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Relaciones interpersonales en la escuela

2 EXP ER IENCIA DE AP R ENDIZAJ E. IDENTIFICACIÓN DE


FACILITADOR ES Y OBSTÁCULOS DE LA COMUNICACIÓN

2.1 FACILITADOR ES Y OBSTÁCULOS DE LA COMUNICACIÓN

OBJ ETIVOS :

· Describir los principales facilitándores de la comunicación.


· Describir las principales barreras de la comunicación.
· Aplicar los facilitadores e inhibidores de la comunicación a las
situaciones expuestas.

P R OCEDIMIENTO

1. Leer individualmente la “fábula de la ostra y el pez”.


2. Debatir en pequeño grupo la pregunta ¿Por qué posee el pez
habilidades sociales?.
3. Identificar en pequeño grupo los facilitadores y obstaculizadores de la
comunicación.
4. Puesta en común de las aportaciones de cada grupo haciendo hincapié
en el análisis del proceso comunicativo y en los facilitadores y
obstaculizadores de la comunicación.
5. Aplicar los conocimientos adquiridos a las situaciones que se
proponen y 1) analizar los obstáculos percibidos y 2) plantear un
diálogo alternativo.
6. Individualmente, transcribir un diálogo que haya tenido últimamente
en el que crea que existen obstáculos para la comunicación.
7. En pequeño grupo, seleccionar uno de esos diálogos, identificar los
obstáculos y plantear uno nuevo.

DUR ACIÓN DE LA SESIÓN

90 minutos aproximadamente

Fábula de la Ostra y el Pez (Costa y López, 1991)

Érase una vez una ostra y un pez. La ostra habitaba las aguas tranquilas de
un fondo marino, y era tal la belleza, colorido y armonía del movimiento de
sus valvas que llamaba la atención de cuantos animales por allí pasaban.

Un día acertó a pasar por el lugar el pez, que quedó prendado al instante. Se
sintió sumamente atraído por la ostra y deseó conocerla. Sintió un fuerte

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Entrenamiento en habilidades Sociales

impulso de entrar en los más recónditos lugares de aquel animal misterioso.


Y así, partió veloz y bruscamente hacia el corazón de la ostra, pero ésta
cerró, también bruscamente, sus valvas. Por más y más intentos que el pez
hacía para abrirlas, con sus aletas y su boca, aquellas más y más
fuertemente se cerraban.

Pensó entonces en alejarse, esperar a cuando la ostra estuviera abierta y, en


un descuido de ésta, entrar veloz sin darle tiempo a que cerrara sus valvas.
Así lo hizo, pero de nuevo la ostra se cerró con brusquedad. La ostra era un
animal extremadamente sensible y percibía cuantos mínimos cambios en el
agua ocurrían, y así, cuando el pez iniciaba el movimiento de acercarse, ésta
se percataba de ello y al instante cerraba sus valvas.

El pez, triste, se preguntaba ¿por qué la ostra le temía? ¿cómo podría decirle
que lo que deseaba era conocerla y no causarle daño alguno?, ¿cómo decirle
que lo único que deseaba era contemplar aquella belleza y compartir las
sensaciones que le causaban?.
El pez se quedó pensativo, y estuvo durante mucho rato preguntándose qué
podría hacer. ¡De pronto!, se le ocurrió una gran idea. ­ Pediré ayuda ­, se
dijo. Sabía que existían por aquellas profundidades otros peces muy
conocidos por su habilidad para abrir ostras, y hacia ellos pensó en dirigirse.
Pero sabía que eran peces muy ocupados y no deseaba importunarles.
Deseaba que le escucharan y que le prestaran su ayuda. Comenzó a dudar si
aquella idea era una buena idea. Pensó ­ seguro que estarán tan ocupados
que no podrán ayudarme ­. ¿Qué puedo hacer?, se preguntó. Tras pensar
algún rato llegó a la conclusión que lo mejor era informarse por otros peces
que les conocían cuál era el mejor momento para abordarles, cómo tendría
que presentarse. Después de informarse muy bien, eligió el momento más
oportuno y hacia ellos se dirigió.

­ Hola ­dijo el pez­. ¡Necesito vuestra ayuda!. Siento grandes deseos de


conocer una ostra gigante pero no puedo hacerlo porque cuando me acerco
cierra sus valvas. Sé que vosotros sois muy hábiles en abrir ostras y por eso
vengo a pediros ayuda.

El pez continuó explicándoles las dificultades que tenía y los intentos por
resolverlas. Llegó a decirles la sensación de impotencia que le entraba a los
deseos de abandonar tras tantos intentos fallidos.

Los peces le escucharon con suma atención, le hicieron notar que entendían
su desánimo pues ellos se habían encontrado en circunstancias similares. Le
felicitaron por el interés que mostraba en aprender y por la inteligencia que
demostraba tener al pedir ayuda y querer aprender de otros.

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El pez se sintió mucho más tranquilo y esperanzado, les contó los temores
que tenía al pedirles ayuda y fue “abriéndose” cada vez más a toda la
información que aquellos avezados peces le contaban. Escuchó con atención
cómo ellos también habían aprendido de otros peces y cómo incluso hacían
cursos de entrenamiento en abrir ostras. Escuchó como a pesar de sus
habilidades había alguna ostra que les resultaba difícil de abrir, pero ello
más que ser un motivo de desánimo, esa dificultad les estimulaba a seguir
investigando y reunirse para intercambiar conocimiento y mejorar sus
prácticas de abrir ostras. Los peces continuaron en animada conversación.

­ Mira, algo muy importante que has de lograr es suscitar en la ostra el


deseo y las ganas de comunicarse contigo.

­ ¿Y cómo podré lograrlo?

­ De la misma manera que tú has logrado comunicarte con nosotros y “abrir


nuestras valvas” de pez.

­ ¿Cómo?

­ Tú deseabas que nosotros te escucháramos y prestáramos ayuda. Nos has


dicho que dudabas si podrías lograrlo, ¿no es verdad?

­ Sí, es así.

­ Podías haber quedado con la duda, pero en lugar de eso, diseñaste un plan
de acción. Buscaste información acerca de nosotros, te informaste de cual
era el mejor momento de abordarnos y qué decirnos, Tú sabías que nosotros
éramos muy sensibles a la expresión honesta y sincera de “necesito vuestra
ayuda”. También sabías que nos agrada, como a todo hijo de pez, el
reconocimiento de nuestra competencia y veteranía en abrir ostras. Te
confesamos que todo ello nos agradó mucho. También nos agradó tu mirada
franca y serena, y tus firmes y honestas palabras.

­ Sí, en efecto eso es lo que hice. Ahora que lo decís “mis valvas de pez” se
sintieron también abiertas al notar que me escuchabais con atención. Me
agradó mucho el que os hicierais cargo de mi impotencia, ¡y por qué no
decirlo!, me agradó también el que me felicitarais por pediros ayuda...

­ Claro que todo esto suele ser recíproco, contestaron los peces.

­ Muy bien, pero ¿cómo podré hacerlo con la ostra? No conozco su lenguaje,
sus costumbres, sus miedos, no conozco tampoco qué es lo que le agrada...

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Entrenamiento en habilidades Sociales

­ Bien, también has diseñado un plan de acción para “abrir la ostra”. El


primer paso ha sido el de visitarnos para que te informemos de sus
costumbres, de sus miedos, de todo aquello que le agrada...Te podemos decir
todo aquello que suele suscitar temor en las ostras. Les asusta el
movimiento brusco de las aguas, de hecho habrás observado que cuando hay
tempestades y hay mucho oleaje, las ostras están fuertemente cerradas. Es
por eso que si te acercas a ellas cuando hay muchas turbulencias, tendrás
grandes dificultades para lograr que se abran. Les asusta el que algún
animal se acerque de modo imprevisto. Les agrada en cambio los
movimientos suaves, los besos y las caricias y el que no se entre en sus
interioridades sin antes conocerse durante algún tiempo. También les
agrada mucho el que se les hable en su lenguaje. Habrás observado que
lanzan a través de sus valvas pequeñas pompas de aire. Si las observas con
suma atención podrás aprender los códigos que utilizan.

De este modo, los peces continuaron asesorándole. Le invitaron a pasar


largos ratos observando el comportamiento de la ostra. Le invitaron también
a asistir a alguno de los cursillos que organizaban y le regalaron un manual:
“El Manual del abridor de ostras”.

Tras varias semanas de observación, aprendizaje y entrenamiento, el pez


pudo por fin disfrutar con aquella bellísima ostra. Pudo, ¡al fin!, lograr
entrar en las interioridades de la ostra y compartir las sensaciones que le
causaba. Pudo también abrir otras ostras, incluso ostras extremadamente
sensibles y que se cerraban con suma facilidad.

Situaciones para en aná lisis

SITUACIÓN 1: Nos encontramos en una reunión entre padres de alumnos


(20) y profesores, sentados en círculo. El moderador introduce un tema: Ocio
pasivo – Ocio activo: Plantea al grupo la importancia del ocio proponiendo
cambios de actitud en cuanto al ocio familiar. Algunos padres le ponen
objeciones.

Secuencia

EDUCADOR (ED): Es importante que haya un rato a la semana en que


estéis todos juntos.

PADRE (PA): (Con gestos de escepticismo). Está muy bien para los que no
tienen hijos toxicómanos. Con los problemas que nosotros tenemos en casa
eso no se puede hacer.

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ED: Eso es necesario teniendo o no hijos toxicómanos.

PA: (Más escéptico aún). Lo dices porque no tienes hijos toxicómanos y no te


puedes poner en ese lugar (el resto de los padres asienten con esa opinión).

ED: (Sintiéndose en tensión y desautorizado, trata de buscar dentro del


grupo personas que tengan una opinión contraria a la manifestada por ese
padre). Bueno, ¿y qué pensáis los demás?, ¿Estáis de acuerdo?

PA: Yo soy de la misma opinión que el compañero.

SITUACIÓN 2: Un maestro viendo que un alumno ha fracasado en el


examen de conocimiento del medio le dice a éste.

Secuencia

MAESTRO (MA): (Señalándolo con el dedo). ¡Eres un desastre...!.

ALUMNO (AL): ¿Y yo qué he hecho?

MA: Pues deberías saberlo. ¿No te da vergüenza?

AL: Déjame en paz. ¡Qué pesado …!. La tienes tomada conmigo.

2.2 UNA EXP ER IENCIA R ECIENTE DE AP R ENDIZAJ E


OBJ ETIVOS

· Mostrar cómo adquirimos o aprendemos cualquier conducta.

P R OCEDIMIENTO

1) Realizar una entrevista de unos 10 minutos a cualquier compañero


siguiendo el guión que se expone más abajo.
2) En pequeño grupo, extraer los elementos comunes que se puedan
obtener de las entrevistas realizadas.
3) Describir cómo cree que se han aprendido las diferentes conductas.
4) Puesta en común de lo trabajado.

Guión de la entrevista

INSTRUCIONES: Dispone de 10 minutos para entrevistar a un compañero.


Puede que una respuesta sirva para contestar a más de una pregunta, por lo
tanto formule sólo las que considere necesarias.

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