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ELRECIPROCIDAD
PODER DE LA PERMEABILIDAD Y DE LA
¿Qué les quiero comunicar a mis hijos? ¿Cuánto y cómo deseo llegar a ellos, a su
mundo, a sus preocupaciones y anhelos? ¿Están abiertos, están disponibles, son
permeables a lo que les quiero decir? ¿Puedo hacer yo algo para que lo sean? ¿Es
cierto que quien siembra vientos recoge tempestades?
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El poder de la permeabilidad y de la reciprocidad
DIÁLOGO
Respetar su intimidad
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Madres y padres competentes
DIÁLOGO
No aceptar o aceptar su derecho a decidir abrirse
4. Respeto su silencio cuando me dicen: «no quiero hablar de eso ahora, prefiero
cambiar de tema».
5. Acepto que, como personas que son, son inabarcables, que me desbordan y que
puedo no comprenderlos completamente, pero no convierto mi incomprensión
en un reproche diciendo: «no hay quién te entienda».
6. Soy consciente de los hechos y las palabras que en el curso de nuestra historia
4 común he comprobado que los hacen permeables o impermeables.
El poder de la permeabilidad y de la reciprocidad
7. Estoy dispuesto a cambiar mis acciones comunicativas que provocan en ellos im-
permeabilidad por otras que provoquen permeabilidad.
8. Más allá de la apertura que decidan ofrecerme, de lo que me cuenten o no, yo les
manifiesto mi disposición incondicional a ofrecerles mi cariño y mi apoyo, a estar
siempre a su lado, a las duras y a las maduras y a tomar cartas en el asunto en caso
de que fuera necesario.
DIÁLOGO
¿Permeabilidad o impermeabilidad?
❏❏ ¿Qué grado de permeabilidad es probable que muestren las hijas a los mensajes
de sus padres en los diálogos anteriores?
❏❏ ¿Qué hechos y palabras he podido comprobar que hacen que mis hijos sean
permeables y se abran?
❏❏ ¿Qué hechos y palabras he podido comprobar que hacen que mis hijos sean
impermeables y se cierren «como ostras»?
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Madres y padres competentes
EJERCICIO PRÁCTICO
En este ejercicio, puedo anotar en la tercera columna para cada situa-
ción el grado de permeabilidad o apertura que es probable que manifies-
ten los hijos ante los mensajes paternos. En los casos de baja permeabili-
dad, ¿podría haber habido otro mensaje que probablemente hubiera
logrado una mayor permeabilidad y que «se abriera la ostra»?
Permeabilidad
Situación Mensajes maternos o paternos
(baja-media-alta)
El hijo dice: «No sé si voy a ir «No digas tonterías, irás a la universi-
a la universidad». dad, por supuesto que irás».
El hijo dice: «No sé si voy a ir «Estoy seguro de que lo has pensado
a la universidad». bien, de que no dices eso a la ligera y
que tienes tus razones, ¿crees que po-
drías dedicarme un rato para comentar-
las con calma?, me gustaría mucho».
La madre entra en la habita- «¿Pero te crees que yo voy a consentir
ción de su hijo en la que todo esta pocilga? Si quieres vivir como los
está «manga por hombro». cerdos, desde luego no será en esta
casa».
La madre está preparando la «No se te van a caer los anillos ni te vas
comida y la mesa y se dirige a a herniar por echarme una mano».
su hijo que está viendo la tele-
visión.
La hija dice con tono apena- «Tampoco te vas a ahogar ahora en un
do: «Hemos discutido Ana y vaso de agua, no es la única amiga, hay
yo y ahora ya no me habla, era muchas otras».
mi mejor amiga».
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El poder de la permeabilidad y de la reciprocidad
❏❏ Me voy a imaginar que he sido testigo del encuentro entre el viejo y los dos
viajeros y que me acerco después al viejo y le pregunto: ¿cómo es posible dar
una misma respuesta, «aquí la gente es igual», a dos preguntas que se referían a
experiencias tan diferentes?
❏❏ ¿Qué es probable que responda el viejo a esta pregunta mía?
DIÁLOGO
Se comunican conmigo según yo me comunico con ellos
No tires las
cosas al suelo No tires las
colillas al suelo
No pongas No te
los pies en muerdas No te pases las
el sofá las uñas horas al teléfono
No
critiques a
tus amigos
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El poder de la permeabilidad y de la reciprocidad
❏❏ ¿Cómo y cuánto nos estamos empeñando cada uno en casa en la sincronía del
diálogo y en hacer que nuestra convivencia sea confortable?
❏❏ ¿Es el empeño de mis hijos proporcionado a su edad o podría ser mayor?
❏❏ ¿Podría aumentar la implicación de mis hijos si yo también me implicara más o
lo hiciera de otro modo?
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Madres y padres competentes
EXPERIENCIA PRÁCTICA
¿Cómo me ven mis hijos?
DIÁLOGO
Cambio de papeles
EXPERIENCIA PRÁCTICA
Cambiar los papeles
❏❏ Elijo una experiencia de comunicación con mis hijos que se repite a menudo y
que a los dos nos desagrada. En los próximos días, les voy a proponer invertir los
papeles en el juego y comprobar qué pasa.
DIÁLOGO
En el diálogo, la madre y la hija están metidas de lleno en un juego que sigue unas
reglas.
Siguiendo estas reglas, las dos están aprendiendo a hacer lo que hacen porque lo
que hacen cumple una función valiosa para las dos, les ofrece resultados valiosos.
A ambas les recompensa lo que cosechan con lo que han sembrado. Es que, como
ya sabemos, los resultados que tienen nuestras acciones influyen mucho en que esas accio-
nes las volvamos a repetir una y otra vez.
Por eso, las reglas que están siguiendo se afianzan y los actos comunicativos de las
dos se van reforzando, se van haciendo más probables y frecuentes y se hacen además
interdependientes. Cuando «mueven ficha», el movimiento de la hija depende del
movimiento de la madre, y viceversa, sus movimientos se corresponden, son com-
plementarios, son recíprocos e interdependientes.
Y aunque lo hacen tal vez sin darse cuen-
¡Oye, oye, a mí no ta, ese aprendizaje va tomando cuerpo, como
me grites, que algo propio de cada una y como algo propio
pareces una loca!
A ver si así te No te aclaras, te del diálogo y de la convivencia entre las dos.
enteras de que pregunto qué te Y una vez que ha entrado y va ocupando es-
no puedo más pasa y te cierras en pacio en el repertorio de competencias y ha-
banda y después
estallas, ¡y no bilidades de las dos, va a afectar a su autoima-
¡Estoy harta,
harta y no puedo quiero volverte a gen, a su autoestima y a la confianza que las
más, os odio! oír esa palabra en
dos tienen en su capacidad para hacer de otro
Un día me voy a ir la boca! Pero, ¿qué
de esta casa te hemos hecho? modo las cosas.
Un aprendizaje conjunto
De la hija se dirá más tarde tal vez: «siem-
pre ha sido muy mala comedora». Del papel
que la madre puede haber tenido en el apren-
dizaje del «mal comer», y de cómo ella tam-
Su malestar es una propiedad del bién ha aprendido a obrar como lo hizo, tal
encuentro interdependiente vez no se dirá nada. 13
Madres y padres competentes
tiempo que sea necesario para obtener por fin la ansiada recompensa: mamá le dará
de comer.
Aprende así también la virtud de la perseverancia, pero seguramente su madre
querría que la practicara en otras situaciones distintas en las que tal vez, en cambio,
no la muestra tanto.
Pero también hay disgusto en el juego, también las dos sufren. Ganan, pero pierden
también. Es que en la convivencia las cosas no son siempre blanco o negro, son a ve-
ces ambivalentes, los gozos se entreveran con las sombras, los gustos con los disgus-
tos.
Y si la espera se alarga, se alarga también el malestar que solo se alivia con la anti-
cipación de la recompensa. La intensidad del malestar hace también más intensa la
ansiedad y más intenso el anhelo de que el mal rato termine.
Si la madre no ve el papel que ella juega en el encuentro y en los lazos que las en-
trelazan a las dos, tampoco se da cuenta de que podría tener en su mano la alternativa de
dar por terminado el juego. Pero piensa que el cambio depende tan sólo de que cam-
bie la niña, no del cambio propio, y por eso es posible que diga refiriéndose a la niña:
«a ver si madura». Claro que esa «madurez» tardará en llegar mientras no cambien
las reglas que regulan las relaciones interdependientes que contribuyen a mantenerla
«inmadura«.
Pero el poder de la interdependencia en la paternidad positiva es también una
palanca para el cambio. Por eso, si la comunicación en nuestra convivencia no está
siendo confortable, podemos liberarnos de las reglas que nos tienen atrapados y cam-
biarlas, podemos dejar de jugar un juego que nos disgusta, dejar de derrochar nuestra
energía en un empeño que no contribuye en nada a hacer confortable nuestra convi-
vencia. Si no cambiamos las reglas de juego, el juego continuará, y también el males-
tar.
Por la interdependencia, yo tengo un cierto grado de influencia y control sobre el
comportamiento de mis hijos, pues un cambio en el mío, en «mi ficha», determina tam-
bién un cambio en el suyo, en sus movimientos. Lo que yo hago o digo en respuesta
a lo que ellos hacen o dicen influye en lo que ellos hagan y digan a renglón seguido.
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El poder de la permeabilidad y de la reciprocidad
EJERCICIO PRÁCTICO
El poder de la reciprocidad
Si yo cambio, es muy probable que ellos cambien también, aunque ese cambio no
sea inmediato. Porque mis hijos y yo no somos de una sola pieza, somos seres múlti-
ples y podemos modularnos y desempeñar papeles diferentes y atenernos a reglas
diferentes en escenarios diferentes. De hecho, es muy posible que la niña del diálogo
ya esté comiendo sola en el colegio o en casa de los abuelos, donde las reglas de juego
son otras. ¿Por qué no habría de hacerlo también en casa?
Como seguiremos viendo a lo largo de todo el libro, en las grandes o en las peque-
ñas ocasiones de la convivencia, el cambio de las reglas del juego de la comunicación
puede reducir los momentos de malestar y hacerla más confortable.
aquí». El padre repite entonces varias veces la nueva regla de juego haciendo intentos
de «buscar» a la niña escondida, pero tardando en «encontrarla». Finalmente, la
hija se queda tapada y se duerme.
El hijo se niega a seguir andando. La madre le anima a echar una carrera: «a ver
quién corre más». Todos los juguetes están tirados por el suelo y el hijo no los mete
en el cesto. El padre le anima a hacerlo: «a ver quién es capaz de meter más juguetes
en el cesto».
Llega la hora de irse a dormir, pero el hijo se resiste. La madre dice: «cuento hasta
10, si cuando diga 10 estás en la cama, empiezo a contar el cuento que siempre me
pides». Es probable que el niño corra a meterse en cama.
Pero, ¿a cambio de qué podremos hacer la renuncia? El cambio se hará más fácil
si me aseguro de que existan otros beneficios que compensen la pérdida.
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El poder de la permeabilidad y de la reciprocidad
PARA RECORDAR
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