernistas todas estas ideas se remontan a la Ilustración del siglo XVIII, los
cuales pensaban que usando la Razón se accedía a cualquier problema humano de forma
racional y objetiva.
Algunos postmodernistas han desmontado la barrera que existe entre la historia y la literatura,
ya que todos los documentos históricos son textos literarios y todos los historiadores escriben
narrativas, y toda literatura se enmarca en un contexto histórico, así, puede no existir una
distinción entre historia y ficción. Arguyen que no se puede confiar en los textos.
No se puede escribir sobre el pasado como pensamos que debió ocurrir, independientemente
del presente, debemos atender al contexto social, político y cultural de la arqueología
(Johnson 2000: Fantástico; pero ¿qué tiene que ver todo esto con la arqueología?).
Qué tipo de acción social se puede poner en relación con un conjunto material.
Por qué esa acción social cambia o por el contrario permanece estable.
Si no se sabe qué acciones se produjeron en un lugar, difícilmente se podrá averiguar por qué
cambiaron: primero hay que saber qué pasó para resolver el por qué pasó. Cita a continuación
que defender una arqueología científica no significa ser Procesualista, sino que se siente más
vinculado al materialismo histórico (Barceló 2009: 177).
El materialismo histórico es un término creado por Gueorgui Plejánov, que alude al marco
teórico de Karl Marx para comprender la historia de la humanidad. Aunque se halla ligado al
marxismo, historiadores, sociólogos e intelectuales, han tomado elementos de él para elaborar
sistemas y enfoques materialistas en el estudio de la historia (Según Wikipedia 2016
Materialismo histórico)
Continúa explicando Barceló, que el estudio de la arqueología tendrían que ser todas las
consecuencias materiales de la acción humana, es decir, del trabajo de mujeres y hombres,
visión efectivamente, muy de acuerdo con el materialismo histórico. En todos los productos
materiales quedan reflejados los procesos del trabajo humano, que a través de la ingeniería
inversa, se pretende averiguar la causa partiendo de la observación del efecto (Barceló 2009:
177).
Para Barceló, el primer problema es resolver hasta qué punto lo que se observa es el resultado
de lo que tuvo lugar o de lo que se produjo después de la acción social que lo originó.
Después se puede plantear el problema arqueológico del qué pasó. Matiza que no todas las
acciones sociales tienen una evidencia material observable, pero que al contrario de lo que
piensa Almudena Hernando al respecto, cree que las motivaciones y la intencionalidad de la
acción se podrían analizar siempre y cuando se disponga de suficientes observaciones de la
repetición de dicha acción a través del tiempo: algo que no es observable en un aspecto,
tendrá otro que sí es observable. No podremos ver en el registro arqueológico el poder
coercitivo de una parte de la población, pero sí que podrán medirse algunos de sus efectos,
así, la Ciencia permite predecir lo no-observable a partir de lo observable y esa predicción
tiene una naturaleza probabilística. Para Barceló la arqueología es una Ciencia experimental
que estudia en el laboratorio o a través de simulaciones computacionales, al igual que en el
registro documental etnográfico e histórico, las múltiples maneras que una acción produce un
efecto (Barceló 2009: 178).
El determinismo es una doctrina filosófica que dice que todos los acontecimientos físicos
(incluido el pensamiento), está causalmente determinado por una irrompible cadena de causa-
efecto. Para el determinismo fuerte no existe el azar y el futuro es predecible a partir del
presente. Para el determinismo débil, la probabilidad determina los hechos presentes y admite
los sucesos aleatorios e impredecibles. Éste último determinismo es por el que se postula
Barceló (Según Wikipedia 2016 Determinismo).
CONCLUSIÓN
Según el artículo de Barceló, podríamos decir que su pensamiento tiene enfoques de:
Materialismo histórico: Ya que según su visión la arqueología tendría que atender las
consecuencias materiales de la acción humana, (entiende esta acción como la realizada
por un colectivo, no por un individuo), ya que en todos los productos materiales
quedan reflejados los procesos del trabajo humano. Debido a este materialismo
histórico podría incluirse también como postprocesualista pero las críticas que vierte a
Almudena y a Manuel me hace pensar que ni los integrantes de una misma corriente
están de acuerdo con todos sus postulados, como para intentar yo clasificarlo…
Dentro de esta corriente de pensamiento lo declararía también como:
Esta misma conclusión me sirve para ponerle una pega a su pensamiento: según el artículo,
Barceló critica que existan todas estas corrientes y más, sin que ninguna de ellas sea
contrastada y se haya comprobado su validez, pero a él toda esta variedad le ha servido para
crearse su corpus teórico, por lo que para algo vale toda esta diversidad de ideologías y
pensamientos. Otra pega que le pongo deriva de su condición de neomarxista, y es que no
creo que a lo largo de TODA la historia de la humanidad, la sociedad haya estado dividida en
clases, en donde una dominaba a todas las demás, y él pone mucho énfasis en este punto, lo
que le hace buscar en todos los sitios y épocas este clasismo. Pienso que como neomarxista
tendría que incluir en su corpus la arqueología feminista, ya que es clasista también, y no lo
hace, o por lo menos yo no lo veo.
Lo que me queda más claro es su rechazo a las posiciones del postmodernismo y por ende las
de Óscar, las cuales comparto. No creo que la Ciencia tenga que cuestionarse y sí creo que
hay que usar un método científico, y que éste se puede utilizar en los seres humanos (no creo
que seamos criaturas especiales ni considero que los humanos seamos el final de la
evolución). También creo en alguna Verdad absoluta, como que el método científico es para
mí la mejor manera de llegar a la Verdad o a la detección de errores, como diría Barceló. Y si
me permites una chanza, también creo que nuestra especie exterminó a los Neandertales.
Tengo dudas al respecto de su posición sobre lo que se busca con la Ciencia: si la verdad o la
detección de errores. Entiendo que como buen estadista se preocupe de la detección de esos
errores, pero también creo que con la Ciencia se pueden averiguar verdades.
del uso de la estadística o probabilidad creo que puede ser útil para saber qué acciones son
más probables, pero en mi opinión no dejaría de ser nunca una probabilidad, o sea, un tal
vez…
En definitiva, con este artículo tengo claro con lo que NO estoy de acuerdo, pero se me hace
muy difícil elegir entre el resto, creo que la corriente con la que comparto más puntos es con
los postprocesualistas, pero tendré que crear una para mí, como todos ¿no? (Es una broma).
REFERENCIAS/BIBLIOGRAFÍA