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Magistrado Ponente: Arcadio Delgado
Rosales
Expediente número 13-0614
Mediante escrito presentado el 11 de julio de 2013, el
abogado Carmelo Díaz, inscrito en el Instituto de Previsión
Social del Abogado
bajo el número 58.762, actuando en su condición de apoderado judicial de la ASOCIACIÓN
CIVIL
CONDUCTORES UNIDOS CARACAS LOS TEQUES, debidamente inscrita en
la Oficina Subalterna de Registro Público
del Municipio Guaicaipuro del Estado
Miranda, hoy Registro Inmobiliario del Municipio Guaicaipuro del Estado
Bolivariano
de Miranda el 29 de julio de 1993, bajo el N° 2, Tomo 4, Protocolo
Primero, interpuso acción de amparo contra la sentencia
dictada el 13 de
noviembre de 2012 por el Juzgado Superior Primero del Trabajo de la
Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, con sede en la ciudad de Los
Teques, que declaró con lugar la apelación ejercida por el ciudadano Rodolfo
Suárez
Ramírez -demandante en la causa de origen- contra la sentencia dictada
el 14 de agosto de 2012 por el Juzgado Tercero de
Primera Instancia de Juicio
del Nuevo Régimen Procesal del Trabajo de la misma Circunscripción Judicial,
revocó la
sentencia recurrida y declaró con lugar la demanda por cobro de
prestaciones sociales interpuesta en su contra.
El 15 de julio de 2013, se dio cuenta en Sala y se designó
ponente al Magistrado Arcadio Delgado Rosales quien, con
tal carácter suscribe
el presente fallo.
El 25 de septiembre de 2013, la apoderada judicial del
accionante pidió que se decrete la medida cautelar innominada
solicitada de
suspensión de temporal de la ejecución de la sentencia que cuestionó en amparo,
hasta tanto se decida la presente
acción.
El 17 de octubre de 2013, en reunión de
Sala Plena, en virtud de la ausencia temporal del Magistrado Francisco
Antonio
Carrasquero López, se acordó que el ejercicio temporal de la Vicepresidencia de
esta Sala Constitucional recayera en
el Magistrado Juan José Mendoza Jover así
como la incorporación del Magistrado suplente Luis Fernando Damiani Bustillos,
quedando constituida en consecuencia la Sala por la Magistrada Gladys María
Gutiérrez Alvarado, en su carácter de
Presidenta; el Magistrado Juan José
Mendoza Jover, en su carácter de Vicepresidente; y los Magistrados Luisa
Estella Morales
Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de Merchán,
Arcadio Delgado Rosales y Luis Fernando Damiani
Bustillos.
El 8 de noviembre de 2013, el ciudadano Carmelo
Enrique Díaz Escobar, actuando en su condición de apoderado
judicial de la
asociación civil Conductores Unidos Caracas Los Teques, mediante diligencia, solicitó
copias certificadas.
El 19 de noviembre de 2013, esta Sala Constitucional
mediante sentencia N° 1609, admitió la demanda de amparo
interpuesta por la
Asociación Civil Conductores Unidos Caracas Los Teques, y acordó la medida
cautelar solicitada.
En reunión del 5 de febrero de 2014, convocada a los
fines de la reincorporación a la Sala del Magistrado Francisco
Antonio Carrasquero
López, en virtud de haber finalizado la licencia que le fue concedida por la
Sala Plena de este máximo
Tribunal para que se separara temporalmente del
cargo, por motivo de salud, esta Sala quedó constituida de la siguiente
manera:
Magistrada Gladys María Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado Antonio
Francisco Carrasquero López,
Vicepresidente; y los Magistrados Luisa Estella
Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta de Merchán,
Arcadio
Delgado Rosales y Juan José Mendoza Jover.
El 14 de febrero de 2014, la apoderada judicial de la
Asociación Civil Conductores Unidos Caracas Los Teques,
mediante diligencia, solicitó
a la Secretaría de la Sala que se le informe al Juzgado Tercero de Primera
Instancia de
Sustanciación, Mediación, y Ejecución de la Circunscripción
Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, sobre el contenido
de la sentencia
dictada el 19 de noviembre de 2013 y, en ese misma oportunidad, requirió copias
certificadas.
El 11 de febrero de 2015, se eligió
la nueva Junta Directiva del Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Plena, y
esta
Sala Constitucional quedó conformada de la siguiente manera: Magistrada
Gladys Gutiérrez Alvarado, Presidenta; Magistrado
Arcadio Delgado Rosales,
Vicepresidente, y los Magistrados y Magistradas Francisco Antonio Carrasquero
López, Luisa
Estella Morales Lamuño, Marcos Tulio Dugarte Padrón, Carmen Zuleta
de Merchán y Juan José Mendoza Jover.
En fechas 22 de mayo y 5 de noviembre de 2014 y 15 de
abril de 2015, la apoderada judicial de la accionante solicitó
que se fije la
oportunidad para la celebración de la audiencia constitucional.
El 9 de julio de 2015, se fijó la celebración de la
audiencia en la presente causa para el 14 de julio de 2015, a las diez y
treinta de la mañana (10:30 a.m.).
El 14 de julio se llevó a cabo la audiencia constitucional,
con la asistencia del apoderado judicial de la accionante en
amparo y la
representación del Ministerio Público. En ese mismo, acto el representante del
Ministerio Público ante la Sala de
Casación y Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia presentó su opinión en el presente caso, mediante informe
escrito.
Luego de deliberar, la Sala declaró parcialmente con
lugar la acción de amparo y dejó sin efecto la medida cautelar
acordada en la
sentencia número 1609 del 19 de noviembre de 2013. Siendo la oportunidad
procesal se pasa a dictar el
extenso del fallo, en los términos siguientes:
I
ANTECEDENTES
IV
DEL INFORME DEL MINISTERIO PÚBLICO
El abogado Tutankamen Hernández Rojas,
actuando con el carácter de Fiscal Quinto del Ministerio Público con
competencia para actuar ante la Sala Plena y las Salas de Casación y
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en el
acto de audiencia
constitucional, presentó informe escrito en el que emitió su opinión en la
presente acción de amparo; y, al
mismo tiempo, solicitó que se declarase con
lugar la acción de amparo; en este sentido, señaló fundamentalmente lo siguiente:
Que la sentencia accionada presentó vicios atinentes a la
valoración y mérito de las pruebas e incurrió en
incongruencia, ya que señaló
que el demandante trabajó para otro empleador desde el 3 de mayo de 2005 al 29
de marzo de
2007, quien le pagó sus prestaciones sociales; sin embargo, se efectuó
el cálculo a pagar por el condenado-hoy accionante- en
el periodo comprendido
entre mayo de 2005 hasta mayo de 2010.
Que
el fallo cuestionado refiere a la imposición de una multa al demandado, como
consecuencia de un presunto
desacato por inasistir a la prueba de declaración
de parte, tomando como fundamento jurídico el artículo 48 de la Ley
Orgánica
Procesal del Trabajo, lo cual no es censurable por vía de multa, y por lo tanto
resulta desacertado, pues “el juzgador
como árbitro de la litis, no se
encuentra facultado para imponer sanciones que no se encuentren previamente
previstas por el
Legislador. Al efecto, la inasistencia a la declaración de
parte, acarrea una consecuencia jurídica, de tenerse como ciertos
aspectos
relativos a la relación de servicio, lo cual debe adminicularse con otras
probanzas para la producción de la
sentencia.”.
Que
la sentencia objeto de amparo carece de la debida valoración probatoria
respecto de las declaraciones de parte a
las que fue sometido el trabajador en
los dos grados jurisdiccionales, pues a pesar de que mencionó que se efectuó la
declaración en ambas instancias, no le otorgó ningún valor probatorio ni indicó
el mérito de las mismas, ni el motivo por el
cual se desecha o se aprecia, por
lo que tal silencio produce la inmotivación del fallo.
En cuanto a la aplicación del artículo 106 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo, observa que la parte demandada en
el juicio
laboral no acudió a la declaración de parte en ninguna de las instancias, por
lo que refiere al artículo 122 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo que se
encuentra inserto en el capítulo referente a los indicios y presunciones en el que
se
señala que producto de la conducta de la parte frente al proceso, se genera
una consecuencia probatoria, correspondiéndole al
juez valorarla o estimarla,
extrayendo de ella una conclusión indiciaria o presuntiva de un hecho pudiendo
ser absoluta o
relativa debidamente fundada, atendiendo a la fórmula de
valoración de la sana crítica, en razón de lo cual estima que debe ser
necesariamente adminiculada con otros medios probatorios, pues se trata de un
indicio o presunción que por sí solo no es
suficiente para la demostración de
un hecho.
Que la sentencia accionada no señaló si la inasistencia a
la declaración de parte era considerada como un indicio o una
presunción, ni el
valor de dicha probanza por su inasistencia o la consideración de su actitud
frente al proceso, indicando
únicamente que se trataba de un desacato, a lo que
aplicó la sanción prevista en el artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, lo cual fue un desacierto, pues la consecuencia natural debía ser
probatoria y no una multa. En este sentido, señaló
que la incomparecencia de la
parte al juicio produce una consecuencia jurídica de carácter probatorio
relativa a la presunción
de la confesión, la cual no resulta suficiente como
medio probatorio para sentenciar en contra del inasistente pues deberá
concatenarse con el resto de las pruebas.
Finalmente,
señaló que la sentencia dictada el 13 de noviembre de 2013, dictada por el
Juzgado Superior Primero del
Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, con sede en la ciudad de Los Teques, produjo violaciones de
índole
constitucional alegadas por el accionante en amparo, a saber: el debido
proceso, la tutela judicial efectiva y el derecho a
la defensa por lo que debe
prosperar la demanda de tutela constitucional, razón por la cual solicitó que
sea declarada con lugar
y, en consecuencia, se anule el fallo adversado.
V
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
La representación judicial de la Asociación Civil
Conductores Unidos Caracas Los Teques, interpuso acción de
amparo
constitucional contra la sentencia dictada el 13 de noviembre de 2012 por el
Juzgado Superior Primero del Trabajo de
la Circunscripción Judicial del Estado
Miranda, Extensión Los Teques, que declaró con lugar la apelación ejercida por
la parte
actora, revocó el fallo dictado el 14 de agosto de 2012 por el Juzgado
Tercero de Primera Instancia de Juicio del Nuevo
Régimen Procesal del Trabajo
de la misma Circunscripción Judicial del Estado Bolivariano de Miranda, con
sede en Los
Teques, y con lugar la demanda por cobro de prestaciones sociales
incoada por el ciudadano Rodolfo Suárez Ramírez en su
contra.
La accionante señaló que la aludida sentencia lesionó sus
derechos al debido proceso, a la defensa y a la tutela judicial
efectiva,
previstos en los artículos 49 y 26 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, por cuanto dicho
Juzgado (i) valoró equívocamente las
pruebas; en este sentido, determinó de manera errada el tiempo de la relación
laboral y,
en consecuencia, desacertó en el monto del pago de las prestaciones
sociales; (ii) no analizó la declaración de parte rendida
por el actor en la
audiencia de juicio; (iii) aplicó erróneamente el artículo 106 de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo; y (iv)
le impuso la sanción de desacato prevista
en al artículo 48 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, por su inasistencia
a la
declaración de parte, que a su juicio no está expresamente prevista en
esta.
En tal sentido, solicitó mandamiento de amparo
constitucional, con la finalidad de que se declare la nulidad de la
sentencia
dictada el 13 de noviembre de 2013 por el Juzgado Superior Primero del Trabajo
de la Circunscripción Judicial del
Estado Miranda, Extensión Los Teques.
Esta Sala para decidir observa lo siguiente:
Las dos primeras denuncias planteadas por el accionante se
refieren a la errónea valoración de las pruebas realizada
por el Juzgado
señalado como agraviante que, por un lado, conlleva la equívoca determinación
del tiempo de la relación de
trabajo y la consecuente orden del pago de
prestaciones sociales desde el 2005 hasta el año 2010, a pesar de que en autos
constaban las pruebas que demostraban que el trabajador demandante prestó
servicios desde el 3 de mayo del 2005 hasta el 29
de marzo de 2007 para el
ciudadano Díaz Oliveira Adelino, persona distinta a su representada, y que además
pagó las
prestaciones sociales al demandante; y, por el otro, se abstuvo de
analizar el contenido de declaración de parte rendida por el
actor en la
audiencia de juicio y de señalar el valor que le confería a la misma o las
razones para desecharla, sin tomar en
cuenta que dicha prueba era fundamental
para el dispositivo de la sentencia, puesto que -a su juicio- quedó demostrado
que el
pago del salario que percibía el trabajador por su trabajo lo retenía el
mismo de lo cobrado en el día, que el uniforme que
usaba lo compró por su
cuenta, que pagaba una cuota a la asociación por concepto de finanzas, que
cuando no trabajaba no
cobraba y, finalmente, que había trabajado para otra
persona que le pagó las prestaciones sociales; por lo tanto, de haberse
valorado tal declaración, se hubiese concluido que no existió relación laboral
alguna.
Al respecto, esta Sala aprecia que en la sentencia objeto
de amparo se señaló en relación con la prueba presentada por
la parte demandada
“marcada E”, consistente en la “constancia de prestación de servicios
emitida por el ciudadano SUÁREZ
RAMÍREZ RODOLFO”, que fue reconocida
por el trabajador-demandante, por tanto, le otorgó valor probatorio, y demostró
que este trabajó para el ciudadano Adelino Díaz Oliveira, quien le pagó las
prestaciones sociales generadas en dicha relación
laboral.
Igualmente, la mencionada sentencia indicó que en cuanto a la
declaración de parte realizada en dicha instancia y
rendida por el trabajador
expuso “que comenzó a trabajador (sic) con el señor Adelino socio de
la unión de conductores, en el
2003, pero esa relación laboral culminó en el
2005, hasta que llegaron los autobuses nuevos comprados a Fontur y el señor
Manuel Lambaz me entregó un (sic) unidad nueva para que yo la trabajara,
desde que comencé hasta el final de la relación
laboral, la unidad era la
unidad Nº 46, marca Encava 2005, placa 9192, de 32 puestos, en la ruta caracas (sic)
los Teques y
viceversa, además hacia (sic) viajes por la bandera (sic)
para Valera, Mérida y Maracaibo y sacaba mi 30% que era el
porcentaje
acordado para mi salario el cual cobraba de los pasajes y lo que quedaba era
del socio, solo manejó (sic) ese
carro y a más (sic) ningún otro
socio le manejó. PREGUNTA EL CIUDADANO JUEZ ¿Trabajo (sic) usted con el
socio 68
Antonio Díaz o con Orlando Serralha y pone a la vista cartas de
compromiso? Respondió: Si son mías las firmas pero no le
trabaje (sic) a
estas personas sería por un solo día. ¿Pero le trabajo (sic) al señor
Adelino hasta el 2007? Respondió: No en
el 2007, fue que me pago el dinero.
Alegó que el carro era de color blanco con verde y era propiedad de la Línea [,]
el
verdadero propietario era la linea (sic) pero el señor Lambaz, era
para los demás el propietario pero estaba igual la unidad a
nombre de la Línea.
Pagaba finanzas a la sociedad los lunes empecé con 150 Bs, después fue
aumentando y en el expediente
están todos los recibos.”
En este orden, la sentencia objeto de amparo señaló que en
atención a la carga de la prueba, y al considerar que se
demostró la existencia
de la relación de servicio, la demandada (hoy accionante) debió desvirtuar la
presunción de la relación
laboral, por lo que indicó que de “las pruebas
aportadas por las partes y de la declaración de parte realizada por el Juez de
Juicio, se observó que la demandada era la propietaria del vehiculo (sic),
a quien se demandó efectivamente, el traspaso
realizado entre la sociedad y el
socio no produce efectos erga omnes, que el salario se compone por el
porcentaje diario que
llegaron (sic) las partes y el horario lo
establecía la sociedad, aplicando esto al principio laboral de la primacía de
la
realidad sobre las formas o apariencias, podemos concluir que en este caso,
la demandada trató de simular la relación con
un patrono diferente, pero no lo
trajo al proceso, con la connotación de que la relación laboral reviste de (sic)
unas
características propias como lo son el trabajo por cuenta ajena, la
subordinación y el salario, que aplicado al presente caso
el trabajo por cuenta
ajena lo realizaba el trabajador en una unidad propiedad de la demandada, que
el pago era la
retención del porcentaje de venta del pasaje diario y que el
producto final o ganancia lo absorbía la sociedad, a través del
administrador
nombrado al efecto, siendo ello así, el presente caso se subsume –como se dijo-
dentro del principio de la
primacía de la realidad sobre las formas o
apariencias, ya que el trabajador prestaba un servicio, por cuenta ajena bajo
la
supervisión de la demandada y con una remuneración o salario por el servicio
que prestaba lo cual entra dentro de la
categoría de trabajador y por ende lo
que existe es una relación laboral y así se decide.”
Así las cosas, esta Sala constata que
la sentencia objeto de amparo sí le dio valor probatorio a la prueba “marcada
e”,
de la que refirió que el actor trabajó para el ciudadano Diaz Oliveira
Adelino; así mismo, en cuanto a la declaración de parte
evacuada ante el
Tribunal de Juicio, el actor afirmó que trabajó para el Sr. Adelino en el
período comprendido entre 2003
hasta el 2005, y que no fue hasta el 2007 cuando
le pagó las prestaciones adeudadas; igualmente, se aprecia que la sentencia
discurrió
sobre los puntos señalados por la hoy accionante relativos al salario, la cuota
a la asociación por finanzas, y el pago
de las prestaciones sociales; por tanto,
esta Sala evidencia que el apoderado judicial de la
accionante pretende el
cuestionamiento de la actividad de juzgamiento que realizó
el juez en su fallo accionado al analizar las pruebas promovidas
por las partes.
Dentro de este contexto, vale la pena
hacer referencia al criterio expuesto por esta Sala
en relación con la valoración de
las pruebas, en sentencia número 440, del 18
de mayo de 2010, caso: Carmen Josefina Olivero Chacón, que estableció lo
siguiente:
“Así, se advierte como regla general que las razones para admitir
o rechazar una prueba o la valoración
que dé el juez de la misma, constituyen
cuestiones de legalidad ordinaria, esto es, que son materias
exclusivamente
encomendadas a los órganos jurisdiccionales de instancia y que no pueden ser
objeto de la
acción de amparo, pues se le convertiría en una tercera instancia.
Sin embargo, esta regla general tiene como
excepción, como antes se señaló, los
supuestos en los cuales el tratamiento que se le da a la prueba promovida
implica un abuso de derecho, la valoración de la prueba resulta claramente
errónea o arbitraria o cuando se ha
dejado de valorar, sin justificación
alguna, una prueba determinante para la resolución de la causa (Vid.
sentencia Nº 1571 del 11 de junio de 2003, caso: Vicente
Elías Laíno Hidalgo).
Tales premisas condicionan el examen de las pretendidas irregularidades
en materia probatoria al análisis
del medio de prueba que el accionante
denuncia como omitido o erróneamente valorado y su incidencia directa
en una
lesión de orden constitucional pues, se insiste, el ámbito de protección del
amparo constitucional no
abarca infracciones legales que no den lugar a una
verdadera indefensión o a una subversión notoria de las
reglas que deben
aplicarse para que un proceso jurisdiccional sea debido en los precisos
términos del artículo 49
constitucional.
En
contrapartida, se requiere que quien demande la tutela exprese, aunque sea
sucintamente, de qué forma la
errónea valoración o la omisión en el análisis de
la prueba se traduce en una indefensión o resulta determinante
para decidir la
controversia en sentido distinto al declarado. Tal requerimiento responde,
en criterio de la Sala, a
la naturaleza del agravio denunciado, pues si bien es
innegable que en virtud del principio de autosuficiencia de
la sentencia -que
determina que la sentencia se basta a sí misma, sin que se requiera del examen
de las demás
actas que componen el expediente para la comprensión de los hechos
debatidos y probados, así como del derecho
aplicado por el juez- y del deber de
motivación que impone el cardinal 4 del artículo 243 del Código de
Procedimiento Civil, la omisión o la errónea valoración de un medio
probatorio y su incidencia en la decisión de
la controversia trasciende el
ámbito de los motivos plasmados en la sentencia hacia el examen de otros
elementos
incorporados al proceso, lo que obliga al Juez Constitucional, además
de revisar la motivación empleada en la
decisión impugnada, a estudiar otros
elementos cursantes a los autos que fueron silenciados o indebidamente
valorados por el operador de justicia en el proceso primigenio que dio lugar al
juicio de amparo constitucional
(Vid. Sentencia Nº 2409 del 18 de diciembre
de 2006, caso: Jorge Acosta López) (Subrayado del
presente fallo).
Asimismo, es
oportuna la mención del criterio que se sostuvo en sentencia de esta Sala,
número 29 del 15 de febrero
de 2000, caso: Enrique Méndez Labrador, en
la cual se dispuso:
“(…) la tutela del derecho a la
justicia y al debido proceso no compromete la posibilidad de discutir los
errores cometidos en los juzgamientos. La revisión de los errores cometidos por
los jueces en su actividad
decisoria, debe ser revisada, como se explicó
precedentemente, con los medios o recursos dispuestos en el
ordenamiento. No es
la acción de amparo, en consecuencia, la vía idónea para proponer su examen.”
Igualmente, en el
fallo número 1550 del 08 de diciembre de 2000, caso: Haydee Morela Fernández
Parra, se estableció
lo siguiente:
“(…) la Sala comparte el criterio sostenido por
el Juzgado Superior que conoció en primera instancia del
amparo y reitera el
carácter extraordinario de la acción de amparo constitucional, siendo este un
mecanismo
destinado exclusivamente a proteger el goce y ejercicio de los
derechos constitucionales, por lo que no se puede
convertir en una tercera
instancia en la cual se juzgue nuevamente en ella sobre el mérito de una
controversia ya
conocida y juzgada por los jueces de la causa, o de hacer una
valoración del mérito de las pruebas que ya fueron
objeto de la soberanía de
apreciación de aquellos.”
La Presidenta,
Gladys María Gutiérrez Alvarado
El Vicepresidente,
Arcadio Delgado Rosales
Ponente
Los Magistrados y las Magistradas,
Francisco Antonio Carrasquero López
Luisa Estella Morales Lamuño
Marcos Tulio Dugarte Padrón
Carmen Zuleta de Merchán
Juan José Mendoza Jover
El Secretario
Exp. 13-0614
ADR.