Está en la página 1de 21

EN SALA CONSTITUCIONAL

 
Magistrado Ponente: Arcadio Delgado
Rosales
Expediente número 13-0614
 
Mediante escrito presentado el 11 de julio de 2013, el
abogado Carmelo Díaz, inscrito en el Instituto de Previsión
Social del Abogado
bajo el número 58.762, actuando en su condición de apoderado judicial de la ASOCIACIÓN
CIVIL
CONDUCTORES UNIDOS CARACAS LOS TEQUES, debidamente inscrita en
la Oficina Subalterna de Registro Público
del Municipio Guaicaipuro del Estado
Miranda, hoy Registro Inmobiliario del Municipio Guaicaipuro del Estado
Bolivariano
de Miranda el 29 de julio de 1993, bajo el N° 2, Tomo 4, Protocolo
Primero, interpuso acción de amparo contra la sentencia
dictada el 13 de
noviembre de 2012 por el Juzgado Superior Primero del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, con sede en la ciudad de Los
Teques, que declaró con lugar la apelación ejercida por el ciudadano Rodolfo
Suárez
Ramírez -demandante en la causa de origen- contra la sentencia dictada
el 14 de agosto de 2012 por el Juzgado Tercero de
Primera Instancia de Juicio
del Nuevo Régimen Procesal del Trabajo de la misma Circunscripción Judicial,
revocó la
sentencia recurrida y declaró con lugar la demanda por cobro de
prestaciones sociales interpuesta en su contra.
 
El 15 de julio de 2013, se dio cuenta en Sala y se designó
ponente al Magistrado Arcadio Delgado Rosales quien, con
tal carácter suscribe
el presente fallo.
El 25 de septiembre de 2013, la apoderada judicial del
accionante pidió que se decrete la medida cautelar innominada
solicitada de
suspensión de temporal de la ejecución de la sentencia que cuestionó en amparo,
hasta tanto se decida la presente
acción.
 
El 17 de octubre de 2013, en reunión de
Sala Plena, en virtud de la ausencia temporal del Magistrado Francisco
Antonio
Carrasquero López, se acordó que el ejercicio temporal de la Vicepresidencia de
esta Sala Constitucional recayera en
el Magistrado Juan José Mendoza Jover así
como la incorporación del Magistrado suplente Luis Fernando Damiani Bustillos,
quedando constituida en consecuencia la Sala por la Magistrada Gladys María
Gutiérrez Alvarado, en su carácter de
Presidenta; el Magistrado Juan José
Mendoza Jover, en su carácter de Vicepresidente; y los Magistrados Luisa
Estella Morales
Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de Merchán,
Arcadio Delgado Rosales y Luis Fernando Damiani
Bustillos.
 
El 8 de noviembre de 2013, el ciudadano Carmelo
Enrique Díaz Escobar, actuando en su condición de apoderado
judicial de la
asociación civil Conductores Unidos Caracas Los Teques, mediante diligencia, solicitó
copias certificadas.
 
El 19 de noviembre de 2013, esta Sala Constitucional
mediante sentencia N° 1609, admitió la demanda de amparo
interpuesta por la
Asociación Civil Conductores Unidos Caracas Los Teques, y acordó la medida
cautelar solicitada.
 
En reunión del 5 de febrero de 2014, convocada a los
fines de la reincorporación a la Sala del Magistrado Francisco
Antonio Carrasquero
López, en virtud de haber finalizado la licencia que le fue concedida por la
Sala Plena de este máximo
Tribunal para que se separara temporalmente del
cargo, por motivo de salud, esta Sala quedó constituida de la siguiente
manera:
Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado Antonio
Francisco Carrasquero López,
Vicepresidente; y los Magistrados Luisa Estella
Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de Merchán,
Arcadio
Delgado Rosales y Juan José Mendoza Jover.
 
El 14 de febrero de 2014, la apoderada judicial de la
Asociación Civil Conductores Unidos Caracas Los Teques,
mediante diligencia, solicitó
a la Secretaría de la Sala que se le informe al Juzgado Tercero de Primera
Instancia de
Sustanciación, Mediación, y Ejecución de la Circunscripción
Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, sobre el contenido
de la sentencia
dictada el 19 de noviembre de 2013 y, en ese misma oportunidad, requirió copias
certificadas.
 
El 11 de febrero de 2015, se eligió
la nueva Junta Directiva del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Plena, y
esta
Sala Constitucional quedó conformada de la siguiente manera: Magistrada
Gladys Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado
Arcadio Delgado Rosales,
Vicepresidente, y los Magistrados y Magistradas Francisco Antonio Carrasquero
López, Luisa
Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta
de Merchán y Juan José Mendoza Jover.
 
En fechas 22 de mayo y 5 de noviembre de 2014 y 15 de
abril de 2015, la apoderada judicial de la accionante solicitó
que se fije la
oportunidad para la celebración de la audiencia constitucional.
 
El 9 de julio de 2015, se fijó la celebración de la
audiencia en la presente causa para el 14 de julio de 2015, a las diez y
treinta de la mañana (10:30 a.m.).
 
El 14 de julio se llevó a cabo la audiencia constitucional,
con la asistencia del apoderado judicial de la accionante en
amparo y la
representación del Ministerio Público. En ese mismo, acto el representante del
Ministerio Público ante la Sala de
Casación y Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia presentó su opinión en el presente caso, mediante informe
escrito.
 
Luego de deliberar, la Sala declaró parcialmente con
lugar la acción de amparo y dejó sin efecto la medida cautelar
acordada en la
sentencia número 1609 del 19 de noviembre de 2013. Siendo la oportunidad
procesal se pasa a dictar el
extenso del fallo, en los términos siguientes:
 
I
ANTECEDENTES
 

El ciudadano Rodolfo Suárez Ramírez interpuso demanda por


cobro de prestaciones sociales contra la Asociación
Civil Conductores Unidos
Caracas Los Teques.
 
El 14 de agosto de 2012, el Juzgado Tercero de Primera
Instancia de Juicio del Nuevo Régimen Procesal del Trabajo
de la misma
Circunscripción Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, con sede en Los
Teques, declaró sin lugar la
demanda.
 
El 21 de septiembre de 2012, el apoderado judicial de la
actora apeló de la anterior decisión.
 
El 13 de noviembre de 2012, el Juzgado Superior Primero del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, con sede en la
ciudad de Los Teques, declaró con lugar la apelación, revocó la sentencia
recurrida y declaró con
lugar la demanda.
 
El 21 de noviembre de 2012, la asociación civil demandada
ejerció el recurso de control de la legalidad.
 
El 20 de junio de 2013, la Sala de Casación Social declaró
inadmisible el recurso de control de la legalidad ejercido.
 
El 11 de julio de 2013, el
abogado Carmelo Díaz, actuando en su condición de apoderado judicial de la Asociación
Civil Conductores Unidos Caracas Los Teques, interpuso acción de amparo contra
la sentencia dictada el 13 de noviembre de
2012 por el Juzgado Superior Primero
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, con sede en la
ciudad de
Los Teques.
 
II
ACCIÓN DE AMPARO
 
El
apoderado judicial de la accionante en su libelo de amparo señaló lo siguiente:
 
Que la sentencia dictada el 13 de noviembre de 2012 por el
Juzgado Superior Primero del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, lesionó su derecho al debido proceso, a la defensa y a la tutela
judicial efectiva,
previstos en los artículos 49 y 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.
 
Que el ciudadano Rodolfo Suárez Ramírez no fue trabajador
de su representada; sin embargo, el Juzgado Superior
ordenó el pago de las prestaciones
sociales a favor de este -demandante en la causa-, aun cuando en criterio del
juez quedó
demostrado que el actor prestó servicios desde el 3 de mayo del 2005
hasta el 29 de marzo de 2007 para un ciudadano de
nombre Díaz Oliveira Adelino,
persona distinta a su representada, e igualmente quedó demostrado que este
último pagó las
prestaciones sociales a aquél; por lo tanto, la sentencia
objeto de amparo incurrió en el vicio de inmotivación por
contradicción en los
motivos.
 
Que la sentencia objeto de amparo, aunque mencionó la
declaración de parte rendida por el actor en la audiencia de
juicio, se abstuvo
de analizar su contenido y señalar el valor que le confería a la misma o las
razones para desecharla, pues
dicha prueba era fundamental para el dispositivo
de la sentencia, en vista de que con la declaración de parte quedó demostrado
que el pago por su trabajo lo retenía el trabajador de lo cobrado en el día,
que el uniforme que usaba lo compró el mismo, que
pagaba una cuota a la
asociación por finanzas, que cuando no trabajaba no cobraba y, finalmente, que
había trabajado para
otra persona con un ciudadano que le pagó las prestaciones
sociales; por lo que consideró que en tal declaración era evidente
que entre su
representada y el actor jamás existió relación laboral alguna; por tanto, de
haberse analizado dicha prueba por la
alzada, se hubiese declarado la falta de
cualidad alegada por su patrocinada y, en consecuencia, sin lugar la demanda.
 
Que “[e]l artículo 106 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo establece: [que] ‘La negativa o evasiva a contestar
hará tener
como cierto el contenido de la pregunta formulada por el Juez de Juicio’. DEBO
SEÑALAR QUE ES ABSURDO
EL PLANTEAMIENTO HECHO POR EL SUPERIOR DE HACERSE
PREGUNTAS E IMAGINARSE QUE NO SE LAS
CONTESTARON, pues dicha disposición legal
se refiere al caso de que la parte comparezca a la declaración, y asuma la
actitud de no contestar o evada la contestación, el presente caso se refiere a
la no comparecencia al acto de declaración de
parte; por tanto [,] la
forma de proceder del juzgado agraviante trajo como consecuencia la falsa o
incorrecta aplicación del
artículo 106 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
ya que se aplicó una norma jurídica a una situación de hecho que no
es la
contemplada en ella.” (destacado del escrito).
 
Que “…esta Sala Constitucional ha establecido como (sic)
la falsa o incorrecta aplicación de una norma legal
pudiese llegar a menoscabar
un derecho o garantía constitucional, esto ocurre cuando la incorrecta
aplicación viola ese
derecho o garantía, y que no pueda ser corregido el mismo
dentro de los cauces normales del proceso; en el presente caso la
indebida
aplicación de la norma mencionada quebrantó el debido proceso, el derecho a la
defensa y a la tutela judicial
efectiva (…) pues el Juzgador alteró los
términos en que quedó planteada la controversia (…) para aplicar luego
la
consecuencia legal establecida en el artículo 106 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, esta extraña forma de actuar
también es conocida como
incongruencia activa; en el mismo orden de ideas indicó que este vicio fue
determinante para la
resolución de la controversia, pues de no aplicarse la
norma mencionada inevitablemente el Juzgado agraviante hubiese
declarado sin
lugar [la] apelación y confirmado la sentencia [del] a quo.”.
 
Que la sentencia impugnada le impuso la sanción de desacato
prevista en el artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo por su
inasistencia a la declaración de parte, sanción que no está expresamente
prevista en la ley adjetiva laboral.
 
Que la Sala Constitucional en la sentencia número 1.774 del
18 de noviembre de 2008, respecto de la declaración de
parte, señaló que “[e]ste
medio probatorio, viene a sustituir la confesión de parte y las posiciones
juradas que no se
encuentran reguladas en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo.
De allí, que durante su producción, no proceden las
preguntas ni repreguntas de
las partes entre ellas, sino la simple formulación de observaciones de las
declaraciones de éstas
al juez, ya que ellas no son quienes tienen el control
de su producción o evacuación sino el juez, quien procede a efectuar las
preguntas que considere pertinentes a éstas y de cuyas respuestas pudiese
obtener una confesión. Incluso las partes podrían
negarse a efectuar la
declaración o no presentarse para tal acto, ya que su falta de cumplimiento no
posee sanción alguna en
las normas del ordenamiento jurídico laboral”.
 
Solicitó medida cautelar de suspensión de la ejecución del
fallo dictado el 13 de noviembre de 2012 por el Juzgado
Superior Primero del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, Extensión Los Teques,
hasta tanto se decida
la presente acción de amparo constitucional, para lo cual
requirió que se oficie al Juzgado Tercero de Sustanciación,
Mediación y
Ejecución de Primera Instancia del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Miranda.
 
Finalmente, pidió que la presente acción de amparo
constitucional fuese tramitada, admitida y, en su respectiva
oportunidad, se declarase
la nulidad de la sentencia impugnada.
 
III

SENTENCIA OBJETO DE AMPARO


 
El 13 de noviembre de 2012, el Juzgado Superior Primero del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, Extensión Los Teques,
declaró con lugar la apelación, con lugar la demanda por cobro de prestaciones
sociales
incoada por el ciudadano Rodolfo Suárez Ramírez contra la hoy
accionante y revocó el fallo dictado el 14 de agosto de 2012
por el Juzgado
Tercero de Primera Instancia de Juicio del Nuevo Régimen Procesal del Trabajo
de la misma Circunscripción
Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, con
sede en Los Teques, bajo las siguientes consideraciones:
 
“DE LA AUDIENCIA DE APELACIÓN
TRANSCRIPCION (sic) DE LAS EXPOSICIONES
 
En la fecha y hora establecida para que se efectuara la Audiencia de
Apelación, dentro del lapso previsto en la Ley; se
anunció el acto con las
formalidades de ley observándose la comparecencia de la parte demandante junto
con su apoderado
judicial, sin que se encuentre presente la representación
judicial de la demandada, y una vez impuestos sobre los particulares
de Ley y
de la Audiencia, se dio la palabra a la de (sic) representación
judicial de la parte demandante apelante, quien
expuso: Se ejerce el presente
recurso de apelación porque no estamos de acuerdo con la sentencia pues del
expediente
aparece que mi representado laboro (sic) para ellos desde el
10 de mayo de 2.005 (sic) fue trabajador de la asociación civil
como
conductor, hasta el 25 de mayo de 2010 cuando fue despedido, la demandada nunca
pagó ninguno de los derechos
establecidos en la Ley Orgánica del Trabajo lo
unico (sic) que cobraba era su porcentaje que era el salario, sin
recibos,
desde el principio comenzó a trabajar con el presidente de la
asociación el señor Manuel Lambaz, quien también lo despidió
sin pagarle nada,
pagaba sus finanzas a la asociación y disentimos con (sic) la sentencia
pues la misma no tomó en cuenta
las documentales relativas a el (sic) carnet
de circulación en original y el registro donde aparece que es la línea la
propietaria y los documentos firmados como recibos por las finanzas. Es todo.
 
Una vez culminada la exposición de la parte actora apelante, se declaró
concluida la Audiencia (sic) de Apelación (sic)
sin que se presentara el apoderado de la demandada ni el ciudadano que fue
emplazado a comparecer.
 
DE LA VALORACION (sic) JUDICIAL A LA
NEGATIVA A COMPARECER AL PROCESO
(Artículo 106 Ley Orgánica Procesal del Trabajo)
 
En el presente caso, considera quien juzga que se debe (sic) realizar algunas consideraciones acerca de la conducta
asumida
durante el proceso, por el ciudadano Manuel Lambaz, quien fungió como
presidente de la ASOCIACION (sic)
CIVIL, CONDUCTORES UNIDOS CARACAS-LOS
TEQUES del Estado Bolivariano de Miranda, a quién (sic) le fue
solicitada
su comparecencia, tanto al Juzgado Tercero de Juicio de este circuito (sic)
judicial (sic), que conoció la causa en
esa fase, como el desacato a
la orden de este Juzgado Superior del Trabajo, donde le fue ordenada su
comparecencia a fin de
ser interrogado en relación a esta causa; para lo cual,
se emitió boleta de notificación que fue practicada en su persona, y sin
embargo no se presentó durante la Audiencia (sic) de Apelación (sic),
aún (sic) cuando igualmente el abogado revisó en dos
oportunidades el expediente
donde reposa el acta, donde se dejó constancia de su llamado.
Ante esta conducta de falta (sic) de
desacato y omisión, para colaborar con la búsqueda de la verdad que deben tener
como norte los jueces, tal como así lo establecen las disposiciones contenidas
en el artículo 5 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo , deben las partes que
asuman esta conducta de falta de lealtad y probidad frente al proceso (artículo
48
ejusdem), lo que permite extraer elementos de convicción de esta conducta,
lo que precisamente, quien juzga, procede a dejar
establecido (sic) los
elementos que van a ser ponderados para ser adminiculados a los otros medios
probatorios que han sido
suficientemente analizados y valorados durante la
actividad probatoria que se ha desplegado en el proceso y así tenemos que
debió
el ciudadano Manuel Lambaz, señalar la justificación del (sic) tener el
accionante la obligación de pagar finanzas a la
Asociación (sic) Civil (sic)
CONDUCTORES UNIDOS CARACAS – LOS TEQUES, asimismo el haber tenido a su cargo
como conductor la unidad que se corresponde a la siguiente identificación:
tipo: minibús, marca: Encava, modelo: E-610,
capacidad 32 puestos, serial
carrocería: 8XL6GC11D5E002674, SERIAL MOTOR: 406066, placa anterior: AD9292,
actual:
350GAX, manteniéndolo en su custodia y portando el carnet de
circulación de dicho vehículo, tal como se encuentra
demostrado en autos; y al
no ser negado por el contumaz, quién (sic) como presidente de la
Asociación Civil y cónyuge de la
propietaria en fecha posterior a la
finalización de la relación laboral, aún (sic) cuando le fue asignada en
guarda y custodia
dicho vehículo, de acuerdo con el sistema de adjudicación que
la asociación tiene establecido para la asignación de
vehículos financiados por
el Estado Venezolano, a través del Fondo Nacional de Transporte Urbano
(FONTUR), en
consecuencia, debe tenerse como válida la entrega del documento
carnet de circulación, por el presidente de la asociación
civil, quién (sic)
es la propietaria del vehículo y de allí se desprende la labor de conductor
del reclamante, y así demostrarse
la prestación del servicio a la Asociación
Civil CONDUCTORES UNIDOS CARACAS – LOS TEQUES y así se decide.
Los razonamientos aquí expuestos, han sido producto de la aplicación de
la parte final de la norma contenida en el
artículo 106 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo.
(…)
 
DEL
EXAMEN Y VALORACION (sic) DE LAS PRUEBAS
 
Una vez que han
quedado puntualizadas las anteriores consideraciones se pasa al examen y
análisis del acervo probatorio,
de acuerdo con lo establecido como núcleo de la
controversia, y así tenemos:
 
PRUEBAS DE LA
PARTE DEMANDANTE
DOCUMENTALES:
1.1- Marcada con
la letra ‘A’ original de certificado de circulación Nº J3117978, expedido por
el Instituto Nacional de
Transito (sic) y
Transporte Terrestre, cursante en el folio 05, impugnada por el apoderado
judicial de la demandada, esta
alzada advierte que la documental en estudio
concatenada con la documental cursante a los folios 32 al 39 de la segunda
pieza, consignado por la accionada, evidencian la propiedad del vehículo por la
Asociación (sic) Civil (sic) CONDUCTORES
UNIDOS CARACAS – LOS
TEQUES, de la cual se desprenden las características del mismo y de su tenencia
debe deducirse
la utilización de dicho instrumento, como conductor de un
vehículo propiedad de la asociación civil demandada así se
establece.
 
1.2- Recibos de
pago realizados por el actor, a la asociación civil demandada correspondiente a
los años 2007, 2008, 2009 y
2010, referidos a las finanzas obligatorias que deben
pagar los conductores de vehículos que figuran en la asociación civil,
cursantes del folio 06 al 23 y 84 al 90 del expediente, no atacadas en forma
alguna y reconocidas por la demandada, tienen
pleno valor probatorio y
evidencian que el actor cancelaba a la demandada las cantidades determinadas en
las documentales
en estudio por concepto de finanzas y así se establece.
 
PRUEBAS DE LA
PARTE DEMANDADA
 
PRIMERO: En
cuanto a las pruebas documentales, la parte demandada promueve los siguientes
documentos:
(…)
1.2- Marcado (sic) con las letras ‘C’, ‘D’ copias simple de actas de compromiso
de fechas 03 de mayo 2005 y 29 de marzo de
2007, folios 102 al 103, no
impugnadas en su oportunidad, tienen valor probatorio y evidencian el
compromiso de
cumplimiento de obligación asumido por el actor con los socios y
la demandada y así se establece.
1.3- Marcado (sic) ‘E’ constancia de prestación de servicios emitida por el
ciudadano SUAREZ (sic) RAMIREZ (sic)
RODULFO, folio 104.-
Documental reconocida por el actor, tiene valor probatorio y demuestra que el
actor trabajó para el
ciudadano DIAZ (sic) OLIVEIRA ADELINO desde el 03
de mayo de 2005 al 29 de marzo de 2007, quien le canceló las
prestaciones
sociales, adeudadas hasta la fecha de terminación de la relación laboral, y así
se establece.
(…)
1.5- Marcado (sic) ‘G’ acta de asamblea de asociados de la Asociación Civil
Conductores Unidos Caracas-Los Teques de
fecha 05 de julio de 2005, folios 107
al 111.- Dicha documental que tiene valor probatorio y demuestra que en fecha
05 de
julio de 2005, la demandada autorizo (sic) en la mencionada
asamblea la compra de las unidades de transporte público,
asimismo sorteo (sic)
entre sus asociados las diez (10) unidades entregadas por FONTUR, y así se
establece.
(…)
1.8- marcado (sic) ‘J’ documento de asignación para uso goce y administración del
vehículo a la ciudadana ALEJANDRA
GOMES DE LAMBAZ en fecha 13 de diciembre de
2005, cursantes del folio 102 al 125, no atacada en su oportunidad, tiene
valor
probatorio y evidencia que en fecha 13 de diciembre de 2005, la demandada
entregó la guarda y custodia, así como la
administración a la ciudadana
ALEJANDRA GOMES DE LAMBAZ, del vehículo identificado en el documento, para su
goce,
uso, disfrute y administración exclusiva, y la misma se comprometió al
pago de la totalidad de las sumas adeudadas a
FONTUR, quedando la demandada
Asociación Civil (sic) CONDUCTORES UNIDOS CARACAS – LOS TEQUES, con la
propiedad del vehículo, y así se establece.
(…)
 
DE LAS PRUEBAS
REALIZADAS POR EL TRIBUNAL DE JUICIO DECLARACIÓN DE PARTE (Artículo [sic] 103 Ley
Orgánica Procesal del Trabajo)
 
De conformidad con el artículo 103 de la Ley (sic)
Adjetiva (sic) Laboral (sic), en la Audiencia (sic) de
Juicio (sic)
Oral (sic) y Pública (sic) celebrada en fecha
07/06/2012, el Tribunal de juicio procedió a formular las preguntas que estimó
pertinentes sobre los hechos controvertidos al accionante, a fin de apreciar,
los hechos alegados por las partes y dictar una
Sentencia (sic) fundada
en la verdad real y no solamente formal, las cuales serán valoradas en forma
conjunta con el resto
del material probatorio ya analizado, mediante la cual el
actor manifestó: Que el pago por su trabajo correspondía a un
porcentaje que el
mismo retenía de lo cobrado en el día y el resto era entregado a la ciudadana
ALEJANDRA GOMES; que el
uniforme que usaba lo compro (sic) el mismo, que
pagaba una cantidad a la asociación por finanzas; que cuando no
trabajaba no
cobraba.
 
Por su parte, el representante judicial de la demandada señaló que la
Fundación Fondo Nacional de Transporte
Urbano (FONTUR) le aprobó a la
ASOCIACION (sic) CIVIL, CONDUCTORES UNIDOS
CARACAS-LOS TEQUES C.A, un
crédito por 10 unidades tipo Minibús, Marca ENCAVA
E-610 de 32 asientos por un precio realmente bajo, casi sin inicial,
unidades
que fueron sorteadas luego en una Asamblea Extraordinaria y que una vez
canceladas fueron traspasadas en
propiedad al socio correspondiente.
 
Debe dejar precisado esta alzada, que de la revisión del registro
audiovisual que recoge la actividad procesal durante
la Audiencia (sic) de Juicio (sic), el llamado al ciudadano Manuel Lambaz,
presidente de la asociación civil demandada, no
fue cumplido.
DECLARACIÓN DE PARTE REALIZADA POR ESTA ALZADA (Artículo. 103 Ley
Orgánica Procesal del Trabajo)
 
Se procede a hacer la declaración de parte al trabajador demandante
quien expuso, que comenzó a trabajador (sic)
con el
señor Adelino socio de la unión de conductores, en el 2003, pero esa relación
laboral culminó en el 2005, hasta que
llegaron los autobuses nuevos comprados a
Fontur y el señor Manuel Lambaz me entregó un unidad nueva para que yo la
trabajara, desde que comencé hasta el final de la relación laboral, la unidad
era la unidad Nº 46, marca Encava 2005, placa
9192, de 32 puestos, en la ruta
caracas (sic) los (sic) Teques y viceversa, además hacia (sic)
viajes por la (sic) bandera (sic)
para Valera, Mérida y
Maracaibo y sacaba mi 30% que era el porcentaje acordado para mi salario el
cual cobraba de los
pasajes y lo que quedaba era del socio, solo manejó (sic)
ese carro y a más (sic) ningún otro socio le manejó. PREGUNTA EL
CIUDADANO JUEZ ¿Trabajo (sic) usted con el socio 68 Antonio Díaz o con
Orlando Serralha y pone a la vista cartas de
compromiso? Respondió: Si son mías
las firmas pero no le trabaje (sic) a estas personas sería por un solo
día. ¿Pero le
trabajo (sic) al señor Adelino hasta el 2007? Respondió:
No en el 2007, fue que me pago (sic) el dinero. Alegó que el carro
era
de color blanco con verde y era propiedad de la Línea el verdadero propietario
era la linea (sic) pero el señor Lambaz,
era para los demás el
propietario pero estaba igual la unidad a nombre de la Línea. Pagaba finanzas a
la sociedad los lunes
empecé con 150Bs, después fue aumentando y en el
expediente están todos los recibos.
 
Con respecto a la declaración de parte del representante de la
asociación civil, el mismo no acudió al llamado de este
Tribunal ni el (sic) de juicio a los fines de ser interrogado por los jueces de
cada instancia, lo cual constituye un desacato al
Tribunal y debe ser objeto de
la aplicación de la sanción prevista en el artículo 48 y siguientes de la Ley
Orgánica Procesal
del Trabajo, lo cual se hará por cuaderno separado, así se
deja establecido.
 
MOTIVACIONES DECISORIAS
Para decidir la apelación planteada por la demandante,
esta superioridad previamente pasa a hacer las siguientes
observaciones: debe
establecerse [que] según las reglas del establecimiento de la carga de la
prueba, a quien (sic) tocaba
demostrar sus dichos,
así la sentencia Nº 1412 del 28/06/07 de la Sala de Casación Social del
Tribunal Supremo de Justicia,
estableció:
(…)
La sentencia transcrita deja claro quien (sic)
tiene la carga de la prueba en los procedimientos laborales, siendo el
patrono cuando esta (sic) demostrada la prestación de un servicio
personal, por quién (sic)  demanda, quien tiene la carga, y
es su deber
probar, tanto sus dichos, como exonerarse de la presunción de la relación
laboral establecida en el artículo 65 de
la Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
de no ser así queda (sic) como cierto (sic) los dichos del
trabajador en su libelo de la
demanda con respecto a las condiciones de
trabajo.
 
En el presente caso, quedó plenamente probada la prestación del
servicio por parte del trabajador en la unidad de
transporte colectivo, de las
probanzas analizadas se observa que el actual propietario de la unidad que
manejaba el
accionante era la sociedad civil demandada, así aparece claramente
en las probanzas aportadas por la misma parte
demandada, asimismo, la
prestación de servicio queda claramente evidenciada con los medios probatorios,
evacuados y
evaluados, al pagar el trabajador demandante las finanzas a la
Asociación (sic) Civil (sic) CONDUCTORES
UNIDOS
CARACAS – LOS TEQUES y mantener el carnet de circulación del vehículo
que condujo, lo cual quedó sustentado por la
negativa a comparecer del
Presidente de la asociación civil demandada.
 
Con respecto al traspaso o administración que se le otorgó a uno de los
socios de la sociedad civil, debidamente
notariada, donde se deja la responsabilidad
de compra y administración del vehiculo (sic) objeto
del trabajo al adjudicatario,
solo hace fe con relación a las partes y da fecha
cierta pero en ninguna forma el mismo puede considerarse con efectos
legales
para destruir la posición del accionante, por lo que este documento firmado
entre el socio y su sociedad no tiene valor
como prueba frente al trabajador y
solo entre ellos produce efectos, en cambio el trabajador conocía sobre el
hecho [de] que
la socia ciudadana Alejandra de Lambaz, esposa del
presidente de [la] asociación civil demandada, había adquirido la
administración de esa unidad y que [el] propietario es la sociedad no el
socio, razón por la cual debemos presumir que el
trabajador sí está al tanto de
saber quien (sic) es el verdadero responsable ya que la unidad esta
(sic) a nombre de la
asociación civil demandada y así se decide.
 
Entonces, el representante judicial de la demandada niega la relación
laboral alegando que no era su trabajador, es
decir, no niegan la prestación
del servicio por parte del trabajador, sino que la transforman en otro tipo de
relación,
mediando un tercero a quien se le adjudicó la unidad, es por este
tercero que la demandada quiere demostrar que no existió
relación laboral.
 
Ahora bien, el Tribunal Supremo de Justicia ha mantenido la doctrina en
su decisión de fecha 16 de marzo de 2000
(Félix Ramón Ramírez y otros contra
Polar S.A. -Diposa-), así tanto la normativa legal sobre la materia de la carga
de la
prueba en el derecho del Trabajo, como la reiterada doctrina
jurisprudencial que ha venido creando el Tribunal Supremo de
Justicia en su
Sala de Casación Social y Sala Constitucional ilustró con relación al conjunto
de presunciones legales
dirigidas a la protección del status trabajador, en el
tenor siguiente:
(…)
‘A fin de determinar la existencia de una relación de
trabajo el legislador consideró que ante las
dificultades probatorias que
normalmente surgen en los procesos laborales, era necesario, por política
procesal,
un conjunto de presunciones legales para proteger al trabajador,
quien es el débil jurídico en la relación obrero-
patronal, en consideración,
además del hecho generalmente aceptado, de que es el patrón la persona que
tiene en
su poder la posibilidad de probar muchos, sino todos los extremos que
normalmente deben concurrir para
determinar la existencia de una relación de
trabajo.
Entre este conjunto de presunciones legales se
encuentran las establecidas en los artículos 65, 66, 129 y
132 de la Ley
Orgánica del Trabajo, entre otras, y su finalidad es revertir dentro y fuera de
juicio, la desigualdad
económica entre los sujetos de la relación.
Por estos motivos dispone el artículo 65 de la Ley
Orgánica del Trabajo que: ‘se presumirá la existencia de
una relación de
trabajo entre quien preste un servicio personal y quien lo reciba. Se
exceptuarán aquellos casos
en los cuales, por razones de orden ético o de
interés social, se presten servicio a instituciones sin fines de lucro
con
propósitos distintos de los de la relación laboral,’ presunción legal ésta
que permite, partiendo de las
consecuencias de un hecho conocido, la prestación
de un servicio personal, establecer un hecho desconocido, la
existencia de una
relación de trabajo. (Subrayado de la Sala).
 
Así las cosas, debe entonces la demandada desvirtuar
la presunción de la relación laboral, de la revisión que hace
esta alzada a las
pruebas aportadas por las partes y de la declaración de parte realizada por el
Juez de Juicio, se observó
que la demandada era la propietaria del vehiculo (sic), a quien se demandó efectivamente, el traspaso realizado entre
la
sociedad y el socio no produce efectos erga omnes, que el salario se compone
por el porcentaje diario que llegaron (sic) las
partes y el horario lo
establecía la sociedad, aplicando esto al principio laboral de la primacía de
la realidad sobre las
formas o apariencias, podemos concluir que en este caso,
la demandada trató de simular la relación con un patrono
diferente, pero no lo
trajo al proceso, con la connotación de que la relación laboral reviste de (sic)
unas características
propias como lo son el trabajo por cuenta ajena, la
subordinación y el salario, que aplicado al presente caso el trabajo por
cuenta
ajena lo realizaba el trabajador en una unidad propiedad de la demandada, que
el pago era la retención del
porcentaje de venta del pasaje diario y que el
producto final o ganancia lo absorbía la sociedad, a través del administrador
nombrado al efecto, siendo ello así, el presente caso se subsume –como se dijo-
dentro del principio de la primacía de la
realidad sobre las formas o
apariencias, ya que el trabajador prestaba un servicio, por cuenta ajena bajo
la supervisión de la
demandada y con una remuneración o salario por el servicio
que prestaba lo cual entra dentro de la categoría de trabajador
y por ende lo
que existe es una relación laboral y así se decide.
(…)
 
Como se dijo, existen en el presente asunto la prestación de servicio
del trabajador por cuenta ajena, la subordinación
que tiene con un patrono y el
salario percibido por la prestación de ese servicio lo cual configura una
relación laboral.
 
Una vez establecida la relación laboral que existe entre las partes
aquí en litigio, pasa esta alzada a calcular los
conceptos y derechos que le
corresponde al trabajador por la finalización por despido de dicha relación,
para lo cual, debe
tomar, la fecha de inicio, culminación y salario, tal como
aparece en el libelo de la demanda, haciendo dichos cálculos como
se demuestra
a continuación:
Fecha de inicio de la relación 
Salario: Bs. 6.000,00
Tiempo de la relación laboral: 5 años y 15 días
(…)
RESUMEN:
La suma de los conceptos genera un total a pagar a las co demandadas, lo que
se refleja en el siguiente cuadro:
RESUMEN DE LOS
CONCEPTOS A PAGAR
CONCEPTO TOTAL A
PAGAR
ANTIGÜEDAD
72.352,78
UTILIDADES
59.000,00
VACACIONES
17.000,00
Preaviso
Sustitutivo 125 14.233,20
Indem. Antig 125
35.583,00
TOTAL A CANCELAR
198.168,98
 
Asimismo se condena a la demandada al pago de los intereses sobre la
prestación de antigüedad, calculados como se
establece en el literal (sic) ‘c’ del artículo 108 de la Ley Orgánica del Trabajo derogada,
a la tasa del Banco Central de
Venezuela, mes a mes sin capitalización de los
mismos, se condena igualmente a los intereses moratorios conforme al
contenido
del artículo 92 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela por
todos los conceptos condenados,
desde la terminación de la relación laboral
hasta la fecha en que quede definitivamente firme la sentencia y se condena al
pago de la corrección monetaria desde la notificación de la demanda hasta que
quede definitivamente firme este fallo, para lo
cual se ordena a la Juez de
Sustanciación, Mediación y Ejecución, a realizar estos últimos cálculos,
tomando en cuenta lo
establecido en la sentencia de la Sala de Casación Social
del Tribunal Supremo de Justicia con ponencia del Magistrado Dr.
Luis Eduardo
Franceschi, Caso J. Surita Vs. Maldifassi & Cía, C.A.” (Destacado del
fallo transcrito y corchetes de la
presente sentencia).

 
IV
DEL INFORME DEL MINISTERIO PÚBLICO
 
El abogado Tutankamen Hernández Rojas,
actuando con el carácter de Fiscal Quinto del Ministerio Público con
competencia para actuar ante la Sala Plena y las Salas de Casación y
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en el
acto de audiencia
constitucional, presentó informe escrito en el que emitió su opinión en la
presente acción de amparo; y, al
mismo tiempo, solicitó que se declarase con
lugar la acción de amparo; en este sentido, señaló fundamentalmente lo siguiente:
 
Que la sentencia accionada presentó vicios atinentes a la
valoración y mérito de las pruebas e incurrió en
incongruencia, ya que señaló
que el demandante trabajó para otro empleador desde el 3 de mayo de 2005 al 29
de marzo de
2007, quien le pagó sus prestaciones sociales; sin embargo, se efectuó
el cálculo a pagar por el condenado-hoy accionante- en
el periodo comprendido
entre mayo de 2005 hasta mayo de 2010.
 
                      Que
el fallo cuestionado refiere a la imposición de una multa al demandado, como
consecuencia de un presunto
desacato por inasistir a la prueba de declaración
de parte, tomando como fundamento jurídico el artículo 48 de la Ley
Orgánica
Procesal del Trabajo, lo cual no es censurable por vía de multa, y por lo tanto
resulta desacertado, pues “el juzgador
como árbitro de la litis, no se
encuentra facultado para imponer sanciones que no se encuentren previamente
previstas por el
Legislador. Al efecto, la inasistencia a la declaración de
parte, acarrea una consecuencia jurídica, de tenerse como ciertos
aspectos
relativos a la relación de servicio, lo cual debe adminicularse con otras
probanzas para la producción de la
sentencia.”.
 
            Que
la sentencia objeto de amparo carece de la debida valoración probatoria
respecto de las declaraciones de parte a
las que fue sometido el trabajador en
los dos grados jurisdiccionales, pues a pesar de que mencionó que se efectuó la
declaración en ambas instancias, no le otorgó ningún valor probatorio ni indicó
el mérito de las mismas, ni el motivo por el
cual se desecha o se aprecia, por
lo que tal silencio produce la inmotivación del fallo.
 
En cuanto a la aplicación del artículo 106 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, observa que la parte demandada en
el juicio
laboral no acudió a la declaración de parte en ninguna de las instancias, por
lo que refiere al artículo 122 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo que se
encuentra inserto en el capítulo referente a los indicios y presunciones en el que
se
señala que producto de la conducta de la parte frente al proceso, se genera
una consecuencia probatoria, correspondiéndole al
juez valorarla o estimarla,
extrayendo de ella una conclusión indiciaria o presuntiva de un hecho pudiendo
ser absoluta o
relativa debidamente fundada, atendiendo a la fórmula de
valoración de la sana crítica, en razón de lo cual estima que debe ser
necesariamente adminiculada con otros medios probatorios, pues se trata de un
indicio o presunción que por sí solo no es
suficiente para la demostración de
un hecho.
 
Que la sentencia accionada no señaló si la inasistencia a
la declaración de parte era considerada como un indicio o una
presunción, ni el
valor de dicha probanza por su inasistencia o la consideración de su actitud
frente al proceso, indicando
únicamente que se trataba de un desacato, a lo que
aplicó la sanción prevista en el artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, lo cual fue un desacierto, pues la consecuencia natural debía ser
probatoria y no una multa. En este sentido, señaló
que la incomparecencia de la
parte al juicio produce una consecuencia jurídica de carácter probatorio
relativa a la presunción
de la confesión, la cual no resulta suficiente como
medio probatorio para sentenciar en contra del inasistente pues deberá
concatenarse con el resto de las pruebas.
 
            Finalmente,
señaló que la sentencia dictada el 13 de noviembre de 2013, dictada por el
Juzgado Superior Primero del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, con sede en la ciudad de Los Teques, produjo violaciones de
índole
constitucional alegadas por el accionante en amparo, a saber: el debido
proceso, la tutela judicial efectiva y el derecho a
la defensa por lo que debe
prosperar la demanda de tutela constitucional, razón por la cual solicitó que
sea declarada con lugar
y, en consecuencia, se anule el fallo adversado.
 
V
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
 
La representación judicial de la Asociación Civil
Conductores Unidos Caracas Los Teques, interpuso acción de
amparo
constitucional contra la sentencia dictada el 13 de noviembre de 2012 por el
Juzgado Superior Primero del Trabajo de
la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, Extensión Los Teques, que declaró con lugar la apelación ejercida por
la parte
actora, revocó el fallo dictado el 14 de agosto de 2012 por el Juzgado
Tercero de Primera Instancia de Juicio del Nuevo
Régimen Procesal del Trabajo
de la misma Circunscripción Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, con
sede en Los
Teques, y con lugar la demanda por cobro de prestaciones sociales
incoada por el ciudadano Rodolfo Suárez Ramírez en su
contra.
 
La accionante señaló que la aludida sentencia lesionó sus
derechos al debido proceso, a la defensa y a la tutela judicial
efectiva,
previstos en los artículos 49 y 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, por cuanto dicho
Juzgado (i) valoró equívocamente las
pruebas; en este sentido, determinó de manera errada el tiempo de la relación
laboral y,
en consecuencia, desacertó en el monto del pago de las prestaciones
sociales; (ii) no analizó la declaración de parte rendida
por el actor en la
audiencia de juicio; (iii) aplicó erróneamente el artículo 106 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo; y (iv)
le impuso la sanción de desacato prevista
en al artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, por su inasistencia
a la
declaración de parte, que a su juicio no está expresamente prevista en
esta.
 
En tal sentido, solicitó mandamiento de amparo
constitucional, con la finalidad de que se declare la nulidad de la
sentencia
dictada el 13 de noviembre de 2013 por el Juzgado Superior Primero del Trabajo
de la Circunscripción Judicial del
Estado Miranda, Extensión Los Teques.
 
Esta Sala para decidir observa lo siguiente:
 
Las dos primeras denuncias planteadas por el accionante se
refieren a la errónea valoración de las pruebas realizada
por el Juzgado
señalado como agraviante que, por un lado, conlleva la equívoca determinación
del tiempo de la relación de
trabajo y la consecuente orden del pago de
prestaciones sociales desde el 2005 hasta el año 2010, a pesar de que en autos
constaban las pruebas que demostraban que el trabajador demandante prestó
servicios desde el 3 de mayo del 2005 hasta el 29
de marzo de 2007 para el
ciudadano Díaz Oliveira Adelino, persona distinta a su representada, y que además
pagó las
prestaciones sociales al demandante; y, por el otro, se abstuvo de
analizar el contenido de declaración de parte rendida por el
actor en la
audiencia de juicio y de señalar el valor que le confería a la misma o las
razones para desecharla, sin tomar en
cuenta que dicha prueba era fundamental
para el dispositivo de la sentencia, puesto que -a su juicio- quedó demostrado
que el
pago del salario que percibía el trabajador por su trabajo lo retenía el
mismo de lo cobrado en el día, que el uniforme que
usaba lo compró por su
cuenta, que pagaba una cuota a la asociación por concepto de finanzas, que
cuando no trabajaba no
cobraba y, finalmente, que había trabajado para otra
persona que le pagó las prestaciones sociales; por lo tanto, de haberse
valorado tal declaración, se hubiese concluido que no existió relación laboral
alguna.
 
Al respecto, esta Sala aprecia que en la sentencia objeto
de amparo se señaló en relación con la prueba presentada por
la parte demandada
“marcada E”, consistente en la “constancia de prestación de servicios
emitida por el ciudadano SUÁREZ
RAMÍREZ RODOLFO”, que fue reconocida
por el trabajador-demandante, por tanto, le otorgó valor probatorio, y demostró
que este trabajó para el ciudadano Adelino Díaz Oliveira, quien le pagó las
prestaciones sociales generadas en dicha relación
laboral.
 
Igualmente, la mencionada sentencia indicó que en cuanto a la
declaración de parte realizada en dicha instancia y
rendida por el trabajador
expuso “que comenzó a trabajador (sic) con el señor Adelino socio de
la unión de conductores, en el
2003, pero esa relación laboral culminó en el
2005, hasta que llegaron los autobuses nuevos comprados a Fontur y el señor
Manuel Lambaz me entregó un (sic) unidad nueva para que yo la trabajara,
desde que comencé hasta el final de la relación
laboral, la unidad era la
unidad Nº 46, marca Encava 2005, placa 9192, de 32 puestos, en la ruta caracas (sic)
los Teques y
viceversa, además hacia (sic) viajes por la bandera (sic)
para Valera, Mérida y Maracaibo y sacaba mi 30% que era el
porcentaje
acordado para mi salario el cual cobraba de los pasajes y lo que quedaba era
del socio, solo manejó (sic) ese
carro y a más (sic) ningún otro
socio le manejó. PREGUNTA EL CIUDADANO JUEZ ¿Trabajo (sic) usted con el
socio 68
Antonio Díaz o con Orlando Serralha y pone a la vista cartas de
compromiso? Respondió: Si son mías las firmas pero no le
trabaje (sic) a
estas personas sería por un solo día. ¿Pero le trabajo (sic) al señor
Adelino hasta el 2007? Respondió: No en
el 2007, fue que me pago el dinero.
Alegó que el carro era de color blanco con verde y era propiedad de la Línea [,]
el
verdadero propietario era la linea (sic) pero el señor Lambaz, era
para los demás el propietario pero estaba igual la unidad a
nombre de la Línea.
Pagaba finanzas a la sociedad los lunes empecé con 150 Bs, después fue
aumentando y en el expediente
están todos los recibos.”
 
En este orden, la sentencia objeto de amparo señaló que en
atención a la carga de la prueba, y al considerar que se
demostró la existencia
de la relación de servicio, la demandada (hoy accionante) debió desvirtuar la
presunción de la relación
laboral, por lo que indicó que de “las pruebas
aportadas por las partes y de la declaración de parte realizada por el Juez de
Juicio, se observó que la demandada era la propietaria del vehiculo (sic),
a quien se demandó efectivamente, el traspaso
realizado entre la sociedad y el
socio no produce efectos erga omnes, que el salario se compone por el
porcentaje diario que
llegaron (sic) las partes y el horario lo
establecía la sociedad, aplicando esto al principio laboral de la primacía de
la
realidad sobre las formas o apariencias, podemos concluir que en este caso,
la demandada trató de simular la relación con
un patrono diferente, pero no lo
trajo al proceso, con la connotación de que la relación laboral reviste de (sic)
unas
características propias como lo son el trabajo por cuenta ajena, la
subordinación y el salario, que aplicado al presente caso
el trabajo por cuenta
ajena lo realizaba el trabajador en una unidad propiedad de la demandada, que
el pago era la
retención del porcentaje de venta del pasaje diario y que el
producto final o ganancia lo absorbía la sociedad, a través del
administrador
nombrado al efecto, siendo ello así, el presente caso se subsume –como se dijo-
dentro del principio de la
primacía de la realidad sobre las formas o
apariencias, ya que el trabajador prestaba un servicio, por cuenta ajena bajo
la
supervisión de la demandada y con una remuneración o salario por el servicio
que prestaba lo cual entra dentro de la
categoría de trabajador y por ende lo
que existe es una relación laboral y así se decide.”
 
Así las cosas, esta Sala constata que
la sentencia objeto de amparo sí le dio valor probatorio a la prueba “marcada
e”,
de la que refirió que el actor trabajó para el ciudadano Diaz Oliveira
Adelino; así mismo, en cuanto a la declaración de parte
evacuada ante el
Tribunal de Juicio, el actor afirmó que trabajó para el Sr. Adelino en el
período comprendido entre 2003
hasta el 2005, y que no fue hasta el 2007 cuando
le pagó las prestaciones adeudadas; igualmente, se aprecia que la sentencia
discurrió
sobre los puntos señalados por la hoy accionante relativos al salario, la cuota
a la asociación por finanzas, y el pago
de las prestaciones sociales; por tanto,
esta Sala evidencia que el apoderado judicial de la
accionante pretende el
cuestionamiento de la actividad de juzgamiento que realizó
el juez en su fallo accionado al analizar las pruebas promovidas
por las partes.
 
Dentro de este contexto, vale la pena
hacer referencia al criterio expuesto por esta Sala
en relación con la valoración de
las pruebas, en sentencia número 440, del 18
de mayo de 2010, caso: Carmen Josefina Olivero Chacón, que estableció lo
siguiente:
“Así, se advierte como regla general que las razones para admitir
o rechazar una prueba o la valoración
que dé el juez de la misma, constituyen
cuestiones de legalidad ordinaria, esto es, que son materias
exclusivamente
encomendadas a los órganos jurisdiccionales de instancia y que no pueden ser
objeto de la
acción de amparo, pues se le convertiría en una tercera instancia.
Sin embargo, esta regla general tiene como
excepción, como antes se señaló, los
supuestos en los cuales el tratamiento que se le da a la prueba promovida
implica un abuso de derecho, la valoración de la prueba resulta claramente
errónea o arbitraria o cuando se ha
dejado de valorar, sin justificación
alguna, una prueba determinante para la resolución de la causa (Vid.
sentencia Nº 1571 del 11 de junio de 2003, caso: Vicente
Elías Laíno Hidalgo).
Tales premisas condicionan el examen de las pretendidas irregularidades
en materia probatoria al análisis
del medio de prueba que el accionante
denuncia como omitido o erróneamente valorado y su incidencia directa
en una
lesión de orden constitucional pues, se insiste, el ámbito de protección del
amparo constitucional no
abarca infracciones legales que no den lugar a una
verdadera indefensión o a una subversión notoria de las
reglas que deben
aplicarse para que un proceso jurisdiccional sea debido en los precisos
términos del artículo 49
constitucional.
En
contrapartida, se requiere que quien demande la tutela exprese, aunque sea
sucintamente, de qué forma la
errónea valoración o la omisión en el análisis de
la prueba se traduce en una indefensión o resulta determinante
para decidir la
controversia en sentido distinto al declarado. Tal requerimiento responde,
en criterio de la Sala, a
la naturaleza del agravio denunciado, pues si bien es
innegable que en virtud del principio de autosuficiencia de
la sentencia -que
determina que la sentencia se basta a sí misma, sin que se requiera del examen
de las demás
actas que componen el expediente para la comprensión de los hechos
debatidos y probados, así como del derecho
aplicado por el juez- y del deber de
motivación que impone el cardinal 4 del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, la omisión o la errónea valoración de un medio
probatorio y su incidencia en la decisión de
la controversia trasciende el
ámbito de los motivos plasmados en la sentencia hacia el examen de otros
elementos
incorporados al proceso, lo que obliga al Juez Constitucional, además
de revisar la motivación empleada en la
decisión impugnada, a estudiar otros
elementos cursantes a los autos que fueron silenciados o indebidamente
valorados por el operador de justicia en el proceso primigenio que dio lugar al
juicio de amparo constitucional
(Vid. Sentencia Nº 2409 del 18 de diciembre
de 2006, caso: Jorge Acosta López) (Subrayado del
presente fallo).
 

Asimismo, es
oportuna la mención del criterio que se sostuvo en sentencia de esta Sala,
número 29 del 15 de febrero
de 2000, caso: Enrique Méndez Labrador, en
la cual se dispuso:
 
“(…) la tutela del derecho a la
justicia y al debido proceso no compromete la posibilidad de discutir los
errores cometidos en los juzgamientos. La revisión de los errores cometidos por
los jueces en su actividad
decisoria, debe ser revisada, como se explicó
precedentemente, con los medios o recursos dispuestos en el
ordenamiento. No es
la acción de amparo, en consecuencia, la vía idónea para proponer su examen.”
 
Igualmente, en el
fallo número 1550 del 08 de diciembre de 2000, caso: Haydee Morela Fernández
Parra, se estableció
lo siguiente:
“(…) la Sala comparte el criterio sostenido por
el Juzgado Superior que conoció en primera instancia del
amparo y reitera el
carácter extraordinario de la acción de amparo constitucional, siendo este un
mecanismo
destinado exclusivamente a proteger el goce y ejercicio de los
derechos constitucionales, por lo que no se puede
convertir en una tercera
instancia en la cual se juzgue nuevamente en ella sobre el mérito de una
controversia ya
conocida y juzgada por los jueces de la causa, o de hacer una
valoración del mérito de las pruebas que ya fueron
objeto de la soberanía de
apreciación de aquellos.”
 

Ahora bien, conforme


a la doctrina de esta Sala la valoración de las pruebas no puede ser objeto de
análisis a través de
la pretensión de tutela constitucional, ya que ello forma
parte de la autonomía de los jueces para decidir; en este
sentido, se
destaca que los jueces de instancia, para la resolución de una
controversia, disponen de un amplio margen de valoración sobre
los medios
probatorios y del derecho aplicable a cada caso, por lo cual pueden
interpretarlos y ajustarlos a su entendimiento,
como actividad propia de su función
de juzgar, sin que el juzgador de amparo pueda inmiscuirse dentro de esa
autonomía del
juez en el estudio y resolución de la causa, salvo que tal
criterio viole, notoriamente, derechos o principios constitucionales,
supuesto
que, en el presente caso, no se verificó. Por tanto, respecto de las denuncias
analizadas, la acción de amparo resulta
improcedente, ya que no se dan los
supuestos que prevé el artículo 4 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales. Así se decide.
 
Las siguientes denuncias están referidas
a la imposición de la sanción de desacato prevista en el artículo 48 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, como consecuencia de su inasistencia a la
declaración de parte, la cual no está expresamente
prevista en la ley adjetiva
laboral y a la falsa aplicación del artículo 106 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo por cuanto el
Juzgado Superior en la sentencia objeto de amparo le
otorgó consecuencias a su incomparecencia a la declaración de parte, sin
tomar
en cuenta que dicha disposición legal se refiere al caso de que la parte
comparezca a la declaración y no conteste o
evada la contestación de las
preguntas formuladas por el Juez en la evacuación de dicha prueba.
 
En tal sentido, esta Sala advierte que la sentencia objeto
de amparo dispuso de un capítulo titulado “De la valoración
judicial a la negativa
de acudir al proceso”  en el que, por una parte, aludió al artículo 106 de la
Ley Orgánica Procesal del
Trabajo y, por la otra, aplicó la consecuencia
prevista en dicha norma y afirmó que la negativa del ciudadano Manuel Lambaz,
en su condición de Presidente de la Asociación Civil Conductores Unidos
Caracas-Los Teques del Estado Bolivariano de
Miranda, como parte demandada, de
acudir a la audiencia de apelación a rendir la declaración de parte y de acudir
a la
audiencia de juicio para evacuar la misma, se consideraba como una falta
de lealtad y probidad frente al proceso (artículo 48
Ley Orgánica
Procesal del Trabajo).
 
Dentro de este marco, es pertinente traer a colación la
disposición legal  del artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, que
dispone lo siguiente:
 
“Artículo 48. El Juez del Trabajo
deberá tomar, de oficio o a petición de parte, todas las medidas
necesarias
establecidas en la ley, tendentes a prevenir o sancionar la falta de lealtad y
probidad en el proceso,
las contrarias a la ética profesional, la colusión y el
fraude procesal o cualquier otro acto contrario a la
majestad de la Justicia y
al respeto que se deben los litigantes. A tal efecto, el Juez podrá extraer
elementos de
convicción de la conducta procesal de las partes, de sus
apoderados o de los terceros y deberá oficiar lo
conducente a los organismos
jurisdiccionales competentes, a fin de que se establezcan las responsabilidades
legales a que haya lugar.
Parágrafo Primero: Las partes, sus
apoderados o los terceros, que actúen en el proceso con temeridad o
mala fe,
son responsables por los daños y perjuicios que causaren.
Se presume, salvo prueba en contrario, que las
partes, sus apoderados o los terceros, han actuado en el
proceso con temeridad
o mala fe cuando:
1. Deduzcan en el proceso pretensiones o defensas,
principales o incidentales, manifiestamente infundadas;
2. Alteren u omitan hechos esenciales a la causa,
maliciosamente;
3. Obstaculicen, de una manera ostensible y
reiterada, el desenvolvimiento normal del proceso.
Parágrafo Segundo: En
los supuestos anteriormente expuestos, el Juez podrá, motivadamente, imponer a
las partes, sus apoderados o los terceros, una multa equivalente a diez
unidades tributarias (10 U.T.), como
mínimo y de sesenta unidades tributarias
(60 U.T.), como máximo, dependiendo de la gravedad de la falta. La
multa se
pagará en el lapso de tres (3) días hábiles siguientes a la resolución del
Tribunal, por ante cualquier
Oficina Receptora de Fondos Nacionales, para su
ingreso en la Tesorería Nacional. Si la parte o las partes, sus
apoderados o
los terceros no pagare la multa en el lapso establecido, sufrirá un arresto
domiciliario de hasta
ocho (8) días a criterio del Juez. En todo caso, el
multado podrá hacer cesar el arresto haciendo el pago
correspondiente.
Contra la decisión judicial que
imponga las sanciones a que se refiere este artículo no se admitirá recurso
alguno”.
 
En relación con la potestad sancionatoria
que otorga la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, esta Sala considera necesario
citar los precedentes jurisprudenciales que han interpretado este precepto.
 
La Sala de Casación Social en la sentencia
1535 del 30 de noviembre de 2011, ratificada en sentencia número 935 del
24 de
octubre de 2013, respecto del artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, señaló lo que sigue:
 
“El citado precepto legal confiere al
Juez la potestad de prevenir y sancionar las faltas de probidad y
lealtad de
los litigantes, atribuyéndole, incluso, la potestad de sacar argumentos de
convicción de la conducta
procesal de las partes y esto es cónsono con el
espíritu de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo en cuya
concepción del proceso
laboral entiende toda deslealtad procesal contra el adversario como un fraude
contra la
administración de justicia.”
 
En
igual sentido, en sentencia número 2.095 del 17 de diciembre de 2014 de
esa misma Sala, se indicó lo siguiente:
 
“Del contenido de la norma
parcialmente transcrita, se observa en primer lugar que el mencionado
artículo
le confiere la potestad a los jueces de aplicar sanciones a las partes, a sus
terceros o a sus apoderados -
como es el caso de autos-, cuando considere que
han faltado a la lealtad y a la probidad en el proceso, causando
una conducta
inapropiada que afecte la majestad de la justicia, en segundo lugar, la ley no
establece un
procedimiento para la aplicación de estas sanciones, razón por la
cual la Sala Constitucional de este máximo
Tribunal ha señalado que dicha protestad
atribuida a los jueces que forma parte de los poderes discrecionales,
necesarios para el cabal cumplimiento de sus funciones (Vid. Sentencia de la
Sala N° 2.090/06).
 
Asimismo, respecto
a la potestad sancionatoria atribuida a los jueces del trabajo conforme a la
referida
norma adjetiva laboral, la Sala Constitucional, mediante sentencia N° 83/2007, (caso: Luis Duque Cuevas Y
Javier Socorro Alvarado),
ratificada en decisiones N° 1370/2009 (caso: Auristela
Pérez) y N° 1479/2012 (caso:
Daniel Francisco Torres Medina), señaló:
 
En este sentido, debe señalarse que las decisiones dictadas por los jueces en materia
laboral, en función
judicial que impongan sanciones a las partes, sus
apoderados o los terceros, con motivo de las conductas
contrarias a la falta de
lealtad y probidad en el proceso, las contrarias a la ética procesional, la
colusión o el
fraude procesal, o cualquier otro acto contrario a la majestad de
la justicia y al respeto que se deben los
litigantes, no son susceptibles de
impugnación mediante recurso alguno, tal como lo prevé el artículo
48 de la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo y la
jurisprudencia desarrollada por esta Sala Constitucional en franca
armonía con
el referido precepto legal.
 
Respecto de la potestad sancionatoria
del juez del trabajo, con motivo de una acción de nulidad parcial por
razones
de inconstitucionalidad, contra los artículos 42, 48, 151, 170, 178 y 185 de la
Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, la Sala Constitucional juzgó en la forma
siguiente:
 
(…) esta Sala constata que las normas
sancionadoras contenidas en los artículos 42, 48, 170 y 178 de la
Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, comparten esas características generales del ordenamiento
jurídico, es decir,
son institucionalizadas y externas, pues han sido creadas a
través del procedimiento correspondiente, por el
órgano constitucional
competente para ello, la Asamblea Nacional, y están dirigidas a regular
conductas
externas (su sello es ser heteronómicas).
En otro orden de ideas, dentro de las
sanciones que responden a las infracciones del orden jurídico se
encuentran
aquellas destinadas a castigar y reprimir las conductas que atentan contra una
parte esencial de la
actividad que hace viable, a saber, la aplicación del
derecho objetivo, en otras palabras, las conductas que
atentan contra una
dimensión cardinal de la imprescindible actividad operativa del derecho, es
decir, el
adecuado desenvolvimiento de la función jurisdiccional y, en fin, la
correcta marcha de la administración de
justicia.
(Omissis)
(…) en los artículos 42, 48, 170 y 178
de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, así como en otros tantos
previstos en
el resto de nuestro ordenamiento jurídico, se evidencian normas que reflejan
esa potestad
jurisdiccional ordenatoria asignada por la Ley a los jueces para
que, en los casos expresamente determinados
por ellas, apliquen las sanciones
que la propia Ley ha establecido previamente, de allí que tal potestad pueda
calificarse, en este contexto, como ordenatoria-sancionatoria.
En efecto, el derecho venezolano, así
como el de otros países, tradicionalmente ha establecido reglas de
competencia
que le otorgan al juez, como órgano fundamental del Poder Judicial (vid.
artículo 253 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela), la
potestad de sancionar a quienes desplieguen ciertas
conductas contrarias al
adecuado desenvolvimiento de la administración de justicia, tales como aquellas
que
obstaculicen o tiendan a obstaculizar el proceso, las que impliquen fraude
procesal, colusión, temeridad o mala
fe. Todo ello en con el fin de garantizar
la eficacia del orden normativo y, por ende, permitir niveles aceptables
de
convivencia social, pues, de lo contrario, el derecho perdería su imperio,
mostrándose como prescindible, y
sólo la moral, los usos sociales y otros
medios de control social informal, procurarían la ardua tarea de la
organización social.
Así pues, en aras de mantener la
eficacia del sistema jurídico y con ello propender al logro de sus fines,
específicamente, en un contexto que le es esencial a aquel, a saber, el
jurisdiccional, el legislador le ha otorgado
la potestad al juez para que, en
ciertos supuestos previamente definidos, sancione a las personas cuya conducta
se subsuma en los mismos, tal como ocurre en los artículos 42, 48, 170 y 178 de
la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, en los que se establecen sanciones de
multa (1) para el recusante cuya recusación sea declarada sin
lugar o
inadmisible, o haya desistido de ella (art. 42); (2) para las partes, sus
apoderados o los terceros, que
actúen en el proceso con temeridad o mala fe (art.
48); (3) para los que interpongan maliciosamente del recurso
de hecho (art.
170); y (4) para los que soliciten maliciosamente el control de la legalidad (art.
178). (Sentencia
de la Sala Constitucional N° 1184 de 22 de septiembre de 2009,
caso Yaritza Bonilla Jaimes y Pedro Luis
Fermín).”
 

Por su parte, esta Sala Constitucional en sentencia número


1504 del 14 de noviembre de 2012, caso Adelmo Chacín
López, señaló
lo siguiente:
 
“Al respecto, la
Sala estima que el juez del trabajo goza de la investidura otorgada por Ley
para tomar las
medidas necesarias para prevenir o sancionar la falta de lealtad
y probidad en el proceso, así como aquellas
conductas que resultan contrarias a
la ética profesional, entre otras; en consecuencia, no estamos en la presencia
de abuso de poder, actuación fuera del ámbito de su competencia o
extralimitación de funciones como adujo la
parte accionante apelante (Ver
Artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo), por lo que se desestima
por
improcedente dicha denuncia.
En tal sentido,
debido a que los jueces de la República, en el ejercicio de sus funciones
jurisdiccionales, se
encuentran plenamente facultados para imponer sanciones
correctivas y disciplinarias respecto de los
particulares, las partes,
apoderados judiciales, o bien, de empleados judiciales, cuando faltaren el
respeto y el
orden debido dentro del recinto de su tribunal, de acuerdo a lo
previsto en la Ley Orgánica Procesal del Trabajo
y la Ley Orgánica del Poder
Judicial, esta Sala, en sentencia n.° 1310, caso: Carmen González, dictada el
30 de
junio de 2006, ha establecido lo siguiente:
La Ley Orgánica Procesal del Trabajo,
aplicable al caso de autos, faculta al juez laboral para sancionar de
manera
enérgica las conductas contrarias a los principios de lealtad y probidad que
asuman, no sólo las partes o
sus apoderados, sino también los terceros, durante
el desarrollo del proceso.
 
Cabe resaltar, que dichas sanciones
forman parte de los poderes discrecionales del juez, necesarios para el
cabal
cumplimiento de sus funciones, por lo que en tal sentido, debe ser entendida
como una decisión judicial, no
como un acto administrativo, pues éste se
produce mediante la declaración de voluntad, de juicio, de
conocimiento o de
deseo realizada por la Administración en ejercicio de una potestad
administrativa distinta de
la potestad reglamentaria (Vid. García de Enterría,
Eduardo, Curso de Derecho Administrativo, Tomo I, Editorial
Civitas, 2004, pp.
550).
 
En ese sentido, si en el presente caso
el a quo constitucional calificó de acto administrativo la sanción
impuesta por
el juez de juicio laboral, basado en el criterio sobre el cual aquel que se vea
afectado por la
decisión disciplinaria, podrá ejercer su derecho de acudir a
las vías jurisdiccionales que ofrece el ordenamiento
jurídico para el
planteamiento de la contrariedad de dicha sanción, a través del recurso
contencioso
administrativo de anulación de actos administrativos; debe
señalarse que en materia laboral el legislador optó
por el establecimiento de
una regulación distinta, pues el Artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo,
establece:
(…)
Siendo así, recientemente esta Sala
Constitucional en franca armonía con el precepto legal transcrito, en
sentencia
n° 268 del 17 de febrero de 2006 (caso: Luis Rafael García), expuso lo
siguiente:
‘... en cuanto al acto cuestionado
–sanción disciplinaria- cabe señalar que el mismo, a la luz de la
Exposición de
Motivos de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, está definido como una decisión
judicial,
dictada por un juez con competencia laboral, con fundamento en el
artículo 48 eiusdem, por lo que su esencia
difiere de las sanciones
administrativas impuestas por otros jueces con competencias en materias
distintas a la
laboral y sobre las cuales ya se ha pronunciado la Sala en
anteriores oportunidades.
Ciertamente, la Exposición de Motivos
de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, señala: ‘También resulta
de particular
significación, el carácter jurídico de las sanciones, pues se considera que las
mismas forman parte
de los poderes discrecionales del Juez, necesarios para el
cabal cumplimiento de sus funciones, por ello se
consideran decisiones
judiciales irrecurribles y no actos administrativos, como tradicionalmente se
ha estimado
en Venezuela, criterio éste último que se ha considerado se debe
dejar de lado, porque ha convertido al Juez en
blanco de excesos, que desde
luego siempre es conveniente evitar, para lo cual ha decidido retomar la
potestad
que originalmente tenía atribuida el Juez, con claros límites mínimos
y máximos, en concordancia con las
disposiciones del resto del ordenamiento
jurídico y de esta manera poder excluirla de todo control administrativo
y
judicial, para que las sanciones por él impuestas no se vean sorpresivamente
burladas’ (Resaltado de la Sala)
[vid. ss. S.C. de 10 de mayo de 2001, caso: José
Ángel Rodríguez; del 3 de octubre de 2001, caso: Eduardo José
Ugarte H.; 23 de
enero de 2002, caso: Mirna Bas y Rubi Spósito].”
 

En atención a las sentencia citadas, debe


indicarse que lo dispuesto en el artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo confiere la potestad a los jueces de aplicar sanciones a las partes, a
sus terceros o a sus apoderados -como es el caso
de autos-, cuando considere
que alguna de ellas han faltado a la lealtad y a la probidad en el proceso,
causando una conducta
inapropiada que afecte la majestad de la justicia; sin
embargo, la norma no previó un procedimiento para la aplicación de estas
sanciones, por lo cual se considera que forman parte de los poderes
discrecionales del juez, necesarios para el cabal
cumplimiento de sus
funciones; igualmente, es pertinente destacar que conforme al citado artículo,
las decisiones dictadas por
los jueces en materia laboral que impongan
sanciones a las partes, no son susceptibles de impugnación mediante recurso
alguno.
 
Por otra parte, dentro de este mismo
contexto, es necesario considerar las disposiciones de los artículos 103 y 106
de la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo, relacionadas con la declaración de
parte, las cuales prevén lo siguiente:
 
“Artículo 103. En la audiencia de juicio las partes, trabajador y empleador se
considerarán juramentadas
para contestar al Juez de Juicio las preguntas que
éste formule y las respuestas de aquéllos se tendrán como una
confesión sobre
los asuntos que se les interrogue en relación con la prestación de servicio, en
el entendido que
responden directamente al Juez de Juicio y la falsedad de las
declaraciones se considera como irrespeto a la
administración de justicia, pudiendo
aplicarse las sanciones correspondientes.”
 
  “Artículo 106. La negativa o evasiva a
contestar hará tener como cierto el contenido de la pregunta
formulada por el
Juez de Juicio.”
 
Al respecto, resulta apropiado traer las interpretaciones
realizadas por este máximo Tribunal relacionadas con la
declaración de parte,
prevista en el artículo 103 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo.
 
En este sentido, la Sala de Casación
Social en sentencia Nº 1996 del 4 de diciembre de 2008 (caso: Orlando Rafael
Domínguez Felizola contra Aeropostal Alas de Venezuela, C.A.), señaló lo
siguiente:
 
“La declaración de parte incluida en
el Título VI, Capítulo IX de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, se
constituye como un mecanismo de uso procesal facultativo y exclusivo del
Juez, quien podrá formular en la
audiencia preguntas a las partes.
Ello significa que en ejercicio de la
potestad discrecional, el Juez del Trabajo está limitado por las normas
constitucionales y legales que rigen su desempeño y su conducta, por lo que no
existiendo obligación de efectuar
preguntas a ambas partes, nada obsta para que
el Juez declare concluida una sesión de declaración de parte
cuando se
considera suficientemente ilustrado, sin que ello implique la obligatoriedad
bajo ninguna
circunstancia para el Juez de requerir declaración a la
contraparte.(Resaltado de la Sala[Casación Social]).”
 
Asimismo, en sentencia número 804 del 21 de mayo de 2009 de
esa misma Sala, respecto de la declaración de parte,
agregó:
 
“Siendo ello así, cabe
destacar, que la declaración de parte incluida en el Título VI, Capítulo IX de
la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, es un mecanismo de uso procesal que si
bien es facultativo y exclusivo del Juez,
éste tiene su importancia cuando a
través de las preguntas y repreguntas que se formulen a cualquiera de las
partes en contienda sobre los hechos controvertidos, las respuestas
impliquen una confesión respecto a la
prestación del servicio.”
(Subrayado propio).
 

Igualmente, en sentencia número 228 del 14 de abril de 2015


de esa Sala, respecto de la confesión obtenida de la
declaración de parte
precisó lo siguiente:
 
“(…) que la declaración de
parte es un medio probatorio utilizado por el juez de oficio, de carácter
facultativo con la finalidad de aclarar dudas y esclarecer los hechos.
 
Así pues, los sentenciadores pueden
llegar a decidir la controversia a través de las pruebas aportadas en el
proceso, valorando las que considera conducentes a la demostración de la
pretensión del demandante o las
defensas o excepciones de la demandada, sin
hacer uso de la declaración de parte, pues, como se indicó
anteriormente, se
empleará dicho medio cuando el juez lo considere necesario, tal como lo
establece el artículo
103 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, por cuanto
se trata de una facultad y no un deber cuyo
cumplimiento pueda ser exigido.
La
confesión, según el artículo 103 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, se
obtiene por la declaración
de parte, como resultado del interrogatorio que efectúa el juez en la
audiencia de juicio a las partes y sus
apoderados judiciales. La doctrina ha establecido que puede derivarse la confesión de
la declaración de
parte,
pero no toda declaración de parte comporta una
confesión; en tal sentido, median ciertos requisitos de
procedencia, entre los
cuales figuran: i) que sea una declaración de un sujeto considerado parte del
proceso; ii)
debe ser personal; iii) debe tener por objeto hechos y no
opiniones ni alegatos subjetivos (sólo se confiesan los
hechos generadores de
las relaciones jurídicas o derechos); iv) que resulte favorable a la parte
contraria v) debe
ser consciente y espontánea, vi) declarada ante un juez
competente y en presencia de la parte contraria, o que
conste en el proceso y
vii) que no contradiga a la ley.” (Subrayado
propio).
 
Por su parte, esta Sala Constitucional en relación con la
declaración de parte en sentencia número 1.774 del 18 de
noviembre de 2008,
señaló lo siguiente:
 
“Este medio probatorio, viene a sustituir la
confesión de parte y las posiciones juradas que no se
encuentran reguladas en
la Ley Orgánica Procesal del Trabajo. De allí, que durante su producción, no
proceden
las preguntas ni repreguntas de las partes entre ellas, sino la simple
formulación observaciones de las
declaraciones de éstas al juez, ya que ellas
no son quienes tienen el control de su producción o evacuación sino el
juez,
quien procede a efectuar las preguntas que considere pertinentes a éstas y de
cuyas respuestas pudiese
obtener una confesión. Incluso las partes podrían
negarse a efectuar la declaración o no presentarse para tal
acto, ya que su
falta de cumplimiento no posee sanción alguna en las normas del ordenamiento
jurídico laboral.
El juez utiliza este medio probatorio como
un mecanismo auxiliar de conocimiento, el cual puede utilizar o
no, y que se
convierte en una prueba de “inmediación directa”, que utilizará el juez para su
convicción y para lo
cual tiene como norte lo establecido en los artículos 26 y
257 de la Constitución y, 5 y 48 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, y que
cuando el expediente llega al juez de alzada, este procederá a tener
conocimiento
sobre esta prueba a través de una ‘inmediación a doble grado’,
disponiendo de la grabación pertinente para su
revisión.
Efectivamente, el juez superior podrá oír la
cinta para obtener los elementos de convicción necesarios o
verificar que
efectivamente se ha dicho en la misma, y lo que el tribunal a quo pudo haber
reseñado de dichas
declaraciones en su sentencia definitiva. Incluso, vista la
naturaleza de este medio probatorio, el juez superior, si
considera que es
necesario, puede efectuar y llamar nuevamente a las partes para realizar otra
declaración en el
proceso, para así poseer mayores elementos de convicción,
pudiendo formular las preguntas que estime
pertinentes, por considerar que las
efectuadas por el a quo fueron insuficientes, no claras o imprecisas; lo que
no
pudiese efectuar el juez superior, es ordenar su evacuación o producción si
esta prueba no se efectuó en el
tribunal de juicio laboral o a quo. Todo lo
anterior, encuentra fundamento en los artículos 26 y 257 de la
Constitución y,
5 y 48 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, ya mencionados y en el
artículos 11 Ley
Orgánica Procesal del Trabajo que dice (…)” (Subrayado propio).
 
Así pues que, de los precedentes
jurisprudenciales transcritos, se deduce que la declaración de parte es un
medio de
prueba de uso facultativo del juez, quien podrá formular en la
audiencia preguntas y repreguntas sobre los hechos
controvertidos a las partes y sus apoderados judiciales, sin que
necesariamente sea a ambas, de cuyas respuestas pudiese
obtener una confesión.
 
Es importante destacar
que debe tratarse de una declaración de un sujeto
considerado parte del proceso ante un juez
competente, practicada de manera
personal sobre hechos y no opiniones ni alegatos subjetivos, que resulte
favorable a la parte
contraria, realizada de manera consciente y espontánea, en
presencia de la parte contraria, que no contradiga a la ley; por
tanto, a
juicio de esta Sala las partes podrán negarse a efectuar
la declaración o no presentarse para tal acto, y su falta de
cumplimiento no deviene
en sanción alguna, conforme a las normas del ordenamiento jurídico laboral.
 
Establecido lo anterior,
esta Sala concluye que en el caso de autos el Juez Superior erró al imponer una
sanción al hoy
accionante con fundamento en el artículo 48 y al interpretar el
artículo 106 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo por la
incomparecencia del
hoy accionante a la evacuación de la declaración de parte, ya que no se
desprende tanto de las normas
citadas ni de la interpretación que de las mismas
se han realizado, que la comparecencia de las partes a la evacuación de dicha
prueba sea obligatoria. Asimismo, del artículo 103 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo se infiere que este medio
probatorio puede ser utilizado por el
Juez durante la celebración de la audiencia.
 
En atención a lo
anterior, el mencionado Juzgado no debió establecer, ante la ausencia de la
parte demandada, una
consecuencia que la norma no prevé expresamente, pues no
existe confesión alguna, como consecuencia de la declaración de
parte, si la
parte requerida para dicha prueba no asiste a la práctica de la misma, bien sea
que se practique en la audiencia de
juicio o en la audiencia de apelación -conforme
al artículo 164 eiusdem no está obligado a asistir a la audiencia
la parte no
apelante-.
 
Asimismo, debe indicarse
que de la sentencia dictada el 14 de agosto de 2012 por el Juzgado Tercero de
Primera
Instancia de Juicio del Nuevo Régimen Procesal del Trabajo de la misma
Circunscripción Judicial del Estado Bolivariano de
Miranda, con sede en Los
Teques, que conoció en primera instancia del juicio laboral, se aprecia que la
declaración de parte
practicada fue realizada en la persona del apoderado
judicial de la Asociación Civil Conductores Unidos Caracas-Los Teques,
abogado
Díaz Carmelo y no al ciudadano Manuel Lambaz, por lo que conforme a lo
establecido por la sentencia de esta Sala,
no podía el Juzgado Superior ordenar
la evacuación de esta prueba en la persona del mencionado ciudadano, si ésta
efectivamente no se efectuó en el tribunal de juicio laboral.
 
Por tanto, al advertirse
que el Juzgado Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Miranda,
con sede en la ciudad de Los Teques, actuó extralimitando sus
funciones al imponer a la hoy accionante una sanción y aplicar
una consecuencia
jurídica de un supuesto no previsto en la ley y vulneró los derechos a la
defensa y al debido proceso, por lo
cual resulta forzoso para esta Sala
declarar procedente la acción de amparo respecto de esta denuncia. Así se
declara. 
 
En atención a las anteriores
consideraciones, esta Sala declara parcialmente con lugar la acción de amparo
interpuesta
contra la sentencia dictada el 13 de noviembre de 2012 por el
Juzgado Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado
Miranda, con sede en la ciudad de Los Teques, por cuanto la aplicación de la
sanción del artículo 48 de la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo violó el
derecho a la defensa y al debido proceso del hoy accionante. Por tanto, se anula
parcialmente la sentencia
accionada, sólo en cuanto a la aplicación de la sanción. Así se decide.
 
DECISIÓN
 
Por las razones anteriormente
expuestas, esta Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia,
administrando
Justicia en nombre de la República por autoridad de la Ley,
declara:
 
1.- PARCIALMENTE CON LUGAR la acción de amparo ejercida por el abogado
Carmelo Díaz, actuando en su
condición de apoderado judicial de la ASOCIACIÓN
CIVIL CONDUCTORES UNIDOS CARACAS LOS TEQUES,
contra la sentencia
dictada el 13 de noviembre de 2012 por el Juzgado Superior Primero del Trabajo
de la Circunscripción
Judicial del Estado Miranda, con sede en la ciudad de Los
Teques.
 
2. ANULA parcialmente la sentencia dictada el 13
de noviembre de 2012 por el Juzgado Superior Primero del Trabajo
de la
Circunscripción Judicial del Estado Miranda, con sede en la ciudad de Los
Teques, únicamente en lo que respecta a la
aplicación de la sanción prevista en el artículo 48 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo.
                
3. ORDENA al
Juzgado Superior del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda,
que corresponda por
distribución, decidir sobre la apelación interpuesta,
considerando lo establecido por esta Sala en cuanto a la aplicación de la
sanción prevista en el artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo y a
la debida interpretación del artículo 106
eiusdem.
 
4. DEJA SIN EFECTO la medida cautelar
de suspensión de la ejecución
del fallo dictado el 13 de noviembre de 2012
por el Juzgado Superior Primero
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, Extensión Los
Teques,
dictada por esta Sala mediante sentencia N°
1609 el 19 de noviembre de 2013.
 
Publíquese, regístrese y remítase copia certificada del
presente fallo al Juzgado Superior Primero del Trabajo de la
Circunscripción
Judicial del Estado Miranda.
 

Dada, firmada y sellada en la Sala de


Audiencias de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en
Caracas, a los 07 días del mes de agosto de dos mil quince (2015). Años: 205º
de la Independencia y 156º de la Federación.

 
La Presidenta,
 
 
Gladys María Gutiérrez Alvarado
 
               El Vicepresidente,
 
 
         Arcadio Delgado Rosales
                      Ponente
 
Los Magistrados y las Magistradas,
 
 
Francisco Antonio Carrasquero López
 
 
Luisa Estella Morales Lamuño
 
 
Marcos Tulio Dugarte Padrón
 
 
            Carmen Zuleta de Merchán
 
 
Juan José Mendoza Jover
 
El Secretario
 
 

José Leonardo Requena Cabello

Exp. 13-0614
ADR.

También podría gustarte